Asedio a Mariejoa [Capítulo (Parte I)]

Era algo extraño en lo que había pensado desde el primer momento que conocí a kaito, no podía explicar el por qué pero sentía en algunos momentos y situaciones en las que estaba con el nuevo líder de mi gremio, que en el vivía el espíritu de mi gran amigo y mejor líder Takeshi, y en ese momento, después de habernos librado de los gyojins, noté como si otro ser se hubiera apoderado del cuerpo de kaito aspecto, el de las personalidades múltiples, que el desaparecido Takeshi también tenía. No era necesario ser muy intuitivo para adivinar que ese que nos hablaba no era kaito y el hecho que lo dejaba claro era su modo de hablarnos y que sus ojos tenían un brillo rojizo extraño. Dijo muchas cosas, nos contó su plan de huida de la situación complicada en la que nos encontrábamos y dijo que sería imposible escapar por tierra, hecho que era mas que evidente y que, debido a que tres de los 4 que allí estábamos eramos capaces de volar, huyéramos por el aire llevando a Ed que era el único que no podía hacerlo. Yo todavía seguía en mi forma híbrida pero antes de iniciar el vuelo, cerré todos los bolsillos de mi gabardina en los que llevaba municiones para mis pistolas, me ajuste bien las pistolas y seguí de cerca a kaito rumbo a la ciudad.

resumen:

El almirante y varios agentes más lucharon contra aquella criatura monstruosa mientras los demás intentábamos proteger a los civiles, y lograron vencerlo pero justo después apareció un niño u enano volando, pasando por medio de varios hombres pez, derrotándolos -Vaya, para ser un enano es fuerte... ¿Quién será?-. Pensaba mientras veía que le dedicaba unas palabras al almirante, no pude escuchar la conversación y parecía alguien importante por la postura que puso en su presencia, y por la vestimenta que llevaba, todo de negro, deducí que era una agente del Cipher Pol de un alto rango. Dejé de darle importancia y seguí con lo mío, detener el avance de los gyojins.

Seguía luchando pero cada vez salían más y más gyojins del agua, todo era un caos, los civiles corriendo hacia el túnel y cada vez habían más gyojins, parecía que se multiplicaban. Estaba empezando a hartarme y también a cansarme... A este paso nos iban derrotar, teníamos que hacer algo rápido y actuar, no podíamos dejar que suban por el túnel y que invadieran la zona residencial. Justo en ese momento, el almirante nos dio órdenes de ir a defender la entrada del paso marítimo mientras él sacaba a todas las personas del barco. Shiroi fue el primero en ponerse en primera fila y yo le seguí poniéndome a su lado, no le dejaría solo con este berenjenal. Empecé a crear ráfagas de viento comprimido, con cuidado de no darle a algún civil y dañando a todo gyojin que se acercara.

Rankyaku [AF]

Resumen:

Todo ocurrió demasiado rápido. Su disparo reventó la burbuja protectora del capitán marine y el techo del almacén. Sin embargo, no tuvo tiempo a maravillarse con la potencia de su rifle recién estrenado, pues un disparo aun más potente se lo arrancó de cuajo (o más bien lo redujo a polvo). Una luz roja inundó la cabina al tiempo que se activaba la alarma. La radio enloqueció, y comenzó a hacer sonar un infernal sonido que hizo a Erik chillar como si lo estuviesen torturando con hierros al rojo. En la pantalla fueron apareciendo datos de los sistemas dañados: los lanzamisiles del lado derecho estaban inutilizados, la puerta y el sistema de eyección igual, y un propulsor se había averiado. Rápidamente activó los retrocohetes.

- Rápido Erik, piensa, tienes que actuar rápido o ese bicho te reventará en pedazos. Mierda, ¡mierda! ¡¿Cómo se supone que voy a pensar con esa puta basura sonando?!

