Paranoia || Privado con Spade

Me encontraba en la isla de Ohara, una isla famosa en todo el mundo por ser hogar de muchos de los arqueólogos e investigadores más importantes habidos y por haber, y eso no lo era todo, pues además de poseer a arqueólogos e investigadores de gran prestigio también tenían otra característica que hacía que incluso nosotros, los científicos del gobierno, acudiéramos a esta isla en caso de tener una duda: el famoso árbol del conocimiento, el cual había sido utilizado durante mucho tiempo como laboratorio de los investigadores y arqueólogos de la isla, además de ser una gran biblioteca con cientos y cientos de libros, seguramente era la fuente de conocimiento más impresionante del mundo. ¿Que me cosa me había llevado a esta isla?, bueno, en realidad eran dos cosas, primero que nada tenía planeado encontrar un libro de química y seguramente otro de biología, quería investigar nuevas formas de hacer mi metanfetamina más adictiva, de hecho, en mi mochilla, además de libros, cuadernos con notas, y un cambio de ropa, llevaba una bolsa con al rededor de 500g de meta. Por lo que me encontraba un poco a la defensiva. 

Claro que no podía simplemente venir a esta isla por que sí, aunque ese "por que sí" sería lo que tendría que mostrar ante el mundo, no, no era posible que un científico del gobierno fuera ahí por un motivo que no fuera laboral. Ante los ojos del gobierno estaba ahí para consultar un libro de ingeniería, aunque no era una excusa como tal, pues si  me gustaría resolver unas cuantas dudas sobre el tema...de igual forma, eso era lo de menos. Yo me concentraba en mi principal objetivo: la metanfetamina. Mientras caminaba por las calles me aseguraba de que nadie sospechara de mi, ante los ojos de los presentes, yo no era más que otro de esos científicos que de vez en cuando visitaban la isla.

Ohara, una isla hermosa, conocida por albergar una gran cantidad de conocimiento, lástima que gran parte del mismo se había perdido hace cientos de años por culpa de una estúpida Buster Call. Spade, conocía algunos detalles de lo que había ocurrido en aquella isla, pero no terminaba de tragarse el cuento de todo lo que le habían contado en las clases de historia, después de todo, era normal que el gobierno ocultara algunas cosas y "modificara" parate de las historias para quedar bien. En fin, no era algo que le competía, estaban en el presente y su motivo en esa isla no era  averiguar la posible verdad de una vieja historia.

Hace poco que ya no era parte de la marina, toda la posibilidad que tenía de conseguir información y conocimientos de parte de científicos del gobierno se había esfumado, así que si quería averiguar o construir algo lo haría por su cuenta; sin embargo, con tan pocos recursos a su favor, lo único que podía hacer ahora era ampliar sus conocimientos para poder crear algo que estaba deseando desde que consumió su fruta del diablo y para eso debía ir a la región en donde guardaban los libros de ingeniería; sin embargo, ahora tenía un obstáculo, al ser una persona buscada debía pasar desapercibida.

Caminaba por las calles intentando no llamar la atención, sabía que algunas personas la conocían en la isla, por lo que tuvo que recurrir a usar una gorra y unos lentes. No era la gran cosa ni nada como un disfraz para pasar completamente desapercibida, pero al menos ayudaba en algo. Necesitaba llegar en una pieza a la biblioteca de la ciudad.

Afortunadamente nadie parecía prestarme especial atención, a lo mucho recibía una pequeña mirada de curiosidad por parte de alguno de los habitantes, pero enseguida volvían a lo suyo, seguramente ya estaban acostumbrados a recibir "visitas" de sujetos con bata, aunque seguro que nunca de uno tan atractivo como yo.-Que buen clima hace.-Me dije con una sonrisa mientras miraba el cielo, habían pocas nubes y el sol emanaba una temperatura más que adecuada, no hacía tanto calor como para morirse sudando pero tampoco se sentía el ambiente frío, tal y como me gustaba. De no ser por que me encontraba en la isla con motivos de trabajo tiraría todo y correría hasta la playa para surfear, había visto algunas olas buenas en la isla, no las mejores, pero algo era algo.

Me encontraba ya cerca del árbol del conocimiento, bueno, en realidad "cerca" no sería la palabra exacta, pero ya comenzaba a ser visible.-¿Oh?.-A unos metros de mi caminaba una chica, parecía llevar una gorra, la observe unos momentos. Mi semblante se volvió serio y me dirigí rápidamente hasta ella.-Disculpe señorita.-Le dije seriamente mientras le tomaba el hombro, haciendo que se detuviera, entonces me coloque frente a ella mirándola seriamente.-No me diga que usted...-Comencé, era obvio.-¡También se dirige al árbol del conocimiento!.-Exclamé más alegre.-¿Qué le parece si vamos juntos?, a decir verdad esos viejos me ponen los pelos de punta.-Me llevé una mano a la nuca mientras reía incómodamente.

Paseaba por la ciudad como una turista más y para mi suerte nadie me había reconocido, tampoco había visto marines cerca, cosa que me tranquilizaba lo suficiente como para sentir más confianza al caminar por las calles.

Luego de unos minutos de una amena caminata por la ciudad ya podía ver el árbol del conocimiento. Una sonrisa se dibujó, de forma involuntaria, en mi rostro y seguí mi trayecto sin pensar en distraerme en pequeñeces que pudiera encontrar atractivas en la ciudad, como puestos de comida o cosas similares, pero, cuando pensaba que nada ni nadie podía interrumpir mi camino, una mano sobre mi hombro y la voz de un hombre hicieron que se me helara la sangre.

La seriedad de su voz y su mirada me congelaron por momentos, incluso sentí como mi corazón se aceleró por el susto y mi respiración se tornó pesada, señales del nerviosismo que sentí; sin embargo, sus siguientes palabras y el tono de felicidad al que cambió su voz hicieron que soltara un pesado suspiro de alivio. Últimamente tenía la mala costumbre de sentirme observada y perseguida por todos los lugares a donde iba.

−Vaya, vaya…Sí que me ha dado un susto, caballero−dije con un casual tono de voz−.Concuerdo con usted. Los bibliotecarios pueden ser bastante… ¿Cómo decirlo?...Perturbadores−examiné con la mirada al sujeto frente a mí−.Y contestando a su pregunta, no veo problema, después de todo, ambos nos dirigimos al mismo lugar−comencé a caminar otra vez, sin esperar una respuesta por parte del curioso hombre, pensé que si de verdad quería ir al árbol del conocimiento de todos modos me iba a seguir.

−“Un doctor o un científico, supongo. Su vestimenta lo delata. Interesante”−pensé mientras caminaba y miraba de reojo hacía atrás. Esperaba no meterme en problemas solo por decirle a un extraño que podía acompañarme a la biblioteca.

Escuche atentamente las palabras de la chica, me sorprendí un poco al escuchar que le había dado un susto, no era mi intención, supongo que la habré tomado desprevenida, después de todo, dudo que muchos científicos como yo seamos muy intimidantes. Sonreí al escuchar que ella también encontraba perturbadores a esos viejos; aunque supongo que la palabra "perturbador" servía, yo más bien los describía como "raros" y en muchos casos "inadaptados sociales" se la vivían encerrados en su laboratorio/biblioteca y únicamente salían si era algo de suma importancia, para los trabajos "frente a frente" generalmente estábamos nosotros, los científicos del gobierno, luego, aunque en muy contadas ocasiones, los viejos el árbol.-Gracias.-Dije al escuchar su afirmación...aunque en realidad poco importaba, pues íbamos hacía el mismo lugar por el mismo camino y aunque no quisiéramos tendríamos que ir, técnicamente, "juntos".

Entonces recordé un pequeño detalle, de esos pequeños detalles que cambian todo, como el porcentaje de hierro en el cuerpo humano, aunque la cantidad de hierro que había en el cuerpo humano era ridículamente pequeña seguía siendo primordial...bueno, este "detalle" no era TAN pequeño, pero bueno, mi lado nerd, supongo. Traía en mi mochila una bolsa de metanfetamina, y esos viejos sacos de huesos no confiaban ni un poco en mi ni en cualquier científico del gobierno, o al menos yo no les caía bien, y tenían la mala costumbre de fisgonear en mi mochila.-¡En un momento la alcanzo!.-Grite cuando ella había avanzado ya varios metros.

Baje mi mochila al piso y con cuidado de no mostrarme sospechoso, y por supuesto de que nadie viera la bolsa llena de la mercancía, la coloque en un bolsillo algo grande escondido en mi bata, la había mandado a hacer para este tipo de situaciones. Inmediatamente volví a cerrar mi mochila y me la coloque en la espalda, troté rápidamente hasta quedar al lado de la señorita.-Siento la demora.-Le dije con una alegre sonrisa.-Por cierto, mi nombre es Alexander, Alexander Kinglake, encantado.-Dije mientras le extendía mi mano al caminar junto a ella.

Detuve mis pasos cuando escuché la voz del muchacho que acababa de conocer y miré de reojo su acción. Sacaba algo de su mochila y la escondía en su bata.
 
−Extraño−susurré, aunque sin darle mucha importancia al hecho, después de todo, no era mi problema lo que hiciera o dejara de hacer un completo desconocido; sin embargo, su acción me hizo recordar algo importante−. “Mi cinturón…”−pensé en lo que tenía en la funda del cinturón que llevaba, dos pistolas y una navaja, tres cosas que los viejos de la biblioteca no iban a admitir dentro del árbol y por lo que bien podían llamar a la marina al verme como una criminal en posesión de armas ilegales. Bufé molesta y me fijé que la tela de mi camiseta me cubriera lo suficiente como para ocultar con ella las armas. Para mi suerte, como la camiseta me quedaba más grande de lo normal, en ningún momento quedó revelado lo que llevaba conmigo−“Bien, tiene sentido, si se hubiera notado la gente no me miraría de forma normal”.
 
Al cabo de unos segundos, cuando el hombre terminó de arreglar las cosas de su bata, corrió hasta quedar al lado mío y se presentó de forma casual.
 
−Soy Spade, es un placer, joven Kinglake−sonreí de vuelta y estreché su mano−Me parece que debemos apresurarnos en llegar a la biblioteca, ya va siendo medio día. No quiero encontrarme con los bibliotecarios en su hora de almuerzo y tener que esperar afuera hasta que vuelvan −dije al mismo tiempo que comenzaba a caminar y notaba como el sol empezaba a brillar casi en medio del cielo y el calor de la isla aumentaba, junto con esa sensación de picor que producen en la piel las altas temperaturas.

Sonreía mientras estrechaba su mano, Spade, tenía un nombre un tanto inusual, aunque no me parecía para nada un nombre feo.-Sí, tiene razón.-Dije ante sus palabras, eso viejos solían tomarse su tiempo al comer, o al menos eso era lo que me habían contado algunos de mis "compañeros/colegas" que habían tenido la mala fortuna de haber llegado justo a la hora de su almuerzo, je, igualmente siempre podíamos entrar a la fuerza aunque...si lo pensaba bien, el Gobierno solo  me cubriría en caso de que fuera un trabajo super importante y como este no es el caso, seguramente tomarían preferencia por los vejetes. Renombre, de eso se trataba todo para nosotros los científicos e investigadores del gobierno mundial.

-Vaya, el sol esta comenzando a ponerse más intenso.-Comenté casualmente al sentir mis brazos quemandose por el sol, aunque no era nada a lo que no estuviera acostumbrado ya, además de que traía puesta mi cachucha; observe a la chica a mi lado, llevaba puestos una gorra y unos lentes oscuros, supongo que quería evitar a toda costa quemar esa piel blanca, no me sorprendía, igualmente había escuchado que era malo para una persona de piel blanca quemarse demasiado de una manera tan "repentina", por decirlo de algún modo, aunque a final de cuentas, ¿yo que sé?, no soy un doctor.

Continuamos caminando unos momentos más, hasta que finalmente llegamos a la entrada a la biblioteca.-Aquí vamos.-Dije con fastidio no antes de haber soltado un suspiro de cansancio.-¡Buenos días!, ¿O acaso debería decir buenas tardes?.-Dije tratando de ocultar mi fastidio mientras entraba, aunque sabía que daba igual cuanto lo intentara, jamás complacería a esos viejos.

-Oh, eres tú de nuevo Alexander.-Uno de los viejos me vio, aunque parecía querer aparentar ser amable, ambos sabíamos que nos odiabamos mutuamente.-Dime, ¿aún tienes dudas con problemas sencillos?.-¿Era yo o me estaba confrontando?, viejo asqueroso.

-No, ya lo domine hace tiempo, pero dime dime, ¿ya conseguiste comprender los enlaces covalentes o quieres que te la explique?.-Le dije con una sonrisa.-Bueno, como sea, he venido a buscar información en unos libros y...-Noté que algo espulgaba mi mochila.-¡Dejen de meterse en lo que no les importa!.-Grite con los ojos furiosos y los dientes en forma de pico mientras me daba la vuelta, quedando frente a frente a otros dos ancianos que hasta hace poco se encontraban husmeando entre mis cosas, lo de siempre.

Por fin habíamos llegado a la biblioteca, para mí era como una “zona segura”, un lugar donde podía dejar atrás mi delirio de persecución y relajarme mientras releía los libros científicos que tenían en la biblioteca.
 
−Buenas tardes, caballeros−dije de forma educada solo para que ninguno de los tres ancianos me prestara atención y comenzaran una pequeña discusión con mi acompañante, al que comenzaron a revisarle la bolsa sin aviso alguno.
 
−“Pero que ancianos más perturbadores y acosadores. Oye, eso debería estar prohibido, no son oficiales del gobierno. ¿Quién les da el derecho en esculcar las cosas de los demás?”−pensé mientras que una gota de sudor resbalaba por mi frente en señal de confusión por la extraña escena que se presentaba ante mis ojos−“Aunque bueno, que importa, es su problema, de todos modos parece que están muy ocupados para notar mi presencia”−pasé de largo por el extraño grupo de vejetes y del chico que discutía porque dejaran de revisar su bolsa y me dirigí a un mostrador de madera en donde atendía una señora de aspecto malhumorado, cabello rubio, con mechones blancos, signos de que estaba entrando en la vejez, algunas arrugas en su rostro rechoncho y su cuerpo, bueno, bastaba con decir que aún no entendía como una silla que parecía tan frágil podía soportar su peso para entender que no era ninguna muñeca.
 
−Amm…Buenas tardes, señora…−mi voz fue interrumpida por una especie de gruñido molesto por parte de la mujer, se supone que dijo algo, pero no pude escucharla muy bien, así que tuve que arriesgarme a decirle que me repitiera lo que había dicho−Disculpe, no entendí…
 
−Dije que te quites los lentes, mocosa−suspiré de forma pesada, esa mujer era una molestia, pero a final de cuentas hice lo que me pidió, medité unos segundos si pedirle ayuda para encontrar los libros que quería, pero me retracté y decidí alejarme del mostrador; sin embargo, un periódico tirado sobre unos libros llamó mi atención.
 
−Oiga, señora… ¿Ha terminado de leer eso? –dije señalando la pila de papel gris. La mujer volvió a mirarme con cara de pocos amigos, pero me entregó lo que quería. Entonces si me alejé del mostrador y busqué algunos libros que creí que me servirían, me senté en una mesa, alejada del resto de la gente y comencé a leer un libro de robótica que había conseguido de uno de los estantes más altos. El periódico, lo había dejado a un lado de la mesa, ya lo leería más tarde.
 
−“¿Me pregunto si el joven Alexander habrá terminado su discusión con los ancianos?”−pensé de repente, me había distraído un rato de la lectura y miré hacia la entrada del lugar, buscando indicios del chico con bata.

Me lleve la mano a la cara, completamente harto de la situación, y eso que no tenía ni diez minutos de haber llegado, pero lo que causaba mi molestia no era en realidad la situación en si, sino que esta no era la primera vez que sucedía y muy probablemente ocurriría cada vez que viniera hasta que esos viejos murieran...no solía desearle el mal a nadie, pero creía que se les estaba haciendo tarde.-No tengo tiempo que perder, sólo hagamos lo de siempre, yo por mi camino y ustedes por el suyo y ya.-Dije como punto y final, pero muy en el fondo, -bueno, no en el fondo, ya lo veía venir- sabía que ellos irían detrás de mi, y así lo hicieron. Normalmente solía ingeniármelas para deshacerme de su molestia presencia, por alguna razón yo no les había agradado desde nuestro primer encuentro, que juro, no fue nada del otro mundo; simplemente ellos solían decir que yo "no era de confianza", bueno, creo que tienen algo de razón, después de todo hace no mucho que había comenzado a meterme con cosas ilegales, más específicamente la fabricación de la metanfetamina.-Odio admitirlo, pero supongo que no puedo culparlos...-Me dije mentalmente con cansancio.

¿Cómo me las arreglaría para perder a estos sacos de viejos huesos?, no conseguía hayar una respuesta clara, hasta que finalmente la vi, la señora Smile's, bueno, se llamaba "Cascarrabias" y no, no es una cruel broma hacía su persona de mi parte, sólo parecía haber tenido unos muy muy malos (y bastante crueles) padres, no solía hablar mucho de eso pero de verdad detestaba su nombre, así que le puse un mute cariñoso, razón por la cual solía tener "preferencias conmigo".-¡Señora Smile's!, ¿cómo ha estado?...espero que bien, verá.-Mi voz se comenzó a poner llorosa y quebradiza.-¡Estos malvados siguen hostigando mi persona!.-Exclamé de manera dramatica mientras señalaba al trio de ancianos.

-Hmp.-La "adorable"señora smile's gruño observando fijamente a los viejos. Esa simple mirada basto para que los ancianos retrocedieran atemorizados. Inmediatamente la señora smile's volvió a su trabajo, no sin antes mirarme de reojo con una ligera sonrisa, me agradaba esa mujer.

-¡Gracias!.-Agradecí mientras continuaba mi camino con mayor tranquilidad. Ahora que lo pensaba, ¿dónde habría quedado la señorita Spade?, me detuve en seco, observando mi al rededor, hasta que finalmente la observe, ella también me miraba, me dirigí hacía ella.-Hola, tuve problemas con ese trió, por fortuna la servicial señorita smile's salvo el día.-Reí levemente.-¿Acaso no es simpática?.-Comenté con una sonrisa.

Vi que Alexander se acercaba nuevamente, por lo visto había logrado deshacerse de los viejos gruñones y acosadores que comenzaron a bombardearlo con preguntas apenas llegó y que más eso tuvieron el atrevimiento de revisar su mochila, parecía ser alguien conocido en ese lugar y, ahora que lo recordaba, ese hombre había cambiado de lugar algo de su mochila a un bolsillo en su bata, tal vez estaba ocultando algo después de todo y los viejos lo sabían o al menos lo sospechaban. La intriga comenzó a apoderarse de mí, tal vez podía obtener algún tipo de información a parte de lo que había venido a buscar. ¿Qué clase de persona sería Alexander Kinglake? La pregunta llegó a mi mente de la nada, pero ahora debía conseguir una respuesta para ella.
 
Sonreí cuando llegó a la mesa en donde estaba sentada y solté una risa a raíz de lo que dijo sobre la mujer de la recepción, una risa que hizo que me ganara la mirada seria de la misma mujer sobre la que hablábamos.
 
−No creo que simpática sea la palabra que yo usaría para describirla, pero al menos tiene el mérito de haberlo ayudado con los ancianos. Parece que es famoso por aquí −dije en voz baja, procurando no llamar la atención de la bibliotecaria−.Por cierto, esa bata… ¿Es usted un doctor? ¿Un científico? Disculpe mi curiosidad, pero no puedo evitar sentir cierta intriga−señalé su mochila y cerré el libro que tenía sobre la mesa, dispuesta a comenzar una conversación−.Verá, los bibliotecarios son algo raros, pero no es normal que se comporten tan a la defensiva cuando alguien llega, ni siquiera notaron mi presencia por estar revisando sus cosas−sentí que estaba hablando de más, pero tenía que deshacerme de todas las dudas que tuviera antes de meterme en algún tipo de problema.

Le enseñe la lengua a Spade inocentemente tras el regaño que había recibido por parte de la señorita smile's. Se podría decir que, en efecto, tenía mi "fama" por aquí, era odiado y despreciado a más no poder por los vejetes que se la pasaban encerrados en este lugar sin ninguna clase de vida social y, bueno, le agradaba a la señora Cascarrabias. Escuche su siguiente pregunta, ahora preguntaba por mi profesión.-Bueno, verá, yo soy...-Me detuve ante sus siguientes palabras, parecía no querer aparentarlo, pero en realidad resultaba un tanto obvio, dada la naturaleza de la pregunta. Evidentemente ella sospechaba de mi, me tensé y mi piel se puso china, repentinamente la temperatura del ambiente aumento.-Bueno, respondiendo a su pregunta...-Me aclaré la garganta, sintiéndome algo incomodo.-Soy un científico del gobierno mundial, y bueno, simplemente no me llevo bien con esos vejetes, ya sabe, son algo "excéntricos" dado que jamás salen de aquí.-Force una risa leve, no me explicaba como era que esos vejetes aún sin estar presentes eran capaces de causarme tantas molestias.

De igual forma, ¿quién era exactamente esa chica?, ¿acaso era alguna agente en cubierto del gobierno?, no lo creo...esos tipos no tendrían muchas necesidades de ponerse "en mi cara" simplemente se meterían a mi dormitorio en la noche, revisarían y seguramente me darían el golpe de gracia al confirmar sus sospechas, trague saliva ante este último pensamiento. Bien podría ser alguna reportera que estaba buscando alguna clase de noticia "escandalosa" en el árbol del conocimiento o tal vez simplemente algún reportaje o algo por el estilo, y, des afortunadamente para mi, el comportamiento de esos vejetes le había llamado la atención. Maldije mentalmente a los ancianos, si esto era verdad entones ella era muy peligrosa para mi y si llegaba a saber la verdad solo tendría dos opciones: 1) Dejarle ir y comenzar una nueva vida como prófugo de la justicia o 2) Atar cabos sueltos, sentí mi estomago revolverse ante esta última opción, realmente no quería eso, y mucho menos ella. Tendría que asegurarme de que ella no se enterara de nada.

-B-bueno, dejando eso de lado.-Mi voz aún se sentía llena de dudas, "¡Estúpido!", me grite mentalmente ante lo idiota que me estaba comportando.-¿Qué le ha traído usted al árbol del conocimiento?, ¿mera curiosidad de nuevo?, jeje.-Reí levemente, tratando de recuperar lo mejor que podía mi humor habitual mientras metía ambas manos en los bolsillos de mi shorts. Si quería que esto terminara bien para ambos, y sobre todo sin nadie herido, tendría que desviar su atención a otras cosas el máximo tiempo posible, solo esperaba ser lo suficientemente interesante como para que no pensará más en mi y mi "vida secreta".

−“¿Un científico del gobierno?”−la situación no podía ser más perfecta, este hombre tal vez podría ayudarme con lo que quería, era mi día de suerte; sin embargo, estaba el dilema que no tenía como pagarle y no es como que me pudiera involucrar mucho con la gente del gobierno; sin embargo, había algo que no terminada de cuadrar: ¿Por qué estaba tan nervioso solo por una simple pregunta? –“Tal vez si oculta algo”−pensé mientras volvía a mirar su mochila.
 
−Así que un científico del gobierno mundial−solté un leve risa−Eso explica porque es tan conocido en esta biblioteca, realmente es interesante, joven Alexander. Debe ser genial tener toda la tecnología del gobierno y pase libre para investigar y experimentar todo cuanto quieran−dije de forma casual, mientras que me entretenía jugando con un mechón de mi cabello, ocultando el hecho de que había notado lo nervioso que se estaba comportando el chico−Bien, yo estoy aquí solo porque necesito construir algo que me ayude a mejorar mis habilidades de combate, este mundo es peligroso y hay que saber defenderse y pues, aparte de eso, deseo construir un medio de transporte para poder navegar. Esto de estar rob…pagando para que te lleven de isla en isla es una pérdida de dinero−suspiré al notar que pude zafarme a tiempo de meter la pata y hablar de más sobre cosas que no debía mencionar. –“Parece que se me ha pegado algo del nerviosismo de él”.
 
−Volviendo a hablar de usted, ¿Entonces está aquí por alguna investigación del gobierno? –pregunté con auténtica curiosidad, aunque me arrepentí un poco, parecía una periodista intentando sacar información, pero no podía evitarlo, aunque si debía aclarar ese detalle−Y puedes estar tranquilo, no soy ningún tipo de periodista ni paparazi excéntrico que intenta buscar noticias sensacionalistas, solo soy una científica aficionada que se fascina por tener la oportunidad de hablar con un científico real−contesté con sinceridad.
 

-Sip, soy un científico del gobierno mundial.-Comenté alegre mientras escuchaba sus siguientes palabras, aunque aparentaba estar más calmado en realidad seguía igual de alerta-Eh...sí, bueno, supongo...-Comenté nervioso mientras la observaba jugar con un mechón de su cabello, algo me daba muy mala espina en todo esto. Sus siguientes palabras fueron especialmente "sospechosas" y me hacían seguir creyendo con mayor razón que se trataba de alguna reportera encubierto, esos desgraciados eran muy aferrados, especialmente con las conspiraciones fantasiosas. Al parecer me encontraba ante una "científica aficionada" o al menos así se había descrito ella misma, bueno, debía admitir que me sentía ligeramente alagado, si algo me gustaba, además del mar, bucear y surfear, era que reconocieran mis habilidades científicas.-Bueno, pues con todo placer me gustaría ayudarle en todo lo que pudiera señorita Spade.-Me lleve una mano a la nuca con un leve sonrojo, siempre había querido enseñarle a alguien, aunque esperaba ser mayor y enseñar a nuevas generaciones...pero esto igualmente era genial, no era un profesor con su salón de clases ni nada, pero iba por buen camino, mi profesor favorito solía decir que no importaba la cantidad de alumnos a los que se les enseñara sino cuantos estaban de verdad interesados.

-Y, bueno...estoy aquí porque debo admitir que me he quedado un poco estancado con una investigación y me dije a mi mismo: ¿qué mejor lugar que el árbol del conocimiento para resolver las dudas?.-Le explique con cierto entusiasmo, aunque podría decirse que estaba mintiendo, sólo un poco, pues eso había sido la "excusa" que le había puesto al gobierno para venir aquí y conseguir lo que de verdad me interesaba, un libro de biología sobre el reino fungi e investigar sobre hongos alucinógenos, tenía la intensión de poder dar un efecto más potente y adictivo a la metanfetamina que fabricaba, aunque seguramente podría llevar semanas.-Aún así, y como ya le dije, estoy a su total disposición, tengo tiempo de sobra así que, si así lo desea, puede preguntarme lo que guste.-Dije amable mientras tomaba asiento en una silla.

Spoiler:

− ¡Oh! ¿En serio? –contesté entusiasmada, pero con un tono de voz lo suficientemente bajo para no recibir una mirada fulminante de la bibliotecaria, me agradaba la idea de tener ayuda para poder fabricar mis armas y, por supuesto, mi submarino−.Entonces, muchas gracias. Si me ayudas quedaré en deuda contigo porque la verdad es que tengo muchas dudas sobre el submarino que quiero construir y sobre otras cosas−dije mientras tomaba entre mis manos, otra vez, el libro de robótica que había puesto a un lado del periódico de la Sra. Smile’s.
 
−Claro que, por ahora, solo necesito la teoría porque no tengo los fondos para comprar los materiales que necesito y tampoco tengo un laboratorio para trabajar−agaché mi cabeza sobre la mesa, algo decepcionada por mi situación, era más fácil cuando era marine y podía visitar los laboratorios del gobierno−.Necesito conseguir dinero−susurré entre dientes−.En fin, todas las preguntas que tenga te las haré después. Me parece que aunque tengas tiempo libre deberías continuar con tu investigación y yo debo seguir leyendo algo de esto−señalé el libro−.Creo que es mejor estudiar antes y luego hacer preguntas sobre lo que haga falta.
 
Abrí el libro en la página en la que había quedado. Hablaba sobre prótesis de partes humanas, no era exactamente lo que quería, pero era algo que me serviría.

Con que la chica quería construir su propio submarino, eso si que era una gran y afortunada coincidencia, pues yo igualmente soñaba con construir mi propio submarino, aunque yo no quería solo un submarino, yo quería "EL" submarino. El mejor submarino del mundo, con el que pudiera llegar hasta lo más profundo del océano y, quien sabe, tal vez hasta viajar en él por todo el mundo. Aunque tendría que tener mucho cuidado con los reyes marinos...pero igualmente valdría la pena, ¿que mejor manera de viajar por el mar?, los barcos solían quedarse cortos en ciertos aspectos algunas veces a mi parecer.-Tiene razón, ya habrá tiempo para charlas después.-Exclamé alegre ante sus últimas palabras mientras dejaba de divagar en mi mente para volver a la realidad...cierto, me encontraba en una situación nada cómoda, no, eso se quedaba corto, me encontraba en una etapa crucial en mi vida, todo tenía que estar cuidadosamente diseñado y planeado, tan especifico y bien planeado como el mecanismo de los más finos relojes. No podía permitirme cometer un solo error, pues no solo me podría tener grandes consecuencias a mi persona, sino también a las personas que me rodeaban, en este caso esta chica. 

Sentía algo de pena e incomodidad ante su presencia, no por que me desagradara o algo por el estilo, todo lo contrario, me agradaba. Especialmente por eso de querer construir un submarino...construir un submarino, mi sueño, quizás suene tonto pues no parece una misión tan grande, pero para mi el viajar por el mundo con un submarino hecho por mi, y claro, mi equipo, pues era algo que no podía hacerse solo. Algún día, pero de momento, esto tenía que salir a pedir de boca. Mire de reojo el libro que leía la chica, parecía estar leyendo algo sobre prótesis humanas, un tema interesante, y más complicado de lo que se solía pensar, pues no solo se buscaba la eficiencia del aparato, sino que también la comodidad del usuario, vamos, que una pata de palo no es lo mismo que la de verdad.

Finalmente deje de husmear entre los asuntos de la chica, seguramente lo mejor sería que de ahora en adelante no me involucrara demasiado con ella. Caminé hasta unos metros más adelante, no era la primera vez que estaba en la biblioteca y sabía perfectamente que era lo que buscaba, por lo que no tarde mucho en encontrar lo que quería, un libro de biología, más específicamente trataba a fondo el reino fungí, era relativamente nuevo, lo cual venía excelente pues estaba actualizado con los nuevos descubrimientos en el campo de la biología. Además, busque el libro sobre ingeniería automotriz que quería, no era exactamente básico, pero tampoco era algo que no entendiera ya, sólo era mi cubierta. De hecho, había hecho un análisis sobre el tema basándome en este libro de la Universidad, buenos tiempos.

Únicamente tenía planeado dar un breve repaso al libro sobre Ingenieria, lo que de verdad me interesaba era el libro acerca del reino fungí, existían buenas posibilidades de que pudiera crear una nueva versión de la metanfetamina, más potente y adictiva. Lleve una mano hacía mi "cintura", esperando sentir sobre la tela de mi bata la bolsa con metanfetamina en su interior, pero para mi sorpresa no la sentí, inmediatamente me alarme, revise por debajo de la bata y revise el bolsillo oculto, los hilos se habían roto y por lo tanto la bolsa con meta había caído, pero, ¿dónde?. Me maldije por dentro, sabía que debí haber hecho esos bolsillos yo mismo, jamás confíes en una señora de la limpieza necesitad; busque con la mirada por todos los alrededores, entonces vi la bolsa de plástico con los cristales en su interior, estaba peligrosamente cerca de la chica, a un metro si mucho, diría yo.-No volveré a hacer caridad.-Me dije de mal humor, de nuevo la temperatura había aumentado en el lugar, y junto a él, mis nervios.

Cerré el libro de golpe, algo frustrada. Tenía claro que antes de involucrarme en construir un submarino había algo más que tenía que conseguir; sin embargo, se me hacía difícil concretar las ideas. Necesitaba un par de guantes y botas  que me ayudaran a mejorar mi fuerza y velocidad. Ahora mismo era muy débil y lenta, cosa que me molestaba de más, sabía que no podía defenderme de todos los peligros que había en el mar y como viajaba sola era muy importante para mí estar preparada para pelear en caso de que fuera necesario, aunque no me gustaba crear problemas era evidente que no siempre podía evitar un enfrentamiento y era mejor estar preparada.
 
−“No quiero acabar en Impel Down por culpa de mi incompetencia”−pensé mientras soltaba un suspiro de cansancio y tomaba entre mis manos un libro de Diseño Ingenieril, lo más básico de lo básico. Necesitaba refrescar mi mente−“Etapas del diseño de Ingeniería”−leí el título del primer capítulo del grueso ejemplar.
 
−“Identificación del problema”−pensé por un momento lo que decía el subtítulo−. “Mi problema está más que claro, soy débil y lenta, a ver qué sigue....Generación de conceptos…”−intentaba seguir leyendo, pero comencé a sentirme realmente incómoda cuando la mirada del científico se posó sobre… ¿mí?...No, no, era sobre algo que había cerca de mí.
 
− ¿Qué sucede? –pregunté con algo de curiosidad, podía ver el nerviosismo en el rostro del científico−. “¿Qué se supone que le ha ocurrido de repente?”−pensé antes de que mi vista se fijara en el mismo punto que el chico estaba mirando.
 
En el suelo había una bolsa de plástico, dentro contenía una sustancia que no podía identificar a pesar de la relativa cercanía que tenía con el objeto. Debo admitir que la curiosidad me carcomía y dejé el libro que tenía a un lado, me levanté de la silla, me acerqué a donde estaba la bolsita de plástico y la tomé en una de mis manos.
 
− ¿Es esto por lo que se preocupa, joven Alexander? –señalé la bolsa con mi mano libre−.Pero, al final… ¿Qué se supone qué es esta cosa? –miré con curiosidad el interior de la bolsita. Contenía muchos cristales, parpadeé un par de veces pensando en que podían ser, fuera lo que fuera, parecían importantes para el científico, por lo que decidí tratar la bolsa con delicadeza hasta que Alexander se acercara y me la quitara de las manos.

Me mantuve sudando frío, observando como la chica leía aquel libro, ¿qué era lo que debía hacer en una situación como esta?, digo, al menos yo me esperaba que esto llegara a ocurrir tarde o temprano, y aunque en la "teoría" pensaba que sería algo muy fácil, en realidad no lo era, no podía simplemente acercarme y tomarlo, al hacer esto seguramente lo vería, bien podría esperar aquí parado, tal vez ella no lo notara y al terminar de leer aquel libro, fuera de lo que fuera, podría irse y no notarlo...pero, ¿cuáles era las posibilidades de eso?, las personas notaban una moneda tirada en el suelo, ¿Cómo no iba a notar una bolsa con 500g de droga?.-¡Mierda!.-Exclamé en mi mente, ella parecía haber notado mi mirada, aunque no estaba exactamente sobre ella, si que estaba al pendiente de sus acciones. No supe que contestar a su pregunta, seguramente notaba mis nervios, mis malditos nervios, siempre había sido incapaz de ocultarlos aunque quisiese, especialmente en situaciones como esta, donde faltaban pocos segundos para verme acorralado contra la pared.

-No gires, no gires.-Suplicaba en mi mente, pero claro, ella terminó por seguir mi mirada, ¿por qué demonios era tan torpe?. Tomó la bolsa llena de cristales en su mano.-¿Es esto por lo que se preocupa, joven Alexander?.-Pregunto mientras señalaba la bolsa con su otra mano.-Pero, al final...¿Qué se supone qué es esta cosa?.-Pregunto, mientras miraba con curiosidad la bolsa. 

-Ah..bu-...es-...una clase, de...-Balbuce mientras me acercaba a ella a paso lento, intentando alargar el tiempo, como deseaba que la tierra me tragara vivo en esos momentos. Finalmente estuve frente a ella...tomé la bolsa, completamente rendido, a este punto era prácticamente inútil lo que dijera, aún si me esforzara y consiguiera decir la mejor excusa del mundo, era imposible que se lo tragara, al menos por completo. Ella había visto mi expresión de preocupación, lo había dicho, lucía preocupado y sin mencionar que acababa de balbucear, era obvio que estaba buscando excusas, por desgracia seguía siendo muy blando, debía corregir ese problema y pronto.-Es inútil mentirte...-Aseguré mientras miraba la bolsa con expresión deprimida, era mucho más idiota de lo que creía.-Esto es metanfetamina,  una droga, ilegal, por supuesto.-Suspire pesadamente.-Yo la fabrico para que..."ciertas" personas la vendan...-Le miré a los ojos.-Por favor, no le digas a nadie...soy terrible mintiendo y, además, demasiado blando como para dañar a alguien, solo...no digas nada.-Dije suplicante, debía verme patético en este mismo momento.

La situación no podía ser más divertida ante mis ojos. A pesar de la apariencia que tenía el científico pude descubrir que era tan ingenuo, me atrevía a decir que incluso era más ingenuo que yo. Quería reír, a carcajadas, pero recodé a tiempo que estaba en una biblioteca y que mi risa llamaría mucho la atención de los bibliotecarios y no solo me echarían del lugar, si no que descubrirían lo que Alexander escondía y además, no estaba en posición ni era tan cruel como para delatarlo por algo como eso. ¿Qué me importaba a mí si un científico malgastaba los fondos del gobierno para obtener ganancias personales? Por mí que lo siguiera haciendo, siempre y cuando no lo descubrieran. Finalmente, cuando lo escuché diciendo que no dijera nada, solté una leve risa, que tuve que contener colocando ambas manos sobre mi boca.
 
− ¡Que tierno! Eres como un niño grande−dije entre risitas y esperé a calmarme para seguir hablando−.Lo siento, lo siento, pero no pude evitarlo−estaba más seria, aunque seguía con una sonrisa en mi rostro−.Como sea, puedes estar tranquilo, no puedo delatarte, de todos modos, deberías empezar a buscar una excusa por si alguien ve la “mercancía” y encontrar algo mejor en que guardarlo, una bolsa de plástico hace que sea algo muy…notorio−volví a sentarme, pero mirando hacia donde estaba Alexander, por cierto…¿Cuándo habíamos empezado a hablarnos de forma menos formal? Bueno, no importaba realmente.
 
−Vaya, ¿Así que solo por eso estabas tan nervioso? Eres una criatura muy inocente en un mundo cruel. Sí vas a hacer algo ilegal no lo hagas tan obvio…Lo aprendí a la mala−dejé escapar un suspiro por lo último que había dicho, era cierto y me molestaba−.Por cierto, deberías guardar eso antes de que alguien más lo vea.
 
Terminé de hablar justo antes de sentir como uno de los bibliotecarios se acercaba a donde estábamos. ¿Qué habíamos hecho? Había procurado hablar con una voz muy baja como para que pudieran escucharme.
 
− ¿Qué tanto murmullan ustedes dos? –la voz vieja de uno de los bibliotecarios llegó a mis oídos, lo miré confundida, esos tipos eran realmente una molestia.

-¿Eh?.-Exclamé al escuchar su risita inicial, que no fue sino solo el inicio de lo que era, seguramente, la mayor muestra de que había metido la pata. !¿Yo?!, ¡¿Tierno?!, no tenía idea de por que me decía esto, de acuerdo, tenía las esperanzas de que reaccionara de la "mejor manera posible" y supongo que esto calificaba como una buena reacción...pero a la vez me resultaba tan incómodo, sentí como un gran sonrojo subía por mi rostro, completamente avergonzado de las palabras de la chica. Tal parecía que ni siquiera yo, un científico del gobierno mundial graduado y con un gran historial en cuanto a estudios refiere, estaba exento de cometer este tipo de errores, que seguramente se debían a mi condición tan humana. No me parecía en nada a todos aquellos piratas y delincuentes que eran capaces de mentir para encubrir asesinatos, grandes robos, secuestros, extorsiones, y, bueno, cualquier otro delito que yo me veía incapaz de hacer; supongo que es algo bueno, significaba que seguía siendo "humano", solo esperaba poder mejorar este problemita.

Ella tenía razón, era demasiado inocente como para esperar sobrevivir en el mundo tan cruel en el que esperaba sumergirme, el de el negocio de las drogas, quien sabe que estupidez habría cometido de no ser por Ryan, tal vez ahora estaría muerto, podría haber hecho cabrear a algún jefe de la mafia o algo por el estilo.-Sí, tienes razón.-Dije mientras tomaba la bolsa. Entonces tres de mis mayores molestias aparecieron, esos tres ancianos.

Inmediatamente escondí la bolsa tras de mi, ya no tenía ningún lugar "seguro" en donde esconderlo, por lo que era mi única opción, especialmente por el momento tan desesperado en el que nos encontrábamos.-Nada, sólo deshacía alguna de las dudas que tenía respecto a la Ingeniería.-Dije, aparentando normalidad. Vaya, me era tan natural mentirles a ese trío.

-¿Y que tienes detrás de ti?.-Pregunto uno de los tres vejetes con sospecha. Desgraciadamente no eran como los demás ancianos normales que se conformaban con la más simple explicación.

-Una droga ilegal.-Dije, con cierto tono sarcástico.

-Mocoso mal educado, no te quieras burlar de nosotros.-Exclamó el que se había permanecido callado hasta este momento, una verdadera lastima, se veía mucho mejor así, sin decir nada. Aunque era buena señal, pues parecían haberse tragado mi "broma".-Bueno, como sea. Tenemos cosas que hacer.-Soltó con clara molestia el mismo anciano, los otros dos asintieron ante sus palabras y continuaron su camino, si era que nos habían estado espiando, entonces parecía que no se habían dado cuenta de lo que sucedía.

Solté un pesado suspiro una vez se alejaron los ancianos lo suficiente como para que no me escucharan.-Vaya, me sentí como en una de esas novelas épicas.-Dije con una leve sonrisa ante la "adrenalina", vamos, solo eran unos ancianos, pero el secreto que guardaba ante sus ojos no serían tan inocente como lo resultaba para Spade.-De todas formas, gracias Spade.-Dije mientras regresaba el sonrojo ante mi cara, parecía que me había preocupado más de la cuenta con ella.

¿Qué sucedía con ese muchacho? Era raro, realmente raro. Es que, no podía creer que hubiera estado tan relajado frente a esos ancianos, que seguramente si representarían un peligro si descubrían la droga, y en cambio frente a mí, que era una ciudadana común y corriente (al menos para él) fuera un manojo de nervios, y lo peor es que se había atrevido a decirle a uno de los ancianos que tenía droga y este había pensado que era un broma. A estas alturas no sabía que pensar sobre los “sabios” del famoso Árbol del conocimiento y tampoco sobre el científico del gobierno.

− ¿Solo por gastarle una broma a los viejos?–había seguido leyendo el libro de diseño y solo me distraje de mi lectura para hacer uno que otro comentario−.Por cierto, no necesitas agradecer nada−dije de forma desinteresada, mientras me hundía en la lectura una vez más y dejaba que mi mente se desconectara del mundo para solo concentrarme en lo que quería averiguar.

No supe cuánto tiempo pasó después de eso, había leído una buena cantidad de artículos de diferentes libros, me hacía una idea más clara de lo que debía conseguir y como terminar construyendo un buen producto, pero volví a la realidad, no tenía dinero y aunque ahora tenía el conocimiento y había tomado suficientes apuntes de libros de física, mecánica, diseño, entre otros, faltaba mucho para poder construir lo que quería.

−“Bien, no todo es tan malo, al menos logré llegar a Ohara y conseguir los apuntes que quería y ahora tengo tiempo de sobra para lograr mis objetivos”−di un suspiro y miré mi muñeca para ver la hora, aunque claro, no llevaba un reloj, lo que me hizo sentirme algo incómoda.

−Oh, había olvidado el detalle del reloj−susurré para mí misma y luego miré al científico−Alexander…−ya se me hacía ridículo seguir tratando a alguien de mi edad como si fuera un anciano−… ¿Sabes qué hora es? Debo buscar un lugar donde hospedarme y no quiero que se me haga muy tarde para eso–pregunté con curiosidad, mientras tomaba el periódico, que había olvidado que tenía, y comenzaba a ojear algunas páginas solo por encima, leyendo titulares al azar a ver si alguno llamaba mi atención.

Luego de que los ancianos desaparecieran de nuestra vista, Spade menciono que no debía agradecerle nada, aunque a mi parecer se equivocaba, en verdad me sentía agradecido por que guardara el secreto, no sé que hubiera llegado a pasar si se tratara de otra persona. Al final ambos habíamos vuelto a lo nuestro, al menos en lo que terminabamos de hacer las cosas que habíamos venido a hacer en un principió, ella se regreso a continuar con la lectura de aquellos libros de ingeniería, mientras que yo me regresaba a la enciclopedia del reino Fungi, tenía trabajo que hacer, primero que nada me "inundaría" con información de especies de hongos que ya tenía en mente y, además, leería sobre algunas otras,no era un especializado en el reino fungi, pero me defendía. Suspiré con cansancio al saber el trabajo que me esperaba, no podía utilizar cualquier especie, pues evidentemente una venenosa o tóxica podría hacer que los clientes mueran y una droga que te mata -instantáneamente, quiero decir- no es muy buena fama, además de que claro que un champiñon normal no serviría de nada, también tendría que tomar en cuenta algunas cosas, como por ejemplo: cuál sería el costo de conseguir aquel hongo en grandes cantidad, o al menos lo suficientemente grandes como para cubrir lo necesario para cada "entrega" de la mercancía.

El tiempo pasa volando cuando estas tan ocupado, antes de que me diera cuenta noté como el sol comenzaba a ocultarse, estábamos a poco menos de media hora de que anocheciera, más o menos. Spade me hablo, preguntando por la hora...vaya, hacía rato que le acababa de tomar más confianza, ya no pensaba en ella como "señorita Spade", sino solo como "Spade".-Ummm...no tengo reloj.-Comenté mientras llevaba una mano a mi barbilla pensativo.-Pero...si no mal recuerdo, había un reloj de pared por aquí.-Pensé en voz alta mientras caminaba a dos libreros a la derecha, no me equivoque.-¡Vaya!.-Exclamé con cierta sorpresa, aunque ya me esperaba que fuera más o menos esa hora.-Se nos ha hecho algo tarde.-Caminé de vuelta hasta estar frente a Spade.-Son las 7:24, más o menos...es de esos relojes con líneas.-Comenté con cierta molestia, odiaba esos relojes.

Abrí mis ojos como platos al escuchar la hora, no podía creer que había pasado tanto tiempo, estábamos ahí desde antes del mediodía y ya había anochecido. No había comido nada, ni siquiera había sentido hambre, hasta ahora. Cerré el periódico y lo puse a un lado, nada había llamado mi atención, al menos no hasta la página que revisé.

−Que tarde es−dije antes de que mi estómago me reclamara por comida−.Bueno, parece que será mejor que me retire ya de este lugar. Muero de hambre y debo encontrar un lugar donde hospedarme−me levanté de mi asiento y comencé a apilar los libros que tenía sobre la mesa, para poder devolverlos.

−Alexander, si llego a tener preguntas sobre mi submarino te las haré a su debido tiempo−sonreí antes de seguir hablando−.No sé tú, pero yo ya he tenido mucho de estos libros por hoy−bostecé sin poder evitarlo, realmente ahora que ya no estaba concentrada en la lectura comenzaba a sentir los efectos de estar tanto tiempo sin comer−.¿Sabes? Espero poder encontrarte el día en que tenga dudas.

Tomé en mis brazos los libros que antes había apilado, regresé al pasillo donde los había conseguido y los dejé en su debido lugar, luego volví a la mesa en donde estaba el chico.

− ¿Vas a quedarte en este lugar por más tiempo? –pregunté solo por mera curiosidad, ya que no parecía muy educado irme de la biblioteca sin más luego de haber compartido medio día con el curioso científico, después de todo, que el gobierno me considerara una criminal no significaba que no me quedaran modales.

Ahora que Spade lo mencionaba...yo también me encontraba hambriento, no había comido nada desde que me había bajado del barco y, de hecho, yo también ya me encontraba harto de tanta lectura, tal y como ella había dicho, al final todo esto había sido una perdida de tiempo, había hecho cálculos y si bien podría, al menos en teoría, hacer una fórmula nueva para el nuevo "modelo" de la mercancía, esta no sería costeable pues resultaría muy cara, tardada y sin mencionar lo difícil que sería conseguir los hongos necesarios para cubrir la cuota, no era factible; por lo que si quería hacer una nueva fórmula tendría que hacerlo de manera enteramente artificial.

Sonreí ante las palabras de Spade, me gustaría volver a verla otra vez y ayudarle a hacer ese submarino, al menos con sus dudas.-Tranquila, seguro nos volveremos a ver.-Sonreí mientras alzaba mi mano y elevaba mi dedo pulgar.

-Ummm...-Suspire pesadamente ante su última pregunta.-A decir verdad he investigado ya todo lo que quería y...-Me acerque a su oído.-Respecto a la mercancía también.-Le susurre y luego volví a la distancia habitual.-Y bueno, creo que esto fue una perdida casi total de mi tiempo...pero, bueno, al menos te conocí, eres una persona agradable Spade.-Lleve una de mis manos a la nuca, avergonzado al recordar la manera tan despistada en la que había actuado, quería sobrevivir en el mundo de las drogas y el crimen, pero me estaba comportando como un crío, debía corregir eso desde ya.-Y respondiendo a tu pregunta, pues no, ya he terminado mis cosas en esta isla...y tampoco es como si fuera muy bienvenido por aquí...-Dije refiriéndome a los viejos bibliotecarios.

Reí ante lo último que dijo, después de todo, era algo que había notado desde que llegamos a la biblioteca.
 
−Bien, entonces será mejor que salgamos de aquí−tomé en mis manos el periódico y se lo devolví a la señora de la recepción, que otra vez me regalaba una de sus miradas de pocos amigos, a lo que solo pude suspirar y decirle un “buenas noches” antes de caminar hacía la salida de la biblioteca, esperando que el científico viniera tras de mí.
 
−Ahora que lo pienso… ¿Él habrá venido por su cuenta a la isla o en algún barco del gobierno?­−me preocupé por un momento. Tenía claro que Ohara era una isla que pertenecía al gobierno mundial; sin embargo, no había venido a la isla a buscar problemas, pero por otro lado debía agradecer que ya era de noche y que eso me ayudaría a pasar desapercibida.
 
Una vez fuera de la biblioteca, aspiré el frío aire nocturno y volví a colocarme los lentes oscuros que llevaba en un principio. No era la primera vez que estaba en esa isla y ya conocía algunos lugares en los que podía pasar la noche y comer una buena cena sin que me cobraran un ojo de la cara.

-Sí tiene razón.-Dije sabiendo que hora era, había estado trabajando todo el día y aunque yo disfrutaba mucho de mi trabajo toda esta situación de la metanfetamina solía causarme demasiado estrés, además de que debía avanzar a proyectos que me encargaba el gobierno, y por supuesto que debía cumplirlos, en primera por que debía cumplir con todos los estándares que me pidieran -y más que eso- si quería que me notarán en lo más "alto" y en segunda, pero no por ello menos importante, sería raro que después de los meses que llevaba trabajando con ellos sin fallar nunca, repentinamente comenzara con atrasos sin explicación alguna. Pero en estos momentos al fin podía darme un tiempo para mi. La escena de ver a la señora Cascarrabias dando una cara de pocos amigos a Spade me resulto bastante divertida, aún no me creía que era ella la única empelada del lugar que no me odiara.-Hasta la próxima señora Smile's.-Me despedí con un saludo de mano, el cual fue correspondido con una mediana sonrisa. Inmediatamente me di la vuelta para seguir a Spade, el ambiente se había vuelto algo fresco, aunque por fortuna Ohara no era una isla en la que soliera hacer frió así que no me resultaba molesto.

-Bueno...mi barco llegará por mi hasta mañana, a eso del medio día...-Suspiré con cansancio, había visto otros científicos de mayor renombre ir escoltados por un barco de la marina, el cual les esperaba todo lo que quisieran, yo tenía tiempo limite...además, este barco solo estaba de paso, así que fui "afortunado" al poder venir en una embarcación de la Marina.-Por mientras...estoy hambriento, ¿le apetecería ir por algo?.-Dije llevándome una mano al estómago, sintiendo como este gruñía, me asombraba no haberlo sentido antes.