Rylanor
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Akuma no mi
Varios
Normas
1. Habrá castigos on rol para todos aquellos que enturbien la buena marcha del rol mediante actitudes negativas (cualquier clase de meta-rol, god mode, acciones cerradas...)
2. Se valorará la buena narración y la epicidad, no los roles-biblia exageradamente largos.
3. La máxima experiencia obtenible serán 8.000 puntos.
4. El narrador se llevará entre un 50 y un 100% de la experiencia máxima alcanzable, según decida el Staff.
5. Las respuesta del narrador será, en principio, cada 48 horas. Como no soy un robot, lo normal será que tarde más de ese tiempo en postear, pero si no posteáis antes de las 48 horas os arriesgáis a que os haga salto de turno (con todas las consecuencias que conlleva).
6. Podrá morirse por salto de turno si se estaba en una situación de peligro, a decisión del narrador.
7. Si se da un motivo bueno para no haber posteado, el narrador podrá decidir rectificar las consecuencias del salteo sobre el usuario.
8. Podrán conseguirse premios de gran calibre asumiendo riesgos para el personaje, desde akumas y objetos hasta técnicas. Así mismo, hacerlo conlleva asumir riesgo de muerte.
9. El narrador será el único que decidirá sobre la muerte de los Pjs. En el tema de NPCs, estará terminantemente prohibido hacerle acciones cerradas a cualquiera que haya sido introducido por mi, a menos que haya especificado lo contrario en el post.
10. Para evitar que los niveles más altos abusen de los chiquitines, se castigará on rol que los users abusen de su poder sin venir a cuento. Si el rol lo justifica, será tolerable cierto grado de "abuso". Es decir, si el recluta marine Juan Palomo se encuentra al famoso pirata Miguelito Pan y Vino, el cual odia a la Marina, está jodido. Se permitiría y vería lógico que el pirata tratase de secuestrar al recluta, lo dejase inconsciente, o le lanzase un ataque sin más. Que lo tumbe y trate de rematarlo en el suelo, que lo mutile a posta dejando a su personaje inservible o cosas similares que considere ensañarse y abusivas, actuaré.
11. Avisándome previamente, un miembro de una banda inscrita en el capítulo puede unirse al mismo in media res. Así mismo, cualquier persona aunque no tenga banda puede hablarlo conmigo para entrar en mitad de la historia.
12. Se hará un post por Pj antes de la respuesta del narrador, no más.
MAPA DE SUNABA
(Ampliar para ver al completo con la leyenda incluida)
1. Habrá castigos on rol para todos aquellos que enturbien la buena marcha del rol mediante actitudes negativas (cualquier clase de meta-rol, god mode, acciones cerradas...)
2. Se valorará la buena narración y la epicidad, no los roles-biblia exageradamente largos.
3. La máxima experiencia obtenible serán 8.000 puntos.
4. El narrador se llevará entre un 50 y un 100% de la experiencia máxima alcanzable, según decida el Staff.
5. Las respuesta del narrador será, en principio, cada 48 horas. Como no soy un robot, lo normal será que tarde más de ese tiempo en postear, pero si no posteáis antes de las 48 horas os arriesgáis a que os haga salto de turno (con todas las consecuencias que conlleva).
6. Podrá morirse por salto de turno si se estaba en una situación de peligro, a decisión del narrador.
7. Si se da un motivo bueno para no haber posteado, el narrador podrá decidir rectificar las consecuencias del salteo sobre el usuario.
8. Podrán conseguirse premios de gran calibre asumiendo riesgos para el personaje, desde akumas y objetos hasta técnicas. Así mismo, hacerlo conlleva asumir riesgo de muerte.
9. El narrador será el único que decidirá sobre la muerte de los Pjs. En el tema de NPCs, estará terminantemente prohibido hacerle acciones cerradas a cualquiera que haya sido introducido por mi, a menos que haya especificado lo contrario en el post.
10. Para evitar que los niveles más altos abusen de los chiquitines, se castigará on rol que los users abusen de su poder sin venir a cuento. Si el rol lo justifica, será tolerable cierto grado de "abuso". Es decir, si el recluta marine Juan Palomo se encuentra al famoso pirata Miguelito Pan y Vino, el cual odia a la Marina, está jodido. Se permitiría y vería lógico que el pirata tratase de secuestrar al recluta, lo dejase inconsciente, o le lanzase un ataque sin más. Que lo tumbe y trate de rematarlo en el suelo, que lo mutile a posta dejando a su personaje inservible o cosas similares que considere ensañarse y abusivas, actuaré.
11. Avisándome previamente, un miembro de una banda inscrita en el capítulo puede unirse al mismo in media res. Así mismo, cualquier persona aunque no tenga banda puede hablarlo conmigo para entrar en mitad de la historia.
12. Se hará un post por Pj antes de la respuesta del narrador, no más.
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PD: Al igual que Nat en su capítulo, introduciré el concepto de "libertad plena" en este. Paso a dejaros en qué consiste:
Señor Nat escribió:Libertad plena: Los usuarios que tengáis esta opción en vuestro spoiler tenéis la oportunidad de hacer lo que queráis en vuestro post, pero con la contrapartida de que si deseáis efectuarla deberéis leer todos los posts anteriores para saber si os cruzáis con alguien, o veis algo raro. Este modo también permite que los que tengáis esta opción creéis una historia secundaria.
IMPORTANTE: Este capítulo es post TS. Si tenéis pensado hacer Time Skip y lo acabáis durante el capítulo, podréis emplear lo obtenido en el mismo durante este.
Descripción general de la isla y la situación: Hace ya un par de horas que atardeció, y la noche está al caer. Deben ser alrededor de las ocho menos algo. Una ligera niebla envuelve las costas de la isla, así como algunas zonas en tierra de la misma. Desde el mar la silueta de la isla no parece mostrar nada extraño; una isla pequeña más. Se pueden apreciar ligeras colinas hacia el oeste, mientras que desde el norte abruptos y elevados acantilados cortan el acceso a la isla. El sur es más agradable, lleno de calas y playas, y desde él se puede ver el espeso bosque de Maplewood, que le da un color particular a la isla con sus enormes arces de hoja rojiza. La temperatura ha sido agradable todo el día, pero empieza a soplar un viento frío. Hay pocas nubes en el cielo. No parece el día más agradable para permanecer a la intemperie hasta altas horas de la madrugada. En la isla comienzan a cantar los grillos.
Dato adicional: todos los climatólogos de nivel 45 para arriba sabréis que se aproxima tormenta.
Introducción: https://www.onepiece-definitiverol.com/t10817-cuidado-con-el-cajon-de-arena-intro
- Grupo 1 - Kage Akuma:
- ¡Por fin habéis llegado! Sunaba se extiende frente a vosotros. El barco va atravesando la enigmática niebla, que le da un toque exótico a la isla, aproximándose a la zona sudoeste. Tenéis múltiples lugares posibles para desembarcar; por un lado una isla menor de arena y roca se alza en la entrada de la bahía principal de la isla, y a lo largo de esta, una enorme playa perfecta para desembarcar. Por otro lado podrías pasar de la bahía principal y del islote (donde es probable que hayan desembarcado otros) y dirigiros a la costa sur. No veis ninguna playa, pero no sería difícil aproximarse con un bote y subirse a las rocas y pasar a la isla. Ya casi podéis saborear el tesoro de la isla. A simple vista no parece haber nadie cerca, ¿seréis los primeros, o la niebla os estará engañando?
- Grupo 2 - Dealer Foxes:
- Habéis desembarcado hacia la mañana. De momento no habéis visto a nadie, pero hay claras señas de que la isla no está desocupada. Claramente la Marina se os ha adelantado y ya está en la isla. De hecho habéis creído ver gente entre los árboles en diferentes momentos. Ahora mismo os hayáis preparados en el sur del bosque. La Revolución está al caer, os han avisado mediante den den mushi que el grueso de vuestras fuerzas está a pocos minutos de la isla. Vuestra misión principal es despejar y asegurar la playa al sudeste de vuestra posición actual, para preparar el desembarco. Habéis estado vigilando la zona, y tan sólo la guarda un grupo de veinte marines. Debería ser pan comido para vosotros.
[Permiso para hacer acciones cerradas a estos NPCs]
- Grupo 3 - Legendary Hunters:
- La Marina no puede limpiarse el culo por sí misma sin vuestra ayuda. Al igual que hace tres años se os convocó en Loguetown cuando algunos de vosotros pertenecíais a los Ghost Leviatans, antes de que vuestro líder se sacrificase en un acto heroico para salvaros, han vuelto a convocar a los cazarrecompensas. Pero esta vez en el más estricto de los secretos. Se os ha pedido que acudáis a la misteriosa isla de Sunaba con promesas de recompensas aumentadas. Ahora mismo tenéis antes vosotros la vista de la cara norte del cabo occidental. Es una costa un poco escarpada, si bien no hay acantilados en esta zona. Sin embargo la costa está llena de rocas que podrías hundir vuestro barco si os aproximáis mucho. Lo más sensato parece aproximarse en bote y escalar la pedregosa pendiente hasta la isla. O tal vez prefiráis dar un rodeo en busca de un lugar de desembarco más apropiado.
- Grupo 4 - Dark Ascension:
- Os halláis en una cabaña en las lindes del bosque. Es un lugar un poco antiguo y polvoriento, una casucha un tanto siniestra. Sin embargo a Derian no le ha importado y ha apalancado ahí a beber sangre, leer de sus libros y vaguear en general. Dado que no sois de la Marina, no os han dado órdenes concretas, pero el Vicealmirante Ashura os ha pedido hecho una visita para pediros que os pongáis en movimiento en cuanto podáis. Os ha parecido un tipo un poco extrafalario, pero competente. Tenéis vía libre para hacer lo que queráis. Hacia el oeste hay una playa, mientras que al este el gigantesco bosque os espera. ¿Qué haréis?
[Libertad total]
- Grupo 5 - Hero´s Force, Etsu, Kógato, Krauser, Pato, Drako y Gajeel:
- A pesar de que las fuerzas de la Marina se hallan disgregadas por toda la isla en pequeños grupos, os han asignado a un grupo principalmente grande y os habéis instalado en el viejo pueblo abandonado a modo de campamento principal. Todos los Vicealmirantes y Contraalmirantes suelen reunirse en el ayuntamiento, pero ahora mismo la mayoría están en otros sitios. Os han dado órdenes de tratar de no dejar muestras de vuestra presencia a simple vista (restos de comida o envases en la calle, cosas así), y aunque en general estáis a vuestro aire, os han alertado de que si se recibe información de la llegada de hostiles, deberéis ocultaros en las casas y manteneros a la espera para emboscar a cualquiera que se atreva a entrar en el poblado. La aldea es pequeña, un conjunto de algo más de una treintena de casas de piedra, una herrería, un cuartel y el ayuntamiento. Al fondo, muy en la lejanía, podéis ver asomar de entre el bosque algunos de los torreones de Darachburg. Ahora mismo estáis todos reunidos en la plaza central tomando una improvisada merienda a base de bocatas de pan de centeno con jamón asado. De repente escucháis un lejano lamento siniestro, pero tras unos momentos de tensión no ocurre nada. Es entonces cuando escucháis de nuevo el quejido, bastante más cerca. Flotando sobre el ayuntamiento hay... ¡una figura blanca! El fantasma pasa volando sobre vosotros aullando. Pero... es un poco extraño. Tiene bordes rosados. De repente el mantel sale volando y en su lugar aparece el Almirante Kurotora, Lion D. Karl. Este se ríe con una voz atronadora, mirando las caras de algunos reclutas asustados.
- Tendríais que haberos visto... en fin. Venía a desearos suerte y a avisaros de que he visto un barco con la bandera de los piratas de Shirokami cerca del muelle. Estad alerta por si vienen hacia aquí - tras estas palabras, el Almirante se aleja volando a gran velocidad.
- Grupo 6 - Piratas de Shirokami:
- Niebla... tenía que aparecer esa fastidiosa niebla. El Florian Triangle es un coñazo para navegar. Así normal que nadie hubiese localizado la isla hasta hace poco. En fin, habéis llegado enteros, al menos, y habéis encontrado una bahía. Hacia el fondo de esta podéis ver un viejo muelle, aunque siempre podéis dar media vuelta y buscar otro punto de desembarco. La costa es rocosa y tal vez no sea buena idea desembarcar directamente en otro punto, aunque tal vez podríais anclar el barco y arriesgaros a desembarcar en bote... eso claro en el caso de que no queráis usar el muelle, la opción más lógica. A vuestros lados, os rodean colinas. Al frente, un camino asciende por estas desde el muelle. ¿Qué haréis?
[Libertad total]
- Grupo 7 - Sons of Anarchy y Soul Beast:
- ¡Menuda coincidencia! Habéis atravesado la espesa niebla del Florian Triangle para llegar a una zona de niebla más ligera. La isla de Sunaba está ya al alcance de vuestra visión cuando... ¡os dais cuenta de que llevabais navegando un barco junto al otro todo el rato, a unas pocas decenas de metros! Ya os parecía raro aquellos ruidos que os llegaban a través de la niebla... en fin, por un lado los de Soul Beast ven un imponente barco más grande que el suyo con la bandera de nada menos que la shichibukai pelirroja Dark D. Rose. Mientras tanto, estos ven un barco más pequeño con una bandera pirata con una cabeza de león. Frente a vosotros hay un imponente acantilado de roca que se extiende en todas las direcciones. No parece haber un lugar claro para desembarcar. Oye... ¿no os conocíais de algo?
[Libertad total]
- Grupo 8 - Dave Taylor, Break Barkerville, Iku Hanna y Tyrion Wave:
- Parece que la Marina es generosa... cuando le conviene. Dado que necesitaban ayuda, os han proporcionado a todos los cazadores de recompensas sin medios para localizar la isla un barco del Gobierno que os está transportando a ella. Ha sido un viaje largo, pero al fin estáis frente a la isla de Sunaba. El timonel mira al cielo con gesto preocupado. Es un hombre de mediana edad, fuerte de cuerpo y de pelo corto negro. Es un marinero avezado que se nota que tiene bastante experiencia en su trabajo.
- Caballeros, pasaré a recoger mañana a los que quieran irse. Me temo que en breves habrá tormenta, y no quiero quedarme atrapado en esta isla en mitad de una batalla.
El hombre aproxima el barco bastante a la costa, y da órdenes a otros marineros para que empiecen a bajar barcas de desembarco. El resto de cazarrecompensas se os adelanta y se suben a los otros botes. Sólo quedáis vosotros cuatro y un último bote, dirigido por un marinero viejo.
- Subid, os llevaré hasta la costa.
Desde vuestra posición podéis ver que no será un desembarco sencillo. En esta zona no hay playa, así que tendréis que subir entre las rocas. No hay demasiada altura, apenas hay un metro y medio entre la superficie del mar y el final del desnivel, pero está mojado por el batir de las olas. Si no os andáis con cuidado podríais resbalar y caeros al mar... o desnucaros contra una roca. La zona de desembarco es un enorme cabo lleno de colinas.
[Libertad total]
- Grupo 9 - Byakuro y Aki:
- Vuestro fantasmal barco se acerca lentamente a la isla. Sin embargo había algo con lo que no contabais: SORPRESA, ¡ACANTILADOS! Parece que tendréis que buscar otro lado por donde subir a la isla. Hacia el este la pared rocosa continúa, mientras que hacia el oeste va atenuándose y descendiendo. Una repentina brisa levanta repentinamente la falda de Aki, pasando entre sus partes íntimas. Sin embargo Byakuro estaba demasiado ocupado mirando un hipopofante rosa volador que... nah, es coña. Sólo era una figura voladora turbia y siniestra que sobrevuela las altura de la isla. No tienes claro lo que es. Bien podría ser una gaviota como algo más peligroso... como un hipopofante. Esos bichos son más malvados y retorcidos que un antilonejo. Visto lo visto, deberéis buscar otro sitio para desembarcar.
[Libertad total]
- Grupo 10 - Haine/Morgernstern:
- Has encontrado al fin la isla. Tus compañeros están desaparecidos, no tienes claro si están aun durmiendo en sus camarotes o si se han marchado. Entre la niebla puedes ver la silueta de un enorme faro, que curiosamente no emite luz. Aunque claro, teóricamente la isla está abandonada. Frente a ti tienes una bahía bastante grande y una isla secundaria de arena y roca a la entrada de esta. Podrías desembarcar en la isla pequeña a explorar, o tal vez prefieras ir directamente a Sunaba. En todo caso, si quieres desembarcar deberás encontrar alguna playa, pues los alrededores de la isla no parecen seguros para ello. Son demasiado rocosos. Tal vez en el interior de la bahía... ¿es eso hacia el sur de tu posición otro barco?
[Libertad total]
- Grupo 11 - Yokohama, Vongola, Kabil, Diogo, Xiba y Saxbom:
- No teníais forma de llegar a la isla, pero a todos os interesaba por algún motivo. Las ansias de fama y oro, o tal vez el interés arqueológico. A saber. El caso es que encontrasteis a unos contrabandistas dispuestos a llevar al lugar a toda la gente que lo desease por un módico precio de manera discreta y segura. Mientras salíais de la niebla del Florian Triangle pudisteis ver una isla rodeada de enormes acantilados. ¿Dónde ibais a desembarcar en ese lugar? Sin embargo los contrabandistas no tienen un pelo de tontos, y os han llevado a una cala alejada donde tienen un refugio. Ahora mismo avanzáis en silencio entre las amenazadores paredes de piedra, acompañados únicamente por el ruido de los remos en el agua. El lugar parece siniestro y amenazador, demasiado estrecho y claustrofóbico. Justo al final veis una playa y una casucha. Vuestros "amigos" bajan botes y os llevan hasta la playa. Tras despedirse de vosotros van a su refugio. ¿Qué haréis? La playa está rodeada por cuestas que suben hacia la elevada isla. Hacia el sur podéis ver un extenso bosque de hojas rojizas, mientras que al oeste parece haber una planicie que pasa justo junto a los acantilados. Al este sólo hay más bosque, y a deducir por lo que visteis antes de entrar en la cala, una abrupta caída a los acantilados.
[Libertad total]
- "Grupo" 12 - Meneror:
- Al fin tus hombres hacen algo bien. Estás en tu camarote disfrutando de un excelente vino del South Blue cuando llaman a tu puerta para avisarte de que ya habéis llegado a la isla y estáis listos para desembarcar. Al salir a cubierta puedes ver a tus otros dos barcos a los lados del Big Crocodile, y una extensa playa rodeándoos. Estáis en una enorme bahía. A popa tenéis una isla menor de arena y roca, y en la isla principal frente a vosotros, colinas al norte y oeste, y un extenso bosque rojizo al este y sur. Todo listo para desembarcar. ¿Quién podrá interponerse entre el poderoso Supernova Meneror Il Bianco y el codiciado tesoro de Sunaba?Si todo va bien, pronto serás inmensamente rico. Más rico de lo que jamás hayas sido. Podrás jubilarte y vivir una vida larga entre lujos... aunque claro, eres demasiado listo y ambicioso para conformarte con ello.
[Libertad total]
Byakuro Kyoya
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- Vaya... ¿has visto eso, imoto-san? -preguntó Byakuro mientras señalaba al lugar en el que había visto a la figura misteriosa sobrevolando la isla. ¿Qué demonios? Parecía haber desaparecido. O tal vez simplemente se hubiera movido fuera de su campo de visión y no se había dado cuenta. Se encogió de hombros mientras se recostaba en la barcaza.
Había sido una coincidencia el haberse encontrado con Aki. Una deliciosa coincidencia, sin duda. Byakuro no había visto a la chica desde hacía... ¿cuanto? ¿Tres años? El tiempo se le había pasado volando al chico. Sonrió para sí al recordar cómo se habían conocido. Pensaba volver a retar a la chica a un duelo de dardos en cuanto tuviese ocasión. Pero por ahora se conformaba con el vestido rojo que tenía. No había necesidad de hacer que ella se volviera a semi-desnudar. Aunque la verdad, no sería desagradable. Klaus soltó un gruñido en su hombro. El camaleón estaba observando la isla con indiferencia. Byakuro observó las rocas del acantilado. Sería una pena si se chocaban con aquella pared rocosa. Por suerte, el chico iba preparado. Tenía un aparato que le permitía volar durante breves periodos de tiempo. Y siempre podía confiar en su fruta para salir de cualquier aprieto. Sin embargo, la chica no parecía capaz de volar, y el cazador no sabía si podría salvarse si se estrellaban. Una lástima, ver a la chica escalar seguramente revelara más de sus encantos femeninos.
El cazador hundió un remo en el agua, virando la embarcación hacia el oeste. Seguramente fuera más seguro moverse hacia la zona de costa baja. Al menos allí podría dejar la barca sin preocuparse por rocas puntiagudas hundidoras de naves. Según el barco se dirigía a la costa, Byakuro observó a Aki, y le dijo:
- Aún tengo algo tuyo aquí... -sonrió con sorna. Recordaba lo bien que le quedaba aquel vestido a la chica. Sin duda un espectáculo para la vista. Aunque dudaba que fuera la mejor opción para caminar en una isla como aquella. Klaus saltó hacia la chica, colgándose de su hombro con las patas delanteras, y casi cayendo hacia su pecho. Byakuro se rio de forma casi infantil. Su mascota lograba sacarle una sonrisa en cualquier ocasión.
De forma casi imperceptible, el chico giró la cabeza, buscando la figura tenebrosa en el cielo. Nada... tal vez solo hubiera sido una impresión suya. El barco se acercó a la orilla, hasta que el fondo de la embarcación quedó encallada en un pequeño banco de arena, o tal vez fuera gravilla. El cazador salió de un salto, observando el lugar. Un bosque de árboles rojizos, que combinaban a la perfección con el tono anaranjado del cielo según la hora del crepúsculo se acercaba,, aparecía a unos dos kilómetros. Y a medio camino, unas ruinas que recordaban a los restos destripados de un enorme rey marino. Salvo porque eran grises. Y de piedra. Y no eran de un rey marino.
Había sido una coincidencia el haberse encontrado con Aki. Una deliciosa coincidencia, sin duda. Byakuro no había visto a la chica desde hacía... ¿cuanto? ¿Tres años? El tiempo se le había pasado volando al chico. Sonrió para sí al recordar cómo se habían conocido. Pensaba volver a retar a la chica a un duelo de dardos en cuanto tuviese ocasión. Pero por ahora se conformaba con el vestido rojo que tenía. No había necesidad de hacer que ella se volviera a semi-desnudar. Aunque la verdad, no sería desagradable. Klaus soltó un gruñido en su hombro. El camaleón estaba observando la isla con indiferencia. Byakuro observó las rocas del acantilado. Sería una pena si se chocaban con aquella pared rocosa. Por suerte, el chico iba preparado. Tenía un aparato que le permitía volar durante breves periodos de tiempo. Y siempre podía confiar en su fruta para salir de cualquier aprieto. Sin embargo, la chica no parecía capaz de volar, y el cazador no sabía si podría salvarse si se estrellaban. Una lástima, ver a la chica escalar seguramente revelara más de sus encantos femeninos.
El cazador hundió un remo en el agua, virando la embarcación hacia el oeste. Seguramente fuera más seguro moverse hacia la zona de costa baja. Al menos allí podría dejar la barca sin preocuparse por rocas puntiagudas hundidoras de naves. Según el barco se dirigía a la costa, Byakuro observó a Aki, y le dijo:
- Aún tengo algo tuyo aquí... -sonrió con sorna. Recordaba lo bien que le quedaba aquel vestido a la chica. Sin duda un espectáculo para la vista. Aunque dudaba que fuera la mejor opción para caminar en una isla como aquella. Klaus saltó hacia la chica, colgándose de su hombro con las patas delanteras, y casi cayendo hacia su pecho. Byakuro se rio de forma casi infantil. Su mascota lograba sacarle una sonrisa en cualquier ocasión.
De forma casi imperceptible, el chico giró la cabeza, buscando la figura tenebrosa en el cielo. Nada... tal vez solo hubiera sido una impresión suya. El barco se acercó a la orilla, hasta que el fondo de la embarcación quedó encallada en un pequeño banco de arena, o tal vez fuera gravilla. El cazador salió de un salto, observando el lugar. Un bosque de árboles rojizos, que combinaban a la perfección con el tono anaranjado del cielo según la hora del crepúsculo se acercaba,, aparecía a unos dos kilómetros. Y a medio camino, unas ruinas que recordaban a los restos destripados de un enorme rey marino. Salvo porque eran grises. Y de piedra. Y no eran de un rey marino.
AlexEmpanadilla
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Alex estaba sentado en una silla, dentro de la cabaña. Aburrido. Derian ya llevaba dos botellas de sangre, y acababa de descorchar la tercera. Alex prefería beber algo más... vegetal. Vino, cerveza o incluso zumo. Pero sentir sangre corriendo por su garganta no era una sensación que le atrayese. No es que lo hubiera probado nunca, pero él era más dado a beber cosas consideradas "normales". Sí, eso era.
Abrió el libro por la página 394. Ya había abierto aquel libro muchísimas veces por la página 394. Era algo que le atraía irremediablemente. Era una recopilación de mitos de diferentes islas. En aquella página en especial, trataba sobre el tema de la licantropía. Cuando lo leyó por primera vez, le recordó enormemente a Drake. Y aún se preguntaba por qué. Tal vez el hecho de que Drake se transformase en lobo tuviera algo que ver. O tal vez fuera porque había una imagen de un lobo. O tal vez solo fuera que aquella página olía igual que el guardaespaldas.
Y hablando del guardaespaldas... el chico lobo llevaba un buen rato dormitando al lado de Derian. No era algo raro de ver, la verdad. Y Adam... Adam estaba allí también, trasteando con algún artefacto metálico, aunque su presencia no distaba mucho de la del mobiliario. Estaba bastante quieto. Aquella situación aburría sobremanera al médico. El continuo sonido de Derian bebiendo la pegajosa sustancia roja, Drake respirando fuertemente y los sonidos metálicos de Adam le ponían de los nervios. Se dirigió a la puerta, y dijo:
- Me voy a dar una vuelta. Volveré en un rato. -observó a Derian antes de salir, por si el conde quería decirle algo, pero parecía bastante ocupado tratando de batir el récord de beber sangre en menor tiempo posible. Cuarta botella. El médico se encogió de hombros y salió. No sabía cómo podía afectar un empacho de sangre al vampiro, pero ya se encargaría luego de aquello.
Observó el cielo enrojeciendo por momentos. Estaban justo al borde del bosque de arces. Podía meterse entre los árboles y dar una vuelta. O podía ir a aquellas ruinas que había algo más al noroeste. No, definitivamente no. Si Derian quería ir a las ruinas, ya tendría bastante tiempo para admirar un montón de piedras llenas de musgo. Sonaba fascinante. No lo era. Lo más fascinante que podía ocurrir en aquellas ruinas era ver un duelo épico entre dos entidades de muerte y destrucción. Pero eso no iba a pasar. Aquella solo sería otra aburrida noche. ¿Y qué pintaba la marina allí? Aquel tipo tan raro había ido a avisarles. A Alex le había parecido bastante "rarito". Y eso era mucho, sabiendo que el doctor pertenecía a una tripulación que bien podía ser el tren de la bruja de una feria itinerante. Pero bueno, cada cual podía ser todo lo estrafalario que quisiera... mientras no le tocasen la moral.
Alex agarró su lanza. Su lanza de acero negro, se entiende. Y tras asegurarse de que no había ningún movimiento extraño en los alrededores, se internó en el bosque. No vio la enorme figura que sobrevolaba la isla. Y si la hubiera visto, lo más probable es que la hubiese ignorado completamente. Tenía un maldito capìtán vampiro, un compañero hombre lobo, un herrero serpiente voladora y había compartido parte de su vida en la tripulación con un hombre cuya mayor técnica de ataque era convertirse en un charco informe de metal líquido y quemarse el dedo con una cerilla. Si había sobrevivido a todo aquello, podía sobrevivir a lo que fuera. Incluido a un hombre con cabeza de panda armado con un pepinillo gigante. Aquello provocó un escalofrío en la espalda del médico. Procuraría no decir aquella palabra maldita. Nunca, nunca traía nada bueno.
Abrió el libro por la página 394. Ya había abierto aquel libro muchísimas veces por la página 394. Era algo que le atraía irremediablemente. Era una recopilación de mitos de diferentes islas. En aquella página en especial, trataba sobre el tema de la licantropía. Cuando lo leyó por primera vez, le recordó enormemente a Drake. Y aún se preguntaba por qué. Tal vez el hecho de que Drake se transformase en lobo tuviera algo que ver. O tal vez fuera porque había una imagen de un lobo. O tal vez solo fuera que aquella página olía igual que el guardaespaldas.
Y hablando del guardaespaldas... el chico lobo llevaba un buen rato dormitando al lado de Derian. No era algo raro de ver, la verdad. Y Adam... Adam estaba allí también, trasteando con algún artefacto metálico, aunque su presencia no distaba mucho de la del mobiliario. Estaba bastante quieto. Aquella situación aburría sobremanera al médico. El continuo sonido de Derian bebiendo la pegajosa sustancia roja, Drake respirando fuertemente y los sonidos metálicos de Adam le ponían de los nervios. Se dirigió a la puerta, y dijo:
- Me voy a dar una vuelta. Volveré en un rato. -observó a Derian antes de salir, por si el conde quería decirle algo, pero parecía bastante ocupado tratando de batir el récord de beber sangre en menor tiempo posible. Cuarta botella. El médico se encogió de hombros y salió. No sabía cómo podía afectar un empacho de sangre al vampiro, pero ya se encargaría luego de aquello.
Observó el cielo enrojeciendo por momentos. Estaban justo al borde del bosque de arces. Podía meterse entre los árboles y dar una vuelta. O podía ir a aquellas ruinas que había algo más al noroeste. No, definitivamente no. Si Derian quería ir a las ruinas, ya tendría bastante tiempo para admirar un montón de piedras llenas de musgo. Sonaba fascinante. No lo era. Lo más fascinante que podía ocurrir en aquellas ruinas era ver un duelo épico entre dos entidades de muerte y destrucción. Pero eso no iba a pasar. Aquella solo sería otra aburrida noche. ¿Y qué pintaba la marina allí? Aquel tipo tan raro había ido a avisarles. A Alex le había parecido bastante "rarito". Y eso era mucho, sabiendo que el doctor pertenecía a una tripulación que bien podía ser el tren de la bruja de una feria itinerante. Pero bueno, cada cual podía ser todo lo estrafalario que quisiera... mientras no le tocasen la moral.
Alex agarró su lanza. Su lanza de acero negro, se entiende. Y tras asegurarse de que no había ningún movimiento extraño en los alrededores, se internó en el bosque. No vio la enorme figura que sobrevolaba la isla. Y si la hubiera visto, lo más probable es que la hubiese ignorado completamente. Tenía un maldito capìtán vampiro, un compañero hombre lobo, un herrero serpiente voladora y había compartido parte de su vida en la tripulación con un hombre cuya mayor técnica de ataque era convertirse en un charco informe de metal líquido y quemarse el dedo con una cerilla. Si había sobrevivido a todo aquello, podía sobrevivir a lo que fuera. Incluido a un hombre con cabeza de panda armado con un pepinillo gigante. Aquello provocó un escalofrío en la espalda del médico. Procuraría no decir aquella palabra maldita. Nunca, nunca traía nada bueno.
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Un barco atravesaba con fuerza la espesa niebla del Florian Triangle, una zona que era conocida por ser el tan llamado cementerio de barcos y un paso obligatorio para todo aquel aspirante que quisiera llegar al Nuevo Mundo, sin dudas era un lugar temible pero por suerte aquel imponente barco logró atravesar la niebla más espesa para llegar a una que facilitaba la vista, y entonces se logra observar la isla objetivo o por lo menos la que parecía serlo, en la cubierta se deja ver una figura de un ser humano que estaba sonriendo con la vista pegada en el horizonte, su pelo verde jugaba con el viento frío que empezaba a correr, sin duda era un mal presagio pero que para Midorima Shintaro le daba exactamente igual. La idea era llegar a esa isla, encontrar el maldito tesoro, tener un par de peleas divertidas y también desde luego tener una gran aventura o por lo menos que sirviera, por suerte para Midorima no tenía ya ningún tipo de preocupación y podía tomar cuanto riesgo quisiera.
Shintaro agudizando algo su vista lograba ver con mucha dificultad un pequeño islote, y también un poco más lejos lo que parecía ser la isla más grande, algo que sin dudas era el único objetivo del barco en sí. Midorima sin dudas tenía muchas ganas de empezar, así que como era uno de los pocos despiertos y nadie estaba al mando del timón, decidió seguir de largo y de ese modo llegar a la bahía principal o por lo menos al único lugar en donde se veía posible poner el barco de Kage Akuma sin problemas. El navío paso de cerca por el islote para luego llegar a la bahía…la aventura estaba a nada de empezar así que la emoción y la adrenalina en el cuerpo de Shintaro empezaba a aumentar y entonces se escuchó el sonido que le gustaba, el barco estaba ya tocando tierra así que no perdió el tiempo y puso el ancla en el agua solo por si acaso. Se dio una vuelta para de ese modo mirar al interior del barco y notar que aun nadie había despertado, no tenía mucho interés en esperarlos así que dio un gran salto para así pisar la bahía…era hora de comenzar.
Midorima: Bien entonces…es hora de ir por el maldito tesoro…espero que sea algo difícil.
Shintaro agudizando algo su vista lograba ver con mucha dificultad un pequeño islote, y también un poco más lejos lo que parecía ser la isla más grande, algo que sin dudas era el único objetivo del barco en sí. Midorima sin dudas tenía muchas ganas de empezar, así que como era uno de los pocos despiertos y nadie estaba al mando del timón, decidió seguir de largo y de ese modo llegar a la bahía principal o por lo menos al único lugar en donde se veía posible poner el barco de Kage Akuma sin problemas. El navío paso de cerca por el islote para luego llegar a la bahía…la aventura estaba a nada de empezar así que la emoción y la adrenalina en el cuerpo de Shintaro empezaba a aumentar y entonces se escuchó el sonido que le gustaba, el barco estaba ya tocando tierra así que no perdió el tiempo y puso el ancla en el agua solo por si acaso. Se dio una vuelta para de ese modo mirar al interior del barco y notar que aun nadie había despertado, no tenía mucho interés en esperarlos así que dio un gran salto para así pisar la bahía…era hora de comenzar.
Midorima: Bien entonces…es hora de ir por el maldito tesoro…espero que sea algo difícil.
Dexter Black
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-Niebla...- dijo Dexter, resoplando en la cubierta.
¿Cuántos años habían pasado ya? ¿Cuatro, tal vez cinco desde que había conocido a Krauser? La niebla le recordaba a él. Era su tito Krau, por mucho que se ensañara en que lo llamara Krauser. Desde el día de Jaya habían desarrollado una amistad cuánto menos interesante, el Marine que buscaba limpiar la Marina y el Pirata que sólo huía, buscando un destino mejor que la muerte segura a la que se enfrentaba si daba de nuevo la mano al gobierno. Pero, sin embargo, se llevaban bien. En muchos casos los ideales del vicealmirante veían su reflejo en los del Zafiro, que a menudo los debatía y hasta disfrutaba encontrando puntos flacos en ambos planteamientos, aprendiendo ambos. Pero ya había pasado mucho tiempo...
La lluvia había caído, las nubes se habían ido y el sol había besado la tierra infinitas veces desde la última vez que se encontraron, hacía ya más de tres años. Tres años en los que Dexter había perdido una parte de sí, ganado otras más oscuras, aunque vivían en un delicado equilibrio. Tras tanto tiempo había recuperado la sonrisa, y ahora se embarcaba de nuevo con su capitán, Legan Legim. Se habían conocido de malas formas, y el peliblanco había sido muy descortés en aquella cita, pero había sabido arreglarlo. "Díselo con flores" era una frase que no estaba en su vocabulario, pero el "te quiero en mi banda" parecía perfecto para su boca. En el fondo hasta le había cogido cariño, como a un amigo al que nadie sabe por qué la pandilla sigue soportando, pero ahí se mantiene, diciendo sus salvajadas y, en verdad, haciendo reír a toda la tripulación. Era, a fin de cuentas, un buen capitán, casi un amigo, y a veces hasta era una persona de confianza, y no estaba obsesionado con matar, aunque tenía sus impulsos homicidas.
"¿Qué hago pensando en todo esto? Sólo es niebla...". Sí, sólo niebla, pero ahí se desvanecían recuerdos y pesares, pero más que todo placeres se difuminaban, al tiempo que una isla se veía como telón de fondo, oscura y gris. La metáfora perfecta, otra canción que sonaba en medio del silencio. Pero seguramente legim querría demasiado al barco como para aventurarse en medio de todo aquello. Tal vez lo mejor fuera agitar un poco las alas y dejarse mecer por el viento, hasta llegar a la costa. Sonaba tan relajante...
-Legim, creo que es momento de vivir una aventura- dijo, sin prestar atención a quién estaría realmente en cubierta. Tampoco conocía demasiado a los demás, sólo sabía un par de datos básicos y entablado un par de conversaciones con otros. Un "hola y adiós", como quien dice, y menos incluso-. De frente huele a madera... Madera podrida.
Un par de alas se desplegaron en su espalda, y un batir potente hizo que se elevase, adoptando su forma verdadera, volando hacia el hedor conocido. Cada vez más cerca, la niebla lo cubría menos. Era un muelle. Debía andarse con mucho ojo para no astillar algo bajo sus pies en el aterrizaje, aunque para aquellos menesteres disponía de su forma humana, que caería ligera como una pluma. Y así lo hizo.
Aterrizó sobre el puerto, con mucho cuidado, ya en su forma humana, con las alas recogidas, tratando de evitar las zonas más oscuras y, a simple vista, dañadas. Y lo hizo. La madera acabó y se incorporó a una zona empedrada, ya comida por el musgo, ya arrancada de las eras. ¿Qué hacían en un lugar así? ¿Qué podía buscar Legim en un sitio tan a simple vista inhóspito? Saquear no, desde luego. Nadie sería tan idiota de saquear una isla fantasma... ¿O sí? "Dexter, recuerda que descuidada y deshabitada son palabras diferentes", dijo su mente, y el Zafiro Negro encontró su respuesta. "Legim busca tesoros y desafíos".
Comenzó a caminar lentamente en círculos alrededor de una roca suelta que había por el camino. Los demás estarían al caer, y no quería meterse en problemas antes de que llegaran. Ya tendrían tiempo luego, juntos, como buenos Nakamas.
-Venga chicos, me empiezo a aburrir...- dijo en un suspiro, sin perder de vista el mar. Estaba demasiado calmado, hasta un zote de la navegación como él lo sabía. Algo malo estaba a punto de pasar. O tal vez simplemente estaban en una semilaguna, que también podría ser.
¿Cuántos años habían pasado ya? ¿Cuatro, tal vez cinco desde que había conocido a Krauser? La niebla le recordaba a él. Era su tito Krau, por mucho que se ensañara en que lo llamara Krauser. Desde el día de Jaya habían desarrollado una amistad cuánto menos interesante, el Marine que buscaba limpiar la Marina y el Pirata que sólo huía, buscando un destino mejor que la muerte segura a la que se enfrentaba si daba de nuevo la mano al gobierno. Pero, sin embargo, se llevaban bien. En muchos casos los ideales del vicealmirante veían su reflejo en los del Zafiro, que a menudo los debatía y hasta disfrutaba encontrando puntos flacos en ambos planteamientos, aprendiendo ambos. Pero ya había pasado mucho tiempo...
La lluvia había caído, las nubes se habían ido y el sol había besado la tierra infinitas veces desde la última vez que se encontraron, hacía ya más de tres años. Tres años en los que Dexter había perdido una parte de sí, ganado otras más oscuras, aunque vivían en un delicado equilibrio. Tras tanto tiempo había recuperado la sonrisa, y ahora se embarcaba de nuevo con su capitán, Legan Legim. Se habían conocido de malas formas, y el peliblanco había sido muy descortés en aquella cita, pero había sabido arreglarlo. "Díselo con flores" era una frase que no estaba en su vocabulario, pero el "te quiero en mi banda" parecía perfecto para su boca. En el fondo hasta le había cogido cariño, como a un amigo al que nadie sabe por qué la pandilla sigue soportando, pero ahí se mantiene, diciendo sus salvajadas y, en verdad, haciendo reír a toda la tripulación. Era, a fin de cuentas, un buen capitán, casi un amigo, y a veces hasta era una persona de confianza, y no estaba obsesionado con matar, aunque tenía sus impulsos homicidas.
"¿Qué hago pensando en todo esto? Sólo es niebla...". Sí, sólo niebla, pero ahí se desvanecían recuerdos y pesares, pero más que todo placeres se difuminaban, al tiempo que una isla se veía como telón de fondo, oscura y gris. La metáfora perfecta, otra canción que sonaba en medio del silencio. Pero seguramente legim querría demasiado al barco como para aventurarse en medio de todo aquello. Tal vez lo mejor fuera agitar un poco las alas y dejarse mecer por el viento, hasta llegar a la costa. Sonaba tan relajante...
-Legim, creo que es momento de vivir una aventura- dijo, sin prestar atención a quién estaría realmente en cubierta. Tampoco conocía demasiado a los demás, sólo sabía un par de datos básicos y entablado un par de conversaciones con otros. Un "hola y adiós", como quien dice, y menos incluso-. De frente huele a madera... Madera podrida.
Un par de alas se desplegaron en su espalda, y un batir potente hizo que se elevase, adoptando su forma verdadera, volando hacia el hedor conocido. Cada vez más cerca, la niebla lo cubría menos. Era un muelle. Debía andarse con mucho ojo para no astillar algo bajo sus pies en el aterrizaje, aunque para aquellos menesteres disponía de su forma humana, que caería ligera como una pluma. Y así lo hizo.
Aterrizó sobre el puerto, con mucho cuidado, ya en su forma humana, con las alas recogidas, tratando de evitar las zonas más oscuras y, a simple vista, dañadas. Y lo hizo. La madera acabó y se incorporó a una zona empedrada, ya comida por el musgo, ya arrancada de las eras. ¿Qué hacían en un lugar así? ¿Qué podía buscar Legim en un sitio tan a simple vista inhóspito? Saquear no, desde luego. Nadie sería tan idiota de saquear una isla fantasma... ¿O sí? "Dexter, recuerda que descuidada y deshabitada son palabras diferentes", dijo su mente, y el Zafiro Negro encontró su respuesta. "Legim busca tesoros y desafíos".
Comenzó a caminar lentamente en círculos alrededor de una roca suelta que había por el camino. Los demás estarían al caer, y no quería meterse en problemas antes de que llegaran. Ya tendrían tiempo luego, juntos, como buenos Nakamas.
-Venga chicos, me empiezo a aburrir...- dijo en un suspiro, sin perder de vista el mar. Estaba demasiado calmado, hasta un zote de la navegación como él lo sabía. Algo malo estaba a punto de pasar. O tal vez simplemente estaban en una semilaguna, que también podría ser.
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Akuma no mi
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Estábamos reunidos en un pequeño pueblo, comiendo pan de centeno y jamón, me preguntaba quién habría echo los bocadillos y lo más preocupante, ¿se habría lavado las manos?
Nuestras órdenes eran muy simples, no dejar rastro de nuestra presencia, por lo que ya mi había metido en el bolsillo el papel donde venía envuelto mi bocadillo, y la segunda era ocultarse en caso de que se acercase alguna amenaza, no para que pasasen de largo tranquilamente, sino para emboscarlos.
De repente escuché un lamento, miré hacia todos lados por si veía algo, pero no fue así. Ya había estado antes en una isla donde los pájaros producía ruidos extraños, así que no era muy preocupante. Pero cuando volví a escuchar aquel extraño sonido lo localicé, provenía de lo que parecía el típico disfraz de fantasma, solo que un poco más raro de lo habitual. No era completamente blanco, sino tenia cosidos los bordes en rosa. A primera vista no era muy terrorífico que digamos y me hubiese reído si el aire no se hubiese llevado aquel pedazo de tela, ya que quién lo llevaba no era otro que el mismísimo almirante Kuratora. Tras mirarnos unos instantes y reírse con una voz que podría bien inspirar temor a cualquiera que la escuchase nos informó de que uno de los barcos de Shirokami se acercaba a la isla.
Shirokami era la temible banda del capitán Legan Legim, así que habría que mantenerse alerta. Terminé el bocadillo rápidamente, bebí un buche de agua para que pasase mejor y me levanté para estirar mis músculos, no me gustaba pasar mucho tiempo sentado, me gustaba la acción o una buena lectura.
Paseé la mirada por las casas del pueblo, en realidad daba igual en cual nos escondiésemos cada uno, pero lo mejor sería en una que no llamase la atención. Todas eran prácticamente iguales, pero había una con el segundo piso semiderruido, con un montón de piedras dispersas por él, con suerte podría usarlas para empalar a alguno. Ahora solo debía esperar a que alguien viniese.
Nuestras órdenes eran muy simples, no dejar rastro de nuestra presencia, por lo que ya mi había metido en el bolsillo el papel donde venía envuelto mi bocadillo, y la segunda era ocultarse en caso de que se acercase alguna amenaza, no para que pasasen de largo tranquilamente, sino para emboscarlos.
De repente escuché un lamento, miré hacia todos lados por si veía algo, pero no fue así. Ya había estado antes en una isla donde los pájaros producía ruidos extraños, así que no era muy preocupante. Pero cuando volví a escuchar aquel extraño sonido lo localicé, provenía de lo que parecía el típico disfraz de fantasma, solo que un poco más raro de lo habitual. No era completamente blanco, sino tenia cosidos los bordes en rosa. A primera vista no era muy terrorífico que digamos y me hubiese reído si el aire no se hubiese llevado aquel pedazo de tela, ya que quién lo llevaba no era otro que el mismísimo almirante Kuratora. Tras mirarnos unos instantes y reírse con una voz que podría bien inspirar temor a cualquiera que la escuchase nos informó de que uno de los barcos de Shirokami se acercaba a la isla.
Shirokami era la temible banda del capitán Legan Legim, así que habría que mantenerse alerta. Terminé el bocadillo rápidamente, bebí un buche de agua para que pasase mejor y me levanté para estirar mis músculos, no me gustaba pasar mucho tiempo sentado, me gustaba la acción o una buena lectura.
Paseé la mirada por las casas del pueblo, en realidad daba igual en cual nos escondiésemos cada uno, pero lo mejor sería en una que no llamase la atención. Todas eran prácticamente iguales, pero había una con el segundo piso semiderruido, con un montón de piedras dispersas por él, con suerte podría usarlas para empalar a alguno. Ahora solo debía esperar a que alguien viniese.
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Akuma no mi
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No podía creer lo que estaba pasando, la marina me pidió ayuda a mi y a más cazarrecomensas, aunque no sabía para que. Posiblemente me lo habían explicado, pero mi cabeza solo podía pensar en que hacer con el diamante que tenía, era muy peligroso que lo llevase encima en todo momento. Estaba en una habitación que me habían dejado, no era muy grande, pero si acogedora donde se encontraba una cama y un armario empotrado que si se abría se podría ver que estaba completamente vacía. Me encontraba tumbado en la cama mirando el techo empanado; de repente un soldado de la marina me avisó de que estábamos llegando a la isla indicada. Cuando se fue, salí detrás para ver como estaba el clima y para tener una imagen inicial de la isla.
- Caballeros, pasaré a recoger mañana a los que quieran irse. Me temo que en breves habrá tormenta, y no quiero quedarme atrapado en esta isla en mitad de una batalla.
Eso fue lo que escuché nada más salir a cubierta, quien dijo aquello era el que conducía el barco, el cual se acercaba lo que podía a la isla. Aquel hombre tenía pintas de tener una gran experiencia como navegante además de que intimidaba un poco por su físico. De repente, tras un grito, muchos marineros que se encontraban también en cubierta se pusieron a trabajar, trasladando las barcas al mar, los cuales utilizaríamos para llegar fácilmente a lo que era la costa.
En ese instante los demás cazadores subieron a los barcos para ponerse en marcha con la misión, quedando en el barco aún 3 cazadores más y yo. Sin esperar ninguna invitación, subí a la barca, donde nos esperaba un hombre algo mayor. Desde mi posición podía ver que esa parte de la isla empezaba como una pared de rocas, como un acantilado pequeño, sería fácil subir si no fuese porque las piedras estaban empapadas por el agua de mar. Cuando el barquero quiso puso la barca en movimiento para llegar lo más pegado posible a la costa. Cuando vi yo que era el mejor momento creé una serie de superficies pequeñas de hierro que clavé en la piedra y servirían para que los demás pudiesen subir. Los utilicé para subir yo y cuando subí esperé a que subieran los demás-
- Caballeros, pasaré a recoger mañana a los que quieran irse. Me temo que en breves habrá tormenta, y no quiero quedarme atrapado en esta isla en mitad de una batalla.
Eso fue lo que escuché nada más salir a cubierta, quien dijo aquello era el que conducía el barco, el cual se acercaba lo que podía a la isla. Aquel hombre tenía pintas de tener una gran experiencia como navegante además de que intimidaba un poco por su físico. De repente, tras un grito, muchos marineros que se encontraban también en cubierta se pusieron a trabajar, trasladando las barcas al mar, los cuales utilizaríamos para llegar fácilmente a lo que era la costa.
En ese instante los demás cazadores subieron a los barcos para ponerse en marcha con la misión, quedando en el barco aún 3 cazadores más y yo. Sin esperar ninguna invitación, subí a la barca, donde nos esperaba un hombre algo mayor. Desde mi posición podía ver que esa parte de la isla empezaba como una pared de rocas, como un acantilado pequeño, sería fácil subir si no fuese porque las piedras estaban empapadas por el agua de mar. Cuando el barquero quiso puso la barca en movimiento para llegar lo más pegado posible a la costa. Cuando vi yo que era el mejor momento creé una serie de superficies pequeñas de hierro que clavé en la piedra y servirían para que los demás pudiesen subir. Los utilicé para subir yo y cuando subí esperé a que subieran los demás-
Haine Rammsteiner
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Akuma no mi
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—¿Crees que podríamos desembarcar en el interior de la bahía, Nikolaus?— le preguntó Haine a su timonel, el hombre que le había acompañado durante sus aventuras en los últimos años. Este sujetaba el timón mientras observaba la zona y, tras unos segundos, comenzó a hablar. —Bueno, podríamos entrar si a la salida queremos morir... ¿Has visto ese faro? Apuesto a que para siempre se ha ido a dormir. Si entramos en la bahía la tendremos difícil para salir, pues ni de control de mareas ni de guía por luz tendremos aquí.— le dijo con musicalidad. Tenía razón, si entraban en la bahía y bajaba la marea era posible que el barco quedara encallado, de forma que no pudieran salir, toda una trampa mortal. Además estaba la situación del faro, estaba oscureciendo y no poder usarlo sería una desventaja, por lo que entrar en la bahía quedó completamente descartado.
—Además puede que esos se molesten de que vayamos al mismo lugar que ellos... Mi propuesta es dirigirnos hacia aquello.— terminó. Su dedó señaló primero a un barco que había al sur de su posición y acto seguido se cruzó hasta el islote que tapaba la salida de la bahía. Haine asintió, a pesar de que el plan había sido del otro le parecía buena idea. —¡Já! ¡Que no hay tesoros en esta isla, eso quieren hacernos creer! El Gobierno solo quiere hacernos creer eso para que no los robemos, pero yo no soy tan tonto. Cuando lleguemos quédate por aquí y, si alguien viniera, les tenderemos una emboscada... Pero si el barco estuviera en peligro simplemente vete, con toda la gente que parece estar llegando sería bastante raro que no pudiera robar un barco con mi poder...— dijo Haine confiado. —Ah, Shiro, quédate por ahí para asegurar que no le pasa nada al barco durante los primeros minutos, yo voy a hacer la maleta.— terminó mientras se metía en el camarote.
El barco fue avanzando hasta la isla pero Haine estaba preparando algo mucho más interesante. Fue hasta su camarote y, de un armario, sacó varios maniquíes, al menos una docena, todos totalmente articulados y tallados en madera. Su pequeña armada. Ató uno de ellos a su espalda y metió el resto en una enorme bolsa, la cuál dejó en la borda. —Cuando vengas trae la bolsa, Shiro, nos servirá para distraer a los que nos podamos encontrar por ahí.— explicó el albino mientras se aseguraba de que su maniquí estuviera bien colocado. Como si fuera una mochila lo llevaba haciendo que tanto la espalda del muñeco como la suya estuvieran la una con la otra. Tras aquello esperó a que el barco llegara y, una vez llegó, asintió con la cabeza a Nikolaus y se dispuso a desembarcar si todo estaba en orden. Era un explorador con la capacidad de llamar un ejército, no era mala idea que fuera él solo por su cuenta, pero le preocupaba lo que le pudiera pasar al barco. En cualquier caso y, sin contar la embarcación y sus tripulantes, no había nada útil en aquel montón de madera.
—Además puede que esos se molesten de que vayamos al mismo lugar que ellos... Mi propuesta es dirigirnos hacia aquello.— terminó. Su dedó señaló primero a un barco que había al sur de su posición y acto seguido se cruzó hasta el islote que tapaba la salida de la bahía. Haine asintió, a pesar de que el plan había sido del otro le parecía buena idea. —¡Já! ¡Que no hay tesoros en esta isla, eso quieren hacernos creer! El Gobierno solo quiere hacernos creer eso para que no los robemos, pero yo no soy tan tonto. Cuando lleguemos quédate por aquí y, si alguien viniera, les tenderemos una emboscada... Pero si el barco estuviera en peligro simplemente vete, con toda la gente que parece estar llegando sería bastante raro que no pudiera robar un barco con mi poder...— dijo Haine confiado. —Ah, Shiro, quédate por ahí para asegurar que no le pasa nada al barco durante los primeros minutos, yo voy a hacer la maleta.— terminó mientras se metía en el camarote.
El barco fue avanzando hasta la isla pero Haine estaba preparando algo mucho más interesante. Fue hasta su camarote y, de un armario, sacó varios maniquíes, al menos una docena, todos totalmente articulados y tallados en madera. Su pequeña armada. Ató uno de ellos a su espalda y metió el resto en una enorme bolsa, la cuál dejó en la borda. —Cuando vengas trae la bolsa, Shiro, nos servirá para distraer a los que nos podamos encontrar por ahí.— explicó el albino mientras se aseguraba de que su maniquí estuviera bien colocado. Como si fuera una mochila lo llevaba haciendo que tanto la espalda del muñeco como la suya estuvieran la una con la otra. Tras aquello esperó a que el barco llegara y, una vez llegó, asintió con la cabeza a Nikolaus y se dispuso a desembarcar si todo estaba en orden. Era un explorador con la capacidad de llamar un ejército, no era mala idea que fuera él solo por su cuenta, pero le preocupaba lo que le pudiera pasar al barco. En cualquier caso y, sin contar la embarcación y sus tripulantes, no había nada útil en aquel montón de madera.
- Narrador:
- Debido al TS, Shiro será un bicho de tres metros de alto como poco (además de un par más de cosillas) por lo que no voy a mencionar al animal hasta que el TS sea publicado y corregido. Espero no haya problemas en que una vez el TS sea corregido huela mi rastro (es un perro) y se venga conmigo a donde estoy yo.
Por otro lado, Nikolaus, mi timonel, es un npc creado por falta de alguien que lleve el barco por el Grand Line, y dado que aún no tenemos timonel me gustaría que no le pasara nada (ya que lo uso en el TS y es el que me va a llevar de vuelta a mi isla natal, donde Eris estará). Eso sí, será un navegante normal por lo que no sabrá que pronto se aproxima una tormenta.
Para finalizar, aunque es post-ts lo he desarrollado de forma que aún no me he reencontrado con Eris, ya que esta está en nuestra isla natal. Se podría decir que aún no he vuelto al North Blue a por ella y, por lo tanto, creo que tampoco conozco a Mark lo que nos deja con que Morgenstern oficialmente no está creada, pese a que esta se formaría inmediatamente después al TS.
Si hay algún problema con alguno de los puntos dímelo sin problemas. Un saludo.
Meneíllos
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Era la hora, al fin Meneror había logrado encontrar la isla tras largo tiempo. Desde el Big Crocodile donde preparaban los botes para bajar Meneror observaba desde la cubierta de proa la playa. Aquella neblina oscura no le era de fiar, pero, el tesoro de Sunbasa era una opción más que satisfactoria para los riesgos que corría. Los Marineros comenzaron a desembarcar del Navío rumbo a la playa enfrente de ellos hacia la costa arenosa. Meneror subió en un bote mucho más ostensoso al modo de galera particular para desembarcar a la isla.
Las patrullas de desembarco se componían de la galera de Meneror, y 4 botes salvavidas con capacidad para 30 marineros por cada, siendo un total de 120 marineros junto a su capitán que avanzaban hacia la playa mientras la guardia se quedaba en los dos navíos mercantes junto al Big Crocodile.
El ambiente era tétrico, y las caras de los marineros decían de todo menos "valor". Hasta que, Meneror encendiendo un puro y llevándoselo a la boca dijo en tono sumiso sin abrir los ojos*
-Al que se atreva a dar la vuelta , lo incinero...
*Los marineros remaron ante estas palabras más rápidos hasta tomar tierra. Bajaron un total de 20 en la playa a modo de avanzadilla con mosquetes y cañones portátiles de mano, redes, espadas, mientras que la retaguardia junto a Meneror se seguía aproximando. Los marineros de la vanguardia hicieron gestos de que la playa, aparentemente, era segura, y todo el compendio de piratas tomaron tierra, sin poder ver mucho, salvo un frondoso bosque que les tapaba la visión.*
-Establecer un campamento contramaestre, que 10 hombres lo vigilen, el resto conmigo. *dijo Meneror mientras avanzaba hacia el bosque enfrente de la playa....Todo estaba demasiado tranquilo y hasta el propio Meneror deseaba en aquel momento tener ojos en la nuca*
Las patrullas de desembarco se componían de la galera de Meneror, y 4 botes salvavidas con capacidad para 30 marineros por cada, siendo un total de 120 marineros junto a su capitán que avanzaban hacia la playa mientras la guardia se quedaba en los dos navíos mercantes junto al Big Crocodile.
El ambiente era tétrico, y las caras de los marineros decían de todo menos "valor". Hasta que, Meneror encendiendo un puro y llevándoselo a la boca dijo en tono sumiso sin abrir los ojos*
-Al que se atreva a dar la vuelta , lo incinero...
*Los marineros remaron ante estas palabras más rápidos hasta tomar tierra. Bajaron un total de 20 en la playa a modo de avanzadilla con mosquetes y cañones portátiles de mano, redes, espadas, mientras que la retaguardia junto a Meneror se seguía aproximando. Los marineros de la vanguardia hicieron gestos de que la playa, aparentemente, era segura, y todo el compendio de piratas tomaron tierra, sin poder ver mucho, salvo un frondoso bosque que les tapaba la visión.*
-Establecer un campamento contramaestre, que 10 hombres lo vigilen, el resto conmigo. *dijo Meneror mientras avanzaba hacia el bosque enfrente de la playa....Todo estaba demasiado tranquilo y hasta el propio Meneror deseaba en aquel momento tener ojos en la nuca*
Rei Arslan
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Atardecía y por fin habíamos conseguido superar el Florian Triangle. Aquel lugar endemoniado para ciudadanos que nunca se habían echo a la mar. Atravesarlo había sido difícil y complicado para mi, a pesar de mi experiencia como navegante. El timón retemblaba ante las corrientes del mar ¿qué nos depararía el destino una vez hubiésemos salido del Florian Triangle? Lo que nos deparó fue el hecho de toparnos con la isla de Sunaba, aunque antes de llegar se escuchaban ruidos extraños... no era muy normal ya que en el barco había bastante silencio y provenía todo de afuera. Por momentos me acercaba hacia las barandillas del barco a observar, pero la niebla era tan espesa que no se podía ver nada...
Finalmente una vez fuera de aquel lugar la niebla comenzó a amainarse, se podía ver mejor que antes y hacia el lado derecho vi una pequeña silueta de un barco. Su bandera me sonaba a alguien pero en ese momento no caía en quién era hasta que vi en aquel barco a alguien que creía que había luchado contra mi varias veces aunque a lo mejor no era el y mi mente fallaba, como de costumbre. Paseaba de un lugar a otro en círculos pensando en ello hasta que miró al cielo. Estuvo unos minutos observando y oliendo el ambiente hasta que se dio cuenta de que una gran tormenta se acercaba en dirección a nosotros, eso me puso en alerta y me giré al frente. Un enorme acantilado se cernía ante nuestra frente. No tuve más remedio que girar el barco hacia el este con dificultad para evitar chocarnos. Mi sentimiento de culpa tras la muerte de Ajima me había afectado y no me quedó otra que gritarle a aquel barco y ayudarlos -¡Eh, vosotros! ¡Será mejor que deis la vuelta, de lo contrario la tormenta os hundirá hacia el mar!- Volví al timón y mientras tanto pensé si habría algún sitio para poder desembarcar y no correr peligro. El acantilado tenía una longitud demasiado larga pero una vez lo superé con la Dolce Vendetta pude divisar una especie de praderas. -Tendremos que desembarcar hacia esas praderas, no sé si deberíamos seguir arredondeando la isla- les dije a los de mi banda.
Finalmente una vez fuera de aquel lugar la niebla comenzó a amainarse, se podía ver mejor que antes y hacia el lado derecho vi una pequeña silueta de un barco. Su bandera me sonaba a alguien pero en ese momento no caía en quién era hasta que vi en aquel barco a alguien que creía que había luchado contra mi varias veces aunque a lo mejor no era el y mi mente fallaba, como de costumbre. Paseaba de un lugar a otro en círculos pensando en ello hasta que miró al cielo. Estuvo unos minutos observando y oliendo el ambiente hasta que se dio cuenta de que una gran tormenta se acercaba en dirección a nosotros, eso me puso en alerta y me giré al frente. Un enorme acantilado se cernía ante nuestra frente. No tuve más remedio que girar el barco hacia el este con dificultad para evitar chocarnos. Mi sentimiento de culpa tras la muerte de Ajima me había afectado y no me quedó otra que gritarle a aquel barco y ayudarlos -¡Eh, vosotros! ¡Será mejor que deis la vuelta, de lo contrario la tormenta os hundirá hacia el mar!- Volví al timón y mientras tanto pensé si habría algún sitio para poder desembarcar y no correr peligro. El acantilado tenía una longitud demasiado larga pero una vez lo superé con la Dolce Vendetta pude divisar una especie de praderas. -Tendremos que desembarcar hacia esas praderas, no sé si deberíamos seguir arredondeando la isla- les dije a los de mi banda.
Rainbow662
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Lo primero que pensó al despertar fue que se había quedado ciego, como si tuviese un plástico pegado en los ojos que le impedían ver con claridad. No fue hasta que notó la leve humedad del ambiente que se dio cuenta de que estaban en un banco de niebla. No era la primera vez que oía hablar sobre un mar de niebla en la Grand Line pero no podía imaginarse que fuese algo literal, siempre había pensado que era una especie de metáfora sobrevalorada. Le era imposible adivinar si era de día o de noche y lo único que veía era una pared de niebla que parecía pegarse a sus ojos solo para incordiarle, el viaje por el Florian Triangle estaba siendo de lo más incómodo. No solo por la niebla, sino por los barcos abandonados que flotaban como navíos fantasmales, los pájaros desorientados por la falta de luz que chocaban contra su barco y el hecho de que se había caído dos veces al mar debido a la niebla.
Arribor se incorporó en lo alto del mástil de la Dolce Vendetta, en el interior de la plataforma del vigía donde se había quedado dormido en un irresponsable intento de avistar tierra y, porqué no decirlo, de huir de esa molesta morsa que le seguía a todas partes. No hacía mucho que era su mascota y aún tenía que pulir algunos de talles de su adiestramiento, como por ejemplo enseñarle a no saltar sobre él con su tonelada de peso. Al menos allí arriba podía disfrutar de algo de paz, aunque esa relajación era la que le provocaba el sueño y le distraía de su misión de encontrar la siguiente isla. Sin embargo parecía que iba a poder cumplir esa tarea. Ante ellos se extendía una pequeña isla parcialmente cubierta por la niebla, la cual parecía algo más despejada en sus alrededores que en el resto de aquel terrorífico mar.
-¡Heeey! ¡Hay una isla ahí delante! -exclamó el recién levantado vigía mientras se estiraba para desentumecerse. Lo curioso era que parecía que su capitana ya sabía que estaba allí, pues ya estaba dando instrucciones sobre donde debían desembarcar para evitar algo que no llegó a oír. Le pareció escuchar la palabra tormenta, lo que le recordó que no había desayunado.
Mientras descendía por las cuerdas en dirección a la cocina, pudo ver de reojo que no eran la única banda en la zona. A una distancia absurdamente corta había otro barco pirata, con una bandera cuyo símbolo similar a un animal que no llegó a distinguir por culpa de la niebla. Parecía una especie de gato. Bajó hasta la cubierta de un salto y, escuchando atentamente por si Franklin aparecía de improviso, se acercó a la proa para averiguar a donde se dirigían exactamente.
Arribor se incorporó en lo alto del mástil de la Dolce Vendetta, en el interior de la plataforma del vigía donde se había quedado dormido en un irresponsable intento de avistar tierra y, porqué no decirlo, de huir de esa molesta morsa que le seguía a todas partes. No hacía mucho que era su mascota y aún tenía que pulir algunos de talles de su adiestramiento, como por ejemplo enseñarle a no saltar sobre él con su tonelada de peso. Al menos allí arriba podía disfrutar de algo de paz, aunque esa relajación era la que le provocaba el sueño y le distraía de su misión de encontrar la siguiente isla. Sin embargo parecía que iba a poder cumplir esa tarea. Ante ellos se extendía una pequeña isla parcialmente cubierta por la niebla, la cual parecía algo más despejada en sus alrededores que en el resto de aquel terrorífico mar.
-¡Heeey! ¡Hay una isla ahí delante! -exclamó el recién levantado vigía mientras se estiraba para desentumecerse. Lo curioso era que parecía que su capitana ya sabía que estaba allí, pues ya estaba dando instrucciones sobre donde debían desembarcar para evitar algo que no llegó a oír. Le pareció escuchar la palabra tormenta, lo que le recordó que no había desayunado.
Mientras descendía por las cuerdas en dirección a la cocina, pudo ver de reojo que no eran la única banda en la zona. A una distancia absurdamente corta había otro barco pirata, con una bandera cuyo símbolo similar a un animal que no llegó a distinguir por culpa de la niebla. Parecía una especie de gato. Bajó hasta la cubierta de un salto y, escuchando atentamente por si Franklin aparecía de improviso, se acercó a la proa para averiguar a donde se dirigían exactamente.
Aki D. Arlia
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Akuma no mi
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Casi habíamos llegado a Sunaba, podía ver la isla perfilándose al frente, cuando una ráfaga de viento me levantó la falda. La sujeté con furia, al menos él estaba entretenido mirando al cielo y no se había dado cuenta.¡Qué coraje me entró cuando Byakuro me contó lo que ocurría! El Gobierno reclamando un tesoro del mar...¡Nos pertenece, nosotros los piratas somos los amos y señores de estas aguas y por ende, de todo aquello que esté situado en ellas. Pero la noticia se había extendido cómo la pólvora, y probablemente ahora revolucionarios y miembros del CP se estuvieran acercando también. Se avecinaba tormenta, y no me hacía falta mirar al cielo para averiguarlo.
Me había encontrado con Byakuro haría apenas una semana, justo tras volver de mi retiro. Fue una enorme sorpresa verle, pero no por ello menos deseada. Le recordé en el acto, ese chico que una noche me había ganado a los dardos. Habían pasado tres años....pero seguía sonriendo cada vez que lo recordaba, los recuerdos dulces tienen ese efecto en mí y creo, en todas las personas. Cuando había oído la noticia, en seguida me había apuntado a venir, dispuesta a defender ese tesoro de todo aquel que quisiera ponerle la mano encima.
Pero para ello tendríamos que atracar primero...y enfrente solo se veían acantilados. Vi que mi casual acompañante agarraba un remo y me dispuse a hacer otro tanto, imitándole. Vi una playa al fondo, y mientras la escrutaba escuché a Byakuro. Me reí, de verdad, lo había conservado tres años...cuando le regalé aquél vestido no me esperé que lo considerase tan especial como para quedárselo.
-Bueno, si todavía lo tienes debe ser porque te sienta mejor a ti que a mi...ala, ves, Klaus está deacuerdo conmigo.
El animalito había saltado a mi hombro. Le acomodé con delicadeza, pues casi se hunde entre mis pechos y mientras Byakuro reía, ahí se quedó. Miré al cielo, estaba atardeciendo, y la luz anaranjada lo envolvía todo. Por fin habíamos llegado a la playa. Bajamos a la arena y echamos a caminar. Enfrente a nosotros vi unas enormes ruinas grises y abrí los ojos con sorpresa. Palpé con nerviosismo los cuchillos que seguía llevando en la pierna, tras todo ese tiempo. Miré a mi compañero y señalé las ruinas con la cabeza. ¿Sería buena idea entrar? Igual había alguien escondido...nada garantizaba que hubiéramos sido los primeros.
-No me fío...¿Las rodeamos?. - Eché a caminar a su lado mientras me ponía en guardia, atenta a lo que pudiera pasar.
Me había encontrado con Byakuro haría apenas una semana, justo tras volver de mi retiro. Fue una enorme sorpresa verle, pero no por ello menos deseada. Le recordé en el acto, ese chico que una noche me había ganado a los dardos. Habían pasado tres años....pero seguía sonriendo cada vez que lo recordaba, los recuerdos dulces tienen ese efecto en mí y creo, en todas las personas. Cuando había oído la noticia, en seguida me había apuntado a venir, dispuesta a defender ese tesoro de todo aquel que quisiera ponerle la mano encima.
Pero para ello tendríamos que atracar primero...y enfrente solo se veían acantilados. Vi que mi casual acompañante agarraba un remo y me dispuse a hacer otro tanto, imitándole. Vi una playa al fondo, y mientras la escrutaba escuché a Byakuro. Me reí, de verdad, lo había conservado tres años...cuando le regalé aquél vestido no me esperé que lo considerase tan especial como para quedárselo.
-Bueno, si todavía lo tienes debe ser porque te sienta mejor a ti que a mi...ala, ves, Klaus está deacuerdo conmigo.
El animalito había saltado a mi hombro. Le acomodé con delicadeza, pues casi se hunde entre mis pechos y mientras Byakuro reía, ahí se quedó. Miré al cielo, estaba atardeciendo, y la luz anaranjada lo envolvía todo. Por fin habíamos llegado a la playa. Bajamos a la arena y echamos a caminar. Enfrente a nosotros vi unas enormes ruinas grises y abrí los ojos con sorpresa. Palpé con nerviosismo los cuchillos que seguía llevando en la pierna, tras todo ese tiempo. Miré a mi compañero y señalé las ruinas con la cabeza. ¿Sería buena idea entrar? Igual había alguien escondido...nada garantizaba que hubiéramos sido los primeros.
-No me fío...¿Las rodeamos?. - Eché a caminar a su lado mientras me ponía en guardia, atenta a lo que pudiera pasar.
Drako Hyrule
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Akuma no mi
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Trás escuchar las palabras del Almirante, terminé mi bocadillo, y de un tirón, le di un trago a mi cantimplora llena de shake. Desenterré mi machete, que estaba a mi derecha clavado, lo afilé un poco y me lo colgué a la izquierda de mi cintura. Cargué mi pistola de munición, ya que sabía que en esta isla iba a pasar algo gordo, solamente con los piratas de Shirokami. El almirante nos había ordenado preparar una emboscada a toda persona, animal o ser viviente hostil. Me levanté, y seguidamente me volví a agachar para recoger algo de tierra y almacenarla en un saquito, y poder emplearla como si se tratase de una bomba de humo.
-No debo dejar rastros míos, así que voy a alisar el terreno para no dejar pistas.- Pensé para mí.
Una vez preparado para la batalla, fui a inspeccionar las diferentes casas, para poder subir a vigilar a alguna de ellas. Trás pasar un ratín, decidí quedarme en una casa, que tenía un pequeño balcón desde el cual se veía gran parte de la aldea, menos las últimas dos o tres viviendas más lejanas. La casa tenía dos plantas, y en la planta superior había una cama y un armario, y dos ventanas, por las que se podían ver el inmenso mar. El suelo era de madera y por el tiempo y el desgaste estaba podrido. El balcón de la casa, tenía un pequeño toldo, lo que hacía aquello aún mejor, ya que el sol acabaría achicharrándome a no ser por él. Me quedé sentado en una silla, en el balcón esperando a ver si venía alguien por las proximidades. Desde allí, aún se veían algunos marines con el bocadillo todavía, y otros tantos charlando, suponía yo de la estrategia.
Yo pensaba:
-Si queremos salir victoriosos de esta isla, deberemos trabajar en equipo.-
En las proximidades vi algo moviendose, no sabía que podía ser, solo que era bajo y algo regordete. También pude apreciar, que era bastante peludo. Yo ya había preparado el arma para disparar, cuando de repente por suerte para mí, solo era un jabalí.
-No debo dejar rastros míos, así que voy a alisar el terreno para no dejar pistas.- Pensé para mí.
Una vez preparado para la batalla, fui a inspeccionar las diferentes casas, para poder subir a vigilar a alguna de ellas. Trás pasar un ratín, decidí quedarme en una casa, que tenía un pequeño balcón desde el cual se veía gran parte de la aldea, menos las últimas dos o tres viviendas más lejanas. La casa tenía dos plantas, y en la planta superior había una cama y un armario, y dos ventanas, por las que se podían ver el inmenso mar. El suelo era de madera y por el tiempo y el desgaste estaba podrido. El balcón de la casa, tenía un pequeño toldo, lo que hacía aquello aún mejor, ya que el sol acabaría achicharrándome a no ser por él. Me quedé sentado en una silla, en el balcón esperando a ver si venía alguien por las proximidades. Desde allí, aún se veían algunos marines con el bocadillo todavía, y otros tantos charlando, suponía yo de la estrategia.
Yo pensaba:
-Si queremos salir victoriosos de esta isla, deberemos trabajar en equipo.-
En las proximidades vi algo moviendose, no sabía que podía ser, solo que era bajo y algo regordete. También pude apreciar, que era bastante peludo. Yo ya había preparado el arma para disparar, cuando de repente por suerte para mí, solo era un jabalí.
Roland von Klauswitz
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Akuma no mi
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El hombre-árbol estaba en completo silencio, oculto entre la delgada capa de niebla que se extendía por toda la isla y haciendo exactamente lo que le habían dicho que hiciera: pasar desapercibido. Siendo un árbol no le era difícil pasar inadvertido, al menos si se quedaba quieto y callado, pero la poca visibilidad lo hacía todo mucho más fácil. Lo único que le delataba, a parte de sus ojos humanos, eran sus armas y ropas, aunque no tardaría en cubrirlas con su corteza cuando fuese necesario ocultarse. Se encontraba en la isla de Sunaba, una isla oculta entre la oscuridad del Florian Triangle que no tardaría en convertirse en el centro de una gran batalla. Según su información, gran cantidad de piratas acudirían en breve para hacerse con cierto tesoro, y era su misión ayudar a la Marina a detenerlos y hacerse con ellos para el bien del Gobierno Mundial.
Para tal misión le habían asignado junto a un grupo de reputados marines y agentes del Cipher Pol y les habían ordenado permanecer por el momento en una zona cercana a la costa. Junto a él, varios miembros de Hero´s Force, así como agentes y marines diversos rangos esperaban el paso de sus primeros objetivos. Al igual que sus compañeros, se decidió a tomar un pequeño almuerzo a su estilo, aunque él permanecía con las raíces hundidas en el suelo, absorbiendo nutrientes y mejorando aún más su "disfraz" de árbol para pasar desapercibido. Mientras tanto no quitaba la vista de encima de los agentes del CP, no había tenido muy buenas experiencias con ellos y no estaba de más echarles un ojo.
Al cabo de lo que le pareció una eternidad, un tipo disfrazado como un burdo fantasma colorido apareció por sorpresa en lo alto de un tejado. Aunque aún más sorprendente era le hecho de que fuese un almirante quien llevaba tal disfraz. -"Y luego a mi me llaman loco." -pensó Kodama mientras veía como la curiosa sábana blanca y rosa volaba llevada por el viento.
Sin embargo, el ambiente de relajación se esfumó en cuanto el almirante pronunció el nombre de la banda pirata que se dirigía a su posición: los Piratas de Shirokami, una banda conocida por ser capitaneada por el infame capitán Legim, una especie de loco que incluso intentó hacerse pasar por marine en una ocasión. No pudo evitar recordar la batalla en la que eso sucedió, un día trágico para la Marina en el que se dio cuenta de su propia debilidad. Pero eso era el pasado. Ahora era fuerte y, adoptando su inmensa forma de roble y cubriendo sus ropas y armas con su corteza, esperaba impaciente la oportunidad de poner a prueba su justicia.
Para tal misión le habían asignado junto a un grupo de reputados marines y agentes del Cipher Pol y les habían ordenado permanecer por el momento en una zona cercana a la costa. Junto a él, varios miembros de Hero´s Force, así como agentes y marines diversos rangos esperaban el paso de sus primeros objetivos. Al igual que sus compañeros, se decidió a tomar un pequeño almuerzo a su estilo, aunque él permanecía con las raíces hundidas en el suelo, absorbiendo nutrientes y mejorando aún más su "disfraz" de árbol para pasar desapercibido. Mientras tanto no quitaba la vista de encima de los agentes del CP, no había tenido muy buenas experiencias con ellos y no estaba de más echarles un ojo.
Al cabo de lo que le pareció una eternidad, un tipo disfrazado como un burdo fantasma colorido apareció por sorpresa en lo alto de un tejado. Aunque aún más sorprendente era le hecho de que fuese un almirante quien llevaba tal disfraz. -"Y luego a mi me llaman loco." -pensó Kodama mientras veía como la curiosa sábana blanca y rosa volaba llevada por el viento.
Sin embargo, el ambiente de relajación se esfumó en cuanto el almirante pronunció el nombre de la banda pirata que se dirigía a su posición: los Piratas de Shirokami, una banda conocida por ser capitaneada por el infame capitán Legim, una especie de loco que incluso intentó hacerse pasar por marine en una ocasión. No pudo evitar recordar la batalla en la que eso sucedió, un día trágico para la Marina en el que se dio cuenta de su propia debilidad. Pero eso era el pasado. Ahora era fuerte y, adoptando su inmensa forma de roble y cubriendo sus ropas y armas con su corteza, esperaba impaciente la oportunidad de poner a prueba su justicia.
Lykanrock94
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Akuma no mi
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Sentado en una mesa, comiendo un bocadillo de pan de centeno y jamón, estaba yo junto con otros compañeros de la Marina y algún que otro agente del Cipher Pol. La verdad el pan no me estaba gustando nada, pero el jamón era una de mis debilidades. Mientras disfrutábamos, cada uno a su manera de ese exquisito manjar, una especie de sábana blanca con bordes rosas, apareció tras volar el mantel que había en la mesa, el Almirante Kurotora. No dije nada ni puse ninguna mueca, nada más me digné a escuchar lo que tenía que decirnos muy atentamente.
En efecto era lo que yo me imaginaba, los piratas estaban aquí. Concretando más, la banda de Legan Legim, los piratas de Shirokami. No había escuchado hablar de ellos mucho, pero lo poco que pude oír es que su capitán se hizo pasar por marine durante algún tiempo. Debido a eso, la Marina entró en una crisis fatal y estuvo a punto de ser derrotada por completo.
Tras escuchar al Almirante, me comí el bocadillo, la envoltura la guardé en mi bolsillo para no dejar ninguna pista y metí las manos en los bolsillos, mientras pensaba:
- Habrá que buscar algún lugar donde esconderme.
Pasé por un par de casas hasta dar con la indicada para mí. Una casa normal, solo tenía una planta, pero bueno para esconderse y ver a través de la ventana sin ser descubierto era suficiente.
Era una casa oscura, sin ningún tipo de luz y como mis ropajes y mi pelo eran negros, pues facilitaba mucho más la cosa.
Mientras miraba, en mis adentros me decía:
- Qué empiece la acción.
En efecto era lo que yo me imaginaba, los piratas estaban aquí. Concretando más, la banda de Legan Legim, los piratas de Shirokami. No había escuchado hablar de ellos mucho, pero lo poco que pude oír es que su capitán se hizo pasar por marine durante algún tiempo. Debido a eso, la Marina entró en una crisis fatal y estuvo a punto de ser derrotada por completo.
Tras escuchar al Almirante, me comí el bocadillo, la envoltura la guardé en mi bolsillo para no dejar ninguna pista y metí las manos en los bolsillos, mientras pensaba:
- Habrá que buscar algún lugar donde esconderme.
Pasé por un par de casas hasta dar con la indicada para mí. Una casa normal, solo tenía una planta, pero bueno para esconderse y ver a través de la ventana sin ser descubierto era suficiente.
Era una casa oscura, sin ningún tipo de luz y como mis ropajes y mi pelo eran negros, pues facilitaba mucho más la cosa.
Mientras miraba, en mis adentros me decía:
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Kaito Kazuki
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Akuma no mi
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|~Maldición, estos de la marina no saben hacer nada por su cuenta, son una panda de bebés que se las dan de chulos pero luego nos llaman para limpiarles la mierda. Menos mal que dan buena recompensa sino se iban a comer la mierda con patatas al horno...~| Piensa el joven samurái que se encuentra sentado sobre el mascarón de proa del barco que los traslada a la isla a la que son convocados por la marina. La verdad es que todo ese asunto le da una mala espina tremenda al cazador, pero tiene que ir de todos modos, es una oportunidad única para poder conseguir un buen pellizco de dinero, que le va haciendo falta la verdad. Así pues se dirige a la isla Sunaba, lugar en el cual al parecer habrá gran concentración de piratas, revolucionarios, en definitiva, enemigos de la marina y el gobierno que quieren que los cazadores capturen para ellos. Una cosa es cierta, si la marina no cumple con lo acordado el joven Kaito se haría notar, sin pasar al lado criminal pero tendrían serios problemas con el joven samurái, que valora la palabra de aquellos que la dan como algo que no puede fallar, si das tu palabra cumples o asumes las consecuencias. Por suerte no realiza el viaje en solitario, cuenta con el apoyo de sus compañeros y familia, los miembros del gremio que creó prácticamente de la nada, con una suerte tremenda. El barco se desliza con suavidad sobre las aguas del mar, la verdad el clima no es un problema, al menos de momento. El problema surge cuando el barco llega a una zona cercana a la isla, una ligera niebla envuelve la costa, lo que complica la visualización de la misma, dado que ya carece de mucha iluminación por la hora en la que llegan, cerca de las ocho de la tarde, con el sol ya oculto en el horizonte. El cielo prácticamente despejado, apenas unas pocas nubes impiden ver la totalidad de las estrellas, la temperatura comienza a descender ligeramente como si el sol se hubiera llevado el viento cálido consigo.
|~Menuda faena, la zona no nos permite acercarnos más...~| Susurra el joven cazador mientras observa con cuidado la zona colindante a la isla, para comprobar la forma más adecuada y segura de ir hasta allí. Podrían dar un rodeo y buscar una cala, pero sería demasiado tarde y peligroso, ahora lo mejor es anclar el barco y marchar en un bote hasta la isla para que no puedan abordarlo desde la isla, de todos modos no se le pasa por la cabeza al joven Kazuki que alguien trate de abordar un barco sin valor ni tesoro alguno. |~Muchachos, es hora de desembarcar, echen el ancla, recojan las velas y reúnanse conmigo en el bote, iremos en él hasta la isla por dificultades del terreno.~| Vocifera el lider de aquellos cazadores que sin tardar se encuentra ya en el bote a la espera de los suyos.
|~Menuda faena, la zona no nos permite acercarnos más...~| Susurra el joven cazador mientras observa con cuidado la zona colindante a la isla, para comprobar la forma más adecuada y segura de ir hasta allí. Podrían dar un rodeo y buscar una cala, pero sería demasiado tarde y peligroso, ahora lo mejor es anclar el barco y marchar en un bote hasta la isla para que no puedan abordarlo desde la isla, de todos modos no se le pasa por la cabeza al joven Kazuki que alguien trate de abordar un barco sin valor ni tesoro alguno. |~Muchachos, es hora de desembarcar, echen el ancla, recojan las velas y reúnanse conmigo en el bote, iremos en él hasta la isla por dificultades del terreno.~| Vocifera el lider de aquellos cazadores que sin tardar se encuentra ya en el bote a la espera de los suyos.
Vongola Ryohei
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Akuma no mi
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Me encontraba en un barco camino al Florian Triangle en busca de un tesoro que se decía se hallaba en el lugar. El barco salía de la niebla de la Florian Triangle y se dirigía a la costa para desembarcar pero no podían desembarcar en cualquier lugar ya que entre los impedimentos de la propia isla estaba el hecho de que era un barco de contrabandistas así que se dirigieron a un refugio que tenían en una cala alejada. Tras desembarcar empezamos a caminar entre unas paredes de piedra de aspecto amenazador y lo único que suena son remos en el agua, aunque eso no me importaba lo más mínimo. Al final de lo que parecía ser un túnel al matadero nos adentramos en una playa con una casucha y nuestros transportadores sacan unos botes y los llevan a la playa para que pudiéramos usarlos para avanzar. Llevaba puesta la máscara pues no quería dar a conocer mi rostro por completo por motivos personales. Tras despedirme de los guías empujé uno de los botes hasta el agua y me subí a él para luego dirigirme a los bosques que hay al sur, por algún motivo creía que esa dirección era la mejor y por ello iría a investigar sin esperar a nadie.
sinclair moon
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Otra vez, nos habían convocado a los cazadores de recompensas, esta vez, a diferencia de la anterior, había demasiado secretismo alrededor del auténtico por qué. En una carta, la marina nos había motivado, diciéndonos que nos pagarían más por los criminales que capturásemos, pero sabía que había gato encerrado, no sabía de que tipo, pero lo había. En cuanto a la isla que nos enviaban, no era muy agradable, no por la isla en si, si no por la leyenda de aquella zona, el florian triangle. Se contaban historias de monstruos, zombies y barcos desaparecidos en sus aguas.
En cuanto a mi, me encontraba navegando en un barco con mi nuevo jefe de gremio, al que me uní días antes de desaparecer durante tres años. Había cambiado, tenía una gabardina nueva con múltiples bolsillos y muchos y letales nuevos tipos de munición. con distintos efectos. Estas nuevas balas descansaban en los bolsillos de mi gabardina, dentro de varios cargadores. Por supuesto, también seguía poseyendo mi clásico arrow of destruction. En cuanto al ambiente, hacia fresquete y el sol iba desapareciendo y ademas, gracias a la niebla que había, la visión de la isla a la que nos acercábamos era nula. Cuando no pudimos acercarnos más, mi nuevo jefe kaito, nos dijo que recogiéramos el ancla y las velas y que nos reuniéramos en el bote con el, después de hacerlo, me fui con él al bote:
- Que orgullosa puede llegar a ser la marina, no son capaces de pedirnos ayuda abiertamente y tienen que ponernos la escusa de que nos pagaran más por las capturas.
En cuanto a mi, me encontraba navegando en un barco con mi nuevo jefe de gremio, al que me uní días antes de desaparecer durante tres años. Había cambiado, tenía una gabardina nueva con múltiples bolsillos y muchos y letales nuevos tipos de munición. con distintos efectos. Estas nuevas balas descansaban en los bolsillos de mi gabardina, dentro de varios cargadores. Por supuesto, también seguía poseyendo mi clásico arrow of destruction. En cuanto al ambiente, hacia fresquete y el sol iba desapareciendo y ademas, gracias a la niebla que había, la visión de la isla a la que nos acercábamos era nula. Cuando no pudimos acercarnos más, mi nuevo jefe kaito, nos dijo que recogiéramos el ancla y las velas y que nos reuniéramos en el bote con el, después de hacerlo, me fui con él al bote:
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Zombienrelleno
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Akuma no mi
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No se que hacía allí ni como había llegado, pero me encontraba en un mar de niebla. No podía ver nada más que mi propio barco ya que a un metro de él, había una densa neblina. La verdad es que tenía curiosidad por probar el sabor de la niebla, así que me puse en proa, de pie y las manos abiertas, con la boca abierta y la lengua afuera, pero no era capaz de saborearla. Mientras estaba ahí, oía ruidos a mi alrededor, crujidos y demás, como si estuviese rodeado por fantasmas. Raion y Shion estaban asustados, en alguno de los camarotes junto a Axys, seguramente. Salté a cubierta y me senté, enfadado por no poder saborear la niebla, era algo que me daba rabia.
- Maldita niebla, se resiste a ser comida..
Me encontraba de brazos cruzados hasta que al darme cuenta, la niebla empezó a desaparecer. Cuando escampó del todo, me fije a mi izquierda y, lo que hacía ruidos extraños, parecía ser un barco de dimensiones enormes. Me levanté y empecé a gritar a los miedicas del barco.
- ¡¡Salid ya, idiotas!! Los ruidos no eran unos fantasmas. ¡Es un barco enorme! - Decía mientras corría de lado a lado como un loco.
Por fin mis dos fieles compañeros salieron de su escondite y se acercaron a mi, eran Raion y Shion. Raion, estaba mas grande de lo normal y Shion, aún mas espléndida. Mi unicornio se transformó en chaqueta, así que me la puse.
Empezó a salir un humo a mi alrededor, que no dejaba ver mi cuerpo. Cuando el humo había desaparecido, estaba yo, fusionado con Shion. Mi cabeza era la de un unicornio, blanca y con un cuerno dorado, de ojos rojos. Mi cuerpo era mas grande y con mejores músculos, mas marcados y de piel totalmente blanca. Mis piernas eran como las de un caballo, con las zarpas de color doradas. Tenía el cabello largo y de colores, imitando los de un arco iris. De mi trasero salía una cola blanca, con unos pelos al final del mismo color que el cabello. Unas grandes alas blancas salían de mi espalda, con plumas, que me rodeaban como si de un majestuoso ángel se tratase. Mis ropas seguían ahí, mi gabardina a rayas y mis pantalones. En ese estado, levanté el vuelo, acercándome así a aquel enorme barco. Vi una cara conocida y activé mi haki de observación y, no podía ser, parecía aquella maldita Chichibucal con la que me había enfrentado varias veces. De pronto, un acantilado enorme se veía en frente de los barcos con los cual estábamos a punto de chocar. Aquella bruja de hielo empezó a gritar, avisando que retrocediéramos o moriríamos. Vi como ella empezaba a girar su barco, así que yo fui directo al timón y aterricé majestuosamente. Empecé a girar hacia la misma dirección que ella, pero no era tan bueno con el barco, es mas, no sabía muy bien como se hacía, así que empecé a hacer fuerza y el timón lo arranqué. Había conseguido girar un poco el barco, pero aún así no era suficiente, íbamos a chocar de lado. Debía actuar rápido, así que bajé hasta el mástil y agarré una cuerda que había atada y empecé a volar hacia el barco de aquella mujer. Con la cuerda, di varias vueltas por su mástil mas grande y fuerte, haciendo que los dos barcos se atasen entre si. La fuerza de aquel barco enorme arrastraba al mío, que rozaba el rocoso acantilado. El barco tenía daños en uno de los laterales, aunque no parecía ser del todo graves. Volví a mi barco volando y resoplé con fuerza mientras acariciaba a Raion.
- Chicos.. Parece que nos hemos salvado por esta vez..
- Maldita niebla, se resiste a ser comida..
Me encontraba de brazos cruzados hasta que al darme cuenta, la niebla empezó a desaparecer. Cuando escampó del todo, me fije a mi izquierda y, lo que hacía ruidos extraños, parecía ser un barco de dimensiones enormes. Me levanté y empecé a gritar a los miedicas del barco.
- ¡¡Salid ya, idiotas!! Los ruidos no eran unos fantasmas. ¡Es un barco enorme! - Decía mientras corría de lado a lado como un loco.
Por fin mis dos fieles compañeros salieron de su escondite y se acercaron a mi, eran Raion y Shion. Raion, estaba mas grande de lo normal y Shion, aún mas espléndida. Mi unicornio se transformó en chaqueta, así que me la puse.
Empezó a salir un humo a mi alrededor, que no dejaba ver mi cuerpo. Cuando el humo había desaparecido, estaba yo, fusionado con Shion. Mi cabeza era la de un unicornio, blanca y con un cuerno dorado, de ojos rojos. Mi cuerpo era mas grande y con mejores músculos, mas marcados y de piel totalmente blanca. Mis piernas eran como las de un caballo, con las zarpas de color doradas. Tenía el cabello largo y de colores, imitando los de un arco iris. De mi trasero salía una cola blanca, con unos pelos al final del mismo color que el cabello. Unas grandes alas blancas salían de mi espalda, con plumas, que me rodeaban como si de un majestuoso ángel se tratase. Mis ropas seguían ahí, mi gabardina a rayas y mis pantalones. En ese estado, levanté el vuelo, acercándome así a aquel enorme barco. Vi una cara conocida y activé mi haki de observación y, no podía ser, parecía aquella maldita Chichibucal con la que me había enfrentado varias veces. De pronto, un acantilado enorme se veía en frente de los barcos con los cual estábamos a punto de chocar. Aquella bruja de hielo empezó a gritar, avisando que retrocediéramos o moriríamos. Vi como ella empezaba a girar su barco, así que yo fui directo al timón y aterricé majestuosamente. Empecé a girar hacia la misma dirección que ella, pero no era tan bueno con el barco, es mas, no sabía muy bien como se hacía, así que empecé a hacer fuerza y el timón lo arranqué. Había conseguido girar un poco el barco, pero aún así no era suficiente, íbamos a chocar de lado. Debía actuar rápido, así que bajé hasta el mástil y agarré una cuerda que había atada y empecé a volar hacia el barco de aquella mujer. Con la cuerda, di varias vueltas por su mástil mas grande y fuerte, haciendo que los dos barcos se atasen entre si. La fuerza de aquel barco enorme arrastraba al mío, que rozaba el rocoso acantilado. El barco tenía daños en uno de los laterales, aunque no parecía ser del todo graves. Volví a mi barco volando y resoplé con fuerza mientras acariciaba a Raion.
- Chicos.. Parece que nos hemos salvado por esta vez..
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-"Ahh, por fin se acaba la niebla." -pensó el cazador como la visibilidad volvía a normalizarse según se acercaban a las costas de Sunaba. Se alegraba de haber dejado atrás el siniestro mar endemoniado conocido como Florian Triangle, un lugar famoso en todo el mundo por la increíble cantidad de naufragios y desapariciones de barcos registradas cada año. Aquel era un misterio realmente interesante, digno de ser investigado a fondo, pero en ese momento tenía otros asuntos que atender más que su curiosidad. Aun así no descartaba la posibilidad de navegar de nuevo por esas inhóspitas aguas en busca de respuestas a sus profundos y legendarios interrogantes.
Al oír el aviso de uno de los marineros, el rubio se acercó a uno de los laterales del barco para sumarse al resto de cazadores que, en un poco disimulado intento de aprovecharse de su poder, habían sido temporalmente reclutados por la Marina como mercenarios. No es que le importase demasiado, en realidad el dinero era algo secundario e irrelevante para él. El motivo por el que estaba allí era bien distinto: su curiosidad. No podía evitar la tentación de acercarse para comprobar la veracidad de la leyenda sobre el gran tesoro que se ocultaba en la isla.
Sumido en sus pensamientos, esperó a que el barco se despejara un poco y al final se quedó solo con otros tres cazarrecompensas que no llegó a reconocer. El espadachín no se presentó ante ninguno de ellos, aunque de hacerlo jamás habría usado su verdadero nombre con unos desconocidos. Para eso usaba el apodo de MadHatter, de forma que nadie conociese su célebre apellido. El cazador, vestido con su elegante traje blanco, se aproximó hasta el último de los botes de remos y echó un vistazo entre la niebla a la zona donde debían desembarcar. Por suerte aún había algo de luz y pudo percatarse de que no era precisamente el ascenso más seguro. Supuso que podría encontrar una forma más segura y cómoda de desembarcar.
-Bueeeno, si no os importa yo me adelantaré. Nos vemos. -dijo el rubio mientras subía a lo alto de la barandilla del barco. En ese momento comenzó a utilizar su habilidad para solidificar el aire bajos sus pies, creando así una pasarela invisible sobre la que caminar. No era precisamente cauto el hecho de utilizar sus poderes delante de esos desconocidos, pero no podía evitar presumir de vez en cuando.
Break no tardó en llegar hasta la costa, haciendo girar continuamente su espada envainada y silbando una alegre melodía que contrastaba bastante con el lúgubre ambiente del lugar. En cuanto llegó a la isla contempló el húmedo terreno por el que tendrían que ascender el resto de cazadores y se alegró de haber evitado ese molesto camino. En cuanto tocó tierra, el sonriente espadachín inhaló profundamente y se preguntó que le depararía la noche.
Al oír el aviso de uno de los marineros, el rubio se acercó a uno de los laterales del barco para sumarse al resto de cazadores que, en un poco disimulado intento de aprovecharse de su poder, habían sido temporalmente reclutados por la Marina como mercenarios. No es que le importase demasiado, en realidad el dinero era algo secundario e irrelevante para él. El motivo por el que estaba allí era bien distinto: su curiosidad. No podía evitar la tentación de acercarse para comprobar la veracidad de la leyenda sobre el gran tesoro que se ocultaba en la isla.
Sumido en sus pensamientos, esperó a que el barco se despejara un poco y al final se quedó solo con otros tres cazarrecompensas que no llegó a reconocer. El espadachín no se presentó ante ninguno de ellos, aunque de hacerlo jamás habría usado su verdadero nombre con unos desconocidos. Para eso usaba el apodo de MadHatter, de forma que nadie conociese su célebre apellido. El cazador, vestido con su elegante traje blanco, se aproximó hasta el último de los botes de remos y echó un vistazo entre la niebla a la zona donde debían desembarcar. Por suerte aún había algo de luz y pudo percatarse de que no era precisamente el ascenso más seguro. Supuso que podría encontrar una forma más segura y cómoda de desembarcar.
-Bueeeno, si no os importa yo me adelantaré. Nos vemos. -dijo el rubio mientras subía a lo alto de la barandilla del barco. En ese momento comenzó a utilizar su habilidad para solidificar el aire bajos sus pies, creando así una pasarela invisible sobre la que caminar. No era precisamente cauto el hecho de utilizar sus poderes delante de esos desconocidos, pero no podía evitar presumir de vez en cuando.
Break no tardó en llegar hasta la costa, haciendo girar continuamente su espada envainada y silbando una alegre melodía que contrastaba bastante con el lúgubre ambiente del lugar. En cuanto llegó a la isla contempló el húmedo terreno por el que tendrían que ascender el resto de cazadores y se alegró de haber evitado ese molesto camino. En cuanto tocó tierra, el sonriente espadachín inhaló profundamente y se preguntó que le depararía la noche.
Xiba Jundo
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“Tú, despierta.” Me parecía escuchar… “¡DESPIERTA!”. Fue un gran grito del cual di un gran sobresalto, despertando de mi plácido sueño y dándome en la cabeza contra una el bordillo del barco. Me llevé las manos a la cabeza y empecé a rascármela, como si eso me fuera a quitar el dolor. Me rasqué los ojos y miré al frente. Ya recordaba, se trataba de aquél tipo que junto a sus amigos se ofreció a llevar a cierta gente a la primera isla con conflicto desde hará ya tres años. –Ya hemos llegado, no pierdas el tiempo y sube al bote. –Me dijo aquella mezcla entre jabalí y persona… Ya me había despertado, pero no por el golpe, sino por el gran hedor que desprendía aquella persona. Brazos hormonados, camiseta con las mangas arrancadas, banda negra en la cabeza, sin pelo… Típico perfil de traficante imbécil que sólo utilizaba fuerza, a muchos me había topado ya en mi viaje. Recogí mi vara y me subí a aquél bote.
Las personas con las cuales había venido empezaban a dividirse para continuar cada uno por su camino. Ignorando los caminos que cogían yo decidí echarlo a suertes. –Bien, ilumíname. –Me dije mientras lanzaba la vara hacia el cielo y dándole tanta fuerza que giraba en el aire a todos lados. Cuando cayó, se quedó clavada… Lancé de nuevo ya que eso no me servía. Pretendía que me indicara una dirección que seguir, sin embargo no podía subir al cielo, ni me parecía suficiente bueno bajar abajo… Por suerte a la segunda pude vencer. Recogí la vara y me dirigí hacia el suroeste de forma diagonal, según me decía mi brújula.
Esperaba que fuera algo divertido lo que me deparase, ya que efectivamente, tras adentrarme en el bosque pude alardear mentalmente de que mi predicción se cumplía.
[…]
Nos dejaron en la playa de lo que parecía una pequeña bahía de la isla, la cual quedaba “encerrada” por unos acantilados a ambos lados. Menuda cosa, me recordaba a cierta isla en la que estuve durante unos añitos… La noche venía, no recordaba cuánto llevaba dormido pero seguramente sean pasadas las nueve… ¿O algo antes? No importaba a decir verdad. El ambiente era “escalofriante”, niebla que invadía el lugar, arena que más que blanca parecía negra, playa que desembocababa en un bosque que seguramente sea tenebroso… Me hacía gracia.Las personas con las cuales había venido empezaban a dividirse para continuar cada uno por su camino. Ignorando los caminos que cogían yo decidí echarlo a suertes. –Bien, ilumíname. –Me dije mientras lanzaba la vara hacia el cielo y dándole tanta fuerza que giraba en el aire a todos lados. Cuando cayó, se quedó clavada… Lancé de nuevo ya que eso no me servía. Pretendía que me indicara una dirección que seguir, sin embargo no podía subir al cielo, ni me parecía suficiente bueno bajar abajo… Por suerte a la segunda pude vencer. Recogí la vara y me dirigí hacia el suroeste de forma diagonal, según me decía mi brújula.
Esperaba que fuera algo divertido lo que me deparase, ya que efectivamente, tras adentrarme en el bosque pude alardear mentalmente de que mi predicción se cumplía.
- Aclaración:
- Por si no ha quedado claro, me dirijo al Castillo - Punto 1
Legim
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Akuma no mi
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Me encontraba demasiado ligero a decir verdad, con ganas de correr incluso o volar de poder hacerlo ¿A qué se debería esto? Seguramente a un agradable sueño, últimamente duermo tan bien que hasta recuerdo los sueños que tengo en la noche, en los últimos días eran muchos... ¿Qué querrían decir aquellos sueños?
Fuera de los pensamientos uno debía de moverse ya, así que salí a cubierta bostezando, aún no había nadie de la banda cerca, o eso pensé hasta que a través de tanta niebla pude observar una silueta, era Dexter. Este estaba algo pensativo, no sabía el motivo, pero prefería dejarle un espacio para no incomodarle, sin embargo, pronto empezó a hablarme, al parecer se había percatado de mi presencia.
- ¿Una aventura?... si, quizás por eso hemos llegado hasta aquí ¿No crees? Al fin y al cabo el destino es caprichoso... mi recomendación es que empecemos despacio y tranquilo, hay que fijarse hasta en el más mínimo detalle antes de actuar y llamar la atención... cuando no encontremos más por el camino tranquilo, tocará llamar la atención... estate atento Dexter... en estas islas siempre hay alguien escondido que no desea que nadie invada su territorio... ve a investigar lo de la madera si tanto lo deseas, aunque no es extraño estando en un sitio con tanta humedad. Pronto te alcanzare.
El joven se quedó pensativo y yo di media vuelta rumbo a los camarotes. Primero fui al de Uracha, sacándolo de golpe de la cama y arrastrándolo por el camino a pesar de sus quejas. Lo dejé en el suelo al tiempo que entré en el camarote de Jin, y así con Guny, Deathstroke y Worgulv. Si Tazz despertase, sabría llegar por sus propios medios.
Llevando a 4 hombres y un enano encima, los solté en cubierta y de mi brazalete salió Simurgh, un ave bello y majestuoso capaz de transportarnos a todos. Encima me monté junto a los chicos y acariciando el lomo salimos hasta llegar a la zona pasada la cubierta, unos 20 metros delante de Dexter para hacer la gracia de ir adelantado a él.
- Buenas de nuevo cariño. - Dije en tono de broma a Dexter y mirando a los chicos al tiempo que Simurgh se colocaba en mi brazo.- Escucharme, la madera del puerto seguramente ceda con algo de peso, no la piséis a no ser que seáis menos pesados que Guny. Somos 7 personas ahora mismo, y os pido que Deathstroke, Guny y Worgulv valláis juntos, si sucede algo lanzar una señal al cielo y alguno de nosotros lo veremos, no os preocupéis, acudiremos rápido. Uracha y Jin, ir juntos en busca de otras personas que ronden el lugar, y no os relacionéis con ellos hasta saber si son amigos o enemigos, una vez decidido esto, confío en vuestro juicio para saber si podréis solos con ellos o necesitáis ayuda, para lo cual solo tenéis, lanzar una señal al cielo y acudiré a ayudaros. Dexter, como te ordene algo vas a pasar, así que ve a tu rollo pero intenta estar cerca mía si puedes, por si hay problemas y tal, tu sabes. Bueno, una vez dicho esto, adelante, iros a investigar.
Una vez soltado el sermón comencé a caminar hacia el norte observando ahora con más detenimiento todo el lugar, pero en ese entonces caí en la cuenta de un detalle importante.
- ¡MIERDA!- Exclamé girándome a los chicos.- Deathstroke, Guny... ya sabéis del problema del idioma con Worgulv... explicarle mas detenidamente todo los detalles y tenerle paciencia ¿De acuerdo? El pobre debe de estar algo confuso...- Dije riendo un poco y guiñando un ojo a Worgulv- Hasta luego amigo!
Fuera de los pensamientos uno debía de moverse ya, así que salí a cubierta bostezando, aún no había nadie de la banda cerca, o eso pensé hasta que a través de tanta niebla pude observar una silueta, era Dexter. Este estaba algo pensativo, no sabía el motivo, pero prefería dejarle un espacio para no incomodarle, sin embargo, pronto empezó a hablarme, al parecer se había percatado de mi presencia.
- ¿Una aventura?... si, quizás por eso hemos llegado hasta aquí ¿No crees? Al fin y al cabo el destino es caprichoso... mi recomendación es que empecemos despacio y tranquilo, hay que fijarse hasta en el más mínimo detalle antes de actuar y llamar la atención... cuando no encontremos más por el camino tranquilo, tocará llamar la atención... estate atento Dexter... en estas islas siempre hay alguien escondido que no desea que nadie invada su territorio... ve a investigar lo de la madera si tanto lo deseas, aunque no es extraño estando en un sitio con tanta humedad. Pronto te alcanzare.
El joven se quedó pensativo y yo di media vuelta rumbo a los camarotes. Primero fui al de Uracha, sacándolo de golpe de la cama y arrastrándolo por el camino a pesar de sus quejas. Lo dejé en el suelo al tiempo que entré en el camarote de Jin, y así con Guny, Deathstroke y Worgulv. Si Tazz despertase, sabría llegar por sus propios medios.
Llevando a 4 hombres y un enano encima, los solté en cubierta y de mi brazalete salió Simurgh, un ave bello y majestuoso capaz de transportarnos a todos. Encima me monté junto a los chicos y acariciando el lomo salimos hasta llegar a la zona pasada la cubierta, unos 20 metros delante de Dexter para hacer la gracia de ir adelantado a él.
- Buenas de nuevo cariño. - Dije en tono de broma a Dexter y mirando a los chicos al tiempo que Simurgh se colocaba en mi brazo.- Escucharme, la madera del puerto seguramente ceda con algo de peso, no la piséis a no ser que seáis menos pesados que Guny. Somos 7 personas ahora mismo, y os pido que Deathstroke, Guny y Worgulv valláis juntos, si sucede algo lanzar una señal al cielo y alguno de nosotros lo veremos, no os preocupéis, acudiremos rápido. Uracha y Jin, ir juntos en busca de otras personas que ronden el lugar, y no os relacionéis con ellos hasta saber si son amigos o enemigos, una vez decidido esto, confío en vuestro juicio para saber si podréis solos con ellos o necesitáis ayuda, para lo cual solo tenéis, lanzar una señal al cielo y acudiré a ayudaros. Dexter, como te ordene algo vas a pasar, así que ve a tu rollo pero intenta estar cerca mía si puedes, por si hay problemas y tal, tu sabes. Bueno, una vez dicho esto, adelante, iros a investigar.
Una vez soltado el sermón comencé a caminar hacia el norte observando ahora con más detenimiento todo el lugar, pero en ese entonces caí en la cuenta de un detalle importante.
- ¡MIERDA!- Exclamé girándome a los chicos.- Deathstroke, Guny... ya sabéis del problema del idioma con Worgulv... explicarle mas detenidamente todo los detalles y tenerle paciencia ¿De acuerdo? El pobre debe de estar algo confuso...- Dije riendo un poco y guiñando un ojo a Worgulv- Hasta luego amigo!
William White
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Había una espesa niebla, fría y densa niebla, que nos congelaba los huesos y nos carcomía la carne...cada vez que respirábamos,cada vez que suspirábamos, salía una enorme bocanada de vaho, nos estábamos introduciendo en el Florian Triangule, un lugar desconocido, la marina y el gobierno habían pedido a la población que no fuéramos a la isla, al parecer no era él único que quería ir a verla, iba en un bote, rodeada de la gente más variopinta, piratas, mercenarios, entre otros ciudadanos, nos dirijamos a la isla. Cada uno con sus interés, sus sueños y esperanzas, oro, fama o riquezas...seguramente esos deseos se encontraban entre los presentes.
Pero era bastante previsible, que no seríamos los únicos que irían a la isla, el mundo ya no podría contener más la respiración y se lanzaría a la lucha por el nuevo mundo. El bote continuo avanzando, la niebla, parecía dispersarse por momentos...
Descendimos de la barca, bajo un silencio sepulcral, aquello parecía más un entierro que una exploración, había tensión, tal vez miedo en el ambiente, yo no lo tenía, acababa de perder mi inocencia, ya no era el mismo chico, podría reírme e incluso divertirme, como cuando conococí a Kurai, pero ya no era el mismo, todo era más oscuro o grisáceo.
-"¿Sere un vengador?"-pensaba para mis adentros.
N desembarco en el acantilado y marcho, sosteniendo su arma con la mano izquierda, mientras avanzaba al interior de un misterioso y probablemente peligroso bosque, con las hojas teñidas en sangre...
-"¿Que clase de monstro me esperara después de 11 años?"-pensaba N recordando cosas del pasado.
N continuo guiándose de su misteriosa brújula, la cual mostraba el destino de su voluntad, ¿Le conduciría a un peligro?, ¿O a una gran fortuna?. N desapareció en la espesura del bosque rojizo sin mayor dilación.
Pero era bastante previsible, que no seríamos los únicos que irían a la isla, el mundo ya no podría contener más la respiración y se lanzaría a la lucha por el nuevo mundo. El bote continuo avanzando, la niebla, parecía dispersarse por momentos...
Descendimos de la barca, bajo un silencio sepulcral, aquello parecía más un entierro que una exploración, había tensión, tal vez miedo en el ambiente, yo no lo tenía, acababa de perder mi inocencia, ya no era el mismo chico, podría reírme e incluso divertirme, como cuando conococí a Kurai, pero ya no era el mismo, todo era más oscuro o grisáceo.
-"¿Sere un vengador?"-pensaba para mis adentros.
N desembarco en el acantilado y marcho, sosteniendo su arma con la mano izquierda, mientras avanzaba al interior de un misterioso y probablemente peligroso bosque, con las hojas teñidas en sangre...
-"¿Que clase de monstro me esperara después de 11 años?"-pensaba N recordando cosas del pasado.
N continuo guiándose de su misteriosa brújula, la cual mostraba el destino de su voluntad, ¿Le conduciría a un peligro?, ¿O a una gran fortuna?. N desapareció en la espesura del bosque rojizo sin mayor dilación.
- Notas...:
- En el tema se hacen mención a temas del TS(monstruo) y a Kurai(Tras el Ts)subcapitan de los Painkillers, es posible que no se entiendan si no se leen los respectivos temas.
Iku Hanna
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La marina, por alguna extraña razón me envió una carta en la que solicitaba mi ayuda para una misión que no me explicaron. Era bastante extraño pero decidí aceptarla, no me vendría mal un poco de acción en mi vida después de todo. Llevo meses muriéndome del asco.
Comencé a vestirme con mi vestimenta de siempre: una chaqueta de color rojo carmesí, sobre una camisa blanca de botones con detalles rojos, y una cinta amarilla atada en un arco, una negra falda plisada, unas medias negras que me llegan hasta el muslo, y unos zapatos de vestir marrones. Recogí mi pelo con un lazo y cogí mis armas antes de salir por la puerta hacia el puerto en donde me esperaba un barco del Gobierno Mundia.
Era una noche estrellada de Luna llena y una suave brisa acariciaba todo mi cuerpo. No tardé en llegar al puerto, y allí estaba. Era un enorme barco de madera con ocho velas. Un hombre de mediana edad me reconoció y me ayudó a subir y me acompañó hasta mi camarote. Se lo agradecí con una pequeña sonrisa y entré en él.
Para mi sorpresa, lo compartía con otras 3 personas, suponía que cazadores al igual que yo. Todos estaban a sus cosas, parece que ni siquiera se percataron de mi presencia así que decidí hacer lo mismo. Me snté en la cama que quedaba libre, y sin decir nada me eché a descansar. Me vendrá bien descansar.
Las horas pasaron y parece que llegamos a nuestro destino. Mis compañeros parece que seguían por la labor de no hablar. Me dirigí hasta la proa del barco, y allí pude escuchar como el Timonel decía que mañana pasará a por los que quieran irse. Sonreí pero no dije nada. Tenía claro que no sería yo una de esas personas que abandonarían. Había aceptado la misión, y ahora seguiré hasta el final, no hay duda.
Subid, os llevaré hasta la costa Escuche decir a un viejo marinero. Subí con él al bote con cuidado de no caerme. Incluso me tendió la mano para ayudarme. Muchas gracias. Dije sonriente mientras vi como uno de mis compañeros de camarote, el rubio, se iba caminando por el cielo con aire prepotente. Me da que este y yo no nos llevaremos del todo bien… Pensaba mientras esperábamos el viejo y yo a ver si subía más gente.
Hacía una mañana preciosa, el Sol estaba radiante y no había ni una nube en el cielo. La suave brisa acariciaba mi pelo negro azulado que llevaba recogido en una coleta con un lazo morado. El oleaje mojaba levemente el bote en el que estaba, y unas pequeñas gotas caían sobre mi falda negra y mi blusa roja. ¿Qué será lo que me espera allí? Era lo único que pasaba por mi mente en aquel instante.
Comencé a vestirme con mi vestimenta de siempre: una chaqueta de color rojo carmesí, sobre una camisa blanca de botones con detalles rojos, y una cinta amarilla atada en un arco, una negra falda plisada, unas medias negras que me llegan hasta el muslo, y unos zapatos de vestir marrones. Recogí mi pelo con un lazo y cogí mis armas antes de salir por la puerta hacia el puerto en donde me esperaba un barco del Gobierno Mundia.
Era una noche estrellada de Luna llena y una suave brisa acariciaba todo mi cuerpo. No tardé en llegar al puerto, y allí estaba. Era un enorme barco de madera con ocho velas. Un hombre de mediana edad me reconoció y me ayudó a subir y me acompañó hasta mi camarote. Se lo agradecí con una pequeña sonrisa y entré en él.
Para mi sorpresa, lo compartía con otras 3 personas, suponía que cazadores al igual que yo. Todos estaban a sus cosas, parece que ni siquiera se percataron de mi presencia así que decidí hacer lo mismo. Me snté en la cama que quedaba libre, y sin decir nada me eché a descansar. Me vendrá bien descansar.
Las horas pasaron y parece que llegamos a nuestro destino. Mis compañeros parece que seguían por la labor de no hablar. Me dirigí hasta la proa del barco, y allí pude escuchar como el Timonel decía que mañana pasará a por los que quieran irse. Sonreí pero no dije nada. Tenía claro que no sería yo una de esas personas que abandonarían. Había aceptado la misión, y ahora seguiré hasta el final, no hay duda.
Subid, os llevaré hasta la costa Escuche decir a un viejo marinero. Subí con él al bote con cuidado de no caerme. Incluso me tendió la mano para ayudarme. Muchas gracias. Dije sonriente mientras vi como uno de mis compañeros de camarote, el rubio, se iba caminando por el cielo con aire prepotente. Me da que este y yo no nos llevaremos del todo bien… Pensaba mientras esperábamos el viejo y yo a ver si subía más gente.
Hacía una mañana preciosa, el Sol estaba radiante y no había ni una nube en el cielo. La suave brisa acariciaba mi pelo negro azulado que llevaba recogido en una coleta con un lazo morado. El oleaje mojaba levemente el bote en el que estaba, y unas pequeñas gotas caían sobre mi falda negra y mi blusa roja. ¿Qué será lo que me espera allí? Era lo único que pasaba por mi mente en aquel instante.
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Hace una semana me llegó una carta del Almirante en Jefe, en la que decia algo asi de que necesitaban ayuda para una posible batalla en Sunaba, en el Florian Triangle y que se recompensaria bien, logicamente por eso fui. Se suponia que habia un tesoro en aquella isla, para mi desconocida, e iba a haber un monton de piratas que irian hacia allá. Asi que me encontraba yo en un barco el cual recogio a varios cazadores, al subir al barco vi a varias personas más, cada una a su bola, y a una chica con chaqueta roja bastante linda, sabia que era de otra raza, pero las humanas me solian parecer mas bellas que las gyojins.
Quedaba un largo viaje así que decidí dormir un poco en cubierta. Al despertar me fije en que algunos cazadores se acababan de marchar en botes y solo quedaba uno, así que fui corriendo hacia el bote para no quedarme sin sitio, al llegar, la joven cazadora habia subido ya y un chico rubio se marcho andando por el aire como si nada. Antes de marcharnos el capitan del barco dijo que pasaria mañana a por los que quisieran irse devido a que se acercaba una tormenta y no queria quedarse aqui.
Estando en la barca mire a la joven ``Vaya suerte la mia, se acerca una tormenta y no me he traido nada de abrigo.´´ dije sonriendo. ``Ay, pero que tonto ¿donde estan mis modales? Mi nombre e Tyrion wave, ¿y el suyo?´´ Pretendia entablar amistad con ella, ya que podria ser una de mis compañeros en esta aventura y preferia conocer a la gente que podria salvarme el culo.Nos estabamos acercando ya a la isla, cuando me fije que no habia una orilla o una playa en donde atracar sin embargo habia unas piedras de unos pocos metros las cuales estaban mojadas por las que tendriamos que subir, la barca paro a muy pocos centimetros de dichas rocas por lo que me puse en pie y, devido a mi gran altura, alargue los brazos, me agarré a la tierra que habia por encima de aquelllas rocas y subí. Estando arriba me agache y alargue mi mano direccion a la joven ``¿Te ayudo?´´.
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