VS
Lugar: El barco.
Turnos: Legim-Izanami-Legim...
Condiciones:
-Sin saltos de turno.
-Este combate se salta la regla del tiempo lógico de combate (Si el ataque es potencialmente mortal, el rival puede morir).
-Durará hasta el día 22 a las 00:00, día en que sucederán los supuestos siguientes.
-Si gana Legim secuestrará el barco, y tendrá la recompensa añadida subsiguiente.
-Si gana la vicealmirante Legim será encerrado y condenado a muerte (podrá huir en medio del capítulo o mediante diario o moderado de nota 8,5 o superior).
-En caso de empate el barco zarpará hacia Loguetown y flanqueará a la armada pirata, en caso de que ésta no haya ganado su batalla.
-Cada 2 post de Izanami un recluta (nivel 25) lanzará un ataque AIF contra Legim, además del ataque de la vicealmirante.
-Si gana Legim se lleva 15 de experiencia, si pierde o empata lleva -1.
-Cada vez que Legim lance un ataque de alcohol, por algún motivo se incendiará la zona (se deja a la imaginación del capitán), de modo que ambos tendrán más complejo luchar, o podrían verse aislados del resto de la flota. Regla eliminada porque Legim es un nenaza (?)
-Además hay galletas en la despensa del barco. Si Legim gana podrá cogerlas.
Lugar: El barco.
Turnos: Legim-Izanami-Legim...
Condiciones:
-Sin saltos de turno.
-Este combate se salta la regla del tiempo lógico de combate (Si el ataque es potencialmente mortal, el rival puede morir).
-Durará hasta el día 22 a las 00:00, día en que sucederán los supuestos siguientes.
-Si gana Legim secuestrará el barco, y tendrá la recompensa añadida subsiguiente.
-Si gana la vicealmirante Legim será encerrado y condenado a muerte (podrá huir en medio del capítulo o mediante diario o moderado de nota 8,5 o superior).
-En caso de empate el barco zarpará hacia Loguetown y flanqueará a la armada pirata, en caso de que ésta no haya ganado su batalla.
-Cada 2 post de Izanami un recluta (nivel 25) lanzará un ataque AIF contra Legim, además del ataque de la vicealmirante.
-Si gana Legim se lleva 15 de experiencia, si pierde o empata lleva -1.
-Además hay galletas en la despensa del barco. Si Legim gana podrá cogerlas.
Legim
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al tiempo que cada palabra salía por su boca, presté atención a su reacción y pronto me quedó claro cual fue el detonante de su actitud, la referencia negativa hacia su cuerpo.
- Para usar esos elementos míos de esa forma, podrías haber sido amable y los habrías disfrutado bien cálidos. - Respondí sarcástico preocupándome enseguida de analizarla de arriba a abajo en apenas unos segundos.
Mientras pensaba, el alcohol seguía creciendo en altura, aunque también se iba filtrando por la cubierta del barco hacia la sala que estuviese justo debajo por accidente.
Había decidido matarla de un solo golpe tras la primera frase que me dirigió ya que había herido mi preciado orgullo sin tenerme en cuenta más de lo que se tiene en cuenta a una mosca, y el resto de frases que soltó solo acentuó el deseo de hacerlo rápido. Es una vice-almirante, y ama su cuerpo hasta el punto de ofenderse gravemente, esos eran los dados de los que disponía en ese momento, a partir del cual tenía que pensar en cuestión de segundos algo que pudiese aprovechar para sacar ventaja en el primer movimiento. Como una estrella fugaz, el razonamiento salió solo.
