Bizvan
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Akuma no mi
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La voz de quien parecía ser el encargado de la tripulación comenzó a dar indicaciones a los marines de la cubierta. Varios de estos reaccionaron de inmediato y comenzaron a realizar las indicaciones dadas por él. El joven observó todo esto y ya que el resto de sus compañeros realizaban todo el trabajo de manera aceptable, no consideró que necesitaran su ayuda en nada.
-Es mi oportunidad de ver qué ocurre.-Con las laterales despejadas, se acercó y trató de mirar, pero su sorpresa fue mayúscula al ver como la isla comenzaba a emerger.-¡Qué diablos!-No pudo evitar contener su asombro y habló en voz alta. Miró a sus lados para cerciorarse de que otros marines también hayan visto aquello y su mirada se cruzó con la de otro con la misma expresión extraña que la suya.-Es bueno saber que no estoy loco.
El capitán nuevamente habló con fuerza para hacerse escuchar por todos los marines, nuevamente continuó dando indicaciones. Bizvan no pudo evitar sentir admiración por el hombre que aún esta situación lograba mantener el orden entre los presentes.
Un marine con un DDM se colocó a un costado suyo y mientas miraba a uno de los barcos comenzó a intentar entablar comunicación. Interesado en si la comunicación brindaría algo información de la extraña isla, permaneció junto al marine, pero procurando no ser una molestia para él.
A juzgar por su mirada parecía que la llamada era dirigida al barco de la izquierda (El numero 3).
-Es mi oportunidad de ver qué ocurre.-Con las laterales despejadas, se acercó y trató de mirar, pero su sorpresa fue mayúscula al ver como la isla comenzaba a emerger.-¡Qué diablos!-No pudo evitar contener su asombro y habló en voz alta. Miró a sus lados para cerciorarse de que otros marines también hayan visto aquello y su mirada se cruzó con la de otro con la misma expresión extraña que la suya.-Es bueno saber que no estoy loco.
El capitán nuevamente habló con fuerza para hacerse escuchar por todos los marines, nuevamente continuó dando indicaciones. Bizvan no pudo evitar sentir admiración por el hombre que aún esta situación lograba mantener el orden entre los presentes.
Un marine con un DDM se colocó a un costado suyo y mientas miraba a uno de los barcos comenzó a intentar entablar comunicación. Interesado en si la comunicación brindaría algo información de la extraña isla, permaneció junto al marine, pero procurando no ser una molestia para él.
A juzgar por su mirada parecía que la llamada era dirigida al barco de la izquierda (El numero 3).
Invitado
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Akuma no mi
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A lo mejor la chica tenía razón, y el hecho de ir tan rápido no era buena idea. De todas formas, no creía perder mucho si chocaban. El barco no era un corte muy alto, y debido al dinero que poseía, no le importaba mucho. El rubio pensó en ir donando su dinero a las asociaciones, pero pensó en darlo solo si no encontraba el tesoro. Si hallaba aquello, le daría la mitad a la pelirroja, y lo otro a los pobres. No era un hombre codicioso, todo lo contrario. Prefería que los demás lo tuviesen antes que él. Lo de capturar tipos lo empezaba a ver difícil, pues no había sitio donde dejarles mientras él y la pelirroja avanzaban.
En poco tiempo se dio cuenta, de que la isla estaba frente a sus ojos. Sonrió de forma animada, y después alzó los brazos en pose de victoria. – ¡Oh si! La hemos encontrado, Nostari-chan. – Una vez dijo aquello, le dijo que fuese por sus cosas. Debían estar bien preparados. Él entró a por las suyas. No tardó en llegar a la cocina, y empezar a sacar cargadores de los cajones. Los metía en sus bolsillos, y por todos los huecos posibles de su ropa. No quería quedarse sin balas, y de hecho, le sobraban muchísimas. Tomó entonces una bolsa de patatas con sal. La abrió despacio, y entonces empezó a andar hacia la cubierta con un ritmo calmado.
Una vez estuviesen los dos allí, sería el momento de desembarcar. Dejaría el navío lo más cerca posible de la isla, y después saltaría a tierra firme. Con su haki activado, mostró una pequeña sonrisa, para después dar unos pequeños saltos de calentamiento. No quería que le diese un tirón en mitad de la isla secreta. – Vamos a ello. No te separes de mí, podría ser peligroso, y haber muchas trampas. – En cuanto dijo aquello, comenzó a caminar con toda la calma del mundo, dispuesto a que encontraran lo que el destino les quisiera brindar.
En poco tiempo se dio cuenta, de que la isla estaba frente a sus ojos. Sonrió de forma animada, y después alzó los brazos en pose de victoria. – ¡Oh si! La hemos encontrado, Nostari-chan. – Una vez dijo aquello, le dijo que fuese por sus cosas. Debían estar bien preparados. Él entró a por las suyas. No tardó en llegar a la cocina, y empezar a sacar cargadores de los cajones. Los metía en sus bolsillos, y por todos los huecos posibles de su ropa. No quería quedarse sin balas, y de hecho, le sobraban muchísimas. Tomó entonces una bolsa de patatas con sal. La abrió despacio, y entonces empezó a andar hacia la cubierta con un ritmo calmado.
Una vez estuviesen los dos allí, sería el momento de desembarcar. Dejaría el navío lo más cerca posible de la isla, y después saltaría a tierra firme. Con su haki activado, mostró una pequeña sonrisa, para después dar unos pequeños saltos de calentamiento. No quería que le diese un tirón en mitad de la isla secreta. – Vamos a ello. No te separes de mí, podría ser peligroso, y haber muchas trampas. – En cuanto dijo aquello, comenzó a caminar con toda la calma del mundo, dispuesto a que encontraran lo que el destino les quisiera brindar.
Nostariel
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Los fantasmas volvieron sin encontrar nada, pero parecían algo, no sé, diferentes. En ese momento el barco se sacudió, ¿Había acertado Kasai y los reyes marinos nos atacaban? No podía ser, esto era algo diferente, las olas casi saltaban a cubierta. Entonces la niebla se disipó de repente, dejando ver como una isla emergía de las profundidades del mar. Los árboles, si es que lo eran, no se parecían a nada que hubiera visto antes, tendría que recoger muestras de esas plantas para averiguar sus efectos, aunque veía complicado coger granes cantidades intentaría que fueran suficientes como para poder elaborar cosas de tener alguna propiedad, y así se lo hice saber a Kasai.
Tras entrar a por mis armas, me reuní con el jefe en cubierta, para a continuación saltar a tierra y como había dicho el hombre, empezar a explorar con precaución la zona, no creía que hubiera trampas, pero le haría caso. Había tanto que ver, tanto que aprender y explorar, y tantos peligros que afrontar que no cabía dentro de mí de la curiosidad y la energía que eso me daba. Generé una fantasma espía, pues los que había creado antes ya los había absorbido, y la mande unos metros por delante de nosotros, lo que nos daría otra perspectiva y nos podría ayudar a detectar trampas, animales o plantas extrañas.
Tras entrar a por mis armas, me reuní con el jefe en cubierta, para a continuación saltar a tierra y como había dicho el hombre, empezar a explorar con precaución la zona, no creía que hubiera trampas, pero le haría caso. Había tanto que ver, tanto que aprender y explorar, y tantos peligros que afrontar que no cabía dentro de mí de la curiosidad y la energía que eso me daba. Generé una fantasma espía, pues los que había creado antes ya los había absorbido, y la mande unos metros por delante de nosotros, lo que nos daría otra perspectiva y nos podría ayudar a detectar trampas, animales o plantas extrañas.
Igor kronk
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Akuma no mi
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¡Ohhhh! tierra a la vista vamos a chocar.
Corro en círculos por la cubierta agitando los brazos como un pollo sin cabeza. - ¡Vamos a palmar!... rápido piensa que has de hacer...... Claro tirar de la palanca eso siempre funciona. ¿palanca. palanca... donde esta la palanca cuando la necesitas?- Finalmente encuentro la adorada palanca en un extremo del barco cerca de estribor. La agarro con las dos manos y tiro de ella como si me fuera la vida en ello. Pero no se cantea ni un milimetro. - Maldita palanca funciona, obedeceme.- No hay manera la cochina palanca se niega a moverse y por ello la empujo de una patada, ante mi sorpresa esta se mueve fácilmente sin ningún ruido, el ancla comienza a caer al mar arrastrando la pesada cadena. Me refugio para no salir volando por el impacto o la brusca frenada del barco contra tierra.
Toma cobertura el viaje va a ser movidito.
Corro en círculos por la cubierta agitando los brazos como un pollo sin cabeza. - ¡Vamos a palmar!... rápido piensa que has de hacer...... Claro tirar de la palanca eso siempre funciona. ¿palanca. palanca... donde esta la palanca cuando la necesitas?- Finalmente encuentro la adorada palanca en un extremo del barco cerca de estribor. La agarro con las dos manos y tiro de ella como si me fuera la vida en ello. Pero no se cantea ni un milimetro. - Maldita palanca funciona, obedeceme.- No hay manera la cochina palanca se niega a moverse y por ello la empujo de una patada, ante mi sorpresa esta se mueve fácilmente sin ningún ruido, el ancla comienza a caer al mar arrastrando la pesada cadena. Me refugio para no salir volando por el impacto o la brusca frenada del barco contra tierra.
Toma cobertura el viaje va a ser movidito.
Ichizake
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El absurdo barco se plantó justo al lado del negro navío de Gerald, como una sombre deforme y colorida proyectada contra la niebla. Era asombroso el contraste que había entre los dos vehículos: uno de ellos, construido con toda probablidad como atracción infantil para una feria y pintado aparentemente por los mismos niños; el otro, negro y estilizado, la manifestación física de la personalidad de su dueño. Pero lo realmente impactante era el tripulante del barco de color. Gerald lo observó incrédulo durante unos segundos, al principio pensando que no era más que un cadáver que solo parecía moverse por efecto de la baja visibilidad y luego tratando de convencerse a sí mismo de que su cerebro le engañaba.
El esqueleto le habló como si nada. ¡Incluso pidió indicaciones como un navegante normal y corriente! Por un momento se planteó la posibilidad de hundirlo usando las cuchillas que su barco era capaz de desplegar a ambos lados, pero no estaba seguro de si sería buena idea. Quería saber más sobre esa... cosa.
Sin variar un ápice su expresión, vio de reojo como Gibbs se ponía de los nervios al ver a la criatura. El rollizo timonel giró varias veces sobre sí mismo, escupió al suelo y luego dio una palmada. Un absurdo rito para mitigar la mala suerte que Gerald estaba harto de ver.
-Sabía que esta niebla no guardaba nada bueno, capitán. Deberíamos marcharnos de aquí cuanto antes, os lo digo yo, los barcos fantasmas dan mal fario.
-A vos todo os da mal fario, Gibbs. Tengo curiosidad por ese pequeño... ser -Luego se dirigió al susodicho hombrecillo muerto-. Disculpadme si os pregunto qué clase de criatura sois. Mi nombre es Elliot -mintió-, y ando buscando la salida de esta niebla tanto como vos.
Fue en ese momento cuando ocurrió. Para espanto de su navegante, que se ocultó en el interior del barco atemorizado por el sobrenatural suceso, la niebla se disipó rápidamente. Al mismo tiempo, una monstruosa sombra surgió del mar. El agua se elevó como si algo luchara por salir a la superficie y antes de que pudiera procesarlo, una isla había brotado donde antes no había nada. Ni siquiera él pudo contener una mueca de verdadera sorpresa ante eso.
