Nick Valentine
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-Tendría que empezar a plantearme como demonios podía seguir siendo tan cabezota como para no volver al barco-pensó el oni mientras era perseguido en medio de una islote flotante por una letal bandada de...patos eléctricos.
Si, sin duda cada vez que pensaba en la situación se le hacía más inverosímil, no pudiéndose creer que por una vez el raro de la escena no fuese él. ¿Y cómo demonios acabó el mestizo metido en semejante lío cuando lo último que se sabía de él era que estaba metido tan tranquilo en una barbería? Pues, como no, es una larga historia:
Todo empezó cuando el amable dueño del establecimiento se puso a hablar como un loro con el resto de clientes de todas las mierdas que los ancianos solían cotillear: El tiempo, como estaba su familia, los líos de cada uno del pueblo...Mítica morralla que a Nick le importaba un carajo, pensándose bien si lo mejor que podía hacer era volver al puerto y mendigar un barco que le acercase a su banda:
Pero de repente a sus oídos le llegó una información bastante suculenta: Una pareja de hermanos cuyo negocio se basaba en la elaboración de joyas, ganándose un renombre por la zona. Saber que podía encontrar finalmente a su gallina de los huevos de oro en una isla cercana, solo teniendo que avanzar un poquillo con la ayuda de cualquier embarcación que simplemente siguiese una trayectoria recta fue justo lo que necesitaba para reavivar sus ganas de aventura.
Por lo que salió de la barbería (obviamente sin pagar un centavo) y se dirigió al puerto, tardando menos de lo esperado puesto que ya sabía el camino entre la maleza, colándose en otro de los tantos navíos mercantes que se dedicaban a comerciar entre las diversas islas del Paraíso. Esta vez al menos pudo instalarse en la bodega del barco sin tener que esconderse en una caja de suministros, por lo que tenía espacio suficiente para estirar algo las piernas y provisiones que tomaría prestadas del despistado capitán del navío para sobrevivir ahí abajo.
Y así pasaron varios días sin pena ni gloria hasta que de repente todo el barco pareció ponerse patas arriba, agitando todo el contenido de la bodega y por ende a Nick, el cual después del estupor inicial subió a cubierta para saber el origen de todo el alboroto, quedándose boquiabierto al descubrir que su destino no se trataba de una isla cualquiera, si no de una flotante.
Pero no tenía tiempo que perder en seguir flipando, era cuestión de minutos que la tripulación del barco le viese a él y a las pocas provisiones que les quedaban gracias al apetito del oni, por lo que saltó de la embarcación y se adentró en uno de los islotes que extrañamente flotaban en el aire.
Ahora solo tenía que encontrar una población cercana y preguntar por la pareja de artesanos, decidiendo seguir el curso del río contando con que habría humanos cerca.
-¿Eso de ahí son patos?-tonto de él se acercó ante las pequeñas figuras que estaban descansando plácidamente en la orilla, recibiendo un pequeño picotazo que rápidamente propagó un intenso calambre a lo largo de su cuerpo, saltando como si se hubiese electrocutado.
-¿Pero qué demonios?-parecía haber molestado a la madre del grupo, viendo como 8 de esas pequeñas y diabólicas criaturas le apuntaban con esos picos cargados por el diablo, no teniendo más opción que salir con patas de allí.
Y he ahí como se hallaba en una lenta pero letal persecución en medio de un río contra una familia de patos vengativos, sin duda su vida no podía ser más rara.
Si, sin duda cada vez que pensaba en la situación se le hacía más inverosímil, no pudiéndose creer que por una vez el raro de la escena no fuese él. ¿Y cómo demonios acabó el mestizo metido en semejante lío cuando lo último que se sabía de él era que estaba metido tan tranquilo en una barbería? Pues, como no, es una larga historia:
Todo empezó cuando el amable dueño del establecimiento se puso a hablar como un loro con el resto de clientes de todas las mierdas que los ancianos solían cotillear: El tiempo, como estaba su familia, los líos de cada uno del pueblo...Mítica morralla que a Nick le importaba un carajo, pensándose bien si lo mejor que podía hacer era volver al puerto y mendigar un barco que le acercase a su banda:
Pero de repente a sus oídos le llegó una información bastante suculenta: Una pareja de hermanos cuyo negocio se basaba en la elaboración de joyas, ganándose un renombre por la zona. Saber que podía encontrar finalmente a su gallina de los huevos de oro en una isla cercana, solo teniendo que avanzar un poquillo con la ayuda de cualquier embarcación que simplemente siguiese una trayectoria recta fue justo lo que necesitaba para reavivar sus ganas de aventura.
Por lo que salió de la barbería (obviamente sin pagar un centavo) y se dirigió al puerto, tardando menos de lo esperado puesto que ya sabía el camino entre la maleza, colándose en otro de los tantos navíos mercantes que se dedicaban a comerciar entre las diversas islas del Paraíso. Esta vez al menos pudo instalarse en la bodega del barco sin tener que esconderse en una caja de suministros, por lo que tenía espacio suficiente para estirar algo las piernas y provisiones que tomaría prestadas del despistado capitán del navío para sobrevivir ahí abajo.
Y así pasaron varios días sin pena ni gloria hasta que de repente todo el barco pareció ponerse patas arriba, agitando todo el contenido de la bodega y por ende a Nick, el cual después del estupor inicial subió a cubierta para saber el origen de todo el alboroto, quedándose boquiabierto al descubrir que su destino no se trataba de una isla cualquiera, si no de una flotante.
Pero no tenía tiempo que perder en seguir flipando, era cuestión de minutos que la tripulación del barco le viese a él y a las pocas provisiones que les quedaban gracias al apetito del oni, por lo que saltó de la embarcación y se adentró en uno de los islotes que extrañamente flotaban en el aire.
Ahora solo tenía que encontrar una población cercana y preguntar por la pareja de artesanos, decidiendo seguir el curso del río contando con que habría humanos cerca.
-¿Eso de ahí son patos?-tonto de él se acercó ante las pequeñas figuras que estaban descansando plácidamente en la orilla, recibiendo un pequeño picotazo que rápidamente propagó un intenso calambre a lo largo de su cuerpo, saltando como si se hubiese electrocutado.
-¿Pero qué demonios?-parecía haber molestado a la madre del grupo, viendo como 8 de esas pequeñas y diabólicas criaturas le apuntaban con esos picos cargados por el diablo, no teniendo más opción que salir con patas de allí.
Y he ahí como se hallaba en una lenta pero letal persecución en medio de un río contra una familia de patos vengativos, sin duda su vida no podía ser más rara.
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Me encontraba en el aire, no precisamente a poca altura. El aire sonaba fuerte en mi oídos, ya no podía descansar a gusto, tenía aún un montón de herias, sí, la mayoría habían dejado de sangrar, pero aún estaba cubierto de vendas. Abrí los ojos de par en par cuando vi que era lo que había pasado para que me encontrase en aquella situación.
Un enorme rey marino había saltado en la superficie del agua empujando al barco varios cientos de metros sobre el nivel del agua. Y sin embargo, aquello no era lo más extraño. No, lo que me resultaba más extraño es que hubiese un maldito archipiélago de islas flotando. Su tierra, su pequeño mar rodeando algunas de ellas, colocadas a diferentes alturas, la mayoría tenían bosque, pero pude ver montañas heladas, desierto.
Mientras estaba en el aire, intenté girarme para ver donde caía y parecía que caería sobre suelo, lo que sería un alivio en parte. El barco pude ver que caía en agua, lo que también era algo bueno. Un poco más relajado, debía buscar la forma en la que aterrizar sin morir en el proceso, que era lo que lo complicaba un poco. Por suerte, no me fiaba del todo de la tripulación que habían conseguido recientemente Alice y Hayato y llevaba todas las placas de armadura, aunque no la camiseta, lo que me dejaba desprotegido completamente el abdomen y el centro del pecho.
