Solo 2 lobos. [Privado][Tobías - Bizvan]

No podía evitar sentirme ilusionado y algo nervioso por el reencuentro. Era el segundo de mis nakamas con el que me encontraba y estaba deseoso por saber que había sido de él. Quizás fuese con el que más había intimado de todos ellos y el verme separado de su compañía durante tanto tiempo me había afectado más de lo que creía y de lo que nunca admitiría. Justo en el momento que más tiempo había pasado sin todos ellos había sido cuando había sufrido un gran fracaso profesional que me había afectado algo más de lo que quisiera. Una vez más el trabajo había terminado con un sabor amargo a pesar de que cumplí los objetivos principales. Puede que me hubiese mantenido en ese estado durante más tiempo, pero la respuesta del moreno a través del cuervo fue de lo más alentadora.

-Por fin vais apareciendo - pensé releyendo una última vez la misiva mientras desembarcaba con Croc al hombro.

Habíamos quedado en un local que podía librarse de ser llamado tugurio. No es que tuviese ningún lujo, pero al menos los charcos que había en el suelo no parecían orina. Al entrar fui objeto de miradas a las que ya estaba acostumbrados. Incluso me habían llegado a insinuar alguna vez que parecía un símbolo de mal agüero por el atuendo que solía llevar y por la mascota que me acompañaba, aunque como estaba harto de siempre lo mismo, pasé de todo y me centré en buscar a Bizvan.

No tardé en encontrarlo sentado al lado de un enmascarado en una mesa cercana. Mi curiosidad por averiguar quien era casi me hace olvidar el motivo de mi visita, pero al volver a mirar a mi nakama rápidamente me centré en él con ganas de saludarlo. Si se levantaba le daría un pequeño abrazo dejando mi normal actitud distante a un lado por el reencuentro, pero si no hacía amago de ello me sentaría enfrente de aquella peculiar pareja y me limitaría a estrecharle la mano con firmeza mientras sonreía.

- Me alegro mucho de verte Biz. Me preocupó que no dejases ni una nota sobre tu marcha, pero puedo intuir que no has tenido tiempo. Estoy deseando que me cuentes que has hecho durante todo este tiempo... Pero antes perdona que haya sido tan maleducado. Soy Tobías - me presenté de forma rápida a la enmascarada, porque parecía mujer, al darme cuenta que había comenzado a hablar sin parar. Me resultó un poco embarazoso ser tan torpe en un inicio, ya que no estaba acostumbrado a los encuentros sociales. -Siento si debí hacerlo antes, pero hace mucho que no veía a mi nakama - terminé a modo de excusa mientras acariciaba al cuervo de forma automática.

El saludo de mi compañero fue tan efusivo como esperaba, tanto que Croc salió revoloteando hasta posarse en la mesa. Me sorprendió comprobar que usaba su haki armadura para ello, pero el resto de detalles hicieron que dejase eso a un lado. Ya no era solo su altura, el imponente arma o la guisa de la que iba vestido, sino que fueron las señas que realizaron su compañera. El propio Bizvan me había enseñado ese lenguaje que tanto me había costado dominar, por lo que al reconocer los gestos de desagrado chasqué la lengua sin apenas darme cuenta.

- No te preocupes compañero. Prefiero a alguien que va de cara y dice lo que piensa, ya me conoces, aunque mejor sería si eso fuese de forma directa y no esperando que el afectado no se entere - dije algo molesto por aquella reacción antes de aceptar el asiento. - Y no creo que hagas bien excusándola con eso de su pasado. No dudo que fuese duro, pero cada uno llevamos nuestra propia mochila a la espalda con todos nuestros sufrimientos. Tampoco quería que la conversación se tornase de mal carácter, pero me molestaba bastante aquella situación. Yo mismo había sido vendido de niño y no muy bien tratado por nadie hasta que no entré al gobierno por un giro del destino, así que sabía que no estaría tranquilo si dejaba pasar aquello. Aunque una vez estuve más cómodo con eso fuera, me dediqué a intentar centrar la conversación en otro tema. - Y por el resto... Siento desilusionarte. No he tenido nada trepidante que hacer. Tuve un par de problemas en la Isla del Puño, pero ya hablaremos de ello más tranquilo. Ahora me interesan más las buenas noticias que las malas, así que cuéntame como has hecho para hacerte tan fuerte en este tiempo. No he podido evitar que tu aura brilla con mucha más fuerza... Por no mencionar que tu guisa ya la querrían mis superiores para mí - proseguí intentando tranquilizar la cosa con aquella última tontería. La verdad es que me sorprendió que pareciese incluso más fuerte que yo, pero en parte solo podía alegrarme por él. -Estoy deseando comprobar si has aprendido algo nuevo. Yo a pesar de hacer el vago y lamentarme por vuestra marcha, he conseguido desarrollar un par de trucos nuevos que quizás te gusten. Incluso Azkar lo ha hecho... Por no hablar que fliparás con Tuck.

