Énra Kelter
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Tras el viaje en el que un extraño hombre nos adelantó volando, el faro pareció dejar de alumbrar y quedar en ruinas y ver un extenso campo de berenjenas donde aterrizamos, pensé que me había vuelto loco. Otra explicación era algún tipo de ilusión, que era casi peor que haber perdido la cabeza. El resto de asesinos aterrizó cerca de nosotros, siendo Fenrir el primero en bajar y destrozar uno de los espantapájaros con la espada. La tierra húmeda, tenía filas de berenjenas plantadas y ya bastante grandes. El olor a miel floral inundaba toda la zona. Unas ruinas algo alejadas de nuestra posición llamaron mi atención, no podía evitar el sentirme atraído por toda clase de ruinas y sitios antiguos que parecían inexplorados.
-Si esta isla tiene un tesoro, o cosas de interés o valor, empezar por esas ruinas nos podría dar información acerca de la historia de esta isla y los mejores lugares donde buscar posibles lugares de acumulación de riquezas o asentamientos de bandidos o piratas. Otra de las opciones es ir hasta el faro atravesando la jungla que nos separa de él, aunque ahora parezca estar en ruinas.
Esperaba que Iliana se pronunciara, con esperanza de ir a las ruinas, aunque estaba la posibilidad de dividirnos en dos grupos para cubrir más terreno. El resto parecían entusiasmados, y Fenrir el más energético de todos, lo que me sorprendía para nada.
-Si esta isla tiene un tesoro, o cosas de interés o valor, empezar por esas ruinas nos podría dar información acerca de la historia de esta isla y los mejores lugares donde buscar posibles lugares de acumulación de riquezas o asentamientos de bandidos o piratas. Otra de las opciones es ir hasta el faro atravesando la jungla que nos separa de él, aunque ahora parezca estar en ruinas.
Esperaba que Iliana se pronunciara, con esperanza de ir a las ruinas, aunque estaba la posibilidad de dividirnos en dos grupos para cubrir más terreno. El resto parecían entusiasmados, y Fenrir el más energético de todos, lo que me sorprendía para nada.
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Una extraña visión de lo que parecía ser un grupo personas se acercaban a la misma dirección de Kraken, y decimos extraña porque no puede ver claramente que son o quienes son debido a las rocas. Al llegar a la entrada, se detuvo y cerrando sus ojos, estaba analizando la situación buscando posibilidad tras posibilidad de lo que podía ocurrir, encontrado solo dos destacadas entre las muchas que pensó.
1) La primera: que el grupo que se dirige a este lugar sea uno muy hostil que arrase con todo, quitando la facción que sea. Pero aun así él quería evitar una lucha a cualquier costo, por ahora.
2) La segunda: al contrario de la primera, era un grupo de personas totalmente desafortunada, en pocas palabras náufragos. De ser así no era de importancia en ningún aspecto para el pirata.
El sonido del viento en combinación de las gaviotas se apoderó del momento. Buscaba una solución para el problema que tenía en frente, ¿ignoras o plantas cara? Él tenía que pensar rápido. Dando un profundo suspiro, tomó su hacha entre su mano derecha y se dispuso a pasar a dentro de la cueva, su obvia respuesta fue una sola: ignorar. Ocupaba cosas cosas más importante que hacer que simplemente buscar pelea en momentos como estos. Pero algo si era seguro, dentro de esa cueva el Caballero del kraken estaba más alerta que nunca.
1) La primera: que el grupo que se dirige a este lugar sea uno muy hostil que arrase con todo, quitando la facción que sea. Pero aun así él quería evitar una lucha a cualquier costo, por ahora.
2) La segunda: al contrario de la primera, era un grupo de personas totalmente desafortunada, en pocas palabras náufragos. De ser así no era de importancia en ningún aspecto para el pirata.
El sonido del viento en combinación de las gaviotas se apoderó del momento. Buscaba una solución para el problema que tenía en frente, ¿ignoras o plantas cara? Él tenía que pensar rápido. Dando un profundo suspiro, tomó su hacha entre su mano derecha y se dispuso a pasar a dentro de la cueva, su obvia respuesta fue una sola: ignorar. Ocupaba cosas cosas más importante que hacer que simplemente buscar pelea en momentos como estos. Pero algo si era seguro, dentro de esa cueva el Caballero del kraken estaba más alerta que nunca.
Teravan Zallen
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Teravan escuchó perplejo la reacción de la pelirroja al observarle. Al parecer se conocían, sin embargo, por más que intentaba situar ese rostro en su memoria, no daba resultado. El fuerte dolor de cabeza volvió a aparecer durante un instante, por lo que dedujo que debía ser alguien importante. Se moría de ganas de preguntarle cuanto sabía de su historia, mas en un instante se había marchado, sin darle oportunidad a seguir con la conversación. Pensándolo mejor, se dijo que era mejor de esa forma, no era el momento y, además, no estaba seguro de querer recibir esa información. En ocasiones era mejor no remover el pasado.
Se dirigió al superior que le habían asignado, era un hombre extraño, sin embargo, parecía responsable y capaz. Aprovecharía aquella oportunidad para aprender todo lo posible de cómo funcionaba el trabajo en equipo en las altas esferas. Sin decir una palabra, usó el geppou y se alejó flotando. Teravan miraba estupefacto cómo ascendía por los aires mientras una sensación de impotencia inundaba su ser.
- Es podría considerarse un aprieto. - Susurró levemente, mientras pensaba una forma de cumplir su objetivo.
Su destino era la isla central, la más grande. Posiblemente no era una buena idea, puesto que él era un novato y no soportaría un encuentro frontal con el enemigo. Al fin y al cabo su especialidad era el espionaje, no el combate. Como no era recomendable discutir con un superior, prefirió no pensar en ello, mas tendría que cuidar sus espaldas durante el transcurso de la misión. Estaba seguro de que encontraría a su compañero allí, por lo tanto dedicó unos segundos a pensar cómo actuar.
Tras unos instantes se le ocurrió. Durante su estancia en las ciudades costeras, le habían enseñado un deporte que no había tardado en dominar. Se trataba de ir subido en una tabla de madera mientras se impulsaba con las olas. No recordaba el nombre, pues era harto extraño, mas la práctica la conservaba. Agarró una de la tablas de madera que se usaban para la reparación y se lanzó al agua, subiéndose durante la caída en la tabla y activando su fruta. Gracias al poco peso de la superficie pudo impulsarse a una velocidad considerable. No llegaría tan rápido como el geppou, pero no se quedaría atrás.
Se dirigió al superior que le habían asignado, era un hombre extraño, sin embargo, parecía responsable y capaz. Aprovecharía aquella oportunidad para aprender todo lo posible de cómo funcionaba el trabajo en equipo en las altas esferas. Sin decir una palabra, usó el geppou y se alejó flotando. Teravan miraba estupefacto cómo ascendía por los aires mientras una sensación de impotencia inundaba su ser.
- Es podría considerarse un aprieto. - Susurró levemente, mientras pensaba una forma de cumplir su objetivo.
Su destino era la isla central, la más grande. Posiblemente no era una buena idea, puesto que él era un novato y no soportaría un encuentro frontal con el enemigo. Al fin y al cabo su especialidad era el espionaje, no el combate. Como no era recomendable discutir con un superior, prefirió no pensar en ello, mas tendría que cuidar sus espaldas durante el transcurso de la misión. Estaba seguro de que encontraría a su compañero allí, por lo tanto dedicó unos segundos a pensar cómo actuar.
Tras unos instantes se le ocurrió. Durante su estancia en las ciudades costeras, le habían enseñado un deporte que no había tardado en dominar. Se trataba de ir subido en una tabla de madera mientras se impulsaba con las olas. No recordaba el nombre, pues era harto extraño, mas la práctica la conservaba. Agarró una de la tablas de madera que se usaban para la reparación y se lanzó al agua, subiéndose durante la caída en la tabla y activando su fruta. Gracias al poco peso de la superficie pudo impulsarse a una velocidad considerable. No llegaría tan rápido como el geppou, pero no se quedaría atrás.
Erwin Adler
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"Maldito bicho..." pensó Ionoth, mirando con rabia a los ruidosos pájaros. Si no fuese porque no le apetecía llamar la atención por un motivo tan nimio, se hubiese liado a tiros con los animales. No le quedó otra que contenerse la rabia, y tras coger agua de mar con un cubo usarla para limpiarse el pelo. Con un suspiro se acercó a la formación de coral y se detuvo junto a esta. Tras tirar el ancla, cogió un cabo y lo ató a una anilla metálica en la borda. ¿Cómo se llamaban...? Bah, qué más daría. Él era asesino, no marinero. De un salto pasó a los corales, y tras buscar uno resistente, ató el otro extremo de la cuerda. Se limpió el sudor de la frente con un suspiro y se apartó los mechones de pelo de la cara. ¿Cómo podía hacer tanto calor? Se desató su pañoleta roja del brazo y se la ajustó en la cabeza para evitar que su melena siguiera molestándola, tras lo que dedicó unos instantes a admirar las vistas. "Maravilloso... casi parezca que esté en un videojuego" pensó, sin percatarse de lo irónico de sus palabras. Acto seguido se puso a comprobar que llevaba todo encima.
- Navaja... kukris... pistola y cargadores... ¿dónde tengo el fusil?
Tras recoger el arma en su barca, y dejársela colgada al hombro, volvió a tierra y avanzó por el irregular terreno, sin tener claro a dónde ir. ¿Tal vez debería haber desembarcado en la playa de en frente? Tal vez debería haberse marcado unos objetivos y preparado un plan de acción antes de lanzarse a tontas y a locas a la aventura. "A ver, pensemos... si realmente este tesoro existe, estará bien escondido y protegido por trampas naturales y humanas. Obtenerlo sería complicado e implicaría grandes riesgos, aunque posiblemente merecerían la pena. Sin embargo, hay una forma más fácil de ganar un botín." Sonrió, percatándose de que no tenía que ir a por el tesoro. El tesoro iría a él. Posiblemente cientos de personas habrían acudido al lugar en buscar del oro, y en consecuencia mucha gente fuerte le haría competencia si también se marcaba aquella meta. Pero allí donde había riquezas, había piratas. Con una sonrisa torva, siguió avanzando por el coral.
- La manera más rápida de localizar presas será buscar un punto alto y vigilar la zona con la mira del rifle. Lo mejor sería estar atento a los barcos, posiblemente haya gente que no ha desembarcado aun.
