Qiang Jing
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Akuma no mi
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El joven espadachín se encuentra con que no hay ningún herido al que ayudar, que la explosión haya tenido lugar en una zona poco transitada en aquellos momentos, lo que pone al joven en un aprieto pues tiene que encontrar la forma de no llamar demasiado la atención de los Shichibukais presentes, pero de uno de ellos ya llama la atención un sujeto que aparece como de la nada retándolo a un duelo a muerte, el Shichibukai retado es el más poderoso de ellos, Jack Dralion Stark, quien no duda en aceptar el reto y empieza a descender de su elevada posición en aquel escenario. El joven mafioso no duda en darse la vuelta y marcharse lo más rápido que puede del lugar, si las historias que llegaron a sus oídos son ciertas, estar cerca de ese sujeto mientras combate es casi tan suicida como luchar contra él, pues su poder destructivo es devastador y afecta a la zona colindante al combate, de ahí que el joven corra como si no hubiese un mañana.
El tiempo pasaba y ya me estaba hartando de quedarme parado en aquel sucio tejado esperando con brazos cruzados mientras la punta de mi inquieto pie derecho saltaba incesablemente marcando el ritmo de mi ansiedad sobre las tejas de aquel edificio que bordeaba la iconica plaza que daría escenario a la polémica ejecución de hoy. Respiré profundo para tratar de calmarme, pero era claro que tendría que hacer algo, y tenía que ser ahora, tanto uniforme a mi alrededor me incitaba a causar estragos, pero aun era muy pronto para detonar mi bulliciosa trampa oculta, así que lo más sensato sería atacar de manera anónima y silenciosa una vez más, de esa manera no comprometería mi identidad por lo menos hasta que llegara la caballería para iniciar la invasión, y aun que bien sabía el riesgo que correría de ser descubierto, quedarme mirando el horizonte hasta que el comandante Azumi y sus hombres decidieran aparecer ya no era una opción válida para mi, así que una vez más, saqué de entre mis ropajes unos cuantos naipes translucidos para que no fueran detectables al ojo humano. Ya encontrados seleccioné solo los naipes de pinta pica y con un sutil movimiento llevé los naipes hasta mi bolsillo de municiones piritas, luego de esto, con un corto pero fuerte movimiento de mis manos los arrojé discretamente hacia arriba de manera que sobrevolaran la parte frontal de la plaza y ya en su punto más alto liberé una oleada de disparos incendiarios que bañarían la zona con una lluvia de 150 proyectiles de fuego.
[Pioggia di fuoco]
No pretendía ganar la guerra ni mucho menos, era un movimiento muy azaroso y poco preciso, además, no sabía quien se vería afectado por los disparos, pero basándome en probabilidades y con algo de suerte los marines o agentes en el área se llevarían unas sorpresivas y dolorosas quemaduras gratuitas. Pero eso ya era cosa del destino, mi único consuelo era la característica impredecible de mi ataque, al menos los primeros 30 impáctos darían irremediablemente a un cuerpo, amenos claro que lograra predecirlo con haki o algo por el estilo, la verdad me era muy difícil imaginarme el resultado de aquel jugada, pero nada podía ser peor que estar parado como una estúpida estatua.
Cuando sentí los primeros gritos y choques de balas contra el asfalto me volteé fingiendo sorpresa, algo que aprendí a hacer muy bien en las mesas de poker, de aquí en adelante todo sería ver el resultado de un trabajo bien hecho mirando hacía arriba y a los costados como si estuviera buscando al responsable. Hay muchas cosas que hago bien, pero por sobre todo, miento maravillosamente y siempre es un gusto poner eso en práctica.
[Pioggia di fuoco]
No pretendía ganar la guerra ni mucho menos, era un movimiento muy azaroso y poco preciso, además, no sabía quien se vería afectado por los disparos, pero basándome en probabilidades y con algo de suerte los marines o agentes en el área se llevarían unas sorpresivas y dolorosas quemaduras gratuitas. Pero eso ya era cosa del destino, mi único consuelo era la característica impredecible de mi ataque, al menos los primeros 30 impáctos darían irremediablemente a un cuerpo, amenos claro que lograra predecirlo con haki o algo por el estilo, la verdad me era muy difícil imaginarme el resultado de aquel jugada, pero nada podía ser peor que estar parado como una estúpida estatua.
Cuando sentí los primeros gritos y choques de balas contra el asfalto me volteé fingiendo sorpresa, algo que aprendí a hacer muy bien en las mesas de poker, de aquí en adelante todo sería ver el resultado de un trabajo bien hecho mirando hacía arriba y a los costados como si estuviera buscando al responsable. Hay muchas cosas que hago bien, pero por sobre todo, miento maravillosamente y siempre es un gusto poner eso en práctica.
- area afectada:
Kokonoe Toru
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Estaba jutno a todo mi gremio y a la chica que quería ingresar y que me dio una buena guanta por lo que hice cuando los hechos se sucedieron de forma muy rápida, Takeshi ayudó a Starus con una chica y cuando volvió algo en su comportamiento era diferente, algo le preocupaba ya que nunca había visto al líder de los Ghost Leviatans actuar así. No tardó mucho en darnos la primera orden en lo que llevaba en el gremio, salir corriendo del lugar lo más rápido que pudiésemos ya que según él los dos que se iban a pelear eran extremadamente poderosos y allí corríamos mucho peligro. Normalmente él se quedaría a observar o participar pero para que saliera corriendo hacia falta mucho. Sin más activé mi Kiryoku no Ninjutsu y empecé a correr lo más rápido que podía junto a mis compañeros, si Takeshi creía que aquello era peligroso no tendría ninguna posibilidad de sobrevivir si me quedara.
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Tras los conflictos con los dos que se adentran en la sala el joven logra evitar quedar atrapado, justo en el momento en que las explosiones se escuchan. De pronto un hombre vestido de mujer entra en el local diciendo cosas que al revolucionario poco importan la verdad, luego aparece Hiren conversando con este y el joven no le presta demasiada atención, las explosiones le tienen intranquilo, acaban de guardar un enorme arsenal de explosivos que podrían ser los siguientes en explotar. Su mentalidad es la de vivir y matar, no la de morir y dejar vivir. |~Bueno chicos, yo no me fio de todo esto, hay explosiones muy seguidas y aquí tenemos más explosivos del que cualquiera de nosotros puede soportar me atrevería a decir, así que si no os importa me marcho.~| Dice el joven de larga cabellera para luego salir del lugar y deslizarse por las calles raudo y veloz como alma que lleva el diablo.
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El barco partió lentamente hacía el rumbo de Loguetown, lugar donde sería la guerra más importante en donde el peli verde participaría, la idea era conseguir algo de fama y también hacerse más fuerte a base de crudas batallas y también en el aspecto psicológico, aunque la idea de que el sujeto medio raro que hirió a Sting estuviera abordo no era algo muy agradable para Midorima, menos sabiendo que era un marine, odiaba a ese sujeto que se aprovechaba de su supuesta “inmunidad” para navegar con ellos, pero ya daba lo mismo después de todo ya habían llegado al lugar en donde el destino se jugaría a favor de los piratas o los marines, y en donde seguramente moriría un Yonko como murió hace muchos años atrás el supuesto hombre más fuerte del mundo.
Shintaro observó como la es que la capitana se levantaba de nuevo, y escuchó con atención las palabras de Crimson, al parecer lo había felicitado por su desempeño en la isla pasada cuando tomó las riendas del equipo sin ser uno de los líderes, ya que esos eran Abyss, Rose, Crimson, el herido de Sting y el payaso de Hardo, y al parecer lo haría de maravillas siendo el comandante de la tercera división, aunque las últimas palabras del peli negro hicieron algo de gracia ya que le pedía que no muriera y lo llamó puto suicida, algo divertido ya que él no pensaba ni por asomo morir en este lugar, aun tenía a un ser querido esperándolo y no lo iba a dejar atrás, así que morir no estaba dentro de sus planes.
Fue entonces que escuchó dos explosiones prácticamente seguidas, y fue que sin esperar alguna indicación de nadie se fue corriendo al lugar, era alguien que no estaba dudando en ir a ayudar a quien fuera así que sus piernas se empezaron a mover a bastante velocidad para llegar al lugar de los actos, no quería retrasar más los hechos y seguramente se toparía con alguien fuerte al principio de la guerra, sonreía mientras veía el lugar, aunque al ir algo rápido solo notaba que estaba en el puerto y que la ciudad estaba a unos metros más allá y seguramente la diversión no iba a tardar en empezar, solo quería luchar y luchar sin nada más que le importara que ganar. Con eso en mente fue a ayudar a quien sea.
Y fue entonces que llega justo cuando un escombro amenazaba a una niña, así que aceleró de forma casi inmediata para cubrir su espalda en el Haki de Armadura y evitar algún daño, luego de eso agarra a la niña del brazo para ponerla pegada a su cuerpo y que el peligroso escombro se topara con la espalda del peli verde, el escombro se hizo pedazos en su espalda pero Midorima no pudo evitar hacer una mueca del dolor por el impacto una suerte que quizás su espalda era resistente y su Haki era fuerte, sino la historia sería diferente. Shintaro movió suavemente su espalda para de ese modo hacer que la tierra saliera de sus ropas y fue entonces que “liberó” a la niña e hizo que se fuera lejos del lugar, mientras tanto el peli verde se quedó en el lugar y observaba de manera tranquila todo a su alrededor.
Shintaro observó como la es que la capitana se levantaba de nuevo, y escuchó con atención las palabras de Crimson, al parecer lo había felicitado por su desempeño en la isla pasada cuando tomó las riendas del equipo sin ser uno de los líderes, ya que esos eran Abyss, Rose, Crimson, el herido de Sting y el payaso de Hardo, y al parecer lo haría de maravillas siendo el comandante de la tercera división, aunque las últimas palabras del peli negro hicieron algo de gracia ya que le pedía que no muriera y lo llamó puto suicida, algo divertido ya que él no pensaba ni por asomo morir en este lugar, aun tenía a un ser querido esperándolo y no lo iba a dejar atrás, así que morir no estaba dentro de sus planes.
Fue entonces que escuchó dos explosiones prácticamente seguidas, y fue que sin esperar alguna indicación de nadie se fue corriendo al lugar, era alguien que no estaba dudando en ir a ayudar a quien fuera así que sus piernas se empezaron a mover a bastante velocidad para llegar al lugar de los actos, no quería retrasar más los hechos y seguramente se toparía con alguien fuerte al principio de la guerra, sonreía mientras veía el lugar, aunque al ir algo rápido solo notaba que estaba en el puerto y que la ciudad estaba a unos metros más allá y seguramente la diversión no iba a tardar en empezar, solo quería luchar y luchar sin nada más que le importara que ganar. Con eso en mente fue a ayudar a quien sea.
Y fue entonces que llega justo cuando un escombro amenazaba a una niña, así que aceleró de forma casi inmediata para cubrir su espalda en el Haki de Armadura y evitar algún daño, luego de eso agarra a la niña del brazo para ponerla pegada a su cuerpo y que el peligroso escombro se topara con la espalda del peli verde, el escombro se hizo pedazos en su espalda pero Midorima no pudo evitar hacer una mueca del dolor por el impacto una suerte que quizás su espalda era resistente y su Haki era fuerte, sino la historia sería diferente. Shintaro movió suavemente su espalda para de ese modo hacer que la tierra saliera de sus ropas y fue entonces que “liberó” a la niña e hizo que se fuera lejos del lugar, mientras tanto el peli verde se quedó en el lugar y observaba de manera tranquila todo a su alrededor.
- OFF:
- Siento el post tan malo, pero como saben no tengo mucho tiempo, trataré de ir mejorando e ir acostumbrándome a esto. De nuevo reitero mis disculpas.
elkilian
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Seguí observando mientras el humo iba ligeramente despejandose y pude observar a unos Marines que parecían tener un alto cargo pues no parecían simples reclutas. Uno de ellos parecía que le hubieran dado una paliza pues tenía varias cicatrices, una en el pecho e incluso tenía barba y el pelo largo. Se dirigían a la plaza central pero, rapidamente, deje de observar a dichos marines para volver mi mirada a los francotiradores que estaban confundidos y apuntaban hacia la plaza que era el centro de la explosión. Aproveché ese momento de confusión para bajar rapidamente por la salida de emergencia del edificio para ir al edificio contiguo. Cuando crucé la calle pude observar que había gente que se dirigía hacia la plaza y otra gente que la intentaba bordear. Mi intención era clara, ir a por el francotirador ya que desde esa posición se podía tanto observar la plaza como estar en una zona segura en la cual ninguno de los otros francotiradores estaría mirando.
Por consiguiente me situé junto a la escalera de emergencia del edificio que estaba ubicada en un callejón y empecé, primero a escalar la verja que la protegía del acceso del exterior y luego a subirla lentamente intentando realizar el menor ruido posible. Una vez alcancé la cima, es decir, el tejado observé que había un chico peliazul y aprobeché cunado se dio la vuelta para acercarme lentamente al francotirador y procurando hacer el mínimo ruido posible algo un tanto difícil pues llevaba mis zapatos de 50 Kg que a la mínima podría sonar una grieta del edificio o algo similar. Por lo que como no podía caminar iba arrastrando lentamente los pies hasta situarme detrás de la entrada al techo desde las viviendas de tal forma que el francotirador estaba al otro lado ni el peliazul que acababa de ver.
" Uffff..... esto ... tiene que ser rápido ... no quiero que alerte ni haga nada extraño que avise a los demás francotiradores porque sino huir de aquí será un pelín complicado ... lo bueno es que me dará tiempo a esconderme pues no creo que sean capaces de apuntar y estabilizar el arma lo suficientemente rápido como para darme pero aún así tampoco hay que ser tonto y quedarme ahí a su alcance .... tendré que atacar rápido"
Me miré los guantes y recordé que le habían realizado unas mejoras en aquel barco en el que acompañe a mi maestro y a uno de sus discípulos. Se supone que ahora eran capaces de disparar el elemento a una distancia de 4 metros. Así que mi opción era abalanzarme sobre el objetivo con las palmas abiertas para activar los mecanismos para así congelarlo y electrocutarlo simultáneamente y dejarlo a mi merced. Y eso hice. Tras acercarme al lado de la entrada que estaba más cerca del francotirador corrí y me tiré como si fuera un placaje pero con las manos por delante para dispararle tanto el rayo eléctrico a distancia como el vaho gélido del otro guante.
- ¿Pero que Co..? - dijo el francotirador mientras se giró hacia mi. Fue a apuntarme con el arma pero no le dio tiempo y mi guante que congelaba, que era mi guante izquierdo, le congelo la mano derecha y ligeramente el arma mientras que mi otro guante le soltó una descarga eléctrica hacia su pectoral izquierdo, hacia su corazón, provocandole una parada cardíaca además de un desmayo.
Cuando terminé de lanzarme hacia el francotirador me vi tirado de plancha en el suelo con el francotirador aparentemente desmayado con la mano derecha congelada. Por lo que, por si acaso los otros francotiradores me estuvieran apuntando no me levante y me puse a intentarle quitar su rifle francotirador de las manos. Pero sin querer, al hacerlo se le cayó el dedo índice congelado.
" Ups ... tampoco te quería dejar sin el dedo de señalar ... perdón "
Una vez con el arma en mi poder la agarré con mi mano derecha y mientras me arrastraba por el suelo como si fuera un militar hacia la puerta para acceder a las viviendas un gran rayo de luz inundó la plaza central produciendo que salieran disparados otra lluvia de piedras. La luz era tan potente que tuve que cerrar los ojos e incluso me llegué a tapar con el brazo izquierdo, pues en el otro tenía el franco y tampoco era necesario apuntarme sin querer el franco a la cara, los ojos. Tras eso lentamente me quité el brazo de la cara ara comprobar si seguía la luz. Al notar que no seguí arrastrandome hacia la puerta. Ya al lado de la puerta, congelé con mi mano izquierda la parte inferior de la puerta que seguidamente golpeé con el mis brazo para hacer un agujero lo suficientemente grande como para pasar arrastrandome por ahí junto con el rifle. Cuando ya estaba dentro del edificio me puse de pie y bajé hasta la planta inferior. Una vez allí rompí una puerta dandole una patada como si fuera un Swag y corrí hacia la ventana que daba al callejón. Seguidamente salté hacia el cristal rompiendolo y, antes de caer me hice grande temporalmente para evitar darme una ostia y volver a mi tamaño normal en el suelo. Tenía algunos trozos de cristal así que empecé a quitarmelos y curarme las heridas pues era médico y heridas como esta ya me he hecho montones manejando mi barco.
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La burra avanzaba y en ella iban montados los dos hombres, la mano del marine continuaba sobre el hombro del agente para poder agarrarse bien. Su rostro estaba inexpresivo, de repente el agente le entregó dos tarjetas. Las cogió con su mano libre examinando la primera detenidamente, estaba confirmado que se trataba de un verdadero agente del CP y además del nivel 5. Se quedó más tranquilo de ese modo, pero segundos después la mayor de las gotas al estilo anime, le cayó por la cabeza cuando leyó la segunda tarjeta. El mejor chulo putas y camello de los siete mares, señor mas-turbante y el mejor sexo del planeta. Aquello debía ser una maldita, broma, no sabía quién diablos era ese hombre, era un tío épico sin duda alguna. Una vez acabó de leerlas, le entregó las tarjetas, pero aquel tipo le dejó la segunda mientras escuchaba ahora sus palabras, no entendía que diablos pasaba.
