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Es un día frío, oscuro y con el cielo cubierto de nubes, el viento que sopla logra congelar la sangre, o al menos da la sensación de que se te congela la sangre, en un pequeño bote en mitad del mar se encuentra un joven encapuchado, el clima no es para nada piadoso con los viajeros, y el joven lo nota en su bote, que se zarandea de un lado para el otro, haciendo imposible siquiera descansar de forma decente, mucho menos dormir, por otro lado, dormir en esas condiciones es casi un suicidio, pues no serías capaz de prever las inclemencias del tiempo ni de contrarrestar los bruscos movimientos de la nao en un mar embravecido, la suerte es que ese es uno de los mares más tranquilos que hay por lo que los movimientos son, en la medida de lo posible, poco violentos. El joven lleva la capucha de su sudadera blanca cubriendo su rostro, siempre viaja con el rostro cubierto, rara vez se le ve la cara. Las manos las lleva en los bolsillos de su pantalón de color negro, contrastado con el blanco y azul de la sudadera, además de unas zapatillas rojas y blancas para completar su vestimenta.
Al parecer no nota el frío, ni se inmuta del mismo, puede ser por su vestimenta o por el clima habitual de su isla natal, ambas hipótesis pueden ser la acertada, pero eso no es lo importante ahora, ha de llegar cuanto antes a una isla, si bien tolera bastante bien el frío, con el movimiento del mar es más que probable una caída del bote, algo que sería letal para el joven encapuchado al ser usuario de las habilidades. Su camino a la civilización está siendo del todo impredecible, tiempo atrás el clima era benévolo y cálido, lo que no le agradaba por el calor y la luz, pero el cambio de clima, no repentino, sino inesperado, lo tomó por sorpresa en un descanso. Su mirada fija en el horizonte, oteando en busca de un signo, una señal de isla. Sea una silueta, un faro, lo que fuera. |~Menudo viaje me está dando este día, solo espero llegar vivo a la isla.~| Piensa el joven mientras se acomoda como puede en el pequeño barco, es un medio incómodo y bastante ineficaz de viajar, pero para viajar solo es la vía más coherente, no tiene cabida una embarcación mayor siendo solo una persona.
Poco a poco se desliza por el manto marítimo la pequeña nao del marine, que no lo parece ser, hasta que a lo lejos se observa una silueta, a simple vista parece ser una isla pequeña pero conforme se acerca se percata que no es tan pequeña como se imaginó, en pocos instantes se ubica a unos cien metros de la costa, distancia desde la cual puede percibir que se trata de una isla con poca luminosidad, por no decir nula, una isla que encaja con su forma de ser, pues su isla natal tiene una zona idéntica a esa isla por lo que no será difícil para él moverse por un entorno así, solo le queda descubrir la forma y topografía de la isla.
Poco tarda en cruzar esos cien metros de agua que le separan de la costa, llegando a una playa de granos finos y de un color pardo oscuro, lo que hace que sea un tanto sombría la isla, algo que le agrada, se crió en un entorno sombrío, pero ha de tener cuidado, desconoce la topografía y puede ser algo letal caminar sin cuidado por un lugar desconocido. Amarra el bote en una zona alejada de la orilla por si sube la marea no se lleve el mismo y empieza a caminar isla adentro, con cuidado, observando todo a su alrededor, estudiando la zona y su relieve, que es bastante llano la verdad. Sigue unos pequeños senderos que se internan en una formación vegetal bastante interesante, al mirar a los lados ve como amplios mantos de agua se extienden a lo largo de los laterales, cubriendo los árboles que parecen emerger de los mismos. |~Que isla más interesante...tiene una serie de manglares nada más terminar la playa... Dice para sí mismo en un tono casi mudo, no le interesa ir llamando la atención como si no le preocupara la posibilidad de ser vigilado, cosa que de hecho no le preocupa.
Al parecer no nota el frío, ni se inmuta del mismo, puede ser por su vestimenta o por el clima habitual de su isla natal, ambas hipótesis pueden ser la acertada, pero eso no es lo importante ahora, ha de llegar cuanto antes a una isla, si bien tolera bastante bien el frío, con el movimiento del mar es más que probable una caída del bote, algo que sería letal para el joven encapuchado al ser usuario de las habilidades. Su camino a la civilización está siendo del todo impredecible, tiempo atrás el clima era benévolo y cálido, lo que no le agradaba por el calor y la luz, pero el cambio de clima, no repentino, sino inesperado, lo tomó por sorpresa en un descanso. Su mirada fija en el horizonte, oteando en busca de un signo, una señal de isla. Sea una silueta, un faro, lo que fuera. |~Menudo viaje me está dando este día, solo espero llegar vivo a la isla.~| Piensa el joven mientras se acomoda como puede en el pequeño barco, es un medio incómodo y bastante ineficaz de viajar, pero para viajar solo es la vía más coherente, no tiene cabida una embarcación mayor siendo solo una persona.
