Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Mar 17 Ene 2017 - 23:02}

05/12/2016

Al caminar por el lugar, vuestros pasos resuenan y hacen eco. Aunque intentéis ir sigilosos, parece que siempre se escucha al menos un mínimo sonido... ¿tendrá que ver con el silencio sepulcral de la estancia? De hecho ahora te haces consciente de esa ausencia casi total de sonido y de lo molesta e inquietante que es. Casi parece como si fuese a propósito; como si ni siquiera los más pequeños roedores osasen romper con el silencio del lugar. Cuando abres la puerta, ni las bisagras ni la manilla emiten el más leve chirrido, apenas un leve sonido. La estancia que ves es pequeña, cubierta por una alfombra granate con motivos verdes. Parece una pequeña biblioteca, llena de estantes con libros y pergaminos de toda clase. No llegas a ver toda la sala, sino que parte del final de esta queda tras una de las estanterías. Hay varias mesas pequeñas con sillas. John te da un toque en el hombro y señala hacia el fondo de la estancia con expresión seria, a la zona que queda oculta por el mueble. ¿Qué querrá decir?

18/12/2016

Cada paso que daba era un movimiento que nos podía llevar a una situación peligrosa. El sepulcral sonido era interrumpido por nuestro andar, incluso imaginaba que mi propia respiración parecía un concierto en aquel salón. Teníamos que seguir avanzando hasta llegar a la puerta la cual abrí sin pensarlo dos veces. Sorprendentemente, la puerta no provocó ningún sonido que nos pudiera delatar; es más, casi ni había sonado. Al entrar mis ojos observaron cada rincón de la sala dentro de lo posible.

La habitación a la que entramos parecía ser algo así como una biblioteca. Estaba lleno de estantes y libros, mesas y sillas. Un profundo deseo de coger todos los libros y llevármelos nació en mi corazón, pero debía controlarme; tal vez se trataba de una trampa, aunque era un pensamiento bastante paranoico. A medida que iba observando con mi vista encontraba libros y pergaminos deseosos de tener, allí dentro sentía que encajaba perfectamente... Tanta información, tanto material único para aprender. Sin embargo, mi viaje mental fue interrumpido por John quien me toco el hombro para advertirme sobre algo que no terminaba de entender.

Antes de llegar hacia la zona que él señalaba, preferí explorar un poco la habitación.

–Debemos explorar un poco esta zona –le mencioné–. Tal vez encontremos información importante.

Una vez dicho esto, buscaría algún libro, pergamino o texto útil para saber dónde estábamos. En realidad, buscaría cualquier cosa que nos pudiera ser útil. Luego de buscar, y tal vez encontrar, me dirigiría al fondo de la estancia para entender lo que mi compañero me estaba diciendo. Ante todo peligro, estaría alerta.

05/12/2016

Al entrar en seguida te das cuenta del enorme tesoro cultural que has encontrado. Hay libros de diferente antigüedad y a cada cual más raro. Entre todos uno de llama especialmente la atención: un tomo grande y pesado azul con el título en dorado: Ars Arcanum. Ya sólo por el nombre parece evidente que te interesa leer ese libro, ¿no crees? Una lámpara de araña llena de velas cuelga del techo, iluminando la estancia con una tenue luz que le da aún más ambiente al lugar y al verla te da cuenta de lo que te señalaba John: hay otra fuente de luz tras la estantería, esta a media altura. Probablemente de alguna lámpara... escuchas el sonido de una silla arrastrándose proveniente de esa zona.

- ¿Quién anda ahí? La biblioteca está cerrada.

La voz es evidentemente masculina y ronca, ¿tal vez de una persona mayor? Sea quien sea, está rodeando la estantería para dirigirse hacia vosotros, puedes ver su sombre en los huecos entre los libros. Hagas lo que hagas deberías hacerlo rápido, no tienes más de un par de segundos. Si decides quedarte a ver, verás a un hombre con una túnica roja abierta, ropas de cuero bajo estas y una daga larga al cinco. Es efectivamente mayor, calvo y con los ojos de un color azul tan claro y apagado que casi se confunden con el globo ocular... de hecho, parece que sus pupilas también sean de un color similar en lugar de negras. Extraño, ¿verdad? En fin, yo que tú actuaría pronto.

18/12/2016

Mi mirada se detuvo justo en un libro que llamaba la atención de entre todos los demás. Un tomo pesado, azul y de letras doradas estaba justo en mis manos. Me hubiera gustado leerlo allí mismo y darme cuenta de lo que decía, pero no tenía tiempo así que intenté guardarlo en algún lugar que no me molestara para poder leerlo después de terminar toda esta locura. Alcé la mirada y encontré una lámpara de araña que emitía una luz muy tenue y al verla noté lo que John quería decir.

Escuché el sonido de una silla al arrastrarse e inmediatamente advertí que no estábamos solos. Luego del sonido una voz masculina y ronca se escuchó por la estancia. ¿Cómo nos había escuchado? Intentamos ser lo más sigilosos posible. Vi la sombra del hombre a través de los huecos entre los libros, se estaba acercando a nosotros y tenía unos pocos segundos para decidir qué hacer. Ya tenía el libro, ahora solo tenía que buscar algún lugar para esconderme y refugiarme; por suerte era pequeña y no estaba muy cargada así que moverme no sería difícil.

Busqué un lugar con la vista: ¿derecha o izquierda? Esconderse en una biblioteca no era tan difícil, después de todo, los estantes tenían su fin y podía bordearlos para seguir avanzando. Sin embargo, corría el riesgo de ser vista tal como yo vi al “bibliotecario”. Mi mente estaba intranquila y mi corazón gritaba que corriera. Aún estaba herida y no necesitaba involucrarme en otra pelea.

Para zafarme del hombre intentaría esconderme detrás de una estantería y estar alerta a sus movimientos para ir reaccionando acorde a estos. Podía moverme sigilosamente, había sido entrenada en eso y ahora tenía que probar de qué estaba hecha. Al llegar al final de la estantería (de la derecha) para esconderme, buscaría un camino para salir de allí y no ser vista por el tipo ese.

05/12/2016

En el momento en que empiezas a moverte se gira hacia ti con una expresión de rabia. A John, que se ha quedado totalmente quieto, no le dirige ni una mirada. Este en cambio te mira con una mezcla de sorpresa y horror; parece sorprendido por lo que has hecho. El bibliotecario te sigue y trata de agarrarte por la ropa, violentamente.

