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El dragón oscuro empezó a reír despacio antes las bromas de Dexter. Debía admitir que aquel tío no había perdido su sentido del humor. Y hablando de las bragas de Legim… Si, aquel día en el palacio fueron a por aquello o eso creía recordar. Aunque por unos momentos pensó que también trataron de llevarse sus sales de baño. Tenía poca memoria de aquel día y no sabía lo que pasó realmente. Era un misterio que no iba a resolverse en bastante tiempo. Decidió ignorar aquel hecho y después de unos momentos suspiró. El yonkou parecía un tipo muy ocupado debido a su fama y se puso a hablar con otra gente. En aquel momento, el dragón negro trató de caminar hasta aquella arquera nueva que había ingresado en su equipo de mercenarios, pero entonces notó una ligera vibración en el brazo y se dio cuenta de que le habían enviado un mensaje.
Se puso a mirar a todos lados hasta descubrir al tipo correcto. Ese precioso murciélago de color raro. No era nada tonto y si le había hablado por aquel método supuso que sería algo privado, por lo que pensaba explotar aquella habilidad al máximo. Empezó a mover sus enormes dedos con algo de dificultad y al costarle más de la cuenta suspiró. Convirtió sus uñas en garras y le vino bastante mejor poder hablar con aquel ser. Escribió a una velocidad considerable y le devolvió el mensaje.
- // Aloha, caballero. Me parece usted un miembro interesante en el orden de los mamíferos. Espero que podamos colaborar. // “
Una vez le mandase eso, le dedicó una sonrisa ladeada a su compañera y le indicó que le siguiera. Era el momento de descansar para el día siguiente.
No tardó mucho en llegar aquel momento que todos esperaban, pero lo mejor de todo, fue que el mercenario pasó de las palabras de aquel tipo. Solo atendió al funcionamiento de aquella cosa, el resto era mejor que su nueva compi lo escuchara y luego le resumiera. Él estaba todavía un poco atontado después de haber dormido toda la noche como un cabrón. Era el momento de divertirse un poco con los puños y sus armas, pues a la espalda llevaba su espadón y su guadaña.
Se puso a mirar a todos lados hasta descubrir al tipo correcto. Ese precioso murciélago de color raro. No era nada tonto y si le había hablado por aquel método supuso que sería algo privado, por lo que pensaba explotar aquella habilidad al máximo. Empezó a mover sus enormes dedos con algo de dificultad y al costarle más de la cuenta suspiró. Convirtió sus uñas en garras y le vino bastante mejor poder hablar con aquel ser. Escribió a una velocidad considerable y le devolvió el mensaje.
- // Aloha, caballero. Me parece usted un miembro interesante en el orden de los mamíferos. Espero que podamos colaborar. // “
Una vez le mandase eso, le dedicó una sonrisa ladeada a su compañera y le indicó que le siguiera. Era el momento de descansar para el día siguiente.
No tardó mucho en llegar aquel momento que todos esperaban, pero lo mejor de todo, fue que el mercenario pasó de las palabras de aquel tipo. Solo atendió al funcionamiento de aquella cosa, el resto era mejor que su nueva compi lo escuchara y luego le resumiera. Él estaba todavía un poco atontado después de haber dormido toda la noche como un cabrón. Era el momento de divertirse un poco con los puños y sus armas, pues a la espalda llevaba su espadón y su guadaña.
- Miembro de Zilda [Resumen]:
- Devolver mensaje a Enra, dormir como una vaca y estar en babia junto a la arquera sexy al día siguiente.
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Una suave risa surgió de la boca del oficial cuando escuchó que Ushio se drogaba y que siempre estaba en babia. Debía contarle el día en que lo encontró borracho en un bar y tuvo que darle una colleja. Pero entonces dos pectorales abrumaron al pobre yonkou y se fijó en que se trataba de un puto shichibukai, y no uno cualquiera. Era el mismísimo dragón negro. Empezaba a sentirse incómodo entre tanto dragón, aunque todo porque sabía que la fuerza de aquellos seres no solo era legendaria, más bien mítica. Acarició un momento la vaina de su espada y después de unos momentos sonrió de lado.
- Ya nos veremos, Dexter-san.
Dijo en un tono bajo para después volver a mirar al moreno. Tal como el pirata había dicho, Uchio estaba en babia y no le respondía, era como si estuviese tomando drogas. El espadachín soltó un pequeño suspiro y después trató de darle una colleja para que se centrara. Después se alejó un poco y se largó a su habitación. Tenía curiosidad por saber cómo sería aquella cosa que les habían dado en la práctica, pero por el momento no haría nada raro. Se acarició el pelo despacio y después de unos momentos decidió tumbarse a dormir. Tenía que descansar para el día siguiente e informar a Krauser de lo que pudiera pasar en aquel sitio. Por el momento tenía allí a un compañero del demonio, Dexter. No dijo nada para no llamar la atención, pero el depredador era miembro de la sección Escuadrón 7 de la Quimera.
Tras haber pasado una noche de descanso y escuchado un discurso interesante sobre el objeto de su muñeca, el depredador se mantuvo alerta en todo momento. Iban a partir ya hacia la batalla y lo primero que hizo fue acercarse al tipo de los chistes (Sans) la verdad es que lo veía una personas interesante. Aunque eso de llamarlo persona a lo mejor era demasiado raro al ser un jodido ser hecho de calcio. A lo mejor era usuario de alguna fruta del diablo. El oficial se dio cuenta de que estaba pidiendo balas y eso le hizo sonreír de lado. Se acercó a él y trató de colocarle la mano derecha en el hombro.
- Me encanta tu buen humor, colega. Espero que podamos apoyarnos durante esta batalla. Creo que alguien como tú podría hacer que el ambiente no sea tan aburrido y seco.
Una vez le dijese aquello, se quedaría mirando al resto y soltaría un suspiro. Estaba deseando empezar con la fiesta y pretendía vigilar a Ushio de cerca por si las moscas. Nunca se sabía cuándo podían pegarte un tiro o puñetazo por la espalda. Lo mejor era estar alerta en todo momento como él mismo había enseñado a su alumno. Activó su haki de observación y mostró una sonrisa ladeada. Era el momento de la verdadera batalla.
- Ya nos veremos, Dexter-san.
Dijo en un tono bajo para después volver a mirar al moreno. Tal como el pirata había dicho, Uchio estaba en babia y no le respondía, era como si estuviese tomando drogas. El espadachín soltó un pequeño suspiro y después trató de darle una colleja para que se centrara. Después se alejó un poco y se largó a su habitación. Tenía curiosidad por saber cómo sería aquella cosa que les habían dado en la práctica, pero por el momento no haría nada raro. Se acarició el pelo despacio y después de unos momentos decidió tumbarse a dormir. Tenía que descansar para el día siguiente e informar a Krauser de lo que pudiera pasar en aquel sitio. Por el momento tenía allí a un compañero del demonio, Dexter. No dijo nada para no llamar la atención, pero el depredador era miembro de la sección Escuadrón 7 de la Quimera.
Tras haber pasado una noche de descanso y escuchado un discurso interesante sobre el objeto de su muñeca, el depredador se mantuvo alerta en todo momento. Iban a partir ya hacia la batalla y lo primero que hizo fue acercarse al tipo de los chistes (Sans) la verdad es que lo veía una personas interesante. Aunque eso de llamarlo persona a lo mejor era demasiado raro al ser un jodido ser hecho de calcio. A lo mejor era usuario de alguna fruta del diablo. El oficial se dio cuenta de que estaba pidiendo balas y eso le hizo sonreír de lado. Se acercó a él y trató de colocarle la mano derecha en el hombro.
- Me encanta tu buen humor, colega. Espero que podamos apoyarnos durante esta batalla. Creo que alguien como tú podría hacer que el ambiente no sea tan aburrido y seco.
Una vez le dijese aquello, se quedaría mirando al resto y soltaría un suspiro. Estaba deseando empezar con la fiesta y pretendía vigilar a Ushio de cerca por si las moscas. Nunca se sabía cuándo podían pegarte un tiro o puñetazo por la espalda. Lo mejor era estar alerta en todo momento como él mismo había enseñado a su alumno. Activó su haki de observación y mostró una sonrisa ladeada. Era el momento de la verdadera batalla.
- Miembro De Zilda:
- Tratar de darle una colleja a Ushio por ignorar. Dormir. Tratar de hablar con Sans. Vigilar a Ushio.
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-¿Dó-dónde estoy?-dije a trompicones.
Estaba confusa, lo último que recordaba era estar en mi barca, hasta que de repente se llenó de agua y... me capturaron. Aunque de esto último no estoy muy segura, todo está borroso.
-¿¡Cuánto tiempo he estado inconsciente!?-dije exaltada.
Estaba en una jaula situada en medio de una arena. Al pareces hay más como yo, pero están aparentemente luchando contra... ¿¡un monstruo!? Es abismal, si estoy aquí para pelear contra él, estoy en serios aprietos. Mi única oportunidad de salir con vida de aquí es aliarme con el resto.
Aquel bicho estaba corriendo hacia una chica con intención de embestirla, así que tenía que involucrarme rápido o todos saldríamos malheridos, o muertos. De pronto, un hombre usó lo que parecía un dial de fulgor, ya que este desprendió un rayo que impactó en la bestia, pero no fue suficiente.
-¡La bestia es demasiado fuerte para derrotarla individualmente! ¡Debemos colaborar! ¡Debemos mantener viva a la chica mientras pensamos un plan!-dijo aquel hombre.
La chica esquivó la carga de aquella bestia con un salto lateral.
-¿QUIÉN? ¿TÚ? ¡MÁS PARECE QUE SOY YO LA QUE OS MANTIENE CON VIDA!-dijo la chica.
Puta desagradecida, ese chico estaba intentando ayudarla y ella contestó ridiculizando la ayuda ofrecida por el hombre, después de escuchar eso ya no tenía tantas ganas de ayudar, pero era mi única opción.
-Lo que faltaba.-dije exhalando de forma exagerada.
Un gyojin, que por cierto se me hacía familiar, agarró por el cuello al hombre y lo amenazó repetidamente.
-Que pesado eres, ¿acaso quieres morir?-le dije al gyojin mientras salía de la celda.
Fui corriendo hacia este personaje y le empujé para que dejase de agarrar al hombre.
-No quiero peleas, y tampoco las quiero entre los que estamos aquí, necesitamos salir con vida de aquí, o al menos yo.-dije decidida-Me llamo Vi, ¿y vosotros?-dije tendiendo la mano a aquel gyojin.
Estaba confusa, lo último que recordaba era estar en mi barca, hasta que de repente se llenó de agua y... me capturaron. Aunque de esto último no estoy muy segura, todo está borroso.
-¿¡Cuánto tiempo he estado inconsciente!?-dije exaltada.
Estaba en una jaula situada en medio de una arena. Al pareces hay más como yo, pero están aparentemente luchando contra... ¿¡un monstruo!? Es abismal, si estoy aquí para pelear contra él, estoy en serios aprietos. Mi única oportunidad de salir con vida de aquí es aliarme con el resto.
Aquel bicho estaba corriendo hacia una chica con intención de embestirla, así que tenía que involucrarme rápido o todos saldríamos malheridos, o muertos. De pronto, un hombre usó lo que parecía un dial de fulgor, ya que este desprendió un rayo que impactó en la bestia, pero no fue suficiente.
-¡La bestia es demasiado fuerte para derrotarla individualmente! ¡Debemos colaborar! ¡Debemos mantener viva a la chica mientras pensamos un plan!-dijo aquel hombre.
La chica esquivó la carga de aquella bestia con un salto lateral.
-¿QUIÉN? ¿TÚ? ¡MÁS PARECE QUE SOY YO LA QUE OS MANTIENE CON VIDA!-dijo la chica.
Puta desagradecida, ese chico estaba intentando ayudarla y ella contestó ridiculizando la ayuda ofrecida por el hombre, después de escuchar eso ya no tenía tantas ganas de ayudar, pero era mi única opción.
-Lo que faltaba.-dije exhalando de forma exagerada.
Un gyojin, que por cierto se me hacía familiar, agarró por el cuello al hombre y lo amenazó repetidamente.
-Que pesado eres, ¿acaso quieres morir?-le dije al gyojin mientras salía de la celda.
Fui corriendo hacia este personaje y le empujé para que dejase de agarrar al hombre.
-No quiero peleas, y tampoco las quiero entre los que estamos aquí, necesitamos salir con vida de aquí, o al menos yo.-dije decidida-Me llamo Vi, ¿y vosotros?-dije tendiendo la mano a aquel gyojin.
- ATRAPADA EN ZAL:
- Despertar-Evaluar la situación-Unirme al plan de Raghersir-Hacer a Maki soltar a Raghersir de un empujón-Presentarme
Lothar Dan
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Por suerte me habían aceptado, si hubieran decidido atacarme ahora podría estar en serios problemas enfrentándome a mucha gente a la vez. Y más, cuando vi la habilidad de lanzar rayos que poseía la chica. El pobre animal al que pilló la corriente no pudo resistirse a la electricidad. A pesar de su habilidad, necesitábamos un plan extra, algo que no sacara en caso de apuros. Desactivé la invisibilidad de las dagas del suelo, necesitaría poder usarla sobre mis compañeros de ser necesario. Saqué el escarpelo ígneo, podía lanzar una onda con él, pero de momento sería solo para defensa personal.
