Marines y Piratas

El barco había llegado a aquella isla y había echado el ancla. Del pasillo salió tranquilamente el sargento Krauser con su mirada fija en la isla en la cual iba a desempeñar una cierta investigación sobre el edificio que había oído hablar. La mirada de este se dirigió a unos botes a los cuales se aproximó después. Cogió uno como podía y lo echó por la borda hasta que este cayó al agua. Acto seguido observo a los que estaban en cubierta tranquilamente y de un gesto militar pegó un enorme salto al bote cayendo perfectamente en él y dirigiéndose a la orilla. Los hombres estaban algo intranquilos porque de nuevo le había dado por ir él solo. Este llegó en un par de minutos a la orilla donde sacó el bote lo suficiente para que el agua no se lo llevara. Tras eso se dispuso a caminar tranquilamente por la arena pensando en sus cosas.

Lo único que se veía era un barco de la marina estaba anclado en la orilla de aquella isla la cual tenía muchas partes. Parecía que varios hombres paseaban por cubierta de un lado a otro, intranquilos. Por la arena se veía caminar a Krauser tranquilamente dirigiéndose a aquel lugar el cual quería ojear un poco. Llegó finalmente a Arlong Park. Observaba el pequeño lecho de agua que entraba hasta la zona de la entrada y lo evitó frunciendo el ceño al ver el agua. Su mirada se centro en los pisos superiores mientras levantaba el cuello para mirar cada vez más arriba. Poco a poco se dirigió a la entrada la cual estaba cerrada. En ese momento sacó su enorme espada lanzando un poderoso tajo que partió en dos la puerta. Tras aquello guardó su espada y empezó a subir por las escaleras con tranquilidad. Una vez aquellas escaleras se habían acabado llegó a una especie de sala que estaba bastante mal decorada para el gusto del marine. Dios un largo suspiro y observó una vieja mesa en la cual no había nada de nada.

- Este sitio no me gusta para nada. Ha sido un error parar en esta isla, arriba podré ver más cosas. Investigare algo más y me largare de este cutre sitio.

Krauser se dirigió a la ventana principal de aquel último piso y salió por ella dando un enorme salto al tejado y enganchándose en este. Desde allí arriba tenia vistas de todo aquel lugar. Sus ojos fríos buscaban algo interesante que poder hacer pero por desgracia no veía nada. Decidió sentarse en aquel tejado a la espera de que algo pasase. Desde allí arriba podía ver su barco fácilmente. Estaba realmente cómodo y no podía quejarse de las vistas. Una pequeña brisa había llegado hasta su posición y le había revuelto el pelo unos instantes para después parar enseguida. Cualquiera que pasase por la playa y viera la torre podría verle allí subido tan tranquilamente sentado observando el paisaje. Algunos pájaros pasaban de un lado a otro tranquilamente.

Era de día, hacía buen tiempo, todo iba bien. Yo estaba tranquilamente sentado en la cubierta del barco, oyendo como los demás hombres trabajaban, la tranquilidad del barco solo era rota por disputas ocasionales entre algunos miembros de la tripulación, las cuales acababan tan rápido como empezaban. Si, todo estaba tranquilo, tanto que me volvía loco, yo no podía ayudar en el barco y aunque podía meditar no podía entrenar, así que me sentía como enjaulado. Así había sido desde hace unos días, hasta que uno de los hombres dijo esa frase, que llevaba esperando lo que me pareció una eternidad, -Tierra a la vista-, cuando hoy esas palabras me moví tan rápido que los miembros de la tripulación no se dieron cuenta, solo para subir a la parte más alta del barco para ver la isla a la que nos aproximábamos. Era una isla pequeña, pero tal y como estaba cualquier cosa me valía. Mientras pensaba que hacer una vez que llegara, me llamo el capitán, el cual estaba esperándome en la cubierta, salte desde lo alto de la torre vigía y caí justo delante de él, tras lo cual ese gigantesco hombre me agarro y me dijo: -¡Hijo, escucha en esta isla hay más de un pueblo y quiero que tu te encargues del comercio en uno!-, dicho esto se fue y empezó a dar instrucciones a los tripulantes, sin darme la posibilidad de replicar. Tras unas pocas horas, atracamos y el capitán me deseo suerte en mi primer día dirigiendo el comercio, bueno ya que me había pedido que lo dirigiese más valía que me asegurara que todo saliese lo mejor posible.

Ya había pasado gran parte del día y por lo que me dijeron los demás miembros de la tripulación lo había echo increíblemente bien, incluso conseguí que alguien comprara algo a un precio muy superior del real. Los muchachos dijeron de irse de fiesta, para celebrar el éxito, pero yo estaba más interesado en algo que había oído mientras trabajaba. Al parecer cerca de pueblo había un sitio llamado Arlong Park, una antigua guarida de los piratas tritón, así que por mera curiosidad decidí ir a examinar la zona, quien sabe, era posible que encontrase algo interesante.

