La sombra de la guerra [CAPÍTULO]

Me encontraba entrenando en los jardines del palacio, realizando una serie de ejercicios para ver si lograba hacer que me entrase el sueño. Primero, empecé con una serie de flexiones para luego pasar a abdominales. Y cuando terminé de hacerlas, desenvainé mi espadón y empecé a realizar tajos en el aire a modo de entrenamiento. Para cuando ya estaba entrando en calor, una voz llamó mi atención. Un hombre de aspecto afeminado se acercó a mi posición preguntándome que era lo que me preocupaba, cuando se acercó más pude verle mejor la cara y supe que era Tobías, uno de mis compañeros de los CW que me había seguido hasta los jardines. - Hola Tobías, sólo estoy un poco nerviosa por lo de mañana y no puedo dormir. Así que he decidido entrenar un poco para coger el sueño- dije mientras volvía a envainar mi arma y me limpiaba un poco el sudor. -Supongo que el Capitán te ha pedido que me siguieras para echarme un ojo, ¿ cierto? No te preocupes, no pienso en meterme en líos , al menos  esta noche. Escucha, ¿ lo oyes? Exacto, no se escucha nada, es lo que se llama la calma antes de la tempestad, el momento en que hay que rezar a los dioses para que ningún desarmado te mate durante el transcurso de la guerra. Yo fui en su día un caballero, así que sé de primera mano sobre asuntos bélicos- dije mientras miraba a la Luna y recordaba pequeños pedazos de mi pasado. Después de hablar un rato con Tobi, mis azules ojos me empezaron a pesar debido al sueño que tenía. - Gracias por intentar tranquilizarme hablando conmigo, te lo agradezco. Y ahora, si me disculpas, debo ir a intentar dormir un poco para el largo día de mañana- empecé a caminar hacia dentro pero antes me detuve.- Espero que todos los Crimson salgamos de esta, no os conozco mucho, pero gracias a vosotros he encontrado algo parecido a una familia y no soportaría que os pasase algo... no podría soportar perder a alguien más- cuando terminé de soltarle esa parrafada sentimental, le pregunté a un guardia que pasaba por allí que me guiase hasta mi cuarto, ya que tengo una muy mala orientación y no quería volver a perderme por el palacio.

Había dormido un par de horas para cuando la molesta luz del Sol que se colaba a través de la ventana, hizo que me levantase y me pusiera esa vestimenta que me habían dado la gente Balt. Pero me puse mi armadura encima, ya que me siento desnuda sin ella, cogí mi espadón y salí de mi habitación para reunirme con los otros voluntarios en el gran salón. Yo me encontraba junto a mis nakamas de flota, disfrutando de un buen desayuno y de la buena compañía que ellos me proporcionaban a la vez que alguno de ellos soltaba una broma. Las trompetas volvieron a sonar y todo el mundo se puso en pie, el portón se volvió a abrir y la pretora volvió a salir para,seguramente, soltar otro discurso y desearnos suerte para la batalla. La misteriosa mujer nos dijo que los botones que tenían las ropas que nos habían dejado en nuestros cuartos tenían dos usos especiales. Nada más acabar el discurso, empezó otro desfile militar y la mayoría de los presentes empezaron a dirigirse hacia el puerto ya que los barcos ya estaban dispuestos para llevarnos al campo de guerra. Empecé a caminar hacia allí en compañía de mis compañeros deseando que pudiéramos sobrevivir para contar esta historia y hacer bromas sobre ella.  

Balt:

*Corría desnudo por un cercado repleto de flores, mientras saltaba y cantaba agarrado de las manos de una docena de doncellas, las cuales también iban sin ropa. Me tumbé en la suave hierba y me puse a reír como si fuera un retrasado y me inundara la felicidad por todo mi cuerpo. Las jóvenes también reían y parecía que cuchicheaban algo entre ellas ¿Qué sería? Dejaron de hablar y me miraron con una cara colorada y una sonrisa picara, en ese momento empezaron a restregarse con mi cuerpo, con intención de hacer cosas de mayores, y entonces...entonces...* un maldito cuervo de despertó.

Abrí los ojos con rabia y lancé la cómoda almohada a la ventana donde se encontraba aquel pajarraco. No conseguí golpearle, pero al menos hice que saliera volando. Me deje caer sobre la cama y me quede mirando el oscuro techo de piedra, intenté en vano recordar todo lo posible de aquel sueño tan agradable, pero mi mente parecía intentar avisarme de otra cosa. Me incorporé sentándome en la cama y miré el sobre que Kim me había mandado hacía pocos días sobre una de las mesillas. En aquel sobre había una carta que destruí nada más leerla, la cual hablaba de que la banda se acercaba a la isla para ayudar a un tal Balt, o algo así, la verdad que no le presté mucho atención cuando la leía. Solo esperaba que mi flota no se metiera mucho en líos mientras yo me infiltraba cada vez más en Meln. Después solo tenía que utilizar la viver de Kimura para poder reunirme con todos, era muy improbable que algo saliera mal, pero aun no era consciente de lo peligroso que podía ser una guerra.

