Furioso, el pelinegro siguió buscando a su alrededor, ansioso por degollar a aquella repelente cría. Por unos segundos, se hizo el silencio, y solo se podía escuchar los potentes soplidos de la agitada respiración del falso tuerto. Por desgracia para él, aunque hubiese aprendido a controlarse en los anteriores meses, aún seguía sin poder manejar su ira cuando despertaba. Al despiadado ladrón le quedaba poco tiempo para soltar a la implacable bestia que se hallaba dentro de él, que hasta ahora solo asomaba el hocico.
–Te haré crujir los huesos… y luego te romperé el cráneo contra el condenado palo mayor. –masculló en voz baja para sí mismo.
–Uy, pero qué deslenguado. ¿Es porque soy una niña? –escuchó cada vez más cerca, seguido del crujido de la madera, provocado por la revoltosa zagala.
–¿Pero dónde…? –empezó a dar vueltas en el sitio, buscando con la mirada la ubicación de esta, mas no logró avistarla–. ¡La deslenguada vas a ser tú como no tengas los…!
–Quizás me prefieras así... –escuchó una voz de un varón justo detrás de él, con una melodía muy parecida a la de la niña. Inmediatamente, se giró para divisar de quién se trataba–, tanta ira te hará feo, cielo. Así no lograrás nada de lo que te propongas.
–¡Vaya! ¡Te pillé, travesti asqueroso! –dijo, sin sorprenderle demasiado que ahora la mujer fuese un hombre de avanzada edad–. Isí ni ligrirís nidi di li qui ti pripingis. ¡Cállate! ¡Cállate! –apretó fuertemente la empuñadura de su arma–[i]. Esta vez no te escaparás, no… voy a reventarte la cabeza una y otra vez contra la pared.
Sin mediar una palabra más, Yuu se impulsó con los pies para emprender una veloz carrera contra su enemigo. Justo en mitad del trayecto, alzó su mirada hacia arriba. En un segundo, pensó en todas aquellas armas cortantes que se le pasaron en la cabeza, y creó alrededor de diez a unos cinco metros por encima de la cabeza de su oponente. En el momento en el que empezaron a caer, su único ojo visible empezó a brilar. Tras esto, el ladrón alcanzó la posición deseada, justo en frente del sujeto enemigo, y lanzó un tajo diagonal por arriba con su espada, directo hacia el cuello de su contrincante.
–Te haré crujir los huesos… y luego te romperé el cráneo contra el condenado palo mayor. –masculló en voz baja para sí mismo.
–Uy, pero qué deslenguado. ¿Es porque soy una niña? –escuchó cada vez más cerca, seguido del crujido de la madera, provocado por la revoltosa zagala.
–¿Pero dónde…? –empezó a dar vueltas en el sitio, buscando con la mirada la ubicación de esta, mas no logró avistarla–. ¡La deslenguada vas a ser tú como no tengas los…!
–Quizás me prefieras así... –escuchó una voz de un varón justo detrás de él, con una melodía muy parecida a la de la niña. Inmediatamente, se giró para divisar de quién se trataba–, tanta ira te hará feo, cielo. Así no lograrás nada de lo que te propongas.
–¡Vaya! ¡Te pillé, travesti asqueroso! –dijo, sin sorprenderle demasiado que ahora la mujer fuese un hombre de avanzada edad–. Isí ni ligrirís nidi di li qui ti pripingis. ¡Cállate! ¡Cállate! –apretó fuertemente la empuñadura de su arma–[i]. Esta vez no te escaparás, no… voy a reventarte la cabeza una y otra vez contra la pared.
Sin mediar una palabra más, Yuu se impulsó con los pies para emprender una veloz carrera contra su enemigo. Justo en mitad del trayecto, alzó su mirada hacia arriba. En un segundo, pensó en todas aquellas armas cortantes que se le pasaron en la cabeza, y creó alrededor de diez a unos cinco metros por encima de la cabeza de su oponente. En el momento en el que empezaron a caer, su único ojo visible empezó a brilar. Tras esto, el ladrón alcanzó la posición deseada, justo en frente del sujeto enemigo, y lanzó un tajo diagonal por arriba con su espada, directo hacia el cuello de su contrincante.
- ”Resumen”:
- Yuu ni se inmuta por el cambio físico que ha sufrido su enemigo, y decide emprender él mismo la ofensiva contra él.
- Cosas usadas:
- Hanami no ryū (桜の竜, Dragón del festival del cerezo):
- Descripción del objeto:
- Arma:
Habilidades especiales o destacables: Su larga hoja de un metro y veinticinco centímetros posee una excelente resistencia, facilitando la velocidad de corte al usuario. El arma puede parecer pesada, pero es todo lo contrario, es tan ligera que se puede empuñar incluso a una mano. Al contrario que otras espadas, no está maldita, sino bendecida por una diosa. Si la espada permanece dentro del cuerpo del enemigo al ser insertada en él, a los dos segundos empezará a drenar su energía poco a poco. Lo que ocurre es que, al ser bañada la hoja de sangre cuando se encuentra dentro del organismo del contrincante, esta empieza a emitir a cada segundo una leve corriente eléctrica que irá en aumento a más tiempo esté dentro. En consecuencia, esto acelerará el corazón del individuo, que se cansará progresivamente hasta llegar hasta el punto de no poder pelear si no se extrae la espada. Cabe decir que esta katana alcanza la calidad O Wazamono.
- Red Vision(Manual de canalización):
- Escénicamente, su único ojo a la vista empieza a brillar de forma incandescente. Activamente, otorgará una mejora de 2 turnos a los reflejos del 100%.
Tobías Thorn
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Akuma no mi
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Mis pensamientos de avanzar quedaron ahogados mucho antes de que pudiese haber pensado en ello, ya que antes de que el primer zombi fuese abatido por el peliblanco, ni que mi ataque fuese realizado, más voces desgarradoras se aunaron a la primera y en apenas unos instantes mis nakamas estaban siendo atacados. Eso me pasaba por pensar a tan largo plazo sin asegurar mis pasos primero.
Confiaba en que Bizvan no tuviese problema con el que a él le atacaba, por lo que haciendo alarde de mis reflejos y velocidad activé el Soru para salir disparado a por el que se lanzaba a por el peliblanco con intención de servírselo de merienda. En apenas un parpadeo me encontraba a la altura del no muerto, con el puño en alto mientras cargaba energía en él para usar mi técnica Shock antes de descargarlo en dirección a la cabeza del ser con intención de reventarlo. Pocas eran las veces que me molestaba en acercarme tanto a un enemigo, pero dada la circunstancia debía hacer algo si no quería que el joven lobezno tuviese que volver a lamerse las heridas. El pobre ya había tenido bastante con verse inmerso en medio de un corto combate con uno de los peores piratas de todos los tiempos... Y peor aún, haberse llevado uno de sus devastadores ataques.
Con un poco de suerte, mi golpe, más la onda de choque que este generase, sería suficiente como para reventar al zombi y así librar a mi nakama de su ataque. Tras eso, acabase con él ser o no, y si Bizvan no necesitaba ayuda con el suyo, agarraría a Wyrm para que retrocediésemos un par de pasos mientras alzaba la voz.
-Chicos, subamos a los árboles - apremié a mis compañeros con la intención de salir del rango de los seres. -Desde allí podremos contenerlos si es necesario con nuestras técnicas.
Confiaba en que los bichos no fuesen extremadamente ágiles en el entorno que se había creado, mientras que nosotros podríamos movernos medianamente bien de copa a copa. Wyrm tenía el aparato de Bizvan, y este último era un marine bastante entrenado que no le costaría nada desenvolverse con facilidad. Necesitábamos quitarnos del medio cuanto antes y así marcharnos a prestar ayuda a cualquiera que la necesitase en mitad de este caos.
-Avancemos compañeros - diría en el caso en el que estos decidiesen que nos moviésemos... Siempre y cuando nada nos lo impidiese.
Confiaba en que Bizvan no tuviese problema con el que a él le atacaba, por lo que haciendo alarde de mis reflejos y velocidad activé el Soru para salir disparado a por el que se lanzaba a por el peliblanco con intención de servírselo de merienda. En apenas un parpadeo me encontraba a la altura del no muerto, con el puño en alto mientras cargaba energía en él para usar mi técnica Shock antes de descargarlo en dirección a la cabeza del ser con intención de reventarlo. Pocas eran las veces que me molestaba en acercarme tanto a un enemigo, pero dada la circunstancia debía hacer algo si no quería que el joven lobezno tuviese que volver a lamerse las heridas. El pobre ya había tenido bastante con verse inmerso en medio de un corto combate con uno de los peores piratas de todos los tiempos... Y peor aún, haberse llevado uno de sus devastadores ataques.
Con un poco de suerte, mi golpe, más la onda de choque que este generase, sería suficiente como para reventar al zombi y así librar a mi nakama de su ataque. Tras eso, acabase con él ser o no, y si Bizvan no necesitaba ayuda con el suyo, agarraría a Wyrm para que retrocediésemos un par de pasos mientras alzaba la voz.
-Chicos, subamos a los árboles - apremié a mis compañeros con la intención de salir del rango de los seres. -Desde allí podremos contenerlos si es necesario con nuestras técnicas.
Confiaba en que los bichos no fuesen extremadamente ágiles en el entorno que se había creado, mientras que nosotros podríamos movernos medianamente bien de copa a copa. Wyrm tenía el aparato de Bizvan, y este último era un marine bastante entrenado que no le costaría nada desenvolverse con facilidad. Necesitábamos quitarnos del medio cuanto antes y así marcharnos a prestar ayuda a cualquiera que la necesitase en mitad de este caos.
-Avancemos compañeros - diría en el caso en el que estos decidiesen que nos moviésemos... Siempre y cuando nada nos lo impidiese.
- Resumen:
- Moverme con el Soru para intentar interceptar al zombi que ataca a Wyrm con un puñetazo directo hacia su cabeza mientras uso mi técnica Shock.
- Shock:
- Tobías lanza ondas de choque con una de las partes de su cuerpo. Esta onda no será capaz de hender el acero, y su perímetro evolucionará según la distancia recorrida. Su distancia máxima es de cinco metros, y un metro más cada diez niveles.
Dexter Black
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Su cuerpo atravesó casi inerte las nubes negras mientras éstas descargaban un mar de agua hirviendo sobre la isla. Pudo sentir la infernal temperatura al descender, y abrió los ojos para contemplar cómo a sus pies el fuego ya había sido, por fin, extinguido. Por su parte, él caía suavemente en un principio, pero no tardó ni diez segundos en tomar velocidades peligrosas. Sólo tenía que alzar el vuelo para evitar un golpe letal, aunque en su estado no podría más que realizar un torpe aterrizaje. Y necesitaba mantener al menos una chispa de energía, un mínimo que en cualquier momento podía ser la diferencia entre la vida y la muerte.
¿Dónde había dejado su bastón? ¿Por qué Nadia no estaba a su lado? No contaba con luchar, no esperaba utilizarlo. Pero había confiado demasiado en sí mismo, en que sería capaz de mantener el plan íntegro desde el principio hasta el final... Se había sobreestimado. Probablemente había arruinado meses de trabajo logístico al Ojo, y expectativas a varios años vista con aquella declaración de guerra. Tal vez lo mejor era, tras un último acto de heroísmo, una muerte trágica. Estampado contra el suelo tras salvar la vida de aliados y enemigos, de débiles y fuertes... Una muerte muy poética, pero innecesaria. ¿Dónde estaba Slade?
-Me vendría bien un poco de ayuda- pidió, por segunda vez, pero algo frenó de lleno su caída.
Abrió los ojos perezosamente y la visión no le agradó: El suelo estaba peligrosamente cerca, pero por fortuna lo asía con las manos Bleyd. El mercenario estaba pegado a la parte baja de su moto, y en un alarde de fuerza tiró de él hasta montarlo en el vehículo y volvió a ponerse en los mandos. Nunca habría pensado que se alegraría tanto de verlo.
El mercenario frenó la moto y se mantuvo oculto el tiempo justo para meterle algo en la boca, una suerte de pastillas que, de no dárselas alguien que lo reverenciaba, probablemente habría rechazado. Sin embargo, Bleyd había demostrado ser una persona suficientemente calculadora y paciente en Síderos, lo que le obligaba a pensar detenidamente si debería confiar en él. No obstante, si resultaba ser algún tóxico tenía aún opciones para evitar que se extendiese. Tragó, no sin dificultad, toda la medicación.
-Gracias...
Arrastró las palabras, pero habló. Lentamente su cuerpo iba recuperándose, aunque no llegaba al máximo de su potencial. Estiró cuidadosamente sus brazos y los alzó, cruzándolos sobre la nuca mientras hacía un ortopédico movimiento para crujir su cuerpo de una vez. Estaba a tiempo de volver a la contienda.
Se dejó caer de la moto prácticamente tras Bleyd y empezó a caminar. Había demasiada gente en aquel bosque, y nadie terminaba de entender por qué estaban luchando. No, peor todavía: Quienes lo sabían no estaban luchando.
Llegó hasta un cráter donde el vicealmirante acababa de levantarse. Qué lo había derribado resultaba un misterio, pero tampoco le sorprendía. Los usuarios de Logia solían terminar siendo imprudentes. En cualquier caso se le veía bastante bien. Por su parte, él llevaba sólo unos pantalones hechos jirones por culpa de Zane, y su chaquetón ahora estaba perdido en medio de la fronda; caminaba despacio por culpa del cansancio y aún tenía manchas de sangre y hollín por todo el cuerpo. La verdad es que se encontraba, a simple vista, en un estado lamentable.
-Tú- increpó a Kai en cuanto lo vio.
Medía más o menos lo mismo que él, y si había alguien que se aproximara a la perfección de su cuerpo era el Puño Rojo. Sin embargo había aprendido mucho tiempo atrás a no juzgar un libro por su portada; sabía que Kai no era tan fuerte como él, aunque era de los más poderosos de la Marina. Si bien él poseía el poder de un dragón el Marine era la encarnación del fuego, y no iba a desestimar aquella peligrosa aptitud. Quizá hasta fuese quien de derrotarlo, si se despistaba.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca de él se abalanzó, brazo por delante, imbuyéndolo en Haki, para tratar de agarrar su cuello. Si lo lograba, lo estamparía contra un árbol y lentamente comenzaría a elevarlo, lo justo para que le costase mínimamente respirar.
-¿A esto llamas justicia?- preguntó-. Cuando estuve aquí hace dos años...- Suspiró profundamente antes de continuar-. Cuando estuve aquí, el Gobierno Mundial inundó Impel Down para matarme. La justicia asesinó a trescientos presos y a decenas de guardias para detenerme- clavó sus ojos en él, emanando rabia-. Los jueces son jurado y verdugo. Los Marines ejecutáis las órdenes de una nobleza corrompida. ¡Y tú eres el peor de todos!- Bajó el tono hasta que sólo fue audible para ellos dos-. Pretendes ejecutar a tu padre.
Meneó la cabeza con fuerza, notablemente disgustado, conteniendo la rabia y empezando a tener exceso de energías. Seguramente por culpa de las drogas. Era una sensación extraña, como si su cuerpo no fuese del todo suyo.
-¿Crees que me preocupa que no te contengas?- escupió cada palabra con desprecio-. ¿Crees que puedes amenazarme después de haber detenido al descamisetado y haberme puesto en peligro para salvar unas vidas que tú deberías estar protegiendo? ¿Crees que tienes autoridad moral para detenerme hoy? ¿De verdad lo crees? Y sobre todo, ¿Te crees valiente por amenazarme? Si crees que no puedo pelear en este estado, sólo eres un abusón. Y si crees que tengo un as bajo la manga... Sencillamente eres estúpido.
Sus pupilas se dilataban y contraían, y por momentos sus oídos captaban exceso de estímulos. Se obligó a ignorarlo.
-Luché de tu lado cuando trabajé para el Gobierno Mundial. Luché junto a ti cuando el Gobierno Mundial me traicionó. Luché junto a ti porque Síderos alcanzase la paz que fuimos a buscar, los dos engañados por el mismo patán. Luché muchas veces por gente que ni se ha molestado en aparecer. Luché muchas veces en favor de esta corruptela. Ahora, te lo voy a pedir como un favor personal: Ayúdame a acabar con todo de una vez por todas.
No lo pediría dos veces.
