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Akuma no mi
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Las palabras de Xemnas, en parte, le hicieron entrar en razón. Suspiró con cierta desgana, no le gustaba pelear sin alguna razón y menos cuando algo así le entraba en la cabeza. ¿Qué sentido tenía aquella guerra? ¿Valía la pena luchar por algo tan banal como poder? Para ella había algo más detrás de todo eso. Cruzaron los dos y ella se quedó atrás, pensando en todas las posibles posibilidades. Negó con la cabeza, su idea era la mejor, después de todo. Notó como Xemnas la besaba y luego se empezaba a ir. Se quedó allí, pensando un rato… ¿Qué debía hacer? Negó con la cabeza, no se iba a separar de él. Ella también podría luchar, además, era posible que se encontrara con la misma pretora en batalla. Escuchaba los sonidos de la batalla y eso que ni siquiera la veían. ¿Qué tan lejos estaba?
– No pienso dejarte, Xemnas – le dijo mientras se ganaba a su lado. – Terminaremos esta guerra juntos – sonrió de forma tierna. – Aunque ambos terminemos muertos, lo haremos juntos – su tono era bastante tranquilo pese a la seriedad del asunto. Estaba confiada de que iban a sobrevivir. – Veamos si encontramos las respuestas que buscamos.
¿Qué secretos iba a poder descubrir? Solo esperaba que toda la guerra tuviera algún otro sentido que solo querer gobernar. ¿Si no lo tenía? ¿Qué debía hacer si todo esto no tenía significado alguno? ¿Estaba en sus manos el poder o no cambiar todo esto? Suspiró de forma pesada mientras trataba de no pensar en aquellas preguntas. De nada iba a servir y menos ahora que iba a entrar en una batalla. Iba a tener que esforzarse al máximo. Tenía sus píldoras y sus técnicas a punto, además, su haki de observación estaba activado… No se le escapaba nada.
– Xemnas, recuerda que no podemos confiar en nadie – le dijo en su oído, solo para que él pudiera escuchar. – No nos dejemos llevar por las apariencias. No demos nuestra vida por gente que, quizá, ni lo merezca. – Le dio un suave beso en su mejilla y miró al frente, lista para pelear.
– No pienso dejarte, Xemnas – le dijo mientras se ganaba a su lado. – Terminaremos esta guerra juntos – sonrió de forma tierna. – Aunque ambos terminemos muertos, lo haremos juntos – su tono era bastante tranquilo pese a la seriedad del asunto. Estaba confiada de que iban a sobrevivir. – Veamos si encontramos las respuestas que buscamos.
¿Qué secretos iba a poder descubrir? Solo esperaba que toda la guerra tuviera algún otro sentido que solo querer gobernar. ¿Si no lo tenía? ¿Qué debía hacer si todo esto no tenía significado alguno? ¿Estaba en sus manos el poder o no cambiar todo esto? Suspiró de forma pesada mientras trataba de no pensar en aquellas preguntas. De nada iba a servir y menos ahora que iba a entrar en una batalla. Iba a tener que esforzarse al máximo. Tenía sus píldoras y sus técnicas a punto, además, su haki de observación estaba activado… No se le escapaba nada.
– Xemnas, recuerda que no podemos confiar en nadie – le dijo en su oído, solo para que él pudiera escuchar. – No nos dejemos llevar por las apariencias. No demos nuestra vida por gente que, quizá, ni lo merezca. – Le dio un suave beso en su mejilla y miró al frente, lista para pelear.
- Balt:
- Seguir a Xemnas. Hablar con él. Prepararme para la batalla.
Deathstroke
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Akuma no mi
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Tras el contraataque que hice con una ráfaga de viento el gyojin pequeño empezó a llorar “¿acaso me habré pasado?” me pregunté en ese momento, pero mis dudas se desvanecieron al instante, no me había pasado, teníamos prisa y esa era la mejor opción. Mi acompañante les pidió que nos dejasen pasar porque teníamos prisa, y el gyojin amablemente reconoció nuestra fuerza así como la amabilidad de la joven que estaba conmigo, excluyéndome de esa parte, fue entonces cuando recibimos el mensaje de Dexter por el comunicador de Zilda, parecía que iba a traicionar al clan debido a que estos empezaron la guerra civil, manipulando la información del resto de bandos.
La respuesta del pretor no me gustó en absoluto, parecía que mi capitán estaba en lo correcto pues no negó haberlo hecho, de hecho se justificó, como si eso redujese su culpabilidad de que estuviésemos en esa situación.
-¿Sabe qué? – le dije al gyojin mientras me giraba de nuevo hacia la salida – Creo que va a ser mejor que se quede con la central, señor gyojin, parece que íbamos a darle poder a quien no debería tenerlo, me disculpo si mi reacción y comentario no han sido de su agrado, ahora me iré a reagruparme con los míos – comencé a caminar hacia la salida mientras me transformaba en mi forma completa – me gustaría que ayudasen a la Elya a volver a tierra me temo que no creo que pueda soportar la velocidad a la que voy a ir ahora, lo siento Elya, pero puede que mi capitán me necesite y no voy a fallarle – Dicho esto salí de la central y con un salto y un batir de alas me colocó lo justo por encima de la central, activé el comunicador de Zilda – voy a ir a la zona de reunión de Dexter, espero pararle antes de que llegué, así que no me bloqueéis el dispositivo, voy a luchar contra él, aunque sea mi capitán en esta guerra os sirvo a vosotros no a él – al decirlo cerré el aparato un para que no se escuchase lo que decía y encendí el de la banda – Dexter voy a ir para allá, les he dicho que voy a pararte los pies pero eso es mentira, te apoyo, además puede que necesitemos el poder de los brazaletes.
Cuando terminé la frase con toda la velocidad que podía volé en línea recta hasta la casilla marcada en el mapa como T12, apenas tardé unos segundos en llegar al centro de la zona dicha, cayendo en el suelo con un potente golpe que levantó una humareda de polvo, habiendo aterrizado volví a mi forma humana, estaba algo fatigado pero había llegado al lugar en cuestión.
La respuesta del pretor no me gustó en absoluto, parecía que mi capitán estaba en lo correcto pues no negó haberlo hecho, de hecho se justificó, como si eso redujese su culpabilidad de que estuviésemos en esa situación.
-¿Sabe qué? – le dije al gyojin mientras me giraba de nuevo hacia la salida – Creo que va a ser mejor que se quede con la central, señor gyojin, parece que íbamos a darle poder a quien no debería tenerlo, me disculpo si mi reacción y comentario no han sido de su agrado, ahora me iré a reagruparme con los míos – comencé a caminar hacia la salida mientras me transformaba en mi forma completa – me gustaría que ayudasen a la Elya a volver a tierra me temo que no creo que pueda soportar la velocidad a la que voy a ir ahora, lo siento Elya, pero puede que mi capitán me necesite y no voy a fallarle – Dicho esto salí de la central y con un salto y un batir de alas me colocó lo justo por encima de la central, activé el comunicador de Zilda – voy a ir a la zona de reunión de Dexter, espero pararle antes de que llegué, así que no me bloqueéis el dispositivo, voy a luchar contra él, aunque sea mi capitán en esta guerra os sirvo a vosotros no a él – al decirlo cerré el aparato un para que no se escuchase lo que decía y encendí el de la banda – Dexter voy a ir para allá, les he dicho que voy a pararte los pies pero eso es mentira, te apoyo, además puede que necesitemos el poder de los brazaletes.
Cuando terminé la frase con toda la velocidad que podía volé en línea recta hasta la casilla marcada en el mapa como T12, apenas tardé unos segundos en llegar al centro de la zona dicha, cayendo en el suelo con un potente golpe que levantó una humareda de polvo, habiendo aterrizado volví a mi forma humana, estaba algo fatigado pero había llegado al lugar en cuestión.
- resumen Zilda:
- escuchar el mensaje de Dexter y la contestación del pretor, entrar en mi forma completa y salir de la central, intentar engañar a los de Zilda diciéndoles que voy a parar a Dexter y volar al lugar donde ha dicho que hará la reunión en T12
Nocturne93
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Akuma no mi
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Me sentía realmente cansado, habíamos acelerado el ritmo a un nivel hasta frenético, iba por delante, rompiendo con toda formación planeada estratégicamente, me sentía algo inquieto y, ciertamente, la tensión del momento tan solo se vio empeorada por cierta sensación extraña sobre mi nuca, me sentía observado y no me gustaba ni un poco esa sensación. De vez en cuando miraba hacia atrás para asegurarme de que mis camaradas seguían allí, y no se por qué siempre me encontraba a Tobías mirándome muy fijamente. ¿Qué diablos le pasaba por la cabeza? Casi que prefería no saberlo de momento.
De momento me detuve, me di cuenta de lo fatigado que iba en ese momento, comencé a jadear, tal vez me había puesto demasiado nervioso con la presencia de esa pirata, y el hecho de que haya estado tan cerca de nosotros. Lo cual me daba a pensar que ese sargento, el tal Zuko, podría estar en peligro si estaban los dos juntos. No me gustaba pensar lo que podría pasarle. Pero ahora tenía otras cosas de las que preocuparme, lo que tenía delante no me hacía mucha gracia.
Me agaché y me quedé observando, incluso palpé un poco aquella estructura que emitía cierto vaho hacia el exterior. Se trataba de hielo, y estaba seguro de quién había sido el causante de aquello, le vi durante el gran banquete, el vicealmirante debía estar detrás de esto, y no podría haber sido más oportuno. No obstante aquél gran puente de hielo parecía que estaba derritiéndose, a saber el tiempo que llevaría ahí plantado, habíamos tomado otro camino antes de aproximarnos aquí, ahora él seguramente estaría ya bastante lejos, pero podíamos aprovecharnos de aquella estructura.
La palpé, estaba realmente helado, al cabo de unos pocos segundos tocando ese hielo sentí que me ardía la palma de la mano, por lo que la retiré, todavía estaba suficientemente helado como para poder pasar, no obstante podría darse el caso de que alguna parte más estuviera algo debilitada. Cuando ya estábamos todos me quedé mirándoles, lo cierto es que iba un poco por delante, pero no demasiado. Fui a mirar a Tobías y hablar con él, tenía un plan, sin embargo le noté algo extraño, no paraba de mirarme, y eso me hacía sentir un poco incómodo.
Lancé una mirada cómplice y disimulada con el resto de mis camaradas, sobre todo con Yoshi, y después volví a mirar a Tobías. Era extraño, le notaba un extraño gesto en la cara, y sin darme cuenta acabé notando que parecía bastante más "alegre" de lo común... Ahora definitivamente si que no quería saber qué diantres tenía metido en la cabeza. Comencé a hablarles a todos.
-Bien chicos, aquí hay un puente con el que podremos cruzar al otro lado. Es de hielo, y creo que podría aguantarnos, pero no quiero que nos adentremos con una simple suposición -miré a Tobías y se me cortó un poco el habla, pero me volvió enseguida-. Tobías, crea una capa por encima del puente, al estar tan helado eso congelará el sirope, lo que hará que podamos cruzar por encima. Si en algún momento notáis que algo se desmorona bajo vuestros pies, agarraros a quien tengáis más cerca. Tobías tú serás el primero -debía serlo para abrir camino, además no tenía muchas ganas de tenerle detrás de mí en este momento-. Yo iré segundo. y el resto por detrás de mí. Yoshi, lo mejor será que tu vayas volando, no está tan lejos la orilla, no tendrás problemas. Debemos marchar hacia adelante con precaución, no sabemos cuánto aguantará el puente, y no debemos perder el tiempo. ¿Vamos?
Me planté frente al puente, los cantos se notaba que estaban redondeados por el desgaste del calor, se estaba derritiendo y había que ir con cautela, pero sin perder el tiempo. En cuanto Tobías comenzara aquello, si es que estaba de acuerdo con el plan, comenzaríamos a avanzar con cuidado, esperaba que Yoshi siguiese mi consejo. Tobi iría abriendo paso, y yo cerca de él, si le veía caerse o cualquier cosa, rápidamente le sujetaría con mi haki para evitar que su cuerpo se deshiciese y le perdiese en el fondo de ese río. Esperaba no tener complicaciones mayores para alcanzar el otro extremo del río.
De momento me detuve, me di cuenta de lo fatigado que iba en ese momento, comencé a jadear, tal vez me había puesto demasiado nervioso con la presencia de esa pirata, y el hecho de que haya estado tan cerca de nosotros. Lo cual me daba a pensar que ese sargento, el tal Zuko, podría estar en peligro si estaban los dos juntos. No me gustaba pensar lo que podría pasarle. Pero ahora tenía otras cosas de las que preocuparme, lo que tenía delante no me hacía mucha gracia.
Me agaché y me quedé observando, incluso palpé un poco aquella estructura que emitía cierto vaho hacia el exterior. Se trataba de hielo, y estaba seguro de quién había sido el causante de aquello, le vi durante el gran banquete, el vicealmirante debía estar detrás de esto, y no podría haber sido más oportuno. No obstante aquél gran puente de hielo parecía que estaba derritiéndose, a saber el tiempo que llevaría ahí plantado, habíamos tomado otro camino antes de aproximarnos aquí, ahora él seguramente estaría ya bastante lejos, pero podíamos aprovecharnos de aquella estructura.
La palpé, estaba realmente helado, al cabo de unos pocos segundos tocando ese hielo sentí que me ardía la palma de la mano, por lo que la retiré, todavía estaba suficientemente helado como para poder pasar, no obstante podría darse el caso de que alguna parte más estuviera algo debilitada. Cuando ya estábamos todos me quedé mirándoles, lo cierto es que iba un poco por delante, pero no demasiado. Fui a mirar a Tobías y hablar con él, tenía un plan, sin embargo le noté algo extraño, no paraba de mirarme, y eso me hacía sentir un poco incómodo.
Lancé una mirada cómplice y disimulada con el resto de mis camaradas, sobre todo con Yoshi, y después volví a mirar a Tobías. Era extraño, le notaba un extraño gesto en la cara, y sin darme cuenta acabé notando que parecía bastante más "alegre" de lo común... Ahora definitivamente si que no quería saber qué diantres tenía metido en la cabeza. Comencé a hablarles a todos.
