Kenzo Nakajima
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El intento de interrogar al tipo fue inútil, pues seguía completamente inconsciente tras el golpe que Iulio le había atizado. Al final iba a resultar que el peliblanco tenía más fuerza física de lo que parecía y que además de moverse muy rápido sabía pegar duro. Y no solo eso, sino que su aguda observación sobre nuestros alrededores y lo despoblados que estaban en comparación con tan solo unos minutos antes puso al brazos largos sobre aviso de que algo no cuadraba.
La respuesta llegó al mirar hacia abajo. Varios metros bajo sus pies había un enorme puerto subterráneo que, tras el derrumbamiento, había quedado completamente visible. En él, cientos de marines embarcaban rápidamente en los navíos. Estaba claro que algo ocurría. ¿Habrían ordenado evacuar la isla? ¿El Gobierno Mundial se había dado por vencido? No, seguro que no era eso. Jamás debían rendirse ante unos asquerosos criminales, eso no era una opción. Y, sin embargo, parecía la explicación más plausible de lo que sus arácnidos ojos estaban observando.
- Creo que deberíamos ir a ver qué ocurre, amigo, ¿no crees? - inquirió el espadachín a su compañero. Si este aceptaba, le diría que se subiese sobre él y se agarrase con fuerza. De esta forma, la enorme araña descendería por la pared del agujero hacia el puerto subterráneo, con cuidado de no dejar caer en el trayecto a Iulio ni a su prisionero. Si por el contrario el peliblanco prefería bajar por su cuenta, el espadachín solo llevaría al tipo inconsciente.
Una vez abajo, recuperaría su forma humana y buscaría a algún oficial que pudiese informarle de la situación. Si debían subir a uno de los barcos, Kenzo lo haría aunque a regañadientes y maldiciendo, asegurando que no se podía permitir que una base gubernamental cayese en manos de unos sucios piratas. Los improperios que de su boca saldrían seguramente harían palidecer a la inmensa mayoría de los rudos piratas que pueblan las tabernas de Jaya. Además de esto, entregaría a su prisionero para que su identidad fuese comprobada lo antes posible y así saber qué debían hacer con él.
La respuesta llegó al mirar hacia abajo. Varios metros bajo sus pies había un enorme puerto subterráneo que, tras el derrumbamiento, había quedado completamente visible. En él, cientos de marines embarcaban rápidamente en los navíos. Estaba claro que algo ocurría. ¿Habrían ordenado evacuar la isla? ¿El Gobierno Mundial se había dado por vencido? No, seguro que no era eso. Jamás debían rendirse ante unos asquerosos criminales, eso no era una opción. Y, sin embargo, parecía la explicación más plausible de lo que sus arácnidos ojos estaban observando.
- Creo que deberíamos ir a ver qué ocurre, amigo, ¿no crees? - inquirió el espadachín a su compañero. Si este aceptaba, le diría que se subiese sobre él y se agarrase con fuerza. De esta forma, la enorme araña descendería por la pared del agujero hacia el puerto subterráneo, con cuidado de no dejar caer en el trayecto a Iulio ni a su prisionero. Si por el contrario el peliblanco prefería bajar por su cuenta, el espadachín solo llevaría al tipo inconsciente.
Una vez abajo, recuperaría su forma humana y buscaría a algún oficial que pudiese informarle de la situación. Si debían subir a uno de los barcos, Kenzo lo haría aunque a regañadientes y maldiciendo, asegurando que no se podía permitir que una base gubernamental cayese en manos de unos sucios piratas. Los improperios que de su boca saldrían seguramente harían palidecer a la inmensa mayoría de los rudos piratas que pueblan las tabernas de Jaya. Además de esto, entregaría a su prisionero para que su identidad fuese comprobada lo antes posible y así saber qué debían hacer con él.
- Resumen:
- - Darse cuenta gracias a las palabras de Iulio de que algo raro pasa y, al mirar hacia abajo, ver a los marines embarcando.
- Bajar con Iulio (si acepta o no postea) y con el prisionero, buscar a un oficial y preguntarle por lo ocurrido.
- Si hay que marcharse, enfadarse y soltar mil tacos pero hacerlo.
- Entregar al preso para que se compruebe su identidad.
Therax observó lo que sucedía bajo sus pies suspendido en el aire. Se mantenía prácticamente inmóvil con unos tímidos aleteos mientras contemplaba el espectáculo. Había encontrado la presencia de Zane, la cual provenía de una oquedad que se adentraba en las profundidades de la tierra. ¿Quién la habría abierto? No era descabellado pensar que hubiera sido su propio capitán, aunque sabía que por allí debían haber pasado más monstruos capaces de hacer eso.
No obstante, aquello no era lo único que llamaba su atención. Mirase donde mirase podía identificar personas que combatían. Las fuerzas de seguridad se afanaban por pararle los pies a quienes habían acudido el día de la ejecución de Legim. ¿Hasta qué punto tenía sentido todo lo que había acontecido en el peñasco que sobrevolaba?
Sacudió la cabeza, despejando cualquier duda de su mente y reafirmándose en sus convicciones. Habían ido hasta allí para demostrar a la Marina con quién debería enfrentarse, que con la captura del Yonkou no habían acabado con la libertad en el mar. El barco de los Arashi no Kyoudai seguía surcando el mar, y ese hecho era algo que no podían permitirse pasar por alto.
Ganó un poco de altura para, a continuación, desenfundar sus espadas y emprender una caída en picado. Si sus compañeros estaban allí lo más probable era que no se encontrasen en una situación demasiado cómoda, y no pensaba volver a experimentar la impotencia que había sentido en Jaya.
Plegó sus alas, creando una corriente de viento en sentido descendente que añadió velocidad a su caída. Trataría de introducirse en la oquedad y, una vez en su interior, las desplegaría en el último momento para detener su caída. Una poderosa ráfaga de viento circular acompañaría a su aterrizaje, extendiéndose alrededor y buscando golpear con violencia los rostros de quienes se encontrasen en su camino.
Daría un rápido vistazo para identificar quién había allí. Zane parecía estar enfrentándose a un anciano con aspecto de haber luchado en incontables batallas, Marc plantaba a un grupo de marines y un tipo al que no conocía también se encontraba en la zona. No prestaría demasiada atención a este último, bastante tenía con asegurarse de que nadie se acercase a la espalda de sus compañeros.
-Más os vale haberme llamado para algo importante -diría, permaneciendo unos instantes en guardia por si alguien decidía atacarle. En caso contrario no tardaría en tomar la iniciativa.
No obstante, aquello no era lo único que llamaba su atención. Mirase donde mirase podía identificar personas que combatían. Las fuerzas de seguridad se afanaban por pararle los pies a quienes habían acudido el día de la ejecución de Legim. ¿Hasta qué punto tenía sentido todo lo que había acontecido en el peñasco que sobrevolaba?
Sacudió la cabeza, despejando cualquier duda de su mente y reafirmándose en sus convicciones. Habían ido hasta allí para demostrar a la Marina con quién debería enfrentarse, que con la captura del Yonkou no habían acabado con la libertad en el mar. El barco de los Arashi no Kyoudai seguía surcando el mar, y ese hecho era algo que no podían permitirse pasar por alto.
Ganó un poco de altura para, a continuación, desenfundar sus espadas y emprender una caída en picado. Si sus compañeros estaban allí lo más probable era que no se encontrasen en una situación demasiado cómoda, y no pensaba volver a experimentar la impotencia que había sentido en Jaya.
Plegó sus alas, creando una corriente de viento en sentido descendente que añadió velocidad a su caída. Trataría de introducirse en la oquedad y, una vez en su interior, las desplegaría en el último momento para detener su caída. Una poderosa ráfaga de viento circular acompañaría a su aterrizaje, extendiéndose alrededor y buscando golpear con violencia los rostros de quienes se encontrasen en su camino.
Daría un rápido vistazo para identificar quién había allí. Zane parecía estar enfrentándose a un anciano con aspecto de haber luchado en incontables batallas, Marc plantaba a un grupo de marines y un tipo al que no conocía también se encontraba en la zona. No prestaría demasiada atención a este último, bastante tenía con asegurarse de que nadie se acercase a la espalda de sus compañeros.
-Más os vale haberme llamado para algo importante -diría, permaneciendo unos instantes en guardia por si alguien decidía atacarle. En caso contrario no tardaría en tomar la iniciativa.
- Resumen:
- Meterme en el hoyo donde se encuentran Zane y los demás, creando una potente ráfaga de viento circular al aterrizar que acariciará con mucho amor las caras que encuentre en su camino. Permanecer en guardia en caso de lograrlo, dispuesto a iniciar una ofensiva si nadie viene a por mí.
Yuki-onna: turno 1 de recarga.
Mi apreciación no debía andar muy desencaminada, porque Kenzo no tardó en reparar en ello también. Al parecer no había manera de arrancar una palabra al cuerpo inconsciente que llevábamos con nosotros. Sentí la tentación de disculparme. No con él, que no podía oírme, sino con la momia por haberle dejado sin una de sus aficiones. Lo cierto era que mi intención no había sido golpearle con tanta fuerza, pero la emoción y la adrenalina del momento habían hecho que le atizase con más ímpetu del deseado.
Fuera como fuere, el aviso de la araña provocó que dejase de lado al prisionero por un momento. El agujero por el que había estado a punto de caer era más que eso. ¿Cómo había podido pasar por alto lo que había en él? Supuse que se debía a lo complicado de la situación, con el suelo abriéndose bajo mis pies y una posible fuente de información a punto de espachurrarse contra el suelo.
Desde donde me encontraba pude apreciar las idas y venidas de un sinfín de uniformados, que parecían estar embarcando en una clara señal de retirada. ¿De verdad habían organizado semejante alboroto para dejar a Legim en manos de los piratas? ¿Así, sin más? Dudaba mucho que ésa fuese la explicación al ajetreo que veían mis ojos, no tendría ningún sentido. No obstante, los augurios que presagiaban las otras alternativas eran mucho peores.
En consecuencia, cuando Kenzo me ofreció transportarme hacia las profundidades de la tierra no me lo pensé. Subí en su arácnido, peludo y desagradable lomo, aferrándome con fuerza y tratando de molestar lo menos posible. Una vez abajo, mi compañero volvió a adquirir apariencia humana y fue en busca de un superior. Con uno era más que suficiente, así que me senté sobre el cuerpo que llevábamos con nosotros y esperé algún tipo de señal.
Fuera como fuere, el aviso de la araña provocó que dejase de lado al prisionero por un momento. El agujero por el que había estado a punto de caer era más que eso. ¿Cómo había podido pasar por alto lo que había en él? Supuse que se debía a lo complicado de la situación, con el suelo abriéndose bajo mis pies y una posible fuente de información a punto de espachurrarse contra el suelo.
Desde donde me encontraba pude apreciar las idas y venidas de un sinfín de uniformados, que parecían estar embarcando en una clara señal de retirada. ¿De verdad habían organizado semejante alboroto para dejar a Legim en manos de los piratas? ¿Así, sin más? Dudaba mucho que ésa fuese la explicación al ajetreo que veían mis ojos, no tendría ningún sentido. No obstante, los augurios que presagiaban las otras alternativas eran mucho peores.
En consecuencia, cuando Kenzo me ofreció transportarme hacia las profundidades de la tierra no me lo pensé. Subí en su arácnido, peludo y desagradable lomo, aferrándome con fuerza y tratando de molestar lo menos posible. Una vez abajo, mi compañero volvió a adquirir apariencia humana y fue en busca de un superior. Con uno era más que suficiente, así que me senté sobre el cuerpo que llevábamos con nosotros y esperé algún tipo de señal.
- Resumen:
- Permitir que Kenzo me baje al puerto subterráneo y sentarme sobre el cuerpo del tipo inconsciente mientras él busca a un superior. En caso de que recibamos alguna orden, cumplirla como buen
vagomarine que soy.
Roland von Klauswitz
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Kodama no se dio cuenta de que su Den Den Mushi sonaba hasta que no se hubo alejado, no sin una última mirada de desconfianza, de la máquina de ojos parpadeantes. El pobre caracol debía llevar sonando un rato, porque al Roble le pareció que tenía una expresión cansada. Incluso se le oía un poco afónico. Al menos tenía la excusa de que... bueno, de que había estado ocupado.
Las órdenes que le transmitieron fueron tan concisas como preocupantes: reunirse y retirarse, y hacerlo deprisa. A él no le parecía que hiciese falta, por el momento, al menos no según los estándares de la guerra humana. Iban ganando, o casi, así que o bien la batalla no iba tan bien como él creía o había algún factor en juego que los altos mandos se reservaban para un momento de necesidad. Era probable que ese momento hubiese llegado, y Kodama no quería que ni él ni sus hombres fuesen víctimas de lo que la Marina hubiese previsto. Conocía bien la brutalidad de la que era capaz.
El hombre-árbol se dedicó a repartir órdenes a diestro y siniestro, a cada marine con el que se topaba. Les mandaba reunirse en las salidas y, si no era posible, en las grandes burbujas de jabón que les estarían esperando para sacarlos flotando de allí. Tuvo que perder algo de tiempo creándolas, pero se aseguró de que fuesen estables. Y aunque no eran el medio de transporte más eficaz, seguro ni controlable, eran mucho mejor que nada. Cada pompa estaba ligeramente pegada al suelo y tenía tamaño suficiente como para una docena de personas. Solo había que meterse dentro y levantarla un poco para despegarla y que comenzase a flotar. El tema del manejo y el control se lo dejaba a sus ocupantes, fuesen quienes fuesen. Y es que estaba seguro de que algún pirata las usaría para huir, pero no sería él quien impidiese a alguien marcharse de una zona de guerra.
"Bien, ahora a por el pez gordo". Cada vez se le daban mejor las expresiones humanas.
La bola de caramelo no era difícil de localizar -no había muchas esferas hechas de dulce con un tipo con la presencia imponente de un Yonko dentro-. Lo que le preocupaba era si podría levantarla con una burbuja para sacarla de allí. ¿A dónde la llevaría? Bueno, sería mejor pedir órdenes al respecto si llegaba hasta ese punto. Ayudaría al marine que la había creado en su labor de protegerla y se ocuparía de que todo el mundo evacuase de allí lo antes posible. No sabía qué, pero estaba claro que se planeaba algo grande. Su instinto le decía que a Gray Rock no le quedaba mucho tiempo.
Las órdenes que le transmitieron fueron tan concisas como preocupantes: reunirse y retirarse, y hacerlo deprisa. A él no le parecía que hiciese falta, por el momento, al menos no según los estándares de la guerra humana. Iban ganando, o casi, así que o bien la batalla no iba tan bien como él creía o había algún factor en juego que los altos mandos se reservaban para un momento de necesidad. Era probable que ese momento hubiese llegado, y Kodama no quería que ni él ni sus hombres fuesen víctimas de lo que la Marina hubiese previsto. Conocía bien la brutalidad de la que era capaz.
El hombre-árbol se dedicó a repartir órdenes a diestro y siniestro, a cada marine con el que se topaba. Les mandaba reunirse en las salidas y, si no era posible, en las grandes burbujas de jabón que les estarían esperando para sacarlos flotando de allí. Tuvo que perder algo de tiempo creándolas, pero se aseguró de que fuesen estables. Y aunque no eran el medio de transporte más eficaz, seguro ni controlable, eran mucho mejor que nada. Cada pompa estaba ligeramente pegada al suelo y tenía tamaño suficiente como para una docena de personas. Solo había que meterse dentro y levantarla un poco para despegarla y que comenzase a flotar. El tema del manejo y el control se lo dejaba a sus ocupantes, fuesen quienes fuesen. Y es que estaba seguro de que algún pirata las usaría para huir, pero no sería él quien impidiese a alguien marcharse de una zona de guerra.
"Bien, ahora a por el pez gordo". Cada vez se le daban mejor las expresiones humanas.
La bola de caramelo no era difícil de localizar -no había muchas esferas hechas de dulce con un tipo con la presencia imponente de un Yonko dentro-. Lo que le preocupaba era si podría levantarla con una burbuja para sacarla de allí. ¿A dónde la llevaría? Bueno, sería mejor pedir órdenes al respecto si llegaba hasta ese punto. Ayudaría al marine que la había creado en su labor de protegerla y se ocuparía de que todo el mundo evacuase de allí lo antes posible. No sabía qué, pero estaba claro que se planeaba algo grande. Su instinto le decía que a Gray Rock no le quedaba mucho tiempo.
