Asedio a Mariejoa [Capítulo (Parte I)]

Desde pequeño siempre me dijeron que para tener éxito en un combate había que tener muy en cuenta la distancia entre el enemigo y yo, y la verdad tenía mucha razón la persona quien me lo dijo una y otra vez hasta que se me quedó grabado en la cabeza. Convertí mi cuerpo en hierro además imbuido en haki armadura, ya aumentado el poder de ataque y de defensa y de convertir mis brazos en cuchillas afiladas, empecé a impulsarme fuertemente con mis botas hacia la langosta. Cuando estaba justamente abajo de la boca del bicho, me tiré de espaldas y volví a impulsarme, cuando estaba ya en el lugar adecuado con todas mis fuerzas clavé mi brazo derecho en su vientre e intentando seguir adelante para hacerle un buen corte.

Después de esto me quedé justamente debajo del bicho. Antes de caer el bicho empecé a rodar por uno de los lados de las patas, teniendo hueco para salir de allí. Finalmente me quedé tumbado justamente al lado descansando un poco, me venía muy bien ese descanso además estaba allí a salvo ya que la langosta ocultaba mi posición. Tras unos minutos descansando me levanté lentamente, la quemadura hacía su trabajo.

Justamente al levantarme pude ver a todos los gyojin y a todas las personas que habían luchar unos contra otros. ¿Que hago ahora? Pensé durante un rato no muy largo. A lo lejos pude ver un barco en el aire además de muchas tropas de marines en una misma zona cual no conocía. Pero no solo eso, del mar no paraban de salir tritones dispuestos a luchar.
Las tropas retrocedían sin parar, poco a poco los asaltantes ganaban terreno. Si fuese una guerra muy importante para mi, haría más cosas, pero de momento con el combate contra la langosta era algo que no pensaba que iba a hacer.

Parte de mi quería luchar contra esos tipo pero otra parte quería retirarse como los demás. Finalmente retrocedí junto con todos aquellos marines, que estaban junto a la pared derecha (si miramos el mapa tal cual está, en el punto rojo de la derecha), allí me quedé quieto allí descansando un poco. Pensé que esa acción era la apropiada para luego poder seguir luchando con todo el poder.

Me encontraba en tierra firme. El sonido de los cañones era lejano. Parecía que estaba en Mariejoa, la tierra sagrada. Intenté moverme, pero un dolor insoportable me paró. Si no me equivocaba, me había roto las piernas en la caída, y en el agua había sido atacado por gyojins. Un momento, ¿ había vencido unos hombres-pez en el agua? Por más que lo intentara no conseguía acordarme bien. Lo único que me venía a la memoria era un destello azul. Giré la cabeza y me encontré a mi capitán. Sonreí.

- Oye...Edward, estás...vivo?¿Y tu...Kirk?

La vista se me empezaba a nublar. Las heridas y el dolor me estaban venciendo por segundos. Sin duda, estaba medio muerto. Pero esto no se acabaría ahí. Al fin y al cabo, habíamos llegado a nuestro objetivo. Tosí y escupí un poco de sangre. Un feo corte en un costado me quemó. Estaba sangrando y no parecía que fuera a parar.

- Bueno,...yo...voy... a echarme una siesta

Sin apenas acabar la frase, caí dormido. El ruido de la batalla se alejo gradualmente. Fue entonces cuando empecé a soñar. Unos gyojins médicos me curaban las heridas mientras que unas sirenas me daban de comer y me halagaban. Mientras, los altos cargos de la Marine y del gobierno lavaban mi ropa y fregaban el suelo a lametazos. De repente, un dragón azul pasó montado en barca de una forma majestuosa, imperial. Mi yo del sueño pensó, Joder, un dragón en barca. ¡De grande quiero ser como él! Este me hizo un saludo y yo se lo devolví. Que extraño sueño estaba teniendo.

