Asedio a Mariejoa [Capítulo (Parte I)]

El capitán Asder se había marchado hacía rato, y yo estaba aburrida, el inmenso barco siempre tenía ruido cuando él estaba cerca, pero ahora no no emitía ningún ruido, como si solo fuera un objeto inerte. Así que decidimos dejarlo en medio del mar y partir en su búsqueda. Seguramente los demás quisieran ir en bote, pero yo no lo necesitaba por lo que salí corriendo hacia el borde de la inmensa nave y me arrogé al vacio, extendiendo los brazos sobre mi cabeza para romper la superficie del agua. Estaba alto, por lo que tardaría unos segundo en romperla, entonces me fijé en que llevaba puesta la armadura que me había regalado el capitán. Consistía en varias piezas de metal unidas entre si por un velo de hermosa tela transparente de tonos azulados y luego cubría mi cuerpo con una tela mas gruesa, pero igual de delicada. Sonreí y activé la habilidad de la armadura, la cual había asimilado una fruta del diablo. De repente empecé a elevarme en el aire, le velo había adquirido la forma de dos enormes alas de mariposa y cubiertas de un fino polvo multicolor. Me encantaba usar ese regalo, de hecho tanto que el capitán ya me había advertido cuando me vio la cara al recibirlo. "Recuerda, Aileen, no los uses mientras andas cerca del agua, pues al igual que yo, se vuelve inútil en ella."

Pero eso ahora no importaba, me elevé en el aire, junto a mi querida Yosei, esa nueva perspectiva del mundo era fantástica a la vez que un poco terrorífica cuando no podía controlarla adecuadamente. llevaba unos minutos avanzando por el aire, cerca del agua para no alejarme mucho de mis compañeros y también por si me caía, que no sabía si podría pasar. A lo lejos un enorme barco a pareció y al acercarme descubrí que era de la marina. Mi primer instinto fue dar la vuelta y salir corriendo, pero luego recordé que mi capitán era ahora un Shichibukai, un título muy importante y que estábamos protegidos del gobierno, el cual siempre nos había perseguido sin saber por qué.
Nos gritaron desde lejos si éramos la tripulación de Asderdeker a la vez que hacía un gesto que interpreté como que me acercase o quizá que los siguiese. Bueno, el caso era que nos conocían, había un usado el nombre del capitán y ahora teníamos prohibido atacar a los marines, por lo que sin miedo me acerqué y me posé sobre l enorme nave, miré a los hombres y sonreí.

-Gracias Gekko -musité refiriéndome a la armadura la cual acaricié con cariño mientras las alas volvían a ser el elegante velo azulado.

-Vosotros debéis saber dónde se encuentra el capitán, podréis llevarnos con él, ¿no? -dije con el mismo tono alegre que me caracterizaba -yo quería ir con él, pero no me dejaron.

Me moví hasta colocarme al lado del hombre, a la espera de que mis compañeros llegasen y le pasé un dedo por el pecho para finalmente subir a su barbilla. Sabía que mi presencia ponía nerviosos a muchos humanos y más teniendo en cuenta que siempre iba desnuda o mostrando mi cuerpo sin importan que pensasen los demás. Luego sonreí y aparté ligeramente el dedo en el que se posó Yosei algo nerviosa. Me aparté del hombre y esperé mirando hacia el océano.

-No te preocupes pequeña, dentro de poco veremos al capitán Asder y esta vez le ayudaremos -dije mientra acariciaba con delicadeza y cariño a mi pequeña colibrí.

Resumen:

Todavía no creía lo que veían mis ojos, hace unos minutos estaba tranquilamente tomándome un descanso en un bar de la isla gyojin cuando de repente observe por la ventana del local a un montón de gyojins corriendo, más bien nadando, hacia la superficie. Por las calles, grupos de gyojins armados, de pronto un ser de mi raza se levanto y se puso sobre la mesa.
-¡¿Vamos a permitir que nos sigan tratando así?!- Dijo alzando la voz
-¡NO!- respondieron los gyojins del bar al unísono.
Yo, callado, estaba perplejo por la situación, pasaron a mi lado todos los gyojins del bar en dirección a la salida.
-¿Qué esta pasando aquí?- le pregunte a uno de ello
-¿Cómo s posible que siendo un gyojin no te hallas enterado de la situación? Los piratas Trilobite están atacando Mariejoa y todos los gyojins estamos yendo en su ayuda. ¡Van a cambiar las cosas de una vez por todas, ya no seremos inferiores!- dijo mientras se marchaban.
``Rebelión Gyojin, piratas. Y ahora que hago yo, ¿me uno a la rebelión o ayudo al gobierno?´´.

Estaba inmerso en mis pensamientos, cuando dos de los gyojins que se marchaban, me cogieron de los hombros y me llevaron con ellos. Ambos jóvenes, uno parecía una sepia y el otro un tiburón martillo.
-Venga hombre, no te puedes quedar aquí parado como un pasmarote mientras todos tus valientes camaradas vamos a la lucha.- Me dijo la sepia humanoide refiriéndose a los gyojins.
-Ya, pero…-
-Marcus tiene razón. Porque seamos meros ciudadanos y no piratas, no significa que no estemos artos de la indiferencia que nos muestran.- Me interrumpió el tiburón martillo.
-Si tienes razón, pero…- intente hablar.
-Ni peros ni leches, vayamos a la superficie y demostremos de que somos capaces.- Me interrumpió de nuevo el tiburón martillo.

Cuando me quise dar cuenta me encontraba nadando hacia la superficie rodeado de innumerables gyojins. En verdad, aquel momento era un espectáculo que jamás olvidaría.
Finalmente llegamos a la superficie. Nadamos hacia el puerto de Mariejoa. El sol estaba radiante en lo alto del cielo. Eche un vistazo a mi alrededor y aparte de un gran numero de gyojin pude observar varios barcos de distintos bandos. –Aquí se va a armar una buena.- dije en voz baja. -¿Y ahora que?-

Resumen:

Observaba a las personas que se hallaban allí presentes pero sin prestar una gran atención a los detalles. Esperaba que no la pudieran ver pero... digamos que no estaba segura. Se notaba una extraña tensión en el ambiente; como si esperaran que algo ocurriese, como si se estuvieran preparando para algo grande. Rumores corrían aquí y allá sobre un posible ataque y, cómo no, tenía que pillarla a ella en medio. Tenía esa extraña habilidad de estar siempre de paso en el lugar y momento menos indicados. En fin.
¿Estaría más segura fuera de los límites de la ciudad o dentro de ellos? No creía que importara mucho y le iba a ser difícil si quería huir. "Aish."
Tampoco es que hubiera demasiada gente en el Puerto del Paraíso. No sabía muy bien cómo iba a entrar a la ciudad, las personas normales solía tomarla por alguien peligroso por la cicatriz de la cara y las katanas que portaba. Suspiró. Se estaba haciendo invisible a ratos para que no le preguntaran nada y supuso que aquella podía ser una buena manera de entrar.

Se fijó como con desgana en que unos marines transportaban a un hombre en una jaula. ¿Por qué? Al principio parecía deprimido pero estalló con furia inusitada y se puso a gritar, haciendo que Alice se estremeciera y diera un paso atrás por un momento. Entendió que sus gritos no eran por dolor o cabreo sino desesperación. Preguntaba por alguien... Sentía ese extraño impulso que la recorría a veces, instándola a echar una mano. Podía intentarlo y además aquel podía ser su pasaje al interior de la ciudad. ¿Sería la jaula de kairoseki? Entendía que por allí era bastante común retener a prisioneros con akuma con ese material. Si así fuera, ella no podría serle de gran ayuda.

Se hizo invisible de nuevo y se acercó. Se estaba jugando demasiado el pellejo porque si era de kairo, se haría visible de repente a los ojos de todos. No, no lo era, parecía más bien acero. Pasó una uña por él haciendo un ruido desagradable, al tiempo que caminaba a su lado. Debía darse prisa. Su plan era aprovechar uno de los puntos en los que los guardias no veían para colocar sus katanas encima (que ahora se hallaban apartadas para no llamar la atención) y seguirlos. No era una maravilla de plan, quienes llevaban la jaula eran demasiado altos y ésta se hallaba rodeada de gente.

De pronto oyó a una persona gritar una orden hacia los que portaban al prisionero. Su voz le era familiar, pero había pasado mucho tiempo y había recorrido demasiados kilómetros... Hmmmmm, ¿Orange? Cómo era su nombre... ¡Oh! ¡Dexter! Y pensar que lo había visto a él como él y como ella. En ese momento no podía evitar preguntarse si se acordaría de ella. Ya parecía haber resuelto uno de los problemas, liberar al hombre de su pequeña cárcel o al menos lo estaba intentando. Si la veía, ¿la ayudaría a entrar en la ciudad? Por como trataba a aquellos hombres y por otras cosas que había oído, parecía haber adquirido cierto poder.

Fue a por sus katanas y las cogió. Tras asírselas al cinturón, volvió hacia donde se encontraban esos hombres. Sí, con las espadas volando. ¿Se asustarían al menos un poquito? Se posicionó al lado de Dexter mirando hacia el prisionero y se hizo visible.

-Hola Dexter. ¿Te acuerdas de mí? -dijo de forma un tanto tensa, colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja en un gesto nervioso, sin dejar de mirar a la jaula o mejor dicho, a los que se encontraban alrededor de ella.

ACCIONES:

Nos dirigíamos a la guerra, algo que no me entusiasmaba mucho por lo que sucedió en Loguetown. Perdimos a demasiados amigos y compañeros de especie como para volver a pasar por algo así. Pero total, si no plantábamos cara, vendrían a buscarnos, los humanos, aunque pocos ya, eran así. Empezamos a nadar hacia la superficie, junto a muchos otros gyojins que también lo hacían, sobre nuestras cabezas se veían las sombras de grandes barcos que se disponían a dejar las inmediaciones de la isla, quizá sabían lo que se avecinaba y es por ello que querían escapar. Finalmente asomé la cabeza a la superficie, el día estaba claro, era un día bonito y en cierto modo me daba pena que se manchara con sangre. Subí al barco, tras nuestro capitán y nos encontramos en una nave extraña, enorme y con gente rara la cual preguntaba que qué hacíamos allí.

Pasaba de los diálogos, esta guerra no podía importarme menos, pero al parecer si era del gusto de otros. Me quedé tras el capitán el seguro que tendría algún plan, ¿no? Saqué el tridente de la funda que llevaba a la espalda y lo cogí con mi mano izquierda, le di una vuelta y coloqué la parte posterior en el suelo. No tenía ganas de luchar, pero en caso de necesidad y de que la vida de alguno de mis compañeros corriese peligro, lo haría sin dudar.

Una leve sonrisa asomó en mis labios, me estaba preguntando qué pretendería conseguir la gente con la guerra. Solo habría sangre y dolor, algunos morirían, los supervivientes ascenderían en sus puestos del gobierno, los vándalos aumentarían su recompensa y los que fueran más sentimentales quedarían traumatizados de por vida, una cosa estúpida esto que la gente llamaba guerra.

Miré por entre los hombres y me quedé observando los extraños hombres que se alzaban ante nosotros, parecían poseer un aire de superioridad mayor que los que los humanos acostumbraban a mostrar, debían ser los habitantes de Mariejois, los famosos Tenryuubito. Esas personas me daban asco por creerse superior a los demás, pro nunca había visto sus caras de terror, se trataría por la guerra o quizá por nosotros. Me quedé hipnotizado mirándolos, hasta que escuché el chiste de Bisutomaru, lo miré con unos ojos indiferentes, pero que mostraban mi disgusto por su extraño humor, dónde me había metido...

Resumen:

*Al Mafioso le había tocado un grupo muy variopinto puesto que ahora formaba equipo con Asderderker, Derian Markov y Dragon. El mafioso no pudo evitar echar un suspiro de cansancio puesto que sus órdenes habían sido de evitar a cualquier costa el avance pirata ,si es que lo había, por el puerto Norte. A Meneror no le hacía ninguna gracia tener que hacer de niñera de los nobles mundiales y menos recibir órdenes de la marina, cosa por la cual...el mafioso solo acepta por su conveniencia. Cogió de su abrigo un puro, de grandisima calidad puesto que solo lo sacaba en momentos especiales como este,lo encendió y dijo  murmurando*

-Vamos pues, que se levante el telón.

*Cuando bajaron para defender el puerto Meneror observó las dos acciones tanto de Dragon como de Asderderker a las cual solo pudo arquear la ceja dando a entender que acababan de hacer  era algo loable, pero inútil...si querían subir buscarían mil maneras puesto que no nos enfrentaríamos a meros idiotas. Meneror habló tanto para Dragon como para su compañero Asderdeker*

-Primer objetivo logrado caballeros, mas paréceme que difícil será encarcelar a un pájaro por muchas jaulas que se rompan...acabemos rápido con esto *Dijo el mafioso con el puro en la mano caminando hacia el centro del lugar. Una vez hecho esto, el pirata  escuchó  lo que Derian dijo al grupo y por otro lado le lamó para hablar con él. Caminó con él escuchando aquella oferta tan generosa la cual obviamente no podía rechazar*

-Acepto gustoso vuestra propuesta señor Markov, muy bondadosa por su parte. Pero, me gustaría aportar que ese título esté  a la altura..pues se le puede dar un título a alguien y no ser importante para una causa...creo que ya me entiende. *Exhala humo y camina unos pasos por delante de Markov para luego girarse  observando cara a cara a Derian y decir*

-También me interesa el 50% del botín que se obtenga me da igual lo que sea. No estoy aqui por amor a la justicia señor Markov, solo estoy para ver que tajada saco de esto como usted parece ser. *Coge el puro en su boca y ofrece su mano al Shichibukai. Tras esto Meneror observó la poca actividad que había en el horizonte...silencioso....muy extraño. Los ojos de Meneror parecían más tranquilo en cuanto miraba al horizonte. Su garfio oculto deseaba entrar en acción mientras que su cara solo observaba impasible el frente*

-Están aqui....*dijo el pirata sin quitar vista al frente*

Habíamos llegado al puerto, Madara empezó a repartir tarea demasiado simples, cubrirse la cara al único criminal de la banda, decirle al hombre cocodrilo que preparase la tabla para desembarcar, a Ayane que cogiese ropa y finalmente a mi que vigilara. Era un atarea fácil, demasiado fácil quizá. Activé mi mantra para detectar cualquier posible enemigo a la vez que desenvainaba a Houkou, mi preciado y querido Houkou.

-Tranquilo, yo me encargo -dije respondiendo a su orden a la vez que me movía hasta la punta del barco.

El ambiente parecía estar calmado, demasiado calmado para mi gusto. Hacía semanas que no me comunicaba con la división de información del gobierno, es probable que no supiesen que Madara y su gente también participarían. No tenía claro el objetivo de ese hombre pero por ahora no había dicho nada que a ojos del gobierno fuese ilegal.
Seguí observando un poco más y me giré hacia Madara, algo no me gustaba y lo peor es que tenía la extraña sensación en la nuca de que algo malo iba a pasar.

-No veo nada, y no me gusta -dije en voz alta -quizá deberíamos movernos de aquí lo antes posible y buscar un lugar donde tengamos mejor visión, ¿qué piensas?

No pretendía nada extraño, simplemente hablaba por la experiencia que tenia en combate. Personalmente me gustaba tenerlo todo bajo control y conocer cualquier detalle por ínfimo que fuese de a lo que me enfrentaba. Pero en esta ocasión no era así. Me acerqué de nuevo al resto de la banda, y pasé de largo acercándome esta vez a la parte trasera de la embarcación. La misma sensación me invadió de nuevo, sabía que algo peligroso y grande iba a ocurrir y esperaba que Madara tomara conciencia de ello, volví de nuevo a situarme cerca de los demás integrantes de la banda y hablé.

-E ambiente está despejado, por todos lados. Sin embargo tengo la sensación de que algo grande va a pasar -comenté diciendo prácticamente lo mismo que antes -Madar, tu eres el que nos reclutó, así que tu decides. Pero creo que lo más sensato sería alejarse cuanto antes del puerto y adentrarse en la ciudad. Tenemos una ventaja, a ti, así que podemos volar e ir directamente a un punto alto donde podamos tener controlada la situación.

Había dicho lo que pensaba, me costaba tener que seguir sus órdenes, pero al fin y al cabo no quería despertar sospechas. Ahora era un integrante de Kyofu, y en cierto modo había llegaoo a encariñarme con sus integrantes, los defendería de lo que hiciese falta, al fin y al cabo no habían realizado nada malo, al menos no todos. En cuanto desembarcásemos empezaría la acción, así que desenvainé la otra espada y me preparé para lo que pudiese ocurrir.

Resumen:

Al menos me había dado tiempo a terminar de comer, por su parte los últimos Tenryuubitto que quedaban en la isla no hacían mas que dar ordenes a sus esclavos para salvaguardar sus enormes fortunas y sobre todo sus vidas, que hubiesen esperado tanto para irse era un problema para mi pues no podía jugar con nuestros invitados como a mi me gustaría, quizás fue ese el motivo por el cual me designaron al equipo Tempestad, ahora que lo pienso, yo diría que el nombre del equipo lo pusieron por mi aunque no iba a quejarme ya que para mi era un alago importante.

Antes incluso de comer ya me había equipado adecuadamente para la batalla que se avecinaba, por lo poco que sabíamos el Gobierno o mejor dicho el equipo Tormenta, los piratas Trilobite tenían pensado arrasar Mariejoa hasta dejarla en cenizas, por otro lado, nuestros espías habían conseguido información sobre la Revolución y aseguraron que acudirían a la llamada de los Trilobite, ante tanto poder destructivo nuestras fuerzas debían estar en su máximo exponente, para ello la elección de mis armas fue la siguiente: primero me coloqué los anillos Yuukyuu antes incluso de que comenzase el revuelo que se avecinaba, a continuación abrí el brazo-cofre y metí dentro de este una baraja de cartas Temp que gracias a lo pequeñas que eran cabían todas a la perfección y un Dial de Rechazo, aquellos objetos encajaron en su lugar a la primera e incluso dejaron suficiente espacio para un objeto más, luego de cerrar el brazo cofre, agarré mi katana y me la coloqué a la altura de la cadera para, finalmente, introducir en mis bolsillos las vitaminas y componentes varios que había adquirido algún tiempo atrás, ya bien equipado fui a comer con el resto de mis compañeros que también estaban en la ciudad.

Comiendo el ambiente estaba bastante tenso pues todos sabíamos que este día era crucial para la historia, que perfectamente podíamos coronarnos o acabar en el fondo del mar descansando junto a la isla Gyojin, aquella incertidumbre me hizo tomar una decisión algo tonta y es que cuando estábamos con los postres decidí rellenar el hueco vacío del brazo-cofre con diez cerezas, realmente no era una decisión tonta pues como médico sabía que tomar las vitaminas y demás componentes junto con algo de comida podía acelerar la asimilación de los nutrientes, terminada la comida y pasadas las 14:30, el CP se dividió en dos bandos claros, el equipo Calima y nosotros, el equipo Tempestad, antes de que cada uno fuese por su lado, decidí darles uno de los varios DDM que llevaba siempre encima, en el traje, por si alguno de los dos equipos estuviésemos en apuros poder apoyarnos, no era mi estilo enfrentar esta situación con tanta delicadeza, pero el Cypher Pol no está en condiciones de perder miembros a lo tonto.

Ya con cada equipo por su lado, nos dirigimos a nuestro lugar de reunión en la zona comercial de Mariejoa, allí la situación era bastante aburrida, no había gran movimiento por parte de nadie pues casi toda la isla había sido evacuada hacía algún tiempo y solo quedaban por irse algunos Tenryubitto rezagados, ante la duda, lo mejor era revisar la zona comercial así que lo que hice fue utilizar el Geppou para elevarme lo suficiente como para ver la situación en toda la zona comercial, igual mi vista no alcanzaba ver tanto como me hubiese gustado pero por ahora lo mejor era analizar la situación con detenimiento y saber donde podrían haber posibles enemigos también era algo vital primero eché un vistazo en la zona comercial y poco a poco trataba de fijarme en otras zonas de la isla, nada mas elevarme y sin que yo hiciese nada, comenzó a llover.

- Hoy va a ser un día glorioso.

Resumen :

Había sido hasta el momento un día extraño, y aún más aburrido, lo único productivo que había hecho en todo el día había sido leer una de mis novelas eróticas, tirado en la cofa del mástil mayor, pasaba hoja tras hoja y no pasaba nada interesante desde que el capitán se había marchado a una reunión debida a su nuevo puesto. Se había ido temprano y volando hacia el interior del lugar, y desde que se fue mantuve encendido el auricular por si acaso recibíamos alguna orden por él.

Y otra página más que pasaba, realmente estaba siendo un día aburrido y sin nada que hacer, nunca desde que estaba en la banda, había podido leer tanto tiempo seguido, quizás fuese mejor, el libro se estaba poniendo interesante y me estaba enterando de los hechos que en él acontecían, gracias a la ausencia de las distracciones. Sin embargo, no podía ir todo bien y justo cuando iba a empezar una parte bastante jugosa,  escuché algo en mi oído, ordenes del capitán, “id preparándoos, y traed mis juguetes”. Parecía que iba a ser una cosa seria e iba a ser muy pronto, ¿contra quién lucharíamos esta vez contra el gobierno, contra otros piratas, contra marines? si el capitán iba a necesitar sus armas es porque algo importante iba a suceder y no me lo podía perder, además, los chicos se alegrarían de poder hacer algo interesante, seguro.

Guardé el libro en una de las bolsas del cinturón y baje por un cabo hasta la cubierta del barco, y desde allí me fui a mi camarote, donde me prepararme como para ir a la guerra, con la armadura completa y todas las armas que poseía escondidas por la armadura, los tubos, la pistola y el bo. Salí de mi camarote y me dirigí al de Dexter para buscar lo que nos había mandado, sus “juguetes”, cuatro tubos de su creación, dos de cada color.

Una vez los recogí y los guardé entre mi armadura para que fuesen lo menos vistosos posibles, avisé al resto de la tripulación de que yo ya iba a marchar con el Dexter para llevarle sus armas tal y como nos  había pedido y como podía volar seguramente fuese el que menos iba a tardar en llegar al lugar pero antes de transformarme en mi forma híbrida espere por si venía alguien más, mientras tanto contacté con Dexter.

-¿Dónde estás capi? estoy saliendo del barco con tus juguetes como has pedido- le dije a Dexter por el auricular mientras bajaba del barco y caminaba un poco para alcanzar a Midorima que estaba ya un poco adelantado.

resumen:

Curiosidad, el hombre miraba uno de los tubos que le había entregado su capitán, algo tan simple y a la vez tan profano, un arma mágica según sus creencias, bueno, el hombre ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, en su espalda estaba sujeta su hacha gélida, testimonio de su tolerancia por las armas poco convencionales. El hombre semi-dragón que ahora era su capitán, les había llevado a un lugar inhóspito el cual jamas habría visualizado ni en sus mas profundos sueños de hidromiel, y se había marchado volando, dirigido a los altos edificios de apariencia lujosa, con tonos dorados y blancos, demasiado claro para el, es lo único que había visto desde su camarote y poco le gustaba, estaba tremendamente aburrido en los últimos días solo había recibido ciertos artefactos, los cuales no encajaban con sus creencias, pero que el hombre tendría que reconocer que eran ciertamente útiles. Un pequeño artefacto de los antes mencionados, se situaba sobre el barril que tenia en el camarote, esa cosa podía hacer que se comunicase con sus camaradas a una larga distancia, les podría oír como si estuviesen en su cabeza, solo loki crearía un dispositivo tan demencial, oír voces...

El hombre se metió el artefacto de demencia en la oreja, cuando escucho a alguien correr por el pasillo, era el hombre de armadura, deathstroke, que corría a su camarote, el hombre se asomo, y le vio correr por los pasillos con todo el armamento puesto, una sonrisa surco la barbuda cara de Worgulv, algo se avecinaba, ese hombre no se aceleraba por muchas cosas, lleno su arnés con hachas, y colgó sendos tubos a su espalda, sus dos hachas gemelas estaban ya en las anillas de su cintura, agarro fuertemente el hacha gélida en su mano derecha, y se coloco sobre los hombros la piel de lobo que había conseguido en una isla muerta, no tenia ni necesitaba mas, unas voces sonaron en su cabeza, el hombre de armadura partía ya en busca de su capitán, el hombre no perdió el tiempo, solio de su camarote corriendo y sin esperar , salto por la borda para alcanzar a su compañero, rezando para que el trayecto fuese para algo interesante.

Resumen:

Mariejoa, la tierra sagrada y ciudad de los nobles mundiales, o también llamados Tenryubito. Y ahí estaba yo, en medio del comienzo de un berenjenal al cual no quería participar pero era mi deber como miembro del Cipher Por. Fijé mi vista en el cielo, estaba teñido por las nubes grises y la lluvia -Que triste- pensé sintiendo la lluvia caer sobre mi cara. La ciudad estaba siendo evacuada por un ataque de los Trilobite, una banda de Gyojins que declararon la guerra a la Tierra Santa de Mariejoa. Algo que no me molestaba en lo absoluto, si fuera por mí dejaría que hicieran lo que les diera la gana pero tenía que seguir las órdenes que se nos había encomendado al equipo Calima, en el que estoy junto a Leoshiro y Shiroi. Teníamos que estar en el paso subterráneo por si se colaba algún barco de los Revolucionarios o cualquier buque extraño.

Iba de camino al punto de reunión junto a Leoshiro y Shiroi, habíamos terminado de comer junto al otro equipo del CP, el equipo Tempestad, en dónde esta mi querido León y rezaba para que no le pasara nada malo a él ni a ninguno de mis compañeros. Uno de los integrantes del equipo Tempestad nos dio un Den den mushi por si estábamos en apuros en cualquier momento y le pedía a Dios que eso no ocurra, no me gustaba pedir ayuda. Íbamos caminando en silencio al menos por mi parte hacia nuestra posición, no tenía ganas de hablar, tenía la mirada perdida y solo quería que pasara todo esto rápido. Entrando en el túnel me giré dándole un último vistazo al lugar y con voz suave, dije:

-Esto será una carnicería dentro de poco... -volví a girarme y me adentré en el túnel-

Llegamos a lo que era los muelles del paso subterráneo, lugar donde atracan los barcos mercaderes, había varias cajas y a saber que contenían. Me senté en una de ellas cruzando las piernas y a lo lejos vi como se acercaba un buque, seguramente de los Revolucionarios camuflado, en un día de guerra como este era raro que vinieran unos mercaderes, aquí olía a chamusquina... -Aquí hay tema pero vamos-. Pensé mientras aquel barco atracaba y de el bajaron varias personas vestidas como mercaderes, y me reí por lo bajo al ver que uno de ellos le dijo algo en el oído a otro cuando nos vio. No les quitaba los ojos de encima mientras activaba el haki de observación con una sonrisa torcida.

-Seguro que no se lo esperaban -dije a mis compañeros-. Jaja, esto será divertido y espero que sea rápido.

Resumen:

La morena se estaba colocando su sudadera, acababa de despertar y tan solo iba en ropa interior, de modo que también se puso el pantalón lo más rápido posible. Segundos después cogió su guantelete de acero y salió a cubierta de forma tranquila, se puso a mirar por la borda mientras levantaba los brazos soltando un enorme bostezo. El aburrimiento empezaba a invadirla, en su oreja derecha llevaba el pequeño auricular que había recibido de un miembro de su banda. De repente pudo ver a Midorima salir corriendo a toda prisa por las calles, a saber que estaba planeando. Se quedó allí sentada, sobre la borda observando el mar con calma y tranquilidad, si los rumores eran ciertos allí se iba a liar bastante bien liada.

Habría ido con el capitán pero no la habían dejado, algún consejo del gobierno le habría convocado por ser uno de los siete piratas del Ouka Shichibukai. El aburrimiento empezaba a invadir a la chica que no sabía qué hacer, en ese momento fue avisada por el tipo de la armadura y salió volando en su forma híbrida. Hinori no poseía fruta y por ello podía nadar y resultar bastante útil, de repente el vikingo también salió tras su anterior compañero. Eso no era nada justo, la iban a dejar allí sola, muy bonito, podían comérsela los Gyojines o podía ser atacada por otra cosa. Sin duda alguna eso estaba precioso, infló los mofletes como si de una niña pequeña se tratase y corrió hacia la borda.

- ¡Oye no os vayáis sin mí! ¡Esperadme!

Gritó mientras ponía el pie sobre el borde y saltaba a tierra firma, aterrizó de forma perfecta, después salió corriendo tras ellos a la máxima velocidad que el cuerpo le permitía. No sabía si eso estaba bien pero en cuanto se reuniera con el peli verde o el capitán Dexter se sentiría mucho mejor, pues eran su tripulación. No es que no se sintiera cómoda con el resto, los quería mucho también pero era muy tímida y se ponía nerviosa cuando estaba sola con los demás, eso era debido a que no había hablado mucho con ellos.

Resumen:

De modo que el equipo Tempestad, bonito nombre teniendo en cuenta que entre ellos había un infiltrado que quería desatar el caos. Recibió una carta días antes pero no había tenido la ocasión de abrirla, había llegado el momento de hacerlo. Pero antes uno de aquellos agentes del CP (Kasan) le había dado un Den den mushi, seguramente para estar comunicados. Esperó a que este se fuera para después guardarlo en su chaqueta, después lo tiraría pues no le convenía nada tener algo con lo que pudieran llamarle a mitad de una de sus movidas. A continuación miró a León y esperó a que estuviera pendiente a otra cosa, cogió la carta y empezó a leerla despacio mientras le daba la espalda a su amigo con el haki activado para notar si se acercaba.

Dicha nota hablaba sobre una persona muy querida para aquel criminal. Apretó su mano libre con fuerza a medida que iba leyendo aquella nota, sin duda alguna era él, la persona a la que había podido respetar como el mejor capitán del mundo. Aquel que le ofreció una familia acorde con sus intereses, una amistad que nunca antes había tenido y le había sacado miles de risas liándola con él. Se traba del mismísimo capitán Legan Legim. Había escuchado que ahora era un Yonkou y eso le alegraba, pero aquella carta demostraba que echaba de menos a sus nakamas. Sabía que el resto se habían unido a la banda del Zafiro, él por su parte había permanecido aislado del resto, el estar con ellos y no ver allí a esa persona le hacía sentir un sentimiento similar a la tristeza, que coño, era tristeza.

De modo que decidió irse a otro lado, encontró a una persona, Asderdeker, el cual era Shichibukai. Ese hombre era lo más parecido al capitán Legim que había visto, pero más salvaje y algo impulsivo a veces, pensó cuando casi se come una segunda akuma y sonrió de lado, puto capullo. A medida que leía sus ojos se iban abriendo como platos. “!León Zaid!” Pensó ahora mientras no daba crédito a lo que estaba leyendo, el hombre de las duchas el cual ahora era como un amigo en el CP, era el jodido hijo del tío del alcohol. Eso era algo que no podía creer, debía hablar cuanto antes con el moreno, pero sería después de la guerra. Ahora no pensaba separarse de él a menos que surgiera una ocasión que lo requiriese. Después de unos instantes llegó a una parte dónde le mencionaba a él en especial.

” Estimado Jin Surfer, sin duda es usted un hombre de principios dignos de mi admiración. Juntos nos hemos reído de multitud de cosas, hemos tenido diversas aventuras, y nos hemos contado secretos que nadie más conocen... espero que nuestra amistad perdure en el tiempo sin desfallecer ni un ápice, estoy seguro de que esté donde esté escucharé actos que llevarán su firma, y siempre estaré atento a estos, sonriendo con cada travesura que se te ocurre hacer estimado amigo. Tu camino es menos peligroso que el mío, pero el tuyo es bastante más delicado, un error y lo PAGARÁS muy caro, se cuidadoso por favor, las únicas noticias que quiero leer sobre ti es que has liado una gorda en algún lugar, nada más. Un abrazo camarada, seguro que algún día nos veremos de nuevo.”

Maldito Legim… ¿Cómo se atrevía a emocionar al agente 666 allí? Se contuvo bastante por no pegar un puñetazo en el suelo, su capitán aún seguía pensando en él y de hecho era el único que conocía se secreto. Bueno a parte del hermano del Uchiha, sus palabras tenían razón y podía pagar caro si le pillaban en algún momento, sin embargo debía volver a la realidad. Se puso serio y apretó la mano haciendo surgir de esta una pequeña llama y quemando la nota, tirando las cenizas al suelo después y pisándolas. En último lugar se dirigió hacia el CP8 y se puso a su lado con una expresión tranquila.

- - Bueno socio, yo te seguiré. Adelante vayamos a cumplir con el objetivo pues, te deseo mucha suerte, ya sabes que cuentas con mi guadaña para lo que necesites.

Kogato llevaba consigo una sudadera de color azul bastante larga que la parte de atrás era más grande y casi tocaba sus talones, un pantalón grisáceo y un cinturón blanco. Su ojo derecho tenía inyectado el producto Tyrant, el cual fue entregado por su hermano Madara y ahora podía ver térmicamente y un 10% más lentas las cosas. En sus manos había guantes negros y en sus pies unas botas del mismo tono. En la espalda llevaba su guadaña blanca la cual estaba atada por una pequeña cadena de acero a su muñeca derecha, así evitaba perderla. En el interior de su ropa y muy bien guardada, llevaba una máscara blanca con tres agujeros, uno para cada ojo y el otro para la frente. Nunca antes la había usado y quería hacerlo, también disponía de una cinta azulada para la cabeza y que el sudor no le molestara, pero esta estaba en otro bolsillo. A decir verdad estaba preparado para la acción, tal vez con suerte veía a Uracha por allí y podía saludarle disimuladamente para que nadie supiera de su identidad oculta, la cual valía cincuenta millones de berries, una cantidad muy buena.

Resumen:

- ¡Señor protege mi alma!

Gritaba el pelirrojo acojonado en aquella maldita moto que volaba. Le faltaba llorar al pobre señor de las gafas de Sol, iba abrazado al mango sin saber conducir y chillando como una perra entre rezos y oraciones. Incluso más de una vez le echó maldiciones al jefe y a los demás por hacerle pasar por aquello. “Valientes hijos de puta” el hombre que quería ser un gran monje o exorcistas no soportaba viajar así por todos lados y nunca se iba a acostumbrar. Iba junto a su querido señor líder, el tío que echaba gases enfermos y por supuesto el pequeño chico que iba con ellos. Ahora que se ponía a pensar ¿Qué diablos hacía un niño de seis años conduciendo una moto? El señor les iba a castigar, putos herejes.

Tras dos horas guardaron las motos y empezaron a caminar hacia arriba. El caballero del pelo rojo portaba su abrigo largo y blanco que le llegaba hasta las rodillas, por dentro su camisa azul y su corbata morada. En los pies unos elegantes zapatos y en su espalda un Jutte que era su arma preferida y la cual usaba para defenderse. Mientras avanzaba iba fijándose en todos los detalles, en su mano derecha, sobre el dedo índice llevaba un anillo que Ryohei le había regalado. Por suerte este no tenía una fruta dentro, aquellos que poseían una eran unos pecadores que merecían ser azotados en una plaza, como era Ugetsu.

Cuando llegaron a la cima vieron un campo de cultivos, eso hizo que el jefe quisiera liberarlos, ahora recordaba porqué estaba con él. Era una buena persona sin duda y estaba seguro de que pese a llevar el hombre de una mafia, no se portaba como tal, era alguien amable que ayudaba a los débiles. Ofreció al equipo ir por un camino seguro y después él empezó a bajar y liberar presos, de eso nada. El caballero bajó felizmente y se puso en una de las altas piedras, se sentó de rodillas y empezó a hablar en voz alta mientras sonreía.

- ¡Guardias y esclavos de todas las edades! ¡Vengan y conozcan la palabra del señor! ¡Él nos quiere y nos ama, atendedlo solo unos minutos y ganaos el cielo pedazo de cabrones!

resumen:

Este no iba a ser un día común y corriente, aunque el día amaneció alegremente, el clima se iba trastornando en algo más oscuro y tenebroso, una tormenta se acercaba, varias auras se acumulaban alrededor de la zona comercial, tal vez sería como ese trágico día en Loguetown. Me encontraba paseando de un lado a otro, me habían informado que estaría cooperando con otros agentes, y el nombre que denominaron a este grupo era “tempestad”, un buen nombre para este tiempo. La declaración de guerra de parte de un grupo de piratas llamados Trilobite, este era el comienzo, nadie sabría lo que pasaría después. Por lo visto, llegue al punto de encuentro antes que los demás, apenas están evacuando las personas de sus casas, maldita gente rica y egoísta quienes llenan sus carros de oro y personas, el sonido los delataba de una manera sorprendente, mi sentido auditivo esta mejor que nunca. El reloj de la ciudad sonaba a campanadas marcando el mediodía.

Por lo visto, solamente llevaba mi vestimenta de siempre: una gabardina de color negro y blanco, unos pantalones negros y unas botas de cuero; mi venda que tenía puesta en los ojos y mi guadaña que colgaba de una funda de cuero en  la parte baja de mi cintura, sin duda alguna no estaba muy preparado para la ocasión

Los revolucionarios estaban aquí, nuestros espías estaban seguros de eso, sin embargo, en lugar de limpiar el lugar de esa peste nos mandaron a ayudar a los Shichibukai. No me gustaba este lugar lleno de corrupción y maldad, este maldito lugar donde aún existe la esclavitud y la discriminación, quería terminar esto de una buena vez, pero no era el momento, tenía que estar concentrado para lo que viene.

Sonaba otra vez las campanadas, marcando las 13:00 horas, el día se estaba volviendo lento. Ya que recuerdo, deje a Marie con Twilight, espero que ella la haya dejado en algún lugar seguro, lejos de la tormenta que se avecinaba. ¿Quién demonios es Marie? Se preguntaran, y digo que solamente es una niña que adopte de Tequila Wolf, la misma a la que le salve la vida dos veces, aunque esa es otra historia. Las calles se estaban vaciando como el alcohol en un bar lleno.

14:00 horas marcaba el reloj con otra campanada, y las calles quedaron desérticas, ya era tiempo, estaba preparado física como mentalmente, la muerte no me iba a atrapar en este día, tenía que vengar primero a mi madre para morir en paz. Las nubes llegaban y con ellas el comienzo de la tormenta, empezando con pequeñas gotas que caían lentamente, como si de una orquesta se tratase, tocando la pieza sinfónica “réquiem” de Mozart.

Antes de que marcaran las 15:00 horas el equipo ya estaba reunido en la zona comercial, personas con auras fuertes, dos con akumas no mi y los tres manejaban el haki, un equipo fuerte de personas, y lo mejor del caso es que el nivel de esas akumas era bastante elevado. Antes de que pudiera presentarme uno de los agentes utilizo el Geppou para analizar el área, una tarea de reconocimiento muy buena, sin embargo, no tienen que confiar en los ojos; expandí mi aura en un radio de 400 metros, sintiendo 5 auras además de las nuestra.

-Antes que nada, me presento: me llamo Nova D. Neo, disculpen si no estuve con ustedes en el viaje, tome el primer barco de la madrugada, estaba ansioso que no tengo ganas de comer- les dije, dirigiéndome a los compañeros que estaban presentes. Me daba algo de curiosidad uno de mis compañeros con akuma, su aura parecía… distorsionada, ¿preocupación?, ¿enojo?, ¿pesar?, no sabía cómo describir el sentimiento que tenía su aura.

acciones:

Para narrador:

-Que dolor de cabeza- pensé, mientras me incorporaba con cuidado, para sentarme en el suelo. - Esta resaca un día me van a matar- farfulle malhumorado, mientras me tocaba la cabeza y mi vista molesta, se acostumbraba a la claridad del día. Había tenido un sueño muy raro, en el que le habían arrastrado y colocado como en una subasta, algo bastante estúpido, ya que quien se atrevería a usar a un gigante como mercancía,  todo era fruto de esa hidromiel, la cual no volvería a beber en su vida, bueno, al menos hasta que se me quitara el dolor de cabeza. Empecé a palpar el suelo con mis manos y noté, que no estaban mis herramientas o mis armas, - ¿qué raro?, juraría que las había dejado por aquí - dije rascándome la cabeza. Ya la vista empezaba a acostumbrarse a la luminosidad y las imágenes comenzaban a ser mas nítidas, me frote los ojos para limpiármelos de legañas y no podía creer lo que veía.

Estaba en una jaula, una jaula con su barrotes de metal, su techo metálico, su suelo metálico, - por Odín ¿pero qué es esto? - dije sorprendido medio adormilado. Dudé de sin me habían robado, pero menos mal que no me habían cambiado de ropa, eso hubiera sido el mayor de los deshonores, ya que, seguía llevando mi casco, mi cota de malla y mis brazaletes. Observe que seguía teniendo la hebilla de mi primera cacería, mis pantalones de cuero y mis botas. Comencé a observar que no estaba en el bosque, donde había estado bebiendo hidromiel y con gran esfuerzo, comencé a recordar lo que podía haber pasado, - ¿podría ser verdad lo del sueño? - dije extrañado, al mismo tiempo que me tocaba el cuello, ya que, cuando alguien era vendido, tenía un collar en el cuello como que estaba esclavizado. Al tocarme el cuello lo noté, aquella horrible marca de esclavitud y me la habían puesto a mí, al gran Goliat. Si alguien de mi familia pudiera verme en estos momentos sería una vergüenza.

- AAAAAAAAAAAHHHHHHH, ¿QUIEN HA OSADO ENCERRAR A GOLIAT? - Grite con fuerza, mientras agarraba el collar con mis manos y con gran esfuerzo, hacía que se partiera.

Me levanté al momento, la resaca se me había pasado de golpe y solo tenía ganas de coger mis armas y decapitar a quien viera. Mis armas no las veía, pero seguro que no estaban muy lejos y si no las encontraba, pelearía con mis propias manos, se iban a enterar de quien era. Al mirar al suelo, vi a varios humanos que estaban mirando en dirección contraria a la jaula. - Sacadme de aquí humanos, ¿qué derecho tenéis de encerrarme?, devolvedme mis cosas o iré yo a buscarlas  - dije bastante cabreado, mientras empujaba los barrotes y decían un poco bajo mis fuertes brazos.

Resumen:

Hacía un día nublado, yo andaba mirando mis magníficos mapas, estábamos en la capital del mundo...quien sabe si me podría encontrar con mi tío, era un hombre de la Cipher Pol, seguramente andará por ahí...

Yo estaba sentado en la borda, mirando el turbio mar. Había una gran cantidad de movimiento a mi alrededor incluido el barco. Yo la verdad es que estaba bastante tranquilo. Toque la madera del barco, esperando que no fuera la última vez que lo viera, aunque siempre tenía mis métodos para recuperarlo o simplemente escapar de la isla. Bueno tampoco tenía por que pasar nada...

Era el novato de la banda, por lo menos era la incorporación más nueva...aún así no me consideraba pirata, era una mezcla de sensaciones extraña. Ironías de la vida, mi sueño desde que conocí a mi padre adoptivo, Yokohama, había sido ser un héroe de la Marina. ironías de la vida aparte, ahora era el dueño de una multinacional. Era el heredero de una empresa que colaboraba con el gobierno.

-Sigo sin comprender ¿Por qué?, pero hay algo en ese hombre..., sin duda puedo aprender mucho de él -pensaba yo para mis adentros.

La verdad es que no sabía por que me había unido a Dexter, sería por que quería ser aliado del gobierno o simplemente estar preparado a lo que estaba por venir. Encendí el micro y empecé a escuchar los diálogos de la banda:

-Dexter, voy a tu posición, puede que haya algo interesante por ahí-pensaba yo para mis adentros.

Fui caminando con mis dos katanas en mano, cuando narices me compraría una faja, llevarlas de esa manera era incomodo, pero a la vez útil. Bueno tal vez en el fondo me gustará. Mientras caminaba sin mucha prisa por alcanzar al resto de compañeros fui mirando mi libreta en busca de algún sujeto interesante. la verdad es que andaba algo empanado, el lugar era sin duda de cuento de hadas. Ahora que lo pensaba mi padre tenía una propiedad en la misma isla de Marieoja de su época de marine, podría aprovechar para visitarla.

-Hoy puede ser un gran día-musite mientras caminaba bajo la mirada despectiva de los marines.