El último reducto: Mariejoa (Capítulo: Parte II)

Tras haber derrotado al gyojin, nos encontrábamos en el suelo, que de inmediato me puse de pie. Tras mirar a los lados el chico que nos salvo nos hablo, a lo que le dije:

-Muchas gracias por ayudarnos.

Dicho esto el se fue. Me acerque a la señorita Grim para ayudarla a levantarse.

-Esta bien señorita- le dije mientras le extendía la mano.

Al parecer Max tenia algún plan entre manos, yo quería saber que era lo que estaba pasando, porque los gyojin y los revolucionarios estaban aquí, ¿Podría ser el fin de la marine?
Mire si tenia todas mis cosas en su sitio, agarre la bolsa con las frutas, cosa que nos serviría por si teníamos hambre, me puse bien la chaqueta y me puse al lado de Max:

-Bueno, continuamos con nuestro viaje.... - mientras sonreía y portaba mi bate apilado en el hombro

Seguía a Kaede sin tener muy claro a dónde me llevaba, la situación y mis heridas me tenían algo aturdido. No tardamos en llegar al origen del alarido un gran edificio en llamas del que surgió aquel grito, las llamas envolvía en el grito pero de pronto se extinguieron y pudimos ver el edificio carbonizado por las llamas. ¿ Qué había extinguido aquellas llamas ? ¿ Cómo podían desaparecer como si de un pequeño fueguecito se tratase ?

La voz de Kaede me sacó de mis pensamientos y me comentó la idea que tenía, desde luego no era mala así que asentí y la seguí. Su sonrisa disipó mis preocupaciones y como era propio de ella me cargó como los últimos minutos y nos dirigimos hacia la azotea. No tardamos en llegar a la azotea y la pregunta de Kaede retumbó en lo más profundo de mi cabeza. ¿ Qué veía ? ¿ Qué me llamaba la atención ? Todo lo que veía era guerra y muerte, unas en las cuales yo no estaba envuelto por culpa de mi debilidad, la cual había causado las heridas que me hacían ser una carga para Kaede. Fue por esto por lo que le dije:

- Lo único que veo es que estoy siendo una carga, un estorbo y mucho más por encima un peligro para tú seguridad. No es aconsejable que vayas cargando a alguien en medio de una guerra, me preocupa que nos ataquen y que por mi culpa salgas herida. - Dije con un tono de preocupación, segundos antes de tratar de ponerme en pie por mi mismo, no era momento para ir desfallecido y ser cargado por Kaede. Tenía que protegerla no ser un maldito estorbo. -

Resumen:

Aquella sensación de estar nuevamente fuera de peligro estaba en mi mente. Maximilian y Roy estaba a mi lado, ambos personas que me habían protegido durante todo lo que habíamos pasado desde que llegamos a la tierra santa de los nobles. Nunca pensé que podría compartir tantas emociones con alguien y vivir para contarlo, extrañamente me sentía feliz. Un suave calor recorrió mi cuerpo y luego Roy me ofreció su ayuda para ponerme en pie. Así lo hice cuando extendió su mano y una vez de pie miré a Maximilian quien se encontraba mirando en dirección al inmenso barco que se había estrellado. En ese momento comprendí que no solo podía sentir que aquel hombre a quien había decidido seguir como amiga y compañera de viajes, tenía alguna especie de idea loca pero ya no me importaba, confiaba en él. El capitán de la tripulación de “Los piratas sonrientes” estaba de pie frente a mí, con una respiración tranquila y con el torso descubierto por haber perdido su camisa y su gabardina cuando se transformó. Maximilian relucía un semblante imponente a pesar de las pocas lesiones pero a considerar graves en su momento que tenía en el cuerpo.
 
-Capitán…- susurré con una sonrisa en el rostro
 
Lo había aceptado, no sabía qué pero admiraba la fortaleza que tenía ese hombre. No era solo admiración de una aun inexperta pirata como yo, era algo más, aquel hombre había despertado su fortaleza de liderazgo. De pronto escuché sus palabras pero fue innecesario que lo dijera, porque de alguna forma ya sabía lo que quería hacer.