-Bien chicos, aquí hay un puente con el que podremos cruzar al otro lado. Es de hielo, y creo que podría aguantarnos, pero no quiero que nos adentremos con una simple suposición -miré a Tobías y se me cortó un poco el habla, pero me volvió enseguida-. Tobías, crea una capa por encima del puente, al estar tan helado eso congelará el sirope, lo que hará que podamos cruzar por encima. Si en algún momento notáis que algo se desmorona bajo vuestros pies, agarraros a quien tengáis más cerca. Tobías tú serás el primero -debía serlo para abrir camino, además no tenía muchas ganas de tenerle detrás de mí en este momento-. Yo iré segundo. y el resto por detrás de mí. Yoshi, lo mejor será que tu vayas volando, no está tan lejos la orilla, no tendrás problemas. Debemos marchar hacia adelante con precaución, no sabemos cuánto aguantará el puente, y no debemos perder el tiempo. ¿Vamos?
Me planté frente al puente, los cantos se notaba que estaban redondeados por el desgaste del calor, se estaba derritiendo y había que ir con cautela, pero sin perder el tiempo. En cuanto Tobías comenzara aquello, si es que estaba de acuerdo con el plan, comenzaríamos a avanzar con cuidado, esperaba que Yoshi siguiese mi consejo. Tobi iría abriendo paso, y yo cerca de él, si le veía caerse o cualquier cosa, rápidamente le sujetaría con mi haki para evitar que su cuerpo se deshiciese y le perdiese en el fondo de ese río. Esperaba no tener complicaciones mayores para alcanzar el otro extremo del río.
- Resumen balt:
- Correr inquieto, tanto por la situación como por ver a Tobi mirarme fijamente. Llegar al puente, saber quién lo ha hecho, sugerir que Tobías plante una capa de sirope por encima para que este se congele en el puente de hielo y se refuerce la estructura lo suficiente como para poder pasar sin problemas. Hacerle pasar a él delante y estar atento por si la estructura cae en algún punto mientras cruzamos.
Worgulv
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Akuma no mi
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El corte llego a la criatura en el muslo, la sangre broto y al hombre le costó remontar el vuelo, se elevó unos cuantos metros sobre la batalla para ver el resultado de su ataque rápido, no más lejos de reducir su movilidad, que fue el objetivo inicial, a la criatura le brotaron dos alas gigantescas con forma de murciélago, irónicamente era la contrapartida de su poder.
La criatura parecía furiosa, y se dispuso a alzar el vuelo, el hombre esperaba que cuando esa bestia se volviese hacia él, Grum, el líder de su facción, aprovechase la oportunidad de hacerle algún daño de consideración por la retaguardia. Pero Worgulv no le conocía, y por lo tanto no las tenía todas consigo, comenzó a alzar el vuelo por encima de la bestia, mientras desenroscaba el mango de su martillo. Una vez sujeta la parte inferior del mango en el cinto, un líquido entre translucido y amarillento comenzó a caer hacia su oponente, confiaba en que si persistía en su empeño, usaría un truco que desgraciadamente había descubierto en horas más ebrias, el néctar de los dioses que provenía del mango del martillo, estaba tan concentrado, que si se le aplicaba una ligera chispa, prendía fuego, solo se podía decir que el hombre casi perdió su posesión más preciada en el proceso de aquel descubrimiento, su barba.
En caso de persecución, el hombre generaría una chispa, golpeando ambas armas, para prender fuego al alcohol derramado sobre la bestia, aprovechando el momento de confusión que esto pudiese generar, sea por dolor o por sorpresa, el hombre bajaría en picado haciendo un quiebro para intentar dañar una de las alas de la bestia usando su hacha. Si la llamarada no surtía efecto, descendería como pudiese, y se situaría a una prudente distancia de su líder, si este no tenía manera de combatir por el aire, sería una ventaja desaprovechada. La prioridad era evitar garras y fauces, si la bestia las usaba, bloquearía con el martillo como le fuera posible.
La criatura parecía furiosa, y se dispuso a alzar el vuelo, el hombre esperaba que cuando esa bestia se volviese hacia él, Grum, el líder de su facción, aprovechase la oportunidad de hacerle algún daño de consideración por la retaguardia. Pero Worgulv no le conocía, y por lo tanto no las tenía todas consigo, comenzó a alzar el vuelo por encima de la bestia, mientras desenroscaba el mango de su martillo. Una vez sujeta la parte inferior del mango en el cinto, un líquido entre translucido y amarillento comenzó a caer hacia su oponente, confiaba en que si persistía en su empeño, usaría un truco que desgraciadamente había descubierto en horas más ebrias, el néctar de los dioses que provenía del mango del martillo, estaba tan concentrado, que si se le aplicaba una ligera chispa, prendía fuego, solo se podía decir que el hombre casi perdió su posesión más preciada en el proceso de aquel descubrimiento, su barba.
En caso de persecución, el hombre generaría una chispa, golpeando ambas armas, para prender fuego al alcohol derramado sobre la bestia, aprovechando el momento de confusión que esto pudiese generar, sea por dolor o por sorpresa, el hombre bajaría en picado haciendo un quiebro para intentar dañar una de las alas de la bestia usando su hacha. Si la llamarada no surtía efecto, descendería como pudiese, y se situaría a una prudente distancia de su líder, si este no tenía manera de combatir por el aire, sería una ventaja desaprovechada. La prioridad era evitar garras y fauces, si la bestia las usaba, bloquearía con el martillo como le fuera posible.
- Sarka:
- Intentar estratagema de distracción, y posible ataque al ala del oponente. De no ser posible, retirada hacia el aliado
Liv L Astrid
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Las paredes eran inviables para escalarlas a pulo ya que eran demasiado lisas por lo que busqué algún tipo de apertura por la que pudiésemos pasar para ir a la batalla, que se escuchaba a la perfección, lo que hacía que mis ansias por llegar hasta ella aumentasen, cuando observé a mi compañero pude ver con lanzaba una guadaña hacia lo alto del muro supuse que para utilizarla de garfio y subir por el muro, pero este era demasiado alto como para que el chico llegase y la guadaña volvió a caer. Seguí buscando hasta que encontré una pequeña grita, era estrecha pero podía entrar por ella sin problemas.
-Aquí hay una abertura en la muralla, podemos usarla, pasa tú primero – le dije al joven en tono serio al chico – antes que con alguna de tus brillantes ideas de lanzar cosas al aire nos mate.
Después de que el chico pasó lo hice yo, había algo extraño en el ambiente, no era como el del otro lado del muro, ahora no había el mismo ruido que antes y se encontraba todo en bastante calma, no podía ser nos habíamos alejado de la batalla. De pronto escuche el comentario de Tsang, ¿me estaba dando órdenes de seguirle?, ¿Qué no obedecería ordenes mías? Desenfundé las espadas y apunté con una a Tsang.
-Escucha con atención piltrafa, una sola blasfemia más contra mi cultura y tendrás problemas serios – dije muy cabreada al joven – y una advertencia para tu futuro, ten cuidado de a quien le das ordenes, le regañas, porque soy superior tuyo, iniciado – dije recalcando la última palabra – Ahora largo de mi vista, yo me iré a hacer algo productivo, porque matarte no me va a suponer nada a parte de una pérdida de tiempo.
Cuando terminé de decir esto me giré y me dirigí de nuevo a la grita, mantenía la marca activada y oculta a la vista y estuve atenta por si recibía contestación por parte del joven que pudiese encender la chispa que me hiciese explotar. Si no hacía nada, cruzaría de nuevo la grieta de la muralla y me alejaría de las murallas en busca de la batalla ayudándome de mi oído para acercarme a ella.
-Aquí hay una abertura en la muralla, podemos usarla, pasa tú primero – le dije al joven en tono serio al chico – antes que con alguna de tus brillantes ideas de lanzar cosas al aire nos mate.
Después de que el chico pasó lo hice yo, había algo extraño en el ambiente, no era como el del otro lado del muro, ahora no había el mismo ruido que antes y se encontraba todo en bastante calma, no podía ser nos habíamos alejado de la batalla. De pronto escuche el comentario de Tsang, ¿me estaba dando órdenes de seguirle?, ¿Qué no obedecería ordenes mías? Desenfundé las espadas y apunté con una a Tsang.
-Escucha con atención piltrafa, una sola blasfemia más contra mi cultura y tendrás problemas serios – dije muy cabreada al joven – y una advertencia para tu futuro, ten cuidado de a quien le das ordenes, le regañas, porque soy superior tuyo, iniciado – dije recalcando la última palabra – Ahora largo de mi vista, yo me iré a hacer algo productivo, porque matarte no me va a suponer nada a parte de una pérdida de tiempo.
Cuando terminé de decir esto me giré y me dirigí de nuevo a la grita, mantenía la marca activada y oculta a la vista y estuve atenta por si recibía contestación por parte del joven que pudiese encender la chispa que me hiciese explotar. Si no hacía nada, cruzaría de nuevo la grieta de la muralla y me alejaría de las murallas en busca de la batalla ayudándome de mi oído para acercarme a ella.
- Resumen Zal:
- cruzar la muralla, poner en su sitio a Tsang tras la blasfemia contra mi cultura y por la insubordinación a un superior, marcharme por donde entré en dirección a la batalla entre Zal y Sarka (si Tsang me contesta a lo que le dije es posible que no vaya a la batalla)
Osuka Sumisu
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Madre mía, a Osu parecía caerle las broncas por todos lados. Que si Krauser estaba cabreado, que estaba enfadado porque pesaban mucho, que Valia le estuviese echando lo bronca por no hacer un dichoso puente y Edward quejándose porque les habían llamado gordos. “Como si los gyojin estuviesen hechos de goma espuma ultraligera” pensaba Osu.
- ¿No es tan fácil hacer un puente cuando el único soporte de este bajo el agua, sabes? Es más difícil hacer una estructura que como tú crees. Al mínimo error todo se vendría abajo y nos hundiríamos con él.– Respondió al sermoneo de la chica pez, esperando que tuviera algo de comprensión con él. No estuvo licenciado en arquitectura antes de consumir la Ishi Ishi y solo podría aprender mediante la práctica.
Reducio el ritmo al caminar hasta llegar al lado de Edward, que había criticado por qué tito Krau se quejaba del dolor de espalda si portaba aquel espadón más grande que el rubio incluso.
- Si quieres un consejo, no comentes nada malo a su espadón. Tendrías que verle como la mira a veces, la quiere como a una hija.- Lo último que quería Osu era cabrear más todavía al demonio de la niebla de lo que ya estaba. El tratamiento de la gyojin al menos sano un poco la espalda del ex almirante y que esperaba que también lo hubiese calmado el mal humor,
Toda la ciudad a pesar de haber parecido majestuosa en antaño, ahora no era más que un montón de edificios semiderruidos que parecían desplomarse en cualquier momento. El demonio plateado no podía imaginarse lo que había pasado aquí, pero sabiendo la batalla que ocurría fuera de las murallas no le extrañaba que todo estuviera así.
- Parece que la ciudad no va a tener su primera batalla. ¿Creeis que encontraremos a algún civil entre las ruinas?
- ¿No es tan fácil hacer un puente cuando el único soporte de este bajo el agua, sabes? Es más difícil hacer una estructura que como tú crees. Al mínimo error todo se vendría abajo y nos hundiríamos con él.– Respondió al sermoneo de la chica pez, esperando que tuviera algo de comprensión con él. No estuvo licenciado en arquitectura antes de consumir la Ishi Ishi y solo podría aprender mediante la práctica.
Reducio el ritmo al caminar hasta llegar al lado de Edward, que había criticado por qué tito Krau se quejaba del dolor de espalda si portaba aquel espadón más grande que el rubio incluso.
- Si quieres un consejo, no comentes nada malo a su espadón. Tendrías que verle como la mira a veces, la quiere como a una hija.- Lo último que quería Osu era cabrear más todavía al demonio de la niebla de lo que ya estaba. El tratamiento de la gyojin al menos sano un poco la espalda del ex almirante y que esperaba que también lo hubiese calmado el mal humor,
Toda la ciudad a pesar de haber parecido majestuosa en antaño, ahora no era más que un montón de edificios semiderruidos que parecían desplomarse en cualquier momento. El demonio plateado no podía imaginarse lo que había pasado aquí, pero sabiendo la batalla que ocurría fuera de las murallas no le extrañaba que todo estuviera así.
- Parece que la ciudad no va a tener su primera batalla. ¿Creeis que encontraremos a algún civil entre las ruinas?
- Balt:
- Preguntarse si hay supervivientes entre las ruinas
Ryuken Shirou
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El joven ladeó su cabeza hacia un lado mientras veía curiosamente a su alrededor, al tiempo que intentaba dejar atrás lo ocurrido anteriormente; ya eran dos veces en las que pasaba algo bochornoso con Galia, aunque lo sucedido en la Isla del Puño dio más vergüenza que lo ocurrido hace tan solo unos minutos atrás. Luego de recorrer durante algún tiempo, la zona rocosa pasó a ser completamente lisa y llegaron a lo que parecía ser una sala. Por su mente pasaban varias preguntas, pero no parecía tener respuestas por el momento. ¿Hasta donde llegaba esta grieta? ¿Que tan hondo era? ¿Cuando iban a volver al exterior?, pensó el joven de cabellos plateados. De todas formas, afuera debía ser un campo de batalla, por lo que era más sencillo seguir avanzando por debajo de todo. El rebelde suspiró pesadamente y siguió inspeccionando el lugar.
Caminó por la sala en busca de algo que fuera de utilidad, pero fue en vano. Al parecer, la única salida eran esas escaleras que llevaban hacia una escotilla. Por si fuera poco, una estatua de una araña se encontraba impidiendo el paso. Ryuken, algo paranoico debido a lo sucedido anteriormente, frunció levemente el ceño. Esa escultura parecía completamente inofensiva, pero... no iba a fiarse. Ese pólipo morado casi nos costó la vida al joven y a Galia luego de caer bajo sus poderes hipnóticos. Por suerte, pudieron liberarse al vencer a sus ilusiones y al infligirse daño a ellos mismos. Era un método rudimentario, pero funcionaba. El joven no se hacía ilusiones que pudiese volver a funcionar, pero al menos ya tenían una forma para liberarse.
– Menudo rollo – pensó el rebelde mientras suspiraba.
Por el rabillo del ojos, vio como el pelinegro empezaba a subir por las escaleras. Bien, al menos el sería el conejillo de indias para ver si era seguro ir por esa vía o no. Mientras tanto, siguió recorriendo la sala para ver si encontraba alguna salida alternativa, pero nada. La única forma seguía siendo esa escotilla, pero esa araña de piedra daba mala espina. Ryuken suspiró y volvió a ponerse al lado de Galia mientras veía como lo iba al pelinegro.