Le preguntó que si quería a su burra para relaciones sexuales y que después le dejaría una mujer, además le preguntó que si era virgen. ¿Quién coño era este hombre? Más que un agente del CP, parecía un maldito gigoló. Sin embargo, el marine permaneció callado, no necesitaba una maldita burra ni a ninguna mujer. El marine ya tenía a una chica esperándole y a la cual quería, cosa que nadie había tenido el privilegio de saber aún. No iba a decir que estaba saliendo con una recluta, su rango era altísimo y estaría muy mal visto. A la recluta le caerían muchas represalias por parte de otros marines y al alto cargo le acusarían de tratar mejor a la joven que a los demás. Cosa que ni de coña pasaba, allí todos tenían lo mismo, en su brigada especial, en tiempo de servicio, todos eran soldados, luego fuera de servicio ya había algunas personas que apreciaba más. Aunque solo diferenciaba a una de los demás, a la chica Minako. Iba a contestarle al agente sobre aquello alegando que tenía pareja, pero de repente surgió algo inesperado.
Ante ellos apareció una figura que el marine reconoció al instante. Uracha, un tipo con unos cincuenta millones por su cabeza, un criminal. El marine frunció el ceño mientras con su otra mano sacaba su espadón y lo dejaba extendido a un lado con la mirada seria. El objetivo era partirlo en dos en el momento, estaba listo para saltar del animal y lanzarse a por aquel tipo cuando de repente escuchó las palabras del legendario gigoló rojo. Dijo que se ocuparía y además bajó del animal y le dijo que corriera al cuartel que le estaban esperando. Ese chico era un maldito suicida pero eso hizo sonreír de lado al asesino, cosa que no se pudo apreciar por los vendajes. Esperaba que su compañero estuviera bien, si se enteraba de que le pasaba algo, no habría planeta suficiente para que ese otro hombre corriera. Por suerte aún tenía el número de ese hombre y la tarjeta, por lo que simplemente se quedó mirándole mientras asentía guardando su arma, el filo de kairouseki sonó mientras metía el arma en su funda negra y después observaba al agente del gobierno.
- Más te vale sobrevivir o iré al infierno solo para darte una colleja, mucha suerte amigo, es un honor haberte conocido. Tratare de reunirme luego contigo.
Tras aquellas palabras dejó que azotara a la burra para continuar su camino, escuchó sus palabras y sonrió de lado levantando el pulgar en señal de aceptación. Pasó por al lado de aquel hombre llamado Uracha dedicándole una mirada bastante seria para después continuar su camino. El cuartel ya estaba cerca al parecer y con la velocidad del animal, no tardaría mucho más. De repente a sus oídos llegó el sonido de otra explosión, giró levemente el cuello mirando hacia atrás mientras fruncía el ceño, a saber que estaba pasando. Cuando llegó, dejó a la burra al lado de la entrada acariciándole la cabeza para después entrar al cuartel. Se había olvidado de desactivar su haki de observación y notó una presencia conocida. Se concentró un poco más con algo de esfuerzo cuando la reconoció. Era su amigo Alex, a saber qué hacía allí, tal vez entregar a alguien. Decidió acercarse unos segundos para saludarle pero en ese momento lo vio en una celda. ¿Qué demonio hacía allí metido? Esperaba que no fuese otro error marine como el último. El marine miró al carcelero y le habló rápidamente.
- Carcelero, suelte a ese hombre, es un cazador honrado, no un criminal. En cuanto a ti Alex, ahora me dirás que ha pasado tío. No sé si te ven cara de criminal, pero siempre acabas en prisión y encima sin hacer nada malo, bueno tengo una reunión ahora, si quieres espérame fuera o dirígete a la plaza.
Dijo sonriéndole amablemente, después de aquello se giró despacio dirigiéndose al lugar de la reunión. Esperaba que el carcelero le hiciera caso, todo era posible y quizás aquel tipo le dejaba allí encerrado ignorando al marine. Si eso pasaba, ese carcelero iba a tener unas palabras a solas con el demonio de la niebla, de todas formas esperaba que le hiciera caso y que Alex pudiera salir. Él era un cazador muy buena persona, de hecho demasiado bueno, su amabilidad era increíble y su destreza luchando perfecta, era sin duda uno de los cazadores más fuertes que conocía. Él y Takeshi eran para su gusto, los dos más poderosos, al menos de los que conocía. Ahora el marine se dirigió a la sala donde debía ir. Esperaba que no fuera una bronca por lo del mar del Este, pero debía asumir sus actos. O tal vez era una misión, de todas formas esperaba que le dijeran también la de Deadpool para comunicárselo después. Giró el pomo de la ultima puerta rápidamente mientras suspiraba para después sin pensárselo entrar en la sala rápidamente. Quería acabar lo antes posible para seguir con aquello y averiguar que estaba pasando.
Le preguntó que si quería a su burra para relaciones sexuales y que después le dejaría una mujer, además le preguntó que si era virgen. ¿Quién coño era este hombre? Más que un agente del CP, parecía un maldito gigoló. Sin embargo, el marine permaneció callado, no necesitaba una maldita burra ni a ninguna mujer. El marine ya tenía a una chica esperándole y a la cual quería, cosa que nadie había tenido el privilegio de saber aún. No iba a decir que estaba saliendo con una recluta, su rango era altísimo y estaría muy mal visto. A la recluta le caerían muchas represalias por parte de otros marines y al alto cargo le acusarían de tratar mejor a la joven que a los demás. Cosa que ni de coña pasaba, allí todos tenían lo mismo, en su brigada especial, en tiempo de servicio, todos eran soldados, luego fuera de servicio ya había algunas personas que apreciaba más. Aunque solo diferenciaba a una de los demás, a la chica Minako. Iba a contestarle al agente sobre aquello alegando que tenía pareja, pero de repente surgió algo inesperado.
Ante ellos apareció una figura que el marine reconoció al instante. Uracha, un tipo con unos cincuenta millones por su cabeza, un criminal. El marine frunció el ceño mientras con su otra mano sacaba su espadón y lo dejaba extendido a un lado con la mirada seria. El objetivo era partirlo en dos en el momento, estaba listo para saltar del animal y lanzarse a por aquel tipo cuando de repente escuchó las palabras del legendario gigoló rojo. Dijo que se ocuparía y además bajó del animal y le dijo que corriera al cuartel que le estaban esperando. Ese chico era un maldito suicida pero eso hizo sonreír de lado al asesino, cosa que no se pudo apreciar por los vendajes. Esperaba que su compañero estuviera bien, si se enteraba de que le pasaba algo, no habría planeta suficiente para que ese otro hombre corriera. Por suerte aún tenía el número de ese hombre y la tarjeta, por lo que simplemente se quedó mirándole mientras asentía guardando su arma, el filo de kairouseki sonó mientras metía el arma en su funda negra y después observaba al agente del gobierno.
- Más te vale sobrevivir o iré al infierno solo para darte una colleja, mucha suerte amigo, es un honor haberte conocido. Tratare de reunirme luego contigo.
Tras aquellas palabras dejó que azotara a la burra para continuar su camino, escuchó sus palabras y sonrió de lado levantando el pulgar en señal de aceptación. Pasó por al lado de aquel hombre llamado Uracha dedicándole una mirada bastante seria para después continuar su camino. El cuartel ya estaba cerca al parecer y con la velocidad del animal, no tardaría mucho más. De repente a sus oídos llegó el sonido de otra explosión, giró levemente el cuello mirando hacia atrás mientras fruncía el ceño, a saber que estaba pasando. Cuando llegó, dejó a la burra al lado de la entrada acariciándole la cabeza para después entrar al cuartel. Se había olvidado de desactivar su haki de observación y notó una presencia conocida. Se concentró un poco más con algo de esfuerzo cuando la reconoció. Era su amigo Alex, a saber qué hacía allí, tal vez entregar a alguien. Decidió acercarse unos segundos para saludarle pero en ese momento lo vio en una celda. ¿Qué demonio hacía allí metido? Esperaba que no fuese otro error marine como el último. El marine miró al carcelero y le habló rápidamente.
- Carcelero, suelte a ese hombre, es un cazador honrado, no un criminal. En cuanto a ti Alex, ahora me dirás que ha pasado tío. No sé si te ven cara de criminal, pero siempre acabas en prisión y encima sin hacer nada malo, bueno tengo una reunión ahora, si quieres espérame fuera o dirígete a la plaza.
Dijo sonriéndole amablemente, después de aquello se giró despacio dirigiéndose al lugar de la reunión. Esperaba que el carcelero le hiciera caso, todo era posible y quizás aquel tipo le dejaba allí encerrado ignorando al marine. Si eso pasaba, ese carcelero iba a tener unas palabras a solas con el demonio de la niebla, de todas formas esperaba que le hiciera caso y que Alex pudiera salir. Él era un cazador muy buena persona, de hecho demasiado bueno, su amabilidad era increíble y su destreza luchando perfecta, era sin duda uno de los cazadores más fuertes que conocía. Él y Takeshi eran para su gusto, los dos más poderosos, al menos de los que conocía. Ahora el marine se dirigió a la sala donde debía ir. Esperaba que no fuera una bronca por lo del mar del Este, pero debía asumir sus actos. O tal vez era una misión, de todas formas esperaba que le dijeran también la de Deadpool para comunicárselo después. Giró el pomo de la ultima puerta rápidamente mientras suspiraba para después sin pensárselo entrar en la sala rápidamente. Quería acabar lo antes posible para seguir con aquello y averiguar que estaba pasando.
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Hostias como panes, eso habían recibido aquellas dos personas. La mente de Tahika olvidó a quienes tenía delante, se olvidó de que Takeshi podía partirla en dos de un solo ataque y el otro quizás también, simplemente estrelló su mano derecha contra los dos para después fruncir el ceño gruñendo. ¿Qué coño se habían creído los dos para hacer aquello? Quería ingresar como cazadora, no como dama de compañía. Lo que más la extrañó, fueron las palabras del joven castaño. La había llamado Tahiko. ¿Quién era ese? Pensó la chica algo confusa sin llegar a entender las palabras de aquel hombre. La nube de polvo fue eliminada gracias al chico paloma, y ahora el joven moreno había pedido ayuda para ayudar a una persona.
La peli naranja llevó la mano a su arma, pero de repente aquel espadachín líder del gremio lanzó un tajo partiendo la roca con gran habilidad. En ese momento, la chica sonrió de lado llevando sus manos de nuevo a los bolsillos. Lo había tomado por un momento como un pervertido social con aires de grandeza, pero en aquel momento comprendió que el acto pervertido pudo deberse a lo buena que estaba, cosa que no era su culpa. Se calmó un poco más observando el elegante corte para volver a confiar en aquel hombre. Después miró al primer chico que la llamó de aquella forma y le sonrió tranquilamente.
- Me llamo Tahika. No sé quién es ese Tahiko, así que llámame Tahika jejejeje.
Tras aquellas palabras pudo ver como un tipo aparecía en la plaza, no lo conocía de nada pero la expresión de sus compañeros fue un poema. Tal vez aquel hombre era un peligro al fin y al cabo, además retó a otro de los hombres que había allí. La chica no entendió mucho aquello y solo se dedicó a suspirar muy calmada, como si no pasara nada. Tras unos segundos, escuchó las palabras del líder diciendo que era hora de largarse de allí, aquellos tipos al parecer tenían mucho poder. En ese momento pudo ver como todos comenzaban a correr. Ella se quedó allí unos segundos mirando aquellos tipos, de hecho llevó la mano al mango de su arma envuelta en vendas, se iba a lanzar a combatir tranquilamente, quizás un instinto de su anterior vida. De repente surgió un rayo del cielo enorme, la chica abrió los ojos ante aquello y se lo pensó mejor.
Esquivó con dificultad algunos pedruscos que caían debido a la explosión del rayo, encima ahora estaba lloviendo. De repente un aura blanca rodeó a la chica, activando de esa forma su Fire Colours Nivel 1. Por el momento conocía dos. Su velocidad y fuerza aumentaron bastante, pero le interesaba más el tema de la velocidad en ese momento, por lo que sin pensárselo salió disparada siguiendo a los demás miembros del gremio, es especial al líder y al chico castaño que fueron los primeros en salir disparados y por ello lo más rápidos. No sabía a dónde se iban a dirigir, pero simplemente corrió tras ellos esperando llegar a algún lugar. No se esperaba lo que estaba ocurriendo en la plaza, se había formado un duelo de titanes. Había mucho peligro en el ambiente y eso se podía respirar fácilmente, sin embargo ahora debía pelear por el gremio, los que ahora eran su nueva familia.
La peli naranja llevó la mano a su arma, pero de repente aquel espadachín líder del gremio lanzó un tajo partiendo la roca con gran habilidad. En ese momento, la chica sonrió de lado llevando sus manos de nuevo a los bolsillos. Lo había tomado por un momento como un pervertido social con aires de grandeza, pero en aquel momento comprendió que el acto pervertido pudo deberse a lo buena que estaba, cosa que no era su culpa. Se calmó un poco más observando el elegante corte para volver a confiar en aquel hombre. Después miró al primer chico que la llamó de aquella forma y le sonrió tranquilamente.
- Me llamo Tahika. No sé quién es ese Tahiko, así que llámame Tahika jejejeje.
Tras aquellas palabras pudo ver como un tipo aparecía en la plaza, no lo conocía de nada pero la expresión de sus compañeros fue un poema. Tal vez aquel hombre era un peligro al fin y al cabo, además retó a otro de los hombres que había allí. La chica no entendió mucho aquello y solo se dedicó a suspirar muy calmada, como si no pasara nada. Tras unos segundos, escuchó las palabras del líder diciendo que era hora de largarse de allí, aquellos tipos al parecer tenían mucho poder. En ese momento pudo ver como todos comenzaban a correr. Ella se quedó allí unos segundos mirando aquellos tipos, de hecho llevó la mano al mango de su arma envuelta en vendas, se iba a lanzar a combatir tranquilamente, quizás un instinto de su anterior vida. De repente surgió un rayo del cielo enorme, la chica abrió los ojos ante aquello y se lo pensó mejor.
Esquivó con dificultad algunos pedruscos que caían debido a la explosión del rayo, encima ahora estaba lloviendo. De repente un aura blanca rodeó a la chica, activando de esa forma su Fire Colours Nivel 1. Por el momento conocía dos. Su velocidad y fuerza aumentaron bastante, pero le interesaba más el tema de la velocidad en ese momento, por lo que sin pensárselo salió disparada siguiendo a los demás miembros del gremio, es especial al líder y al chico castaño que fueron los primeros en salir disparados y por ello lo más rápidos. No sabía a dónde se iban a dirigir, pero simplemente corrió tras ellos esperando llegar a algún lugar. No se esperaba lo que estaba ocurriendo en la plaza, se había formado un duelo de titanes. Había mucho peligro en el ambiente y eso se podía respirar fácilmente, sin embargo ahora debía pelear por el gremio, los que ahora eran su nueva familia.
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La mano del chico lobo se deslizó por el pomo de un local, sin embargo estaba cerrado también. No llevaba la cuenta pero había ido probando en algunos y todos cerrados, seguramente estaban todos en la plaza. Su mirada continuaba seria e inexpresiva mientras caminaba por uno de los callejones. Esperaba que todo le estuviera hiendo bien a Inaga y Vince. Por el momento continuaba dirigiéndose a la taberna, de repente notó como su ropa comenzaba a mojarse. La capucha no tardó mucho en quedar mojada y ahora alzó la mano dejando que las gotas de agua le cayeran en esta. Se había puesto a llover de repente, alzó la vista al cielo mientras entrecerraba los ojos. La última vez que estuvo allí con Kirito también llovió. Esperaba al menos que su aliado estuviera también por allí, estaba seguro de que el poderoso espadachín no iba a perderse la ejecución, cosa que al lobo negro le daba igual, estaba allí por secuestro y no por voluntad propia.
Pegó un suspiro mientras sus pasos continuaban llevándole por el lugar, de repente un sonido llegó a sus oídos y notó como su cuerpo volaba literalmente por el aire a un metro de altura al menos y cayendo después al suelo. El cadejo cerró los ojos y tras aquello frunció el ceño rodando a un lado mientras sus ojos se iluminaban, era imposible que le hubiesen reconocido con lo tapado que iba. Sin embargo, ahora se levantó mirando alrededor, se dio cuenta de que había sido una onda expansiva, otra maldita explosión. Se colocó de nuevo la capucha sin saber qué demonios ocurría. Empezó a preocuparse un poco por sus dos camaradas. No podía permitir que les pasara algo, había sido un poco irresponsable dejándoles solos. Apretó los dos puños mientras gruñía, en ese momento estaba algo molesto por el secuestro, pero ahora ya no lo estaba, estaba furioso pero consigo mismo.
