[Privado] (Kaiser y Yo) Peligro... Gyojins!

Baterilla era una de las islas del South Blue que más desagradaba a Kiroi, pues era un lugar tranquilo en el que no solía suceder nada. Por esa razón el Gyojin pasaba tanto tiempo en ella, porque no podía soportar ver a aquellos humanos viviendo felices mientras, en el mismo mar, había una isla en la que Gyojins, seres superiores, eran tratados como esclavos... La isla natal de Kiroi.

Aquel era uno de los pocos lugares en los que Kiroi estaba dispuesto a desobedecer órdenes directas del gobierno y masacrar a todo el mundo por el simple hecho de ser humanos, insectos despreciables que se reproducen como cucarachas.

Caminaba por sus calles con aspecto hosco, golpeando a cualquiera que osara chocar con el o dirigirle una mala mirada. Sabía bien que en la isla no había ni un solo marine que mereciera la pena o que fuera capaz de enfrentarlo, por lo que, si decidía causar el caos, no debía tener miedo. Pero el Gyojin no se daba decidido a actuar, pues algo dentro de su cabeza, tal vez sentido común, pues Kiroi carecía de conciencia, le decía que aquello era una pésima idea y que se metería en un gran lío.

Sin saber por qué, aunque con una gran curiosidad por lo que pasó hace algunos meses, me dirigí hacia Baterilla. Probablemente aún recordasen mi rostro o mi piel. Aquel día destrocé un lazo que les iba a beneficiar demasiado y encima provoqué una gran lucha que se llevó a muchos por delante. Sin duda, fue un gran día, y quería saber que había sido de aquella pequeña isla. Llegué nadando hasta la orilla del muelle y subí por el pantalán, quedando a merced de la visión de bastantes humanos. Se me escapó en aquel momento una pequeña sonrisa, pensando en lo que les hice pasar. La gente empezó a murmurar, algunas personas se marchaban de allí, otras seguían con sus quehaceres como si no les importase, mas no debería de ser así.

Me acerqué a un hombre corpulento, moreno aunque con cabello escaso, ojos negros y vestido con ropas de marinero ordinario. Este estaba descargando cajas, y en un momento, justo al dejar una de ellas, le propiné una patada en el estómago que le hizo doblarse ante el dolor de tal ataque. Seguidamente le cogí la cabeza y lo estampé contra el suelo, para subirme encima poco después.

-¿Qué tal fue la velada aquel día, después de que yo me fuera?- Pregunté a aquel hombre, del cual emanaba bastante sangre, proveniente de su boca y su nariz. Este no sabía que responder, ni si quiera hablaba, probablemente el temor le consumía. -Sí, ya sabes, el día del evento para unir nuestras razas. Creo que hubo un percance.- Añadí con algunas risas.

-¡Es él! ¡El que provocó la guerra entre los gyojin y los humanos, el que culpó a un niño del asesinato de uno de los suyos!- Exclamaba un hombre por el fondo.

-¡¡¡Kyahahahahahahaha!!!- Reía yo a carcajadas. Al parecer me habían reconocido, y eso me hacía bastante gracia, a la vez que me alagaba. Por lo visto ya empezaba a causar algo de pánico entre aquellas ratas.

La gente empezó a correr, saliendo de allí lo más antes que pudieron, escondiéndose en sus casas. En cambio, mi víctima, que yacía bajo mi pesado cuerpo, suplicaba por su vida. -Eres patético.- Murmuré alzando un poco su sesera. Con gran fuerza le di un segundo impacto contra el suelo, este mucho peor que el anterior, acabando así con su vida.

Kiroi estaba tan aburrido que era difícil describirlo, pero el destino, o más bien, un hermano suyo, quiso que eso cambiara. Los gritos de pánico comenzaron a escucharse en toda la ciudad. Al principio el agente del gobierno los pasó por alto pero, tras pararse a escuchar un instante, la cosa cambió.

-¡Es el!- Gritaba una jovencita de pelo lacio con los ojos llenos de lágrimas.- ¡ESE Gyojin del demonio ha vuelto! ¡Corred!

