Teravan Finger-bullet
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Se había quedado dormido. No podía ni imaginarlo. Después de toda la travesía esperando el momento para llegar a la isla, se había quedado dormido. Tal vez un desafortunado golpe en la cabeza le había hecho caer rendido, eso explicaría el dolor de cabeza, aunque con frecuencia los mareos producidos por el bamboleo de la nave hacía que se levantase con una fuerte molestia.
Se levantó del catre y se puso la chaqueta, hacía algo de calor, aunque el ambiente estaba lejos de ser sofocante. La madera del casco dejaba pasar pequeños haces de luz del exterior. "Este barco necesita unas buenas reparaciones" pensó el oficial. Acto seguido, se colgó su fusil a la espalda, después de comprobar su buen estado, se colgó las bolsitas de munición y salió a la cubierta, listo para cumplir con su cometido.
Saludó a un par de reclutas y le preguntó al contramaestre qué había ocurrido, el cual le respondió que durante el desembarco se había golpeado la cabeza contra un madero que estaba colgando de una cuerda, pudo incluso observar a su supuesto agresor, con aire taciturno. Sus sospechas se confirmaron. ¡Otro misterio resuelto por Teravan!
Colocó de nuevo la pasarela él mismo y entró en el muelle, miró alrededor y solo pudo observar el trajinar del personal de la Marina. Pudo discernir también las anchas espaldas de su antiguo jefe Quimera Karl. No le sorprendió verle en ese lugar, pues era uno de los altos rangos, y lo que allí se cocía parecía ser algo grande. Se acercó a él dispuesto a seguir instrucciones, recordando cuántas veces lo había hecho en los viejos tiempos, ninguna.
- A su servicio, Capi. - Dijo con una voz cargada de melancolía.
Se levantó del catre y se puso la chaqueta, hacía algo de calor, aunque el ambiente estaba lejos de ser sofocante. La madera del casco dejaba pasar pequeños haces de luz del exterior. "Este barco necesita unas buenas reparaciones" pensó el oficial. Acto seguido, se colgó su fusil a la espalda, después de comprobar su buen estado, se colgó las bolsitas de munición y salió a la cubierta, listo para cumplir con su cometido.
Saludó a un par de reclutas y le preguntó al contramaestre qué había ocurrido, el cual le respondió que durante el desembarco se había golpeado la cabeza contra un madero que estaba colgando de una cuerda, pudo incluso observar a su supuesto agresor, con aire taciturno. Sus sospechas se confirmaron. ¡Otro misterio resuelto por Teravan!
Colocó de nuevo la pasarela él mismo y entró en el muelle, miró alrededor y solo pudo observar el trajinar del personal de la Marina. Pudo discernir también las anchas espaldas de su antiguo jefe Quimera Karl. No le sorprendió verle en ese lugar, pues era uno de los altos rangos, y lo que allí se cocía parecía ser algo grande. Se acercó a él dispuesto a seguir instrucciones, recordando cuántas veces lo había hecho en los viejos tiempos, ninguna.
- A su servicio, Capi. - Dijo con una voz cargada de melancolía.
Vagadus Vares
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Akuma no mi
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“matar, matar, matar, matar…” me repetía una y otra vez, la sed de sangre no me dejaba pensar claramente, podía sentir ansiedad, necesitaba matar más marines; temblaba de una manera incontrolable, no podía esperar la ejecución para satisfacer mi sed, mi deseo, mi necesidad. Sentía la presencia de una persona acercándose al callejón, y bien que reconocía a la persona, era Emile, su aura estaba un poco alteraba y al parecer percibía agresividad, tal vez contra mí por la muerte de aquel hombre.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué debía morir aquel hombre?- eso dijo, “¿Por qué?” me pregunte, no encontraba una razón válida para esa acción, solamente fue instinto, podría ser que no he bebido demasiado en estos días, y por eso tengo ansiedad.
-Aquel hombre…- susurre, parándome de mi lugar flojamente, parecía un zombi, dejando mis brazos colgados y mi cabeza agachada, seguía temblando, pero por alguna razón me empecé a tranquilizar, tal vez estar alejado de mis pensamientos y desviar mi atención de mi sed de sangre podría razonar, controlarme, pensar.
-Baja tus armas, que no somos enemigos- de comente, suspire profundamente al sentir la presencia de Kedra acercándose por detrás, -dime, ¿Qué es la marina?, ¿un símbolo?, ¿una organización?, ¿o tal vez… solamente un grupo de personas siendo controladas por el gobierno?-, mencione, me aclare la garganta y tome unos sorbos de la botella de alcohol que tenía, -Los hombres como el que mate solamente son títeres del sistema, deberías entenderlo, la mayoría está siendo utilizados como piezas de ajedrez, como yonkayko deberías de haberlo sabido, porque tu eres una de las piezas- bostece de manera floja, me estaba dando sueño de tanta platica.
-Piensa, la muerte de ese hombre es un advertencia a los demás marines que pasen por ahí, si tengo suerte podría atrasar la ejecución, y su muerte no será en vano, y una pieza menos en el tablero- moví mis hombros para relajarme, el ambiente que sentía era tenso, no sabía si lo iba a convencer o no, -podría haber sido un buen revolucionario junto a mi abuelo, pero le prometí a un amigo que me volvería un buen pirata, y esa promesa la mantendré, ahora sin más que decir me voy a sentar, tendré que esperar a que llegue el jaque para actuar- termine, sentándome en el suelo, esperaba su respuesta, Kedra al parecer ya había llegado, pero ya no importaba, mi decisión ya estaba hecha y no me arrepentiría.
-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué debía morir aquel hombre?- eso dijo, “¿Por qué?” me pregunte, no encontraba una razón válida para esa acción, solamente fue instinto, podría ser que no he bebido demasiado en estos días, y por eso tengo ansiedad.
-Aquel hombre…- susurre, parándome de mi lugar flojamente, parecía un zombi, dejando mis brazos colgados y mi cabeza agachada, seguía temblando, pero por alguna razón me empecé a tranquilizar, tal vez estar alejado de mis pensamientos y desviar mi atención de mi sed de sangre podría razonar, controlarme, pensar.
-Baja tus armas, que no somos enemigos- de comente, suspire profundamente al sentir la presencia de Kedra acercándose por detrás, -dime, ¿Qué es la marina?, ¿un símbolo?, ¿una organización?, ¿o tal vez… solamente un grupo de personas siendo controladas por el gobierno?-, mencione, me aclare la garganta y tome unos sorbos de la botella de alcohol que tenía, -Los hombres como el que mate solamente son títeres del sistema, deberías entenderlo, la mayoría está siendo utilizados como piezas de ajedrez, como yonkayko deberías de haberlo sabido, porque tu eres una de las piezas- bostece de manera floja, me estaba dando sueño de tanta platica.
-Piensa, la muerte de ese hombre es un advertencia a los demás marines que pasen por ahí, si tengo suerte podría atrasar la ejecución, y su muerte no será en vano, y una pieza menos en el tablero- moví mis hombros para relajarme, el ambiente que sentía era tenso, no sabía si lo iba a convencer o no, -podría haber sido un buen revolucionario junto a mi abuelo, pero le prometí a un amigo que me volvería un buen pirata, y esa promesa la mantendré, ahora sin más que decir me voy a sentar, tendré que esperar a que llegue el jaque para actuar- termine, sentándome en el suelo, esperaba su respuesta, Kedra al parecer ya había llegado, pero ya no importaba, mi decisión ya estaba hecha y no me arrepentiría.
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Akuma no mi
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Midorima se quedó tranquilo mientras veía como es que lentamente mucho humo empezaba a hacer presencia en la ciudad, una que otra explosión sonaba y al estar muy cerca del muelle quizás era por eso que aun no llegaba gran cosa. Shintaro también notó que se había quedado con el único miembro de Sons, y ese era el idiota de Sting…no le gustaba mucho la idea de quedarse con él y menos luego de escuchar la forma en la que le respondió en la isla cuando trataba de organizar un maldito grupo que no estaba progresando mucho, así que era imposible quedarse con Sting o por lo menos no tenía intenciones de quedarse con él, así que levantó su mano izquierda para luego darle la espalda y empezar a caminar lentamente alejándose de un herido Sting, al parecer la pierna aun no estaba del todo curada después de todo Ikaru no era un genio en relación a la medicina, así que mientras se alejaba Shintaro le dijo a su nakama:
Midorima: Bien yo me voy, espero no te mueras Sting y te recomiendo que busques a alguien que te cure esa pierna, que así como estás eres solo una carga para el que te acompañe, y yo no necesito una carga tan idiota como tú, nos vemos…no mueras.
Cuando terminó su frase bajó su mano izquierda para luego ponerla en el bolsillo del pantalón y aparte sonreía de forma tranquila ya que al fin había dicho lo que le quería decir al rubio y que no lo hizo simplemente para no generar una pelea estúpida, así que simplemente se marchó caminando rumbo a lo que sería la ciudad en sí, necesitaba algo de acción y aparte quería comprobar si estaba al nivel de una batalla tan colosal como la que se estaba llevando a cabo, su cuerpo sentía toda la adrenalina del momento nada le interesaba en ese momento que una buena pelea. Caminaba tranquilamente viendo a cada lado, al parecer Loguetown lentamente empezaba a hacerse cenizas y seguramente ya no existiría en ningún mapa del mundo actual, la batalla que se llevaba era de proporciones épicas y seguramente muchos morirían en la pelea…pero sea quien sea el ganador cambiaría el rumbo de este mundo.
Shintaro aun tenía sus dudas si él encajaba en esa guerra, pero ya estaba en ese lugar y nada haría que se fuera, ya que aun necesitaba ver que tanta diferencia existía entre él y el mundo de los más fuertes, sabía que la gente más poderosa del mundo estaba en este lugar así que tenía que ver a uno de ellos en acción, detuvo su paso y se dio media vuelta al parecer había caminado demasiado lento ya que aun lograba ver el puerto, así que se quedó de pie en ese sitio y suspiro tranquilo para luego mirar de nuevo al centro de la ciudad, aunque sus piernas no se querían mover así que Midorima suspira de nuevo para quedarse parado en la entrada a la ciudad. Al parecer aun necesitaba encontrar algo de valor para seguir avanzando.
Midorima: Bien yo me voy, espero no te mueras Sting y te recomiendo que busques a alguien que te cure esa pierna, que así como estás eres solo una carga para el que te acompañe, y yo no necesito una carga tan idiota como tú, nos vemos…no mueras.
