Énra Kelter
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Akuma no mi
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Menuda situación más extraña, un tipo con túnica había aparecido delante nuestro diciendo algo sobre su cosecha, a la vez las plantas cercanas emitían como lamentos al oírlo hablar. No sabía si esto era culpa de Fenrir, pero me daba igual, al fin y al cabo, ahora teníamos algo de diversión. Me preparé mentalmente para lo que se podía avecinar, pensando en la mejor estrategia de acción. La emperatriz y el otro asesino eran muy capaces, los otros dos miembros puede que tuvieran algún problema más en esta circunstancia, por lo que debería apoyarlos, de ser necesario.
Entonces nuestro compañero respondió al requerimiento de pagar del aparecido, haciendo casi seguro el enfrentamiento, lo que hizo que unido al calor que estaba empezando a hacer en lugar me decantara por bolitas de mercurio, creadas por encima de mi cabeza, evitando así que los vapores afectaran a mis compañeros, y que cuando fuera necesario lanzaría al rival, o a las plantas. Luego sacaría la daga, o las agujas, pero eso ya dependiendo de la situación.
Entonces nuestro compañero respondió al requerimiento de pagar del aparecido, haciendo casi seguro el enfrentamiento, lo que hizo que unido al calor que estaba empezando a hacer en lugar me decantara por bolitas de mercurio, creadas por encima de mi cabeza, evitando así que los vapores afectaran a mis compañeros, y que cuando fuera necesario lanzaría al rival, o a las plantas. Luego sacaría la daga, o las agujas, pero eso ya dependiendo de la situación.
Joseph Leto
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El vago y descuidado capitán de mi flota resultó que estaba completamente ausente de la misión, dedicándose a comer hamburguesas sin preocuparse por nada más. Para empeorar la situación solo me acompañaban un grupo de reclutas y un marine de rango superior que no conocía y que al parecer no sabía de mis pequeñas peculiaridades. Por suerte ya no tenía una personalidad belicosa dominando, sino más bien una cínica. El barco finalmente se detuvo y sin esperar a nadie me bajé del barco de un salto. Ya en la isla vi a un hombre de pie dirigiendo a los reclutas, por lo que deduje que sería uno de los marines de mayor rango del lugar. Me dirigí a su posición con total naturalidad y esperé a que diera las órdenes.
No tuve que esperar mucho a que el sujeto diera las indicaciones que creía convenientes, pero también preguntó si alguien tenía una idea mejor. Como en mi caso no tenía ninguna idea en general me limité a observar el ambiente y al ver que tenía cierta similitud con las cebras creí que también compartiría su afición por el azúcar así que rebusqué en mis bolsillos y dije -Lo siento Vice-Almirante, no sabía que vendría usted. De saberlo le hubiese traído algunos azucarillos.- Sin más me reí de mi propio chiste malo al saber que nadie más lo haría.
No tuve que esperar mucho a que el sujeto diera las indicaciones que creía convenientes, pero también preguntó si alguien tenía una idea mejor. Como en mi caso no tenía ninguna idea en general me limité a observar el ambiente y al ver que tenía cierta similitud con las cebras creí que también compartiría su afición por el azúcar así que rebusqué en mis bolsillos y dije -Lo siento Vice-Almirante, no sabía que vendría usted. De saberlo le hubiese traído algunos azucarillos.- Sin más me reí de mi propio chiste malo al saber que nadie más lo haría.
Gusi
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Observaba como poco a poco nos íbamos acercándonos despreocupadamente hasta la costa. ¿Era posible que Kimura no diera ninguna orden de parar? Si seguíamos así acabaríamos encallados en la costa sin posibilidades de sacar el barco a altar mar de nuevo, a no ser claro está que la isla se hundiera de nuevo bajo el mar, tal y como había hecho para aparecer. Decidí ordenar a unos cuantos reclutas que había por el barco para que recogieran las velas y detuvieran su avanzada hasta la costa, pues la seguridad de mis compañeros era más importante que una estúpida persecución.
Cuando los reclutas habían acondicionado el barco para que dejara de avanzar, corte la cuerda que amarraba el ancla y deje que esta cayera al agua para evitar la avanzada hasta la playa. El barco acabó parando por completo, sin la posibilidad de que la corriente se lo llevara. Con la mirara ordene a unos cuantos de reclutas que me acompañara.
-Ya que los pasajeros de aquel navío siguen sin dar señales, he decidido avanzar hasta allí con un par de botes e investigar un poco el asunto. Dividiremos el pelotón en dos barcos, con unos cinco miembros cada uno. Una de las barcas irá a la costa y la otra, en la que iré yo, se adentrara en la embarcación en busca de respuestas sobre los miembros que queden dentro de esta.- nada más decir eso todos los reclutas se pusieron manos a la obra y bajaron los botes hasta el agua. Espere unos segundos antes de subirme a un bote, pues esperaba que alguno de los Crisom me acompañara, pero en el fondo confiaba de mis facultades si ninguno de estos se disponía a acompañarme.
Nada más bajar al bote, los reclutas soltaron las cuerdas y se pusieron a remar como locos hacía mis indicaciones. La marea parecía calmada y a pesar de la tensión del ambiente me encontraba bastante relajado y confiado. Al cabo de unos minutos llegamos al lado del barco sin identificar, cogí una cuerda que había en el bote y levite todo lo que mi poder me permitía hasta conseguir (medio escalando) llegar a la cubierta del otro barco. Una vez arriba, comprobando que no hubiera nadie peligroso abordo, até la cuerda en la barandilla del barco y los reclutas fueron escalando hasta llegar a la cubierta conmigo.
-Bien, quiero que registréis todo el barco. Si veis a alguien, pedirle que se identifique, y si lo veis hostil no dudéis en dispararlo. No quiero bajas innecesarias, ni acciones heroicas y estúpidas.- lancé una mirada furtiva a los allí presentes. Saque mi escopeta de tres cañones de la parte de atrás del pantalón y con sigilo fui avanzando por la cubierta observando todo a mi alrededor, no quería que nadie me pillara de sorpresa y menos en un barco desconocido. Algunos marines me acompañaron por detrás mientras que un par se adentraron en un camarote cercano. Esperaba que todo saliera bien y que por fin todo se resolviera, sobre todo la identidad de los viajeros de aquel navío. Estaba seguro que eso calmaría los nervios de mi capitán, Kimura, y si algo malo ocurriera podría cubrirme a distancia con su arco.
Cuando los reclutas habían acondicionado el barco para que dejara de avanzar, corte la cuerda que amarraba el ancla y deje que esta cayera al agua para evitar la avanzada hasta la playa. El barco acabó parando por completo, sin la posibilidad de que la corriente se lo llevara. Con la mirara ordene a unos cuantos de reclutas que me acompañara.
-Ya que los pasajeros de aquel navío siguen sin dar señales, he decidido avanzar hasta allí con un par de botes e investigar un poco el asunto. Dividiremos el pelotón en dos barcos, con unos cinco miembros cada uno. Una de las barcas irá a la costa y la otra, en la que iré yo, se adentrara en la embarcación en busca de respuestas sobre los miembros que queden dentro de esta.- nada más decir eso todos los reclutas se pusieron manos a la obra y bajaron los botes hasta el agua. Espere unos segundos antes de subirme a un bote, pues esperaba que alguno de los Crisom me acompañara, pero en el fondo confiaba de mis facultades si ninguno de estos se disponía a acompañarme.
Nada más bajar al bote, los reclutas soltaron las cuerdas y se pusieron a remar como locos hacía mis indicaciones. La marea parecía calmada y a pesar de la tensión del ambiente me encontraba bastante relajado y confiado. Al cabo de unos minutos llegamos al lado del barco sin identificar, cogí una cuerda que había en el bote y levite todo lo que mi poder me permitía hasta conseguir (medio escalando) llegar a la cubierta del otro barco. Una vez arriba, comprobando que no hubiera nadie peligroso abordo, até la cuerda en la barandilla del barco y los reclutas fueron escalando hasta llegar a la cubierta conmigo.
-Bien, quiero que registréis todo el barco. Si veis a alguien, pedirle que se identifique, y si lo veis hostil no dudéis en dispararlo. No quiero bajas innecesarias, ni acciones heroicas y estúpidas.- lancé una mirada furtiva a los allí presentes. Saque mi escopeta de tres cañones de la parte de atrás del pantalón y con sigilo fui avanzando por la cubierta observando todo a mi alrededor, no quería que nadie me pillara de sorpresa y menos en un barco desconocido. Algunos marines me acompañaron por detrás mientras que un par se adentraron en un camarote cercano. Esperaba que todo saliera bien y que por fin todo se resolviera, sobre todo la identidad de los viajeros de aquel navío. Estaba seguro que eso calmaría los nervios de mi capitán, Kimura, y si algo malo ocurriera podría cubrirme a distancia con su arco.
Abel T. Nightroad
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Al llegar a la playa todos los marines se reunieron junto a los cargos más altos, uno de ellos un gyojin, un vice-almirante por lo que se veía en su indumentaria, pero el joven Abel no le importaba, la cosa es que allí tenían que organizar a todos los marines, sin tener que pensar se dirigió a un lado y se sentó tras formar una sillita con sus espadas. |~Me aburro como un pez sin donde nadar, ¿podemos hacer algo productivo?~| Preguntó en alto, sin importarle las posibles represalias, se encontraba aburrido y el chiste de los azucarillos le había hecho gracia.