- ¡Os tengo dicho diez mil veces que a estas horas la biblioteca está cerrada! ¡Y contéstame cuando te hablo! ¿Quién eres?

El aliento le apesta a ajo y tiene las manos manchadas de negro... ¿tinta? Ahora que lo ves bien... no es como si tuviese las pupilas de diferente color, si no que es como si fuesen opacas... ¿qué le pasa a su ojo? Tal vez reconozcas qué es lo que le pasa o tal vez no, pero en todo caso es bastante evidente que ese hombre está ciego. Ni siquiera mira hacia ti al hablarte.

- Si no contestas, tendré que llevarte ante el gran maestro Hajimar-sama.

Tras él, John ha colocado una flecha en el arco y te mira, como esperando a una señal tuya para tensarlo y disparar. Te toca mover ficha, y recuerda, actúa con cautela. El viejo puede estar ciego, pero parece que puede percibir muy bien a la gente de otra manera. Debe tener un oído extraordinario.

18/12/2016

Volteé la cabeza y me encontré con el hombre que intentaba agarrarme violentamente. Reaccioné lo más rápido que pude y esquivé su mano que iba directamente a por mí, sin duda alguna era un hombre violento, gruñón y fétido. No sabía quién era ni en donde estábamos, lo único que tenía claro es que si hablaba por hablar tendría serios problemas. Estaba en una situación complicada: el hombre era ciego. Pese a que me haya preguntado quién diablos era y exigía una respuesta, no podía usar mi libreta y escribir en ella.

El bibliotecario amenazó con llevarme ante un tal Hajimar; cuando pronunció aquel nombre no sé por qué recordé a Haji, el bardo. Olvidando lo pensado supuse que el hombre al que había mencionado era importante, muy importante y no me gustaría tener que lidiar con él. Nuevamente estaba entre la espada y la pared, aunque muchas veces era más sencillo manejarse a través de golpes y conjuros que usar palabras. El humano, sin duda alguna, era una de las criaturas más temibles del mundo entero.

Tenía la opción de contestar o hacerle un gesto a mi compañero para que disparara el arco que estaba preparando. Debía pensar qué hacer, ese bibliotecario no parecía para nada débil y no quería cagarla. Mi corazón latía fuerte y por un segundo creí que el hombre ciego era capaz de escuchar mis latidos. De la misma forma que supo cuando entramos podía ser capaz de escuchar los movimientos de mi compañero y reaccionar lo suficientemente rápido para esquivar la flecha e involucrarnos en una pelea innecesaria.

Estaba pensando en qué responder. Podía ser o no un hombre razonable, pero no serviría de nada mentir; además, ¿qué le diría? “Lo siento, Señor Bibliotecario, llegamos hasta acá por mera equivocación. ¿Puede dejarnos ir?”. Vamos, esa no era una buena explicación. Si daba el gesto para empezar una pelea, probablemente perderíamos al estar los dos heridos. Si contestaba algo que no le gustara al hombre, perderíamos. ¿Y si involucraba a la Orden? Decir que estábamos siendo perseguidos y nos refugiamos en ese lugar no era una mala opción mentir, después de todo.

Mi prioridad era sobrevivir a como dé lugar sin importar cuánto tuviera que arriesgar o mentir. Tragué saliva y como si estuviera a punto de dar un gran discurso abrí la boca y comencé a hablar.

–No soy nadie –respondí–. Si desea mi nombre, este es Katharina von Steinhell.

Preferí responder directamente a su pregunta sin añadir nada más, alguna oración mal pensada y todo podía acabar allí mismo. Si me preguntaba qué estaba haciendo allí, pensaría en qué decirle pero en ningún momento intentaría buscar pelea con él. Instintivamente advertí que era un hombre peligroso.

05/12/2016

John te mira con una mezcla de sorpresa e incomprensión, con la boca ligeramente abierta. El bibliotecario gruñe y enarca una ceja, tras lo que acerca mucho su cara a ti. Parece que no está totalmente ciego... Después de unos instantes hace una mueca de desagrado y trata de agarrarte por el hombro y tirar de ti hacia la puerta. Parece bastante enfadado, aunque ya no está alerta y se ha relajado bastante.

- Niñas en mi biblioteca... ¡Fuera de aquí! ¡Vuelve a los dormitorios! Este no es lugar para jugar.

Saca tus propias conclusiones, pero creo que es evidente que hay toda una comunidad en este lugar. Eso, o este tipo está chalado. El templo tiene pinta de antiguo desde luego, pero es evidente tanto por la sala de la carne como por el bibliotecario que hay algo en este lugar. Y no parecen precisamente bandidos. Deberías andarte con ojo de ahora en adelante... es posible que los próximos no sean tan indulgentes.

- Nunca le dais al viejo Jorg ni una hora de descanso. Anda, fuera de aquí - rezonga el anciano.

Tras él, John se ha llevado la mano al mango de un puñal en su cinto y te mira inquisitivamente, como pidiéndote órdenes. En el caso de que hayas salido deberías dárselas pronto, pues así como quedas fuera el bibliotecario se dispone a cerrar la puerta.

18/12/2016

El viejo se acercó hacia mí y pareció que quería verme más de cerca; mi idea de que aquel hombre era ciego había sido anulada después de ver tan de cerca sus ojos. Era bastante ciego, pero aún contaba con un poco de visión. Tras descubrirme, hizo una mueca de desagrado y trató, nuevamente, de jalarme hacia la puerta. Si era alcanzada por su mano, estaría en serios problemas. Sin embargo, hice un movimiento intencionalmente torpe para esquivar por unos pocos centímetros su intimidante mano.

El bibliotecario tenía cierto desagrado hacia los niños, era de esas ratas de biblioteca que no salían jamás. Sin embargo, la información que me dio era sumamente importante; mis ojos se abrieron levemente cuando supe que había “dormitorios” en un lugar como este. Se podía tratar de una comunidad, después de todo, ¿para qué era toda esa carne? Algo estaba pasando y por los caprichos del destino, tal vez acabaría descubriéndolo. Menos mal me topé con un tipo como ese, a la hora que fuera alguien más violento me vería forzada a pelear.