Me incorporé para vestirme y me percaté de que una joven mujer estaba totalmente dormida al otro lado de la cama, no pude evitar poner una cara de degenerado al recordar la noche anterior. La joven era de piel oscura y tenía unos ojos verdosos, típicos de esa ciudad, además de estar completamente desnuda, dejando ver sus preciosas curvas a través de las sabanas. A primera vista las jóvenes no eran muy hermosas y menos con sus pieles un poco más duras de lo normal, pero una vez las veías sin ropa todas eran iguales y eso me encantaba.

Como una idea fugaz, de repente recordé que hacía esa joven en mis aposentos, resultaba que la doncella había venido a avisarme de una reunión, de la cual parecía que estaba a punto de empezar. Me vestí lo más rápido que pude y di un beso en la frente a la joven que dormía, después salí a toda prisa de mi cuarto y seguí las indicaciones que me había dicho la joven.

No fue difícil seguir el camino hasta el lugar de reunión, dado que llevaba semanas en aquel lugar y las diferentes jóvenes con las que había estado me habían mostrado ese lugar tan laberintico. No me gustaba el método que utilizaron para pedirme ayuda, pero el hecho que me llamaran “héroe” me hacían sentir especial. A los pocos días conseguí contactar con Kimura y decirle que seguiría en se lugar con intención de infiltrarme, aunque la verdad todo eso era una escusa para en fin, procrear y expandir mi invasión de pequeños peliblancos.

Caminaba por el sendero, recordando los lugares por donde había pasado con las diferentes jóvenes y las cosas que había hecho con ellas, cuando casi sin darme cuenta, llegué a la zona de reunión. Entre con cuidado y me senté en uno de los asientos, mientras observaba el espectáculo que estaba formando un anciano y una joven que había por el público. Cuando presté atención me fije en la enorme hermosura que desprendía la que parecía ser la emperatriz del lugar. Me hipnotizó su belleza y me conmoví con sus palabras. Sin duda tenía que conocer más a fondo a esa joven y demostrarle de lo que era capaz. Era una buena idea, así conseguiría infiltrarme entre la realeza y quién sabe, tal vez echaba un polvete y todo.

Cuando se terminó el discurso y los allí presentes se estaban marchando, atravesé la sala y me coloque a la altura en la que la joven pudiera verme.- ¡Yoai! Tengo que hablar con usted.- unos guardias parecían interponerse en mi camino.- He venido hasta aquí para protegerla.-realmente que no era el más indicado para decir eso, pero quería llamar su atención. Los guardias no parecían tener intenciones de dejarme pasar y decidí usar mis dotes de actuación. Estiré mis brazos hacia los lados y empecé a levitar mientras iba liberando electricidad de diferentes colores alrededor de mi cuerpo, dando la apariencia de un árbol de navidad volador. Esperaba llamar la atención de la joven.- Dejadme pasar insensatos o liberare toda mi rabia contra vosotros, soy el héroe que salvara este país.- dije poniendo la voz grave y cambiando toda la electricidad a un rojo sangre, mientras miraba con ira a los soldados.

Meln:

Finalmente llegamos a la salita donde mas gente nos espera. Sin saber de donde un anciano señala a un mozo que venia tras de mi al grito de -Tú, Jin Surfer- me quedo un poco perplejo, como diablos ha sabido su nombre. Quitando eso, me acuerdo de su nombre por su participación en el torneo del Hexodromo. Sin poder evaluar bien la situación la pequeña niña que nos acompaño hasta aqui resulto ser la Yoai, Pretora de Meln y legítima reina de Síderos. Suspiro recordando la guerra por mi patria, en donde el loco de Deriam se hizo con el control de todo; montando una guerra de las gordas.
La reina nos contó el plan de acción, algo así como rascarse la barriga. No sabia si era así de inocente o si no tenia ni idea de estrategia militar. No quise interrumpirla y observe como se alejaba abandonando la sala. Al igual que ella varios miembros se marcharon también, yo sin embargo no podía sacarme de la cabeza el plan tan ridículo.

-Señores no se ustedes pero aquí falta información por todas partes... hable a los que aun se quedaban en la sala con voz calmada y serena. -No entiendo muy bien, tenemos que llegar a Encuentro... parece es una localización,una isla una estructura. Pero no tenemos mapa ni ninguna forma de saber donde se encuentra,o donde estamos nosotros, lo siguiente seria tener energía, esto parece mas fácil teniendo encuentra el hecho de que podemos encontrar 35 centrales energéticas repartidas por la isla, aunque no tenemos ni idea de su localización o aspecto, ni tan siquiera cuantas necesitaríamos controlar y como, finalmente seria alcanzar el trono para que la paz y la prosperidad vuelvan. Que me expliquen como va a suceder eso solo por alcanzar el trono; ademas ¿que pasaría si otra facción lo alcanza antes? ¿Pueden arrebatárnoslo? ¿Tendremos apoyo logístico, terrestre aéreo? ¿Contamos con algún método de comunicación entre nosotros? o por el contrario vamos a una maldita batalla campal con solo lo que tenemos y que viva la madre superiora. Se supone que veníamos a ayudar no ha luchar una guerra contra cuatro facciones que a saber que recursos y armamento tienen. Personalmente veo que estamos sordos y ciegos

Habiendo dejado claro mi punto de vista acaricio a Fluffle mientras miro al resto de integrantes de la estancia esperando que digan o comenten algo.

