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Dretch
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El agente no pudo reprimir un suspiro, parecía que Nyx no se había tomado tan alegremente aquella última práctica. No podía juzgarle, puede que ni el mismo como iniciado la hubiese aceptado. Claro que, el nunca había tenido instructores dignos de llamarse como tal.
- ¿Así que nada de juegos? Muy bien, aunque la curva de aprendizaje será mayor – dijo mientras dejaba la tostada sobre el plato y se levantaba lentamente de su silla – El kami-e es un pilar para el resto de técnicas del rokushiki y hay muchas formas de utilizarlo. Con un entrenamiento adecuado, un ser humano es capaz de realizar piruetas y saltos increíbles con tan solo relajar su cuerpo, pero la verdadera destreza del Kami-e reside en ser capaz de ignorar limitaciones físicas como: huesos, músculos y tendones ¿Qué no habrías sido capaz de lograr si conseguías moverte a pesar de las limitaciones? Eso es algo que por desgracia ya no sabremos – dijo con un tono casi solemne.
Se bebió el café de un trago y comenzó a arremangarse las mangas de la gabardina. Dejar que se enfriara era una opción que no contemplaba.
- No todos los entrenamientos están hechos para todo el mundo. No preocupes, hay más métodos para aprender – explicó – Observa, te lo mostraré con ejemplo práctico.
“Tekkai” – pensó, mientras se cuadraba con en un gesto rápido.
Sus músculos se tensaron y paralizaron, aguantó su respiración y se dejó llevar por la situación. Un hilo de luz se abrió de repente como un espejismo de salvación en la mente del agente, como se abre el recuerdo de la vida y la libertad de un reo a punto de morir fusilado, el último fluorescente de la esperanza. Y a ese lugar inasible y sin límites concretos de su mente se aferró su espíritu de supervivencia, su voluntad de perseverar y de resistir cualquier impacto.
- Observa bien como se relaja mi cuerpo, porque solo tendrás una ocasión para tratar de replicar lo que ves.
“Kami-e” – pensó esta vez.
En apenas unos instantes, la respiración del agente comenzó a ralentizarse y sus músculos a relajarse. Se sentía muy liviano, como si apenas pesara nada. Era una sensación extraña, seguía siendo dueño de su cuerpo y sin embargo no tenía ningún tipo de limitación. Parecía tan… Irreal ¿Músculos, tendones y huesos? Parecían haber desaparecido de su organismo, su cuerpo obedecía su voluntad sin importar las ordenes. Sin embargo, sus manos temblaban. Haciendo acopio de toda su concentración, Dretch había mantenido el Tekkai en las falanges de sus dedos. Finalmente, con gran esfuerzo, cerró sus puños dejando únicamente sus dedos índices extendidos.
Casi como si se tratara de un látigo, lanzó su mano derecha hacia el vasos de plástico con el que Nyx jugueteaba. El vaso fue perforado con una facilidad asombrosa, tanto fue así que no salio disparado de su cuerpo, sino que actuó a modo de grifo derramando parte del agua sobre el uniforme del agente.
- ¡Bang! – exclamó con gesto de dolor, como si se tratará de otro juego - ¿A que estas esperando? Intenta replicar lo que has visto. Y créeme, mas te vale empezar a esquivar rápido porque tu eres el siguiente blanco.
Dicho aquello, comenzó su asalto sin cuartel contra el iniciado. Sus brazos iban y venían mientras trataba de agujerear al iniciado en cualquier parte de su cuerpo. Y aunque el dolor no tenía intención de desaparecer, sus movimientos cada vez eran más rápidos y peligrosos.
- ¿Así que nada de juegos? Muy bien, aunque la curva de aprendizaje será mayor – dijo mientras dejaba la tostada sobre el plato y se levantaba lentamente de su silla – El kami-e es un pilar para el resto de técnicas del rokushiki y hay muchas formas de utilizarlo. Con un entrenamiento adecuado, un ser humano es capaz de realizar piruetas y saltos increíbles con tan solo relajar su cuerpo, pero la verdadera destreza del Kami-e reside en ser capaz de ignorar limitaciones físicas como: huesos, músculos y tendones ¿Qué no habrías sido capaz de lograr si conseguías moverte a pesar de las limitaciones? Eso es algo que por desgracia ya no sabremos – dijo con un tono casi solemne.
Se bebió el café de un trago y comenzó a arremangarse las mangas de la gabardina. Dejar que se enfriara era una opción que no contemplaba.
- No todos los entrenamientos están hechos para todo el mundo. No preocupes, hay más métodos para aprender – explicó – Observa, te lo mostraré con ejemplo práctico.
“Tekkai” – pensó, mientras se cuadraba con en un gesto rápido.
Sus músculos se tensaron y paralizaron, aguantó su respiración y se dejó llevar por la situación. Un hilo de luz se abrió de repente como un espejismo de salvación en la mente del agente, como se abre el recuerdo de la vida y la libertad de un reo a punto de morir fusilado, el último fluorescente de la esperanza. Y a ese lugar inasible y sin límites concretos de su mente se aferró su espíritu de supervivencia, su voluntad de perseverar y de resistir cualquier impacto.
- Observa bien como se relaja mi cuerpo, porque solo tendrás una ocasión para tratar de replicar lo que ves.
“Kami-e” – pensó esta vez.
En apenas unos instantes, la respiración del agente comenzó a ralentizarse y sus músculos a relajarse. Se sentía muy liviano, como si apenas pesara nada. Era una sensación extraña, seguía siendo dueño de su cuerpo y sin embargo no tenía ningún tipo de limitación. Parecía tan… Irreal ¿Músculos, tendones y huesos? Parecían haber desaparecido de su organismo, su cuerpo obedecía su voluntad sin importar las ordenes. Sin embargo, sus manos temblaban. Haciendo acopio de toda su concentración, Dretch había mantenido el Tekkai en las falanges de sus dedos. Finalmente, con gran esfuerzo, cerró sus puños dejando únicamente sus dedos índices extendidos.
Casi como si se tratara de un látigo, lanzó su mano derecha hacia el vasos de plástico con el que Nyx jugueteaba. El vaso fue perforado con una facilidad asombrosa, tanto fue así que no salio disparado de su cuerpo, sino que actuó a modo de grifo derramando parte del agua sobre el uniforme del agente.
- ¡Bang! – exclamó con gesto de dolor, como si se tratará de otro juego - ¿A que estas esperando? Intenta replicar lo que has visto. Y créeme, mas te vale empezar a esquivar rápido porque tu eres el siguiente blanco.
Dicho aquello, comenzó su asalto sin cuartel contra el iniciado. Sus brazos iban y venían mientras trataba de agujerear al iniciado en cualquier parte de su cuerpo. Y aunque el dolor no tenía intención de desaparecer, sus movimientos cada vez eran más rápidos y peligrosos.
Shingetsu Nyx
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Creo que no ha quedado claro un aspecto de mi queja. No es que dudara que, a la larga, un ejercicio de cero movilidad pudiera hacerme alcanzar mayor flexibilidad... Lo que dudaba era que, sin las condiciones adecuadas, no fuera a lesionarme o a desarrollar una técnica distinta antes de la deseada. Quizás en un ambiente más tranquilo habría sido posible, pero con todo el mundo rodeándonos... Habría estado más centrado en endurecer mi cuerpo ante los impactos, para evitar moverme y tirar el contenido de los vasos, que en moverme flexiblemente sin tirar gota alguna.
- Te presto completa atención - susurro cuando empieza a, según parece, preparar el próximo ejercicio de entrenamiento.
Lo primero que hace es endurecer por completo su cuerpo ¿Tiene eso algo que ver con el kami-e? Que exasperarte... Aún hay demasiadas cosas que no logro entender. En cualquier caso observo todos y cada uno de sus movimientos con completa atención. Tras un nuevo recordatorio y advertencia, viene finalmente la flexibilidad... Lo primero que percibo es el estado zen que parece emitir su compostura; el torso se mueve con mayor lentitud, indicando que ahora su respiración está más pausada y controlada, su cuerpo parece estar hecho de componentes elásticos "¿Entonces si es posible doblar así los huesos?" Como respuesta evidente a mis pensamientos, el agente se dobla ante mis ojos sin limitación alguna... O bueno... Casi sin limitaciones. A la altura de sus manos, los dedos siguen completamente rígidos, y entonces.
- ¿¡Huh!? - No soy capaz de reaccionar a lo que ocurre, cuando algunos de los recipientes de agua parecen haber sido disparados por una pistola. Solo alcanzo a apartarme del reguero de agua que crean al atravesaros. - Eso ha sido peligroso.
Es lo único que alcanzo a decir antes de que empiece la siguiente parte de su "juego", antes de comenzar a esquivar sus ataques.
Salto de mi sitio en cuanto lanza uno de sus dedos con rapidez, tal y como ha hecho anteriormente con los vasos de agua. Trato de esquivar sus ataques, por el momento predecibles, posiblemente como parte de su entrenamiento, ya que alguien de su nivel podría derribarme con solo desearlo... Pero hay un problema. Mientras me concentro en eludir sus ataques, también debo mantener cuerpo y mente concentrados en el Semei Kikan, o lo que es lo mismo, procurar no solo esquivar esos golpes, si no hacerlo de una manera que, ni he sido capaz de replicar anteriormente, ni termino de comprender del todo. Al final es inevitable que, en cuanto va acelerando sus ataques, termine siendo perforado a la altura del hombro por uno de sus dedos... Y no pasa nada.
- ¿Ah...? - Mi sorpresa es evidente. Pensaba que, dado que se había leído mi ficha de agente, estaría imprimiendo sus ataques de Busoshoku Haki. No es el caso, y no puedo saber si es porque no ha caído en la cuenta o por no disponer del mismo. Seguramente sea la primera opción - Perdona, me he desconcentrado.
Es la verdad. Tras recibir el primer impacto, y al ver que el mismo no me había hecho daño alguno, he perdido mi concentración por completo, recibiendo al siguiente instante varios de sus golpes. Por suerte ninguno de estos estaba infundido con haki de armadura, o habría terminado como un gran colador. De todos modos, aprovecho la situación para "huir" del lugar, indicando a mi instructor con un gesto de cabeza que me siga. No quiero seguir peleando dentro de la taberna, me arriesgo a que me acaben poniendo otro parte disciplinario.
Una vez fuera, vuelvo a estar preparado. Respiración y pulso estables, control completo sobre el Semei Kikan... Por si acaso hago un nuevo añadido, y cerrando los ojos un instante, al volver a abrirlos, analizo con compleja precisión todo lo que me rodea (Ámbito). El objetivo no es el de poder esquivarlo con más facilidad, si no usar todo mi poder de análisis en sus propios movimientos, observar cada milímetro de los mismos e intentar replicarlos con precisión mientras lo hago, ayudado por mi capacidad de análisis.
- Estoy listo para continuar. - pronuncio con completa solemnidad... Y algo de respeto. Si ha sido capaz de golpearme varias veces, ahora que seguramente aplique el haki a sus movimientos... Tengo que estar centrado, o este entrenamiento resultará más doloroso de lo que imaginaba.
- Te presto completa atención - susurro cuando empieza a, según parece, preparar el próximo ejercicio de entrenamiento.
Lo primero que hace es endurecer por completo su cuerpo ¿Tiene eso algo que ver con el kami-e? Que exasperarte... Aún hay demasiadas cosas que no logro entender. En cualquier caso observo todos y cada uno de sus movimientos con completa atención. Tras un nuevo recordatorio y advertencia, viene finalmente la flexibilidad... Lo primero que percibo es el estado zen que parece emitir su compostura; el torso se mueve con mayor lentitud, indicando que ahora su respiración está más pausada y controlada, su cuerpo parece estar hecho de componentes elásticos "¿Entonces si es posible doblar así los huesos?" Como respuesta evidente a mis pensamientos, el agente se dobla ante mis ojos sin limitación alguna... O bueno... Casi sin limitaciones. A la altura de sus manos, los dedos siguen completamente rígidos, y entonces.
- ¿¡Huh!? - No soy capaz de reaccionar a lo que ocurre, cuando algunos de los recipientes de agua parecen haber sido disparados por una pistola. Solo alcanzo a apartarme del reguero de agua que crean al atravesaros. - Eso ha sido peligroso.
Es lo único que alcanzo a decir antes de que empiece la siguiente parte de su "juego", antes de comenzar a esquivar sus ataques.
Salto de mi sitio en cuanto lanza uno de sus dedos con rapidez, tal y como ha hecho anteriormente con los vasos de agua. Trato de esquivar sus ataques, por el momento predecibles, posiblemente como parte de su entrenamiento, ya que alguien de su nivel podría derribarme con solo desearlo... Pero hay un problema. Mientras me concentro en eludir sus ataques, también debo mantener cuerpo y mente concentrados en el Semei Kikan, o lo que es lo mismo, procurar no solo esquivar esos golpes, si no hacerlo de una manera que, ni he sido capaz de replicar anteriormente, ni termino de comprender del todo. Al final es inevitable que, en cuanto va acelerando sus ataques, termine siendo perforado a la altura del hombro por uno de sus dedos... Y no pasa nada.
- ¿Ah...? - Mi sorpresa es evidente. Pensaba que, dado que se había leído mi ficha de agente, estaría imprimiendo sus ataques de Busoshoku Haki. No es el caso, y no puedo saber si es porque no ha caído en la cuenta o por no disponer del mismo. Seguramente sea la primera opción - Perdona, me he desconcentrado.
Es la verdad. Tras recibir el primer impacto, y al ver que el mismo no me había hecho daño alguno, he perdido mi concentración por completo, recibiendo al siguiente instante varios de sus golpes. Por suerte ninguno de estos estaba infundido con haki de armadura, o habría terminado como un gran colador. De todos modos, aprovecho la situación para "huir" del lugar, indicando a mi instructor con un gesto de cabeza que me siga. No quiero seguir peleando dentro de la taberna, me arriesgo a que me acaben poniendo otro parte disciplinario.
Una vez fuera, vuelvo a estar preparado. Respiración y pulso estables, control completo sobre el Semei Kikan... Por si acaso hago un nuevo añadido, y cerrando los ojos un instante, al volver a abrirlos, analizo con compleja precisión todo lo que me rodea (Ámbito). El objetivo no es el de poder esquivarlo con más facilidad, si no usar todo mi poder de análisis en sus propios movimientos, observar cada milímetro de los mismos e intentar replicarlos con precisión mientras lo hago, ayudado por mi capacidad de análisis.
- Estoy listo para continuar. - pronuncio con completa solemnidad... Y algo de respeto. Si ha sido capaz de golpearme varias veces, ahora que seguramente aplique el haki a sus movimientos... Tengo que estar centrado, o este entrenamiento resultará más doloroso de lo que imaginaba.
Adry-sama
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Tras mi comentario, Thawne me siguió explicando parte del Geppou, exactamente lo que debía hacer tras el primer salto.
Al principio me costó entederlo, y haciendo cómo que sí, me puse a practicar lo que hasta ahora había logrado. Ese pequeño salto me inspiró para continuar, pero replicarlo no fue fácil. Al principio, al ver que mis intentos se acercaban pero no llegaban a impulsarme en el aire, pensé que se trataba de un golpe de suerte y que no volvería a hacerlo. Además de eso, tenía en mi mente las palabras de Thawne: "Tienes que ser una brizna de hierba movida por el viento, no una rígida rama que cae al suelo fruto de la gravedad".
A pesar de todo, seguía intentándolo. Había llegado muy lejos como para detenerme y habiendo pasado más dificultades en otros momentos nunca me rendí, por lo que continué, pero estaba desconcentrado. El no haber entendido del todo a Thawne hacía que no me concentrase al completo en la técnica. Ese era mi fallo, pero era lo suficientemente orgulloso como para no volver a pedirle de nuevo una explicación., de modo que opté por detenerme, sentarme en el suelo con las piernas cruzadas, cerrar los ojos, y ponerme a reflexionar.
Equilibrio, modificar centro de gravedad, relajación, ser una brizna de hierba...Todas esas palabras que habían salido de la boca de mi instructor no dejaban de taladrar mi cabeza. Me sonaban, aunque no sabía de qué, y eso me frustraba. - Piensa, Rex, piensa. Tienes la respuesta, !!ENCUÉNTRALA¡¡ - Pensé en ocasiones en las que tuviera que utilizar el equilibrio, momentos en los que necesitara estar relajado y también pensé en el movimiento de una brizna de hierba cuando la dejas caer lentamente. Cuando se piensan por separado, no parecen tener mucho sentido, pero juntas, convergían en un único significado. El Kami-e.
Lo había tenido delante de mis narices y no me daba cuenta. No por nada era importante conocer el Kami-e antes de aprender el resto de técnicas. Es clave para el desarrollo de las demás debido a las capacidades que otorga a su usuario. Capacidades que yo ya poseía y que solo tenía que utilizar adecuadamente. Una vez me di cuenta, abrí los ojos, me levanté, y en el mismo sitio que me encontraba probé la técnica. Tal y como había hecho anteriormente, golpeé el aire con mi pie, centrándome con el Semei Kikan en la planta de este y, teniendo en cuenta la fuerza que había usado en todos los intentos anteriores, aplicando la cantidad necesaria de impulso para elevarme, no sin antes visualizar los escalones imaginarios para seguir con los saltos.
Acto seguido, me encontraba en el aire. Estaba nervioso y emocionado, pero en esta ocasión no dejé que mis sentimientos me desconcentraran. Tenía una pose relajada, como si no estuviera en el aire y me encontrara paseando por un parque. Cambié mi centro de gravedad al cambiar de pie para volver a impulsarme mientras mantenía el equilibrio, y en el momento de dar el segundo golpe me puse en un estado similar al Kami-e, en el que todo fluía por mi cuerpo y este actuaba solo y de manera natural. Así pude lograr un segundo salto, mayor que el primero, pero cuando quise dar el tercero mis emociones eran demasiado desbordandes y llegué a perder levemente la concentración, perdiendo también la oportunidad de continuar con la técnica y cayendo al suelo con estrepitoso golpe. Pero me daba igual. Había logrado recrearla, y no solo eso, había averiguado el modo de hacerlo. Con esto estaba casi seguro de que podría volver a ejecutar la técnica en cualquier momento, solo me hacía falta un poco más de práctica.
Todavía estaba en un estado de éxtasis cuando le dije a Thawne:
- ¿Lo has visto? Lo he conseguido, al fin. No lo habría hecho sin tí.