-Llegado un momento de necesidad, puedo hacernos invisibles a los tres a la vez. También podemos usarlo para dirigirnos hacía la pared cerca de la puerta, así reduciríamos los ángulos a vigilar. Si tenéis ideas mejoras estoy a vierto a sugerencias. – Esperaría la respuesta de mis compañeros, pues la estrategia de combate no era uno de mis puntos fuertes.
Se me había pasado por la cabeza varias veces ponerme a volar, pero claro, eso sería dejar ahora a aquellos dos que me habían aceptado. Tras darle varias vueltas, concluí que sería mi tura de huida si las cosas se ponían feas. Podía llevarme a uno de los dos a duras penas. Si la decisión dependía de mí, cogería a la chica. Además, parecía más ligera que su compañero. Tras todo esto volví a centrarme en el combate, quería hacer algo útil. Saqué el bisturí eléctrico y lancé una onda con el hacía una de aquellas bestias. Sabía que eran maestro bióticos y ciborg, pero jamás pensé que pudieran modificar tanto el cuerpo humano. A menos, claro, que no fueran humanos de base. Si salíamos de aquello con vida, preguntaría acerca de su raza, y los cambios que se habían realizado.
-Llegado un momento de necesidad, puedo hacernos invisibles a los tres a la vez. También podemos usarlo para dirigirnos hacía la pared cerca de la puerta, así reduciríamos los ángulos a vigilar. Si tenéis ideas mejoras estoy a vierto a sugerencias. – Esperaría la respuesta de mis compañeros, pues la estrategia de combate no era uno de mis puntos fuertes.
Se me había pasado por la cabeza varias veces ponerme a volar, pero claro, eso sería dejar ahora a aquellos dos que me habían aceptado. Tras darle varias vueltas, concluí que sería mi tura de huida si las cosas se ponían feas. Podía llevarme a uno de los dos a duras penas. Si la decisión dependía de mí, cogería a la chica. Además, parecía más ligera que su compañero. Tras todo esto volví a centrarme en el combate, quería hacer algo útil. Saqué el bisturí eléctrico y lancé una onda con el hacía una de aquellas bestias. Sabía que eran maestro bióticos y ciborg, pero jamás pensé que pudieran modificar tanto el cuerpo humano. A menos, claro, que no fueran humanos de base. Si salíamos de aquello con vida, preguntaría acerca de su raza, y los cambios que se habían realizado.
- Zal:
- Flipar con Azula, decirles que los puedo hacer invisibles y decidir llevarme a Azula volando en caso de necesidad. Desvarios varios sobre la raza y las modificaciones.
Vilya sûlceleb
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Había perdido al murciélago de vista, mi proposición de cazarlo debía esperar, al menos, hasta el día siguiente. Era un fastidio, y seguramente tuviera que esperar a que todo esto acabara, si es que salíamos vivos todos de allí. No creo que estuviera bien visto una pelea entre compañeros, y menos con la gente tan famosa rondando por allí. Me tentó la idea de mandarle un mensaje para citarlo, pero Madara interrumpió mis pensamientos indicándome que le siguiera.
Bajamos en el ascensor hasta la planta de nuestras habitaciones, al parecer dormiríamos en la misma habitación, cosa que no me importaba lo más mínimo. Además, el ceporro del jefe se quedó sobado nada más pillar la cama. Yo aún tarde un rato, poniendo en orden la munición, limpiando el arco y encerando un poco la armadura. Finalmente, me rendí al sueño, cosa difícil con los ronquidos del Shichibukai.
A la mañana siguiente, me desperté temprano. Y, como no, Madara seguía durmiendo. Cuando estaba llegando la hora, unos golpes en la puerta así lo indicaron, lo desperté como pude. Nada más salir del llevaron hasta el ascensor. Ahora el tipo de ayer no estaba solo, lo acompañaban otros cuatro hombres, aún más raros que él. Un mapa nuevo se muestra, una ciudad estrellada y en la que según el tío hay centrales energéticas que debemos conseguir. Para ello, tendríamos que usar uno de los botones que tiene el brazalete, el otro servía para mimetizarnos.
En cuanto termina el apresurado, o improvisado, discurso el ascensor comienza a descender. El murciélago está cerca nuestro, lo que me vendrá bien para verlo combatir, tendría que llevar a Madara cerca suyo todo el rato. Los transportes pronto nos recogerían, mientras le explicaría al jefe todo lo de la reunión. De forma lenta y con palabras fáciles, parecía que despertarse tan temprano le sentaba mal
Bajamos en el ascensor hasta la planta de nuestras habitaciones, al parecer dormiríamos en la misma habitación, cosa que no me importaba lo más mínimo. Además, el ceporro del jefe se quedó sobado nada más pillar la cama. Yo aún tarde un rato, poniendo en orden la munición, limpiando el arco y encerando un poco la armadura. Finalmente, me rendí al sueño, cosa difícil con los ronquidos del Shichibukai.
A la mañana siguiente, me desperté temprano. Y, como no, Madara seguía durmiendo. Cuando estaba llegando la hora, unos golpes en la puerta así lo indicaron, lo desperté como pude. Nada más salir del llevaron hasta el ascensor. Ahora el tipo de ayer no estaba solo, lo acompañaban otros cuatro hombres, aún más raros que él. Un mapa nuevo se muestra, una ciudad estrellada y en la que según el tío hay centrales energéticas que debemos conseguir. Para ello, tendríamos que usar uno de los botones que tiene el brazalete, el otro servía para mimetizarnos.
En cuanto termina el apresurado, o improvisado, discurso el ascensor comienza a descender. El murciélago está cerca nuestro, lo que me vendrá bien para verlo combatir, tendría que llevar a Madara cerca suyo todo el rato. Los transportes pronto nos recogerían, mientras le explicaría al jefe todo lo de la reunión. De forma lenta y con palabras fáciles, parecía que despertarse tan temprano le sentaba mal
- Zilda:
- Seguir a Madara, dormir, estar atenta en la reunión, resumen para bebes al jefe
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Zane me dirigió una mirada y un guiño, a lo que respondí con un ligero movimiento de cabeza a modo de saludo. Para cuando él y Spanner se situaron al fondo de la sala, unos metros a mi izquierda, la reunión dio comienzo.
El hombre que se había hecho llamar a sí mismo Yoai tras nuestro despertar en las cápsulas oníricas resultó ser un farsante, y una chiquilla pelirroja se presentó como la titular original de ese nombre, así como la reina legítima del país. La escruté de arriba abajo en un intento por discernir cualquier movimiento en falso, cualquier gesto involuntario o tic que mostrase sus verdaderos sentimientos e intenciones, pero era una buena actriz. Sin embargo, su narración y su exagerada actuación no cuadraban del todo con los hechos relatados.
Si el lugar llevaba veinte años en guerra civil constante, y ella no aparentaba ser mayor que yo, había dos opciones: o bien Yoai había nacido durante la guerra y, al criarse en un tiempo tan bélico, se le habría endurecido el carácter y por tanto no tendría sentido intentar colarnos todas esas lágrimas de cocodrilo... o tenía más años de los que aparentaba. Fuese como fuese, la chiquilla había cometido un error con toda esa llantera. Atacar a la sensibilidad de los interlocutores podía ser la estrategia más sencilla y eficaz a la hora de buscar ayuda, pero sólo los idiotas se creerían esa actuación. Si pensabas un poco, no te daban los cálculos, y era sencillo echar toda esa actuación por tierra.
Quizá hubiese sido más acertado aparecer como una persona endurecida y fría por la guerra en la que se ha tenido que educar. Habría resultado más realista y lógico, y quizá alguien se habría apiadado de ella entonces. "Pobrecita, no ha vivido otra cosa" o comentarios por el estilo.
La charla se dio por finalizada cuando nos avisó de la existencia de un par de colgantes con botones, cuyo funcionamiento era probablemente similar al de mi moneda. Los botones consumían energía y contaban con diversas funciones, pero la chica no se detuvo a explicar nada con mayor detalle. Sólo pude emitir un suspiro de resignación al tiempo que echaba un vistazo a mi dorado brazo derecho, y alegrarme de no haber decidido pulsar el botón del codo para ver qué pasaba.
- Disculpa pero, ¿podrías darnos más detalles al respecto del funcionamiento de los botones y esa energía misteriosa? ¿Y del funcionamiento de las cápsulas en las que nos metisteis? -pregunté al tiempo que me levantaba. Pero mis palabras quedaron ahogadas por la exclamación y espectáculos de colores de uno de los presentes, que sin duda quería llamar la atención. No pude evitar poner los ojos en blanco.
Al ver que la chiquilla estaba siendo rodeada por guardias, mientras el Señor Colorines seguía tratando de conseguir su atención, esbocé una ligera sonrisa irónica y eché a caminar hacia la puerta. Me crucé con un tipo que parecía tener afán de protagonismo y empezaba a hacer preguntas innecesarias, así que lo ignoré y continué mi camino hacia mi habitación, en la residencia.
Allí estaba el colgante, que enseguida me puse alrededor del cuello, no sin antes examinar el cordón en busca de algún mecanismo trampa.
Seguidamente volví al exterior y pude ver al pollo en llamas acompañado de varias personas.
"Ese tipo, siempre atrayendo toda la atención hacia él con su forma de ser y de vestir... ¿Discreción? ¿Qué es eso?", suspiré para mis adentros, al tiempo que me acercaba a ellos de mala gana.
- ¿Ya estás ligando? ¿No saber mantenerla dentro de los pantalones? -comenté ante la respuesta de Zane a la pelirroja, con acidez.
El hombre que se había hecho llamar a sí mismo Yoai tras nuestro despertar en las cápsulas oníricas resultó ser un farsante, y una chiquilla pelirroja se presentó como la titular original de ese nombre, así como la reina legítima del país. La escruté de arriba abajo en un intento por discernir cualquier movimiento en falso, cualquier gesto involuntario o tic que mostrase sus verdaderos sentimientos e intenciones, pero era una buena actriz. Sin embargo, su narración y su exagerada actuación no cuadraban del todo con los hechos relatados.
Si el lugar llevaba veinte años en guerra civil constante, y ella no aparentaba ser mayor que yo, había dos opciones: o bien Yoai había nacido durante la guerra y, al criarse en un tiempo tan bélico, se le habría endurecido el carácter y por tanto no tendría sentido intentar colarnos todas esas lágrimas de cocodrilo... o tenía más años de los que aparentaba. Fuese como fuese, la chiquilla había cometido un error con toda esa llantera. Atacar a la sensibilidad de los interlocutores podía ser la estrategia más sencilla y eficaz a la hora de buscar ayuda, pero sólo los idiotas se creerían esa actuación. Si pensabas un poco, no te daban los cálculos, y era sencillo echar toda esa actuación por tierra.
Quizá hubiese sido más acertado aparecer como una persona endurecida y fría por la guerra en la que se ha tenido que educar. Habría resultado más realista y lógico, y quizá alguien se habría apiadado de ella entonces. "Pobrecita, no ha vivido otra cosa" o comentarios por el estilo.
La charla se dio por finalizada cuando nos avisó de la existencia de un par de colgantes con botones, cuyo funcionamiento era probablemente similar al de mi moneda. Los botones consumían energía y contaban con diversas funciones, pero la chica no se detuvo a explicar nada con mayor detalle. Sólo pude emitir un suspiro de resignación al tiempo que echaba un vistazo a mi dorado brazo derecho, y alegrarme de no haber decidido pulsar el botón del codo para ver qué pasaba.
- Disculpa pero, ¿podrías darnos más detalles al respecto del funcionamiento de los botones y esa energía misteriosa? ¿Y del funcionamiento de las cápsulas en las que nos metisteis? -pregunté al tiempo que me levantaba. Pero mis palabras quedaron ahogadas por la exclamación y espectáculos de colores de uno de los presentes, que sin duda quería llamar la atención. No pude evitar poner los ojos en blanco.
Al ver que la chiquilla estaba siendo rodeada por guardias, mientras el Señor Colorines seguía tratando de conseguir su atención, esbocé una ligera sonrisa irónica y eché a caminar hacia la puerta. Me crucé con un tipo que parecía tener afán de protagonismo y empezaba a hacer preguntas innecesarias, así que lo ignoré y continué mi camino hacia mi habitación, en la residencia.
Allí estaba el colgante, que enseguida me puse alrededor del cuello, no sin antes examinar el cordón en busca de algún mecanismo trampa.
Seguidamente volví al exterior y pude ver al pollo en llamas acompañado de varias personas.