Me hubiera gustado hacerle más preguntas, pero de la forma que me echó del cuarto no parecía estar dispuesto a responder. La información que necesitaba estaba en la cabeza de ese hombre y tenía curiosidad por saber qué contenido tenía la biblioteca, pero estaba segura de no poder averiguarlo. El lugar podía parecer espacioso, pero no quería arriesgarme a encontrar otra salida así que la puerta a la que el hombre me estaba empujando era la mejor opción. Sin embargo, ¿qué hacer con John? ¿Sería lo suficientemente hábil como para salir sin que el bibliotecario se dé cuenta?

Como estaba acostumbrada a comunicarme por la libreta podía escribir en ella en posiciones realmente incómodas. De la forma que pude, y sin que el bibliotecario se diera cuenta, le mostraba a lo lejos una hoja con palabras lo suficiente grandes como para que pudiera leerlas. En ella le daba las órdenes al cazador para que saliera inmediatamente de la habitación una vez haya comenzado mi “berrinche”. No era de las chicas que mentía excelentemente, pero todos los viejos, al menos la gran mayoría, caen ante una pataleta de una chica de 12 años. Era eso o encontrar otra forma de distraerle.

–¿D-Dormitorios? –Tartamudeé intencionalmente – ¿M-Me dejará así como así? ¿Sola? ¡Está oscuro! –Coloqué mi mejor cara de pena. Tenía la intención de que cuando dijera mi primera palabra y el bibliotecario esté enfocado en ella, John comenzara a avanzar sigilosamente.

Me tiré al suelo pesadamente y cada vez hablaba más fuerte.

–L-Lo siento –dije casi llorando y gritando–. No volveré a entrar a su biblioteca, pero… pero no me deje sola.

Esperaba que el bibliotecario se tragara mis palabras y dudara por unos cuantos segundos, después de todo su actitud se veía más relajada que antes. Fuera cual fuera su respuesta, inventaría alguna excusa para “hacerme de valor” y salir hacia los dormitorios, aunque estaba más que claro que no era más que mi plan para que John pudiera salir y así avanzar juntos.

05/12/2016

Al leerte, John frunce el ceño pero asiente, y así como comienzas la distracción él se escabulle por la puerta sin que el bibliotecario lo note, al menos en apariencia. Este monta en cólera y en cuanto te echas al suelo se agacha y te levanta tirando de tu ropa con una fuerza y agilidad increíbles ya no para un hombre de su edad y complexión, sino para un hombre corriente. Te lleva hasta la puerta y te tira al exterior violentamente, para luego cerrar la puerta no sin antes decirte con rabia:

- ¡Vuelve tu sola a los dormitorios! Y que no te oiga lloriquear en la puerta, o salgo a darte unos azotes.

John te esperaba fuera, pegado contra la pared al lado de la puerta. Durante unos segundos mira a esta, como queriendo comprobar que el viejo no cambia de opinión y vuelve a salir, para luego acercarse a ti y (en caso de que no te hayas levantado aún) ofrecerte su mano para ayudarte a ponerte en pie. Acto seguido te susurra al oído en un tono muy bajo:

- Creo que de momento ignoraré el hecho de que puedas hablar. En todo caso, deberíamos largarnos de este sitio ya. O si pretendes seguir, al menos sé más cuidadosa la próxima vez.

Aún tienes otros lugares que no has probado. En todo caso, de momento el ruido no parece haber atraído a nadie, pero sabes que no ha sido precisamente poco. Tenlo en mente.

18/12/2016

El cazador pudo salir de la habitación mientras yo distraía al bibliotecario. Este último, enfurecido, me levanta violentamente y me lanza hacia el exterior en donde caí pesadamente ensuciándome toda la ropa con el polvo del suelo. Lo último que escuché fueron un par de amenazas del viejo al cual esperaba no volver a ver; no había podido conseguir la ubicación de los dormitorios, pensaba que era importante saber en dónde estábamos y hacia dónde debíamos ir. Nos encontrábamos en la misma situación que antes.

Cogí la mano de mi compañero y me levanté. Tenía mucho qué pensar aún, no sabía qué camino tomar considerando que ya había gente; podía detenerme a pensar que entrar en esa habitación había sido una pérdida de tiempo, pero la información que conseguí era valiosa. Primero, sabía que debíamos andarnos con mucho cuidado debido a que no éramos los únicos. Segundo, había conseguido un libro aparentemente importante el cual me gustaría leer con más tranquilidad.

–Solo hablaré en ocasiones puntuales –le comenté a mi compañero mostrándole una hoja–. Y sí, tienes razón, necesito ser más cuidadosa para la próxima. Creo que retroceder no es una buena opción, así que deberíamos seguir hacia delante –sacudí un poco mi ropa para quitarle el polvo y seguí escribiendo–. De todas formas, la próxima puerta que abramos será decisiva.

El anciano había montado un alboroto y, sumado a mis gritos, era evidente que pronto alguien aparecería. Ya no tenía la esperanza de que el próximo fuera un personaje tan “benevolente” como el bibliotecario y, como siempre lo he pensado, no estábamos en posición para meternos en una pelea innecesaria. Ahora debíamos movernos con sigilo y pensar bien nuestros movimientos, no quería basar mis decisiones en la suerte; nuevamente me veía en la encrucijada de qué camino tomar. ¿El enorme portón? No, quizás daba al exterior.

Me quité por última vez el polvo que tenía en la ropa y comencé a avanzar sigilosamente intentando no provocar ningún ruido, por muy necesario que fuera. Ya tenía el camino decidido; de todas formas no podía encontrar algún patrón para elegir el resto de las puertas y analizar cuál sería nuestra mejor opción así que únicamente me basaría en mi instinto. Lo que estaba haciendo iba en contra de mi naturaleza lógica y calculadora, pero hay momentos en donde la cabeza debe callar y escuchar lo que el corazón dice.

Al llegar a la puerta que se encontraba detrás de la estatua del dragón, la abriríamos silenciosamente no provocando ruidos innecesarios. Una vez adentro, no haría ningún movimiento a menos que sea atacada por algo, sino que inspeccionaría visualmente la habitación para evaluar las posibles situaciones. Una vez evaluada, y solo en caso de que pareciera estar perfectamente despejado, avanzaría tan sigilosamente como entré.