Desesperado, comenzó a redirigir el Destroyer hacia un almacén cercano. Sin embargo, iba demasiado lento. Entonces se le ocurrió. Con el lanzamisiles que aun funcionaba, lanzó una tanda de misiles de gas y los hizo estallar en el aire haciendo una pantalla de humo entre él y el gigante metálico. Es posible que aquel bicho tuviese algún sistema de detección sin línea visual, pero por agotar opciones que no fuese. Tras eso, desactivó todos los retrocohetes y propulsores menos uno, comenzando a caer. El que quedaba lo utilizó para redirigir su caída hacia la parte trasera de otro almacén. En el último momento activó todos los retrocohetes. El frenazo fue tan brutal que Erik tuvo que hacerse de sal para evitar destrozarse la cabeza contra el borde del panel de mandos. En su lugar llenó el suelo de cachos de cristal de sal. Aterrizó bruscamente, con una sacudida que hizo temblar al aparato. Rápidamente Erik cogió un enorme mochilón con sus cosas, la abrió para meter unas cuantas cervezas y comida de la nevera, cogió sus armas, se colgó todo y se dirigió a la puerta con la caja de herramientas. Se puso a trastear en esta, pero le costaba horrores. Pronto se rindió. Le llevaría minutos abrirla de aquella manera, y el estrés y aquel ruido le desconcentraban. En su lugar, se dirigió al panel de mandos y la pantalla y los recubrió con una capa de sal tan espesa como pudo. Después hizo lo mismo con los altavoces, atenuando considerablemente la horrible música ¿por qué no se le habría ocurrido antes? Hecho esto protegió algunos otros puntos sensibles, sus armas y mochila y colocó una granada de fragmentación en la puerta. Le quitó la anilla y se fue al extremo más alejado de la cabina, volviéndose intangible.

- Que el heavy metal esté conmigo - dijo, haciendo la señal de la cruz con la mano formando unos cuernos.

La explosión destrozó su cuerpo de cristal en una buena parte, y reventó sus oídos por la cercanía. Sin embargo, al ser intangible, no había sufrido ningún daño real; rápidamente comenzó a reconstruirse. Y por suerte la puerta se había abierto. Con la escopeta, el lanzangranadas y la mochila encima, saltó fuera del robot y salió corriendo. Estaba entre dos almacenes. Se dirigió al más lejano al tercer almacén, el del bichardo del infraaverno, y abrió una puerta secundaria de una patada. Se coló en el interior corriendo y se escondió detrás de una pila de containers. Estaba sudando a chorros y casi hiperventilando. Se dejó caer en el suelo y comenzó a soltar una risa nerviosa al tiempo que lloraba de puro estrés.

- Para haberme "matao"...

Se relajó un poco y deshizo la capa de sal de su mochila. Sacó de esta un casco de motero, unos guantes y una chaqueta. Era parte de su equipo de motero de combate. Llevaba puestos los pantalones de cuero, las botas militares con cuchillas ocultas y el cinturón. Se puso las otras partes, cerró la mochila y volvió a colocársela a la espalda. Tras eso, se colgó sus armas de las tiras de la chaqueta. Bueno... ya que estaba en aquel almacén, podía echar un vistazo a ver si había algo interesante. Algo menos estresado ahora que aparentemente ya no se enfrentaba a una muerte inminente, respiró hondo y salió de detrás de los containers, dispuesto a echar un vistazo por la zona

Resumen:

Hasta el minuto había tratado de pasar desapercibido no había que ser un genio para notar que esperaban nuestra llegada y en mi posición actual frente a la revolución era prudente tomar ciertas precauciones, llevado por este razonamiento me mantuve al margen del conflicto y me dediqué a localizar al enemigo, era sencillo reconocer a los agentes con sus elegantes trajes y al ver como Minato llamaba su atención, me bastó con ver quienes defendían a los inocentes para señalar a los agentes entre la muchedumbre que podían significar un peligro para mi escuadrón de infiltración, el cual luchaba heroicamente para defender a los inocentes a bordo, de pronto un muchacho se acercó lentamente hacia mi, me parecía muy extraño considerando la adrenalina en el ambiente, no sabía mucho sobre él parecía ser un recluta cualquiera pero sus actitudes eran muy sospechosas, pues tenía la costumbre de andar murmurando por ahí y en mas de una ocasión le sorprendí discutiendo con alguien o algo, ya a estar cerca de mi fingió que se tropezaba, para un mentiroso de mi calaña era fácil diferenciar un pobre intento de tropiezo de uno real. -he visto mejores bluffs jugando poker contra los borrachos de Jaya- pensaba mientras veía su poco sutil mano acercarse a mi cuello.

