Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
A la mink no le había gustado el elegante y largo traje blanco con el cual le habían obsequiado. Sin embargo… con el tiempo pareció agradarle más, hasta tal punto que incluso pensó en quedárselo cuando todo aquello acabase. Si es que acababa con final feliz, claro.
Ellie encontró un montículo de roca que resaltaba con el paisaje que había alrededor. Se tomó unos minutos para ojear lo que pasaba a su alrededor, algunas personas merodeaban, aunque no parecían prestarle mucha importancia. Ciertamente, ¿quién se fijaba sobre un alcantarillado mientras caminaba?
Con más dudas que certezas, y la gran incógnita de no saber qué podría pasar y qué había allí dentro, la joven agente se fué acercando poco a poco, intentando evadir a cualquier guardia o cualquier lejana mirada que hubiese. Cuando estuvo lo más cerca posible, alzaría la tapa lentamente, introduciéndose en su interior y cerrándola con el mismo mimo, intentando no hacer ruido en el proceso.
Una vez dentro, un fuerte y desagradable olor golpeó su nariz y, a pesar de que estaba resfriada, le costó moverse durante los primeros segundos. Cuando Ellie se “adaptó” al olor, empezó a moverse con cautela, intentando divisar algún sistema de vigilancia. Pero las lámparas de aceite que alumbraban el lugar quizá no abarcaban la suficiente distancia como para ver en un simple vistazo si algo o alguien la vigilaba. Por lo que no quedaba otra opción.
Muy a su pesar, la mink se quitó el vestido y lo lanzó hacia una de las lámparas de aceite, con el objetivo de quemarlo y no dejar rastro de su presencia allí. Y, tras ello, comenzó su andada a cuatro patas por el lugar. Su idea era camuflarse en el ambiente, de manera que si había algún sistema de videovigilancia se pensaran que simplemente algún tipo de animal se había colado en el lugar.
Caminaría por la zona en busca de alguna puerta, trampilla o lugar de acceso a la superficie. Entre tanto, y cada dos lámparas de aceite, la loba se acercaba, se apoyaba a la pared intentando ascender e imitaba que jugaba con el fuego. Pero nada más lejos de la realidad, la única finalidad de todo aquello era marcar con un palito horizontal el palo de la lámpara. Así sabría que por allí había pasado en su primera incursión.
Ellie encontró un montículo de roca que resaltaba con el paisaje que había alrededor. Se tomó unos minutos para ojear lo que pasaba a su alrededor, algunas personas merodeaban, aunque no parecían prestarle mucha importancia. Ciertamente, ¿quién se fijaba sobre un alcantarillado mientras caminaba?
Con más dudas que certezas, y la gran incógnita de no saber qué podría pasar y qué había allí dentro, la joven agente se fué acercando poco a poco, intentando evadir a cualquier guardia o cualquier lejana mirada que hubiese. Cuando estuvo lo más cerca posible, alzaría la tapa lentamente, introduciéndose en su interior y cerrándola con el mismo mimo, intentando no hacer ruido en el proceso.
Una vez dentro, un fuerte y desagradable olor golpeó su nariz y, a pesar de que estaba resfriada, le costó moverse durante los primeros segundos. Cuando Ellie se “adaptó” al olor, empezó a moverse con cautela, intentando divisar algún sistema de vigilancia. Pero las lámparas de aceite que alumbraban el lugar quizá no abarcaban la suficiente distancia como para ver en un simple vistazo si algo o alguien la vigilaba. Por lo que no quedaba otra opción.
Muy a su pesar, la mink se quitó el vestido y lo lanzó hacia una de las lámparas de aceite, con el objetivo de quemarlo y no dejar rastro de su presencia allí. Y, tras ello, comenzó su andada a cuatro patas por el lugar. Su idea era camuflarse en el ambiente, de manera que si había algún sistema de videovigilancia se pensaran que simplemente algún tipo de animal se había colado en el lugar.
Caminaría por la zona en busca de alguna puerta, trampilla o lugar de acceso a la superficie. Entre tanto, y cada dos lámparas de aceite, la loba se acercaba, se apoyaba a la pared intentando ascender e imitaba que jugaba con el fuego. Pero nada más lejos de la realidad, la única finalidad de todo aquello era marcar con un palito horizontal el palo de la lámpara. Así sabría que por allí había pasado en su primera incursión.
No eres capaz de apreciar sistema de videovigilancia alguno, pero de vez en cuando escuchas pasos y conversaciones ahogadas por la distancia que te indican que, efectivamente, Rufus no ha dejado esa zona libre de seguridad. Aun así, en semejante laberinto no tendrás problema para perderte por algún canal y dejar de oír los rastros de presencia humana.
En cuanto a las salidas... Bueno, hay tantas que contarlas se antoja como algo absurdo. Toscos barrotes de hierro oxidado sirven para ascender hacia la superficie. Por otro lado, si te acercas a comprobar si se escucha algo a través de las placas de metal que sellan el subterráneo comprobarás que algunos sonidos de voces son audibles al otro lado de la mayoría de ellas. Sin embargo, no aciertas a distinguir palabra alguna en los comentarios ni nada que te indique dónde te encuentras siquiera.
Si me pides consejo, lo ideal sería encontrar un método para orientarte en el alcantarillado. Unos planos te vendrían bien, aunque puede haber mil y una soluciones que te permitan desentrañar los secretos de ese laberinto. Es decir, semejante sistema de conducción de residuos tiene, por fuerza, que haber sido construido antes que la residencia de Rufus. Decidas lo que decidas y hagas lo que hagas, el camino que has marcado en las lámparas de aceite te permitirá volver sin problemas al punto de partida.
En cuanto a las salidas... Bueno, hay tantas que contarlas se antoja como algo absurdo. Toscos barrotes de hierro oxidado sirven para ascender hacia la superficie. Por otro lado, si te acercas a comprobar si se escucha algo a través de las placas de metal que sellan el subterráneo comprobarás que algunos sonidos de voces son audibles al otro lado de la mayoría de ellas. Sin embargo, no aciertas a distinguir palabra alguna en los comentarios ni nada que te indique dónde te encuentras siquiera.
Si me pides consejo, lo ideal sería encontrar un método para orientarte en el alcantarillado. Unos planos te vendrían bien, aunque puede haber mil y una soluciones que te permitan desentrañar los secretos de ese laberinto. Es decir, semejante sistema de conducción de residuos tiene, por fuerza, que haber sido construido antes que la residencia de Rufus. Decidas lo que decidas y hagas lo que hagas, el camino que has marcado en las lámparas de aceite te permitirá volver sin problemas al punto de partida.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La mink echó en falta tener algún tipo de planos, o que su orientación fuese mejor en ambientes tan cerrados. Tampoco podría tirar de su impecable olfato, primero porque al estar resfriada no era tan impecable, y segundo porque allí sólo olía a… Residuos y de más sustancias fecales.
Continuó su recorrido por el subsuelo, marcando las lámparas alternas y viendo cómo había alguna salida al exterior, aunque no podía saber a qué zona saldría. También escuchaba ruidos, pero no podía hilar frases. La verdad es que no podría hacer gran cosa sin tener un mapa que le condujese a algún lado. Pero… ¿dónde podría encontrar un mapa del alcantarillado?
Lo cierto era que no hacía nada allí, por lo que mientras pensaba en cómo conseguir un plano, dió media vuelta y caminó hacia el lugar de partida, guiándose por las muescas hechas sobre las lámparas.
Una vez subiese la escalera, sacaría ligeramente la cabeza y saldría corriendo de no haber nadie. Ellie pensó que quizá ir a un manglar colindante sería buena idea. Al fin y al cabo, solo le conocían en ese. Por lo que, sin perder un minuto más, se marcharía rumbo al manglar número veintiséis. Por el camino, buscaría un lugar donde cambiarse. Se maquillaría nuevamente, adoptando un pelaje lila claro, mientras se ponía un traje proporcionado por el gobierno para reuniones. El traje no era nada del otro mundo, ni tenía ningún símbolo que pudiera relacionar a la mink con la agencia, pero era su excusa perfecta para buscar información y sonar creíble. ¿Por qué la gente trajeada inspiraba más confianza?
Cuando la loba llegó hasta el manglar en cuestión, se dirigiría hacia el hotel o bar más cercano, y una vez entrase, buscaría al recepcionista o camarero para entablar una conversación.
- Disculpe, estoy buscando a Wulfan, pero no me han dicho en qué manglar se encuentra. Soy Esnan, de Limpiezas Esnan, encantada -comentaría tras tender la pata-. Vamos a limpiar las aguas fecales de varios manglares, y me falta información del manglar veintisiete. Necesitaría un mapa topográfico y otro del sistema de alcantarillado, para ver cómo proceder. ¿Sabe quien me puede ayudar?
Si no recibía más información de la que tenía, la agente iría preguntando por más zonas hasta dar con algún hilo del que tirar. La verdad es que estaba deseando ver qué estaba tramando el tal Ruffus.
Continuó su recorrido por el subsuelo, marcando las lámparas alternas y viendo cómo había alguna salida al exterior, aunque no podía saber a qué zona saldría. También escuchaba ruidos, pero no podía hilar frases. La verdad es que no podría hacer gran cosa sin tener un mapa que le condujese a algún lado. Pero… ¿dónde podría encontrar un mapa del alcantarillado?
Lo cierto era que no hacía nada allí, por lo que mientras pensaba en cómo conseguir un plano, dió media vuelta y caminó hacia el lugar de partida, guiándose por las muescas hechas sobre las lámparas.
Una vez subiese la escalera, sacaría ligeramente la cabeza y saldría corriendo de no haber nadie. Ellie pensó que quizá ir a un manglar colindante sería buena idea. Al fin y al cabo, solo le conocían en ese. Por lo que, sin perder un minuto más, se marcharía rumbo al manglar número veintiséis. Por el camino, buscaría un lugar donde cambiarse. Se maquillaría nuevamente, adoptando un pelaje lila claro, mientras se ponía un traje proporcionado por el gobierno para reuniones. El traje no era nada del otro mundo, ni tenía ningún símbolo que pudiera relacionar a la mink con la agencia, pero era su excusa perfecta para buscar información y sonar creíble. ¿Por qué la gente trajeada inspiraba más confianza?
Cuando la loba llegó hasta el manglar en cuestión, se dirigiría hacia el hotel o bar más cercano, y una vez entrase, buscaría al recepcionista o camarero para entablar una conversación.
- Disculpe, estoy buscando a Wulfan, pero no me han dicho en qué manglar se encuentra. Soy Esnan, de Limpiezas Esnan, encantada -comentaría tras tender la pata-. Vamos a limpiar las aguas fecales de varios manglares, y me falta información del manglar veintisiete. Necesitaría un mapa topográfico y otro del sistema de alcantarillado, para ver cómo proceder. ¿Sabe quien me puede ayudar?
Si no recibía más información de la que tenía, la agente iría preguntando por más zonas hasta dar con algún hilo del que tirar. La verdad es que estaba deseando ver qué estaba tramando el tal Ruffus.
