C. K.
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La mujer suspira, observando el desorden reinante en la cubierta, y que parece haber aumentado cuando la otra división de agentes desciende sobre ellos y la isla aparece de la nada. Conoce a dos de ellos, uno le parece un impresentable y el otro un pervertido. Tras una mirada a la gente que está bajo su mando, escucha a Kusanagi repartir órdenes a sus subordinados. Con el semblante serio, la mujer mira a la gente que ha quedado sin tarea asignada. Los repasa uno a uno, y se detiene en Kasanova.
- Está bien, como bien ha dicho mi compañero -comienza-, iremos en parejas. Agente Natsuki, agente Adam, vosotros recorreréis esta isla, buscando cualquier rastro de enemigos o del tesoro. Espero un informe breve de la situación cada diez minutos. Agente Kasanova, agente Teravan, creo que vuestro mejor papel será explorar la isla de mayor tamaño que parece haber tras esta, pero sin limitarnos a la zona del faro, y mantenernos informados de cualquier situación anómala. Kasanova -la mujer lo mira, seria- considero que lo mejor será mantenernos en contacto cada pocos minutos, por si algo ocurriese -tras eso, la peliverde se gira hacia Alice y añade-. Y tú, agente, vendrás conmigo -con un movimiento de mano señala a la isla al otro lado de esa bahía interior, al este-. Vamos a investigar esa otra zona, y tus habilidades de Zoan nos ayudarán a rastrear más rápidamente el terreno. Enviaré información por el Den-Den Mushi cada diez minutos.
Con un gesto firme, la mujer hace una señal de saludo militar, llevando la mano a la frente y retirándola con un movimiento seco. Tras eso, empieza a trotar en el sitio para calentar las piernas. Lo que va a hacer le va a suponer un poco de esfuerzo, y no quiere tener un calambre.
- ¿Dominas el geppou, agente? -dice, con una leve sonrisa en su rostro, tratando de transmitirle confianza a la chica. En caso de negativa, la agente se pondría detrás de ella, agarrándola con una mano por la cabeza y con la otra por la cintura, y saldría volando con kamisori. En tan solo unos segundos ambas se encontrarían en la orilla, listas para empezar a investigar.
El bosque rodea a Catherine nada más aterrizar. Con un gesto de desagrado, la agente tuerce la boca en una mueca y dice:
- Está bien, avanzaremos de sur a norte, no queremos dejarnos nada sin revisar. Si detectas cualquier tipo de olor extraño, avisa. Ahora estamos solas. -tras eso, la peliverde empieza a caminar entre la espesa jungla, con la mano derecha en la empuñadura de su arma.
- Está bien, como bien ha dicho mi compañero -comienza-, iremos en parejas. Agente Natsuki, agente Adam, vosotros recorreréis esta isla, buscando cualquier rastro de enemigos o del tesoro. Espero un informe breve de la situación cada diez minutos. Agente Kasanova, agente Teravan, creo que vuestro mejor papel será explorar la isla de mayor tamaño que parece haber tras esta, pero sin limitarnos a la zona del faro, y mantenernos informados de cualquier situación anómala. Kasanova -la mujer lo mira, seria- considero que lo mejor será mantenernos en contacto cada pocos minutos, por si algo ocurriese -tras eso, la peliverde se gira hacia Alice y añade-. Y tú, agente, vendrás conmigo -con un movimiento de mano señala a la isla al otro lado de esa bahía interior, al este-. Vamos a investigar esa otra zona, y tus habilidades de Zoan nos ayudarán a rastrear más rápidamente el terreno. Enviaré información por el Den-Den Mushi cada diez minutos.
Con un gesto firme, la mujer hace una señal de saludo militar, llevando la mano a la frente y retirándola con un movimiento seco. Tras eso, empieza a trotar en el sitio para calentar las piernas. Lo que va a hacer le va a suponer un poco de esfuerzo, y no quiere tener un calambre.
- ¿Dominas el geppou, agente? -dice, con una leve sonrisa en su rostro, tratando de transmitirle confianza a la chica. En caso de negativa, la agente se pondría detrás de ella, agarrándola con una mano por la cabeza y con la otra por la cintura, y saldría volando con kamisori. En tan solo unos segundos ambas se encontrarían en la orilla, listas para empezar a investigar.
El bosque rodea a Catherine nada más aterrizar. Con un gesto de desagrado, la agente tuerce la boca en una mueca y dice:
- Está bien, avanzaremos de sur a norte, no queremos dejarnos nada sin revisar. Si detectas cualquier tipo de olor extraño, avisa. Ahora estamos solas. -tras eso, la peliverde empieza a caminar entre la espesa jungla, con la mano derecha en la empuñadura de su arma.
Yarmin Prince
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
-¡Eso es!- grité con cierta incredulidad, aunque con una convicción que rozaba la vehemencia. ¿Cómo si no una isla iba a desvanecerse en medio de la nada? Simplemente subía y bajaba, nada sobrenatural. Desde luego era la única manera lógica de comprender que estuviéramos en las coordenadas aproximadas sin ver absolutamente nada. Aunque debo reconocer que dudaba de su existencia; al fin y al cabo estas cosas no suelen suceder más que en Grand Line. La única cuestión era cómo, y la niebla podía responder fácilmente a eso...
Estamos sobre un volcán submarino, como los que provocan la corriente ascendente. ¿Qué si no? Pero éste debía ser de unas dimensiones inconmensurables, tan grande como para levantar esta isla y mantenerla a flote... La burbuja tenía que ser tan grande como frágil. Se me ocurren demasiadas cosas que hacer en el futuro: Nota mental, conseguir que algún buzo experimentado drene la burbuja. Tal vez me encuentre con alguno, no me extrañaría...
Por un momento me quedé fascinado mirando la arena, pero más todavía observando el ave en que se transformó aquel zanahorio. Era espectacular, sin duda, pero sumamente innecesario. Con lo fácil que era simplemente bajar por la escala... Espera. ¿El pelopincho ha dicho lo que yo he escuchado?
-¿Cómo ibas a ser tú?- pregunté entre risas, incrédulo. Imaginaba que tendría algún motivo, y esperaba que dijera Akuma no mi, aunque si hubiera sido sólo un chiste respecto a sus flatulencias intentaría reírme inocentemente. No, en realidad no. El humor escatológico no tiene gracia.
Me moví lentamente, desperezándome con sumo cuidado aparentando fragilidad. Como si nunca hubiera roto un plato, sólo soy un niño pijo jugando a ser el ídolo de algo que no entiendo... ¿Me verán así? Me encantaría que no me tomaran en serio; así tendré más margen de maniobra. En fin, lo mejor será que baje cuanto antes. Y me cambiaría, pero esta isla es demasiado rara para elegir algo que no sea esto...
-Bueno, yo voy bajando- dije, finalmente, quitándome la capa mantón y abrochándome la chaqueta. El arma no se notaba, pero ahí estaba, y por la sencilla escala bajé cautelosamente. Siempre me han impuesto mucho respeto esta clase de cosas, y aunque bajo nosotros no haya agua es mejor desconfiar.
Finalmente llegué hasta el pelirrojo, Esmejit según me había enterado. La arena estaba empapada y eso jugó en mi favor, sin duda. Si se hubiera hundido cada paso que daba habría llegado si cabe más agotado... Debería haberme acercado con Soru, pero tenía una tapadera que mantener.
-Ho-hola- dije, tratando de recuperar el aliento. Era un camino corto, pero tanta humedad era extremadamente sofocante. A ver qué ordenaba mi nuevo jefe, y adónde podía llegar con esto.
Estamos sobre un volcán submarino, como los que provocan la corriente ascendente. ¿Qué si no? Pero éste debía ser de unas dimensiones inconmensurables, tan grande como para levantar esta isla y mantenerla a flote... La burbuja tenía que ser tan grande como frágil. Se me ocurren demasiadas cosas que hacer en el futuro: Nota mental, conseguir que algún buzo experimentado drene la burbuja. Tal vez me encuentre con alguno, no me extrañaría...
Por un momento me quedé fascinado mirando la arena, pero más todavía observando el ave en que se transformó aquel zanahorio. Era espectacular, sin duda, pero sumamente innecesario. Con lo fácil que era simplemente bajar por la escala... Espera. ¿El pelopincho ha dicho lo que yo he escuchado?
-¿Cómo ibas a ser tú?- pregunté entre risas, incrédulo. Imaginaba que tendría algún motivo, y esperaba que dijera Akuma no mi, aunque si hubiera sido sólo un chiste respecto a sus flatulencias intentaría reírme inocentemente. No, en realidad no. El humor escatológico no tiene gracia.
Me moví lentamente, desperezándome con sumo cuidado aparentando fragilidad. Como si nunca hubiera roto un plato, sólo soy un niño pijo jugando a ser el ídolo de algo que no entiendo... ¿Me verán así? Me encantaría que no me tomaran en serio; así tendré más margen de maniobra. En fin, lo mejor será que baje cuanto antes. Y me cambiaría, pero esta isla es demasiado rara para elegir algo que no sea esto...
-Bueno, yo voy bajando- dije, finalmente, quitándome la capa mantón y abrochándome la chaqueta. El arma no se notaba, pero ahí estaba, y por la sencilla escala bajé cautelosamente. Siempre me han impuesto mucho respeto esta clase de cosas, y aunque bajo nosotros no haya agua es mejor desconfiar.
Finalmente llegué hasta el pelirrojo, Esmejit según me había enterado. La arena estaba empapada y eso jugó en mi favor, sin duda. Si se hubiera hundido cada paso que daba habría llegado si cabe más agotado... Debería haberme acercado con Soru, pero tenía una tapadera que mantener.
-Ho-hola- dije, tratando de recuperar el aliento. Era un camino corto, pero tanta humedad era extremadamente sofocante. A ver qué ordenaba mi nuevo jefe, y adónde podía llegar con esto.
Helado-chan
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"El grupo ya de por sí no era estable, lo que estaba a punto de ocurrir lo desmoronaría incluso más. El enano con la armadura de dragón empezó a brillar y encima de él cobró vida una proyección astral de luz. Casi como un caballero vengador y, de alguna forma u otra perdonando a la peliblanca y la pistolera, se dirigió de cabeza a por el liche y el semi-demonio. El primero se volvió invisible, por lo que solo le quedó un objetivo."
Había aprovechado un segundo de tranquilidad para seguir leyéndose aquella maravilla de libro, mas duró bien poco porque el señor huesitos ya le estaba respondiendo. Volviendo al mundo real se guardó e libro y se centró en lo que estaba haciendo.
-Je... Sí, lo lamento... Es que está bastante interesante, deberías leértelo.- esbozó una media sonrisa que duró lo que tardó en empezar a temblar la madera del barco. Por un tropiezo tonto casi se cayó de espaldas pero tuvo el tiempo de reacción suficiente para dar un mortal hacia atrás. Los celosos lo habrían llamado suerte, Neo lo llamó "maldita potra de mierda".
Al parar los temblores y alzar la vista vio una isla justo enfrente suya... Y debajo. En una situación normal diría que habían encallado contra la costa, pero en aquel momento lo que le pasaba por la mente era que la tierra había emergido del mar y, por ello, el barco estaba tan adentrado en la costa. Le estaba empezando a dar demasiadas vueltas cuando el señor le sacó de sus pensamientos.
-Dios, eso ha sido tan malo...- dijo, pero no sin antes reírse un rato por aquel chiste tan malo. -Sí, claro, te acompaño.- sentenció cuando se hubo serenado un poco. -Al fin y al cabo, ¿qué es lo peor que podría pasar?-
Justo tras decir eso y casi como si el karma quisiera pegarle una patada en la boca al pequeño Neo, Shiro se lanzó desde su espalda directo a su cabeza haciendo que, por la inercia y el inesperado golpe, se cayeran por la borda ambos. Neo acabó bocabajo casi comiendo arena y la pequeña rata agarrada a la cabeza del pelinegro. Vamos, lo normal en la vida de estos dos.
Había aprovechado un segundo de tranquilidad para seguir leyéndose aquella maravilla de libro, mas duró bien poco porque el señor huesitos ya le estaba respondiendo. Volviendo al mundo real se guardó e libro y se centró en lo que estaba haciendo.
-Je... Sí, lo lamento... Es que está bastante interesante, deberías leértelo.- esbozó una media sonrisa que duró lo que tardó en empezar a temblar la madera del barco. Por un tropiezo tonto casi se cayó de espaldas pero tuvo el tiempo de reacción suficiente para dar un mortal hacia atrás. Los celosos lo habrían llamado suerte, Neo lo llamó "maldita potra de mierda".
Al parar los temblores y alzar la vista vio una isla justo enfrente suya... Y debajo. En una situación normal diría que habían encallado contra la costa, pero en aquel momento lo que le pasaba por la mente era que la tierra había emergido del mar y, por ello, el barco estaba tan adentrado en la costa. Le estaba empezando a dar demasiadas vueltas cuando el señor le sacó de sus pensamientos.
-Dios, eso ha sido tan malo...- dijo, pero no sin antes reírse un rato por aquel chiste tan malo. -Sí, claro, te acompaño.- sentenció cuando se hubo serenado un poco. -Al fin y al cabo, ¿qué es lo peor que podría pasar?-
Justo tras decir eso y casi como si el karma quisiera pegarle una patada en la boca al pequeño Neo, Shiro se lanzó desde su espalda directo a su cabeza haciendo que, por la inercia y el inesperado golpe, se cayeran por la borda ambos. Neo acabó bocabajo casi comiendo arena y la pequeña rata agarrada a la cabeza del pelinegro. Vamos, lo normal en la vida de estos dos.
Shiki Fiamma
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Como de costumbre la calma que estaba empezando a disfrutar lejos de aquella panda de locos -que a ver, les quiero y todo eso, pero una no puede estar tranquila nunca cerca de ellos- se vio interrumpida por uno de esos acontecimientos inesperados que tanto le gusta al destino ponerme delante. Y en esta ocasión se trataba, ni más ni menos, de un cocido de reyes marinos, por lo visto. El mar había empezado a burbujear y yo no me había tirado ningún cuesco, así que culpa mía no era. Formé una columna de agua conmigo encima para subir de vuelta al barco antes de que ocurriera nada raro y observé con interés cómo fueron trascurriendo la escena.
Y no fue para nada decepcionante. Toda aquella niebla desapareció casi al instante y, como aparecida de la nada, una isla parecía rodearnos por ambos flancos del barco. Silbé con el típico tono de "wow" y me acerqué más a los Reiseina, los cuales ya habían empezado a formar una especie de coro de la patata, todos bien juntitos en plan familia feliz. Y es que no iba muy desencaminada, ya que Ryuta estaba dando un discurso un poco extraño para ser todos del CP. Simplemente esbocé una sonrisa y le seguí el rollo agarrándole la mano tanto a él como a Azula, la que más cerca estaba de mí.
-Eso, eso. Que si no nos perdemos y luego Kus se pone hecho una fiera, ¿eh? Aquí todos de la manita y bien juntitos.- dije mostrando una sonrisa parecida al del peliverde.
Las tonterías se acabaron cuando el jefe del escuadrón llegó. Bueno, relativamente, ya que él era igual, o peor, que el resto de nosotros. Quizá por eso estábamos en el mismo escuadrón, dios los crea y dios los junta. Al caso. Él si que dio el típico discurso de antes de empezar una misión. Todos escuchamos y todos acatamos las órdenes; bastante simples, sea dicho de paso: grupos de dos a excepción del mío, que se convertiría de tres en cuanto nos encontráramos con Castor. Me tocaba ir con el peliverde. No es que ninguno me cayera mal, pero él me caía mucho mejor que el resto. -De acuerdo, jefe.- solté con mi voz neutra y serena, la que, de la misma forma que el pelirrojo, usaba cuando estaba de misiones.
-Kusanagi, ¿con quién te crees que estás hablando? Sabes perfectamente por qué estamos en Reiseina.- dije de forma burlona con una sonrisa, aunque no tan burlón como iba a sonar mi siguiente comentario. -Cualquier cosa tírate un cuesco, las ondas sonoras nos avisarán de que necesitas ayudas.- le guiñé un ojo y salí corriendo hacia un lado de la cubierta. -¡En marcha, Ryu!
Salté tras usar como apoyo la baranda del barco y al llegar al suelo rodé para suavizar la caída y ganar fluidez en el movimiento. Aquel sería un día interesante cuanto menos. Eso, claro estaba, sin nombrar lo divertido que sería.
Y no fue para nada decepcionante. Toda aquella niebla desapareció casi al instante y, como aparecida de la nada, una isla parecía rodearnos por ambos flancos del barco. Silbé con el típico tono de "wow" y me acerqué más a los Reiseina, los cuales ya habían empezado a formar una especie de coro de la patata, todos bien juntitos en plan familia feliz. Y es que no iba muy desencaminada, ya que Ryuta estaba dando un discurso un poco extraño para ser todos del CP. Simplemente esbocé una sonrisa y le seguí el rollo agarrándole la mano tanto a él como a Azula, la que más cerca estaba de mí.
-Eso, eso. Que si no nos perdemos y luego Kus se pone hecho una fiera, ¿eh? Aquí todos de la manita y bien juntitos.- dije mostrando una sonrisa parecida al del peliverde.
Las tonterías se acabaron cuando el jefe del escuadrón llegó. Bueno, relativamente, ya que él era igual, o peor, que el resto de nosotros. Quizá por eso estábamos en el mismo escuadrón, dios los crea y dios los junta. Al caso. Él si que dio el típico discurso de antes de empezar una misión. Todos escuchamos y todos acatamos las órdenes; bastante simples, sea dicho de paso: grupos de dos a excepción del mío, que se convertiría de tres en cuanto nos encontráramos con Castor. Me tocaba ir con el peliverde. No es que ninguno me cayera mal, pero él me caía mucho mejor que el resto. -De acuerdo, jefe.- solté con mi voz neutra y serena, la que, de la misma forma que el pelirrojo, usaba cuando estaba de misiones.