Poco a poco se desliza por el manto marítimo la pequeña nao del marine, que no lo parece ser, hasta que a lo lejos se observa una silueta, a simple vista parece ser una isla pequeña pero conforme se acerca se percata que no es tan pequeña como se imaginó, en pocos instantes se ubica a unos cien metros de la costa, distancia desde la cual puede percibir que se trata de una isla con poca luminosidad, por no decir nula, una isla que encaja con su forma de ser, pues su isla natal tiene una zona idéntica a esa isla por lo que no será difícil para él moverse por un entorno así, solo le queda descubrir la forma y topografía de la isla.
Poco tarda en cruzar esos cien metros de agua que le separan de la costa, llegando a una playa de granos finos y de un color pardo oscuro, lo que hace que sea un tanto sombría la isla, algo que le agrada, se crió en un entorno sombrío, pero ha de tener cuidado, desconoce la topografía y puede ser algo letal caminar sin cuidado por un lugar desconocido. Amarra el bote en una zona alejada de la orilla por si sube la marea no se lleve el mismo y empieza a caminar isla adentro, con cuidado, observando todo a su alrededor, estudiando la zona y su relieve, que es bastante llano la verdad. Sigue unos pequeños senderos que se internan en una formación vegetal bastante interesante, al mirar a los lados ve como amplios mantos de agua se extienden a lo largo de los laterales, cubriendo los árboles que parecen emerger de los mismos. |~Que isla más interesante...tiene una serie de manglares nada más terminar la playa... Dice para sí mismo en un tono casi mudo, no le interesa ir llamando la atención como si no le preocupara la posibilidad de ser vigilado, cosa que de hecho no le preocupa.
Worick L. Arcangelo
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Se podía oír el sonido de las olas rompiendo contra la costa, el sonido de las hojas del bosque movidas por el viento y sin duda el sonido de la tormenta que ocupa el entorno de la isla durante estos momentos. Él con sus oscuras vestimentas, su gran guadaña a la espalda y una sencilla mochila que sujetaba en su mano con gran fuerza.Se hallaba tirado en la playa tras haber sido arrastrado allí por el mar, pero....¿Cómo había ocurrido?Sencillo tras salir en su búsqueda de algún lugar en el que hallar un científico llegó en un barco de comercio al mar del norte en busca de este mismo. Para su desgracia durante este viaje se originó esta fuerte e imparable tormenta que empezó a azotar aquel pequeño barco mercante que no pudo soportar la embestida de la tempestad y acabó hundiéndose. Él trato de nadar pero la tempestad era muy fuerte y el mar le arrastraba así que finalmente quedó inconsciente y llegó aquí.
(El mar había sido amable conmigo esta vez y me había perdonado la vida pero no siempre iba a ser así, debía ir con más cuidado.)-Pensó el joven chico mientras estaba allí en la playa.-
En cualquier caso se hallaba en una isla que no conocía,una extraña isla con gran vegetación muy exuberante de colores muy fríos y oscuros, morados,negros,grises. A parte de esto aquella isla era una isla muy oscura sin apenas luz y era invadida por el agua del mar en algunos lados de la playa inundando parte del interior de la isla. Esta isla no tenía una apariencia acogedora y reconfortante sino que más bien era un poco aterradora.