Meln:

Comienzo la exploración de la zona, usando el mantra para buscar por las habitaciones en busca de posibles objetivos. Muchas de las mismas están vacías, mi suposición de donde se había ido la gente de la cena debía ser errónea, por estaba claro que allí, no. Aproveché para entrar en todas las habitaciones desocupadas, que, además, tampoco tenían nada útil. Estuve bastante rato entrando y saliendo de habitaciones. En muchas de ellas, no habían ni tocado el uniforme que nos daba Balt. Cuando estaba a punto de desistir, dos presencias me llamaron la atención. Una era más fuerte que la otra, y parecían superponerse, lo que despertó mi curiosidad, ¿Qué estaría pasando? Pasando a la forma elemental, me colé por debajo de la puerta. No tardé mucho en volver a salir, una pareja estaba en pleno acto sexual. Debía recordar que esas cosas eran normales, aunque yo no soliera hacerlas. Tras este encuentro volví a mi habitación y me dormí.

Cuando desperté, me puse la armadura y, encima de la misma, me puse el uniforme militar de Balt. Recogí mis cosas, armas, munición y demás utensilios y salí en dirección al comedor. Nos tenían preparada una gran comida, casi tanta como la noche anterior. ¿De dónde sacarían los recursos para todo esto? Se suponía que llevaban veinte años de guerra, sin embargo, no parecía afectarles de ninguna manera, económicamente hablando. Tras el desayuno la líder nos habló acerca de los uniformes, sus funciones y un par de cosas más. Esperaba que al menos sus hombres fueran tan buenos como aparentaban.

Me dirigí hacía el puerto con el resto. No me apetecía hablar, pero cuando todo empezara me gustaría tener a alguien conocido cerca. Así qué, me puse cerca de Zuko en la embarcación. Tenía un aspecto bastante cambiado, lo achaqué a su akuma no mi, no dándole mayor importancia. Esperaba que el tampoco tuviera ganas de hablar, así podría seguir concentrada en mis propios pensamientos.

Balt:

Estaba a punto de comenzar una conversación con el pretor Grum, cuando un joven nos interrumpió con una pregunta. El pretor, interesado en el tema, se levantó llevando al chico hacía una de las salidas. No me sentó nada bien el desplante, pero si el hombre estaba tan entusiasmado, debería seguirlo para ver hasta donde lo levaba. Me levanté y los seguí, deje los robots en la sala, sería muy cantoso llevarlos todos conmigo. Por el camino los dos hombres hablaron de cuál de sus madres hacía la mejor morcilla. Por suerte, no me incluyeron en dicha conversación, no había podido conocer tanto a mi madre como para que me hiciera platos así. Y el tema de que estaba muerta, no habría hecho más que enturbiar el ambiente.

Tras bastante rato caminando, llegamos hasta una zona llena de agujeros de explosiones. Sin duda allí probarían armas, lo que no me esperaba era ver algo como el palo Kaboon, una especie de misil accionado por un palo. El siguiente invento, sin embargo, captó toda mi atención. Una máquina de guerra impresionante, con orugas para el movimiento, muchos cañones y un gran cañón a modo de brazo de catapulta. Sin duda alguna, F.R.A.N.C.I.S, como habían llamado al tanque, era una poderosa herramienta para esta guerra.

-Pretor Grum, si me disculpa, ¿De cuántos F.R.A.N.C.I.S disponéis? Son maravillosos, ¿Qué usan como combustible? Unas pilas químicas, sin duda, serían una gran elección. Estoy trabajando en una fuente aún más potente, un generador de fusión. Ya tengo solucionado el tema del material, me queda la manera de mantener la reacción controlada en su inicio. En cuanto al palo Kaboon, un chip de activación remota solucionaría el tema de la distancia, incluso haría más cómoda su detonación.

Si el pretor accedía a responder a mis preguntas continuaría allí con el hasta que tuviera que irse hablando acerca de las maquinas. Si por el contrario no podía responder, en cuanto nos despidiera iría por la sala de la reunión por mis máquinas y me las llevaría al cuarto para ajustarlas y luego dormir.

Ya de mañana, me puse la armadura, activé todos mis robots y salí de la habitación. Tenía pensado pasarme por algún dónde dieran de comer, pero un sirviente me guió hasta el mismo lugar donde la noche anterior Grun nos dio la bienvenida. La diferencia con el día anterior es que ahora estaba abarrotado de soldados de Sarka, no solo por nosotros. Con un breve discurso, y una explicación de la utilidad real del colgante nos dirigimos hacía los barcos. Los transportes mecanizados eran una preciosidad, me metí en el primero que pillé, juntando a todos robóticos compañeros a mi alrededor. Pronto comenzaría todo.

Sarka:

Me desperté en la mañana con todo el cuerpo dolorido, la verdad es que no había sido muy buena idea dormir con Kim en una cama tan pequeña pero ninguno estábamos dispuestos a separarnos mientras nos encontrásemos allí así que poco más podíamos hacer. Cuando desperté el pelirrojo ya estaba levantado y armado hasta los dientes, a veces pensaba que hasta dormía con armas por el cuerpo que escondida en partes oscuras.

Me apresuré a levantarme de la cama y en cuanto lo hice pude oler una extraña fragancia dulzona ¿Olía así por la noche? tal vez ayer estaba tan cansada que ni lo noté, sin darle mucha importancia a aquello abrí una pequeña ventana que había en el cuarto para airear la habitación y comencé a vestirme con el traje que Balt nos había dado. Realmente odiaba los uniformes, muchas veces no llevaba ni la identificación de marine ni siquiera en las misiones pero bueno, en aquella ocasión tampoco tenía muchas opciones y no me apetecía tener problemas por eso dado que todavía no confiaba en Balt demasiado.

