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Akuma no mi
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Dranser estaba realmente agotado y pese al descanso sentía ganas de tumbarse a dormir, era duro después de la batalla que había tenido con ese hombre. Después de unos momentos miró su nueva arma y soltó un suspiro “Shiro Kiba será tu nombre” pensó sonriendo de lado mientras suspiraba. Virginia había sido brusca con aquellas llamas que por lo menos le habían servido para sanar las heridas sangrantes, la verdad es que pensaba en tomarse unos días de vacaciones. Ahora se hallaba dentro de aquel vehículo anfibio, aunque llevaba la puerta abierta esperando a los demás. El gigante les había ayudado pero no cogía en ese pequeño transporte. Miró un momento a sus camaradas y sonrió alegremente cuando de repente vio el suelo abrirse frente a sus ojos, de repente aquella cosa avanzando hacia ellos a una velocidad de escándalo.
- ¡Apartaos ahora mismo del camino! ¡Fauna Fauna No! ¡Águila!
Gritó con fuerza al mismo tiempo que ignoraba el dolor de su cuerpo y salía volando a toda velocidad del sitio, tratando de escapar aquella cosa devastadora. La potencia era más e la esperada y pese a estar alejado de la onda, la simple fuerza de choque que eso llevaba, le lanzó contra un edificio cercano atravesando la ventana de forma violenta y cayendo al suelo del piso. Gritó de dolor al sentir como se clavaba una mesa de madera en la espalda, se llevó la mano a esta sintiendo ahora su mano y pierna derecha algo quemadas también. Esa onda parecía llevar energía de fuego o algo así y el simple roce ya le había dañado bastante al parecer. Ahora se levantó débilmente y caminó hasta el exterior entrecerrando los ojos deseando acabar de una vez. Salió volando y se puso sobre otro tejado tratando de ver como estaba todo, el cansancio le invadía y estaba al límite de sus fuerzas.
- ¿Estáis todos bien?
- ¡Apartaos ahora mismo del camino! ¡Fauna Fauna No! ¡Águila!
Gritó con fuerza al mismo tiempo que ignoraba el dolor de su cuerpo y salía volando a toda velocidad del sitio, tratando de escapar aquella cosa devastadora. La potencia era más e la esperada y pese a estar alejado de la onda, la simple fuerza de choque que eso llevaba, le lanzó contra un edificio cercano atravesando la ventana de forma violenta y cayendo al suelo del piso. Gritó de dolor al sentir como se clavaba una mesa de madera en la espalda, se llevó la mano a esta sintiendo ahora su mano y pierna derecha algo quemadas también. Esa onda parecía llevar energía de fuego o algo así y el simple roce ya le había dañado bastante al parecer. Ahora se levantó débilmente y caminó hasta el exterior entrecerrando los ojos deseando acabar de una vez. Salió volando y se puso sobre otro tejado tratando de ver como estaba todo, el cansancio le invadía y estaba al límite de sus fuerzas.
- ¿Estáis todos bien?
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Al parecer su padre estaba enfadado por alguna cosa, cabreado como nunca y por eso estaba, como no, vociferando por todos lados. "¿Siempre debe llamar la atención? Parece él el crío..." Pensaba Leoshiro. De repente se fijó como el líder del CP estaba peleando contra unos sujetos y, entre ellos, un poderoso zoan al que su padre gritaba. Lo sabía por aquella enorme transformación extraña, no debía ser una zoan normal. La batalla estaba comenzando y por suerte Leoshiro ya había recuperado todo su maná perdido. Su padre volvió a gritar a la bestia. Al parecer formaban parte de la misma banda y él, ya le estaba echando.
Se fijó como el cuerpo de su padre se volvía negro, sabía con perfección que iba a actuar. Los brazos le ardían y Leoshiro debía pararle. Entre todos los de allí presentes, se encontraba el Líder del CP. Leoshiro sabía que su padre era un Shichibukai y que si atacaba en masa como solía hacer, golpearía también al enano. "Aunque te lo mereces, enano cabrón. Espero que no me hayas dejado impotente."
Sacó del inventario unos Kunais y se preparó para parar a su padre. Debía evitar a toda costa que su ataque afectase al miembro del CP, ya que aquello podría significar que Asderdeker fuera expulsado del Ouka Shichibukai, por lo que volverían a ser enemigos. No le gustaba la idea de enfrentarse a su padre, aunque sabía perfectamente que no le haría daño, ya que si lo hacía, su madre trataría con el idiota de la bestia.
Leoshiro decidió atacar antes de que su padre se moviese, sabía perfectamente la velocidad que podía alcanzar, y que sus simples ojos no lo verían. Con los Kunais en ambas manos, los lanzó hacia su padre, a la espalda. Aunque la bestia se dio cuenta de las intenciones de Leoshiro, por lo que giró de golpe y desvió los proyectiles con una explosión. "Espero que su dura mollera haya captado esto."
- ¡Tú, cacho imbécil! ¿Sabes que si atacas en masa y das al enano, perderás tu puesto? Eso significaría que seríamos enemigos, y te tendría que capturar. Así que cálmate y piensa con claridad, idiota.
Si algo no le daba miedo, era enfrentarse a su padre. A pesar de ser muchísimo más débil, tenía todas las de ganar. Volvió a equiparse unos Kunais, esta vez cuatro. Miró a su padre de arriba a abajo mientras usaba Geppou para mantenerse en el aire. Con decisión, lanzó los cuatro cunáis hacia él, una precisión increíble, dos proyectiles a cada hombro.
Cuatro Kunais [AM]
Se fijó como el cuerpo de su padre se volvía negro, sabía con perfección que iba a actuar. Los brazos le ardían y Leoshiro debía pararle. Entre todos los de allí presentes, se encontraba el Líder del CP. Leoshiro sabía que su padre era un Shichibukai y que si atacaba en masa como solía hacer, golpearía también al enano. "Aunque te lo mereces, enano cabrón. Espero que no me hayas dejado impotente."
Sacó del inventario unos Kunais y se preparó para parar a su padre. Debía evitar a toda costa que su ataque afectase al miembro del CP, ya que aquello podría significar que Asderdeker fuera expulsado del Ouka Shichibukai, por lo que volverían a ser enemigos. No le gustaba la idea de enfrentarse a su padre, aunque sabía perfectamente que no le haría daño, ya que si lo hacía, su madre trataría con el idiota de la bestia.
Leoshiro decidió atacar antes de que su padre se moviese, sabía perfectamente la velocidad que podía alcanzar, y que sus simples ojos no lo verían. Con los Kunais en ambas manos, los lanzó hacia su padre, a la espalda. Aunque la bestia se dio cuenta de las intenciones de Leoshiro, por lo que giró de golpe y desvió los proyectiles con una explosión. "Espero que su dura mollera haya captado esto."
- ¡Tú, cacho imbécil! ¿Sabes que si atacas en masa y das al enano, perderás tu puesto? Eso significaría que seríamos enemigos, y te tendría que capturar. Así que cálmate y piensa con claridad, idiota.
Si algo no le daba miedo, era enfrentarse a su padre. A pesar de ser muchísimo más débil, tenía todas las de ganar. Volvió a equiparse unos Kunais, esta vez cuatro. Miró a su padre de arriba a abajo mientras usaba Geppou para mantenerse en el aire. Con decisión, lanzó los cuatro cunáis hacia él, una precisión increíble, dos proyectiles a cada hombro.
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Tras el combate se reúnen todos en el transporte anfibio, Dranser herido, Lugh y Virginia también pero en menor medida pero heridos, es el momento de retirarse, en lo que Lugh concuerda, de pronto Dranser los manda apartarse, por lo el joven Fearghas se lanza a los edificios laterales y los atraviesa rompiendo las paredes tomando su forma completa para reducir los daños del impacto. Luego aprovecha y echa una mirada al punto en el que se encuentra el vehículo, bueno, lo que queda de él, pues una extraña energía lo partió por la mitad, destino que habría corrido el joven luchador de permanecer en el lugar. Luego escucha la voz de Dranser, aunque no lo puede ver. |~Estoy bien, por suerte pude apartarme antes de que eso alcanzara la zona en la que me encontraba. ¿Qué demonios ha sucedido?~| Dice el joven con una voz grave y varonil.