Tras avanzar hacia el oeste, al punto donde tres islas casi se tocaban, comenzó a ascender por las rocas hasta un punto elevado. La brisa marina recorría su piel, haciendo el calor más soportable y la situación casi hasta agradable. Tras buscar un buen punto donde tumbarse sin incomodidades y tener una buena visión del canal entre las ínsulas, sacó el rifle y se apostó, rastreando el agua con la mira telescópica. Tras un examen preliminar localizó dos barcas, una al norte y otra al sur. Descartó pronto la del norte, tras comprobar que su ocupante estaba en plena batalla con un enorme cangrejo, y fijarse en que su rostro no le sonaba de nada. Tras eso, prestó atención a la otra. Un joven de pelo blanco observaba impávidamente la costa mientras su barca se hundía poco a poco... ¿era idiota? Espera, ¿pelo blanco? Aumentó los incrementos de la mira y se fijó en él. Katanas... pelo blanco... y sí, reconocía su ropa. No acababa de recordar su nombre, pero estaba seguro de que era alguien de los carteles de recompensa que llevaba consigo. Un criminal del West Blue, creía recordar. Buscó entre sus ropas y sacó el taco de papeles, buscando entre ellos.
- Aquí estás. Ragnar Asborn. Ciento ocho millones - sonrió con nerviosismo, sudando - Un pez gordo. ¿Debería arriesgarme?
Sí, no cabía duda. Tenía un tiro limpio. Su víctima no parecía estar moviéndose, ni muy atenta a sus alrededores. Se acomodó, sujetando su rifle, y calmó sus ánimos mediante su respiración. Tras calcular a ojo cuánto se desviaría la bala con aquel viento, apuntó y colocó el dedo sobre el gatillo. Pretendía darle en el pecho y liquidarlo o al menos dejarlo herido de muerte, tras lo que iría con su barca, lo remataría y pasaría su cuerpo a su embarcación. "Sólo con lo que cobraré de la cabeza de ese tipo, el viaje ya ha merecido la pena." Tomó aire y lo retuvo en sus pulmones, para tratar de estabilizar su puntería. Había llegado el momento... apretó suavemente, y el sonido de la detonación resonó por la zona. ¿Le habría dado? Empleó la mira para comprobarlo. De haber errado realizaría un segundo tiro, y en caso contrario iría corriendo a su barca y se dirigiría hacia allí a recuperar el cadáver.
- Navaja... kukris... pistola y cargadores... ¿dónde tengo el fusil?
Tras recoger el arma en su barca, y dejársela colgada al hombro, volvió a tierra y avanzó por el irregular terreno, sin tener claro a dónde ir. ¿Tal vez debería haber desembarcado en la playa de en frente? Tal vez debería haberse marcado unos objetivos y preparado un plan de acción antes de lanzarse a tontas y a locas a la aventura. "A ver, pensemos... si realmente este tesoro existe, estará bien escondido y protegido por trampas naturales y humanas. Obtenerlo sería complicado e implicaría grandes riesgos, aunque posiblemente merecerían la pena. Sin embargo, hay una forma más fácil de ganar un botín." Sonrió, percatándose de que no tenía que ir a por el tesoro. El tesoro iría a él. Posiblemente cientos de personas habrían acudido al lugar en buscar del oro, y en consecuencia mucha gente fuerte le haría competencia si también se marcaba aquella meta. Pero allí donde había riquezas, había piratas. Con una sonrisa torva, siguió avanzando por el coral.
- La manera más rápida de localizar presas será buscar un punto alto y vigilar la zona con la mira del rifle. Lo mejor sería estar atento a los barcos, posiblemente haya gente que no ha desembarcado aun.
Tras avanzar hacia el oeste, al punto donde tres islas casi se tocaban, comenzó a ascender por las rocas hasta un punto elevado. La brisa marina recorría su piel, haciendo el calor más soportable y la situación casi hasta agradable. Tras buscar un buen punto donde tumbarse sin incomodidades y tener una buena visión del canal entre las ínsulas, sacó el rifle y se apostó, rastreando el agua con la mira telescópica. Tras un examen preliminar localizó dos barcas, una al norte y otra al sur. Descartó pronto la del norte, tras comprobar que su ocupante estaba en plena batalla con un enorme cangrejo, y fijarse en que su rostro no le sonaba de nada. Tras eso, prestó atención a la otra. Un joven de pelo blanco observaba impávidamente la costa mientras su barca se hundía poco a poco... ¿era idiota? Espera, ¿pelo blanco? Aumentó los incrementos de la mira y se fijó en él. Katanas... pelo blanco... y sí, reconocía su ropa. No acababa de recordar su nombre, pero estaba seguro de que era alguien de los carteles de recompensa que llevaba consigo. Un criminal del West Blue, creía recordar. Buscó entre sus ropas y sacó el taco de papeles, buscando entre ellos.
- Aquí estás. Ragnar Asborn. Ciento ocho millones - sonrió con nerviosismo, sudando - Un pez gordo. ¿Debería arriesgarme?
Sí, no cabía duda. Tenía un tiro limpio. Su víctima no parecía estar moviéndose, ni muy atenta a sus alrededores. Se acomodó, sujetando su rifle, y calmó sus ánimos mediante su respiración. Tras calcular a ojo cuánto se desviaría la bala con aquel viento, apuntó y colocó el dedo sobre el gatillo. Pretendía darle en el pecho y liquidarlo o al menos dejarlo herido de muerte, tras lo que iría con su barca, lo remataría y pasaría su cuerpo a su embarcación. "Sólo con lo que cobraré de la cabeza de ese tipo, el viaje ya ha merecido la pena." Tomó aire y lo retuvo en sus pulmones, para tratar de estabilizar su puntería. Había llegado el momento... apretó suavemente, y el sonido de la detonación resonó por la zona. ¿Le habría dado? Empleó la mira para comprobarlo. De haber errado realizaría un segundo tiro, y en caso contrario iría corriendo a su barca y se dirigiría hacia allí a recuperar el cadáver.
Corinna Athenais
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Seguía con los DDM, no habían vuelto a ser cosas importantes, pequeñas cosas de las maniobras entre los navegantes para no acabar chocando. Al parecer ir dos barcos tan juntos requería de una compleja coordinación de los navegantes y una buena cantidad de trabajo para nosotros. Desde uno de los barcos cercanos, escuché como uno de los hombres llamaba a la teniente, al parecer un capitán de la marina por la respuesta de mi superior. Al fondo, en la costa vi como uno de nuestros barcos comenzaba ya el desembarco. Seguramente el del comodoro Danio, aquel que había contactado con nosotros por DDM.
Su plan parecía bastante bueno, aunque no sabía que quería que hiciéramos una vez estuviéramos todos en la playa, si era seguir juntos sería un desperdicio de recursos, aunque sin duda, la forma en la que menos bajas recibiéramos en caso de ataque. No era cosa mía, aunque mi gusto por la estrategia me impulsaba a imaginarme bastantes escenarios posibles en esta aventura, y evaluar las decisiones y estrategias de mis superiores.
Su plan parecía bastante bueno, aunque no sabía que quería que hiciéramos una vez estuviéramos todos en la playa, si era seguir juntos sería un desperdicio de recursos, aunque sin duda, la forma en la que menos bajas recibiéramos en caso de ataque. No era cosa mía, aunque mi gusto por la estrategia me impulsaba a imaginarme bastantes escenarios posibles en esta aventura, y evaluar las decisiones y estrategias de mis superiores.
Nostariel
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Estábamos atravesando una arboleda, algunas plantas, que no llego a reconocer llaman mi atención, pues normalmente soy capaz de reconocer sus efectos. Parezco una abeja, recogiendo polen de flor en flor zigzagueando entre las platas recogiendo partes de las mismas, o enteras, guardándolas con cuidado en la mochila para estudiarlas luego. Evito el contacto directo con ellas para evitar efectos indeseados, quién sabe que podrían hacer.
Llegados a un punto la cobertura vegetal deja de existir, mostrándose el terreno desnudo y las rocas dispersas, un cambio bastante brusco que me asombra. Dos sombras cruzan el cielo en ese momento, cuando miro veo dos dragones oscuros pasar sobre nosotros. Suelto una exclamación de asombro, pues pensaba que solo eran leyendas. Aunque estaba descubriendo que nuestras leyendas en el mundo fuera de la isla se hacían realidad. Kasai comenzó a cambiar, pareciéndose cada vez más a un ángel, no como aquel que conocí, si no más puro, poderoso, brillante.
Me invitó a montarme sobre él hincando una rodilla en tierra, sin dudarlo un momento me agarré a sus hombros y me coloque, cruzando las piernas alrededor de su cintura. Por algún motivo mis instintos me decían que me fiera de mi jefe, y normalmente no me fallaban. Kasai alzó el vuelo, alcanzando a los dragones que llevaban a varias personas encima y pasándolos con una velocidad increíble. Dijo algo, que no llegué a escuchar por el viento, pero daba igual, la sensación era increíble.
Llegados a un punto la cobertura vegetal deja de existir, mostrándose el terreno desnudo y las rocas dispersas, un cambio bastante brusco que me asombra. Dos sombras cruzan el cielo en ese momento, cuando miro veo dos dragones oscuros pasar sobre nosotros. Suelto una exclamación de asombro, pues pensaba que solo eran leyendas. Aunque estaba descubriendo que nuestras leyendas en el mundo fuera de la isla se hacían realidad. Kasai comenzó a cambiar, pareciéndose cada vez más a un ángel, no como aquel que conocí, si no más puro, poderoso, brillante.
Me invitó a montarme sobre él hincando una rodilla en tierra, sin dudarlo un momento me agarré a sus hombros y me coloque, cruzando las piernas alrededor de su cintura. Por algún motivo mis instintos me decían que me fiera de mi jefe, y normalmente no me fallaban. Kasai alzó el vuelo, alcanzando a los dragones que llevaban a varias personas encima y pasándolos con una velocidad increíble. Dijo algo, que no llegué a escuchar por el viento, pero daba igual, la sensación era increíble.
Ichizake
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En su ranking de cosas raras a las que prestar atención, una isla aparecida de la nada estaba por encima de cualquier ser esquelético con el que pudiera toparse en un banco de niebla, por lo que su mente no tardó en relegar a la siniestra criatura a un segundo plano. Ya se preocuparía en otro momento por ella.
El oscuro navío puso rumbo a tierra envuelto en un sepulcral silencio. Era como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor e incluso las olas se hubieran silenciado para no romper esa inusual calma. Solo se oían los murmullos de Gibbs mientras manejaba el timón. El robusto hombre de mar no dejaba de intentar convencerle de que se marchasen de allí cuanto antes, tratando de explicarle que era de mal fario que el mar escupiera una isla de esa manera.
Haciendo caso omiso, subió al bote y remó él solo hasta la costa. Según se aproximaba, podía distinguir cada vez más detalles de la isla. La flora era de lo más variada y extraña; ni siquiera llegó a reconocer la mitad de las plantas del lugar. Aunque teniendo en cuenta que había oído hablar de islas repletas de monstruos y criaturas siniestras, no le extrañaba nada no conocer todas las especies vegetales existentes.