RESUMEN:

A su alrededor los atacantes caían desmayados, al menos buena parte de ellos. No entendía muy bien qué clase de efecto era ese ni que sentido tenía pero poco podía hacer ya. Era algo extraño, pues los más fuertes no caerían ante algo así, pero al menos se habían ahorrado la molestia de deshacerse de ellos. La parte negativa era que no tenía ni idea de cómo diablos iba a escalar la inmensa pared de roca. Contaba con que desde el muelle pudieran encontrar alguna forma de subir pero lo único que podía eran ver unas figuras difícilmente perceptibles que se movían hacia arriba y abajo de la Red Line. Tal vez fueran ascensores, si era así podrían... nah, eso era improbable. Sería mejor acercarse a la roca y buscar una forma segura de subir. No creía que con tantos peces sueltos alguien se fijara en un par de humanos.

-Esa cosa rara no es mi mascota. -le explicó a Rose. la joven parecía molesta por las ocasionales transformaciones de Franklin. -Es simplemente que me sigue. Además es relajante pegarle a algo de vez en cuando. -Iba a decir algo sobre lo de llamar la atención pero se dio cuenta de que tal vez no andase tan equivocada con respecto a eso. La gente solía decirle que destacaba allá donde iba, aunque no estaba seguro de porqué lo decían. Supuso que tendría algo que ver con el parche; todo el mundo discriminaba a los tuertos. La pelirroja comenzó a caminar con calma, prácticamente como si estuviera en su casa. Arribor echó una última mirada atrás por si alguien les seguía y luego comenzó a caminar en dirección a la pared de piedra. Su mente divagaba mientras la pared de roca rojiza quedaba cada vez más cerca. Solo esperaba encontrar una forma de subir antes de que la jauría de gyojins locos que se escuchaban cada vez con más fuerza les alcanzara. -¿Y sí probamos con esas cosas? -sugirió mientras señalaba hacia las cosas que había confundido con ascensores, quizás fueran algo útil. -Y si no podemos subir por ahí siempre podemos escalar.

Pero notaba algo raro, como si hubiese algo que no debía estar allí. No estaba seguro de qué era pero casi seguro que no encajaba. Quizás fuesen las serpientes marinas que caían derrotadas o los extraños ruidos de criaturas que era incapaz de identificar por mucho que lo intentara. No... era el pájaro, o lo que parecía un pájaro. A lo lejos, acercándose a la Red Line, se vislumbraba la imagen de un objeto volador. Ahora que se fijaba no parecía para nada un ave.-"¿Qué es eso? ¿Es un pájaro?, ¿es un avión? Espera, ¿qué es un avión? Bueno que mas da." -pensaba el pirata según se aproximaba el lejano objeto. Era como... un barco, un maldito barco volador. Tenían que hacerse con uno de esos. No podía evitar pensar en lo que podrían hacer con un barco volador: volar, eso lo primero, y... en realidad poco más, pero aún así le gustaría tener uno.

-Oye Rose, digo... emm... identidad secreta de Rose. ¿Y si compramos un barco volador?

Acciones:

Una nueva explosión sacudió la zona, resultado del potentísimo disparo de aquella cosa. De nuevo no pudo evitar pensar en que su tarea de proteger algo así estaba por encima de él. La enorme máquina de la Marina resultó ser tan imponente como presagiaban sus proyectiles. Se trataba de un gigantesco ser mecánico de un intenso color rojo, semejante a un monstruo, un dinosaurio o algo así y con dos enormes cañones a la espalda. Sin duda debía ser un arma efectiva, pues no se le ocurría nada que pudiera ser capaz de igualar a algo así, aunque le decepcionaba un poco que la Marina se dedicase a construir armas de ese calibre. Más aun teniendo en cuenta que contaban con la fuerza combinada de los tres almirantes y del Ouka Shichibukai y que teóricamente esos dos grandes poderes del mundo debían bastarse para hacer frente a cualquier amenaza.