Los vice-almirantes tienen esa categoría normalmente con tan solo despertar el haki, con lo que ya estaba claro que podría golpearme, pero claro, hay tres tipos de haki... ¿Cuál sería el más fuerte en ella? ¿El rey? Imposible, sería más atrevida y valiente de lo que muestra ser en realidad... ¿La armadura?... No lo creo, hubiese significado un aumento de su musculatura, y haberse expuesto a recibir golpes además de darlos, esto lo habría aprendido, pero no hasta el extremo de especializarse en ello, de seguro que no quiere dañar su cuerpo si puede evitarlo. Solo queda entonces un tipo de haki, y que sin ninguna duda es el que tiene como especialización, el conocido como Mantra... Ser de tan bello cuerpo hasta el punto de parecer adorarlo y mostrarse tan segura y confiada con alguien de mi posición hace pensar que trata siempre de que nadie le toque un solo pelo sin que ella se dejase tocar, hasta el punto de ser tan buena que no tiene miedo a combatir contra mi, así que de seguro que se especializó en esto con el fin de ser casi intocable, la fuente de su gran seguridad... puede incluso que no haya ido a la guerra que se está preparando precisamente porque en una guerra muchos golpes son impredecibles... a saber.
Al menos ya tenía una idea de que hacer, y no iba a perder más tiempo. Haciendo caso a su reiterada invitación a que empezase yo el combate, apreté nuevamente las empuñaduras de las katanas, y aceleré poco a poco mi respiración. Mi katana Ökami empezó a brillar fuerte de su clásico color rojo carmesí, el mismo color de la sangre. Esto significaba una clara manifestación de que reaccionaba a mi sed de asesinato y sangre, que estaba deseando salir y tomar el control, poder probar en sus curvas la sangre recorriendo su filo.
Solo pensar en esto me hizo reír nervioso, estaba recordando lo que se sentía al ser poseído por él, y como llegué a devorar a una persona por esto, ese cosquilleo invitaba a dejarse poseer, pero no podía permitirlo aún, sin embargo, si podía ceder un poco de espacio en mi corazón para él.
Una llama roja parecía estar quemando mi corazón, mis ojos estaban inyectados en sangre y mi sonrisa característica pasó a ser una mueca de odio, rabia contenida que estaba siendo mostrada sin tapujos, deseando salir y pagarlo con la primera persona que tuviese en frente. La vice-almirante.
Había perdido por completo el sentido, solo podía reproducir en mi cabeza lo que sucedía a los pocos segundos de vivir ese momento, como si me llegase a la cabeza cada pensamiento, sentimiento y acción con retraso. Un rugido salió de mi garganta sonando profunda y desgarradora, no sabía que iba a pasar, pero en mi opinión, tenía posibilidad de matarla ya que el espacio era reducido, a penas 25 metros gracias a mi alcohol, y mi velocidad siempre había sido endiablada. Nunca había usado antes esta técnica en combate, pero por los entrenamientos, supuse que sería como si atacase a un rival con mi máxima velocidad posible, y fuerza, empeñado en acabar con la vida del oponente en el menor tiempo posible. Me preguntaba si mi ojo cyborg iba a funcionar a la perfección en el ataque, supuse que si, ya que es un ojo, ve sin necesidad de razonar o realizar acción alguna.
- Veamos hasta donde llega la capacidad de este movimiento... tú serás experta en esquivar, pero te has encontrado con alguien también experto en esquivar gracias a mi visión, y en ser letal como el filo de una espada atravesando la nuez de una persona. - Pensé confuso en mi salvaje ataque.
- Para usar esos elementos míos de esa forma, podrías haber sido amable y los habrías disfrutado bien cálidos. - Respondí sarcástico preocupándome enseguida de analizarla de arriba a abajo en apenas unos segundos.
Mientras pensaba, el alcohol seguía creciendo en altura, aunque también se iba filtrando por la cubierta del barco hacia la sala que estuviese justo debajo por accidente.
Había decidido matarla de un solo golpe tras la primera frase que me dirigió ya que había herido mi preciado orgullo sin tenerme en cuenta más de lo que se tiene en cuenta a una mosca, y el resto de frases que soltó solo acentuó el deseo de hacerlo rápido. Es una vice-almirante, y ama su cuerpo hasta el punto de ofenderse gravemente, esos eran los dados de los que disponía en ese momento, a partir del cual tenía que pensar en cuestión de segundos algo que pudiese aprovechar para sacar ventaja en el primer movimiento. Como una estrella fugaz, el razonamiento salió solo.