– Al parecer, la única salida es esa escotilla – le dije en voz baja a la joven. Menuda molestia, y eso que el pensaba que lo mejor era seguir caminando por debajo. Esa escotilla parecía que daba hacia la superficie, pero podría equivocarse.
Caminó por la sala en busca de algo que fuera de utilidad, pero fue en vano. Al parecer, la única salida eran esas escaleras que llevaban hacia una escotilla. Por si fuera poco, una estatua de una araña se encontraba impidiendo el paso. Ryuken, algo paranoico debido a lo sucedido anteriormente, frunció levemente el ceño. Esa escultura parecía completamente inofensiva, pero... no iba a fiarse. Ese pólipo morado casi nos costó la vida al joven y a Galia luego de caer bajo sus poderes hipnóticos. Por suerte, pudieron liberarse al vencer a sus ilusiones y al infligirse daño a ellos mismos. Era un método rudimentario, pero funcionaba. El joven no se hacía ilusiones que pudiese volver a funcionar, pero al menos ya tenían una forma para liberarse.
– Menudo rollo – pensó el rebelde mientras suspiraba.
Por el rabillo del ojos, vio como el pelinegro empezaba a subir por las escaleras. Bien, al menos el sería el conejillo de indias para ver si era seguro ir por esa vía o no. Mientras tanto, siguió recorriendo la sala para ver si encontraba alguna salida alternativa, pero nada. La única forma seguía siendo esa escotilla, pero esa araña de piedra daba mala espina. Ryuken suspiró y volvió a ponerse al lado de Galia mientras veía como lo iba al pelinegro.
– Al parecer, la única salida es esa escotilla – le dije en voz baja a la joven. Menuda molestia, y eso que el pensaba que lo mejor era seguir caminando por debajo. Esa escotilla parecía que daba hacia la superficie, pero podría equivocarse.
- Meln T9:
- Investigar la sala para ver si hay salidas alternativas, ver como Ichizake es el conejillo de indias para ver si es seguro subir o no (Lo siento u.u). Volver al lado de Galia y esperar.
Gera
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Al no tener respuesta por parte de la muchacha, Gera decidió que no debía perder más tiempo en aquel lugar. Había otros sitios que podrían serle de mucha ayuda y por ello, decidió emprender su camino. No sin antes aprovisionarse, no sabía realmente el camino que le quedaba, pero una cosa tenía clara. Quería llegar lo antes posible evitando cualquier lugar de batalla, ese sería su gran cometido, al menos, por el momento.
Le dio mucha pena que la muchacha no le hiciese caso a su petición, pero la vida era así y dado que tampoco tenía confianza con ella, salió de la base y comenzó a caminar en la dirección que le habían dicho. Estuvo caminando un tiempo, su paso acelerado la hacía estar cansada pero no podía parar, no podía permitirse ese lujo. Estaba en medio de una guerra y no sería buena idea tomarse la vida con tanta calma. Llegó a orillas de un río, lo cierto es que parecía inmenso, caminó por la orilla durante un buen rato, aprovechó para beber y asearse un poco. Estaba bastante sudada de las carreras que se había dado para llegar hasta allí. Tras unos árboles al otro lado del río la vio. Parecía ser el sitio que deseaba ver, un lugar en el que podría desarrollar sus curas, un emplazamiento en el que tal vez, hubiese un laboratorio.
La alegría inundó a Gera, se sintió satisfecha por un instante, caminó sigilosamente intentando ver si había algún acceso. Lo cierto era que no parecía una tarea fácil, un gran río, mucha vegetación, la muralla al otro lado y su destino. Todo parecía complicarse, se quedó un minuto observando su alrededor e intentando encontrar una solución a su más reciente contratiempo, el río.
Caminó un rato largo por la orilla, intentando encontrar algún tipo de puente o pasadizo, lo cierto era que deseaba que hubiese uno. Tras varios pasos más adelante, observó un viejo puente, no parecía demasiado estable, la verdad. La guerra lo había dejado algo devastado pero aún así, se mantenía en pie. No sabía si podría cruzarlo, si aguantaría su peso, no sabía si realmente era estable. Pero... ¿Qué otra solución tenía? Buscó un seguro, algo con lo que sujetarse en el caso de que aquel puente no sobreviviese a su peso. Encontró una especie de cuerda, era muy larga, parecía haber pertenecido al puente en algún momento, comprobó su tamaño y decidió usarla. Se la ató a la cintura y luego a uno de los troncos de árbol que estaba al lado del río, el más cercano al borde que pudo encontrar. Si el puente se rompía, al menos, tendría oportunidad de regresar a tierra firme.
Sin más dilación, miró al cielo y pidió a su madre que por favor, esto funcionase. Comenzó a cruzar el puente que se movía de un lado a otro. Gera se mostró decidida y siguió avanzando, poco a poco, con pies de plomo vio cómo su plan estaba llegando a su fin. El destino estaba cerca, casi podía tocarlo con los dedos. Su respiración se tornó rápida, sonora, los nervios la estaban empezando a atrapar pero volvió a mirar al cielo y una sonrisa brotó de sus labios. La tranquilidad retomó su cuerpo cuando prácticamente había terminado de cruzar ese puente, ya no tuvo miedo, al menos en ese instante.
Le dio mucha pena que la muchacha no le hiciese caso a su petición, pero la vida era así y dado que tampoco tenía confianza con ella, salió de la base y comenzó a caminar en la dirección que le habían dicho. Estuvo caminando un tiempo, su paso acelerado la hacía estar cansada pero no podía parar, no podía permitirse ese lujo. Estaba en medio de una guerra y no sería buena idea tomarse la vida con tanta calma. Llegó a orillas de un río, lo cierto es que parecía inmenso, caminó por la orilla durante un buen rato, aprovechó para beber y asearse un poco. Estaba bastante sudada de las carreras que se había dado para llegar hasta allí. Tras unos árboles al otro lado del río la vio. Parecía ser el sitio que deseaba ver, un lugar en el que podría desarrollar sus curas, un emplazamiento en el que tal vez, hubiese un laboratorio.
La alegría inundó a Gera, se sintió satisfecha por un instante, caminó sigilosamente intentando ver si había algún acceso. Lo cierto era que no parecía una tarea fácil, un gran río, mucha vegetación, la muralla al otro lado y su destino. Todo parecía complicarse, se quedó un minuto observando su alrededor e intentando encontrar una solución a su más reciente contratiempo, el río.
Caminó un rato largo por la orilla, intentando encontrar algún tipo de puente o pasadizo, lo cierto era que deseaba que hubiese uno. Tras varios pasos más adelante, observó un viejo puente, no parecía demasiado estable, la verdad. La guerra lo había dejado algo devastado pero aún así, se mantenía en pie. No sabía si podría cruzarlo, si aguantaría su peso, no sabía si realmente era estable. Pero... ¿Qué otra solución tenía? Buscó un seguro, algo con lo que sujetarse en el caso de que aquel puente no sobreviviese a su peso. Encontró una especie de cuerda, era muy larga, parecía haber pertenecido al puente en algún momento, comprobó su tamaño y decidió usarla. Se la ató a la cintura y luego a uno de los troncos de árbol que estaba al lado del río, el más cercano al borde que pudo encontrar. Si el puente se rompía, al menos, tendría oportunidad de regresar a tierra firme.
Sin más dilación, miró al cielo y pidió a su madre que por favor, esto funcionase. Comenzó a cruzar el puente que se movía de un lado a otro. Gera se mostró decidida y siguió avanzando, poco a poco, con pies de plomo vio cómo su plan estaba llegando a su fin. El destino estaba cerca, casi podía tocarlo con los dedos. Su respiración se tornó rápida, sonora, los nervios la estaban empezando a atrapar pero volvió a mirar al cielo y una sonrisa brotó de sus labios. La tranquilidad retomó su cuerpo cuando prácticamente había terminado de cruzar ese puente, ya no tuvo miedo, al menos en ese instante.
- Balt:
- Caminó hacia el río y por la orilla durante un buen trecho, vio un puente un poco inestable. Cogió una cuerda que había encontrado cerca del puente y se la ató a la cintura y a un tronco que estaba en el borde del río. Se dignó a cruzarlo sin que se le rompiese.
Aki D. Arlia
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Continuaron su camino. El cielo estaba despejado y allá arriba el tiempo cobraba otro significado. Si no fuera porque veía como el paisaje cambiaba y avanzaba a sus pies podría cerrar los ojos y seguir volando sin descanso. Al fin y al cabo, lo único que sentiría era el cosquilleo ocasionado por el viento y el roce de este al acariciar sus alas. Oiría los ruidos de la batalla a sus pies, pero según pasaran los minutos terminarían por haber estado siempre ahí. Se desvanecerían en el mundo a sus pies y llegaría un punto en el que Aki ya no pertenecería a este; habría estado volando por una eternidad y de no ser así, al menos su cabeza lo pensaría.
Miró a lo lejos, escudriñando el horizonte. Lo más resaltable era un anciano mascando tabaco; no era lo que buscaba. Oía el rumor vago de la batalla, pero detrás de si. Y no era suficiente como para pertenecer a una guerra, más bien una pelea de taberna. O quién sabe. Escuchó al dragón de fondo, pero no se detuvo por él. Notaba como el corazón latía en sus oídos al ritmo de su respiración según avanzaba. Atravesaba la tierra a sus pies como una herida en el cielo, rompiendo lo azul en él.
¿Quedaría mucho? ¿Cómo sería? Las imágenes de la guerra de Hallstat llenaron su mente, haciendo que se mordiera el labio al recordar. Las personas a sus pies, luchando unos con otros. La sangre manchando a todos y todo por igual. El ruido, los rugidos de la gente. El clamor de los hombres y el entrechocar de las armas. ¿Sería parecido? Ojalá lo fuera y pudiera entremeterse enardecida, ardiente de tomar parte en la batalla. ¿Qué haría? ¿A quién atacaría primero? Oh, no lo sabía... no lo sabría hasta verlo y quizás ni siquiera entonces fuera consciente del primero en caer. Pero pasaría y su sangre hervía en anticipo. Con la boca seca, comentó con un hilo de voz:
- ¿Crees... que quedará mucho?
El asunto de los marines ya no tenía parte en su mente. La expectación ante el espectáculo que esperaba encontrarse la había distraído y encandilado con la promesa de pecaminosas escenas. Cuerpos sudados, muecas de odio, la sangre mancillando los blancos uniformes. Una voz en lo más apartado de su mente temblaba y se cuestionaba el hecho de que se sintiera tan cómoda en semejante escenario. Pero no le hizo caso; hacérselo no habría servido de nada. En lugar de esto, se relamió y aceleró casi riendo de lo emocionada que estaba.
Miró a lo lejos, escudriñando el horizonte. Lo más resaltable era un anciano mascando tabaco; no era lo que buscaba. Oía el rumor vago de la batalla, pero detrás de si. Y no era suficiente como para pertenecer a una guerra, más bien una pelea de taberna. O quién sabe. Escuchó al dragón de fondo, pero no se detuvo por él. Notaba como el corazón latía en sus oídos al ritmo de su respiración según avanzaba. Atravesaba la tierra a sus pies como una herida en el cielo, rompiendo lo azul en él.
¿Quedaría mucho? ¿Cómo sería? Las imágenes de la guerra de Hallstat llenaron su mente, haciendo que se mordiera el labio al recordar. Las personas a sus pies, luchando unos con otros. La sangre manchando a todos y todo por igual. El ruido, los rugidos de la gente. El clamor de los hombres y el entrechocar de las armas. ¿Sería parecido? Ojalá lo fuera y pudiera entremeterse enardecida, ardiente de tomar parte en la batalla. ¿Qué haría? ¿A quién atacaría primero? Oh, no lo sabía... no lo sabría hasta verlo y quizás ni siquiera entonces fuera consciente del primero en caer. Pero pasaría y su sangre hervía en anticipo. Con la boca seca, comentó con un hilo de voz:
- ¿Crees... que quedará mucho?
El asunto de los marines ya no tenía parte en su mente. La expectación ante el espectáculo que esperaba encontrarse la había distraído y encandilado con la promesa de pecaminosas escenas. Cuerpos sudados, muecas de odio, la sangre mancillando los blancos uniformes. Una voz en lo más apartado de su mente temblaba y se cuestionaba el hecho de que se sintiera tan cómoda en semejante escenario. Pero no le hizo caso; hacérselo no habría servido de nada. En lugar de esto, se relamió y aceleró casi riendo de lo emocionada que estaba.
- Balt:
- Acelerar hacia la batalla, preguntar cuanto falta.
Elya Edelweiss
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Dio un paso hacia el hombre pez, buscando reclamar la central para si. Sin embargo, en el momento preciso en el que apoyaba el talón y abría la boca para responder a la criatura, otra voz se oyó en la sala.
- Mi nombre es Dexter Black...
Elya se calló y cerró los ojos por menos de un segundo, mientras un escalofrío la recorría. La voz no era la de Beros y su tono no auguraba nada bueno. Desde la primera sílaba arrastraba rencor y pesadez, incluso a través del altavoz podía entreverse. Escuchó lo que tenía que decir mientras miraba al suelo, oyendo cómo se unía la voz a ella misma en el artilugio de Deathstroke. El mensaje que traía... no era bueno. Zilda había provocado la guerra. Las ciudades destruidas, la gente disputándose la energía que necesitaban para vivir, ejércitos viniendo a matar y a morir desde lugares remotos. Podría ser un engaño, pero Beros interrumpió en el peor momento para darle la razón. Escuchó sus razones inmóvil, con la gravedad en el rostro.
Una pequeña parte de ella era consciente de que el suelo estaba frío. De que la mano le sudaba, agarrotada en torno a su arma. De que algunos mechones de su pelo se revelaban contra la tira de cuero que los unía, haciéndole cosquillas en la cara. Pero ignoraba todas esas sensaciones, mientras terminaba de escuchar la grabación. Cerró los ojos, ladeando la cabeza por apenas un segundo, mientras apretaba el puño. Cuando alzó la mirada para hablar a Deathstroke, este ya había tomado una decisión.
- Corre.