-Kusanagi, ¿con quién te crees que estás hablando? Sabes perfectamente por qué estamos en Reiseina.- dije de forma burlona con una sonrisa, aunque no tan burlón como iba a sonar mi siguiente comentario. -Cualquier cosa tírate un cuesco, las ondas sonoras nos avisarán de que necesitas ayudas.- le guiñé un ojo y salí corriendo hacia un lado de la cubierta. -¡En marcha, Ryu!
Salté tras usar como apoyo la baranda del barco y al llegar al suelo rodé para suavizar la caída y ganar fluidez en el movimiento. Aquel sería un día interesante cuanto menos. Eso, claro estaba, sin nombrar lo divertido que sería.
AlexEmpanadilla
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Mapa:
NOTA: Los números en rojo indican combates, se contestará en los combates en lugar de en el capítulo.
- 1. Danio Rerio:
- El vigía niega tras unos momentos. Ninguno de los barcos parece portar un símbolo identificativo. Tal vez sean simples aventureros, o gente que se haya extraviado. En cualquier caso, ves cómo los barcos del norte empiezan a virar lentamente hacia vuestra posición y se aproximan. Parecen haber oído tu llamada.
- 2. Xemnas Death y Joseph Leto:
- La gaviota que ha matado Joseph resulta ser una mensajera del News Coo, que deja caer su carga. Un montón de periódicos se esparcen por cubierta. Al menos ahora estáis informados de lo que pasa en el mundo. Espera… esa foto. ¿Al?
En primera plana aparece Al Naion, y se puede leer bajo la foto el título de la noticia: “Despierta del coma y supera un record del mundo”. Si leéis el reportaje, habla del Vicealmirante Al Naion, que tras despertar de un coma en el que se hallaba desde hacía un tiempo, se puso a comer hamburguesas, superando el record mundial de devorar hamburguesas tras un estado comatoso, cuyo anterior record había pertenecido a La Bestia Drake. Un recluta va a buscar a Al y se encuentra con un monigote tirado en su cama, con un trozo de uña clavado en la frente, para que así despida su aura. Ingenioso. Podéis ver que el periódico es una noticia de última hora, y una tirada especial. Al nunca ha estado en el barco, se ha dedicado a comer hamburguesas. Bueno, al menos os queda la sección del crucigrama.
- 3. Lara Naion, Corinna y Amane Misa:
- Vais tras el barco de Al, y escucháis un grito colectivo en la cubierta del mismo. ¿Qué demonios ha ocurrido? Los barcos se dirigen al sur, y tras un rato, os encontráis todos los marines reunidos en medio del mar, próximos a la costa. ¿Qué vais a hacer ahora?
- 4. Iro, Abel, Amaiar y Bizvan:
- El barco empieza a virar y os dirigís al sur, donde Danio os espera. Podéis ver al gyojin sobre la cubierta del barco. En pocos momentos, los otros dos barcos se os unen. Parece haber alboroto en la cubierta de uno de ellos, y un recluta grita algo de unas hamburguesas.
- 5. Tobías Thorn, Kimura y Gusi:
- El otro barco no parece querer responder a la llamada de Kimura. Es más, se escuchan gritos animados en la cubierta, e incluso un par de disparos. ¿Os atacan? El caso es que os estáis acercando lo suficiente como para ver en cubierta a un grupo de personas armadas, y a uno de ellos con aspecto de monstruo globuloso y extraño en medio.
- 6. Jung Su, Zero Lars y Eichi:
- Estáis los tres en medio del bosque de agujas, los árboles se ciernen sobre vosotros de forma amenazadora. Hora de decidir qué hacer. Podéis volver hacia atrás, hacia la montaña que os perseguía… o bien alejaros en dirección contraria. Tal vez incluso podáis moriros del asco bajo los restos tambaleantes de… escucháis un ruido sobre vuestras cabezas, y veis que el barco empieza a inclinarse peligrosamente sobre vosotros.
- 7. Taiga Redfield y Ushio:
- El enorme lobo de cinco metros atraviesa la jungla a toda velocidad, dejando un rastro de árboles rotos y raíces arrancadas. Ushio apenas puede agarrarse a su pelo para no salir despedido, todo esto mientras trata de evitar que las ramas le tiren. Acabáis saliendo de la jungla, y llegáis a una zona rocosa. Frente a vosotros, el faro os espera… situado tras una barrera de altas piedras afiladas. Si llegáis a superarla, estaréis en el edificio, que por cierto, podéis ver que tiene el cristal de la parte superior completamente destrozado.
- 8. Kasai Kuro y Nostariel:
- Avanzáis por la arboleda, pero tras tan solo unos pocos metros las plantas dejan sitio a una zona escarpada y de roca desnuda. Y nada a la redonda. El terreno se eleva un poco, y según ascendéis podéis contemplar otras islas más allá. A lo lejos, un faro brilla, pese a que es de día. También podéis contemplar dos enormes dragones negros volando sobre vuestras cabezas en dirección a esa enorme baliza. Al norte hay una zona de selva, que llena la isla hasta su punta más al norte. Ahora que estáis en la cima de la pequeña isla, os toca decidir qué hacer y a dónde ir.
- 9. Christopher Liam y Milena:
- La onda de Milena logra reventar el cristal protector, pero el foco sigue intacto en el interior. Si de verdad quiere romperlo tendrá que subir a apagarlo. Una lluvia de cristales cae frente a la entrada del faro. La situación dentro del faro es crispante, se puede cortar con un cuchillo la tensión. ¿Qué vais a hacer?
- 10. Ionoth:
- Después de aprovisionarte, llegas a la costa de una de las islas, que resulta ser de un extraño coral, con formaciones bastante espectaculares. Al sur hay una zona completamente rocosa y que se eleva, mientras que al norte, al otro lado de la franja de agua, hay una playa igual y una zona de selva. Sobre tu cabeza, varias gaviotas vuelan, agitadas. Una de ellas te suelta una cagada encima.
- 11. Erin:
- Te internas en la isla, dejando que los altos árboles te rodeen y tratando de olvidar la imagen de la serpiente marina. Frente a ti el terreno se vuelve abrupto de pronto. Rocas desnudas sustituyen a la exótica arboleda, y el terreno desnudo se eleva ligeramente ante ti. A la derecha, una grieta de grandes dimensiones asemeja una herida en la tierra moribunda. Apenas un par de pequeños arbustos retorcidos aquí y allá indican que en esa parte de la isla hay vida. Diversos lugares por donde ir, un solo objetivo. ¿Qué harás, investigadora? Además, algo más allá de la grieta ves a un grupo de gente. ¿Más buscadores de tesoros?
- 12. Isaac, y Yoshi:
- Byakuro, ves la sombra de un hombre alto, corpulento, con postura perfecta y el eco de una voz llega hasta ti.
Yoshi, tú entras y no ves absolutamente nada, está en completa oscuridad. Sin embargo, puedes notar en el interior de la cueva que hay un olor dulzón en el aire… ¿Qué raro, no?
- 13. Neo y Error Sans:
- La selva que hay en la costa es sustituida rápidamente por una pendiente rocosa bastante empinada. En ciertos puntos incluso es necesario agarrarse con las manos para ascender sin problemas. En uno de esos gestos, Error siente algo en una de las grietas en las que se apoya. Parece haber algo pequeño y duro en el agujero. Fijándote mejor ves que es una especie de caja de madera barnizada. ¿La sacarás del agujero o pasarás de ella?
- 14. Jack Garganoth y Naib Hunt:
- Avanzáis ayudando al lisiado, dejando atrás la costa coralina, y ascendiendo hasta una zona más rocosa. El color del terreno pasa a ser grisáceo, y el ánimo del bigotudo nórdico parece empeorar por momentos.
- Porr favorr, dejadme descansarr un poco, camarradas. Mi pierrna me duele. –dice, mientras se apoya en una roca-. Os esperrarré aquí mismo. –dice, mientras suelta la muleta y se lleva las manos a la pierna herida.
Mientras tanto, podéis ver una figura, en la misma zona rocosa que vosotros, avanzando rápidamente hasta una formación rocosa frente a vosotros y desapareciendo de vuestra vista un instante después.
- 15. Tsang Yue, Liv D. Astrid y Josep Lluis:
- 16. Alexandra Silvercat y Kusanagi (Equipo Pelirrojo):
- Parece que os habéis quedado a solas. Que buen momento para intimar, ¿no? Bueno, eso, o poneros con la misión, ya como veáis. Claro que, viendo lo que acaba de ocurrir en el otro lado de la bahía, con ese monstruoso animal, quizás lo mejor sea ir a tierra. Parece un sitio más seguro que el agua ahora mismo.
- 17. Yumei:
- La selva que hay en la isla es densa, llena de bichos y posiblemente con los árboles más raros que hayas visto nunca. Parecen formar una especie de burbujas jabonosas bajo sus ramas, como las de Sabaody, pero estas no se sueltan, sino que están estáticas en las ramas. Algunas gotean agua a intervalos irregulares. Según caminas por ese lugar encuentras lo que parecen ser los restos de una pequeña casa de piedra, en ruinas totalmente y con el tejado hundido. La puerta hace tiempo que fue arrastrada por el mar. El interior está oscuro.
- 18. Worgulv, Barbazul, Gamzee/Eezmag:
- El barco está varado en la arena, pero a vuestra espalda dos barcos se acercan poco a poco entre ellos. Podríais esperarlos, pero podría ser peligroso. Por otro lado, la muerte en batalla es lo más honorable, ¿No Worgulv? Sin embargo, comenzáis a notar un aroma dulce que llega desde la tierra. ¿Qué podrá ser? Solucionad vuestros problemas y dadle brío.
- 19. Ix D. Valieri:
- Más agua. El barco empieza a llenarse peligrosamente. Si no te das prisa acabarás mal.
- 20. Difter y Eron:
- Estáis ambos en una islita pequeña y boscosa. Los árboles os recuerdan a plataneros, pero en lugar de deliciosos frutos, de sus ramas cuelgan unas extrañas vainas verdes. Algunas incluso parecen palpitar con vida propia. Un par de vainas abiertas en el suelo relevan un interior hueco y con un líquido pastoso que se desparrama por todas partes. Las suelas de los zapatos enseguida adquieren un tacto pegajoso y desagradable. Y entonces veis frente a vosotros un árbol más grande que los demás, lleno hasta los topes de esas extrañas vainas. Un zumbido empieza a sonar suavemente.
- 21. Joan D. Lluquer:
- Te das cuenta de que en realidad no te hundes. Bajo la barca no hay agua, sino roca y coral. Al norte tienes una zona llena de extraños árboles frutales, mientras que al este y noreste el suelo está desprovisto de vegetación, y es de color gris plomizo. Además, te parece ver que algunas rocas se mueven hacia tu posición desde varias direcciones. Oh, por cierto, la embarcación que habías divisado parece tener problemas con un enorme cangrejo gris rojizo que ha trepado a cubierta.
- 22. Ikaruga D. Kraken:
- Ves a uno de los grupos de la costa ascender según avanzas. Para cuando llegas a la entrada de la cueva, ya casi han alcanzado tu posición. Desde el punto en el que estás, no puedes verlos directamente, debido a las rocas. Sin embargo, si van hacia ti es de esperar que las rodeen y os podáis ver cara a cara y a apenas unos metros de distancia. ¿Esperarás a que lleguen o te meterás en la cueva a probar suerte?
- 23. Max D. Dexer:
- Vale, la isla está frente a ti. El problema es que a tu alrededor el agua empieza a burbujear de nuevo, como si algo fuera a brotar de las profundidades.
- 24. Zeno Wave:
- La roca resulta ser un gigantesco cangrejo de enormes pinzas, que se monta en tu bote y empieza a chasquearlas con furia, mientras se lanza sobre ti. Esas pinzas parecen tremendamente fuertes.
- 25. Ragnar Asborn:
- El agua sigue llenando lentamente el bote. Tal vez deberías darte prisa. En serio, hazlo.
- 26. Hakuna Matata:
- Encuentras una cueva tras un breve paseo por el bosque, y poco más allá, el bosque da lugar a una zona rocosa y completamente desprovista de vegetación, que asciende formando una pequeña colina. Sobre ella puedes ver un pájaro gris y de gran envergadura, que sobrevuela la zona en círculos. En un primer momento parece una gaviota, pero tras una breve ojeada te das cuenta de que es mucho más grande y de aspecto feroz. No parece haberte visto, pero no sabes cuánto tiempo durará tu escondite en la linde de la floresta.
- 27. Maximillian D. Frinz y Atem:
- Estáis ahí, en medio de esas zarzas, cuando notáis un movimiento extraño en una de las esquinas del barco. Una mancha de color granate que parece ir creciendo en tamaño a cada segundo que pasa. Otras manchas empiezan a formarse en el techo y las paredes. Si os fijáis, veis que no es óxido o suciedad, sino… hormigas. ¡Hormigas devoradoras que están comiéndose el maldito barco como quien come un barquillo! Y con esas mandíbulas puede que hasta puedan devoraros a vosotros sin problemas. El agujero se empieza a ensanchar.
- 28. Lya D. Gol:
- El pájaro sigue acercándose, con sus afiladas garras listas para apresarte. Da un par de vueltas a tu alrededor y se deja caer en picado sobre tu barco, tratando de agarrarte por los hombros y a saber qué. Has oído de pájaros que dejan caer a sus presas desde grandes alturas para acabar con ellas. ¿Será este el caso?
- 29. Kei y Dharkel:
- Ambos camináis por la isla, pasando de una zona de vegetación bastante inusuañ a una elevación rocosa y sin apenas plantas (a excepción de algunos arbustos espinosos). Os halláis a medio camino de la cima cuando veis, en dirección sureste, a una pareja que parece perseguir vuestro mismo objetivo. En ese momento, una especie de pez bípedo se aparece frente a vosotros, desde detrás de una roca. Os mira con sus brillantes ojos húmedos y hace un gesto para que le sigáis por la zona de rocas, hasta una pequeña formación al norte. Balbucea algo mientras tanto: “Monedas brillosas… bonito…”
- 30. Lambo:
- La sombra se convierte en la silueta de un gigantesco pez monstruoso, con las fauces abiertas de par en par. El barco es engullido por esa monstruosidad, y a vuestro alrededor todo se vuelve oscuro. Tras un par de movimientos bruscos, escucháis el sonido del animal sumergiéndose de nuevo. ¿Has leído Pinocho?
- 31. Ban Midou:
- Avanzando por la jungla te encuentras con una gruta en medio de una formación rocosa oculta parcialmente por los árboles. En el interior ves gruesos hilos de color blanco, y un montón de insectos de grandes proporciones atrapados en ellos. Al norte, un par de enormes árboles caídos sirven para cruzar un riachuelo donde se pueden ver grotescos lagartos, mitad cocodrilo mitad pez, tumbados panza arriba. ¿Qué decides hacer?
- 32. Iliana y Enra Kelter:
- Los dragones avanzan rápidamente, hasta que finalmente llegáis a la isla del faro. Os adentráis ligeramente en la misma, y las sombras posan sus zarpas en un húmedo y salado campo de berenjenas. ¿Por qué hay berenjenas ahí? También hay algún espantapájaros, y alguno imagina un pequeño sonido de cuerda de reloj cerca de los maniquíes. Además, notáis un sutil olor a miel en el ambiente, y veis lo que parece un edificio abandonado. Desde el interior de la isla, el faro parece estar completamente en ruinas y no alumbra. ¿Qué está pasando? Un tramo de jungla os separa de la torre marítima.
- 33. Aoi Sasaki, Aetiel y Fenrir:
- Los dragones avanzan rápidamente, hasta que finalmente llegáis a la isla del faro, a donde parece que os dirigís. Os adentráis ligeramente en la misma, y las sombras posan sus zarpas en un húmedo y salado campo de berenjenas. ¿Por qué hay berenjenas ahí? También hay algún espantapájaros, y alguno imagina un pequeño sonido de cuerda de reloj cerca de los maniquíes. Además, notáis un sutil olor a miel en el ambiente, y veis lo que parece un edificio abandonado. Desde el interior de la isla, el faro parece estar completamente en ruinas y no alumbra. ¿Qué está pasando? Una espesa jungla os separa del faro.
- 34. Zaheera:
- Sigue entrando agua en el bote. Ya va por la mitad. En breves el barco se va a ir a pique, contigo dentro.
- 35. Igor Kronk y Hache:
- Mientras conversáis vais acercándoos a la costa, pero justo cuando estáis a punto de atracar la balsa se frena, a pesar de que los remos siguen moviéndose. Poséis escuchar un ruido como de ventosas, y tras unos segundos veis un gran tentáculo surgir del agua. Se puede apreciar entre todo el alboroto un pequeño chirrido, pero no sabríais identificar de dónde viene. ¿Os arriesgaréis a bajar al agua o momento de enfrentarse al monstruo?
- 36. Silver:
- Ves un grupo de tiburones saliendo de debajo del agua. Posiblemente no sería preocupante si estuvieras en un barco grande, pero no es el caso. Los escualos empiezan a cargar duramente contra el casco, tratando de abrir una brecha o de hacerte caer.