Cuando terminó su frase bajó su mano izquierda para luego ponerla en el bolsillo del pantalón y aparte sonreía de forma tranquila ya que al fin había dicho lo que le quería decir al rubio y que no lo hizo simplemente para no generar una pelea estúpida, así que simplemente se marchó caminando rumbo a lo que sería la ciudad en sí, necesitaba algo de acción y aparte quería comprobar si estaba al nivel de una batalla tan colosal como la que se estaba llevando a cabo, su cuerpo sentía toda la adrenalina del momento nada le interesaba en ese momento que una buena pelea. Caminaba tranquilamente viendo a cada lado, al parecer Loguetown lentamente empezaba a hacerse cenizas y seguramente ya no existiría en ningún mapa del mundo actual, la batalla que se llevaba era de proporciones épicas y seguramente muchos morirían en la pelea…pero sea quien sea el ganador cambiaría el rumbo de este mundo.
Shintaro aun tenía sus dudas si él encajaba en esa guerra, pero ya estaba en ese lugar y nada haría que se fuera, ya que aun necesitaba ver que tanta diferencia existía entre él y el mundo de los más fuertes, sabía que la gente más poderosa del mundo estaba en este lugar así que tenía que ver a uno de ellos en acción, detuvo su paso y se dio media vuelta al parecer había caminado demasiado lento ya que aun lograba ver el puerto, así que se quedó de pie en ese sitio y suspiro tranquilo para luego mirar de nuevo al centro de la ciudad, aunque sus piernas no se querían mover así que Midorima suspira de nuevo para quedarse parado en la entrada a la ciudad. Al parecer aun necesitaba encontrar algo de valor para seguir avanzando.
elkilian
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Tenía muchos cristalitos pequeños por todo el cuerpo pero especialmente en el antebrazo ya que los guantes habían evitado que me clavara la mayor parte de esos cristales ya que con ellos protegí mi cara. Algunos era ligeramente inaccesibles pero con paciencia me los logré quitar.
- Por fin ... - Exhalé mientras me sentaba en un lado del edificio agrietado mientras veía de frente las ruinas de un edificio que solo quedaba algunas partes de la planta y se supone que por el ancho de los muros que debería ser de más plantas al igual que los edificios contiguos.
Fue en ese momento cuando me percaté que estaba lloviendo, estiré mi mano derecha con la palma arriba para que el agua se pudiera acumular un poco en su palma.
" Y encima llueve ... "
De repente se produjo una serie de temblores y explosiones que incluso hicieron temblar el suelo fuertemente haciendome brincar con el trasero sobre el suelo de los temblores. Cuando los temblores disminuyeron cogí el rifle francotirador que había robado y me fui acercando lentamente al borde mientras me arrastraba por el suelo como si fuera un militar. Una vez en el borde me asomé primero la cabeza y miré hacia la derecha para observar que diablos ocurría en la plaza y se podía ver a varias personas luchando y entre todo eso se podía ver a la tal Katrina.
" Sé que me encomendaron rescatarla .. pero muerto el perro ... acabada la rabia ... Por lo que si acabo con ella ahora, ya no existirá la necesidad de seguir destruyendo este lugar y nos iríamos todos por donde venimos y nos olvidamos del asunto ... Está bien ... Lo intentaré ... pero esta es la primera vez que uso un arma de fuego así que no sé ..."
Me tumbé de lado mientras miraba a la derecha mientras que con las piernas recogidas y apoyadas en la pared por si fuera necesario intentar esquivar algo. En cambio mis manos sostenían el rifle francotirador de lado, pues como ha he dicho estaba tumbado, apoyando la culata en mi hombro.
" Que incómodo es esto ... y dios ¿y todas estas ruedecitas para que son? ..Bah da igual seguro que ya está todo ajustado ... "
Entonces con mi puntería de novato apunte a Katrina al hombro y disparé. Lo más probable es que no acertara pues además de la posición en la que estaba mi inexperiencia. Era como si intentara tirar una moneda al aire y que al caer se quedara la moneda de canto. Lo más probable es que el retroceso del disparo me golpee en el hombro derecho en el que lo apoyé provocandome desde un ligero moretón a descolocarse el hombro a gusto del moderador y que sea coherente con los daños producidos por el disparo para así mantener el Karme y el Fengshui y en armonía.
- Por fin ... - Exhalé mientras me sentaba en un lado del edificio agrietado mientras veía de frente las ruinas de un edificio que solo quedaba algunas partes de la planta y se supone que por el ancho de los muros que debería ser de más plantas al igual que los edificios contiguos.
Fue en ese momento cuando me percaté que estaba lloviendo, estiré mi mano derecha con la palma arriba para que el agua se pudiera acumular un poco en su palma.
" Y encima llueve ... "
De repente se produjo una serie de temblores y explosiones que incluso hicieron temblar el suelo fuertemente haciendome brincar con el trasero sobre el suelo de los temblores. Cuando los temblores disminuyeron cogí el rifle francotirador que había robado y me fui acercando lentamente al borde mientras me arrastraba por el suelo como si fuera un militar. Una vez en el borde me asomé primero la cabeza y miré hacia la derecha para observar que diablos ocurría en la plaza y se podía ver a varias personas luchando y entre todo eso se podía ver a la tal Katrina.
" Sé que me encomendaron rescatarla .. pero muerto el perro ... acabada la rabia ... Por lo que si acabo con ella ahora, ya no existirá la necesidad de seguir destruyendo este lugar y nos iríamos todos por donde venimos y nos olvidamos del asunto ... Está bien ... Lo intentaré ... pero esta es la primera vez que uso un arma de fuego así que no sé ..."
Me tumbé de lado mientras miraba a la derecha mientras que con las piernas recogidas y apoyadas en la pared por si fuera necesario intentar esquivar algo. En cambio mis manos sostenían el rifle francotirador de lado, pues como ha he dicho estaba tumbado, apoyando la culata en mi hombro.
" Que incómodo es esto ... y dios ¿y todas estas ruedecitas para que son? ..Bah da igual seguro que ya está todo ajustado ... "
Entonces con mi puntería de novato apunte a Katrina al hombro y disparé. Lo más probable es que no acertara pues además de la posición en la que estaba mi inexperiencia. Era como si intentara tirar una moneda al aire y que al caer se quedara la moneda de canto. Lo más probable es que el retroceso del disparo me golpee en el hombro derecho en el que lo apoyé provocandome desde un ligero moretón a descolocarse el hombro a gusto del moderador y que sea coherente con los daños producidos por el disparo para así mantener el Karme y el Fengshui y en armonía.
Rei Arslan
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Ya estaba en tierra firme, cuando comencé a caminar un edificio cerca nuestro estalló y todos los escombros cayeron alrededor nuestro, yo me sobresalté y más seguidamente otra explosión ¿pero...que estaba pasando? Esto solo me daba mala espina, respiré hondo y empecé a caminar con paso decidido.
A lo lejos podía verse ya la ciudad, quizás a tan solo 1 km o 2 se encontrase la plaza, me acerqué a Kryword mientras caminábamos y en tono bajo le dije-Hoy es un gran día, me alegro que estés en esta banda, tienes honor y valentía y eso me gusta-y con una sonrisa señalando mi chaqueta de cuero con nuestro logo-luchemos con orgullo y demostremos nuestra fuerza, no olvidemos a la banda a la que pertenecemos.
Después de esto seguí caminando tranquilamente, algunos ya se habían adelantado como Midorima o Sting y otros todavía se habían quedado atrás, quizás si fuésemos un poco más deprisa consiguiésemos alcanzarlos aunque no era del todo seguro. Por el momento solo me preocupaba como estarían "Ojalá no les pase, espero que sepan defenderse o protegerse de lo que les pueda pasar, si les pasase algo no me lo perdonaría por no haber podido ayudarles..." Mi mirada seguía perdida en eses submundos de mi mente, en los lugares más recónditos que podía imaginar.
Lo único que me despejó fueron las gotas de lluvia que comenzaron a caer seguidamente empezando a mojarlo todo, genial, seguro que lo empeoraba todo, cada vez ya estábamos más cerca de la plaza y se podía oír mucho alboroto ¿que estaría ocurriendo? A lo lejor podíamos ver a Sting y a Midorima, pero algo no iba bien...Midorima se iba, yo me paré y con cara de tristeza no pude evitar decir en voz muy baja sin que nadie me escuchara-Ten cuidado Midorima...-después de esto me fijé en Sting, y le dije a Kryword-Rápido ¡alcancémosle!-mientras comenzaba a correr.
Angeline Labelle
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Me encontraba en tierra firme cuando un edificio estalló cerca de nosotros y empezaron a caer escombros por todos lados. Seguidamente otra explosión rebotó cerca de nosotros, esto era ya un campo de batalla y me suponía que sería del encuentro de la plaza. Pero esta se encontraba a unos 2 km de donde estábamos nosotros. ¿Que envergadura tendría esa batalla? No quería involucrarme en esta pero tenía curiosidad. Era un felino al final y al cabo y como felino tenía mucha curiosidad. Rose estaba al lado y de repente me empezó a hablar por lo bajo. Alabó mi honor y valentía y me invitó a ir hacía la plaza. Tocando el signo de la banda dijo que luchemos con orgullo y que no olvidemos la banda a la que pertenecemos. Esas palabras me llegaron al corazón y me ayudaron a volverme más valiente de lo que era. Entonces afirme con la cabeza y empecé a seguirla.
Midorina y Sting ya estaban adelantados y estaban quietos por algún motivo que yo desconocía. Entre tanto empecé a sentir algo familiar, gotas de agua, estaba lloviendo y eso solo me recordaba momentos tristes. Siempre llovía cuando algo malo pasaba y por esa razón no me gustaba la lluvia. La capitana se encontraba envuelta en sus pensamientos hasta que empezó a llover cuando volvió en si y empezó a mirar al frente. La situación de Midorina y Sting estaba cambiando, Midorina se había ido dejando a Sting solo y la capitana se alarmó y empezó a correr hacía Sting. Me gritó: -Rápido ¡alcancémosle!
Tras decir eso y ver empezar a correr a la capitana decidí convertirme en mi forma completa, ya que así llegaríamos más rápido y no se cansaría tampoco. Me convertí y corrí hacía la capitana cochandome contra sus pies para dejarla caer sobre mi espalda. Seguidamente le dije: -Agárrate bien, vamos a llegar ahí en nada.- Finalmente después de decir estas palabras empiezo a correr a una velocidad media de 100 km/h y teniendo cuidado de que la capitana no se caiga. Cuanto más nos acercamos, más disparos y explosiones se oyen, debe haber mucho jaleo en la plaza, es lo que pensaba. No tardamos nada en alcanzar la plaza.
Midorina y Sting ya estaban adelantados y estaban quietos por algún motivo que yo desconocía. Entre tanto empecé a sentir algo familiar, gotas de agua, estaba lloviendo y eso solo me recordaba momentos tristes. Siempre llovía cuando algo malo pasaba y por esa razón no me gustaba la lluvia. La capitana se encontraba envuelta en sus pensamientos hasta que empezó a llover cuando volvió en si y empezó a mirar al frente. La situación de Midorina y Sting estaba cambiando, Midorina se había ido dejando a Sting solo y la capitana se alarmó y empezó a correr hacía Sting. Me gritó: -Rápido ¡alcancémosle!