Encima del uniforme me coloqué mi inseparable abrigo, me hice mi trenza de siempre y decidí ponerme unas sandalias que había llevado aunque no me hiciera mucha gracia ir descalza a una guerra no era la mejor idea del mundo. Una vez hecho esto di por concluida mi indumentaria y acompañe a Kimura a su habitación a que se pusiera el su uniforme, lo de no separarnos nunca iba totalmente en serio y no podía culparle por ello, realmente me sentía mucho más segura con él a mi lado.

En cuanto el chico estuvo listo fuimos al comedor principal donde nos habíamos reunido la noche anterior, casi todo el mundo estaba ya allí y la comida era igual de generosa que la cena, allí sí que no se acababan nunca los lujos. La pretora de Balarad volvió a hacer su majestuosa entrada en el salón. Lo más curioso de su discurso fue la explicación de los botones que teníamos en el traje, a primera vista parecían simplemente botones normales pero lo de las habilidad especiales adaptadas a cada uno... me tuve que resistir para aguantar la curiosidad que me entro y no pulsar el botón allí mismo por lo que pudiese pasar. Terminó de hablar y de nuevo otro desfile militar, en serio si tenían tantos recursos como para malgastarlos en aquella ¿Por qué nos habían llamado? Sonreí un poco para mis adentros al ver la misma expresión de desagrado en la cara de Kimura que la que tenía yo.

Terminamos en el salón y nos preparamos de una vez por todas para la guerra, estábamos todos los Crimson juntos menos Gusi que a saber dónde estaba aquella vez, embarcamos en un banco y entonces nuestro capitán después de asegurarse de que nadie nos observaba comenzó a relatarnos su sincera opinión. No confiaba para nada en aquella facción y sus motivos eran justificados completamente y no podía estar más de acuerdo con él y así se lo hice saber, pero a pesar de aquello no podíamos ya hacer otra cosa que ver a donde nos llevaba todo aquello así que simplemente me limité a esperar con mis compañeros sin separarme de ellos en ningún momento.

Resumen (Balt):

*Después de haber dado mas vueltas que una peonza, logré salir a los jardines. Por fin podría tener algo de paz, estar cómoda y disfrutar del aire fresco y verdor....pero por lo que vi, parecía que la palabra tranquilidad brillaba por su ausencia, pues había mucha gente dando paseos y festejando en aquellos jardines. Solo pude suspirar decepcionada y bajar la escalinata que me permitía acceder a los grandes jardines. Allí, pude ver todo tipo de gentes, pero también observé la llegada de otros extranjeros, que al igual que yo, estaban por allí dando vueltas aunque seguramente con más orientación que yo*

*Me dispuse a pasear en la zona más alejada de los jardines, intentando evitar que la gente me molestara. Una vez encontrada una zona más o menos apartada me tumbé en el césped y comencé a mirar las estrellas mientras posaba mis manos sobre la hierba, estaba feliz y tranquila, por un momento, me olvidé de todo los asuntos mundanos referidos a Balt y sus guerras. A pesar de todo, recordaba a los pocos minutos que  aquello para mi era una utopía limitada en el tiempo y que mañana iba a ser un día duro seguramente.*

-Día siguiente-

*Al día siguiente, nos llamaron a reunión a todos los extranjeros  en aquel salón tan imponente donde nos habían reunido. Nuestra anfitriona nos dio los buenos días haciendo acto de presencia desde su palco, yo francamente, me sentía más con una gladiadora que debía decir a su César "morituri te salutam" que una invitada. A pesar de  todas mis divagaciones escuché como nos explicaban para que servían los dos botones que teníamos en la pechera con atención, parecía que esto iba a ser realmente duro*

*Una vez acabada la palabrería, un gran desfile militar hizo el cierre del evento, para luego ver que en el puerto grandes barcos llegaban y atracaban a la espera de que todos nosotros, los foráneos, entráramos en ellos para ir a la guerra. A pesar del énfasis que podía provocar una guerra, no podía preguntarme para mi misma mientras veía todo aquel despliegue*

-¿Realmente necesitan ayuda? ¿Con todas estas armas y soldados para que quieren ayuda?...umm...parece que no será una guerra convencional.

*Fui a mi habitación antes de embarcar, a coger mis pertenencias que se traducían por mi bolsita de hojas que até a la cintura,  para después, salir hacia el puerto. Es cierto que me encontraba sola, pero no me molestaba, nos habían comunicado que habíamos venido a luchar, y para ello, no necesitaba a nadie, debía valerme por mi misma. Así que subí al primer barco que vi y me dirigí a su castillo de proa, sentándome en un barril de piernas cruzadas y mirando al horizonte mientras jugaba con mi pelo a la espera de zarpar*

Balt:

-¿Me... Me puedes recordar qué hacemos aquí? - Preguntó Zinogre en mi cabeza.
-¿Es que no te has enterado de nada? - Pregunté algo ofendido por el hecho de que mi compañero no supiera lo que habíamos venido a hacer en este archipiélago. - Sarka es una facción con la potencia industrial necesaria para llevar a cabo mi programa de renovación de la Marina. Si somos capaces de quedar bien y hacer un tratado con sus líderes es posible parte de sus hornos trabajen para nosotros.