"Ese tipo, siempre atrayendo toda la atención hacia él con su forma de ser y de vestir... ¿Discreción? ¿Qué es eso?", suspiré para mis adentros, al tiempo que me acercaba a ellos de mala gana.
- ¿Ya estás ligando? ¿No saber mantenerla dentro de los pantalones? -comenté ante la respuesta de Zane a la pelirroja, con acidez.
- Resumen Meln:
Saludar a Zane con un gesto de cabeza.
Escuchar los llantos de cocodrilo de Yoai, no creerme ni una sola palabra, desconfiar de todo.
Intentar preguntar algo pero ser eclipsada por las exclamaciones y colorines de Gusi.
Decidir marcharme hacia mi habitación, coger el colgante y ponérmelo después de examinarlo con cautela en busca de mecanismos trampa.
Salir al exterior y reencontrarme con Zane y Spanner.
Énra Kelter
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Tardé un poco en acodarme, las habitaciones eran tan sosas como y lisas como el resto de las estructuras. Empezaba a plantearme si quería que ganaran de verdad aquellos tipos. Entonces recordé que solo estaba allí por contratos y me siguió dando igual quien ganara. Mi trasteo con el brazalete fui infructuoso, solo conseguí mandar el mensaje al Shichibukai, y aún eso me costó. Mientras esperaba que me contestara seguí observando las paredes, ¿Podría usar las píldoras para cambiarles el color?
Cuando llegó el mensaje de Madara, me quedé muy satisfecho. Parecía que tenía interés en las posibles relaciones profesionales, además, de un interés en mi especie. Solía causar ese efecto, la gente se interesaba por mí, o me rechazaba y trataba de discriminarme por ser diferente. Luego estaban los que me veían como un saco de oro con patas, aunque esos solían vivir poco tiempo. Pensé que no sería conveniente molestar más al mercenario por esa noche. Lo mejor sería esperar a la mañana siguiente, y aprovechar en algún desplazamiento. Me tumbé en la cama, con intención de dormir, cavilando en que nos depararía nuestro objetivo.
Unos golpes en la puerta me despertaron, ya se había pasado el efecto de las pastillas, por lo que tomé otra. Mi pelaje pasó a un verde radioactivo, sin duda, sería gracioso ir así por aquel deprimente lugar. Un pequeño robot negro me guio hasta el ascensor, que subió como el día anterior. El líder de aquella facción, ahora estaba acompañado por cuatro seres más, a cada cual más extraño. Nos hizo un informe rápido de la situación de la isla central, así como de nuestros objetivos, unas centrales de energía. Parecía estar nervioso, me hubiera gustado saber el motivo, pero fui con el resto al ascensor. Trataría de mantenerme cerca de Madara, y coger el mismo transporte que él, para poder hablar.
Cuando llegó el mensaje de Madara, me quedé muy satisfecho. Parecía que tenía interés en las posibles relaciones profesionales, además, de un interés en mi especie. Solía causar ese efecto, la gente se interesaba por mí, o me rechazaba y trataba de discriminarme por ser diferente. Luego estaban los que me veían como un saco de oro con patas, aunque esos solían vivir poco tiempo. Pensé que no sería conveniente molestar más al mercenario por esa noche. Lo mejor sería esperar a la mañana siguiente, y aprovechar en algún desplazamiento. Me tumbé en la cama, con intención de dormir, cavilando en que nos depararía nuestro objetivo.
Unos golpes en la puerta me despertaron, ya se había pasado el efecto de las pastillas, por lo que tomé otra. Mi pelaje pasó a un verde radioactivo, sin duda, sería gracioso ir así por aquel deprimente lugar. Un pequeño robot negro me guio hasta el ascensor, que subió como el día anterior. El líder de aquella facción, ahora estaba acompañado por cuatro seres más, a cada cual más extraño. Nos hizo un informe rápido de la situación de la isla central, así como de nuestros objetivos, unas centrales de energía. Parecía estar nervioso, me hubiera gustado saber el motivo, pero fui con el resto al ascensor. Trataría de mantenerme cerca de Madara, y coger el mismo transporte que él, para poder hablar.
- Zilda:
- Responder a Madara, dormir, color verde radioactivo,ponerme cerca en el ascensor del Shichibukai
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Una carcajada salió de la boca del asesino cuando aquellos bichos empezaron a ser afectados por la corriente de la chica. Azula tenía un poder impresionante y sus propias habilidades podían fortalecer las propias de su compañera. Eran un equipo perfecto y solo eran dos miembros de la verdadera banda del gobierno. Su plan podía servir para ser el soporte del equipo. Se relamió despacio y empezó a dar tiros con sus pistolas doradas sin piedad alguna. Apuntaba a las cabezas dispuesto a terminar con la vida de aquellos seres. Estaba atento a lo que hacían aquel ser musculoso y el otro tipo que usaba perros oscuros. También se dio cuenta de los marines y el hombre que había llamado su atención. No eran cualquiera las personas allí reunidas y el agente estaba seguro de que podrían salir bien parados.
Un nuevo compañero se sumó a ellos, el cual dijo que podía hacerles invisibles a los tres. La idea para espiar a las mujeres en los baños públicos era muy tentadora para el asesino, pero por el momento terminaría con aquello. Las bestias avanzaban con bastante agilidad y evadiendo gran parte de los ataques. Fue entonces cuando el asesino soltó un suspiro y se quedó observando a sus dos compañeros.
- Acercaos a mí todo lo que podáis.
Mencionó en un tono calmado para después cerrar los ojos. Entonces centró su haki de observación en aquellos seres y esperó unos segundos. Cuando estaban rodeados, colocó las manos en el suelo y realizó su técnica especial. Una pirámide de tres metros de alto surgió del suelo, formándose a base de plata. Dejó encerrados a los tres en su interior y unos pinchos de un metro surgieron por toda la superficie exterior. La dureza de aquella cosa era impresionante y ahora estarían a salvo. El asesino sonrió de lado entonces y colocó su mano en la pared de aquella cosa.
- Aquí estaremos a salvo hasta que pase todo.
Un nuevo compañero se sumó a ellos, el cual dijo que podía hacerles invisibles a los tres. La idea para espiar a las mujeres en los baños públicos era muy tentadora para el asesino, pero por el momento terminaría con aquello. Las bestias avanzaban con bastante agilidad y evadiendo gran parte de los ataques. Fue entonces cuando el asesino soltó un suspiro y se quedó observando a sus dos compañeros.
- Acercaos a mí todo lo que podáis.
Mencionó en un tono calmado para después cerrar los ojos. Entonces centró su haki de observación en aquellos seres y esperó unos segundos. Cuando estaban rodeados, colocó las manos en el suelo y realizó su técnica especial. Una pirámide de tres metros de alto surgió del suelo, formándose a base de plata. Dejó encerrados a los tres en su interior y unos pinchos de un metro surgieron por toda la superficie exterior. La dureza de aquella cosa era impresionante y ahora estarían a salvo. El asesino sonrió de lado entonces y colocó su mano en la pared de aquella cosa.
- Aquí estaremos a salvo hasta que pase todo.
- Miembro de Zal:
- Disparar a las cosas. Proponer a mis dos compis que se acerque y tratar de meternos a los 3 en esto.
- La pirámide: Castor es capaz de rodearse de una pirámide de tres metros de altura, quedando él dentro. Hay espacio para tres personas. Tiene la tenacidad del titanio, y dureza 8,5 en escala Moh. Puede hacer surgir pinchos de plata por toda la superficie, los cuales son de un metro.
Una vez dentro decir que esperen y mantenerme alerta con el haki de observación
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La voz de Alice hizo al pistolero darse la vuelta. Últimamente se la encontraba bastante y por ello no tardó en saludarla con una sonrisa calmada. La albina en Balt, muy propio de ella, aunque por el momento iba a tener que haces unas cuantas preguntas. El pistolero había visto el aura de la reina cambiar de verde a negro varias veces. Aquello le hizo fruncir el ceño un poco. Había maldad en su interior y no se fiaba ni un solo pelo de aquella gente después de ver aquello. No tardó mucho en sentir un leve choque contra su cuerpo y en ese momento un chico se disculpó. Su aura era de un tono similar al agua marina y eso le hizo ladear la cabeza.
- Sin problema, amigo. Disfruta de la noche.
Dijo con una sonrisa amable. Era una buena persona por lo que se veía, por lo que no era necesario continuar dudando de los invitados. También pudo ver a un hombre vestido de verde con un aura llena de bondad (Kimura) y eso le hizo sonreír de lado. Había buena gente después de todo. Justo entonces llegó la chica fantasma de su gremio y le dedicó una sonrisa también. Era el momento de explorar un poco la zona y después dormir.
A la mañana siguiente, el pistolero se hallaba en el discurso, observando a la reina con una expresión seria. No tardó en quitarse las gafas de Sol y clavar sus dorados orbes en aquella persona. Su aura continuaba siendo la misma y eso le hizo chasquear la lengua. Se colocó de nuevo las oscuras lentes y después soltó un pequeño suspiro. Aquella gente le estaba mareando, pues no eran trigo limpio, pero tampoco sucio. Sus métodos podían ser demasiado crueles. Entonces hizo un gesto a los suyos y caminaría hacia uno de los barcos. Era el momento de ver lo que ocurría en el campo de batalla.
- Sin problema, amigo. Disfruta de la noche.
Dijo con una sonrisa amable. Era una buena persona por lo que se veía, por lo que no era necesario continuar dudando de los invitados. También pudo ver a un hombre vestido de verde con un aura llena de bondad (Kimura) y eso le hizo sonreír de lado. Había buena gente después de todo. Justo entonces llegó la chica fantasma de su gremio y le dedicó una sonrisa también. Era el momento de explorar un poco la zona y después dormir.
A la mañana siguiente, el pistolero se hallaba en el discurso, observando a la reina con una expresión seria. No tardó en quitarse las gafas de Sol y clavar sus dorados orbes en aquella persona. Su aura continuaba siendo la misma y eso le hizo chasquear la lengua. Se colocó de nuevo las oscuras lentes y después soltó un pequeño suspiro. Aquella gente le estaba mareando, pues no eran trigo limpio, pero tampoco sucio. Sus métodos podían ser demasiado crueles. Entonces hizo un gesto a los suyos y caminaría hacia uno de los barcos. Era el momento de ver lo que ocurría en el campo de batalla.
- Miembro de Balt :
- Saludar a Neo. Explorar un poco. Al dia siguiente dudar de la reina por su aura cambiante. Ir a los barcos invitando a Alice y Nostariel a ir.
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Venom no esperó al contestación de Ivan, ya la escucharía después si eso. El peliplateado parecía demasiado ocupado mientras repartía zarpazos a los demás como si nada. Él por su parte pudo ser testigo de la velocidad de aquellas cosas y decidió alejarse un poco de ellas. Tenía unos leves cortes en los brazos y hombros, pero nada que pudiera preocuparlo mucho. Sus azulados ojos se clavaron en aquellas cosas, cuando de repente sintió algo grande formarse a su espalda. Una jodida pirámide de plata con pinchos, eso parecía ser algo interesante y mostró una sonrisa ladeada. Entonces miró a aquellas cosas y soltó un pequeño suspiro. Era el momento de continuar atacando para curtirse un poco en aquella batalla que estaba a punto de desarrollarse.
No pudo evitar sentir las palabras de una persona que se refería claramente a él. Al girarse pudo ver que se trataba de la chica con la que tuvo que trabajar en aquella misión nocturna. Le dedicó una sonrisa siniestra y después de unos momentos asintió con la cabeza quedando cerca de ella y de Ivan. Apretó los puños con fuerza y después de unos momentos colocó las manos en el suelo. Dos gatos morados con un tercer ojo verde en la frente se formaron. Las bestias se lanzaron al ataque y él mismo se puso de nuevo a repartir puñetazos de forma violenta.
- ¡Os reviento, insectos! ¡Hahahahaha!
Parecía desatado mientras se dedicaba a golpear a todo el mundo sin piedad. Al mismo tiempo trataba de evadir los golpes debido a su velocidad y cubrirse junto a la otra marine. Recibió unos cuantos cortes más en las rodillas, pero entonces abrió la boca de forma exagerada, desencajando la mandíbula y vomitándose así mismo lleno de fluidos viscosos. Su cuerpo anterior quedó tirado en el suelo, muerto. Él ahora tenías las leves heridas curadas totalmente y comenzó a reír de forma siniestra.
- Delicioso…
No pudo evitar sentir las palabras de una persona que se refería claramente a él. Al girarse pudo ver que se trataba de la chica con la que tuvo que trabajar en aquella misión nocturna. Le dedicó una sonrisa siniestra y después de unos momentos asintió con la cabeza quedando cerca de ella y de Ivan. Apretó los puños con fuerza y después de unos momentos colocó las manos en el suelo. Dos gatos morados con un tercer ojo verde en la frente se formaron. Las bestias se lanzaron al ataque y él mismo se puso de nuevo a repartir puñetazos de forma violenta.
- ¡Os reviento, insectos! ¡Hahahahaha!
