El Cid
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El cid había sido convocado para una sesión de entrenamiento, los convocados aparte de él, habían sido los agentes Kogato, Shiroi y Kaori. Con tiempo de antelación Babieca y el cid habían llegado horas antes al coliseo Corrida, lugar en el que al acabar las actividades del día tendría lugar el entrenamiento. En esas horas el Cid disfrutó de los combates y rememoró sus luchas en el coliseo, prácticamente había vivido toda su vida entre unas paredes similares y había dejado muchos amigos en ellas.
Gigante y camello comieron y durmieron esperando a que se vaciara la multitud, cuando los empleados fueron a despertarlo, babieca se lanzo para morder al primero que osó tocar al Cid, el cual salió corriendo en busca de los guardias que cuando llegaron se encontraron con que el gigante y su camello estaban sacando una carta del gobierno en el que mandaba desalojar a todos los civiles del lugar.
Con su armadura puesta y babieca al hombro el Cid salto hasta el centro del coliseo pues ya era la hora en la que deberían llegar sus compañeros. Su aspecto debería ser algo amenazador, pues con su aspecto medieval y su altura se prejuzgaba que sería un ser algo huraño, nada más lejos de la verdad si alguien llegaba a conocerlo, pero, el gran tridente que portaba a sus manos y las cimitarras en su espalda no ayudaban a desmentirlo.
Gigante y camello comieron y durmieron esperando a que se vaciara la multitud, cuando los empleados fueron a despertarlo, babieca se lanzo para morder al primero que osó tocar al Cid, el cual salió corriendo en busca de los guardias que cuando llegaron se encontraron con que el gigante y su camello estaban sacando una carta del gobierno en el que mandaba desalojar a todos los civiles del lugar.
Con su armadura puesta y babieca al hombro el Cid salto hasta el centro del coliseo pues ya era la hora en la que deberían llegar sus compañeros. Su aspecto debería ser algo amenazador, pues con su aspecto medieval y su altura se prejuzgaba que sería un ser algo huraño, nada más lejos de la verdad si alguien llegaba a conocerlo, pero, el gran tridente que portaba a sus manos y las cimitarras en su espalda no ayudaban a desmentirlo.
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Media noche, era bueno luchar cuando era de noche, no hacía tanto calor y era mucho mejor para combatir. Al parecer esa noche iba a haber un entrenamiento a cuatro bandas entres unos agentes del Cipher Pol. Al parecer, uno de ellos era un tal Shiroi, el otro un hombre llamado o que le llamaban “El Cid”. Y la última se trataba de la chica Kaori, aquella indeseable que tuvo que soportar en su misión de investigación. Odiaba hacer de niñera de otros agentes y aquella vez consideró que tuvo que hacerlo, lo que le dejaba muy molesto. Ahora tenía un combate, no era nada tonto y sabía que el CP tenía buenos agentes, por si acaso, ya se había preparado para cualquier situación, incluso por si tenían akumas del tipo logia o algo así, ya que era posible. El moreno en ese momento se encontraba en lo alto de la estructura del coliseo. Estaba sentado con las piernas colgando sobre el vacío del interior del coliseo. Llevaba allí ya un par de horas y se encontraba mirando la luna con una mirada calmada y tranquila. De repente escuchó un pequeño ruido, algo que hizo que el moreno bajase su mirada de la luna al centro de aquel coliseo.
“Increíble” pensó el agente del CP3 pues había ascendido hacía poco. No se esperaba que uno de aquellos luchadores fuera un gigante. Eso hacía las cosas más interesantes al fin y al cabo. El chico se dejó caer lentamente mientras se deslizaba por una columna hasta llegar a las gradas. Se movió silenciosamente entre aquellos asientos mientras el sonido diurno de la noche llegaba a sus oídos lentamente, algo que no le molestaba, todo lo contrario, le agradaba bastante. No tardó mucho en llegar a la baranda de seguridad de las gradas, después subió a ella despacio para después pegar un elegante salto y caer sobre la arena del coliseo, dejando una rodilla clavada en el suelo y la cabeza agachada, además de los ojos cerrados. A continuación levantó la mirada de nuevo muy despacio para observar al gigante. Parecía un enorme y peligroso agente debido a tu tamaño, debía de tener una fuerza sobrehumana. De repente el moreno se quedó confuso, tenía un maldito camello en el hombro o algo así. Era algo muy raro, pero no le dio importancia y caminó unos pasos al frente mientras se mantenía serio.
