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Ivan Markov
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El hombre esboza una sonrisa cruel y se levanta. No parece importarle lo más mínimo la oscuridad, pues cierra los ojos y alza su katana.
- Sea pues. Te he ofrecido una gran oferta y la has rechazado. Ahora muere.
En un gesto casi despreciativo, alza la katana y traza un corte horizontal en tu dirección. Sin embargo debido a la distancia no debería darte... ¿o sí? Tu mantra te alerta sin embargo de una amenaza inminente, y tienes una imagen mental de ti siendo cortada a la altura del torso en el momento en que la katana corte el aire justo enfrente tuya. ¿Qué harás? La manera en que decidas reaccionar a este ataque podría ser vital.
- Shinigami Ejji - murmura, mientras el filo de su katana reluce.
- Sea pues. Te he ofrecido una gran oferta y la has rechazado. Ahora muere.
En un gesto casi despreciativo, alza la katana y traza un corte horizontal en tu dirección. Sin embargo debido a la distancia no debería darte... ¿o sí? Tu mantra te alerta sin embargo de una amenaza inminente, y tienes una imagen mental de ti siendo cortada a la altura del torso en el momento en que la katana corte el aire justo enfrente tuya. ¿Qué harás? La manera en que decidas reaccionar a este ataque podría ser vital.
- Shinigami Ejji - murmura, mientras el filo de su katana reluce.
Katharina von Steinhell
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Parecía que no se percataba de la oferta que me estaba haciendo, pues realmente era muy mala. El dinero era fácil de conseguir, sobre todo si me dedicaba a cazar piratas y sus artilugios tecnológicos no servían de nada, considerando que todo lo podía realizar a través de la magia. Pero ya era momento de dejar de pensar sobre ideologías y cosas similares, tenía que enfatizarme en el combate. El comienzo de la batalla dio inicio cuando convoqué la burbuja de oscuridad, pero mi oponente fue el primero en atacar trazando un corte horizontal; mi mantra advertía que recibiría un mortal corte, así que lo mejor era esquivarlo.
¿Qué posibilidades tenía? Desconocía la longitud de la onda cortante, así como su altura. Lo único que pude predecir fue que si no la esquivaba, recibiría un mortal corte a la altura del torso. Contaba con unos pocos segundos para reaccionar. “Es tiempo de jugar al limbo”, me dije a mí misma mientras flexionaba mis piernas hacia abajo y dejaba caer mi espalda hacia atrás, sosteniendo todo mi peso sobre mis rodillas. De esa forma esperaba que la onda cortante pasara por encima de mí. En caso de que terminara dañada, mi Armadura de Mago detendría gran porcentaje del daño recibido, minimizando las heridas sufridas y aún contaba con mi conjuro de sanación. Sin embargo, la batalla recién comenzaba y no sabía de lo que ese hombre era capaz de hacer.
La burbuja de oscuridad no parecía afectar directamente a mi objetivo, pero de todas formas la mantendría. Me serviría para descubrir qué tan poderoso era su mantra. Recordé la noche anterior y pensé en usar el arma que mi teniente, posiblemente muerto, me dio. Gracias a ella me pude cargar a varios enemigos al mismo tiempo, pero no sabía si iría a funcionar contra alguien como ese espadachín. Solo había una forma de comprobarlo, ¿no? Di un par de volteretas hacia atrás, alejándome varios metros, sujeté el arma de fuego y apunté directamente hacia el torso del espadachín para luego presionar del gatillo. Posiblemente produciría una poderosa explosión, pero en todo caso estaba cerca de la escalera para poder usarla como vía de escape. ¿Qué posibilidades tenía él? Esquivar el disparo o cortarlo.
Para finalizar dejaría mi mantra activo y estaría atenta a sus movimientos.
¿Qué posibilidades tenía? Desconocía la longitud de la onda cortante, así como su altura. Lo único que pude predecir fue que si no la esquivaba, recibiría un mortal corte a la altura del torso. Contaba con unos pocos segundos para reaccionar. “Es tiempo de jugar al limbo”, me dije a mí misma mientras flexionaba mis piernas hacia abajo y dejaba caer mi espalda hacia atrás, sosteniendo todo mi peso sobre mis rodillas. De esa forma esperaba que la onda cortante pasara por encima de mí. En caso de que terminara dañada, mi Armadura de Mago detendría gran porcentaje del daño recibido, minimizando las heridas sufridas y aún contaba con mi conjuro de sanación. Sin embargo, la batalla recién comenzaba y no sabía de lo que ese hombre era capaz de hacer.
- Spoiler:
La burbuja de oscuridad no parecía afectar directamente a mi objetivo, pero de todas formas la mantendría. Me serviría para descubrir qué tan poderoso era su mantra. Recordé la noche anterior y pensé en usar el arma que mi teniente, posiblemente muerto, me dio. Gracias a ella me pude cargar a varios enemigos al mismo tiempo, pero no sabía si iría a funcionar contra alguien como ese espadachín. Solo había una forma de comprobarlo, ¿no? Di un par de volteretas hacia atrás, alejándome varios metros, sujeté el arma de fuego y apunté directamente hacia el torso del espadachín para luego presionar del gatillo. Posiblemente produciría una poderosa explosión, pero en todo caso estaba cerca de la escalera para poder usarla como vía de escape. ¿Qué posibilidades tenía él? Esquivar el disparo o cortarlo.
Para finalizar dejaría mi mantra activo y estaría atenta a sus movimientos.
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Como la anterior vez, lo primero que percibes al pulsar el gatillo es un estallido de luz cegador. Sin embargo esta vez es tan cerca de ti que realmente te quedas cegada durante unos segundos. Lo siguiente que sientes es un fuerte pitido en los oídos que nubla cualquier sonido, seguido de una vibración que recorre todo tu cuerpo. El dolor recorre tu piel mientras esta es destrozada por las llamas de la explosión, quemando la mitad derecha de tu torso, brazo incluido. Notas un fuerte golpe en tu espalda y ruedas varios metros. Vaya, parece que hubiera estado bien hacer caso a las indicaciones del teniente y no disparar tan cerca el arma. Poco a poco vas recuperando tus sentidos, y lo primero que ves es el fuego del incendio que arrasa parte de lo que antes era el piso superior. Ya no hay paredes, techo o nada en general vaya, salvo restos llameantes. Por cierto, en tu "vuelo" al ser lanzada por la onda has soltado la guadaña, deshaciéndose la burbuja de oscuridad.
- Maldita cría de mierda...
A unos metros de ti, sobre los restos de una columna destrozada, el espadachín te observa. La mirada que te está dedicando parece querer decir que te quiere llamar de todo menos bonita. Él también tiene serias quemaduras, algo peores que las tuyas. Lo más horrible es que la mitad de su cara ha quedado destrozada y ahora carece de mejilla izquierda, con lo que lleva ese lado de la mandíbula al aire. Parece que también ha perdido el ojo izquierdo.
- Estúpida. Ni siquiera sabes emplear tu propia arma eficientemente. Alguien así está a años luz de vencerme.
Empuña la katana a dos manos y la pone en horizontal, formando una cruz con su cuerpo. Entonces el viento empieza a soplar con fuerza, arrastrando consigo lo que parece las notas de una canción. ¿El aire está haciendo música? Entonces una figura espectral de cinco metros. Es un humanoide con una túnica de aspecto oriental, rostro de oni y largo pelo blanco. El ser junta las palmas de sus manos y la canción empieza a sonar con más fuerza, al tiempo que una ráfaga de ondas cortantes de sonido sale disparada en todas direcciones. Por algún motivo sientes el cuerpo pesado y te cuesta algo razonar. Deberías reaccionar rápido o saldrás peor parada.
- Caerás bajo mi canción.
- Maldita cría de mierda...
A unos metros de ti, sobre los restos de una columna destrozada, el espadachín te observa. La mirada que te está dedicando parece querer decir que te quiere llamar de todo menos bonita. Él también tiene serias quemaduras, algo peores que las tuyas. Lo más horrible es que la mitad de su cara ha quedado destrozada y ahora carece de mejilla izquierda, con lo que lleva ese lado de la mandíbula al aire. Parece que también ha perdido el ojo izquierdo.
- Estúpida. Ni siquiera sabes emplear tu propia arma eficientemente. Alguien así está a años luz de vencerme.
Empuña la katana a dos manos y la pone en horizontal, formando una cruz con su cuerpo. Entonces el viento empieza a soplar con fuerza, arrastrando consigo lo que parece las notas de una canción. ¿El aire está haciendo música? Entonces una figura espectral de cinco metros. Es un humanoide con una túnica de aspecto oriental, rostro de oni y largo pelo blanco. El ser junta las palmas de sus manos y la canción empieza a sonar con más fuerza, al tiempo que una ráfaga de ondas cortantes de sonido sale disparada en todas direcciones. Por algún motivo sientes el cuerpo pesado y te cuesta algo razonar. Deberías reaccionar rápido o saldrás peor parada.
- Caerás bajo mi canción.
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El estruendoso sonido producto del disparo acompañado de la intensa luz me despojaron de mis sentidos durante un breve lapso. Entonces todo fue dolor, parecía que estaba recorriendo el mismo infierno al sentir como el fuego se adueñaba de mi piel y la carcomía. No fue solo eso, sino que después de sentir un fuerte golpe en la espalda rodé varios metros hasta detenerme. Lentamente recuperé mis sentidos, y con ello mi vista. La había cagado. El lugar ya no era más que un montón de basura y fuego, mi piel estaba completamente chamuscada y el olor de la carne quemada abundaba en el ambiente. Y para peor, la guadaña la tenía demasiado lejos como para poder usarla.
Al menos no fui yo la que salió peor, puesto que al ver a mi enemigo… Casi todo su cuerpo estaba quemado y su mejilla izquierda había desaparecido, pudiendo ver únicamente su mandíbula. No supe cómo soportaba el dolor, pero lo hacía y tenía suficientes energías para insultarme y continuar con la batalla. Tenía pocas opciones de ganar ese combate, y las probabilidades comenzaron a reducirse drásticamente cuando ejecutó su próximo movimiento. Después de empuñar la espada de forma horizontal, una extraña figura humanoide y extremadamente alta, con rostro de pocos amigos y cabello blanco emergió. El viento cada vez soplaba más y más fuerte, acompañado de una canción. Inmediatamente mi cuerpo comenzó a hacerse más pesado, ¿o acaso solo era mi percepción? Como fuera, hasta mi razonamiento estaba lento.
–¿Qué has hecho…? –Le pregunté mientras intentaba buscar una respuesta, alguna solución que me permitiera salir viva de allí.
¿Cuáles eran mis probabilidades? Primero, no tenía ningún conjuro que funcionara como barrera o algo así, por lo que la opción de bloquear estaba casi completamente descartada. Segundo, ¿hacia dónde podía correr y esquivar un ataque que viaja en todas las direcciones? Contrarrestar el ataque quizás me daría un poco de tiempo, pero lo veía difícil. Causar una explosión en su espalda era una buena idea, sobre todo para seguir causándole daño en su cuerpo, incluso podía lanzarle una bola de fuego y asumir completamente los daños, considerando que aún tenía mi Armadura de Mago.
Pensando en una estrategia, considerando mis conjuros podía llegar a provocar una explosión de ocho metros de radio, aproximadamente. La ráfaga de ondas cortantes se podía ver diezmada, pero me tocaría sufrir nuevamente el calor del infierno y recibir más daño, algo que mi cuerpo no necesitaba. Esconderme detrás de los escombros podía ser buena idea, pero como mi cuerpo estaba dañado tardaría un par de segundos más en llegar y refugiarme, imposibilitando la idea de contraatacar en ese mismo momento. Sea como sea tenía que asumir los daños y prepararme para lo peor, así que si tenía que caer, lo haría luchando.
Direccioné mi palma izquierda y un pentáculo se formó delante de esta, lanzando una bola de fuego del tamaño de una rueda de camión. Mi rostro se iluminó y la esfera llameante salió eyectada con una velocidad inicial y constante de 160 metros por segundo, abriéndose paso entre la ráfaga cortante y esperando que impactara directamente contra mi enemigo. Sin embargo, esta no pudo bloquear toda la potencia de la ráfaga así que al menos una parte de esta dio de lleno contra mí, y de no ser por mi Armadura de Mago probablemente ya no podría seguir luchando. Ahora solo quedaba ver si mi bola de fuego daría en el blanco.
Al menos no fui yo la que salió peor, puesto que al ver a mi enemigo… Casi todo su cuerpo estaba quemado y su mejilla izquierda había desaparecido, pudiendo ver únicamente su mandíbula. No supe cómo soportaba el dolor, pero lo hacía y tenía suficientes energías para insultarme y continuar con la batalla. Tenía pocas opciones de ganar ese combate, y las probabilidades comenzaron a reducirse drásticamente cuando ejecutó su próximo movimiento. Después de empuñar la espada de forma horizontal, una extraña figura humanoide y extremadamente alta, con rostro de pocos amigos y cabello blanco emergió. El viento cada vez soplaba más y más fuerte, acompañado de una canción. Inmediatamente mi cuerpo comenzó a hacerse más pesado, ¿o acaso solo era mi percepción? Como fuera, hasta mi razonamiento estaba lento.
–¿Qué has hecho…? –Le pregunté mientras intentaba buscar una respuesta, alguna solución que me permitiera salir viva de allí.
¿Cuáles eran mis probabilidades? Primero, no tenía ningún conjuro que funcionara como barrera o algo así, por lo que la opción de bloquear estaba casi completamente descartada. Segundo, ¿hacia dónde podía correr y esquivar un ataque que viaja en todas las direcciones? Contrarrestar el ataque quizás me daría un poco de tiempo, pero lo veía difícil. Causar una explosión en su espalda era una buena idea, sobre todo para seguir causándole daño en su cuerpo, incluso podía lanzarle una bola de fuego y asumir completamente los daños, considerando que aún tenía mi Armadura de Mago.
Pensando en una estrategia, considerando mis conjuros podía llegar a provocar una explosión de ocho metros de radio, aproximadamente. La ráfaga de ondas cortantes se podía ver diezmada, pero me tocaría sufrir nuevamente el calor del infierno y recibir más daño, algo que mi cuerpo no necesitaba. Esconderme detrás de los escombros podía ser buena idea, pero como mi cuerpo estaba dañado tardaría un par de segundos más en llegar y refugiarme, imposibilitando la idea de contraatacar en ese mismo momento. Sea como sea tenía que asumir los daños y prepararme para lo peor, así que si tenía que caer, lo haría luchando.
Direccioné mi palma izquierda y un pentáculo se formó delante de esta, lanzando una bola de fuego del tamaño de una rueda de camión. Mi rostro se iluminó y la esfera llameante salió eyectada con una velocidad inicial y constante de 160 metros por segundo, abriéndose paso entre la ráfaga cortante y esperando que impactara directamente contra mi enemigo. Sin embargo, esta no pudo bloquear toda la potencia de la ráfaga así que al menos una parte de esta dio de lleno contra mí, y de no ser por mi Armadura de Mago probablemente ya no podría seguir luchando. Ahora solo quedaba ver si mi bola de fuego daría en el blanco.
- Spoiler:
- Intenté asumir daños lo mejor que pude, pero no sabía sí debía hacerlo yo o moderarlo tú.
Bola de Fuego: Forma un pentáculo rojo frente a su mano y posteriormente lanza una bola de fuego del tamaño de una rueda de un camión. Esta bola tiene una velocidad inicial de 90 m/s + 10 m/s por cada 5 niveles. Al recorrer veinte metros esta se desvanece. Al impactar contra un cuerpo u objeto, causa una explosión con un radio de 1’5 m. + 0’5m. por cada diez niveles. Tiempo de recarga: 1 turno. Necesita de un alma pequeña o dos insignificantes.