Patata:

Otra vez más, perdido en el ancho mar. Por suerte esta vez sí sabía dónde estaba. Durante mi estancia en el CP había estado destinado una temporada en esta “fortaleza” gyojin, que sobornaba a las bases marines plagadas de corrupción para así poder hacer lo que quisieran. Por desgracia mi misión nunca fue detenerlos, quizás de no haber sido por entonces solo un perro a las órdenes de quien mandara, habría hecho algo por ayudar a aquellas personas. Ahora ya era tarde, y no podía compensarlos por lo acontecido, solo tratar de enmendar aquellos errores de mi pasado. Finalmente llegué a la costa. Cuando me disponía a bajar, tropecé con mi propia barca, cayendo de boca contra la arena. Cuando pude levantarme de la arena de aquella playa vi a un par de niñas pequeñas jugando delante de mí, a escasos metros. Nada más verlas me decidí a ir a ver qué hacían, aunque pensaba que se asustarían nada más verme y huirían sin pensarlo, pero para mi sorpresa, cuando hube llegado a su lado, me dieron un cubo y una pala para que jugara con ellas dos. Yo, anonadado, cogí ambos y comencé a escarbar en la arena, en busca de los tesoros. Por raro que me resultara, las jóvenes se veían muy seguras, lo cual me hizo sentir bien. No tardaron demasiado en llevarme a su villa y presentarme a todo el mundo como su nuevo amigo, a lo que las gentes de aquella zona respondían de forma simpática también. En un alarde de alegría me dijeron que me iban a llevar a un sitio muy chulo, donde hacía tiempo había pasado una cosa muy mala. Yo supuse que se referían al Arlong Park, y no me equivoqué. Al llegar me dijeron que me adelantara, ellas iban a ir a su casa a por muñecas para jugar. Yo me decidí entonces a esperarlas, pero en ese momento llegó un hombre, que al parecer estaba buscando a un capitán. Cuando me asomé a ver qué ocurría pude discernir barcos marines, por lo que comencé a preocuparme. En un acto reflejo salté delante de aquel hombre, que para mi sorpresa, no me atacó. Deduje en ese momento que él no sabía quien era yo, e incluso que podía pensar que yo era el capitán al que andaba buscando, un capitán de la marina. Para asegurarme, le miré a la cara y le dije: -Oye, ¿me estabas buscando, chico? Soy Hannibal, el capitán más guay de la marina, ¿Quién carajo eres tú? –Dije haciendo gala de mi capacidad de adaptación y de mi imaginación, y tras decir aquello esperé su respuesta.

Desde lo alto de aquel sitio el marine observó otro barco de la marina acercarse al suyo. No sabía que por esas aguas hubiera otro rondando. Desde allí arriba tenía una visión perfecta de todo. Veía a un hombre nadar desde el mar a la arena y después acercarse hasta allí. Estaba dando voces buscando al capitán del lugar. Al parecer quería hablar con él de algo. También observo a otro chico salir, era moreno y se puso a hablar con el otro marine. No tardó en dar un salto y usar su espada para clavarla en la pared de la estructura y bajar por ella despacio mientras el arma iba rajando un poco de la pared. Al llegar al suelo empezó a escuchar algo de la conversación con su buen oído. Ese hombre estaba haciéndose pasar por Krauser, algo que a este no le gustó nada de nada. De un salto se colocó por detrás del moreno a unos cuatro metros de distancia observándoles a ambos con el gesto frio de siempre y su enorme y gigantesca espada en su mano. Empezó a hablar en un tono escalofriante y al mismo tiempo amenazante como si nada le importase.

- Permíteme dudar de tus palabras. Soy Krauser, el capitán del barco que esta junto al otro que llegó en segundo lugar. Sargento de la marina, conocido como el gran espada. No voy a permitir que alguien se haga pasar por mí. El engaño a otro marine es delito chico, prepárate, pasaras un tiempo a la sombra.

Sus ojos los observaban a ambos de manera fría, frunció el ceño agarrando con fuerza el mango de su espada. No sabía si aquel marine entraría en razón y le ayudaría a capturar a aquel hombre que había intentado engañarle. Krauser estaba muy atento a cualquier movimiento no solo de ellos sino de los alrededores. Si aquel hombre no estaba solo podía recibir una emboscada en cualquier momento y no era algo que le conviniese ahora que tenía a su compañero seguramente en un estado de duda. Una pequeña brisa de viento recorrió de nuevo el pelo del marine haciéndolo moverse de un lado a otro durante unos instantes. El error del gran espada había sido dejar a los marines en el barco, le podrían haber servido como ayuda y testigos. Pero los había dejado allí como siempre hacia, un error que no volvería a ocurrir pues a partir de ese día se los llevaría consigo, al menos a dos o tres. Si el otro marine confiaba en Krauser la situación estaría algo fácil, pero si de lo contrario se creía la mentira de aquel chico moreno no solo debería hacer un combate con el moreno sino también con su propio compañero y eso ya era algo que no quería. De todas formas si eso ocurría se centraría más en el marine que en el moreno. El motivo de esta decisión sería dejarlo fuera de combate para que no sufriese daños serios. El gran espada podía ser todo un ser frio y serio pero con los compañeros no era de esa forma y no dañaría a uno seriamente.