Hacía demasiado tiempo que no teníamos un rato para hablar de nuestras cosas. Solíamos estar demasiado entretenidos con el trabajo, así que me extendí un rato con las explicaciones de mis nuevas mascotas que no tardaría en ver por Atlas.

- Por cierto compañero... La próxima vez no olvides esto y llámame - terminé mientras rebuscaba en mis bolsillos un den den mushi que había traído para la ocasión. También encontré una de las chucherías del ave, la cual no tardó en desaparecer entre mis dedos cuando el cuervo me la quitó.

Al parecer mi nakama refrenó a la enmascarada de alguna manera. Esta parecía dispuesta a contestar a mis palabras sin dejar el tema apartado. Tenía curiosidad por saber que podía alegar, pero mi nakama no parecía dispuesto a que la situación fuese por esos derroteros y no tardó en llevar la voz cantante en la situación. Yo tampoco tenía muchas ganas de fastidiar el encuentro, así que no dudé en responder a mi nakama y dejar correr el otro tema.

- La verdad es que sí que tuve algo de eso que dices... Pero siendo sinceros todo acabó de una forma que tampoco me gusta recordar. Prometo que te lo contaré, pero en otro momento. Ahora prefiero no teñir la velada con un tono lúgubre. Mejor centrémonos en algo más ameno - dije intentando zanjar esa parte de la conversación. - Pues mi compañero nuevo se llama Tuck. Te llevarás una gran sorpresa al verlo, no es un animal nada común y tiene unas habilidades un tanto extrañas. Eso sí, si le llevas algo de comer de vez en cuando haréis buenas migas... Aunque si de verdad estás dispuesto a fabricarles algo nuevo... Tendré que ser yo quien los atiborre durante un tiempo si no quiero que cambien de dueño - terminé bromeando contagiado por el buen carácter del marine.

Era agradable ver que los cambios en él eran solo físicos y pudimos continuar la velada de forma tranquila, sin más sobresaltos que la sorpresa que me llevé al ver el rostro de la joven, aunque tampoco me detuve a mirarla fijamente, ni hice comentario al respecto. Viendo el carácter que se gastaba era ganas de liarla si lo hacía, por lo que seguí comiendo tan tranquilamente mientras hablábamos de otros por menores.

- La verdad es que estaba bastante bueno, pero creo que me he llenado demasiado... ¿Crees que si hacemos algo de ejercicio lo podré bajar? - pregunté mientras sonreía abiertamente. Mis intenciones eran claras. Quería comprobar por mí mismo lo poderoso que se había vuelto. - ¿Crees que con un amistoso podemos arreglarlo?

Seguramente podríamos encontrar un lugar apartado donde luchar sin causar revuelo ni daños. Solo quedaba que el marine estuviese dispuesto también

-Solo un par de tonterías nuevas - dije mientras intentaba emular la sonrisilla del moreno mientras lo contestaba. -Seguro que encontramos una buen lugar.

Sin más preámbulos me dirigí a las afueras de la ciudad acompañado al marine con su peculiar compañera. Por el camino intenté ponerle al día de alguno de los acontecimientos que me habían sucedido durante nuestra separación. Me apetecía ponerme al día con mi nakama y tener a alguien al que sabes que le interesa lo que estás contando, al igual que deseaba que con mi arranque de anécdotas el marine me emulase y así podía ponerme al día no solo de estos dos años separados, sino de algún que otro por menor que siempre queda atrás. Al fin y al cabo teníamos que andar un buen trecho y por una vez no me apetecía un buen silencio.

Con la charla el camino se hizo más ameno y corto, por lo que cuando quise darme cuenta habíamos llegado a nuestro destino y el bosque nos rodeaba. Aprovechando que Croc se encontraba con nosotros lo mandé a buscar un claro que pudiésemos usar.