Tras decir eso y ver empezar a correr a la capitana decidí convertirme en mi forma completa, ya que así llegaríamos más rápido y no se cansaría tampoco. Me convertí y corrí hacía la capitana cochandome contra sus pies para dejarla caer sobre mi espalda. Seguidamente le dije: -Agárrate bien, vamos a llegar ahí en nada.- Finalmente después de decir estas palabras empiezo a correr a una velocidad media de 100 km/h y teniendo cuidado de que la capitana no se caiga. Cuanto más nos acercamos, más disparos y explosiones se oyen, debe haber mucho jaleo en la plaza, es lo que pensaba. No tardamos nada en alcanzar la plaza.
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JDS:
El hombre había soportado bastante bien el golpe demoledor que había ocasionado, hasta el punto de lanzarme otro del mismo calibre de potencia y que si no paraba seguramente mataría a todo el mundo, porque que cortaba el suelo, de tal forma que lo parecía que lo hacía en toda la isla, por lo que si no la detenía, puede que muriesen inocentes, en una lucha que no les incumbía, por lo que active mi velocidad supersónica a su máxima potencia, Mach 4, para hacer que el ataque impactase en mi cuerpo, total, no sentía dolor de ningún tipo, pero pude ver como mi piel caía quemada antes de que la onda desapareciese y me lanzara directo contra aquel tipo, lo que había hecho era despreciable…
En pocos milisegundos, active el Lightning Flame, que se ubicaba en mi mano izquierda, a máxima potencia, por lo que mientras me acercaba se veía una estela azul y blanca solamente, avanzar increíblemente rápido, hasta que le impacto en la barbilla y seguramente lo mando a volar varios metros hacía el cielo, cosa que me dejo extrañado, pues pensaba que lo pararía.
Gancho eléctrico [AB]
-Pensaba que podrías ser mi rival, que equivocado estaba.-Dije dándome la vuelta y dándole la espalda.
________________________________________________________________________________________
Luchs:
Al parecer uno de esos malditos piratas me había retado. Ja, que iluso, pensaba que con la piratería llegaría a algún lado, pero se equivocaba y ese Yonkou, Aksubi, sentiría en sus propias carnes lo que era desafiar a la marina y mientras desenfundaba mis dos tantôs, sonreí al oír que quería que muriese.
-¿Y qué te hace pensar eso? ¿Crees que eres lo suficientemente fuerte como para matarme?-Dije tras soltar una carcajada que denotaba mi desprecio hacía todo creyente en la piratería y que la ejerciese-Pues venga, inténtalo, pero esta plaza será tu tumba.-Dicho esto, fui de cabeza contra él.
Mientras me movía a donde estaba el hombre alado, activando por el camino mi Linch Speed, moviéndome rápidamente entre varios puntos, creando varias pseudo-copias de mi, y el Silver Dragon, que aumentaba el poder de mis cortes de energía. Cuando me puse delante de él, use el Samurai Cut, junto al Linch Speed, haciéndolo virtualmente imposible tocarme.
Silver Dragon+Samurai Cut+Linch Speed [AB]
El hombre había soportado bastante bien el golpe demoledor que había ocasionado, hasta el punto de lanzarme otro del mismo calibre de potencia y que si no paraba seguramente mataría a todo el mundo, porque que cortaba el suelo, de tal forma que lo parecía que lo hacía en toda la isla, por lo que si no la detenía, puede que muriesen inocentes, en una lucha que no les incumbía, por lo que active mi velocidad supersónica a su máxima potencia, Mach 4, para hacer que el ataque impactase en mi cuerpo, total, no sentía dolor de ningún tipo, pero pude ver como mi piel caía quemada antes de que la onda desapareciese y me lanzara directo contra aquel tipo, lo que había hecho era despreciable…
En pocos milisegundos, active el Lightning Flame, que se ubicaba en mi mano izquierda, a máxima potencia, por lo que mientras me acercaba se veía una estela azul y blanca solamente, avanzar increíblemente rápido, hasta que le impacto en la barbilla y seguramente lo mando a volar varios metros hacía el cielo, cosa que me dejo extrañado, pues pensaba que lo pararía.
Gancho eléctrico [AB]
-Pensaba que podrías ser mi rival, que equivocado estaba.-Dije dándome la vuelta y dándole la espalda.
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Luchs:
Al parecer uno de esos malditos piratas me había retado. Ja, que iluso, pensaba que con la piratería llegaría a algún lado, pero se equivocaba y ese Yonkou, Aksubi, sentiría en sus propias carnes lo que era desafiar a la marina y mientras desenfundaba mis dos tantôs, sonreí al oír que quería que muriese.
-¿Y qué te hace pensar eso? ¿Crees que eres lo suficientemente fuerte como para matarme?-Dije tras soltar una carcajada que denotaba mi desprecio hacía todo creyente en la piratería y que la ejerciese-Pues venga, inténtalo, pero esta plaza será tu tumba.-Dicho esto, fui de cabeza contra él.
Mientras me movía a donde estaba el hombre alado, activando por el camino mi Linch Speed, moviéndome rápidamente entre varios puntos, creando varias pseudo-copias de mi, y el Silver Dragon, que aumentaba el poder de mis cortes de energía. Cuando me puse delante de él, use el Samurai Cut, junto al Linch Speed, haciéndolo virtualmente imposible tocarme.
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Kaito Kazuki
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En la veloz huida del joven espadachín junto a sus compañeros y unos pobres ciudadanos que se vieron metidos en una guerra que no les incumbía ni mucho menos convenía. La situación es peligrosa, la sensación de peligro que causa el inmenso poder de los dos combatientes es feroz, la presión se percibe claramente como si cortara a todo el que estuviera cerca de ellos. En el camino el joven se cruza con el ataque de Jeremy, el suicida que retó al Shichibukai Jack, al verlo de cerca pudo comprender el ataque, su esencia, su poder, y vio que era capaz de destruir una isla sin siquiera despeinarse, al parecer no era tanto un suicidio como parecía. Parece tener la fuerza como para poder enfrentar al robot e incluso vencerlo. Pero el la situación no parece preocupar demasiado al Almirante en Flota, quien observa todo desde el patíbulo impertérrito, sin dar señal alguna de preocupación por el combate, como si no le importara quien ganara la pelea, como si solamente quisiera cumplir con su cometido. A esa situación se le añade la voz que anunciaba una especie de operación Halo, que se activaba una detonación y mencionaba algo de treinta segundos, algo muy curioso, pero que no le interesaba demasiado al cazador, que seguía pensando en el modo de poner a sus compañeros y a sí mismo a salvo de la batalla que se lleva a cabo en aquella plaza. De pronto el cazador logra ver al Shibibukai Kirito lanzarse a por un pobre ciudadano, o al menos eso parecía, pues en el mismo momento en el que arranca la cabeza al ciudadano un Almirante, en concreto La Vega, se lanza a por él. |~Al parecer no es un ciudadano normal y corriente, sino un noble de los que tanto pudren la sociedad con sus aires de grandeza…~| Piensa el joven cazador sin ojos mientras observa la situación y la analiza. De pronto entra en escena un nuevo invitado, otro Yonkou, Namzung Aksubi, que declara la muerte de Luchs en ese día. Venga, otro combate entre dos titanes en plena plaza, al parecer la gente está loca en este mundo, y Takeshi no sería más loco, se vuelve y empieza a correr aún más veloz. |~Salgamos de aquí, todos al bosque, nos encontramos allí, que no se quede nadie o no podré asegurar que viváis.~| Dice en plena carrera justo antes de acelerar su pasoa un ritmo sobrehumano.
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Krauser no podía creer lo que estaba escuchando, todo lleno de explosivos. Era una maldita locura, la isla del alfa y el omega iba a ser reventada. El otro dato era que los emperadores piratas iban a asaltar la plaza y aquello iba a ser un verdadero espectáculo de destrucción. Los marines lo tenían muy difícil para sobrevivir, necesitaban todo el apoyo posible. En la mente del marine se fue formulando lentamente un plan. Su objetivo sería huir a un sitio seguro donde hablar con el cazador y el agente del CP pues ya tenía su número. También faltaba que Karl lanzase ya aquella señal que le dijo para empezar a conectar sus mentes con las pócimas que disponían. Esperó unos segundos a que la reunión finalizara del todo y no tardó mucho en bajar las escaleras y salir del cuartel. Ignoró a la burra mirándola con una gotita de sudor mientras esta echaba espuma por la boca y hacía ruidos extraños. El animal estaba muy enfermo, el marine continuó hasta localizar al cazador. Trató de decirle algo pero de repente el sonido de una explosión llegó a sus oídos.
El estruendo fue brutal, todo quedó en blanco para el castaño que salió disparado contra el suelo a unos tres metros. Los oídos le pitaban mientras los escombros caían a su alrededor, algo de arena le cayó en el cuerpo y el pelo dejándole con algo de tizne y polvo por la espalda y el pecho. Se llevó ambas manos a la cabeza mientras trataba de levantarse con torpeza, no se movió hasta pasados unos segundos, cuando recuperó el sentido auditivo medianamente bien, volvió a acercarse al cazador mientras le observaba con gesto serio. A continuación comenzó a hablarle en un tono demasiado serio, como si fuera todo un almirante, estaba muy preocupado y al mismo tiempo bastante mosqueado, la información no podía compartirse. Sin embargo le daba igual en aquellos casos, de modo que comenzó a hablar con el cazador.
- Alex escúchame bien. Toda la maldita ciudad está llena de explosivos, los malditos emperadores piratas van a reunirse seguramente. Sígueme, ven conmigo al bosque, es un lugar alejado y probablemente podremos organizar un plan allí. Vamos compañero no tenemos tiempo que perder.
Dicho esto, no esperó una respuesta. Metió en su bolsillo su mano, buscando la tarjeta del gigoló rojo cuando notó que no estaba. Empezó a buscar por todos sus bolsillos y ropa y no la encontraba, de repente la pudo ver en el suelo, a lo que suspiró y la cogió. Usó su Den Den Mushi negro de muñeca mientras marcaba al número adecuado y ahora llamaba. Debía avisar a los máximos aliados posibles de aquello, era una pena no conocer los paraderos de sus hombres, pero por el momento debía cumplir con su objetivo de forma seria y eficiente. Empezó a hablar rápidamente intentando ser lo más claro posible con sus palabras.
- Deadpool, escúchame bien porque solo lo repetiré una vez. Dirígete ahora mismo al bosque del Norte, tenemos problemas muy serios y necesito formar un equipo alternativo ahora mismo. No trates de pasar por la plaza y hagas lo que hagas no te pegues a los edificios, activa tu haki si es que tienes y estate al loro, nos veremos allí. Si estas peleando, huye del combate, te necesito cuanto antes, trae a todo marine, agente o persona dispuesta a ayudar y dar la vida.
