[Misión Heroica – West Blue] Las espinas de la Rosa

Tal y como habían previsto, no sólo había un atacante, eran varios Y buscaban atacar al rey, querían acabar con él para quedarse con el trono. seguramente sería el muy condenado del tío que quería aprovechar la muerte del Rey para tomar el trono antes de que la princesa pudiese casarse con su nuevo marido y optar a el. Siendo sinceros era un movimiento lógico y bastante interesante pero no contaba con aquel trío. Estaban dispuestos a llegar a cualquier punto para terminar con aquella farsa Ashlyn que se mantenía apuntado con la pistola al primer atacante escuchó las indicaciones de su compañera albina y simplemente se puso manos a la obra

No necesito mirar al vaquero para saber que él había hecho lo mismo. Se imaginaba que John se había puesto manos a la obra para poder vencer a los asesinos que buscaban acabar con la vida del Rey y de paso dar la boda por terminada y acabar con todos los allí presentes. Era una auténtica locura y la boda se había convertido en un manojo de nervios gritos y estrés, los invitados corrían despavoridos de un lado para otro intentando huir de aquellos que tenían armas, tanto si estaban de su lado como si no. Por su parte no querían saber nada de lo que estaba ocurriendo eran nobles ¿Como pensar que alguno de ellos podría ayudarles a detener a los malos de aquella película? Por ahora Ash se encargó de disparar a la pierna al hombre que tenía apuntado para dejarlo inmovilizado y entonces se dispuso a correr en busca de los otros.

Por suerte la chica ella tenía una buena puntería y al ser especialista en francotirador no tardó mucho en atacar a otro de más de los atacantes y conseguir desarmarlo para después nuevamente inmovilizarlo tal y como había hecho con el primero. Esperaba que su compañera de ojos Rubí estuviese en perfectas condiciones y también se estuviese haciendo cargo de unos de unos cuantos después de todo tenía confianza plena en sus dos compañeros y sabía que entre los tres podrían acabar con aquella historia.

John, que hasta ahora había estado disfrazado de novio, se llevó la mano al interior del bolsillo de la chaqueta, a lo cual no estaba acostumbrado, pues siempre llevaba el arma en la cintura. Sin embargo, un novio con una pistola el día de su boda sería demasiado cantoso. Incluso le habían afeitado para que se pareciese más al chaval... Bueno, si lo miras de lejos y sin las gafas puestas, claro. Sin embargo, las chicas parecieron tenerlo todo bajo control. Todo pareció calmarse durante unos minutos, pero John no tardó en ver como uno de los invitados se levantaba, sacaba un cuchillo y se acercaba a la novia. Por lo visto había más de un asesino oculto entre los invitados.

El vaquero disparó a la mano armada, atravesando el dorso de su mano con la bala. Después disparó a su pierna y el tipo cayó al suelo, gritando de dolor. Empezó a correr hacia él mientras veía como apretaba los dientes y abría la boca con una mirada decidida en el rostro. El vaquero saltó sobre el asesino enseguida y le metió el brazo metálico en la boca, justo cuando la cerraba, dispuesto a romper la cápsula de veneno que seguramente tenía entre los dientes, los cuales mordieron metal y se quedaron encajados. John no sacó el brazo de su boca.

—Comprobad que los otros no muerdan nada, con que sobreviva uno es suficiente —les dijo a las albinas.

En el momento sus sospechas estaban ya practicamente confirmadas, pero no había nada más incriminatorio que una confesión. En aquel instante el culpable podría seguir negando hasta la saciedad que era el responsable y el vaquero quería aferrarse a la mínima posibilidad de una prueba decisiva.

Nuestra dama albina estaba lista para manejar aquello, se movió rápidamente y optó por una opción algo más drástica que la del Vaquero. Esa llamativa eso no lo vamos a negar, pero cuando tocó la boca del hombre, este se dio cuenta de la realidad y es que se la había pegado hasta el punto de que no era capaz de abrirla- Veamos si de esa forma eres capaz de tratar algo- La sonrisa traviesa alza sus labios, mientras reduce al hombre y se asegura de que todo comience a calmarse.

Reduce al resto con la ayuda de Ash ya que bueno, un hombre con una herida de bala no tiene demasiada forma de menearse y eso lo hace todo bastante más fácil. -¿ Quién tiene ganas de hablar?... Aunque creo que no tendré que preguntar mucho -Habían agarrado al hombre que había intentado huir entre la multitud y Astartea había cruzado los brazos divertida al ver al hermano del rey intentando escapar como un desesperado. – Pero bueno.. ¿Ya se va? Se va a perder la boda de su sobrina. – Entonces activarían una pantalla y el caracolofono de video les mostraría la realidad. En English Garden en la emblemática catedral se encontraban casándose los enamorados bajo la atenta mirada de un rey que no paraba de aplaudir sabiendo que todo había salido bien.

Nuestra demonio se regocijo en la cara de sufrimiento del hombre y miro a sus compañeros con la hermosa sensación de aquel que ha conseguido cumplir con lo que quería. - ¿Os hace un trozo de tarta mientras esperamos por su Majestad? Me muero de hambre. – Todos los invitados se fueron dejando a los tres solos en aquella inmensa iglesia con el banquete al lado.

Ya era cuestión de esperar al Rey y recibir la recompensa tras entregarle a toda aquella gente y especialmente, al travieso de su hermanito.

Apartó el brazo de metal de la boca del asesino cuando vio que Astartea ya se encargaba de que no pudiesen matarse. Se irguió mientras los asesinos atrapados eran inmovilizados, incluido el hermano del rey que ya intentaba huir en el último momento, confirmando las sospechas del trío. Ya todo había terminado, por lo que John ya podía hacer aquello que tanto rato llevaba queriendo hacer. Se guardó la pistola en la cartuchera de la cintura y, a largas zancadas, se acercó hasta el altar. Miró detrás de este, donde se posicionaba el cura, y luego debajo, donde había un pequeño compartimento. Lugar en el que el sacerdote solía guardar el cáliz con la sangre de cristo y las hostias para las misas.

Sin embargo, lo que allí había era su sombrero. Lo cogió, lo sacudió y se lo puso. Para después acercarse de nuevo a las albinas haciendo lo segundo que llevaba rato queriendo hacer: encenderse un puro. Con amabilidad rechazó el trozo de tarta, pues como máquina que era no podía apreciar los sabores, por mucho que los detectara, así que el vaquero tan solo ingería alimentos cuando era necesario y, normalmente, el whisky era suficiente para cargar sus baterías.

Vio de lejos al mayordomo anti-tabaco mirarle fijamente, pero John le dedicó una mirada de ceño fruncido que lo hizo huir sin querer cabrear más a uno de los que acababa de salvar al rey. Suspiró, dejando escapar una gran bocanada de humo, con expresión relajada.

—Por fin ha terminado todo. Espero que la próxima vez que nos veamos sea para algo distinto y no volver a ver ese reino. Estoy un poco harto de las flores, no os voy a mentir.

Entre los tres consiguieron que esos desgraciados se estuvieran quietecitos, después de todo inmovilizarlos no fue demasiado complicado. Una vez que los tuvieron a todos quietos Ash suspiro de forma larga y pesada, la verdad es que estaba un poco harta de todo aquel juego. Estaba cansada de aquella familia de nobles, pero al menos la princesita había conseguido casarse con aquel chiquillo. Se acercó a la mesa una vez la cosa se hubo calmado y los guardias comenzaron a llevarse a los delincuentes y al hermano del rey. Aquel hombre era asqueroso y si fuera por Ash le partía las piernas. De hecho Ash se acerco al tipo y le pego un puñetazo con fuerza en la boca del estomago.

— Ahora si que me puedo quedar a gusto — se acerco a la mesa y simplemente cogió una botella de vino, le quito el corcho con los dientes y se puso a beber hasta que la vació por completo y del tirón. — Al menos el puto vino esta bueno — se dejo caer en una de las sillas para comer, necesitaba descansar y además de eso tenía un hambre voraz, las cosas se habían alargado demasiado en aquella misión y solamente quería que terminase de una vez. Al menos ahora estaban seguros de que las cosas se habían llevado de la mejor manera posible y que la princesita no solo había logrado casarse si no que el rey estaba a salvo y los asesinos serían juzgados. Le dijo a John que se acercase y una vez lo tuvo cerquita le quitaría el puro como siempre hacía para fumárselo ella.

Una vez estuvo mas relajada se puso a comer tranquilamente un poco, se moría de hambre. — Bueno, supongo que después de comer nos vamos — se encogió de hombros y se estiro una vez que estuvo lo suficientemente llena para relajarse. Dejo salir un pequeño eructo, ella era así, la feminidad no iba con ella después de todo. No es que fuera una garrula marimacho del todo, pero si que tenía algunas señas de serlo. Se levanto de la silla y se estiro tranquilamente — un placer trabajar con vosotros una vez más, pero es hora de irse, necesito unas vacaciones — después de todo necesitaba un descansito y lo vendría mal un par de días navegando sin rumbo fijo para despejar la cabeza mientras bebe whisky sin control alguno.

A medida que el tiempo pasaba y ellos seguían comiendo y bebiendo en ese ambiente festivo que parecía exclusivo para ellos. La albina no pudo evitar refunfuñar levemente a medida que ellos hablaban, cruzándose suavemente de brazos.- Me encantaría tomarme unas vacaciones, pero eso no existe en la marina…- Y por mucho que se quejara aquello no iba a cambiar, después de todo en cuanto volviera a su lugar de destino la mandarían a otra locura de misión.

Fuera como fuera, en un par de horas llegó el Rey, su hija y su yerno formalmente casado y convertido en familia real. Hablaron sobre la recompensa, metieron al malo entre rejas y finalmente dejaron todo listo para irse.- La idea de volver a este lugar nos repugna a ambos...Creeme- El solo pensamiento de volver le revolvía el estómago y le daba dolor de cabeza, sin embargo sabía que ella para su desgracia tendría que volver periódicamente a este sitio.

Después de todo uno de sus caballeros acabaría volviéndose Rey con el paso del tiempo y eso significaba que como su señora debía permanecer a su lado de vez en cuando, lo necesario para que la gente supiera que de verdad era su señora.

En fin, la realidad era la que era, no había realeza o noble que no estuviera tan podrido por dentro como por fuera, que no se esforzara por aparentar algo que no era y nunca había sido, sin embargo era su naturaleza. Tanto como ella seguía pareciendo una especie de ángel salvador aunque en el fondo, fuera peor que cualquier demonio o diablo.

Sin embargo era agradable ver que pese a su personalidad, aun podía hacer amigos como aquel par de locos vaqueros. Con sus más y sus menos, su carácter y su locura, pero no estaba nada mal trabajar con ellos de vez en cuando.