05/12/2016

La puerta es enorme, de más de seis metros de altura y otros tantos de ancho. Ambas hojas (es un portón doble) tienen grabados de piedra que muestran imágenes de dragones y gente adorándolos, en una composición que culmina en ambos lados con la imagen de un altar y una doncella atada a este. En cuanto la intentáis abrir os dais cuenta de, además de que es muy pesada, que no tiene pestillo ni cerradura, y puede abrirse tanto hacia fuera como hacia dentro. Os cuesta, pero lográis abrirla lo suficiente para pasar sin hacer demasiado ruido... y os encontráis con una escena sobrecogedora. Un pasillo de tamaño colosal, con postes a los lados en los arden llamas que lo mantienen iluminado. Ominosas imágenes de bestias terribles enfrentándose a dragones cubren las paredes, a todo color y con todo lujo de detalles. En una reconoces a una serpiente como la que te has enfrentado en las cavernas, siendo destrozada por un dragón negro.

- Creo que... no deberíamos continuar - murmura John, mientras una gota de sudor le baja por el rostro.

Si sigues avanzando pese a las cada vez más insistentes advertencias del cazador, este se quedará un par de metros por detrás de ti. Al final del pasillo puedes ver brillo dorado y luz, y escuchas un sonido rítmico y pesado: una respiración, pero de algo de tamaño descomunal. Si te sigues acercando verás el mayor tesoro que hayas visto en tu vida: auténticas montañas de oro y plata, centenares de cofres, armas de todo tipo: espadas, lanzas, arcos... todas de aspecto fabuloso e increíble. Ves joyas del tamaño de tu puño, ornamentos cubiertos de piedras preciosas, estatuas de mármol... la vista no llega para abarcar todas las riquezas que cubren el lugar. Sin embargo, dos cosas atraen poderosamente tu atención: la primera es una siniestra guadaña oscura con el filo carmesí, semienterrada en el oro. Palidece en esplendor comparada con alguna de las armas presentes, pero por algún motivo resulta mucho más llamativa. A su alrededor la luz parece ser ligeramente más tenue, como si estuviera en una zona de sombras.

- Katharina... - murmura John, aterrado de miedo.

No necesitas que te diga por qué lo dice. Tras unos segundos embelesada con la guadaña, un ronquido repentino te recuerda que había algo más en la estancia, y entonces te fijas en la segunda "cosa" que atrae tu atención por encima de todo los demás. Una enorme y alargada cabeza, con poderosos cuernos negros y pinchos en el borde de la mandíbula. Dos poderosas alas de murciélago. Poderosas extremidades acabadas en garras. Todo su cuerpo está cubierto de escamas azules que parecen refulgir con chispas cada vez que espira. No cabe duda que la criatura que tienes delante, dormitando a escasos cuatro metros de la guadaña, es un dragón. Y el ser más inmenso que has visto en tu vida.

Spoiler:

18/12/2016

Abrimos la enorme puerta y detrás de ella se ubicaba un extenso pasillo adornado por aterradoras imágenes. Mis ojos se postraron en una aterradora imagen que mostraba una serpiente como la que había derrotado siendo devorada cruelmente por un dragón de color negro y ya con verla supe inmediatamente que si una bestia como esa aparecía, no tendría ni la más mínima posibilidad en derrotarle. Estaba sumergida en mis pensamientos, intentando descubrir si había algún significado en la secuencia de imágenes cuando de repente John murmura unas palabras. Si bien lo que decía tenía sentido, no aceptaba sus palabras; algo me decía que había llegado al final de mi camino y estaba a punto de descubrir algo genial.

Me sorprendía lo fiel que era el cazador, respetó nuestro contrato al pie de la letra y pese a sus temores seguía siguiéndome como un perrito. No me importaba si estuviera unos metros detrás de mí, estaba ubicado a la suficiente distancia para reaccionar ante cualquier peligro, además, estábamos avanzando lentamente no provocando ningún ruido. Sin embargo, un sonido pesado provocó un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, pero seguí avanzando ignorando las señales de alerta que mi propio organismo me enviaba. Frente a mí descubrí el tesoro más grande que vería alguna vez: oro, joyas del porte de mi mano, espadas y escudos, alabardas bañadas en oro puro y reliquias antiquísimas.

–¡Mira! –Le mencioné a John en un papel un tanto pequeño indicando la guadaña que estaba frente a nosotros– Definitivamente la debo tomar. Necesito hacerla mía.

Era perfecta, comparada con la que tenía era un arma magistral pareciendo ser tallada por los mismos dioses. Sin embargo, toda admiración fue interrumpida por un prominente ronquido. Miré en dirección hacia el sonido y una expresión de horror se dibujó marcadamente en mi rostro, palidecí completamente y bajo mis ojos se formaron unas pequeñas sombras de espanto. Abrí la boca en señal de sorpresa, pero en verdad no era más que terror al ver la colosal bestia que yacía durmiente frente a nosotros. Jamás había visto algo así, casi sentía que mi corazón se detendría en cualquier momento.

Jamás pensé que estuviera cara a cara con un dragón. No sabía mucho de ellos más allá de lo que las leyendas contaban; seguramente contaba con un envidiable olfato y una vista superior a todas las criaturas existentes. Pensar en domarlo era solo una idea vanidosa propia del ser humano, algo como eso solo podía ser domado por un verdadero dios. En cambio, ¿qué era yo? Solo una chica que estaba a unos pasos de una muerte segura. Paralizada del miedo, recordé cada momento que pasé con mi hermana y las risas que tuve con Meredith; cada momento bueno en mi vida se posó frente a mis ojos como si se tratase de una película e intentaba convencerme a mí misma de que diera la vuelta y regresara a casa. Había conseguido un gran botín, un buen libro e inclusive algo que parecía un huevo... Así que, ¿qué más necesitaba? Cierto... Todo el viaje sería en vano si no consigo esa guadaña, esa perfecta arma que custodia el dragón.

Todo el camino que recorrimos había sido difícil, cada decisión que tomé nos pudo llevar a una muerte alejada de nuestros seres queridos, sin embargo, en ningún momento nuestra voluntad dio un paso hacia atrás y siempre avanzamos con la vista en alto. El hombre que estaba a mi lado había sido fiel y útil en muchas situaciones, pero no podía obligarlo a quedarse en un lugar tan peligroso como en el que estábamos. Me convenía que sirviera de distracción en cualquier caso, pero también podía ser peligroso que se quedara. En fin, que él decidiera si quedarse es la mejor opción o no.