Hace unos días nos habíamos enterado del comunicado que habían emitido casi a la vez todas las facciones de Síderos, las cuales llevaban 20 años en guerra civil. El Gobierno Mundial no tenía por que tomar cartas en el asunto, no le interesaba perder más hombres en una guerra ajena, pero nos dio carta blanca a aquellos que quisiéramos actuar de forma independiente, sus facciones eran poderosas, un tratado con la ganadora podría asegurarle un poderosos aliado... y evitar en la medida de lo posible otro enemigo. Al, Kai y yo discutimos sobre que bando era el mejor, o por lo menos es que más nos interesaba ayudar. Esos idiotas no veían que la potencia de Sarka, tanto industrial, como desde el punto de vista militar le hacían una facción con muchas papeletas para ganar, además que no nos interesaba que tal facción con un carácter tan beligerante tuviese en la mira al Gobierno Mundial. Pero ellos no lo veían igual. Al final cada uno marchó al bando que le dio la gana, yo busqué a Jack por todas partes, pero no fui capaz de encontrarlo. Maldito inútil, en fin, estoy mejor sin él.

-No idiota, pregunto que ¿Qué hacemos AQUÍ? Es este preciso lugar- Insistió mi compañero con un tono algo exasperado.
-Ah eso... Los de Sarka que no saben hacer puentes en condiciones.

Me encontraba en una lámina de piedra sólida, la cual flotaba sobre un río de lava, arrastrada por la lenta corriente de piedra fundida. Había llegado junto al resto de los voluntarios, pero al cruzar el puente y asomarme para admirar las vistas, una de las piedras del borde se deslizó, haciendo que me precipitase al vacío. Menos mal que mi akuma no mi es útil en estos casos, no como otros. Había enfriado en un instante la superficie del río para caer sobre roca sólida, creando una balsa improvisada, y me mantenía a gusto en esa zona dentro de la cual no permitía que accediera el calor del exterior. El paseo era bastante tranquilo, tanto que, sorprendentemente me quedé dormido encima de esa roca tan calentita.

Me despertaron unos golpecitos en el hombro. Al abrir los ojos pude ver un brazo mecánico, el cual estaba sujeto a una plataforma que flotaba por encima de la lava mediante un mecanismo desconocido. A los mandos del aparato había un pequeño ser, parecía humanoide e iba encapuchado. Al lado había otro en un aparato parecido, parecían confusos. Miré a mi alrededor, estaba en una especie de lago de lava subterráneo, pero había una serie de aparatos que extraían la piedra fundida en cubetas para llevarlas a otro sitio por unos túneles.

Aquellos pequeños seres me llevaron a la orilla, les expliqué quien era, uno de ellos corrió a un extremo de la sala para informar a un guardia. Tras unos minutos el guardia apareció y me dio un extraño colgante, para luego indicarme que fuera a la reunión de fuera. Un par de guardias me escoltaron hasta la salida de aquella fábrica, durante el recorrido quedé maravillado por la multitud de aparatos, claramente bélicos, que pude apreciar.

Llegué a tiempo para escuchar a Grum hablar de la función de los colgantes y de que el despliegue sería inminente. ¿Había dormido toda la noche sobre un lago de lava? Supera eso Kai. Cuando todo el mundo comenzó a movilizarse aproveché para acercarme a él, si quería ser de utilidad es esta guerra primero tendría que conocer la estrategia del general.

- Señor Grum. Soy el capitán Arthur Silverwing, es un placer conocerlo. Siento ser tan directo, pero antes de salir me gustaría conocer cual será la estrateg... - Hice una pequeña pausa al pensar que la palabra estrategia no pegaba mucho con lo que había visto hasta ahora. - Cual es el plan. Si es posible podría ser de ayuda cargando junto con una fuerza de choque.

Si accedía a decírmelo discutiría los detalles junto con él durante el viaje a ser posible, sino embarcaría con el resto.

Sarka:

El capitán, tal como había pensado, había intentado desmontar el brazalete aunque por lo que me dijo por el auricular sin éxito, lo que interpreté que la idea que le había dado tampoco se había podido llevar a cabo. Al principio le di un par de vueltas por si podíamos conseguirlo de alguna forma, pero acabé prefiriéndome ir a dormir, mañana sería un día largo y se podían poner feas las cosas, por lo que la idea de estar descansado no era mala, retraje la armadura para dormir a salvo el lugar donde estaba la pulsera y me tumbé en la cama.

A la mañana siguiente nos despertaron unos robots negros con unos golpes a la puerta, parecía ya había pasado la noche pero con el aspecto monótono del exterior aun perecía que era de noche, me levanté y activé de nuevo mi armadura para seguir al robot hasta la siguiente reunión. El robot me llevó hasta la sala del día anterior donde se encontraban el mismo que ayer nos dio una charla junto con otros cuatro seres más todos de aspecto extraño y con tubos.