Vio como el destino había decidido ponerle en bandeja de plata la tierra que tanto había buscado. "Sur o este", pensó al ver las posibles rutas. Pensó que en cualquier momento, la isla podría volver a las oscuras profundidades de las que había salido, por lo que tal vez convendría darse prisa. Tomó la decisión de desembarcar de inmediato.
Había un estrecho canal de agua entre dos grandes bloques de tierra en dirección este, por lo que decidió encaminarse hacia allí, hacia la costa situada justo frente a él. Incluso había perdido momentáneamente el interés en el esqueleto parlante, tan absorto como estaba en esa extraña aparición. "En pos del oro, pues", se dijo. Y allí se encaminó.
El esqueleto le habló como si nada. ¡Incluso pidió indicaciones como un navegante normal y corriente! Por un momento se planteó la posibilidad de hundirlo usando las cuchillas que su barco era capaz de desplegar a ambos lados, pero no estaba seguro de si sería buena idea. Quería saber más sobre esa... cosa.
Sin variar un ápice su expresión, vio de reojo como Gibbs se ponía de los nervios al ver a la criatura. El rollizo timonel giró varias veces sobre sí mismo, escupió al suelo y luego dio una palmada. Un absurdo rito para mitigar la mala suerte que Gerald estaba harto de ver.
-Sabía que esta niebla no guardaba nada bueno, capitán. Deberíamos marcharnos de aquí cuanto antes, os lo digo yo, los barcos fantasmas dan mal fario.
-A vos todo os da mal fario, Gibbs. Tengo curiosidad por ese pequeño... ser -Luego se dirigió al susodicho hombrecillo muerto-. Disculpadme si os pregunto qué clase de criatura sois. Mi nombre es Elliot -mintió-, y ando buscando la salida de esta niebla tanto como vos.
Fue en ese momento cuando ocurrió. Para espanto de su navegante, que se ocultó en el interior del barco atemorizado por el sobrenatural suceso, la niebla se disipó rápidamente. Al mismo tiempo, una monstruosa sombra surgió del mar. El agua se elevó como si algo luchara por salir a la superficie y antes de que pudiera procesarlo, una isla había brotado donde antes no había nada. Ni siquiera él pudo contener una mueca de verdadera sorpresa ante eso.
Vio como el destino había decidido ponerle en bandeja de plata la tierra que tanto había buscado. "Sur o este", pensó al ver las posibles rutas. Pensó que en cualquier momento, la isla podría volver a las oscuras profundidades de las que había salido, por lo que tal vez convendría darse prisa. Tomó la decisión de desembarcar de inmediato.
Había un estrecho canal de agua entre dos grandes bloques de tierra en dirección este, por lo que decidió encaminarse hacia allí, hacia la costa situada justo frente a él. Incluso había perdido momentáneamente el interés en el esqueleto parlante, tan absorto como estaba en esa extraña aparición. "En pos del oro, pues", se dijo. Y allí se encaminó.
Teravan Zallen
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- PERSONAJES IMPLICADOS EN EL POST:
- C.K:
- - Agente, no es momento de tomar el té -dice, con voz firme-, pero creo que necesito un trago. En cuanto hayas acabado, por favor, guarda las tazas y ponte en guardia, no sabemos qué nos espera en este lugar. -la mujer bebe el té a sorbos rápidos y cortos, dejando la taza vacía en la bandejita a continuación.
La inesperada exasperación en la voz de la mujer no escapó a los sentidos del agente, por lo que dedujo que había algo que no deseaba en esa situación. No creo que fuese necesaria la reprimenda por un pequeño descanso para tomar el té. Además, por el gesto de su cara, parecía haberle gustado. Sonrió ante la perspectiva de haber hecho una bebida que agradase a todos, pues, aunque tampoco le importaba demasiado la opinión que de él pudiesen extraer, sí que era necesario hacer buenas migas para fortalecer el trabajo en equipo. Él era el novato, no podía dejarse llevar por la arrogancia.
Se inclinó con aire completamente abatido, en dirección a su superior, y respondió sin rodeos y con firmeza. - Siento si mi comportamiento ha sido inapropiado, mi intenciones no eran otras que buscar el beneficio del escuadrón, pues los nervios causados por la niebla pueden jugar malas obras en nuestros sentidos. Si cree que merezco una medida disciplinaria por mi comportamiento, no opondré ninguna queja. - Se alzó y la miró directamente a los ojos, sin una muestra de resentimiento ni insubordinación en los ojos. - Tenéis mi palabra.
- ALICE:
- Otro hombre asió una taza para saborearla, parecía convencido de la disposición y del sabor del brebaje, era buena señal, pues significaba que sabía apreciar las buenas costumbres. A continuación, hizo un breve y bien formulado discurso. Parecía una persona cabal que deseaba tener todos los cabos atados, por lo que él no interferiría en su objetivo. Antes de decir nada, dirigió su mirada a la primera mujer que había aceptado su invitación. Inclinó la cabeza mientras esbozaba una amable sonrisa, tras lo cual le guiñó un ojo, en actitud complaciente. - Ha sido un placer, espero que mi humilde invitación os haya hecho más llevadera la travesía. - Hizo una leve reverencia. - Podéis acudir a mí siempre que lo necesitéis. - Tal vez su amabilidad estaba sobrepasando los límites de lo aceptable, mas todos allí eran superiores, y no le vendría mal alguna amistad.
- ADAM:
- Otro hombre asió una taza para saborearla, parecía convencido de la disposición y del sabor del brebaje, era buena señal, pues significaba que sabía apreciar las buenas costumbres. A continuación, hizo un breve y bien formulado discurso. Parecía una persona cabal que deseaba tener todos los cabos atados, por lo que él no interferiría en su objetivo. Antes de decir nada, dirigió su mirada a la primera mujer que había aceptado su invitación. Inclinó la cabeza mientras esbozaba una amable sonrisa, tras lo cual le guiñó un ojo, en actitud complaciente. - Ha sido un placer, espero que mi humilde invitación os haya hecho más llevadera la travesía. - Hizo una leve reverencia. - Podéis acudir a mí siempre que lo necesitéis. - Tal vez su amabilidad estaba sobrepasando los límites de lo aceptable, mas todos allí eran superiores, y no le vendría mal alguna amistad.
Tras eso, se dirigió hacia el anterior individuo y realizó una pronunciada reverencia, símbolo de respeto. - Agente iniciado Teravan Zallen. Se me da bien darme a conocer varias veces a una misma persona. Soy lo que se llama un espía, aunque tal vez mi escasa habilidad resulte ofensiva para portar ese nombre. - No le agradaba ser tan humilde, sin embargo, era necesario en ese momento. - Respecto a habilidades especiales... dicen que soy buen lanzador, nada más. - Añadió, con una leve sonrisa en su rostro.
- ALEXANDRA SILVERCAT:
- Reparó en la mujer pelirroja que había saltado a la cubierta del barco. Buscaba algo en su bolso, con determinación. Tal vez solo estuviese revisando su contenido. Cogió la bandeja de té con las tazas y aprovechó para rellenar una última porción, pues no quería desaprovechar su sabor. Se acercó a la recién llegada, cuyo nombre parecía ser Lexy, y le tendió la taza con el plato y una cuchara, así como el bollo que le correspondía. - Bienvenida a bordo. Me disponía a guardar esto, siguiendo órdenes, pero es mejor si se aprovecha su contenido. Espero que le agrade su sabor. - Dijo mientras sonreía con complicidad. Parecía una persona agradable, y debía reconocer que era atractiva. Aunque era incapaz de reconocer ese tipo de cosas desde su visita a Hallstat.
Teravan no tardó demasiado tiempo en terminar su ración de té. Al fin y al cabo, la niebla hacía que fuese necesario tomar algo caliente con demasiada frecuencia, y el tamaño de las tazas no ayudaban a su duración. En cualquier caso, la bebida le dio los ánimos que necesitaba, así como revitalizó su espíritu soberanamente. No tuvo demasiado tiempo para disfrutar de la sensación, pues una persona se acercaba con poca disimulada premura. Su identidad era conocida por el agente, así como por el resto de la tripulación, no solo por el viaje que les había llevado allí, sino por su aspecto y porte. Su fama indudablemente le precedía.
- Agente, no es momento de tomar el té -dice, con voz firme-, pero creo que necesito un trago. En cuanto hayas acabado, por favor, guarda las tazas y ponte en guardia, no sabemos qué nos espera en este lugar. -la mujer bebe el té a sorbos rápidos y cortos, dejando la taza vacía en la bandejita a continuación.
La inesperada exasperación en la voz de la mujer no escapó a los sentidos del agente, por lo que dedujo que había algo que no deseaba en esa situación. No creo que fuese necesaria la reprimenda por un pequeño descanso para tomar el té. Además, por el gesto de su cara, parecía haberle gustado. Sonrió ante la perspectiva de haber hecho una bebida que agradase a todos, pues, aunque tampoco le importaba demasiado la opinión que de él pudiesen extraer, sí que era necesario hacer buenas migas para fortalecer el trabajo en equipo. Él era el novato, no podía dejarse llevar por la arrogancia.
Se inclinó con aire completamente abatido, en dirección a su superior, y respondió sin rodeos y con firmeza. - Siento si mi comportamiento ha sido inapropiado, mi intenciones no eran otras que buscar el beneficio del escuadrón, pues los nervios causados por la niebla pueden jugar malas obras en nuestros sentidos. Si cree que merezco una medida disciplinaria por mi comportamiento, no opondré ninguna queja. - Se alzó y la miró directamente a los ojos, sin una muestra de resentimiento ni insubordinación en los ojos. - Tenéis mi palabra.
Otro hombre asió una taza para saborearla, parecía convencido de la disposición y del sabor del brebaje, era buena señal, pues significaba que sabía apreciar las buenas costumbres. A continuación, hizo un breve y bien formulado discurso. Parecía una persona cabal que deseaba tener todos los cabos atados, por lo que él no interferiría en su objetivo. Antes de decir nada, dirigió su mirada a la primera mujer que había aceptado su invitación. Inclinó la cabeza mientras esbozaba una amable sonrisa, tras lo cual le guiñó un ojo, en actitud complaciente. - Ha sido un placer, espero que mi humilde invitación os haya hecho más llevadera la travesía. - Hizo una leve reverencia. - Podéis acudir a mí siempre que lo necesitéis. - Tal vez su amabilidad estaba sobrepasando los límites de lo aceptable, mas todos allí eran superiores, y no le vendría mal alguna amistad.
Tras eso, se dirigió hacia el anterior individuo y realizó una pronunciada reverencia, símbolo de respeto. - Agente iniciado Teravan Zallen. Se me da bien darme a conocer varias veces a una misma persona. Soy lo que se llama un espía, aunque tal vez mi escasa habilidad resulte ofensiva para portar ese nombre. - No le agradaba ser tan humilde, sin embargo, era necesario en ese momento. - Respecto a habilidades especiales... dicen que soy buen lanzador, nada más. - Añadió, con una leve sonrisa en su rostro.
