Balagus
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Akuma no mi
Varios
Abrí la boca, listo para lanzar un desafiante grito de guerra, pero tuve que detenerme al notar algo que no encajaba: mis grandes colmillos inferiores no influían en mi habla, mi punto de vista era sensiblemente más bajo, no estaba en mitad de la refriega... En realidad, casi nada encajaba en el cuadro general.
Con un rápido vistazo, comprobé que estaba de vuelta en nuestra nave, y no en el acorazado de la Marina. Descubrí que no llevaba mis hachas conmigo, que, efectivamente, mi estatura había decrecido mucho, que mis ropas y piel no eran...
Apreté los dientes y presioné en las sienes con las manos, tratando de combatir un incipiente y feroz dolor de cabeza que había llegado tan pronto como por mi cerebro pasó la absurda idea.
"Este... es... no, joder..."
Negué con la cabeza y me dirigí, ignorando todo a mis alrededores, hacia el camarote más accesible desde la cubierta, que resultó ser el del castillo de popa: el del capitán. No pude no darme cuenta, sin embargo, de que mis zancadas tardaron más de lo acostumbrado en llevarme hasta mi objetivo.
Encerrándome en la habitación, eché mano del primer espejo que pude encontrar. Indeciso de querer ver la imagen que este me fuera a mostrar, vacilé varios segundos hasta poder encarar mi temido reflejo.
Lancé el espejo contra una pared, rompiéndolo en mil pedazos, en cuanto mis dudas se hubieron disipados. Mi respiración comenzó a agitarse entre gruñidos, al tiempo que mi dolor de cabeza crecía y enterraba la cabeza entre las manos, que seguían intentando combatir la realidad apretando los nudillos contra las sienes.
Afuera, el ruido creció, con un importante y preocupante aumento de los gritos por parte de los nuestros. Grité, deseando que todo aquello se callara, que me dejara deshacer el aguijón que taladraba mi cerebro en aquel momento. Tiré sillas, mesas, y cualquier pieza de mobiliario y decoración que se pusiera a mi alcance y que mi fuerza me permitiera, golpeando la pared cuando hube terminado con todo lo demás.
Pero mi cabeza no se calmó, así como tampoco lo hizo la situación afuera. No obstante, y de alguna manera, me sentía algo mejor conmigo mismo.
"Soy él ahora mismo. Mis hombres... NUESTROS hombres me necesitan. Le necesitan. Joder, esto es complicado..."
Calmando mi respiración, pensé en lo que podría hacer o decir en un momento como aquel. Desgraciadamente, los discursos motivadores no eran tanto mi fuerte como las órdenes en forma de ladridos y los bofetones indiscriminados, y me temía que todo lo que fuera a hacer terminara horriblemente mal.
"No puedo dejar que esto me detenga. Muchas otras cosas peores lo intentaron en el pasado, y aquí estoy. Ya es hora de que actúe con respecto a mi posición y rango."
Erguido para transmitir la mayor confianza posible, abrí la puerta del camarote y regresé a cubierta. Desconocía cuánto tiempo había pasado desde mi indisposición, pero las cosas parecían ir bastante mal en general.
"Soy hijo de jefe."
- Volved a cargar esos cañones, ¡disparad de nuevo! ¡Redoblad el ataque! -Ordené, tratando de ajustar mi tono lo máximo posible al de quien estaba impersonando.- Esto sólo ha sido un revés, ¡la batalla todavía no ha acabado! Tienen alguna clase de truco, pero sólo han conseguido producirme jaquecas. ¡Luchad, hombre y mujeres libres, pues necesitarán más que sucios trucos para acabar con nosotros!
Tras terminar de organizar la situación en cubierta, pedí que se me diera momentáneamente el Den Den Mushi de comunicación con los capitanes del resto de la flota. Consciente de que mis palabras y forma de comunicación no salían verdaderamente acordes con las que yo pretendía, inspiré hondo para darme valor antes de dirigirme hacia nuestros aliados.
- Capitanes, piratas y lobos del mar, ¡no cejéis en el ataque ahora! La Marina sólo puede intentar derrotarnos con trucos y estratagemas viles y rastreras, y ni eso les da resultado. -Me detuve un segundo para humedecerme los labios y pensar a toda velocidad en algo que me pudiera servir para organizar a nuestra flota y darle la vuelta a la situación.- Nos tendieron esta trampa creyendo que seríamos presa fácil, pero ya les demostramos que podemos revolvernos y morderles. ¡No podemos permitirnos rendirnos ahora y darles su ansiada victoria! -Las comparaciones con la caza y las imágenes de la misma de mi juventud fluyeron con sorprendente facilidad una vez di con ellas.- Concentrad vuestras ofensivas en sus puntos débiles, rodeadlos y separadlos. Turnad vuestros esfuerzos y enfrentaos uno a uno contra sus barcos, debilitadlos y confundidlos antes de rematarlos, ¡funcionad todos como un equipo, revolveos hasta el último aliento, pues no somos la presa sino el predador, y tenemos que convencerles de ello!
Finalmente, corté la comunicación y dejé el Den Den en su sitio. Con cierta falta de aliento y nerviosismo mal disimulado, regresé junto a los cañones y me posicioné junto a uno de ellos. Aunque ya no podía dispararlos como mi tamaño anterior me permitía, no pude evitar sentir cierta sensación de agradable familiaridad y seguridad con ellos.
- Cargad este cañón. -Ordené, deseoso de comprobar si algunas de mis habilidades seguían intactas. En cuanto esto estuvo hecho, apunté la artillería contra la masa de marines en el castillo de popa del acorazado, lejos de la batalla principal que se debatía en el buque, y disparé.
Con un rápido vistazo, comprobé que estaba de vuelta en nuestra nave, y no en el acorazado de la Marina. Descubrí que no llevaba mis hachas conmigo, que, efectivamente, mi estatura había decrecido mucho, que mis ropas y piel no eran...
Apreté los dientes y presioné en las sienes con las manos, tratando de combatir un incipiente y feroz dolor de cabeza que había llegado tan pronto como por mi cerebro pasó la absurda idea.
"Este... es... no, joder..."
Negué con la cabeza y me dirigí, ignorando todo a mis alrededores, hacia el camarote más accesible desde la cubierta, que resultó ser el del castillo de popa: el del capitán. No pude no darme cuenta, sin embargo, de que mis zancadas tardaron más de lo acostumbrado en llevarme hasta mi objetivo.
Encerrándome en la habitación, eché mano del primer espejo que pude encontrar. Indeciso de querer ver la imagen que este me fuera a mostrar, vacilé varios segundos hasta poder encarar mi temido reflejo.
Lancé el espejo contra una pared, rompiéndolo en mil pedazos, en cuanto mis dudas se hubieron disipados. Mi respiración comenzó a agitarse entre gruñidos, al tiempo que mi dolor de cabeza crecía y enterraba la cabeza entre las manos, que seguían intentando combatir la realidad apretando los nudillos contra las sienes.
Afuera, el ruido creció, con un importante y preocupante aumento de los gritos por parte de los nuestros. Grité, deseando que todo aquello se callara, que me dejara deshacer el aguijón que taladraba mi cerebro en aquel momento. Tiré sillas, mesas, y cualquier pieza de mobiliario y decoración que se pusiera a mi alcance y que mi fuerza me permitiera, golpeando la pared cuando hube terminado con todo lo demás.
Pero mi cabeza no se calmó, así como tampoco lo hizo la situación afuera. No obstante, y de alguna manera, me sentía algo mejor conmigo mismo.
"Soy él ahora mismo. Mis hombres... NUESTROS hombres me necesitan. Le necesitan. Joder, esto es complicado..."
Calmando mi respiración, pensé en lo que podría hacer o decir en un momento como aquel. Desgraciadamente, los discursos motivadores no eran tanto mi fuerte como las órdenes en forma de ladridos y los bofetones indiscriminados, y me temía que todo lo que fuera a hacer terminara horriblemente mal.
"No puedo dejar que esto me detenga. Muchas otras cosas peores lo intentaron en el pasado, y aquí estoy. Ya es hora de que actúe con respecto a mi posición y rango."
Erguido para transmitir la mayor confianza posible, abrí la puerta del camarote y regresé a cubierta. Desconocía cuánto tiempo había pasado desde mi indisposición, pero las cosas parecían ir bastante mal en general.
"Soy hijo de jefe."
- Volved a cargar esos cañones, ¡disparad de nuevo! ¡Redoblad el ataque! -Ordené, tratando de ajustar mi tono lo máximo posible al de quien estaba impersonando.- Esto sólo ha sido un revés, ¡la batalla todavía no ha acabado! Tienen alguna clase de truco, pero sólo han conseguido producirme jaquecas. ¡Luchad, hombre y mujeres libres, pues necesitarán más que sucios trucos para acabar con nosotros!
Tras terminar de organizar la situación en cubierta, pedí que se me diera momentáneamente el Den Den Mushi de comunicación con los capitanes del resto de la flota. Consciente de que mis palabras y forma de comunicación no salían verdaderamente acordes con las que yo pretendía, inspiré hondo para darme valor antes de dirigirme hacia nuestros aliados.
- Capitanes, piratas y lobos del mar, ¡no cejéis en el ataque ahora! La Marina sólo puede intentar derrotarnos con trucos y estratagemas viles y rastreras, y ni eso les da resultado. -Me detuve un segundo para humedecerme los labios y pensar a toda velocidad en algo que me pudiera servir para organizar a nuestra flota y darle la vuelta a la situación.- Nos tendieron esta trampa creyendo que seríamos presa fácil, pero ya les demostramos que podemos revolvernos y morderles. ¡No podemos permitirnos rendirnos ahora y darles su ansiada victoria! -Las comparaciones con la caza y las imágenes de la misma de mi juventud fluyeron con sorprendente facilidad una vez di con ellas.- Concentrad vuestras ofensivas en sus puntos débiles, rodeadlos y separadlos. Turnad vuestros esfuerzos y enfrentaos uno a uno contra sus barcos, debilitadlos y confundidlos antes de rematarlos, ¡funcionad todos como un equipo, revolveos hasta el último aliento, pues no somos la presa sino el predador, y tenemos que convencerles de ello!
Finalmente, corté la comunicación y dejé el Den Den en su sitio. Con cierta falta de aliento y nerviosismo mal disimulado, regresé junto a los cañones y me posicioné junto a uno de ellos. Aunque ya no podía dispararlos como mi tamaño anterior me permitía, no pude evitar sentir cierta sensación de agradable familiaridad y seguridad con ellos.
- Cargad este cañón. -Ordené, deseoso de comprobar si algunas de mis habilidades seguían intactas. En cuanto esto estuvo hecho, apunté la artillería contra la masa de marines en el castillo de popa del acorazado, lejos de la batalla principal que se debatía en el buque, y disparé.
- Resumen:
- - Mostrarme totalmente desubicado con el cambio de perspectiva y la nueva situación y encerrarme en el camarote del capitán.
- Causar caos y destrucción en el camarote durante un buen rato hasta calmarme y pensar las cosas con frialdad.
- Regresar a cubierta aparentando la máxima confianza posible y reorganizar a nuestros hombres allí.
- Reorganizar a nuestros aliados vía Den Den Mushi con un discurso tratando de imitar a Nassor y usando mi experiencia como cazador para ello.
- Finalmente, pedir que carguen un cañón para mi, y probar mi puntería sobre el castillo de popa del acorazado, lo más alejado posible de la lucha en el centro del mismo.
No pude evitar sentirme estúpido. Estaba brillando en medio del campo de batalla, solo y en una demostración de inútil vanidad digna del más pretencioso de los marines. Dejé de emitir luz, deseando con todas mis fuerzas que nadie me hubiese visto y observando los alrededores. Por fortuna para nosotros había comenzado a llover. Donde antes se encontraba un enorme ser amorfo compuesto de torsos, un tronco se reía de nosotros desde la inmovilidad. ¿En serio? ¿Un trozo de madera? ¿Había empleado a Ámbar para golpear eso?
Así había sido, lo que me hizo sentir aún más inútil si cabía. Lo cierto era que no sabía si alegrarme por habernos librado de enfrentarnos a aquella criatura o, por el contrario, enfadarme por el tiempo que habíamos malgastado en vencer a algo inexistente.
Kenzo no tardó en aproximarse a mí y, por mucha pereza que me diese admitirlo, tenía que reconocer que llevaba razón. Nos encontrábamos allí para impedir que toda la chusma que se había agolpado para rescatar a Legim lo lograse. Muchos habían caído, sí, pero seguía habiendo enemigos potenciales cuyos pies estábamos obligados a detener.
-Ya sabes que Jason va y viene -respondí mientras observaba los alrededores. Un tipo con un atuendo que no pude reconocer como perteneciente a la Marina corría de un lado a otro envuelto en llamas-. Seguro que sabe cómo encontrarnos, y si no está con nosotros es porque tiene algún asunto importante entre manos. Yo creo que debemos asegurarnos de que nadie de por aquí intente siquiera acercarse al Yonkou.
Manifestada mi opinión, me lancé a por el tipo que se desplazaba de forma tan anárquica con intención de dejarle fuera de combate de un potente codazo en la nuca. Al comenzar a moverme no pude evitar reparar en lo que sucedía bajo mis pies. El suelo se estaba agrietando. ¿Qué demonios estaba sucediendo allí? Tal vez Kenzo y yo no tuviésemos mucho más que hacer en la plaza -más que nada porque parecía que quedaría destruida de un momento a otro-, pero, después de asegurarme de la inconsciencia del paseante ígneo -en caso de lograr derribarle-, escrutaría los alrededores en busca de más enemigos a los que nos tuviésemos que enfrentar.
Así había sido, lo que me hizo sentir aún más inútil si cabía. Lo cierto era que no sabía si alegrarme por habernos librado de enfrentarnos a aquella criatura o, por el contrario, enfadarme por el tiempo que habíamos malgastado en vencer a algo inexistente.
Kenzo no tardó en aproximarse a mí y, por mucha pereza que me diese admitirlo, tenía que reconocer que llevaba razón. Nos encontrábamos allí para impedir que toda la chusma que se había agolpado para rescatar a Legim lo lograse. Muchos habían caído, sí, pero seguía habiendo enemigos potenciales cuyos pies estábamos obligados a detener.
-Ya sabes que Jason va y viene -respondí mientras observaba los alrededores. Un tipo con un atuendo que no pude reconocer como perteneciente a la Marina corría de un lado a otro envuelto en llamas-. Seguro que sabe cómo encontrarnos, y si no está con nosotros es porque tiene algún asunto importante entre manos. Yo creo que debemos asegurarnos de que nadie de por aquí intente siquiera acercarse al Yonkou.
Manifestada mi opinión, me lancé a por el tipo que se desplazaba de forma tan anárquica con intención de dejarle fuera de combate de un potente codazo en la nuca. Al comenzar a moverme no pude evitar reparar en lo que sucedía bajo mis pies. El suelo se estaba agrietando. ¿Qué demonios estaba sucediendo allí? Tal vez Kenzo y yo no tuviésemos mucho más que hacer en la plaza -más que nada porque parecía que quedaría destruida de un momento a otro-, pero, después de asegurarme de la inconsciencia del paseante ígneo -en caso de lograr derribarle-, escrutaría los alrededores en busca de más enemigos a los que nos tuviésemos que enfrentar.
- Resumen:
- Fijarme en que el suelo se está agrietando y permanecer alerta por lo que pueda pasar con él, intentar noquear al tío que corre por ahí intentando apagarse con la lluvia y, en caso de conseguirlo, buscar a más enemigos con los que debamos enfrentarnos en las cercanías.
Luka Rooney
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El tiburón subió a cubierta a la par que se sacudía las gotas de agua de sus ropajes. Se encontraba algo preocupado por la escena que podía estar ocurriendo en la plaza y por cómo sus compañeros de banda lo estarían pasando. Y Marc, al cual incluía dentro del grupo de “compañeros de banda”, aunque realmente no lo fuese. Todo lo que había vivido con él había sido tan intenso que ya formaba parte de su impenetrable corazón. El habitante del mar suspiró y trató de tranquilizarse por el mismo motivo por el que volvió al barco; su capitán estaba tranquilo. O eso parecía. Sí él tenía claro qué hacer, no corrían un gran peligro.
El gyojin caminó hasta su habitación y allí agarró su tridente. Aquél que le dotaba con el poder de hablar con los animales, y andó en la búsqueda de Timón, quería mantener una conversación con alguien. Se sentía solo y no quería estar llamando todo el rato a sus amigos, o pronto dejaría de tenerlos por pesado.
Luka se tomó unos segundos, mientras paseaba en dirección a la cubierta, para reflexionar sobre cómo había cambiado desde que estaba en los Arashi. Si bien antes podía pasar días sin la necesidad de hablar con nadie, ahora era todo un parlanchín. Esa dependencia le había marcado hasta tal punto que se sentía triste si estaba un tiempo sin hablar con alguien. Te has hecho más fuerte, Luka, pero tus debilidades también han aumentado, pensó el tiburón a la par que negaba con la cabeza.
Una vez en cubierta, el gyojin escuchó un par de voces procedentes del propio barco. Si su fino oído no le engañaba, provenían de las partes inferiores de la cubierta. Intentó acercarse a la puerta que conducía a la bodega, pero antes su reciente amigo suricato le agarró la pierna, abrazando con gran fuerza, pese a que para el tiburón no era más que un pequeño pellizco. Quizá intentaba avisarle de algo, o puede que simplemente estuviera asustado.
- ¿Has visto algo, pequeñín?
Pero el suricato no parecía estar por la labor de contestar. Quizá estuviese más asustado de lo que el habitante del mar pensó en un principio. Entonces creyó que quizá podía ayudarle. Puede que aquello le hiciese sentir útil, y quizá sirviese para que despertase de su miedo.
- Timón, ¿quieres ayudarme? Voy a bajar para ver quienes están en el barco. ¿Quieres distraerlos tú primero? Así ganaré tiempo y podré atacarles.
Pero el suricato seguía bloqueado y sin mediar palabra. Entonces Luka decidió que no podía exponerle en ese estado.
- No pasa nada, pequeñín. Toma, lleva el tridente a la habitación y enciérrate allí, ¿vale? Pronto estaré contigo.
Era cómico ver como el suricato llevaba arrastras un tridente que pesaba un par de veces más que él. Pese a ello, parecía que por fín el animal había escuchado algo que le gustaba.
Una vez listo, el gyojin abrió la trampilla y se lanzó a la bodega, de donde parecían provenir las voces. En un principio había oído dos, pero no descartaba que fueran más. Cuando cayó, notó una mezcla de sensaciones. Primero, una gran cantidad de adrenalina, tras ello, una extraña sensación cercana al miedo, fruto del desconocimiento al no saber a qué se enfrentaba.
Una vez cayó, notó un pequeño dolor en el costado derecho, justo en la zona que tenía vendada. Las costillas podían hacerle sufrir pese a la venda. Tras ello, su muñeca empezó a sentir esa extraña sensación de arder de nuevo. Y entonces, se dirigió a quién quiera que fuese el que estuviese allí.
Ojalá sea Danio de nuevo, quiero acabar lo que empezamos hace uno momento
- ¿Qué hacéis en mi barco? -preguntó con tono serio y ofuscado, adopotando una pose defensiva ante la posible ofensiva de sus rivales.
El gyojin caminó hasta su habitación y allí agarró su tridente. Aquél que le dotaba con el poder de hablar con los animales, y andó en la búsqueda de Timón, quería mantener una conversación con alguien. Se sentía solo y no quería estar llamando todo el rato a sus amigos, o pronto dejaría de tenerlos por pesado.
Luka se tomó unos segundos, mientras paseaba en dirección a la cubierta, para reflexionar sobre cómo había cambiado desde que estaba en los Arashi. Si bien antes podía pasar días sin la necesidad de hablar con nadie, ahora era todo un parlanchín. Esa dependencia le había marcado hasta tal punto que se sentía triste si estaba un tiempo sin hablar con alguien. Te has hecho más fuerte, Luka, pero tus debilidades también han aumentado, pensó el tiburón a la par que negaba con la cabeza.
Una vez en cubierta, el gyojin escuchó un par de voces procedentes del propio barco. Si su fino oído no le engañaba, provenían de las partes inferiores de la cubierta. Intentó acercarse a la puerta que conducía a la bodega, pero antes su reciente amigo suricato le agarró la pierna, abrazando con gran fuerza, pese a que para el tiburón no era más que un pequeño pellizco. Quizá intentaba avisarle de algo, o puede que simplemente estuviera asustado.
- ¿Has visto algo, pequeñín?
Pero el suricato no parecía estar por la labor de contestar. Quizá estuviese más asustado de lo que el habitante del mar pensó en un principio. Entonces creyó que quizá podía ayudarle. Puede que aquello le hiciese sentir útil, y quizá sirviese para que despertase de su miedo.
- Timón, ¿quieres ayudarme? Voy a bajar para ver quienes están en el barco. ¿Quieres distraerlos tú primero? Así ganaré tiempo y podré atacarles.
Pero el suricato seguía bloqueado y sin mediar palabra. Entonces Luka decidió que no podía exponerle en ese estado.
- No pasa nada, pequeñín. Toma, lleva el tridente a la habitación y enciérrate allí, ¿vale? Pronto estaré contigo.
Era cómico ver como el suricato llevaba arrastras un tridente que pesaba un par de veces más que él. Pese a ello, parecía que por fín el animal había escuchado algo que le gustaba.