Su apariencia solía ser la de siempre, su pelo corto moreno de siempre, un ojo de cada color. El derecho era de un tono rojizo mientras que el izquierdo era azulado con franjas. Vestía una sudadera de color negro, por encima una chaqueta de pico azulada. Sus pantalones eran negros también y en sus pies llevaba unas sandalias de madera. Dentro guardaba un cinturón que ocultaba su chaqueta azul, en este llevaba a cada lado tres recipientes de color negro de madera. Estaban llenos de agua, los podría usar por si alguno de sus enemigos disponía de alguna fruta de las que no podían tocarse. Era un estratega perfecto y planeaba todo perfectamente para que le salieran las cosas bien. En su espalda portaba una enorme guadaña de color blanco tan grande o más que él. El mango y la hoja eran de un buen acero, en el mango llevaba atada una pequeña cadena, invisible a simple vista y mejor camuflada al ser de noche. Dicha cadena iba hasta su muñeca derecha, donde tenía mejor estabilidad para usar su arma. Estaba perfectamente equipado y listo para aquella batalla, por suerte era un todos contra todos y podía sacar partido de aquella preciosa situación.
- Agente Kógato Uchiha Uzumaki presentándose. Preparado y dispuesto a empezar cuando lleguen los demás.
Dijo ahora en un tono frio como el hielo y de forma calculadora y siniestra. Como si esas mismas palabras fueran con veneno o se tratasen de una estrategia. Aquel chico estaba claro que era idéntico a la persona que planeaba ser. Su presencia y su forma de ser eran de alguien que disfrutaba manejando a las personas a su voluntad y de planeando perfectamente sus jugadas. Ya había dos fichas sobre el tablero, tan solo faltaba que las demás fuesen llegando para que aquel juego comenzase. El viento mecía los cabellos del agente, su mirada estaba fija en el gigante y ahora se echó hacia atrás dejando un buen espacio y pegando su espalda contra una de las paredes para poder ver llegar a los otros dos y analizar sus formas de moverse. También evitaba que le pillaran desprevenido, había aprendido algunas técnicas avanzadas de los agentes del gobierno, pero aún no era bastante, debía aprender unas cuantas más antes de largarse y fingir su muerte para comenzar el reinado de terror. Planeaba formar New Akatsuki y lo haría solo o con ayuda.
“Increíble” pensó el agente del CP3 pues había ascendido hacía poco. No se esperaba que uno de aquellos luchadores fuera un gigante. Eso hacía las cosas más interesantes al fin y al cabo. El chico se dejó caer lentamente mientras se deslizaba por una columna hasta llegar a las gradas. Se movió silenciosamente entre aquellos asientos mientras el sonido diurno de la noche llegaba a sus oídos lentamente, algo que no le molestaba, todo lo contrario, le agradaba bastante. No tardó mucho en llegar a la baranda de seguridad de las gradas, después subió a ella despacio para después pegar un elegante salto y caer sobre la arena del coliseo, dejando una rodilla clavada en el suelo y la cabeza agachada, además de los ojos cerrados. A continuación levantó la mirada de nuevo muy despacio para observar al gigante. Parecía un enorme y peligroso agente debido a tu tamaño, debía de tener una fuerza sobrehumana. De repente el moreno se quedó confuso, tenía un maldito camello en el hombro o algo así. Era algo muy raro, pero no le dio importancia y caminó unos pasos al frente mientras se mantenía serio.
Su apariencia solía ser la de siempre, su pelo corto moreno de siempre, un ojo de cada color. El derecho era de un tono rojizo mientras que el izquierdo era azulado con franjas. Vestía una sudadera de color negro, por encima una chaqueta de pico azulada. Sus pantalones eran negros también y en sus pies llevaba unas sandalias de madera. Dentro guardaba un cinturón que ocultaba su chaqueta azul, en este llevaba a cada lado tres recipientes de color negro de madera. Estaban llenos de agua, los podría usar por si alguno de sus enemigos disponía de alguna fruta de las que no podían tocarse. Era un estratega perfecto y planeaba todo perfectamente para que le salieran las cosas bien. En su espalda portaba una enorme guadaña de color blanco tan grande o más que él. El mango y la hoja eran de un buen acero, en el mango llevaba atada una pequeña cadena, invisible a simple vista y mejor camuflada al ser de noche. Dicha cadena iba hasta su muñeca derecha, donde tenía mejor estabilidad para usar su arma. Estaba perfectamente equipado y listo para aquella batalla, por suerte era un todos contra todos y podía sacar partido de aquella preciosa situación.
- Agente Kógato Uchiha Uzumaki presentándose. Preparado y dispuesto a empezar cuando lleguen los demás.
