Zombienrelleno
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Akuma no mi
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La caja se había abierto como si nada, todo gracias a la fruta que el pirata tenía. Parecía que aquella caja fuese una chaqueta, pero lo que más sorprendió al Shichibukai, fue ver lo que había dentro. Su gran olfato empezó descubrir que dentro olía a piña, metió la mano y sacó una fruta. En efecto, era una piña, pero tenía un color extraño, rojo, no era normal, desde luego. La boca se le hacía agua, después de perder a un rey marino, su sueño, aquello no era nada, pero algo era algo. Se la acercó a la boca mientras la abría con felicidad, por su barbilla caía una baba pringosa que hacía notar el deseo de comer de Asderdeker. Cuando estaba a punto de metérsela en la boca, aquel hombre, Black Berrie, le soltó un enorme puñetazo en la cara, para con la otra mano, quitarle la fruta. Asder se quedó sorprendido, le dolía la cara, no se lo esperaba y se dirigió a él algo enfadado.
- ¡Oye! Si tan solo querías comerte tú la piña... ¡Haberlo dicho! - Decía mientras sus ojos se abrían.
- Vaya... Parece que no lo entiendes... Esta fruta es muy posible que sea una akuma no mi y, por como has abierto la caja, debes tener una fruta del diablo ya consumida. No me importa que te la comas, ni que te mueras, pero debo salvarte la vida, después de salvármela tú a mi. Si te comes esta fruta, es muy posible que mueras.
Aquel tipo era muy serio y con aquella máscara, era siniestro. Entonces Asder lo recordó, lo que una vez le dijo Jin. Acababan de pelear contra un enorme gigante de hielo y una de las frutas se transformó en una akuma no mi. Cuando el Shichibukai se la fue a comer, Jin le golpeó y le explicó que comer una segunda akuma no mi, haría que muriese. Tras recordar todo aquello, soltó una carcajada. Eran buenos recuerdos y eso le recordaba algo. "¿Dónde cojones está mi banda?" Se dijo a sí mismo.
Entonces, un enorme cañonazo de fuego salía de algún lugar hasta el cielo. Asder se dio cuenta, aquel cañonazo podría ser Jin pidiendo ayuda, por lo que no podía esperar. Tal vez estuviese con los demás de la banda, tenía que ir a descubrirlo. Agarró a Black Berrie sin preguntar y se alzó al cielo batiendo las alas.
- Tú te vienes conmigo. Ya te contaré que pasa.
Empezó a volar hacia la dirección del cañonazo, más por encima de los edificios y se percató de algo. Había una gran guerra, langostas gigantes que tenían una pinta exquisita. La boca se le hizo agua, su sueño podía cumplirse, pero entonces sacudió la cabeza y siguió en busca del rastro de Jin. Pudo ver gracias a sus ojos, una especie de dragón verdoso volando, persiguiendo a dos hombres, era interesante ver un dragón.
Consiguió llegar a la zona de donde había venido el enorme cañonazo de fuego, tenía la esperanza de que fuese su compañero, Jin. Empezó a buscar por una de las calles y entonces lo vio. Estaba con una máscara blanca, era él. Empezó ha bajar hacia él y cuando estaba cerca, le lanzó un gran grito.
- ¡¡Jiiiinn!! ¡Sígueme!
Entonces Jin empezó a dar pasos en el aire para seguirlo, mientras Asder seguía volando. Empezó a volar hacia el edificio del centro, hacia el punto más alto, cuando de repente empezó a escuchar un discurso. No lo entendía muy bien, pero al parecer esa persona no quería una guerra y, sin guerra, las langostas gigantes se iban a ir de aquel lugar, no lo podía permitir. Voló a máxima velocidad propulsándose por explosiones y usando si Acionyx Soul para tener más velocidad.
En poco tiempo llegó al punto más alto. La verdad es que un enorme desastre había en aquel lugar, agua que salía del suelo, gente peleando con langostas... Asder quería comerse a todas las langostas gigantes él solo, debía evitar que su cena fuese comida por otro.
- Protégelo, Jin. Es una orden. Tras esto, serás el subcapitán. Si me pasa algo... Todo lo mío es tuyo, la tripulación es tuya, al igual que el barco. Así que, por si a caso... Cuídate, Jin. - Decía con una enorme sonrisa en su rostro.
Dejó a un lado a Black Berrie y se puso sus manos alrededor de la boca, como si fuera un altavoz, para así lanzar un enorme grito y aumentar el sonido de su voz como si de un enorme megáfono se tratase.
- *¡¡Meec~!!* ¡Idiotas! ¡Sí, los que peleáis con las langostas! ¡Parar vuestro ataque o os las veréis conmigo! - Sus venas se empezaban a hinchar, sus cejas mostraron una mirada de ira y su rostro era el de alguien cabreado. - ¿¡Quién os ha dado permiso para tocar mi cena, bastardos!? ¡¡NADIE me va a joder mi sueño!! - Cada vez parecía más cabreado, su furia iba aumentando mientras su voz llegaba a la de todos los presentes. Su tatuaje del pecho empezó a cambiar poco a poco, mientras su cuerpo se hacía ligeramente más grande y su voz se volvía más grave y aterradora. - ¡¡Gyah!! ¡No voy a permitir que nadie arruine mis sueños! ¡¡Mataré al que lo intente!! ¡Lo devoraré como si fuese una hormiga! - Un gran poder empezaba a emerger de él. Su cuerpo ya superaba los tres metros y su voz cada vez era más y más aterradora. Sus ojos se iban volviendo aún más rojos, mientras sus dientes aumentaban. El techo en el cual estaba empezaba a temblar, el cuerpo de Asder emitía diminutas explosiones a su alrededor, cada vez era más temible. - ¿¡Y bien!? ¿¡Alguien quiere meterse en mi camino!? ¡¡Proclamo a todas las malditas langostas mi cena!! ¡¡¡Roar~!!! - Tras esas palabras aterradoras, había aumentado su tamaño, superando los cuatro metros para después dar un enorme rugido de guerra hacia toda la isla.
Su poder era inmenso, pero estaba totalmente descontrolado. Sus pies empezaron a brillar con gran fuerza y flexionó sus rodillas. Tras un último grito creó una enorme explosión bajo sus pies, saltando hacia el cielo y quedándose volando en el cielo, observando sus presas. Tenía intención de devorar a cada una de aquellas langostas y quien se cruzase en su camino, sería su enemigo, fuese quien fuese. Ahora ya no entendía de aliados o de enemigos, tan solo tenía una cosa en su mente. Comer. Así que se dirigiría a por una de las langostas a su máxima velocidad (a no ser que apareciese otro ser marino más grande y sabroso).
Su vuelo era cada vez más rápido mientras extendía su puño derecho, usaba las explosiones para alcanzar más velocidad. Iba directo a por un grupo de dos langostas mientra su puño se envolvía en llamas rojas que ardían sin cesar, a la vez que se fusionaba con un aura azulada que parecía girar alrededor del brazo, bailando junto al fuego. Su cuerpo se empezaba a imbuir en haki armadura lv 3, volviéndose completamente negro. Parecía un meteorito de cuatro metros que caía del cielo a una velocidad absurda, mientras sus gritos de furia ensordecían a sus compañeros. Encima de una langosta parecía haber un hombre y en la otra, varias personas, pero eso no le importaba. Si salían heridas tras el golpe no le iba a dar importancia, solo pensaba en acabar con aquellas langostas para tener una buena comida.
Su puño cada vez estaba más cerca de aquella langosta, cerca de la cabeza y tenía las intenciones de usar la velocidad y toda su fuerza para atravesar a aquella bestia. Su puño brilló levemente mietras decía una palabra para aumentar la potencia de su golpe "¡Pow~!", para luego, cuando chocase con la cabeza de aquel monstruo, emitir una pequeña explosión de 10 metros de radio. También, cuando impactase, diría una onomatopeya para romper con muchísima más facilidad a aquel langostino gigante. Encima, estar con el Tatuaje de Rey Marino activado, fusionado con Shion y con Juanma en forma híbrida, haría que su golpe fuera mucho más demoledor.
- ¡¡Crack~!!
Fire Soul + Wind Soul + Explosive Soul: Raionburö + Pow + Crack + Haki armadura lv 3 = [AMF]
- ¡Oye! Si tan solo querías comerte tú la piña... ¡Haberlo dicho! - Decía mientras sus ojos se abrían.
- Vaya... Parece que no lo entiendes... Esta fruta es muy posible que sea una akuma no mi y, por como has abierto la caja, debes tener una fruta del diablo ya consumida. No me importa que te la comas, ni que te mueras, pero debo salvarte la vida, después de salvármela tú a mi. Si te comes esta fruta, es muy posible que mueras.
Aquel tipo era muy serio y con aquella máscara, era siniestro. Entonces Asder lo recordó, lo que una vez le dijo Jin. Acababan de pelear contra un enorme gigante de hielo y una de las frutas se transformó en una akuma no mi. Cuando el Shichibukai se la fue a comer, Jin le golpeó y le explicó que comer una segunda akuma no mi, haría que muriese. Tras recordar todo aquello, soltó una carcajada. Eran buenos recuerdos y eso le recordaba algo. "¿Dónde cojones está mi banda?" Se dijo a sí mismo.
Entonces, un enorme cañonazo de fuego salía de algún lugar hasta el cielo. Asder se dio cuenta, aquel cañonazo podría ser Jin pidiendo ayuda, por lo que no podía esperar. Tal vez estuviese con los demás de la banda, tenía que ir a descubrirlo. Agarró a Black Berrie sin preguntar y se alzó al cielo batiendo las alas.
- Tú te vienes conmigo. Ya te contaré que pasa.
Empezó a volar hacia la dirección del cañonazo, más por encima de los edificios y se percató de algo. Había una gran guerra, langostas gigantes que tenían una pinta exquisita. La boca se le hizo agua, su sueño podía cumplirse, pero entonces sacudió la cabeza y siguió en busca del rastro de Jin. Pudo ver gracias a sus ojos, una especie de dragón verdoso volando, persiguiendo a dos hombres, era interesante ver un dragón.
Consiguió llegar a la zona de donde había venido el enorme cañonazo de fuego, tenía la esperanza de que fuese su compañero, Jin. Empezó a buscar por una de las calles y entonces lo vio. Estaba con una máscara blanca, era él. Empezó ha bajar hacia él y cuando estaba cerca, le lanzó un gran grito.
- ¡¡Jiiiinn!! ¡Sígueme!
Entonces Jin empezó a dar pasos en el aire para seguirlo, mientras Asder seguía volando. Empezó a volar hacia el edificio del centro, hacia el punto más alto, cuando de repente empezó a escuchar un discurso. No lo entendía muy bien, pero al parecer esa persona no quería una guerra y, sin guerra, las langostas gigantes se iban a ir de aquel lugar, no lo podía permitir. Voló a máxima velocidad propulsándose por explosiones y usando si Acionyx Soul para tener más velocidad.
En poco tiempo llegó al punto más alto. La verdad es que un enorme desastre había en aquel lugar, agua que salía del suelo, gente peleando con langostas... Asder quería comerse a todas las langostas gigantes él solo, debía evitar que su cena fuese comida por otro.
- Protégelo, Jin. Es una orden. Tras esto, serás el subcapitán. Si me pasa algo... Todo lo mío es tuyo, la tripulación es tuya, al igual que el barco. Así que, por si a caso... Cuídate, Jin. - Decía con una enorme sonrisa en su rostro.
Dejó a un lado a Black Berrie y se puso sus manos alrededor de la boca, como si fuera un altavoz, para así lanzar un enorme grito y aumentar el sonido de su voz como si de un enorme megáfono se tratase.
- *¡¡Meec~!!* ¡Idiotas! ¡Sí, los que peleáis con las langostas! ¡Parar vuestro ataque o os las veréis conmigo! - Sus venas se empezaban a hinchar, sus cejas mostraron una mirada de ira y su rostro era el de alguien cabreado. - ¿¡Quién os ha dado permiso para tocar mi cena, bastardos!? ¡¡NADIE me va a joder mi sueño!! - Cada vez parecía más cabreado, su furia iba aumentando mientras su voz llegaba a la de todos los presentes. Su tatuaje del pecho empezó a cambiar poco a poco, mientras su cuerpo se hacía ligeramente más grande y su voz se volvía más grave y aterradora. - ¡¡Gyah!! ¡No voy a permitir que nadie arruine mis sueños! ¡¡Mataré al que lo intente!! ¡Lo devoraré como si fuese una hormiga! - Un gran poder empezaba a emerger de él. Su cuerpo ya superaba los tres metros y su voz cada vez era más y más aterradora. Sus ojos se iban volviendo aún más rojos, mientras sus dientes aumentaban. El techo en el cual estaba empezaba a temblar, el cuerpo de Asder emitía diminutas explosiones a su alrededor, cada vez era más temible. - ¿¡Y bien!? ¿¡Alguien quiere meterse en mi camino!? ¡¡Proclamo a todas las malditas langostas mi cena!! ¡¡¡Roar~!!! - Tras esas palabras aterradoras, había aumentado su tamaño, superando los cuatro metros para después dar un enorme rugido de guerra hacia toda la isla.
Su poder era inmenso, pero estaba totalmente descontrolado. Sus pies empezaron a brillar con gran fuerza y flexionó sus rodillas. Tras un último grito creó una enorme explosión bajo sus pies, saltando hacia el cielo y quedándose volando en el cielo, observando sus presas. Tenía intención de devorar a cada una de aquellas langostas y quien se cruzase en su camino, sería su enemigo, fuese quien fuese. Ahora ya no entendía de aliados o de enemigos, tan solo tenía una cosa en su mente. Comer. Así que se dirigiría a por una de las langostas a su máxima velocidad (a no ser que apareciese otro ser marino más grande y sabroso).
