William White
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Todo era un caos, que fortuna no estar en medio de ese caos. Bastaba con asomar la cabeza por la cubierta del barco para verlo, era como observar la llegada del apocalipsis desde un mirador. Por más que veía todo aquello no dejaba de recordar y recordar lo ocurrido en Loguetown no hacía tanto tiempo atrás.
-No debí venir- fue el primer pensamiento que se me cruzo por la cabeza, aunque tampoco dispuse de mucho tiempo como parea darle vueltas en mi cabeza, ya el tal Yuu, no tardó en contestar, al parecer había captado el doble sentido. Bueno ciertamente con un cañón no haremos mucho, necesitaríamos un fuego continuado para poder quebrar un poco ese hielo- respondí, con tonos eco y serio -Si queremos apoyar a la flota deberemos debilitar esa estructura, con debilitarla bastará, el casco de los barcos podrá navegar sin problemas por algo de escarcha.
Acto seguido el capitán del parche pareció ofrecernos la oportunidad de descender con él a la superficie, tras rechazar Zack y su compañero Vergil, miembros de la tripulación de Arribor rechazaron la oferta remitiéndose a la orden que les había dado este de vigilar el barco. Ciertamente me sorprendió el raciocinio de estos dos personajes, ya que los tomaba por otros dos brutos al igual que su capitán, me agradaba haberme equivocado en primera instancia. Luego el hombre del parche lanzó lo que parecía ser un ultimátum para bajar a la superficie o quedarse en el aire viendo lo que ocurría.
-Por mi parte hare lo mismo que mis compañeros- mentí antes de que bajará este de la nave, haré de vinculo desde aquí arriba. Después de todo preferiría que siguiera pensando que era la tripulación de Arribor, después de todo era un gran nombre bajo el que resguardarse.
Tras la marcha de este, me limité a asomarme por la barandilla una vez más acercándome a Zack y a Vergil:
-No creo que los marines sigan mucho tiempo ignorando esta nave- mencionó a sus compañeros -¿Por algún casual alguno sois navegante?- lanzó la pregunta al aire -Por cierto me podéis llamar Zaphir- finalizó con estos dos haciendo una pequeña reverencia y gesto con el sombrero.
Entre tanto el frente pirata parecía tener sus problemas para continuar avanzando a través del hielo, mientras tanto identifico otra flota de la que o se había percatado hasta ahora. ¿Revolucionarios? ¿Aquello era un ejército de roca? Desde luego en el mundo había cosas interesantes. Por una parte, sentía que debía estar allí observando desde la distancia, pero por otra no dejaba de sentir asco de sí mismo por estar participando indirectamente en una guerra. Era un ladrón, no un asesino. Mientras esperaba la respuesta de los tripulantes de Neus se sumergió una vez más mientras miraba atento a los movimientos de la cubierta helada y la plaza.
-No debí venir- fue el primer pensamiento que se me cruzo por la cabeza, aunque tampoco dispuse de mucho tiempo como parea darle vueltas en mi cabeza, ya el tal Yuu, no tardó en contestar, al parecer había captado el doble sentido. Bueno ciertamente con un cañón no haremos mucho, necesitaríamos un fuego continuado para poder quebrar un poco ese hielo- respondí, con tonos eco y serio -Si queremos apoyar a la flota deberemos debilitar esa estructura, con debilitarla bastará, el casco de los barcos podrá navegar sin problemas por algo de escarcha.
Acto seguido el capitán del parche pareció ofrecernos la oportunidad de descender con él a la superficie, tras rechazar Zack y su compañero Vergil, miembros de la tripulación de Arribor rechazaron la oferta remitiéndose a la orden que les había dado este de vigilar el barco. Ciertamente me sorprendió el raciocinio de estos dos personajes, ya que los tomaba por otros dos brutos al igual que su capitán, me agradaba haberme equivocado en primera instancia. Luego el hombre del parche lanzó lo que parecía ser un ultimátum para bajar a la superficie o quedarse en el aire viendo lo que ocurría.
-Por mi parte hare lo mismo que mis compañeros- mentí antes de que bajará este de la nave, haré de vinculo desde aquí arriba. Después de todo preferiría que siguiera pensando que era la tripulación de Arribor, después de todo era un gran nombre bajo el que resguardarse.