Dijo ahora en un tono frio como el hielo y de forma calculadora y siniestra. Como si esas mismas palabras fueran con veneno o se tratasen de una estrategia. Aquel chico estaba claro que era idéntico a la persona que planeaba ser. Su presencia y su forma de ser eran de alguien que disfrutaba manejando a las personas a su voluntad y de planeando perfectamente sus jugadas. Ya había dos fichas sobre el tablero, tan solo faltaba que las demás fuesen llegando para que aquel juego comenzase. El viento mecía los cabellos del agente, su mirada estaba fija en el gigante y ahora se echó hacia atrás dejando un buen espacio y pegando su espalda contra una de las paredes para poder ver llegar a los otros dos y analizar sus formas de moverse. También evitaba que le pillaran desprevenido, había aprendido algunas técnicas avanzadas de los agentes del gobierno, pero aún no era bastante, debía aprender unas cuantas más antes de largarse y fingir su muerte para comenzar el reinado de terror. Planeaba formar New Akatsuki y lo haría solo o con ayuda.
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La luna brillaba con fuerza, era media noche y Kaori estaba llegando al Coliseo Corrida de Dressrosa, la única razón era porque había sido convocada para un entrenamiento entre ella y tres más de los agentes de Cipher Pol, uno era el maldito insecto de Kógato y los otros era un tal Cid y Shiroi, estaba preparada para la batalla y sabía que tenía muchas chances de ganar por el mero hecho de ser alguien a la cual no se le podía tocar fácilmente así que iba muy confiada, vestía con un pantalón corto de color verde y una polera de mangas cortas de color rojo, y obviamente vestía con su gorro de siempre. Sonreía de forma tranquila mientras paseaba por los pasillos del coliseo, sabía que las peleas iban a ser difíciles ero era un buen momento para pasar un buen rato y olvidarse de momento de su pasado que aun la atormentaba.
No se demoró mucho en llegar a la plataforma en donde estaban sus oponentes por lo menos eran puntuales y se quedó muy sorprendida al ver a un gigante de pie en esa plataforma, algo interesante, miró a los lados y vio a Kógato…al parecer aun faltaba alguien más para empezar la diversión, no tenía idea de quién era el gigante pero sabía que sería su primer oponente y esperaba que le diera una buena pelea ya que no quería nada más que eso, luego si le quedaban energías se podría encargar del insecto de Kógato y aplastarlo para demostrarle que no era nadie contra su increíble poder. Así que se quedó a un par de metros del gigante mientras esperaba que llegara el otro miembro para empezar la diversión, aunque sabía que se tendría que esforzar algo más de la cuenta ya que sabía que sus rivales serían fuertes, o por lo menos así sabía que sería el gigante. Simplemente se quedó en silencio con una sonrisa de confianza en su rostro.
No se demoró mucho en llegar a la plataforma en donde estaban sus oponentes por lo menos eran puntuales y se quedó muy sorprendida al ver a un gigante de pie en esa plataforma, algo interesante, miró a los lados y vio a Kógato…al parecer aun faltaba alguien más para empezar la diversión, no tenía idea de quién era el gigante pero sabía que sería su primer oponente y esperaba que le diera una buena pelea ya que no quería nada más que eso, luego si le quedaban energías se podría encargar del insecto de Kógato y aplastarlo para demostrarle que no era nadie contra su increíble poder. Así que se quedó a un par de metros del gigante mientras esperaba que llegara el otro miembro para empezar la diversión, aunque sabía que se tendría que esforzar algo más de la cuenta ya que sabía que sus rivales serían fuertes, o por lo menos así sabía que sería el gigante. Simplemente se quedó en silencio con una sonrisa de confianza en su rostro.
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Una bonita noche, la luna llena reina en el negro cielo nocturno, punteado de blanco por las estrellas, en una de las paredes del coliseo se encuentra un hombre de larga cabellera albina, con una enorme espada a su espalda, espada que sobrepasa lo que muchos verían normal para el cuerpo tan delgado y de apariencia enferma del sujeto. Desde la arena se podría ver a La Parca Albina, bueno, a su silueta contra la luna, su larga cabellera y sus ropajes agitados por el viento. El hombre observa todo, la luna, el cielo, el terreno y los que van llegando. El primero es el que parece ser más peligroso, un gigante que porta un camello a hombros y armamento variado, desde un enorme tridente a dos cimitarras en su espalda, amén de una armadura medieval. Luego aparece otro sujeto, no lo puede ver bien pero parece portar una guadaña, y por último hace acto de presencia una chica, de apariencia débil e inofensiva, pero como en esta vida, nada es lo que parece.