Abel T. Nightroad
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Abel avanza por un largo pasillo descendente apenas iluminados por unas lámparas que dotan el lugar de un aire mágico y misterioso, la verdad es que aquella situación es cada vez más extraña, no sabe hasta qué punto podría ser aquello una especie de puzle, o algo que no tiene sentido alguno, pero lo que más le molesta al joven es la compañía de aquel energúmeno que parece no pensar ni escuchar. Los pasos de los tres sujetos que bajan por el camino resuenan en las paredes, algo muy habitual en lugares de aquellas características, al final del pasillo el joven se encuentra en una sala triangular, una forma poco habitual para una sala, el joven empieza a analizarla, con todo detalle, pues lo que a ojos simples puede ser una mera sala a ojos entrenados puede desvelar grandes secretos. En mitad de la sala se ve una enorme roca, una roca de un color oscuro con grabados, al fin algo interesante para el joven espadachín, pero se ve que el ceporro que rompió la pared no entiende lo que es y se queja y maldice el momento en el que acabó en aquella sala. |~Menudo cabeza de chorlito…~| Piensa el joven mientras observa como el hombre trata de levantar aquella roca sin pensar en las posibles consecuencias. Abel, por otra parte, cuenta con un intelecto superior, por lo que su memoria es mayor a la media y prefiere anotar lo que hay en la roca, de ese modo podría pedirle a algún sabio de los idiomas antiguos que le dijera lo que pone en las inscripciones de la roca, quizás sea algo bueno para el espadachín, nada se pierde por intentarlo. Tras anotar todos los dibujos se marcha por uno de los pasillos, diferente al que lo llevó a aquella sala.
- Resumen:
- Llegar a la sala, observarla, copiar lo que pone en la roca, salir por un pasillo diferente al que vino.
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El equipo médico empieza a tratar a los heridos, dando prioridad al más grave de todos, Garland, el cual está vivo de milagro, la verdad es que las cosas no fueron bien, es más, fueron peor de lo imaginado por el joven capitán Tora. Garland se levanta con un gran esfuerzo, lo que hace que Kaishi suspire pensando que quizás esté mejor de lo que aparenta, pero su discurso es como mucho, desalentador, se apoya en su martillo para permanecer en pie, la verdad es que no hay manera de seguir, el joven Tora no tiene intenciones de seguir, ha cumplido y con creces. |~Tranquilo Garland…~| Comienza a decir el joven pero se detiene al ver a su compañero desplomarse inconsciente, irremediablemente ese es el fin de Garland en esa guerra. |~Chicos, traed una camilla, vosotros, ayudarme a mover a Garland a la camilla, Joseph, necesito de tu apoyo para poder poner a Garlan en una camilla que pueda llevarle al barco para marcharnos de este lugar.~| Dice Kaishi ahora en un tono casi que autoritario, pero solo porque la situación lo requería.
Tsang Yue
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|~Menudo capitán…~| Piensa el joven asesino mientras se encamina por la plaza viendo como su capitán, un sujeto realmente extraño, lanza lo que parece ser polvo de hadas por todo el lugar. La verdad es que le parece extraño, en ningún momento Asder se acercó a comprobar el estado de los suyos, el joven se encamina tranquilo buscando encontrar algo que hacer entre tanto jaleo, tanto problema, tanto barullo, tanta pelea…Su mirada fría se torna sanguinaria, y hace que el joven muchacho vaya cortando pequeñas piezas de madera sin sentido y lanzándolas a cualquier lado mientras camina hacia su capitán, no sabe en qué situación se encontrará ese hombre, pero junto a él estaría más seguro que por su cuenta.
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El camino se ve interrumpido por un cuerpo volando y edificios cayendo, eso no puede significar nada bueno, solo puede augurar problemas, serios problemas para los agentes. |~Apartate de aquí, algo me da mala espina.~| Dice en tono autoritario al joven que le acompaña justo antes de usar el soru para alejarse de aquella zona justo a tiempo de ver como una onda de calor derrumba todo a su paso seguida por el Almirante Kurotora, ¿qué haría ese hombre allí? El albino lo desconoce, pero aprovecha ese momento para seguir otra ruta, no tiene intención de seguir avanzando hacia una zona donde se liberan técnicas capaces de destruirlo todo, no está en condiciones de ponerse a realizar ese tipo de incursiones en terrenos de batalla.
William White
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Cuando mi tío me iba a hablar unas inoportunas interferencias cortaron la comunicación con mi pariente, aquello debía ser una broma:
-Mierda... -pensé mientras trataba de descifrar el mensaje.
Lo primero que parecía decir y sin duda lo más evidente era que había encontrado al sujeto un tal ...ovich. La terminación me sonaba...sería aquel tipo del que me hablo tantas veces.
-“Piensa, han encontrado a alguien importante, ovich, novich, vanovich, eso es Ivanovich” -pensaba antes de chascar los dedos al recordar el nombre del jefe de la agencia.
Pero de poco me servía aquella información, ya que no sabía la aparecía de aquel sujeto, pero aún podía tratar de encontrar a mi tío...Era inútil a pesar de que trataba de comunicarme por el Den den mushi no podía hacer mucho.
Encendí el micrófono de la banda, y comencé a contactar con Uracha y Hinori, e informar al resto que estuviera escuchando:
-Chicos voy a vuestra posición, salvo que encuentre a quien busco...os veo en unos instantes, indicarme vuestra posición -les solicite a estos dos compañeros.
Parando de pelear y perder el tiempo comence a volar usando Getsumen a media altura pronto ví a mis compañeros Hinori y Uracha, enfrente de ellos estaba Dexter el cual estaba peleando contra un agente dl gobierno, no podía ser, Dexter no se alzaría contra el gobierno, sin duda ese agente sería otro traidor.
Miro un poco más adelante cuando le pareció ver a el almirante que le había perdonado la vida, junto con un grupo muy numeroso, había un buen número de presencias Asder entre otros conocidos, espera aquel de allí era su tío...Sin dudarlo un segundo se lanzo hacía uno de los tejados próximos a la zona del combate.
-Retiro lo dicho, ir a mi posición y tratar de apoyarme, de eso depende del resultado de la guerra, yo no soy vuestro capitán así que de vuestras creencias y moral dependen todo esto – les dije antes de posicionarme como una gárgola viendo con un a perspectiva lo que ocurría en el combate.
Finalmente corte la comunicación y comencé a pensar:
-"Karl, ¿Qué pretendes hacer con esto?, solo traerá inestabilidad al mundo. ¿A caso tienes fe de poder derrotar al Gorosei, ellos son la verdadera justicia, imagina que cumples tus objetivos, dejaras en poder en manos de los revolucionarios y su anarquía o peor, la dejarás en manos de un yonkou como Kirito, , serás capaz de llevar a los hombres que creen en ti a la muerte. Eso para ti es una justicia, acaso no tienes corazón. Todos estos marines , revolucionarios incluso piratas y resto de personas de Marieoja tienen familia, sueños y esperanzas. Karl, acaba con esto, deja volver a toda esta gentes a sus casas.
Puede que el mundo no sea perfecto, pero al cambiarlo arriesgas mucho, debilitaras la marina, debilitaras el orden. Que harás mientras los ciudadanos, esperara a que los cazarecompensas les salven. O simplemente que los piratas se maten entre ellos. Karl, eso no es ser un héroe." -pensé en increparle al Almirante, decirlo era sin duda una sentencia de muerte, pero mi personaje no era de los que se podían morder la lengua con sus creencias ¿O sí?. Esta vez Dexter no podría salvarle. Pero por lo menos el recuerdo que plasmaría en la historia sería eterno. La gran preocupación de Nemo era saber quien estaba controlando a Karl tras de esto.
Analicé por completo la situación, en especial mi tío, ver si estaba herido o si necesitaba atención médica.
-Mierda... -pensé mientras trataba de descifrar el mensaje.
Lo primero que parecía decir y sin duda lo más evidente era que había encontrado al sujeto un tal ...ovich. La terminación me sonaba...sería aquel tipo del que me hablo tantas veces.
-“Piensa, han encontrado a alguien importante, ovich, novich, vanovich, eso es Ivanovich” -pensaba antes de chascar los dedos al recordar el nombre del jefe de la agencia.
Pero de poco me servía aquella información, ya que no sabía la aparecía de aquel sujeto, pero aún podía tratar de encontrar a mi tío...Era inútil a pesar de que trataba de comunicarme por el Den den mushi no podía hacer mucho.
Encendí el micrófono de la banda, y comencé a contactar con Uracha y Hinori, e informar al resto que estuviera escuchando:
-Chicos voy a vuestra posición, salvo que encuentre a quien busco...os veo en unos instantes, indicarme vuestra posición -les solicite a estos dos compañeros.
Parando de pelear y perder el tiempo comence a volar usando Getsumen a media altura pronto ví a mis compañeros Hinori y Uracha, enfrente de ellos estaba Dexter el cual estaba peleando contra un agente dl gobierno, no podía ser, Dexter no se alzaría contra el gobierno, sin duda ese agente sería otro traidor.
Miro un poco más adelante cuando le pareció ver a el almirante que le había perdonado la vida, junto con un grupo muy numeroso, había un buen número de presencias Asder entre otros conocidos, espera aquel de allí era su tío...Sin dudarlo un segundo se lanzo hacía uno de los tejados próximos a la zona del combate.