Tras la marcha de este, me limité a asomarme por la barandilla una vez más acercándome a Zack y a Vergil:
-No creo que los marines sigan mucho tiempo ignorando esta nave- mencionó a sus compañeros -¿Por algún casual alguno sois navegante?- lanzó la pregunta al aire -Por cierto me podéis llamar Zaphir- finalizó con estos dos haciendo una pequeña reverencia y gesto con el sombrero.
Entre tanto el frente pirata parecía tener sus problemas para continuar avanzando a través del hielo, mientras tanto identifico otra flota de la que o se había percatado hasta ahora. ¿Revolucionarios? ¿Aquello era un ejército de roca? Desde luego en el mundo había cosas interesantes. Por una parte, sentía que debía estar allí observando desde la distancia, pero por otra no dejaba de sentir asco de sí mismo por estar participando indirectamente en una guerra. Era un ladrón, no un asesino. Mientras esperaba la respuesta de los tripulantes de Neus se sumergió una vez más mientras miraba atento a los movimientos de la cubierta helada y la plaza.
- resumen: Zack Y vergil os cito:
- Pues nada relevante, contestar a Yuu y preguntar a zack y vergil si alguno de los dos es navegante. Ver el panorama desde arriba.
Maki
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Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Secretario
Por fin he terminado de vomitar. Seguimos mareados, pero al menos puedo escribir más o menos bien. El Señor Presidente me hace una seña. Oh, ya sé qué significa. Obediente, pongo una pegatina de carita sonriente al lado de la ficha de Maki Retirada. Ha cumplido su función a la perfección. Ahora solo queda cumplir la misión: encontrar al pirata. Y para eso, solo hay un hombre al que llamaría.
La caída no le dolió nada, lo difícil fue incorporarse. Seguía mareado, seguro que por haber girado tantísimo. ¿Cuándo se le pasaría? Sin tiempo para esperar a que pasara, se levantó, se apoyó en la pared y fue tambaleándose por los pasillos interiores de la nave. Era un barco muy grande y él no sabía dónde estarían las mazmorras, así que decidió ponerse serio. Era hora de investigar.
Sherlock Maki sacó su gorrito de detective del bolsillo, su lupa y su pipa de pompitas de jabón, y se puso a observar. Era lo que habían los detectives, ¿no? Observar, observar y observar. Recorría con la lupa cada metro que avanzaba, buscando pistas por el suelo. En cierto momento llegó a un punto donde claramente tenía que detenerse. Había muchas huellas, como si alguien hubiese pasado por allí. Y eran huellas humanas, lo cual indicaba que a lo mejor pertenecían a algún humano. Más de uno, tal vez. El suelo estaba un poco mojado, y un papel blanco colgaba del pomo de la puerta.
"Aquí he dado con algo", se dijo.
El papel era suave y fino. Lo guardaría para luego, para que lo analizasen en el laboratorio. Ah, que no tenía tiempo. Bueno, Rudy podría averiguar algo. Dejó el rodillo en el suelo y le puso el papel delante para ver si sacaba alguna conclusión. Pasó un minuto. Dos. Rudy seguía en silencio. No parecía tener nada. Maldita sea, tendría que hacerlo él.
Pensativo, fumando en su pipa de pompas, Maki estudió el escenario. Había un olor peculiar, algo que no sabía identificar. Era olor a carmesí y a cobre. Chupó la puerta y descubrió que sabía a puerta. Eso era un buen dato. Una figura humanoide decoraba la pared, justo al lado de la puerta. Alzó la vista hacia el cartelito de encima y leyó sus proféticas palabras: Baño de hombres.
Legim era un hombre -o eso creía-, y si aquel era el baño, pues tendría que ir en algún momento. Se limitaría a esperar a que apareciese en algún momento. Estuvo allí un rato hasta que...
-¡Oh, no! ¡Debí esperar en el baño de piratas!
Así que, decepcionado, reanudó su investigación. Corrió por todos los pasillos que no estallaban por culpa de los cañones, buscó debajo de las camas en los camarotes, dentro de las neveras y en el cubo de basura amarillo, cogió un par de pastelitos de la cocina y luego se dejó caer por un agujero en el suelo. Necesitaba encontrar de una vez la cárcel de ese barco tan vacío. Por suerte, a él no le importaba si se hundía. Si eso pasaba, cogería a Legim igualmente y se lo llevaría buceando. Porque Legim podía respirar bajo el agua, ¿no?
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Secretario
Por fin he terminado de vomitar. Seguimos mareados, pero al menos puedo escribir más o menos bien. El Señor Presidente me hace una seña. Oh, ya sé qué significa. Obediente, pongo una pegatina de carita sonriente al lado de la ficha de Maki Retirada. Ha cumplido su función a la perfección. Ahora solo queda cumplir la misión: encontrar al pirata. Y para eso, solo hay un hombre al que llamaría.