- No creo que tarde mucho - dije una vez que el ave alzó el vuelo. - Si prefieres podemos comenzar por aquí, pero no quiero que tropieces con una raíz y luego pongas excusas - proseguí con evidente tono burlón mientras realizaba unos cuantos de estiramientos sin moverme del sitio.

No había hecho ni diez flexiones de tronco cuando un graznido me hizo alzar la vista. -Pues sí que ha sido rápido - pensé mientras me encaminaba en la dirección que tomado el ave. Tras escasos minutos de camino llegamos a un claro de unos veinte metros de diámetro. Parecía una zona de tala abandonada hacía ya tiempo, pero conservando aún la huella del hombre. El único rastro de vegetación que quedaba eran unos cuantos tocones dispersos y los tiernos vástagos que en ellos volvían a brotar. - Bueno compañero, ya es hora que me muestres cuan poderoso te has vuelto - dije tras caminar por el claro para coger distancia con el marine. - Y recuerda... Si por un solo momento te contienes... No hace falta que te diga que me vengaré - terminé mientras adoptaba una pose defensiva y centraba mi haki de observación sobre el azabache.

Mi compañero contestó a la broma con agrado antes de seguir a Croc hasta el claro, donde no tardó en desenvainar el enorme espadón que llevaba consigo mientras adoptaba una actitud defensiva al escuchar mis palabras.

-¿En serio me deja dar el primer paso? - pensé sorprendido.

Estaba acostumbrado a que la gente no me tomase en serio y por ello solía tener tiempo para preparar mis poderes tranquilamente, pero me llamó la atención que mi nakama siendo consciente de ello me dejase hacerlo.

- Él sabrá... Quizás tenga alguna trampa preparada... - seguí cavilando mientras observaba a Selebi apoyándose en un árbol colindante y a Croc descendiendo hasta acercarse a ella para terminar posándose en su hombro. - Maldito bicho traidor....

Sabía que en parte eso era buena señal. Croc tenía un sexto sentido para reconocer a la gente buena, pero tras nuestro encuentro inicial me molestaba un poco que el animal se atreviese a hacer buenas migas con ella.

-Céntrate estúpido - pensé obligándome a mirar a mi nakama de nuevo.

No había más tiempo que perder, así que sin mutar la postura alcé una mano en dirección al marine mientras generaba sirope al mismo tiempo que activaba mi técnica Propulsión, haciendo que saliese un potente chorro a presión de mi mano con la intención de golpear a mi nakama en el pecho. Con un poco de suerte conseguiría mancharlo para decantar la balanza a mi favor, pero como no confiaba en que todo fuese así de fácil también comencé a generar sirope por los pies, formando un charco a mi alrededor e intentando hacer que pasase desapercibido usando la parte pasiva de mi ámbito.

El marine no tardó en reaccionar hábilmente interponiendo la enorme vaina de su arma para protegerse e intentar evitar terminar pringado, pero como no se lo iba a poner así de fácil hice que el sirope que chocaba contra la funda se dirigiese tras ella, buscando la posición de mi nakama.

Justo en ese mismo instante comenzó a emanar una enorme humareda de color blanco que me impidió comprobar si el marine terminaba de evitar mi elemento, aunque por si fuese poco el marine no terminó ahí y decidió pasar a una ofensiva más directa. Gracias a mi mantra pude prever el ataque ígneo que tenía preparado mi camarada tras salir de su cobertura, ya que gracias a que recordé la función térmica de mi ojo robot, la cual activé rápidamente, pude comprobar como salía él y otros tres puntos aún más brillantes.

Por suerte mis reflejos estaban enormemente desarrollados y pude reaccionar activando el Soru para salir disparado como un resorte unos metros hacia la derecha, evitando así las bolas de fuego y alejándome del charco de sirope que había generado a mis pies con anterioridad.

- Tendrás que ser más rápido que eso para alcanzarme compañero... Y mucho más si lo que quieres es vencerme - dije desde mi nueva posición al mismo tiempo que preparaba mi nueva ofensiva.