Y aun así allí estaba, el as en la manga del Gobierno Mundial, el arma con el que deberían ser capaces de eliminar al inmenso ejército de gyojins furiosos que golpeaban sus puertas. Estaba seguro de que por muchos ataques que recibiera aquella cosa no cedería, o al menos eso esperaba. Le preocupaba la sola idea de que pudiera haber algo peor que tal máquina de guerra. Mientras tanto, había llegado por fin uno de los marines que debían acompañarle en la protección del almacén. -Ya era hora, Redfox. –le dijo nada más verlo. Aquel joven era irremediable y por alguna extraña razón tenía algo así como clavos en la cara. Por suerte, Kodama era ya bastante tolerante con las excentricidades de los humanos y algo como eso no le suponía molesto. -Creo que con esta cosa activa ya no hacemos falta por aquí. Se oye bastante ruido por ahí, creo que deberíamos ir a asegurarnos de que todo va bien. Aunque si quieres puedes buscar al tipo que manejaba esa cosa.  –le dijo señalando la armadura destrozada. Lo cierto era que teniendo en cuenta la amenaza tenía cosas más importantes en que pensar que en un solo individuo que probablemente estuviera herido o muerto.

Mientras la enorme máquina de guerra avanzaba en dirección al mar, Kodama se encaminó a los ascensores. Allí se informaría de la situación y en función de las necesidades y del rumbo de la batalla apoyaría la defensa en el puerto o cubriría la retirada de las tropas hacia Mariejoa. Curiosamente esperaba tener que avanzar a la primera línea pues eso significaría que la lucha estaba todavía contenida en esa zona, aunque los sonidos que llegaban a sus oídos no indicaban nada bueno precisamente. -Y tú. –dijo refiriéndose a Flea. -Decide que harás, aunque si ese bicho se ha activado es que las cosas se están poniendo feas. –Dicho esto puso rumbo a la Red Line.

Acciones:

El cuerpo inerte del gyojin cayó por fin, muerto a manos de su hoja. Era fuerte pero estaba seguro de que habría gente aún más fuerte en el ejército invasor. -"¿Y a quién le importa?" -pensó. Él tenía sus propios objetivos y era hora de empezar a cumplirlos. Se colaría en la ciudad y saquearía cualquier fuente de información que encontrase allí, sin importar que fuese un trozo de papel tirado por ahí. El momento de que los secretos que el Gobierno Mundial ocultaba al mundo salieran a la luz llegaba por fin. Solo esperaba no toparse con uno de esos pomposos y molestos nobles. Había oído tantas cosas desagradables sobre ellos que difícilmente podría evitar rebanarlo como a un filete. Aunque igualmente sería una experiencia interesante.

Al girarse vio como de nuevo le asaltaba un grupo de hombres-pez, esta vez algo más grande que el anterior y bastante más cabreado. Pero esta vez no iba a perder el tiempo con ellos. Se limitó a evaporar parte de un edificio cercano para hacer que cayera sobre ellos sin que le importara lo más mínimo cuantos de ellos perecieran y cuantos sobrevivieran a su ataque. Break usó de nuevo su poder para ascender mediante una escalera de aire y comenzó a  caminar sobre el suelo, a bastante distancia para así evitar que pudiesen alcanzarle tanto personas como proyectiles. Se dirigía hacia Mariejoa, al igual que la multitud de soldados que se veían incapaces de continuar con la defensa de Puerto Paraíso. No tenía mucha fe en la Marina pero que hubiesen cedido un enclave tan importante les desacreditaba aún más a sus ojos.

Sin embargo algo llamó su atención. Por encima del humo y del ruido de la batalla, por encima del hedor a muerte que se acumulaba en las calles del muelle y por encima de la misión que cada rato se veía interrumpida por una lucha que le parecía interesante algo atrajo su exigente atención. Se trataba de una ballena inmensa, sin duda una de las escasas ballenas-isla de las que había leído. Por lo general eran unos seres majestuosos pero aquel era la excepción a la regla, parecía más un monstruo de pesadilla que un animal. El cazador, tras esquivar por los pelos un par de molestas flechas que algún gracioso había disparado, se acercó andando por el aire, solidificándolo para crear plataformas invisibles y ya de paso presumir un poco ante aquella turba, o al menos ante los que mirasen hacia arriba. Esa criatura podía destruir por su propia cuenta todo el muelle y aunque fuese un tanto apático en cuanto a las vidas de los marines allí presentes, confiaba en poder evitar tal derramamiento de sangre.  Sin duda la vida de aquel ser sería un buen trofeo.