Hacía un día esplendido para dar un paseo, pero aunque estuviese diluviando u fuera de noche me parecería bien, cualquier cosa menos estar un solo segundo más encerrado en ese barco. Iba en dirección oeste, siguiendo la costa, que era el camino que los lugareños me habían dicho que debía seguir para llegar a Arlong Park. Al principio pensaba correr, pero decidí andar para disfrutar del día. El paseo fue bastante agradable hasta que vi dos barcos de la marina. Desde que empece mi viaje en más de una ocasión me habían dicho que era un pirata, básicamente por mí aspecto, pero no tenía ningún tipo de fama negativa, mucho menos recompensa, además de que aunque la gente de mi barco parecían piratas era solo un simple barco mercante. 

Cuando mire a los barcos me di cuenta de que no eran parte del mismo grupo, sus registros no coincidían, además de que estaban muy lejos, por último, cuando me fije alrededor de los barcos vi un edificio derruido, eso debía de ser Arlong Park. Decidí acercarme al edificio y dentro de sus terrenos me encontre a 3 personas, uno de ellos era un hombre alto, con la cara tapada, una enorme espada con forma de cuchillo y un aspecto demoníaco, que se presento como Krauser un oficial de la marina, el cual estaba frente a otros dos, uno pelirrojo con una extraña armadura y en cuanto al tercer hombre, era grande con el pelo moreno y revoloteado y ,aunque no sabía de que me parecía que lo conocía. El ambiente era tan tenso que parecía que se podía cortar con un cuchillo.

No era asunto mio y sabía que no era buena idea meterme en algo así, pero llevaba mucho tiempo sin hacer nada y necesitaba algo de acción. Así que salte hacía donde estaban dando una voltereta en el aire y cayendo sobre un montículo de piedras, donde adopte una posición de meditación, que se caracterizaba por poner un pie en el suelo apoyando el otro sobre la rodilla, dando la impresión de que estas sentado sobre el aire, pero a diferencia de la postura real, mi mano derecha estaba apoyada en mi rodilla derecha y mano izquierda con el puño cerrado en mi cara.

Spoiler:

Cuando había llamado la atención de los presentes, sonreí tranquilamente, intentando transmitir amabilidad, y dije:


-¿Hay sitió para uno más?

De un momento a otro apareció el auténtico marine, un tal “Krauser”, que vino tratando de desenmascararme. Por suerte para mí, su aspecto distaba mucho del de un hombre de la ley y la justicia, mientras que yo apenas sí tenía esa aura temible característica de los piratas. De repente el recluta que anteriormente me había encontrado comenzó a decir que él era capaz de descubrir a los mentirosos, a los impostores, cosa que me hizo preocuparme. Estaba ya preparado para entrar en combate cuando señaló al que él consideraba su ahora enemigo. Este no fui yo. Aliviado, sonreí al recluta, que me dijo que sería mi mano derecha en el combate y que me cubriría las espaldas. -*Genial, con algo de suerte él se ocupa de Krauser y me puedo escabullir…*-Pensé. Tras esto apareció otro hombre más, al cual creí incluso reconocer, aunque no podía recordar de dónde o de qué. En cuestión de segundos se postuló como uno más en la pelea, adoptando previamente una extraña posición. –Recluta Minato, ¿cierto? Bien, estos hombres son criminales peligrosos, me ha sorprendido su capacidad para analizar la situación fríamente y darse cuenta del impostor, cuando los hayamos entregado al cuartel lo propondré para un ascenso, como que me llamo Hannibal! –Grité fervientemente. –Por cierto, creo que está usted preparado para hacer frente a este impostor, confío plenamente en usted, pero vaya con cuidado, el enemigo usará cualquier treta para minar su confianza y mermar nuestra operatividad, no caiga en sus viles trucos, Minato. –Tras decir esto saqué mi cadena y la comencé a girar velozmente, como si fueran las aspas de un helicóptero, mientras andaba hacia el recién llegado. –Yo por mi parte me ocuparé de que nadie interfiera en lo que ahora es su “prueba”. Pelee con todo, recluta, si logra ganar a su oponente le aseguro que el capitán Khan Hannibal hablará muy bien a su favor ante el almirantazgo, no me defraude, no defraude a la marina! -

Con aquella situación algo más bajo control seguí avanzando hacia el nuevo en la disputa, que había afirmado que quería entrar en la pelea. Lo más inteligente habría sido correr y dejar a Minato contra ambos, pero no habría sido propio de un “capitán” y eso podría haber desencadenado un tres contra uno, si perdía la confianza de aquel marine, de modo que tuve que ir a ocuparme de aquel tipo. Minato lo confundió con un nakama de Krauser, pero si Krauser era un marine, este tipo no podía ser su nakama, ya que parecía un pirata, y de haber sido un marine bajo las órdenes de este, habría confirmado que Krauser era su superior… Ya me hacía una idea de la situación. Minato era marine, y él pensaba que yo también, y si enfrentaba a Krauser al creer esto, por mí estaba bien. A cambio yo solo debía derrotar a aquel tipo, el pirata confundido por Minato como uno de los nakamas de Krauser y, con algo de suerte, Krauser y un pirata no se aliarían y podría incluso poner al nuevo en contra de aquel hombre apodado “Gran Espada” que tan terrorífico parecía… Si no, tan solo debía derrotar al chico “posturitas”, que no parecía demasiado fuerte…

Un nuevo hombre había llegado a escena y con una postura que el marine consideraba ridícula. Este había preguntado si había sitio para uno más. En ese momento iba a contestarle pero escuchó las palabras del que se había hecho pasar por él. Debía reconocer que ese hombre era un maestro del teatro, los había acusado de peligrosos criminales. Había acertado en una de las dos cosas, Krauser era quizás uno de los más peligrosos de los que estaban allí. El moreno había jugado muy bien sus cartas ofreciéndole incluso un ascenso al recluta que se hacía llamar Minato. Se preparaba para pelear contra los dos frunciendo el ceño y con su enorme espada en mano. Pero de repente el moreno se dirigió hacia el otro que había llegado dejando allí un combate de marine contra marine.