Saqué uno de los clavos del guardabrazo y lo marqué con mi habilidad. Lo lancé en diagonal hacia el suelo, cuando este atravesó la maleza de los arboles me cambié de posición con este. Al cambiarme pude ver varias ramas de árboles y alguna liana. Esto me sirvió para poder detener la caía casi por completo y cuando toqué el suelo apenas fue un poco molesto. Una vez más había sobrevivido a lo que en principio era mortal.
Ahora me surgía un problema, y era que no sabía como era el terreno y tampoco nada de la isla, flora, fauna, poblados o ciudades. Nada. Suponía que era una isla de paso por lo que no tendría mucha cosa, pero suponía un problema, tenía que llegar hasta el puerto antes de que se marchasen a la siguiente isla.
De pronto escuché un ruido por mi espalda, no era para nada silencioso, pero la espesura de los árboles no me dejaba ver bien, de pronto un tipo con cuernos y corriendo a todo correr apareció de la nada. Parecía que estaba huyendo de algo que no tardó en aparecer, unos patos amarillos que eran bastante grandes la verdad, pero notaba algo extraño en ellos. Notaba que tenían cierta carga eléctrica a su alrededor. Parecían bastante cabreados y no estaba en buenas condiciones para investigar yo solo, así que comencé a correr también.
Un enorme rey marino había saltado en la superficie del agua empujando al barco varios cientos de metros sobre el nivel del agua. Y sin embargo, aquello no era lo más extraño. No, lo que me resultaba más extraño es que hubiese un maldito archipiélago de islas flotando. Su tierra, su pequeño mar rodeando algunas de ellas, colocadas a diferentes alturas, la mayoría tenían bosque, pero pude ver montañas heladas, desierto.
Mientras estaba en el aire, intenté girarme para ver donde caía y parecía que caería sobre suelo, lo que sería un alivio en parte. El barco pude ver que caía en agua, lo que también era algo bueno. Un poco más relajado, debía buscar la forma en la que aterrizar sin morir en el proceso, que era lo que lo complicaba un poco. Por suerte, no me fiaba del todo de la tripulación que habían conseguido recientemente Alice y Hayato y llevaba todas las placas de armadura, aunque no la camiseta, lo que me dejaba desprotegido completamente el abdomen y el centro del pecho.
Saqué uno de los clavos del guardabrazo y lo marqué con mi habilidad. Lo lancé en diagonal hacia el suelo, cuando este atravesó la maleza de los arboles me cambié de posición con este. Al cambiarme pude ver varias ramas de árboles y alguna liana. Esto me sirvió para poder detener la caía casi por completo y cuando toqué el suelo apenas fue un poco molesto. Una vez más había sobrevivido a lo que en principio era mortal.
Ahora me surgía un problema, y era que no sabía como era el terreno y tampoco nada de la isla, flora, fauna, poblados o ciudades. Nada. Suponía que era una isla de paso por lo que no tendría mucha cosa, pero suponía un problema, tenía que llegar hasta el puerto antes de que se marchasen a la siguiente isla.
De pronto escuché un ruido por mi espalda, no era para nada silencioso, pero la espesura de los árboles no me dejaba ver bien, de pronto un tipo con cuernos y corriendo a todo correr apareció de la nada. Parecía que estaba huyendo de algo que no tardó en aparecer, unos patos amarillos que eran bastante grandes la verdad, pero notaba algo extraño en ellos. Notaba que tenían cierta carga eléctrica a su alrededor. Parecían bastante cabreados y no estaba en buenas condiciones para investigar yo solo, así que comencé a correr también.
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-Céntrate en no parar, vamos que tú puedes, primero una pierna y luego otra-estaba tan concentrado en no perder velocidad para no volver a ser acosado por esa manada de patos homicidas que tardó un par de segundos en darse cuenta que un tío descamisado y lleno de vendajes estaba corriendo a su lado, siguiéndole sorprendentemente el ritmo a pesar de sus visibles heridas.-¿Eso habla bien de él o mal de mí? No tendría que haberme saltado el día de pierna durante tanto tiempo...-¡¿Eso qué más dará ahora?! Tengo que centrarme-ya tenía la cara girada listo para preguntarle al extraño quien diablos era cuando notó con miedo como sus pajas mentales le habían distraído de algo básico cuando se corre en una isla voladora: fijarse donde pisaba.
Y así fue como cayó al vacío, teniendo como reacción instintiva agarrar lo primero que podía, siendo esto el pobre desconocida que había tenido la mala suerte de cruzarse en el camino del Oni. Pero por suerte para los dos, la caía no fue exagerada, solo unos pocos metros hasta caer en otro de los numerosos islotes flotantes que giraban entorno a la zona. Aún así Nick notó como varios de sus huesos se resentían de la caída, soltando un resoplido dolorido al ver como él había amortiguado la caída del otro hombre quedando este justo encima de él.
-Si no te importa quitarte de encima, creo que tengo un par de costillas rotas-y sin decoro alguno empujaría al hombre sin preocuparse por las heridas de este, agradeciendo el aire que volvía a recorrer sus pulmones.-Mirando el lado positivo, al menos ya no me persiguen patos homicidas-se rio de su propio chiste para luego levantarse a duras penas, haciendo un par de estiramientos para crujir su espalda con un gruñido de satisfacción.
Ya con más calma, se fijó en el tipo que había arrastrado, no teniendo que ser un genio para darse cuenta de que parecía peligroso. Ya sea por las heridas, el arma que llevaba o esa intensa mirada, había algo en aquel tipo que le ponía la piel de gallina, decidiendo que lo mejor sería no buscarle aún más las cosquillas; si es que este no había decidido matarle ya por haberle tirado al vacío.
-Bueno, creo que te debo una disculpa como mínimo. Mi poco sentido de supervivencia me dijo que me aferrase a algo...y bueno estabas cerca. Perdona jefe-y juntó ambas manos haciendo una leve reverencia.-¿Qué tal están esas heridas? ¿Se te abrió alguna por la caída?-en verdad se la sudaba un poco como se encontrase, pero mejor hacerle un poco la pelota si eso conllevaba mejorarle el humor y por ende tener más posibilidades de que no le intentase cortar su preciosa cabeza.
Y así fue como cayó al vacío, teniendo como reacción instintiva agarrar lo primero que podía, siendo esto el pobre desconocida que había tenido la mala suerte de cruzarse en el camino del Oni. Pero por suerte para los dos, la caía no fue exagerada, solo unos pocos metros hasta caer en otro de los numerosos islotes flotantes que giraban entorno a la zona. Aún así Nick notó como varios de sus huesos se resentían de la caída, soltando un resoplido dolorido al ver como él había amortiguado la caída del otro hombre quedando este justo encima de él.
-Si no te importa quitarte de encima, creo que tengo un par de costillas rotas-y sin decoro alguno empujaría al hombre sin preocuparse por las heridas de este, agradeciendo el aire que volvía a recorrer sus pulmones.-Mirando el lado positivo, al menos ya no me persiguen patos homicidas-se rio de su propio chiste para luego levantarse a duras penas, haciendo un par de estiramientos para crujir su espalda con un gruñido de satisfacción.
Ya con más calma, se fijó en el tipo que había arrastrado, no teniendo que ser un genio para darse cuenta de que parecía peligroso. Ya sea por las heridas, el arma que llevaba o esa intensa mirada, había algo en aquel tipo que le ponía la piel de gallina, decidiendo que lo mejor sería no buscarle aún más las cosquillas; si es que este no había decidido matarle ya por haberle tirado al vacío.