- Resumen:
- Hacer burbujas para que la gente evacúe - Localizar al Candyman y a su bola de Legim caramelizado - Planear meter la bola en una pompa y llevársela para que los piratas no la cojan
Worgulv
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Deathstroke llego de pronto y acercándose al objetivo, lo amenazó casi incluso sutilmente, mientras Bleyd se estaba deshaciendo de sus ataduras, eso incluía la red que había creado su camarada, la cual se estaba quitando con ridícula facilidad, como si fuesen hilos inertes. Esa actitud no era propia de alguien que se fuese a entregar, eso lleno de gozo al hombre, no podía ser tan aburrido, y quien ataca primero, ataca dos veces, y no iba a permitir que tomase esa ventaja.
El hombre inclino la cabeza y murmuro rápidamente una breve oración a los dioses, posteriormente con un sonoro alarido se lanzó al ataque desde la rama del árbol donde se había situado. Pulsando un botón, del tubo que sostenía en su mano se materializo un látigo de energía pura de un color granate oscuro que chispeaba cada vez que rozaba con algo mientras que en la otra mano enarbolaba su martillo.
Con una fuerte sacudida intentó enrollar el látigo en torno al cuerpo de Bleyd para inmovilizarle los brazos. De conseguirlo colocaría su martillo a escasos centímetro de su cara `` Ríndete y las cosas no irán a más, Chico´´ advertiría. De ver algún movimiento hostil, golpearía con su martillo con la ayuda de Meginnjörð.
De no lograrlo, retrocedería y adoptaría una posición de combate, listo para contraatacar o impedir una huida, con la coordinación de sus camaradas.
El hombre inclino la cabeza y murmuro rápidamente una breve oración a los dioses, posteriormente con un sonoro alarido se lanzó al ataque desde la rama del árbol donde se había situado. Pulsando un botón, del tubo que sostenía en su mano se materializo un látigo de energía pura de un color granate oscuro que chispeaba cada vez que rozaba con algo mientras que en la otra mano enarbolaba su martillo.
Con una fuerte sacudida intentó enrollar el látigo en torno al cuerpo de Bleyd para inmovilizarle los brazos. De conseguirlo colocaría su martillo a escasos centímetro de su cara `` Ríndete y las cosas no irán a más, Chico´´ advertiría. De ver algún movimiento hostil, golpearía con su martillo con la ayuda de Meginnjörð.
De no lograrlo, retrocedería y adoptaría una posición de combate, listo para contraatacar o impedir una huida, con la coordinación de sus camaradas.
- resumen:
- Reconocer situación e intentar disuadir a Bleyd para que se entregue
- Cosas usadas:
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
- Haki:
- Armadura:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Observación:
Nivel de Desarrollo: Nivel 5, Haki incrementado (Opuesto)
Niveles de Visión: 0.
Niveles de Empatía: 5.
Sintonía: Sensibilidad.
Concentración: 15 asaltos
Trance en la batalla: de manera inconsciente y mediante el uso continuado del Haki, Worgulv entra en un trance en el cual únicamente piensa en la batalla, haciéndolo de forma pasiva inmune a efectos psicológicos o mentales de técnicas o habilidades de personajes por debajo de LvL 30
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
- arma:
- Mjolnir :
- Nombre del objeto: Mjolnir
Usos comunes:
Habilidades especiales o destacables: Arma indestructible, su dureza es zafírea y su peso, en manos del propietario que asigne su creador (o a quien lo ceda el dueño), es infinitamente ligero. Pesa dos toneladas, por lo que poca gente más allá de su portador será capaz de llevarlo, y en su impacto libera energía eléctrica, más fuerte según la potencia del impacto.
Mecanismos: Physics.
- Rayo maestro:
- Nombre del objeto: Rayo maestro (x10, 5 de cada color)
Características del objeto: Es un tubo con un complejo mecanismo de botellas electromagnéticas en su interior para lograr utilizar "electricidad sólida" como arma, con un foco principal delantero y un foco secundario trasero, aunque ambos tienen las mismas características. El funcionamiento del mecanismo es, básicamente, que al activarse botellas electromagnéticas de distintas formas y fuerzas se combinan para que la electricidad circule por el ambiente que se genera en el interior de la jaula magnética. Tiene distintos botones (uno principal para encenderlo y tres más). Que permiten a la electricidad circulante actuar de tres formas básicas y un regulador de longitud entre 1 y 3 metros. Si está recibiendo electricidad y no se ha activado ningún modo tendrá la apariencia de un rayo blanco, con brillos (uno de ellos brilla rojizo, el otro azul). Tiene un dispositivo de seguridad (una botella que recubre la mano del que la enciende), de forma que la persona que lo encienda se ve protegida de los efectos dañinos de estos artefactos. Además, tienen una batería para 24 horas de uso, que debe ser rellenada en el CCE del barco.
Las tres formas básicas son:
Espada: Si se activa el primer botón, las botellas adoptan forma de ojo semicerrado en dos dimensiones, de manera que la electricidad circula libre por el lugar, formando una espada de doble filo (debido a la diferencia de potencial corta, entumece y hasta cauteriza al cortar) de categoría larga o bastarda. El tamaño es, lógicamente, variable y en una sola dirección (la del foco principal).
Bastón de combate: Si se activa el segundo botón, las botellas adoptan una forma cilíndrica con cabezas semiesféricas, de manera que la electricidad circule libre por el lugar, formando un bastón (golpea de forma contundente, entumece la zona si da de lleno y cauteriza de tocar algún corte). El tamaño es variable y va en ambas direcciones.
Látigo de combate: Si se activa el tercer botón, las botellas no toman rigidez, de forma que se crea un látigo de electricidad. Es un cilindro (de radio más estrecho que el bastón) con cabeza de lágrima, salida unidireccional (la del foco principal), y en cuanto se mueve puede verse que la electricidad se mueve como si fuera un látigo. Da golpes cortantes (si va con fuerza), entumece y, por la potencia eléctrica, cauteriza al contacto.
Habilidades especiales: Es, más bien, una advertencia. Debido a las altas presiones y corrientes magnéticas, cualquier persona que toque este artefacto mientras está encendido se llevará una descarga de agárrate y no te menees, a no ser que sea inmune a la electricidad.
- Artilugio:
- Calidad de objeto: épica (Lotería garantizado)
Nombre del objeto: Meginnjörð
Descripción: Este artilugio en cuestión, consta de dos imanes que se sitúan a ambos lados del arma deseada, aferrándose fuertemente mientras no se este activando. Ambos imanes tienen una forma circular y ambos portan una runa idéntica, el Vegvísir.
Usos comunes: El artefacto sin activar simplemente son dos imanes aferrados a un arma.
Habilidades especiales Al activarse, los dos imanes se despliegan a cierta distancia del arma, situándose a unos 5 cm de esta paralelamente.
Basándose en el principio del motor homopolar, los imanes como conductores paralelos (los rieles) son alimentados por una corriente eléctrica. El arma se sitúa haciendo contacto con ambos imanes cerrando el circuito. La corriente que se produce interactúa con los fuertes campos magnéticos generados por el paso de la electricidad a través de los conductores y esto acelera el arma linealmente en la dirección de los rieles, siendo capaz de disparar o simplemente acelerar masivamente la cabeza de un martillo de guerra, a una velocidad de 1,5 mach como máximo.
Deathstroke
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Cuando terminé de subir a Bleyd del agujero, este comenzó a hablar, dándome las gracias por haberle librado del extraño marine que parecía un pirata y custodiaba a Legim. Y mis palabras al principio no parecieron hacerle mucho efecto, pues siguió hablando como si nada, hasta que nos dio la advertencia de que nadie se podía meter con su mascota, hablándome con un tono en el que parecía que creía que él tenía la ventaja de la situación.
-Yo no amenazo – le aclaré en el momento que liberó su presencia con una gran violencia – Advierto. Advierto de lo que puede pasar como salgas corriendo. Sí no estás huyendo de un combate. Sin embargo, no queremos que te marches por una sencilla razón, como ciudadano de Fiordia has cometido un acto de traición contra los gobernantes de y por ende a quienes debes obedecer. Más concretamente has atacado a dos de mis nakamas. Y esto si es una amenaza – dije dando un paso más hacia Bleyd para quedar a escasos centímetros de él – nadie, y repito, nadie puede dañar a mis nakamas, quien lo haga se las verá conmigo – le dije haciendo alusión a lo que él mismo había dicho de su pony. – Ahora, de forma tranquila y muy relajada. Nos vas a acompañar de vuelta a Fiordia por tus crímenes y serás juzgado. ¿Lo has entendido?
No sabía si realmente había entendido lo que le había dicho, estaba demasiado ocupado haciendo el idiota para salir de la red de hilos de Mura, y mientras lo hacía seguía hablando, cada vez estaba más seguro que tenía problemas de verborrea que debían de ser tratados rápidamente. Me pareció que entre sus palabras había soltado algo sobre haber salvado a Dexter de haber muerto por caer del cielo y acabó dando el consejo de ir a buscar a Dexter para que me lo llevase y lo tratase pues el efecto de lo que le había dado se iba a terminar. Miré por un segundo hacia el capitán y luego miré nuevamente hacia Bleyd.
-Bueno, no veo que esté perdiendo fuerza, respecto a la caída, gracias, supongo. Sin embargo, déjame preguntar una cosa. ¿por qué salvas a Dexter si después disparas a sus tripulantes? No sé, no le veo sentido alguno. Ah, por cierto, las ordenes de detenerte vienen de él. – le comenté, mientras soltó un par de comentarios que me parecieron fuera de lugar, dando un claro entendimiento de que estaba sudando completamente de lo que le decíamos. – Sé más respetuoso y cuidado con lo que dices – le dije tras el comentario que había hecho sobre Mura ala vez que le intentaba dar un guantazo – Te voy a dar un consejo, Bleyd, esa personalidad tuya no te va a hacer bien, estás dentro de una liga muy alta, y las estupideces se acaban pagando. Nosotros somos muy calmados, lo sabes, pero no querrás ser nuestro enemigo, es el último aviso.
-Yo no amenazo – le aclaré en el momento que liberó su presencia con una gran violencia – Advierto. Advierto de lo que puede pasar como salgas corriendo. Sí no estás huyendo de un combate. Sin embargo, no queremos que te marches por una sencilla razón, como ciudadano de Fiordia has cometido un acto de traición contra los gobernantes de y por ende a quienes debes obedecer. Más concretamente has atacado a dos de mis nakamas. Y esto si es una amenaza – dije dando un paso más hacia Bleyd para quedar a escasos centímetros de él – nadie, y repito, nadie puede dañar a mis nakamas, quien lo haga se las verá conmigo – le dije haciendo alusión a lo que él mismo había dicho de su pony. – Ahora, de forma tranquila y muy relajada. Nos vas a acompañar de vuelta a Fiordia por tus crímenes y serás juzgado. ¿Lo has entendido?
No sabía si realmente había entendido lo que le había dicho, estaba demasiado ocupado haciendo el idiota para salir de la red de hilos de Mura, y mientras lo hacía seguía hablando, cada vez estaba más seguro que tenía problemas de verborrea que debían de ser tratados rápidamente. Me pareció que entre sus palabras había soltado algo sobre haber salvado a Dexter de haber muerto por caer del cielo y acabó dando el consejo de ir a buscar a Dexter para que me lo llevase y lo tratase pues el efecto de lo que le había dado se iba a terminar. Miré por un segundo hacia el capitán y luego miré nuevamente hacia Bleyd.
-Bueno, no veo que esté perdiendo fuerza, respecto a la caída, gracias, supongo. Sin embargo, déjame preguntar una cosa. ¿por qué salvas a Dexter si después disparas a sus tripulantes? No sé, no le veo sentido alguno. Ah, por cierto, las ordenes de detenerte vienen de él. – le comenté, mientras soltó un par de comentarios que me parecieron fuera de lugar, dando un claro entendimiento de que estaba sudando completamente de lo que le decíamos. – Sé más respetuoso y cuidado con lo que dices – le dije tras el comentario que había hecho sobre Mura ala vez que le intentaba dar un guantazo – Te voy a dar un consejo, Bleyd, esa personalidad tuya no te va a hacer bien, estás dentro de una liga muy alta, y las estupideces se acaban pagando. Nosotros somos muy calmados, lo sabes, pero no querrás ser nuestro enemigo, es el último aviso.
- resumen:
- Seguir conversando con Bleyd, explicandole porqué le queremos detener y volverle a decir que sin montar escándalo se venga con nosotros.
Tobías Thorn
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Mi ataque resultó eficaz a pesar que por poco tuvo repercusiones para Wyrm. El maldito bicho parecía dispuesto a llevarse al peliblanco aún inconsciente, pero por suerte pudo esquivarlo sin problemas mientras Bizvan despachaba al suyo. Acabamos con ellos tan rápido como llegaron, aunque nada más avanzar por el bosque semi destruido por los efectos atmosféricos me di cuenta que todo se había vuelto un sin sentido.
Mirase donde mirase, solo había caos y destrucción. Un montón de combates que solo estaban generando dolor y muerte para los dos bandos, ni siquiera el torrente de agua había sido capaz de limpiar los restos de sangre de los cuerpos maltrechos que pacían inertes por doquier... Por lo que mucho menos el dolor que anidaba en nuestros corazones.
No podía creer que todo esto fuese para evitar la muerte de un tipo que había llevado la anarquía por allí por donde había pisado, condenado por un sinfín de delitos que tenían sus hechos más que constatados, por culpa de una sola persona que solo se había molestado en saciar su egoísmo y avaricia sin importar a todos los que por delante se llevaba, él o cualquiera que se resguardase bajo su bandera. No podía comprender como había personas que se atreviesen a defender esos valores... Y mucho menos matar por ellos. Eso ni siquiera era buscar un bien común, sino una pura anarquía donde cada uno se escudaba en un falso valor que no dudaban en destrozar sin miramientos si con eso conseguían sus deseos más oscuros y egoístas. Todo se me antojaba una pura pantomima y por un segundo creí que me volvería a quedar bloqueado, pero entonces el peculiar sonido de mi den-den mushi me devolvió a la cruda y asquerosa realidad.
-Entendido, ¿cuál es el punto de extracción? - fueron mis únicas palabras a mi interlocutor, esperando recibir algo más de información antes de colgar.
Las nuevas órdenes me daban mil cosas nuevas en la que pensar. Comprendía el motivo principal de querer evacuar a todos los rangos bajos, estábamos perdiendo demasiadas vidas en una cruenta lucha en la que no podrían prestar ni un solo apoyo... Yo mismo dudaba de si tendría que ayudar a evacuar y marcharme por verme exento de poder y moral para proseguir con esta atroz pantomima, pero de nuevo una voz dentro de mí me aseguraba que si hacía eso no podría seguir en las filas... Pero entonces Bizvan me devolvió nuevamente a la realidad con sus palabras.
- Nunca te tacharía de cobarde, amigo. Entiendo perfectamente a qué te refieres - respondí al marine dándome cuenta que tenía toda la razón. -Ni si quiera yo pude hacer frente a ese mala bestia de Neus y ya todos los que quedan a están a ese nivel. Además la llamada que he recibido es la de evacuar la isla, por lo que debemos cumplir órdenes y proteger a todo aquel que comience a retirarse - dije finalmente, rindiéndome a la idea de poder proseguir con esta pantomima. Tendría que aprender a vivir con otra pesadilla más... Pero al fin y al cabo toda mi vida estaba llena de lastres y arrepentimientos, por lo que aprendería a convivir con ello.
-Así que ya sabéis nakamas, avancemos ayudando a todo el que lo necesite mientras esperamos a que nos informen del punto exacto de extracción. Encontremos al resto de nuestros nakamas e intentemos salir todos con vida de aquí.
Una vez terminásemos de hablar proseguiríamos nuesta marcha "arbórea" en busca del punto de salida y todo marine u agente que nevesitase apoyo para volver a salvo a casa.
Mirase donde mirase, solo había caos y destrucción. Un montón de combates que solo estaban generando dolor y muerte para los dos bandos, ni siquiera el torrente de agua había sido capaz de limpiar los restos de sangre de los cuerpos maltrechos que pacían inertes por doquier... Por lo que mucho menos el dolor que anidaba en nuestros corazones.
No podía creer que todo esto fuese para evitar la muerte de un tipo que había llevado la anarquía por allí por donde había pisado, condenado por un sinfín de delitos que tenían sus hechos más que constatados, por culpa de una sola persona que solo se había molestado en saciar su egoísmo y avaricia sin importar a todos los que por delante se llevaba, él o cualquiera que se resguardase bajo su bandera. No podía comprender como había personas que se atreviesen a defender esos valores... Y mucho menos matar por ellos. Eso ni siquiera era buscar un bien común, sino una pura anarquía donde cada uno se escudaba en un falso valor que no dudaban en destrozar sin miramientos si con eso conseguían sus deseos más oscuros y egoístas. Todo se me antojaba una pura pantomima y por un segundo creí que me volvería a quedar bloqueado, pero entonces el peculiar sonido de mi den-den mushi me devolvió a la cruda y asquerosa realidad.
-Entendido, ¿cuál es el punto de extracción? - fueron mis únicas palabras a mi interlocutor, esperando recibir algo más de información antes de colgar.
Las nuevas órdenes me daban mil cosas nuevas en la que pensar. Comprendía el motivo principal de querer evacuar a todos los rangos bajos, estábamos perdiendo demasiadas vidas en una cruenta lucha en la que no podrían prestar ni un solo apoyo... Yo mismo dudaba de si tendría que ayudar a evacuar y marcharme por verme exento de poder y moral para proseguir con esta atroz pantomima, pero de nuevo una voz dentro de mí me aseguraba que si hacía eso no podría seguir en las filas... Pero entonces Bizvan me devolvió nuevamente a la realidad con sus palabras.
- Nunca te tacharía de cobarde, amigo. Entiendo perfectamente a qué te refieres - respondí al marine dándome cuenta que tenía toda la razón. -Ni si quiera yo pude hacer frente a ese mala bestia de Neus y ya todos los que quedan a están a ese nivel. Además la llamada que he recibido es la de evacuar la isla, por lo que debemos cumplir órdenes y proteger a todo aquel que comience a retirarse - dije finalmente, rindiéndome a la idea de poder proseguir con esta pantomima. Tendría que aprender a vivir con otra pesadilla más... Pero al fin y al cabo toda mi vida estaba llena de lastres y arrepentimientos, por lo que aprendería a convivir con ello.
-Así que ya sabéis nakamas, avancemos ayudando a todo el que lo necesite mientras esperamos a que nos informen del punto exacto de extracción. Encontremos al resto de nuestros nakamas e intentemos salir todos con vida de aquí.
Una vez terminásemos de hablar proseguiríamos nuesta marcha "arbórea" en busca del punto de salida y todo marine u agente que nevesitase apoyo para volver a salvo a casa.
- Resumen:
- Charlar con mis nakamas, recibir la orden de evacuar, preguntar cual es el punto de extracción en concreto y avanzar hacia dicho punto en busca de personas que necesiten nuestra ayuda para evacuar.
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Lo vio con total claridad. Vio el puño volar hacia él convertido en un borrón, emisario de un golpe brutal. Vio el suelo hecho añicos, las rocas saltando como palomitas de maíz. Vio el calor, el fuego lamiendo su piel con dolorosas caricias. Mientras su hoja carmesí atravesaba la carne de la criatura llamada Arthur, hundiéndose cada vez más en su cuerpo, supo que se la devolvería y cómo. Podía haberse detenido y evitar lo que vendría unos segundos después, haber retrocedido para ahuyentar la peligrosa predicción. Pero no lo hizo. Lo que él veía era la batalla en estado puro, un instinto guerrero desarrollado tras años de enfrentar enemigo tras enemigo en combates a muerte, poniendo sus vidas en riesgo. Echarse atrás solo porque corría peligro habría sido un insulto atroz.
Así que lo encajó. Sus músculos, su piel, incluso sus órganos internos quedaron recubiertos por su haki, esta vez liberado en su máxima expresión. Dejó de intentar contenerlo y permitió que su armadura le recubriese por completo durante los escasos segundos en los que sobrevino el brutal ataque de su peligroso rival.
Y así había acabado tal y cómo estaba. De pie entre los restos calcinados y rotos del suelo de piedra de Gray Rock. El humo y el polvo emanaban de entre las grietas a raudales, mandando al cielo la señal de lo que allí había ocurrido. Arribor permanecía de pie, literalmente echando humo y con la mirada perdida en un punto del cielo. Su cuerpo, apenas cubierto por los restos de sus ropas -convenientemente conservadas en ciertas zonas estratégicas- presentaba el intimidante aspecto de aquel que ha sobrevivido a algo a lo que parecía imposible sobrevivir. Cincelado durante toda una vida de lucha, su cuerpo herido y maltrecho ilustraba la potencia del ataque recién recibido. Cada célula de su organismo le gritaba dolorida, los músculos convertidos en masas de plomo incandescente que disfrutaba haciéndole sufrir. Las quemaduras eran una constante en su piel, la gran herida de su abdomen se asemejaba a una grieta oscura por la que se le escapaba la vida, y una oscura marca en su pecho señalaba dónde había impactado el puño del pequeño marine. Notaba una dolorosa punzada en el pecho, donde antaño estuviese su corazón. Una costilla rota, sin duda. Pocas veces tenía la oportunidad de alegrarse de que no hubiera nada latiendo en su pecho.
No recordaba haber estado tan cansado nunca, tan incapaz de alzar siquiera el puño. Después de un combate de tal magnitud, sus piernas se oponían a sostenerle. Por un momento se sintió caer, pero su habilidad tomó el relevo para mantenerlo en pie. Era la sangre que fluía por su cuerpo la que lo movía, la que le permitía seguir erguido frente a un adversario que se había negado a caer, mirarlo a los ojos y esbozar una tenue sonrisa, ya sin la fuerza de antes.
"Así que Arthur, ¿eh?", dijo para sus adentros, recordando -algo bastante raro en él- el nombre del marine a quien había confundido con un niño.
De nuevo con apariencia humana y totalmente inmóvil, podía pasar por una estatua. Parecía totalmente exhausto y debilitado y, a la vez, dispuesto a continuar. Arribor se preguntaba si seguía consciente siquiera. Tal vez hubiera podido derribarlo con un empujoncito. Su cuerpo, igual que el del propio Arribor, no podría aguantar mucho más. Si lograba reunir las fuerzas -algo terriblemente difícil- sería sencillo...
En lugar de eso se apoyó en Franklin. La morsa había vuelto a su lado, aunque él no tuviera claro cómo. Su abrigo, aún atado al cuello del animal, estaba como nuevo, mejor incluso de cómo había estado en años -cosa que no se podía decir de su dueño-. Tampoco entendía del todo eso. Apoyándose en la cabeza de su mascota, usándola como muleta ante la imposibilidad de mover su castigado y destrozado cuerpo por sí solo, Arribor caminó lenta y penosamente alejándose del marine, aún con su pose de desafío. No tenía necesidad de derribarlo, ni siquiera de que quedase claro un ganador. El combate había terminado y no necesitaba más. Solo quedaba una cosa por decir:
-No lo olvidaré
Así que lo encajó. Sus músculos, su piel, incluso sus órganos internos quedaron recubiertos por su haki, esta vez liberado en su máxima expresión. Dejó de intentar contenerlo y permitió que su armadura le recubriese por completo durante los escasos segundos en los que sobrevino el brutal ataque de su peligroso rival.
Y así había acabado tal y cómo estaba. De pie entre los restos calcinados y rotos del suelo de piedra de Gray Rock. El humo y el polvo emanaban de entre las grietas a raudales, mandando al cielo la señal de lo que allí había ocurrido. Arribor permanecía de pie, literalmente echando humo y con la mirada perdida en un punto del cielo. Su cuerpo, apenas cubierto por los restos de sus ropas -convenientemente conservadas en ciertas zonas estratégicas- presentaba el intimidante aspecto de aquel que ha sobrevivido a algo a lo que parecía imposible sobrevivir. Cincelado durante toda una vida de lucha, su cuerpo herido y maltrecho ilustraba la potencia del ataque recién recibido. Cada célula de su organismo le gritaba dolorida, los músculos convertidos en masas de plomo incandescente que disfrutaba haciéndole sufrir. Las quemaduras eran una constante en su piel, la gran herida de su abdomen se asemejaba a una grieta oscura por la que se le escapaba la vida, y una oscura marca en su pecho señalaba dónde había impactado el puño del pequeño marine. Notaba una dolorosa punzada en el pecho, donde antaño estuviese su corazón. Una costilla rota, sin duda. Pocas veces tenía la oportunidad de alegrarse de que no hubiera nada latiendo en su pecho.
No recordaba haber estado tan cansado nunca, tan incapaz de alzar siquiera el puño. Después de un combate de tal magnitud, sus piernas se oponían a sostenerle. Por un momento se sintió caer, pero su habilidad tomó el relevo para mantenerlo en pie. Era la sangre que fluía por su cuerpo la que lo movía, la que le permitía seguir erguido frente a un adversario que se había negado a caer, mirarlo a los ojos y esbozar una tenue sonrisa, ya sin la fuerza de antes.
"Así que Arthur, ¿eh?", dijo para sus adentros, recordando -algo bastante raro en él- el nombre del marine a quien había confundido con un niño.
De nuevo con apariencia humana y totalmente inmóvil, podía pasar por una estatua. Parecía totalmente exhausto y debilitado y, a la vez, dispuesto a continuar. Arribor se preguntaba si seguía consciente siquiera. Tal vez hubiera podido derribarlo con un empujoncito. Su cuerpo, igual que el del propio Arribor, no podría aguantar mucho más. Si lograba reunir las fuerzas -algo terriblemente difícil- sería sencillo...
En lugar de eso se apoyó en Franklin. La morsa había vuelto a su lado, aunque él no tuviera claro cómo. Su abrigo, aún atado al cuello del animal, estaba como nuevo, mejor incluso de cómo había estado en años -cosa que no se podía decir de su dueño-. Tampoco entendía del todo eso. Apoyándose en la cabeza de su mascota, usándola como muleta ante la imposibilidad de mover su castigado y destrozado cuerpo por sí solo, Arribor caminó lenta y penosamente alejándose del marine, aún con su pose de desafío. No tenía necesidad de derribarlo, ni siquiera de que quedase claro un ganador. El combate había terminado y no necesitaba más. Solo quedaba una cosa por decir:
-No lo olvidaré
- Resumen:
- Comerse el súpermeagolpe - Quedar hecho fosfatina - Al ver que el combate claramente ha terminado, pirarse usando a la morsa como muleta
COSAS USADAS:
Esencia de batalla: El haki de Arribor resulta incontenible, por lo que rebosaría de su cuerpo si no se esforzase por contenerlo. Cuando deja de hacerlo, su haki se desborda de diferentes formas.
Nivel I: El haki de Arribor es algo difícil de controlar, por lo que tener que contenerlo es bastante irritante. Pasivamente, aparte de su piel y músculos, el haki de armadura también protege sus órganos internos. Si deja de contenerlo puede generar una capa extra de armadura, por lo que la dureza de su haki aumenta un 50% durante dos posts.
Esencia del peligro: Arribor, como buen pirado de las batallas, ha desarrollado una sensibilidad especial para hacerlas más entretenidas.
Nivel III: Arribor sabe instintivamente si puede o no soportar un ataque, y los daños aproximados que le provocará a él, al entorno o a sus compañeros. A veces le pone tantas ganas a un combate que consigue ver el futuro con una antelación de seis segundos. Aunque solo puede prever lo relacionado con ataques, batallas, violencia o muerte.
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Inexplicablemente mi ataque, pese a la gran velocidad a la que me desplazaba y a haber previsto lo que mi oponente iba a hacer, no pareció causarle daño alguno. Aquello me mosqueó ligeramente, pues estaba convencido de que no iba a ser capaz de evitarlo y no lograba explicarme cómo lo había hecho.
No obstante, mi siguiente golpe sí logró destruir el dragón pétreo que había creado para intentar atacarme, decapitándolo con bastante facilidad. En ese momento recibí una comunicación de mis superiores. Al parecer ordenaban a todas las fuerzas del Gobierno Mundial evacuar la isla inmediatamente. ¿Habrían conseguido los piratas romper la defensa de la Marina mientras nosotros conteníamos la ofensiva del Ejército Revolucionario? Era el motivo más razonable que se me ocurría para explicar las instrucciones recibidas, y seguramente lo mejor fuese cumplirlas. Por mucho que quisiera terminar el combate contra Osuka, no sería una buena idea quedarme solo en una isla junto a cientos o miles de piratas y revolucionarios.
Para colmo, gracias a mi vínculo telepático con él pude sentir cómo Hachiro, sobrepasado por la exigencia de la batalla, caía al suelo. Parecía incapaz de seguir moviéndose, quedando totalmente a merced de su oponente. La situación exigía una actuación rápida y precisa. Era mi misión abandonar la isla a tiempo y asegurarme de que mi compañero y líder lo hiciese también.
Por lo tanto, sin apenas escuchar las palabras del Golem, contesté:
- Pese a lo mucho que me gustaría finalizar este combate, he de abandonar la isla. Pero no creas que te has salvado, Osuka "el Golem". Esto solo es una pausa obligada en nuestro enfrentamiento. Volveremos a encontrarnos, y cuando lo hagamos me aseguraré de que nunca vuelvas a ser de utilidad a la Revolución.
En ese momento, y viendo que la reptiliana cabeza de roca se reconstruía y a su alrededor brotaban otras cuatro idénticas a ella, pisé fuertemente el aire con mi pie derecho. Acto seguido hice lo propio con el izquierdo, elevándome con ambos movimientos a gran velocidad. Cruzando el aire, intentaría llegar hasta Hachiro y agarrarle como buenamente pudiera intentando que ni Osuka ni el rubio tuviesen tiempo de alcanzarme. Para ello mantendría mis vínculos telepáticos con ellos, así como el Haki de Observación activo. De ese modo, sabría qué iban a hacer ambos con bastante antelación y podría adelantarme a sus movimientos, evitando ser alcanzado.
Una vez hubiese recogido al peliblanco, me dirigiría por el aire hacia el puerto subterráneo, entrando a él por el agujero. Allí buscaría a algún alto cargo y me presentaría:
- Soy el Agente Especial Anders D Thawne, y éste es el Agente Ichimura Hachiro. Nos hallábamos combatiendo contra dos poderosos miembros del Ejército Revolucionario que trataban de invadir Gray Rock cuando hemos recibido la orden de abandonar la isla. Solicito permiso para embarcar y atención médica para mi compañero.
En caso de que se nos concediera permiso, subiría junto a Hachiro al barco que nos fuese indicado y dejaría al peliblanco en la enfermería.
No obstante, mi siguiente golpe sí logró destruir el dragón pétreo que había creado para intentar atacarme, decapitándolo con bastante facilidad. En ese momento recibí una comunicación de mis superiores. Al parecer ordenaban a todas las fuerzas del Gobierno Mundial evacuar la isla inmediatamente. ¿Habrían conseguido los piratas romper la defensa de la Marina mientras nosotros conteníamos la ofensiva del Ejército Revolucionario? Era el motivo más razonable que se me ocurría para explicar las instrucciones recibidas, y seguramente lo mejor fuese cumplirlas. Por mucho que quisiera terminar el combate contra Osuka, no sería una buena idea quedarme solo en una isla junto a cientos o miles de piratas y revolucionarios.
Para colmo, gracias a mi vínculo telepático con él pude sentir cómo Hachiro, sobrepasado por la exigencia de la batalla, caía al suelo. Parecía incapaz de seguir moviéndose, quedando totalmente a merced de su oponente. La situación exigía una actuación rápida y precisa. Era mi misión abandonar la isla a tiempo y asegurarme de que mi compañero y líder lo hiciese también.
Por lo tanto, sin apenas escuchar las palabras del Golem, contesté:
- Pese a lo mucho que me gustaría finalizar este combate, he de abandonar la isla. Pero no creas que te has salvado, Osuka "el Golem". Esto solo es una pausa obligada en nuestro enfrentamiento. Volveremos a encontrarnos, y cuando lo hagamos me aseguraré de que nunca vuelvas a ser de utilidad a la Revolución.
En ese momento, y viendo que la reptiliana cabeza de roca se reconstruía y a su alrededor brotaban otras cuatro idénticas a ella, pisé fuertemente el aire con mi pie derecho. Acto seguido hice lo propio con el izquierdo, elevándome con ambos movimientos a gran velocidad. Cruzando el aire, intentaría llegar hasta Hachiro y agarrarle como buenamente pudiera intentando que ni Osuka ni el rubio tuviesen tiempo de alcanzarme. Para ello mantendría mis vínculos telepáticos con ellos, así como el Haki de Observación activo. De ese modo, sabría qué iban a hacer ambos con bastante antelación y podría adelantarme a sus movimientos, evitando ser alcanzado.
Una vez hubiese recogido al peliblanco, me dirigiría por el aire hacia el puerto subterráneo, entrando a él por el agujero. Allí buscaría a algún alto cargo y me presentaría:
- Soy el Agente Especial Anders D Thawne, y éste es el Agente Ichimura Hachiro. Nos hallábamos combatiendo contra dos poderosos miembros del Ejército Revolucionario que trataban de invadir Gray Rock cuando hemos recibido la orden de abandonar la isla. Solicito permiso para embarcar y atención médica para mi compañero.
En caso de que se nos concediera permiso, subiría junto a Hachiro al barco que nos fuese indicado y dejaría al peliblanco en la enfermería.
- Resumen:
- - Recibir la orden de evacuación y darme cuenta de que Hachiro ha caído inconsciente.
- Avisar a Osu de que la próxima vez no tendrá tanta suerte e intentar coger a Hachiro y marcharme al puerto subterráneo con él.
- Solicitar permiso para embarcar y atención médica para Hachi (tengo permiso de su user para todo esto).
- Cosas usadas:
- - Geppou - Konomu Kaze: Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas. Además, la velocidad a la que mueve las piernas para impulsarse hace que cada uno de dichos impulsos desplace el aire en dirección contraria, generando una pequeña onda de choque (del tamaño de su pie) que se esfuma a los 5 metros. Hasta entonces avanza en sentido opuesto al de Thawne a la misma velocidad que él (50 m/s).
- Mind's Eye II: Fusionando las capacidades de su Telepatía y su Mantra, Thawne es capaz de forma pasiva de saber lo que la gente va a decirle cuatro segundos antes de que lo hagan, lo que le permite pensar mejor su respuesta. Activamente, puede predecir cualquier acción que no sea un ataque realizada por las personas con quienes mantenga un vínculo telepático con hasta la mitad de la antelación con la que puede predecir los ataques de un único objetivo (1'5 segundos, dado que mi tiempo de predicción por Tier es 3 segundos).
- Haki Observación Desarrollado (Predilecto): Tier 6 en ambas ramas.
Tras poner el pie sobre el bloque que él mismo había creado gracias a sus poderes, justo antes de empezar a disparar, este empieza a agrietarse. En cuestión de instantes, y dejando en desconcierto al mercenario, el bloque se rompe en mil pedazos. Sin dejar de disparar hacia su contrincante, aterriza con ambos pies en el suelo, perdiendo un poco el equilibrio debido a los pequeños escombros que debajo de él se hallan. Por otro lado, al desaparecer el bloque del mapa, Yuu ahora tenía visual de su enemigo completamente. Su mirada se fijó inmediatamente en el pecho del sujeto, que se hallaba completamente manchado de sangre. “Muérete ya… te queda poco… muérete ya… ¿por qué cojones no te mueres?” imploró al destino en lo más profundo de su ser.
Ninguna de sus balas parecían impactar en él, debido a varios supuestos factores: la tremenda velocidad de su oponente o quizás su casi nula puntería. El retroceso del arma era tedioso de manejar, y por ello muchas de ellas ni siquiera impactaban. Por suerte para él, al menos una logró penetrar en su cuerpo y, de nuevo, su oponente volvió a sangrar. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro y, acto seguido, tiró el arma al suelo para hacerla desaparecer luego.
El sujeto, que demasiado herido se hallaba, cayó al suelo y chocó contra una pared, a la par que se sujetaba el hombro con su otro brazo. Todo parecía jugar a favor de Yuu… y de hecho él así lo pensaba. Aún así… el mercenario no pudo soportar las muecas que su contrincante hacía.
–Desde luego me estás dando una buena pelea, cachorrito. Hacía mucho que no jugaba tanto, estoy un poco... oxidado –osó comentar su enemigo.
–¡¿Pero qué cojones?! –exclamó el ladrón, al divisar como sus heridas parecían haberse cerrado. El pelinegro aún podía dar mucha guerra, pero empezaba a sentir el cansancio más de lo normal. La continua adrenalina le estaba agotando a un ritmo mucho más rápido de lo que debería, así que debía acabar con ello pronto–. En qué puto mal momento caí aquí… –gruñó, al mismo tiempo que intentaba controlar su ira que, hasta hacía unos minutos, se hallaba descontrolada–. Estoy harto –masculló.
Aprovechando el momento de calma, se tomó un par de segundos en voltearse para coger su espada. Agarró con su derecha la empuñadura y realizó un suave tajo horizontal hacia atrás, para luego hacer descender su espada hacia abajo. Dirigió una seria mirada hacia su oponente, y empezó a caminar a paso ligero hacia él
–¡Se supone que yo no debería estar aquí, joder! ¿Cómo coño van a confiar mis socios en mí si ni siquiera les ayudo? –dijo, reflexionando en su razón para estar en aquel lugar. Sabía muy bien que podría estar haciendo cosas más útiles que luchar contra aquel tipo, y ese mismo hecho le carcomía por dentro–. Desaparece de mi vista, escoria.
Cuando llegó a estar delante de él, ya había impregnado su larga espada de unas llamas negras que hacía demasiado tiempo que no usaba. Sin pensarlo siquiera un segundo, ejecutó un tajo directo a sus ojos y luego otro vertical, en el cual intentó cercenar el brazo que se hallaba sosteniendo su enemigo. Finalmente, con la mano en la que tenía su garra, intentó agarrar del cuello al sujeto.
–¡Muérete de una vez!
Ninguna de sus balas parecían impactar en él, debido a varios supuestos factores: la tremenda velocidad de su oponente o quizás su casi nula puntería. El retroceso del arma era tedioso de manejar, y por ello muchas de ellas ni siquiera impactaban. Por suerte para él, al menos una logró penetrar en su cuerpo y, de nuevo, su oponente volvió a sangrar. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en su rostro y, acto seguido, tiró el arma al suelo para hacerla desaparecer luego.
El sujeto, que demasiado herido se hallaba, cayó al suelo y chocó contra una pared, a la par que se sujetaba el hombro con su otro brazo. Todo parecía jugar a favor de Yuu… y de hecho él así lo pensaba. Aún así… el mercenario no pudo soportar las muecas que su contrincante hacía.
–Desde luego me estás dando una buena pelea, cachorrito. Hacía mucho que no jugaba tanto, estoy un poco... oxidado –osó comentar su enemigo.
–¡¿Pero qué cojones?! –exclamó el ladrón, al divisar como sus heridas parecían haberse cerrado. El pelinegro aún podía dar mucha guerra, pero empezaba a sentir el cansancio más de lo normal. La continua adrenalina le estaba agotando a un ritmo mucho más rápido de lo que debería, así que debía acabar con ello pronto–. En qué puto mal momento caí aquí… –gruñó, al mismo tiempo que intentaba controlar su ira que, hasta hacía unos minutos, se hallaba descontrolada–. Estoy harto –masculló.
Aprovechando el momento de calma, se tomó un par de segundos en voltearse para coger su espada. Agarró con su derecha la empuñadura y realizó un suave tajo horizontal hacia atrás, para luego hacer descender su espada hacia abajo. Dirigió una seria mirada hacia su oponente, y empezó a caminar a paso ligero hacia él
–¡Se supone que yo no debería estar aquí, joder! ¿Cómo coño van a confiar mis socios en mí si ni siquiera les ayudo? –dijo, reflexionando en su razón para estar en aquel lugar. Sabía muy bien que podría estar haciendo cosas más útiles que luchar contra aquel tipo, y ese mismo hecho le carcomía por dentro–. Desaparece de mi vista, escoria.
Cuando llegó a estar delante de él, ya había impregnado su larga espada de unas llamas negras que hacía demasiado tiempo que no usaba. Sin pensarlo siquiera un segundo, ejecutó un tajo directo a sus ojos y luego otro vertical, en el cual intentó cercenar el brazo que se hallaba sosteniendo su enemigo. Finalmente, con la mano en la que tenía su garra, intentó agarrar del cuello al sujeto.
–¡Muérete de una vez!
- ”Resumen”:
- Yuu empieza a controlar su ira y su mente parece aclararse un poco. Decide coger de nuevo su espada e ir directamente a por su enemigo. Una vez delante de él, realiza un tajo llameante hacia los ojos de su oponente y otro directo al brazo supuestamente herido. Finalmente, intenta agarrar con su garra el cuello de su oponente.
- ”Cosas usadas”:
- ”Agilidad”:
- Nivel 4: Es tan ágil que puede lanzar cinco golpes en el tiempo que otros hacen uno.
- ”Dark Blade”:
- De forma escénica, Yuu hace que la sombra cubra su espada, creando unas llamas negras que no paran de moverse y que ocasionarán quemadura a cualquiera que toque dicho fuego negro.
- Hanami no ryū (桜の竜, Dragón del festival del cerezo):
- Descripción del objeto:
- Arma:
Habilidades especiales o destacables: Su larga hoja de un metro y veinticinco centímetros posee una excelente resistencia, facilitando la velocidad de corte al usuario. El arma puede parecer pesada, pero es todo lo contrario, es tan ligera que se puede empuñar incluso a una mano. Al contrario que otras espadas, no está maldita, sino bendecida por una diosa. Si la espada permanece dentro del cuerpo del enemigo al ser insertada en él, a los dos segundos empezará a drenar su energía poco a poco. Lo que ocurre es que, al ser bañada la hoja de sangre cuando se encuentra dentro del organismo del contrincante, esta empieza a emitir a cada segundo una leve corriente eléctrica que irá en aumento a más tiempo esté dentro. En consecuencia, esto acelerará el corazón del individuo, que se cansará progresivamente hasta llegar hasta el punto de no poder pelear si no se extrae la espada. Cabe decir que esta katana alcanza la calidad O Wazamono.
- Fraternity Ring H:
- Descripción del objeto: Un anillo blanco con la silueta de un lobo de color negro
Usos comunes: Adornar
Habilidades especiales o destacables: Es indestructible. Fue adaptado a su portadora anterior, Shenhua. Cuando se activa se convierte en un guante con garras que cubre la mano del usuario. Las garras tienen un potente anticoagulante que causa una hemorragia severa con tan solo cortar o arañar una vez.
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Todo sucedió de forma frenética y sin pausas, pasando de una catástrofe atmosférica a otra sin vacilar entre ellas por muy dispares que fuesen entre sí. Pasando del fuego a la lluvia como si fuese lo más normal del mundo, mientras los colosos de esta guerra se debatían entre sí por ver quien la tenía más grande... Y entre ellos estaba el estúpido de mi capitán.
Durante su pelea solo hizo una pequeña pausa para mandarme a hacer algo que yo sudaba de hacer. El sapo ya era bastante mayorcito para saber escabullirse de sus problemas y la morsa era un ser nauseabundo que solo sabía comerse mi comida nada más que me distraía... así que no, no corrí por el medio de una batalla campal para buscar a esos dos mendrugos. No iba a arriesgar el pellejo por nada, por lo que me limité a mantenerme a una distancia prudencial para disfrutar de los problemas de los demás.
Así pude ser partícipe de los grandes poderes del gobiernoby la piratería, cada uno haciendo su propio alarde de poder, ya fuese en forma de transformaciones de lo que parecían ser usuarios Zoan como yo o con los ya mencionados cambios climáticos... He de decir que ninguno los mostró de forma tan aberrante como quien cojones fuese que había formado un extraño ser de tono parduzco que se movía con una especie de tentáculos. Parecía sacado de unos de esos bizarros animes en los que abusaban de jovencitas... Pero tampoco tuve tiempo de pensar más sobre el tema.
Parecía que algo había cambiado entre las filas de los marines. Estos comenzaban a retirarse de forma precipitada, alejándose del terror central e intentando arrastrar a los que no podían moverse por sí mismos. Eso no podía ser nada bueno, por lo que era hora de moverse.
-Joder... Con lo puto agusto que estaba aquí sin hacer nada - farfullé mientras me levantaba y hacía unos vagos estiramientos. Casi se me había dormido el culo de no hacer nada.
Desenfundé una de mis espadas y me dispuse a coger la misma dirección que había tomado Arribor minutos antes, la cual se diferenciaba bastante bien por el destrozo colindante. El aire aún estaba caliente en la zona, incluso yo que estaba acostumbrado al calor de la fragua me costaba respirar, pero aún así allí se encontraban un ser y tres personas. El niño con el que había empezado a pelear el tuerto, el propio tuerto y una pelirroja de curvas desorbitantes que lucía una mirada cargada de desafío.
El pelirrojo parecía tan maltrecho como mi capitán, con actitud desafiante a pesar de que se veía completamente exhausto, aunque el pirata no tenía mejor aspecto. Nunca antes lo había visto tan débil y tan maltrecho, pero si sabía algo de él, es que seguramente a pesar de todo había disfrutado como en mucho tiempo. Tenía una obsesión insana con su forma de luchar y como actuaba con las personas con las que combatía... Así que en un profundo pensamiento hice una reverencia a aquel tipo bajito que había coseguido dejar a Arribor Neus así. Algún día me gustaría llegar a ese nivel y competir en esa liga... Pero desde luego no era el momento.
Sudé de la pareja de pelirrojos y me encaminé hacia Arribor y la morsa. Esta al verme comenzó a realizar ruiditos absurdos, parecía que en cualquier momento en uno de esos extraños movimientos iba a dejar caer al tuerto al suelo incluso, pero como no había quien domase a ese puto bicho también pasé de él.
-Bueno capitán, veo que te lo has pasado muy bien... Pero creo que es hora de irnos de aquí - comencé a hablar como si nada una vez me acerqué del todo a él. - Cuando los marines están reculando de esta forma es que nada bueno se avecina... Así que debemos buscar una forma de volver al barco... Y viendo tu estado, dudo que puedas hacer mucho más. Además Sarah no está, por lo que te tendrán que cuidar la morsa o el sapo... Si es que encontramos al último - proseguí al mismo tiempo que pensaba una forma de huida.
El problema ya no era marcharse como si nada... Si no alcanzar el puto barco volador. ¿En qué momento me pareció buena idea dejarlo allí arriba? Desde luego pasar tanto tiempo con esta panda de mendrugos me estaba haciendo mella, pero no me podía dejar arrastrar y debía pensar en algo.
-Vamos lerdo piensa algo... - me recriminé mientras me daba una torta en la frente buscando activar así otra vez mi cerebro del aletargamiento.
No sabía si la torta había sido mágica, pero lo cierto es que se me había ocurrido algo. Quizás fuese una idea de mierda o ni siquiera viable, pero desde luego quieto no podíamos quedarnos.
- Oye, capi - llamé la atención del tuerto. -No sé si has visto esos cacharros voladores en los que llegaron tropas piratas o revolucionarias... Pero creo que es nuestra única opción de volver al barco volador. Si tenemos suerte también daremos con el sapo, pero lo primordial es encontrar algo con lo que llegar hasta La Morsa Sangrienta - proseguí exponiendo mi idea.
Sabía en el fondo que al tuerto ya le daba igual, por lo que me enganché del hombro que tuviese libre y me dispuse a cargar con él mientras caminaba en busca de uno de esos aparatos voladores. Esperaba que no fuesen muy complicados los controles y que con mis conocimientos pudiese al menos hacerme con los mandos básicos.
Durante su pelea solo hizo una pequeña pausa para mandarme a hacer algo que yo sudaba de hacer. El sapo ya era bastante mayorcito para saber escabullirse de sus problemas y la morsa era un ser nauseabundo que solo sabía comerse mi comida nada más que me distraía... así que no, no corrí por el medio de una batalla campal para buscar a esos dos mendrugos. No iba a arriesgar el pellejo por nada, por lo que me limité a mantenerme a una distancia prudencial para disfrutar de los problemas de los demás.
Así pude ser partícipe de los grandes poderes del gobiernoby la piratería, cada uno haciendo su propio alarde de poder, ya fuese en forma de transformaciones de lo que parecían ser usuarios Zoan como yo o con los ya mencionados cambios climáticos... He de decir que ninguno los mostró de forma tan aberrante como quien cojones fuese que había formado un extraño ser de tono parduzco que se movía con una especie de tentáculos. Parecía sacado de unos de esos bizarros animes en los que abusaban de jovencitas... Pero tampoco tuve tiempo de pensar más sobre el tema.
Parecía que algo había cambiado entre las filas de los marines. Estos comenzaban a retirarse de forma precipitada, alejándose del terror central e intentando arrastrar a los que no podían moverse por sí mismos. Eso no podía ser nada bueno, por lo que era hora de moverse.