El hombre empieza a moverse, sus movimientos son sigilosos y veloces, lo que echa abajo la impresión de su físico, pero siempre hay alguien que se confía, que lo considera casualidad, que no da crédito a la habilidad del agente. El cual en poco tiempo cae elegantemente en la arena con la cabeza agachada al igual que el resto del cuerpo, para luego levantarse lentamente con una mirada fría y seria. No es que sea mala persona, pero en combate se pone serio, por mucho que sea un entrenamiento convocado por el gobierno, y por lo que dice la carta del gobierno ya están todos los convocados, Shiroi tiene claro quien es Kaori, y El Cid, pues en la misión en Loguetown, cuando la ejecución de Katrina lo conoció, por tanto el portador de la guadaña solo puede ser Kogáto. |~Bueno, ya estamos todos, ¿quien empieza con la diversión?~| Dice con una voz fría, casi qeu cínica mientras se apoya en una pared despreocupado observando a todos los presentes.
El hombre empieza a moverse, sus movimientos son sigilosos y veloces, lo que echa abajo la impresión de su físico, pero siempre hay alguien que se confía, que lo considera casualidad, que no da crédito a la habilidad del agente. El cual en poco tiempo cae elegantemente en la arena con la cabeza agachada al igual que el resto del cuerpo, para luego levantarse lentamente con una mirada fría y seria. No es que sea mala persona, pero en combate se pone serio, por mucho que sea un entrenamiento convocado por el gobierno, y por lo que dice la carta del gobierno ya están todos los convocados, Shiroi tiene claro quien es Kaori, y El Cid, pues en la misión en Loguetown, cuando la ejecución de Katrina lo conoció, por tanto el portador de la guadaña solo puede ser Kogáto. |~Bueno, ya estamos todos, ¿quien empieza con la diversión?~| Dice con una voz fría, casi qeu cínica mientras se apoya en una pared despreocupado observando a todos los presentes.
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Mientras el resto de contendientes entraba en la arena el Cid empezó a realizar un par de ejercicios de calentamiento, los cuales sabía que no le iban a perjudicar, comenzó a lanzar , patadas en pleno aire, sin embargo no usaba toda su fuerza, debido a que no quería desvelar sus fuerzas tan pronto. Mientras realizaba el ejercicio se presentó el primer agente, su apariencia le llamo la atención su pelo corto moreno de siempre, un ojo de cada color, el derecho rojizo mientras que el izquierdo era azulado. Portaba una sudadera de color negro, por encima una chaqueta de pico azulada. Sus pantalones eran negros también y llevaba unas sandalias de madera. Este se presentó como el agente Kogato Uchiha Uzumaki.
Cuando termino el ejercicio comenzó a lanzar puñetazos al aire como si hiciera boxeo de sombra estuvo así hasta que una agente entro en la zona de combate, vestía con un pantalón corto de color verde y una camisa de mangas cortas de color rojo, y un gorro, sonreía de forma tranquila y al entrar se puso cerca del gigantesco agente. El Cid al verla se pregunto qué tan fuerte seria, no es que tuviera prejuicios pero no parecía tener aspecto de luchadora.
Ya solo faltaba un contendiente y la sangre fluía a máxima velocidad por las venas del gigante, nada lo hacía sentirse tan vivo como el combate y más si el escenario era un coliseo, aun se acordaba de todos aquellos combates en los que se enfrentaban 100 gladiadores. Al principio apenas podía estar entre los últimos 50 descalificados pero con el tiempo y el entrenamiento que desarrollo consiguió ascender en el ranking, hasta que acabo ganando sus últimos combates. Lo único que era capaz de separarlo de la idea de un buen combate, eran un par de cachorros de animalitos, con ellos sería feliz, dándoles de comer con un biberón, quitándoles las pulgas y los bichitos, ains que feliz seria. De un rápido movimiento el Cid despejó ese pensamiento de su cabeza justo a tiempo para observar al último agente, del cual solo se veía su silueta contra la luna, al parecer era Shiroi un compañero del gobierno al que había conocido anteriormente. Su mente no daba para más, ya estábamos los cuatro combatientes en la arena y ya podíamos empezar el entrenamiento. El Gigante saco sus dos enormes cimitarras de la espalda provocando un sonido metálico cuando ambas hojas chocaron al desenvainarse.
Empecemos esto. Dijo con voz seria.