Entre el turno anterior y este he gastado 6 almas insignificantes.
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La sangre mancha tus ropas quemadas y ahora cortadas, goteando hacia el suelo. Tienes un corte en el brazo izquierdo, otro en el torso, un rascazo en la mejilla y otro en la pierna. El más grave parece el del brazo, pero ninguno es peculiarmente profundo. Parece que las ondas perdieron fuerza por la distancia y tu conjuro y ese daño se redujo aún más por la armadura de mago. Por otro lado el enemigo no parece haber salido especialmente bien parado. La explosión, más fuerte de lo que te habías esperado, lo ha derribado haciéndole perder la concentración en la técnica. Arrancándose la ropa en llamas, se levanta con una mirada seria que en nada recuerda a su actitud jovial inicial.
- De acuerdo. Reconozco tus habilidades como fuera de la media y te combatiré como si fueras un objetivo prioritario de asesinato. ¡Soru!
Comienza a correr hacia ti a gran velocidad zigzagueando, para de repente dar un salto, clavar su arma en el suelo y agarrándose a esta para mantenerse en el aire mueve sus dos piernas a la vez en un arco hacia ti, saliendo de estas dos velocísimas ondas cortantes verdes.
- Rankyaku.
- De acuerdo. Reconozco tus habilidades como fuera de la media y te combatiré como si fueras un objetivo prioritario de asesinato. ¡Soru!
Comienza a correr hacia ti a gran velocidad zigzagueando, para de repente dar un salto, clavar su arma en el suelo y agarrándose a esta para mantenerse en el aire mueve sus dos piernas a la vez en un arco hacia ti, saliendo de estas dos velocísimas ondas cortantes verdes.
- Rankyaku.
- Spoiler:
- Ganas ya el PU Maestría explosiva por todo el estudio y uso que le has dado a las explosiones a lo largo del moderado.
Maestría Explosiva: Todos los conjuros de explosión recibirán efectos adicionales:
Radio: El radio de explosión aumenta en un 25%.
Potencia: Los conjuros que provoquen alguna explosión serán un 25% más poderosos.
Gravedad: Aumenta en un rango la quemadura que produce la explosión (por ejemplo, en vez de causar quemaduras de grado uno causará de grado dos).
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Los cortes que recibí no eran profundos y podría cerrarlos con mi conjuro Sanación para así no caer desangrada. Gracias a la explosión de la bola de fuego, mucho más fuerte de lo que yo creí, mi enemigo perdió la concentración en la técnica. Finalmente reconoció mis habilidades, prometiendo encargarse de mí como si fuera un objetivo de prioridad. No necesitaba su aprobación, yo solo quería salir de allí y descansar un rato. Me encargaría del loco ese y lo asesinaría, pero lo primero era ir en busca de la guadaña. De cierta forma la necesitaba, aunque me hubiera encantado poder transformarla en un arco y cargarme a mi enemigo con flechas y más flechas.
Mientras el hombre hablaba aproveché el tiempo para usar mi conjuro de sanación y cerrar las heridas más profundas y deshacerme de algunas leves; sin embargo, creí que tendría un poco más de tiempo. El hombre usó una habilidad llamada Soru, y apareció rápidamente frente a mí, clavó su arma al suelo y mi mantra me advirtió de su movimiento. Si ese movimiento me daba, moría. Mi pierna fallaba, claro que sí, pero tenía que hacer un último intento para dar un salto hacia cualquiera de los dos lados y esquivar las ondas cortantes. “Un gato, de esos que tantos me gustan, ¿eh?”, pensé. Tenía que imitar sus saltos.
Cuando las ondas cortantes comenzaron a salir di un salto largo, lo que más pude, hacia mi derecha esperando que estas siguieran de largo sin dañarme. Salté igual como lo hace un felino, alargando mi cuerpo y luego contrayéndolo. Al caer, si es que todo salía bien, daría una vuelta para amortiguar el daño y cogería la guadaña para volver a colocar la burbuja de oscuridad. En ese momento, cuando tuviera la guadaña mitológica en mis manos, liberaría su forma completa y esta adaptaría un color negro. De mi mano lanzaría una onda de sombras.
Mientras el hombre hablaba aproveché el tiempo para usar mi conjuro de sanación y cerrar las heridas más profundas y deshacerme de algunas leves; sin embargo, creí que tendría un poco más de tiempo. El hombre usó una habilidad llamada Soru, y apareció rápidamente frente a mí, clavó su arma al suelo y mi mantra me advirtió de su movimiento. Si ese movimiento me daba, moría. Mi pierna fallaba, claro que sí, pero tenía que hacer un último intento para dar un salto hacia cualquiera de los dos lados y esquivar las ondas cortantes. “Un gato, de esos que tantos me gustan, ¿eh?”, pensé. Tenía que imitar sus saltos.
Cuando las ondas cortantes comenzaron a salir di un salto largo, lo que más pude, hacia mi derecha esperando que estas siguieran de largo sin dañarme. Salté igual como lo hace un felino, alargando mi cuerpo y luego contrayéndolo. Al caer, si es que todo salía bien, daría una vuelta para amortiguar el daño y cogería la guadaña para volver a colocar la burbuja de oscuridad. En ese momento, cuando tuviera la guadaña mitológica en mis manos, liberaría su forma completa y esta adaptaría un color negro. De mi mano lanzaría una onda de sombras.
- Cosas usadas:
- Sanar: Rodea al objetivo de energía arcana para sanar las heridas. Las heridas descenderán a un rango inferior (permite sanar heridas moderadas, leves e insignificantes). Tiene un alcance de 15 metros + 1 por cada 5 niveles, es decir, puede usarlo sobre otro objetivo en ese rango. Tiempo de recarga: 2 turnos. Solo puede ser usado dos veces por combate.
Elemento sombra: Permite la creación y control de este “elemento”. En su estado natural se manifiesta como materia extremadamente fría capaz provocar quemaduras. Además, permite la manipulación de la propia sombra de la domadora y el intercambio de posiciones en un determinado radio.
Nivel 10: Aprende a controlar el elemento sombra y comienza a crearlo. Puede generar pequeñas cantidades y darle formas simples, como esferas o simplemente manifestarlo como algo amorfo. Al contacto es tan frío que puede causar quemaduras de primer grado, aunque esto es poco probable. Puede manipular su propia sombra, volviéndola intangible y permitiéndose cambiar de posición una vez cada dos turnos en un radio máximo de 20 metros. La sombra sigue las órdenes de la domadora. Aumenta la velocidad en un x16, agilidad y resistencia en un x8, respecto a un humano.
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En el momento en que te echas a un lado sabes que has hecho lo correcto. Las ondas golpean el suelo del edificio y crean profundos surcos de varios metros de largo, debilitando la maltrecha estructura de la base y haciendo que una sección del piso se hunda sobre el inferior. Un grito agónico se escucha procedente de abajo, y percibes con tu mantra cómo una voz se extingue. Sin preocuparse por eso, tu enemigo suelta al momento su katana y se impulsa hacia ti apoyando sus pies... ¿en el aire?
- ¡Predecible, predecible, predecible! ¡Tus esfuerzo son en vano!
Activas la burbuja de oscuridad y lanzas la onda, pero el enemigo ya ha comenzado su ataque y ya te tiene localizada. Al atravesar la onda de sombras, feas marcas aparecen su cuerpo debido a las quemaduras por frío, pero con una mirada enloquecida y sin parecer importarle el dolor, se lanza sobre ti tratando de atravesar tu pecho a la altura del corazón con su dedo. Ha reaccionado tan rápido a tus acciones y es tan ágil que parecer que será un golpe difícil de evitar, aunque al quedarse a oscuras su precisión ha mermado y es posible que no te de en el corazón si no logras esquivar. Sin embargo el ataque va muy bien encaminado; sus habilidades son claramente de primera clase.
- Llevo años entrenándome como asesino. ¡La oscuridad es mi aliada! - dice, riéndose enloquecidamente.