¿Wulfan? —te pregunta el barman con una ceja alzada—. No me suena, aunque por el tema del alcantarillado podrías preguntarle a Godric. —Te has detenido en 'Las Raíces del Océano', una tasca en medio de la nada, en la zona del manglar veintiséis que limita con el que abandonas. Es un sujeto de estatura media, de pelo negro salpicado por numerosas canas y que viste con un impoluto esmoquin. Lo cierto es que parece un local pensado para gente bastante distinguida, aunque sólo hay unos pocos clientes que disfrutan de una agradable velada entre velas y el suave susurro de un violín que toca una mujer sobre un pequeño escenario. Tu interlocutor está puliendo unas copas—. Por cierto, no te había visto antes. Tenemos una clientela bastante fiel y no suele entrar gente a preguntar por nadie. Ya sabes, por eso de que estamos un poco lejos de todo —sonríe—. Dime, ¿quieres que te ponga algo?
Si le preguntas, Rodomiro te dirá que el tal Godric tiene reserva esa misma noche, así que podrías aguardar con una copa de vino y disfrutando del virtuosismo de la música.
En caso de que lo hagas, tras unas horas en las que puedes hacer lo que te plazca, verás que el barman abandona su posición tras la barra para recibir a un hombre de avanzada edad. Mide algo más de dos metros y hace gala de un cuerpo imponente. La anchura de sus hombros le obliga a perfilarse para acceder al establecimiento. Del mismo modo, varias cicatrices surcan su rostro plagado de arrugas. Es como si se negase a envejecer al tiempo que marca la naturaleza.
Rodomiro le susurra algo al oído antes de que pase junto a ti y Godric hace un educado gesto con la cabeza a modo de saludo, pero no te presta mayor atención. Al igual que todos los presentes, viste de gala. Se sienta solo en una pequeña mesa apartada situada junto a una ventana. La vista del manglar veintiséis es incomparable a su través. Pide un solomillo y espera pacientemente a que llegue su comida.
Si le preguntas, Rodomiro te dirá que el tal Godric tiene reserva esa misma noche, así que podrías aguardar con una copa de vino y disfrutando del virtuosismo de la música.
En caso de que lo hagas, tras unas horas en las que puedes hacer lo que te plazca, verás que el barman abandona su posición tras la barra para recibir a un hombre de avanzada edad. Mide algo más de dos metros y hace gala de un cuerpo imponente. La anchura de sus hombros le obliga a perfilarse para acceder al establecimiento. Del mismo modo, varias cicatrices surcan su rostro plagado de arrugas. Es como si se negase a envejecer al tiempo que marca la naturaleza.
Rodomiro le susurra algo al oído antes de que pase junto a ti y Godric hace un educado gesto con la cabeza a modo de saludo, pero no te presta mayor atención. Al igual que todos los presentes, viste de gala. Se sienta solo en una pequeña mesa apartada situada junto a una ventana. La vista del manglar veintiséis es incomparable a su través. Pide un solomillo y espera pacientemente a que llegue su comida.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El camarero de Las raíces del océano cayó en su pequeña trampa, y le dió un dato mucho más importante de lo que podía llegar a creer. Godric debía ser su hombre para hacerse con algo de información, y casualmente, tenía reserva esa misma noche.
- Disculpe si mi pregunta le ha incomodado, nunca había tenido el placer de venir a este sitio. Durante mi estancia prometo ser parte de esa clientela fiel que usted dice -finalizó, con una sonrisa.
La loba aceptó la propuesta del camarero y pidió un vino blanco, mientras ojeaba las increíbles vistas a su alrededor. La verdad es que la tasca tenía su encanto, y la mujer que tocaba el violín no lo hacía nada mal. Le estaban entrando ganas de ir junto a ella y acompañarla con otro instrumento, sin embargo, echaría abajo su plan. Quizá, cuando todo acabase, podría volver y disfrutar un poco del paisaje.
Durante el tiempo que tenía hasta que Godric llegase, la agente pensó en cómo solicitar información ante aquél tipo. Realmente tampoco sabía quién era, más allá de que podría ayudarle con el tema del alcantarillado, por lo que quizá lo más sensato sería continuar buscando un plano.
La mink se moría por hablar con la gente, pero permaneció tranquila, en su asiento, sin levantar la mayor sospecha. Hasta que el camarero abandonó su posición para dirigirse a la puerta. Y allí acompañó a un señor de algo más de dos metros con un fornido cuerpo, marcado con alguna cicatriz. La agente lanzaba esporádicas miradas hacia el señor, y en una de ellas observó cómo el camarero le susurraba algo, y el tipo le hacía una seña, saludandola. Pero ahí quedó, en un simple saludo.
Aquello chocó bastante con todo lo que Ellie podía pensar que iba a suceder, entre sus posibilidades no estaba la de que el tipo pasase de ella, por lo que se quedó un poco sorprendida.
Cuando el tipo pidió, la mink se decidió a acercarse hasta él. Con la excusa de no molestarle durante la cena, le solicitaría atención. Quizá fuese un poco descortés, pero saldría de dudas rápidamente.
- Perdone, es usted Godric, ¿verdad? -diría, tendiéndole la pata- Disculpe que le moleste, seré breve y le dejaré cenar tranquilo, disfrutando de estas maravillosas vistas. Mi nombre es Esnan, de limpiezas Esnan. Me han dado su contacto para ayudarme con un asuntillo. Vamos a limpiar las aguas fecales de algunos manglares, me han pasado mucha documentación, pero me faltaría un mapa topográfico y otro del sistema de alcantarillado del manglar veintisiete. ¿Podría ayudarme con eso?
La agente esperaría la respuesta del tipo, si le veía poner alguna mala cara o mostrar cierta incomodidad, le propondría una reunión en otro momento y se largaría, pagando la cuenta a Rodomiro, dejándole una generosa propina.
- Disculpe si mi pregunta le ha incomodado, nunca había tenido el placer de venir a este sitio. Durante mi estancia prometo ser parte de esa clientela fiel que usted dice -finalizó, con una sonrisa.
La loba aceptó la propuesta del camarero y pidió un vino blanco, mientras ojeaba las increíbles vistas a su alrededor. La verdad es que la tasca tenía su encanto, y la mujer que tocaba el violín no lo hacía nada mal. Le estaban entrando ganas de ir junto a ella y acompañarla con otro instrumento, sin embargo, echaría abajo su plan. Quizá, cuando todo acabase, podría volver y disfrutar un poco del paisaje.
Durante el tiempo que tenía hasta que Godric llegase, la agente pensó en cómo solicitar información ante aquél tipo. Realmente tampoco sabía quién era, más allá de que podría ayudarle con el tema del alcantarillado, por lo que quizá lo más sensato sería continuar buscando un plano.
La mink se moría por hablar con la gente, pero permaneció tranquila, en su asiento, sin levantar la mayor sospecha. Hasta que el camarero abandonó su posición para dirigirse a la puerta. Y allí acompañó a un señor de algo más de dos metros con un fornido cuerpo, marcado con alguna cicatriz. La agente lanzaba esporádicas miradas hacia el señor, y en una de ellas observó cómo el camarero le susurraba algo, y el tipo le hacía una seña, saludandola. Pero ahí quedó, en un simple saludo.
Aquello chocó bastante con todo lo que Ellie podía pensar que iba a suceder, entre sus posibilidades no estaba la de que el tipo pasase de ella, por lo que se quedó un poco sorprendida.
Cuando el tipo pidió, la mink se decidió a acercarse hasta él. Con la excusa de no molestarle durante la cena, le solicitaría atención. Quizá fuese un poco descortés, pero saldría de dudas rápidamente.
- Perdone, es usted Godric, ¿verdad? -diría, tendiéndole la pata- Disculpe que le moleste, seré breve y le dejaré cenar tranquilo, disfrutando de estas maravillosas vistas. Mi nombre es Esnan, de limpiezas Esnan. Me han dado su contacto para ayudarme con un asuntillo. Vamos a limpiar las aguas fecales de algunos manglares, me han pasado mucha documentación, pero me faltaría un mapa topográfico y otro del sistema de alcantarillado del manglar veintisiete. ¿Podría ayudarme con eso?
La agente esperaría la respuesta del tipo, si le veía poner alguna mala cara o mostrar cierta incomodidad, le propondría una reunión en otro momento y se largaría, pagando la cuenta a Rodomiro, dejándole una generosa propina.
Godric espera a que le sirvan una copa de vino tinto antes de responderte. La botella de la que sale luce vieja y carcomida por el polvo, reflejo del tiempo que lleva madurando en las bodegas de Las Raíces del Océano. Una vez Rodomiro se va, dirige a ti toda su atención:
—¿Limpiezas Esnan? No me suena de nada. De cualquier modo, no es habitual que la gente que se mueve por estos manglares contrate a nadie para hacer sus cosas, mucho menos a una empresa de limpieza. Hasta donde yo sé, Larry el Mugroso y sus chicos son los encargados de quedarse con toda la suciedad que se vierte a los canales. ¿Cómo es que os han contratado y nadie me ha informado? —Te observa con rostro severo y la ceja derecha alzada, golpeando rítmicamente con uno de sus nudillos la mesa que soporta su copa. El vino que contiene se agita levemente con cada toque, casi como si fuese una especie de cuenta atrás—. He estado hablando con Rufus antes y le he escuchado un tanto preocupado. Según tengo entendido, la otra noche intentaron entrar en su propiedad y no han sido capaces de dar con el intruso. No es el primer insensato que lo intenta, ¿sabes? Ya lo han intentado hacer un par de veces en los últimos meses y los resultados no han sido muy buenos. —Da un largo trago a su bebida, saboreando el exquisito sabor del licor—. No me fío de ti —sentencia—. Ni de ti ni de nadie en realidad. Rufus y Arístides se encargan personalmente de todo lo que les toca de cerca y me habrían informado de cualquier cambio en la gestión de las aguar residuales de su manglar. Más te vale darme una buena explicación. —Sí, es una amenaza y, si me lo preguntas, para nada velada. La mano con la que golpeaba repetidamente la mesa se ha cerrado en un puño y escruta cada milímetro de tu cuerpo.
—¿Limpiezas Esnan? No me suena de nada. De cualquier modo, no es habitual que la gente que se mueve por estos manglares contrate a nadie para hacer sus cosas, mucho menos a una empresa de limpieza. Hasta donde yo sé, Larry el Mugroso y sus chicos son los encargados de quedarse con toda la suciedad que se vierte a los canales. ¿Cómo es que os han contratado y nadie me ha informado? —Te observa con rostro severo y la ceja derecha alzada, golpeando rítmicamente con uno de sus nudillos la mesa que soporta su copa. El vino que contiene se agita levemente con cada toque, casi como si fuese una especie de cuenta atrás—. He estado hablando con Rufus antes y le he escuchado un tanto preocupado. Según tengo entendido, la otra noche intentaron entrar en su propiedad y no han sido capaces de dar con el intruso. No es el primer insensato que lo intenta, ¿sabes? Ya lo han intentado hacer un par de veces en los últimos meses y los resultados no han sido muy buenos. —Da un largo trago a su bebida, saboreando el exquisito sabor del licor—. No me fío de ti —sentencia—. Ni de ti ni de nadie en realidad. Rufus y Arístides se encargan personalmente de todo lo que les toca de cerca y me habrían informado de cualquier cambio en la gestión de las aguar residuales de su manglar. Más te vale darme una buena explicación. —Sí, es una amenaza y, si me lo preguntas, para nada velada. La mano con la que golpeaba repetidamente la mesa se ha cerrado en un puño y escruta cada milímetro de tu cuerpo.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La mink guardó la compostura como una auténtica campeona. Godric era muy expresivo, algo que sin duda le vendría bien durante su conversación. Lo cierto era que parecía algo ofendido por no haberse enterado de que su “empresa” se haría cargo de la limpieza de las aguas fecales. También se mostraba algo reticente a que fuera verdad lo que la loba contaba, escudándose en que la gente de la zona no solía contratar a ajenos. Ellie empezó a pensar opciones para salir de aquella encerrona, y creyó dar con una que podría ser válida para ambas preocupaciones del corpulento humano.
Posteriormente, el tono subió un poco, finalizando en una amenaza que preocupó ligeramente a la agente. Si aquello acababa en una pelea, no tendría nada que hacer, ya que su misión estaría completamente sentenciada. Los rumores pronto se extenderían por la isla, y la gente empezaría a atacar cabos. Quizá, incluso con una apariencia diferente, fuese discriminada por lo que Esnan hiciese.
- Te entiendo perfectamente -comentó en un tono lo más pausado posible-. No se lo tengas en cuenta a Rufus… Está muy nervioso, ya sabes. Entre la gran obra y el asalto que intentaron hacer sobre su casa… Lo cierto es que el cambio de limpieza en las aguas fecales debe estar muy abajo en sus prioridades. Pero en las mías está en lo más alto, por eso estoy aquí. Puedes preguntarles si quieres, pero solo conseguirás atrasar esto más, y creo que entre todos deberíamos colaborar para que tanto Rufus como Arístides tengan una preocupación de menos y no de más.
La mink aguardaría paciente una respuesta. Confiaba en que el haber devuelto la pelota sobre el tejado de Godric fuese suficiente como para que éste se replantease lo que había dicho.
Posteriormente, el tono subió un poco, finalizando en una amenaza que preocupó ligeramente a la agente. Si aquello acababa en una pelea, no tendría nada que hacer, ya que su misión estaría completamente sentenciada. Los rumores pronto se extenderían por la isla, y la gente empezaría a atacar cabos. Quizá, incluso con una apariencia diferente, fuese discriminada por lo que Esnan hiciese.
- Te entiendo perfectamente -comentó en un tono lo más pausado posible-. No se lo tengas en cuenta a Rufus… Está muy nervioso, ya sabes. Entre la gran obra y el asalto que intentaron hacer sobre su casa… Lo cierto es que el cambio de limpieza en las aguas fecales debe estar muy abajo en sus prioridades. Pero en las mías está en lo más alto, por eso estoy aquí. Puedes preguntarles si quieres, pero solo conseguirás atrasar esto más, y creo que entre todos deberíamos colaborar para que tanto Rufus como Arístides tengan una preocupación de menos y no de más.
La mink aguardaría paciente una respuesta. Confiaba en que el haber devuelto la pelota sobre el tejado de Godric fuese suficiente como para que éste se replantease lo que había dicho.
—Tal vez tengas razón —medita, relajando el puño y sirviéndose más vino—. Ven conmigo a mi despacho después y te haré entrega de los planos del alcantarillado. Lo de Larry sigue extrañándome. Hasta ahora estaba haciéndolo bien; no sé por qué habrán decidido cambiar.
Un grueso entrecot de ternera no tarda en ser llevado hasta él. Godric se da cuenta de que no tienes qué comer y te ofrece pedir algo. Él paga, así que tal vez sea buena idea aprovecharte de la hospitalidad del recio y veterano hombre. Además, ¿qué pasaría si interpretase una negativa como un signo de desconfianza y volviese a recelar de ti? Puedes hacer lo que quieras, de cualquier modo.
Una vez acabe —o acabéis— de comer, se despedirá de Rodomiro y se marchará del local. El barman también te dirigirá unas educadas palabras cuando salgas, acompañadas de un 'nos vemos pronto, Esnan'. Godric es un hombre parco en palabras, por lo que no haré esfuerzo por iniciar una conversación contigo. Aun así, te responderá si le haces alguna pregunta mientras te conduce hacia su lugar de trabajo.
Tras un buen rato caminando, a lo lejos pueden apreciarse las siluetas de algunas edificaciones del manglar veintiséis. Godric desarrolla sus funciones en una pequeña edificación situada a una distancia prudencial de la zona habitada, con acceso inmediato al alcantarillado gracias a una gran trampilla situada a espaldas de la discreta construcción de una única planta.
—Pasa —dirá cuando abra la puerta—. ¿Quieres un café? Espera un segundo —continuará—; voy a llamar a Rufus para avisarle de que estás aquí y que se quede tranquilo. —Te deja en la entrada y atraviesa una puerta situada a vuestra derecha, desapareciendo de tu campo de visión.
Un grueso entrecot de ternera no tarda en ser llevado hasta él. Godric se da cuenta de que no tienes qué comer y te ofrece pedir algo. Él paga, así que tal vez sea buena idea aprovecharte de la hospitalidad del recio y veterano hombre. Además, ¿qué pasaría si interpretase una negativa como un signo de desconfianza y volviese a recelar de ti? Puedes hacer lo que quieras, de cualquier modo.
Una vez acabe —o acabéis— de comer, se despedirá de Rodomiro y se marchará del local. El barman también te dirigirá unas educadas palabras cuando salgas, acompañadas de un 'nos vemos pronto, Esnan'. Godric es un hombre parco en palabras, por lo que no haré esfuerzo por iniciar una conversación contigo. Aun así, te responderá si le haces alguna pregunta mientras te conduce hacia su lugar de trabajo.
Tras un buen rato caminando, a lo lejos pueden apreciarse las siluetas de algunas edificaciones del manglar veintiséis. Godric desarrolla sus funciones en una pequeña edificación situada a una distancia prudencial de la zona habitada, con acceso inmediato al alcantarillado gracias a una gran trampilla situada a espaldas de la discreta construcción de una única planta.
—Pasa —dirá cuando abra la puerta—. ¿Quieres un café? Espera un segundo —continuará—; voy a llamar a Rufus para avisarle de que estás aquí y que se quede tranquilo. —Te deja en la entrada y atraviesa una puerta situada a vuestra derecha, desapareciendo de tu campo de visión.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- Póngame lo mismo que a él, si es tan amable. Aunque me gustaría un poco menos hecho. Gracias.
Las cosas no iban nada mal. Había conseguido convencer a Godric de que no debía preocupar a Rufus con una tontería como la limpieza del alcantarillado, y encima, le iban a invitar a cenar. Nada mal.
El humano era un tipo de pocas palabras, parecía excesivamente sereno, aunque a decir verdad, también simulaba un estado de alerta continuo. Tendría que andarse con ojo de cualquier modo.
Cuando trajeron la comida, la loba comió tranquilamente, intentando no perder los modales. Al fin y al cabo, su personaje tendría que estar acostumbrado a reuniones y comidas en busca de negocios. En otras circunstancias, el filete hubiera durado unos segundos en el plato.
Cuando acabaron, tanto el cordial barman como Rodomiro se despidieron de ellos, invitándoles a volver.
- Por supuesto que volveremos, todo ha estado fantástico, ¡gracias!
El camino de vuelta hacia las oficinas de Godric no fue especialmente divertido. Caminaron con el particular frío de madrugada, en silencio y sin mediar palabra, Ellie, o Esnan mejor dicho, había pensado en sacar alguna conversación, pero las cosas estaban yendo tan bien que prefirió mantener la seguridad del silencio.
De repente se empezaron a ver las edificaciones a lo lejos. Habían entrado en el manglar veintiséis de nuevo, y Godric le estaba llevando hacia su centro de operaciones. Aunque la mink no lo sabía, estaba entrando en la boca del lobo. Aunque ella era una loba, por lo que quizá no debería de preocuparse mucho.
Una vez dentro, Godric le ofreció un café, a lo que la mink aceptó con gusto. Y entonces empezaron los problemas. Godric se decidió a llamar a Rufus para dejarle tranquilo, aunque aquello no le iba a dejar muy tranquilo, no.
- Espera -diría, alzando la mano-. Disculpa, que quizá es mi culpa. Te dije que le llamaras mientras cenábamos porque no era demasiado tarde. Pero… ¿No crees que ahora estará durmiendo? Aunque bueno, perdón de nuevo. Tú le debes conocer mucho más que yo.
La agente fingiría una tímida sonrisa y, si el humano se iba, pondría su oído en escucharle de vuelta y, mientras tanto, miraría todos los documentos cercanos que pudiese, en busca de uno de los mapas o cualquier información de valor, moviéndose del recibidor si era necesario. Si, por el contrario, el humano se quedaba, esperaría a recibir cualquier documentación por su parte.
Algo le olía a Ellie que, muy a su pesar, tendría que matar pronto a Esnan, de limpiezas Esnan.
Las cosas no iban nada mal. Había conseguido convencer a Godric de que no debía preocupar a Rufus con una tontería como la limpieza del alcantarillado, y encima, le iban a invitar a cenar. Nada mal.
El humano era un tipo de pocas palabras, parecía excesivamente sereno, aunque a decir verdad, también simulaba un estado de alerta continuo. Tendría que andarse con ojo de cualquier modo.
Cuando trajeron la comida, la loba comió tranquilamente, intentando no perder los modales. Al fin y al cabo, su personaje tendría que estar acostumbrado a reuniones y comidas en busca de negocios. En otras circunstancias, el filete hubiera durado unos segundos en el plato.
Cuando acabaron, tanto el cordial barman como Rodomiro se despidieron de ellos, invitándoles a volver.
- Por supuesto que volveremos, todo ha estado fantástico, ¡gracias!
El camino de vuelta hacia las oficinas de Godric no fue especialmente divertido. Caminaron con el particular frío de madrugada, en silencio y sin mediar palabra, Ellie, o Esnan mejor dicho, había pensado en sacar alguna conversación, pero las cosas estaban yendo tan bien que prefirió mantener la seguridad del silencio.
De repente se empezaron a ver las edificaciones a lo lejos. Habían entrado en el manglar veintiséis de nuevo, y Godric le estaba llevando hacia su centro de operaciones. Aunque la mink no lo sabía, estaba entrando en la boca del lobo. Aunque ella era una loba, por lo que quizá no debería de preocuparse mucho.
Una vez dentro, Godric le ofreció un café, a lo que la mink aceptó con gusto. Y entonces empezaron los problemas. Godric se decidió a llamar a Rufus para dejarle tranquilo, aunque aquello no le iba a dejar muy tranquilo, no.
- Espera -diría, alzando la mano-. Disculpa, que quizá es mi culpa. Te dije que le llamaras mientras cenábamos porque no era demasiado tarde. Pero… ¿No crees que ahora estará durmiendo? Aunque bueno, perdón de nuevo. Tú le debes conocer mucho más que yo.
La agente fingiría una tímida sonrisa y, si el humano se iba, pondría su oído en escucharle de vuelta y, mientras tanto, miraría todos los documentos cercanos que pudiese, en busca de uno de los mapas o cualquier información de valor, moviéndose del recibidor si era necesario. Si, por el contrario, el humano se quedaba, esperaría a recibir cualquier documentación por su parte.
Algo le olía a Ellie que, muy a su pesar, tendría que matar pronto a Esnan, de limpiezas Esnan.
—¿Rufus? ¿Durmiendo? —Parece que se va a reír, porque las facciones de su cara se alteran y dibujan una mueca que sólo puede conducir a eso. Sin embargo, únicamente libera un profundo y sonoro 'ja'. No, no se está quedando contigo, es que su sentido del humor no da para más que media carcajada.
Sea como sea, se va balbuceando cosas como 'estos novatos', 'esto con Mikhail no pasaba', '¿de dónde sacan a esta sarta de incompetentes?' y demás expresiones del repertorio. Mientras su Den Den Mushi establece comunicación, buscas por los lugares a tu alcance algún plano del alcantarillado o cualquier cosa que te sirva. Pero no; no hallas nada relevante. Hay datos de diferentes proyectos que no guardan relación alguna con Rufus y Arístides, periódicos, alguna que otra revista subida de tono y poco más. Sería demasiado fácil, ¿no crees?
Cuando intentas escuchar qué hablan al otro lado de la puerta, puedes distinguir la conversación:
—¿Rufus? Hola, te llamo para avisarte de que la nueva está aquí. Ha llegado bien y... ¿cómo? —Guarda silencio durante un par de segundos. Instantes después, corta la comunicación con un 'luego te llamo' y se dirige velozmente hacia la puerta—. ¡Tú! ¡Tú eres la zorra que se ha intentado colar en su casa, ¿verdad?! —Cierra los puños con furia y, cuando quieres darte cuenta, trata de hundirte en el suelo con un golpe descendente.
No sé si lo conseguiría o no, pero no te recomiendo que te quedes quieta para averiguarlo.
Sea como sea, se va balbuceando cosas como 'estos novatos', 'esto con Mikhail no pasaba', '¿de dónde sacan a esta sarta de incompetentes?' y demás expresiones del repertorio. Mientras su Den Den Mushi establece comunicación, buscas por los lugares a tu alcance algún plano del alcantarillado o cualquier cosa que te sirva. Pero no; no hallas nada relevante. Hay datos de diferentes proyectos que no guardan relación alguna con Rufus y Arístides, periódicos, alguna que otra revista subida de tono y poco más. Sería demasiado fácil, ¿no crees?
Cuando intentas escuchar qué hablan al otro lado de la puerta, puedes distinguir la conversación:
—¿Rufus? Hola, te llamo para avisarte de que la nueva está aquí. Ha llegado bien y... ¿cómo? —Guarda silencio durante un par de segundos. Instantes después, corta la comunicación con un 'luego te llamo' y se dirige velozmente hacia la puerta—. ¡Tú! ¡Tú eres la zorra que se ha intentado colar en su casa, ¿verdad?! —Cierra los puños con furia y, cuando quieres darte cuenta, trata de hundirte en el suelo con un golpe descendente.
No sé si lo conseguiría o no, pero no te recomiendo que te quedes quieta para averiguarlo.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Todo terminó de torcerse cuando la mueca de Godric simuló una sonrisa tras sus sospecha y, posteriormente tras hacer uso de su Den Den Mushi, volvió visiblemente enfadado, culpándola de haber sido ella quien había intentado entrar en su mansión. Y la verdad es que no le faltaba razón.
Durante la conversación telefónica, la mink había echado un ojo a todos los papeles que encontró por el lugar, pero ninguno parecía incriminar a Rufo. Tampoco había mapas ni nada que se le pareciese. Sí que había más proyectos, quizá de dudosa legalidad, pero en cualquier caso, nada de lo que buscaba.
Rufo pareció advertir a Godric de que quizá esa persona nueva de la que hablaba fuese la que había intentado colarse en su mansión. Aunque, a juzgar por la respuesta del humano, debió ser algo más duro en sus declaraciones.
Antes de tan siquiera intentar hablar, Godric se había convertido en su enemigo, y dirigía un potente golpe descendente en su dirección. Empleando soru, la loba se desplazó hasta el lateral derecho de su rival, que por inercia, debería ladearse hacia abajo fruto de la fuerza imprimida en el golpe. Y, una vez situada en su lateral, emplearía un combo de dos puñetazos envueltos en la furia de su magma.
- Ha llegado el momento de elegir. Salvar tu culo a cambio de algo de información, o morir e incriminar a todos tus amigos con los documentos que hay en este lugar -comentaría a la par que pensaba en su siguiente movimiento-. Tú eliges.
Durante la conversación telefónica, la mink había echado un ojo a todos los papeles que encontró por el lugar, pero ninguno parecía incriminar a Rufo. Tampoco había mapas ni nada que se le pareciese. Sí que había más proyectos, quizá de dudosa legalidad, pero en cualquier caso, nada de lo que buscaba.
Rufo pareció advertir a Godric de que quizá esa persona nueva de la que hablaba fuese la que había intentado colarse en su mansión. Aunque, a juzgar por la respuesta del humano, debió ser algo más duro en sus declaraciones.
Antes de tan siquiera intentar hablar, Godric se había convertido en su enemigo, y dirigía un potente golpe descendente en su dirección. Empleando soru, la loba se desplazó hasta el lateral derecho de su rival, que por inercia, debería ladearse hacia abajo fruto de la fuerza imprimida en el golpe. Y, una vez situada en su lateral, emplearía un combo de dos puñetazos envueltos en la furia de su magma.
- Ha llegado el momento de elegir. Salvar tu culo a cambio de algo de información, o morir e incriminar a todos tus amigos con los documentos que hay en este lugar -comentaría a la par que pensaba en su siguiente movimiento-. Tú eliges.
Godric usa su otro brazo para cubrirse de tu combo de golpes. Tal vez sea un hombre corpulento y no demasiado veloz, pero sabe lo que hace. Además, combatir en un entorno tan limitado en cuanto espacio quizás le venga bien para enfrentarse a ti. El olor a carne quemada inunda la sala, pero nada en el rostro del responsable de los subterráneos indica que un ataque como ése vaya a poder derribarle. Su mano ha golpeado el suelo, que cede ante su fuerza sin apenas oponer resistencia. Está fuertote, ¿eh?
—Tengo una opción más: romper todos y cada uno de los huesos de tu cuerpo hasta dejarte hecha puré. Y es lo que voy a hacer.
Sin decir nada más, mueve una vez más el brazo con el que te intentó golpear antes. Realiza un barrido con la mano abierta, dotado con una violencia digna de elogio capaz de agitar el aire con ferocidad a su paso. Tiene pinta de hacer pupa, mi querida amiga.
—Tengo una opción más: romper todos y cada uno de los huesos de tu cuerpo hasta dejarte hecha puré. Y es lo que voy a hacer.
Sin decir nada más, mueve una vez más el brazo con el que te intentó golpear antes. Realiza un barrido con la mano abierta, dotado con una violencia digna de elogio capaz de agitar el aire con ferocidad a su paso. Tiene pinta de hacer pupa, mi querida amiga.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lo cierto es que la loba se había venido muy arriba, algo bastante impropio de ella. Su golpe había causado una posible quemadura -o eso le decía su olfato- a su rival, sin embargo, el rostro del humano no reflejaba ningún tipo de muesca de dolor. Algo que sin duda reflejaba que aquél tipo estaba hecho de otra pasta. No le convenía alargar el combate si Rufus sabía que estaba allí, pero algo le decía que no tendría mucha opción ese punto. Necesitaba noquear a su rival, y con suerte, obtendría algo de información. Y estaba dispuesta a hacerla.
Tras su rápido movimiento, su rival respondió en un acto que los varones solían hacer bastante, mostrar la fuerza que tenían para intimidar a su rival. Y lo cierto es que a veces funcionaba. En aquella ocasión la loba dió un paso hacia atrás, propio de no saber muy bien qué era lo que estaba tramando el fornido tipo.
- Bueno, vale, entiendo que eliges la opción de pegarnos.
La mano del tipo era bastante grande en comparación con la de un humano normal. Bueno, todo su cuerpo lo era, o al menos las partes visibles de él. La cuestión era que la susodicha extremidad se dirigía a gran velocidad hacia el cuerpo de la agente. Durante el movimiento, agitó el aire con dureza, algo que la agente no había previsto.
Lo más ágilmente que pudo, Ellie se desplazó hacia atrás de un rápido impulso, consiguiendo evadir el contudente golpe de su rival, sin embargo, la proyección impactó en ella, causándole un fuerte impacto en el pecho que la hizo retroceder unos metros más. No pudo evitar llevarse ambas manos a la zona impactada, fruto de la inercia, aunque rápidamente llevó la vista hacia su rival a la par que flexionaba las rodillas y agitaba sus brazos sin parar, lanzando una lluvia de magma acompañado de gases tóxicos, que en contacto con la piel de su rival, podrían provocar una serie de alteraciones como ampollas o ulceraciones.
La verdad es que justo después de lanzar el ataque, la mink se dió cuenta que debería emplear el magma únicamente cuando estuviera mano a mano con su rival, en caso contrario podría quemar algo que no debiese. Como los dichosos planos.
Tras su rápido movimiento, su rival respondió en un acto que los varones solían hacer bastante, mostrar la fuerza que tenían para intimidar a su rival. Y lo cierto es que a veces funcionaba. En aquella ocasión la loba dió un paso hacia atrás, propio de no saber muy bien qué era lo que estaba tramando el fornido tipo.
- Bueno, vale, entiendo que eliges la opción de pegarnos.
La mano del tipo era bastante grande en comparación con la de un humano normal. Bueno, todo su cuerpo lo era, o al menos las partes visibles de él. La cuestión era que la susodicha extremidad se dirigía a gran velocidad hacia el cuerpo de la agente. Durante el movimiento, agitó el aire con dureza, algo que la agente no había previsto.
Lo más ágilmente que pudo, Ellie se desplazó hacia atrás de un rápido impulso, consiguiendo evadir el contudente golpe de su rival, sin embargo, la proyección impactó en ella, causándole un fuerte impacto en el pecho que la hizo retroceder unos metros más. No pudo evitar llevarse ambas manos a la zona impactada, fruto de la inercia, aunque rápidamente llevó la vista hacia su rival a la par que flexionaba las rodillas y agitaba sus brazos sin parar, lanzando una lluvia de magma acompañado de gases tóxicos, que en contacto con la piel de su rival, podrían provocar una serie de alteraciones como ampollas o ulceraciones.
La verdad es que justo después de lanzar el ataque, la mink se dió cuenta que debería emplear el magma únicamente cuando estuviera mano a mano con su rival, en caso contrario podría quemar algo que no debiese. Como los dichosos planos.
Tu magma impacta sobre él, devorando su piel en diversos puntos antes de que se lo quite de encima con una sacudida. Apenas han sido unos segundos, pero aciertas a ver cómo algo extraño sale a la luz. Algo refulge donde sólo debería haber carne consumida. Lo hace de forma similar a las espadas candentes cuando son forjadas. Una vez más, sus facciones revelan que no hay dolor en su mente, que tus ataques parecen no hacer mella en él —buena apreciación sobre el magma y el entorno, por cierto—.
Aprieta con fuerza la mandíbula, extendiendo ambas manos en tu dirección. Por un momento adquiere una pose cómica, porque estáis separados por varios metros. Es decir, la sala no es la más grande que puedas imaginar —algunos metros cuadrados, pero no más—, pero os hayáis a suficiente distancia como para que sus extremidades no te alcancen. Estás segura.
Un momento, ¿qué ha sido eso? Tus agudos oídos cánidos te permiten distinguir un sonido muy agudo y casi imperceptible incluso para ti. Se asemeja sorprendentemente al que hacen los inyectores de un motor al accionarse. Inmediatamente y contra todo lo que cabría esperar de un humano por muy grandote que sea, sus brazos se extienden con la ferocidad de dos sierpes. Para que te hagas una idea más precisa de las dimensiones de Godric, en caso de que te atrape sólo quedarán fuera de sus manos tu cabeza, hombros y pies a partir de la mitad de tus piernas.
Aprieta con fuerza la mandíbula, extendiendo ambas manos en tu dirección. Por un momento adquiere una pose cómica, porque estáis separados por varios metros. Es decir, la sala no es la más grande que puedas imaginar —algunos metros cuadrados, pero no más—, pero os hayáis a suficiente distancia como para que sus extremidades no te alcancen. Estás segura.
Un momento, ¿qué ha sido eso? Tus agudos oídos cánidos te permiten distinguir un sonido muy agudo y casi imperceptible incluso para ti. Se asemeja sorprendentemente al que hacen los inyectores de un motor al accionarse. Inmediatamente y contra todo lo que cabría esperar de un humano por muy grandote que sea, sus brazos se extienden con la ferocidad de dos sierpes. Para que te hagas una idea más precisa de las dimensiones de Godric, en caso de que te atrape sólo quedarán fuera de sus manos tu cabeza, hombros y pies a partir de la mitad de tus piernas.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La loba observó de nuevo a Godric, el cual era golpeado por su magma y, pese a ello no mostraba ni un ápice de dolor. La lava procedente de Ellie, junto con sus gases tóxicos, se mantuvo durante un pequeño espacio de tiempo en el cuerpo de su rival y, posteriormente, era repelido tras una intensa sacudida, dejando ver una serie de elementos que le dieron algunas pistas sobre contra qué estaba luchando.
Lo cierto era que su condición de científica le había hecho ver a más de un cyborg, pero nunca había peleado contra uno. Y contra lo que estaba peleando -al menos con el manual en la mano-, parecía ser uno con bastante mala leche. Era posible que tuviera sistemas de vigilancia, micrófonos o algún otro tipo de elemento que, de alguna manera, identificase a Esnan. Por lo que, lamentablemente, la CEO de limpiezas Esnan debería morir allí mismo.
Volviendo al combate, el rival de Ellie extendió las manos en un gesto bastante inútil, puesto que la distancia que separaba a los dos contendientes era visiblemente más amplia que incluso dos brazos del propio Godric. Pero el oído de la loba la alertó de algo extraño, un sonido que le recordó a un pequeño motor, y entonces, los brazos del humano se extendieron a una velocidad vertiginosa. Con tan poco margen de maniobra, la mink endureció su cuerpo lo máximo que pudo empleando una de las mejores técnicas defensivas del gobierno, a la par que elevaba su temperatura corporal hasta los ochocientos grados centígrados, una temperatura que quizá fuese suficiente para fundir el metal del que el tal Godric estaba hecho.
Las manos del cyborg atraparon a la mink, que quedó presa de hombros a rodilla, y pese a su técnica, notó una presión cada vez más intensa. Entre el agobio y la intensidad del forcejeo sufrida, Ellie no puedo evitar empezar a intentar moverse, desprendiendo una gran cantidad de electricidad que salía por cada uno de sus poros.
La mink tenía dos elementos en su poder que cualquier cyborg detestaría, Electricidad y alta temperatura. Esa no te la viste venir, eh Godric.
Lo cierto era que su condición de científica le había hecho ver a más de un cyborg, pero nunca había peleado contra uno. Y contra lo que estaba peleando -al menos con el manual en la mano-, parecía ser uno con bastante mala leche. Era posible que tuviera sistemas de vigilancia, micrófonos o algún otro tipo de elemento que, de alguna manera, identificase a Esnan. Por lo que, lamentablemente, la CEO de limpiezas Esnan debería morir allí mismo.
Volviendo al combate, el rival de Ellie extendió las manos en un gesto bastante inútil, puesto que la distancia que separaba a los dos contendientes era visiblemente más amplia que incluso dos brazos del propio Godric. Pero el oído de la loba la alertó de algo extraño, un sonido que le recordó a un pequeño motor, y entonces, los brazos del humano se extendieron a una velocidad vertiginosa. Con tan poco margen de maniobra, la mink endureció su cuerpo lo máximo que pudo empleando una de las mejores técnicas defensivas del gobierno, a la par que elevaba su temperatura corporal hasta los ochocientos grados centígrados, una temperatura que quizá fuese suficiente para fundir el metal del que el tal Godric estaba hecho.
Las manos del cyborg atraparon a la mink, que quedó presa de hombros a rodilla, y pese a su técnica, notó una presión cada vez más intensa. Entre el agobio y la intensidad del forcejeo sufrida, Ellie no puedo evitar empezar a intentar moverse, desprendiendo una gran cantidad de electricidad que salía por cada uno de sus poros.
La mink tenía dos elementos en su poder que cualquier cyborg detestaría, Electricidad y alta temperatura. Esa no te la viste venir, eh Godric.
Sus manos te aferran, pero no se quedan ahí, sino que continúan avanzando mientras sus brazos crecen sin parar, haciéndote chocar contra la pared, rompiéndola y sacándote al exterior. Aun así, tu magma comienza a derretir su piel y, debajo de ésta, el metal. No obstante él no deja de apretar cada vez más hasta que liberas la descarga eléctrica. En ese preciso momento había comprimido peligrosamente tu torso, tanto que podrías haber tenido muy serios problemas de no haber interferido en el circuito eléctrico.
Te suelta, aunque no sabes si es por proteger sus extremidades o porque tu electricidad le ha obligado. Esperemos que sea lo segundo, aunque yo no lo daría por hecho ni las tendría todas conmigo. Abre la boca al tiempo que abandona el recinto de su lugar de trabajo, asomando una suerte de cañón en miniatura que empieza a condensar una ingente cantidad de luz en su extremo. No obstante, ése no es su ataque, pues parece que necesitará cierta preparación.
Por el contrario, aprecias cómo el suelo se estremece bajo sus pies. Sus caderas bajan y suben a gran velocidad como si de prensas hidráulicas se tratasen. De su posición nacen unas violentas grietas en el suelo que avanzan hacia ti a 60 m/s. No alcanzas a ver su profundidad por el momento, pero no parece que sea buena pinta dejarte engullir por ellas, ¿no te parece?. Son cinco en total, por cierto.
Te suelta, aunque no sabes si es por proteger sus extremidades o porque tu electricidad le ha obligado. Esperemos que sea lo segundo, aunque yo no lo daría por hecho ni las tendría todas conmigo. Abre la boca al tiempo que abandona el recinto de su lugar de trabajo, asomando una suerte de cañón en miniatura que empieza a condensar una ingente cantidad de luz en su extremo. No obstante, ése no es su ataque, pues parece que necesitará cierta preparación.
Por el contrario, aprecias cómo el suelo se estremece bajo sus pies. Sus caderas bajan y suben a gran velocidad como si de prensas hidráulicas se tratasen. De su posición nacen unas violentas grietas en el suelo que avanzan hacia ti a 60 m/s. No alcanzas a ver su profundidad por el momento, pero no parece que sea buena pinta dejarte engullir por ellas, ¿no te parece?. Son cinco en total, por cierto.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La potencia física de aquella máquina era increíble. Tras aprisionar el cuerpo de la loba, hizo que se fuera desplazando hacia atrás, atravesando la pared y llevándola hasta el exterior. La presión que el cuerpo de la mink sufría cada vez iba a más, y pese a que el magma derritió parte de la piel y el metal de sus extremidades, la fuerza del cyborg no solo se mantenía estable, sino que iba a más.
Afortunadamente, todo cesó tras la descarga eléctrica, que permitió que Ellie pudiera caer al suelo, libre. Tenía un fuerte dolor en el pecho, aunque se pudo librar justo antes de estar en serios problemas.
Se levantó sin quitar ojo a su rival, que abría la boca y una luz comenzaba a resplandecer en su interior. No había duda que aquello era una especie de láser de energía. Sin embargo, aquél no parecía ser su ataque. ¿Acaso tenía que cargarlo? Eso lo hacía más peligroso aún.
Algún mecanismo en su costado empezó a moverse a una gran velocidad, produciendo una especie de terremoto o algún fenómeno similar, que hizo que una serie de grietas se dirigieran hacia ella a una vertiginosa velocidad, dejando surcos de una profundidad que no estaba muy clara a simple vista.
Ellie sabía de la peligrosidad de aquél movimiento, y estaba centrada en lo que podía desencadenar el siguiente también. Lo más rápido que pudo, empezó a dar pequeños golpes al aire, desplazándose a través de él y cogiendo cada vez más altura y velocidad, intentando evitar caer en las grietas provocadas por su rival. Desde la altura, sus pies comenzaron a radiar energía, desplazando moléculas eléctricas en su alrededor. Centró toda la capacidad de su electro en sus piés, y empezó a moverlos más rápido de lo normal, tanto como pudo. Se ayudó de esos ágiles movimientos con las piernas para golpear con dureza el aire, imprimiendo más velocidad que nunca e intentando prolongarlo junto a las ondas cortantes que estaba creando. Creó un total de veinte, seis de ellas se dirigían hacia el rostro de su rival, mientras que el resto iban repartidas entre torso y extremidades superiores. Intentó que su electro, a la par que hacía que éstas fuesen más veloces, fuera propagado en las ondas, algo que aunque lo había intentado hacer antes, no había sido capaz de lograrlo. Quizá en una situación tan desesperada fuese diferente.
Desde la altura esperaría a ver el impacto de sus ataques, siempre alerta por el posible disparo del cyborg. Esperaba que, tanto si conseguía imprimir electro en sus Rankyaku como si no, afectasen de alguna manera a uno de los sistemas principales de su rival. O al menos impidiese que lanzara aquél ataque. Aunque algo le decía que tendría que empezar a moverse a la máxima velocidad que pudiese en breve. Y estaba preparada para ello.
Afortunadamente, todo cesó tras la descarga eléctrica, que permitió que Ellie pudiera caer al suelo, libre. Tenía un fuerte dolor en el pecho, aunque se pudo librar justo antes de estar en serios problemas.
Se levantó sin quitar ojo a su rival, que abría la boca y una luz comenzaba a resplandecer en su interior. No había duda que aquello era una especie de láser de energía. Sin embargo, aquél no parecía ser su ataque. ¿Acaso tenía que cargarlo? Eso lo hacía más peligroso aún.
Algún mecanismo en su costado empezó a moverse a una gran velocidad, produciendo una especie de terremoto o algún fenómeno similar, que hizo que una serie de grietas se dirigieran hacia ella a una vertiginosa velocidad, dejando surcos de una profundidad que no estaba muy clara a simple vista.
Ellie sabía de la peligrosidad de aquél movimiento, y estaba centrada en lo que podía desencadenar el siguiente también. Lo más rápido que pudo, empezó a dar pequeños golpes al aire, desplazándose a través de él y cogiendo cada vez más altura y velocidad, intentando evitar caer en las grietas provocadas por su rival. Desde la altura, sus pies comenzaron a radiar energía, desplazando moléculas eléctricas en su alrededor. Centró toda la capacidad de su electro en sus piés, y empezó a moverlos más rápido de lo normal, tanto como pudo. Se ayudó de esos ágiles movimientos con las piernas para golpear con dureza el aire, imprimiendo más velocidad que nunca e intentando prolongarlo junto a las ondas cortantes que estaba creando. Creó un total de veinte, seis de ellas se dirigían hacia el rostro de su rival, mientras que el resto iban repartidas entre torso y extremidades superiores. Intentó que su electro, a la par que hacía que éstas fuesen más veloces, fuera propagado en las ondas, algo que aunque lo había intentado hacer antes, no había sido capaz de lograrlo. Quizá en una situación tan desesperada fuese diferente.
Desde la altura esperaría a ver el impacto de sus ataques, siempre alerta por el posible disparo del cyborg. Esperaba que, tanto si conseguía imprimir electro en sus Rankyaku como si no, afectasen de alguna manera a uno de los sistemas principales de su rival. O al menos impidiese que lanzara aquél ataque. Aunque algo le decía que tendría que empezar a moverse a la máxima velocidad que pudiese en breve. Y estaba preparada para ello.
Las grietas devoran el suelo bajo tus pies, creando un hueco de unos cinco metros de profundidad cuando la tierra colapsa. Menos mal que te ha dado por volar, porque no creo que te gustase soportar todo el peso del terreno sobre tu cuerpo. Sea como sea, Godric no aparta la mirada de ti conforme pateas el aire.
Entonces nacen las ondas cortantes de tus piernas. De las veinte que has creado, consigues que cinco arrastren consigo la energía eléctrica. El poder de éstas es mayor, aunque no tanto como si dominases el concepto a la perfección. Deberías seguir trabajando al respecto para poder aplicar la habilidad a la perfección en el futuro.
De cualquier modo, Godric alza torpemente sus brazos para cubrir su rostro. Lo hace lentamente, pues aún no se ha repuesto de la descarga eléctrica que le obligó a soltarte. Aun así, protege su rostro y recibe las ondas cortantes que van al resto de su anatomía. Un sonido metálico refleja la oposición que su cuerpo de titanio hace a los Rankyakus que le has lanzado. Tres de las ondas cortantes inciden sobre su torso y lo que correspondería a sus rodillas, causando que pierda el equilibro y que ruede hacia atrás para aterrizar sobre sus posadera y continuar mirando hacia ti. Las otras ondas cortantes eléctricas golpean sus extremidades superiores, provocando que caigan a un lado, "entumecidas" temporalmente por el poder eléctrico.
—Esquiva o detén esto si puedes —anuncia, hablando como si tuviese una gruesa patata en la boca. De sus fauces emerge un imponente cañonazo lumínico, que se prolonga en tu dirección a una velocidad de 80 m/s. De un refulgente azul, crece hasta alcanzar un diámetro de medio metro y libera un agudo sonido que certifica su atroz poder destructivo. Suerte.
Entonces nacen las ondas cortantes de tus piernas. De las veinte que has creado, consigues que cinco arrastren consigo la energía eléctrica. El poder de éstas es mayor, aunque no tanto como si dominases el concepto a la perfección. Deberías seguir trabajando al respecto para poder aplicar la habilidad a la perfección en el futuro.
De cualquier modo, Godric alza torpemente sus brazos para cubrir su rostro. Lo hace lentamente, pues aún no se ha repuesto de la descarga eléctrica que le obligó a soltarte. Aun así, protege su rostro y recibe las ondas cortantes que van al resto de su anatomía. Un sonido metálico refleja la oposición que su cuerpo de titanio hace a los Rankyakus que le has lanzado. Tres de las ondas cortantes inciden sobre su torso y lo que correspondería a sus rodillas, causando que pierda el equilibro y que ruede hacia atrás para aterrizar sobre sus posadera y continuar mirando hacia ti. Las otras ondas cortantes eléctricas golpean sus extremidades superiores, provocando que caigan a un lado, "entumecidas" temporalmente por el poder eléctrico.
—Esquiva o detén esto si puedes —anuncia, hablando como si tuviese una gruesa patata en la boca. De sus fauces emerge un imponente cañonazo lumínico, que se prolonga en tu dirección a una velocidad de 80 m/s. De un refulgente azul, crece hasta alcanzar un diámetro de medio metro y libera un agudo sonido que certifica su atroz poder destructivo. Suerte.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los Rankyakus impactaron de lleno en Godric, que intentó cubrirse el rostro con los brazos, aunque tardó tanto en hacerlo que la loba pensó que era otro truco por su parte. El inconfundible sonido del metal rasgándose y recibiendo los golpes hizo centrar toda su atención en su oponente, que sin duda no iba a dejar las cosas así.
Afortunadamente, Ellie pudo lanzar alguna onda eléctrica acompañando al resto, que acabó golpeando las extremidades superiores del robusto ser, quedando parcialmente entumecidas al momento. Algunas de las ondas normales golpearon en sus partes superiores, mientras que otras lo hicieron en el torso y, alguna que otra, en sus rodillas. Éstas últimas hicieron perder la estabilidad del cyborg, que cayó hacia atrás, aunque pronto se reinciproporó fijando su mirada en ella de nuevo.
La verdad es que tenía varios puntos por los que tirar. Por lo pronto, sabía que su principal arma en el combate era la electricidad, aunque también había visto que el magma podía fundir parte de su resistente metal, aunque bien es cierto que parecía ser un proceso más lento. También había desestabilizado al grandullón golpeándole de manera contundente en las rodillas. Quizá pudiera tenderle algún tipo de trampa… ¿Y si cayese sobre un charco de magma?
Entonces, Godric se volvió provocador, al igual que lo había sido al inicio de la pelea. Anunció que iba a hacer algo, y la animó a esquivarlo o detenerlo. Ciertamente, la agente ya estaba preparada para lo que fuera que viniera de su boca. Sin embargo… Una nunca está totalmente preparada para un disparo lumínico a tal velocidad. Por no hablar de la dimensión del disparo, que pese a no ser excesivamente grande, podría partirla en dos.
La loba, desde el aire, flexionó su cuerpo hasta parecer una hoja de papel, doblándose y formando una “C”, intentando así evadir el golpe. Lo cierto era que la velocidad del cañonazo dejó poco lugar a defensa. Mientras Ellie adoptaba la forma con su cuerpo, el rayo impactó parcialmente en su cadera, provocando una quemadura importante y un fuerte dolor que le acompañaría el resto del combate.
Intentando dejar el dolor atrás -sin mucho éxito-, la joven continuaría caminando por el aire a la par que sus puños iban aumentando la temperatura y de sus piernas empezaban a salir chispas. Una vez estuviese cerca de su rival, se pondría a su espalda -evadiendo así el desigual terreno formado por su rival-, y desde allí propinaría una serie de diferentes combos, intentando golpear a su rival. Utilizaría las piernas para dar potentes patadas eléctricas a la altura de las rodillas, intentando que su rival perdiera la estabilidad, entre tanto, las combinaría con puñetazos de magma a la altura del pecho y el estómago. Si alguno de sus golpes conseguía lanzar al suelo a su rival, intentaría bañarlo en magma.
El combate estaba cada vez más cerca del final, y la agente se preguntaba si tanto esfuerzo merecería la pena. Y, sobre todo, que pasaría con la fea herida de la cadera cuando la mink se enfriase.
Afortunadamente, Ellie pudo lanzar alguna onda eléctrica acompañando al resto, que acabó golpeando las extremidades superiores del robusto ser, quedando parcialmente entumecidas al momento. Algunas de las ondas normales golpearon en sus partes superiores, mientras que otras lo hicieron en el torso y, alguna que otra, en sus rodillas. Éstas últimas hicieron perder la estabilidad del cyborg, que cayó hacia atrás, aunque pronto se reinciproporó fijando su mirada en ella de nuevo.
La verdad es que tenía varios puntos por los que tirar. Por lo pronto, sabía que su principal arma en el combate era la electricidad, aunque también había visto que el magma podía fundir parte de su resistente metal, aunque bien es cierto que parecía ser un proceso más lento. También había desestabilizado al grandullón golpeándole de manera contundente en las rodillas. Quizá pudiera tenderle algún tipo de trampa… ¿Y si cayese sobre un charco de magma?
Entonces, Godric se volvió provocador, al igual que lo había sido al inicio de la pelea. Anunció que iba a hacer algo, y la animó a esquivarlo o detenerlo. Ciertamente, la agente ya estaba preparada para lo que fuera que viniera de su boca. Sin embargo… Una nunca está totalmente preparada para un disparo lumínico a tal velocidad. Por no hablar de la dimensión del disparo, que pese a no ser excesivamente grande, podría partirla en dos.
La loba, desde el aire, flexionó su cuerpo hasta parecer una hoja de papel, doblándose y formando una “C”, intentando así evadir el golpe. Lo cierto era que la velocidad del cañonazo dejó poco lugar a defensa. Mientras Ellie adoptaba la forma con su cuerpo, el rayo impactó parcialmente en su cadera, provocando una quemadura importante y un fuerte dolor que le acompañaría el resto del combate.
Intentando dejar el dolor atrás -sin mucho éxito-, la joven continuaría caminando por el aire a la par que sus puños iban aumentando la temperatura y de sus piernas empezaban a salir chispas. Una vez estuviese cerca de su rival, se pondría a su espalda -evadiendo así el desigual terreno formado por su rival-, y desde allí propinaría una serie de diferentes combos, intentando golpear a su rival. Utilizaría las piernas para dar potentes patadas eléctricas a la altura de las rodillas, intentando que su rival perdiera la estabilidad, entre tanto, las combinaría con puñetazos de magma a la altura del pecho y el estómago. Si alguno de sus golpes conseguía lanzar al suelo a su rival, intentaría bañarlo en magma.
El combate estaba cada vez más cerca del final, y la agente se preguntaba si tanto esfuerzo merecería la pena. Y, sobre todo, que pasaría con la fea herida de la cadera cuando la mink se enfriase.
¡Auch! Eso ha dolido, pero bien gestionado. Bendito sea el Kami-e, ¿verdad? Sea como sea, es una herida más que considerable que tardará bastante tiempo en sanar y que, mientras no hagas algo al respecto, tendrás que arrastrar durante el resto de la misión. Es un pago bastante razonable por no acabar hecha pedacitos y/o desintegrada, ¿no crees?
Dejando eso a un lado, en un alarde de adrenalina y tensión fruto del combate, notas cómo tu puño atraviesa su torso por la espalda cuando encadenas los golpes. Eso provoca que Godric caiga hacia delante con pesadez, sumergiéndose en el charco de lava que has generado. El metal se va fundiendo, desapareciendo cualquier rumor metálico que hubieses estado escuchando y dejando únicamente la coronilla de tu rival como demostración de su existencia. Un obstáculo menos, pero a saber qué te espera más adelante.
De cualquier modo, quizás sea un buen momento para hacerte con los planos del subterráneo del manglar veintisiete, ¿no? ¿Qué te queda por registrar?
Dejando eso a un lado, en un alarde de adrenalina y tensión fruto del combate, notas cómo tu puño atraviesa su torso por la espalda cuando encadenas los golpes. Eso provoca que Godric caiga hacia delante con pesadez, sumergiéndose en el charco de lava que has generado. El metal se va fundiendo, desapareciendo cualquier rumor metálico que hubieses estado escuchando y dejando únicamente la coronilla de tu rival como demostración de su existencia. Un obstáculo menos, pero a saber qué te espera más adelante.
De cualquier modo, quizás sea un buen momento para hacerte con los planos del subterráneo del manglar veintisiete, ¿no? ¿Qué te queda por registrar?
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La mink avanzó con valentía hasta atravesar con su puño el metal de su rival. Una vez lo consiguió, no le costó demasiado dar el resto de golpes, tumbando al cyborg, que poco a poco se fue deshaciendo hasta acabar siendo una coronilla sin vida. La agente agarraría el objeto para ver la consistencia que tenía, simplemente por curiosidad. A veces se sorprendía de lo que era capaz.
Caminaría hacia el boquete creado por las manos del ya inexistente Godric, y accedería hasta sus oficinas. En él buscaría en cada rincón en busca de información útil. Ya no sólo intentaría encontrar los malditos planos del alcantarillado del manglar veintisiete, sino que también buscaría cualquier documento sensible de ser ilegal. Facturas, contabilidad... Todo el esfuerzo gastado en derrotar al cyborg tendría que tener un fruto mayor que aquella misión. Tenía que ir a por los corruptos de aquella isla, y muchos de ellos pasarían por manos de Godric.
Una vez inspeccionara todo lo posible, iría en busca de comida. Qué quieres que te diga, combatir de manera tan dura hace que la gente tenga hambre. No juzgues a la pequeña Ellie por querer comer, se lo ha ganado, ¿verdad?
Finalmente, nuestra adorable mink buscaría un botiquín, o al menos algún desinfectante. La primera opción sería ir al baño. ¿Quién no tiene medicinas y desinfectantes en su baño? Se intentaría echar alcohol o algo similar en la herida y trataría de sanarse aplicando los primeros auxilios aprendidos en la agencia. Si encontraba el botiquín, se lo guardaría en la mochila, ya que probablemente se tendría que atender la herida posteriormente. Finalmente, se taparía la herida con algún trapo o toalla. No sabía muy bien si aquello sería una buena idea, pero de lo que estaba claro es que si quería que no la siguieran, debía evitar que gotease su sangre o la acabarían descubriendo.
Tenía tantas cosas en la cabeza, que probablemente algo se le escapase. Pero necesitaba descansar, y para ello debía salir de allí sin que nadie la viera. Cuando acabase, intentaría alejarse de la zona y perderse por la maleza entre el manglar en el que se encontraba y el veintisiete. Allí buscaría una zona en la que descansar -no más de un par de horas- y pensar bien cuál sería su próximo movimiento. Aunque estaba claro, de haber conseguido los planos, volvería a meterse en el alcantarillado. Aunque tendría que estudiar qué punto era el mejor para hacerlo y llegar hasta la mansión de Rufus… ¿Qué se encontraría allí?
Caminaría hacia el boquete creado por las manos del ya inexistente Godric, y accedería hasta sus oficinas. En él buscaría en cada rincón en busca de información útil. Ya no sólo intentaría encontrar los malditos planos del alcantarillado del manglar veintisiete, sino que también buscaría cualquier documento sensible de ser ilegal. Facturas, contabilidad... Todo el esfuerzo gastado en derrotar al cyborg tendría que tener un fruto mayor que aquella misión. Tenía que ir a por los corruptos de aquella isla, y muchos de ellos pasarían por manos de Godric.
Una vez inspeccionara todo lo posible, iría en busca de comida. Qué quieres que te diga, combatir de manera tan dura hace que la gente tenga hambre. No juzgues a la pequeña Ellie por querer comer, se lo ha ganado, ¿verdad?
Finalmente, nuestra adorable mink buscaría un botiquín, o al menos algún desinfectante. La primera opción sería ir al baño. ¿Quién no tiene medicinas y desinfectantes en su baño? Se intentaría echar alcohol o algo similar en la herida y trataría de sanarse aplicando los primeros auxilios aprendidos en la agencia. Si encontraba el botiquín, se lo guardaría en la mochila, ya que probablemente se tendría que atender la herida posteriormente. Finalmente, se taparía la herida con algún trapo o toalla. No sabía muy bien si aquello sería una buena idea, pero de lo que estaba claro es que si quería que no la siguieran, debía evitar que gotease su sangre o la acabarían descubriendo.
Tenía tantas cosas en la cabeza, que probablemente algo se le escapase. Pero necesitaba descansar, y para ello debía salir de allí sin que nadie la viera. Cuando acabase, intentaría alejarse de la zona y perderse por la maleza entre el manglar en el que se encontraba y el veintisiete. Allí buscaría una zona en la que descansar -no más de un par de horas- y pensar bien cuál sería su próximo movimiento. Aunque estaba claro, de haber conseguido los planos, volvería a meterse en el alcantarillado. Aunque tendría que estudiar qué punto era el mejor para hacerlo y llegar hasta la mansión de Rufus… ¿Qué se encontraría allí?
Encuentras los planos del alcantarillado en la sala desde la que Godric ha realizado la llamada, aunque, con tanto papeleo, has tardado un buen rato en dar con ellos. Sea como sea, por lo demás no parece haber nada raro allí. Tal vez Godric estuviese relacionado con Rufus y más delincuentes del archipiélago, pero su función no dejaba de ser coordinar y supervisar los subterráneos. Eso no da para demasiado, lo lamento.
En cuanto a la comida, encuentras algunas conservas, como mejillones en escabeche y calamares en su tinta. Si echas un ojo a la fecha de caducidad, verás que algunas de ellas están a punto de ponerse malas, mientras que otras están abombadas y no invitan mucho a ser consumidas. Tal vez eso explique por qué frecuentaba tanto el restaurante en el que lo has conocido. Se ve que no es un cocinillas.
Un pequeño y destartalado botiquín es lo único que encuentras para curar tus heridas. Lo suficiente para hacer un tosco vendaje y desinfectar la zona, pero lamento decirte que no da para más que un simple parche que no te permitirá olvidarte de la herida. ¿Habrá algún medico en el manglar dispuesto a atenderte? Podría ser una opción digna de explorar, la verdad.
De cualquier modo, con los planos en tus manos no tienes problemas para encontrar una zona bastante abandonada. Corresponde a una sección del antiguo sistema, bastante distante de la residencia de tu objetivo y mucho menos eficiente en lo que a gestión de residuos se refiere, que nadie se molesta en visitar. ¿Quién lo haría? Puedes descansar sin problemas, y estoy seguro de que tu herida lo agradecerá. Una lástima que vuelva a la carga en cuanto te pongas otra vez en movimiento. ¿Qué harás ahora? Creo que podemos estar de acuerdo en que Rufus no tardará en enterarse de lo que ha sucedido con Godric y estará alerta. Tu turno.
En cuanto a la comida, encuentras algunas conservas, como mejillones en escabeche y calamares en su tinta. Si echas un ojo a la fecha de caducidad, verás que algunas de ellas están a punto de ponerse malas, mientras que otras están abombadas y no invitan mucho a ser consumidas. Tal vez eso explique por qué frecuentaba tanto el restaurante en el que lo has conocido. Se ve que no es un cocinillas.
Un pequeño y destartalado botiquín es lo único que encuentras para curar tus heridas. Lo suficiente para hacer un tosco vendaje y desinfectar la zona, pero lamento decirte que no da para más que un simple parche que no te permitirá olvidarte de la herida. ¿Habrá algún medico en el manglar dispuesto a atenderte? Podría ser una opción digna de explorar, la verdad.
De cualquier modo, con los planos en tus manos no tienes problemas para encontrar una zona bastante abandonada. Corresponde a una sección del antiguo sistema, bastante distante de la residencia de tu objetivo y mucho menos eficiente en lo que a gestión de residuos se refiere, que nadie se molesta en visitar. ¿Quién lo haría? Puedes descansar sin problemas, y estoy seguro de que tu herida lo agradecerá. Una lástima que vuelva a la carga en cuanto te pongas otra vez en movimiento. ¿Qué harás ahora? Creo que podemos estar de acuerdo en que Rufus no tardará en enterarse de lo que ha sucedido con Godric y estará alerta. Tu turno.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Con los planos en la mano todo parecía más sencillo, la verdad. Aunque la loba no podía quitarse de la cabeza que quizá se había dejado alguna información importante en las que antes eran las oficinas de Godric, a pesar de que su exhaustiva búsqueda no había dado con nada. Quizá el cyborg fuese un simple pelele en toda la pirámide a la que se estaba enfrentando.
Guardó los planos una vez estuvo en una zona confortable para descansar y sacó un par de latillas de mejillones. No es que le gustaran mucho, pero quizá era mejor comer aquello que nada. Descansó un rato justo después de tocarse la herida. No tenía muy buena pinta… Pero no veía una alternativa a solicitar ayuda una vez todo aquello acabase. No podía dejar su salud en manos de algún desconocido en una misión tan importante, y tampoco podría perder el tiempo en una posible recuperación posterior. Cuanto más tiempo le diese a Rufus para armar una defensa, más le costaría entrar después. Además, ¿cómo diría que se había hecho la herida? No tenía ninguna posible coartada y, a decir verdad, su mente estaba inmersa en cómo pillar al humano antes que él a ella.
Cabía esperar que si el mandamás había recibido una llamada de Godric alertando de un posible peligro, y no volvía a saber nada de él… Sospechase que la tal Esnan seguía con vida. ¿y qué podía sacar del supervisor de los subterráneos? Todo era demasiado evidente. Pero entonces su bombilla se encendió; Necesitaba una distracción justo cuando entrara a los subterráneos. Podía haber usado el den den mushi para, de alguna manera, citar al Rufus en algún lado o incluso intentar buscarle las cosquillas para obligarle a realizar un primer movimiento. Pero Ellie no era demasiado buena en aquello. La mink lo haría a su manera.
Cuando hubo descansado lo suficiente, fijó su vista en el mapa y dedicó todo el tiempo que pudo a memorizarlo. Estableció una serie de simulaciones en su mente sobre cuánto tiempo tardarían en encontrar cada una de las entradas, y decidió cuál sería la más óptima. Era una bastante alejada, la verdad, pero parecía la más segura. Antes de ponerse manos a la obra, ojeó la cantidad de vegetación a su lado y empezaron a caérsele algunas lágrimas.
Espero que el mundo me perdone alguna vez esto.
Y entonces, la loba empezó a lanzar proyectiles de magma hacia todos los árboles y arbustos cercanos, creando un incendio que le valdría de distracción, y esperaba que la información llegase pronto hasta Rufus. ¿Qué haría? La lógica diría que personaría allí a alguna de su gente para que buscase el rastro de la mink, ¿no? Sería menos gente a la que enfrentrase.
Justo después, Ellie usaría su geppou para caminar a escaso medio metro de altura y dirigirse hasta la entrada que el mapa le indicaba. No quería dejar ninguna huella ni rastro para que la siguieran, o su plan se vendría abajo.
- No pasa nada, Ellie. Tenías que hacerlo -se dijo a sí misma en un intento por calmarse-. Donarás parte de tu sueldo a la fundación que creen para recaudar fondos. Pero el deber siempre es lo primero.
Y, sin esperar más, se metió en la entrada subterránea, caminando ligeramente por la zona. Estaba mucho menos cuidada que la primera, y el golpe de olor recibido la dejó ko unos segundos. Tuvo que ponerse el antebrazo a la altura de la nariz para evitar que el dichoso aroma entrase por ésta.
Ya estaba en la boca del lobo, así que podría dar comienzo a la segunda fase del plan: Acercarse hasta la parte inferior de la mansión de Rufo. ¿Habría algún distintivo o pista que hiciese que la agente pudiera tomar una decisión al momento o tendría que seguir su plan hasta el final? Muy pronto lo sabríamos.
Guardó los planos una vez estuvo en una zona confortable para descansar y sacó un par de latillas de mejillones. No es que le gustaran mucho, pero quizá era mejor comer aquello que nada. Descansó un rato justo después de tocarse la herida. No tenía muy buena pinta… Pero no veía una alternativa a solicitar ayuda una vez todo aquello acabase. No podía dejar su salud en manos de algún desconocido en una misión tan importante, y tampoco podría perder el tiempo en una posible recuperación posterior. Cuanto más tiempo le diese a Rufus para armar una defensa, más le costaría entrar después. Además, ¿cómo diría que se había hecho la herida? No tenía ninguna posible coartada y, a decir verdad, su mente estaba inmersa en cómo pillar al humano antes que él a ella.
Cabía esperar que si el mandamás había recibido una llamada de Godric alertando de un posible peligro, y no volvía a saber nada de él… Sospechase que la tal Esnan seguía con vida. ¿y qué podía sacar del supervisor de los subterráneos? Todo era demasiado evidente. Pero entonces su bombilla se encendió; Necesitaba una distracción justo cuando entrara a los subterráneos. Podía haber usado el den den mushi para, de alguna manera, citar al Rufus en algún lado o incluso intentar buscarle las cosquillas para obligarle a realizar un primer movimiento. Pero Ellie no era demasiado buena en aquello. La mink lo haría a su manera.
Cuando hubo descansado lo suficiente, fijó su vista en el mapa y dedicó todo el tiempo que pudo a memorizarlo. Estableció una serie de simulaciones en su mente sobre cuánto tiempo tardarían en encontrar cada una de las entradas, y decidió cuál sería la más óptima. Era una bastante alejada, la verdad, pero parecía la más segura. Antes de ponerse manos a la obra, ojeó la cantidad de vegetación a su lado y empezaron a caérsele algunas lágrimas.
Espero que el mundo me perdone alguna vez esto.
Y entonces, la loba empezó a lanzar proyectiles de magma hacia todos los árboles y arbustos cercanos, creando un incendio que le valdría de distracción, y esperaba que la información llegase pronto hasta Rufus. ¿Qué haría? La lógica diría que personaría allí a alguna de su gente para que buscase el rastro de la mink, ¿no? Sería menos gente a la que enfrentrase.
Justo después, Ellie usaría su geppou para caminar a escaso medio metro de altura y dirigirse hasta la entrada que el mapa le indicaba. No quería dejar ninguna huella ni rastro para que la siguieran, o su plan se vendría abajo.
- No pasa nada, Ellie. Tenías que hacerlo -se dijo a sí misma en un intento por calmarse-. Donarás parte de tu sueldo a la fundación que creen para recaudar fondos. Pero el deber siempre es lo primero.
Y, sin esperar más, se metió en la entrada subterránea, caminando ligeramente por la zona. Estaba mucho menos cuidada que la primera, y el golpe de olor recibido la dejó ko unos segundos. Tuvo que ponerse el antebrazo a la altura de la nariz para evitar que el dichoso aroma entrase por ésta.
Ya estaba en la boca del lobo, así que podría dar comienzo a la segunda fase del plan: Acercarse hasta la parte inferior de la mansión de Rufo. ¿Habría algún distintivo o pista que hiciese que la agente pudiera tomar una decisión al momento o tendría que seguir su plan hasta el final? Muy pronto lo sabríamos.
Das comienzo a un incendio en la frontera entre el manglar veintiséis y el veintisiete, pero, si te paras a pensarlo... ¿A cuántos hombres dirige y coordina Rufus? Sólo con la gente que trabajaba en el puerto bastaría para abordar el incendio y mantener una férrea vigilancia en el alcantarillado y en torno a su residencia. Como te digo, se enviarán efectivos para apagarlo y evitar que se propague hacia la zona portuaria, pero dudo que eso afecte a tu facilidad para infiltrarte. Tanta muerte vegetal para nada... Por cierto, dudo profundamente que en los manglares gestionados por bandidos y malhechores se trabaje el tema de las fundaciones benéficas.
En cuanto a los subterráneos, puedes comprobar por las voces que llegan hasta tus oídos que la vigilancia ha aumentado considerablemente. Rufus, por supuesto, sabía a qué se dedicaba Godric, así que ha previsto que hayas ido en su busca para entrar desde abajo. Donde antes había una patrulla ahora hay tres, pero consigues escabullirte con cuidado hasta alcanzar una trampilla que en teoría conduce a un patio exterior de la mansión.
Cuando quieres darte cuenta, el sonido de un arma de fuego al dispararse nace en algún lugar a tu espalda. La bala silba peligrosamente cerca de tu oreja y, si te das la vuelta, comprobarás que tres sujetos están apuntándote. No son nada del otro mundo, pero la explosión del disparo ha resonado en la estrechez del alcantarillado y uno de ellos ya da la voz de alarma. Es cuestión de tiempo que, hagas lo que hagas con esos tipos, los alrededores se infesten de corsarios a las órdenes del astuto Rufus. Piensa rápido.
En cuanto a los subterráneos, puedes comprobar por las voces que llegan hasta tus oídos que la vigilancia ha aumentado considerablemente. Rufus, por supuesto, sabía a qué se dedicaba Godric, así que ha previsto que hayas ido en su busca para entrar desde abajo. Donde antes había una patrulla ahora hay tres, pero consigues escabullirte con cuidado hasta alcanzar una trampilla que en teoría conduce a un patio exterior de la mansión.
Cuando quieres darte cuenta, el sonido de un arma de fuego al dispararse nace en algún lugar a tu espalda. La bala silba peligrosamente cerca de tu oreja y, si te das la vuelta, comprobarás que tres sujetos están apuntándote. No son nada del otro mundo, pero la explosión del disparo ha resonado en la estrechez del alcantarillado y uno de ellos ya da la voz de alarma. Es cuestión de tiempo que, hagas lo que hagas con esos tipos, los alrededores se infesten de corsarios a las órdenes del astuto Rufus. Piensa rápido.
Ellie
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La agente se las había ingeniado para entrar en las profundidades del manglar de Rufus, y desde allí empezó a escuchar cosas que no le hacían mucha gracia. La seguridad había sido incrementada con total claridad, los pasos de cada patrulla eran más sonoros e intensos y estaba segura de que el mandamás sabía que estaban yendo a por él. Y la loba era consciente de lo que aquello implicaba.
Quizá no estaba en óptimas condiciones, puede que no fuese la mejor idea del mundo ir por donde saben que vas a ir, pero sí que era la opción más directa, y en sus condiciones… Quizá la mejor opción. Tendría que ser así.
Ellie continuó caminando, intentando evadir toda la seguridad de la zona hasta llegar a una de las trampillas que daban a la mansión del humano. Si no se equivocaba, estaba a un par de movimientos de entrar en el patio interior de la mansión.
Sin embargo… No todo fue tan sencillo. Apenas abrió la tapa y salió a la luz -aún con apariencia de Esnan-, una bala pasó a escasos centímetros de su cabeza. Se giró rápidamente y divisó a tres humanos con distintas armas a distancia que le apuntaban. Se maldijo, su plan del sigilo se había ido parcialmente al garete.
En un abrir y cerrar de ojos la agente calentó sus garras hasta los mil grados, lo cual calcinaría casi cualquier cosa que tocasen. Pronto empezaron a gotear magma, y entonces hizo uso de un excelente juego de pies para situarse en los laterales de cada uno de los tres defensores de Rufus. Al primero intentaría derribarlo golpeando con dureza su estómago, mientras que al segundo intentaría agarrarlo de la mano en la que portaba el arma y le golpearía a la altura del hombro. Al tercero -el que teóricamente había dado la voz de alarma- le intentaría golpear en varias ocasiones la cara, centrándose sobre todo en la boca. Quizá así no hablase más.
Si alguno de sus enemigo no había caído inconsciente, utilizaría de nuevo su soru para aproximarse a él y golpearle de nuevo. En caso de que todos cayeran, buscaría alguna esquina contraria a los movimientos de sus rivales -si es que sus finos oídos eran capaces de decirle por dónde venían- para intentar pillarlos desprevenidos. En el supuesto caso de que viniesen de todos lados, Ellie se volvería a meter en los suelos de la mansión, esperando que la siguieran. Al fin y al cabo había memorizado los planos y, en ese aspecto, tenían un empate técnico, no como en la superficie.
De cualquier manera e independientemente del camino elegido, intentaría fijarse en si había cámaras por el lugar. Si alguien veía sus movimientos, su sigilo valdría de poco. Aunque claro, una mansión de tal tamaño y con tal nivel de seguridad, seguro que tenía algún as bajo la manga, ¿no? Vaya vaya… ¿Dónde te estás metiendo, Ellie?
Quizá no estaba en óptimas condiciones, puede que no fuese la mejor idea del mundo ir por donde saben que vas a ir, pero sí que era la opción más directa, y en sus condiciones… Quizá la mejor opción. Tendría que ser así.
Ellie continuó caminando, intentando evadir toda la seguridad de la zona hasta llegar a una de las trampillas que daban a la mansión del humano. Si no se equivocaba, estaba a un par de movimientos de entrar en el patio interior de la mansión.
Sin embargo… No todo fue tan sencillo. Apenas abrió la tapa y salió a la luz -aún con apariencia de Esnan-, una bala pasó a escasos centímetros de su cabeza. Se giró rápidamente y divisó a tres humanos con distintas armas a distancia que le apuntaban. Se maldijo, su plan del sigilo se había ido parcialmente al garete.
En un abrir y cerrar de ojos la agente calentó sus garras hasta los mil grados, lo cual calcinaría casi cualquier cosa que tocasen. Pronto empezaron a gotear magma, y entonces hizo uso de un excelente juego de pies para situarse en los laterales de cada uno de los tres defensores de Rufus. Al primero intentaría derribarlo golpeando con dureza su estómago, mientras que al segundo intentaría agarrarlo de la mano en la que portaba el arma y le golpearía a la altura del hombro. Al tercero -el que teóricamente había dado la voz de alarma- le intentaría golpear en varias ocasiones la cara, centrándose sobre todo en la boca. Quizá así no hablase más.
Si alguno de sus enemigo no había caído inconsciente, utilizaría de nuevo su soru para aproximarse a él y golpearle de nuevo. En caso de que todos cayeran, buscaría alguna esquina contraria a los movimientos de sus rivales -si es que sus finos oídos eran capaces de decirle por dónde venían- para intentar pillarlos desprevenidos. En el supuesto caso de que viniesen de todos lados, Ellie se volvería a meter en los suelos de la mansión, esperando que la siguieran. Al fin y al cabo había memorizado los planos y, en ese aspecto, tenían un empate técnico, no como en la superficie.
De cualquier manera e independientemente del camino elegido, intentaría fijarse en si había cámaras por el lugar. Si alguien veía sus movimientos, su sigilo valdría de poco. Aunque claro, una mansión de tal tamaño y con tal nivel de seguridad, seguro que tenía algún as bajo la manga, ¿no? Vaya vaya… ¿Dónde te estás metiendo, Ellie?
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.