-La mejor posibilidad es ir al centro de este lugar, averiguar que puede estar pasando y luego largarnos de aquí, tengo la leve sensación que podríamos encontrar algo interesante si vamos hacia el centro de todo esto
 
Luego de unos momentos dijo algo más
 
-No lo sé pero yo quiero averiguar que realmente está pasando aquí, tal vez pueda morir pero me gustaría saber más acerca de esto
 
Luego de decir eso último, comenzó a correr en dirección a la que suponíamos habría algo interesante que hallar. No me importaba, mientras estuviera a su lado y luchara como parte de su tripulación, no importaría los riesgos, éramos amigos y compañeros de viaje.

SITUACIÓN GENERAL
17:00 Mariejoa
La batalla ahora se está resumiendo en un sinfín de pequeñas escaramuzas diseminadas por los restos de la ciudad. Los trilobites han abandonado por fin el lugar, pero los revolucionarios y los piratas de Akai Ryu se han abierto paso y ahora parecen dispuestos a conquistar la ciudad a toda costa. Algunos revolucionarios han empezado a pelear contra los piratas, aunque la mayoría se centran en los defensores de la ciudad.
En el centro de la acción, el poderoso grupo defensor del Almirante en Jefe y el Almirante de Flota logran rechazar al Ju Senshi Jeremy, aunque no sin haber recibido algunas heridas. El Almirante de flota se dirige a su amigo:
- Hacía tiempo que no cruzaba mi hoja con la tuya… los años no parecen haber hecho mella en tu habilidad, Ken Kotei. –tras eso, el hombre alza la espada sobre su cabeza, dispuesto a acabar con la guerra de una vez por todas. Sin embargo, algo lo detiene. Otro de los focos más brillantes del lugar se está desvaneciendo. En efecto, el Puño del Gorosei, Ikazu Kunt acaba de derrumbarse en medio del campo de batalla, llevándose las manos al estómago con los ojos en blanco. A su lado está combatiendo Gerardo Peña, que al ver a su compañero caer de esa forma, decide que ha llegado el momento de acabar con la amenaza del Almirante Karl y erradicar toda resistencia.
Mientras tanto, el combate aéreo ha terminado. Apenas quedan TK-1 activos, pero los TK-2 han sido derrotados por el ejército de cyborgs.
Los últimos compases de la guerra suenan. Lo que ocurra ahora determinará el destino del mundo.
NOTAS

1)Karl, Kogato, Flea, Drako, Vagadus:

2)Shun, Isma, Satou, Rayne:

3)Midorima, Worgulv, Deathstroke:

4) Issei, Kidah, Kasan:

5)Deivid:

6)Nemo:

7)Uracha:

8)Fear:

9)Meneror:

10)Dranser, Lugh, Virginia, Goliat:

11)Derian:

12)Raikov:

13)Krauser:

14)Kaishi, Garland, Joseph:

15)Rob Marney:

16) Kodama:

17)Bleyd:

18) Haine, Eris, Ban:

19)Al Naion:

20)Drake:

21)Nemonic, Sinclair, Kaito, Furukawa:

22)Arribor, Rose, Abel:

23)Liam, Bale, Eoghan, Rowan:

24)Habu, Abraham, Lugh E., Kamemaru, Yumiko, Kaiser, Bisutomaru, Cánabar:

25)Kaede, Shi:

26)Date, Anglesey, Erik:

27)Crock, Akai, Ayane, Madara:

28)Vongola, Ugetsu, Ushi:

29)Kyogre:

30)Emile:

31)Xira, Xenmas, Kyros:

32)Roy, Mellanie, Maximillian:

33)Shiroi:

34)Nagato:

35)León:

36)Elkilian:

37)Ryuta:

38)Etsu Rui:

39)Rhaegel:

40)Dexter:

41)Kurotabo:

42)Asderdeker, Leoshiro:

43)Minato:

44)Alex:

45)Jesaix:

MAPA


UN PAR DE DETALLES:
- Atesaki se retira del capítulo.
- No añado mapa de facciones porque el caos generalizado hace que no se pueda definir una zona "bajo control".
- Posiblemente esta sea la penúltima moderación, por eso podéis retiraros si queréis.