Si mas palabras el Cid cargo contra el rival que primero entro en la arena Kogato, le gustaba hacer las cosas por orden y él había sido el primero en entrar. El sonido de sus pasos al cargar resultaba atronador sumado al producido por su armadura al moverse. Cuando estuvo a distancia para poder golpear, lanzo dos tajos con las cimitarras las cuales se encontraban casi pegadas, ambas en la misma dirección descendente de izquierda a derecha con el objetivo de probar la fuerza física Kogato, esperaba que los otros dos combatieran entre ellos y no le atacaran por la espalda, pero como no estaba seguro le hizo una señal a babieca el cual bufaría si se acercaba algún enemigo por su espalda.
Golpe doble de Cimitarra [AIF]
Cuando termino el ejercicio comenzó a lanzar puñetazos al aire como si hiciera boxeo de sombra estuvo así hasta que una agente entro en la zona de combate, vestía con un pantalón corto de color verde y una camisa de mangas cortas de color rojo, y un gorro, sonreía de forma tranquila y al entrar se puso cerca del gigantesco agente. El Cid al verla se pregunto qué tan fuerte seria, no es que tuviera prejuicios pero no parecía tener aspecto de luchadora.
Ya solo faltaba un contendiente y la sangre fluía a máxima velocidad por las venas del gigante, nada lo hacía sentirse tan vivo como el combate y más si el escenario era un coliseo, aun se acordaba de todos aquellos combates en los que se enfrentaban 100 gladiadores. Al principio apenas podía estar entre los últimos 50 descalificados pero con el tiempo y el entrenamiento que desarrollo consiguió ascender en el ranking, hasta que acabo ganando sus últimos combates. Lo único que era capaz de separarlo de la idea de un buen combate, eran un par de cachorros de animalitos, con ellos sería feliz, dándoles de comer con un biberón, quitándoles las pulgas y los bichitos, ains que feliz seria. De un rápido movimiento el Cid despejó ese pensamiento de su cabeza justo a tiempo para observar al último agente, del cual solo se veía su silueta contra la luna, al parecer era Shiroi un compañero del gobierno al que había conocido anteriormente. Su mente no daba para más, ya estábamos los cuatro combatientes en la arena y ya podíamos empezar el entrenamiento. El Gigante saco sus dos enormes cimitarras de la espalda provocando un sonido metálico cuando ambas hojas chocaron al desenvainarse.
Empecemos esto. Dijo con voz seria.
Si mas palabras el Cid cargo contra el rival que primero entro en la arena Kogato, le gustaba hacer las cosas por orden y él había sido el primero en entrar. El sonido de sus pasos al cargar resultaba atronador sumado al producido por su armadura al moverse. Cuando estuvo a distancia para poder golpear, lanzo dos tajos con las cimitarras las cuales se encontraban casi pegadas, ambas en la misma dirección descendente de izquierda a derecha con el objetivo de probar la fuerza física Kogato, esperaba que los otros dos combatieran entre ellos y no le atacaran por la espalda, pero como no estaba seguro le hizo una señal a babieca el cual bufaría si se acercaba algún enemigo por su espalda.
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La chica también había llegado, el moreno la observó de forma calmada e inexpresiva. A continuación su mirada cambió de objetivo y pudo ver a un hombre de blancos cabellos, ese debía de ser Shiroi. De modo que ya estaban todos reunidos para aquel combate, la guadaña blanca del chico brillaba debido al reflejo de la luna, ahora esperaba a ver que ocurría. El silencio era lo que más reinaba en aquel momento, incluso más que la propia oscuridad. Todos más callados que un gato mudo, al parecer nadie hacía nada. En ese casi iba a comenzar su ataque, su curiosidad por el peliblanco era bastante grande, tal vez debería empezar por él. Aunque no descartaba la posibilidad de salir corriendo a por la chica y comenzar el ataque con ella, su otra opción era el Cid. Aunque esta era la que iba a descartar, tal vez le atacaría cuando estuviese más cansado. Pues ahora tras unos segundos sonrió de lado observando al peliblanco, el ataque iba a comenzar por él. Ahora comenzó a girar la guadaña de un lado a otro mientras sonreía de lado. Esa noche iba a ser memorable, un combate entre cuatro agentes del Cipher Pol perfectamente adiestrados.