Intenté relajar mi respiración logrando que mi pulso cardíaco se estabilizara, por un momento recordé al Primero. Recordé que ya había pasado por una situación así y que ese dragón, comparado a aquel hombre, no era más que una lagartija con alas. Convencerme de que así era funcionaría hasta que tuviera que enfrentarlo, pero esperaba no hacerlo. Cerré los ojos e intenté visualizar la situación, fue entonces cuando decidí usar aquella “técnica” que había adquirido hace un tiempo; aumentar mi capacidad para moverme sigilosamente me venía como anillo al dedo. Gracias a mi habilidad Noche Oscura era capaz de duplicar mi capacidad para moverme sin llamar la atención por lo que facilitaría en cierta medida el robo. Además, desde pequeña que fui instruida en ser ladrona así que ahora era el momento de poner a prueba todas mis habilidades.

–John-san, necesito pedirte un favor –le mostré una hoja mientras escribía en otra–. Intentaré coger la guadaña e irnos lo más rápido posible, pero en caso de que el dragón despierte y yo esté al lado de él... –dejé todo mi equipaje en el suelo (la guadaña en primer lugar) y seguí escribiendo– Distráelo por unos pocos segundos y luego huye. Como sea, tú te quedarás aquí vigilándolo, así que... no la cagues.

Cada paso que daba hacia delante me acercaba hacia un peligro que yo misma me estaba buscando. La guadaña estaba ubicada a solo unos cuatro metros, enterrada en el oro y de difícil acceso; para robar cualquier objeto debía trazar la mejor ruta posible para minimizar fallos y peligros. Si me movía formando una elipse hacia ella, de alguna forma evitaría que me sintiera u oliera. Solo faltaba un metro y estaba frente al arma cuando vi un libro que brillaba entre monedas de oro; se ubicaba a unos pocos metros de la guadaña, pero era complicado cogerlo. Debía decidir: arma o libro. Sin dudar, seguí avanzando hasta pisar la primera moneda de oro; esperaba no haber producido ningún sonido que alertara a la bestia. Seguramente estaba teniendo bonitos sueños, sí, seguramente estaba soñando con vacas y princesas...

El arma estaba al alcance de mi mano, pero no quería generar un movimiento descuidado y torpe así que di un último paso hacia ella para cogerla con ambas manos. Debía hacerlo con mucho cuidado, si la tiraba con mucha fuerza, las monedas y tesoros circundantes generarían mucha bulla. Finalmente, hice el primer contacto con la guadaña y sentí un verdadero poder... Siguiendo el plan que tenía en mi mente, jalaba de ella hacia arriba con movimientos suaves y ligeros caso que ni siquiera yo los pudiera escuchar. Después de varios intentos cogí el arma y ahora solo debía regresar, pero estaba inmersa en un mar de monedas de oro que en cualquier momento, causa del desprendimiento del arma, podían provocar un derrumbe y despertar a la criatura. ¿Qué debía hacer para coger el libro? Sin duda estaba arriesgando mucho, pero el que no arriesga no gana, es así de simple.

Gracias a mi estatura y complexión podía desplazarme como una pluma. Guardé la guadaña en la funda que llevaba en mi espalda y avancé unos pocos metros hasta tener el libro en mi mano. Por suerte, este no estaba tan enterrado en el montón de oro y sacarlo era mucho más sencillo, sin embargo, debía sacarlo de la misma forma; me tomaría mi tiempo y dedicaría mis movimientos más sutiles en robar aquel texto. Cuando mis manos lo alcanzaran, lo retiraría lenta y sigilosamente. Finalmente, daría la media vuelta y avanzaría hacia la salida intentando seguir la misma ruta y mirando bien por donde caminaba; no quería despertar a la criatura que dormitaba campantemente.

[spoiler]Usé mi ámbito Noche Oscura para duplicar mi sigilo y asi moverme sin provocar ruido. También me gustaría que, al momento de evaluar el post, se tuviera en consideración mi profesión de ladrona^^U. Bien, nada más que decir. Espero que la cosa no despierte.

05/12/2016

Lo has logrado. No tienes muy claro como, pero has extraído ambos objetos sin hacer excesivo ruido, y en ningún momento has escuchado ningún ruido que delate que el dragón haya despertado ni esté abalanzándose sobre ti. De hecho... la habitación está sospechosamente en silencio. No escuchas ni los ronquidos de la bestia. Te fijas en John y ves que el cazador contempla, como totalmente hipnotizado, a la bestia sin ser capaz de reaccionar, con una expresión de puro terror. Y entonces, al fijarte en el dragón te encuentras con que sus párpados no están cerrados. Un ojo rasgado amarillento te devuelve la mirada mientras la testa del dragón se alza y el inmenso ser comienza a emitir un gruñido tan profundo y grave que el propio tesoro vibra con él. Chispas azules brotan de sus orificios nasales mientras te observa. No sabrías reconocer las emociones en ese rostro reptiliano, pero dudas que se alegre precisamente de ver a alguien llevándose su tesoro.

- Debo reconocer que sois o muy valientes o muy estúpidos - dice, con una voz tan potente que la estancia tiembla - Bien, podemos hacer esto esto rápido o lento. Niña, devuelve mis tesoros a su sitio y tal vez le perdone la vida a uno de los dos. Nunca vienen mal esclavos nuevos.

Mientras el dragón habla, John comienza a hiperventilar, totalmente dominado por el pánico. A ti también te cuesta no sucumbir a una mezcla de terror y fascinación ante la imponente criatura, pero logras mantener el control de tus acciones. En fin, ¿es este el fin del camino? Eso parece. Has cometido una serie de terribles errores y ahora tu destino depende de la decisión de un monstruo gigante al que acabas de despertar de su sueño y que te ha sorprendido robando su tesoro. Tal vez deberías plantearte hacerle caso y rogar clemencia... o no.

- Úsame...

La voz es una especie de susurro de ultratumba que parece proceder de todas partes y de ninguna. ¿Usar? ¿El qué? De repente te fijas en que hay una especie de humo negro arremolinándose a tus pies, como oscuridad pura. Y de repente, la serenidad te invade. Vuelves a ser capaz de pensar con total claridad y comprendes que hay "algo" ayudándote. John también parece haber recuperado el sentido y rápidamente tensa su arco mientras la flecha se vuelve plateada y comienza a brillar con intensidad:

- Silver rain! - grita, antes de disparar.