Me ofendía profundamente la manera en que ese chico me subestimaba así que usando la inhumana velocidad de mis manos me dispuse a sujetar fuerte mente su muñeca con mi mano izquierda antes de que pudiera palpar mi cuello y a su ves con mi mano derecha desenfundé una de mis pistolas de precisión que llevaba cargada con 1 bala antitanque seguida de 5 de mis "ice impacts" acomodé en un santiamén el cañón frente a su tórax murmurando -"Insolente"- antes de acabar la palabra disparé a quema-ropa...

[Strong Dealer Fox][AMF]
Si todo salía correctamente la temerosa acción del agente encubierto le saldría muy cara, pues mi arma liberaría un imponente zorro de energía tan corpulento como un toro, el cual impactaría contra su torso con toda la fuerza de una bala antitanques común sumada a la energía destructiva adicional que le añado a mi ataque usando las sabiduría del manual kushiyose.

En caso de que lograra de alguna forma evadir este impacto a quemaropa repentino e improvisado (lo cual tendría que tener una muy buena explicación) la conciencia animal que adquiere mi ataque le dará la oportunidad de voltearse como lo haría un toro al ser esquivado por el torero e intentar impactarlo nuevamente, sin embargo, la velocidad y daño de este segundo intento disminuirían a la mitad.

Débiles humanos, no paraban de dar vergüenza ajena. Al parecer los ataques de Bisutomaru, Kaiser y Cánabar derrotaron a aquellos tipos. Pudo ver  como dos de los Gyojines saltaban al agua como ratas, lo que hizo que sonriera de lado mientras se relamía “Gallinas”. Pensó mientras observaba como el Dios orca paraba un ataque de aquellos dos que quedaban, pero estos salieron corriendo, los cabrones corrían por la superficie. Debían de tener unas técnicas bastante buenas para hacer eso, el pelirrojo por un momento se pensó la idea de tirarse hacia ellos y seguirlos hasta darles caza. Sin embargo había cosas más importantes que hacer en aquella guerra, el terrible ser se cruzó de brazos mientras ahora evitaba soltar carcajadas al azar, pudo ver dos bestias enormes.

Una ballena enorme, debería de estar buenísima a la parilla y esas placas de la cabeza no parecían ser para tanto, o al menos así lo pensaba aquel enorme monstruo. Hablando de cosas enormes pudo detectar a un enorme gigante que caminaba por el agua, no pudo evitar mirarlo desafiante mientras empezaba a caminar a la borda “Destrozare a esa cosa”. De repente escuchó la voz del capitán y tuvo que frenarse, pero no dejaban de mirar al enorme ser entre risas y deseos de cargárselo. El barco iba a formar parte del ejército de Atesaki, Kaiser iba a convertirse en la bestia más poderosa de los mares y eso estaba claro, el cobrizo le ayudaría a eso, era fiel al único ser viviente que merecía reinar. Después de unos momentos siguió a su capitán con una mirada enfermiza en el rostro, esta inspiraba ganas de sangre y de terror, cualquiera se acercaba ahora, misteriosamente no perdía de vista a Lugh y Kamemaru. Debían tener cuidado.

- Esto tiene pinta de ponerse muy divertido, espero que haya sangre a dónde vayamos… no me gustaría tener que comerme a Sawaki… Hnhnhnhnhnhn…. ¿Verdad Cánabar-san? Hnhnhnhn…

Dijo picando al segundo al mando simplemente para ver su reacción, sabía la protección que tenía el rubio con aquel devastador y la respuesta era clara pero aún así le divertía escucharla simplemente por aburrimiento. Además de esa forma luego lo pagaba con los otros miembros de la tripulación, era un cabrón.

Resumen:

Dormía plácidamente en mi nuevo camarote, que en si era igual al anterior pero era nuevo, el barco se movía de un lado a otro descontroladamente pero esto no me importó en lo más minimo pues tenía plena confianza en nuestra navegante que para mi suerte coincidía con nuestra "pechocha" capitana. luego el tambaleo ceso y yo seguí roncando felizmente.