- 37. Syxel y Noah:
- Lográis a duras penas saltar a las rocas antes de que el barco se estrelle contra ellas y acabe convertido en una preciosa colección de palillos. Estáis en las rocas ahora, y sobre vuestras cabezas se encuentra el faro. Syxel sigue como una marmota (incluso tal vez tu golpe le haya dejado inconsciente), así que debes decidir, Noah… ¿qué harás?
- 38. Annie:
- 39. Ichizake:
- El barco se aproxima a la costa, y el único sonido de fondo es el murmullo supersticioso de tu navegante, que parece completamente en contra de entrar en la isla fantasma. En cuanto echa el ancla, rápidamente se prepara un bote para que desciendas a la costa. El lugar es extraño, con una vegetación que nunca antes habías visto. Frente a ti se detiene un tití de pelaje negro, que te mira torciendo la cabeza, y tras unos segundos empieza a chillar.
- 40. Zuko y Azula (Los hermanitos de fuego):
- La zona norte de la isla resulta ser una zona principalmente rocosa con un poco de jungla en la punta más septentrional. Acabáis llegando por vuestros propios medios hasta esa zona, justo en el límite del bosque y la zona de rocas, y podéis ver que la vegetación es anormal, nada a lo que estéis habituados. Parecen enormes zarzas de espinas afiladas y fuertes raíces, con flores de colores brillantes y aroma fragante. Oh, por cierto, esa gran roca de vuestra izquierda parece haberse movido.
- 41. Corvo:
- El equipo avanza cubriendo el terreno a tu alrededor. Pronto alcanzáis una zona de la isla bastante rocosa y polvorienta. Un lugar perfecto para recoger muestras geológicas, sin duda. Aquí y allá hay diversas formaciones rocosas. Una grieta al suroeste de tamaño bastante grande llama tu atención, y poco después uno de los hombres te alerta de la presencia de alguien al otro lado de la misma. Allí la puedes ver, una persona en medio de ese erial.
- 42. Mist D. Spanner y Zane D. Kenshin:
- Empezáis a caminar por la espesura, abriéndoos paso hasta que llegáis a un riachuelo en el que varios lagartos deformes se refrescan. Al otro lado del lugar, un hombre solo, frente a la entrada de una cueva. Podéis ver un par de árboles caídos que sirven para cruzar el río sin muchos problemas.
- 43. Yarmin Prince, Esmejit R. Airnal, Osuka Sumisu, Ai Nanasaki:
- Os encontráis en una playa de arena clara y muy fina. Aquí y allá hay un par de rocas grises desperdigadas, pero nada más. El aire a vuestro alrededor huele a sal y a algo... ¿Dulzón? El aire cambia de dirección llevando el aroma directamente hacia vosotros. Qué extraño.
Frente a vosotros comienza la selva, y la vegetación es tan densa que no veis gran cosa más allá. No hay camino a la vista, está claro que hace mucho que nadie pasa por ahí. Si os acercáis veréis varias palmeras y un grupo de mangles pegados a la orilla. El resto son arbustos extraños, unas pequeñas flores azules y... ¿Coral? ¿En tierra firme? Os llega a la rodilla y su textura y color rojizo no dejan lugar a dudas sobre su naturaleza.
- 44. Maki, el Monstruo Globuloso y NCG:
- - ¡Tres hurras por nuestro líder! –grita uno de los reclutas.
Con el barullo de los novatos, que te vitorean tras tu inspirador discurso (uno de ellos incluso saca un par de pistolas y dispara al aire), no logras escuchar el sonido del grito de Kimura. Aunque tras unos instantes de jolgorio, uno de los reclutas señala a babor, donde un barco de la marina se aproxima lentamente. Estáis en medio del mar aún, y la costa se encuentra frente a vosotros. Pero ese barco parece dispuesto a… a saber qué.
- 45. Comic Sans:
- Te acaba de dejar atrás. Así, sin despedirse ni nada. Qué maleducado. Pero bueno, al menos no te ha cañoneado. ¿Piensas hacer algo ahora o vas a quedarte mirando para las moscas mientras la gente se mete en la isla? Por cierto, detrás de tu embarcación, el mar empieza a burbujear de nuevo, de forma bastante notable.
- 46. Ryuta, Shiki y Castor (Tríada Azul-Plata-Esmeralda):
- Siguiendo las órdenes del pelirrojo, os dirigís al sur. El loco de Castor parece estar tranquilo, caminando por la costa rocosa y llana. El lugar es una ladera de un pico de las mismas características, rocoso y sin apenas plantas en él. Al sur hay una zona boscosa, bastante densa, con plantas que no reconocéis. Y entre vosotros y ese lugar, hay una hondonada con arena empapada, casi convertida en barro, donde descansa un grupo de gigantescas tortugas. Algunas de ellas os miran con pereza alzando la cabeza, y una os echa la lengua, perezosa. ¿Qué haréis?
- 47. C. K. y Alice (Powerpuff Girls):
- El bosque es muy curioso. Cualquiera con dos dedos de frente esperaría que, viviendo en el fondo del mar, los árboles estuvieran podridos y cristalizados, pero aparte de una lluvia salada parecen no estar afectados en absoluto por la extraña naturaleza de la isla. Bajo vuestros pies la hierba está mullida y huele a césped recién cortado, aunque hay charcos de barro cada dos por tres y… ¿Qué es ese olor? Es como dulzón, meloso. Hasta un niño con gripe podría distinguirlo, y al instante, tras notarlo, suenan unos crótalos por apenas un instante. Podéis seguir el sonido por su eco, pero va en dirección opuesta al aroma. ¿Qué haréis?
- 48. Natsuki y Adam (Equipo Kismesis):
- Pues vaya, menudo asco de encargo. Tan solo intentad no mataros entre vosotros, ¿vale? La isla que os han asignado es la misma en la que han desembarcado varios agentes de la otra división, así que vosotros sabréis qué hacer. Tal vez queráis ascender a la parte más alta y rocosa de la isla, o bien uniros a alguno de los equipos… o desobedecer a vuestra superior y largaros a hacer otras cosas. Ahí ya no me meto. Al menos os han cedido un DDM para comunicaros con el grupo.
- 49. Teravan y Kasan (Los Caballeros):
- Vale, hora de encontrar la forma de llegar a la siguiente isla, la que está allá, detrás de esa jodida montaña. Tal vez mediante el Geppou… en cualquier caso, los demás se están moviendo ya, así que mejor no quedarse dormidos en los laureles e ir tirando. Oh, por cierto, ¿habéis visto esa cosa al otro lado de la bahía en la que estáis? Espectacular ver a un animal de esas dimensiones.
- 50. Katymain:
- Pues te han robado lo que llevabas. Tal vez deberías despertarte antes de que algo peor ocurra. Como por ejemplo… espera, ¿ese agujerito del casco estaba ahí antes?
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una sonrisa se formó en el rostro del rubio cuando vio que los árboles fueron finalizando. La vegetación se terminó en poco tiempo, y por ello no tardó mucho en relamerse. Últimamente prefería de sobra ir por tierra que pudiese ver. Los putos helechos y demás, podían contener insectos venenosos que le jodieran un poco, y no era cuestión de que lo hiciesen. Usar su poder de arcángel sobre él mismo podía llevarle más tiempo del que disponían. Algo le decía que no iban a estar solos en aquel sitio. Lo peor iba a ser cruzar todas las islas, y encima teniendo un límite enorme en su forma completa. Iba a tener que pensar un poco para poder hacer las cosas bien, y rápido. Soltó un leve suspiro, y después de unos momentos entrecerró los ojos despacio. Estaba pensando un buen plan para poder cruzar de una jodida vez al otro lado de las islas.
Justo entonces pudo ver unos dragones sobrevolar por encima de su cabeza. No pudo evitar quedar impresionado ante aquellos seres. No podía quedarse el último, y por ello soltó de nuevo otro suspiro. Sus cabellos crecieron bastante, quedando con una enorme melena rubia. Sus ojos fueron tapados por una especie de yelmo, y de su espalda surgieron seis preciosas alas blancas. Pese a que sus orbes estaban tapados, podía ver sin problema. Era un jodido misterio, pero por suerte la cosa de su forma iba así. Una voz dulce, y amable surgió entonces de su boca, observando a la pelirroja que iba con él en todo momento. – Sube a mi espalda. Me aseguraré de que lleguemos pronto. – Una vez lo dijo, clavó una rodilla en el suelo, esperando a que la joven subiese. Esperaba que no se molestara, pues tampoco es que pedirle a una chica que se montase fuera muy ortodoxo.
Se montase o no, el cazador alzaría el vuelo, empezando a volar a toda velocidad hacia el frente. Lo primero que trataría de hacer, sería ponerse a la par de los dragones. Después alzaría una señal de saludo con la mano derecha. – Tengan ustedes un buen día, hombre. – Mencionó con calma y en un tono alto. Pudo ver a una chica preciosa, de cabellera oscura. Le sonaba un poco, pero con lo escarchado que estaba, no iba a conseguir acordarse. Una vez hizo el saludo, se desvió de nuevo, y continuó el camino hacia el faro, con calma y silbando por el camino. Sus seis alas estaban en pleno movimiento, y él se lo estaba pasando en grande. – ¡I can fly! ¡Woooooooo! This is good! ¡Woooo! – Su tono, y voz podían decirse que no eran angelicales, pero estaba deseando continuar con la aventura, y llegar cuanto antes al faro. No iba a poder contener mucho su forma si seguía así.
Justo entonces pudo ver unos dragones sobrevolar por encima de su cabeza. No pudo evitar quedar impresionado ante aquellos seres. No podía quedarse el último, y por ello soltó de nuevo otro suspiro. Sus cabellos crecieron bastante, quedando con una enorme melena rubia. Sus ojos fueron tapados por una especie de yelmo, y de su espalda surgieron seis preciosas alas blancas. Pese a que sus orbes estaban tapados, podía ver sin problema. Era un jodido misterio, pero por suerte la cosa de su forma iba así. Una voz dulce, y amable surgió entonces de su boca, observando a la pelirroja que iba con él en todo momento. – Sube a mi espalda. Me aseguraré de que lleguemos pronto. – Una vez lo dijo, clavó una rodilla en el suelo, esperando a que la joven subiese. Esperaba que no se molestara, pues tampoco es que pedirle a una chica que se montase fuera muy ortodoxo.
Se montase o no, el cazador alzaría el vuelo, empezando a volar a toda velocidad hacia el frente. Lo primero que trataría de hacer, sería ponerse a la par de los dragones. Después alzaría una señal de saludo con la mano derecha. – Tengan ustedes un buen día, hombre. – Mencionó con calma y en un tono alto. Pudo ver a una chica preciosa, de cabellera oscura. Le sonaba un poco, pero con lo escarchado que estaba, no iba a conseguir acordarse. Una vez hizo el saludo, se desvió de nuevo, y continuó el camino hacia el faro, con calma y silbando por el camino. Sus seis alas estaban en pleno movimiento, y él se lo estaba pasando en grande. – ¡I can fly! ¡Woooooooo! This is good! ¡Woooo! – Su tono, y voz podían decirse que no eran angelicales, pero estaba deseando continuar con la aventura, y llegar cuanto antes al faro. No iba a poder contener mucho su forma si seguía así.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El viaje fue… Demasiado rápido, con muchas ramas pegándole en su cara, cuerpo y una que otra que casi lo tiraba al piso. Ushio tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para evitar que su mejor amigo lo dejara atrás. La dirección era obvia, ambos se fueron directo al faro o… Eso creyó. Se bajó de Taiga y se quedó contemplando la pared de altas piedras afiladas que les impedía el acceso al edificio. Soltó un suspiro mientras iba pensando en cómo subir… Aunque, la verdad… Era bastante obvio. Solo tendría que activar su técnica y volar, como ya era usual en él.
– No bajes la guardia, Taiga. – Dijo un poco serio. Esta isla ya les había dado bastantes sorpresas y no había que ser un genio para tener en cuenta de que esta podría hundirse de nuevo. Ese era el hecho que más le preocupaba. Si querían encontrar el tesoro deberían moverse rápido y atentos al más mínimo detalle.
Soltó otro suspiro y se concentró. En eso, sintió la mano de Taiga en su hombro. Lo miró con calma y luego fue que empezaron a volar…. Su mejor amigo estaba volando. ”Dios… Taiga parece un transporte multiuso” – pensó con una sonrisa. En su llegada a la isla había navegado… Sobre agua y tierra. Habían atravesado, literalmente, un bosque. Y ahora estaban volando… Solo les faltaba tener que nadar y habrían hecho un viaje demasiado completo. No tardaron mucho en llegar al faro, Taiga volvió a su forma humana y él, mientras tanto; se terminaba de limpiar la ropa y se sacaba una que otra rama de su cabeza. Fue entonces que sintió dos presencias dentro del gran edificio. Una muy conocida y otra de alguien bastante débil. ”Milena…” – pensó con calma.
– Hay dos personas dentro. Una podría decirse que es aliado y el otro… Dependiendo de lo que haga será aliado o enemigo – le dijo mientras caminaba al faro. No tardaron en entrar, pisó un vidrio y alzó su mirada…. – ¿Qué cara…? – el cristal que protegía el foco estaba roto en pedazos. No le importó mucho y fijo su mirada en la pelirroja y el otro tipo. – Buenas, Mile. ¿También vienes por el tesoro? – escuchó los pasos de Taiga. – Cierto… Taiga, ella es Milena Milena él es Taiga. – Dijo todo aquello mientas ignoraba al otro tipo. Tampoco es que le interesara mucho lo que hiciera. Era demasiado débil como para representar una amenaza. Aparte, estaba bastante feliz de que era posible vivir una aventura con Milena y Taiga. Al fin algo bueno pasaba en esta isla. Solo faltaba encontrar el tesoro… ”Es más fácil decirlo que hacerlo.”
– No bajes la guardia, Taiga. – Dijo un poco serio. Esta isla ya les había dado bastantes sorpresas y no había que ser un genio para tener en cuenta de que esta podría hundirse de nuevo. Ese era el hecho que más le preocupaba. Si querían encontrar el tesoro deberían moverse rápido y atentos al más mínimo detalle.
Soltó otro suspiro y se concentró. En eso, sintió la mano de Taiga en su hombro. Lo miró con calma y luego fue que empezaron a volar…. Su mejor amigo estaba volando. ”Dios… Taiga parece un transporte multiuso” – pensó con una sonrisa. En su llegada a la isla había navegado… Sobre agua y tierra. Habían atravesado, literalmente, un bosque. Y ahora estaban volando… Solo les faltaba tener que nadar y habrían hecho un viaje demasiado completo. No tardaron mucho en llegar al faro, Taiga volvió a su forma humana y él, mientras tanto; se terminaba de limpiar la ropa y se sacaba una que otra rama de su cabeza. Fue entonces que sintió dos presencias dentro del gran edificio. Una muy conocida y otra de alguien bastante débil. ”Milena…” – pensó con calma.
– Hay dos personas dentro. Una podría decirse que es aliado y el otro… Dependiendo de lo que haga será aliado o enemigo – le dijo mientras caminaba al faro. No tardaron en entrar, pisó un vidrio y alzó su mirada…. – ¿Qué cara…? – el cristal que protegía el foco estaba roto en pedazos. No le importó mucho y fijo su mirada en la pelirroja y el otro tipo. – Buenas, Mile. ¿También vienes por el tesoro? – escuchó los pasos de Taiga. – Cierto… Taiga, ella es Milena Milena él es Taiga. – Dijo todo aquello mientas ignoraba al otro tipo. Tampoco es que le interesara mucho lo que hiciera. Era demasiado débil como para representar una amenaza. Aparte, estaba bastante feliz de que era posible vivir una aventura con Milena y Taiga. Al fin algo bueno pasaba en esta isla. Solo faltaba encontrar el tesoro… ”Es más fácil decirlo que hacerlo.”
Alexandra Silvercat
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Tras ver cómo Castor salía volando (casi literalmente) de escena, un hombre al parecer llamado Adam se puso a dar un discursito bastante pesado sobre temas que, sinceramente, yo pensaba que ya teníamos todos claros. Poniendo los ojos en blanco, lo ignoré por completo pensando que era una suerte que no estuviera en mi grupo. Ya había alcanzado el cupo de gente rarita con la que puedo congeniar.
Después, Alice me sacó de mi distracción al saludarme, y yo le sonreí alegrándome de poder hablar con alguien normal… Ah, Liz, que poco duraste. Mientras yo me quedaba con una graciosa y congelada sonrisa tonta en la cara, un oso polar se manifestó frente a mí y dio una demostración de su potente olfato. Que tuviera sentido su razonamiento, no significaba que me hiciera sentir menos alienada. Yo por mi parte aproveché para empezar a analizar a todo el mundo con mi Mantra, tanto a los que ya conocía como a los que no. Me pareció que sería un método algo más discreto para poder reconocerlos más tarde, si se diera la necesidad.
Del interior del barco había salido otra persona con pintas extrañas, y cara de tener pocos amigos. Tras espetarle a Adam un par de cosas, se quedó congelado en el sitio con expresión de incordio. Apuesto a que si le hubieran dicho que podía matar al trajeado, lo habría hecho con gusto. “¿Por qué no pueden haber Agentes normales de vez en cuando?” Pensé con sarcasmo. Sé que no soy la más apropiada para decir esas cosas, pero aunque reconozca mi hipocresía me resulta imposible deshacerme de ella.
Una sensación de calor me advirtió de que Zuko estaba también comenzando a moverse. Su técnica de control de fuego me parecía fascinante, tal vez algún día pudiera pedirle una lección o dos al respecto. Su hermana Azula había hecho lo mismo que el hombre musculado de antes, mandando a callar a Adam sin ninguna delicadeza. Propio de ella, aunque comprenderlo tampoco hacía que fuera más aceptable.