Comenzaron a dar otro discurso en el cual, mediante la ayuda de un mapa como el de ayer nos presentaron la que era la capital de Síderos, llamada Encuentro. Por lo que fueron contando su presencia en aquella ciudad era mínima además de que solo disponían de un puerto para ellos. Como me había imaginado desde que llegué a la isla y me confirmaron estos seres, este clan no se centraba en el combate, sino en la inteligencia, dándonos acceso a una contrainteligencia frente al caos que provocaban otros clanes. Por lo que siguieron diciendo en la ciudad habría un gran número de centrales energéticas de las que podríamos dar uso con un botón del aparato que nos habían dado ayer. Con esto nos pidieron diligencia para partir, como si se estuviese avecinando algo grande y peligroso y tras eso me dirigí a donde nos habían dicho.

resumen zilda:

Y allí estaba el hombre, confiando en que esta aventura no fuera un terrible fiasco, como lo habían sido las ultimas. Esta vez se posicionaría en un bando en una guerra civil, no era algo que realmente le importase, no era su nación, pero los hombres habían murmurado que podría ser una batalla épica, de esas que se habla durante generaciones y generaciones, si tenía lugar una batalla de esas proporciones, el hombre se sentía obligado a ser participe.

Sin embargo, que bando tendría que escoger, según la información de la que podía disponer, solo uno bando podría incluso cumplir con las premisas en las que se sentía cómodo, salvo por un detalle, usaban mecanismo, el hombre ya era consciente de que esa herejía, llamada tecnología estaba presente en cada centímetro del mundo, asique opto por la facción que usaba ese despreciable recurso para la causa más noble, detonar cosas, al menos no profanaban eternamente como uno de esos….implantes si, implantes.

La llegaba había sido prometedora, pero algo incomoda, un calor agobiante en unas montañas negras como el carbón, el líder de la facción, un hombre escoltado por gigantes, con una armadura que le llamo la atención al hombre, poseía una idea de la batalla bastante simple, ir y destruir, Worgulv no necesitaría nada más, le serviría para despejar la mente y enviar a nobles guerreros con sus dioses.  Este hombre, Grum, también le obsequio con un colgante con forma de engranaje, ciertamente le gustaba.
Después de una exploración básica de la base, todo el mundo se reunió en el patio, hombres y mujeres de la mar, y soldados, con esas características armaduras, parecían muy pesadas, esa coleta roja....sera?... luego lo averiguaría. Grum explico rápidamente los planes y para que servían los colgantes, a lo que Worgulv no presto mucha atención, ya considerando ese adorno una baratija profana, pero a lo que, si le prestó atención, fue a las palabras, coged lo que queráis, oído esto el hombre corrió a la armería para conseguir una de esas armaduras que le llamaban desde que llego.

Al equiparse con una pechera y unas hombreras, no necesito más, corrió a las naves con su hacha gélida y su martillo en ambas manos, y todos sus sentidos activos, listo para el combate. Todos parecían parte de grandes armas de asalto, este ejercito parecía tener una gran fuerza de fuego, el hombre no necesitaba más que sus armas.

Sarka:

Silderos, guerra, Sarka. “Esta atmósfera… este olor… puedo sentirlo… estoy en el escenario donde las posibilidades son infinitas y todo depende de mi mente… después de todo… Soy el Dairokuten Mao”. La llegada del Rey demonio del sexto cielo a Sarka no fue nada del otro mundo, tan solo fue cosa de ser transportado en barco y llegar a lo que parecía ser un páramo muerto además de desolado. Pero mientras Nobunaga caminaba y se adentraba más en el rojizo lugar, pudo visualizar a los lejos con su único ojo lo que parecía ser una ciudad. Pero solo fue cosa de unos segundos darse cuenta que se trataba de algo más maravilloso que eso, así es, lo más hermoso para el en el mundo estaba enfrente de él y este sonrió en señal a lo emocionado que estaba, se trataba de la industria.

Mientras más se adentraba en lo que para ellos era su ciudad más y más se emocionaba diciendo dentro de sí mismo “Quisiera tener todo esto para mí”. Los soldados, la maquinaria, todo llenaba gratamente el corazón del hombre tuerto, Pero en medio del camino a la reunión con el líder, dentro de sí sabía que el propósito de esta guerra era mucho más profundo y oscuro. Obviamente cada bando tiene un porqué de las cosas y es el deber de este estratega de tratar de brindar la victoria que obviamente no sería para nada fácil, pero la posibilidad no es del cero por ciento, el peor de lo casos lograra salirse con la suya y poder gozar de alguno que otro plano más algún soldado que quiera unirse al clan Oda.

El líder Grum, resultó ser una entidad bastante interesante para Nobunaga, desde su asiento pudo escuchar con claridad la situación actual del país, este mientras escuchaba cada palabra del Pretor, buscaba dentro de si las palabras indicadas para comunicarse con el imponente monarca, pero este sería paciente y espuria al último para decirlas. Esperando a que cada uno de los presentes dijera lo que tuviera que decir, este enfocó con su dorada mirada a Grum directo a sus ojos, sonriendo para dar unas pocas y muy directas declaraciones.