Tras lanzar su golpe, su mano retrocede tan velozmente como ha sido propulsada y tras eso retrocede con una pirueta. La estructura de metal cruje y tiembla cuando el hombre aterriza. Este, con una sonrisa tétrica junta las palmas de sus manos. Nuevamente el viento comienza a desplegarse y a hacer sonar la canción de antes, mientras la figura de antes comienza a formarse a su espalda. Una vez más, sientes tu cuerpo perder fuerzas y tu conciencia nublarse.
- ¡Continuemos con el concierto, baby!
- ¡Predecible, predecible, predecible! ¡Tus esfuerzo son en vano!
Activas la burbuja de oscuridad y lanzas la onda, pero el enemigo ya ha comenzado su ataque y ya te tiene localizada. Al atravesar la onda de sombras, feas marcas aparecen su cuerpo debido a las quemaduras por frío, pero con una mirada enloquecida y sin parecer importarle el dolor, se lanza sobre ti tratando de atravesar tu pecho a la altura del corazón con su dedo. Ha reaccionado tan rápido a tus acciones y es tan ágil que parecer que será un golpe difícil de evitar, aunque al quedarse a oscuras su precisión ha mermado y es posible que no te de en el corazón si no logras esquivar. Sin embargo el ataque va muy bien encaminado; sus habilidades son claramente de primera clase.
- Llevo años entrenándome como asesino. ¡La oscuridad es mi aliada! - dice, riéndose enloquecidamente.
Tras lanzar su golpe, su mano retrocede tan velozmente como ha sido propulsada y tras eso retrocede con una pirueta. La estructura de metal cruje y tiembla cuando el hombre aterriza. Este, con una sonrisa tétrica junta las palmas de sus manos. Nuevamente el viento comienza a desplegarse y a hacer sonar la canción de antes, mientras la figura de antes comienza a formarse a su espalda. Una vez más, sientes tu cuerpo perder fuerzas y tu conciencia nublarse.
- ¡Continuemos con el concierto, baby!
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Acerté al esquivar las ondas cortantes de Demente-chan, y agradecí mucho haberlo hecho. Cortaron profundamente el material y provocó que el nivel superior colapsara. Pobre Ken-chan, murió. No esperaba que para ser un ingeniero tan capaz se quedara en el primer nivel, esperando que algo sucediera. ¿Escuchar explosiones, gritos y canciones locas y no correr? El hombre o era muy leal a las órdenes o no tenía mucho criterio. Ahora tenía cosas por las que preocuparme, ya que el loco de la espada la dejó y comenzó a dar pasos en el aire, aproximándose rápidamente hacia mí.
Sus gritos no hacen más que darle emoción a la pelea. Activé la burbuja de oscuridad y lancé las ondas, y pese a que le dieron, Demente-chan no hizo más que continuar avanzando. Mientras lo hacía, desplacé casi instantáneamente mi sombra unos quince metros hacia atrás y en el momento en que llegó a mi posición original, cambié de posiciones con mi sombra. Era un pequeño truco que tenía reservado para un momento así, y daba gracias a quienquiera que haya creado esta arma. Parecía un ataque casi imposible de esquivar producto de la velocidad y agilidad con la que el tipo se movía, y si no hubiese sido por un esquive casi antinatural…
–Bien por ti, también es la mía.
En el momento en que el hombre retrocedió y la posición de caída ya estaba estimada, lancé inmediatamente una bola de fuego. Ahora tenía un nuevo dato sobre mi enemigo: la duración de la técnica de la figura. No era precisamente poderosa, pero por si las moscas usé nuevamente mi conjuro Armadura de Mago para defenderme. Esto ya tenía que estar llegando al final, y esperaba que mi bola de fuego le diera de lleno. Básicamente me defendería de la misma forma que antes.
Sus gritos no hacen más que darle emoción a la pelea. Activé la burbuja de oscuridad y lancé las ondas, y pese a que le dieron, Demente-chan no hizo más que continuar avanzando. Mientras lo hacía, desplacé casi instantáneamente mi sombra unos quince metros hacia atrás y en el momento en que llegó a mi posición original, cambié de posiciones con mi sombra. Era un pequeño truco que tenía reservado para un momento así, y daba gracias a quienquiera que haya creado esta arma. Parecía un ataque casi imposible de esquivar producto de la velocidad y agilidad con la que el tipo se movía, y si no hubiese sido por un esquive casi antinatural…
–Bien por ti, también es la mía.
En el momento en que el hombre retrocedió y la posición de caída ya estaba estimada, lancé inmediatamente una bola de fuego. Ahora tenía un nuevo dato sobre mi enemigo: la duración de la técnica de la figura. No era precisamente poderosa, pero por si las moscas usé nuevamente mi conjuro Armadura de Mago para defenderme. Esto ya tenía que estar llegando al final, y esperaba que mi bola de fuego le diera de lleno. Básicamente me defendería de la misma forma que antes.
- Cosas usadas:
- Armadura de Mago: Conjuro de nivel hábil. Permite crear un manto tangible de un leve, casi transparente, color azulado que reduce un % de los daños recibidos (no reduce daños constantes como envenenamiento, quemaduras y similares) durante 2 turnos. El conjuro reduce un 20% + 0.15% por cada nivel del usuario. Puede usarse sobre otra persona en un rango máximo de 20 metros. Solo puede usarse dos veces por combate. Consume 2 almas pequeñas.
Bola de Fuego: Forma un pentáculo rojo frente a su mano y posteriormente lanza una bola de fuego del tamaño de una rueda de un camión. Esta bola tiene una velocidad inicial de 90 m/s + 10 m/s por cada 5 niveles. Al recorrer veinte metros esta se desvanece. Al impactar contra un cuerpo u objeto, causa una explosión con un radio de 1’5 m. + 0’5m. por cada diez niveles. Tiempo de recarga: 1 turno. Necesita de un alma pequeña o dos insignificantes.
Nivel 10: Aprende a controlar el elemento sombra y comienza a crearlo. Puede generar pequeñas cantidades y darle formas simples, como esferas o simplemente manifestarlo como algo amorfo. Al contacto es tan frío que puede causar quemaduras de primer grado, aunque esto es poco probable. Puede manipular su propia sombra, volviéndola intangible y permitiéndose cambiar de posición una vez cada dos turnos en un radio máximo de 20 metros. La sombra sigue las órdenes de la domadora. Aumenta la velocidad en un x16, agilidad y resistencia en un x8, respecto a un humano.
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El hombre esboza una mueca de sorpresa cuando su dedo atraviesa el aire. Entonces, tras iniciar su canción de nuevo, cierra su ojo sano y empieza a entonar un cántico. La canción, antes delicada y sinfónica, ahora aumenta muchísimo su volumen y se vuelve frenética y agresiva. A medio camino de su objetivo, el aire se ondula en torno a tu bola de fuego y hay un estallido que la hace detonar en el aire sin dañar nada salvo el ya maltrecho suelo, haciendo que una sección más de este se desplome.
- ¡Inútil, inútil, inútil! ¡Aún ciego mi haki me alertará de todos tus ataques! ¡JAJAJAJAJAJA!
El aire comienza a ondularse en diferentes puntos del lugar precediendo a fuertes estallidos. La estructura tiembla ante la presión del aire, y tu propio cuerpo empieza a sentir los efectos. Sumado a lo que ya sentías antes, empiezas a notar dolor de cabeza por el volumen de la canción. Entonces el aire empieza a ondularse cerca tuya: primero frente a ti, luego a tu izquierda, a tu derecha... si todos esos estallidos te golpean, es posible que no puedas seguir combatiendo, sino algo peor.
- ¡Angel of Death! ¡Aniquílala!
La figura humanoide a la espalda del tipo da un grito gutural, y todas las ondulaciones explotan al mismo tiempo, destrozando buena parte de lo que queda de techo. Aproximadamente la mitad de este se desploma hacia el piso inferior, derrumbándose la pared junto a este. De fondo escuchas el rugido furioso de Bobby y sus fuertes y pesados pasos aproximándose a la carrera.