Reparó en la mujer pelirroja que había saltado a la cubierta del barco. Buscaba algo en su bolso, con determinación. Tal vez solo estuviese revisando su contenido. Cogió la bandeja de té con las tazas y aprovechó para rellenar una última porción, pues no quería desaprovechar su sabor. Se acercó a la recién llegada, cuyo nombre parecía ser Lexy, y le tendió la taza con el plato y una cuchara, así como el bollo que le correspondía. - Bienvenida a bordo. Me disponía a guardar esto, siguiendo órdenes, pero es mejor si se aprovecha su contenido. Espero que le agrade su sabor. - Dijo mientras sonreía con complicidad. Parecía una persona agradable, y debía reconocer que era atractiva. Aunque era incapaz de reconocer ese tipo de cosas desde su visita a Hallstat.
- Spoiler:
- Cada acción que hago es separada y puede no coincidir el orden, puesto que los sucesos se arremolinan y son bastante confusos. Pido disculpas si he contrariado las acciones de algún personaje.
Jack Gargaroth
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Rápidamente acudió a sacar de allí abajo a su amigo, maldita sea, les había costado mucho llegar allí y no le iba a dejar abandonado. Empujando con fuerza sacó todas las cajas de encima de su colega, dejándolo al descubierto mientras el semigigante herido se quejaba de una de sus piernas. Alzando la vista a su compañero de viaje, levantó una mano -No he venido aquí a hacer amigos, pero no veo ningún inconveniente en aliarnos, al menos de momento -Dijo mientras cargaba al navegante a hombros y comenzaba a caminar hacia la sombra mas cercana, posándolo y empezando a examinar su pierna y su hombro heridos. Sus básicos conocimientos de medicina no le permitian hacer gran cosa por el momento, pero al menos podría hacerle un apaño para que pudiera acompañarles, o por lo menos, esperarles en alguna parte, aunque tal y como estaban las cosas y en las condiciones que había quedado tras el accidente no se fiaba de dejarle solo entre tanta gente peligrosa que seguramente desembarcaría o habria desembarcado en ese archipiélago.
Una vez terminó de atender al bigotudo gruñon, se levantó y comenzó a observar los alrededores, un sitio muy extraño sin duda... Tomó una tabla del barco y comenzó a tallarla con su daga para hacer una improvisada muleta para el herido -¿Quién eres? No me gusta trabajar con alguien que no conozco -Dijo Gargaroth mientras terminaba la muleta -En cualquiera de los casos, creo que lo más sabio es subir a un punto alto para poder ver donde estamos exactamente y allí pensar qué hacer, una posición estratégica es importante para poder empezar a pensar en hacer algo -Añadió tendiendole la improvisada muleta al navegante que ahora se quejaba algo menos, aun así, seguía siendo un maldito gruñon cascarrabias.
Desde luego, había sido una forma muy horrible de empezar la aventura pero bueno, el principio no quiere decir nada... Seguramente habria muchisima gente buscando el mismo tesoro, así que lo mas sabio seria juntarse a alguien muy poderoso o a un gran grupo de gente, es la forma mas segura de poder encontrar algo y poder creer o desmentir esa "tontería" de que era equiparable al One Piece, aún no se lo creía y le sorprendía muchísimo que pudiera llegar a existir algo así. No obstante siempre podía intentar capturar a algun pirata con recompensa por su cabeza para no irse con las manos vacías, desde luego eso no era una opción en su cabeza, este viaje le había costado ya una pequeña inversion de tiempo y dinero y no iba a perderlo todo.
Haciendoles una seña con la mano a sus compañeros de viaje, empezó a adentrarse en la isla poco a poco, alzando la vista al frente para buscar algun sitio alto en el horizonte.
Una vez terminó de atender al bigotudo gruñon, se levantó y comenzó a observar los alrededores, un sitio muy extraño sin duda... Tomó una tabla del barco y comenzó a tallarla con su daga para hacer una improvisada muleta para el herido -¿Quién eres? No me gusta trabajar con alguien que no conozco -Dijo Gargaroth mientras terminaba la muleta -En cualquiera de los casos, creo que lo más sabio es subir a un punto alto para poder ver donde estamos exactamente y allí pensar qué hacer, una posición estratégica es importante para poder empezar a pensar en hacer algo -Añadió tendiendole la improvisada muleta al navegante que ahora se quejaba algo menos, aun así, seguía siendo un maldito gruñon cascarrabias.
Desde luego, había sido una forma muy horrible de empezar la aventura pero bueno, el principio no quiere decir nada... Seguramente habria muchisima gente buscando el mismo tesoro, así que lo mas sabio seria juntarse a alguien muy poderoso o a un gran grupo de gente, es la forma mas segura de poder encontrar algo y poder creer o desmentir esa "tontería" de que era equiparable al One Piece, aún no se lo creía y le sorprendía muchísimo que pudiera llegar a existir algo así. No obstante siempre podía intentar capturar a algun pirata con recompensa por su cabeza para no irse con las manos vacías, desde luego eso no era una opción en su cabeza, este viaje le había costado ya una pequeña inversion de tiempo y dinero y no iba a perderlo todo.
Haciendoles una seña con la mano a sus compañeros de viaje, empezó a adentrarse en la isla poco a poco, alzando la vista al frente para buscar algun sitio alto en el horizonte.
Simo Baker
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Seguíamos avanzando gracias a la intervención de mi compañero de viaje y yo había comenzado a entablar una conversación cuando de repente… el agua comenzó a agitarse y a burbujear. Noté como nos alzábamos y el barco comenzaba a inclinarse. Intenté agarrarme a algo, pero por la sacudida no pude lograrlo antes de que el barco volcase. Caí contra el suelo dándome un golpe en la cabeza. Estaba un poco aturdido, pero no lo suficiente como para no darme cuenta de lo que estaba pasando. Una maldita isla acababa de emerger bajo nosotros.
Iba a celebrar nuestra llegada a la isla del tesoro cuando me giré y vi la situación en la que se encontraban mis compañeros. El grandullón estaba ayudando al navegante, el cual había sido herido por unas cajas que habían caído encima de él. Escuché como el hombre aceptaba la alianza por el momento mientras cargaba al nórdico hasta la sombra para examinar sus heridas. Yo por mi parte decidí echar un vistazo a la costa que teníamos alrededor. Al parecer había otra isla enfrente, ambas tenían las costas llenas de coral. Coral… yo sabía un detalle importante sobre el coral. Bueno, no era el momento de pensar en eso. Seguí mirando alrededor en busca de algo más de información sobre las islas. Mierda, no muy lejos en el mar había un bote. Estaba a menos de un kilómetro, era prácticamente imposible que no nos hubiera visto. Eso hizo que me diese cuenta de que seguramente no nos habíamos dado cuenta por la niebla, pero esa isla tenía que estar llena de gente como nosotros, debíamos prepararnos.
Me acerqué a mis compañeros de aventura para advertirles. Al parecer el hombre le había hecho una muleta al cascarrabias bigotudo para que pudiese caminar. Cuando estuve junto a ellos escuché cómo el grandullón me preguntaba mi nombre, lo cual me molestó un poco porque ya se lo había dicho. Luego, sin darme tiempo a responder, propuso buscar una posición elevada para poder planear nuestro siguiente movimiento desde una localización estratégica. Cualquier idea me habría parecido buena en esa situación, pero debíamos alejarnos de ese lugar tan expuesto cuanto antes.
-Podemos dejar las presentaciones para más tarde, he visto una barca entre las dos islas que han emergido. Tu plan parece bueno, pero debemos alejarnos de la playa cuanto antes. Aquí estamos muy expuestos como para proteger al herido.- dije mostrando mi preocupación.
El grandullón hizo una seña y comenzó a andar en busca de un sitio elevado. Yo por mi parte avanzaba analizando el terreno para poder moverme mejor por él. La llegada a la isla no había sido para nada como yo la esperaba, pero aquí estaba. A partir de ahora cada decisión que tomase podría ser decisiva, debía estar alerta en todo momento.
Iba a celebrar nuestra llegada a la isla del tesoro cuando me giré y vi la situación en la que se encontraban mis compañeros. El grandullón estaba ayudando al navegante, el cual había sido herido por unas cajas que habían caído encima de él. Escuché como el hombre aceptaba la alianza por el momento mientras cargaba al nórdico hasta la sombra para examinar sus heridas. Yo por mi parte decidí echar un vistazo a la costa que teníamos alrededor. Al parecer había otra isla enfrente, ambas tenían las costas llenas de coral. Coral… yo sabía un detalle importante sobre el coral. Bueno, no era el momento de pensar en eso. Seguí mirando alrededor en busca de algo más de información sobre las islas. Mierda, no muy lejos en el mar había un bote. Estaba a menos de un kilómetro, era prácticamente imposible que no nos hubiera visto. Eso hizo que me diese cuenta de que seguramente no nos habíamos dado cuenta por la niebla, pero esa isla tenía que estar llena de gente como nosotros, debíamos prepararnos.
Me acerqué a mis compañeros de aventura para advertirles. Al parecer el hombre le había hecho una muleta al cascarrabias bigotudo para que pudiese caminar. Cuando estuve junto a ellos escuché cómo el grandullón me preguntaba mi nombre, lo cual me molestó un poco porque ya se lo había dicho. Luego, sin darme tiempo a responder, propuso buscar una posición elevada para poder planear nuestro siguiente movimiento desde una localización estratégica. Cualquier idea me habría parecido buena en esa situación, pero debíamos alejarnos de ese lugar tan expuesto cuanto antes.
-Podemos dejar las presentaciones para más tarde, he visto una barca entre las dos islas que han emergido. Tu plan parece bueno, pero debemos alejarnos de la playa cuanto antes. Aquí estamos muy expuestos como para proteger al herido.- dije mostrando mi preocupación.
El grandullón hizo una seña y comenzó a andar en busca de un sitio elevado. Yo por mi parte avanzaba analizando el terreno para poder moverme mejor por él. La llegada a la isla no había sido para nada como yo la esperaba, pero aquí estaba. A partir de ahora cada decisión que tomase podría ser decisiva, debía estar alerta en todo momento.
- Técnica usada:
- Análisis: tras observar el terreno durante un rato (1 post) se obtiene información útil sobre él, por lo que se obtiene un x1,5 en agilidad, velocidad y reflejos mientras estés en la zona.
Eron
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Parecía que todo iba a estar sumamente tranquilo hasta que llegasen a su objetivo; el faro. Al menos eso era lo que inocentemente creía Eron, estando muy lejos de la realidad. Dos enormes porciones de tierra aparecieron tanto delante como detrás de la embarcación. Pese a la magnificencia que poseía tal suceso el pirata era consciente del peligro que corrían en ese preciso instante. - ... Mierda... - Murmuró, agarrando con fuerza el timón. Poco después las aguas se revolvieron con fuerza, como si tratasen de hundir la embarcación de la que se habían agenciado para viajar hasta allí. Era un espectáculo violento del que desearía no haber sido participante. Pese a todo consiguió mantener el yate a flote, sin saber siquiera cómo logró tal hazaña. No era navegante y, como siempre, aquello había sido mera suerte (la cual agradecía).