- Grum–Ojabun… entiendo perfectamente la situación actual de su gente, pero he de decirle algo que la gente de mi clan ha aprendido desde el principio de los tiempos desde que nació el primer oda en este mundo… la guerra es la solución a todas las cosas… y estamos en un punto puede estallar en cualquier momento… mientras dormimos, mientras nos duchamos, mientras vamos al sanitario… en el peor de los casos, podría ocurrir justo ahora - pauso por unos segundos medito un poco y prosiguió con sus palabras - Yo… tengo para usted la única arma que la gente de nuestro clan considera mortífera en la guerra, la estrategia. Permítame saber el número de soldados que posee, sus recursos además de un mapa, solo eso necesito… y le aseguro, que darle todo lo que tengo para brindar la victoria a Sarka, pero… no creo que sea necesario matar a todos los enemigos… entenderá usted, un sabio estratega dijo una vez… “ brinda una segunda oportunidad a tus prisioneros de guerra… y ellos verán que estaban equivocados de bando”, Sarka será mucho mas grande si… al terminar la guerra, le muestra lo maravillosa que es su tierra… Grum-Ojabun, Además - este sonríe señalando el parche de su ojo - Las cosas "maravillosas" de la guerra lo he aprendido a la mala.  

Este al terminar de dar sus palabras, se coloca el colgante y cierra sus ojos, tiene totalmente la intención de seguir escuchando cualquier cosa que se diga en el lugar, aunque entre los presentes solo había para el una persona conocida, Sarah... aunque debe estar enfocada en lo suyo con sus acompañantes, todos los demás son desconocidos.

Resumen Sarka:

La mañana siguiente, Nobunaga despertó en su habitación. Para sorpresa de él, en la mesa de su costado estaba el mapa que se le había pedido a Grum. Este sonrió, comenzó a alistarse preparando tanto su rifle como su pistola, guardando el mapa dentro de su kimono para luego ponerse en camino a al patio principal de la fortaleza. Donde Grum daría un discurso bastante “inspirador” a su manera. Este no le importo mucho, le pareció correcta la forma de expresarse del Monarca y terminar cerró su ojo  por un momento y asimiló toda la información brindada por este, sacando conclusiones propias dentro de sí mismo que no compartiría con nadie. Luego de unos momentos, pretendió cumplir la última indicación brindada por el líder, “tomar lo que necesitaba”  

- ¡NECESITO QUE TODO AQUEL QUE PUEDA TOMAR UN RIFLE SE ARME CON UNO Y ME SIGA, NO MÁS DE CIEN SOLDADOS Y SI ESTÁ EN NUESTROS RECURSOS TRAIGAN BALAS DE KAIROSEKI... VAMOS A ACABARLOS A TODOS Y RECLAMAR LO QUE LE PERTENECE A SARKA! - grito con  fuerzas poniéndose en camino esperando que su voz fuera escuchada. Este emprendió su marcha esperando que su petición fuera cumplida y los veinte cien pudieran ser brindados a su persona, el Dairokuten mao. Luego sus pasos los llevó a estar justo por detrás de a Sarah y sus compañeros mientras todos se dirigen al astillero - nos volvemos a ver… “Fortaleza Inconquistable”… veo que vienes acompañada para la batalla… dime, ¿tú y tus amigos podrían ayudarme a ganar esta guerra?, estoy más que dispuesto a que esto sea una “Guerra total” - le pregunto mientras sonreía de manera muy carismática mientras su ojos brillaba como si se tratase de un niño recibiendo un juguete nuevo. Él estaba totalmente feliz y ansioso por poder llegar al campo de batalla.

Resumen:

Con todo el equipo reunido ya solo faltaba una cosa por hacer y era comenzar la investigación. Estaban la chica rayo, el hombre piedra, la gyojin y… Faltaba el nuevo. El demonio decidió esperar un poco más, pero entonces escuchó una voz llamarle por su nombre de almirante. Frunció el ceño al darse cuenta de que podían haberle reconocido y pudo ver a un tipo rubio correr hacia él como una admiradora secreta. Una gota de sudor bajó por su cabeza en ese momento y no tardó en darse cuenta de que portaba el uniforme de la jodida marina. Encima un cargo muy elevado. Sus ojos se abrieron como platos y después de unos momentos pensó que no podía ser tan fácil. Ese chico debía estar disfrazado de marine y se había presentado así frente a él como una especie de código secreto seguramente. Era un puto genio sin duda alguna, ese chico era un gran hombre.

- Bienvenido al equipo, Al-san. Se nota que eres un experto en esto. Estoy seguro de que quieres venirte con el equipo del tito Krau. Ten en cuenta que te vigilaré al tener ese uniforme, pero quitando ese dato, al ajo.

Una vez dijo eso apareció el miembro que faltaba. Ahora podrían dividirse y ocupar muchísimo terreno y eso le hizo sonreír de lado. Estuvo a punto de hacer los grupos de una forma rara, pero lo mejor sería que el hombre disfrazado de marine fuese con él por si era un legendario agente del gobierno. Entonces miró a todos.

- Chicos, nos reuniremos aquí en una hora. Conmigo vendrán Al-san y Ai. Osuka, tu liderarás al resto del equipo, seréis el grupo dos. Cuento con vosotros, chicos.

En cuanto el grupo estuviese listo, el demonio empezaría a moverse con los otros dos por el lugar. Cuando pasaron por el sitio donde los guardias jugaban al póker, no le dio importancia alguna, pues él también jugaba con Dexter. Lo malo era que el lagarto siempre vencía y el ex marine sospechaba de él de forma descarada. Cuando pasaron por allí, llegaron a una zona donde parecía haber una conversación. No tardó mucho en escucharla y fruncir el ceño. Acto seguido se quedó mirando a los dos que iban con él.