Otra voz reconocida me asaltó por un lado, y mi boca se abrió de par en par por el asombro al ver a quién pertenecía.
– ¡Teravan! ¿Qué haces aquí? – Al principio no me podía creer que aquel galán caballero que había conocido tiempo atrás estuviera frente a mí, y si bien había oído (y me había alegrado por él) que se había unido a las filas del WG, no me esperaba para nada encontrarlo en aquella misión. – ¡Que agradable sorpresa! – Exclamé, con una sonrisa de oreja a oreja. Luego acepté su ofrecimiento con una leve reverencia: – Gracias, si lo has preparado tú seguro que está de muerte. – Tras dar un sorbito, pregunté: – ¿Té Negro Earl Grey? Recuerdo que era tu favorito, y ahora veo por qué.
Guiñándole un ojo con la misma complicidad que él, continué disfrutando de la bebida tranquilamente, hasta que me di cuenta de un detalle. La forma en que me miraba… Parecía que no fuera capaz de reconocerme. Y aquello me extrañó un poco. Puede que no llevara puesto el mismo vestido que cuando nos conocimos, pero seguía llevando mi característica peluca y no había cambiado de facciones, que yo supiera.
– ¿Teravan? – Inquirí, sin perder la sonrisa. – Soy yo, Alexandra. ¿Recuerdas? ¿El Cheff Nadador?
Quise seguir investigando al respecto, pero repentinamente Ryuta comenzó a llamar a los integrantes de Reiseina y tuve que posponer aquellos planes. Algo mosqueada, pero con las prioridades claras, me despedí rápidamente de la peliblanca y el moreno para acercarme a oír las palabras del peliverde. La misión era más importante que mis relaciones personales. Y al parecer los líderes del otro grupo también habían convocado su propia reunión, por lo que ignorarlos sería un problema no solo para mí, sino también para ellos dos.
Poco menos me podían importar las simples palabras de Ryuta, que tan solo nos había llamado para que estuviéramos juntitos hasta que Kusanagi se dignara a aparecer. Tenía sentido, pero me parecía una tontería llamarnos si aún ni siquiera se había manifestado el pelirrojo. Por el rabillo del ojo vi a Shiki, a la cual había perdido de vista antes, y que se había acercado sin que me diera cuenta al grupo. Salvo por Castor, Kus, y los agentes que no pudieron venir a la misión “Isla Fantasma”, estábamos todos.
Y entonces comenzó a hablar al lado mío, como salido de la nada más profunda. “Así que estaba escondido en su forma elemental…” Deduje mentalmente. “Pues vaya gracia, ya pensaba que se había caído al agua o algo.” En realidad podía haber estado desde hace rato entre los presentes, pero no pensaba reconocer que estaba tan distraída como para no fijarme en aquel detalle, así que culpé a sus poderes de Logia y pasé página.
Todo aquello se dispersó de mis pensamientos en cuanto escuché al pelirrojo. Su tono era autoritario y firme, como si fuera una persona totalmente diferente, y me preocupó no conocer lo suficiente su aura como para saber si era o no un impostor. Al parecer no había problema, pues el resto de agentes estaban tranquilos, pero aquello me chocó bastante.
– Alexandra, tú vienes conmigo. – Mi corazón dio un vuelco al escuchar aquello. ¿Cómo, qué? Desprevenida, di un respingo que esperaba que nadie más hubiera notado, y señalé mi confuso rostro, que parecía preguntar “¿Yo?” El Den Den Mushi que acababa de darme confirmó aquella duda, y lo miré estupefacta, mientras lo guardaba en mi bolso.
No tenía quejas al respecto. De hecho, me alegraba muchísimo de poder enfrentar aquella misión al lado de aquella persona a la que tanto admiraba, aunque tal vez me asustaba pensar que al estar vigilada tan personalmente el pelirrojo decidiera que no daba la talla, y me echase de la división. Estaba casi segura de que no era el tipo de cosas que haría él, pero aun así el miedo lo tenía metido ya.
Como si tuviera la intención de deshacer mis temores, al terminar de organizar al equipo por parejas tomó un tono algo más relajado, y con orgullo nos pidió que diéramos lo mejor de nosotros. Motivada, decidí que definitivamente me aseguraría de que teníamos éxito, y no decepcionaría a nadie. Era lo menos a lo que podía aspirar.
Por un instante me planteé si sería mejor idea dejar que mi otra faceta, la peliblanca, se encargara. Al fin y al cabo se tomaría mucho más en serio y profesionalmente el encargo. Sin embargo, en el último momento y cuando ya casi tenía la mano puesta en la sujeción de la peluca, me detuve. No, allí me habían llamado a mí, a la Alexandra que conocían y a la que querían probar. Además, cambiar de personalidad repentinamente sería una disrupción para todos, especialmente para los que aún no conocían mi “bipolaridad.”
Tras seguir a Kusanagi con anticipación escrita por toda la cara, mientras él saludaba y daba algunas explicaciones a Kasan y C.K. (los superiores del otro grupo), yo hice un gesto con la mano a Alice y Teravan despidiéndome, mientras de forma silenciosa mis labios decían “Suerte, y cuidaos.”
Después de eso, el ágil del pelirrojo se plantó en la isla como si nada, y pude ver cómo el resto de parejas también empezaban a alejarse cada una por una dirección diferente. Yo no pensaba quedarme atrás a cuidar del barco, así que tomé carrerilla y salté por la borda detrás de Kus. Aterricé a duras penas por la inercia, rodando por el suelo para no caer de culo, y nuevamente tuve que mirar a ver que no se me hubiera abierto el bolso y desparramado su contenido.
Luego de levantarme y sacudirme la tierra de la ropa, miré a mi compañero, el cual me sonreía amablemente a pesar de tener cara de andar algo mareado. ¿Tal vez no le sientan bien los barcos? Aguantando una suave risa que amenazó con escapar de mi boca, sonreí de vuelta, completamente tranquila. Aquello me había ayudado a terminar de librarme de las dudas que albergaba previamente.
– Detrás de ti. – Respondí, siguiendo sus pasos hacia el interior del territorio desconocido.
Oh, casi me olvido. Un ruido lejano me hizo girarme durante un momento para ver qué había sido, pues procedía de una dirección casi idéntica al navío desde el que veníamos. Y un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver a un enorme monstruo marino hundirse, tras tragarse entero otra embarcación allá a lo lejos.
Por un momento, me pregunté si realmente era buena idea dejar el barco a la intemperie así como así, antes de continuar caminando.
Después, Alice me sacó de mi distracción al saludarme, y yo le sonreí alegrándome de poder hablar con alguien normal… Ah, Liz, que poco duraste. Mientras yo me quedaba con una graciosa y congelada sonrisa tonta en la cara, un oso polar se manifestó frente a mí y dio una demostración de su potente olfato. Que tuviera sentido su razonamiento, no significaba que me hiciera sentir menos alienada. Yo por mi parte aproveché para empezar a analizar a todo el mundo con mi Mantra, tanto a los que ya conocía como a los que no. Me pareció que sería un método algo más discreto para poder reconocerlos más tarde, si se diera la necesidad.
Del interior del barco había salido otra persona con pintas extrañas, y cara de tener pocos amigos. Tras espetarle a Adam un par de cosas, se quedó congelado en el sitio con expresión de incordio. Apuesto a que si le hubieran dicho que podía matar al trajeado, lo habría hecho con gusto. “¿Por qué no pueden haber Agentes normales de vez en cuando?” Pensé con sarcasmo. Sé que no soy la más apropiada para decir esas cosas, pero aunque reconozca mi hipocresía me resulta imposible deshacerme de ella.
Una sensación de calor me advirtió de que Zuko estaba también comenzando a moverse. Su técnica de control de fuego me parecía fascinante, tal vez algún día pudiera pedirle una lección o dos al respecto. Su hermana Azula había hecho lo mismo que el hombre musculado de antes, mandando a callar a Adam sin ninguna delicadeza. Propio de ella, aunque comprenderlo tampoco hacía que fuera más aceptable.
Otra voz reconocida me asaltó por un lado, y mi boca se abrió de par en par por el asombro al ver a quién pertenecía.
– ¡Teravan! ¿Qué haces aquí? – Al principio no me podía creer que aquel galán caballero que había conocido tiempo atrás estuviera frente a mí, y si bien había oído (y me había alegrado por él) que se había unido a las filas del WG, no me esperaba para nada encontrarlo en aquella misión. – ¡Que agradable sorpresa! – Exclamé, con una sonrisa de oreja a oreja. Luego acepté su ofrecimiento con una leve reverencia: – Gracias, si lo has preparado tú seguro que está de muerte. – Tras dar un sorbito, pregunté: – ¿Té Negro Earl Grey? Recuerdo que era tu favorito, y ahora veo por qué.
Guiñándole un ojo con la misma complicidad que él, continué disfrutando de la bebida tranquilamente, hasta que me di cuenta de un detalle. La forma en que me miraba… Parecía que no fuera capaz de reconocerme. Y aquello me extrañó un poco. Puede que no llevara puesto el mismo vestido que cuando nos conocimos, pero seguía llevando mi característica peluca y no había cambiado de facciones, que yo supiera.
– ¿Teravan? – Inquirí, sin perder la sonrisa. – Soy yo, Alexandra. ¿Recuerdas? ¿El Cheff Nadador?
Quise seguir investigando al respecto, pero repentinamente Ryuta comenzó a llamar a los integrantes de Reiseina y tuve que posponer aquellos planes. Algo mosqueada, pero con las prioridades claras, me despedí rápidamente de la peliblanca y el moreno para acercarme a oír las palabras del peliverde. La misión era más importante que mis relaciones personales. Y al parecer los líderes del otro grupo también habían convocado su propia reunión, por lo que ignorarlos sería un problema no solo para mí, sino también para ellos dos.
Poco menos me podían importar las simples palabras de Ryuta, que tan solo nos había llamado para que estuviéramos juntitos hasta que Kusanagi se dignara a aparecer. Tenía sentido, pero me parecía una tontería llamarnos si aún ni siquiera se había manifestado el pelirrojo. Por el rabillo del ojo vi a Shiki, a la cual había perdido de vista antes, y que se había acercado sin que me diera cuenta al grupo. Salvo por Castor, Kus, y los agentes que no pudieron venir a la misión “Isla Fantasma”, estábamos todos.
Y entonces comenzó a hablar al lado mío, como salido de la nada más profunda. “Así que estaba escondido en su forma elemental…” Deduje mentalmente. “Pues vaya gracia, ya pensaba que se había caído al agua o algo.” En realidad podía haber estado desde hace rato entre los presentes, pero no pensaba reconocer que estaba tan distraída como para no fijarme en aquel detalle, así que culpé a sus poderes de Logia y pasé página.
Todo aquello se dispersó de mis pensamientos en cuanto escuché al pelirrojo. Su tono era autoritario y firme, como si fuera una persona totalmente diferente, y me preocupó no conocer lo suficiente su aura como para saber si era o no un impostor. Al parecer no había problema, pues el resto de agentes estaban tranquilos, pero aquello me chocó bastante.
– Alexandra, tú vienes conmigo. – Mi corazón dio un vuelco al escuchar aquello. ¿Cómo, qué? Desprevenida, di un respingo que esperaba que nadie más hubiera notado, y señalé mi confuso rostro, que parecía preguntar “¿Yo?” El Den Den Mushi que acababa de darme confirmó aquella duda, y lo miré estupefacta, mientras lo guardaba en mi bolso.
No tenía quejas al respecto. De hecho, me alegraba muchísimo de poder enfrentar aquella misión al lado de aquella persona a la que tanto admiraba, aunque tal vez me asustaba pensar que al estar vigilada tan personalmente el pelirrojo decidiera que no daba la talla, y me echase de la división. Estaba casi segura de que no era el tipo de cosas que haría él, pero aun así el miedo lo tenía metido ya.
Como si tuviera la intención de deshacer mis temores, al terminar de organizar al equipo por parejas tomó un tono algo más relajado, y con orgullo nos pidió que diéramos lo mejor de nosotros. Motivada, decidí que definitivamente me aseguraría de que teníamos éxito, y no decepcionaría a nadie. Era lo menos a lo que podía aspirar.
Por un instante me planteé si sería mejor idea dejar que mi otra faceta, la peliblanca, se encargara. Al fin y al cabo se tomaría mucho más en serio y profesionalmente el encargo. Sin embargo, en el último momento y cuando ya casi tenía la mano puesta en la sujeción de la peluca, me detuve. No, allí me habían llamado a mí, a la Alexandra que conocían y a la que querían probar. Además, cambiar de personalidad repentinamente sería una disrupción para todos, especialmente para los que aún no conocían mi “bipolaridad.”
Tras seguir a Kusanagi con anticipación escrita por toda la cara, mientras él saludaba y daba algunas explicaciones a Kasan y C.K. (los superiores del otro grupo), yo hice un gesto con la mano a Alice y Teravan despidiéndome, mientras de forma silenciosa mis labios decían “Suerte, y cuidaos.”
Después de eso, el ágil del pelirrojo se plantó en la isla como si nada, y pude ver cómo el resto de parejas también empezaban a alejarse cada una por una dirección diferente. Yo no pensaba quedarme atrás a cuidar del barco, así que tomé carrerilla y salté por la borda detrás de Kus. Aterricé a duras penas por la inercia, rodando por el suelo para no caer de culo, y nuevamente tuve que mirar a ver que no se me hubiera abierto el bolso y desparramado su contenido.
Luego de levantarme y sacudirme la tierra de la ropa, miré a mi compañero, el cual me sonreía amablemente a pesar de tener cara de andar algo mareado. ¿Tal vez no le sientan bien los barcos? Aguantando una suave risa que amenazó con escapar de mi boca, sonreí de vuelta, completamente tranquila. Aquello me había ayudado a terminar de librarme de las dudas que albergaba previamente.
– Detrás de ti. – Respondí, siguiendo sus pasos hacia el interior del territorio desconocido.
Oh, casi me olvido. Un ruido lejano me hizo girarme durante un momento para ver qué había sido, pues procedía de una dirección casi idéntica al navío desde el que veníamos. Y un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver a un enorme monstruo marino hundirse, tras tragarse entero otra embarcación allá a lo lejos.
Por un momento, me pregunté si realmente era buena idea dejar el barco a la intemperie así como así, antes de continuar caminando.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las cosas se estaban poniendo difíciles. El grito en el otro buque la hizo preocuparse, pero… Estaba Xemnas ahí y todo debería ir bien. Sabía que su chico era bastante fuerte y no creía a nadie tan imbécil como para atacar a dos buques de la marina. Suspiró con calma y miró a Lara, al parecer, ya estaba un poco mejor. Sus palabras fueron bastante simples y los reclutas parecían estar de acuerdo con ella. Tampoco es que tuvieran otra opción, ella era la que estaba al mando… Les gustase o no aquella idea. Misa estaba ansiosa y nunca le había gustado mucho el hecho de tener que estar tanto tiempo en un barco. Lo encontraba bastante aburrido y nunca ocurrían cosas interesantes.
Estaba por hablarle de nuevo a Lara, cuando Corinna les había llevado un mensaje. Al parecer, un comodoro quería reunir en la bahía sur todos los barcos. ”Me parece una estupidez…” – pensó mientras recibía el DDM y notaba que le estaban pasando uno a su amiga. ¿Por qué reunir a tantas personas en un mismo lugar? No le encontraba la gracia, pero al parecer… Era la mejor idea. No tardaron en reunirse todos en el mismo lugar. ”Muchas personas…” – Tenía la idea de que era mejor dividirse en grupos y explorar la isla con estos. Eran suficientes para hacer aquello y recorrerían más terreno de ese modo. ”Nunca entenderé aquella lógica…” – suspiró de forma pesada.
– Lara, lo mejor sería tocar tierra cuanto antes. Estamos bastante retrasados y no me gusta la idea de estar en mar abierto. – La costa no estaba muy lejana y deberían llegar en poco tiempo. El vicealmirante no daba señales de vida y eso solo la preocupaba… Un poco más. Se quedó en silencio y esperó las palabras de Lara. Confiaba en ella y sabía que iba a tomar una buena decisión.
Estaba por hablarle de nuevo a Lara, cuando Corinna les había llevado un mensaje. Al parecer, un comodoro quería reunir en la bahía sur todos los barcos. ”Me parece una estupidez…” – pensó mientras recibía el DDM y notaba que le estaban pasando uno a su amiga. ¿Por qué reunir a tantas personas en un mismo lugar? No le encontraba la gracia, pero al parecer… Era la mejor idea. No tardaron en reunirse todos en el mismo lugar. ”Muchas personas…” – Tenía la idea de que era mejor dividirse en grupos y explorar la isla con estos. Eran suficientes para hacer aquello y recorrerían más terreno de ese modo. ”Nunca entenderé aquella lógica…” – suspiró de forma pesada.
– Lara, lo mejor sería tocar tierra cuanto antes. Estamos bastante retrasados y no me gusta la idea de estar en mar abierto. – La costa no estaba muy lejana y deberían llegar en poco tiempo. El vicealmirante no daba señales de vida y eso solo la preocupaba… Un poco más. Se quedó en silencio y esperó las palabras de Lara. Confiaba en ella y sabía que iba a tomar una buena decisión.
