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Era un día cálido y soleado en la Isla Judicial, que había amanecido más tranquila que de costumbre. Al parecer, durante aquella jornada no tendrían lugar demasiados juicios, y la cantidad de Agentes que se encontraban allí no era especialmente elevada. No, obstante, yo había regresado hacía realmente poco de mi última misión, y mis superiores me habían concedido un par de días de descanso, cosa que me resultó cuanto menos extraña.
Me levanté de la cama cuando el sol apenas había salido, tomé un desayuno ligero y me dirigí a uno de mis lugares favoritos para entrenar. Se trataba del patio en el que había conocido a Taiga y en el que éste había puesto a prueba mis habilidades antes de aceptar mi ingreso en Sombras del Deber. Era un lugar realmente agradable. La luz del sol dotaba a este patio interior de una gran luminosidad, que hacía destacar más aún el verde de la hierba. El cristalino arroyo que serpenteaba a su través proporcionaba un relajante sonido de fondo, y los pequeños puentes de madera que lo cruzaban daban a aquel lugar una mayor elegancia.
Como la mayoría de días en que me encontraba en Ennies Lobby, llegué allí, me quité la chaqueta, la corbata y la camisa, las doblé adecuadamente y las posé en la hierba. Acto seguido, comencé con mi entrenamiento. Había solicitado poco tiempo atrás al Gobierno Mundial la instalación de una barra y unas anillas en aquel patio, y por suerte habían aceptado mi petición sin ponerme ninguna pega. Así que comencé a alternar ambos instrumentos para realizar mis ejercicios de calistenia, efectuando movimientos perfectamente calculados y elegantes. Era, en mi opinión, una de las mejores disciplinas de entrenamiento físico para mantener tu cuerpo perfectamente en forma.
Cuando llevaba en torno a cuarenta minutos entrenando, gotas de sudor perlaban todo mi cuerpo. En aquel momento, sentí una presencia acercarse. Era conocida, un joven empleado de la isla encargado de llevar mensajes internos llamado Vincent. En cuanto me vio, el chico comenzó a decir:
- Buenos días, Agente Anders. Me envían para decirle que se le ha asignado la tarea de recibir y evaluar las capacidades de tres de nuestros nuevos Iniciados. Tengo aquí toda la documentación que necesita con sus datos. Además no estará solo en esta tarea, sino que le acompañará el Agente Buérganor.
Arqueando una ceja fruto de la sorpresa, contesté al joven: - Muchas gracias, Vincent. Déjame ver esos informes, por favor.
- Si, señor. Aquí los tiene. - respondió él mientras se acercaba rápidamente a mí y me tendía tres pequeños ficheros.
- Gracias, Vincent. Que tengas un buen día.
- Igualmente, Agente Anders.
Una vez Vincent se hubo marchado, me senté en la hierba con las piernas cruzadas, más o menos en el centro del patio. Allí comencé a ojear los tres informes de los nuevos Iniciados a los que debía evaluar mientras pensaba en quién sería ese tal Agente Buérganor que iba a ayudarme en la tarea. ¿Le conocería de algo? Desde luego, su apellido no me sonaba de nada, aunque no era de extrañar. Al fin y al cabo, a la hora de relacionarnos entre nosotros los Agentes solíamos usar más nuestro nombre de pila. Lo de los apellidos era más una formalidad por parte del resto de empleados de la isla como señal de respeto hacia nosotros.
Y así, leyendo en aquella relajada postura, esperé la llegada de mi compañero y de los tres Iniciados bajo el sol de aquella agradable mañana.
Me levanté de la cama cuando el sol apenas había salido, tomé un desayuno ligero y me dirigí a uno de mis lugares favoritos para entrenar. Se trataba del patio en el que había conocido a Taiga y en el que éste había puesto a prueba mis habilidades antes de aceptar mi ingreso en Sombras del Deber. Era un lugar realmente agradable. La luz del sol dotaba a este patio interior de una gran luminosidad, que hacía destacar más aún el verde de la hierba. El cristalino arroyo que serpenteaba a su través proporcionaba un relajante sonido de fondo, y los pequeños puentes de madera que lo cruzaban daban a aquel lugar una mayor elegancia.
Como la mayoría de días en que me encontraba en Ennies Lobby, llegué allí, me quité la chaqueta, la corbata y la camisa, las doblé adecuadamente y las posé en la hierba. Acto seguido, comencé con mi entrenamiento. Había solicitado poco tiempo atrás al Gobierno Mundial la instalación de una barra y unas anillas en aquel patio, y por suerte habían aceptado mi petición sin ponerme ninguna pega. Así que comencé a alternar ambos instrumentos para realizar mis ejercicios de calistenia, efectuando movimientos perfectamente calculados y elegantes. Era, en mi opinión, una de las mejores disciplinas de entrenamiento físico para mantener tu cuerpo perfectamente en forma.
Cuando llevaba en torno a cuarenta minutos entrenando, gotas de sudor perlaban todo mi cuerpo. En aquel momento, sentí una presencia acercarse. Era conocida, un joven empleado de la isla encargado de llevar mensajes internos llamado Vincent. En cuanto me vio, el chico comenzó a decir:
- Buenos días, Agente Anders. Me envían para decirle que se le ha asignado la tarea de recibir y evaluar las capacidades de tres de nuestros nuevos Iniciados. Tengo aquí toda la documentación que necesita con sus datos. Además no estará solo en esta tarea, sino que le acompañará el Agente Buérganor.
Arqueando una ceja fruto de la sorpresa, contesté al joven: - Muchas gracias, Vincent. Déjame ver esos informes, por favor.
- Si, señor. Aquí los tiene. - respondió él mientras se acercaba rápidamente a mí y me tendía tres pequeños ficheros.
- Gracias, Vincent. Que tengas un buen día.
- Igualmente, Agente Anders.
Una vez Vincent se hubo marchado, me senté en la hierba con las piernas cruzadas, más o menos en el centro del patio. Allí comencé a ojear los tres informes de los nuevos Iniciados a los que debía evaluar mientras pensaba en quién sería ese tal Agente Buérganor que iba a ayudarme en la tarea. ¿Le conocería de algo? Desde luego, su apellido no me sonaba de nada, aunque no era de extrañar. Al fin y al cabo, a la hora de relacionarnos entre nosotros los Agentes solíamos usar más nuestro nombre de pila. Lo de los apellidos era más una formalidad por parte del resto de empleados de la isla como señal de respeto hacia nosotros.
Y así, leyendo en aquella relajada postura, esperé la llegada de mi compañero y de los tres Iniciados bajo el sol de aquella agradable mañana.
Adry-sama
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El viaje en el Puffing Tom fue más placentero de lo que imaginaba. Yo pensaba que el viajar en un tren sobre el mar con llevaría más zarandeos que en un bote de pesca cuando sopla el viento fuerte, pero ciertamente fue uno de los viajes más tranquilos que haya experimentado. Cuando me habían enviado a Enies Lobby para que me supervisara un experto agente, pensé que sería muy molesto el viajar hasta Water Seven y después subirme al tren marino, pero no fue así, aunque no me hubiera importado que lo fuera por ver semejante panorama.
-¡La isla flota! -desde luego la conocida como isla judicial es algo único. Las calles están llenas de agentes y marines, nos encontramos encima de una cascada con forma circular que parece no tener fondo y el sol en lo alto no deja de brillar aunque alrededor de este pedazo de tierra todo lo que haya sean nubes oscuras. Sin duda el lugar se quedaría plasmado en mi mente y esperaría por el día en el que me asignen aquí.
Al momento intenté concentrarme en lo que me había traído a este lugar. Crucé la isla entera hasta llegar al Palacio de Justicia, el lugar donde se celebraban los míticos juicios en los cuales nadie era juzgado inocente. Entré en el edificio y me dirigí a un punto de información.
-Muy buenos días. ¿Me podría indicar dónde puedo encontrar al agente Anders Thawne? -pregunté a una chica joven que se encontraba detrás de la recepción.
-Buenos días a usted también. El señor Anders acaba de llegar de una misión y le puedo garantizar que se encuentra en la isla. No sé exactamente su ubicación pero posiblemente se encuentre en un patio donde suele entrenar.
Al responderme, le pregunté por ese patio para que me explicase donde se encontraba y cómo llegar a él. Una vez dicho, fui directamente a dar con el agente no sin antes despedirme y agradecerle por su buen trabajo.
Llegué al poco rato a la entrada del patio. Cuando iba a pasar por la puerta me crucé con un chico con pinta de empleado que llevaba una placa en el pecho que decía "Vincent". Al entrar observé la extravagante habitación. El suelo lleno de hierba, un río e incluso puentes para cruzarlo. Al momento percibí a un hombre calvo sentado en mitad de la sala con las piernas cruzadas leyendo unos papeles. Supuse que sería Anders Thawne y sin más demora fui a presentarme.
-Encantado de conocerle señor Anders. Soy Rexair Stark y me han enviado a dar con usted para evaluarme. Es un placer -dije mientras le tendía la mano con un gesto formal.
Esperaba haberle causado una buena primera impresión y también quería comprobar qué tipo de persona era este agente. Si no me daba la mano y me trataba como basura por ser un principiante le demostraría que se equivoca, pero si por el contrario me devolvía el saludo y le encontraba agradable, posiblemente nos llevásemos bien.
-¡La isla flota! -desde luego la conocida como isla judicial es algo único. Las calles están llenas de agentes y marines, nos encontramos encima de una cascada con forma circular que parece no tener fondo y el sol en lo alto no deja de brillar aunque alrededor de este pedazo de tierra todo lo que haya sean nubes oscuras. Sin duda el lugar se quedaría plasmado en mi mente y esperaría por el día en el que me asignen aquí.
Al momento intenté concentrarme en lo que me había traído a este lugar. Crucé la isla entera hasta llegar al Palacio de Justicia, el lugar donde se celebraban los míticos juicios en los cuales nadie era juzgado inocente. Entré en el edificio y me dirigí a un punto de información.
-Muy buenos días. ¿Me podría indicar dónde puedo encontrar al agente Anders Thawne? -pregunté a una chica joven que se encontraba detrás de la recepción.
-Buenos días a usted también. El señor Anders acaba de llegar de una misión y le puedo garantizar que se encuentra en la isla. No sé exactamente su ubicación pero posiblemente se encuentre en un patio donde suele entrenar.
Al responderme, le pregunté por ese patio para que me explicase donde se encontraba y cómo llegar a él. Una vez dicho, fui directamente a dar con el agente no sin antes despedirme y agradecerle por su buen trabajo.
Llegué al poco rato a la entrada del patio. Cuando iba a pasar por la puerta me crucé con un chico con pinta de empleado que llevaba una placa en el pecho que decía "Vincent". Al entrar observé la extravagante habitación. El suelo lleno de hierba, un río e incluso puentes para cruzarlo. Al momento percibí a un hombre calvo sentado en mitad de la sala con las piernas cruzadas leyendo unos papeles. Supuse que sería Anders Thawne y sin más demora fui a presentarme.
-Encantado de conocerle señor Anders. Soy Rexair Stark y me han enviado a dar con usted para evaluarme. Es un placer -dije mientras le tendía la mano con un gesto formal.
Esperaba haberle causado una buena primera impresión y también quería comprobar qué tipo de persona era este agente. Si no me daba la mano y me trataba como basura por ser un principiante le demostraría que se equivoca, pero si por el contrario me devolvía el saludo y le encontraba agradable, posiblemente nos llevásemos bien.
Dretch
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El local era bastante extravagante debido al público que lo frecuentaba y solía estar abierto casi toda la noche. Sin proponérselo, Dretch se había dejado contaminar por el jovial y distendido ambiente de los reclutas de la marina que abarrotaban la cantina. Con el hecho de haber sido transferido al CP7 se había propuesto conocer aún más Enies Lobby, incluso había comenzado a ampliar su percepción acerca del Gobierno Mundial ¿Qué sabia él de los habitantes de aquella isla y de su relación con el aspecto sórdido o en general polvoriento de esa ciudad? En último término, tan solo intentaba arrojar algo de luz sobre la vida de quienes se desplazaban a su lado, pero no lograba sacar nada en claro.
Dretch levantó la vista del periódico cuando un tipo trajeado cruzó el umbral de la puerta de la cantina. Sin embargo, sin mostrar el menor reparo en su indudable acercamiento volvió a sumergirse entre las páginas del periódico. La humilde cantina del señor Rebb estaba permanentemente llena de huéspedes; los dos pisos superiores del edificio hacían de improvisados barracones para los marines que llegaban. En aquel lugar el agente estaba tranquilo, no solo porque nadie reparara en su presencia, sino porque nadie de la Cipher Pol se atrevería a buscarlo en un edificio no gubernamental. O al menos eso era lo que había creído hasta ese momento.
- ¿Jakzer? – atajó Dretch antes de que el otro agente abriera la boca.
- ¿Buerganor? – inquirió el tipo trajeado – deja de esconderte, tienes trabajo.
El tipo le extendió una pequeña carpeta negra, pero Dretch no levantó la vista del periódico. El agente sonrió para sí mismo, satisfecho con la audacia y la astucia de la Cipher Pol. Ahora tendría que buscarse un nuevo escondite, pero al menos habían dado con él. Aquello en el CP1 del North Blue sin duda alguna habría funcionado durante un mes, al menos era un alivio trabajar por una vez en su vida con profesionales.
- No si puedo evitarlo – espetó tras el diario. Sacó entonces un boleto de lotería y comprobó los números premiados de la noche anterior. Se pudo escuchar un tenue suspiró y como el pequeño papel se hacía añicos “Se un usuario decían, tendrás unos poderes increíbles, serás capaz de cambiar tu suerte…” El agente dobló el periódico por la mitad y lo enrolló hasta quedar convertido en un pequeño cilindro, que introdujo en uno de los bolsillos de su gabardina – Supongo que hay cosas que no cambian ¿Qué me traes?
- Tres iniciados, te han asignado su evaluación y deb..
- ¡¿Tres?! – exclamó, interrumpiendo a Jakzer. No pudo reprimir un silbido de asombro haciendo que algunos marines se giraran hacia los dos agentes – ¿Y los tienes ahí apretaditos dentro de la carpeta? Si han conseguido meterse ahí entonces tienen capacidades de sobra, no necesitáis mi valoración – resolvió haciendo un informal ademan con su mano.
El agente Jakzer sonrió.
Dretch escuchó como los pasos de su compañero se acercaban. Antes de levantarse de asiento también sonrió, tensó sus músculos y contuvo el aliento después de llenarse los pulmones.
Dejó escapar todo el aire al ser arrojado fuera del edificio con una tremenda patada disciplinaria en su trasero. Desde su ingreso había aprendido a escaquearse de las tareas rutinarias, a huir de la burocracia y de los papeleos innecesarios, pero ahora no tenía alternativa.
- ¡Recuerda ser agradable! – le gritó Jakzer desde la puerta de la cantina.
El agente volvió a suspirar desganado, mientras recogía la carpeta del suelo y comenzaba a hojear documentación de los tres iniciados. Kroren, Stark y Shingetsu ¿No había ningún tipo de filtro en la agencia? Se preguntó mientras leía las atípicas aptitudes de aquellos sujetos. Por un instante se detuvo. Estaba pensando como Renred Zargdrun, su antiguo superior en el CP1. Inmediatamente se deshizo de sus prejuicios y se obligó a ser algo más tolerante. Poco a poco, casi sin darse cuenta, dejo atrás la zona residencial hasta llegar a un patio ajardinado.
Allí reconoció a Anders Thawne, el agente con el que había cooperado en Sabaody, el cual parecía mantener algún tipo de conversación con otro agente. Era un alivio saber que no era el último en llegar, pensó mientras se frotaba la zona del trasero en la que había recibido la patada.
- Bonita mañana para un reencuentro, de haberlo sabido habría sido algo más puntual – sonrió tras acortar la distancia le separaba de los dos hombres – Me alegra volver a verte ¿No me presentas a tu amigo? – Bromeó mientras volvía a abrir la carpeta para identificar al iniciado.
Dretch levantó la vista del periódico cuando un tipo trajeado cruzó el umbral de la puerta de la cantina. Sin embargo, sin mostrar el menor reparo en su indudable acercamiento volvió a sumergirse entre las páginas del periódico. La humilde cantina del señor Rebb estaba permanentemente llena de huéspedes; los dos pisos superiores del edificio hacían de improvisados barracones para los marines que llegaban. En aquel lugar el agente estaba tranquilo, no solo porque nadie reparara en su presencia, sino porque nadie de la Cipher Pol se atrevería a buscarlo en un edificio no gubernamental. O al menos eso era lo que había creído hasta ese momento.
- ¿Jakzer? – atajó Dretch antes de que el otro agente abriera la boca.
- ¿Buerganor? – inquirió el tipo trajeado – deja de esconderte, tienes trabajo.
El tipo le extendió una pequeña carpeta negra, pero Dretch no levantó la vista del periódico. El agente sonrió para sí mismo, satisfecho con la audacia y la astucia de la Cipher Pol. Ahora tendría que buscarse un nuevo escondite, pero al menos habían dado con él. Aquello en el CP1 del North Blue sin duda alguna habría funcionado durante un mes, al menos era un alivio trabajar por una vez en su vida con profesionales.
- No si puedo evitarlo – espetó tras el diario. Sacó entonces un boleto de lotería y comprobó los números premiados de la noche anterior. Se pudo escuchar un tenue suspiró y como el pequeño papel se hacía añicos “Se un usuario decían, tendrás unos poderes increíbles, serás capaz de cambiar tu suerte…” El agente dobló el periódico por la mitad y lo enrolló hasta quedar convertido en un pequeño cilindro, que introdujo en uno de los bolsillos de su gabardina – Supongo que hay cosas que no cambian ¿Qué me traes?
- Tres iniciados, te han asignado su evaluación y deb..
- ¡¿Tres?! – exclamó, interrumpiendo a Jakzer. No pudo reprimir un silbido de asombro haciendo que algunos marines se giraran hacia los dos agentes – ¿Y los tienes ahí apretaditos dentro de la carpeta? Si han conseguido meterse ahí entonces tienen capacidades de sobra, no necesitáis mi valoración – resolvió haciendo un informal ademan con su mano.
El agente Jakzer sonrió.
Dretch escuchó como los pasos de su compañero se acercaban. Antes de levantarse de asiento también sonrió, tensó sus músculos y contuvo el aliento después de llenarse los pulmones.
Dejó escapar todo el aire al ser arrojado fuera del edificio con una tremenda patada disciplinaria en su trasero. Desde su ingreso había aprendido a escaquearse de las tareas rutinarias, a huir de la burocracia y de los papeleos innecesarios, pero ahora no tenía alternativa.
- ¡Recuerda ser agradable! – le gritó Jakzer desde la puerta de la cantina.
El agente volvió a suspirar desganado, mientras recogía la carpeta del suelo y comenzaba a hojear documentación de los tres iniciados. Kroren, Stark y Shingetsu ¿No había ningún tipo de filtro en la agencia? Se preguntó mientras leía las atípicas aptitudes de aquellos sujetos. Por un instante se detuvo. Estaba pensando como Renred Zargdrun, su antiguo superior en el CP1. Inmediatamente se deshizo de sus prejuicios y se obligó a ser algo más tolerante. Poco a poco, casi sin darse cuenta, dejo atrás la zona residencial hasta llegar a un patio ajardinado.
Allí reconoció a Anders Thawne, el agente con el que había cooperado en Sabaody, el cual parecía mantener algún tipo de conversación con otro agente. Era un alivio saber que no era el último en llegar, pensó mientras se frotaba la zona del trasero en la que había recibido la patada.
- Bonita mañana para un reencuentro, de haberlo sabido habría sido algo más puntual – sonrió tras acortar la distancia le separaba de los dos hombres – Me alegra volver a verte ¿No me presentas a tu amigo? – Bromeó mientras volvía a abrir la carpeta para identificar al iniciado.
Shingetsu Nyx
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Jugueteo con un trozo de papel entre mis manos, decorado con un texto en bella cursiva y el sello oficial del gobierno mundial al final de todo el texto. En mi mente su utilizad se reduce a poco más que para entretenerme con papiroflexia durante el viaje a Enies Lobby, el último lugar en el cual desearía estar ahora mismo, no por odio hacia el mismo, si no su cercanía a Water 7 y la imposibilidad de volver al mismo si no es mediante el Umi Ressha. Mi rango aún me impide el siquiera pensar en hacerlo por la puerta del gobierno.
Después de una larga espera y para cuando el trozo de papel ya ha sido usado para convertirse en tantos animales que ha quedado convertido en poco más que un amasijo blanco de arrugas, el aminoramiento de la marcha indica que finalmente estamos llegando a la estación final. ¿No es extraño que esta sea la única manera de llegar a la base del CP? Resulta casi increíble que grupos criminales, piratas o revolucionarios, no hayan hecho más intentos por asaltar el tren y eliminar a uno o varios de los agentes del gobierno. Claro que eso sería más propio de "los malos"... Y no podría asegurar que su bando en general sea el que lleva ese adjetivo.
Incorporándome del asiento en el que me encontraba, camino con tranquilidad hacia la puerta más cercana antes de que el tren se detenga del todo, de esta manera para cuando lo hace y sus portones comienzan a abrirse salgo con rapidez del mismo. El aire, enfriado por el mar que rodea cada uno de los rincones de esta pequeña isla, logra devolverme a un estado anímico más óptimo al refrescar cuerpo y alma. La armonía desaparece en el momento en que alguien se dirige a mi persona.
- Nombre, rango, cuerpo del que forma parte y razones del ingreso a Enies Lobby si hace el favor. - El que habla es un marine de bajo rango. No hay nada en el que destaque mínimamente; Cabello corto y oscuro, ojos marrones, piel clara, una apariencia común y el uniforme estándar de los cadetes... ¿Si le mintiera se daría cuenta?
- Shingetsu Nyx, Ciper Pool y... Al parecer tengo que presentarme a un entrenamiento regular.
La espera mientras revisa su libreta en busca de comprobar que lo que le digo es cierto resulta ligeramente exasperante. Aunque quizás solo sea que la paciencia que soy capaz de mostrar en estos momentos se encuentra muy por debajo de lo adecuado. Odio estar tan cerca de casa, me pone nervioso.
Finalmente el cadete asiente y se aparta de mi camino, momento en el que acomodándome el saco de viaje sobre el hombro comienzo a adentrarme en la base a paso tranquilo. – Si mal no recuerdo, debía acudir a la zona de prácticas para… - Busco en los alrededores algún reloj que pueda indicarme a qué hora he llegado a la isla. Detengo la mirada sobre un sencillo reloj de pilar que se encuentra a la entrada de la estación. Según sus agujas debería de estar en la zona de entrenamiento dentro de diez minutos, de modo que debo decidir entre empezar a correr o arriesgarme a llegar uno o dos minutos tarde. – Bueno, al menos traigo puesto el traje reglamentario, no perderé tiempo cambiándome. – Efectivamente opto por la opción de no apurar la marcha.
Casi diez minutos mas tarde llego al lugar señalado milagrosamente a tiempo. Al parecer ya hay otras tres personas en el mismo, y según el escrito que se me había entregado (El cual ahora se encuentra convertido en un ave de papel encima de un seto que encontré por el camino) aún falta uno de los que habíamos sido llamados para este ejercicio, del cual al menos en mi carta casi no se daban detalles.
