Crimson
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El marine pareció tragárselo... en principio pues no dudó después en pedir sus identificaciones como miembros del cypher pol. La verdad es que sabía que de alguna forma debían de identificarse... pero no sabía cuál era. Su compañero de incontables juergas y amigo de hace muchos años, Deadpool, no era de los que se presentaba formalmente antes de una misión. Él era más bien de los que desenfundaba la pistola, les metía ésta en la boca mientras amenazaba "Sé que no es lo que más te gustaría tener ahora mismo en la boca... Pero no te preocupes muñeca, este agente del CP cumplirá con tus sueños si te portas bien... ¡Ahora habla! Ah perdona, que esto no te deja... Culpa mía jijijiji" Sí, esa escena sería muy típica de él. Luego Crimson intentaría calmar a la desconsolada y lagrimeante chica asustada, ya sabemos todos cómo, por el del traje rojo perfectamente ajustado. Era irónico que él fuese ahora con una ropa muy similar a la suya.
Para su suerte su compañero Allen actuó con rapidez, sacándole de ese pequeño aprieto. Pero a diferencia de él no movió los labios en lo más mínimo. El mono hablaba por él. Siendo más exactos, parecía hablar por él. Éste, el pequeño macaco de su hombro, le dio la tarjeta de identificación de Allen, de cuando era parte del cypher pol, hace no tanto tiempo. Luego excusó a Crimson diciendo y argumentando que era todavía nuevo en la plantilla, casi de forma despectiva, algo que no sentó para nada bien a su fingida personalidad nueva. Le acuchilló con la mirada. De no llevar el casco se habría notado claramente como intentaba que la cabeza del simio explotase. ¡Abrase visto!. -¡Eh, mono, no te metas conmigo! -exclamó indignado el personaje-. Te crees muy importante porque tu dueño ya tiene la placa. Mono engreído, algún día seré un importante miembro de los agentes del gobierno. ¡Yo sólo he repetido tres veces la prueba de ingreso, pero ésta es la definitiva! ¡Lo juro!- gritó con el puño alzándolo al cielo, poniendo una posición cómicamente heroica y decidida. Tras eso agachó la cabeza, dibujándose una enorme gota al lado de su sien, y pidió disculpas al Vicealmirante por su comportamiento y por su pequeña mentirijilla, que sentía avergonzado de no cumplir las expectativas del gobierno pero no se rendiría. Entonces se escuchó algo que todo el mundo pudo reconocer al instante. Brbrbrbrbrbrbrbrbrbrbrbr
-Perdone, Vice-sama. Es mi mujer, tengo que contestar o me reñirá cuando llegue a casa- respondió llevándose la diestra a la nuca y mostrándose nuevamente avergonzado. La gota caricaturesca de su cabeza pareció hacerse más grande. Se alejó, casi sin esperar la respuesta de éste, pese a ser una de las personas más importantes dentro de la marina y caminó varios metros, alejándose de él, lo suficiente como para no ser escuchado por nadie. Se cercioró de que nadie le seguía y/o escuchaba lo que decía la llamada entrante con su haki de observación. Contestó al caracolofóno, habiendo escuchado previamente lo que le decía Deadpool -Cariño estoy en plena misión, no puedes llamarme a estas horas. Sí, ya he comido y sí, ya me he tomado mis pastillas-dijo muy alto, cómo para que todos lo escuchasen-. Estoy aquí con el Vicealmirante-sama, y creo que me echarán una buena regañina, por esto. ¡Esta vez pasaré el examen de admisión de la policía hipersecreta de la cypher pol, lo prometo!-volvió a alzar el puño contra el cielo. Parecía incluso más decidido que antes-. Prometo volver para la hora de cenar, no te haré esperar mucho, te quiero, nena.- Volvió con su compañero y con Karl, sin acercarse tanto a él. Se le veía plenamente confiado de su bufonesca y absruda situación. Sabía que en ese mundo la gente rarita era más habitual de lo que uno pudiera imaginar. Era tan habitual que a veces llegaba a volverse bizarro. tanto como aquella interacción.
Para su suerte su compañero Allen actuó con rapidez, sacándole de ese pequeño aprieto. Pero a diferencia de él no movió los labios en lo más mínimo. El mono hablaba por él. Siendo más exactos, parecía hablar por él. Éste, el pequeño macaco de su hombro, le dio la tarjeta de identificación de Allen, de cuando era parte del cypher pol, hace no tanto tiempo. Luego excusó a Crimson diciendo y argumentando que era todavía nuevo en la plantilla, casi de forma despectiva, algo que no sentó para nada bien a su fingida personalidad nueva. Le acuchilló con la mirada. De no llevar el casco se habría notado claramente como intentaba que la cabeza del simio explotase. ¡Abrase visto!. -¡Eh, mono, no te metas conmigo! -exclamó indignado el personaje-. Te crees muy importante porque tu dueño ya tiene la placa. Mono engreído, algún día seré un importante miembro de los agentes del gobierno. ¡Yo sólo he repetido tres veces la prueba de ingreso, pero ésta es la definitiva! ¡Lo juro!- gritó con el puño alzándolo al cielo, poniendo una posición cómicamente heroica y decidida. Tras eso agachó la cabeza, dibujándose una enorme gota al lado de su sien, y pidió disculpas al Vicealmirante por su comportamiento y por su pequeña mentirijilla, que sentía avergonzado de no cumplir las expectativas del gobierno pero no se rendiría. Entonces se escuchó algo que todo el mundo pudo reconocer al instante. Brbrbrbrbrbrbrbrbrbrbrbr
-Perdone, Vice-sama. Es mi mujer, tengo que contestar o me reñirá cuando llegue a casa- respondió llevándose la diestra a la nuca y mostrándose nuevamente avergonzado. La gota caricaturesca de su cabeza pareció hacerse más grande. Se alejó, casi sin esperar la respuesta de éste, pese a ser una de las personas más importantes dentro de la marina y caminó varios metros, alejándose de él, lo suficiente como para no ser escuchado por nadie. Se cercioró de que nadie le seguía y/o escuchaba lo que decía la llamada entrante con su haki de observación. Contestó al caracolofóno, habiendo escuchado previamente lo que le decía Deadpool -Cariño estoy en plena misión, no puedes llamarme a estas horas. Sí, ya he comido y sí, ya me he tomado mis pastillas-dijo muy alto, cómo para que todos lo escuchasen-. Estoy aquí con el Vicealmirante-sama, y creo que me echarán una buena regañina, por esto. ¡Esta vez pasaré el examen de admisión de la policía hipersecreta de la cypher pol, lo prometo!-volvió a alzar el puño contra el cielo. Parecía incluso más decidido que antes-. Prometo volver para la hora de cenar, no te haré esperar mucho, te quiero, nena.- Volvió con su compañero y con Karl, sin acercarse tanto a él. Se le veía plenamente confiado de su bufonesca y absruda situación. Sabía que en ese mundo la gente rarita era más habitual de lo que uno pudiera imaginar. Era tan habitual que a veces llegaba a volverse bizarro. tanto como aquella interacción.
- Aclaración:
- Lo de la gota es para darle un toque más cómico a todo, no deja de ser escénico y no influye para nada xD Simplemente pretendo darle un toque más absurdo y más "uan pisiano" al post. Espero os guste ^^
Continué llamando a mis compañeros mientras trataba de levantar el peso que atrapaba a aquel inocente. Tal era la fuerza que estaba haciendo que noté que la herida de mi costado empezaba abrirse de nuevo y desistí en mi intento. Justo en ese momento un corte fragmentó el cascote, dejando la pierna libre y al civil ileso. Una combinación de fuerza y precisión digna de un grandísimo espadachín, como no, Takeshi Yamamoto. De repente noté que algo inquietaba, de haber tenido ojos os diría que se habrían oscurecido, pero su ausencia hacía su imagen más fría. Su expresión parecía reflejar…miedo, si alguien tan poderoso sentía miedo ¿qué iba a hacer yo? Miré a la plaza y allí vi el problema. Ken Kotei, el emperador de la espada. El mejor espadachín del mundo estaba allí. Imposible. Lo peor no fue eso, la segunda entidad que apareció me puso los pelos de punta. Jack Dralion Stark, la lanza carmesí. Se iban a enfrentar en esa plaza. Las piernas me temblaban, por poco me desmayo. Takeshi-sama dijo algo pero los nervios no me dejaron oírlo. Ni siquiera vi en que momento salieron a correr. El miedo me inundaba por momento, pero eso no me retenía ahí. El mejor espadachín del mundo frete a el legendario Sichibukai inmortal, aquel momento era épico. Comenzaron a moverse pero eran tan rápidos que ni siquiera podía verlos. De repente una gran onda expansiva, de un ataque del ciborg, llegó a mí y rodé hacia atrás un par de metros. Entonces me di cuenta, era demasiado peligroso como para presenciarlo. Miré atrás y vi a mis compañeros ya un poco lejos. Me levanté y corrí hacia ellos, mis botas Speed V me ayudaría a no quedarme muy atrás. Pero otra vez caí al suelo por culpa del combate de colosos a mi espalda, esta vez no supe de quien fue el ataque. Volví a levantarme y seguí corriendo. Noté que mis vendajes estaban empapados en sangre, pero la adrenalina y el hecho de querer seguir vivo no me permitieron parar de correr. “Más me vale ver a un médico pronto, en cuanto esté en una zona segura”, pensé.
Legim
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Había entrado más gente de la esperada en los últimos minutos, con lo cual me rasqué la cabeza con fuerzas sin terminar de entender como lo hicieron si yo había cerrado la taberna con llave… habían entrado como si la llave no estuviese echada, la puerta abierta a cualquiera. Sin duda, muy extraño, pero bueno, supongo que será que no la eché bien al fin y al cabo.
- A ver… ahora que estamos más, voy a contestar uno por uno ¿Si? Que aquí llegáis todos, y no dejáis hablar.- Comenté entre risas mirando primero al que parecía dispuesto a irse.
- Si deseáis iros, adelante, confiaré en vuestra palabra de no decir nada de mi, al fin y al cabo no somos enemigos… sin embargo…- Dije cogiendo su brazo antes de que se marchara mirándole fijamente.- Podéis iros, llevaros los trajes, pero hay una condición… verás, tengo un barco marine robado al norte, más concretamente al noroeste de la isla… está solo, abandonado, ya que no había nadie a quién dejárselo mientras venía… si cuando vaya, no está él ni ninguno de vosotros, juro que iré a buscaros hasta en el último rincón del mundo… es simple, no os jodo si no me jedéis, mientras tanto, amigos.- Terminé soltando su brazo para que marchase rápido. – Un placer, y no abuséis de los trajes, si llamáis la atención sabrán que varios se han camuflado como marines.
Dejé pues que marchasen, no quería alargar su estancia aquí si no querían. Y además, corría prisa avanzar ya que estábamos en medio de una guerra muy compleja y destructiva hasta el punto de ser capaz de destruir la isla al completo si se torciesen demasiado las cosas. Allí no éramos más que niños juguetones en una pelea de boxeo.
Me dirigí al cocinero con una sonrisa. Había mucha guasa con el tema de mi disfraz mal colocado por las prisas, y pensaba como matarlos en lo más profundo de mi corazón en ese instante, pero por fortuna tenía una gran capacidad de autocontrol.
- Así es, soy el capitán Legan Legim… aunque es de mala educación no decir tu nombre cuando hablas con una persona que no lo sabe y tu si el suyo… ciertamente si, fui un alto cargo de la revolución… es una historia muy larga de contar en una taberna situada en una zona peligrosa, pero te lo resumo brevemente; Yo siempre fui capitán pirata, sin embargo, tengo grandes influencias en los altos cargos de la revolución y me solicitaban ayuda de vez en cuando. Algunas veces eran misiones nada más, pero llegó un punto donde necesitaban más, y por motivos personales me uní a la armada revolucionaria durante un largo tiempo. Una vez pasada la necesidad de mi presencia allí, volví a la piratería… de hecho esto es muy reciente. ¿Entiendes mi situación? Soy algo así como un pirata revolucionario… - Sonreí al escuchar su ofrecimiento en hacer algo de comer, pero negué con la cabeza acompañando el gesto de una sonrisa cordial.- Caballero, le aviso de nuevo que estamos en peligro… es mejor que nos movilicemos, sea conmigo, o sin mi, pero es conveniente que todos empecemos a movilizarnos.
En ese instante entró Uracha acompañado de un desconocido para mi, en todo este tiempo se habían marchado varias personas, pero ninguna había decidido quedarse conmigo, y por fin había llegado el momento de que alguien lo hiciese. Mi fiel camarada había aprendido algo de mi al fin y al cabo, y había venido con un traje de marine, lo cual me gustó a la vez que me hizo gracia ya que le sentaba genial.
- Oe, no te rías de mi, tú pareces todo un marine, ¡Quizás debas de cambiarte de bando ahora que estás a tiempo! Jajajajajaja – Tomé un largo respiro y sonreí nuevamente apoyando mi mano izquierda en el hombro de Saito y mi mano derecha en el hombro de Uracha.- Gracias chicos… significa mucho para mi este apoyo… veréis, tengo un pequeño problema que seguramente podáis solucionarme… No tenéis porque hacerlo, podéis hacer lo que queráis, pero si queréis ayudarme, esto es lo que pido; Tengo un buque de guerra marine situado en el noroeste de la isla, tras el bosque, acabo de robarlo como quien dice y me lo quiero quedar, pero por venir aquí, tuve que dejarlo solo apartado de la costa del bosque, pero cerca. Como comprenderéis, no quiero que me lo roben, así que me gustaría que fueseis a vigilarlo… además, quizás pase algo en ese bosque, la gente que huya de la guerra irá por esa zona, también algunos que vengan tarde, y otros que quieran aprovechar el momento para hacer cosas allí… quizás exista algo divertido que hacer en el bosque pues… y ¿Mi plan? Aún no lo se, supongo que sacar algo de provecho de esto jajajajaja
Tras decir esto comencé a arreglar el traje, tirando lejos el sujetador, y colocándome bien la ropa, de forma que estaba más ajustada y elegante gracias a unos enganches colocados tras de mi. En el mismo instante que terminé me acerqué a la chimenea del lugar y cogí un carbón, con el cual me dibujé una cicatriz en la cara con una línea fina.
- Que asco me estoy dando ahora mismo…- Comenté entre risas al tiempo que cogía una botella de vozka y me la derramaba en las manos para llevar estas al pelo y echármelo hacia atrás fijando el peinado nuevo así.
- Bueno, con esto el traje está ya algo más arreglado jajajaja, no soy un experto, por lo que seré descubierto fácilmente, pero solo si se fijan en mi directamente, mientras no lo hagan y/o me vean de lejos, creerán que soy un soldadito blanco más.
En ese momento, el nuevo conocido, Saito, se puso bastante nervioso, al parecer él también lo había captado y nos lo había dado a conocer de inmediato, una prueba de lealtad y compañerismo que me gustó.
- No te preocup….- Dije dejando la frase a medias al ver como el joven Saito había escapado de la taberna en un abrir y cerrar de ojos.
Casi de milagro había logrado verle por la ventana huir a una velocidad drástica, usando una técnica propia de la Chiper Pol. Por un momento me quedé pasmado al ver esa huida tan drástica y veloz, ignorando por completo la combinación de estruendos que había por todo el lugar, donde estaba pasando de todo, por lo que era comprensible la reacción de Saito, es lo que haría cualquier persona al fin y al cabo.
- Uracha, y los demás, decidid ya que hacer… es el momento más crítico de vuestras vidas ya que hay un 50% de probabilidad de que esta taberna sea destruida con todo lo que hay en su interior… huir insensatos.- Dije al tiempo que salía de la taberna a paso lento con la cabeza algo agachada pero sonriente.