Eichi Tsukasa
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Eichi suspiró al escuchar la petición de Zero, y simplemente se dedicó a aceptar la petición. No quería más problemas; suficiente tuvo con el viaje de dos semanas en un yate pequeño. Tranquilamente fue volando hasta donde se encontraba el balón de Zero. Con delicadeza, lo tomó entre su pico y volvió hasta donde debería estar Jung... Solo para recibir una grata bienvenida por parte de éste. Si estuviera en forma humana, tan solo se hubiera palmeado la cabeza, pero dado que estaba en una de sus formas rumbles... Solo miró con incredulidad lo que el pequeño pelinaranja hizo. Al parecer, creía que era monstruo y que me había tragado a mi mismo, por lo que ahora estaba intentando hacer que se estrellase contra el suelo. Aunque, debido al peso del enorme pájaro, Jung no pudo lograr su cometido.
El joven príncipe suspiró y se decidió por pasar a su forma humana. Una vez hecho eso, le pasó la intacta pelota a Zero y luego miró a su pequeño lider. Éste empezó a preguntar del porqué nunca dijo nada acerca de su fruta. Tampoco es que haya sido su culpa; los tres pasaban mas tiempo separados que juntos, por lo que hasta ahora no había surgido la necesidad de hablarle a los dos acerca de todas sus habilidades. Una vez que el pequeño terminase de reclamar, Eichi tan solo suspiraría y trataría de explicarse.
– Nunca hubo la necesidad. Los tres vamos siempre a nuestra bola por separado, por lo que nunca hubo tiempo de hablar sobre nuestras habilidades – se explicó tranquilamente el pelirrojo.
Luego de decir aquello, se quedó en silencio mientras pensaba en que hacer. Ahora que por fin estaban en tierra, podían empezar a explorar para encontrar el tesoro, pero la pregunta era... ¿Por donde empezar? De lo que podía ver a su alrededor, solo habían dos caminos. El primero era por donde vinieron, y el otro era en línea recta. El plus del primera era que había una montaña un poco más atrás, y aquellos siempre eran los primeros sitios para buscar. Su forma voladora estaba descartada. Corría el riesgo de lastimarse por culpa de esas agujas, y volar en lo más alto era mala idea, ya que allí era un blanco fácil
– ¿Donde iremos? Podemos retroceder e ir hacia la montaña, o seguir avanzando por el camino recto – mencionó Eichi. En eso, escuchó el sonidos de unas ramas quebrándose. Miró hacia arriba y luego suspiró. Lo que temía, las ramas estaban cediendo, y pronto el yate caería sobre ellos. – No sé ustedes, pero... Yo me moveré un poco – el pelirrojo se alejó lo necesario, y una vez que estuviera fuera del rango del yate, se detendría. Una vez hecho eso, esperaría a sus compañeros para trazar algún plan... Porque ir a lo loco, definitivamente era mala idea.
El joven príncipe suspiró y se decidió por pasar a su forma humana. Una vez hecho eso, le pasó la intacta pelota a Zero y luego miró a su pequeño lider. Éste empezó a preguntar del porqué nunca dijo nada acerca de su fruta. Tampoco es que haya sido su culpa; los tres pasaban mas tiempo separados que juntos, por lo que hasta ahora no había surgido la necesidad de hablarle a los dos acerca de todas sus habilidades. Una vez que el pequeño terminase de reclamar, Eichi tan solo suspiraría y trataría de explicarse.
– Nunca hubo la necesidad. Los tres vamos siempre a nuestra bola por separado, por lo que nunca hubo tiempo de hablar sobre nuestras habilidades – se explicó tranquilamente el pelirrojo.
Luego de decir aquello, se quedó en silencio mientras pensaba en que hacer. Ahora que por fin estaban en tierra, podían empezar a explorar para encontrar el tesoro, pero la pregunta era... ¿Por donde empezar? De lo que podía ver a su alrededor, solo habían dos caminos. El primero era por donde vinieron, y el otro era en línea recta. El plus del primera era que había una montaña un poco más atrás, y aquellos siempre eran los primeros sitios para buscar. Su forma voladora estaba descartada. Corría el riesgo de lastimarse por culpa de esas agujas, y volar en lo más alto era mala idea, ya que allí era un blanco fácil
– ¿Donde iremos? Podemos retroceder e ir hacia la montaña, o seguir avanzando por el camino recto – mencionó Eichi. En eso, escuchó el sonidos de unas ramas quebrándose. Miró hacia arriba y luego suspiró. Lo que temía, las ramas estaban cediendo, y pronto el yate caería sobre ellos. – No sé ustedes, pero... Yo me moveré un poco – el pelirrojo se alejó lo necesario, y una vez que estuviera fuera del rango del yate, se detendría. Una vez hecho eso, esperaría a sus compañeros para trazar algún plan... Porque ir a lo loco, definitivamente era mala idea.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Las cosas en el barco donde se encontraba parecían animarse. Muchos hablaban con muchos y un ruido infernal llegaba a sus oídos. ¿Por qué hablaban tantos? Escuchaba algunas conversaciones y eran bastante… Inútiles. Suspiró con algo de pesadez; finalmente, las órdenes llegaron a sus oídos y tuvo que aguantarse las ganas de matar a la peliverde que lo había emparejado con el señor preguntas. Era mejor ir solo que mal acompañado y él era una pésima compañía. ”Me desharé de ese insecto…” – pensó mientras notaba que algunos grupos ya bajaban a la isla. Aceptó el DDM, lo guardó en uno de sus bolsillos del pantalón y bajó también. Poco le interesaba si aquel sujeto amo y señor de las preguntas, lo seguía. Si lo hacía, más le valía no molestarlo, que se callara todo lo que quedaba de exploración y lo dejara tranquilo… O mejor, se separaban ya.
– Bien, esto es lo que haremos – empezó a decir notando que, para su mala suerte, Adam estaba a su lado. ¿Qué carajos pasaba con él? Era como una plaga. No quería a alguien que cuestionaba todo porque sí. Era de las personas que más odiaba. – Tú te puedes ir a la mierda, me da bastante igual. Yo… – tomó una leve pausa y se quedó callado mientras pensaba qué hacer. Cualquier cosa le serviría para alejarse de esa escoria. – Yo exploraré la montaña. No me sigas, aunque bueno… Puedes hacerlo, pero te aviso; no cuentes conmigo para nada – sonrió de forma tranquila y empezó a caminar rumbo a la montaña. – Por eso es mejor que te vayas a la mierda, anda. – Se cruzó de brazos y se fue alejando del peliblanco.
– Es, en parte, lo que quiere la peliverde – susurró en un tono inaudible e inentendible, ni siquiera para él. – ¿Qué pasaría si me encuentro con el tesoro? Fijo lo tiro al mar o lo hago desaparecer, para lo que me importa. – Finalizó, siguiendo el mismo susurro de antes. Poco le interesaba tener que cumplir con esta aburrida misión, pero debía hacerlo para evitar llamar la atención de forma innecesaria.
– Bien, esto es lo que haremos – empezó a decir notando que, para su mala suerte, Adam estaba a su lado. ¿Qué carajos pasaba con él? Era como una plaga. No quería a alguien que cuestionaba todo porque sí. Era de las personas que más odiaba. – Tú te puedes ir a la mierda, me da bastante igual. Yo… – tomó una leve pausa y se quedó callado mientras pensaba qué hacer. Cualquier cosa le serviría para alejarse de esa escoria. – Yo exploraré la montaña. No me sigas, aunque bueno… Puedes hacerlo, pero te aviso; no cuentes conmigo para nada – sonrió de forma tranquila y empezó a caminar rumbo a la montaña. – Por eso es mejor que te vayas a la mierda, anda. – Se cruzó de brazos y se fue alejando del peliblanco.
– Es, en parte, lo que quiere la peliverde – susurró en un tono inaudible e inentendible, ni siquiera para él. – ¿Qué pasaría si me encuentro con el tesoro? Fijo lo tiro al mar o lo hago desaparecer, para lo que me importa. – Finalizó, siguiendo el mismo susurro de antes. Poco le interesaba tener que cumplir con esta aburrida misión, pero debía hacerlo para evitar llamar la atención de forma innecesaria.
Gamzee
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Gamzee sonreía como un bobalicón, mirando el suelo encerado de cubierta, mientras tarareaba una canción de tonos de feria que había aprendido en su estancia en el circo. Eezmag hizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo ante el hombre de pelo azulado. Y entonces, como un meteorito de venganza y muerte, un hombre descendió del cielo y atacó a los hermanos.
- ¡Yiaaaaah! -gritó el menor de los gemelos, mientras salía disparado hacia el palo mayor del navío, estrellándose y quedándose con los cuernos clavados en él. Un grito de dolor inhumano resonó en cubierta, y posiblemente en un par de cientos de metros a la redonda. El menor de los hermanos trató de liberarse mientras Eezmag era atacado por el gigantesco vikingo que parecía descendido de los cielos para matarlos. El hacha del hombre quedó a centímetros del cuello del chico de aspecto macabro, que sin embargo pareció ignorarlo mientras volvía a su tarea de coserse los labios en silencio.
- Hola. -dijo únicamente cuando terminó con las puntadas. Bajó los brazos con lentitud, clavándose la aguja debajo de la piel del dorso de la mano izquierda, y trató de enfocar la vista para ver al hombretón, que parecía fuera de sí.
- ¡Hermano! -gritaba el menor, tratando de zafarse, sin éxito.
- Tranquilo, voy ahora... -el mayor de los dos, con tono cansado, se dirigió al hombre nórdico, con apatía clara-. No queremos molestar, pero vuestro barco casi destruye nuestro bote. Y si mi hermano sigue moviéndose así, puede que acabe rompiendo el mástil, así que voy a ayudarle. -alzó una mano hasta el filo del hacha y, haciendo pinza con el índice y el pulgar, la agarró y trató de mover. Si el vikingo se dejaba, el mayor de los hermanos caminaría con paso calmado hacia Gamzee, y tiraría de sus piernas hasta liberarlo, rodando los dos de una forma bastante cómica un par de metros antes de que el menor se alzase sobre los hombros del esqueleto, con una pose de artista cirquense. El mayor de los dos pasaría la mano entonces por los cuernos del menor, comprobando que estuviesen perfectamente.
- Honk, honk honk... -Gamzee señaló al vikingo-. ¡Ese tipo me ha pegado! -una mancha de sangre violeta corría desde su labio roto hasta su cuello.
- Tranquilo bro. No pasa nada... -le tranquilizó el mayor, acariciándole la cabeza.
En caso de que Worgulv considerase el gesto de Eezmag de retirar el filo del hacha de su cuello una amenaza, se detendría y sentaría en el suelo, con las piernas cruzadas y aire aburrido, no sin antes decir a su hermano:
- Gam... relájate... estoy aquí... -posiblemente el resultado fuese el mismo, Gamzee pataleando en el aire como un muñeco descoyuntado, pero al menos había que intentarlo.
- ¡Yiaaaaah! -gritó el menor de los gemelos, mientras salía disparado hacia el palo mayor del navío, estrellándose y quedándose con los cuernos clavados en él. Un grito de dolor inhumano resonó en cubierta, y posiblemente en un par de cientos de metros a la redonda. El menor de los hermanos trató de liberarse mientras Eezmag era atacado por el gigantesco vikingo que parecía descendido de los cielos para matarlos. El hacha del hombre quedó a centímetros del cuello del chico de aspecto macabro, que sin embargo pareció ignorarlo mientras volvía a su tarea de coserse los labios en silencio.
- Hola. -dijo únicamente cuando terminó con las puntadas. Bajó los brazos con lentitud, clavándose la aguja debajo de la piel del dorso de la mano izquierda, y trató de enfocar la vista para ver al hombretón, que parecía fuera de sí.
- ¡Hermano! -gritaba el menor, tratando de zafarse, sin éxito.
- Tranquilo, voy ahora... -el mayor de los dos, con tono cansado, se dirigió al hombre nórdico, con apatía clara-. No queremos molestar, pero vuestro barco casi destruye nuestro bote. Y si mi hermano sigue moviéndose así, puede que acabe rompiendo el mástil, así que voy a ayudarle. -alzó una mano hasta el filo del hacha y, haciendo pinza con el índice y el pulgar, la agarró y trató de mover. Si el vikingo se dejaba, el mayor de los hermanos caminaría con paso calmado hacia Gamzee, y tiraría de sus piernas hasta liberarlo, rodando los dos de una forma bastante cómica un par de metros antes de que el menor se alzase sobre los hombros del esqueleto, con una pose de artista cirquense. El mayor de los dos pasaría la mano entonces por los cuernos del menor, comprobando que estuviesen perfectamente.
- Honk, honk honk... -Gamzee señaló al vikingo-. ¡Ese tipo me ha pegado! -una mancha de sangre violeta corría desde su labio roto hasta su cuello.
- Tranquilo bro. No pasa nada... -le tranquilizó el mayor, acariciándole la cabeza.
En caso de que Worgulv considerase el gesto de Eezmag de retirar el filo del hacha de su cuello una amenaza, se detendría y sentaría en el suelo, con las piernas cruzadas y aire aburrido, no sin antes decir a su hermano:
- Gam... relájate... estoy aquí... -posiblemente el resultado fuese el mismo, Gamzee pataleando en el aire como un muñeco descoyuntado, pero al menos había que intentarlo.
Isaac Newtown
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La imagen de aquel hombre volvió a la mente de Byakuro, y de pronto una sensación de inquietud, de miedo, de pánico, de terror... se apoderó de él. Aquel hombre era su asesino. Y ahora estaba allí. El cazador sabía que estaba mezclando realidades, era imposible que aquel tipo estuviese allí. Cerró los ojos, y lo vio todo con claridad, como si lo estuviera volviendo a vivir: el túnel, el veneno, la explosión, el agua que subía poco a poco por sus piernas, cintura, pecho y cabeza, la inquietante sensación de que pronto estaría cubierto, el aire faltándole, el ahogo, los pulmones ardiendo como si un incendio se hubiese iniciado en ellos. Respiró de forma mecánica, automática, llenándolos de aire fresco y boqueando como un pez fuera del agua. Le costó unos cuantos segundos reaccionar. Miró a su alrededor, y vio a Yoshi allí. Su gesto se endureció, y la imagen pareció desvanecerse como si de niebla se tratase. No pensaba abandonar a otra persona a su suerte. No otra vez. Nunca más.
- Voy contigo. -la seriedad con que dijo eso hizo que hasta él mismo se sorprendiera.
En su cabeza, en el castillo, Byakuro estaba ahora sentado en su trono, mientras frente a él, Isaac lo observaba en silencio. El moreno suspiró. Al menos había logrado no quedarse solo en medio de aquella isla. El Rey Cazador lo miró y sonrió, algo tembloroso debido a la descarga de adrenalina.
- Espero que no pase nada malo ahí dentro -dijo el aprendiz-. Te recuerdo que es mi cuerpo el que está ahí arriba. -con un gesto de su mano, señaló al techo de roca.
- Tranquilo... en cuanto vuelvas a estar en condiciones, te cederé los mandos. Mientras tanto, te iré informando de la situación. -sonrió Byakuro.
El joven cazador desenvainó su katana en silencio, y entró en el túnel lentamente, con cautela. Un hedor dulzón, como a descomposición o a fruta muy madura, llegó a sus fosas nasales. Era el único estímulo que recibía, además del goteo incesante: la oscuridad allí dentro era casi total, y apenas hacía ruido caminando, atento a cualquier sonido.
- ¿Qué crees que es ese olor? -preguntó, dubitativo, a la chica.
- Voy contigo. -la seriedad con que dijo eso hizo que hasta él mismo se sorprendiera.
En su cabeza, en el castillo, Byakuro estaba ahora sentado en su trono, mientras frente a él, Isaac lo observaba en silencio. El moreno suspiró. Al menos había logrado no quedarse solo en medio de aquella isla. El Rey Cazador lo miró y sonrió, algo tembloroso debido a la descarga de adrenalina.
- Espero que no pase nada malo ahí dentro -dijo el aprendiz-. Te recuerdo que es mi cuerpo el que está ahí arriba. -con un gesto de su mano, señaló al techo de roca.
- Tranquilo... en cuanto vuelvas a estar en condiciones, te cederé los mandos. Mientras tanto, te iré informando de la situación. -sonrió Byakuro.
El joven cazador desenvainó su katana en silencio, y entró en el túnel lentamente, con cautela. Un hedor dulzón, como a descomposición o a fruta muy madura, llegó a sus fosas nasales. Era el único estímulo que recibía, además del goteo incesante: la oscuridad allí dentro era casi total, y apenas hacía ruido caminando, atento a cualquier sonido.
- ¿Qué crees que es ese olor? -preguntó, dubitativo, a la chica.
Krieg
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Off : Nooo ya tenía el post hecho T-T. Bueno así mejor…
La mujer parecía conocer a Teravan… añadir datos de gustos. Asegurar amistad con regalo futuro… Investigar “Cheff Nadador”. El grupo fue separado, al parecer no tendría oportunidades de ahondar en la relación con el amante de las infusiones.
Quizás otra ocasión. Al menos se me brinda la oportunidad de conocer a otra persona… por muy despóticas y maleducadas que fueran sus maneras.
Hablar me había traído problemas con él, así como con aquella princesa… deberé cambiar mi modus operandi para asegurar una mayor socialización. Se pueden decir muchas cosas aun prescindiendo del habla.
Respondí el saludo de la líder imitando su gesto. Yo no podía tomar el vivo instrumento… pero el entusiasmo del fortachón le hizo a él dueño de la criatura.
Mejor.
Bajé con cuidado por la borda, quizás mi agilidad me hubiera permitido bajar de un salto, pero dado el desconocimiento del terreno era mucho mejor no arriesgarse a una caída. Parecía tener prisa… como si quisiera acabar con la misión ya… sin siquiera querer realmente cumplirla…
Contador de tiempo: 0’00’’ y corriendo.