La flecha ya en el aire comienza a dividirse en todo un aluvión de ellas, precipitándose sobre el dragón y clavándose en sus escamas. Este ruge enfurecido, con tal potencia que cae polvo del techo y el tesoro perfectamente colocado comienza a desmoronarse en una marea dorada. Si no te mueves del sitio probablemente te sepulte y es tal la cantidad de riquezas que literalmente morirás aplastada. Una muerte muy poética para un ladrón, ¿no crees? En todo caso, rayos brotan de las fauces de la bestia mientras prepara lo que parece un ataque similar al de la serpiente de las cavernas, aunque indudablemente de una escala de poder mucho mayor. Puedes fijar en que además del pasillo, en los extremos de la estancia (en esa misma pared) hay dos corredores que salen del lugar. Están más lejos que el pasillo, pero son tamaño humano. Ahora, ¿qué harás? Piensa rápido y hazlo con cabeza. De tu decisión depende vuestras vidas.

18/12/2016

Dejé salir un suspiro de terror y alivio, mi hora ya había llegado. Durante todo el camino me confié de la suerte, pensé que estaba tomando las mejores decisiones cuando la verdad dejé pasar por alto un montón de detalles que significaban una enorme diferencia entre la vida y la muerte. En los ojos de la bestia pude ver mi destino; ser devorada por sus fauces o aplastada por sus enormes garras... Su gruñido era un canto de muerte tan intenso que hasta el mismo tesoro, inerte e intenso, parecía temerle. ¿Robarle a un dragón? Si en la Marina hubiera un ranking de reclutas idiotas, seguramente yo estaría en el primer puesto. No estaba en condiciones de pensar, ya casi había perdido las intenciones de vivir.

Cuando el dragón habló supe que ya no había esperanza. ¿Cómo es que el mundo no tenía conocimientos de una criatura así? Siempre pensé que los dragones no eran más que leyendas para entretener a la gente y ahora, en el momento en que tenía uno frente a mis ojos, solo podía desear no haber viajado hacia esta isla. Pese a la opción que me dio, no podía regresar los tesoros; mi cuerpo estaba tan duro como el cemento, completamente tieso, y no podía despegar las manos de la guadaña que desenfundé al ver el ojo de la bestia alada. Mi cuerpo no reaccionaba, estaba entumida del miedo y sudaba frío. ¡¿Cómo es que fui tan estúpida de haberle robado a esa cosa?! Por dentro sentimientos de ira y resignación crecían exponencialmente mientras una voz en mi corazón me decía que aún había esperanzas. Pero, ¡¿qué podía hacer?! Enfrentar a una serpiente es una cosa completamente distinta a hacerle frente a un reptil alado de ese tamaño.

En el momento más desesperado una voz, más bien un susurro recorrió el lugar, aunque no sabía si estaba en mi cabeza o era real. No tenía sentido... ¿Usar? ¿Qué se supone que tenía que usar? Sin embargo, en el momento en que la desesperación estaba llevándome a la locura, un humo de oscuridad comenzó a arremolinarse en mis pies y un sentimiento de tranquilidad invadió mi cuerpo. Como si hubiera renacido, supe que aún había esperanzas. No estaba completamente sola ante el desfile de la muerte; una entidad mayor, desconocida y difícil de interpretar, estaba a mi lado y, aunque no la podía ver, sabía que allí estaba. Aferré ambas manos con fuerza a la guadaña que estaba en mis manos como si de ello dependiera mi vida, por dentro imploraba un poder, solo un milagro para salvar nuestras vidas. No me importaba pagar un alto precio, solo quería salir viva de allí y poder ver nuevamente el rostro de mi hermana.

El intenso grito de John hizo despabilar al cien por ciento. La flecha que tenía tensa en el arco se volvió plateada, disparó y desde el cielo esta se dividió formando un aluvión de ellas que se clavaron en las escamas de la bestia. Esta última rugió violentamente y tan fuerte que el propio polvo del techo caía de este. Por culpa de la manifestación de furia del dragón el tesoro retumbaba y amenazaba con formar un derrumbe en el que, si no me movía, quedaría atrapada y mi vida sería sellada. Sin embargo, como si una fuerza mayor se apoderara de mi cuerpo, como si sintiera la calidez que solo una madre puede entregar moví mi cuerpo, más ligero que antes, y salí con un potente salto hacia atrás del montón de monedas de oro, rubíes y tesoros. Mis ojos, antes azules, se tornaron tan negros como la misma noche mientras que un velo de oscuridad rodeaba mi cuerpo y a la guadaña; sentía una fuerza anormal en mi cuerpo, era casi como si un dios hubiera entrado en este para darme lo que necesitaba.

–John-san –grité con todas mis fuerzas–, salgamos de aquí. Nos vemos en la salida, ¡aún hay un pago que debo cumplir! Solo deja tu arma y corre.

Mi voz estaba llena de confianza y firmeza, algo dentro de mí afirmaba que saldría de ese horrible lugar. Miré hacia la izquierda en donde estaba una puerta y luego miré hacia la derecha en donde había otra, sin embargo, la de la izquierda estaba mucho más cerca. Normalmente, con mi velocidad actual no hubiera sido capaz de alcanzarla, pero contaba con aquella misteriosa fuerza que apareció tras escuchar aquella palabra: úsame. Hasta ahora no lo entendía, pero estaba segura de que aquella arma guardaba un increíble poder, algo más allá de mi imaginación; en el primer momento que la tomé sentí que tenía vida, una férrea voluntad carente en objetos normales. Un velo de oscuridad terminó por rodearme y mi cuerpo se sentía más ligero, fuerte y ágil; es más, en las sombras sentía que era muy veloz... Lo suficiente para salir de ese lugar.

El dragón estaba cargando sus fauces con prominentes rayos. No sabía a quién estaba apuntando, pero seguramente nos haría polvo sin importar hacia quien estuviera dirigido. Fuera como fuera, daría la media vuelta y saldría corriendo a toda velocidad de ese lugar. Tenía la esperanza de que el dragón tuviera que cargar durante unos segundos más su poderoso ataque y alcanzar la puerta, cerrarla y huir de allí. No tenía tiempo de usar conjuro alguno, en el momento en que tomara el libro sería demasiado tarde y mi vida habría terminado. La única opción: usar el poder misterioso que, aparentemente, la guadaña emitía y usar la puerta de la izquierda para huir.

«Por favor, dame todas tus fuerzas».