Continué caminando lentamente y sin girarme, una vez fuera de la taberna, miré hacia delante.
- Oye, tú, el del tejado… Has oído todo ¿Verdad?... Decide tu también rápido, o acabaras muerto si te quedas ahí.
De un salto me coloqué sobre el tejado que había frente a la taberna, y a paso veloz salté de tejado en tejado hasta colocarme a una distancia prudente, donde observar todo en silencio con mi disfraz ahora en mejores condiciones.
- Vaya... ¿Qué tenemos aquí?... Si es mi viejo amigo Jack Dralion Stark... hacía mucho tiempo que no le veía...- Dije en voz baja para continuar la frase en mi mente.- Escuché que se había hecho sumamente poderoso, hasta el punto de ser una de las personas más fuertes del planeta, y está peleando contra el que creo que es el mejor espadachín del mundo... esto me da una pequeña idea...
- A ver… ahora que estamos más, voy a contestar uno por uno ¿Si? Que aquí llegáis todos, y no dejáis hablar.- Comenté entre risas mirando primero al que parecía dispuesto a irse.
- Si deseáis iros, adelante, confiaré en vuestra palabra de no decir nada de mi, al fin y al cabo no somos enemigos… sin embargo…- Dije cogiendo su brazo antes de que se marchara mirándole fijamente.- Podéis iros, llevaros los trajes, pero hay una condición… verás, tengo un barco marine robado al norte, más concretamente al noroeste de la isla… está solo, abandonado, ya que no había nadie a quién dejárselo mientras venía… si cuando vaya, no está él ni ninguno de vosotros, juro que iré a buscaros hasta en el último rincón del mundo… es simple, no os jodo si no me jedéis, mientras tanto, amigos.- Terminé soltando su brazo para que marchase rápido. – Un placer, y no abuséis de los trajes, si llamáis la atención sabrán que varios se han camuflado como marines.
Dejé pues que marchasen, no quería alargar su estancia aquí si no querían. Y además, corría prisa avanzar ya que estábamos en medio de una guerra muy compleja y destructiva hasta el punto de ser capaz de destruir la isla al completo si se torciesen demasiado las cosas. Allí no éramos más que niños juguetones en una pelea de boxeo.
Me dirigí al cocinero con una sonrisa. Había mucha guasa con el tema de mi disfraz mal colocado por las prisas, y pensaba como matarlos en lo más profundo de mi corazón en ese instante, pero por fortuna tenía una gran capacidad de autocontrol.
- Así es, soy el capitán Legan Legim… aunque es de mala educación no decir tu nombre cuando hablas con una persona que no lo sabe y tu si el suyo… ciertamente si, fui un alto cargo de la revolución… es una historia muy larga de contar en una taberna situada en una zona peligrosa, pero te lo resumo brevemente; Yo siempre fui capitán pirata, sin embargo, tengo grandes influencias en los altos cargos de la revolución y me solicitaban ayuda de vez en cuando. Algunas veces eran misiones nada más, pero llegó un punto donde necesitaban más, y por motivos personales me uní a la armada revolucionaria durante un largo tiempo. Una vez pasada la necesidad de mi presencia allí, volví a la piratería… de hecho esto es muy reciente. ¿Entiendes mi situación? Soy algo así como un pirata revolucionario… - Sonreí al escuchar su ofrecimiento en hacer algo de comer, pero negué con la cabeza acompañando el gesto de una sonrisa cordial.- Caballero, le aviso de nuevo que estamos en peligro… es mejor que nos movilicemos, sea conmigo, o sin mi, pero es conveniente que todos empecemos a movilizarnos.
En ese instante entró Uracha acompañado de un desconocido para mi, en todo este tiempo se habían marchado varias personas, pero ninguna había decidido quedarse conmigo, y por fin había llegado el momento de que alguien lo hiciese. Mi fiel camarada había aprendido algo de mi al fin y al cabo, y había venido con un traje de marine, lo cual me gustó a la vez que me hizo gracia ya que le sentaba genial.
- Oe, no te rías de mi, tú pareces todo un marine, ¡Quizás debas de cambiarte de bando ahora que estás a tiempo! Jajajajajaja – Tomé un largo respiro y sonreí nuevamente apoyando mi mano izquierda en el hombro de Saito y mi mano derecha en el hombro de Uracha.- Gracias chicos… significa mucho para mi este apoyo… veréis, tengo un pequeño problema que seguramente podáis solucionarme… No tenéis porque hacerlo, podéis hacer lo que queráis, pero si queréis ayudarme, esto es lo que pido; Tengo un buque de guerra marine situado en el noroeste de la isla, tras el bosque, acabo de robarlo como quien dice y me lo quiero quedar, pero por venir aquí, tuve que dejarlo solo apartado de la costa del bosque, pero cerca. Como comprenderéis, no quiero que me lo roben, así que me gustaría que fueseis a vigilarlo… además, quizás pase algo en ese bosque, la gente que huya de la guerra irá por esa zona, también algunos que vengan tarde, y otros que quieran aprovechar el momento para hacer cosas allí… quizás exista algo divertido que hacer en el bosque pues… y ¿Mi plan? Aún no lo se, supongo que sacar algo de provecho de esto jajajajaja
Tras decir esto comencé a arreglar el traje, tirando lejos el sujetador, y colocándome bien la ropa, de forma que estaba más ajustada y elegante gracias a unos enganches colocados tras de mi. En el mismo instante que terminé me acerqué a la chimenea del lugar y cogí un carbón, con el cual me dibujé una cicatriz en la cara con una línea fina.
- Que asco me estoy dando ahora mismo…- Comenté entre risas al tiempo que cogía una botella de vozka y me la derramaba en las manos para llevar estas al pelo y echármelo hacia atrás fijando el peinado nuevo así.
- Bueno, con esto el traje está ya algo más arreglado jajajaja, no soy un experto, por lo que seré descubierto fácilmente, pero solo si se fijan en mi directamente, mientras no lo hagan y/o me vean de lejos, creerán que soy un soldadito blanco más.
En ese momento, el nuevo conocido, Saito, se puso bastante nervioso, al parecer él también lo había captado y nos lo había dado a conocer de inmediato, una prueba de lealtad y compañerismo que me gustó.
- No te preocup….- Dije dejando la frase a medias al ver como el joven Saito había escapado de la taberna en un abrir y cerrar de ojos.
Casi de milagro había logrado verle por la ventana huir a una velocidad drástica, usando una técnica propia de la Chiper Pol. Por un momento me quedé pasmado al ver esa huida tan drástica y veloz, ignorando por completo la combinación de estruendos que había por todo el lugar, donde estaba pasando de todo, por lo que era comprensible la reacción de Saito, es lo que haría cualquier persona al fin y al cabo.
- Uracha, y los demás, decidid ya que hacer… es el momento más crítico de vuestras vidas ya que hay un 50% de probabilidad de que esta taberna sea destruida con todo lo que hay en su interior… huir insensatos.- Dije al tiempo que salía de la taberna a paso lento con la cabeza algo agachada pero sonriente.
Continué caminando lentamente y sin girarme, una vez fuera de la taberna, miré hacia delante.
- Oye, tú, el del tejado… Has oído todo ¿Verdad?... Decide tu también rápido, o acabaras muerto si te quedas ahí.
De un salto me coloqué sobre el tejado que había frente a la taberna, y a paso veloz salté de tejado en tejado hasta colocarme a una distancia prudente, donde observar todo en silencio con mi disfraz ahora en mejores condiciones.
- Vaya... ¿Qué tenemos aquí?... Si es mi viejo amigo Jack Dralion Stark... hacía mucho tiempo que no le veía...- Dije en voz baja para continuar la frase en mi mente.- Escuché que se había hecho sumamente poderoso, hasta el punto de ser una de las personas más fuertes del planeta, y está peleando contra el que creo que es el mejor espadachín del mundo... esto me da una pequeña idea...
Eris Takayama
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No sabía como había llegad al punto en el que un peliblanco vestido de mujer les diera órdenes y matara a aquellas personas de esa forma. No, aquello no era plato de gusto para Eris, las muertes debían de ser las justas y necesarias. Pero solo miró la escena alzando las cejas y entreabriendo sus labios. Tenía ganas de gritarle a aquel hombre que se había identificado como “Capitán Legim” como de quedarse callada ante tal injusticia. Pero hizo poco, porque no se atrevía ni a moverse después de lo que había pasado. Si en ese momento se vieran sus manos -si se pudiera, dado que llevaba guantes- se podría observar que estaban casi azules. No controlaba demasiado bien su poder pero, en situaciones de tensión, solía dominarlo mejor.
No obstante Haine los despidió, porque sí, el peliblanco y la pelinegra son como un pack. Así que después de robar aquellos uniformes de oficial y de salir de allí -medio corriendo- la joven todavía se mantenía callada. No tenía ganas de hablar y mucho menos de comentar las mierdas que había visto en ese lugar, sobre todo, porque quedaría bastante desenfadada para con el comportamiento del peliblanco. ¿Él era siempre así? ¿Él permitía esas cosas? No, desde luego que aquello no era plato de gusto para la chica. Eris era consciente de que en esos momentos no podía parar a pensarse esas cosas. En pocos segundos se habían dado demasiado hechos y, para su suerte, estaba lloviendo. Se pasó las manos por los hombros ahuecando su camisa porque todos sabemos lo que pasa con una camisa blanca mojada, sobre todo, cando llevas un corsé que resalta más. Y no se di cuenta que habían llegado hasta aquella calle paralela a la plaza hasta que sintió aquel temblor.
No pudo mas que mirar a Haine, asintiendo. Sí, ella también había visto aquel rayo caer al cielo y ser repelido después. Aquello era un completo despropósito... Y ellos allí en medio. Más o menos, muy alejados, pero presentes. No tendrían fuerza para parar ni la mitad de esos ataques que se estaban lanzando. Pero él quiso adelantarse, y ella sabía muy bien por qué. El fanatismo de las armas de Haine era proporcional a su búsqueda de la libertad. Lo que quiere decir que era muy grande. Se quedo esperando, el tiempo suficiente para que un terremoto la tiró de espaldas, haciéndola caer al suelo. El felino se tiró de panza a su lado, visiblemente asustado, pero ella no pudo más que tomarlo para seguir al peliblanco hasta llegar a un bosque. Sí, ella los iba situando en un pequeño -y más o menos estructurado-mapa mental de aquella isla. Pero entonces se adelantó a Haine, siendo cubiertos de la lluvia por los árboles, y tomó aquellas ropas de marine que el hombre había cogido de la taberna.
Alzó una ceja, mirándole. —Deja que se maten entre ellos, quizás después podamos ir a coger algo—sugirió. —Ponte las ropas, no seas remilgado. Vamos a tener compañía pronto... No seremos los únicos que hayamos pensado en correr al bosque cuando se ha dado el terremoto— le instó, dejando caer su espada en su funda al suelo, soltando también al felino y desabrochándose el corsé, quitándoselo. Lo arrojó a un lado y se desabotonó la camisa, quedándose en sujetador para pasar pronto aquella camiseta propia de la marina. Hizo lo propio con los pantalones, poniéndoselos antes de quitarse la falda, pero sin quitarse las botas. En el proceso no miró al peliblanco, solo por vergüenza, dado que no se había cambiado delante de él nunca, pero tampoco es que hubiera mucho que enseñar. Metió toda su ropa en la mochila, cogió la espada, la correa del gato y lo miró. —¡Date prisa! Luego dicen de las mujeres...— bufa, riéndose. —Hay un cuartel de la marina no muy lejos de aquí, vamos a ver que encontramos dentro— susurró para él, riéndose, mientras se daba la vuelta y echaba a andar rápido. Sí, no le daría tiempo para tomar una decisión.
[Acciones. Mismas que Haine (salida de la taberna, contemplar la plaza, huir al bosque) con el añadido de vestirse de Marines con los trajes robados e ir hacia el cuartel de La Marina de la zona (se quedan en camino).]
No obstante Haine los despidió, porque sí, el peliblanco y la pelinegra son como un pack. Así que después de robar aquellos uniformes de oficial y de salir de allí -medio corriendo- la joven todavía se mantenía callada. No tenía ganas de hablar y mucho menos de comentar las mierdas que había visto en ese lugar, sobre todo, porque quedaría bastante desenfadada para con el comportamiento del peliblanco. ¿Él era siempre así? ¿Él permitía esas cosas? No, desde luego que aquello no era plato de gusto para la chica. Eris era consciente de que en esos momentos no podía parar a pensarse esas cosas. En pocos segundos se habían dado demasiado hechos y, para su suerte, estaba lloviendo. Se pasó las manos por los hombros ahuecando su camisa porque todos sabemos lo que pasa con una camisa blanca mojada, sobre todo, cando llevas un corsé que resalta más. Y no se di cuenta que habían llegado hasta aquella calle paralela a la plaza hasta que sintió aquel temblor.
No pudo mas que mirar a Haine, asintiendo. Sí, ella también había visto aquel rayo caer al cielo y ser repelido después. Aquello era un completo despropósito... Y ellos allí en medio. Más o menos, muy alejados, pero presentes. No tendrían fuerza para parar ni la mitad de esos ataques que se estaban lanzando. Pero él quiso adelantarse, y ella sabía muy bien por qué. El fanatismo de las armas de Haine era proporcional a su búsqueda de la libertad. Lo que quiere decir que era muy grande. Se quedo esperando, el tiempo suficiente para que un terremoto la tiró de espaldas, haciéndola caer al suelo. El felino se tiró de panza a su lado, visiblemente asustado, pero ella no pudo más que tomarlo para seguir al peliblanco hasta llegar a un bosque. Sí, ella los iba situando en un pequeño -y más o menos estructurado-mapa mental de aquella isla. Pero entonces se adelantó a Haine, siendo cubiertos de la lluvia por los árboles, y tomó aquellas ropas de marine que el hombre había cogido de la taberna.
Alzó una ceja, mirándole. —Deja que se maten entre ellos, quizás después podamos ir a coger algo—sugirió. —Ponte las ropas, no seas remilgado. Vamos a tener compañía pronto... No seremos los únicos que hayamos pensado en correr al bosque cuando se ha dado el terremoto— le instó, dejando caer su espada en su funda al suelo, soltando también al felino y desabrochándose el corsé, quitándoselo. Lo arrojó a un lado y se desabotonó la camisa, quedándose en sujetador para pasar pronto aquella camiseta propia de la marina. Hizo lo propio con los pantalones, poniéndoselos antes de quitarse la falda, pero sin quitarse las botas. En el proceso no miró al peliblanco, solo por vergüenza, dado que no se había cambiado delante de él nunca, pero tampoco es que hubiera mucho que enseñar. Metió toda su ropa en la mochila, cogió la espada, la correa del gato y lo miró. —¡Date prisa! Luego dicen de las mujeres...— bufa, riéndose. —Hay un cuartel de la marina no muy lejos de aquí, vamos a ver que encontramos dentro— susurró para él, riéndose, mientras se daba la vuelta y echaba a andar rápido. Sí, no le daría tiempo para tomar una decisión.
[Acciones. Mismas que Haine (salida de la taberna, contemplar la plaza, huir al bosque) con el añadido de vestirse de Marines con los trajes robados e ir hacia el cuartel de La Marina de la zona (se quedan en camino).]