Misión: Recorrer la isla en la búsqueda de enemigos y del tesoro.
Cláusula: Reporte breve cada 10 minutos.
El suelo empezaba a resecarse mientras los últimos regueros de agua se deslizaban entre las rocas de la orilla… ¿cómo habrá aparecido la isla de la nada? Debe de haber emergido del fondo marino… pero entonces las extraña vegetación debería estar adaptada a aguantar la desecación… al menos lo suficiente como para sobrevivir el tiempo que la isla permaneciera al aire. ¿Cómo habrá emergido del fondo marino? ¿Qué clase de fuerza abismal sustenta el archipiélago? Puede que algún fenómeno tectónico… ¿y cuando deje de actuar no arrastrará todo hacia abajo como el hundir de una mano en el agua? Peligroso. Muy peligroso.
Su diálogo comenzó con la incluyente primera persona del plural… para luego tornarse en un rápido desdén hacia mi persona. ¿Está enfadado conmigo? ¿Con el mundo? Quizás consigo mismo.
Se detiene a ordenar sus ideas… al menos su actitud impulsiva parecía tener momentos de reconsideración.
“La mejor opción sería ir hacia un punto alto para poder ver la isla, así no tendríamos porqué adentrarnos en la jungla perdiendo probablemente la única referencia que era la luz del faro. Así desde ahí podríamos reevaluar la situación y tomar el siguiente paso.”
Decide ir a la montaña, bien, negándose inicialmente a la compañía… luego recapitula, sabiendo que hemos sido asignados como un grupo… pero sigue rezumando desprecio. No nos queda otra.
Insulto asignado en respuesta “Ya estoy con una”. Omitido.
Levanto mi pulgar acompañado con una pequeña sonrisa. Comenzó a andar directo a su objetivo, pisaba rápido y pesadamente, fruto de las pasiones que le movían… Nuestro choque de personalidades y actitudes podría haber sido un buen dúo cómico por definición.
Murmulla con la dicción de un paciente drogado. Me asomo por su izquierda para contemplar un rostro enfrascado… mejor vuelvo a su espalda, esquivando los guijarros que sus peanas levantan.
Miro la pendiente y el rocoso terreno. No creo que tenga dificultades para subir… las calles de Water 7 siempre están humedecidas… y debe de ser menos difícil que andar con tacones…. Aunque la actitud de apisonadora de mi compañero le dará problemas en un terreno inestable… si quiere avanzar debe ser grácil y amable con el apoyo.
Y aún no he visto ninguno de esos atributos en él.
Me desvío ligeramente a su izquierda, no vaya a ser que me arroje alguna piedra de una coz.
La mujer parecía conocer a Teravan… añadir datos de gustos. Asegurar amistad con regalo futuro… Investigar “Cheff Nadador”. El grupo fue separado, al parecer no tendría oportunidades de ahondar en la relación con el amante de las infusiones.
Quizás otra ocasión. Al menos se me brinda la oportunidad de conocer a otra persona… por muy despóticas y maleducadas que fueran sus maneras.
Hablar me había traído problemas con él, así como con aquella princesa… deberé cambiar mi modus operandi para asegurar una mayor socialización. Se pueden decir muchas cosas aun prescindiendo del habla.
Respondí el saludo de la líder imitando su gesto. Yo no podía tomar el vivo instrumento… pero el entusiasmo del fortachón le hizo a él dueño de la criatura.
Mejor.
Bajé con cuidado por la borda, quizás mi agilidad me hubiera permitido bajar de un salto, pero dado el desconocimiento del terreno era mucho mejor no arriesgarse a una caída. Parecía tener prisa… como si quisiera acabar con la misión ya… sin siquiera querer realmente cumplirla…
Contador de tiempo: 0’00’’ y corriendo.
Misión: Recorrer la isla en la búsqueda de enemigos y del tesoro.
Cláusula: Reporte breve cada 10 minutos.
El suelo empezaba a resecarse mientras los últimos regueros de agua se deslizaban entre las rocas de la orilla… ¿cómo habrá aparecido la isla de la nada? Debe de haber emergido del fondo marino… pero entonces las extraña vegetación debería estar adaptada a aguantar la desecación… al menos lo suficiente como para sobrevivir el tiempo que la isla permaneciera al aire. ¿Cómo habrá emergido del fondo marino? ¿Qué clase de fuerza abismal sustenta el archipiélago? Puede que algún fenómeno tectónico… ¿y cuando deje de actuar no arrastrará todo hacia abajo como el hundir de una mano en el agua? Peligroso. Muy peligroso.
Su diálogo comenzó con la incluyente primera persona del plural… para luego tornarse en un rápido desdén hacia mi persona. ¿Está enfadado conmigo? ¿Con el mundo? Quizás consigo mismo.
Se detiene a ordenar sus ideas… al menos su actitud impulsiva parecía tener momentos de reconsideración.
“La mejor opción sería ir hacia un punto alto para poder ver la isla, así no tendríamos porqué adentrarnos en la jungla perdiendo probablemente la única referencia que era la luz del faro. Así desde ahí podríamos reevaluar la situación y tomar el siguiente paso.”
Decide ir a la montaña, bien, negándose inicialmente a la compañía… luego recapitula, sabiendo que hemos sido asignados como un grupo… pero sigue rezumando desprecio. No nos queda otra.
Insulto asignado en respuesta “Ya estoy con una”. Omitido.
Levanto mi pulgar acompañado con una pequeña sonrisa. Comenzó a andar directo a su objetivo, pisaba rápido y pesadamente, fruto de las pasiones que le movían… Nuestro choque de personalidades y actitudes podría haber sido un buen dúo cómico por definición.
Murmulla con la dicción de un paciente drogado. Me asomo por su izquierda para contemplar un rostro enfrascado… mejor vuelvo a su espalda, esquivando los guijarros que sus peanas levantan.
Miro la pendiente y el rocoso terreno. No creo que tenga dificultades para subir… las calles de Water 7 siempre están humedecidas… y debe de ser menos difícil que andar con tacones…. Aunque la actitud de apisonadora de mi compañero le dará problemas en un terreno inestable… si quiere avanzar debe ser grácil y amable con el apoyo.
Y aún no he visto ninguno de esos atributos en él.
Me desvío ligeramente a su izquierda, no vaya a ser que me arroje alguna piedra de una coz.
Comic Sans
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Dejando al pobre esqueleto con la palabra en la boca, el aristócrata y su navío pusieron rumbo hacia la isla, casi con pinta de tener prisa. "Bueno, mejor para mí." Pensó Sans. "Si está aquí por el tesoro, ir juntos solo causaría competencia y conflicto." Encogiéndose de hombros, se dirigió con premura a retomar el control de su propio barco, pues en dirección opuesta a la isla se podía distinguir el agua embraveciendo y removiéndose. Parecía que la única opción era seguir adelante.
Sans se fijó en qe tenía dos caminos posibles. Hacia su izquierda (mirando hacia la isla) había un paso estrecho entre dos costas. Sin embargo, no confiaba en su propia capacidad de manejo de aquella aberración flotante en un sitio tan peligroso, además de que ir por allí lo alejaría del faro, punto de interés que pensaba visitar. Así pues, hacia el frente había un gran canal que seguía hacia el centro de lo que a todas luces parecía un archipiélago. Como si la "Isla fantasma" fuera en realidad un cúmulo de varios islotes... Pero claro, si podía subir y bajar, ¿quién aseguraba que no pudiera subir más? Tal vez lo que en ese momento era un río, más tarde fuera un cañón entre montañas, de la misma forma que lo que antes era mar ahora era tierra firme.
Manteniendo las distancias con el hombre del barco estilo steampunk, Comic Sans se dirigió hacia el sur, adentrándose en el canal. Pensaba acercarse a su derecha (el oeste), y en cuanto viera una buena zona para detenerse y desembarcar lo haría sin dudarlo.
Tarde o temprano llegaría a ese ansiado "punto de aterrizaje", y cuando tuviera por fin las pantuflas apoyadas en algo que no fueran tablas de madera pintada de amarillo, daría un suspiro de alivio, a la par que observaría su alrededor con cautela. Estaba solo, y eso era algo a lo que estaba acostumbrado, pero el hecho de no tener absolutamente ni idea de nada sobre la isla, el hecho de estar en zona desconocida, le preocupaba ligeramente. La ansiedad se apoderó de su cuerpo, y su ojo izquierdo comenzó a brillar tenuemente sin que se diera cuenta.
El faro estaba más lejos de lo que hubiera deseado, pero aun así el Esqueleto se veía capaz de trazar una ruta simple y directa hacia allí arriba. Todo lo que tenía que hacer era tener cuidado de no caer en ninguna trampa o emboscada, por si acaso algún tipo de vida exótica lo atacaba, o algún otro buscador de tesoros decidiera librarse de la competencia allí mismo.
Sans se fijó en qe tenía dos caminos posibles. Hacia su izquierda (mirando hacia la isla) había un paso estrecho entre dos costas. Sin embargo, no confiaba en su propia capacidad de manejo de aquella aberración flotante en un sitio tan peligroso, además de que ir por allí lo alejaría del faro, punto de interés que pensaba visitar. Así pues, hacia el frente había un gran canal que seguía hacia el centro de lo que a todas luces parecía un archipiélago. Como si la "Isla fantasma" fuera en realidad un cúmulo de varios islotes... Pero claro, si podía subir y bajar, ¿quién aseguraba que no pudiera subir más? Tal vez lo que en ese momento era un río, más tarde fuera un cañón entre montañas, de la misma forma que lo que antes era mar ahora era tierra firme.
Manteniendo las distancias con el hombre del barco estilo steampunk, Comic Sans se dirigió hacia el sur, adentrándose en el canal. Pensaba acercarse a su derecha (el oeste), y en cuanto viera una buena zona para detenerse y desembarcar lo haría sin dudarlo.
Tarde o temprano llegaría a ese ansiado "punto de aterrizaje", y cuando tuviera por fin las pantuflas apoyadas en algo que no fueran tablas de madera pintada de amarillo, daría un suspiro de alivio, a la par que observaría su alrededor con cautela. Estaba solo, y eso era algo a lo que estaba acostumbrado, pero el hecho de no tener absolutamente ni idea de nada sobre la isla, el hecho de estar en zona desconocida, le preocupaba ligeramente. La ansiedad se apoderó de su cuerpo, y su ojo izquierdo comenzó a brillar tenuemente sin que se diera cuenta.
El faro estaba más lejos de lo que hubiera deseado, pero aun así el Esqueleto se veía capaz de trazar una ruta simple y directa hacia allí arriba. Todo lo que tenía que hacer era tener cuidado de no caer en ninguna trampa o emboscada, por si acaso algún tipo de vida exótica lo atacaba, o algún otro buscador de tesoros decidiera librarse de la competencia allí mismo.
Anon K. Noah
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al posar por fin los pies en el suelo, dí un respingo al oír el ruido de la madera astillándose detrás mío. Tras girarme a mirar, los restos de la barca en la que habíamos llegado se hundían, a excepción un par de tablones sueltos.
- Allá va nuestro billete de salida... - Suspirando, sujeté con firmeza a mi capitán sobre mi hombro, teniendo cuidado de que no se golpeara con el espadón que llevaba sujeto a la espalda.
El muy capullo seguía sin reaccionar, y me planteé seriamente la posibilidad de que lo hubiera dejado fuera de combate con mi bofetada. Si ese había sido el caso, o yo estaba mucho más fuerte de lo que esperaba, o Syxel era un debilucho. Y sabía por experiencia que lo segundo era improbable, así que tenía que ser lo anterior. Pasándome un dedo por el surco nasolabial (eso que hay entre la nariz y los labios), sonreí como un tonto mientras me permitía un par de segundos para sentirme orgulloso.
Después de aquello, a paso lento pero seguro, comencé a cruzar el paso que formaban las rocas hasta dar con una pendiente demasiado escarpada para subirla caminando, casi como una pared. Mirando hacia lo alto pude distinguir un cambio de textura en la punta de aquel muro natural, como si allí hubiera una casa o edificio. Supuse que sería un buen lugar por donde empezar a buscar, pero tenía un problema. Y es que no podría escalar aquello con mi capitán a hombros, por muchos puntos de apoyo naturales que hubiera. Necesitaría las dos manos, y una de ellas la tenía ocupada por cargar con Syxel.
Se me ocurrieron dos planes de acción. El primero consistía en explorar un poco aquella zona para ver si podía dar un rodeo de forma segura, y llegar en algún momento a terreno más llano, con suerte incluso encontrara un camino hacia aquel constructo. El segundo consistía en intentar espabilar al tío inconsciente que me acompañaba, aunque no estaba del todo seguro de cómo hacerlo.
Tras ponderar durante unos momentos, decidí que lo segundo no quitaba lo primero, por lo que podía despertar al peliblanco y luego hablar con él para discutir nuestro siguiente paso. Aunque conociéndolo, no se lo pensaría mucho y escalaría sin dudar aquel escarpe. Para lograr sacar de los brazos de Morfeo a alguien tan jodidamente dormilón como él, solo se me ocurrió una cosa, y esperaba que no me odiase mucho por ello. Medidas desesperadas para situaciones desesperadas, ¿no?
Momentos más tarde, volvía a estar cerca del agua, con mi capitán sujeto encima de ella. Si no despertaba en ese preciso instante, sumergiría su cabeza directamente en el mar durante unos segundos antes de sacarlo, y repetir el proceso hasta que saliera de su sueño. Todo eso mientras le gritaba al oído "¡Despierta pequeño cabrón!" Me dirán que no tengo respeto por mi amigo, y lo cierto es que no tanto como otros subordinados por sus capitanes, pero aun así le apreciaba. Eso no significaba que no tuviera el ardiente deseo de hacerle pagar un poco por las putadas que me estaba haciendo pasar últimamente.
- Allá va nuestro billete de salida... - Suspirando, sujeté con firmeza a mi capitán sobre mi hombro, teniendo cuidado de que no se golpeara con el espadón que llevaba sujeto a la espalda.
El muy capullo seguía sin reaccionar, y me planteé seriamente la posibilidad de que lo hubiera dejado fuera de combate con mi bofetada. Si ese había sido el caso, o yo estaba mucho más fuerte de lo que esperaba, o Syxel era un debilucho. Y sabía por experiencia que lo segundo era improbable, así que tenía que ser lo anterior. Pasándome un dedo por el surco nasolabial (eso que hay entre la nariz y los labios), sonreí como un tonto mientras me permitía un par de segundos para sentirme orgulloso.
Después de aquello, a paso lento pero seguro, comencé a cruzar el paso que formaban las rocas hasta dar con una pendiente demasiado escarpada para subirla caminando, casi como una pared. Mirando hacia lo alto pude distinguir un cambio de textura en la punta de aquel muro natural, como si allí hubiera una casa o edificio. Supuse que sería un buen lugar por donde empezar a buscar, pero tenía un problema. Y es que no podría escalar aquello con mi capitán a hombros, por muchos puntos de apoyo naturales que hubiera. Necesitaría las dos manos, y una de ellas la tenía ocupada por cargar con Syxel.
Se me ocurrieron dos planes de acción. El primero consistía en explorar un poco aquella zona para ver si podía dar un rodeo de forma segura, y llegar en algún momento a terreno más llano, con suerte incluso encontrara un camino hacia aquel constructo. El segundo consistía en intentar espabilar al tío inconsciente que me acompañaba, aunque no estaba del todo seguro de cómo hacerlo.
Tras ponderar durante unos momentos, decidí que lo segundo no quitaba lo primero, por lo que podía despertar al peliblanco y luego hablar con él para discutir nuestro siguiente paso. Aunque conociéndolo, no se lo pensaría mucho y escalaría sin dudar aquel escarpe. Para lograr sacar de los brazos de Morfeo a alguien tan jodidamente dormilón como él, solo se me ocurrió una cosa, y esperaba que no me odiase mucho por ello. Medidas desesperadas para situaciones desesperadas, ¿no?
Momentos más tarde, volvía a estar cerca del agua, con mi capitán sujeto encima de ella. Si no despertaba en ese preciso instante, sumergiría su cabeza directamente en el mar durante unos segundos antes de sacarlo, y repetir el proceso hasta que saliera de su sueño. Todo eso mientras le gritaba al oído "¡Despierta pequeño cabrón!" Me dirán que no tengo respeto por mi amigo, y lo cierto es que no tanto como otros subordinados por sus capitanes, pero aun así le apreciaba. Eso no significaba que no tuviera el ardiente deseo de hacerle pagar un poco por las putadas que me estaba haciendo pasar últimamente.
Error Sans
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por fin salíamos de la playa donde encalló el barco y tras atravesar una pequeña jungla llegamos a un lugar más escarpado. Era rocoso y empinado, de hecho, en algunos lugares hacía falta agarrarse a algunas piedras con las dos manos para poder avanzar.
Tomé la delantera y dejé que Neo me siguiera, no se si era igual de despistado en todo como con la lectura, pero por si acaso de vez en cuando le preguntaba que si estaba bien, para asegurarme de que no se cayera por leer un libro o algo así.
-Por cierto Neo, me dijiste que tendría que leerme el libro, ¿sabes? A mi también me gusta leer y si volvemos vivos de aquí te haré caso y me leeré el libro. Y yo que tu intentaría volver vivo también, sería algo malo conocer tu final sin saber el final del libro, ¿no? Bromeé un poco para romper algo el hielo.