Una vez pasaron varios minutos (y en vista que no se hundían) fue a paso ligero en busca de su compañero. Lo encontró en el suelo de una de las habitaciones. Seguramente se habría caído, nada importante a lo que hacer mención... Aunque sí se podría decir que ver al menor de aquella forma le producía algo de gracia, casi suelta una carcajada. Exacto, casi, pues su rostro se mantuvo totalmente serio, como si nada pudiese hacerle reír. - ... Ha aparecido la isla... Voy a llevar el barco hasta una orilla. - Informó a Difter. - Y deberías levantarte y dejar de hacer el idiota. En una de estas caerás por la borda. - Suspiró y rodó los ojos. Era consciente de que tal vez no habría mucha seriedad en la mente del luchador pues lo poco que conocía de él eran sus sonrisas y su frase habitual: "¡Qué divertido es esto!" Irritante. De todas formas dejó reposar aquellos pensamientos tan "tóxicos" y decidió volver junto al timón para ponerse en marcha y no perder más tiempo del necesario. Al menos tuvo la amabilidad de avisar, que ya es algo...
Sin tener en cuenta lo que deseaba el boxeador dirigió el navío hasta el trozo de tierra que tenían justo en frente de sus narices. Lo único que debía hacer era buscar un buen lugar para dejar el barco y poder bajar. Las fantasías acerca del tesoro y las riquezas que este podría poseer ya aparecían en su mente. No pensó que pudiese haber únicamente dinero, también algún arma o artefacto con habilidades increíbles, ¿por qué limitar la fantasía a algo tan banal como un montón de monedas? Además, ¿quién sabe lo que los deparará en aquella extraña isla?
Una vez pasaron varios minutos (y en vista que no se hundían) fue a paso ligero en busca de su compañero. Lo encontró en el suelo de una de las habitaciones. Seguramente se habría caído, nada importante a lo que hacer mención... Aunque sí se podría decir que ver al menor de aquella forma le producía algo de gracia, casi suelta una carcajada. Exacto, casi, pues su rostro se mantuvo totalmente serio, como si nada pudiese hacerle reír. - ... Ha aparecido la isla... Voy a llevar el barco hasta una orilla. - Informó a Difter. - Y deberías levantarte y dejar de hacer el idiota. En una de estas caerás por la borda. - Suspiró y rodó los ojos. Era consciente de que tal vez no habría mucha seriedad en la mente del luchador pues lo poco que conocía de él eran sus sonrisas y su frase habitual: "¡Qué divertido es esto!" Irritante. De todas formas dejó reposar aquellos pensamientos tan "tóxicos" y decidió volver junto al timón para ponerse en marcha y no perder más tiempo del necesario. Al menos tuvo la amabilidad de avisar, que ya es algo...
Sin tener en cuenta lo que deseaba el boxeador dirigió el navío hasta el trozo de tierra que tenían justo en frente de sus narices. Lo único que debía hacer era buscar un buen lugar para dejar el barco y poder bajar. Las fantasías acerca del tesoro y las riquezas que este podría poseer ya aparecían en su mente. No pensó que pudiese haber únicamente dinero, también algún arma o artefacto con habilidades increíbles, ¿por qué limitar la fantasía a algo tan banal como un montón de monedas? Además, ¿quién sabe lo que los deparará en aquella extraña isla?
Shieng Long
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La teniente miró a Misa, la cual había mencionado su nombre. Iba a decirle algo, pero entonces todo empezó a temblar. La chica miró a los lados, confusa. No pasó mucho rato hasta darse cuenta de que junto a ellos había aparecido de la nada una... ¿una isla? Lara escuchó como Misa mantenía la calma entre las tropas, lo cual agradeció. Se quedó pensando, mirando fugazmente el barco de su hermano. Suspiró y entonces se dirigió a Misa y los demás.
- Busquemos un sitio en el que podamos anclar. Hacia allí se puede ver una linea de costa más accesible -dijo, señalando hacia el sur-. Lo mejor será ir hacia allí e investigar. Sino... Lo que diga Al que hagamos.
Dicho aquello, decidió meterse en su camarote. Se sentó sobre la cama al entrar y soltó un largo suspiro. No podía tener esa actitud delante de todos. Estaba molesta, sí. Pero nadie tenía la culpa. Nadie más que Al. Se levantó de nuevo en cuanto se hubo tranquilizado un poco, se acercó a la puerta y se dispuso a salir. Sin embargo, se quedó quieta un rato frente a la puerta. ¿Qué iba a hacer ahí fuera? Era débil. ¿Cómo podía liderar tropas si era débil? Cerró los ojos y agitó la cabeza, alejando ese pensamiento. Entonces, abrió la puerta por fin y salió del camarote.
- Busquemos un sitio en el que podamos anclar. Hacia allí se puede ver una linea de costa más accesible -dijo, señalando hacia el sur-. Lo mejor será ir hacia allí e investigar. Sino... Lo que diga Al que hagamos.
Dicho aquello, decidió meterse en su camarote. Se sentó sobre la cama al entrar y soltó un largo suspiro. No podía tener esa actitud delante de todos. Estaba molesta, sí. Pero nadie tenía la culpa. Nadie más que Al. Se levantó de nuevo en cuanto se hubo tranquilizado un poco, se acercó a la puerta y se dispuso a salir. Sin embargo, se quedó quieta un rato frente a la puerta. ¿Qué iba a hacer ahí fuera? Era débil. ¿Cómo podía liderar tropas si era débil? Cerró los ojos y agitó la cabeza, alejando ese pensamiento. Entonces, abrió la puerta por fin y salió del camarote.
Gusi
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Gusi discutía acaloradamente con su compañero. No es que se llevaran mal, simplemente tenían un compañerismo diferente al resto. Estaba claro que entre ellos se pegarían un tiro, pero si uno de los dos se ponía en peligro allí estaría el otro para ayudarle. Parecía que la cosa acabó como siempre, los dos refunfuñando como niños y cada uno yéndose a una punta diferente del barco. Gusi decidió ir a la cocina a prepararse un suculento bocadillo de mortadela con mayonesa y anchoas. Pero en mitad del trayecto el barco entero empezó a temblar. El Oficial se asomó por una de las ventanitas y apreció como el agua estaba burbujeando y emitiendo unos gases blanquecinos.
-Qué cojones, ¿nos han dado?- decía Gusi mientras corría desesperado a cubierta. Sin pensárselo dos veces se dispuso a escalar por el palo mayor en busca de seguridad en la torre del vigía. No quería acabar ahogado en medio del mar por culpa de ser usuario.
Después de unas turbulencias que casi hacen que se partiera la crisma, decidió asomarse para ver cómo iba el hundimiento del navío. Pero lo único que llego a divisar fue a Kimura completamente empapado en cubierta. El Capitán cambio el rumbo del trayecto y Gusi decidió bajar de la torre para ver que pasaba, mientras bajaba observo como la niebla había desaparecido y una isla había aparecido a escasos kilómetros de ellos. Al llegar a abajo Kimura estaba intentando interactuar con un barco al que nos acercábamos progresivamente. Gusi se colocó al lado suya con intención de protegerle si la cosa se ponía fea, mientras mantenía una mano en el mango de su escopeta.
-Qué cojones, ¿nos han dado?- decía Gusi mientras corría desesperado a cubierta. Sin pensárselo dos veces se dispuso a escalar por el palo mayor en busca de seguridad en la torre del vigía. No quería acabar ahogado en medio del mar por culpa de ser usuario.
Después de unas turbulencias que casi hacen que se partiera la crisma, decidió asomarse para ver cómo iba el hundimiento del navío. Pero lo único que llego a divisar fue a Kimura completamente empapado en cubierta. El Capitán cambio el rumbo del trayecto y Gusi decidió bajar de la torre para ver que pasaba, mientras bajaba observo como la niebla había desaparecido y una isla había aparecido a escasos kilómetros de ellos. Al llegar a abajo Kimura estaba intentando interactuar con un barco al que nos acercábamos progresivamente. Gusi se colocó al lado suya con intención de protegerle si la cosa se ponía fea, mientras mantenía una mano en el mango de su escopeta.
Krieg
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Akuma no mi
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El discurso no parece ser interrumpido. Este grupo parece capaz… en su mayoría. El hacedor de té se presenta como Teravan Zallen, espía que no parece muy seguro de sus habilidades físicas. Servicial. Lanzador… arma a determinar. Anotado. Trazando perfil psicológico.
Uno de los miembros del equipo hace un pequeño mutis tras la puerta de madera, su mero pase traía un rumor amargo y sulfuroso que se introducía por las fosas nasales, tras el sonido del agua a presión volvió limpio. Su actitud es orgullosa y vehemente, al menos conmigo. -1. Determinación de perfil similar a modus operandi de Arthur Dayne. Lanzar sólo una mirada de soslayo de pies a cabeza. ¿Eso son entradas o su peinado es así? Porte fuerte, buena postura… tenso.
- Continuaré con las presentaciones. Mi nombre es Adam Smith, aunque podéis usar el apodo que queráis… siempre y cuando sepa que os referís a mí y no sea algo insultante. Y al igual que nuestro maestro del té - +1- soy un espía, me especializo en el manejo y uso de información. Además y como habréis comprobado por mi anterior discurso tiendo a analizar cada detalle u opción posible para llegar al mejor, o a veces más adecuado, resultado.
Dejé la taza para su limpieza conjunto a las otras.
Peliblanca esnifa el aire para registrar olores. ¿Akuma no mi? Necesaria más información.
Miré hacia atrás mientras analizaba ligeramente el papel de los “altos cargos” del grupo anexo. Muchas variables, poca información… determinación del “cara de loco” a “intento de seducción fallidos” e “irritante”. Falta de información para completar un perfil más profundo… posponer.
Temblores y agua fluyendo en cascadas, el barco tiembla y me veo obligado a ponerme de cuclillas para mantener el centro de gravedad, las tazas caen de lado pero la bandeja evita que queden destruidas… se derrama té.
Al erguirme de nuevo el paisaje ha cambiado, verdosas estructuras se alzan en cada dirección… parece que el súbito emerger de la isla, o archipiélago, nos ha dejado en una bahía interior… parece haber un canal en una dirección donde el color parece más ausente, pero la niebla impide hacer de la suposición una verdad.
- Según la información que tenemos sobre Rackam, el mapa que nos ha de llevar a la isla ha de estar en algún punto de la misma. Además el faro, un indicativo de esperanza y luz podría “iluminarnos” el camino hacia la misma, por lo que deberíamos investigarlo. Por supuesto los rumores comentaban que la isla no está exenta de peligros… se supone que la tripulación, probablemente difunta, guarda la isla.- miré a la peliverde.- Creo que deberíamos analizar más profundamente el contexto en búsqueda de pistas en especial si alguno de nosotros tiene los conocimientos históricos pertinentes, es probable que lo de la tripulación sea una metáfora de que los esbirros de Rackam dejaran trampas coincidentes con sus estilos, modos de vida, profesiones, etcétera…Por no hablar de otras personas atraídas por la leyenda.- mi mano señaló hacia la parpadeante luz.- Los cuales se verán atraídos a la vez por el único punto distinguible del terreno… Pero usted, conjunto a Kasan, ha de decidir cuál será el mejor curso de acción… aunque recomiendo el marchar en grupo al perímetro del faro para evaluar la situación… claro que luego queda el problema de cómo salir de la isla si… llegáramos a perder el barco. Es una decisión difícil... que yo no tengo que tomar, sólo tengo acatar el camino elegido.
A la espera de asignación de protocolo.
Evaluación:
Teravan Zallen: +1
Señor de largas entradas: -1
Peliblanca Sniff: ?
CK: -0.5
Resto: 0.
Uno de los miembros del equipo hace un pequeño mutis tras la puerta de madera, su mero pase traía un rumor amargo y sulfuroso que se introducía por las fosas nasales, tras el sonido del agua a presión volvió limpio. Su actitud es orgullosa y vehemente, al menos conmigo. -1. Determinación de perfil similar a modus operandi de Arthur Dayne. Lanzar sólo una mirada de soslayo de pies a cabeza. ¿Eso son entradas o su peinado es así? Porte fuerte, buena postura… tenso.
- Continuaré con las presentaciones. Mi nombre es Adam Smith, aunque podéis usar el apodo que queráis… siempre y cuando sepa que os referís a mí y no sea algo insultante. Y al igual que nuestro maestro del té - +1- soy un espía, me especializo en el manejo y uso de información. Además y como habréis comprobado por mi anterior discurso tiendo a analizar cada detalle u opción posible para llegar al mejor, o a veces más adecuado, resultado.
Dejé la taza para su limpieza conjunto a las otras.
Peliblanca esnifa el aire para registrar olores. ¿Akuma no mi? Necesaria más información.
Miré hacia atrás mientras analizaba ligeramente el papel de los “altos cargos” del grupo anexo. Muchas variables, poca información… determinación del “cara de loco” a “intento de seducción fallidos” e “irritante”. Falta de información para completar un perfil más profundo… posponer.
Temblores y agua fluyendo en cascadas, el barco tiembla y me veo obligado a ponerme de cuclillas para mantener el centro de gravedad, las tazas caen de lado pero la bandeja evita que queden destruidas… se derrama té.
Al erguirme de nuevo el paisaje ha cambiado, verdosas estructuras se alzan en cada dirección… parece que el súbito emerger de la isla, o archipiélago, nos ha dejado en una bahía interior… parece haber un canal en una dirección donde el color parece más ausente, pero la niebla impide hacer de la suposición una verdad.
- Según la información que tenemos sobre Rackam, el mapa que nos ha de llevar a la isla ha de estar en algún punto de la misma. Además el faro, un indicativo de esperanza y luz podría “iluminarnos” el camino hacia la misma, por lo que deberíamos investigarlo. Por supuesto los rumores comentaban que la isla no está exenta de peligros… se supone que la tripulación, probablemente difunta, guarda la isla.- miré a la peliverde.- Creo que deberíamos analizar más profundamente el contexto en búsqueda de pistas en especial si alguno de nosotros tiene los conocimientos históricos pertinentes, es probable que lo de la tripulación sea una metáfora de que los esbirros de Rackam dejaran trampas coincidentes con sus estilos, modos de vida, profesiones, etcétera…Por no hablar de otras personas atraídas por la leyenda.- mi mano señaló hacia la parpadeante luz.- Los cuales se verán atraídos a la vez por el único punto distinguible del terreno… Pero usted, conjunto a Kasan, ha de decidir cuál será el mejor curso de acción… aunque recomiendo el marchar en grupo al perímetro del faro para evaluar la situación… claro que luego queda el problema de cómo salir de la isla si… llegáramos a perder el barco. Es una decisión difícil... que yo no tengo que tomar, sólo tengo acatar el camino elegido.
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Corinna Athenais
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Akuma no mi
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Las cosas se pusieron algo feas, el oleaje aumento mucho, zarandeando al barco casi a la vez que una de mis superiores hablaba. De improviso, la niebla se disipó dejando ver un mar alborotado y un faro en elevación. Con el shock de ver el surgimiento de la isla del fondo oceánico, el movimiento del barco y el resto de marines agitados, casi se me pasa dar las gracias a Poseidón por protegernos y mostrarnos la isla. Escuché las órdenes de Lara, peor en ese momento sonó el DDM.
-Muy bien, un momento.- Llamando a un marine que pasaba por allí le indiqué que le llevara el DDM a Lara.- Amane Misa, acaba de entrar una llamada de uno de los buques de atrás, parece que quieren reunirse con nosotros al sur, se lo he pasado a Lara para……..-Otro DDM.- Sí, muy bien, ahora informo, corto.- Parecía que iba a ser un rato movido con las llamadas.- El buque que está más alejado informa de que el Comodoro Danio Rerio quiere reunir a todos los barcos en las playas del sur.
Era la última vez que me ofrecía a ayudar en comunicaciones, era un estrés constante, lo mío era el combate y los animales, hablando de estos últimos, ¿Habría alguna clase rara en esa isla que se sumergía y volvía a la superficie? Las plantas de un simple vistazo parecían muy extrañas, cosa que levantó mi curiosidad acerca de las propiedades de esa madera, tendría que investigarlas.
-Muy bien, un momento.- Llamando a un marine que pasaba por allí le indiqué que le llevara el DDM a Lara.- Amane Misa, acaba de entrar una llamada de uno de los buques de atrás, parece que quieren reunirse con nosotros al sur, se lo he pasado a Lara para……..-Otro DDM.- Sí, muy bien, ahora informo, corto.- Parecía que iba a ser un rato movido con las llamadas.- El buque que está más alejado informa de que el Comodoro Danio Rerio quiere reunir a todos los barcos en las playas del sur.
Era la última vez que me ofrecía a ayudar en comunicaciones, era un estrés constante, lo mío era el combate y los animales, hablando de estos últimos, ¿Habría alguna clase rara en esa isla que se sumergía y volvía a la superficie? Las plantas de un simple vistazo parecían muy extrañas, cosa que levantó mi curiosidad acerca de las propiedades de esa madera, tendría que investigarlas.
Énra Kelter
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Akuma no mi
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Mientras avanzábamos el agua se agitó, como si hubiéramos terminado en la cazuela de algún gigante o en medio de un lago hirviendo. La tripulación se agarró donde puo, yo me alce un poco usando mis alas, manteniendo controlada a la reina, no permitiría que se cayera, ayudarla en estas situaciones haría que su confianza aumentara, cosa que seguro me venía bien en el futuro. La niebla se esfumó con la rapidez del rayo, dejando ver una mar salpicada de formaciones emergiendo de sus entrañas, la isla fantasma. Esto no me lo esperaba, por eso no estaba siempre visible, se hundía en el mar, la pregunta ahora era cuanto estaba emergida la isla.
-Su majestad, creo que sería conveniente que bajáramos cuanto antes a tierra, veo varios cerca de la isla ya, por lo que nos llevan cierta ventaja a la hora de empezar a explorar. Esa isla al norte parece una buena opción, y parece más grande que esta central.
-Su majestad, creo que sería conveniente que bajáramos cuanto antes a tierra, veo varios cerca de la isla ya, por lo que nos llevan cierta ventaja a la hora de empezar a explorar. Esa isla al norte parece una buena opción, y parece más grande que esta central.
Error Sans
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Akuma no mi
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El chaval me preguntó que como había subido al barco y que haría cuando llegásemos, parece que estaba demasiado metido en su lectura para darse cuenta de que me había dejado subir con el al barco. Suspiré, sonreí y le dije.
-Me diste permiso para acompañarte en tu travesía para encontrar al tesoro, aunque estabas muy metido en tu lectura para darte cuenta, supongo. Poco después de decir eso unos temblores gigantescos comenzaron a sacudir el barco, todo se caía de su sitio y el caos reinaba en el ambiente. Yo me mantuve sereno y agarrado con mis cables, al menos hasta que el temblor cesó. Me asomé por la borda para ver que había pasado y era increíble, ¡una isla salió de la nada! Si un tesoro legendario como aquel tenía que estar en algún lugar, seguro que era en este.
-Wau, me temblaban los huesos. Bromeé por el temblor. -En fin, voy a bajar ¿me acompañas? Salí del barco encallado en la costa lo más rápido que pude, el páramo era bastante bonito la verdad, estábamos en una playa muy grande y extensa. En el mar pude distinguir una figura lejana, probablemente la de un barco que tenía la misma intención que yo, encontrar el tesoro.
-Con suerte a lo mejor hasta puedo cazar algún pirata en el camino, ¿vienes? Dije mientras miraba a Neo con una sonrisa. Cierto es que la compañía no era lo mío, pero soy lo suficientemente inteligente para saber que no debo ir solo en caso de problemas fuertes.
-Me diste permiso para acompañarte en tu travesía para encontrar al tesoro, aunque estabas muy metido en tu lectura para darte cuenta, supongo. Poco después de decir eso unos temblores gigantescos comenzaron a sacudir el barco, todo se caía de su sitio y el caos reinaba en el ambiente. Yo me mantuve sereno y agarrado con mis cables, al menos hasta que el temblor cesó. Me asomé por la borda para ver que había pasado y era increíble, ¡una isla salió de la nada! Si un tesoro legendario como aquel tenía que estar en algún lugar, seguro que era en este.
-Wau, me temblaban los huesos. Bromeé por el temblor. -En fin, voy a bajar ¿me acompañas? Salí del barco encallado en la costa lo más rápido que pude, el páramo era bastante bonito la verdad, estábamos en una playa muy grande y extensa. En el mar pude distinguir una figura lejana, probablemente la de un barco que tenía la misma intención que yo, encontrar el tesoro.
-Con suerte a lo mejor hasta puedo cazar algún pirata en el camino, ¿vienes? Dije mientras miraba a Neo con una sonrisa. Cierto es que la compañía no era lo mío, pero soy lo suficientemente inteligente para saber que no debo ir solo en caso de problemas fuertes.
Iliana Markov
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Iliana no podía dar crédito a sus ojos. ¡La isla había surgido de las profundidades del océano! Bueno, las islas. La niebla se había desvanecido rápidamente, de una manera tan extraña que hizo a la reina cuestionarse si realmente estaban en uno de los Blues o si no estaría soñando. Una sonrisa se dibujó en su rostro, mientras alzaba la mano derecha hacia el cielo. La sombra del navío comenzó a alzarse y moldearse sobre este, formando una figura de gran tamaño. Al principio era una tosca representación de un ser cuadrúpedo, pero pronto fue tomando formas más definidas. Dos alas de murciélago brotaron de su espalda, el final de las patas se convirtió en poderosas garras, y una cabeza reptiliana se formó en su cuello. El dragón de sombras comenzó a aletear y descendió sobre la cubierta del barco ante la impresionada mirada de sus hombres. Tras esperar a que el ser se tumbase para poder subir con más comodidad, miró a Énra desde su posición elevada.
- No te falta razón, aunque yo no descendería... aun. En su lugar podemos sobrevolar las islas, comenzando por esta, a ver si vemos algo interesante que pueda guiarnos hacia el tesoro. No me extrañaría que acabe sumergiéndose sobre las olas de nuevo, así que poseer un medio de transporte rápido será vital - se dirigió de nuevo hacia su oficial - Queda al cargo, sargento. Denme un den den mushi, y si ocurre cualquier cosa llámenme de inmediato. Envié un pequeño pelotón de exploración a la isla de nuestra izquierda, pero recuerde que la prioridad es mantener los barcos intactos y protegidos, los necesitaremos para transportar el tesoro.
- A sus órdenes, majestad - contestó el militar, cuadrándose.
Ante otro gesto de su mano, la sombra del otro barco se convirtió en un segundo dragón, que también se posó en la otra cubierta.
- Si lo ves conveniente, ordena a tus hombres que se suban y los transportaré con nosotros.
Una vez los asesinos de la hermandad hubiesen decidido si montar o no en el dragón, Iliana ordenaría a ambas bestias alzar el vuelo, y pondrían rumbo a la isla grande. Su intención era sobrevolarla a no demasiada altura, la suficiente para mantener un vuelo seguro sin perderse demasiados detalles del terreno bajo ellos.