Garland Blain
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Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Akuma no mi
Varios
Tal y como pensaba, el supernova Sharp D Drake, era muy fuerte y su título le hacía honor, aunque no me gustara reconocerlo. No fui capaz de vencerle, y no sabía que pudiera haber pasado si hubiese continuado el combate, pero para mi suerte, conseguimos echarle del barco, no obstante, no todo eran buenas noticias. Algo había hecho un buen boquete en el casco de nuestro navío y si no se trataba pronto, acabaríamos hundiéndonos, y yo literalmente. Los marines empezaron a movilizarse para arreglar los desperfectos, aunque Opprimire avanzaba y la intervención del supernova solo les ayudó a ello, aunque teníamos de nuestro lado a grandes luchadores como Takeshi, que pude verlo cuando observé detenidamente al bando enemigo. Estaba en uno de los barcos piratas, desatando una gran pelea. Suerte teníamos de que fuese un caza-recompensas, pues era una persona de gran poder.
-¡El barco se hunde, mi señor!- Se escuchaba desde la parte inferior, palabras hacia el comodoro que daba órdenes para bajar los botes antes de que el buque cayese presa del océano.
Los marines empezaron a evacuar el barco y yo esperé a que todos, a excepción del comodoro, estuviesen fuera de este. Prefería que ellos salvasen su vida primero. Yo ya había visto mucho mundo, su muerte sería más triste que la de un viejo como yo. Una explosión sacudió el barco y empecé a tambalearme por la borda. El agua entraba en el interior a gran velocidad y la velocidad con la que la embarcación se hundía, se había visto acelerada de forma destacable. -¡Vamos, todos a los botes, hay que darse prisa, no queda mucho tiempo!- Gritaba yo, viendo como todos corrían y saltaban por la borda. Tan solo esperaba que no cayera ninguna bala de cañón traicionera y los hiciera pedazos. -¡Los que ya estén llenos que partan a Loguetown!- Añadí. No tenía mando sobre el comodoro, pero sí sobre todos aquellos reclutas.
Un último impacto acabó por hundir el barco, aunque ya quedaban pocos marines en este, no obstante, todos los que allí permanecimos, caímos en el agua. Me aferré a un trozo de madera como pude, pero notaba como mi fuerza decaía al estar en contacto con el agua del mar. Toda la parte inferior a mis hombros estaba sumergida. -¡Vamos, nadad hasta los botes!- Decía yo, esperando que todos llegasen a salvo, mientras yo, empezaba a perder la consciencia y me deslizaba hacia abajo, hundiéndome poco a poco hasta estar completamente sumergido. Notaba el frío aliento de la muerte suspirando en mi cuello. Pensaba que aquel era mi final, y que final más patético. Pero no estaba solo. Si algo caracterizaba a la marina, dejando a un lado la corrupción, era el compañerismo. Pocos minutos después estaba sobre uno de los botes, junto a varios reclutas y el comodoro. Escupí algo de agua y observé mi cuerpo. Tenía una gran venda en diagonal, tapando el corte que recibí en la batalla anterior.
-Aún queda mucho por hacer. No pensarías escaquearte de tus obligaciones, ¿Verdad, Teniente Primero?- Dijo aquel hombre, en un tono burlón, a lo que respondí con una sonrisa.
Llegamos a Loguetown y el comodoro junto a unos cuantos reclutas se fue al cuartel para informar de la situación. Yo por mi parte me dirigí a la plaza central, donde tendría cabida el espectáculo principal de la obra. Mientras iba hacia allí, me informaron por Den Den Mushi que el Shichibukai Derian Markov, se dirigía hacia allí. Sería interesante conocer aquel hombre. Cuando finalmente alcancé el lugar destinado, esperé junto a un batallón por varios minutos, cuando de repente hubo una explosión en un edificio cercano. Ordené a varios hombres que mantuvieran las posición y a otros que me siguieran, tenía que ver que había ocurrido. Al llegar a la zona del desastre, pude ver un edificio reducido a escombros, por lo que rápidamente nos pusimos a buscar entre a estos, cualquier posible superviviente. Conseguimos salvar a dos marines que aseguraban estar de guardia y que no sabían que había ocurrido, simplemente recordaban haber llegado allí y la explosión. Ambos estaban muy malheridos, así que los llevé tan rápido como pude al cuartel de la marina para que los atendieran debidamente. Al dejar los cuerpos en una zona donde los atendiesen, se escuchó un gran estruendo, seguido de varios más que hicieron que todo el suelo temblase. Además, estaba lloviendo. Un cambio climático demasiado repentino para ser cierto. Algo gordo se estaba cociendo.
-¿Pero qué cojones...?-Me pregunté a mi mismo, saliendo del edificio y viendo la humareda de polvo que se levantaba gran parte de la ciudad.
-¡El barco se hunde, mi señor!- Se escuchaba desde la parte inferior, palabras hacia el comodoro que daba órdenes para bajar los botes antes de que el buque cayese presa del océano.
Los marines empezaron a evacuar el barco y yo esperé a que todos, a excepción del comodoro, estuviesen fuera de este. Prefería que ellos salvasen su vida primero. Yo ya había visto mucho mundo, su muerte sería más triste que la de un viejo como yo. Una explosión sacudió el barco y empecé a tambalearme por la borda. El agua entraba en el interior a gran velocidad y la velocidad con la que la embarcación se hundía, se había visto acelerada de forma destacable. -¡Vamos, todos a los botes, hay que darse prisa, no queda mucho tiempo!- Gritaba yo, viendo como todos corrían y saltaban por la borda. Tan solo esperaba que no cayera ninguna bala de cañón traicionera y los hiciera pedazos. -¡Los que ya estén llenos que partan a Loguetown!- Añadí. No tenía mando sobre el comodoro, pero sí sobre todos aquellos reclutas.
Un último impacto acabó por hundir el barco, aunque ya quedaban pocos marines en este, no obstante, todos los que allí permanecimos, caímos en el agua. Me aferré a un trozo de madera como pude, pero notaba como mi fuerza decaía al estar en contacto con el agua del mar. Toda la parte inferior a mis hombros estaba sumergida. -¡Vamos, nadad hasta los botes!- Decía yo, esperando que todos llegasen a salvo, mientras yo, empezaba a perder la consciencia y me deslizaba hacia abajo, hundiéndome poco a poco hasta estar completamente sumergido. Notaba el frío aliento de la muerte suspirando en mi cuello. Pensaba que aquel era mi final, y que final más patético. Pero no estaba solo. Si algo caracterizaba a la marina, dejando a un lado la corrupción, era el compañerismo. Pocos minutos después estaba sobre uno de los botes, junto a varios reclutas y el comodoro. Escupí algo de agua y observé mi cuerpo. Tenía una gran venda en diagonal, tapando el corte que recibí en la batalla anterior.
-Aún queda mucho por hacer. No pensarías escaquearte de tus obligaciones, ¿Verdad, Teniente Primero?- Dijo aquel hombre, en un tono burlón, a lo que respondí con una sonrisa.
Llegamos a Loguetown y el comodoro junto a unos cuantos reclutas se fue al cuartel para informar de la situación. Yo por mi parte me dirigí a la plaza central, donde tendría cabida el espectáculo principal de la obra. Mientras iba hacia allí, me informaron por Den Den Mushi que el Shichibukai Derian Markov, se dirigía hacia allí. Sería interesante conocer aquel hombre. Cuando finalmente alcancé el lugar destinado, esperé junto a un batallón por varios minutos, cuando de repente hubo una explosión en un edificio cercano. Ordené a varios hombres que mantuvieran las posición y a otros que me siguieran, tenía que ver que había ocurrido. Al llegar a la zona del desastre, pude ver un edificio reducido a escombros, por lo que rápidamente nos pusimos a buscar entre a estos, cualquier posible superviviente. Conseguimos salvar a dos marines que aseguraban estar de guardia y que no sabían que había ocurrido, simplemente recordaban haber llegado allí y la explosión. Ambos estaban muy malheridos, así que los llevé tan rápido como pude al cuartel de la marina para que los atendieran debidamente. Al dejar los cuerpos en una zona donde los atendiesen, se escuchó un gran estruendo, seguido de varios más que hicieron que todo el suelo temblase. Además, estaba lloviendo. Un cambio climático demasiado repentino para ser cierto. Algo gordo se estaba cociendo.
-¿Pero qué cojones...?-Me pregunté a mi mismo, saliendo del edificio y viendo la humareda de polvo que se levantaba gran parte de la ciudad.
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Estoy tranquilo en el tejado viendo como el combate comienza y veo que ambos contendientes son auténticas bestias capaces de acabar con toda la isla sin problemas, sobre todo si están peleando entre ellos. Mis ojos se centran mayormente en el enorme robot ya que las espadas y los estilos de lucha que implican espadas no me interesan pero la maquinaria que tiene ese bicho encima pues a lo mejor en un futuro puedo imitarlas. En esto sale de la taberna un extraño viejo vestido de marine me dice que si no me quedo en la taberna acabaré muerto así que sin más antes de que el viejo se aleje Gracias por el consejo, viejo. y luego activo mis propulsores y vuelo directamente hacia el bosque para mirar de lejos el combate.
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Igual no era la mejor de las ideas quedarse allí... debía vigilar que su padre no se metiera en líos, y de paso ocuparse de espiarle para descubrir más de su plan. Émile comenzó a desplazarse entre los tejados de la plaza velozmente, corriendo con su Shadow. Tenía algo de vértigo, así que cada vez que saltaba de un tejado a otro, procuraba no mirar al suelo para no marearse. Mientras estaba yendo hacia la entrada sur de la plaza, de repente hubo una potente explosión en uno de los edificios que colindaban con la plaza. El yonkaikyo maldijo. Probablemente habría heridos graves... y aunque no era médico podía intentar ayudar. Era un pirata, no un desalmado. Fue en esa dirección, mientras el cielo se oscurecía y empezaba a llover. Al llegar hasta allí vio a un chico tirado en el suelo, levantándose con esfuerzo. "Mierda, ¿y cómo bajo yo ahora?" se preguntó. Saltar no era una opción. Su vértigo podría hacer que cayese mal al marearse, y eso podría tener consecuencias fatales. Optó por abrir un agujero en el techo del edificio con un disparo explosivo de su pistola, Hades. Una vez dentro, bajó escaleras abajo a la carrera, y salió por una de las ventanas del piso bajo. Sin embargo no se encontró con lo que esperaba. El chico de antes le prendió fuego al cadáver de un marine, y se dio a la fuga con un arma ensangrentada.
- Pero qué...
Ahora reconoció al chico. Era el de la tripulación del Supernova Kedra, el que que había saltado a su barco. Desenfundó sus pistolas y salió corriendo tras él, justo a tiempo para verlo meterse en un callejón y cubrirse con una manta vieja. Le apuntó con sus armas mientras comenzaba a cargar energía en estas, preparándose por si hacía algún movimiento inesperado. No tenía muy claro lo que hacía. Los marines eran sus enemigos, pero le había desagradado igualmente lo que había hecho aquel chico. Le preguntaría por qué lo había hecho. Desde la entrada del callejón, Émile le preguntó:
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué debía morir aquel hombre?
- Pero qué...
Ahora reconoció al chico. Era el de la tripulación del Supernova Kedra, el que que había saltado a su barco. Desenfundó sus pistolas y salió corriendo tras él, justo a tiempo para verlo meterse en un callejón y cubrirse con una manta vieja. Le apuntó con sus armas mientras comenzaba a cargar energía en estas, preparándose por si hacía algún movimiento inesperado. No tenía muy claro lo que hacía. Los marines eran sus enemigos, pero le había desagradado igualmente lo que había hecho aquel chico. Le preguntaría por qué lo había hecho. Desde la entrada del callejón, Émile le preguntó:
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué debía morir aquel hombre?
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Tras reírme de Legim este me miro y tras escuchar todo lo que dijo comencé a reírme junto a el -Pues quien sabe quizás me cambie de bando después de tantos años- dije sacando la lengua en señal de burla -Ni de broma me voy yo con esos marines- nada mas escuchar todo su plan me quede pensándolo
-Quizás debería ir a por ese buque, pero bueno ya veré que haré, o iré al bosque, va me da igual nunca me a gustado pensarme mucho las cosas-
seguidamente vi como comenzó a arreglarse el traje y la verdad menos mal, por que tenia unas pintas un tanto raras a continuación tuve una sensación extraña y Saito se puso muy nervioso al parecer el lo había notado perfectamente antes que yo debido a su Mantra y seguramente Legim también lo habría notado hace mucho y tras unas palabras Saito se fue corriendo usando una habilidad de CP.
Legim intento pararlo pero ya era un poco tarde y seguidamente Legim tras cambiar su peinado salio fuera y nos dijo que nos marcháramos todos y tomáramos alguna decisión, seguidamente observe como salio y comenzó a correr por los tejados y yo sin perder el tiempo me subí también a un tejado y vi a lo lejos a Saito y en cuestión de pocos minutos usando también los tejado llegue rápidamente hasta el, di un salto para bajar donde el estaba -Bueno y que deberíamos hacer ahora-
dije mientras observaba las cosas de mi alrededor.
-Quizás debería ir a por ese buque, pero bueno ya veré que haré, o iré al bosque, va me da igual nunca me a gustado pensarme mucho las cosas-
seguidamente vi como comenzó a arreglarse el traje y la verdad menos mal, por que tenia unas pintas un tanto raras a continuación tuve una sensación extraña y Saito se puso muy nervioso al parecer el lo había notado perfectamente antes que yo debido a su Mantra y seguramente Legim también lo habría notado hace mucho y tras unas palabras Saito se fue corriendo usando una habilidad de CP.
Legim intento pararlo pero ya era un poco tarde y seguidamente Legim tras cambiar su peinado salio fuera y nos dijo que nos marcháramos todos y tomáramos alguna decisión, seguidamente observe como salio y comenzó a correr por los tejados y yo sin perder el tiempo me subí también a un tejado y vi a lo lejos a Saito y en cuestión de pocos minutos usando también los tejado llegue rápidamente hasta el, di un salto para bajar donde el estaba -Bueno y que deberíamos hacer ahora-
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La batalla entre aquellos dos tipos había comenzado, ahora había demasiado alboroto, sin embargo los ojos de aquel lobo blanco se fijaron ahora en el Shichibukai. Aquel al que le llamaban imbatible, sus dientes salieron a la luz en forma de sonrisa mientras escuchaba las palabras de Derian de que le siguiera. “Imbatible ¿Eh? Pondré a prueba tu nombre, pero ahora no” Pensó la bestia mientras observaba tranquilamente. Ni imbatible ni nada, no había nadie invencible y quería mostrarlo peleando con alguno de esos dos tipos, la idea de pelear con alguien fuerte le encantaba. Estaba cansado de vencer a todo el mundo fácilmente, tan solo una persona podía vencerle y esa era la Quimera. Por el momento nadie más le había dado un duelo digno salvo el propio Krauser o Kaín, pero hacia muchísimo que no luchaba con ellos. De modo que sus ganas de un buen combate eran increíbles. Pegó un suspiro mientras comenzaba a levitar tras su maestro con su técnica especial.
Lo siguió hasta los tejados evitando la segunda explosión de la misma forma que el vampiro gracias a estar en el aire. De repente escuchó un gruñido procedente del vampiro, no le dio importancia, ahora estaba pensando en Alex. Esperaba que le fuera bien al médico y que le hubiera pasado nada malo. A continuación siguió de nuevo a su mentor observando cómo se cargaba una ventana con la espada y entraba. Todo el camino iba tras él, ahora se puso a caminar a cuatro patas en lugar de levitar mientras iba moviendo la cola despacio. En un momento dado, el vampiro empezó a desvanecerse en niebla, un truco que el lobo quería aprender, desmaterializarse y después aparecer era algo que le encantaba. Esperó unos segundos, allí quieto y decidió bajar al piso de abajo por unas escaleras que localizó. No tardó mucho en investigar aquel piso y encontrar la cocina. Se dirigió a la nevera felizmente y la abrió con la pata derecha.