-Bueno, creo que te debo una disculpa como mínimo. Mi poco sentido de supervivencia me dijo que me aferrase a algo...y bueno estabas cerca. Perdona jefe-y juntó ambas manos haciendo una leve reverencia.-¿Qué tal están esas heridas? ¿Se te abrió alguna por la caída?-en verdad se la sudaba un poco como se encontrase, pero mejor hacerle un poco la pelota si eso conllevaba mejorarle el humor y por ende tener más posibilidades de que no le intentase cortar su preciosa cabeza.
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Tenía que haber corrido hacia otra parte. El seguir al tipo aquel no había sido buena idea, al ir detrás de él no había visto que era lo que había delante y de pronto me vi cayendo al vacío de nuevo, aunque esta vez apenas fueron unos metros. No me daba tiempo a evitar la caía como había hecho antes, además de eso. El tipo de cuernos me agarró en la caída y eso hizo que si antes no tenía tiempo este fue menor aún.
Tras unos golpes, caímos al suelo, quedando yo encima del extraño. Justo cuando comenzaba a levantarme el chico actuó antes y de un empujón me quitó de encima apartándome hacia un lado. Con dificultad me levanté. Al hacerlo noté como algunas heridas comenzaron a sangrar. Me apoyé en un árbol y comencé a controlar la respiración, centrándome en que la fuerza fuese a las heridas para que el sangrado cediese lo antes posible.
-Seguro que un traspié los ha despistado. – Dije en tono sarcástico mirando hacia el cielo por si aparecían los patos, pero parecía que no aparecían, aunque si pude ver como uno se asomaba por el borde –. No les hemos despistado, solo hemos salido de su territorio. – Le informé volviendo a mirar al tipo de cuernos.
El chico se encontraba haciendo unos estiramientos mientras volvía a hablar para disculparse por arrastrarme en aquella caída. Le hice un gesto para que olvidase aquello. Entendía el por qué lo había hecho, el miedo a morir era libre y si no contaba con habilidades para mantenerse en el aire o al menos para frenar la caída era normal que se asustase.
-¿De dónde eres? – Le pregunté cuando terminó de hablar – ¿Eres de Wano?
No le reconocía pero tenía cuernos como el resto de los habitantes de la aldea en la que me había criado. Aquello no podía ser casualidad y si lo era me resultaba extraño. Tenía una edad poco mayor a la mía por apariencia y si se había criado en la aldea lo tenían que haber escondido o sino lo conocería.
Sin embargo, un ruido llamó mi atención, parecía el rugido de un oso, aunque tenía toques similares a los de un mono y por la intensidad del rugido no era un animal pequeño.
-Deberíamos buscar el poblado más cercano o algún sitio seguro, porque en mitad de la nada no parece el lugar más seguro. – le dije poniéndome alerta apoyando una mano en la empuñadura de mi arma.
Tras unos golpes, caímos al suelo, quedando yo encima del extraño. Justo cuando comenzaba a levantarme el chico actuó antes y de un empujón me quitó de encima apartándome hacia un lado. Con dificultad me levanté. Al hacerlo noté como algunas heridas comenzaron a sangrar. Me apoyé en un árbol y comencé a controlar la respiración, centrándome en que la fuerza fuese a las heridas para que el sangrado cediese lo antes posible.
-Seguro que un traspié los ha despistado. – Dije en tono sarcástico mirando hacia el cielo por si aparecían los patos, pero parecía que no aparecían, aunque si pude ver como uno se asomaba por el borde –. No les hemos despistado, solo hemos salido de su territorio. – Le informé volviendo a mirar al tipo de cuernos.
El chico se encontraba haciendo unos estiramientos mientras volvía a hablar para disculparse por arrastrarme en aquella caída. Le hice un gesto para que olvidase aquello. Entendía el por qué lo había hecho, el miedo a morir era libre y si no contaba con habilidades para mantenerse en el aire o al menos para frenar la caída era normal que se asustase.
-¿De dónde eres? – Le pregunté cuando terminó de hablar – ¿Eres de Wano?
No le reconocía pero tenía cuernos como el resto de los habitantes de la aldea en la que me había criado. Aquello no podía ser casualidad y si lo era me resultaba extraño. Tenía una edad poco mayor a la mía por apariencia y si se había criado en la aldea lo tenían que haber escondido o sino lo conocería.
Sin embargo, un ruido llamó mi atención, parecía el rugido de un oso, aunque tenía toques similares a los de un mono y por la intensidad del rugido no era un animal pequeño.
-Deberíamos buscar el poblado más cercano o algún sitio seguro, porque en mitad de la nada no parece el lugar más seguro. – le dije poniéndome alerta apoyando una mano en la empuñadura de mi arma.
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-Mientras que esos locuelos me dejen de seguir, me basta-se fijó en el leve color carmesí que bañaba las vendas del desconocido, maldiciéndose a sí mismo por haberlas reabierto. Pero al menos el tío no le había saltado encima en busca de venganza, algo era algo. No obstante, lo mejor sería llevarse bien con él si quería salir ileso de aquella maldita selva, por lo que tener a un posible aliado dañado por su culpa no era la mejor forma de iniciar una alianza.
-De una isla del East Blue de cuyo nombre no quiero acordarme-volvió a reírse de su propio chiste, el cual albergaba toda la verdad. El joven oni se había prometido a sí mismo no volver nunca al cuchitril de mala muerte donde había nacido, dejando atrás un pasado marcado por abusos y discriminaciones. Una parte de él siempre seguiría sintiendo cierto cariño por su madre a pesar de todo el desdén y odio injustificados que le había dado desde joven, pero aquella mujer no merecía volver a verle.
-¿Wano? Ni idea loco, ¿por qué lo dices? ¿Acaso viste a más gente como yo? ¿Alta, con cuernos en la cabeza y cara de mala hostia?-no podía creerse que por fin hubiese encontrado alguien que parecía reconocer a los de su raza, llevando años buscando cualquier pista para finalmente encontrarla en una isla perdida a la cual había accedido por mera casualidad. Estaba tan lleno de gozo que no pudo ni controlarse, agarrando los hombros del hombre con firmeza esperando una respuesta.
El rugido de la bestia fue lo suficientemente alto como para sacar de su estopor a Nick, el cual se separó rápidamente del otro y balbuceó una disculpa mientras se giraba en la dirección de donde procedía el sonido.
-Perdona jefe, me tiendo a emocionar. Y sí, creo que ya me llegaron las experiencias con la fauna nativa durante una buena temporada. ¿Tienes idea de como demonios salimos de aquí o encontramos a alguien que no nos intente atacar en cuánto nos vea? Vine aquí por accidente y estoy más perdido que un gyojin en un garaje-no podía evitar sentirse inquieto al mirar hacia la densa selva que tenía delante, notando como si una presencia estuviese ahí vigilando cada movimiento que hiciesen, a la espera del momento justo para acabar con ellos.
Sacó su bastón por si acaso, listo para decirle a su nuevo compañero que deberían irse cagando hostias cuando una sombra enorme saltó de entre la maleza directo hacia el pobre oni, el cual tuvo el tiempo justo como para poner su bastón entre su cara y las potentes fauces de un extraño ser peludo con extremidades excesivamente largas acabadas en garras.
-Ey amigo...me vendría bien una mano-gruñó por el esfuerzo de intentar alejar la boca del extraño animal de su cara, teniendo que empujar el bastón ya metido entre los dientes del animal mientras veía como una de sus garras se alzaba peligrosamente cerca de su cuerpo.