Aprovechando que sabía su posición, manipulé el sirope que había quedado pegado a la funda de Bizvan, o incluso el que se hubiese quedado pegado a él, para forma dos saetas endurecidas con mi técnica Control, dispuestas a buscar la espalda de mi compañero, más en concreto a sus omoplatos para intentar reducir su movilidad. Aunque no limité mi ofensiva a eso, puesto que sabía cuan hábil podía ser mi nakama, así que intentando buscar un ataque desde dos flancos completamente opuestos. Volví a levantar mi brazo, emulando el gesto de empuñar una pistola, y utilicé mi Sweet Shot para lanzarle cuatro gotas de sirope hacia sus extremidades inferiores. Dos a cada. Confiaba plenamente en mi puntería, pero como nunca se sabía, di un par de pasos hacia atrás para recolocar mi postura a una más defensiva, al mismo tiempo que hacía avanzar el charco de sirope que intentaba emular el terreno hacia mi compañero. Quizás su estrategia para nublar mi visión jugase a mi favor en este sentido, así que seguí moviéndolo sin más. Puede que su mantra no detectase aquel movimiento al no haber ninguna intención hostil directa contra él.

Fuese como fuese, mantendría mi mantra y visión térmica fija en mi nakama mientras durase la nube de humo blanco.

El marine volvió a reaccionar con velocidad pasmosa y sin previo aviso alzó el vuelo. Si no fuese porque estábamos inmersos en el combate me pararía a preguntarle quien se había parado a enseñarle parte del Rokushiki, ya que al verlo elevarse pateando el aire pensé que se trataba del Geppou. Pero como no era momento de preguntas, si no de reacciones, no dudé un segundo y me preparé para recibir la ofensiva de mi nakama. Al cual podía seguir perfectamente gracias a mi ojo robot y pude apreciar como parecía lanzarme algo desde su posición.

Como medida de protección preventiva, pues mi mantra no me advertía peligro inminente y como sabía que mi compañero no era tonto, comencé a generar sirope a mi alrededor por si tenía que usarlo. A cada segundo que pasaba el terreno se iba cubriendo más y más con mi elemento, aunque de pronto tuve que cortar el flujo cuando de repente sentí el ataque acuático que se me avecinaba. Si no fuese por el mantra quizás me hubiese intentado defender usando el elemento que ya tenía generado, pero como no confiaba con que el sirope aguantase el líquido opté por levantar las palmas de las manos hacia mi compañero y dejar salir mi energía como Taiga me había enseñado años antes. En un abrir y cerrar de ojos se materializó un muro cuadrado de energía morado de unos tres metros de superficie y con una resistencia notable.

-Gracias viejo lobo - musité con una sonrisa en los labios al recordar la imagen del rubio. Aquel sí que fue un entrenamiento duro, aunque gracias a él acababa de librarme de una buena, ya que aquel chorro de agua electrificada pasó alrededor de la barrera sin tocarme. Lo malo es que parte del sirope que había esparcido se lo llevó la corriente generada por el ataque del marine, aunque tampoco había tiempo para lamentarlo. Al fin y al cabo ahora podía generar una gran cantidad de mi elemento y debía preparar mi siguiente ofensiva.

Viendo la nueva posición de mi compañero no dudé en aprovechar la situación, así que mientras el gritaba no se qué de su Madre, que no entendía muy bien a qué venía, usé mi pasmosa velocidad y en apenas un momento me posicioné bajo él mientras alzaba una vez más las manos, en gesto teatral, y generé un montón de sirope a presión que no tardó en adoptar la forma de dos tentáculos parduzcos que buscaban apresar al moreno. Uno buscando la zona del pecho y el otro las piernas para intentar desestabilizarlo. Si conseguía atenazarlo lo lanzaría contra el suelo para intentar acabar con él con el impacto.

Esperaba que su movilidad en el aire no fuese tan buena como en el suelo, al igual que volví a aprovechar el primer fallo que había tenido, pues no había intentado desprenderse el sirope con el que ya le había dañado y lo manipularía para que este volviese a su estado líquido y se moviese hacia su cara para intentar molestarle aún más la visión. Además confiaba que la propia cortina de humo que él mismo había generado me siguiese cubriendo el máximo de tiempo posible.

-Veamos que haces ahora compañero.

No pude evitar sonreír cuando vi que mi nakama estaba cada vez más cerca verse envuelto por los tentáculos que había creado. Esta se me congeló durante un micro instante cuando comprobé que mi ataque se veía frenado un momento, pero rápidamente me calmé al percatarme que solo era cuestión de segundos que acabase pringado, envuelto y por último... Acabado.