Estaba concentrando en escalar cuando noté algo inusual en un sitio en el hacía falta agarrarse para no caer de culo cuesta abajo y romperse todos los huesos, era algo mas suave y liso que lo demás, una caja de madera barnizada, ¿podría ser una trampa de alguien que pasara por aquí? ¿O simplemente ser algo extraño de la isla? Una cosa es segura y es que intentaría abrir esa caja con cuidado a penas que estuviésemos a salvo, no sin antes decírselo a Neo.
-Oye Neo, lo primero que quiero que sepas es que esto me lo he encontrado yo, y lo segundo es que mira. Le mostré la caja de madera, -Raro, ¿verdad? ¡Vamos a abrirla! Coloqué la caja en un sitio algo apartado a mi y comencé a abrirla con mis cables, en caso de que nada malo saliera la acercaría para ver que es.
Tomé la delantera y dejé que Neo me siguiera, no se si era igual de despistado en todo como con la lectura, pero por si acaso de vez en cuando le preguntaba que si estaba bien, para asegurarme de que no se cayera por leer un libro o algo así.
-Por cierto Neo, me dijiste que tendría que leerme el libro, ¿sabes? A mi también me gusta leer y si volvemos vivos de aquí te haré caso y me leeré el libro. Y yo que tu intentaría volver vivo también, sería algo malo conocer tu final sin saber el final del libro, ¿no? Bromeé un poco para romper algo el hielo.
Estaba concentrando en escalar cuando noté algo inusual en un sitio en el hacía falta agarrarse para no caer de culo cuesta abajo y romperse todos los huesos, era algo mas suave y liso que lo demás, una caja de madera barnizada, ¿podría ser una trampa de alguien que pasara por aquí? ¿O simplemente ser algo extraño de la isla? Una cosa es segura y es que intentaría abrir esa caja con cuidado a penas que estuviésemos a salvo, no sin antes decírselo a Neo.
-Oye Neo, lo primero que quiero que sepas es que esto me lo he encontrado yo, y lo segundo es que mira. Le mostré la caja de madera, -Raro, ¿verdad? ¡Vamos a abrirla! Coloqué la caja en un sitio algo apartado a mi y comencé a abrirla con mis cables, en caso de que nada malo saliera la acercaría para ver que es.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El lobo avanzó sin problema por toda aquella enorme selva, haciendo pedazos todo lo que se puso a su paso. En su rostro pudo verse una enorme sonrisa ladeada, y eso era debido a que se sentía feliz pese a todo lo ocurrido. La aventura estaba a punto de comenzar, y por ello no quería perderse nada. El moreno iba en su hombro en todo momento por lo que pudo comprobar, aunque pudo notar ciertas complicaciones en el viaje. Eso era debido al arrasamiento de las ramas y demás. Pobrecillo el bosque, no se merecía aquel tipo de osadía pero era lo que había. El objetivo era llegar cuanto antes al tesoro, y por supuesto llevárselo con ellos. La cosa podía estar complicada, pero lo divertido siempre era que hubiese enormes retos que correr, y poder superar con compañerismo. Esperaba que el moreno pensase de la misma forma que él. A veces pensaba que amaba más su dinero de cazador, que a él, pero eso daba lo mismo. El rubio ahora era miembro del gobierno mundial, y por ello el tiempo de caza por dinero terminó. Ahora dio comienzo el tiempo de caza por la verdadera justicia de todas.
En cuanto dejaron la jungla, pudieron ver una especie de barrera de piedras o algo por el estilo. Una sonrisa ladeada se formó en el rostro el enorme lobo de cinco metros. Sin pensarlo corrió hacia el obstáculo con la mirada totalmente tranquila y calmada. No temía a nada de aquello, y mucho menos a los problemas litorales. Se relamió un poco, y de repente saltó de forma violenta. Parecía que no iba a superar el muro, pero tras patear el suelo empezó a ascender hasta conseguirlo. El geppou hacía maravillas, y por ello le encantaba usarlo mucho. Después de unos momentos más por el aire, el chico aterrizó en la entrada del faro. Observó que el cristal estaba roto, y no pudo evitar alzar una ceja, quedando un poco confuso. A saber lo que había pasado con el pobre objeto protector. Muchos capullos había sueltos por el mundo, y se dedicaban a romper todo lo que pillasen. Era una verdadera pena, pero era la situación que había, y no se podía hacer nada. En un futuro, a lo mejor podía cambiar las cosas totalmente, y por ello mejorar el mundo. Necesitaba ascender mucho, y conseguir un puesto alto dónde poder tener un voto importante.
Escuchó lo que dijo el chico moreno, y entonces mostró una sonrisa. Al parecer había aliados dentro de aquel sitio. Pudo deducir que una de las presencias era fuerte sin duda, pero la otra no mucho. De todas formas no estaban allí para liarse a pelear con nadie, si no era requerido. El lobo entonces volvió a la forma humana, y de esa forma entró junto al moreno. Pudo ver a una bella mujer pelirroja, y a un tipo ciego. Al menos sus ojos parecían indicarlo. El espadachín presentó entonces a la chica como Milena, y el rubio mostró una agradable sonrisa. – Es un placer, Milena. Y buenos días tenga usted. – Lo último fue dirigido al tipo que también estaba allí dentro. A saber lo que pasaría, pero al menos se habían podido reunir unos cuantos. Eran cuatro, y tres de ellos fuertes. Lo malo es que el otro hombre podía ser presa fácil para los peligros de la isla, pero el rubio debería estar encima. Proteger a los demás era su deber como agente del Cipher Pol, y por ello no se rendiría en su objetivo. Soltó un leve suspiro, y quedó con ambas manos en los bolsillos.
En cuanto dejaron la jungla, pudieron ver una especie de barrera de piedras o algo por el estilo. Una sonrisa ladeada se formó en el rostro el enorme lobo de cinco metros. Sin pensarlo corrió hacia el obstáculo con la mirada totalmente tranquila y calmada. No temía a nada de aquello, y mucho menos a los problemas litorales. Se relamió un poco, y de repente saltó de forma violenta. Parecía que no iba a superar el muro, pero tras patear el suelo empezó a ascender hasta conseguirlo. El geppou hacía maravillas, y por ello le encantaba usarlo mucho. Después de unos momentos más por el aire, el chico aterrizó en la entrada del faro. Observó que el cristal estaba roto, y no pudo evitar alzar una ceja, quedando un poco confuso. A saber lo que había pasado con el pobre objeto protector. Muchos capullos había sueltos por el mundo, y se dedicaban a romper todo lo que pillasen. Era una verdadera pena, pero era la situación que había, y no se podía hacer nada. En un futuro, a lo mejor podía cambiar las cosas totalmente, y por ello mejorar el mundo. Necesitaba ascender mucho, y conseguir un puesto alto dónde poder tener un voto importante.
Escuchó lo que dijo el chico moreno, y entonces mostró una sonrisa. Al parecer había aliados dentro de aquel sitio. Pudo deducir que una de las presencias era fuerte sin duda, pero la otra no mucho. De todas formas no estaban allí para liarse a pelear con nadie, si no era requerido. El lobo entonces volvió a la forma humana, y de esa forma entró junto al moreno. Pudo ver a una bella mujer pelirroja, y a un tipo ciego. Al menos sus ojos parecían indicarlo. El espadachín presentó entonces a la chica como Milena, y el rubio mostró una agradable sonrisa. – Es un placer, Milena. Y buenos días tenga usted. – Lo último fue dirigido al tipo que también estaba allí dentro. A saber lo que pasaría, pero al menos se habían podido reunir unos cuantos. Eran cuatro, y tres de ellos fuertes. Lo malo es que el otro hombre podía ser presa fácil para los peligros de la isla, pero el rubio debería estar encima. Proteger a los demás era su deber como agente del Cipher Pol, y por ello no se rendiría en su objetivo. Soltó un leve suspiro, y quedó con ambas manos en los bolsillos.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Milena no tenía intención de quedarse sin respuesta, por lo que simplemente sonrió de lado. Ese tipo no le dijo nada, y encima le recriminó que llevase una espada. La chica entonces mostró una sonrisa siniestra, empuñando su espada con fuerza. Tan sólo debía terminar con la vida de aquel tipo de una forma u otra. No pensaba quedarse quieta sin su premio. Pudo darse cuenta de que el faro no se había apagado pese a todo. Eso la hizo fruncir un poco el ceño, pero nada que no pudiese hacer desde las alturas. Apretó el puño, y comenzó a calcular la distancia. De un movimiento podía terminar con la vida de su presa, y eso pretendía hacer. Nadie le decía lo que debía hacer, y mucho menos presentarse. Su espada bien afilada, estaba lista. De hecho, nadie podía saber que iba a atacar, pues simplemente miraba al chico como si fuera lo más normal del mundo.
En ese momento una voz la sacó de sus pensamientos. No podía ser. Se dio la vuelta, y pudo ver al moreno frente a ella. Una sensación de felicidad y rabia la invadió. Se alegraba de que estuviese allí, pero no quería ayuda de nadie. Por suerte ahora la muerte del tipo de ojos blancos sería mucho más fácil. En ese momento entró un tipo de cabellos rubios, y altura considerable. Entonces sucedió lo peor del mundo. El idiota de Ushio dijo el nombre de ella. Eso provocó que Milena se llevara la mano derecha al rostro. Había que ser gilipollas. Tenían a un desconocido frente a ellos, y si resultaba ser del gobierno y escaba con vida, ya tenía un nombre. Lo mejor era no buscar líos hasta asegurarse de que todo estuviese correcto. La chica fulminó con la mirada al moreno, y después escuchó al rubio repetir de nuevo su nombre. Se llevó la mano a la frente, y soltó un enorme suspiro.
Se quedó mirando al tal Taiga de forma fija, y después chasqueó la lengua. – De placer nada. Estoy rodeada de inútiles, y tú no serás distinto. – Dicho aquello, les dio la espalda a los dos, y comenzó a caminar hacia lo más alto del faro. Su objetivo era terminar con aquella estúpida luz, para que dejase de alumbrar y delatar la posición del faro. Dejar a los demás a ciegas era una buena opción. Y ¿Por qué lo sabía? Joder, ya eran cuatro, nada impedía que fuesen doscientos. Así terminaba de asegurarse de todo.
En ese momento una voz la sacó de sus pensamientos. No podía ser. Se dio la vuelta, y pudo ver al moreno frente a ella. Una sensación de felicidad y rabia la invadió. Se alegraba de que estuviese allí, pero no quería ayuda de nadie. Por suerte ahora la muerte del tipo de ojos blancos sería mucho más fácil. En ese momento entró un tipo de cabellos rubios, y altura considerable. Entonces sucedió lo peor del mundo. El idiota de Ushio dijo el nombre de ella. Eso provocó que Milena se llevara la mano derecha al rostro. Había que ser gilipollas. Tenían a un desconocido frente a ellos, y si resultaba ser del gobierno y escaba con vida, ya tenía un nombre. Lo mejor era no buscar líos hasta asegurarse de que todo estuviese correcto. La chica fulminó con la mirada al moreno, y después escuchó al rubio repetir de nuevo su nombre. Se llevó la mano a la frente, y soltó un enorme suspiro.
Se quedó mirando al tal Taiga de forma fija, y después chasqueó la lengua. – De placer nada. Estoy rodeada de inútiles, y tú no serás distinto. – Dicho aquello, les dio la espalda a los dos, y comenzó a caminar hacia lo más alto del faro. Su objetivo era terminar con aquella estúpida luz, para que dejase de alumbrar y delatar la posición del faro. Dejar a los demás a ciegas era una buena opción. Y ¿Por qué lo sabía? Joder, ya eran cuatro, nada impedía que fuesen doscientos. Así terminaba de asegurarse de todo.
Nos adentramos en la boscosidad sin pensarlo mucho, siempre atento a lo que pudiera suceder. A medida que avanzábamos el camino era más complicado, lleno de ramas de todo tipo y arbustos de gran tamaño que entorpecían el camino. Ante eso, no dudé en desenfundar uno de mis aceros y cortar todo lo que nos ponía por delante. La temperatura era cálida en aquella isla, demasiado para mi gusto, que unido a la humedad de la misma, hacía que la poca ropa que solía ponerme se me pegara al cuerpo agobiándome.
—Joder, ¡qué calor! –me quejé en voz alta, mientras paraba para desabrocharme la sudadera, dejando ver mi curtido y atractivo torso, con la esperanza de que Spanner no cayera en su embrujo.
Al poco tiempo llegamos a un riachuelo de aguas turbias, donde unos reptiles de extraño aspecto estaban dándose un baño. Lentamente me alejé del lugar para no ser vistos por aquellos bicharracos. Mientras lo hacíamos vislumbré, al otro lado, un hombre. Él nos daba la espalda, mirando fijamente la entrada de una caverna.
—Eh, Spanner –llame su atención, dándole un codazo–. Mira ese, ¿estará el tesoro ahí dentro? –pregunté.
Durante unos minutos debatimos como cruzar al otro lado, el pelimorado vio un par de árboles que iban de una punta a otra del río, sin embargo no me resultaban muy fiables. Di un par de golpes con la pierna y parecían sólidos, pero no me resultaban de fiar. Sin consultarlo con mi compañero, me transformé en mi forma híbrida, le cogí con fuerzas con uno de mis brazos y crucé al otro lado del arroyo, volviendo a mi forma humanizada justo después.
—Ea, solucionado –dije con una sonrisa en el rostro.
—Joder, ¡qué calor! –me quejé en voz alta, mientras paraba para desabrocharme la sudadera, dejando ver mi curtido y atractivo torso, con la esperanza de que Spanner no cayera en su embrujo.
Al poco tiempo llegamos a un riachuelo de aguas turbias, donde unos reptiles de extraño aspecto estaban dándose un baño. Lentamente me alejé del lugar para no ser vistos por aquellos bicharracos. Mientras lo hacíamos vislumbré, al otro lado, un hombre. Él nos daba la espalda, mirando fijamente la entrada de una caverna.
—Eh, Spanner –llame su atención, dándole un codazo–. Mira ese, ¿estará el tesoro ahí dentro? –pregunté.
Durante unos minutos debatimos como cruzar al otro lado, el pelimorado vio un par de árboles que iban de una punta a otra del río, sin embargo no me resultaban muy fiables. Di un par de golpes con la pierna y parecían sólidos, pero no me resultaban de fiar. Sin consultarlo con mi compañero, me transformé en mi forma híbrida, le cogí con fuerzas con uno de mis brazos y crucé al otro lado del arroyo, volviendo a mi forma humanizada justo después.
—Ea, solucionado –dije con una sonrisa en el rostro.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Avancé con paso ligero por el bosque en dirección sur, con todos los sentidos alerta y procurando hacer el menor ruido posible. Nunca se es lo suficientemente precavido.
Por el camino me topé con lo que parecía ser una cueva, o quizá una madriguera, ya que la entrada parecía pequeña, pero decidí ignorarla y seguir caminando.
A los pocos metros llegué al lugar donde terminaba la vegetación y observé desde allí.
Frente a mí se alzaba una colina yerma y cubierta de piedras sobre la que, quizá, podría tener una mejor visión de mis alrededores. Sin embargo, la zona estaba siendo sobrevolada por un pájaro.
“¿Una gaviota? Mmm… Un poco grande para ser una gaviota.”, reflexioné al tiempo que daba un paso hacia atrás con la intención de seguir oculta entre los árboles. Aquella criatura era un pájaro bastante grande. Quizá más grande que un buitre.
Planeaba sobre la colina por algún motivo. Quizá estaba intentando cazar algo. Quizá esperaba pacientemente a que algún idiota saliese del bosque para llevárselo a su nido y dárselo de comer a sus crías. O quizá estaba esperando el momento oportuno para aterrizar.
Aquello suponía un inconveniente. Quería ir a lo alto de esa colina para poder ver lo que había a mi alrededor, y apreciar los cambios geográficos que se habían producido en la zona. Quería saber dónde estaba, si había más personas allí, hacia dónde debía dirigirme. Y ese pajarraco estaba en mi camino. Esbocé un mohín de enfado al tiempo que fulminaba al ave con la mirada.
Ya se me había metido entre ceja y ceja ir a lo alto de aquella colina. Así que no había remedio. Observé sus movimientos unos segundos, pensando un plan.
Ese tipo de criaturas solía tener la vista excepcionalmente desarrollada para poder avistar a sus presas desde lo alto sin problemas. Cabía la posibilidad de que también tuviese buen oído. Así que, por si las moscas, activé el anpo.
Centrándome en pisar sin hacer ruido, procuré controlar el sonido de mi respiración para que sonase lo más suave posible y se perdiese entre los sonidos de aquel islote. Había pasado un año entero entrenando en la jungla de una isla deshabitada, así que caminar sin hacer ruido se había convertido casi en una manía. Procuré borrar mi presencia lo máximo posible. Hacer el menor ruido con mis movimientos, controlar el sonido de mi corazón, respirar suavemente y ocultarme entre la maleza para fusionarme con el entorno. Seguidamente, a sabiendas de que no hacer ruido no sería suficiente, me concentré en la siguiente parte de la técnica. Comencé a caminar en círculos, todavía en el interior del bosque, siguiendo un ritmo concreto para crear imágenes residuales. Una vez aparecieron, aceleré el tempo.
A continuación, con cuatro clones sombríos creados, me lancé con toda la rapidez que me permitían mis piernas hacia lo alto de la colina, acompañada de mis sombras.
Hice que se moviesen en distintas direcciones y se mantuviesen separados entre sí y de mí unos metros, para darme mayor libertad de movimiento.
Una vez alcanzamos la cima de la colina, eché un rápido vistazo a mi alrededor grabando el paisaje en mi memoria. Varias zonas de tierra se habían elevado en aquel lugar, yo sólo me encontraba en una de ellas.