Su vuelo era cada vez más rápido mientras extendía su puño derecho, usaba las explosiones para alcanzar más velocidad. Iba directo a por un grupo de dos langostas mientra su puño se envolvía en llamas rojas que ardían sin cesar, a la vez que se fusionaba con un aura azulada que parecía girar alrededor del brazo, bailando junto al fuego. Su cuerpo se empezaba a imbuir en haki armadura lv 3, volviéndose completamente negro. Parecía un meteorito de cuatro metros que caía del cielo a una velocidad absurda, mientras sus gritos de furia ensordecían a sus compañeros. Encima de una langosta parecía haber un hombre y en la otra, varias personas, pero eso no le importaba. Si salían heridas tras el golpe no le iba a dar importancia, solo pensaba en acabar con aquellas langostas para tener una buena comida.
Su puño cada vez estaba más cerca de aquella langosta, cerca de la cabeza y tenía las intenciones de usar la velocidad y toda su fuerza para atravesar a aquella bestia. Su puño brilló levemente mietras decía una palabra para aumentar la potencia de su golpe "¡Pow~!", para luego, cuando chocase con la cabeza de aquel monstruo, emitir una pequeña explosión de 10 metros de radio. También, cuando impactase, diría una onomatopeya para romper con muchísima más facilidad a aquel langostino gigante. Encima, estar con el Tatuaje de Rey Marino activado, fusionado con Shion y con Juanma en forma híbrida, haría que su golpe fuera mucho más demoledor.
- ¡¡Crack~!!
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- Resumen:
Bueno, veo el cañonazo de Jin, voy hacia allí, le digo que me siga, subo al edificio más alto y del centro (seguramente el del gorosei), doy un discurso cabreado y proclamo a las langostas mis presas, tras usar el Tatuaje de Rey Marino para aumentar mi tamaño. Ataco a la langosta que está peleando con Shun, Isma, Dark y Jesaix.
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Dado el mensaje, Madara miró a su alrededor para ver que podían hacer. Ahora que su compañera estaba alertada sobre Ren, lo mejor sería buscar al cocodrilo para ver si no la estaba liando de nuevo. De modo que ahora empezó a correr ordenando a la chica que le siguiera, trataba de oler cualquier cosa parecida al osmio para dar con su compañero o al menos reconocer su olor, también tenía el haki activado. No quería abusar de su forma completa y por ello ahora iba corriendo y a un ritmo que la chica pudiera seguir fácilmente, sus ojos rojizos miraban todo a su alrededor.
- ¡Démonos prisa Ayane!
Dijo ahora en voz alta mientras continuaba su camino de forma tranquila buscando a los suyos con calma y tranquilidad. Una gotita de sudor le cayó por la cabeza, ahora el puto cocodrilo no tocaba música para encontrarlo, cuando había que hacerlo no lo hacía y cuando sí, no. maldito reptil humanoide loco pedazo de capullo de sangre fría bífido y metalero.
- ¡Démonos prisa Ayane!
Dijo ahora en voz alta mientras continuaba su camino de forma tranquila buscando a los suyos con calma y tranquilidad. Una gotita de sudor le cayó por la cabeza, ahora el puto cocodrilo no tocaba música para encontrarlo, cuando había que hacerlo no lo hacía y cuando sí, no. maldito reptil humanoide loco pedazo de capullo de sangre fría bífido y metalero.
Mellanie Grim
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Nos las arreglamos para entrar en el edificio y nos encontramos dentro de una casa llena de comestibles y rápidamente cogimos algunas frutas para recuperar nuestras energías debido a todo lo que había pasado. Salimos de aquel lugar y bajamos por unas escaleras con frutas como provisiones. Escuché el gemido de una persona y nos volvimos a ver quién era. Entramos en una habitación y vimos a Maximilian tirado en el suelo sin poder moverse. Sobre él, un sonido bastante estresante llegaba desde el techo. Una bomba estaba pegada con un material extraño y no tardaría mucho en explotar. Sacamos a Maximilian de ahí y buscamos un refugio donde la explosión no nos afectara. Encontramos un almacén vacío y nos recostamos ahí. Roy dejó a Max en el suelo y rápidamente lo miré para evaluar su estado de salud.
-Vaya que suerte – dije mientras llevaba mis manos a su cuerpo y lo tocaba por todas partes – no se ha roto ningún hueso, sus músculos están tensos y hay algunos lugares con inflamación. Debe reposar un momento para que se recupere.
De mi mochila saque algunas pastillas y haciéndolas tragar a Maximilian con alguna fruta para que el sabor del medicamento no sean tan insípido.
-Te he dado algunos medicamentos para que tus músculos se relajen y puedas moverte. Tardará un poco pero ya podrás moverte sin problemas.
Rápidamente me fije en la herida que antes le había dejado el Gyojin y noté que ya estaba bastante mejor. El lugar era tranquilo pero aun así estaba en estado de alerta por si algo pasaba ya que no podía bajar la guardia en ningún momento.
-Vaya que suerte – dije mientras llevaba mis manos a su cuerpo y lo tocaba por todas partes – no se ha roto ningún hueso, sus músculos están tensos y hay algunos lugares con inflamación. Debe reposar un momento para que se recupere.
De mi mochila saque algunas pastillas y haciéndolas tragar a Maximilian con alguna fruta para que el sabor del medicamento no sean tan insípido.
-Te he dado algunos medicamentos para que tus músculos se relajen y puedas moverte. Tardará un poco pero ya podrás moverte sin problemas.
Rápidamente me fije en la herida que antes le había dejado el Gyojin y noté que ya estaba bastante mejor. El lugar era tranquilo pero aun así estaba en estado de alerta por si algo pasaba ya que no podía bajar la guardia en ningún momento.
Rylanor
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Karl no podía creérselo. Manteniendo una expresión neutra, salió del lugar y se acercó al callejón. Así que Ocaso seguía ahí... pero, eso lo cambiaba todo. ¿Qué había estado haciendo todo aquel tiempo? ¿Por qué había desaparecido de aquella manera? Y lo más importante... con Naranja y Noche desaparecidos y Cifra muerto, ¿qué iban a hacer ellos dos solos? Siempre les quedaba el as en la manga de los soldados TK1, o lograr que todos los enemigos de los nobles mundiales (que en una situación como aquella no sería difícil encontrarlos) se uniesen a ellos. Rápidamente comenzó a pensar alternativas de planes para continuar con la misión, aunque todos se le antojaban suicidas y desesperados. Sin embargo, ¿le quedaba más opción? Era el momento perfecto. La capital bajo asedio, sospechaban menos de él debido a Krauser y Ocaso estaba junto a él. Si lo dejaba correr, era posible que le detuviesen una vez acabada la guerra para investigarle en profundidad. Y si descubrían el Proyecto Amanecer, lo encerrarían en Impel Down de por vida. Miró con seriedad al asesino y dijo:
- No muy bien, Ocaso... no muy bien. Naranja está desaparecido, vi a Noche alejarse de Mariejoa hace ya un buen rato y como sabrás, Cifra ha muerto. Tengo un plan, pero es posible que salga estrepitosamente mal...
Se aproximó al agente y le comenzó a susurrar al oído, explicándole al detalle sus intenciones. Esperaba que este le diese su opinión al respecto. Dado que eran los dos miembros restantes de la organización, sin él no podría hacer nada. No estaba en posición de dar órdenes, así que el plan debería ser pensado conjuntamente entre los dos. Una vez terminó de explicárselo, se apartó de él y esperó a su respuesta
La siguiente parte del post es posible que nunca ocurra. Sólo ocurrirá si Minato acepta a que nos encontremos de la manera en que especifico en este y que ocurra todo esto.
Tras hablar con Ocaso, se dio la vuelta y comenzó a dirigirse hacia el sur, dirigiéndose hacia Minato. Sobrevoló los edificios, y al cabo de un rato notó la presencia de Minato. Descendió a un callejón y esperó a que llegase junto a él, cruzado de brazos y con el rostro ensombrecido. Lo que estaba a punto de hacer era la parte más delicada de su plan. No se lo había mencionado a Nat. NADIE debía saber sobre aquello. Le costaba mucho tomar aquella decisión, pero era necesario. "Aki... lo siento. Ojalá nos hubiésemos conocido antes y hubiésemos podido pasar más tiempo juntos. En cuanto tuvo a Minato cerca, activó su haki del rey sobre él, sin desplegarlo del todo. Si lo activase al pleno de su poder, lo desmayaría. En su lugar, tan sólo lo inmovilizó de terror. Su intención era hablar con él, sin más. Se acercó al Almirante, con una mirada triste en el rostro.
- Hola, Minato. Siento tener que hacerte esto, pero era la única manera de asegurarme al cien por cien de que me escucharías sin interrumpirme ni atacarme hasta que acabase de hablarte.
Se apoyó contra una pared y suspiró. Entonces se aproximó a él y comenzó a hablar en voz baja:
- Esto me llevará un tiempo. Se que sospechas de mi. Pues bien... no te equivocabas. Yo maté a La Vega y Yakama. Pero antes de que me juzgues, quiero que sepas que la muerte de Yakama fue un accidente que nunca había planeado. Y la de La Vega, un mal necesario. Te contaré mi historia, aunque me temo que no podré entrar en detalles. Iré al grano. Cuando me eché a la mar, fui pirata. Me crié en el Archipiélago Arashi, isla bajo la protección de un Ju Senshi y habitualmente frecuentada por toda clase de bucaneros. La Vega, mi rival desde la infancia, también procedía de allí. El caso es que yo y otro amigo comenzamos a navegar bajo la bandera negra, con toda clase de ideas sobre libertad metidas en la cabeza. Era muy joven aun, y no entendía nada sobre muchas cosas - frunció el ceño - Las cosas se torcieron de un día para otro, tras varios años de viajes. Me metí en el camino de un tenryuubito. Yo y mi amigo intentamos ayudar a escapar a un esclavo del noble, pero murió ante nuestros ojos sin que pudiésemos hacer nada. Y los soldados de este empezaron a perseguirnos. En mi huida mantuve una batalla con La Vega, el cual se hallaba por la ciudad de casualidad. No sabía lo que acababa de suceder, pero el caso es que intentó matarme. Siempre nos hemos odiado, y como acababa de ingresar al CP decidió que era el momento de quitarme de en medio. Él sabía que yo quería ser pirata y sospechaba que me había vuelto uno. En fin... me estoy alargando. Un secuaz del tenryuubito asesinó a mi mejor amigo delante de mis ojos.
La mirada de Karl se tiñó de ira.
- Desde ese día, he odiado con todas mis fuerzas a los nobles mundiales. Todos mis esfuerzos y empeños desde entonces han ido encaminados hacia un único objetivo: hacer justicia. Derrocar a este corrupto Gobierno que defiende a los podridos tenryuubitos y la esclavitud. Entrené duramente durante años y entré en la Marina, con intención de destruirles desde dentro. Mi intención era liderar a los marines contra el propio Gobierno. Sin embargo, La Vega se encargó una y otra vez en frenar mis ascensos. A pesar de mis éxitos militares, tardé años en llegar a Capitán. Desde ahí logré llegar a Vicealmirante derrotando al Dragón Rojo, Ryu Sakata. Sin embargo, para poder llevar a cabo mi plan, debía ascender a Almirante. Y no había vacantes. Más aun, con La Vega vigilándome tan de cerca no podía hacer nada. Debía eliminarle, por cruel que fuese, si quería continuar con mis planes y limpiar el mundo. Sin embargo, mi plan se me fue de las manos, y el veneno que debía matar a La Vega mató también a Yakama.
Miró directamente a Minato a los ojos:
- Eres un hombre justo. La clase de persona adecuada para limpiar este mundo y guiarlo hacia un nuevo amanecer. Se que no colaborarías directamente con alguien como yo. Tengo las manos demasiado manchadas. Confieso que en mi plan me he dejado llevar. Para vencer a las sombras de este mundo, yo mismo me sumergí en la maldad. Durante años cometí innombrables atrocidades dignas de los mismos a los que pretendo derrocar. Sin embargo, he recapacitado. No soy digno de ser el que dirija al mundo una vez el Gobierno haya caído. Sin embargo, ahora ya no puedo parar esto. He tirado mi vida por la borda, cuando podría haberlo ignorado todo y vivir feliz. En su lugar, he elegido el camino difícil al consagrar mi vida a esta causa. Seguiré matando, porque es necesario y porque ya queda poco para el fin. Tengo las manos tan manchadas que un poco de sangre más no marcará ninguna diferencia. De manera que...
Se acercó más a él y susurró unas palabras a su oído, tan bajo que sólo él podría escucharle. Le confió sus planes para él, tras lo cual se apartó de nuevo y rebuscó en su ropa. Sacó una máscara blanca con un sol rojo dibujado en la frente. Se la metió entre la ropa aprovechando en lo tenía paralizado con su haki. Acto seguido lo miró a los ojos de nuevo, entre triste y determinado:
- Si realmente sirves a la justicia, harás lo que te he pedido. Confiaré en que vas a hacerlo, porque eres un hombre de bien. Pero si tras escuchar mi historia me guardas un mínimo de aprecio, o al menos entiendes lo que he sufrido... permíteme una petición egoísta. Déjame pasar lo que me queda de vida en el anonimato. Hay una persona que me espera, y no querría abandonar este mundo sin verla una última vez... pero eso ya es cosa tuya. Ahora, duerme Almirante.
Desplegó totalmente su haki del rey sobre él, dejándolo inconsciente. Hecho eso, lo metería en el sótano de la casa más cercana atado de pies y manos, en ropa interior y con todas sus cosas desperdigadas por todo el edificio, para que tardase más una vez se liberase en ponerse a punto. Debía evitar que para cuando despertara aun estuviera a punto para avisar a Luchs o al Almirante en Jefe de que era un traidor.