De pronto mi dendenmushi comenzó a sonar y tomandome mi tiempo me levanté paso a pasito y descolgué el auricular, era Rose quien me llamaba y se oía algo alterada, al parecer algo grande estaba pasando allá afuera mientras yo dormitaba, la verdad no le entendí muy bien pero pude comprender que estaba solo en el barco y que podía haber peligros, al salir a cubierta divisé la gran muralla de piedra rojiza que exponía ante mis ojos que me encontraba navegando junto al redline, y a lo lejos podía oírse y apreciarse una verdadera catástrofe, mire a mi alrededor y a lo lejos vi un pequeño bote, probablemente se trataba de mis nakamas que se acercaban al puerto, estaba solo en el gran "Dolce Vendetta" y ya que no tenía manera de alcanzarles rápidamente me auto impuse la misión de defender la nave.

-Es un barco muy lindo para dejarlo solo-

comencé a recoger las velas, arrojar el ancla y otras tareas que estabilizaran el navío y procuraran su bienestar.

En verdad era una lástima, pues el robot que Erik manejaba me encantaba. En mi mente se reflejaban pensamientos de preocupación, preguntándome por mi camarada, el cual, luego de sobrepasar la burbuja defensiva de Kodama, y el techo del almacén, fue dado por un arma de poder inmensamente más destructivo que el aparato de Erik. Si bien, como dije antes, estaba preocupado por dentro, debía poner cara de sorprendido, si quería que Kodama creyese en mis palabras. El Novato se fue con su "coso" a otro lado. Luego de mirar para abajo, pude reconocer el arma que estábamos buscando en la revolución, sumada a una presencia cercana a la misma. Debía saber engañar a Kodama para lograr entrar y apagar eso, sin poner en peligro la vida de Erik. Hablando del hombre de larga melena, supe escuchar su voz segundos después de activar el Kenbunshoku Haki, entrando a otro de los almacenes, mientras el árbol se trepaba para ver la máquina.

- Prefiero entrar por la puerta. ¿No sería mejor apagar esa cosa? Por poco no impacta sobre tus ramas, es un peligro tanto para enemigos como aliados. - le comenté a Kodama, y fui hacia donde se encontraba Erik. De encontrarlo, me llevaría el dedo índice de la mano derecha a la boca, indicando silencio, lo cogería por la camiseta, desde la nuca, y volaría hasta donde estuviese el árbol. - Mira lo que encontré. - le diría. - Lo mejor será mantenerlo lejos de aquí, así que lo llevo a mi barco a interrogarlo. Piensa sobre la opción de apagar esa cosa. - finalicé, al tiempo que veía como una ballena arribaba al puerto, escupiendo lo que vendrían siendo tortuguitas.

Si Kodama no se postulaba en contra de mi decisión, me lo llevaría al barco de la revolución. Allí me dispondría a curar las heridas de Erik... O ese era mi plan, antes de recordar que poseía una Logia, y no le afectaba en nada los daños físicos. La cuestión era que en el barco tendríamos una charla sobre nuestros siguientes movimientos.

- No ha sido muy difícil encontrar la máquina que necesitamos apagar. - comentaría a mi compañero. - Yo soy muy bruto, la cortaría en mil pedazos. El problema es que no sé cómo hacer para llevarte sin que se de cuenta. - Una idea se me había ocurrido. Todo gracias a que Erik no tiene recompensa por su cabeza. Escucha, yo debo volver con Kodama, para seguir el engaño. Podrías venir conmigo. Te dejaré no muy lejos de ahí. Deberás caminar para apagar esa máquina. - terminé. Cargaría a Erik a mis espaldas, y lo llevaría volando hacia un lugar en el mismo puerto donde me aseguraría su protección, y donde sabría que podría llegar fácilmente hacia la maquina. Luego de ello, volvería con Kodama, para preguntarle: - ¿Has decidido que hacer con esto ya?