El plan del chico se fue al garete cuando pudo escuchar la voz del gigante decir que iban a empezar. Sus ojos ahora giraron y fijaron la mirada en el enorme tipo. Lo peor de todo es que este se acercaba al moreno haciendo ruido con sus pisadas. Era intimidante y además cuando comenzó a desenvainar aquellas armas, parecía que iba a atacar al moreno. “De modo que ha decidido empezar conmigo, no sé qué pensar de esto. Tal vez piensa que soy el más fuerte y es mejor acabar conmigo o lo ha hecho al azar, muy bien.” Pensó ahora el moreno mientras se mantenía en su sitio. Ahora pudo ver como el gigante bajaba sus armas con fuerza hacia abajo, si no hacía algo le iba a despedazar. Estaban demasiado juntas para meterse entre ellas, lo único que se le ocurrió fue lanzar un lanzamiento con su guadaña. Esta se clavó en el suelo a unos dos metros más alejados, después pegó un tirón del brazo hacia atrás mientras saltaba hacia la guadaña usando el impulso de la cadena. Al tenerla atada la guadaña volvió a la mano de su dueño y de esa forma esquivó de milagro las espadas que le rozaron la ropa cortándole un fragmento de la parte de atrás de la chaqueta.
La cosa no había acabado ahí, debido a la fuerza de las armas pegando en el suelo con violencia, el moreno tras la onda expansiva que se formó en el suelo, salió volando. Estaba muy cerca y aterrizó sobre un palco de madera del público. Destrozó dos bancos completamente y del golpe atravesó el suelo quedando en la hilera de más abajo. Se formó una increíble humareda, el chico estaba boca arriba tumbado con el ceño fruncido y su ojo azulado cerrado. Se había hecho daño tras aquel golpe, su espalda le decía que no podía llevarse ese tipo de golpes. Desde su posición estaba tapado por los tablones de madera, la oscuridad de la noche y la lejanía de los demás. Él podía verlos por un pequeño agujero, parecía que había sido enterrado vivo en madera y derrotado. Pero ese iba a ser su plan, aún estaba consciente y estaría escondido hasta que solo quedara uno, aunque si se aburría mucho saldría seguramente. El humo poco a poco se fue despejando. Ahora observaba a los demás esperando que comenzara la lucha entre ellos, tenía la mano en la espalda debido al dolor del golpe, pero estaba seguro de que podía aguantar.
El plan del chico se fue al garete cuando pudo escuchar la voz del gigante decir que iban a empezar. Sus ojos ahora giraron y fijaron la mirada en el enorme tipo. Lo peor de todo es que este se acercaba al moreno haciendo ruido con sus pisadas. Era intimidante y además cuando comenzó a desenvainar aquellas armas, parecía que iba a atacar al moreno. “De modo que ha decidido empezar conmigo, no sé qué pensar de esto. Tal vez piensa que soy el más fuerte y es mejor acabar conmigo o lo ha hecho al azar, muy bien.” Pensó ahora el moreno mientras se mantenía en su sitio. Ahora pudo ver como el gigante bajaba sus armas con fuerza hacia abajo, si no hacía algo le iba a despedazar. Estaban demasiado juntas para meterse entre ellas, lo único que se le ocurrió fue lanzar un lanzamiento con su guadaña. Esta se clavó en el suelo a unos dos metros más alejados, después pegó un tirón del brazo hacia atrás mientras saltaba hacia la guadaña usando el impulso de la cadena. Al tenerla atada la guadaña volvió a la mano de su dueño y de esa forma esquivó de milagro las espadas que le rozaron la ropa cortándole un fragmento de la parte de atrás de la chaqueta.
La cosa no había acabado ahí, debido a la fuerza de las armas pegando en el suelo con violencia, el moreno tras la onda expansiva que se formó en el suelo, salió volando. Estaba muy cerca y aterrizó sobre un palco de madera del público. Destrozó dos bancos completamente y del golpe atravesó el suelo quedando en la hilera de más abajo. Se formó una increíble humareda, el chico estaba boca arriba tumbado con el ceño fruncido y su ojo azulado cerrado. Se había hecho daño tras aquel golpe, su espalda le decía que no podía llevarse ese tipo de golpes. Desde su posición estaba tapado por los tablones de madera, la oscuridad de la noche y la lejanía de los demás. Él podía verlos por un pequeño agujero, parecía que había sido enterrado vivo en madera y derrotado. Pero ese iba a ser su plan, aún estaba consciente y estaría escondido hasta que solo quedara uno, aunque si se aburría mucho saldría seguramente. El humo poco a poco se fue despejando. Ahora observaba a los demás esperando que comenzara la lucha entre ellos, tenía la mano en la espalda debido al dolor del golpe, pero estaba seguro de que podía aguantar.
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Kaori miraba con atención todo lo que pasaba, al parecer ya habían llegado todos y el último fue uno de blancos cabellos que su silueta solo se veía con la luz de la luna, un chico que de inmediato llamó la atención de Kaori e inclusive mucho más que el gigante que al parecer iba a empezar con esto, su mirada ahora era de una concentración absoluta dispuesta a esquivar cualquier ataque que le lanzarán, y entonces escuchó como es que los pasos de aquel gigante retronaban en el piso, lo siguió con la mirada y al parecer iba a atacar a Kogáto, una idea interesante más sabiendo que así sería un estorbo menos, en pocas palabras solo quedaba el de blancos cabellos.