Tras sus palabras finalizó la llamada mientras ahora miraba al cazador. Sin decir nada le hizo un gesto para que le siguiera y comenzó a correr con toda la velocidad que le permitían sus piernas, rumbo al Norte, debían llegar al bosque para planear una buena estrategia. No sabía si su amigo le seguiría, pero lo que era muy seguro, era que aquello se estaba desmoronando. Formaría una pequeña brigada de hombres para asaltar la plaza o inutilizar a los enemigos cercanos que aparecieran, aquella batalla debía ser ganada y la rendición no era ninguna opción.
El estruendo fue brutal, todo quedó en blanco para el castaño que salió disparado contra el suelo a unos tres metros. Los oídos le pitaban mientras los escombros caían a su alrededor, algo de arena le cayó en el cuerpo y el pelo dejándole con algo de tizne y polvo por la espalda y el pecho. Se llevó ambas manos a la cabeza mientras trataba de levantarse con torpeza, no se movió hasta pasados unos segundos, cuando recuperó el sentido auditivo medianamente bien, volvió a acercarse al cazador mientras le observaba con gesto serio. A continuación comenzó a hablarle en un tono demasiado serio, como si fuera todo un almirante, estaba muy preocupado y al mismo tiempo bastante mosqueado, la información no podía compartirse. Sin embargo le daba igual en aquellos casos, de modo que comenzó a hablar con el cazador.
- Alex escúchame bien. Toda la maldita ciudad está llena de explosivos, los malditos emperadores piratas van a reunirse seguramente. Sígueme, ven conmigo al bosque, es un lugar alejado y probablemente podremos organizar un plan allí. Vamos compañero no tenemos tiempo que perder.
Dicho esto, no esperó una respuesta. Metió en su bolsillo su mano, buscando la tarjeta del gigoló rojo cuando notó que no estaba. Empezó a buscar por todos sus bolsillos y ropa y no la encontraba, de repente la pudo ver en el suelo, a lo que suspiró y la cogió. Usó su Den Den Mushi negro de muñeca mientras marcaba al número adecuado y ahora llamaba. Debía avisar a los máximos aliados posibles de aquello, era una pena no conocer los paraderos de sus hombres, pero por el momento debía cumplir con su objetivo de forma seria y eficiente. Empezó a hablar rápidamente intentando ser lo más claro posible con sus palabras.
- Deadpool, escúchame bien porque solo lo repetiré una vez. Dirígete ahora mismo al bosque del Norte, tenemos problemas muy serios y necesito formar un equipo alternativo ahora mismo. No trates de pasar por la plaza y hagas lo que hagas no te pegues a los edificios, activa tu haki si es que tienes y estate al loro, nos veremos allí. Si estas peleando, huye del combate, te necesito cuanto antes, trae a todo marine, agente o persona dispuesta a ayudar y dar la vida.
Tras sus palabras finalizó la llamada mientras ahora miraba al cazador. Sin decir nada le hizo un gesto para que le siguiera y comenzó a correr con toda la velocidad que le permitían sus piernas, rumbo al Norte, debían llegar al bosque para planear una buena estrategia. No sabía si su amigo le seguiría, pero lo que era muy seguro, era que aquello se estaba desmoronando. Formaría una pequeña brigada de hombres para asaltar la plaza o inutilizar a los enemigos cercanos que aparecieran, aquella batalla debía ser ganada y la rendición no era ninguna opción.
Deadpool
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Tras acabar de hablar con Crimson por teléfono, Uracha apareció a su lado y le habló como si nada hubiera pasado, al parecer no sucedió nada en la taberna, esto le alivió, pero al mismo tiempo fue un duro golpe en su mantra y su valentía.
-“Estaba seguro que toda esa zona iba a destruirse…” – Pensó Saito sorprendido-
Saito se había dejado llevar por su miedo, algo que les enseñan a los asesinos del gobierno es no dejarse llevar por ninguna emoción o sentimiento, y él había violado esa regla de oro. Se sentía fatal y se menospreciaba en aquellos instantes, pero derepente su Den Den Mushi comenzó a sonar, sin dudarlo lo cogió rapidamente.
-Krauser: Deadpool, escúchame bien porque solo lo repetiré una vez. Dirígete ahora mismo al bosque del Norte, tenemos problemas muy serios y necesito formar un equipo alternativo ahora mismo. No trates de pasar por la plaza y hagas lo que hagas no te pegues a los edificios, activa tu haki si es que tienes y estate al loro, nos veremos allí. Si estas peleando, huye del combate, te necesito cuanto antes, trae a todo marine, agente o persona dispuesta a ayudar y dar la vida.-
Krauser le dio una información que dejó a Saito sin palabras, un agente del gobierno sin misión clara vagabundeaba todo el rato por la isla, mientras que en esta, estaba sucediendo unos acontecimientos dignos de contar a las futuras generaciones. Esto cabreó a nuestro agente del gobierno, miró a Uracha y le hizo una señal para que no se moviera del sitio, Saito comenzó a andar hacia un almacén que estaba enfrente y totalmente abierto, una vez dentro se quitó la ropa y se puso la ropa de Deadpool.
Al acabar tiró la ropa que llevaba a una esquina de ese almacén que estaba abandonado, y volvió hasta Uracha, una vez a su lado le explico todo lo que le había comentado Krauser.
-Yo tengo que ir al bosque, estoy como un payaso por esta isla sin saber que hacer y simplemente estoy huyendo como una rata, necesito informarme bien de todo lo que esta ocurriendo aquí de una puta vez, un asesino sin misión es como una espada sin mango – Tras hablar comenzó a caminar en dirección al bosque- Puedes venir si quieres, dado la situación estamos todos en peligro, tanto los amigos como los enemigos debemos cooperar y poner fin a esto.
Deadpool usó su Kamisori y se dirigió por el aire al bosque, estaba cabreado consigo mismo por lo sucedido en la taberna y no solo con el, también con el gobierno, ¿lo avían traído aquí para morir?, ¿Era alguna prueba del gobierno?
-“Si esos hijos de puta me han traído aquí para morir, los mataré a todos”- Se dijo a si mismo- Deadpool odiaba que lo menos preciaran, si el gobierno lo habían traído para que fuera un cadáver… No quedaría así y mucho menos seria un muerto más –
Al cabo de un rato y siguiendo el consejo de Krauser, llegó al bosque y espero escondido en un árbol a que alguien se acercará o mas bien… A que los marines llegaran
-“Estaba seguro que toda esa zona iba a destruirse…” – Pensó Saito sorprendido-
Saito se había dejado llevar por su miedo, algo que les enseñan a los asesinos del gobierno es no dejarse llevar por ninguna emoción o sentimiento, y él había violado esa regla de oro. Se sentía fatal y se menospreciaba en aquellos instantes, pero derepente su Den Den Mushi comenzó a sonar, sin dudarlo lo cogió rapidamente.
-Krauser: Deadpool, escúchame bien porque solo lo repetiré una vez. Dirígete ahora mismo al bosque del Norte, tenemos problemas muy serios y necesito formar un equipo alternativo ahora mismo. No trates de pasar por la plaza y hagas lo que hagas no te pegues a los edificios, activa tu haki si es que tienes y estate al loro, nos veremos allí. Si estas peleando, huye del combate, te necesito cuanto antes, trae a todo marine, agente o persona dispuesta a ayudar y dar la vida.-
Krauser le dio una información que dejó a Saito sin palabras, un agente del gobierno sin misión clara vagabundeaba todo el rato por la isla, mientras que en esta, estaba sucediendo unos acontecimientos dignos de contar a las futuras generaciones. Esto cabreó a nuestro agente del gobierno, miró a Uracha y le hizo una señal para que no se moviera del sitio, Saito comenzó a andar hacia un almacén que estaba enfrente y totalmente abierto, una vez dentro se quitó la ropa y se puso la ropa de Deadpool.
Al acabar tiró la ropa que llevaba a una esquina de ese almacén que estaba abandonado, y volvió hasta Uracha, una vez a su lado le explico todo lo que le había comentado Krauser.
-Yo tengo que ir al bosque, estoy como un payaso por esta isla sin saber que hacer y simplemente estoy huyendo como una rata, necesito informarme bien de todo lo que esta ocurriendo aquí de una puta vez, un asesino sin misión es como una espada sin mango – Tras hablar comenzó a caminar en dirección al bosque- Puedes venir si quieres, dado la situación estamos todos en peligro, tanto los amigos como los enemigos debemos cooperar y poner fin a esto.
Deadpool usó su Kamisori y se dirigió por el aire al bosque, estaba cabreado consigo mismo por lo sucedido en la taberna y no solo con el, también con el gobierno, ¿lo avían traído aquí para morir?, ¿Era alguna prueba del gobierno?
-“Si esos hijos de puta me han traído aquí para morir, los mataré a todos”- Se dijo a si mismo- Deadpool odiaba que lo menos preciaran, si el gobierno lo habían traído para que fuera un cadáver… No quedaría así y mucho menos seria un muerto más –
Al cabo de un rato y siguiendo el consejo de Krauser, llegó al bosque y espero escondido en un árbol a que alguien se acercará o mas bien… A que los marines llegaran
Flea
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No sabía si aquello había funcionado o no, pero la espada estaba bien. ¿Qué fruta sería? No podía esperar a probar mi espada usuaria en combate. De repente, escuché un tipo toser. No me había percatado para nada de su presencia. Tenía una túnica de un color raro, y una máscara de un tipo sonriente. Estaba arrodillado en el suelo, y yo me estaba preguntando lo que le sucedía, cuando noté que una de las Akuma no Mi que había dejado en la mesa tenía un mordisco.
- Sé lo que se siente, compañero - lo compadecí - en verdad es un asco - en ese momento escuché que el lugar donde estábamos estaba por incinerarse. No sé si estaba relacionado con lo que había hecho yo o no, pero lo mejor era escapar. Intenté poner de pie al hombre que había ingerido la fruta, y comencé a correr.
Volví a subir las escaleras, pasando por el agujero en donde el árbol estaría, suponiendo que mi compañero haría lo mismo. Le hablé en voz un poco baja, ya que podrían estar escuchándonos.
- ¿Vienes? Llamaré a mi jefe a ver que órdenes me pide - saqué mi Den Den Mushi, y le pregunté al Yonkaikyo - Leonel, ¿hay nuevas órdenes? Continuo en el bosque - y me quedé esperando respuesta, y viendo las acciones del hombre de la máscara.
- Sé lo que se siente, compañero - lo compadecí - en verdad es un asco - en ese momento escuché que el lugar donde estábamos estaba por incinerarse. No sé si estaba relacionado con lo que había hecho yo o no, pero lo mejor era escapar. Intenté poner de pie al hombre que había ingerido la fruta, y comencé a correr.
Volví a subir las escaleras, pasando por el agujero en donde el árbol estaría, suponiendo que mi compañero haría lo mismo. Le hablé en voz un poco baja, ya que podrían estar escuchándonos.