Le dijo por toda respuesta. Ella no pensaba pronunciarse de ninguna manera en su altavoz. Sin mirar a su improvisado compañero una segunda vez, avanzó hacia la criatura. Le miró a los ojos, completamente seria. Alzó el aparato en su muñeca, mostrándole el mapa con las coordenadas. Señalando el punto de reunión, habló:
- Necesito llegar hasta aquí lo más rápido que pueda. Por mar o por tierra, me es irrelevante, pero he de tomar parte en esta guerra. Solicito vuestra ayuda, quedaré en deuda con ustedes y pueden estar seguros de que antes o después la saldaré. Sin embargo, no hay tiempo y necesito una respuesta.
Si se decidían a ayudarla de cualquier manera seguiría sus instrucciones e iría lo más rápido que pudiera hasta T12. En caso contrario, se inclinaría en señal de respeto ante el hombre pez y su hijo y tras decirles que por favor no activaran la central, saldría afuera. Llegaría a la orilla y comenzaría a buscar la manera de pasar al otro lado.
- Mi nombre es Dexter Black...
Elya se calló y cerró los ojos por menos de un segundo, mientras un escalofrío la recorría. La voz no era la de Beros y su tono no auguraba nada bueno. Desde la primera sílaba arrastraba rencor y pesadez, incluso a través del altavoz podía entreverse. Escuchó lo que tenía que decir mientras miraba al suelo, oyendo cómo se unía la voz a ella misma en el artilugio de Deathstroke. El mensaje que traía... no era bueno. Zilda había provocado la guerra. Las ciudades destruidas, la gente disputándose la energía que necesitaban para vivir, ejércitos viniendo a matar y a morir desde lugares remotos. Podría ser un engaño, pero Beros interrumpió en el peor momento para darle la razón. Escuchó sus razones inmóvil, con la gravedad en el rostro.
Una pequeña parte de ella era consciente de que el suelo estaba frío. De que la mano le sudaba, agarrotada en torno a su arma. De que algunos mechones de su pelo se revelaban contra la tira de cuero que los unía, haciéndole cosquillas en la cara. Pero ignoraba todas esas sensaciones, mientras terminaba de escuchar la grabación. Cerró los ojos, ladeando la cabeza por apenas un segundo, mientras apretaba el puño. Cuando alzó la mirada para hablar a Deathstroke, este ya había tomado una decisión.
- Corre.
Le dijo por toda respuesta. Ella no pensaba pronunciarse de ninguna manera en su altavoz. Sin mirar a su improvisado compañero una segunda vez, avanzó hacia la criatura. Le miró a los ojos, completamente seria. Alzó el aparato en su muñeca, mostrándole el mapa con las coordenadas. Señalando el punto de reunión, habló:
- Necesito llegar hasta aquí lo más rápido que pueda. Por mar o por tierra, me es irrelevante, pero he de tomar parte en esta guerra. Solicito vuestra ayuda, quedaré en deuda con ustedes y pueden estar seguros de que antes o después la saldaré. Sin embargo, no hay tiempo y necesito una respuesta.
Si se decidían a ayudarla de cualquier manera seguiría sus instrucciones e iría lo más rápido que pudiera hasta T12. En caso contrario, se inclinaría en señal de respeto ante el hombre pez y su hijo y tras decirles que por favor no activaran la central, saldría afuera. Llegaría a la orilla y comenzaría a buscar la manera de pasar al otro lado.
- Zilda:
- Pedir ayuda al hombre pez para ir hasta T12, si no la da pasear por la orilla en busca de inspiración para cruzar hasta tierra firme (?)
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El demonio soltó un enorme suspiro al contemplar lo que tenía frente a sus ojos. Los restos de aquella ciudad le hicieron mirar a otro lado pensando en las miles de vidas inocentes que se habrían perdido en aquella zona. El Gran Espada no pudo evitar apretar un poco el puño y entonces fue cuando su comunicador comenzó a sonar. No tardó mucho en activarlo esperando a que Ai fuese la que llamaba. La voz que escuchó fue la de Dexter y eso le hizo alzar una ceja. De modo que el dragón también estaba por allí. Sus palabras le hicieran quedar un poco pensativo. Si le necesitaba, iría al instante sin pensárselo. Entrecerró los ojos despacio y escuchó todo. Asimiló todos los datos y supo que mucha gente poderosa iba a reunirse, pero él contaba con una tranquilidad enorme para aquellas cosas.
- Estaré allí en menos que canta un gallo, Dexter.
Dijo en voz alta. Sus hombres también lo habrían oído y eso no era un secreto, ellos ya sabrían que iban a cambiar el rumbo. Se quedó mirándolos a todos y cada uno de ellos con calma. Quería proteger a todo su grupo a cualquier precio. Lo primero que hizo fue caminar hacia Ed, el chico más joven. Trató de colocar su mano derecha sobre su cabeza y removerle un poco el cabello. Tras aquello le daría un suave toque en el hombro a su sargento favorito y por último intentaría acariciarle la mejilla a la chica gyojin. El demonio los quería muchísimo a todos. Eran su familia después de todo. Entonces permaneció callado después de unos momentos y decidió llamar a una persona. No iba a ocultar la llamada a sus compañeros, pues ellos tenían todo el derecho a saber lo que pasaba. Tan solo usaría el nombre clave de aquella persona. Sacó su comunicador y entonces llamó a un número que sabía de memoria. En cuanto dio señal, habló en un tono algo preocupado.
- Perdona que te moleste, Ao. Estoy en una difícil misión con los chicos de la Quimera y necesitaba tu consejo…
Krauser le tenía bastante respeto a aquella persona pese a estar por encima supuestamente en la jerarquía de aquella banda. Los demás podrían notar que su líder estaba pidiéndole consejos al demonio azul y eso le daba igual. Su hermano para él era alguien por el que estaba dispuesto a dar la vida y la persona que había hecho de él, el hombre que era. Tragó un poco de saliva y después volvió a hablar.
- Durante esta guerra se ha unido a nuestro grupo un Vice-Almirante. No se ha mostrado hostil y nos ha acompañado, por lo que no he visto necesario atacar, pues esta batalla no tiene nada que ver con los bandos. Sin embargo, se separó del grupo y… –
Krauser se calló de repente, pensando bien en lo que había pasado con la chica. No pudo evitar sentir una increíble punzada en el pecho cuando trató de hablar de nuevo, como si le costase. Se sentía nervioso al no tener la situación controlada y esta vez su niebla no podía ayudarle. Hizo un esfuerzo sobrehumano y le habló de nuevo.
- El demonio blanco se fue con él, ignorando mis órdenes y diciendo que después vendría. No sé si la han podido tomar de rehén, pero no voy a poner en peligro a mi familia por eso… Sin embargo, ella también es una más… Dexter me ha citado a unos kilómetros de aquí y pienso ir hacia allí ¿Crees que debería dejar a los chicos con él y volver yo solo a por ella…? Ayúdame…Ao…
- Hermano... ¡eres un idiota! - contestó Ao, indignado - ¿Cómo puedes siquiera pensar en poner por encima la vida de uno de tus soldados frente a todo tu batallón? Y además, la de un recluta - se calló unos segundos y luego continuó, en un tono más calmado - Luego espero que me expliques con más detalle qué hacías con un Vicealmirante y por qué el demonio blanco se fue con él. Pero en todo caso y aún a riesgo de estar haciendo un juicio apresurado... asume la posibilidad de que las cosas hayan cambiado desde la Élite. Al fin y al cabo, ¿dónde estuvo todos estos años? ¿Por qué no te siguió? En fin... son divagaciones mías que sin pruebas no tienen valor ninguno. Simplemente ten en cuenta lo siguiente: un soldado indisciplinado y desobediente no vale la vida de todo tu grupo. Déjala a su suerte y continúa tu misión.
- Pensaba anteponer solo mi vida… pero… gracias, hermano. Nos reuniremos cuando vuelva a Báltigo.
Krauser cortó el comunicador y lo siguiente que hizo fue permanecer en silencio. Las palabras de Karl eran ciertas en cuanto a que todo había cambiado desde la Élite. Incluso el cabrón de Joseph no tuvo el honor de ir con él o al menos hablarle. El demonio apretó el puño derecho unos momentos y después de unos momentos se quedó mirando al resto de sus hombres. Que Ao y Gure se hablasen de esa forma tan “cariñosa” y con esa confianza brutal como que Ao le llamase idiota era algo que podía hacer ver a los demás al demonio azul como alguien a tener en cuenta. De todas formas, nadie sabía cómo se hablaban Karl y él en la marina salvo Ai, que no estaba, de modo que no había problema. El asesino de la niebla ocultó su comunicador y se quedó mirando a sus hombres.
- Ya lo habéis escuchado todos, Ao tiene razón. Ai pertenecía a la Élite, mi flota en la marina. Sin embargo no vino hasta después de unos años… Todo es demasiado sospechoso y no quiero pensar así de ella, pero sois mi familia. Aunque a veces sea duro con vosotros, daría la vida por cualquiera. Continuaremos esta misión y después os dejaré en la base. Si ella no ha vuelto… Iré yo solo a Marineford a buscarla. La posibilidad de que se trata de una espía es muy alta, pero es lo último que deseo pensar. Vamos a reunirnos con Dexter, es un viejo amigo. Si alguien quiere añadir algo es libre de hacerlo.
En cuanto dijo aquellas palabras, el demonio de la niebla empezó a caminar hacia la dirección que había mandado su colega, usando la muralla como puente. Caminaría por ella hasta llegar al extremo del Este y después ya verían como cruzar, aunque se jodiese la espalda de nuevo. Activó su haki de observación para estar atento a todo y después soltó un enorme suspiro. Sin duda Karl era su hermano y la persona en la que más confiaba. Le había solucionado el problema en un momento y además de aquello, le había alegrado oír su voz. De hecho, Dexter se pasaba la vida por ahí como un buen pirata, pero Lion era la única persona que le quedaba con semejante confianza que tuviese cerca siempre. En ese momento necesitaba darle un enorme abrazo y desahogarse. Después de lo sucedido con la carta de Vader, Krauser se había quedado solo.
- Resumen O10:
- Rumbo al Este para ir con Dexter, llamar a Karl, escucharlo, hablar con mi equipo, ir hacia la zona.
Alice Branwen
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La albina seguía en su posición de combate, al tiempo que tenía sus sentidos alerta y empuñaba sus dos armas de filo. Los lagartos seguían cayendo y, al parecer, el grupo no sufrió mayores complicaciones. Pensando en eso, la joven agente podía encontrar algo de humor en toda esta situación. Anteriormente solo eran ella y Taiga, ahora eran casi como un pequeño grupo contra al adversidad. Hasta había un mosquito dando vueltas por ahí, el cual fue eliminado rápidamente. Por alguna razón, esto hizo que el rubio saliera de... lo que sea en lo que haya estado. Alice vio fijamente como el vicealmirante se acercaba lagarto mayor mientras que la albina, por el rabillo del ojo, vio como uno de los animales se disponía atacar a la pelinegra que se encontraba protegiendo. Rápidamente se colocó frente a esa bestia y, usando sus dos tantos, formó una cruz para detener el ataque. Luego de algunos segundos haciendo fuerza, Alice consiguió empujar al lagarto hacia atrás.
– ¿Estás bien? – le preguntó con preocupación a la pelinegra.
Una vez que recibiera respuesta, empezaría a inspeccionar el lugar. Por lo que pudo ver, el vicealmirante consiguió despachase con suma facilidad al que parecía ser el líder. Interesante, ¿entonces el rubio podía usar poderes de hielo? Alice lo tendría en cuenta para más adelante. Lo que llamó su atención, fue que al fin tenía un nombre que poner en aquel rostro. ¿Con que Al Naion? Era un nombre curioso, pensó la albina. En eso, la pelirroja que se encontraba allí también se presentó. Supongo que ella debía hacer lo mismo, viendo que el peligro ya pasó. Los lagartos huyeron luego de que el líder fuese derrotado.
– Soy Alice Branwen – se presentó la albina con una sonrisa.
A continuación, Yoko preguntó quien se encargaría de activar la central. Vaya, sus inseguridades nuevamente empezaban a formarse. ¿Qué pasaría si la cagaba y bloqueaba eso para siempre? ¿O si activaba una trampa mortal? No, lo mejor era dejar que alguien más se encargara de todo eso. Alice le dio una última mirada a la pelinegra y se dirigió hacia donde se encontraba Taiga, esperando a ver quien haría los honores.
– ¿Estás bien? – le preguntó con preocupación a la pelinegra.
Una vez que recibiera respuesta, empezaría a inspeccionar el lugar. Por lo que pudo ver, el vicealmirante consiguió despachase con suma facilidad al que parecía ser el líder. Interesante, ¿entonces el rubio podía usar poderes de hielo? Alice lo tendría en cuenta para más adelante. Lo que llamó su atención, fue que al fin tenía un nombre que poner en aquel rostro. ¿Con que Al Naion? Era un nombre curioso, pensó la albina. En eso, la pelirroja que se encontraba allí también se presentó. Supongo que ella debía hacer lo mismo, viendo que el peligro ya pasó. Los lagartos huyeron luego de que el líder fuese derrotado.
– Soy Alice Branwen – se presentó la albina con una sonrisa.
A continuación, Yoko preguntó quien se encargaría de activar la central. Vaya, sus inseguridades nuevamente empezaban a formarse. ¿Qué pasaría si la cagaba y bloqueaba eso para siempre? ¿O si activaba una trampa mortal? No, lo mejor era dejar que alguien más se encargara de todo eso. Alice le dio una última mirada a la pelinegra y se dirigió hacia donde se encontraba Taiga, esperando a ver quien haría los honores.
- Balt N5:
- Preguntarle a Ai si se encuentra bien, divagar acerca de los que se presentaron, tener dudas sobre sí misma y, finalmente, ir hacia donde se encuentra Taiga
Tobías Thorn
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Por unos instantes noté la fría mirada de aquella pirata clavada en mí, con un gesto para nada agradable en su semblante. Se hacía ver por encima del resto, no diciendo ni una palabra a todo el grupo que estábamos allí y marchándose nada más comprobar que el tipo con el que había venido también se iba, aunque nos dejó una revelación más o por lo menos para mí cuando de su espalda salieron unas alas similares a las de un murciélago y una cola bastante extraña. Aquella no era una habilidad cualquiera.
- Esto también parece interesante - pensé mientras usaba el zoom y la cámara fotográfica de mi ojo para hacerle unas instantáneas más, aunque sólo pude hacerle un par de ellas, ya que cuando quise darme cuenta estaba enfocando a Kimura. Fijándome en lo guapo que estaba, embriagado por aquella mirada bicolor... -¿Pero qué mierdas...? - comencé a pensar súper contrariado.