- ¿No somos demasiados para un ejercicio habitual? - Digo aquello mientras arrojo mi saco de viaje contra una pared cercana, alejándolo del campo de entrenamiento - Además, creía que estas cosas se avisaban con mas tiempo ¿De que se trata en esta ocasión? - Mientras hablo hago aparecer mi querido medallón en la mano derecha, por la que empieza a bailar mientras examino con la mirada a cada uno de los presentes - Disculpad, el viaje me ha arrancado los buenos modales. Me presento, soy el... Iniciado Shingetsu. - Odio tener que referirme a mi mismo por ese título ¿A quien hay que matar para que me asciendan de rango? Ah si... A algún revolucionario importante. En fin, espero no haberles causado una mala impresión, pero aún sigo algo molesto al haber tenido que pasearme por casa, y mas ante la idea de tener que volver tras este entrenamiento, justo para el aniversario del incendio de hace once años.
Después de una larga espera y para cuando el trozo de papel ya ha sido usado para convertirse en tantos animales que ha quedado convertido en poco más que un amasijo blanco de arrugas, el aminoramiento de la marcha indica que finalmente estamos llegando a la estación final. ¿No es extraño que esta sea la única manera de llegar a la base del CP? Resulta casi increíble que grupos criminales, piratas o revolucionarios, no hayan hecho más intentos por asaltar el tren y eliminar a uno o varios de los agentes del gobierno. Claro que eso sería más propio de "los malos"... Y no podría asegurar que su bando en general sea el que lleva ese adjetivo.
Incorporándome del asiento en el que me encontraba, camino con tranquilidad hacia la puerta más cercana antes de que el tren se detenga del todo, de esta manera para cuando lo hace y sus portones comienzan a abrirse salgo con rapidez del mismo. El aire, enfriado por el mar que rodea cada uno de los rincones de esta pequeña isla, logra devolverme a un estado anímico más óptimo al refrescar cuerpo y alma. La armonía desaparece en el momento en que alguien se dirige a mi persona.
- Nombre, rango, cuerpo del que forma parte y razones del ingreso a Enies Lobby si hace el favor. - El que habla es un marine de bajo rango. No hay nada en el que destaque mínimamente; Cabello corto y oscuro, ojos marrones, piel clara, una apariencia común y el uniforme estándar de los cadetes... ¿Si le mintiera se daría cuenta?
- Shingetsu Nyx, Ciper Pool y... Al parecer tengo que presentarme a un entrenamiento regular.
La espera mientras revisa su libreta en busca de comprobar que lo que le digo es cierto resulta ligeramente exasperante. Aunque quizás solo sea que la paciencia que soy capaz de mostrar en estos momentos se encuentra muy por debajo de lo adecuado. Odio estar tan cerca de casa, me pone nervioso.
Finalmente el cadete asiente y se aparta de mi camino, momento en el que acomodándome el saco de viaje sobre el hombro comienzo a adentrarme en la base a paso tranquilo. – Si mal no recuerdo, debía acudir a la zona de prácticas para… - Busco en los alrededores algún reloj que pueda indicarme a qué hora he llegado a la isla. Detengo la mirada sobre un sencillo reloj de pilar que se encuentra a la entrada de la estación. Según sus agujas debería de estar en la zona de entrenamiento dentro de diez minutos, de modo que debo decidir entre empezar a correr o arriesgarme a llegar uno o dos minutos tarde. – Bueno, al menos traigo puesto el traje reglamentario, no perderé tiempo cambiándome. – Efectivamente opto por la opción de no apurar la marcha.
Casi diez minutos mas tarde llego al lugar señalado milagrosamente a tiempo. Al parecer ya hay otras tres personas en el mismo, y según el escrito que se me había entregado (El cual ahora se encuentra convertido en un ave de papel encima de un seto que encontré por el camino) aún falta uno de los que habíamos sido llamados para este ejercicio, del cual al menos en mi carta casi no se daban detalles.
- ¿No somos demasiados para un ejercicio habitual? - Digo aquello mientras arrojo mi saco de viaje contra una pared cercana, alejándolo del campo de entrenamiento - Además, creía que estas cosas se avisaban con mas tiempo ¿De que se trata en esta ocasión? - Mientras hablo hago aparecer mi querido medallón en la mano derecha, por la que empieza a bailar mientras examino con la mirada a cada uno de los presentes - Disculpad, el viaje me ha arrancado los buenos modales. Me presento, soy el... Iniciado Shingetsu. - Odio tener que referirme a mi mismo por ese título ¿A quien hay que matar para que me asciendan de rango? Ah si... A algún revolucionario importante. En fin, espero no haberles causado una mala impresión, pero aún sigo algo molesto al haber tenido que pasearme por casa, y mas ante la idea de tener que volver tras este entrenamiento, justo para el aniversario del incendio de hace once años.
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El primer en llegar fue uno de los Iniciados a los que debía supervisar, más concretamente el Mink. No estaba muy seguro de si alguna vez había habido antes un Agente de dicha raza, pero me alegraba de que el Gobierno Mundial fuese abriendo un poco sus miras. Al fin y al cabo, estos hombres-animal tenían grandes habilidades, y podían ser realmente útiles. El chico se presentó como Rexair Stark, aunque yo eso ya lo sabía. Lo hizo de forma muy educada, y tendiéndome la mano. Para que luego digan que los Minks no saben comportarse. Se la estreché con una sonrisa, al tiempo que decía:
- Bienvenido, Rexair. No es necesaria tanta formalidad, puedes llamarme Thawne.
Tanto por la información que había leído sobre él como por la primera impresión que me había dado, pude deducir que se trataba de un tipo decidido y con ganas de mejorar. Eso siempre es de agradecer, se ocupe el cargo que se ocupe. Tenía curiosidad por comprobar cómo respondería cuando entrásemos en acción, y si se esforzaría tanto como esperaba.
Apenas unos segundos después de saludar al Iniciado, apareció en el patio alguien familiar. Se trataba nada más y nada menos que de Búho, el extraño Agente con el que había formado equipo en una importante misión en Sabaody hacía no mucho tiempo. ¿Sería él el misterioso Agente Buerganor que debía probar a los nuevos junto a mí? Esperaba que si, la verdad. Búho me había caído bastante bien cuando coincidimos, y aunque su estilo de combate era cuanto menos raro, en aquella misión había mostrado ser eficaz. La carpeta que llevaba en la mano, y que abrió mientras se acercaba, confirmó mis sospechas. Respondí a su alegre saludo con una sonrisa:
- Me alegro de verte, Búho. Como en aquella misión no dijiste tu nombre no sabía que serías tú el otro Agente encargado de esta tarea. Este es, como imagino ya sabrás, el Iniciado Rexair Stark, uno de los nuevos miembros a los que debemos poner a prueba.
Pasaron un par de minutos antes de que se oyese de nuevo a alguien llegando al patio. Sin embargo, no se trataba en esta ocasión de ninguno de los dos Iniciados restantes, si no de Vincent, que volvía corriendo. Jadeando, se detuvo cerca de nosotros y dijo:
- Agente Anders, Agente Buerganor, lamento tener que informarles de que el Iniciado Kroren no va a poder acudir. Fue enviado hace no mucho a cumplir su primera misión al North Blue, y aún no ha tenido tiempo de regresar al Grand Line. Por lo tanto, ha sido asignado a la supervisión de otros Agentes destinados en dicho mar. Lo siento por los posibles inconvenientes causados.
Vaya, al parecer nos quedábamos solo con dosratillas de laboratorio nuevos Agentes a los que probar. La noticia me decepcionó ligeramente, aunque tampoco era algo demasiado importante. Seguramente entre dos sería más sencillo realizar cualquier ejercicio.
- Gracias por la información, Vincent. Puedes retirarte.
El chico, asintiendo, se fue tan rápido como había venido. Se notaba que no llevaba mucho trabajando en la isla. Más le valía ir bajando el ritmo con el tiempo, o su cuerpo acabaría resintiéndose.
¿Dónde estaría el otro iniciado que faltaba, el tal Nyx? Estaba tardando más de lo debido, lo que sin duda jugaría en su contra en el informe que debía elaborar después sobre él. Sin embargo, si era tan capaz como parecía en su ficha, aquella tardanza bien podía quedar relegada a un segundo plano. Justo en aquel momento, unos pasos resonaron en la entrada del agradable patio. Al contrario que Rexair, el Iniciado peliblanco no hizo gala precisamente de buenos modales, lanzando su saco contra una pared y hablando como si él fuese el superior. Mientras se dirigía hacia nosotros, sacó una especie de medallón y comenzó a hacerlo girar entre sus dedos mientras nos miraba a los ojos uno por uno. La verdad es que su actitud desafiante no me disgustó, el tipo parecía tener personalidad. De todas formas, no le vendría mal una pequeña cura de humildad. Así que decidí divertirme un poco. Una vez sus ojos hubieron pasado de largo, mis labios se movieron en una muda palabra:
- Soru
Antes de que el Iniciado pudiese darse cuenta y, haciendo gala de la velocidad de movimientos de mi Kami-e Kempo, le arrebaté el medallón de la mano antes de que supiera qué estaba pasando. Una vez tuve el objeto en mi mano derecha, me dirigí al peliblanco diciendo:
- Bienvenido, Iniciado Shingetsu. Tu nombre es Nyx, ¿cierto? Yo soy Anders D Thawne, uno de los Agentes encargados de tu evaluación inicial. Puedes llamarme Thawne, la formalidad no es necesaria, aunque si esperaba un poco más de educación por tu parte al presentarte, dado que llegas tarde. Sin embargo, estas cosas no me importan demasiado, así que no te lo tendré en cuenta. Toma, tu medallón.
Intuyo que es importante para tí.
Mientras hablaba, le tendí la mano para que la estrechara, sosteniendo el medallón en la palma para que, si lo hacía, pudiese recuperarlo. Al mismo tiempo, esbocé una sonrisa, tratando de darle a entender que no había sido más que un pequeño juego y que no estaba ni mucho menos enfadado por su actitud.
Después, esperé a que tanto Búho como Rexair se presentaran también al recién llegado. Una vez las presentaciones hubiesen concluido, tomaría la palabra de nuevo, diciendo con voz calmada:
- Bueno, pues ya estamos todos, así que podemos empezar. ¿Qué os parece si para comenzar nos habláis un poco sobre vosotros?
Cuáles son vuestros objetivos en la vida, por qué os habéis unido al Cipher Pol, qué esperáis conseguir en la Agencia, qué se os da bien, o cómo preferís combatir, por ejemplo. ¿Qué dices Búho, estás de acuerdo?
La verdad era que ambos Agentes disponíamos de los informes sobre los dos Iniciados, y yo al menos los había leído. Suponía que mi compañero también, pero no le había visto hacerlo, así que no podía asegurar nada. Por lo tanto, el objetivo de esto era principalmente ver cómo se expresaban y comprobar si mentían en algo.
- Bienvenido, Rexair. No es necesaria tanta formalidad, puedes llamarme Thawne.
Tanto por la información que había leído sobre él como por la primera impresión que me había dado, pude deducir que se trataba de un tipo decidido y con ganas de mejorar. Eso siempre es de agradecer, se ocupe el cargo que se ocupe. Tenía curiosidad por comprobar cómo respondería cuando entrásemos en acción, y si se esforzaría tanto como esperaba.
Apenas unos segundos después de saludar al Iniciado, apareció en el patio alguien familiar. Se trataba nada más y nada menos que de Búho, el extraño Agente con el que había formado equipo en una importante misión en Sabaody hacía no mucho tiempo. ¿Sería él el misterioso Agente Buerganor que debía probar a los nuevos junto a mí? Esperaba que si, la verdad. Búho me había caído bastante bien cuando coincidimos, y aunque su estilo de combate era cuanto menos raro, en aquella misión había mostrado ser eficaz. La carpeta que llevaba en la mano, y que abrió mientras se acercaba, confirmó mis sospechas. Respondí a su alegre saludo con una sonrisa:
- Me alegro de verte, Búho. Como en aquella misión no dijiste tu nombre no sabía que serías tú el otro Agente encargado de esta tarea. Este es, como imagino ya sabrás, el Iniciado Rexair Stark, uno de los nuevos miembros a los que debemos poner a prueba.
Pasaron un par de minutos antes de que se oyese de nuevo a alguien llegando al patio. Sin embargo, no se trataba en esta ocasión de ninguno de los dos Iniciados restantes, si no de Vincent, que volvía corriendo. Jadeando, se detuvo cerca de nosotros y dijo:
- Agente Anders, Agente Buerganor, lamento tener que informarles de que el Iniciado Kroren no va a poder acudir. Fue enviado hace no mucho a cumplir su primera misión al North Blue, y aún no ha tenido tiempo de regresar al Grand Line. Por lo tanto, ha sido asignado a la supervisión de otros Agentes destinados en dicho mar. Lo siento por los posibles inconvenientes causados.
Vaya, al parecer nos quedábamos solo con dos
- Gracias por la información, Vincent. Puedes retirarte.
El chico, asintiendo, se fue tan rápido como había venido. Se notaba que no llevaba mucho trabajando en la isla. Más le valía ir bajando el ritmo con el tiempo, o su cuerpo acabaría resintiéndose.
¿Dónde estaría el otro iniciado que faltaba, el tal Nyx? Estaba tardando más de lo debido, lo que sin duda jugaría en su contra en el informe que debía elaborar después sobre él. Sin embargo, si era tan capaz como parecía en su ficha, aquella tardanza bien podía quedar relegada a un segundo plano. Justo en aquel momento, unos pasos resonaron en la entrada del agradable patio. Al contrario que Rexair, el Iniciado peliblanco no hizo gala precisamente de buenos modales, lanzando su saco contra una pared y hablando como si él fuese el superior. Mientras se dirigía hacia nosotros, sacó una especie de medallón y comenzó a hacerlo girar entre sus dedos mientras nos miraba a los ojos uno por uno. La verdad es que su actitud desafiante no me disgustó, el tipo parecía tener personalidad. De todas formas, no le vendría mal una pequeña cura de humildad. Así que decidí divertirme un poco. Una vez sus ojos hubieron pasado de largo, mis labios se movieron en una muda palabra:
- Soru
Antes de que el Iniciado pudiese darse cuenta y, haciendo gala de la velocidad de movimientos de mi Kami-e Kempo, le arrebaté el medallón de la mano antes de que supiera qué estaba pasando. Una vez tuve el objeto en mi mano derecha, me dirigí al peliblanco diciendo:
- Bienvenido, Iniciado Shingetsu. Tu nombre es Nyx, ¿cierto? Yo soy Anders D Thawne, uno de los Agentes encargados de tu evaluación inicial. Puedes llamarme Thawne, la formalidad no es necesaria, aunque si esperaba un poco más de educación por tu parte al presentarte, dado que llegas tarde. Sin embargo, estas cosas no me importan demasiado, así que no te lo tendré en cuenta. Toma, tu medallón.
Intuyo que es importante para tí.
Mientras hablaba, le tendí la mano para que la estrechara, sosteniendo el medallón en la palma para que, si lo hacía, pudiese recuperarlo. Al mismo tiempo, esbocé una sonrisa, tratando de darle a entender que no había sido más que un pequeño juego y que no estaba ni mucho menos enfadado por su actitud.
Después, esperé a que tanto Búho como Rexair se presentaran también al recién llegado. Una vez las presentaciones hubiesen concluido, tomaría la palabra de nuevo, diciendo con voz calmada:
- Bueno, pues ya estamos todos, así que podemos empezar. ¿Qué os parece si para comenzar nos habláis un poco sobre vosotros?
Cuáles son vuestros objetivos en la vida, por qué os habéis unido al Cipher Pol, qué esperáis conseguir en la Agencia, qué se os da bien, o cómo preferís combatir, por ejemplo. ¿Qué dices Búho, estás de acuerdo?
La verdad era que ambos Agentes disponíamos de los informes sobre los dos Iniciados, y yo al menos los había leído. Suponía que mi compañero también, pero no le había visto hacerlo, así que no podía asegurar nada. Por lo tanto, el objetivo de esto era principalmente ver cómo se expresaban y comprobar si mentían en algo.
- Nota:
- Kroren me ha avisado por MP de que anda algo liado, y además su personaje está en el North Blue y no encuentra la forma lógica de hacerlo llegar hasta Ennies Lobby a tiempo, así que por desgracia no puede participar en el rol.
Dretch
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El agente se rascó perezosamente la nuca al contemplar la entrada de Nyx y la reacción del agente Anders. Si él hubiera tenido el valor de hacer algo como eso cuando se alistó en la Cipher Pol… No quería ni saber lo que hubieran hecho con él. Aunque no pudo evitar esbozar una media sonrisa. Si Kroren estaba de servicio en uno de los Blues, eso quería decir que ya no esperaban a nadie más.
Dretch volvió a rascarse la nuca perezosamente, se suponía que era un agente hecho y derecho. Su lugar estaba ahí fuera, siguiendo la pista de la Armada Revolucionaria ¿Acaso sus superiores no se habían leído su dossier? Posiblemente fuera el tipo menos apto y más disfuncional de su división. Aquello, sin duda alguna, debía de tratarse de un castigo por sus continuos escaqueos.
“¡Ja! Pues sabed que no os daré el gusto de verme fracasar” – se dijo a sí mismo.
Thawne estaba entonces explicando el funcionamiento de la evaluación. Aunque a juzgar por sus rostros, casi parecía que Nyx y Rexair estaban allí tan obligados como lo estaba él. Puede que algo más “protocolario” los animara a espabilar y dar lo mejor de ellos mismos.
- Se trata de una evaluación bastante sencilla, todos antes o después hemos pasamos por esto e independientemente de la nota, hemos conseguidos ascensos y privilegios – dijo en un tono conciliador – Sin embargo, la Cipher Pol siempre espera bajas: deserciones, accidentes, golpes de mala suerte… Pero hay que separar el grano de la paja. En las agencias formarán vuestra mente tanto como vuestros cuerpos. Estrategia, teoría de la táctica…Nada de la extensa historia de conflictos quedará en el tintero. Todos tenemos madera de héroes, aunque no lo sepamos. Esta valoración de actitud y aptitudes será vuestra carta de presentación para las diferentes agencias y divisiones. Hacedlo bien y se rifaran vuestro currículum, fracasad y se os asignará por sorteo a uno de los Blues – esto lo último lo dijo con una sonrisa, ya que él mismo sacó un tres de media en su evaluación, hacía ya varios años.
Extrajo un bolígrafo de uno de los bolsillos interiores de su gabardina, extendió una de las hojas de la carpeta sobre esta y se mantuvo durante unos instantes mirado su reloj. Cuando la manecilla larga estuvo a punto de marcar las ocho y cuarto volvió a abrir la boca.
- Dentro de poco acabará vuestro entrenamiento como iniciados y seréis ascendidos a agentes auxiliares. Una de las primeras cosas que aprenderéis es que el cambio formará parte de vuestras vidas. Haréis amigos y los perderéis. Os desplazareis. Eso forma parte del oficio. Puede que no volváis a ver al agente Thawne o a mí nunca más. Ahora mismo no sois compañeros, sois rivales y nosotros dos somos vuestro enemigo. Tenéis cinco minutos cada uno para hacer lo que ha dicho Thawne a partir de… ¡Ahora!
¿Por qué nunca nadie le había dicho que ser instructor podía ser tan divertido? Esperaba que bajo la presión de un inminente traslado y a la competitividad se dejaran llevar y trataran de engañarlos. Tanto él como Anders se habían leído sus informes, sabrían si decían la verdad o mentían. Sin embargo, no era eso lo que pretendían valorar. Lo más fascinante de estos casos era que cuando creías que habían preparado a un iniciado para cualquier imprevisto, cualquier contingencia, cualquier cambio de planes… Los condenados siempre acaban sorprendiendo a los instructores, tanto para bien como para mal.
Dretch volvió a rascarse la nuca perezosamente, se suponía que era un agente hecho y derecho. Su lugar estaba ahí fuera, siguiendo la pista de la Armada Revolucionaria ¿Acaso sus superiores no se habían leído su dossier? Posiblemente fuera el tipo menos apto y más disfuncional de su división. Aquello, sin duda alguna, debía de tratarse de un castigo por sus continuos escaqueos.
“¡Ja! Pues sabed que no os daré el gusto de verme fracasar” – se dijo a sí mismo.
Thawne estaba entonces explicando el funcionamiento de la evaluación. Aunque a juzgar por sus rostros, casi parecía que Nyx y Rexair estaban allí tan obligados como lo estaba él. Puede que algo más “protocolario” los animara a espabilar y dar lo mejor de ellos mismos.
- Se trata de una evaluación bastante sencilla, todos antes o después hemos pasamos por esto e independientemente de la nota, hemos conseguidos ascensos y privilegios – dijo en un tono conciliador – Sin embargo, la Cipher Pol siempre espera bajas: deserciones, accidentes, golpes de mala suerte… Pero hay que separar el grano de la paja. En las agencias formarán vuestra mente tanto como vuestros cuerpos. Estrategia, teoría de la táctica…Nada de la extensa historia de conflictos quedará en el tintero. Todos tenemos madera de héroes, aunque no lo sepamos. Esta valoración de actitud y aptitudes será vuestra carta de presentación para las diferentes agencias y divisiones. Hacedlo bien y se rifaran vuestro currículum, fracasad y se os asignará por sorteo a uno de los Blues – esto lo último lo dijo con una sonrisa, ya que él mismo sacó un tres de media en su evaluación, hacía ya varios años.
Extrajo un bolígrafo de uno de los bolsillos interiores de su gabardina, extendió una de las hojas de la carpeta sobre esta y se mantuvo durante unos instantes mirado su reloj. Cuando la manecilla larga estuvo a punto de marcar las ocho y cuarto volvió a abrir la boca.
- Dentro de poco acabará vuestro entrenamiento como iniciados y seréis ascendidos a agentes auxiliares. Una de las primeras cosas que aprenderéis es que el cambio formará parte de vuestras vidas. Haréis amigos y los perderéis. Os desplazareis. Eso forma parte del oficio. Puede que no volváis a ver al agente Thawne o a mí nunca más. Ahora mismo no sois compañeros, sois rivales y nosotros dos somos vuestro enemigo. Tenéis cinco minutos cada uno para hacer lo que ha dicho Thawne a partir de… ¡Ahora!
¿Por qué nunca nadie le había dicho que ser instructor podía ser tan divertido? Esperaba que bajo la presión de un inminente traslado y a la competitividad se dejaran llevar y trataran de engañarlos. Tanto él como Anders se habían leído sus informes, sabrían si decían la verdad o mentían. Sin embargo, no era eso lo que pretendían valorar. Lo más fascinante de estos casos era que cuando creías que habían preparado a un iniciado para cualquier imprevisto, cualquier contingencia, cualquier cambio de planes… Los condenados siempre acaban sorprendiendo a los instructores, tanto para bien como para mal.
Shingetsu Nyx
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No llega a quitarme la moneda, aunque está cerca de lograrlo. No es por una cuestión de velocidad o reflejos, en lo que me veo ampliamente superado, si no al hecho de que yo la tengo en la mano, y él ha iniciado el ataque a distancia con claras intenciones hostiles... No es como si fuera a permitirme el estar relajado ante unos completos desconocidos con apariencia poco fiable, mucho menos en lo referido a un objeto por el que podría matar si consiguieran robármelo, por más corta que fuera la sustracción. De modo que solo queda una pregunta. ¿Quién demonios es este tío y que le pasa por la cabeza?
- Es evidente que estás más instruido, y que no tienes demasiado autocontrol de tus acciones... ¿Pero puedes explicarme a que ha venido eso? - Mi rostro refleja completa seriedad ¿Este es el tipo de disciplina que aprenden en otros escuadrones del CP? No me extraña que casi todos los civiles nos consideren poco más que asesinos sin honor o respeto...
- He legado justo cuando la nota indicaba que debía estar aquí. La puntualidad militar estipula no llegar tarde, esto no implica llegar diez minutos antes de lo debido. Entendería una reprimenda en caso de haber llegado tarde, lo cual casi ha ocurrido, pero no es el caso. Eso sin contar con que, desde mi punto de vista, he sido el primero en presentarme a unos desconocidos, siendo importunado por un ataque para nada respetuoso y que en caso de haber respondido habría sido causa de un tribunal de guerra. Sin contar con que el código estipula que en lo referido a entrenamiento militar debo presentarme con mi apellido y título en caso de ser necesario, nunca mi nombre salvo que así se solicite. A parte, no hay ninguna señal de que seas alguna clase de oficial al que mostrar mi respeto, como medallas o un uniforme más elaborado... Y si fueras el líder de un escuadrón o alguien importante en los mares, conocería tu rostro. ¿Qué me indica tu puesto jerárquico? ¿Un traje que cualquiera puede solicitar en la sastrería? - Quizás debería empezar a morderme la lengua, pero ha elegido la puta peor manera de empezar la instrucción. ¿Disciplina militar? La acepto y respeto siempre que no quede otro remedio, pero los abusones... Sencillamente me enervan. - Así que quizás debería mostrar un poco más de educación a quien no le ha sido informado nada más allá de un lugar al cual acudir, siendo llamado desde la otra punta del mundo para ello, y encontrándose nada más poner el primer pie en la base con todo esto... Señor. - añado un matiz envenenado en la última palabra, justo antes de ponerme firme, en posición militar. No ha sido ninguna falta de respeto por la que pueda ser juzgado, sino una observación protocolaria de lo que claramente ha sido un ejercicio de mala praxis como instructor.
De cualquier manera, es hora de serenarnos y empezar a caminar en la dirección correcta. Independientemente de que el modo de empezar haya hecho que, nada más entrar, uno de mis instructores me resulte tan apreciable como una patada en la entrepierna… Lo cierto es que puedo aprender bastante de ellos, o como mínimo a dominan más técnicas. Con esto en mente mantengo mi posición actual, sin moverme mientras presto atención a lo que van diciendo.
Comienzan a explicar en qué consistirá por el momento nuestra labor. Parece ser una presentación sencilla, al menos por el momento, también habla de varias clases y entrenamientos. Contengo las ganas de alzar una ceja, dubitativo. ¿Eso es todo? Las clases básicas hace ya demasiado tiempo que me fueron dadas, las estratégicas, así como históricas fueron aprobadas en el pasado... No consigues el dominio del kempo más básico de la noche a la mañana, nadie llega a iniciado sin haber pasado todos esos entrenamientos. Aprieto los dientes, consciente de que ya me he arriesgado demasiado por esta clase, y continúo escuchando todo lo que dicen... En fin, si ha habido algún tipo de error al asignarme unas prácticas, me encargaré más tarde de morder al responsable. Aunque quizás solo lo esté malentendiendo, dado que nadie pondría a dos iniciados a realizar ejercicios con dos agentes experimentados únicamente como "repaso".
- Como ya he dicho antes, soy el Iniciado Shingetsu - hago una pausa, conteniendo un suspiro de resignación - De nombre Nyx. Me uní a Cipher Pol porque fue la única salida que me quedó tras buscar respuestas que nadie debía conocer sobre mi padre adoptivo, antiguo agente. Para el caso no conseguí encontrar ninguna, y preferí unirme antes que ir a prisión por crímenes contra el gobierno. - Por el momento no digo una sola mentira, de hecho no pienso hacerlo en toda mi exposición. Sigo la misma estrategia de siempre, la que he llevado a cabo desde el momento en que puse el primer pie sobre esta agencia. Digo la verdad, ocultando la información verdaderamente importante, que aún a día de hoy nadie de por aquí conoce. - Mis objetivos son ascender y conseguir ganar cada vez más poder. Cuanta más fuerza tenga, más podré ayudar a la agencia contra los enemigos del gobierno. Entiendo la necesidad de detener el movimiento revolucionario y la comparto. Por lo demás, mi estilo de lucha se centra en el sigilo y los golpes de precisión... Acabar con el problema en cuanto aparece y sin que nadie se percate de ello, y en caso de fallar o no ser una posibilidad, centrarme en extirpar el tumor de la manera más eficaz posible. Terminé mi instrucción hace aproximadamente un año y desde entonces se me ha tenido viajando con distintos grupos, aprendiendo de ellos todo lo posible en un entorno real mientras se me asignaban misiones menores que completé a la perfección, ganándome con ello la confianza de la organización. Ahora estoy a la espera de mi ascenso a Agente para comenzar con las misiones reales, o a la asignación de una misión con la que lograr el ascenso, lo que llegue primero. Para ello y como ya he dicho, pretendo hacerme cada vez con más poder. - Y con esto último no me refiero esencialmente a poder militar, aunque está incluido.
- Es evidente que estás más instruido, y que no tienes demasiado autocontrol de tus acciones... ¿Pero puedes explicarme a que ha venido eso? - Mi rostro refleja completa seriedad ¿Este es el tipo de disciplina que aprenden en otros escuadrones del CP? No me extraña que casi todos los civiles nos consideren poco más que asesinos sin honor o respeto...
- He legado justo cuando la nota indicaba que debía estar aquí. La puntualidad militar estipula no llegar tarde, esto no implica llegar diez minutos antes de lo debido. Entendería una reprimenda en caso de haber llegado tarde, lo cual casi ha ocurrido, pero no es el caso. Eso sin contar con que, desde mi punto de vista, he sido el primero en presentarme a unos desconocidos, siendo importunado por un ataque para nada respetuoso y que en caso de haber respondido habría sido causa de un tribunal de guerra. Sin contar con que el código estipula que en lo referido a entrenamiento militar debo presentarme con mi apellido y título en caso de ser necesario, nunca mi nombre salvo que así se solicite. A parte, no hay ninguna señal de que seas alguna clase de oficial al que mostrar mi respeto, como medallas o un uniforme más elaborado... Y si fueras el líder de un escuadrón o alguien importante en los mares, conocería tu rostro. ¿Qué me indica tu puesto jerárquico? ¿Un traje que cualquiera puede solicitar en la sastrería? - Quizás debería empezar a morderme la lengua, pero ha elegido la puta peor manera de empezar la instrucción. ¿Disciplina militar? La acepto y respeto siempre que no quede otro remedio, pero los abusones... Sencillamente me enervan. - Así que quizás debería mostrar un poco más de educación a quien no le ha sido informado nada más allá de un lugar al cual acudir, siendo llamado desde la otra punta del mundo para ello, y encontrándose nada más poner el primer pie en la base con todo esto... Señor. - añado un matiz envenenado en la última palabra, justo antes de ponerme firme, en posición militar. No ha sido ninguna falta de respeto por la que pueda ser juzgado, sino una observación protocolaria de lo que claramente ha sido un ejercicio de mala praxis como instructor.
De cualquier manera, es hora de serenarnos y empezar a caminar en la dirección correcta. Independientemente de que el modo de empezar haya hecho que, nada más entrar, uno de mis instructores me resulte tan apreciable como una patada en la entrepierna… Lo cierto es que puedo aprender bastante de ellos, o como mínimo a dominan más técnicas. Con esto en mente mantengo mi posición actual, sin moverme mientras presto atención a lo que van diciendo.
Comienzan a explicar en qué consistirá por el momento nuestra labor. Parece ser una presentación sencilla, al menos por el momento, también habla de varias clases y entrenamientos. Contengo las ganas de alzar una ceja, dubitativo. ¿Eso es todo? Las clases básicas hace ya demasiado tiempo que me fueron dadas, las estratégicas, así como históricas fueron aprobadas en el pasado... No consigues el dominio del kempo más básico de la noche a la mañana, nadie llega a iniciado sin haber pasado todos esos entrenamientos. Aprieto los dientes, consciente de que ya me he arriesgado demasiado por esta clase, y continúo escuchando todo lo que dicen... En fin, si ha habido algún tipo de error al asignarme unas prácticas, me encargaré más tarde de morder al responsable. Aunque quizás solo lo esté malentendiendo, dado que nadie pondría a dos iniciados a realizar ejercicios con dos agentes experimentados únicamente como "repaso".
- Como ya he dicho antes, soy el Iniciado Shingetsu - hago una pausa, conteniendo un suspiro de resignación - De nombre Nyx. Me uní a Cipher Pol porque fue la única salida que me quedó tras buscar respuestas que nadie debía conocer sobre mi padre adoptivo, antiguo agente. Para el caso no conseguí encontrar ninguna, y preferí unirme antes que ir a prisión por crímenes contra el gobierno. - Por el momento no digo una sola mentira, de hecho no pienso hacerlo en toda mi exposición. Sigo la misma estrategia de siempre, la que he llevado a cabo desde el momento en que puse el primer pie sobre esta agencia. Digo la verdad, ocultando la información verdaderamente importante, que aún a día de hoy nadie de por aquí conoce. - Mis objetivos son ascender y conseguir ganar cada vez más poder. Cuanta más fuerza tenga, más podré ayudar a la agencia contra los enemigos del gobierno. Entiendo la necesidad de detener el movimiento revolucionario y la comparto. Por lo demás, mi estilo de lucha se centra en el sigilo y los golpes de precisión... Acabar con el problema en cuanto aparece y sin que nadie se percate de ello, y en caso de fallar o no ser una posibilidad, centrarme en extirpar el tumor de la manera más eficaz posible. Terminé mi instrucción hace aproximadamente un año y desde entonces se me ha tenido viajando con distintos grupos, aprendiendo de ellos todo lo posible en un entorno real mientras se me asignaban misiones menores que completé a la perfección, ganándome con ello la confianza de la organización. Ahora estoy a la espera de mi ascenso a Agente para comenzar con las misiones reales, o a la asignación de una misión con la que lograr el ascenso, lo que llegue primero. Para ello y como ya he dicho, pretendo hacerme cada vez con más poder. - Y con esto último no me refiero esencialmente a poder militar, aunque está incluido.
- OFF:
- No he terminado de entender si en su mensaje Dretch pretendía comenzar un enfrentamiento de prácticas, dado que AEG solo pedía una presentación. Lo del tiempo y consideraros enemigos me ha dejado esa duda. Si es así avisadme y edito para adaptar correctamente el contenido.
Adry-sama
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Al saludar a mi superior, me sorprendió su respuesta. Con una sonrisa en la cara me devolvió y el saludo y me dijo que no hacía falta tanto formalismo, que lo llamase por su nombre de pila. Me agradó. No en todos lados se puede encontrar a agentes del gobierno tan amables cuando están situados en uno o más escalafones de la jerarquía por encima tuyo. El apretón de manos y la presencia de Thawne fue suficiente para percatarme, en cierta medida, de la fuerza que poseía, lo cual era de respetar.
Al momento de saludarlo, llegó otra persona. Escuché el eco de sus pasos cruzando la entrada y me di la vuelta para ver de quien se trataba. A primera vista no pude distinguir si era un iniciado o el otro superior, pero tras su intercambio de palabras con Thawne me quedó claro. Debía ser el agente Dretch Buérganor, al parecer una persona extravagante con lo que sería, cuanto menos, una curiosa historia detrás suyo, pero por el momento solo se le podía definir de una forma, un poco simplón, pero si estaba en la agencia por algo debía ser.
Justo cuando lo iba a saludar, llegaron casi a la vez dos personas. La primera fue un funcionario de la isla, encargado de enviar mensajes, que se fue nada más llegar, informando sobre la ausencia de Kroren, uno de los otros dos iniciados con los que tenía que presentarme aquí. Su ausencia no me ocasionaba ninguna diferencia. Solo me interesaba superar esta prueba y continuar con lo mío. Pero si la ausencia de Kroren me era indiferente, la llegada del miembro restante no lo fue.
Nada más entrar por la puerta, hizo una demostración de lo que se puede considerar "pocos modales". En ese mismo instante, el agente Anders desapareció momentaneamente para reaparecer detrás del iniciado Nyx, dejandolo en evidencia con el objetivo, o eso me pareció, de darle una lección, con lo cual estaba de acuerdo. La agencia no me agradaba, pero en ningún lugar se debería dejar a un novato actuar cómo él lo hacía. Para más inri, empezó a ponerse a la defensiva, soltando argumentos pocos convincentes por la boca sobre el imprevisto ataque. A estas alturas, ya debería saber que las cosas no son tan sencillas cómo las dictadas por algunas normas, pero decidí ignorarlo y centrarme en el discurso de mi superior Dretch, que resultó ser agradable y motivador.
Cuando el discurso acabó, Nyx se me adelantó a la hora de responder. Explicó brevemente el porqué de su participación en la agencia, su posicionamiento respecto a esta y sus objetivos. Escuchándolo me di cuenta de dos cosas. La primera era más bien una vana idea que se me pasó por la casa, que podría venir de alguna clase de instinto, y consistía en que a lo mejor no había mentido pero tampoco lo había dicho. La segunda era que teníamos más en común de lo que parecía a simple vista.
Cuando acabó de hablar, me tocaba a mí hacer una breve presentación sobre mi persona, la cual ya tenía preparada, y curiosamente sería similar a la de Nyx.
- Ahora es mi turno. Cómo ya saben - digo dirigiéndome a los instructores - soy Rexair Stark. Puede parecer extraño que alguien de mi raza se haya unido a esta agencia del gobierno, y con razón. Mis motivos son simples, por un lado, quiero hacer ver que los Minks no somos unas bestias salvajes sin raciocinio, y por otro lado, un poco más egoísta, quiero hacerme más fuerte para cumplir cierto objetivo que tengo en mente, y que además es secreto. Personalmente, hay muchos aspectos de la agencia que no son de mi agrado y que me gustaría que fueran diferentes, pero obviando eso también comprendo que algunas de esas cosas deben de ser así. Por último quiero decir que soy capaz tanto física como mentalmente de cumplir todas las misiones que se me asignen en un futuro, pero eso no significa que siempre cumpla las órdenes al pie de la letra. Si hay algo que no creo que sea correcto porque pienso que se puede realizar de otra forma mejor, lo haré de esa otra forma. Esto es solo un comentario para que lo tengan en cuenta. Una vez dicho esto, ¿qué viene ahora?
Al momento de saludarlo, llegó otra persona. Escuché el eco de sus pasos cruzando la entrada y me di la vuelta para ver de quien se trataba. A primera vista no pude distinguir si era un iniciado o el otro superior, pero tras su intercambio de palabras con Thawne me quedó claro. Debía ser el agente Dretch Buérganor, al parecer una persona extravagante con lo que sería, cuanto menos, una curiosa historia detrás suyo, pero por el momento solo se le podía definir de una forma, un poco simplón, pero si estaba en la agencia por algo debía ser.
Justo cuando lo iba a saludar, llegaron casi a la vez dos personas. La primera fue un funcionario de la isla, encargado de enviar mensajes, que se fue nada más llegar, informando sobre la ausencia de Kroren, uno de los otros dos iniciados con los que tenía que presentarme aquí. Su ausencia no me ocasionaba ninguna diferencia. Solo me interesaba superar esta prueba y continuar con lo mío. Pero si la ausencia de Kroren me era indiferente, la llegada del miembro restante no lo fue.
Nada más entrar por la puerta, hizo una demostración de lo que se puede considerar "pocos modales". En ese mismo instante, el agente Anders desapareció momentaneamente para reaparecer detrás del iniciado Nyx, dejandolo en evidencia con el objetivo, o eso me pareció, de darle una lección, con lo cual estaba de acuerdo. La agencia no me agradaba, pero en ningún lugar se debería dejar a un novato actuar cómo él lo hacía. Para más inri, empezó a ponerse a la defensiva, soltando argumentos pocos convincentes por la boca sobre el imprevisto ataque. A estas alturas, ya debería saber que las cosas no son tan sencillas cómo las dictadas por algunas normas, pero decidí ignorarlo y centrarme en el discurso de mi superior Dretch, que resultó ser agradable y motivador.
Cuando el discurso acabó, Nyx se me adelantó a la hora de responder. Explicó brevemente el porqué de su participación en la agencia, su posicionamiento respecto a esta y sus objetivos. Escuchándolo me di cuenta de dos cosas. La primera era más bien una vana idea que se me pasó por la casa, que podría venir de alguna clase de instinto, y consistía en que a lo mejor no había mentido pero tampoco lo había dicho. La segunda era que teníamos más en común de lo que parecía a simple vista.
Cuando acabó de hablar, me tocaba a mí hacer una breve presentación sobre mi persona, la cual ya tenía preparada, y curiosamente sería similar a la de Nyx.
- Ahora es mi turno. Cómo ya saben - digo dirigiéndome a los instructores - soy Rexair Stark. Puede parecer extraño que alguien de mi raza se haya unido a esta agencia del gobierno, y con razón. Mis motivos son simples, por un lado, quiero hacer ver que los Minks no somos unas bestias salvajes sin raciocinio, y por otro lado, un poco más egoísta, quiero hacerme más fuerte para cumplir cierto objetivo que tengo en mente, y que además es secreto. Personalmente, hay muchos aspectos de la agencia que no son de mi agrado y que me gustaría que fueran diferentes, pero obviando eso también comprendo que algunas de esas cosas deben de ser así. Por último quiero decir que soy capaz tanto física como mentalmente de cumplir todas las misiones que se me asignen en un futuro, pero eso no significa que siempre cumpla las órdenes al pie de la letra. Si hay algo que no creo que sea correcto porque pienso que se puede realizar de otra forma mejor, lo haré de esa otra forma. Esto es solo un comentario para que lo tengan en cuenta. Una vez dicho esto, ¿qué viene ahora?
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La reacción del peliblanco a mi pequeña reprimenda fue, cuanto menos, desorbitada. O al menos así lo era desde mi punto de vista. Sin embargo, entre los múltiples improperios que salieron de su boca, la furibunda expresión de su rostro y lo exaltado de sus gestos pude darme cuenta de la gravedad que para él tenía lo que yo había hecho.
Mi habilidad como psicólogo me había permitido averiguar, tras las poquísimas palabras que habíamos intercambiado, cosas como el gusto de Nyx por jugar con las apariencias y confundir a la gente con su comportamiento, o su poca tendencia a acatar órdenes dadas simplemente por autoridad. Sin embargo, no escapó a mi entendimiento el hecho de que en aquel momento no estaba jugando. Estaba realmente enfadado, y podía en parte ver a través de sus palabras la importancia que para él tenía aquel medallón que yo había tratado de arrebatarle. No sabía por qué, pero daba la sensación de que para Nyx aquel objeto resultaba incluso más preciado que su propia vida. Lo que quería decir que mi pequeño juego/reprimenda había salido infinitamente peor de lo que había esperado. Así que no quedaba otra opción que disculparme con el Iniciado, pues aunque su comportamiento podría suponerle una importantísima sanción de haberse tratado de otro Agente, yo no era así. Soy muy orgulloso, pero habiéndole ofendido involuntariamente de forma tan grave, no me sentiría bien conmigo mismo si en vez de disculparme decidía castigarle. Así que debía usar mi habilidad con las palabras para intentar hacerle ver que no era ni mucho menos su enemigo:
- Lo siento, Nyx. No tenía la menor idea de la importancia que este medallón tiene para ti. Quitártelo solo pretendía ser una pequeña reprimenda por tu forma de presentarte. No es que a mí me importe demasiado que no seas educado, pero he preferido hacer eso a modo de leve advertencia, pues otros Agentes sí que se lo tomarían como una falta de respeto.
Así mismo, tu reacción posterior bien podría acarrearte una sanción muy grave. Sin embargo, como ya te he dicho yo no soy de los que le dan especial importancia a las formas, y además entiendo que, aunque pueda parecer enormemente desproporcionada a ojos de los demás, para ti está plenamente justificada. No obstante me veo en la obligación de advertirte que esta clase de comportamiento ante otro Agente podría ser severamente castigado.
Reitero mis disculpas por haberte ofendido, no sabía que el medallón te era tan preciado. Estoy dispuesto a olvidar todo esto y no incluir nada de esto en tu informe, pues entiendo que ha sido culpa mía. Reconozco mi error, y como compensación también obviaré el hecho de que llegaras ligeramente tarde y la poca formalidad de tu presentación. ¿Qué me dices, enterramos el hacha de guerra? - dije, esbozando una sonrisa y ofreciéndole mi mano a modo de fin de las hostilidades. A decir verdad, pese a su rebeldía y su falta de respeto por la autoridad el peliblanco me había caído bien. Reconocía en él la inteligencia y, a la vez, el carácter independiente y la voluntad de seguir las propias creencias que yo mismo tenía, y que en mis inicios en el Cipher Pol expuse también ante mi evaluador. Por suerte, Tobías había sido un maestro amable y comprensivo, que me había mostrado que en la Agencia también hay sitio para quien piensa por sí mismo, algo a lo que también había contribuido después Taiga. Ahora que era yo quien asumía ese papel, no podía ser menos. Por lo tanto, aunque a mi orgullo le doliese reconocer un error, debía hacerle caso omiso y asumir que, como ser humano, también podía cometer errores.
Después, esperando que la tensión se hubiese rebajado, escuché lo que ambos Iniciados tenían que decir sobre ellos mismos. El primero fue Nyx que, como ponía en su informe, habló sobre su búsqueda de información prohibida referente a su padre y cómo eso le llevó a cometer delitos y a verse obligado a elegir entre el Cipher Pol y la cárcel. Habló también sobre la búsqueda de poder como uno de sus objetivos primarios, algo en lo que, de nuevo, coincidía conmigo. A pesar de nuestro roce inicial, cuanto más averiguaba sobre él, más le entendía, pues compartíamos bastantes cosas. En lo referente a su estilo de combate, habló sobre sigilo y precisión, cualidades muy valoradas en nuestra organización. Si lograba mantener medianamente a raya su carácter probablemente podría convertirse en un valioso Agente.
Tras él, llegó el turno de Rexair. Este habló sobre mejorar la concepción que el Gobierno Mundial tenía sobre los Minks, y sobre ganar poder para poder llevar a cabo un objetivo personal del que no quiso hablar. Dio con bastante sinceridad (o al menos esa impresión me dio) su opinión sobre el Cipher Pol, y comentó que solía seguir su propio instinto en lugar de simplemente acatar las órdenes como haría un soldado. Su intervención me gustó también. Al contrario de la opinión que se tenía desde fuera, muchos Agente seguíamos nuestro propio código de conducta, y era algo que yo en concreto valoraba y respetaba mucho. Por lo tanto, que los dos Iniciados que se encontraban ante mí tuviesen criterio propio fue algo que me agradó enormemente.
Una vez el Mink hubo terminado de hablar, tomé la palabra para contestar a ambos Iniciados:
- No os preocupéis porque vuestros motivos para ingresar en el Cipher Pol sean juzgados. Yo mismo entré por una de las razones más egoístas que hay, la venganza. Y, al igual que tú, Nyx, no negaré que uno de mis grandes objetivos es la búsqueda de poder. En cuanto a tener criterio propio y no simplemente seguir las órdenes, quiero deciros a ambos que no solo no se os sancionará por ello, sino que, por lo menos yo, os animo a ello. Después deberéis asumir la responsabilidad por vuestras acciones, pero al menos vuestra conciencia estará tranquila. Es algo que respeto y comparto, pues yo también pienso así.
Tras estas palabras miré a Dretch y, sonriendo, le pregunté:
- ¿Tú que opinas compañero?
Una vez Búho acabara de hablar, volvería a tomar la palabra y para preguntar a ambos Iniciados qué tipo de entrenamiento tenían en mente, o si había algo en concreto que quisieran mejorar. Conocer su opinión al respecto nos permitiría a Dretch y a mí elegir el mejor método posible para hacerlo y, al mismo tiempo, evaluar sus capacidades.
Mi habilidad como psicólogo me había permitido averiguar, tras las poquísimas palabras que habíamos intercambiado, cosas como el gusto de Nyx por jugar con las apariencias y confundir a la gente con su comportamiento, o su poca tendencia a acatar órdenes dadas simplemente por autoridad. Sin embargo, no escapó a mi entendimiento el hecho de que en aquel momento no estaba jugando. Estaba realmente enfadado, y podía en parte ver a través de sus palabras la importancia que para él tenía aquel medallón que yo había tratado de arrebatarle. No sabía por qué, pero daba la sensación de que para Nyx aquel objeto resultaba incluso más preciado que su propia vida. Lo que quería decir que mi pequeño juego/reprimenda había salido infinitamente peor de lo que había esperado. Así que no quedaba otra opción que disculparme con el Iniciado, pues aunque su comportamiento podría suponerle una importantísima sanción de haberse tratado de otro Agente, yo no era así. Soy muy orgulloso, pero habiéndole ofendido involuntariamente de forma tan grave, no me sentiría bien conmigo mismo si en vez de disculparme decidía castigarle. Así que debía usar mi habilidad con las palabras para intentar hacerle ver que no era ni mucho menos su enemigo:
- Lo siento, Nyx. No tenía la menor idea de la importancia que este medallón tiene para ti. Quitártelo solo pretendía ser una pequeña reprimenda por tu forma de presentarte. No es que a mí me importe demasiado que no seas educado, pero he preferido hacer eso a modo de leve advertencia, pues otros Agentes sí que se lo tomarían como una falta de respeto.
Así mismo, tu reacción posterior bien podría acarrearte una sanción muy grave. Sin embargo, como ya te he dicho yo no soy de los que le dan especial importancia a las formas, y además entiendo que, aunque pueda parecer enormemente desproporcionada a ojos de los demás, para ti está plenamente justificada. No obstante me veo en la obligación de advertirte que esta clase de comportamiento ante otro Agente podría ser severamente castigado.
Reitero mis disculpas por haberte ofendido, no sabía que el medallón te era tan preciado. Estoy dispuesto a olvidar todo esto y no incluir nada de esto en tu informe, pues entiendo que ha sido culpa mía. Reconozco mi error, y como compensación también obviaré el hecho de que llegaras ligeramente tarde y la poca formalidad de tu presentación. ¿Qué me dices, enterramos el hacha de guerra? - dije, esbozando una sonrisa y ofreciéndole mi mano a modo de fin de las hostilidades. A decir verdad, pese a su rebeldía y su falta de respeto por la autoridad el peliblanco me había caído bien. Reconocía en él la inteligencia y, a la vez, el carácter independiente y la voluntad de seguir las propias creencias que yo mismo tenía, y que en mis inicios en el Cipher Pol expuse también ante mi evaluador. Por suerte, Tobías había sido un maestro amable y comprensivo, que me había mostrado que en la Agencia también hay sitio para quien piensa por sí mismo, algo a lo que también había contribuido después Taiga. Ahora que era yo quien asumía ese papel, no podía ser menos. Por lo tanto, aunque a mi orgullo le doliese reconocer un error, debía hacerle caso omiso y asumir que, como ser humano, también podía cometer errores.
Después, esperando que la tensión se hubiese rebajado, escuché lo que ambos Iniciados tenían que decir sobre ellos mismos. El primero fue Nyx que, como ponía en su informe, habló sobre su búsqueda de información prohibida referente a su padre y cómo eso le llevó a cometer delitos y a verse obligado a elegir entre el Cipher Pol y la cárcel. Habló también sobre la búsqueda de poder como uno de sus objetivos primarios, algo en lo que, de nuevo, coincidía conmigo. A pesar de nuestro roce inicial, cuanto más averiguaba sobre él, más le entendía, pues compartíamos bastantes cosas. En lo referente a su estilo de combate, habló sobre sigilo y precisión, cualidades muy valoradas en nuestra organización. Si lograba mantener medianamente a raya su carácter probablemente podría convertirse en un valioso Agente.
Tras él, llegó el turno de Rexair. Este habló sobre mejorar la concepción que el Gobierno Mundial tenía sobre los Minks, y sobre ganar poder para poder llevar a cabo un objetivo personal del que no quiso hablar. Dio con bastante sinceridad (o al menos esa impresión me dio) su opinión sobre el Cipher Pol, y comentó que solía seguir su propio instinto en lugar de simplemente acatar las órdenes como haría un soldado. Su intervención me gustó también. Al contrario de la opinión que se tenía desde fuera, muchos Agente seguíamos nuestro propio código de conducta, y era algo que yo en concreto valoraba y respetaba mucho. Por lo tanto, que los dos Iniciados que se encontraban ante mí tuviesen criterio propio fue algo que me agradó enormemente.
Una vez el Mink hubo terminado de hablar, tomé la palabra para contestar a ambos Iniciados:
- No os preocupéis porque vuestros motivos para ingresar en el Cipher Pol sean juzgados. Yo mismo entré por una de las razones más egoístas que hay, la venganza. Y, al igual que tú, Nyx, no negaré que uno de mis grandes objetivos es la búsqueda de poder. En cuanto a tener criterio propio y no simplemente seguir las órdenes, quiero deciros a ambos que no solo no se os sancionará por ello, sino que, por lo menos yo, os animo a ello. Después deberéis asumir la responsabilidad por vuestras acciones, pero al menos vuestra conciencia estará tranquila. Es algo que respeto y comparto, pues yo también pienso así.
Tras estas palabras miré a Dretch y, sonriendo, le pregunté:
- ¿Tú que opinas compañero?
Una vez Búho acabara de hablar, volvería a tomar la palabra y para preguntar a ambos Iniciados qué tipo de entrenamiento tenían en mente, o si había algo en concreto que quisieran mejorar. Conocer su opinión al respecto nos permitiría a Dretch y a mí elegir el mejor método posible para hacerlo y, al mismo tiempo, evaluar sus capacidades.
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El agente escuchaba atentamente las palabras del primer iniciado, Nyx. Sin embargo, su vista estaba centrada tan solo en el papel que apoyaba sobre la carpeta. El bolígrafo iba y venía a un ritmo frenético reaccionando a cada palabra, expresión corporal o mirada de Shingetsu Nyx. Pese a la breve, pero intensa presentación, había podido escribir más de lo que a primera vista había esperado.
Dretch volvió a releer lo que había escrito, con aire ausente:
«Alistamiento forzoso. Precaución (¿vigilancia?). Demuestra tener cierta iniciativa y autonomía impropia de alguien que ha recibido el entrenamiento básico (urge comprobar su cooperación y sinergia en misiones con varios integrantes). Ha sido lo suficientemente osado como para asumir el reto sin esperar a que el iniciado Rexair se le adelantara (¿contraespionaje? Encajaría bien ahí). Parece que ha participado en una buena cantidad de misiones pese a ser un iniciado, sin embargo, en su dossier no hay ninguna referencia a ellas (¿Información clasificada? Gracias por el dossier incompleto…) Ha insistido varias veces en la búsqueda de poder, parece ansioso por desarrollar el rokushiki. En cuanto a sus dotes de lucha y liderazgo, nada aun que destacar. Recomendación: aunque su temperamento puede ser un problema, tiene potencial y debería ser puesto a prueba en una misión de un rango superior.»
Para cuando terminó de repasar las anotaciones sobre Nyx, le llegó el turno a Rexair Stark. La verdad, era algo complicado valorar la expresión corporal de un hombre-felino. Pero aquel tipo era una joyita ¿Un iniciado que ya había logrado desarrollar el kami-e? Aquello jugaba tanto a su favor, como a su contra. El nivel de exigencia sería menos tolerante para él. Cuando el iniciado comenzó su presentación el bolígrafo de Dretch volvió a danzar sobre el papel:
«Alistamiento voluntario. Mink (¿Posibles prejuicios contra el gobierno mundial? Evaluar) Demuestra tener cierto equilibrio y autocontrol. Sin embargo, se muestra reacio a desvelar sus verdaderos intereses. Al esperar a que su compañero llevara la iniciativa, ha demostrado tener cierto intelecto para desarrollar estrategias y trazar planes (¿talento o ineptitud? Investigar) Se ha mostrado ligeramente crítico con la dirección del CP (¿Y quién no? No reseñable) No ha desvelado detalle alguno sobre su estilo de lucha o capacidades físicas, ni tan siquiera de su dominio del Kami-e. Aunque con sus rasgos felinos, se le suponen buenas aptitudes de combate (evaluar). En cuanto a sus dotes de liderazgo, nada aun que destacar (podría ser válido). Recomendación: poner a prueba su inteligencia lógica y su capacidad para resolver problemas»
Había esperado encontrarse con dos cabezas cuadradas que dieran respuestas de manual. No parecían haberse preparado y ambos habían actuado con una pasmosa naturalidad. Nada mal para tratarse de su primera evolución como instructor, tenía dos tipos más que aptos con los que trabajar.
- Se puede ordenar al mar que se vuelva verde, pero no por eso cambiara de color. No seré yo quien castigue la sinceridad – respondió a Thawne y al resto de iniciados mientras guardaba la hoja dentro de la carpeta, lejos de miradas indiscretas – Bueno, no nos andaremos con más rodeos. Si verdaderamente habéis superado el entrenamiento básico asumiré que tenéis la forma física necesaria para iniciaros en el rokushiki y sus kenpos, si os lesionáis durante el aprendizaje, no será nuestra culpa – se excusó con una sonrisa perniciosa - ¿Y bien? ¿En que creéis que destacáis físicamente? Si la técnica a desarrollar y el kenpo tienen algo de afinidad con vuestras aptitudes, eso nos ahorrara bastante trabajo.
Dretch volvió a releer lo que había escrito, con aire ausente:
«Alistamiento forzoso. Precaución (¿vigilancia?). Demuestra tener cierta iniciativa y autonomía impropia de alguien que ha recibido el entrenamiento básico (urge comprobar su cooperación y sinergia en misiones con varios integrantes). Ha sido lo suficientemente osado como para asumir el reto sin esperar a que el iniciado Rexair se le adelantara (¿contraespionaje? Encajaría bien ahí). Parece que ha participado en una buena cantidad de misiones pese a ser un iniciado, sin embargo, en su dossier no hay ninguna referencia a ellas (¿Información clasificada? Gracias por el dossier incompleto…) Ha insistido varias veces en la búsqueda de poder, parece ansioso por desarrollar el rokushiki. En cuanto a sus dotes de lucha y liderazgo, nada aun que destacar. Recomendación: aunque su temperamento puede ser un problema, tiene potencial y debería ser puesto a prueba en una misión de un rango superior.»
Para cuando terminó de repasar las anotaciones sobre Nyx, le llegó el turno a Rexair Stark. La verdad, era algo complicado valorar la expresión corporal de un hombre-felino. Pero aquel tipo era una joyita ¿Un iniciado que ya había logrado desarrollar el kami-e? Aquello jugaba tanto a su favor, como a su contra. El nivel de exigencia sería menos tolerante para él. Cuando el iniciado comenzó su presentación el bolígrafo de Dretch volvió a danzar sobre el papel:
«Alistamiento voluntario. Mink (¿Posibles prejuicios contra el gobierno mundial? Evaluar) Demuestra tener cierto equilibrio y autocontrol. Sin embargo, se muestra reacio a desvelar sus verdaderos intereses. Al esperar a que su compañero llevara la iniciativa, ha demostrado tener cierto intelecto para desarrollar estrategias y trazar planes (¿talento o ineptitud? Investigar) Se ha mostrado ligeramente crítico con la dirección del CP (
Había esperado encontrarse con dos cabezas cuadradas que dieran respuestas de manual. No parecían haberse preparado y ambos habían actuado con una pasmosa naturalidad. Nada mal para tratarse de su primera evolución como instructor, tenía dos tipos más que aptos con los que trabajar.
- Se puede ordenar al mar que se vuelva verde, pero no por eso cambiara de color. No seré yo quien castigue la sinceridad – respondió a Thawne y al resto de iniciados mientras guardaba la hoja dentro de la carpeta, lejos de miradas indiscretas – Bueno, no nos andaremos con más rodeos. Si verdaderamente habéis superado el entrenamiento básico asumiré que tenéis la forma física necesaria para iniciaros en el rokushiki y sus kenpos, si os lesionáis durante el aprendizaje, no será nuestra culpa – se excusó con una sonrisa perniciosa - ¿Y bien? ¿En que creéis que destacáis físicamente? Si la técnica a desarrollar y el kenpo tienen algo de afinidad con vuestras aptitudes, eso nos ahorrara bastante trabajo.
- Off:
- Tened en cuenta que si quereis desarrollar un kenpo tiene que ser un 2x1 la técnica básica + el kenpo, no pude ser un entrenamiento exprés. En mi caso salvo Shigan y Rankyaku puedo enseñaros cualquiera y ayudaros a desarrollar un kenpo propio.
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"Precaución" - era lo único que se me pasaba por la cabeza.
Cuando contesté a las preguntas de Thawne creí que había acabado el interrogatorio. Intenté decir lo suficiente para que fuera una respuesta convincente y lo mínimo para que no sospecharan de mis aunténticos objetivos, por muy a largo plazo que fueran. Pero cuando me quise dar cuenta ya nos estaban preguntando por nuestras habilidades para entrenarnos. Era lo que más quería evitar, pero al final concluí que era algo inevitable y que debería recurrir a la misma estratagema, ocultando toda la información relevante sobre mis capacidades y aptitudes. Aunque a primera vista me habían agradado los instructores, no se puede confiar en una persona en tan poco tiempo. Además, estaba el pequeño detalle de que el tuerto no dejaba de escribir en su cuaderno mientras hablábamos los iniciados, lo cual también resultaba intrigante. Sabía que era una evaluación acompañada de entrenamiento, pero más valía prevenir que curar. Así que les di la información necesaria sobre mis habilidades para que pudieran enseñarme, que era lo único que me interesaba.
-No lo dije antes, pero creo que ahora es necesario. Ya domino una de las técnicas del rokushiki, el Kami-e, y mis aptitudes principales son la velocidad y el sigilo, acompañado del uso de mis piernas de las cuales me siento orgulloso -esperaba que esa información hiciera que mis superiores se centraran en este aspecto de mi persona y así poder ocultarles tanto mi capacidad con el uso del haki como mis poderes de la fruta del diablo -. Respecto a lo que me gustaría entrenar del rokushiki, no tengo ninguna preferencia. Ustedes son los expertos, así que confío en vuestra experiencia para valorar qué puede ser lo más adecuado para continuar -de este modo les dejaría analizando lo que les he dicho.
Ciertamente no les había mentido. Mi confianza residía en mi velocidad y en la fuerza de mis piernas, además del uso de mi espada, pero había cosas que no hacía falta decirlas. Cualquiera, aunque no sea un agente, se daría cuenta de que soy un espadachín solo con ver que llevo el arma colgando de la cintura. Y también hay cosas que no hacía falta decir o que vienen implícitas en lo que había dicho. Por ejemplo, el uso del Kami-e demostraba mis reflejos y agilidad.
También era cierto que me era indiferente lo que me enseñaran del rokushiki. Como ya conocía la primera técnica base, tenía un amplio abanico de posibilidades. Podía o bien aprender el kempo del Kami-e o bien alguna otra técnica. Lo consideraba todo igual de útil, y como no me decidía a primera vista pues pensé que sería buena idea dejar esta parte en manos de los instructores. Después de todo, se encontraban para eso.
Así cuando terminara de hablar, esperaría a que Nyx respondiera también y a las respuestas de los instructores. Esperaba con ganas el entrenamiento, ya que después del viaje hasta la isla judicial, no había tenido la oportunidad de ejercitarme.
Cuando contesté a las preguntas de Thawne creí que había acabado el interrogatorio. Intenté decir lo suficiente para que fuera una respuesta convincente y lo mínimo para que no sospecharan de mis aunténticos objetivos, por muy a largo plazo que fueran. Pero cuando me quise dar cuenta ya nos estaban preguntando por nuestras habilidades para entrenarnos. Era lo que más quería evitar, pero al final concluí que era algo inevitable y que debería recurrir a la misma estratagema, ocultando toda la información relevante sobre mis capacidades y aptitudes. Aunque a primera vista me habían agradado los instructores, no se puede confiar en una persona en tan poco tiempo. Además, estaba el pequeño detalle de que el tuerto no dejaba de escribir en su cuaderno mientras hablábamos los iniciados, lo cual también resultaba intrigante. Sabía que era una evaluación acompañada de entrenamiento, pero más valía prevenir que curar. Así que les di la información necesaria sobre mis habilidades para que pudieran enseñarme, que era lo único que me interesaba.
-No lo dije antes, pero creo que ahora es necesario. Ya domino una de las técnicas del rokushiki, el Kami-e, y mis aptitudes principales son la velocidad y el sigilo, acompañado del uso de mis piernas de las cuales me siento orgulloso -esperaba que esa información hiciera que mis superiores se centraran en este aspecto de mi persona y así poder ocultarles tanto mi capacidad con el uso del haki como mis poderes de la fruta del diablo -. Respecto a lo que me gustaría entrenar del rokushiki, no tengo ninguna preferencia. Ustedes son los expertos, así que confío en vuestra experiencia para valorar qué puede ser lo más adecuado para continuar -de este modo les dejaría analizando lo que les he dicho.
Ciertamente no les había mentido. Mi confianza residía en mi velocidad y en la fuerza de mis piernas, además del uso de mi espada, pero había cosas que no hacía falta decirlas. Cualquiera, aunque no sea un agente, se daría cuenta de que soy un espadachín solo con ver que llevo el arma colgando de la cintura. Y también hay cosas que no hacía falta decir o que vienen implícitas en lo que había dicho. Por ejemplo, el uso del Kami-e demostraba mis reflejos y agilidad.
También era cierto que me era indiferente lo que me enseñaran del rokushiki. Como ya conocía la primera técnica base, tenía un amplio abanico de posibilidades. Podía o bien aprender el kempo del Kami-e o bien alguna otra técnica. Lo consideraba todo igual de útil, y como no me decidía a primera vista pues pensé que sería buena idea dejar esta parte en manos de los instructores. Después de todo, se encontraban para eso.
Así cuando terminara de hablar, esperaría a que Nyx respondiera también y a las respuestas de los instructores. Esperaba con ganas el entrenamiento, ya que después del viaje hasta la isla judicial, no había tenido la oportunidad de ejercitarme.
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Alzo una ceja, visiblemente sorprendido ante la disculpa por parte del instructor, algo que no esperaba que ocurriera ni en un millón de años. Con todo lo dicho, soy consciente de que mi reacción puede haber parecido excesivamente acalorada... Qué demonios, lo ha sido, si bien tengo mis motivos para la misma. En cualquier caso, lo mejor será bajar mis ánimos mentales y aprender de todo lo ocurrido. La conclusión inminente, es que no debo jugar con mi taumatropo sin tener la situación completamente controlada, así como aprender a minimizar mis reacciones con el mismo. Sé que no conviene tener un vínculo tan estrecho con un objeto, pero... Es lo único tangible que me queda de mi vida pasada, aparte de algo así como la reafirmación de mi estilo de vida.
- En ese caso, me disculpo por haber mostrado una reacción más exagerada de lo debido. Justificado o no, debería haber buscado un método más adecuado para actuar - afirmo con tranquilidad.
Lo siguiente es un aviso sobre lo que este tipo de comportamiento podría suponer en un futuro. Sonrío con cierta picardía ante sus palabras... Soy muy consciente de los problemas que puede traerme esta actitud, es algo que no voy a lograr cambiar nunca, pero al menos debería aprender a ocultarlo cuando pueda suponer un problema. No quiero terminar muerto por hacerle un corte de mangas a un Dragón Celestial.
Observo como el otro instructor continúa anotando en su libreta cada nueva palabra que decimos ¿Me perjudicará demasiado la actitud anteriormente mostrada? En fin... Si es así tendré que asumir el castigo. Por otra parte, aprovecho mi silencio para escuchar al recluta a mi lado. Se encuentra mucho más tranquilo y calmado que yo, al menos en apariencia, y su aspecto no deja de resultar particularmente extravagante. Los Mink son una raza extraordinaria... Algún día me gustaría conocer su cultura con más profundidad, aunque dudo que un agente del gobierno sea bien recibido en cualquier sitio que consideren su hogar. Despierto de mis ensoñaciones al escuchar que ya ha dominado una de las técnicas del Rokushiki, me estoy quedando demasiado atrás. Así mismo me sorprende los ideales aparentemente nobles que posee. Para alguien de la raza Mink, deben resultar tan repulsivas como lo son para mí las leyes que defienden la esclavitud, así como otros derechos abusivos de los nobles mundiales, resultando impactante que la elección de inscribirse fuera voluntaria. Además, hay que tener en cuenta las posibilidades de que el haya vivido de primera mano este tipo de abusos. En un futuro cercano debería invitarle a beber algo, podría surgir una conversación interesante.
He pasado tanto tiempo haciendo trabajos menores, que lo cierto es que aún no me he puesto a entrenar con seriedad las siguientes técnicas del Rokushiki, lo que pensado con frialdad podía ser un problema en el futuro. La adaptación al poder de mi Akuma no mi, así como el tiempo invertido en mi "búsqueda personal", han consumido demasiado tiempo. En fin, es mejor no pensar demasiado en ello, error detectado error asumido, ahora solo queda corregir el problema. Con esto en mente, respondo a las nuevas cuestiones que nos han planteado.
- Sería un grato entrenamiento y una gran ayuda, dado que no tengo demasiado dominio sobre el Rokushiki más básico o sus kempos. Debido a mi reclutamiento tardío terminé hace poco de dominar lo más básico, aunque como esto podría sonar a excusa fácil, diré que sencillamente debo aplicarle más tiempo. - Nunca me ha gustado poner excusas, me resultan desagradables incluso aunque sean reales. Y la realidad es que, si hubiera invertido más tiempo en el dominio del Rokushiki, ahora quizás dominaría más técnicas del mismo. - Me gustaría aprender a dominar el Kami-E. También he estado pensando en distintas posibilidades para kempos, pero son habilidades extrañas que aún debo estudiar mejor. – También me conviene mantener a las mismas en secreto. - Por tanto, me bastaría en lograr un kempo especialización en la agilidad concedida por el Kami-E, creo que podría ser la técnica que más favorece a mi estilo de combate a corta distancia. El cómo lo dejo en vuestras manos, mucho más curtidas y experimentadas que las mías. Y en cuanto a los métodos... Que decir, estoy acostumbrado a tener entrenamientos extremos, de modo que con terminar vivo me conformo. - Finalizo mis palabras con la seguridad dibujada en el rostro. Factores como salir herido o lesionado de un entrenamiento, solo indican que el mismo promete ser entretenido.
- En ese caso, me disculpo por haber mostrado una reacción más exagerada de lo debido. Justificado o no, debería haber buscado un método más adecuado para actuar - afirmo con tranquilidad.
Lo siguiente es un aviso sobre lo que este tipo de comportamiento podría suponer en un futuro. Sonrío con cierta picardía ante sus palabras... Soy muy consciente de los problemas que puede traerme esta actitud, es algo que no voy a lograr cambiar nunca, pero al menos debería aprender a ocultarlo cuando pueda suponer un problema. No quiero terminar muerto por hacerle un corte de mangas a un Dragón Celestial.
Observo como el otro instructor continúa anotando en su libreta cada nueva palabra que decimos ¿Me perjudicará demasiado la actitud anteriormente mostrada? En fin... Si es así tendré que asumir el castigo. Por otra parte, aprovecho mi silencio para escuchar al recluta a mi lado. Se encuentra mucho más tranquilo y calmado que yo, al menos en apariencia, y su aspecto no deja de resultar particularmente extravagante. Los Mink son una raza extraordinaria... Algún día me gustaría conocer su cultura con más profundidad, aunque dudo que un agente del gobierno sea bien recibido en cualquier sitio que consideren su hogar. Despierto de mis ensoñaciones al escuchar que ya ha dominado una de las técnicas del Rokushiki, me estoy quedando demasiado atrás. Así mismo me sorprende los ideales aparentemente nobles que posee. Para alguien de la raza Mink, deben resultar tan repulsivas como lo son para mí las leyes que defienden la esclavitud, así como otros derechos abusivos de los nobles mundiales, resultando impactante que la elección de inscribirse fuera voluntaria. Además, hay que tener en cuenta las posibilidades de que el haya vivido de primera mano este tipo de abusos. En un futuro cercano debería invitarle a beber algo, podría surgir una conversación interesante.
He pasado tanto tiempo haciendo trabajos menores, que lo cierto es que aún no me he puesto a entrenar con seriedad las siguientes técnicas del Rokushiki, lo que pensado con frialdad podía ser un problema en el futuro. La adaptación al poder de mi Akuma no mi, así como el tiempo invertido en mi "búsqueda personal", han consumido demasiado tiempo. En fin, es mejor no pensar demasiado en ello, error detectado error asumido, ahora solo queda corregir el problema. Con esto en mente, respondo a las nuevas cuestiones que nos han planteado.
- Sería un grato entrenamiento y una gran ayuda, dado que no tengo demasiado dominio sobre el Rokushiki más básico o sus kempos. Debido a mi reclutamiento tardío terminé hace poco de dominar lo más básico, aunque como esto podría sonar a excusa fácil, diré que sencillamente debo aplicarle más tiempo. - Nunca me ha gustado poner excusas, me resultan desagradables incluso aunque sean reales. Y la realidad es que, si hubiera invertido más tiempo en el dominio del Rokushiki, ahora quizás dominaría más técnicas del mismo. - Me gustaría aprender a dominar el Kami-E. También he estado pensando en distintas posibilidades para kempos, pero son habilidades extrañas que aún debo estudiar mejor. – También me conviene mantener a las mismas en secreto. - Por tanto, me bastaría en lograr un kempo especialización en la agilidad concedida por el Kami-E, creo que podría ser la técnica que más favorece a mi estilo de combate a corta distancia. El cómo lo dejo en vuestras manos, mucho más curtidas y experimentadas que las mías. Y en cuanto a los métodos... Que decir, estoy acostumbrado a tener entrenamientos extremos, de modo que con terminar vivo me conformo. - Finalizo mis palabras con la seguridad dibujada en el rostro. Factores como salir herido o lesionado de un entrenamiento, solo indican que el mismo promete ser entretenido.
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La sorpresa asomó al rostro de Nyx en cuanto las palabras de disculpa comenzaron a salir de mi boca. Lo imaginaba, pues seguramente nadie hubiese esperado esa reacción por parte de un Agente ante un Iniciado, pero yo nunca he sido un Agente al uso. Cuando respondió a mi intervención, se le veía mucho más calmado, consciente de su error y disculpándose también por él.
El peliblanco esbozó una sonrisa al escucharme decir que esa conducta podría traerle muchísimos problemas con otros Agentes. Daba la impresión de que lo sabía, pero que en ocasiones no podía hacer nada para evitarlo. Bueno, si su temperamento era su mayor defecto no sería tan grave. Al fin y al cabo, se trata de un rasgo moldeable si se pone empeño en ello.
Cuando Rexair tomó de nuevo la palabra, hablando sobre que su estilo se basaba en la velocidad y el sigilo, y afirmando dominar ya el Kami-e, esbocé una sonrisa. Si bien ya conocía esos detalles tras haber leído su ficha de ingreso, siempre era destacable que alguien, como había hecho yo en su momento, desarrollara el Kami-e siendo aún un Iniciado. Aunque claro, yo había contado con las enseñanzas de Tobías para ello. El Mink dejó claro que cualquier técnica del Rokushiki que quisiéramos enseñarle sería bienvenida.
Posteriormente fue Nyx quien habló, expresando su deseo de aprender la técnica que su compañero ya conocía. Así mismo, dijo estar intrigado también por el desarrollo de Kempos de dicha técnica. Como luchador cuerpo a cuerpo cuyo estilo se basa sobre todo en evitar ser golpeado para después contraatacar con fuerza, era plenamente consciente de la utilidad del Kami-e y, sobre todo, de la de sus Kempos. Así que, una vez ambos Iniciados hubieron terminado de hablar, tomé la palabra:
- De acuerdo, entonces. Nyx, dado que has expresado tu deseo de aprender a utilizar el Kami-e, será esa la técnica que te enseñemos. Rexair, tú ya la conoces, por lo que no tendría sentido hacer que la practicaras. Ya que nos has contado que tu estilo se basa en velocidad y sigilo, creo que no te vendría nada mal aprender a usar el Geppou, ¿Qué opinas? La ventaja de la altura y la posición puede resultar decisiva en una batalla, y te da la capacidad de evitar pisar un terreno desfavorable en caso de encontrarte en esa situación. Si lo lográis, y seguís con fuerzas y ganas de continuar, tal vez podamos después ayudaros a desarrollar un Kempo del Kami-e, lo cual estoy seguro de que os resultaría sumamente útil.
De todas formas, lo primero que quiero transmitiros es el modo de mejorar en el control del Rokushiki. Como ya sabréis, todas las técnicas de este arte secreto están basadas en el Seimei Kikkan, en el control sobre el propio cuerpo. Esto quiere decir, que para el desarrollo de cualquiera de estas habilidades debéis reunir toda vuestra concentración en eso, en vuestro cuerpo. Cada una de ellas requiere de que, mediante la fuerza de vuestra mente y vuestra voluntad, forcéis a vuestro organismo, o a partes concretas de éste, a desarrollar ciertas cualidades. Para ello debéis liberaros de todo pensamiento que pueda interferir en ello, dejando que vuestro cuerpo siga sus instintos mientras vuestra mente se enfoca en la cualidad que queréis alcanzar. De este modo, el control del Seimei Kikkan será vuestro. Esto se aplica no solo a las técnicas estándar del Rokushiki, sino también a sus Kempos, y a cualquier otra técnica basada en esta capacidad que podáis llegar a imaginar.
Una vez dicho esto tomé aire profundamente y miré a ambos Iniciados a los ojos, tratando de ver si habían entendido bien lo que acababa de intentar explicarles. Acto seguido fijé la vista en mi compañero, esperando su intervención. Seguramente fuese capaz de aportarles un punto de vista diferente al mío, algo basado en su propio aprendizaje del Rokushiki que complementara lo que yo les había dicho, y que también les fuese de ayuda. Era la principal ventaja de contar con dos maestros al mismo tiempo, disponer de dos perspectivas diferentes sobre las mismas cosas.
El peliblanco esbozó una sonrisa al escucharme decir que esa conducta podría traerle muchísimos problemas con otros Agentes. Daba la impresión de que lo sabía, pero que en ocasiones no podía hacer nada para evitarlo. Bueno, si su temperamento era su mayor defecto no sería tan grave. Al fin y al cabo, se trata de un rasgo moldeable si se pone empeño en ello.
Cuando Rexair tomó de nuevo la palabra, hablando sobre que su estilo se basaba en la velocidad y el sigilo, y afirmando dominar ya el Kami-e, esbocé una sonrisa. Si bien ya conocía esos detalles tras haber leído su ficha de ingreso, siempre era destacable que alguien, como había hecho yo en su momento, desarrollara el Kami-e siendo aún un Iniciado. Aunque claro, yo había contado con las enseñanzas de Tobías para ello. El Mink dejó claro que cualquier técnica del Rokushiki que quisiéramos enseñarle sería bienvenida.
Posteriormente fue Nyx quien habló, expresando su deseo de aprender la técnica que su compañero ya conocía. Así mismo, dijo estar intrigado también por el desarrollo de Kempos de dicha técnica. Como luchador cuerpo a cuerpo cuyo estilo se basa sobre todo en evitar ser golpeado para después contraatacar con fuerza, era plenamente consciente de la utilidad del Kami-e y, sobre todo, de la de sus Kempos. Así que, una vez ambos Iniciados hubieron terminado de hablar, tomé la palabra:
- De acuerdo, entonces. Nyx, dado que has expresado tu deseo de aprender a utilizar el Kami-e, será esa la técnica que te enseñemos. Rexair, tú ya la conoces, por lo que no tendría sentido hacer que la practicaras. Ya que nos has contado que tu estilo se basa en velocidad y sigilo, creo que no te vendría nada mal aprender a usar el Geppou, ¿Qué opinas? La ventaja de la altura y la posición puede resultar decisiva en una batalla, y te da la capacidad de evitar pisar un terreno desfavorable en caso de encontrarte en esa situación. Si lo lográis, y seguís con fuerzas y ganas de continuar, tal vez podamos después ayudaros a desarrollar un Kempo del Kami-e, lo cual estoy seguro de que os resultaría sumamente útil.
De todas formas, lo primero que quiero transmitiros es el modo de mejorar en el control del Rokushiki. Como ya sabréis, todas las técnicas de este arte secreto están basadas en el Seimei Kikkan, en el control sobre el propio cuerpo. Esto quiere decir, que para el desarrollo de cualquiera de estas habilidades debéis reunir toda vuestra concentración en eso, en vuestro cuerpo. Cada una de ellas requiere de que, mediante la fuerza de vuestra mente y vuestra voluntad, forcéis a vuestro organismo, o a partes concretas de éste, a desarrollar ciertas cualidades. Para ello debéis liberaros de todo pensamiento que pueda interferir en ello, dejando que vuestro cuerpo siga sus instintos mientras vuestra mente se enfoca en la cualidad que queréis alcanzar. De este modo, el control del Seimei Kikkan será vuestro. Esto se aplica no solo a las técnicas estándar del Rokushiki, sino también a sus Kempos, y a cualquier otra técnica basada en esta capacidad que podáis llegar a imaginar.
Una vez dicho esto tomé aire profundamente y miré a ambos Iniciados a los ojos, tratando de ver si habían entendido bien lo que acababa de intentar explicarles. Acto seguido fijé la vista en mi compañero, esperando su intervención. Seguramente fuese capaz de aportarles un punto de vista diferente al mío, algo basado en su propio aprendizaje del Rokushiki que complementara lo que yo les había dicho, y que también les fuese de ayuda. Era la principal ventaja de contar con dos maestros al mismo tiempo, disponer de dos perspectivas diferentes sobre las mismas cosas.
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El agente escuchó atentamente las sugerencias de Rexair y Nyx. Al menos el segundo tenía más claro que era lo que quería entrenar. El Kami-e era uno de los pilares del rokushiki y la técnica más sencilla del mismo, salvo causas de fuerza mayor, el entrenamiento no debería ser especialmente exigente. Como Rexair se había mostrado predispuesto a cualquier entrenamiento, tuvo que ser Thawne quien propusiera el suyo. El Geppou no era tan sencillo, esa era una técnica más avanzada y, por lo tanto, su aprendizaje era más complejo.
Como un iniciado más, Dretch prestó atención a las palabras de Thawne. A fin de cuentas, ya había coincido con varios agentes en otras misiones y normalmente su visión y concepción del rokushiki variaba mucho según en qué agencia del Cipher Pol les habían instruido. Comprobó sorprendido que su explicación era demasiado similar con la que él había sido instruido.
Se mantuvo en silencio, expectante. Hasta que su compañero le dio la palabra.
- Por desgracia no existen entrenamientos milagrosos que hagan que dominéis estas técnicas en tan solo unas horas. Como ya dije antes, normalmente un entrenamiento apresurado suele ir acompañado de lesiones y, en el peor de los casos, de bajas laborales. El Rokushiki es una disciplina bastante purista y antigua que no admite demasiadas concesiones en cuanto a la variación de su aprendizaje – repuso secamente, aunque su ojo sano brillaba – Sin embargo, existen métodos poco ortodoxos de entrenamiento que no enseñan en esos viejos libros. De hecho, cualquier ser humano con la forma física adecuada podría ser capaz de desarrollar alguna de sus técnicas si apela a su instinto de conservación. Pero como ya os imaginais, eso no lo escribirán jamas en esos libros...
Hizo una breve pausa, mientras estudiaba con la mirada a ambos iniciados.
- Por fortuna para todos nosotros no sois cualquier humano. Como bien ha explicado Thawne, solo si conseguís perfeccionar vuestro Seimei Kikan seréis capaces de moveros de acorde a los principios de la disciplina sin hacerlo de forma consciente… Si para entonces conseguimos poneros en un aprieto, vuestro cuerpo hará el resto – aclaró – A menos que tengáis alguna pregunta, elegid a vuestro instructor y comenzaremos con los entrenamientos de inmediato.
Pese al semblante serio, aquella evaluación le comenzaba a dar buena espina. Desde su percance en Kroxxus había deseado cambiar la agencia y aquel entrenamiento era un inicio. Si entrenando a uno de aquellos iniciados sumaba un granito de arena a su causa… No podía ser algo malo.
Como un iniciado más, Dretch prestó atención a las palabras de Thawne. A fin de cuentas, ya había coincido con varios agentes en otras misiones y normalmente su visión y concepción del rokushiki variaba mucho según en qué agencia del Cipher Pol les habían instruido. Comprobó sorprendido que su explicación era demasiado similar con la que él había sido instruido.
Se mantuvo en silencio, expectante. Hasta que su compañero le dio la palabra.
- Por desgracia no existen entrenamientos milagrosos que hagan que dominéis estas técnicas en tan solo unas horas. Como ya dije antes, normalmente un entrenamiento apresurado suele ir acompañado de lesiones y, en el peor de los casos, de bajas laborales. El Rokushiki es una disciplina bastante purista y antigua que no admite demasiadas concesiones en cuanto a la variación de su aprendizaje – repuso secamente, aunque su ojo sano brillaba – Sin embargo, existen métodos poco ortodoxos de entrenamiento que no enseñan en esos viejos libros. De hecho, cualquier ser humano con la forma física adecuada podría ser capaz de desarrollar alguna de sus técnicas si apela a su instinto de conservación. Pero como ya os imaginais, eso no lo escribirán jamas en esos libros...
Hizo una breve pausa, mientras estudiaba con la mirada a ambos iniciados.
- Por fortuna para todos nosotros no sois cualquier humano. Como bien ha explicado Thawne, solo si conseguís perfeccionar vuestro Seimei Kikan seréis capaces de moveros de acorde a los principios de la disciplina sin hacerlo de forma consciente… Si para entonces conseguimos poneros en un aprieto, vuestro cuerpo hará el resto – aclaró – A menos que tengáis alguna pregunta, elegid a vuestro instructor y comenzaremos con los entrenamientos de inmediato.
Pese al semblante serio, aquella evaluación le comenzaba a dar buena espina. Desde su percance en Kroxxus había deseado cambiar la agencia y aquel entrenamiento era un inicio. Si entrenando a uno de aquellos iniciados sumaba un granito de arena a su causa… No podía ser algo malo.
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Me sorprendió la respuesta de Nyx. Me esperaba que volviera a estallar en un ataque de furia repentina, pero fue todo lo contrario. De sus labios surgieron palabras de disculpa y arrepentimiento, reconociendo sus errores. Se me pasó por la cabeza una idea, que estuviera mintiendo para engañarnos, pero lo descarté rápidamente, no parecía el tipo de persona que hiciera eso, no aquí ante sus superiores. Pensé que era mejor persona de lo que me había parecido en un principio, y que a lo mejor no sería tan mala idea el empezar a conocerle.
Volviendo a la parte del entrenamiento, mi compañero no conocía todavía el Kami-e y pidió expresamente entrenarlo, lo que era lógico por ser la técnica base para desarrollar el resto del arte marcial. Además, estaba interesado por aprender un kempo. Hasta el momento no había pensado mucho sobre ese tema, pero la verdad es que estaba intrigado. Un kempo del Kami-e podría ser útil en futuras situaciones, así que no mostraría pegas a la hora de aprenderlo.
Una vez terminó de hablar el otro iniciado, Thawne tomó el turno de palabra para explicarnos sobre nuestro entrenamiento. Me recomendó aprender el Geppou. Por lo que ya sabía, se trataba de una técnica que permitía, al patear fuertemente el aire, saltar sobre este, y así permitir a una persona permanecer en el aire tanto tiempo como su cuerpo se lo permitiese. También explicó las ventajas que tenía en un combate, cosa que es nuestro pan de cada día, y realmente me gustó la idea de poder dominar esa técnica. Con mis capacidades físicas no creo que resultase muy difícil hacerla mía, pero el dominio del Semei Kikan era otro factor a tener en cuenta. Yo ya había experimentado con el uso de esa disciplina. Como nos explicaron, había que dejar la mente en blanco, y para alguien calculador como yo eso no era nada fácil, pero al haber trabajado en ello anteriormente esperaba que no me resultara tan difícil.
- De acuerdo, aprenderé el Geppou, como has dicho se trata de una técnica con muchas utilidades y me parece que encaja bien con mis capacidades.
Así comenzó a hablar el agente Buérganor. Sus palabras fueron menos emocionantes, pero más realistas. Tenía razón en que aprender el Rokushiki no era fácil, pero con paciencia y empeño creía que mi compañero y yo seríamos capaces de lograrlo, incluido el aprender un kempo. Lo que me sorprendió fue la última frase de Dretch. Por lo que le entendía, podíamos elegir a nuestro instructor. Si era así, no me era muy difícil la elección.
- Muy bien, si no hay problemas, quisiera que Thawne fuese quien me enseñase. Ha demostrado inteligencia a la hora de elegir una técnica adecuada para mi, y creo que esa inteligencia me puede ayudar a aprenderla.
Dicho esto, esperaría a que hablase Nyx y la respuesta de nuestros superiores.
Volviendo a la parte del entrenamiento, mi compañero no conocía todavía el Kami-e y pidió expresamente entrenarlo, lo que era lógico por ser la técnica base para desarrollar el resto del arte marcial. Además, estaba interesado por aprender un kempo. Hasta el momento no había pensado mucho sobre ese tema, pero la verdad es que estaba intrigado. Un kempo del Kami-e podría ser útil en futuras situaciones, así que no mostraría pegas a la hora de aprenderlo.
Una vez terminó de hablar el otro iniciado, Thawne tomó el turno de palabra para explicarnos sobre nuestro entrenamiento. Me recomendó aprender el Geppou. Por lo que ya sabía, se trataba de una técnica que permitía, al patear fuertemente el aire, saltar sobre este, y así permitir a una persona permanecer en el aire tanto tiempo como su cuerpo se lo permitiese. También explicó las ventajas que tenía en un combate, cosa que es nuestro pan de cada día, y realmente me gustó la idea de poder dominar esa técnica. Con mis capacidades físicas no creo que resultase muy difícil hacerla mía, pero el dominio del Semei Kikan era otro factor a tener en cuenta. Yo ya había experimentado con el uso de esa disciplina. Como nos explicaron, había que dejar la mente en blanco, y para alguien calculador como yo eso no era nada fácil, pero al haber trabajado en ello anteriormente esperaba que no me resultara tan difícil.
- De acuerdo, aprenderé el Geppou, como has dicho se trata de una técnica con muchas utilidades y me parece que encaja bien con mis capacidades.
Así comenzó a hablar el agente Buérganor. Sus palabras fueron menos emocionantes, pero más realistas. Tenía razón en que aprender el Rokushiki no era fácil, pero con paciencia y empeño creía que mi compañero y yo seríamos capaces de lograrlo, incluido el aprender un kempo. Lo que me sorprendió fue la última frase de Dretch. Por lo que le entendía, podíamos elegir a nuestro instructor. Si era así, no me era muy difícil la elección.
- Muy bien, si no hay problemas, quisiera que Thawne fuese quien me enseñase. Ha demostrado inteligencia a la hora de elegir una técnica adecuada para mi, y creo que esa inteligencia me puede ayudar a aprenderla.
Dicho esto, esperaría a que hablase Nyx y la respuesta de nuestros superiores.
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Mantengo los brazos cruzados, dejando la atención sobre Thawne mientras explica las bases del Rokushiki. No es la primera vez que me las trasmiten, pero siempre resulta agradable repasar lo más básico. A fin de cuentas, como él mismo nos recuerda, no hay progreso alguno en este arte sin las bases que otorgan el Semei Kikan. Una cosa queda clara, en cuanto tenga tiempo he de perfeccionar mi control sobre esta técnica. Nunca puedes saber con total seguridad lo que te depara el futuro, por lo que incluso la posibilidad de acelerar o detener a placer mi ritmo cardíaco podría resultar útil.
Tras ello pasa a hablar el instructor Dretch, volviendo a mencionar los límites humanos y comenzando a insinuar una manera de evitar estos mismos. Al final todo vuelve a reducirse a un mejor control sobre el Semei Kikan, de manera que este nos lleve a un desarrollo inconsciente de sus habilidades latentes... Suena sencillo, aunque seguramente acabe siendo un dolor de cabeza. Una vez terminado el segundo discurso, solo queda elegir un instructor para la tarea que se nos viene encima, lo que no supone problema alguno, puesto que el Mink se adelanta y toma una decisión basada en sus necesidades. Tanto mejor, me evito tener que sopesar pros y contras.
- Dado que mi compañero ha tomado la iniciativa a la hora de elegir instructor, supongo que tampoco me queda mucho por decir al respecto. Estoy conforme con las elecciones tomadas, siempre que no se salga de la planificación - afirmo esto mirando al instructor Dretch. Al ser el segundo en elegir, debería ser mi tutor- ¿Cómo va a ser? - Doy un paso en dirección al agente y me cruzo de brazos, esperando sus indicaciones con paciencia.
Durante la espera, examino todo lo que me rodea; suelo, paredes, obstáculos... Si voy a ser expuesto a un entrenamiento intensivo, puede que llegue a necesitar esta información en cualquier momento. No creo que termine siendo ese tipo de ejercicio, pero igualmente no me vendrá mal tener mapeada la zona en mi cabeza, es una vieja costumbre que siempre da buenos resultados. Una vez he escaneado el entorno, vuelvo a fijar mis ojos sobre los del instructor.
- Tengo cierta idea que podría desarrollar para un kempo del Kami-e, pero eso es adelantarnos a lo que ocurra a partir de ahora. Después de todo no, sé en qué estado voy a terminar tras la práctica intensiva solo tengo claro que acabaré dominándola. - La seguridad puede verse reflejada en mis ojos... No se trata de soberbia, es pura ambición. Una vez me decido a lograr algo, nada me apartará de mi objetivo final, aunque eso implique acabar completamente extenuado. - Supongo que debo empezar por preparar mi cuerpo con el Semei Kikan. Cuando me lo indiques comenzaré con los ejercicios de inmersión habituales. ¿Algún consejo previo?
Crujo suavemente los nudillos de ambas manos, pasando tras ello a esconderlas en los bolsillos de mi chaqueta, tomo una larga bocanada de aire y finalmente expiro con lentitud... El Semei Kikan existe para controlar cada porción de nuestro cuerpo con completa consciencia, pero hasta el momento, no he salido de juegos menores con el mismo. Al controlar la respiración, algo que cualquier niño pequeño sabe hacer, doy el primer paso para comenzar a controlar todas las funciones inconscientes de mi cuerpo. Pero por el momento mantengo la maquinaria en su estado base, esperando a que mi instructor comience a darme indicaciones.
Tras ello pasa a hablar el instructor Dretch, volviendo a mencionar los límites humanos y comenzando a insinuar una manera de evitar estos mismos. Al final todo vuelve a reducirse a un mejor control sobre el Semei Kikan, de manera que este nos lleve a un desarrollo inconsciente de sus habilidades latentes... Suena sencillo, aunque seguramente acabe siendo un dolor de cabeza. Una vez terminado el segundo discurso, solo queda elegir un instructor para la tarea que se nos viene encima, lo que no supone problema alguno, puesto que el Mink se adelanta y toma una decisión basada en sus necesidades. Tanto mejor, me evito tener que sopesar pros y contras.
- Dado que mi compañero ha tomado la iniciativa a la hora de elegir instructor, supongo que tampoco me queda mucho por decir al respecto. Estoy conforme con las elecciones tomadas, siempre que no se salga de la planificación - afirmo esto mirando al instructor Dretch. Al ser el segundo en elegir, debería ser mi tutor- ¿Cómo va a ser? - Doy un paso en dirección al agente y me cruzo de brazos, esperando sus indicaciones con paciencia.
Durante la espera, examino todo lo que me rodea; suelo, paredes, obstáculos... Si voy a ser expuesto a un entrenamiento intensivo, puede que llegue a necesitar esta información en cualquier momento. No creo que termine siendo ese tipo de ejercicio, pero igualmente no me vendrá mal tener mapeada la zona en mi cabeza, es una vieja costumbre que siempre da buenos resultados. Una vez he escaneado el entorno, vuelvo a fijar mis ojos sobre los del instructor.
- Tengo cierta idea que podría desarrollar para un kempo del Kami-e, pero eso es adelantarnos a lo que ocurra a partir de ahora. Después de todo no, sé en qué estado voy a terminar tras la práctica intensiva solo tengo claro que acabaré dominándola. - La seguridad puede verse reflejada en mis ojos... No se trata de soberbia, es pura ambición. Una vez me decido a lograr algo, nada me apartará de mi objetivo final, aunque eso implique acabar completamente extenuado. - Supongo que debo empezar por preparar mi cuerpo con el Semei Kikan. Cuando me lo indiques comenzaré con los ejercicios de inmersión habituales. ¿Algún consejo previo?
Crujo suavemente los nudillos de ambas manos, pasando tras ello a esconderlas en los bolsillos de mi chaqueta, tomo una larga bocanada de aire y finalmente expiro con lentitud... El Semei Kikan existe para controlar cada porción de nuestro cuerpo con completa consciencia, pero hasta el momento, no he salido de juegos menores con el mismo. Al controlar la respiración, algo que cualquier niño pequeño sabe hacer, doy el primer paso para comenzar a controlar todas las funciones inconscientes de mi cuerpo. Pero por el momento mantengo la maquinaria en su estado base, esperando a que mi instructor comience a darme indicaciones.
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Ambos Iniciados parecieron bastante interesados en mi pequeña explicación sobre el control del Seimei Kikkan y su aplicación para el desarrollo del Rokushiki. Esto me agradó bastante, pues durante mi entrenamiento para aprender dichas técnicas había comprobado lo valioso de aquel conocimiento, y maestros como Tobi, Taiga o el viejo doctor Jerry me habían inculcado bien dicha creencia. El hecho de que prestaran tanta atención y mostraran interés auguraba que ambos podrían progresar mucho si se esforzaban, lo que aumentaba mis ganas de ver su desempeño en aquel entrenamiento.
Las palabras de Búho, aunque menos convencionales, iban igualmente cargadas de buenas lecciones que los dos Iniciados harían bien en recordar. Me intrigaba mucho aquel peculiar Agente. Durante nuestra misión juntos en Sabaody había podido comprobar que tenía un estilo muy poco ortodoxo, aunque eficaz. Además, desde el principio me había dado buena sensación en lo referente a su forma de ser. Parecía un buen tipo y, para lo poco que le conocía, me caía bien.
Cuando mi compañero les dijo que serían ellos quienes eligieran a su instructor, Rexair rápidamente me escogió, argumentando que mi elección del Geppou para él le había parecido inteligente y quería aprovechar dicha cualidad en beneficio de su entrenamiento. Aquel razonamiento me gustó, pues delataba una mente analítica y capacidad para aprovechar las situaciones.
- De acuerdo, Rexair. Yo te enseñaré a utilizar el Geppou. Acércate - dije, mirando al Mink a los ojos y esbozando una pequeña sonrisa.
Acto seguido, conecté mentalmente con Búho mediante mi telepatía, para comunicarle que si estaba de acuerdo ambos podíamos permanecer en contacto a través de aquel vínculo telepático para ayudarnos mutuamente. Así podríamos aconsejarnos, compartir posibles ideas, y cualquier cosa que se nos ocurriera para hacer más eficiente el entrenamiento. Después, volví a dirigirme a Rexair, dispuesto a hablarle sobre el objetivo de aquella sesión práctica.
- Veamos. El Geppou es una técnica muy versátil. La mayoría de Agentes se limitan a usarla únicamente para desplazarse por el aire, que es su función principal. Sin embargo, solo tu imaginación puede poner límites a su utilidad. Desde escapar de ataques que de otro modo te alcanzarían hasta coger inercia para un ataque, sus posibles aplicaciones son muy variadas.
En cuanto a su aprendizaje, el primer paso es relajarte. Debes tratar de dejar tu mente en blanco como aprendiste a hacer cuando te enseñaron las bases de Seimei Kikkan. De este modo, tu cuerpo podrá moverse siguiendo sus instintos, y tu energía interior fluirá más libremente a su través. Pues bien, una vez logres alcanzar ese estado de relajación, debes tratar de dirigir energía hacia las plantas de tus pies, primero a uno y después al otro. Cuando sientas dicha energía, intentar dar un pisotón con fuerza en el aire.
En ese momento, hice una pequeña pausa para permitir al Mink asimilar todo lo que le acababa de decir. Esperaría unos segundos, y después le preguntaría:
- ¿Tienes alguna duda o algo que quieras preguntar? Si no es así, fíjate bien en cómo lo hago, teniendo en mente mis palabras anteriores, e intenta repetirlo.
Entonces recurrí a aquella familiar sensación en el fondo de mi mente. Ahora ya era algo inherente a mí, siempre presente, y podía utilizarlo sin apenas concentrarme, pero aún recordaba lo que me costaba alcanzar aquel estado durante mis primeros pasos en la Agencia. Traté de hacer el movimiento lentamente, paso a paso, para que a Rexair le resultase más sencillo entenderlo. Poco a poco, fui notando como la energía invadía la planta de mi pie derecho hasta que, suavemente, asesté con él un elegante pisotón al aire. Mi cuerpo se elevó como si no pesara nada, y paso a paso avancé unos metros trazando una trayectoria semicircular hasta volver a posarme en el suelo. Sabía que los primeros intentos del Iniciado no se iban a parecer en nada aquello, de hecho yo mismo me sentí bastante ridículo las primeras veces que traté de usar el Geppou durante mi entrenamiento con Taiga, pero esperaba que aquella pequeña demostración le ayudara a entender de verdad mis palabras.
Miré fijamente al Mink y, con calma, le dije:
- Ahora tú. Inténtalo, veamos qué consigues.
Las palabras de Búho, aunque menos convencionales, iban igualmente cargadas de buenas lecciones que los dos Iniciados harían bien en recordar. Me intrigaba mucho aquel peculiar Agente. Durante nuestra misión juntos en Sabaody había podido comprobar que tenía un estilo muy poco ortodoxo, aunque eficaz. Además, desde el principio me había dado buena sensación en lo referente a su forma de ser. Parecía un buen tipo y, para lo poco que le conocía, me caía bien.
Cuando mi compañero les dijo que serían ellos quienes eligieran a su instructor, Rexair rápidamente me escogió, argumentando que mi elección del Geppou para él le había parecido inteligente y quería aprovechar dicha cualidad en beneficio de su entrenamiento. Aquel razonamiento me gustó, pues delataba una mente analítica y capacidad para aprovechar las situaciones.
- De acuerdo, Rexair. Yo te enseñaré a utilizar el Geppou. Acércate - dije, mirando al Mink a los ojos y esbozando una pequeña sonrisa.
Acto seguido, conecté mentalmente con Búho mediante mi telepatía, para comunicarle que si estaba de acuerdo ambos podíamos permanecer en contacto a través de aquel vínculo telepático para ayudarnos mutuamente. Así podríamos aconsejarnos, compartir posibles ideas, y cualquier cosa que se nos ocurriera para hacer más eficiente el entrenamiento. Después, volví a dirigirme a Rexair, dispuesto a hablarle sobre el objetivo de aquella sesión práctica.
- Veamos. El Geppou es una técnica muy versátil. La mayoría de Agentes se limitan a usarla únicamente para desplazarse por el aire, que es su función principal. Sin embargo, solo tu imaginación puede poner límites a su utilidad. Desde escapar de ataques que de otro modo te alcanzarían hasta coger inercia para un ataque, sus posibles aplicaciones son muy variadas.
En cuanto a su aprendizaje, el primer paso es relajarte. Debes tratar de dejar tu mente en blanco como aprendiste a hacer cuando te enseñaron las bases de Seimei Kikkan. De este modo, tu cuerpo podrá moverse siguiendo sus instintos, y tu energía interior fluirá más libremente a su través. Pues bien, una vez logres alcanzar ese estado de relajación, debes tratar de dirigir energía hacia las plantas de tus pies, primero a uno y después al otro. Cuando sientas dicha energía, intentar dar un pisotón con fuerza en el aire.
En ese momento, hice una pequeña pausa para permitir al Mink asimilar todo lo que le acababa de decir. Esperaría unos segundos, y después le preguntaría:
- ¿Tienes alguna duda o algo que quieras preguntar? Si no es así, fíjate bien en cómo lo hago, teniendo en mente mis palabras anteriores, e intenta repetirlo.
Entonces recurrí a aquella familiar sensación en el fondo de mi mente. Ahora ya era algo inherente a mí, siempre presente, y podía utilizarlo sin apenas concentrarme, pero aún recordaba lo que me costaba alcanzar aquel estado durante mis primeros pasos en la Agencia. Traté de hacer el movimiento lentamente, paso a paso, para que a Rexair le resultase más sencillo entenderlo. Poco a poco, fui notando como la energía invadía la planta de mi pie derecho hasta que, suavemente, asesté con él un elegante pisotón al aire. Mi cuerpo se elevó como si no pesara nada, y paso a paso avancé unos metros trazando una trayectoria semicircular hasta volver a posarme en el suelo. Sabía que los primeros intentos del Iniciado no se iban a parecer en nada aquello, de hecho yo mismo me sentí bastante ridículo las primeras veces que traté de usar el Geppou durante mi entrenamiento con Taiga, pero esperaba que aquella pequeña demostración le ayudara a entender de verdad mis palabras.
Miré fijamente al Mink y, con calma, le dije:
- Ahora tú. Inténtalo, veamos qué consigues.
- Off:
- Narra como quieras tu primer/os intento/s, en el próximo post empezaremos a intentarlo con presión, buscando que te veas "obligado" a utilizarlo si quieres evitar mis ataques.
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Por descarte le había tocado instruir a Nyx. Al menos no podía quejarse de que hubieran asignado un iniciado indiferente. Nyx parecía tener la determinación no solo a dominar el kami-e, sino uno de sus kenpos. Contempló con su ojo sano como el iniciado barría con su mirada el patio ajardinado, en un intento por conseguir cualquier tipo de ventaja que pudiera usar en el entrenamiento. Lejos de socavar su ímpetu le dejo comenzar con los ejercicios inmersivos reglamentarios en completo silencio.
Se requería el entrenamiento y preparación de todo un atleta profesional para llegar a perfeccionar el Seimei Kikan. Por eso los agentes entrenaban todas las mañanas durante horas. Bajo la atenta mirada y el ánimo de las diferentes divisiones, les forzaban a hacerse más fuertes y pulían la técnica. Aunque tristemente, los caminos de la meditación y el aumento de concentración no eran aptos para todos.
- Piensas demasiado – dijo finalmente, rompiendo el silencio – Si sigues así, seguramente logres chuparte el codo con la lengua. No digo que lo estés haciendo mal, al contrario, pero mira a tu alrededor ¿Qué es lo que no funciona?
El agente paseó su vista por el lugar centrándose en lo más básico. El sol derramaba sobre la hierba el oro deslumbrante de sus rayos: con su reflejo, las gotas de rocío brillaban como diamantes. El rumor de una pequeña cascada se escuchaba no muy lejano desde uno de los puntos septentrionales del patio e incluso se escuchaba el trino de algunos pajarillos. Se respiraba un deleitable ambiente de paz en aquel lugar.
- Demasiada tranquilidad – confesó con una sonrisa – En un lugar como este podrías llegar a tardar meses en pulir tu Seimei Kikan, a menos que te consideres un experto de la introspección. Además, sería demasiado inocente suponer que tus enemigos te concederán esta paz cuando verdaderamente necesites el Kami-e. Necesitas entrenar bajo presión: que la angustia y la ansiedad se conviertan en el combustible para tu talento. Aquí no tienes los estímulos adecuados…
Se alzó el cuello de su gabardina y se quitó la bufanda violeta que le colgaba de cuello, doblándola cuidadosamente varias veces por la mitad. Hasta que, finalmente, se la ofreció a Nyx.
- Anúdala a la altura de tus ojos – le indicó – no te reducirá por completo la visión, pero será lo suficientemente molesta para que dejes de confiar en tus ojos. Tu primer entrenamiento será una tarea sencilla: realizarás los ejercicios reglamentarios igual que antes, pero mientras damos un pequeño paseo. Si me pierdes de vista, te chocas con alguien o paras los ejercicios… el entrenamiento terminará.
Una vez se anudó la bufanda, comenzó a caminar. Al principio lo hacía a paso lento, para asegurarse de que le seguía el ritmo. Pero a medida que Nyx se iba acostumbrando a aquel pequeño juego, el agente comenzaba a moverse como una sombra entre pequeños callejones o patrullas de marines para tratar de darle esquinazo. Todo dependía de la perspectiva. Si Nyx entrenaba pensando en aprender el Kami-e, trataría de hacerlo deprisa, puede que bien, pero deprisa. En cambio, si pensaba que estaba haciendo algo completamente inútil, su actitud sería otra: cuando eres capaz de hacer cosas completamente inútiles, te relajas. Y ese era el principio de Kami-e.
Finalmente se detuvo frente a la vieja cantina del señor Rebb, el viejo edificio que hacía las veces de barracón improvisado de los nuevos reclutas de la Marina. Aguardó segundos hasta que Nyx finalmente le alcanzó. Miró el reloj y a continuación de reojo al iniciado y le indicó que entrara con la mano.
- Busca una mesa libre cerca de la barra, sin quitarte la bufanda. Si lo logras comenzará la segunda parte de tu entrenamiento.
Aquello, definitivamente tenía trampa. Era la hora punta de los desayunos, el local estaría como todos los días hasta arriba de marines hambrientos. Estar atento para pillar una mesa, aun con ojos, ya era todo un reto ¿Tendría Nyx los reflejos necesarios para asegurar una de las mesas cuando algunos de los clientes se marcharán?
Se requería el entrenamiento y preparación de todo un atleta profesional para llegar a perfeccionar el Seimei Kikan. Por eso los agentes entrenaban todas las mañanas durante horas. Bajo la atenta mirada y el ánimo de las diferentes divisiones, les forzaban a hacerse más fuertes y pulían la técnica. Aunque tristemente, los caminos de la meditación y el aumento de concentración no eran aptos para todos.
- Piensas demasiado – dijo finalmente, rompiendo el silencio – Si sigues así, seguramente logres chuparte el codo con la lengua. No digo que lo estés haciendo mal, al contrario, pero mira a tu alrededor ¿Qué es lo que no funciona?
El agente paseó su vista por el lugar centrándose en lo más básico. El sol derramaba sobre la hierba el oro deslumbrante de sus rayos: con su reflejo, las gotas de rocío brillaban como diamantes. El rumor de una pequeña cascada se escuchaba no muy lejano desde uno de los puntos septentrionales del patio e incluso se escuchaba el trino de algunos pajarillos. Se respiraba un deleitable ambiente de paz en aquel lugar.
- Demasiada tranquilidad – confesó con una sonrisa – En un lugar como este podrías llegar a tardar meses en pulir tu Seimei Kikan, a menos que te consideres un experto de la introspección. Además, sería demasiado inocente suponer que tus enemigos te concederán esta paz cuando verdaderamente necesites el Kami-e. Necesitas entrenar bajo presión: que la angustia y la ansiedad se conviertan en el combustible para tu talento. Aquí no tienes los estímulos adecuados…
Se alzó el cuello de su gabardina y se quitó la bufanda violeta que le colgaba de cuello, doblándola cuidadosamente varias veces por la mitad. Hasta que, finalmente, se la ofreció a Nyx.
- Anúdala a la altura de tus ojos – le indicó – no te reducirá por completo la visión, pero será lo suficientemente molesta para que dejes de confiar en tus ojos. Tu primer entrenamiento será una tarea sencilla: realizarás los ejercicios reglamentarios igual que antes, pero mientras damos un pequeño paseo. Si me pierdes de vista, te chocas con alguien o paras los ejercicios… el entrenamiento terminará.
Una vez se anudó la bufanda, comenzó a caminar. Al principio lo hacía a paso lento, para asegurarse de que le seguía el ritmo. Pero a medida que Nyx se iba acostumbrando a aquel pequeño juego, el agente comenzaba a moverse como una sombra entre pequeños callejones o patrullas de marines para tratar de darle esquinazo. Todo dependía de la perspectiva. Si Nyx entrenaba pensando en aprender el Kami-e, trataría de hacerlo deprisa, puede que bien, pero deprisa. En cambio, si pensaba que estaba haciendo algo completamente inútil, su actitud sería otra: cuando eres capaz de hacer cosas completamente inútiles, te relajas. Y ese era el principio de Kami-e.
Finalmente se detuvo frente a la vieja cantina del señor Rebb, el viejo edificio que hacía las veces de barracón improvisado de los nuevos reclutas de la Marina. Aguardó segundos hasta que Nyx finalmente le alcanzó. Miró el reloj y a continuación de reojo al iniciado y le indicó que entrara con la mano.
- Busca una mesa libre cerca de la barra, sin quitarte la bufanda. Si lo logras comenzará la segunda parte de tu entrenamiento.
Aquello, definitivamente tenía trampa. Era la hora punta de los desayunos, el local estaría como todos los días hasta arriba de marines hambrientos. Estar atento para pillar una mesa, aun con ojos, ya era todo un reto ¿Tendría Nyx los reflejos necesarios para asegurar una de las mesas cuando algunos de los clientes se marcharán?
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En cuanto he terminado de preparar mi cuerpo para el entrenamiento, se me revela que el mismo no va a ser en este lugar. Entiendo su punto, es cierto que ahora mismo hay demasiada paz y tranquilidad, pero los instructores tienden a hacer una escalada lenta y progresiva del aprendizaje, aunque al parecer, esta vez no será así... Y el caso es que me gusta, siempre he preferido los métodos drásticos y efectivos.
- ¿No hay tiempo que perder? Me gusta esa forma de hacer las cosas. Y por cierto, soy capaz de chuparme el codo desde los seis años - digo mientras la curiosidad se refleja en mis ojos - Me adaptaré al entrenamiento, veamos que tienes para ofrecerme.
Recogiendo la bufanda, me la enredo en la cabeza a la altura de los ojos, comprobando satisfecho que aún soy capaz de percibir lo que me rodea, aunque con moderada dificultad. El planteamiento que da es sencillo y bastante clásico. Si se me niega la posibilidad de apoyarme en uno de mis sentidos más importantes, aumentaré mi estado de alerta, aunque no termino de entender en que ayudara esto a lograr el Kami-e, pero él es el maestro. Al menos no es un infeliz que ha leído demasiadas obras marciales, hay quien me negaría completamente la vista, algo que en la realidad nunca ha funcionado, no al menos para algo distinto a reírse del novato que intenta desarrollar mantra sin resultado alguno.
- Puedo ver de manera borrosa. Te sigo.
Sin más dilación, comienzo a andar a su lado. Los primeros metros son bastante sencillos, después de todo, he memorizado todo el entorno que nos rodeaba antes de empezar. Unos metros más tarde, en cuanto salimos de la plaza de entrenamiento, todo empieza a complicarse. Sin perder la concentración en ningún momento, rozo hombros con algunos soldados sin llegar a chocarme, incapaz de calcular a la perfección la distancia que debo dejar con las sombras que pasan por mi lado, quienes seguramente me estén mirando con una mezcla de duda y molestia. No tropiezo con ningún desnivel, en parte debido a que las vías de Enies Lobby tienen un correcto mantenimiento, pero principalmente porque adopto mi movimiento de manera que cada paso está dirigido a evitarlos. De todos modos, no termino de "verle la gracia" a todo esto.
Cuando se detiene, trato de discernir a través de las siluetas que nos rodean, en donde nos encontramos ¿Esto es la cafetería...? Bastardo... Eso es jugar sucio.
- ¿Encontrar mesa? Ningún problema... - menciono con naturalidad, mientras un leve tic hace temblar mi ceja izquierda, sin dejar de mantener control sobre el Semei Kikan - Aunque debo verme un poco ridículo. - En realidad no es algo que me importe, cosas peores he llegado a hacer... Pero es un detalle que merece la pena ser considerado, sobre todo cuando me ha traído al lugar con más personas por metro cuadrado a estas horas.
Una vez dentro del local, lo primero que siento es el característico olor del desayuno militar flotando en el aire, lo cual me recuerda que hoy solo he desayunado una vez. Lo siguiente, el alboroto que llena mis oídos, indicando que en efecto está tan lleno como temía en un principio... No es la primera vez que me tienen como mayordomo improvisado, pero si con una venda en los ojos, casi parece el macabro juego de un Dragón Celestial.
Evitando seguir pensando en ello, meto las manos en los bolsillos y empiezo a caminar entre las mesas del local. Mantengo la atención dividida entre conservar el Semei Kikan y encontrar algún asiento libre... No, deben ser dos. Sería más fácil si pudiera ver a la perfección, por que basarme en el oído no es una opción viable con tanto ruido, no estoy tan ciego como para necesitar guiarme con el tacto, lamer a la gente queda descartado por razones obvias y el olfato para empezar nunca fue una opción real, no soy un perro. Como resultado, paso cerca de cinco minutos caminando entre las mesas, esquivando en el último instante a todo el que está a punto de estrellarse conmigo y maldiciendo por lo bajo a quienes se adelantan en tomar una mesa. El colmo llega cuando, habiendo sido lo suficiente rápido como para reclamar una mesa y estando a punto de sentarme, un marine decide que esta le pertenece, intentando empujarme para apartarme de su camino... Lo peor es que como llevo cinco minutos esquivando gente en el último momento, evito su mano casi al contacto apartándome con más facilidad de la que esperaba, momento que usa para robarme el asiento.
- Suerte para la próxima inválido - comenta entre risas, con un tono despreciable.
Un momento... ¿Inválido? Creo que puedo aprovecharme de esto.
- Que grande es la justicia Marine. Me tiro varios minutos buscando un sitio con dificultades por mi ceguera recién adquirida, y me lo quita alguien que considera que los marines sanos, tienen prioridad ante un agente con problemas... - comento en un tono lo suficientemente alto como para que, como mínimo, me escuchen todos aquellos sentados a mi alrededor. - No te preocupes, aprovecha la comida tu que puedes verla.
Me aparto mientras simulo pena, abusando de mis manos para guiarme mientras lo hago, no por que las necesite, si no para resultar mas desgraciado... Y la trifulca estalla a mis espaldas en menos que canta un gallo. Veinte segundos más tarde y aprovechando que todo el mundo tiene puesta su atención en la zona de guerra, estoy sentado en una mesa que ha quedado libre a varios pasos, y que nadie ha reclamado, a causa de no estar atentos. Hecho esto, llamo con gestos sutiles a la sombra borrosa que, por su extraño acabado en la cabeza, intuyo debe ser mi instructor.
- ¿Aquí está bien? - Me pregunto si al menos podré tomar un té.
- ¿No hay tiempo que perder? Me gusta esa forma de hacer las cosas. Y por cierto, soy capaz de chuparme el codo desde los seis años - digo mientras la curiosidad se refleja en mis ojos - Me adaptaré al entrenamiento, veamos que tienes para ofrecerme.
Recogiendo la bufanda, me la enredo en la cabeza a la altura de los ojos, comprobando satisfecho que aún soy capaz de percibir lo que me rodea, aunque con moderada dificultad. El planteamiento que da es sencillo y bastante clásico. Si se me niega la posibilidad de apoyarme en uno de mis sentidos más importantes, aumentaré mi estado de alerta, aunque no termino de entender en que ayudara esto a lograr el Kami-e, pero él es el maestro. Al menos no es un infeliz que ha leído demasiadas obras marciales, hay quien me negaría completamente la vista, algo que en la realidad nunca ha funcionado, no al menos para algo distinto a reírse del novato que intenta desarrollar mantra sin resultado alguno.
- Puedo ver de manera borrosa. Te sigo.
Sin más dilación, comienzo a andar a su lado. Los primeros metros son bastante sencillos, después de todo, he memorizado todo el entorno que nos rodeaba antes de empezar. Unos metros más tarde, en cuanto salimos de la plaza de entrenamiento, todo empieza a complicarse. Sin perder la concentración en ningún momento, rozo hombros con algunos soldados sin llegar a chocarme, incapaz de calcular a la perfección la distancia que debo dejar con las sombras que pasan por mi lado, quienes seguramente me estén mirando con una mezcla de duda y molestia. No tropiezo con ningún desnivel, en parte debido a que las vías de Enies Lobby tienen un correcto mantenimiento, pero principalmente porque adopto mi movimiento de manera que cada paso está dirigido a evitarlos. De todos modos, no termino de "verle la gracia" a todo esto.
Cuando se detiene, trato de discernir a través de las siluetas que nos rodean, en donde nos encontramos ¿Esto es la cafetería...? Bastardo... Eso es jugar sucio.
- ¿Encontrar mesa? Ningún problema... - menciono con naturalidad, mientras un leve tic hace temblar mi ceja izquierda, sin dejar de mantener control sobre el Semei Kikan - Aunque debo verme un poco ridículo. - En realidad no es algo que me importe, cosas peores he llegado a hacer... Pero es un detalle que merece la pena ser considerado, sobre todo cuando me ha traído al lugar con más personas por metro cuadrado a estas horas.
Una vez dentro del local, lo primero que siento es el característico olor del desayuno militar flotando en el aire, lo cual me recuerda que hoy solo he desayunado una vez. Lo siguiente, el alboroto que llena mis oídos, indicando que en efecto está tan lleno como temía en un principio... No es la primera vez que me tienen como mayordomo improvisado, pero si con una venda en los ojos, casi parece el macabro juego de un Dragón Celestial.
Evitando seguir pensando en ello, meto las manos en los bolsillos y empiezo a caminar entre las mesas del local. Mantengo la atención dividida entre conservar el Semei Kikan y encontrar algún asiento libre... No, deben ser dos. Sería más fácil si pudiera ver a la perfección, por que basarme en el oído no es una opción viable con tanto ruido, no estoy tan ciego como para necesitar guiarme con el tacto, lamer a la gente queda descartado por razones obvias y el olfato para empezar nunca fue una opción real, no soy un perro. Como resultado, paso cerca de cinco minutos caminando entre las mesas, esquivando en el último instante a todo el que está a punto de estrellarse conmigo y maldiciendo por lo bajo a quienes se adelantan en tomar una mesa. El colmo llega cuando, habiendo sido lo suficiente rápido como para reclamar una mesa y estando a punto de sentarme, un marine decide que esta le pertenece, intentando empujarme para apartarme de su camino... Lo peor es que como llevo cinco minutos esquivando gente en el último momento, evito su mano casi al contacto apartándome con más facilidad de la que esperaba, momento que usa para robarme el asiento.
- Suerte para la próxima inválido - comenta entre risas, con un tono despreciable.
Un momento... ¿Inválido? Creo que puedo aprovecharme de esto.
- Que grande es la justicia Marine. Me tiro varios minutos buscando un sitio con dificultades por mi ceguera recién adquirida, y me lo quita alguien que considera que los marines sanos, tienen prioridad ante un agente con problemas... - comento en un tono lo suficientemente alto como para que, como mínimo, me escuchen todos aquellos sentados a mi alrededor. - No te preocupes, aprovecha la comida tu que puedes verla.
Me aparto mientras simulo pena, abusando de mis manos para guiarme mientras lo hago, no por que las necesite, si no para resultar mas desgraciado... Y la trifulca estalla a mis espaldas en menos que canta un gallo. Veinte segundos más tarde y aprovechando que todo el mundo tiene puesta su atención en la zona de guerra, estoy sentado en una mesa que ha quedado libre a varios pasos, y que nadie ha reclamado, a causa de no estar atentos. Hecho esto, llamo con gestos sutiles a la sombra borrosa que, por su extraño acabado en la cabeza, intuyo debe ser mi instructor.
- ¿Aquí está bien? - Me pregunto si al menos podré tomar un té.
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Ninguno de los presentes tuvo problema en mi elección de instructor, de modo que cuando Thawne me dijo que me acercase lo hize. Extrañamente estaba relajado, pero eufórico. Desde que me había unido al Cipher Pol ansiaba dominar el Rokushiki, y ahora iba a dar un paso más para lograrlo, y sin duda el Geppou era una técnica única con muchos usos, no solo bélicos sino también cotidianos.
Al momento Thawne empezó a explicarme varios usos del Geppou y me comentó que los límites para el uso de esa habilidad los ponía yo. Todo eso ya lo había pensado en el momento que había estudiado la técnica teóricamente, pero él estaba haciendo su trabajo y nunca estaba de más repasar la teoría, así que prestaba atención a todas y cada una de sus palabras. Quizás mencionara algo que fuera de utilidad y no quería perdérmelo.
Desgraciadamente me distraje con el entrenamiento de mi compañero. Ahora estaba seguro de haber tomado la elección correcta eligiendo A Thawne como instructor. El agente Buérganor le había dado a Nyx su bufanda para que se tapara los ojos y así dificultar su vista. No sabía cómo había aprendido Dretch el Kami-e en su momento, pero una cosa estaba clara, no había sido de manera convencional. Al instante, la pareja salió de la estancia y pude volver a concentrarme. Por suerte no me perdí ninguna parte importante del discurso de Thawne, y llegué a escuchar la parte de como usar el Geppou. Nuevamente ya lo había escuchado. A lo mejor era por eso que me permitía algún despiste, pero no debía ser así, de modo que enfoqué todos mis pensamientos en el entrenamiento.
- Ninguna duda, lo tengo todo muy claro hasta ahora - dije respondiendo la pregunta de Thawne.
Al ver que tenía las cosas claras, mi superior avanzó con la explicación, siendo esta más visual. Era la primera vez que veía el Geppou y me quedé muy sorprendido. Sabía cómo funcionaba la técnica, pero verla era emocionante, y más aún pensar que iba a aprenderla. El agente dio un pequeño paseo aéreo hasta que aterrizó y mfijando su vista en mí me dijo que lo intentara. No sabía si podría lograrlo, pero sin duda lo iba a intentar.
Primero, lo más importante era mentalizarme con lo que iba a hacer. Para ello me relajé y empecé a hacer uso del Semei Kikan. Podía sentir todo mi cuerpo, cada fibra, cada célula y cada átomo. Reduje el área a mis piernas, centrándome principalmente en la planta de los pies. Supuse que era la parte más importante, y una vez hecho intenté hacer el Geppou. Di un salto con las dos piernas y, en el aire, hice el movimiento de pisar para darme impulso en el aire, tal y como había hecho de talle Thawne. No ocurrió nada y caí al suelo. Me levanté y lo volví a intentar, también sin éxito. Lo intenté varias veces más, pero el único resultado fueron rasguños y moratones en mi cuerpo debido a las caídas. Después de otra tanda de intentos se me ocurrió una cosa. Me relajé, me coloqué en posición de salto y efectué el movimiento. Cuando estaba en el aire fui a hacer el movimiento de pisar el aire, pero esta vez le añadí más fuerza al "pisotón" y me concentré aún más en el Semei Kikan de la planta de mi pie. El resultado fue diferente a lo ocurrido con anterioridad, pero no fue satisfactorio. La sensación fue como la de resbalar en el suelo acabante de fregar y me precipité de bruces contra el suelo. Aunque me hubiera comido algo de tierra, no me importó. Había logrado...algo, y un poco de tierra y hierba entre los dientes no me iba a estorbar. Así que escupí el contenido de mi boca y lo hice de la misma forma. En el aire probé a de pie, esta vez con el izquierdo, y el efecto fue muy similar. Ciertamente estaba feliz, había conseguido entender la base de la técnica, pero no era momento de celebrar. Al haber hecho algo que no fuera patear el aire porque sí me di cuenta de que no era nada fácil desarrollar la técnica completamente, así que le dije al agente que me acompañaba:
- Creo que empiezo a entender los fundamentos de la técnica, pero me está costando continuar - dije pensativo -. ¿Podrías darme un consejo o idea sobre cómo continuar? - Esto último lo dije con una sonrisa despreocupada, esperando tener un efecto positivo sobre mi instructor.
Al momento Thawne empezó a explicarme varios usos del Geppou y me comentó que los límites para el uso de esa habilidad los ponía yo. Todo eso ya lo había pensado en el momento que había estudiado la técnica teóricamente, pero él estaba haciendo su trabajo y nunca estaba de más repasar la teoría, así que prestaba atención a todas y cada una de sus palabras. Quizás mencionara algo que fuera de utilidad y no quería perdérmelo.
Desgraciadamente me distraje con el entrenamiento de mi compañero. Ahora estaba seguro de haber tomado la elección correcta eligiendo A Thawne como instructor. El agente Buérganor le había dado a Nyx su bufanda para que se tapara los ojos y así dificultar su vista. No sabía cómo había aprendido Dretch el Kami-e en su momento, pero una cosa estaba clara, no había sido de manera convencional. Al instante, la pareja salió de la estancia y pude volver a concentrarme. Por suerte no me perdí ninguna parte importante del discurso de Thawne, y llegué a escuchar la parte de como usar el Geppou. Nuevamente ya lo había escuchado. A lo mejor era por eso que me permitía algún despiste, pero no debía ser así, de modo que enfoqué todos mis pensamientos en el entrenamiento.
- Ninguna duda, lo tengo todo muy claro hasta ahora - dije respondiendo la pregunta de Thawne.
Al ver que tenía las cosas claras, mi superior avanzó con la explicación, siendo esta más visual. Era la primera vez que veía el Geppou y me quedé muy sorprendido. Sabía cómo funcionaba la técnica, pero verla era emocionante, y más aún pensar que iba a aprenderla. El agente dio un pequeño paseo aéreo hasta que aterrizó y mfijando su vista en mí me dijo que lo intentara. No sabía si podría lograrlo, pero sin duda lo iba a intentar.
Primero, lo más importante era mentalizarme con lo que iba a hacer. Para ello me relajé y empecé a hacer uso del Semei Kikan. Podía sentir todo mi cuerpo, cada fibra, cada célula y cada átomo. Reduje el área a mis piernas, centrándome principalmente en la planta de los pies. Supuse que era la parte más importante, y una vez hecho intenté hacer el Geppou. Di un salto con las dos piernas y, en el aire, hice el movimiento de pisar para darme impulso en el aire, tal y como había hecho de talle Thawne. No ocurrió nada y caí al suelo. Me levanté y lo volví a intentar, también sin éxito. Lo intenté varias veces más, pero el único resultado fueron rasguños y moratones en mi cuerpo debido a las caídas. Después de otra tanda de intentos se me ocurrió una cosa. Me relajé, me coloqué en posición de salto y efectué el movimiento. Cuando estaba en el aire fui a hacer el movimiento de pisar el aire, pero esta vez le añadí más fuerza al "pisotón" y me concentré aún más en el Semei Kikan de la planta de mi pie. El resultado fue diferente a lo ocurrido con anterioridad, pero no fue satisfactorio. La sensación fue como la de resbalar en el suelo acabante de fregar y me precipité de bruces contra el suelo. Aunque me hubiera comido algo de tierra, no me importó. Había logrado...algo, y un poco de tierra y hierba entre los dientes no me iba a estorbar. Así que escupí el contenido de mi boca y lo hice de la misma forma. En el aire probé a de pie, esta vez con el izquierdo, y el efecto fue muy similar. Ciertamente estaba feliz, había conseguido entender la base de la técnica, pero no era momento de celebrar. Al haber hecho algo que no fuera patear el aire porque sí me di cuenta de que no era nada fácil desarrollar la técnica completamente, así que le dije al agente que me acompañaba:
- Creo que empiezo a entender los fundamentos de la técnica, pero me está costando continuar - dije pensativo -. ¿Podrías darme un consejo o idea sobre cómo continuar? - Esto último lo dije con una sonrisa despreocupada, esperando tener un efecto positivo sobre mi instructor.
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Mientras explicaba a Rexair los fundamentos básicos del Geppou y su aprendizaje, Búho entregó a Nyx su bufanda para que la usara a modo de venda para los ojos y ambos abandonaron el patio caminando. No pude evitar preguntarme qué tipo de entrenamiento habría planeado mi compañero. Sabía que no era alguien que usara métodos convencionales para combatir, así que podía esperarme cualquier cosa de su forma de entrenar. Dado que no sabía a dónde iban, no tenía mucho sentido mantener un vínculo telepático con él, pues era muy probable que se alejaran más de lo que podía mantener estos.
Una vez hube concluido mi explicación y realizado una pequeña demostración sencilla sobre el uso de la técnica, procedí a observar los primeros intentos del Iniciado. El resultado fue el que esperaba, no muy diferente del que obtuve yo cuando Taiga me enseñó a utilizarla. Sin embargo, hubo un detalle que me llamó poderosamente la atención, y fue el hecho de que antes de impulsarse con el pie para tratar de elevarse, daba un pequeño salto con ambos pies. Esto, probablemente, estaría dificultando la aplicación de la fuerza suficiente, pues no era tan fácil iniciar el impulso si se partía ya desde el aire como teniendo la base de sustentación y la estabilidad que el suelo proporcionaba. No obstante, tras varios intentos logró un pequeño impulso. No hacia arriba, sino hacia delante, como si simplemente su pie resbalase sobre el aire, pero ver aquello me convenció aún más de que el Mink tenía potencial. Seguramente, si seguía esforzándose lograra dominar el Geppou y, con el tiempo, muchas más técnicas.
El propio Rexair pareció darse cuenta de que había conseguido algo que, si bien no era el Paseo Lunar, si que podía considerarse un principio. Sus ojos reflejaban una gran alegría, y al mismo tiempo ganas de progresar aún más cuando me preguntó si tenía algún consejo que le ayudase a mejorar. Manteniendo la mirada fija en sus ojos para valorar la determinación que poseía, y con un tono calmado que buscaba transmitirle seguridad y tranquilidad, le respondí:
- Así es, parece que empiezas a familiarizarte con el principio básico del Geppou. Sin embargo, hay cosas que debo comentarte. Lo primero, y lo más importante es que es mejor comenzar la técnica desde el suelo que desde el aire. Ese salto con ambos pies que das antes de iniciar el impulso no hace sino quitarte estabilidad y apoyo para empezar a elevarte. Prueba a imaginarte que tienes un escalón invisible ante ti. Pues bien, avanza un pie para imitar el gesto de subir ese escalón, y concentra energía en su planta. Después viene lo segundo que quería comentarte. Tienes que dominar esa energía mediante el Seimei Kikkan aplicándola hacia arriba, únicamente en vertical, con el objetivo de vencer la gravedad que trata de mantenerte pegado al suelo. Además debes asegurarte de que la energía empleada en este primer impulso no sea excesiva, o te desequilibrarás. Tienes que encontrar la cantidad exacta de impulso a utilizar para poder elevarte un poco, pero sin pasarte y perder el equilibrio. A efectos prácticos, al utilizar la técnica debes sentir como si pisaras con un pie el escalón invisible del que te he hablado, y pisaras con fuerza sobre él para alcanzar otro escalón superior, al que debes llegar con el pie contrario aprovechando la inercia de tu primer movimiento. Tras esto vendría el segundo impulso, que debe ser más poderoso que el primero.
En resumen, imagina que tienes delante una serie de escalones separados entre sí por varios metros, y cada uno más alto que el anterior. El Geppou simplemente consiste en utilizar el aire como tu escalera para subir y bajar por él como gustes, usando para ello tu control de los principios del Seimei Kikkan como ya te expliqué antes. ¿Qué me dices? ¿Preparado para seguir intentándolo?
Esperaba que mis consejos fuesen de utilidad al Mink. Tenía en mis manos a un Iniciado prometedor, y quería estar a su altura como maestro. Era mi deber como tal ayudarle a alcanzar el máximo de sus capacidades. Por lo tanto, si había algo que no había entendido buscaría otra forma de hacer que lo comprendiera.
Si demostraba haber captado lo que quería transmitirle y lo aplicaba, probablemente eso le sirviese para avanzar en mayor o menor medida en su dominio de la técnica. Si era así, tal vez fuese el momento de pasar al siguiente nivel.
Una vez hube concluido mi explicación y realizado una pequeña demostración sencilla sobre el uso de la técnica, procedí a observar los primeros intentos del Iniciado. El resultado fue el que esperaba, no muy diferente del que obtuve yo cuando Taiga me enseñó a utilizarla. Sin embargo, hubo un detalle que me llamó poderosamente la atención, y fue el hecho de que antes de impulsarse con el pie para tratar de elevarse, daba un pequeño salto con ambos pies. Esto, probablemente, estaría dificultando la aplicación de la fuerza suficiente, pues no era tan fácil iniciar el impulso si se partía ya desde el aire como teniendo la base de sustentación y la estabilidad que el suelo proporcionaba. No obstante, tras varios intentos logró un pequeño impulso. No hacia arriba, sino hacia delante, como si simplemente su pie resbalase sobre el aire, pero ver aquello me convenció aún más de que el Mink tenía potencial. Seguramente, si seguía esforzándose lograra dominar el Geppou y, con el tiempo, muchas más técnicas.
El propio Rexair pareció darse cuenta de que había conseguido algo que, si bien no era el Paseo Lunar, si que podía considerarse un principio. Sus ojos reflejaban una gran alegría, y al mismo tiempo ganas de progresar aún más cuando me preguntó si tenía algún consejo que le ayudase a mejorar. Manteniendo la mirada fija en sus ojos para valorar la determinación que poseía, y con un tono calmado que buscaba transmitirle seguridad y tranquilidad, le respondí:
- Así es, parece que empiezas a familiarizarte con el principio básico del Geppou. Sin embargo, hay cosas que debo comentarte. Lo primero, y lo más importante es que es mejor comenzar la técnica desde el suelo que desde el aire. Ese salto con ambos pies que das antes de iniciar el impulso no hace sino quitarte estabilidad y apoyo para empezar a elevarte. Prueba a imaginarte que tienes un escalón invisible ante ti. Pues bien, avanza un pie para imitar el gesto de subir ese escalón, y concentra energía en su planta. Después viene lo segundo que quería comentarte. Tienes que dominar esa energía mediante el Seimei Kikkan aplicándola hacia arriba, únicamente en vertical, con el objetivo de vencer la gravedad que trata de mantenerte pegado al suelo. Además debes asegurarte de que la energía empleada en este primer impulso no sea excesiva, o te desequilibrarás. Tienes que encontrar la cantidad exacta de impulso a utilizar para poder elevarte un poco, pero sin pasarte y perder el equilibrio. A efectos prácticos, al utilizar la técnica debes sentir como si pisaras con un pie el escalón invisible del que te he hablado, y pisaras con fuerza sobre él para alcanzar otro escalón superior, al que debes llegar con el pie contrario aprovechando la inercia de tu primer movimiento. Tras esto vendría el segundo impulso, que debe ser más poderoso que el primero.
En resumen, imagina que tienes delante una serie de escalones separados entre sí por varios metros, y cada uno más alto que el anterior. El Geppou simplemente consiste en utilizar el aire como tu escalera para subir y bajar por él como gustes, usando para ello tu control de los principios del Seimei Kikkan como ya te expliqué antes. ¿Qué me dices? ¿Preparado para seguir intentándolo?
Esperaba que mis consejos fuesen de utilidad al Mink. Tenía en mis manos a un Iniciado prometedor, y quería estar a su altura como maestro. Era mi deber como tal ayudarle a alcanzar el máximo de sus capacidades. Por lo tanto, si había algo que no había entendido buscaría otra forma de hacer que lo comprendiera.
Si demostraba haber captado lo que quería transmitirle y lo aplicaba, probablemente eso le sirviese para avanzar en mayor o menor medida en su dominio de la técnica. Si era así, tal vez fuese el momento de pasar al siguiente nivel.
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Un consejo, un simple consejo y ya empezaba a notar cierta mejoría, aunque no muy elevada.
Tras verme actuar Thawne me dijo que debía empezar la técnica desde el suelo y no desde el aire. Y no solo eso, también me dijo como aplicar el Semei Kikan. Yo había estado equivocado en todo momento. Primero pensaba que al empezar la técnica en el aire me obligaría a forzar su desarrollo, pero analizándolo aún más era una chorrada, porque perdía equilibrio y estabilidad, mientras que buscaba todo lo contrario. Además, estaba el usando el Semei Kikan en la planta de mis pies, hasta ahí todo bien, pero me estaba impulsando de una forma diagonal en el aire, en vez de hacerlo verticalmente, lo que a lo mejor también me hacía perder algo de equilibrio e inercia del movimiento.
Después pensé que, si había logrado hacer algo haciendo las cosas de un modo más complicado, quizás, y solo quizás, al seguir los consejos del agente pudiera hacer todavía algo mejor. Así que cuando empezó a ponerme un ejemplo sobre escalones presté toda la atención que pude y me imaginé mentalmente estos "escalones" enfrente de mí. Teniendo una imagen mental era más sencillo y podía concentrarme más en la práctica. Haciendo caso a los consejos de Thawne me quedé en tierra y, sintiendo el Semei Kikan en la planta de mi pie derecho que había levantado, fui a impulsarme con él, imaginando que pisaba sobre un escalón para darme impulso.
Debí de haber aplicado una cantidad inadecuada de energía a la hora de impulsarme, porque sentí algo en la planta de mi pie, pero más que notar algo con lo que coger impulso, era más parecido a que mi pie se hundía en arena. Decidí probar de nuevo, esta vez intentando usar más potencia. Creo que llegué a pasarme, porque al hacerlo noté algo más sólido, pero rápidamente perdí el equilibrio y caí de culo contra el suelo. Me saldría otro cardenal, pero no me importaba. Cuantas más veces practicara, antes llegaría al punto ideal de fuerza que usar para saltar y coger impulso. Así que lo volví a hacer varias veces más, consiguiendo cada vez acercarme más a mi objetivo. Después de unos diez intentos logré saltar levemente en el aire, aunque no fueron más que unos centímetros. Realmente no sabía si podía repetirlo, pero alegremente le dije a mi instructor:
- Acabo de dar un salto, aunque no muy grande. Es un buen avance, ¿no?
Tras verme actuar Thawne me dijo que debía empezar la técnica desde el suelo y no desde el aire. Y no solo eso, también me dijo como aplicar el Semei Kikan. Yo había estado equivocado en todo momento. Primero pensaba que al empezar la técnica en el aire me obligaría a forzar su desarrollo, pero analizándolo aún más era una chorrada, porque perdía equilibrio y estabilidad, mientras que buscaba todo lo contrario. Además, estaba el usando el Semei Kikan en la planta de mis pies, hasta ahí todo bien, pero me estaba impulsando de una forma diagonal en el aire, en vez de hacerlo verticalmente, lo que a lo mejor también me hacía perder algo de equilibrio e inercia del movimiento.
Después pensé que, si había logrado hacer algo haciendo las cosas de un modo más complicado, quizás, y solo quizás, al seguir los consejos del agente pudiera hacer todavía algo mejor. Así que cuando empezó a ponerme un ejemplo sobre escalones presté toda la atención que pude y me imaginé mentalmente estos "escalones" enfrente de mí. Teniendo una imagen mental era más sencillo y podía concentrarme más en la práctica. Haciendo caso a los consejos de Thawne me quedé en tierra y, sintiendo el Semei Kikan en la planta de mi pie derecho que había levantado, fui a impulsarme con él, imaginando que pisaba sobre un escalón para darme impulso.
Debí de haber aplicado una cantidad inadecuada de energía a la hora de impulsarme, porque sentí algo en la planta de mi pie, pero más que notar algo con lo que coger impulso, era más parecido a que mi pie se hundía en arena. Decidí probar de nuevo, esta vez intentando usar más potencia. Creo que llegué a pasarme, porque al hacerlo noté algo más sólido, pero rápidamente perdí el equilibrio y caí de culo contra el suelo. Me saldría otro cardenal, pero no me importaba. Cuantas más veces practicara, antes llegaría al punto ideal de fuerza que usar para saltar y coger impulso. Así que lo volví a hacer varias veces más, consiguiendo cada vez acercarme más a mi objetivo. Después de unos diez intentos logré saltar levemente en el aire, aunque no fueron más que unos centímetros. Realmente no sabía si podía repetirlo, pero alegremente le dije a mi instructor:
- Acabo de dar un salto, aunque no muy grande. Es un buen avance, ¿no?
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Cuando Dretch retó a Nyx a encontrar una mesa libre en aquellas condiciones estaba totalmente confiando de que le llevaría bastante tiempo, por lo que sabía que podría relajarse durante algunos minutos. El agente suspiró. Aunque Nyx no comprendiera lo que debía hacer, o porque debía hacerlo, su expresión debería de haber sido de fascinada atención, reflejando cierta fe en que todo lo que le ordenase él tendría su adecuada explicación. Sin embargo, Dretch no se había molestad en hacer ninguna aclaración sobre a sus pequeños juegos.
Mientras el iniciado pululaba libremente por el establecimiento, aprovechó para pedirse algo de desayunar. Allí coincidió con el señor Rebb, un viejecillo de lo más peculiar. La conversación fluyó de lo más natural entre dos personas que, pese a la diferencia de edad, pronto encontraron muchas características en común: sobre todo, un amor incondicional por la belleza y el arte, además de una tolerancia natural por todo lo diferente.
“La vida de este hombre está repleta de grandes historias” – pensó, mientras recogía su café, una tostada y cerca de una veintena de vasos de plástico y varias botellas de agua.
Para cuando le dio la espalda a la barra, se encontró con toda una trifulca en ciernes. Su ojo sano se posó sobre Nyx que finalmente se había hecho con una mesa y, a juzgar por su sonrisa, no había supuesto un gran desafío.
Tras unos segundos, se sentó en la mesa junto al iniciado. No sin antes levantar una ceja y mirar de reojo el espectáculo que se había montado a su alrededor
- Nada mal – le concedió – No sé cómo lo has hecho, pero una cosa esta clara, poco a poco estas despertando tu instinto. Has conseguido mejorar tu concentración, estas un paso más cerca de aprender el Kami-e. Ya puedes quitarte la bufanda.
Acto seguido, dispuso doce de los veinte vasos de plástico frente al iniciado y comenzó a rellenarlos lenta y arbitrariamente con agua. Se reservó en a su derecha los seis vasos restantes y el sobrante de la última botella de agua. Se levantó entonces de la mesa y, mediante un sencillo gesto, le indicó a Nyx que se levantara.
- La siguiente fase del entrenamiento no será tan sencilla. Mantén la cabeza, los hombros y la espalda recta; flexiona ligeramente tus codos y tus rodillas – ordenó.
Poco a poco fue cogiendo los vasos y colocándolos sobre: cabeza, hombros, antebrazos, palmas de las manos, rodillas y empeine del pie. Algunas partes incluso tenían varios vasos.
- ¿Crees que serias capaz de mover una ceja sin tirar un vaso? – dijo mientras se volvía a sentar en la mesa y comenzaba a untar con mantequilla su tostada – Descubre tu centro de gravedad y comienza con movimientos lentos. El objetivo del entrenamiento es que seas capaz de moverte de una punta a la otra del local sin derramar ni una gota de agua. No es una tarea fácil y menos aún después de la que has liado con esos reclutas… Tómatelo con calma.
Mientras el iniciado pululaba libremente por el establecimiento, aprovechó para pedirse algo de desayunar. Allí coincidió con el señor Rebb, un viejecillo de lo más peculiar. La conversación fluyó de lo más natural entre dos personas que, pese a la diferencia de edad, pronto encontraron muchas características en común: sobre todo, un amor incondicional por la belleza y el arte, además de una tolerancia natural por todo lo diferente.
“La vida de este hombre está repleta de grandes historias” – pensó, mientras recogía su café, una tostada y cerca de una veintena de vasos de plástico y varias botellas de agua.
Para cuando le dio la espalda a la barra, se encontró con toda una trifulca en ciernes. Su ojo sano se posó sobre Nyx que finalmente se había hecho con una mesa y, a juzgar por su sonrisa, no había supuesto un gran desafío.
Tras unos segundos, se sentó en la mesa junto al iniciado. No sin antes levantar una ceja y mirar de reojo el espectáculo que se había montado a su alrededor
- Nada mal – le concedió – No sé cómo lo has hecho, pero una cosa esta clara, poco a poco estas despertando tu instinto. Has conseguido mejorar tu concentración, estas un paso más cerca de aprender el Kami-e. Ya puedes quitarte la bufanda.
Acto seguido, dispuso doce de los veinte vasos de plástico frente al iniciado y comenzó a rellenarlos lenta y arbitrariamente con agua. Se reservó en a su derecha los seis vasos restantes y el sobrante de la última botella de agua. Se levantó entonces de la mesa y, mediante un sencillo gesto, le indicó a Nyx que se levantara.
- La siguiente fase del entrenamiento no será tan sencilla. Mantén la cabeza, los hombros y la espalda recta; flexiona ligeramente tus codos y tus rodillas – ordenó.
Poco a poco fue cogiendo los vasos y colocándolos sobre: cabeza, hombros, antebrazos, palmas de las manos, rodillas y empeine del pie. Algunas partes incluso tenían varios vasos.
- ¿Crees que serias capaz de mover una ceja sin tirar un vaso? – dijo mientras se volvía a sentar en la mesa y comenzaba a untar con mantequilla su tostada – Descubre tu centro de gravedad y comienza con movimientos lentos. El objetivo del entrenamiento es que seas capaz de moverte de una punta a la otra del local sin derramar ni una gota de agua. No es una tarea fácil y menos aún después de la que has liado con esos reclutas… Tómatelo con calma.
Shingetsu Nyx
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Akuma no mi
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Retiro la bufanda de mis ojos y se la devuelvo. Tras ello mientras me levanto del asiento, tomo un azucarillo de la zona central de la mesa y me lo como, saboreándolo mientras escucho como el instructor empieza a describir otro de sus alocados planes. ¿Es en serio o solo intenta tomarme el pelo?
- No.
Corto sus acciones con una sola palabra, deteniéndolo cuando se dispone a ponerme los vasos encima. Empiezo a estar un poco molesto, aunque en mi rostro solo se refleja una leve sonrisa cordial.
Podría encontrarle un significado oculto al primer entrenamiento, pero este último carece de sentido. No se trata solo de que vuelva a verse algo ridículo, si no del hecho de que, llevar tantos vasos, va a hacer un efecto completamente contrario a "Reblandecer" mis movimientos, pues el cuerpo tiene que mantener una tensión constante para este tipo de ejercicios. Puedo llegar a entender el punto de encontrar el equilibrio, pero no es un equilibrio real, en el día a día no voy a caminar o a moverme como lo tengo que hacer ahora, voy a andar guardando el equilibrio central de las bebidas, no de mi propio eje. Aunque sería un gran ejercicio para mejorar el equilibrio de una princesa.
- No voy a hacer eso - repito por si no había quedado claro la primera vez - Haciéndolo solo voy a lograr rigidez física, al intentar evitar que todo se caiga. La limitación de movimientos en articulaciones es... Ridículamente alta. Acabaría desarrollando antes el Tekkai, para evitar que cualquier borracho me empujara mientras estoy expuesto, a una técnica que implique flexibilidad.
Recojo uno de los recipientes de agua, dejando su base contra la palma de mi mano. Hecho esto, lo sujeto con los dedos y empiezo a mover el vaso, pasándolo por debajo del brazo, flexionando levemente el hombro, alternando los giros de codo y muñeca hasta que, finalmente, el recipiente ha dado una vuelta completa a mi brazo sin dejar caer una sola gota, manteniendo aún en todo momento el control sobre el Semei Kikan. Es un ejercicio sencillo que hacía en Water seven como juego, nada más que un juego de niños, consistente en hacerlo cada vez más rápido hasta que uno acabara empapado. Si la que acababa empapada, era cierta chica vestida de blanco... Mucho mejor.
- Algo de este estilo podría entenderlo, quizás incluso el llevar una bandeja, o si los vasos estuvieran en mi cabeza y hombros - continúo diciendo como queja formal - Pero en antebrazos, muslos y pies... Limitar tanto el movimiento de las articulaciones... De todas a la vez. - suspiro con pesadez - No creo que sea una buena idea, no estoy hecho de goma. Lo que tampoco tengo, es un nivel de control sobre el Semei Kikkan tan alto, como para lograr que mis huesos puedan doblarse... Si es que eso es posible.
Soy consciente de que no conozco todos los detalles de su entrenamiento, de que quizás haya una razón oculta tras sus palabras, pero es precisamente este desconocimiento lo que me impide llevarlas a cabo. ¿Confianza ciega? No es mi cualidad más destacable, es más, ni si quiera considero que algo así pueda ser llamado cualidad. ¿Puede que su ejercicio me ayude a desarrollar el Kami-e? Quizás, pero nada me indica que esto vaya a ser así. Por ahora solo parece uno de esos viejos artistas marciales de novelas semi cómicas, en las que el ayudante aprende a bloquear golpes encerando la cubierta de un barco... Nunca me gustó ese tipo de humor.
- Disculpa si sueno brusco, pero... ¿Alguna idea que parezca no haber sido sacada de una novela juvenil?
- No.
Corto sus acciones con una sola palabra, deteniéndolo cuando se dispone a ponerme los vasos encima. Empiezo a estar un poco molesto, aunque en mi rostro solo se refleja una leve sonrisa cordial.
Podría encontrarle un significado oculto al primer entrenamiento, pero este último carece de sentido. No se trata solo de que vuelva a verse algo ridículo, si no del hecho de que, llevar tantos vasos, va a hacer un efecto completamente contrario a "Reblandecer" mis movimientos, pues el cuerpo tiene que mantener una tensión constante para este tipo de ejercicios. Puedo llegar a entender el punto de encontrar el equilibrio, pero no es un equilibrio real, en el día a día no voy a caminar o a moverme como lo tengo que hacer ahora, voy a andar guardando el equilibrio central de las bebidas, no de mi propio eje. Aunque sería un gran ejercicio para mejorar el equilibrio de una princesa.
- No voy a hacer eso - repito por si no había quedado claro la primera vez - Haciéndolo solo voy a lograr rigidez física, al intentar evitar que todo se caiga. La limitación de movimientos en articulaciones es... Ridículamente alta. Acabaría desarrollando antes el Tekkai, para evitar que cualquier borracho me empujara mientras estoy expuesto, a una técnica que implique flexibilidad.
Recojo uno de los recipientes de agua, dejando su base contra la palma de mi mano. Hecho esto, lo sujeto con los dedos y empiezo a mover el vaso, pasándolo por debajo del brazo, flexionando levemente el hombro, alternando los giros de codo y muñeca hasta que, finalmente, el recipiente ha dado una vuelta completa a mi brazo sin dejar caer una sola gota, manteniendo aún en todo momento el control sobre el Semei Kikan. Es un ejercicio sencillo que hacía en Water seven como juego, nada más que un juego de niños, consistente en hacerlo cada vez más rápido hasta que uno acabara empapado. Si la que acababa empapada, era cierta chica vestida de blanco... Mucho mejor.
- Algo de este estilo podría entenderlo, quizás incluso el llevar una bandeja, o si los vasos estuvieran en mi cabeza y hombros - continúo diciendo como queja formal - Pero en antebrazos, muslos y pies... Limitar tanto el movimiento de las articulaciones... De todas a la vez. - suspiro con pesadez - No creo que sea una buena idea, no estoy hecho de goma. Lo que tampoco tengo, es un nivel de control sobre el Semei Kikkan tan alto, como para lograr que mis huesos puedan doblarse... Si es que eso es posible.
Soy consciente de que no conozco todos los detalles de su entrenamiento, de que quizás haya una razón oculta tras sus palabras, pero es precisamente este desconocimiento lo que me impide llevarlas a cabo. ¿Confianza ciega? No es mi cualidad más destacable, es más, ni si quiera considero que algo así pueda ser llamado cualidad. ¿Puede que su ejercicio me ayude a desarrollar el Kami-e? Quizás, pero nada me indica que esto vaya a ser así. Por ahora solo parece uno de esos viejos artistas marciales de novelas semi cómicas, en las que el ayudante aprende a bloquear golpes encerando la cubierta de un barco... Nunca me gustó ese tipo de humor.
- Disculpa si sueno brusco, pero... ¿Alguna idea que parezca no haber sido sacada de una novela juvenil?
- OFF:
- Voy a estar unos días "ausente". No lo pongo en su respectiva sección porque no es algo que me impida postear, pero lo aviso por que si puede crearme retrasos leves como este, que en lugar de responder al día, pasen dos o tres días sin contestar... más de eso no debería, y a lo mejor si consigo tiempo para llevarlo al día. Disculpadme, es por trabajo.
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Rexair escuchó con atención mis indicaciones. A juzgar por su expresión parecía estar tomando buena nota de todo cuanto decía, lo que supuso que mi opinión del mink continuase mejorando. Alguien que presta esa atención al detalle cuando una persona con más experiencia le explica algo no puede sino mejorar. Mientras tanto quien, cegado por su prepotencia, desoiga los valiosos consejos que se le ofrezcan, nunca llegará a alcanzar sus objetivos, por muy simples que estos puedan parecer. La predisposición del Iniciado para aprender era digna de elogio, y estaba seguro de que con esa actitud no tardaría en dominar el Geppou.
Una vez terminé de hablar, él se dispuso a retomar la práctica de la técnica. Demostrando que había escuchado y tenido en cuenta mis consejos, se quedó en el suelo y levantó un pie como si se dispusiera a subir un escalón. Sin embargo, el impulso no fue ni mucho menos suficiente, pues simplemente dio la sensación de que su pie caía al suelo con mayor lentitud de lo habitual, pero sin conseguir elevarse un solo milímetro.
Rexair pareció darse cuenta del fallo cometido, y en su siguiente intento la potencia utilizada fue tal que se desequilibró hacia atrás y cayó al suelo. No obstante, se levantó con presteza. Sus ojos brillaban con determinación, y parecía decidido a no cesar en su empeño hasta haber logrado su objetivo.
- Interesante, parece que Rexair no es de los que se dan por vencidos fácilmente - pensé, complacido ante lo que mis ojos veían. Alguien con mi espíritu de superación y de sacrificio no podía menos que valorar que otros estuviesen también dispuestos a esforzarse lo necesario para superar sus límites. En mi opinión, esta es una de las cualidades más importantes para cualquiera que aspire a triunfar en la vida.
Una y otra vez, el mink continuó intentando sin éxito elevarse en el aire hasta que, cuando llevaba diez o doce intentos, logró impulsarse apenas unos centímetros.
- Bien hecho, chico - pensé. No pude evitar una pequeña sonrisa de satisfacción ante aquel avance. La verdad era que le estaba cogiendo el gusto a eso de ayudar a otros a mejorar a medida que el entrenamiento avanzaba, y los progresos que poco a poco iba haciendo Rexair estaban contribuyendo a ello.
Cuando el Iniciado, orgulloso también del avance conseguido, me preguntó si iba por el buen camino, no pude más que responderle:
- Así es, Rexair. Estás en el camino adecuado. Si sigues así creo que no tardarás demasiado en dominar la técnica. - En aquel momento, mi voz volvió a tornarse firme y decidida, tratando de transmitir al mink que mis instrucciones le ayudarían a progresar. - Ahora debes centrarte en el segundo impulso, que es el que verdaderamente sirve para elevarse. Tienes que aplicar mucha más fuerza que en el primero, que realmente es más una preparación del verdadero impulso. Sin embargo, no debes olvidarte en ningún momento de que la clave de esta técnica es el equilibrio. Tienes que ser capaz de modificar progresivamente tu centro de gravedad de forma que se adapte a tus movimientos, e ir poco a poco cambiando tu posición corporal en función de hacia dónde quieras moverte. La rigidez solo te limitará y dificultará la consecución de tu objetivo. Para ello, mediante el Seimei Kikkan no solo debes dirigir tu energía a las plantas de tus pies, sino que también has de dejar tu cuerpo relajado, de forma que aproveche y favorezca la inercia de tus impulsos. Tienes que ser una brizna de hierba movida por el viento, no una rígida rama que cae al suelo fruto de la gravedad ¿Entiendes lo que trato de decirte?
Esperaba que Rexair comprendiera y aplicara mi explicación con la misma habilidad y decisión con que lo había hecho hasta ahora. Si era así seguramente estaría considerablemente más cerca de dominar el Geppou, y ya solo quedaría obligarle a ejecutarlo bajo presión.
Una vez terminé de hablar, él se dispuso a retomar la práctica de la técnica. Demostrando que había escuchado y tenido en cuenta mis consejos, se quedó en el suelo y levantó un pie como si se dispusiera a subir un escalón. Sin embargo, el impulso no fue ni mucho menos suficiente, pues simplemente dio la sensación de que su pie caía al suelo con mayor lentitud de lo habitual, pero sin conseguir elevarse un solo milímetro.
Rexair pareció darse cuenta del fallo cometido, y en su siguiente intento la potencia utilizada fue tal que se desequilibró hacia atrás y cayó al suelo. No obstante, se levantó con presteza. Sus ojos brillaban con determinación, y parecía decidido a no cesar en su empeño hasta haber logrado su objetivo.
- Interesante, parece que Rexair no es de los que se dan por vencidos fácilmente - pensé, complacido ante lo que mis ojos veían. Alguien con mi espíritu de superación y de sacrificio no podía menos que valorar que otros estuviesen también dispuestos a esforzarse lo necesario para superar sus límites. En mi opinión, esta es una de las cualidades más importantes para cualquiera que aspire a triunfar en la vida.
Una y otra vez, el mink continuó intentando sin éxito elevarse en el aire hasta que, cuando llevaba diez o doce intentos, logró impulsarse apenas unos centímetros.
- Bien hecho, chico - pensé. No pude evitar una pequeña sonrisa de satisfacción ante aquel avance. La verdad era que le estaba cogiendo el gusto a eso de ayudar a otros a mejorar a medida que el entrenamiento avanzaba, y los progresos que poco a poco iba haciendo Rexair estaban contribuyendo a ello.
Cuando el Iniciado, orgulloso también del avance conseguido, me preguntó si iba por el buen camino, no pude más que responderle:
- Así es, Rexair. Estás en el camino adecuado. Si sigues así creo que no tardarás demasiado en dominar la técnica. - En aquel momento, mi voz volvió a tornarse firme y decidida, tratando de transmitir al mink que mis instrucciones le ayudarían a progresar. - Ahora debes centrarte en el segundo impulso, que es el que verdaderamente sirve para elevarse. Tienes que aplicar mucha más fuerza que en el primero, que realmente es más una preparación del verdadero impulso. Sin embargo, no debes olvidarte en ningún momento de que la clave de esta técnica es el equilibrio. Tienes que ser capaz de modificar progresivamente tu centro de gravedad de forma que se adapte a tus movimientos, e ir poco a poco cambiando tu posición corporal en función de hacia dónde quieras moverte. La rigidez solo te limitará y dificultará la consecución de tu objetivo. Para ello, mediante el Seimei Kikkan no solo debes dirigir tu energía a las plantas de tus pies, sino que también has de dejar tu cuerpo relajado, de forma que aproveche y favorezca la inercia de tus impulsos. Tienes que ser una brizna de hierba movida por el viento, no una rígida rama que cae al suelo fruto de la gravedad ¿Entiendes lo que trato de decirte?
Esperaba que Rexair comprendiera y aplicara mi explicación con la misma habilidad y decisión con que lo había hecho hasta ahora. Si era así seguramente estaría considerablemente más cerca de dominar el Geppou, y ya solo quedaría obligarle a ejecutarlo bajo presión.
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