MadHatter se colocó a una distancia prudencial de la ballena, la cual ya estaba siendo atacada por un tipo medio animal bastante iracundo. No sabía si ese hombre podría acabar o no con su gigantesco enemigo, pero si continuaba dando golpes difícilmente creía que pudiera vencer a algo de ese tamaño. Los métodos de Break eran sin duda más eficaces. Extendió el brazo derecho y se concentró. Le preocupaba un poco el hecho de usar un poder tan difícil de controlar como el que iba a emplear, pero un día es un día. De todas formas solo sería un segundo, luego volvería al trabajo de una vez. Frente a su puño cerrado, el aire adoptaba un brillo intenso y totalmente blanco, una luz cegadora y ardiente que incineraba al contacto e incluso antes. Era plasma, uno de los ataques más mortíferos de Break si no el que más. Ese aire se iría transformando en plasma a una distancia cada vez mayor del cazador, avanzando rápidamente hasta salir disparado contra la cabeza de la enorme ballena como si fuese un rayo de luz. Después, simplemente caminaría por el aire hasta lo alto de la Red Line.

-Henka Sekai: Zero [AB]

Acciones:

Volábamos todo el gremio hacía la la ciudad de Mariejoa, tras haber abandonado el barco tras la continua salida de gyojins del agua y que se dirigían hacia nosotros. Ahora estábamos a salvo y rezaba porque nuestro barco también lo estuviera, ya que sería una lastima que un barco tan guay como el nuestro fuese destruido.

Como iba diciendo, ahora mismo nosotros estábamos a salvo, sin embargo, estábamos sobrevolando a millones de gyojins, a unos pequeños seres verdes que no podia distinguir, desde las alturas, y a un enorme bicharraco mecánico que di gracias de que no se diera cuenta de nuestra presencia. Aunque nuestra huida no iba a ser tan tranquila, de repente una lluvia de flechas comenzó a caer sobre nosotros por suerte, nuestro compañero ed creó una especie de escudo que nos protegió a todos. De esa situación saque dos conclusiones o que esas flechas iban para nosotros, lo que supondría que alguien quería matarnos, o que nos encontrábamos entre las flechas y su verdadero objetivo, fuese lo que fuese, y antes de estar completamente seguros de que no se trataba de la primera opción sería conveniente que fuéramos con cuidado por la ciudad.

Resumen:

*Meneror se encontraba herido y no estaba dispuesto a perder más por tan poco, arrancó un trozo de tela de un gyogin muerto y intentó vendarse la espalda para evitar que aquellas heridas le entorpecieran en su cometido. Una vez hecho se cauterizó la oreja al rojo vivo con su propia mano dejando salir de su boca un leve quejido*

-Jodida escoria...no pienso perder más el tiempo aqui. *Meneror ya había perdido lo suficiente  y no había obtenido nada todavía y encima, Shun se escapaba de su alcance y el pirata observaba como todos los marines salían en desbandada ."No voy a ser el idiota que se quede aquí". Se incorporó del suelo y encendió un puro mientras pensaba*

-"Si toda esta chusma está peleando aqui...la tesorería y el arsenal estarán con pocas reservas de guardias...je...negocio".


*En ese momento el pirata sale disparado en una espiral de humo hacia el cielo alejándose del territorio de combate hacia los ascensores, cortando a todo ser que viera por su camino hasta ascender a gran velocidad por la pared para llegar a la cima. Una vez en lo alto Meneror se encontraría en la Zona comercial ¿que estaría pasando ahi?

Apenas tardé un poco en hacer la revisión completa del ascensor, y menos mal que me dio por comprobarlo, si no, no sé lo que nos hubiese podido pasar, pero no creo que hubiésemos acabado muy bien. El ascensor resultó estar manipulado de tal forma que no se podía usar, y yo no sabía arreglarlo y si mi memoria no fallaba no teníamos ningún ingeniero a parte de mí en la banda, y menos donde estábamos ahora.

De repente, llegó  Nemo volando desde donde estaba el barco, eso era extraño, y no el hecho de que hubiese llegado volando, sino el que no viniese con Midorima e Hinori que se habían vuelto al barco para buscarlo y traerlo al ascensor, algo les tenía que haber entretenido.