Una vez listo, el gyojin abrió la trampilla y se lanzó a la bodega, de donde parecían provenir las voces. En un principio había oído dos, pero no descartaba que fueran más. Cuando cayó, notó una mezcla de sensaciones. Primero, una gran cantidad de adrenalina, tras ello, una extraña sensación cercana al miedo, fruto del desconocimiento al no saber a qué se enfrentaba.
Una vez cayó, notó un pequeño dolor en el costado derecho, justo en la zona que tenía vendada. Las costillas podían hacerle sufrir pese a la venda. Tras ello, su muñeca empezó a sentir esa extraña sensación de arder de nuevo. Y entonces, se dirigió a quién quiera que fuese el que estuviese allí.
Ojalá sea Danio de nuevo, quiero acabar lo que empezamos hace uno momento
- ¿Qué hacéis en mi barco? -preguntó con tono serio y ofuscado, adopotando una pose defensiva ante la posible ofensiva de sus rivales.
- Resumen:
Hablar con Timón, el miedica suricato que no hace caso a Luka ni patrás.
Saltar a la bodega y preguntar a quién se encuentre allí qué hace.
Rezar porque quien esté allí sea Danio.
- Cosas:
Carga de pulsera: 1 turno.
-¡Hala! –exclamó Zane, contemplando como el suelo cedía bajo los pies del robot que tenía en frente, sin hacer nada para evitar que cayera por su propio peso. Lo más seguro era que estuviera hecho de algún material resistente y anticorrosivo, así que sobreviviría-. Nos irrumpe el paso y se va sin avisar. ¿Se puede ser más maleducado?
El sarcasmo en el comentario del pirata se habría salido del Sarcasmometro tres mil que había inventado Spanner y Haruka hacía varios años y que, seguramente, la joven de cuerpo interesante y comportamiento de abuela cebolleta se habría quedado. ¿Por qué siempre se llevaban los mejores inventos? ¿Por qué? Podría haberse llevado al dinosaurio en lugar de todos los aparatos. Bueno, daba igual. El robot había chocado contra el techo de un edificio subterráneo y le hizo mirar hacia abajo con curiosidad. No solo había edificios, sino también diversos canales de agua con barcos y algunos marines, aunque uno de ellos era el que más llamaba la atención. Un barco de grandes dimensiones, casi tan coloso como un galeón pirata, con cañones que empezaban a apuntarlos.
-¡Vamos, no me jodas! –maldijo Zane, desenfundando su segunda katana y recubriéndolas de energía espiritual.
Distintos tipos de municiones se acercaban hacia su posición, desde disparos de carabina solo visibles para un ojo experto hasta bolas de cañón de gran tamaño, pasando por algunas balas de tamaño medio que no parecían tener muy buena pinta. El sonido del percutor de las armas hizo eco en la estancia junto a la salida de los proyectiles. La velocidad a la que se acercaban era grande, pero él ya estaba acostumbrado a ello. Dio un paso al frente y se puso delante de sus compañeros, suspendido en el aire y fijándose en el aura que emanaba cada ataque, y con gran agilidad y unos reflejos envidiables comenzó a cortar en dos todos y cada uno de los proyectiles. El pelirrojo había tenido un pasado muy turbio con todo tipo de pistoleros, algunos le habían enseñado por las buenas, mientras que la mayoría le había enseñado por las malas. Así que no supuso una tarea muy difícil intentar cortarlas. No obstante, lo que si fue un verdadero problema fueron las que chocaron contra las paredes del lugar e hicieron caer unos contundentes trozos de piedra sus cabezas. Ante aquello, rápidamente lanzó una serie de ondas cortantes sobre ellas, las cuales explotarían en el caso de que dieran sobre los pedazos de piedra, aunque no al máximo de la capacidad que pueden explotar, haciéndolos volar en decenas de pedazos más pequeños y menos letales.
-Por poco –dijo, una vez todo se calmó-. Me ha molestado un ataque tan gratuito, ¿bajamos?
Aunque la respuesta a la pregunta de sus compañeros fuera negativa él era el capitán e iba a bajar. ¿Quién demonios había dado la orden para atacarlos de esa manera? Si no habían hecho nada. Aunque mirándolo por el otro lado eran piratas conocidos y esa era la excusa perfecta para atacarlos. Entretanto cogió el den den mushi e intentó hablar con Therax.
-Rubia, si sigues viva y tienes fuerzas búscanos que posiblemente necesitemos tu ayuda –dijo, esperando que lo escuche.
Zane descendió el primero, con sus espadas en ristre, y puso el pie sobre el navío más grande, donde se suponía que iba a estar el líder de aquel escuadrón que les había atacado.
-Tengo una pregunta –dijo en voz alta-. ¿Quién coño ha dado la orden de atacarnos?
El sarcasmo en el comentario del pirata se habría salido del Sarcasmometro tres mil que había inventado Spanner y Haruka hacía varios años y que, seguramente, la joven de cuerpo interesante y comportamiento de abuela cebolleta se habría quedado. ¿Por qué siempre se llevaban los mejores inventos? ¿Por qué? Podría haberse llevado al dinosaurio en lugar de todos los aparatos. Bueno, daba igual. El robot había chocado contra el techo de un edificio subterráneo y le hizo mirar hacia abajo con curiosidad. No solo había edificios, sino también diversos canales de agua con barcos y algunos marines, aunque uno de ellos era el que más llamaba la atención. Un barco de grandes dimensiones, casi tan coloso como un galeón pirata, con cañones que empezaban a apuntarlos.
-¡Vamos, no me jodas! –maldijo Zane, desenfundando su segunda katana y recubriéndolas de energía espiritual.
Distintos tipos de municiones se acercaban hacia su posición, desde disparos de carabina solo visibles para un ojo experto hasta bolas de cañón de gran tamaño, pasando por algunas balas de tamaño medio que no parecían tener muy buena pinta. El sonido del percutor de las armas hizo eco en la estancia junto a la salida de los proyectiles. La velocidad a la que se acercaban era grande, pero él ya estaba acostumbrado a ello. Dio un paso al frente y se puso delante de sus compañeros, suspendido en el aire y fijándose en el aura que emanaba cada ataque, y con gran agilidad y unos reflejos envidiables comenzó a cortar en dos todos y cada uno de los proyectiles. El pelirrojo había tenido un pasado muy turbio con todo tipo de pistoleros, algunos le habían enseñado por las buenas, mientras que la mayoría le había enseñado por las malas. Así que no supuso una tarea muy difícil intentar cortarlas. No obstante, lo que si fue un verdadero problema fueron las que chocaron contra las paredes del lugar e hicieron caer unos contundentes trozos de piedra sus cabezas. Ante aquello, rápidamente lanzó una serie de ondas cortantes sobre ellas, las cuales explotarían en el caso de que dieran sobre los pedazos de piedra, aunque no al máximo de la capacidad que pueden explotar, haciéndolos volar en decenas de pedazos más pequeños y menos letales.
-Por poco –dijo, una vez todo se calmó-. Me ha molestado un ataque tan gratuito, ¿bajamos?
Aunque la respuesta a la pregunta de sus compañeros fuera negativa él era el capitán e iba a bajar. ¿Quién demonios había dado la orden para atacarlos de esa manera? Si no habían hecho nada. Aunque mirándolo por el otro lado eran piratas conocidos y esa era la excusa perfecta para atacarlos. Entretanto cogió el den den mushi e intentó hablar con Therax.
-Rubia, si sigues viva y tienes fuerzas búscanos que posiblemente necesitemos tu ayuda –dijo, esperando que lo escuche.
Zane descendió el primero, con sus espadas en ristre, y puso el pie sobre el navío más grande, donde se suponía que iba a estar el líder de aquel escuadrón que les había atacado.
-Tengo una pregunta –dijo en voz alta-. ¿Quién coño ha dado la orden de atacarnos?
- Resumen:
- Observar como el robot cede y se cae. Usar mi musondo para cortar todas las balas posibles (por nivel y tiers puedo, mirar spoiler de abajo), usar mi arashi no ken-no al máximo de su capacidad, para así no herir a sus amigos- para romper todos los pedrolos que caigan y descender hacia el barco más grande a preguntar por el jefazo
- Datos técnicos:
- Tiers: Reflejos: 10 | Resistencia: 8 | Poder de destrucción: 8 | Velocidad: 4| Agilidad: 5
Stats: Fuerza/P. Destrucción x7
Velocidad x2 + x4 (Velocidad de la híbrida por la forma parcial): x6
Resistencia x8
Agilidad x1 + 1,5 (Agilidad de la híbrida por la forma parcial): x2,5
Reflejos x2
Técnicas:
Munsondo: Zane transmite espiritual a sus espadas, las cuales se recubren y empiezan a emitir un color blanquecino, aumentando el poder de destrucción al atacar y la resistencia a la hora de bloquear golpes.
Arashi no Ken [Tormenta de Espadas]: El usuario es capaz de encadenar una serie de ondas cortantes, cuyo poder de destrucción y su longitud de corte aumenta en proporción al nivel del espadachín, las cuales al chocar contra algo también desprenden una “onda de expansiva” que hiere al rival.. Sin embargo, para desarrollar esta técnica, es necesario aprender previamente el Munsondo.- Nivel 90: A este nivel es capaz de encadenar hasta un máximo de veinte ondas cortantes llenas de energía, cuyo poder de destrucción es un 50% más elevado, y cuyo tamaño es de dos metros de alto y treinta centímetros de ancho. Y la onda expansiva que provoca es de dos metros y medio de radio.
- Nivel 90: A este nivel es capaz de encadenar hasta un máximo de veinte ondas cortantes llenas de energía, cuyo poder de destrucción es un 50% más elevado, y cuyo tamaño es de dos metros de alto y treinta centímetros de ancho. Y la onda expansiva que provoca es de dos metros y medio de radio.
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Precisión
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De pronto todo pareció volver a la normalidad respecto al caramelo, y los tentáculos comenzaron a caer a un ritmo normal al suelo, por otra parte, el medio cuerpo de tiburón se giró hacia Bleyd a un ritmo nuevamente normal. El joven avanzo hacia mi posición, hecho que hizo que activase mi haki de observación por si era algún tipo de ataque, pero no detecté nada. Lo que me desconcertó un poco fue que dijese que nos quería salvar de que mi caramelo nos comiese “¿De qué cojones está hablando este hombre?” dije mirando hacia un lado y puedo mirando a Bleyd.
Al ver la sorpresa del chico no pude hacer otra cosa que cerrar los ojos y soltar un suspiro. No creía que ex-Yonkaikyo no se hubiese dado cuenta de que era yo quien manipulaba a la criatura, menos aún cuando me había enfrentado a él hacia relativamente poco tiempo en un torneo para ascender. Y justo cuando iba a responderle, comenzó a hablar. Me recrimino no estar ayudando a Kai y a Kodama, tenía razón, quizás podía ayudarles. Sin embargo, siguió hablando, alegó no conocerme, algo que me sorprendió ya que, sí, había ido disfrazado con una bolsa marrón en la cabeza, pero mi ropa y aspecto no había cambiado para nada. Pero no arregló las cosas cuando mencionó ser un sargento de la marina, no por nada en especial, sino porque no estaba identificado como tal en ningún sitio.
-Me temo que no te voy a dejar ir, puede que me digas la verdad respecto a que seas un sargento, pero eso significaría que has atacado, a sabiendas o no a un superior, lo que significa traición. – le respondí cuando terminó de hablar mientras extendía una columna desde el tiburón hasta Bleyd, con la intención de cogerlo y meterlo dentro del animal. – Además, para ser un sargento, tienes muy poco respeto al hablar a un superior se te disciplinará cuando esto termine. – continué mientras me centraba en el caramelo de los tentáculos y lo convertí en un monigote. – Ve a dar apoyo.
Fue la única orden que le di una vez se formó, y en ese momento mi mantra me advirtió de un ataque. Este venía desde el cielo, absorbí unos kilos del caramelo para poder usar mi forma logia y me dirigí a por mi nuevo oponente. El tiburón comenzó a moverse a gran velocidad hacia el hombre que había en el cielo para cazar como un verdadero tiburón blanco, desde las profundidades. El ataque de aquel hombre fue rápido, apenas había superado el medio trayecto entre ambos cuando salió disparado su corte, aún así no detuve el movimiento del animal, al contrario, lo aumenté hasta su máxima velocidad. Me cubrí con haki de armadura y me preparé para el impacto.
El corte comenzó cortó con ligeros problemas el caramelo dejando la cabeza del tiburón partida en dos con su parte izquierda más grande que la derecha. El ataque había llegado hasta mí, había colocado los brazos en cruz delante de mi pecho para detenerlo y había sido algo efectivo pues el corte no siguió progresando, aquello me haría algún moratón, pero me había quedado claro que podía defenderme bien. Si conseguía alcanzar a aquel tipo el tiburón cerraría las fauces para comerlo y atraparlo, una vez lo hiciese repararía los daños causados del tiburón para cerrarlo de nuevo y quedásemos cerrados nuevamente dentro.
Al ver la sorpresa del chico no pude hacer otra cosa que cerrar los ojos y soltar un suspiro. No creía que ex-Yonkaikyo no se hubiese dado cuenta de que era yo quien manipulaba a la criatura, menos aún cuando me había enfrentado a él hacia relativamente poco tiempo en un torneo para ascender. Y justo cuando iba a responderle, comenzó a hablar. Me recrimino no estar ayudando a Kai y a Kodama, tenía razón, quizás podía ayudarles. Sin embargo, siguió hablando, alegó no conocerme, algo que me sorprendió ya que, sí, había ido disfrazado con una bolsa marrón en la cabeza, pero mi ropa y aspecto no había cambiado para nada. Pero no arregló las cosas cuando mencionó ser un sargento de la marina, no por nada en especial, sino porque no estaba identificado como tal en ningún sitio.
-Me temo que no te voy a dejar ir, puede que me digas la verdad respecto a que seas un sargento, pero eso significaría que has atacado, a sabiendas o no a un superior, lo que significa traición. – le respondí cuando terminó de hablar mientras extendía una columna desde el tiburón hasta Bleyd, con la intención de cogerlo y meterlo dentro del animal. – Además, para ser un sargento, tienes muy poco respeto al hablar a un superior se te disciplinará cuando esto termine. – continué mientras me centraba en el caramelo de los tentáculos y lo convertí en un monigote. – Ve a dar apoyo.
Fue la única orden que le di una vez se formó, y en ese momento mi mantra me advirtió de un ataque. Este venía desde el cielo, absorbí unos kilos del caramelo para poder usar mi forma logia y me dirigí a por mi nuevo oponente. El tiburón comenzó a moverse a gran velocidad hacia el hombre que había en el cielo para cazar como un verdadero tiburón blanco, desde las profundidades. El ataque de aquel hombre fue rápido, apenas había superado el medio trayecto entre ambos cuando salió disparado su corte, aún así no detuve el movimiento del animal, al contrario, lo aumenté hasta su máxima velocidad. Me cubrí con haki de armadura y me preparé para el impacto.
El corte comenzó cortó con ligeros problemas el caramelo dejando la cabeza del tiburón partida en dos con su parte izquierda más grande que la derecha. El ataque había llegado hasta mí, había colocado los brazos en cruz delante de mi pecho para detenerlo y había sido algo efectivo pues el corte no siguió progresando, aquello me haría algún moratón, pero me había quedado claro que podía defenderme bien. Si conseguía alcanzar a aquel tipo el tiburón cerraría las fauces para comerlo y atraparlo, una vez lo hiciese repararía los daños causados del tiburón para cerrarlo de nuevo y quedásemos cerrados nuevamente dentro.
- resumen:
- Notar como vuelve todo a la normalidad respecto al azúcar, ver como Bleyd se acerca al tiburón para sacarnos a Legim y a mí mientras se queda quieto debido a mi ataque anterior. Escucharle, y mantenerlo detenido, intentar meterlo dentro del tiburón. Crear un monigote para que ayude a Kai y a Kodama. Notar el ataque de Ivan, avanzar de frente hacia él, comerme (casi literalmente) el ataque, a pesar de esto seguir avanzando hacia Ivan para que el tiburón se lo coma.
- cosas usadas:
- -Haki de armadura nivel 9 (predilecto) turno 1/30
-Modalidad: ¡QUÉ BLANDITOOO III!: Debido a la naturaleza de la akuma de Jack, cuando este se cubre con haki mientras tiene su forma logia activada reduce en 3 el tier de armamento haki enemigo cuando lo golpean.
-Haki de observación: nivel 9 turno 1/15
-Modalidad: Jaula de grillos III: dada la naturaleza de la mente de Jack, de forma pasiva, la gente que use haki de observación para leer sus movimientos escuchará múltiples voces en la cabeza de Jack, las cuales hablan a la vez de múltiples temas, esto provoca dolor de cabeza en quien entre en su cabeza durante tantos turnos como haya permanecido con haki de observación centrado en Jack. De forma activa, el oponente necesita de más concentración para saber lo que va a hacer o está pensando de verdad, reduciéndole en 3 los asaltos totales.
-Técnica h. armadura perfecto: Cuando Jack cubre alguna parte de su cuerpo con el haki, esta parte del cuerpo se comportará como si fuese elástica. Esto hace que el impacto recibido en la zona del haki provocará que esta parte se hunda y esparza el poder del golpe por el resto del cuerpo, reduciendo el poder de este en un 50% si es del doble de la resistencia de Jack, un 75% si es igual y un 100% si es menor de la mitad.
-Forma logia de akuma.
-Stats: Agilidad 9 , Reflejos 9, Resistencia 6, Velocidad 6 y Fuerza 3. El resto de clases Tier 2.
-PUs: - Fuerza x6, Velocidad x6, Resistencia x4, Reflejos x4
-Pero si soy yo: esta técnica puede crear monigotes de azúcar para crearlos usa un quinto del azúcar que puede crear, es decir, que solo 5 como máximo y en caso de crear 5 Jack solo podrá manipularlos pero no crear nada de azúcar ni convertirse en esta. Estos monigotes pueden hablar (señor Meeseeks en español de la serie Rick y Morty), además puede usar todas las habilidades de Jack solo que a medida que las usa se va haciendo más pequeño hasta que no quede nada. El monigote puede ser controlado solo por Jack y dentro del rango que Jack pueda controlar el azúcar, en caso de que salga de este el monigote estallará creando una lluvia de azúcar que es completamente inofensiva para cualquiera que esté al lado.
-Las mencionadas en post anteriores (al calorcito rico, Puedo volar, pegamento azucarado)
Eric Zor-El
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“La última vez que dejo el trabajo de un hombre a una mujer” –se dijo Eric, aflorando en su interior los ideales heteropatriarcales que le habían inculcado en su tribu. La inútil dragona no solo no había podido hacerle mella a la armadura de aquel ser cibernético, sino que le había arrollado con él y hecho daño en el costado. Le costaba moverse con soltura, pero esperaba que la adrenalina del momento le hiciera reducir el dolor. Él no era un sanador ni ninguna clase de chaman o curandero, pero sabía distinguir el daño que hacía una costilla rota. Solo fueron unos segundos, pero de su boca salieron unas palabras que solo él entendió, en las cuales se acordó de los ancestros creadores de la agente del gobierno.
Cuando le soltaron dio un pequeño salto hacia atrás y observó la situación con todo detalle: estaban en un barco escorado hacia un lado, luchando contra un extraño ser de metal que les superaba en fuerza y altura. Sus compañeros eran hábiles, pero no lo suficiente y sus golpes con haki no le hacían daño. Así que solo podía hacer una cosa: hundirlo. De tal forma que, justo al lado de donde el robot tenía la pierna, el shandiano intentó hacer un agujero quebrando la madera gracias al poder de su fruta, golpeando con su mano envuelta en haki de armadura. De conseguirlo, aprovecharía la inclinación del robot para subirse sobre él e intentar cegarlo arrancándole los ojos cibernéticos.
Cuando le soltaron dio un pequeño salto hacia atrás y observó la situación con todo detalle: estaban en un barco escorado hacia un lado, luchando contra un extraño ser de metal que les superaba en fuerza y altura. Sus compañeros eran hábiles, pero no lo suficiente y sus golpes con haki no le hacían daño. Así que solo podía hacer una cosa: hundirlo. De tal forma que, justo al lado de donde el robot tenía la pierna, el shandiano intentó hacer un agujero quebrando la madera gracias al poder de su fruta, golpeando con su mano envuelta en haki de armadura. De conseguirlo, aprovecharía la inclinación del robot para subirse sobre él e intentar cegarlo arrancándole los ojos cibernéticos.
- Resumen:
- Cagarse en la padre que parió a Kaori + intentar hacer un agujero en el suelo para que el robot se ponga a una mejor altura y pierda movilidad + dar gala de lo salvaje que es e intentar sacarle los ojos (esto último si consigue hacer que caiga por el agujero)
Deathstroke
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El cortafuegos parecía estar bien hecho, y junto con el agua, el avance del fuego estaría controlado y se iría apagando poco a poco. de pronto me acordé de lo que había dicho el capitán por el comunicador, esperaba que la caída no hubiese sido mucho para él a pesar de la altura. Por si acaso me dirigí hacia el lugar en el que iba a caer para ver si se encontraba allí, sin embargo, no encontré cuerpo ninguno, tan solo una criatura sobresaliendo por encima de los árboles. Imaginé que sería el marine que se había introducido en la esfera de caramelo dando más problemas.
Sin embargo, lo que más me preocupó fue lo que había dicho Mura por el comunicador. Al parecer y por la descripción que había dado de la persona que les había atacado a ella y a Worgulv había sido Bleyd, ciudadano de Fiordia, Sin embargo, también había atacado al marine con el monstruo, algo que me chocó bastante, parecía que no tenía un bando claro. Noté como mi cabreó comenzó a aumentar. Las nubes que había creado de lluvia se comenzaron a tornar de un color más oscuro, propio de otro tipo de tormenta, en concreto de una tormenta eléctrica, aún así gracias a la gran cantidad de humedad en el ambiente siguió lloviendo con fuerza.