- ¿Vienes? Llamaré a mi jefe a ver que órdenes me pide - saqué mi Den Den Mushi, y le pregunté al Yonkaikyo - Leonel, ¿hay nuevas órdenes? Continuo en el bosque - y me quedé esperando respuesta, y viendo las acciones del hombre de la máscara.
pannini69
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Una señal comenzó a sonar por toda la ciudad. Sonaba como la típica alarma que sale en las películas en cuanto un ataque nuclear, una guerra, o grandes tormentas se acercan. Resonaba por todos los lugares, sin dejar calle o casa indiferente.
Hiren sabía donde estaban. Hiren sabía que no podía detenerlo. Con un poco de suerte y habilidad podría crear una masa compacta que redujera la explosión, pero aquello no era factible. Probablemente provocaría un incendio el doble o el triple de grande, y los daños serían aún mas graves.
Recordó que en la plaza donde iban a ejecutar a la emperatriz pirata había grandes pantallas de televisión, junto a decenas de den den mushi video para retransmitir la pena de muerte en todo el mundo. Se le ocurrió una idea. Se tiró desde el campanario al suelo. Estaba a unos veinticinco metros, pero no importaba. En mitad de la trayectoria se convirtió en una masa negra que cayó violentamente en el suelo, expandiéndose por doquier y salpicando a todo el mundo que pasa por allí. En pocos segundos volvió a transformarse en persona, aunque se sentía extraño, como si hubiera sentido el golpe.
Sacó su den den mushi. Necesitaría toda la ayuda posible para realizar la acción que buscaba. Llamó a Leonel, Flea, Jack Silvers y Takeru:
-Compañeros, necesito toda la ayuda posible. Vamos a joder bien a la marina. Vengan conmigo todos los que quieran gloria y una gran victoria, nos reuniermos en el cuartel de la marina. Trataré de infiltrarme, así que si podéis hacer lo mismo y buscarme dentro os lo agradecería. Fuerza y revolución-finalizó Hiren.
Se dirigió hacia el cuartel, corriendo lo más rápido que podía. Cuando se plantó delante de él una tremebunda explosión resonó por todos los lados, pero por suerte para él se encontraba lejos y no sufriría ningún daño. En cambio, si había civiles cerca... todos muertos, sin dudarlo.
Hiren imaginó que el cuartel estaría en alerta máxima, pero no fue así. Debido a que varios edificios colindantes al cuartel reventaron, un gran número de marines salió en ayuda de las gentes de la ciudad; unos asustados, otros buscando refugio... el revolucionario decidió aprovechar el momento. Se acercó a un marine que ayudaba a una mujer mayor, de unos cuarenta años. Sacó su estilete y le atravesó el corazón por la espalda. Cayó como un saco de patatas. Agarró el cadáver y lo llevó a una zona tranquila, donde poder desnudarle y quitarle las ropas, pero no sin antes girar la cabeza y decirle unas cuantas cosas a la mujer.
-No has visto nada de esto-dijo mientras arrastraba su dedo índice oreja a oreja a través de la garganta.
Realizó el ritual que siempre se sigue en esos casos. Se puso la ropa de marine por encima, miró la identificación del marine y se guardó las armas que portaba, para aparentar aún más. Después de eso se dirigió al cuartel. Un par de guardias franqueaba la entrada y le dieron el alto al revolucionario.
-Identificacion-exigió uno de ellos.
Hiren sacó la tarjeta y se la mostró. El guardia la leyó vagamente y lo dejó pasar. Estaba dentro, era su momento. Trataba de buscar una sala con cámaras desde donde se retransmitiera la pena capital. Deambuló por el hall principal sin saber a donde dirigirse, hasta que vio un pequeó cartel que indicaba todas las zonas del cuartel. Aquello le vino de perlas, sobre todo por que observó dos zonas que le interesaban; la zona de videovigilancia y la sala de explosivos. Bajó unas largas escaleras y se detuvo cuando advirtió el cartel de peligro por material explosivo. Llamó a la puerta y un marine acudió a su llamada.
-¿Quien es?-indagó la voz.
-045123567S. Abre la puerta inmediatamente, tenemos que hablar-contestó Hiren.
El guardia al otro lado le permitió la entrada, pero en cuando el rubio tuvo la oportunidad le asestó un brutal golpe con la palma de la mano en su nuca, dejándolo inconsciente en el suelo.
El revolucionario agarró explosivos y se los puso alrrededor de su cuerpo. Acto seguido se dirigió a la cámara de videovigilancia. Repitió la misma escena de antes, con la excepción de que uno de los guardias estuvo a punto de avisar por radio a todo el cuartel de que se dirigieran hacia allí. Hiren dispuso todos los den-den-mushi de la habitación apuntando a su cara y se dispuso a enviar un mensaje a todo el mundo.
-Ya está encendido, es hora de que el mundo se entere de lo que ha hecho la marina-dijo para sí mismo, mientras le daba al botón de encendido y se tapaba la cara para que no lo reconocieran, ya que si no salir de allí sería imposible...
Hiren sabía donde estaban. Hiren sabía que no podía detenerlo. Con un poco de suerte y habilidad podría crear una masa compacta que redujera la explosión, pero aquello no era factible. Probablemente provocaría un incendio el doble o el triple de grande, y los daños serían aún mas graves.
Recordó que en la plaza donde iban a ejecutar a la emperatriz pirata había grandes pantallas de televisión, junto a decenas de den den mushi video para retransmitir la pena de muerte en todo el mundo. Se le ocurrió una idea. Se tiró desde el campanario al suelo. Estaba a unos veinticinco metros, pero no importaba. En mitad de la trayectoria se convirtió en una masa negra que cayó violentamente en el suelo, expandiéndose por doquier y salpicando a todo el mundo que pasa por allí. En pocos segundos volvió a transformarse en persona, aunque se sentía extraño, como si hubiera sentido el golpe.
Sacó su den den mushi. Necesitaría toda la ayuda posible para realizar la acción que buscaba. Llamó a Leonel, Flea, Jack Silvers y Takeru:
-Compañeros, necesito toda la ayuda posible. Vamos a joder bien a la marina. Vengan conmigo todos los que quieran gloria y una gran victoria, nos reuniermos en el cuartel de la marina. Trataré de infiltrarme, así que si podéis hacer lo mismo y buscarme dentro os lo agradecería. Fuerza y revolución-finalizó Hiren.
Se dirigió hacia el cuartel, corriendo lo más rápido que podía. Cuando se plantó delante de él una tremebunda explosión resonó por todos los lados, pero por suerte para él se encontraba lejos y no sufriría ningún daño. En cambio, si había civiles cerca... todos muertos, sin dudarlo.
Hiren imaginó que el cuartel estaría en alerta máxima, pero no fue así. Debido a que varios edificios colindantes al cuartel reventaron, un gran número de marines salió en ayuda de las gentes de la ciudad; unos asustados, otros buscando refugio... el revolucionario decidió aprovechar el momento. Se acercó a un marine que ayudaba a una mujer mayor, de unos cuarenta años. Sacó su estilete y le atravesó el corazón por la espalda. Cayó como un saco de patatas. Agarró el cadáver y lo llevó a una zona tranquila, donde poder desnudarle y quitarle las ropas, pero no sin antes girar la cabeza y decirle unas cuantas cosas a la mujer.
-No has visto nada de esto-dijo mientras arrastraba su dedo índice oreja a oreja a través de la garganta.
Realizó el ritual que siempre se sigue en esos casos. Se puso la ropa de marine por encima, miró la identificación del marine y se guardó las armas que portaba, para aparentar aún más. Después de eso se dirigió al cuartel. Un par de guardias franqueaba la entrada y le dieron el alto al revolucionario.
-Identificacion-exigió uno de ellos.
Hiren sacó la tarjeta y se la mostró. El guardia la leyó vagamente y lo dejó pasar. Estaba dentro, era su momento. Trataba de buscar una sala con cámaras desde donde se retransmitiera la pena capital. Deambuló por el hall principal sin saber a donde dirigirse, hasta que vio un pequeó cartel que indicaba todas las zonas del cuartel. Aquello le vino de perlas, sobre todo por que observó dos zonas que le interesaban; la zona de videovigilancia y la sala de explosivos. Bajó unas largas escaleras y se detuvo cuando advirtió el cartel de peligro por material explosivo. Llamó a la puerta y un marine acudió a su llamada.
-¿Quien es?-indagó la voz.
-045123567S. Abre la puerta inmediatamente, tenemos que hablar-contestó Hiren.
El guardia al otro lado le permitió la entrada, pero en cuando el rubio tuvo la oportunidad le asestó un brutal golpe con la palma de la mano en su nuca, dejándolo inconsciente en el suelo.
El revolucionario agarró explosivos y se los puso alrrededor de su cuerpo. Acto seguido se dirigió a la cámara de videovigilancia. Repitió la misma escena de antes, con la excepción de que uno de los guardias estuvo a punto de avisar por radio a todo el cuartel de que se dirigieran hacia allí. Hiren dispuso todos los den-den-mushi de la habitación apuntando a su cara y se dispuso a enviar un mensaje a todo el mundo.
-Ya está encendido, es hora de que el mundo se entere de lo que ha hecho la marina-dijo para sí mismo, mientras le daba al botón de encendido y se tapaba la cara para que no lo reconocieran, ya que si no salir de allí sería imposible...
AlexEmpanadilla
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Alex vio a los cuatro tipos muertos en el suelo. La jugada le había salido bastante bien, pero tal vez la próxima vez no tuviera tanta suerte. Acercó los orbes a él y tomando forma gaseosa, los absorbió para sí. La sala ahora estaba llena de gas. Si salía hacia el interior, liberaría el gas y su presencia sería demasiado evidente. Suspiró y observó la extraña lanza. Destacaba en todo aquel montón de cosas brillantes. Parecía fuera de lugar. Algo debía tener especial para estar guardada en aquella sala del tesoro, custodiada por cuatro guardias armados. Agarró el mango de madera. Estaba bastante pulido y sin irregularidades. El médico no solía emplear armas grandes, pero aquella le llamaba bastante la atención. Se la puso a la espalda, sujetándola con el asa del zurrón. Sería bastante irónico si mataba al rey con aquella lanza, sin duda. Salió por la ventana de nuevo. Si allí no era la habitación real, debía estar cerca. El médico buscó por el exterior del castillo, volando como un jirón de niebla. Aún no era de noche, pero no podía perder más tiempo. Cada minuto era crucial. Si descubrían a los guardias muertos, estaría en un problema. Estaba frustrado. ¿Dónde estaban los malditos aposentos reales? Sobrevoló el lugar durante un par de minutos, pero su pista principal se había desvanecido. Al ser aquella sala la sala del tesoro, no le quedaba otro sitio donde buscar. Salió volando del castillo al interior de un bosquecillo de abetos cercano. Con bastante mal humor, sacó la lanza y la observó. La manufactura era delicada, y el metal brillaba bajo la mortecina luz del astro rey. Con cierto desánimo, la lanzó contra el suelo. La imagen del rey estaba grabada en su mente. Lo había visto en más de una ocasión en el periódico. Sabía cómo era, pero no dónde estaba. Estaba harto. La lanza voló hacia el suelo mientras el médico soltaba un grito de rabia, muy enfadado.
Adam Windwalker
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Caos, fuego y muchas explosiones, era lo único que podía ver en la plaza desde aquel tejado, lo que se suponía que debía de ser el lugar más seguro de toda la ciudad se había convertido en el campo de batalla de auténticos titanes y leyendas vivientes. Si bajaba ahí estaba seguro que la jaula se abriría tarde o temprano... por culpa del fuego cruzado, por lo que no parecía que fuera una idea sensata meterse en medio de la plaza. Las explosiones habían arrasado casi todos los edificios que rodeaban la plaza, algunos estaban en ruinas, otros directamente habían desaparecido, ni siquiera el cuartel marine se salvaba, la última explosión había volado por las aires un edificio que se encontraba al lado dejando una columna de humo negro y una temblor que se extiende por toda la ciudad. El único lugar que parecía ser relativamente seguro era el patíbulo, donde se encontraban los más altos cargos de la marina, pero claro, en el hipotético caso de que lograra acercarme ahí sin explotar, seguramente me matarían, o como mínimo me arrestarán por ser un tipo sospechoso acercándose a los altos cargos de la marina con una paquete brillante, no... no parecía buena idea de momento.
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.- Pudo escucharse de pronto por toda la ciudad.
-¿Proceso qué?, ¿Detonación?,¿Más explosiones? Mierda, esto no me gusta nada- Pensé nervioso al escuchar el aviso.
Puse todos mis sentidos alerta, intentando captar cualquier indicio de dónde podría detonar una bomba, pero nada, el olor a humo impregnaba todo el aire por lo que no podría situar las posibles bombas por el olfato. Ahora si que estaba en una encrucijada, la plaza era un caótico campo de batalla y en la ciudad estaban explotando edificios de manera impredecible, eso sin contar la misteriosa detonación que tendría lugar en escasos segundos. No me quedaba otra, por muchas vueltas que le diera la única manera de asegurase que no me afectara esa explosión era ir al lugar que había evitado en un principio, el cielo, todo el que levantase la cabeza podría verme, pero era preferible volar a ser volado.
- Agárrate pequeño, vamos a despegar - Le dije al hamster de la jaula mientras apretaba todavía más la cola para que no se soltase la jaula.
Flexioné mis piernas concentrando mi fuerza en ellas y desplegué mis alas hacia arriba, acto seguido liberé toda esa fuerza en un explosivo salto, impulsado por un potente aleteo. Como resultado del salto dejé un agujero en el tejado sobre el que estaba y una pequeña columna de polvo ascendente a consecuencia de la corriente de aire producida. Aleteé una vez más para darme más impulso y flexioné mis alas para adoptar una pose aerodinámica, ahora era una flecha negra que ascendía a toda velocidad. Extendí mis alas de nuevo para frenarme cuando llegué a una altura de unos 60 o 70 metros, la cual consideraba segura, ahora estaba en lo alto, sobrevolando la plaza en círculos a la espera de que la cuenta atrás llegara a 0. Me puse alerta por si acaso alguien me consideraba un enemigo y le daba por dispararme, si el peligro era mucho siempre podía descender en barrena para evitar que me acertasen. Pero ahora lo último que quería era que al hamster le diera por iluminarse como un loco llamando la atención de todos.
Y así es como Jeremy sale volando y se engancha en una zarza y explota, y muere. Como último movimiento antes de que su cuerpo se despedace, mil espadas de energía surgen de él, y comienzan a impactar sobre toda la isla mientras suena una dulce sonata.
Último cantar de Jeremy Brighthand [AB]
Y la espada del pirata cae junto a Kurokku, en el patíbulo.
Recordad que todos los que os falte por postear ahora tenéis una espada de energía volando hacia vosotros. Recomendación personal: Postead.
Último cantar de Jeremy Brighthand [AB]
Y la espada del pirata cae junto a Kurokku, en el patíbulo.
Recordad que todos los que os falte por postear ahora tenéis una espada de energía volando hacia vosotros. Recomendación personal: Postead.
Joseph Leto
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El joven sargento sigue caminando hacia el bosque pues algo en su interior le dice que hay algo en el bosque que merece la pena ser investigado pero a mitad de camino se cruza con un extraño sujeto que parece ser Sharp D. Drake, un peligroso supernova aunque no está seguro de ello debido a la velocidad que llevaba el criminal. Ahora el sargento Joseph se enfrenta a una difícil decisión ya que por un lado su deber le obliga a perseguir al pirata y su cabreo le impulsa a buscar pelea pero por otro lado había una extraña luz azul en el bosque que llamaba su atención. El marine apretó los dientes y los puños y se fue rumbo al bosque lo más rápido que podía mientras el cielo se iluminaba entre las nubes de humo negro que lo cubrían.
Kokonoe Toru
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En mitad de la huida podía ver como varios sucesos transcurrían como la capacidad del tal Jeremy de destruir la isla si se lo proponía o como un chico que me alegró ver vivo atacaba a un sujeto aparentemente inofensivo pero que probablemente le haya dado un motivo para atacarle y la cosa empeoró cuando uno de los almirantes se lanzó a por él. Me quedaría a ayudar si no fuera porque en mi actual nivel de poder no podría hacer nada para ayudar y solo estorbaría, simplemente seguí corriendo hacia el bosque siguiendo a Takeshi que nos dijo que fuéramos al bosque y que nos encontraríamos allí diciendo que si nos quedábamos atrás no podría asegurar nuestra supervivencia. Dispuesto a sobrevivir costase lo que costase aumenté aún más el paso y empleé mi paso ninja para dar potentes saltos que hicieron que avanzara grandes distancias en poco tiempo.
Rainbow662
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Aquello era el caos, cada pocos segundos se oía una nueva explosión y por doquier veía a grupos de marines corriendo de un lado a otro en una infructuosa búsqueda de alguna forma de mantener el control. Por toda la ciudad podían oírse los estruendos provocados por la batalla que se estaba llevando acabo en el centro de la plaza y para colmo una especie de nube negra se había alzado desde el norte. Pronto la ciudad del Alfa y el Omega, la ciudad que vio nacer y morir al rey de los piratas quedaría reducida a polvo y teñida del rojo de la sangre de cientos. Y allí estaba él, Arribor Neus, vaciando la vejiga junto a un callejón. Confiaba en que nadie se fijaría con la que había liada en la isla y esperaba que ningún haz de luz o explosión le alcanzara antes de terminar. Además no tenía muchas esperanzas de encontrar por ahí un cuarto de baño en condiciones.
Al terminar, decidió que era hora de hacer algo, estaba cansado de permanecer de pie, necesitaba algo de acción. Pensó en acercarse a la plaza, algo tan interesante como mortal, aunque no lo descartó del todo. También se le ocurrió buscar a algún pirata o revolucionario a quien patear, pero pensó que sería como confirmar ante el mundo que era un subordinado del gobierno así que desechó la idea. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo obvio, se había quedado solo.
-"¿Dónde demonios ha ido todo el mundo?" -pensó refiriéndose a sus compañeros de tripulación. La explosión debió de separarles y ahora tendría que ponerse a buscarlos, realmente le daba mucha pereza. Sin embargo no le quedaba otra, sería una buena forma de echar un vistazo por la ciudad en busca de algo entretenido. Lo primero que hizo fue caminar hacia hacia la plaza, aunque no llegaría a acercarse sino que la rodearía buscando por las zonas cercanas. Por el camino se encontró con grandes cantidades de soldados cargando armas, barriles de pólvora y cañones. Imaginó que no tardarían en utilizarlos.
Mientras caminaba por una estrecha calle desierta a unos cien metros de la plaza central, parapetado por un alto edificio, se encontró con un hombre, la clase de personas más molesta que se había topado en aquella isla. Desde que había llegado se había encontrado con varios y siempre acababa igual: el hombre, sin duda un agente del gobierno, le confundía con un pirata que atacaba la isla y Arribor tenía que convencerle de que no estaba allí por eso. Era la pega de ya no tener el puesto de Yonkaikyo, que la gente se había olvidado de él. Sin embargo este tipo no era como los otros que se había encontrado, vestía como un marine y tenía pinta de estar bastante asustado ante lo que se avecinaba. Parecía tener demasiado miedo como para atender a razones.
-No te muevas pirata. No se como has llegado tan lejos sin que nadie te arreste pero hasta aquí has llegado. -Nada más decir esto desenfundó su espada y se lanzó al ataque. El pirata esquivó varias estocadas y miró alrededor. Buscaba a alguien que convenciese a ese tipo de que le dejara en paz o en su defecto, asegurarse de que podía apalizarlo sin problemas, aunque no le hacía mucha gracia golpearle. Al ver que nadie aparecía optó por la opción más fácil, pateó la espada y le propinó un fuerte puñetazo en el estómago y otro en la nuca que lo dejo inconsciente. Luego simplemente continuó con su búsqueda por la ciudad.
Por suerte llegó hasta un edificio más bajo y pudo subir hasta el tejado. Desde arriba estaba seguro de que sería más fácil dar con su tripulación. Y, al contrario que en todas sus experiencias anteriores, acertó. Tras unos minutos deambulando por los tejados y azoteas, vio como se acercaban a su posición Rose y Kryword, este último en su forma animal posiblemente buscando también al resto del grupo. Arribor se sentó en el tejado cómodamente y les dio un fuerte silbido para que supieran que estaba allí, pero entonces una potente estela de luz surgió desde la plaza, a partir de la cual comenzaron a aparecer lo que parecían ser espadas voladoras.
El pirata contempló como salían disparadas en todas direcciones sin ningún tipo de distinción, como si su único objetivo fuera destruirlo todo y a todos, y también vio preocupado como una de ellas se dirigía directamente hacia él. No tenía ni idea de que demonios era aquella cosa pero no tenía intención de averiguarlo por las malas. En cuanto la brillante espada estuvo a un metro de él, saltó del tejado y rodó por el suelo mientras oía como hacía pedazos el lugar donde se encontraba, al igual que el resto de armas hacían por toda la ciudad. Por suerte, había logrado evitar aquel golpe que fácilmente podría haber sido fatal. El pirata se levantó con total tranquilidad, hizo crujir su cuello varias veces y se dirigió hacia su capitana y el hombre-guepardo, a ver si en la siguiente batalla eran capaces de participar.
Al terminar, decidió que era hora de hacer algo, estaba cansado de permanecer de pie, necesitaba algo de acción. Pensó en acercarse a la plaza, algo tan interesante como mortal, aunque no lo descartó del todo. También se le ocurrió buscar a algún pirata o revolucionario a quien patear, pero pensó que sería como confirmar ante el mundo que era un subordinado del gobierno así que desechó la idea. Fue entonces cuando se dio cuenta de algo obvio, se había quedado solo.
-"¿Dónde demonios ha ido todo el mundo?" -pensó refiriéndose a sus compañeros de tripulación. La explosión debió de separarles y ahora tendría que ponerse a buscarlos, realmente le daba mucha pereza. Sin embargo no le quedaba otra, sería una buena forma de echar un vistazo por la ciudad en busca de algo entretenido. Lo primero que hizo fue caminar hacia hacia la plaza, aunque no llegaría a acercarse sino que la rodearía buscando por las zonas cercanas. Por el camino se encontró con grandes cantidades de soldados cargando armas, barriles de pólvora y cañones. Imaginó que no tardarían en utilizarlos.
Mientras caminaba por una estrecha calle desierta a unos cien metros de la plaza central, parapetado por un alto edificio, se encontró con un hombre, la clase de personas más molesta que se había topado en aquella isla. Desde que había llegado se había encontrado con varios y siempre acababa igual: el hombre, sin duda un agente del gobierno, le confundía con un pirata que atacaba la isla y Arribor tenía que convencerle de que no estaba allí por eso. Era la pega de ya no tener el puesto de Yonkaikyo, que la gente se había olvidado de él. Sin embargo este tipo no era como los otros que se había encontrado, vestía como un marine y tenía pinta de estar bastante asustado ante lo que se avecinaba. Parecía tener demasiado miedo como para atender a razones.
-No te muevas pirata. No se como has llegado tan lejos sin que nadie te arreste pero hasta aquí has llegado. -Nada más decir esto desenfundó su espada y se lanzó al ataque. El pirata esquivó varias estocadas y miró alrededor. Buscaba a alguien que convenciese a ese tipo de que le dejara en paz o en su defecto, asegurarse de que podía apalizarlo sin problemas, aunque no le hacía mucha gracia golpearle. Al ver que nadie aparecía optó por la opción más fácil, pateó la espada y le propinó un fuerte puñetazo en el estómago y otro en la nuca que lo dejo inconsciente. Luego simplemente continuó con su búsqueda por la ciudad.
Por suerte llegó hasta un edificio más bajo y pudo subir hasta el tejado. Desde arriba estaba seguro de que sería más fácil dar con su tripulación. Y, al contrario que en todas sus experiencias anteriores, acertó. Tras unos minutos deambulando por los tejados y azoteas, vio como se acercaban a su posición Rose y Kryword, este último en su forma animal posiblemente buscando también al resto del grupo. Arribor se sentó en el tejado cómodamente y les dio un fuerte silbido para que supieran que estaba allí, pero entonces una potente estela de luz surgió desde la plaza, a partir de la cual comenzaron a aparecer lo que parecían ser espadas voladoras.
El pirata contempló como salían disparadas en todas direcciones sin ningún tipo de distinción, como si su único objetivo fuera destruirlo todo y a todos, y también vio preocupado como una de ellas se dirigía directamente hacia él. No tenía ni idea de que demonios era aquella cosa pero no tenía intención de averiguarlo por las malas. En cuanto la brillante espada estuvo a un metro de él, saltó del tejado y rodó por el suelo mientras oía como hacía pedazos el lugar donde se encontraba, al igual que el resto de armas hacían por toda la ciudad. Por suerte, había logrado evitar aquel golpe que fácilmente podría haber sido fatal. El pirata se levantó con total tranquilidad, hizo crujir su cuello varias veces y se dirigió hacia su capitana y el hombre-guepardo, a ver si en la siguiente batalla eran capaces de participar.
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El gato se quedó a solas con el supernova conocido como Abyss y del cual se desconocía su auténtico nombre, ambos eran los únicos suficientemente locos como para tratar de ir hacia la plaza en lugar de huir del lugar. El pirata empezó a correr hacia la plaza y el tigre le seguía de cerca con sus pupilas atentas a los escombros del camino y al cielo por si volvía a llover piedras. La gente que se cruzaba con él iba en sentido opuesto pero el revolucionario quería saber mejor lo que ocurría ya que solo escuchaba lo que parecía ser una fiera batalla disputada en la plaza, al parecer dos grandes luchadores estaban enfrentados. El joven Hyo saltaba los obstáculos y corría mientas su olfato percibía un olor a sangre, muerte y cenizas en el aire y a sus oídos llegó el aviso de un altavoz haciendo referencia a un tal proceso Halo y una detonación dentro de 30 segundos, pero sin saber a qué se refería solo podía concluir que habría una nueva explosión pero de mayor magnitud que las anteriores.
Sus ágiles movimientos y sus fuertes piernas hicieron que pronto llegara a la plaza donde pudo ver a un hombre armado con una espada lanzar una onda de energía blanca hacia una especie de hombre robot volador. El joven de pelo grisáceo y elegante ropa se detuvo en la puerta de la plaza atento a lo que ocurría y preparado para huir o mejor, aprovechar el caos para ayudar a la armada con su objetivo mermando las fuerzas del orden.
Sus ágiles movimientos y sus fuertes piernas hicieron que pronto llegara a la plaza donde pudo ver a un hombre armado con una espada lanzar una onda de energía blanca hacia una especie de hombre robot volador. El joven de pelo grisáceo y elegante ropa se detuvo en la puerta de la plaza atento a lo que ocurría y preparado para huir o mejor, aprovechar el caos para ayudar a la armada con su objetivo mermando las fuerzas del orden.
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Nada más llegar a la taberna pude ver el primer choque entre esos dos colosos y entre los misiles, los láseres, las bombas, un rayo solar y una onda de energía pura casi tan grande como para envolver la plaza entera se desprendió un calor inmenso que me hizo mella en la piel por lo que era evidente que no había un lugar seguro para poder observar ese combate. Activé nuevamente mis propulsores y me fui del lugar volando lo más rápido que me permitían mis propulsores para poder ponerme a salvo y el único lugar cercano que podía usar era el bosque así que allí me dirigí tratando de evitar la plaza para no salir dañado de la pelea de esas malas bestias.
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El joven de cabellos púrpura se encuentra ya corriendo por su vida, el enfrentamiento que se desarrolla en la plaza es demasiado peligroso como para presenciarlo de cerca, y de lejos. El joven en un momento que mira a su espalda ve como su compañero, y vice-capitán, Camus es calcinado por uno de los golpes que lanzan aquellas dos bestias en combate. Pero bueno, eso no es lo primordial para el joven pirata, lo primordial es alcanzar un lugar donde esté a salvo de los combates y del Halo que se activó, algo que no sabe lo que es pero le da una mala espina que te cagas, pues de pronto en el cielo se ven estelas blancas, como si fueran espadas de luz que caen rápidamente hacia el suelo. Una de esas parece dirigirse hacia el joven que logra esquivarla casi de milagro. Pero sigue corriendo raudo y veloz hacia el bosque que se encuentra en la parte posterior del patíbulo.
Uno de mis compañeros, que aún no conocía, me ayudó a continuar con la huida. “Después te curaré esas heridas” dijo, cosa que me alivió. Pero no había tiempo para agradecimientos, los demás aún estaban lejos y detrás de mí estaba a punto de estallar un desastre. No sabía que estaba pasando, las dos bestias debían seguir luchando. Yo solo miraba hacia adelante. “Corre joder, corre” me repetía. Correr para salvarme no era mi objetivo en esta guerra. Yo quería salvar a los inocentes, no rezar por que alguien me salvara a mí, pero ojala eso hubiera ocurrido. Tuve que agradecer la peligrosidad del momento, porque mi cuerpo quemaba tanta adrenalina que no notaba dolor. Solo corría.
Proceso Halo…. ¡Detonación! De nuevo, solo me quedaba correr. Me fijé en que Takeshi-sama miraba hacia la plaza: “Salgamos de aquí, todos al bosque, nos encontramos allí, que no se quede nadie o no podré asegurar que viváis”. ¿Qué estaba pasando? Miré atrás y vi una explosión de la que salen miles de… ¿Espadas de luz? ¿Pero dónde coño me había metido? Varias se dirigían hacia nosotros. Empecé a notar mucho cansancio y me volvía a doler la herida, no podía correr más. Gracias a Dios vi un pequeño callejón a mi derecha, entré y me tiré al suelo. Allí tirado, presionando mi herida, esperaba que pasara cualquier cosa. Takeshi-sama dijo que nos encontraríamos en el bosque, iría pero no podía correr más. Solo deseaba que me esperaran allí y que me dieran tiempo de descansar entre la destrucción.
Proceso Halo…. ¡Detonación! De nuevo, solo me quedaba correr. Me fijé en que Takeshi-sama miraba hacia la plaza: “Salgamos de aquí, todos al bosque, nos encontramos allí, que no se quede nadie o no podré asegurar que viváis”. ¿Qué estaba pasando? Miré atrás y vi una explosión de la que salen miles de… ¿Espadas de luz? ¿Pero dónde coño me había metido? Varias se dirigían hacia nosotros. Empecé a notar mucho cansancio y me volvía a doler la herida, no podía correr más. Gracias a Dios vi un pequeño callejón a mi derecha, entré y me tiré al suelo. Allí tirado, presionando mi herida, esperaba que pasara cualquier cosa. Takeshi-sama dijo que nos encontraríamos en el bosque, iría pero no podía correr más. Solo deseaba que me esperaran allí y que me dieran tiempo de descansar entre la destrucción.
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- A su servicio, Capi - escuchó a su espalda.
Se giró, para ver a su antiguo segundo al mando, Teravan. Debía apurarse en darle órdenes e ir a la plaza, pues la situación no dejaba tiempo para reencuentros ni charlas de viejos conocidos.
- Teravan, ve de inmediato al cuartel, reúne a un pelotón y ve a patrullar el norte de la isla. No sabemos si los piratas intentarán desembarcar por allí.
Karl esquivó una espada de energía por los pelos con un hábil salto hacia un lado. Dando por terminada la conversación, corrió hacia la plaza, parándose a una decena de metros del moribundo Jeremy. El tiempo pareció pararse mientras miraba los últimos momentos de vida de su primer maestro y mentor. Dudó sobre si acercarse o no, algo nervioso. Apretó sus puños con fuerza y se giró. No podía mostrar debilidad. No debía saberse de sus vínculos con el Ken Kotei, ni de su pasado pirata. Suspiró, se elevó en los aires y voló hasta la plataforma de los Almirantes, donde le habían preparado un pequeño escenario para dar un concierto muy especial... sincronizó su guitarra con los amplificadores gracias a la tecnología de la Marina en lugar de conectarla, y se preparó para la gran entrada. Se propulsó a los cielos usando su Lightning Shadow y ascendió varios centenares de metros. Se quedó suspendido en el aire y dio un primer acorde. Escuchó la nota resonar en toda la ciudad, muy por debajo suya. Sonrió. Estaba lo suficientemente alto para su gusto. Contó hasta tres y desactivó su Movimiento Aéreo, dejándose caer hacia la plaza en caída libre. Y entonces comenzó a tocar. Tocó como nunca lo había hecho.