- No muy bien, Ocaso... no muy bien. Naranja está desaparecido, vi a Noche alejarse de Mariejoa hace ya un buen rato y como sabrás, Cifra ha muerto. Tengo un plan, pero es posible que salga estrepitosamente mal...
Se aproximó al agente y le comenzó a susurrar al oído, explicándole al detalle sus intenciones. Esperaba que este le diese su opinión al respecto. Dado que eran los dos miembros restantes de la organización, sin él no podría hacer nada. No estaba en posición de dar órdenes, así que el plan debería ser pensado conjuntamente entre los dos. Una vez terminó de explicárselo, se apartó de él y esperó a su respuesta
La siguiente parte del post es posible que nunca ocurra. Sólo ocurrirá si Minato acepta a que nos encontremos de la manera en que especifico en este y que ocurra todo esto.
Tras hablar con Ocaso, se dio la vuelta y comenzó a dirigirse hacia el sur, dirigiéndose hacia Minato. Sobrevoló los edificios, y al cabo de un rato notó la presencia de Minato. Descendió a un callejón y esperó a que llegase junto a él, cruzado de brazos y con el rostro ensombrecido. Lo que estaba a punto de hacer era la parte más delicada de su plan. No se lo había mencionado a Nat. NADIE debía saber sobre aquello. Le costaba mucho tomar aquella decisión, pero era necesario. "Aki... lo siento. Ojalá nos hubiésemos conocido antes y hubiésemos podido pasar más tiempo juntos. En cuanto tuvo a Minato cerca, activó su haki del rey sobre él, sin desplegarlo del todo. Si lo activase al pleno de su poder, lo desmayaría. En su lugar, tan sólo lo inmovilizó de terror. Su intención era hablar con él, sin más. Se acercó al Almirante, con una mirada triste en el rostro.
- Hola, Minato. Siento tener que hacerte esto, pero era la única manera de asegurarme al cien por cien de que me escucharías sin interrumpirme ni atacarme hasta que acabase de hablarte.
Se apoyó contra una pared y suspiró. Entonces se aproximó a él y comenzó a hablar en voz baja:
- Esto me llevará un tiempo. Se que sospechas de mi. Pues bien... no te equivocabas. Yo maté a La Vega y Yakama. Pero antes de que me juzgues, quiero que sepas que la muerte de Yakama fue un accidente que nunca había planeado. Y la de La Vega, un mal necesario. Te contaré mi historia, aunque me temo que no podré entrar en detalles. Iré al grano. Cuando me eché a la mar, fui pirata. Me crié en el Archipiélago Arashi, isla bajo la protección de un Ju Senshi y habitualmente frecuentada por toda clase de bucaneros. La Vega, mi rival desde la infancia, también procedía de allí. El caso es que yo y otro amigo comenzamos a navegar bajo la bandera negra, con toda clase de ideas sobre libertad metidas en la cabeza. Era muy joven aun, y no entendía nada sobre muchas cosas - frunció el ceño - Las cosas se torcieron de un día para otro, tras varios años de viajes. Me metí en el camino de un tenryuubito. Yo y mi amigo intentamos ayudar a escapar a un esclavo del noble, pero murió ante nuestros ojos sin que pudiésemos hacer nada. Y los soldados de este empezaron a perseguirnos. En mi huida mantuve una batalla con La Vega, el cual se hallaba por la ciudad de casualidad. No sabía lo que acababa de suceder, pero el caso es que intentó matarme. Siempre nos hemos odiado, y como acababa de ingresar al CP decidió que era el momento de quitarme de en medio. Él sabía que yo quería ser pirata y sospechaba que me había vuelto uno. En fin... me estoy alargando. Un secuaz del tenryuubito asesinó a mi mejor amigo delante de mis ojos.
La mirada de Karl se tiñó de ira.
- Desde ese día, he odiado con todas mis fuerzas a los nobles mundiales. Todos mis esfuerzos y empeños desde entonces han ido encaminados hacia un único objetivo: hacer justicia. Derrocar a este corrupto Gobierno que defiende a los podridos tenryuubitos y la esclavitud. Entrené duramente durante años y entré en la Marina, con intención de destruirles desde dentro. Mi intención era liderar a los marines contra el propio Gobierno. Sin embargo, La Vega se encargó una y otra vez en frenar mis ascensos. A pesar de mis éxitos militares, tardé años en llegar a Capitán. Desde ahí logré llegar a Vicealmirante derrotando al Dragón Rojo, Ryu Sakata. Sin embargo, para poder llevar a cabo mi plan, debía ascender a Almirante. Y no había vacantes. Más aun, con La Vega vigilándome tan de cerca no podía hacer nada. Debía eliminarle, por cruel que fuese, si quería continuar con mis planes y limpiar el mundo. Sin embargo, mi plan se me fue de las manos, y el veneno que debía matar a La Vega mató también a Yakama.
Miró directamente a Minato a los ojos:
- Eres un hombre justo. La clase de persona adecuada para limpiar este mundo y guiarlo hacia un nuevo amanecer. Se que no colaborarías directamente con alguien como yo. Tengo las manos demasiado manchadas. Confieso que en mi plan me he dejado llevar. Para vencer a las sombras de este mundo, yo mismo me sumergí en la maldad. Durante años cometí innombrables atrocidades dignas de los mismos a los que pretendo derrocar. Sin embargo, he recapacitado. No soy digno de ser el que dirija al mundo una vez el Gobierno haya caído. Sin embargo, ahora ya no puedo parar esto. He tirado mi vida por la borda, cuando podría haberlo ignorado todo y vivir feliz. En su lugar, he elegido el camino difícil al consagrar mi vida a esta causa. Seguiré matando, porque es necesario y porque ya queda poco para el fin. Tengo las manos tan manchadas que un poco de sangre más no marcará ninguna diferencia. De manera que...
Se acercó más a él y susurró unas palabras a su oído, tan bajo que sólo él podría escucharle. Le confió sus planes para él, tras lo cual se apartó de nuevo y rebuscó en su ropa. Sacó una máscara blanca con un sol rojo dibujado en la frente. Se la metió entre la ropa aprovechando en lo tenía paralizado con su haki. Acto seguido lo miró a los ojos de nuevo, entre triste y determinado:
- Si realmente sirves a la justicia, harás lo que te he pedido. Confiaré en que vas a hacerlo, porque eres un hombre de bien. Pero si tras escuchar mi historia me guardas un mínimo de aprecio, o al menos entiendes lo que he sufrido... permíteme una petición egoísta. Déjame pasar lo que me queda de vida en el anonimato. Hay una persona que me espera, y no querría abandonar este mundo sin verla una última vez... pero eso ya es cosa tuya. Ahora, duerme Almirante.
Desplegó totalmente su haki del rey sobre él, dejándolo inconsciente. Hecho eso, lo metería en el sótano de la casa más cercana atado de pies y manos, en ropa interior y con todas sus cosas desperdigadas por todo el edificio, para que tardase más una vez se liberase en ponerse a punto. Debía evitar que para cuando despertara aun estuviera a punto para avisar a Luchs o al Almirante en Jefe de que era un traidor.
- Resumen:
- Hablar con Ocaso -> Si Minato acepta: Hablar a Minato paralizándolo con haki del rey -> Desmayarlo con haki y encerrarlo en un sótano, tirando todas sus cosas por la casa
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Jin ya estaba alucinando, no tardó en ver un tío volador pasar por las nubes. Era algo muy extraño pero en ese momento decidió ignorarlo y centrarse en su fuego, después de unos momentos pudo ver a su capitán ¿Qué demonios iba con él? Parecía una persona humana y eso significaba que ya estaba haciendo fichajes raros sin su permiso. Era un hombre con máscara, le había sustituido ya. Pedazo de león hijo de alguna mujer de los mares, mala pedrada le pegaran en la cabeza. Alzó la ceja derecha y después escuchó sus palabras, no hizo otra cosa que suspirar y encima le iba a tocar cargar con el otro hombre. Alzó el vuelo mediante el Geppou y cargó a aquel tipo en su espalda, con su fuerza podía llevarlo y eso era una utilidad.
Ahora además el capitán le dijo que iba a ser el segundo al mando “Eso ya lo soy, nadie más tiene cabeza para aguantar los pedos de Etsu y las quejas de la sardina” Pensó mientras cargaba con aquel tipo en su espalda y con la máscara puesta, suspiró de nuevo con su haki activado y prosiguió su camino. Al ver que el hombre aumentaba el ritmo, usó el Kamisoru para poder seguirlo, se dio cuenta de que se puso en el punto más alto, iba a acercarse a él cuando el muy bestia empezó a dar gritos. El poder de su voz era enorme y eso hizo que saliera hacia atrás unos metros frunciendo el ceño y con dolor de orejas por su culpa, lo que le hizo gruñir y quejarse “Puto animal”. Después le vio salir disparado convirtiéndose en una bestia rara, eso era nuevo. No iba a permitirle morir, de modo que empezó a seguirle desde un poco distancia.
- Todo esto por comer ¿Pero dónde se ha visto alguien así? Maldito Asder, esta me la pagas. Aerolíneas Ifrit de Soul Beast le desean un buen vuelo ¿Quién eres enmascarado? No te preocupes por desvelar nada, estamos en confianza.
Dijo ahora de forma irónica hablando con el otro hombre al que acababa de conocer, después siguió a su capitán desde una distancia prudente mientras se mantenía alerta con su haki de observación activado.
Ahora además el capitán le dijo que iba a ser el segundo al mando “Eso ya lo soy, nadie más tiene cabeza para aguantar los pedos de Etsu y las quejas de la sardina” Pensó mientras cargaba con aquel tipo en su espalda y con la máscara puesta, suspiró de nuevo con su haki activado y prosiguió su camino. Al ver que el hombre aumentaba el ritmo, usó el Kamisoru para poder seguirlo, se dio cuenta de que se puso en el punto más alto, iba a acercarse a él cuando el muy bestia empezó a dar gritos. El poder de su voz era enorme y eso hizo que saliera hacia atrás unos metros frunciendo el ceño y con dolor de orejas por su culpa, lo que le hizo gruñir y quejarse “Puto animal”. Después le vio salir disparado convirtiéndose en una bestia rara, eso era nuevo. No iba a permitirle morir, de modo que empezó a seguirle desde un poco distancia.
- Todo esto por comer ¿Pero dónde se ha visto alguien así? Maldito Asder, esta me la pagas. Aerolíneas Ifrit de Soul Beast le desean un buen vuelo ¿Quién eres enmascarado? No te preocupes por desvelar nada, estamos en confianza.
Dijo ahora de forma irónica hablando con el otro hombre al que acababa de conocer, después siguió a su capitán desde una distancia prudente mientras se mantenía alerta con su haki de observación activado.
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Volando se dirigía el revolucionario por las alturas, buscando algo que poder hacer o a sus compañeros. Pudo ver un loco lanzando fuego pero pasó de él y siguió a lo suyo, no tardó en llegar a un lugar dónde una gran cantidad de Gyojines hacían acto de presencia. El castaño se quedó en un tejado mirando con cuidado escondido como una rata. No pretendía luchar por el gobierno, pero de repente un hombre (Dexter) empezó a dar un discurso. Eso podía ser malo o bueno, pero el líder del Escuadrón 7 se quedó callado y permaneció escondido. Esperaba los refuerzos de una maldita vez por todas y se quedaría allí oculto hasta que aparecieran, mientras tanto mantendría el haki activado por si las moscar.
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Me desperté, había recuperado la consciencia aunque no sabía porque la había perdido. Seguro que había sido algún truco. Kodama empezó a atacar a los Gyojins. Era los piratas Trilobite. Solo eran unos sucios seres de color azul que se creían mejores que los humanos. No sabía muy bien que hacer, si ayudar a Kodama o ir a investigar el géiser. Lo que me mandara él, pues era mi superior. Aunque, que diantres, yo siempre actuaba inconscientemente y ayudaría al viejo arbolito a deshacerse de los Gyojins.
- Pececitos, el infierno ya está aqui.
Comencé a generar gran cantidad de arena a mi alrededor y una vez echo esto, de la arena salieron muchas manos con sus respectivos brazos que iban dirigidos a los Gyojins. La idea era que les agarraran cualquier parte de su cuerpo, o su cuerpo entero, se extendiensen por él y una vez así, cerrar mi puño para que la arena los aprisionase y les rompiese todo el cuerpo. A ver si esto salía, porque como usaran el Karate Gyojin ya me podía ir preparando.
Funeral del Desierto [AF]
Si mi ataque conseguía hacer su efecto, unos cuantos Gyojins caerían y el cabeza-brocoli solo tendría que hacer el resto. La verdad es que yo tenía ganas de gresca, de pegarme con alguien y esta era la oportunidad para hacerlo. Luego que vieniera lo que fuese.
- Pececitos, el infierno ya está aqui.
Comencé a generar gran cantidad de arena a mi alrededor y una vez echo esto, de la arena salieron muchas manos con sus respectivos brazos que iban dirigidos a los Gyojins. La idea era que les agarraran cualquier parte de su cuerpo, o su cuerpo entero, se extendiensen por él y una vez así, cerrar mi puño para que la arena los aprisionase y les rompiese todo el cuerpo. A ver si esto salía, porque como usaran el Karate Gyojin ya me podía ir preparando.
Funeral del Desierto [AF]
Si mi ataque conseguía hacer su efecto, unos cuantos Gyojins caerían y el cabeza-brocoli solo tendría que hacer el resto. La verdad es que yo tenía ganas de gresca, de pegarme con alguien y esta era la oportunidad para hacerlo. Luego que vieniera lo que fuese.