Resumen:

El pelirrojo continuaba cantando aquella oración para la cebolla cuando de repente el extraño sonido de unas pisadas se acercó a él de forma exagerada. Pero ahora no podía romper su rito, por lo que se quedó callado mientras cerraba los ojos, el peso de algo se le echó en los hombros de forma exagerada. Al parecer esa el maldito crío de Satan pidiendo ayuda, estaba a punto de quejarse cuando de repente el tipo que le perseguía pisó aquella cebolla sin querer. Las venas de la frente del caballero se pusieron hinchadas, ese maldito pagano se había atrevido a pisar la cena del señor. Casi como si fuera un acto reflejo, Kiogre tomó su Jutte y lo elevó de un rápido movimiento partiéndole la cara literalmente a aquel tipo y tirándole al suelo con violencia mientras alzaba su arma.

- ¡Eso te pasa por sinvergüenza! ¡No puedes atacar a un niño y mucho menos pisar a Juanma la cebolleta!

Acto seguido se pudo dar cuenta de que aquellos esclavos habían hecho un trato con su líder y ahora se iban, el caballero de las gafas de Sol se puso en pie mientras avanzaba despacio con el chico aún en la espalda. El líder se lanzó ahora un par de guantes que no sabía para que fueran a servir, se los puso tranquilamente y ahora empezó a seguir al jefe. El hombre de los gases también iba tocando una flauta, ahora quizás les deparaba algo mejor el destino, por el momento Kiogre se mantenía tranquilo con su arma en una mano y con la otra en el bolsillo de forma tranquila.

Justo cuando el chico iba a lanzarse al ataque notó como le abrazaban, su ofensiva paró al momento y se dio cuenta de que se trataba de su hermana. Cuando le susurró aquellas palabras al oído sonrió alegremente mientras asentía, ella quería dirigirse mejor al centro de la ciudad. Guardó su espadón y la siguió con las manos en la nuca mientras soltaba ligeros silbidos de forma tranquila. No tardaron en llegar a una calle, pero ahora no había nada que hacer, el chico simplemente seguiría a su hermanita a dónde ella dijera, se mantenía calmado con una expresión amable y simple.

- Bueno hermana ya estamos aquí, tú dirás ahora lo que vamos a hacer jejejeje yo soy todo oídos.

Mencionó en un tono de voz calmado mientras se rascaba un poco la cabeza, todavía no se enteraba del motivo por el que estaban allí y eso le hacía estar un poco confuso, pero en el fondo mientras pudiera divertirse aquello le daba absolutamente igual. Se preguntaba que hacían miles de boquerones andantes atacando una ciudad, debían estar deliciosos con limón y un poco de coca cola.

Resumen:

-Mi oreja..mis espalda..mi dedo...*Un leve  de dolor contenido hicieron que la pupila del pirata quedara en blanco por unos segundos intentando aguantar aquel dolor que le hizo caer en picado hacia el suelo. Pero por suerte le salvaron de una temerosa caída pues  había quedado sorprendido ante aquella hazaña por parte del Almirante Karl de agarrarlo y mandarlo al puerto, obviamente le cortaría las venas a Shun en cuanto pudiera, mas ahora, estaba más preocupado por sus heridas que por otra cosa. Meneror susurró antes de ser propulsado al puerto*

-Se lo agradezco, le debo un favor Almirante....

*Meneror salió disparado contra el puerto y antes de tocar el miso se convirtió en una nube de gas negro que explota en el suelo rehaciéndose Meneror en la misma a salvo. La caída fue a pocos metros de gyogins pero al menos estaba a salvo a pesar de sus heridas.*

-Ha faltado poco. *Dijo el Pirata mientras observaba como otra multitud de gyogins le atacaba pero los ojos de Meneror buscaban al que le había herido*

-NO ME HAGÁIS PERDER EL TIEMPO ESCORIA*Dijo mientras en un movimiento veloz apoyado siempre por su estoque  pasa por el lado de todos los gyogins mientras activa su habilidad de quemar al contacto, cayendo así todos sus enemigos por el dolor y el ardor por donde Meneror había pasado. Una vez finalizado intentó divisar a Shun en mitad de la batalla*

La bestia parecía estar atacando a un hombre el cual me recordaba a algo... el tajo iba perfectamente dirigido hacía la bestia, cuando un hombre se puso en medio e intercepto el corte, su capa me facilito saber que acaba de atacar a un almirante. Este pareció vencer a la bestia sin mucho esfuerzo, de hecho mi corte no le había afectado en nada, lo único que me extraño es que la llama de la técnica se apagará tan pronto.