Al parecer Lugh estaba bien y eso era una buena noticia, sin embargo tanto el gigante como Virginia se llevaron algunos daños, el castaño bajó hasta ellos y se colocó al lado de su aliada. Usó su brazo para colocárselo por encima del hombro y empezó a caminar llevándola él mismo al notarla algo mal. En su otra mano llevaba a su nueva arma, no tardó en observar a Lugh y al gigante, después soltó un suspiro y les dirigió la palabra de forma tranquila. Era un tono amable y su mirada también lo era, apreciaba a sus compañeros ante todo.

- Bueno pues esto acaba aquí, nos vemos en la base Lugh y gracias por la ayuda amigo gigante, yo llevare a Virginia primero que está herida.

Dicho eso empezó a volar con la velocidad de un águila alejándose de la isla con la chica en brazos, ignorando al agente del gobierno y centrándose en lo suyo.

Off:

Lo que el hombre-gato encontró fue una llave, y lo que hizo a continuación fue buscar un lugar que la necesitara. Se detuvo en frente de un cuadro que había, un retrato de un tenryuubito supuse, éste mostraba a un hombre de pelo rubio corto, con gafas moradas, un jersey de plumas rojas y una sonrisa sádica, vaya tío. Sin dudarlo, el felino apartó el cuadro y apareció una caja fuerte con una cerradura en la que la llave que había encontrado antes encajaba perfectamente. Dentro había dos cosas, una fruta muy rara, la cual me recordó a la fruta que me acababa de comer apenas unas horas antes, y un frasco con un líquido violeta. El felino cogió la fruta, le entregó el frasco a su compañero e indicó que era justo que ellos se quedaran con el botín, pues nos habían tratado las heridas.

Me parece justo- dije, llevándome la mano derecha a la visera de mi gorra -Además, creo que nosotros ya hemos obtenido bastantes cosas en este viaje- Esto último lo dije tras ver que mi nakama había encontrado una espada que sustituiría a la que había perdido en nuestra pelea con el gyojin gigante -Por cierto. No me he presentado. Soy Bale D. Edward, capitán de los Sky Pirates y mi amigo es Liam Waterson, mi mano derecha.- Le extendí la mano al felino, pero éste ya se estaba yendo por la ventana.

Después de que el gato saltara afuera, su compañero cogió a Liam en brazos como se lo había dicho su amigo, y bajó por las escaleras para seguirlo, así que yo también lo hice,  tenía ganas de salir de aquel lugar en guerra y practicar con mi nuevo poder.

resumen:

Cuando llamaron al demonio, este escuchó aquella voz sin saber quién era el causante, pegó un suspiro negando con la cabeza y se miró de nuevo el brazo. Tal vez aún pudiera hacer algo en aquella isla, estuvo a punto de pedirle al lobo que se girara aunque no sabía si este le iba a hacer caso. En ese momento volvió a sonar su DDM, el tipo de antes seguramente, estaba ansioso por saber quién era ese hombre que le había hablado. Ahora lo cogió despacio con los ojos entrecerrados y esperó a ver qué pasaba. De repente escuchó aquella voz, la voz de aquella persona con la que esperaba reunirse después de aquella maldita batalla, la voz de un hombre con el que esperaba morir luchando algún día contra el gobierno.

- …

Krauser no reaccionó al escuchar aquellas palabras, su rostro estaba totalmente inexpresivo. Pasaron unos segundos y permaneció rígido. Lo único que se escuchaba en la densa niebla era el palpitar del corazón del castaño, el cual iba acelerándose por momentos. Sus ojos ahora tenían una expresión un poco incrédula, como si hubiese visto al mismísimo diablo frente a sus ojos, notaba como todo el cuerpo le temblaba, era una jodida broma. Debía de ser una maldita broma de la quimera, era algo que no tenía sentido, el hombre más poderoso del mundo no podía morir. La mano con la que agarraba el caracol le temblaba, notó que su amigo ya había colgado, el silencio hizo acto de presencia y el ex marine marcó el número de nuevo, pero ya no sonaba. Lo intentó varias veces pero nada, incluso llegó a marcar con violencia bastante nervioso pero el resultado fue el mismo.