- Aquí huele a chamusquina. De todas formas será mejor no armar jaleo por el momento. Dranser pronto me mandará un informa desde Zilda. Después tomaremos la decisión correcta, pero esta noche estaremos alerta.

Cuando pasó aquella hora y se reunió con los demás miembros de la Quimera, dio las instrucciones. Iban a dormir todos en la misma habitación, pero usando los cojines y almohadas de las distintas habitaciones. Harían turnos cada dos horas. El primer turno lo harían Osuka y Edwar. El segundo Ai y la chica gyojin. El tercero Krauser y Al. Y así sucesivamente hasta que tuviesen que despertar. Así todo estaría vigilado por si ocurría algo durante aquella noche.

A la mañana siguiente, el demonio comió lo que había cogido durante la cena y volvió a cargar su mochila con comida del desayuno. Ya no llevaba su máscara de zorro, dejando a la vista su rostro tapado por aquellos vendajes. Durante el discurso estuvo más pendiente de lo que ocurría a su alrededor de lo que decía aquella mujer. Una vez terminase todo, le haría una señal a sus hombres para que le siguieran y saldría corriendo hacia uno de los barcos. Si Al iba con ellos, no pensaba quejarse. Mientras corría colocaba los brazos hacia atrás, en una extraña postura de su estilo de combate.

Miembro De Balt [Resumen]:

El lobo blanco frunció el ceño al darse cuenta de que ese payaso le estaba ignorando. Entonces se quitó el casco, dejando ver su verdadero rostro y apariencia. La bestia entrecerró los ojos despacio y comenzó a repartir guantazos a aquellas cosas mientras mantenía su mirada fija en el enorme ser. Si no quería combatir después de aquella especie de prueba, no pensaba dudar en ocuparse de reventarle la cabeza personalmente. La voz de Slayer resonaba en la mente del luchador como si de un tambor se tratase, incitándole para que combatiera con los demás seres que estaban atacándole.

- “Si usas el ripera a gran escala, podrás terminar con todos de un solo golpe. Sería una buena idea si empiezas a pensar un poco más en ti”

- “Te recuerdo que Kedra sigue aquí, además, no atacaré a personas que no me han hecho nada malo. Aquí hay unas cuantas que están ayudando.” – Contestó en un pensamiento rápido mientras continuaba empleando golpes a los demás.

Fue entonces cuando se fijó en el monstruo y de repente se elevó unos cuantos metros sobre el cielo. Apretó los músculos y comenzó a gruñir mientras una potente aura oscura le rodeaba completamente. Todo su cuerpo temblaba y sus cabellos lentamente empezaban a elevarse. Era como si se estuviese preparando para un ataque. Aumentó un poco más su masa muscular y de repente abrió la segunda senda de su estilo. Su fuerza se duplicó y era algo que no le importaba mucho. También abrió la primera puerta, aumentando su velocidad de forma monstruosa pese a todo su peso.

El chico se lanzó a por el enorme monstruo a una velocidad de doscientos metros por segundo, tratando de colocarse a su espalda. Entonces le lanzaría un terrible puñetazo al centro de la espalda, otro a la parte trasera de la cabeza y por último impactaría su pierna en el aire, formando una onda de choque y tratando de lanzarlo por los aires. Le diese o no, Drake se elevaría a unos diez metros en el aire con sus alas oscuras y miraría a aquel tipo con el ceño fruncido.

- ¡Muéstrame lo que puedes hacer!

Miembro de Zal [Resumen]:

Kedra continuaba tratando de asustar a aquellas cosas con su poder. Al mismo tiempo se dio cuenta de los fuertes que estaban resultando ser. Su hermano ya estaba fuera de control y se había lanzado a por aquella enorme cosa, dispuesto a vencerlo físicamente. Él por su parte se quedó junto al resto de personas. Escuchó a una chica decirle a otro hombre “Marine” por lo que no tuvo que ser un genio para saber que había miembros de distintos bandos en aquella situación. El cadejo negro soltó un pequeño suspiro y después de unos momentos colocó sus manos en el suelo. Los dorados ojos de la pesadilla brillaron durante unos instantes y entonces fue cuando se relamió despacio.

- A por ellos… – Dijo entonces con un tono siniestro.

Dos perros de oscuridad comenzaron a formarse de una oleada de humo negro. Ambas bestias rugieron con fuerza ante las palabras de su dueño y se tiraron por los atacantes que iban por el pirata. Kedra entonces notó a uno tratar de cortarle muy rápido desde su derecha. Lo evadió como pudo y se llevó un leve corte en el hombro, pero entonces giró sobre sí mismo y trató de impactarle un codazo en el centro de la frente. Entonces activó su defensa especial. El tatuaje del lobo negro empezó a extenderse por todo su cuerpo, haciéndole tener un color oscuro y cubriéndole totalmente salvo por los ojos. Ahora podría repeler los ataques con mucha facilidad debido a su fuerza y aquella habilidad.

- Malditos insectos… – Susurró con desprecio.

Consideraba inferiores a aquellas cosas que le atacaban y de no ser por la reunión de personas que había, habría lanzado ya un ataque en masa que destruyera a todos sus rivales de un solo golpe. Era una putada el tener que combatir en un espacio tan pequeño. Estaría pendiente a lo que hacía su hermano contra aquella enorme cosa.

Miembro de Zal: