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Kryword se encontraba en Jaya tras haberse separado un tiempo de la banda, estos le habían dejado en esta isla porque buscaba encontrar una nueva fuente de conocimiento, más bien buscaba algo de información sobre el paradero de su padre. Esa mañana vestía con una chaqueta roja poco gruesa y unos pantalones cortos, que cubrían un poco más de la rodilla, de color negro.
Era una mañana soleada en Jaya y me encontraba saliendo de la posada en la que había dormido. Como Jaya era una isla llena de piratas y criminales, las posadas no estaban muy caras de precio y no tenía ganas de tener problemas desde el primer día.
Al salir de la posada le tiré una bolsa con 50 berries al posadero, ya que me habían susurrado que la estancia en esa posada costaba 45 berries la noche le ofrecí algo de propina por la buena cena del día anterior. Estaba pensando que hacer ese día y decidí hacer una visita por esta ciudad de mala fama en busca de algo interesante en las diversas tiendas que había.
No anduve mucho para encontrarme con un escaparate lleno de armas variadas, al verlo me llamó la atención y entré dentro de la tienda. Una campanilla sonó al entrar a la tienda y el tendero me preguntó si necesitaba algo de ayuda, a lo que yo le contesté de buena manera: -Estoy buscando armas arrojadizas, en especial shurikens ya que los míos son un poco antiguos y no se si siguen cortando igual.-
A lo que el tendero me respondió: -Estos son los únicos shurikens que tengo y tampoco estan en muy buen estado, son un set de 10 shurikens que llevan en esta tienda 3 semanas, pero al ser de segunda mano parece que no son lo que eran. Su antiguo dueño no los cuidaba debidamente. El set en este estado son unos 120 berries.-
Le respondí con cara de desprecio a esos shurikens: -No creo que me sirvan de mucho en una batalla estos usados shurikens, pero si encuentro un herrero seguramente le pueda sacar filo, le doy 110 berries como mucho por estos shurikens y además quisiera que me diga donde puedo encontrar un herrero en la isla.-
El tendero respondió pensativo: -Esta bien, pero solo porque no he tenido un cliente como tu desde hace mucho en esta isla llena de piratas y criminales mal educados.- pusó los shurikens en una caja y me la dío diciendo-Aquí tiene, y respecto al herrero, hay uno en el centro de la ciudad con el cual tengo amistad y otro en las afueras, que no conozco muy bien, aquí tienes una carta de recomendación de mi parte para el herrero del centro de la ciudad, de nombre Kinto. Gracias por su compra y disfrute de los shurikens.-
Tomé la bolsa y dije:-Gracias señor, aquí tiene sus 110 berries, hasta la próxima.
Tras esto salí de la tienda y tomé camino hacía el centro de la ciudad, aunque no estaba muy seguro de si ese era el camino correcto, puede que estuviera saliendo de la ciudad.
Kokonoe Toru
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Me encuentro en Jaya, una isla repleta de piratas y criminales de diversos tipos pero no hay ninguno que llame lo suficiente mi atención como para tratar de cazarlo, al menos no en la taberna donde pasé la noche bebiendo hasta que salí y subí al tejado para dormir tranquilo dentro de una especie de iglú creado a partir de la piedra que conformaba el edificio. Me levanto tranquilo deshaciendo la cúpula para después bajar de un salto y comienzo a caminar tranquilamente por las calles de la ciudad en busca de algo que hacer ya que hasta que el jefe del gremio me otorgue alguna misión o hasta que lleguen los nuevos wanteds no tengo mucho que hacer y eso puede tardar bastante. Mientras camino voy mirando las tiendas que hay por la isla, la mayoría de armas y otros artículos útiles para navegar y pelear, las típicas tiendas dedicadas a los piratas y demás guerreros de alta mar que siempre andan navegando de isla en isla y metidos en batallas o peleas. En uno de los giros de cabeza logro vislumbrar a un sujeto de pelo extraño salir de lo que parece ser una taberna y caminar por la calle en el mismo sentido en el que voy yo pero no le doy mucha importancia hasta que entra en una tienda dedicada a diversos tipos de armas, algo que me llama la atención ya que yo también me interesé en dicha tienda.
Pese a ese hecho camino hacia la tienda para ver lo que podría haber dentro y lo veo salir de la tienda cargando una caja y dirigirse a lo que yo pienso es el centro de la ciudad. Con poca paciencia y un aburrimiento atroz no espero a que se aleje más y le lanzo una pequeña piedra que recogí del suelo a la cabeza con el fin de llamar su atención.
Pese a ese hecho camino hacia la tienda para ver lo que podría haber dentro y lo veo salir de la tienda cargando una caja y dirigirse a lo que yo pienso es el centro de la ciudad. Con poca paciencia y un aburrimiento atroz no espero a que se aleje más y le lanzo una pequeña piedra que recogí del suelo a la cabeza con el fin de llamar su atención.
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Estaba andando cuando de repente algo me golpeó en la cabeza. Rápidamente puse mi mano sobre la cabeza donde me había golpeado y recogí lo que había, era una piedra. Entonces me giro y miro quien había tirado la piedra. Un tipo de pelo oscuro me miraba fijamente, parece que fue el. Al no saber como reaccionar le grito lo siguiente:
-Podías haberme gritado y me hubiera girado, no tenías porque tirarme una piedra a la cabeza, pero supongo que no hay modales en esta ciudad.- Se lo dije de forma irónica para seguidamente añadir algo más con una sonrisa - Olvídalo, creo que hemos empezado con mal pie. Me presento, mi nombre es Kito D. Kryword, he venido a esta isla en busca de alguna noticia de mi padre desaparecido, y a ti que te trae por aquí, porque no tienes pinta de vivir en esta apestosa ciudad de piratas y criminales.
Después de decir eso veo a su espalda una persona con una daga en la mano y con mirada agresiva. Al ver hacía quien se dirigía y después de deducir sus intenciones, decido probar mis shurikens recién comprados. Saco uno de la caja lo más rápido posible y con un movimiento de muñeca tiro el shuriken hacía el tipo de la daga. Le dí en la muñeca, ya que este estaba levantando su mano con la daga y apunto de intentar acuchillar al tipo trajeado de pelo oscuro. Este después de ver aquello dejó caer la daga y se fue corriendo mientras su muñeca sangraba sin parar. Al irse el tipo ese le digo lo siguiente al forastero:
-*Piuf*, por que poco, supongo que lo habrías esquivado, pero ha sido mejor asegurarlo. En definitiva, ahora estoy seguro de que en esta mal oliente isla, nadie tiene modales, hasta atacan personas por la calle sin sentido alguno. No pienso bajar la guardia en ningún momento mientras permanezca en esta isla.- Al finalizar esta frase suspiro y le digo de forma calmada al peli-oscuro -Sigamos con la conversación, aún no te me has presentado. Si quieres podemos ir yendo hacía el centro de la ciudad, donde tengo que ver a alguien y me vas contando por el camino lo que te trae a esta isla, claro, si no quieres puedes quedarte aquí y aburrirte todo el día.
Me quedo esperando la respuesta del forastero peli-negro.
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El sujeto se gira tras el impacto de la piedra y dice que no hacía falta haber tirado la piedra que con gritar bastaba y encima me llama maleducado de forma indirecta pero luego sonríe y dice Olvídalo, creo que hemos empezado con mal pie. Me presento, mi nombre es Kito D. Kryword, he venido a esta isla en busca de alguna noticia de mi padre desaparecido, y a ti que te trae por aquí, porque no tienes pinta de vivir en esta apestosa ciudad de piratas y criminales. Mi mirada se relaja un poco tras escuchar esa última frase y le contesto Estoy aquí en busca de piratas con recompensa que entregar a la justicia para poder pagar la comida que necesito para vivir mientras busco a alguien muy importante. También me interesan los combates para poder mejorar en fuerza y así ser digno de presentarme frente a esa persona. Mientras hablo llevo la mano a las armas pistolas que llevo bajo la chaqueta para librarme del incordio que está detrás de mí pero el tal Kito se adelanta y después de sacar un shuriken de la caja que lleva en la mano lo arroja con un simple movimiento de muñeca hacia mi espalda. Por encima del sonido de pasos de alguien alejándose a carrera suena la voz del hábil lanzador que dice Piuf*, por que poco, supongo que lo habrías esquivado, pero ha sido mejor asegurarlo. En definitiva, ahora estoy seguro de que en esta mal oliente isla, nadie tiene modales, hasta atacan personas por la calle sin sentido alguno. No pienso bajar la guardia en ningún momento mientras permanezca en esta isla. Tras esas palabras suena un suspiro antes que que Kryword siga hablando diciendo que podemos ir hacia el centro de la ciudad mientras seguimos hablando, algo que me conviene ya que así pocos sospecharían de mí.
Con un par de pasos largos me coloco a su lado y continuo caminando normalmente mientras digo Mi nombre es Edward Furukawa aunque dependiendo de con quien hables me llamaran de distinta forma. ¿Me puedes decir algo sobre tu padre? A lo mejor puedo ayudarte en algo. Mi mirada es sincera mientras una sonrisa se esboza en mi rostro pero aún mantengo las manos listas para desenfundar cualquiera de mis armas en caso de ataque.
Con un par de pasos largos me coloco a su lado y continuo caminando normalmente mientras digo Mi nombre es Edward Furukawa aunque dependiendo de con quien hables me llamaran de distinta forma. ¿Me puedes decir algo sobre tu padre? A lo mejor puedo ayudarte en algo. Mi mirada es sincera mientras una sonrisa se esboza en mi rostro pero aún mantengo las manos listas para desenfundar cualquiera de mis armas en caso de ataque.
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Tras haber dicho mi frase y haber tomado mi camino hacía el centro de la ciudad el peli-negro decide acompañarme y me da su nombre, Edward Furukawa. Además de esto, me pregunta si le puedo decir algo sobre mi padre, por si lo conoce. En mis adentros pienso en que puedo decirle, ya que yo solo conocí a mi padre hasta los 4 años cuando se fue y no volvió a aparecer. Seguido de esto me decido a contarle algo sobre mi padre y aprovechar para hacer una pregunta, la respuesta a esta podría dar lugar a un importante punto en mi futuro destino. Miro cabeza abajo al suelo al oírle preguntar sobre mi padre y aparto una piedra del camino de una patada, seguidamente le digo de manera nostálgica las siguientes palabras:
-Estuve con mi padre por muy poco tiempo y hace mucho tiempo, el me dejó cuando yo tenía nada más que 4 años a mi y a mi madre para salir al mar. Lo único que se de el es que ha sido engullido por una corriente ascendente y llevado al cielo. Su nombre fue y creo que aún es, porque confío en que siga vivo, Haruto D. Kryword, significando Haruto, valiente. Mi madre siempre decía que era una persona valiente y nunca se dejaba controlar por nada ni nadie, y fue esto lo que nos llevó a ser expulsados de una isla en la que íbamos a ser tratados como esclavos. Siempre confíe en el y quiero volver a verlo, pero no se aún nada de su actual posición.-
Tras decirle este largo sermón, dejo caer unas lagrimas por mis mejillas y me giro hacía Edward para gritarle lo siguiente:-¡¿Es verdad que existe una isla en el cielo?!,¡¿Tu crees que se puede llegar ahí arriba y si se puede llegar me podrías decir como?!-La gente de la calle me miraba mal, era mal visto pensar en esas cosas y más decirlas en alto en una isla como esa, pero era lo que pensaba y quería decirlo en alto. No me arrepentía de haberle dicho eso, aunque tampoco tenía muchas esperanzas en que el supiera alguna manera de llegar ahí arriba, ni siquiera si existía una isla ahí arriba, pero era una oportunidad y ese tipo parecía conocer ese mar quizás mejor que yo.
Después de mis gritos de esperanza, espero la respuesta de Edward, mientras me quito las lagrimas de los ojos y miro como las personas siguen mirando con mala cara hacía mi por lo anteriormente dicho.
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El joven de pelo naranja me explica con detalles como su padre había desaparecido cuando él tenía cuatro años y lo que sabe él sobre su padre como el hecho de ser alguien de principios firmes que no se deja manipular. Ese tipo de personas son las que ganan mi respeto pero con esos datos no puedo saber nada sobre su paradero, si hubiese sido alguien destacado en la historia por cualquier tipo de acciones podría ayudarlo pero su padre parece ser un completo desconocido para el mundo. Pese a ello memorizo el nombre de Haruto D. Kryword por si en algún momento llego a obtener cualquier información sobre él poder dársela a su hijo, porque en el fondo yo también sufro el no encontrar a alguien importante para mí.
Tras ese discurso al joven se le caen las lágrimas como es normal cuando se habla de una persona muy importante que no ves desde hace mucho tiempo, pero de pronto el joven se gira hacia mí y grita ¡¿Es verdad que existe una isla en el cielo?!,¡¿Tú crees que se puede llegar ahí arriba y si se puede llegar me podrías decir cómo?! Esas preguntas me sorprenden y aún más a los habitantes de la isla que lo miran con desprecio por esa frase ya que toda la ciudad piensa que los ilusos que creen en islas en el cielo y sueños son basura que debe ser exterminada. Esa mirada me molesta de sobre manera pero me mantengo calmado sin hacer ninguna tontería, al menos no hasta que me provoquen. Miro con tranquilidad al pelinaranja y le digo De hecho según sé sí existe no una sino varias islas en el cielo pero no puedo decirte como llegar ya que nunca he estado en ninguna pero tengo información de su existencia de parte de una fuente muy fiable. Si supiera cómo llegar te lo diría con gusto pero por el momento eso es un misterio para mí también. Mi mirada vaga entre el chaval con el que hablo y la gente de alrededor manteniendo la guardia en alto pese a estar relativamente tranquilo.
Tras ese discurso al joven se le caen las lágrimas como es normal cuando se habla de una persona muy importante que no ves desde hace mucho tiempo, pero de pronto el joven se gira hacia mí y grita ¡¿Es verdad que existe una isla en el cielo?!,¡¿Tú crees que se puede llegar ahí arriba y si se puede llegar me podrías decir cómo?! Esas preguntas me sorprenden y aún más a los habitantes de la isla que lo miran con desprecio por esa frase ya que toda la ciudad piensa que los ilusos que creen en islas en el cielo y sueños son basura que debe ser exterminada. Esa mirada me molesta de sobre manera pero me mantengo calmado sin hacer ninguna tontería, al menos no hasta que me provoquen. Miro con tranquilidad al pelinaranja y le digo De hecho según sé sí existe no una sino varias islas en el cielo pero no puedo decirte como llegar ya que nunca he estado en ninguna pero tengo información de su existencia de parte de una fuente muy fiable. Si supiera cómo llegar te lo diría con gusto pero por el momento eso es un misterio para mí también. Mi mirada vaga entre el chaval con el que hablo y la gente de alrededor manteniendo la guardia en alto pese a estar relativamente tranquilo.
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La gente de la isla sigue mirándome con cara mala cuando recibo una respuesta inesperada del forastero. Este me dice que si existe una isla en el cielo, incluso más de una. Esto me llena de alegría, no esperaba encontrarme con que existían islas en el cielo. -Tras esta isla me propongo ir al cielo-, es lo que pienso. Le digo al pelinegro: -Muchas gracias por tu respuesta, esto sera importante para mi próximo viaje, me alegro de que ahora sepa que en el cielo hay islas y estoy seguro de que encontrare de un modo u otro, la manera de llegar ahí.-
Después de decir esas palabras me doy cuenta de que estábamos ya en el centro de la ciudad, las personas que nos miraban mal están muy atrás para vernos y decido preguntarle a alguien si conoce al herrero que me recomendó el vendedor de armas. Pregunto a una persona con ropajes de ciudadano, o que parecía ser de ahí, por el herrero y me responde lo siguiente: -Aaah, ese loco, se encuentra en la siguiente calle a la izquierda, la puerta del edificio tiene forma de yunque, lo veras a primera vista. Suerte convenciendo a ese viejo, Yehehehe, Yehehehe, Yehehehe- Se fue riéndose sin parar y eso no daba buena espina, pero me daba más o menos igual.
Sigo caminando siguiendo las indicaciones que me había dado el ciudadano y me encuentro con una enorme puerta en forma de yunque, esta estaba un poco abierta, lo suficiente para que pueda entrar yo y alguien más, pero sin dejar ver lo que había dentro. Le digo al pelinegro lo siguiente: -Necesito sacarle filo a estos viejos shurikens y a mis kunais, si quieres puedes entrar, voy a estar dentro negociando con el herrero.- Seguidamente entro en la herrería por la puerta y ya se oían golpes de martillo, los típicos golpes en una herrería, los del martillo contra el metal caliente y el yunque. Me encantaba ese sonido y esperaba encontrarme rápidamente con el herrero. Pero antes de eso, compruebo el olor que hay dentro de la herrería, olía a personas, y no una o dos, si no más de 10, eso no pintaba bien, esa herrería no era grande y que hubieran más de 10 personas no era bueno.
Le digo al peli-negro de nuevo: -Sera mejor que te prepares si vas a venir dentro, esto pinta a una trampa, pero ya veremos.-
Después de decir esas palabras me doy cuenta de que estábamos ya en el centro de la ciudad, las personas que nos miraban mal están muy atrás para vernos y decido preguntarle a alguien si conoce al herrero que me recomendó el vendedor de armas. Pregunto a una persona con ropajes de ciudadano, o que parecía ser de ahí, por el herrero y me responde lo siguiente: -Aaah, ese loco, se encuentra en la siguiente calle a la izquierda, la puerta del edificio tiene forma de yunque, lo veras a primera vista. Suerte convenciendo a ese viejo, Yehehehe, Yehehehe, Yehehehe- Se fue riéndose sin parar y eso no daba buena espina, pero me daba más o menos igual.
Sigo caminando siguiendo las indicaciones que me había dado el ciudadano y me encuentro con una enorme puerta en forma de yunque, esta estaba un poco abierta, lo suficiente para que pueda entrar yo y alguien más, pero sin dejar ver lo que había dentro. Le digo al pelinegro lo siguiente: -Necesito sacarle filo a estos viejos shurikens y a mis kunais, si quieres puedes entrar, voy a estar dentro negociando con el herrero.- Seguidamente entro en la herrería por la puerta y ya se oían golpes de martillo, los típicos golpes en una herrería, los del martillo contra el metal caliente y el yunque. Me encantaba ese sonido y esperaba encontrarme rápidamente con el herrero. Pero antes de eso, compruebo el olor que hay dentro de la herrería, olía a personas, y no una o dos, si no más de 10, eso no pintaba bien, esa herrería no era grande y que hubieran más de 10 personas no era bueno.
Le digo al peli-negro de nuevo: -Sera mejor que te prepares si vas a venir dentro, esto pinta a una trampa, pero ya veremos.-
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El joven pelinaranja al escuchar mi respuesta se llena de alegría, al parecer no esperaba encontrarse con la existencia de dichas islas. El joven me dice a continuación Muchas gracias por tu respuesta, esto sera importante para mi próximo viaje, me alegro de que ahora sepa que en el cielo hay islas y estoy seguro de que encontrare de un modo u otro, la manera de llegar ahí. Me alegra ayudar a alguien que parecía ser diferente a las personas con las que me había ido encontrando a lo largo de mi viaje. Sin que ninguno de los dos nos diéramos cuenta habíamos llegado al centro de la ciudad donde Kito le pregunta a alguien que parece ser de por allí por el herrero. Le contesta y después de dar las indicaciones esa persona se va riéndose, algo que puede ser mala señal pero que no parece importarle a él y a mí tampoco, el peligro solo aporta emoción a mi búsqueda.
El joven sigue caminando según le habían indicado hasta llegar a la puerta de la herrería, un edificio particular todo sea dicho. La puerta está abierta lo suficiente como para que entremos dos personas pero no se puede ver nada delo que hay dentro. En ese momento el joven me dice que puedo irme o quedarme fuera pero me ha entrado curiosidad y quiero conocer al extravagante herrero que tiene un taller tan raro. Después de que el joven entre entro yo empezando a escuchar el sonido del martillo dando forma al metal sobre el yunque pero lo que más me llama la atención es el olor, hay una concentración excesiva de lo que se podría llamar esencia humana, el olor al sudor de varias personas en un lugar no muy grande donde no debería haber muchas más personas que el herrero y ellos dos. El joven Kito parece preocupado por si se trata de una trampa pero ya estoy preparado para ese caso y si hay que pelear aprovecharé el espacio cerrado a mi favor usando mi poder.
El joven sigue caminando según le habían indicado hasta llegar a la puerta de la herrería, un edificio particular todo sea dicho. La puerta está abierta lo suficiente como para que entremos dos personas pero no se puede ver nada delo que hay dentro. En ese momento el joven me dice que puedo irme o quedarme fuera pero me ha entrado curiosidad y quiero conocer al extravagante herrero que tiene un taller tan raro. Después de que el joven entre entro yo empezando a escuchar el sonido del martillo dando forma al metal sobre el yunque pero lo que más me llama la atención es el olor, hay una concentración excesiva de lo que se podría llamar esencia humana, el olor al sudor de varias personas en un lugar no muy grande donde no debería haber muchas más personas que el herrero y ellos dos. El joven Kito parece preocupado por si se trata de una trampa pero ya estoy preparado para ese caso y si hay que pelear aprovecharé el espacio cerrado a mi favor usando mi poder.
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Estábamos dentro de la sala que daba a la entrada y el olor no desaparecía. Olor a multitud, había por lo menos 10 personas ahí dentro y era un lugar pequeño visto de fuera. Por unos segundos me quedé quieto para escuchar u oler la situación en aquel edificio. De repente unas voces se oyeron con fuerza y decían lo siguiente: -Danos los papeles o no saldrás con vida de esto, la banda Sog no nos dejará en paz si no se los traemos y nos estamos quedando sin tiempo. Maldita sea, todo esto por esta escoria.- Tras gritar esto se oyeron un par de golpes de puñetazos y se seguía oyendo de fondo el martilleo de un herrero, aunque esa situación no parecía concordar con eso.
Después de los puñetazos y alguna patada el individuo de antes grita de nuevo a su compañero de forma enfurecida: -Ben, dame las botas de púas que me he hartado de pegarle puñetazos, si no habla por las buenas, voy a hacerlo hablar por la fuerza.- Tras oír esto y sin más pensamientos se me ocurre entrar dentro por la fuerza y abalanzarme sobre la primera persona que vea. Pero antes de hacerlo le digo al pelinegro lo siguiente hablando bajo aunque seguramente no me oyesen debido a los ruidos de puñetazos: -Esta situación me es familiar y tengo un extraño presentimiento de que se lo que pasa. Voy a entrar por la fuerza y me voy a abalanzar sobre la persona que lleva las botas de las que estaba hablando el de antes. Me vendría bien una mano para ocuparme de las personas que vaya a tener a mis espaldas. Hasta ahora.-
Tras decir esto, me transformo en guepardo completo y huelo el sudor, solo había un sudor característico de herrero, olía igualito al herrero de mi isla natal, al lado de este olía a cuero y eso pensaba suponía serían las botas de las que se estaba hablando. Entré de forma violenta por la puerta y nada más entrar unas 10 personas se giraron a mirarme fijamente para luego todos llevar sus manos a la cintura o donde llevasen su arma y apuntar hacía mi. Yo conseguí vislumbrar con la mirada donde se encontraba el supuesto herrero. Este estaba en el suelo y tenía las manos y las piernas atadas. Un tipo con botas de púas estaba a punto de golpearlo cuando había entrado, ya que nada más entrar se giró y se fijó en mi para después mostrar una cara de asombro al no esperarse un guepardo irrumpir en la sala, como tampoco se lo esperaban sus compañeros. Los tipos que me miraban estaban apuntándome con pistolas o desenvainando sus espadas y yo al ver eso me fui corriendo hacía el tipo de las botas. Esquivé todas las balas excepto dos que me rozaron la parte de arriba de la pata de atrás izquierda y otra me rozó la mejilla. Al llegar a unos escasos 3 metros de ese tipo, me abalancé sobre el y elevé mis patas delanteras, con sus respectivas uñas capaces de cortar la carne y le corté superficialmente todo el torso. A lo cual este empezó a llevar sus manos al torso y luego mirarlas para comprobar que estaban llenas de sangre.
Su cara estaba aún más asombrada que antes y cogió su espada para empezar a hacer cortes a todos lados, sin darme ninguno, estaba tan asustado o furioso que no miraba ni a donde estaba pegando con su espada. En un momento hasta se cortó parte de su dedo indice. Viendo esto, salto y reboto sobre la cabeza del loco y este cae al suelo. Nada más caer al suelo pongo el cuerpo del herrero sobre mi lomo y salto por una ventana que había visto antes. Me llevé varios cortes en la cara por haberlo hecho pero habría merecido la pena. Nada más salir dejé el cuerpo en el suelo y volví a entrar para enfrentarme al resto y para ver que tal se encontraba el forastero. El tipo de las botas estaba levantándose y parecía muy furioso. Digo gritando ya que teníamos al herrero a salvo: -Ahora si, vamos a divertirnos.
Después de los puñetazos y alguna patada el individuo de antes grita de nuevo a su compañero de forma enfurecida: -Ben, dame las botas de púas que me he hartado de pegarle puñetazos, si no habla por las buenas, voy a hacerlo hablar por la fuerza.- Tras oír esto y sin más pensamientos se me ocurre entrar dentro por la fuerza y abalanzarme sobre la primera persona que vea. Pero antes de hacerlo le digo al pelinegro lo siguiente hablando bajo aunque seguramente no me oyesen debido a los ruidos de puñetazos: -Esta situación me es familiar y tengo un extraño presentimiento de que se lo que pasa. Voy a entrar por la fuerza y me voy a abalanzar sobre la persona que lleva las botas de las que estaba hablando el de antes. Me vendría bien una mano para ocuparme de las personas que vaya a tener a mis espaldas. Hasta ahora.-
Tras decir esto, me transformo en guepardo completo y huelo el sudor, solo había un sudor característico de herrero, olía igualito al herrero de mi isla natal, al lado de este olía a cuero y eso pensaba suponía serían las botas de las que se estaba hablando. Entré de forma violenta por la puerta y nada más entrar unas 10 personas se giraron a mirarme fijamente para luego todos llevar sus manos a la cintura o donde llevasen su arma y apuntar hacía mi. Yo conseguí vislumbrar con la mirada donde se encontraba el supuesto herrero. Este estaba en el suelo y tenía las manos y las piernas atadas. Un tipo con botas de púas estaba a punto de golpearlo cuando había entrado, ya que nada más entrar se giró y se fijó en mi para después mostrar una cara de asombro al no esperarse un guepardo irrumpir en la sala, como tampoco se lo esperaban sus compañeros. Los tipos que me miraban estaban apuntándome con pistolas o desenvainando sus espadas y yo al ver eso me fui corriendo hacía el tipo de las botas. Esquivé todas las balas excepto dos que me rozaron la parte de arriba de la pata de atrás izquierda y otra me rozó la mejilla. Al llegar a unos escasos 3 metros de ese tipo, me abalancé sobre el y elevé mis patas delanteras, con sus respectivas uñas capaces de cortar la carne y le corté superficialmente todo el torso. A lo cual este empezó a llevar sus manos al torso y luego mirarlas para comprobar que estaban llenas de sangre.
Su cara estaba aún más asombrada que antes y cogió su espada para empezar a hacer cortes a todos lados, sin darme ninguno, estaba tan asustado o furioso que no miraba ni a donde estaba pegando con su espada. En un momento hasta se cortó parte de su dedo indice. Viendo esto, salto y reboto sobre la cabeza del loco y este cae al suelo. Nada más caer al suelo pongo el cuerpo del herrero sobre mi lomo y salto por una ventana que había visto antes. Me llevé varios cortes en la cara por haberlo hecho pero habría merecido la pena. Nada más salir dejé el cuerpo en el suelo y volví a entrar para enfrentarme al resto y para ver que tal se encontraba el forastero. El tipo de las botas estaba levantándose y parecía muy furioso. Digo gritando ya que teníamos al herrero a salvo: -Ahora si, vamos a divertirnos.
- Así estarían recubiertas las botas:
- Cara de asombro del tipo de las botas:
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Una vez dentro de la sala se puede ver que realmente es pequeño y el olor a multitud persiste aunque no soy capaz de distinguir los olores ni de determinar ni siquiera un número aproximado de gente, lo único que puedo decir es que en ese lugar hay más gente de lo que debería y eso no puede ser una buena señal. De pronto se escuchan unas voces tras una puerta diciendo Danos los papeles o no saldrás con vida de esto, la banda Sog no nos dejará en paz si no se los traemos y nos estamos quedando sin tiempo. Maldita sea, todo esto por esta escoria. Tras eso se escuchan sonidos de golpes a una persona y el martilleo de un herrero pero algo no encaja, como pueden estar golpeando a una persona en la herrería sin que el herrero no diga nada. Solo hay dos explicaciones, una el herrero está trabajando con los agresores o el herrero no puede hacer nada por estar atado o ser el que está cobrando, sea cual sea el motivo no pienso mantenerme quieto mientras el pobre hombre es apalizado. Tras un rato el agresor pide unas botas con pinchos ya que piensa sacar la información que quiere a golpes.
El joven Kito me dice Esta situación me es familiar y tengo un extraño presentimiento de que se lo que pasa. Voy a entrar por la fuerza y me voy a abalanzar sobre la persona que lleva las botas de las que estaba hablando el de antes. Me vendría bien una mano para ocuparme de las personas que vaya a tener a mis espaldas. Hasta ahora. Aunque no hacía falta que me lo hubiese dicho, entraré aunque sea solo. Sin más el joven se transforma en un guepardo y entra en la sala por la fuerza provocando estupor y sorpresa a los sujetos que ayudan a golpear a un hombre que está atado en el suelo. Sin más y mientras los demás empuñan sus armas y disparan el guepardo ataca al hombre que parece ser el que estaba golpeando al otro para luego tras hacer que el hombre se hiera solo coger a la víctima y salir por la ventana. Ahora es mi momento de divertirme por lo que desenfundo a Ryu y Tora para acto seguido sonreír mientras disparo certeramente desarmando a todos los que portan armas de fuego al atinar con sus dedos, inutilizándoles la mano. El joven vuelve a entrar diciendo que es hora de divertirse y para ello guardo las pistolas y desenvaino mi ninjato ya que ahora me dedicaré a cortar a los idiotas que creen que la violencia lo soluciona todo. Sin más me lanzo con un fuerte impulso contra el idiota más cercano y le secciono el cuello de un solo corte.
El joven Kito me dice Esta situación me es familiar y tengo un extraño presentimiento de que se lo que pasa. Voy a entrar por la fuerza y me voy a abalanzar sobre la persona que lleva las botas de las que estaba hablando el de antes. Me vendría bien una mano para ocuparme de las personas que vaya a tener a mis espaldas. Hasta ahora. Aunque no hacía falta que me lo hubiese dicho, entraré aunque sea solo. Sin más el joven se transforma en un guepardo y entra en la sala por la fuerza provocando estupor y sorpresa a los sujetos que ayudan a golpear a un hombre que está atado en el suelo. Sin más y mientras los demás empuñan sus armas y disparan el guepardo ataca al hombre que parece ser el que estaba golpeando al otro para luego tras hacer que el hombre se hiera solo coger a la víctima y salir por la ventana. Ahora es mi momento de divertirme por lo que desenfundo a Ryu y Tora para acto seguido sonreír mientras disparo certeramente desarmando a todos los que portan armas de fuego al atinar con sus dedos, inutilizándoles la mano. El joven vuelve a entrar diciendo que es hora de divertirse y para ello guardo las pistolas y desenvaino mi ninjato ya que ahora me dedicaré a cortar a los idiotas que creen que la violencia lo soluciona todo. Sin más me lanzo con un fuerte impulso contra el idiota más cercano y le secciono el cuello de un solo corte.
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Tras entrar de nuevo me encuentro dentro de la habitación y el joven forastero ya había acabado con varios de los bastardos que ahí se encontraban. Este ahora desempuñaba su espada y atacaba a los más cercanos a el. Decido hacer lo mismo cogiendo mis dos kunais en mano y apuntando a la cabeza del más cercano a mi. Este se encontraba abalanzándose sobre mi, tomé un fuerte impulso y salté sobre el, apoyándome con la mano sobre su cabeza, volví a saltar impulsándome con esta y una vez arriba tiré el shuriken hacía su espalda, esta quedó desangrándose y el en el suelo. Quedan unas 3 personas contadas cerca de mi y a saber cuantas quedan al lado del forastero, no tengo otra habilidad mejor que la que me encontraba planeando. Cogiendo 3 shurikens, de la misma caja que hube comprado en la tienda esta mañana, apunto hacía la cabeza de esos 3 sinvergüenzas e imbuyendo estos shurikens en energía, la cual los vuelve de un color amarillo, los tiro con fuerza en trayectoria directa hacía sus cabezas.
[Energy Shurikens][AIF]
Uno de ellos consigue esquivarlo, pero los otros dos quedan con la cabeza destrozada y revolviéndose de dolor por el suelo. El último será capaz de sentir la fuerza de mi bumerán, el cual cojo de mi espalda y lo tiro directo a sus rodillas, este al chocar contra estas, las corta y deja un agujero en el suelo debido a las ondas de choque que lo imbuyen.
Ya no queda nadie por aquí, por lo menos no para mi, decido salir fuera y gritarle al joven haciendo una señal para que venga:
-Cuando acabes ven si puedes, vamos a conseguir algo interesante o eso espero.- Dije hacía el joven con una sonrisa pícara -Ah, se me olvido, eres mucho más fuerte de lo que pensaba.- Añadí haciendo alago de su habilidad para matar.
Finalmente decido salir y esperarlo fuera al lado del viejo, el cual se encontraba herido. Teníamos que curarlo, pero yo no era médico y no sabía donde se podría encontrar el hospital. Deberíamos preguntar a los ciudadanos si saben de alguno, aunque me quedaré esperando a ver si el forastero es capaz de curarlo, nunca sabes que puede saber el otro.
-Tranquilo viejo, le salvaremos como sea, esos bastardos ya han recibido su merecido.- Le dije al viejo herrero para tranquilizarlo, aunque este se encontraba retorciéndose de dolor.
[Energy Shurikens][AIF]
Uno de ellos consigue esquivarlo, pero los otros dos quedan con la cabeza destrozada y revolviéndose de dolor por el suelo. El último será capaz de sentir la fuerza de mi bumerán, el cual cojo de mi espalda y lo tiro directo a sus rodillas, este al chocar contra estas, las corta y deja un agujero en el suelo debido a las ondas de choque que lo imbuyen.
Ya no queda nadie por aquí, por lo menos no para mi, decido salir fuera y gritarle al joven haciendo una señal para que venga:
-Cuando acabes ven si puedes, vamos a conseguir algo interesante o eso espero.- Dije hacía el joven con una sonrisa pícara -Ah, se me olvido, eres mucho más fuerte de lo que pensaba.- Añadí haciendo alago de su habilidad para matar.
Finalmente decido salir y esperarlo fuera al lado del viejo, el cual se encontraba herido. Teníamos que curarlo, pero yo no era médico y no sabía donde se podría encontrar el hospital. Deberíamos preguntar a los ciudadanos si saben de alguno, aunque me quedaré esperando a ver si el forastero es capaz de curarlo, nunca sabes que puede saber el otro.
-Tranquilo viejo, le salvaremos como sea, esos bastardos ya han recibido su merecido.- Le dije al viejo herrero para tranquilizarlo, aunque este se encontraba retorciéndose de dolor.
Kokonoe Toru
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Ya había inutilizado a varios y matado a uno para cuando el guepardo volvió a aparecer, según parece no había decidido huir dejándome solo con el marrón de eliminar a los criminales, aunque eso hubiese sido mejor ya que podría dar rienda suelta a mi imaginación y mi poder. El joven pelea de una forma curiosa pero efectiva, sus movimientos son acrobáticos y pelea con armas arrojadizas como lo son los kunais y los shurikens, con los cuales va eliminando a gente hasta dejar a tres simplemente, de los cuales dos mueren a manos de unos extraños shurikens de color dorado. El último que logró esquivar el tercer shuriken murió por un bumerang antes de que Kryword saliese por la ventana antes de gritarme que si pudiese saliese porque podríamos conseguir algo bueno, y que era más fuerte de lo que él pensaba. Mientras él mataba a los que lo atacaban yo hacía lo mismo con los que me atacaban a mí, degollándolos uno a uno con un esfuerzo nimio comparado con anteriores combates que tuve.
Ya solo quedaba un único atacante que parecía querer escapar pero no pensaba permitirlo, salté con un fuerte impulso y en el camino lo enganché del cuello para llevarlo a fuera y mientras le insertaba el ninjato en el estómago y lo movía hacia arriba como destripando pescado dije Meto cuchillo, saco tripas. Destripa peces[AF] Una vez hube matado a ese canalla de forma cruel miré al herrero que parecía herido así que me agaché y tras arrancar una parte limpia de la espalda del canalla que acaba de morir, una lo suficientemente grande como para taponar la herida con la presión justa, la ato alrededor de la herida y aprieto para que haga de tapón. Tras eso miré al chico guepardo y dije Será mejor que te transformes en guepardo y lo cargues hasta la ciudad, de otro modo no sobrevivirá. Yo me adelantaré para buscar al médico. Tras decir eso me levanté y empecé a correr a gran velocidad hacia la ciudad donde miré en todos y cada uno de los edificios hasta que encontré al médico al cual dije que preparara todo para atender a alguien con heridas graves y que luego esperara en la puerta para que el que lo traía supiera a donde tenía que ir.
Ya solo quedaba un único atacante que parecía querer escapar pero no pensaba permitirlo, salté con un fuerte impulso y en el camino lo enganché del cuello para llevarlo a fuera y mientras le insertaba el ninjato en el estómago y lo movía hacia arriba como destripando pescado dije Meto cuchillo, saco tripas. Destripa peces[AF] Una vez hube matado a ese canalla de forma cruel miré al herrero que parecía herido así que me agaché y tras arrancar una parte limpia de la espalda del canalla que acaba de morir, una lo suficientemente grande como para taponar la herida con la presión justa, la ato alrededor de la herida y aprieto para que haga de tapón. Tras eso miré al chico guepardo y dije Será mejor que te transformes en guepardo y lo cargues hasta la ciudad, de otro modo no sobrevivirá. Yo me adelantaré para buscar al médico. Tras decir eso me levanté y empecé a correr a gran velocidad hacia la ciudad donde miré en todos y cada uno de los edificios hasta que encontré al médico al cual dije que preparara todo para atender a alguien con heridas graves y que luego esperara en la puerta para que el que lo traía supiera a donde tenía que ir.
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Una vez fuera y con el herrero al lado, el joven rubio apareció delante con uno de los piratas en sus brazos, introdujo una especie de ninjato y lo mató como si fuera un pez, con la frase de "Meto cuchillo, saco tripas". Me pareció bastante desagradable y me giré hacia el herrero, tenía que preguntarle que es lo que deberíamos hacer a continuación y porque lo tenían atrapado en ese lugar. Edward rompió un trozo de su ropa y envolvió una de las heridas que tenía el herrero. Seguidamente me dijo que lo mejor sería que lo llevara hasta la ciudad en forma de guepardo, debía hacerlo, no había otra opción y lo mejor era llegar en cuanto antes a un hospital o algún centro donde pudieran curarlo. El chico se adelantó y yo le miré para saber por donde debería seguir.
Cogí al herrero y me quité la camiseta para atarlo con esta a mi espalda, en forma completa empecé a correr por donde había pasado Edward, el camino estaba repleto de caras mirándome y que decir de las miradas de amenaza, parecía que en esa isla todo eran intentos de intimidar y se sobrevivía de eso, ignoré todo lo que me intentaban transmitir y seguí mi camino lo más rápido posible. Vi a lo lejos al joven y me acerqué donde este estaba, una especie de pequeño hospital o casa de algún médico se presenciaba al lado suya, decidí entrar y descargué al joven de mi espalda, dejándolo en una de las camillas que ahí se encontraban. Esperé a que el joven también subiera y miré al médico con cierto interés, parecía bastante viejo y tenía una barba envidiable, quizás de algunos años sin afeitarse, esta era de color blanco y su pelo totalmente canoso. En el interior se podía sentir el olor a alcohol y medicamentos, no me gustaba sentir esos olores, pues con mi olfato se multiplicaba y se sentía bastante nauseabundo.
-Yo esperaré fuera, si puede curarlo se lo agradecería mucho, el precio no importa, podré pagarlo. Edward, si quieres quédate, yo no soporto el fuerte olor a medicamentos. Iré a tomar el aire y ver si venden algo dulce en la zona.-Decía con una media sonrisa mientras iba saliendo por la puerta por donde había entrado pocos minutos antes.
Una vez fuera, el sol me cegó por unos segundos y una vez hube vuelto en mi mismo, empecé a caminar hacia lo que parecía ser un mercadillo, ahí venderían algo dulce, pensé mientras miraba con curiosidad los diferentes stands. En uno de estos vi una gran caja llena de manzanas, me acerqué y esperé a que el vendendor me atendiera. Este era un hombre de cierta edad, no demasiado viejo, rondaba los cuarenta años de edad, según su apariencia y vestía una túnica de color marrón oscuro y unas gafas de sol bastante grandes.
-¿Desea algo señor? ¡Tenemos las mejores manzanas del Grand Line y que decir, del mundo entero!-Dijo el hombre entusiasmado y con una sonrisa de oreja a oreja, era bastante extraño ver alguien ofreciendote una fruta de esa manera, pero iría a aceptarla, tenía mucha hambre y tenía la boca seca tras el anterior duelo con esos bastardos.
-Si, póngame tres manzanas, y si además tiene, algo de zumo, de lo que sea.-Dije sonriendo
-Aquí tiene, son 200 berries y el zumo es de cerezas. ¡Disfrute del manjar de los dioses!-Respondió el hombre con el mismo entusiasmo que había presentado anteriormente.
-Tome el dinero, muchas gracias, tenga seguro que lo disfrutaré.-Decía mientras me iba despidiendo y encaminando de vuelta hacia la casa del médico.
Una de esas manzanas era para Edward si quería y la otra para el herrero, si es que se despertaba de manera correcta y le permitían comer y el zumo sin embargo era para mi continua sed que no podía saciar. Abrí la botella y empecé a beberla hasta que pocos segundos después ya se encontraba la botella vacía, la agité varias veces para darme cuenta de que estaba vacía y la tiré al cubo de basura más cercano, por acción del destino, entró a la primera, que suerte, pensé. Tomé una de las manzanas y la mordí con fuerza, estaba algo agria pero deliciosa. Esperaba que al joven Edward también le gustara, pero no sabía si concordaba totalmente con sus gustos, ya se vería en su momento.
Subí arriba donde el herrero y le dejé una manzana al lado de la cama, en una de las mesillas de noche y esperé a que Edward también estuviera ahí, si es que no lo estaba aún. Una vez se encontrara conmigo, le ofrecería la otra manzana para que la probara, esperaba que le gustase.
Cogí al herrero y me quité la camiseta para atarlo con esta a mi espalda, en forma completa empecé a correr por donde había pasado Edward, el camino estaba repleto de caras mirándome y que decir de las miradas de amenaza, parecía que en esa isla todo eran intentos de intimidar y se sobrevivía de eso, ignoré todo lo que me intentaban transmitir y seguí mi camino lo más rápido posible. Vi a lo lejos al joven y me acerqué donde este estaba, una especie de pequeño hospital o casa de algún médico se presenciaba al lado suya, decidí entrar y descargué al joven de mi espalda, dejándolo en una de las camillas que ahí se encontraban. Esperé a que el joven también subiera y miré al médico con cierto interés, parecía bastante viejo y tenía una barba envidiable, quizás de algunos años sin afeitarse, esta era de color blanco y su pelo totalmente canoso. En el interior se podía sentir el olor a alcohol y medicamentos, no me gustaba sentir esos olores, pues con mi olfato se multiplicaba y se sentía bastante nauseabundo.
-Yo esperaré fuera, si puede curarlo se lo agradecería mucho, el precio no importa, podré pagarlo. Edward, si quieres quédate, yo no soporto el fuerte olor a medicamentos. Iré a tomar el aire y ver si venden algo dulce en la zona.-Decía con una media sonrisa mientras iba saliendo por la puerta por donde había entrado pocos minutos antes.
Una vez fuera, el sol me cegó por unos segundos y una vez hube vuelto en mi mismo, empecé a caminar hacia lo que parecía ser un mercadillo, ahí venderían algo dulce, pensé mientras miraba con curiosidad los diferentes stands. En uno de estos vi una gran caja llena de manzanas, me acerqué y esperé a que el vendendor me atendiera. Este era un hombre de cierta edad, no demasiado viejo, rondaba los cuarenta años de edad, según su apariencia y vestía una túnica de color marrón oscuro y unas gafas de sol bastante grandes.
-¿Desea algo señor? ¡Tenemos las mejores manzanas del Grand Line y que decir, del mundo entero!-Dijo el hombre entusiasmado y con una sonrisa de oreja a oreja, era bastante extraño ver alguien ofreciendote una fruta de esa manera, pero iría a aceptarla, tenía mucha hambre y tenía la boca seca tras el anterior duelo con esos bastardos.
-Si, póngame tres manzanas, y si además tiene, algo de zumo, de lo que sea.-Dije sonriendo
-Aquí tiene, son 200 berries y el zumo es de cerezas. ¡Disfrute del manjar de los dioses!-Respondió el hombre con el mismo entusiasmo que había presentado anteriormente.
-Tome el dinero, muchas gracias, tenga seguro que lo disfrutaré.-Decía mientras me iba despidiendo y encaminando de vuelta hacia la casa del médico.
Una de esas manzanas era para Edward si quería y la otra para el herrero, si es que se despertaba de manera correcta y le permitían comer y el zumo sin embargo era para mi continua sed que no podía saciar. Abrí la botella y empecé a beberla hasta que pocos segundos después ya se encontraba la botella vacía, la agité varias veces para darme cuenta de que estaba vacía y la tiré al cubo de basura más cercano, por acción del destino, entró a la primera, que suerte, pensé. Tomé una de las manzanas y la mordí con fuerza, estaba algo agria pero deliciosa. Esperaba que al joven Edward también le gustara, pero no sabía si concordaba totalmente con sus gustos, ya se vería en su momento.
Subí arriba donde el herrero y le dejé una manzana al lado de la cama, en una de las mesillas de noche y esperé a que Edward también estuviera ahí, si es que no lo estaba aún. Una vez se encontrara conmigo, le ofrecería la otra manzana para que la probara, esperaba que le gustase.
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- (Presente-privado) Una llamada y un reencuentro inesperado.
- Piratas y más piratas, cacería en la última isla[Pasado][Privado Guldrik-Yumiko]
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