[Rol, pasado] Inicio en Jaya [Privado solo Atesaki]

*Grrrrrrr*

Mi estomago rugio. El pobre llevaba algo mas de una hora sin llevarse nada que digerir. Ya llegaba a la ciudad por lo que decidi ponerme sobre las patas traseras para disimular un poco mi apariencia. Las calles parecian tranquilas asi que fui directo al puerto. Seguramente alli habria una pescaderia o alguna tienda de comida que pudiera saquear. Antes de llegar tropece con un tipo de pintas no muy agradables
-Mira por donde vas imbecil.- su gesto torno asustado tras ver mis garras. Me miro de arriba abajo y empezo a correr. Tropezo con unos barriles pero continuo con su carrera. En una situacion normal iria tras el pero mi estomago demandaba comida urgentemente. Mis ojos vieron un gran barco. Mis fauces empezaron a llenarse de saliba. Aquel barco parecia listo para zarpar y seguramente tendria la despensa llena hasta los topes. Con disimulo felino me acerque, no podia subir por el lugar normal asi que escalaria por la popa del barco. Salte y me enganche con las garras. Debia subir rapido antes de que me vieran. Ya en cubierta me meti rapido en la primera puerta que encontre. Resulto ser la puerta de la cocina. No muy lejos debia hayarse la despensa. Busque alguna puerta en aquella estancia. Parecia que detras de la nevera habia una. Me acerque y gire el pomo. Mis ojos se abrieron como platos. Habia comida como para alimentar a un regimiento, sin embargo a mi me duraria unas pocas horas.

Seguí a Kaiser. Era típico de él pedir el mayor barco que hubiera en el puerto aunque, viendo los que había, todos eran de pequeño tamaño. Aunque me fijé ne el mayor de todos. Me adelanté empujando a Kaiser con el hombro mientras le mostraba una sonrisa pícara, corriendo. Sería mejor para aquellos marineros que fuera yo el que les quitara el barco y no Kaiser. Así, al menos, podrías sobrevivir. Subí por la rampa de atraque y, una vez arriba, unos dos hombres se interpusieron en mi camino gritándome aterrados. Por lo visto eran guardias.

Los agarré a ambos por el cuello y los tiré al agua. Cuando el resto de marineros se giraron y me vieron dieron un grito alertando a sus compañeros. Por lo visto estaban en alguna taberna y habían dejado a esos dos vigilando. Craso error que iban a pagar muy caro. Empecé a arrojar a todos los que podía al agua mientras el resto trataba de defenderse con palos de escobas y fregonas o saltaba directamente sin mi "ayuda. Una vez estaba la cubierta despejada miré hacia el puerto. Había muchos hombres corriendo hacia la nave.

-¡Vosotros, daos prisa o recuperarán el barco!- Les grité a mis compañeros.

Al girarme casi pierdo la cabeza. Habían salido unos cuantos guardias más que estaban en el interior del barco. ya me extrañaba que solo hubieran dejado a dos guardias. Ahora había tres más. Dos armados con espadas y el otro con una especia de lanza muy rudimentaria. Más parecía un palo afilado que una lanza. Desenvainé mi espada y golpeé a dos de ellos con la parte sin filo lanzándolos al suelo. Quedaba uno de pie que se abalanzó a por mí. Agarré su "lanza" con la mano y la partí sin dificultad. Habían dejado de vigilantes a unos novatos.

-¡Corred por vuestra vida o morid!- Grité para amedrentarlos.

Funcionó, pues el de la lanza salió corriendo del barco y los otros dos lo siguieron al instante. Volví a mirar a mis compañeros. Los hombres que venían estaban lejos, pero no tardarían mucho en llegar y eran bastantes. Además, seguramente serían fuertes. No nos interesaba seguir esperándolo así que volví a meterle prisa a los míos. Si lo hacíamos rápido zarparíamos antes de que llegaran al puerto. Y, si estaban borrachos como suponía, no podrían ni saltar al barco para abordarlo. Pero si Kaiser y compañía tardaban más nos alcanzarían.

Sawaki escucho atentamente las palabras de aquel Gyojin, no sabía como se llamaba pero al parecer era un amigo de Cánabar, cosa que lo hacía sentirse seguro con él. Pero aun así no le quitaba esa impresión de que este viaje con él y la banda que se acababa de formar llegaría a ser sencillo o tranquilo. Ya que el que se autoproclamaba capitán tenía toda la pinta de ser uno de los malos, de esos Gyojin que odiaban profundamente a los humanos. Por esa simple razón, al peli rubio el viaje le costaría, pero todo iba a ser más lucido cuando él joven de diecisiete años empezara su travesía con ellos. Que por cierto iba a ser la primera con una banda, ya que hasta el momento siempre había estado solo, quizás su destino estaba guiado para encontrarse con ellos en esta isla.

Sin pensarlo dos veces, se fue con ellos rumbo a robar un barco, al parecer el capitán buscaba algo más grande, pero que de momento cualquiera le iba a ser útil. Así que los empezó a seguir, pero en cuanto llego al barco, se quedo abajo, no quería perder energía vaciando aquel pedazo de madera flotante, ya que eso conllevaría a alguna pelea con algún humano y eso en pocas palabras era una de las cosas que le gustaba hacer. Aun si fuera por última opción, a él no le gustaba pelear contra aquellos seres que se creían superiores, así que espero abajo hasta que al parecer ya no quedaba nadie en aquel barco, así que con un pequeño salto llego a la cubierta del barco. En esta estaba Cánabar el cual había sido el encargado de limpiar el barco, así que con una sonrisa mirando el barco dijo:

Sawaki: Vaya es un lindo barco….bien es hora de poner a prueba mis habilidades de navegante.-su cara estaba impresionada, y en sus ojos se mostraba toda la esperanza de que esta banda lograra a poder cumplir uno de sus sueños. Se quedo viendo el barco, mientras esperaba que todos aparecieran para así presentarse como era correspondiente. Era hora de que su aventura comenzara y que mejor que un barco pirata. Y la tripulación era meramente de puros Gyojins, su raza…la raza que tanto amaba y que tanto orgullo le daba. Se quedo en silencio, mientras esperaba alguna orden o alguna palabra del que se suponía era el capitán.

Llegamos al puerto y nos dirigimos al navío más grande de los que allí había. Me dispuse a subir para librarme de la escoria que habría dentro, pero Cánabar me detuvo, asegurando que sería él quien lo hiciese. No tenía ninguna intención de hacer más trabajo de no ser necesario, así que le di mi aprobación y esperé tranquilamente a que el tiburón blanco se encargara de limpiar el que sería nuestro barco. Una vez este nos avisó de que ya podíamos subir, lo hice por el puente que conectaba el transporte con el muelle, andando tranquilamente mientras mi compañero nos advertía de que los piratas se acercaban a recuperar su barco.

Sabía que no sería ningún problema si llegaban a donde pretendían, pero también sabía que sería más fácil largarse de allí sin ensuciarse las manos. Ya había hecho bastante allí y tenía prisa por llegar a nuestra isla natal. Tenía que ir en busca de más tripulantes y de alguien en especial. -Espérame, Rayden, pronto estaré allí.- Pensé mientras me acercaba al mascarón.

-¡¡¡Vamos, chicos, arriad las velas, coged el timón, vamos directos al Archipiélago Shabaody!!!- Exclamaba yo, esperando que mis compañeros hicieran caso a mis órdenes.

Ahora que teníamos un barco, tendríamos que hacer una parada en Shabaody para recubrir el barco, de lo contrario, no podríamos llegar con él a la Isla Gyojin. Estaba ansioso por llegar, no había mejor paraíso que aquel. Las vistas del mundo superior no eran nada comparadas con lo que había bajo el mar y cuando mi banda fuera lo suficientemente grande, empezaríamos a formar el caos por el mundo. Atesaki sería conocida por todos los mares y la gente temblaría al escuchar nuestro nombre y ver nuestra bandera. Mi objetivo estaba muy claro, y nada ni nadie me haría cambiar de parecer.

-Los humanos tendrán lo que se merecen.- Dije yo como un susurro, expresando mis pensamientos en voz alta.