Kaori no iba a dudar demasiado pero si iba a limitar el uso de fruta del diablo, no iba a usarla de no ser extremadamente necesario y seguramente si quedaba el gigante tendría que usarla para así crear algo gigante con el magma que recorría el interior de su cuerpo, así que empezó a correr aprovechando la gran humareda que los ataques del gigante estaban haciendo, se cubría los ojos para así evitar que algo entrara en sus ojos, sin más aprovechando el factor sorpresa se dirigió hacia el joven de blancos cabellos, una vez logró salir ilesa de la humareda empezó a correr en zigzag haciendo que su cabello negro jugara con el viento, aparte iba aumentando la velocidad a cada paso, y entonces llegó en pocos segundos a la posición del peliblanco, sabía que tenía que ir a fondo desde un inicio, así que lo primero que hizo fue una finta con su brazo derecho de que iba a atacar con un puñetazo a las costillas para luego hacer una nueva finta con su pierna derecha que iba dirigida a la base del cuello, y entonces su ataque real fue un doble ataque prácticamente simultaneo esperando que aquel sujeto se hubiera confundido lo suficiente, para así con su puño izquierdo tratar de conectarlo directo en su estomago y luego sin dar tiempo suficiente a respirar, lanzó una poderosa patada a las costillas. [AIF]
Se alejó con una voltereta hacía atrás y quedó en un punto en donde veía perfectamente a todos sus contrincantes, aunque logró notar que Kogáto ya no estaba en la arena, seguramente y por culpa del ataque de aquel gigante fue que salió volando, pero aun así no era fácil acabar con ese maldito así que lo tendría en mente en todo el combate, sin más se quedó en silencio con la guardia en alto que emulaba a la de un Gyojin, estaba lista para ganar este entrenamiento.
Kaori no iba a dudar demasiado pero si iba a limitar el uso de fruta del diablo, no iba a usarla de no ser extremadamente necesario y seguramente si quedaba el gigante tendría que usarla para así crear algo gigante con el magma que recorría el interior de su cuerpo, así que empezó a correr aprovechando la gran humareda que los ataques del gigante estaban haciendo, se cubría los ojos para así evitar que algo entrara en sus ojos, sin más aprovechando el factor sorpresa se dirigió hacia el joven de blancos cabellos, una vez logró salir ilesa de la humareda empezó a correr en zigzag haciendo que su cabello negro jugara con el viento, aparte iba aumentando la velocidad a cada paso, y entonces llegó en pocos segundos a la posición del peliblanco, sabía que tenía que ir a fondo desde un inicio, así que lo primero que hizo fue una finta con su brazo derecho de que iba a atacar con un puñetazo a las costillas para luego hacer una nueva finta con su pierna derecha que iba dirigida a la base del cuello, y entonces su ataque real fue un doble ataque prácticamente simultaneo esperando que aquel sujeto se hubiera confundido lo suficiente, para así con su puño izquierdo tratar de conectarlo directo en su estomago y luego sin dar tiempo suficiente a respirar, lanzó una poderosa patada a las costillas. [AIF]
Se alejó con una voltereta hacía atrás y quedó en un punto en donde veía perfectamente a todos sus contrincantes, aunque logró notar que Kogáto ya no estaba en la arena, seguramente y por culpa del ataque de aquel gigante fue que salió volando, pero aun así no era fácil acabar con ese maldito así que lo tendría en mente en todo el combate, sin más se quedó en silencio con la guardia en alto que emulaba a la de un Gyojin, estaba lista para ganar este entrenamiento.