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Una melodía comenzaba a sonar por los alrededores, ¿de donde vendría? Dudaba de que alguien se hubiera parado en mitad de aquel caos para ponerse a tocar, aunque cosas más raras había visto. En cualquier caso no venía mal contar con una banda sonora de fondo. Mientras se acercaba a la zona ajardinada donde se encontraba el edificio pudo ver como se desarrollaba la batalla a poca distancia de allí. Los gyojins ganaban terreno poco a poco y, según le parecía ver, los piratas Trilobite por fin habían hecho acto de presencia. Eran un grupo interesante aunque difícilmente los distinguía a pesar de la altura.
Mientras tanto, cerca de su posición había un creciente incendio provocado por un único pirómano. ¿Qué diablos hacía allí el solo? Tal vez luego le preguntase porqué lo hacía pero por el momento decidió ignorarlo. Era evidente que el Gorosei tenía bastantes enemigos reunidos allí y no sería él quien le interrumpiera, al menos no hasta que el fuego, el calor o el humo supusiera un problema para él. El cazador prefirió centrase en cotillear un poco por el edificio en busca de algo digno de su tiempo.
No sabía qué o a quién se encontraría allí dentro por lo que debería ir con cuidado con lo que hacía. Lo mejor sería intentar pasar desapercibido así que para empezar simplemente echaría un vistazo desde fuera, asomándose por todas las ventanas hasta dar con su premio. Aunque por si acaso intentaría evitar la ventana que diese al baño de hombres.
Mientras tanto, cerca de su posición había un creciente incendio provocado por un único pirómano. ¿Qué diablos hacía allí el solo? Tal vez luego le preguntase porqué lo hacía pero por el momento decidió ignorarlo. Era evidente que el Gorosei tenía bastantes enemigos reunidos allí y no sería él quien le interrumpiera, al menos no hasta que el fuego, el calor o el humo supusiera un problema para él. El cazador prefirió centrase en cotillear un poco por el edificio en busca de algo digno de su tiempo.
No sabía qué o a quién se encontraría allí dentro por lo que debería ir con cuidado con lo que hacía. Lo mejor sería intentar pasar desapercibido así que para empezar simplemente echaría un vistazo desde fuera, asomándose por todas las ventanas hasta dar con su premio. Aunque por si acaso intentaría evitar la ventana que diese al baño de hombres.
Drako Hyrule
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Continuaba corriendo, cuando a lo lejos, cerca de unas puertas pude divisar a un extraño hombre (si se le podía llamar hombre), piediendo ayuda para intentar entrar a un edificio. Desde el primer segundo que lo vi sospechaba mucho.
Continué corriendo, dirigiéndome a su dirección, y en plena carrera, active el mantra, para evitar desgracias. Llegué hasta su ubicación, y con unas palabras modestas, me dirigí hacia él:
-Señor, ¿por qué está usted aquí?, bueno no importa, déjeme a mí abrir esta puerta.
Con estas palabras, lo quité de la puerta que estaba golpeando, disimulando que la iba a abrir yo, pero no iba a ser así, cuando estuviese lo suficientemente de la puerta, me giraría, y con mi ''Rishin'' (Machete) imbuido en haki de armadura, intentaría hacerle un rápido pero eficaz corte en la zona del pecho, intentando introducir así la punta del machete para introducir Risina en su organismo. Si a pesar de todas mis creencias no era alguien ''malvado'', y le había conseguido introducir una parte del machete en el pecho, ya sería demasiado tarde, su organismo ya estaría infectado por este veneno.
Tras este ataque, para evitar desgracias, intentaría alejarme lo máximo posible de él, teniendo aún mi mantra activado.
Continué corriendo, dirigiéndome a su dirección, y en plena carrera, active el mantra, para evitar desgracias. Llegué hasta su ubicación, y con unas palabras modestas, me dirigí hacia él:
-Señor, ¿por qué está usted aquí?, bueno no importa, déjeme a mí abrir esta puerta.
Con estas palabras, lo quité de la puerta que estaba golpeando, disimulando que la iba a abrir yo, pero no iba a ser así, cuando estuviese lo suficientemente de la puerta, me giraría, y con mi ''Rishin'' (Machete) imbuido en haki de armadura, intentaría hacerle un rápido pero eficaz corte en la zona del pecho, intentando introducir así la punta del machete para introducir Risina en su organismo. Si a pesar de todas mis creencias no era alguien ''malvado'', y le había conseguido introducir una parte del machete en el pecho, ya sería demasiado tarde, su organismo ya estaría infectado por este veneno.
Tras este ataque, para evitar desgracias, intentaría alejarme lo máximo posible de él, teniendo aún mi mantra activado.
- POR SI ES ENEMIGO:
- Ataque al pecho con mi Rishin imbuido en haki de armadura lvl 1 [AF] (Si la punta del machete entra) [AIF] (Si la punta no entra).
- ¿Qué provoca la Risina?:
- Es un veneno que se provoca hemorragias internas, deshidratación y paralización del músculo si penetra en el organismo. Si solamente corta el machete, provocaría paralización del músculo.
- RESUMEN:
- Llego hasta la zona del hombre - Le dirijo unas palabras - Me acercó a la puerta y realizo mi ataque - Me alejo para ver su reacción.
Abby
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Al parecer todo el ruido de nuestro alrededor seguía aumentando y la cantidad de caos que había era inexplicable, la verdad es que desde aquella vez en la que había intentado robar a un anciano en el puesto de comida de Foodvalten no había vuelto a ver otra revuelta como la que me habían causado los pueblerinos; aquellos malditos pueblerinos ¡los odiaba! Si jamás me hubieran hecho aquella revuelta yo nunca me hubiese perdido en el bosque en esa noche… fría. Suspiré y me crucé de brazos, no me apetecía para nada recordar las cosas pasadas, sobre todo las que me habían hecho daño.
Seguíamos caminando lentamente pero a medida que avanzábamos ya podíamos ir más rápido. A lo lejos me pareció ver una especie de gran puerta abierta. Ante todo el caos que había lo mejor era entrar rápidos. Agarré a Shi del brazo con cuidado. –Entremos por esa puerta. Tenemos que preocuparnos por nuestra seguridad. Este caos irá a más.-Dije levemente. Finalmente llegamos a la puerta, pero antes de seguir avanzando me detuve. Metí la mano en el bolsillo de la túnica y noté un bulto, lo saqué y cuando lo vi me di cuenta de que era una fruta del diablo por sus extrañas formas. La apreté con la mano y luego miré a Shi. -¿Sabes? No sé lo que nos espera detrás de esa puerta, pero hay que estar preparados.-Finalmente me comí la fruta amarga. No olvidaría ese sabor por mucho tiempo. La razón por la cual lo hacía era simple… atravesar esa puerta no me inspiraba confianza y a mi lado estaba Shi, tendría que protegerle si no quería que le pasase nada. Entramos.
Seguíamos caminando lentamente pero a medida que avanzábamos ya podíamos ir más rápido. A lo lejos me pareció ver una especie de gran puerta abierta. Ante todo el caos que había lo mejor era entrar rápidos. Agarré a Shi del brazo con cuidado. –Entremos por esa puerta. Tenemos que preocuparnos por nuestra seguridad. Este caos irá a más.-Dije levemente. Finalmente llegamos a la puerta, pero antes de seguir avanzando me detuve. Metí la mano en el bolsillo de la túnica y noté un bulto, lo saqué y cuando lo vi me di cuenta de que era una fruta del diablo por sus extrañas formas. La apreté con la mano y luego miré a Shi. -¿Sabes? No sé lo que nos espera detrás de esa puerta, pero hay que estar preparados.-Finalmente me comí la fruta amarga. No olvidaría ese sabor por mucho tiempo. La razón por la cual lo hacía era simple… atravesar esa puerta no me inspiraba confianza y a mi lado estaba Shi, tendría que protegerle si no quería que le pasase nada. Entramos.
- Acciones:
- Recordar, ir hasta la puerta, comer la akuma de Shi y entrar.
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"Estaba caminando y al fondo aparecía una mujer de pelo negro, tan tan negro como el suyo y que le sonreía. Por alguna razón cuando más se acercaba ella le iba pareciendo más y más grande, como si de una ilusión óptica se tratara. ¿O era ella quien se hacía pequeña? Daba igual, sólo quería llegar hasta ella. ¡Un momento! Un agudo dolor atacó su cabeza, de forma parecida a como lo haría una migraña pero sin mantenerse demasiado tiempo y abrió mucho los ojos. ¿Dónde estaba? ¿Quién era la mujer? Aunque le parecía haber estado corriendo hacia ella ahora se daba cuenta de que en realidad no podía moverse."
Abrió los ojos de verdad esta vez, pero no de golpe sino despacio. Al principio no fue capaz de enfocar pero luego, los edificios a su lado fueron haciéndose cada vez más nítidos. No podía mover todavía la cabeza pero sabía que alguien la había cargado en su hombro para llevarla. ¿Qué habría pasado? Sólo recordaba haber visto a Byakuro y a un gyojin que parecía querer atacarlo. Esperaba que tanto él como Yumiko estuvieran bien. Y ella, ¿en la zona residencial? Todo era tan confuso... Poco a poco fue desperezándose y miró a su acompañante. Era Date, el semigigante. Lo había oído hace un rato decirle unas palabras pero no lo había entendido o quizás había sido su imaginación. Los pensamientos de Alice no seguían ningún orden concreto y escuchaba como una música en la distancia que no parecía presagiar nada bueno. Quién tocaría música en aquellos momentos...
-Hmmmmm, creo que a partir de aquí ya puedo sola -dijo intentando moverse y bajarse para no molestarle más. Tenía los músculos agarrotados y era raro porque nunca le pasaba eso excepto cuando sentía nervios o miedo. No era muy habitual. -Gracias por llevarme pero... ¿que ha pasado? ¿A dónde vamos?
Se sentía como una marioneta arrastrada por las invisibles corrientes de la guerra, que desenvolvía a su alrededor. Notaba que Date estaba tenso por alguna razón. Esperaba de verdad que la estuviera ayudando y no secuestrándola o algo así. No lograba entender ni recordar nada. Ni siquiera lo que había soñado hacía menos de cinco minutos.
Abrió los ojos de verdad esta vez, pero no de golpe sino despacio. Al principio no fue capaz de enfocar pero luego, los edificios a su lado fueron haciéndose cada vez más nítidos. No podía mover todavía la cabeza pero sabía que alguien la había cargado en su hombro para llevarla. ¿Qué habría pasado? Sólo recordaba haber visto a Byakuro y a un gyojin que parecía querer atacarlo. Esperaba que tanto él como Yumiko estuvieran bien. Y ella, ¿en la zona residencial? Todo era tan confuso... Poco a poco fue desperezándose y miró a su acompañante. Era Date, el semigigante. Lo había oído hace un rato decirle unas palabras pero no lo había entendido o quizás había sido su imaginación. Los pensamientos de Alice no seguían ningún orden concreto y escuchaba como una música en la distancia que no parecía presagiar nada bueno. Quién tocaría música en aquellos momentos...
-Hmmmmm, creo que a partir de aquí ya puedo sola -dijo intentando moverse y bajarse para no molestarle más. Tenía los músculos agarrotados y era raro porque nunca le pasaba eso excepto cuando sentía nervios o miedo. No era muy habitual. -Gracias por llevarme pero... ¿que ha pasado? ¿A dónde vamos?
Se sentía como una marioneta arrastrada por las invisibles corrientes de la guerra, que desenvolvía a su alrededor. Notaba que Date estaba tenso por alguna razón. Esperaba de verdad que la estuviera ayudando y no secuestrándola o algo así. No lograba entender ni recordar nada. Ni siquiera lo que había soñado hacía menos de cinco minutos.
- Resumen:
- Primero sueña con una persona que podría ser su madre aunque luego lo olvida. Simplemente se despierta, le da a Date las gracias (aunque no sabe si debe hacerlo porque no recuerda muy bien lo que ha pasado) y dice que no es necesario que la lleve, que ya puede sola.
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La caja fuerte se abrió como la cremallera de una chaqueta y aquel hombre celestial metió la mano. Seguramente tenía el poder de alguna akuma no mi, sino, no podría abrirla con tanta facilidad, como si de un estuche se tratara. Al sacar la mano, parecía tener una especie de piña de un color rojizo y entonces, Black Berrie se dio cuenta. Aquello podría ser algo de muchísimo valor, algo que en los bajos fondos se podría vender entre 100 millones y dos billones, dependiendo de la calidad. Se trataba de una akuma no mi, una fruta del diablo que daba gran poder al que la comía. Se iba a quedar con la fruta, investigaría sobre cual se podría tratar y cuando lo supiese con certeza, la vendería a un alto precio, sin duda era un gran plan.
Pero pareció que aquello se iba al garete. El hombre celestial abrió la boca mientras se llevaba la fruta a la boca, no podía ser. Aquella bestia, si se comía la fruta, moriría, sin duda alguna, aunque eso no le importaba. Si eso pasaba, 100 millones de berries o más serían tirados a la basura y no lo iba a permitir. Cuando vio aquello, apretó su puño derecho con fuerza y se lo lanzó a la cara, impactando mientras con la otra mano cogía la fruta.
- "¡Oye! Si tan solo querías comerte tú la piña... ¡Haberlo dicho!"
- "Vaya... Parece que no lo entiendes... Esta fruta es muy posible que sea una akuma no mi y, por como has abierto la caja, debes tener una fruta del diablo ya consumida. No me importa que te la comas, ni que te mueras, pero debo salvarte la vida, después de salvármela tú a mi. Si te comes esta fruta, es muy posible que mueras." - Decía fingiendo que su vida le importaba.
