Virachi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Me alejé del templo, olvidé todo lo que sucedía, me acerqué a la pared de la puerta y me escondí en la vegetación, desde arriba observe cual águila todo lo que ocurría, salían los marines, pero salían solos, mis hermanos se quedaron dentro, para siempre, quería lanzarme a por ellos y acabar con su vida, pero era una locura, no podía, eran demasiados, solo localicé al traidor, le llevaban detenido, pero al menos estaba vivo, no podía decir lo mismo del resto de nuestros hermanos, exceptuándome a mí, claro está. Era un traidor y debía pagar por lo que hizo, no pasaría mucho tiempo, pero lo eliminaría.
Me aguanté las ganas de ir a por él, reservé mis ganas de lanzarme y clavarle mis dos dagas en los pies, dejarle clavado en el sitio, y después soltarlo y rebanarle el pescuezo, eso era lo que se merecía. Resignado me quedé escondido hasta que los marines se fueron, cuando ya no se veía ni el destello de la luz del sol reflejado en sus pistolas. Bajé de allí y me adentré en el templo, todo estaba destrozado, no quedaba ni uno de los maniquíes que usábamos, ni una de las dianas que utilizábamos para afinar la puntería, y los campos de obstáculos habían sido quemados, no quedaba nada. Miré el cuerpo de mis hermanos, ya muertos, y me dije a mi mismo que como podía haber dejado que esto ocurriese, debí haberme quedado ayudando, pero no, le tuve que hacer caso, y por hacerle caso están muertos… Luego pensé que aún así, eran demasiados, solo hubiese sido una víctima más, no podíamos enfrentarnos ante ellos, nos pillaron y nos vencieron, acabaron con una orden entera.
Solo había un par de cadáveres de marines, seguro que los más inexpertos, y nuevos, aunque no sirviese de nada, me entretuve pateándoles, calme una parte de mi intensa furia con ellos, les golpeaba, los tiraba, les arrojaba escombros que ellos mismos habían ocasionado, hasta que no veía su cuerpo mutilado no paraba. Y a mis hermanos, a mis hermanos los moví al centro del santuario, al centro donde todo empezó, al centro donde todos ellos empezaron su vida como asesinos, al centro de nuestro hogar. Una vez los moví, me paré un rato a observar ese bello lugar que tiempo atrás ni conocía, que nunca hubiese imaginado, el manantial, las ruinas, todo.
Me despedí de mis hermanos, simbólicamente, puesto que ya no habitaban nuestro mundo, les rocié agua del manantial por encima y me dirigí a abandonar el santuario, pero antes observé todo por última vez, después avancé por el pasillo iluminado de antorchas que tantas veces había recorrido ya, que no sé cómo, nunca había visto oscuro, jamás le faltó ni una sola antorcha. Acabé el pasillo y abandoné ese lugar por la puerta camuflada detrás de la piedra, arrastré la piedra de nuevo y cerré aquello para que nadie entrase y viese a sus hermanos ya muertos.
Al salir el sol le daba en la cara, no veía el horizonte, así que se colocó la mano en la frente como el vigía de un barco antes de exclamar esa famosa frase: ¡Tierra a la vista! Tras conseguir ver el horizonte observó la ciudad y empezó a correr en dirección a ella.
Virachi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Llegue desde las montañas saltando de árbol en árbol, con rapidez, necesitaba llegar a casa cuanto antes. Me crucé con unos cuantos animales, ardillas, gorriones, nada serio. Hasta que me topé con un oso, por suerte, estaba dormido, caminaba de puntillas, procurando no hacer ni el más mínimo ruido, si lo hacía estaba perdido, ese oso podía desgarrar mi piel tan fácil como un cuchillo al pelar una manzana. Pensé en bifurcar mi ruta, pero la vegetación que rodeaba el rincón de siesta de esa bestia haría demasiado ruido al intentar escalarla o romperla, no era una solución viable. Con pies puntillas continuaba mi camino, hubo un instante en el que el oso estuvo a punto de despertarse, pero como si por gracia divina fuese volvió a su descanso.