- Grrr…
El lobo gruñó cuando solo vio verduras y algunos pescados en mal estado, aquellos tipos estaban enfermos si se comían aquello. No había carne por ningún lado, investigó los cajones sin volver a la forma humana, principalmente por pereza. A continuación decidió subir pues escuchó unos gritos en la planta alta, una vez subió, derribo la puerta lanzándose a por ella con fuerza usando sus patas delanteras. Pudo ver a dos críos muertos, a lo que el animal miró a otro lado con una mueca de asco, no soportaba ver a niños muertos, su maestro estaba allí, dándose un buen festín con el cuerpo de un tipo. Él si sabía montárselo bien, ya tenía comida, no era justo, maldijo aquel tipo por no tener carne en la nevera y pensó que se tenía muy bien merecido aquello. No tener carne era un pecado muy gordo que se pagaba con la muerte, si el lobo fuera el líder del gobierno, esa norma sería la número uno.
- Hay tres humanos muertos en la casa, varias plantas y muchas salas y ningún maldito trozo de carne ni de pollo ni de ternera ni nada.
Dijo el lobo quejándose mientras llevaba su pata superior derecha tras su oreja rascándose levemente. Aún tenía el haki de observación activado por si las moscas, cuando iba con el vampiro lo llevaba siempre listo por si atacaban. Ahora faltaba ver que ordenaba el Shichibukai, estaba ansioso por luchar con alguien, la culpa era de los dos malditos que empezaron a pelear en la plaza, despertaron sus ganas de lucha. Su ceño se frunció arrugando el hocico y mostrando los dientes en una mirada espeluznante, en ese momento volvió a la forma humana y cogió uno de los colchones del suelo liándose a puñetazos con él y atravesándolo como mantequilla mientras se quejaba.
- ¡Quiero una hamburguesa! ¡Malditas zorras de mierda!
Una vez se cargó el colchón y derribo con el puño una pared que conducía a un cuarto de baño, se tranquilizó un poco más desahogado mientras suspiraba y lentamente se volvía a convertir en su forma completa de lobo. Quedó al lado del vampiro con una mirada muy tranquila y calmada mientras ahora le decía en un tono muy simple y calmado una frase que no pudo callarse.
- Ya estoy mejor, pero lo de las hamburguesas no va a quedar así. Cuando esto acabe pienso arruinarles el negocio a los del Baratie. ¿Cuáles son las órdenes maestro?
Dijo después volviendo a la situación en la que estaban mientras observaba al vampiro de forma calmada moviendo la cola de un lado a otro.
Lo siguió hasta los tejados evitando la segunda explosión de la misma forma que el vampiro gracias a estar en el aire. De repente escuchó un gruñido procedente del vampiro, no le dio importancia, ahora estaba pensando en Alex. Esperaba que le fuera bien al médico y que le hubiera pasado nada malo. A continuación siguió de nuevo a su mentor observando cómo se cargaba una ventana con la espada y entraba. Todo el camino iba tras él, ahora se puso a caminar a cuatro patas en lugar de levitar mientras iba moviendo la cola despacio. En un momento dado, el vampiro empezó a desvanecerse en niebla, un truco que el lobo quería aprender, desmaterializarse y después aparecer era algo que le encantaba. Esperó unos segundos, allí quieto y decidió bajar al piso de abajo por unas escaleras que localizó. No tardó mucho en investigar aquel piso y encontrar la cocina. Se dirigió a la nevera felizmente y la abrió con la pata derecha.
- Grrr…
El lobo gruñó cuando solo vio verduras y algunos pescados en mal estado, aquellos tipos estaban enfermos si se comían aquello. No había carne por ningún lado, investigó los cajones sin volver a la forma humana, principalmente por pereza. A continuación decidió subir pues escuchó unos gritos en la planta alta, una vez subió, derribo la puerta lanzándose a por ella con fuerza usando sus patas delanteras. Pudo ver a dos críos muertos, a lo que el animal miró a otro lado con una mueca de asco, no soportaba ver a niños muertos, su maestro estaba allí, dándose un buen festín con el cuerpo de un tipo. Él si sabía montárselo bien, ya tenía comida, no era justo, maldijo aquel tipo por no tener carne en la nevera y pensó que se tenía muy bien merecido aquello. No tener carne era un pecado muy gordo que se pagaba con la muerte, si el lobo fuera el líder del gobierno, esa norma sería la número uno.
- Hay tres humanos muertos en la casa, varias plantas y muchas salas y ningún maldito trozo de carne ni de pollo ni de ternera ni nada.
Dijo el lobo quejándose mientras llevaba su pata superior derecha tras su oreja rascándose levemente. Aún tenía el haki de observación activado por si las moscas, cuando iba con el vampiro lo llevaba siempre listo por si atacaban. Ahora faltaba ver que ordenaba el Shichibukai, estaba ansioso por luchar con alguien, la culpa era de los dos malditos que empezaron a pelear en la plaza, despertaron sus ganas de lucha. Su ceño se frunció arrugando el hocico y mostrando los dientes en una mirada espeluznante, en ese momento volvió a la forma humana y cogió uno de los colchones del suelo liándose a puñetazos con él y atravesándolo como mantequilla mientras se quejaba.
- ¡Quiero una hamburguesa! ¡Malditas zorras de mierda!
Una vez se cargó el colchón y derribo con el puño una pared que conducía a un cuarto de baño, se tranquilizó un poco más desahogado mientras suspiraba y lentamente se volvía a convertir en su forma completa de lobo. Quedó al lado del vampiro con una mirada muy tranquila y calmada mientras ahora le decía en un tono muy simple y calmado una frase que no pudo callarse.
- Ya estoy mejor, pero lo de las hamburguesas no va a quedar así. Cuando esto acabe pienso arruinarles el negocio a los del Baratie. ¿Cuáles son las órdenes maestro?
Dijo después volviendo a la situación en la que estaban mientras observaba al vampiro de forma calmada moviendo la cola de un lado a otro.
Cánabar
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Una compuerta de madera se abrió y todo el pescado empezó a caer hacia algún lugar. Esta vez, al aterrizar, los dos gyojin quedaron sobre la pesca para ojos de los asombrados pescadores y de un curioso hombre. Cánabar echó un rápido vistazo, estaban en un puerto y parecía alguna zona comercial. No tardó en afirmar aquello cuando el extraño y bajito hombre se acercó a ellos, sartén en mano, y los golpeó diciendo que no eran una compra válida. ¿Qué coño estaba pasando allí? Esa situación sobresalía del entendimiento del tiburón blanco. parecía que fuera un pescado más y que estuviera a la venta. Se levantó con furia mientras miraba al elemento golpeador y no comprador que les atizaba.
-Ya te gustaría poder comprar algo de tanta calidad como yo, viejo idiota. Y ahora lárgate o vas a tener más pescado del que te gustaría- Dijo Cánabar.
Por desgracia para el hombre tenía algún tipo de retraso mental o no entendía el idioma, pues permanecía en su lugar con su amenazante sartén. Kaiser se cansó y actuó como solía hacer. Bueno... no exactamente como solía. utilizó un pez como arma y golpeó al hombre y lo lanzó lejos para después propinarle una tanda de golpescados que lo dejó fuera de combate. O eso parecía. Como si no fuera suficiente se levantó y volvió a su cantinela tachando a los dos gyojin de pescados malos y repitiendo que no compraría. Esta vez kaiser actuó tal y como sí solía hacer, mató al hombre haciendo estallar su cráneo. Era desagradable y el olor a "mar" evitaba que pudiera olerse la cálida sangre que emanaba del cadáver.
La orca empezó a moverse cuando, de repente, tanto unas explosiones cercanas como una lluvia repentina sorprendieron al tiburón. ¿Qué eran las explosiones y por qué había empezado a llover de repente? El clima no era fácil de explicar, pero las explosiones necesitaban intervención de alguien y eso sí que podía conocerse. Además no tardarían mucho en averiguarlo pues el capitán de Atesaki se adelantó para descubrir lo ocurrido. Cánabar no tuvo más remedio que seguirlo. Quería participar en la guerra, su sangre hervía ante la idea de luchar con elementos tan poderosos, pero no quería hacerlo sin conocer antes a sus contrincantes o estar preparado. Y, en cambio, se dirigían hacia allí directamente. Maldito Kaiser...
Para rematar, la idea de que a lo mejor no había guerra y era una ejecución "pacífica" empezó a rondar la mente del tiburón. ¿Y si habían venido a la ciudad para nada? Siempre cabía la posibilidad de que nadie intentara rescatar a la pirata. E incluso podía darse el caso de que su banda y sus aliados fueran aniquilados antes si quiera de llegar hasta la isla. Era una idea más que decepcionante que le tiburón trató de rechazar. Pero no dejaba de perseguirlo. Si ocurría tendrían que marcharse sin ninguna oportunidad para divertirse. Le gustaba luchar contra gente poderosa, pero no se iba a arriesgar con los almirantes y otros altos rangos que debían estar presentes en el lugar. De repente algo se movió dentro de su pantalones.
-¿Pero qué coj...- Dijo mientras introducía su mano y agarraba algo grande, gordo, largo y resbaladizo.
Lo que vio le sorprendió. Era un besugo. Maldijo al pescado y lo lanzó con fuerza al aire si ndarse cuenta de que iba en dirección a la plaza.
-Ya te gustaría poder comprar algo de tanta calidad como yo, viejo idiota. Y ahora lárgate o vas a tener más pescado del que te gustaría- Dijo Cánabar.
Por desgracia para el hombre tenía algún tipo de retraso mental o no entendía el idioma, pues permanecía en su lugar con su amenazante sartén. Kaiser se cansó y actuó como solía hacer. Bueno... no exactamente como solía. utilizó un pez como arma y golpeó al hombre y lo lanzó lejos para después propinarle una tanda de golpescados que lo dejó fuera de combate. O eso parecía. Como si no fuera suficiente se levantó y volvió a su cantinela tachando a los dos gyojin de pescados malos y repitiendo que no compraría. Esta vez kaiser actuó tal y como sí solía hacer, mató al hombre haciendo estallar su cráneo. Era desagradable y el olor a "mar" evitaba que pudiera olerse la cálida sangre que emanaba del cadáver.
La orca empezó a moverse cuando, de repente, tanto unas explosiones cercanas como una lluvia repentina sorprendieron al tiburón. ¿Qué eran las explosiones y por qué había empezado a llover de repente? El clima no era fácil de explicar, pero las explosiones necesitaban intervención de alguien y eso sí que podía conocerse. Además no tardarían mucho en averiguarlo pues el capitán de Atesaki se adelantó para descubrir lo ocurrido. Cánabar no tuvo más remedio que seguirlo. Quería participar en la guerra, su sangre hervía ante la idea de luchar con elementos tan poderosos, pero no quería hacerlo sin conocer antes a sus contrincantes o estar preparado. Y, en cambio, se dirigían hacia allí directamente. Maldito Kaiser...
Para rematar, la idea de que a lo mejor no había guerra y era una ejecución "pacífica" empezó a rondar la mente del tiburón. ¿Y si habían venido a la ciudad para nada? Siempre cabía la posibilidad de que nadie intentara rescatar a la pirata. E incluso podía darse el caso de que su banda y sus aliados fueran aniquilados antes si quiera de llegar hasta la isla. Era una idea más que decepcionante que le tiburón trató de rechazar. Pero no dejaba de perseguirlo. Si ocurría tendrían que marcharse sin ninguna oportunidad para divertirse. Le gustaba luchar contra gente poderosa, pero no se iba a arriesgar con los almirantes y otros altos rangos que debían estar presentes en el lugar. De repente algo se movió dentro de su pantalones.
-¿Pero qué coj...- Dijo mientras introducía su mano y agarraba algo grande, gordo, largo y resbaladizo.
Lo que vio le sorprendió. Era un besugo. Maldijo al pescado y lo lanzó con fuerza al aire si ndarse cuenta de que iba en dirección a la plaza.
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-¿Crees que vamos a perder el tiempo mirando los registros? idea otro plan mejor para escapar, porque ese no funciona. Encerradlo en una celda con el lobo. Quizás con el hambre el animal nos ayude a reducir la plantilla de presos- Dijo sonriendo.
-¡¿Qué?! ¡¿A una celda?! ¡¿Es que no me has odio?! ¡Krauser se va a enterar de esto, ya verás! Y... ¡mi padre es un alto cargo de la marina, idiota!- Gritaba Alex desesperado.
Nada de lo que decía funcionaba, pues lo agarraron y lo arrastraron en dirección al interior del edificio. Pensó en utilizar el poder de su fruta, pero lo único que conseguiría era que lo tacharan aún más de criminal y mostrar que era "peligroso". No podía realizar ninguna acción para liberarse sin convertirse en un verdadero criminal. Pero lo que más le preocupaba era su amigo, Farkas. El lobo moriría de hambre antes de atacar a Alex y no quería que eso pasara. El animal era demasiado importante para él y no podía dejarlo morir. Y no solo el hambre, se convertiría en objeto de juegos para los marines y acabarían matándolo por diversión. Intentó persuadir a los que portaban la jaula para que soltaran al lobo, pero no funcionó demasiado bien.
-Deberíais soltar al lobo, no es peligroso si se va corriendo hacia el bosque. Pero si lo dejáis encerrado se convertirá poco a poco en una bestia sedienta de sangre y muy peligrosa- Mintió.
-¿Y qué importa? Eres tú el que estará encerrado con él, no nosotros- Respondió uno de los marines antes de echarse a reír.
Finalmente lanzaron al cazador dentro de una celda y tiraron la jaula, abierta, también hacia le interior. El lobo salió al instante y se acurrucó junto a Alex mientras miraba rugiendo a los marines. El hombre lo calmó con una caricia en la cabeza y suspiró profundamente. Se acabó, no había posibilidad e huida. Aunque... prefería destruir la pared y convertirse en un criminal por ello que quedarse a pagar por crímenes que no había cometido. Aunque eso violaría sus principios. Trató de descartar y esperar. En cuanto volviera el intendente sin ninguna prueba para acusarlo lo soltarían y recuperaría su libertad. Solo era cuestión de esperar a que viniera. Si es que venía... Por suerte alguien llegó antes que él. un viejo amigo.
Krauser hizo acto de presencia y, tras ver al cazador, exigió que lo liberaran. Después avisó de que se reuniría y que Alex podía esperarlo. El intendente dio la orden para que lo sacaran inmediatamente de la celda. No se demoraron. En cuanto abrieron la celda Alex se aceró al hombre que lo había mandado encarcelar y le mostró una sonrisa pícara. Después acarició al lobo e hizo que se sentara. Tras sacar una libreta y hacer como que apuntaba algo, miró todo el recinto y después observó de nuevo al intendente. Una enorme gota recorría su frente junto a otras más pequeñas. Tragaba saliva y parecía bastante asustado y nervioso. No era para menos. Este era el momento del cazador, ahora pagarían por lo que le habían hecho.
-Dame tu nombre, marine. Krauser querrá saberlo para hablar con tus superiores. Además, mi padre también estará interesado en conocerte. Es un contra-almirante bastante poderoso- Explicó.
-Se... se... señor, discúlpeme, solo hacía mi trabajo. Le juro que no sabía que se trataba usted de un amigo de Krauser ni que era cazador. Solo ha sido una confusión. Perdóneme- Suplicaba el hombre.
-Mmm... está bien, pero la próxima vez procura comprobar los registros y estudiar bien a las personas antes de tacharlas de criminales. El próximo fallo que cometa será el fin de su carrera. Aunque si tiene suerte no terminará y le permitirán seguir trabajando para la Marina limpiando las letrinas del cuartel- Respondió.
Tras eso marchó en dirección a donde había ido Krauser y se sentó en un banco cercano. Esperaría aque su amigo saliese del lugar para acompañarlo. Ya habían luchado juntos y siempre era bueno tener un compañero en el combate. Y si era el diablo de la niebla mucho mejor.