-De una isla del East Blue de cuyo nombre no quiero acordarme-volvió a reírse de su propio chiste, el cual albergaba toda la verdad. El joven oni se había prometido a sí mismo no volver nunca al cuchitril de mala muerte donde había nacido, dejando atrás un pasado marcado por abusos y discriminaciones. Una parte de él siempre seguiría sintiendo cierto cariño por su madre a pesar de todo el desdén y odio injustificados que le había dado desde joven, pero aquella mujer no merecía volver a verle.
-¿Wano? Ni idea loco, ¿por qué lo dices? ¿Acaso viste a más gente como yo? ¿Alta, con cuernos en la cabeza y cara de mala hostia?-no podía creerse que por fin hubiese encontrado alguien que parecía reconocer a los de su raza, llevando años buscando cualquier pista para finalmente encontrarla en una isla perdida a la cual había accedido por mera casualidad. Estaba tan lleno de gozo que no pudo ni controlarse, agarrando los hombros del hombre con firmeza esperando una respuesta.
El rugido de la bestia fue lo suficientemente alto como para sacar de su estopor a Nick, el cual se separó rápidamente del otro y balbuceó una disculpa mientras se giraba en la dirección de donde procedía el sonido.
-Perdona jefe, me tiendo a emocionar. Y sí, creo que ya me llegaron las experiencias con la fauna nativa durante una buena temporada. ¿Tienes idea de como demonios salimos de aquí o encontramos a alguien que no nos intente atacar en cuánto nos vea? Vine aquí por accidente y estoy más perdido que un gyojin en un garaje-no podía evitar sentirse inquieto al mirar hacia la densa selva que tenía delante, notando como si una presencia estuviese ahí vigilando cada movimiento que hiciesen, a la espera del momento justo para acabar con ellos.
Sacó su bastón por si acaso, listo para decirle a su nuevo compañero que deberían irse cagando hostias cuando una sombra enorme saltó de entre la maleza directo hacia el pobre oni, el cual tuvo el tiempo justo como para poner su bastón entre su cara y las potentes fauces de un extraño ser peludo con extremidades excesivamente largas acabadas en garras.
-Ey amigo...me vendría bien una mano-gruñó por el esfuerzo de intentar alejar la boca del extraño animal de su cara, teniendo que empujar el bastón ya metido entre los dientes del animal mientras veía como una de sus garras se alzaba peligrosamente cerca de su cuerpo.
- OFF:
Me lo imagino como un megaperezoso homicida bastante más rápido de lo que uno imaginaría xD
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El chico parecía conformarse con no tener que seguir corriendo por culpa de aquellos patos tan agresivos y con algún tipo de electricidad. Luego me respondió cuál era su procedencia, parecía ser del East Blue, la verdad era que me había sorprendido un poco. Todos los barcos que habían zarpado de la provincia de Wano habían ido en la misma dirección hacia Sabishima en el South Blue
-El pueblo donde me crié en Wano todos tenían cuernos, más ubicados en la frente, pero cuernos, tuvimos que dejar la isla hace unos años y ahora estamos en el South Blue. – El tipo me agarró por los hombros claramente emocionado por lo que le acababa de contar – de hecho viajo con uno, aunque creo que estará en el barco que se dirigía hacia allí. – Dije señalando la dirección hacia donde había visto el barco avanzar.
El rugido sonó más cerca y se separó de mí, claramente alerta al igual que yo. De pronto algo enorme se lanzó contra el tipo de los cuernos quien evitó la dentellada por poco con un bastón. Antes de que me dijese nada corrí hacia uno de los laterales del animal y me centré en mi puño. Salté contra su costado y le golpee con toda la fuerza que pude y le dejé una marca al hacerlo. El impacto apartó al animal de encima de chico y se llevó una pata al lugar que había golpeado rascándose.
Parecía que algo le había dolido, pero había sido un golpe bastante superficial. El animal volvió a rugir. Me agaché y me coloqué en posición de ataque desenvainando mi arma. Iba a ser complicado cortar a aquel bicho. Al golpearle me había percatado de que la capa de pelo era lo suficientemente espesa como para que le sirviese de un pequeño escudo.
-No me da buena espina el enfrentarnos a él, pero quizás se la única forma de sobrevivir a él, es más rápido que yo y aunque le consiguiese despistar no creo que su olfato sea malo, o eso tengo entendido de los osos.
El animal volvió a lanzarse contra nosotros. Sin duda era muy rápido y controlaba la zona mejor que yo. Con la katana delante de mí le di un ligero toque con el lateral del meñique de la mano que no la sujetaba. Justo al hacerlo desaparecí de aquella posición y aparecí en el lateral en el que había golpeado antes al animal. Aproveché aquello para realizar un corte en aquella zona. El arma consiguió atravesar el pelaje y la piel del animal, pero el corte no fue muy profundo.
-Marcha, le entretendré un rato y luego intentaré escapar.
el lateral en el que había golpeado antes al animal. Aproveché aquello para realizar un corte en aquella zona. El arma consiguió atravesar el pelaje y la piel del animal, pero el corte no fue muy profundo.
-Marcha, le entretendré un rato y luego intentaré escapar.
-El pueblo donde me crié en Wano todos tenían cuernos, más ubicados en la frente, pero cuernos, tuvimos que dejar la isla hace unos años y ahora estamos en el South Blue. – El tipo me agarró por los hombros claramente emocionado por lo que le acababa de contar – de hecho viajo con uno, aunque creo que estará en el barco que se dirigía hacia allí. – Dije señalando la dirección hacia donde había visto el barco avanzar.
El rugido sonó más cerca y se separó de mí, claramente alerta al igual que yo. De pronto algo enorme se lanzó contra el tipo de los cuernos quien evitó la dentellada por poco con un bastón. Antes de que me dijese nada corrí hacia uno de los laterales del animal y me centré en mi puño. Salté contra su costado y le golpee con toda la fuerza que pude y le dejé una marca al hacerlo. El impacto apartó al animal de encima de chico y se llevó una pata al lugar que había golpeado rascándose.
Parecía que algo le había dolido, pero había sido un golpe bastante superficial. El animal volvió a rugir. Me agaché y me coloqué en posición de ataque desenvainando mi arma. Iba a ser complicado cortar a aquel bicho. Al golpearle me había percatado de que la capa de pelo era lo suficientemente espesa como para que le sirviese de un pequeño escudo.
-No me da buena espina el enfrentarnos a él, pero quizás se la única forma de sobrevivir a él, es más rápido que yo y aunque le consiguiese despistar no creo que su olfato sea malo, o eso tengo entendido de los osos.
El animal volvió a lanzarse contra nosotros. Sin duda era muy rápido y controlaba la zona mejor que yo. Con la katana delante de mí le di un ligero toque con el lateral del meñique de la mano que no la sujetaba. Justo al hacerlo desaparecí de aquella posición y aparecí en el lateral en el que había golpeado antes al animal. Aproveché aquello para realizar un corte en aquella zona. El arma consiguió atravesar el pelaje y la piel del animal, pero el corte no fue muy profundo.
-Marcha, le entretendré un rato y luego intentaré escapar.
el lateral en el que había golpeado antes al animal. Aproveché aquello para realizar un corte en aquella zona. El arma consiguió atravesar el pelaje y la piel del animal, pero el corte no fue muy profundo.
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-¿Así que te criaste en un pueblo lleno de onis? ¿Sabes si siguen estando allí? ¿Hace mucho que no los volviste a ver? Llevo buscando miembros de mi raza desde hace años, pero los muy cabritos son demasiado esquivos. Me tienes que indicar como llegar a esa tal Wano-su incredibilidad no hizo si no aumentar al escuchar como uno de sus compañeros de embarcación parecía ser uno de sus congéneres. Sabía que las posibilidades de que esa persona tuviese una mínima interacción con su padre era remota, pero jamás se había sentido tan cerca de encontrar por fin a ese maldito bastardo así que estaba eufórico.