Salí de el peligro por fin, no temía lo más mínimo al oso, pero conocía mis límites, al igual que no puedo enfrentarme al oso tampoco a la marina, de momento, solo de momento. Seguía corriendo, avanzando por las colinas, por el bosque, sin detenerme, solo quería llegar, quería llegar cuanto antes. Llegue a un prado, con altas hierbas y miles de flores, era de día debía tener cuidado, no podía olvidarme de que había marines buscándome, no podía arriesgarme a que me pillasen, me agaché y continué mi camino con la cautela y la maestría que mis hermanos me habían enseñado. Salí de ahí, llegué a un río, lo atravesé brincando por las piedras que salían tímidamente por la superficie del agua, estaban resbaladizas, casi me caigo en varias ocasiones, pero llegué seco al otro lado del río. Camine hasta la muralla de la ciudad, estaba bastante cerca del río, miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie me veía, me fijé en los guardias, estaban distraídos hablando entre ellos, eso fue una ayuda. Me puse la capucha y entre en la ciudad, sin llamar la atención. Ande directo hacia mi objetivo, mi casa. Avancé una calle tras otra, la ciudad estaba muy concurrida hoy, montones de señoras lavaban la ropa en el pozo y chismoteaban, los marines se paseaban por la ciudad, y yo les rehuía, sin llamar la atención, pero no me acercaba mucho a ellos.
Como de costumbre había gallinas en la calle, allí la gente solo vivía para cuidar a sus animales, les daba igual el lugar, al menos los que no podían permitirse otra vida. Había muchos mendigos en la calle, todos me pedían limosna, pero yo no me iba a parar. La presencia de marines estaba aumentando por momentos, decidí coger rutas alternativas, como callejones o calles estrechas. Pasé por delante de mi antigua escuela aquella escuela en la que empecé con mi gran pasión, la química, aun que no es que allí te enseñaran mucho, por lo menos sabía formulas, aun que nunca salían como yo quería, no importa, ya mejoraré. Pasé cerca del mercado, lo rodeé, mi casa estaba muy cerca, ya estaba a punto de llegar, no sabía como reaccionarían, pero eso me daba igual, solo quería llegar.
Virachi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Llegué a mi casa, seguía prácticamente igual, con un único cambio, estaba muy vacía, no se oía a nadie dentro, miré por la ventana y confirmé mis sospechas, nadie. Entre por la puerta, y la cerré. Miré dentro, rememoré viejos tiempo con mi querida madre, cuando era pequeño, el asesinato no me parecía tan placentero. Avancé hasta la escalera y subí por ella, entré por la puerta de mi habitación, todo estaba según lo dejé, menos por el armario de madera de roble que había barnizado hace poco. Salí de aquella habitación y fui a la de mi madre, en el lado de la cama de mi madre había una mesita con una pequeña lámpara de aceite. Me acerqué a la mesita y abrí el primero de sus dos cajones. En él había unas cuantas rosas ya mustias, y una bolsita con piedras brillantes, sin valor alguno, pero a mi madre le encantaban ese tipo de cosas. Cogí la bolsita y cerré el cajón, guardé la bolsita en mi bolsillo derecho del pantalón, me dispuse a abrir el segundo cajón. Lo abrí, en el se encontraban almacenadas cartas, miré su destinatario y en todas ponía “para mi querido hijo, ojala algún día te vuelva a ver”. Empecé a leerlas:
1ª carta
Cariño, como te echaba tanto de menos he decidido empezar a escribirte cartas, ojala vuelvas pronto. ¿Qué tal estas por allí? ¿Te tratan bien?, eso espero, yo aquí estoy, siguiendo con mis labores, tu padre cada día bebe más, tengo un poco de miedo, quisiera que estuvieses aquí, me sentiría más segura, te quiero hijo.
Esa carta me emocionó, mi madre lo estaba pasando mal, y yo no fui capaz ni de pasar a verla, claro que como iba a decirla que ahora asesinaba a la gente. Las demás cartas decían más o menos lo mismo, se quejaban de mi padre, me decía cuanto me quería, me contaba lo que le había pasado ese día, ese tipo de cosas, leí la última carta y me sorprendió su titulo y su contenido.
Última carta
Cariñó verás que esta carta es la ultima que te escribo, tu padre ha decidido que no nos conviene esta isla, que me está volviendo loca, me dice que no tiene sentido escribirte cartas porque ya debes de estar muerto, yo no creo que eso sea así, yo pienso que tú estás vivo, que vas a volver y que nos vamos a volver a ver y a abrazar. Nos marchamos mañana, si vuelves pregunta a la vecina, le he dado la información de cuando partimos, aunque no de adonde, tu padre todavía no lo tiene claro, te iré dejando pistas adonde valla cariño, no me olvides al igual que yo no te olvidaré.