Parecía desatado mientras se dedicaba a golpear a todo el mundo sin piedad. Al mismo tiempo trataba de evadir los golpes debido a su velocidad y cubrirse junto a la otra marine. Recibió unos cuantos cortes más en las rodillas, pero entonces abrió la boca de forma exagerada, desencajando la mandíbula y vomitándose así mismo lleno de fluidos viscosos. Su cuerpo anterior quedó tirado en el suelo, muerto. Él ahora tenías las leves heridas curadas totalmente y comenzó a reír de forma siniestra.
- Delicioso…
- Miembro Zal:
- Continuar luchando y recibir heridas. Curarlas mediante la muda, tecnica especial de fruta.
Nostariel
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Otra joven nos acompaña durante nuestra exploración nocturna. Para explorar interiores, esta forma era la mejor. Podía atravesar paredes, esconderme y no me podían hacer daño alguno. La desventaja, que mi cuerpo físico estaba como vulnerable. Tendría que desarrollar alguna medida para ocultarme, defenderme o protegerme de alguna forma. Me fijé en la joven, parecía que Kasai la tenía en alta estima, por lo que no sería mala. Se me volvió a ocurrir preguntarle a Kasai por cómo veía mi fruta él, que era un ángel. La aparición de un joven por el pasillo, que terminó chocando con el jefe, me distrajo de ese pensamiento. Cansada ya de aparentar caminar me puse a levitar un poco, la otra chica puede que se sorprendiera un poco, pero me daba igual. El chico volvió a aparecer, estaba perdido o vigilándonos. Descarté la segunda, no podía haber nadie tan tonto como vigilar chocándose. Tras un rato más nos fuimos a dormir, en mi caso, solo hice volver mi forma astral.
Por la mañana me vestí, colando las espadas gemelas en el cinto. Por encima de todo, el uniforme. Encima de este me coloque mi estaba doble, cambio estacional. Tras todo me dirigí al salón de la noche anterior. Comí bastantes cosas, además de mirar a la gente a mi alrededor. Kasai parecía estar algo preocupado, o mareado, bueno, que no estaba bien. Tras averiguar que el traje tenia botones ocultos, y para que servía cada uno de ellos nos dirigimos a los barcos detrás del líder del gremio. Los barcos, inmaculados como el resto del ejército, nos esperaban en fila. Subiéndome al mismo que el muchacho le pregunté:
-Kasai, ¿Qué opinas de mis habilidades, tu como ángel lo ves bien? Tenía esa duda desde hace mucho tiempo, y aunque el ángel me había aceptado me interesaba su opinión más sincera en ese tema.
Por la mañana me vestí, colando las espadas gemelas en el cinto. Por encima de todo, el uniforme. Encima de este me coloque mi estaba doble, cambio estacional. Tras todo me dirigí al salón de la noche anterior. Comí bastantes cosas, además de mirar a la gente a mi alrededor. Kasai parecía estar algo preocupado, o mareado, bueno, que no estaba bien. Tras averiguar que el traje tenia botones ocultos, y para que servía cada uno de ellos nos dirigimos a los barcos detrás del líder del gremio. Los barcos, inmaculados como el resto del ejército, nos esperaban en fila. Subiéndome al mismo que el muchacho le pregunté:
-Kasai, ¿Qué opinas de mis habilidades, tu como ángel lo ves bien? Tenía esa duda desde hace mucho tiempo, y aunque el ángel me había aceptado me interesaba su opinión más sincera en ese tema.
- Balt:
- Ir de paseo, divagar, dormir, desayunar algo, preocuparme por Kasai. Ir a los barcos y preguntarle por mis poderes.
Roland von Klauswitz
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Sabía que debería explorar un poco el edificio y sus alrededores, buscar posibles trampas o motivos de desconfianza, examinar las armas de guerra y echar un vistazo a lo que fuera que le hubieran dejado en la habitación que le tenían preparada, entre otras cosas. Pero a pesar de ello, no pudo resistir el embrujo que los jardines ejercían sobre él. Tanto tiempo en el mar sin ver nada verde... Kodama había quedado embelesado por los elegantes jardines hasta el punto que se había sumergido en un estado de letargo en el que no prestaba atención a nada a su alrededor.
Pasó toda la noche en su forma de roble, habiendo olvidado incluso que era más que un árbol. Únicamente notaba como las aves y los pequeños insectos se posaban sobre él, la brisa agitando sus hojas, la húmeda tierra sobre la que descansaba... Solo abrió los ojos cuando el calor que emitían unas repentinas llamaradas que le dieron un susto de muerte. Aparte de eso, su conciencia humana se replegó hasta el fondo de su cerebro arbóreo y se limitó a hundir las raíces en el suelo hasta que el sol salió de nuevo.
Se forzó a despertar porque sabía que no podía ignorar su deber, aunque no sería por falta de ganas. Adoptó su forma humana y acudió al discurso de la pretora, el cual escuchó con mucho interés. La mujer arengó a las tropas y les explicó las funciones de sus uniformes. Kodama no lo había cogido, pero si de verdad eran útiles quizás debería llevarlo. Aunque no le gustaba ni un pelo. Uniformarse como los de Balt quizás les llevara a pensar que realmente era uno de ellos. Confiaba en que sus compañeros marines no olvidasen a quien debían lealtad en realidad.
El hombre-árbol ocultó su desconfianza con una expresión de total serenidad. Ojeó a los allí presentes en busca de cualquier señal de peligro, sobre todo por parte de los varios criminales que campaban por allí, y se encaminó a su habitación relajadamente. No entendía las prisas de los humanos.
Tras una breve búsqueda encontró sus aposentos. Comodidades como camas o armarios estaban de más para él, por lo que ni siquiera se fijó. Simplemente se puso el uniforme y luego se colocó su propia túnica por encima. En parte porque en ella guardaba armas importantes, y en parte porque no quería parecer un soldado de Balt. Se ajustó las espadas al cinto y, no sin pensárselo dos veces, puso rumbo a los barcos de guerra.
- Balt:
- Cosas de árboles - Ir al discursito - Coger el uniforme - Tirar para los barcos
Corinna Athenais
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Cuando estuve más cerca, pude reconocer al joven de la misión en la ciudad de la noche eterna. Parecía conforme con que me uniera a ellos en aquel combate. Me posicioné tras él, protegiendo la espalda de los dos chicos y parte del flanco del marine. El otro parecía estar en un frenesí sangriento, poseía unas uñas muy crecidas y atacaba como si no hubiera mañana. Venom, usaba su cuerpo para atacar a los animales, mientras que yo, usaba el gran escudo para parar casi todos los golpes, mientras usaba la lanza contra aquellos bichos.
A mitad del combate, le marine comenzó a abrir mucho su boca, de la que comenzó a salir él de nuevo. Cuando termino parecía tener menos heridas, además de estar cubierto de algún tipo de sustancia viscosa. Sin lugar a dudas era una extraña, repulsiva y extremadamente efectiva para curarse. Clavé la lanza en el suelo, usando mis habilidades para generar otra en mi mano. Usaría la creada para lanzarla contra la criatura más cercana. Estas lanzas tenían la dureza del acero, y una forma perfecta, como recién salidas de la fragua de Hefestos. Tras eso generaría otra, defendiéndome de los que se hubieran acercado.
Aquellos seres ferales parecían infinitos, comenzaba a preguntarme por qué esa facción malgastaba soldados de aquella manera. No entraba en la cabeza de los estrategas perder tropas probando a la ayuda. Esto solía resultar hasta contraproducente, por la pérdida de tropas y aliados. Además, del hecho que algunos de los supervivientes podrían irse antes de tiempo por el trato recibido. Un corte en la pierna la sacó de estos pensamientos. Golpeó con el escudo hacia delante, empujando al animal que hubiera sido y lanzando un golpe con la lanza hacía la posición en la que debería estar dicha criatura feral.
A mitad del combate, le marine comenzó a abrir mucho su boca, de la que comenzó a salir él de nuevo. Cuando termino parecía tener menos heridas, además de estar cubierto de algún tipo de sustancia viscosa. Sin lugar a dudas era una extraña, repulsiva y extremadamente efectiva para curarse. Clavé la lanza en el suelo, usando mis habilidades para generar otra en mi mano. Usaría la creada para lanzarla contra la criatura más cercana. Estas lanzas tenían la dureza del acero, y una forma perfecta, como recién salidas de la fragua de Hefestos. Tras eso generaría otra, defendiéndome de los que se hubieran acercado.
Aquellos seres ferales parecían infinitos, comenzaba a preguntarme por qué esa facción malgastaba soldados de aquella manera. No entraba en la cabeza de los estrategas perder tropas probando a la ayuda. Esto solía resultar hasta contraproducente, por la pérdida de tropas y aliados. Además, del hecho que algunos de los supervivientes podrían irse antes de tiempo por el trato recibido. Un corte en la pierna la sacó de estos pensamientos. Golpeó con el escudo hacia delante, empujando al animal que hubiera sido y lanzando un golpe con la lanza hacía la posición en la que debería estar dicha criatura feral.
- Zal:
- Unirse al grupo, sorprenderse de la habilidad de Venom, crear y lanzar una lanza de madera reforzada con los PU de la akuma. Desvariar sobre estrategia militar
Simo Baker
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Podríamos haber tenido una posición muy ventajosa en aquella pelea, pero al parecer estaba rodeado de las personas más estúpidas del planeta. En primer lugar, la joven que pretendía evitar que muriese despreció mi ayuda e intentó ridiculizarme. Estaba claro que no era consciente de su situación. Me habría gustado mucho dejar que aquel bicho la destrozase como había hecho con el niño, pero no era tan cruel. Tan sólo me dediqué a disfrutar de ver como se salvaba por los pelos de las embestidas, esperando que se agobiase un poco y comenzase a razonar de una vez.
Era un buen espectáculo la verdad, aunque quizá estaba dejando que durase demasiado, por lo que me dispuse a actuar. Tan centrado estaba en la situación que no vi al ser asqueroso que había lanzado la capsula acercárseme. El muy bestia se aprovechó de mi despiste para agarrarme y amenazarme sin motivo aparente. Esa arena estaba llena de subnormales, estaba comenzando a enfadarme de verdad. Casi por reflejo activé mi haki de armadura y me preparé para atizar un golpe con todas mis fuerzas en la cara de aquella masa andante. Por suerte, una muchacha se acercó e hizo que me soltase de un empujón. Por fin alguien parecía ser razonable. No cabía duda que se le daba mucho mejor que a mí tratar con la gente, por lo que decidí dejar que fuese ella la que formase el grupo.
-Soy Nairb.- respondí a la que se acababa de presentar como Vi.- Al bicho le falta una escama, deberíamos atacarle ahí.- Voy a intentar dejarle ciego para que lo tengáis más fácil.- propuse.- Y por cierto, no vuelvas a tocarme.- advertí al extraño gyojin con un tono muy serio mientras me giraba.
Estaría bien si esa gente me ayudaba, pero ya me había hecho a la idea de que no podía esperar mucho. Tanto si decidían colaborar como si no mi ataque iba a ser el mismo. Tomé aire profundamente mientras me preparaba para correr. El sprint que hice me dejo a escasos pasos del rinoceronte mutante en un momento. El ataque iba a ser fuerte, pues la velocidad que llevaba sin duda añadiría potencia al golpe que iba a propinar a aquella bestia. Con el haki activado, los guantes de titanio puestos y toda mi fuerza concentrada, salté para golpear en el lateral de la cabeza del animal. Sabía que era muy resistente, por lo que el ataque no acabó ahí. En el momento mi puño le impactó liberé una explosión de energía alrededor de mi cuerpo. No esperaba que eso le hiciese un daño tremendo, pero si el suficiente para aprovechar y situarme sobre su cabeza detrás de su cuerno. Desde ahí podría clavar mis sinawali en sus ojos fácilmente y él lo tendría bastante difícil para atacarme. Además, si conseguía desmontarme, tenía mi armadura de energía para protegerme. Si el resto de combatientes no la cagaban, la batalla estaría muy a nuestro favor.
Era un buen espectáculo la verdad, aunque quizá estaba dejando que durase demasiado, por lo que me dispuse a actuar. Tan centrado estaba en la situación que no vi al ser asqueroso que había lanzado la capsula acercárseme. El muy bestia se aprovechó de mi despiste para agarrarme y amenazarme sin motivo aparente. Esa arena estaba llena de subnormales, estaba comenzando a enfadarme de verdad. Casi por reflejo activé mi haki de armadura y me preparé para atizar un golpe con todas mis fuerzas en la cara de aquella masa andante. Por suerte, una muchacha se acercó e hizo que me soltase de un empujón. Por fin alguien parecía ser razonable. No cabía duda que se le daba mucho mejor que a mí tratar con la gente, por lo que decidí dejar que fuese ella la que formase el grupo.
-Soy Nairb.- respondí a la que se acababa de presentar como Vi.- Al bicho le falta una escama, deberíamos atacarle ahí.- Voy a intentar dejarle ciego para que lo tengáis más fácil.- propuse.- Y por cierto, no vuelvas a tocarme.- advertí al extraño gyojin con un tono muy serio mientras me giraba.