Los vice-almirantes tienen esa categoría normalmente con tan solo despertar el haki, con lo que ya estaba claro que podría golpearme, pero claro, hay tres tipos de haki... ¿Cuál sería el más fuerte en ella? ¿El rey? Imposible, sería más atrevida y valiente de lo que muestra ser en realidad... ¿La armadura?... No lo creo, hubiese significado un aumento de su musculatura, y haberse expuesto a recibir golpes además de darlos, esto lo habría aprendido, pero no hasta el extremo de especializarse en ello, de seguro que no quiere dañar su cuerpo si puede evitarlo. Solo queda entonces un tipo de haki, y que sin ninguna duda es el que tiene como especialización, el conocido como Mantra... Ser de tan bello cuerpo hasta el punto de parecer adorarlo y mostrarse tan segura y confiada con alguien de mi posición hace pensar que trata siempre de que nadie le toque un solo pelo sin que ella se dejase tocar, hasta el punto de ser tan buena que no tiene miedo a combatir contra mi, así que de seguro que se especializó en esto con el fin de ser casi intocable, la fuente de su gran seguridad... puede incluso que no haya ido a la guerra que se está preparando precisamente porque en una guerra muchos golpes son impredecibles... a saber.
Al menos ya tenía una idea de que hacer, y no iba a perder más tiempo. Haciendo caso a su reiterada invitación a que empezase yo el combate, apreté nuevamente las empuñaduras de las katanas, y aceleré poco a poco mi respiración. Mi katana Ökami empezó a brillar fuerte de su clásico color rojo carmesí, el mismo color de la sangre. Esto significaba una clara manifestación de que reaccionaba a mi sed de asesinato y sangre, que estaba deseando salir y tomar el control, poder probar en sus curvas la sangre recorriendo su filo.
Solo pensar en esto me hizo reír nervioso, estaba recordando lo que se sentía al ser poseído por él, y como llegué a devorar a una persona por esto, ese cosquilleo invitaba a dejarse poseer, pero no podía permitirlo aún, sin embargo, si podía ceder un poco de espacio en mi corazón para él.
Una llama roja parecía estar quemando mi corazón, mis ojos estaban inyectados en sangre y mi sonrisa característica pasó a ser una mueca de odio, rabia contenida que estaba siendo mostrada sin tapujos, deseando salir y pagarlo con la primera persona que tuviese en frente. La vice-almirante.
- La danza del diablo (Técnica especial) [A.M.F]:
- El usuario de esta técnica parece haber sido consumido por la locuras y el caos, empieza a moverse de una manera totalmente imprevisible al doble de su velocidad, ya que ni él mismo sabe cual va a ser el próximo paso que de y parece que estás viendo bailar al demonio en persona.
Al no pensar ni él mismo el movimiento, es imposible de predecir con el mantra. Sirve tanto para evitar ataques como para atacar.
Había perdido por completo el sentido, solo podía reproducir en mi cabeza lo que sucedía a los pocos segundos de vivir ese momento, como si me llegase a la cabeza cada pensamiento, sentimiento y acción con retraso. Un rugido salió de mi garganta sonando profunda y desgarradora, no sabía que iba a pasar, pero en mi opinión, tenía posibilidad de matarla ya que el espacio era reducido, a penas 25 metros gracias a mi alcohol, y mi velocidad siempre había sido endiablada. Nunca había usado antes esta técnica en combate, pero por los entrenamientos, supuse que sería como si atacase a un rival con mi máxima velocidad posible, y fuerza, empeñado en acabar con la vida del oponente en el menor tiempo posible. Me preguntaba si mi ojo cyborg iba a funcionar a la perfección en el ataque, supuse que si, ya que es un ojo, ve sin necesidad de razonar o realizar acción alguna.