Apagué la función de mi ojo robot, pues el efecto del dial comenzaba a desaparecer, al mismo tiempo que utilizaba mi ámbito sobre el sirope para atenazar y finiquitar el combate. No usaría todo mi poder pues no quería reducir los huesos de mi nakama a astillas, pero sí que apretaría lo suficiente para que comprendiese su situación y se rindiese.

Tenía todo el combate bajo control... O eso creía hasta que de repente un chapoteo no muy lejano sonó a mi alrededor. Gracias a mis afinados reflejos pude girar la cabeza a tiempo para ver cómo un lobo de lo más raro se me abalanzaba encima con los brazos abiertos. Si no me hubiese quedado tan impactado por su indumentaria quizás me hubiese dado tiempo a esquivarla usando el Soru una vez más para alejarme de ella, pero aquella ropa y esa voz de falsete me quedó helado y no pude evitar aquel abrazo constrictor.

-Su puta madre...

La alimaña para colmo utilizaba haki y no pude zafarme del abrazo constrictor en mi forma elemental. Tenía que pensar algo para zafarme de aquella bestia de la forma más rápida si no quería perder el controlo sobre la técnica que estaba usando sobre mi nakama. No quería que sin querer lo reventase de forma innecesaria. Kimura no me lo perdonaría ahora que había vuelto, así que preparé mi defensa de la única forma que se me ocurría... Con un ataque.

Emulé al bicho humanoide y activé mi haki armadura para que recubriese mi frente justo en el momento que eché la cabeza hacia atrás y concentraba energía en ella.

-Shock - musité entre dientes mientras descargaba un cabezazo a aquel bicho impertinente en dirección a su hocico.

Con un poco de suerte el golpe sería lo suficientemente fuerte como para poder zafarme si conseguía que aflojase durante un momento, además de que usaría el Kami-e para darle más flexibilidad a mi cuerpo e intentar coger distancia.

-Pues sí que tenías cosas guardadas amigo... Pero no pienso rendirme y ahora tienes que buscar una forma de escaparte de mí - fue mi último pensamiento mientras me reposicionaba si es que había conseguido escapar del bichejo.

El impacto fue más de duro de lo que nunca habría imaginado. Aquel ser era bastante más resistente de lo que aparentaba vestido así y la situación poco a poco consiguió desestabilizarme mentalmente durante unos segundos, cosa que se notaría al flaquear mis técnicas, pero es que realmente estaba anonadado. Ese bicho sabía hasta mi nombre.

- ¡Biz! - grité olvidándome momentáneamente de nuestro combate. - ¿¡Por que este bicho sabe mi nombre!? - proseguí dando unos pasos hacia atrás para reafirmar mi lejanía, como mi postura defensiva.

Esta situación era tan peculiar que se me escapaba de las manos de forma inevitable. Tanto, que cuando quise quitar la vista de aquel aberrante ser disfrazado de abuela para fijarme en mi nakama, este se encontraba a punto de liberarse.

- Maldito... Veo que has encontrado una de mis debilidades mientras bajaba la guardia - pensé mientras observaba como del sirope comenzaba a emanar humo mientras tomaba un tono aún más parduzco. - Puto fuego - sentencié adivinando de qué se trataba al percibir el olor de caramelo chamuscado.

Si fuese un combate real no duraría en intentar montar una capa sobre otra de sirope para intentar parar el avance de aquella técnica. Había el suficiente elemento a mi alrededor como para que pudiese intentarlo, al igual que podría seguir generando aún más... Pero al fijarme bien en la cara de extenuación que este mostraba ya sabía que este embate era mío. Seguramente no podría usar muchas más veces aquella técnica ígnea para intentar parar mi sirope, al igual que me quedaban un par de trucos que aún no le había mostrado... Y eso solo si contaba con las cosas no mortales que podía utilizar.

Paré mis técnicas y el enseguida el sirope cayó al suelo empujado por la santa gravedad, haciendo que por otro lado mi compañero cayese de igual forma que mi tan preciado elemento. Por otro lado, utilicé mi manejo sobre este para que lo que tapaba la visión de mi compañero dejase de molestarlo. Incluso me permití el lujo de darle forma mientras intentaba que se posase en su hombro. Utilizaría el mismo monigote que usé para comunicarme con él en una de nuestras misiones de infiltración, aunque esta vez lo que hice tras endurecerlo fue que le diese unos golpecitos en la cabeza para llamar su atención, si es que conseguía posicionarlo donde quería.