Sus dorados ojos comenzaron a volverse rojizos mientras su nariz se volvía negra y sus orejas se iban estirando quitándole la capucha y echándosela hacia atrás. Sus dientes poco a poco se iban volviendo afilados. Sus uñas poco a poco iban creciendo mientras su lengua ahora se relamía creciendo un poco, su piel comenzó a volverse negra y su silueta se fue volviendo cada vez más pequeña hasta quedar a cuatro patas. Su cuerpo se había recubierto totalmente de pelo de color negro, sus ojos brillaban en un tono rojizo y de la parte baja de su espalda surgió una especia de cola. En pocos segundos ya no había un chico castaño tapado con capucha y pañuelo, ahora había un perro de al menos 1,40. Musculoso y encima aterrador, su mirada era fría como el hielo y gruñó arrugando el hocico dando un aire un poco tétrico. A continuación aquel animal activó su haki de observación.
No quería que le pasase lo mismo de hace unos segundos y caer al suelo por una onda expansiva. Lo siguiente que hizo aquel ser espectral, fue empezar a olfatear. ¿Cuál era el objetivo de aquel animal? ¿Por qué estaba olfateando? El lobo negro trató de localizar el olor de Inaga o Vince. Ahora quería reunirse con ellos, aunque más bien quería estar cerca para poder protegerles, su nuevo objetivo era reunir a sus hombres. Sabía de sobra que no estaban todos allí, pero con tres era suficiente para armarse, su ceño se frunció y su velocidad aumentó mientras comenzaba a correr. Activó su Mayin Okami y el aura blanca surgió de su cuerpo, ahora el perro se movía a una velocidad superior al Soru y corría por los callejones acercándose al lugar de la explosión, pero sobre todo tratando de localizar el olor de alguno de sus hombres o notar su presencia con su haki, si lo lograba, se reuniría con él, fuese quién fuese de los dos. Mayoritariamente iría a por Vince, sabía que Inaga era algo más fuerte y podría aguantar un poco más en caso de peligro.
Pegó un suspiro mientras sus pasos continuaban llevándole por el lugar, de repente un sonido llegó a sus oídos y notó como su cuerpo volaba literalmente por el aire a un metro de altura al menos y cayendo después al suelo. El cadejo cerró los ojos y tras aquello frunció el ceño rodando a un lado mientras sus ojos se iluminaban, era imposible que le hubiesen reconocido con lo tapado que iba. Sin embargo, ahora se levantó mirando alrededor, se dio cuenta de que había sido una onda expansiva, otra maldita explosión. Se colocó de nuevo la capucha sin saber qué demonios ocurría. Empezó a preocuparse un poco por sus dos camaradas. No podía permitir que les pasara algo, había sido un poco irresponsable dejándoles solos. Apretó los dos puños mientras gruñía, en ese momento estaba algo molesto por el secuestro, pero ahora ya no lo estaba, estaba furioso pero consigo mismo.
Sus dorados ojos comenzaron a volverse rojizos mientras su nariz se volvía negra y sus orejas se iban estirando quitándole la capucha y echándosela hacia atrás. Sus dientes poco a poco se iban volviendo afilados. Sus uñas poco a poco iban creciendo mientras su lengua ahora se relamía creciendo un poco, su piel comenzó a volverse negra y su silueta se fue volviendo cada vez más pequeña hasta quedar a cuatro patas. Su cuerpo se había recubierto totalmente de pelo de color negro, sus ojos brillaban en un tono rojizo y de la parte baja de su espalda surgió una especia de cola. En pocos segundos ya no había un chico castaño tapado con capucha y pañuelo, ahora había un perro de al menos 1,40. Musculoso y encima aterrador, su mirada era fría como el hielo y gruñó arrugando el hocico dando un aire un poco tétrico. A continuación aquel animal activó su haki de observación.
No quería que le pasase lo mismo de hace unos segundos y caer al suelo por una onda expansiva. Lo siguiente que hizo aquel ser espectral, fue empezar a olfatear. ¿Cuál era el objetivo de aquel animal? ¿Por qué estaba olfateando? El lobo negro trató de localizar el olor de Inaga o Vince. Ahora quería reunirse con ellos, aunque más bien quería estar cerca para poder protegerles, su nuevo objetivo era reunir a sus hombres. Sabía de sobra que no estaban todos allí, pero con tres era suficiente para armarse, su ceño se frunció y su velocidad aumentó mientras comenzaba a correr. Activó su Mayin Okami y el aura blanca surgió de su cuerpo, ahora el perro se movía a una velocidad superior al Soru y corría por los callejones acercándose al lugar de la explosión, pero sobre todo tratando de localizar el olor de alguno de sus hombres o notar su presencia con su haki, si lo lograba, se reuniría con él, fuese quién fuese de los dos. Mayoritariamente iría a por Vince, sabía que Inaga era algo más fuerte y podría aguantar un poco más en caso de peligro.
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Para ser una ciudad fuertemente protegida Inaga se asombro de la facilidad con la que llego a la plaza de ejecución, pero en cuanto vio lo que había en ella rectifico su pensamiento. Marines, agentes del gobierno, shichibukais y yonkaikyos, todos reunidos para matar a la Yonkou Katrina Belatona. El cielo se cubrió antinaturalmente de nubes y empezó a llover ligeramente en el mismo instante que aparecía el legendario emperador de la espada, Jeremy Brighthand mundialmente conocido por su destreza con la espada y al parecer quería retar al shichibukai Jack Drallion Stark, Viendo el peligro aproximarse el monje decidió abrir su tercer ojo (haki de observación) pues el peligro con estas personas estaba asegurado.
Los acontecimientos se precipitaron, cascotes volando debido a una explosión, una lluvia de proyectiles de fuego y un bombardeo causado por Drallion formaron un autentico caos en la plaza. Con gran dificultad Inaga consiguió esquivar los cascotes y demás explosiones para lo que tuvo que recurrir a su forma de cuarzo. Para no ser visible prefirió usar su técnica Transparente como el aire, mediante la cual volvía su cuerpo casi transparente.
Aprovechando una explosión cercana se movió hacia las paredes de la plaza pero sin llegar a ponerse del todo cerca. De sus cartucheras saco una baraja de cartas de la separó dos cartas antes de devolver la baraja a la funda. La primera era “Tremblement de terre”, que ocasionaría un gran terremoto en la plaza y la segunda “Immunité” con la que sería capaz de aguantar el terremoto que se avecinaba. Poniendo la carta “Tremblement de terre” en el suelo y dijo.
-Préstame tu poder. Treblement.- Acto seguido poniéndose la carta “Immunité” en el pecho dijo: - Immunité-
[Acciones: Carta Temp, Tremblement de terre para provocar un gran terremoto en la plaza con 300 metros de radio. Y la carta Inmunité para ser inmune al terremoto.]
Los acontecimientos se precipitaron, cascotes volando debido a una explosión, una lluvia de proyectiles de fuego y un bombardeo causado por Drallion formaron un autentico caos en la plaza. Con gran dificultad Inaga consiguió esquivar los cascotes y demás explosiones para lo que tuvo que recurrir a su forma de cuarzo. Para no ser visible prefirió usar su técnica Transparente como el aire, mediante la cual volvía su cuerpo casi transparente.
Aprovechando una explosión cercana se movió hacia las paredes de la plaza pero sin llegar a ponerse del todo cerca. De sus cartucheras saco una baraja de cartas de la separó dos cartas antes de devolver la baraja a la funda. La primera era “Tremblement de terre”, que ocasionaría un gran terremoto en la plaza y la segunda “Immunité” con la que sería capaz de aguantar el terremoto que se avecinaba. Poniendo la carta “Tremblement de terre” en el suelo y dijo.
-Préstame tu poder. Treblement.- Acto seguido poniéndose la carta “Immunité” en el pecho dijo: - Immunité-
[Acciones: Carta Temp, Tremblement de terre para provocar un gran terremoto en la plaza con 300 metros de radio. Y la carta Inmunité para ser inmune al terremoto.]
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Mientras seguía caminando por aquel camino estaba pendiente de todo lo que sucedía a mi alrededor estaba buscando a Deadpool pero la verdad, no quería encontrarme con otra persona que no fuera el, seguía caminando y el cuestión de segundos pude ver de nuevo a aquella burra con aspecto gracioso y Deadpool estaba encima de ella, pero al parecer no estaban solos junto a ello iba un Marine que al parecer parecía tener un cargo alto y este se dio cuenta de mi presencia y desenvaino su espada, se trataba de una espada ancha y no parecía una espada normal y corriente.
A continuación cuando iba a prepararme para pelear contra el, escuche la Voz de Deadpool diciendo que el se ocuparía de mi, nada mas escuchar eso me tranquilice, dado que pensé que tendría algo en mente y seguidamente azoto a la burra para que fuera corriendo dirección al cuartel esta acelero el paso y cuando aquel marine paso cerca de mi me dedico una mirada seria a lo que yo dije con una sonrisa -Asta pronto marine- Seguidamente mire a Deadpool y levante mis puños para convencer al marine de que nos pelearíamos, cuando estaba un poco lejos Deadpool saco una esposas un tanto peculiares eran de color rosa y las rodeaba algo pomposo usando uso del Soru un poder del CP el cual ya había visto mas de una vez apareció detrás de mi y seguidamente me puso las esposas y escuche su susurro seguidamente me hice el sorprendido y me dio una pequeña patada para arrodillarme, tras estar ya suficientemente lejos me levanto.
A continuación cuando iba a prepararme para pelear contra el, escuche la Voz de Deadpool diciendo que el se ocuparía de mi, nada mas escuchar eso me tranquilice, dado que pensé que tendría algo en mente y seguidamente azoto a la burra para que fuera corriendo dirección al cuartel esta acelero el paso y cuando aquel marine paso cerca de mi me dedico una mirada seria a lo que yo dije con una sonrisa -Asta pronto marine- Seguidamente mire a Deadpool y levante mis puños para convencer al marine de que nos pelearíamos, cuando estaba un poco lejos Deadpool saco una esposas un tanto peculiares eran de color rosa y las rodeaba algo pomposo usando uso del Soru un poder del CP el cual ya había visto mas de una vez apareció detrás de mi y seguidamente me puso las esposas y escuche su susurro seguidamente me hice el sorprendido y me dio una pequeña patada para arrodillarme, tras estar ya suficientemente lejos me levanto.
- Si Deadpool quiere:
- Tras eso me llevo un callejón, la verdad esta situación era bastante graciosa pero mantenía la compostura tras eso nos colemos en una casa y allí me soltó las esposas seguidamente saco un kit de maquillaje y en unos minutos me convirtió en otra persona, era sorprendente como es posible que alguien como el podría hacer un trabajo tan bueno.
-Vaya parece que después de todo sirve para mas cosas que reírte de la gente, es bueno saberlo-
A continuación sucedió algo un tanto peculiar Deadpool se quito su traje de mostró su rostro original, para mi sorpresa vi que el realmente era un Samurai y aunque sorprendiera su rostro era bastante serio, siendo sincero hacia un trabajo formidable teniendo la otra personalidad seguidamente me dijo su nombre real y yo sonreí.
-Ahora si te tengo mas respeto, no te preocupes tu secreto estará bien guardado-
Mientras decía eso por alguna extraña razón se escucharon una explosiones y esto nos puse a ambos alerta, y salimos fuero rápidamente, al parecer el ruido procedía de la plaza central y ambos nos miramos y asentimos
-Sígueme usaremos los tejados para llegar mas rápido desde allí podremos ver todo lo sucedido-
Comencemos a correr por los tejados y en cuestión de pocos minutos observemos todo lo que sucedía en la plaza central, al parecer se había liado una muy gorda.
-Supongo que ya lo sabes pero ese es Jack Drallion Stark y el otro según tengo entendido es Jeremy Brighthand, vaya esto es mucho mas serio delo que pensaba. Sígueme tengo un plan, debo encontrar a mi Capitán se trata de Legim no se si lo conoces pero bueno confía en mi.-
Mientras corríamos por los tejados dirección a la taberna Gold Roger observábamos aquella pelea y y estábamos pendientes de que ningún ataque se dirigiera hasta nosotros, no tardemos mucho en llegar y tras eso adentrarnos me lleve una gran sorpresa no sabia bien como Legim estaba vestido de Vice-almirante y al parecer era traje de mujer pero bueno no le di mucha importancia debido a la situación le dije que era yo Uracha y seguidamente le conté todo lo que sucedía en la plaza y que necesitaba un traje de marine y por suerte yo sabia que aquí tenia mas de uno así que sin perder el tiempo me lo puse -Este es un amigo mio Saito Shimen, nos ayudara bastante no te preocupes, que tienes pensado hacer Legim-
dije mientras terminaba de ponerme el mientras esperaba su respuesta,
seguidamente me puse muy serio y comencé a reírme -Legim estas muy guapa- y sin poder aguantarme comencé a soltar varias carcajadas.
Haine Rammsteiner
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- Pa empezar:
- Dado que aquí ha ido llegando la gente como si hubiera empezado a llover (badumtss) narraré lo que pasó antes de que llegaran todas esas personas. Si hay algún inconveniente respecto a esto (principalmente por parte de Takeru) que me lo comunique por mp, pero creo que no te has referido a que has esquivado completamente el ataque sacándote 11 niveles y sin tener haki mantra en un ataque sorpresa y el cual Haine solo tendría que haber variado su dirección un paso y que sí tiene mantra ._. No obstante me electrocutaré, no te preocupes.
Después de eso mis narraciones se volverán más generales porque no se bien quién ha entrado en la sala y quien no, si bien se que Legim está por la zona vestido de mujer (?)
Tanto su embestida como la de Shiro fueron un éxito, con sus más y sus menos. Por ejemplo el afortunado había sido el perro que, encima de haber caído encima de una chica, esta era bastante agradable a la vista y no parecía tener intenciones de atacarlo o intentar zafarse de él, o al menos no de momento. Sin embargo Haine tuvo menos suerte, pues aunque logró embestir a aquel hombre y caerle encima, justo cuando iba a decir su discurso de victoria, una calambrazo recorrió toda su pierna izquierda pero más centrado en el cuadriceps teniendo que apartarse al momento como acto reflejo, pero manteniéndose encima de aquel hombre apuntándole con una de las dos pistolas mientras que con la otra mano se frotaba el músculo herido. En su rostro podía verse una clara intención de estar a punto de disparar, pero la advertencia de Eris acerca de un grupo de marines acercándose le disuadió de hacerlo. Un disparo los alertaría y no era buena idea en aquel momento por mucho que le pudiera satisfacer.
Sin embargo se levantó cuando escuchó la puerta abrirse y con un rápido silbido incitó a Shiro que fuera hasta donde el albino se encontraba, siendo que ambos avanzaron para anteponerse entre los recién llegados y Eris que permanecía junto al ABR, el dron de Haine. En cualquier caso la puerta se abrió nuevamente antes de que nadie pudiera hablar, dejando ver a un "travesti" con pintas de vice-almirante por sus ropas. —¿Okama...?— murmuró Haine, pero no hubo tiempo de descubrirlo pues ordenó que los arrestaran al instante, palabras que hicieron que el albino tomara sus dos pistolas y apuntara a los marines con aire amenazador aunque no fue su cañón el que los dejó tirados en el suelo, sino que fue el propio vicealmirante Okama el que los traicionó de alguna manera y les explicó la situación. Se había presentado como Legan Legim, pero toda la ristra de palabras que comenzó a decir se hacían murmullos en los oídos del de ojos rojos que no obstante lo dejó terminar mientras enfundaba las pistolas.
—Hagamos una cosa, nosotros no te hemos visto, Capitán Legan-okama...— bromeó debido al sujetado de mujer que acababa de dejar en el suelo. —y vosotros no nos habéis visto a nosotros. No buscamos fama ni gloria, ni queremos tener nada que ver con la que hay en el patíbulo. No obstante tomaremos prestado uno de esos, ya que si nos atrapan y nos torturan quizás saquen algo de información... Será mejor que no nos atrapen...— decía refiriéndose a dos de los trajes de marine que ya estaba tomando. —Por tanto, solo queda decir que no ha sido un placer. Auf Wiedersehen!— se despidió mientras hacía un gesto con la mano dirigido al robot, al perro y por supuesto a su compañera Eris. Más gente comenzaba a llegar y parecía que algo grande iba a estallar en aquella taberna, un lugar en donde el albino no quería estar y sospechaba que su hermana adoptiva tampoco.
Abrió la puerta de la calle con la premisa de no avisar a nadie y se dio cuenta que estaba lloviendo. Era curioso como en tan poco tiempo había comenzado a llover, pues apenas se habían quedado dos minutos en la taberna de Gold Roger, pero así era y era innegable. Cerró la puerta tras de sí y colocó los dos trajes doblados de correprisas encima del ABR, echando la sábana blanca que habían usado anteriormente para cubrir al robot por encima del mismo de forma que también se ocultaran aquellos uniformes marines que habían tomado. No era buena idea ir disfrazados de marines en un lugar donde había revolucionarios, piratas y bandidos, por lo que sería mejor idea guardarlos para el momento que tuvieran que pasar un control de la marina o cosas por el estilo.
De pronto una voz llegó hasta donde ellos se encontraban. Habían escuchado explosiones, dos si los oídos de Haine no habían empezado a fallar, pero hasta el momento no se había escuchado ninguna voz por megafonía. Un tal Jeremy acababa de retar a un tal Jack Drallion Stark, nombres desconocidos para el peliblanco que no estaba demasiado informado de los rangos de la marina, sichibukais o cosas por el estilo, y ni siquiera había oído hablar de aquellas dos malas bestias. En cualquier caso un rayo de luz descendió desde el cielo siendo que Haine lo identificó como un rayo de energía, provocando una explosión que en lugar de haber sido en su posición original fue en un edificio cercano que explotó por los aires. —Meingott... Eris... ¿Has visto eso?— decía sorprendido el albino que, lejos de sentir temor parecía estar maravillado ante aquella demostración de poderío. —Y lo peor es que el rayo fue rechazado... Alguien lo rechazó pues impactó en una posición diferente al lugar donde iba a caer... Sorprendente...— decía.
Miró a los lados y se acercó lentamente por las calles hasta que llegó a una que daba a la plaza, mas ni siquiera pensó en acercarse más. —Déjame ver qué ocurre... No me acercaré más, lo prometo, pero tengo que... Prepara "esa" cosa tuya por si acaso, ya sabes.— le sugirió refiriéndose a su intangibilidad como tipo logia. Él activó el Mantra y trató de concentrarse lo máximo posible, sintiendo las dos intimidantes presencias en su cabeza que ya no solo podía ver con su mente sino también con sus ojos pese a que fueran más pequeñas que hormiguitas debido a la enorme distancia de seguridad que los separaba. El espadachín comenzó la ofensiva tras el rayo destructor, siendo que el otro hombre no se quedó corto y cometió uno de los actos de mayor interés para Haine en toda su vida. Un completo aresnal de explosivos y láseres devastaron toda la zona creando una gran explosión a la que pronto se sumó un nuevo rayo como el anterior que cayó del cielo, provocando una onda expansiva que pese a la distancia a la que se encontraban tumbó de culo a Haine, al perro y al robot.
—Yo... yo... has visto eso...— decía perplejo sin siquiera darle tono de pregunta. Retrocedió gateando de espaldas un par de pasos y se levantó, sabiendo muy bien que por mucho que deseara todas aquellas armas para sus drones no podría hacer nada para conseguirlas, y si se quedaba allí perecería por la intensidad de las explosiones y los escombros. Y por si acaso podía faltar algo más, un terremoto... Con todos los edificios temblando y bastante dañados lo que había que hacer era alejarse de la ciudad, de las construcciones humanas, y comenzaron a correr por la calle alejándose de aquel devastador combate y no pararon hasta llegar a un pequeño bosque al norte de la isla. Lo que les deparaba allí no lo podía saber, pero sin duda que era mejor que quedarse cerca de la plaza mientras el combate continuara y de aquella taberna de locos donde a saber qué iba a pasar. Además, bajo los árboles estaban algo más cubiertos de la lluvia. Por supuesto y debido a lo precavido que era, el Mantra activo mientras investigaban aquel bosque.
—Quiero esas armas... Eris... Quiero...— decía quejándose a su hermana adoptiva.
[Acciones: Salir de la taberna, observar el combate, salir por patas y acabar en el bosque al norte de la isla.]
- Detalles:
- Recorrido de Haine:
El terremoto que menciono lo provocó Baozar con una carta temp de estas.
Simo
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Esperando haber conseguido llamar la atención de mi compañero, zarpé hacia la isla marcada. Sin embargo había un problema, pasar por el puerto principal sería un suicidio, demasiados buques de la marina y no tenía ganas de montar un espectáculo. Además de que gracias a la confrontación anterior mi pequeño barquito de alquiler estaba en las mínimas. Eché la vista atrás.- Oh, Perla, espero que no te topes con problemas.- Dije pensando en el barco, Amai y Nero, que seguían en su interior siguiendo las órdenes que les mandé. Aunque de haber sabido que había tal barullo en las cercanías de la isla, hubiera preferido que nos encontráramos todos juntos.
Finalmente tomé un desvío para poder introducirme al interior de la isla por la parte norte, donde se encontraba un bosque. Con suerte no había gente por allí, y los frondosos árboles cubrirían mi posición. Sin embargo algo hizo que mi final de travesía no fuera agradable. Muy cerca de la orilla algo que provenía del agua "empujó" el barco, haciéndolo volar por lo aires.- ¡¿Pero qué cojones!?- Grité impotente sin poder maniobrar nada más. Y así fue como acabé lanzado hacia un árbol, seguido de un barco el cual tu que esquivar.- Genial... Cuando se lo cuente al propietario... Ahora tengo que pagarlo del todo... No me quedará dinero...- Dije observando como la palabra "alquiler" me pesaba. Lo único que se salvó fue un melón, el cual guardé para dárselo más tarde al propietario de la tienda de alquileres marítimos.
Me di la vuelta y miré el principio del bosque.- En fin, tendré que recorrer toda la ciudad, y encontrarme con Émile.- Dije mientras me quitaba la cazadora. Tenía una mochila, en la cual portaba una capa enorme de color marrón corteza. Volví a ponerme la cazadora y la capa, con capucha encima, para que así nadie me reconociera. Mis espadas, mi cara y mi cuerpo por completo estaban cubiertos por la capa. Fácilmente me reconocieron los reclutas del navío marine, mi cara había viajado ya por todos los cuatro mares, y posiblemente Grand Line. Si quería encontrarme con Émile, no tendría que causar broncas. Inmediatamente escuché una explosión que provenía del interior de la ciudad.- Pero si aún falta como una hora...- Mascullaba mientras me adentraba en el bosque.
Tras un ratito de caminata en medio del bosque vi algo que me pareció familiar. Capa negra, máscara blanca, sombrero... Era Jack. En ese momento salté de alegría, hacía mucho que no le veía, desde nuestra pequeña aventura en cierta isla de éste mar. Me moría de ganas de verle y mostrarle lo mucho que había cambiado desde entonces, sin embargo...- Nuestro re-encuentro tendrá que esperar, amigo.- Dije para mi, mientras me alejaba intentando no ser visto por Jack, ni por su acompañante. El tiempo se me echaba encima, y además, seguramente Jack esté en alguna misión revolucionaria, no debería molestarlo. Bien pensado, la decapitación de la Yonkou ha movido más de lo que yo me esperaba. No caí en la cuenta de que los revolucionarios podrían atacar al gobierno aprovechando la venida de piratas hasta que vi a Jack. Esta tarde, será más movidita de lo que me esperaba, y también tendré que tener más cuidado.
Traspasé el bosque sin mucho problema, aunque lo hice con sigilo. Aún le estaba dando vueltas a la explosión que escuché nada más "desembarcar". ¿Y si la batalla había empezado antes de tiempo? Tendría que estar preparado para lo peor. Pasé por la calle en la cual se encontraba la famosa taberna de de la isla, la que honraba al primer y más grande Rey De Los Piratas. "¿Algún día me harían una?" Pensaba. Observé cómo humo negro en el cielo rodeaba la isla poco a poco, sería de la otra explosión. Cuando hube llegado a lo que sería la plaza central, me detuve y me escondí tras unos edificios al sur-oeste de la misma. Había demasiada gente...
Finalmente tomé un desvío para poder introducirme al interior de la isla por la parte norte, donde se encontraba un bosque. Con suerte no había gente por allí, y los frondosos árboles cubrirían mi posición. Sin embargo algo hizo que mi final de travesía no fuera agradable. Muy cerca de la orilla algo que provenía del agua "empujó" el barco, haciéndolo volar por lo aires.- ¡¿Pero qué cojones!?- Grité impotente sin poder maniobrar nada más. Y así fue como acabé lanzado hacia un árbol, seguido de un barco el cual tu que esquivar.- Genial... Cuando se lo cuente al propietario... Ahora tengo que pagarlo del todo... No me quedará dinero...- Dije observando como la palabra "alquiler" me pesaba. Lo único que se salvó fue un melón, el cual guardé para dárselo más tarde al propietario de la tienda de alquileres marítimos.
Me di la vuelta y miré el principio del bosque.- En fin, tendré que recorrer toda la ciudad, y encontrarme con Émile.- Dije mientras me quitaba la cazadora. Tenía una mochila, en la cual portaba una capa enorme de color marrón corteza. Volví a ponerme la cazadora y la capa, con capucha encima, para que así nadie me reconociera. Mis espadas, mi cara y mi cuerpo por completo estaban cubiertos por la capa. Fácilmente me reconocieron los reclutas del navío marine, mi cara había viajado ya por todos los cuatro mares, y posiblemente Grand Line. Si quería encontrarme con Émile, no tendría que causar broncas. Inmediatamente escuché una explosión que provenía del interior de la ciudad.- Pero si aún falta como una hora...- Mascullaba mientras me adentraba en el bosque.
Tras un ratito de caminata en medio del bosque vi algo que me pareció familiar. Capa negra, máscara blanca, sombrero... Era Jack. En ese momento salté de alegría, hacía mucho que no le veía, desde nuestra pequeña aventura en cierta isla de éste mar. Me moría de ganas de verle y mostrarle lo mucho que había cambiado desde entonces, sin embargo...- Nuestro re-encuentro tendrá que esperar, amigo.- Dije para mi, mientras me alejaba intentando no ser visto por Jack, ni por su acompañante. El tiempo se me echaba encima, y además, seguramente Jack esté en alguna misión revolucionaria, no debería molestarlo. Bien pensado, la decapitación de la Yonkou ha movido más de lo que yo me esperaba. No caí en la cuenta de que los revolucionarios podrían atacar al gobierno aprovechando la venida de piratas hasta que vi a Jack. Esta tarde, será más movidita de lo que me esperaba, y también tendré que tener más cuidado.
[...]
Traspasé el bosque sin mucho problema, aunque lo hice con sigilo. Aún le estaba dando vueltas a la explosión que escuché nada más "desembarcar". ¿Y si la batalla había empezado antes de tiempo? Tendría que estar preparado para lo peor. Pasé por la calle en la cual se encontraba la famosa taberna de de la isla, la que honraba al primer y más grande Rey De Los Piratas. "¿Algún día me harían una?" Pensaba. Observé cómo humo negro en el cielo rodeaba la isla poco a poco, sería de la otra explosión. Cuando hube llegado a lo que sería la plaza central, me detuve y me escondí tras unos edificios al sur-oeste de la misma. Había demasiada gente...
El Shichibukai bajó, aunque no llegó a posar sus pies en el suelo. El propulsor que escondía aquella leyenda de la ingeniería era extremadamente poderosa, y le permitía hacer barrabasadas tremendas. Aquello sólo significaba que alguien moriría ese día, y me parecía correcto. Luchar era mi gran pasión, y tenía la sensación de que, por algún motivo, ganara o perdiera mi vida cobraba sentido pleno. "El ciborg invencible", la cumbre de toda mi trayectoria surcando los mares, alguien a quien el destino había puesto en su camino para tener una muerte gloriosa. La muerte de un pirata. ¿Y qué mejor día que aquel? Jack Drallion Stark, protegiendo al mundo de la guerra que se avecinaba. Pero... Yo pensaba matarlo. Kurokku se sobraba para detener aquella guerra gustoso si lo deseaba, aunque esperaba que no me viniera por la espalda y me convirtiera en polvo, como hizo con mi capitán en su día, ¿O había sido Luchs con sus malas artes? Aquello no importaba, yo había visto a aquel hombre convertir en polvo algo... Pero qué importaría eso ahora, que estaba en medio de una batalla.
Sin dirigirme palabra alguna tras su aceptación comenzó a liberar una gran cantidad de explosivos... "Oh, Oh", mascullé mientras activaba mi SHADŌDANSU, una técnica que imitaba al soru, con la ventaja añadida de que levitaba deslizándome sobre el aire. El cipper pol se molestaba demasiado en entrenar el cuerpo, cuando el aura era lo más poderoso que un hombre podía tener. Miré hacia atrás, y todo aquel arsenal mantenía mi persecución, incansable, y yo ya casi volaba a dos metros sobre Kurokku cuando...
-¡Anda! Taberna Gold Roger, nunca he estado ahí- dije mientras bajaba. Escuché cómo a mi espalda explotaban algunas cosas, y saltaban pedazos de piedra como estacas a por mi. Haki y SWORDSMAN´S ARMOR se unieron para evitar que aquello me dejara hecho un colador, pero aún así aquello no me salvó de los láseres, que buenamente me quemaron el culo pese a todas mis defensas y, finalmente, a punto de bajar hasta la taberna, un rayo de luz me alcanzó de lleno. Con el haki activado pude safar ligeramente, aunque no así mi precioso sombrero. Mi corazón se detuvo unos instantes, aunque bien recuperé el aliento y volví a subir rápidamente sobre un edificio, para poder observar bien al hombre que acababa de asestarme el golpe padre. ¿Qué podía hacer yo ante aquello? Me había quemado la piel, que se notaba tirante y dolía al moverla, aunque no sería suficiente para poder conmigo.
TAIHŌ NO KŌTEI [AS]
Mi arma apuntaba hacia el coloso, y un rayo de energía pura surgió de ella. Según pasaba cada instante más potencia se concentraba en ella y más grande era el impacto. Por su sola cercanía el edificio bajo mis mies comenzaba a erosionarse, y pequeñas zonas se reducían a polvo. Aquello debería bastar, por muchos juguetes que tuviera aquella mala bestia, para acabar con su vida y destruirlo para siempre. Aunque me preocupaban mucho las personas con las que mi haz se pudiera topar. ¿Qué iba a ser de ellas?
Sin dirigirme palabra alguna tras su aceptación comenzó a liberar una gran cantidad de explosivos... "Oh, Oh", mascullé mientras activaba mi SHADŌDANSU, una técnica que imitaba al soru, con la ventaja añadida de que levitaba deslizándome sobre el aire. El cipper pol se molestaba demasiado en entrenar el cuerpo, cuando el aura era lo más poderoso que un hombre podía tener. Miré hacia atrás, y todo aquel arsenal mantenía mi persecución, incansable, y yo ya casi volaba a dos metros sobre Kurokku cuando...
-¡Anda! Taberna Gold Roger, nunca he estado ahí- dije mientras bajaba. Escuché cómo a mi espalda explotaban algunas cosas, y saltaban pedazos de piedra como estacas a por mi. Haki y SWORDSMAN´S ARMOR se unieron para evitar que aquello me dejara hecho un colador, pero aún así aquello no me salvó de los láseres, que buenamente me quemaron el culo pese a todas mis defensas y, finalmente, a punto de bajar hasta la taberna, un rayo de luz me alcanzó de lleno. Con el haki activado pude safar ligeramente, aunque no así mi precioso sombrero. Mi corazón se detuvo unos instantes, aunque bien recuperé el aliento y volví a subir rápidamente sobre un edificio, para poder observar bien al hombre que acababa de asestarme el golpe padre. ¿Qué podía hacer yo ante aquello? Me había quemado la piel, que se notaba tirante y dolía al moverla, aunque no sería suficiente para poder conmigo.
TAIHŌ NO KŌTEI [AS]
Mi arma apuntaba hacia el coloso, y un rayo de energía pura surgió de ella. Según pasaba cada instante más potencia se concentraba en ella y más grande era el impacto. Por su sola cercanía el edificio bajo mis mies comenzaba a erosionarse, y pequeñas zonas se reducían a polvo. Aquello debería bastar, por muchos juguetes que tuviera aquella mala bestia, para acabar con su vida y destruirlo para siempre. Aunque me preocupaban mucho las personas con las que mi haz se pudiera topar. ¿Qué iba a ser de ellas?
Roland von Klauswitz
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El suelo retumbaba bajo sus pies, el enorme hombre-árbol continuaba su carrera, infatigable e imparable. A cada paso que daba, notaba las incrédulas miradas de todo aquel con el que se cruzaba, dejando de lado sus quehaceres para contemplar aquel extraño experimento de la naturaleza que era el marine. Ni siquiera los marines a los que ya conocía pudieron evitar girar la cabeza y quedar boquiabiertos, pues la forma híbrida del marine pocas veces se mostraba y aun menos en un lugar tan concurrido.
En cuestión de un minuto ya había alcanzado a los hombres a los que perseguía y era solo cuestión de tiempo que los atrapara a todos. No tenía pensado hacerles daño, pero uno de ellos cometió un error fatal, en cuanto Kodama se acercó a él, este sacó una especie de lanzallamas bastante pequeño, parecido a una pistola y lanzó una ráfaga de fuego hacia él. Ante esto el marine no pudo controlarse, le daba pánico el fuego y era incapaz de mantener la calma cuando lo contemplaba. Debido a esto no se lo pensó dos veces antes de cerrar el puño derecho e impactarlo contra el grupo de hombres, provocando que dos de los cinco que aún no había capturado quedasen estampados contra la fachada de un edificio cercano. Sin estar dispuesto a perder más tiempo, extendió varias ramas y golpeó con fuerza al resto de objetivos, lanzándolos varios metros hacia arriba y haciéndolos caer violentamente contra el pavimento.
Al final se había quedado como estaba, con un solo hombre, el que sujetaba con un par de sus ramas, consciente y capaz de contestar a sus preguntas. Aunque en realidad no le importaba demasiado, había logrado evitar que causaran más problemas y de momento le valía con eso. Mientras se transformaba de nuevo en su forma humana se acercó a un edificio a unos escasos cuarenta metros del límite de la plaza donde se llevaría a cabo al ejecución y apoyó allí a su prisionero para interrogarlo, sin embargo un nuevo estruendo sacudió el lugar y le obligó a cambiar sus planes. No estaba seguro de que había pasado, solo sabía que una especie de rayo había salido disparado hacia algún lugar, seguido de cerca por una serie de continuas explosiones que sacudieron la plaza central de Loguetown. Incluso le pareció ver a un hombre volar hacia el norte y disparar un extraño rayo de luz desde su espada.
No tenía tiempo que perder, era indudable que algo estaba ocurriendo y no podía dejar que las cosas se saliesen de control. Sin embargo dudaba sobre poder intervenir en aquel caos recientemente desatado, así que decidió que intentaría aclarar primero algunas cosas y después se acercaría con cautela a la plaza para ver que ocurría, aunque siempre buscando un lugar desde el que no verse afectado por la batalla que acababa de desencadenarse.
-Siento decírtelo pero eres un estorbo. - le dijo a su prisionero. -Debo averiguar que está pasando y no puedo perder más tiempo contigo. Tienes diez segundos para contarme quienes sois y cual es vuestro objetivo, de lo contrario te mataré e iré a inspeccionar la plaza, ¿está claro? -Mientras hablaba, desenfundó una de sus espadas y la situó en el cuello del hombre, hundiéndola levemente para hacerle sangrar y que se tomase más en serio su amenaza. No pensaba matarlo, pero si no aclaraba sus dudas sobre él le dejaría inconsciente dentro del primer lugar que viese y buscaría algún lugar desde donde pudiera vigilar lo que ocurría, aunque manteniéndose alejado de la plaza. El problema era que debía informar a sus superiores sobre que había detenido al culpable de la explosión del primer edificio y no tenía forma de atravesar la plaza de forma segura. Supuso que no le quedaría otra más que esperar a que la situación se calmase.
En cuestión de un minuto ya había alcanzado a los hombres a los que perseguía y era solo cuestión de tiempo que los atrapara a todos. No tenía pensado hacerles daño, pero uno de ellos cometió un error fatal, en cuanto Kodama se acercó a él, este sacó una especie de lanzallamas bastante pequeño, parecido a una pistola y lanzó una ráfaga de fuego hacia él. Ante esto el marine no pudo controlarse, le daba pánico el fuego y era incapaz de mantener la calma cuando lo contemplaba. Debido a esto no se lo pensó dos veces antes de cerrar el puño derecho e impactarlo contra el grupo de hombres, provocando que dos de los cinco que aún no había capturado quedasen estampados contra la fachada de un edificio cercano. Sin estar dispuesto a perder más tiempo, extendió varias ramas y golpeó con fuerza al resto de objetivos, lanzándolos varios metros hacia arriba y haciéndolos caer violentamente contra el pavimento.
Al final se había quedado como estaba, con un solo hombre, el que sujetaba con un par de sus ramas, consciente y capaz de contestar a sus preguntas. Aunque en realidad no le importaba demasiado, había logrado evitar que causaran más problemas y de momento le valía con eso. Mientras se transformaba de nuevo en su forma humana se acercó a un edificio a unos escasos cuarenta metros del límite de la plaza donde se llevaría a cabo al ejecución y apoyó allí a su prisionero para interrogarlo, sin embargo un nuevo estruendo sacudió el lugar y le obligó a cambiar sus planes. No estaba seguro de que había pasado, solo sabía que una especie de rayo había salido disparado hacia algún lugar, seguido de cerca por una serie de continuas explosiones que sacudieron la plaza central de Loguetown. Incluso le pareció ver a un hombre volar hacia el norte y disparar un extraño rayo de luz desde su espada.
No tenía tiempo que perder, era indudable que algo estaba ocurriendo y no podía dejar que las cosas se saliesen de control. Sin embargo dudaba sobre poder intervenir en aquel caos recientemente desatado, así que decidió que intentaría aclarar primero algunas cosas y después se acercaría con cautela a la plaza para ver que ocurría, aunque siempre buscando un lugar desde el que no verse afectado por la batalla que acababa de desencadenarse.
-Siento decírtelo pero eres un estorbo. - le dijo a su prisionero. -Debo averiguar que está pasando y no puedo perder más tiempo contigo. Tienes diez segundos para contarme quienes sois y cual es vuestro objetivo, de lo contrario te mataré e iré a inspeccionar la plaza, ¿está claro? -Mientras hablaba, desenfundó una de sus espadas y la situó en el cuello del hombre, hundiéndola levemente para hacerle sangrar y que se tomase más en serio su amenaza. No pensaba matarlo, pero si no aclaraba sus dudas sobre él le dejaría inconsciente dentro del primer lugar que viese y buscaría algún lugar desde donde pudiera vigilar lo que ocurría, aunque manteniéndose alejado de la plaza. El problema era que debía informar a sus superiores sobre que había detenido al culpable de la explosión del primer edificio y no tenía forma de atravesar la plaza de forma segura. Supuso que no le quedaría otra más que esperar a que la situación se calmase.
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Crack!- Fue el último sonido seco que hizo la última de las herramientas que me quedaba al romperse, no había funcionado nada, para un tejado tranquilo que me encuentro, y mis herramientas no servían de nada. Ni siquiera cuando usé mi aliento concentrado a modo de soplete improvisado logré que el metal de las soldaduras se ablandara, cuando acercaba la mano ni siquiera notaba calor. Sólo había una respuesta, el metal de las soldaduras se trataba de kairoseki muy adulterado o un metal corriente reforzado con algo de kairoseki, tan poco como para hacerlo moldeable, pero lo suficiente como para ser mas duro que cualquiera de mis herramientas y anular mis poderes. Se me habían acabado las opciones y no se me ocurría que hacer para librar al hamster bombilla. De pronto se escuchó una voz desde la plaza que retaba a uno de los sichibukais y pocos segundos después un impresionante rayo de luz se abrió paso entre las nubes con una luz cegadora para sembrar la destrucción en la plaza. Fue desviado por algo, pulverizando un edificio y mandando cascotes por todas partes, poco después empezó a darse un espectáculo de luces y explosiones por la zona de la plaza, seguidas de otro rayo.
-Hmm... quizás uno de esos rayos tenga la potencia suficiente como para liberarte- bromeé mirando al hamster.
Aquella bola de pelo pegó un pequeño salto y retrocedió temblando hacia una esquina pensando que hablaba en serio, algo que me sacó una pequeña risa. Pero ahora en serio, lo más seguro era que en esa plaza se hallara alguien capaz de abrir la jaula, o por lo menos alguien que supiera por qué un hamster luminoso estaba encerrado en una jaula tan bien hecha. La marina era la que tenía el control mundial de el valioso metal quizás un marine era el más indicado para ayudarme, pero no me gustaba la idea de tener que recurrir a ellos, y que al ver que la jaula está hecha de kairoseki pronto me empezarían a interrogar sobre dónde lo he conseguido, además quería quedarme con algo de ese metal, trabajar con él sería una experiencia única y enriquecedora. Otro rayo de energía, ésta vez distinto a los dos anteriores iluminó la plaza, iba siendo hora de que me moviera, quedarse mucho en el mismo sitio podía ser peligroso.
-Es hora de irse, marine o no seguro que en la plaza hay alguien que pueda liberarte, sólo espera.- Le dije al pequeño con una sonrisa tranquilizadora mientras volvía a envolver la jaula con mi gabardina a modo de paquete para no tocarla.
Sujeté el asa con la cola y me puse en marcha por encima de las calles, saltando por los tejados hacia la plaza. Para ir más rápido y seguro me desplazaba corriendo a cuatro patas, con las alas plegadas a modo de una especie de escamosa capa. Mi forma no había cambiado, pero mi postura y el modo en el que me movía me hacía parecer del todo una bestia, borrando casi del todo lo poco que quedaba de mi apariencia humana, cualquiera que me viera le parecería una especie de lagarto gigante con escamas oscuras y un paquete en la cola. Cuando llegara a la plaza observaría desde los tejados a ver si divisaba a alguien que pudiese ayudarme a abrir la jaula.
Minato Kazuo
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El dulce aroma de la nata de los pastelitos ya casi le había hecho olvidar la explosión que había escuchado hacía unos momentos, pero tenía un encargo que hacer y por eso se encontraba delante de aquel antiguo marine. Era un hombre mayor que en su tiempo había poseído un rango alto, siendo que en su retiro había decidido abrir aquella pastelería tan conocida entre los marines. Tras comprar doce pastelitos y despedirse con el saludo militar con aquel hombre que no parecía ser de los que decían muchas palabras volvió por donde había venido a ritmo ligero, siendo que si no hubiera sido por sus constantes prisas por ir lo más rápido posible de un lado a otro habría muerto. Una explosión similar a la primera resonó en sus oídos con gran intensidad, pero él ya estaba en el suelo mucho antes de que pudiera reaccionar. En una demostración de habilidad logró que los pastelitos, que iban todos en una bandeja cubiertos por una bolsa, quedaran encima de la palma de su mano y no bocaabajo contra el suelo.
Se levantó de inmediato como pudo y se dio cuenta que gracias a Dios no se encontraba herido, sino que solo la onda expansiva le había golpeado de forma muy leve. Sin embargo tenía un problema mucho más importante de lo que preocuparse, y era que una avalancha de escombros salía disparada en todas direcciones, y casualmente una de aquellas direcciones no era sino en la que se encontraba Minato. Activó el Haki que había entrenado con el viejo en Plastic Beach, el Mantra, y su cuerpo parecía que reaccionaba solo para esquivar la lluvia de escombros. Por supuesto no le dejaba todo el trabajo a él, sino que también le enviaba órdenes para anticiparse y moverse entre aquel "ataque". Tras aquella lluvia de piedras y sin desactivar el mantra trató de localizar a aquel antiguo marine retirado, levantando los escombros más cercanos al edificio para intentar liberarlo con vida. (Si encuentro o no al ex-marine, y si tiene vida y lo salvo o no, será decidido por el moderador del capítulo según proceda. Recuerden que soy médico cirujano)
Entonces una voz se escuchó por todo el lugar. El espadachín que se hacía llamar Jeremy Brighthand retó al Shichibukai más destructivo del que Minato había oído hablar allí en la plaza, por lo que volver con el almirante era imposible en aquel momento. No tenía ninguna posibilidad contra ellos, por lo que mejor aprovecharía para tratar de localizar los explosivos utilizados y ver si encontraba alguna pista acerca de quién lo había hecho. Un rayo cayó del cielo y provocó una gran explosión en un edificio cercano a la plaza, pero sabiendo que el almirante de flota estaba allí no debía preocuparse más de lo necesario. La ciudad había sido evacuada y no había vidas inocentes en juego, al menos no en un principio, por lo que continuó con su labor de búsqueda de explosivos. No es que fuera un experto, pero trataría de encontrar alguna pista para comunicárselo al almirante de flota. Además se había dado cuenta de algo muy importante, necesitaba comprarse un Den Den Mushi para no perder tiempo en labores de información. (Si encuentro pistas acerca de qué provocó la explosión o no lo decidirá el moderador del capítulo)
Percibió como las dos aterradoras presencias se habían alejado ligeramente de la plaza, puede que fuera su momento para tratar de localizar al almirante de flota y llevarle de sus pastelitos, además de informarle de la explosión que había tenido lugar. Pero no sería como la vez anterior, correr por en medio de la plaza sería un suicidio por lo que escogió una ruta alternativa. Subió por los escombros tratando de no caerse y llegó hasta el tejado de un edificio cercano que, si bien no había sido destruido estaba seriamente dañado por la explosión. A este paso habría que reconstruir la ciudad entera, y la lluvia que había comenzado unos excasos minutos no ayudaba nada a Minato que tenía que caminar agachado para evitar que la lluvia destruyera sus preciados pastelitos. Además los edificios temblaban ligeramente, como si hubiera un terremoto, y este aumentaba su intensidad cuanto más se acercaba a la plaza. ¿Qué narices estaba pasando en aquella isla?
Saltaba de un tejado a otro con bastante agilidad hasta que llegó a los edificios que rodeaban la plaza, apresuró el paso y se acercó hasta el borde del tejado de uno de estos una vez llegó a la altura del patíbulo. Esperaba que nadie lo detuviera pues al fin y al cabo era "conocido", el capitán Minato Kazuo que había llevado a Katrina hasta aquel mismo patíbulo. No es como si tuviera mucho mérito, pero él llevaba el barco por lo que suponía que lo reconocería. —Pacto de la luna sangrienta.— pronunció justo en el borde, de forma que la energía se acumuló en los músculos de sus piernas y compenetrándose con sus propios movimientos salió propulsado a una gran velocidad hasta el patíbulo, dejando que el almirante de flota pudiera reconocerlo para que no lo matara nada más llegar. —¡Almirante de flota Kurokku-sama!— pronunció en voz alta. —¡¡He completado la misión que me encomendó y he venido a reportar información!!— dijo mientras se acercaba. Si llegaba hasta allí estaba seguro que no podrían herirlo, como si fuera a entrar en una zona en la que era invulnerable gracias al poder de aquel hombre. Una vez estuviera allí, si llegaba, le informaría de todo lo que había pasado en la pastelería, del destino de aquel hombre retirado y de lo que hubiera encontrado en las ruinas del edificio. Si es que llegaba.
[Acciones tomadas: Tratar de salvar al marine-pastelero-retirado, tratar de encontrar pistas de lo que causó la explosión o de quién, tratar de llegar al patíbulo para informar al almirante de flota de todo lo anterior y solicitar órdenes.]
Se levantó de inmediato como pudo y se dio cuenta que gracias a Dios no se encontraba herido, sino que solo la onda expansiva le había golpeado de forma muy leve. Sin embargo tenía un problema mucho más importante de lo que preocuparse, y era que una avalancha de escombros salía disparada en todas direcciones, y casualmente una de aquellas direcciones no era sino en la que se encontraba Minato. Activó el Haki que había entrenado con el viejo en Plastic Beach, el Mantra, y su cuerpo parecía que reaccionaba solo para esquivar la lluvia de escombros. Por supuesto no le dejaba todo el trabajo a él, sino que también le enviaba órdenes para anticiparse y moverse entre aquel "ataque". Tras aquella lluvia de piedras y sin desactivar el mantra trató de localizar a aquel antiguo marine retirado, levantando los escombros más cercanos al edificio para intentar liberarlo con vida. (Si encuentro o no al ex-marine, y si tiene vida y lo salvo o no, será decidido por el moderador del capítulo según proceda. Recuerden que soy médico cirujano)
Entonces una voz se escuchó por todo el lugar. El espadachín que se hacía llamar Jeremy Brighthand retó al Shichibukai más destructivo del que Minato había oído hablar allí en la plaza, por lo que volver con el almirante era imposible en aquel momento. No tenía ninguna posibilidad contra ellos, por lo que mejor aprovecharía para tratar de localizar los explosivos utilizados y ver si encontraba alguna pista acerca de quién lo había hecho. Un rayo cayó del cielo y provocó una gran explosión en un edificio cercano a la plaza, pero sabiendo que el almirante de flota estaba allí no debía preocuparse más de lo necesario. La ciudad había sido evacuada y no había vidas inocentes en juego, al menos no en un principio, por lo que continuó con su labor de búsqueda de explosivos. No es que fuera un experto, pero trataría de encontrar alguna pista para comunicárselo al almirante de flota. Además se había dado cuenta de algo muy importante, necesitaba comprarse un Den Den Mushi para no perder tiempo en labores de información. (Si encuentro pistas acerca de qué provocó la explosión o no lo decidirá el moderador del capítulo)
Percibió como las dos aterradoras presencias se habían alejado ligeramente de la plaza, puede que fuera su momento para tratar de localizar al almirante de flota y llevarle de sus pastelitos, además de informarle de la explosión que había tenido lugar. Pero no sería como la vez anterior, correr por en medio de la plaza sería un suicidio por lo que escogió una ruta alternativa. Subió por los escombros tratando de no caerse y llegó hasta el tejado de un edificio cercano que, si bien no había sido destruido estaba seriamente dañado por la explosión. A este paso habría que reconstruir la ciudad entera, y la lluvia que había comenzado unos excasos minutos no ayudaba nada a Minato que tenía que caminar agachado para evitar que la lluvia destruyera sus preciados pastelitos. Además los edificios temblaban ligeramente, como si hubiera un terremoto, y este aumentaba su intensidad cuanto más se acercaba a la plaza. ¿Qué narices estaba pasando en aquella isla?
Saltaba de un tejado a otro con bastante agilidad hasta que llegó a los edificios que rodeaban la plaza, apresuró el paso y se acercó hasta el borde del tejado de uno de estos una vez llegó a la altura del patíbulo. Esperaba que nadie lo detuviera pues al fin y al cabo era "conocido", el capitán Minato Kazuo que había llevado a Katrina hasta aquel mismo patíbulo. No es como si tuviera mucho mérito, pero él llevaba el barco por lo que suponía que lo reconocería. —Pacto de la luna sangrienta.— pronunció justo en el borde, de forma que la energía se acumuló en los músculos de sus piernas y compenetrándose con sus propios movimientos salió propulsado a una gran velocidad hasta el patíbulo, dejando que el almirante de flota pudiera reconocerlo para que no lo matara nada más llegar. —¡Almirante de flota Kurokku-sama!— pronunció en voz alta. —¡¡He completado la misión que me encomendó y he venido a reportar información!!— dijo mientras se acercaba. Si llegaba hasta allí estaba seguro que no podrían herirlo, como si fuera a entrar en una zona en la que era invulnerable gracias al poder de aquel hombre. Una vez estuviera allí, si llegaba, le informaría de todo lo que había pasado en la pastelería, del destino de aquel hombre retirado y de lo que hubiera encontrado en las ruinas del edificio. Si es que llegaba.
[Acciones tomadas: Tratar de salvar al marine-pastelero-retirado, tratar de encontrar pistas de lo que causó la explosión o de quién, tratar de llegar al patíbulo para informar al almirante de flota de todo lo anterior y solicitar órdenes.]
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Karl esbozó una breve sonrisa al Almirante Hiroki Yakama, y le tendió otro cuenco a él. Ahora no podía echarse hacia atrás. Lo más probable ante la difícil batalla que les aguardaba era que al menos uno de ellos muriera a manos de los enemigos, debilitado por el veneno. Y muriendo dos Almirantes... se duplicaban sus posibilidades de ascenso. Lo cual le beneficiaba enormemente. Con elegancia, sirvió el vino a los dos Almirantes primero y luego a sí mismo, tras lo cual alzó su cuenco hacia el cielo y proclamó:
- ¡Por la justicia, y el fin de Opprimere!
Bebió su ración de vino, disfrutando de este. Estaba delicioso... "nadie me dijo que la victoria sabía tan dulce y ácida a la vez" pensó con cierta ironía. Taponó la botella y se la guardó en la bolsa. Aun le quedaba un poco, y estaba bueno. Podía bebérselo él mismo más tarde o guardarlo para futuras conjuras. Al fin y al cabo, era inmune a su propio veneno. Estaba acabando de hacer esto cuando escuchó unos pasos a su espalda. Se puso alerta por si era un enemigo, y protegió su retaguardia con haki armadura. De repente recibió una palmada y escuchó una voz extraña. Se giró y vio a dos figuras que le resultaban extrañamente familiares, pero no sabría decir de dónde. Uno iba vestido de manera llamativa y bufonesca, mientras que el otro iba vestido con ropas oscuras, y el pelo le tapaba el ojo izquierdo. El "bufón" los presentó como agentes del CP en búsqueda de terroristas. Todo aquello le olía a chamusquina. Entrecerró los ojos y activó el registro de criminales de su ojo cyborg, pero no parecía haber datos de ninguno de los dos. "Será mejor asegurarse..."
- Agentes, antes de continuar, ¿podrían enseñarme sus identificaciones? - preguntó, con suspicacia.
Sin fiarse de ellos, se preparó para una posible pelear. Transformó usando el Human Beast el interior de su boca, sus pulmones y su garganta en las de su forma híbrida. Así si se la intentaban les escupiría una tromba de llamas. De repente escuchó claramente una explosión de gran potencia proveniente de la plaza, y de repente el cielo se oscureció. Comenzaba a llover...
- ¡Por la justicia, y el fin de Opprimere!
Bebió su ración de vino, disfrutando de este. Estaba delicioso... "nadie me dijo que la victoria sabía tan dulce y ácida a la vez" pensó con cierta ironía. Taponó la botella y se la guardó en la bolsa. Aun le quedaba un poco, y estaba bueno. Podía bebérselo él mismo más tarde o guardarlo para futuras conjuras. Al fin y al cabo, era inmune a su propio veneno. Estaba acabando de hacer esto cuando escuchó unos pasos a su espalda. Se puso alerta por si era un enemigo, y protegió su retaguardia con haki armadura. De repente recibió una palmada y escuchó una voz extraña. Se giró y vio a dos figuras que le resultaban extrañamente familiares, pero no sabría decir de dónde. Uno iba vestido de manera llamativa y bufonesca, mientras que el otro iba vestido con ropas oscuras, y el pelo le tapaba el ojo izquierdo. El "bufón" los presentó como agentes del CP en búsqueda de terroristas. Todo aquello le olía a chamusquina. Entrecerró los ojos y activó el registro de criminales de su ojo cyborg, pero no parecía haber datos de ninguno de los dos. "Será mejor asegurarse..."
- Agentes, antes de continuar, ¿podrían enseñarme sus identificaciones? - preguntó, con suspicacia.
Sin fiarse de ellos, se preparó para una posible pelear. Transformó usando el Human Beast el interior de su boca, sus pulmones y su garganta en las de su forma híbrida. Así si se la intentaban les escupiría una tromba de llamas. De repente escuchó claramente una explosión de gran potencia proveniente de la plaza, y de repente el cielo se oscureció. Comenzaba a llover...
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Con una leve inclinación de cabeza, se despidió de Hiren y se internó en el bosque hacia el resplandor azul. Al final habían desembarcado por el norte porque el otro revolucionario no se fiaba de la Revolución, y estando en el navío de otro, el Renegado había optado por callarse y guardarse su opinión. Al fin y al cabo él era un revolucionario pero iba muy por libre. Su título de General era casi ceremonial, pues como despreciaba las jerarquías se negaba a ejercerlo. Como anarquista, no podía ser de otra manera. Debía ser coherente con su forma de pensar y no abandonar sus ideales, o no sería mejor que la gente a la que combatía.
Silencioso como la misma muerte, avanzó entre los árboles a una velocidad aceptable hasta el origen de la luz, para descubrir una especie de ¿pasillo? en una roca. ¿Qué narices ocurría allí? Dentro detectaba al menos un aura, aunque no estaba seguro del todo. Se adentró por este y avanzó siguiendo la presencia hasta llegar a un laboratorio lleno de objetos y frutas. Las frutas tenían aspecto extraño y espirales. ¡Akumas no mi! Había tenido mucha suerte. No sabía exactamente dónde estaba pero aquello desde luego no era de los revolucionarios que él supiese. Era el golpe de suerte que llevaba años esperando. Se acercó a las frutas, indeciso acerca de cual tomar. No tenía ni idea del poder que le daría cada una.
- Dejaré la elección en manos de la Diosa Fortuna. Quiera el Azar que mi suerte sea dorada.
Cogió la más cercana a él sin pensárselo ni fijarse en su aspecto, y le dio un gran mordisco. Un sabor terriblemente desagradable le invadió la boca, haciendo que le entrasen náuseas. Sin pararse e ignorándolo, tragó y siguió comiendo. El estómago le ardía, y un regusto terriblemente amargo y horrible le permaneció en la boca cuando hubo tragado el último cacho. Cayó de rodillas, tosiendo.
- Me habían dicho que estas frutas sabían mal... ¿pero tanto?
Silencioso como la misma muerte, avanzó entre los árboles a una velocidad aceptable hasta el origen de la luz, para descubrir una especie de ¿pasillo? en una roca. ¿Qué narices ocurría allí? Dentro detectaba al menos un aura, aunque no estaba seguro del todo. Se adentró por este y avanzó siguiendo la presencia hasta llegar a un laboratorio lleno de objetos y frutas. Las frutas tenían aspecto extraño y espirales. ¡Akumas no mi! Había tenido mucha suerte. No sabía exactamente dónde estaba pero aquello desde luego no era de los revolucionarios que él supiese. Era el golpe de suerte que llevaba años esperando. Se acercó a las frutas, indeciso acerca de cual tomar. No tenía ni idea del poder que le daría cada una.
- Dejaré la elección en manos de la Diosa Fortuna. Quiera el Azar que mi suerte sea dorada.
Cogió la más cercana a él sin pensárselo ni fijarse en su aspecto, y le dio un gran mordisco. Un sabor terriblemente desagradable le invadió la boca, haciendo que le entrasen náuseas. Sin pararse e ignorándolo, tragó y siguió comiendo. El estómago le ardía, y un regusto terriblemente amargo y horrible le permaneció en la boca cuando hubo tragado el último cacho. Cayó de rodillas, tosiendo.
- Me habían dicho que estas frutas sabían mal... ¿pero tanto?
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Uracha y Saito salieron de la casa y se subieron a los tejados de los edificios para averiguar que estaba pasando en la plaza, como había dicho Uracha, Jack Drallion Stark y Jeremy Brighthand estaban en la plaza, pero no de forma amistosas, estaban enzarzados en un combate que había echo muchísimos destrozos en la plaza.
-Eso explica lo de las explosiones- Dijo Saito sin dejar de mirar a la plaza- Si tienes que ir a por tu Capitán como me as dicho sera mejor ir deprisa, esto se esta poniendo feo y presiento que dentro de poco me informaran sobre mi misión, cuanto antes mejor -Menciono a Uracha-
A un seguía lloviendo en la isla, quizás seria una señal del destino o solo casualidad meteorológica, pero el ambiente estaba cargado y la lluvia era algo triste. Saito y Uracha seguían corriendo y saltando por los tejados, evitando acercarse a la plaza hasta que llegaron a una Taberna llamada Gold D. Roger. Al entrar en la taberna Uracha comenzó a hablar con un joven que bestia ropa de la marina, pero esta era de mujer y de alto rango, sus dotes como agente del CP le decía claramente de que era un farsante.
“Te podías haber currado un poco mas el disfraz”- Pensó Satio al hacerle un escáner completo-
Uracha presentó a Saito a su capitán, en ese momento Saito notó algo gracias a su mantra.
-Se acerca alguien... y es muy poderoso – Saito tragó silaba al mismo tiempo que no paraba de sudar- Es extremadamente fuerte, chicos, no estamos seguros aquí... Será mejor seguir con la presentación después en un lugar mas seguro – Saito se encontraba muy nervioso, llevaba mucho años sin sentir una presencia tan fuerte como aquella, en el fondo quería enfrentarse, pero el no era un necio, sabia el gran abismo de poder que había entre el y esa persona- Seguidme si queréis y planearemos algo contra alguno de los dos, solos no podremos hacer nada, y seria mejor planear en un lugar algo seguro.
Tras dirigirse a los piratas, Saito abrió la puerta del bar y vio como descendía un hombre del cielo, pero Saito no se paró a observarle la cara, le valía con su presencia para poder buscarlo cuando fuera el momento, sabia que el soru no seria lo suficientemente rápido para escapar de su visión o de un ataque, por lo que usó sin dudar el kamisori para escapar lo mas rápido que podia. Si este sujeto tenia el mantra muy entrenado era seguro que lo abría detectado, pero gracias a la velocidad del kamisori y que lo había usado para huir y no para atacar lo abría perdido de vista en cuestión de segundos, o eso creía.
Al llegar a un lugar seguro escuchó una explosión que provenía de la zona donde se encontraba
“Espero que estén bien y venga rápido antes de que empeore la situación” - Pensó mientra un sudor frio le recorría-
Saito tenia un mal presentimiento, por la zona del la taberna escucho un derrumbamiento y ese sonido seguía, sonaba como el derrumbamiento de unos edificios, estaba claro que ese sujeto estaba haciendo un ataque muy poderoso. Sin dudarlo y como intuición encendió su Den Den Mushi negro de muñeca y llamó a Crimson, no estaba seguro si estaría en la isla, pero necesitarían de toda la ayuda posible para salir vivos de esta isla y sobretodo caras conocidas para pensar una solución, esos sujetos eran un verdadero problema. Esa pelea podría destruir la isla por completo, tan solo había dos opciones salir de aquella isla antes de que fuera destruida o parar los pies a uno de los individuos para que esa pelea acabase.
-Eso explica lo de las explosiones- Dijo Saito sin dejar de mirar a la plaza- Si tienes que ir a por tu Capitán como me as dicho sera mejor ir deprisa, esto se esta poniendo feo y presiento que dentro de poco me informaran sobre mi misión, cuanto antes mejor -Menciono a Uracha-
A un seguía lloviendo en la isla, quizás seria una señal del destino o solo casualidad meteorológica, pero el ambiente estaba cargado y la lluvia era algo triste. Saito y Uracha seguían corriendo y saltando por los tejados, evitando acercarse a la plaza hasta que llegaron a una Taberna llamada Gold D. Roger. Al entrar en la taberna Uracha comenzó a hablar con un joven que bestia ropa de la marina, pero esta era de mujer y de alto rango, sus dotes como agente del CP le decía claramente de que era un farsante.
“Te podías haber currado un poco mas el disfraz”- Pensó Satio al hacerle un escáner completo-
Uracha presentó a Saito a su capitán, en ese momento Saito notó algo gracias a su mantra.
-Se acerca alguien... y es muy poderoso – Saito tragó silaba al mismo tiempo que no paraba de sudar- Es extremadamente fuerte, chicos, no estamos seguros aquí... Será mejor seguir con la presentación después en un lugar mas seguro – Saito se encontraba muy nervioso, llevaba mucho años sin sentir una presencia tan fuerte como aquella, en el fondo quería enfrentarse, pero el no era un necio, sabia el gran abismo de poder que había entre el y esa persona- Seguidme si queréis y planearemos algo contra alguno de los dos, solos no podremos hacer nada, y seria mejor planear en un lugar algo seguro.
Tras dirigirse a los piratas, Saito abrió la puerta del bar y vio como descendía un hombre del cielo, pero Saito no se paró a observarle la cara, le valía con su presencia para poder buscarlo cuando fuera el momento, sabia que el soru no seria lo suficientemente rápido para escapar de su visión o de un ataque, por lo que usó sin dudar el kamisori para escapar lo mas rápido que podia. Si este sujeto tenia el mantra muy entrenado era seguro que lo abría detectado, pero gracias a la velocidad del kamisori y que lo había usado para huir y no para atacar lo abría perdido de vista en cuestión de segundos, o eso creía.
Al llegar a un lugar seguro escuchó una explosión que provenía de la zona donde se encontraba
“Espero que estén bien y venga rápido antes de que empeore la situación” - Pensó mientra un sudor frio le recorría-
Saito tenia un mal presentimiento, por la zona del la taberna escucho un derrumbamiento y ese sonido seguía, sonaba como el derrumbamiento de unos edificios, estaba claro que ese sujeto estaba haciendo un ataque muy poderoso. Sin dudarlo y como intuición encendió su Den Den Mushi negro de muñeca y llamó a Crimson, no estaba seguro si estaría en la isla, pero necesitarían de toda la ayuda posible para salir vivos de esta isla y sobretodo caras conocidas para pensar una solución, esos sujetos eran un verdadero problema. Esa pelea podría destruir la isla por completo, tan solo había dos opciones salir de aquella isla antes de que fuera destruida o parar los pies a uno de los individuos para que esa pelea acabase.
- Si Crimson quiere:
- Antes que Crimson cogiera la llamada, Saito cambio su tono de voz por el de Deadpool, a los pocos segundos Crimson cogió la llamada.
-Heyyyy putasooo, no se si estarás en Logetown, a un que conociéndote no te perderías ningún espectáculo ladrón de Ramonas – Dijo con recochineo, recordandole que la ultima vez se la llevó sin su permiso- Estoy al Noroeste de la isla, en la calle rosa de los vientos, van a venir varios amigos que tu ya conoces y vamos a pensar un plan para hacer algo antes de que esos hijos de puta nos maten sin querer, puede que te interesen las propuestas mi lobo estepario – Esperó la contestación de Cimson-
Date Musashi
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Un calambre le despertó. Le dolía todo el cuerpo, sus últimos recuerdos antes de caer inconsciente habían sido ponerse en tensión para recibir a la mascota-arma de Brack, la gran serpiente de piedra que había terminado el combate antes de que él pudiera siquiera herirla. Y estaba con vida, con una nota en el pecho que sonaba a reencuentro y la sensación de que debía haber muerto en combate. Su instinto de semigigante le gritaba, le regañaba por haber sobrevivido y no haber muerto con honor tras la derrota, pero eso daba igual y era mitigado por algo mucho mayor a eso, el saber que Ame Sora podría seguir viviendo si terminaba la misión con éxito. Para ello necesitaría las pruebas que había tomado de aquel sótano, así como que aquella maquinaría siguiera allí para aportar todavía más pruebas. Había caído en la cuenta que su misión era desbaratar la organización y descubrir cómo lo hacían, y lo segundo lo había cumplido y nadie le había dicho que tuviera que hacer lo primero sin ayuda por lo que mejor sería informar a sus superiores y acabar con ellos de una vez por todas. Además, si eran otros los que se enfrentaban a Brack no caería sobre él la responsabilidad de haberlo perdido, por lo que el líder de los pasteleros podría escapar con suerte y a Musashi no le culparían por ello.
Un nuevo calambre que le hizo acordarse de su pequeño acompañante, la batería eléctrica. —Creo que hay una pequeña niña a la que le vas a encantar.— le dijo acariciándole con un dedo casi tan grande como el animal. Era la primera vez que sonreía con sinceridad en mucho tiempo, si todo salía bien pronto volvería a ver a Ame Sora y no había cosa que deseara con más fuerzas que aquello. Se levantó y se sacudió el polvo molesto por el dolor, no parecía haber rastro de las Rumble Ball aunque guardaba con él la que había comprado. Debía volver a la Farmacia para conseguir el registro de creaciones de aquellas armas, pero algo más llamó su atención y es que un edificio fue demolido no demasiado lejos de donde él se encontraba, creando una gran polvareda que se disipó rápidamente con la lluvia que acababa de comenzar. Tomando su gran maza del suelo y ajustándose el cinto con el sable avanzó hasta la farmacia que le pillaba en la misma dirección, desdobló el metal y abrió la puerta. Recuperó los datos y repitió el proceso de forma inversa para que la puerta quedara cerrada. Al menos tenía eso, pero no podía dejar de preguntarse si Brack le había permitido conseguir todo aquello o si no se había dado cuenta.
En cualquier caso debía investigar el edificio derrumbado, podía haber algún miembro del Cipher Pol que les llevara a sus superiores o gente herida que necesitara ayuda. Principalmente iba por lo primero, pero después de que su vida fuera perdonada de esa forma tenía la sensación de que debía devolverle el favor a alguien para estar a gusto consigo mismo. Date había estado inconsciente por lo que no sabía lo que estaba pasando en la plaza, no obstante no se le pillaría desprevenido si podía evitarlo, pues su Haki Mantra ahora estaría más activo que nunca. No podía echarlo todo a perder ahora que se le había dado una segunda oportunidad.
[Acciones tomadas: Recuperar los archivos que tomó como pruebas (inventario de akumas) y marchar al edificio derrumbado a ayudar, pero principalmente buscar un miembro del CP que le lleve a un superior al que darle toda la información que recogió]
Un nuevo calambre que le hizo acordarse de su pequeño acompañante, la batería eléctrica. —Creo que hay una pequeña niña a la que le vas a encantar.— le dijo acariciándole con un dedo casi tan grande como el animal. Era la primera vez que sonreía con sinceridad en mucho tiempo, si todo salía bien pronto volvería a ver a Ame Sora y no había cosa que deseara con más fuerzas que aquello. Se levantó y se sacudió el polvo molesto por el dolor, no parecía haber rastro de las Rumble Ball aunque guardaba con él la que había comprado. Debía volver a la Farmacia para conseguir el registro de creaciones de aquellas armas, pero algo más llamó su atención y es que un edificio fue demolido no demasiado lejos de donde él se encontraba, creando una gran polvareda que se disipó rápidamente con la lluvia que acababa de comenzar. Tomando su gran maza del suelo y ajustándose el cinto con el sable avanzó hasta la farmacia que le pillaba en la misma dirección, desdobló el metal y abrió la puerta. Recuperó los datos y repitió el proceso de forma inversa para que la puerta quedara cerrada. Al menos tenía eso, pero no podía dejar de preguntarse si Brack le había permitido conseguir todo aquello o si no se había dado cuenta.
En cualquier caso debía investigar el edificio derrumbado, podía haber algún miembro del Cipher Pol que les llevara a sus superiores o gente herida que necesitara ayuda. Principalmente iba por lo primero, pero después de que su vida fuera perdonada de esa forma tenía la sensación de que debía devolverle el favor a alguien para estar a gusto consigo mismo. Date había estado inconsciente por lo que no sabía lo que estaba pasando en la plaza, no obstante no se le pillaría desprevenido si podía evitarlo, pues su Haki Mantra ahora estaría más activo que nunca. No podía echarlo todo a perder ahora que se le había dado una segunda oportunidad.
[Acciones tomadas: Recuperar los archivos que tomó como pruebas (inventario de akumas) y marchar al edificio derrumbado a ayudar, pero principalmente buscar un miembro del CP que le lleve a un superior al que darle toda la información que recogió]
Derian Markov
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Una segunda explosión hizo entender a Derian que no era buena idea permanecer en la plaza. Un único pirata peleaba contra el considerado como miembro más poderoso del Ouka Shichibukai: Jack Dralion Stark. Y el pirata no era un don nadie... era el legendario segundo al mando de un ex-yonkou: Jeremy Brighthand, Ken Kotei, el mejor espadachín del Mundo. Derian sabía que él mismo era alguien fuera de lo común y realmente poderoso, pero no como para medirse con dos leyendas vivientes. Se alejó de los escombros en dirección contraria a la plaza, haciéndole un gesto a Drake para que le siguiese. ¿Qué debía hacer ahora? No era buena idea permanecer a la luz del sol si podía evitarlo... mientras pensaba esto, de repente el día se oscureció y comenzó a llover. El vampiro miró hacia el cielo y sonrió. Fue una sonrisa siniestra y sádica. Estando nublado, podría combatir con mucha más facilidad. La luz solar sería mínima y apenas se debilitaría.
- Drake... comienza la cacería. Sígueme si quieres.
Hubo una nueva explosión proveniente de la plaza, mucho más violenta que las anteriores, y el suelo comenzó a temblar. El vampiro comenzó a volar para evitar ser derribado, y se elevó sobre los edificios. Siseando, sobrevoló a baja altura la ciudad, en busca de una presa jugosa. En aquella situación sería sencillo encontrar a algún criminal famoso al que matar y devorar, o revolucionarios. Estos le irritaban especialmente. No era más que escoria para él. Como noble, para él la causa revolucionaria no era más que un cáncer terriblemente perjudicial para sus intereses. No esperaba tardar mucho en encontrar algo interesante... pero se equivocaba. No había nadie interesante en las calles. Frustrado, gruñó.
- Cambio de planes. Voy a tomar la merienda - dijo para sí.
Se acercó a la ventana de un edificio, levitando, y la reventó con Vanator en el mismo movimiento de desenvaine del arma. Olisqueó el interior. Ahí aun había gente. No sabía si eran civiles que no habían evacuado, revolucionarios, piratas o alguien inocente que se había metido sin quererlo en aquel follón. "Las órdenes a los civiles eran que evacuasen. Si fuesen marines, cazadores o civiles voluntarios a las órdenes del Gobierno no estarían aquí, en una casa en un barrio alejado de la batalla. Ergo, puedo matarlos." Una sonrisa diabólica se dibujó en su rostro, quedando a la vista unos colmillos afilados como cuchillas. Entró levitando en el lugar, sin hacer ruido alguno. Avanzó por el pasillo. Al acercarse a una habitación de la que venía un fuerte olor a humano, rozó sin querer un cuadro con la espada desenvainada, haciendo que cayera al suelo con fuerte estruendo. Se escuchó un sonido de un arma de fuego siendo cargada. Inspiró fuerte, y se quedó callado. Efectivamente, aun varias personas en la casa. Y le llegaban sonidos de latidos y respiraciones de aquella habitación, pero también escuchaba pasos en el piso de abajo. Se desvaneció en forma de niebla, y entró por los resquicios de la puerta en la habitación. En el interior había un hombre parapetado tras una cama volcada, con dos niños tras él. Este soltó una exclamación de sorpresa y una maldición al ver la niebla invadiendo la habitación, y Derian se materializó tras él.
- Bu - dijo con cierto sarcasmo.
El hombre dio un salto en el sitio del susto, y los niños empezaron a gritar. La hoja de Vanator atravesó el pecho del hombre, que comenzó sangrar a chorros. El olor del rojo líquido llegó a la nariz de Derian, aumentando su sed y excitándolo. La hoja de la espada brilló con un tono rojizo mientras robaba la energía vital de su presa. Una de las características de aquella espada era esa, cargarse con la energía de los enemigos. Luego Derian podía usar esa energía para disminuir su propio cansancio o aumentar el poder de las ondas de Vanator. Ponerse a matar civiles y criminales escondidos sería una buena forma de saciar su propia sed y recargar su arma de energía. Así cuando llegase lo más crudo de la batalla aparecería con una gran reserva de fuerzas. Una vez el hombre se desplomó en el suelo, muerto, se giró hacia los niños. Estos lloraban, muy asustados y acurrucados en una esquina. Sin grandes miramientos, atravesó a uno en la cabeza. Al ser niños no tenían mucho que aportarle a su espada, pero algo era algo. Repitió la operación con el otro, que intentó escaparse inútilmente de él. De una patada le partió la rodilla y lo atravesó también. Una vez completada la masacre, agarró el cadáver aun caliente del hombre, lo levantó y le hincó los colmillos, bebiendo la sangre a toda velocidad.
- Drake... comienza la cacería. Sígueme si quieres.
Hubo una nueva explosión proveniente de la plaza, mucho más violenta que las anteriores, y el suelo comenzó a temblar. El vampiro comenzó a volar para evitar ser derribado, y se elevó sobre los edificios. Siseando, sobrevoló a baja altura la ciudad, en busca de una presa jugosa. En aquella situación sería sencillo encontrar a algún criminal famoso al que matar y devorar, o revolucionarios. Estos le irritaban especialmente. No era más que escoria para él. Como noble, para él la causa revolucionaria no era más que un cáncer terriblemente perjudicial para sus intereses. No esperaba tardar mucho en encontrar algo interesante... pero se equivocaba. No había nadie interesante en las calles. Frustrado, gruñó.
- Cambio de planes. Voy a tomar la merienda - dijo para sí.
Se acercó a la ventana de un edificio, levitando, y la reventó con Vanator en el mismo movimiento de desenvaine del arma. Olisqueó el interior. Ahí aun había gente. No sabía si eran civiles que no habían evacuado, revolucionarios, piratas o alguien inocente que se había metido sin quererlo en aquel follón. "Las órdenes a los civiles eran que evacuasen. Si fuesen marines, cazadores o civiles voluntarios a las órdenes del Gobierno no estarían aquí, en una casa en un barrio alejado de la batalla. Ergo, puedo matarlos." Una sonrisa diabólica se dibujó en su rostro, quedando a la vista unos colmillos afilados como cuchillas. Entró levitando en el lugar, sin hacer ruido alguno. Avanzó por el pasillo. Al acercarse a una habitación de la que venía un fuerte olor a humano, rozó sin querer un cuadro con la espada desenvainada, haciendo que cayera al suelo con fuerte estruendo. Se escuchó un sonido de un arma de fuego siendo cargada. Inspiró fuerte, y se quedó callado. Efectivamente, aun varias personas en la casa. Y le llegaban sonidos de latidos y respiraciones de aquella habitación, pero también escuchaba pasos en el piso de abajo. Se desvaneció en forma de niebla, y entró por los resquicios de la puerta en la habitación. En el interior había un hombre parapetado tras una cama volcada, con dos niños tras él. Este soltó una exclamación de sorpresa y una maldición al ver la niebla invadiendo la habitación, y Derian se materializó tras él.
- Bu - dijo con cierto sarcasmo.
El hombre dio un salto en el sitio del susto, y los niños empezaron a gritar. La hoja de Vanator atravesó el pecho del hombre, que comenzó sangrar a chorros. El olor del rojo líquido llegó a la nariz de Derian, aumentando su sed y excitándolo. La hoja de la espada brilló con un tono rojizo mientras robaba la energía vital de su presa. Una de las características de aquella espada era esa, cargarse con la energía de los enemigos. Luego Derian podía usar esa energía para disminuir su propio cansancio o aumentar el poder de las ondas de Vanator. Ponerse a matar civiles y criminales escondidos sería una buena forma de saciar su propia sed y recargar su arma de energía. Así cuando llegase lo más crudo de la batalla aparecería con una gran reserva de fuerzas. Una vez el hombre se desplomó en el suelo, muerto, se giró hacia los niños. Estos lloraban, muy asustados y acurrucados en una esquina. Sin grandes miramientos, atravesó a uno en la cabeza. Al ser niños no tenían mucho que aportarle a su espada, pero algo era algo. Repitió la operación con el otro, que intentó escaparse inútilmente de él. De una patada le partió la rodilla y lo atravesó también. Una vez completada la masacre, agarró el cadáver aun caliente del hombre, lo levantó y le hincó los colmillos, bebiendo la sangre a toda velocidad.
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Nadamos por un buen rato, tanto que mi herida del hombro, gracias a la faja que evitó la pérdida excesiva de sangre, formó un gran coágulo de sangre y el agua del mar empezó la cicatrización. En aquel lapso de tiempo, llegamos a las costas de Loguetown, la ciudad principal del evento y donde esperaban cuatro buques de la marina cerca de nosotros, probablemente hubiese más por los al rededores, y no parecía haber una forma segura de entrar sin pelear, muy a pesar de que pudiésemos viajar bajo el agua. Tendrían bastante vigilancia. Seguía pensando en nuestras posibilidades cuando una cantidad ingente de peces nos embistió, llevándonos con ellos. Poco después salimos del agua y pude ver que se trataba de un barco pesquero que nos había atrapado con su red junto a toda su captura y al soltarnos sobre el barco, caímos debajo de todos aquellos peces. No podía ver nada más que escamas, aletas y grandes ojos. Uno de los tripulantes del barco dijo que descargarían en Loguetown por lo que se nos había presentado de forma inesperada, nuestro pasaje sin riesgo de muerte.
-Mientras tanto me tomaré un tentempié sin que se note demasiado. Viaje y comida gratis, que más se puede pedir.- Comenté, ante la sugerencia de Cánabar.
Tal y como dije, cogí un par de peces, una trucha y una merluza, para ser más precisos. Me los metí en la boca y empecé a masticar con fuerza y a tragarme aquellas delicias. Apenas degustaba el manjar, solo lo suficiente para notar el sabor y poder llenarme el estómago, que después de tanta batalla se me había abierto el apetito. Comí durante un rato, pero era tal la cantidad de pescado que ni si quiera se notaba la diferencia a ojo. Me relajé lo que quedaba de viaje hasta que nos volvieron a lanzar, esta vez para llevarnos a la lonja, donde compraban el producto para venderlo en sus pequeños o grandes comercios. Al entrar en el edificio, salí de entre la montaña de peces y vi como un hombre de pequeña estatura, con escasez de cabello, con una entrada enorme en el centro, una cinta blanca y roja y unos bigotes finos y largos junto a una perilla puntiaguda. Vestía con ropas rojas y un delantal blanco por delante. En su mano derecha portaba una sartén con la que empezó a darnos golpes en la cabeza mientras repetía una y otra vez: "Pez malo, yo no complo". Su acento era extraño y parecía bastante disconforme con la captura. No era de extrañar que hubiera pocos interesados en comprar sabiendo lo que estaba por venir.
-Yo no soy ningún pez y no estoy en venta.- Susurré, lo suficiente alto como para que aquel hombre pudiese escucharme y agarré la sartén. La doblé y tras quitársela de la mano la lancé en el suelo. Estaba a punto de hacer lo mismo con su cuerpo cuando sacó otra sartén y continuó cosiéndome a golpes. -¡Pez malo, yo no complo!- Exclamó una vez más. Las venas empezaron a marcarse por mi cuerpo y en mi mandíbula podía distinguirse un pequeño tic por el cabreo. -¿¡Quieres pescado bueno!? ¿¡Quieres comprar pescado!? ¡Pues toma pescado, mosca cojonera!- Grité yo, agarrando una perca de buen tamaño y golpeando a aquel hombre poco después en su rostro. Este salió despedido varios metros así que volví a por él y tras darle una soberana paliza con aquel pez empleado a modo de arma, lo metí entre el montón de pescado en el que llegamos. -Vámonos.- Añadí. Llegué a la salida y antes de poner un pie en el exterior, volvió a escucharse la voz irritante que me sacó de mis casillas. -¡Pez malo, muy malo, yo no complo, no comploooooo!- Insistía este, con grandes cardenales por todo el rostro, sangrando por varias heridas y con un párpado cerrado. Proferí un grito de ira y salí corriendo hacia aquel hombre para acabar con su vida. Era tan pequeño que fui capaz de agarrar su cabeza con una mano y lo estampé contra una pared. Le rompí el cráneo con el impacto y un montón de sangre alcanzó mi cara, mi torso y mi extremidad superior derecha. Solté el cuerpo y tras un suspiro salí de la lonja.
La lluvia me empapó, cosa bastante extraña. Durante todo el día había azotado un calor infernal y ahora el cielo estaba cubierto por grandes nubes. No le di demasiada importancia y de hecho, me agradaba. El agua me sentaba de lujo y más pensando que se había acabado el bochorno por culpa del sol. Empecé a caminar, esbozando una sonrisa, sintiendo las gotas deslizarse por mi piel, borrando todo rastro de aquella mancha carmesí, cuando de repente pude escuchar una tremenda explosión y notar un pequeño seísmo bajo mis pies, como si toda la ciudad temblase ante un poder aterrador. Desconocía el motivo de aquella detonación, pero sentía una gran curiosidad. Empecé a caminar hacia el lugar de donde provino el sonido. -¿Qué coño habrá sido eso?- Pregunté, a pesar de que Cánabar también desconocería la respuesta. Seguidamente hubo más explosiones y temblores en el mismo lugar. Quien fuese el productor de dicho escándalo, debía ser alguien terriblemente poderoso.
Edit: Edito para añadir un pequeño detalle. Solo había mencionado la primera explosión y ahora he mencionado las otras.
-Mientras tanto me tomaré un tentempié sin que se note demasiado. Viaje y comida gratis, que más se puede pedir.- Comenté, ante la sugerencia de Cánabar.
Tal y como dije, cogí un par de peces, una trucha y una merluza, para ser más precisos. Me los metí en la boca y empecé a masticar con fuerza y a tragarme aquellas delicias. Apenas degustaba el manjar, solo lo suficiente para notar el sabor y poder llenarme el estómago, que después de tanta batalla se me había abierto el apetito. Comí durante un rato, pero era tal la cantidad de pescado que ni si quiera se notaba la diferencia a ojo. Me relajé lo que quedaba de viaje hasta que nos volvieron a lanzar, esta vez para llevarnos a la lonja, donde compraban el producto para venderlo en sus pequeños o grandes comercios. Al entrar en el edificio, salí de entre la montaña de peces y vi como un hombre de pequeña estatura, con escasez de cabello, con una entrada enorme en el centro, una cinta blanca y roja y unos bigotes finos y largos junto a una perilla puntiaguda. Vestía con ropas rojas y un delantal blanco por delante. En su mano derecha portaba una sartén con la que empezó a darnos golpes en la cabeza mientras repetía una y otra vez: "Pez malo, yo no complo". Su acento era extraño y parecía bastante disconforme con la captura. No era de extrañar que hubiera pocos interesados en comprar sabiendo lo que estaba por venir.
-Yo no soy ningún pez y no estoy en venta.- Susurré, lo suficiente alto como para que aquel hombre pudiese escucharme y agarré la sartén. La doblé y tras quitársela de la mano la lancé en el suelo. Estaba a punto de hacer lo mismo con su cuerpo cuando sacó otra sartén y continuó cosiéndome a golpes. -¡Pez malo, yo no complo!- Exclamó una vez más. Las venas empezaron a marcarse por mi cuerpo y en mi mandíbula podía distinguirse un pequeño tic por el cabreo. -¿¡Quieres pescado bueno!? ¿¡Quieres comprar pescado!? ¡Pues toma pescado, mosca cojonera!- Grité yo, agarrando una perca de buen tamaño y golpeando a aquel hombre poco después en su rostro. Este salió despedido varios metros así que volví a por él y tras darle una soberana paliza con aquel pez empleado a modo de arma, lo metí entre el montón de pescado en el que llegamos. -Vámonos.- Añadí. Llegué a la salida y antes de poner un pie en el exterior, volvió a escucharse la voz irritante que me sacó de mis casillas. -¡Pez malo, muy malo, yo no complo, no comploooooo!- Insistía este, con grandes cardenales por todo el rostro, sangrando por varias heridas y con un párpado cerrado. Proferí un grito de ira y salí corriendo hacia aquel hombre para acabar con su vida. Era tan pequeño que fui capaz de agarrar su cabeza con una mano y lo estampé contra una pared. Le rompí el cráneo con el impacto y un montón de sangre alcanzó mi cara, mi torso y mi extremidad superior derecha. Solté el cuerpo y tras un suspiro salí de la lonja.
La lluvia me empapó, cosa bastante extraña. Durante todo el día había azotado un calor infernal y ahora el cielo estaba cubierto por grandes nubes. No le di demasiada importancia y de hecho, me agradaba. El agua me sentaba de lujo y más pensando que se había acabado el bochorno por culpa del sol. Empecé a caminar, esbozando una sonrisa, sintiendo las gotas deslizarse por mi piel, borrando todo rastro de aquella mancha carmesí, cuando de repente pude escuchar una tremenda explosión y notar un pequeño seísmo bajo mis pies, como si toda la ciudad temblase ante un poder aterrador. Desconocía el motivo de aquella detonación, pero sentía una gran curiosidad. Empecé a caminar hacia el lugar de donde provino el sonido. -¿Qué coño habrá sido eso?- Pregunté, a pesar de que Cánabar también desconocería la respuesta. Seguidamente hubo más explosiones y temblores en el mismo lugar. Quien fuese el productor de dicho escándalo, debía ser alguien terriblemente poderoso.
Edit: Edito para añadir un pequeño detalle. Solo había mencionado la primera explosión y ahora he mencionado las otras.
Kagemaru Korosuki
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Tras sentenciar nuestro objetivo al bajar del barco comenzamos a dirigirnos hacia lo que vendría a ser la plaza mayor de la zona a un paso moderado, siendo al menos mi precaución el pasar camuflados mientras buscamos a algún personaje relevante y enterarnos un poco de cómo van las movidas por la zona. Mis ojos no dejan pasar ni un detalle en vano, intentando lograr captar a todos los ciudadanos que andan rondando por nuestro alrededor por si alguno nos puede dar una pista interesante de los sucesos que andan sucediendo. Además mi mono hace de vigía como si fuera un pirata mientras avanzamos. Este en mi hombro no para de mirar a todos lados con su mini catalejo más falso que el hambre de color rojizo y con unas gaviotas dibujadas en el dorso cercano a su mano. Su sonrisa de par en par muestra su alegría por creerse el mando en estos momentos, a lo que yo únicamente intento ignorar y centrarme en actuar como un aldeano mas, buscando a quien puede ser un cargo importante en la zona-Si no fuera por estas vestimentas ya me habrían denominado loco por andar con un mono en mi chepa…-Asiento a mi mismo mientras Sert no para de descojonarse y pedirme que le dejase el mando para aniquilar a algún que otro marine de la zona, a lo que no hace falta decir que deniego sabiamente y más en la situación que me encuentro para evitar cualquier posible problema y que nos descubran la tapadera.
Entre nuestros pasos voy en todo momento buscando a algún que otro marine por si las moscas, pero entre que mi frente está tapado por mi acompañante-que mejor no hago comentario alguno de su forma de moverse y la gran alegría que se le puede ver con ese traje bastante “apretado”- y que mi mono me anda jodiendo la visión en algunos momentos no me queda de otra que centrarme en lo que se me acerque por los lados. Son en estos momentos que recuerdo mis vagos momentos como miembro de Cypher Phol, en donde las ordenes se debían cumplir a rajatabla o tu vida misma podía ponerse en peligro. Miro con cierto asco hacia mi mano izquierda recordando los numerosos asesinatos que se me exijía entre las sombras gracias a mis dotes naturales. Aunque en su momento no sentí lastima alguna por estos hechos-y creo que aun con todo lo pasado sigo en mis treces-creo que no me siento tan a gusto de que alguien mandase sobre mi tales actos, y son en estos momentos cuando dudo de tal hecho, ya que son ellos los que me especializaron en la muerte sigilosa y en el arte del disfraz, lo que me hace ser lo que soy hoy en día.
Mientras ando en mis pensamientos puedo notar como mi acompañante para en bruto por unos instantes para luego dirigirse a golpear, o más bien tocar a una persona por delante nuestra. Debido al golpeo por poco logra que se me escapase una que otra palabra, pero al contemplar quien tengo en mi frente mis ojos se abren del todo ante el miedo sentido, llevando a mi iris a encogerse de una forma abrumadora-típica escena de cague total-. Mi respiración comenzó a aumentar su intensidad sin yo quererlo y cuando quise darme cuenta no podía hablar. Ante mi se encuentra mi archi-enemigo Lion D. Karl con una nueva apariencia más fornida de lo que recordaba, lo que me hace asustarme al ver como en el poco tiempo que nos hemos separado se ha vuelto alguien mas poderoso, siendo mi poder nada comparable al suyo-¿Qué hacemos Sert? Joder. Joder. Si nos pilla estamos acabados. Debemos salir corrien…-Expreso alarmado en mi subconsciente hacia mi único inquilino aquí presente, llegando a hiperventilar por unos instantes hasta que un fuerte mamporro por parte suya hace que salga disparado hasta desplazarme unos cuantos metros de mi origen-¡Calmate hijo de pe***! ¿Acaso crees que si sales corriendo no sospechara en nada? Actúa con naturalidad y hazte pasar por alguien respetable….que se yo…..-De pronto, mientras esas palabras rebotaban en mi ser se puede apreciar en el medio como Crimson ya tomo las riendas de la situación diciendo que somos agente del CP, lo que hace a Sert reaccionar mas calmado y decirme a la cara-Eso es. Hazte pasar por el agente de CP que una vez fuiste. No te costara nada, solo habla como hacías. No la cagues ahora, que si nos pilla ya sabes como acaba todo.
El miedo recorría mi interior. Debía en estos momentos actuar como naturalidad, y más por la situación de mi ex capitán y en la zona donde nos encontramos. No puedo mandar todo al garrete por mi forma de ser, por lo que haciendo caso a Sert adopto una forma mas infantil-como actuaba en mis tiempos mozos-y una leve sonrisa imbuyo mi rostro, logrando que mi mono comprendiese la situación y se pusiese mas firme de lo normal-algo difícil en su forma de ser-. En el momento que Crimson realizo la pose natural de agente le acompañe al unísono, mostrando mi naturalidad al haber realizado esta pose en muchas ocasiones. Todo iba como la seda, y Karl parece no atacarnos, lo que me hace dudar de si sabe quiénes somos o no. Este tras un momento nos pide nuestra identificación, lo que para mi precaución en casos de infiltración siempre llevo conmigo, por ello tomo las riendas de la situación y haciéndole un gesto a mi mono este se dirige trepando por mi cuerpo hasta la pata derecha, en donde abriendo un compartimento saca un carnet de tonalidades negra en donde figura mi antiguo nombre-Ponke D. Bomber-, el puesto-que figura CP1 ya que nunca me ascendieron por ideologías estúpidas suyas-y un número de identificación que como comprenderán no se me de memoria. En una de las esquinas figura mi anterior rostro cuando era pelinegro, y antes de que empezase una disputa por no ser tan parecido a la foto mire hacia mi mono y haciendo un cambio de gesto este va a entregárselo en mano mientras comienza a mover la boca como si el fuese quien hablara, pero siendo yo en todo momento quien respondía.
-Se presenta Tini, el acompañante de Ponke D. Bomber. Aquí tiene.-dice mi “mono” mientras entrega el carnet y vuelve a mirarle seriamente mientras se posa en mi mano-No buscamos molestar, solo encontrar el culpable de todas estas explosiones que están ocurriendo. Por el bien de todos necesitamos hallarlo cuanto antes para evitar un desmadre mayor. ¿Podemos retirarnos, don-Vicealmirante?-Expreso bastante convencido de haber editado mi voz lo suficiente para que no me la reconociera y esperando a que me devolviera mi carnet, a lo que respondo por precaución-Y siento no poder disuadir todas sus dudas entregándole el de mi acompañante, pero es nuevo en la plantilla…..como podrá ver, y no se le ha entregado aún. Nos enviaron a esta misión urgentemente y dejando cualquier acto secundario de lado para tener el mayor número de personal aquí-Dicho esas palabras no hago más habla que permanecer acorde a que me devuelva mi tarjeta y poder alejarnos de ahí. A ver si no hay problema alguno. Para cualquier acto tendría mis sentidos activados para emplear el soru y desplazarme a un lado más que sea para evitar un ataque por su parte. Siendo luchador su única forma de atacarme es con su cuerpo, por lo que me mantengo bien alerta.
Acciones: Interlocutar con Karl y esperar que no nos pillen. Habla mi mono empleando lo que vendría a ser "ventriloquia" y manteniendo mi posición algo alejada junto a Crimson.
Entre nuestros pasos voy en todo momento buscando a algún que otro marine por si las moscas, pero entre que mi frente está tapado por mi acompañante-que mejor no hago comentario alguno de su forma de moverse y la gran alegría que se le puede ver con ese traje bastante “apretado”- y que mi mono me anda jodiendo la visión en algunos momentos no me queda de otra que centrarme en lo que se me acerque por los lados. Son en estos momentos que recuerdo mis vagos momentos como miembro de Cypher Phol, en donde las ordenes se debían cumplir a rajatabla o tu vida misma podía ponerse en peligro. Miro con cierto asco hacia mi mano izquierda recordando los numerosos asesinatos que se me exijía entre las sombras gracias a mis dotes naturales. Aunque en su momento no sentí lastima alguna por estos hechos-y creo que aun con todo lo pasado sigo en mis treces-creo que no me siento tan a gusto de que alguien mandase sobre mi tales actos, y son en estos momentos cuando dudo de tal hecho, ya que son ellos los que me especializaron en la muerte sigilosa y en el arte del disfraz, lo que me hace ser lo que soy hoy en día.
Mientras ando en mis pensamientos puedo notar como mi acompañante para en bruto por unos instantes para luego dirigirse a golpear, o más bien tocar a una persona por delante nuestra. Debido al golpeo por poco logra que se me escapase una que otra palabra, pero al contemplar quien tengo en mi frente mis ojos se abren del todo ante el miedo sentido, llevando a mi iris a encogerse de una forma abrumadora-típica escena de cague total-. Mi respiración comenzó a aumentar su intensidad sin yo quererlo y cuando quise darme cuenta no podía hablar. Ante mi se encuentra mi archi-enemigo Lion D. Karl con una nueva apariencia más fornida de lo que recordaba, lo que me hace asustarme al ver como en el poco tiempo que nos hemos separado se ha vuelto alguien mas poderoso, siendo mi poder nada comparable al suyo-¿Qué hacemos Sert? Joder. Joder. Si nos pilla estamos acabados. Debemos salir corrien…-Expreso alarmado en mi subconsciente hacia mi único inquilino aquí presente, llegando a hiperventilar por unos instantes hasta que un fuerte mamporro por parte suya hace que salga disparado hasta desplazarme unos cuantos metros de mi origen-¡Calmate hijo de pe***! ¿Acaso crees que si sales corriendo no sospechara en nada? Actúa con naturalidad y hazte pasar por alguien respetable….que se yo…..-De pronto, mientras esas palabras rebotaban en mi ser se puede apreciar en el medio como Crimson ya tomo las riendas de la situación diciendo que somos agente del CP, lo que hace a Sert reaccionar mas calmado y decirme a la cara-Eso es. Hazte pasar por el agente de CP que una vez fuiste. No te costara nada, solo habla como hacías. No la cagues ahora, que si nos pilla ya sabes como acaba todo.
El miedo recorría mi interior. Debía en estos momentos actuar como naturalidad, y más por la situación de mi ex capitán y en la zona donde nos encontramos. No puedo mandar todo al garrete por mi forma de ser, por lo que haciendo caso a Sert adopto una forma mas infantil-como actuaba en mis tiempos mozos-y una leve sonrisa imbuyo mi rostro, logrando que mi mono comprendiese la situación y se pusiese mas firme de lo normal-algo difícil en su forma de ser-. En el momento que Crimson realizo la pose natural de agente le acompañe al unísono, mostrando mi naturalidad al haber realizado esta pose en muchas ocasiones. Todo iba como la seda, y Karl parece no atacarnos, lo que me hace dudar de si sabe quiénes somos o no. Este tras un momento nos pide nuestra identificación, lo que para mi precaución en casos de infiltración siempre llevo conmigo, por ello tomo las riendas de la situación y haciéndole un gesto a mi mono este se dirige trepando por mi cuerpo hasta la pata derecha, en donde abriendo un compartimento saca un carnet de tonalidades negra en donde figura mi antiguo nombre-Ponke D. Bomber-, el puesto-que figura CP1 ya que nunca me ascendieron por ideologías estúpidas suyas-y un número de identificación que como comprenderán no se me de memoria. En una de las esquinas figura mi anterior rostro cuando era pelinegro, y antes de que empezase una disputa por no ser tan parecido a la foto mire hacia mi mono y haciendo un cambio de gesto este va a entregárselo en mano mientras comienza a mover la boca como si el fuese quien hablara, pero siendo yo en todo momento quien respondía.
-Se presenta Tini, el acompañante de Ponke D. Bomber. Aquí tiene.-dice mi “mono” mientras entrega el carnet y vuelve a mirarle seriamente mientras se posa en mi mano-No buscamos molestar, solo encontrar el culpable de todas estas explosiones que están ocurriendo. Por el bien de todos necesitamos hallarlo cuanto antes para evitar un desmadre mayor. ¿Podemos retirarnos, don-Vicealmirante?-Expreso bastante convencido de haber editado mi voz lo suficiente para que no me la reconociera y esperando a que me devolviera mi carnet, a lo que respondo por precaución-Y siento no poder disuadir todas sus dudas entregándole el de mi acompañante, pero es nuevo en la plantilla…..como podrá ver, y no se le ha entregado aún. Nos enviaron a esta misión urgentemente y dejando cualquier acto secundario de lado para tener el mayor número de personal aquí-Dicho esas palabras no hago más habla que permanecer acorde a que me devuelva mi tarjeta y poder alejarnos de ahí. A ver si no hay problema alguno. Para cualquier acto tendría mis sentidos activados para emplear el soru y desplazarme a un lado más que sea para evitar un ataque por su parte. Siendo luchador su única forma de atacarme es con su cuerpo, por lo que me mantengo bien alerta.
Acciones: Interlocutar con Karl y esperar que no nos pillen. Habla mi mono empleando lo que vendría a ser "ventriloquia" y manteniendo mi posición algo alejada junto a Crimson.
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