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El cambio de melodía me provocó un fuerte dolor de cabeza, y daba igual si me tapaba los oídos o no. Mi bola de fuego, a medio camino, estalló dañando solo el suelo y haciendo que una sección se desplomara. No sé cómo lo hizo, pero su nueva melodía estaba siendo todo un problema. Todo ya estaba siendo molesto, incluido sus gritos y advertencias sobre su haki. Prontamente comencé a sentir los efectos de su técnica, si es que era posible llamarla así. Me hubiera gustado una buena aspirina en un momento como este, sobre todo por el fuerte dolor de cabeza que no me permitía pensar con claridad.
El aire comenzó a ondular cerca de mí, amenazándome con no poder seguir luchando si todas esas explosiones me daban. ¿Cuáles eran mis probabilidades de esquivarlo? ¿Hacia dónde podía huir? Definitivamente no era una opción bloquear esos estallidos, además no sabía cómo hacerlo. ¿Tendría suficiente fuerza para retroceder dando piruetas? Había una sola forma de comprobarlo. Antes de que los estallidos comenzaran a acercarse tanto a mí, di un salto de mano hacia atrás; cuando me apoyé sobre mi mano derecha sentí un fuerte dolor producto de las quemaduras, pero no podía doblegarme. Cuando me volví a parar di otro salto de mano hacia atrás. Sin embargo, una de los estallidos –específicamente del frente derecho– dio contra mí. En condiciones ideales lo habría esquivado con facilidad, pero mi cuerpo estaba dañado y estaba comenzando a cansarme.
–¡Te mataré! –Le rugí con odio. Terminó siendo un gran rival después de todo.
Justo después de esquivar escuché el violento rugido de mi creación, de mi Bobby-chan. Miré hacia la derecha y allí vi a la inmensa mole de carne, corriendo a toda prisa mientras la hierba de su alrededor se carcomía poco a poco. Cuando llegó le ordené que golpeara con todas sus fuerzas y me sujetara con su mano disponible, probablemente el piso colapsaría completamente y no quería que algo cayera sobre mí para morir aplastada. Sin embargo, antes de que me hubiera tomado y mi plan tenido éxito, lancé un proyectil de sombra largo y achatado en los polos, con forma de bala.
El aire comenzó a ondular cerca de mí, amenazándome con no poder seguir luchando si todas esas explosiones me daban. ¿Cuáles eran mis probabilidades de esquivarlo? ¿Hacia dónde podía huir? Definitivamente no era una opción bloquear esos estallidos, además no sabía cómo hacerlo. ¿Tendría suficiente fuerza para retroceder dando piruetas? Había una sola forma de comprobarlo. Antes de que los estallidos comenzaran a acercarse tanto a mí, di un salto de mano hacia atrás; cuando me apoyé sobre mi mano derecha sentí un fuerte dolor producto de las quemaduras, pero no podía doblegarme. Cuando me volví a parar di otro salto de mano hacia atrás. Sin embargo, una de los estallidos –específicamente del frente derecho– dio contra mí. En condiciones ideales lo habría esquivado con facilidad, pero mi cuerpo estaba dañado y estaba comenzando a cansarme.
–¡Te mataré! –Le rugí con odio. Terminó siendo un gran rival después de todo.
Justo después de esquivar escuché el violento rugido de mi creación, de mi Bobby-chan. Miré hacia la derecha y allí vi a la inmensa mole de carne, corriendo a toda prisa mientras la hierba de su alrededor se carcomía poco a poco. Cuando llegó le ordené que golpeara con todas sus fuerzas y me sujetara con su mano disponible, probablemente el piso colapsaría completamente y no quería que algo cayera sobre mí para morir aplastada. Sin embargo, antes de que me hubiera tomado y mi plan tenido éxito, lancé un proyectil de sombra largo y achatado en los polos, con forma de bala.
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Akuma no mi
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El ambiente cambia. De repente todo parece ralentizarse, paralizarse. El tiempo deja de tener sentido, la pelea, la adrenalina... todo desaparece. Todo carece de significado. Todo, salvo la melodía que resuena en tus oídos. Logras sobreponerte a ella por un instante, el justo para enviar un proyectil de sombras, justo antes de perderlo de vista en las sombras. De repente, ya no ves nada. ¿Es que toda la realidad se ha desvanecido? Sólo el sonido permanece, el sonido y la horrible sensación de dolor. Tu cuerpo está en sus últimas. Percibes la apestosa mano podrida de Bobby envolviéndote pese a que no la ves, escudándote con su cuerpo. Pero, ¿qué importa ya? Nada te transmite ya emoción alguna, salvo esa canción que no deseas que finalice.
- ¡A la carga!
Estás en una planicie de suelo reseco y muerto, sembrado únicamente de cadáveres, sangre y explosiones. La batalla está en su clímax, y los soldados se matan despiadadamente unos a otros, en una sinfonía de éxtasis, sangre y muerte. Los gritos de los heridos y las súplicas de los caídos llenan el aire, y en medio de las explosiones de la artillería, una figura clava su mirada en ti. El caballero negro, impávido, avanza entre el fuego y los obuses empuñando su enorme mandoble a dos manos, y descargando su filo sobre ti en un golpe descendente.
- ¡Muerte!
Katharina von Steinhell
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Justo después de lanzar el proyectil todo se volvió oscuro, aunque no era la palabra para describir lo que vivía. Vacío. De un momento a otro las sombras me comieron y toda sensación de mi cuerpo desapareció. Ya no había motivo por el qué luchar y las razones que tenía para mantenerme de pie habían desaparecido, como si las hubiera olvidado. O como si nunca hubieran existido. Lo único que sentía era el agónico dolor y aquella melodía. Sentí la mano de Bobby, intentando protegerme; el único problema era que ya no sabía de qué me protegía. ¿De mí misma? Aquella canción… Algo tenía, como si no quería que terminase.
Jamás en mi vida me había preguntado si mi existencia tenía una razón de ser, me dediqué a perseguir deseos ajenos y a cumplir la voluntad de quiénes mandaban. Aquella melodía me hacía sentir… en paz. Todo lo que existió en algún momento ya no estaba. Todo se había ido, y deseaba que así se mantuviera. Había vivido tanto por una lucha sin causa, todos los días despertaba preguntándome a quién tendría que matar el día de hoy. Sin embargo… En la oscuridad encontré la paz.
De repente me encontraba en una llanura formada por cadáveres, sangre y explosiones. Parecía ser un todos contra todos, matándose los unos con los otros. Y yo no era la excepción. Mirando hacia el horizonte se alzó una figura oscura, de presencia poderosa, que clavó su mirada en mí. La figura parecida sacada de un cuento de fantasía empuñó el enorme mandoble y descargó su furia en un golpe descendente. Todo pareció paralizarse en ese momento. Si dejaba que me diera, todo terminaría y ya no necesitaría seguir luchando. Podía encontrar la paz, después de tanto tiempo… La necesitaba. Mi corazón lo demandaba.
Mientras el filo de la espada descendía hacia mí escuché una voz… Una voz femenina. ¿Quién era? Me era reconocible, pero era incapaz de recordarla. Por cada centímetro que el espadón avanzaba la voz se iba haciendo más y más fuerte, pero había algo que no me permitía escucharla. ¿Miedo, tal vez? La duda sobre si mi existencia tenía razón de ser. Era un ser humano, después de todo. Aquella voz gritaba, pero mis oídos eran sordos y solo escuchaban los gritos de agonía y auxilio de los caídos. Aquella voz seguía gritando, cada vez más fuerte y terminó por ensordecer los gritos. ¡Vive! Escuché de repente. ¡Vive para luchar otro día! Volví a escuchar. De un momento a otro cientos de recuerdos que parecían reproducirse como una película recurrieron a mi mente. Momentos en donde mis pocas sonrisas las tenía con Freya, momentos en donde me encontraba abrazada con mi pequeña hermanita.
Freya siempre fue mi razón para vivir y si luchaba, era para hacer del mundo un mejor lugar para ella. No era para mí. Mi razón simplemente era ella y jamás había cuestionado eso. Y simplemente mi deseo por hacer realidad mi sueño era mucho más fuerte que la armadura del caballero oscuro que no reflejaba más que mi temor. Y fue justo en el momento en que el espadón caía sobre mí que me di cuenta de ello, y no había más tiempo que perder cuestionando mis deseos. En el momento en que el espadón comenzó a rozar mis plateados y sucios cabellos me corrí hacia un lado, cayendo al suelo, pero esquivando el golpe.
–No perderé contra alguien como tú… –susurré, intentando creer mis palabras– ¡No perderé contra alguien como tú!
La esperanza era lo último que se perdía. Claro que sí. Sentí como una llama crecía en mi corazón e invadía todo mi cuerpo. Era cálida y apaciguaba mi dolor, me entregaba tranquilidad, pero no me exigía dejar de luchar, sino todo lo contrario. Esa cálida llama hizo que todas las dudas desaparecieran, convirtiendo la oscuridad en luz y entregándome la razón suficiente para empuñar una vez más mi guadaña. No me importaba tener que enfrentarme a ese grotesco caballero oscuro o a un ejército de dragones, cumpliría mi promesa de hacer un mejor mundo para Freya y si eso hacía peligrar mi vida, no me importaba. Mi voluntad para seguir adelante me permitió esquivar el golpe descendente, pero era cierto que mi cuerpo estaba llegando a mi límite. Toda aquella escena de… fantasía no era rival para mí. ¡No debía serlo!
Jamás en mi vida me había preguntado si mi existencia tenía una razón de ser, me dediqué a perseguir deseos ajenos y a cumplir la voluntad de quiénes mandaban. Aquella melodía me hacía sentir… en paz. Todo lo que existió en algún momento ya no estaba. Todo se había ido, y deseaba que así se mantuviera. Había vivido tanto por una lucha sin causa, todos los días despertaba preguntándome a quién tendría que matar el día de hoy. Sin embargo… En la oscuridad encontré la paz.
De repente me encontraba en una llanura formada por cadáveres, sangre y explosiones. Parecía ser un todos contra todos, matándose los unos con los otros. Y yo no era la excepción. Mirando hacia el horizonte se alzó una figura oscura, de presencia poderosa, que clavó su mirada en mí. La figura parecida sacada de un cuento de fantasía empuñó el enorme mandoble y descargó su furia en un golpe descendente. Todo pareció paralizarse en ese momento. Si dejaba que me diera, todo terminaría y ya no necesitaría seguir luchando. Podía encontrar la paz, después de tanto tiempo… La necesitaba. Mi corazón lo demandaba.
Mientras el filo de la espada descendía hacia mí escuché una voz… Una voz femenina. ¿Quién era? Me era reconocible, pero era incapaz de recordarla. Por cada centímetro que el espadón avanzaba la voz se iba haciendo más y más fuerte, pero había algo que no me permitía escucharla. ¿Miedo, tal vez? La duda sobre si mi existencia tenía razón de ser. Era un ser humano, después de todo. Aquella voz gritaba, pero mis oídos eran sordos y solo escuchaban los gritos de agonía y auxilio de los caídos. Aquella voz seguía gritando, cada vez más fuerte y terminó por ensordecer los gritos. ¡Vive! Escuché de repente. ¡Vive para luchar otro día! Volví a escuchar. De un momento a otro cientos de recuerdos que parecían reproducirse como una película recurrieron a mi mente. Momentos en donde mis pocas sonrisas las tenía con Freya, momentos en donde me encontraba abrazada con mi pequeña hermanita.
Freya siempre fue mi razón para vivir y si luchaba, era para hacer del mundo un mejor lugar para ella. No era para mí. Mi razón simplemente era ella y jamás había cuestionado eso. Y simplemente mi deseo por hacer realidad mi sueño era mucho más fuerte que la armadura del caballero oscuro que no reflejaba más que mi temor. Y fue justo en el momento en que el espadón caía sobre mí que me di cuenta de ello, y no había más tiempo que perder cuestionando mis deseos. En el momento en que el espadón comenzó a rozar mis plateados y sucios cabellos me corrí hacia un lado, cayendo al suelo, pero esquivando el golpe.
–No perderé contra alguien como tú… –susurré, intentando creer mis palabras– ¡No perderé contra alguien como tú!
La esperanza era lo último que se perdía. Claro que sí. Sentí como una llama crecía en mi corazón e invadía todo mi cuerpo. Era cálida y apaciguaba mi dolor, me entregaba tranquilidad, pero no me exigía dejar de luchar, sino todo lo contrario. Esa cálida llama hizo que todas las dudas desaparecieran, convirtiendo la oscuridad en luz y entregándome la razón suficiente para empuñar una vez más mi guadaña. No me importaba tener que enfrentarme a ese grotesco caballero oscuro o a un ejército de dragones, cumpliría mi promesa de hacer un mejor mundo para Freya y si eso hacía peligrar mi vida, no me importaba. Mi voluntad para seguir adelante me permitió esquivar el golpe descendente, pero era cierto que mi cuerpo estaba llegando a mi límite. Toda aquella escena de… fantasía no era rival para mí. ¡No debía serlo!
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Notas como si algo se hubiese liberado en tu interior. Algo que llevara mucho tiempo oculto y sepultado, una puerta oculta ahora abierta de par en par, liberando ahora una fuerza y energías desconocidas y familiares a la vez. La energía se libera en una poderosa onda que hace vibrar el aire y la tierra a tu alrededor, compitiendo con la canción. Notas toda tu voluntad llenar hasta la última fibra de tu ser, desterrando la nociva influencia de la canción y liberándote de su maligno influjo y de la hipnosis, justo a tiempo para echarte a un lado y esquivar la enorme onda cortante que iba a partirte por la mitad. Estás sobre los restos de Bobby, ahora reducido a un amasijo de carne destrozada y aplastada por los feroces ataques del marine traidor. Ha muerto defendiéndote... si es que los no muertos pueden morir. Nuevamente has soltado a Nyx y el hombre puede ver de nuevo y su mirada está clavada en ti. Es una mirada de ira, odio y temor.
- ¡No! ¿Cómo puede alguien como tú poseerlo? ¡No puede ser!
Rápidamente introduce la mano en su bolsillo y extrae una caja roja, en la que hay una jeringuilla que se clava en el cuello. Casi al instante sus heridas empiezan a cerrarse y todos sus músculos se tensan y expanden brutalmente. Avanzando entre los escombro, hunde la mano en un punto con fuerza y extrae su katana, la cual empieza a brillar intensamente en un tono violáceo. La alza sobre su cabeza con un grito salvaje y se dispone a continuar la batalla, cuando de repente una flecha atraviesa su muñeca. Acto seguido otra le atraviesa la pierna reventándole la rótula y lo hace tambalearse y caer arrodillado. De repente cinco figuras salen de la nada, rodeándolo. Van todas vestidas de negro, con trajes elegantes, y cubren sus rostros con máscaras. Una de ellas, grande y fornida, lo agarra por el antebrazo derecho. Otra, más bajita y delgada, está agachado frente a él apuntándole al cuello con una katana, mientras una tercera que rivaliza en altura con el primero empuña una guadaña dorada que en ese momento amenaza la pierna sana del tipo. Las otras dos están situadas a la izquierda y a la espalda del hombre y son de mediana estatura. La de la espalda le apunta a la nuca con una daga, mientras que la otra simplemente ha apoyado su dedo índice sobre el cuello del hombre, presionando ligeramente. Tras unos instantes, el rebelde pone los ojos en blanco y las figuras se apartan un paso, dejando que se desplome sobre el suelo.
- Buen trabajo, equipo - dice la figura de la katana, con una voz evidentemente masculina. Acto seguido saca un den den mushi - Hemos completado la captura del ex-capitán Hassel T. Kurtis. Procedemos a su extracción y a ponerlo bajo custodia del capitán Bergenstern.
- No ha habido gran cosa que hacer. ¿Y tanto jaleo por este debilucho? - dice el de la guadaña con una voz profunda y grave.
- Cállate, Dos. Atiende a la recluta y retirémonos. Cuarenta y dos, ¿has acabado? - el de la katana parece evidentemente el líder.
- Sólo unos segundos más - dice otra de las figuras, que se ha arrodillado junto al marine.
Todo concluye en un instante. Sin darte más explicaciones, el de la guadaña se te acerca y pone una mano bajo su máscara. De esta comienza a gotear un líquido transparente, que luego rocía sobre ti con un gesto. No percibes ninguna intención hostil por su parte.
- Pronto llegarán los tuyos monada. Tan sólo sé buena chica y espérales. Nosotros nunca hemos estado aquí, ¿entiendes? Derrotaste al ex-capitán con tus propias manos y lo entregaste a un agente del Gobierno que acudió al lugar.
De repente notas un intenso alivio y te das cuenta de que todo tu cansancio y todas tus heridas se han desvanecido, junto con todas las figuras. Excepto una nueva que se ha acercado. Es como las otras, pero porta un enorme arco dorado y rojo.
- Buen trabajo, Katharina. Veo que con el tiempo tu habilidad se ha vuelto temible. Sigue así y llegarás a ser capitana de la Marina muy pronto. Volveremos a vernos algún día.
En un instante desaparece como las demás figuras, y percibes su presencia alejarse rápidamente y desvanecerse de tu radio de acción. Por cierto, Bobby ha liberado un montón de almas al morir, parece que había estado "comiendo" mientras estabas ocupada. ¿Tal vez quieras aprovecharlas para algo? No muy lejos de ti, en los escombros de lo que antes era el puesto de vigilancia ves el cadáver medio aplastado de Ken. Algo te dice que puedes hacer algo por él... así como los cadáveres puedes ser reanimados, ¿por qué no puedes devolverle la vida? Su alma sigue ahí, flotando sobre él.
Katharina von Steinhell
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La ilusión se rompió y ahora me encontraba nuevamente en la misma destruida estructura. ¿Fue una voz? Lo único que sentí fue una gran fuerza que se abría paso entre las ondas sonoras de la canción y contrarrestaba su maligno efecto, y gracias a eso estuve a un segundo de ser cortada por una onda. Ahora me encontraba sobre los restos de mi creación, Bobby-chan quien había luchado fervientemente para protegerme; no era que él hubiera muerto o algo así. A través de la magia podía “repararlo” y reconstituir su cuerpo. Terminé soltando a Nyx, sin saber cómo, y estaba frente a la mirada de Demente-chan.
Sus palabras solo podían significar una cosa: locura. No tenía idea a lo que se refería, pero entendí que poseía algo que él no. Ahora solo quedaba averiguarlo. Sin embargo, no sería ahora ya que Demente-chan sacó una jeringa que se clavó en el cuello. Acto seguido sus heridas comenzaron a sanar rápidamente y sus músculos a expandirse brutalmente, avanzó hacia mí y desde los escombros tomó la enorme katana. Lo siguiente no lo pude explicar: mientras avanzaba hacia mí una flecha le atravesó la muñeca, y luego otra le reventó la rótula. Aparecieron figuras vestidas con trajes elegantes y máscaras, apresaron al hombre y se comunicaban entre ellos.
La figura de la guadaña dorada se acercó a mí y me roció con un líquido transparente. Después de hablarme y pedirme que les dijera a mis superiores que no vi a nadie, mis heridas comenzaron a sanar rápidamente y con ello el dolor se desvaneció. Finalmente se acercó la figura del arco. Conocía mi nombre y sabía mucho de mí, asegurando que nos volveríamos a ver algún día. Aún tenía muchas cosas que entender y tal vez esa fue la razón por la que no emulé ninguna palabra, ni intenté hacerlo.
Miré a mi alrededor y me encontré con un montón de almas que fueron liberadas por el cuerpo de Bobby, al parecer había estado comiendo bastante mientras yo arriesgaba mi vida. Entre los escombros divisé el cuerpo de Ken-chan, no podía dejarle así. Básicamente fue mi culpa y mi falta de liderazgo que acabó muerto, y fue lo mismo con Sachiko. El cuerpo de la francotiradora estaba en las ruinas y usando todas mis fuerzas, las pocas que me quedaban, lo reuní junto al del ingeniero. Durante mucho tiempo me enfoqué únicamente en conjuros de protección y daño, siempre tenía la intención de causar muerte. Ahora las cosas serían muy distintas.
Tenía el poder de devolver a los muertos a la vida, en forma de no muertos y si seguía ese principio, mientras contara con un cuerpo y un alma, podía resucitarlos. Cerré los ojos y me concentré, visualizando todo lo sucedido y enfocándome en lo que quería crear: un conjuro de resurrección. Abrí los ojos y observé ambos cadáveres, luego abrí el libro de conjuros y comencé a absorber todas las almas del lugar sin contar las de mis compañeros. Mi primer intento fue introducir las almas de mis compañeros en sus cuerpos sin vida y, mientras lo hacía, un intenso brillo dorado apareció en mi libro. Acto seguido, aparecieron unas palabras del mismo color y tan intensas que no podía leerlas, pero eso no me detuvo y continué.
–¡Vamos, vamos, vamos! –pensé mientras las palabras del libro se volvían levemente legibles.
Finalmente, después de introducir las almas en los cuerpos me arrojé y descansé sobre mi espalda. ¿Terminarían abriendo los ojos y comenzar a hablar? ¿Mis compañeros habrían vuelto a la vida? Tal vez mis intentos no eran suficientes y tenía que continuar experimentando hasta lograrlo. Pero quería dormir…
Sus palabras solo podían significar una cosa: locura. No tenía idea a lo que se refería, pero entendí que poseía algo que él no. Ahora solo quedaba averiguarlo. Sin embargo, no sería ahora ya que Demente-chan sacó una jeringa que se clavó en el cuello. Acto seguido sus heridas comenzaron a sanar rápidamente y sus músculos a expandirse brutalmente, avanzó hacia mí y desde los escombros tomó la enorme katana. Lo siguiente no lo pude explicar: mientras avanzaba hacia mí una flecha le atravesó la muñeca, y luego otra le reventó la rótula. Aparecieron figuras vestidas con trajes elegantes y máscaras, apresaron al hombre y se comunicaban entre ellos.
La figura de la guadaña dorada se acercó a mí y me roció con un líquido transparente. Después de hablarme y pedirme que les dijera a mis superiores que no vi a nadie, mis heridas comenzaron a sanar rápidamente y con ello el dolor se desvaneció. Finalmente se acercó la figura del arco. Conocía mi nombre y sabía mucho de mí, asegurando que nos volveríamos a ver algún día. Aún tenía muchas cosas que entender y tal vez esa fue la razón por la que no emulé ninguna palabra, ni intenté hacerlo.
Miré a mi alrededor y me encontré con un montón de almas que fueron liberadas por el cuerpo de Bobby, al parecer había estado comiendo bastante mientras yo arriesgaba mi vida. Entre los escombros divisé el cuerpo de Ken-chan, no podía dejarle así. Básicamente fue mi culpa y mi falta de liderazgo que acabó muerto, y fue lo mismo con Sachiko. El cuerpo de la francotiradora estaba en las ruinas y usando todas mis fuerzas, las pocas que me quedaban, lo reuní junto al del ingeniero. Durante mucho tiempo me enfoqué únicamente en conjuros de protección y daño, siempre tenía la intención de causar muerte. Ahora las cosas serían muy distintas.
Tenía el poder de devolver a los muertos a la vida, en forma de no muertos y si seguía ese principio, mientras contara con un cuerpo y un alma, podía resucitarlos. Cerré los ojos y me concentré, visualizando todo lo sucedido y enfocándome en lo que quería crear: un conjuro de resurrección. Abrí los ojos y observé ambos cadáveres, luego abrí el libro de conjuros y comencé a absorber todas las almas del lugar sin contar las de mis compañeros. Mi primer intento fue introducir las almas de mis compañeros en sus cuerpos sin vida y, mientras lo hacía, un intenso brillo dorado apareció en mi libro. Acto seguido, aparecieron unas palabras del mismo color y tan intensas que no podía leerlas, pero eso no me detuvo y continué.
–¡Vamos, vamos, vamos! –pensé mientras las palabras del libro se volvían levemente legibles.
Finalmente, después de introducir las almas en los cuerpos me arrojé y descansé sobre mi espalda. ¿Terminarían abriendo los ojos y comenzar a hablar? ¿Mis compañeros habrían vuelto a la vida? Tal vez mis intentos no eran suficientes y tenía que continuar experimentando hasta lograrlo. Pero quería dormir…
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El conjuro comienza a drenar todas tus energías rápidamente, así como todas las almas que ha liberado Bobby. Al principio parece no surtir efecto, pero al cabo de unos segundos las heridas de ambos empiezan a desaparecer. Ken tose con fuerza y comienza a respirar de nuevo agónicamente, mientras que Sachiko despierta de golpe como de un mal sueño, agitándose. Al momento caes de rodillas, casi sin fuerzas. Lo has logrado, pero ha sido complicado. Los dos marines parecen demasiado aturdidos y cansados como para hablar o moverse, pero están vivos.
- Bien hecho, recluta Steinhell. Ya he sido informado de lo ocurrido.
Tras de ti está el capitán Bergenstern junto con un grupo de marines. Están heridos y tienen las ropas destrozadas, pero todos están firmes y esperando las órdenes de su capitán con la misma dignidad que si se tratara de una división con sus ropas y armas de gala. El semigigante hace un gesto con el brazo, y rápidamente varios de los hombres se acercan a atender a tus compañeros, y a continuación tu líder te indica que le sigas y se aleja unos pasos.
- Hoy has prestado un gran servicio a la Marina. No te quepa duda que serás ascendida, y puedes contar con mi recomendación para futuros ascensos. Haré lo que esté en mi mano para ayudarte, pues no sólo has demostrado una habilidad y poder muy por encima de lo que se espera de un recluta, sino que has salvado la vida de mis hombres. Mis soldados son como mi familia para mí y la pérdida de cualquiera de ellos es como perder un hijo. Gracias por salvar a Ken y a Sachiko.
Al momento se arrodilla frente a ti y baja la cabeza en actitud respetuosa, un gesto muy inhabitual por parte de un superior hacia un subordinado, más habiendo tantos rangos de diferencia. Deberías sentirte orgullosa de ti misma, pues te has ganado la aprobación y la amistad de un capitán y unas cuantas cosas más. Y más aún, te has enfrentado a un ex-capitán y vivido para contarlo. Ya es hora de salir de esta isla, y aunque probablemente no tengas que volver a acudir a este infierno verde, algo te dice que esta no será la última ocasión en que oigas hablar de la Armada de Renovación.
Te llevas las siguientes recompensas por el moderado:
- Kenbunshoku Haki entrenado
- Haoshoku Haki despertado
- Maestría Explosiva: Todos los conjuros de explosión recibirán efectos adicionales:
Radio: El radio de explosión aumenta en un 25%.
Potencia: Los conjuros que provoquen alguna explosión serán un 25% más poderosos.
Gravedad: Aumenta en un rango la quemadura que produce la explosión (por ejemplo, en vez de causar quemaduras de grado uno causará de grado dos).
- Conjuro de luz.
- Conjuro de nigromancia (el de Bobby-chan. Cosa tuya plantearlo en la petición; no te excedas de las capacidades que ha desarrollado en el moderado)
- Resurrección: Devuelve a la vida el cuerpo objetivo regresándole el 30% de los niveles que tenía. El cadáver no conservará la fruta del diablo consumida ni será capaz de luchar durante 3 turnos después de que haya sido revivido. Este conjuro necesita de dos turnos para emplearse en donde el primero se busca el alma de la persona. Costo: el alma de la persona y 10 almas normales (20 almas pequeñas, 40 almas insignificantes). Alcance: 5 metros.
- Dos insignias al mérito militar por la captura del ex-capitán.
- Una recomendación futura. En uno de tus futuros ascensos a un rango no superior a capitán podrás solicitar al capitán Bergenstern que avale tu ascenso (convalidaría por ser recomendado por un superior).
- Prototipo Minicannon Ω: Una pistola de color blanco y forma extraña y redondeada. Una vez por combate puede realizar un único disparo de gran potencia que genera una explosión de energía a altas temperaturas,
con un radio de ocho metros. Tras ser empleada se recalienta y la batería se descarga y tarda unas horas en volver a estar operativa.
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Tras de ti está el capitán Bergenstern junto con un grupo de marines. Están heridos y tienen las ropas destrozadas, pero todos están firmes y esperando las órdenes de su capitán con la misma dignidad que si se tratara de una división con sus ropas y armas de gala. El semigigante hace un gesto con el brazo, y rápidamente varios de los hombres se acercan a atender a tus compañeros, y a continuación tu líder te indica que le sigas y se aleja unos pasos.
- Hoy has prestado un gran servicio a la Marina. No te quepa duda que serás ascendida, y puedes contar con mi recomendación para futuros ascensos. Haré lo que esté en mi mano para ayudarte, pues no sólo has demostrado una habilidad y poder muy por encima de lo que se espera de un recluta, sino que has salvado la vida de mis hombres. Mis soldados son como mi familia para mí y la pérdida de cualquiera de ellos es como perder un hijo. Gracias por salvar a Ken y a Sachiko.
Al momento se arrodilla frente a ti y baja la cabeza en actitud respetuosa, un gesto muy inhabitual por parte de un superior hacia un subordinado, más habiendo tantos rangos de diferencia. Deberías sentirte orgullosa de ti misma, pues te has ganado la aprobación y la amistad de un capitán y unas cuantas cosas más. Y más aún, te has enfrentado a un ex-capitán y vivido para contarlo. Ya es hora de salir de esta isla, y aunque probablemente no tengas que volver a acudir a este infierno verde, algo te dice que esta no será la última ocasión en que oigas hablar de la Armada de Renovación.
Moderado concluido
Te llevas las siguientes recompensas por el moderado:
- Kenbunshoku Haki entrenado
- Haoshoku Haki despertado
- Maestría Explosiva: Todos los conjuros de explosión recibirán efectos adicionales:
Radio: El radio de explosión aumenta en un 25%.
Potencia: Los conjuros que provoquen alguna explosión serán un 25% más poderosos.
Gravedad: Aumenta en un rango la quemadura que produce la explosión (por ejemplo, en vez de causar quemaduras de grado uno causará de grado dos).
- Conjuro de luz.
- Conjuro de nigromancia (el de Bobby-chan. Cosa tuya plantearlo en la petición; no te excedas de las capacidades que ha desarrollado en el moderado)
- Resurrección: Devuelve a la vida el cuerpo objetivo regresándole el 30% de los niveles que tenía. El cadáver no conservará la fruta del diablo consumida ni será capaz de luchar durante 3 turnos después de que haya sido revivido. Este conjuro necesita de dos turnos para emplearse en donde el primero se busca el alma de la persona. Costo: el alma de la persona y 10 almas normales (20 almas pequeñas, 40 almas insignificantes). Alcance: 5 metros.
- Dos insignias al mérito militar por la captura del ex-capitán.
- Una recomendación futura. En uno de tus futuros ascensos a un rango no superior a capitán podrás solicitar al capitán Bergenstern que avale tu ascenso (convalidaría por ser recomendado por un superior).
- Prototipo Minicannon Ω: Una pistola de color blanco y forma extraña y redondeada. Una vez por combate puede realizar un único disparo de gran potencia que genera una explosión de energía a altas temperaturas,
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