En cuanto plantó un pie en tierra, puso todos sus sentidos a trabajar. No podía permitirse bajar la guardia si quería encontrar el oro. Sus poderes estaban a punto también. Notaba como su mente se expandía en busca de otras conciencias a las que aferrarse, como un gato arañando una puerta. Luchaba constantemente contra la tentación de hurgar en los recuerdos de todos aquellos con los que se topaba y despedazar sus mentes con su singular habilidad. Esa noche, al menos, lo mantenía bajo control sin demasiadas dificultades.
El chillido del mono le hizo dejar a un lado sus pensamientos. Parecía un animal de lo más normal, un simple mono, nada monstruoso ni peligroso. Se preguntó si Gibbs lo consideraría también señal de mala suerte. En cualquier caso tenía que seguir algún camino para encontrar el oro, y se preguntó si el mono no le guiaría a algún lado. No, ¿seguir a un mono? No era algo que estuviese dispuesto a hacer. Tampoco es como si tuviera otra senda que seguir, así que decidió simplemente caminar en línea recta.
El oscuro navío puso rumbo a tierra envuelto en un sepulcral silencio. Era como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor e incluso las olas se hubieran silenciado para no romper esa inusual calma. Solo se oían los murmullos de Gibbs mientras manejaba el timón. El robusto hombre de mar no dejaba de intentar convencerle de que se marchasen de allí cuanto antes, tratando de explicarle que era de mal fario que el mar escupiera una isla de esa manera.
Haciendo caso omiso, subió al bote y remó él solo hasta la costa. Según se aproximaba, podía distinguir cada vez más detalles de la isla. La flora era de lo más variada y extraña; ni siquiera llegó a reconocer la mitad de las plantas del lugar. Aunque teniendo en cuenta que había oído hablar de islas repletas de monstruos y criaturas siniestras, no le extrañaba nada no conocer todas las especies vegetales existentes.
En cuanto plantó un pie en tierra, puso todos sus sentidos a trabajar. No podía permitirse bajar la guardia si quería encontrar el oro. Sus poderes estaban a punto también. Notaba como su mente se expandía en busca de otras conciencias a las que aferrarse, como un gato arañando una puerta. Luchaba constantemente contra la tentación de hurgar en los recuerdos de todos aquellos con los que se topaba y despedazar sus mentes con su singular habilidad. Esa noche, al menos, lo mantenía bajo control sin demasiadas dificultades.
El chillido del mono le hizo dejar a un lado sus pensamientos. Parecía un animal de lo más normal, un simple mono, nada monstruoso ni peligroso. Se preguntó si Gibbs lo consideraría también señal de mala suerte. En cualquier caso tenía que seguir algún camino para encontrar el oro, y se preguntó si el mono no le guiaría a algún lado. No, ¿seguir a un mono? No era algo que estuviese dispuesto a hacer. Tampoco es como si tuviera otra senda que seguir, así que decidió simplemente caminar en línea recta.
NGC 1672
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El sonido del disparo interrumpió los pensamientos tras el discurso que realizó. Algo le daba mala espina respecto a lo que estaba a punto de comenzar. Alzó violentamente la vista al escuchar las palabras de uno de sus subordinados. Un barco de la Marina estaba justo frente a ellos, justo cuando pensó que su suerte podía cambiar un poco. Sin embargo eso no debía ser razón para perder la cabeza y echarse a morir, claro que no; como “jefe” del barco debía tomar las mejores decisiones para así seguir avanzando.
Otro problema emergió. No solo bastaba con la aparición del barco, sino que Ryan se dio cuenta de que un nuevo tripulante se sumó a sus hombres. Su aspecto era distinto al de todos los presentes, y su forma de hablar, su forma en como se expresaba, producía disgusto en el vampiro. Escuchó algunas palabras que conjuró con su “boca”, si es que algo así podía tener boca. Algo no le gustaba.
No estaba para juegos y cualquier insubordinación sería castigada con la muerte. Tras escuchar que la criatura a la que rescataron se autoproclamó Comandante, el Oficial del Ejército Revolucionario no pudo evitar soltar una risita de burla. Se acercó hacia el supuesto Comandante y lo miró.
–Bienvenido a nuestro navío – comentó con ironía –. Mi nombre es Ryan, o almenos así me llaman. Resulta que sí somos revolucionarios, ¿y tú, Augus? – lo miró esperando que se sintiera incómodo, pero la verdad dudaba que algo así pudiera sentir siquiera incomodidad – ¿Para quién juegas?
Tenía una emergencia que atender por lo que perdió temporalmente el interés en la criatura que se unió al barco. Debía tomar una decisión y el tiempo corría muy rápido. Enfrentarlos significaría pelear bajo la luz del día, rodeados de agua y un montón de datos que desconocía; detener el barco significaba que los Marines podían inspeccionar el barco y atrapar a Ryan. Finalmente la única opción que el vampiro consideró viable era la de hacerse los desentendidos. Sencillamente seguirían hasta llegar a tierra firme y allí enfrentar a los marines, en caso de que tuviera que hacerlo. Esperaba, de cualquier forma, evitar un enfrentamiento temprano contra las fuerzas de la ley.
Dio la orden de seguir avanzando, manteniendo la misma velocidad. Si aumentaban la velocidad, probablemente las fuerzas enemigas pensarán que están escapando, pero si la mantienen a la misma velocidad, cabe la opción de que no los hayan escuchado y así tendrán que emitir un segundo llamado. Cualquier mínima fracción de tiempo les serviría. Sin embargo, el barco de la Marina no era lo único que tenía que enfrentar. También debía pensar en lo que harían una vez en tierra firme y obtener un poco de información sobre su nuevo amigo.
–Tú y tú – señaló a dos hombres –. Quiero que vigilen a nuestro invitado, ante cualquier anormalidad, recurrirán inmediatamente a mí.
Otro problema emergió. No solo bastaba con la aparición del barco, sino que Ryan se dio cuenta de que un nuevo tripulante se sumó a sus hombres. Su aspecto era distinto al de todos los presentes, y su forma de hablar, su forma en como se expresaba, producía disgusto en el vampiro. Escuchó algunas palabras que conjuró con su “boca”, si es que algo así podía tener boca. Algo no le gustaba.
No estaba para juegos y cualquier insubordinación sería castigada con la muerte. Tras escuchar que la criatura a la que rescataron se autoproclamó Comandante, el Oficial del Ejército Revolucionario no pudo evitar soltar una risita de burla. Se acercó hacia el supuesto Comandante y lo miró.
–Bienvenido a nuestro navío – comentó con ironía –. Mi nombre es Ryan, o almenos así me llaman. Resulta que sí somos revolucionarios, ¿y tú, Augus? – lo miró esperando que se sintiera incómodo, pero la verdad dudaba que algo así pudiera sentir siquiera incomodidad – ¿Para quién juegas?
Tenía una emergencia que atender por lo que perdió temporalmente el interés en la criatura que se unió al barco. Debía tomar una decisión y el tiempo corría muy rápido. Enfrentarlos significaría pelear bajo la luz del día, rodeados de agua y un montón de datos que desconocía; detener el barco significaba que los Marines podían inspeccionar el barco y atrapar a Ryan. Finalmente la única opción que el vampiro consideró viable era la de hacerse los desentendidos. Sencillamente seguirían hasta llegar a tierra firme y allí enfrentar a los marines, en caso de que tuviera que hacerlo. Esperaba, de cualquier forma, evitar un enfrentamiento temprano contra las fuerzas de la ley.
Dio la orden de seguir avanzando, manteniendo la misma velocidad. Si aumentaban la velocidad, probablemente las fuerzas enemigas pensarán que están escapando, pero si la mantienen a la misma velocidad, cabe la opción de que no los hayan escuchado y así tendrán que emitir un segundo llamado. Cualquier mínima fracción de tiempo les serviría. Sin embargo, el barco de la Marina no era lo único que tenía que enfrentar. También debía pensar en lo que harían una vez en tierra firme y obtener un poco de información sobre su nuevo amigo.
–Tú y tú – señaló a dos hombres –. Quiero que vigilen a nuestro invitado, ante cualquier anormalidad, recurrirán inmediatamente a mí.
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Era hora de ponerse en marcha. Coloqué un mechón de mi flequillo y me di la vuelta sonriendo. Zuko y yo debíamos ir hacia el norte lo antes posible así que no debíamos perder el tiempo. Él salió primero propulsándose en forma híbrida, demasiado rápido para mí gusto. Eché una última mirada atrás y alcé los brazos hacia abajo. Después brotaron las llamas de mis pies y mis manos para propulsarme también. No era tan rápida como mi hermano, pero tampoco quería quedarme atrás.
Llegamos a tierra en poco tiempo. Eché una mirada al cielo y poco a poco se iba desvaneciendo la estela de fuego que ambos habíamos dejado, un tono azul y dorado mezclados entre sí. Quién lo viera estaría alucinando y pensando a que se debería. Antes de ponerme a caminar, Zuko me detuvo por los hombros. Un silencio se creó entre los dos mientras le miraba a los ojos. Este se rompió con un dulce beso. Demasiado tiempo... ¿cuánto había pasado desde la última vez que estuvimos juntos? Ya había perdido la cuenta.
Sonreí mientras negaba con la cabeza. Había cerrado los ojos desde su beso. Sus palabras me hicieron estar atenta. No me di cuenta de qué había pasado hasta que Zuko se puso delante mía de espaldas. Miraba a una piedra. Caminé junto a él y también la miré también.
-¿Qué ocurre? - Inquirí atenta a todo lo que podía pasar a nuestro alrededor. De haber alguien o algo, teníamos que matarlo. Me da igual lo que fuese, no me fiaría de ningún extraño en este lugar. - Zuko, no podemos quedarnos mirando una piedra. O hacemos algo o continuamos nuestro camino. - Tenía mi puño a la altura de la cadera, preparada para cualquier cosa.
Llegamos a tierra en poco tiempo. Eché una mirada al cielo y poco a poco se iba desvaneciendo la estela de fuego que ambos habíamos dejado, un tono azul y dorado mezclados entre sí. Quién lo viera estaría alucinando y pensando a que se debería. Antes de ponerme a caminar, Zuko me detuvo por los hombros. Un silencio se creó entre los dos mientras le miraba a los ojos. Este se rompió con un dulce beso. Demasiado tiempo... ¿cuánto había pasado desde la última vez que estuvimos juntos? Ya había perdido la cuenta.
Sonreí mientras negaba con la cabeza. Había cerrado los ojos desde su beso. Sus palabras me hicieron estar atenta. No me di cuenta de qué había pasado hasta que Zuko se puso delante mía de espaldas. Miraba a una piedra. Caminé junto a él y también la miré también.