Al principio me costó entederlo, y haciendo cómo que sí, me puse a practicar lo que hasta ahora había logrado. Ese pequeño salto me inspiró para continuar, pero replicarlo no fue fácil. Al principio, al ver que mis intentos se acercaban pero no llegaban a impulsarme en el aire, pensé que se trataba de un golpe de suerte y que no volvería a hacerlo. Además de eso, tenía en mi mente las palabras de Thawne: "Tienes que ser una brizna de hierba movida por el viento, no una rígida rama que cae al suelo fruto de la gravedad".
A pesar de todo, seguía intentándolo. Había llegado muy lejos como para detenerme y habiendo pasado más dificultades en otros momentos nunca me rendí, por lo que continué, pero estaba desconcentrado. El no haber entendido del todo a Thawne hacía que no me concentrase al completo en la técnica. Ese era mi fallo, pero era lo suficientemente orgulloso como para no volver a pedirle de nuevo una explicación., de modo que opté por detenerme, sentarme en el suelo con las piernas cruzadas, cerrar los ojos, y ponerme a reflexionar.
Equilibrio, modificar centro de gravedad, relajación, ser una brizna de hierba...Todas esas palabras que habían salido de la boca de mi instructor no dejaban de taladrar mi cabeza. Me sonaban, aunque no sabía de qué, y eso me frustraba. - Piensa, Rex, piensa. Tienes la respuesta, !!ENCUÉNTRALA¡¡ - Pensé en ocasiones en las que tuviera que utilizar el equilibrio, momentos en los que necesitara estar relajado y también pensé en el movimiento de una brizna de hierba cuando la dejas caer lentamente. Cuando se piensan por separado, no parecen tener mucho sentido, pero juntas, convergían en un único significado. El Kami-e.
Lo había tenido delante de mis narices y no me daba cuenta. No por nada era importante conocer el Kami-e antes de aprender el resto de técnicas. Es clave para el desarrollo de las demás debido a las capacidades que otorga a su usuario. Capacidades que yo ya poseía y que solo tenía que utilizar adecuadamente. Una vez me di cuenta, abrí los ojos, me levanté, y en el mismo sitio que me encontraba probé la técnica. Tal y como había hecho anteriormente, golpeé el aire con mi pie, centrándome con el Semei Kikan en la planta de este y, teniendo en cuenta la fuerza que había usado en todos los intentos anteriores, aplicando la cantidad necesaria de impulso para elevarme, no sin antes visualizar los escalones imaginarios para seguir con los saltos.
Acto seguido, me encontraba en el aire. Estaba nervioso y emocionado, pero en esta ocasión no dejé que mis sentimientos me desconcentraran. Tenía una pose relajada, como si no estuviera en el aire y me encontrara paseando por un parque. Cambié mi centro de gravedad al cambiar de pie para volver a impulsarme mientras mantenía el equilibrio, y en el momento de dar el segundo golpe me puse en un estado similar al Kami-e, en el que todo fluía por mi cuerpo y este actuaba solo y de manera natural. Así pude lograr un segundo salto, mayor que el primero, pero cuando quise dar el tercero mis emociones eran demasiado desbordandes y llegué a perder levemente la concentración, perdiendo también la oportunidad de continuar con la técnica y cayendo al suelo con estrepitoso golpe. Pero me daba igual. Había logrado recrearla, y no solo eso, había averiguado el modo de hacerlo. Con esto estaba casi seguro de que podría volver a ejecutar la técnica en cualquier momento, solo me hacía falta un poco más de práctica.
Todavía estaba en un estado de éxtasis cuando le dije a Thawne:
- ¿Lo has visto? Lo he conseguido, al fin. No lo habría hecho sin tí.
AEG93
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Rexair aseguró haber entendido correctamente mi explicación, aunque la sensación que me dio al observar sus primeros intentos no fue precisamente esa. No obstante, si por algún motivo no quería pedirme más ayuda debía respetar su decisión. Tal vez quisiera descubrir por sí mismo el significado de mis palabras, y si era así yo no debía interferir.
Una vez tras otra, el mink falló en sus intentos por realizar el Geppou, sin lograr avanzar más de lo que ya había hecho antes. Finalmente, en apariencia algo frustrado, se detuvo y se sentó en una posición similar a la que yo solía adoptar para meditar. -Muy bien, Rexair - pensé. La introspección y la reflexión calmada suponen una gran ayuda en el desarrollo del Seimei Kikkan y las habilidades relacionadas con éste. Relajarse, pensar con claridad y llegar a conclusiones claras que permitan a tu mente estar en paz. De esa manera resulta mucho más sencillo que el cuerpo actúe por sí mismo, sin interferencias externas, y acabe superando sus propios límites. Claro que no para todas las personas la meditación era igual de efectiva, pero si Rexair había acudido a ella significaba que lo había hecho antes. El mink era una caja de sorpresas, y por lo visto sus métodos tenían más en común con los míos de lo que parecía en un primer momento.
Observé como el Iniciado permanecía inmóvil sobre la hierba del soleado patio. De repente, algo cambió en su rostro. En ese momento abrió los ojos, se puso en pie y se dispuso a intentarlo de nuevo. Su mirada reflejaba comprensión, serenidad y decisión a partes iguales. Mi expectación creció por momentos, manteniéndome en vilo. Daba la sensación de que el mink había entendido lo que yo había querido transmitirle, y ahora íbamos a comprobar si así era.
Su primer impulso fue muy bueno, pero eso no fue ninguna sorpresa. Al fin y al cabo, ese paso ya había logrado darlo anteriormente. Sin embargo, me sorprendió muy gratamente ver cómo una vez en el aire lograba acomodar su cuerpo de forma que su centro de gravedad se adaptase a su nueva posición. Sí, definitivamente el Iniciado había captado el significado de mis palabras, no cabía duda. Su segundo impulso fue, tal y como le había dicho, más potente que el primero, de forma que fuese el que verdaderamente le sirviera para elevarse en el aire. Su ejecución fue prácticamente perfecta, y cuando lo vi estuve seguro de que Rexair iba a ser capaz de dominar el Geppou a no mucho tardar. No obstante, pareció que la emoción de verse a sí mismo realizando con éxito la técnica fue más fuerte que su concentración, y esto llevó al mink a perder el equilibrio y caer al suelo.
Aquel pequeño contratiempo carecía de importancia real, pues si seguía intentándolo cada vez le resultaría más sencillo mantenerse centrado en los movimientos necesarios para ello. Rápidamente, el entusiasta Iniciado se levantó con una expresión de gran alegría en la cara y me agradeció mi ayuda con el entrenamiento, a lo que respondí mientras le devolvía la sonrisa:
- Por mucho que mis palabras puedan haber sido de ayuda, nadie aprende una técnica tan exigente como esta sin esfuerzo, disciplina y ganas de superarse a uno mismo, Rexair. Así que no es a mí a quien debes agradecer nada, sino a tí mismo. No obstante, debo decirte que para alcanzar un verdadero dominio del Geppou debes ser capaz de realizarlo en cualquier momento, no solo cuando las condiciones del entorno sean las adecuadas. Has de ser capaz de ejecutarlo igualmente bajo presión, así que prepárate. Ahora tendrás que elevarte en el aire si quieres evitar mis ataques.
Mis ojos brillaron en aquel momento, expresando una gran determinación. Iba a asegurarme de que el control de Rexair sobre el Geppou era suficiente para que pudiese servirle en caso de apuro. De nada servía aprender a usar una técnica tan solo en ambientes calmados si cuando de verdad se necesitaba no estaba a tu disposición. Así que me lancé sobre el mink velozmente, dispuesto a atacarle. Por supuesto, no usaría toda mi fuerza. No pretendía herir ni matar a un Iniciado a mi cargo, y menos a uno tan prometedor. Buscaría golpear el suelo sobre el que Rexair se encontraba en aquel momento, de forma que pareciese que estaba yendo a por él. Probablemente sería capaz de elevarse y esquivarlo, aunque seguro que ver el estado en que quedaba el lugar donde mi puño impactaría le terminaría de convencer de que la cosa iba en serio.
Si lograba esquivar mi golpe, le seguiría por medio del Geppou lanzando puñetazos y patadas, aunque no con demasiada fuerza. Quería ver su capacidad de control de la técnica, su velocidad de reacción, y si era capaz de darse cuenta de otra de las utilidades del Geppou en combate, como era evitar una caída o un choque tras ser golpeado y salir despedido. Esperaba no dañar demasiado al mink, la verdad.
Una vez tras otra, el mink falló en sus intentos por realizar el Geppou, sin lograr avanzar más de lo que ya había hecho antes. Finalmente, en apariencia algo frustrado, se detuvo y se sentó en una posición similar a la que yo solía adoptar para meditar. -Muy bien, Rexair - pensé. La introspección y la reflexión calmada suponen una gran ayuda en el desarrollo del Seimei Kikkan y las habilidades relacionadas con éste. Relajarse, pensar con claridad y llegar a conclusiones claras que permitan a tu mente estar en paz. De esa manera resulta mucho más sencillo que el cuerpo actúe por sí mismo, sin interferencias externas, y acabe superando sus propios límites. Claro que no para todas las personas la meditación era igual de efectiva, pero si Rexair había acudido a ella significaba que lo había hecho antes. El mink era una caja de sorpresas, y por lo visto sus métodos tenían más en común con los míos de lo que parecía en un primer momento.
Observé como el Iniciado permanecía inmóvil sobre la hierba del soleado patio. De repente, algo cambió en su rostro. En ese momento abrió los ojos, se puso en pie y se dispuso a intentarlo de nuevo. Su mirada reflejaba comprensión, serenidad y decisión a partes iguales. Mi expectación creció por momentos, manteniéndome en vilo. Daba la sensación de que el mink había entendido lo que yo había querido transmitirle, y ahora íbamos a comprobar si así era.
Su primer impulso fue muy bueno, pero eso no fue ninguna sorpresa. Al fin y al cabo, ese paso ya había logrado darlo anteriormente. Sin embargo, me sorprendió muy gratamente ver cómo una vez en el aire lograba acomodar su cuerpo de forma que su centro de gravedad se adaptase a su nueva posición. Sí, definitivamente el Iniciado había captado el significado de mis palabras, no cabía duda. Su segundo impulso fue, tal y como le había dicho, más potente que el primero, de forma que fuese el que verdaderamente le sirviera para elevarse en el aire. Su ejecución fue prácticamente perfecta, y cuando lo vi estuve seguro de que Rexair iba a ser capaz de dominar el Geppou a no mucho tardar. No obstante, pareció que la emoción de verse a sí mismo realizando con éxito la técnica fue más fuerte que su concentración, y esto llevó al mink a perder el equilibrio y caer al suelo.
Aquel pequeño contratiempo carecía de importancia real, pues si seguía intentándolo cada vez le resultaría más sencillo mantenerse centrado en los movimientos necesarios para ello. Rápidamente, el entusiasta Iniciado se levantó con una expresión de gran alegría en la cara y me agradeció mi ayuda con el entrenamiento, a lo que respondí mientras le devolvía la sonrisa:
- Por mucho que mis palabras puedan haber sido de ayuda, nadie aprende una técnica tan exigente como esta sin esfuerzo, disciplina y ganas de superarse a uno mismo, Rexair. Así que no es a mí a quien debes agradecer nada, sino a tí mismo. No obstante, debo decirte que para alcanzar un verdadero dominio del Geppou debes ser capaz de realizarlo en cualquier momento, no solo cuando las condiciones del entorno sean las adecuadas. Has de ser capaz de ejecutarlo igualmente bajo presión, así que prepárate. Ahora tendrás que elevarte en el aire si quieres evitar mis ataques.
Mis ojos brillaron en aquel momento, expresando una gran determinación. Iba a asegurarme de que el control de Rexair sobre el Geppou era suficiente para que pudiese servirle en caso de apuro. De nada servía aprender a usar una técnica tan solo en ambientes calmados si cuando de verdad se necesitaba no estaba a tu disposición. Así que me lancé sobre el mink velozmente, dispuesto a atacarle. Por supuesto, no usaría toda mi fuerza. No pretendía herir ni matar a un Iniciado a mi cargo, y menos a uno tan prometedor. Buscaría golpear el suelo sobre el que Rexair se encontraba en aquel momento, de forma que pareciese que estaba yendo a por él. Probablemente sería capaz de elevarse y esquivarlo, aunque seguro que ver el estado en que quedaba el lugar donde mi puño impactaría le terminaría de convencer de que la cosa iba en serio.
Si lograba esquivar mi golpe, le seguiría por medio del Geppou lanzando puñetazos y patadas, aunque no con demasiada fuerza. Quería ver su capacidad de control de la técnica, su velocidad de reacción, y si era capaz de darse cuenta de otra de las utilidades del Geppou en combate, como era evitar una caída o un choque tras ser golpeado y salir despedido. Esperaba no dañar demasiado al mink, la verdad.
Dretch
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fuerza
Fortaleza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Saberes
Akuma no mi
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Después de varios intentos patéticos e infructuosos, se cansó de ponerse en evidencia. Algo no iba bien. Desde que le había arrojado aquel vaso de agua sobre su uniforme algo había cambiado. En una de sus manos, la izquierda, comenzó a sentir un extraño picor. Al principio no le dio mayor importancia, pues creía que era algún tipo de mecanismo de auto supervivencia; le daba la impresión de que su cuerpo trataba de rebelarse ante el perfeccionamiento shigan. Puede que en aquel momento una persona normal hubiera frenado la práctica, pero Dretch sabía demasiado bien que así era como se superaban los limites humanos y mientras sus huesos no se astillarán no había peligro alguno.
¡Que iluso había sido!
El picor se transformó en dolor y el dolor en agonía. Cada vez que impactaba sobre el cuerpo de Nyx, lejos de dañar al iniciado, podía sentir como si una bola de fuego se adhiriera a su mano. El dolor no era nada parecido a lo que había sufrido cuando Kenmei casi lo había abrasado, parecía algo más sutil… más químico.
En un latido de corazón, dejo de intentar atacar con su siniestra y se centró únicamente en su mano derecha. Por fortuna, la gruesa cantidad de vendas que recubría su brazo hacia que de alguna mitigará los efectos de aquel intenso picor. Sin embargo ¿Cuánto aguantarían las vendas hasta que aquella también comenzará a quemarle? ¿Qué clase de instructor era aquel que no era capaz de poner en apuros a su alumno?
“Eres un fraude” – se dijo así mismo, al ver que era incapaz de poner en apuros a Nyx.
Y aunque, su primer pensamiento fue atacar con más dedos y mucho más rápido; no lo hizo. Casi guiado por su instinto, cerró su ojo sano y visualizó su objetivo. Si aquella sustancia arenosa era la causante de que fuera incapaz de golpearle, necesitaba compactarla de alguna forma. Por fortuna para él, a su espalda disponía de una mesa repleta de vasos y botellas de agua.
Finalmente, movió sus brazos al unísono hasta sus Cross Tail. De los dedales de sus sombrías manos emergieron unos hilos de color blanco, que quizás no se hubieran visto si hubieran practicado en el exterior, pero en el interior de la cantina eran perfectamente visibles. Los hilos salieron disparados hacia atrás, donde se entrelazaron formando una red que recogió todos los vasos y botellas de la mesa y finalmente os catapultó hacía su aprendiz. Con el pensamiento en mente de que, con una cantidad de agua tan minúscula no se diluiría, sino que se compactaría. Dretch volvió a endurecer las falanges de sus dedos y comenzó a remeter de nuevo con el shigan, atacando esta vez con los afilados dedales de su Cross Tails a sus extremidades, con el fin de obligarle a esquivar.
¡Que iluso había sido!
El picor se transformó en dolor y el dolor en agonía. Cada vez que impactaba sobre el cuerpo de Nyx, lejos de dañar al iniciado, podía sentir como si una bola de fuego se adhiriera a su mano. El dolor no era nada parecido a lo que había sufrido cuando Kenmei casi lo había abrasado, parecía algo más sutil… más químico.
En un latido de corazón, dejo de intentar atacar con su siniestra y se centró únicamente en su mano derecha. Por fortuna, la gruesa cantidad de vendas que recubría su brazo hacia que de alguna mitigará los efectos de aquel intenso picor. Sin embargo ¿Cuánto aguantarían las vendas hasta que aquella también comenzará a quemarle? ¿Qué clase de instructor era aquel que no era capaz de poner en apuros a su alumno?
“Eres un fraude” – se dijo así mismo, al ver que era incapaz de poner en apuros a Nyx.
Y aunque, su primer pensamiento fue atacar con más dedos y mucho más rápido; no lo hizo. Casi guiado por su instinto, cerró su ojo sano y visualizó su objetivo. Si aquella sustancia arenosa era la causante de que fuera incapaz de golpearle, necesitaba compactarla de alguna forma. Por fortuna para él, a su espalda disponía de una mesa repleta de vasos y botellas de agua.
Finalmente, movió sus brazos al unísono hasta sus Cross Tail. De los dedales de sus sombrías manos emergieron unos hilos de color blanco, que quizás no se hubieran visto si hubieran practicado en el exterior, pero en el interior de la cantina eran perfectamente visibles. Los hilos salieron disparados hacia atrás, donde se entrelazaron formando una red que recogió todos los vasos y botellas de la mesa y finalmente os catapultó hacía su aprendiz. Con el pensamiento en mente de que, con una cantidad de agua tan minúscula no se diluiría, sino que se compactaría. Dretch volvió a endurecer las falanges de sus dedos y comenzó a remeter de nuevo con el shigan, atacando esta vez con los afilados dedales de su Cross Tails a sus extremidades, con el fin de obligarle a esquivar.
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Parece detenerse por un instante, dudando si debería continuar el ataque... ¿Es mera consideración o hay algo más detrás de su respuesta física? "¿Podría ser que ciertamente no domine el Haki...? No... Debo ser precavido, o volveré a mi litera hecho un colador." Mi norma es no subestimar nunca a mi oponente, sobre todo cuando este es un agente de mayor rango. Podría estar jugando con mis expectativas.
- ¿No crees que eso es excesivo?
He sido incapaz de evitarlo. Le he visto lanzar algo parecido a hilos a todos los recipientes líquidos a nuestro alrededor, y tras ello tirármelos encima. Ahora estoy empapado de pies a cabeza, aunque no termino de entender su motivación.
Actualmente tengo un serio problema al mezclar mi logia con agua. No anula mis poderes, y tampoco hay problema alguno al lavarme o beberla, pero... Digamos que si la junto con mi estado activo, las cosas se calientan, químicamente hablando y termina resultando bastante molesto. Claro que resulta peor para los demás si esta reacción ocurre directamente sobre su piel, pues en mi caso no puedo sufrir quemaduras químicas a causa de mi propio elemento, de ahí mi falta de comprensión a su gesto.
Antes de que pueda seguir planteándome la razón detrás de sus intenciones, lanza una nueva tanda de ataques. Cada uno de ellos va cargado con claras intenciones de herirme, así que empiezo a esquivarlos llevado por mi instinto de supervivencia. De nuevo, al principio parece relativamente sencillo apartarme de la trayectoria de sus ataques, quizás porque empiezo a ser capaz de mantener el estado "zen" de mi Seimei Kikan sin demasiado esfuerzo. Gracias a ello soy capaz de reaccionar con más facilidad a sus ataques, pero claro... El sigue siendo más rápido y fuerte que yo, de modo que sus ataques cada vez están más cerca de golpearme.
Ya no se trata de ser lo suficientemente ágil. Pasados unos pocos segundos, si me muevo hacia un lado, su ataque se dirige exactamente al centro de mi eje, obligándome a tirarme al suelo y rodar para evitar las siguientes acometidas. Debo empezar a ser capaz de doblarme como él lo ha hecho hace unos segundos, o de lo contrario, si sigue aumentando la velocidad de su ataque, empezará a alcanzarme sin remedio.
- ¡Mierda! ¿¡Eres del tipo que intenta meter los dedos en el húmedo y caliente cuerpo de sus inferiores en la escala de mando!? - comento mientras intento de esquivar desesperadamente su siguiente ataque, simulando estar completamente aterrado. Probablemente se enfade, pero ser un bocazas es parte de mi esencia, y quizás aumentar su nivel de ira me intimide lo suficiente como para que mi cuerpo empiece a romper del todo sus límites.
Mientras tanto, sigo esquivando como puedo sus acometidas, cada vez más cercanas de alcanzarme. Tanto es así, que empieza a rozarme con sus golpes, roces que activan por instinto mi desintegración en cal viva, generando pequeños focos de calor por mi cuerpo... Esto es demasiado extraño, incómodo e inquietante, pero irónicamente resulta ser el impulso extra que necesito para empezar a esquivar con mayor gracilidad, sorprendiéndome al notar como mi torso se curva ligeramente de una manera extraña para esquivar un golpe que, de otra manera, habría resultado imposible evitar. Parece que estoy cerca de dominar la técnica.
- ¿No crees que eso es excesivo?
He sido incapaz de evitarlo. Le he visto lanzar algo parecido a hilos a todos los recipientes líquidos a nuestro alrededor, y tras ello tirármelos encima. Ahora estoy empapado de pies a cabeza, aunque no termino de entender su motivación.
Actualmente tengo un serio problema al mezclar mi logia con agua. No anula mis poderes, y tampoco hay problema alguno al lavarme o beberla, pero... Digamos que si la junto con mi estado activo, las cosas se calientan, químicamente hablando y termina resultando bastante molesto. Claro que resulta peor para los demás si esta reacción ocurre directamente sobre su piel, pues en mi caso no puedo sufrir quemaduras químicas a causa de mi propio elemento, de ahí mi falta de comprensión a su gesto.
Antes de que pueda seguir planteándome la razón detrás de sus intenciones, lanza una nueva tanda de ataques. Cada uno de ellos va cargado con claras intenciones de herirme, así que empiezo a esquivarlos llevado por mi instinto de supervivencia. De nuevo, al principio parece relativamente sencillo apartarme de la trayectoria de sus ataques, quizás porque empiezo a ser capaz de mantener el estado "zen" de mi Seimei Kikan sin demasiado esfuerzo. Gracias a ello soy capaz de reaccionar con más facilidad a sus ataques, pero claro... El sigue siendo más rápido y fuerte que yo, de modo que sus ataques cada vez están más cerca de golpearme.
Ya no se trata de ser lo suficientemente ágil. Pasados unos pocos segundos, si me muevo hacia un lado, su ataque se dirige exactamente al centro de mi eje, obligándome a tirarme al suelo y rodar para evitar las siguientes acometidas. Debo empezar a ser capaz de doblarme como él lo ha hecho hace unos segundos, o de lo contrario, si sigue aumentando la velocidad de su ataque, empezará a alcanzarme sin remedio.
- ¡Mierda! ¿¡Eres del tipo que intenta meter los dedos en el húmedo y caliente cuerpo de sus inferiores en la escala de mando!? - comento mientras intento de esquivar desesperadamente su siguiente ataque, simulando estar completamente aterrado. Probablemente se enfade, pero ser un bocazas es parte de mi esencia, y quizás aumentar su nivel de ira me intimide lo suficiente como para que mi cuerpo empiece a romper del todo sus límites.
Mientras tanto, sigo esquivando como puedo sus acometidas, cada vez más cercanas de alcanzarme. Tanto es así, que empieza a rozarme con sus golpes, roces que activan por instinto mi desintegración en cal viva, generando pequeños focos de calor por mi cuerpo... Esto es demasiado extraño, incómodo e inquietante, pero irónicamente resulta ser el impulso extra que necesito para empezar a esquivar con mayor gracilidad, sorprendiéndome al notar como mi torso se curva ligeramente de una manera extraña para esquivar un golpe que, de otra manera, habría resultado imposible evitar. Parece que estoy cerca de dominar la técnica.
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Las palabras de Thawne me reconfortaron, pero solo hasta cierto punto. Sin duda ahora vendría lo peor. Sabía que en algún momento tendría que empezar a realizar el Geppou bajo situaciones adversas, pero nunca pensé que fuera tan rápido. En un abrir y cerrar de ojos el puño de Thawne se encontraba próximo a mi persona. Mi primera reacción fue saltar dar una voltereta en el aire y situarme unos cuantos pasos detrás mi posición. Ahora en el suelo, sonde antes estaba yo situado, se encontraba un agujero que mi instructor había abierto con su propio puño. Esto resultaba en parte terrorífico y en parte excitante. Obviamente era peligroso, si llegaba a recibir un golpe de esa clase acabaría en mal estado, pero saber que mi instructor se preocupaba tanto de mi aprendizaje como para llegar a esos extremos me hacía querer estar a la altura de las expectativas.
Aunque había un problema. Si Thawne quería que pudiera usar la nueva técnica en circunstancias dificultosas tenía que poner bastante empeño, porque mis instintos naturales me indicarían antes que nada realizar movimientos que he practicado a lo largo de mi vida en vez de piruetas surrealistas recién aprendidas, de forma que Thawne tendría que ponerme en una situación tan precaria que mi cuerpo se viera obligado a usar esa técnica.
- Vaya, buen puñetazo. Pero si quieres obligarme a usar el Geppou, tendrás que hacerlo mejor.
Con esto quería provocar a mi instructor para que me pusiera en algún aprieto mayor y sacar a relucir mi nueva técnica. Creo que el comentario funcionó porque el agente usó su Geppou para atacarme. Usando su ventaja aérea me propinó toda clase de golpes, incluidos patadas y puñetazos clásicos. Recibí varios golpes, era de esperar, pero gracias a mi agilidad y flexibilidad, estos no resultaban demasiado contundentes y podía continuar esquivando.
En un momento dado me vi en la necesidad de usar el Kami-e para esquivar. Los golpes del calvo eran rápidos y fuertes, y no podía arriesgarme a recibir más de la cuenta. Al hacerlo continuamos una cadena en la que me atacaba y yo intentaba esquivar, siempre recibiendo algún impacto. Pero no era suficiente. Necesitaba que Thawne aumentara el ritmo para yo verme en la obligación de usar el Geppou, y así se lo hice saber.
- ¿Esto es todo de lo que eres capaz? Si no lo haces mejor, no llegarás a ver mi técnica.
Aunque había un problema. Si Thawne quería que pudiera usar la nueva técnica en circunstancias dificultosas tenía que poner bastante empeño, porque mis instintos naturales me indicarían antes que nada realizar movimientos que he practicado a lo largo de mi vida en vez de piruetas surrealistas recién aprendidas, de forma que Thawne tendría que ponerme en una situación tan precaria que mi cuerpo se viera obligado a usar esa técnica.
- Vaya, buen puñetazo. Pero si quieres obligarme a usar el Geppou, tendrás que hacerlo mejor.
Con esto quería provocar a mi instructor para que me pusiera en algún aprieto mayor y sacar a relucir mi nueva técnica. Creo que el comentario funcionó porque el agente usó su Geppou para atacarme. Usando su ventaja aérea me propinó toda clase de golpes, incluidos patadas y puñetazos clásicos. Recibí varios golpes, era de esperar, pero gracias a mi agilidad y flexibilidad, estos no resultaban demasiado contundentes y podía continuar esquivando.
En un momento dado me vi en la necesidad de usar el Kami-e para esquivar. Los golpes del calvo eran rápidos y fuertes, y no podía arriesgarme a recibir más de la cuenta. Al hacerlo continuamos una cadena en la que me atacaba y yo intentaba esquivar, siempre recibiendo algún impacto. Pero no era suficiente. Necesitaba que Thawne aumentara el ritmo para yo verme en la obligación de usar el Geppou, y así se lo hice saber.
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El mink esquivó mi primer ataque, como era de esperar, aunque por desgracia no usó el Geppou para ello. Al parecer todavía no estaba lo suficientemente familiarizado con esta técnica como para que su instinto le impulsara a utilizarla para evitar los ataques. Rexair también se dio cuenta, pues me dijo tras recobrar la posición que con eso no bastaría para obligarle a hacer uso de su recién aprendida habilidad.
Cuando yo mismo comencé a utilizar dicha técnica para golpearle desde las alturas, el Iniciado tuvo que subir su nivel de atención. Sin embargo, pese a recibir varios de mis ataques, sus movimientos iban más encaminados a esquivar mediante el Kami-e que usando el Geppou. Tras unos minutos intentándolo, quedó claro que el enfoque no estaba siendo el adecuado. Cada persona es un mundo, y un instructor debe ser capaz de identificar las necesidades de su discípulo y adaptar su método a ellas. Por lo tanto, debía cambiar de estrategia, y se me había ocurrido una que podría dar resultado.
El mink, cuando me detuve, trató de increparme para que subiese la intensidad del entrenamiento. Si yo hubiese sido su enemigo esa táctica no le habría servido para nada, pues las provocaciones no son algo que me afecte en absoluto. No obstante, tenía razón en algo: tenía que aumentar la dureza de mis métodos. La verdad era que no quería hacerle daño, pues no se trataba de un enemigo, pero se estaba mostrando como un alumno muy prometedor y, seguramente, le vendría muy bien que le presionara más. Así que decidí darle un pequeño aviso de que los juegos se habían terminado:
- De acuerdo, Rexair. Voy a subir el nivel y a tratar de obligarte a elevarte. Prepárate, esto se va a poner peligroso.
En cuanto la última de aquellas palabras terminó de salir de mi boca, activé el Soru para desplazarme hasta la posición del Iniciado sin darle tiempo para reaccionar, y ejecuté un barrido a ras de suelo con mi pierna izquierda. La potencia del ataque no sería muy alta, pues no quería lesionarle, pero mi movimiento tenía un claro objetivo: forzar a Rexair a saltar. Si no funcionaba, repetiría una y otra vez el movimiento, aumentando en cada ocasión la fuerza y velocidad del barrido, así como golpeando cada vez un par de centímetros más arriba. Esperaba que, con esto, la presión ejercida sobre el mink por mi parte fuese suficiente para forzarle a abandonar la estabilidad del suelo. De hecho, si no lo hacía era bastante probable que los repetidos golpes sobre la sus piernas acabasen por causarle una fractura o algún otro tipo de lesión, así que más le valía continuar con la progresión que llevaba hasta aquel momento si no quería pasarse un tiempo en la enfermería.
Si lograba hacerle utilizar el Geppou y ascender en el aire, yo mismo me elevaría tras él, y trataría de golpearle una y otra vez, buscando obligarle a cambiar de dirección en el aire para que su nivel de maestría con la técnica aumentara. Al mismo tiempo, yo trataría de concentrarme al máximo en mejorar también mi dominio del Paseo Lunar. Pretendía sobre todo enfocarlo en dos aspectos: por un lado, en adaptar mi posición corporal a mis movimientos, dejando mi cuerpo fluir libremente por el aire, y reduciendo así el rozamiento con este al mínimo posible. Eso seguramente me permitiría desplazarme a mayor velocidad, lo que además sería bueno para el entrenamiento de Rexair, ya que me permitiría presionarle más aún. Por otro lado, buscaría concentrar no solo mi energía en las plantas de los pies en el momento de golpear, sino también canalizar mi control sobre la vibración de las particulas mediante el Hasshoken hacia ese punto de mi cuerpo, de forma que mis "pisotones" sobre el aire creasen pequeñas ondas de choque en dirección opuesta. Seguramente en mis primeros intentos conseguiría realizar un Geppou que prácticamente no diferiría en nada del habitual, pero quizá con el tiempo lograse mejorarlo sustancialmente. Tan solo dependía de mí mismo y de mi esfuerzo.
De una forma o de otra, esperaba que el Iniciado fuese adquiriendo dominio sobre el Geppou, y que del mismo modo yo fuese siendo capaz de mejorar poco a poco, aunque fuese mínimamente, el mío.
Cuando yo mismo comencé a utilizar dicha técnica para golpearle desde las alturas, el Iniciado tuvo que subir su nivel de atención. Sin embargo, pese a recibir varios de mis ataques, sus movimientos iban más encaminados a esquivar mediante el Kami-e que usando el Geppou. Tras unos minutos intentándolo, quedó claro que el enfoque no estaba siendo el adecuado. Cada persona es un mundo, y un instructor debe ser capaz de identificar las necesidades de su discípulo y adaptar su método a ellas. Por lo tanto, debía cambiar de estrategia, y se me había ocurrido una que podría dar resultado.
El mink, cuando me detuve, trató de increparme para que subiese la intensidad del entrenamiento. Si yo hubiese sido su enemigo esa táctica no le habría servido para nada, pues las provocaciones no son algo que me afecte en absoluto. No obstante, tenía razón en algo: tenía que aumentar la dureza de mis métodos. La verdad era que no quería hacerle daño, pues no se trataba de un enemigo, pero se estaba mostrando como un alumno muy prometedor y, seguramente, le vendría muy bien que le presionara más. Así que decidí darle un pequeño aviso de que los juegos se habían terminado:
- De acuerdo, Rexair. Voy a subir el nivel y a tratar de obligarte a elevarte. Prepárate, esto se va a poner peligroso.
En cuanto la última de aquellas palabras terminó de salir de mi boca, activé el Soru para desplazarme hasta la posición del Iniciado sin darle tiempo para reaccionar, y ejecuté un barrido a ras de suelo con mi pierna izquierda. La potencia del ataque no sería muy alta, pues no quería lesionarle, pero mi movimiento tenía un claro objetivo: forzar a Rexair a saltar. Si no funcionaba, repetiría una y otra vez el movimiento, aumentando en cada ocasión la fuerza y velocidad del barrido, así como golpeando cada vez un par de centímetros más arriba. Esperaba que, con esto, la presión ejercida sobre el mink por mi parte fuese suficiente para forzarle a abandonar la estabilidad del suelo. De hecho, si no lo hacía era bastante probable que los repetidos golpes sobre la sus piernas acabasen por causarle una fractura o algún otro tipo de lesión, así que más le valía continuar con la progresión que llevaba hasta aquel momento si no quería pasarse un tiempo en la enfermería.
Si lograba hacerle utilizar el Geppou y ascender en el aire, yo mismo me elevaría tras él, y trataría de golpearle una y otra vez, buscando obligarle a cambiar de dirección en el aire para que su nivel de maestría con la técnica aumentara. Al mismo tiempo, yo trataría de concentrarme al máximo en mejorar también mi dominio del Paseo Lunar. Pretendía sobre todo enfocarlo en dos aspectos: por un lado, en adaptar mi posición corporal a mis movimientos, dejando mi cuerpo fluir libremente por el aire, y reduciendo así el rozamiento con este al mínimo posible. Eso seguramente me permitiría desplazarme a mayor velocidad, lo que además sería bueno para el entrenamiento de Rexair, ya que me permitiría presionarle más aún. Por otro lado, buscaría concentrar no solo mi energía en las plantas de los pies en el momento de golpear, sino también canalizar mi control sobre la vibración de las particulas mediante el Hasshoken hacia ese punto de mi cuerpo, de forma que mis "pisotones" sobre el aire creasen pequeñas ondas de choque en dirección opuesta. Seguramente en mis primeros intentos conseguiría realizar un Geppou que prácticamente no diferiría en nada del habitual, pero quizá con el tiempo lograse mejorarlo sustancialmente. Tan solo dependía de mí mismo y de mi esfuerzo.
De una forma o de otra, esperaba que el Iniciado fuese adquiriendo dominio sobre el Geppou, y que del mismo modo yo fuese siendo capaz de mejorar poco a poco, aunque fuese mínimamente, el mío.
Dretch
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Dretch estaba agitado. El sudor le corría por la espalda y la camisa se le había pegado al cuerpo. No sabía de qué demonios estaba hecho Nyx, pero si sabía una cosa. Aquellas habilidades no eran propias de un humano común ¿Seria Shingetsu Nyx uno de esos extraños usuarios que poseían la capacidad de convertir sus cuerpos en entidades intangibles? Había escuchado rumores sobre algunos agentes, como Kusanagi. Pero nunca había visto una de aquellas misteriosas frutas en acción. Intrigado, aun se preguntaba cuál sería su elemento natural.
Por fortuna aquello no era más que un entrenamiento rutinario, pero de haber sido un combate real… Le daba miedo pensar las dificultades que habría tenido que sufrir para superar aquella defensa elemental. Su modesta fruta paramecia no era ni de lejos tan versátil y, como hacía ya mucho tiempo se temía, no tenía un control real sobre la misma.
“La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en quien menos lo espera” – se dijo así mismo sin molestarse en ocultar la ironía.
Al menos Nyx se había percatado de la incapacidad del agente para hacerle daño de manera efectiva y había comenzado a esquivar sus ataques, aunque estos no supusieran una amenaza real. Antes de que la evaluación concluyera tendría que maquillar un poco sus notas iniciales. La Cipher Pol no valoraba la debilidad ni la indulgencia en sus estándares de calidad. Sin embargo, el representaba a Dretch Buerganor y no a la Cipher Pol.
Dretch siguió atacando aleatoriamente con su sigan, esta vez tratando de acorralarlo contra varios grupos de marines. Los cuales se habían percatado de su estúpida pelea y comenzaban a irritarse. Hasta tal punto que finalmente irrumpieron en el entrenamiento tratando de apresar a ambos agentes.
Por fortuna aquello no era más que un entrenamiento rutinario, pero de haber sido un combate real… Le daba miedo pensar las dificultades que habría tenido que sufrir para superar aquella defensa elemental. Su modesta fruta paramecia no era ni de lejos tan versátil y, como hacía ya mucho tiempo se temía, no tenía un control real sobre la misma.
“La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en quien menos lo espera” – se dijo así mismo sin molestarse en ocultar la ironía.
Al menos Nyx se había percatado de la incapacidad del agente para hacerle daño de manera efectiva y había comenzado a esquivar sus ataques, aunque estos no supusieran una amenaza real. Antes de que la evaluación concluyera tendría que maquillar un poco sus notas iniciales. La Cipher Pol no valoraba la debilidad ni la indulgencia en sus estándares de calidad. Sin embargo, el representaba a Dretch Buerganor y no a la Cipher Pol.
Dretch siguió atacando aleatoriamente con su sigan, esta vez tratando de acorralarlo contra varios grupos de marines. Los cuales se habían percatado de su estúpida pelea y comenzaban a irritarse. Hasta tal punto que finalmente irrumpieron en el entrenamiento tratando de apresar a ambos agentes.
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Para cuando quiero darme cuenta mi cuerpo se está doblando como si fuera alguna clase de material elástico. Aún no alcanzo el nivel que me mostraba Dretch con anterioridad, pero empiezo a saber cómo replicar estos movimientos más allá del instinto. En realidad, una vez que has aprendido a sentirlo no es tan difícil. O quizás se trate sencillamente de que el joven agente ante mi es un gran instructor.
No sé en qué momento ha ocurrido, pero algunos marines se han sumado a nuestro combate. Esquivo a los primeros por puro instinto, utilizando los mismos movimientos resultantes al eludir los golpes de mi instructor. Sin embargo son demasiados, y finalmente me encuentro con la delicada tesitura en la que uno de ellos está a punto de estrellarme una botella contra la cabeza.
Normalmente intentaría dejar que pasara a través de mi cuerpo, pero la tensión del combate está en su punto más álgido. Estoy luchando con todas mis fuerzas para intentar esquivar los golpes de alguien que, al menos supuestamente, debería ser capaz de herirme en mi forma logia… Por eso cuando comprendo que ese golpe va a impactarme, mi mente no razona, no pienso algo como “es solo un soldado raso, no va a tocarme”. En su lugar, asimilo la amenaza como un peligro completamente real, un peligro demasiado próximo como para esquivarlo. Es el inicio de una serie de catastróficas desdichas que podría encadenar con mas golpes y terminar con mi cuerpo en una camilla. Un extraño escalofrío recorre mi columna vertebral, y algo que no logro entender se abre paso a zarpazos desde el interior de mi alma «Peligro». Llevado por el instinto, actúo de manera completamente contraria a la que cualquiera indicaría como correcta y golpeo la botella con mi cabeza. No siento dolor.
El cristal, que normalmente me habría herido o atravesado, estalla en decenas de pedazos contra mi frente. Y en donde debería haber una brecha abierta, solo siento el frescor y olor de la cerveza derramada con el impacto. ¿Qué acaba de pasar? *
- Eso podría haber resultado peligroso -. Comento con completa indiferencia, apartándome con el dorso de la mano gran parte del líquido que me corre por el rostro. Soy el primero que no entiende lo que acaba de pasar, pero creo tener una pista al respecto.
Sin mediar una sola palabra más, dedico mi mejor mirada asesina al soldado que acaba de atacarme. Doy un único paso en su dirección y esquivo su siguiente intento de ataque como si fuera una hoja llevada por el viento. Hecho esto agarro la mano con la que ha intentado golpearme y piso distraídamente su pie. Medio giro de muñeca más tarde, cae de bruces contra el suelo al serle imposible recuperarse dada mi inmovilización sobre su punto de apoyo. Y en cuanto golpea el suelo con el rostro, mi bota le ayuda a perder la consciencia al hundirlo aún más en el mismo de un pisotón.
- Maestro -. Prefiero evitar mencionar el nombre o rango de Dretch, por si alguien quisiera tomar represalias. - Creo que deberíamos marcharnos antes de que ocurra alguna desgracia mayor que esta. Probablemente acaben culpándonos por el alboroto ocasionado, así como los destrozos... Y me gustaría evitar enfrentarme otra investigación de carácter disciplinario.
Dejo de hablar al ver que un hombre es lanzado sobre mí. No se avalanza, no corre... Literalmente alguien acaba de lanzarlo por los aires en mi dirección. Chasqueo la lengua con cierta desidia y, sin despegar los pies del suelo, doblo todo mi cuerpo en una posición imposible para esquivar el lanzamiento. En cuanto el "arma arrojadiza" se ha perdido en el camino de su trayectoria, vuelvo a colocarme derecho con la misma facilidad. Debo aprovechar cualquier oportunidad para mejorar mi control sobre el Kami-e.
- Cuando quieras.
OFF:
*Intento para despertar del haki de armadura.
No sé en qué momento ha ocurrido, pero algunos marines se han sumado a nuestro combate. Esquivo a los primeros por puro instinto, utilizando los mismos movimientos resultantes al eludir los golpes de mi instructor. Sin embargo son demasiados, y finalmente me encuentro con la delicada tesitura en la que uno de ellos está a punto de estrellarme una botella contra la cabeza.
Normalmente intentaría dejar que pasara a través de mi cuerpo, pero la tensión del combate está en su punto más álgido. Estoy luchando con todas mis fuerzas para intentar esquivar los golpes de alguien que, al menos supuestamente, debería ser capaz de herirme en mi forma logia… Por eso cuando comprendo que ese golpe va a impactarme, mi mente no razona, no pienso algo como “es solo un soldado raso, no va a tocarme”. En su lugar, asimilo la amenaza como un peligro completamente real, un peligro demasiado próximo como para esquivarlo. Es el inicio de una serie de catastróficas desdichas que podría encadenar con mas golpes y terminar con mi cuerpo en una camilla. Un extraño escalofrío recorre mi columna vertebral, y algo que no logro entender se abre paso a zarpazos desde el interior de mi alma «Peligro». Llevado por el instinto, actúo de manera completamente contraria a la que cualquiera indicaría como correcta y golpeo la botella con mi cabeza. No siento dolor.
El cristal, que normalmente me habría herido o atravesado, estalla en decenas de pedazos contra mi frente. Y en donde debería haber una brecha abierta, solo siento el frescor y olor de la cerveza derramada con el impacto. ¿Qué acaba de pasar? *
- Eso podría haber resultado peligroso -. Comento con completa indiferencia, apartándome con el dorso de la mano gran parte del líquido que me corre por el rostro. Soy el primero que no entiende lo que acaba de pasar, pero creo tener una pista al respecto.
Sin mediar una sola palabra más, dedico mi mejor mirada asesina al soldado que acaba de atacarme. Doy un único paso en su dirección y esquivo su siguiente intento de ataque como si fuera una hoja llevada por el viento. Hecho esto agarro la mano con la que ha intentado golpearme y piso distraídamente su pie. Medio giro de muñeca más tarde, cae de bruces contra el suelo al serle imposible recuperarse dada mi inmovilización sobre su punto de apoyo. Y en cuanto golpea el suelo con el rostro, mi bota le ayuda a perder la consciencia al hundirlo aún más en el mismo de un pisotón.
- Maestro -. Prefiero evitar mencionar el nombre o rango de Dretch, por si alguien quisiera tomar represalias. - Creo que deberíamos marcharnos antes de que ocurra alguna desgracia mayor que esta. Probablemente acaben culpándonos por el alboroto ocasionado, así como los destrozos... Y me gustaría evitar enfrentarme otra investigación de carácter disciplinario.
Dejo de hablar al ver que un hombre es lanzado sobre mí. No se avalanza, no corre... Literalmente alguien acaba de lanzarlo por los aires en mi dirección. Chasqueo la lengua con cierta desidia y, sin despegar los pies del suelo, doblo todo mi cuerpo en una posición imposible para esquivar el lanzamiento. En cuanto el "arma arrojadiza" se ha perdido en el camino de su trayectoria, vuelvo a colocarme derecho con la misma facilidad. Debo aprovechar cualquier oportunidad para mejorar mi control sobre el Kami-e.
- Cuando quieras.
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*Intento para despertar del haki de armadura.
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No se si fue mi comentario o fue su instinto como instructor, pero Thawne comenzó a subir el ritmo, ¡y de qué manera! Había parpadeado por una fracción de segundo, pero en ese corto periodo de tiempo desapareció de mi vista para situarse enfrente mío a una velocidad que no me daba tiempo a reaccionar. Justo en ese momento, ejecutó un movimiento con su pierna zurda. Por suerte para mí, lo hizo a ras del suelo y fui capaz de esquivar, pero por los pelos. Lo que venía a continuación era más complicado. Para poder realizar mi maniobra evasiva, me vi forzado a saltar, y una vez que me vi en el aire supe que si volvía a pisar el suelo Thawne volvería a atacarme, y debía de evitarlo. La única opción que me quedaba para continuar eludiendo a mi maestro era usar mi técnica recién adquirida. Gracias a que era mi única posibilidad en ese momento, fui capaz de usarla de forma natural, dando varios pasos en el aire y alejándome de mi atacante.
Hasta el momento había sido una buena táctica, pero Thawne ejecutó la misma técnica y me persiguió para comenzar un combate aéreo. Claro está, ese era el objetivo final del entrenamiento, que yo adquiriera destreza suficiente para utilizar el Geppou en cualquier momento y cualquier situación, pero dada mi poca práctica y la gran experiencia de mi instructor, yo quedaba en una posición desventajosa. Pero lejos de suponerme un problema, eso me animaba a esforzarme aún más. Thawne no me dejaba tiempo ni para respirar. Ejecutaba principalmente patadas y puñetazos, sencillos movimientos pero eficaces. Iban dirigidos principalmente a mis piernas, pero no eran el único objetivo. Llegué a recibir golpes por todo mi cuerpo. Algunos los esquivaba, otros los bloqueaba.
Una patada que iba dirigida a mi pecho la bloqueé con los brazos, pero iba con tal potencia que me envió lejos de mi posición. Aún me encontraba en el aire. Mi cabeza se dirigía contra el muro de la estancia. En ese momento intenté una cosa. Usando mis capacidades felinas, roté mi propio cuerpo en el aire, y situé mis piernas en la dirección a la que se dirigía mi cabeza. Justo en ese instante hice uso del Geppou. No fue sencillo, pero conseguí frenar mi movimiento en mitad del aire para volver a donde se encontraba Thawne.
Después del arduo entrenamiento, decidí que era hora de ponerme serio. Al acercarme a Thawne, justo antes de que me atacara, activaría "Tensión", daría una pirueta hacia delante en el aire y arremetería una patada en vertical contra el agente aprovechando el impulso de la pirueta.
Hasta el momento había sido una buena táctica, pero Thawne ejecutó la misma técnica y me persiguió para comenzar un combate aéreo. Claro está, ese era el objetivo final del entrenamiento, que yo adquiriera destreza suficiente para utilizar el Geppou en cualquier momento y cualquier situación, pero dada mi poca práctica y la gran experiencia de mi instructor, yo quedaba en una posición desventajosa. Pero lejos de suponerme un problema, eso me animaba a esforzarme aún más. Thawne no me dejaba tiempo ni para respirar. Ejecutaba principalmente patadas y puñetazos, sencillos movimientos pero eficaces. Iban dirigidos principalmente a mis piernas, pero no eran el único objetivo. Llegué a recibir golpes por todo mi cuerpo. Algunos los esquivaba, otros los bloqueaba.
Una patada que iba dirigida a mi pecho la bloqueé con los brazos, pero iba con tal potencia que me envió lejos de mi posición. Aún me encontraba en el aire. Mi cabeza se dirigía contra el muro de la estancia. En ese momento intenté una cosa. Usando mis capacidades felinas, roté mi propio cuerpo en el aire, y situé mis piernas en la dirección a la que se dirigía mi cabeza. Justo en ese instante hice uso del Geppou. No fue sencillo, pero conseguí frenar mi movimiento en mitad del aire para volver a donde se encontraba Thawne.
Después del arduo entrenamiento, decidí que era hora de ponerme serio. Al acercarme a Thawne, justo antes de que me atacara, activaría "Tensión", daría una pirueta hacia delante en el aire y arremetería una patada en vertical contra el agente aprovechando el impulso de la pirueta.
- Cosas usadas:
- Tensión:
- Debido a su entrenamiento con el Semei Kikan, Rexair ha aumentado sus capacidades respiratorias acompañado de un aumento de velocidad del flujo sanguíneo, lo que le aporta mayores capacidades. Esto se vería reflejado en un x2 Fuerza y x2 Velocidad. Al no ser de goma, su cuerpo solo lo puede soportar durante dos posts por rol, pudiendo decidir usarlos de forma continua o por separado.
- Off Rol:
- Quiero que conste que mi intención no es dañar a Thawne, sino demostrar que he conseguido un dominio suficiente del Geppou como para poder contraatacar.
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Mi estrategia surtió efecto, pues la velocidad del Soru combinada con ataques a las piernas de Rexair forzó al Iniciado a elevarse por medio de su recién aprendida técnica. Consiguió alejarse de mí lo suficiente como para ver venir mi siguiente ataque. Al momento, usando mi propio Geppou comencé a hostigarle para forzarle a usarlo bajo presión, al tiempo que yo mismo trataba de romper los límites actuales de mi técnica.
Durante unos minutos ambos estuvimos enzarzados en un intenso tira y afloja aéreo en el que yo perseguía constantemente al mink, buscando que mejorase su control del Geppou, mientras me centraba en aumentar la potencia de los impulsos de mis pies y en optimizar mi postura en el aire. Rexair daba la sensación de estar alcanzando su límite. Había recibido ya varios de mis golpes, y otros se había visto forzado a bloquearlos al no poder esquivarlos pero, para ser sincero, estaba haciéndolo realmente bien.
Su capacidad de esfuerzo y de sacrificio me estaban impresionando, había que reconocer que el mink los tenía bien puestos. Mi siguiente golpe, una patada dirigida al pecho del Iniciado, fue demasiado rápida para que la evitara. Logró poner ambos brazos en su trayectoria, pero la potencia del impacto le lanzó despedido hacia atrás.
<< ¡Bravo! >> pensé al ver cómo Rexair giraba en el aire para colocar los pies por delante y se impulsaba de nuevo hacia mí. Aquel uso del Geppou era realmente útil, y me enorgulleció ver que había llegado a la conclusión de que podía servirle como recurso en esa situación sin que nadie se lo indicara. Para más inri, parecía por su expresión que estaba dispuesto a tomar la iniciativa y empezar a atacar él también.
Por lo tanto, decidí activar mi Haki de Observación. Tenía mi orgullo y, además, si quería ser tomado en serio de verdad como maestro no podía permitir que me golpeara así como así a la primera. El Mantra me permitió darme cuenta de las intenciones del mink y, al ver cómo ejecutaba una ágil pirueta hacia delante en su trayectoria, me impulsé hacia mi izquierda para quedar fuera de la trayectoria de su ataque. La patada descendente tan solo hendió el aire, pero tuve que reconocer que la ejecución había sido impecable.
Tras esto, viendo la inercia que el ataque del mink llevaba hacia abajo, me impulsé yo también con ambos pies para descender, buscando adelantarle en el aire. Para ello debía concentrar toda mi energía en ambas plantas, pues con la velocidad normal del Geppou no sería suficiente.
La potencia con la que salí despedido hacia abajo fue tal que casi ni yo mismo pude darme cuenta de dónde me encontraba hasta que mi velocidad disminuyó considerablemente. Para entonces estaba peligrosamente cerca del suelo, hasta el punto de que, si no hacía nada, iba a chocarme. Rápidamente giré sobre mí mismo en el aire como había hecho antes Rexair, y me impulsé de nuevo hacia arriba. No obstante, había una diferencia con el movimiento previo del Iniciado. En mi trayectoria, yo no buscaría colisionar contra él, sino que trataría de pasar a su lado en dirección opuesta y, justo cuando nos encontrásemos a la misma altura, dirigir las plantas de mis pies hacia su posición y concentrar de nuevo toda mi energía en ellas. Teniendo en cuenta la potencia con la que había salido despedido hacia abajo en la ocasión anterior, seguramente la violencia con la que empujaría el aire bastaría para crear una onda de choque en el aire que pudiese ser utilizada ofensivamente. No quería poner en peligro la integridad física del mink, y creía que aquel experimento no lo haría. Seguramente si le alcanzaba se llevaría un buen golpe, pero no creía que supusiera un riesgo grave para su salud.
La sesión de práctica, ahora que Rexair había comenzado a adquirir la suficiente confianza con el Geppou como para atreverse a atacar también se había vuelto mucho más interesante. Entre lo prometedor que era el Iniciado y las ganas que tenía por ver con qué me sorprendía, estaba convencido de que en aquel momento comenzaría la mejor parte del entrenamiento.
Durante unos minutos ambos estuvimos enzarzados en un intenso tira y afloja aéreo en el que yo perseguía constantemente al mink, buscando que mejorase su control del Geppou, mientras me centraba en aumentar la potencia de los impulsos de mis pies y en optimizar mi postura en el aire. Rexair daba la sensación de estar alcanzando su límite. Había recibido ya varios de mis golpes, y otros se había visto forzado a bloquearlos al no poder esquivarlos pero, para ser sincero, estaba haciéndolo realmente bien.
Su capacidad de esfuerzo y de sacrificio me estaban impresionando, había que reconocer que el mink los tenía bien puestos. Mi siguiente golpe, una patada dirigida al pecho del Iniciado, fue demasiado rápida para que la evitara. Logró poner ambos brazos en su trayectoria, pero la potencia del impacto le lanzó despedido hacia atrás.
<< ¡Bravo! >> pensé al ver cómo Rexair giraba en el aire para colocar los pies por delante y se impulsaba de nuevo hacia mí. Aquel uso del Geppou era realmente útil, y me enorgulleció ver que había llegado a la conclusión de que podía servirle como recurso en esa situación sin que nadie se lo indicara. Para más inri, parecía por su expresión que estaba dispuesto a tomar la iniciativa y empezar a atacar él también.
Por lo tanto, decidí activar mi Haki de Observación. Tenía mi orgullo y, además, si quería ser tomado en serio de verdad como maestro no podía permitir que me golpeara así como así a la primera. El Mantra me permitió darme cuenta de las intenciones del mink y, al ver cómo ejecutaba una ágil pirueta hacia delante en su trayectoria, me impulsé hacia mi izquierda para quedar fuera de la trayectoria de su ataque. La patada descendente tan solo hendió el aire, pero tuve que reconocer que la ejecución había sido impecable.
Tras esto, viendo la inercia que el ataque del mink llevaba hacia abajo, me impulsé yo también con ambos pies para descender, buscando adelantarle en el aire. Para ello debía concentrar toda mi energía en ambas plantas, pues con la velocidad normal del Geppou no sería suficiente.
La potencia con la que salí despedido hacia abajo fue tal que casi ni yo mismo pude darme cuenta de dónde me encontraba hasta que mi velocidad disminuyó considerablemente. Para entonces estaba peligrosamente cerca del suelo, hasta el punto de que, si no hacía nada, iba a chocarme. Rápidamente giré sobre mí mismo en el aire como había hecho antes Rexair, y me impulsé de nuevo hacia arriba. No obstante, había una diferencia con el movimiento previo del Iniciado. En mi trayectoria, yo no buscaría colisionar contra él, sino que trataría de pasar a su lado en dirección opuesta y, justo cuando nos encontrásemos a la misma altura, dirigir las plantas de mis pies hacia su posición y concentrar de nuevo toda mi energía en ellas. Teniendo en cuenta la potencia con la que había salido despedido hacia abajo en la ocasión anterior, seguramente la violencia con la que empujaría el aire bastaría para crear una onda de choque en el aire que pudiese ser utilizada ofensivamente. No quería poner en peligro la integridad física del mink, y creía que aquel experimento no lo haría. Seguramente si le alcanzaba se llevaría un buen golpe, pero no creía que supusiera un riesgo grave para su salud.
La sesión de práctica, ahora que Rexair había comenzado a adquirir la suficiente confianza con el Geppou como para atreverse a atacar también se había vuelto mucho más interesante. Entre lo prometedor que era el Iniciado y las ganas que tenía por ver con qué me sorprendía, estaba convencido de que en aquel momento comenzaría la mejor parte del entrenamiento.
Dretch
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Su corazón latía fuertemente, sus manos estaban sudorosas y temblorosas, su cuerpo no respondía a que lo su mente le decía. Dretch miró a Nyx mientras aún continuaba tratar de dejarlo como un colador. Ya no se trataba tan solo de los poderes de su fruta, el iniciado hacía ya algunos instantes que había comenzado a sortear sus ataques valiendo de un Kami-e algo básico, pero lo suficiente efectivo como para desquiciar al agente. Al recuperar la perspectiva, se descubrió rodeado de marines malhumorados y, antes de que el conflicto escalara aún más, interrumpió el entrenamiento. Al parecer habían montado demasiado revuelo con su peculiar práctica.
“Si tan solo hubiera podido comerme esa tostada…” – pensó, al darse cuenta de que esta había salido volando junto al resto de vasos y botellas.
Por lo que, tras meterse sus temblorosas manos en el interior de los bolsillos de su gabardina, se limitó a observar como su pupilo se deshacía de los marines más pendencieros. Algún que otro de aquellos sujetos, al verlo tan desprevenido, trató de golpearlo a él. Pero al no llegar a impactar contra él, perdían el equilibrio y caían aparatosamente sobre el suelo de local. Y a juzgar por el individuo que permanecía inconsciente bajo sus pies, parecía que por fin había logrado dominar su instinto.
Tras aquello, Nyx le llamó la atención sugiriéndole que sería buena idea si desaparecieran de allí antes de que algún incauto informara al mando de sus actividades.
¿Maestro? Aquella palabra le dejó en shock durante unos instantes, hasta el punto de no saber que responder. Por fortuna, otro de aquellos molestos marines hambrientos distrajo al iniciado el tiempo suficiente para que se recuperara su expresión serena. Algún graciosillo había lanzado a uno de sus compañeros contra Nyx, en un intento por meterlo en problemas.
- Me debes un desayuno – fue lo único que fue capaz de responder.
A él le había costado al menos una semana dominar el Kami-e. Mientras recorría el camino hacia el exterior de la cafetería, no paraba de preguntarse que demonios pasaba con los nuevos iniciados. Cuando el ingresó en la Cipher Pool había tenido que padecer duros entrenamientos durante años hasta conseguir la forma física adecuada y había tenido que luchar por conseguir que se dignaran a enseñarle el rokushiki. Al contemplar a Nyx, se dio cuenta de que los tiempos estaban cambiando y de que, la competencia entre las distintas agencias del gobierno, no hacía más que fomentar que cada generación de iniciados estuviera cada vez más preparada que las anteriores.
- Nada mal para ser tu primera vez, aprender una de estas técnicas en menos de veinticuatro horas… no es algo corriente. Deberías sentirte orgulloso – concedió, mientras caminaban sin un rombo fijo por las calles de la isla judicial. Aun le dolían los dedos de ambas manos, sin embargo, no mostró signo alguno de dolor – No has aprendido el Kami-e de la forma más… purista. Hasta que lo perfecciones, tu técnica tendrá algunas flaquezas así que no te recomiendo que bases tus estrategias en ella. Estas perfectamente preparado para esquivar ataques a distancias cortas, pero las distancias largas serán un problema hasta que tu cerebro se adapte a tus nuevas habilidades. En mayor o menor medida es algo por lo que hemos pasado todos, romper las barreras físicas tiene unos costes… te sentirás raro durante algunos días.
“Si tan solo hubiera podido comerme esa tostada…” – pensó, al darse cuenta de que esta había salido volando junto al resto de vasos y botellas.
Por lo que, tras meterse sus temblorosas manos en el interior de los bolsillos de su gabardina, se limitó a observar como su pupilo se deshacía de los marines más pendencieros. Algún que otro de aquellos sujetos, al verlo tan desprevenido, trató de golpearlo a él. Pero al no llegar a impactar contra él, perdían el equilibrio y caían aparatosamente sobre el suelo de local. Y a juzgar por el individuo que permanecía inconsciente bajo sus pies, parecía que por fin había logrado dominar su instinto.
Tras aquello, Nyx le llamó la atención sugiriéndole que sería buena idea si desaparecieran de allí antes de que algún incauto informara al mando de sus actividades.
¿Maestro? Aquella palabra le dejó en shock durante unos instantes, hasta el punto de no saber que responder. Por fortuna, otro de aquellos molestos marines hambrientos distrajo al iniciado el tiempo suficiente para que se recuperara su expresión serena. Algún graciosillo había lanzado a uno de sus compañeros contra Nyx, en un intento por meterlo en problemas.
- Me debes un desayuno – fue lo único que fue capaz de responder.
A él le había costado al menos una semana dominar el Kami-e. Mientras recorría el camino hacia el exterior de la cafetería, no paraba de preguntarse que demonios pasaba con los nuevos iniciados. Cuando el ingresó en la Cipher Pool había tenido que padecer duros entrenamientos durante años hasta conseguir la forma física adecuada y había tenido que luchar por conseguir que se dignaran a enseñarle el rokushiki. Al contemplar a Nyx, se dio cuenta de que los tiempos estaban cambiando y de que, la competencia entre las distintas agencias del gobierno, no hacía más que fomentar que cada generación de iniciados estuviera cada vez más preparada que las anteriores.
- Nada mal para ser tu primera vez, aprender una de estas técnicas en menos de veinticuatro horas… no es algo corriente. Deberías sentirte orgulloso – concedió, mientras caminaban sin un rombo fijo por las calles de la isla judicial. Aun le dolían los dedos de ambas manos, sin embargo, no mostró signo alguno de dolor – No has aprendido el Kami-e de la forma más… purista. Hasta que lo perfecciones, tu técnica tendrá algunas flaquezas así que no te recomiendo que bases tus estrategias en ella. Estas perfectamente preparado para esquivar ataques a distancias cortas, pero las distancias largas serán un problema hasta que tu cerebro se adapte a tus nuevas habilidades. En mayor o menor medida es algo por lo que hemos pasado todos, romper las barreras físicas tiene unos costes… te sentirás raro durante algunos días.
Shingetsu Nyx
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Llevo años entrenándome entre los reclutas del Ciper Pol. Ha sido una época dura en la que ni si quiera podía salir a ejecutar misiones de bajo rango, no confiaban en mí. Ahora, finalmente me he ganado la suficiente confianza como para empezar a realizar encargos y aprender nuevas técnicas. No podría estar más satisfecho con un resultado como este, debo demostrar que soy mejor que la media, porque de lo contrario seré prescindible.
– ¿Un desayuno? ¿Es un intento de pasar de la segunda base? – sonrío con cierta malicia. Indico con un gesto que estoy de acuerdo con sus palabras, soy el primero que odia desaprovechar cualquier alimento –. Me parece correcto. Es lo mínimo que puedo hacer para disculparme por el estropicio – añado con diversión en mi tono de voz, apartando de una patada a un marine borracho; que parecía tener problemas para mantenerse erguido, posiblemente por estar empuñando una silla como si fuera un sable.
Siguiendo mis propias indicaciones, me dirijo hacia la salida esquivando golpes y lanzamientos lo mejor que puedo; procuro hacer todo esto con ayuda del Kami-e, consciente de que aún tengo mucho por aprender.
– No creo haberlo aprendido tan rápido – respondo a Dretch en cuanto termina de hablar – Si sumamos todo el tiempo que llevo sencillamente preparando a mi cuerpo… Podríamos decir que han sido años de aprendizaje. Pero gracias por el cumplido –. Finalmente asiento como signo de aprobación a sus palabras sobre el entrenamiento –. Y procuraré usar todo lo posible el Kami-e. Soy el primero en darse cuenta de que aún me queda mucho por aprender.
Lo que más me preocupa son sus palabras sobre los efectos secundarios de la técnica. Dado el carácter antinatural de la misma, no puedo dejar de imaginarme despertando hecho una masa de carne multiforme, un limo, como si mis huesos no existieran… Y el caso es que, pese al patente respeto que siento, eso logra asentar la semilla de una idea en mi mente. Una idea que trataré de implementar en cuanto me sea posible.
– ¿Crees que ellos también habrán terminado? – pregunto con completa naturalidad, refiriéndome obviamente a el calvo y el mink - sobrenombres que procuraré no decir en alto, para evitar posibles palizas - –. Esta sensación no deja de resultarme extraña… – añado mientras hago que mis brazos se muevan haciendo olas, como si fueran fasta fresca al viento, como si nunca hubiera tenido huesos – Aún siento cierta falta de naturalidad en mis movimientos.
Dado los movimientos con los que he decidido acompañarlo, el comentario podría parecer de todo menos serio. La realidad es que soy plenamente consciente de la falta de costumbre de mi cuerpo, y no he dejado de usar el Kami-e ni un solo instante desde que salimos del bar… Lo que, si se me observa detenidamente, hace que mis andares parezcan ligeramente ebrios. No es fácil andar con normalidad cuando tus piernas han dejado de ser apoyos firmes, pero es la mejor idea que se me ha ocurrido para tratar de normalizar el uso de la técnica.
– ¿Un desayuno? ¿Es un intento de pasar de la segunda base? – sonrío con cierta malicia. Indico con un gesto que estoy de acuerdo con sus palabras, soy el primero que odia desaprovechar cualquier alimento –. Me parece correcto. Es lo mínimo que puedo hacer para disculparme por el estropicio – añado con diversión en mi tono de voz, apartando de una patada a un marine borracho; que parecía tener problemas para mantenerse erguido, posiblemente por estar empuñando una silla como si fuera un sable.
Siguiendo mis propias indicaciones, me dirijo hacia la salida esquivando golpes y lanzamientos lo mejor que puedo; procuro hacer todo esto con ayuda del Kami-e, consciente de que aún tengo mucho por aprender.
– No creo haberlo aprendido tan rápido – respondo a Dretch en cuanto termina de hablar – Si sumamos todo el tiempo que llevo sencillamente preparando a mi cuerpo… Podríamos decir que han sido años de aprendizaje. Pero gracias por el cumplido –. Finalmente asiento como signo de aprobación a sus palabras sobre el entrenamiento –. Y procuraré usar todo lo posible el Kami-e. Soy el primero en darse cuenta de que aún me queda mucho por aprender.
Lo que más me preocupa son sus palabras sobre los efectos secundarios de la técnica. Dado el carácter antinatural de la misma, no puedo dejar de imaginarme despertando hecho una masa de carne multiforme, un limo, como si mis huesos no existieran… Y el caso es que, pese al patente respeto que siento, eso logra asentar la semilla de una idea en mi mente. Una idea que trataré de implementar en cuanto me sea posible.
– ¿Crees que ellos también habrán terminado? – pregunto con completa naturalidad, refiriéndome obviamente a el calvo y el mink - sobrenombres que procuraré no decir en alto, para evitar posibles palizas - –. Esta sensación no deja de resultarme extraña… – añado mientras hago que mis brazos se muevan haciendo olas, como si fueran fasta fresca al viento, como si nunca hubiera tenido huesos – Aún siento cierta falta de naturalidad en mis movimientos.
Dado los movimientos con los que he decidido acompañarlo, el comentario podría parecer de todo menos serio. La realidad es que soy plenamente consciente de la falta de costumbre de mi cuerpo, y no he dejado de usar el Kami-e ni un solo instante desde que salimos del bar… Lo que, si se me observa detenidamente, hace que mis andares parezcan ligeramente ebrios. No es fácil andar con normalidad cuando tus piernas han dejado de ser apoyos firmes, pero es la mejor idea que se me ha ocurrido para tratar de normalizar el uso de la técnica.
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Caída en picado. Ese fue el efecto que causó mi ataque. Yo esperaba haber logrado un golpe al agente, pero por el contrario fue capaz de evadirme y yo me estaba dirigiendo hacia el suelo a una velocidad estrepitosa, pero aún más rápido fue el movimiento de Thawne. Dio un salto veloz en mi misma dirección, superando mi propia velocidad y, casi rozando el suelo, ejecutó una maniobra similar a la que yo había realizado anteriormente para dirigirse contra mí. Pero no fue así, sino que se desplazó a mi lado ahora en dirección contraria y, gracias a mi haki de observación pude prever brevemente su contraataque. Debido a la falta de desarrollo de mi haki no pude evitar la onda de choque de sus pies contra mi cuerpo, pero fui capaz de lograr que no me golpeara en ningún punto vital.
Aún así, salí despedido contra el suelo, impactando contra la hierba de la gran sala. Mi instructor seguía mantenido en el aire, sin duda gracias a su excelente dominio del Geppou, y mientras yo meditaba en la mejor forma de hacerle frente. Para ello primero analicé el terreno. Estaba cubierto prácticamente de hierba, pero dado que el este enfrentamiento era prácticamente aéreo eso no era de importancia. Más importante, debía de calcular de cuanto espacio disponía en el aire. Por fortuna para mí era bastante amplio y me daba opción a hacer maniobras de gran alcance. Lo segundo en lo que pensé fue en cómo podría lograr encajar un golpe. El agente era listo y astuto, y seguro que se había enfrentado a gran cantidad de enemigos antiguamente y por eso conocía muchas formas de combatir contra los demás, mientras que mi experiencia era más limitada. Pero había una cosa que a lo mejor podía usar y, que con suerte, le pillaría por sorpresa.
La idea que me surgió entonces fue la siguiente. Para lograr mi objetivo de hacer frente a mi maestro, debía realizar maniobras innovadoras que eran arriesgadas, pero no quedaba de otra, por lo que me agaché en el suelo, tensé los músculos de mis piernas y di un gigantesco salto al azar. Mi intención era poder dar media vuelta en el aire y volver a dar otro salto del mismo estilo pero usando el Geppou, desplazándome alrededor de Thawne. Con cada salto podría ir adquiriendo mayor velocidad, y cada vez me iría acercando más a mi instructor hasta que, en un momento que pasara próximo a él, el agarraría su pierna con mi cola y, girando sobre mí mismo como si fuera una peonza, lo lanzaría contra el suelo. Aún sumando la velocidad de los saltos más la inercia del giro, dudaba de hacerle mucho daño, por lo que además me lanzaría contra él nada más lanzarlo, usando la aceleración de la gravedad más el impulso del Geppou. Y no solo eso, sino que activaría el "Electro" para lanzar potenciada por la inercia del giro sobre mí mismo tal y como había intentado realizar antes, esperando que después de lanzarlo contra el piso no fuera capaz de esquivarlo.
Ese sería mi último intento, ya que las ideas se me iban agotando y, aunque todavía tenía algún as bajo la manga, esto era un entrenamiento al fin y al cabo, y no era el momento de comportarme de la misma que haría un niño pequeño que se niega encarnecidamente a perder. Así que una vez realizada mi última estrategia, esperaría a las indicaciones de mi instructor y le agradecería el tiempo que me había dedicado. Al fin y al cabo, ambos debíamos de ser conscientes de que el duelo de práctica estaba llegando a su fin.
Aún así, salí despedido contra el suelo, impactando contra la hierba de la gran sala. Mi instructor seguía mantenido en el aire, sin duda gracias a su excelente dominio del Geppou, y mientras yo meditaba en la mejor forma de hacerle frente. Para ello primero analicé el terreno. Estaba cubierto prácticamente de hierba, pero dado que el este enfrentamiento era prácticamente aéreo eso no era de importancia. Más importante, debía de calcular de cuanto espacio disponía en el aire. Por fortuna para mí era bastante amplio y me daba opción a hacer maniobras de gran alcance. Lo segundo en lo que pensé fue en cómo podría lograr encajar un golpe. El agente era listo y astuto, y seguro que se había enfrentado a gran cantidad de enemigos antiguamente y por eso conocía muchas formas de combatir contra los demás, mientras que mi experiencia era más limitada. Pero había una cosa que a lo mejor podía usar y, que con suerte, le pillaría por sorpresa.
La idea que me surgió entonces fue la siguiente. Para lograr mi objetivo de hacer frente a mi maestro, debía realizar maniobras innovadoras que eran arriesgadas, pero no quedaba de otra, por lo que me agaché en el suelo, tensé los músculos de mis piernas y di un gigantesco salto al azar. Mi intención era poder dar media vuelta en el aire y volver a dar otro salto del mismo estilo pero usando el Geppou, desplazándome alrededor de Thawne. Con cada salto podría ir adquiriendo mayor velocidad, y cada vez me iría acercando más a mi instructor hasta que, en un momento que pasara próximo a él, el agarraría su pierna con mi cola y, girando sobre mí mismo como si fuera una peonza, lo lanzaría contra el suelo. Aún sumando la velocidad de los saltos más la inercia del giro, dudaba de hacerle mucho daño, por lo que además me lanzaría contra él nada más lanzarlo, usando la aceleración de la gravedad más el impulso del Geppou. Y no solo eso, sino que activaría el "Electro" para lanzar potenciada por la inercia del giro sobre mí mismo tal y como había intentado realizar antes, esperando que después de lanzarlo contra el piso no fuera capaz de esquivarlo.
Ese sería mi último intento, ya que las ideas se me iban agotando y, aunque todavía tenía algún as bajo la manga, esto era un entrenamiento al fin y al cabo, y no era el momento de comportarme de la misma que haría un niño pequeño que se niega encarnecidamente a perder. Así que una vez realizada mi última estrategia, esperaría a las indicaciones de mi instructor y le agradecería el tiempo que me había dedicado. Al fin y al cabo, ambos debíamos de ser conscientes de que el duelo de práctica estaba llegando a su fin.
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Rexair se movió lo justo para que la onda de choque que había creado no le diera en ningún punto importante, pero aún así salió despedido con violencia. Resultaba satisfactorio ver que, al tiempo que estaba logrando que mi nuevo pupilo progresara y dominara el Geppou, yo mismo era capaz de mejorar notablemente el mío también. Ahora solo faltaba que ambos afianzásemos nuestro dominio sobre las habilidades que estábamos desarrollando.
El mink se levantó rápidamente, demostrando de nuevo un espíritu combativo digno de elogio. Una vez en pie, hizo algo extraño. Se agachó y pareció empezar a tensarse hasta que, como un resorte, saltó con todas sus fuerzas. La dirección no parecía la correcta, pero pronto usó el Geppou para girar ligeramente. Continuó usándolo una y otra vez, desplazándose en espiral. No fue demasiado difícil darme cuenta de que el centro de dicha espiral era yo, y cada vez el mink se acercaba más. Sonreí, pues se trataba de una táctica original y creativa, algo para nada esperable de la inmensa mayoría de Iniciados. Si seguía así, no cabía la menor duda de que Rexair podría tener una gran carrera en el Cipher Pol.
Sin perder de vista a mi peludo alumno, me preparé para el momento en el que se acercase lo suficiente para golpearme. No obstante, lo que vino a continuación me sorprendió de nuevo. En lugar de intentar golpearme, pasó de largo a mi lado como yo había hecho antes. Cuando quise darme cuenta, su cola estaba enroscada en torno a mi pierna izquierda. Por suerte, mis rápidos reflejos me brindaban una oportunidad para continuar probando mi nuevo Kempo y, a la vez, escapar de aquel ingenioso ataque.
Apenas unas décimas después de notar cómo su cola me agarraba la pierna, concentré de nuevo toda la energía que pude en la planta de mi pie libre, dirigiéndola hacia allí mediante el control de mi propio cuerpo que el Seimei Kikkan me otorgaba. Acto seguido, descargué sobre el aire un rapidísimo y poderoso pisotón en la misma dirección en la que el mink giraba. Con tal aumento de velocidad, lo más probable sería que Rexair girase mucho más de lo necesario. Ahí podían pasar dos cosas: o bien se quedaba agarrado a mi pierna, con lo que se desplazaría en diagonal descendente junto a mí; o que no fuese capaz de mantener su presa, lo que provocaría que el Iniciado saliese nuevamente despedido hacia el suelo.
De cualquier manera, yo aterrizaría con cierta brusquedad sobre el suelo, viéndome obligado a reducir el impacto mediante una ágil voltereta. Desde luego, la estrategia del mink me había pillado por sorpresa y, de no ser por la rapidez de mis reflejos, seguramente habría conseguido hacerme algo de daño. Por ello, en cuanto ambos estuviésemos en pie de nuevo, diría con una ligera sonrisa:
- Bien hecho, Rexair. Estás mostrando, además de un buen dominio del Geppou teniendo en cuenta que acabas de aprender a usarlo, una capacidad para improvisar y pensar de forma alternativa en combate a tener en cuenta. Tengo que felicitarte por ello. No obstante,
este entrenamiento aún no ha terminado.
Cogí aire en una inspiración profunda, para luego exhalarlo suavemente. Después, volví a ascender en el aire mediante el Geppou hasta quedarme suspendido unos metros por encima del mink y me dirigí de nuevo a él:
- Para terminar, debes atacarme de nuevo. Pero ahora, actúa como si yo fuese un enemigo. Lánzame lo mejor que tengas, eso sí,
teniendo en cuenta que el uso del Geppou debe estar implicado. No dudes, ni tengas miedo. Ya casi lo tienes, solo falta el remate final.
El mink se levantó rápidamente, demostrando de nuevo un espíritu combativo digno de elogio. Una vez en pie, hizo algo extraño. Se agachó y pareció empezar a tensarse hasta que, como un resorte, saltó con todas sus fuerzas. La dirección no parecía la correcta, pero pronto usó el Geppou para girar ligeramente. Continuó usándolo una y otra vez, desplazándose en espiral. No fue demasiado difícil darme cuenta de que el centro de dicha espiral era yo, y cada vez el mink se acercaba más. Sonreí, pues se trataba de una táctica original y creativa, algo para nada esperable de la inmensa mayoría de Iniciados. Si seguía así, no cabía la menor duda de que Rexair podría tener una gran carrera en el Cipher Pol.
Sin perder de vista a mi peludo alumno, me preparé para el momento en el que se acercase lo suficiente para golpearme. No obstante, lo que vino a continuación me sorprendió de nuevo. En lugar de intentar golpearme, pasó de largo a mi lado como yo había hecho antes. Cuando quise darme cuenta, su cola estaba enroscada en torno a mi pierna izquierda. Por suerte, mis rápidos reflejos me brindaban una oportunidad para continuar probando mi nuevo Kempo y, a la vez, escapar de aquel ingenioso ataque.
Apenas unas décimas después de notar cómo su cola me agarraba la pierna, concentré de nuevo toda la energía que pude en la planta de mi pie libre, dirigiéndola hacia allí mediante el control de mi propio cuerpo que el Seimei Kikkan me otorgaba. Acto seguido, descargué sobre el aire un rapidísimo y poderoso pisotón en la misma dirección en la que el mink giraba. Con tal aumento de velocidad, lo más probable sería que Rexair girase mucho más de lo necesario. Ahí podían pasar dos cosas: o bien se quedaba agarrado a mi pierna, con lo que se desplazaría en diagonal descendente junto a mí; o que no fuese capaz de mantener su presa, lo que provocaría que el Iniciado saliese nuevamente despedido hacia el suelo.
De cualquier manera, yo aterrizaría con cierta brusquedad sobre el suelo, viéndome obligado a reducir el impacto mediante una ágil voltereta. Desde luego, la estrategia del mink me había pillado por sorpresa y, de no ser por la rapidez de mis reflejos, seguramente habría conseguido hacerme algo de daño. Por ello, en cuanto ambos estuviésemos en pie de nuevo, diría con una ligera sonrisa:
- Bien hecho, Rexair. Estás mostrando, además de un buen dominio del Geppou teniendo en cuenta que acabas de aprender a usarlo, una capacidad para improvisar y pensar de forma alternativa en combate a tener en cuenta. Tengo que felicitarte por ello. No obstante,
este entrenamiento aún no ha terminado.
Cogí aire en una inspiración profunda, para luego exhalarlo suavemente. Después, volví a ascender en el aire mediante el Geppou hasta quedarme suspendido unos metros por encima del mink y me dirigí de nuevo a él:
- Para terminar, debes atacarme de nuevo. Pero ahora, actúa como si yo fuese un enemigo. Lánzame lo mejor que tengas, eso sí,
teniendo en cuenta que el uso del Geppou debe estar implicado. No dudes, ni tengas miedo. Ya casi lo tienes, solo falta el remate final.
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- ¿Crees que ellos también habrán terminado? – inquirió Nyx, refiriéndose al entrenamiento de Thawne y Rexxair.
El agente se encogió de hombros, indiferente. Aunque no pudo reprimir una fugaz sonrisa al contemplar cómo, al igual que un crio el día de navidad, su pupilo no paraba de juguetear con sus nuevas capacidades. Metió su mando derecha en uno de los bolsillos de su gabardina y extrajo una cajetilla de tabaco algo arrugada y un mechero plateado. Abrió la cajetilla con dedos hábiles, cogió un cigarrillo y se lo puso en los labios.
- Ese Rexair tiene demasiados rasgos felinos, tengo entendido que esas adorables bolas de pelo tienen los huesos más flexibles y ligeros que nosotros. Seguro que ya está dando brincos por el aire como si nada – respondió mientras trataba de encender el mechero, aunque la piedra estaba algo desgastada y no conseguía que este prendiera.
Detuvo durante unos instantes su marcha y, parapetando el mechero con sus propias manos, intentó encenderlo al menos un par de veces más hasta que el cigarrillo se prendió. Rodeando el cigarrillo con una media sonrisa, contemplo como Nyx había continuado caminando ajeno a su parada. Aspiró profunda y soltó el humo en medio del frío de la calle. Había juzgado mal a Nyx. Había una buena razón por la que la agencia había posado su vista en él, después de todo. Y por eso mismo, no podía dar por terminado el entrenamiento sin comprobar hasta qué punto había interiorizado el Kami-e.
“Veamos si el ayuno ha merecido la pena” – se dijo mientras guardaba de vuelta el mechero en el bolsillo de su gabardina.
Sus pies comenzaron a moverse a una velocidad endiablada, convirtiéndole en un borrón negro apenas visible y, valiéndose tanto del Tekkai como del Kami-e, volvió e endurecer únicamente las falanges de sus dedos. Esta vez, valiéndose también de la velocidad de su Soru realizaría un verdadero Shigan. Y así fue como, tras juntar las palmas de sus manos y extender tan solo el dedo índice de ambas manos, trató de perforar a su aprendiz una última vez.
El agente se encogió de hombros, indiferente. Aunque no pudo reprimir una fugaz sonrisa al contemplar cómo, al igual que un crio el día de navidad, su pupilo no paraba de juguetear con sus nuevas capacidades. Metió su mando derecha en uno de los bolsillos de su gabardina y extrajo una cajetilla de tabaco algo arrugada y un mechero plateado. Abrió la cajetilla con dedos hábiles, cogió un cigarrillo y se lo puso en los labios.
- Ese Rexair tiene demasiados rasgos felinos, tengo entendido que esas adorables bolas de pelo tienen los huesos más flexibles y ligeros que nosotros. Seguro que ya está dando brincos por el aire como si nada – respondió mientras trataba de encender el mechero, aunque la piedra estaba algo desgastada y no conseguía que este prendiera.
Detuvo durante unos instantes su marcha y, parapetando el mechero con sus propias manos, intentó encenderlo al menos un par de veces más hasta que el cigarrillo se prendió. Rodeando el cigarrillo con una media sonrisa, contemplo como Nyx había continuado caminando ajeno a su parada. Aspiró profunda y soltó el humo en medio del frío de la calle. Había juzgado mal a Nyx. Había una buena razón por la que la agencia había posado su vista en él, después de todo. Y por eso mismo, no podía dar por terminado el entrenamiento sin comprobar hasta qué punto había interiorizado el Kami-e.
“Veamos si el ayuno ha merecido la pena” – se dijo mientras guardaba de vuelta el mechero en el bolsillo de su gabardina.
Sus pies comenzaron a moverse a una velocidad endiablada, convirtiéndole en un borrón negro apenas visible y, valiéndose tanto del Tekkai como del Kami-e, volvió e endurecer únicamente las falanges de sus dedos. Esta vez, valiéndose también de la velocidad de su Soru realizaría un verdadero Shigan. Y así fue como, tras juntar las palmas de sus manos y extender tan solo el dedo índice de ambas manos, trató de perforar a su aprendiz una última vez.
Shingetsu Nyx
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Las piernas no me responden todo lo bien que deberían. Parecen un par de masas de tofu caliente, balanceándose ante el peso del cuerpo. Es relativamente fácil esquivar con esta técnica, pero mantener un control estable debe ser mi prioridad. Debo tener completo control sobre mis evasiones.
«Paso a paso… Creo que empiezo a entender cómo funciona. No se trata de dejarme llevar como si fuera goma, si no de forzar un control fluido a la par que estable. No debo ser una hoja arrancada por el viento, si no una que decide que corriente navegar».
Mientras sigo ensimismado en el perfeccionamiento, Dretch se queda atrás. Escucho la piedra de un mechero y contraigo ligeramente el rostro con cierto desagrado. No me gusta el humo de cualquier tipo de tabaco o hierba… Detesto la facilidad que tiene su aroma para quedarse pegado en cuerpo, ropa y cabellos. Quizás parezca un pensamiento irónico de alguien que está formado por cal viva, pero sencillamente no soporto el olor.
– Oye… –. Al girarme para comentar algo al respecto de su acción, veo justo a tiempo como pretende echarse sobre mí para atacarme.
Reacciono todo lo rápido que soy capaz, llevado por el instinto de supervivencia y la falta de entendimiento de sus acciones. Usando la flexibilidad del Kami–e que aún tengo activo, me dejo llevar como una hoja por el viento, eludiendo su mano como si fuera una… No debería ser capaz de verlo venir, pero la adrenalina ha activado mis instintos más básicos, mi mente ha entrado en el plano "Cero", analizando cada uno de los movimientos que hace. Desaparece todo rastro de piedad de mi rostro… Y contraataco.
Es inminente, no he pensado en ello. Había dado el entrenamiento por terminado, de modo que no contengo mis instintos asesinos ante su golpe. Sencillamente respondo girando sobre mi propio eje, propinando una patada directa a su rótula más avanzada, sobre la que ahora mismo debería tener apoyado todo el peso del cuerpo. Si acierto, la partiré en dos y no podrá volver a andar en mucho tiempo... Una idea que dibuja en mis labios la completa antítesis de una sonrisa piadosa; la curva de un demonio hambriento.
Y detengo el golpe antes de que impacte.
En el último momento he sido capaz de recobrar la cordura y eliminar mi sed de sangre. No tengo que tenerle rencor a Dretch, no hay razones por las que golpearlo… Solo quería comprobar si podía usar la técnica en caso de un ataque sorpresa. Es un planteamiento completamente válido; mis enemigos no me avisarán de sus intenciones hostiles. Tampoco estoy seguro de que pudiera haber llegado a golpearle; después de todo, el es el instructor.
– Perdona. Me has pillado desprevenido –. Me disculpo con un tono poco convincente –. No esperaba un ataque a estas alturas.
Pero mis acciones no acompañan demasiado a las palabras que le dirijo. En lugar de preocupación o arrepentimiento, muestro una completa fascinación por mi propia persona; Observo mi cuerpo con el estado mental “cero” aún activo. No se me había ocurrido forzar un estado conjunto de ambas técnicas al completar el aprendizaje… No lo había visto necesario. Pero los resultados son increíblemente satisfactorios.
– Creo que he logrado entenderlo… – susurro con completa seriedad, sin dejar de mirar mis articulaciones mientras las flexiono con perfecto control. Suspiro y mi rostro vuelve a su estado normal, mostrando una sonrisa alegre y burlona, volviendo a posar la mirada sobre Dretch –. Gracias. Es justo lo que necesitaba.
«Paso a paso… Creo que empiezo a entender cómo funciona. No se trata de dejarme llevar como si fuera goma, si no de forzar un control fluido a la par que estable. No debo ser una hoja arrancada por el viento, si no una que decide que corriente navegar».
Mientras sigo ensimismado en el perfeccionamiento, Dretch se queda atrás. Escucho la piedra de un mechero y contraigo ligeramente el rostro con cierto desagrado. No me gusta el humo de cualquier tipo de tabaco o hierba… Detesto la facilidad que tiene su aroma para quedarse pegado en cuerpo, ropa y cabellos. Quizás parezca un pensamiento irónico de alguien que está formado por cal viva, pero sencillamente no soporto el olor.
– Oye… –. Al girarme para comentar algo al respecto de su acción, veo justo a tiempo como pretende echarse sobre mí para atacarme.
Reacciono todo lo rápido que soy capaz, llevado por el instinto de supervivencia y la falta de entendimiento de sus acciones. Usando la flexibilidad del Kami–e que aún tengo activo, me dejo llevar como una hoja por el viento, eludiendo su mano como si fuera una… No debería ser capaz de verlo venir, pero la adrenalina ha activado mis instintos más básicos, mi mente ha entrado en el plano "Cero", analizando cada uno de los movimientos que hace. Desaparece todo rastro de piedad de mi rostro… Y contraataco.
Es inminente, no he pensado en ello. Había dado el entrenamiento por terminado, de modo que no contengo mis instintos asesinos ante su golpe. Sencillamente respondo girando sobre mi propio eje, propinando una patada directa a su rótula más avanzada, sobre la que ahora mismo debería tener apoyado todo el peso del cuerpo. Si acierto, la partiré en dos y no podrá volver a andar en mucho tiempo... Una idea que dibuja en mis labios la completa antítesis de una sonrisa piadosa; la curva de un demonio hambriento.
Y detengo el golpe antes de que impacte.
En el último momento he sido capaz de recobrar la cordura y eliminar mi sed de sangre. No tengo que tenerle rencor a Dretch, no hay razones por las que golpearlo… Solo quería comprobar si podía usar la técnica en caso de un ataque sorpresa. Es un planteamiento completamente válido; mis enemigos no me avisarán de sus intenciones hostiles. Tampoco estoy seguro de que pudiera haber llegado a golpearle; después de todo, el es el instructor.
– Perdona. Me has pillado desprevenido –. Me disculpo con un tono poco convincente –. No esperaba un ataque a estas alturas.
Pero mis acciones no acompañan demasiado a las palabras que le dirijo. En lugar de preocupación o arrepentimiento, muestro una completa fascinación por mi propia persona; Observo mi cuerpo con el estado mental “cero” aún activo. No se me había ocurrido forzar un estado conjunto de ambas técnicas al completar el aprendizaje… No lo había visto necesario. Pero los resultados son increíblemente satisfactorios.
– Creo que he logrado entenderlo… – susurro con completa seriedad, sin dejar de mirar mis articulaciones mientras las flexiono con perfecto control. Suspiro y mi rostro vuelve a su estado normal, mostrando una sonrisa alegre y burlona, volviendo a posar la mirada sobre Dretch –. Gracias. Es justo lo que necesitaba.
- Cosicas:
- Uso del Kami-e + el ámbito "Cero" (+100% de agilidad). Utilizo la habilidad pasiva del mismo para "perfeccionar" el entendimiento de Nyx sobre la habilidad Kami-e.
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De acuerdo. Mi estrategia no había funcionado del todo bien. Había logrado pillar por sorpresa a Thawne al usar mi cola, pero este era un hombre de recursos y utilizó una especie de Geppou mejorado para desestabilizar mi giro aéreo. Por suerte reaccioné rápidamente ante esta estratagema y solté su pierna antes de que me hiciera perder el control al completo, pero no pude evitar salir despedido por los aires, cayendo una vez más al suelo.
Aun así, me volví a levantar. Me encontraba magullado, herido y con el traje roto, pero con el orgullo bien alto. Aunque no había tenido la oportunidad le asestarle un buen golpe al agente, fui capaz de sorprenderle gracias a mi anatomía y lo lancé contra el suelo, aunque resultó ser una caída leve.
Así cuando me levanté me encontré con la sorpresa de una felicitación por parte de mi instructor. También me sorprendí cuando me dijo que mi entrenamiento no había acabado ya que eso demostraba que mi suposición era incorrecta, pero no importaba. Seguramente me serviría para controlar mejor el Geppou.
Thawne me exigió que le atacase como si de un enemigo se tratase. Eso me pareció una broma, porque era lo que había intentado hacer sin efecto en mi ataque anterior. Pero de todas formas le hice caso y en mi mente intenté idear un plan para lograr un ataque efectivo. Cómo no había usado electro antes, pensé en hacer uso de él. Activé el ámbito y me elevé en el aire.
Una vez estaba a su altura, me dirigí hacia él mientras sacaba unos cuchillos de mi chaqueta. Lanzaría 2 cuchillos hacia él por su lado derecho, para que se viera obligado a esquivar hacia su izquierda e intentar conectar algún golpe mientras evitaba los cuchillos. Si en cambio paraba los cuchillos, lanzaría otros 2 mientras me seguía acercando hasta que los esquivase o que yo estuviera lo suficiente cerca para golpearle y que tuviera que bloquearme en vez de evadirme. Mi intención era lograr golpearle con "Electro" para que se viera afectado por la electricidad, además de que cuando me fuera a devolver el golpe, usaría mi cola de forma de hélice para moverme en el aire, haciendo una finta y contraatacándole.
Realmente esta era la última estratagema que mi cerebro era capaz de idear en ese momento contando con que no quería hacer uso de mi akuma, al menos no de momento. Uno siempre debía reservarse un as bajo la manga.
Aun así, me volví a levantar. Me encontraba magullado, herido y con el traje roto, pero con el orgullo bien alto. Aunque no había tenido la oportunidad le asestarle un buen golpe al agente, fui capaz de sorprenderle gracias a mi anatomía y lo lancé contra el suelo, aunque resultó ser una caída leve.
Así cuando me levanté me encontré con la sorpresa de una felicitación por parte de mi instructor. También me sorprendí cuando me dijo que mi entrenamiento no había acabado ya que eso demostraba que mi suposición era incorrecta, pero no importaba. Seguramente me serviría para controlar mejor el Geppou.
Thawne me exigió que le atacase como si de un enemigo se tratase. Eso me pareció una broma, porque era lo que había intentado hacer sin efecto en mi ataque anterior. Pero de todas formas le hice caso y en mi mente intenté idear un plan para lograr un ataque efectivo. Cómo no había usado electro antes, pensé en hacer uso de él. Activé el ámbito y me elevé en el aire.
Una vez estaba a su altura, me dirigí hacia él mientras sacaba unos cuchillos de mi chaqueta. Lanzaría 2 cuchillos hacia él por su lado derecho, para que se viera obligado a esquivar hacia su izquierda e intentar conectar algún golpe mientras evitaba los cuchillos. Si en cambio paraba los cuchillos, lanzaría otros 2 mientras me seguía acercando hasta que los esquivase o que yo estuviera lo suficiente cerca para golpearle y que tuviera que bloquearme en vez de evadirme. Mi intención era lograr golpearle con "Electro" para que se viera afectado por la electricidad, además de que cuando me fuera a devolver el golpe, usaría mi cola de forma de hélice para moverme en el aire, haciendo una finta y contraatacándole.
Realmente esta era la última estratagema que mi cerebro era capaz de idear en ese momento contando con que no quería hacer uso de mi akuma, al menos no de momento. Uno siempre debía reservarse un as bajo la manga.
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Rexair tuvo la suficiente velocidad de reflejos para soltar mi pierna antes de perder el control de su cuerpo por completo, pero aún así cayó al suelo. Mi satisfacción con el rendimiento del Iniciado aumentó aún más cuando, tras felicitarle y pedirle que me atacase sin reservas, rápidamente se puso a pensar en la mejor manera. No le llevó mucho tiempo dar con una estrategia que le pareció adecuada, lo que sumó más puntos a su favor.
En cuanto estuvo a mi altura, lanzó hacia mí dos cuchillos. Iban dirigidos a mi brazo y mi hombro derechos, por lo que la solución era obvia. De nuevo, me concentré en mi dominio del Seimei Kikkan para redirigir toda la fuerza que pude a la planta de mi pie derecho. En ese momento, cuando sentí mi extremidad rebosante de energía, di un fuerte pisotón lateral. De ese modo me desplacé varios metros hacia la izquierda, evitando los cuchillos por un amplio margen.
No obstante, parecía que había hecho justo lo que el mink quería, pues en el momento exacto en que empecé a desplazarme él se lanzó hacia mi nueva posición dispuesto a golpearme. << Perfecto >> pensé, << ya empieza a pensar en los posibles movimientos de su rival y a anticiparse a ellos. >> Cada minuto que pasaba Rexair me sorprendía con una nueva faceta que mejoraba aún más mi impresión sobre sus capacidades.
El cuerpo del mink parecía estar emitiendo una especie de tenue electricidad, por lo que quizás fuese a atacarme usando dicho elemento. Decidí por tanto intentar algo diferente, sorprenderle de la misma forma en que él estaba haciendo conmigo. Aprovechando que mi traje era aislante eléctrico y, por tanto, si me golpeaba en alguna zona cubierta por ropa no me afectaría la descarga, abrí los brazos y dejé que se acercara para que me diera en el pecho. Instantes antes de que la colisión se produjese, dije entre dientes:
- Tekkai Kempo.
Abracé al Iniciado en el mismo momento en que me golpeó, rodeándole con mis brazos. Aprovechando la inercia del impacto y del desplazamiento del mink, dejé que ambos girásemos hacia arriba hasta quedar boca abajo y, en ese preciso momento, concentré de nuevo toda mi energía en las plantas de ambos pies. El poderoso pisotón que solté con las dos extremidades nos lanzó a ambos hacia el suelo a una velocidad de vértigo.
Por cuestiones de pura fuerza física me parecía prácticamente imposible que Rexair consiguiera liberarse de mi abrazo antes de llegar al suelo, pero tampoco era cuestión de dañar tan severamente a mi nuevo aprendiz. Por lo tanto, dejaría que pensara que nos íbamos a estrellar y en el último momento, cuando ya creyese que la colisión era inevitable, giraría para situarme entre el mink y el suelo, amortiguando su caída. Dado que aún tenía mi Kempo activo, el daño recibido por el impacto sería mínimo, y seguramente podría levantarme como si nada a los pocos segundos de caer.
Una vez terminado el entrenamiento, felicitaría al Iniciado por su desempeño:
- He de decir, Rexair, que me has sorprendido muy gratamente. Al leer tu informe deduje que serías un buen Iniciado, pero no imaginaba el nivel de tus capacidades ni muchísimo menos. Quiero que sepas que mi evaluación sobre ti será muy favorable. Además, quiero proponerte una cosa. Formo parte de una división de la Agencia conocida como Sombras del Deber. Actualmente la componemos tres miembros, y nos vendría muy bien contar contigo. ¿Qué me dices?
Habiendo demostrado tanta habilidad, la verdad es que sería una tontería no aprovechar la oportunidad para incorporar al mink a Sombras del Deber. Me daba rabia no haber visto en acción a Nyx, pues si era tan capaz como su compañero también sería muy útil contar con él, pero esperaba tener la oportunidad de observar sus capacidades muy pronto.
Un rato después, una vez Dretch y Nyx hubieron vuelto de su entrenamiento, una joven llegó corriendo al patio en el que nos encontrábamos. Se trataba de Ilya, una de las encargadas de personal de la isla.
- Agente Anders, Agente Buérganor, os estaba buscando. Acaba de llegarnos un soplo. Según nuestras fuentes un pequeño grupo de revolucionarios planea llevar a cabo un atentado dentro de pocos días en el Archipiélago Sabaody, y me han encargado que os notifique que se os ha asignado la tarea de averiguar qué hay de cierto en todo eso y, en caso de que sea verdad, evitarlo por todos los medios. En apenas dos semanas habrá varias personalidades importantes en las islas, tal vez incluso algún Tenryuubito, aunque esto último no es seguro, y no queremos que haya problemas. Vuestro trabajo será evitar que durante el evento se produzca ningún ataque ni atentado. Para ello deberéis presentaros dentro de doce días en el Archipiélago Sabaody. El resto de instrucciones se os facilitarán unos días antes.
Sorprendido por la repentina sucesión de revelaciones, me tomé unos segundos para meditar sobre lo que acababa de escuchar. Después, con tono decidido, respondí:
- De acuerdo, Ilya, gracias por informarnos. Aunque tal vez nos llevemos con nosotros a estos dos Iniciados, si no hay ningún inconveniente. Han demostrado estar sobradamente preparados para actuar sobre el terreno desde ya mismo, y además contarían con la supervisión de dos Agentes experimentados. ¿Nyx, Rexair, qué decís? - inquirí, mirando a los dos Iniciados.
En cuanto estuvo a mi altura, lanzó hacia mí dos cuchillos. Iban dirigidos a mi brazo y mi hombro derechos, por lo que la solución era obvia. De nuevo, me concentré en mi dominio del Seimei Kikkan para redirigir toda la fuerza que pude a la planta de mi pie derecho. En ese momento, cuando sentí mi extremidad rebosante de energía, di un fuerte pisotón lateral. De ese modo me desplacé varios metros hacia la izquierda, evitando los cuchillos por un amplio margen.
No obstante, parecía que había hecho justo lo que el mink quería, pues en el momento exacto en que empecé a desplazarme él se lanzó hacia mi nueva posición dispuesto a golpearme. << Perfecto >> pensé, << ya empieza a pensar en los posibles movimientos de su rival y a anticiparse a ellos. >> Cada minuto que pasaba Rexair me sorprendía con una nueva faceta que mejoraba aún más mi impresión sobre sus capacidades.
El cuerpo del mink parecía estar emitiendo una especie de tenue electricidad, por lo que quizás fuese a atacarme usando dicho elemento. Decidí por tanto intentar algo diferente, sorprenderle de la misma forma en que él estaba haciendo conmigo. Aprovechando que mi traje era aislante eléctrico y, por tanto, si me golpeaba en alguna zona cubierta por ropa no me afectaría la descarga, abrí los brazos y dejé que se acercara para que me diera en el pecho. Instantes antes de que la colisión se produjese, dije entre dientes:
- Tekkai Kempo.
Abracé al Iniciado en el mismo momento en que me golpeó, rodeándole con mis brazos. Aprovechando la inercia del impacto y del desplazamiento del mink, dejé que ambos girásemos hacia arriba hasta quedar boca abajo y, en ese preciso momento, concentré de nuevo toda mi energía en las plantas de ambos pies. El poderoso pisotón que solté con las dos extremidades nos lanzó a ambos hacia el suelo a una velocidad de vértigo.
Por cuestiones de pura fuerza física me parecía prácticamente imposible que Rexair consiguiera liberarse de mi abrazo antes de llegar al suelo, pero tampoco era cuestión de dañar tan severamente a mi nuevo aprendiz. Por lo tanto, dejaría que pensara que nos íbamos a estrellar y en el último momento, cuando ya creyese que la colisión era inevitable, giraría para situarme entre el mink y el suelo, amortiguando su caída. Dado que aún tenía mi Kempo activo, el daño recibido por el impacto sería mínimo, y seguramente podría levantarme como si nada a los pocos segundos de caer.
Una vez terminado el entrenamiento, felicitaría al Iniciado por su desempeño:
- He de decir, Rexair, que me has sorprendido muy gratamente. Al leer tu informe deduje que serías un buen Iniciado, pero no imaginaba el nivel de tus capacidades ni muchísimo menos. Quiero que sepas que mi evaluación sobre ti será muy favorable. Además, quiero proponerte una cosa. Formo parte de una división de la Agencia conocida como Sombras del Deber. Actualmente la componemos tres miembros, y nos vendría muy bien contar contigo. ¿Qué me dices?
Habiendo demostrado tanta habilidad, la verdad es que sería una tontería no aprovechar la oportunidad para incorporar al mink a Sombras del Deber. Me daba rabia no haber visto en acción a Nyx, pues si era tan capaz como su compañero también sería muy útil contar con él, pero esperaba tener la oportunidad de observar sus capacidades muy pronto.
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Un rato después, una vez Dretch y Nyx hubieron vuelto de su entrenamiento, una joven llegó corriendo al patio en el que nos encontrábamos. Se trataba de Ilya, una de las encargadas de personal de la isla.
- Agente Anders, Agente Buérganor, os estaba buscando. Acaba de llegarnos un soplo. Según nuestras fuentes un pequeño grupo de revolucionarios planea llevar a cabo un atentado dentro de pocos días en el Archipiélago Sabaody, y me han encargado que os notifique que se os ha asignado la tarea de averiguar qué hay de cierto en todo eso y, en caso de que sea verdad, evitarlo por todos los medios. En apenas dos semanas habrá varias personalidades importantes en las islas, tal vez incluso algún Tenryuubito, aunque esto último no es seguro, y no queremos que haya problemas. Vuestro trabajo será evitar que durante el evento se produzca ningún ataque ni atentado. Para ello deberéis presentaros dentro de doce días en el Archipiélago Sabaody. El resto de instrucciones se os facilitarán unos días antes.
Sorprendido por la repentina sucesión de revelaciones, me tomé unos segundos para meditar sobre lo que acababa de escuchar. Después, con tono decidido, respondí:
- De acuerdo, Ilya, gracias por informarnos. Aunque tal vez nos llevemos con nosotros a estos dos Iniciados, si no hay ningún inconveniente. Han demostrado estar sobradamente preparados para actuar sobre el terreno desde ya mismo, y además contarían con la supervisión de dos Agentes experimentados. ¿Nyx, Rexair, qué decís? - inquirí, mirando a los dos Iniciados.
- Cosas:
- - Tekkai Kempo: Pasivamente, aumenta la dureza y tenacidad del Tekkai, llegando a compararse a la del titanio. Además, puede moverse mientras lo utiliza y combinarlo con otras técnicas, por lo que deja de ser una técnica meramente defensiva. Activamente, puede realizar el Tekkai Kempo: Nuclear Head, mediante el cual concentra su Tekkai durante breves momentos en una parte concreta de su cuerpo (sus brazos, sus pies, su cabeza o una pierna, por ejemplo), logrando endurecer esa parte hasta ser comparable al diamante. Sin embargo, cuando haga esto, no podrá utilizar el Tekkai en los siguientes 4 posts. (He usado solo la parte pasiva)
- BSF (Barney Stinson's Favourite): Se trata de un traje de dos piezas, más camisa y corbata. Es completamente indestructible (si resulta dañado, se repara solo), pues está hecho con micropolímeros sintéticos de tecnología punta y ha sido tratado mediante procesos desconocidos. Su color varía según la preferencia de su dueño.
Debido a los tratamientos a los que ha sido sometido y al particular material en que ha sido fabricado, es completamente ignífugo, además de aislante eléctrico. Resulta casi imposible que sea traspasado por armas blancas, flechas o balas (básicamente cualquier arma o técnica cortopunzante). Esto sucede porque las fibras que componen el tejido son increíblemente elásticas y se adaptan a los golpes recibidos, deformándose y transformando los golpes cortopunzantes en contundentes, cuyo daño también reduce debido a su dureza (equiparable a la del Kevlar). Esta elasticidad hace también que se adapte perfectamente al cuerpo de su portador, sin importar lo que éste crezca o mengüe.
- OFF:
- - Editado para que la futura misión tenga lugar en dos semanas y evite problemas de cronología para ninguno de nosotros.
Dretch
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El agente se encogió de hombros al escuchar el agradecimiento de Nyx. No comentó nada sobre la patada que había ido dirigida hacia su rodilla, tal vez fuera él mismo el que tuviera que darle las gracias por poner fin a aquel contraataque. Había confiado que, en caso de peligro, una de aquellas visiones le salvaría. Sin embargo, no había tenido ninguna premonición de aquel movimiento. Quizás y puede que tan solo quizás aquellas visiones solo ocurrieran en casos de extrema necesidad. En cualquier caso, era agradable saber que su compañero no se había dejado dominar por sus emociones.
- No tienes que darme las gracias, es mi obligación – se excusó – En nuestro trabajo siempre habrá quejas, abucheos por lo bajo y comentarios a media voz sobre nuestras madres; pero hay que mantener la mente fría, como hacen los verdaderos profesionales. Inculcaros a los iniciados que la auténtica misión es servir al pueblo de modo que algún día podáis hacer solidas aportaciones al bienestar y el progreso del Gobierno Mundial, pues si este se tambalea o se hunde ¿Qué esperanza habrá para el resto del mundo? Cuando entres en acción de verdad tendrás una gran responsabilidad, y sería un delito por mi parte, como instructor, no haberte enseñado apropiadamente.
Dio una amplia calada y luego soltó el humo en forma de aros, primeros más grandes y luego más pequeños. No era muy amigo de los discursos, pero por primera desde que ingresó en la Cipher Pol, había tenido una oportunidad real de aportar su granito de arena en la formación de un agente. Y, a diferencia de lo que sus jefes habían hecho con él, creía más en la buena voluntad de las personas que en el adoctrinamiento de la vieja escuela. El agente le dio la última calada a la colilla, quemándose los labios y las yemas de los dedos.
“Dedos” – pensó, mientras comenzaba a sentir de nuevo aquel agudo dolor en las falanges de sus dedos. Puede que Nyx no hubiese padecido ninguna de las consecuencias adversas del entrenamiento del rokushiki, pero él aún sentía como los músculos de sus manos ardían de dolor. Era más que probable que, cuando el adiestramiento concluyese oficialmente, tuviese que pasarse por alguno de los barracones médicos a que le echasen un vistazo.
- En fin, echemos un ojo a ver cómo les ha ido a esos dos. Espero que sigan en el mismo patio y no se hayan largado de paseo por los tejados de la ciudad – comentó mientras comenzaba a andar calle abajo, en dirección hacia el patio ajardinado donde habían quedado horas antes.
No tardaron demasiado en volver al apacible patio ajardinado. Se respiraba tanta paz allí que resultaba increíble que aquel lugar se encontrara en el interior de un asentamiento militar. El rumor de la cascada continuaba siendo la nota predominante en aquel lugar, junto al trino de algunos pajarillos. Sin embargo, ya no había ni rastro del rocío mañanero.
No duró demasiado nuestro reencuentro con Thawne y Rexair, los cuales parecían que habían sudado la camiseta con tanto geppo, porque una mujer de cabello rubio entro apurada en el patio. Bastó solo una mirada del agente para adivinar que no quería un autógrafo precisamente. La mujer se identificó como Ilya, una de las encargadas de personal de la isla. Al parecer tenía un soplo importante.
“Otra vez ese dichoso archipiélago” – se dijo a sí mismo, pensativo. No le entusiasmaba la idea de perderse de nuevo entre los grooves, pero una misión era una misión. Sin embargo, el agudo dolor de sus manos le devolvió dolorosamente a la realidad. En aquella condición tan solo sería un lastre, por no mencionar a sus jefes. Pondrían el grito en el cielo al descubrir que se tomaba la justicia por su mano, aceptando cualquier tipo de misión por su cuenta.
Se acercó discretamente a Thawne y, mientras se llevaba la mano vendada a la boca para tapar un mal disimulado bostezo, susurro:
- No creo que en la Karasu vean con buenos ojos que me una a una misión ajena a su supervisión, esos tipos son algo... siniestros, casi paranoicos con las filtraciones en la división. Lo siento, Thawne, pero no puedo jugarme el puesto. Pero estoy seguro de que el iniciado Shingetsu hará un buen papel en mi lugar, casi me ha derrotado durante su entrenamiento. No encontrarás un compañero mejor – dijo a modo de excusa, mientras volvía a meter su mano en el bolsillo de la gabardina.
Habría sacado las manos de los bolsillos de su gabardina y dado un par de palmadas en la espalda al iniciado, pero le dolian demasiado como para hacer algo como aquello, así que se limitó a sonreír. Con algo de suerte, cuando le dejaran salir de la enfermería y, a modo de compensación por perderse aquella misión, se daría un homenaje en algunas de las tiendas de la isla judicial. Nada animaba más que un regalo elegido con mimo y cuidado por uno mismo.
- No tienes que darme las gracias, es mi obligación – se excusó – En nuestro trabajo siempre habrá quejas, abucheos por lo bajo y comentarios a media voz sobre nuestras madres; pero hay que mantener la mente fría, como hacen los verdaderos profesionales. Inculcaros a los iniciados que la auténtica misión es servir al pueblo de modo que algún día podáis hacer solidas aportaciones al bienestar y el progreso del Gobierno Mundial, pues si este se tambalea o se hunde ¿Qué esperanza habrá para el resto del mundo? Cuando entres en acción de verdad tendrás una gran responsabilidad, y sería un delito por mi parte, como instructor, no haberte enseñado apropiadamente.
Dio una amplia calada y luego soltó el humo en forma de aros, primeros más grandes y luego más pequeños. No era muy amigo de los discursos, pero por primera desde que ingresó en la Cipher Pol, había tenido una oportunidad real de aportar su granito de arena en la formación de un agente. Y, a diferencia de lo que sus jefes habían hecho con él, creía más en la buena voluntad de las personas que en el adoctrinamiento de la vieja escuela. El agente le dio la última calada a la colilla, quemándose los labios y las yemas de los dedos.
“Dedos” – pensó, mientras comenzaba a sentir de nuevo aquel agudo dolor en las falanges de sus dedos. Puede que Nyx no hubiese padecido ninguna de las consecuencias adversas del entrenamiento del rokushiki, pero él aún sentía como los músculos de sus manos ardían de dolor. Era más que probable que, cuando el adiestramiento concluyese oficialmente, tuviese que pasarse por alguno de los barracones médicos a que le echasen un vistazo.
- En fin, echemos un ojo a ver cómo les ha ido a esos dos. Espero que sigan en el mismo patio y no se hayan largado de paseo por los tejados de la ciudad – comentó mientras comenzaba a andar calle abajo, en dirección hacia el patio ajardinado donde habían quedado horas antes.
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No tardaron demasiado en volver al apacible patio ajardinado. Se respiraba tanta paz allí que resultaba increíble que aquel lugar se encontrara en el interior de un asentamiento militar. El rumor de la cascada continuaba siendo la nota predominante en aquel lugar, junto al trino de algunos pajarillos. Sin embargo, ya no había ni rastro del rocío mañanero.
No duró demasiado nuestro reencuentro con Thawne y Rexair, los cuales parecían que habían sudado la camiseta con tanto geppo, porque una mujer de cabello rubio entro apurada en el patio. Bastó solo una mirada del agente para adivinar que no quería un autógrafo precisamente. La mujer se identificó como Ilya, una de las encargadas de personal de la isla. Al parecer tenía un soplo importante.
“Otra vez ese dichoso archipiélago” – se dijo a sí mismo, pensativo. No le entusiasmaba la idea de perderse de nuevo entre los grooves, pero una misión era una misión. Sin embargo, el agudo dolor de sus manos le devolvió dolorosamente a la realidad. En aquella condición tan solo sería un lastre, por no mencionar a sus jefes. Pondrían el grito en el cielo al descubrir que se tomaba la justicia por su mano, aceptando cualquier tipo de misión por su cuenta.
Se acercó discretamente a Thawne y, mientras se llevaba la mano vendada a la boca para tapar un mal disimulado bostezo, susurro:
- No creo que en la Karasu vean con buenos ojos que me una a una misión ajena a su supervisión, esos tipos son algo... siniestros, casi paranoicos con las filtraciones en la división. Lo siento, Thawne, pero no puedo jugarme el puesto. Pero estoy seguro de que el iniciado Shingetsu hará un buen papel en mi lugar, casi me ha derrotado durante su entrenamiento. No encontrarás un compañero mejor – dijo a modo de excusa, mientras volvía a meter su mano en el bolsillo de la gabardina.
Habría sacado las manos de los bolsillos de su gabardina y dado un par de palmadas en la espalda al iniciado, pero le dolian demasiado como para hacer algo como aquello, así que se limitó a sonreír. Con algo de suerte, cuando le dejaran salir de la enfermería y, a modo de compensación por perderse aquella misión, se daría un homenaje en algunas de las tiendas de la isla judicial. Nada animaba más que un regalo elegido con mimo y cuidado por uno mismo.
Shingetsu Nyx
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Akuma no mi
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Asiento ante las palabras de Dretch, procurando "esquivar" los anillos de humo que crea al fumar. Teniendo en cuenta que hace unos segundos he intentado dejarlo inválido, decir algo acerca de la molestia por el humo resultaría altamente descortés. En lugar de ello, mientras volvemos al terreno inicial de prácticas, aprovecho para analizar cada uno de los hechos pasados... Aún hay una acción que no logro comprender como ha sucedido, concretamente el momento en el cual he roto la botella con la cabeza. Ya me había sucedido algo parecido en otras ocasiones, pero la sensación ha sido mucho más fuerte esta vez.
– ¿Tan seguro estás de que podrían haber desaparecido de la plaza? – pregunto como respuesta a sus palabras –. Si es así… Supongo que nos tocará esperar un rato.
No me hace gracia quedarme de brazos cruzados, de modo que, si se da el caso, posiblemente acabe ejercitando mi control sobre las habilidades dominadas de alguna manera.
Sin embargo, para cuando llegamos a la plaza que habíamos abandonado, los dos agentes restantes siguen en la misma, parece que han terminado su parte de la instrucción.
En cuanto estamos lo suficientemente cerca, observo con detenimiento el estado de los dos agentes… Parece evidente que Rexair ha sido completamente superado, pero es normal, el agente Thawne es con diferencia el que más nivel tiene de todos nosotros.
Después de un saludo cordial con la cabeza a modo de inclinación, decido pasearme, quedando al lado del agente Mink. Una vez ahí, le doy un par de palmadas amistosas en la espalda, indicándole que yo también he sufrido en la parte que me ha tocado… Como pueden demostrar los numerosos agujeros que tengo en la ropa. No es una acción necesaria, pero la simple idea de un Mink CP… Me hace pensar que, si en un futuro mis planes siguen el cauce esperado, podría llegar a encontrar un aliado importante en él.
Las palabras de Thawne me devuelven a la realidad. Al parecer tenemos una nueva misión que hacer para dentro de aproximadamente una quincena. En mi caso, ya estoy asignado a mi propia misión para dentro de dos días, sin contar con cierta visita que debo hacer hoy mismo a Water Seven… Coincidiendo con el aniversario de aquel incendio. Pero puede que llegado el momento pueda partir con ellos.
– Me encantaría partir con vosotros, tengo una misión asignada en un corto periodo, pero seguramente haya regresado para esa fecha. Va siendo hora de hacer algún encargo en grupo, o terminaré siendo considerado un lobo solitario – antes de seguir hablando, dibujo una línea cordial en mi rostro – Podéis contar conmigo.
En realidad no tengo ningún problema en terminar siendo considerado alguien solitario y alejado, en lo referido al CP lo soy. Pero también es cierto que debo empezar a forjarme aliados, o en un hipotético futuro cercano podría tener serios problemas, dado que mis acciones van a lograr ganarme más de un enemigo en potencia. De hecho, la misión ala que tengo que acudir ahora ya es una especie de castigo.
– De todos modos, ahora debo marcharme. Como a he dicho, estos días voy a estar bastante ocupado. Nos veremos cuando llegue el momento.
Y haciendo una leve inclinación de cabeza, me marcho con rapidez a preparar mi equipo de viaje. Aún tengo varios asuntos de los que ocuparme antes de partir a Water Seven, principalmente debo dejarlo todo preparado para salir de misión en cuanto vuelva. Con un poco de suerte podré unirme a ellos en un futuro cercano y ver cómo se comportan en un terreno menos personal y más peligroso «Aunque lo primero que debo hacer es ordenar las ideas de mi mente…
– ¿Tan seguro estás de que podrían haber desaparecido de la plaza? – pregunto como respuesta a sus palabras –. Si es así… Supongo que nos tocará esperar un rato.
No me hace gracia quedarme de brazos cruzados, de modo que, si se da el caso, posiblemente acabe ejercitando mi control sobre las habilidades dominadas de alguna manera.
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Sin embargo, para cuando llegamos a la plaza que habíamos abandonado, los dos agentes restantes siguen en la misma, parece que han terminado su parte de la instrucción.
En cuanto estamos lo suficientemente cerca, observo con detenimiento el estado de los dos agentes… Parece evidente que Rexair ha sido completamente superado, pero es normal, el agente Thawne es con diferencia el que más nivel tiene de todos nosotros.
Después de un saludo cordial con la cabeza a modo de inclinación, decido pasearme, quedando al lado del agente Mink. Una vez ahí, le doy un par de palmadas amistosas en la espalda, indicándole que yo también he sufrido en la parte que me ha tocado… Como pueden demostrar los numerosos agujeros que tengo en la ropa. No es una acción necesaria, pero la simple idea de un Mink CP… Me hace pensar que, si en un futuro mis planes siguen el cauce esperado, podría llegar a encontrar un aliado importante en él.
Las palabras de Thawne me devuelven a la realidad. Al parecer tenemos una nueva misión que hacer para dentro de aproximadamente una quincena. En mi caso, ya estoy asignado a mi propia misión para dentro de dos días, sin contar con cierta visita que debo hacer hoy mismo a Water Seven… Coincidiendo con el aniversario de aquel incendio. Pero puede que llegado el momento pueda partir con ellos.
– Me encantaría partir con vosotros, tengo una misión asignada en un corto periodo, pero seguramente haya regresado para esa fecha. Va siendo hora de hacer algún encargo en grupo, o terminaré siendo considerado un lobo solitario – antes de seguir hablando, dibujo una línea cordial en mi rostro – Podéis contar conmigo.
En realidad no tengo ningún problema en terminar siendo considerado alguien solitario y alejado, en lo referido al CP lo soy. Pero también es cierto que debo empezar a forjarme aliados, o en un hipotético futuro cercano podría tener serios problemas, dado que mis acciones van a lograr ganarme más de un enemigo en potencia. De hecho, la misión ala que tengo que acudir ahora ya es una especie de castigo.
– De todos modos, ahora debo marcharme. Como a he dicho, estos días voy a estar bastante ocupado. Nos veremos cuando llegue el momento.
Y haciendo una leve inclinación de cabeza, me marcho con rapidez a preparar mi equipo de viaje. Aún tengo varios asuntos de los que ocuparme antes de partir a Water Seven, principalmente debo dejarlo todo preparado para salir de misión en cuanto vuelva. Con un poco de suerte podré unirme a ellos en un futuro cercano y ver cómo se comportan en un terreno menos personal y más peligroso «Aunque lo primero que debo hacer es ordenar las ideas de mi mente…
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Adry-sama
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El enfretanmiento contra Thawne cada vez era más duro. Con mi última jugada esperaba lograr pillarle desprevenido, y cuando esquivó los cuchillos desplazándose hacia donde yo había previsto, pensé que al final lograría hacerle frente. Iluso de mí. Aún le quedaban trucos bajo la manga, y en el momento que golpeé su pecho percibí cómo se había endurecido. <<¿Puede ser eso el Tekkai?>>, pensé. Pero no se paró ahí. Esa técnica no podía ser el Tekkai, porque pudo seguir moviéndose mientras mantenía la dureza en su cuerpo. <<No me puedo imaginar las clases de técnicas que conoce. Me gustaría que me siguiera enseñando>>, pensaba mientras me agarraba fuertemente contra él. Acto seguido, me encontré cayendo en picado contra el suelo. Seguía atrapado en el abrazo de Thawne y no podía liberarme usando todas mis fuerzas. Estaba decidido a usar los poderes de mi akuma para que me liberara antes de golpear contra el piso cuando realizó una maniobra situándose entre el suelo y yo, absorbiendo todo el daño del impacto.
Cuando me levanté del suelo pude notar que en la caída habíamos dejado un pequeño cráter en el suelo. Pero incluso así, Thawne permanecía impasible, como si no hubiese sentido el golpe. Nos encontrábamos a niveles muy distintos, y ya era más que consciente de ello. Pero eso me motivaba, y sabía que si seguía junto al agente podía mejorar enormemente y quizás encontrar aliados para el futuro, aunque aún era demasiado pronto para saberlo.
Mi golpe de suerte vino justo después, cuando no solo mi instructor me felicitó por mis capacidades, sino que además me invitó a formar parte de la división Sombras del Deber. Yo había indagado sobre las divisiones del Cipher Pol con anterioridad, así que conocía de antemano cuáles eran sus objetivos y funciones. Ciertamente Sombras del Deber me llamó la atención nada más saber de ella. No tenía fama de ser un grupo de personas de sangre fría ni mercenarios que venderían a sus madres, sino que realmente trataba de una división que se preocupaba por los ciudadanos e incluso pensaba en que el gobierno mundial estaba corrupto.
- Acepto la oferta. Estaría encantado de participar en la división. He escuchado cosas muy buenas de ella, y me siento alagado de que me hayas invitado a unirme.
No pasó mucho más tiempo cuando aparecieron los otros dos compañeros. Ambos parecían haberse esforzado también, cosa que se podía observar en sus heridas y ropajes. Intercambiamos unos saludos rápidos y Nyx me sorprendió obsequiándome con unas palmadas en la espalda, de forma bastante amistosa, dando a entender que también le había costado pero que había logrado su objetivo.
Me agradó su gesto de amistad, pero al golpearme puse un gesto de dolor en mi cara. No recordaba que había sido apalizado hasta que me había tocado, y ahora necesitaba reposar.
Antes de que todo acabase, llegó una mujer, con un mensaje para los agentes. La mujer explicaba de qué se trataba mientras yo recogía los cuchillos usados contra Thawne. Los cuchillos estaban lejos, pero con la agudeza de mis sentidos, pude seguir escuchando la conversación. Cuando volvía con el resto el agente nos preguntó a Nyx y a mí si queríamos participar, ya que habíamos demostrado que podíamos con ello. No me lo tuve que pensar mucho.
- Si me lo ofreces, por supuesto que iré.
Cuando me levanté del suelo pude notar que en la caída habíamos dejado un pequeño cráter en el suelo. Pero incluso así, Thawne permanecía impasible, como si no hubiese sentido el golpe. Nos encontrábamos a niveles muy distintos, y ya era más que consciente de ello. Pero eso me motivaba, y sabía que si seguía junto al agente podía mejorar enormemente y quizás encontrar aliados para el futuro, aunque aún era demasiado pronto para saberlo.
Mi golpe de suerte vino justo después, cuando no solo mi instructor me felicitó por mis capacidades, sino que además me invitó a formar parte de la división Sombras del Deber. Yo había indagado sobre las divisiones del Cipher Pol con anterioridad, así que conocía de antemano cuáles eran sus objetivos y funciones. Ciertamente Sombras del Deber me llamó la atención nada más saber de ella. No tenía fama de ser un grupo de personas de sangre fría ni mercenarios que venderían a sus madres, sino que realmente trataba de una división que se preocupaba por los ciudadanos e incluso pensaba en que el gobierno mundial estaba corrupto.
- Acepto la oferta. Estaría encantado de participar en la división. He escuchado cosas muy buenas de ella, y me siento alagado de que me hayas invitado a unirme.
No pasó mucho más tiempo cuando aparecieron los otros dos compañeros. Ambos parecían haberse esforzado también, cosa que se podía observar en sus heridas y ropajes. Intercambiamos unos saludos rápidos y Nyx me sorprendió obsequiándome con unas palmadas en la espalda, de forma bastante amistosa, dando a entender que también le había costado pero que había logrado su objetivo.
Me agradó su gesto de amistad, pero al golpearme puse un gesto de dolor en mi cara. No recordaba que había sido apalizado hasta que me había tocado, y ahora necesitaba reposar.
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Antes de que todo acabase, llegó una mujer, con un mensaje para los agentes. La mujer explicaba de qué se trataba mientras yo recogía los cuchillos usados contra Thawne. Los cuchillos estaban lejos, pero con la agudeza de mis sentidos, pude seguir escuchando la conversación. Cuando volvía con el resto el agente nos preguntó a Nyx y a mí si queríamos participar, ya que habíamos demostrado que podíamos con ello. No me lo tuve que pensar mucho.
- Si me lo ofreces, por supuesto que iré.
- Off:
- Y con esto se cierra oficialmente el rol. Ha sido un rol estupendo, muchas gracias chicos.
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