Parecía que se lo había creído, por lo que guardó la fruta en su bolsillo. Tenía bastantes cosas que podría vender, por lo que aquel día estaba saliendo a pedir de boca. De pronto, un cañonazo de fuego se lanzó hacia el cielo, a lo lejos y Black Berrie se notó volando. Aquella bestia le había vuelto a coger y esta vez, no era para salvarle. Pronto llegaron de donde provenía el cañonazo y un hombre con máscara se encontraba en aquel lugar. De nuevo, con velocidad, volvió a volar sin ni siquiera preguntar a Black Berrie que quería hacer y tras unas palabras al que parecía ser su compañero, dejó al negro en el techo del edificio más alto, para luego ser recogido por el tipo de la máscara. Lo estaban tratando como a un juguete, decidiendo por él y eso no le gustaba mucho.
Aquella bestia parecía estar loca, empezó a gritar con fuerza, dejando sordos a su compañero y a Black Berrie, mientras su cuerpo aumentaba de tamaño, para luego dar un salto enorme tras explotar sus pies, para luego quedarse desde el cielo mirando toda la isla.
- "Todo esto por comer ¿Pero dónde se ha visto alguien así? Maldito Asder, esta me la pagas. Aerolíneas Ifrit de Soul Beast le desean un buen vuelo ¿Quién eres enmascarado? No te preocupes por desvelar nada, estamos en confianza." - Decía el hombre del cañonazo de fuego.
- "Tú cara me suena... Soy Black Berrie, de los bajos fondos. ¿Y tú?"
Era normal que su "cara" le sonase, aquel hombre no era nada más ni nada menos que Jin Surfer, un maldito asesino loco, capaz de matar por simple gusto. Sin duda, parecía estar entre personas fuertes, por lo que evitaría movimientos bruscos y innecesarios.
Pero pareció que aquello se iba al garete. El hombre celestial abrió la boca mientras se llevaba la fruta a la boca, no podía ser. Aquella bestia, si se comía la fruta, moriría, sin duda alguna, aunque eso no le importaba. Si eso pasaba, 100 millones de berries o más serían tirados a la basura y no lo iba a permitir. Cuando vio aquello, apretó su puño derecho con fuerza y se lo lanzó a la cara, impactando mientras con la otra mano cogía la fruta.
- "¡Oye! Si tan solo querías comerte tú la piña... ¡Haberlo dicho!"
- "Vaya... Parece que no lo entiendes... Esta fruta es muy posible que sea una akuma no mi y, por como has abierto la caja, debes tener una fruta del diablo ya consumida. No me importa que te la comas, ni que te mueras, pero debo salvarte la vida, después de salvármela tú a mi. Si te comes esta fruta, es muy posible que mueras." - Decía fingiendo que su vida le importaba.
Parecía que se lo había creído, por lo que guardó la fruta en su bolsillo. Tenía bastantes cosas que podría vender, por lo que aquel día estaba saliendo a pedir de boca. De pronto, un cañonazo de fuego se lanzó hacia el cielo, a lo lejos y Black Berrie se notó volando. Aquella bestia le había vuelto a coger y esta vez, no era para salvarle. Pronto llegaron de donde provenía el cañonazo y un hombre con máscara se encontraba en aquel lugar. De nuevo, con velocidad, volvió a volar sin ni siquiera preguntar a Black Berrie que quería hacer y tras unas palabras al que parecía ser su compañero, dejó al negro en el techo del edificio más alto, para luego ser recogido por el tipo de la máscara. Lo estaban tratando como a un juguete, decidiendo por él y eso no le gustaba mucho.
Aquella bestia parecía estar loca, empezó a gritar con fuerza, dejando sordos a su compañero y a Black Berrie, mientras su cuerpo aumentaba de tamaño, para luego dar un salto enorme tras explotar sus pies, para luego quedarse desde el cielo mirando toda la isla.
- "Todo esto por comer ¿Pero dónde se ha visto alguien así? Maldito Asder, esta me la pagas. Aerolíneas Ifrit de Soul Beast le desean un buen vuelo ¿Quién eres enmascarado? No te preocupes por desvelar nada, estamos en confianza." - Decía el hombre del cañonazo de fuego.
- "Tú cara me suena... Soy Black Berrie, de los bajos fondos. ¿Y tú?"
Era normal que su "cara" le sonase, aquel hombre no era nada más ni nada menos que Jin Surfer, un maldito asesino loco, capaz de matar por simple gusto. Sin duda, parecía estar entre personas fuertes, por lo que evitaría movimientos bruscos y innecesarios.
Eris Takayama
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Escuchó con atención a ambos hombres que hablaron y rezó por que Haine no dijera nada fuera de lugar. No obstante, solo le quedó una cosa a la que contestar, a aquel capitán de Marina. —Si usted supiera lo que le estamos quitando, nos daría las gracias. Las gracias porque nadie más que nosotros, que no podemos utilizarlo, se lo lleve— susurró en bajo, poniéndose después en pie como aquel CP le había indicado, tratando de sonreír quedamente. Si lo hacían era casi por su propio bien. ¿Qué pasaría con alguien que no emitiera hondas al andar? Eris no podría detectarlo. Y no, aquello no le daba buena espina. Había confiado en su compañero, pero no confiaba en los demás. Y parecía que su frialdad estaba justificada. Pero en ese mismo instante, alzó más la cabeza, mirando a aquel hombre que les estaba dando una oportunidad. —Me alegro de que recuerde mi nombre. No se olvide de pronunciarlo si se encuentra en un aprieto durante esta batalla— determinó, haciendo ver de esa forma que aceptarían lo que les estaba ofreciendo. ¿Qué más podía hacer si no? Pero en cuanto sus palabras se extinguieron en sus labios, muriendo los sonidos, la chica fue embestida, literalmente.
Un mancha amarallenta y negruzca la tiro al suelo, lamiendo con parsimonia la sangre de su cara, un resto de Mark. —Azael, joder, me has asustado— le regañó ella, quitandose de encima a aquel gran leopardo, al cual acarició con algo de parsimonia. Pero no tenían demasiado tiempo y parecía que la batalla se iba acercando hasta sus cabezas. Y aquello era algo que debiera de gustarles a ninguno. —Haine...— musitó, mirando al peliblanco. Era momento de enseñarle todo lo que había aprendido. Por eso, miró a su alrededor, viendo un pequeño farol. No sabía que había hecho con el cuerpo de Mark, pero no estaba en posición de querer saberlo. Sobre todo, porque debía concentrarse. Y por si acaso... La funda de su katana golpeó con fuerza, estirando el brazo, para romper aquel farol apagado y con la contraria, acercó el filo de aquella katana a lo que quedaba de bombilla. Y de pronto, la energía comenzó a emanar por la misma. Eris cerró los ojos unos instantes, sintiendo rozar el felino por costado, transfiriéndole así casi toda la energía que estaba obteniendo de aquella instalación eléctrica hacia su propio animal, como una pila. Porque eso era lo que era Gato, una pila voltaica. Y volviendo a colocarse su máscara, sintió como gran parte de su cuerpo se "descomponía" en energía, creando una gran sobercaga que fundiría todo el sistema eléctrico de aquel lugar.
¿Que por qué lo hizo? Para que no interfiriera con ella. Y aún así, le dio tiempo a llegar a una velocidad similar a la del CP, mirando de reojo como llegaba corriendo su leopardo, fijando objetivos, hasta verlo. Pero se quedó al lado de su hermano, mirando aquella situación con los labios entreabiertos. ¿Qué eran esos bichos falciformes semi-humanos? ¿Por qué estaban invadiendo aquel lugar sagrado? Eris llevaba "en su propia isla" demasiado tiempo para saber que tipo de rencillas se traían con ellos el resto de habitantes de aquel mundo. Por eso, y a pesar de que el CP estuviera peleando, sujetando con fuerza aquella katana y dejando su pelo ondear, miró a Haine de reojo. —Tus drones. Si vamos a entrar quiero saber cuan fuertes son esos bichos...— musitó por lo bajo. Y sin embargo, a pesar de que fuera solo una pequeña sensación, el cuerpo de Eris comenzó a cubrirse por algo que parecía como una especie de "lámina negra" que no llamaba tanto la atención por sus ropas, como si solo le diera un aura pero que no era más que activación de su haki armadura.
Un mancha amarallenta y negruzca la tiro al suelo, lamiendo con parsimonia la sangre de su cara, un resto de Mark. —Azael, joder, me has asustado— le regañó ella, quitandose de encima a aquel gran leopardo, al cual acarició con algo de parsimonia. Pero no tenían demasiado tiempo y parecía que la batalla se iba acercando hasta sus cabezas. Y aquello era algo que debiera de gustarles a ninguno. —Haine...— musitó, mirando al peliblanco. Era momento de enseñarle todo lo que había aprendido. Por eso, miró a su alrededor, viendo un pequeño farol. No sabía que había hecho con el cuerpo de Mark, pero no estaba en posición de querer saberlo. Sobre todo, porque debía concentrarse. Y por si acaso... La funda de su katana golpeó con fuerza, estirando el brazo, para romper aquel farol apagado y con la contraria, acercó el filo de aquella katana a lo que quedaba de bombilla. Y de pronto, la energía comenzó a emanar por la misma. Eris cerró los ojos unos instantes, sintiendo rozar el felino por costado, transfiriéndole así casi toda la energía que estaba obteniendo de aquella instalación eléctrica hacia su propio animal, como una pila. Porque eso era lo que era Gato, una pila voltaica. Y volviendo a colocarse su máscara, sintió como gran parte de su cuerpo se "descomponía" en energía, creando una gran sobercaga que fundiría todo el sistema eléctrico de aquel lugar.
¿Que por qué lo hizo? Para que no interfiriera con ella. Y aún así, le dio tiempo a llegar a una velocidad similar a la del CP, mirando de reojo como llegaba corriendo su leopardo, fijando objetivos, hasta verlo. Pero se quedó al lado de su hermano, mirando aquella situación con los labios entreabiertos. ¿Qué eran esos bichos falciformes semi-humanos? ¿Por qué estaban invadiendo aquel lugar sagrado? Eris llevaba "en su propia isla" demasiado tiempo para saber que tipo de rencillas se traían con ellos el resto de habitantes de aquel mundo. Por eso, y a pesar de que el CP estuviera peleando, sujetando con fuerza aquella katana y dejando su pelo ondear, miró a Haine de reojo. —Tus drones. Si vamos a entrar quiero saber cuan fuertes son esos bichos...— musitó por lo bajo. Y sin embargo, a pesar de que fuera solo una pequeña sensación, el cuerpo de Eris comenzó a cubrirse por algo que parecía como una especie de "lámina negra" que no llamaba tanto la atención por sus ropas, como si solo le diera un aura pero que no era más que activación de su haki armadura.
- Resumen:
- Eris acepta el trato de León y rompe un farolillo eléctrico cercano para extraer parte de la energía, "cargando" a Gato y después sobrecargar los circuitos para fundirlos en tanta extensión desee el moderador. Después, avanza para contemplar la pelea con su Haine, sugiriéndole que antes de entrar seriamente ambos, debería mandar a sus drones para comprobar las fuerzas, pero atenta por si cualquier ataque les viene, con su mantra-radar siempre activado.
Minato Kazuo
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Escuchó a Ivanovich y asintió con la cabeza, aceptando así su petición para que vigilara a Karl. La verdad es que el pelirrojo pensaba que Karl no iba a hacer nada, ya que era más importante proteger aquel lugar a morir todos por una tontería como esas... Pero aceptó su tarea como un buen soldado sin ideales y se dirigió corriendo a la dirección donde el Almirante se debía encontrar. Su idea era la de encontrar al hombre de confianza que Ivanovich le había dicho estaría por la zona, pues seguro poseía información extra que utilizar. De esa forma podría indicarle si ya había hecho algo sospechoso, aunque no se pararía mucho a su lado pues Karl ya debía conocer su aura de sobra. En lugar de tratar de esconderse actuaría él mismo, dejándose ver pero sin levantar sospecha alguna sobre su objetivo. Una especie de infiltración, vaya, aunque se dio cuenta de que no iba a ser posible. Percibió su aura con el Haki Mantra, estaba cerca. Demasiado cerca. Y cuando tuvo un instante para reaccionar sus pasos se detuvieron y quedó clavado en el suelo.
Allí estaba, el traidor, haciendo que Minato apretara los dientes de rabia mientras se le encogía el corazón. ¿Cómo se atrevía a aprovecharse de una situación como esa para llevar a cabo su plan? ¿Cómo era tan egoista de dejar que murieran cientos de personas por tan solo asesinar a su superior? Eso pensaba Minato, mas le costaba hablar y no pronunció palabra alguna sino que escuchó lo que tenía que decir. Cuando confesó ser el ejecutor de los dos anteriores Almirantes no pudo sino mirarlo con odio, con una rodilla clavada en el suelo mientras trataba de levantarse sin resultado sobre la otra. Sus facciones se relajaron ligeramente cuando siguió con la historia, por lo que contaba él era una víctima de una Injusticia que lo había llevado a la venganza, pero eso no era motivo para hacer lo que había hecho. Aunque había confesado matar a La Vega admitió no haber tenido intención en matar al otro Almirante, pero voluntario o involuntario no se podía cambiar el pasado, estaba hecho.