******
La caída no le dolió nada, lo difícil fue incorporarse. Seguía mareado, seguro que por haber girado tantísimo. ¿Cuándo se le pasaría? Sin tiempo para esperar a que pasara, se levantó, se apoyó en la pared y fue tambaleándose por los pasillos interiores de la nave. Era un barco muy grande y él no sabía dónde estarían las mazmorras, así que decidió ponerse serio. Era hora de investigar.
Sherlock Maki sacó su gorrito de detective del bolsillo, su lupa y su pipa de pompitas de jabón, y se puso a observar. Era lo que habían los detectives, ¿no? Observar, observar y observar. Recorría con la lupa cada metro que avanzaba, buscando pistas por el suelo. En cierto momento llegó a un punto donde claramente tenía que detenerse. Había muchas huellas, como si alguien hubiese pasado por allí. Y eran huellas humanas, lo cual indicaba que a lo mejor pertenecían a algún humano. Más de uno, tal vez. El suelo estaba un poco mojado, y un papel blanco colgaba del pomo de la puerta.
"Aquí he dado con algo", se dijo.
El papel era suave y fino. Lo guardaría para luego, para que lo analizasen en el laboratorio. Ah, que no tenía tiempo. Bueno, Rudy podría averiguar algo. Dejó el rodillo en el suelo y le puso el papel delante para ver si sacaba alguna conclusión. Pasó un minuto. Dos. Rudy seguía en silencio. No parecía tener nada. Maldita sea, tendría que hacerlo él.
Pensativo, fumando en su pipa de pompas, Maki estudió el escenario. Había un olor peculiar, algo que no sabía identificar. Era olor a carmesí y a cobre. Chupó la puerta y descubrió que sabía a puerta. Eso era un buen dato. Una figura humanoide decoraba la pared, justo al lado de la puerta. Alzó la vista hacia el cartelito de encima y leyó sus proféticas palabras: Baño de hombres.
Legim era un hombre -o eso creía-, y si aquel era el baño, pues tendría que ir en algún momento. Se limitaría a esperar a que apareciese en algún momento. Estuvo allí un rato hasta que...
-¡Oh, no! ¡Debí esperar en el baño de piratas!
Así que, decepcionado, reanudó su investigación. Corrió por todos los pasillos que no estallaban por culpa de los cañones, buscó debajo de las camas en los camarotes, dentro de las neveras y en el cubo de basura amarillo, cogió un par de pastelitos de la cocina y luego se dejó caer por un agujero en el suelo. Necesitaba encontrar de una vez la cárcel de ese barco tan vacío. Por suerte, a él no le importaba si se hundía. Si eso pasaba, cogería a Legim igualmente y se lo llevaría buceando. Porque Legim podía respirar bajo el agua, ¿no?
- Resumen:
- Cosas de Maki - Buscar las mazmorras
Nailah
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El viaje no había sido del todo cómodo, con todos los tripulantes encima del ave y todo el rato observando hacia abajo y arriba para que no les localizaran había resultado ser más estresante de lo planeado. Sin embargo, lograron llegar a tierra sanos y salvos y atravesar aquella densa niebla aunque sin aquella sábana beis, quién se la encontrara esperaba que le diera un buen uso, ya que era de seda de gran calidad.
Se bajó de un salto, mirando la situación deplorable de la roca. Se acercó hasta la pared mientras Brynn daba órdenes a los demás tripulantes y ella pasó la mano por esta, quedando un rastro de polvillo sobre la yema de sus dedos. En cuanto el asesino se posicionó a su lado esta lo miró arqueando las cejas.
Tenía varios papeles blancos en la mano, ¿qué tramaba? Nailah lo descubrió enseguida, en cuanto le entregó la carta se mantuvo un buen rato mirándola sin llegar a leer. ¿Separarse? ¿Con qué razón? ¿Iba a dejarla sola en la roca en cualquier momento? No tenía manera de regresar al acorazado si eso ocurría, ni de contactar con Syxel.
Aun así, la pirata aceptó cumplir con el cometido de su compañero, si tenía ocasión buscaría los medios necesarios para que esa carta fuera vista por aquellos que gobernaban; sin embargo, tenía sus dudas de si dejar un papel en diferentes puntos de un lugar en guerra era lo más adecuado. Con las bajas, los heridos y los desastres ocasionados por la brutalidad de las personas no parecía claro que fueran a ser vistas o que aguantasen intactas.
Cuando Brynn se dio la vuelta echó una ojeada al interior de la carta y finalmente entendió el motivo del asesino. Durante un momento su expresión se volvió triste, como si lo fuera a echar de menos. Para ella, había sido casi el único amigo que había logrado formar en Jigoku y lo mejor, el que le salvó la vida cuando ya no tenía escapatoria. Guardó la carta y le metió más prisa a los tripulantes. No sabía por cuanto tiempo estarían seguros en ese lugar.
—Pase lo que pase, puedes contar con mi ayuda, si es lo que deseas te apoyaré. Haré que llegues hasta lo más alto - Sonrió al dirigirse hacia él de nuevo.
Se bajó de un salto, mirando la situación deplorable de la roca. Se acercó hasta la pared mientras Brynn daba órdenes a los demás tripulantes y ella pasó la mano por esta, quedando un rastro de polvillo sobre la yema de sus dedos. En cuanto el asesino se posicionó a su lado esta lo miró arqueando las cejas.
Tenía varios papeles blancos en la mano, ¿qué tramaba? Nailah lo descubrió enseguida, en cuanto le entregó la carta se mantuvo un buen rato mirándola sin llegar a leer. ¿Separarse? ¿Con qué razón? ¿Iba a dejarla sola en la roca en cualquier momento? No tenía manera de regresar al acorazado si eso ocurría, ni de contactar con Syxel.
Aun así, la pirata aceptó cumplir con el cometido de su compañero, si tenía ocasión buscaría los medios necesarios para que esa carta fuera vista por aquellos que gobernaban; sin embargo, tenía sus dudas de si dejar un papel en diferentes puntos de un lugar en guerra era lo más adecuado. Con las bajas, los heridos y los desastres ocasionados por la brutalidad de las personas no parecía claro que fueran a ser vistas o que aguantasen intactas.
Cuando Brynn se dio la vuelta echó una ojeada al interior de la carta y finalmente entendió el motivo del asesino. Durante un momento su expresión se volvió triste, como si lo fuera a echar de menos. Para ella, había sido casi el único amigo que había logrado formar en Jigoku y lo mejor, el que le salvó la vida cuando ya no tenía escapatoria. Guardó la carta y le metió más prisa a los tripulantes. No sabía por cuanto tiempo estarían seguros en ese lugar.
—Pase lo que pase, puedes contar con mi ayuda, si es lo que deseas te apoyaré. Haré que llegues hasta lo más alto - Sonrió al dirigirse hacia él de nuevo.
- resumen:
- Leer y guardar la carta de Brynn, meter prisa a los hombres para entrar en el lugar.
Osuka Sumisu
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Un ruido metálico de la lejanía le chirrió en el oído. Girando la cabeza, contempló cómo los barcos del gobierno iban a centrar su fuego contra su ejercito de piedra, que por el momento no ganaban a los marines, pero los mantenían ocupados sin descanso. Su estrategia había funcionado, el gobierno iba a centrar el fuego en un ejército que ni siquiera estaba vivo y que el sargento podría reemplazar a los caídos con otros nuevos. Les hubiera salido mejor parados lanzar directamente las municiones al mar, por si conseguían atragantar a algún monstruo marino.
Activo su haki, para adelantarse los movimientos que podrían ocurrir tanto en tierra como por el fuego de cañones de los barcos enemigos. Pues si él acababa inconsciente, o no quisiera el, muerto, el ejercito de piedra moriría con él.
Al igual que su segundo al mando, predijo el ataque de un enemigo que les había atacado desde arriba, lanzandoles una especie de proyectiles con el dedo. Para el sargento, supuso que era una nueva versión de una de las técnicas de la Cipher Pol.
Ed se cubrió tanto a él como al demonio con su túnica super resistente. Se preocupaba por Fred o Valía, pero al parecer aquel hombre calvo solo la había tomado con el. La túnica era muy resistente, pero no lo suficiente como para aguantar todos los impactos, aunque le concedió unos segundo preciosos.
De un rápido movimiento de muñeca, la piedra del suelo se apoderó de su brazo derecho y formó un escudo lo suficientemente grande como para cubrir a los dos revolucionarios de la lluvia de balas cuando lo alzó.
- BloodStone, Crimson Shield!
El escudo de piedra grisáceo fue cambiando de color hasta formar uno nuevo de un color rojizo como la sangre y brillante con la luz que emanaba los agujeros de la túnica, que como predijo, no aguanto todos los disparos. Tras notar como los disparos golpeaban el escudo con brutalidad, por fin pudo bajarlo de sus cabezas. Pese no conseguir quebrar aquel mineral personal de Osu, más resistente que el hierro, habían quedado abolladuras suficiente profundas para que al revolucionario notase alguna molestia sin importancia en el brazo. Quiza la proxima vez no tendría tanta suerte.
A la vez que el segundo al mando salto para propinarle un golpe a su agresor y el sargento le miraba desde el suelo con cierta serenidad. Podía notar con su mantra que el calvo era más fuerte que el que le acompañaba, aunque le costaba saber si su fuerza era igual que la suya o la de Ed. Aunque parecía decantarse por el lado de los dos revolucionarios.
- Más fresco que una rosa. Aunque tendríamos que estar pendientes de los cañonazos que vendrán directos hacia aquí -menciono, crujiendose los nudillos mientra miraba desafiante a aquellos dos CP’s-. Ha sido muy maleducado atacar desde esa posición...
Activo su haki, para adelantarse los movimientos que podrían ocurrir tanto en tierra como por el fuego de cañones de los barcos enemigos. Pues si él acababa inconsciente, o no quisiera el, muerto, el ejercito de piedra moriría con él.
Al igual que su segundo al mando, predijo el ataque de un enemigo que les había atacado desde arriba, lanzandoles una especie de proyectiles con el dedo. Para el sargento, supuso que era una nueva versión de una de las técnicas de la Cipher Pol.
Ed se cubrió tanto a él como al demonio con su túnica super resistente. Se preocupaba por Fred o Valía, pero al parecer aquel hombre calvo solo la había tomado con el. La túnica era muy resistente, pero no lo suficiente como para aguantar todos los impactos, aunque le concedió unos segundo preciosos.
De un rápido movimiento de muñeca, la piedra del suelo se apoderó de su brazo derecho y formó un escudo lo suficientemente grande como para cubrir a los dos revolucionarios de la lluvia de balas cuando lo alzó.
- BloodStone, Crimson Shield!
El escudo de piedra grisáceo fue cambiando de color hasta formar uno nuevo de un color rojizo como la sangre y brillante con la luz que emanaba los agujeros de la túnica, que como predijo, no aguanto todos los disparos. Tras notar como los disparos golpeaban el escudo con brutalidad, por fin pudo bajarlo de sus cabezas. Pese no conseguir quebrar aquel mineral personal de Osu, más resistente que el hierro, habían quedado abolladuras suficiente profundas para que al revolucionario notase alguna molestia sin importancia en el brazo. Quiza la proxima vez no tendría tanta suerte.
A la vez que el segundo al mando salto para propinarle un golpe a su agresor y el sargento le miraba desde el suelo con cierta serenidad. Podía notar con su mantra que el calvo era más fuerte que el que le acompañaba, aunque le costaba saber si su fuerza era igual que la suya o la de Ed. Aunque parecía decantarse por el lado de los dos revolucionarios.
- Más fresco que una rosa. Aunque tendríamos que estar pendientes de los cañonazos que vendrán directos hacia aquí -menciono, crujiendose los nudillos mientra miraba desafiante a aquellos dos CP’s-. Ha sido muy maleducado atacar desde esa posición...
- RESUMEN:
Junto con lo que ha hecho Tenebrex (Sale lo que hace en el turno anterior) término de bloquear el ataque de AEG.
En caso de que los cañonazos de los barcos vayan destruyendo soldados de piedra, Osu ira alzando otros(siempre con el tope de 400).
Cosas Usadas:- BLOODSTONE::
El usuario aumenta sus capacidades de fusión con la piedra llegando a niveles “sanguíneos”. Con una pequeña cantidad de su sangre transforma la roca corriente en “Bloodstone”, la cual tiene una dureza muy superior debido al hierro de la sangre. Este material permite hacer una version mejorada de todas las técnicas relacionadas con la akuma. Una particularidad es que la piedra se vuelve polvo si no recibe más sangre.
Dexter Black
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Worgulv lo siguió sin dudar, y aterrizaron juntos en medio de la plaza. Los Marines enarbolaron sus rifles y los agentes giraron la cabeza hacia él, estupefactos, pero no tardaron mucho un par de oficiales todavía den den mushi en mano en relajar el ambiente. Al parecer, todo iba a pedir de boca, y a su alrededor las armas iban apuntando al suelo mientras decenas de trajeados volvían a sus puestos de vigía. Le hubiese gustado decir que entre todos habrían podido hacer algo por detenerlo, pero le costaba figurarse que fueran capaces siquiera tocar a Worgulv; ya no imaginaba que debiesen enfrentarlo a él. Y más aún acompañado de Deathstroke y Rocket, que no tardaron en aparecer a su lado. Por suerte para todos, no tendrían que comprobarlo: Había ganado sin siquiera pelear.
Para su sorpresa, de las grandes personalidades allí reunidas sólo una pareció percatarse de su presencia: Bleyd Master, con documento de identidad 8U5C0N4 si no recordaba mal, se mantuvo impertérrito ante su llegada... Aunque se lanzó a por lo que parecía un cañón muy peligroso cuando vio aparecer al mapache. ¿De verdad a Bleyd le daban miedo los mapaches? Nunca habría imaginado que a un mercenario de Kyofu no Yohei pudiera asustarlo algo tan... ¿Pequeño? ¿Esponjoso? ¿Portador de enfermedades como la rabia y con enormes colmillos para lo que era su tamaño? Bien pensado, hasta él tendría miedo de Rocket si no fuese consciente de que era una atracción de circo incapaz de hacer daño a una mosca... Bueno, sobre eso también tenía dudas.
Inclinó la cabeza exactamente treinta y siete grados hacia la izquierda mientras la expresión de perplejidad más genuina que había mostrado en mucho tiempo asomaba poco a poco en su rostro. ¿Rey? ¿De verdad lo había llamado rey? Ni siquiera antes de constituirse Fiordia alguien lo había llamado por ese título. Emperador, Bondye... Pero no rey, y tras la fundación del reciente país el título que el pueblo había tenido a bien darle era el de Alto Señor, un primero entre iguales de la Asamblea. Sí, ejercía las veces alguna función de monarca, pero no era un rey.
-Alto Señor de Fiordia- corrigió él, curvando los labios en una sonrisa calmada aún sin rectificar su postura-. El Ojo es la capital. Igual como condición a la ciudadanía debería superarse un examen de geografía e historia.
"El país tiene cinco años, no puede ser muy difícil", pensó mientras una especie de pompón rosa que olía a feromonas artificiales que echaba para atrás empezó a dar vueltas a su alrededor. Era bastante tierno y adorable, pero los tacos no parecían demasiado apetecibles. Menudo cuadro: un ejército a su alrededor que no sabía ni muy bien por qué el pirata era repentinamente aliado, un hombre embutido en su armadura temeroso de un mapache y una especie de pony-robot-oveja-cocinero-algodón de azúcar, sin olvidar a un vikingo, el mapache que inspira temor al tipo de armadura y a Deathstroke, que estaba también en la escena. No podía olvidar tampoco que ante él se estaban partiendo la cara a cinco bandas la piratería, la Marina, el Cipher Pol, la Revolución y Arribor Neus en una especie de todos contra todos en el que iba ganando... ¿Arribor? ¿Zane? Lo único seguro era que no ganaba Kimura. De hecho, ahí estaba, mirando con sus ojos de besugo. Y no hacía nada.
Y de pronto, todo se volvió más loco aún. Deathstroke se fue a ver el espectáculo más de cerca, Worgulv lo miraba con ojos de corderito degollado, como si necesitase permiso para partirle la cara a alguien.
-Anda, ve y diviértete. Pero no seas malo con los otros niños- comentó, mientras se acercaba a paso lento pero seguro hacia el lugar de la verdadera contienda. Arribor contra Zane, un combate que sería recordado durante generaciones. Y hablando de recordar-. Y ponte una rebequita, que hay corriente.
Empezó esquivando esos alfeñiques que se hacían llamar soldados mientras poco a poco se aproximaba a la zona cero, ese lugar tan peligroso que muchos intentaban alejarse al grito de "Hijodeputaelúltimo", y él ya podía ver por qué: Arribor y Zane dándose candela el uno al otro, cual homosexuales apasionados en la fría noche esteparia, tan pegados y cariñosos... Hacía falta echarles un cable para que se centrasen en el que debía ser su verdadero enemigo; Él.
-Slade, ¿y si cambiamos el plan?- dijo mentalmente a su segundo, mientras preparaba uno de los puñetazos más potentes que nunca hubiese dado. Todo lo demás que debía decir se lo dijo también, y entonces, ya a plena y viva voz, lo hizo:
Con todas sus fuerzas dejó que el brazo hiciese un movimiento delicado y elegante, perfecto en su recorrido, y que casi instantáneamente fue creciendo durante el ataque hasta ser una enorme zarpa de color azul. El puñetazo hizo vibrar el aire, y las espadas de los reclutas temblequearon en sus fundas, inquietas. El golpe había liberado una onda onda de choque, y antes de que el sonido terminase de romperse, el enorme puño azul ya estaba a punto de alcanzar a ambos contendientes y a cuantos había por medio, en un impacto que hizo quebrar el suelo sólo por la presión a la que el aire se vio sometido.
-Y justo cuando creí que iba a ser una tarde aburrida- comentó, como saludo a los que probablemente ahora fuesen sus rivales en una triple amenaza.
Lentamente, su brazo volvió a la normalidad. Aquel golpe había sido extremadamente exigente; no debía abusar de él, aunque con suerte sería capaz de acostumbrarse.
Para su sorpresa, de las grandes personalidades allí reunidas sólo una pareció percatarse de su presencia: Bleyd Master, con documento de identidad 8U5C0N4 si no recordaba mal, se mantuvo impertérrito ante su llegada... Aunque se lanzó a por lo que parecía un cañón muy peligroso cuando vio aparecer al mapache. ¿De verdad a Bleyd le daban miedo los mapaches? Nunca habría imaginado que a un mercenario de Kyofu no Yohei pudiera asustarlo algo tan... ¿Pequeño? ¿Esponjoso? ¿Portador de enfermedades como la rabia y con enormes colmillos para lo que era su tamaño? Bien pensado, hasta él tendría miedo de Rocket si no fuese consciente de que era una atracción de circo incapaz de hacer daño a una mosca... Bueno, sobre eso también tenía dudas.
Inclinó la cabeza exactamente treinta y siete grados hacia la izquierda mientras la expresión de perplejidad más genuina que había mostrado en mucho tiempo asomaba poco a poco en su rostro. ¿Rey? ¿De verdad lo había llamado rey? Ni siquiera antes de constituirse Fiordia alguien lo había llamado por ese título. Emperador, Bondye... Pero no rey, y tras la fundación del reciente país el título que el pueblo había tenido a bien darle era el de Alto Señor, un primero entre iguales de la Asamblea. Sí, ejercía las veces alguna función de monarca, pero no era un rey.
-Alto Señor de Fiordia- corrigió él, curvando los labios en una sonrisa calmada aún sin rectificar su postura-. El Ojo es la capital. Igual como condición a la ciudadanía debería superarse un examen de geografía e historia.
"El país tiene cinco años, no puede ser muy difícil", pensó mientras una especie de pompón rosa que olía a feromonas artificiales que echaba para atrás empezó a dar vueltas a su alrededor. Era bastante tierno y adorable, pero los tacos no parecían demasiado apetecibles. Menudo cuadro: un ejército a su alrededor que no sabía ni muy bien por qué el pirata era repentinamente aliado, un hombre embutido en su armadura temeroso de un mapache y una especie de pony-robot-oveja-cocinero-algodón de azúcar, sin olvidar a un vikingo, el mapache que inspira temor al tipo de armadura y a Deathstroke, que estaba también en la escena. No podía olvidar tampoco que ante él se estaban partiendo la cara a cinco bandas la piratería, la Marina, el Cipher Pol, la Revolución y Arribor Neus en una especie de todos contra todos en el que iba ganando... ¿Arribor? ¿Zane? Lo único seguro era que no ganaba Kimura. De hecho, ahí estaba, mirando con sus ojos de besugo. Y no hacía nada.
Y de pronto, todo se volvió más loco aún. Deathstroke se fue a ver el espectáculo más de cerca, Worgulv lo miraba con ojos de corderito degollado, como si necesitase permiso para partirle la cara a alguien.
-Anda, ve y diviértete. Pero no seas malo con los otros niños- comentó, mientras se acercaba a paso lento pero seguro hacia el lugar de la verdadera contienda. Arribor contra Zane, un combate que sería recordado durante generaciones. Y hablando de recordar-. Y ponte una rebequita, que hay corriente.
Empezó esquivando esos alfeñiques que se hacían llamar soldados mientras poco a poco se aproximaba a la zona cero, ese lugar tan peligroso que muchos intentaban alejarse al grito de "Hijodeputaelúltimo", y él ya podía ver por qué: Arribor y Zane dándose candela el uno al otro, cual homosexuales apasionados en la fría noche esteparia, tan pegados y cariñosos... Hacía falta echarles un cable para que se centrasen en el que debía ser su verdadero enemigo; Él.