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La pelirroja comenzó a subir aquella escalera de caracol con una expresión fría en su rostro. Estaba un poco harta de aquellos payasos que había dejado atrás, entre los que se encontraba su chico. El rubio le había dado la impresión de ser un tonto, y el chico de ojos blancos un mendrugo. Pudo haberlo matado, y no tuvo el placer de hacerlo debido al testigo que iba con Ushio. Lo que si notó fue un escalofrío un poco incómodo en él. Ahora subía al piso superior con ambas manos en los bolsillos, y preparada para lo que pudiese pasar allí arriba. Si iba a tener que luchar lo haría. No temía a nada ni a nadie, y mucho menos a fantasmas o espectros. Nunca había peleado con ellos, pero si debía hacerlo lo haría sin problema alguno. Así era aquella espadachín, sádica y directa en sus cosas.
En cuanto llegó a la sala superior, lo primero que vio fue un cofre en una mesa de madera. Su instinto aventurero le hizo intentar abrirlo, pero al parecer estaba cerrado. La idea de cortarlo en dos la reconcomía por dentro, lo malo era que de esa forma podía cargarse el contenido. Entonces se dio cuenta de que había una especie de palanca un poco oxidada. Según había leído en muchos libros, esas cosas daban a sitios ocultos, y por ello decidió acercarse a ella. Miró hacia arriba por si había una lámpara con púas o algo raro. En cuanto se asegurase, la bajaría con toda la calma del mundo, y además daría un pequeño salto hacia atrás. Había que asegurarse de que no había peligro.
- Esto solo es un juego de niños.
Mencionó en un tono algo sobrado, para después desenvainar su katana con un sonido metálico que horrorizaría a cualquier persona. Sus intenciones eran las de cortar el cofre, pero primero iba a ver lo que pasaba. Era gracioso que hubiese cambiado de opinión tan rápido, pero era lo que tenía ser una sádica aburrida.
En cuanto llegó a la sala superior, lo primero que vio fue un cofre en una mesa de madera. Su instinto aventurero le hizo intentar abrirlo, pero al parecer estaba cerrado. La idea de cortarlo en dos la reconcomía por dentro, lo malo era que de esa forma podía cargarse el contenido. Entonces se dio cuenta de que había una especie de palanca un poco oxidada. Según había leído en muchos libros, esas cosas daban a sitios ocultos, y por ello decidió acercarse a ella. Miró hacia arriba por si había una lámpara con púas o algo raro. En cuanto se asegurase, la bajaría con toda la calma del mundo, y además daría un pequeño salto hacia atrás. Había que asegurarse de que no había peligro.
- Esto solo es un juego de niños.
Mencionó en un tono algo sobrado, para después desenvainar su katana con un sonido metálico que horrorizaría a cualquier persona. Sus intenciones eran las de cortar el cofre, pero primero iba a ver lo que pasaba. Era gracioso que hubiese cambiado de opinión tan rápido, pero era lo que tenía ser una sádica aburrida.
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Por fin tanto el cazador como la cazadora llegaron a aquel faro. El rubio hizo sus alas desaparecer y su forma volvió a ser la que era anteriormente. Sus gafas de Sol continuaban en sus ojos, y eso hizo que mostrase una sonrisa un poco socarrona. Se llevó la mano derecha a la oreja y comenzó a rascarse un poco. El suelo estaba lleno de cristales rotos, y debía admitir que aquello le pilló un poco desprevenido. El cristalero había pasado por aquel sitio, o alguien había estado haciendo el suicida en la parte de arriba. Era el momento de comprobarlo, y por ello se estiró un poco. Estaba seguro de que dentro les esperarían peligros y cosas parecidas. De repente su haki de observación le indicó que dentro había unas cuantas presencias a tener en cuenta, y por ello miró a su compañera.
- Ten mucho cuidado ahí dentro. Si la situación es violenta, arreglaremos esto al más puro estilo justiciero.
El rubio se refería a tiros con los malos. Era la mejor forma de poder hacer las cosas bien. En ese momento entró dentro, y pudo ver a dos personas. Un chico moreno que parecía ser un espadachín por el arma que portaba consigo, y el otro era… No podía ser, su amigo Taiga. La sonrisa del pistolero se amplió muchísimo, y lo siguiente que hizo fue dar fuertes pasos hacia ellos, para de esa forma llamar la atención del dúo.
- No me esperaba verte por aquí, viejo zorro.
Dijo en un tono amable para después estirar su mano hacia el lobo. Una vez se la estrechara, intentaría dársela al moreno. De primera vista no le pareció un mal tipo. Luego le miraría el alma para asegurarse, pero de momento no lo vio necesario. Si estaba con su compañero, significaba que no podía ser mala persona.
- Mi nombre es Kasai Kuro, Yonkaikyo del gobierno mundial. Es un placer conocerte, chico de las espadas.
A continuación, el Arcángel de la justicia le hizo un gesto a su compañera pelirroja para que se acercase sin problemas. Ella ya debía suponer que no eran enemigos.
- Ten mucho cuidado ahí dentro. Si la situación es violenta, arreglaremos esto al más puro estilo justiciero.
El rubio se refería a tiros con los malos. Era la mejor forma de poder hacer las cosas bien. En ese momento entró dentro, y pudo ver a dos personas. Un chico moreno que parecía ser un espadachín por el arma que portaba consigo, y el otro era… No podía ser, su amigo Taiga. La sonrisa del pistolero se amplió muchísimo, y lo siguiente que hizo fue dar fuertes pasos hacia ellos, para de esa forma llamar la atención del dúo.
- No me esperaba verte por aquí, viejo zorro.
Dijo en un tono amable para después estirar su mano hacia el lobo. Una vez se la estrechara, intentaría dársela al moreno. De primera vista no le pareció un mal tipo. Luego le miraría el alma para asegurarse, pero de momento no lo vio necesario. Si estaba con su compañero, significaba que no podía ser mala persona.
- Mi nombre es Kasai Kuro, Yonkaikyo del gobierno mundial. Es un placer conocerte, chico de las espadas.
A continuación, el Arcángel de la justicia le hizo un gesto a su compañera pelirroja para que se acercase sin problemas. Ella ya debía suponer que no eran enemigos.
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El chico soltó una pequeña carcajada al escuchar el comentario de la pelirroja, después se quedó mirando al moreno. La verdad es que no se esperaba que aquella chica le dijese aquella grosería sin conocerlo. Supuso que la pobre tendría un mal día, o su pareja no sabía darle amor. Sus pensamientos terminaron sobre ella cuando se puso a subir escaleras, y vio al hombre de los ojos parecidos a Hinori bajar una trampilla. Al parecer el camino se separaba y no sabía bien qué hacer. Subir parecía buena opción, pero no quería molestar a la mujer de las malas pulgas, por lo que estuvo a punto de dar un paso hacia el otro sitio. Notó un olor que no le dejó hacerlo.
- Este olor es…
No pudo terminar la frase, pues escuchó unas palabras que le hicieron sonreír de forma amable. El aura concordó entonces con aquella persona. Se trataba de su amigo, Kasai. Cuando intentó darle la mano, se la estrechó sin dudarlo, y después mostró una expresión tranquila. Ahora que se habían reunido un buen equipo, algo le decía que todo iba a ir bien. No tardó en darse cuenta de que había una joven pelirroja con él, y tan solo rezó para que esa no fuese igual de gruñona que la anterior. Las pelirrojas estaban muy locas, y solo les faltaba ir quitando las etiquetas de los colchones. Era una forma de verlas por el momento. Lo siguiente que hizo el agente del gobierno fue saludar a la joven que iba con su amigo, Kuro.
- Buenos días, señorita. Mi nombre es Taiga, un placer.
Una vez que dijo aquello, pudo ver cómo sus dos amigos se hablaban, o al menos cómo el viejo loco de las alas blancas saludaba a Ushio. Él por su parte intentó estrechar la mano de la chica que iba con el cazador. Una vez lo hiciera, o no, lo siguiente que haría sería hacerles a los demás un gesto para que le siguieran.
- Sigamos al hombre de los ojos perla, él nos guiará hacia la bendición.
Nada más bajar las escaleras de la trampilla, pudo verlo gracias a que tenía una luz en la mano. Su mechero al parecer.
- Este olor es…
No pudo terminar la frase, pues escuchó unas palabras que le hicieron sonreír de forma amable. El aura concordó entonces con aquella persona. Se trataba de su amigo, Kasai. Cuando intentó darle la mano, se la estrechó sin dudarlo, y después mostró una expresión tranquila. Ahora que se habían reunido un buen equipo, algo le decía que todo iba a ir bien. No tardó en darse cuenta de que había una joven pelirroja con él, y tan solo rezó para que esa no fuese igual de gruñona que la anterior. Las pelirrojas estaban muy locas, y solo les faltaba ir quitando las etiquetas de los colchones. Era una forma de verlas por el momento. Lo siguiente que hizo el agente del gobierno fue saludar a la joven que iba con su amigo, Kuro.
- Buenos días, señorita. Mi nombre es Taiga, un placer.
Una vez que dijo aquello, pudo ver cómo sus dos amigos se hablaban, o al menos cómo el viejo loco de las alas blancas saludaba a Ushio. Él por su parte intentó estrechar la mano de la chica que iba con el cazador. Una vez lo hiciera, o no, lo siguiente que haría sería hacerles a los demás un gesto para que le siguieran.
- Sigamos al hombre de los ojos perla, él nos guiará hacia la bendición.
Nada más bajar las escaleras de la trampilla, pudo verlo gracias a que tenía una luz en la mano. Su mechero al parecer.