Nuestro protagonista se puso rápidamente en pie en cuanto recuperó la compostura. Sitúo la mochila a su espalda sujetándola con la mano derecha y pasando esta sobre el hombro de este mismo lado. Tras hacer esto se sacudió la ropa con intención de soltar la arena para separarla de la oscura vestimenta. Aunque no lo logró totalmente al menos consiguió separar la gran mayoría de estos pequeños trozos y dijo:
Bueno,¿y por donde empezamos?- Dijo mientras se ponía en camino hacía el interior interior de la isla -
Cuando llegó a la zona con vegetación se dio cuenta de que todo el bosque estaba inundado así que al contrario de lo que el pensaba tal vez el agua no entrase a la isla sino saliese de esta pues toda la isla era un gran pantano. Por un momento se mostró sorprendido pero muy poco y dijo:
Esta isla empieza a ser interesante aunque moverse en un entorno tan oscuro no va a ser muy cómodo - Dijo mientras se adentraba en el bosque y reía -
(El mar había sido amable conmigo esta vez y me había perdonado la vida pero no siempre iba a ser así, debía ir con más cuidado.)-Pensó el joven chico mientras estaba allí en la playa.-
En cualquier caso se hallaba en una isla que no conocía,una extraña isla con gran vegetación muy exuberante de colores muy fríos y oscuros, morados,negros,grises. A parte de esto aquella isla era una isla muy oscura sin apenas luz y era invadida por el agua del mar en algunos lados de la playa inundando parte del interior de la isla. Esta isla no tenía una apariencia acogedora y reconfortante sino que más bien era un poco aterradora.
Nuestro protagonista se puso rápidamente en pie en cuanto recuperó la compostura. Sitúo la mochila a su espalda sujetándola con la mano derecha y pasando esta sobre el hombro de este mismo lado. Tras hacer esto se sacudió la ropa con intención de soltar la arena para separarla de la oscura vestimenta. Aunque no lo logró totalmente al menos consiguió separar la gran mayoría de estos pequeños trozos y dijo:
Bueno,¿y por donde empezamos?- Dijo mientras se ponía en camino hacía el interior interior de la isla -
Cuando llegó a la zona con vegetación se dio cuenta de que todo el bosque estaba inundado así que al contrario de lo que el pensaba tal vez el agua no entrase a la isla sino saliese de esta pues toda la isla era un gran pantano. Por un momento se mostró sorprendido pero muy poco y dijo:
Esta isla empieza a ser interesante aunque moverse en un entorno tan oscuro no va a ser muy cómodo - Dijo mientras se adentraba en el bosque y reía -
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Shoko...una isla extraña pero interesante, llena de misterios conocida por que está rodeada de insectos. Odio los insectos pero en fin...no podía evitarlo era algo que me daba repelús y debía acostumbrarme a ello.
Había llegado en bote a esta isla, junto con mi mascota Monomi que era un poco torpe al andar pero tenía que enseñarle; el bote en el que había llegado era sinceramente cutre, llevaba ya días haciendo misiones con el y se estaba desgastando poco a poco, en menos que canta un gallo se hundiría bajo el mal, ¿y si estoy yo encima cuando se hunde? o...¿y si en una tormenta se rompe y me hundo al mar y me ahogo? bueno, vale no era hora de ponerse melodramáticos...así que dejé el bote en la playa tocando la arena y mientras la espuma del mar lo rozaba.
Comencé a caminar por la suave y fina arena tarareando la nana que me cantaba mi madre cuando era pequeña, era dulce y melodiosa, solía decirme que esa nana era mágica que la sirenas las cantaban para que los hombres sucumbieran ante ellas, antiguas leyendas que nunca se supieron si fueron ciertas o no.
La brisa que corría era salada como mi sangre, dentro de nada me adentraría las zonas boscosas o selváticas ¿que podría encontrarme? en estos momentos solo buscaba saber sobre esta extraña isla y a ver si podía encontrar algo de utilidad.
A la hora de hacer mis viajes siempre siempre llevaba conmigo una pequeña mochila en la que llevaba todo lo necesario, libros, mapas o puede que alguna poca a veces pero solía ser raro, prefería llenar esa mochila de cosas más importantes; en este último viaje me había encargado de meter un libro sobre los insectos y otro sobre la historia de la isla, no tenían mucho en especial, solo los pantanos y allí si podían encontrarse cosas interesante pero no sabía donde estaban situados, los mapas que tenían eran muy antiguos y debía descifrarlo así que no me servían para nada aparte de perder el tiempo, lo único que me quedaba era caminar lentamente hasta encontrármelos.
Había llegado en bote a esta isla, junto con mi mascota Monomi que era un poco torpe al andar pero tenía que enseñarle; el bote en el que había llegado era sinceramente cutre, llevaba ya días haciendo misiones con el y se estaba desgastando poco a poco, en menos que canta un gallo se hundiría bajo el mal, ¿y si estoy yo encima cuando se hunde? o...¿y si en una tormenta se rompe y me hundo al mar y me ahogo? bueno, vale no era hora de ponerse melodramáticos...así que dejé el bote en la playa tocando la arena y mientras la espuma del mar lo rozaba.