Y tras decir que tenía que terminar lo que había empezado, Karl pronunció unas palabras en su oído que solo él pudo escuchar. Se sorprendió enormemente, tratando de apartarse para mirarlo con incredulidad. Le parecía incluso noble que dijera algo como eso, pero no podía cambiar lo que ya había hecho. Ni tampoco lo que Minato tenía arraigado en su corazón. Y por último, rogó por su vida, rogó por que mintiera al mundo entero y dijera algo que iba en contra de sus ideales. Pero no, si de verdad iba a terminar el trabajo su castigo tendría que ser realizado, la Justicia caería sobre él en forma de Muerte o Arresto. Y si al final se retractaba y entregaba tendría que seguir pagando por los crímenes cometidos, y asesinar a dos Almirantes además de todo lo que habría hecho sin que lo supieran no era moco de pavo.
Y Minato se desmayó.
Cuando despertó sentía como si hubiera estado meses pensando en aquello. A su lado estaba la máscara que Karl le había otorgado, pero el resto de sus cosas no parecían estar con él. Se libró de sus ataduras gracias a la energía cortante que era capaz de proyectar desde sus manos, convirtiendo aquella tarea en algo sencillo. Libre pues buscó sus pertenencias, encontrando primero las Ninjatos y las alas de Cuervo, mas tardó unos minutos en encontrar todo lo demas. Al menos no era un ladrón. Pero la armadura ya no iría en una maleta cargada a su espalda como hasta el momento. No, se puso la armadura directamente y se preparó para el combate, momento en el que localizó su Den Den Mushi personal. Lo había recogido todo, estaba claro que Karl iba en serio con lo que le había dicho y aunque estaba agradecido de seguir vivo no le hacía ninguna gracia el papel que la Divina Justicia le había adjudicado en aquella empresa. —Al habla el Almirante Akaikarasu, Minato Kazuo.— dijo por el comunicador cuando contactó con la oficina central. Su intención era prevenir a Luchs de lo que iba a pasar, pero si no lograba contactarle hablaría con aquel hombre que trabajaba para el Gobierno... Gilbert Herman. —El Almirante Lion D. Karl me ha confesado que fue él quién asesinó al Almirante La Vega y al Almirante Yamada. Me ha confesado que planea continuar su plan y acabar con el Gobierno, por lo tanto debemos tener cuidado con él.— comenzó a decir.
—Si Krauser confesó haber cometido dichos actos quiere decir que, o bien lo hizo para encubrir a Karl, o bien Karl lo ha confesado para cubrir a Krauser. En cualquier caso eso parece indicar que están juntos en esto, y debemos tener cuidado con el Demonio de la Niebla también.— sus palabras sonaban directas y seguras, pero con gran amargura. —Solicito que las fuerzas defensoras se concentren en donde los representantes del Gobierno se encuentren para defenderlos, pues ha debido pasar unos minutos desde que me dejó inconsciente.— y por último, si había logrado contactar con Luchs, le desaría suerte. —Cuídese Almirante de Flota.— le diría con sinceridad, esperando unos segundos para recibir alguna información nueva o instrucciones antes de colgar. En cualquier caso no iría tras Karl directamente, pues era una bestia que no podría parar aunque la Justicia estuviera de su parte. Por tanto buscó al hombre que Ivanovich le había indicado, con gafas ahumadas y sombrero. Acto seguido le pediría que le transmitiera la información a su superior, pues cuantos más fueran a ayudar mejor.
No había dicho ni una sola palabra de lo que Karl le había dicho mediante susurros. A pesar de que bajo la armadura podía notar un bulto inusual a la altura del pecho no significaba nada, y aunque las dudas reinaban su cerebro no caería bajo las palabras de una falsa deidad. La Justicia era su señora, y él su fiel servidor. Haría lo que fuera necesario para que se hiciera Justicia y, aunque la historia de Karl estaba cargada de injusticias, no podía plantearse nada parecido a lo que Karl estaba haciendo. Los criminales tenían que recibir su castigo, la Justicia acabaría prevalenciendo. Pero, ¿la justicia de quién? ¿Esa Justicia moral, ética y objetiva que el pelirrojo perseguía pero no podía interpretar? ¿O esa otra justicia de la que la gente sacaba provecho? Tragó saliva mientras se deslizaba a gran velocidad por entre las calles, ¿debía hacer caso a su cerebro o a su corazón?
Allí estaba, el traidor, haciendo que Minato apretara los dientes de rabia mientras se le encogía el corazón. ¿Cómo se atrevía a aprovecharse de una situación como esa para llevar a cabo su plan? ¿Cómo era tan egoista de dejar que murieran cientos de personas por tan solo asesinar a su superior? Eso pensaba Minato, mas le costaba hablar y no pronunció palabra alguna sino que escuchó lo que tenía que decir. Cuando confesó ser el ejecutor de los dos anteriores Almirantes no pudo sino mirarlo con odio, con una rodilla clavada en el suelo mientras trataba de levantarse sin resultado sobre la otra. Sus facciones se relajaron ligeramente cuando siguió con la historia, por lo que contaba él era una víctima de una Injusticia que lo había llevado a la venganza, pero eso no era motivo para hacer lo que había hecho. Aunque había confesado matar a La Vega admitió no haber tenido intención en matar al otro Almirante, pero voluntario o involuntario no se podía cambiar el pasado, estaba hecho.
Y tras decir que tenía que terminar lo que había empezado, Karl pronunció unas palabras en su oído que solo él pudo escuchar. Se sorprendió enormemente, tratando de apartarse para mirarlo con incredulidad. Le parecía incluso noble que dijera algo como eso, pero no podía cambiar lo que ya había hecho. Ni tampoco lo que Minato tenía arraigado en su corazón. Y por último, rogó por su vida, rogó por que mintiera al mundo entero y dijera algo que iba en contra de sus ideales. Pero no, si de verdad iba a terminar el trabajo su castigo tendría que ser realizado, la Justicia caería sobre él en forma de Muerte o Arresto. Y si al final se retractaba y entregaba tendría que seguir pagando por los crímenes cometidos, y asesinar a dos Almirantes además de todo lo que habría hecho sin que lo supieran no era moco de pavo.
Y Minato se desmayó.
Cuando despertó sentía como si hubiera estado meses pensando en aquello. A su lado estaba la máscara que Karl le había otorgado, pero el resto de sus cosas no parecían estar con él. Se libró de sus ataduras gracias a la energía cortante que era capaz de proyectar desde sus manos, convirtiendo aquella tarea en algo sencillo. Libre pues buscó sus pertenencias, encontrando primero las Ninjatos y las alas de Cuervo, mas tardó unos minutos en encontrar todo lo demas. Al menos no era un ladrón. Pero la armadura ya no iría en una maleta cargada a su espalda como hasta el momento. No, se puso la armadura directamente y se preparó para el combate, momento en el que localizó su Den Den Mushi personal. Lo había recogido todo, estaba claro que Karl iba en serio con lo que le había dicho y aunque estaba agradecido de seguir vivo no le hacía ninguna gracia el papel que la Divina Justicia le había adjudicado en aquella empresa. —Al habla el Almirante Akaikarasu, Minato Kazuo.— dijo por el comunicador cuando contactó con la oficina central. Su intención era prevenir a Luchs de lo que iba a pasar, pero si no lograba contactarle hablaría con aquel hombre que trabajaba para el Gobierno... Gilbert Herman. —El Almirante Lion D. Karl me ha confesado que fue él quién asesinó al Almirante La Vega y al Almirante Yamada. Me ha confesado que planea continuar su plan y acabar con el Gobierno, por lo tanto debemos tener cuidado con él.— comenzó a decir.
—Si Krauser confesó haber cometido dichos actos quiere decir que, o bien lo hizo para encubrir a Karl, o bien Karl lo ha confesado para cubrir a Krauser. En cualquier caso eso parece indicar que están juntos en esto, y debemos tener cuidado con el Demonio de la Niebla también.— sus palabras sonaban directas y seguras, pero con gran amargura. —Solicito que las fuerzas defensoras se concentren en donde los representantes del Gobierno se encuentren para defenderlos, pues ha debido pasar unos minutos desde que me dejó inconsciente.— y por último, si había logrado contactar con Luchs, le desaría suerte. —Cuídese Almirante de Flota.— le diría con sinceridad, esperando unos segundos para recibir alguna información nueva o instrucciones antes de colgar. En cualquier caso no iría tras Karl directamente, pues era una bestia que no podría parar aunque la Justicia estuviera de su parte. Por tanto buscó al hombre que Ivanovich le había indicado, con gafas ahumadas y sombrero. Acto seguido le pediría que le transmitiera la información a su superior, pues cuantos más fueran a ayudar mejor.
No había dicho ni una sola palabra de lo que Karl le había dicho mediante susurros. A pesar de que bajo la armadura podía notar un bulto inusual a la altura del pecho no significaba nada, y aunque las dudas reinaban su cerebro no caería bajo las palabras de una falsa deidad. La Justicia era su señora, y él su fiel servidor. Haría lo que fuera necesario para que se hiciera Justicia y, aunque la historia de Karl estaba cargada de injusticias, no podía plantearse nada parecido a lo que Karl estaba haciendo. Los criminales tenían que recibir su castigo, la Justicia acabaría prevalenciendo. Pero, ¿la justicia de quién? ¿Esa Justicia moral, ética y objetiva que el pelirrojo perseguía pero no podía interpretar? ¿O esa otra justicia de la que la gente sacaba provecho? Tragó saliva mientras se deslizaba a gran velocidad por entre las calles, ¿debía hacer caso a su cerebro o a su corazón?
- Resumen:
- Charlar con Karl, ser golpeado por el haki del rey y quedarse inconsciente... Despertar y avisar de los planes de Karl al Gobierno Mundial (aunque omitiendo la parte que le susurró). Tratar de informar también al agente para que informe a Ivanovich y después marchar en busca de la Quimera.
Kyros Blight
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Kyros supo que algo iba mal cuando dejó de escuchar a las personas de la habitación. Curvó las cejas extrañado, llevándose las manos a los oídos para ver si había algo taponándolas. Pero fijándose bien se dio cuenta de que había una especie de cúpula la cual trató de tocar por curiosidad, aunque sabiendo que podía ser peligroso. Nada más meter la mano notó como todas las moléculas de su cuerpo trataban de moverse para llenar esta cúpula, por lo que el joven retiró la extremidad de inmediato ligeramente asustado. ¿Qué clase de magia era esa? Y es gracioso que fuera Kyros quien lo preguntara, pues tenía la akuma para controlar la magia.
Por tanto se mantuvo en silencio, esperando. Desconocía si ellos podrían escucharle a él pero prefería no intentarlo y así no interrumpirles. Quizás se considerara superior a ellos, pero estaba claro que era mucho más débil y no era buena idea hacerlos enfadar. Y por ello cuando Tempesta se dirigió hacia él actuó con total neutralidad y sumisión. —Lo siento, pero no sabía que tenía que marcharme, y más teniendo en cuenta que no iba a poder incomodarlos al escucharlos...— sonreía, daban ganas de darle una galleta pero no daba motivos suficientes. —Ire donde ustedes me indiquen, solo esperaba algo de protección antes de salir fuera... Parece bastante peligroso, teniendo en cuenta que ni siquiera los Agentes respetan mi vida... ¿Hm? ¿Huele a quemado?— preguntó cambiando su rostro a uno más preocupado.
Por tanto se mantuvo en silencio, esperando. Desconocía si ellos podrían escucharle a él pero prefería no intentarlo y así no interrumpirles. Quizás se considerara superior a ellos, pero estaba claro que era mucho más débil y no era buena idea hacerlos enfadar. Y por ello cuando Tempesta se dirigió hacia él actuó con total neutralidad y sumisión. —Lo siento, pero no sabía que tenía que marcharme, y más teniendo en cuenta que no iba a poder incomodarlos al escucharlos...— sonreía, daban ganas de darle una galleta pero no daba motivos suficientes. —Ire donde ustedes me indiquen, solo esperaba algo de protección antes de salir fuera... Parece bastante peligroso, teniendo en cuenta que ni siquiera los Agentes respetan mi vida... ¿Hm? ¿Huele a quemado?— preguntó cambiando su rostro a uno más preocupado.
- Resumen:
- Preguntar qué he de hacer. Preguntar si huele a quemado (si el fuego está demasiado lejos, ignorar esto).
Ryusen Higure
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El joven gato finalmente se despierta y se levanta algo sorprendido por haberse caído sin motivo pero aparta todo eso de su mente y mira a su alrededor para ubicarse y cuando vuelve a mirar adelante ve un edificio que parece ser precisamente la biblioteca que busca. Se ajusta la ropa y las armas, se limpia el polvo y avanza hacia el edificio. Al ponerse junto a la puerta la empuja para que se abra y avanza adentrándose en la misma con las manos apoyadas en sus rapiers por si sale algún enemigo o cualquier cosa que le haga tener que pelear, después de ese desmayo imprevisto sospecha de cualquier sombra que pueda representar un peligro.
Camina entre estanterías llenas de libros buscando alguno que hable de lo que le interesa, la cocina o que le dé una pista de la receta que tanto añora. Sus ojos de felino buscan lentamente por todas las estanterías buscando cualquier indicio de un libro sobre cocina y le dice a Rowan Rowan, si encuentras un libro de cocina avísame que estoy buscando algo en particular.
Camina entre estanterías llenas de libros buscando alguno que hable de lo que le interesa, la cocina o que le dé una pista de la receta que tanto añora. Sus ojos de felino buscan lentamente por todas las estanterías buscando cualquier indicio de un libro sobre cocina y le dice a Rowan Rowan, si encuentras un libro de cocina avísame que estoy buscando algo en particular.
- resumen:
- Entrar en la biblioteca y buscar un libro de cocina que me llame la atencion
Date Musashi
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Alice despertó, pero Date se había detenido y miraba hacia adelante con la mirada fija en un edificio. Parecía que la intensidad de su mirada fuera a penetrar aquel muro para que todo el mundo pudiera ver lo que había en su interior, pero el edificio se limitó a seguir ahí, de pie. Reaccionó entonces a las palabras de la chica y la dejó en el suelo tal y como había pedido, ayudándola a bajar. —Creo que... Es el momento de que te alejes de mí.— dijo simplemente, ajustándose el brazalete y aferrando su enorme mandoble con la mano derecha para comprobar que estaba en su sitio. Tras eso tragó saliva y se dispuso a ir hacia adelante, pero sentía la necesidad de contarle a esa chica lo que estaba pasando.
—Te tiró el Haki del Rey. Te llevé en brazos pues no podías defenderte, y ahora eres libre de caminar y de marcharte.— le dijo en un rápido resumen, pero no terminó ahí. —La niña... Tiene que estar ahí delante. La siento... Y también siento a otras dos personas. Sean quienes sean más les vale darme a la muchacha, o de lo contrario juro que los aplastaré.— su voz pareció alterarse y volverse casi demoníaca por un momento. —Por eso te aconsejo que te vayas, o de lo contrario no me responsabilizo de lo que te ocurra.— dijo el semigigante, y tras eso comenzó a caminar hacia el edificio.
Ignoró por completo al tipo que acababa de llegar, pero tuvo que hacerle caso por simple proximidad. —De ninguno.— le dijo cuando le preguntó por el bando. Estaba concentrado en su objetivo, y no podía pararse a hablar con nadie. La puerta se mostraba delante de él, bastante grande y llamativa. Dio un fuerte puñetazo contra esta, a modo de "timbre", y la puerta saldría volando por los aires hecha astillas. —¡¡¡¡¡¡¡¡AMEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!— gritaría, esperando recibir una respuesta.
—Te tiró el Haki del Rey. Te llevé en brazos pues no podías defenderte, y ahora eres libre de caminar y de marcharte.— le dijo en un rápido resumen, pero no terminó ahí. —La niña... Tiene que estar ahí delante. La siento... Y también siento a otras dos personas. Sean quienes sean más les vale darme a la muchacha, o de lo contrario juro que los aplastaré.— su voz pareció alterarse y volverse casi demoníaca por un momento. —Por eso te aconsejo que te vayas, o de lo contrario no me responsabilizo de lo que te ocurra.— dijo el semigigante, y tras eso comenzó a caminar hacia el edificio.
Ignoró por completo al tipo que acababa de llegar, pero tuvo que hacerle caso por simple proximidad. —De ninguno.— le dijo cuando le preguntó por el bando. Estaba concentrado en su objetivo, y no podía pararse a hablar con nadie. La puerta se mostraba delante de él, bastante grande y llamativa. Dio un fuerte puñetazo contra esta, a modo de "timbre", y la puerta saldría volando por los aires hecha astillas. —¡¡¡¡¡¡¡¡AMEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!— gritaría, esperando recibir una respuesta.
- Resumen:
- Explico lo que pasa a Alice. Entro al edificio (si por algún casual me adelanté demasiado, no tengan en cuenta lo de romper la puerta ni lo consideren como una acción cerrada). Ah, también ignoro a Erik.
Rei Arslan
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El ascensor se abrió y la gente comenzó a salir de golpe. Al menos Arribor y yo conseguimos salir rápido de todo aquel bullicio. Por el aspecto de la zona en la que nos encontrábamos debía ser una zona comercial aunque poco quedaba de esta ya... A lo lejos pude ver como el ejército de gyojins iba arrasando con todo poco a poco y la mitad de la gente huía despavorida. Mierda, mierda, a donde nos hemos ido a meter; no era mi intención llegar hasta un lugar en donde la batalla está en su máximo apogeo.
Saqué mis katanas para ir preparada y divisé un edificio con pinta importante. La fachada era elegante como si fuese un monumento del gobierno. -Arribor, entremos en ese edificio.- La verdad es que entrar en el podía ser bueno, aunque también malo, pero seamos optimistas. Mejor dentro que fuera con los gyojins que barren todo a su paso. Comencé a colarme entre la gente que se agolpaba huyendo y conseguí llegar hasta la puerta. -¡Rápido!- Le dije a Arribor, quería que se diese prisa ya que pasar más tiempo fuera era peligroso.
Accedí al interior apoyando la mano sobre el marco de la puerta. Lo primero que vi fue libros y libros por los suelos ¿Acaso era esto una biblioteca? Al fondo de la sala vi mesas y más estanterías con libros. Me agaché y recogí uno. Este estaba lleno de polvo y apenas se le veían las letras así que lo volví a dejar en su sitio. Me fui acercando a las estanterías viendo todos los tipos de libros pero sin tocarlos. ¿Habría más pisos o tan solo estaría todo lleno de libros?
Saqué mis katanas para ir preparada y divisé un edificio con pinta importante. La fachada era elegante como si fuese un monumento del gobierno. -Arribor, entremos en ese edificio.- La verdad es que entrar en el podía ser bueno, aunque también malo, pero seamos optimistas. Mejor dentro que fuera con los gyojins que barren todo a su paso. Comencé a colarme entre la gente que se agolpaba huyendo y conseguí llegar hasta la puerta. -¡Rápido!- Le dije a Arribor, quería que se diese prisa ya que pasar más tiempo fuera era peligroso.
Accedí al interior apoyando la mano sobre el marco de la puerta. Lo primero que vi fue libros y libros por los suelos ¿Acaso era esto una biblioteca? Al fondo de la sala vi mesas y más estanterías con libros. Me agaché y recogí uno. Este estaba lleno de polvo y apenas se le veían las letras así que lo volví a dejar en su sitio. Me fui acercando a las estanterías viendo todos los tipos de libros pero sin tocarlos. ¿Habría más pisos o tan solo estaría todo lleno de libros?
- Acciones:
- Salir del ascensor, observar la batalla, meterle prisa a Arribor, entrar en el edificio y mirar los libros.
Haine Rammsteiner
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—Typhoon, retirada.— dijo Haine simplemente, ignorando a las otras personas. El aerodeslizador se fue hasta la alfombra que los esperaba para salir de allí, aunque volvería una vez dejara su carga. Al haber perdido su transporte se subió a Shiro, el cuál lo esperó con las patas dobladas para que pudiera subir con tranquilidad. Pero les pedían ayuda contra aquella invasión, y eso le hacía posicionarse en uno de los dos bandos. Escupió con fuerza, haciendo que el escupitajo llegara al suelo. León ya se había ido pero habría deseado que el escupitajo le cayera en un ojo pues, en ese momento, su existencia le daba asco. Echó un vistazo rápido al SpiderTank y el compartimento de los misiles se abrió, disparando uno hacia adelante. Pero no era un misil perdido, sino que fue poseído por el poder de Haine haciendo que una enorme sonrisa se formara en la punta y sacara la lengua al tiempo que ganaba el doble de tamaño y, por tanto, de velocidad.
El misil voló hasta donde León estaban, tratando de impactar con la Gamba gigante contra la que estaban peleando. Si lo lograba sería un ataque bastante potente que podría tumbarla de pillarla con la guardia baja. —Eris, no hace falta que vayas. No quiero perder a nadie más.— dijo el albino preocupado por lo que le pudiera pasar a su hermanastra. Tendrían que sacar a Ban de allí, pues a saber qué mierdas andaba haciendo.
Misil poseído [AF]
El misil voló hasta donde León estaban, tratando de impactar con la Gamba gigante contra la que estaban peleando. Si lo lograba sería un ataque bastante potente que podría tumbarla de pillarla con la guardia baja. —Eris, no hace falta que vayas. No quiero perder a nadie más.— dijo el albino preocupado por lo que le pudiera pasar a su hermanastra. Tendrían que sacar a Ban de allí, pues a saber qué mierdas andaba haciendo.
Misil poseído [AF]
- Resumen:
- Lanzarle un misil el doble de grande y poderoso al monstruo contra el que pelea León (la gamba de Kidah, leoshiro...), pero sin ir hasta la zona de combate.
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Oscuro, negro, eso es lo que rodea al joven, poco a poco se aclara mientras el muchacho recupera la consciencia… |~¿Eh? ¿Qué ha pasado?~| Se pregunta el joven mientras se incorpora sacudiéndose el polvo. Una vez en pie se coloca las gafas con un gesto de los dedos y comprueba que tiene todo consigo, y con todo se hace referencia a la enorme hacha que porta en su espalda, Devilaxe, el mismo nombre que su apodo, Hacha Demoníaca. Junto a él se encuentra el hombre gato que responde al nombre de Eoghan, un gran amigo sin duda. Ninguno sabe el motivo del desmayo, pero ahora ambos se encuentran atentos, alertas ante todo lo que pudiera ocurrir en aquella isla donde una cruenta guerra se abre camino a una velocidad de espanto, unos viajeros que se habían acercado a la ciudad para buscar conocimiento, saber, y se encuentran con un desmayo causado por dios sabrá qué, Eoghan ya se prepara para cualquier posible combate, pues sus manos apenas se alejan unos centímetros de sus rapiers, y el chico de la armadura tampoco es que confíe demasiado en la suerte y en el destino, desde que llegaron a la isla estos no han hecho más que ir de mal en peor, una marabunta de gyojins tratando de matar a todo el que se cruza en su camino que no sea de los suyos, una máquina que por poco no revienta las gafas del chico dejándolo ciego por la rotura de los cristales, una inundación y luego, cuando al fin parecía que estarían a salvo, se desmayan, todo demasiado extraño, al parecer el destino les guarda rencor por algo en particular… |~¡Oh poderoso Sash! ¡Oh poderosos Hahs! ¿Por qué haces que mi suerte se tuerza, por qué me reclamas a tu lado cuando aún no he cumplido con mis metas?~| Reza el hombre que porta el hacha mientras observa todo a su alrededor, al fin y al cabo, debería orientarse para no acabar perdido, y casualmente ante él se encuentra una biblioteca, donde entra Eoghan con ganas de hallar aquél libro que le confiera la suprema receta…
El muchacho se adentra en la enorme estructura observándolo todo a su alrededor, la verdad es que es sorprendente, nada más entrar se entiende porqué hay que proteger ese edificio. Centenares, no, miles de estanterías llenas de miles de millones de libros que recopilan conocimientos sobre diferentes áreas, desde las más insulsas y básicas hasta complejas operaciones quirúrjicas…|~Rowan, si encuentras un libro de cocina avísame que estoy buscando algo en particular.~| Le dice su compañero. |~Por supuesto, y si encuentras alguno sobre medicina o energía avisa, así podré saber más sobre gran parte de mi habilidad.~| Responde el joven mientras camina entre estanterías mirando al detalle todo libro, pero sin apartar la mano de un rango en el que pueda extraer su enorme hacha para pelear cómodamente contra los que le ataquen en caso de un ataque…
El muchacho se adentra en la enorme estructura observándolo todo a su alrededor, la verdad es que es sorprendente, nada más entrar se entiende porqué hay que proteger ese edificio. Centenares, no, miles de estanterías llenas de miles de millones de libros que recopilan conocimientos sobre diferentes áreas, desde las más insulsas y básicas hasta complejas operaciones quirúrjicas…|~Rowan, si encuentras un libro de cocina avísame que estoy buscando algo en particular.~| Le dice su compañero. |~Por supuesto, y si encuentras alguno sobre medicina o energía avisa, así podré saber más sobre gran parte de mi habilidad.~| Responde el joven mientras camina entre estanterías mirando al detalle todo libro, pero sin apartar la mano de un rango en el que pueda extraer su enorme hacha para pelear cómodamente contra los que le ataquen en caso de un ataque…
- Resumen:
- Despertarse, entrar en la biblioteca y buscar libros
Yumiko Mei
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El gyojin tiburón o como su compañero le había llamado antes, Cánabar, cortó el collar que Byakuro llevaba sujeto al cuello y que parecía oprimirle de cualquier movimiento. Esperé unos segundos y oí de su boca un gracias muy difícil de escuchar y seguidamente vi como el pez tiburón le ayudaba a levantarse ofreciéndole su mano. Cuando vi que ya parecía ser el y se encontraba en pie, salté y le dí un abrazo con todas mis fuerzas, no entendía como me podía haber atacado a mi y al resto de esa manera, pero ya le pediría explicaciones después, lo importante es que seguía vivo y no había muerto ante mis ojos, como bien podría haber hecho. Acerqué mis labios a su oído y le susurré con voz suave y delicada.
-Te echaba de menos, espero que te repongas y te mejores, mientras tanto, yo estaré en custodia de estos amables gyojins. Te quiero.-Susurré terminando con una sonrisa y un beso suave de despedida en sus labios, ese sería nuestro último encuentro hasta que Atesaki me permitiera volver a verlo. Me había dado cuenta de que podía salir huyendo de ahí y salvarme, pero no lo iba a hacer, los gyojins me habían ofrecido una aventura mucho más increíble y además, me habían permitido vivir aún pudiendo arrebatar mi casi invalorada vida.
Tras esa despedida, seguí a Cánabar hasta una especie de geiser en mitad de la ciudad. Una melodía extraña sonaba de fondo, mientras el caos reinaba en aquel lugar. Había gyojins saliendo de aquel enorme chorro de agua y en los alrededores había gente luchando contra extraños crustáceos gigantes y otros tipos de animales marinos. Cánabar mencionó a un tal Bisu y que este saldría por ese gran chorro de agua, el cual poco a poco iba dejando de tener tanta fuerza. Me quedé al lado del gyojin tiburón y esperé a cualquier especie de ataque o monstruo cercano. A decir verdad, el gyojin orca, que aún desconocía su nombre, estaba luchando a escasos metros de ahí, contra un humano, o eso es lo que parecía. Aún estando a sus órdenes, preferí ayudar a Cánabar, el cual me parecía más amistoso, aunque no estaba del todo segura de en cual de los dos debería confiar más.