- K-Karl… cógelo…

Dijo en voz baja mientras volvía a probar a marcar pero no servía de nada, sus ojos no podía creerlo y estaban ahora casi cerrados. No podía asimilar aquellas palabras que había escuchado, más bien no quería hacerlo. Se negaba a pensar que el luchador más fuerte de los siete mares había caído, negó varias veces mientras anulaba la niebla la estar ya bastante lejos. De repente ocurrió, un enorme rayo de energía subió al cielo en forma de una poderosa columna. Krauser quedó impresionado mirándola, el pecho empezó a arderle de forma exagerada, no era algo que no supiera, algo así solo podía haber sido por una jodida persona. Ahora lo había entendido todo, se levantó del lobo colocándose en pie sobre su lomo y apretó los puños, se le fue la cabeza en ese momento.

- ¡!!KAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARL!!!

Gritó con toda la fuerza de sus pulmones, las lágrimas empezaron a Salir de sus ojos sin parar, como si de un crío pequeño se tratase. El corazón se le iba a salir del pecho, abrió la boca con tanta fuerza que las vendas estallaron en trozos debido a la fuerza de aquel hombre que ahora estaba en estado de locura. No pudo hacer nada y eso fue lo peor, era su maldita culpa, debió estar a su lado en aquel momento y haber caído junto a él, agarró su pistola de bengalas y entre gritos empezó a darse golpes con ella en la cabeza, la ira le dominaba y no podía hacer nada para evitarlo. La sangre empezó a surgir de una brecha mientras gritaba como un loco, no paraba de llorar en ningún momento y estaba al límite, sentía como todo a su alrededor se estaba desmoronando. Karl ya no estaba, no pudo ni despedirse joder, aquello le había marcado de por vida, pese a que su hermano le dijo que no le afectara, era imposible, la quimera había sido su padre, hermano mayor y amigo.

- ¡Maldito Gilipollas! ¿¡Por qué lo has hecho!? ¡No te mueras pedazo de idiota! ¡!!Kaaaarl!!!

Los lamentos continuaban sin descanso, los gritos eran enormes y la garganta de aquel castaño ya estaba incluso dañada. Había tirado el arma al mar y sangraba por la frente, buscando sentir el dolor de la mayor forma posible, sentía que había tenido parte de la culpa, su hermano allí luchando y él huyendo como una puta rata cobarde. Apretó tanto las manos que incluso empezó a sangrar por ellas. Sus dientes afilados se veían a plena luz debido a sus gritos, no podía creérselo de ninguna forma, notaba como es que su cuerpo estaba a punto de sufrir un posible infarto. Temblaba de forma exagerada y nada podía calmar ahora el odio y la rabia que estaba creciendo en su interior a una velocidad exagerada, era como un brote aumentando su tamaño a una velocidad inhumana. Sentía ganas de arrancarle la cabeza a alguien, su ceño se frunció al mismo tiempo que sus ojos se ensangrentaban, el viento mecía sus cabellos mientras se iba alejando entre gritos y más gritos. Trató de llamar de nuevo pero no se podía, apretó la mano haciendo pedazos el caracol y cayendo de rodillas sobre el lobo, mirando como la ciudad se hacía más y más pequeña. La tumba de la persona que más admiró, por la qué estaba dispuesto a dar su vida, aquella que le había dado a él un motivo para vivir.



Ahora quedó tumbado en el suelo, miró al cielo, era como si estuviese muerto en vida. Las lágrimas seguían saliendo de su rostro a una velocidad algo más lenta. A su mente empezaron a llegar los mejores recuerdos de su vida, aquel combate en la niebla dónde luchó contra el luchador por primera vez, este incluso le dejó ganar, eso había estado clarísimo. Las misiones en la brigada, incluso aquella vez en Arabasta dónde un superior comenzó a humillar a Krauser de forma exagerada. ¿Quién fue el qué le ayudó? ¿Quién le adiestró y le dio una vida? ¿Quién había sido la persona que le había curtido como marine y prestado su ayuda en todo? ¿Quién había estado en todos los momentos necesarios? ¿Quién ayudó al demonio en Loguetown? Karl siempre había estado ahí. Sus primeras medallas al mérito en la isla de prehistórica, su combate amistoso en la cima del G-5 y el torneo dónde batallaron contra el capitán Legim y Uracha. Su plan en Punk Hazar para erradicar al maldito gobierno, habían vivido juntos muchas cosas, Krauser nunca pudo decirle lo agradecido que estaba. Nunca pensó sentir un sentimiento tan fuerte por esa persona, los recuerdos invadían su cabeza sin parar, todos los momentos junto a su maestro. No tardó mucho en levantarse de nuevo, notando el ardor del dolor y el sentimiento del odio. Miró la minúscula isla y tomó su machete de Kairoseuki, empezó a rajarse en el brazo izquierdo sintiendo un profundo dolor y como se debilitaba. Dejó una marca bastante visible y que seguramente le iba a quedar de por vida “KK”. La voluntad de aquella persona no iba a morir de ninguna forma, a partir de ese día se haría llamar Krauser K. Redfield. Ese día había caído la persona más poderosa del mundo, eso era algo de lo que estaba seguro. El mejor marine que jamás hubo y habrá, su rostro dejó de emitir gotas y tomó un aspecto inexpresivo.