Estaría bien si esa gente me ayudaba, pero ya me había hecho a la idea de que no podía esperar mucho. Tanto si decidían colaborar como si no mi ataque iba a ser el mismo. Tomé aire profundamente mientras me preparaba para correr. El sprint que hice me dejo a escasos pasos del rinoceronte mutante en un momento. El ataque iba a ser fuerte, pues la velocidad que llevaba sin duda añadiría potencia al golpe que iba a propinar a aquella bestia. Con el haki activado, los guantes de titanio puestos y toda mi fuerza concentrada, salté para golpear en el lateral de la cabeza del animal. Sabía que era muy resistente, por lo que el ataque no acabó ahí. En el momento mi puño le impactó liberé una explosión de energía alrededor de mi cuerpo. No esperaba que eso le hiciese un daño tremendo, pero si el suficiente para aprovechar y situarme sobre su cabeza detrás de su cuerno. Desde ahí podría clavar mis sinawali en sus ojos fácilmente y él lo tendría bastante difícil para atacarme. Además, si conseguía desmontarme, tenía mi armadura de energía para protegerme. Si el resto de combatientes no la cagaban, la batalla estaría muy a nuestro favor.
- Resumen atrapados en Zal:
- Post 1: -Gritar para incitar a todos a agruparnos y cooperar.-Activar mi armadura de energía.-Disparar con un dial de fulgor a la bestia para ralentizarla y dar tiempo a Liv.
Post 2: -Pensar que todos son idiotas. -Activar haki de armadura. -Presentarme bajo mi identidad secreta a Vi. -Dejarle claro a maki que no me toque. -Golpear a la bestia en la cabeza aprovechando el manual explosión galáctica. -Servirme del golpe para subirme a su morro y desde ahí clavarle mis sinawali en los ojos.
Abby
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Azula se sentía más viva que nunca cuando conseguía afectar a esas bestias. El don de la electricidad era poderoso y, si estaba acompañada de Castor, llegaban a ser imparables. De momento el hombre que se les había acoplado resultaba ser de utilidad y, esperaba que siguiese siendo así.
Cesó con la electricidad y levantó el puño. A una garra que se dirigía hacia ellos le propició un puñetazo imbuido en haki y potencia con la llamarada del fuego. Después regresó junto a los dos. Sacudió el brazo como si se hubiese hecho daño, pero no llegó a ser nada, simplemente una molestia que se pasó enseguida.
Cuando el hombre habló de invisibilidad esto captó la atención de la princesa. ¿Quién sería ese sujeto que apareció de la nada? A lo mejor era importante, la invisibilidad era un gran poder y Azula, siempre tenía que tener todo bajo control. No había mucho más que hacer allí o protegerse o luchar y dudaba que los tres pudiesen contra todos. Tenían que aguantar.
La princesa siguió las órdenes de su compañero y se apegó a él todo lo que pudo. Activó su mantra y observó lo que había hecho Castor. Estaba asombrada. Ahí fuera había una batalla campal, no sabía ni cómo se había metido en esto. Azula respiró profundamente, a pesar de más gente enfrentándose sabía que no acabaría nada bien esto. Se suponía que los llevaban a la guerra, pero este recibimiento con la excusa de saber si eran débiles o no, no colaba en ella. Algo raro escondía.
-Espero que esto funcione.
Comentó mirando hacia los lados, no estaba muy segura de si tendría efecto. Apoyó la mano en una de las paredes, para electrificar la pirámide de Castor. Al ser de plata, la electricidad se conduciría perfectamente por toda ella y, si intentaban romperla se llevarían una sorpresa.
-Procurad no tocar la pared - Sonrió, sin separar la mano. - No quiero veros chamuscados.
Cesó con la electricidad y levantó el puño. A una garra que se dirigía hacia ellos le propició un puñetazo imbuido en haki y potencia con la llamarada del fuego. Después regresó junto a los dos. Sacudió el brazo como si se hubiese hecho daño, pero no llegó a ser nada, simplemente una molestia que se pasó enseguida.
Cuando el hombre habló de invisibilidad esto captó la atención de la princesa. ¿Quién sería ese sujeto que apareció de la nada? A lo mejor era importante, la invisibilidad era un gran poder y Azula, siempre tenía que tener todo bajo control. No había mucho más que hacer allí o protegerse o luchar y dudaba que los tres pudiesen contra todos. Tenían que aguantar.
La princesa siguió las órdenes de su compañero y se apegó a él todo lo que pudo. Activó su mantra y observó lo que había hecho Castor. Estaba asombrada. Ahí fuera había una batalla campal, no sabía ni cómo se había metido en esto. Azula respiró profundamente, a pesar de más gente enfrentándose sabía que no acabaría nada bien esto. Se suponía que los llevaban a la guerra, pero este recibimiento con la excusa de saber si eran débiles o no, no colaba en ella. Algo raro escondía.
-Espero que esto funcione.
Comentó mirando hacia los lados, no estaba muy segura de si tendría efecto. Apoyó la mano en una de las paredes, para electrificar la pirámide de Castor. Al ser de plata, la electricidad se conduciría perfectamente por toda ella y, si intentaban romperla se llevarían una sorpresa.
-Procurad no tocar la pared - Sonrió, sin separar la mano. - No quiero veros chamuscados.
- Zal:
- Golpear a una garra, escuchar a Lothar, activar el mantra y hacer lo que dice Castor y electrificar la pirámide creada por él.
Ai Nanasaki
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La llegada de aquel vicealmirante la pilló desprevenida. Incluso pensó en sacar sus espadas y luchar, pero al ver la reacción de Krauser, se quedó tranquila. ”No le quitaré los ojos de encima” – se quedó callada unos minutos y escuchó las palabras del líder. Al menos, él pensaba como ella y eso la tranquilizaba. No quería ser la única que pensara que todo eso. Suspiró y empezó a caminar con su grupo correspondiente. Osuka iba a liderar el otro. ”Veamos qué es lo que de verdad pasa” – no le gustaba la idea de que ellos se hicieran los buenos, no lo negaba… Todo ese rollo de la batalla no se lo creía. Ignoró a los tipos jugando al póker. ”Nunca le he ganado” – recordó con una sonrisa todas esas noches en las que jugaba contra su hermanito y nunca había vencido.
Caminaron un buen rato. Gracias a sus sentidos mejorados, fue que escuchó la conversación. ¿Qué iban a hacer? Pensó que Krauser se iba a quedar a investigarlos, pero fue todo lo contrario. Solo se fueron a dormir. Los turnos eran extraños y apenas lograba descansar un poco. No se quejaba, pero, a veces, pensaba que el oficial era muy… Desconfiado. ”Aunque no se lo niego, cualquier dudaría en estas situaciones” – seguía sin confiar en el vicealmirante. ¿Quién no le aseguraba que fuera un espía? Dudaba que fuera tan idiota como para desvelar su identidad tan de golpe, pero se esperaba cualquier cosa.
Al día siguiente imitó a Krauser y guardó un poco de comida en su mochila. Aunque también comió otro tanto. Ya no eran necesarias las máscaras, pero esta estaba también en su mochila… Solo por si la necesitaba. Escuchó todo el discurso en silencio y la curiosidad de presionar el segundo botón misterioso era bastante. ”Quiero ver que hace” – se repetía mientras seguía a Krauser. Subió en uno de esos barcos y se quedó a su lado, mirando el océano.
– ¿Cómo lo encontraremos, Krau? – le preguntó. Sabía que él iba a entender a quién se refería… Ese hijo de puta de Vader. – Va a ser buscar una aguja en un pajar. – Suspiró con calma y se apoyó en la baranda.
Caminaron un buen rato. Gracias a sus sentidos mejorados, fue que escuchó la conversación. ¿Qué iban a hacer? Pensó que Krauser se iba a quedar a investigarlos, pero fue todo lo contrario. Solo se fueron a dormir. Los turnos eran extraños y apenas lograba descansar un poco. No se quejaba, pero, a veces, pensaba que el oficial era muy… Desconfiado. ”Aunque no se lo niego, cualquier dudaría en estas situaciones” – seguía sin confiar en el vicealmirante. ¿Quién no le aseguraba que fuera un espía? Dudaba que fuera tan idiota como para desvelar su identidad tan de golpe, pero se esperaba cualquier cosa.
Al día siguiente imitó a Krauser y guardó un poco de comida en su mochila. Aunque también comió otro tanto. Ya no eran necesarias las máscaras, pero esta estaba también en su mochila… Solo por si la necesitaba. Escuchó todo el discurso en silencio y la curiosidad de presionar el segundo botón misterioso era bastante. ”Quiero ver que hace” – se repetía mientras seguía a Krauser. Subió en uno de esos barcos y se quedó a su lado, mirando el océano.
– ¿Cómo lo encontraremos, Krau? – le preguntó. Sabía que él iba a entender a quién se refería… Ese hijo de puta de Vader. – Va a ser buscar una aguja en un pajar. – Suspiró con calma y se apoyó en la baranda.
- Resumen Balt:
- Vagar con el grupo de Krauser y Al. Pensamientos varios. Subir al barco y hablar con el oficial.
Teravan Zallen
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Hmmm, suponía que los proyectiles convencionales no serían demasiado efectivos, sin embargo, no esperaba que rebotasen como si fuesen de plástico. Observó la posición de todos los allí presentes que, al igual que él, luchaban por sus vidas. La criatura había escogido a su objetivo y se disponía a cobrar venganza. - No querría estar en su lugar. - Pensó con alivio el agente. Había varios puntos en la defensa del objetivo que podrían aprovecharse para causar un daño crítico, mas no sería sencillo alcanzarlos mientras se moviese de forma tan compulsiva.
Uno de los presentes comenzó a arengar, intentando unir fuerzas. Podría resultar conveniente seguir su consejo, sin embargo, no parecía que todo el mundo fuese a querer cooperar. Las personas son estúpidas por naturaleza, sobre todo en situaciones que no controlan. Por su parte, estaba de acuerdo en hacer lo posible para salir con vida, incluso si para ello era necesario ensuciarse las manos. Teravan observó los objetos que había a su alrededor y una estrategia comenzó a fraguarse en su cabeza. Mientras un tipo intentaba con desesperación autoproclamarse líder, corrió hacia las camas, lanzando los colchones en la trayectoria de la criatura que corría hacia la mujer de pelo blanco. Esto puede que desequilibre su carga y, como mínimo, la ralentizaría.
Una vez los colchones de paja se habían acabado, se dirigió a una cápsula, destrozando todo el cableado inútil que sumaban peso a la estructura. Se deshizo de todo lo que podía ser arrancado, dejando la chapa que constituía la estructura lo más desnuda posible. - ¡Intentaré frenarlo! - Gritó al resto de combatientes, mientras imbuía la cápsula con haki armadura y la lanzaba con toda la potencia de la que disponía.
Uno de los presentes comenzó a arengar, intentando unir fuerzas. Podría resultar conveniente seguir su consejo, sin embargo, no parecía que todo el mundo fuese a querer cooperar. Las personas son estúpidas por naturaleza, sobre todo en situaciones que no controlan. Por su parte, estaba de acuerdo en hacer lo posible para salir con vida, incluso si para ello era necesario ensuciarse las manos. Teravan observó los objetos que había a su alrededor y una estrategia comenzó a fraguarse en su cabeza. Mientras un tipo intentaba con desesperación autoproclamarse líder, corrió hacia las camas, lanzando los colchones en la trayectoria de la criatura que corría hacia la mujer de pelo blanco. Esto puede que desequilibre su carga y, como mínimo, la ralentizaría.
Una vez los colchones de paja se habían acabado, se dirigió a una cápsula, destrozando todo el cableado inútil que sumaban peso a la estructura. Se deshizo de todo lo que podía ser arrancado, dejando la chapa que constituía la estructura lo más desnuda posible. - ¡Intentaré frenarlo! - Gritó al resto de combatientes, mientras imbuía la cápsula con haki armadura y la lanzaba con toda la potencia de la que disponía.
- ATRAPADO EN ZAL:
- Escuchar a Raghersir y ver que lo que dice tiene sentido.
- Correr por todos los camastros, lanzando los colchones de paja sobre los pies de la criatura, intentando desequilibrarla o frenarla.
- Quitar cableado y todo lo que añada peso a la chapa de la cápsula, imbuirla de haki armadura y lanzarla contra la cabeza de la criatura, intentando dañar su vista o, simplemente, aturdirla. Repetir con todas las cápsulas que pueda.