-¡¿Qué?! ¡¿A una celda?! ¡¿Es que no me has odio?! ¡Krauser se va a enterar de esto, ya verás! Y... ¡mi padre es un alto cargo de la marina, idiota!- Gritaba Alex desesperado.
Nada de lo que decía funcionaba, pues lo agarraron y lo arrastraron en dirección al interior del edificio. Pensó en utilizar el poder de su fruta, pero lo único que conseguiría era que lo tacharan aún más de criminal y mostrar que era "peligroso". No podía realizar ninguna acción para liberarse sin convertirse en un verdadero criminal. Pero lo que más le preocupaba era su amigo, Farkas. El lobo moriría de hambre antes de atacar a Alex y no quería que eso pasara. El animal era demasiado importante para él y no podía dejarlo morir. Y no solo el hambre, se convertiría en objeto de juegos para los marines y acabarían matándolo por diversión. Intentó persuadir a los que portaban la jaula para que soltaran al lobo, pero no funcionó demasiado bien.
-Deberíais soltar al lobo, no es peligroso si se va corriendo hacia el bosque. Pero si lo dejáis encerrado se convertirá poco a poco en una bestia sedienta de sangre y muy peligrosa- Mintió.
-¿Y qué importa? Eres tú el que estará encerrado con él, no nosotros- Respondió uno de los marines antes de echarse a reír.
Finalmente lanzaron al cazador dentro de una celda y tiraron la jaula, abierta, también hacia le interior. El lobo salió al instante y se acurrucó junto a Alex mientras miraba rugiendo a los marines. El hombre lo calmó con una caricia en la cabeza y suspiró profundamente. Se acabó, no había posibilidad e huida. Aunque... prefería destruir la pared y convertirse en un criminal por ello que quedarse a pagar por crímenes que no había cometido. Aunque eso violaría sus principios. Trató de descartar y esperar. En cuanto volviera el intendente sin ninguna prueba para acusarlo lo soltarían y recuperaría su libertad. Solo era cuestión de esperar a que viniera. Si es que venía... Por suerte alguien llegó antes que él. un viejo amigo.
Krauser hizo acto de presencia y, tras ver al cazador, exigió que lo liberaran. Después avisó de que se reuniría y que Alex podía esperarlo. El intendente dio la orden para que lo sacaran inmediatamente de la celda. No se demoraron. En cuanto abrieron la celda Alex se aceró al hombre que lo había mandado encarcelar y le mostró una sonrisa pícara. Después acarició al lobo e hizo que se sentara. Tras sacar una libreta y hacer como que apuntaba algo, miró todo el recinto y después observó de nuevo al intendente. Una enorme gota recorría su frente junto a otras más pequeñas. Tragaba saliva y parecía bastante asustado y nervioso. No era para menos. Este era el momento del cazador, ahora pagarían por lo que le habían hecho.
-Dame tu nombre, marine. Krauser querrá saberlo para hablar con tus superiores. Además, mi padre también estará interesado en conocerte. Es un contra-almirante bastante poderoso- Explicó.
-Se... se... señor, discúlpeme, solo hacía mi trabajo. Le juro que no sabía que se trataba usted de un amigo de Krauser ni que era cazador. Solo ha sido una confusión. Perdóneme- Suplicaba el hombre.
-Mmm... está bien, pero la próxima vez procura comprobar los registros y estudiar bien a las personas antes de tacharlas de criminales. El próximo fallo que cometa será el fin de su carrera. Aunque si tiene suerte no terminará y le permitirán seguir trabajando para la Marina limpiando las letrinas del cuartel- Respondió.
Tras eso marchó en dirección a donde había ido Krauser y se sentó en un banco cercano. Esperaría aque su amigo saliese del lugar para acompañarlo. Ya habían luchado juntos y siempre era bueno tener un compañero en el combate. Y si era el diablo de la niebla mucho mejor.
El Cid
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Akuma no mi
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El Cid se había desplazado justo segundos antes de que se encontraran las dos leyendas de la piratería viviente. Si no llega a ser porque había decidió inspeccionar los alrededores una granada hubiera detonado en el mismo lugar que él se encontraba hacia menos de 1 minuto. Las explosiones en la plaza había comenzado y sus ataques estaban provocando daños colaterales. Una explosión consiguió derribarlo y a punto estuvo de caer encima de Babieca, el cual corrió a lamer el rostro del gigante.
Desde el exterior de la plaza se apreciaba mejor la destrucción de la que estos hombres eran capaces. Sin pensarlo dos veces puso rumbo al puerto y cuando llego la situación no es que fuera muy alentadora. Había gente que estaba ahogándose en el propio puerto, El cid rápidamente cogió su tridente y desde la costa intento atraer los cuerpos de las personas.
Si alguno está consciente que se agarre a mi tridente. Lo sacare del agua.
Dijo mientras desde la orilla se ponía a intentar “pescar a los humanos”.
Desde el exterior de la plaza se apreciaba mejor la destrucción de la que estos hombres eran capaces. Sin pensarlo dos veces puso rumbo al puerto y cuando llego la situación no es que fuera muy alentadora. Había gente que estaba ahogándose en el propio puerto, El cid rápidamente cogió su tridente y desde la costa intento atraer los cuerpos de las personas.
Si alguno está consciente que se agarre a mi tridente. Lo sacare del agua.
Dijo mientras desde la orilla se ponía a intentar “pescar a los humanos”.
Steve
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Al parecer el albino tenía un enemigo que lo apuntaba solo a él, pues otro ladrillo volvió a caer, aunque esta vez a su lado, me hubiera fijado un poco más, pero un pequeño golpe del barco me indico que habíamos llegado a tierra, así que casi sin pensarlo baje rápidamente a tierra, ignorándolos hasta que una explosión, proveniente de la plaza, o eso creía, hizo que una piedra tres veces más grande que yo, cayera a mi lado, lo que me ayudo a pensar que si iba solo me enfrentaría a altos cargos de la marina, así que me quede apoyado en la enorme piedra hasta que bajaron todos para preguntarles.
-¿Qué vais a hacer ahora? Yo tengo pensado llegar a la plaza.-Dije secamente, esperando su respuesta mirándoles a los ojos a cada uno de ellos-No tenéis mucho tiempo y más cuando están cayendo tantos escombros desde el cielo.
Tenía que ver lo que pasaba en la plaza, al menos con mis propios ojos y aunque no sabía porque había venido, tenía claro que quería saber la procedencia de las explosiones, parecía una polilla atraída por la fuerte luz de cada explosión.
Y antes de que acabaran me separe de la roca y empecé a caminar, buscando el camino guiándome por los fuegos artificiales, que hacían saltar escombros de todo el lugar.
-Pues si que deben estar dejando bonito el lugar.-Dije con un movimiento de la mano y un pequeño silbido.
-¿Qué vais a hacer ahora? Yo tengo pensado llegar a la plaza.-Dije secamente, esperando su respuesta mirándoles a los ojos a cada uno de ellos-No tenéis mucho tiempo y más cuando están cayendo tantos escombros desde el cielo.
Tenía que ver lo que pasaba en la plaza, al menos con mis propios ojos y aunque no sabía porque había venido, tenía claro que quería saber la procedencia de las explosiones, parecía una polilla atraída por la fuerte luz de cada explosión.
Y antes de que acabaran me separe de la roca y empecé a caminar, buscando el camino guiándome por los fuegos artificiales, que hacían saltar escombros de todo el lugar.
-Pues si que deben estar dejando bonito el lugar.-Dije con un movimiento de la mano y un pequeño silbido.
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El joven felino se había acercado al albino para nada ya que éste simplemente ignoró su ofrecimiento como si el joven no existiese. Hyo se da la vuelta y se coloca en lo alto del bordillo derecho del barco para esperar a que el barco llegue a Loguetown y comenzar a divertirse con el caos que ya habrá comenzado. Sus ojos no se separan de la sombra lejana que es la isla a la que se dirigen y donde se desarrolla la mayor guerra de los últimos 50 años. El barco sigue avanzando y conforme avanza un nuevo ladrillo cae en cubierta al lado del peliblanco que si el felino se fija hay algo pegado a él, así mismo un extraño ser que se asemeja a un hombre de traje aparece pero al notar un golpe que indica que el barco ya ha llegado a la costa no le da más importancia ya que uno de los piratas que liberó baja directamente del barco y comienza a caminar pero una enorme roca que cae a su lado hace que se detenga. El joven tigre se levanta y baja también del barco ya que tiene que empezar a unirse a sus compañeros y aprovechar la confusión para el bien de la armada.
El felino baja con elegancia del barco la mirada decidida y con las manos a la espalda pero listo para desenvainar las espadas. Mientras el revolucionario avanza el supernova dice que no tenemos mucho tiempo para dudar tras preguntar que van a hacer los demás a lo que el joven felino contesta Yo lo tengo claro, iré al centro de la ciudad a ayudar a mis compañeros, vosotros sentiros libres de hacer lo que os plazca. Tras decir esto el gato aumenta el paso adentrándose en la ciudad con una velocidad increíble.
El felino baja con elegancia del barco la mirada decidida y con las manos a la espalda pero listo para desenvainar las espadas. Mientras el revolucionario avanza el supernova dice que no tenemos mucho tiempo para dudar tras preguntar que van a hacer los demás a lo que el joven felino contesta Yo lo tengo claro, iré al centro de la ciudad a ayudar a mis compañeros, vosotros sentiros libres de hacer lo que os plazca. Tras decir esto el gato aumenta el paso adentrándose en la ciudad con una velocidad increíble.
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Estuve dándoles algunas curas básicas a la gente que me iba encontrando en dirección a la orilla, a la que estaban llegando gente proveniente del mar heridos, moribundos con síntomas de hipotermia, y sobre todo muertos, por lo que decidí acercarme a la orilla y comenzar a tratar a la gente que llegaba herida y a los moribundos, aunque no sabía bien como tratarlos, además de que no disponía del material necesario para hacerlo, según me acerqué a la orilla pude comprobar que mientras había estado concentrado en dale cura a alguno heridos había llegado a ayudarme en esta ardua tarea.
Cuando llegue a la orilla comencé a tratar a un herido que acababa de llegar flotando, tenía un pequeño agujero en el pectoral derecho, y el hombre respiraba con bastante dificultad, el hombre tosió un poco según lo saque del agua y lo hizo expulsando una gran cantidad de sangre, tras esto pude deducir que tenía el pulmón perforado y que no iba a sobrevivir, pues no sabía cómo tratarlo, así que dejé a aquel hombre en sus últimos momentos para ir a atender al siguiente paciente, cuando mi instinto de polilla me hizo quedarme quieto durante un momento, pues un brillo había llegado a mí por el rabillo del ojo derecho, rápidamente giré la cabeza para ver lo que había allí que me había llamado tanto la atención, y acto seguido me dirigí al lugar del que provenía aquel brillo. Parecía que venía de la cintura de una persona tumbada en la arena, me agaché y lo primero que hice fue tomarle el pulso a aquella persona, este era tremendamente débil y a simple vista no tenía ninguna herida, así que comencé a hacer le un examen para ver si tenía algún hueso roto, comencé con los brazos, de los cuales el radio lo tenía roto en tres partes, en el tórax cinco costillas rotas en el lado derecho y en el izquierdo una, poco más tardé en hacer la revisión, para cuando terminé aquel hombre no tenía pulso y había muerto, con un gesto de frustración por no haber podido salvar aun a ningún herido le di al suelo un puñetazo, y de nuevo el brillo vino a mis ojos miré que era lo que reflejaba la luz y vi unas dagas con un brillo dorado las cuales me quedé unos segundos mirándolas antes de cogerlas para ver cómo eran de ligeras y ver su filo, cuando de repente una voz potente retando a uno de los Shichibukais acto seguido un rayo de luz ilumino toda la ciudad, el cual en cierto punto se distinguió como cambió de dirección “esto va a ser más peligroso de lo que me había imaginado” pensé mientras me guardaba las dagas que acababa de coger de aquel hombre y aunque sabía que esa persona no los volvería a utilizar no me gustaba despojar a los muertos por respeto a estos pero las dagas tenían algo que me llamaba más la atención. Comencé a buscar a más heridos por el lugar para seguir atendiéndoles, siendo el siguiente que encontré una mujer a la que le habían arrancado un pierna a partir de medio muslo, cogí agua con las manos como si fuera a lavarme la cara.
-Esto le escocerá bastante intente aguantarlo- le dije a la señora mientras le vertía el agua en la pierna, y la mujer grito como era normal.
Rápidamente busque tela que tuviese cerca, cuando la encontré le hice un torniquete que le dejé muy apretado para que no saliese más sangre.
-Muerda esto, porque esto le va a doler mucho- le dije a la señora mientras le pasaba un palo que había encontrado cerca, miré a mi alrededor en busca de algo que tuviese fuego y con otro trozo de palo al que le puse un poco de la tela que me sobró del torniquete y lo prendí- prepárese que ahí va- le dije a la señora, y acto seguido le puse el fuego en la herida.
La mujer estuvo gritando durante un poco, pero antes de que terminase soltó el palo de la boca y cayó inconsciente del dolor, cuando terminé, busqué tela limpia para ponérsela en la pierna y cubrirle la herida. Para cuando hube terminado de hacer le el arreglo la señora se despertó. Tras darle unos consejos para que siguiese más adelante sobre el vendaje la dejé sentada en un banco y me marché, no quería permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, así que comencé a caminar hacia la plaza pero callejeando por lo que me pudiese encontrar y además atender a heridos que hubiese por ellas.
Cuando llegue a la orilla comencé a tratar a un herido que acababa de llegar flotando, tenía un pequeño agujero en el pectoral derecho, y el hombre respiraba con bastante dificultad, el hombre tosió un poco según lo saque del agua y lo hizo expulsando una gran cantidad de sangre, tras esto pude deducir que tenía el pulmón perforado y que no iba a sobrevivir, pues no sabía cómo tratarlo, así que dejé a aquel hombre en sus últimos momentos para ir a atender al siguiente paciente, cuando mi instinto de polilla me hizo quedarme quieto durante un momento, pues un brillo había llegado a mí por el rabillo del ojo derecho, rápidamente giré la cabeza para ver lo que había allí que me había llamado tanto la atención, y acto seguido me dirigí al lugar del que provenía aquel brillo. Parecía que venía de la cintura de una persona tumbada en la arena, me agaché y lo primero que hice fue tomarle el pulso a aquella persona, este era tremendamente débil y a simple vista no tenía ninguna herida, así que comencé a hacer le un examen para ver si tenía algún hueso roto, comencé con los brazos, de los cuales el radio lo tenía roto en tres partes, en el tórax cinco costillas rotas en el lado derecho y en el izquierdo una, poco más tardé en hacer la revisión, para cuando terminé aquel hombre no tenía pulso y había muerto, con un gesto de frustración por no haber podido salvar aun a ningún herido le di al suelo un puñetazo, y de nuevo el brillo vino a mis ojos miré que era lo que reflejaba la luz y vi unas dagas con un brillo dorado las cuales me quedé unos segundos mirándolas antes de cogerlas para ver cómo eran de ligeras y ver su filo, cuando de repente una voz potente retando a uno de los Shichibukais acto seguido un rayo de luz ilumino toda la ciudad, el cual en cierto punto se distinguió como cambió de dirección “esto va a ser más peligroso de lo que me había imaginado” pensé mientras me guardaba las dagas que acababa de coger de aquel hombre y aunque sabía que esa persona no los volvería a utilizar no me gustaba despojar a los muertos por respeto a estos pero las dagas tenían algo que me llamaba más la atención. Comencé a buscar a más heridos por el lugar para seguir atendiéndoles, siendo el siguiente que encontré una mujer a la que le habían arrancado un pierna a partir de medio muslo, cogí agua con las manos como si fuera a lavarme la cara.
-Esto le escocerá bastante intente aguantarlo- le dije a la señora mientras le vertía el agua en la pierna, y la mujer grito como era normal.
Rápidamente busque tela que tuviese cerca, cuando la encontré le hice un torniquete que le dejé muy apretado para que no saliese más sangre.
-Muerda esto, porque esto le va a doler mucho- le dije a la señora mientras le pasaba un palo que había encontrado cerca, miré a mi alrededor en busca de algo que tuviese fuego y con otro trozo de palo al que le puse un poco de la tela que me sobró del torniquete y lo prendí- prepárese que ahí va- le dije a la señora, y acto seguido le puse el fuego en la herida.
La mujer estuvo gritando durante un poco, pero antes de que terminase soltó el palo de la boca y cayó inconsciente del dolor, cuando terminé, busqué tela limpia para ponérsela en la pierna y cubrirle la herida. Para cuando hube terminado de hacer le el arreglo la señora se despertó. Tras darle unos consejos para que siguiese más adelante sobre el vendaje la dejé sentada en un banco y me marché, no quería permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, así que comencé a caminar hacia la plaza pero callejeando por lo que me pudiese encontrar y además atender a heridos que hubiese por ellas.
Kasan
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Desde la altura pude ver una segunda explosión algo mas violenta que la primera, hasta el punto de que debido a la cercanía salí despedido varios metros hacía atrás en el aire y dando bandazos, para evitar acabar peor utilicé una corriente de viento para estabilizarme, de esta explosión apenas emergió polvo al contrario que en la primera, esta vez había podido ver de donde había venido la explosión y ahora podría investigar que la ha causado.
Ya estabilizado seguí avanzando por el cielo hasta llegar a la zona donde había ocurrido la segunda explosión, una vez encima de esta descendí a la zona cero de la explosión, aquella zona estaba completamente devastada, suerte que habíamos evacuado la isla antes de todo esto si no el daño en víctimas hubiera sido enorme. Por desgracia el daño material si que estaba aumentando y no poco, con ambas explosiones la destrucción del terreno era bastante considerable.
Comencé a investigar cerca de la zona para ver quién había causado el destrozo y llevarlo ante la justicia, la justicia de mis puños, miré a mi alrededor y a primera vista no encontré al causante así que me fui a merodear por la zona a ver que encontraba, quizás con un poco de suerte me encontraría con algún pirata o revolucionario al que asesinar, podía escuchar gritos y espadas golpeándose entre si cerca de donde me encontraba, si estaba en lo cierto, cerca de aqui encuentra la taberna Gold Roger, alguien habría por aqui cerca combatiendo. Podría acercarme a ver si era verdad o no pero prefería que se matasen primero entre ellos y ya quedarme yo con el rival mas "poderoso".
Realmente no entendía cual era el motivo de que la aparición de piratas pues se supone que Katrina Belatona es una de sus rivales mas directos, es mas, yo si estuviese en su lugar incluso nos ayudaría a su ejecución pero bueno, a mi me venía genial que quisieran evitarlo pues podía ir de caza y añadir algunos especímenes a mi colección y aumentar mis logros en el Gobierno, quien sabe, igual después del día de hoy me ascenderían al CP9.
Ya estabilizado seguí avanzando por el cielo hasta llegar a la zona donde había ocurrido la segunda explosión, una vez encima de esta descendí a la zona cero de la explosión, aquella zona estaba completamente devastada, suerte que habíamos evacuado la isla antes de todo esto si no el daño en víctimas hubiera sido enorme. Por desgracia el daño material si que estaba aumentando y no poco, con ambas explosiones la destrucción del terreno era bastante considerable.
Comencé a investigar cerca de la zona para ver quién había causado el destrozo y llevarlo ante la justicia, la justicia de mis puños, miré a mi alrededor y a primera vista no encontré al causante así que me fui a merodear por la zona a ver que encontraba, quizás con un poco de suerte me encontraría con algún pirata o revolucionario al que asesinar, podía escuchar gritos y espadas golpeándose entre si cerca de donde me encontraba, si estaba en lo cierto, cerca de aqui encuentra la taberna Gold Roger, alguien habría por aqui cerca combatiendo. Podría acercarme a ver si era verdad o no pero prefería que se matasen primero entre ellos y ya quedarme yo con el rival mas "poderoso".
Realmente no entendía cual era el motivo de que la aparición de piratas pues se supone que Katrina Belatona es una de sus rivales mas directos, es mas, yo si estuviese en su lugar incluso nos ayudaría a su ejecución pero bueno, a mi me venía genial que quisieran evitarlo pues podía ir de caza y añadir algunos especímenes a mi colección y aumentar mis logros en el Gobierno, quien sabe, igual después del día de hoy me ascenderían al CP9.
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Ante mi petición de volver al gremio, Takeshi, me aceptó, asique volvía a estar en casa. A continuación, la situación se volvió rara, pues tanto Takeshi como Edward, comenzaron a sobar a tahika, la nueva incorporación al gremio con la excusa de que podría ser tahiko, es cierto que el nombre daba a entender eso, pero que podía ser que tahiko se hubiera reencarnado en ella, no lo creo, de todas formas tanto el comportamiento de Ed como el de Takeshi había sido descortés y bochornoso, pero se llevaron su merecido porque tahika les abofeteo a ambos.
Bueno, olvidando este hecho, la situación se volvía peligrosa y épica a la vez, ese mismo día y, en unos minutos se iba a ejecutar a uno de los 4 emperadores pirata, solo había hecho que aparecer y un edificio voló por los aires. Pero hasta el cielo quería, ayudar a que ese día fuera todavía más épico, de repente en cielo se nubló y comenzó a llover sobre la ciudad del Alfa y del Omega, pero el día guardaba más sorpresas.
De repente, un hombre cayó del cielo y dijo ser Jack Drallion Stark, sabía quién era ese hombre, no porque lo conociera, sino porque había oído hablar de él. No sabía si era verdad o mentira, pero no quería quedarme a comprobarlo, pues si era verdad, no tenía ninguna posibilidad si me enfrentaba a él, pues además de ser un pez gordo, había oído que su potencial armamentístico y su fuerza eran increíbles. Pero no todos queríamos huir de un duelo contra él, como era de esperar nuestro jefe Takeshi quería medirse con él y nos dijo a los demás que nos fueramos, cosa que no le discutí, pero antes de irme observé que uno de los componentes del gremio seguía allí, pero estaba herido, asi que me acerque a él y le ayudé a salir de allí:
- Vamos camarada, vamonos de aquí, después te curaré esas heridas.
Bueno, olvidando este hecho, la situación se volvía peligrosa y épica a la vez, ese mismo día y, en unos minutos se iba a ejecutar a uno de los 4 emperadores pirata, solo había hecho que aparecer y un edificio voló por los aires. Pero hasta el cielo quería, ayudar a que ese día fuera todavía más épico, de repente en cielo se nubló y comenzó a llover sobre la ciudad del Alfa y del Omega, pero el día guardaba más sorpresas.
De repente, un hombre cayó del cielo y dijo ser Jack Drallion Stark, sabía quién era ese hombre, no porque lo conociera, sino porque había oído hablar de él. No sabía si era verdad o mentira, pero no quería quedarme a comprobarlo, pues si era verdad, no tenía ninguna posibilidad si me enfrentaba a él, pues además de ser un pez gordo, había oído que su potencial armamentístico y su fuerza eran increíbles. Pero no todos queríamos huir de un duelo contra él, como era de esperar nuestro jefe Takeshi quería medirse con él y nos dijo a los demás que nos fueramos, cosa que no le discutí, pero antes de irme observé que uno de los componentes del gremio seguía allí, pero estaba herido, asi que me acerque a él y le ayudé a salir de allí:
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Desde su posición podía ver a lo lejos como el hombre de la espada se adentraba cada vez más en la plaza, a paso lento pero seguro y acaparando las miradas curiosas de la mayoría de los presentes. Arribor lo miró con interés, no estaba seguro de por qué pero sabía que aquel tipo no era normal, tenía algo de especial, probablemente fuera el hecho de que estuviera entrando en la plaza de Loguetown como si fuese su casa. En ese momento, el anciano espadachín hizo lo que nadie en su sano juicio haría nunca, retar a muerte al Shichibukai más fuerte, Jack Dralion Stark, un hombre tan poderoso y temido en todo el mundo que incluso alguien tan despreocupado como él sabía quién era.
Durante unos instantes el luchador se quedó boquiabierto, pensando en quién diablos sería ese tipo. Debía de ser extremadamente fuerte o ser un perturbado de los que ya no quedan. Lo que más le molestaba era que le habría gustado ser él quien desafiase al cyborg, a pesar de saber que habría muerto en cuestión de segundos.
Como respuesta al desafío una especie de rayo cayó súbitamente del cielo sobre el espadachín quien, para asombro de Arribor lo desvió con gran facilidad. Aquello le dejó asombrado, al menos hasta que se dio cuenta de que el rayo iba en su dirección. Este impactó a relativamente poca distancia de donde se encontraban los Sons of Anarchy, destrozando un edificio cercano y haciendo caer una lluvia de rocas y escombros que le fue difícil esquivar. Poco después, la batalla se salió de control y una serie de explosiones comenzaron a hacer estragos en la plaza, extendiéndose poco a poco por la ciudad.
El luchador no podía estar más entusiasmado, ante sus ojos comenzaba una guerra que sin duda quedaría grabada a fuego en la historia del mundo, y él tenía pensado intervenir en ella en cuanto fuese su momento. Sin embargo no estaba loco, sabía que su trabajo aquel día no era meterse en una lucha a la que no podía sobrevivir, por lo que no le quedaba otra que mantenerse apartado, al menos hasta que hubiese una lucha en la que si pudiese participar.
Durante unos instantes el luchador se quedó boquiabierto, pensando en quién diablos sería ese tipo. Debía de ser extremadamente fuerte o ser un perturbado de los que ya no quedan. Lo que más le molestaba era que le habría gustado ser él quien desafiase al cyborg, a pesar de saber que habría muerto en cuestión de segundos.
Como respuesta al desafío una especie de rayo cayó súbitamente del cielo sobre el espadachín quien, para asombro de Arribor lo desvió con gran facilidad. Aquello le dejó asombrado, al menos hasta que se dio cuenta de que el rayo iba en su dirección. Este impactó a relativamente poca distancia de donde se encontraban los Sons of Anarchy, destrozando un edificio cercano y haciendo caer una lluvia de rocas y escombros que le fue difícil esquivar. Poco después, la batalla se salió de control y una serie de explosiones comenzaron a hacer estragos en la plaza, extendiéndose poco a poco por la ciudad.
El luchador no podía estar más entusiasmado, ante sus ojos comenzaba una guerra que sin duda quedaría grabada a fuego en la historia del mundo, y él tenía pensado intervenir en ella en cuanto fuese su momento. Sin embargo no estaba loco, sabía que su trabajo aquel día no era meterse en una lucha a la que no podía sobrevivir, por lo que no le quedaba otra que mantenerse apartado, al menos hasta que hubiese una lucha en la que si pudiese participar.
pannini69
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Todo el mundo se fue de la taberna. Hiren se quedó solo con sus cacerolas. "Nadie quiere probar mi comida, parece ser". Como tenía prisa por salir de allí hizo una comida ligera. Hirvió un poco de agua, añadiéndole el arroz cuando empezó a hervir. Después le añadió azafrán, calabaza y sal. Un menú algo pobre, pero no disponía de más tiempo para más. Lo comió a toda prisa y se limpió utilizando una de las cortinas que cubrían una ventana. Cuando estuvo a punto de largarse de allí se acordó de los explosivos que había en el sótano.
_"Sería una pena que esta buena taberna desapareciese del mapa.
Como no podía sacar los explosivos decidió largarse. Solo faltara que tuvieran control remoto y él reventase junto a las bombas. Salió por la puerta principal y se alejó andandao de la zona. "LLevar uniforme de marine o de revolucionario es lo mismo, esto está lleno de enemigos. Sintió un leve movimiento de la tierra y un escalofrío le recorrió la espalda. Se subió a un campanario cerca de allí, desde donde se veía toda la 'plaza donde iba a ser ejecutada la emperatriz pirata. "Un buen palco desde donde observar el espectáculo".
_"Sería una pena que esta buena taberna desapareciese del mapa.
Como no podía sacar los explosivos decidió largarse. Solo faltara que tuvieran control remoto y él reventase junto a las bombas. Salió por la puerta principal y se alejó andandao de la zona. "LLevar uniforme de marine o de revolucionario es lo mismo, esto está lleno de enemigos. Sintió un leve movimiento de la tierra y un escalofrío le recorrió la espalda. Se subió a un campanario cerca de allí, desde donde se veía toda la 'plaza donde iba a ser ejecutada la emperatriz pirata. "Un buen palco desde donde observar el espectáculo".
Flea
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Me había arrepentido. Ni siquiera había visto lo que me esperaba luego de la puerta, pero preferí no saberlo. Se escuchaban muchos pasos de gente que se estaba yendo, y yo no iba a ser menos. Volví hacia atrás cuando recordé la máquina. Pensé que quizás era para ponerle las Akuma no Mi que había encontrado.
Abrí la mochila, saqué dos Akumas cualquiera, y coloqué una sola en la máquina, a ver si, con un poco de suerte, lograba obtener una espada con Akuma. Coloqué la espada junto a la fruta, presioné un botón rojo que había, pero nada. Había un teclado también, así que escribí "convertir el objeto en usuario" pero tampoco logre algo.
Busqué en la mochila con las manos, ya que podría haber un manual que explicase cómo se hacía, y de hecho había un papel, con unos pasos, pero no decía para qué. Yo simplemente los seguí.
1. Escribir lo que desea.
Yo, sin más, escribí en el teclado, otra vez "convertir una espada en usuaria", y leí el siguiente paso.
2. Colocar la Akuma no Mi dentro de la máquina.
Sin más, volví a colocar la fruta dentro del objeto extraño.
3. Poner el objeto que desea que se convierta en usuario, haciendo que corte o atraviese la Akuma no Mi.
Saqué una de mis espadas, y la clavé en la fruta, como indicaba el papel.
4. Presione el botón del centro para iniciar la operación.
Apreté el botón rojo, y una luz comenzó a salir. ¿Había funcionado? No podía esperar el resultado.
Abrí la mochila, saqué dos Akumas cualquiera, y coloqué una sola en la máquina, a ver si, con un poco de suerte, lograba obtener una espada con Akuma. Coloqué la espada junto a la fruta, presioné un botón rojo que había, pero nada. Había un teclado también, así que escribí "convertir el objeto en usuario" pero tampoco logre algo.
Busqué en la mochila con las manos, ya que podría haber un manual que explicase cómo se hacía, y de hecho había un papel, con unos pasos, pero no decía para qué. Yo simplemente los seguí.
1. Escribir lo que desea.
Yo, sin más, escribí en el teclado, otra vez "convertir una espada en usuaria", y leí el siguiente paso.
2. Colocar la Akuma no Mi dentro de la máquina.
Sin más, volví a colocar la fruta dentro del objeto extraño.
3. Poner el objeto que desea que se convierta en usuario, haciendo que corte o atraviese la Akuma no Mi.
Saqué una de mis espadas, y la clavé en la fruta, como indicaba el papel.
4. Presione el botón del centro para iniciar la operación.
Apreté el botón rojo, y una luz comenzó a salir. ¿Había funcionado? No podía esperar el resultado.
[Acciones: Volver hacia atrás. Seguir los pasos que el papel decía para intentar transformar mi espada en usuaria de Akuma no Mi]
Helado-chan
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El trayecto fue bastante corto en comparación a las últimas veces que había ido, quizá fuera por la compañía, quizá por el aperitivo, o por el espectáculo que casi monta Émile con el desconocido que había subido a nuestro barco; no lo sé, pero yo me lo estaba pasando como un maldito niño chico en la playa, aunque ya habíamos salido de esta.
En un momento dado me perdí en mi mundo y cuando quise darme cuenta ya habíamos llegado al muelle. Vi a Émile bajar de él y yo decidí seguirle. Me levanté y e hice el mismo trayecto con la parsimonia habitual.
Iba a preguntarle dónde estaba Drake, pero antes de poder me señaló a alguien, a alguien que conocía, no de hablar con él, pero sí de verlo en algún que otro cuartel de la marina: Lion D. Karl. Sabía lo mucho que le dolía verlo y no poder hacer nada, pero sabía que Émile era fuerte. Tuvieron un pequeño encontronazo verbal y se separaron; volví a seguirle sin parar de pensar qué pasaría si mi compañero se enfrentaba contra aquel monstruo.
Caminé durante un rato, y tras un segundo de despiste le perdí de vista. ¿Dónde coño se había metido? Estuve a punto de gritar a ver si contestaba, pero justo cuando fui a hacer el esfuerzo de echar un berrido, mi estómago rugió como un tigre hambriento; la pena es que yo no lo estaba.
Corrí lo más rápido que pude en línea recta. La plaza de Logguetown parecía tener bastante movimiento, o al menos eso vi cuando pasé por el lateral derecho de la misma. Antes de que llegara a la primera taberna que vi abierta escuché un par de explosiones, pero parecían un poco distantes.
Abrí la puerta casi de una hostia y sin mirar a nadie me dirigí al final del lugar, en busca del baño. Entré como si no hubiera un mañana y de la misma forma cerré la puerta, me bajó los pantalones y me senté. En el momento justo en el que la biología de mi cuerpo no pudo aguantar más, una enorme y bestial explosión se escuchó incluso en las profundidades de aquel baño de taberna. Yo simplemente suspiré feliz, tras haber cagado en paz.
-No vuelvo a comer melón, menos si está roto y tirado por el suelo en un barco.- sentencié mientras seguía a lo mío.
En un momento dado me perdí en mi mundo y cuando quise darme cuenta ya habíamos llegado al muelle. Vi a Émile bajar de él y yo decidí seguirle. Me levanté y e hice el mismo trayecto con la parsimonia habitual.
Iba a preguntarle dónde estaba Drake, pero antes de poder me señaló a alguien, a alguien que conocía, no de hablar con él, pero sí de verlo en algún que otro cuartel de la marina: Lion D. Karl. Sabía lo mucho que le dolía verlo y no poder hacer nada, pero sabía que Émile era fuerte. Tuvieron un pequeño encontronazo verbal y se separaron; volví a seguirle sin parar de pensar qué pasaría si mi compañero se enfrentaba contra aquel monstruo.
Caminé durante un rato, y tras un segundo de despiste le perdí de vista. ¿Dónde coño se había metido? Estuve a punto de gritar a ver si contestaba, pero justo cuando fui a hacer el esfuerzo de echar un berrido, mi estómago rugió como un tigre hambriento; la pena es que yo no lo estaba.
Corrí lo más rápido que pude en línea recta. La plaza de Logguetown parecía tener bastante movimiento, o al menos eso vi cuando pasé por el lateral derecho de la misma. Antes de que llegara a la primera taberna que vi abierta escuché un par de explosiones, pero parecían un poco distantes.
Abrí la puerta casi de una hostia y sin mirar a nadie me dirigí al final del lugar, en busca del baño. Entré como si no hubiera un mañana y de la misma forma cerré la puerta, me bajó los pantalones y me senté. En el momento justo en el que la biología de mi cuerpo no pudo aguantar más, una enorme y bestial explosión se escuchó incluso en las profundidades de aquel baño de taberna. Yo simplemente suspiré feliz, tras haber cagado en paz.
-No vuelvo a comer melón, menos si está roto y tirado por el suelo en un barco.- sentencié mientras seguía a lo mío.
Se oye en toda la ciudad:
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.
Quedan 23 minutos para la ejecución.
Y llega un Yonkou. Namzung Aksubi aparece en la plaza, y sin mediar palabra desenvaina su espada y apunta hacia Luchs.
-Hoy morirás.
Condiciones del combate:
A muerte.
Si gana Luchs, la espada de Aksubi podrá ser conseguida por cualquiera.
Todo lo que suceda durante el combate influye en el escenario, y se deberá tener en cuenta.
Se puede morir por rebote de un golpe de este combate, así que si no posteáis ateneos a las consecuencias.
El escenario podrá desplazarse, pues la lucha abarca toda la ciudad.
Turnos: Luchs-Aksubi-Luchs...
-Proceso Halo iniciado. Secuencia iniciada para detonación. 30 segundos.
Quedan 23 minutos para la ejecución.
- Ghost Leviatans:
- Bueno, en vuestra rápida huida pasáis de refilón el ataque de Jeremy, que parece tener capacidad para destruir la isla por completo si así desea, aunque no parece una amenaza tan grave, pues el Almirante de Flota está tranquilo en el patíbulo, observando impertérrito. Ahora Podéis ver, desde debajo del edificio, cómo el Shichibukai Kirito se lanza de cabeza a por un tipo, aparentemente normal, sin motivo alguno. Eso está feo, pero bueno… ¿Se ha lanzado contra él el almirante Irvin de la Vega? Parece que no era un ciudadano corriente. En fin, haced lo que queráis (libertad plena).
- Cánabar y Kaiser:
- Tras vuestro encontronazo con el hombre de la sartén y las explosiones, os dirigís a la plaza, esquivando a las fuerzas de la Marina, y llegáis para ver una gigantesca onda de energía que os acalora sólo por la cercanía. Si estuvierais más cerca podríais hasta quemaros. ¿Qué buscáis hacer? (libertad plena).
- Alex Cooper:
- Con tus movimientos de sigilo, aprovechando la confusión causada por tu propia nube de cloro, consigues acabar con ellos. Ahora es momento de examinar la situación. Estás en una sala, con cuatro cadáveres, y hay muchas cosas de oro, desde coronas hasta mesas de oro macizo. Hay algunas dagas interesantes y algo que llama la atención. No por su magnificencia, sino al contrario. Parece una lanza de madera, con doble pica de un metal completamente negro. No sabes lo que es, pero debe ser muy valioso para que alguien lo guarde ahí. Tal vez deberías cogerla y preguntarle a un experto de qué se trata, o ensartar a su majestad con su propia lanza. A saber qué puede hacer esa cosa… Aunque podrías coger algo de oro (valor aproximado 20.000.000 berries), matar al rey de tapadillo y largarte.
- Cabeza de Raadi Vrask:
- Acaban de degollarte. Un Shichibukai. Menuda traición al gobierno. En tus últimas décimas de Segundo de vida, puedes ver tu cuerpo caer al suelo mientras tu cabeza se eleva dando vueltas. De repente, todo se vuelve negro y te estrellas contra algo, seguramente el suelo. Has muerto.
- Date Musashi:
- Cuando vas a ayudar ves a un marine pelirrojo rebuscando entre los escombros, pero pronto se va. Tú observas un momento y sientes ese maravilloso olor a nitroglicerina. Tus sentidos de demonio son muy útiles, el azufre y los explosivos los reconoces a la perfección. La pregunta es si esto será obra de Brack. Mientras vas hacia la plaza esa idea te ronda en la cabeza. ¿Quieres ir y preguntar de forma pacífica?
- Itami Kiba:
- Tras ver eso corres, alejándote de tu capitán, y justo a tiempo, porque Jeremy va con su ofensiva ahora. Puedes ver la onda de luz blanca, energía pura que se lanza hacia el shichibukai y que alcanza de lleno a Camus. ¿Qué será de él? Ahora tienes cosas más importantes de las que preocuparte, como largarte de ahí para evitar posibles daños futuros (libertad plena).
- Adam WindWalker:
- Estando sobre los tejados puedes observar una explosión todavía más grande que la anterior, muy cerca del cuartel Marine. Ahora ya no parece muy buena idea acercarse a esa zona, ni siquiera a la plaza, aunque si lo deseas eres libre para hacer lo que gustes (libertad plena).
- Minato:
- El pastelero ha muerto, y en las ruinas encuentras únicamente ceniza, polvo y residuos de explosivo plástico (esto último sólo lo sospechas), por lo que la explosión ha debido ser provocada. Y también llegas ante el Almirante de flota, que está en medio de la trayectoria de la Onda de Jeremy, pero sin recibir ningún daño, ni él ni el patíbulo, y tú cuando llegas tampoco. ¿Cómo lo hará? A sus espaldas el edificio está desintegrado… En fin, haz lo que quieras (libertad plena).
- Karl:
- Bueno, te han enseñado su identificación, y tras las palabras amenazantes del almirante de cara a esos dos, que no forman parte del Cipper Pol, notas cómo una de tus manzanas pesa más de repente, y el Almirante se lanza de cabeza contra un Shichibukai. Efectivamente acaba de matar al teryunbito que juega a ser CP, ese por el cual tuviste que perseguir a un pirata. En fin, ahora te queda hablar un rato con Yakama, o si prefieres dirigirte hacia la plaza, donde la batalla entre Jack Drallion Stark y Jeremy Brighthand se lleva a cabo. ¿Tú no conocías de algo a ese tipo? (libertad plena).
- Takeru:
- Tras tu valiente acción llegas a la plaza, y puedes observer el devastador combate entre Jack Drallion Stark y Jeremy Brighthand. Ahora sólo es cosa de decidir qué hacer, porque desde luego estás en problemas si sigues ahí (libertad plena).
- Flea Grohl y Jack Silvers:
- Bueno, finalmente, tras tu frase, Jack, suena una maravillosa frase:
-Iniciada clave de voz para el Halo. Por favor, abandonen el lugar si no desean acabar cremados.
Flea recoge su espada, y de repente se fija en el Renegado, que está ahí, de rodillas, anque no lo vieras en un principio. Hora de correr (libertad plena).
- Drake y Derian:
- Putos animales, ¿No teníais nada mejor que hacer? En fin, ya veo que os aburría cuando no hay acción, así pues… Entran 92 ninjas por la ventana, de forma completamente sigilosa y… No, vamos a hacerlo seriamente. Drake, hueles algo en la nevera. Podría ser buena comida, aunque quién sabe… Bueno, podéis quedaros y comer un poco o salir y ver con qué os encontráis… Hay un brillo metálico en la cocina, como de una espada o algo. ¿qué será?
- Hiren:
- Tras coger tu sitio, puedes verlo todo desde ahí. ¿Qué quieres hacer? Puedes verlo todo desde tu posición, excepto lo que cubren los edificios más altos (libertad plena).
- Ryohei:
- Desde la taberna puedes apreciar el primer choque. Misiles, láseres, bombas y un rayo solar contra una onda de energía pura, tan grande que casi envuelve por completo la plaza, y notas su calor haciéndote mella en la piel. Parece que no hay sitio seguro donde ver eso. Lo mejor será buscar refugio (libertad plena).
- Sons Of Anarchy:
- Bueno, parece que Rose, Ikaru, Kryword y Kuroi se han retirado a un lugar seguro, con lo que sólo estáis Midorima y Sting. A ver qué hacéis para evitar la que se os viene encima (libertad plena). Mientras tanto Arribor sabe dios qué estará haciendo (libertad plena).
- Hyo y Abyss:
- Bueno, ya que tenéis el mismo objetivo podéis serguir juntos sin ningún problema. En el muelle, una vez desembarcados, podéis ver el patíbulo, a lo lejos. Haced lo que queráis (Libertad plena).
- Leonel:
- Es el momento perfecto para el cambio. La batalla, la gente despistándose y tu lluvia de fuego ha ayudado mucho a que sea todo un descontrol. ¿Es hora de que el Jocker salga a pasear? Ten cuidado por si hay testigos y fiesta. También es un buen momento para hacer que la sorpresa se active, ya que no te informan de nada.
- Noa Kasanova:
- Tras tus reflexiones te acercas a la plaza, y ves la batalla entre Jack Drallion Stark y Jeremy Broghthand. Lo mejor será largarte de ahí, pero… ¿Adónde irás? (libertad plena).
- Kaín:
- Cortas tres cabezas, las de los únicos cuerpos que encuentras enteros, y las cortas. Juntas valdrán unos 400.000.000, pero tu objetivo ahora debería ser otro… La flota de opprimere se ha parado a unos quinientos metros de la costa, y puedes ver cómo bajan botes desde ahí, y reconoces al titán en uno de ellos. Tal vez aún puedas conseguir el barco. Tú decides qué haces.
- Kodama:
- -Nuestro objetivo es la paz- te dice, muy serio y sin un ápice de terror. ¿Qué significarán esas palabras? ¿Fanáticos?-. Adelante, Llamamandra.
Tras decir esto, una pequeña lagartija mechero sale por su brazo. ¿Qué demonios? Enfin,ahora la cosa se pone dura. Ese bicho seguro que te puede hacer pupita, así que piensa muy bien lo que harás (NPC lvl20).
- Leto:
- Bueno, en tu camino hacia el bosque te cruzas con Sharp D. Drake, o eso crees, porque pasa demasiado deprisa y no puedes darte cuenta de si es o no. Por tanto, hora de elegir. ¿Te arriesgas a buscar al posible criminal o prefieres ir hacia la luz azul que puedes ver en el bosque?
- El Cid:
- Pescando y pescando llegas a sacar tres personas, una de las cuales agarra un tridente gigante. Qué cosa más curiosa, podrías mirar a ver qué es… O seguir pescando personas, tal vez caces alguna viva (libertad plena).
- Royal K. Hax:
- Bueno, llegas a un sitio mayormente seguro, aunque te has herido tontamente, a mi parecer. El edificio tenía escalerilla de incendios. En fin, ahora puedes continuar por dos caminos. Uno es hacia la plaza, y así ver lo que se cuece, o explorar la parte Oeste de la ciudad (libertad plena).
- Etsu Rui:
- Tras alejarte de la plaza escuchas ruido de grandes explosions, pero no te atreves a mirar, y continúas avanzando hasta el puerto. Allí te encuentras un problema: Mucha gente trata de atracar, y ves el avance de un ejército en botes, que seguro tratarán de invadir la ciudad, matando mucho. Suena bien, ¿Verdad? En fin, avisa o escapa, o únete a los delincuentes que se acercan cada vez más.
- Yato:
- De momento has salvado la vida de dos personas. El resto sólo cadáveres. De repente llega a ti, traído por el tridente del gigante que te acompañe (El Cid), una pirata bastante famosa (Nadia Blaze, exyonkaikyo). Entregarla seguro que te daría una buena recompensa, aunque tu obligación es salvarla, ¿No?
- Ugetsu Asari:
- Cuando empiezas a corer te das cuenta de algo muy importante. No sabes hacia dónde ir. Has salido de la plaza, pero entre edificios que explotan y los piratas que sospechas están llegando no hay ningún lugar seguro (libertad total).
- Krauser y Alex:
- Krauser:
- Durante tu reunión te dan datos muy importantes. El primero de todos, que la ciudad, por algún motivo, ha sido llenada de explosivos a muy mala idea, y van a seguir explotando con regularidad hasta que Loguetown quede reducida a cenizas. Además, se ha filtrado que los tres emperadores pirata se reunirán para salvar a Katrina, por lo que la ciudad va a ser un verdadero infierno.
- Mark:
- Tú te has ido, cobarde. Pero no te preocupes, que tengo algo para ti.