Active mi haki de observación para poder detectar donde se encontraba aquel hombre traidor al reino. Iba a estar de suerte, si no recordaba mal, sería el primer ciudadano en se acusado de traición. En un momento, conseguí detectar las presencias de la plaza que se encontraban cerca, entre ellas la del capitán y el resto de los nakamas que se encontraban en la isla, y la de Bleyd.
-Worgulv, Mura, reagrupaos, en un momento iré con vosotros, voy a detener a vuestro atacante, que por la descripción creo saber quien es.
Tenía a Aeglos en una mano, y el otro brazo lo extendí hacia el cielo. En unos segundos unas chispas entre los dedos aparecieron y en menos de un segundo tras eso, cayó un rayo sobre mí con un sonido ensordecedor. En ese momento cerré los ojos, y cuando los volví a abrir me encontraba en la plaza, apareciendo también con el sonido propio de un rayo impactando contra el suelo. Abrí los ojos y pude ver al capitán hablando con un marine y a Bleyd siendo capturado por el marine que estaba en el tiburón. Con un rápido movimiento volé hasta donde se encontraban ambos y corté con la naginata el caramelo que se dirigía al joven. Luego intenté darle una patada para enviar a Bleyd hacia donde se encontraban Mura y Worgulv.
-Capitán, creo tengo a quien disparó a Mura y a Worgulv, es Bleyd ciudadano del país, ¿Qué hacemos con él? – informé por el comunicador.
Sin embargo, lo que más me preocupó fue lo que había dicho Mura por el comunicador. Al parecer y por la descripción que había dado de la persona que les había atacado a ella y a Worgulv había sido Bleyd, ciudadano de Fiordia, Sin embargo, también había atacado al marine con el monstruo, algo que me chocó bastante, parecía que no tenía un bando claro. Noté como mi cabreó comenzó a aumentar. Las nubes que había creado de lluvia se comenzaron a tornar de un color más oscuro, propio de otro tipo de tormenta, en concreto de una tormenta eléctrica, aún así gracias a la gran cantidad de humedad en el ambiente siguió lloviendo con fuerza.
Active mi haki de observación para poder detectar donde se encontraba aquel hombre traidor al reino. Iba a estar de suerte, si no recordaba mal, sería el primer ciudadano en se acusado de traición. En un momento, conseguí detectar las presencias de la plaza que se encontraban cerca, entre ellas la del capitán y el resto de los nakamas que se encontraban en la isla, y la de Bleyd.
-Worgulv, Mura, reagrupaos, en un momento iré con vosotros, voy a detener a vuestro atacante, que por la descripción creo saber quien es.
Tenía a Aeglos en una mano, y el otro brazo lo extendí hacia el cielo. En unos segundos unas chispas entre los dedos aparecieron y en menos de un segundo tras eso, cayó un rayo sobre mí con un sonido ensordecedor. En ese momento cerré los ojos, y cuando los volví a abrir me encontraba en la plaza, apareciendo también con el sonido propio de un rayo impactando contra el suelo. Abrí los ojos y pude ver al capitán hablando con un marine y a Bleyd siendo capturado por el marine que estaba en el tiburón. Con un rápido movimiento volé hasta donde se encontraban ambos y corté con la naginata el caramelo que se dirigía al joven. Luego intenté darle una patada para enviar a Bleyd hacia donde se encontraban Mura y Worgulv.
-Capitán, creo tengo a quien disparó a Mura y a Worgulv, es Bleyd ciudadano del país, ¿Qué hacemos con él? – informé por el comunicador.
- resumen:
- Ver lo que ha ido pasando, ir a donde debería haber caído Dexter y ver que no está. escuchar lo que dice mura por el comunicador (con la descripción de Bleyd). ir hasta la plaza, evitar que Jack capture a Bleyd, e intentar darle una patada (es normalita) para alejarlo hacia donde estén Mura y Worgulv para reagruparnos y preguntar a Dexter que hacemos con él.
- cosas usadas:
- -Stats: Reflejos 10 y Velocidad 10 Agilidad (6), Resistencia (5) y Fuerza (4). Resto de clases suben a Tier 2.
-Haki de observación: nivel 10 turnos de visión usados 0/5, turnos empatía usados 1/15
-Modalidad: Torikkusutā III: Deathstroke, gracias a sus conocimientos en el campo de la medicina, cuando activa su mantra y no está en combate pasivamente usará la función empática del haki 4 tiers por debajo que el que tenga en visión. En caso de que tener tiers en empatía se suman los niveles que tenga con los que le podría usar con esta modalidad. Finalmente Deathstroke ha controlado el haki de tal forma que puede regenerar 1 asalto cada 5.
-PUs: -x5 a fuerza, x9 a resistencia, x6 a velocidad (sin akuma)
-Stats akuma: fuerza, velocidad, resistencia y reflejos son x1,25, x1,25, x1,25 y x1,25 respectivamente.
-KAZE TO: Deathstroke con esta técnica puede volar y planear por el aire de forma libre como si tuviese alas (esto lo hace en forma humana, en las otras formas puede volar sin necesidad de las alas, pero no lo suele usar), para ello usa su conocimiento del clima, su poder para crear viento y la pasiva de su ámbito que produce un viento que sube desde sus pies a cabeza y le permite conseguir esto más fácil.
-ARASHI TO NO -SHINWA-SEI: Dentro de una tormenta eléctrica con rayos, Deathstroke tiene una afinidad con esta y puede controlar cuando caen rayos (hasta 14 rayos en total por rol), cuando usa esta técnica cae un rayo sobre él y a la vez otro en otra posición que quiera Deathstroke, moviéndose al instante a la posición del rayo que no cae sobre él pudiendo usar esto hasta 7 veces por rol, en caso de combate como mucho 3 veces dentro de este. Como contra parte de esta técnica Deathstroke recibe quemaduras por todo su cuerpo de segundo grado. Cuando usa esta técnica el rayo que cae sobre él produce un potente sonido y en el lugar que aparece el rayo parece que se dispersa en forma de cruz
-Interconexión perfecta: Con esta técnica, Deathstroke ha conseguido que las conexiones sinápticas de sus neuronas no tengan ningún fallo y sean perfectas. gracias a esto le permita que las acciones que realice sean 10 veces más rápidas que de forma normal, ya que la información de su alrededor la percibe mejor y de forma más precisa, así mismo, sus movimientos se vuelven precisos al 100%, el problema que tendría esta habilidad es que los receptores del dolor serían mucho más sensibles, sin embargo gracias a la técnica de desinhibidor muscular se le reduce el dolor (si hacemos una media entre las 2 técnicas el dolor sería normal, ya que una lo reduce al mínimo y esta lo aumenta en gran medida). Con la mejora esto se duplica.
-Desinhibidor muscular: partiendo de que el ser humano sólo utiliza un pequeño porcentaje de toda la fuerza que posee (aprox. 20%), con esta técnica, Deathstroke puede eliminar el limitador que no le permite utilizar todo el poder de su musculatura, es decir, si Deathstroke utiliza el 20% del poder de su musculatura de forma normal, gracias a esto puede utilizar el 100%. Esta técnica va acompañada de un control perfecto del cuerpo, con esto, es capaz de hacer que su cuerpo pueda resistir el utilizar el 100% de su poder sin que le suceda nada, y conseguir además controlar la sensación de dolor de su cuerpo reduciéndoselo al mínimo (sigue sintiendo los golpes pero los resiste mucho mejor, tanto el dolor como el daño que le pudieran provocar se reducen en gran medida). Además de poder usar todo su poder, también le aumenta su poder base en x2 y aumenta en x2 cada 5 niveles hasta que pueda utilizar el 100%. El desinhibidor empezaría hasta un 40% y cada 5 niveles aumenta un 20% hasta llegar al 100%. Con la mejora puedo usar hasta el 200%
Dretch
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Llegados a aquel punto casi podría decirse que echaba de menos al bueno de Bob, al menos a él podía mirarlo sin dislocarse el cuello ¿Por qué demonios no podía haber una tripulación convencional en aquel barco? Odiaba las excentricidades y sospechaba que el dueño de aquella embarcación era algún tipo de snob de mucho cuidado. Pero poco importaba su opinión en aquel momento. Eric y Kaori luchaban contra aquel robot mientras el permanecía ausente. Por algún motivo que desconocía, durante unos instantes había anhelado poder parar aquel taladro con sus hilos, pero por desgracia, de poco o nada había servido su estrategia. Estaba claro que actuar compulsivamente tan solo lograría extenuarlo y hacerle un rival mucho más fácil de lo que ya era, era momento de mantener la sangre fría y realizar una lectura adecuada de la situación. Mientras Zor-El y Nanami mantuvieran distraído a aquel trasto nadie repararía en como su ojo derecha iba y venía como loco de un rincón a otro de la cubierta en busca de algún plan milagroso que salvara el día.
“No es nuestro día de suerte. Puede que ni combinando nuestros ataques logremos superar su blindaje. Estamos atrapados” – se dijo con aire ausente, más meditabundo que frustrado – “Tiene que haber algo que podamos hacer” – resopló poniéndose en pie.
¿Qué opciones tácticas tenían cuando un enemigo más poderoso? Tal y como le habían enseñado en la Cipher Pol tan solo había dos opciones. Atacar velozmente y con todas las fuerzas el punto más débil para derrotarlo antes de que tuviera ocasión de reaccionar. La otra opción, consistía en retirarse y emprender acciones de guerrilla o pedir refuerzos. Esas eran las respuestas correctas. Sin embargo, había una tercera opción. Una opción que antes o después otros podrían considerar… la rendición. Esa, por fortuna, nunca habia sido una opción para las personas como Dretch. El agente no podía permitirse el lujo de rendirse.
Analizando la situación con perspectiva, aquello no eran tan desastroso como a primera vista pudiese parecer. Tan solo necesitaban un plan, un buen plan que equilibrara la balanza entre su equipo y aquella mole de acero que los hostigaba. Dretch se concentró y pensó en todas sus técnicas y habilidades que podría servirle, pero todo fue en vano. Ni tan siquiera Eric, que había realizado varios seísmos consiguió el más leve tambaleo del meca. Kaori también había puesto de su parte enrollando una de las piernas del robot y, aunque el resultado no fue el deseado, aquello le sirvió al agente para percatarse de un detalle bastante significativo.
Probablemente, ni tan siquiera entre los tres sumasen la fuerza necesaria para tumbar a ese titán de acero, pero no era su fuerza la que necesitaban, sino la de su propio enemigo. Dretch no se consideraba ningún ingeniero, pero al contemplar como el meca movía aquellos enormes escudos y como, poco a poco su cabello comenzaba a erizarse, comprendió, que si aquella empleaba energía eléctrica, también debía de tener condensadores, fusibles o algunas de esas cosas que siempre se estropeaban con los picos de tensión. Si lograban sobretensar aquel trasto en el mejor de los casos podrían provocar un incendio, en el peor de los casos… Poco importaba, ya estaban perdiendo.
El aire frio, la humedad en el ambiente y aquella sensación de peligro al contemplar como el robot alzaba sus escudos y les apuntaba con ellos hacia que se le erizara el vello. Tenía la misma sensación que cuando estaba a punto de producirse una tormenta. Volvió a entrelazar una vez más los hilos de sus Kurōsu Tēru para coser esta vez un extraño shuriken circular más similar a una rosquilla que a una propia arma. Sin embargo, tenso en exceso las últimas punzadas de forma que, los tres “filos” del arma quedaran ligeramente combada hacia el anillo interior del mismo. Esta vez creía tener un buen plan, no fallaría. Aprovechando la distracción que en aquel instante estaba provocando el impulsivo Zor-El, redujo la distancia que le separaba de Kaori.
- ¡Nanami! – gritó haciéndose oír tras su inapreciable ausencia – A mi señal arquea tu cola y punta con ella a hacia sus escudos - Esperaría entonces hasta el último instante antes de que su enemigo abriera fuego para, poner la improvisada prenda sobre la cola de la dragona de modo que esta recordara a un pararrayos y parapetarse detrás de ella. Entonces, guiado por una de esas lecciones que una madre siempre te dice que no hagas bajo una tormenta eléctrica, tocó y lanzó sus agujas metálicas hacia el cielo - ¡Ahora!
“No es nuestro día de suerte. Puede que ni combinando nuestros ataques logremos superar su blindaje. Estamos atrapados” – se dijo con aire ausente, más meditabundo que frustrado – “Tiene que haber algo que podamos hacer” – resopló poniéndose en pie.
¿Qué opciones tácticas tenían cuando un enemigo más poderoso? Tal y como le habían enseñado en la Cipher Pol tan solo había dos opciones. Atacar velozmente y con todas las fuerzas el punto más débil para derrotarlo antes de que tuviera ocasión de reaccionar. La otra opción, consistía en retirarse y emprender acciones de guerrilla o pedir refuerzos. Esas eran las respuestas correctas. Sin embargo, había una tercera opción. Una opción que antes o después otros podrían considerar… la rendición. Esa, por fortuna, nunca habia sido una opción para las personas como Dretch. El agente no podía permitirse el lujo de rendirse.
Analizando la situación con perspectiva, aquello no eran tan desastroso como a primera vista pudiese parecer. Tan solo necesitaban un plan, un buen plan que equilibrara la balanza entre su equipo y aquella mole de acero que los hostigaba. Dretch se concentró y pensó en todas sus técnicas y habilidades que podría servirle, pero todo fue en vano. Ni tan siquiera Eric, que había realizado varios seísmos consiguió el más leve tambaleo del meca. Kaori también había puesto de su parte enrollando una de las piernas del robot y, aunque el resultado no fue el deseado, aquello le sirvió al agente para percatarse de un detalle bastante significativo.
Probablemente, ni tan siquiera entre los tres sumasen la fuerza necesaria para tumbar a ese titán de acero, pero no era su fuerza la que necesitaban, sino la de su propio enemigo. Dretch no se consideraba ningún ingeniero, pero al contemplar como el meca movía aquellos enormes escudos y como, poco a poco su cabello comenzaba a erizarse, comprendió, que si aquella empleaba energía eléctrica, también debía de tener condensadores, fusibles o algunas de esas cosas que siempre se estropeaban con los picos de tensión. Si lograban sobretensar aquel trasto en el mejor de los casos podrían provocar un incendio, en el peor de los casos… Poco importaba, ya estaban perdiendo.
El aire frio, la humedad en el ambiente y aquella sensación de peligro al contemplar como el robot alzaba sus escudos y les apuntaba con ellos hacia que se le erizara el vello. Tenía la misma sensación que cuando estaba a punto de producirse una tormenta. Volvió a entrelazar una vez más los hilos de sus Kurōsu Tēru para coser esta vez un extraño shuriken circular más similar a una rosquilla que a una propia arma. Sin embargo, tenso en exceso las últimas punzadas de forma que, los tres “filos” del arma quedaran ligeramente combada hacia el anillo interior del mismo. Esta vez creía tener un buen plan, no fallaría. Aprovechando la distracción que en aquel instante estaba provocando el impulsivo Zor-El, redujo la distancia que le separaba de Kaori.
- ¡Nanami! – gritó haciéndose oír tras su inapreciable ausencia – A mi señal arquea tu cola y punta con ella a hacia sus escudos - Esperaría entonces hasta el último instante antes de que su enemigo abriera fuego para, poner la improvisada prenda sobre la cola de la dragona de modo que esta recordara a un pararrayos y parapetarse detrás de ella. Entonces, guiado por una de esas lecciones que una madre siempre te dice que no hagas bajo una tormenta eléctrica, tocó y lanzó sus agujas metálicas hacia el cielo - ¡Ahora!
- resumen:
- Aparentar que no estoy ausente y que en realidad estoy pensando.
- Fingir que se lo que hago.
- Deducir que si el meca emplea electricidad lo podemos freír con una descarga.
- Tejer un shuriken de lana con una forma muy extraña, gritarle a Kaori que me haga casito y cubrirme detrás de ella valientemente.
- Poner el shuriken en la cola de Kaori, de tal forma que esta recuerde a un pararrayos.
- Jugar a ser dios y tocar sus agujas metálicas para tratar de atraer los rayos hacia su persona y rezar muy fuerte para que Kaori logre acumular la energía del ataque del robot en su cola.
- Aparentar que no estoy ausente y que en realidad estoy pensando.
Rainbow662
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Arribor tosió y se apartó un poco. En sus planes no entraba esa molesta polvareda, aunque bien pensado era algo natural. Como de costumbre, las cosas naturales suponían un engorro. Cuando la visibilidad mejoró, contempló como el marine se hundía en el suelo igual que un clavo a medio clavar. Era un curioso espectáculo ver sus piernas sobresalir del agujero en el que lo había metido. ¿Si empujaba un poco quedaría metido del todo en la tierra? Sería algo así como la semilla más rara del mundo.
El pirata rio con la estrafalaria imagen del marine creciendo del suelo cual árbol hasta que éste se movió. Y no solo se movió, sino que abrió un socavón tan grande como él mismo con un simple movimiento. Arribor se dijo que había encontrado a alguien interesante, y no dejaba de preguntarse qué poderes tendría aquel marine mientras las rocas volaban por doquier y chocaban inofensivamente contra él.
"Qué curioso". Estaba claro que tenía algún tipo de habilidad. O eso, o era de esos tipos que podían hacer cosas monstruosas sin necesidad de una fruta. Arribor apostaba a que tenía uno de esos poderes animalescos, aunque no tenía ni idea de qué bicho podía ser. No se parecía a nada que conociese, y eso que sus conocimientos sobre fauna eran bastante amplios. A lo mejor era un animal que no se podía comer, y por eso no lo conocía.
-Bueno, con lo feo que es ya nadie se fijará en su tamañ...
No llegó a terminar la frase antes de que esa cosa se abalanzara sobre él. Sus afiladas garras encontraron carne que cortar cuando Arribor alzó el brazo instintivamente. Incluso a pesar de su portentosa musculatura, ahora tenía las profundas marcas de aquella cosa grabadas hasta el hueso. A punto había estado de hacerle trocitos el brazo.
Su sangre se movió para atrapar a la criatura, pero ésta ya no estaba donde debía estar. Un borrón informe escalofriantemente similar a una cola sembrada de cuchillas del grosor de una tabla de planchar pasó por delante de sus ojos. Una fracción de segundo después Arribor retrocedía mientras se llevaba la mano al costado.
-Eso... ha sido peligroso -admitió.
Una larga herida rojiza surcaba su abdomen por debajo de las costillas. Al no sangrar en absoluto, resultaba un espectáculo un tanto extraño. Incluso Arribor veía raro que una herida así no sangrase. Y es que la maldita cuchilla del marine perfectamente podría haberle partido en dos, a pesar de lo cual tendría que conformarse con un resultado tan solo un poco inferior. El corte llegaba a tal profundidad que Arribor se preguntó si no se le saldrían las tripas. Una persona normal habría muerto de inmediato, por supuesto, pero una persona normal no habría durado ni diez minutos en una guerra como aquella.
-¿Qué cuernos eres? -preguntó Arribor con la voz tomada por el dolor. Su tolerancia a él era demencial, pero aun así no podía evitar maldecir para sus adentros a aquel pequeño bastardo.
Y pensar que todo había empezado por llamar "niño" a un tipo bajito. Realmente le había sorprendido al convertirse en un monstruo de feria tan poderoso. Había supuesto que podría librarse de él fácilmente, pero se acababa de encontrar con que corría verdadero peligro. La Muerte le susurraba al oído, advirtiéndole de lo que le ocurriría si no tenía cuidado. ¿Y qué haría toda persona cuerda en una situación así?
¿A quién le importa lo que harían esos? Arribor dibujó una sonrisa tan amplia como solo un buen combate podía provocársela. Dejó que la sangre fluyera a marchas forzadas por su interior, dándole fuerza, dándole vida. Una cola hecha con sangre, similar a la del monstruo-marine, surgió de la parte baja de su espalda; dos cuchillas, delgadas pero afiladas, recorrieron el exterior de sus brazos, y otras seis se agruparon en trios a su espalda, delicadas y mortales como las alas de un insecto. Él también podía convertirse en un bicho raro si lo deseaba. Sin embargo, todas sus prótesis estaban creadas con la mínima cantidad de sangre posible, dejando un margen considerable para formar más.
Un aullido gutural fue su único aviso antes de saltar sobre el marine. Agitó su cola artificial, con el extremo convertido en un abanico formado por cuatro hojas en forma de pluma de medio metro cada una. De esa forma trató de devolverle el golpe al enano, partiéndolo en trozos aún más pequeños. Esperaba que sobreviviese a eso, porque tenía intención de comprobar si la cabeza de un monstruo resistiría uno de sus puñetazos.
El pirata rio con la estrafalaria imagen del marine creciendo del suelo cual árbol hasta que éste se movió. Y no solo se movió, sino que abrió un socavón tan grande como él mismo con un simple movimiento. Arribor se dijo que había encontrado a alguien interesante, y no dejaba de preguntarse qué poderes tendría aquel marine mientras las rocas volaban por doquier y chocaban inofensivamente contra él.
"Qué curioso". Estaba claro que tenía algún tipo de habilidad. O eso, o era de esos tipos que podían hacer cosas monstruosas sin necesidad de una fruta. Arribor apostaba a que tenía uno de esos poderes animalescos, aunque no tenía ni idea de qué bicho podía ser. No se parecía a nada que conociese, y eso que sus conocimientos sobre fauna eran bastante amplios. A lo mejor era un animal que no se podía comer, y por eso no lo conocía.