Ivan Markov
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Sangre saltando por todos lados, los gritos de los heridos, los sonidos de la batalla... en medio de su creciente frenesí, alzó el corazón aún palpitante de una de sus víctimas con un salvaje grito de victoria y lo mordió. Apenas dio un par de sorbos antes de estrujarlo y tirarlo a un lado, con una mueca salvaje. Escuchó vagamente las palabras de alguien, y al girarse vio a Venom enfrentándose más de aquellas bestias. Sin embargo, su mente dominada por el hambre y el ansia asesina no vio más que a un enemigo más. Se agachó, preparándose para saltar sobre él, cuando de repente escuchó ruido tras él. Se giró, justo a tiempo para ver a uno de esos guerreros monstruosos abalanzándose sobre él y esquivar su acometida por milímetros, llevándose un corte superficial en el costado. El dolor lo devolvió en parte a la realidad, lo justo para recordar en qué situación se hallaba y tener más cuidado. Sonriendo con fiereza, desactivó sus garras y desenvainó su espada, aceptando el reto del bicho que tenía en frente. Este parecía más grande y fuerte que los otros que había visto hacia ahora. El vampiro se puso en una pose similar a una de esgrima, sosteniendo la espada en horizontal con el brazo derecho y apuntando en todo momento al ser.
- Ven, si puedes...
Con una sonrisa maníaca, se apartó de la embestida del ser a una velocidad incluso superior a la de antes, mientras intentaba lanzarle un corte a la pierna por el mero placer de herirlo y para lisiarlo. Se alejó rápidamente, lanzando varias ondas cortantes azules en forma de media luna a varios enemigos que intentaron acercarse, y echó un vistazo a sus alrededores. Cerca de Venom peleaba una mujer con un escudo y una lanza. El vampiro sonrió. ¿Para qué protegerse de aquella manera? La tensión de la batalla, la auténtica emoción consistía en aquella constante sensación de peligro, de saberse continuamente en riesgo de muerte. Y cuando su enemigo le cargó de nuevo con la lanza en alto, Ivan dio una carcajada demente y se lanzó contra él, dejándose empalar, para a continuación lanzar una feroz lluvia de golpes con su espada intentando herir al tipo y distraerlo mientras preparaba su golpe final.
- ¡Legión!
De repente dos espadas fantasmales aparecieron a la espalda del tipo, dirigiéndose una directa a su corazón y la otra a su cabeza. Si lo lograba, se arrancaría la lanza del estómago, tras lo que alzaría su mano izquierda al cielo y canalizaría sus poderes nigrománticos al área cercana. Si había percibido que el tipo fuese notablemente fuerte lo levantaría como ghoul, mientras que levantaría a los demás cadáveres como zombies.
- ¡Alzaos, mis esclavos no muertos! ¡Alzaos y daos un festín de carne y sangre!
- Ven, si puedes...
Con una sonrisa maníaca, se apartó de la embestida del ser a una velocidad incluso superior a la de antes, mientras intentaba lanzarle un corte a la pierna por el mero placer de herirlo y para lisiarlo. Se alejó rápidamente, lanzando varias ondas cortantes azules en forma de media luna a varios enemigos que intentaron acercarse, y echó un vistazo a sus alrededores. Cerca de Venom peleaba una mujer con un escudo y una lanza. El vampiro sonrió. ¿Para qué protegerse de aquella manera? La tensión de la batalla, la auténtica emoción consistía en aquella constante sensación de peligro, de saberse continuamente en riesgo de muerte. Y cuando su enemigo le cargó de nuevo con la lanza en alto, Ivan dio una carcajada demente y se lanzó contra él, dejándose empalar, para a continuación lanzar una feroz lluvia de golpes con su espada intentando herir al tipo y distraerlo mientras preparaba su golpe final.
- ¡Legión!
De repente dos espadas fantasmales aparecieron a la espalda del tipo, dirigiéndose una directa a su corazón y la otra a su cabeza. Si lo lograba, se arrancaría la lanza del estómago, tras lo que alzaría su mano izquierda al cielo y canalizaría sus poderes nigrománticos al área cercana. Si había percibido que el tipo fuese notablemente fuerte lo levantaría como ghoul, mientras que levantaría a los demás cadáveres como zombies.
- ¡Alzaos, mis esclavos no muertos! ¡Alzaos y daos un festín de carne y sangre!
- Resumen (Zal):
- - Escenas gore varias.
- Enfrentarme a un guerrero que parece algo más fuerte.
- Hostias varias a otros que intentan estorbar, recibo un lanzazo del fuertote e intento matarlo.
- Levanto como ghoul al tipo (de haberlo matado) y como zombies a los demás muertos cercanos.
Tsang Yue
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Mientras el joven se dedica a analizar el entorno, víctimas van cayendo a mano de la enorme bestia y como los intentos de los demás de detenerla son en vano, como mucho, uno consigue quitarle una escama, algo nimio, otro lo aturde con un capsulazo pero la bestia sigue cabreada y embiste a una muchacha que también sería prisionera, como todos los que se encuentran en la arena. Un momento de silencio se presenció en las gradas, al menos en una zona de las mismas. Pero no es momento de divagar, allí es pelear o morir, y la segunda opción no es ni un poco agradable ni llamativa para el joven agente del gobierno. -“Mucho peligro, una bestia enorme y un único punto sin cobertura de su piel escamosa.”- Escucha Tsang decir a una voz que luego identifica en la arena, uno de los espíritus de aquellos que acabaron de fallecer le habla de lo que ve a su alrededor. Y a esa voz se van sumando otras que le dan información valiosa sobre el entorno. -“Lion, ve por la espalda y trata de morder alguna zona de la bestia.”- Indica Tsang al pequeño león que había convocado nada más salir a la arena mientras él con un rápido movimiento cambia a posición ofensiva lanzando sus guadañas hacia la apertura en la piel del animal, las mismas bailan controladas por Tsang, como si tuvieran vida propia.
En eso escucha a un joven decir que hay que ayudarse mutuamente, algo que le parece de lo más normal y coherente dada la situación en la que se encuentran todos, pero la joven que se ve en el lomo de la criatura parece ser de lo más arrogante que el joven pueda creer encontrar en el mundo. -Disculpe señorita, pero encaramarse a la bestia no salva a nadie más que a usted, es la única lejos de los ataques de la bestia, así que no diga que nos está salvando cuando de hecho, solo vela por su propia seguridad. Y en cuanto a vos muchacho, me parece correcto unir fuerzas, pero las voces son burdas y poco eficaces.”- Dice el joven mientras extiende los brazos para recoger a las guadañas que vuelven al tirar de las cadenas que se unen a las mismas.
La situación es de lo más curiosa, una muchacha hace lo más noble que haya visto Yue en aquella arena, impedir peleas en el grupo y desvelar que no le agradan las mismas, algo que al chamán tampoco le agradan, si han de hacer un equipo, será mejor que colaboren sin pelearse entre sí. La muchacha se presenta como Vi. -“Yo soy DC, espero que esto sirva para salir de aquí vivos”- Dice tendiéndole la mano a la joven con cierto reparo, pues no es muy dado a la socialización, pero dada la situación es lo mejor que pueden hacer.
En eso escucha a un joven decir que hay que ayudarse mutuamente, algo que le parece de lo más normal y coherente dada la situación en la que se encuentran todos, pero la joven que se ve en el lomo de la criatura parece ser de lo más arrogante que el joven pueda creer encontrar en el mundo. -Disculpe señorita, pero encaramarse a la bestia no salva a nadie más que a usted, es la única lejos de los ataques de la bestia, así que no diga que nos está salvando cuando de hecho, solo vela por su propia seguridad. Y en cuanto a vos muchacho, me parece correcto unir fuerzas, pero las voces son burdas y poco eficaces.”- Dice el joven mientras extiende los brazos para recoger a las guadañas que vuelven al tirar de las cadenas que se unen a las mismas.
La situación es de lo más curiosa, una muchacha hace lo más noble que haya visto Yue en aquella arena, impedir peleas en el grupo y desvelar que no le agradan las mismas, algo que al chamán tampoco le agradan, si han de hacer un equipo, será mejor que colaboren sin pelearse entre sí. La muchacha se presenta como Vi. -“Yo soy DC, espero que esto sirva para salir de aquí vivos”- Dice tendiéndole la mano a la joven con cierto reparo, pues no es muy dado a la socialización, pero dada la situación es lo mejor que pueden hacer.
- Atrapado en ZAL:
- Observa los acontecimientos y manda al espíritu a morder a la bestia mientras ataca al hueco de las escamas con sus guadañas. Reprocharle la actitud a Liv mientras acepta unirse a Rag y recoge sus guadañas. Presentarse a Vi.
Syxel
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Tras seguir a la joven durante un rato acabamos reuniéndonos con otro grupo, entre los que enseguida identifiqué a Noah. Me disponía a dirigirme a él sin prestar especial atención al resto de los presentes, cuando oí la voz del tío que habíamos conocido semanas atrás, y por el que estábamos allí. Para mi sorpresa, la muchacha que nos había guiado hasta ese lugar se dirigió a todos los presentes, identificándose como Yoai, la legítima reina por la que debíamos luchar en la guerra.
"Par de embusteros". Pensé mientras sonreía. Pues si bien había accedido a participar, realmente no había nada que me motivase a ello más allá de la mera curiosidad. Pero a medida que la joven hablaba, y aunque en muchos aspectos la información que nos daba era ambigua y poco reveladora, mi curiosidad se fue despertando.
- Parece que la situación va ganando cierto interés - Le comenté a mi compañero tras acercarme a él. Le pregunté también si había podido averiguar algo más durante su estancia en el lugar, pero por desgracia su suerte había sido tan poca como la mía en el exterior. - No importa, algo me dice que descubriremos más de una sorpresa durante los próximos días - Le dediqué una sonrisa de complicidad, a la cual respondió con lo que espero fuera una con la misma intención, pues probablemente sus pensamientos se centraban en encontrar algo, o alguien, en hincar el diente.
Sobre nuestro objetivo en el lugar al que nos dirigíamos, esa isla llamada Encuentro, y el artefacto que debíamos llevar con nosotros, aún me quedaban numerosas dudas, pero ya tendría tiempo de resolverlas sobre la marcha. Me tomé unos instantes para recorrer el lugar con la mirada, y entre los presentes pude reconocer a más de un individuo peculiar, algunos de gran renombre, pero ninguno al que me apeteciese tratar. Salvo dos. Mi atención se centró en ellos, situados al fondo de la sala. El cabello de ambos, sus miradas, e incluso las expresiones de sus rostros eran idénticas a como las recordaba. Por un segundo mi mente viajó atrás en el tiempo y creí estar viendo ante mí a dos viejos conocidos, y me permití que me invadiese la nostalgia.
En lugar de dirigirme a ellos directamente, y tras pedirle a Noah que me acompañase, abandonamos el lugar mientras un tipo comenzaba a armar escándalo. Nos retiramos a nuestras habitaciones, donde recogimos los artefactos que nos habían indicado, el cual tras observar durante un par de segundos me guardé en el bolsillo izquierdo del pantalón, para luego dirigirnos al patio donde ya se reunían otros cuantos. Entre ellos, los dos que había visto hacia tan solo unos minutos, a los cuales se habían unido otros tres.
- Espero que de tu padre hayas heredado algo más que el buen gusto por las mujeres - Me dirigí al pelirrojo - Sin ánimo de ofender - Me disculpé ante la joven con la que hablaba. - Y tu mirada es tan perturbadora como lo era la de ese viejo ilusionista - Le dije al otro, ofreciéndoles un saludo y una sincera sonrisa a todo el grupo.
"Par de embusteros". Pensé mientras sonreía. Pues si bien había accedido a participar, realmente no había nada que me motivase a ello más allá de la mera curiosidad. Pero a medida que la joven hablaba, y aunque en muchos aspectos la información que nos daba era ambigua y poco reveladora, mi curiosidad se fue despertando.
- Parece que la situación va ganando cierto interés - Le comenté a mi compañero tras acercarme a él. Le pregunté también si había podido averiguar algo más durante su estancia en el lugar, pero por desgracia su suerte había sido tan poca como la mía en el exterior. - No importa, algo me dice que descubriremos más de una sorpresa durante los próximos días - Le dediqué una sonrisa de complicidad, a la cual respondió con lo que espero fuera una con la misma intención, pues probablemente sus pensamientos se centraban en encontrar algo, o alguien, en hincar el diente.
Sobre nuestro objetivo en el lugar al que nos dirigíamos, esa isla llamada Encuentro, y el artefacto que debíamos llevar con nosotros, aún me quedaban numerosas dudas, pero ya tendría tiempo de resolverlas sobre la marcha. Me tomé unos instantes para recorrer el lugar con la mirada, y entre los presentes pude reconocer a más de un individuo peculiar, algunos de gran renombre, pero ninguno al que me apeteciese tratar. Salvo dos. Mi atención se centró en ellos, situados al fondo de la sala. El cabello de ambos, sus miradas, e incluso las expresiones de sus rostros eran idénticas a como las recordaba. Por un segundo mi mente viajó atrás en el tiempo y creí estar viendo ante mí a dos viejos conocidos, y me permití que me invadiese la nostalgia.