- Tú me lo diste todo, siempre estuviste a mi lado. Yo debería haber muerto hoy yo no tú… Karl… reúnete con ella… abrázala… y saluda a Rino de mi parte. Pronto nos reuniremos… pero aún no hermanito. Adiós Karl… Adiós hermano… Adiós maestro… Adiós amigo…

Tras aquellas palabras cayó de espaldas mirando hacia el cielo a punto de perder el conocimiento.

Por lo que parecía, el gato encontró una llave. Buscó por la habitación algún tipo de cerradura o caja fuerte, hasta que se paro frente a un cuadro de un individuo de sonrisa sádica, con el pelo corto y rubio y un extraño jersey de plumas rosas. Su cara me sonaba, pero no sabía de que. Lo que me venía a la cabeza era de que se trataba de un pirata o shichibukai de hacía mucho tiempo. Guardé bien su cara en mi mente, para buscar más información una vez saliésemos.
El gato movió el cuadro, y de atrás de él apareció una caja fuerte con cerradura. La abrió y sacó de ella una fruta azulada y un frasco con un liquido violeta. El felino dijo que era justo que se lo quedasen ellos, ya que nos habían curado las heridas. Lo veía lógico.

- Como queráis. Una fruta del diablo y un liquido misterioso no me atraen mucho.

El gato saltó por la ventana y su compañero me cogió en brazos. Agarré como pude las espadas que ahora tenía, pues no me interesaba perder nada más. Bajamos las escaleras y llegamos a la calle, donde el sonido de la guerra era mucho mayor. Nos pusimos en marcha para salir cuanto antes de aquella guerra. tenía ganas de recuperarme y entrenar para volverme mucho más fuerte.

RESUMEN:

La verdad aun tenia la cabeza en otro lado. Tal vez me equivoque con la dosis o me fié del tarro pero eso no había sido muy saludable, al menos volvía a estar en la tienda con ese adorable caballito rosa que me ofrecía una fruta marrón. Es extraña y llena de espirales… Su superficie está surcada por franjas hundidas, formando una especie de cuadrados en la superficie.
Mire al caballito para agradecérselo pero ya no se encontraba allí. Busque por la zona pero no conseguí encontrarlo.
Decidí guardarme la fruta y salir del edificio la verdad no tuve mucha suerte, pero me las había apañado pasa salir adelante como siempre.
Salí a la calle y el ruido de los combates sonaba lejano y distante parecía que la guerra estaba terminando y solo pequeños fotos continuaban la lucha. Decidí que lo mejor era intentar salir de aquella isla sin llamar mucho la atención. Después de todo no me iba con las manos vacías.

Guarde a Carnifex y avance cauto. No quería ninguna sorpresa de regreso a casa

Mientras el hombre miraba de reojo como la mancha negra que era sus camaradas se dirigía al agua, en busca de su barco, el cual esperaba estuviese entero y no hubiese encallado, o peor aun estrellado contra el gran muro, vigilaba la retaguardia, en esa batalla tan caótica podrida desviarse un disparo o un enemigo hacia la posición de aquellos a quienes quería defender.