Hasta que por escasos centímetros casi se queda sin cara, maldiciendo a aquel extraño animal por cortarle su momento de éxtasis.-Gracias colega-respiró aliviado de quitarse el peso del bicharraco de encima, no perdiendo tiempo en levantarse y posicionarse en una postura defensiva con su bastón, ya listo para atacar en cuanto la bestia se recuperase.
-Estoy harto de huir de todos los bichejos que me encuentro en esta isla, quizás es hora de hacerme una alfombra con la piel de ese engendro-casi parecía haber entendido el insulto, puesto que el extraño oso volvió a atacar, pero esta vez sin el factor sorpresa su compañero resultó tener la clara dominancia respecto a velocidad, consiguiendo flanquearle y propinar un corte en el lateral en un abrir y cerrar de ojos.
-Nunca vi a nadie moverse así de rápido, ni tan siquiera los agentes del gobierno, ¿acaso se trata de una fruta? Menos mal que el tipo decidió no despacharme después de hacerle caer del acantilado, quien sabe si seguiría respirando-pero mejor era centrarse no en un hipotético enfrentamiento si no en el combate que tenía delante, aquel bicho parecía duro, simplemente gruñendo de dolor ante el corte sin ningún amago de caer rendido; sin duda tenía una resistencia notable. Se veía a la legua que Nick no era ni la mitad de peligroso que su compañero a la hora de luchar, pero quizás de apoyo...
-Normalmente ya estaría pies en polvorosa dejándote todo el marrón, pero tengo demasiadas preguntas y tú tienes las respuestas. No puedo arriesgarme a perderte y no volver a encontrarte, o peor aún, dejar que ese amago de oso acabe con tu pellejo-quizás se arrepintiese luego, si es que sobrevivía, pero se negaba a que un mamífero extraño le quitase una de las pocas oportunidades que tenía para recabar información sobre su objetivo.
Dicho esto, se lanzó hacia el animal aprovechando su momento de estupor para apoyarse en su bastón e impulsarse con este en el aire, esquivando así un zarpazo a ras del suelo que iba dirigido a sus piernas para así volver a girar el bastón y dar un fuerte golpetazo en el cráneo del animal, esperando aturdirlo lo suficiente como para que el espadachín pudiese aprovechar para seguir acosándolo. Lamentablemente Nick no tenía tanta fuerza como para hacerle heridas reales al poderoso cuerpo del oso, pero esperaba al menos incomodarlo lo suficiente como para que su nuevo compañero pudiese seguir haciéndole daño, una estrategia lenta pero efectiva.
Hasta que por escasos centímetros casi se queda sin cara, maldiciendo a aquel extraño animal por cortarle su momento de éxtasis.-Gracias colega-respiró aliviado de quitarse el peso del bicharraco de encima, no perdiendo tiempo en levantarse y posicionarse en una postura defensiva con su bastón, ya listo para atacar en cuanto la bestia se recuperase.
-Estoy harto de huir de todos los bichejos que me encuentro en esta isla, quizás es hora de hacerme una alfombra con la piel de ese engendro-casi parecía haber entendido el insulto, puesto que el extraño oso volvió a atacar, pero esta vez sin el factor sorpresa su compañero resultó tener la clara dominancia respecto a velocidad, consiguiendo flanquearle y propinar un corte en el lateral en un abrir y cerrar de ojos.
-Nunca vi a nadie moverse así de rápido, ni tan siquiera los agentes del gobierno, ¿acaso se trata de una fruta? Menos mal que el tipo decidió no despacharme después de hacerle caer del acantilado, quien sabe si seguiría respirando-pero mejor era centrarse no en un hipotético enfrentamiento si no en el combate que tenía delante, aquel bicho parecía duro, simplemente gruñendo de dolor ante el corte sin ningún amago de caer rendido; sin duda tenía una resistencia notable. Se veía a la legua que Nick no era ni la mitad de peligroso que su compañero a la hora de luchar, pero quizás de apoyo...
-Normalmente ya estaría pies en polvorosa dejándote todo el marrón, pero tengo demasiadas preguntas y tú tienes las respuestas. No puedo arriesgarme a perderte y no volver a encontrarte, o peor aún, dejar que ese amago de oso acabe con tu pellejo-quizás se arrepintiese luego, si es que sobrevivía, pero se negaba a que un mamífero extraño le quitase una de las pocas oportunidades que tenía para recabar información sobre su objetivo.
Dicho esto, se lanzó hacia el animal aprovechando su momento de estupor para apoyarse en su bastón e impulsarse con este en el aire, esquivando así un zarpazo a ras del suelo que iba dirigido a sus piernas para así volver a girar el bastón y dar un fuerte golpetazo en el cráneo del animal, esperando aturdirlo lo suficiente como para que el espadachín pudiese aprovechar para seguir acosándolo. Lamentablemente Nick no tenía tanta fuerza como para hacerle heridas reales al poderoso cuerpo del oso, pero esperaba al menos incomodarlo lo suficiente como para que su nuevo compañero pudiese seguir haciéndole daño, una estrategia lenta pero efectiva.
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El chico parecía bastante indisciplinado dado que me dijo que no escaparía mientras la ganaba tiempo y que se quedaría para acabar con el animal. A pesar de aquello agradecí el tener ayuda para luchar la verdad era que posiblemente muriese si me enfrentaba solo al animal. El oso siguió con su carga a pesar de mi ataque y lanzó un zarpazo para intentar llevarse por delante al oni. Este usando el bastón se propulso en un salto bastante grande para luego rematarlo con un potente golpe en la cabeza del animal.
Justo antes de hacer aquella acrobacia, me dejó claro el motivo por el que me iba a ayudar, aunque su naturaleza parecía ser que le pedía otra cosa. Analicé al oso mientras daba un paso hacia atrás sacudiendo un poco la cabeza tras el golpe, parecía que había sido algo más efectivo que el corte.
-Bien. Pero esto no lo vamos a ganar por mero cansancio. Está en mejor estado que nosotros, por lo que vas a tener que poner toda la carne en el asador. Yo haré lo mismo. Y pon toda tu voluntad en cada golpe.
Tras decir aquello volví a tocar la katana de la misma manera que antes y nuevamente aparecí en el lateral de la bestia. Aproveché el corte que ya tenía para clavar la katana todo lo que pude y antes de que pudiese girarse para intentar abatirme salté de él hacia la copa de un árbol. Marqué la posición en la que estaba y salté haca otro árbol justo en el momento en el que el oso golpeaba la rama en la que me encontraba y la destrozaba.
El dolor en el cuerpo se hacía más intenso y no creía poder usar una de mis mejores técnicas con todas aquellas heridas. Debía de seguir de momento igual y usar aquello que la kunoichi había llamado haki. Me centré un momento intentando olvidarme del dolor del cuerpo y centré mi mente en el entorno. Notaba las presencias del oso y el chico. Marqué la rama y bajé al suelo.
Me costaba centrarme, así que cerré los ojos un momento más y volví a sentir el entorno listo una vez más para lanzarme al ataque contra el animal.
-Se me ha ocurrido algo, pero voy a necesitar que me ayudes con una pequeña distracción cuando te avise. Cualquier cosa vale, no hace falta que te arriesgues demasiado.
El oso de pronto dio un rugido mucho más poderoso de lo que había hecho hasta entonces, tanto que yo tuve que taparme los oídos un momento para soportarlo mejor.
Justo antes de hacer aquella acrobacia, me dejó claro el motivo por el que me iba a ayudar, aunque su naturaleza parecía ser que le pedía otra cosa. Analicé al oso mientras daba un paso hacia atrás sacudiendo un poco la cabeza tras el golpe, parecía que había sido algo más efectivo que el corte.
-Bien. Pero esto no lo vamos a ganar por mero cansancio. Está en mejor estado que nosotros, por lo que vas a tener que poner toda la carne en el asador. Yo haré lo mismo. Y pon toda tu voluntad en cada golpe.
Tras decir aquello volví a tocar la katana de la misma manera que antes y nuevamente aparecí en el lateral de la bestia. Aproveché el corte que ya tenía para clavar la katana todo lo que pude y antes de que pudiese girarse para intentar abatirme salté de él hacia la copa de un árbol. Marqué la posición en la que estaba y salté haca otro árbol justo en el momento en el que el oso golpeaba la rama en la que me encontraba y la destrozaba.
El dolor en el cuerpo se hacía más intenso y no creía poder usar una de mis mejores técnicas con todas aquellas heridas. Debía de seguir de momento igual y usar aquello que la kunoichi había llamado haki. Me centré un momento intentando olvidarme del dolor del cuerpo y centré mi mente en el entorno. Notaba las presencias del oso y el chico. Marqué la rama y bajé al suelo.
Me costaba centrarme, así que cerré los ojos un momento más y volví a sentir el entorno listo una vez más para lanzarme al ataque contra el animal.
-Se me ha ocurrido algo, pero voy a necesitar que me ayudes con una pequeña distracción cuando te avise. Cualquier cosa vale, no hace falta que te arriesgues demasiado.
El oso de pronto dio un rugido mucho más poderoso de lo que había hecho hasta entonces, tanto que yo tuve que taparme los oídos un momento para soportarlo mejor.
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-Habla por ti, yo estoy perfecto baby-una mentira obvia teniendo en cuenta que llevaba demasiadas jornadas viajando de polizón de embarcación a embarcación con nada más que unos pocos suministros para alimentarse en medio de recintos tan pequeños que apenas cabía en ellos. Pero al menos no tenía ni un solo arañazo o golpe, pudiendo esquivar cada una de las heridas que podrían haberle aparecido a lo largo de su peculiar viaje. Lamentablemente su compañero no podía decir lo mismo, maldiciendo al destino porque las tornas no se hubiesen alternado, hasta un oportunista como él sabía que lo mejor en esta situación era que el mejor guerrero de los dos fuese el que estuviese ileso; pero iban a tener que adaptarse.
-Te mueves más rápido que cualquier otra persona que haya visto en mi vida-algo que les favorecía teniendo en cuenta la mole peluda a la que se enfrentaban, la cual seguía de pie lista para la guerra a pesar de de haber recibido dos afilados cortes en una misma zona.
Pero Nick no se iba a quedar atrás, aprovechando que el oso se había girado para intentar acertarle en la rama para darle un golpe desde su retaguardia directo de nuevo a la cabeza-Dar todo de mi...como esa vez en el bar con J.J.-durante un breve instante había imbuido uno de sus golpes de una extraña potencia tal que fue capaz de noquear a un bastardo que minutos antes había barrido el suelo con él. La cosa era que aún hoy en día era incapaz de recrear aquella manifestación de poder a pesar de llevar bastante tiempo intentándolo. Pero no todos los días se enfrentaba a una situación de vida o muerte, intentando desesperadamente dar el mayor golpe hacia el animal, fallando miserablemente a la hora de recrear el ataque a pesar de poder darle un fuerte impacto en la base del cráneo del oso.-No es suficiente...-se maldijo a si mismo por su debilidad, dando un salto para volver a alejarse del enemigo, el cual dirigió su iracunda mirada hacia él de nuevo, y se colocó al lado del espadachín.
-¿Viste mis pintas? Soy un especialista en distraer a la peña-dijo confiado agarrando con firmeza el arma y apretando los dientes del dolor que notaba en los oídos gracias al potente rugido del animal.-Creo que le hemos cabreado...aún más-prefirió hacer caso al combatiente más experimentado, simplemente girando entre sus dedos su bastón y dando pasos lentos alrededor de la bestia manteniendo la distancia, listo para saltar a defenderse o atacar en cuanto su aliado le diese la señal.
-Te mueves más rápido que cualquier otra persona que haya visto en mi vida-algo que les favorecía teniendo en cuenta la mole peluda a la que se enfrentaban, la cual seguía de pie lista para la guerra a pesar de de haber recibido dos afilados cortes en una misma zona.
Pero Nick no se iba a quedar atrás, aprovechando que el oso se había girado para intentar acertarle en la rama para darle un golpe desde su retaguardia directo de nuevo a la cabeza-Dar todo de mi...como esa vez en el bar con J.J.-durante un breve instante había imbuido uno de sus golpes de una extraña potencia tal que fue capaz de noquear a un bastardo que minutos antes había barrido el suelo con él. La cosa era que aún hoy en día era incapaz de recrear aquella manifestación de poder a pesar de llevar bastante tiempo intentándolo. Pero no todos los días se enfrentaba a una situación de vida o muerte, intentando desesperadamente dar el mayor golpe hacia el animal, fallando miserablemente a la hora de recrear el ataque a pesar de poder darle un fuerte impacto en la base del cráneo del oso.-No es suficiente...-se maldijo a si mismo por su debilidad, dando un salto para volver a alejarse del enemigo, el cual dirigió su iracunda mirada hacia él de nuevo, y se colocó al lado del espadachín.
-¿Viste mis pintas? Soy un especialista en distraer a la peña-dijo confiado agarrando con firmeza el arma y apretando los dientes del dolor que notaba en los oídos gracias al potente rugido del animal.-Creo que le hemos cabreado...aún más-prefirió hacer caso al combatiente más experimentado, simplemente girando entre sus dedos su bastón y dando pasos lentos alrededor de la bestia manteniendo la distancia, listo para saltar a defenderse o atacar en cuanto su aliado le diese la señal.
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Se le veía bastante confiado de estar en plenas facultades, y no podía negárselo dado que no parecía tener heridas ni nada, solo que me parecía bastante delgado y esa piel pálida que le daba ligero aspecto enfermizo. Mientras evitaba los ataques del enorme oso, el chico intentó de nuevo aturdirle levemente golpeándole nuevamente en la cabeza, pero no sirvió de mucho.
El oni retrocedió justo antes de que el oso rugiese, y parecía conforme con ayudarme para distraer al animal. Iba a ser complicado conseguir algo contra un animal así, pero había que intentarlo, quizás yo tuviese más suerte golpeándolo en la cabeza.
-Le haré un par de fintas en las que esté a punto de golpearme, luego intervén para distraerlo y si puedes acercarlo a aquel árbol. Con suerte podré atacarle en la cabeza o en el cuello. – Le dije señalando el árbol que había dejado marcado en la copa.
Esperé a que me dijese que era lo que pensaba por si tenía una mejor idea y luego me lancé al ataque justo de frente. Corría bastante agachado, pareciendo de la mitad de mi altura erguido mientras la katana la empuñaba con las dos manos desde un lado. Cuando estaba cerca del animal pude notar como iba a lanzar un zarpazo con su pata derecha para barrerme. Me detuve en el acto y la zarpa pasó de largo por unos centímetros de mi cuerpo. Cambié la dirección y comencé a correr por un lateral del animal para rodearle.
Sin embargo, este giró sobre sí mismo en sentido contrario a las agujas del reloj a una velocidad imposible para algo de su tamaño y me golpeó con el reverso de su zarpa izquierda. Recibí el impacto completamente de cara dada la sorpresa. El impacto fue brutal y con una fuerza imparable para mí. Salí volando como si de un proyectil se tratase hacia el lugar del que había salido corriendo.
No pude detenerme hasta que impacté contra el tronco de un árbol. Por suerte para mí, justo antes de impactar me centré en aquello que había dicho la kunoichi que se llamaba haki y lo enfoqué como una armadura que se superponía detrás de mí. Gracias a eso el golpe dolió menos de lo que hubiese sido, incluso me había librado de más costillas rotas.
Me levanté con dificultad, notaba como que me faltaba el aire, algo normal después de aquel impacto que había vaciado mis pulmones.
-Creo que es mejor que empieces a distraerlo, no creo soportar otro de esos impactos si me pillan por sorpresa. – Dije en voz alta para que el chico me escuchase perfectamente –. No te preocupes, estaré en el lugar indicado cuando el oso esté allí.
El oni retrocedió justo antes de que el oso rugiese, y parecía conforme con ayudarme para distraer al animal. Iba a ser complicado conseguir algo contra un animal así, pero había que intentarlo, quizás yo tuviese más suerte golpeándolo en la cabeza.
-Le haré un par de fintas en las que esté a punto de golpearme, luego intervén para distraerlo y si puedes acercarlo a aquel árbol. Con suerte podré atacarle en la cabeza o en el cuello. – Le dije señalando el árbol que había dejado marcado en la copa.
Esperé a que me dijese que era lo que pensaba por si tenía una mejor idea y luego me lancé al ataque justo de frente. Corría bastante agachado, pareciendo de la mitad de mi altura erguido mientras la katana la empuñaba con las dos manos desde un lado. Cuando estaba cerca del animal pude notar como iba a lanzar un zarpazo con su pata derecha para barrerme. Me detuve en el acto y la zarpa pasó de largo por unos centímetros de mi cuerpo. Cambié la dirección y comencé a correr por un lateral del animal para rodearle.
Sin embargo, este giró sobre sí mismo en sentido contrario a las agujas del reloj a una velocidad imposible para algo de su tamaño y me golpeó con el reverso de su zarpa izquierda. Recibí el impacto completamente de cara dada la sorpresa. El impacto fue brutal y con una fuerza imparable para mí. Salí volando como si de un proyectil se tratase hacia el lugar del que había salido corriendo.
No pude detenerme hasta que impacté contra el tronco de un árbol. Por suerte para mí, justo antes de impactar me centré en aquello que había dicho la kunoichi que se llamaba haki y lo enfoqué como una armadura que se superponía detrás de mí. Gracias a eso el golpe dolió menos de lo que hubiese sido, incluso me había librado de más costillas rotas.
Me levanté con dificultad, notaba como que me faltaba el aire, algo normal después de aquel impacto que había vaciado mis pulmones.
-Creo que es mejor que empieces a distraerlo, no creo soportar otro de esos impactos si me pillan por sorpresa. – Dije en voz alta para que el chico me escuchase perfectamente –. No te preocupes, estaré en el lugar indicado cuando el oso esté allí.
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Lamentablemente el golpe de Nick pareció no afectar en absoluto al animal a diferencia del anterior, apenas notándolo mientras se centraba en el espadachín.-Si que es duro de mollera el animalejo este...-pensó para sí mismo mientras el espadachín volvía a reagruparse y explicar su plan.-Lo tendrás en ese árbol envuelto cual regalo de Navidad jefe-dijo levantando su pulgar en señal de afirmación, pero decirlo y hacerlo eran dos cosas muy distintas. Sus ataques hasta el momento habían sido poco eficaces, por lo que veía bien dejarle el peso de la ofensiva a su aliado, ¿pero cómo podía hacer para distraer a un enemigo al cual sus golpes le parecían meras cosquillas?
Estaba aún en medio de sus pensamientos cuando el espadachín se lanzó al ataque, tomándolo por sorpresa. Era incapaz de seguirle el ritmo así que este primer ataque iba a ser solo una ofensiva por su parte, la cual no salió nada bien, lanzándolo de vuelta hacia el oni para impactar brutalmente contra uno de los árboles de su espalda, casi rompiéndolo en el proceso.-Al menos parece que saqué algo en claro con esta demostración: A pesar de su aspecto, esa cosa es mucho más rápida que nosotros-intentar rebasarlo a base de rapidez y rezar por no ser masacrado el tiempo necesario como para que el otro joven acabase con esa maldita bola de pelo era imposible, le habría pillado al primer intento. Iba a tener que ir con todo e intentar inmovilizarlo con una cargada frontal que seguro que no se esperaba.
Nick ayudó a levantarse al espadachín, dándole unas palmaditas de ánimo en el hombro con cuidado de no empeorar aún más el machacado cuerpo del hombre.-Perdona colega, te moviste tan rápido que cuando me quise dar cuenta ya estabas devuelta con un par de heridas extra-esperaba que un poco de pique amistoso motivase a su nuevo compañero, puesto que se iba a jugar todo a una única carta: El confiar en que aquel extraño pudiese acabar con la bestia en un único ataque.
-Ahora sí que sí, confía en mí y hagas lo que hagas no dudes. No creo que pueda aguantar mucho con nuestro peludo amigo, así que te dejo el golpe de gracia-y sin más preámbulos hizo una de las cosas más estúpidas desde que había emprendido aquel alocado viaje: cargar de frente contra un animal el doble de grande que él.
-Vamos por favor funciona-rogó mientras se concentraba en intentar volver a convocar aquella extraña fuerza que tanto le había ayudado tanto en aquella pelea en el bar, colocando su bastón por delante de él de manera horizontal agarrándolo con con ambos brazos con firmeza, placando al sorprendido oso en el proceso y arrastrándolo un par de pasos en dirección al árbol indicado.
Pero después del estupor inicial las cosas no eran tan fáciles, tardando poco en que el animal intentase resistírsele, clavando ambas garras en los hombros del oni, el cual solo pudo chillar de dolor y frustración al notar como la fuerza se le iba escapando y el oso recuperaba terreno.-Vamos joder, no me voy a sacrificar para nada. Aún tengo que preguntarle a ese maldito por mi pueblo, no puedo caer ahora a manos de un maldito zampamieles sin importancia-y de repente, cuando ya estaba a punto de ceder para ser víctima del animal, notó como esa energía vigorizante inundaba una vez más su cuerpo, pudiendo sobreponerse a la oposición del oso para rápidamente cargar con él en una embestida suicida que acabaría con los dos aplastados contra el árbol señalado.
-Hasta aquí llego, te dejo el resto a ti chaval, no me falles...-seguía con el bastón anteponiéndose a la bestia, teniendo este a la altura de su cuello, obligando también a que ambos brazos dejasen de perforarle para mantenerlos alzados por encima de la cabeza, pero esta pose poco iba a durar, notando como la pérdida de sangre por ambas garras sumada al impacto contra el árbol provocaban que poco a poco su visión empezase a ser borrosa, cayendo finalmente inconsciente a merced de un animal que a pesar de estar herido, parecía estar a punto de recuperarse del impacto para acabar por fin con la vida del oni.
Estaba aún en medio de sus pensamientos cuando el espadachín se lanzó al ataque, tomándolo por sorpresa. Era incapaz de seguirle el ritmo así que este primer ataque iba a ser solo una ofensiva por su parte, la cual no salió nada bien, lanzándolo de vuelta hacia el oni para impactar brutalmente contra uno de los árboles de su espalda, casi rompiéndolo en el proceso.-Al menos parece que saqué algo en claro con esta demostración: A pesar de su aspecto, esa cosa es mucho más rápida que nosotros-intentar rebasarlo a base de rapidez y rezar por no ser masacrado el tiempo necesario como para que el otro joven acabase con esa maldita bola de pelo era imposible, le habría pillado al primer intento. Iba a tener que ir con todo e intentar inmovilizarlo con una cargada frontal que seguro que no se esperaba.