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La peliazul estaba flipando literalmente. No se esperaba ver una preciosa cabeza de jabalí allí colgada de aquella forma. El pobre animal había tenido que sufrir lo suyo, y aquello no le hacía ni la más mínima gracia. Se cruzó de brazos un poco molesta, y después de unos momentos se fijó en que ahora, algo había construido un nido en la chimenea. Al menos eso parecía, y tenía toda la pinta de ser de un mapache o una ardilla. No sabía bien cómo hacer para que lo que estuviese allí saliese, pero no pensaba meterse. La idea de que fuese un pulpo enorme que la violase la excitaba un poco, pero la idea de que fuese una araña horrible que la matase a aguijonazos ya no le parecía tan buena.
Ni ella misma sabía cómo diablos pensaba en aquellas cosas, pero por algo era una chica liberal. Si fuese una araña como las de los comics, sensuales y eróticas, sería la primera en entrar, pero no se fiaba. Entonces escuchó un sonido raro, y lo primero que hizo fue asomarse a la entrada. Su sorpresa fue enorme cuando se vio volando a aquella altura. No se lo pensó, y se amarró a un mueble con todas sus fuerzas. Temblaba un poco, y sin pensarlo empezó a gritar debido a la situación.
- ¡Qué alguien me ayude!
Dijo con fuerza, esperando que alguien pudiese sacarla de allí arriba. Si se caía podía sufrir un poco, y lo mejor era pensar que eso no iba a pasarle.
Ni ella misma sabía cómo diablos pensaba en aquellas cosas, pero por algo era una chica liberal. Si fuese una araña como las de los comics, sensuales y eróticas, sería la primera en entrar, pero no se fiaba. Entonces escuchó un sonido raro, y lo primero que hizo fue asomarse a la entrada. Su sorpresa fue enorme cuando se vio volando a aquella altura. No se lo pensó, y se amarró a un mueble con todas sus fuerzas. Temblaba un poco, y sin pensarlo empezó a gritar debido a la situación.
- ¡Qué alguien me ayude!
Dijo con fuerza, esperando que alguien pudiese sacarla de allí arriba. Si se caía podía sufrir un poco, y lo mejor era pensar que eso no iba a pasarle.
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No había remedio con Milena… Al parecer, le habían estropeado algo y el chico con los ojos blancos se fue de primero por la trampilla. Soltó un leve suspiro mientras la veía subir las escaleras, miró a Taiga y sonrió con calma. Las cosas estaban saliendo, de alguna extraña forma, bien. ”Ella puede cuidarse sola, no me preocuparé” – la idea de seguir esta aventura con ella le parecía de lo más emocionante, pero había empezado esto con Taiga y no lo iba a dejar solo. Su Haki le alertó de una poderosa presencia que venía en camino, por instinto llevó su mano a una de sus espadas y esperó lo peor. Aquel tipo no tardó en llegar, se presentó como uno de los Yonkaikyo, uno de los tantos perros que tenía el Gobierno Mundial bajo sus órdenes. Kasai Kuro, era su nombre y, al parecer, era un amigo de Taiga.
– Soy Ushio, un gusto – dijo bastante relajado, si era amigo de su mejor amigo, entonces no había problemas. Miró a la chica pelirroja y la saludó con la mano. – Taiga, espérame un minuto. Voy y vuelvo. – Le dijo con una sonrisa mientras notaba que él ya se disponía a bajar por la trampilla. Ushio no tardó en subir por la escalera y llegar donde estaba Milena.
– Ya nos vamos, ¿no quieres venir con nosotros? – le preguntó mientras notaba que jalaba de una extraña palanca oxidada. – Bajaremos por la trampilla que está abajo… ¿Quieres venir, Mile? – era bastante probable que se negara a su invitación y convencerla iba a ser más que imposible. – Si no hay nada interesante, síguenos. Tienes mi Vivre Card para eso. Cuídate mucho, te quiero. – Le dijo algo ruborizado.
Bajó por las escaleras. – Bien, vamos. – Miró por unos segundos hacía arriba y en su interior esperaba que ella fuera con ellos. Era bastante improbable, pero… Le agradaba pensar que existía aquella posibilidad. No tardó en seguir a Taiga. El grupo ahora era mucho más grande que antes y solo lo hacía más divertido. ”De todas formas, debo saber llevarme una buena parte de ese tesoro a Dexter” – pensó con tranquilidad. Ahora que estaba un Yonkaikyo cerca, no era la mejor situación para mencionar que era un miembro de aquella tripulación. Además, era una conversación que debía tener en privado junto con su mejor amigo. ”Ya pensaré que hacer con eso”
– Soy Ushio, un gusto – dijo bastante relajado, si era amigo de su mejor amigo, entonces no había problemas. Miró a la chica pelirroja y la saludó con la mano. – Taiga, espérame un minuto. Voy y vuelvo. – Le dijo con una sonrisa mientras notaba que él ya se disponía a bajar por la trampilla. Ushio no tardó en subir por la escalera y llegar donde estaba Milena.
– Ya nos vamos, ¿no quieres venir con nosotros? – le preguntó mientras notaba que jalaba de una extraña palanca oxidada. – Bajaremos por la trampilla que está abajo… ¿Quieres venir, Mile? – era bastante probable que se negara a su invitación y convencerla iba a ser más que imposible. – Si no hay nada interesante, síguenos. Tienes mi Vivre Card para eso. Cuídate mucho, te quiero. – Le dijo algo ruborizado.
Bajó por las escaleras. – Bien, vamos. – Miró por unos segundos hacía arriba y en su interior esperaba que ella fuera con ellos. Era bastante improbable, pero… Le agradaba pensar que existía aquella posibilidad. No tardó en seguir a Taiga. El grupo ahora era mucho más grande que antes y solo lo hacía más divertido. ”De todas formas, debo saber llevarme una buena parte de ese tesoro a Dexter” – pensó con tranquilidad. Ahora que estaba un Yonkaikyo cerca, no era la mejor situación para mencionar que era un miembro de aquella tripulación. Además, era una conversación que debía tener en privado junto con su mejor amigo. ”Ya pensaré que hacer con eso”
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El rubio escuchó la voz de su compañero, por lo que mostró una sonrisa ante todo, y no dudó en reunirse con él. Aquel Gyojin imponía bastante, y además parecía ser una buena persona, que era lo que más le gustaba al devastador. Al menos quedaban marines trabajadores en aquella división de vagos, no como su capitán. Se dio cuenta de que allí estaba Misa, y le dedicó una sonrisa amable y dulce. Sus palabras en el barco por vía DDM le habían animado bastante. Era el momento de continuar con aquella misión en la misteriosa isla. Lo que le daba mal rollo al joven, eran los jodidos cangrejos. Parecían estar planeando una guerra peor que la de los Gyojines en su tiempo.
- No tengo nada que aportar a las palabras ya dichas por Danio-San, salvo que no tengo problema alguno.
Dijo el chico mientras introducía ambas manos en sus bolsillos. Era una manía que había cogido por culpa de los de su flota. Los reclutas llevaban así las manos debido a que apenas había órdenes que hacer. La influencia de Al para ser perezosos, era demasiado legendaria, y por ello el devastador no pudo evitar reír por lo bajo al pensar en ello. Se relamió despacio, y después de unos momentos se fijó en el resto e marines, incluidos el pelirrojo y su chica.
- Muy bien, creo que ya habéis oído. Es el momento de llevar el premio a las puertas de la verdadera justicia de los mares.
- No tengo nada que aportar a las palabras ya dichas por Danio-San, salvo que no tengo problema alguno.
Dijo el chico mientras introducía ambas manos en sus bolsillos. Era una manía que había cogido por culpa de los de su flota. Los reclutas llevaban así las manos debido a que apenas había órdenes que hacer. La influencia de Al para ser perezosos, era demasiado legendaria, y por ello el devastador no pudo evitar reír por lo bajo al pensar en ello. Se relamió despacio, y después de unos momentos se fijó en el resto e marines, incluidos el pelirrojo y su chica.
- Muy bien, creo que ya habéis oído. Es el momento de llevar el premio a las puertas de la verdadera justicia de los mares.
Anon K. Noah
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Dándole un largo sorbido a una de mis cantimploras de agua, miré a Syxel con una mezcla de desaprobación e incredulidad, aún asombrado por los extremos a los que había tenido que llegar para despertarlo. Tras su comentario, no pude sino encogerme de hombros y sonreír, pensando que en realidad tenía razón.
No obstante, el optimismo me duró poco. Tras mirar de nuevo al acantilado, las ganas de escalarlo se me fueron por completo. Puede que fuera la nueva sensación de inseguridad que antes no tuve, o la repentina pereza al pensar en lo que tardaríamos en llegar hasta lo alto, pero decidí no mencionar aquel plan inicial a mi capitán por si acaso.
- Bueno... - Comencé. - ¿Y ahora? Diría que lo mejor es intentar rodear esta pared y llegar a algún punto de costa más... transitable. Pero si tienes alguna idea mejor soy todo oídos.
Dicho esto, me crucé de brazos esperando una respuesta, mientras en mi cabeza sonaba una estúpida cancioncilla que decía algo así como "Hemos llegau hemos llegau. Riau."
No obstante, el optimismo me duró poco. Tras mirar de nuevo al acantilado, las ganas de escalarlo se me fueron por completo. Puede que fuera la nueva sensación de inseguridad que antes no tuve, o la repentina pereza al pensar en lo que tardaríamos en llegar hasta lo alto, pero decidí no mencionar aquel plan inicial a mi capitán por si acaso.
- Bueno... - Comencé. - ¿Y ahora? Diría que lo mejor es intentar rodear esta pared y llegar a algún punto de costa más... transitable. Pero si tienes alguna idea mejor soy todo oídos.
Dicho esto, me crucé de brazos esperando una respuesta, mientras en mi cabeza sonaba una estúpida cancioncilla que decía algo así como "Hemos llegau hemos llegau. Riau."
Amaiar Silverfang
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"Si no fui el ultimo de los altos cargos en llegar, tuve una suerte increíble..."
Pensando eso, el joven Amaiar se bajó de la barca en la que había llegado a tierra y se aproximó al grupo de mando, justo a tiempo para escuchar la estrategia propuesta por Danio Rerio. Dado que le pareció una idea sensata, no dijo nada sino que asintió en señal de aprobación, sintiéndose algo aliviado en secreto por no tener que compartir la obligación y responsabilidad de comandar a un grupo entero.
Haciendo caso omiso a los cangrejos (aunque intentando evitar pisar ninguno), se tomó unos momentos para observar bien el campamento que habían montado en tan poco tiempo, bajo las órdenes del Gyojin. Admirando la confiabilidad del Vicealmirante y su tripulación, no pudo evitar compararla mentalmente con la que tenía que haber comandado Al, que daban señas de pereza por todas partes.
"Cada loco con su tema, supongo..." Pensó el marine, pues tampoco es que tuviera mucho de lo que presumir. La que le había tocado a él parecía bastante normal, si acaso un tanto rebelde y novata, pero nada del otro mundo, a su juicio. Y para enfatizar esto, el recluta que le había preguntado algo antes de bajarse del barco ahora estaba haciendo comentarios impacientes.
- Discúlpenlo, creo que no ha tenido la mejor de las travesías. - Intentó excusarlo frente a los otros altos rangos, sintiendo de alguna forma que debía responsabilizarse por su conducta. - Aunque ciertamente, si no hay mejores sugerencias creo que podemos asumir el plan de Danio inmediatamente. Aunque me encantaría pasar más rato hilando estrategias hasta el más mínimo detalle, debo reconocer que no tenemos mucho tiempo que perder. - Comentó finalmente el Capitán. Cuanto antes se pusieran en marcha, mejor, y confiaba en su capacidad de improvisación para compensar por la falta de planificación.
Pensando eso, el joven Amaiar se bajó de la barca en la que había llegado a tierra y se aproximó al grupo de mando, justo a tiempo para escuchar la estrategia propuesta por Danio Rerio. Dado que le pareció una idea sensata, no dijo nada sino que asintió en señal de aprobación, sintiéndose algo aliviado en secreto por no tener que compartir la obligación y responsabilidad de comandar a un grupo entero.
Haciendo caso omiso a los cangrejos (aunque intentando evitar pisar ninguno), se tomó unos momentos para observar bien el campamento que habían montado en tan poco tiempo, bajo las órdenes del Gyojin. Admirando la confiabilidad del Vicealmirante y su tripulación, no pudo evitar compararla mentalmente con la que tenía que haber comandado Al, que daban señas de pereza por todas partes.
"Cada loco con su tema, supongo..." Pensó el marine, pues tampoco es que tuviera mucho de lo que presumir. La que le había tocado a él parecía bastante normal, si acaso un tanto rebelde y novata, pero nada del otro mundo, a su juicio. Y para enfatizar esto, el recluta que le había preguntado algo antes de bajarse del barco ahora estaba haciendo comentarios impacientes.
- Discúlpenlo, creo que no ha tenido la mejor de las travesías. - Intentó excusarlo frente a los otros altos rangos, sintiendo de alguna forma que debía responsabilizarse por su conducta. - Aunque ciertamente, si no hay mejores sugerencias creo que podemos asumir el plan de Danio inmediatamente. Aunque me encantaría pasar más rato hilando estrategias hasta el más mínimo detalle, debo reconocer que no tenemos mucho tiempo que perder. - Comentó finalmente el Capitán. Cuanto antes se pusieran en marcha, mejor, y confiaba en su capacidad de improvisación para compensar por la falta de planificación.
Igor kronk
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Akuma no mi
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Después de lanzar todo lo que pude encontrar, incluidos los remos lo cual parece que no fue muy buena idea, aunque en el estado de conmoción en el que me encontraba , esperaba que nadie me culpara por ello, sin embargo las sorpresas aun no se acababan, el rarito de mi compañero se saco una carta o algo parecido y convoco un rayo a plena luz del día, curioso y sorprendente cuanto menos.
Pero que demonios es eso... me persigue un maldito rayo en pleno día. Exclame con visible sorpresa cuando el rayo invocado por mi compañero comenzó a desviarse para perseguirme.
Salgo corriendo hacia mi acompañante para usarlo como escudo contra el horrible fenómeno sobrenatural que quiere hacerme pupa.
He mozo como te pasas, ten mas cuidado o podrías hacer daño a alguien con esas cosas, tendrías que sofreír al bicho ese y no a mi, que tampoco te he hecho nada malo jo.
Me enfurruño con mi acompañante antes de darme cuenta que el ser marino aun podria estar bajo las aguas.
Igual seria buena idea largarnos de aquí, busco algo por la cubierta que hacer servir de remos, ya que los buenos los lanze contra el bicho
Pero que demonios es eso... me persigue un maldito rayo en pleno día. Exclame con visible sorpresa cuando el rayo invocado por mi compañero comenzó a desviarse para perseguirme.
Salgo corriendo hacia mi acompañante para usarlo como escudo contra el horrible fenómeno sobrenatural que quiere hacerme pupa.
He mozo como te pasas, ten mas cuidado o podrías hacer daño a alguien con esas cosas, tendrías que sofreír al bicho ese y no a mi, que tampoco te he hecho nada malo jo.
Me enfurruño con mi acompañante antes de darme cuenta que el ser marino aun podria estar bajo las aguas.
Igual seria buena idea largarnos de aquí, busco algo por la cubierta que hacer servir de remos, ya que los buenos los lanze contra el bicho
Gamzee
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Akuma no mi
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Gamzee sonrió como un niño al ver brotar aquel misterioso altar de roca de entre la arena de la playa. Era una visión extraña e inesperada, que a el le recordaba a sus habituales milagros, esos que veía por todas partes. El menor de los hermanos agarró a Eezmag por el brazo, tirando de él para mostrarle lo que ocurría. El esquelético muchacho entrecerró los ojos, tratando de vislumbrar al montón de animales, aunque veía poco más que borrones de colores.
- ¡Mira hermano! ¡Un montón de cangrejos bailando! -exclamaba, entusiasmado, el menor, mientras empezaba a mover los brazos de forma ridícula, tratando de seguir los movimientos de los animales. De la nada, sacó un par de mazas con las que empezó a hacer movimientos circulares entre los dedos.
- Cuidado... -dijo únicamente Eezmag, mientras agarraba a su gemelo hiperactivo por un brazo y tiraba de él para que no golpease nada frágil.
Tras unos segundos, Gamzee vio cómo el peliazul saltaba a la arena blanca, y de un salto fue tras él. El resultado fue un aterrizaje bastante desastroso en el blando suelo, levantando una nube de polvo y quedando en una postura bastante cómica. Por suerte para él, su resistencia superior lehizo ignorar el daño y reírse como un tonto, mientras miraba a los cangrejos. Eezmag suspìró con desidia, mientras apoyaba ambos brazos en el borde de la cubierta y saltaba. El pequeño extendió las piernas, colocándolas en vertical, y su hermano aterrizó perfectamente en sus pies, haciendo que las flexionase un poco y a continuación las estirase de golpe, a modo de resorte. Eezmag terminó la acrobacia con un mortal.
- ¡Yuju! -exclamó Gam, mientras se levantaba y miraba su codo, que se había rascado con la arena y sangraba ligeramente. Pronto la herida estaría cerrada. Eexmag observó al hombre de barba azulada, pensativo, mientras sacaba su aguja de nuevo, y Gamzee volvió a empezar a hacer el tonto con sus mazas.
- ¡Mira hermano! ¡Un montón de cangrejos bailando! -exclamaba, entusiasmado, el menor, mientras empezaba a mover los brazos de forma ridícula, tratando de seguir los movimientos de los animales. De la nada, sacó un par de mazas con las que empezó a hacer movimientos circulares entre los dedos.
- Cuidado... -dijo únicamente Eezmag, mientras agarraba a su gemelo hiperactivo por un brazo y tiraba de él para que no golpease nada frágil.
Tras unos segundos, Gamzee vio cómo el peliazul saltaba a la arena blanca, y de un salto fue tras él. El resultado fue un aterrizaje bastante desastroso en el blando suelo, levantando una nube de polvo y quedando en una postura bastante cómica. Por suerte para él, su resistencia superior lehizo ignorar el daño y reírse como un tonto, mientras miraba a los cangrejos. Eezmag suspìró con desidia, mientras apoyaba ambos brazos en el borde de la cubierta y saltaba. El pequeño extendió las piernas, colocándolas en vertical, y su hermano aterrizó perfectamente en sus pies, haciendo que las flexionase un poco y a continuación las estirase de golpe, a modo de resorte. Eezmag terminó la acrobacia con un mortal.
- ¡Yuju! -exclamó Gam, mientras se levantaba y miraba su codo, que se había rascado con la arena y sangraba ligeramente. Pronto la herida estaría cerrada. Eexmag observó al hombre de barba azulada, pensativo, mientras sacaba su aguja de nuevo, y Gamzee volvió a empezar a hacer el tonto con sus mazas.
Nostariel
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Akuma no mi
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Tras aterrizar, Kasai me aviso que había ya gente en el interior y que tuviera cuidado, pues de ponerse feo recurríamos al método violento para solucionar nuestros problemas, cosa que no me pareció mal. Mientras el yonkaikyo avanzaba, cogí a Kisetsu Henka, aquella arma siempre me daba tranquilidad y me transmitía una sensación muy natural. El suelo estaba lleno de cristales, con cuidado me acerqué hasta la puerta mientras mi líder entraba dentro del faro. Al poco me hizo señas para que me acercara hasta ellos, pues estaba junto a otros dos hombres. A uno de ellos parecía conocerlo de antes, por lo que no sería alguien maligno, el otro, uno moreno tenia aspecto raro.
-Buenos días, señorita. Mi nombre es Taiga, un placer.
-Encantada Taiga, mi nombre es Nostariel. Siempre es un placer ver a otros espadachines en situaciones como estas, se puede aprender mucho al verlos actuar.
Tras un poco de rato Taiga nos indicó que bajáramos por una trampilla, imbuí mi arma con un Mini Hollow dándole a negra hoja un aura blancuzca. Activé mi mantra, descubriendo a alguien arriba, por lo que me acerqué a Kasai antes de emprender el descenso.
-Arriba siento a otra persona, ¿Qué quieres que hagamos?
-Buenos días, señorita. Mi nombre es Taiga, un placer.
-Encantada Taiga, mi nombre es Nostariel. Siempre es un placer ver a otros espadachines en situaciones como estas, se puede aprender mucho al verlos actuar.
Tras un poco de rato Taiga nos indicó que bajáramos por una trampilla, imbuí mi arma con un Mini Hollow dándole a negra hoja un aura blancuzca. Activé mi mantra, descubriendo a alguien arriba, por lo que me acerqué a Kasai antes de emprender el descenso.
-Arriba siento a otra persona, ¿Qué quieres que hagamos?
Hache
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Akuma no mi
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Hache abrió mucho los ojos al ver el enorme rayo cayendo del cielo hacia el lugar donde debía estar aquel enorme pulpo. El dibujo de la carta se desvaneció, y fue entonces cuando vio por el rabillo del ojo a su compañero, tratando de escapar del rayo y colocarse tras él para evitarlo. El rayo, sin embargo, salía de un extraño círculo sobre la cabeza de Hache, por lo que salvo que Kronk lo levantase, no podría usarlo de escudo. Una sacudida eléctrica y un poco de humo terminaron con aquella estúpida escena. Hache apretó los dientes. Aquel inútil le decía que no le había hecho nada malo, después de haber intentado lanzarlo contra el pulpo y tirar los remos al agua. Con algo de suerte, podrían encontrar algo en la balsa que les valiese como remo improvisado, pero en caso contrario, lo pasarían muy mal. La costa no estaba lejos, pero al ser un usuario, Hache no podía nadar.
- Tú... ¡maldito inútil! -le espetó a su compañero de viaje. Las venas de su fino cuello se habían hinchado por el enfado, y su mirada era furibunda, casi desquiciada. Acababa de entrar en un ataque de ira, y en ese momento no pensaba en otra cosa que no fuera ahorcar a aquel desgraciado con saña y alevosía.
"¡Cálmate!" rugió Kalfu en su cabeza, empezando a arder en su pecho. El dolor obligó al trilero a reaccionar. Atusándose el pelo con la mano y colocándose bien su sombrero, dijo, con un tono que aparentaba calma:
- ¿Has encontrado ya un remo, o vas a tener que empujar el bote a nado?
- Tú... ¡maldito inútil! -le espetó a su compañero de viaje. Las venas de su fino cuello se habían hinchado por el enfado, y su mirada era furibunda, casi desquiciada. Acababa de entrar en un ataque de ira, y en ese momento no pensaba en otra cosa que no fuera ahorcar a aquel desgraciado con saña y alevosía.
"¡Cálmate!" rugió Kalfu en su cabeza, empezando a arder en su pecho. El dolor obligó al trilero a reaccionar. Atusándose el pelo con la mano y colocándose bien su sombrero, dijo, con un tono que aparentaba calma:
- ¿Has encontrado ya un remo, o vas a tener que empujar el bote a nado?
Isaac Newtown
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Antes de que su compañera le respondiese, un rugido ensordecedor se escuchó en el lugar, y tras unos segundos una luz dejó cegado al cazador, que se llevó las manos a los ojos, sorprendido. Con un gruñido, parpadeó varias veces, mientras sentía cómo el olor dulzón de la estancia penetraba en su nariz con fuerza. Una figura oscura, de aspecto siniestro, se encontraba colgada del techo, cual murciélago. En un primer momento podría parecer un humano, pero una segunda ojeada mostraba rasgos insectoides. Sus ojos, brillantes como faros, se clavaron en Byakuro y su compañera. El chico desenvainó la espada en silencio, mientras trataba de recobrar la vista. El chico trató de parpadear varias veces, pero un halo de luz en negativo le cegaba casi por completo. El extraño ser parecía observarlos, así que el cazador optó por quedar en silencio, quieto y sin parecer una amenaza, pero alerta.
- ¿Qué coño pasa ahí arriba? -preguntó Isaac, mientras miraba a Byakuro en su trono, en apariencia tranquilo pero con un gesto que denotaba una leve preocupación.
- Parece que tenemos compañía. -dijo el albino, con una seriedad insólita en él.
- ¿Compañía? ¿A qué te refieres con compañía?
- Parece un hombre insecto. Y no parece amigable.
- Oh, mierda... -masculló el joven moreno.
Mientras tanto, en la cueva, Byakuro ya había recobrado la vista parcialmente, y aprovechó la luz de aquella monstruosa luciérnaga para buscar una salida de aquella sala. En caso de haberla, ¿valdría la pena seguir avanzando? Respirando hondo para recobrar la calma, se decidió. Si había una ruta más adelante, la seguiría siempre y cuando la chica fuera con él. En caso contrario, se quedaría para cubrirla.
- ¿Qué coño pasa ahí arriba? -preguntó Isaac, mientras miraba a Byakuro en su trono, en apariencia tranquilo pero con un gesto que denotaba una leve preocupación.
- Parece que tenemos compañía. -dijo el albino, con una seriedad insólita en él.
- ¿Compañía? ¿A qué te refieres con compañía?
- Parece un hombre insecto. Y no parece amigable.
- Oh, mierda... -masculló el joven moreno.
Mientras tanto, en la cueva, Byakuro ya había recobrado la vista parcialmente, y aprovechó la luz de aquella monstruosa luciérnaga para buscar una salida de aquella sala. En caso de haberla, ¿valdría la pena seguir avanzando? Respirando hondo para recobrar la calma, se decidió. Si había una ruta más adelante, la seguiría siempre y cuando la chica fuera con él. En caso contrario, se quedaría para cubrirla.
AlexEmpanadilla
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Akuma no mi
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De pronto la luz del faro se apaga, y una niebla espesa se empieza a elevar desde la isla, cubriendo el cielo en apenas un par de minutos. Un fuerte sonido, un rugido victorioso, ensordece cualquier otro ruido durante un instante, un grito con una voz de ultratumba: “¡AL ABORDAJE!”. De entre las nubes aparece una mancha que desciende lentamente. Parece una enorme nave, un navío de tres grandes palos, con las velas rasgadas, que vuela sobre la isla como un gigantesco barco fantasma. ¿Tenéis miedo? Pues lo peor acaba de empezar. Se escucha el sonido de cañones, aunque no se ve ningún proyectil, y la misma voz se ríe de forma maniática, casi histérica. “¡TEMERÉIS EL DÍA EN QUE OS ATREVÍSTEIS A PONER UN PIE EN ESTA ISLA!” la voz retumba por toda la isla, mientras el barco empieza a dar vueltas por el aire, soltando andanadas de disparos a diestro y siniestro.
- Mapa:
- 1. Danio Rerio, Xemnas Death, Joseph Leto, Lara Naion, Corinna, Amane Misa, Iro, Abel, Amaiar y Bizvan:
- Os encontráis aún en la playa, sin haber hecho los grupos, cuando veis el barco aparecer en el cielo, entre las nubes. De pronto, el suelo alrededor del campamento empieza a explotar. ¿Las balas fantasmales? Algunos de los cangrejos salen despedidos, mientras los marines salen corriendo de aquí para allá. Una explosión al lado de Lara hace que una pequeña roca le golpee en la cabeza, dejándola inconsciente.
- 2. Corvo:
- Tu equipo se lleva a la mujer al barco, que camina lentamente, en trance aún. Mientras tanto, tu equipo ha establecido una pequeña base con un par de mesas plegables y una carpa pequeña. Tras sacar un par de aparatos de medición, uno de ellos te señala en dirección al suroeste.
- Señor, creemos que en esa dirección hay una gruta. Nuestros escáneres así lo indican -reporta-. ¿Quiere ir a investigar el lugar usted o enviamos un equipo?
En ese momento, la niebla se empieza a elevar.
- 3. Natsuki y Adam (Equipo Kismesis):
- Os dirigís en dirección al grupo de agentes. Parece que uno de ellos (¿es ese Kusanagi?) sale despedido cuando el lagarto le golpea con fuerza. Por cierto, Adam, las rocas que has recogido no parecen tener nada en especial, por si te interesa saberlo. Kusanagi queda tendido en el suelo, a unos diez metros del lagarto, y a la misma distancia de vosotros. Y ahora el lagarto ruge con fuerza, mirándoos muy enfadado. Tras unos instantes, carga contra vosotros. Es entonces cuando se empieza a elevar un banco de niebla y aparece el barco.
- 4. Comic Sans:
- El pequeño líder del grupo te mira, con sus enormes ojos globulados, y deja caer la mandíbula, babeando.
- ¡SAS! ¡SAS! ¡WATATA! ¡KONO BANGUMI WA! ¡GORAN NO SUPONSA! ¡TEIKYO DE! ¡O OKURI SHI MASU!
Esas palabras son muy raras. Parece que trata de decirte algo. Tras eso, se gira hacia sus compañeros y repite:
- ¡SAS! -tras eso, te señala y empiezan a caminar hacia la selva. ¿Los acompañas?
- 5. Gusi:
- Escuchas un portazo cuando habéis subido a la cubierta. Una puerta en la cubierta acaba de cerrarse. El resto del barco parece estar desierto. Escucháis también un sonido de un bote bajando al agua al otro lado de la cubierta. Alguien abandona el barco. ¿Puerta o bote? Tú eliges.
- 6. Zero Lars:
- Eichi no parece seguirte. Y ahora aparece un barco volador que empieza a bombardear la isla. Sales de la espesura, y frente a ti ves lo que parece ser una gruta en el suelo, así como un campamento de gente. ¿Qué harás? ¿Acercarte a saludar o pasar de ellos?
- 7. Christopher Liam, Taiga, Ushio, Nostariel y Kasai:
- La luz de tu mechero muestra un palo de madera colgado de la pared. Tal vez te valga como antorcha. El lugar parece lo bastante seco como para que no se haya mojado. La logras encender con apenas un par de intentos, en efecto. Los demás bajan, alcanzándote. Ves a gente nueva. La cueva sigue descendiendo por un túnel serpenteante, hasta llegar a una sala llena de baldosas en el suelo. Parece construida, para nada natural, y las baldosas tienen varios símbolos que se van repitiendo, formando un mosaico, uno por baldosa: un ancla, un barco, un faro, una calavera y un cofre. Al otro lado de la sala, una puerta de madera bastante bien conservada os espera.
- 8. Ryuta, Shiki y Castor (Tríada Azul-Plata-Esmeralda):
- Tortugas marinas, chico… tortugas marinas. Seguís peleando.
- 9. Milena:
- Al mover la palanca, la luz del faro se apaga. Oh, ¿en serio era así de sencillo? Y el cofre sigue igual, aunque si decides cortarlo, una pequeña moneda dorada caerá del interior. Una simple e insignificante moneda. Ni siquiera parece muy valiosa. Meh, vaya porquería.
- 10. Ionoth:
- Pos nada. Menuda mierda. Has perdido a tu presa bajo el agua. A tomar por culo, te vuelves a liarla parda en otro lugar. Vuelves a tu bote y te piras de la isla. FIN DEL CAPÍTULO.
- 11. Erin:
- Entras en una especie de trance hipnótico. Sientes que alguien te lleva, pero no puedes reaccionar. FIN DEL CAPÍTULO.
- 12. Isaac, y Yoshi:
- 13. Neo y Error Sans:
- Escucháis el sonido de las balas de cañón impactando cerca de donde estáis. Tal vez deberíais moveros cuanto antes.
- 14. Ikaruga D. Kraken, Jack Garganoth y Naib Hunt:
- Cuando te adentras algo más en la cueva puedes ver, apoyado en una esquina, tratando de pasar desapercibido, al hombre que habíais visto antes. En la oscuridad no puedes distinguir sus rasgos, pero al menos sabes que es él. ¿Qué harás? Jack no te llama, parece que no hay problemas.
- 15. Liv D. Astrid y Josep Lluis:
- Se escuchan los cañones del barco, y un grupo de explosiones los acompañan. El suelo revienta bajo vosotros, de forma bastante violenta, tras unos segundos.
- 16. Alexandra Silvercat y Kusanagi:
- El lagarto embiste a Kusanagi, que parece haberse distraído durante un momento. Se escucha un sonido de algo crujir, y el agente sale volando unos diez metros. Alex puede ver a otros dos agentes acercarse. ¿Ayuda? En cualquier caso, el lagarto parece centrarse ahora en ellos. Y mientras, empieza a elevarse una niebla y se oye una voz de ultratumba.
- 17. Yumei:
- Nadie parece oírte, y sientes cómo el suelo empieza a agrietarse. Las tablas se doblan hacia abajo, dejando ver un hoyo que crece por momentos, como si de una enorme boca se tratase. Los objetos empiezan a caer por el agujero uno tras otro, siendo absorbidos por él. Abajo se escucha cómo estos se hacen pedazos contra algo. ¿Qué haces? Las ventanas y la puerta de pronto se cierran con planchas de madera, impidiendo una salida fácil.
- 18. Barbazul, Gamzee/Eezmag:
- Los cangrejos por un momento alzan sus pinzas a más velocidad, tratando de bailar también con el hombre que los imita. No parecen ser malos, al menos por ahora. Tras unos momentos, los animales avanzan hasta estar debajo del barco, donde Worwul no ha bajado ¿Acaso eso les está molestando? No tardan en empezar a salir muchísimos más de la arena, rodeando el barco y empezando a morderlo. Hacen sonidos que los cangrejos no hacen, y encima se comen la madera. Unos cuantos chasquean las pinzas, parece que no quieren a nadie en el barco o ellos mismos se ocuparan de que no haya barco.
Mientras tanto, el señor Barbazul consigue sacar la espada, la cual parece muy normal. El altar entonces se mete bajo tierra y el suelo tiembla, abriéndose un pasadizo en la arena. Parecen ser unas escaleras que conducen a un conducto inferior. El olor que sale de él, es similar al de los huevos podridos. Vosotros decidís que hacéis.
- 19. Yarmin Prince, Esmejit R. Airnal, Osuka Sumisu, Ai Nanasaki:
- El pentáculo es destruido, y el cuerpo de Osuka vuelve a brillar, pero esta vez ocurre algo raro. Una luz os inunda a todos, y de repente os encontrais en una zona distinta, una especie de playa de coral. Ha sido bastante raro, pero eso no es lo peor. Yarmin si se toca el pecho sentirá que tiene senos, pocos, pero tiene. Ai por su parte tendrá una bonita cabellera rojiza, Osuka tendrá el aspecto de Yarmin, y Airi el de Osuka. Vuestras ropas son las mismas que poseíais, lo que indica que no habéis cambiado de cuerpo, pues poseeís vuestros poderes de las akumas. Pero vuestro aspecto físico ha cambiado al de vuestros compañeros. Algo raro está pasando señores. Decidid que es lo que vais a hacer.
- 20. Difter y Eron:
- Seguís peleando.
- 21. Joan D. Lluquer:
- Un par de cangrejos se te aproximan de nuevo, chasqueando sus pinzas. Parece que van a aprovechar que estás quieto. Deben pensar que estás cansado. Uno de ellos intenta agarrarte con su pinza por la muñeca, con bastante fuerza, de hecho.
- 22. Teravan y Kasan:
- Seguís frente a las almejas. Es una vista espectacular, ¿verdad?
- 23. C. K. y Alice (Powerpuff Girls):
- Las copias ríen ante el comentario que ha soltado la peliverde, pero entonces ambas se cogen de la mano y os miran de forman amable ¿Qué diablos ha sido ese cambio? Ahora se acercan y os hacen una reverencia, pero al mismo tiempo, lo que pare increíblemente sospechoso. El clon de Alice habla
- No queríamos asustaros, solo es que estamos un poco solas y necesitamos amigas con las que jugar. No os importa serlo ¿Verdad?
Mientras que el clon de CK le ofrece la mano a la verdadera, el clon de Alice trata de coger la de la albina, pero muy lentamente para que se fie ¿Qué haréis?
- 24. Maki, el Usurpador:
- Los revolucionarios parecen olvidarse de que habían ido a la isla bajo el mando de otra persona y empiezan a seguirte por la senda que abrís. Selva que se convierte en una alta montaña llena de rocas desnudas y… ¿qué es ese barco volador? Una salva de cañonazos se escucha, y frente a vosotros se forma un espectáculo de explosiones. Algunos revolucionarios se tiran cuerpo a tierra, y otros te miran sin saber muy bien qué hacer. ¿Los guiarás a la victoria o huiréis buscando un refugio? NGC y un revolucionario quedan cuidando del barco. Aunque el exlíder parece algo abatido. Tal vez hasta decida dejar el barco, debido a la pérdida de mando.
- 25. Eichi:
- Zero se ha ido. Después de matar a vuestro jefe. ¿Con qué clase de gente te juntas? Sientes un toquecito en la pierna, y ves una tortuga del tamaño de un perro mediano, con un cofre atado al caparazón, perfectamente sellado. ¿Haces algo o dejas que el animal siga su camino?
- 26. Hakuna Matata:
- Avanzas por la cueva en silencio, descendiendo por la oscuridad. Tras doblar un par de recodos, unos hongos luminiscentes te iluminan el camino a seguir, y aún desciendes un rato más antes de llegar a una puerta. Una puerta de madera, en medio de una cueva. Está algo desgastada, pero por lo demás, parece perfectamente conservada. Al otro lado escuchas un sonido oscilante, como un péndulo. La puerta no parece excesivamente robusta, ni tiene ninguna cerradura.
- 27. Maximillian D. Frinz y Atem:
- Pues bien, lográis abriros paso sin más marcas que un par de pequeñas quemaduras en la cara y las manos. Bueno, y un par de pinchazos también, malditas zarzas. Pero en fin, os abrís paso, dejando atrás ese montón de pinchos y enredaderas. Ahora que podéis respirar con más libertad, veis que estáis en el límite del bosque. Y veis ese enorme barco sobre vosotros. Por cierto, ¿huele a quemado? No me digas que ha prendido el bosque…
- 28. Tobías Thorn y Kimura:
- Una gaviota gigante se apoya en el palo mayor y empieza a picotearlo, haciendo agujeros en la vela. ¿Vais a hacer algo?
- 29. Kei y Dharkel:
- Empezáis a escuchar un gruñido acercándose. Tal vez deberíais espabilar.
- 30. Zuko y Azula (Los hermanitos de fuego):
- El barco pasa sobre vuestra cabeza. ¿Pero qué demonios? Podéis ver figuras en la cubierta… ¿Piratas? ¿Piratas fantasma? ¿Pero no eran todo historias de viejas? Que mal rollo…
- 31. Ban Midou, Mist D. Spanner y Zane D. Kenshin:
- Las crías de arañas empiezan a arder, chamuscadas, elevando un desagradable olor a quemado. La madre recibe de lleno el puñetazo, retrocediendo hacia el interior de la cueva, viva aún, aunque bastante dolorida, por lo que parece. Un par de crías se alejan por el bosque, huyendo como pueden. Parece que por ahora habéis sobrevivido. Pero ¿qué haréis a continuación?
- 32. Iliana, Fenrir, Aetiel, Aoi Sasaki y Enra Kelter:
- 33. Ichizake:
- El mono empieza a chillar ante esa extraña experiencia de que una imagen de algo aparezca en su cabeza. No parece que despierte en él ninguna clase de estímulo salvo una fuerte alerta. El animal echa a correr, trepando a un árbol, mientras sus compañeros le siguen. En unos momentos, quedas solo, aunque aún sientes las presencias de los animales sobre tu cabeza. Estás tú, y esa cueva o un paseo por la jungla. ¿Qué harás?
- 34. Syxel y Noah:
- Syxel vuelve a perder la consciencia. ¿Será narcoléptico?
- 35. Igor Kronk y Hache:
- Igor se ha llevado una buena descarga por parte del rayo, debido a que con sus acciones es imposible esquivar dicho ataque. Tal vez haber esperado al último momento y haber saltado al agua, habría sido factible, pero en un pequeño bote no es bueno intentar esquivar. Al no haber sido tu rayo, te sientes bastante mal, y medio paralizado.
En ese momento escucháis lo que parece ser una especie de rugido que proviene del fondo de las profundidades. Mi consejo es que salgáis de ahí de una jodida vez. Oh, no parece haber nada que uséis de remo. Podríais usar las manos o que alguien nade, o vosotros sabréis.
- 36. Annie y Tsang Yue:
- Te aproximas a la figura femenina, que ha retrocedido un par de pasos. Podéis veros ahora, aunque parcialmente, debido a la espesura. En ese momento se escuchan ruidos de bombardeo, y tras Tsang se hay varias explosiones de cañonazos.
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Zero alzó una ceja al escuchar las palabras que venían de aquel enorme barco. No podía evitar querer subir allí arriba y hacer lo que mejor se le daba, repartir mazazos lo mejor posible. Apretó ambos puños, marcándose en ellos un poco las venas de las manos. El dinero dejó de interesarle totalmente, pues ahora quería liarse a golpes con aquel mísero insecto que se atrevía a hablar así. Al parecer había más personas en la isla. El felino tuvo que hacer un esfuerzo impresionante para no usar su forma de combate especial, ya que solo la podía usar una sola vez. Contuvo la rabia que sintió en aquel momento, y después se relamió despacio. Una carcajada empezó a salir de su boca al mismo tiempo que alzaba los puños hacia el cielo, notando una inmensa emoción recorrerle.
- ¡Me parece perfecto! ¡Voy a ocuparme de mandarte por dónde has venido!
Una vez dijo aquello, se dio cuenta de que frente a sus ojos había un pequeño campamento. La gente parecía estar en una especie de gruta. A lo mejor ellos sabían lo que pasaba en aquella zona, y lo primero que hizo fue activar su mantra para poder detectar sus auras. A continuación saltaría hacia ellos, mostrando una mirada siniestra en todo momento. Alzó su puño derecho, y después de eso se quedó mirando a las personas que allí había. No sabía si iban a ser hostiles con él, pero lo que si era cierto, es que sus manos estaban manchadas con la vida de su amigo. No había nada que pudiera hacerle retroceder ahora en sus planes.
- Soy Zero ¿Alguien sabe algo sobre el idiota que sobrevuela la isla? Quiero enfrentarme a él, y destruirle. Si alguien está aliado con él, que lo diga ahora mismo.
Dijo en un tono un poco espeluznante, haciendo sus ojos tomar un color dorado. Planeaba intimidar a la gente un poco, y de paso poder sacar toda la información posible sobre lo que estaba a punto de pasar.
- ¡Me parece perfecto! ¡Voy a ocuparme de mandarte por dónde has venido!
Una vez dijo aquello, se dio cuenta de que frente a sus ojos había un pequeño campamento. La gente parecía estar en una especie de gruta. A lo mejor ellos sabían lo que pasaba en aquella zona, y lo primero que hizo fue activar su mantra para poder detectar sus auras. A continuación saltaría hacia ellos, mostrando una mirada siniestra en todo momento. Alzó su puño derecho, y después de eso se quedó mirando a las personas que allí había. No sabía si iban a ser hostiles con él, pero lo que si era cierto, es que sus manos estaban manchadas con la vida de su amigo. No había nada que pudiera hacerle retroceder ahora en sus planes.
- Soy Zero ¿Alguien sabe algo sobre el idiota que sobrevuela la isla? Quiero enfrentarme a él, y destruirle. Si alguien está aliado con él, que lo diga ahora mismo.
Dijo en un tono un poco espeluznante, haciendo sus ojos tomar un color dorado. Planeaba intimidar a la gente un poco, y de paso poder sacar toda la información posible sobre lo que estaba a punto de pasar.
Alexandra Silvercat
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Akuma no mi
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Arrugué la cara al ver al pelirrojo salir despedido por su distracción, aunque estaba segura de que en realidad no se habría hecho tanto daño. O al menos eso quería creer. Un poco más allá pude distinguir a dos figuras familiares, pues aunque solo las había visto una vez había sido recientemente. Los dos agentes parecían haberse convertido en el nuevo objetivo del enfadado lagarto, y me dispuse con premura a trazar un plan para socorrerlos en caso de que fuera necesario.
Ya casi tenía los detalles de la acción decididos, cuando un estruendo ensordecedor fue seguido por la aparición de un barco flotante y de aspecto mugroso. ¿Un barco fantasma? ¿Entonces existen de verdad? Con torpeza y asombrada, intenté trastear con mi recién adquirido Den Den Mushi para hacer un comunicado general al resto de agentes, como dictaban nuestras instrucciones de informar cada poco tiempo.
- Esto... Chicos, no se si lo estáis viendo u oyendo... Pero hay un barco gigante en el cielo. - Entrecortada por la sorpresa, simplemente dije lo primero que me pasó por la cabeza, aunque fuera super obvio. - Ah, y un lagarto gigante ha salido a jugar un rato.
No creí necesario decir nada más, así que volé hacia dicho reptil mientras guardaba el DDM en el bolso de nuevo. Cuanto más me acercaba al suelo, más evidentes eran los estallidos que provocaban las invisibles andanadas del navío fantasmal, y decidí mantener una distancia de seguridad para no comer metralla de gratis.
- Lo siento en el alma... - Comencé a decirle al animal cuando me acerqué lo suficiente. -... Pero no tenemos tiempo para esto.
Descendiendo en picado a gran velocidad, empotré mi puño en el lagarto con la intención de dejarlo fuera de combate.
Forma híbrida=Fuerza y Velocidad x10 + "Golpe Desmesurado" (Alexandra salta hacia el enemigo cogiendo bastante altura, y al caer realiza un ataque descendente con el puño, con fuerza capaz de agrietar el suelo (pero sin recibir daño por ello). Esta es la técnica obtenida a nivel 25 por renunciar a una Profesión Secundaria.)
Ya casi tenía los detalles de la acción decididos, cuando un estruendo ensordecedor fue seguido por la aparición de un barco flotante y de aspecto mugroso. ¿Un barco fantasma? ¿Entonces existen de verdad? Con torpeza y asombrada, intenté trastear con mi recién adquirido Den Den Mushi para hacer un comunicado general al resto de agentes, como dictaban nuestras instrucciones de informar cada poco tiempo.
- Esto... Chicos, no se si lo estáis viendo u oyendo... Pero hay un barco gigante en el cielo. - Entrecortada por la sorpresa, simplemente dije lo primero que me pasó por la cabeza, aunque fuera super obvio. - Ah, y un lagarto gigante ha salido a jugar un rato.
No creí necesario decir nada más, así que volé hacia dicho reptil mientras guardaba el DDM en el bolso de nuevo. Cuanto más me acercaba al suelo, más evidentes eran los estallidos que provocaban las invisibles andanadas del navío fantasmal, y decidí mantener una distancia de seguridad para no comer metralla de gratis.
- Lo siento en el alma... - Comencé a decirle al animal cuando me acerqué lo suficiente. -... Pero no tenemos tiempo para esto.
Descendiendo en picado a gran velocidad, empotré mi puño en el lagarto con la intención de dejarlo fuera de combate.
Forma híbrida=Fuerza y Velocidad x10 + "Golpe Desmesurado" (Alexandra salta hacia el enemigo cogiendo bastante altura, y al caer realiza un ataque descendente con el puño, con fuerza capaz de agrietar el suelo (pero sin recibir daño por ello). Esta es la técnica obtenida a nivel 25 por renunciar a una Profesión Secundaria.)
Joseph Leto
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Akuma no mi
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Todos los marines nos habíamos reunido en la playa, y al parecer al menos uno de ellos había entendido y encontrado gracioso mi pequeño chiste. Antes de que pudiéramos concretar los grupos el entorno cambió de forma abrumadora, la luz del faro se apagó y la niebla ascendió rápidamente hasta cubrir el cielo. A continuación de entre las nubes surgió un enorme barco surcando los cielos como si fuese agua y una voz de ultratumba empieza a hablar de forma repentina. No me gustaba la sensación que daba esa situación y menos el hecho de que de repente se escucharan como cañones disparando y no se viera ningún proyectil. Pese a que algunos podrían creer que solo era el sonido de repente la playa empezó a explotar como si los cañonazos cayesen allí y muchos de los marines empezaron a correr de forma desorganizada para cualquier lugar.