- Nakama, creo que como calentamiento ya está bien. Podríamos seguir, pero creo que es innecesario que nos lastimemos más. Mi intención es quedarme un tiempo para que entrenemos juntos... Y si tengo que cuidarte todo el rato pierde algo de gracia - dije intentando usar mi tono normal de voz. - Además... Aún me tienes que decir por qué este bicho tiene los ojos tan grandes - terminé aún a una distancia prudencial.

No me terminaba de fiar de aquel ser y de momento mantuve mi posición, dispuesto a defenderme de aquella cosa si era necesario. El terreno estaba lleno de sirope y todavía tenía mi armadura para protegerme de más abrazos asesinos. No me volvería a coger con la guardia baja.

Aún me perturbaba la imagen del ser vestido de abuela achuchándome contra él, pero si de verdad había salvado la vida de mi nakama varias veces, entonces debía hacer un acopio de esfuerzo y dejar de agobiarme.

- No hace falta que te expliques más compañero. Primero volvamos al pueblo a recuperar energías y descansar. Luego ya decidimos que hacemos, pero te aviso que no quiero volver hasta que haya entrenado un poco. Estoy un poco enfadado conmigo mismo por haber ganduleado tanto mientras vosotros dabais lo mejor durante estos años, así que si te apetece me gustaría entrenar contigo - dije haciéndole un ofrecimiento. - Creo que si entrenamos juntos podremos hacernos aún más fuertes.

Tras mis palabras silbaría a Croc para que volviese de al lado de Selebi y luego pondría rumbo al pueblo si el marine estaba de acuerdo. En la taberna de antes habíamos comido bien, por lo que allí podríamos tomar algo y descansar antes de decidir que haríamos.

Yo no pensaba lo mismo que el marine sobre su forma de desarrollarse en combate. Si bien es cierto que debería haber tenido en cuenta mis poderes y haberse adelantado a mis movimientos, también lo era que para haber estado improvisando lo había hecho bastante bien. Si no llego a defenderme como Dios manda del dial de agua quizás el combate se hubiese decantado a su favor, aunque eso ya daba igual. Parecía dispuesto a que entrenáramos juntos, por lo que podríamos diseñar alguna rutina que nos beneficiase a los dos y quizás así no tendríamos que luchar más entre los dos.

El paseo de vuelta se me antojó más corto que cuando vinimos. Quizás el ansia por recuperar la energía perdida me empujó a andar con más premura, o quizás fue la curiosa charla que inició el pelinegro.

-Pues la verdad es que no conozco a nadie llamado así en la Agencia... Pero normalmente rozo poco con ellos. Suelo actuar como agente solitario, aunque la mayoría de veces suelo tratar con alguno de los crimson para que me ayude - dije como él bien sabía mientras proseguíamos con nuestro camino. -Aunque puede que ese sueño sea algo premonitorio nakama... Quizás tu subconsciente te esté diciendo que necesitas "cambiar de aires" - proseguí a modo de broma haciendo alusión a un cambio de bando, aunque una parte de mí deseaba que la gracia se hiciese realidad.

Mi estancia en el CP sería mucho más amena si tuviese alguien en quien pudiese confiar al cien por cien. Llevaba demasiados palos durante mis años de servicio como para no desconfiar hasta de mi propio bando, por lo que sería todo un sueño el poder contar con alguien como Bizvan a mi lado.

-No me importaría poder contar contigo en todas mis misiones compañero.

Antes de darme cuenta habíamos llegado a nuestro destino. La taberna estaba más o menos igual de atiborrada y nuestra presencia no pasó desapercibida. Los dos veníamos magullados y sucios por el embate anterior, cosa a la que había que sumarle la presencia del enorme cuervo y la enmascarada armada. Puede que si Bizvan no llevase sus distintivos como marine los clientes alzasen sus armas al sentirse presionados por nuestra pinta, pero como por suerte los llevaba solo nos lanzaban miradas curiosas. Como estaba acostumbrado a llamar la atención no dudé en encabezar al grupo hasta una mesita para cuatro que se encontraba apartada del bullicio de la barra. Ahí podríamos hablar más tranquilos y tardaríamos menos en dejar de llamar la atención al quitarnos de la vista del gentío.