En lugar de dirigirme a ellos directamente, y tras pedirle a Noah que me acompañase, abandonamos el lugar mientras un tipo comenzaba a armar escándalo. Nos retiramos a nuestras habitaciones, donde recogimos los artefactos que nos habían indicado, el cual tras observar durante un par de segundos me guardé en el bolsillo izquierdo del pantalón, para luego dirigirnos al patio donde ya se reunían otros cuantos. Entre ellos, los dos que había visto hacia tan solo unos minutos, a los cuales se habían unido otros tres.
- Espero que de tu padre hayas heredado algo más que el buen gusto por las mujeres - Me dirigí al pelirrojo - Sin ánimo de ofender - Me disculpé ante la joven con la que hablaba. - Y tu mirada es tan perturbadora como lo era la de ese viejo ilusionista - Le dije al otro, ofreciéndoles un saludo y una sincera sonrisa a todo el grupo.
- Meln:
- Llego a la reunión guiado por la joven. Escucho su discurso y luego entablo conversación con mi camarada, Noah. Reconozco a Zane y Spanner y recuerdo a sus padres. Noah y yo nos dirigimos a nuestras habitaciones a por los artefactos y luego al patio, donde entablo conversación con el grupo que se ha formado: Zane, Spanner, Milena, Amaiar y Hakuna.
Dexter Black
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La noche llegó, y con ella las pesadillas. Parecía que el no haber podido desmontar la pulsera y el cálido apretón de Madara habían tenido efectos en él, provocándole un sueño bastante extraño, donde extraños pectorales con cara de Madara, Drake, Kedra, Krauser y otros le enseñaban los bícep-glúteos, también con cara. Era terrible. Además todo aquello iba acompañado de una música Funky que se le hacía insoportable. Cuando comenzó a dejar de oírse, supo que debía despertar. Pero no podía, él no mandaba ahí, y entonces lo agarraron por los brazos. Iban a... Eso. Iban a hacerlo. No. No. ¡No! Y entonces despertó.
A pesar del mal sueño se sentía descansado, y se vistió sin ninguna prisa mientras contaba los segundos. ¿Qué hora sería? Temprano, sin duda, pero a pesar de la altura a la que estaban todo lo que veía por la ventana era la sombra que proyectaba la torre sobre las nubes. Se colocó el cinturón y la espada en él. Para el momento en que llamaron a la puerta, Dexter estaba dándole brillo a su bastón. Al arma. A la grande. A la contundente. A la de color plateado y con zafiros engarzados.
Abrió la puerta y vio que Hinori estaba ahí sentada, esperándolo. ¿Había pasado ahí la noche? Sonaba un tanto ridículo que se hubiera quedado ahí, y que encima ni siquiera llamase para entrar. Trató de darle un golpecito en la cabeza a modo de saludo. Si se dejaba, la saludaría desde arriba con una sonrisa.
-Ya es hora de levantarse, que hay que pelear- dijo, y encendió el micro del comunicador-. Slade, te vemos en la sala del ascensor en cinco minutos.
Sacó un pequeño vial de cristal lleno de arena. Nadie esperaría que el animal estuviera con él, y mucho menos en ese estado. Era sin duda cómodo para transportar, y mucho más sencillo que aguantar sus peleas pueriles con Ushio. Aunque ahora que Ushio había avisado de que debía irse debido a un problema gastrointestinal muy raro conocido como Diarrea Explosiva, no había ningún problema en dejarlo salir. Quitó el corcho y vertió la arena en el suelo, que tomó forma de mapache según iba cayendo. En lugar de brazo izquierdo tenía un implante robótico hecho a medida, y vestía un mono de mecánico naranja. Sin embargo no llevaba el antifaz que siempre le pedía que llevase. Tenían que preservar su identidad para que no descubrieran la fuga del mapache y su relación con la banda... "Eso tal vez debería haberlo pensado antes de aquello", pensó.
En la sala les dieron una explicación mientras él afanaba la pulsera de Ushio, pues iba a necesitarla la alimaña, y tras una nerviosa charla, el ascensor descendió de nuevo, dejándolos a todos con una expresión interrogante. De hecho, uno de entre todos comenzó a hacer ciertas preguntas justo antes de que el ascensor comenzara a descender. Creyó estarían bastante claras. En fin, tendría que responderlas él...
-Existen nativos. No tendría sentido que esta gente se estuviera peleando por un yermo- comentó. Era completamente imposible que pelearan por el control de un desierto, o al menos si tuvieran una mente sana. Era más, Balarad en su carta había hablado del Pueblo en Encuentro, por lo que no podía haber desaparecido en dos semanas-. Si han logrado sobrevivir tantos años, algún secreto tendrán, así que no te preocupes. Respecto a la comida... Supongo que habrá en el barco- contestó, y finalmente llegó la última pregunta. Le hizo poner el rostro serio y mirarlo fijamente, mientras pensaba una respuesta clara-. No hagas nada que no sea necesario. No quiero cargar con muertes a mis espaldas, y si tienes algo de conciencia tú tampoco quieres. Además, nosotros no tenemos apoyo de un ejército directo, así que deberíamos evitar los enfrentamientos.
Tras decir aquello el ascensor se detuvo, y Dexter salió del edificio con el chaquetón ondeando a su espalda. Iba directo al barco, sólo quería sentarse y examinar más a fondo la pulsera. ¿Qué haría su segundo botón? Estaba deseoso de averiguarlo.
A pesar del mal sueño se sentía descansado, y se vistió sin ninguna prisa mientras contaba los segundos. ¿Qué hora sería? Temprano, sin duda, pero a pesar de la altura a la que estaban todo lo que veía por la ventana era la sombra que proyectaba la torre sobre las nubes. Se colocó el cinturón y la espada en él. Para el momento en que llamaron a la puerta, Dexter estaba dándole brillo a su bastón. Al arma. A la grande. A la contundente. A la de color plateado y con zafiros engarzados.
Abrió la puerta y vio que Hinori estaba ahí sentada, esperándolo. ¿Había pasado ahí la noche? Sonaba un tanto ridículo que se hubiera quedado ahí, y que encima ni siquiera llamase para entrar. Trató de darle un golpecito en la cabeza a modo de saludo. Si se dejaba, la saludaría desde arriba con una sonrisa.
-Ya es hora de levantarse, que hay que pelear- dijo, y encendió el micro del comunicador-. Slade, te vemos en la sala del ascensor en cinco minutos.
Sacó un pequeño vial de cristal lleno de arena. Nadie esperaría que el animal estuviera con él, y mucho menos en ese estado. Era sin duda cómodo para transportar, y mucho más sencillo que aguantar sus peleas pueriles con Ushio. Aunque ahora que Ushio había avisado de que debía irse debido a un problema gastrointestinal muy raro conocido como Diarrea Explosiva, no había ningún problema en dejarlo salir. Quitó el corcho y vertió la arena en el suelo, que tomó forma de mapache según iba cayendo. En lugar de brazo izquierdo tenía un implante robótico hecho a medida, y vestía un mono de mecánico naranja. Sin embargo no llevaba el antifaz que siempre le pedía que llevase. Tenían que preservar su identidad para que no descubrieran la fuga del mapache y su relación con la banda... "Eso tal vez debería haberlo pensado antes de aquello", pensó.
En la sala les dieron una explicación mientras él afanaba la pulsera de Ushio, pues iba a necesitarla la alimaña, y tras una nerviosa charla, el ascensor descendió de nuevo, dejándolos a todos con una expresión interrogante. De hecho, uno de entre todos comenzó a hacer ciertas preguntas justo antes de que el ascensor comenzara a descender. Creyó estarían bastante claras. En fin, tendría que responderlas él...
-Existen nativos. No tendría sentido que esta gente se estuviera peleando por un yermo- comentó. Era completamente imposible que pelearan por el control de un desierto, o al menos si tuvieran una mente sana. Era más, Balarad en su carta había hablado del Pueblo en Encuentro, por lo que no podía haber desaparecido en dos semanas-. Si han logrado sobrevivir tantos años, algún secreto tendrán, así que no te preocupes. Respecto a la comida... Supongo que habrá en el barco- contestó, y finalmente llegó la última pregunta. Le hizo poner el rostro serio y mirarlo fijamente, mientras pensaba una respuesta clara-. No hagas nada que no sea necesario. No quiero cargar con muertes a mis espaldas, y si tienes algo de conciencia tú tampoco quieres. Además, nosotros no tenemos apoyo de un ejército directo, así que deberíamos evitar los enfrentamientos.
Tras decir aquello el ascensor se detuvo, y Dexter salió del edificio con el chaquetón ondeando a su espalda. Iba directo al barco, sólo quería sentarse y examinar más a fondo la pulsera. ¿Qué haría su segundo botón? Estaba deseoso de averiguarlo.
- Zilda:
- Contesto a Adam y me voy a uno de los barcos de Zilda, básicamente.
Heaten
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"Oye, Eco. ¿Qué crees que encontraremos en ese lugar?" Preguntó Noise dentro de la cabeza de la chica mientras esta miraba al infinito, apoyada en la barandilla del barco. "No lo sé. Según tengo entendido nos han pedido ayuda para acabar una guerra, aunque parece que en esta ocasión la ayuda viene de cualquier lado... No puedo saber contra que nos enfrentaremos". Contestó ella, mientras un suspiro escapaba de sus labios, chocando contra la mascarilla que llevaba tapándole la mitad del rostro, evitando que el desagradable olor del agua y la polución ambiental resultasen tan acentuados. Seguía siendo algo desagradable, pero algo era algo. Además, le servía para ocultar su identidad como marine. No estaba segura, pero dudaba que gran parte de las personas que habían ido recogiendo por el camino fueran Marines o miembros del gobierno, así que mejor no destacar demasiado, al menos no antes de separase e ir por su cuenta, cosa para la que esperaba, no quedase mucho.
Un aviso sonó por los DDM que tenían situados en uno de los palos del barco, indicando que se preparasen para desembarcar. "¡Ya era hora!" Exclamó Noise en su mente, ante lo que Eco asintió. La teniente tomó sus pertenencias, una bolsa con ropa de repuesto, un botiquín de primeros auxilios y un par de cosas más y se la echó al hombro, luego tomó su arma envainada, y se la colgó también. Bien, todo listo, solo faltaba... -Nepu.- Llamó la chica con tono suave, esperando que este saltase a su regazo o sobre su cabeza al instante, pero no lo hizo. Sorprendida, y con algo de preocupación que se reflejó en su rostro, la chica se puso a mirar de un lado a otro entre la multitud que comenzaba a dirigirse a las tablas que habían situado para poder bajar del barco. Por suerte, el bicho de goma no se había alejado mucho, sino que estaba a un par de metro de ella, encima de la cabeza de alguien. La teniente se dirigió hacia la persona, sorprendiéndose al ver que se trataba de un marine con el que había coincidido en alguna ocasión... Recordaba que había llegado algo tarde la última vez que le vio, pero ya le regañó en su momento, así que no saco el tema.
Tras recuperar a su compañero, se dirigieron con el resto y siguieron a una joven de cabellos negros, que les guió por la lúgrube ciudad a la que daba la cueva donde habían desembarcado. Parecía sacada de uno de los libros que le gustaba leer a Kuro. "Seguro que Kuro se hubiera divertido de haber venido con nosotras". Comentó Noise. Eco no dijo nada. No habían vuelto a ver al chico desde que se separaron tras la guerra. Según sabía estaba en una misión, pero conociéndole. Bueno, el sabía cuidarse. Una vez llegaron al lugar de destino, la joven les explicó la situación. Al parecer era una legítima heredera al trono y quería ayuda para recuperar su posición social, motivo porque les había llamado. Sin embargo, su forma de actuar y hablar resultaba un tanto extraña. "No tengo suficiente información... Pero hay alguna cosa que parece no cuadrar..." Murmuró Eco. "No sé que es... Pero viendo a esta chica, creo que será un viaje entretenido, en especial para ti, Noise". Añadió, en su mente, mientras por fuera se podía ver a una chica tranquila y atenta a todo lo que se contaba.
Una vez acabó la reunión, Heaten decidió esperar un poco para ver como iban reaccionando el resto de personas, por si le era útil ir con alguien o sería mejor perderse por su cuenta. Quizás debiera quedarse cerca de Jack, el recluta con quien se había encontrado antes, aunque a Noise no terminaba de convencerle la idea. No vio nada de su interes, tan solo gente marchándose y gente agrupándose y charlando tranquilamente, como si se conocieran de antes, seguramente ese fuera el caso. También escuchó como una masa de músculos, acompañado de una criatura que haría a su compañero retorcerse del asco y morir en un ataque de estornudos, buscaba explicaciones y parecía intentar convencer a los demás de que era mejor olvidarse de ayudar a esa niña y marcharse; así como un hombre con poca cabeza, en su opinión y poco autocontrol sobre sus deseos carnales, intentando cortejar a Yoai, como se hizo llamar la futura reina. "Dudo que haya nada de interés aquí". dijo Eco antes de girarse e ir a buscar a Jack, con Nepu saltando detrás de ella.