-Bueno, con lo feo que es ya nadie se fijará en su tamañ...
No llegó a terminar la frase antes de que esa cosa se abalanzara sobre él. Sus afiladas garras encontraron carne que cortar cuando Arribor alzó el brazo instintivamente. Incluso a pesar de su portentosa musculatura, ahora tenía las profundas marcas de aquella cosa grabadas hasta el hueso. A punto había estado de hacerle trocitos el brazo.
Su sangre se movió para atrapar a la criatura, pero ésta ya no estaba donde debía estar. Un borrón informe escalofriantemente similar a una cola sembrada de cuchillas del grosor de una tabla de planchar pasó por delante de sus ojos. Una fracción de segundo después Arribor retrocedía mientras se llevaba la mano al costado.
-Eso... ha sido peligroso -admitió.
Una larga herida rojiza surcaba su abdomen por debajo de las costillas. Al no sangrar en absoluto, resultaba un espectáculo un tanto extraño. Incluso Arribor veía raro que una herida así no sangrase. Y es que la maldita cuchilla del marine perfectamente podría haberle partido en dos, a pesar de lo cual tendría que conformarse con un resultado tan solo un poco inferior. El corte llegaba a tal profundidad que Arribor se preguntó si no se le saldrían las tripas. Una persona normal habría muerto de inmediato, por supuesto, pero una persona normal no habría durado ni diez minutos en una guerra como aquella.
-¿Qué cuernos eres? -preguntó Arribor con la voz tomada por el dolor. Su tolerancia a él era demencial, pero aun así no podía evitar maldecir para sus adentros a aquel pequeño bastardo.
Y pensar que todo había empezado por llamar "niño" a un tipo bajito. Realmente le había sorprendido al convertirse en un monstruo de feria tan poderoso. Había supuesto que podría librarse de él fácilmente, pero se acababa de encontrar con que corría verdadero peligro. La Muerte le susurraba al oído, advirtiéndole de lo que le ocurriría si no tenía cuidado. ¿Y qué haría toda persona cuerda en una situación así?
¿A quién le importa lo que harían esos? Arribor dibujó una sonrisa tan amplia como solo un buen combate podía provocársela. Dejó que la sangre fluyera a marchas forzadas por su interior, dándole fuerza, dándole vida. Una cola hecha con sangre, similar a la del monstruo-marine, surgió de la parte baja de su espalda; dos cuchillas, delgadas pero afiladas, recorrieron el exterior de sus brazos, y otras seis se agruparon en trios a su espalda, delicadas y mortales como las alas de un insecto. Él también podía convertirse en un bicho raro si lo deseaba. Sin embargo, todas sus prótesis estaban creadas con la mínima cantidad de sangre posible, dejando un margen considerable para formar más.
Un aullido gutural fue su único aviso antes de saltar sobre el marine. Agitó su cola artificial, con el extremo convertido en un abanico formado por cuatro hojas en forma de pluma de medio metro cada una. De esa forma trató de devolverle el golpe al enano, partiéndolo en trozos aún más pequeños. Esperaba que sobreviviese a eso, porque tenía intención de comprobar si la cabeza de un monstruo resistiría uno de sus puñetazos.
- Resumen:
- Auch, duele - Imitar a Arthur haciéndome una cola de sangre (y unas alitas, ya puestos) - Intentar hacerlo cachos y, suponiendo que no se deje matar así, hundirle la nariz de un derechazo
Maestría: Frenesí de batalla
Nivel 90: Es casi imposible que caiga inconsciente por el dolor. Resiste las heridas y hasta se crece por ellas. Tras hacer sangrar a su enemigo, su fuerza aumenta un cincuenta por ciento.
Nivel 105: En medio de batalla, por cada herida que recibe aumenta su velocidad un uno por ciento.
Justo en el aire, el ladrón pudo divisar la confiada y frívola sonrisa que se dibujó en el rostro de su oponente. Con furia, hizo que su arma se precipitase contra él. No obstante, cuando su espada tocó la húmeda madera de la cubierta, notó que el enemigo no se hallaba ya frente a él. Nada más darse cuenta, las armas que había creado instantes atrás cayeron al suelo, provocando un estruendo metálico bastante molesto, aunque no tanto como los continuos disparos que había en aquel lugar. Las creaciones que delante de él se encontraban desaparecieron al instante, y su cabeza empezó a moverse hacia todos lados, al igual que su cuerpo.
–Cabrón… ¿dónde te has metido…? –gruñe, aún sediento de sangre.
En los segundos posteriores, su ojo izquierdo divisó una silueta en la siniestra dirección. Cuando volteó su cuerpo, rápidamente distinguió a su enemigo a escasos metros de él. En esos breves instantes, parecía que el mundo se moviese de una forma más lenta. Observó como un tajo marcaba su mejilla, haciendo que un pequeño riachuelo de sangre descendiera sobre esta, precipitando pequeñas gotas de sangre sobre la cubierta. No sabía cómo lo había hecho, pero la satisfacción de saber que aquel misterioso contrincante podía ser dañado de alguna forma, hizo que en su rostro se dibujase una sonrisa de emoción. Sin mediar siquiera palabra, centró su mantra en aquel sujeto, dispuesto a darlo todo para acabar con el combate lo antes posible.
Con la intención de sorprender al enemigo, Yuu activó con su pulgar la pequeña rueda que tenía el anillo de su índice izquierdo. Su mano al completo fue recubierta por un guante acabado en unas garras de metal. Cuando la nueva arma finalizó su despliegue, el mercenario ya tenía a su enemigo a una muy escasa proximidad. Este decidió saltar, en vez de atacar directamente con las cuchillas que entre sus dedos se hallaban. Con el pequeño lapso de tiempo que le dio, Yuu decidió hacer un rápido ataque ascendente con su garra, para luego dar una voltereta hacia atrás e intentar conectar con una patada en la barbilla, además de tratar de aterrizar luego medio metro hacia atrás.
–Cabrón… ¿dónde te has metido…? –gruñe, aún sediento de sangre.
En los segundos posteriores, su ojo izquierdo divisó una silueta en la siniestra dirección. Cuando volteó su cuerpo, rápidamente distinguió a su enemigo a escasos metros de él. En esos breves instantes, parecía que el mundo se moviese de una forma más lenta. Observó como un tajo marcaba su mejilla, haciendo que un pequeño riachuelo de sangre descendiera sobre esta, precipitando pequeñas gotas de sangre sobre la cubierta. No sabía cómo lo había hecho, pero la satisfacción de saber que aquel misterioso contrincante podía ser dañado de alguna forma, hizo que en su rostro se dibujase una sonrisa de emoción. Sin mediar siquiera palabra, centró su mantra en aquel sujeto, dispuesto a darlo todo para acabar con el combate lo antes posible.
Con la intención de sorprender al enemigo, Yuu activó con su pulgar la pequeña rueda que tenía el anillo de su índice izquierdo. Su mano al completo fue recubierta por un guante acabado en unas garras de metal. Cuando la nueva arma finalizó su despliegue, el mercenario ya tenía a su enemigo a una muy escasa proximidad. Este decidió saltar, en vez de atacar directamente con las cuchillas que entre sus dedos se hallaban. Con el pequeño lapso de tiempo que le dio, Yuu decidió hacer un rápido ataque ascendente con su garra, para luego dar una voltereta hacia atrás e intentar conectar con una patada en la barbilla, además de tratar de aterrizar luego medio metro hacia atrás.
- ”Resumen”:
- Yuu se alegra por haber cortado a su oponente. Activa su mantra sumado a su aumento de reflejos y decide activar también el anillo que porta en su mano izquierda. Ataca conectando un ataque ascendente con las garras y luego hace una voltereta hacia atrás para terminar con una patada en la barbilla.
- Cosas Usadas:
- Sigo utilizando el ámbito/manual de reflejos y activo el mantra despertado para anticiparme a sus movimientos.
- Fraternity Ring H:
- Descripción del objeto: Un anillo blanco con la silueta de un lobo de color negro
Usos comunes: Adornar
Habilidades especiales o destacables: Es indestructible. Fue adaptado a su portadora anterior, Shenhua. Cuando se activa se convierte en un guante con garras que cubre la mano del usuario. Las garras tienen un potente anticoagulante que causa una hemorragia severa con tan solo cortar o arañar una vez.
William White
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Mientras realicé el tajo, noté el impacto, también como la hoja amputaba de forma inexorable el brazo que había utilizado la criatura para cubrirse del mortífero tajo. El brazo finalmente cayó al suelo, inerte, comenzando a bañar el suelo alrededor suyo de una sangre tan negruzca y repulsiva como la magia que había traído de vuelta la vida. Acto seguido di un salto hacia atrás, moviendo con una velocidad algo inusual.
Entonces contemple el aspecto de ambos sujetos, fijando detenidamente contemple que eran grandes, fornidos, me sacaban unas dos cabezas por lo que rondaría en metro noventa, tal vez los dos metros. Tal vez podría decapítales si saltaba por los aires, pero tampoco creía que eso resultase eficaz, tampoco prudente. Decapitarles parecía ser la única opción ya que el que había recibido de lleno el tajo parecía ni inmutarse, de hecho, se estaba palpando su muñón, como si aún estuviera procesando lo que acaba de ocurrir.
-No sienten ni dolor- observe estupefacto como permanecía inmutable -Que mezquino debe ser la persona que se preste a hacer tal aberración- musité para mis adentros mientras empuñaba con frustración el arma de tez oscura con sendas manos.
Entre tanto, el otro ser pareció lanzarse a la refriega, portando un intimidante machete el cual blandía con una furia envidiable, aunque con poco tiento y atino. En vista de que el mantra no me servía en esa situación decidí centrarme en el resto de mis sentidos mundanos, vista principalmente. Retrocediendo dando pequeños saltos, mientras medía los tiempos de sus ataques desde una prudencial distancia, uno dos tres fueron los tajos que trato de asestarme hasta que consideré que se había alejado los suficiente de su compañero, un par de metros antes de que me arrinconará con las cajas de mi espalda.
Traté de evadirlo de una forma lateral por el lado opuesto a donde empuñaba el tosco machete y aprovechando la propia fuerza del movimiento que llevaba propiné un tajo en forma de arco a una altura inferior del torso, con el barrido del filo no me proponía otra cosa que amputar la pierna de mi adversario, por debajo de la rodilla para ser exactos, para una vez que cayera por la pérdida de equilibrio propinarle un segundo tajo a la altura del cuello, para esta vez tratar de quitarme de en medio al primero de los no muertos, si tenía suerte y su tiempo de reacción era tan lento tal vez ni le diría tiempo a reaccionar al primer ataque. Al estar de frente su otro compañero también podría mirar de reojo lo que hacía mientras lanzaba mi ataque.
Independientemente de si aquello surgía de forma exitosa, volvería a tomarme mis distancias y evitando en la media de lo posible que estos me arrinconarán, las paredes, pilares y el resto del inmobiliario podían llegar a ser un problema si no los tenía en cuenta. Además, tampoco debía alargar aquello más de lo necesario, o de lo contrario, la fatiga se convertiría en un problema.
Entonces contemple el aspecto de ambos sujetos, fijando detenidamente contemple que eran grandes, fornidos, me sacaban unas dos cabezas por lo que rondaría en metro noventa, tal vez los dos metros. Tal vez podría decapítales si saltaba por los aires, pero tampoco creía que eso resultase eficaz, tampoco prudente. Decapitarles parecía ser la única opción ya que el que había recibido de lleno el tajo parecía ni inmutarse, de hecho, se estaba palpando su muñón, como si aún estuviera procesando lo que acaba de ocurrir.
-No sienten ni dolor- observe estupefacto como permanecía inmutable -Que mezquino debe ser la persona que se preste a hacer tal aberración- musité para mis adentros mientras empuñaba con frustración el arma de tez oscura con sendas manos.
Entre tanto, el otro ser pareció lanzarse a la refriega, portando un intimidante machete el cual blandía con una furia envidiable, aunque con poco tiento y atino. En vista de que el mantra no me servía en esa situación decidí centrarme en el resto de mis sentidos mundanos, vista principalmente. Retrocediendo dando pequeños saltos, mientras medía los tiempos de sus ataques desde una prudencial distancia, uno dos tres fueron los tajos que trato de asestarme hasta que consideré que se había alejado los suficiente de su compañero, un par de metros antes de que me arrinconará con las cajas de mi espalda.
Traté de evadirlo de una forma lateral por el lado opuesto a donde empuñaba el tosco machete y aprovechando la propia fuerza del movimiento que llevaba propiné un tajo en forma de arco a una altura inferior del torso, con el barrido del filo no me proponía otra cosa que amputar la pierna de mi adversario, por debajo de la rodilla para ser exactos, para una vez que cayera por la pérdida de equilibrio propinarle un segundo tajo a la altura del cuello, para esta vez tratar de quitarme de en medio al primero de los no muertos, si tenía suerte y su tiempo de reacción era tan lento tal vez ni le diría tiempo a reaccionar al primer ataque. Al estar de frente su otro compañero también podría mirar de reojo lo que hacía mientras lanzaba mi ataque.
Independientemente de si aquello surgía de forma exitosa, volvería a tomarme mis distancias y evitando en la media de lo posible que estos me arrinconarán, las paredes, pilares y el resto del inmobiliario podían llegar a ser un problema si no los tenía en cuenta. Además, tampoco debía alargar aquello más de lo necesario, o de lo contrario, la fatiga se convertiría en un problema.
- resumen:
Narrar y proseguir el combate, trató de esquivar, medir tiempos y esta vez tratar de amputarle una de las piernas con una “finta lateral” para si es posible terminar de decapitarlo una vez perdido el equilibrio. Entre tanto mantengo a su compañero sin brazo vigilado.- arma usada:
- Una espada de un ligero metal negro, según la leyenda está hecha a base de un meteorito que cayó hace algún tiempo. Su empuñadura y tacto es desagradable y jamás ha poseído funda alguna.
-Indestructible
-Inoxidable
-Buena conducción para los ámbitos y voluntad: Con esto me refiero al que el arma amplía las capacidades de los ámbitos y haki de armadura, esto quiere decir que permite extenderlo algo más alrededor del arma, no más de 2 cm. (Naturalmente requiere el ámbito o el haki, con un ejemplo se ve mejor: Con un ámbito de electricidad el arma podría recubrir su filo de una carga eléctrica que no extienda su rango más de 2 cm del filo)
-Ligera
-La empuñadura es tosca y desagradable, requiere bastante uso para poder usarla con destreza.
Haki de observación: Tier máximo para su nivel.
Hombre rutinario: Activo: Cada vez que White realiza una acción aprende de la misma, por lo que una serie de repeticiones de la misma acción se traduce en una mejora(velocidad, fuerza, ...) Este crecimiento debe ir siempre en función de la misma característica, en un aumento de x0.5 por ejecución. Este crecimiento es acelerado por lo que la técnica cansará en la misma medida. (velocidad x1.5)
PU's: Reflejos x2
Clave: Reflejos(Nivel 2)
Principales: Agilidad(Nivel 3) || Velocidad(Nivel 0)
Secundarias: Resistencia(Nivel 0) || Fuerza(Nivel 1).
Maestría: Duelo <- Esto me permite pelear contra dos sin penalización, en principio.
Kaori Nanami
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Mientras atacaba, le daba la sensación de que, si no esquivaba ese ataque, iba a estar muerta o casi muriendo. Sea como sea, su ataque dio en el blanco, no le dio la sensación de que esa cosa estuviera aislada ante la electricidad, pero con esa pequeña cantidad no iba a lograr nada. Había sentido como es que aplastaba, con su cola, a Eric en el proceso anterior, pero no podía hacer mucho por su error. Suspiró y retrocedió. Quizás había logrado encontrar la solución… Había encontrado su punto débil. Tenía que sobrecargarlo de alguna forma, pero, ¿cómo? Sin electricidad de sobra no podía generar la suficiente con su habilidad. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo podría ayudar a sus compañeros? Se sentía frustrada, débil, impotente ante lo que estaba pasando. Debía ser más fuerte no solo por ella, si no por sus amigos y camaradas.
—Esto no debería ser así.—susurró.
Vio al meka mover sus escudos y apuntarlos con ellos. ¿Qué estaba pensando hacer? Aunque lo más impresionante, fue ver a Eric empezar a golpear el suelo para hacerlo caer, quizás era su oportunidad, si resultaba su plan tendría su cabeza lista y dispuesta para un ataque directo. Era la mejor oportunidad que iban a tener y no pensaba desaprovecharla, pero… ¿Cómo atacarlo? Tenía que tener alguna forma, algo que le permitiera derrotarlo de un solo golpe y poner fin a este problema inesperado que surgió ante ellos. Estaba pensando en algunas opciones, algunas posibles ofensivas, pero al parecer, Dretch ya había pensado por ella. Tenía una idea, una que quizás podía funcionar. Había sentido la electricidad estática del ambiente y, si la combinaba con la suya propia, quizás podía lograr fundir esa cosa y hacerlo estallar. Sintió la electricidad en su cola y se fue cargando con esta en todo su cuerpo.
Se empezó a concentrar, cerró sus ojos y se hizo una con el ambiente. Lograba sentir en todo su cuerpo la electricidad estática que el robot estaba generando mientras preparaba su ataque. Se quedó completamente quieta mientras empezaba a generar, otra vez, electricidad por todo su cuerpo y la iba concentrando en su brazo. Mientras tanto, intentaría controlar la electricidad del ambiente para generar más y más voltaje. Un sonido chirriante empezó a sonar mientras ella se preparaba para lo que estaba por hacer. Escuchó el grito de Dretch, pero esperó unos segundos más… Sintió la electricidad recorrer su cuerpo de pies a cabeza, con un esfuerzo casi sobre humano, la controló para poner todo en su brazo derecho. Una gran bola de esta se formó y los rayos caían en diferentes direcciones. Confiaba en que tanto Eric como Dretch los podrían esquivar, pero no sabía si el último, al estar tan cerca de ella, no se llevaría un poco de daño.
—Eric, aléjate de esa cosa. ¡Ahora!
Juntó ambas manos y formó más electricidad todavía. Era un todo o nada, literalmente. Sin más, le dio forma, un gran león de unos 4 metros de altura y dos de ancho se había formado, era tan grande como ella misma. Las condiciones le habían ayudado para crear algo poderoso. El león rugió con fuerza mientras esperaba ansioso, la orden de ataque de Kaori. Confiaba en que Eric la escucharía y le haría caso, confiaba en que su ataque, finalmente, iba a resultar. Tenía que hacerlo, por dios, tenía que hacerlo. Finalmente, forzando al límite sus fuerzas, con su cola, lanzó el shuriken improvisado de Dretch y, con eso, liberó a la bestia. Corrió en zigzag, libre y poderoso, galante, con la belleza que un mamífero como ese representaba. Buscaba un solo objetivo, el torso de aquel meka. Daba igual si lo bloqueaba, no buscaba atravesarlo, solo buscaba tener la chance de sobrecargar sus sistemas y que dejara de ser un incordio.
—Electric Imperial Lion.—dijo mientras veía como su muy improvisada técnica iba de camino al robot. Forzosamente, volvió a su forma humana, estaba extenuada y dudaba que pudiera hacer algo más que eso. Apoyó una rodilla en el suelo mientras esperaba el resultado de su ataque.
—Esto no debería ser así.—susurró.
Vio al meka mover sus escudos y apuntarlos con ellos. ¿Qué estaba pensando hacer? Aunque lo más impresionante, fue ver a Eric empezar a golpear el suelo para hacerlo caer, quizás era su oportunidad, si resultaba su plan tendría su cabeza lista y dispuesta para un ataque directo. Era la mejor oportunidad que iban a tener y no pensaba desaprovecharla, pero… ¿Cómo atacarlo? Tenía que tener alguna forma, algo que le permitiera derrotarlo de un solo golpe y poner fin a este problema inesperado que surgió ante ellos. Estaba pensando en algunas opciones, algunas posibles ofensivas, pero al parecer, Dretch ya había pensado por ella. Tenía una idea, una que quizás podía funcionar. Había sentido la electricidad estática del ambiente y, si la combinaba con la suya propia, quizás podía lograr fundir esa cosa y hacerlo estallar. Sintió la electricidad en su cola y se fue cargando con esta en todo su cuerpo.
Se empezó a concentrar, cerró sus ojos y se hizo una con el ambiente. Lograba sentir en todo su cuerpo la electricidad estática que el robot estaba generando mientras preparaba su ataque. Se quedó completamente quieta mientras empezaba a generar, otra vez, electricidad por todo su cuerpo y la iba concentrando en su brazo. Mientras tanto, intentaría controlar la electricidad del ambiente para generar más y más voltaje. Un sonido chirriante empezó a sonar mientras ella se preparaba para lo que estaba por hacer. Escuchó el grito de Dretch, pero esperó unos segundos más… Sintió la electricidad recorrer su cuerpo de pies a cabeza, con un esfuerzo casi sobre humano, la controló para poner todo en su brazo derecho. Una gran bola de esta se formó y los rayos caían en diferentes direcciones. Confiaba en que tanto Eric como Dretch los podrían esquivar, pero no sabía si el último, al estar tan cerca de ella, no se llevaría un poco de daño.
—Eric, aléjate de esa cosa. ¡Ahora!