-Yo quiero tres platos de Pasta de la Casa, una jarra de agua con hielo y un racimo de uvas por favor - pedí al camarero con pinta de cansado que vino a atendernos.

- Lo siento, pero uvas no tenemos.

-Entonces tráigame cualquier otra fruta que tengas.

Una vez que mis acompañantes pidiesen su comida y el camarero se marchase volvería mi atención al marine.

-Yo aún no tengo donde hospedarme para dormir un rato antes de proseguir, así que si conoces algún lugar te lo agradecería. También podemos aprovechar y planear el entrenamiento. Dudo que si solo nos liamos a tortas avancemos en algo en concreto, por lo que soy todo oídos para lo que tengas pensado.

Nunca pensé que mi nakama llegase a tomarse en serio mi petición de alistarse en las filas del CP. Si bien era cierto que lo que más normal es que nos escogiesen cuando éramos jóvenes y moldeables, también lo era que había precedentes en nuestras filas que rompían esa norma y lo hacían la mar de bien. Un ejemplo viviente era el aliado a nuestra flota, Thawne, por lo que una mecha de esperanza se iluminó en mi mente al imaginarme realizando misiones con una de las personas en las que más confiaba. Tal fue mi divagación, que cuando me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor ya nos habíamos derivado a la otra parte de la conversación. Ya habría tiempo de hacer las cosas bien cuando acabásemos de entrenar.

-Si lo que quieres es conseguir esa explosividad... Quizás pueda ayudarte a conseguirlo sin revelarte los entresijos de la técnica que yo uso. Si de verdad terminas alistándote a las filas del Gobierno ese problema lo suprimiremos, pero eso son cosas futuras y no podemos esperar hasta entonces. De momento te ayudaré sin tener que recurrir a las enseñanzas del Cp, pero ya te digo, no te preocupes porque se me ha ocurrido algo para intentarlo - dije sobre la insinuación del pelinegro. -Yo por mi parte quiero mejorar una de mis técnicas para llevarla a otro nivel, por lo que creo que con perseverancia y esfuerzo podré conseguirlo - proseguí de forma segura justo en el instante que llegó el camarero con nuestras bebidas y la fruta.

-Aquí tienen, la comida tardará unos minutos en llegar. Disculpen las molestias - dijo de forma educada.

-No se preocupe, nos sentimos muy bien atendidos... Pero si pudiese ayudarnos con una cuestión la cosa sería inmejorable - dije antes que se fuese, adulando su trabajo para que fuese menos reacio a ayudarnos. -Buscamos un alojamiento cómodo para los tres, bueno para los cuatro. No pueden poner pegas por mi plumífero compañero, aunque tampoco buscamos un lugar donde se hospedaría la nobleza. Nos sirve con que el camastro sea cómodo y poco más.

- No es molestia señori... - se quedó a mitad al no saber catalogarme en ningún género. -El Poni Pisador es un lugar confortable. Su cocina no es tan buena como la nuestra, pero sus habitaciones son limpias y cómodas. Cuando les traiga la comida les dejaré un panfleto que les mostrará como llegar desde el centro de la ciudad - contestó con la misma complacencia que la vez anterior.

-Pues creo que va todo bien encaminado compañero, por lo que solo nos queda recuperar fuerzas con la comida y el descanso y así nos podremos poner a entrenar con todo nuestro ahínco - dije dirigiéndome de nuevo a mi nakama una vez que el camarero se alejó.

- ¡Eh! ¡En verdad lo harías! –no puede evitar colocarme de pie e inclinarme contra la mesa de manera un tanto brusca, causando que mi silla callera al suelo y que mi compañera diera un pequeño salto a causa de mi movimiento.- En ese caso también… -también enséñame a patear el aire. Por un momento estuve a punto de pedirle que hiciera eso también, sin embargo decidí no hacerlo.

Ya era una enorme ganancia el hecho de que Tobías me ofreciera su ayuda para aprender una de sus técnicas, puede que fuese demasiado codicioso pedirle que me enseñara a volar como él.

Mi cabeza se enfrió, dejé de apoyarme contra la mesa y me erguí mientras comenzaba a reflexionar. * No, es mejor no ser codicioso, debo estar agradecido con Tobías. *Selebi se limitó en colocar la silla nuevamente en su lugar y después se sentó en espera de los alimentos.* De hecho si consigo aprender esa habilidad quizás adquiera un punto de apoyo para desarrollar la otra, en lugar de avanzar a ciegas.