- Veamos hasta donde llega la capacidad de este movimiento... tú serás experta en esquivar, pero te has encontrado con alguien también experto en esquivar gracias a mi visión, y en ser letal como el filo de una espada atravesando la nuez de una persona. - Pensé confuso en mi salvaje ataque.
"Izquierda... No, derecha... No, izquierda por el flanco superior. No ¡Espalda!". Menudo error de novata. Debí suponer en su momento que un hombre tan egocéntrico como este rufián guardaría algún motivo para serlo. Muchas veces dar el primer paso era perder. Para mí lo era, para mis oponentes también. ¿Pero qué sucedía con aquel hombre? Su rumbo era errático y su movimiento exagerado. Iba de un lado hacia otro, parecía borracho, o poseído, o algo peor... El capitán se movía con inusitada agilidad para incluso lo que se podía esperar de alguien como él. De un lado a otro, desapareciendo y reapareciendo, a cada paso que daba lo tenía otra vez encima, casi listo para atacarme, y el mantra no me ayudaba sino a prevenir que se dirigía hacia mí. Pues vaya mierda de información.
Finalmente me alcanzó. Un corte al hombro que casi me llegó al hueso (y habría llegado de no ser por mi armadura, que se quebró bajo la fuerza de aquel ser), y una tajada en horizontal que dejó mis tripas a muy poco de rebosar el envoltorio. Estaba jodida. En veinte años luchando y jamás me había topado con un elemento capaz de hacerme algo así. Debía contraatacar. Pero... ¿Cómo? Un brazo inutilizado y las tripas saliéndose de mi cuerpo, o intentándolo por lo menos. Era una sensación muy desagradable, y debería arreglarla en el cuartel. Aunque, por lo menos debía sentirme afortunada de esquivar la mayor parte de sus golpes. Podría no haber vuelto a ver al pequeño Nikolai en mi vida... Nikolai tenía ya veintitantos, pero siempre sería mi pequeño.
Con todo el esfuerzo que pude coloqué el brazo lesionado sobre mis tripas huidizas, y con el otro apreté el mango de mi lanza usando cada cuanto de fuerza que tenía en mi interior. Un solo golpe bastaría para hacer caer a aquel infeliz. Comencé a hacerla girar en mi mano mientras dejaba el mango escurrirse ligeramente entre mis dedos, resbalando para alejarse cada vez más el filo de mí, en un remolino cada vez más violento. Una vez restara de mango la longitud de mi antebrazo daría un golpe con todas mis fuerzas, en un barrido que alcanzaría un radio de algo más de dos metros. Si no caía el capitán con ese golpe, la cúpula se quebraría y nos sepultaría a ambos, dándome una muerte con honor, y una última victoria, o una derrota dulce. No sabía cuánto aguantaría aquella cúpula de olor a alcohol, pero sabía por mi experiencia que podía doblar kairoseki con un puñetazo concentrado, y pocas cosas había que resistieran más que eso. La mayor parte de las rocas y metales se quebraban ante mi fuerza, y aquel cristal de lo que mi mente llamaba "Alcohol Legítimo", en un chiste malo por su propietario y aroma, aunque no estaba convencida de qué era, no podía ser mucho más resistente que aquellas cosas.
Molino de Lanza+Barrido de lanza+Haki armadura [AB]
Finalmente me alcanzó. Un corte al hombro que casi me llegó al hueso (y habría llegado de no ser por mi armadura, que se quebró bajo la fuerza de aquel ser), y una tajada en horizontal que dejó mis tripas a muy poco de rebosar el envoltorio. Estaba jodida. En veinte años luchando y jamás me había topado con un elemento capaz de hacerme algo así. Debía contraatacar. Pero... ¿Cómo? Un brazo inutilizado y las tripas saliéndose de mi cuerpo, o intentándolo por lo menos. Era una sensación muy desagradable, y debería arreglarla en el cuartel. Aunque, por lo menos debía sentirme afortunada de esquivar la mayor parte de sus golpes. Podría no haber vuelto a ver al pequeño Nikolai en mi vida... Nikolai tenía ya veintitantos, pero siempre sería mi pequeño.