-Hola, tenemos un problema, el ascensor está manipulado para que nadie pueda utilizarlo, intentaría arreglarlo, pero solo sería una pérdida de tiempo porque no sé- les dije a mis nakamas- pero que no cunda el pánico, se ha ocurrido una idea, y Worgulv a lo mejor no te gusta. Os subiré volando hasta arriba, asique agarraros bien, Nemo ¿tú puedes subir como has venido?- les dije extendiendo mis brazos, uno a Worgulv y otro a Uracha.

Esperé a que se agarrasen bien a mis brazos, y así poder comenzar con el ascenso hasta la ciudad, por suerte al estar transformado mi fuerza aumentaba y podría subirlos a los dos, incluso a Nemo en caso de que lo necesitase.

De pronto escuche por el auricular la voz de Midorima que nos hablaba a todos, “Todos… Hinori y yo ya terminamos nuestras peleas. Nos dirigimos ahora rumbo a los ascensores. Llegaremos pronto”, a lo que le contesté para avisarle de lo que sucedía.

-De acuerdo, pero tened cuidado, tienen trampas alrededor del ascensor, y además el ascensor está manipulado para que no se utilice, voy a subir volando a Worgulv y a Uracha, esperadme al lado del ascensor para subiros en cuanto baje de nuevo- le dije por el auricular dirigiéndome a Midorima y a Hiori.

resumen:

Fear, Shiroi y yo nos encontrábamos en el túnel defendiendo a los civiles para que pudieran coger las lanzaderas que los llevarían a la ciudad, teníamos que mantener a raya a los gyojins para que todo saliera bien. El último grupo de civiles subieron a una lanzadera, solo quedaba una pero los demás agentes y el almirante aún seguían en el paso marítimo que seguro estaría abarrotado de los hombres pez, en ese momento teníamos dos opciones: esperar a los demás o irnos de ahí... Quería salir de ahí, no quería quedarme ni un segundo más, me estaba agobiando en ese túnel pero no quería dejar a mis compañeros atrás sin embargo, de fondo se podían oír un montón de gyojins viniendo hacia nosotros y mi pierna derecha estaba un poco cansada de tanto usar el rankyaku sobre los malditos gioyins. De pronto, el agente Fear nos dice que se queda para “esperar a los demás” y que nos apartamos si no queríamos salir heridos y eso parecía que a Shiroi no le gustó nada, ya que apoyó su arma en el pie de Fear con fuerza -Uff… eso tiene que doler-. Pensé poniendo una mueca de dolor imaginándome si me lo hicieran a mí.

El joven Fear redujo el tamaño del túnel dejando un estrecho pasillo, cosa que me molestó bastante sabiendo que nuestros compañeros seguían ahí fuera pero justamente, el almirante entró al túnel seguido de un sinfín de hombres pez detrás suya. Saqué mis dos espadas con la intención de atacarles pero la pierna derecha me dio un pinchazo un poco molesto, era leve el dolor así que lo pude aguantar y ataqué a tantos gioyins como pude.

Resumen:

Tras haberle dado las gracias al Zafiro Negro (aun no me creía que me hubiese salvado el Shichibukai), me fijé en la barca y vi que Liam estaba allí, gravemente herido e inconsciente, y también Kirk, que, fijándome bien, observé que no respiraba y parecía estar en una pose humanamente anormal.

Liam... ¿estás bien?... Kirk... no... tus brazos... ¿No deberían mirar hacia el otro lado?... ¡¡MIERDA!! ¡No he podido proteger a mis nakamas!

Estuve a  punto de entrar en un estado de histeria y depresión insano, pero algo me hizo volver a la realidad, y no, no era el dolor de mis heridas, era nuestro salvador, Dexter Black. El Shichibukai se giró y se transformó, de modo que tenía las alas de su forma completa, pero con su cuerpo humano, también le salieron unos cables de las manos que envolvieron el bote, deduje lo que intentaba hacer, aunque un pelín tarde, de modo que sólo pude agarrar el brazo de Liam, no llegué a coger a Kirk... ¡Nooo Kirk! ¡No he podido ni siquiera conservar tu cuerpo! La depresión casi me pudo otra vez, pero el peso de Liam me recordó que aun no se había acabado, así que me agarré bien a la barca y sujeté con firmeza mi camarada, que susurraba en sueños algo como: "¿Gyojins y sirenas médicos?" o "¡Lamed el suelo marines asquerosos!". Me pregunté qué clase de cosas debía estar soñando, pero el hecho de que susurrara en sueños me decía que seguía con vida.

Al cabo de unos minutos de vuelo rápido, la barca hizo un movimiento brusco y Liam casi se me cae, tuve que hacer acopio de fuerza y ignorar el dolor de mis costillas para mantenerlo dentro. Giré la vista hacia donde nos dirigíamos y vi que estábamos llegando a la Red Line, justo delante de los ascensores, entonces, el Zafiro Negro empezó a ascender a toda velocidad, tanta que sentí como la inercia me pegaba al fondo de la barca, mientras la temperatura descendía de una forma muy brusca. Cuando volví a mirar la gran pared, no vi más que un borrón marrón, en el cual no se distinguía nada, así que decidí cerrar los ojos para no marearme y concentrarme en sujetar bien a mi nakama.

Al llegar a la cima, Dexter volteó el bote, de modo que Liam y yo caímos al suelo de la Tierra Santa, tras eso, volvió a poner la barca derecha y, usando alguna especie de poder de viento, hizo que flotara en el aire, mientras él se ponía en una pose imponente y noble, y se dirigía al centro de Mariejoa. Tras esa visión que me dejó perplejo, miré a Liam y lo intenté despertar.

¡Liam! ¡Liam! ¡Liam despierta!

Qué dragón más chulo... de mayor quiero ser como él...

Seguía balbuceando en sueños, lo cual era buena señal, pero no la que necesitaba en ese momento, nos teníamos que esconder, pues si alguien nos encontraba allí, a dos piratas heridos con bajas recompensas, nos intentarían capturar como dinero fácil, y no me podía permitir ser capturado. Analicé la situación y me di cuenta de que estábamos rodeados de casas, aunque no parecían de tenryuubitos, pues no eran nada especial, así que decidí cargar con Liam en brazos y llevarlo a la casa más cercana, en la que intentaría buscar algún analgésico para aliviar su dolor, algunas vendas para sus heridas y madera para fabricar alguna prótesis que cubriera sus piernas rotas.

Resumen:

Lento, lento, lento. Demasiado lento. Allí no estaban en peligro aparentemente pero tampoco tenía gracia estar a tanta altura, sin nada que hacer y con un hombre desesperado por llegar arriba. Yumiko exhibía sus dotes como arquera disparando un montón de flechas hacia el puerto. Una habilidad interesante. Ally supuso que lo hacía para disuadir a los que estaban debajo de seguirlos en otro ascensor aunque seguramente sólo lograría enfadarlos más.

De repente... ¿Dexter? ¿Qué hacía Dexter ahí arriba volando? Se quedó boquiabierta por un momento y después recobró la compostura. Se ve que nunca dejaría de sorprenderla. Metió la mano en el bolsillo para recuperar su pinganillo. Se había olvidado de él antes. Lo mantuvo en su mano durante un momento sopesando si ponérselo o no. Lo pensó bien y se lo llevó hasta la oreja. Podía ser útil.

Lo único que no había sido tan oportuno era que Dexter había llamado Timothy a Date otra vez. Supuso que éste último se estaba cabreando cada vez más y la respuesta que le dio a Yumiko se lo confirmó. Su amenaza... bueno, era un aviso de lo que podían esperarse. En verdad el semigigante no parecía muy estable emocionalmente. Alice, posicionada entre Date y Yumiko empezaba a temer una confrontación. Era el momento de ver qué tal se le daba ser mediadora. Miró de reojo a Yumiko intentando que no se sintiera ofendida y trató de poner la mano en el brazo de Date para calmarlo, sin saber si aquello lo arreglaría o lo empeoraría todavía más. De todos modos, por la petición que le había dirigido a la arquera al final de su intervención no parecía realmente decidido a saltarle a la yugular.