-¿Decidirás ir solo o buscaras alguien con quién ir, recluta? En principio yo iba a ir por mi cuenta, pero como superior debo proteger a mis compañeros, aunque eso no se aplica si tu decides que puedes sobrevivir solo.- Y tras decir eso y esperar respuesta, iría a su cuarto a por el artilugio del que les habló la chica de cabellos azabaches. De Decir que iría con ella, le avisaría de que esperaba que no llegara tarde al lugar donde acordaran reencontrarse.
Un aviso sonó por los DDM que tenían situados en uno de los palos del barco, indicando que se preparasen para desembarcar. "¡Ya era hora!" Exclamó Noise en su mente, ante lo que Eco asintió. La teniente tomó sus pertenencias, una bolsa con ropa de repuesto, un botiquín de primeros auxilios y un par de cosas más y se la echó al hombro, luego tomó su arma envainada, y se la colgó también. Bien, todo listo, solo faltaba... -Nepu.- Llamó la chica con tono suave, esperando que este saltase a su regazo o sobre su cabeza al instante, pero no lo hizo. Sorprendida, y con algo de preocupación que se reflejó en su rostro, la chica se puso a mirar de un lado a otro entre la multitud que comenzaba a dirigirse a las tablas que habían situado para poder bajar del barco. Por suerte, el bicho de goma no se había alejado mucho, sino que estaba a un par de metro de ella, encima de la cabeza de alguien. La teniente se dirigió hacia la persona, sorprendiéndose al ver que se trataba de un marine con el que había coincidido en alguna ocasión... Recordaba que había llegado algo tarde la última vez que le vio, pero ya le regañó en su momento, así que no saco el tema.
Tras recuperar a su compañero, se dirigieron con el resto y siguieron a una joven de cabellos negros, que les guió por la lúgrube ciudad a la que daba la cueva donde habían desembarcado. Parecía sacada de uno de los libros que le gustaba leer a Kuro. "Seguro que Kuro se hubiera divertido de haber venido con nosotras". Comentó Noise. Eco no dijo nada. No habían vuelto a ver al chico desde que se separaron tras la guerra. Según sabía estaba en una misión, pero conociéndole. Bueno, el sabía cuidarse. Una vez llegaron al lugar de destino, la joven les explicó la situación. Al parecer era una legítima heredera al trono y quería ayuda para recuperar su posición social, motivo porque les había llamado. Sin embargo, su forma de actuar y hablar resultaba un tanto extraña. "No tengo suficiente información... Pero hay alguna cosa que parece no cuadrar..." Murmuró Eco. "No sé que es... Pero viendo a esta chica, creo que será un viaje entretenido, en especial para ti, Noise". Añadió, en su mente, mientras por fuera se podía ver a una chica tranquila y atenta a todo lo que se contaba.
Una vez acabó la reunión, Heaten decidió esperar un poco para ver como iban reaccionando el resto de personas, por si le era útil ir con alguien o sería mejor perderse por su cuenta. Quizás debiera quedarse cerca de Jack, el recluta con quien se había encontrado antes, aunque a Noise no terminaba de convencerle la idea. No vio nada de su interes, tan solo gente marchándose y gente agrupándose y charlando tranquilamente, como si se conocieran de antes, seguramente ese fuera el caso. También escuchó como una masa de músculos, acompañado de una criatura que haría a su compañero retorcerse del asco y morir en un ataque de estornudos, buscaba explicaciones y parecía intentar convencer a los demás de que era mejor olvidarse de ayudar a esa niña y marcharse; así como un hombre con poca cabeza, en su opinión y poco autocontrol sobre sus deseos carnales, intentando cortejar a Yoai, como se hizo llamar la futura reina. "Dudo que haya nada de interés aquí". dijo Eco antes de girarse e ir a buscar a Jack, con Nepu saltando detrás de ella.
-¿Decidirás ir solo o buscaras alguien con quién ir, recluta? En principio yo iba a ir por mi cuenta, pero como superior debo proteger a mis compañeros, aunque eso no se aplica si tu decides que puedes sobrevivir solo.- Y tras decir eso y esperar respuesta, iría a su cuarto a por el artilugio del que les habló la chica de cabellos azabaches. De Decir que iría con ella, le avisaría de que esperaba que no llegara tarde al lugar donde acordaran reencontrarse.
- Resumen Meln:
- Tras explicar su encuentro con Jack y como llegó a la isla (por no haber podido postear en la moderación anterior por despiste), se dirige a la reunión con los demás, escucha lo que tiene que decir la chica y se queda un rato observando el panorama. Por último, propone a Jack ir con ella, por eso de ser ambos marines, y se dirige a su cuarto.
Sasaki
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Llegaba tarde a la reunión a la que nos había llevado la niña que nos encontramos en el puerto, a medio camino me había cansado de caminar y había creado una plataforma de azúcar sobra la que me había sentado con las piernas cruzadas y la iba moviendo tras la niña, o eso pensé al principio, pues me quedé dormido. Al darme cuenta tuve que usar la brújula para llegar tarde, pero llegué.
Llegué justo en el momento en el que presentaron a Yoai, líder del clan Meln en el que me encontraba, con unos cuantos tipos, sentados en sus sillas, en la reunión pude ver al menos una cara conocida a parte de Heaten, era un marine que había conocido en un torneo, y si no recordaba mal tenía un rango más bajo que el de ahora, parecía haber mejorado. Me mantuve quieto y sin hacer ruido, dejando que Jack toqueteara al bicho de Heaten que seguía comiéndome la cabeza.
Al parecer nos había dado la bienvenida en el puerto la líder del clan, si la niña, cosa que me hizo levantar las cejas sorprendido, la niña a medida que fue hablando comenzó a llorar, pero se recompuso y siguió con el discurso. El plan de la niña líder era tomar al día siguiente Encuentro, la ciudad capital del lugar y la cual se disputaban los cinco clanes, no dio la información de que una amatista con dos botones, los cuales dijeron que no debíamos tocar por el momento, lo cual sería difícil no hacer. Tras explicarnos para que servían los botones de la amatista, nos dejaron ir a nuestros aposentos, pero con una sensación de escalofrío en todo el cuerpo al ver la alegre cara de la niña al retirarse de la reunión, no me gustaba esa actitud antes de una guerra, siempre solía traer consigo algo oculto y lo único que se me pasaba por la cabeza era que la amatistas no solo servían para eso, había de tratarla con cuidado. Tras estas divagaciones me acerqué a Gusi.
-Veo que has mejorado desde nuestro último encuentro – le felicité – por cierto una pregunta ¿Qué pintamos los marines aquí? Es que no se por qué estoy aquí – mientras esperaba su respuesta me giré hacia Heaten que me había hablado – Si quieres voy contigo Heaten, y por cierto, me falta un Capitán en esa frase – tras responderle y esperar a que me respondiese Gusi me dirigí a mis aposentos a descansar un poco más.
Llegué justo en el momento en el que presentaron a Yoai, líder del clan Meln en el que me encontraba, con unos cuantos tipos, sentados en sus sillas, en la reunión pude ver al menos una cara conocida a parte de Heaten, era un marine que había conocido en un torneo, y si no recordaba mal tenía un rango más bajo que el de ahora, parecía haber mejorado. Me mantuve quieto y sin hacer ruido, dejando que Jack toqueteara al bicho de Heaten que seguía comiéndome la cabeza.
Al parecer nos había dado la bienvenida en el puerto la líder del clan, si la niña, cosa que me hizo levantar las cejas sorprendido, la niña a medida que fue hablando comenzó a llorar, pero se recompuso y siguió con el discurso. El plan de la niña líder era tomar al día siguiente Encuentro, la ciudad capital del lugar y la cual se disputaban los cinco clanes, no dio la información de que una amatista con dos botones, los cuales dijeron que no debíamos tocar por el momento, lo cual sería difícil no hacer. Tras explicarnos para que servían los botones de la amatista, nos dejaron ir a nuestros aposentos, pero con una sensación de escalofrío en todo el cuerpo al ver la alegre cara de la niña al retirarse de la reunión, no me gustaba esa actitud antes de una guerra, siempre solía traer consigo algo oculto y lo único que se me pasaba por la cabeza era que la amatistas no solo servían para eso, había de tratarla con cuidado. Tras estas divagaciones me acerqué a Gusi.
-Veo que has mejorado desde nuestro último encuentro – le felicité – por cierto una pregunta ¿Qué pintamos los marines aquí? Es que no se por qué estoy aquí – mientras esperaba su respuesta me giré hacia Heaten que me había hablado – Si quieres voy contigo Heaten, y por cierto, me falta un Capitán en esa frase – tras responderle y esperar a que me respondiese Gusi me dirigí a mis aposentos a descansar un poco más.
- resumen Meln:
- llegar tarde a la reunión, escuchar atentamente, divagar sobre su lider, hablar con Gusi y responder a Heaten
Tobías Thorn
Fama
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Características
fuerza
Fortaleza
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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Akuma no mi
Varios
Escuché atentamente las preocupaciones de mi compañera mientras observaba la Luna al igual que ella. Era cierto que la noche estaba sumida en una tranquilidad irreal para lo que se nos avecinaba encima y no podía seguir pensando que algo fallaba en todo lo que había visto, pero no quise intranquilizar más a la rubia, sino que cuando comenzó a despedirse intenté ser lo más amable.
- No te preocupes compañera, sólo debemos mantenernos unidos y apoyarnos en el resto de nuestros nakamas. Y con un poco de suerte volveremos de una pieza - dije sonriendo de forma amigable. - Pero de eso nos preocuparemos ya mañana, ahora intenta descansar para recuperar energías - terminé despidiéndome de la joven mientras yo me quedaba unos minutos más allí saboreando la tranquilidad del momento. Sabía que debía predicar con el ejemplo e irme a descansar yo también, pero aún así tardé casi una hora más en ir a mi habitación. Había demasiadas cosas que iban a mantenerme la noche en vela, asique por eso no fui a ella hasta estar seguro de dormirme nada más llegar.
A la mañana siguiente me vestí con bastante desgana con aquel uniforme que parecía diseñado para torturarme y luego comencé a guardar todas mis posesiones en una mochila color oscuro, pero justo cuando estaba a punto de guardar mi ropa habitual en ella, decidí ponérmela por encima de aquel uniforme blanco como la nieve. Desde luego el negro es mi color.
Tras prepararme bajé al salón de la noche anterior para buscar a mis nakamas y comer con ellos mientras veíamos asombrados otro espectáculo innecesario, aunque me pareció bastante curioso el mecanismo del traje que nos entregaron. Me sorprendió no haberme percatado antes de aquellos botones y temí que escondiesen algo más. En los Blues eran famosos los collares que usaban algunos de los nobles y la actitud que estaban demostrando nuestros anfitriones no terminaba de gustarme, pero seguiría con ellos asegurándome de que no le pasase nada a ninguno de mis compañeros y por ello embarqué junto a ellos con la idea de no separarme de ninguno. Desconfiaba demasiado de estos místicos de Balt y más tras escuchar las palabras que nos dedicó Kimura a todos. Me alegró comprobar que nuestros pensamientos no eran tan dispares.
- No te preocupes compañera, sólo debemos mantenernos unidos y apoyarnos en el resto de nuestros nakamas. Y con un poco de suerte volveremos de una pieza - dije sonriendo de forma amigable. - Pero de eso nos preocuparemos ya mañana, ahora intenta descansar para recuperar energías - terminé despidiéndome de la joven mientras yo me quedaba unos minutos más allí saboreando la tranquilidad del momento. Sabía que debía predicar con el ejemplo e irme a descansar yo también, pero aún así tardé casi una hora más en ir a mi habitación. Había demasiadas cosas que iban a mantenerme la noche en vela, asique por eso no fui a ella hasta estar seguro de dormirme nada más llegar.
A la mañana siguiente me vestí con bastante desgana con aquel uniforme que parecía diseñado para torturarme y luego comencé a guardar todas mis posesiones en una mochila color oscuro, pero justo cuando estaba a punto de guardar mi ropa habitual en ella, decidí ponérmela por encima de aquel uniforme blanco como la nieve. Desde luego el negro es mi color.
Tras prepararme bajé al salón de la noche anterior para buscar a mis nakamas y comer con ellos mientras veíamos asombrados otro espectáculo innecesario, aunque me pareció bastante curioso el mecanismo del traje que nos entregaron. Me sorprendió no haberme percatado antes de aquellos botones y temí que escondiesen algo más. En los Blues eran famosos los collares que usaban algunos de los nobles y la actitud que estaban demostrando nuestros anfitriones no terminaba de gustarme, pero seguiría con ellos asegurándome de que no le pasase nada a ninguno de mis compañeros y por ello embarqué junto a ellos con la idea de no separarme de ninguno. Desconfiaba demasiado de estos místicos de Balt y más tras escuchar las palabras que nos dedicó Kimura a todos. Me alegró comprobar que nuestros pensamientos no eran tan dispares.
- Resumen Balt:
- - Terminar de charlar con Ciaran.
- Seguir con más cavilaciones e ir a dormir.
- Embarcar con mis compañeros
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