Con todo el esfuerzo que pude coloqué el brazo lesionado sobre mis tripas huidizas, y con el otro apreté el mango de mi lanza usando cada cuanto de fuerza que tenía en mi interior. Un solo golpe bastaría para hacer caer a aquel infeliz. Comencé a hacerla girar en mi mano mientras dejaba el mango escurrirse ligeramente entre mis dedos, resbalando para alejarse cada vez más el filo de mí, en un remolino cada vez más violento. Una vez restara de mango la longitud de mi antebrazo daría un golpe con todas mis fuerzas, en un barrido que alcanzaría un radio de algo más de dos metros. Si no caía el capitán con ese golpe, la cúpula se quebraría y nos sepultaría a ambos, dándome una muerte con honor, y una última victoria, o una derrota dulce. No sabía cuánto aguantaría aquella cúpula de olor a alcohol, pero sabía por mi experiencia que podía doblar kairoseki con un puñetazo concentrado, y pocas cosas había que resistieran más que eso. La mayor parte de las rocas y metales se quebraban ante mi fuerza, y aquel cristal de lo que mi mente llamaba "Alcohol Legítimo", en un chiste malo por su propietario y aroma, aunque no estaba convencida de qué era, no podía ser mucho más resistente que aquellas cosas.
Molino de Lanza+Barrido de lanza+Haki armadura [AB]
Legim
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras el continuo ajetreo me paré en seco sintiendo como la adrenalina recorría todo mi cuerpo erizándome cada pelo y dejándome la piel de gallina.
- ¡¡¡¡Yeeeeeeeeah!!!! - Grité eufórico celebrándolo.
Pude observar en ese momento las heridas de mi oponente, la vice-almirante. Estas eran demasiado considerables, no había esperado tener tal efecto en un solo ataque por lo que sin duda, lo usaría mucho más a menudo a partir de ahora. Sin embargo, no había muerto, quedaba aún vida en su bello cuerpo, ahora no tan hermoso.
Fue entonces cuando la marine extendió su arma, era una de esas armas que junto a la guadaña más odiaba. Eran completamente inútiles y sobrevaloradas en el combate cuerpo a cuerpo, con solo desviar el mango o romperlo el rival caería fácilmente, por no nombrar que era un arma muy pesada y larga que haría más lento al oponente, precisamente por ello siempre las vi como las armas más inútiles de la historia. Sin embargo, la vice-almirante no la iba a usar en un cuerpo a cuerpo, de hecho, iba a sacar el único partido bueno que puede sacarle a ese arma.
No entendí que acababa de pasar ya que todo pasó en cuestión de segundos, esto no era excusa para una persona para mi, pero en esos segundos me había despistado por completo... es posible que fuese un efecto secundario de la técnica anterior, pero lo único claro es que ese fallo me haría acabar mal.
Una especie de remolino cortante me había provocado numerosos cortes en brazos y piernas, los cuales estaban en posición defensiva para cubrirme el tronco del cuerpo, estos escocían bastante, sin embargo, el auténtico ataque venía justo después, cuando una onda cortante de tamaño considerable me impactó en el pecho mandándome a volar con un ancho corte en el pecho hasta la madera lateral del barco.
Era un dolor difícil de soportar ya que había logrado reventar el propio metal que tenía en mi cuerpo y dañar mi cuerpo dejando un gran corte. Si no fuese por el metal, probablemente el corte hubiese sido tan profundo que habría acabado provocandome la muerte. La sangre brotaba roja como la pasión de fuego que ardía en mi corazón en ese momento, manchando la cubierta y haciéndome pasar un sudor frío que recorría mi cuerpo al completo. Hacía mucho tiempo que no me sentía así en batalla, el ataque podría haberme matado realmente, pero gracias al destino sigo aquí, y sin perder la consciencia aún a pesar de tener ganas de cerrar los ojos.