(La parte que toca Karl empieza en el segundo 5 más o menos)
Sus dedos recorrieron a toda velocidad el mástil de la guitarra, mientras descendía a toda velocidad hacia Loguetown. A sus pies, la ciudad devastada se acercaba velozmente, dándole un tono de mayor epicidad al momento. Mientras caía, escuchó una voz de megáfono que llegaba de la ciudad, pero no entendía lo que decía. Karl se motivó aun más, y comenzó a tocar a mayor velocidad. La música le hizo olvidar el momento de tristeza que había sentido al ver a su maestro moribundo. Se centró únicamente en el poderoso sonido de su guitarra, y por un momento fue uno con esta. El solo cesó en el mismo momento en que cayó sobre el escenario, momento en el que el marine frenó su caída con el Movimiento Aéreo, cayendo a una velocidad relativamente baja de rodillas sobre el escenario, al mismo tiempo que tocaba un último acorde y dejaba sonar la nota. Entonces se levantó y se acercó al micrófono.
- ¡Marines, cazadores y leales a la justicia! ¿Estáis preparados para aplastar cabezas? ¡No dejéis que estos cobardes os asusten! Es hora de coger las espadas y los fusiles, ¡DE LEVANTARSE Y LUCHAR!
Mientras comenzaba a tocar y cantar, un aura de colores rojizos, naranjas y amarillos rodeó a Karl. Estaba tocando, pero no era idiota. Era mejor tener activado su Flaming Mode por si le atacaban mientras tocaba. Procuró estar atento a su alrededor mientras lo hacía. Además, le daba un aire más épico al momento. Los den den mushis colocados por la la ciudad sonaban con la canción, haciéndola audible en toda la isla.
Se giró, para ver a su antiguo segundo al mando, Teravan. Debía apurarse en darle órdenes e ir a la plaza, pues la situación no dejaba tiempo para reencuentros ni charlas de viejos conocidos.
- Teravan, ve de inmediato al cuartel, reúne a un pelotón y ve a patrullar el norte de la isla. No sabemos si los piratas intentarán desembarcar por allí.
Karl esquivó una espada de energía por los pelos con un hábil salto hacia un lado. Dando por terminada la conversación, corrió hacia la plaza, parándose a una decena de metros del moribundo Jeremy. El tiempo pareció pararse mientras miraba los últimos momentos de vida de su primer maestro y mentor. Dudó sobre si acercarse o no, algo nervioso. Apretó sus puños con fuerza y se giró. No podía mostrar debilidad. No debía saberse de sus vínculos con el Ken Kotei, ni de su pasado pirata. Suspiró, se elevó en los aires y voló hasta la plataforma de los Almirantes, donde le habían preparado un pequeño escenario para dar un concierto muy especial... sincronizó su guitarra con los amplificadores gracias a la tecnología de la Marina en lugar de conectarla, y se preparó para la gran entrada. Se propulsó a los cielos usando su Lightning Shadow y ascendió varios centenares de metros. Se quedó suspendido en el aire y dio un primer acorde. Escuchó la nota resonar en toda la ciudad, muy por debajo suya. Sonrió. Estaba lo suficientemente alto para su gusto. Contó hasta tres y desactivó su Movimiento Aéreo, dejándose caer hacia la plaza en caída libre. Y entonces comenzó a tocar. Tocó como nunca lo había hecho.
(La parte que toca Karl empieza en el segundo 5 más o menos)
Sus dedos recorrieron a toda velocidad el mástil de la guitarra, mientras descendía a toda velocidad hacia Loguetown. A sus pies, la ciudad devastada se acercaba velozmente, dándole un tono de mayor epicidad al momento. Mientras caía, escuchó una voz de megáfono que llegaba de la ciudad, pero no entendía lo que decía. Karl se motivó aun más, y comenzó a tocar a mayor velocidad. La música le hizo olvidar el momento de tristeza que había sentido al ver a su maestro moribundo. Se centró únicamente en el poderoso sonido de su guitarra, y por un momento fue uno con esta. El solo cesó en el mismo momento en que cayó sobre el escenario, momento en el que el marine frenó su caída con el Movimiento Aéreo, cayendo a una velocidad relativamente baja de rodillas sobre el escenario, al mismo tiempo que tocaba un último acorde y dejaba sonar la nota. Entonces se levantó y se acercó al micrófono.
- ¡Marines, cazadores y leales a la justicia! ¿Estáis preparados para aplastar cabezas? ¡No dejéis que estos cobardes os asusten! Es hora de coger las espadas y los fusiles, ¡DE LEVANTARSE Y LUCHAR!
Mientras comenzaba a tocar y cantar, un aura de colores rojizos, naranjas y amarillos rodeó a Karl. Estaba tocando, pero no era idiota. Era mejor tener activado su Flaming Mode por si le atacaban mientras tocaba. Procuró estar atento a su alrededor mientras lo hacía. Además, le daba un aire más épico al momento. Los den den mushis colocados por la la ciudad sonaban con la canción, haciéndola audible en toda la isla.
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El combate entra los 2 titanes estaba siendo realmente bestial, Jack había tomado la delantera en el combate, pero el otro Yonkou todavía no se daba por rendido y lograba dar un combate más que digno, era asombroso.
Por ahora ambos habían lanzado ataques devastadores, sobre todo los primeros, que se intercambiaron, auténticos derroches de poder sin el más mínimo sentido de quemarse mutuamente. Ahora si empezaba lo bueno, iba a empezar de verdad, ya que por lógica al tener menos poder que derrochar, darían mas importancia a las estrategias de verdad, haciendo menos derroches de poder pero si más efectivos.
- Quizás sea hora de comenzar el plan... - Dije en voz baja con una sonrisa en mi rostro. Sin embargo, algo me sacó de ese pensamiento.
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.
- ¿Qué cojones? ... - Dije en voz baja mirando a mi alrededor.
Muchas personas, algunas conocidas, iban al bosque corriendo, como si no hubiese un mañana. Sin embargo, pude ver como la pelea entre esos dos titanes seguía como si nada, y a lo lejos, note dos fuerzas chocando nuevamente. No sabía de que se trataba ese aviso, pero aún quedaba tiempo para la ejecución, y las bestias aún combatían normalmente... eso era extraño, si fuesen peligroso, huirían...
- Esperaré un rato... si nada pasa, comenzaré el plan...
Entonces, sin esperarmelo, mi plan se acababa de ir al garete cuando el pirata había caído muerto en el suelo dando su último ataque.
- ¿Qué?
Durante unas milésimas de segundo no terminé de procesar la información. Mi plan estaba a punto de llevarse a cabo atacando al pirata en el siguiente movimiento que hiciese, sin embargo... había fallecido en poco tiempo.
- Em... ¿Y ahora qué carajo hago?- Era todo lo que repetía en mi cabeza una y otra vez. Pero no era tiempo para eso, era el momento de reaccionar.
Miré a donde había parado la espada, era justo al lado del único hombre por el que jamás me metería en un combate... el almirante de flota Kurokku. H. Duncan. Era el hombre más poderoso de la tierra probablemente, y mi objetivo estaba justo a su lado, y por si no fuese poco, estaba rodeado de más marines. Genial, mi plan acababa de suicidarse tirándose por un barranco donde al final había magma.
Desde los cielos caían espadas de energía, mas no me era algo problemático por el enorme espacio que tenía, solo tenía que balancearme a un lado y a otro viendo de reojo donde caían con mi ojo cyborg y esquivarlos. Mientras los eludía comenzaba a caminar acercándome al gran patíbulo, supuse que no me prestarían atención ya que mis ropajes me harían pasar por un marine más, solo alguien que me conociese antes podría descubrirme, ya que era yo con otro aspecto y la capa, no me hacía pasar por nadie, así que al no usurpar ninguna identidad, no es como si me fuesen a pillar viéndome. Y para mi fortuna, muy pocos me conocían de los allí presente.
- Bueno, ahora toca esperar una oportunidad para hacer acto de presencia- Pensé para mis adentros una vez llegado al patíbulo, donde pude contemplar una nueva pelea... Namzung Aksubi contra Luchs... nada más verlo, un nuevo plan había nacido en mi idea, uno que compaginaría el anterior establecido.
Por ahora ambos habían lanzado ataques devastadores, sobre todo los primeros, que se intercambiaron, auténticos derroches de poder sin el más mínimo sentido de quemarse mutuamente. Ahora si empezaba lo bueno, iba a empezar de verdad, ya que por lógica al tener menos poder que derrochar, darían mas importancia a las estrategias de verdad, haciendo menos derroches de poder pero si más efectivos.
- Quizás sea hora de comenzar el plan... - Dije en voz baja con una sonrisa en mi rostro. Sin embargo, algo me sacó de ese pensamiento.
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.
- ¿Qué cojones? ... - Dije en voz baja mirando a mi alrededor.
Muchas personas, algunas conocidas, iban al bosque corriendo, como si no hubiese un mañana. Sin embargo, pude ver como la pelea entre esos dos titanes seguía como si nada, y a lo lejos, note dos fuerzas chocando nuevamente. No sabía de que se trataba ese aviso, pero aún quedaba tiempo para la ejecución, y las bestias aún combatían normalmente... eso era extraño, si fuesen peligroso, huirían...
- Esperaré un rato... si nada pasa, comenzaré el plan...
Entonces, sin esperarmelo, mi plan se acababa de ir al garete cuando el pirata había caído muerto en el suelo dando su último ataque.
- ¿Qué?
Durante unas milésimas de segundo no terminé de procesar la información. Mi plan estaba a punto de llevarse a cabo atacando al pirata en el siguiente movimiento que hiciese, sin embargo... había fallecido en poco tiempo.
- Em... ¿Y ahora qué carajo hago?- Era todo lo que repetía en mi cabeza una y otra vez. Pero no era tiempo para eso, era el momento de reaccionar.
Miré a donde había parado la espada, era justo al lado del único hombre por el que jamás me metería en un combate... el almirante de flota Kurokku. H. Duncan. Era el hombre más poderoso de la tierra probablemente, y mi objetivo estaba justo a su lado, y por si no fuese poco, estaba rodeado de más marines. Genial, mi plan acababa de suicidarse tirándose por un barranco donde al final había magma.
Desde los cielos caían espadas de energía, mas no me era algo problemático por el enorme espacio que tenía, solo tenía que balancearme a un lado y a otro viendo de reojo donde caían con mi ojo cyborg y esquivarlos. Mientras los eludía comenzaba a caminar acercándome al gran patíbulo, supuse que no me prestarían atención ya que mis ropajes me harían pasar por un marine más, solo alguien que me conociese antes podría descubrirme, ya que era yo con otro aspecto y la capa, no me hacía pasar por nadie, así que al no usurpar ninguna identidad, no es como si me fuesen a pillar viéndome. Y para mi fortuna, muy pocos me conocían de los allí presente.
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