05/12/2016

John sonríe al escuchar tus palabras. Te fijas en que ha tirado su viejo arco de madera y tiene otro en la mano: uno de los del tesoro. Es dorado y rojo, lleno de ornamentos y demasiado grande para sus flechas. En el momento en que coloca la mano en la cuerda, un proyectil de energía se forma entre sus dedos.

- Irónico, dije que no sería un héroe... - dice, con amargura - Ha sido un placer ser tu escolta. Ahora corre, y no mires atrás.

Mientras el dragón ruge, el arquero alza su arma y tensa la cuerda, provocando que el proyectil brille con una gran intensidad. De repente, un sonido como de una campanada resuena en la estancia, acompañado de una voz imponente y femenina. Los ojos de la cabeza de la guadaña brillan con una luz roja al tiempo que la voz se escucha.

- Nighfall.

De repente, el arma libera un torrente de oscuridad y toda la estancia se queda a oscuras. Es decir, lo parece, pero tú ves todo perfectamente. Es como si de repente alguien hubiese cambiado la escala cromática a tonos oscuros, pero por lo demás es como si todo estuviese bañado por la luz del sol. El rayo y el disparo chocan, creando una explosión y generando una lluvia que te tapa la visión. En todo caso es igual, porque en tu carrera logras alcanzar el pasillo de la izquierda. Al fondo de este te espera una puerta pequeña de madera, que al abrir da a la enorme sala de columnas de antes. Esta está sumida también en la extraña oscuridad de tu guadaña, además de llena de un montón de gente armada con túnica rojas. Estos avanzan a tientas, como si estuviesen ciegos. Creo que el poder de tu guadaña empieza a ser evidente, ¿no?

18/12/2016

Vi la sonrisa que se dibujó en el rostro de John y eso jamás era bueno. Ya sabía lo que pasaría, sabía exactamente de qué iba todo esto; aquella sonrisa parecía ser más bien una despedida. El cazador dejó caer su arma y en lugar del arco de madera que tenía, ahora era reemplazado por uno más grande y dorado, uno de los tesoros que recogió. Tensó la cuerda y un proyectil de energía se formó entre sus dedos y luego habló... Habíamos quedado en que no habrían héroes, en que si uno de los dos se veía en problemas, arrojaría la toalla y se largaría de allí... ¿Por qué no cumplió el contrato? No le entiendo, debió hacerlo.

El dragón rugió con más fuerzas y el arquero aumentó la intensidad del proyectil que tenía entrelazado en sus dedos.

–¡¿Por qué no cumples tu parte del contrato?! –Le rugí con violencia– Si no eres capaz de hacer eso... –guardé silencio durante unos pocos segundos y exclamé soltando las lágrimas del rostro–, te esperaré en la salida una vez que todo esto haya terminado.

No soportaba la idea de ser protegida nuevamente por alguien más. ¿Por qué debía arriesgar todo por salvarme? ¿Tanto valía? La duda carcomía mi corazón mientras la batalla continuaba, pero de repente un brillo carmesí brillaron intensamente en los ojos de la cabeza de la guadaña y próximamente se escuchó una voz femenina e imponente. Inmediatamente un torrente de oscuridad inundó la estancia, pero lo extraño era que podía ver igual de bien, sino hasta mejor. Me quedé hasta ver el disparo de John que chocó directamente contra el rayo del dragón causando un estruendoso alboroto, liberando una explosión y causando una lluvia que tapó por completo mi visión.

Alcancé la pequeña puerta a la que había corrido y sin mirar atrás, dejé a mi compañero. Prometí esperarlo en la salida y en caso de no ser así, volvería por su cuerpo; mi poder era versátil, seguramente encontraría algún conjuro que me permitiese traer a los muertos... Ya con las dudas disipadas me concentré en la habitación que estaba. Era exactamente la misma a la que había entrado antes solo que ahora estaba sumida en una densa oscuridad, lo único distinto era la cantidad de personas armadas que vestían túnicas rojas. Debía pasar a través de ellos y volver por donde mismo entré o arriesgarme a encontrar una salida, el portón de antes era la mejor opción.

Con la oscuridad de mi lado podré pasar a través de ellos, pensé. Se movían torpemente, como si de ciegos se tratasen; esperaba no encontrarme con el bibliotecario quien tenía un muy buen oído. Ya no confiaba en mis habilidades de asesina ni en la capacidad de moverme sigilosamente, pero tenía que avanzar de alguna forma sin que los de rojo se dieran cuenta. Me estaba dando cuenta del poder de mi guadaña, en la oscuridad me sentía más fuerte y veloz; supuse que se debía al poder del arma.

Comencé a moverme velozmente pegada a la pared intentando alejarme del grupo de fanáticos esclavizados por un dragón con la intención de dirigirme hacia el portón que seguramente daba hacia la salida. En caso de que me topara con alguien, evadiría su cuerpo y en caso de que atacase, huiría a toda velocidad con la seguridad de alcanzar la enorme puerta que me separaba de la muerte y la vida.

Por mucho que quisiera esperar a John las probabilidades de que saliera vivo de allí eran nulas. En el mejor de los casos, aunque derrotara al dragón aún debía enfrentarse a toda esa gente loca de allí. Por otra parte, si lograba huir se vería inmerso en la propia oscuridad que creé... No quería dejarle atrás, pero ya no tenía más opciones. Tenía que cumplir con su voluntad y seguir hacia delante costara lo que costara. Una vez cerca del portón y si nadie me perseguía, lo abriría y saldría de allí; en caso de que alguien haya notado mi presencia dispararía (solo si tengo el tiempo suficiente) una bola de fuego al techo para provocar un derrumbe y ralentizar a los fanáticos.

–Te espero en la salida –le dejé una nota pegada al lado de la puerta por la que salí a mi compañero–. Si no regresas, vendré por tu cuerpo y volverás a la vida.

05/12/2016

Felicidades, has logrado huir. Estás en la ladera de una colina, junto a una puerta tallada en la roca. Ahora que estás en un espacio abierto puedes ver que no todo está a oscuras, sino que la guadaña crea una esfera o "burbuja" de oscuridad en torno a ella, con un rango amplísimo de decenas de metros. Puedes ver desde tu elevada posición la dirección en que queda la salida de las colinas y podrías de quererlo huir ya... o puedes quedarte a esperar a John. Mientras sales, escuchas un poderoso rugido desde el interior que hace temblar la piedra de la colina, y al girarte ves a los cultistas dirigiéndose en tu dirección, avanzando a ciegas pero con las armas en la mano y bastante seguros de tu posición aproximada. Abrir la puerta te ha delatado, aunque los escombros han aplastado a dos o tres y entorpecen el avance del grupo. Del interior escuchas una última explosión, seguida de otro rugido y luego silencio.