¿Dónde había dejado su bastón? ¿Por qué Nadia no estaba a su lado? No contaba con luchar, no esperaba utilizarlo. Pero había confiado demasiado en sí mismo, en que sería capaz de mantener el plan íntegro desde el principio hasta el final... Se había sobreestimado. Probablemente había arruinado meses de trabajo logístico al Ojo, y expectativas a varios años vista con aquella declaración de guerra. Tal vez lo mejor era, tras un último acto de heroísmo, una muerte trágica. Estampado contra el suelo tras salvar la vida de aliados y enemigos, de débiles y fuertes... Una muerte muy poética, pero innecesaria. ¿Dónde estaba Slade?
-Me vendría bien un poco de ayuda- pidió, por segunda vez, pero algo frenó de lleno su caída.
Abrió los ojos perezosamente y la visión no le agradó: El suelo estaba peligrosamente cerca, pero por fortuna lo asía con las manos Bleyd. El mercenario estaba pegado a la parte baja de su moto, y en un alarde de fuerza tiró de él hasta montarlo en el vehículo y volvió a ponerse en los mandos. Nunca habría pensado que se alegraría tanto de verlo.
El mercenario frenó la moto y se mantuvo oculto el tiempo justo para meterle algo en la boca, una suerte de pastillas que, de no dárselas alguien que lo reverenciaba, probablemente habría rechazado. Sin embargo, Bleyd había demostrado ser una persona suficientemente calculadora y paciente en Síderos, lo que le obligaba a pensar detenidamente si debería confiar en él. No obstante, si resultaba ser algún tóxico tenía aún opciones para evitar que se extendiese. Tragó, no sin dificultad, toda la medicación.
-Gracias...
Arrastró las palabras, pero habló. Lentamente su cuerpo iba recuperándose, aunque no llegaba al máximo de su potencial. Estiró cuidadosamente sus brazos y los alzó, cruzándolos sobre la nuca mientras hacía un ortopédico movimiento para crujir su cuerpo de una vez. Estaba a tiempo de volver a la contienda.
Se dejó caer de la moto prácticamente tras Bleyd y empezó a caminar. Había demasiada gente en aquel bosque, y nadie terminaba de entender por qué estaban luchando. No, peor todavía: Quienes lo sabían no estaban luchando.
Llegó hasta un cráter donde el vicealmirante acababa de levantarse. Qué lo había derribado resultaba un misterio, pero tampoco le sorprendía. Los usuarios de Logia solían terminar siendo imprudentes. En cualquier caso se le veía bastante bien. Por su parte, él llevaba sólo unos pantalones hechos jirones por culpa de Zane, y su chaquetón ahora estaba perdido en medio de la fronda; caminaba despacio por culpa del cansancio y aún tenía manchas de sangre y hollín por todo el cuerpo. La verdad es que se encontraba, a simple vista, en un estado lamentable.
-Tú- increpó a Kai en cuanto lo vio.
Medía más o menos lo mismo que él, y si había alguien que se aproximara a la perfección de su cuerpo era el Puño Rojo. Sin embargo había aprendido mucho tiempo atrás a no juzgar un libro por su portada; sabía que Kai no era tan fuerte como él, aunque era de los más poderosos de la Marina. Si bien él poseía el poder de un dragón el Marine era la encarnación del fuego, y no iba a desestimar aquella peligrosa aptitud. Quizá hasta fuese quien de derrotarlo, si se despistaba.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca de él se abalanzó, brazo por delante, imbuyéndolo en Haki, para tratar de agarrar su cuello. Si lo lograba, lo estamparía contra un árbol y lentamente comenzaría a elevarlo, lo justo para que le costase mínimamente respirar.
-¿A esto llamas justicia?- preguntó-. Cuando estuve aquí hace dos años...- Suspiró profundamente antes de continuar-. Cuando estuve aquí, el Gobierno Mundial inundó Impel Down para matarme. La justicia asesinó a trescientos presos y a decenas de guardias para detenerme- clavó sus ojos en él, emanando rabia-. Los jueces son jurado y verdugo. Los Marines ejecutáis las órdenes de una nobleza corrompida. ¡Y tú eres el peor de todos!- Bajó el tono hasta que sólo fue audible para ellos dos-. Pretendes ejecutar a tu padre.
Meneó la cabeza con fuerza, notablemente disgustado, conteniendo la rabia y empezando a tener exceso de energías. Seguramente por culpa de las drogas. Era una sensación extraña, como si su cuerpo no fuese del todo suyo.
-¿Crees que me preocupa que no te contengas?- escupió cada palabra con desprecio-. ¿Crees que puedes amenazarme después de haber detenido al descamisetado y haberme puesto en peligro para salvar unas vidas que tú deberías estar protegiendo? ¿Crees que tienes autoridad moral para detenerme hoy? ¿De verdad lo crees? Y sobre todo, ¿Te crees valiente por amenazarme? Si crees que no puedo pelear en este estado, sólo eres un abusón. Y si crees que tengo un as bajo la manga... Sencillamente eres estúpido.
Sus pupilas se dilataban y contraían, y por momentos sus oídos captaban exceso de estímulos. Se obligó a ignorarlo.
-Luché de tu lado cuando trabajé para el Gobierno Mundial. Luché junto a ti cuando el Gobierno Mundial me traicionó. Luché junto a ti porque Síderos alcanzase la paz que fuimos a buscar, los dos engañados por el mismo patán. Luché muchas veces por gente que ni se ha molestado en aparecer. Luché muchas veces en favor de esta corruptela. Ahora, te lo voy a pedir como un favor personal: Ayúdame a acabar con todo de una vez por todas.
No lo pediría dos veces.
- Resumen y aclaración:
- Básicamente ser recogido por Bleyd, tratar de agarrar del cuello y estampar contra un árbol a Kai y darle la chapa (independientemente de si logro hacerlo o no).
El infierno de llamas que hacía estar tan a gusto a Zane cesó de golpe, trayendo consigo una tormenta de proporciones bíblicas que apagó todas las llamas en un santiamén. Zane miró al cielo, contemplando las nubes y dejando que su rostro se mojara de agua durante un instante en el que cerró los ojos y volvió a mirar al robot. El hedor a madera quemada mojada por el torrente de agua que caía del cielo comenzó a inundar todo el lugar. Aquello no le gustaba, no el olor a barbacoa terminada, eso le daba igual, sino que todo se llenara del enemigo natural de todo ser ígneo. Sin embargo, él si quisiera podía acabar con todo ello, pero no era plan de quedarse sin energías ahora que las estaba recuperando.
El robó comenzó a dar explicaciones, calculado primero el tiempo que iba a tardar en dárselas. ¿En serio estaba calculando aquello? Pues sí, y aunque había terminado seguía hablando de temas triviales que le daban un poco igual, hasta que de golpe, algo crujió bajo sus pies y el suelo cayó. Instintivamente, de sus omóplatos surgieron dos grandiosas alas de color carmesí con destellos dorados que evaporaban las gotas de aguas antes de dar en ellas. Todos parecía estar a salvo, todos salvo el grandullón adicto al queso, el cual agarró con todas sus fuerzas y lo llevó hacia un suelo algo más firme.
-Te cuidado, grandullón –le dijo Zane, dándole un golpecito en la espalda y dirigiéndose de nuevo hacia el robot-. Bueno, si eso es así podemos llegar a un trato que nos beneficia a ambos. Viktor quiere a Legim muerto y eso es algo que, si te soy sincero, me da igual, como si lo disecáis y lo ponéis en mitad del salón. Así que yo no me meto en tu camino y tú no te metes en el mío, ¿de acuerdo? Y si encarta te quitaré a algunos enemigos del frente para quitarte trabajo.
Dichas esas palabras, esperó a que el robot le contestara con ligera impaciencia. No sabía que respuesta tendría de aquel autómata, pero esperaba que fuera aquella que le impidiera tener un combate directo contra él.
El robó comenzó a dar explicaciones, calculado primero el tiempo que iba a tardar en dárselas. ¿En serio estaba calculando aquello? Pues sí, y aunque había terminado seguía hablando de temas triviales que le daban un poco igual, hasta que de golpe, algo crujió bajo sus pies y el suelo cayó. Instintivamente, de sus omóplatos surgieron dos grandiosas alas de color carmesí con destellos dorados que evaporaban las gotas de aguas antes de dar en ellas. Todos parecía estar a salvo, todos salvo el grandullón adicto al queso, el cual agarró con todas sus fuerzas y lo llevó hacia un suelo algo más firme.
-Te cuidado, grandullón –le dijo Zane, dándole un golpecito en la espalda y dirigiéndose de nuevo hacia el robot-. Bueno, si eso es así podemos llegar a un trato que nos beneficia a ambos. Viktor quiere a Legim muerto y eso es algo que, si te soy sincero, me da igual, como si lo disecáis y lo ponéis en mitad del salón. Así que yo no me meto en tu camino y tú no te metes en el mío, ¿de acuerdo? Y si encarta te quitaré a algunos enemigos del frente para quitarte trabajo.
Dichas esas palabras, esperó a que el robot le contestara con ligera impaciencia. No sabía que respuesta tendría de aquel autómata, pero esperaba que fuera aquella que le impidiera tener un combate directo contra él.
- Continuación del post en el caso de que el robot acceda a no hacer daño a los suyos:
- El pelirrojo agitó sus alas y puso rumbo hacia el patíbulo muy cerca de las copas de los árboles, muy atento a todo lo que ocurría a su alrededor. Fue entonces cuando escuchó su apodo en boca de alguien que conocía bien por desgracia, la última persona que le había hecho morder el polvo: Dexter Black. Estaba hablando con un marine que conocía de simple vista en Sideros, un sujeto con muy mala uva que le quemó los pantalones de forma poco sutil durante la guerra y estuvo enseñando el culo a todo el mundo. Además, a su lado estaba el grandullón que hizo dormir al intentar probar su fuerza, ¿Bleyd era? Quizás, o quizás no; a saber.
“¿Qué tendrá en mente el dragón ahora?” –se preguntó Zane, estando atento a la conversación.
- Resumen:
- Escuchar al robot, evitar que el torpe de Marc se caiga y hacer un trato con el robot. En el caso de que el trato se cerrase volaría hacia el patíbulo y se encontraría con Dexter y Kai a mitad del camino (o donde esté) al escuchar "descamisetado" por casualidad y escucharía su conversación, también por casualidad.
Rylanor
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Había llamado a la tormenta, y esta acudía a él. ¿Era una buena idea? Se le veía hecho unos zorros, pero Kai ya había visto a ese hombre en acción. Era probablemente el ser más poderoso sobre la faz de la tierra, o al menos que el Vicealmirante hubiese podido ver. Su poder rebasaba incluso al de Émile, al que no había podido batir ni con la ayuda de su hermano, y sus logros y gestas habían alcanzado el mundo entero: si uno hacía caso a la mitad de la mitad de lo que se decía, aquel hombre era poco menos que una especie de semidiós capaz de hacer volar islas con la fuerza de sus brazos e imponer su voluntad sobre las tormentas. Y ahora él, que ya no poseía el poder que le había dado nombre, había atraído su atención. Pese a que en apariencia él estaba en mucho mejor estado y que visualmente ambos eran de una talla y musculatura similar, se sentía como un insecto frente a un elefante. No... más bien como un mono que hubiese acabado molestando al dragón demasiado, hasta que este decide carbonizarlo de un soplido. Sin embargo, pese a que una parte de él le gritaba que huyera, no lo hizo. Se incorporó y mantuvo el tipo, observándose desafiante mientras centraba su haki en él para estar atento a una posible ofensiva. La presencia del Zafiro Negro era simplemente... aplastante, abusiva y abrumadora. "Mi One Punch no está listo... mierda."
- ¿Has venido a...? - comenzó a decir en respuesta a su interjección.
Se detuvo al sentir la hostilidad provenir de la Voz del Dragón. Fue casi como un rugido mental, más una advertencia que un grito de guerra, mientras la imagen del Yonkou empujándolo y ahogándolo pasó fugazmente por su mente. Frunciendo el ceño interpuso el brazo izquierdo mientras retrocedía la pierna derecha como punto de apoyo para detener la carga, pero incluso en aquel estado la fuerza de Dexter era simplemente insultantemente superior a la suya, y se vio aplastado contra un árbol en un instante. No le dejó agarrarle por el cuello, manteniendo el brazo izquierdo en la trayectoria, pero sin contraatacar aún. Aquello no era un ataque; casi parecía... entonces Dexter comenzó a hablar. Las palabras de este cayeron como un jarro de agua fría sobre el marine, que no supo contestar al momento. Sí, sabía que el Gobierno no era precisamente justo. Sabía las muchas injusticias que se cometían en su nombre, y no las apoyaba. Pero nunca nadie lo había confrontado de manera tan directa con ese tema, y el pirata logró pillarlo con la guardia baja. La mención a su padre terminó de desarmarlo; había ido directo a la herida y echado sal en ella. Apretó con más fuerza el puño derecho, mientras los músculos se tensaban aún más. Su One Punch ya estaba preparado, pero... Kai no era de los que golpeaban a traición. No si podía evitarlo. No a un antiguo camarada de armas.
- Pretendo terminar la ejecución de un criminal que ha cometido incontables crímenes. Y pretendo restaurar el Equilibrio que se ha roto en esta última década. Un mundo que llevaba años en paz y prosperando se hunde precipitadamente hacia el caos y la miseria. Mis intereses personales no se interpondrán en mi deber - pronunció las palabras con orgullo y en tono desafiante, pero lo último lo dijo en voz baja, con amagura.
Con el comienzo de su discurso Dexter había logrado desarmarlo temporalmente, pero sus siguientes palabras despertaron su rabia. ¿Ahora lo acusaba de abusar de su estado? ¿Qué clase de broma era esa? Ya había demostrado su superioridad física sobre él incluso tras su pelea con el Descamisetado, y de todos modos si hubiese querido aprovecharse de él lo hubiese hecho momentos antes, y no ahora que parecía algo más recuperado. El rostro del Vicealmirante se contrajo en una mueca de rabia, mientras sus ojos se teñían de dorado y dos auras, una azul y otra roja, comenzaban a extenderse desde su puño izquierdo y derecho respectivamente. Sus músculos se tensaron por un instante... y entonces, con una espiración se relajó. Esto no fue casual; al escuchar el resto de las palabras de Dexter se obligó a tragarse la rabia y el orgullo. La furia seguía ahí, a duras penas contenida, pero ardiendo bajo la superficie. "Concéntrate..." Inspiró hondo, recordando sus ejercicios de meditación con su hermano, y espiró nuevamente relajándose algo más. No desaflojó del todo la presión sobre su puño derecho de todos modos. La mera presencia de Dexter, y más aún en aquel estado agresivo, no le permitían bajar la guardia. Y además ahora que estaba más relajado, aquella situación, con un hombre semidesnudo apretándolo contra un árbol era demasiado... turbadora. Apartó pensamientos innecesarios de su calenturienta mente y comenzó:
- No voy a aceptar sin saber qué estoy firmando. Pero... - le miró a los ojos, cruzándose de brazos - He escuchado tu Voz, Dexter Black - le dijo, poniendo énfasis en "voz" - y no percibo maldad, pese a todo. Te escucharé.
- ¿Has venido a...? - comenzó a decir en respuesta a su interjección.
Se detuvo al sentir la hostilidad provenir de la Voz del Dragón. Fue casi como un rugido mental, más una advertencia que un grito de guerra, mientras la imagen del Yonkou empujándolo y ahogándolo pasó fugazmente por su mente. Frunciendo el ceño interpuso el brazo izquierdo mientras retrocedía la pierna derecha como punto de apoyo para detener la carga, pero incluso en aquel estado la fuerza de Dexter era simplemente insultantemente superior a la suya, y se vio aplastado contra un árbol en un instante. No le dejó agarrarle por el cuello, manteniendo el brazo izquierdo en la trayectoria, pero sin contraatacar aún. Aquello no era un ataque; casi parecía... entonces Dexter comenzó a hablar. Las palabras de este cayeron como un jarro de agua fría sobre el marine, que no supo contestar al momento. Sí, sabía que el Gobierno no era precisamente justo. Sabía las muchas injusticias que se cometían en su nombre, y no las apoyaba. Pero nunca nadie lo había confrontado de manera tan directa con ese tema, y el pirata logró pillarlo con la guardia baja. La mención a su padre terminó de desarmarlo; había ido directo a la herida y echado sal en ella. Apretó con más fuerza el puño derecho, mientras los músculos se tensaban aún más. Su One Punch ya estaba preparado, pero... Kai no era de los que golpeaban a traición. No si podía evitarlo. No a un antiguo camarada de armas.
- Pretendo terminar la ejecución de un criminal que ha cometido incontables crímenes. Y pretendo restaurar el Equilibrio que se ha roto en esta última década. Un mundo que llevaba años en paz y prosperando se hunde precipitadamente hacia el caos y la miseria. Mis intereses personales no se interpondrán en mi deber - pronunció las palabras con orgullo y en tono desafiante, pero lo último lo dijo en voz baja, con amagura.
Con el comienzo de su discurso Dexter había logrado desarmarlo temporalmente, pero sus siguientes palabras despertaron su rabia. ¿Ahora lo acusaba de abusar de su estado? ¿Qué clase de broma era esa? Ya había demostrado su superioridad física sobre él incluso tras su pelea con el Descamisetado, y de todos modos si hubiese querido aprovecharse de él lo hubiese hecho momentos antes, y no ahora que parecía algo más recuperado. El rostro del Vicealmirante se contrajo en una mueca de rabia, mientras sus ojos se teñían de dorado y dos auras, una azul y otra roja, comenzaban a extenderse desde su puño izquierdo y derecho respectivamente. Sus músculos se tensaron por un instante... y entonces, con una espiración se relajó. Esto no fue casual; al escuchar el resto de las palabras de Dexter se obligó a tragarse la rabia y el orgullo. La furia seguía ahí, a duras penas contenida, pero ardiendo bajo la superficie. "Concéntrate..." Inspiró hondo, recordando sus ejercicios de meditación con su hermano, y espiró nuevamente relajándose algo más. No desaflojó del todo la presión sobre su puño derecho de todos modos. La mera presencia de Dexter, y más aún en aquel estado agresivo, no le permitían bajar la guardia. Y además ahora que estaba más relajado, aquella situación, con un hombre semidesnudo apretándolo contra un árbol era demasiado... turbadora. Apartó pensamientos innecesarios de su calenturienta mente y comenzó:
- No voy a aceptar sin saber qué estoy firmando. Pero... - le miró a los ojos, cruzándose de brazos - He escuchado tu Voz, Dexter Black - le dijo, poniendo énfasis en "voz" - y no percibo maldad, pese a todo. Te escucharé.
- resumen:
- Ser ukeado por Dexter y parrrrrlamentar con él.
Bizvan
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No hubo tentáculos, sin embargo más zombis aparecieron de entre los árboles. Los sonidos que estos realizaban eran iguales a los descritos en las historias de terror. Sin mencionar que sus aspectos eran un tanto tétricos, y si querías verlo desde un punto de vista un poco más triste, reflejaba el horror de las guerras.
Uno de ellos parecía ser bastante a amigable, pues se abalanzó con intención de darme un fuerte abrazo y un beso en el cuello. No puedo negar que la aparición de ese amigo fue me tomó por sorpresa pues mi atención se encontraba enfocada en el otro zombi. Aun así mis reflejos eran lo suficientemente elevados como para reaccionar ante ese ataque, pero no de la forma que me gustaría.
Era verdad que mis reflejos habían llegado a un nivel sobrehumano, por desgracia eso solo podía apreciarse ante ataques lanzados a más de 5 metros. No obstante si alguien conseguía acercarse sin que lo notara y lanzaba un ataque… Podría reaccionar en menos de una décima de segundo.
Mi brazo izquierdo adquirió la tonalidad negro metálico del endurecimiento del haki, para después moverse lo más rápido posible en dirección de la boca del ser. Mi intención era introducción mis dedos (recubiertos en haki) en su boca para evitar que mordiera mi cuello, además de intentar aprovechar el impulso que llevaba para hacerlo caer y posteriormente cortar su cabeza con mi espada. Mis dedos deberían estar bien gracias al haki.
Si conseguía acabar con el zombi activaría mi mantra en un intento de descubrir si había más zombis en los alrededores, además de que quería comprobar si el mantra era capaz de detectar a criaturas como esas.
Si todo salía bien seguiría la orden de Tobías, para ellos utilizaría mis botas voto 1 para realizar un gran salto hacia uno de los árboles. Como guardabosques sería más sencillo escalarlos, además de que siempre tuve facilidad para escalar.
Uno de ellos parecía ser bastante a amigable, pues se abalanzó con intención de darme un fuerte abrazo y un beso en el cuello. No puedo negar que la aparición de ese amigo fue me tomó por sorpresa pues mi atención se encontraba enfocada en el otro zombi. Aun así mis reflejos eran lo suficientemente elevados como para reaccionar ante ese ataque, pero no de la forma que me gustaría.
Era verdad que mis reflejos habían llegado a un nivel sobrehumano, por desgracia eso solo podía apreciarse ante ataques lanzados a más de 5 metros. No obstante si alguien conseguía acercarse sin que lo notara y lanzaba un ataque… Podría reaccionar en menos de una décima de segundo.
Mi brazo izquierdo adquirió la tonalidad negro metálico del endurecimiento del haki, para después moverse lo más rápido posible en dirección de la boca del ser. Mi intención era introducción mis dedos (recubiertos en haki) en su boca para evitar que mordiera mi cuello, además de intentar aprovechar el impulso que llevaba para hacerlo caer y posteriormente cortar su cabeza con mi espada. Mis dedos deberían estar bien gracias al haki.
Si conseguía acabar con el zombi activaría mi mantra en un intento de descubrir si había más zombis en los alrededores, además de que quería comprobar si el mantra era capaz de detectar a criaturas como esas.
Si todo salía bien seguiría la orden de Tobías, para ellos utilizaría mis botas voto 1 para realizar un gran salto hacia uno de los árboles. Como guardabosques sería más sencillo escalarlos, además de que siempre tuve facilidad para escalar.
- Resumen :
- Recubrir mi brazo izquierdo con haki y utilizarlo para tratar de evitar que el zombi me muerda el cuello. Intentar hacer que el zombi caiga al suelo, para después cortar su cabeza con Madre. Activar mi mantra para intentar detectar más enemigos en las cercanías. Utilizar mis botas para impulsarme y comenzar a escalar uno de los árboles.
Rainbow662
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El sanguinolento brazo artificial volvió obedientemente al lugar que le correspondía, fluyendo por las venas de su dueño a la espera de ser convocado de nuevo. Había cumplido su función, mandando a freír espárragos a aquel enano impertinente. Arthur... algo, se llamaba. Bueno, Art sería suficiente. Y además era capitán, así que debía ser marine. Arribor también tenía el mismo rango, pero no conocía a ningún pirata que se presentase como "capitán".
Arribor levantó la vista al cielo en un acto instintivo cuando notó las primeras gotas. Había empezado a llover, por suerte. Entre el misterioso tornado y los poderes de engendro de Zane, tanto fuego le había dejado la boca seca. Dejó que el agua le empapara durante unos segundos, y luego volvió a prestar atención a su rival. Tuvo exactamente una décima de segundo para contemplar como el marine, reconvertido en misil, se aproximaba hacia él a la velocidad de un relámpago. Lo siguiente que supo fue que algo le empujaba, aunque sin lograr arrancarlo del sitio, y que algo afilado le hacía un corte nuevo en el pecho.
-Auch -se quejó el pirata, dejando que su sangre fluyera por la herida con algo de retraso respecto a lo que sería normal. La herida era profunda, a decir verdad, por lo que quizá debería preocuparse. "Meh, eso para luego".
El valioso líquido carmesí flotó con vida propia. Manó de la herida del pecho y se extendió para enroscar al marine como una serpiente roja. Arribor apretó el puño -más como una manía que por verdadera necesidad- y la red de sangre se cerró para atrapar al pequeño espadachín. Una vez hecho, se ocuparía de darle forma rápidamente para que fuese afilada. Así se aseguraría de que no escapara y, ya de paso, le devolvería el corte. Luego solo tenía que agarrar a su presa y, de un solo movimiento, levantarlo por encima de su cabeza y estamparlo contra el suelo de cabeza con toda la fuerza que pudiera reunir.
Pensándolo bien, igual era excesivo a cambio de un solo corte.
Arribor levantó la vista al cielo en un acto instintivo cuando notó las primeras gotas. Había empezado a llover, por suerte. Entre el misterioso tornado y los poderes de engendro de Zane, tanto fuego le había dejado la boca seca. Dejó que el agua le empapara durante unos segundos, y luego volvió a prestar atención a su rival. Tuvo exactamente una décima de segundo para contemplar como el marine, reconvertido en misil, se aproximaba hacia él a la velocidad de un relámpago. Lo siguiente que supo fue que algo le empujaba, aunque sin lograr arrancarlo del sitio, y que algo afilado le hacía un corte nuevo en el pecho.
-Auch -se quejó el pirata, dejando que su sangre fluyera por la herida con algo de retraso respecto a lo que sería normal. La herida era profunda, a decir verdad, por lo que quizá debería preocuparse. "Meh, eso para luego".
El valioso líquido carmesí flotó con vida propia. Manó de la herida del pecho y se extendió para enroscar al marine como una serpiente roja. Arribor apretó el puño -más como una manía que por verdadera necesidad- y la red de sangre se cerró para atrapar al pequeño espadachín. Una vez hecho, se ocuparía de darle forma rápidamente para que fuese afilada. Así se aseguraría de que no escapara y, ya de paso, le devolvería el corte. Luego solo tenía que agarrar a su presa y, de un solo movimiento, levantarlo por encima de su cabeza y estamparlo contra el suelo de cabeza con toda la fuerza que pudiera reunir.
Pensándolo bien, igual era excesivo a cambio de un solo corte.
- Resumen:
- Auch, el corte duele - Intentar atraparlo con sangre, volverla afilada si lo pilla, agarrarlo y estrellarlo contra el suelo para aplastarle la cabeza como una uva.
Sasaki
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El vikingo de los Blue Rose salió volando con lo que parecían unas alas de energía, además cargó contra Misifú “Si todo bicho viviente ha de tener un nombre, aunque este no viva” dije mirando hacia atrás como si me hubiesen hablado desde ahí. Con un hacha en la mano realizó un veloz golpe, en el cual se interpuso Kai, quien salió disparado hacia el suelo a una gran velocidad.
Hice el amago de ir a curar a mi compañero, sin embargo, este se levantó de un pequeño cráter casi como si no le hubiese pasado nada. Luego llegó Bleyd al campo, quien me dejó bastante desconcertado por sus acciones, aunque me quedó claro que él iba por libre. Disparó tres rayos con un arma, uno de ellos se dirigió hacia mi criatura, cercenándole los tentáculos perfectamente y quedando la cabeza de megalodón. Los otros dos fueron dirigidos hacia la criminal Murasaki y el vikingo; “Acabamos de sufrir una gran pérdida” dije nuevamente mirando hacia atrás donde no había nadie. Por un momento ignoré lo que hacían los piratas y me centré en el nuevo invitado. Ahora era un nuevo enemigo y debía de ser capturado si era posible como el resto.
Intenté mover el enorme animal, o lo que quedaba de él para responder a Bleyd su ofensiva, pero el caramelo apenas se movía, aquello me extraño, ¿había perdido mi posibilidad de manipular el caramelo o mi akuma? No, no era eso, los tentáculos se habían quedado en el aire suspendidos, el megalodón seguía volando y se movía, pero de forma muy lenta. Había sucedido algo de lo que no me había percatado. Bueno, aún me quedaba un as bajo la manga. Extendí mi mano hacia el suelo e hice que todo el azúcar que quedaba de la que había esparcido se arremolinase alrededor de Bleyd formando un tronado e intentando que esta estuviese en su ojo, y poco a poco fui cerrando el tornado y haciendo que el azúcar que estaba en la zona central del tornado absorbiese humedad del aire creando así el pegamento azucarado y pegándose a lo que había en su interior de tal forma que tras un poco de tiempo, aquello que estuviese dentro quedase inmóvil.
-Señor Bleyd, queda arrestado por el crimen de atacar a un alto miembro de la marina, será mejor que no oponga resistencia o me veré obligado a usar una mayor fuerza – le diría de lograr que el sujeto no saliese del interior ayudándome del haki de observación y aplicando al azúcar que notaba que se pegaba la dureza y tenacidad máxima que podía.
Hice el amago de ir a curar a mi compañero, sin embargo, este se levantó de un pequeño cráter casi como si no le hubiese pasado nada. Luego llegó Bleyd al campo, quien me dejó bastante desconcertado por sus acciones, aunque me quedó claro que él iba por libre. Disparó tres rayos con un arma, uno de ellos se dirigió hacia mi criatura, cercenándole los tentáculos perfectamente y quedando la cabeza de megalodón. Los otros dos fueron dirigidos hacia la criminal Murasaki y el vikingo; “Acabamos de sufrir una gran pérdida” dije nuevamente mirando hacia atrás donde no había nadie. Por un momento ignoré lo que hacían los piratas y me centré en el nuevo invitado. Ahora era un nuevo enemigo y debía de ser capturado si era posible como el resto.
Intenté mover el enorme animal, o lo que quedaba de él para responder a Bleyd su ofensiva, pero el caramelo apenas se movía, aquello me extraño, ¿había perdido mi posibilidad de manipular el caramelo o mi akuma? No, no era eso, los tentáculos se habían quedado en el aire suspendidos, el megalodón seguía volando y se movía, pero de forma muy lenta. Había sucedido algo de lo que no me había percatado. Bueno, aún me quedaba un as bajo la manga. Extendí mi mano hacia el suelo e hice que todo el azúcar que quedaba de la que había esparcido se arremolinase alrededor de Bleyd formando un tronado e intentando que esta estuviese en su ojo, y poco a poco fui cerrando el tornado y haciendo que el azúcar que estaba en la zona central del tornado absorbiese humedad del aire creando así el pegamento azucarado y pegándose a lo que había en su interior de tal forma que tras un poco de tiempo, aquello que estuviese dentro quedase inmóvil.
-Señor Bleyd, queda arrestado por el crimen de atacar a un alto miembro de la marina, será mejor que no oponga resistencia o me veré obligado a usar una mayor fuerza – le diría de lograr que el sujeto no saliese del interior ayudándome del haki de observación y aplicando al azúcar que notaba que se pegaba la dureza y tenacidad máxima que podía.
- resumen:
- Ver al recién llegado tras ver como cortan por la mitad a mi pequeño monstruito, centrar mi atención en Bleyd e ir a por él, usar el azúcar que queda en el suelo de toda la plaza para hacer un tornado alrededor de Bleyd, la parte interna del tornado irá absorbiendo humedad ambiente para hacer pegamento azucarado (técnica) y pegarla a Bleyd (si este esta dentro) una vez va sucediendo eso hago que el azúcar se vuelva duro y tenaz (dureza del diamante y tenacidad del titanio).
- cosas usadas:
- -Akuma
-Pegamento azucarado: Con esta técnica lo que Jack consigue hacer es que el azúcar que controla/produce/es absorbe la humedad del aire para crear una sustancia pegajosa extremadamente resistente, este pegamento solo se puede deshacer de 3 formas, que lo quite el propio Jack, que se funda a una alta temperatura (unos 250ºC) o que se coma, es decir, chuparlo como si de una piruleta se tratase hasta que se deshaga, si no se deshace se podrá romper pero se necesitará mucha fuerza (varias veces la de una persona normal). (me gustaría comentar que al usar la tecnica de endurecimiento y tenacidad la fuerza que se necesita debería ser la necesaria para romper el titanio y diamante por eso de que tiene esas caracteristicas).
-Endurecimiento extremo: al ser un compuesto formado principalmente de carbono, puedo aumentar la resistencia de este compuesto de una forma extrema, superando la de los metales comunes, y pudiendo igualar la dureza del diamante. Mejora: habiendo asimilado la gran dureza que puede alcanzar con su fruta, ahora ha conseguido que la tenacidad del azúcar aumente hasta el punto de rivalizar con la del titanio.
OFF: lo que está en verde lo digo al lector
William White
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Al final me decidí por la opción más simple de todas, patada a la puerta. Sorprendentemente, o no, según se mire, la puerta cedió con una facilidad pasmosa. Nada más entrar en almacén me llamó la atención la cantidad de polvo que había por todas partes, eso junto al óxido de las vigas de la estructura prefabricada daban a entender que realmente el sitio había sido abandonado hacía bastante tiempo. ¿Por qué pelear en aquellas instalaciones tan destartaladas? ¿No estaría la marina aceptando la derrota sin más, y sacrificando aquella fortaleza como un mal menor? De ser así no encontraría nada especialmente interesante.