-¿Qué ocurre? - Inquirí atenta a todo lo que podía pasar a nuestro alrededor. De haber alguien o algo, teníamos que matarlo. Me da igual lo que fuese, no me fiaría de ningún extraño en este lugar. - Zuko, no podemos quedarnos mirando una piedra. O hacemos algo o continuamos nuestro camino. - Tenía mi puño a la altura de la cadera, preparada para cualquier cosa.
Cristopher Liam
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Todo parecía indicar que las únicas personas en aquella construcción éramos la muchacha desconocida, la cual no me inspiraba nada de confianza, y yo. Con ese panorama lo único que me surgía en la mente era marcharme del lugar ignorando a la muchacha para continuar con mi propio camino hacia mi propio objetivo. Seguía teniendo dos caminos posibles, uno era seguir el camino hacia la cima del faro y la otra era bajar por el camino que estaba oculto bajo la mesa vieja y astillada. Justo cuando iba a comenzar a moverme hacia la trampilla dos nuevos sujetos aparecieron en el lugar, dos varones de los cuales uno parecía conocer a la muchacha que me amenazaba con su espada. Eso complicaba las cosas porque si iban juntos y uno parecía tener amistad con la chica en una confrontación yo sería el que saliese con las de perder.
Tras una conversación entre los tres, en la cual la muchacha llamó de idiotas a los otros dos, la joven se dirigió a la parte superior del faro a la vez que el rubio, el que no conocía a la muchacha, me saludó por lo que antes de moverme y por educación dije – Buenos días señor. Si no me necesitan para nada más desearía poder seguir mi camino sin molestarlos más. – Acto seguido, y sin esperar respuesta, me dirigí a la mesa vieja y astillada y, tras apartarla, abrí la trampilla para empezar a bajar.
Tras una conversación entre los tres, en la cual la muchacha llamó de idiotas a los otros dos, la joven se dirigió a la parte superior del faro a la vez que el rubio, el que no conocía a la muchacha, me saludó por lo que antes de moverme y por educación dije – Buenos días señor. Si no me necesitan para nada más desearía poder seguir mi camino sin molestarlos más. – Acto seguido, y sin esperar respuesta, me dirigí a la mesa vieja y astillada y, tras apartarla, abrí la trampilla para empezar a bajar.
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Nos aproximábamos lentamente hacia la embarcación desconocida a la espera de cualquier reacción por parte de nuestros "vecinos". Yo mientras seguía esperando en la retaguardia del pelirrojo aguardando sus órdenes. La situación daba mala espina, si temían identificarse ante la marina es porque seguramente escondían algo, aunque quizás todavía estuviesen flipando ante la aparición de la "isla fantasma" y no nos habían escuchado, pero algo me decía que lo sabríamos pronto ya que podíamos ver movimiento en su cubierta.
El capitán comenzó a dar órdenes al timonel para que nuestras embarcaciones quedaran paralelas mientras yo me fijaba en las siluetas que ya comenzaban a definirse. Parecían estar celebrando algo puesto que podía escuchar gritos y silbidos procedentes de aquellos tipos. A lo mejor estaban celebrando la aparición de la isla y ni siquiera nos habían visto ni escuchado, pero dos disparos sonaron por encima de cualquier otro ruido haciendo que desenfundara una de mis pistolas preparado para la ofensiva de los tipos.
Transcurrieron unos segundos eternos en los que no llegaba dicho ataque, ya que parecía que los tipos seguían a su rollo. Durante esos momentos perdí la noción de lo que hacían mis compañeros puesto que sólo tenía ojos para la multitud del barco colindante. Podía ver que estaban haciendo un corrillo alrededor de algo grande con un aspecto bastante extraño. No podía identificar que era y me tenía bastante intrigado, pero entonces fue cuando escuché de nuevo la voz del pelirrojo.
Por unos instantes había creído que hablaba conmigo, pero no era así. Hablaba a través de un DDM dando nuestra posición, parecía que estaba llamando a alguien para pedir refuerzos. Eso parecía significar que al marine tampoco le estaba gustando la forma de actuar de la embarcación cercana, cosa que se corroboró cuando el pelirrojo empuñó su arco materializando una flecha en ella mientras vociferaba de nuevo.
Me coloqué a su lado izquierdo un poco por detrás de él por si teníamos que afrontar lo que sea. Los lobos teníamos que mantenernos juntos ante las adversidades. Estábamos dispuestos a darlo todo los unos por los otros.
-¿Qué haremos si siguen ignorándonos? - dije levantando la voz para que Kimura pudiera escucharme bien.
Imaginaba cual sería la repercusión en la que pensaba en el pelirrojo dada la situación, y por eso seguía aferrado a una de mis pistolas. Si los vecinos no se mostraban amigables podría ponerse la cosa fea nada más empezar.
El capitán comenzó a dar órdenes al timonel para que nuestras embarcaciones quedaran paralelas mientras yo me fijaba en las siluetas que ya comenzaban a definirse. Parecían estar celebrando algo puesto que podía escuchar gritos y silbidos procedentes de aquellos tipos. A lo mejor estaban celebrando la aparición de la isla y ni siquiera nos habían visto ni escuchado, pero dos disparos sonaron por encima de cualquier otro ruido haciendo que desenfundara una de mis pistolas preparado para la ofensiva de los tipos.
Transcurrieron unos segundos eternos en los que no llegaba dicho ataque, ya que parecía que los tipos seguían a su rollo. Durante esos momentos perdí la noción de lo que hacían mis compañeros puesto que sólo tenía ojos para la multitud del barco colindante. Podía ver que estaban haciendo un corrillo alrededor de algo grande con un aspecto bastante extraño. No podía identificar que era y me tenía bastante intrigado, pero entonces fue cuando escuché de nuevo la voz del pelirrojo.
Por unos instantes había creído que hablaba conmigo, pero no era así. Hablaba a través de un DDM dando nuestra posición, parecía que estaba llamando a alguien para pedir refuerzos. Eso parecía significar que al marine tampoco le estaba gustando la forma de actuar de la embarcación cercana, cosa que se corroboró cuando el pelirrojo empuñó su arco materializando una flecha en ella mientras vociferaba de nuevo.
Me coloqué a su lado izquierdo un poco por detrás de él por si teníamos que afrontar lo que sea. Los lobos teníamos que mantenernos juntos ante las adversidades. Estábamos dispuestos a darlo todo los unos por los otros.
-¿Qué haremos si siguen ignorándonos? - dije levantando la voz para que Kimura pudiera escucharme bien.
Imaginaba cual sería la repercusión en la que pensaba en el pelirrojo dada la situación, y por eso seguía aferrado a una de mis pistolas. Si los vecinos no se mostraban amigables podría ponerse la cosa fea nada más empezar.
Steve
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Tras las ordenes de Kusanagi, al cual simplemente respondí con “Si, si, lo que tu digas” perezoso, baje del barco siguiendo a mis dos acompañantes, a los cuales casi conocía de nada. Al menos la chica parecía tener un poco de sentido del humor, pero quien no lo tendría en nuestra compañía de locos chiflados. El dragón, o lo poco que conocía de él parecía ser un aburrido. Decidí concentrarme un poco más mientras caminaba, esperando sacar algo interesante de la ronda.
El paisaje había perdido su toque misterioso, al desaparecer la niebla en unos pocos instantes, aunque seguía estando la incógnita de porque una isla ascendía y se sumergía a placer ¿Algo vivo, quizás? Tampoco me importaba mucho lo que fuera mientras se quedara así durante lo que estuviera en tierra, o si no intentaba comernos. Una idea extraña vino a mi mente, ¿veríamos fantasmas de anteriores visitantes? Sería muy entretenido tener esos poderes, puede que incluso para hablar con... Un sexto sentido, ese es el nombre más adecuado para cuando puedes ver fantasmas.
Paré cuando me di cuenta de que no estaba prestando atención, como me había prometido antes y empecé a mirar a mi alrededor. El viento soplaba con suavidad, meciendo mi cabello y moviendo ligeramente mi fiel gabardina. Estábamos cerca de un bosque, aunque para llegar hasta el había que pasar entre unas tortugas un tanto maleducadas, pues una de ellas nos saco la lengua.
- ¿Y bien? ¿Damos un rodeo o preferís arriesgaros a las peligrosas y mortales tortugas que enseñan la lengua? - dije completamente en serio, esperando una respuesta de ambos, a los que no había hecho caso durante todo el viaje - Tengo todo el día para que me respondáis, pero esto quizás se vuelve a hundir de nuevo. - solté mientras le pegaba unos golpecitos al suelo con la punta del pie -
Después de eso me quede embobado, de nuevo, esperando su respuesta. No me apetecía estar dando ordenes estrictas si no estábamos en severo peligro y dado que nuestra misión era darnos un paseo, no parecía ser el momento para estar en modo sargento.
El paisaje había perdido su toque misterioso, al desaparecer la niebla en unos pocos instantes, aunque seguía estando la incógnita de porque una isla ascendía y se sumergía a placer ¿Algo vivo, quizás? Tampoco me importaba mucho lo que fuera mientras se quedara así durante lo que estuviera en tierra, o si no intentaba comernos. Una idea extraña vino a mi mente, ¿veríamos fantasmas de anteriores visitantes? Sería muy entretenido tener esos poderes, puede que incluso para hablar con... Un sexto sentido, ese es el nombre más adecuado para cuando puedes ver fantasmas.
Paré cuando me di cuenta de que no estaba prestando atención, como me había prometido antes y empecé a mirar a mi alrededor. El viento soplaba con suavidad, meciendo mi cabello y moviendo ligeramente mi fiel gabardina. Estábamos cerca de un bosque, aunque para llegar hasta el había que pasar entre unas tortugas un tanto maleducadas, pues una de ellas nos saco la lengua.
- ¿Y bien? ¿Damos un rodeo o preferís arriesgaros a las peligrosas y mortales tortugas que enseñan la lengua? - dije completamente en serio, esperando una respuesta de ambos, a los que no había hecho caso durante todo el viaje - Tengo todo el día para que me respondáis, pero esto quizás se vuelve a hundir de nuevo. - solté mientras le pegaba unos golpecitos al suelo con la punta del pie -
Después de eso me quede embobado, de nuevo, esperando su respuesta. No me apetecía estar dando ordenes estrictas si no estábamos en severo peligro y dado que nuestra misión era darnos un paseo, no parecía ser el momento para estar en modo sargento.
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Mientas alucinaba con la naturaleza que rodeaba el barco, noté en una de las esquinas del barco un movimiento. Dirigí mi mirada hacia allí y pude divisar una mancha de color granate que parecía ir creciendo en tamaño a medida que pasaban los segundos. No me daba tiempo a asimilar lo que pasaba allí pero... ¿sería que estos árboles tenían una capacidad especial para cambiar de color por ellos mismos? Si era eso, estaba viéndolo con mis propios ojos.
- Mira Max, los árboles cambian de color por si solos. ¿No es maravilloso?