Sin pararme demasiado, y si el pájaro caía en la trampa y atacaba a uno de mis clones en lugar de a mí, me dirigiría a toda prisa de vuelta al interior del bosque y en dirección a la cueva que había avistado previamente, para esconderme allí del ave y quedar fuera de su alcance en caso de que descubriese la treta y decidiese perseguirme.
Por el camino me topé con lo que parecía ser una cueva, o quizá una madriguera, ya que la entrada parecía pequeña, pero decidí ignorarla y seguir caminando.
A los pocos metros llegué al lugar donde terminaba la vegetación y observé desde allí.
Frente a mí se alzaba una colina yerma y cubierta de piedras sobre la que, quizá, podría tener una mejor visión de mis alrededores. Sin embargo, la zona estaba siendo sobrevolada por un pájaro.
“¿Una gaviota? Mmm… Un poco grande para ser una gaviota.”, reflexioné al tiempo que daba un paso hacia atrás con la intención de seguir oculta entre los árboles. Aquella criatura era un pájaro bastante grande. Quizá más grande que un buitre.
Planeaba sobre la colina por algún motivo. Quizá estaba intentando cazar algo. Quizá esperaba pacientemente a que algún idiota saliese del bosque para llevárselo a su nido y dárselo de comer a sus crías. O quizá estaba esperando el momento oportuno para aterrizar.
Aquello suponía un inconveniente. Quería ir a lo alto de esa colina para poder ver lo que había a mi alrededor, y apreciar los cambios geográficos que se habían producido en la zona. Quería saber dónde estaba, si había más personas allí, hacia dónde debía dirigirme. Y ese pajarraco estaba en mi camino. Esbocé un mohín de enfado al tiempo que fulminaba al ave con la mirada.
Ya se me había metido entre ceja y ceja ir a lo alto de aquella colina. Así que no había remedio. Observé sus movimientos unos segundos, pensando un plan.
Ese tipo de criaturas solía tener la vista excepcionalmente desarrollada para poder avistar a sus presas desde lo alto sin problemas. Cabía la posibilidad de que también tuviese buen oído. Así que, por si las moscas, activé el anpo.
Centrándome en pisar sin hacer ruido, procuré controlar el sonido de mi respiración para que sonase lo más suave posible y se perdiese entre los sonidos de aquel islote. Había pasado un año entero entrenando en la jungla de una isla deshabitada, así que caminar sin hacer ruido se había convertido casi en una manía. Procuré borrar mi presencia lo máximo posible. Hacer el menor ruido con mis movimientos, controlar el sonido de mi corazón, respirar suavemente y ocultarme entre la maleza para fusionarme con el entorno. Seguidamente, a sabiendas de que no hacer ruido no sería suficiente, me concentré en la siguiente parte de la técnica. Comencé a caminar en círculos, todavía en el interior del bosque, siguiendo un ritmo concreto para crear imágenes residuales. Una vez aparecieron, aceleré el tempo.
- Ámbito:
Nivel 23:
Anpo (暗歩= Paso sombrío):
Habilidad que le permite a Haru caminar sin emitir sonido alguno. (Parte pasiva del ámbito).
Shikyoku ((肢曲= Eco rítmico):
El eco rítmico es una técnica basada en el Anpo. En movimiento, Haruka es capaz de crear imágenes residuales de sí misma a través del uso de un ritmo concreto de pasos. Es decir, es capaz de hacer aparecer una especie de “ecos” o “fantasmas” de sí misma, lo que dificulta saber cuál es la original, o dónde está.
Nivel 30: Sombra (Agilidad y discreción).
Kage Bunshin (影分身= Clones sombríos):
Esta habilidad es una expansión del eco rítmico. Haruka no sólo es capaz de caminar a tal velocidad y tal ritmo que crea ecos de sí misma, sino que es capaz de hacer que se muevan en distintas direcciones para confundir al enemigo. A menos que los ataques directamente o uses haki de observación, es difícil averiguar cuál es el original.
Algo así.
A continuación, con cuatro clones sombríos creados, me lancé con toda la rapidez que me permitían mis piernas hacia lo alto de la colina, acompañada de mis sombras.
Hice que se moviesen en distintas direcciones y se mantuviesen separados entre sí y de mí unos metros, para darme mayor libertad de movimiento.
Una vez alcanzamos la cima de la colina, eché un rápido vistazo a mi alrededor grabando el paisaje en mi memoria. Varias zonas de tierra se habían elevado en aquel lugar, yo sólo me encontraba en una de ellas.
Sin pararme demasiado, y si el pájaro caía en la trampa y atacaba a uno de mis clones en lugar de a mí, me dirigiría a toda prisa de vuelta al interior del bosque y en dirección a la cueva que había avistado previamente, para esconderme allí del ave y quedar fuera de su alcance en caso de que descubriese la treta y decidiese perseguirme.
- Pasivos:
Nivel 20: Fuerza x10, resistencia x5, velocidad x3. Vista x2 -respecto a un humano promedio- (se aplica porque Kuraokami crea tormentas y ventiscas, y puede ver perfectamente dentro de ellas, lo que le concede un plus a vista en general que se extiende a visión nocturna y climatología extrema –ventiscas, tormentas de arena, tempestades-), olfato y oído x3 -respecto a un humano promedio-.
Osuka Sumisu
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
De un salto, el demonio plateado descendió del barco y cayó sobre la blanquecina arena de la playa, aun estaba bastante patidifuso debido a que una isla entera se le había aparecido delante de sus narices. Podría ser que la marea fuese la responsable de que la isla se sumergiese, lo cual era la opción más posible. Eso o que la isla entera era una tortuga gigante según pensaba también el pelopincho, aunque era improbable, pero no imposible. Se habían dado casos antes, pero no de tal tamaño.
Esmejit comentaba que se iba a dirigir a explorar un poco la vegetación que tenían delante, lo cual no le parecía mal y aunque separados hubiera sido más rápido, no había que fiarse por si acaso. Por otra parte Ai, parecía preocupada por si la isla volvió a sumergirse.- Si la isla funciona por asunto de subidas y bajadas de mareas… Deberia volver a sumergirse en seis horas… Aunque no soy un experto y no puedo confirmar si todo esto se hundirá en menos o más tiempo…- el demonio plateado quería darle alguna sensación de seguridad a Ai, pero como había sonado, podía ser que la hubiese preocupado más.
Decidió seguir al demonio rojo entre la maleza que se componía de árboles que estaban adaptados a los entornos acuáticos y también corales. No era tan inusual, después de todo esta isla seguramente pasaba bastante tiempo bajo el agua, aunque sí que era de un tamaño aceptable por no decir bastante grandes. Aquellos arbustos marinos rojos les llegaban por las rodillas. De repente un olor a dulce inusual, comparado con todo el salado que le envolvía pasaba por las fosas nasales del revolucionario.”¿Porque huele a dulce aquí?¿Habrá algún lugar con comida o algo parecido?” pensaba el pelinaranja, aunque intento no darle mucha importancia. Por lo que simplemente se dirigió al tirador para comentarle una cosa.
- Oye Esmejit ¿Y si vamos a alguna zona elevada? Ahí podríamos reconocer gran parte del terreno de la isla e localizar un posible lugar donde está el objetivo...
Esmejit comentaba que se iba a dirigir a explorar un poco la vegetación que tenían delante, lo cual no le parecía mal y aunque separados hubiera sido más rápido, no había que fiarse por si acaso. Por otra parte Ai, parecía preocupada por si la isla volvió a sumergirse.- Si la isla funciona por asunto de subidas y bajadas de mareas… Deberia volver a sumergirse en seis horas… Aunque no soy un experto y no puedo confirmar si todo esto se hundirá en menos o más tiempo…- el demonio plateado quería darle alguna sensación de seguridad a Ai, pero como había sonado, podía ser que la hubiese preocupado más.
Decidió seguir al demonio rojo entre la maleza que se componía de árboles que estaban adaptados a los entornos acuáticos y también corales. No era tan inusual, después de todo esta isla seguramente pasaba bastante tiempo bajo el agua, aunque sí que era de un tamaño aceptable por no decir bastante grandes. Aquellos arbustos marinos rojos les llegaban por las rodillas. De repente un olor a dulce inusual, comparado con todo el salado que le envolvía pasaba por las fosas nasales del revolucionario.”¿Porque huele a dulce aquí?¿Habrá algún lugar con comida o algo parecido?” pensaba el pelinaranja, aunque intento no darle mucha importancia. Por lo que simplemente se dirigió al tirador para comentarle una cosa.
- Oye Esmejit ¿Y si vamos a alguna zona elevada? Ahí podríamos reconocer gran parte del terreno de la isla e localizar un posible lugar donde está el objetivo...
Jack Gargaroth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Una vez arriba, Howard, el nórdico, parecía algo cansado y es normal, estaba herido... Jack sacó su navaja de sierra y se la tendió mirándole a los ojos -Está claro que no puedes seguir con nosotros, pero no pienso dejarte desprotegido, ten, espero que te sirva de algo... Volveré a por ti amigo -Concluyó una vez que el nórdico agarró la navaja y asintió.
Una figura... No sabía quien era y tampoco confiaba demasiado en que fuera amigable pero aquella cueva le llamaba la atención así que tras hacerle una seña a su compañero comenzó a caminar a paso ligero hacia la formación rocosa que se hallaba frente a ellos, lleno de curiosidad por saber que demonios se iba a encontrar allí, y si había algo, mejor quedárselo él que aquel desconocido, no? Por lógica aplastante le iba a venir mejor a sus bolsillos que repartir entre tres.
-Quien va? -Vociferó Jack con intención de que el extraño se diera por aludido y les diera una respuesta. Esperaba no tener que enfrentarse a nadie, era muy pronto para malgastar energías y además eso no le iba a llevar a ninguna parte. Si no era alguien agradable mejor sería irse por su cuenta, no podía permitirse empezar herido una aventura de tal envergadura y mucho menos con la cantidad de gente peligrosa que iba a encontrarse a lo largo de su estancia en tan extraña isla. Apretó sus puños mientras se acercaba, nervioso y temeroso de tener que defenderse, bajo ningun concepto iba a perder el tiempo con nadie tan pronto y mucho menos iba a dejar de entrar en esa cueva solo porque hubiera alguien en ella... Que pasará?
Una figura... No sabía quien era y tampoco confiaba demasiado en que fuera amigable pero aquella cueva le llamaba la atención así que tras hacerle una seña a su compañero comenzó a caminar a paso ligero hacia la formación rocosa que se hallaba frente a ellos, lleno de curiosidad por saber que demonios se iba a encontrar allí, y si había algo, mejor quedárselo él que aquel desconocido, no? Por lógica aplastante le iba a venir mejor a sus bolsillos que repartir entre tres.
-Quien va? -Vociferó Jack con intención de que el extraño se diera por aludido y les diera una respuesta. Esperaba no tener que enfrentarse a nadie, era muy pronto para malgastar energías y además eso no le iba a llevar a ninguna parte. Si no era alguien agradable mejor sería irse por su cuenta, no podía permitirse empezar herido una aventura de tal envergadura y mucho menos con la cantidad de gente peligrosa que iba a encontrarse a lo largo de su estancia en tan extraña isla. Apretó sus puños mientras se acercaba, nervioso y temeroso de tener que defenderse, bajo ningun concepto iba a perder el tiempo con nadie tan pronto y mucho menos iba a dejar de entrar en esa cueva solo porque hubiera alguien en ella... Que pasará?
Esmejit R. Airnal
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Airi sonrió a los recién llegados, saludando con una sonrisa al hombre misterioso y ofreciéndole la mano a modo de saludo. Se incorporó de su improvisado sillón y se estiró, mientras se enganchaba las pistolas a las muñecas, haciéndolas desaparecer a continuación.
- Bueno, Ai, no sé si soy el más adecuado para ser un líder de escuadrón, pero daré lo mejor de mí. -dijo, algo cohibido, mientras se llevaba la mano a la cabeza. Tras eso observó el lugar con detenimiento. En medio de esa maleza podría haber todo tipo trampas, animales salvajes o a saber qué. Había que estar preparado. Ante la propuesta de Osuka, el mago sonrió y dijo-. ¿Te ves capaz de crear un pilar lo bastante alto? Porque el único lugar más o menos elevado parece estar bastante le... -de pronto el chico se detuvo-. ¿Oléis eso? -un olor dulzón, como si de un tipo de polen se tratase, acababa de llegar a su nariz.
El joven taumaturgo cerró los ojos, dejando que su olfato le guiase. Sí, sin duda allí cerca había algo que producía aquella extraña fragancia. Tal vez aquellas flores tuvieran algo que ver. Con cuidado se acercó a una de ellas e inhaló cerca de ella.
- B-bueno, creo que lo mejor será buscar algún refugio donde pueda estar escondido el tesoro o, como ha dicho Osuka, un lugar elevado. Creo que lo mejor es moverse hacia allá. -dijo, señalando al este-. Allí hay colinas, y tendremos una mejor vista de la isla y... -el chico se quedó pálido de pronto-. ¿¡Qué mierda...!? -acababa de ver dos dragones sobrevolando la isla más grande. Sus ojos no le habían engañado. Con un gesto confuso y algo temeroso, miró a sus compañeros-. Bueno, ya me he enfrentado a un dragón una vez... estaremos bien. -dijo, casi para convencerse a sí mismo más que a ellos.
- Bueno, Ai, no sé si soy el más adecuado para ser un líder de escuadrón, pero daré lo mejor de mí. -dijo, algo cohibido, mientras se llevaba la mano a la cabeza. Tras eso observó el lugar con detenimiento. En medio de esa maleza podría haber todo tipo trampas, animales salvajes o a saber qué. Había que estar preparado. Ante la propuesta de Osuka, el mago sonrió y dijo-. ¿Te ves capaz de crear un pilar lo bastante alto? Porque el único lugar más o menos elevado parece estar bastante le... -de pronto el chico se detuvo-. ¿Oléis eso? -un olor dulzón, como si de un tipo de polen se tratase, acababa de llegar a su nariz.
El joven taumaturgo cerró los ojos, dejando que su olfato le guiase. Sí, sin duda allí cerca había algo que producía aquella extraña fragancia. Tal vez aquellas flores tuvieran algo que ver. Con cuidado se acercó a una de ellas e inhaló cerca de ella.
- B-bueno, creo que lo mejor será buscar algún refugio donde pueda estar escondido el tesoro o, como ha dicho Osuka, un lugar elevado. Creo que lo mejor es moverse hacia allá. -dijo, señalando al este-. Allí hay colinas, y tendremos una mejor vista de la isla y... -el chico se quedó pálido de pronto-. ¿¡Qué mierda...!? -acababa de ver dos dragones sobrevolando la isla más grande. Sus ojos no le habían engañado. Con un gesto confuso y algo temeroso, miró a sus compañeros-. Bueno, ya me he enfrentado a un dragón una vez... estaremos bien. -dijo, casi para convencerse a sí mismo más que a ellos.
Hache
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Bien, bien, amigo. Vamos a hablar de negoc... -la charla de Hache fue interrumpida inesperadamente cuando el bote se detuvo con brusquedad. Un sonido de succión, acompañado de una breve sacudida marcó el comienzo de lo que podía haber sido catalogado como una escena de una película erótica de bajo presupuesto y mal gusto. Un enorme tentáculo brotó del mar, agarrando el bote y haciendo que Hache soltara un chillido muy poco masculino.
"¿Qué haces, idiota?" la voz de Kalfu resonó en su cabeza, mientras el tentáculo se movía de forma sinuosa y amenazadora.
"Kalfu, joder, es un maldito tentáculo" respondió el moreno, con pánico.
"Para eso tienes mi baraja, ¿recuerdas?"
- Ooooh... -una sonrisa torcida apareció en el rostro del embaucador, que rebuscó rápidamente en su bolsillo y extrajo la baraja de tarot, buscando rápidamente una carta y mostrándosela al tentáculo. El cinco de oros brilló momentáneamente, y cuatro doradas monedas aparecieron flotando alrededor de la cabeza de Hache, que las disparó al tentáculo, con la misma potencia con que un tirachinas lo haría. Si aquello no funcionaba, el hombre tragaría saliva y rebuscaría en la baraja, sacando uno de los arcanos mayores y rezando en silencio por que aquello funcionase. Y si no fucionaba... bueno, esperaba que el kraken surgido de las profundidades abisales apreciase más la carne de aquel retaco que la de su delgado cuerpo. Lo que estaba claro era que nadar no era una opción. No desde que había consumido aquella fruta maldita, al menos.
"¿Qué haces, idiota?" la voz de Kalfu resonó en su cabeza, mientras el tentáculo se movía de forma sinuosa y amenazadora.
"Kalfu, joder, es un maldito tentáculo" respondió el moreno, con pánico.
"Para eso tienes mi baraja, ¿recuerdas?"
- Ooooh... -una sonrisa torcida apareció en el rostro del embaucador, que rebuscó rápidamente en su bolsillo y extrajo la baraja de tarot, buscando rápidamente una carta y mostrándosela al tentáculo. El cinco de oros brilló momentáneamente, y cuatro doradas monedas aparecieron flotando alrededor de la cabeza de Hache, que las disparó al tentáculo, con la misma potencia con que un tirachinas lo haría. Si aquello no funcionaba, el hombre tragaría saliva y rebuscaría en la baraja, sacando uno de los arcanos mayores y rezando en silencio por que aquello funcionase. Y si no fucionaba... bueno, esperaba que el kraken surgido de las profundidades abisales apreciase más la carne de aquel retaco que la de su delgado cuerpo. Lo que estaba claro era que nadar no era una opción. No desde que había consumido aquella fruta maldita, al menos.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.