Rápidamente olvidándome un poco de la situación en la que me encontraba me acerqué a las cajas de madera guiado por pura avaricia, en algunas de las cajas ponía frágil, en su interior munición y armas ¿Qué tipo de armamento era frágil? ¿Las balas? Bueno tal vez aquello pudiera explotar, pero tal vez el aviso entonces sería diferente, de todas formas, tendría cuidado. Por lo que dejando de lado esas cajas se puso a examinar el resto.
O eso es lo que habría hecho de no ser por las dos aberraciones contra natura que le habían estado persiguiendo desde que tomó tierra. No fue hasta entonces que las palabras de Lucio sonaron más fuertes que nunca -No siempre vas a poder evitar el enfrentamiento, Wiliam- retumbó en su cabeza las palabras del herrero.
-Está bien- maldijo para sus adentros mientras empuñaba fuertemente su espada con una mano -Lidiare con vosotros, aquí y ahora- les dijo a los muertos vivientes, aunque con pocas esperanzas de recibir una respuesta.
No pudo evitar cierto temblor al empuñar su arma, por el amor de dios, había enfrentado a piratas del renombre de Zane y su tripulación, incluso había salido vivo del enfrentamiento contra Balagus, además si lo pensaba fríamente aquellos tipos ya habían muerto una vez o tal vez un par de veces, tal vez no sería tan difícil mandarles para el otro barrio una vez más.
Primero espero a que los dos sujetos se adentrarán un poco en el interior del almacén, una vez que hubieran llegado al centro, trataría de flanquear a uno de ellos de una rápida carga, tras haber o no flanqueado con éxito trataría de dar un tajo horizontal con la esperanza de decapitar a la primera de las criaturas, o al menos llearse una de las extremidades, confiando en el filo de aquella enigmática hoja negra. Así mismo trataría de detectar las posibles amenazas de los zombies con su mantra y reflejos. Una vez que diera el golpe trataría de zafarse de ambos y volvería a retroceder de un salto, medir los tiempos, los daños y ese tipo de análisis a los que se había acostumbrado tras su entrenamiento en Goa. ¿Qué armas llevaban? ¿Tenían alguna tara evidente los fiambres? Todo aquello sería información muy útil.
Si los libros de fantasía estaban en lo cierto, no había nada más efectivo que cortar la cabeza a un no muerto.
Rápidamente olvidándome un poco de la situación en la que me encontraba me acerqué a las cajas de madera guiado por pura avaricia, en algunas de las cajas ponía frágil, en su interior munición y armas ¿Qué tipo de armamento era frágil? ¿Las balas? Bueno tal vez aquello pudiera explotar, pero tal vez el aviso entonces sería diferente, de todas formas, tendría cuidado. Por lo que dejando de lado esas cajas se puso a examinar el resto.
O eso es lo que habría hecho de no ser por las dos aberraciones contra natura que le habían estado persiguiendo desde que tomó tierra. No fue hasta entonces que las palabras de Lucio sonaron más fuertes que nunca -No siempre vas a poder evitar el enfrentamiento, Wiliam- retumbó en su cabeza las palabras del herrero.
-Está bien- maldijo para sus adentros mientras empuñaba fuertemente su espada con una mano -Lidiare con vosotros, aquí y ahora- les dijo a los muertos vivientes, aunque con pocas esperanzas de recibir una respuesta.
No pudo evitar cierto temblor al empuñar su arma, por el amor de dios, había enfrentado a piratas del renombre de Zane y su tripulación, incluso había salido vivo del enfrentamiento contra Balagus, además si lo pensaba fríamente aquellos tipos ya habían muerto una vez o tal vez un par de veces, tal vez no sería tan difícil mandarles para el otro barrio una vez más.
Primero espero a que los dos sujetos se adentrarán un poco en el interior del almacén, una vez que hubieran llegado al centro, trataría de flanquear a uno de ellos de una rápida carga, tras haber o no flanqueado con éxito trataría de dar un tajo horizontal con la esperanza de decapitar a la primera de las criaturas, o al menos llearse una de las extremidades, confiando en el filo de aquella enigmática hoja negra. Así mismo trataría de detectar las posibles amenazas de los zombies con su mantra y reflejos. Una vez que diera el golpe trataría de zafarse de ambos y volvería a retroceder de un salto, medir los tiempos, los daños y ese tipo de análisis a los que se había acostumbrado tras su entrenamiento en Goa. ¿Qué armas llevaban? ¿Tenían alguna tara evidente los fiambres? Todo aquello sería información muy útil.
Si los libros de fantasía estaban en lo cierto, no había nada más efectivo que cortar la cabeza a un no muerto.
- resumen:
Pues narró un poco, me mentalizo para enfrentar a ese "desagrado", y decido intentar decapitar a uno de las criaturas tras tratar de flanquearlas, pensando que eso será efectivo.- arma usada: Layl:
- Una espada de un ligero metal negro, según la leyenda esta hecha a base de un meteorito que cayó hace algún tiempo. Su empuñadura y tacto es desagradable y jamás ha poseído funda alguna.
-Indestructible
-Inoxidable
-Buena conducción para los ámbitos y voluntad: Con esto me refiero al que el arma amplía las capacidades de los ámbitos y haki de armadura, esto quiere decir que permite extenderlo algo más alrededor del arma, no más de 2 cm. (Naturalmente requiere el ámbito o el haki, con un ejemplo se ve mejor: Con un ámbito de electricidad el arma podría recubrir su filo de una carga eléctrica que no extienda su rango más de 2 cm del filo)
-Ligera
-La empuñadura es tosca y desagradable, requiere bastante uso para poder usarla con destreza.
Haki de observación: Tier máximo para su nivel.
Hombre rutinario: Activo: Cada vez que White realiza una acción aprende de la misma, por lo que una serie de repeticiones de la misma acción se traduce en una mejora(velocidad, fuerza, ...) Este crecimiento debe ir siempre en función de la misma característica, en un aumento de x0.5 por ejecución. Este crecimiento es acelerado por lo que el la técnica cansará en la misma medida. (velocidad x1.0)
PU's: Reflejos x2
Clave: Reflejos(Nivel 2)
Principales: Agilidad(Nivel 3) || Velocidad(Nivel 0)
Secundarias: Resistencia(Nivel 0) || Fuerza(Nivel 1).
Maestría: Duelo <- Esto me permite pelear contra dos sin penalización, en principio.
Worgulv
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El hacha ya descendía hacia esa bestia monstruosa cuando el hombre recobro las riendas de su mente, la furia se había rebajado a un nivel normal, que no era mucha diferencia, pero estaba mejor enfocada. La situación se había puesto muy tensa desde que había perdido la razón, recordaba todo, pero ahora podía percibir todo lo que su perdida momentánea de cordura le había cegado, un gran bosque se había alzado en la roca que era la isla, un gran tornado de fuego había aparecido y desaparecido en poco tiempo, había comenzado a diluviar, su objetivo y camarada que había desaparecido en una bola dulzona, ahora se suponía que estaba en el interior de una bestia metamorfa.
Cuando su mente termino de atar todos los cabos, un hombre se interpuso en su trayectoria, con ambos brazos alzados formando una equis, y rodeados de un aura roja oscura. No sabia quien era o si merecía el golpe, solo esperaba que no fuese un aliado, pero si estaba evitando que salvara a su camarada, era sin lugar a duda un enemigo, y con un gran valor o poder para enfrentarse a su hacha en pleno ataque.
El impacto se sintió como una explosión en la que ambas partes salieron despedidas. El hombre que se había interpuesto salió disparado hacia el suelo mientras que Worgulv salió despedido hacia atrás, sujetando el hacha con fuerza, ya que de no hacerlo habría salido volando por la fuerza del impacto. Dando unos cuantos aleteos para estabilizarse, miro al hombre que se había interpuesto, en su interior algo le decía que un combate entre ambos sería algo mucho más que digno, no parecía haber sufrido daños a primera vista, pero había generado un cráter en su caída, el hombre esbozo una sonrisa torcida de la emoción.
El momento de emoción fue fugaz ya que de entre los arboles salió su anterior oponente, se había olvidado totalmente de ese tío, lanzando un rayo azul hacia donde se encontraba la criatura Megalodón-pulpo, para posteriormente aterrizar con una voltereta y apuntarle con un arma profana ¨¨ Lo que me faltaba¨¨. El hombre estaba preparado y lanzo un sonoro grito que proyecto su fuerza y voluntad repeliendo el ataque. Cuando este iba a iniciar de nuevo la carga, su compañera Muna se comunicó.
El mensaje era un informe de situación, la mayor parte del informe lo había vivido de primera mano y dada la situación lo mas sensato era reagruparse, si querían lograr sus objetivos, tendrían una mejor baza juntos. El hombre localizo la presencia de su compañera y sobrevoló su posición `` Opino lo mismo que Mura, necesitamos algunos refuerzos´´ comunico Worgulv a sus camaradas.
Cuando su mente termino de atar todos los cabos, un hombre se interpuso en su trayectoria, con ambos brazos alzados formando una equis, y rodeados de un aura roja oscura. No sabia quien era o si merecía el golpe, solo esperaba que no fuese un aliado, pero si estaba evitando que salvara a su camarada, era sin lugar a duda un enemigo, y con un gran valor o poder para enfrentarse a su hacha en pleno ataque.
El impacto se sintió como una explosión en la que ambas partes salieron despedidas. El hombre que se había interpuesto salió disparado hacia el suelo mientras que Worgulv salió despedido hacia atrás, sujetando el hacha con fuerza, ya que de no hacerlo habría salido volando por la fuerza del impacto. Dando unos cuantos aleteos para estabilizarse, miro al hombre que se había interpuesto, en su interior algo le decía que un combate entre ambos sería algo mucho más que digno, no parecía haber sufrido daños a primera vista, pero había generado un cráter en su caída, el hombre esbozo una sonrisa torcida de la emoción.
El momento de emoción fue fugaz ya que de entre los arboles salió su anterior oponente, se había olvidado totalmente de ese tío, lanzando un rayo azul hacia donde se encontraba la criatura Megalodón-pulpo, para posteriormente aterrizar con una voltereta y apuntarle con un arma profana ¨¨ Lo que me faltaba¨¨. El hombre estaba preparado y lanzo un sonoro grito que proyecto su fuerza y voluntad repeliendo el ataque. Cuando este iba a iniciar de nuevo la carga, su compañera Muna se comunicó.
El mensaje era un informe de situación, la mayor parte del informe lo había vivido de primera mano y dada la situación lo mas sensato era reagruparse, si querían lograr sus objetivos, tendrían una mejor baza juntos. El hombre localizo la presencia de su compañera y sobrevoló su posición `` Opino lo mismo que Mura, necesitamos algunos refuerzos´´ comunico Worgulv a sus camaradas.
- resumen:
- Salir de estado de locura, reconocer situación, golpear a Kai sin querer (?), repeler rayo de la muerte e intentar reagruparme sobrevolando a Mura
- Cosas usadas:
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
- Haki:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
IRA DE LOS DIOSES: Worgulv proyecta su fuerza y voluntad, generando una onda de fuerza, en un área de 5 metros a su alrededor desde todos los ángulos, repeliendo y destrozando todo lo que se incluya en dicho área, descontando pertenencias del usuario (ropa, armas,objetos que porte...), dicha técnica funcionará siempre y cuando la fuerza y/o voluntad del oponente - haki del rey, para hablar de manera práctica- no superen a la tuya. En ese caso el oponente y sus pertenencias serán igual de inmunes.
Hamlet
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En lugar de encontrar a mis compañeros al girar la cabeza en su dirección, esperando su respuesta, vi como uno de esos hambrientos monstruos se dirigía en mi dirección con aviesas intenciones. Mascullé una maldición mientras retrocedía cuanto me fuera posible para salir de su alcance. Entonces vi una veloz figura interponiéndose y lanzando un ataque contra el engendro. Tobias.
No me detuve a comprobar como terminaría eso, aunque confiaba en que mi compañero fuera capaz de despachar al muerto viviente sin problema alguno, habiendo visto que yo había sido capaz de terminar con uno de ellos antes.
Sin esperar muchas más indicaciones, apunté con mi brazo a la pared. Con el otro, busqué a tientas el botón mientras mantenía la mirada fija en el lugar donde quería que se enganchase el garfio. Sin demorarme más, disparé el artefacto, pudiendo ver como se enganchaba en la cornisa del edificio. El efecto secundario no se hizo esperar y noté mi brazo tensándose y, finalmente, una fuerza levantándome del suelo con cierta rapidez.
Por el camino escuché un "Subamos a los árboles". Vaya, me había pasado. Igualmente, sí que estaba obedeciendo la segunda orden: "Avancemos, compañeros".
Me aferré con fuerza a la cornisa a la que había sido transportado. Con un pelín de esfuerzo, teniendo en cuenta mis heridas, pude superar la pared, impulsándome con los pies. Descansé tumbado sobre la nueva posición que acababa de alcanzar. No podía seguir sobreesforzándome. Tendría que ir con más cuidado.
Una vez pude ponerme en pie, asomé la cabeza por donde había venido. Allí debían de seguir Bizvan y Tobias.
-¡Por aquí! -exclamé.
Aproveché para echar un vistazo a la plaza. Sin duda, era todo un apocalipsis. Y allí me tocaría actuar.
No me detuve a comprobar como terminaría eso, aunque confiaba en que mi compañero fuera capaz de despachar al muerto viviente sin problema alguno, habiendo visto que yo había sido capaz de terminar con uno de ellos antes.
Sin esperar muchas más indicaciones, apunté con mi brazo a la pared. Con el otro, busqué a tientas el botón mientras mantenía la mirada fija en el lugar donde quería que se enganchase el garfio. Sin demorarme más, disparé el artefacto, pudiendo ver como se enganchaba en la cornisa del edificio. El efecto secundario no se hizo esperar y noté mi brazo tensándose y, finalmente, una fuerza levantándome del suelo con cierta rapidez.
Por el camino escuché un "Subamos a los árboles". Vaya, me había pasado. Igualmente, sí que estaba obedeciendo la segunda orden: "Avancemos, compañeros".
Me aferré con fuerza a la cornisa a la que había sido transportado. Con un pelín de esfuerzo, teniendo en cuenta mis heridas, pude superar la pared, impulsándome con los pies. Descansé tumbado sobre la nueva posición que acababa de alcanzar. No podía seguir sobreesforzándome. Tendría que ir con más cuidado.
Una vez pude ponerme en pie, asomé la cabeza por donde había venido. Allí debían de seguir Bizvan y Tobias.
-¡Por aquí! -exclamé.
Aproveché para echar un vistazo a la plaza. Sin duda, era todo un apocalipsis. Y allí me tocaría actuar.
- Resumen:
- Dejar que Tobias se haga cargo del zombi y subir a un edificio gracias al aparato de Bizvan. Disfrutar de las vistas.
Luka Rooney
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Akuma no mi
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El tiburón frenó en seco cuando su capitán habló. No quería perderse ninguna palabra o no entender algo por ir demasiado rápido, así que intentó calmar su respiración y escuchó pacientemente.
Zane era un tipo que sabía lo que hacía, y siempre había mostrado una seguridad envidiable, fuera cual fuese la situación en la que se encontrase. Y era lo que su voz transmitía en ese momento; Seguridad.
Aquello hizo que el habitante del mar golpease con rabia el agua del mar, volviendo nuevamente al punto inicial en el que se encontraba. El capitán había dicho que estaban bien, controlándolo todo, pero que no podía impedir que Luka fuese. A Luka le hubiera gustado ir, pero Luka no estaba al cien por cien.
Luka estar bien se repetía el ser marino en su interior.
Pero más allá de ello, no lo estaba. E ir a donde aquella gente estuviera -para lo cual primero debía encontrarlos, y cabía la posibilidad de dar con algún malo malísimo antes-, era algo harto complicado también. Por lo cual, se decidió a volver sobre sus pasos y nadar de manera lenta y continuada hasta el barco. Quizá allí pudiese descansar un poco y controlar que nada raro se acercase.
Una vez llegase al barco subiría y buscaría a Timón, al cual le daría algún premio por esperarle, siempre y cuando estuviese por allí.
Zane era un tipo que sabía lo que hacía, y siempre había mostrado una seguridad envidiable, fuera cual fuese la situación en la que se encontrase. Y era lo que su voz transmitía en ese momento; Seguridad.
Aquello hizo que el habitante del mar golpease con rabia el agua del mar, volviendo nuevamente al punto inicial en el que se encontraba. El capitán había dicho que estaban bien, controlándolo todo, pero que no podía impedir que Luka fuese. A Luka le hubiera gustado ir, pero Luka no estaba al cien por cien.
Luka estar bien se repetía el ser marino en su interior.
Pero más allá de ello, no lo estaba. E ir a donde aquella gente estuviera -para lo cual primero debía encontrarlos, y cabía la posibilidad de dar con algún malo malísimo antes-, era algo harto complicado también. Por lo cual, se decidió a volver sobre sus pasos y nadar de manera lenta y continuada hasta el barco. Quizá allí pudiese descansar un poco y controlar que nada raro se acercase.
Una vez llegase al barco subiría y buscaría a Timón, al cual le daría algún premio por esperarle, siempre y cuando estuviese por allí.
- Resumen:
Escuchar a Zane y entender que están controlando la situación.
Volver sobre sus pasos en dirección a Rosamel Forrito, y una vez allí, buscar a su mascota y controlar la zona.
Brynn
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Akuma no mi
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Sin rostro se decidió a ojear lo que estaba pasando sin soltar ni una sola palabra, aunque aquello le costó, más teniendo en cuenta la capacidad que tenía el robot de, primero calcular el tiempo que tardaría en soltar una serie de palabras y, segundo, incumplirla yéndose por las ramas.
La verdad es que todo aquello se estaba poniendo feo, y al conocer únicamente a Nailah, no tenía demasiado claro cómo actuaría la gente. ¿Decidirían pelear, dialogar, o huir? El espadachín no concebía más opciones. Pero sí que las había, había una cuarta; caer a un subsuelo.
Tras un par de segundos tambaleándose, éste acabó por ceder, cayendo todos irremediablemente hacia lo que fuera que allí hubiese. Las rocas se resquebrajaron y crearon un boquete que llevaba a alguna parte en la cual ninguno de los allí presentes querría caer.
El asesino tardó en reaccionar y hacer brotar unas enormes alas de sus homóplatos, pero en cuanto lo hizo, se dirigió hacia abajo y recogió a todos los que caían precipitados, a excepción del gigante, al cual recogió el capitán de los Arashi. Entre el tiempo de reacción y tener que descender, el pirata consiguió observar símbolos de la marina en lo que parecía ser una especie de puerto. Brynn sonrió y entendió que, seguramente, habían traído al tal Legim por ahí. Algo bastante inteligente, por otra parte.
-Ya es la segunda vez que esté pajarraco te salva, Nailah. No te acostumbres mucho -comentó esbozando un sonrisa-, o se te acumularán los favores que debes.
Si algo le daba pena al asesino de empezar su nuevo rumbo en solitario, era no poder seguir viendo a su compañera. Casi nunca había trabajado junto a alguien, y rara vez había establecido algún vínculo con un ser humano. Sin embargo, lo había hecho con aquella mujer.
Cuando ascendiera con todos los cuerpos, no dudaría en hablar con Zane y contarle lo que había visto una vez éste acabase de hablar con el robot. Puede que toda aquella información valiese para negociar con el enemigo que en aquél momento todos tenían. En el caso que el robot no atendiera a razones y las cosas se pusieran feas, al menos ahora tendrían una vía de escape. Quién sabe si sería mejor el remedio que la solución.
La verdad es que todo aquello se estaba poniendo feo, y al conocer únicamente a Nailah, no tenía demasiado claro cómo actuaría la gente. ¿Decidirían pelear, dialogar, o huir? El espadachín no concebía más opciones. Pero sí que las había, había una cuarta; caer a un subsuelo.
Tras un par de segundos tambaleándose, éste acabó por ceder, cayendo todos irremediablemente hacia lo que fuera que allí hubiese. Las rocas se resquebrajaron y crearon un boquete que llevaba a alguna parte en la cual ninguno de los allí presentes querría caer.
El asesino tardó en reaccionar y hacer brotar unas enormes alas de sus homóplatos, pero en cuanto lo hizo, se dirigió hacia abajo y recogió a todos los que caían precipitados, a excepción del gigante, al cual recogió el capitán de los Arashi. Entre el tiempo de reacción y tener que descender, el pirata consiguió observar símbolos de la marina en lo que parecía ser una especie de puerto. Brynn sonrió y entendió que, seguramente, habían traído al tal Legim por ahí. Algo bastante inteligente, por otra parte.
-Ya es la segunda vez que esté pajarraco te salva, Nailah. No te acostumbres mucho -comentó esbozando un sonrisa-, o se te acumularán los favores que debes.
Si algo le daba pena al asesino de empezar su nuevo rumbo en solitario, era no poder seguir viendo a su compañera. Casi nunca había trabajado junto a alguien, y rara vez había establecido algún vínculo con un ser humano. Sin embargo, lo había hecho con aquella mujer.
Cuando ascendiera con todos los cuerpos, no dudaría en hablar con Zane y contarle lo que había visto una vez éste acabase de hablar con el robot. Puede que toda aquella información valiese para negociar con el enemigo que en aquél momento todos tenían. En el caso que el robot no atendiera a razones y las cosas se pusieran feas, al menos ahora tendrían una vía de escape. Quién sabe si sería mejor el remedio que la solución.
- Resumen:
Pese al temblor, a Brynn le pilla por sorpresa caer al suelo. Tarda un poquito en reaccionar y coge a todos los que caen (salvo Marc y Zane, que se salvan ellos solitos). Al descender observa lo que hay abajo y, una vez está al nivel de Zane, busca el momento idóneo para contárselo.
Nota para el corrector: La parte de ver el embarcadero de la marina sería lógicamente si no está a un nivel muy inferior al del suelo. En caso de estarlo, omitirlo, así como la intención de Brynn de contárselo a Zane.
Katharina von Steinhell
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El cielo se volvió violento y, de pronto, la lluvia comenzó a caer. Por un momento sintió que no había sido ella quien controló el clima, sino que otra persona, pero esa tonta idea desapareció al mismo tiempo que sus energías. Perdió temporalmente el conocimiento causa del increíble esfuerzo que requirió manipular las condiciones climáticas, permitiendo que la lluvia se extendiese a lo largo de la isla y apagase el peligroso incendio que amenazaba con devorar toda vida en Gray Rock. En la caída se golpeó con varias ramas y se hizo varias heridas, aunque ninguna de ellas fue demasiado grave, afortunadamente. Y cuando estuvo a unos pocos metros de encontrarse con el suelo, abrió los ojos. Por un mero movimiento intuitivo, su cuerpo se detuvo justo después de que Katharina hiciese un extraño movimiento con los dedos, pudiendo controlar el aire a su alrededor para así reducir a nada el daño de la caída.
Al intentar incorporarse, soltó una mueca de dolor y se dio cuenta que no se encontraba precisamente en el suelo. La superficie era extrañamente esponjosa… como si en realidad fuese el cuerpo de una morsa albina que le miraba desconcertada. ¿Qué diablos hacía ese animal en medio de una guerra? ¿Y quién había sido el idiota que había dejado que se perdiera? Espera, también tenía una chaqueta medio rostizada. ¿Así que eso también había sido su culpa…? Apretó el puño, algo frustrada. Se dejó llevar por el combate y terminó creando un tornado de fuego que creó más problemas de los que solucionó, aunque en ningún minuto se imaginó que un bosque aparecería de la nada. Sí que había gente extraña en esa isla.
—¿Qué haces aquí? Sabes que es un lugar peligroso para… una morsa. Bueno, en realidad es un lugar peligroso para cualquiera —le comentó con una sonrisa amigable, una que no se la dirigiría a ningún humano—. Déjame reparar esa chaqueta.
No necesito cogerla, sino que depositó su mano y luego cerró los ojos para reunir energía mágica. Tardó pocos segundos en encontrar la sintonía perfecta para dejar que la magia hiciese el resto, quitando las manchas provocadas por el fuego y uniendo los enlaces para dejarla tal y como estaba. En ese momento notó lo mucho que le había afectado la realización de un conjuro de tal magnitud, aunque si descansaba un buen rato, terminaría recuperando la mayoría de sus energías.
—Bien, ya está. Permíteme ayudarte a encontrar a tu amigo, amo… o lo que sea —le pidió al mismo tiempo que le ofrecía la mano en señal de amistad—. Le daré una colleja que no olvidará en su vida por perderte así como así.
Tal vez fue por su carisma como domadora, uno que no tenía con las personas, que la morsa le siguió. Y así, Katharina comenzó a caminar entre medio de cenizas y árboles rostizados con la esperanza de encontrar al maestro del animal.
Al intentar incorporarse, soltó una mueca de dolor y se dio cuenta que no se encontraba precisamente en el suelo. La superficie era extrañamente esponjosa… como si en realidad fuese el cuerpo de una morsa albina que le miraba desconcertada. ¿Qué diablos hacía ese animal en medio de una guerra? ¿Y quién había sido el idiota que había dejado que se perdiera? Espera, también tenía una chaqueta medio rostizada. ¿Así que eso también había sido su culpa…? Apretó el puño, algo frustrada. Se dejó llevar por el combate y terminó creando un tornado de fuego que creó más problemas de los que solucionó, aunque en ningún minuto se imaginó que un bosque aparecería de la nada. Sí que había gente extraña en esa isla.
—¿Qué haces aquí? Sabes que es un lugar peligroso para… una morsa. Bueno, en realidad es un lugar peligroso para cualquiera —le comentó con una sonrisa amigable, una que no se la dirigiría a ningún humano—. Déjame reparar esa chaqueta.
No necesito cogerla, sino que depositó su mano y luego cerró los ojos para reunir energía mágica. Tardó pocos segundos en encontrar la sintonía perfecta para dejar que la magia hiciese el resto, quitando las manchas provocadas por el fuego y uniendo los enlaces para dejarla tal y como estaba. En ese momento notó lo mucho que le había afectado la realización de un conjuro de tal magnitud, aunque si descansaba un buen rato, terminaría recuperando la mayoría de sus energías.
—Bien, ya está. Permíteme ayudarte a encontrar a tu amigo, amo… o lo que sea —le pidió al mismo tiempo que le ofrecía la mano en señal de amistad—. Le daré una colleja que no olvidará en su vida por perderte así como así.
Tal vez fue por su carisma como domadora, uno que no tenía con las personas, que la morsa le siguió. Y así, Katharina comenzó a caminar entre medio de cenizas y árboles rostizados con la esperanza de encontrar al maestro del animal.
- Resumen:
- Sufrir el cansancio por lanzar un conjuro tan... poderoso. Encontrarse con Franklin, la morsa de Arribor, reparar la chaqueta usando un poco de magia y luego buscar al pirata.
Tengo el permiso de Arribor para encontrarme con la morsa, y como Kat es veterinaria nivel 70 y pico, supuse que no tiene problemas en entenderse con un animal.
Lily Morgan
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Akuma no mi
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El conejo de tinta llega hasta mí, señal de que a quienes acompañaba han iniciado el camino de regreso. Si toman las escaleras que estoy vigilando, no debería tardar mucho en visualizar a alguien. Los segundos transcurren pero no existe el menor indicio de que alguien se aproxime a mi posición. En ese caso, lo más probable es que hayan tomado otro camino.
«Tengo que ganar tiempo de algún modo».
Me despego de la pared regresando a mi forma humana. Recorro la distancia restante hasta encontrarme con uno de los monos, el cual al parecer ha cumplido su misión. Observo las marcas distintivas de sus orejas y localizo el número de la salida hacia la que había sido enviado en el mapa. Anoto el número y mando al conejo de tinta hacia cubierta con una nota para que se la entregue al primer recluta que vea. En ella se advierte de que el posible intruso o intrusos se encuentran en las escaleras de la zona correspondiente.
Corro en dirección a la salida objetivo con la intención de ralentizar su paso hacia las siguientes escaleras. Me dedico a impregnar los últimos tramos de pasillo, que conducen hacia la siguiente escalera, con la grasa que antes había servido para las tareas de mantenimiento. Con ello pretendo convertir el suelo lo más resbaladizo posible una vez se pise la zona. Regreso de nuevo a la pared pero esta vez me quedo en el techo.
«No creo que sirva de mucho, pero si reducimos la zona de huida es posible que logremos algo».
«Tengo que ganar tiempo de algún modo».
Me despego de la pared regresando a mi forma humana. Recorro la distancia restante hasta encontrarme con uno de los monos, el cual al parecer ha cumplido su misión. Observo las marcas distintivas de sus orejas y localizo el número de la salida hacia la que había sido enviado en el mapa. Anoto el número y mando al conejo de tinta hacia cubierta con una nota para que se la entregue al primer recluta que vea. En ella se advierte de que el posible intruso o intrusos se encuentran en las escaleras de la zona correspondiente.
Corro en dirección a la salida objetivo con la intención de ralentizar su paso hacia las siguientes escaleras. Me dedico a impregnar los últimos tramos de pasillo, que conducen hacia la siguiente escalera, con la grasa que antes había servido para las tareas de mantenimiento. Con ello pretendo convertir el suelo lo más resbaladizo posible una vez se pise la zona. Regreso de nuevo a la pared pero esta vez me quedo en el techo.
«No creo que sirva de mucho, pero si reducimos la zona de huida es posible que logremos algo».
- Resumen:
- -Advertir a cubierta la puerta por la que pueden salir los intrusos/intruso
-Echar grasa en los últimos tramos de pasillo que conducirían al siguiente
- Cosas usadas:
- Akuma No MiNivel 20: Logra control sobre los “dibujos en su piel” (Tatuajes) aunque solo sobre los suyos y con las mismas limitaciones del resto de creaciones. Así mismo puede convertirse en un dibujo para ocultarse en superficies planas, aunque si la echan agua volverá a su forma humana. Las creaciones de dos metros o menos mantienen las características y resistencia base de su raza.
Gareth Silverwing
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Akuma no mi
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El arma conectó con la carne, la hoja cortó su piel y la sangre manó en abundancia de la herida abierta. Giré el arma en el aire y apoyé la punta inferior en el suelo mientras me daba la vuelta esperando que Arribor explotase. La gente normalmente no lo hacía, pero seguía repartiendo hostias y dándome la vuelta esperando que algún día ocurriese, seguro que quedaba genial.
- Arthur. - Me llamó Zinogre en mi cabeza
- Dime.
- Recuerda que ese tío tiene la Akuma de sangre.
- ¿A donde quieres llegar?
- Que a lo mejor una hemorragia no es precisamente un problema para él.
- Creo que tienes un pun-
Interrumpí mis pensamientos al darme la vuelta, en efecto, lejos de estar derrotado, y muy lejos de explotar de forma espectacular, Arribor seguía vivito y coleando. Pude ver como su sangre empezaba a formar una red en el aire que me pillaba desprevenido. Las rojas fibras se cerraron sobre mi, atrapándome en un doloroso abrazo, el muy cabrón las había hecho afiladas. Luchaba por liberarme, pero cuanta más fuerza hacía más profundos lograba que se hicieran los cortes. Si hubiera atrapado a otra persona que no fuese yo, ahora mismo sería cubitos de carne.
El pirata me zarandeó hacia arriba, para luego enviarme hacia abajo a una velocidad vertiginosa contra la roca sólida. Tenía que hacer algo rápido si no quería que mi cabeza fuera papilla. Mordí lo más fuerte que pude las fibras de sangre que tenía atrapadas con la boca y arrastré el brazo del escudo para sacarlo por uno de los huecos, lacerando mi carne más todavía. Justo antes del impacto pulsé el botón del escudo y dos de sus placas se separaron para dejar paso a un pequeño ariete que liberaría la fuerza acumulada hasta ahora.
Cuando todo se calmó estaba con la cabeza y los hombros hundidos en medio de un suelo de piedra hecho pedazos. El impacto del ariete había hecho gravilla la roca más cercana, aunque el retroceso había roto las correas y este se había desprendido de mi brazo. Notaba el sabor del polvo, la tierra y la sangre en la boca, lo odiaba, pero significaba que estaba vivo.
- Zinogre, creo que es la hora de enseñarle de qué estamos hechos.
- Si, porque como no lo hagas va a barrer el suelo con nosotros... más.
El calor pasó de alimentar mis músculos a circular por mi cuerpo como si de un reactor se tratase, al momento el brillo rojizo pasó a azulado y, de pronto este se apagó. La calma me rodeaba mientras las mentes de zinogre y mías se hacían una sola. El glaive que conformaba su cuerpo se deshacía en el aire para comenzar a formar parte de mi cuerpo. Ahora no había Arthur, no había Zinogre, no había yo ni tu, sólo nosotros.
Mi mano derecha, todavía por encima de la tierra se envolvió en un manto oscuro como la obsidiana, de mis dedos crecieron largas garras que brillaban con su propia incandescencia antes de propinarle un tremendo golpe al suelo, mandando las piedras y escombros disparados en todas direcciones y levantando una nube de polvo.
Cuando el polvo se asentó, de en medio del cráter surgió una criatura nueva, con una forma y una postura más bestial que humana, con una piel de un color negro opaco y uniforme, formas angulosas y garras que brillaban con un blanco puro. Cuatro ojos y dos largas orejas estaban presentes en una cabeza con una mandíbula marcada por lo que parecían dos placas. Una larga cola serpenteaba a su espalda, con lo que parecían ser unas efímeras y grandes cuchillas flotando a escasos centímetros de la piel.
El modo Unlimited, un estado que fusionaba nuestros cuerpos y mentes para llevar al límite las capacidades físicas. Cada vez que la usábamos se difuminaba más y más la frontera entre los dos, cada vez perdía un poco más de humanidad, pero el sacrificio era necesario, porque esta lucha... merecía la pena.
Me erguí entre los escombros y miré mi mano, cerré el puño y lo volví a abrir de nuevo, acostumbrándome al cambio de mi cuerpo. Luego miré a Arribor, para luego extender todas mis extremidades y romper la dichosa red. Los cortes habían desaparecido, al igual que todas las heridas más recientes. Abrí la boca y de ella salió un ruido más parecido a un rugido que a un grito. El aire se combó debido a la presión del aire. Fijé mis ojos en mi objetivo antes de lanzarme a toda velocidad a por él.
En una fracción de segundo estaba en frente lanzando un brutal zarpazo ascendente con mi garra derecha, conectase o no me movería un par de pasos a la izquierda y giraría a toda velocidad sobre mí mismo para lanzar otro corte con la cuchilla de la cola. Era hora de ver sin el famoso pirata podía seguirme el ritmo en ese estado, porque si sobrevivía a mi último recurso entonces sí que estaba en problemas.
- Arthur. - Me llamó Zinogre en mi cabeza
- Dime.
- Recuerda que ese tío tiene la Akuma de sangre.
- ¿A donde quieres llegar?
- Que a lo mejor una hemorragia no es precisamente un problema para él.
- Creo que tienes un pun-
Interrumpí mis pensamientos al darme la vuelta, en efecto, lejos de estar derrotado, y muy lejos de explotar de forma espectacular, Arribor seguía vivito y coleando. Pude ver como su sangre empezaba a formar una red en el aire que me pillaba desprevenido. Las rojas fibras se cerraron sobre mi, atrapándome en un doloroso abrazo, el muy cabrón las había hecho afiladas. Luchaba por liberarme, pero cuanta más fuerza hacía más profundos lograba que se hicieran los cortes. Si hubiera atrapado a otra persona que no fuese yo, ahora mismo sería cubitos de carne.
El pirata me zarandeó hacia arriba, para luego enviarme hacia abajo a una velocidad vertiginosa contra la roca sólida. Tenía que hacer algo rápido si no quería que mi cabeza fuera papilla. Mordí lo más fuerte que pude las fibras de sangre que tenía atrapadas con la boca y arrastré el brazo del escudo para sacarlo por uno de los huecos, lacerando mi carne más todavía. Justo antes del impacto pulsé el botón del escudo y dos de sus placas se separaron para dejar paso a un pequeño ariete que liberaría la fuerza acumulada hasta ahora.
Cuando todo se calmó estaba con la cabeza y los hombros hundidos en medio de un suelo de piedra hecho pedazos. El impacto del ariete había hecho gravilla la roca más cercana, aunque el retroceso había roto las correas y este se había desprendido de mi brazo. Notaba el sabor del polvo, la tierra y la sangre en la boca, lo odiaba, pero significaba que estaba vivo.
- Zinogre, creo que es la hora de enseñarle de qué estamos hechos.
- Si, porque como no lo hagas va a barrer el suelo con nosotros... más.
El calor pasó de alimentar mis músculos a circular por mi cuerpo como si de un reactor se tratase, al momento el brillo rojizo pasó a azulado y, de pronto este se apagó. La calma me rodeaba mientras las mentes de zinogre y mías se hacían una sola. El glaive que conformaba su cuerpo se deshacía en el aire para comenzar a formar parte de mi cuerpo. Ahora no había Arthur, no había Zinogre, no había yo ni tu, sólo nosotros.
Mi mano derecha, todavía por encima de la tierra se envolvió en un manto oscuro como la obsidiana, de mis dedos crecieron largas garras que brillaban con su propia incandescencia antes de propinarle un tremendo golpe al suelo, mandando las piedras y escombros disparados en todas direcciones y levantando una nube de polvo.
Cuando el polvo se asentó, de en medio del cráter surgió una criatura nueva, con una forma y una postura más bestial que humana, con una piel de un color negro opaco y uniforme, formas angulosas y garras que brillaban con un blanco puro. Cuatro ojos y dos largas orejas estaban presentes en una cabeza con una mandíbula marcada por lo que parecían dos placas. Una larga cola serpenteaba a su espalda, con lo que parecían ser unas efímeras y grandes cuchillas flotando a escasos centímetros de la piel.
El modo Unlimited, un estado que fusionaba nuestros cuerpos y mentes para llevar al límite las capacidades físicas. Cada vez que la usábamos se difuminaba más y más la frontera entre los dos, cada vez perdía un poco más de humanidad, pero el sacrificio era necesario, porque esta lucha... merecía la pena.
Me erguí entre los escombros y miré mi mano, cerré el puño y lo volví a abrir de nuevo, acostumbrándome al cambio de mi cuerpo. Luego miré a Arribor, para luego extender todas mis extremidades y romper la dichosa red. Los cortes habían desaparecido, al igual que todas las heridas más recientes. Abrí la boca y de ella salió un ruido más parecido a un rugido que a un grito. El aire se combó debido a la presión del aire. Fijé mis ojos en mi objetivo antes de lanzarme a toda velocidad a por él.
En una fracción de segundo estaba en frente lanzando un brutal zarpazo ascendente con mi garra derecha, conectase o no me movería un par de pasos a la izquierda y giraría a toda velocidad sobre mí mismo para lanzar otro corte con la cuchilla de la cola. Era hora de ver sin el famoso pirata podía seguirme el ritmo en ese estado, porque si sobrevivía a mi último recurso entonces sí que estaba en problemas.
- Mah Boi:
- Resumen:
- Recibir la avestruzificación de Arribor y decidir ponerme serio, enviando trozos de roca a todos mis alrededores. Hacer papilla el suelo antes de hacerme papilla a mí y, tras librarme de la red lanzarme para darle con una garra y una cuchilla muy... pero que muy calientes.
- Cosas usadas:
- Unchained Rage (ámbito): Para librarme de la red y potenciar el siguiente golpe un 25%
Activa del escudo AUCH para hacer añicos el suelo.
Burst Mode: X7 Fuerza X5 Velocidad (primer turno)
Unlimited: Regeneración mejorada y +50% a los parámetros activos el primer turno (quedaría en X10,5 Fuerza y X7,5 Velocidad)
Marc Kiedis
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Mientras la lluvia continuaba, apagando los restos del fugaz incendio que momentos antes había amenazado con devastar la plaza, el suelo comenzó a colapsar bruscamente bajo los pies de la peculiar comitiva. Cuando se quiso dar cuenta, Marc habría caído al vacío de no ser por la rápida actuación del pelirrojo, que le agarró con fuerza evitando así que se desequilibrase. Le encantaba ser tan grande y fuerte, pero debía reconocer que en ciertas ocasiones su tamaño y corpulencia eran una desventaja.
- Gracias Zane, ya pensaba que me caía - dijo el grandullón con evidente alivio mientras esbozaba una sonrisa y se rascaba la nuca con la mano izquierda.
Mientras tanto Brynn, el amigo moreno de Nailah, se encargó de evitar que el resto cayesen. El semigigante le miró sonriente y le dio las gracias con sinceridad por ayudar a sus compañeros. A pesar de su extraña pinta parecía buen tipo, o al menos esa impresión le daba al semigigante tras sus acciones ayudando al resto.
La conversación entre el pelirrojo y el robot continuó. Al parecer, Zane había encontrado un posible punto de acuerdo y buscaba explotarlo para evitar tener que confrontar al coloso metálico enviado por Viktor y poder llegar al patíbulo. Mientras tanto, daba la sensación de que Brynn había visto algo bajo el agujero que se había abierto en el suelo. Marc, curioso por naturaleza, decidió preguntarle por ello:
- ¿Qué has visto ahí abajo amigo? ¿Merece la pena que descendamos si el pelirrojo se va hacia el patíbulo?
- Gracias Zane, ya pensaba que me caía - dijo el grandullón con evidente alivio mientras esbozaba una sonrisa y se rascaba la nuca con la mano izquierda.
Mientras tanto Brynn, el amigo moreno de Nailah, se encargó de evitar que el resto cayesen. El semigigante le miró sonriente y le dio las gracias con sinceridad por ayudar a sus compañeros. A pesar de su extraña pinta parecía buen tipo, o al menos esa impresión le daba al semigigante tras sus acciones ayudando al resto.
La conversación entre el pelirrojo y el robot continuó. Al parecer, Zane había encontrado un posible punto de acuerdo y buscaba explotarlo para evitar tener que confrontar al coloso metálico enviado por Viktor y poder llegar al patíbulo. Mientras tanto, daba la sensación de que Brynn había visto algo bajo el agujero que se había abierto en el suelo. Marc, curioso por naturaleza, decidió preguntarle por ello:
- ¿Qué has visto ahí abajo amigo? ¿Merece la pena que descendamos si el pelirrojo se va hacia el patíbulo?
- Resumen:
- - Ser salvado por Zane de caer al vacío, ver cómo Brynn salva a los demás y narrar cómo continúa la situación. Finalmente preguntar a Brynn sobre lo que ha visto bajo el agujero creado al colapsar el suelo.
Kenzo Nakajima
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Y, de repente, se hizo la lluvia. Kenzo no sabía si su intento de crear un tornado había tenido éxito o no, pero el alivio que sintió al notar la lluvia cayendo y apagando las voraces llamas que amenazaban con convertir a cuantos se hallaban en la plaza en carbonilla fue indescriptible. Nunca le había gustado especialmente la lluvia, pero en aquel momento no pudo agradecer más que cayese. ¿Sería natural o estaría también provocada por alguno de los múltiples poderes allí congregados? El brazos largos no lo tenía claro, pero algo le decía que la segunda opción era bastante más probable.
Poco a poco, al desaparecer el fuego Kenzo fue recuperando la consciencia de sí mismo y de la realidad, que había quedado en un segundo plano ante la urgencia de librarse de las llamas. Vio entonces a Iulio a escasos metros de él. Al parecer había intentado iluminarse, aunque Kenzo no sabía con qué propósito. Jason debía estar también más o menos cerca, pues no se habían movido demasiado desde la última vez que le vio, pero no le encontraba por ningún lado. ¿Dónde se habría metido?
La buena noticia era que el humo amarillo había desaparecido y, con él, el horrible monstruo hecho de torsos. Aquello sin lugar a dudas confirmaba sus sospechas sobre que no era más que una ilusión provocada por dicho gas pues, en el punto exacto en el que hacía apenas unos segundos se encontraba la deforme aberración, ahora no había más que los maltrechos restos del tronco de un árbol.
A su alrededor, no obstante, seguía habiendo multitud de zombies y la batalla continuaba recrudeciéndose con cada minuto que pasaba. Tenían que hacer algo, no podían permitir que los delincuentes que asolaban la isla siguiesen haciendo lo que les viniera en gana. Era labor de la Marina eliminar a todos aquellos criminales que se habían atrevido a ir hasta allí a intentar impedir la ejecución del infame Legan Legim. Así que rápidamente el brazos largos se acercó a Iulio y le preguntó por su próximo movimiento:
- ¿Estás bien compañero? Aunque el incendio haya acabado y el humo amarillo ya no sea un problema, seguimos estando rodeados de enemigos y de esos asquerosos cadáveres andantes. ¿Qué hacemos? Tal vez deberíamos buscar a Jason y continuar luchando los tres juntos, ¿tú qué opinas?
Poco a poco, al desaparecer el fuego Kenzo fue recuperando la consciencia de sí mismo y de la realidad, que había quedado en un segundo plano ante la urgencia de librarse de las llamas. Vio entonces a Iulio a escasos metros de él. Al parecer había intentado iluminarse, aunque Kenzo no sabía con qué propósito. Jason debía estar también más o menos cerca, pues no se habían movido demasiado desde la última vez que le vio, pero no le encontraba por ningún lado. ¿Dónde se habría metido?
La buena noticia era que el humo amarillo había desaparecido y, con él, el horrible monstruo hecho de torsos. Aquello sin lugar a dudas confirmaba sus sospechas sobre que no era más que una ilusión provocada por dicho gas pues, en el punto exacto en el que hacía apenas unos segundos se encontraba la deforme aberración, ahora no había más que los maltrechos restos del tronco de un árbol.
A su alrededor, no obstante, seguía habiendo multitud de zombies y la batalla continuaba recrudeciéndose con cada minuto que pasaba. Tenían que hacer algo, no podían permitir que los delincuentes que asolaban la isla siguiesen haciendo lo que les viniera en gana. Era labor de la Marina eliminar a todos aquellos criminales que se habían atrevido a ir hasta allí a intentar impedir la ejecución del infame Legan Legim. Así que rápidamente el brazos largos se acercó a Iulio y le preguntó por su próximo movimiento:
- ¿Estás bien compañero? Aunque el incendio haya acabado y el humo amarillo ya no sea un problema, seguimos estando rodeados de enemigos y de esos asquerosos cadáveres andantes. ¿Qué hacemos? Tal vez deberíamos buscar a Jason y continuar luchando los tres juntos, ¿tú qué opinas?
- Resumen:
- - Agradecer la llegada de la lluvia e ir recuperando la consciencia de lo que le rodea.
- Ver a Iulio y preguntarse dónde estará Jason.
- Pedir al peliblanco su opinión sobre qué hacer a continuación dado que siguen rodeados de enemigos por todas partes.
Liv L Astrid
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Parecía ser que mis palabras habían calado en aquel hombre al otro lado. Me informó de que comprobarían lo que les había dicho, luego me pidió que mantuviese la posición, algo que sabía que sería imposible, y que me volvería a contactar en breves.
-La bodega comienza a hacer aguas, las placas están cediendo hacia el interior de la embarcación, mantener la posición es imposible. Comenzaré a subir a la cubierta en intentaré sacar a todos los que me encuentre. – le respondí.
Al salir de la sala había otros cinco hombres, los cuales me apuntaron con sus armas profanas, aunque solo por un momento, para luego salir corriendo conmigo hacia la puerta que nos daba acceso a la salida de aquella bodega. Sin embargo, la puerta se encontraba cerrada.
-¿Habéis sido vosotros? – les pregunté cuando noté que estaba cerrada. – Porque si no habéis sido vosotros, hay alguien que no quiere que salgamos vivos de aquí.
No esperé a que me respondiesen para intentar tirar la puerta abajo por la fuerza bruta con una poderosa patada en la zona del pomo de la puerta. Si esta se abría avanzaríamos hacia las siguientes escaleras para subir.
-Sabes de sobra cual es el camino más rápido para salir del barco – me dijo Trece. – ve rompiendo techos hasta salir de aquí.
-Sí, es lo más rápido – le contesté a sabiendas de que los sodados me escucharían – Pero no creo que ahora sea lo más sensato que debamos de hacer, además no creo que quede demasiado.
-La bodega comienza a hacer aguas, las placas están cediendo hacia el interior de la embarcación, mantener la posición es imposible. Comenzaré a subir a la cubierta en intentaré sacar a todos los que me encuentre. – le respondí.
Al salir de la sala había otros cinco hombres, los cuales me apuntaron con sus armas profanas, aunque solo por un momento, para luego salir corriendo conmigo hacia la puerta que nos daba acceso a la salida de aquella bodega. Sin embargo, la puerta se encontraba cerrada.
-¿Habéis sido vosotros? – les pregunté cuando noté que estaba cerrada. – Porque si no habéis sido vosotros, hay alguien que no quiere que salgamos vivos de aquí.
No esperé a que me respondiesen para intentar tirar la puerta abajo por la fuerza bruta con una poderosa patada en la zona del pomo de la puerta. Si esta se abría avanzaríamos hacia las siguientes escaleras para subir.
-Sabes de sobra cual es el camino más rápido para salir del barco – me dijo Trece. – ve rompiendo techos hasta salir de aquí.
-Sí, es lo más rápido – le contesté a sabiendas de que los sodados me escucharían – Pero no creo que ahora sea lo más sensato que debamos de hacer, además no creo que quede demasiado.
- resumen:
- Contestar con la imposibilidad de mantener la posición e informar de como se encuentra la bodega inferior. Intentar tirar la puerta abajo (tengo el poder de la akuma activado), de conseguirlo avanzar hacia las escaleras más cercanas para seguir subiendo.
Roland von Klauswitz
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Akuma no mi
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El robot le recordaba a Kodama a una de esas navajas que se vendían en las tiendas de accesorios de Marineford. Tenían todo tipo de herramientas y utensilios plegados en su interior, desde navajas hasta destornilladores, pasando por unas tijeras que al Roble le parecían totalmente ineficientes. ¿Cómo iba alguien a podarse el cabello con ellas? Su metálico oponente no guardaba en su interior nada similar -que él supiera-, pero si un par de brazos que habían permanecido ocultos. Era un tremendo incordio.
Decidió saltar del árbol sobre el que estaba subido y tratar a aquella cosa como a cualquier otro enemigo. No importaba que no estuviese hecho de carne y hueso ni de madera, ni tampoco que fuese más alto que él, su espada daría cuenta de él. Lo cierto era que resultaba refrescante mirar a alguien hacia desde abajo, pues sus más de tres metros de estatura le convertían en alguien sobradamente más alto que los humanos normales.
De uno de estos humanos normales, uno de los muertos -de los que se estaban quietos en el suelo, no de los que pululaban reanimados por ahí-, cogió otra espada. Se sentía extraño sin tener dos. No era tan buena como la suya, claro, pero el acero era acero y por el momento bastaría. Tuvo la precaución de reforzar sus brazos con gruesas ramas, de forma que le quedaron excepcional y desproporcionadamente gruesos. Suerte que no tenía ningún sentido de la estética...
Kodama convirtió sus pies en raíces y las extendió cuando las tenazas gigantes estaban a punto de cerrarse sobre él. Pero no las extendió hacia el subsuelo, sino que las usó para elevarse y quedar por encima del robot. Sus raíces fueron cortadas, claro, pero no era nada que no pudiese arreglar. Luego imbuyó las dos armas con haki y les interpuso en el camino del hacha. Estar en el aire no le favorecía, por lo que tuvo que agarrarse con sus ramas a otros árboles para aguantar el impacto. Esta vez sus dos brazos aguantaron la fuerza demoledora de la máquina, y pudieron repeler el ataque sin quebrarse otra vez.
Reconstruyó sus piernas humanas y tocó tierra a un lado del robot. Sus espadas ennegrecidas surcaron el aire buscando metal que cortar. Esos escudos en los hombros eran un problema a la hora de atacar a la cabeza, pero no impedirían que se quedara sin piernas. Así que descargó un corte doble con todas su fuerzas directo a la cintura de la máquina. Era instintivamente consciente de en que punto cortar para asegurar el máximo daño posible, aunque ignoraba si esos mismos principios que había cultivado durante años se aplicarían a un trozo de metal viviente. En cualquier caso, sería un logro si podía dejarlo sin piernas. Por lo menos, resultaría menos molesto.
Decidió saltar del árbol sobre el que estaba subido y tratar a aquella cosa como a cualquier otro enemigo. No importaba que no estuviese hecho de carne y hueso ni de madera, ni tampoco que fuese más alto que él, su espada daría cuenta de él. Lo cierto era que resultaba refrescante mirar a alguien hacia desde abajo, pues sus más de tres metros de estatura le convertían en alguien sobradamente más alto que los humanos normales.
De uno de estos humanos normales, uno de los muertos -de los que se estaban quietos en el suelo, no de los que pululaban reanimados por ahí-, cogió otra espada. Se sentía extraño sin tener dos. No era tan buena como la suya, claro, pero el acero era acero y por el momento bastaría. Tuvo la precaución de reforzar sus brazos con gruesas ramas, de forma que le quedaron excepcional y desproporcionadamente gruesos. Suerte que no tenía ningún sentido de la estética...
Kodama convirtió sus pies en raíces y las extendió cuando las tenazas gigantes estaban a punto de cerrarse sobre él. Pero no las extendió hacia el subsuelo, sino que las usó para elevarse y quedar por encima del robot. Sus raíces fueron cortadas, claro, pero no era nada que no pudiese arreglar. Luego imbuyó las dos armas con haki y les interpuso en el camino del hacha. Estar en el aire no le favorecía, por lo que tuvo que agarrarse con sus ramas a otros árboles para aguantar el impacto. Esta vez sus dos brazos aguantaron la fuerza demoledora de la máquina, y pudieron repeler el ataque sin quebrarse otra vez.
Reconstruyó sus piernas humanas y tocó tierra a un lado del robot. Sus espadas ennegrecidas surcaron el aire buscando metal que cortar. Esos escudos en los hombros eran un problema a la hora de atacar a la cabeza, pero no impedirían que se quedara sin piernas. Así que descargó un corte doble con todas su fuerzas directo a la cintura de la máquina. Era instintivamente consciente de en que punto cortar para asegurar el máximo daño posible, aunque ignoraba si esos mismos principios que había cultivado durante años se aplicarían a un trozo de metal viviente. En cualquier caso, sería un logro si podía dejarlo sin piernas. Por lo menos, resultaría menos molesto.
- Resumen:
- Lidiar con los ataques de robo-chan - Intentar partirlo en dos por la cintura de un bonito tajo hakiado
Usado
Corte: Kodama es un experto espadachín y este ámbito le lleva a percibir casi instintivamente el punto débil de cualquier cosa, de forma que sabe por donde cortar para garantizar el máximo daño con el mínimo de movimientos. Esta habilidad le lleva a cortar incluso cosas que no pueden ser cortadas normalmente (fuego, rayos, humo, agua, energía...).
Kaori Nanami
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¬—Mierda… Esto no debería ser así…—Susurró.
Lo había logrado mover solo unos treinta centímetros y solo por el empujón inicial. ¿Qué tan fuerte era esa cosa? Los ataques de sus camaradas no habían dado resultado alguno, así que, por el bien de ellos, decidió deshacer la niebla. ¿Tendría algún punto débil? Quizás no era el momento de pensar esas cosas, después de todo, ahora el robot gigante quería agarrarla y hacerle un agujero gigantesco en su cuerpo, por suerte… Ya tenía claro como lo iba a esquivar. No se lo pensó más de una vez y volvió a su forma híbrida, mantuvo el vuelo en el lugar y vio como es que la lanza no golpeaba a nada. Se había achicado lo suficiente para que esa cosa no la pudiera agarrar y, casi mejor que eso, ahora tenía libertad de acción, pero… ¿Qué podía hacer? Ya había entendido que, por fuerza, no iba a conseguir nada más que ser inútil.
—¿Qué puedo hacer?
No encontraba algo que hacer y casi pensaba en agarrar a sus compañeros y largarse de ese lugar. ¿En qué pensaban al momento de atacar al que parecía ser el que estaba detrás de todo lo que estaba sucediendo? Por unos momentos, dudó. El ataque de Eric, claramente, no había resultado para nada. Dretch… Tampoco había tenido resultados y, pese a que ella era la más fuerte, en términos físicos, tampoco pudo hacer mucha cosa. ¿Sería algo útil intentar más? Quizás podría intentar usar su electricidad, pero dudaba que fuera suficiente. Aunque… ¿Qué pasaría si lo sobrecargaba de energía? Quizás era una chance más útil, si lo lograba podría tener alguna opción de hacerlo explotar, pero tendría que darle una descarga tan fuerte para eso. Suspiró y se alejó de aquella cosa mientras volvía a su forma completa.
—Chicos, no toquen a esa cosa—les advirtió.
En su forma completa, acumuló toda la electricidad que podía generar en uno de sus brazos. Si era piloteado, lo mejor era que quizás freía al imbécil de turno que lo manejaba. Era un todo o nada, una de sus últimas opciones y si no, tendrían que buscar alguna otra opción. El sonido de la electricidad acumulada en su brazo era fuerte, chirriante. Era la electricidad hecha dragón, nunca mejor dicho. Una vez sintió que estaba llegando a su límite, se lanzó de frente ante el robot. No importaba si la bloqueaba o no, después de todo, solo buscaba un simple contacto. Estiró su brazo hacía atrás y golpeó directo al torso de esa cosa. Buscaba hacerle daño, de verdad, pero sabía que sus opciones eran bastante pocas.
Lo había logrado mover solo unos treinta centímetros y solo por el empujón inicial. ¿Qué tan fuerte era esa cosa? Los ataques de sus camaradas no habían dado resultado alguno, así que, por el bien de ellos, decidió deshacer la niebla. ¿Tendría algún punto débil? Quizás no era el momento de pensar esas cosas, después de todo, ahora el robot gigante quería agarrarla y hacerle un agujero gigantesco en su cuerpo, por suerte… Ya tenía claro como lo iba a esquivar. No se lo pensó más de una vez y volvió a su forma híbrida, mantuvo el vuelo en el lugar y vio como es que la lanza no golpeaba a nada. Se había achicado lo suficiente para que esa cosa no la pudiera agarrar y, casi mejor que eso, ahora tenía libertad de acción, pero… ¿Qué podía hacer? Ya había entendido que, por fuerza, no iba a conseguir nada más que ser inútil.
—¿Qué puedo hacer?
No encontraba algo que hacer y casi pensaba en agarrar a sus compañeros y largarse de ese lugar. ¿En qué pensaban al momento de atacar al que parecía ser el que estaba detrás de todo lo que estaba sucediendo? Por unos momentos, dudó. El ataque de Eric, claramente, no había resultado para nada. Dretch… Tampoco había tenido resultados y, pese a que ella era la más fuerte, en términos físicos, tampoco pudo hacer mucha cosa. ¿Sería algo útil intentar más? Quizás podría intentar usar su electricidad, pero dudaba que fuera suficiente. Aunque… ¿Qué pasaría si lo sobrecargaba de energía? Quizás era una chance más útil, si lo lograba podría tener alguna opción de hacerlo explotar, pero tendría que darle una descarga tan fuerte para eso. Suspiró y se alejó de aquella cosa mientras volvía a su forma completa.
—Chicos, no toquen a esa cosa—les advirtió.
En su forma completa, acumuló toda la electricidad que podía generar en uno de sus brazos. Si era piloteado, lo mejor era que quizás freía al imbécil de turno que lo manejaba. Era un todo o nada, una de sus últimas opciones y si no, tendrían que buscar alguna otra opción. El sonido de la electricidad acumulada en su brazo era fuerte, chirriante. Era la electricidad hecha dragón, nunca mejor dicho. Una vez sintió que estaba llegando a su límite, se lanzó de frente ante el robot. No importaba si la bloqueaba o no, después de todo, solo buscaba un simple contacto. Estiró su brazo hacía atrás y golpeó directo al torso de esa cosa. Buscaba hacerle daño, de verdad, pero sabía que sus opciones eran bastante pocas.
- Resumen:
- Esquivar el ataque pasando a forma híbrida para así esa cosa/robot/meka de TTGL no me agarre. Retroceder un poco, blablablá de relleno, buscar sobrecargar de energía a esa cosa y, si no, rezar para que haya alguien adentro para freírlo con su electricidad.
- Datos Técnicos:
Nivel 30: Fuerza 3(x6), Resistencia 2, Velocidad 3(x6), Reflejos 3, Agilidad 0
Nivel 20: Su aura alcanza el metro de distancia. Al contacto, es capaz de dejar paralizada la extremidad afectada por dos posts. Su poder es de 100V. Solo puede paralizar partes pequeñas de un cuerpo (manos, pies, etc). Aprende a ser invisible. Dura dos posts.
Maki
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Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Pasota
¿Todo el mundo se ha olvidado del cuaderno este? Es como que no quieren anotar lo que pasa, o igual es que se han cansado. No sé, ¿sabes? Yo paso. Ya lo hará alguien.
Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Preguntas-al-aire
¿Qué está pasando? ¿Por qué todo el mundo baila? Han pasado cosas raras. ¿Por qué han aparecido Maki Asuntos Turbios y el Señor Presidente bailando y cantando algo súper pegadizo? ¿De dónde han sacado esa canción? Y ése... ¿Ése no es el número cuatro en el ranking de los Augustus más peligrosos, el Maki Musical? Oh, no, todos se contagian de su melodía. ¿Cómo lo hace para qué cada vez más Makis se sumen a su canción? ¿Es cosa mía o mis piernas tienen ganas de moverse? ¿Me está apeteciendo cantar algo pegadizo y absurdo? ¿Esos Makis que se lanzan sobre Maki Musical conseguirán detenerlo antes de que se haga con el control total?
Yo no soy marinero.
Yo no soy marinero.
Soy un delfín.
Maki estaba pasando por un momento... confuso. Tras redescubrir su pasión por los musicales improvisados no podía dejar de pensar en nuevos temas. Había tantos en su repertorio, tantas melodías olvidadas y dejadas a un lado. Había tenido muchas responsabilidades, muchas distracciones que lo habían separado de su faceta musical. Pero notaba como poco a poco iban surgiendo las ganas de cantar a pesar de que sabía que no debía. Estaba en mitad de algo muy serio, con enemigos persiguiéndole y a saber qué le esperaba delante, pero... ¿Qué es una misión sin música?
Así que mientras caminaba por los mal iluminados pasillos de la montaña, el gyojin canturreaba.
In the jungle, the mighty jungle
The lion sleeps tonight
In the jungle, the quiet jungle
The lion sleeps tonight
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
No, no tenía tiempo para la música. Su deber era dar con Legim y salvarle por el bien de la revolución. No podía fallar a aquellos que habían puesto tanta confianza en él. Pero es que la cancioncita...
Aaauuiiiiiiiiiii
Ee e e um um a weh
"Céntrate, Augustus", se ordenó. Ante él, dos puertas. Una, de madera, que seguramente diese al cuarto de baño; otra, de hierro, que a lo mejor le llevaba arriba o a abajo o al sitio donde debía estar, fuese cual fuese. ¿Cuál sería mejor? "Cantemos algo para decidirnos", propuso una parte de su ser. "No", respondió otra. No era el momento, tenía que...
I'm on the hiiighway to...
"No, maldición, Augustus". Piensa en tu misión, en tu objetivo. Piensa en Margaret y Rudy y en la revolución.
Pero su mente seguía inundada por canciones, una tras otra, algunas de su propia invención y otras que conocía de no sabía dónde. Se sentía incapaz de pensar, e incluso había comenzado a bailar sin darse cuenta. Al final solo le quedó una opción.
Hizo un supremo esfuerzo por coger carrerilla y correr hacia la puerta de hierro. Y con los ojos cerrados y el corazón encogido le propinó un brutal cabezazo con su cuerpo convertido en un ariete.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Pasota
¿Todo el mundo se ha olvidado del cuaderno este? Es como que no quieren anotar lo que pasa, o igual es que se han cansado. No sé, ¿sabes? Yo paso. Ya lo hará alguien.
******
Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Preguntas-al-aire
¿Qué está pasando? ¿Por qué todo el mundo baila? Han pasado cosas raras. ¿Por qué han aparecido Maki Asuntos Turbios y el Señor Presidente bailando y cantando algo súper pegadizo? ¿De dónde han sacado esa canción? Y ése... ¿Ése no es el número cuatro en el ranking de los Augustus más peligrosos, el Maki Musical? Oh, no, todos se contagian de su melodía. ¿Cómo lo hace para qué cada vez más Makis se sumen a su canción? ¿Es cosa mía o mis piernas tienen ganas de moverse? ¿Me está apeteciendo cantar algo pegadizo y absurdo? ¿Esos Makis que se lanzan sobre Maki Musical conseguirán detenerlo antes de que se haga con el control total?
Yo no soy marinero.
Yo no soy marinero.
Soy un delfín.
******
Maki estaba pasando por un momento... confuso. Tras redescubrir su pasión por los musicales improvisados no podía dejar de pensar en nuevos temas. Había tantos en su repertorio, tantas melodías olvidadas y dejadas a un lado. Había tenido muchas responsabilidades, muchas distracciones que lo habían separado de su faceta musical. Pero notaba como poco a poco iban surgiendo las ganas de cantar a pesar de que sabía que no debía. Estaba en mitad de algo muy serio, con enemigos persiguiéndole y a saber qué le esperaba delante, pero... ¿Qué es una misión sin música?
Así que mientras caminaba por los mal iluminados pasillos de la montaña, el gyojin canturreaba.
In the jungle, the mighty jungle
The lion sleeps tonight
In the jungle, the quiet jungle
The lion sleeps tonight
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
Wimoweh, wimoweh, wimoweh, wimoweh
No, no tenía tiempo para la música. Su deber era dar con Legim y salvarle por el bien de la revolución. No podía fallar a aquellos que habían puesto tanta confianza en él. Pero es que la cancioncita...
Aaauuiiiiiiiiiii
Ee e e um um a weh
"Céntrate, Augustus", se ordenó. Ante él, dos puertas. Una, de madera, que seguramente diese al cuarto de baño; otra, de hierro, que a lo mejor le llevaba arriba o a abajo o al sitio donde debía estar, fuese cual fuese. ¿Cuál sería mejor? "Cantemos algo para decidirnos", propuso una parte de su ser. "No", respondió otra. No era el momento, tenía que...
I'm on the hiiighway to...
"No, maldición, Augustus". Piensa en tu misión, en tu objetivo. Piensa en Margaret y Rudy y en la revolución.
Pero su mente seguía inundada por canciones, una tras otra, algunas de su propia invención y otras que conocía de no sabía dónde. Se sentía incapaz de pensar, e incluso había comenzado a bailar sin darse cuenta. Al final solo le quedó una opción.
Hizo un supremo esfuerzo por coger carrerilla y correr hacia la puerta de hierro. Y con los ojos cerrados y el corazón encogido le propinó un brutal cabezazo con su cuerpo convertido en un ariete.
- Resumen:
- Lucha interna contra Maki Musical - Darle un cabezazo a lo bestia a la puerta de metal para abrirla
Ivan Markov
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El plan se había ido a freír espárragos, sin embargo su rival era tan cazurro que se creyó que era Katharina. ¿Es que no se le había ocurrido girarse y mirar a su espalda? En todo caso, ahora lo mejor sería ganar tiempo y esperar a ver si tenían una oportunidad. "Por ahora, tocará seguirle el juego." Comenzó a transformarse en la bruja, con una sonrisa burlona. El cambio de constitución tuvo resultados... inesperados. La camisa quedó apretada por culpa del súbito crecimiento de sus pechos, con los botones a punto de reventar. Se apartó un mechón de la cara con un gesto elegante y miró al rubio:
- Vaya, mi magnífico plan frustrado por el Vicealmirante Al Naion. ¿Cómo has sabido que era yo?
Entonces demasiadas cosas ocurrieron de golpe. Dexter Black apareciendo en la plaza, sus hombres intentando liberar a Legim, un marine con pinta de pirata recluyéndose con el reo en una bola de algún material viscoso, tres robots llegando de la nada, un bosque surgiendo de todos lados... el vampiro comenzó a moverse para apartarse de los árboles y aprovechar para perder al otro marine de vista. El plan había fallado, tendrían que retirarse y esperar a una mejor oportunidad. Si no había podido con Kodama, menos aún con la persona que había vencido a Legan Legim. En cuanto hubo unos cuantos árboles entre ellos recobró su forma original mientras el Manto de Sombras se convertía de nuevo en su chaqueta roja. Un desagradable olor a quemado llegó a hasta su nariz junto con una brisa cálida y sonido de viento huracanado, poniéndolo alerta. ¿Alguien le había plantado fuego al bosque? Joder... aquel cúmulo de coincidencias no hacía más que empeorar la situación. Pero la escena aún podía volverse más bizarra, pues de repente un tornado de fuego sobrevoló el bosque, y de repente comenzó a llover. "¿Cuántos usuarios de akuma se han concentrado en esta maldita isla?" Se giró al notar el aroma de la pelirroja y escuchó sus palabras.
- Lo siento, preciosa - sonrió salvajemente, desenvainando a Vanator - Pero no soy de los que disfrutan de las esperas. Parece que ya no hay fuego, así que podré actuar libremente - su sonrisa se ensanchó - Prepárate para actuar en cuanto haya golpeado, ¡te abriré un camino directo a Legim!
Volaba velozmente sobre los árboles, con la vista fija en el enorme monstruo en que se había convertido la gran bola amorfa. Olía... ¿dulce? Su enemigo debía ser alguna clase de logia o de paramecia de algo comestible. "Si Zero estuviera aquí, podría simplemente enviarlo a comérselo" pensó, con una mezcla de humor y tristeza. Pero no era el momento para esa clase de pensamientos; tenía una tarea pendiente, y estaba más que decidido a llevarla a cabo. Por suerte para él había gente combatiendo alrededor, y algunos atacando al ser. Un disparo de luz reventó los tentáculos del monstruo dulce, proveniente de... ¡Bleyd, el Yonkaikyo cobarde! Seguro que tras eso intentaría huir o algo. Pero bueno, ahora tenía cosas mejores y más importantes que hacer que reírse de un pobre diablo. Tomó altura y se situó sobre el ser, empuñando a Vanator sobre su cabeza mientras concentraba su Voluntad en el filo de esta, determinado a cortar de un único golpe aquella cosa. Emplearía todo cuanto tenía, así que tras aquello el éxito del plan dependería de si Aki era capaz de aprovechar la oportunidad. Cayó sobre la bestia descargando todo su poder en un tajo descendente.
- ¡Macht des Konigs!
- Vaya, mi magnífico plan frustrado por el Vicealmirante Al Naion. ¿Cómo has sabido que era yo?
Entonces demasiadas cosas ocurrieron de golpe. Dexter Black apareciendo en la plaza, sus hombres intentando liberar a Legim, un marine con pinta de pirata recluyéndose con el reo en una bola de algún material viscoso, tres robots llegando de la nada, un bosque surgiendo de todos lados... el vampiro comenzó a moverse para apartarse de los árboles y aprovechar para perder al otro marine de vista. El plan había fallado, tendrían que retirarse y esperar a una mejor oportunidad. Si no había podido con Kodama, menos aún con la persona que había vencido a Legan Legim. En cuanto hubo unos cuantos árboles entre ellos recobró su forma original mientras el Manto de Sombras se convertía de nuevo en su chaqueta roja. Un desagradable olor a quemado llegó a hasta su nariz junto con una brisa cálida y sonido de viento huracanado, poniéndolo alerta. ¿Alguien le había plantado fuego al bosque? Joder... aquel cúmulo de coincidencias no hacía más que empeorar la situación. Pero la escena aún podía volverse más bizarra, pues de repente un tornado de fuego sobrevoló el bosque, y de repente comenzó a llover. "¿Cuántos usuarios de akuma se han concentrado en esta maldita isla?" Se giró al notar el aroma de la pelirroja y escuchó sus palabras.
- Lo siento, preciosa - sonrió salvajemente, desenvainando a Vanator - Pero no soy de los que disfrutan de las esperas. Parece que ya no hay fuego, así que podré actuar libremente - su sonrisa se ensanchó - Prepárate para actuar en cuanto haya golpeado, ¡te abriré un camino directo a Legim!
...
Volaba velozmente sobre los árboles, con la vista fija en el enorme monstruo en que se había convertido la gran bola amorfa. Olía... ¿dulce? Su enemigo debía ser alguna clase de logia o de paramecia de algo comestible. "Si Zero estuviera aquí, podría simplemente enviarlo a comérselo" pensó, con una mezcla de humor y tristeza. Pero no era el momento para esa clase de pensamientos; tenía una tarea pendiente, y estaba más que decidido a llevarla a cabo. Por suerte para él había gente combatiendo alrededor, y algunos atacando al ser. Un disparo de luz reventó los tentáculos del monstruo dulce, proveniente de... ¡Bleyd, el Yonkaikyo cobarde! Seguro que tras eso intentaría huir o algo. Pero bueno, ahora tenía cosas mejores y más importantes que hacer que reírse de un pobre diablo. Tomó altura y se situó sobre el ser, empuñando a Vanator sobre su cabeza mientras concentraba su Voluntad en el filo de esta, determinado a cortar de un único golpe aquella cosa. Emplearía todo cuanto tenía, así que tras aquello el éxito del plan dependería de si Aki era capaz de aprovechar la oportunidad. Cayó sobre la bestia descargando todo su poder en un tajo descendente.
- ¡Macht des Konigs!
- Resumen y cosas usadas. Jack, lee:
- - Blablabla reacciono a lo sucedido últimamente.
- Voy a por el monstruo de caramelo de Jack y trato de cortarlo.
Vanator: Espada de calidad épica.
Busoushoku Haki nivel 7 (Armamento Tier 7) Turno 4,5/5
Armamento de x4 x endurecimiento de x3: x12 a la potencia de los golpes.
Macht des Königs [Modalidad nivel 2]: Liberando su haki del rey en un ataque contra un objeto, aumenta 300% el poder destructivo del golpe. Pasivamente Ivan es capaz de hablar con una voz profunda y grave cuando se enfada que hacer temblar y retumbar las cosas a su alrededor.
Total:
Poder de destrucción: Tier 7 x 16 (12 de armamento + 4 de modalidad)
- Situación General:
- Como podéis comprobar, todo se está yendo a la mierda. Hay caos por todas partes y multitud de pequeñas batallas desarrollándose a pequeña y gran escala respectivamente. Poco más que decir, seguid pegándoos en paz.
- Invasores del castillo:
- A ver como os lo pongo. La cola de Kaori se enrolló en una de las piernas del robot, atrapando a Eric en el agarre, menudo fallo de cálculos. Eric La presión es abrumadora y puede que tengas alguna costilla rota, a pesar de que Kaori suelte a los pocos segundos. Kaori, logras esquivar y contraatacar, tienes la sensación de que si te hubiese dado estarías muerta o casi muerta, El golpe conecta, en la cabeza, pero parece no hacer gran cosa. No parece que esté aislado contra la electricidad, todo lo contrario, pero esa corriente no tiene pinta de desbordar su capacidad. Ahora coloca los dos escudos en una posición extraña, apuntando a Kaori y a Dretch con unos orificios que salen del frente de estos. Unos mecanismos cargan lo que parecen unas barras metálicas en ellos. Antes del ataque se os eriza el cabello a todos y el ambiente se llena de electricidad estática antes de que estos disparen proyectiles impulsados magnéticamente a una velocidad supersónica.
- Barco de Syxel:
- Sin el comando la flota pirata parece estar perdiendo iniciativa, después de hundir un par de barcos que os acompañaban estáis empezando a atraer el fuego de los acorazados más cercanos. Nassor, tus hombres empiezan a verse superados por los marines sin nadie que les ayude.
- Kenzo y Iulio:
- Rodeados rodeados… ahora que os percatáis tampoco lo estáis tanto. Los recientes sucesos han acabado diezmando tanto a las hordas de no muertos como a piratas, revolucionarios y gran parte de los árboles. Hay algunos enemigos menores a la vista, y uno que corre todavía envuelto en llamas buscando que la lluvia lo apague. Por cierto, el suelo bajo vosotros se está agrietando.
- La de Diox del patíbulo:
- Dexter y Kai tienen un momento corazón a corazón que puede llegar a algo más, o puede ser malinterpretado por imaginaciones muy calenturientas. Mientras tanto el combate ha pasado a ser de Jack y su medio tiburón contra Bleyd. El robot, sin siquiera mirar el haz de luz extiende la mano que le queda libre y esta se envuelve en un manto negro metálico. Pone la palma en contacto con el ataque y la luz choca mientras se dispersa y el calor se acumula en su mano. Kodama, el robot para el ataque con su tenaza gigante desde un lado con asombrosa facilidad (al fin y al cabo sigue siendo un escudo), e interpone el mango de su hacha desde el otro, aunque el ataque conecta con el metal, rallándolo mientras saltan chispas. Con la cuarta mano que estaba libre y ahora está al rojo vivo intenta agarrarte del cuello para que no vuelvas a escaparte de otro corte con la tenaza.
- Primero ayudas a Dexter, luego atacas a sus hombres y ayudas a la marina mientras atacas marines. Elige un bando, humano, pero no pierdas mi tiempo de una manera tan ridícula. – Ordena el robot a Bleyd con una voz imperativa, los presentes notáis una presencia formidable tras estas palabras.
- Banda de Zane:
- En realidad queremos a Legim Vi… - El robot cae al vacío al no tener ninguna forma de volar. Se estampa entre el techo de unos edificios subterráneos sin que se sepa mucho más de él. Debajo, hacia la boca de la cueva, hay una gran masa de agua en la cual hay todavía barcos de la marina, entre estos uno notablemente más grande que un acorazado. Algunas de las armas de estos os apuntan y comienzan a lloveros balas. Desde calibres pequeños hasta bolas de cañón. Algunas dan en las paredes de roca del nuevo agujero, desprendiendo algunas sueltas de tamaño considerable que caen sobre vosotros.
- Katharina:
- Bueno, no es muy difícil encontrar la destrucción característica de los combates de Arribor, parece que se encuentra luchando con… algo con muy mala pinta en medio de un cráter hecho recientemente. Está herido, aunque no parece darle mucha importancia.
- Arribor y Arthur:
- Tenéis espectadores.
- Luka:
- Por fin, alcanzas tu barco. Sin embargo, no bien has puesto los pies en la cubierta, oyes un ruido extraño. Es decir, además de los disparos, sonidos inidentificables pero preocupantes y demás morralla sonora, hay algo que no debería estar ahí. Voces. Voces cercanas. Hay dos intrusos en tu barco, como mínimo. Les oyes hablar bajo cubierta.
- William:
- El mantra no te sirve de mucho, aunque de poco se les puede culpar a los pobres zombies. Cualquiera perdería la cabeza después de morir un par de veces. Tras tu ataque consigues llevarte un brazo izquierdo por delante, que cae al suelo con un ruido sordo. Retrocedes y les contemplas; son dos. Enormes, te sacan cabeza y media cada uno y son puro músculo. Por suerte parecen tener menos reflejos que tú y aún están digiriendo tu ataque. Uno se agarra el muñón, que suelta una sangre espesa y oscura. No lleva armas. El otro, sin embargo, sigue avanzando y el machete que lleva agarrado no es ninguna broma. Se te queda mirando unos momentos y, de repente, se lanza a por ti blandiéndolo de un lado a otro.
- Crimson Wolves:
- Tobías, tus ataques dan en el blanco. Esto estaría bien, si no fuera porque ahora el bicho está inconsciente. O muerto. Y se está cayendo encima de Wyrm. No pesa precisamente poco... Pero por suerte él logra apartarse a tiempo y pronto le perdéis de vista.Bizvan entre tanto logra acabar con el suyo, no sin llevarse un par de arañazos en el proceso. Por suerte no parecen graves y logras comenzar a trepar por uno de los árboles. Ves a Wyrm en uno de los edificios cercanos, cómodamente en la azotea.
- Yuu:
- - Vaya, vaya... pero que chico tan problemático. Con la cantidad de aplicaciones que tiene ese poder y todo lo que me das son armas. Qué aburrido.
Te lanzas a por él y en pleno aire le ves sonreír. Un milisegundo después, no está ahí. Tus espadas caen, tu golpe yerra su objetivo y le ves a unos dos metros a tu izquierda. Sin embargo, no ha sido en vano. Sangra por la mejilla; ni siquiera eres capaz de discernir con qué le has dado hasta que ves la sangre en tu espada bendita. Él se lame una gota rebelde que le baja hasta los labios y fija tus ojos en ti. Extiende la mano y ves brillando varias cuchillas entre sus dedos. Le sientes venir antes siquiera de que se agazape. Te da un segundo de ventaja antes de saltar sobre ti. No parece tener ganas de jugar precisamente.
- Liv y Lily:
- Liv, consigues abrir la puerta al cabo del segundo o tercer intento y todos os precipitáis por ella. No han respondido a tu pregunta, ves que se miran entre ellos pero no sueltan prenda. Continuáis por el pasillo y de repente veis que el suelo tiene un color un poco raro. Eso es... ¿Mierda? ¿Petróleo? ¿Grasa? Lily, les ves llegar desde tu posición. Son seis, 5 hombres y una mujer. Parecen de tu propio bando, por lo menos por lo que puedes deducir de la ropa. Sin embargo, llegan casi a la carrera y parecen muy apurados. Extraño. Entretanto, en la cubierta el capitán pone a punto su propia reacción a tu mensaje y el recluta reune a más gente para montar guardia junto a la entrada al interior del barco.
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