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Re: Entrenamiento a media noche. [Privado El Cid, Kogato, Shiroi y Kaori] {Miér 12 Nov 2014 - 12:23}
El combate da inicio, siendo el primero en mover ficha el gigante, lanzándose como un loco a por el moreno, que sin dejar de sorprender a los demás se defiende tremendamente bien del gigante, pero acaba lanzado por los aires, algo realmente previsible. Aquel entrenamiento podría resultar interesante y entretenido para el agente, la verdad es que quiere comprobar la fuerza y ferocidad de aquellos que se llaman asesinos del gobierno, él no actúa bajo las órdenes del gobierno por gusto, sino por un objetivo oculto, reconstruir el gobierno para que sea una institución justo y honorable, no el nido de ratas corruptas que es en la actualidad. Así se encuentra el peliblanco pensando en sus cosas mientras observa como se suceden los acontecimientos en la arena del coliseo cuando ve como la joven de grandes proporciones se lanza directa hacia su ubicación, la verdad no le importa si es una mujer, un hombre o un travesti, si tratan de golpearlo recibirán el mismo trato. La muchacha es rápida, eso no hay que dudarlo, pero no es lo suficientemente rápida como para esquivar el análisis de la parca albina, sus ojos rápidamente se acostumbran a su velocidad, logrando detener con su mano un golpe en las costillas, la patada choca contra su enorme espada, por lo que no daña en absoluto al peliblanco que sonríe fríamente mientras simplemente se echa a un lado evitando el puño y reduciendo el golpe de la patada. |~Ay cielos, una muchacha tan bella y con tanta carga delantera no debería ser tan agresiva, ¿no ves que así no encontrarás hombre que te quiera?~| Dice el albino para provocarla y causar que cometa errores de decisión al actuar bajo la ira, la verdad el combate no pinta nada bien, si ese es todo el potencial de aquella muchacha acabará pronto. El albino se levanta y se lanza hacia la chica, estando a unos pocos centímetros de la joven, gira sobre sí mismo desenvainando la enorme espada que cortaría la muchacha sin dudarlo. La verdad es que el combate no parece tener interés alguno.
Ciclon Sword[AIF]
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Kogáto ya había esperado bastante, le aburría quedarse allí, se puso en pie saliendo de las gradas destrozadas y sonrió de lado. Ahora miró al gigante de forma desafiante, era un suicidio pero el miedo no era algo que conociera el moreno. Pudo ver como el peliblanco paraba un golpe de la ridícula morena con una facilidad increíble, esa chica era débil al fin y al cabo, no merecía tal poder. Tras observar unos segundos aquella pelea, el agente ahora movió su guadaña de un lado a otro mientras fruncía el ceño despacio. Llegaba el momento de devolverle el golpe a su objetivo, no iba a tener ningún tipo de piedad en su ataque. La luna iluminaba el campo de batalla, los ojos del corrupto se cerraron despacio mientras se iba relamiendo despacio. Su técnica ya estaba más que lista, pegó un tajo partiendo en dos una pieza de madera que se hallaba en sus pies, la cual había salido disparada de uno de los asientos, cuando el agente se estrelló con ellos gracias al gigante, el cual iba a pagar ahora. Muchos podías verlo como un suicidio, un chico con una guadaña atacando a un enorme gigante con dos inmensos espadones.
- Ha sido un buen golpe, pero permíteme decirte que aún no es el final. De hecho voy a derrotarte aquí y ahora, no me guardes rencor enorme amigo jejejeje…
Kogáto sonrió de forma engreída mientras saltaba hacia la plaza pegando pisotones con violencia, los cuales pateaban el aire y le ascendían hacia el cielo. Estaba usando su Geppou para acercarse a su oponente, comenzó a realizar viajes a su alrededor tratando de marearlo mientras mantenía su arma en la mano derecha. Ahora de un perfecto movimiento, se colocó a unos tres metros sobre su cabeza. El muy loco se dejó caer pareciendo que iba a clavarle el pico en la cabeza, pero en lugar de eso dejó la guadaña de lado y giró tratando de hacer una voltereta en pleno aire. Su objetivo era aterrizar su pie con violencia sobre el tabique nasal del gigante y provocarle un buen golpe, además aprovechando la inercia y fu fuerza, planeaba tirarlo al suelo de espaldas. A decir verdad le echaba mucho valor a aquellas cosas.
Daten Shi: Kid CP [AF]
- Ha sido un buen golpe, pero permíteme decirte que aún no es el final. De hecho voy a derrotarte aquí y ahora, no me guardes rencor enorme amigo jejejeje…
Kogáto sonrió de forma engreída mientras saltaba hacia la plaza pegando pisotones con violencia, los cuales pateaban el aire y le ascendían hacia el cielo. Estaba usando su Geppou para acercarse a su oponente, comenzó a realizar viajes a su alrededor tratando de marearlo mientras mantenía su arma en la mano derecha. Ahora de un perfecto movimiento, se colocó a unos tres metros sobre su cabeza. El muy loco se dejó caer pareciendo que iba a clavarle el pico en la cabeza, pero en lugar de eso dejó la guadaña de lado y giró tratando de hacer una voltereta en pleno aire. Su objetivo era aterrizar su pie con violencia sobre el tabique nasal del gigante y provocarle un buen golpe, además aprovechando la inercia y fu fuerza, planeaba tirarlo al suelo de espaldas. A decir verdad le echaba mucho valor a aquellas cosas.
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