No había mejor forma de llamar la atención de Kiroi que una buena pelea, otro Gyojin o un gigante, y aquella escena combinaba dos de sus tres predilecciones. Con una sonrisa en el rostro, y apretando los puños de la emoción, el gordo hombre pez se dirigió, utilizando el Geppou, hacia el puerto.

Ya desde el cielo vislumbró al gran hermano causante de todo aquel alboroto. Debido a su trabajo en el South Blue, Kiroi no solía encontrarse con hermanos Gyojins, menos aún con aquellos pocos fuertes y decididos, concienciados a demostrar la superioridad de la raza. Se dejó caer como un peso muerto y aterrizó clavando los pies en el suelo, causando un ligero temblor de tierra, frente al otro Gyojin. Lo primero que hizo fue dedicarle una mirada directa a los ojos, en los que Kiroi pudo vislumbrar con total claridad esa seguridad, fuerza y sed de sangre que solo un Gyojin podría tener. Segundos después reparó en el marine muerto a sus pies.

-Vaya, parece que alguien se ha estado divirtiendo.- Dijo con sorna.- Siempre es un gusto encontrarse con un hermano en estas aguas. Un placer, mi nombre es Kiroi.- Dijo sin miramientos, tendiendo la mano al otro Gyojin.- ¿Eres un Gyojin Orca, verdad? Es la primera vez que veo a uno.- El otro Gyojin era bastante más alto que Kiroi y estaba muy musculado, pero el amarillento Gyojin sabía que, debajo de su gran capa de grasa, el escondía una musculatura igual de impresionante, por lo que no se sintió amedrentado por la imponente figura de su hermano.

Me quedé sentado sobre aquel cadáver, viendo como la gente huía despavorida de aquel al que apodaban "Gyojin del demonio". Era gracioso ver como me mezclaban con sus estúpidas creencias y religiones. Aquella ciudad tenía poca seguridad debido a la carencia de peligro, a pesar de lo que ocurrió con los gyojin, mas eso fue un evento puntual y seguramente no iba a volver a suceder, era una pena que alguien como yo hubiera decidido revivir aquel encuentro, pero mucho más sangriento para ellos.

Me levanté y poco después, Llegó un pelotón de marines, iban armados con espadas, por lo que no supondrían un problema, además, estaba al lado del mar. Hice que algo de agua se elevara y formé un par de bolas que lancé poco después contra dos de aquellos cuatro que iban en el grupo. Cayeron al suelo y sus compañeros los miraron atónitos. No tardaron en cargar contra mí, bastante enfadados. Su destino fue el mismo, aunque uno casi había llegado a mi posición, mas eso no fue lo que más me sorprendió, seguidamente, del cielo cayó un gyojin bastante más bajo que yo. Este era muy corpulento y tenía bultos por el cuerpo, probablemente era un pez globo y aquellas zonas serían las que escondiesen sus púas. Era de color amarillo y su pelo de un tono verdoso. Este vestía con un kimono y extendía su mano tras expresar su alegría por encontrarse a otro de su raza y presentarse como Kiroi.

Era bastante extraño, mas me vendría bien tener a alguien de mi lado y más cuando era de mi raza. Accedí al apretón de manos como saludo y asentí cuando preguntó si era un gyojin orca y tras esto me presenté. -El placer es mío, Kiroi. Yo soy Kaiser.- Añadí con una sonrisa.

Tras esto un par de pelotones más llegaron a la plaza. Por lo visto no tardarían en llegar toda la guardia de aquella ciudad, pero eso no era malo, todo lo contrario, lo haría mucho más divertido. Además, era más fácil si ellos mismos venían hacia mí. Me ahorraban el tener que ir a buscarlos. Esta vez algunos iban armados con fusiles, así que debíamos tener cuidado si no queríamos morir por aquellas armas de fuego, pero con el agua tan cerca, apenas tendrían tiempo para apretar el gatillo.

-El juego acaba de empezar.- Fueron mis últimas palabras, esperando a ver que hacía el gyojin amarillo.

Mientras apretaba la mano de su hermano, Kiroi pudo ver por encima de su hombro como dos pelotones de marines cerraban el acceso a la ciudad desde el puerto y se preparaban para disparar. Aquella leve amenaza fue lo que el hombre globo necesitaba para decidirse si hacer caso a su sentido común o a su instinto.

-De acuerdo.- Respondió al comentario de Kaiser.- Empiezo jugando yo.

Kiroi dio un paso al frente mientras esperaba a que los marines pisaran el suelo de madera del muelle y alzaran las armas para disparar, entonces tomó aire y sonrió.

-Imperial Shock...- Dijo como en un susurro antes de proferir un grito asombroso que hizo que los marines se llevaran las manos a los oídos momentáneamente, otorgando a Kiroi el tiempo necesario para manipular el agua bajo ellos con una sonrisa en el rostro.-Gyojin Karate... ¡Ground Shark!

Una enorme masa de agua, con la forma de un tiburón, reventó la madera del muelle y mandó a volar a la gran mayoría de uno de los pelotones de marines. Los pocos que quedaron en pie tras aquel devastador ataque acuático se unieron al otro grupo, dispuestos a disparar, aunque aterrorizados tras aquel golpe.

El pez globo miró hacia atrás por encima del hombro y, tras una sonrisa, se apartó un par de pasos para dejar sitio a Kaiser.

-Te toca, hermano.- Kiroi estaba expectante. No podía esperar a ver que era capaz de hacer aquel hermano de aspecto tan imponente.

En cuanto aquellos hombres ilusos e inocentes pisaron el muelle, un enorme tiburón de agua producido por el karate gyojin de Kiroi, los tiró al mar, volando como si nada. Fue curioso que supiera usar dicha arte marcial, pues a pesar de ser de nuestra raza, pocos conseguíamos dominarla tan bien. Y aún así, me faltaba mucho por aprender de ella. Los marines a los que no alcanzó su técnica o lograron mantenerse allí, se unieron al otro pelotón para cosernos a disparos. Me cedió el turno poco después y me preparé para atacar. Sabía que no sería suficientemente rápido como para evitar que disparasen, por lo que también tendría que sacar provecho del mar. Con un movimiento rápido de manos, una manta de agua cayó sobre ellos, los cuales rieron al ver que no les había pasado nada, mas cambiaron de expresión cuando sus armas nos dispararon, debido a que la pólvora se había mojado.

-Vaya, sería una pena si este gyojin aprovechase vuestra idiotez para aniquilaros.- Dije yo a modo de burla.

Tras esto me lancé contra el grupo y cogí a uno por el pecho, con ambas manos, aferrándome a su camisa y lo elevé, estampándolo poco después con dos de sus compañeros. Seguidamente golpeé con el reverso del puño a otro que intentaba golpearme con la culata del fusil. El impacto fue en el rostro, rebentándole el labio y la nariz y dejándolo inconsciente en el suelo. Los dos que quedaban en pie imitaron al último caído y agarré sus armas, una con cada mano. Di un tirón hacia mí y las solté para cogerles del cuello, alzándolos poco después y apretando con fuerza. Estos empezaron a darme con el arma en la cabeza, sin embargo, era inútil. Apenas tenían fuerza debido a la falta de aire y a su debilidad racial.

-Suéltanos maldito monstruo...- Decía uno de ellos tosiendo poco después y agonizando ante la carencia de oxígeno en sus pulmones.

-Así no se trata a tus superiores... Muy mal, muy pero que muy mal.- Dije yo, ladeando la cabeza en señal de negación.

Aumenté la presión con un fuerte apretón y acabé así con sus miserables vidas, dejándolos caer poco después sobre el suelo y dirigiendo la mirada hacia mi nuevo compañero.

Kiroi silbó, asombrado. Al parecer su compañero no dominaba tan bien el Karate Gyojin como el... o prefería utilizar sus músculos para aplastar a los gusanos. En cualquier caso, no tuvo problemas para librarse del otro pelotón de marines.

El Gyojin globo se acercó a su hermano orca con una sonrisa en los labios y señaló un barco que estaba anclado en el muelle.

-Ese barco viene del cuartel del South Blue, es probable que haya algún marine de rango superior en la isla.- A Kiroi no le importaba, pues ya había desobedecido sus órdenes y prohibiciones. Lo único que le preocupaba ahora era acabar con todos y cada uno de los testigos, pero quería asegurarse de que su hermano estaba tan decidido como el.- A juzgar por tus actos, diría que eres un pirata. Tal vez no sea una buena idea enfrentarse a un marine de alto rango...

Tras terminar con aquellos tipos, haciendo gala de mi fuerza bruta, mi compañero silbó, probablemente en señal de admiración, aunque su poder fuera increíble. No tardó en señalarme lo que venía siendo un barco que acababa de llegar. Ni más ni menos que de la misma marina. Parecía que las cosas se ponían interesantes. Acabábamos de destrozar un simple pelotón y ahora nos tocaba hundir varios y un barco. Kiroi me advirtió de que seguramente habría algún alto cargo puesto que era un navío del South Blue y poco después compartió su creencia sobre mí, pensando que era un pirata, y en cierto modo, así era, o así me clasificaban los demás.

-Supongo que sí.- Dije, haciendo una breve pausa. -No tengo ninguna intención de ser pirata ni cualquier otra cosa por el estilo. Simplemente soy yo, Kaiser, un gyojin que busca exterminar a una raza que no merece la vida. Si quieren llamarme pirata, que así sea, pero mi objetivo es mucho mejor que anhelar algo tan estúpido como la cima de esos incrédulos.- Explicaba yo. Era uno de mi raza y por lo visto tampoco le hacían mucha gracia los humanos. Pensaba que podría compartir mis ideales con él.

-Y sobre los altos cargos... Adelante, no tengo ningún problema para destrozar los huesos de alguien que se cree más importante por estar más arriba en una organización tan ridícula.- Añadí, esbozando una sonrisa.

Puesto que él había preguntado y que parecía bastante fuerte, supuse que no tendría ningún problema, así que sin esperar respuesta por su parte, empecé a caminar hacia el transporte marítimo. Una vez anclados, tiraron un puente que conectaba la borda con el muelle, pero era algo inestable ya que no había nadie para coger y atar la cuerda que solía mantener firmes a los barcos, una vez parados.

Kiroi sonrió ante las palabras de su hermano. Al parecer era un auténtico Gyojin, un asesino despiadado de humanos. Era la persona perfecta, carismático y fuerte, el tipo de persona que podría liderar a la raza hacia el lugar que le correspondía.

Esbozó una sonrisa cuando vio que Kaiser no tenía miedo a la marina y se dirigía hacia el barco de la marina. En ese momento su sentido común terminó de desactivarse y, hirviendo por dentro, acompañó a su hermano en su camino a la destrucción.

En ese instante las primeras tropas de la marina comenzaron a bajar y formaron en el muelle, mientras las demás continuaban descendiendo.

-Hey, Kaiser. Te propongo algo. ¿Que tal si nos dividimos? Uno que suba al barco a charlar con los posibles oficiales mientras el otro se queda a servir el té a estos sedientos insectos.- Dijo con una sonrisa.-Te dejo elegir, hermano.

Ya habían descendido varios marines y estos continuaban bajando, formando filas y agrupándose. No sabía como se habían enterado tan pronto y mucho menos como habían llegado con tal rapidez o si es que venían por otro motivo y daba la casualidad de que se encontraban con nosotros, aunque en parte me era bastante indiferente, lo importante era que habían venido a presenciar su día final. El gyojin pez globo sugirió que uno se quedase abajo, combatiendo a todos aquellos soldados que habían bajado y que aún quedaban por bajar mientras otro se adentraba en el navío para ver si había oficiales y de haberlos, encargarse de ellos. Me sonaba mejor la idea de combatir contra oponentes fuertes, así que me decanté por la segunda opción.

-Dales una buena ración de té a esos idiotas. Yo iré a ver si me dan una buen bienvenida dentro de su casa.- Dije yo, mientras seguía caminando y pensaba como adentrarme sin tener que enfrentarme a todo ese pelotón, que ahora era el objetivo de Kiroi.

Me acerqué al agua y me lancé de cabeza, sumergiéndome para desaparecer ante sus ojos y me acerqué al transporte marítimo por debajo. Observaba curioso aquel barco que flotaba en el mar. Por una parte me parecía impresionante que aquellos ineptos hubieran logrado algo así, pero a la vez me parecía ridículo que lo necesitasen para poder viajar por mar. Subí a la superficie, ya al lado del barco. Golpeé con el puño, abriendo un boquete en este, el agua empezó a entrar, aunque no lo hice precisamente por eso, un segundo golpe un poco más arriba, dejó dos claros huecos para apoyarme y poder escalar. Hice aquella acción repetidas veces hasta llegar a una ventana por donde me infiltré después de romperla y hacer agrandar un poco más el agujero formado, de lo contrario, mi cuerpo no entraría. Seguidamente miré mis manos, no supuso gran dificultad, pero estas tenían bastantes rasguños y algo de sangre por culpa de las astillas que se clavaron en ellas mientras subía las paredes de madera.

Kiroi vio como su hermano se acercaba al agua. Era una buena forma de acercarse, después de todo, solo las sirenas podían alcanzar a un Gyojin a nado. El hombre pez comenzó a caminar con calma hacia el creciente número de marines que lo encañonaban, con una sonrisa en el rostro.

-Parece que se me han torcido los planes... No puedo contra un número tan elevado de marines entrenados y curtidos. Quiero rendirme sin oponer resistencia.- Dijo el Gyojin poniéndose de rodillas y llevándose las manos a la nuca.

Mientras los marines dudaban y sopesaban las posibilidades, el Gyojin extrajo con cuidado cuatro espinas de su espalda, ayudándose del Semei Kikan, y cogió dos en cada mano. La mitad de los marines lo rodearon y le apuntaron casi a quemarropa mientras uno de ellos se acercaba con unas esposas en las manos.

-De acuerdo, Gyojin, no te resistas y te prometo que no saldrás herido de aquí.

Kiroi esperó a que aquel hombre estuviera justo frente a el para actuar. Utilizó sus sandalias para dar un formidable salto al tiempo que lanzaba las espinas hacia los lados, abatiendo a cuatro marines. Pero los que quedaban comenzaron a dispararle, por lo que utilizó el Geppou para colocarse justo encima del segundo grupo, el que se había quedado atrás, y se dejó caer como un peso muerto utilizando el Semei Kikan para estirar sus espinas sin hincharse y el Tekkai para que no lo hirieran.

-Vaya, vaya, vaya, pero mira lo que tenemos aquí.- Dijo una voz. -Un pequeño pececito que se ha perdido donde no le llaman.- Continuó con una voz más tajante.

Le miré con una expresión de enfado ante su adjetivo. Aquel hombre iba vestido con un traje negro. Por debajo portaba una camisa a rayas, de color naranja y blanca, juntamente con una corbata del mismo color que el traje. Calzaba unos mocasines negros y sobre su espalda descansaba una gabardina típica de los marines, puesta a modo de capa, con alguna que otra medalla colgada. Tenía el pelo negro, al igual que sus ojos. Este era bastante corto, prácticamente rapado, y tenía unas patillas bastante exageradas.

-¿Qué has dicho...?- Le pregunté crujiendo mis puños.

-¿Y encima te las das de gallito?- Contra preguntó el marine. -No eres nadie para entrar aquí como si nada y hablarme así con ese tono. Yo, Jacob, Sargento de la marina, voy a darte una lección, estúpido gyojin.- Dijo este a la vez que empezaba a correr hacia a mí.

Conectó un puñetazo con mi viente, bastante más fuerte de lo que esperaba, pero no lo suficiente. Su segundo intento lo bloqueé con mi puño derecho, agarrando su mano y repitiendo la misma pregunta que no me respondió. -Te lo repetiré de nuevo... ¿Qué me has dicho?- Decía a la vez que hacía fuerza y con un giro de muñeca le retorcía el brazo, provocando que este gritara de dolor e intentaba golpearme con el otro brazo, mas no podía por culpa de la posición en la que se encontraba. Aquel hombre no habló, seguía quejándose y exigiendo que le soltara. No era un hombre flojo, ni mucho menos, pero yo era mucho más fuerte, apenas tendría oportunidad contra mí en el cuerpo a cuerpo. Sin embargo, consiguió zafarse de mi agarre y propinarme una patada en el rostro, cosa bastante difícil dada mi altura. Retrocedí varios pasos y escupí algo de sangre en el suelo. Me limpié el rabillo de sangre que bajaba por la comisura de mi labio y sonreí. Por lo visto sus mocasines tenían punta de hierro y aquel golpe me había dolido bastante.

-Interesante...- Mencioné mientras adoptaba una posición de combate.

Las espinas de Kiroi habían atravesado a un gran número de enemigos, pero aun quedaban muchos. El Gyojin estaba fijo en el sitio, resistiendo los balazos de los marines gracias a su Tekkai. Era una técnica poderosa, pero no la podía utilizar por tiempo indefinido. En cuanto los marines se detuvieron a recargar, Kiroi comenzó a moverse erráticamente utilizando el Semei Kikan mientras generaba agua por sus manos. La agarró y comenzó a lanzar latigazos con ella en todas direcciones mientras se movía y esquivaba los ataque de los marines, causando estragos en sus filas.

-Vamos, marines, seguro que lo podéis hacer mucho mejor.

Aquel marine no tardó en desencadenar un gran combo de patadas. Tuve que limitarme a bloquearle con los brazos, mas sus golpes me estaban haciendo varias heridas por culpa de su recubrimiento metálico en la punta de su calzado. Tendría que actuar si no quería acabar con los brazos entumecidos e inútiles. Una última patada en el hombro me lanzó contra la pared, agrietándola pero no lo suficiente como para que esta se hiciera pedazos. El escenario estaba cada vez más destrozado. La zona hacia el exterior estaba algo descubierta por el boquete que había hecho, una de las paredes estaba resquebrajada y la mesa y la silla que allí habían estaban por los suelos, al igual que muchos papeles que no alcanzaba a leer y que poco me importaban.

-Por cierto, hice un pequeño agujero en el mascarón del barco y me parece que estaba empezando a entrar agua. No quiero alarmarte, pero si no hacéis nada, este barco se irá a pique.- Dije yo con una sonrisa de medio lado mientras me levantaba.

-Maldito hijo de...- Fueron sus palabras antes de que le asestara un tremendo gancho en el rostro, que lo lanzó contra la mesa que no tardó en partirse en dos.

-Pero primero tendrás que derrotarme.- Añadí yo con un tono desafiante.

El tipo se levantó con una acrobacia e intentó golpearme en el aire en vano, ya que en su fugaz intento por tumbarme, agarré su pierna y tras estamparlo contra el suelo y dar seguidamente un par de vueltas, lo lancé por donde yo me había introducido. -Eres hombre muerto.- Pensé al ver como este caía al mar. Me lancé de cabeza y vi como él salía a la superficie. Lo cogí y lo eché hacia abajo, sin darle tiempo a coger aire. Me miró aterrado, sabía de sobras que no era rival para mí y mucho menos bajo el agua. Intentaba pegarme, pero sus movimientos eran lentos y débiles. -El juego ha terminado.- Susurré yo antes de alejarme a gran velocidad para después volver y golpear su estómago con una fuerza terrible, causa de la velocidad a la que iba y mi potencial físico. Lo repetí varias veces, hasta que su cuerpo inerte dejó de moverse por su propia cuenta.

Seguidamente subí y observé el combate de Kiroi, el cual parecía estar dominando bastante bien el combate. Con unos látigos de agua azotaba a aquellos marines, incapaces de hacer nada contra aquel pez globo.