Por mi parte mantuve la calma todo lo que pude y me dirigí de forma serena y ligera al interior de la isla ya que el mar no era una vía de escape viable para mí. Esperaba que al menos los de mayor rango al mío y algunos marines más hubiesen hecho lo mismo pues de ser así tendríamos alguna forma de idear un plan que se mantuviera intacto ante una situación inesperada.
Por mi parte mantuve la calma todo lo que pude y me dirigí de forma serena y ligera al interior de la isla ya que el mar no era una vía de escape viable para mí. Esperaba que al menos los de mayor rango al mío y algunos marines más hubiesen hecho lo mismo pues de ser así tendríamos alguna forma de idear un plan que se mantuviera intacto ante una situación inesperada.
Jack Gargaroth
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Akuma no mi
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Jack se apartó a un sitio oscuro para defecar, realmente le ponia muy nervioso cuando le daba apretón y no podía ir al baño. Ahora que estaba mas tranquilo, trató de seguir los pasos de su compañero con semblante serio, sin decir palabra. Aquel sitio era muy extraño, le costaba un poco ver en la penumbra y estaba seguro de que habría lugares por los que no podría pasar por su corpulencia y tamaño, incluso empezaba a pensar que si iba a haber algun tesoro no iba a estar en esa caverna, sin embargo su propio honor le impedía dejar a su compañero tirado ahí, y mas si el mismo había decidido adelantarse por si había algún peligro.
Al acercarse le vió detenido mientras miraba al sujeto que habían visto entrar antes, simplemente no dijo nada, esperando que el sujeto se percatase de su presencia, la cual era dificilmente escondible. Por un segundo pensó en atacarle, sin embargo, no quería subestimarle ni confiarse, en aquel sitio no se veia demasiado bien y era posible, e incluso provable que hubiera mas hombres entre las sombras. Entre tanto, mientras su paranoica cabeza daba vueltas y vueltas, se crujió los nudillos sin darse cuenta que, en un casi completo silencio provocarían un brutal estruendo.
Al acercarse le vió detenido mientras miraba al sujeto que habían visto entrar antes, simplemente no dijo nada, esperando que el sujeto se percatase de su presencia, la cual era dificilmente escondible. Por un segundo pensó en atacarle, sin embargo, no quería subestimarle ni confiarse, en aquel sitio no se veia demasiado bien y era posible, e incluso provable que hubiera mas hombres entre las sombras. Entre tanto, mientras su paranoica cabeza daba vueltas y vueltas, se crujió los nudillos sin darse cuenta que, en un casi completo silencio provocarían un brutal estruendo.
Mist D. Spanner
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Gracias a sus igneos compañeros, las arañas ya no eran un problema. Aunque Spanner no dejaba de tener la sensación de que aquello era solo el comienzo. Sus miedos fueron confirmados cuando, del cielo, empezó a caer... un barco. Spanner no podía creer lo que veía. Diecisiete años de guiarse por la lógica y la inteligencia empezaban a parecerle pocos y derrumbarse en su mente. Envainó su espada y, tras escuchar las amenazas de aquellos "fantasmas", su curiosidad sobre su origen llegó a su fin.
- Veamos... ¿Nos vamos? Empiezo a pensar que no fue buena idea venir...
Sin embargo, sabía que la respuesta de Zane a su repentina cobardía sería la misma de siempre. Una sonora carcajada e ignorar por completo su petición. Sabía que, dijera lo que dijera, Zane querría saber de donde vino aquel ruido. Sin embargo... valía la pena probar. Fue entonces cuando miró por última vez a su nuevo acompañante.
- Ah... Gracias por la ayuda con las arañas. Soy Spanner.
- Veamos... ¿Nos vamos? Empiezo a pensar que no fue buena idea venir...
Sin embargo, sabía que la respuesta de Zane a su repentina cobardía sería la misma de siempre. Una sonora carcajada e ignorar por completo su petición. Sabía que, dijera lo que dijera, Zane querría saber de donde vino aquel ruido. Sin embargo... valía la pena probar. Fue entonces cuando miró por última vez a su nuevo acompañante.
- Ah... Gracias por la ayuda con las arañas. Soy Spanner.
Hayden Ashworth
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El dragón intentaba sujetar a Azula firmemente, sin hacerle daño. Cuando se hubo alejado lo suficiente de aquel lagarto, decidió aflojar su presa levemente, esperando que la chica decidiera salir y trepar hasta su lomo. En cuanto su hermana lo hubiese hecho, se movería en el aire, sorprendido ante el barco que acababa de empezar a caer del cielo junto a él. Cuando se apartó en el aire y pudo echar un vistazo a su cubierta, vio que había algo raro en aquellos tripulantes. No parecían humanos. Parece que había encontrado el origen de aquellas historias de fantasmas de las que hablaba Kus.
El dragón se apartó mientras observaba al barco descender desde las nubes. Cogió altura y se colocó por encima. Seguramente los fantasmas ya lo habrían visto, pero no le importaba. Fue entonces, cuando hubo alcanzado algo de estabilidad, que se alejó del barco y se dirigió hacia tierra. Aterrizó justo en la playa de la isla que tenía más cercana.
En cuando Azula se hubiese bajado de la grupa del dragón, este volvería a su forma humana.
- Tenemos que saber que demonios es ese barco, Azula.
El dragón se apartó mientras observaba al barco descender desde las nubes. Cogió altura y se colocó por encima. Seguramente los fantasmas ya lo habrían visto, pero no le importaba. Fue entonces, cuando hubo alcanzado algo de estabilidad, que se alejó del barco y se dirigió hacia tierra. Aterrizó justo en la playa de la isla que tenía más cercana.
En cuando Azula se hubiese bajado de la grupa del dragón, este volvería a su forma humana.
- Tenemos que saber que demonios es ese barco, Azula.
Amaiar Silverfang
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Caos, puro y absoluto. Aquella era la única forma que tenía Amaiar de describir la situación. En su cabeza, todas las leyendas, mitos y demás historias sobrenaturales comenzaron a cobrar un nuevo sentido, cuando un barco de aspecto viejuno apareció de repente volando por el cielo. Si los cuentos de fantasmas eran ciertos, ¿quién aseguraba que no lo fueran también los que hablaban del Yeti?
Apenas unos segundos más tarde, una explosión cercana sacó del ensimismamiento al marine, que al darse cuenta de que el peligro era real comenzó a ponerse en marcha sin pensar en su posición.
- ¡A CUBIERTO! - Gritó, como si estuvieran en una auténtica batalla. Esperaba que su voz se hiciera oír por encima del estruendo y el desorden, y les diera a los reclutas algo a lo que aferrarse en su esperanza. - ¡Usad lo que sea como cobertura! ¡Rocas, cajas, salientes o desniveles del terreno, lo que sea! ¡Avanzad tierra adentro y aprovechad los árboles!
Incluso bajo aquella presión, el Capitán mantuvo la cabeza fría y trató de imponerse al pánico. Su prioridad era mantener a salvo en la medida de lo posible a sus compañeros, dándoles un objetivo para que pudieran recuperar la compostura.
- ¡Formación "Cielo Estrellado"! ¡Separaos tres metros entre vosotros para evitar la concentración del fuego enemigo! ¡No os alejéis demasiado o seréis blanco fácil!
Mientras él mismo caminaba tratando de hacer llegar su voz a todos los marines presentes, Amaiar comenzó a buscar con la mirada cualquier pieza de artillería de la que dispusieran. Cañones, morteros, lo que fuera.
- ¡Manteneos en movimiento constante, pero no de forma errática! ¡Avanzaremos hacia un lugar que nos ofrezca una mejor posición táctica y planearemos nuestro próximo movimiento! - Finalizó, rezando para que sus esfuerzos pudieran al menos salvar una vida.
Apenas unos segundos más tarde, una explosión cercana sacó del ensimismamiento al marine, que al darse cuenta de que el peligro era real comenzó a ponerse en marcha sin pensar en su posición.
- ¡A CUBIERTO! - Gritó, como si estuvieran en una auténtica batalla. Esperaba que su voz se hiciera oír por encima del estruendo y el desorden, y les diera a los reclutas algo a lo que aferrarse en su esperanza. - ¡Usad lo que sea como cobertura! ¡Rocas, cajas, salientes o desniveles del terreno, lo que sea! ¡Avanzad tierra adentro y aprovechad los árboles!
Incluso bajo aquella presión, el Capitán mantuvo la cabeza fría y trató de imponerse al pánico. Su prioridad era mantener a salvo en la medida de lo posible a sus compañeros, dándoles un objetivo para que pudieran recuperar la compostura.
- ¡Formación "Cielo Estrellado"! ¡Separaos tres metros entre vosotros para evitar la concentración del fuego enemigo! ¡No os alejéis demasiado o seréis blanco fácil!
Mientras él mismo caminaba tratando de hacer llegar su voz a todos los marines presentes, Amaiar comenzó a buscar con la mirada cualquier pieza de artillería de la que dispusieran. Cañones, morteros, lo que fuera.
- En caso de que haya:
- - ¡Los que dispongan de gran fuerza física, llevad esto con vosotros! - Diría, cuando lo encontrase. También ayudaría él mismo a cargarlo. - ¡Si no montamos una contraofensiva seremos simple carne de cañón!
- ¡Manteneos en movimiento constante, pero no de forma errática! ¡Avanzaremos hacia un lugar que nos ofrezca una mejor posición táctica y planearemos nuestro próximo movimiento! - Finalizó, rezando para que sus esfuerzos pudieran al menos salvar una vida.
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