Un revoltijo de emociones comenzaron a arremolinarse en mi interior, sin comprender bien que me estaba pasando. Oía las palabras del marine, pero no las entendía por mucho que lo intentaba. En mi cabeza sólo cabía el pensamiento de rozar su clara su piel, de besarlo y la lucha interna por refrenar todo aquello, asique en parte fue un alivio cuando todos nos pusimos en marcha. Quizás el esfuerzo físico consiguiese distraerme de aquellos pensamientos inquietantes.
Andamos más rápido que nunca, avanzando sin formación ni rumbo fijo. La caminata consiguió que las pantorrillas me ardieran, aunque no era lo único. Notaba como aquel apretado traje debajo de mis ropas me comprimía la entrepierna. Casi no tenía oxígeno en los pulmones, pero mi sangre estaba casi toda concentrada en un mismo lugar.
-Si es que ese traje de Balt le hace un culito... - pensé azorado todo el camino hasta que llegamos a una especie de puente helado, donde por fin mi amado capitán me necesitaba... -¡Joder Tobías!¡Céntrate que esto no es normal! - conseguí auto recriminarme un segundo.
Algo raro me estaba pasando, pero me daba vergüenza explicarlo y más cuando vi que Kimura se fijó en mi entrepierna al hablar conmigo. Estábamos en una guerra y yo pensando en tirarme a aquel guapetón pelirrojo. Debía controlarme un poco, o al menos por mis nakamas. No podía permitir que aquello que fuese que me estuviese pasando les afectara a ellos, por mucho que desease que ahora sólo hubiese uno de ellos. Menos mal que no estaba Gusi.
Introduje una mano entre mis ropajes para agarrar uno de mis cuchillos y cortarme un poco en la palma de la mano tras imbuirlo en haki. Por suerte el dolor aclaró mis ideas y pude centrarme un momento en lo que iba hacer a continuación, en vez de en pensar en recubrir de sirope al capitán, aunque así unas estúpidas palabras escaparon de mi boca.
-Claro que sí guapi - dije asombrándome a mi mismo mientras comenzaba a generar sirope poco a poco sobre aquel puente de hielo.
Creía ser capaz de generar la suficiente cantidad como para cubrirlo entero, pero avancé con cautela. Asegurándome de poder dar cada paso con seguridad, aunque si se rompía usaría el Geppou para no caer al vacío.
- Esto también parece interesante - pensé mientras usaba el zoom y la cámara fotográfica de mi ojo para hacerle unas instantáneas más, aunque sólo pude hacerle un par de ellas, ya que cuando quise darme cuenta estaba enfocando a Kimura. Fijándome en lo guapo que estaba, embriagado por aquella mirada bicolor... -¿Pero qué mierdas...? - comencé a pensar súper contrariado.
Un revoltijo de emociones comenzaron a arremolinarse en mi interior, sin comprender bien que me estaba pasando. Oía las palabras del marine, pero no las entendía por mucho que lo intentaba. En mi cabeza sólo cabía el pensamiento de rozar su clara su piel, de besarlo y la lucha interna por refrenar todo aquello, asique en parte fue un alivio cuando todos nos pusimos en marcha. Quizás el esfuerzo físico consiguiese distraerme de aquellos pensamientos inquietantes.
Andamos más rápido que nunca, avanzando sin formación ni rumbo fijo. La caminata consiguió que las pantorrillas me ardieran, aunque no era lo único. Notaba como aquel apretado traje debajo de mis ropas me comprimía la entrepierna. Casi no tenía oxígeno en los pulmones, pero mi sangre estaba casi toda concentrada en un mismo lugar.
-Si es que ese traje de Balt le hace un culito... - pensé azorado todo el camino hasta que llegamos a una especie de puente helado, donde por fin mi amado capitán me necesitaba... -¡Joder Tobías!¡Céntrate que esto no es normal! - conseguí auto recriminarme un segundo.
Algo raro me estaba pasando, pero me daba vergüenza explicarlo y más cuando vi que Kimura se fijó en mi entrepierna al hablar conmigo. Estábamos en una guerra y yo pensando en tirarme a aquel guapetón pelirrojo. Debía controlarme un poco, o al menos por mis nakamas. No podía permitir que aquello que fuese que me estuviese pasando les afectara a ellos, por mucho que desease que ahora sólo hubiese uno de ellos. Menos mal que no estaba Gusi.
Introduje una mano entre mis ropajes para agarrar uno de mis cuchillos y cortarme un poco en la palma de la mano tras imbuirlo en haki. Por suerte el dolor aclaró mis ideas y pude centrarme un momento en lo que iba hacer a continuación, en vez de en pensar en recubrir de sirope al capitán, aunque así unas estúpidas palabras escaparon de mi boca.
-Claro que sí guapi - dije asombrándome a mi mismo mientras comenzaba a generar sirope poco a poco sobre aquel puente de hielo.
Creía ser capaz de generar la suficiente cantidad como para cubrirlo entero, pero avancé con cautela. Asegurándome de poder dar cada paso con seguridad, aunque si se rompía usaría el Geppou para no caer al vacío.
- Resumen Balt:
- -Avanzar con mis compañeros a toda prisa, manteniéndome "muy cerca" de Kimura.
-Varios pensamientos cariñosos.
-Realizar lo que Kimura manda.
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Albert era un buen chico sin duda, hasta que el capullo impactó el bastón en la cabeza del pobre cazador. Kasai notó un leve escozor, pero debido a su potente haki de observación quedó como si nada hubiese pasado. Soltó un pequeño suspiro y después de aquello recibió un segundo golpe, el cual le hizo ladear la cabeza. Eso ya no era justo, pero de todas formas parecía ser una persona violenta por desconfianza. El pistolero se quedó callado y observándole fijamente, como si no le importase que le estuviese pegando. Aunque debía reconocer que estuvo a punto de decirle de todo menos bonito. Cuando parecía que el juglar había convencido al otro hombre de que parase, se llevó el tercer golpe. El pobre tirador soltó un suspiro y se quedó mirando a la pelirroja con una sonrisa, indicándole con la mano que podía bajar sin miedo.
Al poco tiempo llegó el tipo anterior de aquella seta, el cual les trajo unas bebidas de color verdes y de la cuáles manaba algo de humo. Parecían las típicas pociones de los químicos del gobierno y eso hizo al rubio mostrar una sonrisa. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos escuchó las palabras de aquella persona. Que se hubiese disculpado decía mucho de ella y por ello no pudo evitar soltar un suspiro. Nadie llevaba la razón en aquella jodida guerra. Quería saber todo acerca de ella y por eso se quedó mirando tranquilamente a aquella persona.
- No debes disculparte, no pasa nada. De hecho, yo soy el que te da las gracias por la bebida, mi buen amigo. – Dijo con una sonrisa al mismo tiempo que le daba un trago a aquel refrigerio.
¿Veneno? Se fiaba totalmente de aquel tipo, por lo que le daba lo mismo. Soltó un pequeño suspiro y a continuación intentó coger la mano de Albert y dedicarle una sonrisa, quería que confiase en él y supiera que podía ser su amigo. Lo siguiente que hizo Kasai fue sacar de su bolsillo un cargador, el cual estaba totalmente vacío. Entonces lo ofreció al Albert como un posible juguete y después miró al otro tipo.
- Somos el gremio Hikari No Gadian. Los dos únicos miembros de hecho y la verdad, quisiera ayudaros de alguna forma ¿Cómo podría solucionar todo esto? ¿Puedes darme alguna pista? – Preguntó algo serio.
Al poco tiempo llegó el tipo anterior de aquella seta, el cual les trajo unas bebidas de color verdes y de la cuáles manaba algo de humo. Parecían las típicas pociones de los químicos del gobierno y eso hizo al rubio mostrar una sonrisa. Se rascó un poco la cabeza y después de unos momentos escuchó las palabras de aquella persona. Que se hubiese disculpado decía mucho de ella y por ello no pudo evitar soltar un suspiro. Nadie llevaba la razón en aquella jodida guerra. Quería saber todo acerca de ella y por eso se quedó mirando tranquilamente a aquella persona.
- No debes disculparte, no pasa nada. De hecho, yo soy el que te da las gracias por la bebida, mi buen amigo. – Dijo con una sonrisa al mismo tiempo que le daba un trago a aquel refrigerio.
¿Veneno? Se fiaba totalmente de aquel tipo, por lo que le daba lo mismo. Soltó un pequeño suspiro y a continuación intentó coger la mano de Albert y dedicarle una sonrisa, quería que confiase en él y supiera que podía ser su amigo. Lo siguiente que hizo Kasai fue sacar de su bolsillo un cargador, el cual estaba totalmente vacío. Entonces lo ofreció al Albert como un posible juguete y después miró al otro tipo.
- Somos el gremio Hikari No Gadian. Los dos únicos miembros de hecho y la verdad, quisiera ayudaros de alguna forma ¿Cómo podría solucionar todo esto? ¿Puedes darme alguna pista? – Preguntó algo serio.
- BALT M4:
- Hablar con el tipo, beber y darle un juguete a Albert.
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Me quedé algo abatido por la respuesta del robot, sinceramente. Esperaba que pudiera optar a algo mejor que lo que tenía en aquella central, pero no tuve más remedio que aceptar su decisión con una sonrisa y desearle lo mejor. Después de todo, si lo decidía él y estaba satisfecho con su decisión, yo también debería alegrarme. Dijo que un robot no podía tener el tipo de sentimiento que le estaba intentando transmitir yo, pero creo que eso era mentira... al fin y al cabo me había demostrado en varias ocasiones ya otros sentimientos bastante variados. No obstante, decidí no insistir más en el tema.
- Ya veo. Tú también eres un tipo peculiar, en el buen sentido, pero si estas convencido de que esto es lo mejor... en ese caso te deseo suerte, tronco, aunque si cambias de parecer no dudes en avisarme. - Comenté, creyendo que era muy posible que aquella máquina hubiera registrado los datos del enlace entre mi dispositivo Sideriano y la central. Si podía acceder a ella desde el mío, seguramente al revés también funcionase. - Intentaré pasarme de vez en cuando, siempre que no me vea envuelto en otra guerra de nuevo. - Le guiñé un ojo al robot mientras me alejaba de espaldas.
Tras unos cuantos pasos, me giré de nuevo y caminé con calma hasta la salida de la central, momento en el cual mi dispositivo comenzó a retransmitir una serie de mensajes que habían estado mandando los demás miembros de Zilda. Los vi porque estaba a punto de avisar de la captura exitosa de aquel generador, y decidí primero escuchar lo que tuvieran que decir ellos.
Y mi cara cuando terminé de oírlo todo... Era indescriptible. Por fuera mantenía la fachada feliz de siempre, pero mis cuencas oculares estaban completamente vacías y oscuras, mientras por dentro un montón de sentimientos entraban en conflicto. Parecía que fuera a estallar en cualquier momento, y seguramente lo habría hecho de no ser porque técnicamente Adam tenía razón en una cosa: no podíamos asumir hechos hasta que hubieran sido demostrados. Mantuve la calma, y tras la vorágine de emociones contradictorias, cuando las comunicaciones cesaron, dí paso a mi propio informe:
- Aquí Sans. - Dije en tono neutro. - Central de U18 asociada a la facción Zilda. Me dirijo hacia el norte para capturar la de T13.
Fui claro y conciso para evitar dar datos de más. No quería que fueran capaces de ver a través de mi mentira antes de tiempo y me aislaran del resto del grupo como hicieron con Dexter... Vamos, al menos sospechaba que su brusca interrupción había sido cosa del pretor Zildiano, por lo que no era muy difícil teorizar que habían desactivado su dispositivo.
Sabiendo que tenía poco tiempo para recorrer mucha distancia, decidí arriesgarme a cometer una locura. De debajo de mi chaqueta, por el lado de la espalda, salieron los dos Gaster Blaster obedeciendo mis órdenes. Los dispuse en el aire de forma que me quedaran uno debajo de cada brazo, y con sendas extremidades los rodeé en un abrazo para sujetarme lo más fuertemente posible. Lo malo era que no tenía mucha fuerza. Lo bueno era que mi peso sería prácticamente ignorable, dada mi ligereza.
- Go. - Dije simplemente, ordenando a los Blaster que volaran tal como los fuera guiando, en dirección al lugar de reunión con Dexter.
Primero de forma lenta, y poco a poco adquiriendo más velocidad, las calaveras flotantes me alejaron un metro del suelo y avanzaron en línea recta, mientras yo me agarraba a ellas como si mi vida dependiera de ello... porque seguramente así fuera. Pasaríamos por encima de una gran superficie de agua, y aunque yo podía nadar no me hacía ninguna gracia la idea.
"Veamos qué tienes que decir, Black." Pensé. "Aunque de momento no podré prometer confiar en tu palabra de forma ciega tampoco."
- Ya veo. Tú también eres un tipo peculiar, en el buen sentido, pero si estas convencido de que esto es lo mejor... en ese caso te deseo suerte, tronco, aunque si cambias de parecer no dudes en avisarme. - Comenté, creyendo que era muy posible que aquella máquina hubiera registrado los datos del enlace entre mi dispositivo Sideriano y la central. Si podía acceder a ella desde el mío, seguramente al revés también funcionase. - Intentaré pasarme de vez en cuando, siempre que no me vea envuelto en otra guerra de nuevo. - Le guiñé un ojo al robot mientras me alejaba de espaldas.
Tras unos cuantos pasos, me giré de nuevo y caminé con calma hasta la salida de la central, momento en el cual mi dispositivo comenzó a retransmitir una serie de mensajes que habían estado mandando los demás miembros de Zilda. Los vi porque estaba a punto de avisar de la captura exitosa de aquel generador, y decidí primero escuchar lo que tuvieran que decir ellos.
Y mi cara cuando terminé de oírlo todo... Era indescriptible. Por fuera mantenía la fachada feliz de siempre, pero mis cuencas oculares estaban completamente vacías y oscuras, mientras por dentro un montón de sentimientos entraban en conflicto. Parecía que fuera a estallar en cualquier momento, y seguramente lo habría hecho de no ser porque técnicamente Adam tenía razón en una cosa: no podíamos asumir hechos hasta que hubieran sido demostrados. Mantuve la calma, y tras la vorágine de emociones contradictorias, cuando las comunicaciones cesaron, dí paso a mi propio informe:
- Aquí Sans. - Dije en tono neutro. - Central de U18 asociada a la facción Zilda. Me dirijo hacia el norte para capturar la de T13.