- Inaga:
- Cuando el terremoto acaba, se sigue viendo fácilmente cómo la energía de Ken-Kotei no ha terminado de golpear al Shichibukai, que dios sabe si está ahí, pero en cualquier caso sientes el calor de esa energía. Mejor irse y buscar a tu gente. La unión hace la fuerza, y puedes sentir la presencia de Kedra y Vince a una relativamente corta distancia. Aunque quizá prefieras hacer algo más espectacular, como distraer a uno de los contendientes, o de tapadillo matar al almirante de la flota.
- Vince Lauret, Émile y Kedra:
- Perfecto oye, te alejas de Inaga porque huele a mendigo y vas tú y haces lo mismo. Pero bueno, aparece Émile detrás de ti y, según te das la vuelta, a tu espalda llega Kedra. ¿Qué clase de broma es esta? En fin, que cada uno querrá una cosa, digo yo. Mataos a palos, hablad, bailad un tango, firmad acuerdos comerciales… Lo que queráis (libertad plena).
- Crimson y Allen:
- Parece que vuestra mentira no cuela del todo, aunque os libráis. El almirante de La Vega os ha observado, y parece que por algún motivo ha descubierto vuestras mentiras.
-Vosotros no sois del Cipper Pol… Pero si hacéis hoy un buen trabajo puede que dé un informe favorable para que entréis. Espero que luchéis con honor, y…- os mira fijamente-. Que hoy sea flexible no significa que lo vaya a ser más. ¿Entendido? Largo de mi vista, y luego quiero vuestros nombres completos.
Bueno, ahora podéis decidir si queréis convencer a este tipo o largaros a hacer algo (libertad plena).
- Kaishi Tora:
- Bueno, abandonas la plaza y no puedes evitar sentir el tremendo lanzamiento de energía que se realiza a tu espalda. Algo raro ha sido, pero bueno… Ahora puedes ir hasta el puerto a vigilar la zona o volver a la plaza y ver qué demonios ha sucedido.
- Shiroi:
- Tras tu escapada llegas al puerto, pudiendo observar cómo el Cid pesca humanos, con relativo éxito, salvando vidas. Tal vez quieras pasarte por ahí a saludar, o a comprobar que no esté pescando piratas sin darse cuenta. Tal vez debieras ir a echar una ojeada, o visitar el otro lado del muelle, y preparar una defensa contra la masa de piratas que se avecinan.
- Legim:
- Desde tu posición ves lo que sucede en la plaza. La batalla se recrudece, y como sabes perfectamente qué quieres hacer… (libertad plena),
- Cuerpo de Raadi Vrask:
- Acaban de quitarte la cabeza. Estás muerto y no sientes nada.
- Kirito:
- Te ha visto un almirante, campeón. Hora de luchar (IRVIN LA VEGA).
- Haine y Eris:
- Tras vuestra escapade al bosque podéis ver dos grandes zonas que se dividen. Estáis en un lado sucio, lleno de podredumbre y tras una luz azul podéis comprobar cómo la otra parte es verde y rebosa vida, pero… ¿Luz azul?¿Qué demonios es eso? En fin, podéis investigar el lado de bosque en el que estáis (hay un pequeño puerto, tal vez haya algo interesante), ir a la parte bonita o ir hacia la luz, o al cuartel, al que vais de camino...
- Deadpool y Uracha:
- Desde vuestra posición podéis ver todo el muelle Oeste, es perfecto y se nota cuidado. Podríais si deseáis entrar a esos preciosos barcos de la Marina, en los que seguramente haya algo muy interesante, o podéis ir hacia la parte de la plaza, que siempre hay cosas interesantes y es una buena forma de morir.
- Sharp D. Drake:
- Uno a uno, ves salir a mucha gente de la taberna. No parece un buen sitio para pasar el rato, por lo que te largas por ahí. Llegas a la plaza, y puedes ver cómo una cruenta batalla se desarrolla entre Jack Drallion Stark y el Ken-Tokei. No parece una buena opción quedarse ahí, aunque notas de forma difusa la presencia de Émile bastante cerca de ti. Podrías ir a buscarlo, aunque cruzar con tu recompensa esa zona podría conllevarte problemas. Tú decides.
- Garland:
- Llegas a la plaza y observas la batalla. Ves también en la boca a Karl, junto a dos almirantes, uno de los cuales se lanza a por Kirito (algo habrá hecho). Si no se va el Vice-almirante muy rápido, podrías hablar con él. Nunca está mal tener amigos en las altas esferas. También podrías Largarte a mirar el puerto, y saber qué pasa por ahí, que hay mucho ruido.
- Cenizas de Camus Killer:
- No hay más que decir.
- Kyle:
- Das entrado por los pelos justo antes de que explote casi la totalidad de la plaza, y das entrado al baño de la casa que invades. Cuando terminas de hacer tus deposiciones, te limpias con elegancia te das cuenta de que, además de los dulces efluvios de tu mierda, el váter se ha atascado. Ahora necesitas un desatascador, pero cuando lo buscas sólo encuentras una espada. “Llanto sombrío, sólo usar para atascos del retrete”, reza la nota que tiene pegada. Bueno, si no la usas eso se desborda, aunque puedes directamente irte y dejar allí todo el marrón. Si te preguntas por qué creíste que era una taberna, es porque tenías demasiada prisa.
- Teravan:
- Has llegado a la ciudad. Araviesas el muelle y, de lejos, ves las espaldas de Karl. Puedes ir y reunirte con tu viejo líder o marcharte a descubrir mundo por Loguetown (libertad plena).
Y llega un Yonkou. Namzung Aksubi aparece en la plaza, y sin mediar palabra desenvaina su espada y apunta hacia Luchs.
-Hoy morirás.
Condiciones del combate:
A muerte.
Si gana Luchs, la espada de Aksubi podrá ser conseguida por cualquiera.
Todo lo que suceda durante el combate influye en el escenario, y se deberá tener en cuenta.
Se puede morir por rebote de un golpe de este combate, así que si no posteáis ateneos a las consecuencias.
El escenario podrá desplazarse, pues la lucha abarca toda la ciudad.
Turnos: Luchs-Aksubi-Luchs...
Steve
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Seguía caminando, al parecer solo el minino gigante me había seguido y los otros dos se quedaron por allí, delante del barco, mientras nosotros nos dirigíamos al patíbulo, yo al menos con la clara intención de ver que ocurría, las explosiones del lugar me habían dejado extrañado, así que empecé a moverme en dirección al escenario de la ejecución y mientras hacía esto, escuche como un altavoz sonaba como alerta, que se había iniciado el proceso Halo y que iba a detonar en treinta segundos, ¿otra explosión más?
Al oír esto me di más prisas aun y empecé a correr para llegar a la entrada, justo al segundo de ver como un hombre lanzaba una onda cortante enorme de color blanco, contra un tío volando, al parecer ya había gente peleando y parecían bastantes fuertes, lo suficiente como para saber, estando a una buena distancia, que un golpe suyo por muy débil que fuese me mataría, pero tenía que acercarme más para estar seguro de lo que en mi mente se estaba maquinando.
-Debo moverme.-Me dije para mí mismo, en un tono de voz bajísimo, haciéndolo casi imperceptible.
Y al decirlo, me empecé a adentrarme en el patíbulo, mientras seguía dando vueltas a la macabra idea que se iba formando en mi cabeza, al parecer estaba despertándose la sed de sangre que solía residir en mí, pero por ahora no me había afectado completamente y podía pensar en cómo saciarla antes de que provocase el caos.
Al oír esto me di más prisas aun y empecé a correr para llegar a la entrada, justo al segundo de ver como un hombre lanzaba una onda cortante enorme de color blanco, contra un tío volando, al parecer ya había gente peleando y parecían bastantes fuertes, lo suficiente como para saber, estando a una buena distancia, que un golpe suyo por muy débil que fuese me mataría, pero tenía que acercarme más para estar seguro de lo que en mi mente se estaba maquinando.
-Debo moverme.-Me dije para mí mismo, en un tono de voz bajísimo, haciéndolo casi imperceptible.
Y al decirlo, me empecé a adentrarme en el patíbulo, mientras seguía dando vueltas a la macabra idea que se iba formando en mi cabeza, al parecer estaba despertándose la sed de sangre que solía residir en mí, pero por ahora no me había afectado completamente y podía pensar en cómo saciarla antes de que provocase el caos.
Oh, se me olvidaba. Ha estallado el edificio de al lado del cuartel, y se puede oír perfectamente en toda la ciudad. Así mismo una nube negra con forma de hongo se ha levantado. Suma violencia, hay hasta pequeños temblores de tierra.
Conteo de víctimas:
·Raadi Vrask (Iro)
· Camus Killer (Peporro)
Estos son los edificios que han explotado.
Conteo de víctimas:
·Raadi Vrask (Iro)
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Haine Rammsteiner
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Las palabras del capitán Legan Legim resonaban en la cabeza de Haine, pues les había brindado la posibilidad de robarle y escapar de aquella isla antes de que todo se fuera por los aires. Sin embargo entre la chica y él, que no tenían conocimiento alguno de navegación, difícilmente llegarían a ninguna parte con un barco de la marina ellos solos, además de que era muy arriesgado y lo más importante: No tenia intención de marcharse hasta que consiguiera algo de valor que robar o saquear, aunque lo aceptaría de mala gana si la isla estuviera explotando por los aires. Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos por Eris que le instaba literalmente a desnudarse, hecho que le pareció extraño pero que pronto reconoció como una forma de camuflaje. No es que fueran genios del disfraz, pero seguro que ayudaba y al albino ya se le habían ocurrido un par de escusas según con quién se encontraran. —¡Jo-der, Eris!— exclamó el albino que se mantuvo en silencio mientras terminaba de cambiarse. Se dio cuenta de lo que había dicho y trató de arreglarlo. —¡No sabía que te quedaba tan sexy el disfraz de marine!— bromeó aunque tuviera parte de razón. Pero no, la exclamación vino cuando la vio cambiarse delante de él aunque no llegara a quitarse la ropa interior. Eris era su tipo.
Se cambió muy rápido y reunió toda la ropa, no sin antes ajustarse todas las armas de nuevo en sus fundas, para guardar las prendas que no iban a utilizar ocultas junto al robot. —Ya bueno, apuesto a que tú no tienes que abrocharte tantas correas...— protestaba cuando ella le dijo que tardaba demasiado. Se pusieron en camino con Shiro y el [ABR] siguiéndolos muy de cerca hasta que llegaron a unos edificios, donde una voz se escuchó por toda la isla a pesar de la lluvia y de algunas explosiones por la zona. —¿Halo? ¿Qué cojones es eso?— preguntó al aire el albino, pese a que sabía que nadie le iba a responder adecuadamente. Se había detenido en seco desconfiado, no le gustaba en absoluto como había sonado aquello. —Quizás sea un arma, como el rayo que cayó del cielo. Será mejor que volvamos al bosque, si todo empieza a explotar quizás podamos tomar prestado el barco del tal Legim... Aunque luego busque para matarnos, si la cosa se pone fea será lo mismo si nos quedamos aquí.— sugirió dándose la vuelta, además de que una explosión al lado del edificio al que se dirigían les incitó a volverse más deprisa.
Y volvieron al bosque. Habían observado algo muy curioso, y era una extraña luz azulada a la que no se habían acercado por temor a ser una trampa. Quizás la curiosidad fuera mayor la próxima vez que lo vieran, pero por el momento seguirían hacia adelante y avanzarían hasta el extremo norte, donde el mar se encontraba, para observar qué barcos había allí atracados. Sabía que estaría el barco de Legan Legim, pero si hubiera algún otro quizás podría tener algo útil dentro, o incluso saquear el barco mientras lo dejaran allí. Legim les había dicho "si no está el barco ni ninguno de vosotros...", pero no había dicho nada de saquearle hasta los cañones. En cualquier caso parecía que una estructura se erigía en aquel extremo de la isla, un puerto no excesivamente grande y en el que quizás hubiera alguna embarcación o algo de valor. —Nuestra mejor baza es ese puerto. Iremos allí y buscaremos algo de valor, así como una ruta de escape por si acaso... De no encontrar nada útil podemos venir al bosque de nuevo y tender alguna trampa, la gente como has dicho vendrá a refugiarse y no esperarán un ataque o un atraco...— decía, sus palabras no eran bonitas pero si querían conseguir algo era lo mejor que podían hacer.
—Y por último...— comenzó a decir, aunque sus palabras se volvieron algo dudosas. —Quizás podamos acercarnos hasta el lugar donde están peleando, cuando la pelea termine... Poseen armas muy poderosas y quizás podamos hacernos con una...— finalizó. Estaban en el bosque, y antes de seguir camino hacia el puerto quería saber la opinión de Eris. De opinar igual que él la seguiría hasta el puerto y empezarían a buscar por toda la zona algo útil.
[Acciones tomadas: Volver al bosque por temor de una explosión, elaborar un plan y proponérselo a Eris (según lo que postee Eris, Haine se moverá con ella).]
Se cambió muy rápido y reunió toda la ropa, no sin antes ajustarse todas las armas de nuevo en sus fundas, para guardar las prendas que no iban a utilizar ocultas junto al robot. —Ya bueno, apuesto a que tú no tienes que abrocharte tantas correas...— protestaba cuando ella le dijo que tardaba demasiado. Se pusieron en camino con Shiro y el [ABR] siguiéndolos muy de cerca hasta que llegaron a unos edificios, donde una voz se escuchó por toda la isla a pesar de la lluvia y de algunas explosiones por la zona. —¿Halo? ¿Qué cojones es eso?— preguntó al aire el albino, pese a que sabía que nadie le iba a responder adecuadamente. Se había detenido en seco desconfiado, no le gustaba en absoluto como había sonado aquello. —Quizás sea un arma, como el rayo que cayó del cielo. Será mejor que volvamos al bosque, si todo empieza a explotar quizás podamos tomar prestado el barco del tal Legim... Aunque luego busque para matarnos, si la cosa se pone fea será lo mismo si nos quedamos aquí.— sugirió dándose la vuelta, además de que una explosión al lado del edificio al que se dirigían les incitó a volverse más deprisa.
Y volvieron al bosque. Habían observado algo muy curioso, y era una extraña luz azulada a la que no se habían acercado por temor a ser una trampa. Quizás la curiosidad fuera mayor la próxima vez que lo vieran, pero por el momento seguirían hacia adelante y avanzarían hasta el extremo norte, donde el mar se encontraba, para observar qué barcos había allí atracados. Sabía que estaría el barco de Legan Legim, pero si hubiera algún otro quizás podría tener algo útil dentro, o incluso saquear el barco mientras lo dejaran allí. Legim les había dicho "si no está el barco ni ninguno de vosotros...", pero no había dicho nada de saquearle hasta los cañones. En cualquier caso parecía que una estructura se erigía en aquel extremo de la isla, un puerto no excesivamente grande y en el que quizás hubiera alguna embarcación o algo de valor. —Nuestra mejor baza es ese puerto. Iremos allí y buscaremos algo de valor, así como una ruta de escape por si acaso... De no encontrar nada útil podemos venir al bosque de nuevo y tender alguna trampa, la gente como has dicho vendrá a refugiarse y no esperarán un ataque o un atraco...— decía, sus palabras no eran bonitas pero si querían conseguir algo era lo mejor que podían hacer.
—Y por último...— comenzó a decir, aunque sus palabras se volvieron algo dudosas. —Quizás podamos acercarnos hasta el lugar donde están peleando, cuando la pelea termine... Poseen armas muy poderosas y quizás podamos hacernos con una...— finalizó. Estaban en el bosque, y antes de seguir camino hacia el puerto quería saber la opinión de Eris. De opinar igual que él la seguiría hasta el puerto y empezarían a buscar por toda la zona algo útil.
[Acciones tomadas: Volver al bosque por temor de una explosión, elaborar un plan y proponérselo a Eris (según lo que postee Eris, Haine se moverá con ella).]
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