Juntó ambas manos y formó más electricidad todavía. Era un todo o nada, literalmente. Sin más, le dio forma, un gran león de unos 4 metros de altura y dos de ancho se había formado, era tan grande como ella misma. Las condiciones le habían ayudado para crear algo poderoso. El león rugió con fuerza mientras esperaba ansioso, la orden de ataque de Kaori. Confiaba en que Eric la escucharía y le haría caso, confiaba en que su ataque, finalmente, iba a resultar. Tenía que hacerlo, por dios, tenía que hacerlo. Finalmente, forzando al límite sus fuerzas, con su cola, lanzó el shuriken improvisado de Dretch y, con eso, liberó a la bestia. Corrió en zigzag, libre y poderoso, galante, con la belleza que un mamífero como ese representaba. Buscaba un solo objetivo, el torso de aquel meka. Daba igual si lo bloqueaba, no buscaba atravesarlo, solo buscaba tener la chance de sobrecargar sus sistemas y que dejara de ser un incordio.
—Electric Imperial Lion.—dijo mientras veía como su muy improvisada técnica iba de camino al robot. Forzosamente, volvió a su forma humana, estaba extenuada y dudaba que pudiera hacer algo más que eso. Apoyó una rodilla en el suelo mientras esperaba el resultado de su ataque.
- Resumen:
- Bla bla de relleno, sentirse débil. Ver el ataque de Eric y preparar una muy improvisada técnica con la electricidad del ambiente más la que acumula Dretch usándola de pararrayos. Buscar con eso, finalmente, sobrecargar el sistema del meka. Rezar muy fuerte que todo funcione. Caer al suelo, en forma humana, totalmente cansada.
- Datos:
- Nivel 20: Su aura alcanza el metro de distancia. Al contacto, es capaz de dejar paralizada la extremidad afectada por dos posts. Su poder es de 100V. Solo puede paralizar partes pequeñas de un cuerpo (manos, pies, etc). Aprende a ser invisible. Dura dos posts.
Nivel 30: Su niebla alcanza los diez metros y cinco de alto. Ya no se ve nada más que tu propia nariz, además, es bastante húmeda y se siente un poco más pesado. Cuesta un poco más respirar.
- Electric Imperial Lion (es la técnica improvisada que espero sacar):
- Acumulando toda la electricidad en su cuerpo que pueda generar, forma un imponente y hermoso león eléctrico de cuatro metros de altura y dos de ancho. Este tiene el doble de electricidad que puede generar por tabla. Su velocidad es de 25 m/s. Luego de usarla, no puede usar su electricidad por tres turnos y queda completamente agotada. Su cuerpo, sin forma de control, se vuelve eléctrico y las descargas son más fuertes de lo que debería ser. Pierde el control de su poder.
Brynn
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-Menuda mierda de diseño -espetó el negro a Zane tras su comentario-. Será muy resistente, tendrá una fuerza considerable, incluso escupirá lava, pero.. ¿No puede volar?
El asesino no podía creer que un prototipo de tecnología tan -aparentemente- avanzado no pudiera volar. Quizá era un fallo básico en el diseño, pero era algo que no se podía permitir en un robot de… a saber cuánto habría costado.
Brynn ojeó al pirata capitán de los Arashi a la par que notaba el peso de sus subordinados en la espalda. Si bien no suponía una gran carga el llevarles, pensó durante unos instantes dónde podría depositarlos, sin embargo, una sucesión de disparos bastaron para sacar de su ensimismamiento al pirata, que con semblante serio se dirigió a los que ahora ejercían de carga en las aerolíneas sin rostro.
-Agarraos, se acercan turbulencias -comentó a la par que giraba bruscamente y sentía algún que otro tirón en la espalda.
El asesino se centró en intentar evadir todos los proyectiles, centrándose sobre todo en los de mayor dimensión. Cuando quiso darse cuenta una de las paredes se empezó a derrumbar y, cuando agarró su machete con la intención de actuar, Zane ya había lanzado una gran cantidad de ondas cortantes que partieron en mil pedazos las piedras. El negro se alejó levemente del desprendimiento y escuchó las palabras del antiguo supernova.
-No creo que bajar ahí sea…-pero sus palabras quedaron en el aire, pues el gran suzaku descendió hacia el barco- Bueno, qué remedio. Toca ir.
El descenso fue rápido y algo movido, pues Brynn intentó esquivar algún que otro proyectil más, con el consiguiente meneo a sus compañeros. Una vez descendió en su totalidad, tocó la madera del navío más grande -en el que se encontraba ya el capitán de los Arashi-, y dejó que sus compañeros bajasen. Ojeó la zona intentando buscar alguna ventaja en el terreno a la par que se llevaba la mano al machete -sin desenvainarlo aún- y pasaba a su forma completamente humana.
-Esto no es positivo para mi misión -le susurró a Nailah con una sonrisa en el rostro-. Pero desde luego es más divertido que buscar en una caseta abandonada.
Tras la atrevida pregunta de Zane, Brynn negó con la cabeza. ¿Acaso era mínimamente inteligente entrar en casa de alguien e insultarle allí mismo? Aunque como suponía, la inteligencia no era el fuerte entre aquellas bestias. Pero no le convendría decir aquello en alto, o se vería en problemas. Se limitó a prepararse para lo peor.
El asesino no podía creer que un prototipo de tecnología tan -aparentemente- avanzado no pudiera volar. Quizá era un fallo básico en el diseño, pero era algo que no se podía permitir en un robot de… a saber cuánto habría costado.
Brynn ojeó al pirata capitán de los Arashi a la par que notaba el peso de sus subordinados en la espalda. Si bien no suponía una gran carga el llevarles, pensó durante unos instantes dónde podría depositarlos, sin embargo, una sucesión de disparos bastaron para sacar de su ensimismamiento al pirata, que con semblante serio se dirigió a los que ahora ejercían de carga en las aerolíneas sin rostro.
-Agarraos, se acercan turbulencias -comentó a la par que giraba bruscamente y sentía algún que otro tirón en la espalda.
El asesino se centró en intentar evadir todos los proyectiles, centrándose sobre todo en los de mayor dimensión. Cuando quiso darse cuenta una de las paredes se empezó a derrumbar y, cuando agarró su machete con la intención de actuar, Zane ya había lanzado una gran cantidad de ondas cortantes que partieron en mil pedazos las piedras. El negro se alejó levemente del desprendimiento y escuchó las palabras del antiguo supernova.
-No creo que bajar ahí sea…-pero sus palabras quedaron en el aire, pues el gran suzaku descendió hacia el barco- Bueno, qué remedio. Toca ir.
El descenso fue rápido y algo movido, pues Brynn intentó esquivar algún que otro proyectil más, con el consiguiente meneo a sus compañeros. Una vez descendió en su totalidad, tocó la madera del navío más grande -en el que se encontraba ya el capitán de los Arashi-, y dejó que sus compañeros bajasen. Ojeó la zona intentando buscar alguna ventaja en el terreno a la par que se llevaba la mano al machete -sin desenvainarlo aún- y pasaba a su forma completamente humana.
-Esto no es positivo para mi misión -le susurró a Nailah con una sonrisa en el rostro-. Pero desde luego es más divertido que buscar en una caseta abandonada.
Tras la atrevida pregunta de Zane, Brynn negó con la cabeza. ¿Acaso era mínimamente inteligente entrar en casa de alguien e insultarle allí mismo? Aunque como suponía, la inteligencia no era el fuerte entre aquellas bestias. Pero no le convendría decir aquello en alto, o se vería en problemas. Se limitó a prepararse para lo peor.
- Resumen:
Intentar esquivar proyectiles.
Alejarse del desprendimiento tras el ataque de Zane a las rocas.
Descender y ojear el terreno, esperando que tras la pregunta de Zane les ataquen.
- Cosas:
Para evadir los proyectiles:
Tier 3 en agilidad.
Tier 3 en reflejos.
Roland von Klauswitz
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Lo cierto era que no había esperado un fracaso tan rotundo. Unas cuantas chispas y un rayajo era lo único que había logrado, lo cual le sorprendía enormemente y para mal. Tal vez había subestimado la calidad de las creaciones humanas. Por un lado, el robot seguía teniendo piernas, lo cual no sería un problema sino tuviese también una cantidad excesiva de brazos; por otro, alguien más lo atacaba. Kodama estaba demasiado ocupado preocupándose por lo primero como para prestar mucha atención a lo segundo, así que supuso que algún compañero marine había decidido unirse a la refriega.
Decidió que iba a ser necesario un tamaño mayor para oponerse a esa cosa, por lo que adoptó su forma híbrida y creó un par de gruesas ramas con las que detener el brazo mecánico cuya ardiente mano buscaba agarrarle. La palma metálica, caliente como una hoguera, quedó a pocos centímetros de la cara de Kodama. Varias hojas cayeron al suelo, calcinadas, mientras el árbol trataba de ignorar el hecho de que si le tocaba le quemaría.
Lidiar con la tenaza fue otro asunto. Ahora era considerablemente más grande que antes -aunque repetir una transformación le restaba bastante espectacularidad según los estándares humanos-, pero esa arma aún podía causarle un severo daño. Imitó al robot y detuvo el acero con acero, extendiendo los brazos a ambos lados y deteniendo los filos de la tenaza desde ambos lados antes de que le partiese en dos. La espada prestada del marine caído amenazaba con romperse, lo cual era sumamente preocupante. El filo de las tenazas ya tocaban su corteza, dejando surcos más profundos según se cerraban sobre él. Y cuando la máquina habló, Kodama se sorprendió tanto que apunto estuvo de bajar la guardia. ¿Cómo podía hablar? ¿Y a qué se debía una presencia así proveniente de ella?
"Los objetos no tienen ningún tipo de aura", razonó. Al menos los que él conocía. Era cierto que algunos habían sido combinados con frutas del diablo, pero no parecía ser el caso de su amigo marrón. Al fin y al cabo no tenía rasgos de ningún animal. La opción más plausible era algo demencial a los ojos del Roble: que hubiese alguien dentro de la máquina. ¿Acaso era eso posible? Era una idea repugnante, envolverse de inerte y frío metal. Sin embargo...
Varias ramitas surgieron del cuerpo del árbol. Delgadas, flexibles, numerosas. Aquella cosa podía tener todos los escudos que quisiera, pero siempre habría rendijas por las que podría abrirse paso la naturaleza. Kodama tenía la intención de invadir el cuerpo de esa cosa con sus ramas, extenderse por su interior como un hongo haría con sus congéneres arbóreos. Por supuesto, se aseguró de que en esas ramas hubiese un par de sus Pop Green, en concreto las semillas de las que brotaban lanzas de bambú. Si había un ser vivo dentro de esa cosa, no tardaría en lamentar haberse metido con él. Si no lo había... bueno, tendría piezas, cables y cosas, y seguramente podría dañarlas si toquiteaba aquí y allá con sus ramas.
"Madre Tierra, solo espero que no explote".
Decidió que iba a ser necesario un tamaño mayor para oponerse a esa cosa, por lo que adoptó su forma híbrida y creó un par de gruesas ramas con las que detener el brazo mecánico cuya ardiente mano buscaba agarrarle. La palma metálica, caliente como una hoguera, quedó a pocos centímetros de la cara de Kodama. Varias hojas cayeron al suelo, calcinadas, mientras el árbol trataba de ignorar el hecho de que si le tocaba le quemaría.
Lidiar con la tenaza fue otro asunto. Ahora era considerablemente más grande que antes -aunque repetir una transformación le restaba bastante espectacularidad según los estándares humanos-, pero esa arma aún podía causarle un severo daño. Imitó al robot y detuvo el acero con acero, extendiendo los brazos a ambos lados y deteniendo los filos de la tenaza desde ambos lados antes de que le partiese en dos. La espada prestada del marine caído amenazaba con romperse, lo cual era sumamente preocupante. El filo de las tenazas ya tocaban su corteza, dejando surcos más profundos según se cerraban sobre él. Y cuando la máquina habló, Kodama se sorprendió tanto que apunto estuvo de bajar la guardia. ¿Cómo podía hablar? ¿Y a qué se debía una presencia así proveniente de ella?
"Los objetos no tienen ningún tipo de aura", razonó. Al menos los que él conocía. Era cierto que algunos habían sido combinados con frutas del diablo, pero no parecía ser el caso de su amigo marrón. Al fin y al cabo no tenía rasgos de ningún animal. La opción más plausible era algo demencial a los ojos del Roble: que hubiese alguien dentro de la máquina. ¿Acaso era eso posible? Era una idea repugnante, envolverse de inerte y frío metal. Sin embargo...
Varias ramitas surgieron del cuerpo del árbol. Delgadas, flexibles, numerosas. Aquella cosa podía tener todos los escudos que quisiera, pero siempre habría rendijas por las que podría abrirse paso la naturaleza. Kodama tenía la intención de invadir el cuerpo de esa cosa con sus ramas, extenderse por su interior como un hongo haría con sus congéneres arbóreos. Por supuesto, se aseguró de que en esas ramas hubiese un par de sus Pop Green, en concreto las semillas de las que brotaban lanzas de bambú. Si había un ser vivo dentro de esa cosa, no tardaría en lamentar haberse metido con él. Si no lo había... bueno, tendría piezas, cables y cosas, y seguramente podría dañarlas si toquiteaba aquí y allá con sus ramas.
"Madre Tierra, solo espero que no explote".
- Resumen:
- Detener como puede el ataque del robot - Flipar con que tenga presencia y deducir que es porque debe haber alguien dentro - Intentar meter multitud de pequeñas ramitas por donde pueda para arrancar cables y tocar las cosas de tocar. Llevan un par de Pop Green (véase abajo) que activará una vez consiga (si es que cuela) penetrar la armadura
Cosas
Forma híbrida: Su forma híbrida es la de un coloso arbóreo, pero adquiere rasgos humanos como el rostro y las extremidades. Conserva parte del gran tamaño de su forma de roble, ya que alcanza los 10 metros de estatura, a pesar de que sus ramas continúan ocultas. Su melena de hojas desaparece, y en su lugar se forma sobre su cabeza una especie de corona formada por tres grandes ramas.
Bamboo Javelin: Esta semilla crece hasta convertirse en unas afiladas estacas de bambú capaces de ensartar a un ser humano con facilidad. Además son bastante resistentes.
Dexter Black
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Con cierta dificultad sacó la mano del árbol en el que se había clavado. Definitivamente, se había pasado. Cosa de las drogas, no volvería a abusar de ellas. Sin embargo, pese a su enfado inducido por los estimulantes, había mantenido el suficiente nivel de racionalidad como para hacer al Marine copartícipe de su plan, o al menos había logrado que se interesase por él. No podía desperdiciar la oportunidad: Debía ofrecer al vicealmirante algo que no fuese capaz de rechazar.
-Antes de ofrecerte nada...- dijo, dándose una vuelta mientras hablaba lentamente, en un tono artificialmente modulado. No era un buen negociador, si debía defender sus ideas... Y más en aquel estado-. Antes de eso, debes hacerte algunas preguntas: ¿A quién debes lealtad, a tus líderes o a tu pueblo? ¿Eres antes Marine que hombre de palabra o se puede confiar en ti? Más importante, ¿Estás dispuesto a aliarte con un criminal por una causa noble?- por un momento dejó que el silencio, si es que se le podía llamar así, lo impregnase todo. Era una sucia combinación de ruidos caóticos, pero conformaban un paisaje sonoro ajeno a ellos-. No llega con eso, debes responder a más cosas: ¿Quién eres? ¿Quién quieres ser? ¿Por qué quieres llegar a lo más alto? Y, aunque espero que nunca tengas que pagar ese precio, ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por un mundo mejor?
Él mismo había tenido que hacerse todas aquellas preguntas, varias veces. Había algunas que no sabía responder, pero aun así intentaba hacerlo con cada nueva acción que llevaba a cabo. De nuevo miró hacia el Marine, con una expresión sensiblemente más calmada, pero todavía nerviosa. Lo que iba a explicarle podía representar el fin del mundo tal y como lo conocían; apagó el micrófono de su comunicador un momento.
-La razón de que no pueda permitir que Legim muera hoy es sencilla- comenzó-. La vida de un reo será la demostración definitiva de que Minato no es una cabeza digna de dirigir a la gran armada del Gobierno Mundial. No pudo detener a Karl en Mariejoa, no pudo detener a Derian en Hallstat, no pudo detenerme a mí hace tres años... La senda que recorre la Marina es la de sus líderes, y sus líderes la están llevando al borde del abismo. Los reclutas no confían en los almirantes ya, y los civiles no se apoyan en la Marina. ¿Y sabes qué pasa cuando el mundo no confía en los defensores del orden? Que surge el caos.
Sonrió con cierto cinismo. ¿De verdad estaba diciendo aquello? Se le daba de pena convencer a la gente.
-Si consigues que me lleve a Legim será juzgado por los crímenes que ha cometido, pero ante un tribunal justo y un proceso limpio y transparente- "no como los vuestros", se ahorró decir. Aún guardaba cierto resentimiento de cómo se había portado el Gobierno Mundial con él-. Si Legim vive, Minato cae. Y caerá porque tú liderarás las voces en su contra. Ascenderás, y serás un gran Almirante, apoyado por tus subalternos y respetado por quien sea que sienten para ocupar el lugar de Kazuo. Y entonces, cuando la batalla final esté a punto de llegar a su fin... Cuando te hayas asegurado de que tienes un grueso de soldados que desean sanear el Gobierno Mundial, simplemente harás una llamada. Yo responderé, y te garantizo que nadie, pirata o revolucionario, hará ningún daño a nadie que no le ataque primero. Y una vez que el statu quo haya sido puesto patas arriba, cuando el Gobierno del mundo deje de tratar a una oligarquía como verdaderos dioses y los baje del cielo... Si entonces deseas juzgarme a mí, juzgar a todo el grueso revolucionario... Nos entregaremos, porque nuestra misión estará cumplida.
Por un momento se le heló la sangre cuando escuchó las palabras de Deathstroke. ¿Bleyd estaba atacando a la banda? No podía ser, acababa de salvarlo... ¿En qué coño pensaba ese hombre?
-Respuesta con fuerza no letal- respondió, activando momentáneamente el intercomunicador.
Miró al cielo por un momento. Si hubiera estado rojo tampoco se habría sorprendido.
-Ésta, Lion Legim Kai, es la clase de oferta que sólo te hacen una vez en la vida. Salva a tu padre, salva al mundo, y salva al futuro. Si no... Bueno, no se me da bien amenazar. Piénsatelo bien.
Dio la espalda al hombre, manteniendo toda la concentración que pudo en detectar qué se le estaría pasando por la cabeza mientras se alejaba, en busca del Marine que había atrapado a Legim.
-Antes de ofrecerte nada...- dijo, dándose una vuelta mientras hablaba lentamente, en un tono artificialmente modulado. No era un buen negociador, si debía defender sus ideas... Y más en aquel estado-. Antes de eso, debes hacerte algunas preguntas: ¿A quién debes lealtad, a tus líderes o a tu pueblo? ¿Eres antes Marine que hombre de palabra o se puede confiar en ti? Más importante, ¿Estás dispuesto a aliarte con un criminal por una causa noble?- por un momento dejó que el silencio, si es que se le podía llamar así, lo impregnase todo. Era una sucia combinación de ruidos caóticos, pero conformaban un paisaje sonoro ajeno a ellos-. No llega con eso, debes responder a más cosas: ¿Quién eres? ¿Quién quieres ser? ¿Por qué quieres llegar a lo más alto? Y, aunque espero que nunca tengas que pagar ese precio, ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por un mundo mejor?
Él mismo había tenido que hacerse todas aquellas preguntas, varias veces. Había algunas que no sabía responder, pero aun así intentaba hacerlo con cada nueva acción que llevaba a cabo. De nuevo miró hacia el Marine, con una expresión sensiblemente más calmada, pero todavía nerviosa. Lo que iba a explicarle podía representar el fin del mundo tal y como lo conocían; apagó el micrófono de su comunicador un momento.
-La razón de que no pueda permitir que Legim muera hoy es sencilla- comenzó-. La vida de un reo será la demostración definitiva de que Minato no es una cabeza digna de dirigir a la gran armada del Gobierno Mundial. No pudo detener a Karl en Mariejoa, no pudo detener a Derian en Hallstat, no pudo detenerme a mí hace tres años... La senda que recorre la Marina es la de sus líderes, y sus líderes la están llevando al borde del abismo. Los reclutas no confían en los almirantes ya, y los civiles no se apoyan en la Marina. ¿Y sabes qué pasa cuando el mundo no confía en los defensores del orden? Que surge el caos.
Sonrió con cierto cinismo. ¿De verdad estaba diciendo aquello? Se le daba de pena convencer a la gente.
-Si consigues que me lleve a Legim será juzgado por los crímenes que ha cometido, pero ante un tribunal justo y un proceso limpio y transparente- "no como los vuestros", se ahorró decir. Aún guardaba cierto resentimiento de cómo se había portado el Gobierno Mundial con él-. Si Legim vive, Minato cae. Y caerá porque tú liderarás las voces en su contra. Ascenderás, y serás un gran Almirante, apoyado por tus subalternos y respetado por quien sea que sienten para ocupar el lugar de Kazuo. Y entonces, cuando la batalla final esté a punto de llegar a su fin... Cuando te hayas asegurado de que tienes un grueso de soldados que desean sanear el Gobierno Mundial, simplemente harás una llamada. Yo responderé, y te garantizo que nadie, pirata o revolucionario, hará ningún daño a nadie que no le ataque primero. Y una vez que el statu quo haya sido puesto patas arriba, cuando el Gobierno del mundo deje de tratar a una oligarquía como verdaderos dioses y los baje del cielo... Si entonces deseas juzgarme a mí, juzgar a todo el grueso revolucionario... Nos entregaremos, porque nuestra misión estará cumplida.
Por un momento se le heló la sangre cuando escuchó las palabras de Deathstroke. ¿Bleyd estaba atacando a la banda? No podía ser, acababa de salvarlo... ¿En qué coño pensaba ese hombre?
-Respuesta con fuerza no letal- respondió, activando momentáneamente el intercomunicador.
Miró al cielo por un momento. Si hubiera estado rojo tampoco se habría sorprendido.
-Ésta, Lion Legim Kai, es la clase de oferta que sólo te hacen una vez en la vida. Salva a tu padre, salva al mundo, y salva al futuro. Si no... Bueno, no se me da bien amenazar. Piénsatelo bien.
Dio la espalda al hombre, manteniendo toda la concentración que pudo en detectar qué se le estaría pasando por la cabeza mientras se alejaba, en busca del Marine que había atrapado a Legim.
- Resumen:
- Dar más la chapa a Kai (doy por hecho que no lo agarré) y voy en busca de Jack.
Gareth Silverwing
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De pronto la guerra se silenció, las explosiones, la muerte, el caos que nos rodeaba habían desaparecido. No, no se habían ido, seguían ahí, todas y cada una de esas almas que luchaban por sus vidas y sus ideales seguían ahí, pero a mis ojos, a nuestros ojos, ya no estaban. No eran más que un eco lejano, casi incapaz de atravesar el hermetismo de la lucha en la cual me había metido. Dos hombres, ambos con una fuerza desproporcionada luchando como bestias.
No sólo yo había cambiado, Arribor comenzó a hacerlo, parecía más imitación que otra cosa, pero estaba claro que el pirata tampoco tenía miedo a renunciar a su humanidad para ganar, para igualarme o, por lo menos, hacer esto más interesante para él. Parecía estar disfrutando, no le culpaba, más de una persona se volvía adicta a la lucha, y yo no podía decir que no me emocionase medir mis fuerzas contra un adversario formidable. Por un momento se me pasó por la cabeza intentar no matarlo y sólo apresarlo, pero ese pensamiento no duró mucho en mi cabeza, este hombre estaba viniendo a mí con todo su ser, contenerme sería insultar su voluntad.
Yo... Nosotros... no sabemos lo que somos. - Dijimos con nuestra voz. - Pero sabemos quien somos y lo que queremos... eso es lo único que importa. - Mi voz sonaba mucho menos natural en esta forma, más grave y resonante, algo curioso, pues nunca habíamos intentado hablar en este estado.
Fui a dar otro zarpazo, alcé el brazo izquierdo para ir a por el pirata, pero de pronto su cola se interpuso su camino, lanzando un tajo con unas cuchillas hechas de su sangre. Desprevenido no tuve más remedio que recibir el ataque con el brazo, notando como la carne era cortada, los sucesivos tajos terminaron por llegar al hueso y seccionar la extremidad de forma limpia en menos de un pestañeo, la cual salió volando hacia arriba debido a la fuerza del golpe.
Tras eso, y por si no fuera suficiente, el pirata lanzó un puñetazo contra mi cara, al no darme tiempo a esquivar abrí la boca con la intención de recibirlo con los dientes y por lo menos arrancarle carne de un mordisco. El impacto hizo que el mundo se detuviese por un segundo, en el cual estuve al borde de quedarme inconsciente. De todas formas me mantuve de pie, manteniendo el tipo casi por acto reflejo y retrocediendo un par de metros por la fuerza del impacto.
Había quedado con la espalda inclinada hacia atrás y la cabeza mirando hacia arriba. Volví a erguirme y a adoptar la pose de combate, mirando a Arribor a los ojos. Con la mano que me quedaba volví a encajarme la mandíbula y escupí sangre y algo sólido, no tenía ni idea de si era mío o del pirata, puede que incluso de ambos. Tras eso volví a lanzarme al ataque, pero antes de llegar a él me hice a un lado, no para golpear, sino para agarrar mi brazo amputado al vuelo. Usándolo como arma improvisada lancé una serie de unos cuatro golpes con esta desde distintas direcciones, confiaba en que mi carne fuera la suficientemente dura para que, junto con mi haki, fuese capaz de hacerle daño. Tras eso volví a acercar el brazo al muñón, una serie de protuberancias oscuras salieron de mi carne para recibir de nuevo al miembro perdido. Poco a poco comenzaba a notarlo de nuevo, pero tardaría un poco en ser funcional.
Para terminar extendí mi brazo bueno al cielo y coloqué los dedos en forma de cuchilla y concentré el calor en estos. Generé en mi cabeza una burbuja con forma de cuchilla en la cual el calor podía entrar pero no salir. Al segundo se formó una hoja de calor que pasó del rojo al naranja, del naranja al amarillo y del amarillo a un blanco incandescente puro. Tras eso liberé contra Arribor un tajo con una cuchilla de calor puro a tal temperatura que fundiría el acero y vaporizaría la sangre al contacto.
No sólo yo había cambiado, Arribor comenzó a hacerlo, parecía más imitación que otra cosa, pero estaba claro que el pirata tampoco tenía miedo a renunciar a su humanidad para ganar, para igualarme o, por lo menos, hacer esto más interesante para él. Parecía estar disfrutando, no le culpaba, más de una persona se volvía adicta a la lucha, y yo no podía decir que no me emocionase medir mis fuerzas contra un adversario formidable. Por un momento se me pasó por la cabeza intentar no matarlo y sólo apresarlo, pero ese pensamiento no duró mucho en mi cabeza, este hombre estaba viniendo a mí con todo su ser, contenerme sería insultar su voluntad.
Yo... Nosotros... no sabemos lo que somos. - Dijimos con nuestra voz. - Pero sabemos quien somos y lo que queremos... eso es lo único que importa. - Mi voz sonaba mucho menos natural en esta forma, más grave y resonante, algo curioso, pues nunca habíamos intentado hablar en este estado.
Fui a dar otro zarpazo, alcé el brazo izquierdo para ir a por el pirata, pero de pronto su cola se interpuso su camino, lanzando un tajo con unas cuchillas hechas de su sangre. Desprevenido no tuve más remedio que recibir el ataque con el brazo, notando como la carne era cortada, los sucesivos tajos terminaron por llegar al hueso y seccionar la extremidad de forma limpia en menos de un pestañeo, la cual salió volando hacia arriba debido a la fuerza del golpe.
Tras eso, y por si no fuera suficiente, el pirata lanzó un puñetazo contra mi cara, al no darme tiempo a esquivar abrí la boca con la intención de recibirlo con los dientes y por lo menos arrancarle carne de un mordisco. El impacto hizo que el mundo se detuviese por un segundo, en el cual estuve al borde de quedarme inconsciente. De todas formas me mantuve de pie, manteniendo el tipo casi por acto reflejo y retrocediendo un par de metros por la fuerza del impacto.
Había quedado con la espalda inclinada hacia atrás y la cabeza mirando hacia arriba. Volví a erguirme y a adoptar la pose de combate, mirando a Arribor a los ojos. Con la mano que me quedaba volví a encajarme la mandíbula y escupí sangre y algo sólido, no tenía ni idea de si era mío o del pirata, puede que incluso de ambos. Tras eso volví a lanzarme al ataque, pero antes de llegar a él me hice a un lado, no para golpear, sino para agarrar mi brazo amputado al vuelo. Usándolo como arma improvisada lancé una serie de unos cuatro golpes con esta desde distintas direcciones, confiaba en que mi carne fuera la suficientemente dura para que, junto con mi haki, fuese capaz de hacerle daño. Tras eso volví a acercar el brazo al muñón, una serie de protuberancias oscuras salieron de mi carne para recibir de nuevo al miembro perdido. Poco a poco comenzaba a notarlo de nuevo, pero tardaría un poco en ser funcional.
Para terminar extendí mi brazo bueno al cielo y coloqué los dedos en forma de cuchilla y concentré el calor en estos. Generé en mi cabeza una burbuja con forma de cuchilla en la cual el calor podía entrar pero no salir. Al segundo se formó una hoja de calor que pasó del rojo al naranja, del naranja al amarillo y del amarillo a un blanco incandescente puro. Tras eso liberé contra Arribor un tajo con una cuchilla de calor puro a tal temperatura que fundiría el acero y vaporizaría la sangre al contacto.
- Resumen:
- Pierdo un brazo, y me como el puñetazo de Arribor (literalmente). Hago un arma improvisada, y le arreo con esta, al final no pierdo el brazo y acabo lanzando un tajo con mucho amol.
- Cosas usadas:
- Segundo turno del Brust Mode y Unlimited: x14 Fuerza y x10 Velocidad de forma activa.
Solar Edge: Arthur concentra una gran cantidad de calor en el filo de su arma, instrumento o parte del cuerpo, haciendo que este brille con una incandescencia casi blanca al generar un ciclo que atrapa el calor. Puede aumentar en un 50% el alcance de sus ataques durante dos turnos y estos quemarán al contacto, pudiendo fundir el acero con el contacto.
Bizvan
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Parecía que los 3 habíamos conseguido salir bien del encuentro con los zombis. Por mi parte recibí unos cuantos arañazos causados por la tenacidad de aferrarse a la vida de la criatura, no, seguramente solo era la desesperación por conseguir un bocado.
Miré hacia abajo al mismo tiempo que colocaba a Madre en su vaina para poder ascender de manera más segura. Si quiera subir utilizando una sola mano me haría falta más habilidad de la que poseía.
No parecía haber más de esas cosas cerca de este lugar, pero lo mejor era alejarme de su alcance. La imagen de mi cuerpo en el suelo siendo comido vivo pasó por mi mente.*Wah, eso es bastante desagradable. *no quería mis manos comenzaran a sudar, por lo cual decidí ignorar eso y comenzar a escalar el árbol.
Me consideraba un buen escalador, claro que carecía de la velocidad de aquellos grandes dotes de agilidad, sin embargo había pasado gran parte de mi vida perfeccionado mi pasatiempo como escalar lugares altos.
- Bien, coloco el pie aquí e intentó impulsarme, ¿hum? –Wyrm parecía estar viendo algo desde la azotea de un edificio, fuese lo que fuese parecía bastante serio.- Tobí, tienes alguna sugerencia para movernos, quizás el lugar hacia donde Wyrm está viendo es una buena opción. –sugerí en voz alta para que mi compañero fuese capaz de escucharme (aunque no era capaz de verlo).
* Ahh~ Este lugar resultó ser bastante loco, no, mejor dicho, las personas reunidas convirtieron a este lugar en una locura. *lo único positivo de esto era hacerme ver que carecía de más habilidades de combate.* Cuando salga de esto voy a realizar un viaje de entrenamiento, será un buen momento para enseñarles movimientos con la espada a los esquele… *¿Dónde diablos habían quedado mis esqueletos? Lo más seguro es que fuesen destruidos hace ya bastante tiempo y apenas lo había notado.
Miré hacia abajo al mismo tiempo que colocaba a Madre en su vaina para poder ascender de manera más segura. Si quiera subir utilizando una sola mano me haría falta más habilidad de la que poseía.
No parecía haber más de esas cosas cerca de este lugar, pero lo mejor era alejarme de su alcance. La imagen de mi cuerpo en el suelo siendo comido vivo pasó por mi mente.*Wah, eso es bastante desagradable. *no quería mis manos comenzaran a sudar, por lo cual decidí ignorar eso y comenzar a escalar el árbol.
Me consideraba un buen escalador, claro que carecía de la velocidad de aquellos grandes dotes de agilidad, sin embargo había pasado gran parte de mi vida perfeccionado mi pasatiempo como escalar lugares altos.
- Bien, coloco el pie aquí e intentó impulsarme, ¿hum? –Wyrm parecía estar viendo algo desde la azotea de un edificio, fuese lo que fuese parecía bastante serio.- Tobí, tienes alguna sugerencia para movernos, quizás el lugar hacia donde Wyrm está viendo es una buena opción. –sugerí en voz alta para que mi compañero fuese capaz de escucharme (aunque no era capaz de verlo).
* Ahh~ Este lugar resultó ser bastante loco, no, mejor dicho, las personas reunidas convirtieron a este lugar en una locura. *lo único positivo de esto era hacerme ver que carecía de más habilidades de combate.* Cuando salga de esto voy a realizar un viaje de entrenamiento, será un buen momento para enseñarles movimientos con la espada a los esquele… *¿Dónde diablos habían quedado mis esqueletos? Lo más seguro es que fuesen destruidos hace ya bastante tiempo y apenas lo había notado.
- Resumen:
- Escalar el árbol. Tratar de preguntar a Tobí sobre que hacer. Percatarme de la falta de mis esqueletos.
Marc Kiedis
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Por suerte, Zane volvió a encargarse de que el semigigante no cayese al vacío. <<Definitivamente, tengo que encontrar la forma de poder evitar este tipo de accidentes por mi cuenta, no puedo andar dependiendo siempre de alguien.>> pensó el grandullón, consciente más que nunca de que aún le faltaba muchísimo para poder ser digno de llamarse a sí mismo pirata. Sin embargo, aquellos pensamientos no le deprimieron, sino que con su optimismo natural provocaron que en su interior ardiese con más fuerza que nunca la llama de la determinación, decidido como estaba a hacerse mucho más fuerte.
En cuanto aterrizaron abajo, en lo que parecía una especie de puerto subterráneo, una abrumadora cantidad de marines les rodearon y dispararon. Para colmo, casi al mismo tiempo, una enorme roca comenzó a caer sobre sus cabezas. Marc, desenvainando su espada, se preparó para reaccionar como mejor pudiera. No obstante, no fue necesario que hiciera nada. De nuevo el pelirrojo, en un nuevo alarde de poder, se ocupó de todos los objetos, grandes y pequeños, que se dirigían hacia ellos.
Tras esto, el Antiguo Supernova llamó a Therax para solicitar apoyo y acto seguido saltó al barco más próximo con la intención de pedir airadamente explicaciones por el "injustificado" ataque. Aunque bueno, considerando que un grupo de piratas acababan de irrumpir en un puerto gubernamental que, al menos en apariencia, era secreto, quizás algo de justificación sí que tuviese. Pero bueno, cuestiones legales aparte ellos no habían atacado a nadie, por lo que tenían todo el derecho derecho a quejarse.
Inmediatamente, Brynn siguió al pelirrojo llevando con él a Nailah y Spanner. Marc, negándose a quedarse atrás, decidió hacer uso del poder de sus curiosos zapatos. Era consciente de que con ellos era imposible pasar desapercibido, pues la extraña música que emitían al utilizar su habilidad especial delataría a cualquiera, pero en aquella situación no habría diferencia. Así que se acercó al barco para asegurarse de estar al alcance y realizó el movimiento de pies necesario para ejecutar un grandioso salto del que nadie creería que el semigigante era capaz. La divertida melodía comenzaría a sonar al instante:
Tras unos segundos en el aire aterrizaría en cubierta espada en mano, tratando de posarse lo más suavemente posible (aunque imaginaba que con su tamaño eso no sería fácil) y secundando la pregunta del Antiguo Supernova.
En cuanto aterrizaron abajo, en lo que parecía una especie de puerto subterráneo, una abrumadora cantidad de marines les rodearon y dispararon. Para colmo, casi al mismo tiempo, una enorme roca comenzó a caer sobre sus cabezas. Marc, desenvainando su espada, se preparó para reaccionar como mejor pudiera. No obstante, no fue necesario que hiciera nada. De nuevo el pelirrojo, en un nuevo alarde de poder, se ocupó de todos los objetos, grandes y pequeños, que se dirigían hacia ellos.
Tras esto, el Antiguo Supernova llamó a Therax para solicitar apoyo y acto seguido saltó al barco más próximo con la intención de pedir airadamente explicaciones por el "injustificado" ataque. Aunque bueno, considerando que un grupo de piratas acababan de irrumpir en un puerto gubernamental que, al menos en apariencia, era secreto, quizás algo de justificación sí que tuviese. Pero bueno, cuestiones legales aparte ellos no habían atacado a nadie, por lo que tenían todo el derecho derecho a quejarse.
Inmediatamente, Brynn siguió al pelirrojo llevando con él a Nailah y Spanner. Marc, negándose a quedarse atrás, decidió hacer uso del poder de sus curiosos zapatos. Era consciente de que con ellos era imposible pasar desapercibido, pues la extraña música que emitían al utilizar su habilidad especial delataría a cualquiera, pero en aquella situación no habría diferencia. Así que se acercó al barco para asegurarse de estar al alcance y realizó el movimiento de pies necesario para ejecutar un grandioso salto del que nadie creería que el semigigante era capaz. La divertida melodía comenzaría a sonar al instante:
Tras unos segundos en el aire aterrizaría en cubierta espada en mano, tratando de posarse lo más suavemente posible (aunque imaginaba que con su tamaño eso no sería fácil) y secundando la pregunta del Antiguo Supernova.
- Resumen:
- - Darse cuenta de que aún es un mierda y tiene que hacerse mucho más fuerte para no depender siempre de sus amigos.
- Usar esto como motivación debido a su carácter alegre y optimista por naturaleza.
- Ver cómo todos van al barco y usar los Mocasines Saltarines para hacer lo mismo.
- Mocasines Saltarines:
- Par de zapatos de tamaño semigigante hechos de material sintético. Son de color marrón y tienen la apariencia de una cabeza de perro.
Permiten, sin importar el tamaño, peso o agilidad de quien los lleve puestos, saltar grandes distancias. De un solo salto, su portador podría recorrer hasta 30 metros. Verticalmente, sin embargo, solo permite saltar hasta un máximo de 10 metros. Escénicamente, cada vez que se usen estos zapatos para dar un salto mayor que el que las capacidades físicas de su portador permitan, sonará esta melodía. Además, son bastante calentitos, lo que los hace muy apropiados para climas fríos, e incluso para la nieve, pues son bastante resistentes al agua. (Si, sé que tengo que actualizarlos a la nueva normativa, se me había pasado xD. Ahora mismo posteo en mi ficha el razonamiento que les voy a dar, pero el efecto seguirá siendo el mismo.)
Kenzo Nakajima
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El brazos largos no pudo más que estar de acuerdo con su compañero. Jason tenía tendencia a aparecer y desaparecer en los momentos más inesperados y, seguramente, tarde o temprano volvería a hacer acto de presencia y les encontraría. Además, su compañero había demostrado ya que estaba más que capacitado para cuidarse solo perfectamente, y en aquellos momentos debían hacer frente a la invasión de la plaza. Eso era lo prioritario.
De repente, el peliblanco salió a toda velocidad. Al parecer, su intención era encargarse de un tipo que no parecía pertenecer al Gobierno y que corría de acá para allá, aparentemente sin ton ni son, mientras aún ardía. No sabía si ese individuo era o no peligroso, pero posiblemente intentar pillarle desprevenido y dejarle fuera de combate sería la mejor opción.
Sin embargo, mientras su compañero se movía, Kenzo se dio cuenta de algo. El suelo se estaba agrietando a gran velocidad, lo que podía resultar tremendamente peligroso. Pensando en posibles derrumbamientos, el brazos largos decidió adaptarse a la nueva situación. Guardó todas sus espadas y, dejándose envolver por el poder de su Akuma no mi, observó cómo su cuerpo crecía y cambiaba. En unos instantes, Kenzo había abandonado cualquier atisbo de apariencia humana y se había transformado por completo en una enorme viuda negra de tamaño similar al de una persona.
En esta forma, correría tras el peliblanco para ayudarle en caso necesario, ya fuese a encargarse del corredor o a eliminar más criminales. Siendo una araña, además de crear su seda igual que en el resto de formas, era capaz de caminar por paredes y techos, por lo que en caso de que el suelo se derrumbara no tendría más que lanzar una telaraña a una pared para impulsarse hasta ella y desplazarse sin importar los agujeros que se hiciesen en el terreno y sin miedo alguno a caer al vacío o, peor aún, al mar.
De repente, el peliblanco salió a toda velocidad. Al parecer, su intención era encargarse de un tipo que no parecía pertenecer al Gobierno y que corría de acá para allá, aparentemente sin ton ni son, mientras aún ardía. No sabía si ese individuo era o no peligroso, pero posiblemente intentar pillarle desprevenido y dejarle fuera de combate sería la mejor opción.
Sin embargo, mientras su compañero se movía, Kenzo se dio cuenta de algo. El suelo se estaba agrietando a gran velocidad, lo que podía resultar tremendamente peligroso. Pensando en posibles derrumbamientos, el brazos largos decidió adaptarse a la nueva situación. Guardó todas sus espadas y, dejándose envolver por el poder de su Akuma no mi, observó cómo su cuerpo crecía y cambiaba. En unos instantes, Kenzo había abandonado cualquier atisbo de apariencia humana y se había transformado por completo en una enorme viuda negra de tamaño similar al de una persona.
En esta forma, correría tras el peliblanco para ayudarle en caso necesario, ya fuese a encargarse del corredor o a eliminar más criminales. Siendo una araña, además de crear su seda igual que en el resto de formas, era capaz de caminar por paredes y techos, por lo que en caso de que el suelo se derrumbara no tendría más que lanzar una telaraña a una pared para impulsarse hasta ella y desplazarse sin importar los agujeros que se hiciesen en el terreno y sin miedo alguno a caer al vacío o, peor aún, al mar.
- Resumen:
- - Pensamientos, ver lo que hace Iulio y darse cuenta de que el suelo se agrieta.
- Pasar a Forma Completa para evitar caer en caso de que el suelo se derrumbe y seguir a Iulio para ayudar en lo que haga falta.