-Joder... Con lo puto agusto que estaba aquí sin hacer nada - farfullé mientras me levantaba y hacía unos vagos estiramientos. Casi se me había dormido el culo de no hacer nada.
Desenfundé una de mis espadas y me dispuse a coger la misma dirección que había tomado Arribor minutos antes, la cual se diferenciaba bastante bien por el destrozo colindante. El aire aún estaba caliente en la zona, incluso yo que estaba acostumbrado al calor de la fragua me costaba respirar, pero aún así allí se encontraban un ser y tres personas. El niño con el que había empezado a pelear el tuerto, el propio tuerto y una pelirroja de curvas desorbitantes que lucía una mirada cargada de desafío.
El pelirrojo parecía tan maltrecho como mi capitán, con actitud desafiante a pesar de que se veía completamente exhausto, aunque el pirata no tenía mejor aspecto. Nunca antes lo había visto tan débil y tan maltrecho, pero si sabía algo de él, es que seguramente a pesar de todo había disfrutado como en mucho tiempo. Tenía una obsesión insana con su forma de luchar y como actuaba con las personas con las que combatía... Así que en un profundo pensamiento hice una reverencia a aquel tipo bajito que había coseguido dejar a Arribor Neus así. Algún día me gustaría llegar a ese nivel y competir en esa liga... Pero desde luego no era el momento.
Sudé de la pareja de pelirrojos y me encaminé hacia Arribor y la morsa. Esta al verme comenzó a realizar ruiditos absurdos, parecía que en cualquier momento en uno de esos extraños movimientos iba a dejar caer al tuerto al suelo incluso, pero como no había quien domase a ese puto bicho también pasé de él.
-Bueno capitán, veo que te lo has pasado muy bien... Pero creo que es hora de irnos de aquí - comencé a hablar como si nada una vez me acerqué del todo a él. - Cuando los marines están reculando de esta forma es que nada bueno se avecina... Así que debemos buscar una forma de volver al barco... Y viendo tu estado, dudo que puedas hacer mucho más. Además Sarah no está, por lo que te tendrán que cuidar la morsa o el sapo... Si es que encontramos al último - proseguí al mismo tiempo que pensaba una forma de huida.
El problema ya no era marcharse como si nada... Si no alcanzar el puto barco volador. ¿En qué momento me pareció buena idea dejarlo allí arriba? Desde luego pasar tanto tiempo con esta panda de mendrugos me estaba haciendo mella, pero no me podía dejar arrastrar y debía pensar en algo.
-Vamos lerdo piensa algo... - me recriminé mientras me daba una torta en la frente buscando activar así otra vez mi cerebro del aletargamiento.
No sabía si la torta había sido mágica, pero lo cierto es que se me había ocurrido algo. Quizás fuese una idea de mierda o ni siquiera viable, pero desde luego quieto no podíamos quedarnos.
- Oye, capi - llamé la atención del tuerto. -No sé si has visto esos cacharros voladores en los que llegaron tropas piratas o revolucionarias... Pero creo que es nuestra única opción de volver al barco volador. Si tenemos suerte también daremos con el sapo, pero lo primordial es encontrar algo con lo que llegar hasta La Morsa Sangrienta - proseguí exponiendo mi idea.
Sabía en el fondo que al tuerto ya le daba igual, por lo que me enganché del hombro que tuviese libre y me dispuse a cargar con él mientras caminaba en busca de uno de esos aparatos voladores. Esperaba que no fuesen muy complicados los controles y que con mis conocimientos pudiese al menos hacerme con los mandos básicos.
- Resumen:
- Ir a recoger lonque queda de Arribor y la morsa. Pasar de Kat y de Arthur e irme con mi capitán a buscar uno de los mini helicópteros en los que habían venido los revolucionarios o cualquier otro método para alcanzar nuestro barco y marcharnos del caos. Si hay suerte, dar con el sapo por el camino.
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Esperando la respuesta de Hachiro, Edward se quedó mirándolo unos segundos, hasta que la mirada del peliblanco se desvaneció. Acababa de quedarse desmayado. —Mierda, ¿habrá oído una palabra de lo que he dicho?
Cansado, se tiró de espaldas al suelo. Haciendo que unas ruedas le salieran de las pantorrillas y de los hombros, empezó a desplazarse sin tener que hacer ningún gesto para indicar adonde iba. No quería que el tirador tuviera ahora la oportunidad de acabar con un combate que el miembro del CP no había podido concluir por su cuenta.
Gracias al Haki, pudo saber con antelación que el calvorotas se iba a llevar a Hachi, pero no podía ni quería hacer nada para evitarlo. Cuando este pasó a gran velocidad para recoger a su compañero, el demonio dorado no pudo evitar soltar un par de palabras.—Cuídalo bien...
Él era así, deseaba no volver a pisar un campo de batalla nunca más, pero estaba dispuesto a seguir haciéndolo si el mundo lo necesitaba. Aquel chico... aquel chico no albergaba maldad alguna, no merecía verse envuelto en nada de esto, mucho menos en el bando opuesto. Quizás... quizás el camino de la revolución no era el correcto, o al menos no el único. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?
Inmerso en sus pensamientos, y tras un par de giros bruscos, se escondió de un salto entre las cuatro cabezas de la pétrea hidra de su compañero, que ya no lanzaban ataques, pues su enemigo había desaparecido.
—Osu, no sé si seguirá por aquí cerca, pero había un tirador que me ha estado molestando durante el combate. ¿Qué hacemos? Ahora que estos se han ido, ¿cómo debemos proceder? ¿Qué ha ocurrido mientras luchábamos?
El joven preguntaba, ansioso, para saber si su líder tenía alguna orden para él o, al menos, alguna idea de cómo se habían desarrollado las cosas durante su combate. ¿Qué había ocurrido con el Yonkou?
Cansado, se tiró de espaldas al suelo. Haciendo que unas ruedas le salieran de las pantorrillas y de los hombros, empezó a desplazarse sin tener que hacer ningún gesto para indicar adonde iba. No quería que el tirador tuviera ahora la oportunidad de acabar con un combate que el miembro del CP no había podido concluir por su cuenta.
Gracias al Haki, pudo saber con antelación que el calvorotas se iba a llevar a Hachi, pero no podía ni quería hacer nada para evitarlo. Cuando este pasó a gran velocidad para recoger a su compañero, el demonio dorado no pudo evitar soltar un par de palabras.—Cuídalo bien...
Él era así, deseaba no volver a pisar un campo de batalla nunca más, pero estaba dispuesto a seguir haciéndolo si el mundo lo necesitaba. Aquel chico... aquel chico no albergaba maldad alguna, no merecía verse envuelto en nada de esto, mucho menos en el bando opuesto. Quizás... quizás el camino de la revolución no era el correcto, o al menos no el único. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?
Inmerso en sus pensamientos, y tras un par de giros bruscos, se escondió de un salto entre las cuatro cabezas de la pétrea hidra de su compañero, que ya no lanzaban ataques, pues su enemigo había desaparecido.
—Osu, no sé si seguirá por aquí cerca, pero había un tirador que me ha estado molestando durante el combate. ¿Qué hacemos? Ahora que estos se han ido, ¿cómo debemos proceder? ¿Qué ha ocurrido mientras luchábamos?
El joven preguntaba, ansioso, para saber si su líder tenía alguna orden para él o, al menos, alguna idea de cómo se habían desarrollado las cosas durante su combate. ¿Qué había ocurrido con el Yonkou?
- Resumen:
- Preocuparme por Hachi, decirle a Anders que cuide de él, dirigirme hacia las hidras haciendo movimientos raros para que sea difícil apuntarme y preguntar a Osu qué hacer a continuación.
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Las orejas de Mura se alzaron al escuchar las palabras del retrasado que había decidido atacarla anteriormente, preguntando con todo el descaro del mundo si ella y el subcapitán estaba saliendo. ¿Se daba cuenta de qué eso solo empeoraría su situación? Jamás había visto a semejante patán. Bufó molesta mientras observaba como el hombre se "liberaba de sus hilos". Realmente, dudaba que pudiera hacer eso con tanta facilidad de no ser porque ella pretendía facilitarle la salida. Así no vería venir una mejor presa en caso de que intentase escapar.
"¿Y no sería más fácil simplemente matarlo?" Preguntó Kouga en su mente, algo con lo que la pelinaranja estaba completamente de acuerdo. Eso o meterle en un manicomio. Sin embargo, ella se limitó a contestarle en su cabeza que aquellas eran ordenes del capitán y que ella solo hacía eso de momento, seguir ordenes. Tenían que ocuparse del tipo con problemas mentales, de su pony rosa. "Que cosa más fea". Y de intentar rescatar a Legim si es que seguía en la plaza. Aunque dudaba que lo último fuese posible. Al menos si moría no ayudaría a Viktor tampoco. Todo maravilloso o eso pensaba Mura hasta que vio como Bleyd intentaba usar sus hilos para detener un ataque de Worgulv que parecía pretender apresarle. -Oh no. No me vas a seguir tocando la moral.- Murmuró, moviendo el brazo al que estaban conectados sus hilos para hacer que estos cambiaran de trayectoria, quedando unos segundos suspendidos en el aire antes de apresar (o esa era la intención) las manos que acababan de soltarlos. A tiempo para escuchar como el muy sinvergüenza decía haberle disparado por accidente.
-¡¿Qué accidente ni que mierdas?!- Bramó por su micrófono, haciendo que sus altavoces reproducieran su voz a mayor volumen, en un radio que hacía difícil ubicar su posición. De modo que varias personas lo escucharían sin descubrir su verdadera posición. -Sabes, personaje enlatado, las mentiras ponen tristes a los niños y de mala hostia a las personas que te están tratando por las buenas.- Su voz sonó en eco, con un tono en cierto modo burlesco. Por cierto, si no hubiera visto como me apuntabas y que esa pistola no disparaba balas... Quizás y solo quizás, hubiera colado.- Añadió, antes de generar más hilos, los cuales iban dirigidos no a él, sino a al bicho rosa y peludo sobre la moto, tratando de rodearle. De lograrlo, empezaría a apretar los hilos, con intención de pasar el pelaje y quedar contra la piel del animal. Normalmente, amenazar a una criatura indefensa le dolería mucho. Pero en aquella ocasión.
-Ahora bien, si quieres que tu pony no se vuelva rodajas y nos podamos ir de esta isla cuya seguridad te preocupa tanto... Aunque menuda vista debes tener para saber que están evacuando y no reagrupándose. Quizás quieras quedarte quiero, dejar que Death te quite las armas y todos contentos.- Hizo una pausa, intentando repasar la sarta de estupideces que el hombre había dicho. -Y lo de atender a heridos suena raro por parte que antes estaba atacando sin ton ni son, por cierto.- Añadió antes de apagar el micrófono y guardar los altavoces.
"¿Y no sería más fácil simplemente matarlo?" Preguntó Kouga en su mente, algo con lo que la pelinaranja estaba completamente de acuerdo. Eso o meterle en un manicomio. Sin embargo, ella se limitó a contestarle en su cabeza que aquellas eran ordenes del capitán y que ella solo hacía eso de momento, seguir ordenes. Tenían que ocuparse del tipo con problemas mentales, de su pony rosa. "Que cosa más fea". Y de intentar rescatar a Legim si es que seguía en la plaza. Aunque dudaba que lo último fuese posible. Al menos si moría no ayudaría a Viktor tampoco. Todo maravilloso o eso pensaba Mura hasta que vio como Bleyd intentaba usar sus hilos para detener un ataque de Worgulv que parecía pretender apresarle. -Oh no. No me vas a seguir tocando la moral.- Murmuró, moviendo el brazo al que estaban conectados sus hilos para hacer que estos cambiaran de trayectoria, quedando unos segundos suspendidos en el aire antes de apresar (o esa era la intención) las manos que acababan de soltarlos. A tiempo para escuchar como el muy sinvergüenza decía haberle disparado por accidente.
-¡¿Qué accidente ni que mierdas?!- Bramó por su micrófono, haciendo que sus altavoces reproducieran su voz a mayor volumen, en un radio que hacía difícil ubicar su posición. De modo que varias personas lo escucharían sin descubrir su verdadera posición. -Sabes, personaje enlatado, las mentiras ponen tristes a los niños y de mala hostia a las personas que te están tratando por las buenas.- Su voz sonó en eco, con un tono en cierto modo burlesco. Por cierto, si no hubiera visto como me apuntabas y que esa pistola no disparaba balas... Quizás y solo quizás, hubiera colado.- Añadió, antes de generar más hilos, los cuales iban dirigidos no a él, sino a al bicho rosa y peludo sobre la moto, tratando de rodearle. De lograrlo, empezaría a apretar los hilos, con intención de pasar el pelaje y quedar contra la piel del animal. Normalmente, amenazar a una criatura indefensa le dolería mucho. Pero en aquella ocasión.
-Ahora bien, si quieres que tu pony no se vuelva rodajas y nos podamos ir de esta isla cuya seguridad te preocupa tanto... Aunque menuda vista debes tener para saber que están evacuando y no reagrupándose. Quizás quieras quedarte quiero, dejar que Death te quite las armas y todos contentos.- Hizo una pausa, intentando repasar la sarta de estupideces que el hombre había dicho. -Y lo de atender a heridos suena raro por parte que antes estaba atacando sin ton ni son, por cierto.- Añadió antes de apagar el micrófono y guardar los altavoces.
- resumen:
- Tratar de apresar las manos de Bleyd con sus hilos. Cabrearse porque intenta mentirles en la cara y activar los altavoces para cantar las cuarenta, dispersando estos para no descubrir su paradero a otras personas, intentar apresar a Flufle con intención de cortarlo en rodajas en caso de que Bleyd no quiera colaborar de una maldita vez y más habladuría cabreada.
- cosas usadas:
- Trampa de Hilos + Haki de armamento lvl 3 (ya usados antes)
Altavoces + micrófono (ya usados antes)
Nivel 60: velocidad nvl 3
Nivel 70: Sigilo nvl 7, Reflejos nvl 5
Nivel 75: Reflejos nvl 6, Resistencia nvl 4
Guardabosque-cazadora (+especialización)
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Bleyd usó la “red” de Mura para interceptar el látigo que estaba usando Worgulv para detenerle nuevamente. Mientras hizo esto se movió para ponerme a mí entre ambos, no me importo por la respuesta que dio de que nos acompañaría, aunque siguió metiendo prisas para que nos marchásemos de la isla al ver como huían los marines.
-Tenemos tiempo aún – le dije levantando la mano hacia Worgulv para indicarle que no siguiese atacándole. – si nos ponemos con los heridos no podemos irnos rápido como tu dices. Ahora lo prioritario para nosotros es llevarte, vamos.
Me centré en donde se encontraba Dexter y realicé una conexión mental con él para informarle de que Bleyd vendría con nosotros sin dar ningún problema. Sin embargo, los problemas casi empezaron cuando dio argumentos de por qué había atacado a Mura o a Worgulv. A esta respuesta Mura saltó con gran alteración y se puso como una fiera alegando una mentira por parte de Bleyd, aunque este se disculpase.
-Mura, cálmate, todo se dirá cuando estemos en Fiordia. Bleyd, lo del permiso a Worgulv lo sabía estaba ahí si te acuerdas.
Mis últimas palabras no parecieron gustar del todo al joven, sin embargo, tampoco las replicó y volvió a decirnos que debíamos marcharnos.
-Bien, pues en marcha, no nos entretendremos con los heridos, lo siento por ellos, pero no os pararemos – le dije a Bleyd antes de que se marchase, luego pasé a comunicarme mentalmente con Dexter de nuevo – ¿Vas a necesitar ayuda o nos marchamos de vuelta a la isla?
-Tenemos tiempo aún – le dije levantando la mano hacia Worgulv para indicarle que no siguiese atacándole. – si nos ponemos con los heridos no podemos irnos rápido como tu dices. Ahora lo prioritario para nosotros es llevarte, vamos.
Me centré en donde se encontraba Dexter y realicé una conexión mental con él para informarle de que Bleyd vendría con nosotros sin dar ningún problema. Sin embargo, los problemas casi empezaron cuando dio argumentos de por qué había atacado a Mura o a Worgulv. A esta respuesta Mura saltó con gran alteración y se puso como una fiera alegando una mentira por parte de Bleyd, aunque este se disculpase.
-Mura, cálmate, todo se dirá cuando estemos en Fiordia. Bleyd, lo del permiso a Worgulv lo sabía estaba ahí si te acuerdas.
Mis últimas palabras no parecieron gustar del todo al joven, sin embargo, tampoco las replicó y volvió a decirnos que debíamos marcharnos.
-Bien, pues en marcha, no nos entretendremos con los heridos, lo siento por ellos, pero no os pararemos – le dije a Bleyd antes de que se marchase, luego pasé a comunicarme mentalmente con Dexter de nuevo – ¿Vas a necesitar ayuda o nos marchamos de vuelta a la isla?
- resumen:
- Intentar mantener la calma entre Worgulv, Mura y Bleyd, responder a Bleydy comunicarme con Dexter.
En el post anterior solo hablo con Bleyd.
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Justo cuando me acercaba a mi objetivo para atraparlo dentro del caramelo se formó una nube de humo desde aquel tipo. O tenía alguna extraña habilidad proporcionada por una fruta o era un ninja. Lo más seguro era que fuese lo segundo pues nada más entrar en aquella nube activé el haki de observación para no estar completamente desprotegido ante posibles ataques sorpresa.
Sin embargo, con el mantra acivado, solo pude detectar una presencia a parte de la del preso alejándose de aquella posición a gran velocidad “Si quereis poner un poco de ambientación a eso, que sea música que le pondríais a un cobarde, si es que, pirata tenía que ser” dije hacia mi lado derecho. Me iba a relajar, pero no lo logre dado que noté como una nueva presencia se acercaba a mi posición. Y no viendo quien era no sabía si sería enemigo o amigo. Moví el tiburón para librare un poco del humo y ver quien se acercaba. Era Kodama, parecía que había terminado con lo que estuviese haciendo abajo, sin embargo, llegaba tarde ala fiesta.
-Buenas, capitán – le dije cuando lo vi – parece que todos nos tenemos que ir, bajemos y prioricemos en la evacuación de los nuestros. - De pronto una enorme columna de calor se produjo, aquel pico de calor solo me hacía pensar en una persona, Arthur, y nunca había sentido que produjese tanto desde que lo conocía. – Iré a ver qué es lo que ha pasado, necesito que vayas al monigote de azúcar que tengo abajo y le des la orden de que comience a crear plataformas de azúcar y las mande hacia mi posición una vez las haya cargado con heridos que vaya encontrando. ¿Me harías ese favor?
Esperé unos segundos antes de bajar con la cabeza de tiburón en picado hacia el centro de aquella energía de calor, solo esperaba que no fuese nada. Según me fui acercando pude ver como todo alrededor de una pequeña persona se había calcinado arrasando con casi toda forma de vida en un buen radio al joven pelirrojo. Frente a él a unos metros vi como el famoso pirata Arribor comenzaba a marcharse del lugar apoyado en una morsa, “no quiero creer que Arthur esté muerto” pensé aumentando la velocidad del tiburón. Cuando estuve casi a ras de tierra avancé directo hacia Arthur e hice que el tiburón le comiese, luego la inercia moviendo el caramelo hice que llegase hasta la cámara en la que me encontraba.
Estaba jodidamente mal, pero seguía vivo. Desde mi mano, generé unas bolitas de azúcar verde y le introduje una en la boca. Debía de mejorar su estado antes de poder tratarlo mejor y en un lugar apto para ello. Aproveché que Arthur parecía estar ya a salvo para ir junto al monigote y ayudarle con la evacuación de soldados y heridos.
Sin embargo, con el mantra acivado, solo pude detectar una presencia a parte de la del preso alejándose de aquella posición a gran velocidad “Si quereis poner un poco de ambientación a eso, que sea música que le pondríais a un cobarde, si es que, pirata tenía que ser” dije hacia mi lado derecho. Me iba a relajar, pero no lo logre dado que noté como una nueva presencia se acercaba a mi posición. Y no viendo quien era no sabía si sería enemigo o amigo. Moví el tiburón para librare un poco del humo y ver quien se acercaba. Era Kodama, parecía que había terminado con lo que estuviese haciendo abajo, sin embargo, llegaba tarde ala fiesta.
-Buenas, capitán – le dije cuando lo vi – parece que todos nos tenemos que ir, bajemos y prioricemos en la evacuación de los nuestros. - De pronto una enorme columna de calor se produjo, aquel pico de calor solo me hacía pensar en una persona, Arthur, y nunca había sentido que produjese tanto desde que lo conocía. – Iré a ver qué es lo que ha pasado, necesito que vayas al monigote de azúcar que tengo abajo y le des la orden de que comience a crear plataformas de azúcar y las mande hacia mi posición una vez las haya cargado con heridos que vaya encontrando. ¿Me harías ese favor?
Esperé unos segundos antes de bajar con la cabeza de tiburón en picado hacia el centro de aquella energía de calor, solo esperaba que no fuese nada. Según me fui acercando pude ver como todo alrededor de una pequeña persona se había calcinado arrasando con casi toda forma de vida en un buen radio al joven pelirrojo. Frente a él a unos metros vi como el famoso pirata Arribor comenzaba a marcharse del lugar apoyado en una morsa, “no quiero creer que Arthur esté muerto” pensé aumentando la velocidad del tiburón. Cuando estuve casi a ras de tierra avancé directo hacia Arthur e hice que el tiburón le comiese, luego la inercia moviendo el caramelo hice que llegase hasta la cámara en la que me encontraba.
Estaba jodidamente mal, pero seguía vivo. Desde mi mano, generé unas bolitas de azúcar verde y le introduje una en la boca. Debía de mejorar su estado antes de poder tratarlo mejor y en un lugar apto para ello. Aproveché que Arthur parecía estar ya a salvo para ir junto al monigote y ayudarle con la evacuación de soldados y heridos.
- resumen:
- Ver la huida de Ivan (tengo el permiso del usuario para hacerlo), ver como llega Kodama y pedirle que vaya a darle una orden a mi monigote que está en tierra, ir a por Arthur una vez ha terminado su combate, le como y le intento empezar a curar con una pastilla verde de azúcar, ir hacia el monigote y ayudarle a desalohar marines y CPs de la isla con unas plataformas que vuelan hechas de azúcar.
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Pareció ser que aquella marca no fue nada, y mi estado de alerta se relajó poco a poco al notar que aquella presencia iba desapareciendo. Seguimos subiendo las escaleras de las cubiertas que nos quedaban sin problemas, hasta que llegamos a la trampilla que nos daba acceso a la última. Los revolucionarios habían ido delante de mí y en esta se habían quedado quietos y no seguían subiendo.
-¿Qué sucede? – les pregunté abriéndome paso con la mano entre ellos para que me dejasen pasar – ¿También está cerrada? – pregunté de forma retórica.
-Creo que te han gafado. Al final hoy no sales con vida. – soltó Trece mirando la trampilla. – Fíjate, algo al otro lado la está bloqueando.
Tenía razón al otro lado se podía notar que algo impedía que se abriese como debería. Había que quitarlo de alguna forma, y lo más sencillo era usar la fuerza bruta, cogí carrerilla y corriendo a toda la velocidad que pude avancé hacia la puerta. Cuando iba a chocar con la puerta, cubrí mi brazo de haki y golpeé la trampilla con toda la fuerza que pude, esperaba que aquello funcionase. Si no conseguía abrirla intentaría romperla tirando de ella hacia abajo con la ayuda de los revolucionarios. Si conseguía salir de allí buscaría a quien estuviese al mando en el puente de mando y le contaría el estado en el que se encontraba la quilla del barco, además de que le informaría de que tenía buenos conocimientos en la navegación y como debería estar aquella quilla.
-¿Qué sucede? – les pregunté abriéndome paso con la mano entre ellos para que me dejasen pasar – ¿También está cerrada? – pregunté de forma retórica.
-Creo que te han gafado. Al final hoy no sales con vida. – soltó Trece mirando la trampilla. – Fíjate, algo al otro lado la está bloqueando.
Tenía razón al otro lado se podía notar que algo impedía que se abriese como debería. Había que quitarlo de alguna forma, y lo más sencillo era usar la fuerza bruta, cogí carrerilla y corriendo a toda la velocidad que pude avancé hacia la puerta. Cuando iba a chocar con la puerta, cubrí mi brazo de haki y golpeé la trampilla con toda la fuerza que pude, esperaba que aquello funcionase. Si no conseguía abrirla intentaría romperla tirando de ella hacia abajo con la ayuda de los revolucionarios. Si conseguía salir de allí buscaría a quien estuviese al mando en el puente de mando y le contaría el estado en el que se encontraba la quilla del barco, además de que le informaría de que tenía buenos conocimientos en la navegación y como debería estar aquella quilla.
- resumen:
- Intentar romper la nueva trampilla que se interpone en mi camino, si no lo logro lo intentaré de otra forma, y si lo lograse buscaría el puente de mando para hablar con el que os dirigiese para decirle el estado de la quilla y la posibilidad de que se rompa de forma muy violenta.
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Al principio todo pareció correcto y Bleyd iba cooperar, sin embargo, el mantra me hizo ver como comenzó a sentir odio, principalmente hacia Mura. Aquello no me gustaba nada, rápidamente se me pasó por la cabeza la posibilidad de que fuese a escapar. Y así fue, Bleyd imbuyó en haki sus brazos y con ello forzó los hilos con los que Murasaki le había atrapado las manos. Aquello hizo que mi percepción con el haki cambiase radicalmente dejándome ver con claridad las acciones que haría además de que mi ojo cyborg me permitió ver como la electricidad de las neuronas se comenzó a propagar desde su cerebro a los distintos músculos para ponerse en movimiento, algo que deduje gracias a mi profesión como médico, iba a escapar con su mascota y no iba a permitirlo.
-Alejaros un poco – avisé mentalmente a Worgulv y a Mura antes de que Bleyd hiciese su siguiente movimiento con el arma que tenía.
Pase a mi forma completa a la vez que avancé hacia él con toda la velocidad que pude justo cuando disparó el arma y extendí mi brazo izquierdo para colocarlo lo más cerca de Bleyd que podía y me mantendría en un rango inferior a cinco metros de mi objetivo. Cuando estuvo lo más cerca posible de mi oponente chasqué los dedos, provocando con el viento una potente vibración en el aire que se produjo junto a una liberación del haki del rey. Dado el rango mínimo al que me encontraba con Bleyd este debería de caer inconsciente por lo que acababa de usar.
En caso de que, de alguna extraña forma, mi oponente hubiese conseguido zafase de mí y con ello evitar mi técnica, por lo que había visto que haría sabía cual sería su movimiento. En ese caso, haría que la tormenta volviese a aparecer, caerían un par de rayos a la vez, uno sobre mí y el otro caería frente a Bleyd, interponiéndome directamente frente a él para darle mi puñetazo más poderoso que tenía.
-Alejaros un poco – avisé mentalmente a Worgulv y a Mura antes de que Bleyd hiciese su siguiente movimiento con el arma que tenía.
Pase a mi forma completa a la vez que avancé hacia él con toda la velocidad que pude justo cuando disparó el arma y extendí mi brazo izquierdo para colocarlo lo más cerca de Bleyd que podía y me mantendría en un rango inferior a cinco metros de mi objetivo. Cuando estuvo lo más cerca posible de mi oponente chasqué los dedos, provocando con el viento una potente vibración en el aire que se produjo junto a una liberación del haki del rey. Dado el rango mínimo al que me encontraba con Bleyd este debería de caer inconsciente por lo que acababa de usar.
En caso de que, de alguna extraña forma, mi oponente hubiese conseguido zafase de mí y con ello evitar mi técnica, por lo que había visto que haría sabía cual sería su movimiento. En ese caso, haría que la tormenta volviese a aparecer, caerían un par de rayos a la vez, uno sobre mí y el otro caería frente a Bleyd, interponiéndome directamente frente a él para darle mi puñetazo más poderoso que tenía.
- Resumen (Bleyd deberías leerlo):
- Ver con el Mantra como Bleyd intentará escapar e intentar detenerlo.
- cosoas usadas:
- -Nivel 100: Reflejos (10), Velocidad (10), Agilidad (6), Resistencia (5) y Fuerza (4). Resto de clases a Tier 2
-Armadura: Proyección y analizador; Casco (link para que se vea lo que hacen: https://www.onepiece-definitiverol.com/t17001-mi-nueva-armadura )
-Akuma no mi: Forma completa (atributos en fuerza, velocidad, resistencia y reflejos son x5, x5, x5 y x5 respectivamente)
-Desinhibidor muscular: partiendo de que el ser humano sólo utiliza un pequeño porcentaje de toda la fuerza que posee (aprox. 20%), con esta técnica, Deathstroke puede eliminar el limitador que no le permite utilizar todo el poder de su musculatura, es decir, si Deathstroke utiliza el 20% del poder de su musculatura de forma normal, gracias a esto puede utilizar el 100%. Esta técnica va acompañada de un control perfecto del cuerpo, con esto, es capaz de hacer que su cuerpo pueda resistir el utilizar el 100% de su poder sin que le suceda nada, y conseguir además controlar la sensación de dolor de su cuerpo reduciéndoselo al mínimo (sigue sintiendo los golpes pero los resiste mucho mejor, tanto el dolor como el daño que le pudieran provocar se reducen en gran medida). Además de poder usar todo su poder, también le aumenta su poder base en x2 y aumenta en x2 cada 5 niveles hasta que pueda utilizar el 100%. El desinhibidor empezaría hasta un 40% y cada 5 niveles aumenta un 20% hasta llegar al 100%. Con la mejora alcanzo el 200%.
-Interconexión perfecta: Con esta técnica, Deathstroke ha conseguido que las conexiones sinápticas de sus neuronas no tengan ningún fallo y sean perfectas. gracias a esto le permita que las acciones que realice sean 10 veces más rápidas que de forma normal, ya que la información de su alrededor la percibe mejor y de forma más precisa, así mismo, sus movimientos se vuelven precisos al 100%, el problema que tendría esta habilidad es que los receptores del dolor serían mucho más sensibles, sin embargo gracias a la técnica de desinhibidor muscular se le reduce el dolor (si hacemos una media entre las 2 técnicas el dolor sería normal, ya que una lo reduce al mínimo y esta lo aumenta en gran medida). Con la mejora estos valores se doblan.
-YUBI NO SUNAPPU (CHASQUIDO DE DEDOS): Deathstroke hace acopio de toda su fuerza en los dedos pulgar y corazón durante un breve instante y ayudándose del haki del rey y el control del viento, los chasca produciendo una potente onda vibratoria y tiene un alcance de 50 metros de radio. Los que se encuentren dentro de este rango sufrirán aturdimientos durante 1 turno si estaban a entre los 35-50 metros, 2 turnos si estaban entre los 20-35 metros, 3 turnos si estaban entre los 5-20 metros y se caerá inconsciente si se está entre el punto de origen y los 5 metros; en caso de que dentro del rango haya alguien con sentidos amplificados contará como un estado más avanzado, sufrirán aturdimientos durante 2 turno si estaban a entre los 35-50 metros, 3 turnos si estaban entre los 20-35 metros, y se caerá inconsciente si se está entre el punto de origen y los 20 metros. Esto se puede resistir, si los afectados usan el haki del rey a modo de contra punto, sintiendo tan solo un leve pitido en los oídos.
-ARASHI TO NO -SHINWA-SEI: (esta solo es si consigue evadir la anterior) Dentro de una tormenta eléctrica con rayos, Deathstroke tiene una afinidad con esta y puede controlar cuando caen rayos (hasta 14 rayos en total por rol), cuando usa esta técnica cae un rayo sobre él y a la vez otro en otra posición que quiera Deathstroke, moviéndose al instante a la posición del rayo que no cae sobre él pudiendo usar esto hasta 7 veces por rol, en caso de combate como mucho 3 veces dentro de este. Como contra parte de esta técnica Deathstroke recibe quemaduras por todo su cuerpo de segundo grado. Cuando usa esta técnica el rayo que cae sobre él produce un potente sonido y en el lugar que aparece el rayo parece que se dispersa en forma de cruz.
-PUs: x5 a fuerza, x9 a resistencia, x6 a velocidad.
-Haki de observación: tier 10 en visión, pero al principio uso la modalidad y usaría el tier 6 de empatía.
-Modalidad: Torikkusutā III: Deathstroke, gracias a sus conocimientos en el campo de la medicina, cuando activa su mantra y no está en combate pasivamente usará la función empática del haki 4 tiers por debajo que el que tenga en visión. En caso de que tener tiers en empatía se suman los niveles que tenga con los que le podría usar con esta modalidad. Finalmente Deathstroke ha controlado el haki de tal forma que puede regenerar 1 asalto cada 5.
-Ojo cyborg: (dado que tienen muchas funciones pondré las usadas) métrico: (pasiva)sirve para medir la distancia a la que se encuentra el objetivo observado (la precisión de la medida es sin error hasta los 300 metros, de +/-5 metros para un objeto a una distancia de 800 metros, a partir de aquí disminuye la precisión en +/-5 metros por cada 400 metros).
Visión de impulsos eléctricos: con este tipo de vista, se pueden ve los pulsos eléctricos de lo que esté mirando, puede detectar impulsos eléctricos de una intensidad mínima que es igual a la intensidad de los impulsos eléctricos del cuerpo humano, pudiendo ver como se mueve el impulso desde el cerebro hasta un musculo, esta vista requiere bastante concentración.
Maze
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Bueno. La cosa no había salido exactamente como esperaba. "Sí, no hay duda de que pasarse por un psiquiátrico le vendría bien". Comentó Kouga en el momento en que Bleyd comenzaba a tirar de los hilos para intentar liberarse. En principio una persona en desventaja a cuyo amigo habían tomado como rehén para asegurarse de que colaboraría se quedaría quieto y obedecería. Pero bueno. Si esa iba a ser su respuesta, la de Mura sería terminar con el trabajo. Una pena que no lo hiciera antes, eso sí. Pero el cansancio y el tener que concentrarse en mantener la corporeidad de su aura le había llevado a no usar el haki de observación.
-Bueno, no importa.- Pensó justo antes de alzar al pony, tirando de sus hilos (y sacándolo de la moto) mientras apretaba estos al rededor de la criatura. Sin embargo, estos no tenían tanta fuerza como antes, o quizás el bicho era más de lo que aparentaba. "¿Uh?" Aquello solo puso de más mala hostia a Mura, causando que lo zarandease, justo cuando el Hombre parecía apuntar a sus hilos para romperlos. Lo mismo por hacer eso se cargaba a su propia mascota, si Slade no conseguía interceptarle a tiempo. Si lo hacía, ella terminaría el trabajo prendiendo sus propios hilos. Si la fuerza no funcionaba quizás las llamas lo hicieran.
Además, lanzaría des de su brazo izquierdo hasta tres ondas cortantes, que saldrían hacia el animal y la moto con intención de rematar al primero e inutilizar a lo segundo. Por último, antes de marcharse, haciendo caso al aviso de su superior, lanzaría con todas sus fuerzas a la bola de pelo contra el suelo. De seguir está atada a sus hilos, obviamente, y se alejaría transformándose en su forma híbrida. Pensaba dirigirse en dirección a Dexter para ver si este necesitaba ayuda, viendo los comentarios del lunático sobre haberle salvado y demás. "Pero antes..." Abrió su comunicador.
-Sumire. ¿Andas muy ocupada en el barco?- Preguntaría cuando la albina contestase.
"¿Ahora si que me necesitas ahí?"
Preguntó la dragona, en ese momento transformada en una humana de unos veinte años, de cabello albino. -Sabes que no quería que vinieras porque me preocupo...-
"No eres la única que lo hace." Contestó tajante la joven. "¿Qué necesitas?"
-¿Puedes... venir a recogerme? Las cosas se están poniendo feas.-
"Estaré en el borde de esa piedra en menos de cinco minutos."
Tras esa breve conversación, Akane se dispuso a bajar de los árboles, quedando al lado de su capitán. Seguramente luego tendría bronca, pero no sería la única...Esperaba. -¿Necesitas ayuda, Dex?-
-Bueno, no importa.- Pensó justo antes de alzar al pony, tirando de sus hilos (y sacándolo de la moto) mientras apretaba estos al rededor de la criatura. Sin embargo, estos no tenían tanta fuerza como antes, o quizás el bicho era más de lo que aparentaba. "¿Uh?" Aquello solo puso de más mala hostia a Mura, causando que lo zarandease, justo cuando el Hombre parecía apuntar a sus hilos para romperlos. Lo mismo por hacer eso se cargaba a su propia mascota, si Slade no conseguía interceptarle a tiempo. Si lo hacía, ella terminaría el trabajo prendiendo sus propios hilos. Si la fuerza no funcionaba quizás las llamas lo hicieran.
Además, lanzaría des de su brazo izquierdo hasta tres ondas cortantes, que saldrían hacia el animal y la moto con intención de rematar al primero e inutilizar a lo segundo. Por último, antes de marcharse, haciendo caso al aviso de su superior, lanzaría con todas sus fuerzas a la bola de pelo contra el suelo. De seguir está atada a sus hilos, obviamente, y se alejaría transformándose en su forma híbrida. Pensaba dirigirse en dirección a Dexter para ver si este necesitaba ayuda, viendo los comentarios del lunático sobre haberle salvado y demás. "Pero antes..." Abrió su comunicador.
-Sumire. ¿Andas muy ocupada en el barco?- Preguntaría cuando la albina contestase.
"¿Ahora si que me necesitas ahí?"
Preguntó la dragona, en ese momento transformada en una humana de unos veinte años, de cabello albino. -Sabes que no quería que vinieras porque me preocupo...-
"No eres la única que lo hace." Contestó tajante la joven. "¿Qué necesitas?"
-¿Puedes... venir a recogerme? Las cosas se están poniendo feas.-
"Estaré en el borde de esa piedra en menos de cinco minutos."
Tras esa breve conversación, Akane se dispuso a bajar de los árboles, quedando al lado de su capitán. Seguramente luego tendría bronca, pero no sería la única...Esperaba. -¿Necesitas ayuda, Dex?-
- Resumen. Blue rose y Bleyd, deberías leer :
- Intentar cargarme al pony rosa e inutilizar la moto de Bleyd. Alejarme como ordena Deathstroke, llamar a Sumire para que me recoja de ser necesario e ir a ver como está Dexter.
- Cosas usadas:
- *Corporeidad del aura: El aura, que es algo en principio intangible, puede volverse sólido con la concentración necesaria, como prueban las técnicas de algunas personas, que permiten crear filos de energía, surgidos de su propio cuerpo. Sin embargo, Mura ha llevado esto a otro nivel, logrando, aparte de lo primero, crear “objetos” de gran simpleza, en el radio que abarca su aura, y siendo capaz de usarlos en este mismo espacio. Cabe decir que esta fabricación está limitada y depende de lo mucho que el usuario haya entrenado su aura, puesto que cada “objeto” está hecho mediante energía del propio usuario. Además, necesita de cierta concentración para mantener los objetos en forma corpórea
*Habilidad especial “Ira”: Murasaki ha sido siempre una chica impulsiva y con poca paciencia, cosa que se refleja en su aura. El aura aumenta notablemente a causa del enfado de Mura. Al principio, esta pensaba que su enfado era la causa principal de que “prender” se haya creado, como una explosión de sus emociones, sin embargo su maestro le enseñó que aquello no era del todo correcto. El aura es energía y, en el caso de Mura, la energía que mejor puede manejar, es la calórica. Su aura funciona como catalizador, pudiendo aumentar la temperatura y, a cambio de consumir oxigeno, generar fuego. Habiendo aprendido a controlar su enfado a su favor, ahora Murasaki puede emplear ese fuego tanto para impulsarse o ganar velocidad, como para luchar, quemando a quien se ponga enfrente. Además, la forma en que se genera la “llama” la vuelve inmune al fuego rojo, aunque no al fuego azul. Las limitaciones de esta técnica se encuentran, ya no en la energía, pues esta se ve compensada mediante el uso del oxígeno del aire, sino en la cantidad de oxigeno que necesita el cuerpo de la chica. Encontrándose en medio de las llamas, si usa en exceso esta habilidad, podría acabar perdiendo el conocimiento por falta de oxígeno.- Manual genkidama:
- Esta técnica consiste en la capacidad de lanzamiento de ondas de choque con una parte del cuerpo. Esta onda no será capaz de hender el acero, y su perímetro evolucionará según la distancia recorrida. Su distancia máxima es de cinco metros, y un metro más cada diez niveles.
- PU pasivos:
- X5 Fuerza
X3 Velocidad
x4 Resistencia
x3 Reflejos
x5Agilidad
Worgulv
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El látigo no pareció ni alcanzar al objetivo, que extraño, juraría que lo había lanzado correctamente, pero no había tiempo, el hombre retrocedió preparado para un siguiente ataque.
Fue entonces cuando ese chico, Bleyd, profirió una sarta de palabrería excesiva para la poca veracidad que contenía, estaba sin lugar a dudas desequilibrado, actuaba de una manera impulsiva, sin razón, atacando lo que consideraba según le convenía aliados, había atacado a Mura, su camarada y eso era intolerable, era un chico sin honor, sin palabra y por lo que parecía un alcance intelectual limitado, ya había intentado huir en mas de una ocasión, ya sea con palabrería o saliendo por patas, era sin duda un sujeto peor que un hereje.
Su camarada Death sugirió que retrocediéramos, el hombre dedujo que era una prevención para que no fuesen afectados por una contramedida espontanea. El hombre se situó a una distancia prudencial de Bleyd y Deathstroke.
Cuando Worgulv percibió que los músculos del chico se tensaban su reacción fue rápida como el rayo, su camarada había dirigido sus hilos hacia una criatura en un transporte, lo que supuso, era el método de huida del chico. velozmente batiría las alas para lograr un ángulo de 75º respecto al transporte, y lanzaría el martillo cargado con rayos e imbuido por un aura negra y azulada, su objetivo no era la criatura, pero si estaba aún en el trasporte, pasaría un mal rato.
Después del impacto, habiendo acertado al transporte o no, volaría en picado para recoger el martillo y seguir a su camarada Mura, su capitán podría necesitar refuerzos.
Fue entonces cuando ese chico, Bleyd, profirió una sarta de palabrería excesiva para la poca veracidad que contenía, estaba sin lugar a dudas desequilibrado, actuaba de una manera impulsiva, sin razón, atacando lo que consideraba según le convenía aliados, había atacado a Mura, su camarada y eso era intolerable, era un chico sin honor, sin palabra y por lo que parecía un alcance intelectual limitado, ya había intentado huir en mas de una ocasión, ya sea con palabrería o saliendo por patas, era sin duda un sujeto peor que un hereje.
Su camarada Death sugirió que retrocediéramos, el hombre dedujo que era una prevención para que no fuesen afectados por una contramedida espontanea. El hombre se situó a una distancia prudencial de Bleyd y Deathstroke.
Cuando Worgulv percibió que los músculos del chico se tensaban su reacción fue rápida como el rayo, su camarada había dirigido sus hilos hacia una criatura en un transporte, lo que supuso, era el método de huida del chico. velozmente batiría las alas para lograr un ángulo de 75º respecto al transporte, y lanzaría el martillo cargado con rayos e imbuido por un aura negra y azulada, su objetivo no era la criatura, pero si estaba aún en el trasporte, pasaría un mal rato.
Después del impacto, habiendo acertado al transporte o no, volaría en picado para recoger el martillo y seguir a su camarada Mura, su capitán podría necesitar refuerzos.
- resumen:
- Anotar mentalmente el perfil psicológico de Bleyd, lanzar el martillo cargado de rayos y haki hacia la moto, recoger el martillo y volar hasta Dex
- Cosas usadas:
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
- Haki:
- Armadura:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Observación:
Nivel de Desarrollo: Nivel 5, Haki incrementado (Opuesto)
Niveles de Visión: 0.
Niveles de Empatía: 5.
Sintonía: Sensibilidad.
Concentración: 15 asaltos
Trance en la batalla: de manera inconsciente y mediante el uso continuado del Haki, Worgulv entra en un trance en el cual únicamente piensa en la batalla, haciéndolo de forma pasiva inmune a efectos psicológicos o mentales de técnicas o habilidades de personajes por debajo de LvL 30
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
- arma:
- Mjolnir :
- Nombre del objeto: Mjolnir
Usos comunes:
Habilidades especiales o destacables: Arma indestructible, su dureza es zafírea y su peso, en manos del propietario que asigne su creador (o a quien lo ceda el dueño), es infinitamente ligero. Pesa dos toneladas, por lo que poca gente más allá de su portador será capaz de llevarlo, y en su impacto libera energía eléctrica, más fuerte según la potencia del impacto.
Mecanismos: Physics.
- Rayo maestro:
- Nombre del objeto: Rayo maestro (x10, 5 de cada color)
Características del objeto: Es un tubo con un complejo mecanismo de botellas electromagnéticas en su interior para lograr utilizar "electricidad sólida" como arma, con un foco principal delantero y un foco secundario trasero, aunque ambos tienen las mismas características. El funcionamiento del mecanismo es, básicamente, que al activarse botellas electromagnéticas de distintas formas y fuerzas se combinan para que la electricidad circule por el ambiente que se genera en el interior de la jaula magnética. Tiene distintos botones (uno principal para encenderlo y tres más). Que permiten a la electricidad circulante actuar de tres formas básicas y un regulador de longitud entre 1 y 3 metros. Si está recibiendo electricidad y no se ha activado ningún modo tendrá la apariencia de un rayo blanco, con brillos (uno de ellos brilla rojizo, el otro azul). Tiene un dispositivo de seguridad (una botella que recubre la mano del que la enciende), de forma que la persona que lo encienda se ve protegida de los efectos dañinos de estos artefactos. Además, tienen una batería para 24 horas de uso, que debe ser rellenada en el CCE del barco.
Las tres formas básicas son:
Espada: Si se activa el primer botón, las botellas adoptan forma de ojo semicerrado en dos dimensiones, de manera que la electricidad circula libre por el lugar, formando una espada de doble filo (debido a la diferencia de potencial corta, entumece y hasta cauteriza al cortar) de categoría larga o bastarda. El tamaño es, lógicamente, variable y en una sola dirección (la del foco principal).
Bastón de combate: Si se activa el segundo botón, las botellas adoptan una forma cilíndrica con cabezas semiesféricas, de manera que la electricidad circule libre por el lugar, formando un bastón (golpea de forma contundente, entumece la zona si da de lleno y cauteriza de tocar algún corte). El tamaño es variable y va en ambas direcciones.
Látigo de combate: Si se activa el tercer botón, las botellas no toman rigidez, de forma que se crea un látigo de electricidad. Es un cilindro (de radio más estrecho que el bastón) con cabeza de lágrima, salida unidireccional (la del foco principal), y en cuanto se mueve puede verse que la electricidad se mueve como si fuera un látigo. Da golpes cortantes (si va con fuerza), entumece y, por la potencia eléctrica, cauteriza al contacto.
Habilidades especiales: Es, más bien, una advertencia. Debido a las altas presiones y corrientes magnéticas, cualquier persona que toque este artefacto mientras está encendido se llevará una descarga de agárrate y no te menees, a no ser que sea inmune a la electricidad.
- Artilugio:
- Calidad de objeto: épica (Lotería garantizado)
Nombre del objeto: Meginnjörð
Descripción: Este artilugio en cuestión, consta de dos imanes que se sitúan a ambos lados del arma deseada, aferrándose fuertemente mientras no se este activando. Ambos imanes tienen una forma circular y ambos portan una runa idéntica, el Vegvísir.
Usos comunes: El artefacto sin activar simplemente son dos imanes aferrados a un arma.
Habilidades especiales Al activarse, los dos imanes se despliegan a cierta distancia del arma, situándose a unos 5 cm de esta paralelamente.
Basándose en el principio del motor homopolar, los imanes como conductores paralelos (los rieles) son alimentados por una corriente eléctrica. El arma se sitúa haciendo contacto con ambos imanes cerrando el circuito. La corriente que se produce interactúa con los fuertes campos magnéticos generados por el paso de la electricidad a través de los conductores y esto acelera el arma linealmente en la dirección de los rieles, siendo capaz de disparar o simplemente acelerar masivamente la cabeza de un martillo de guerra, a una velocidad de 1,5 mach como máximo.
Nailah
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La situación era bastante peliaguda en aquel foso. Nailah miró hacia arriba, tratando de observar los incidentes que podían ocurrir, pero desde aquel ángulo solo tenía el cielo a la vista acompañado de un brutal jaleo. Al menos, en las profundidades había un extraño silencio; sin embargo, duró relativamente poco. El hecho de haber bajado con Brynn y con todos los de la banda de Zane le resultaba un poco peligroso, pero en cierto modo la morena ya se había cansado de estar en la superficie.
La paz duró muy poco, al cabo de un rato un hombre con rasgos ancianos había aparecido de la nada y las órdenes del pelirrojo eran muy estrictas. La pirata no se atrevía a contradecirlo cuando se enfadaba, pues sabía de lo que era capaz así que simplemente obedeció. Por otro lado, mientras los demás se encaraban hacia otros marines.
La pirata tardó en reaccionar y se fijó en que el rubio más aburrido de la banda había llegado hasta el lugar. Estaba en deuda con él porque la había salvado hace unos días atrás, pero la impresión que le daba a veces no era del todo buena. La muchacha desenvainó su espada y se alejó del gigantón junto con Spanner.
-¡Yo me ocupo de estos, Marc! - Exclamó para que él no tuviera tantas dificultades.
Tras eso, alzó la espada propiciando una ráfaga de ondas cortantes contra los cuatro marines, a la distancia que se mantenían no tardarían en disiparse.
La paz duró muy poco, al cabo de un rato un hombre con rasgos ancianos había aparecido de la nada y las órdenes del pelirrojo eran muy estrictas. La pirata no se atrevía a contradecirlo cuando se enfadaba, pues sabía de lo que era capaz así que simplemente obedeció. Por otro lado, mientras los demás se encaraban hacia otros marines.
La pirata tardó en reaccionar y se fijó en que el rubio más aburrido de la banda había llegado hasta el lugar. Estaba en deuda con él porque la había salvado hace unos días atrás, pero la impresión que le daba a veces no era del todo buena. La muchacha desenvainó su espada y se alejó del gigantón junto con Spanner.
-¡Yo me ocupo de estos, Marc! - Exclamó para que él no tuviera tantas dificultades.
Tras eso, alzó la espada propiciando una ráfaga de ondas cortantes contra los cuatro marines, a la distancia que se mantenían no tardarían en disiparse.
- Resumen:
- Lanzar un par de ondas cortantes a los marines que están libres.
Dretch
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Al borde de la inconsciencia, Dretch contemplaba como un mero espectador una sucesión de imágenes inconexas que iban y venían sin un sentido aparente. Con los sentidos embotados, apenas era capaz de discernir entre la realidad y las jugarretas de su propia mente. Cada vez que sus pesados parpados se cerraban tenía la sensación de que decenas de fotogramas se perdían hasta que, no sin un esfuerzo mayor, volvían a abrirse. En un momento estaba junto a Kaori, al siguiente contemplaba las espaldas del shandian y poco más tarde la brisa marina del exterior azotaba su rostro. El agente cerró su ojo y se dejó llevar por quien fuera que estuviera cargando con él, repitiéndose así mismo que nada de aquello era real.
Al notar como lo depositaban sobre lo que probablemente fuera otra cubierta volvió a abrir su ojo, a tiempo de ver como un desconocido comenzaba a hurgar en sus heridas. Notaba como este movía sus labios, estaba hablándole a él. Sin embargo, sus pablaras se deformaban hasta quedar reducidas a meros tenues sonidos guturales que carecían de significado para Dretch. Extenuado, echó la cabeza hacia atrás y la oscuridad lo absorbió todo a su alrededor.
Para cuando volvió a abrir su ojo sano, se encontraba tendido, tal y como había visto en aquel sueño, sobre la cubierta de un navío. Le parecía tener la cabeza hueca y pesada al mismo tiempo. Trató de moverse, pero descubrió entonces que no sentía buena parte de su cuerpo y, aunque recordaba que había sido herido, aquello le alarmó. Trató con todas las fuerzas de las que disponía ponerse en pie, pero tan solo consiguió retroceder hasta uno de los mamparos de estribor donde apoyó la espalda. Tenía la impresión de que su cuerpo y su mente estaban descoordinados y por más que intentaba moverse tan solo conseguía hacer el ridículo. Al menos aquello tenía su lado positivo apenas había rastro de dolor físico.
Se percató entonces de que la manta aún lo cubría y, con temor a descubrir la gravedad de sus heridas, decidió mantenerla en su lugar. Se arrebujó como pudo en ella y barrió su ojo sano la cubierta de aquella nueva embarcación. Descubrió entonces que no era la primera vez que había puesto un pie en aquel lugar.
“¡El barco de Bob!” - exclamó para sus adentros mientras comenzaba a identificar a varios de los marineros, aunque no consiguió localizar al capitán. Fue entonces cuando su vista se posó sobre el cuerpo de Kaori, pálido e inerte. Al menos alguien había tenido la molestia de cerrarla los ojos. Casi parecía como si estuviera dormida. Casi. A pesar de la buena dosis de calmantes que llevaba encima una punzada de dolor le sacudió tan profundamente que tuvo que sacar torpemente su brazo izquierdo de la manta para mantener el equilibrio. Nada de aquello había sido un sueño.
Tardo algunos segundos en recomponerse y, al alzar la vista tan solo pudo contemplar Gray Rock. La isla parecía alejarse por minutos, estaban retrocediendo. Había llegado a aquel lugar seguro de sí mismo y de sus ideales, sin embargo, en aquel momento no estaba seguro de nada. Al girarse descubrió entonces el rostro de Zor-El que, al verle en un estado tan lamentable, trató de reconfortarlo con palabras de ánimo. Pero la única reacción que consiguió de agente fue que este le tendiera su mano izquierda hacia él y que señalara con la mirada su pipa de madera.
Al notar como lo depositaban sobre lo que probablemente fuera otra cubierta volvió a abrir su ojo, a tiempo de ver como un desconocido comenzaba a hurgar en sus heridas. Notaba como este movía sus labios, estaba hablándole a él. Sin embargo, sus pablaras se deformaban hasta quedar reducidas a meros tenues sonidos guturales que carecían de significado para Dretch. Extenuado, echó la cabeza hacia atrás y la oscuridad lo absorbió todo a su alrededor.
Para cuando volvió a abrir su ojo sano, se encontraba tendido, tal y como había visto en aquel sueño, sobre la cubierta de un navío. Le parecía tener la cabeza hueca y pesada al mismo tiempo. Trató de moverse, pero descubrió entonces que no sentía buena parte de su cuerpo y, aunque recordaba que había sido herido, aquello le alarmó. Trató con todas las fuerzas de las que disponía ponerse en pie, pero tan solo consiguió retroceder hasta uno de los mamparos de estribor donde apoyó la espalda. Tenía la impresión de que su cuerpo y su mente estaban descoordinados y por más que intentaba moverse tan solo conseguía hacer el ridículo. Al menos aquello tenía su lado positivo apenas había rastro de dolor físico.
Se percató entonces de que la manta aún lo cubría y, con temor a descubrir la gravedad de sus heridas, decidió mantenerla en su lugar. Se arrebujó como pudo en ella y barrió su ojo sano la cubierta de aquella nueva embarcación. Descubrió entonces que no era la primera vez que había puesto un pie en aquel lugar.
“¡El barco de Bob!” - exclamó para sus adentros mientras comenzaba a identificar a varios de los marineros, aunque no consiguió localizar al capitán. Fue entonces cuando su vista se posó sobre el cuerpo de Kaori, pálido e inerte. Al menos alguien había tenido la molestia de cerrarla los ojos. Casi parecía como si estuviera dormida. Casi. A pesar de la buena dosis de calmantes que llevaba encima una punzada de dolor le sacudió tan profundamente que tuvo que sacar torpemente su brazo izquierdo de la manta para mantener el equilibrio. Nada de aquello había sido un sueño.
Tardo algunos segundos en recomponerse y, al alzar la vista tan solo pudo contemplar Gray Rock. La isla parecía alejarse por minutos, estaban retrocediendo. Había llegado a aquel lugar seguro de sí mismo y de sus ideales, sin embargo, en aquel momento no estaba seguro de nada. Al girarse descubrió entonces el rostro de Zor-El que, al verle en un estado tan lamentable, trató de reconfortarlo con palabras de ánimo. Pero la única reacción que consiguió de agente fue que este le tendiera su mano izquierda hacia él y que señalara con la mirada su pipa de madera.
- resumen:
Disfrutar del maravilloso viaje de la inconsciencia y gozar con la disyuntiva entre lo onírico y lo real, por ejemplo xD
William White
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-¿Había acabado ya?- me preguntaba para mis adentros una y otra vez sin terminar de estar seguro de lo ocurrido tras el frenesí.
Relajando mi postura de guardia y bajando mi arma apoyándome en ella por unos instantes retomé aire y suspiré aliviado. Realmente odiaba pelear. Me quedé observando los cadáveres unos instantes más mientras me limpiaba el arma en las ropas del último de los zombis asesinados.
-Descansad en paz- musité para mis adentros mientras miraba los desmembrados cuerpos, emitiendo una arcada que a punto estuvo de convertirse en vómito, simplemente horripilante. Maldiciendo una y otra vez a la persona que hubiera conjurado a estos hombres de vuelta, algo sin duda obra de un usuario de alguna fruta con muy poca moralidad. Incluso yo tenía mis propios limites, pero jamás se habría planteado robar el descanso de alguien, que menos que eso.
Una vez que quedé completamente convencido de la muerte de los corpulentos hombres, me dirigí a revisar las cajas. Curioso de mi comencé a revisar una por una para ver si encontraba en alguna algo interesante. Conocía los modelos de rifle estándar con los que andaba trabajando el gobierno por lo que podría discernir si se trataba de armas y munición “descatalogadas”, en primera instancia quería algo más discreto como informaciones planos complejos o información sensible, ya que sería mucho más sencilla sacarla de allí. También me servían ropas de marine, ya que planeaba disfrazarme de alguno, más si los zombis disponían de algún tipo de identificación de la marina. Tendría que quitarles un poco del polvo y mancharlo con un poco de sangre para disimular, pero no sería nada del otro mundo, tal vez la única parte negativa sería quitarle la mancha luego más tarde. También si fuera posible trataría de guardar una muda limpia en la bolsa. Si no encontraba nada interesante pasaría al siguiente almacén, cargando alguno de los cargamentos más ligeros y examinaría un segundo almacén. Para entrar en este haría un poco lo que hacía siempre tratar de forzar la puerta o reventarla, lo que menos tiempo me llevará. Una vez dentro trataría de buscar a ver si veía en este algo de interés.
Entre tanto volvía activar el mantra para tener un poco controlado los alrededores, no quería encontronazos fortuitos con personas vivas, así mismo intentaría detectar el flujo que estaba siguiendo los marines. Fue entonces cuando comencé a pensar cómo salir de allí, aunque no sabía muy bien y como ya que no disponía de embarcación, y dudaba seriamente que cualquiera de los bandos presentes fuera tan amables de admitir a un polizón, aunque de no tener el disfraz de la marina, posiblemente me trataría de dirigir a alguno de los barcos de la revolución, que sería donde los controles fueran más precarios. Comenzaba a tener algo de prisa, ya que cada vez que lo pensaba tenía un mal presentimiento, justo igual que cuando ocurriera la explosión en Loguetown.
Relajando mi postura de guardia y bajando mi arma apoyándome en ella por unos instantes retomé aire y suspiré aliviado. Realmente odiaba pelear. Me quedé observando los cadáveres unos instantes más mientras me limpiaba el arma en las ropas del último de los zombis asesinados.
-Descansad en paz- musité para mis adentros mientras miraba los desmembrados cuerpos, emitiendo una arcada que a punto estuvo de convertirse en vómito, simplemente horripilante. Maldiciendo una y otra vez a la persona que hubiera conjurado a estos hombres de vuelta, algo sin duda obra de un usuario de alguna fruta con muy poca moralidad. Incluso yo tenía mis propios limites, pero jamás se habría planteado robar el descanso de alguien, que menos que eso.
Una vez que quedé completamente convencido de la muerte de los corpulentos hombres, me dirigí a revisar las cajas. Curioso de mi comencé a revisar una por una para ver si encontraba en alguna algo interesante. Conocía los modelos de rifle estándar con los que andaba trabajando el gobierno por lo que podría discernir si se trataba de armas y munición “descatalogadas”, en primera instancia quería algo más discreto como informaciones planos complejos o información sensible, ya que sería mucho más sencilla sacarla de allí. También me servían ropas de marine, ya que planeaba disfrazarme de alguno, más si los zombis disponían de algún tipo de identificación de la marina. Tendría que quitarles un poco del polvo y mancharlo con un poco de sangre para disimular, pero no sería nada del otro mundo, tal vez la única parte negativa sería quitarle la mancha luego más tarde. También si fuera posible trataría de guardar una muda limpia en la bolsa. Si no encontraba nada interesante pasaría al siguiente almacén, cargando alguno de los cargamentos más ligeros y examinaría un segundo almacén. Para entrar en este haría un poco lo que hacía siempre tratar de forzar la puerta o reventarla, lo que menos tiempo me llevará. Una vez dentro trataría de buscar a ver si veía en este algo de interés.
Entre tanto volvía activar el mantra para tener un poco controlado los alrededores, no quería encontronazos fortuitos con personas vivas, así mismo intentaría detectar el flujo que estaba siguiendo los marines. Fue entonces cuando comencé a pensar cómo salir de allí, aunque no sabía muy bien y como ya que no disponía de embarcación, y dudaba seriamente que cualquiera de los bandos presentes fuera tan amables de admitir a un polizón, aunque de no tener el disfraz de la marina, posiblemente me trataría de dirigir a alguno de los barcos de la revolución, que sería donde los controles fueran más precarios. Comenzaba a tener algo de prisa, ya que cada vez que lo pensaba tenía un mal presentimiento, justo igual que cuando ocurriera la explosión en Loguetown.
- resumen:
Narrar e intentar encontrar algo de valor en el almacén(documentos y ropa de marine), en caso de haber la segunda buscar alguna identificación de la marina(en los cadáveres o alguna virgen) en caso de no encontrar nada de valor en las cajas coger la más pequeña y pasar al siguiente, activando el mantra.
Rei Arslan
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Annie llevaba ya un buen rato observando el combate que se había formado cerca de Katharina, la tripulante de Zane. Se mantuvo un poco alejada, pero eso no impidió que alucinara en la fuerza inmensa que poseían aquellos. Sin embargo, la arquera había perdido demasiado tiempo en aquel lugar, debía tomar una decisión rápido sobre qué hacer. Las cosas se estaban complicando y todo a su alrededor consistía en gritos y en huir.
La pirata estaba entretenida con aquel combate así que Annie decidió dejarla sola, sin decir nada. Caminó sin rumbo y mirando al cielo, para ver si Therax y aquel marine que se dirigió hacia él en el barco habían dejado de luchar y, por suerte, le vio en el cielo hasta descender en picado.
La cenicienta sonrió y corrió intentando buscar el sitio, con cierta preocupación. Suficiente tenía con estar participando en una guerra que no le concernía y, lo peor, es que ahora no solo buscarían su cabeza en Greenlyn, sería probable que para el resto del mundo se convirtiese en una criminal más. A pesar de haber estado siempre en contra de la ley, nunca tuvo en sus planes ser famosa por sus fechorías.
Aun así, tenía cierto resentimiento contra los marines que los habían enfrentado, el hecho de que hubieran escapado les decepcionó y le mostró la imagen que pretendía dar el gobierno. Annie dejó de lado aquellos pensamientos para centrarse en lo que pudiera pasar a su alrededor.
Pero entre todo el caos, ella no tenía manera de llegar al foso así que se transformó en la bella serpiente emplumada que era y alzó el vuelo, intentando ver desde arriba el gran hueco que había en la tierra. Voló hasta él y se mantuvo en el aire, viendo los movimientos de cada uno.
La pirata estaba entretenida con aquel combate así que Annie decidió dejarla sola, sin decir nada. Caminó sin rumbo y mirando al cielo, para ver si Therax y aquel marine que se dirigió hacia él en el barco habían dejado de luchar y, por suerte, le vio en el cielo hasta descender en picado.
La cenicienta sonrió y corrió intentando buscar el sitio, con cierta preocupación. Suficiente tenía con estar participando en una guerra que no le concernía y, lo peor, es que ahora no solo buscarían su cabeza en Greenlyn, sería probable que para el resto del mundo se convirtiese en una criminal más. A pesar de haber estado siempre en contra de la ley, nunca tuvo en sus planes ser famosa por sus fechorías.
Aun así, tenía cierto resentimiento contra los marines que los habían enfrentado, el hecho de que hubieran escapado les decepcionó y le mostró la imagen que pretendía dar el gobierno. Annie dejó de lado aquellos pensamientos para centrarse en lo que pudiera pasar a su alrededor.
Pero entre todo el caos, ella no tenía manera de llegar al foso así que se transformó en la bella serpiente emplumada que era y alzó el vuelo, intentando ver desde arriba el gran hueco que había en la tierra. Voló hasta él y se mantuvo en el aire, viendo los movimientos de cada uno.
- resumen:
- Situarse volando sobre el foso en donde se encuentra Zane & company
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