- No te falta razón, aunque yo no descendería... aun. En su lugar podemos sobrevolar las islas, comenzando por esta, a ver si vemos algo interesante que pueda guiarnos hacia el tesoro. No me extrañaría que acabe sumergiéndose sobre las olas de nuevo, así que poseer un medio de transporte rápido será vital - se dirigió de nuevo hacia su oficial - Queda al cargo, sargento. Denme un den den mushi, y si ocurre cualquier cosa llámenme de inmediato. Envié un pequeño pelotón de exploración a la isla de nuestra izquierda, pero recuerde que la prioridad es mantener los barcos intactos y protegidos, los necesitaremos para transportar el tesoro.
- A sus órdenes, majestad - contestó el militar, cuadrándose.
Ante otro gesto de su mano, la sombra del otro barco se convirtió en un segundo dragón, que también se posó en la otra cubierta.
- Si lo ves conveniente, ordena a tus hombres que se suban y los transportaré con nosotros.
Una vez los asesinos de la hermandad hubiesen decidido si montar o no en el dragón, Iliana ordenaría a ambas bestias alzar el vuelo, y pondrían rumbo a la isla grande. Su intención era sobrevolarla a no demasiada altura, la suficiente para mantener un vuelo seguro sin perderse demasiados detalles del terreno bajo ellos.
Cristopher Liam
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Nada más entrar al faro que parece completamente abandonado noté un fuerte temblor similar a un terremoto. Cuando miré por la ventana vi que las olas no estaban fuera sino mucho más lejos, como si algo las hubiera apartado de mí de un plumazo. Al sur por la ventana se veía una isla conectada al faro, la cual puede ser la isla de las historias y que todos buscan. Desde mi posición puedo ver dos caminos a seguir, unas escaleras de caracol que llevan hacia arriba o una trampilla oculta bajo una mesa vieja y astillada. Al ver que tenía dos opciones me paré un momento a decidir qué camino coger, si ir hacia arriba o hacia abajo. Mientras meditaba escuché unos pasos a mi espalda y de pronto una voz de mujer preguntando si era del gobierno, pirata u otro.
No tenía intención de confiarle nada a una desconocida que encima se presentó armada. Por fortuna junto a mí llevaba mi pistola, mi revolver, munición de sobra para ambos y mi arco junto a un carcaj de aproximadamente 300 flechas. Me giré y le pregunté
-¿Y tú quién eres? Lo siento, pero no tengo intenciones de decirle nada a una desconocida que ni se presenta y encima me pregunta algo con espada en mano.
No hice ningún ademán de moverme ni hacia arriba ni hacia abajo, tampoco de coger mis armas, pero si ella me intentaba atacar no dudaría en desenfundar mis armas y defenderme.
No tenía intención de confiarle nada a una desconocida que encima se presentó armada. Por fortuna junto a mí llevaba mi pistola, mi revolver, munición de sobra para ambos y mi arco junto a un carcaj de aproximadamente 300 flechas. Me giré y le pregunté
-¿Y tú quién eres? Lo siento, pero no tengo intenciones de decirle nada a una desconocida que ni se presenta y encima me pregunta algo con espada en mano.
No hice ningún ademán de moverme ni hacia arriba ni hacia abajo, tampoco de coger mis armas, pero si ella me intentaba atacar no dudaría en desenfundar mis armas y defenderme.
Rei Arslan
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Mis manos estaban apoyadas en la barandilla. El olor salado del mar, la temperatura... por una vez no me quejaba de cómo estaban las cosas. Además, tenía un barco casi entero para mí sola y un cargamento de patatas fritas. ¿Qué más se podía pedir? Lo único malo... la compañía que me había tocado, mira que no me gusta estar sola, pero lo prefiero cuando no conozco a alguien. Agh, que asco.
La paz duró poco. Estaba tan ensimismada mirando las olas chocar que ni escuché los pasos de la persona que había salido a cubierta. Al sentir unas manos en mi cadera me sobresalté pegando un grito agudo. Me había provocado un susto de muerte aquel imbécil. Me giré para verle la cara y lo miré con asco.
-¿De qué vas? ¿Acaso quieres darme matarme de un susto? - Respiré profundamente. Esto de perder la paciencia y enfadarse con facilidad me arruinaba la vida. - Pide disculpas o... - No pude terminar la frase.
El barco chocó fuertemente contra algo pues yo salí disparada de la cubierta. Estuve un par de minutos tirada en el suelo. Espera... ¿suelo? Esto debería ser agua. ¿C-cómo? Moví mis manos un poco sobre la tierra, estaba cubierto de algas y todo estaba muy húmedo. Miré hacia los alrededores y no vi a nadie. Ahora si que estaba sola de verdad.
Me levanté y quité las algas que se habían quedado pegadas a mi ropa. Esta estaba mojada por la humedad y se había ensuciado un poco, genial. Suspiré y seguí mirando en todas direcciones hasta que escuché un ruido. Me giré despacio y me encontré con un... ¿pulpo? ¿Qué hacía un pulpo fuera del agua?
-Tranquilo, - Dije extendiendo las manos hacia delante en señal de calma. No buscaba hacerle daño, pero no sabía sus intenciones. A lo mejor se hacía mi amigo y todo. - Sé bueno... - Pronuncié mirándolo a los ojos. Se arrastraba sobre sus tentáculos viscosos, daba un poco de asco. ¡De todas formas yo nunca huía! Y si tenía que matarlo lo haría, tampoco tenía nada mejor que hacer.
La paz duró poco. Estaba tan ensimismada mirando las olas chocar que ni escuché los pasos de la persona que había salido a cubierta. Al sentir unas manos en mi cadera me sobresalté pegando un grito agudo. Me había provocado un susto de muerte aquel imbécil. Me giré para verle la cara y lo miré con asco.
-¿De qué vas? ¿Acaso quieres darme matarme de un susto? - Respiré profundamente. Esto de perder la paciencia y enfadarse con facilidad me arruinaba la vida. - Pide disculpas o... - No pude terminar la frase.
El barco chocó fuertemente contra algo pues yo salí disparada de la cubierta. Estuve un par de minutos tirada en el suelo. Espera... ¿suelo? Esto debería ser agua. ¿C-cómo? Moví mis manos un poco sobre la tierra, estaba cubierto de algas y todo estaba muy húmedo. Miré hacia los alrededores y no vi a nadie. Ahora si que estaba sola de verdad.
Me levanté y quité las algas que se habían quedado pegadas a mi ropa. Esta estaba mojada por la humedad y se había ensuciado un poco, genial. Suspiré y seguí mirando en todas direcciones hasta que escuché un ruido. Me giré despacio y me encontré con un... ¿pulpo? ¿Qué hacía un pulpo fuera del agua?
-Tranquilo, - Dije extendiendo las manos hacia delante en señal de calma. No buscaba hacerle daño, pero no sabía sus intenciones. A lo mejor se hacía mi amigo y todo. - Sé bueno... - Pronuncié mirándolo a los ojos. Se arrastraba sobre sus tentáculos viscosos, daba un poco de asco. ¡De todas formas yo nunca huía! Y si tenía que matarlo lo haría, tampoco tenía nada mejor que hacer.
Joseph Leto
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Me encontraba limpiando mi enorme ametralladora cuando de pronto noté como el barco se agitaba sin saber el motivo ni preocuparme por ello, ahora solo pensaba en algo que hacer. Sin embargo, la guerra volvió a empezar en mi interior, de forma aún más cruenta que la vez anterior ya que iban armados hasta los dientes. Durante ese tiempo la personalidad anterior seguía controlando mi cuerpo por lo que al notar en mi cabeza algo líquido y caliente me llevé la mano al lugar donde lo noté y vi que era una cagada de gaviota, un pájaro que se estaba alejando de allí como si nada. Sin pensarlo un instante saqué los yoyos y empleando las cuchillas lancé uno de ellos hacia el pájaro cortándole un ala y haciendo que cayera al mar para morir.
Justo después escuché como alguien gritaba al capitán para que despertara. Sin darle importancia a eso salté del carajo a cubierta tranquilamente y me dirigí a la cocina del barco para lavarme el pelo en el fregadero y luego salí a cubierta a esperar a que el vago de mi capitán hiciera acto de presencia de una vez. Al salir a cubierta vi una isla donde antes no había nada, algo extraño por lo que me quedé apoyado en el mástil mirando al frente.
Justo después escuché como alguien gritaba al capitán para que despertara. Sin darle importancia a eso salté del carajo a cubierta tranquilamente y me dirigí a la cocina del barco para lavarme el pelo en el fregadero y luego salí a cubierta a esperar a que el vago de mi capitán hiciera acto de presencia de una vez. Al salir a cubierta vi una isla donde antes no había nada, algo extraño por lo que me quedé apoyado en el mástil mirando al frente.
Esmejit R. Airnal
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Esmejit estiró los brazos, bostezando ante aquella falta de actividad en cubierta. Aquella niebla no dejaba de ser molesta. Tal vez si pudieran ver algo, la cosa se pondría más interesante. Con gesto aburrido, el chico se puso a limpiar sus armas con ahínco. No quería que aquellas preciosidades se ensuciasen y dejasen de funcionar en aquel lugar misterioso y con pinta de peligroso. Con un suspiro, alzó la vista viendo a los presentes. Todos parecían bastante nerviosos antes lo que les esperaba.
Un sonido leve llegó a sus oídos, un "blub" apagado, como el de una burbuja que acabase de llegar a la superficie tras un algo viaje desde las profundidades. Enseguida hubo una réplica, y otra, y otra... el chico empezó a escuchar el mismo ruido que cuando cocía un par de huevos en una cazuela. Se asomó a cubierta, viendo el agua y arqueando las cejas con interés: el mar parecía estar entrando en ebullición. De pronto, la niebla empezó a retroceder, como si aquella escena la asustase.
De pronto, el mar se revolvió más aún, y un par de chorreantes rocas empezaron a brotar. En unos instantes, los revolucionarios tenían frente a ellos una isla cubierta por una vegetación de aspecto extraño y exótico. El chico se pasó la mano por el pelo húmedo y sonrió ante el comentario de Osuka. Aquella aparición tan espectacular explicaba el nombre de la isla y la leyenda de que apareciese y desapareciese. Posiblemente tan solo tuvieran un tiempo limitado antes de que las aguas engullesen de nuevo el lugar.
- Vale, chicos, voy a ver qué hay ahí delante... -dijo, señalando con su pistola hacia la vegetación-. ¿Alguien me acompaña? -tras eso, el pelirrojo cogió carrerilla y saltó por un lado de cubierta, cayendo y desapareciendo de la vista de los demás. Tras un par de segundos, un águila imperial apareció volando un poco más allá, alzándose esplendorosa con sus alas extendidas, y girando para dar un par de vueltas alrededor del barco para después dirigirse a la isla.
Tras llegar a la orilla, llena de árboles de formas extrañas, el ave se retorció en el aire. Sus alas se vieron desprovistas de plumas y su cabeza se ensanchó y acható. Tras unos segundos, en lugar del pájaro se encontraba el chico, sonriente, y con los brazos en jarras. Observó el barco atrapado en el banco de arena, y suspiró. Tocó el suelo con la mano, y una enorme mano de tierra apareció en el suelo. Desde que había hecho aquel truco en el torneo del Hexódromo, le había parecido una forma cómoda de crear un sillón improvisado. El chico se acomodó en la mano abierta, esperando a que los demás llegasen. Cuando llegasen todos, estaría bien empezar a investigar la isla. Al fin y al cabo, si había aparecido así de pronto, no sabían cuanto tiempo tardaría en desaparecer de nuevo.
- Vamos chicos... -murmuró-. Tengo ganas de ver qué nos espera aquí... -el chico se puso a limpiar sus armas de nuevo, centrándose ahora en las pequeñas cadenitas que colgaban de ellas.
Un sonido leve llegó a sus oídos, un "blub" apagado, como el de una burbuja que acabase de llegar a la superficie tras un algo viaje desde las profundidades. Enseguida hubo una réplica, y otra, y otra... el chico empezó a escuchar el mismo ruido que cuando cocía un par de huevos en una cazuela. Se asomó a cubierta, viendo el agua y arqueando las cejas con interés: el mar parecía estar entrando en ebullición. De pronto, la niebla empezó a retroceder, como si aquella escena la asustase.
De pronto, el mar se revolvió más aún, y un par de chorreantes rocas empezaron a brotar. En unos instantes, los revolucionarios tenían frente a ellos una isla cubierta por una vegetación de aspecto extraño y exótico. El chico se pasó la mano por el pelo húmedo y sonrió ante el comentario de Osuka. Aquella aparición tan espectacular explicaba el nombre de la isla y la leyenda de que apareciese y desapareciese. Posiblemente tan solo tuvieran un tiempo limitado antes de que las aguas engullesen de nuevo el lugar.
- Vale, chicos, voy a ver qué hay ahí delante... -dijo, señalando con su pistola hacia la vegetación-. ¿Alguien me acompaña? -tras eso, el pelirrojo cogió carrerilla y saltó por un lado de cubierta, cayendo y desapareciendo de la vista de los demás. Tras un par de segundos, un águila imperial apareció volando un poco más allá, alzándose esplendorosa con sus alas extendidas, y girando para dar un par de vueltas alrededor del barco para después dirigirse a la isla.
Tras llegar a la orilla, llena de árboles de formas extrañas, el ave se retorció en el aire. Sus alas se vieron desprovistas de plumas y su cabeza se ensanchó y acható. Tras unos segundos, en lugar del pájaro se encontraba el chico, sonriente, y con los brazos en jarras. Observó el barco atrapado en el banco de arena, y suspiró. Tocó el suelo con la mano, y una enorme mano de tierra apareció en el suelo. Desde que había hecho aquel truco en el torneo del Hexódromo, le había parecido una forma cómoda de crear un sillón improvisado. El chico se acomodó en la mano abierta, esperando a que los demás llegasen. Cuando llegasen todos, estaría bien empezar a investigar la isla. Al fin y al cabo, si había aparecido así de pronto, no sabían cuanto tiempo tardaría en desaparecer de nuevo.
- Vamos chicos... -murmuró-. Tengo ganas de ver qué nos espera aquí... -el chico se puso a limpiar sus armas de nuevo, centrándose ahora en las pequeñas cadenitas que colgaban de ellas.
Ai Nanasaki
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Ai estaba concentrada dejando sus armas a punto. Ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de Osuka quien se había sentado a su lado. Suspiró con calma y guardó sus armas en sus fundas y se las puso en la cintura. Estaba lista y dispuesta para lo que sea… En parte. Un sonido extraño llegó a sus oídos y como por arte de magia, una isla estaba apareciendo desde el fondo del océano. Sus ojos se abrieron como platos y su boca se abrió un poco. ¡¿Cómo era posible todo ello?! En un par de segundos, una intensa selva se había apoderado de lo que antes era el océano. No pudo evitar sonreír ante el comentario de uno de sus compañeros. Era bastante curioso… Pero podía tener razón. Aunque, más que magia… Había una explicación un tanto más lógica: La isla aparecía dependiendo de la marea. En mareas altas; se hundía… Cuando bajaban las aguas, está volvía a aparecer.
– Es decir… En cualquier minuto se vuelve a hundir… – Susurró mientras se levantaba. Seguía impresionada. Ni en su mejor sueño o mejor intento de adivinanza, habría apostado a que la isla aparecería por debajo de ellos. Notó que Esmejjt saltaba a la isla y los invitaba a seguirlo. No lo iba a dudar, era una aventura increíble que ella no se iba a perder por nada del mundo. Aunque bueno… Llegados a este punto, no es que se pudiera echar atrás. No dudó en seguir a sus compañeros. Una gran montaña estaba a sus espaldas y no había mucha referencia. Podría intentar ubicarse, pero… Era algo más complicado que eso. Suspiró con calma y pensaba en alguna idea. Pero, la verdad… No se iba a separar del grupo por ningún motivo. No quería perderse por ahí. De todos modos, su Haki mantra estaba activado y estaba atenta a cada minúsculo sonido u olor extraño.
– Oye… Esmejit, tú deberías ser el líder de nuestro grupo. Tal parece eres el que más experiencia tiene – dijo en un tono algo tímido y mirando a otro lado, evitando el contacto visual de cualquier manera. – O eso creo… – Notó como un leve rubor aparecía en su rostro. No era experta en conocer a personas desconocidas. ¿No eran sus compañeros? Si bueno… No es que fuera abierta al dialogo y en las bases se le solía ver sola. ”Como me gustaría que Krauser estuviera aquí. Me sentiría más a salvo y con más confianza” – pensó. Sabía que debía cambiar su personalidad o, al menos, no depender tanto del oficial… Pero… Su falta de confianza en sus habilidades o en que podría hacer algo bueno le jugaban muy en contra.
– Es decir… En cualquier minuto se vuelve a hundir… – Susurró mientras se levantaba. Seguía impresionada. Ni en su mejor sueño o mejor intento de adivinanza, habría apostado a que la isla aparecería por debajo de ellos. Notó que Esmejjt saltaba a la isla y los invitaba a seguirlo. No lo iba a dudar, era una aventura increíble que ella no se iba a perder por nada del mundo. Aunque bueno… Llegados a este punto, no es que se pudiera echar atrás. No dudó en seguir a sus compañeros. Una gran montaña estaba a sus espaldas y no había mucha referencia. Podría intentar ubicarse, pero… Era algo más complicado que eso. Suspiró con calma y pensaba en alguna idea. Pero, la verdad… No se iba a separar del grupo por ningún motivo. No quería perderse por ahí. De todos modos, su Haki mantra estaba activado y estaba atenta a cada minúsculo sonido u olor extraño.
– Oye… Esmejit, tú deberías ser el líder de nuestro grupo. Tal parece eres el que más experiencia tiene – dijo en un tono algo tímido y mirando a otro lado, evitando el contacto visual de cualquier manera. – O eso creo… – Notó como un leve rubor aparecía en su rostro. No era experta en conocer a personas desconocidas. ¿No eran sus compañeros? Si bueno… No es que fuera abierta al dialogo y en las bases se le solía ver sola. ”Como me gustaría que Krauser estuviera aquí. Me sentiría más a salvo y con más confianza” – pensó. Sabía que debía cambiar su personalidad o, al menos, no depender tanto del oficial… Pero… Su falta de confianza en sus habilidades o en que podría hacer algo bueno le jugaban muy en contra.
Lykanrock94
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Akuma no mi
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-Esta es Shuryo Tamashi y esta es Gurēto Kokuryū. Shuryo debe serte conocida, hay leyendas sobre ella y Gureto es una saijo de hoja negra, no es una Kokuto debido a que no ha sido clasificada en los libros de historia y tampoco tiene fama debido a que siempre ha permanecido oculta de la vista humana. No me creerías si te contara como conseguí ambas.
-Esos barriles de licor pueden ser útiles en determinado momento, yo no bebo así que será mejor que los guardemos.
-Sírvete. ¿Quieres escuchar una canción? Soy Maximilian, mucho gusto Atem.
Me explicó lo de sus katanas y se presentó como Maximilian. Buf que nombre mas largo tenía, lo llamaría Max.
Mientras Max y yo hablábamos, el sonido de las olas y un rugido empezaron a resonar y una sombras empezaban a elevarse desde el agua mientras que la niebla desaparecía. Ya podíamos ver con claridad. Mientas toda esa escena ocurría, yo eché mano a mis katanas por si acaso estábamos en peligro. Pero afortunadamente no fue así. De repente, nos encontramos en una isla. Nuestro barco estaba rodeado por árboles espinosos que botaron a toda velocidad del agua. En unos pocos segundos, nos encontrábamos en el centro de un gran zarzal.
- Ohhhhhhhh! Mira que mogollón de árboles Max, estamos rodeados de naturaleza, increíble. Parece ser una vegetación que aún no es conocida, ¿seré yo el primero que la haya descubierto? Si es así me haré famoso. Tengo que investigar esta vegetación si o si.
Dije mientras en mi rostro se podía observar como me brillaban los ojos y de mi boca salía una gran sonrisa. Se podía notar que estaba entusiasmado y realmente sorprendido por descubrir nueva vegetación.
-Esos barriles de licor pueden ser útiles en determinado momento, yo no bebo así que será mejor que los guardemos.
-Sírvete. ¿Quieres escuchar una canción? Soy Maximilian, mucho gusto Atem.
Me explicó lo de sus katanas y se presentó como Maximilian. Buf que nombre mas largo tenía, lo llamaría Max.
Mientras Max y yo hablábamos, el sonido de las olas y un rugido empezaron a resonar y una sombras empezaban a elevarse desde el agua mientras que la niebla desaparecía. Ya podíamos ver con claridad. Mientas toda esa escena ocurría, yo eché mano a mis katanas por si acaso estábamos en peligro. Pero afortunadamente no fue así. De repente, nos encontramos en una isla. Nuestro barco estaba rodeado por árboles espinosos que botaron a toda velocidad del agua. En unos pocos segundos, nos encontrábamos en el centro de un gran zarzal.
- Ohhhhhhhh! Mira que mogollón de árboles Max, estamos rodeados de naturaleza, increíble. Parece ser una vegetación que aún no es conocida, ¿seré yo el primero que la haya descubierto? Si es así me haré famoso. Tengo que investigar esta vegetación si o si.
Dije mientras en mi rostro se podía observar como me brillaban los ojos y de mi boca salía una gran sonrisa. Se podía notar que estaba entusiasmado y realmente sorprendido por descubrir nueva vegetación.
Abby
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Akuma no mi
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Obviamente la idea de achicharrar a todos era buenísima y, si me hubiese dado un ataque de locura como hace años hubiese sido capaz de hacerlo, por suerte ahora era capaz de controlarme, pero si me encontraba en una situación de riesgo me daría igual quien estuviera a mi lado. Me acomodé un poco más en el dragón, llevar compañía era horrible. ¿A quién se le ocurrió la idea de llevarnos a todos? Menuda estupidez.
Finalmente el viaje concluyó. ¡Al fin! Nunca me había sentido más aliviada. Activé mi geppou y di un salto para bajar al barco que había bajo nosotros. La niebla se había disipado de repente, ahora se podía ver de maravilla. En cuanto toqué la madera de la cubierta miré a Zuko, supongo que él lo entendería todo con mi mirada. Miré a mis compañeros y a los nuevos que había. De repente algo pasó, el barco había empezado a moverse y fui hasta la barandilla, el agua estaba burbujeando. No duró mucho aquel fenómeno. Teníamos que estar más alerta de este tipo de cosas.
Me acerqué hasta donde estaban el resto de mis compañeros, cada uno más raro que el anterior. Sin embargo, ellos no podrían darse cuenta de que los criticaba. En mi cara había una dulce sonrisa que me hacía incapaz de hacer daño a nadie. Escuché los comentarios de algunos y me mantuve en silencio la mayor parte del tiempo. Era un poco aburrido, así que me fui al lado de Zuko y me quedé cruzada de brazos.
Un tío de pelo blanco hablaba sin parar, la verdad es que su aspecto era un tanto extravagante. Bostecé y le llamé la atención.
-Eh, tú, no he entendido nada de lo que has dicho, tus palabras eran como un cosquilleo en mi cabeza y, además, me levantan dolor de cabeza así que procura estar calladito, ¿vale? - Tomé una pausa y miré a Kusanagi. - ¿Qué hacemos ahora? ¿Nos dividimos en grupos de dos? Es la opción más lógica. - Tenía que esperar respuesta, y esperaba no encontrarme con más raritos como el anterior.
Finalmente el viaje concluyó. ¡Al fin! Nunca me había sentido más aliviada. Activé mi geppou y di un salto para bajar al barco que había bajo nosotros. La niebla se había disipado de repente, ahora se podía ver de maravilla. En cuanto toqué la madera de la cubierta miré a Zuko, supongo que él lo entendería todo con mi mirada. Miré a mis compañeros y a los nuevos que había. De repente algo pasó, el barco había empezado a moverse y fui hasta la barandilla, el agua estaba burbujeando. No duró mucho aquel fenómeno. Teníamos que estar más alerta de este tipo de cosas.
Me acerqué hasta donde estaban el resto de mis compañeros, cada uno más raro que el anterior. Sin embargo, ellos no podrían darse cuenta de que los criticaba. En mi cara había una dulce sonrisa que me hacía incapaz de hacer daño a nadie. Escuché los comentarios de algunos y me mantuve en silencio la mayor parte del tiempo. Era un poco aburrido, así que me fui al lado de Zuko y me quedé cruzada de brazos.
Un tío de pelo blanco hablaba sin parar, la verdad es que su aspecto era un tanto extravagante. Bostecé y le llamé la atención.
-Eh, tú, no he entendido nada de lo que has dicho, tus palabras eran como un cosquilleo en mi cabeza y, además, me levantan dolor de cabeza así que procura estar calladito, ¿vale? - Tomé una pausa y miré a Kusanagi. - ¿Qué hacemos ahora? ¿Nos dividimos en grupos de dos? Es la opción más lógica. - Tenía que esperar respuesta, y esperaba no encontrarme con más raritos como el anterior.
Dharkel Asrai Nymraif
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Mientras intentaba sostenerme en pie, apoyado sobre el castillo de proa y reprimiendo las ganas de vomitar, la niebla se disipó y un pequeño archipiélago formado por un par de islas emergió del agua, ocasionando que el barco se tambalease aún más. La tripulación se agitaba por momentos mientras acercaban el barco a la costa.
“Seguramente sean más de dos islotes. El resto estarán ocultos tras esa elevación de terreno o tras esa selva” - medité. Tampoco me entusiasmaba la idea de tener compañía, y por si aquello no fuese suficiente, varios barcos atracaban cerca de nosotros. Otros se acercaban desde el mar. ¿De verdad tanta gente se había creído el absurdo rumor de que había un tesoro escondido en una isla que desaparecía?
- Por fin… - susurré al pisar tierra. ¿Sabía algo de aquella “misteriosa” isla? No. ¿Habría peligros en su interior? Probablemente. Pero poco me importaba. Era mucho mejor que seguir en uno de aquellos inventos fallidos bajo mi criterio. ¿Por qué los denominados “genios” no inventaban un barco que no se tambalease? Todavía necesitaba un par de minutos para recuperarme.
Todos los que habían desembarcado bajo el liderazgo del líder se habían internado en la selva, dividiéndose en grupos de exploración y búsqueda. Yo por mi parte me quedé sentado sobre una piedra mientras inhalaba y exhalaba el humo de mi cigarro. ¿Cuál podría ser mi próximo movimiento? No me agradaba la idea de internarme en un lugar completamente desconocido, pero tampoco era mejor navegar en un barco de… ¿piratas?, ¿mercenarios?, ¿buscafortunas? Difícilmente podría saberlo.
Tras recoger mi equipaje de la bodega bajo la atenta vigía de dos de los hombres que se habían quedado a salvaguardar la embarcación, fijé mi mirada en la elevación rocosa. Si tenía que quedarme en el islote durante algún tiempo, lo mejor sería explorar desde el beneficio de la altura. Sin perder más tiempo me interné en la selva, dirección nordeste. Con un poco de suerte podría evitar encontrarme con hostiles.
“Seguramente sean más de dos islotes. El resto estarán ocultos tras esa elevación de terreno o tras esa selva” - medité. Tampoco me entusiasmaba la idea de tener compañía, y por si aquello no fuese suficiente, varios barcos atracaban cerca de nosotros. Otros se acercaban desde el mar. ¿De verdad tanta gente se había creído el absurdo rumor de que había un tesoro escondido en una isla que desaparecía?
- Por fin… - susurré al pisar tierra. ¿Sabía algo de aquella “misteriosa” isla? No. ¿Habría peligros en su interior? Probablemente. Pero poco me importaba. Era mucho mejor que seguir en uno de aquellos inventos fallidos bajo mi criterio. ¿Por qué los denominados “genios” no inventaban un barco que no se tambalease? Todavía necesitaba un par de minutos para recuperarme.
Todos los que habían desembarcado bajo el liderazgo del líder se habían internado en la selva, dividiéndose en grupos de exploración y búsqueda. Yo por mi parte me quedé sentado sobre una piedra mientras inhalaba y exhalaba el humo de mi cigarro. ¿Cuál podría ser mi próximo movimiento? No me agradaba la idea de internarme en un lugar completamente desconocido, pero tampoco era mejor navegar en un barco de… ¿piratas?, ¿mercenarios?, ¿buscafortunas? Difícilmente podría saberlo.
Tras recoger mi equipaje de la bodega bajo la atenta vigía de dos de los hombres que se habían quedado a salvaguardar la embarcación, fijé mi mirada en la elevación rocosa. Si tenía que quedarme en el islote durante algún tiempo, lo mejor sería explorar desde el beneficio de la altura. Sin perder más tiempo me interné en la selva, dirección nordeste. Con un poco de suerte podría evitar encontrarme con hostiles.
Tobías Thorn
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El pelirrojo contestó con una negativa ante mi pregunta. Comenzó a explicarme los motivos cuando de repente un ruido atronador cortó limpiamente nuestra conversación. Por unos instantes temí que hubiésemos caído en algún tipo de emboscada y emulé los pasos del marine para asomarme al igual que él, pero por el lado contrario. Al ver burbujear el agua temí que estuviésemos pasando por encima de algún volcánico y comencé a ponerme en lo peor. Nunca antes había visto el mar en ése estado e iba a preguntarle a Kimura que hacíamos cuando de repente el pelirrojo gritó que nos agarráramos a algo.
No dudé del criterio del marine y menos al ver como el mar comenzaba a contraerse. Corrí hasta un cabo cercano y me agarré a esperar la embestida. El barcó hizo un vaivén repentino, tuve que usar todas mis fuerzas para que el cabo no se escurriera entre mis manos para hacerme caer al mar. Los segundos de tensión pasaron y todo volvió a una calma extraña, al parecer la cubierta se había inundado por donde estaba el pelirrojo dejándolo todo empapado.
Fui a ver si había pasado algo cuando me percaté de que no quedaba ni gota de niebla, era como si el mar se la hubiera tragado por completo dejando una visión periférica clara. Me quedé pasmado al ver que una especie de archipiélago se había dejado ver de repente. Se veía un gran faro en la cima de una formación rocosa erguido como un estandarte, aunque todo eso no fue lo que más me alteró.
Desde mi posición podía ver dos embarcaciones. Una estaba próxima a la isla mientras que la otra estaba más en alta mar como nosotros. No veía ningún distintivo que remarcase a que facción pertenecían. La situación me incomodaba y me acerqué a ver si Kimura había divisado las embarcaciones cuando el pelirrojo ya estaba actuando. Gritaba al timonel un rumbo, parecía que el capitán había decidido por decantarse por el barco que estaba más dentro en el mar al igual que nosotros pasando del que estaba más cercano a la isla. Tras dar las órdenes nos llamó a Gusi y a mí. Me situé al lado del capitán esperando más instrucciones.
El capitán se fue a buscar algo dejándome allí. Comencé a pensar que estaría haciendo Gusi y si estaba bien pues estaba tardando en aparecer, pero no retiré mi posición y fue paciente mientras nos acercábamos al barco.
El capitán parecía dispuesto a ir a ver quienes eran nuestros vecinos y fue a babor para que lo viesen. Desde luego tenía arrojo pues se identificó con su rango de la marina. Yo era más precavido asique mostró una actitud más reservada y aguardé algo atrás de Kimura vigilando la embarcación vecina. Quizás se mostrasen hostiles y me quedé en estado de alerta por si había que actuar de alguna manera.
No dudé del criterio del marine y menos al ver como el mar comenzaba a contraerse. Corrí hasta un cabo cercano y me agarré a esperar la embestida. El barcó hizo un vaivén repentino, tuve que usar todas mis fuerzas para que el cabo no se escurriera entre mis manos para hacerme caer al mar. Los segundos de tensión pasaron y todo volvió a una calma extraña, al parecer la cubierta se había inundado por donde estaba el pelirrojo dejándolo todo empapado.
Fui a ver si había pasado algo cuando me percaté de que no quedaba ni gota de niebla, era como si el mar se la hubiera tragado por completo dejando una visión periférica clara. Me quedé pasmado al ver que una especie de archipiélago se había dejado ver de repente. Se veía un gran faro en la cima de una formación rocosa erguido como un estandarte, aunque todo eso no fue lo que más me alteró.
Desde mi posición podía ver dos embarcaciones. Una estaba próxima a la isla mientras que la otra estaba más en alta mar como nosotros. No veía ningún distintivo que remarcase a que facción pertenecían. La situación me incomodaba y me acerqué a ver si Kimura había divisado las embarcaciones cuando el pelirrojo ya estaba actuando. Gritaba al timonel un rumbo, parecía que el capitán había decidido por decantarse por el barco que estaba más dentro en el mar al igual que nosotros pasando del que estaba más cercano a la isla. Tras dar las órdenes nos llamó a Gusi y a mí. Me situé al lado del capitán esperando más instrucciones.
El capitán se fue a buscar algo dejándome allí. Comencé a pensar que estaría haciendo Gusi y si estaba bien pues estaba tardando en aparecer, pero no retiré mi posición y fue paciente mientras nos acercábamos al barco.
El capitán parecía dispuesto a ir a ver quienes eran nuestros vecinos y fue a babor para que lo viesen. Desde luego tenía arrojo pues se identificó con su rango de la marina. Yo era más precavido asique mostró una actitud más reservada y aguardé algo atrás de Kimura vigilando la embarcación vecina. Quizás se mostrasen hostiles y me quedé en estado de alerta por si había que actuar de alguna manera.
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