-¿Qué como estoy inmersa en esta batalla? Buena pregunta. Últimamente parece que todo lo malo me pilla en medio -expresó con calma mirando al puerto, acompañando la frase de un suspiro. -A mí tampoco me interesa demasiado esta lucha ni estoy en ningún bando concreto. -Lo dejó estar. No era precisamente una persona muy habladora, ni había nada de interés que decir sobre el tema.

Empezó a sentir un frío horrible a pesar de la ropa que llegaba, que debería abrigar suficiente. Al parecer no era la única a la que el viento frío y la humedad empezaban a llegarle a las entrañas. Yumiko, que ahora se había sentado a su lado, abrazaba su osito de peluche como si le fuera la vida en ello, un curioso objeto. Pero no parecía ser suficiente para ella. Alice la miraba de reojo y el gesto que hizo a continuación la sorprendió mucho. Abrió un poco lo brazos... ¿Le estaba pidiendo un abrazo? Dudaba que fuera por otra razón aparte del frío que los atacaba. ¿Tanto confiaba en ella como para pedirle eso? ¿Tanto confiaba Alice como para dárselo? Bueno, la arquera no parecía mala persona y no perdía nada si lo hacía. Además aunque tratara de sonreír se notaba que sufría por el frío. Y lo cierto es que ella misma también se estaba congelando.

-Está bien... -dijo en voz apenas audible. Luego subió un poco el volumen. -Aún nos queda para llegar arriba. ¿Cuál es tu razón para estar aquí? Si no es demasiado preguntar.

Se sentó a su lado con las piernas cruzadas y pasó un brazo por su espalda, atrayéndola hacia sí con suavidad, despacio. No estaba mal. A saber cuanto tiempo llevaba sin abrazar a nadie... Y mientras la abrazaba siguió mirando la destrucción que se estaba llevando a cabo en el puerto.

Dexter, ¡atento!:

RESUMEN:

Un equipo cuanto menos curioso, ciertamente. Eso era lo que tenía delante el Marine, que observaba al tipo de la piña en la cabeza hablar como salido de una obra de teatro, y no buena precisamente. Un encapuchado extraño, una mujer con mórbido pecho, un cocodrilo, el tipo de la piña en la cabeza y un albino extremadamente sensual... A decir verdad parecía no pegar con aquella gente, como si lo hubieran metido ahí a la fuerza, una pieza que no encaja. Qué sensación más rara...

-Mi nombre es Al- dijo al que se presentó como mercenario-, y soy capitán de la marina. No creáis que vais a encontrar fortuna aquí, la gente no da ni las gracias, y esos hombres pez son tan molestos que dan ganas de esconderse a dormir en alguna casa.

Ignoró las palabras de la mujer, que quedaron ensordecidas por la caída del muro, con un ligero error de cálculo por su parte. No había caído hacia delante, sino que se había derrumbado sobre si mismo, permitiendo a los Gyojins adentrarse en la ciudad, y tal vez una ventaja. Lanzado por uno de aquellos gigantescos bichos una piedrecita de hielo podía ser más poderosa que una bala. Pero el cabezapiña era una caja de sorpresas, y se transformó en dragón casi en el acto. Esos bichos eran geniales, aunque tenían un grave defecto... Él no los controlaba. 

Sin embargo la horda de peces que había atraído el cocodrilo guitarrista se antojaba mucho menos agradable que un paseo en lomo de lagarto, y además vivo podría disfrutar de la vida un poco más que muerto. Cuando hubo subido, el dragón se puso a volar tras vomitar una cosa extraña similar a un limo ácido, y le preguntó hacia dónde quería que volara. "Vaya, tengo derecho a elegir".

-Sube a lo alto de la Tierra Sagrada, allí podremos contener a los peces mejor- la verdad es que era una buena idea, pero alguien podía enfadarse si los cogían allí-. Pero si alguien pregunta, ¡La idea fue vuestra!

Seguramente no hiciera ni puñetero caso, pero por intentarlo no iba a quedar. Tan sólo se agarró al dragón mientras de sus pies se generaban carámbanos que lloverían sobre el área de combate. Al impactar desde mucha altura, serían un arma fabulosa. Tal vez matara algún pez, y todo sin mover un pie. Qué bien estaba saliendo todo, a decir verdad.