18/12/2016

Comprobé que no todo estaba oscuro, sino que la guadaña creaba una extensa esfera de oscuridad en donde anulaba la visibilidad de las demás personas. Desde mi elevada posición pude ver la opción más segura de seguir con vida y dejar atrás todo el enrollo en el que me había metido, conseguí un buen botín y sobre todo un arma increíblemente poderosa, pero... simplemente no podía dejar atrás a John. Podía seguir viviendo, pero no con el corazón carcomido por la culpa; me costaba mucho llegar a encariñarme de alguien. Por primera vez, cuando el cazador fue alcanzado por el rayo de la serpiente no estaba para nada preocupada, solo era un hombre más que moriría, pero a medida que seguimos viajando se volvió en alguien importante: un compañero.

Este sería el acto más ilógico que realizaría en mi vida, seguramente lo sería. No tenía ningún plan ni idea sobre como derrotar a esos hombres ni como aguantar hasta que una persona que no se si está viva o muerta aparezca. ¿Cuáles eran mis opciones? Seguramente ya tenían una posición aproximada de mí y estaría en serios problemas si llegara a ser acorralada, cierto era que tenía la pistola acompañada de varias balas. Pese a que no sabía si mi compañero estaba vivo aún estaba la posibilidad, la pelea pareció haber cesado y si existía un mínimo porcentaje... le respetaría.

Contaba con al menos ciento cincuenta balas y debía esperar para volver a usar mi conjuro bola de fuego, pero tenía el arma más temida de todas: mi mente. Las municiones tenían pólvora y si desarmaba unas cuantas podría provocar una explosión que seguramente aniquilaría a varios enemigos. Ahora, debía reunirla toda en un lugar y juntar a unos cuantos allí para que cause efecto; a unos cuantos metros de mi posición actual vacié al menos la pólvora de veinte balas. Mi misión actual no era derrotarlos, sino que esperar hasta la aparición de John. Tenía mi conjuro rayo congelante para ralentizarlos, cuando los vi no contaban con armas de fuego así que seguramente se tendrían que acercar para dañarme y en cuanto se acerquen los haré explotar con una bola de fuego.

Comencé a pensar que la guadaña no solo podía producir una esfera que ennegrezca todo, debía hacer mucho más que eso. Ahora mismo me sentía más ágil, veloz y fuerte; era capaz de formar un campo de oscuridad, pero... ¿Y si era capaz de controlarlo hasta tal punto de formar pesadillas u horrores en él? En caso de tener tiempo lo intentaría para ralentizar a mis enemigos quienes me perseguían y en caso de no conseguirlo me limitaría a esconderme y disparar siempre apuntando a sus cabezas. Que no pudieran verme no significaba que no pudieran sentirme y eso era un problema. Finalmente, me escondí a unos ocho metros desde la pólvora que esparcí por el suelo formando un montoncito.

«John-san, apresúrate. No resistiré mucho tiempo».

05/12/2016

Has preparado tus defensas y estás refugiada entre las piedras, cuando de repente los ojos de la guadaña destellan y la oscuridad se desvanece. Vaya, parece que has llegado al límite de la técnica... mala suerte. Los cultistas gritan "¡ahí está!" y corren en tu dirección, cuando una lluvia de proyectiles dorados se abalanza sobre ellos, derribándolos. John sale desde detrás de la estatua, malherido y ensangrantado, pero vivo. Todo lo rápido que se lo permiten sus heridas corre hacia ti, diciendo:

- ¡Rápido! Larguémonos de aquí antes de que lleguen el resto de esos chalados.

Felicidades, habéis logrado salir vivos. Tras vuestra huida, John te relata su épica batalla contra el dragón y te explica cómo con una mezcla de suerte, habilidad y del poder del arco logró atravesar el paladar del dragón con una flecha y llegar a su cerebro, matándolo. Sin embargo las decenas de cultistas que os dan caza (y a los que lográis evitar gracias a las habilidades de John) os hacen desistir de volver para reclamar el resto tesoro. En caso de que volváis más tarde os encontraréis con que el lugar ha sido derruido, y aun cavando nada sale a la luz. Se lo han llevado todo.

Premios:
- Guadaña de calidad O Wazamono con la zoan mitológica de Nyx. Podrás crearla en creaciones de objetos, en caso de que se te de una vez corregido el moderado. Uno de los poderes deberá ser la burbuja de oscuridad, que durará tu nivel/10 posts, mínimo uno.
- El Necronomicón: Este siniestro tomo negro posee antiguos secretos de hechicería y conjuros terriblemente malignos. Posiblemente sean patrañas, ya que, ¿acaso se ha visto a alguien hacer magia sin poseer una akuma no mi? Uso: aparte de darte una excusa en los diarios para desarrollar conjuros mediante estudio, reduce en 0,5 la nota necesaria para estos. Es decir, si un conjuro es de nota 9, podrás obtenerlo con un 8,5. Sólo servirá para conjuros, no para Power Ups de la fruta.
- Ars Arcanum: Este libro de hechicería posee, aparte de una buena recopilación de datos sobre magia, un total de cinco conjuros. Podrás elegirlos y crearlos tú misma, con las siguientes restricciones:
Tres de nivel principiante
Uno de nivel hábil
Uno de nivel experto
- Huevo de behir: Cuando salga del cascarón, será poco más que una bonita serpiente azul con seis minúsculas patitas y que echa chispas cuando se enfada. Sin embargo, con el tiempo aprenderá a hablar y acabará creciendo hasta convertirse (una vez sea adulta) en una bestia de doce metros de longitud capaz de lanzar letales rayos por la boca.
- 50.000.000 de berries por el tesoro saqueado.

El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina]

Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Mar 17 Ene 2017 - 23:02}

Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Mar 17 Ene 2017 - 23:25}

Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Jue 19 Ene 2017 - 3:54}

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Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Dom 22 Ene 2017 - 22:57}

Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Lun 23 Ene 2017 - 20:48}

Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Miér 25 Ene 2017 - 0:59}

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Re: El templo de la noche [Moderado 4] [Katharina] {Jue 26 Ene 2017 - 2:40}

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