- Forma Completa:
- Kenzo se transforma por completo en una viuda negra. Su cuerpo mide 1 metro de largo, y sus ocho patas 3 metros cada una. Es completamente negra salvo por cuatro pares de rayas rojas y blancas en los laterales del abdomen. En esta forma su característica Poder de Destrucción se aplica a sus colmillos, que miden 20 cm de largo. Al ser una araña, puede caminar por paredes e incluso techos. Los multiplicadores son los mismos que en Forma Híbrida (x3 Agilidad y x2 Reflejos).
Liv L Astrid
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Me costó más de lo que pensaba el tirar la puerta abajo, sin embargo, lo había conseguido y rápidamente todos pasamos por el arco de la puerta para ir hacia l salida más cercana. Los hombres que me acompañaban no me respondieron a lo que les había dicho y se mantuvieron como si de muertos se tratasen.
-Liv, tengo la sensación de que ellos saben que estás infiltrada y solo te están siguiendo el juego para darte un golpe a traición cuando menos te lo esperes. – me informó Trece corriendo a mi lado, a lo que le respondí con un simple asentimiento.
Algo me quitó la atención de Trece, el suelo parecía distinto más adelante, parecía otra cosa distinta a la que pisábamos en aquel momento, incluso el olor de la sala comenzó a cambiar cuando nos acercábamos, me sonaba y no recordaba de qué.
-Grasa – menciono simplemente Trece.
Era cierto, era grasa, pero era demasiado tarde como para evitar pisarla o rodearla. Estaba a punto de terminar de dar la zancada y me habría sido fácil evadir pisar aquella grasa con el Geppou, pero si lo hacía sabrían que no era trigo limpio y debía mantenerme infiltrada. Pisé la grasa del suelo y sucedió lo que era de esperar, comencé a resbalarme por el suelo hasta caer al suelo, aunque antes me dio tiempo a desenfundar una de mis espadas y clavarla en el suelo. Algo que me ayudo para poder levantarme del suelo más fácilmente. Cuando terminé de levantarme desenfundé la otra espada y avancé hasta las escaleras que por suerte ya no tenían aquella sustancia pringosa. Volví a enfundar las espadas y saqué el hacha, la cual aumentó el tamaño de su mango, cogí el hacha por la zona del filo sin cortarme con el arma y apunté el mango a los revolucionarios que venían conmigo.
-Vamos, agarraos a la empuñadura y os acercaré. Tenemos poco tiempo.
-Liv, tengo la sensación de que ellos saben que estás infiltrada y solo te están siguiendo el juego para darte un golpe a traición cuando menos te lo esperes. – me informó Trece corriendo a mi lado, a lo que le respondí con un simple asentimiento.
Algo me quitó la atención de Trece, el suelo parecía distinto más adelante, parecía otra cosa distinta a la que pisábamos en aquel momento, incluso el olor de la sala comenzó a cambiar cuando nos acercábamos, me sonaba y no recordaba de qué.
-Grasa – menciono simplemente Trece.
Era cierto, era grasa, pero era demasiado tarde como para evitar pisarla o rodearla. Estaba a punto de terminar de dar la zancada y me habría sido fácil evadir pisar aquella grasa con el Geppou, pero si lo hacía sabrían que no era trigo limpio y debía mantenerme infiltrada. Pisé la grasa del suelo y sucedió lo que era de esperar, comencé a resbalarme por el suelo hasta caer al suelo, aunque antes me dio tiempo a desenfundar una de mis espadas y clavarla en el suelo. Algo que me ayudo para poder levantarme del suelo más fácilmente. Cuando terminé de levantarme desenfundé la otra espada y avancé hasta las escaleras que por suerte ya no tenían aquella sustancia pringosa. Volví a enfundar las espadas y saqué el hacha, la cual aumentó el tamaño de su mango, cogí el hacha por la zona del filo sin cortarme con el arma y apunté el mango a los revolucionarios que venían conmigo.
-Vamos, agarraos a la empuñadura y os acercaré. Tenemos poco tiempo.
- resumen:
- Llegar al lugar con la grasa untada, lidiar con ello, ayudar a los otros revos a que crucen son que se vuelvan a caer.
Maze
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-¿De verdad ese loco vive en la misma isla que nosotros? Espera... ¡Y por qué demonios...! No. Creo que prefiero no saberlo.- Musitó Akane para si misma, escuchando las palabras del subcapitán mientras este se dirigía al patíbulo a encargarse de él, no sin antes advertir a Dexter de que su atacante había sido un habitante de Fiordia. Aquello escamó bastante a la felina quien, si bien no conocía a toda persona "famosa" que habitaba los mares, creía tener un mínimo de reconocimiento. Al menos en la isla que estaba bajo la custodia de su banda. Pero bueno, no tenían tiempo para estar farfullar subida a un árbol, como estaba en ese momento.
En principio se estaba dirigiendo al lugar en el que pensaba que se encontraba Dexter, cuyo aroma había logrado captar gracias a su olfato de """gato""", pero viendo que Slade iba a tomar medidas en el asunto del loco con láseres decidió desviarse y aprovechar el terreno en el que se encontraba. Si bien esos árboles había aparecido de la nada, para usar sus habilidades de asesina y cazadora eran perfectos. Tanto que se le ocurrió una idea. Abrió su comunicador: -¿Worgul, andas por aquí cerca?- Preguntaría, esperando a que el fornido vikingo le contestase.
Su plan era sencillo. Usaría su habilidad como cuando se cruzó con el marine que llevaba a Legim, pero en lugar de intentar cerrar algo, lo que haría sería generar un muro curvo. La idea pareció aún mejor al darse cuenta de que su compañero podía ver desde lo alto la trayectoria del sujeto. ¿Bleyd, se llamaba? Ya que había que atraparle sin asesinarle, podría generar una red de hilos prácticamente imperceptibles al ojo humano y atraparle con ellos o, al menos, detener su avance. Con intención de no fallar, además, intentaría centrar su "visión" únicamente en él.
No fue por mucho pero pudo ver al hombre de la armadura acercandose a un agujero, segundos antes de pasar por una zona sin hilos. -Lo siento, pero no va a pasar.- Exclamó, cerrándole el paso, con sus hilos imbuidos en haki de armamento, antes de hablar por el comunicador. -Ahora.- Justo antes de intentar apresar a Bleyd.
En principio se estaba dirigiendo al lugar en el que pensaba que se encontraba Dexter, cuyo aroma había logrado captar gracias a su olfato de """gato""", pero viendo que Slade iba a tomar medidas en el asunto del loco con láseres decidió desviarse y aprovechar el terreno en el que se encontraba. Si bien esos árboles había aparecido de la nada, para usar sus habilidades de asesina y cazadora eran perfectos. Tanto que se le ocurrió una idea. Abrió su comunicador: -¿Worgul, andas por aquí cerca?- Preguntaría, esperando a que el fornido vikingo le contestase.
Su plan era sencillo. Usaría su habilidad como cuando se cruzó con el marine que llevaba a Legim, pero en lugar de intentar cerrar algo, lo que haría sería generar un muro curvo. La idea pareció aún mejor al darse cuenta de que su compañero podía ver desde lo alto la trayectoria del sujeto. ¿Bleyd, se llamaba? Ya que había que atraparle sin asesinarle, podría generar una red de hilos prácticamente imperceptibles al ojo humano y atraparle con ellos o, al menos, detener su avance. Con intención de no fallar, además, intentaría centrar su "visión" únicamente en él.
No fue por mucho pero pudo ver al hombre de la armadura acercandose a un agujero, segundos antes de pasar por una zona sin hilos. -Lo siento, pero no va a pasar.- Exclamó, cerrándole el paso, con sus hilos imbuidos en haki de armamento, antes de hablar por el comunicador. -Ahora.- Justo antes de intentar apresar a Bleyd.
- Resumen para los Blue y Bleyd:
- Escuchar a Death y cabrearse, cambiar su plan inicial de ir con Dexter para crear una red de hilos (como una telaraña) Usar el Haki de observación en Bleyd para preveer sus acciones (Visión 20) y tratar de apresarle antes de que llegue al agujero por el que pretende saltar.
- cosas usadas:
- Haki de observación (visión 7)
Haki de armamento (nvl 3)- trampa de hilos:
- Pensando en sus necesidades y su verdadera forma de combatir, Akane ha perfeccionado esta habilidad, contentándose en generar un gran número de hilos, los cuales puede expandir en un radio de setenta metros cuadrados y pueden llegar a tener la misma dureza que el Haki de armadura de la chica. Estos hilos salen de sus extremidades y son controlados a voluntad por la chica. Compactándolos, Mura puede crear armas sencillas, plataformas para sí misma y para otros y conectar su aura a la de otros, atando los hilos en alguna parte del cuerpo de su objetivo.
Nota: La dureza del haki será por tener este activado y los objetos no pueden ser de gran volumen (una sandía o una calabaza grande como mucho).
Sigilo 7/ Reflejos 6
Power Up. "Inadvertida": Gracias al sigilo propio de Mura, tanto por sus habilidades como asesina, como por el hecho de ser un felino y su control por el aura, Mura ha logrado pasar desapercibida al rededor de las personas hasta tal punto que, en caso de no atacar, las personas con su mismo nivel de Haki, o inferior al suyo, no podrán detectar su posición o ignoraran el hecho de que se encuentra frente a ellos.
Worgulv
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Sus camaradas respondieron rápido por el comunicador, Death había identificado el objetivo, su nombre era Bleyd, por otro lado, el capitán había ordenado que se respondiese con fuerza no letal, eso siempre restaba emoción y añadía dificultad, pero eran ordenes directas y el hombre haría todo lo que estuviese en su mano para cumplirlas.
Mientras sobrevolaba la maleza, que se había generado espontáneamente en la plaza, expandiendo su percepción, pudo localizar al objetivo, su presencia ya era conocida, `` He encontrado al objetivo ´´ informo junto con su posición a sus compañeros por el comunicador.
Mura, su camarada, fue quien respondió, su propuesta era sencilla y efectiva, ella lo frenaría y el hombre daría el golpe, de acuerdo con la estrategia, Worgulv se posó en un árbol cercano a la trayectoria del objetivo. Desde esa posición podría ver al objetivo y seguirlo de cerca.
Como su capitán quería a ese hombre con vida, la elección de armas era importante, su hacha no era adecuada para el trabajo, con lo que retiro los artilugios que estaban a sendos lados, y con un brillo gélido, el arma se desmaterializo, y en su lugar apareció un martillo de una mano y un tubo de metal, una vez colocados los imanes, espero pacientemente a que su presa saliera de su madriguera. Si el plan de Mura se realizaba con éxito, el hombre estaba listo para lanzarse al ataque.
Era la primera vez que se coordinaba con Mura, tenia curiosidad por saber cuáles eran sus habilidades, la verdad es que Worg no se había comunicado mucho con sus camaradas, incluso había gente que solo conocía de vista, ciertamente salvo por Death y Dexter, el hombre a penas conocía los nombres de sus camaradas, eso no podía ser, en cuanto acabaran en esa roca, tenía que cambiar eso.
Mientras sobrevolaba la maleza, que se había generado espontáneamente en la plaza, expandiendo su percepción, pudo localizar al objetivo, su presencia ya era conocida, `` He encontrado al objetivo ´´ informo junto con su posición a sus compañeros por el comunicador.
Mura, su camarada, fue quien respondió, su propuesta era sencilla y efectiva, ella lo frenaría y el hombre daría el golpe, de acuerdo con la estrategia, Worgulv se posó en un árbol cercano a la trayectoria del objetivo. Desde esa posición podría ver al objetivo y seguirlo de cerca.
Como su capitán quería a ese hombre con vida, la elección de armas era importante, su hacha no era adecuada para el trabajo, con lo que retiro los artilugios que estaban a sendos lados, y con un brillo gélido, el arma se desmaterializo, y en su lugar apareció un martillo de una mano y un tubo de metal, una vez colocados los imanes, espero pacientemente a que su presa saliera de su madriguera. Si el plan de Mura se realizaba con éxito, el hombre estaba listo para lanzarse al ataque.
Era la primera vez que se coordinaba con Mura, tenia curiosidad por saber cuáles eran sus habilidades, la verdad es que Worg no se había comunicado mucho con sus camaradas, incluso había gente que solo conocía de vista, ciertamente salvo por Death y Dexter, el hombre a penas conocía los nombres de sus camaradas, eso no podía ser, en cuanto acabaran en esa roca, tenía que cambiar eso.
- resumen:
- Localizar objetivo , esperar coordinación con el equipo listo para entrar en acción
- Cosas usadas:
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
- Haki:
- Armadura:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Observación:
Nivel de Desarrollo: Nivel 5, Haki incrementado (Opuesto)
Niveles de Visión: 0.
Niveles de Empatía: 5.
Sintonía: Sensibilidad.
Concentración: 15 asaltos
Trance en la batalla: de manera inconsciente y mediante el uso continuado del Haki, Worgulv entra en un trance en el cual únicamente piensa en la batalla, haciéndolo de forma pasiva inmune a efectos psicológicos o mentales de técnicas o habilidades de personajes por debajo de LvL 30
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
- arma:
- Mjolnir :
- Nombre del objeto: Mjolnir
Usos comunes:
Habilidades especiales o destacables: Arma indestructible, su dureza es zafírea y su peso, en manos del propietario que asigne su creador (o a quien lo ceda el dueño), es infinitamente ligero. Pesa dos toneladas, por lo que poca gente más allá de su portador será capaz de llevarlo, y en su impacto libera energía eléctrica, más fuerte según la potencia del impacto.
Mecanismos: Physics.
- Rayo maestro:
- Nombre del objeto: Rayo maestro (x10, 5 de cada color)
Características del objeto: Es un tubo con un complejo mecanismo de botellas electromagnéticas en su interior para lograr utilizar "electricidad sólida" como arma, con un foco principal delantero y un foco secundario trasero, aunque ambos tienen las mismas características. El funcionamiento del mecanismo es, básicamente, que al activarse botellas electromagnéticas de distintas formas y fuerzas se combinan para que la electricidad circule por el ambiente que se genera en el interior de la jaula magnética. Tiene distintos botones (uno principal para encenderlo y tres más). Que permiten a la electricidad circulante actuar de tres formas básicas y un regulador de longitud entre 1 y 3 metros. Si está recibiendo electricidad y no se ha activado ningún modo tendrá la apariencia de un rayo blanco, con brillos (uno de ellos brilla rojizo, el otro azul). Tiene un dispositivo de seguridad (una botella que recubre la mano del que la enciende), de forma que la persona que lo encienda se ve protegida de los efectos dañinos de estos artefactos. Además, tienen una batería para 24 horas de uso, que debe ser rellenada en el CCE del barco.
Las tres formas básicas son:
Espada: Si se activa el primer botón, las botellas adoptan forma de ojo semicerrado en dos dimensiones, de manera que la electricidad circula libre por el lugar, formando una espada de doble filo (debido a la diferencia de potencial corta, entumece y hasta cauteriza al cortar) de categoría larga o bastarda. El tamaño es, lógicamente, variable y en una sola dirección (la del foco principal).
Bastón de combate: Si se activa el segundo botón, las botellas adoptan una forma cilíndrica con cabezas semiesféricas, de manera que la electricidad circule libre por el lugar, formando un bastón (golpea de forma contundente, entumece la zona si da de lleno y cauteriza de tocar algún corte). El tamaño es variable y va en ambas direcciones.
Látigo de combate: Si se activa el tercer botón, las botellas no toman rigidez, de forma que se crea un látigo de electricidad. Es un cilindro (de radio más estrecho que el bastón) con cabeza de lágrima, salida unidireccional (la del foco principal), y en cuanto se mueve puede verse que la electricidad se mueve como si fuera un látigo. Da golpes cortantes (si va con fuerza), entumece y, por la potencia eléctrica, cauteriza al contacto.
Habilidades especiales: Es, más bien, una advertencia. Debido a las altas presiones y corrientes magnéticas, cualquier persona que toque este artefacto mientras está encendido se llevará una descarga de agárrate y no te menees, a no ser que sea inmune a la electricidad.
- Artilugio:
- Calidad de objeto: épica (Lotería garantizado)
Nombre del objeto: Meginnjörð
Descripción: Este artilugio en cuestión, consta de dos imanes que se sitúan a ambos lados del arma deseada, aferrándose fuertemente mientras no se este activando. Ambos imanes tienen una forma circular y ambos portan una runa idéntica, el Vegvísir.
Usos comunes: El artefacto sin activar simplemente son dos imanes aferrados a un arma.
Habilidades especiales Al activarse, los dos imanes se despliegan a cierta distancia del arma, situándose a unos 5 cm de esta paralelamente.
Basándose en el principio del motor homopolar, los imanes como conductores paralelos (los rieles) son alimentados por una corriente eléctrica. El arma se sitúa haciendo contacto con ambos imanes cerrando el circuito. La corriente que se produce interactúa con los fuertes campos magnéticos generados por el paso de la electricidad a través de los conductores y esto acelera el arma linealmente en la dirección de los rieles, siendo capaz de disparar o simplemente acelerar masivamente la cabeza de un martillo de guerra, a una velocidad de 1,5 mach como máximo.
- Luka:
- -¡Te digo que no es buena idea!¡Nos hundirán antes de llegar!
Consigues entender eso último mientras bajas a la bodega. Cuando llegas les ves en seguida, ni siquiera están tratando de esconderse. Son dos humanos, y a juzgar por sus pintas y su constitución, dos humanos rebeldes y poco más que adolescentes. En cuanto te ven se ponen en guardia y te apuntan. Uno lleva una pistola roja, el otro lo que parece una mini - espada en cada mano.
-¿Ves? Joder, ahora tendremos que cargarnos a este también. ¡No llegaremos jamás! ¡Sabía que era una mala idea!
El de la pistola calla, pero pone los ojos en blanco y te dispara, directo al pecho. La bala tiene un curioso color morado. Hace juego con tu piel y todo.
- William:
- El no muerto está en medio de su quinta arremetida cuando te lanzas a por él. Das en el blanco y notas que rozas el hueso, pero en ese momento el bicho se gira y en lugar de amputársela alargas el corte hasta casi el pie. La sangre, espesa com la de su compañero, comienza a encharcar el suelo. Sin embargo, él no parece muy preocupado. Intercepta con su arma tu tajo a su cuello, pero en ese momento la pierna herida le tiembla y termina arrodillado ante ti. Su compañero, varios metros atrás, se ha levantado y sin dejar de tocarse el muñón avanza hacia vosotros. Tú reculas sin problemas, pero ves como el no muerto intenta levantarse varias veces sin éxito.
- Crimson Wolves:
- Bizvan, ¿Se está cómodo en el árbol? Apuesto a que sí. Os encontráis en stand by, viendo la carnicería que tenéis a vuestros pies.
- Yuu:
- Tu garra atrapa la tela. Jurarías que incluso rozaste su carne antes de que comenzara a inclinarse hacia atrás. Con total naturalidad se curva sobre si mismo y tu patada da en el aire, justo entre sus piernas. Vuelve a ponerse de pie y te mira volviendo a apuntarte con los cuchillos. Ves rojo entre los desgarrones de su camisa, pero a él no parece preocuparle. Te lanza dos de las cuchillas, van hacia ti a velocidad endemoniada. Ambas apuntan a tus ojos.
- Creo que ya es hora de que te vayas a dormir, pequeño. Así podrás ser mejor.
- Liv y Lily:
- Tras unos segundos de vacilación y más de un tropiezo, los revolucionarios te hacen caso y comienzan a pasar al otro lado ayudándose de tu mango. Mientras el tercero está en plena faena, notas algo extraño en el techo. ¿Hay más grasa ahí también?
- Flota de Syxel:
- Con nuevas órdenes los barcos restantes de la menguante flota pirata se reorganizan para seguir combatiendo contra los refuerzos de la marina. Las bajas se suceden en ambos bandos, aunque por lo menos ahora los piratas logran contraatacar.
Aquello que parecía un caso aislado, parece que en realidad es un protocolo. Balagus, recibes noticias de otras tripulaciones que han intentado abordar y tomar barcos marines. Al parecer estos tienen la orden de destruir el barco en caso de que este pueda caer en manos del enemigo. Pensándolo detenidamente, es mejor perder un barco a que este sea usado para matar a más de los tuyos. Ahora que lo pienso… tu cuerpo y parte de la tripulación está en un barco marine. Por otra parte la bala de cañón acierta en el barco enemigo, aunque no en el centro, sino un poco ladeado, los daños son notables y sin duda te has cargado a gente, aunque no es un golpe letal.
- Zane y Amijos:
- Bueno, llegáis con más o menos dificultades a la cubierta del navío. Si bien el espacio es bastante grande en esta, con algunas torretas de cañones a los lados, se os hace un poco pequeña con tanto marine rodeándoos y apuntando con sus armas a la espera de una orden, algo lógico vamos.
De pronto la fila frontal de marines se abre para dejar paso a un hombre. Parece un anciano con una larga y lisa melena cana, así como una perilla bastante larga y cuidada. Viste una gabardina de color azul oscuro, un chaleco de color negro y un pantalón gris oscuro a rayas. A la cintura lleva una hermosa katana con una vaina blanca decorada con motivos azules.
- Creo que me buscas a mí joven. – Dice el anciano con una sonrisa en la cara. Su expresión es insondable, pero su mirada es aterradora, como la de un lobo a punto de abalanzarse sobre un cordero. Su presencia hace que os sintáis como ese cordero. – Con la edad creo que ya estoy un poco senil… pero ¿No se supone que debíamos atacaros?- Spoiler:
Con la misma sonrisa se desplaza a una velocidad pasmosa hacia Zane y desenvaina en un tajo ascendente con unos movimientos impensables apara alguien de su edad. Su espada tiene algo… al ver el filo tienes la sensación de que no es buena idea bloquearlo.
- El trío del castillo:
- Eric, el suelo se agrieta y tiembla, pero ni de lejos logras el efecto que parece que lograras antes, hundiéndolo un poco bajo uno de los pies. El robot abre fuego y los proyectiles salen disparados. Karoi el león acierta de lleno en el pecho del robot, liberando una potente descarga por todo su cuerpo que parece detenerlo. Aunque puede que hayas dedicado demasiado tiempo a ese asunto. Caes al suelo con un par de agujeros, uno en un pulmón al lado contrario del corazón y otro en un lado de la cadera. Ambos son de un tamaño preocupante, de varios centímetros de diámetro. Te encuentras débil y fría a medida que pierdes sangre a velocidad alarmante. Dretch, está claro que Kaori se ha llevado la peor parte, pero a ti te falta casi todo el hombro derecho. La herida es enorme y no sientes el brazo. El impacto del proyectil que atravesó a tu compañera ha destrozado la carne de la zona y tienes la sensación de que te vas a desmayar por el shock.
Entre tanto el robot comienza a moverse de nuevo, caminando a pasos lentos hacia vosotros.
- Alrededores del patíbulo:
- Kodama, notas que tus brazos están a punto de romperse ante la presión monumental a la que te somete la tenaza. Tus extremidades crujen y se astillan a medida que tratas de resistirte. Mientras tanto las ramas se cuelan entre los huecos de su armadura, abriéndose paso por su sistema. Curiosamente notas que no hay ningún compartimento capaz de albergar nada mínimamente vivo, ni siquiera un enano. A medida que estas tocan cosas pensadas para no ser tocadas y las pop Green agujerean componentes pensados para no ser agujereados, notas que la presión cesa y el ser mecánico pierde fuerza. La luz de sus ojos se apaga y se queda inerte. Tras unos segundos tensos vuelve a encenderse.
- Buen trabajo hombre árbol. Eso sí que no me lo esperaba. Si el destino quiere que nos volvamos a ver estaré esperando la revancha con ansias.
Tras eso dejas de notar presencia alguna en él, ahora la luz de sus ojos parpadea, el ritmo del parpadeo va acelerándose.
Por otra parte (y aquí ha ocurrido algo que no me ha gustado nada) hay dos acciones que han entrado en conflicto. Básicamente un escape sin dar opción a evitarlo, el uso de fauna con un extraño apetito y el agua de mar no anula los poderes de akuma no mi, simplemente debilita a los usuarios. Pero sin meterme en nada de esto Mura ha visto el escape y lo ha intentado evitar ¿puede hacer esto? Si. Está dentro de sus posibilidades, como está el intentar atacar de cualquier otra forma a cualquiera de los presentes por parte de cualquiera de los implicados. Una huida sigue siendo una acción y, aunque no hace daño, tomarla como cerrada sigue siendo incorrecto. Por lo tanto voy a dejar las cosas así.
Bleyd, estás en el agujero por el que entraste, sobre una red de hilos y bajo un montón de pescado más dulce que salado.
Lo advertiré por primera y última vez para todos. No quiero, mejor dicho, no queréis que sea el árbitro de vuestras peleas.
- Iulio y Kenzo:
- Bueno, el suelo termina por ceder, dejando bajo vuestros pies un agujero de varios metros de diámetro, debajo hay una caída de unos 20 metros hasta la superficie más cercana. Iulio logra dejar inconsciente sin problemas al tipo ese, aunque si no tiene nada que evite que se caiga dejará una impresión imborrable en el fondo.
- Arribor, Arthur y público:
- Esto necesita música de Artlantic Ring.
Mientras tanto unas misteriosas siluetas aparecen en el horizonte, viniendo desde el sur. Los Marines de rango Capitán y superior, así como los agentes del CP de rango 4 o superior reciben órdenes de, al no poder asegurar la seguridad de la isla, tienen que evacuar en cuestión de unos minutos.
Dretch
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Había oído relatos sobre el poder y la destreza fenomenales de los guerreros de más allá del Redline, pero la realidad era mucho más aterradora de lo que había imaginado. Ni tan siquiera, el Tekkai más fuerte de los agentes que él conocía, habría sido capaz de soportar la embestida de Kaori. Pensando con rapidez, Dretch retrocedió ante aquella bestia mecanizada, mientras buscaba desesperadamente un medio para volver la batalla a su favor.
Esa momentánea distracción casi bastó para sellar su suerte. El agente, al ver la muerte tan próxima no supo cómo reaccionar. De haber estado mejor preparado y haber sido menos orgulloso, quizás las cosas hubieran sido diferentes. El mundo pareció detenerse por completo en aquel preciso instante, justo cuando se escuchó el rasgar del aire de al menos una decena de proyectiles y casi le pareció que una lluvia de ascuas encendidas a travesaban a toda la velocidad la estancia. Uno de los proyectiles impactó de lleno en el joven Búho con la fuerza suficiente como para vaciarle los pulmones de aire. Un dolor feroz ascendió por su brazo derecho, que de tan insoportable que era, perdió su punto de apoyo y cayó torpemente sobre la cubierta. Entonces gritó. Gritó como no lo había hecho nunca. Siempre había creído que tenía una tolerancia al dolor por encima de la media y, sin embargo, se encontraba como un ovillo desmadejado en el suelo de aquel castillo. El rostro del joven se retorció al borde de las lágrimas.
Emitió un lamentable gemido mientras contemplaba con incredulidad como la grave herida de su hombro chorreaba sangre. Su propio flujo de líquido impidió al tembloroso agente agarrarse al suelo, así que resbaló agonizante. Con el rostro aun retorcido por el dolor, trataba de ponerse desesperadamente en pie, en busca de una poco probable venganza. Su brazo izquierdo, con el que trataba de ponerse en pie era débil y su cabeza le daba vueltas.
Pocos de sus poderes resultaban de utilidad en aquel momento. En un último movimiento desesperado pensó en pedir ayuda, sin embargo ¿Quién sería capaz de entender el hilo de voz que apenas era capaz de emitir? Pensó en Eric y en Kaori. Apenas era capaz de levantar la vista del suelo y mucho menos aun de concentrarse en el entorno que le rodeaba. Debía de estar en las ultimas, ya que volvió a caer de inmediato al suelo, inundado de dolor. En el caos de oscuridad, sangre y desesperación hubo un solo momento de claridad. Aparecía en la mente de Dretch durante cada fracción de segundo que lacerante dolor que su cuerpo padecía.
Los ojos de Kaori Nanami.
Su brazo derecho, que colgaba de apenas unas hebras de carne, se zarandeaba inerte por el suelo. Sabía que ella había tenido que recibir la peor parte del ataque de aquel robot. No tenía tiempo para preocuparse por sus propias heridas. Sabía que la había condenado, no tenía por qué haber accedido a ponerse bajo su mando y sin embargo había aceptado su liderazgo sin rechistar. Haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que le fue posible reunir, trató de ponerse en pie una vez más y buscar a su compañera.
Dretch estaba bastante confundido, pero reconocía que no estaba en la mejor forma. Delirando posiblemente por la falta de sangre y al borde de la inconsciencia debido a sus heridas, no podía gastar sus últimas energías en alguien tan irrelevante para el como lo era aquel robot. Lo único que podía hacer era tratar de poner sus asuntos en orden antes de que las pocas fuerzas que le quedaban le abandonaran por completo. En aquellos instantes lo único que podía hacer era arrastrarse por el suelo de la sala en busca de Kaori. Su avance era tediosamente lento. Dretch sabía que se estaba quedando sin fuerzas, aquello hizo que se diera cuenta de la gravedad de sus heridas. Al cabo de unos segundos consiguió avanzar un par de metros, los suficientes como para alcanzar el charco de sangre bajo el que se encontraba la joven.
Cuando levantó la vista para evaluar el estado de su compañera, la sorpresa casi le bastó para que estuviera a punto de perder la conciencia por completo. Dretch se puso trabajosamente de rodillas junto a Kaori y antes de hacer o decir nada se quedó paralizado, mirándola fijamente a los ojos. De repente su ojo comenzó a reflejar inseguridad y miedo. Un millón de pensamientos pasaron por su mente. Había estado equivocado todo aquel tiempo, pero creyó que más que asustado se encontraba totalmente desconcertado. Las preguntas acerca de su relación con aquella mujer parecían no tener fin y dejarlas espacio para que dieran vueltas en su pensamiento consciente le confundían aún más.
Ella respiraba con dificultad y le temblaban los parpados. Poco a poco el color de su semblante comenzaba a empalidecer. Dretch quería decirle que él era el verdadero culpable de que ahora se vieran en aquella situación y que tenía sentimientos encontrados con todo aquel lio, pero ya no estaba seguro de si debía decírselo o no.
- ¿Kaori? – inquirió mientras su ojo vacío se llenaba de lágrimas. Se le aceleró el corazón y la cogió de la mano. Estaba muy fría y frágil dentro de la suya. La respiración profunda de la joven era lo único que el agente podía escuchar en aquel momento – No te estas muriendo, Kaori, estas aquí conmigo, segura y a salvo. No puedes irte ¿Me oyes? Es una orden – decretó con toda la vehemencia que le era posible.
Recordó entonces cuando se conocieron por primera vez. En el Umi Resha, justo el mismo día ambos pisaron por primera la vez la isla judicial. Dretch avanzó desde uno de los vagones civiles hasta el vagón delantero, tras dar esquinazo a un insufrible revisor. Observando a través de una de las ventanas observó cómo varios agentes iniciaban una pelea contra una muchacha de apariencia débil y, lejos de socorrerla, interpretó aquel suceso como una misión de entrenamiento, por lo que entró en el compartimento repartiendo patadas y puñetazos a diestro y siniestro. Pasados unos minutos pocos fueron los agentes que aún tenían ganas de luchar. Entre ellos aún se encontraba la muchacha que, según se rumoreaba había iniciado la pelea. Fue en aquel preciso instante cuando el joven Búho se quedó petrificado ¿Cómo alguien tan joven podía ser tan orgullosa y altanera? Apenas tardó unos instantes en quedar ensimismado con la elegancia con la que despachaba uno tras otro a los agentes restantes. Hasta que, sin apenas darse cuenta llegó su turno de combatir. Distraído y ensimismado con la joven no solo perdió, sino que hizo totalmente el ridículo durante la pelea.
Sin embargo, aquel hecho aislado transcendió a su día a día en la isla judicial. A pesar de que ya le habían asignado a una nueva división y tenía la cabeza llena de pájaros, cada vez que sus pasos le llevaban por pura casualidad al mismo lugar que los de la agente Nanami, Dretch no dudaba en dar media vuelta o esconderse. Aunque aquello comenzó como una simple medida involuntaria para salvaguardar su lastimado orgullo, poco a poco se fue transformando en la tónica habitual. Hasta que finalmente sus pasos le llevaron a ese mismo día en Gray Rock. De todas las personas que podían haber accedido a trabajar bajo sus órdenes ¿Por qué había tenido que ser precisamente ella? Aun recordaba cómo había tenido que arrebujarse tras su bufanda para ocultar la vergüenza que sintió cuando ella aterrizó sobre el edificio en el que se encontraban Zor-El y él.
Ahora, cuando ambos se encontraban al borde de la muerte era cuando realmente se había dado cuenta de lo que realmente sentía por aquella mujer. Tarde y mal, eran dos conceptos que perfectamente podían resumir toda su carrera. A pesar de todo aquello, ni la más leve agitación revelo en su rostro los sentimientos que se le agitaban. Maldijo su suerte que no le había hecho más que ser un vulgar funcionario sin fuerza de voluntad, incapaz de luchar contra el torrente de sucesos a su alrededor. Si tan solo puede intercambiarse por ella, pero se sentía totalmente impotente.
Mientras sentía como se le escapaban sus últimas fuerzas, volvió a mirarla de nuevo. Contempló a una mujer joven, pálida, hermosa, cuyos ojos también parecían desgastados por las lágrimas y el dolor. Dretch trató entonces de limpiarla el rostro con la manga de su camisa.
- Déjame que vea el rostro de una amiga – dijo finalmente armándose de valor. En cronometro jugaba en su contra y no le quedaba más remedio dejar todos los cabos atados que pudiera antes del fin. Una melancólica sonrisa afloró entonces en los labios del agente y apretó aún más la mano de Kaori – La libertad para los de nuestra clase solo está en la muerte; podremos ser derrotados, pero nadie podrá decir que no cumplimos con nuestro deber – en ese instante sintió con horror como la mano de Kaori se aflojaba de la suya y, con el rostro bañado en lágrimas, se inclinó sobre ella y posó sus labios sobre los suyos. La sequedad de sus labios y el sabor metálico de la sangre le azotaron los sentidos, pero no fue suficientes para arruinar aquel momento. Su papel en aquella guerra llegaba a su fin y allí, al borde del abismo, solo tenía ojos para una única persona. Su último acto de servicio.
Esa momentánea distracción casi bastó para sellar su suerte. El agente, al ver la muerte tan próxima no supo cómo reaccionar. De haber estado mejor preparado y haber sido menos orgulloso, quizás las cosas hubieran sido diferentes. El mundo pareció detenerse por completo en aquel preciso instante, justo cuando se escuchó el rasgar del aire de al menos una decena de proyectiles y casi le pareció que una lluvia de ascuas encendidas a travesaban a toda la velocidad la estancia. Uno de los proyectiles impactó de lleno en el joven Búho con la fuerza suficiente como para vaciarle los pulmones de aire. Un dolor feroz ascendió por su brazo derecho, que de tan insoportable que era, perdió su punto de apoyo y cayó torpemente sobre la cubierta. Entonces gritó. Gritó como no lo había hecho nunca. Siempre había creído que tenía una tolerancia al dolor por encima de la media y, sin embargo, se encontraba como un ovillo desmadejado en el suelo de aquel castillo. El rostro del joven se retorció al borde de las lágrimas.
Emitió un lamentable gemido mientras contemplaba con incredulidad como la grave herida de su hombro chorreaba sangre. Su propio flujo de líquido impidió al tembloroso agente agarrarse al suelo, así que resbaló agonizante. Con el rostro aun retorcido por el dolor, trataba de ponerse desesperadamente en pie, en busca de una poco probable venganza. Su brazo izquierdo, con el que trataba de ponerse en pie era débil y su cabeza le daba vueltas.
Pocos de sus poderes resultaban de utilidad en aquel momento. En un último movimiento desesperado pensó en pedir ayuda, sin embargo ¿Quién sería capaz de entender el hilo de voz que apenas era capaz de emitir? Pensó en Eric y en Kaori. Apenas era capaz de levantar la vista del suelo y mucho menos aun de concentrarse en el entorno que le rodeaba. Debía de estar en las ultimas, ya que volvió a caer de inmediato al suelo, inundado de dolor. En el caos de oscuridad, sangre y desesperación hubo un solo momento de claridad. Aparecía en la mente de Dretch durante cada fracción de segundo que lacerante dolor que su cuerpo padecía.
Los ojos de Kaori Nanami.
Su brazo derecho, que colgaba de apenas unas hebras de carne, se zarandeaba inerte por el suelo. Sabía que ella había tenido que recibir la peor parte del ataque de aquel robot. No tenía tiempo para preocuparse por sus propias heridas. Sabía que la había condenado, no tenía por qué haber accedido a ponerse bajo su mando y sin embargo había aceptado su liderazgo sin rechistar. Haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que le fue posible reunir, trató de ponerse en pie una vez más y buscar a su compañera.
Dretch estaba bastante confundido, pero reconocía que no estaba en la mejor forma. Delirando posiblemente por la falta de sangre y al borde de la inconsciencia debido a sus heridas, no podía gastar sus últimas energías en alguien tan irrelevante para el como lo era aquel robot. Lo único que podía hacer era tratar de poner sus asuntos en orden antes de que las pocas fuerzas que le quedaban le abandonaran por completo. En aquellos instantes lo único que podía hacer era arrastrarse por el suelo de la sala en busca de Kaori. Su avance era tediosamente lento. Dretch sabía que se estaba quedando sin fuerzas, aquello hizo que se diera cuenta de la gravedad de sus heridas. Al cabo de unos segundos consiguió avanzar un par de metros, los suficientes como para alcanzar el charco de sangre bajo el que se encontraba la joven.
Cuando levantó la vista para evaluar el estado de su compañera, la sorpresa casi le bastó para que estuviera a punto de perder la conciencia por completo. Dretch se puso trabajosamente de rodillas junto a Kaori y antes de hacer o decir nada se quedó paralizado, mirándola fijamente a los ojos. De repente su ojo comenzó a reflejar inseguridad y miedo. Un millón de pensamientos pasaron por su mente. Había estado equivocado todo aquel tiempo, pero creyó que más que asustado se encontraba totalmente desconcertado. Las preguntas acerca de su relación con aquella mujer parecían no tener fin y dejarlas espacio para que dieran vueltas en su pensamiento consciente le confundían aún más.
Ella respiraba con dificultad y le temblaban los parpados. Poco a poco el color de su semblante comenzaba a empalidecer. Dretch quería decirle que él era el verdadero culpable de que ahora se vieran en aquella situación y que tenía sentimientos encontrados con todo aquel lio, pero ya no estaba seguro de si debía decírselo o no.
- ¿Kaori? – inquirió mientras su ojo vacío se llenaba de lágrimas. Se le aceleró el corazón y la cogió de la mano. Estaba muy fría y frágil dentro de la suya. La respiración profunda de la joven era lo único que el agente podía escuchar en aquel momento – No te estas muriendo, Kaori, estas aquí conmigo, segura y a salvo. No puedes irte ¿Me oyes? Es una orden – decretó con toda la vehemencia que le era posible.
Recordó entonces cuando se conocieron por primera vez. En el Umi Resha, justo el mismo día ambos pisaron por primera la vez la isla judicial. Dretch avanzó desde uno de los vagones civiles hasta el vagón delantero, tras dar esquinazo a un insufrible revisor. Observando a través de una de las ventanas observó cómo varios agentes iniciaban una pelea contra una muchacha de apariencia débil y, lejos de socorrerla, interpretó aquel suceso como una misión de entrenamiento, por lo que entró en el compartimento repartiendo patadas y puñetazos a diestro y siniestro. Pasados unos minutos pocos fueron los agentes que aún tenían ganas de luchar. Entre ellos aún se encontraba la muchacha que, según se rumoreaba había iniciado la pelea. Fue en aquel preciso instante cuando el joven Búho se quedó petrificado ¿Cómo alguien tan joven podía ser tan orgullosa y altanera? Apenas tardó unos instantes en quedar ensimismado con la elegancia con la que despachaba uno tras otro a los agentes restantes. Hasta que, sin apenas darse cuenta llegó su turno de combatir. Distraído y ensimismado con la joven no solo perdió, sino que hizo totalmente el ridículo durante la pelea.
Sin embargo, aquel hecho aislado transcendió a su día a día en la isla judicial. A pesar de que ya le habían asignado a una nueva división y tenía la cabeza llena de pájaros, cada vez que sus pasos le llevaban por pura casualidad al mismo lugar que los de la agente Nanami, Dretch no dudaba en dar media vuelta o esconderse. Aunque aquello comenzó como una simple medida involuntaria para salvaguardar su lastimado orgullo, poco a poco se fue transformando en la tónica habitual. Hasta que finalmente sus pasos le llevaron a ese mismo día en Gray Rock. De todas las personas que podían haber accedido a trabajar bajo sus órdenes ¿Por qué había tenido que ser precisamente ella? Aun recordaba cómo había tenido que arrebujarse tras su bufanda para ocultar la vergüenza que sintió cuando ella aterrizó sobre el edificio en el que se encontraban Zor-El y él.
Ahora, cuando ambos se encontraban al borde de la muerte era cuando realmente se había dado cuenta de lo que realmente sentía por aquella mujer. Tarde y mal, eran dos conceptos que perfectamente podían resumir toda su carrera. A pesar de todo aquello, ni la más leve agitación revelo en su rostro los sentimientos que se le agitaban. Maldijo su suerte que no le había hecho más que ser un vulgar funcionario sin fuerza de voluntad, incapaz de luchar contra el torrente de sucesos a su alrededor. Si tan solo puede intercambiarse por ella, pero se sentía totalmente impotente.
Mientras sentía como se le escapaban sus últimas fuerzas, volvió a mirarla de nuevo. Contempló a una mujer joven, pálida, hermosa, cuyos ojos también parecían desgastados por las lágrimas y el dolor. Dretch trató entonces de limpiarla el rostro con la manga de su camisa.
- Déjame que vea el rostro de una amiga – dijo finalmente armándose de valor. En cronometro jugaba en su contra y no le quedaba más remedio dejar todos los cabos atados que pudiera antes del fin. Una melancólica sonrisa afloró entonces en los labios del agente y apretó aún más la mano de Kaori – La libertad para los de nuestra clase solo está en la muerte; podremos ser derrotados, pero nadie podrá decir que no cumplimos con nuestro deber – en ese instante sintió con horror como la mano de Kaori se aflojaba de la suya y, con el rostro bañado en lágrimas, se inclinó sobre ella y posó sus labios sobre los suyos. La sequedad de sus labios y el sabor metálico de la sangre le azotaron los sentidos, pero no fue suficientes para arruinar aquel momento. Su papel en aquella guerra llegaba a su fin y allí, al borde del abismo, solo tenía ojos para una única persona. Su último acto de servicio.
- resumen:
- #ElDrama + tratar de salvar a Kaori.
Pd: Las putas biblias, lo sé, pero como igual este es mi último post del capitulo pues es lo que tocaba xD
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