Fui claro y conciso para evitar dar datos de más. No quería que fueran capaces de ver a través de mi mentira antes de tiempo y me aislaran del resto del grupo como hicieron con Dexter... Vamos, al menos sospechaba que su brusca interrupción había sido cosa del pretor Zildiano, por lo que no era muy difícil teorizar que habían desactivado su dispositivo.
Sabiendo que tenía poco tiempo para recorrer mucha distancia, decidí arriesgarme a cometer una locura. De debajo de mi chaqueta, por el lado de la espalda, salieron los dos Gaster Blaster obedeciendo mis órdenes. Los dispuse en el aire de forma que me quedaran uno debajo de cada brazo, y con sendas extremidades los rodeé en un abrazo para sujetarme lo más fuertemente posible. Lo malo era que no tenía mucha fuerza. Lo bueno era que mi peso sería prácticamente ignorable, dada mi ligereza.
- Go. - Dije simplemente, ordenando a los Blaster que volaran tal como los fuera guiando, en dirección al lugar de reunión con Dexter.
Primero de forma lenta, y poco a poco adquiriendo más velocidad, las calaveras flotantes me alejaron un metro del suelo y avanzaron en línea recta, mientras yo me agarraba a ellas como si mi vida dependiera de ello... porque seguramente así fuera. Pasaríamos por encima de una gran superficie de agua, y aunque yo podía nadar no me hacía ninguna gracia la idea.
"Veamos qué tienes que decir, Black." Pensé. "Aunque de momento no podré prometer confiar en tu palabra de forma ciega tampoco."
- Resumen Zilda U18:
- Me despido del robot, escucho todo el tema de Dexter y su rebeldía, comunico mi situación y que voy a ir a T13 a capturar la central, y luego me apoyo en el vuelo de los Gaster Blaster como medio de transporte rápido (15 m/s) para ir a T12 y encontrarme con Dexter y compañía.
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Tras una conversación con Osu en la que Ed se sintió un poco mal, la voz de un extraño comenzó a sonar, dirigiéndose a Krauser.
En la respuesta, este lo llamó Dexter, lo cual dejó pensativo a Edward.
-"Dexter... ¿Sería posible que fuera Dexter, el Yonkou, el famoso emperador? No ¿Qué relación puede haber entre un ex-almirante y un Yonkou?... Pero"- Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver que Krauser llamaba a alguien más. Cuando escuchó que era Ao, esbozó una pequeña sonrisa. Era, cuanto menos curioso, ver al Gran Espada pidiendo consejo, era como demostrar su lado más humano, más vulnerable. Su nerviosismo en cuanto al tema de Ai se hizo patente. La fuerte respuesta que recibió impresionó, cuanto menos, al demonio amarillo. Otra cosa que le llamó la atención fue la manera que Krauser tuvo de dirigirse a Ao, "hermano"... Daba que pensar cuán profunda era su relación.
Las palabras del demonio de la niebla sobre la lealtad de Ai no parecían muy convincentes, Edward dudaba seriamente que él albergara la más mínima duda sobre la existencia de una posible traición, pero al fin y al cabo lo hacía por la seguridad del equipo... Ed se sentía muy feliz de pertenecer a esta familia.
Si Dexter era o no ESE Dexter, era cuestión de tiempo saberlo, pues parecía que iban a reunirse con él, sin embargo Edward cedió ante la impaciencia que le caracteriza y se acercó a Krauser intentando entablar conversación. Tardó un poco porque no sabía muy bien cómo comenzar, pero se armó de valor y empezó a hablar.
-Krauser... No sé si es un secreto o algo por el estilo pero... ¿Ese tal Dexter es el Yonkou Dexter? -Al decirlo en voz alta se dio cuenta de que era más que plausible, por lo que se empezó a sentir abrumado, se estaba rodeando de gente muy importante y poderosa para llevar tan poco tiempo fuera de su isla natal. Inconscientemente, el entusiasmo se le hizo patente con una amplia sonrisa.
En la respuesta, este lo llamó Dexter, lo cual dejó pensativo a Edward.
-"Dexter... ¿Sería posible que fuera Dexter, el Yonkou, el famoso emperador? No ¿Qué relación puede haber entre un ex-almirante y un Yonkou?... Pero"- Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver que Krauser llamaba a alguien más. Cuando escuchó que era Ao, esbozó una pequeña sonrisa. Era, cuanto menos curioso, ver al Gran Espada pidiendo consejo, era como demostrar su lado más humano, más vulnerable. Su nerviosismo en cuanto al tema de Ai se hizo patente. La fuerte respuesta que recibió impresionó, cuanto menos, al demonio amarillo. Otra cosa que le llamó la atención fue la manera que Krauser tuvo de dirigirse a Ao, "hermano"... Daba que pensar cuán profunda era su relación.
Las palabras del demonio de la niebla sobre la lealtad de Ai no parecían muy convincentes, Edward dudaba seriamente que él albergara la más mínima duda sobre la existencia de una posible traición, pero al fin y al cabo lo hacía por la seguridad del equipo... Ed se sentía muy feliz de pertenecer a esta familia.
Si Dexter era o no ESE Dexter, era cuestión de tiempo saberlo, pues parecía que iban a reunirse con él, sin embargo Edward cedió ante la impaciencia que le caracteriza y se acercó a Krauser intentando entablar conversación. Tardó un poco porque no sabía muy bien cómo comenzar, pero se armó de valor y empezó a hablar.
-Krauser... No sé si es un secreto o algo por el estilo pero... ¿Ese tal Dexter es el Yonkou Dexter? -Al decirlo en voz alta se dio cuenta de que era más que plausible, por lo que se empezó a sentir abrumado, se estaba rodeando de gente muy importante y poderosa para llevar tan poco tiempo fuera de su isla natal. Inconscientemente, el entusiasmo se le hizo patente con una amplia sonrisa.
- Balt O10:
- Pensar en la identidad de Dexter, alegrarse mucho y sonreír como un tonto y preguntarle a Krau sobre el Yonkou
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– Eres demasiado terca, a veces.
Se rascó la cabeza mientras pensaba que hacer. Ella no iba a ir con Dexter, eso lo sabía mejor que nadie. La idea de dejarla sola era, cuanto menos, inviable de cualquier manera. No había recorrido toda la maldita isla buscándola, con el corazón en la mano y pensando lo peor a cada kilómetro que avanzaba. Además, le había prometido que no se iba a separar de ella y es lo que iba a hacer. Suspiró con calma y se giró para verla. Era hermosa y se sentía agradecido de estar con ella. ”Todo debería decidirse en la ciudad capital, ¿no?” – pensó, casi tratando de darse una excusa para no separarse de ella. Si su teoría era cierta, todos terminarían yendo ahí. Incluyendo al malnacido de Beros.
– Todo se va a decidir en la ciudad… Creo – le dijo con calma y una sonrisa. – A pesar de lo ocurrido, no te dejaré sola. Supongo que mi capitán lo entenderá, vamos – con su mano derecha intentaría desordenarle su hermoso pelo color rojo. – Además, podemos aprovechar el camino para conversar, creo que debo ser un poco más sincero y contarte algunas cosas que deberías saber. – Le dijo con una suave sonrisa mientras empezaba a caminar rumbo a Encuentro. Había recordado su primera y única pelea y, la verdad, sentía que le debía muchas explicaciones y quizá era el momento de darlas.
– Verás, Mile – le empezó a comentar con calma. – Como bien sabes, yo tengo dos hermanos… Hermanastros, mejor dicho – aclaró. – Nuestra familia es imperial, es decir, somos parte de la realeza y yo sería algo así como un príncipe – sintió un poco de asco al decir aquella palabra. – Sus nombres son Zuko y Azula. Digamos que, en cierta manera, hay una competencia para ver quién es el siguiente heredero y, desafortunadamente, yo estoy en el medio – apretó su puño derecho con fuerza y guardó silencio unos segundos. – Personalmente, no me interesa ser alguien con ese cargo y mucho menos gobernar una isla, pero… Quizá deba hacerlo si es necesario – relajó su puño y su mirada. Definitivamente, no le gustaba hablar del tema. – No me gusta mucho hablar de esto y, quizá por eso nunca te lo conté – soltó un leve suspiro y miró al cielo. – Lo único que quiero es irme a una isla tranquila, contigo y tener una hermosa familia; estar muy lejos de los problemas. No pido mucho la verdad. – Una pequeña lágrima recorrió su rostro. Se la limpió en el acto y siguió caminando, casi olvidando el hecho de que había amenazado a uno de los mandamases de esta guerra. No le importaba nada, estaba con Milena y eso era mejor que toda la mierda que lo rodeaba.
Se rascó la cabeza mientras pensaba que hacer. Ella no iba a ir con Dexter, eso lo sabía mejor que nadie. La idea de dejarla sola era, cuanto menos, inviable de cualquier manera. No había recorrido toda la maldita isla buscándola, con el corazón en la mano y pensando lo peor a cada kilómetro que avanzaba. Además, le había prometido que no se iba a separar de ella y es lo que iba a hacer. Suspiró con calma y se giró para verla. Era hermosa y se sentía agradecido de estar con ella. ”Todo debería decidirse en la ciudad capital, ¿no?” – pensó, casi tratando de darse una excusa para no separarse de ella. Si su teoría era cierta, todos terminarían yendo ahí. Incluyendo al malnacido de Beros.
– Todo se va a decidir en la ciudad… Creo – le dijo con calma y una sonrisa. – A pesar de lo ocurrido, no te dejaré sola. Supongo que mi capitán lo entenderá, vamos – con su mano derecha intentaría desordenarle su hermoso pelo color rojo. – Además, podemos aprovechar el camino para conversar, creo que debo ser un poco más sincero y contarte algunas cosas que deberías saber. – Le dijo con una suave sonrisa mientras empezaba a caminar rumbo a Encuentro. Había recordado su primera y única pelea y, la verdad, sentía que le debía muchas explicaciones y quizá era el momento de darlas.
– Verás, Mile – le empezó a comentar con calma. – Como bien sabes, yo tengo dos hermanos… Hermanastros, mejor dicho – aclaró. – Nuestra familia es imperial, es decir, somos parte de la realeza y yo sería algo así como un príncipe – sintió un poco de asco al decir aquella palabra. – Sus nombres son Zuko y Azula. Digamos que, en cierta manera, hay una competencia para ver quién es el siguiente heredero y, desafortunadamente, yo estoy en el medio – apretó su puño derecho con fuerza y guardó silencio unos segundos. – Personalmente, no me interesa ser alguien con ese cargo y mucho menos gobernar una isla, pero… Quizá deba hacerlo si es necesario – relajó su puño y su mirada. Definitivamente, no le gustaba hablar del tema. – No me gusta mucho hablar de esto y, quizá por eso nunca te lo conté – soltó un leve suspiro y miró al cielo. – Lo único que quiero es irme a una isla tranquila, contigo y tener una hermosa familia; estar muy lejos de los problemas. No pido mucho la verdad. – Una pequeña lágrima recorrió su rostro. Se la limpió en el acto y siguió caminando, casi olvidando el hecho de que había amenazado a uno de los mandamases de esta guerra. No le importaba nada, estaba con Milena y eso era mejor que toda la mierda que lo rodeaba.
- Zilda:
- Ir con Milena. Hablar con ella y… Ya.
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Una sonrisa se formó en el rostro del moreno cuando su tito se puso a ronronear, siendo él una especie de leopardo, aquello podía ser divertido y todo. Estaba deseando mostrarle a su líder el fantástico rey vampiro de los gusanos, el poderoso Derian III. Entonces sus oscuros orbes pudieron ver la última central de aquella zona. Era el momento de terminar con aquella gilipollez y poner rumbo hacia la batalla. El luchador empezó a reír de forma siniestra y entró en aquel sitio. Sus pasos eran lentos, pero silenciosos también. Tomó su collar y después de unos momentos lo dejó en el hueco que también hubo en las demás centrales. Una vez aquello estuviese activado, saldría de nuevo a fuera y después de aquello miraría hacia el cielo al mismo tiempo que tomaba el aire.
- El trabajo está hecho, mi querido compañero. – Dijo con un tono siniestro para después ajustarse bien su uniforme de combate. El luchador apretó los músculos de los bíceps y después sonrió de lado. – [/I] ¿Ahora qué hacemos? Deberíamos dirigirnos a la guerra y aplastarlos a todos.
Mencionó al mismo tiempo que empezaba a trotar suavemente hacia atrás. Le quedaba un buen viaje y era posible que todo terminase cuando él llegase, pero no iba a darse por vencido. Quería un combate digno y entonces fue cuando pensó en algo divertido. Se relamió despacio y empezó a silbar al mismo tiempo que susurraba “Ojalá saliera de la tierra un rival interesante en el cuerpo a cuerpo”. Con el gusano había funcionado y era posible que volviese a pasar, pero por el momento iba a limitarse a trotar tranquilamente.
- Tras esta guerra quiero que vengas conmigo. Tendremos batallas constantes con criminales del mundo y seremos el dúo más fuerte de todos los tiempos. – Hablaba bastante en serio, pues Zero no bromeaba con aquellas cosas.
- El trabajo está hecho, mi querido compañero. – Dijo con un tono siniestro para después ajustarse bien su uniforme de combate. El luchador apretó los músculos de los bíceps y después sonrió de lado. – [/I] ¿Ahora qué hacemos? Deberíamos dirigirnos a la guerra y aplastarlos a todos.
Mencionó al mismo tiempo que empezaba a trotar suavemente hacia atrás. Le quedaba un buen viaje y era posible que todo terminase cuando él llegase, pero no iba a darse por vencido. Quería un combate digno y entonces fue cuando pensó en algo divertido. Se relamió despacio y empezó a silbar al mismo tiempo que susurraba “Ojalá saliera de la tierra un rival interesante en el cuerpo a cuerpo”. Con el gusano había funcionado y era posible que volviese a pasar, pero por el momento iba a limitarse a trotar tranquilamente.
- Tras esta guerra quiero que vengas conmigo. Tendremos batallas constantes con criminales del mundo y seremos el dúo más fuerte de todos los tiempos. – Hablaba bastante en serio, pues Zero no bromeaba con aquellas cosas.