El ruido de las explosiones y la guerra era tan ensordecedor como embriagador, el hombre ansiaba la batalla pero su honor se mantendría, defendería la retirada de sus compañeros, en un momento, sobre los tejados, vio a su capitán peleando contra un hombre ataviado con extraños ropajes, el hombre pudo advertir cierta similitud entre ambos, dado que fue un segundo, pensó haberlo imaginado. Cuando al girarse vio que la sombra de su amigo volvía, esta vez sin su camarada herido, el cual esperaba que estuviese a salvo en el barco, corrió a ayudar a su capitán, el cual esperaba no estuviese en serios problemas, ya que desconocía las habilidades del hombre al que se enfrentaba, tenia que ser cauteloso al acercarse, no quería  sorpresas

Resumen:

Worgulv me pasó a nuestro compañero Midorima, el cual cogí con cuidado, cuando lo tuve bien cogido salté al vacio, mientras con mis alas me iba estabilizando y frenando un poco la caída. Mientras caía iba buscando nuestro barco, el cual con suerte estaría esperándonos en el puerto, por suerte no tardé en encontrarlo y me fui moviendo hacia su posición hasta quedar encima de él, no tardamos mucho en aterrizar suavemente la cubierta del barco, deje al mi compañero en el suelo e hice una rápida inspección del barco para comprobar que estaba bien y era seguro dejar a Midorima. Una vez lo hice, me preparé para volver a ascender y recoger a Worgulv.

-Mido, voy a buscar a Worgulv, en el barco parece ser seguro, en seguida vuelvo- le dije, y con un pequeño salto y un batir de alas comencé el ascenso.

Tras estar un rato ascendiendo pude ver el final del acantilado y alguien en el borde, imaginándome que sería Worgulv, parecía que estaba bien, pero de repente desapareció adentrándose de nuevo en la ciudad ¿habría un enemigo?, aumente mi velocidad todo lo que pude para llegar antes y así poder ver lo que pasaba. Cuando llegué a la ciudad busqué a mi compañero, y pude ver que se dirigía hacia un edificio enfrente de él, miré el edificio y en su tejado pude ver a Dexter luchando con alguien bien vestido. Me acerque a tierra me apoye en tierra y me senté para descansar estaba exhausto era la segunda vez que subía, cuando de repente escuche un mensaje por el auricular de Nemo parecía que venía a nuestra posición pero a la de quienes, estábamos dispersos y debíamos de reagruparnos. Me levanté y me dirigí hacia la posición del vikingo.

resumen:

SITUACIÓN GENERAL
17:30 Mariejoa

Caos. La ciudad acaba de ver como el ex-Almirante Karl se ha inmolado vivo para acabar con el Gorosei, en una llamada a la libertad. El Almirante en Jefe y el Almirante de Flota observan con perplejidad la columna de energía que ha creado Karl en su ataque suicida. Los Revolucionarios alzan vítores hacia el mártir mientras siguen ocupando la ciudad. Una enorme serpiente voladora desciende de los cielos para tomar forma humana sobre los jardines quemados donde hace apenas una hora se alzaba el centro del Gobierno Mundial.

- ¡Hoy nos han abierto la puerta a un futuro libre! ¡Entremos! -su voz resuena por toda la ciudad. El líder de la revolución se eleva en el aire adquiriendo su aspecto serpentiforme y sobrevuela la ciudad, indicando la victoria de los Revolucionarios sobre el Gobierno.

Mientras tanto, en algún lugar de los jardines del Gorosei, un hombre de gafas ahumadas escupe sangre, y cae al suelo de rodillas. Su contribución a la guerra ha sido demasiada presión para su cuerpo. Ahora solo le apetece descansar. Sí... tener un largo descanso. En ese momento, a su lado aparece una copia idéntica a él, que le extiende la mano y ambos desaparecen de inmediato, como si nunca hubieran estado allí. La Mente se ha ido, y con él, el último miembro del Gorosei.

Los barcos de la marina llegan al puerto destrozado del Nuevo Mundo, mientras la flota del yonkou Kirito se aproxima al continente por el Paraíso. Los marines, sin líderes ahora, observan como el Gobierno se desmorona ante sus ojos. ¿Quién impartirá ahora la Justicia en el mundo? El caos se apoderará de los mares. Una nueva Era Pirata comienza.

NOTAS:

Tenéis libertad total. Podéis postear cuantas veces queráis si al menos hay 3 posts en medio.
El capítulo se cierra el 20 de marzo.