Un Poco de Diversión en el Cuartel [Pasado] [Jallial Reezek - Ticcy]

Acababa de escapar por los pelos de una muerte segura en aquella maldita isla, gracias a Red y a mi habilidad, y me encontraba vagabundeando por el mar en un pequeño bote. De repente creí discernir un bote rodeado de barcos, podían ser la forma perfecta de conseguir algo de comer, pues ya empezaba a tener hambre. Acerqué mi bote a este otro y un marine rápidamente comenzó a hacerme preguntas.

-Eh tú! No serás pirata, no!? -Decía haciendo el amago de desenvainar su espada. Yo, con mi habitual naturalidad, le contesté sin tapujos.

-Jiejiejie... Pues claro!-Y tras decir esto arremetí contra él con mi cadena, cayendo este al agua, para después coger a un segundo marine del mismo bote por el cuello y levantarlo sobre el borde de la balsa. -Y dime... ¿Acaso vais a detenerme?- Tras decir esto sonreí y lo lancé al mar, junto a su compañero. Tras hacer esto me percaté de la presencia de un tercer individuo. Este no parecía un marine, tampoco una amenaza, así que sencillamente me senté en aquel bote y me presenté. -Qué hay? Me llamo Reezek, Jallial Reezek... Un placer. -Dije tendiéndole la mano para saludarlo.

En un momento dos barcos nos comenzaron a rodear, parecían molestos por haber lanzado a sus camaradas al mar, pero a mi todo eso me daba un poco igual. Aquel tipo, Ticcy, me pareció ver ya como un aliado, y no tardó en preguntarme si era bueno en batallas navales, no sin antes tomar control de su propia nao. Yo, dubitativo, le miré ladeando un poco la cabeza y le dije:

-Nop. Para nada... Soy un usuario de akuma no mi, no puedo nadar... No obstante... Una batalla naval se puede llevar a cabo en un barco, cuerpo a cuerpo, así que... Yo me ocupo del de la derecha! -Grité para luego saltar al abordaje de este. Subí sobre el barco con un salto, seguido de la utilización de Leipdig para agarrarme a una de las barandillas de este y así tomar impulso para llegar arriba. Una vez subí pude ver que la mayoría de los marines de allí eran simples reclutas, así que en principio no había demasiados problemas.  -Bien, veamos qué tal os entrenan en la marina…-Tras decir esto comencé a correr contra un grupo de ellos, apartando a dos que se pusieron en mi camino, al primero con una patada en las costillas que lo echó a un lado y al segundo con un puñetazo en la cara que lo tumbó de espaldas. Una vez en el centro de aquel grupito saqué mi cadena y la comencé a girar, golpeando a todos aquellos que estaban de pie, pero algunos se agacharon a tiempo. - Con que esas tenemos, eh…? Muy bien, cambio!-Grité para a continuación comenzar a girar la cadena más abajo, golpeando así a esos “espabilados”.

Tras esto un grupo de ellos sacaron armas de fuego. La cosa pintaba muy mal, pero entonces llegó “él”.
*Conversación interna*

-Hay que ver… Cómo es posible que estos idiotas te estén dando problemas?
-No me han dado problemas, no te necesito para nada!
-Mírate, estás acorralado y rodeado por tiradores, vas a morir, y eso sería malo para mí… Yo me encargo!
-Espera no…-

*Fin de la conversación interna*

-Jiejiejiejie!! Qué alegría volver a poder “jugar”! Vamos, cabrones! Venid conmigo, quiero aumentar el número de almas del infierno!! –Y tras decir esto Red, ahora con el control sobre mi cuerpo, dio un fuerte salto instantes antes de que dispararan, logrando que casi la mitad se mataran entre ellos.

-*No tienes por qué matarlos…* -Le decía yo desde dentro. -*Claro que sí, ellos han decidido morir al interponerse en mi camino, no soy yo quien acaba con sus vidas, es su propia estupidez!* -Alegaba él, para después, tras caer del aire, coger a uno de los marines por el cuello con la cadena, atraerlo hacia él con un fuerte tirón, que fácilmente pudo haberle partido el cuello a aquel chico, y darle un fuerte puñetazo en el estómago una vez lo tuvo lo bastante cerca. *-Ves? Son basura, escoria, y como tal, debemos limpiar al mundo de esta clase de gente!*

Entre asesinato y asesinato ante mi impotencia a la hora de detener a Red apareció un marine uniformado de forma distinta. No recuerdo bien que rango tenía, pero sé que era bastante más fuerte que los otros inútiles que no hacían más que estorbar. Con una mirada seria, cubierta por la gorra que apenas dejaba entrever sus ojos, me hizo detenerme en seco, pues Red se fijó en él. -*No obstante… A veces en la basura encontramos cosas interesantes…* -Me dijo para luego ponerse a hablar con aquel oficial, no sin antes echar a reír. –Jiejiejiejie, debe ser el destino que justo hayas detenido mi “juego” cuando han caído 13 hombres… Es mi número favorito, ¿sabes? En fin, me llaman Red, te lo digo por si cuando llegues al infierno te preguntan quién te envía! –Tras decir esto lanzó con fiereza el extremo de la cadena con intención de golpear a aquel hombre, pero este lo esquivó con relativa facilidad, agarró la cadena, tiró de Red, y por tanto de mí, hacia él, y le dio un golpe en el estómago, emulando el gesto de Red hacia uno de sus reclutas. –No me interesas. Sólo eres otro bufón parlanchín que cree que llegará a ser el más fuerte sólo con quererlo, eres realmente detestable… No me parece conocerte, no has de ser famoso, pero estoy seguro que atacar un barco de la marina y matar a 13 de mis hombres es bastante para que se me permita “ajusticiarte” a mi modo, y sintiéndolo mucho por el otro tipo… - Dijo, haciéndome mención a mí, de modo que debía haber notado el cambio de mentalidad de Red respecto a la mía. No era un tipo corriente, ciertamente… -Deberé acabar con vuestras vidas! –Sentenció con un sonoro grito.

Todavía no había sido capaz de recuperarme del golpe cuando pude ver que ya se estaba acercando hacia mí. Ese tipo era odioso, y si no me encargaba rápido de él iba a tener muchos problemas. Red también se dio cuenta, y en ese momento se levantó y comenzó a reírse, sabía que todo el dolor que le causaran iría a parar a mí, así que le importaba poco los golpes que se pudiera llevar, él no iba a sentirlos. En esto se basaba su gran fuerza, en su locura, y no tardaría demasiado en desatarla. Mientras aquel hombre se iba acercando a mí, Red recogió de nuevo su cadena, la cual colocó alrededor de su torso, volviendo a sonreír. –Jiejiejiejie!! No me hagas reír… Matarme, ¿cierto? Es eso lo que buscas, ¿me equivoco? Bueno, pues si así están las cosas deja que te diga algo, esta cadena sólo la uso para jugar con mis víctimas, ni tan siquiera la he llegado nunca a considerar un arma, sino más bien, un juguete… Un hombre como yo no necesita juguetes para acabar con sus víctimas, además, prefiere hacerlo con sus propias manos… -Y tras decir esto crujió su cuello ladeándolo con fuerza a la izquierda y después al lado contrario. Crujió de nuevo, esta vez sus nudillos, y más tarde sus hombros, estirando para el combate que estaba por venir.
En apenas un instante, unos pocos segundos, aquel hombre dio un gran acelerón, que lo dejó a escasos centímetros de mí, y se preparó para darme un placaje con su hombro, no obstante, no era tan rápido como él se creía, y Red se lo dejó bien claro, primero, deteniendo aquel placaje con el pie, aunque la fuerza del placaje hizo que su rodilla llegara a tocar su pecho, y segundo, con sus palabras, insultando a su rival como siempre le gustó hacer. – ¿Eso es todo? ¿Realmente es eso todo lo que tienes? He de decir que con la cadena apenas puedo usar el 30% de mi fuerza real, pero aun así me esperaba algo más de ti, me esperaba tener que sufrir, bueno, mejor dicho, hacer sufrir al bueno de Reezek, pero se ve que sólo eres escoria, como esa que tanto odias, odiamos… Así que te haré un favor y, para que no tengas que soportar verte más al espejo cada día, acabaré con tu patética existencia. –Y una vez dijo esto Red aprovechó que tenía el pie apoyado en él para tomar impulso y levantarse sobre su enemigo para, desde el aire y con la fuerza de su caída, acometer con un fuerte puñetazo en la cara de su rival, que había mirado arriba en ese pequeño instante en que me levantaba sobre él, de modo que recibió un fuerte y directo impacto, que lo hizo caer de boca contra el suelo del barco, llegando incluso a resquebrajarlo mínimamente. –Bueno, ¿quién sigue? – Preguntó ahora Red en el barco, lo cual hizo que el resto de marines saltaran por la borda y, algunos, abordaran el otro de los barcos marines, sobre el cual ahora fijó Red su atención, para poder apreciar que estaba en llamas y medio reducido a escombros. – ¡Uoh! ¡Yo también quiero jugar a ese juego! ¡Ahora veréis! –Y tras decir esto sacó su cadena y comenzó a destruir aquel barco a golpes, sin prisas, disfrutando de cada golpe con esa sensación que tenía cuando arrebataba la vida de alguien o destruía cosas.