El mundo en tus manos... Bueno, pata [Moderado Nivel 5 - Ellie]

La desatada mink consiguió realizar sendos zarpazos contra su rival. Tanto la garra de magma como la eléctrica atravesaron parte de su piel, creando unas heridas de gran importancia a la par que la sangre manaba por ellas, algo que hizo enloquecer por el momento a una desconocida Ellie.

El grito de dolor de Rufus desorientó ligeramente a la bestia, aunque no impidió que su boca consiguiera morder el hombro del humano. Quizá el recrearse en la mordedura aumentando la presión y saboreando la sangre, hizo que el criminal pudiera agarrar su cola. Instintivamente y casi sin darse cuenta, la agente, al recibir un contacto no esperado descargó una gran cantidad de electricidad, pero no pareció bastar para frenar la ofensiva del tipo, que de alguna manera hizo que la cola de la transformada loba crugiese y, a su vez, ésta aullara de dolor.

Pero el artífice de la gran obra no iba a quedarse ahí. En un alarde por no morir -o quizá por morir matando- el humano lanzó un puñetazo ascendente en la dirección del cuello de la bestia, que intentó evadirlo ladeándolo de una forma inimaginable que acabó simulando un signo de mayor que (>) donde su cuello llegó hasta la cúspide de éste imaginario triángulo sin base.

Si lo conseguía, dejaría a su rival en una posición perfecta para realizar su ofensiva durante un breve instante. Con una agilidad atípica en un ser cuyo estado era tan crítico como el de la agente, la transformada mink realizaría tres movimientos casi instantáneos con sus garras que, de conseguir impactar en su rival, dibujarían tres bandas en diagonal en el torso de su rival. Imprimiría más fuerza aún que antes, y tras ello, se lanzaría de nuevo a morder a su rival, sin embargo, en aquella ocasión intentaría llegar al cuello o al rostro, intentando finalizar el combate.

Si por lo contrario, su defensa no había tenido éxito, la bestia -siempre y cuando pudiera levantarse- volvería a la carga corriendo hacia su rival, e intentaría saltar contra él y darle un mordisco en alguna zona vital.

En cualquier caso, la transformación le había venido como anillo al dedo a Ellie, aunque a pesar de ello, el dolor que durante unos segundos provocó el cambio y había aplacado el que sentía antes estaba cambiando, y en ese momento el dolor iba cada vez a más, lo cual impediría en gran medida los movimientos que quisiera hacer.

La loba salió despedida unos metros tras su ofensiva. Quizá pecó de repetir el mismo movimiento una vez más. Aunque claro, dile tú a una bestia que diversifique un poco sus movmimentos.

El caso es que cuando intentó morder a su oponente, éste pudo esquivar el mordisco y golpeó el abdomen de la agente, que probablemente no se esperaba un fallo así. Previamente había conseguido rozar la piel del humano con sus garras, pero de manera mucho más superficial que antes. En ese momento el humano se alejó, llegando hasta uno de los barcos cercanos y declarando una guerra que la transformada mink no se parió a analizar.

Su aullido resonó por toda la zona, y la preciosidad y lumínica luna centró su atención durante el aullido al completo.

Cuando volvió a torcer el rostro, los barcos portaban banderas revolucionarias. ¿Qué diablos? Seguro que si Ellie estuviera de mente presente se haría mil preguntas. Pero menos mal que la bestia solo actúa, y le da un poco igual si la bandera es azul, verde o negra. Ups, espera, no debería haber dicho eso último.

La agente dió un potente salto desde su posición, hundiendo ligeramente más el barco de lo que ya estaba. Saltó unos cuantos metros, y en el aire, fijó su mirada en el que era su rival desde hacía unos minutos. El humano continuaba haciendo juegos con sus manos, algo que sin duda resultaría en alguna bruta ofensiva. Sin embargo, una depredadora no aguarda a recibir un golpe, siempre intenta darlo antes, ¿no?

En el aire, la alterada Ellie movió con firmeza sus patas, generando unas contundentes ondas eléctricas cuya dirección no solo era el barco del líder de la gran obra, sino los cercanos. Un total de doce ondas de un poder destructivo superior a las lanzadas anteriormente que tenían un único fin. Que la gran obra se quedase en un gran intento. Tras ello, observó cómo Rufus extendió su mano, liberando cinco esferas pequeñas que empezaron a girar sobre un eje imaginario para posteriormente chocar y liberar una gran cantidad de energía hacia ella.

Instintivamente, la bestia se desplazó lateralmente a una velocidad increíble, consiguiendo esquivar por los pelos el golpe, aunque sin poder evitar que la onda provocada por la intensidad y potencia del golpe la desplazara unos metros, frenando ligeramente su ofensiva, que por otra parte, no tardó en llegar.

Continuando su desplazamiento a una velocidad superior, llegó hasta el barco del revolucionario, desde donde se dejó caer hasta su posición. Una vez tocase el suelo, liberaría una abundante cantidad de electricidad, y tras ello lanzaría casi al instante una potente patada hacia el pecho de su rival, que en caso de impactar, probablemente se llevase algún corte fruto de sus garras.

La bestia consiguió perforar siete navíos con sus ondas, entre ellos el de Rufus, que empezó a hundirse lentamente junto al resto de los afectados. Pero la transformada mink sabía que aquello no bastaba para vencer a un tipo como Rufus, y tras desplazarse a gran velocidad, consiguió herir en varias ocasiones a su rival. La electricidad corrió por su cuerpo, provocando una serie de heridas que probablemente le limitarán los movimientos, y, además, sus garras pudieron perforar parte del torso y su brazo, creando un goteo constante de sangre en la madera del navío.

Al ver la sangre la irreconocible agente no pudo evitar aullar a la luna. El olor de la sustancia rojiza entró por su naríz y volvió a activar sus sentidos más primarios durante un instante. Su rival flexionó las rodillas y, fruto de la potencia que estaba imprimiendo, hizo que la madera crujiera y se resquebrajara.

Pero Rufus no se quedó ahí, sino que lanzó una patada ascendente que liberó una potente corriente en su dirección. Ellie saltó hacia un lateral con suma energía, aunque la corriente pasó cerca y golpeó su costado, lanzándola contra una parte del barco que rozaba ya el agua. Con un aullido triste la agente se reincorporó y clavó sus garras en la madera para no caer al agua. Tenía parte del costado entumecido, aunque suponía que tras unos minutos dejaría de dolerle tanto. Con un poco de fortuna consiguió volver hasta su posición anterior en poco tiempo, y allí escuchó cómo un tipo solicitaba un informe, que a su vez había sido pedido desde una teórica central. Rufus, como era evidente, tenía otras preocupaciones más importantes, por lo que sin perder de vista a la propia mink, denegó la solicitud y lanzó un nuevo ataque. En esa ocasión un puñetazo en dirección al cuello la loba, que lo ladeó de tal manera que consiguió una flexibilidad digna de una hoja de papel.

Sin dar ni un segundo de margen, aprovechó la teórica debilidad de su rival al estar tan pegado a ella e, instintivamente, posicionó ambas garras en el torso de su rival. Las garras habían adoptado una temperatura altísima, cerca de unos mil grados, y si conseguía agarrar a su rival, se lanzaría a morder el cuello de su rival.

Puede que las bestias también hagan cierto el dicho de ojo por ojo, aunque en este caso, bien podría ser cuello por cuello.

Tus garras se hunden en el torso de Rufus, pero éste acierta a retirar parcialmente el cuello para que no lo decapites. Aun así tus colmillos se hincan considerablemente en su carne y comienza a sangrar con mucha intensidad. Eso por no hablar de que has perforado sus pulmones en a saber cuántos puntos con tus magmáticas garras ―porque intuyo que están recubiertas de magma, no sé cómo podrías subir su temperatura de otro modo―.

Sea como sea, cuando se aleja de ti deja escapar un nuevo grito de dolor ―o lo intenta, porque en sus pulmones no aire que expulsar― debido al daño producido por las zarpas al salir. Puedes apreciar cómo sus ojos se comienzan a tornar de un feo color rojo, como si estuviese ahogándose. Y es que, de hecho, lo está haciendo. Pobre Rufus.

Como podrás intuir, no planea irse de este mundo sin llevarte con él. Es por ello que une sus dos manos frente a él y notas cómo el espacio comienza a distorsionarse entre ellas, como si fuese capaz de aplicar el poder de su Presu Presu no Mi sobre la propia dimensión. Aunque quizás esto no sea más que una errónea y subjetivo percepción de la bestia, claro. Pensándolo bien, ¿estás en disposición de reparar en algo así?

De cualquier modo, un instante después Rufus abre un pequeño hueco entre sus dedos y este efecto óptico comienza a surcar el aire en dirección hacia ti a una velocidad que para muchos se antojaría como imposible de alcanzar. No tengo muy claro cómo describirte qué te sucedería si te alcanzase, aunque creo que con este dato puedes hacerte una idea. Si consigues salir viva de esta adversidad, cuando vuelvas a mirar Rufus verás que sigue en la cubierta, sólo que tumbado sobre ella en evidente actitud inerte. ¡Bien! Ahora sólo queda...

Un momento, la luna sigue en lo alto y eres una bestia sedienta de sangre, ¿no? El barco que ocupa Rufus está a punto de hundirse, pero aún quedan muchos intactos en las cercanías. Asimismo, creo que es relevante señalar que a estas alturas apenas quince metros te separan del manglar donde tiene lugar la batalla entre revolucionarios y marines.

La transformada mink se miró las garras tras su ataque. Era complicado diferenciar la sangre del magma con la vista, aunque gracias al olor que desprendía supo pronto que su rival estaba al borde de caer. Su cacería había salido bien, al fin y al cabo.

La loba se dispuso a aullar cuando observó a su rival. Las garras habían perforado su torso y, muy probablemente, habrían dañado algún órgano vital. Además, el sabor de su amarga sangre aún se mantenía en la boca, que, por otro lado, dejaba caer un hilillo de sangre por la rojiza y ensangrentada barbilla de la agente.

Por fin había puesto el broche a su misión, y cuando la bestia se disponía a seguir en su enmienda, el cuerpo de su rival hizo unos movimientos que parecían indicar una… ¿última? Ofensiva.

Las palmas del humano se juntaron y todo a su alrededor se volvió borroso en un movimiento que ya de por sí desprendía poder.

Intentando prever el movimiento, la transformada mink empezó a cargar sus extremidades inferiores de electricidad, y en el momento en el que el humano dejó un pequeño resquicio con sus manos, una especie de rayo de energía salió en su dirección a una velocidad que probablemente no pudiera seguir con la mirada. Ellie, en un instinto propio de su condición, se impulsó con gran fuerza y acabó por los aires. Cayó de mala manera sobre la madera del barco, que continuaba hundiéndose, y rápidamente fue hasta la dirección del humano con la única idea de acabar con él, pero cuando llegó, se encontró que el tipo había gastado sus últimas energías en el golpe, y estaba allí totalmente inerte. Lo que está muerto, no puede morir. Resignada, la bestia ojeó el resto de zonas y se percató de que tenía más posibles víctimas en tierra.

Sin más dilación empezó a golpear el aire con energía hasta llegar a tierra, y una vez allí, escuchó una voz.

Los de blanco y azul son tus amigos, Ellie

Es como si la verdadera Ellie intentará comunicarse con la bestia. ¿Pero quién puede domar a una bestia como aquella?

Nada más tocar tierra, la mink liberó una enorme cantidad de electricidad que recorrió unos cuantos metros cuadrados y, obviamente, no distinguiría a aliados de enemigos. La bestia se pasó la lengua por la barbilla, saboreando la sangre de Rufus y se quedó al acecho de cualquiera que pudiera pasar por allí.

Los más cercanos a ti en tu aterrizaje se ven afectados por la electricidad que desprendes, aunque no caen inconscientes ni nada por el estilo. Claman de dolor, por supuesto, pero no dudan en alejarse a toda velocidad e integrarse entre las filas de su bando. Un momento... ¿filas? No, vale, fallo mío, no hay filas ni nada de eso.

Acabas de aterrizar en medio del caos absoluto. Como si de una batalla medieval se tratase, los uniformes de la Marina y las capas verdes son perfectamente distinguibles mires donde mires. Muchos han reparado en tu presencia, pero la adrenalina y el fragor de la batalla impiden que huyan despavoridos, y es que si lo hacen lo más probable es que se lleven un tiro en la espalda.

Aun así, no son pocos los revolucionarios que abren fuego en dirección a ti tras encontrar un pequeño descanso en el duelo con sus respectivos oponentes. Se ve que la noticia de que has acabado con su líder no ha tardado en llegar hasta ellos, pero las fuerzas del orden no van a permitir que se centren en ti.

Y he aquí tu problema, porque, como te digo, todos están mezclados. Por el momento sólo los de verde te disparan, pero dudo que puedas acabar solo con unos y no con los otros sin tener consciencia de lo que haces. ¿Qué ocurrirá con la bestia? Estoy deseando leerlo.

La transformada mink aterrizó sobre la tierra del manglar donde el caos y la destrucción reinaba. Tras liberar una corriente de electricidad, tuvo unos segundos de tranquilidad en los que todos los luchadores cercanos se dispersaron. Lanzó un intenso aullido a la par que el olor a sangre entraba por sus fosas nasales. No hacía falta mucho más para despertar el instinto de una bestia. Pero el de Ellie llevaba un buen rato despierto, así que podríamos decir que, en su caso, el instinto de animal que llevaba dentro volvió a salir.

Cuando estuvo a punto de dirigirse hacia uno de los sectores donde los dos bandos luchaban, escuchó un disparo, al cual le siguió otro, y otro, y… Por alguna razón empezaba a ser el centro de algunos ataques. ¿Sería por su forma? ¿Tendrían alto que ver sus ojos rojizos? ¿O quizá su pelaje blanco teñido de sangre? Quién sabe. La cuestión es que a unos metros en el oeste unos revolucionarios habían centrado su atención en ella.

Con un sutil movimiento Ellie se desplazó a una gran velocidad por la zona hasta llegar a la posición de los revolucionarios que la estaban disparando, y con una serie de ágiles movimientos sacó sus uñas a relucir a través de sendos zarpazos. Y quizá fruto de esa sensación de superioridad, la loba continuó en esa espiral de moverse rápido y lanzar ágiles zarpazos por todos los lugares por los que pasaba. Un río de lava se iba dibujando a su paso por los diferentes lugares de aquel caótico escenario. La agente intercambió sus zarpazos con pequeñas dosis de lava que liberaba a través de sus palmas.

Tras su continua ofensiva la loba se paró de nuevo en el centro de la acción. Sus ojos divisaron cómo los marines parecían estar ganando la batalla poco a poco, sin embargo su mente estaba alejada de emitir cualquier juicio ni apoyar a un bando en concreto. Ella sólo quería sangre, y ésta no distinguía entre colores de uniformes.

Con un último movimiento mientras la mink sentía un enorme dolor en el pecho fruto del cansancio, saltó impulsandose con su electro y, desde arriba, lanzó un torrente de magma a la par que giraba. Creando una bonita estampa que con mucha probabilidad sería la última imagen de muchos de los que estaban allí cerca. La agente caería al suelo apoyándose con sus cuatro patas mientras continuaba observando la ofensiva de aquellos humanos, esperando el momento perfecto para continuar con su sed de sangre.

Magma, electricidad y zarpazos arrasan con la zona, lanzados por una bestia cuya consciencia ha sido reducida a su mínima expresión. No son pocos los revolucionarios que caen ante tu ofensiva carente de dirección y sentido, pero, por desgracia, un considerable número de marines se ven arrastrados por la vorágine de lava y cuchillas.

Cuando aterrizas te has convertido en el objetivo de los hombres de Rufus casi por completo. Todos los situados en las cercanías abren fuego contra ti, seguramente guiados por un desesperado intento por salir con vida del asalto a la base de la Marina en el archipiélago. Del mismo modo, los barcos que ya han atracado orientan hacia ti sus cañones y abren fuego sin considerar si sus disparos pueden dañar a amigos o enemigos. Derribar a la bestia se ha convertido en la propiedad de los asaltantes, y es por ello que no tardas en verte rodeada por un sinfín de proyectiles de todos los calibres.

La manera en la que la bestia peleaba era digna de ser grabada. Su velocidad, sumada a los contundentes y ágiles golpes que daba surtían efecto en cada rival que tenía la osadía de estar cerca de ella. En el suelo yacían revolucionarios cuyo golpe se empezaba a ir al garete, pero la ferocidad de la mink había alcanzado también a sus aliados; los marines. Esos que habían acudido en su ayuda e, indirectamente, estaban protegiéndola. ¿Qué podía hacer un cuerpo sin mente ante aquello? Probablemente nada.

Cuando la loba aterrizó sobre el manglar, se puso a cuatro patas mientras sus ojos se iban hacia la luna, y alzando el hocico, aulló sin cesar durante unos segundos, que por otro lado, los revolucionarios emplearon en dirigir sus cañones hasta ella. No solo los tiradores la apuntaban, sino que los cañones de los barcos hacían lo propio. Cuando aún se encontraba aullando ante la preciosa luna, las balas empezaron a salir de los cañones, y una lluvia de proyectiles de todos los tamaños amenazaron la integridad de Ellie.

La electricidad volvió a aparecer en el cuerpo de la transformada mink, que se impulsó unos metros hacia arriba y empezó a caminar a gran velocidad por el cielo. El pecho continuó doliéndole y oprimiendo sus movimientos, pero ella solo veía enemigos allá donde algo se movía, aunque afortunadamente para ella, la mayoría que presentaban una amenaza eran enemigos reales.

Desde las alturas, la bestia realizó unos movimientos secos con las piernas que tuvieron su efecto en unas grandes ondas cortantes impregnadas en su electricidad, cada vez más abundantes. Unos Rankyakus algo mayores que los que había hecho en su forma normal, y cuyo tamaño ya había cortado los buques enemigos hacía unos minutos. Un total de veinte salieron en dirección hacia sus enemigos, tanto los que flotaban en el mar como los que aguardaban en tierra. Durante la realización de su ataque había sido el único momento en el que la joven agente había permanecido en la misma posición, por lo que no puedo evitar que alguna bala le atravesara. La mayoría dejaron un socavón de mayor o menor medida en su cuerpo, que pronto se regeneró, sin embargo, un total de cuatro habían sido lanzadas o bien con la voluntad de su portador, o eran munición de kairoseki. Tres de ellas impactaron en su vientre, mientras que una cuarta golpeó su muslo izquierdo.

Quizá presa de la batalla y debido a la adrenalina, la agente hizo caso omiso a las heridas y se desplazó a gran velocidad por los alrededores, volviendo a lanzar una lluvia de finas gotas de magma allá donde todavía quedasen enemigos.

Cuando la bestia se disponía a lanzar un nuevo ataque, el pecho volvió a avisarla con un fuerte dolor, solo que en esa ocasión se quedó totalmente inmóvil. Su cuerpo dejó de responder a su instinto, y su vista se nubló. Se encontraba en el cielo, por lo que cayó fulminada hacia el suelo desde una altura de unos cincuenta metros. Al caer, la sangre de las heridas empezó a teñir la tierra, y no tardó más de tres segundos en perder el conocimiento.

Su estado se había apoderado de ella hasta tal punto, que había debilitado su cuerpo y se encontraba en peligro de muerte. La suerte estaba echada, y el destino dictaría sentencia. Quizá los marines se tomasen una venganza por el fuego amigo de la mink, o puede que hicieran gala a su honor y defendiesen a aquella cosa que los había protegido, avisado y ayudado. EN cualquier caso, la vida de Ellie no dependía de ella misma por primera vez en mucho tiempo.

Despiertas rodeada de pitidos, en un entorno blanco y limpio que indudablemente debe corresponder a un hospital o algo similar. Una mujer canosa y bastante entrada en años te observa con ojo clínico y mirada ausente, como si realmente no viese un cuerpo y fuese más allá. Cuando te despiertas alza una ceja, aunque no lo sepas sorprendida porque te has despertado antes de lo que ella pensaba.

―Buenos días, agente Ellie ―te dice al tiempo que comienza a hacer un rápido escrutinio. Apunta con una linterna a tus ojos alternativamente, te pasa un bastoncillo de algodón por diversas zonas de la cara, te pide que hagas varios movimientos con la lengua y, en definitiva, te hace un chequeo apresurado―. Ha pasado una semana desde el ataque de la Revolución, por si te lo preguntas, y continúas en el archipiélago Sabaody. El vicealmirante Rodgers indicó que se te atendiese y que se pusiese en conocimiento del Gobierno Mundial todo lo que había sucedido. Hace unos días llegó un nuevo destacamento del Cipher Pol, y yo con él. En estos momentos está teniendo lugar una dura deliberación en la que, para bien o para mal, se decidirá tu destino.

Entonces se levanta, cogiendo un vaso de agua y ofreciéndotelo en actitud amistosa.

―Por lo que sé, las opiniones están bastante divididas. Antes de decidir nada quieren que les de una explicación de lo que sucedió. Tu intervención permitió que la batalla se decantase a nuestro favor, pero esos Rankyakus... Digamos que causaron demasiadas bajas aliadas... Sea como sea, me he asegurado de dejar claro que no podrás dar tu versión hasta dentro de unos días.


Por mi parte el moderado está finalizado. Si quieres puedes hacer un post más para redondear la trama o introducir algún detalle ―que no afecte a la trama, claro está― de cara a la continuación de esta situación. En cuanto a esto último, y siempre en función de la corrección del moderador, creo que el final del moderado te deja una puerta abierta para hacer un diario o realizar otro moderado, por ejemplo. Eso ya a tu elección. Sin más, ¡ta'lué!