-Retiro lo dicho, ir a mi posición y tratar de apoyarme, de eso depende del resultado de la guerra, yo no soy vuestro capitán así que de vuestras creencias y moral dependen todo esto – les dije antes de posicionarme como una gárgola viendo con un a perspectiva lo que ocurría en el combate.
Finalmente corte la comunicación y comencé a pensar:
-"Karl, ¿Qué pretendes hacer con esto?, solo traerá inestabilidad al mundo. ¿A caso tienes fe de poder derrotar al Gorosei, ellos son la verdadera justicia, imagina que cumples tus objetivos, dejaras en poder en manos de los revolucionarios y su anarquía o peor, la dejarás en manos de un yonkou como Kirito, , serás capaz de llevar a los hombres que creen en ti a la muerte. Eso para ti es una justicia, acaso no tienes corazón. Todos estos marines , revolucionarios incluso piratas y resto de personas de Marieoja tienen familia, sueños y esperanzas. Karl, acaba con esto, deja volver a toda esta gentes a sus casas.
Puede que el mundo no sea perfecto, pero al cambiarlo arriesgas mucho, debilitaras la marina, debilitaras el orden. Que harás mientras los ciudadanos, esperara a que los cazarecompensas les salven. O simplemente que los piratas se maten entre ellos. Karl, eso no es ser un héroe." -pensé en increparle al Almirante, decirlo era sin duda una sentencia de muerte, pero mi personaje no era de los que se podían morder la lengua con sus creencias ¿O sí?. Esta vez Dexter no podría salvarle. Pero por lo menos el recuerdo que plasmaría en la historia sería eterno. La gran preocupación de Nemo era saber quien estaba controlando a Karl tras de esto.
Analicé por completo la situación, en especial mi tío, ver si estaba herido o si necesitaba atención médica.
- Resumen:
- Me comunico con la banda - encuentra a hinori y a uracha- veo a dexter y a nat(desconocido)- veo a Karl , asder, el ciborg del goro(desconocido)y a mi tío (el grupo en general)
- Karl y el resto de sublebados(el goro y Ivanovich tambien):
- Esto os afecta así que leerlo
Joseph Leto
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Me encuentro vigilando a Garland y al equipo médico cuando de pronto el capitán se levanta y empieza a soltar un discurso que provoca que mi mente dividida se enturbie aún más de lo que ya lo está y empiezo a pensar en la retirada. En un susurro digo Garland… Malditos piratas. Mis ojos muestran un repudio tremendo a la piratería mientras Kaishi empieza a coordinar a los marines para la retirada, y a mí me pide que lo ayude a subir a Garland en una camilla para llevarlo a un barco y marcharnos del lugar. Me acerco al cuerpo inconsciente del capitán Garland y me dispongo a levantarlo para ponerlo en la camilla para salir de allí.
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Madara seguía de mala leche por la estupidez de su hermano, ignoraba a Akai que ahora estaba callado y al cocodrilo, el cual continuaba tocando música depresiva. El ceño del moreno estaba fruncido de forma exagerada, empezó a ser golpeado por la chica, pero su haki armadura le cubría la cara totalmente quedando protegido. La ira estaba apoderándose de su cuerpo y no podía hacer nada para evitarlo. Su mirada seguía centrada en el final del camino dónde se hallaba su hermano en una de sus formas, aquello era demasiado cantoso y podía repercutir en sus acciones futuras. No quería problemas con el gobierno por el momento, de modo que soltó un gruñido de ira, estaba a punto de lanzarse a la batalla pero eso era implicar al resto de su equipo. No tardó en chasquear la lengua mientras se arrancaba la armadura de placas y el chaleco en un ataque de rabia.
Los trozos de tela caían al suelo mientras el ser quedaba sin camiseta, su cuerpo era poderoso y musculoso. Sus pectorales estaban desarrollados y su zona abdominal también, pero lo mejor eran sus brazos fuertes y de buen grosor. Lo único que quedó de vestimenta fue el pantalón, las botas y las fundas de las armas. Apretó los puños dándose la vuelta y observando a sus hombres, en especial a la peli naranja que fue la única que había tratado de calmarle ¿Por qué no dejar al resto y lanzarse a por el gobierno? Aquellos hombres pasaban de todo, mientras que él se preocupaba de ellos, uno se ponía a la defensiva mientras el otro a tocar música a su bola. Shiroi no estaba en ese momento y Ren había muerto, ese jodido infiltrado había dado su vida por ellos y eso mosqueaba todavía más al dragón negro, que analizaba a los suyos lentamente. La verdad es que no se podía decir que su mirada fuese amable, se estaba dando cuenta de muchas cosas ahora, su ojos derecho comenzó a emitir sangre y esta caía por su mejilla hasta su cuello, ese mismo orbe empezó a brillar en un tono rojizo. Su visión ahora mejorada le daba un mejor análisis. Un cambio había ocurrido en él, antes solía ser una persona seria cuando la situación lo requería, mientras tanto era social y solía hacer algunas buenas obras como ayudar a alguien a precio especial, maldito avaricioso.
Todo eso había acabado, en su rostro se pudo ver una seriedad enorme, como si el fin del mundo estuviese a punto de llegar. Iba a estar en ese plan hasta que su hermano volviera y si eso no ocurría, bienvenido sea el nuevo Madara. La verdad es que confiaba algo en él, pero la chica se había equivocado, el dragón sabía que su hermano no era la mitad de fuerte que él, podía incluso llegar a ponerse a su altura y por eso era un rival formidable. Las llamas de aquel monstruo se podían ver a distancia, sin embargo lo siguiente que hizo el lagarto de ácido fue clavar su mirada en el resto de sus hombres. Su ojo derecho dejó de brillar y usó la mano derecha para limpiarse la sangre de forma rápida. Se sentía un poco mejor aunque no lo suficiente, esperaba que al menos el moreno fuera astuto y huyera en caso de peligro extremo, con lo traidor que podía llegar a ser, eso no debía ser muy complicado. Le había entrenado perfectamente en el arte del combate y en su interior algo le decía que estaría bien, todo eso le reconfortaba un poco, pero recordar la muerte de Etsu, Ren o como quisiera que se llamase, le ponía de nuevo de malas. Akai había sido descuidado en su ataque y aunque no fuera su intención no se había inmutado, ni siquiera unas palabras, lo mismo podía decir de Crok que solo tocaba. El moreno puso un tono de voz bastante serio y se quedó mirando a los suyos de nuevo.
- Ha llegado la hora de irnos, nuestro trabajo aquí ha terminado. Nos hemos dado a conocer como planeábamos y hemos eliminado un poderoso rival, espero que eso se nos tenga en cuenta. Lo que queda de guerra ya no nos concierne a ninguno y si es así me importa una mierda. – Dijo en un tono aún más serio dando a entender que seguía mosqueado. – Nos largamos a la base, hemos ayudado todo lo que hemos podido y ya nos ha salido muy caro, no por una maldita espada, hemos perdido a un hombre.
Sacó la espada que había cogido de la pared, la cual había estado usando el Gyojin, por esa basura había muerto Etsu, al principio le había dado un poco igual pero ahora le estaba afectando. Se quedó mirando aquella arma despacio unos momentos para después observar al resto, frenó su mirada en Akai. Se quedó mirándole unos segundos para después volver a mirar al cocodrilo de la misma forma, tras unos momentos hizo lo mismo con la chica. Para finalizar lanzó la espada con fuerza hacia abajo mientras empezaba a caminar. No le importaba lo muy buena que fuera o lo poderosa que pudiera llegar a ser, no valía ni un dedo de lo que podía hacer el peliblanco. Mientras avanzaba se frenó de nuevo, abrió la boca despacio para hablar y decir unas palabras cargadas de odio y de rabia, se notaba que el mercenario iba muy en serio en ese tema y no bromeaba en absoluto y pobre de aquel que le rechistara, lo cogería de la cabeza y la estamparía en el suelo.
- Esa mierda no entra en mi cueva.
Acto seguido continuó caminando dejando claro que el que cogiera la maldita espadita no iba a entrar en la cueva, no pensaba que sus hombres fueran tan agoniosos y algo le decía que no lo iban a hacer. Ya había tenido suficientes disgustos ese día y aunque ninguno le había afectado físicamente salvo por la manito, le habían reventado emocionalmente. No quería que ninguno de los suyos cayera y ese jodido pez de mierda se había llevado por delante a uno. Encima su hermano corría peligro de muerte y no podía hacer nada para remediarlo, sus hombres estaban a su bola y la única que había tratado de mejorar las cosas había sido Ayane. Luego normal que hubiera quejas, si era la única con cabeza no era culpa del moreno, el cual ahora estaba dirigiéndose al final de la isla, era la hora de irse de aquel lugar de una maldita vez. La isla era de lo peor y ya se había demostrado, tan solo esperaba que el gobierno ganase para tenerle en cuenta y que su hermano sobreviviera, no era mucho pedir o al parecer sí. Pero ahora todo estaba en manos del destino, él siguió su rumbo con los suyos dispuesto a largarse de allí junto a ellos, si es que le habían seguido.
Los trozos de tela caían al suelo mientras el ser quedaba sin camiseta, su cuerpo era poderoso y musculoso. Sus pectorales estaban desarrollados y su zona abdominal también, pero lo mejor eran sus brazos fuertes y de buen grosor. Lo único que quedó de vestimenta fue el pantalón, las botas y las fundas de las armas. Apretó los puños dándose la vuelta y observando a sus hombres, en especial a la peli naranja que fue la única que había tratado de calmarle ¿Por qué no dejar al resto y lanzarse a por el gobierno? Aquellos hombres pasaban de todo, mientras que él se preocupaba de ellos, uno se ponía a la defensiva mientras el otro a tocar música a su bola. Shiroi no estaba en ese momento y Ren había muerto, ese jodido infiltrado había dado su vida por ellos y eso mosqueaba todavía más al dragón negro, que analizaba a los suyos lentamente. La verdad es que no se podía decir que su mirada fuese amable, se estaba dando cuenta de muchas cosas ahora, su ojos derecho comenzó a emitir sangre y esta caía por su mejilla hasta su cuello, ese mismo orbe empezó a brillar en un tono rojizo. Su visión ahora mejorada le daba un mejor análisis. Un cambio había ocurrido en él, antes solía ser una persona seria cuando la situación lo requería, mientras tanto era social y solía hacer algunas buenas obras como ayudar a alguien a precio especial, maldito avaricioso.
Todo eso había acabado, en su rostro se pudo ver una seriedad enorme, como si el fin del mundo estuviese a punto de llegar. Iba a estar en ese plan hasta que su hermano volviera y si eso no ocurría, bienvenido sea el nuevo Madara. La verdad es que confiaba algo en él, pero la chica se había equivocado, el dragón sabía que su hermano no era la mitad de fuerte que él, podía incluso llegar a ponerse a su altura y por eso era un rival formidable. Las llamas de aquel monstruo se podían ver a distancia, sin embargo lo siguiente que hizo el lagarto de ácido fue clavar su mirada en el resto de sus hombres. Su ojo derecho dejó de brillar y usó la mano derecha para limpiarse la sangre de forma rápida. Se sentía un poco mejor aunque no lo suficiente, esperaba que al menos el moreno fuera astuto y huyera en caso de peligro extremo, con lo traidor que podía llegar a ser, eso no debía ser muy complicado. Le había entrenado perfectamente en el arte del combate y en su interior algo le decía que estaría bien, todo eso le reconfortaba un poco, pero recordar la muerte de Etsu, Ren o como quisiera que se llamase, le ponía de nuevo de malas. Akai había sido descuidado en su ataque y aunque no fuera su intención no se había inmutado, ni siquiera unas palabras, lo mismo podía decir de Crok que solo tocaba. El moreno puso un tono de voz bastante serio y se quedó mirando a los suyos de nuevo.
- Ha llegado la hora de irnos, nuestro trabajo aquí ha terminado. Nos hemos dado a conocer como planeábamos y hemos eliminado un poderoso rival, espero que eso se nos tenga en cuenta. Lo que queda de guerra ya no nos concierne a ninguno y si es así me importa una mierda. – Dijo en un tono aún más serio dando a entender que seguía mosqueado. – Nos largamos a la base, hemos ayudado todo lo que hemos podido y ya nos ha salido muy caro, no por una maldita espada, hemos perdido a un hombre.
Sacó la espada que había cogido de la pared, la cual había estado usando el Gyojin, por esa basura había muerto Etsu, al principio le había dado un poco igual pero ahora le estaba afectando. Se quedó mirando aquella arma despacio unos momentos para después observar al resto, frenó su mirada en Akai. Se quedó mirándole unos segundos para después volver a mirar al cocodrilo de la misma forma, tras unos momentos hizo lo mismo con la chica. Para finalizar lanzó la espada con fuerza hacia abajo mientras empezaba a caminar. No le importaba lo muy buena que fuera o lo poderosa que pudiera llegar a ser, no valía ni un dedo de lo que podía hacer el peliblanco. Mientras avanzaba se frenó de nuevo, abrió la boca despacio para hablar y decir unas palabras cargadas de odio y de rabia, se notaba que el mercenario iba muy en serio en ese tema y no bromeaba en absoluto y pobre de aquel que le rechistara, lo cogería de la cabeza y la estamparía en el suelo.
- Esa mierda no entra en mi cueva.
Acto seguido continuó caminando dejando claro que el que cogiera la maldita espadita no iba a entrar en la cueva, no pensaba que sus hombres fueran tan agoniosos y algo le decía que no lo iban a hacer. Ya había tenido suficientes disgustos ese día y aunque ninguno le había afectado físicamente salvo por la manito, le habían reventado emocionalmente. No quería que ninguno de los suyos cayera y ese jodido pez de mierda se había llevado por delante a uno. Encima su hermano corría peligro de muerte y no podía hacer nada para remediarlo, sus hombres estaban a su bola y la única que había tratado de mejorar las cosas había sido Ayane. Luego normal que hubiera quejas, si era la única con cabeza no era culpa del moreno, el cual ahora estaba dirigiéndose al final de la isla, era la hora de irse de aquel lugar de una maldita vez. La isla era de lo peor y ya se había demostrado, tan solo esperaba que el gobierno ganase para tenerle en cuenta y que su hermano sobreviviera, no era mucho pedir o al parecer sí. Pero ahora todo estaba en manos del destino, él siguió su rumbo con los suyos dispuesto a largarse de allí junto a ellos, si es que le habían seguido.
- Re:
- tirar la espada de Hao Lao. regañar a los suyos y empezar a caminar para largarse de la isla, cabreado con su hermano y de mala leche.
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Akai ya se había reunido con los demás miembros de su grupo cuando Madara parecía estar fuera de sí, aunque para consolar a la gente y tranquilizarla el joven Akai no era el mejor. No quería volver a tener problemas por lo que para evitar conflictos innecesarios se cubrió nuevamente su rostro con la capucha, asegurándose de que no se viera ni siquiera un hilo de cabello por lo que sería imposible que alguien supiera de su identidad a no ser porque uno de los compañeros lo delate. En lo que parecía un ataque de rabia Madara se despojó de toda vestimenta que le cubría la parte superior del cuerpo dejando al descubierto, todo lo contrario que el pelirrosa. Con un rostro de seriedad miró a todos los miembros de la organización antes de decir que nos íbamos ya que nuestro cometido en aquella guerra había finalizado, algo que el joven Ryunosuke pensaba también, sobre todo después de matar a alguien que consideraba su compañero sin tener la intención, así como dañó al resto.
Madara parecía no querer la espada ya que la arrojó al suelo y por sus palabras el que la cogiera no entraría en la base. Akai no usaba espadas por lo que llevarse la espada no le ayudaría, salvo que se la regalara a su hermano Edward que tenía conocimientos suficientes para emplear espadas. Pese a ello llevarse la espada sería un inconveniente ya que podría provocar peleas internas o que alguien ajeno al grupo los atacara por la misma, así que Akai simplemente sigue al que es el líder de esa organización sin decir nada, apretando los puños dentro de sus bolsillos y apretando los dientes pensando en cómo podría haber evitado los daños que provocó con su ataque.
Madara parecía no querer la espada ya que la arrojó al suelo y por sus palabras el que la cogiera no entraría en la base. Akai no usaba espadas por lo que llevarse la espada no le ayudaría, salvo que se la regalara a su hermano Edward que tenía conocimientos suficientes para emplear espadas. Pese a ello llevarse la espada sería un inconveniente ya que podría provocar peleas internas o que alguien ajeno al grupo los atacara por la misma, así que Akai simplemente sigue al que es el líder de esa organización sin decir nada, apretando los puños dentro de sus bolsillos y apretando los dientes pensando en cómo podría haber evitado los daños que provocó con su ataque.
- resumen:
- Enfadarse consigo mismo y seguir a Madara en silencio.
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Se encontraban en el vehículo a punto de marchar de aquel lugar. El líder dijo que tuvieran cuidado y Virginia se dio cuenta. Una onda enorme se dirigían hacia ellos con gran potencia. Esquivarla sería algo realmente difícil de conseguir. El okama saltó del vehículo y se hizo a un lado, mientras con sus manos empezaba a trazar sellos. "Saru - U - Tatsu - Inu - Tori"
Tras aquello, un enorme muro de hielo empezó a crearse entre él y la onda. Era concentrado y parecido a una pared, resistente. Esperaba que aquello funcionase y se pudiera proteger en parte de aquella monstruosa onda. Por algo se había alejado del vehículo de un salto, ya que la mayor parte iban hacia aquel cacharro. El muro de hielo era alto y grueso, rodeando a Virginia para que así pudiese salvarse.
Tras aquello, un enorme muro de hielo empezó a crearse entre él y la onda. Era concentrado y parecido a una pared, resistente. Esperaba que aquello funcionase y se pudiera proteger en parte de aquella monstruosa onda. Por algo se había alejado del vehículo de un salto, ya que la mayor parte iban hacia aquel cacharro. El muro de hielo era alto y grueso, rodeando a Virginia para que así pudiese salvarse.
- Spoiler:
El daño que reciba, lo decide el moderador.
Haine Rammsteiner
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Aunque era la primera vez que Eris le daba una orden a él no se sorprendió ni se disgustó en absoluto. No hubo reacción mejor dicho, su cuerpo simplemente la asimiló sin siquiera darle tiempo a pensar. Más que de Eris parecía que fuera su propio cerebro el que lo hubiera dicho, pues el albino recibía la información de los alrededores de forma confusa. El tipo de la miel estaba muerto, o si estaba vivo no parecía moverse. No iban a rematarlo, si sobrevivía bien por él y si más tarde quería venganza se la daría. Ellos no eran así, no iban ejecutando a la gente que no podía defenderse por razones desconocidas. Y si algún día se cruzaba de nuevo con ese agente se encargaría de darle su merecido, y con ese no habría clemencia alguna. Suspiró apretando el mango de sus pistolas con fuerza, haciendo que temblaran ligeramente… Y tragó saliva, sintiendo que una gran bola de sentimientos descendía desde su garganta hasta golpear el estómago como una piedra. Pero ya estaba, era la última vez que se iba a lamentar. Morgenstern seguía viva, tenía que vivir para que el sueño de Mark pudiera vivir y que de alguna forma el peliazul fuera eterno.
—Vámonos. No dejemos que estos bastardos se lleven nada más de nosotros.— mencionó. Aunque ahora su odio por el Gobierno hubiera crecido a pesar de que se trataba de un sólo Agente, Haine tenía que seguir con sus ideales de ser neutral. Con todo lo que estaba pasando no se acordarían de él y si lo hacían tenía la excusa perfecta. Pero con solo ver como la mitad de la Tierra Sagrada había volado por los aires no creía que fueran a echar en falta a dos posibles intrusos que de hecho habían ayudado a defender la ciudad. Pensándolo bien podrían ayudar al Gobierno y que estos los recompensaran de alguna forma, pero estaba cansado de las pérdidas sin tener ganancia alguna. ”Vaya mierda de día, mejor haber entrado con la revolución que seguro tenían menos probabilidades de morir…”.
Aun estando tan molesto sabía lo que tenía que hacer. Se desplazó con el Typhoon hasta donde estaba Ban y lo subió encima, bajándose él para que tuviera hueco de sobra. Comenzó a caminar junto a Shiro y a los otros dos drones rumbo a la alfombra donde estaba el cuerpo de Mark, bastante oculto pero ya no sabía lo que esperar. Se había fijado en que hacía poco tiempo una cúpula de energía o algo por el estilo había rodeado la ciudad, pero ya no estaba. Parecía que podrían salir del lugar sin demasiados problemas. —Vamos Eris.— le dijo con aires de depresión. Qué injusta era la vida, pero no dejaría que el sueño de Mark muriera con su cuerpo.
—Vámonos. No dejemos que estos bastardos se lleven nada más de nosotros.— mencionó. Aunque ahora su odio por el Gobierno hubiera crecido a pesar de que se trataba de un sólo Agente, Haine tenía que seguir con sus ideales de ser neutral. Con todo lo que estaba pasando no se acordarían de él y si lo hacían tenía la excusa perfecta. Pero con solo ver como la mitad de la Tierra Sagrada había volado por los aires no creía que fueran a echar en falta a dos posibles intrusos que de hecho habían ayudado a defender la ciudad. Pensándolo bien podrían ayudar al Gobierno y que estos los recompensaran de alguna forma, pero estaba cansado de las pérdidas sin tener ganancia alguna. ”Vaya mierda de día, mejor haber entrado con la revolución que seguro tenían menos probabilidades de morir…”.
Aun estando tan molesto sabía lo que tenía que hacer. Se desplazó con el Typhoon hasta donde estaba Ban y lo subió encima, bajándose él para que tuviera hueco de sobra. Comenzó a caminar junto a Shiro y a los otros dos drones rumbo a la alfombra donde estaba el cuerpo de Mark, bastante oculto pero ya no sabía lo que esperar. Se había fijado en que hacía poco tiempo una cúpula de energía o algo por el estilo había rodeado la ciudad, pero ya no estaba. Parecía que podrían salir del lugar sin demasiados problemas. —Vamos Eris.— le dijo con aires de depresión. Qué injusta era la vida, pero no dejaría que el sueño de Mark muriera con su cuerpo.
- Resumen:
- Maldecir en su mente, montar a Ban en su dron volador y marcharse junto a Eris, Shiro y Gato a la Alfombra donde está el cuerpo de Mark.
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La canción del cocodrilo seguía sonando, intentando llegar a los corazones de los presentes, llorando todos por la muerte de un ser querido, Etsu. El líder de Kyofu se arrancó su ropa en un ataque de rabia, o eso parecía. Entonces empezó a mirar a todos sus compañeros y Crock dejó de tocar, para escuchar las palabras de su líder. No entendía porqué echaba la culpa a la espada, si lo que había provocado aquello no era el arma, sino aquel gyojin y todos los ataques. Entonces, Madara sacó la espada y miró a todos detenidamente. Entonces, sin saber el porque, lanzó la espada contra el suelo, que revotó un par de veces, quedándose entre todos ellos. Crock cada vez lo entendía menos, el líder desechaba aquello que les podría dar dinero. No solo eso, si aquello lo tiraba. ¿Entonces de que había servido la muerte de Ren? De nada... No podía creerlo, había dado su vida para acabar con aquel gyojin... Y algo que podría recordar a todos lo valiente que fue aquel peliblanco, fue desechado.
Tras las nuevas palabras de Madara, todos empezaron a marchar, excepto Crock. Ya le daba igual todo a aquel cocodrilo, había abandonado su ser y ahora, iba a abandonar a sus compañeros. Sujetó con fuerza su guitarra y dio unos pasos, mirando hacia todos. Tras eso, dijo unas palabras de despedida.
- ¿De que ha servido la muerte de Ren? De nada... Iros vosotros, yo me quedaré a esperar la muerte. Desde hoy, nuestro "contrato" queda anulado. Ojalá nos volvamos a ver en otra vida.
Tras aquellas palabras, agarró la espada del suelo y creó una enorme roca de Osmio, donde la clavó, como si fuera una cruz. Tras eso, envolvió la espada con osmio para que fuese muy difícil sacarla de ahí. Aquello era una tumba... Recogió partes de la ropa de Etsu y las colgó en el mango de la espada, para así sentarse y ponerse a tocar. Lloraría la muerte de su compañero, hasta que la mismísima muerte le visitara a él.
Sacó su instrumento musical y empezó a tocar. Una canción triste llenaba aquella zona, donde su compañero había caído. No iba a dejar que su alma se esfumara como si nada, por eso le dedicaría la canción.
Tras las nuevas palabras de Madara, todos empezaron a marchar, excepto Crock. Ya le daba igual todo a aquel cocodrilo, había abandonado su ser y ahora, iba a abandonar a sus compañeros. Sujetó con fuerza su guitarra y dio unos pasos, mirando hacia todos. Tras eso, dijo unas palabras de despedida.
- ¿De que ha servido la muerte de Ren? De nada... Iros vosotros, yo me quedaré a esperar la muerte. Desde hoy, nuestro "contrato" queda anulado. Ojalá nos volvamos a ver en otra vida.
Tras aquellas palabras, agarró la espada del suelo y creó una enorme roca de Osmio, donde la clavó, como si fuera una cruz. Tras eso, envolvió la espada con osmio para que fuese muy difícil sacarla de ahí. Aquello era una tumba... Recogió partes de la ropa de Etsu y las colgó en el mango de la espada, para así sentarse y ponerse a tocar. Lloraría la muerte de su compañero, hasta que la mismísima muerte le visitara a él.
Sacó su instrumento musical y empezó a tocar. Una canción triste llenaba aquella zona, donde su compañero había caído. No iba a dejar que su alma se esfumara como si nada, por eso le dedicaría la canción.
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Al poco tiempo me di cuenta de que Dexter estaba luchando otra vez, pero no era con quien creía era un tío que no había visto nunca, llevaba un traje negro parecía alguien del gobierno pero no estaba muy seguro había algo que no me gustaba en aquella pelea yo no había visto mucho pelear a Dexter, pero una cosa estaba segura el poseía una gran fuerza y si este podía hacerle frente a mi capitán se trataba de alguien con un gran poder, seguidamente un poco mas lejos observe como un edifico se derrumbo y pude ver al Almirante Karl y parecía estar muy enfadado, una cosa era seguro, no seria buena idea acercarse allí así que decidí ir a por el otro tío.
-Creo que voy a arrepentirme de esto, pero va siendo hora de ponerme un poco a prueba.-
Tras estar observando el combate durante unos minutos decidí intervenir. En cuestión de milésimas me dirigí a toda velocidad a por aquel tío. Aprovechando que estaba entretenido con Dexter aparecí frente a él, debido el impulso que conseguí gracias a mi, casi imperceptible, velocidad, le intente dar una gran cantidad de puñetazos, active mi haki armadura y este recubría mis brazos y le intente dar 10 puñetazos en el costado seguidamente 5 su barriga y otro con toda mi fuerza en la barbilla.
Golpes certeros (AMF) Haki armadura
A continuación di un salto hacia atrás y me puse en posición defensiva
-Si quieres yo puedo entretenerlo. dije mirando a Dexter
-Creo que voy a arrepentirme de esto, pero va siendo hora de ponerme un poco a prueba.-
Tras estar observando el combate durante unos minutos decidí intervenir. En cuestión de milésimas me dirigí a toda velocidad a por aquel tío. Aprovechando que estaba entretenido con Dexter aparecí frente a él, debido el impulso que conseguí gracias a mi, casi imperceptible, velocidad, le intente dar una gran cantidad de puñetazos, active mi haki armadura y este recubría mis brazos y le intente dar 10 puñetazos en el costado seguidamente 5 su barriga y otro con toda mi fuerza en la barbilla.
Golpes certeros (AMF) Haki armadura
A continuación di un salto hacia atrás y me puse en posición defensiva
-Si quieres yo puedo entretenerlo. dije mirando a Dexter
- Resumen:
- Observar a Karl y a Dexter, ofrecer a Dexter mi ayuda
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Aquella libélula golpeó con fuerza a Rob, esquivando los cristales de THC, aunque la bala hirió una de sus alas. A su espalda un estruendo, mientras Black Berrie notaba en su cuerpo un fuerte dolor. Se intentó levantar, mero le costaba, el dolor iba desde el talón a la cabeza, como un ligero calambre. Por si fuera poco, parecía haberse torcido el tobillo. Miró hacia atrás, el insecto enorme se transformó en una especie de barco y dentro había un montón de cosas caras. Al parecer la fortuna le había sonreído, pero antes de sonreírle, le había dado un buen golpe. Monedas de oro, por lo cual valía la pena casi perder una pierna. Mientras se levantaba, creó una especie de bastón de THC, por lo que con ello se ayudaría para caminar.
Acercándose con cuidado, empezó a buscar una bolsa por los alrededores, donde guardaría aquella cantidad de oro. Entonces se fijó en algo, un mapa. Aquel mapa parecía señalar unas rutas marítimas. Era extraño, por lo que Rob lo enrolló y se lo guardó en el bolsillo. Era la hora de dejar de ser Black Berrie y volver a ser Rob Marney, el cazador. Deshizo la máscara y cuando tuviese todo lo de valor posible, saldría en busca de sus compañeros, el gremio de cazadores del Yonkayko. Lo primero sería buscar una abertura en el muro o algún callejón por donde pudiera pasar para ir en busca de Alex. Le costaba caminar, ya que su tobillo izquierdo le ardía con rabia. Gracias a su profesión de médico y a su fruta, se inyectó una pequeña dosis de THC cerca del tobillo, para así intentar bajar el dolor, aunque fuese un poco. Para no mover mucho el tobillo, se lo rodeó de THC resinoso, así moverlo sería dificultoso, aunque ayudaría a sanarlo.
Se acercó al muro que daba al centro de la ciudad y empezó a buscar un sitio por donde pasar. Estaba cargado con peso y eso le molestaba, si podía llegar al barco del gremio y descansar, sería algo bueno para él, aunque también sería bueno si encontraba a sus compañeros, a los cuales no había visto en toda la guerra.
Acercándose con cuidado, empezó a buscar una bolsa por los alrededores, donde guardaría aquella cantidad de oro. Entonces se fijó en algo, un mapa. Aquel mapa parecía señalar unas rutas marítimas. Era extraño, por lo que Rob lo enrolló y se lo guardó en el bolsillo. Era la hora de dejar de ser Black Berrie y volver a ser Rob Marney, el cazador. Deshizo la máscara y cuando tuviese todo lo de valor posible, saldría en busca de sus compañeros, el gremio de cazadores del Yonkayko. Lo primero sería buscar una abertura en el muro o algún callejón por donde pudiera pasar para ir en busca de Alex. Le costaba caminar, ya que su tobillo izquierdo le ardía con rabia. Gracias a su profesión de médico y a su fruta, se inyectó una pequeña dosis de THC cerca del tobillo, para así intentar bajar el dolor, aunque fuese un poco. Para no mover mucho el tobillo, se lo rodeó de THC resinoso, así moverlo sería dificultoso, aunque ayudaría a sanarlo.
Se acercó al muro que daba al centro de la ciudad y empezó a buscar un sitio por donde pasar. Estaba cargado con peso y eso le molestaba, si podía llegar al barco del gremio y descansar, sería algo bueno para él, aunque también sería bueno si encontraba a sus compañeros, a los cuales no había visto en toda la guerra.
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Todo blanco, el caballero no veía nada salvo una enorme luz que le cegaba. Frente a sus ojos se hallaban unas escaleras, las notaba por el tacto con los pies aunque no las veía. No tardó mucho en subir mientras se mantenía callado pensando en qué diablos le había ocurrido. De repente la luz cesó y frente a sus ojos había un trono blanco, en este se hallaba sentado un hombre. Era de piel oscura, portaba unas gafas de Sol azules y el pelo al estilo afro. Vestía con una chaqueta blanca de lentejuelas y un pantalón de cuero ajustado, el caballero no sabía que ocurría pero no tardó en hablar con un tono serio.
- ¿Quién es usted?
- Hijo mío… soy Dios.
La cara del pelirrojo era un poema, abrió la boca de forma exagerada mientras gritaba como si hubiera visto un fantasma, los pelos de la barba se le erizaron mientras que las piernas empezaban a temblarle. Más aún cuando de repente junto a él vio a la cebolleta Juanma, pero esta tenía un halo en la cabeza y unas alas blancas. Las lágrimas salían por los ojos del caballero, el cual estaba flipando de volver a ver a su mejor amigo. También pudo notar la sonrisa de aquel hombre de piel oscura que afirmaba ser Dios, en su mano derecha llevaba una salchicha recién hecha a la cual daba pequeños bocados, el pelirrojo miraba sonriente ahora mientras se ponía firme.
- Mi señor ¿Qué hago yo aquí? Estaba cuidando de unos hombres y de repente aparecí aquí.
- Kiogre… has caído en el mundo de las drogas y te ha dado una sobredosis. Me has fallado joven…
- ¡!!NOOOOOOOOOOOO!!!
- Es broma… hehehe…
Dijo aquel tipo mientras sonreía de lado y después mostraba sus dientes que ahora estaban bañados en oro en lugar de ser blancos, era como si controlara la realidad a su antojo. Pero el pelirrojo estaba acojonado pues aún no sabía qué diablos estaba pasando en aquel lugar, incluso ahora vio pasar por su lado una especie de jabalí con cuerpo de niño humano, que corría haciendo ruidos de gallina mientras le entregaba una especie de periódico al hombre del traje de lentejuelas.
- Vaya… las empanadillas han subido de precio… ¡La culpa es tuya Kiogre!
- ¿! Por qué!?
- También es broma… hehehe… bueno pues resulta que te ha dado un infarto de la emoción. Tal vez deberías bajar ahí abajo y seguir cumpliendo tu deber de erradicar las frutas del diablo. Ahora marcha señor del abrigo blanco.
- ¿Quién es usted?
- Hijo mío… soy Dios.
La cara del pelirrojo era un poema, abrió la boca de forma exagerada mientras gritaba como si hubiera visto un fantasma, los pelos de la barba se le erizaron mientras que las piernas empezaban a temblarle. Más aún cuando de repente junto a él vio a la cebolleta Juanma, pero esta tenía un halo en la cabeza y unas alas blancas. Las lágrimas salían por los ojos del caballero, el cual estaba flipando de volver a ver a su mejor amigo. También pudo notar la sonrisa de aquel hombre de piel oscura que afirmaba ser Dios, en su mano derecha llevaba una salchicha recién hecha a la cual daba pequeños bocados, el pelirrojo miraba sonriente ahora mientras se ponía firme.
- Mi señor ¿Qué hago yo aquí? Estaba cuidando de unos hombres y de repente aparecí aquí.
- Kiogre… has caído en el mundo de las drogas y te ha dado una sobredosis. Me has fallado joven…
- ¡!!NOOOOOOOOOOOO!!!
- Es broma… hehehe…
Dijo aquel tipo mientras sonreía de lado y después mostraba sus dientes que ahora estaban bañados en oro en lugar de ser blancos, era como si controlara la realidad a su antojo. Pero el pelirrojo estaba acojonado pues aún no sabía qué diablos estaba pasando en aquel lugar, incluso ahora vio pasar por su lado una especie de jabalí con cuerpo de niño humano, que corría haciendo ruidos de gallina mientras le entregaba una especie de periódico al hombre del traje de lentejuelas.
- Vaya… las empanadillas han subido de precio… ¡La culpa es tuya Kiogre!
- ¿! Por qué!?
- También es broma… hehehe… bueno pues resulta que te ha dado un infarto de la emoción. Tal vez deberías bajar ahí abajo y seguir cumpliendo tu deber de erradicar las frutas del diablo. Ahora marcha señor del abrigo blanco.
- Para empa:
- Decida usted lo que sucede XD
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Sonreía divertido, el hecho de que una mujer parcialmente desnuda se acercara a un miembro del Gorosei y tratara de seducirlo le resultaba muy divertido. —¿Dices que te has peleado? Parece más bien que te has acostado con él, querida...— mencionó con picaresca el Tenryuubito. —Yo que vosotros le haría caso, no es de los que se dejan intimidar por un intento de seducción.— les dijo flotando en el aire con las piernas cruzadas, demostrando así que poseía alguna clase de poder. Los observaba con curiosidad, se le había ocurrido una forma de controlar los corazones de la gente utilizando su poder mágico y eso era algo que no podía desaprovechar. ¿Pero merecerían la pena aquellas dos personas?
Decidió guardarse aquella oportunidad para más adelante y ver cómo reaccionaban aquellas personas. El miembro del gorosei tosió sangre, parecía cansado o herido lo cual no hacía sino molestarle. ¿Si no era capaz de defenderlo por qué se había quedado para protegerlo? Lo mejor sería que fuera escoltado a algún lugar seguro o a un medio de transporte inalcanzable por el resto. Pero no, allí estaba, en medio de una guerra en la que uno de los dos bandos buscaba tomar su cabeza. —¿Qué tal si hacemos lo mismo y nos vamos marchando nosotros también?— le preguntó a su protector al ver que no estaba en condiciones óptimas.
Xira y Xenmas, lean.
Decidió guardarse aquella oportunidad para más adelante y ver cómo reaccionaban aquellas personas. El miembro del gorosei tosió sangre, parecía cansado o herido lo cual no hacía sino molestarle. ¿Si no era capaz de defenderlo por qué se había quedado para protegerlo? Lo mejor sería que fuera escoltado a algún lugar seguro o a un medio de transporte inalcanzable por el resto. Pero no, allí estaba, en medio de una guerra en la que uno de los dos bandos buscaba tomar su cabeza. —¿Qué tal si hacemos lo mismo y nos vamos marchando nosotros también?— le preguntó a su protector al ver que no estaba en condiciones óptimas.
- Resumen:
- Charla un poco con las dos personas y sugiere marcharse.
Xira y Xenmas, lean.
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La pared cedió finalmente derrumbándose y causando una gran humareda a causa de los escombros y el polvo. El ruido fue bastante fuerte y no sé como no se enteraron fuera o alguna que otra persona que estuviese en la biblioteca no se hubiese dado cuenta, que extraño, debería ocurrir como en esos típicos momentos en los que sale una vieja con una regla y libros mientras golpea una mesa diciendo silencio.
Me adentré de primera con mis katanas apuntando hacia abajo. El pasillo era raro pero a la vez llamaba la atención. Se veían las luces colgando que daban aires mágicos. Lo tenían bastante bien cuidado. -Que bien se lo han montado aquí.- Dije para mi misma mientras lo observaba todo de arriba abajo. La trayectoria nos llevó apenas unos minutos y fuimos a parar a una especie de sala en la que había otros dos túneles. Me acerqué hasta una especie de rocas y estas contenían simbolos y letras extrañas, pasé mi mano por encima de ellos y me quedé dubitativa. Despues de escuchar a Arribor le pregunté.- ¿En serio quieres... llevártela? Está bien, pero tu la cargas.- A lo mejor hacíamos bien en llevárnosla y tenía mucho valor. Saqué de mi bolsillo un papel y anoté todas las inscripciones. -Me gustaría saber que significan estas palabras, seguro que mantienen un significado oculto para impedir el avance... o algo.
Me adentré de primera con mis katanas apuntando hacia abajo. El pasillo era raro pero a la vez llamaba la atención. Se veían las luces colgando que daban aires mágicos. Lo tenían bastante bien cuidado. -Que bien se lo han montado aquí.- Dije para mi misma mientras lo observaba todo de arriba abajo. La trayectoria nos llevó apenas unos minutos y fuimos a parar a una especie de sala en la que había otros dos túneles. Me acerqué hasta una especie de rocas y estas contenían simbolos y letras extrañas, pasé mi mano por encima de ellos y me quedé dubitativa. Despues de escuchar a Arribor le pregunté.- ¿En serio quieres... llevártela? Está bien, pero tu la cargas.- A lo mejor hacíamos bien en llevárnosla y tenía mucho valor. Saqué de mi bolsillo un papel y anoté todas las inscripciones. -Me gustaría saber que significan estas palabras, seguro que mantienen un significado oculto para impedir el avance... o algo.
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El olor a carne llegaba al olfato del chico lobo, este empezó a relamerse despacio, pero eso le recordó a una situación. A la isla del terror dónde también acabó comiendo carne, podría comer toda la que quisiera al volver. Su deber era permaneces junto a Derian y asegurar su protección, veía al vampiro combatir con aquella cosa y más de una vez estuvo a punto de meterse de por medio. Sin embargo observaba callado la situación, atento a todo con el haki activado, miró en dirección a donde procedía el olor de la carne y sonrió de lado “Me temo que habrá que esperar”. Si hubiese estado solo o con otra gente habría ido sin duda, pero había dos personas a las que les prestaba más atención que a los demás. Esos eran Derian y Minathy, de modo que su objetivo allí seguía en pie y permaneció observando a su líder en silencio.
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Estando al lado de Shiori, vimos un cuerpo volar entre los edificios, mientras los edificios comenzaban a derrumbarse uno tras otro, por lo que me quede quieto un momento, intentando averiguar el lugar por donde llegaría el peligro. En ese momento Shiori me avisa de que algo no va bien y comienza a usar el soru para avanzar, por lo que en un vano intento por seguirlo, comencé a usar el geppou, elevándome un poco, cuando de repente uno de los edificios cercanos, se derrumbó con una enorme onda que atravesaba todo a su paso . Viendo que mi superior se alejaba a toda velocidad y no podía seguirlo, fui a comprobar quien había volado a toda velocidad, atravesando los edificios, ya que tras ver aquel imponente ataque y en mi estado, poco podía hacer en esta batalla de titanes. Aun siendo un miembro de cp, en el cual se consideraba que los que estaban en él, poseían cualidades muy superiores a las de un humano, en ese momento, me sentía como una hormiga que podría ser aplastada en cualquier momento. Era un pensamiento que me hizo apretar los dientes, hasta casi hacer sangrar las encías, no podía soportar aquella impotencia que me recorría el cuerpo. Deje los pensamientos a un lado y comprobé visualmente la trayectoria del cuerpo, a través de los edificios que había derrumbado.
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Estaba en dirección al centro de aquella plaza, iba con aquellos humanos con los que había hablado, pero ellos no iban andando, si no en una especie de transporte, lo llamaban vehículo. Por fin había escogido mi camino y podía decirse que tenía a unos compañeros de batalla, algo que me hacía sentir bien, pero aquello me iba a durar poco. De repente una onda de energía se acercaba a gran velocidad a nuestra posición, pero no podía dejar que le diera a mis nuevos compañeros, por lo que interpuse mi hacha, mi espada y parte de mi cuerpo para intentar frenar aquella honda, algo que era inútil, ya que solo pude pararla unos instantes, antes de que mis dos armas quedaran destrozadas, empujándome hacía atrás con fuerza y chocando contra un edificio cercano. Caí en el lado contrario donde estaban mis compañeros, golpeándome bruscamente la espalda contra un edificio cercano.
- Arrrgg, ¿que ha sido eso? - dije, mientras veía que me había hecho un buen corte en el costado, aun teniendo mi malla metálica, aunque menos mal que la llevaba, si no, hubiera sido bastante peor.
Esperaba que mi acción, hubiera dado algo de tiempo a los del vehículo a poder escapar de la onda. En ese momento me quede presionándome la herida, sentado y con el cuerpo totalmente dolorido. Quien hubiera lanzado aquella onda, era mucho más fuerte que yo.
- Arrrgg, ¿que ha sido eso? - dije, mientras veía que me había hecho un buen corte en el costado, aun teniendo mi malla metálica, aunque menos mal que la llevaba, si no, hubiera sido bastante peor.
Esperaba que mi acción, hubiera dado algo de tiempo a los del vehículo a poder escapar de la onda. En ese momento me quede presionándome la herida, sentado y con el cuerpo totalmente dolorido. Quien hubiera lanzado aquella onda, era mucho más fuerte que yo.
- Resumen:
- Me dirijo a la plaza con los revos y veo una onda cortante, intento interponerme para darle tiempo a los demás a escapar y destroza mis armas y me tira para atrás, haciéndome también un corte en el costado
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Cuanto más avanzábamos más profundo era el alarido. Tenía ciertas dudas sobre de qué podía proceder ¿Un animal o serían gyojins y humanos luchando? Era de esperar cualquier cosa. Cruzamos la calle hasta que al fin llegamos al foco del alarido. Me detuve antes de seguir avanzando. Ante nosotros había un gran edificio con llamas y dentro -aunque no veía con claridad por el fuego y el humo- creo varias ¿personas? supongo que sería eso, pues estaban luchando. Todavía estábamos detenidos ante el edificio cuando en cuestión de minutos las llamas se habían extinguido de golpe. ¿Como... acaso era posible? No era la primera vez que veía algún incendio, pero que si extinguiese así no era posible, no al menos sin alguna ayuda. ¿Que era lo que estaba pasando? Eso solo me daba ganas de seguir continuando y observar. Miré hacia la azotea y luego de arriba abajo.
-Ese edificio me ha llamado la atención. Deberíamos ir a echar un vistazo. ¿Ves la azotea? Si subimos hasta ella podríamos tener una vista de todo nuestro alrededor al ser el edificio más alto de los que hay por aquí.- Le dije a Shi sonriendo. No podíamos correr por su estado pero intentaría ir lo más deprisa posible. -Vamos.- En cuestión de minutos llegamos al edificio y entramos con bastante facilidad, pues la entrada estaba abierta. No sabía si era seguro subir por el incendio de antes, pero iría yo primera para que no le pasase nada. Recorrer todo ese tramo nos llevó un poco de tiempo pero finalmente conseguimos subir al tejado. -Cuidado.- Dije en tono de alerta. Desde allí arriba teníamos una vista de todo y de las peleas y destrozos que había. -¿Ves algo que te llame la atención?
-Ese edificio me ha llamado la atención. Deberíamos ir a echar un vistazo. ¿Ves la azotea? Si subimos hasta ella podríamos tener una vista de todo nuestro alrededor al ser el edificio más alto de los que hay por aquí.- Le dije a Shi sonriendo. No podíamos correr por su estado pero intentaría ir lo más deprisa posible. -Vamos.- En cuestión de minutos llegamos al edificio y entramos con bastante facilidad, pues la entrada estaba abierta. No sabía si era seguro subir por el incendio de antes, pero iría yo primera para que no le pasase nada. Recorrer todo ese tramo nos llevó un poco de tiempo pero finalmente conseguimos subir al tejado. -Cuidado.- Dije en tono de alerta. Desde allí arriba teníamos una vista de todo y de las peleas y destrozos que había. -¿Ves algo que te llame la atención?
- Resumen:
- Avanzar, ver todo lo que ocurre con el edificio, subir hasta el tejado y observar todo desde arriba.
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Xemnas sonrió cuando aquel tipo perdió por fin, la verdad es que había sido un combate muy duro y el chico estaba lleno de quemaduras. Su hermana había quedado en un estado bastante malo debido a la pelea, pero como siempre intentó usar aquella cosa que los demás hombres llamaban armas de mujer. Se acercó a un hombre y este la llamó de una forma desagradable, el rubio frunció el ceño mientras miraba al causante, segundos después el otro hombre que levitaba hizo un comentario parecido. Eso hizo que el chico apretara los dientes y diera unos cuantos pasos hacia delante, mirando a los ojos al primer hombre mientras apretaba los puños. Clavó su mirada en la suya y de repente le contestó en un tono algo serio que inspiraba enfado E indignidad.
- Este tipo estaba quemando todo a su paso y causando muchos problemas, nosotros lo hemos derrotado y sin embargo nos lo pagáis así. Los hombres de este lugar os creéis superiores ¿Solo por tener dinero? ¡No me parece justo!
Gritó el chico indignado mientras se ponía delante de su hermana bastante enojado y miraba a esos dos hombres con furia, todavía no podía creerse las palabras de estos. Las ganas de sacar su arma y empezar a combatirles eran muy grandes y estaba deseando darles una lección a los dos, sobre todo al primer hombre, debido a que el volador al menos había sido un poco más fino en la forma de hablar. Los azulados ojos del espadachín se mostraban ahora rabiosos, deseando callarles la boca a esos hombres de alguna forma, pero no quería hacer nada, ya estaban muy mal después de la pelea con el tipo de fuego. Luchar con aquellos hombres podía ser muy peligroso y a él le daba lo mismo pero no iba a dejar a su hermana combatir en su estado.
- ! Siempre he soñado con ser un Shichibukai para ayudar al gobierno! Pero no me esperaba que trataseis así a las personas ¡Somos aliados! ¡Os hemos ayudado! ¿Qué significa esto? ¿Si me vuelvo rico o poderoso seré un borde? ¡Pues espero que no! ¡Soy Xemnas Death y voy a ser el Shichibukai más poderoso de todos, ya lo veréis!
- Este tipo estaba quemando todo a su paso y causando muchos problemas, nosotros lo hemos derrotado y sin embargo nos lo pagáis así. Los hombres de este lugar os creéis superiores ¿Solo por tener dinero? ¡No me parece justo!
Gritó el chico indignado mientras se ponía delante de su hermana bastante enojado y miraba a esos dos hombres con furia, todavía no podía creerse las palabras de estos. Las ganas de sacar su arma y empezar a combatirles eran muy grandes y estaba deseando darles una lección a los dos, sobre todo al primer hombre, debido a que el volador al menos había sido un poco más fino en la forma de hablar. Los azulados ojos del espadachín se mostraban ahora rabiosos, deseando callarles la boca a esos hombres de alguna forma, pero no quería hacer nada, ya estaban muy mal después de la pelea con el tipo de fuego. Luchar con aquellos hombres podía ser muy peligroso y a él le daba lo mismo pero no iba a dejar a su hermana combatir en su estado.
- ! Siempre he soñado con ser un Shichibukai para ayudar al gobierno! Pero no me esperaba que trataseis así a las personas ¡Somos aliados! ¡Os hemos ayudado! ¿Qué significa esto? ¿Si me vuelvo rico o poderoso seré un borde? ¡Pues espero que no! ¡Soy Xemnas Death y voy a ser el Shichibukai más poderoso de todos, ya lo veréis!
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Vaya lio, Uracha había salido corriendo por un lado, el tipo de la armadura había empezado a dar órdenes y la morena apenas le había prestado atención. Midorima estaba hecho polvo y todo en guerra, ella estaba más perdida y liada que un punto en una fiesta de asteriscos. Pegó un pequeño suspiro mientras ahora se iba por una calle alejándose del resto, estaba algo mareada después de tanto ajetreo, miró en la bolsa que había cogido y lo único que vio fue dinero. Infló los mofletes ofendida, esperaba algo mejor, tiró el saco de dinero al suelo y se fue alejando sin darle importancia, no quería dinero. Era una noble y ya había tenido demasiado y no era algo que le agradara.
- Vaya rollo, yo que me esperaba algo súper emocionante o un guantelete molón, maldito dinero.
Dijo mientras se iba alejando de todos y caminando tranquilamente. Después se llevó la mano a la oreja y notó el auricular, eso le serviría para estar en contacto con los demás, de modo que mientras seguía alejándose del grupo ella sola empezó a hablar.
- Me he ido a dar una vuelta por el lugar ¡Nos vemos luego!
- Vaya rollo, yo que me esperaba algo súper emocionante o un guantelete molón, maldito dinero.
Dijo mientras se iba alejando de todos y caminando tranquilamente. Después se llevó la mano a la oreja y notó el auricular, eso le serviría para estar en contacto con los demás, de modo que mientras seguía alejándose del grupo ella sola empezó a hablar.
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