Por unos segundos llegué a ver borroso todo, con un fuerte pitido reventando mis tímpanos, sin embargo, no iba a ser hoy el día en el que moriría, no ante una Vice-almirante. Hice un esfuerzo sobre humano y me espabilé lo suficiente como para actuar al menos una vez más, necesitaba acabarlo rápido y zarpar para descansar y empezar la cura.
Una idea salió a la luz recobrando la estrategia que tenía desde el comienzo y automáticamente una sonrisa había hecho acto de presencia en mi rostro. Sin decir nada cerré mi puño y el alcohol que nos rodeaba en milésimas de segundos se solidificó aún más a base de presión formando centenares de lanzas. El alcohol también estaba bajo la cubierta, este había caído desde el comienzo de la formación de la cúpula por las grietas de la cubierta y varios huecos libres, y desde debajo de cubierta se transformó también en lanzas de alcohol iguales a las de la parte superior y en el mismo momento. Al instante, se lanzaron de lleno a mi noble oponente, la Vice-Almirante. Dulce acupuntura [A.B-Haki]
- Este ataque ya sabes como será, pero por mucho que sepas, si no puedes esquivarlo, es inútil. - Pensé al tiempo que mandaba todas hacia su cuerpo.
Quizás me sorprendería con una velocidad extrema, pero teniendo en cuenta que era atacada desde todos los ángulos, lo veía poco posible. Ya que no solo dependería de velocidad, puesto que los espacios entre diferentes lanzas eran demasiado pequeños.
No estaba gravemente herido a pesar de lo que parecía, pero si estaba en unas condiciones pésimas que durarían unos minutos al menos. No me convenía moverme en exceso en esos momentos ya que podría abrirme aún más la herida y agravar mi estado, necesitaba partir deprisa y curarme en el trayecto, pero para esto, la vice-almirante debía de morir ahí mismo, o acabar inconsciente como mínimo. La perdida de sangre y esos cortes ya le habían asegurado una alta probabilidad de tener una muerte dolorosa y lenta, al sumar este ataque, suponiendo que sea certero, estará acabada definitivamente. Entonces, solo debía de ocuparme de los soldaditos de madera que se iban a abalanzar sobre mi seguramente... Pobres, les espera un baño de alcohol y una ducha de agua salada.
- Venid a mi soldaditos... juro destrozar vuestras caras hasta el punto en el que no se os reconozca el rostro cuando recojan las cabezas que tenéis y soltaré en cualquier base marine... seréis la vergüenza del mundo entero jajajajajaja- Les dije de manera amenazadora con el fin de acongojarlos y que duden si atacarme o no. En caso afirmativo, tendrían miedo y fallarían, en caso negativo, no tendría que moverme más. Solo rezaba porque la vice-almirante no se levantase más.
- ¡¡¡¡Yeeeeeeeeah!!!! - Grité eufórico celebrándolo.
Pude observar en ese momento las heridas de mi oponente, la vice-almirante. Estas eran demasiado considerables, no había esperado tener tal efecto en un solo ataque por lo que sin duda, lo usaría mucho más a menudo a partir de ahora. Sin embargo, no había muerto, quedaba aún vida en su bello cuerpo, ahora no tan hermoso.
Fue entonces cuando la marine extendió su arma, era una de esas armas que junto a la guadaña más odiaba. Eran completamente inútiles y sobrevaloradas en el combate cuerpo a cuerpo, con solo desviar el mango o romperlo el rival caería fácilmente, por no nombrar que era un arma muy pesada y larga que haría más lento al oponente, precisamente por ello siempre las vi como las armas más inútiles de la historia. Sin embargo, la vice-almirante no la iba a usar en un cuerpo a cuerpo, de hecho, iba a sacar el único partido bueno que puede sacarle a ese arma.
No entendí que acababa de pasar ya que todo pasó en cuestión de segundos, esto no era excusa para una persona para mi, pero en esos segundos me había despistado por completo... es posible que fuese un efecto secundario de la técnica anterior, pero lo único claro es que ese fallo me haría acabar mal.
Una especie de remolino cortante me había provocado numerosos cortes en brazos y piernas, los cuales estaban en posición defensiva para cubrirme el tronco del cuerpo, estos escocían bastante, sin embargo, el auténtico ataque venía justo después, cuando una onda cortante de tamaño considerable me impactó en el pecho mandándome a volar con un ancho corte en el pecho hasta la madera lateral del barco.
Era un dolor difícil de soportar ya que había logrado reventar el propio metal que tenía en mi cuerpo y dañar mi cuerpo dejando un gran corte. Si no fuese por el metal, probablemente el corte hubiese sido tan profundo que habría acabado provocandome la muerte. La sangre brotaba roja como la pasión de fuego que ardía en mi corazón en ese momento, manchando la cubierta y haciéndome pasar un sudor frío que recorría mi cuerpo al completo. Hacía mucho tiempo que no me sentía así en batalla, el ataque podría haberme matado realmente, pero gracias al destino sigo aquí, y sin perder la consciencia aún a pesar de tener ganas de cerrar los ojos.
Por unos segundos llegué a ver borroso todo, con un fuerte pitido reventando mis tímpanos, sin embargo, no iba a ser hoy el día en el que moriría, no ante una Vice-almirante. Hice un esfuerzo sobre humano y me espabilé lo suficiente como para actuar al menos una vez más, necesitaba acabarlo rápido y zarpar para descansar y empezar la cura.
Una idea salió a la luz recobrando la estrategia que tenía desde el comienzo y automáticamente una sonrisa había hecho acto de presencia en mi rostro. Sin decir nada cerré mi puño y el alcohol que nos rodeaba en milésimas de segundos se solidificó aún más a base de presión formando centenares de lanzas. El alcohol también estaba bajo la cubierta, este había caído desde el comienzo de la formación de la cúpula por las grietas de la cubierta y varios huecos libres, y desde debajo de cubierta se transformó también en lanzas de alcohol iguales a las de la parte superior y en el mismo momento. Al instante, se lanzaron de lleno a mi noble oponente, la Vice-Almirante. Dulce acupuntura [A.B-Haki]
- Este ataque ya sabes como será, pero por mucho que sepas, si no puedes esquivarlo, es inútil. - Pensé al tiempo que mandaba todas hacia su cuerpo.
Quizás me sorprendería con una velocidad extrema, pero teniendo en cuenta que era atacada desde todos los ángulos, lo veía poco posible. Ya que no solo dependería de velocidad, puesto que los espacios entre diferentes lanzas eran demasiado pequeños.
No estaba gravemente herido a pesar de lo que parecía, pero si estaba en unas condiciones pésimas que durarían unos minutos al menos. No me convenía moverme en exceso en esos momentos ya que podría abrirme aún más la herida y agravar mi estado, necesitaba partir deprisa y curarme en el trayecto, pero para esto, la vice-almirante debía de morir ahí mismo, o acabar inconsciente como mínimo. La perdida de sangre y esos cortes ya le habían asegurado una alta probabilidad de tener una muerte dolorosa y lenta, al sumar este ataque, suponiendo que sea certero, estará acabada definitivamente. Entonces, solo debía de ocuparme de los soldaditos de madera que se iban a abalanzar sobre mi seguramente... Pobres, les espera un baño de alcohol y una ducha de agua salada.
- Venid a mi soldaditos... juro destrozar vuestras caras hasta el punto en el que no se os reconozca el rostro cuando recojan las cabezas que tenéis y soltaré en cualquier base marine... seréis la vergüenza del mundo entero jajajajajaja- Les dije de manera amenazadora con el fin de acongojarlos y que duden si atacarme o no. En caso afirmativo, tendrían miedo y fallarían, en caso negativo, no tendría que moverme más. Solo rezaba porque la vice-almirante no se levantase más.
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