Comencé a caminar por la suave y fina arena tarareando la nana que me cantaba mi madre cuando era pequeña, era dulce y melodiosa, solía decirme que esa nana era mágica que la sirenas las cantaban para que los hombres sucumbieran ante ellas, antiguas leyendas que nunca se supieron si fueron ciertas o no.
La brisa que corría era salada como mi sangre, dentro de nada me adentraría las zonas boscosas o selváticas ¿que podría encontrarme? en estos momentos solo buscaba saber sobre esta extraña isla y a ver si podía encontrar algo de utilidad.
A la hora de hacer mis viajes siempre siempre llevaba conmigo una pequeña mochila en la que llevaba todo lo necesario, libros, mapas o puede que alguna poca a veces pero solía ser raro, prefería llenar esa mochila de cosas más importantes; en este último viaje me había encargado de meter un libro sobre los insectos y otro sobre la historia de la isla, no tenían mucho en especial, solo los pantanos y allí si podían encontrarse cosas interesante pero no sabía donde estaban situados, los mapas que tenían eran muy antiguos y debía descifrarlo así que no me servían para nada aparte de perder el tiempo, lo único que me quedaba era caminar lentamente hasta encontrármelos.
Steve
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-Maldito sol, que alguien lo apague-Dije mientras buscaba una cortina que cerrar, molesto porque la luz me había despertado.-Un momento, ¿donde coño estoy? Me acuerdo que estaba en… agh, no, no me acuerdo de nada, perfecto.
Si, efectivamente, no me acordaba de donde estaba, pero despertarse en la rama de un árbol en medio de un pantano, en una isla desconocida no era buena señal y menos si te despertabas con una botella de ron en la mano. Ya había pasado media hora e iba acordándome de cosas puntuales, como que había una… ¿sandía? ¿Por qué cojones me acordaba de una sandía? Y lo más importante ¿qué había hecho la noche anterior? Ya daba por sentado de que me había emborrachado, seguramente mucho más que otras noches, cogía la botella y la tire al agua, no quería estar cargando un peso muerto, y menos si no tenía alcohol...
Intente bajar del árbol, pero estaba cansado y caer de los 15 metros que supuse que habían hasta el suelo no haría bien en mi, así que me quede apoyado contra el tronco del árbol, mientras seguía rememorando aquella magnífica noche, aparte de la sandía recuerdo un nombre, un cartel blanco y con unas letras de color tizón, que dejaban claro donde te encontrabas, intentaba recordarlo bien, pero lo único que veía era como todo daba vueltas como en un tiovivo, solo pude sacar en claro V..ll… S… Estaba seguro de que no estaba ya en esa isla, incluso podría estar en un mar distinto pero, al menos era algo, pensé mientras me encogía de hombros e intentaba bajar esta vez sí de aquella rama.
Lo que no vi al bajar, fue al chico que pasaba por debajo, pensaba que estaba yo solo en la isla, exceptuando los insectos que seguramente no se acercaran a mi porque apestaba a ron, le había caído encima, así que me disculpe y le tendí la mano para que se levantara, mientras lo hacía me fije que el chico tenía una guadaña a su espalda, no había venido aquí a montar movida, simplemente no me acuerdo por lo que había venido, pero esperaba que no se lo tomara a mal y me empezara a atacar con eso, mientras estaba pensando el nombre me vino a la cabeza.
-¡Villa de Syrup! ¡Eso es!-Dije alegre y a grito pelado al haberme acordado, sin importarme lo más mínimo que el chaval estuviera ahí, delante de mí y que pensara que me había vuelto loco o algo por el estilo.-Ah lo siento, es que me acabo de acordar de algo, no te preocupes por mi salud mental-Solté casi seguido de lo anterior y acompañado de una pequeña carcajada.-Soy Abyss, ¿y tú eres?
Espere la respuesta del chico pacientemente, sin volver a pensar que tenía un arma que me podría despedazar… Si tuviera haki, claro.
Si, efectivamente, no me acordaba de donde estaba, pero despertarse en la rama de un árbol en medio de un pantano, en una isla desconocida no era buena señal y menos si te despertabas con una botella de ron en la mano. Ya había pasado media hora e iba acordándome de cosas puntuales, como que había una… ¿sandía? ¿Por qué cojones me acordaba de una sandía? Y lo más importante ¿qué había hecho la noche anterior? Ya daba por sentado de que me había emborrachado, seguramente mucho más que otras noches, cogía la botella y la tire al agua, no quería estar cargando un peso muerto, y menos si no tenía alcohol...
Intente bajar del árbol, pero estaba cansado y caer de los 15 metros que supuse que habían hasta el suelo no haría bien en mi, así que me quede apoyado contra el tronco del árbol, mientras seguía rememorando aquella magnífica noche, aparte de la sandía recuerdo un nombre, un cartel blanco y con unas letras de color tizón, que dejaban claro donde te encontrabas, intentaba recordarlo bien, pero lo único que veía era como todo daba vueltas como en un tiovivo, solo pude sacar en claro V..ll… S… Estaba seguro de que no estaba ya en esa isla, incluso podría estar en un mar distinto pero, al menos era algo, pensé mientras me encogía de hombros e intentaba bajar esta vez sí de aquella rama.
Lo que no vi al bajar, fue al chico que pasaba por debajo, pensaba que estaba yo solo en la isla, exceptuando los insectos que seguramente no se acercaran a mi porque apestaba a ron, le había caído encima, así que me disculpe y le tendí la mano para que se levantara, mientras lo hacía me fije que el chico tenía una guadaña a su espalda, no había venido aquí a montar movida, simplemente no me acuerdo por lo que había venido, pero esperaba que no se lo tomara a mal y me empezara a atacar con eso, mientras estaba pensando el nombre me vino a la cabeza.
-¡Villa de Syrup! ¡Eso es!-Dije alegre y a grito pelado al haberme acordado, sin importarme lo más mínimo que el chaval estuviera ahí, delante de mí y que pensara que me había vuelto loco o algo por el estilo.-Ah lo siento, es que me acabo de acordar de algo, no te preocupes por mi salud mental-Solté casi seguido de lo anterior y acompañado de una pequeña carcajada.-Soy Abyss, ¿y tú eres?
Espere la respuesta del chico pacientemente, sin volver a pensar que tenía un arma que me podría despedazar… Si tuviera haki, claro.
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Sigue su camino con paso ligero pero tranquilo, no tiene prisa alguna, está en un período de escasa actividad de la marina y se dedica a exploraciones por su cuenta, y eso es justamente lo que hace en la isla de Shoko, estudiarla por si algún día ha de realizar labores de protección en dicha isla, así no iría sin conocimiento de cómo actuar ante la extrañeza de la isla, que comparada con otras, es más rara de lo que parece. Sus pasos lo llevan por estrechos caminos y senderos angostos, que ya son molestos de por sí, pero a ello se le suman las ramas y raíces que se meten en el camino, unas a la altura de los ojos provocando molestias visuales, que junto a la escases de luminosidad del lugar hacen prácticamente imposible ver por donde se camina, y las otras creando obstáculos en el suelo, que son difíciles de evitar por no haber una visibilidad adecuada. Sus pasos se detienen al escuchar voces, voces desconocidas en una isla que no conoce pero que no parece habitable por la humanidad. |~Qué extraño...¿pensé que no había nadie viviendo en esta isla?~| Piensa el joven mientras trata de encontrar el origen de las voces que inundan sus canales auditivos rompiendo la paz del lugar.Piensa el joven mientras trata de encontrar el origen de las voces que inundan sus canales auditivos rompiendo la paz del lugar. Sus pasos son sigilosos, si bien ellos ya le han indicado que están en ese lugar él no va a hacerles el mismo favor, si quiere saber quiénes son y cómo actúan es mejor que no les dé señales de que les está observando, y saber la forma de actuar de un rival es una ventaja a favor, pues sabrás más o menos como actuar en consecuencia. |~Veamos como actúan estos dos pipiolos en este lugar, yo tengo más o menos medido el tamaño de los senderos, la altura que alcanzan las raíces y la altura a la que cuelgan las ramas bajas, pero espero que ellos no lo sepan, de ese modo yo podré permanecer oculto el tiempo suficiente como para prevenir todos sus movimientos...~| Piensa el joven mientras se agazapa en la maleza cercana.
Worick L. Arcangelo
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Tras haberme adentrado en aquellas oscuras y frondosas ciénagas, llenas de altos árboles cubiertos en la base por ligeras aguas, algunos juncos y hierbajos. Durante un largo rato anduve sin rumbo claro de un lado a otro posiblemente dando vueltas sin ninguna idea y esto empezó a sulfurarme hasta el punto de que decidí dar la vuelta para ver si encontraba la salida. Puesto que el camino me esperaba de vuelta ya que había caminado durante horas.
Para mi sorpresa no sabía lo que me esperaba al pasar junto al siguiente árbol. Cuando pase por debajo de este una especie de samurai cayó y que por suerte para él aterrizo sobre mi. Tras recuperarse de la caída se disculpó y me tendió la mano. Antes de que llegase a estrechársela para levantarme dijo lo siguiente:
-¡Villa de Syrup! ¡Eso es!-Dijo alegre y a grito pelado como si se hubiese vuelto loco.-Ah lo siento, es que me acabo de acordar de algo, no te preocupes por mi salud mental.-Soltó casi seguido de lo anterior y acompañado de una pequeña carcajada.-Soy Abyss, ¿y tú eres?
( Él chico aparenta ser muy joven aunque desde luego no tanto como yo... Este porta una katana bastante rudimentaria y no aparenta tener malas intenciones. Además en una isla como esta y plagada de vegetación, si este quisiese pelear tendría toda la ventaja. )
Tras pensar esto y restregar mi mano sobre la túnica oscura que portaba, metí esta en un bolsillo y saqué un cigarro tendiéndoselo a Abyss mientras le decía:
- ¡ Un placer ! Y me alegro de que estés bien, no te preocupes por mí peores trotes he pasado.- Le dije tratando de suavizar la situación y en un tono muy amigable, realmente me sentía cómodo.- ¡ Uy ! Si no me he presentado soy Leumas Akynton, aunque todos me conocen por Kuroi Kage... - Le dije con total tranquilidad ya que desde luego no parecía un tipo peligroso y mucho menos un marine. - Si no te parece mal ya que parece que ambos hemos llegado a la isla por casualidad podríamos sentarnos por aquí y charlar un rato. - Le dije mientras desenvainaba la guadaña y cortaba el árbol del que había caído dejando solo el tocón. Antes de que el resto del tronco cayese al suelo realice varios movimientos con la mano para cortarlo sin que molestase mucho. - Bueno pues toma asiento si lo deseas. Un segundo que busqué algo de sake que debo tener. - Le dije mientras le echaba mano a mi mochila y sacaba una botella. -
Para mi sorpresa no sabía lo que me esperaba al pasar junto al siguiente árbol. Cuando pase por debajo de este una especie de samurai cayó y que por suerte para él aterrizo sobre mi. Tras recuperarse de la caída se disculpó y me tendió la mano. Antes de que llegase a estrechársela para levantarme dijo lo siguiente:
-¡Villa de Syrup! ¡Eso es!-Dijo alegre y a grito pelado como si se hubiese vuelto loco.-Ah lo siento, es que me acabo de acordar de algo, no te preocupes por mi salud mental.-Soltó casi seguido de lo anterior y acompañado de una pequeña carcajada.-Soy Abyss, ¿y tú eres?
( Él chico aparenta ser muy joven aunque desde luego no tanto como yo... Este porta una katana bastante rudimentaria y no aparenta tener malas intenciones. Además en una isla como esta y plagada de vegetación, si este quisiese pelear tendría toda la ventaja. )
Tras pensar esto y restregar mi mano sobre la túnica oscura que portaba, metí esta en un bolsillo y saqué un cigarro tendiéndoselo a Abyss mientras le decía:
- ¡ Un placer ! Y me alegro de que estés bien, no te preocupes por mí peores trotes he pasado.- Le dije tratando de suavizar la situación y en un tono muy amigable, realmente me sentía cómodo.- ¡ Uy ! Si no me he presentado soy Leumas Akynton, aunque todos me conocen por Kuroi Kage... - Le dije con total tranquilidad ya que desde luego no parecía un tipo peligroso y mucho menos un marine. - Si no te parece mal ya que parece que ambos hemos llegado a la isla por casualidad podríamos sentarnos por aquí y charlar un rato. - Le dije mientras desenvainaba la guadaña y cortaba el árbol del que había caído dejando solo el tocón. Antes de que el resto del tronco cayese al suelo realice varios movimientos con la mano para cortarlo sin que molestase mucho. - Bueno pues toma asiento si lo deseas. Un segundo que busqué algo de sake que debo tener. - Le dije mientras le echaba mano a mi mochila y sacaba una botella. -
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