En las paredes y el techo también veía esas manchas y me fijé muy detenidamente y pude darme cuenta de lo que eran... ¡hormigas! Las hormigas se estaban comiendo el barco. Teníamos que salir de aquí echando hostias pero... ¡joder, eran hormigas que se comían barcos y en este caso era NUESTRO PUTO BARCO! Yo estaba extasiado, nunca había visto hormigas comiéndose barcos ni madera, mis ojos hacían chiribitas y lucían como si de la luz de una faro se tratase.
Mientras, le dije a Max:
- ¿Acaso no es fascinante? Hormigas comiendo barcos. ¿Podrán comer cualquier cosa? Incluidos a nosotros... ¿Qué hacemos Max?
- Mira Max, los árboles cambian de color por si solos. ¿No es maravilloso?
En las paredes y el techo también veía esas manchas y me fijé muy detenidamente y pude darme cuenta de lo que eran... ¡hormigas! Las hormigas se estaban comiendo el barco. Teníamos que salir de aquí echando hostias pero... ¡joder, eran hormigas que se comían barcos y en este caso era NUESTRO PUTO BARCO! Yo estaba extasiado, nunca había visto hormigas comiéndose barcos ni madera, mis ojos hacían chiribitas y lucían como si de la luz de una faro se tratase.
Mientras, le dije a Max:
- ¿Acaso no es fascinante? Hormigas comiendo barcos. ¿Podrán comer cualquier cosa? Incluidos a nosotros... ¿Qué hacemos Max?
AlexEmpanadilla
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NOTA DE MODERADOR: Se puede realizar más de un post por moderación si es para terminar una conversación o una acción que requiera de solución inmediata (un personaje atacando a otro, por ejemplo). En caso contrario, se debe esperar a la moderación.
NOTA 2 DEL MODERADOR: Salvo que se indique lo contrario en la moderación, las acciones cerradas serán penalizadas.
NOTA 3 DEL MODERADOR: Si se realiza alguna acción RELEVANTE en el post, se agradecerá añadir un pequeño spoiler al final del mismo con un resumen de las acciones realizadas.
Dicho esto, en breves se posteará la siguiente moderación, que debido a problemas técnicos ha tenido que posponerse hasta ahora. Se intentará realizar una moderación cada 3 o 4 días aproximadamente.
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barbazul
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Me quede atónito, el vikingo se puso en modo combate llegando a coger a uno del chiquillos poniéndole el hacha al cuello. No sólo eso, me recrimino el haber dejado subir a extraños al barco. Eso era de locos, conocía el pecio que se hundió frente a nosotros, y encontrar un barril flotando me había dado esperanza de encontrarme con alguno de ellos.
-Miralo bien, aunque parezcan saludos del infierno son unos críos, ¿Qué amenaza pueden representar para nosotros o el barco? Y por cierto, conocía el barco que se estaba hundiendo frente a nosotros.-Me giro hacia los niños.- ¿Viajaba is en ese barco? ¿Qué le ha pasado?
Esperando que worgulv entrará en razón y se diera cuenta que no eran una amenaza me fije en la isla, extraña donde las hubiera y seguramente con multitud de secretos por descubrir.
-Miralo bien, aunque parezcan saludos del infierno son unos críos, ¿Qué amenaza pueden representar para nosotros o el barco? Y por cierto, conocía el barco que se estaba hundiendo frente a nosotros.-Me giro hacia los niños.- ¿Viajaba is en ese barco? ¿Qué le ha pasado?
Esperando que worgulv entrará en razón y se diera cuenta que no eran una amenaza me fije en la isla, extraña donde las hubiera y seguramente con multitud de secretos por descubrir.
Gusi
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Observaba expectante la respuesta del barco que veíamos delante, pero estos parecieron pasar por completo de Kimura. Seguro que aquello le molestaría muchísimo, pensaba mientras observaba como en la frente de Kimura se reflejaba una vena bien gorda. De repente empecé a escuchar jolgorio y me acerque al borde del barco para intentar ver mejor lo que ocurría. Parecía ser que aquellos tipos estaban celebrando algo y por la ilusión que le ponían parecía que era algo gordo. Mis ganas de fiesta me daban ganas de levitar hasta ellos y ponerme de juerga. Pero me tocaba estar en el barco contrario, pensaba mientras desviaba la mirada y observaba el rostro serio y de pocos amigos del Capitán.
Después me acerque de nuevo a mis nakamas y observe como Kimura apuntaba con su arco al barco sin identificar. Sin duda, pensaba que eran enemigos o algo peor. Siempre pensaba que todos eran malos. Un día lo lleve de comida a mi casa y casi mata a mi abuela porque pensaba que le iba a atacar, la pobre casi se muere de un infarto. Sabía cómo iba a acabar esto, en pelea. Como siempre. Me coloque delante del Capitán e intenté mantener unas palabras con él.
-Capitán, ten un poco de paciencia. Podrían ser simples civiles, y si los atacamos podríamos poner vidas inocentes en peligro. Además entablar un combate en el mar podría poner en peligro a los nakamas con akuma. A duras penas podrías salvarnos a Tobías y a mí la vez. Le ruego que tenga algo de paciencia hasta que sepamos con seguridad que son enemigos.
No sabía si mis palabras harían reflexionar a Kimura, pero al menos lo había intentado como segundo al mano. La seguridad de mis nakamas era lo primero, y si por la cabezonería de Kimura acabábamos bajo el agua me cabrearía mucho. Aunque me gustaría ver si serían capaces de acabar con nosotros.
Después me acerque de nuevo a mis nakamas y observe como Kimura apuntaba con su arco al barco sin identificar. Sin duda, pensaba que eran enemigos o algo peor. Siempre pensaba que todos eran malos. Un día lo lleve de comida a mi casa y casi mata a mi abuela porque pensaba que le iba a atacar, la pobre casi se muere de un infarto. Sabía cómo iba a acabar esto, en pelea. Como siempre. Me coloque delante del Capitán e intenté mantener unas palabras con él.
-Capitán, ten un poco de paciencia. Podrían ser simples civiles, y si los atacamos podríamos poner vidas inocentes en peligro. Además entablar un combate en el mar podría poner en peligro a los nakamas con akuma. A duras penas podrías salvarnos a Tobías y a mí la vez. Le ruego que tenga algo de paciencia hasta que sepamos con seguridad que son enemigos.
No sabía si mis palabras harían reflexionar a Kimura, pero al menos lo había intentado como segundo al mano. La seguridad de mis nakamas era lo primero, y si por la cabezonería de Kimura acabábamos bajo el agua me cabrearía mucho. Aunque me gustaría ver si serían capaces de acabar con nosotros.
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Max había derribado unos bidones de licor. El líquido estaba derramado por todo el barco. Se avecinaban fuegos artificiales, así que era mejor salir pitando de aquí cuanto antes. Me fijé que Max ya estaba fuera del barco y como preparaba un ataque con su katana. Mientras él hacía eso yo empecé a correr hacia el borde del barco para salir de allí.
Mientras yo corría, Max lanzó la ráfaga de llamas que había preparado. Mis ojos brillaban como un lucero que casi deslumbraban. Me fascinaba su técnica de las llamas.
- Ohhhh!! Impresionante Max, me tienes que enseñar a hacer eso.
Dije mientras saltaba del barco y aterrizaba a lo superheroe en la tierra.
Mientras yo corría, Max lanzó la ráfaga de llamas que había preparado. Mis ojos brillaban como un lucero que casi deslumbraban. Me fascinaba su técnica de las llamas.
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Una sonrisa ladeada se formó en el rostro del asesino, y eso solo significaba una cosa. No estaba planeando nada bueno, aunque eso no podía ser difícil de predecir. Solo tenía que esperar a sus compañeros. El buen pelirrojo ya le había dado un buen motivo para portarse bien. Se relamió de forma un poco provocativa, y después de todo entrecerró los ojos con toda la calma del mundo. El castaño ya estaba pensando en cómo poder liarla sin meterse en muchos líos. Los agentes del CP no iban a tardar mucho en encontrarle. Su capacidad de espía era buena, pero no pensaba intentar esconderse ni nada parecido. Se hallaba calmado, y listo para comenzar con la misión encomendada. El tesoro no iba a continuar escapando de las garras del gobierno mundial. Al menos no por su parte, y por ello estaba motivado. Su rango de Cipher Pol nueve continuaba siendo un secreto de los grandes.
Un tipo de cabellos verdes no tardó mucho en aparecer por la zona, lo que hizo al loco sonreír de lado y colocarse al lado. Al mismo tiempo, pudo divisar unas jodidas tortugas que sacaban sus lenguas como si de cachondas bromistas fuesen. Lo que dijo el hombre entonces hizo al gran Castor sonreír de lado. – Me temo que a mí no me saca la lengua ningún reptil. – Dijo en un tono un poco macabro. Entonces el asesino saltó con elegancia, y en pleno aire pateó la nada, formando una onda cortante verde que fue hacia el grupo de tortugas. Se trataba del rankyaku, una técnica del rokushiki. Su objetivo era hacerlas pedazos. Les diese o no, mostraría una sonrisa siniestra y miraría a su compañero de cabellos verdes. – Tienes pinta de saber divertirte, tronco. – Mencionó mientras sacaba un cigarro de su chaqueta, y se lo ofrecía con toda la calma del mundo.
Un tipo de cabellos verdes no tardó mucho en aparecer por la zona, lo que hizo al loco sonreír de lado y colocarse al lado. Al mismo tiempo, pudo divisar unas jodidas tortugas que sacaban sus lenguas como si de cachondas bromistas fuesen. Lo que dijo el hombre entonces hizo al gran Castor sonreír de lado. – Me temo que a mí no me saca la lengua ningún reptil. – Dijo en un tono un poco macabro. Entonces el asesino saltó con elegancia, y en pleno aire pateó la nada, formando una onda cortante verde que fue hacia el grupo de tortugas. Se trataba del rankyaku, una técnica del rokushiki. Su objetivo era hacerlas pedazos. Les diese o no, mostraría una sonrisa siniestra y miraría a su compañero de cabellos verdes. – Tienes pinta de saber divertirte, tronco. – Mencionó mientras sacaba un cigarro de su chaqueta, y se lo ofrecía con toda la calma del mundo.
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La chica se quedó observando los árboles de alrededor con una sonrisa ladeada. Las burbujas que salían de ellos le molaban bastante, pero no terminaba de fiarse de ellas. Debido a que no había visto mucho mundo, podían ser bichos escondidos o algo por el estilo. Lo que decidió fue lo más sabio, pasar de ellos y continuar su camino. Soltó un pequeño suspiro, y continuó analizando la situación. El tesoro podía estar en cualquier sitio, y eso solo indicaba que cualquier peligro podía aparecer de la nada. Ella sinceramente prefería ir acompañada, pero por desgracia le había tocado ir sola.
Aquellas ruinas que vio la hicieron sonreír un poco de forma amplia. Era el momento de continuar con la investigación que estaba desarrollando. La ubicación del supuesto tesoro era lo que debía averiguar a cualquier coste. No tardó mucho en caminar hacia aquel sitio. La entrada estaba oscura, y no se atrevía a entrar sin luz. De modo que simplemente sacó su espada y la colocó apuntando al frente. Después de eso avanzó despacio con ella estirada. No tenía forma de ver, pero la aventura de arriesgarse le agradaba, por lo que le echó valor a la cosa.
Aquellas ruinas que vio la hicieron sonreír un poco de forma amplia. Era el momento de continuar con la investigación que estaba desarrollando. La ubicación del supuesto tesoro era lo que debía averiguar a cualquier coste. No tardó mucho en caminar hacia aquel sitio. La entrada estaba oscura, y no se atrevía a entrar sin luz. De modo que simplemente sacó su espada y la colocó apuntando al frente. Después de eso avanzó despacio con ella estirada. No tenía forma de ver, pero la aventura de arriesgarse le agradaba, por lo que le echó valor a la cosa.
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El luchador tomó su balón con toda la calma del mundo. Nada más hacerlom mostró una sonrisa siniestra, y se lo quedó. Escuchó las palabras del líder, el cual había confundido al pollo con un ser que se comió a Eichi. El moreno simplemente alzó la ceja observando un poco a su alrededor. Quería divertirse un poco, y pensaba que no iba a ser posible en aquella isla, por lo que estiró el puño hacia arriba, y miró con tranquilidad el barco. Parecía estar a punto de caerse, y por ello no pudo evitar relamerse un poco. Las posibilidades de destruirlo eran muchísimas, pero él quería hacerlo a lo grande. Por ese motivo se le ocurrió una idea muy buena. A lo mejor para sus compañeros no lo era, pero él estaba ansioso por desarrollarla. Sus cabellos ondearon un poco, y entonces mostró una sonrisa un poco sádica por así llamarla.
Sin pensarlo comenzó a reír de forma siniestra. Se desplazó hasta el árbol del que colgaba el vehículo, y de un potente puñetazo, estampó los nudillos contra el tronco. Su objetivo era hacerlo pedazos, y que el yate cayera sobre ellos. En ese momento daría una enorme voz. – ¡Todo el mundo a cubierto! – Sin decir mucho más, corrió lo más rápido que pudo hacia un lado, y saltó rodando por el suelo. Quería provocar una bonita explosión con la caída del barco, y la estampada contra el mismísimo suelo. No quería cargarse a sus compañeros, pero las risas que podían llevarse con aquello podían ser interesantes. El chico una vez pasara todo, miraría un poco a su alrededor, y metería sus manos en los bolsillos. No le importaba el resultado, pensó que los suyos podrían ser lo suficientemente rápidos para evitarlo.
Olisqueó un momento por el sitio, pero no pudo detectar nada interesante. Lo que sí planeó, fue continuar en línea recta su camino. Tomó el balón, y botándolo con calma, comenzó a alejarse mientras les hacía un gesto para que le siguieran. Quería acción de una vez, y si no se la daba nadie, la buscaría por su propia cuenta. No tenía problemas con liarse a golpes con el primer criminal que pillase, aunque tuviese las de perder. El chico siempre buscaba personas con las que explotar el arte del Zan Nin Na. Su precioso estilo de combate era lo que más apreciaba por el momento. También quería a sus compañeros, y a su precioso balón.
Sin pensarlo comenzó a reír de forma siniestra. Se desplazó hasta el árbol del que colgaba el vehículo, y de un potente puñetazo, estampó los nudillos contra el tronco. Su objetivo era hacerlo pedazos, y que el yate cayera sobre ellos. En ese momento daría una enorme voz. – ¡Todo el mundo a cubierto! – Sin decir mucho más, corrió lo más rápido que pudo hacia un lado, y saltó rodando por el suelo. Quería provocar una bonita explosión con la caída del barco, y la estampada contra el mismísimo suelo. No quería cargarse a sus compañeros, pero las risas que podían llevarse con aquello podían ser interesantes. El chico una vez pasara todo, miraría un poco a su alrededor, y metería sus manos en los bolsillos. No le importaba el resultado, pensó que los suyos podrían ser lo suficientemente rápidos para evitarlo.
Olisqueó un momento por el sitio, pero no pudo detectar nada interesante. Lo que sí planeó, fue continuar en línea recta su camino. Tomó el balón, y botándolo con calma, comenzó a alejarse mientras les hacía un gesto para que le siguieran. Quería acción de una vez, y si no se la daba nadie, la buscaría por su propia cuenta. No tenía problemas con liarse a golpes con el primer criminal que pillase, aunque tuviese las de perder. El chico siempre buscaba personas con las que explotar el arte del Zan Nin Na. Su precioso estilo de combate era lo que más apreciaba por el momento. También quería a sus compañeros, y a su precioso balón.
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El aburrimiento invadía totalmente al marine, el cual observaba el lugar con una expresión un poco apagada. Quería entrar en acción de una jodida vez, pero la situación no solo era aburrida, si no que estaba empeorando por momentos. El jodido chalado de cabellos rojos se había cargado un pobre animal inocente, y eso provocó que el rubio se enfadase un poco. Como superior podía echarle la bronca, pero no quería que la misión corriese peligro por culpa de un descerebrado. Ya le echaría la bronca después de todo aquello, y si el superior de toda la operación daba su permiso. En ese momento soltó un pequeño suspiro, y miró un poco la cubierta.
Todos aquellos periódicos los había soltado el animal. Encima el capullo eliminó a un pobre ser que solo pretendía cometer su trabajo. Qué asco de mundo, eso pensaba el rubio en ese momento. Entonces leyó uno de aquellos periódicos, y se dio cuenta de que su capitán no estaba por allí, por lo que el máximo rango era el Gyojin. No parecía estar por la zona, por lo que ahora tenía el control del barco. Ordenó que le llevasen a la isla de una maldita vez. Estaba deseando comenzar a investigar por ella, y ahora que no estaba el rubio, debería hacerlo solo o con el loco. A lo mejor debía irse con el grupo de Misa, o con cualquier otro. De todas formas no iba a perder mucho.
Sin pensarlo más, trató de hacer que los reclutas pusieran la máxima potencia y le llevaran de una vez a la isla. Tomó su comunicador, y trató de contactar con su chica. – Misa, mi capitán no está presente, y me aburro mucho. Cuéntame algo. – Si a alguien se le ocurría eso en mitad de una jodida misión, si, era a él.
Todos aquellos periódicos los había soltado el animal. Encima el capullo eliminó a un pobre ser que solo pretendía cometer su trabajo. Qué asco de mundo, eso pensaba el rubio en ese momento. Entonces leyó uno de aquellos periódicos, y se dio cuenta de que su capitán no estaba por allí, por lo que el máximo rango era el Gyojin. No parecía estar por la zona, por lo que ahora tenía el control del barco. Ordenó que le llevasen a la isla de una maldita vez. Estaba deseando comenzar a investigar por ella, y ahora que no estaba el rubio, debería hacerlo solo o con el loco. A lo mejor debía irse con el grupo de Misa, o con cualquier otro. De todas formas no iba a perder mucho.
Sin pensarlo más, trató de hacer que los reclutas pusieran la máxima potencia y le llevaran de una vez a la isla. Tomó su comunicador, y trató de contactar con su chica. – Misa, mi capitán no está presente, y me aburro mucho. Cuéntame algo. – Si a alguien se le ocurría eso en mitad de una jodida misión, si, era a él.
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Off: Este post será corto y simplemente para responder al par de diálogos que me conciernen, no voy a realizar ninguna acción relevante (salvo desembarcar con el resto).
- Ah, bueno, tenía ciertas preocupaciones en la cabeza... - Amaiar respondió a Lara, algo inseguro sobre cómo abarcar la situación. Por su actitud relajada, el marine adivinó que la Teniente aún no se había enterado del suceso, y debía elegir muy bien sus palabras a partir de ahora. -... Pero viendo que estás bien, me puedo tranquilizar. Esperaré. - Con una sonrisa sincera, el Capitán dejó que el otro barco organizara a su propia tripulación con calma.
"Algo urgente sí que es, de todas formas..." Pensó. "En cuanto estemos en tierra debo analizar su reacción a las noticias."
- ¿Ah? - Un recluta de aspecto único se había acercado a preguntarle algo. - No, no creo que haga falta. Todo está en orden de momento. - Le tranquilizó. - Proceda a desembarcar con el resto, recluta. - Despidiéndole con una sonrisa también, Amaiar se acercó al resto de la tripulación para supervisar que se mantuviera el orden, y abandonar el navío con el último grupo.
- Ah, bueno, tenía ciertas preocupaciones en la cabeza... - Amaiar respondió a Lara, algo inseguro sobre cómo abarcar la situación. Por su actitud relajada, el marine adivinó que la Teniente aún no se había enterado del suceso, y debía elegir muy bien sus palabras a partir de ahora. -... Pero viendo que estás bien, me puedo tranquilizar. Esperaré. - Con una sonrisa sincera, el Capitán dejó que el otro barco organizara a su propia tripulación con calma.
"Algo urgente sí que es, de todas formas..." Pensó. "En cuanto estemos en tierra debo analizar su reacción a las noticias."
- ¿Ah? - Un recluta de aspecto único se había acercado a preguntarle algo. - No, no creo que haga falta. Todo está en orden de momento. - Le tranquilizó. - Proceda a desembarcar con el resto, recluta. - Despidiéndole con una sonrisa también, Amaiar se acercó al resto de la tripulación para supervisar que se mantuviera el orden, y abandonar el navío con el último grupo.
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Uno de los intrusos había quedado neutralizado, no parecía tener la fuerza suficiente como para sacar los cuernos del mástil, que se habían clavado por culpa de la patada que se le había propinado. El otro sin embargo se había quedado quieto, el hombre lo estudio, ahora más detenidamente y con más detalle, ambos no eran muy corpulentos y no parecían excesivamente fuertes a primera vista, ni a segunda a juzgar por el que no paraba de gritar sin lograr zafarse del mástil.
Parecía que el que tenía en frente forzaba la vista, mientras le saludaba calmadamente, ¿no podía visualizarlo a esa distancia? ¿quizás estuviese intentando otra cosa?, éste intento calmar a su hermano y al hombre mismo. Cuando el que parecía el más calmado de los dos intento agarrar su hacha, este la aparto rápidamente de la trayectoria de sus dedos, y la situó al lado derecho de su cuello, `` si la tocas, te congelarías´´ advirtió el hombre al pequeño, retrocediendo unos pasos, sin bajar el hacha, el hombre soltó el martillo, dejándolo caer sonoramente sobre las tablas de cubierta. Con la mano que antes sostenía su arma agarro fuertemente a la pobre criatura que estaba atorada en el mástil, con un fuerte movimiento, pero firme, para no dañar ni el mástil ni los cuernos de la criatura, viendo su fisionomía no tendría que pesar mucho, así que intentaría situarlos juntos en un mismo sitio.
`` Si no me convencen vuestras intenciones o detecto algún movimiento carente de honor, continuare lo que he empezado, ¿entendido?´´ una oportunidad raramente obsequiada
Parecía que el que tenía en frente forzaba la vista, mientras le saludaba calmadamente, ¿no podía visualizarlo a esa distancia? ¿quizás estuviese intentando otra cosa?, éste intento calmar a su hermano y al hombre mismo. Cuando el que parecía el más calmado de los dos intento agarrar su hacha, este la aparto rápidamente de la trayectoria de sus dedos, y la situó al lado derecho de su cuello, `` si la tocas, te congelarías´´ advirtió el hombre al pequeño, retrocediendo unos pasos, sin bajar el hacha, el hombre soltó el martillo, dejándolo caer sonoramente sobre las tablas de cubierta. Con la mano que antes sostenía su arma agarro fuertemente a la pobre criatura que estaba atorada en el mástil, con un fuerte movimiento, pero firme, para no dañar ni el mástil ni los cuernos de la criatura, viendo su fisionomía no tendría que pesar mucho, así que intentaría situarlos juntos en un mismo sitio.
`` Si no me convencen vuestras intenciones o detecto algún movimiento carente de honor, continuare lo que he empezado, ¿entendido?´´ una oportunidad raramente obsequiada
AlexEmpanadilla
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- Mapa:
NOTA: Aquellos marcados con la frase FIN DE CAPÍTULO dejan de participar sin mayores consecuencias, a excepción de Ragnar Asborn, que ha recibido un tiro por parte del cazador Ionoth.
- 1. Danio Rerio:
- Que bonito es ir de excursión todos los marines en amor y compañía. La isla en la que habéis hecho el campamento improvisado está llena de maleza y árboles de espeso follaje. Es difícil ver en el interior de ese denso bosque debido a esto. En la costa, algunos pequeños cangrejos de color escarlata salen de debajo de la arena para observaros, chasqueando las pinzas.
- 2. Xemnas Death y Joseph Leto:
- Que bonito es ir de excursión todos los marines en amor y compañía. La isla en la que habéis hecho el campamento improvisado está llena de maleza y árboles de espeso follaje. Es difícil ver en el interior de ese denso bosque debido a esto. En la costa, algunos pequeños cangrejos de color escarlata salen de debajo de la arena para observaros, chasqueando las pinzas.
- 3. Lara Naion, Corinna y Amane Misa:
- Que bonito es ir de excursión todos los marines en amor y compañía. La isla en la que habéis hecho el campamento improvisado está llena de maleza y árboles de espeso follaje. Es difícil ver en el interior de ese denso bosque debido a esto. En la costa, algunos pequeños cangrejos de color escarlata salen de debajo de la arena para observaros, chasqueando las pinzas.
- 4. Iro, Abel, Amaiar y Bizvan:
- Que bonito es ir de excursión todos los marines en amor y compañía. La isla en la que habéis hecho el campamento improvisado está llena de maleza y árboles de espeso follaje. Es difícil ver en el interior de ese denso bosque debido a esto. En la costa, algunos pequeños cangrejos de color escarlata salen de debajo de la arena para observaros, chasqueando las pinzas.
- 5. Tobías Thorn, Kimura y Gusi:
- El barco sigue avanzando hacia la isla, no parece que os hayan escuchado. Ya habéis alcanzado la costa. ¿Haréis algo al respecto? No responden a la autoridad... pero claro, si son civiles... y sordos...
- 6. Jung Su, Zero Lars y Eichi:
- El tronco del árbol revienta debido al fuerte golpe, y una lluvia de astillas os salpica. El barco se tambalea, y todo el conjunto cae sobre vosotros. Por suerte, tanto Eichi como Zero se han apartado de la trayectoria. No así Jung, que queda inmóvil. El barco cae sobre él, aplastándolo en un instante. ¡Te lo has cargado, cacho bestia!
- 7. Taiga Redfield, Christopher Liam y Ushio:
- Bueno, la hermosura pelirroja os ha dejado solos. Hora de investigar. ¿Subiréis con ella a ver qué hay más arriba o tomaréis el camino de la trampilla que hay sugerentemente en el suelo? La trampilla desciende durante varias decenas de metros, a lo largo de una escala de mano que permite ir bajando sin muchos problemas. Tras un minuto bajando a buen ritmo, se llega a una especie de caverna, inusualmente seca, a oscuras.
- 8. Kasai Kuro y Nostariel:
- Bien, habéis alcanzado la base del faro, que parece algo dañado. Un montón de cristales por el suelo hacen que os cortéis si no tenéis cuidado. Escucháis voces en el interior, ¿Se os han adelantado?.
- 9. Milena:
- Nada más entrar en la sala del foco, tras ascender por una empinada escalera de caracol, te encuentras con algo que te llama la atención: una mesa de madera con un cofre dorado sobre ella. Está cerrado, pero destaca bastante con el resto de la estancia, que está sucia y llena de polvo. También hay una palanca en la pared, echada hacia abajo, y bastante oxidada.
- 10. Ionoth:
- ¡Yay! Tu tiro parece haber dado en el blanco. Al menos el hombre parece haberse caído al suelo de golpe, desplomado. La mala noticia es que cae al agua, junto con la barca que se termina por hundir unos segundos después con un suave “blub”. Ambos están ahora en medio de las islas, bajo unos cuantos metros de agua. Vaya, hombre...
- 11. Erin:
- El grupo de personas se acerca. Uno de ellos te ha preguntado tu nombre, pero no le has respondido, ensimismada viendo el paisaje rocoso a tu alrededor.
- 12. Isaac, y Yoshi:
- La oscuridad es insoportable por lo que podéis ver, gracioso, pues no veis. El olor dulzón es cada vez mayor. De hecho, se acerca a gran velocidad junto a un sonido similar al de un zumbido. Un grotesco rugido surge de la nada, y después de unos momentos la gran parte de la cueva se ilumina totalmente. El resplandor os molesta los primeros segundos, pero después podéis ver la terrible situación. Un ser pende del techo, con una fruta que parece estar un poco podrida en la boca. La tira al suelo y después os mira de forma siniestra, iluminando sus ojos como si estos fuesen dos focos.
- aspecto aproximado:
- 13. Neo y Error Sans:
- La cajita se abre con un suave “click”, y en su interior aparece una pequeña moneda dorada y reluciente, apoyada en un pequeño y coqueto cojincito de terciopelo. Nada más. En la cima, que cada vez está más cerca, creéis ver un par de figuras humanas, acercándose a lo que parece ser una caverna.
- 14. Jack Garganoth y Naib Hunt:
- Quienquiera que sea, no parece haberos oído. Además veis algunas figuras más que se acercan a la cima desde el suroeste. Y uno de ellos parece ser un esqueleto. ¿Serán verdad las historias de fantasmas que cuentan de la isla? Cuando Naib entra, lo primero que ve es una profunda oscuridad, como la boca de un lobo, y unas paredes irregulares y rugosas.
- 15. Tsang Yue, Liv D. Astrid y Josep Lluis:
- El animal que queda entero decide que es mejor huir hoy y luchar mañana. Lo escucháis alejarse entre los árboles. También véis a un pulpo aparecer por el otro lado del bosque, pero al veros retrocede, asustado. Hay una figura femenina en esa dirección.
- 16. Alexandra Silvercat y Kusanagi:
- Apenas avanzáis un poco por la selva cuando ésta desaparece dando paso a una zona de rocas desnudas. A lo lejos podéis ver a las demás escuadra, avanzando hacia norte y sur. ¿Aquello de allí es una cueva? Al sur, cerca de la escuadra de Castor y compañía. No parecen haberla visto, tal vez podéis ir a avisarles, o tal vez prefiráis seguir en dirección oeste... es más, parece que están peleando contra algo que no podéis ver desde vuestra posición. La verdad es que en esa zona no parece haber mucho que hacer. Solo rocas, piedras, minerales, un enorme lagarto naranja como el fuego que carga de forma temeraria contra vosotros... espera, ¿qué?
- 17. Yumei:
- Cuando te acostumbras a la penumbra, ves que la casa está hecha un completo desastre. Aquí y allá hay muebles rotos, llenos de moho y podridos. Un trofeo de caza en forma de cabeza de jabalí cuelga de medio lado en una pared, y una chimenea en ruinas es ahora la guarida de un animal, a juzgar por el montón de algodón y paja húmedos. En ese momento el suelo tiembla bruscamente. Los ladrillos de la pared empiezan a temblar como si se tratase de tejido vivo. La casa entera parece haber cobrado vida. Es más, el exterior ahora da al cielo, como si acabaras de elevarte varios metros, por encima de los árboles.
- 18. Worgulv, Barbazul, Gamzee/Eezmag:
- Vuestra pelea es de lo más interesante señores, pero tenemos un problema de los gordos. La arena parece empezar como a moverse, eso es algo realmente extraño. Entonces se forma una especie de altar hecho de piedra, del que sale un pequeño destello dorado ¿Qué cojones está pasando, tíos? En poco tiempo se forma una espada bastarda de un metro y medio de hoja atravesada en ella. Alrededor, empiezan a surgir una inmensa cantidad de cangrejos. Todos son del tamaño de unos doce centímetros de altura, y se mueven en distintas formas alrededor de dicho altar. Supuestamente hacen movimientos que los cangrejos no pueden hacer, por lo que vosotros decidís qué vais a hacer.
- 19. Ix D. Valieri:
- Y se hunde... tus últimos recuerdos antes de que te trague el agua es ver la isla y a ti hundiéndote en el mar a escasos metros. Será una buena historia saber cómo logras salir a salvo de esta situación. FIN DEL CAPÍTULO
- 20. Difter y Eron:
- 21. Joan D. Lluquer:
- Los cangrejos no parecen dañados, aunque retroceden por el momento. Ves cómo la embarcación es hundida por el cangrejo gigantesco, que la arrastra a las profundidades. La gente trata de huir de la isla en un bote salvavidas, alejándose remando a toda prisa. Los cangrejos se mantienen a distancia de ti, relativamente intactos, quizás esperando el momento en que bajes la guardia. ¿Qué vas a hacer?
- 22. Ikaruga D. Kraken:
- Por ahora no parecen acercarse. ¿Hora de recalcular opciones? La cueva parece seguir hacia las entrañas de la tierra, oscura como la boca del lobo. En ese momento, una persona aparece en la entrada. Por suerte estás apoyado en la pared y parece no haberte visto... por ahora.
- 23. Max D. Dexer:
- Unas fauces te rodean, y se cierran sobre tu cabeza. Enhorabuena, eres el almuerzo de un rey marino. FIN DEL CAPÍTULO.
- 24. Zeno Wave:
- Tu barco cruje, y un golpe de pinza te deja de una pieza en el suelo. Caes inconsciente y no notas cómo te llevan a un bote salvavidas. FIN DEL CAPÍTULO.
- 25. Ragnar Asborn:
- Ni siquiera notas el impacto de la bala. El shock por el disparo en el pecho es tan brutal que caes inconsciente de inmediato, cayendo al agua como un peso muerto y hundiéndote, inconsciente. Si nadie te salva, eres comida para peces. FIN DEL CAPÍTULO.
- 26. Hakuna Matata:
- Parece que estás en una de las islas del archipiélago. La mayor de todas está al suroeste, en la que parece estar el faro. El pájaro empieza a agitar las alas con fuerza, levantando una nube de polvo y arena en ráfagas que te recuerda a Kuraokami, y que te desestabiliza ligeramente. Al perder durante un instante el paso, tus clones desaparecen lentamente, y el pájaro se lanza contra ti. Logras evitar que te agarre con sus gigantescas garras, y corres a la relativa seguridad de la vegetación. Entras en la cueva, que parece ser bastante amplia y que se interna en la tierra. Se oyen los goteos intermitentes de agua más adelante. El pájaro se escucha sobrevolando el lugar y chillando. ¿Probarás a salir afuera?
- 27. Maximillian D. Frinz y Atem:
- Las llamas empiezan a prender el barco y las hormigas, levantando un desagradable olor a bicho quemado. Las zarzas son ahora vuestro problema, rodeados como estáis. Si no lográis abriros paso, lo vais a pasar muy mal, con ese infierno crepitante acercándose rápidamente a vuestra posición.
- 28. Lya D. Gol:
- El pájaro se abalanza sobre ti, y tras agarrarte firmemente, se aleja volando de la isla, que ves que se empequeñece en la lejanía. FIN DEL CAPÍTULO.
- 29. Kei y Dharkel:
- El extraño ser os guía a través de un montón de rocas afiladas y puntiagudas, ligero y suelto, acostumbrado al terreno. De vez en cuando se gira hacia vosotros para ver que le seguís, y murmura algo para sí mismo. De pronto, en cierto tramo del roquedal, el suelo se agrieta bajo vuestro peso, y en un instante estáis cayendo hacia la oscuridad. Una risa enloquecida se escucha sobre vosotros. El ser os mira, sonriendo. Empezáis a rodar por una especie de tobogán rocoso con piedras que os arañan y rasgan la ropa, y lleváis un par de golpes. Acabáis en una caverna, cuya única salida es el tobogán, y una grieta estrecha en la pared. ¿qué haréis ahora, doloridos y magullados como estáis? El ser parece haber desaparecido de la salida, pero escalar ese tobogán parece arduo y difícil.
- 30. Lambo:
- La ballena empieza a alejarse hacia el océano. Atrás queda el tesoro y la aventura. FIN DEL CAPÍTULO.
- 31. Ban Midou, Mist D. Spanner y Zane D. Kenshin:
- 32 y 33. Iliana, Fenrir, Aetiel, Aoi Sasaki y Enra Kelter:
- El corte de Fenrir ha terminado con ese pobre objeto inerte. Todo parece muy calmado, pero de repente, una inmensa luz azul os ilumina a todos los que os halláis allí. Notáis una sensación de alivio por el cuerpo, pero al mismo tiempo sudáis. El calor empieza a molestar mucho, y en ese momento frente a vosotros aparece una silueta. Es un tipo de un metro ochenta más o menos. Una capucha oculta su rostro, y viste con una túnica oscura. En su mano derecha porta un bastón de madera.
- ¿Venís a causar el horror en mi cosecha?
Dice con un tono de voz un poco siniestro. Al mismo tiempo, las berenjenas de la zona emiten unos sonidos algo tétricos, como si estuvieran lamentándose. Entonces el tipo encapuchado estira su mano derecha hacia vosotros.
- Paguen, por favor…
- 34. Zaheera:
- Y se hunde... tus últimos recuerdos antes de que te trague el agua es ver la isla y a ti hundiéndote en el mar a escasos metros. Será una buena historia saber cómo logras salir a salvo de esta situación. FIN DEL CAPÍTULO.
- 35. Igor Kronk y Hache:
- Igor, acabas de tiras lo que os permitiría remar después, buena idea. El tentáculo retrocede un poco entre las tonterías que hacéis, pero al parecer no piensa largarse de esa forma tan inútil. Se alza, como si estuviese a punto de lanzaros un verdadero golpe.
Parece ser, sin embargo, que esa carta que ha sacado Hache es un poco interesante. La justicia, De repente tu carta brilla, y una especie de círculo plateado con símbolos que no reconoces, se forma sobre vosotros. Una especie de rayo blanco baja a una velocidad de 25 M/s, golpeando al tentáculo y haciéndolo hundirse de repente. Un poco de humo comienza a salir del agua. Además, un rayo más pequeño va a por Igor a una velocidad de 15 M/s.- Para Hache:
- Carta de la justicia: Representa la propia justicia del que use la carta. La justicia de Hache era que todo aquel que le atacase no acabase bien, y eso ocasiona lo siguiente.
Intenciones de asesinato sobre el usuario: Rayo de 25 Metros por segundo, provocador de descarga alta. Sale de un circulo posicionado a unos treinta metros sobre usuario.
Intenciones de joder: Rayo de 15 Metros por segundo, provocador de descarga media. Sale de un circulo posicionado a unos treinta y cinco metros sobre usuarios.
Una vez pase todo, yo saldría de ahí, pero Igor ha tirado los remos…
- 36. Silver:
- Los tiburones abren brecha, y justo cuando piensas que vas a morir, un globo aerostático con forma de cabeza de oso panda aparece sobre ti y te tiende una escala que agarras como si te fuera la vida en ello (que te va). Lo siguiente que recuerdas es estar tomando té de calabacín con Pandaman. FIN DEL CAPÍTULO.
- 37. Syxel y Noah:
- La mala noticia es que no tenéis barco. La buena noticia es que por fin habéis llegado y estáis bastante a salvo. El faro está ahí arriba, tras una fatigosa escalada por rocas húmedas, resbaladizas y muy escarpadas. Que pereza... Un grupo de cuervos marinos vuelan sobre vuestras cabezas, graznando, y algunos se zambullen en el agua, pescando. ¿Qué haréis?
- 39. Ichizake:
- Los chillidos del mono no se detienen, y notas cómo te sigue a cierta distancia. Te internas en una zona de vegetación espesa y bastante oscura, y acabas alcanzando lo que parece ser una formación rocosa con una gruta oscura en ella. Sientes la molesta sensación de que te observan. Aquí y allí, ojos rojos como ascuas te miran desde la maleza. El chillido del mono se ha detenido, y el silencio es total. De entre los arbustos, un grupo de titís de ojos incandescentes y pelaje negro como el carbón se acercan a ti.
- 40. Zuko y Azula (Los hermanitos de fuego):
- 41. Corvo:
- La mujer no responde a tu petición. Está ahí, mirando, con sus ojos de besugo... y no hace nada.
- 42. Teravan y Kasan:
- Llegáis a la isla, y mientras Kasan avanza por el aire haciendo uso del Geppou, Teravan le sigue, primero surfeando y a continuación por tierra. Delante de vosotros está el grupo deAdam y Natsuki, pero pronto los rebasáis, alcanzando la cima y siguiendo por la otra ladera de la montaña. Tras una carrerita intensa, veis que entre las dos islas parece haber un vado que puede cruzarse a pie. Algunas almejas gigantes aparecen aquí y allá, semiabiertas. Al otro lado del vado, la jungla y otra zona montañosa y rocosa un poco más allá.
- 43. Yarmin Prince, Esmejit R. Airnal, Osuka Sumisu, Ai Nanasaki:
- Una vez os dirigís al Este, llegáis a una zona mucho más elevada. Veis muchos barcos, muchísimos. Por un lado parecéis ver barcos de la marina, y por el otro, otros cuantos que no parecen ser de la marina. En ese momento, la zona elevada en la que estáis empieza a temblar de forma un poco exagerada. Frente a vuestros ojos aparece un pentáculo de color rojo que empieza a brillar. Decid algo rápido, pero ¡decidid ya! El cuerpo de Osuka empieza a brillar misteriosamente, y siente un cosquilleo incómodo.
- 44. Maki, el Diplomático y NGC (nadie se ha dado cuenta de que en la anterior moderación puse NCG):
- La estratagema combinada de Maki y Ryan os hace ganar algo de tiempo. El barco acaba llegando hasta la costa, embarrancando en un banco de arena. Bueno, podría ser peor, ¿no? Podría haber un barco marine siguiéndoos... oh, espera. Ahora elegid: marines o jungla desconocida y posiblemente peligrosa.
- 45. Comic Sans:
- Encuentras una playa bastante apacible en la que puedes atracar el barco. El lugar es verdaderamente exótico, tras un par de metros de playa arenosa hay una espesa jungla de aspecto extraño, árboles de pinta antinatural y un montón de lianas y algas colgadas aquí y allá. Ves también un montón de seres de aspecto escamoso, como si fueran una mezcla entre pigmeos y pescados. Una especie de gyojin subdesarrollados que te miran con interés desde los primeros metros de la maleza. Uno de ellos te apunta con una rudimentaria lanza, mientras grita:
- ¡WATATA!
- 46. Ryuta, Shiki y Castor (Tríada Azul-Plata-Esmeralda):
- 47. C. K. y Alice (Powerpuff Girls):
- El sonido está cada vez más cerca, hasta que de repente, dejáis de oírlo así sin más. En ese momento sentís una sensación incómoda a vuestra espalda. Si os dais la vuelta, podréis veros a vosotras mismas, pero pasa algo extraño. El sonido de los crótalos viene de ellas. La única diferencia, es que os miran de forma siniestras. La CK falsa se relame un poco, mientras que la Alice falsa os señala con el dedo índice.
- ¿Cuál de las dos es la más hermosa? ¿Quién creéis que es la mejor?
Parece intentar que os peleéis, pero todo es demasiado raro ¿Qué haréis?
- 48. Natsuki y Adam (Equipo Kismesis):
- Alcanzáis la cima de la isla sin muchos problemas. Podéis ver que toda la montaña es rocosa, y la jungla forma una especie de anillo a su alrededor. Podéis ver grupos de agentes en movimiento por vuestra isla, y varios islotes más en dirección norte y oeste. Observar el islote desde esa posición es fácil, no parece haber nada de interés, salvo al sur, cerca de una de las escuadras, que hay una formación rocosa con una gruta. ¿Vais a ir o dejaréis la tarea a vuestros compañeros?
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