- Te estoy muy agradecido por brindarme tu apoyo en esto.-expresé con un tono calmado. No había rastro de la emoción de hace unos minutos, si uno quisiera verlo desde un punto un tanto exagerado, era como si dentro de mí hubiese más de una persona capaz de tomar el control al presentarse ciertas situaciones.

Sin siquiera mirar procedí a sentarme, por suerte la enmascarada había acomodado la silla, de lo contrario habría terminado en el suelo.

El camarero ignoró mi comportamiento (o supongo que lo hizo) y se acercó a la mesa para colocar las bebidas y el aperitivo de mi nakama. Mi compañero aprovechó este momento para preguntar acerca de un sitio donde poder pasar la noche.

La plática arrojó un lugar al cual poder ir.

- Parece que ya no hay que preocuparnos por buscar donde dormir. A decir verdad no tendría problemas con dormir incluso en el bosque, pero los mosquitos son un fastidio, por lo cual un cuarto es más atractivo. –comenté de manera casual mientras sacaba mi licorera para dar un pequeño trago.

Poco después, el hombre regresó con una charola de madera en la cual se encontraban los platillos. El aroma que desprendían era bastante agradable, puede que el combate me dejara hambriento y eso ayudara a que la comida me resultase más apetitosa.

La joven no perdió el tiempo y después de quitarse la máscara comenzó a comer. La manera en como lo hacía no podía ser descrito como femenina, más bien parecía alguien que no había probado alimento en días. Lo más seguro es que para cuando Tobías y yo termináramos con nuestro plato, ella habría pedido su tercer o cuarto platillo.

* ¿A dónde diablos va toda esa comida? *ella era delgada, su cuerpo ya no era el costal de piel huesos que vi por primera vez, pero teniendo en cuenta todo lo que comía, debería ser normal que fuese algo más “rellenita”. En cuanto al área del busto… Para un asesino sería complicado matarla por sorpresa, principalmente por el hecho de no saber cuál era su espalda.

Ignoré a la chica y en su lugar busqué realizar una plática casual (sobre pedirle algún consejo para domar un perro o un lobo salvaje) con mi compañero, en un intento por hacer menos llamativa el constante golpeteo de la cuchara con el plato.

Dicho y hecho, para cuando Tobías y yo terminamos nuestros alimentos, ella había pedido un total de 4 platos más del menú. Cuando el camarero se acercó, lo primero que hizo fue colocarse a un costado de la joven con el menú en sus manos, esto con la intención de que ella señalara su próximo platillo, por suerte su apetito se había saciado y lo único que faltaba por hacer pagar la cuenta.

Tal y como el hombre nos recomendó, seguimos la ruta marcada en el papel. El poni pisador parecía encontrarse en una zona tranquila bastante concurrida, pues las calles se encontraban llenas de personas a pesar de la hora, si uno era observador notaría que la mayoría parecían ser familias con niños (los cuales en más de una ocasiones se detuvieron y señalaron hacia nuestra posición). Puede que hubiese alguna clase de festival hoy o solo la zona era un punto de paso bastante habitual.

Al cabo de unos minutos de caminata llegamos a nuestro destino. Se trata de un edificio de madera opaca, un par de mecedoras de madera se encontraban a los costados de la entrada y numerosas macetas con plantas de diversas especies decoraban el exterior. A juzgar por el tamaño, yo diría que había 3 pisos Sería un buen lugar para leer algo o relajarse mirando lo que ocurría en las calles.

Cuando entramos, una pequeña campana advirtió al hombre detrás del mostrador de nuestra visita. Parecía ser que la planta principal era utilizada como restorán, pues lo primero que uno veía era al recepcionista, en el costado derecho las mesas y sillas de madera con grabados sencillos, un poco más al fondo parecía encontrase la cocina, y en el costado izquierdo unas escaleras que deberían llevar a las habitaciones.

- ¡Sean bienvenidos! -expresó con un tono fuerte pero amable.

Me acerqué para realizar el pedido de los cuartos. No estaba seguro de cuánto tiempo nos quedaríamos, por tanto pagué el alquiler de 2 noches, después podríamos decidir el tiempo que tomaría el entrenamiento.

Regrese junto a mis compañeros y le entregué a Tobías las llaves de su cuarto para que por fin consiguiese descansar por hoy.