Krauser ya tenía planeada su estrategia. Lo primero sería dejar inconsciente al marine o convencerle de que el moreno era un impostor. De todas formas el sargento no iba a atacar a matar o a herir seriamente. Simplemente usaría técnicas físicas más que su propia espada, su fruta le podía ser muy útil en esta situación. Pero por error podía matar al tío de las posturas y eso no le convenía pues era quien entretenía al moreno. De todas formas pelear contra más de uno a la vez no le importaba mucho. Dirigió ahora su mirada al recluta Minato con su expresión fría en todo momento ignorando ya al moreno y al otro tipo que ya tenían su propia lucha. Dio dos pasos frente hacia el marine.

- Escucha chico, te lo repetiré de nuevo. Soy Krauser, el gran espada. Sargento de la marina y capitán del barco que esta junto al tuyo. Sé que no vas a entrar en razón pero te diré una cosa. Cuando te des cuenta de tu error no pidas disculpas ni nada por el estilo. No es culpa tuya, te has visto sometido a una decisión difícil. Yo no tengo pruebas aquí para demostrar que soy marine por lo que te has guiado por instinto. Si me pongo en tu lugar yo también tendría que haber decidido por intuición. Mis pintas y mi apodo es lo que te ha hecho dudar. Bien deberé cumplir con mi deber. No voy a pelear a muerte contra un camarada. Mucha suerte recluta Minato.

Tras sus palabras Krauser frunció mucho el ceño y de repente tomó la espada con las dos manos. Su mirada ahora era de decepción por tener que pelear con uno de los suyos por un maldito error. Total el chico no tenía la culpa, era algo que dejó al azar como Krauser también hubiera hecho. En cuanto acabase el combate, si es que salió bien parado se ocuparía del moreno y después del otro para ver quién era. El gran espada salió corriendo sin pleno aviso a por su compañero. Tras unos metros llegó hasta su posición y lanzo de un enorme tajo a por él. Este rajo iba en horizontal del lado derecho al izquierdo por la altura de su cintura. Pero el golpe no había sido efectuado con el filo del arma. Krauser había lanzado el golpe con la parte ancha de la espada y por lo tanto la no cortante. Solo pretendía golpearle con fuerza sin provocar heridas.

Golpe derribador (AI)

Tras mí llegada el moreno le soltó un discurso al que se había presentado como recluta Minato Kazuo, en el que me ponía a mí como enemigo de ambos y aliado del tal Krauser, tras lo cual le animo a luchar ignorando las declaraciones del hombre enmascarado y si su actuación era adecuada le recomendaría para un ascenso.

Tras decir eso el pelirrojo fue directo a por el hombre de la gran espada y el moreno, que se había presentado como Hannibal, se puso delante de mí como con intención de pelear, a lo que yo respondí:

-Vaya, vaya, ¿de verdad quieres pasar de marine con esa actuación?, no entiendo como se la a creído.

Dichas estas palabras solté una leve carcajada y me dispuse a explicar los múltiples fallos, que según yo y lo que sabía de la marina, había cometido:

-Primero, ¿Dejas a tu "subordinado" solo de esa forma?, menudo capitán. Segundo, si de verdad eres un capitán, ¿Por qué no llamas refuerzos en una situación como esta?. Y tercero, me echas a mí la culpa en cuanto aparezco, pareces desesperado por crear una distracción.

Dichas estas palabras no podía dejar de pensar en lo que me sonaba aquel hombre, pero ¿de que?, bueno no tenía tiempo para pensar, debía idear una estrategia adecuada para la situación, al fin y al cabo, en cuanto uno de los otros dos que luchaban acabasen, tarde o temprano irían a por mí.

La pelea entre los cuatro había comenzado, cada uno por su lado pero ya había dado comienzo. Las palabras del tipo de la cadena le hacían gracias al enorme marine diciendo que él solo podía vencer a los otros dos. Pero ahora no había tiempo de centrarse en las palabras del otro. Había que estar atento a Minato el cual había logrado esquivar su ataque por los pelos. Ahora había realizado otra técnica de combate, se lanzó a por Krauser y de repente se agacho haciendo un amago y lanzando un golpe ascendente con el puño.

El gran espada tras haber lanzado el tajo había quedado algo desprotegido y tras ver la acción de su rival lo único que pudo hacer fue lo que hizo. Cuando el puño iba a su mandíbula como acto reflejo echó el cuello hacia un lado ladeándolo para que el golpe le diera en la mejilla y no con toda la fuerza pues le daría la mitad del puño. Aún así se llevó el golpe y retrocedió un paso atrás con los ojos cerrados tras el golpe. Al abrir los ojos, estos mostraban ahora frialdad y bastante ira. Se estaba empezando a descontrolar y aquello podía ver peligroso para los otros tres. Consiguió calmarse un poco y aprovechando la distancia que había entre él y el recluta Minato decidió hacer su siguiente movimiento. Con la espada en mano, llevó su otra mano al mango de la espada así sujetándola con las dos manos y en poco tiempo comenzó a girar sin parar. Como si fuera una peonza daba vueltas haciendo la acción de una especie de torbellino humano, la enorme espada avanzaba hacia su oponente lanzando tajos ascendentes, horizontales y verticales. Aquel ataque duraría poco ya que Krauser podía marearse un poco. Pero los siete u ocho segundos que podía hacer le servirían quizás para atacar a su enemigo que ahora observaría como el enorme marine giraba sobre si mismo moviendo la espada de un lado a otro. Encima teniendo en cuenta que Minato estaba cerca del gran espada ya que le había dado el golpe anterior le sería difícil de escapar del ataque y más teniendo en cuenta el grosor y tamaño de la enorme espada. Si este se echaba hacia atrás estaba claro que el gran espada avanzaría hacia él rápidamente para intentar asestarle un poderoso golpe. Si esto no funcionaba ya tenía planeado usar el poder de su fruta y así cegar a todos los que había allí y convertir aquello en su campo de batalla. Claro eso era si el ataque era en vano.

Torbellino bestial (AF)

Él estuvo hablando, diciendo las razones por las que hacía los fallos que yo le argumente y todas eran absurdas, que era más importante, satisfacer el orgullo propio o atrapar a los criminales. Si de verdad hubiese sido un marine, habría pensado que esta había caído muy bajo. En cuanto a los otros ya habían empezado a luchar y por lo que estaba haciendo el moreno que tenía enfrente mía también iba a empezar en este lado.

Él movía la cadena en círculos, supuse que tenía la intención de lanzar mela, el plan era obvio. Con los otros cerca peleándose, no podre pelear yo a gusto, así que di un salto hacía atrás y empece a correr en la dirección contraria por la que había venido. Sí me seguía podría luchar a gusto sin preocuparme de interrupciones y si no bueno que se le iba a hacer. corrí durante un rato por el bosque cercano hasta llegar a un claro del bosque por el que estaba y allí me pare y espere.

OFF:

Mi oponente salió hacia atrás tratando de huir del combate, pero yo no se lo iba a permitir, además, si nos alejábamos de aquel lugar podría dejar de fingir que era un marine y pelear como yo sabía, de forma sucia y rastrera como buen pirata. No obstante, en los momentos antes de empezar a perseguir a aquel tipo, Red tomó el control de mi cuerpo y, previa transformación en forma híbrida, dio un potente salto hacia delante. Yo estaba anonadado, pues no comprendía por qué había salido, pero él me lo explicó. -*Veo que además de débil eres estúpido... El tipo del espadón y el otro están peleando detrás tuya, no debes descuidar tu espalda, si no llego a saltar te habrían alcanzado con un golpe casi seguro, idiota. Además, no soporto a los cobardes, y ese tipo no hace más que hablar y huir, así que yo me ocuparé de él, tú sólo siéntate y mira cómo lo hago. *- Dijo en una conversación fugaz entre él y yo, que mantuvimos mentalmente. Tras esto echó a correr detrás de su oponente huidizo, y gracias a la velocidad extra de la akuma y a que mi especialidad era la velocidad, logró alcanzarlo en poco tiempo, aprovechando el impulso de aquella carrera para atacar a su enemigo, que estaba parado, esperándolo.

De un potente salto llegó a un árbol, sobre el cual se impulsó para llegar a otro, así varias veces, de árbol en árbol, buscando confundir a su oponente. Red era todo un cazador, y ahora era eso lo que hacía, cazar, y su presa estaba a su merced. De forma violenta y repentina, desde un árbol colocado a la izquierda de nuestro oponente, Red dio un gran salto contra él, lanzándose para arrancarle un brazo de un mordisco, aprovechando su gran fuerza y velocidad y el impulso que llevaba.

( El ataque es un AF )

El ataque de Krauser había mandado al recluta a volar atravesando una pared cercana y viendo como se levantaba algo mareado. Aprovechando este instante observó como el pirata se había largado tras el otro y supo que esa sería su oportunidad. Lo que le había impresionado era como se había cargado la pared lanzando al chico. La espada de Krauser era algo peligroso que empezaba a asustarle hasta a él. En ese momento el recluta se levantó y lanzó su ágil ataque contra el verdadero capitán del barco. El ataque parecía difícil de bloquear pero eso no le importaba al gran espada. Ya no estaba el maldito pirata para entrometerse ni el otro chico de la postura extraña. Cuando el recluta iba a por él, lo que hizo Krauser fue una cosa de locos. Sin importarle las consecuencias dejó caer su espada al suelo y estiró ambos brazos en forma de cruz cerrando los ojos. Esto lo hizo cuando el recluta ya estaba ejecutando su ataque para que no lograra frenarse.

De ese modo recibió la dos puñaladas en su hombro y en su estomago. Cerró los ojos con fuerza dando un pequeño gruñido de dolor por las dos puñaladas. La sangre emanaba de su hombro y de su estomago. De esa forma esperaba poder convencer de una vez al recluta de que era el verdadero capitán del barco de la marina. Había dejado el arma y se había dejado totalmente dar. No era un tipo amigable pero lo que si sabía es que con sus compañeros de la marina era honesto aunque mostrara frialdad y no quería seguir peleando contra alguien de los suyos por un maldito error de un imbécil pirata que pasaba por la zona. Clavó una rodilla en el suelo frunciendo el ceño y notando el dolor en su estomago y hombro. No tenía fuerzas ahora para moverse y tan solo podía respirar algo agitado apretando la zona abdominal y el hombro para sentir una pizca de alivio pero no le servía de mucho. Mirando al suelo abriendo los ojos con fuerza agarró el mango de su espada y la acercó un poco a él pues no quería perderla. Tras aquello respiró algo mejor y comenzó a hablar sin levantar la vista. Su tono era serio y frio pero no parecía que estuviera mintiendo para nada.


- Bien ahora vamos arréstame si eso te hace feliz recluta. Si me he dejado dar es porque no voy a pelear con un camarada. Cualquier hombre bajo el signo de la marina es mi aliado y no un enemigo y si tengo que morir por no atacarle lo hare. Vamos ahora ya sabes lo que tienes que hacer, elimíname o arréstame. Te has dejado corromper por un estúpido que se hacía pasar por mí, no has tenido la culpa pero así te lo demuestro. Soy Krauser, el gran espada y soy un marine como tú. Ya he dicho todo lo que tenía que decir. No tengo intención de seguir hablando o perderé más sangre.

Trató de detenerse pero era demasiado tarde. La velocidad a la que iba el recluta en su movimiento era demasiado rápida como para reaccionar en una situación tan inesperada como aquella. Las dos Ninjatos se introducieron en el hombro y el estómago del ya reconocido marine, el cual se había sacrificado para que Minato descubrir la verdad. De inmediato y para evitar hacer la herida más grave de lo que era desclavó las dos armas del cuerpo de su rival, impidiendo que el pelirrojo pudiera sujetarse en nada y cayendo de cabeza contra el suelo, haciéndose daño pero nada grave que le pudiera molestar en sus siguientes acciones. Se levantó de nuevo y escuchó lo que Krauser tenía que decirle, manteniendo el rostro serio y frío como si la muerte hubiera guiado sus movimientos. Antes de siquiera contestar, se arrodilló y se quitó el casco dejando que su largo cabello pelirrojo cayera sobre su rostro, tapando la mitad de este de la misma forma que lo había hecho la pieza de armadura. La dejó en el suelo, justo al lado del lugar donde Krauser sufría las heridas que él mismo había hecho con sus Ninjato. - No digas nada, Krauser, Gran Espada. Tu arma ya ha hablado por ti, al igual que tu alma. Has sacrificado tu integridad física para defender la verdad, y eso es mucho más de lo que cualquiera podría esperar de un pirata. ¡Tú eres el capitán de ese navío! Me aseguraré de que paguen las consecuencias. - dijo con tono frío pero calmado.




Acto seguido se quitó las protecciones de los hombros y la camiseta, desgarrándola en dos partes iguales y haciendo una pequeña "chapa" que presionara ambas heridas para evitar que emanara mucha sangre. - Ahora mismo no tengo demasiado para ayudarte, pero mantén la presión sobre las heridas con esta ropa y así evitarás perder mucha sangre. Intenta permanecer consciente, los marines vendrán en breve al ver que no damos señales de vida. - le explicaba mientras se colgaba la funda de sus ninjato y enfundaba las mismas en su espalda. - Una cosa más, cuídame el casco. - pronunció justo antes de irse por el agujero por el que habían huido los otros dos piratas. No había visto como Jallial se transformaba en aquella bestia, por lo que el seguiría buscando a los dos humanos que había encontrado antes.

Tras aproximadamente un par de minutos llegó a un claro donde pudo observar como un monstruo similar a un licántropo se lanzaba al ataque contra el hombre que en un principio había sido "el nakama de Krauser". Si hubiera sido otra persona quizás habría podido intervenir para evitar el ataque, pero siendo alguien a quien Krauser no conocía y que había amenazado con atacarlos dejaría que ese monstruo le atacara. Sin embargo no podía dejar a la bestia libre ni mucho menos que matara a su rival, por lo que una vez que el ataque terminó y tratando de evitar que fuera descubierto el pelirrojo se lanzó al ataque con una acometida directa por la espalda a aquel licántropo. Además aquella bestia podía tener algo que ver con el imitador de Krauser, el farsante que había ocupado su lugar y engañado a Minato. No dijo nada a pesar de que quería manifestar su intención de atraparlos, pues no conocía la fuerza de sus rivales y el sigilo junto a un ataque sorpresa eran sus mejores aliados.

El ataque era muy simple, una acometida hacia adelante en la que Minato desenfundaría una de sus Ninjatos para realizar un corte en el cuerpo del animal, apuntando a su torso y no a ninguna parte en específico. De golpearle contaría con la ventaja de que sus rivales estarían heridos probablemente, por lo que no ería tan difícil incluso aunque aquello se convirtiera en un dos contra uno. Sin camiseta, casco o protecciones, Minato parecía haberse convertido en alguien totalmente diferente pero cuya mente era la misma.

El ataque a Jallial es AIF.

Detalles:

OFF:

Aquel tipo parecía un loco, temerario como el que más, y no esquivó mi mordisco, así que mis fauces quedaron marcadas en su brazo, tras lo cual me coloqué a su espalda y, mientras caía, pude ver como aquel al que había estado engañando se lanzaba ahora a por mí, por lo que coloqué a aquel otro tipo en mitad de la trayectoria del pardillo que me creyó, usándolo de escudo. Encajar estos dos ataques lo dejarían fuera de combate, pero por suerte, el ver cómo sólo uno de los dos marines había venido a por mí, me daba a entender que previamente había dejado malherido también a su otro compañero, así que, con algo de suerte, este combate sería ahora un uno contra uno, y yo contaba con una pequeña ventaja: El odio que ahora aquel marine sentía hacia mí.

Para valerme de este comencé a reír cuando su ataque alcanzó un blanco equivocado, buscando enervar a mi rival y mermar su concentración. Entre una carcajada jactosa y otra musité unas palabras con la intención de provocar en él un estallido violento, agarrando previamente su brazo, que se encontraba cerca del cuerpo de aquel otro pirata.

-Dime, muchacho... ¿Ya has matado a tu camarada? Jiejiejiejie! -Red se reía así de aquel marine que, por mis falacias, había luchado y vencido a su compañero. -Sí... La verdad es que puedo oler su sangre incluso desde aquí, jiejiejie, pero no te preocupes, porque... ¡en el infierno tendrás tiempo de pedirle disculpas! -Y una vez dicho esto, delatando seguramente mi identidad al marine, y mientras sujetaba con mi brazo izquierdo su brazo, lancé un poderoso arañazo con mi mano derecha, con la intención de arrancarle el brazo o, en su defecto, provocarle una herida monumental.

AIF

Krauser permanecía quieto con los ojos cerrados. Gracias a Minato estaba tapando las heridas con las placas de la armadura y las telas de la camiseta. Ahora estaba respirando algo mejor y aquellos objetos habían cortado la hemorragia. Aquel chico por fin había entrado en razón, el moreno tendría una preciosa página para él solo en la guía de referencia del Gran Espada. Sus fríos ojos observaban al agujero por donde habían ido los demás. Varios marines llegaron tras unos segundos y vieron el estado de su líder. Corrieron para ayudarle y en poco tiempo trajeron algunos médicos que empezaron a curar sus heridas, aplicaban desinfectantes y vendajes para mejorarlas. Todo escocía y dolía bastante pero el marine permanecía serio e impasible. Krauser una vez estuvo recuperado escuchó como los marines le decían que volviera al barco, en ese momento se levantó agarrando su espada con una mano y mirándolos de forma seria.

- Quiero que volváis al barco, solo dos de vosotros vendrán conmigo. Ahora vais a seguirme pero no vais a disparar hasta que lo diga. Tenemos que ayudar a un recluta que estará seguramente en problemas contra un pirata moreno. Tiene pinta de loco, ahora seguidme y no preguntéis.

- Pero señor tiene heridas que pueden ser abiertas con facilidad y pueden ser mucho peores. Podría peligrar su vida con cualquier golpe fuerte en alguna de las dos zonas afectadas, debería volver al barco pero ya.


Dijo uno de los hombres que habían llegado, este los ignoró y caminó por aquel agujero. Solo dos le habían seguido y en poco tiempo llegaron a la zona donde estaba aquel combate. Las palabras del moreno llegaron a sus oídos, decía que olía su sangre y que Minato podría pedirle disculpas en el infierno. Los dos marines observaban ahora a una bestia peleando contra Minato, Krauser sabia de sobre quien era esa bestia. Los fríos ojos del Gran Espada se quedaron mirando aquella bestia y de repente seguramente para sorpresa de los que había allí se puso a hablar.

- Un demonio como yo encajaría en el infierno perfectamente, pero alguien como tu esta perdido y allí es donde vas a acabar. Aunque tengas esa forma de bestia no eres más que una presa a la que voy a dar caza. No se me vence tan deprisa y ahora eres tú el que está en desventaja. Es el momento de pagar por tus idioteces.

Ahora observaba como aquel lobo realizaba un ataque contra Minato. Krauser le hizo un gesto a los marines para que no se metieses y de repente sacó su enorme espadón empuñándolo con una mano. Sus pies pronto comenzaron a deslizarse por el suelo de aquella zona acercándose al combate. Contra el recluta no quería usar sus dotes asesinas pero con este sujeto iba a ser diferente. Un zoan carnívoro debía tener un olfato increíble y su niebla no le iba a servir. Pero si su espada, sin pensárselo se colocó a unos cinco metros por detrás de la bestia que ahora atacaba a Minato. Aquel combate de dos contra uno parecía estar a favor de los marines. Ahora Krauser estiraba su mano libre con la palma abierta y una sonrisa sádica se formaba en su rostro. Estaba a punto de hacer algo grande pero esperaría a ver que ocurría con el recluta y el lobo antes. Tenía un pequeño dolor en el estomago y el hombro pero podría dar su mejor esfuerzo con aquella situación que se había formado. Había olvidado totalmente al tío de las posturas y ahora no le interesaba.

Spoiler:

Uno de ellos, aquel con quien me estaba enfrentando y a quien tan fácilmente engañé antes, se lanzó para sujetarme con fuerza, pretendiendo mantenerme así hasta que su superior se lanzara contra mí. -¿No pensarás realmente que me pienso quedar aquí quieto, no? -Dije yo con una sonrisa de oreja a oreja en mi rostro lobuno. No tardé en reaccionar, tornándome humano de nuevo para reducir el grosor de mi cuerpo y poder evitar con esto la cercanía de su arma, sacando mi cuello de problemas, para después darle un codazo con mi brazo derecho ahora que había quedado liberado casi por completo, para con esto terminar de liberarme del todo.

No obstante, esto no significaba nada, pues el tío raro y pálido que había vuelto hacía nada seguía preparando algo grande, y no podía simplemente bajar la guardia. Mientras no se acercara aquel otro no habría problema, además estaba gravemente herido y de hacerlo sin estar yo limitado no sería un problema muy serio, la clave de la victoria estaba en el de menor rango, ese parecía ser el verdadero peligro de aquel combate, el que estaba peleando con mayor fuerza, y de quien más me debería cuidar. -*Lo primero será hacer que este no interfiera y ocuparme del medio muerto, después en un mano a mano no tendré problemas con alguien de un rango bajo…* -Pensé yo, realmente era lo más inteligente, al fin y al cabo en esta situación de desventaja no iba a poder sobrevivir, y no tenía ganas de acabar en prisión, así que comencé a poner en práctica mi plan. Primero de todo volví a convertirme en mi forma híbrida y, con mi cadena, atrapé al pelirrojo con un lazo similar al de un “cow-boy” y lo lancé a volar después de girar sobre mí mismo, haciendo algo similar al efecto de una honda. Una vez este estaba entretenido, volando por los aires sin ir más lejos, comencé a correr contra el tipo de la gran espada, no me importaba lo fuerte que fuera ya que estaba muy malherido y no sería una gran dificultad. No podía perder demasiado tiempo, así que no me entretendría perdiéndolo en matarlo, bastaba terminar de dejarlo K.O para centrarme en el otro de ellos. Transformado en mi forma híbrida me lancé contra él para darle un violento zarpazo en el pecho y terminar de dejarlo en el suelo, abatido.

Zarpazo - [AF]

La pelea entre el patético loco y el marine continuaba. Esta vez parecía que el pelirrojo le tenía atrapado por el brazo. En la mano estirada del Gran Espada empezó a formarse una luz blanca y brillante. En poco tiempo en la palma de su mano levitaba una especie de shuriken blanco de tres puntas hecho de energía cortante. Planeaba cortar en pedazos al moreno pero con cuidado de no darle a su camarada. De repente los ojos del superior observaron como el lobo usaba la forma humana y se libraba lanzando con una cadena a su compañero por los aires. Eso le hizo cabrear de verdad, ahora el lobo corría hacia él a toda velocidad. Si creía poder vencer al marine la llevaba clara. Con el combate de Minato se había esforzado a tope pero sin usar técnicas letales ni nada parecido porque no mataba a marines. Pero esta vez el caso era distinto, su ataque más poderoso hasta el momento estaba formándose. Lo único que tendría que hacer sería sobrevivir al zarpazo. Cosa que iba a hacer utilizando su enorme arma como escudo por y de paso cortarle algo la mano.

Cuando el animal lanzó aquel zarpazo los actos reflejos del marine hicieron interponer con su fuerza y la mano derecha el gigantesco espadón. De esa forma la garra del lobo chocaría con el poderoso acero del que estaba formada su arma. Al ser la forma hibrida su garra era algo más grande y consiguió hacerle una herida sangrante en el hombro donde no estaba herido. La fuerza del golpe mandó al marine hacia atrás pero se frenó chocando levemente con un árbol. La espada quedó clavada al lado del marine en ese mismo árbol y este tenía las dos manos libres. La izquierda no la había cerrado en ningún momento y el shuriken estaba allí. Ahora estiró su mano derecha formando otro. Había llegado el momento de aquel poderoso ataque.

- Game over perrito.

Frunció el ceño apretando los antebrazos y notando algo de sangre caer a su pecho por la herida del lobo la cual había hecho leve gracias a su arma. Lo primero fue analizar la altura del animal. Se había fijado en la humana por si volvía a cambiar de forma para esquivar. Lanzó el primer shuriken hacia su estomago albo bajo como hacia su cintura. Al segundo lanzó el otro shuriken rumbo a su pecho, pero ahí no acababa todo. No quería que el lobo saltara y de suerte los esquivara, por lo que nada mas lanzar los dos ataques cortante estiró la mano al árbol sacando la espada y lanzándola contra la cabeza del animal a una velocidad buena. Los shuriken eran del tamaño de un plato, pero cuando estaban llegando al lobo, Krauser cerró los puños y estos crecieron un metro haciendo que las puntas de los objetos crecieran y se alargasen un metro también.

Masacre a cachitos (AB)