Nick ayudó a levantarse al espadachín, dándole unas palmaditas de ánimo en el hombro con cuidado de no empeorar aún más el machacado cuerpo del hombre.-Perdona colega, te moviste tan rápido que cuando me quise dar cuenta ya estabas devuelta con un par de heridas extra-esperaba que un poco de pique amistoso motivase a su nuevo compañero, puesto que se iba a jugar todo a una única carta: El confiar en que aquel extraño pudiese acabar con la bestia en un único ataque.
-Ahora sí que sí, confía en mí y hagas lo que hagas no dudes. No creo que pueda aguantar mucho con nuestro peludo amigo, así que te dejo el golpe de gracia-y sin más preámbulos hizo una de las cosas más estúpidas desde que había emprendido aquel alocado viaje: cargar de frente contra un animal el doble de grande que él.
-Vamos por favor funciona-rogó mientras se concentraba en intentar volver a convocar aquella extraña fuerza que tanto le había ayudado tanto en aquella pelea en el bar, colocando su bastón por delante de él de manera horizontal agarrándolo con con ambos brazos con firmeza, placando al sorprendido oso en el proceso y arrastrándolo un par de pasos en dirección al árbol indicado.
Pero después del estupor inicial las cosas no eran tan fáciles, tardando poco en que el animal intentase resistírsele, clavando ambas garras en los hombros del oni, el cual solo pudo chillar de dolor y frustración al notar como la fuerza se le iba escapando y el oso recuperaba terreno.-Vamos joder, no me voy a sacrificar para nada. Aún tengo que preguntarle a ese maldito por mi pueblo, no puedo caer ahora a manos de un maldito zampamieles sin importancia-y de repente, cuando ya estaba a punto de ceder para ser víctima del animal, notó como esa energía vigorizante inundaba una vez más su cuerpo, pudiendo sobreponerse a la oposición del oso para rápidamente cargar con él en una embestida suicida que acabaría con los dos aplastados contra el árbol señalado.
-Hasta aquí llego, te dejo el resto a ti chaval, no me falles...-seguía con el bastón anteponiéndose a la bestia, teniendo este a la altura de su cuello, obligando también a que ambos brazos dejasen de perforarle para mantenerlos alzados por encima de la cabeza, pero esta pose poco iba a durar, notando como la pérdida de sangre por ambas garras sumada al impacto contra el árbol provocaban que poco a poco su visión empezase a ser borrosa, cayendo finalmente inconsciente a merced de un animal que a pesar de estar herido, parecía estar a punto de recuperarse del impacto para acabar por fin con la vida del oni.
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Tras volar y chocarme con el árbol tras el ataque del oso, pude escuchar a duras penas como el chico de cuernos se disculpó por no haberme seguido, pero dijo que me había movido demasiado rápido. La verdad era que no se lo podía recriminar, me había lanzado sin decir nada y además de frente, lo que hacía que el animal no pudiese dudar con respecto a quien atacar.
En lo que me recuperaba del golpe pude ver como el chico se había lanzado a la ofensiva de la misma forma que lo había echo yo. Ese chico estaba loco, más que yo posiblemente, habiendo visto lo que me había sucedido a mí me había resultado impensable que se le hubiese ocurrido hacer exactamente lo mismo. Sin embargo, y al igual que le pasó al enrome oso, me sorprendió que al realizar la finta no hizo un cambio en su trayectoria y se abalanzó contra el animal y comenzó a arrastrarlo a base de fuerza bruta hacia el árbol que le había indicado.
Sin duda era otro con ganas de morir como Hayato o como yo. Me repuse lo mejor que pude del ligero mareo que me quedaba del golpe y me sobrepuse al inmenso dolor que tenía en la espalda por el golpe. Cuando estaba a punto, me fijé en que el animal estaba ya casi en la zona designada. Le di un ligero toque a la katana con el meñique como había echo la vez anterior y aparecí en la rama del árbol que había marcado en la copa justo cuando el animal chocó contra este.
-Bien echo, colega.
Salté hacia el cuello del animal impulsándome con la rama para alcanzar mayor velocidad. Como había echo justo antes del tremendo golpe del animal me centré en el golpe y en que era lo único que importaba en aquel momento. Noté como el animal dejó de atender al oni para girarse hacia mí. Lo cual fue bueno para lo que iba a hacer. Estando ya a la altura del cuello el oso comencé a realizar la kata. Noté como la katana comenzaba a cortar con total suavidad el pelaje y luego la carne del animal. Casi parecía un cuchillo caliente cortando mantequilla. Fue un corte en diagonal que comenzó en un lateral del cuello y que bajó hasta debajo de la axila.
Cuando llegué al suelo me percaté que había sido un ataque profundo como quería y mortal, dado que noté como algo húmedo y caliente caía sobre mí, quedando bañado en sangre. El animal cayó muerto a un lado, me acerqué al chico y pude ver que estaba inconsciente y con unas heridas bastante feas. Sin alejarme demasiado busqué algunas hojas y plantes que fuesen medicinales o que por lo menos ayudasen con el dolor y se las coloqué en la herida al chico para darle un pequeño tratamiento. Eso me ayudó a recuperar un poco el aliento.
A pesar del inmenso dolor en el pecho, cargué al chico en mi espalda como pude y comencé a avanzar en la dirección en la que había visto por última vez el barco moverse.
En lo que me recuperaba del golpe pude ver como el chico se había lanzado a la ofensiva de la misma forma que lo había echo yo. Ese chico estaba loco, más que yo posiblemente, habiendo visto lo que me había sucedido a mí me había resultado impensable que se le hubiese ocurrido hacer exactamente lo mismo. Sin embargo, y al igual que le pasó al enrome oso, me sorprendió que al realizar la finta no hizo un cambio en su trayectoria y se abalanzó contra el animal y comenzó a arrastrarlo a base de fuerza bruta hacia el árbol que le había indicado.
Sin duda era otro con ganas de morir como Hayato o como yo. Me repuse lo mejor que pude del ligero mareo que me quedaba del golpe y me sobrepuse al inmenso dolor que tenía en la espalda por el golpe. Cuando estaba a punto, me fijé en que el animal estaba ya casi en la zona designada. Le di un ligero toque a la katana con el meñique como había echo la vez anterior y aparecí en la rama del árbol que había marcado en la copa justo cuando el animal chocó contra este.
-Bien echo, colega.
Salté hacia el cuello del animal impulsándome con la rama para alcanzar mayor velocidad. Como había echo justo antes del tremendo golpe del animal me centré en el golpe y en que era lo único que importaba en aquel momento. Noté como el animal dejó de atender al oni para girarse hacia mí. Lo cual fue bueno para lo que iba a hacer. Estando ya a la altura del cuello el oso comencé a realizar la kata. Noté como la katana comenzaba a cortar con total suavidad el pelaje y luego la carne del animal. Casi parecía un cuchillo caliente cortando mantequilla. Fue un corte en diagonal que comenzó en un lateral del cuello y que bajó hasta debajo de la axila.
Cuando llegué al suelo me percaté que había sido un ataque profundo como quería y mortal, dado que noté como algo húmedo y caliente caía sobre mí, quedando bañado en sangre. El animal cayó muerto a un lado, me acerqué al chico y pude ver que estaba inconsciente y con unas heridas bastante feas. Sin alejarme demasiado busqué algunas hojas y plantes que fuesen medicinales o que por lo menos ayudasen con el dolor y se las coloqué en la herida al chico para darle un pequeño tratamiento. Eso me ayudó a recuperar un poco el aliento.
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