Algunos gyojins cercanos que formaban parte del grupo que había estado conmigo y los gyojins orca y tiburón. Miré como todos luchaban en el lado de los gyojins y me puse al lado de Cánabar con el haki de observación activado y preparada por si llegara a ser necesario en cualquier momento usar mi arco y mis queridas flechas. No iría a hacer el mismo ataque que había hecho en el puerto, el cual solo me llevó a conseguir el odio de todo un colectivo y quién sabe, quizás también una recompensa, en el puerto podría haber fácilmente marines, pero no estaba del todo segura de que alguien me hubiera reconocido.
-Lucharé a vuestro lado y haré cualquier cosa que sea necesaria para ganarme al menos, aunque sea por un momento y aunque no sea del todo real, vuestra amistad.-Dije mostrando una pequeña sonrisa, no sabía si estaba haciendo lo correcto, pero es lo único que se me había ocurrido decir en ese momento.
No tenía a ningún rival contra quien combatir, o al menos no de momento, así que quedé a la espera de ver que es lo que había desencadenado aquel gran geiser, que ahora, había agrietado el suelo y algunas personas habían caído en esos grandes agujeros. Por otro lado, unas auras muy fuertes salieron del mismo agua, eran once, pero once personas lo suficientemente poderosas como para conquistar una gran isla o una gran ciudad como esa. Ese poder era increíble y a primera vista, imparable, esperé a ver como desencadenaban su gran batalla.
-Te echaba de menos, espero que te repongas y te mejores, mientras tanto, yo estaré en custodia de estos amables gyojins. Te quiero.-Susurré terminando con una sonrisa y un beso suave de despedida en sus labios, ese sería nuestro último encuentro hasta que Atesaki me permitiera volver a verlo. Me había dado cuenta de que podía salir huyendo de ahí y salvarme, pero no lo iba a hacer, los gyojins me habían ofrecido una aventura mucho más increíble y además, me habían permitido vivir aún pudiendo arrebatar mi casi invalorada vida.
Tras esa despedida, seguí a Cánabar hasta una especie de geiser en mitad de la ciudad. Una melodía extraña sonaba de fondo, mientras el caos reinaba en aquel lugar. Había gyojins saliendo de aquel enorme chorro de agua y en los alrededores había gente luchando contra extraños crustáceos gigantes y otros tipos de animales marinos. Cánabar mencionó a un tal Bisu y que este saldría por ese gran chorro de agua, el cual poco a poco iba dejando de tener tanta fuerza. Me quedé al lado del gyojin tiburón y esperé a cualquier especie de ataque o monstruo cercano. A decir verdad, el gyojin orca, que aún desconocía su nombre, estaba luchando a escasos metros de ahí, contra un humano, o eso es lo que parecía. Aún estando a sus órdenes, preferí ayudar a Cánabar, el cual me parecía más amistoso, aunque no estaba del todo segura de en cual de los dos debería confiar más.
Algunos gyojins cercanos que formaban parte del grupo que había estado conmigo y los gyojins orca y tiburón. Miré como todos luchaban en el lado de los gyojins y me puse al lado de Cánabar con el haki de observación activado y preparada por si llegara a ser necesario en cualquier momento usar mi arco y mis queridas flechas. No iría a hacer el mismo ataque que había hecho en el puerto, el cual solo me llevó a conseguir el odio de todo un colectivo y quién sabe, quizás también una recompensa, en el puerto podría haber fácilmente marines, pero no estaba del todo segura de que alguien me hubiera reconocido.
-Lucharé a vuestro lado y haré cualquier cosa que sea necesaria para ganarme al menos, aunque sea por un momento y aunque no sea del todo real, vuestra amistad.-Dije mostrando una pequeña sonrisa, no sabía si estaba haciendo lo correcto, pero es lo único que se me había ocurrido decir en ese momento.
No tenía a ningún rival contra quien combatir, o al menos no de momento, así que quedé a la espera de ver que es lo que había desencadenado aquel gran geiser, que ahora, había agrietado el suelo y algunas personas habían caído en esos grandes agujeros. Por otro lado, unas auras muy fuertes salieron del mismo agua, eran once, pero once personas lo suficientemente poderosas como para conquistar una gran isla o una gran ciudad como esa. Ese poder era increíble y a primera vista, imparable, esperé a ver como desencadenaban su gran batalla.
Vongola Ryohei
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Sigo corriendo por las calles de la enorme ciudad de Mariejoa ignorando todo edificio porque ya después de ver algunos deduzco que no vale la pena buscar entre los mismos y por ese motivo marcho rumbo a la zona comercial de la ciudad, en concreto al epicentro del bullicio y con suerte podría entrar a esa enorme nave a buscar algo que pueda ser de valor y/o utilidad. Mi mirada se vuelve más seria conforme me acerco a la zona comercial y poco a poco mi corazón late con más fuerza. Tras cruzar la puerta que separa la zona comercial de la residencial veo que las cosas se están descontrolando ya que hay gente corriendo por todos lados y un buen grupo de gyojins corre por todos lados mientras el sonido de la guerra se reproduce con mayor fuerza.
Cierro mis puños con fuerza mientras sigo avanzando hacia la nave caída ignorando cualquier conflicto innecesario, mi objetivo es claro, conseguir abordar esa nave. Corro tan rápido que es difícil que alguien pueda golpearme con total certeza y precisión hasta que finalmente llego a la nave que ha caído y entro por el primer hueco que encuentro en la nave.
Cierro mis puños con fuerza mientras sigo avanzando hacia la nave caída ignorando cualquier conflicto innecesario, mi objetivo es claro, conseguir abordar esa nave. Corro tan rápido que es difícil que alguien pueda golpearme con total certeza y precisión hasta que finalmente llego a la nave que ha caído y entro por el primer hueco que encuentro en la nave.
- resumen:
- Avanzo hacia la zona comercial y trato de entrar en la nave.
elkilian
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Dios, el golpe ha sido duro, no hay gente en la casa. Lo que si que hay es agua, que te llega hasta las rodillas. Podrías salir de ahí y ponerte a pelear. ¿No quieres hacerte un nombre entre los piratas? ¡Es tu oportunidad!
Tras el impacto abro levemente los ojos. Al mirar a mi alrededor pude observar que no había nadie, tal vez evacuaran a tiempo los hogares antes del ataque o durante el ataque. También vi que estaba inundado hasta las rodillas de agua salada lo cual no es algo muy agradable para un usuario. Con las pocas fuerzas que me quedaban, y que iba mermando, caminé hasta la escalera y subí por ella hasta la planta de arriba. Abrí la ventana y me senté en el alfeizar con los pies por fuera. Desde allí observo el caos que se produce.
El suelo empieza a agrietarse alrededor del agujero del que salía el agua. Las grietas aumentan de tamaño y cuatro enormes criaturas aparecen alrededor del agujero. Desde lejos puedo observar además de esto unas sombras y una de ellas, que sobresale sobre las demás debido a que era bastante ancha y grande, porta una enorme bandera negra con un símbolo grabado. Intento agudizar la vista para intentar averiguar que símbolo era y tan solo veo un manchón rojo.
" Es como el símbolo de aquellos Kyojin ... seguramente sea su bandera "
De repente la sombra que porta la bandera grita haciendose oír.
Tras el impacto abro levemente los ojos. Al mirar a mi alrededor pude observar que no había nadie, tal vez evacuaran a tiempo los hogares antes del ataque o durante el ataque. También vi que estaba inundado hasta las rodillas de agua salada lo cual no es algo muy agradable para un usuario. Con las pocas fuerzas que me quedaban, y que iba mermando, caminé hasta la escalera y subí por ella hasta la planta de arriba. Abrí la ventana y me senté en el alfeizar con los pies por fuera. Desde allí observo el caos que se produce.
El suelo empieza a agrietarse alrededor del agujero del que salía el agua. Las grietas aumentan de tamaño y cuatro enormes criaturas aparecen alrededor del agujero. Desde lejos puedo observar además de esto unas sombras y una de ellas, que sobresale sobre las demás debido a que era bastante ancha y grande, porta una enorme bandera negra con un símbolo grabado. Intento agudizar la vista para intentar averiguar que símbolo era y tan solo veo un manchón rojo.
" Es como el símbolo de aquellos Kyojin ... seguramente sea su bandera "
De repente la sombra que porta la bandera grita haciendose oír.
- ¡LOS TRILOBITES QUEREMOS VENGANZA! -
" Está claro que no viene en son de paz y además su muchachos me amenazaron ... creo que le haré una visita "
Me puse de pie en el alfeizar y escalé por fuera del edificio hasta el techo. Una vez ahí empecé a ir por los techos para irme acercando a la zona del agujero. Si en algún momento era necesario saltar distancias largas activaba mis 6 Nat-brazos para poder alcanzar el otro tejado.
Me puse de pie en el alfeizar y escalé por fuera del edificio hasta el techo. Una vez ahí empecé a ir por los techos para irme acercando a la zona del agujero. Si en algún momento era necesario saltar distancias largas activaba mis 6 Nat-brazos para poder alcanzar el otro tejado.
Ayane
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Todo había terminado por el momento. Estaba a punto de abandonar aquella isla inmersa en la peor guerra que jamás hubiese imaginado aquella mujer. Iba junto a su líder y el hermano de este al que no conocía de nada, tanto es así que ni si quiera sabía de su existencia. Se sentía algo preocupada por los compañeros que restaron allí, pero sabía que eran fuertes y de algún modo u otro se las apañarían para volver. Aunque... ¿A donde? Se habían quedado sin navío gracias a esas frenéticas olas que engulleron todo a su paso. Y Madara no podía hacer de vehículo eternamente. Supuso que acabarían consiguiendo otra embarcación tarde o temprano, pero por el momento, no tenían un lugar al que llamar hogar.
Siguió inmersa en sus pensamientos cuando notó un movimiento brusco. Su capitán estaba dando la vuelta y ahora iba más rápido que antes. No podía ser por dinero, no había hablado con nadie, la recompensa seguía siendo una probabilidad escasa y probablemente nula. ¿Estaría inquieto por el destino de los suyos? ¿Había ideado un plan? ¿Se le habían cruzado los cables y le había dado un venazo? ¿La llevaría a un hotel de lujo y le propondría una noche de pasión? Muchas eran las dudas que le surgieron, pero la respuesta era incierta.
Madara descendió el vuelo y tras llegar a unos edificios, Kogáto saltó y abandonó el grupo. Ayane desconocía como era su relación y al parecer, aún era muy pronto para saber más cosas de aquel hombre. Pero sin duda, después de todo aquello, exigiría respuestas a su capitán. Tras alcanzar un callejón, bajaron y continuaron a pie, el dragón ya en forma humana y con una sonrisa, le dijo algo que la dejó bastante desconcertada. Arqueó las cejas mostrándose incrédula mientras los ojos permanecían increíblemente abiertos. Ren no era quien decía ser. Era un posible infiltrado. ¿Había estado fingiendo todo este tiempo? ¿Cómo fue capaz? Ayane zarandeó la cabeza y continuó, intentando mantener el ritmo con Ryuma agarrado a su espalda. -Seguro que acabamos sacando tajada.- Dijo ella, esbozando una sonrisa para intentar dejar a un lado el tema del albino.
Siguió inmersa en sus pensamientos cuando notó un movimiento brusco. Su capitán estaba dando la vuelta y ahora iba más rápido que antes. No podía ser por dinero, no había hablado con nadie, la recompensa seguía siendo una probabilidad escasa y probablemente nula. ¿Estaría inquieto por el destino de los suyos? ¿Había ideado un plan? ¿Se le habían cruzado los cables y le había dado un venazo? ¿La llevaría a un hotel de lujo y le propondría una noche de pasión? Muchas eran las dudas que le surgieron, pero la respuesta era incierta.
Madara descendió el vuelo y tras llegar a unos edificios, Kogáto saltó y abandonó el grupo. Ayane desconocía como era su relación y al parecer, aún era muy pronto para saber más cosas de aquel hombre. Pero sin duda, después de todo aquello, exigiría respuestas a su capitán. Tras alcanzar un callejón, bajaron y continuaron a pie, el dragón ya en forma humana y con una sonrisa, le dijo algo que la dejó bastante desconcertada. Arqueó las cejas mostrándose incrédula mientras los ojos permanecían increíblemente abiertos. Ren no era quien decía ser. Era un posible infiltrado. ¿Había estado fingiendo todo este tiempo? ¿Cómo fue capaz? Ayane zarandeó la cabeza y continuó, intentando mantener el ritmo con Ryuma agarrado a su espalda. -Seguro que acabamos sacando tajada.- Dijo ella, esbozando una sonrisa para intentar dejar a un lado el tema del albino.
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El joven gyojin pelirrojo sigue a sus capitanes en silencio, no sabe nada de lo que piensan, Cánabar ya no está cerca, Kaiser habla con Kamemaru y luego nos marchamos todos al geiser, al parecer ellos quieren divertirse junto a los que arman barullo en el geiser, con lo cual, tanto Cánabar como Kaiser se irían a combatir, de hecho Kaiser nada más ver a un humano se pone a atacarlo, al parecer tiene cuentas pendientes con el joven. Los demás por otra parte seguimos avanzando sin mayores problemas, Yumiko, la chica que les había atacado, dice que quiere ganarse la amistad de los gyojins, algo que el joven de rojiza cabellera es reacio a darle, no es bueno darle tu amistad a alguien que trató de matarte antes, nada te asegura que no vaya a intentarlo nuevamente aprovechándose de la confianza que da la amistad. El gyojin sigue avanzando en silencio, con pensamientos sobre la pequeña que le acompaña siempre, que está ahora en el barco y le preocupa.
- Resumen:
- Avanzar en silencio
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