La acción transcurría a lo lejos y yo estaba cuanto menos algo asustado, esto se incremento cuando  el almirante se aproximo a mi volando, pronto reconocí el rostro del hombre al que había atacado...Era el famoso Karl conocido como "Almirante Kurotora", "Relámpago Karl", entre otros... ¿Podría decirse que era el hombre más poderoso actualmente?, el hombre se acerco a mi y mirando fijamente mi espada me lanzo un discurso:

- Ten más cuidado al apuntar y a quién atacas. No se si me atacabas a mi o al rey marino, pero en todo caso como puedes ver apenas me has hecho daño. Menos se lo hubieras hecho a ese bicho, y si no se hubiese retirado por los ataques del resto tal vez hubieras llamado su atención. En fin, seas quien seas debes estar loco para haber venido a esta ciudad hoy. Buenos días y procura no volver a atacarme - dijo, en un tono un tanto sarcástico pero desenfadado.

Yo procure no mirarle mucho, su presencia era muy fuerte lo podía sentir con mis hakis, aún así no había aplicado haki mi ataque, en parte era normal que no le hubiera afectado demasiado.

-Soy Nemo, recuérdalo la próxima vez almirante...estoy aquí para defender Marieoja, en calidad de aliado del gobierno -le dije antes de marcharme ambos en direcciones opuestas.

Tras girarme y alejarme un poco me puse en contacto con el resto de la banda, al parecer me mandaban subir a Marieoja, sin mucha dilación comencé a  usar mi Getsumen para tratar de llegar más rápido a donde me indicaba el resto de la banda.

-Voy para allá, no tardaré mucho -comunique a mis compañeros.

Continúe volando con Getsumen a gran velocidad, tratando de evitar encontrarme con encuentros molestos.

Resumen(leelo Karl):

El combate había ido mejor de lo esperado. Solo los dos samuraís aguantaron en pie y terminaron huyendo por encima del agua, volando sobre su superficie. Me pareció cuanto menos interesante, pero tampoco le presté demasiada atención. Aquel sitio estaba empezando a aburrirme y creía que lo mejor era volver a casa, es decir, navegar por ahí sin tener que enfrentarnos a lo que se avecinaba. Pero no todos pensaban como yo, a algunos les invadía una sed de sangre incomprensible para mí, pero al fin y al cabo eran mis hermanos. Debía estar con ellos.

Me zambullí en el mar, en pos de Cánabar, que ahora nadaba en dirección a la isla. No éramos los únicos gyojins en el aguan, ni mucho menos. Eso nos ayudaría a ocultarnos más fácilmente, tanto de los humanos como de los trilobites que no se darían cuenta de que éramos ajenos a ellos. Éramos demasiado pocos en comparación, a penas llamaríamos la atención. En el océano habían aparecido dos criaturas gigantes, la primera una ballena de cráneo metalizado y el otro un enorme gyojin gigante. Parecía tratarse de un mito, si no estuviese despierto podría jurar que se trataba de un sueño.

Escucho como Habu, un nuevo compañero pregunta a Cánabar sobre su herida, me acerco a mirar, creo que se trata de apenas un corte superficial, es posible que escueza y dado que es una gyojin medusa, puede parecer incluso más de lo que realmente es, pero estará a salvo seguramente.

-Yo no me preocuparía, Habu –dije para tranquilizarlo -de todas formas lo que vendrá ahora será peor, lamentablemente.

Seguí nadando y dejé que mis pensamientos vagaran de nuevo, no sabía cuántas vidas se tomarían, no es algo que realmente me importara, pero sí que me apenaba. El motivo, como el de todas las guerras, era ridículo, yo seguía a mis hermanos por lealtad hacia ellos, mataría a cualquiera por defenderlos, pero no lucharía si no era necesario, cuántos habría como yo. No lo sabía, probablemente no lo supiera nunca.

”Resumen”:

Gekko hacía lo que podía, íbamos casi rozando el agua, y ella aleteaba con fuerzas, le había dicho una y otra ve que parase, que nadaría, pero ella era tozuda, y se negó. Finalmente llegamos al puerto, donde caí desde un metro de altura al suelo, soltando a Etsu antes. Mi pobre armadura de mariposa estaba exhausta, lo comprendía, era mucho peso para ella.

-Lo has hecho muy bien, preciosa –dije mientras acariciaba las alas antes de volver a convertirse en la tela transparente -ahora descansa un rato.

Me encantaba la armadura, pero ahora no podría volver a utilizarla, se había esforzado demasiado y es lo que pasa, que te cansas. Pero ahora eso no importaba, debía ir a buscar al capitán, si es que lo encontraba.

-¿Dónde crees que puede estar el capitán? –pregunté girándome hacia Etsu mientras ponía mis manos a los lados de la boca y gritaba -¡Asder, Asder!

Sin respuesta, lo suponía, era un lugar bastante grande. Miré hacia Mariejois y un escalofrío recorrió mi espalda, ya había estado aquí antes, años atrás y no quería volver de ninguna manera. Ahora estaba aquí por un hombre que me dijo que nunca volvería a tener miedo, pero se equivocaba. Ahora estaba aterrada, ¿y si volvía a capturarme? Si me capturaban de nuevo me torturarían, me obligarían a confesar que maté a uno de los malvados Tenryuubitos. A ellos no les importaba que mi capitán fuese un Sichibukai, harían lo que les diese la gana como siempre.

Sin darme cuenta me había puesto de cuclillas, agarrándome las rodillas y temblaba ligeramente. Mi piel y escamas parecían haber palidecido un poco y mis ojos se habían perdido en la inmensidad de la altura. Estaba aterrada, un miedo irracional se apoderó de mí. El miedo del paso, el miedo al dolor, a la soledad, al frío, a la tristeza. Un demonio del pasado, el mismo que me había robado la infancia había vuelto con la intención de robarme lo que me quedaba de vida.

Todos sabían que en el pasado fui esclava, pero ninguno sabía lo que pasé, unas silenciosas lágrimas empezaron a bajar por mis mofletes, tornándolos ligeramente más rosáceos. Debía moverme, debía encontrar a capitán, pero el miedo no me dejaba. Sin él cerca me encontraba indefensa, volvía a ser aquella niña pequeña que raptaron en su isla. Ya nada quedaba de la Aileen sonriente, alegre y vivaracha que siempre era ni siquiera la furia ciega que se apoderó de mi al escapar venía a mí, solo tenía miedo, temblaba y no sabía lo que iba a pasar.

Resumen:

Nuestra formación defensiva estaba dando muy buen resultado, repelía constantemente a los gyojins que se acercaban por mi lado del barco, pero no podríamos seguir así durante mucho más tiempo. El miedo se había apoderado durante un instante de mi antes de escuchar el poderoso rugido de Madara me sacase de mi estupor.

Los gyojines seguían avanzando hacia nosotros, pero estos parecían ser peores que los anteriores. Agarré con fuerza ambas katanas, dispuesto a dar toda la guerra posible. Pero entre los gyojins y nosotros apareció un muro de hielo que impediría ligeramente su avance. Madara gritó retirada y como si de un resorte se tratase, corrí hacia el hombre que había creado el muro. Parecía ser un marine.

Madara se presentó a la vez que informó que éramos una organización mercenaria y que nuestro objetivo no era otro que ayudar al gobierno. No estaba mal. Los gyojines empezaban a subir por el muro, al menos los más pequeños. ¡Cuánta insistencia! Sin pensármelo dos veces, me adelanté colocándome delante del muro y creando varias psiballas a mi alrededor que lanzaba contra cualquiera de aquellos hombres pez que se asomase por encima del muro.

-Será mejor replegarse hacia el interior… –comenté mientras seguía disparando mis esferas contra ellos -yo soy Ren y son demasiados para detenerlos en un terreno tan amplio.

¿No se acabarían nunca los gyojins? No conocía demasiado sobre ellos, pero el pensamiento que ahora tenía en mente era que se trataba de una raza numerosa y al parecer también tenaz. Pues los que no caían al agua, se agarraban al muro y volvían a asomarse.

”Resumen”: