Tu cara ¿Me suena? [pasado]

La mujer sonrió ante las palabras y tras ver a la mujer saliendo del cuarto procedió a asearse ella misma, preparando su vestuario para la subasta y sus armas, un kimono algo más grueso que ocultaba las armas en caso de necesitarlas, su fiel aguja y su inmaculado rostro preparado para distraer a cualquier posible amenaza. Que Hikari fuese una pirata no le incomodaba, había trabajado ya con ellos y utilizado a unos cuantos para deshacerse de algunas situaciones incómodas. Tras alistarse, partió al punto de encuentro en la subasta presentando las armas que utilizaría de carnada y esperando en el cuarto preparado para la negociación final. Sus telas recubrieron su cuerpo mientras una especie de armadura se formaba bajo su kimono, una de las técnicas que había estado preparando para la ocasión.

En la sala de subastas el zumbido suave de conversaciones sofisticadas flotaba en el aire, mezclándose con la música clásica que se reproducía en el fondo. Junto a esto un susurro apagado de las hojas de catálogo siendo hojeadas y el suave crujir de los pasos sobre la alfombra silenciada añadían una sensación de anticipación a la atmósfera. Un sutil aroma a madera encerada se entrelaza con notas más ligeras de cuero fino y el delicado perfume de las flores frescas que decoran la sala, era una subasta bastante ostentosa cuya exhibición de materiales incluía obras de arte, armas y otros instrumentos artesanales complicados de reproducir en grandes cantidades. El perfume de Sowon era bastante delicioso, una mezcla de frutas y rosas que hacían juego con las flores rojas que decoraban su nuevo kimono que parecía danzar elegantemente mientras sus brazos se movían para beber un poco de agua de su calabaza.

Las piezas que Sowon había preparado no distaban de esta belleza, no solo había armas, también ciertos artículos decorativos de metal cuyo diseño intrincado hacía que muchas de las personas en la sala desearan pujar cuanto antes por ellas. Los bocadillos recorrían los asientos de madera pulida y todos los asistentes se encontraban sumergidos en una experiencia muy distinta a la misión de la herrera y su compañera. Era un contraste bastante notorio como dos mujeres pronto teñirían de sangre la suave felpa que alfombraba el edificio dispuesto para el evento, mientras los ricos camuflaban las flaquezas del mundo inundados en un sueño de lujos, Sowon se deleitaba con la idea de que su espada volviera a saborear un poco de sangre.

—¿Alguna información? Si bien confío en mis informantes, siempre es bueno conocer si hay más involucrados. Podríamos intentar sacar un poco de dinero adicional si ese sujeto ha contratado a alguien que lo cuide... nunca rechazo un poco de dinero extra.—

Suspiró la mujer a su Den Den Mushi, todo estaba dispuesto para ejecutar a su presa, ahora solo bastarían los detalles que Hikari pudiera proporcionarle. Nada impediría a la mujer cobrar unos cuantos millones adicionales, después de todo, se había preparado bastante para esa noche y no tenía solo un truco esperando bajo la manga.

En la subasta apareció una Hikari con sus ropas limpias, planchadas y oliendo a un perfume que recordaba el olor al limón, una mezcla hecha con limón y naranja que dejaba sus partículas en el aire cuando esta muchacha movía su larga y azabache coleta. No portaba ningún arma a la vista, no parecía llevar nada más que unas finas ropas que portaba con el orgullo de Wano aún que no pudiera volver así como así... No poder regresar no significaba no estar orgullosa de esas tierras.
Caminó como quien no quiere la cosa, como si fuera perdida por la subasta, hasta llegar a unos panecillos y al lado de Sowon, a quien habló sin mirar, como si no se conocieran -Por lo que he oído a contratado a tres personas que esperan con un carruaje fuera de la subasta, las cuales se llevarán los materiales y me han comentado sobre una cuarta persona, un matón de tres al cuarto, no creo que sea un problema, he investigado su nombre y parece ser un bandido del mar del norte, no ha hecho gran cosa, parece ser que un poco de revuelo en su isla al matar a su hermano y robar a la aldea, tiene un millón por su cabeza...- La información ¿Era fiable? No, pero mejor pasarse de cuidadosos que relajarse y luego llevarse sorpresas inesperadas... Hikari, sin darse cuenta pues quería pasar desapercibida, caminaba con una copa de algo espumoso que no bebía, pero si comía poco a poco todo lo que pasaba por delante. No, no era una glotona, pero sabía que el alcohol no lo toleraba bien y que la comida entraba sin problemas de espacio...

Tras un par de vueltas más, se acercó a Sowon -Solo tiene que darme la señal y comienzo el trabajo, si algo sale mal, no se preocupe, ya tengo bastantes asuntos pendientes con la ley, un agravio más no será una dificultad a la larga. Asumiré las culpas y así usted no se verá involucrada en temas... ¿Judiciales?- Preguntó al no saber exactamente como nombrar los Wanted.
Vamos a puntualizar que no solo comía, hacía que bebía y esperaba la señal de Sowon, había mirado y recordado la cara de todos los presentes, no veía ni al objetivo ni al guardaespaldas, pero sí había visto a los otros tres mandados esperar en el callejón de atrás con un carruaje tirado por un burro

La información no le preocupó, ya había cobrado recompensas más peligrosas por su trabajo y un millón más no le era problema, a lo mejor la muchacha hasta podía llevarse un poco de dinero tras la operación.

Tampoco pensaba en cargar con alguna responsabilidad, esa subasta era más una trampa, la mayoría de compradores eran artistas y actores contratados para aparentar estar en una subasta de gran demanda. Los pocos compradores reales se usarían para cubrir los costos de esa operación, Sowon era especialmente dura con quienes estafaban a los artesanos.

Cuando la luz se apagó y el subastador fue iluminado por los reeflectores en el escenario, la herrera volvió a su recinto a esperar con impaciencia el correr de las agujas del reloj. La sala simulaba ser una suite abierta al exterior, pese a que en realidad era un cuarto cerrado con dos entradas, una de las cuales estaba oculta gracias al Sewing World de Sowon simulando ser una pared marmolada.

Hikari obtendría la forma de ingresar gracias a uno de sus soldados de tela quien apuntaba al camino indicado simulando ser una estatua. La entrada daba una visión ideal de la sala, dando una línea directa a través de un pequeño corte en la tela, Hikari podría ver de espalda a sus objetivos y a la mujer de frente, teniendo tiempo de sobra para rebanar la cabeza del mas valioso.

El guardia podría rendirse ante tal suceso o luchar, aunque Sowon vería algo innecesario luchar sin nadie para pagarle todavía conservaba la armadura de tela ante algún imprevisto. La puerta se abrió mostrando a su objetivo acompañado por el sujeto descrito por Hikari. Sowon hizo una reverencia mientras observaba a ambos con un rostro impasible y educado.

—Los estaba esperando señores, supongo que ustedes son los compradores de mis armas. Antes de entregarlas ¿Por qué no un brindis?—

Sowon bebió algo de agua de su calabaza mientras se disponía a servir las copas de vino, haciendo gala de su belleza y gestos elegantes para focalizar la atención de ambos hombres en un rito tradicional pocas veces visto por esas tierras. Los dos inclinaron su cuello en una reverencia algo tosca, era irónico que el gesto surgiese de la necesidad de respeto e implicaba ofrecer el cuello a voluntad para ser rebanado. Tal y como pronto sucedería con alguno de los dos.

Increíble lo que se puede hacer con talento y poca luz, Hikari permanecía en una zona oculta a simple vista, le gustaba la sensación de ser una cazadora que su presa no puede ni siquiera sentir, es una sensación embriagadora sentir que la vida de los demás está en tus manos, que en realidad están muertos pero ellos aún se piensan que tienen todo el tiempo del mundo por delante. Esos hombres no eran conscientes pero la herrera de Wano iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para entregarle la cabeza a la noble de Wano, irónico que aún que no estén en la isla ni sigan sus tradiciones, una sirve a la otra como antaño...
Observó a la gente, hasta que finalmente sus objetivos aparecieron, claramente siendo honestos y con la mente fría, el principal objetivo sería el guardaespaldas, pero lo que importaba era la cabeza del estafador y había demostrado ser lo más escurridizo posible, más que una anguila mojada retorciéndose para escapar. No perdió detalle, como Sowon bebía haciendo que estos se fijaran en su cuello, como la antigua Geisa les servía, dando la impresión de que estaba en las manos del estafador y por último, esa reverencia que seguramente haría pensar a la victima que era de los más poderosos...
Antes de que el cuello de Sowon alzara de nuevo esa preciosa cabellera junto a ese rostro de infarto, la pirata, desenvainó silenciosamente y dejó su arma frente a ella. Hizo reflejar ligeramente un destello de luz en su brillante metal, para darle la señal a Sowon de que iba a actuar. Tras esto, pasó su mano por la hoja e imbuyó de energía la misma, para calentar la hoja hasta tal punto que pequeñas llamas empezaban a brotar. Fue justo, cuando las llamas emitían más luz de la que le permitiría seguir oculta, que de entre esas finas telas que ocultaban la sala, salió el cuerpo de una herrera decidida y despiadada, la cual lanzó un corte de izquierda a derecha con su diestra y juntando tres cosas, habilidad, metal afilado y una temperatura optima... Piel, carne, tendones, ligamentos y vertebras, se separaban mortalmente del cuerpo del estafador, cayendo la cabeza unos segundos antes que el cuerpo... La sangre salpicó tanto a Hikari como al guardaespaldas (A Sowon si no lo evita, pues estaba avisada, también).

El hombre encargado de proteger al subastador, simplemente miró a la Tomoshi (quien lo miraba con ojos vivos en odio), no pudo más que simplemente temblar y sacar lenta y torpemente un cuchillo de su cinturón, el cual temblaba al únisono que todo el cuerpo de aquél, matón de poca monta...

Al notar la señal Sowon intercambió su posición con su Sewing Clon que había mantenido oculto tras una de las telas de aquel fantasioso paisaje nocturno. Fue un movimiento sutil en medio del descontrol generado por la cabeza rebanada, la mujer dejó al señuelo caer al futón en una posición ceremonial como si nada hubiera sucedido mientras que aprovechando la distracción del matón y a las telas dispuestas en la sala pudo llegar a espaldas del mismo sin hacer ruido gracias a haber rodeado sus pies con tela aumentando así su desplazamiento tras los telones dispuestos con un elegante desplazamiento que simulaba un patinaje sobre hielo. Lástima que nadie pudo presenciarlo dado a que solo llegaban a ver un paisaje que levemente se movía tras el paso de Sowon y antes que otra palabra se dispusiera, Aguja atravesó el cielo nocturno ingresando a la garganta del único testigo presente.

Lentamente el paisaje se desprendió del techo y cayó sobre la hoja congelada del arma, mostrando a la verdadera Sowon blandir la misma en un ataque a traición contra el superviviente. Si los cálculos eran correcto ambos valdrían unos tres millones, dinero suficiente para cubrir el mes de instrucción y las armas forjadas para la falsa subasta. Desenterró su arma del cuello, dejando dos puntos de hielo a cada lado de la garganta del hombre quien trató en vano de rasgarlo para poder hablar, un claro error ya que eso solo aceleraría la muerte, era gracias a la cauterización por el hielo que aún mantenía consciencia. La herrera no se precipitó, clavando a aguja en el hombre como si se tratase de una bola de lana, sin emoción visible, sin disfrutarlo, simplemente para ofrecerle más sangre a su herramienta y que esta pudiese deleitarse con una ofrenda " de baja calidad" pero sabrosa al fin y al cabo.

—Sé que a Aguja no le gusta la comida chatarra, pero creo que no despreciará un poco de sangre en su paladar...—

Expresó con una voz tétrica mientras terminaba de clavar una última y lenta puñalada que detendría el corazón del hombre tras un martirio que pese a no salpicar tanta sangre posiblemente fuese mucho más doloroso que el de aquel estafador de poca monta. La mujer entonces utilizó otra herramienta para separar la cabeza del cuerpo y envolvió ambas cabezas en tela antes de guardarlas en una bolsa y sonreír satisfecha a Hikari tras un buen trabajo en conjunto.

—Creo que hemos terminado, entregaré a estos dos y luego se encargarán de limpiar esta sala, después de todo... no es inusual ver sangre en una cámara frigorífica ¿No cree?—

Las telas finalmente se desprendieron en su totalidad mostrando que el lugar no era otra cosa que una cámara frigorífica la cual ella misma había estado alterando los días anteriores a su accionar. De hecho, el plan para cazarlos ya había sido estudiado con antelación mostrando cómo incluso se había suspendido la refrigeración del lugar días anteriores para no mostrar sospechas en cuanto a la temperatura pese a Aguja no disgustarle la idea de rodear todo en una fina capa de escarcha si surgía la posibilidad. Sowon realizó una reverencia a Hikari antes de dirigirse a la salida y abrir la puerta, los negocios habían concluido de momento, ella tendría su paga y la herrera se llevaría un mes de enseñanzas, forja y sobre todo un enfoque que impediría que su camino volviese a torcerse de manera tan brusca. En cuanto a la noble refería todo había terminado, pero si era necesario volver a contactarse ambas intercambiarían números antes de separarse a la luz de la luna.