De mis ojos brotaron dos pequeñas lágrimas, dos lagrimas que llevaban allí años quizás, llevaba años sin sentir tanta añoranza y tristeza. De su alma salía odio hacía su padre, quería matarlo, quería acabar con su vida, él había alejado a su madre de él y eso no tenía perdón, no tenía escusa. Me dispuse a salir de casa, cogí las cartas de mi madre, cerré el cajón y caminé hacia la puerta. Me guardé las cartas en el bolsillo izquierdo de los pantalones, abrí la puerta, salí, cerré la puerta y me dirigí hacia la casa de mi vecina.
Virachi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Avancé 20 metros y llegué a casa de mi vecina, no sabía que hacer, me llevaba sin ver mucho tiempo, no sabía como reaccionaría. Me decidí por entrar cuánto antes, así que llamé a la puerta, esperé unos instantes y abrió una afable anciana que nada más verme exclamo:
Anciana- ¡¿Virachi?! No puede ser, tu padre… tu padre decía que estabas muerto… ¿de verdad eres tú?, han pasado tantos años cariño, cuando te fuiste tu madre se quedó muy afectada, ella te quería mucho siempre venía aquí a decirme lo mucho que te echaba de menos, pero pasa, pasa, hablaremos más tranquilos dentro.
Entré en la casa, estaba muy decorada, muchos tapetes, avancé por el recibidor y entré en la primera habitación de la derecha, en el centro había una mesita con dos butacas, las dos con su respectiva colcha y su peculiar tapete. Tomé asiento, y Kureha, mi vecina, se sentó en la butaca de enfrente.
Kureha- Y bien, dime algo, cuéntame que ha sido de ti, ya sabes que yo siempre te he tenido cariño, cuando te fuiste lo pasamos muy mal todos, bueno habla, empieza a contarme que cuanto antes me cuentes que te ha pasado en todo este tiempo antes terminamos.
Virachi-Bueno, estuve por ahí…
Kureha-Bueno, tu vida es tu vida yo no me voy a meter, pero si quieres decir algo yo no te lo prohíbo eh.
Virachi-Preferiría reservar los detalles, pero lo importante es que he vuelto, y necesito ver a mi madre, ¿Dónde está? Tengo que encontrarla, a ella y a mi padre.
Kureha- Ay querido, tu madre marchó hará ya unas 3 semanas, hacia una de las islas del East Blue, también comentaron pasar por el Baratie, cariño no sé más, lo siento.
Virachi-¿Una de las ciudades del East Blue? ¿Cuál? Pfff, no importa, la encontraré, muchas gracias Kureha.
Kureha- De nada pequeño, de nada. Ve, encuentra a tu madre, y dale recuerdos de mi parte, parecía muy triste y poco contenta con tu padre, no quiero que lo pase mal…
Virachi- La encontraré, la protegeré. Adiós Kureha.
Kureha le hizo un gesto de despedida y Virachi abrió la puerta y salió en dirección al puerto, la calle seguía igual de abarrotada que siempre, Virachi vio unos marines cerca, se dio la vuelta y vio otros dos, se miraron y anduvieron hacia Virachi, él hizo como que no lo veía e intento seguir su camino, los marines le quitaron la capucha y vieron su rostro, se miraron y le dijeron a Virachi.
Marine 1 – Joven, ¿puede acompañarnos un momento a nuestro cuartel?
Virachi instintivamente golpeó a los Marines y salió corriendo hacia el puerto, corrió, callejeó, esquivando a todos los de la calle, los marines le pisaban los talones, dobló la esquina e instintivamente subió al tejado de la casa baja, una vez arriba los marines doblaron la esquina y siguieron hacia adelante, Virachi decidió ir por los tejados hasta el puerto. Brincando por los tejados siguió su camino, continuó corriendo de árbol en árbol, volvió a los tejados, cuando ya no pudo seguir avanzó por el paseo marítimo buscando un barco que le llevase a alguna de las islas del East Blue, debía tener cuidado, la marina lo buscaba, estaba en contrarreloj, miró un barco, preguntó a su capitán a donde se dirigían, le dijo que a Loguetown, Virachi se figuró que era un buen sitio para empezar, le dijo que iría en su barco, el oficial le respondió que debería realizar trabajos de cubierta, el joven de pelo marrón le dijo:
Virachi- Hablaremos en la oficina del capitán.
Capitán- Claro.
Llegaron a la oficina y nada más cerrar la puerta, Virachi le puso sus dos dagas en el cuello y le dijo, vamos a zarpar ya, voy a viajar gratis y como invitado, y no quiero escuchar lo contrario, o acabaré con tu miserable vida ¿entendido?
El oficial no habló, solo asintió con un temor indescriptible, movió a la tripulación y el barco marchó hacia Loguetown.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.