- Sarka A10:
- Activar la central, tratar de invocar un oponente así de gratis, ir hacia la batalla sabiendo que llegaré en 40 años y hablar con Gusano Derian Chan.
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Una sonrisa amable se formó en el rostro del marine. En su mente solo estaba el cumplir la orden que Al le había encomendado y en la batalla podría alzar a Balt si era necesario. Todo aquello para después quizás volver su espada contra los religiosos. Él juzgaría por sí mismo como estaba la situación según los viera combatir, pues era fácil saber cómo era un bando según sus decisiones bélicas. Él por ejemplo odiaba matar y siempre trataba de herir, dejar inconsciente al otro u ofrecer la rendición. Por algo se consideraba uno de los pocos marines que quedaban de verdad en el mundo de la marina. Apretó el puño despacio y después apresuró el paso mientras se emocionaba un poco.
No tardó mucho en darse cuenta de que la rubia le estaba siguiendo. Estaba convencido de que ella iba a entenderlo, pero si quería luchar junto a él, no pensaba impedírselo. Le dedicó una sonrisa dulce y tras recibir su beso en la mejilla le acarició la cabeza un poco. A continuación sus ojos tomaron un pequeño brillo azulado, pareciendo que una leve aura eléctrica los recorría. Estuvo a punto de activar una de sus aberturas, pero se contuvo. Debía reservar aquellos aumentos para la batalla, pero el pobre deseaba llegar de una vez. También estaba atento a la llamada de Al por si pasaba algo. Entonces soltó un suspiro y decidió observar a uno de los tipos que iba cerca.
- ¿No podemos ir más rápido de alguna forma? Tengo interés en comenzar a combatir por Balt. – Le mencionó con un tono animado.
También estaba seguro de que Misa prestaría atención a esa pequeña conversación con el soldado, pues su chica no solo era cotilla y cautelosa, también parecía amar todo lo que pasase entre Xemnas y cualquier cosa del mundo. Recordó el día en que se conocieron y la chica le besó a traición, haciéndole desmayarse. Soltó una pequeña carcajada entonces y miró a la rubia a los ojos, como queriendo decirle algo que nunca saldría por su boca.
- Hehehehehe…
No tardó mucho en darse cuenta de que la rubia le estaba siguiendo. Estaba convencido de que ella iba a entenderlo, pero si quería luchar junto a él, no pensaba impedírselo. Le dedicó una sonrisa dulce y tras recibir su beso en la mejilla le acarició la cabeza un poco. A continuación sus ojos tomaron un pequeño brillo azulado, pareciendo que una leve aura eléctrica los recorría. Estuvo a punto de activar una de sus aberturas, pero se contuvo. Debía reservar aquellos aumentos para la batalla, pero el pobre deseaba llegar de una vez. También estaba atento a la llamada de Al por si pasaba algo. Entonces soltó un suspiro y decidió observar a uno de los tipos que iba cerca.
- ¿No podemos ir más rápido de alguna forma? Tengo interés en comenzar a combatir por Balt. – Le mencionó con un tono animado.
También estaba seguro de que Misa prestaría atención a esa pequeña conversación con el soldado, pues su chica no solo era cotilla y cautelosa, también parecía amar todo lo que pasase entre Xemnas y cualquier cosa del mundo. Recordó el día en que se conocieron y la chica le besó a traición, haciéndole desmayarse. Soltó una pequeña carcajada entonces y miró a la rubia a los ojos, como queriendo decirle algo que nunca saldría por su boca.
- Hehehehehe…
- Balt O5:
- Hablar con un soldado cualquiera para ir más rapido mirar a Misa de forma troll y reirse por algo (?)
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La mirada de la rebelde se centró en cómo el moreno subía aquellas escaleras hacia la planta de arriba. Su espada estaba desenvainada y miraba a la escultura con el ceño fruncido. Si atentaba contra el chico, lanzaría una de sus potentes ondas cortantes, pero si no era así, simplemente soltaría un suspiro. Soltó entonces un pequeño bostezo y después escuchó las palabras de Ryuken. Si la única salida posible era aquel sitio no iba a dudar en subir. Envainó su arma realizando un intenso sonido metálico y a continuación le dedicó una sonrisa calmada a su compañero. Lo notaba algo aburrido, pero en las misiones peligrosas la cosa iba así. Luego llegarían a la parte complicada, por lo que debería esperar tan solo un poco.
- Yo iré primero, así esa araña de arriba no te morderá. – Le dijo riendo levemente y dándole un pequeño toque en la espalda con su mano.
La chica a continuación saltó y se enganchó a la escalerilla, empezando a subir tranquilamente sin quitarle el ojo de encima a la roca. Por un momento pensó que a lo mejor podía ser una de aquellas cabronas que se camuflaban y la mejor forma para saber aquello era… Activando su olfato. La tigresa empezó a olisquear despacio el ambiente por si el aroma de aquella cosa era algo más que piedra. Continuó subiendo junto al moreno y esperando que el peliplateado fuese detrás de ellos. Ella iba bastante cómoda.
- ¡Ánimo, chicos! – Dijo en voz alta tratando de animar a los dos a llegar hasta arriba. A lo mejor eran conducidos a un sitio divertido.
Aquella isla estaba llena de secretos y aquello agradaba a la joven, pues le parecía interesante la idea de explorarla entera durante otro momento. Se llevó la mano derecha al cabello un momento y se echó el flequillo a un lado para continuar subiendo.
- Yo iré primero, así esa araña de arriba no te morderá. – Le dijo riendo levemente y dándole un pequeño toque en la espalda con su mano.
La chica a continuación saltó y se enganchó a la escalerilla, empezando a subir tranquilamente sin quitarle el ojo de encima a la roca. Por un momento pensó que a lo mejor podía ser una de aquellas cabronas que se camuflaban y la mejor forma para saber aquello era… Activando su olfato. La tigresa empezó a olisquear despacio el ambiente por si el aroma de aquella cosa era algo más que piedra. Continuó subiendo junto al moreno y esperando que el peliplateado fuese detrás de ellos. Ella iba bastante cómoda.
- ¡Ánimo, chicos! – Dijo en voz alta tratando de animar a los dos a llegar hasta arriba. A lo mejor eran conducidos a un sitio divertido.
Aquella isla estaba llena de secretos y aquello agradaba a la joven, pues le parecía interesante la idea de explorarla entera durante otro momento. Se llevó la mano derecha al cabello un momento y se echó el flequillo a un lado para continuar subiendo.
- Meln T9:
- Olisquear el ambiente por si la araña huele raro, ir la 2º tras ichizake y animarlos a ambos.
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Venom se mantuvo serio mientras observaba la central desde fuera, estando convencido de que había acertado en su decisión. De todas formas, la explosión se la tragaría uno de sus demonios inferiores al que podría invocar más tarde después de su muerte. Se llevó la mano derecha al cabello, rascándose despacio mientras bostezaba. Sabía de sobra que las guerras habrían estallado ya, pero no era asunto suyo por el momento. Hasta que no llegase a la zona de la batalla podría descansar más que los demás. Llegaría cuando todo el mundo estuviese en mitad del cansancio y del caos, y entonces se dedicaría a rematar. El luchador iluminó sus azulados orbes en un tono amarillento y después se relamió despacio.
El sonido de supuestas explosiones le hizo alzar una ceja, pero momentos después pudo darse cuenta que la verdad era mejor de lo que esperaba. La maquinaria se puso en marcha y aquella central quedó conquistada. Una sonrisa siniestra invadió su rostro y entonces el pequeño diablillo salió de la nada. El enano se subió a su hombro y empezó a reír un poco. El pelirrojo le acarició la cabeza y después de un chasquido de dedos lo hizo desaparecer. Ahora podían dirigirse a la batalla y por eso se quedó mirando a la otra marine. Mostró una sonrisa ladeada y después habló en un tono calmado, pero bastante arrogante.
- Esto está hecho. Es hora de unirse a la batalla de una vez por todas y mostrar que la justicia absoluta es la que manda en el mundo. – Al mismo tiempo colocó los dedos en el suelo.
Otra humareda se formó y esta vez abarcó un poco más de espacio. Una especie de seres parecidos a perros enorme se formaron. Eran de un color verde oscuro y con líneas rojas dibujadas por el lomo. Parecían tener un solo ojo naranja en su frente y emitieron algunos ladridos. El marine saltó sobre uno y como hizo anteriormente, empezó a dirigirse hacia la batalla con su mascota. La marine tendría el otro por si quería ir cómoda en lugar de corriendo.
El sonido de supuestas explosiones le hizo alzar una ceja, pero momentos después pudo darse cuenta que la verdad era mejor de lo que esperaba. La maquinaria se puso en marcha y aquella central quedó conquistada. Una sonrisa siniestra invadió su rostro y entonces el pequeño diablillo salió de la nada. El enano se subió a su hombro y empezó a reír un poco. El pelirrojo le acarició la cabeza y después de un chasquido de dedos lo hizo desaparecer. Ahora podían dirigirse a la batalla y por eso se quedó mirando a la otra marine. Mostró una sonrisa ladeada y después habló en un tono calmado, pero bastante arrogante.
- Esto está hecho. Es hora de unirse a la batalla de una vez por todas y mostrar que la justicia absoluta es la que manda en el mundo. – Al mismo tiempo colocó los dedos en el suelo.
Otra humareda se formó y esta vez abarcó un poco más de espacio. Una especie de seres parecidos a perros enorme se formaron. Eran de un color verde oscuro y con líneas rojas dibujadas por el lomo. Parecían tener un solo ojo naranja en su frente y emitieron algunos ladridos. El marine saltó sobre uno y como hizo anteriormente, empezó a dirigirse hacia la batalla con su mascota. La marine tendría el otro por si quería ir cómoda en lugar de corriendo.
- Zal J20:
- Invocar dos perros demonio e ir sobre ellos hacia la batalla.
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Al asesino le pareció bastante interesante la información que había recaudado sobre sus enemigos. Temían la muerta y cosas típicas del honor, por lo que simplemente se relamió y alzó sus dos ninjatos. Terminaría con la vida de aquellos seres para de esa forma poder ganar el dinero que merecía según él. Sus azulados ojos estaban fijos en las bestias y debía ser sincero cuando pensó que se sentía un poco mal por ellos. Eran como marionetas en poder de otros y algo le decía que ellos no cobraban. Se rascó un momento la barbilla y se quedó pensativo sobre qué hacer a continuación. A lo mejor debía alejarse y simplemente ver desde lejos como se desarrollaba la batalla. Por otro lado no iba a aburrirse mientras los demás se lo pasaban bien peleando.
Entre todos aquellos pensamientos notó cierta incomodes en su hombro y cadera. Le habían cortado durante todo el barullo y aquello le hizo ladear la cabeza. Vaya cabrones, a traición como perras y además en su traje. La tela rasgada le jodió más que las heridas y por ello soltó un suspiro. Su precioso atuendo era caro con cojones, aunque fuese robado. Entonces se fijó en que una de las bestias tenía un miedo curioso, que le atacasen por la espalda. Aquello le hizo mostrar una sonrisa amable.
- Tú miedo está a punto de hacerse realidad… – Mencionó al mismo tiempo que se preparaba con sus ninjatos.
Sin pensárselo ni un momento se desplazó hacia aquella bestia de espaldas a él. Trató de atravesar la zona del corazón con Dogma y la cabeza con Yukki, de esa forma con que le diese una sola de sus armas podría matarlo. Le diese o no, ocultó a Dogma y sacó tres agujas, las cuales lanzó contra otro ser apuntando a su rostro.
- Esto es demasiado divertido… – Dijo de repente.
Entre todos aquellos pensamientos notó cierta incomodes en su hombro y cadera. Le habían cortado durante todo el barullo y aquello le hizo ladear la cabeza. Vaya cabrones, a traición como perras y además en su traje. La tela rasgada le jodió más que las heridas y por ello soltó un suspiro. Su precioso atuendo era caro con cojones, aunque fuese robado. Entonces se fijó en que una de las bestias tenía un miedo curioso, que le atacasen por la espalda. Aquello le hizo mostrar una sonrisa amable.
- Tú miedo está a punto de hacerse realidad… – Mencionó al mismo tiempo que se preparaba con sus ninjatos.
Sin pensárselo ni un momento se desplazó hacia aquella bestia de espaldas a él. Trató de atravesar la zona del corazón con Dogma y la cabeza con Yukki, de esa forma con que le diese una sola de sus armas podría matarlo. Le diese o no, ocultó a Dogma y sacó tres agujas, las cuales lanzó contra otro ser apuntando a su rostro.
- Esto es demasiado divertido… – Dijo de repente.
- J13 Sarka:
- Combatir.
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La joven continuaba volando a toda velocidad, tratando de llegar cuanto antes al objetivo principal, el cual era reunirse con el dragón cuanto antes. Debido al comunicador del mapache, podría escuchar todo lo que pasaba sin problema alguno. Nada le importaba de todo aquello y simplemente soltó un bostezo. Si eran malos pues muy bien, se les derrotaba y nada más, ella no se iba a quebrar por nadie ya. Sus alas se movían rápidamente tratando de llegar cuanto antes a las coordenadas señaladas por el capitán. Soltó un nuevo bostezo mientras miraba al frente totalmente calmada. Se rascó un poco la mejilla debido a un pequeño picor que le entró y siguió a lo suyo junto al mapache que ahora era su súper mascota.
La chica pasaba de todo, hasta que escuchó la voz de aquella persona amenazar a Dexter. Los perlados ojos de la joven se entrecerraron un poco y las venas de su frente se marcaron algo. Apretó los puños con una rabia enorme y sin pensárselo habló por el comunicador de Zilda sin miedo y sin pudor alguno.
- Vuelve amenazar a mi Dexter y te juro que te haré tragarte tus propias piernas, imbécil. – Se notaba muy mosqueada.
Toda Zilda podría haberla escuchado y también el tipo que habló diciendo cosas raras (Adam) no tenía miedo a lo que pudiese pasar y por eso lo hizo sin problema. Nadie se metía con el dragón en su presencia. De hecho, no sabía si el capitán la había escuchado, pero tampoco le importaba mucho. Aceleró todo lo que pudo y entonces le dijo al mapache que se agarrase fuerte. No iba a permitir a nadie mirar a su dragón, era su capitán y no iban a molestarle. La chica se notaba bastante enfadada, pues su ceño iba fruncido de forma un poco exagerada.
- ¿Cómo se atreven? ¡No van a ponerle una mano encima! – Gritó entonces mientras una especie de aura blanca se formaba levemente a su alrededor. Tuvo que controlarse para no activar el poder de su alma furiosa allí mismo.
La chica pasaba de todo, hasta que escuchó la voz de aquella persona amenazar a Dexter. Los perlados ojos de la joven se entrecerraron un poco y las venas de su frente se marcaron algo. Apretó los puños con una rabia enorme y sin pensárselo habló por el comunicador de Zilda sin miedo y sin pudor alguno.
- Vuelve amenazar a mi Dexter y te juro que te haré tragarte tus propias piernas, imbécil. – Se notaba muy mosqueada.
Toda Zilda podría haberla escuchado y también el tipo que habló diciendo cosas raras (Adam) no tenía miedo a lo que pudiese pasar y por eso lo hizo sin problema. Nadie se metía con el dragón en su presencia. De hecho, no sabía si el capitán la había escuchado, pero tampoco le importaba mucho. Aceleró todo lo que pudo y entonces le dijo al mapache que se agarrase fuerte. No iba a permitir a nadie mirar a su dragón, era su capitán y no iban a molestarle. La chica se notaba bastante enfadada, pues su ceño iba fruncido de forma un poco exagerada.
- ¿Cómo se atreven? ¡No van a ponerle una mano encima! – Gritó entonces mientras una especie de aura blanca se formaba levemente a su alrededor. Tuvo que controlarse para no activar el poder de su alma furiosa allí mismo.
- Zilda S13:
- Dirigirse a toda velocidad volando hacia la posicion de Dexter, amenazar al lider de Zilda por el comunicador global y mosquearse.
- Leed los de Zilda:
- El resumen de arriba (?)
Gareth Silverwing
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- Esto. Esto es a lo que me refería, una batalla de verdad. Hacía mucho que no me sentía tan liberado ¿No crees Worgulv?- Pregunté mirando a mis espaldas -¿Worgulv?- Repetí al comprobar que no estaba entre los hombres que me seguían. Miré un poco más atrás. El muy loco se había metido en el duelo entre Grum y el hombre bestia más grande y más feo. ¿Acaso pretendía que lo despedazasen? Tenía que salva... No, puede que esto no sea malo. El guerrero es más resistente de lo que parece, y ese hombre bestia parece ser alguien importante, un alto mando, puede que incluso el pretor de Zal. Parecía que iba a estar entretenido un rato. Es lo que necesitaba, que dejase de comandar a sus tropas... al igual que Grum. Por mucho que me doliese iba a usar el temerario valor de ese hombre para cambiar el curso de esta batalla.
Miré al frente de nuevo, a tiempo para esquivar un zarpazo y clavar mi arma en el lomo a aquel enemigo. Era hora de actuar. Hice una señal a las tropas para que me siguieran y reanudé la carga, los hombres bestia se encontraban con un frío invernal repentino cuando se acercaban demasiado y una hoja al rojo que cortaba carne, metal y hueso como si fuese mantequilla.
Tras unos minutos ya habíamos avanzado bastante, salté en medio de las tropas enemigas, lejos de las aliadas, una vez en medio de ellos hice bajar la temperatura de forma repentina, a mi alrededor quedaron los hombres bestia prácticamente congelados en una círculo de poco más de 15 metros de radio, tras eso se formó casi al instante una cúpula de hielo que los envolvió. Liberé la temperatura de golpe y una serie de explosiones de aire caliente comenzaron a sucederse mientras la efímera estructura se desmoronaba. Ahora había un gran círculo en medio de las filas enemigas en las cuales las tropas, o habían muerto o estaban a punto de hacerlo. Miré alrededor, parecía que había ganado algo de tiempo.
- ¡Caballeros! ¡En formación! Aquellos que me habéis seguido ahora os pediré que os convirtáis en ladrillos para hacer un puente.- Algunos se miraban, seguro que pensaban que habían seguido a un demente a la muerte.- No uno literal. ¿Veis el camino que hemos hecho? Dije señalando el lugar por el que habíamos pasado por el cual todavía quedaban hombres luchando. Necesito que sigáis la siguiente formación. Que los más resistentes se coloquen a los lados y retengan al enemigo, quiero dos filas de artilleros tras ellos, los segundos permanecerán en reserva y sustituirán a los primeros cuando necesiten abastecerse. Quiero que dejéis un hueco en el medio y contactéis a vuestros aliados para que envíen refuerzos, algo pesado a ser posible. En este círculo, en este crearemos un bastión de tropas y vosotros seréis el puente que los conecte con el grueso. Si seguís este plan...- Hice una pequeña pausa al ver que el enemigo volvía a la carga.- El enemigo tendrá dos frentes de los que preocuparse y lograremos dividir su formación. No os pido que sigáis mis instrucciones, os aconsejo que sigáis mis órdenes. Trataré de asegurar el perímetro mientras actuáis.- Dicho esto me di la vuelta y encaré la horda para detener su avance. Tiempo, sólo necesitaba tiempo y podríamos convertir su gran número en una desventaja.
Miré al frente de nuevo, a tiempo para esquivar un zarpazo y clavar mi arma en el lomo a aquel enemigo. Era hora de actuar. Hice una señal a las tropas para que me siguieran y reanudé la carga, los hombres bestia se encontraban con un frío invernal repentino cuando se acercaban demasiado y una hoja al rojo que cortaba carne, metal y hueso como si fuese mantequilla.
Tras unos minutos ya habíamos avanzado bastante, salté en medio de las tropas enemigas, lejos de las aliadas, una vez en medio de ellos hice bajar la temperatura de forma repentina, a mi alrededor quedaron los hombres bestia prácticamente congelados en una círculo de poco más de 15 metros de radio, tras eso se formó casi al instante una cúpula de hielo que los envolvió. Liberé la temperatura de golpe y una serie de explosiones de aire caliente comenzaron a sucederse mientras la efímera estructura se desmoronaba. Ahora había un gran círculo en medio de las filas enemigas en las cuales las tropas, o habían muerto o estaban a punto de hacerlo. Miré alrededor, parecía que había ganado algo de tiempo.
- ¡Caballeros! ¡En formación! Aquellos que me habéis seguido ahora os pediré que os convirtáis en ladrillos para hacer un puente.- Algunos se miraban, seguro que pensaban que habían seguido a un demente a la muerte.- No uno literal. ¿Veis el camino que hemos hecho? Dije señalando el lugar por el que habíamos pasado por el cual todavía quedaban hombres luchando. Necesito que sigáis la siguiente formación. Que los más resistentes se coloquen a los lados y retengan al enemigo, quiero dos filas de artilleros tras ellos, los segundos permanecerán en reserva y sustituirán a los primeros cuando necesiten abastecerse. Quiero que dejéis un hueco en el medio y contactéis a vuestros aliados para que envíen refuerzos, algo pesado a ser posible. En este círculo, en este crearemos un bastión de tropas y vosotros seréis el puente que los conecte con el grueso. Si seguís este plan...- Hice una pequeña pausa al ver que el enemigo volvía a la carga.- El enemigo tendrá dos frentes de los que preocuparse y lograremos dividir su formación. No os pido que sigáis mis instrucciones, os aconsejo que sigáis mis órdenes. Trataré de asegurar el perímetro mientras actuáis.- Dicho esto me di la vuelta y encaré la horda para detener su avance. Tiempo, sólo necesitaba tiempo y podríamos convertir su gran número en una desventaja.
- Cosas usadas:
- Trans Am: Arthur se concentra para redirigir la energía que absorbe del ambiente a sus músculos, logrando de ésta manera una mejora de x3 a la velocidad y a la fuerza durante un tiempo indefinido, pero dejándolo cansado tras un uso prolongado. Cuando Arthur usa esta técnica se rodea de un tenue brillo rojizo y deja un rastro de partículas brillantes (Escénico)
Soul Forge: Knight Armor: Arthur emplea su control sobre la temperatura para crear una serie de placas a su alrededor que actúan como una armadura parcial. Estas placas están hechas de capas de hielo endurecido con cristales de Zinogre para darle consistencia y se mantienen flotando sobre la superficie de su cuerpo.
Poder de la Termo Termo no mi
Memoria muscular (Pasiva): Tras el entrenamiento en el interior de su mente Arthur posee la memoria de cientos de batallas en sus músculos. A efectos de rol obtiene un X4 a sus reflejos y X2 a velocidad (que no sea desplazamiento)
Haki del Rey: Inspiración: PU de haki del rey en el cual lo uso para dar coraje a mis aliados en vez de intimidar a mis enemigos. Efecto: los aliados afectados por esta presencia verán aumentada en un 10% su fuerza y resistencia, así como reducir en un 30% los efectos psicológicos negativos. En caso de ser usado en NPC irrelevantes por debajo del nivel 30 (Tropas, ejércitos aliados...) aumentarán en 10 sus niveles.
Chaosphere: Es una técnica bastante sencilla. Arthur absorbe de golpe la temperatura a 5 metros a su alrededor, generando una cúpula de fino y frágil hielo. Tras eso libera toda la energía de golpe, generando un gran desequilibrio térmico y desencadenando una serie de pequeñas explosiones de aire caliente de 1 metro dentro de toda la esfera. El orden y la posición de las explosiones es aleatorio. (El rango aumenta en 2m cada 10 niveles)
- Resumen:
- Aprovechar
el sacrificiola distracción de Worgulv para adentrarme en las filas de Zal. Limpiar un área y "sugerir" un plan a los soldados de Sarka para tratar de dividir las fuerzas de Zal.
Simo Baker
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Agua, agua por todos lados y yo en medio. No es que no me gustase nadar, pero me traía a la cabeza algunos recuerdos bastante incomodos. ¿Quién no se sentiría algo agobiado cuando la única vez que ha nadado en agua salada fue durante una tormenta para sobrevivir a un naufragio? También tenía recuerdos bonitos dónde me bañaba en los ríos cercanos a la escuela donde entrené, pero las malas experiencias siempre se sobreponen a las buenas. También estaba la inquietud que me producía el no ver bien que tenía debajo. Mis escáneres no habían detectado nada, pero no me fiaba de no ver lo que tenía cerca. Además el agua estaba helada, lo que no hacía más que empeorar mi ánimo. Notaba pequeños hormigueos en las extremidades, si no llegaba pronto al otro lado iba a tener problemas.
Por suerte para mí el trayecto fue corto. Suficiente como para salir tiritando del agua, pero corto al fin y al cabo. Salí con cuidado del agua trepando por los escombros de lo que antes podría haber sido un muelle. Las vistas no eran para nada mejores que las que ya había visto antes, tan sólo desolación y ruinas. Estaba empezando a acostumbrarme a aquel ambiente deprimente. Avancé un poco para asegurarme que no había peligro en la zona. A simple vista no parecía haber nadie, por lo que me dispuse a tomar el aliento un segundo. Me oculté entre los muros semiderruidos de una de las casas del puerto, estaba seguro que allí no me vería nadie. Lo primero que debía hacer era calentarme un poco. Empecé por quitarme la camiseta y escurrirla. No pensaba ponérmela estando así de húmeda, no por el momento, por lo que la colgué en agarré de mi mochila. Tras esto volvía a trastear un poco con la runa para asegurarme de que funcionaba y seguía operativa. Por último, coloqué un dial de fuego en cada uno de mis guanteletes y me los puse.
Estaba listo para continuar mi camino por lo que me pasé la mano por el pelo dejándolo de punta y eché a andar. Antes de dirigirme hacia el norte para cruzarme con aquellos dispuestos a parar a Zal, decidí hacer una última cosa para entrar en calor. Cogí un cacho de madera de lo que parecía un puesto de pescado y le pegué fuego a la punta con el dial de la mano derecha. No es que fuese a sudar con eso, pero al menos me mantendría más caliente y ayudaría a que la ropa se me secase más rápido. Sabía que eso me haría muy visible, pero tampoco me importaba mucho, me interesaba llamar la atención de los que quería tomar cómo aliados. Aun así decidí activar mi mantra para saber si alguien se me acercaba sin avisar. Suponía que no tardaría mucho en encontrar a alguien, pero no sabía que podía esperar, al fin y al cabo no sabrían que era su aliado. Fuera como fuese mi camino era en dirección norte.
Por suerte para mí el trayecto fue corto. Suficiente como para salir tiritando del agua, pero corto al fin y al cabo. Salí con cuidado del agua trepando por los escombros de lo que antes podría haber sido un muelle. Las vistas no eran para nada mejores que las que ya había visto antes, tan sólo desolación y ruinas. Estaba empezando a acostumbrarme a aquel ambiente deprimente. Avancé un poco para asegurarme que no había peligro en la zona. A simple vista no parecía haber nadie, por lo que me dispuse a tomar el aliento un segundo. Me oculté entre los muros semiderruidos de una de las casas del puerto, estaba seguro que allí no me vería nadie. Lo primero que debía hacer era calentarme un poco. Empecé por quitarme la camiseta y escurrirla. No pensaba ponérmela estando así de húmeda, no por el momento, por lo que la colgué en agarré de mi mochila. Tras esto volvía a trastear un poco con la runa para asegurarme de que funcionaba y seguía operativa. Por último, coloqué un dial de fuego en cada uno de mis guanteletes y me los puse.
Estaba listo para continuar mi camino por lo que me pasé la mano por el pelo dejándolo de punta y eché a andar. Antes de dirigirme hacia el norte para cruzarme con aquellos dispuestos a parar a Zal, decidí hacer una última cosa para entrar en calor. Cogí un cacho de madera de lo que parecía un puesto de pescado y le pegué fuego a la punta con el dial de la mano derecha. No es que fuese a sudar con eso, pero al menos me mantendría más caliente y ayudaría a que la ropa se me secase más rápido. Sabía que eso me haría muy visible, pero tampoco me importaba mucho, me interesaba llamar la atención de los que quería tomar cómo aliados. Aun así decidí activar mi mantra para saber si alguien se me acercaba sin avisar. Suponía que no tardaría mucho en encontrar a alguien, pero no sabía que podía esperar, al fin y al cabo no sabrían que era su aliado. Fuera como fuese mi camino era en dirección norte.
- El hombre anti Zal:
- Recordar traumitas mientras cruzo a nado. Quitarme la camiseta y ponerme mis gadians. Comprobar si la runa sigue funcionando correctamente. Coger madera de los escombros y poner a arder la punta conun dial de fuego para darme calor y secar mi ropa. Activar el haki de observación y seguir hacia el norte
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