-Slade, ¿y si cambiamos el plan?- dijo mentalmente a su segundo, mientras preparaba uno de los puñetazos más potentes que nunca hubiese dado. Todo lo demás que debía decir se lo dijo también, y entonces, ya a plena y viva voz, lo hizo:
Con todas sus fuerzas dejó que el brazo hiciese un movimiento delicado y elegante, perfecto en su recorrido, y que casi instantáneamente fue creciendo durante el ataque hasta ser una enorme zarpa de color azul. El puñetazo hizo vibrar el aire, y las espadas de los reclutas temblequearon en sus fundas, inquietas. El golpe había liberado una onda onda de choque, y antes de que el sonido terminase de romperse, el enorme puño azul ya estaba a punto de alcanzar a ambos contendientes y a cuantos había por medio, en un impacto que hizo quebrar el suelo sólo por la presión a la que el aire se vio sometido.
-Y justo cuando creí que iba a ser una tarde aburrida- comentó, como saludo a los que probablemente ahora fuesen sus rivales en una triple amenaza.
Lentamente, su brazo volvió a la normalidad. Aquel golpe había sido extremadamente exigente; no debía abusar de él, aunque con suerte sería capaz de acostumbrarse.
- Resumen:
- Pensar. Acercarse lentamente a los tortolitos (Zane y Arribor), y tratar de meterles el puño por la garganta.
- Cosas usadas:
- En realidad añado este spoiler para que sepáis que cuando a una aceleración le multiplicas la masa hace mucha más fuerza. So... Hello :)
Rei Arslan
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Akuma no mi
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La muchacha siguió el rastro de Zane tras aquella densa niebla. El robot que llevaba encima, así llamaba a Spanner, tendría que ir bien agarrado si no quería caer sobre aquella superficie de hielo o peor, acabar hundido en el agua. No le conocía de nada, pero debía tener cuidado de que no le pasara nada o sino ya se imaginaba la bronca con el capitán de aquella banda y con el rubito, lo que tenía que hacer por amor.
Aumentó la velocidad y se mantuvo a la misma altura que el ave de fuego, sin llegar a rozarse las alas de cada uno. Llegaron hasta la roca y el primero en posarse fue el capitán, quien soltó de golpe al gigantón. Annie bajó lentamente, un ser de su tamaño no pasaba precisamente inadvertido en aquella situación. En cuanto Spanner bajara regresaría a su forma normal para no seguir llamando la atención.
Todo era un caos, explosiones por doquier, gritos desgarradores de gente herida y un revuelo de personas yendo hacia todos lados. Que horrible era todo, no tenía palabras para describir aquella calamidad, su corazón se encogía por momentos. Hasta hace unos años no había sentido empatía por alguna persona; sin embargo, ahora comenzaba a pensar en todo lo que debían estar sintiendo esa gente.
Respiró profundamente y se acercó hasta Marc; Zane, en cambio, había ido a pelearse con un tuerto del que no tenía ni idea. Por suerte estaban bastante alejados de la zona de aquellos dos, que parecía ser un infierno. La arquera se fijó en los marines que estaban cerca de ellos y en uno peli plateado cuya cara de decepción le resultaba muy conocida. ¡Estaba herido! La muchacha no había tenido mucho contacto con él, pero aquella vez en el puerto de Johota había sido suficiente para descubrir que en el fondo era un muchacho agradable. Estaba acompañado de una mujer rubia, que también debía ser marine si estaba con él.
—¡Eh, tú! - Le gritó Annie - ¡Sácalo lo más rápido que puedas de aquí, las cosas se van a poner muy feas! - Tras eso miró al muchacho y le guiñó un ojo con una sonrisa.
Por suerte, ya no estaría para ver lo que iba a ocurrir ahora. La peliblanca sacó su arco y colocó en él una de las flechas que poseía una sustancia poco conocida.
—Vosotros - le comentó a Marc y Spanner sin mirarlos en voz baja - En cuanto dispare esta flecha ni se os ocurra oler el aroma rosado, ¿entendido?
La arquera disparó y la preciada flecha salió volando con una gran potencia; sin embargo, no iba con sentido de que atravesara a alguno de los dos. Al ser disparada un humo rosado comenzó a brotar de la flecha inundando gran parte de la zona en feromonas que al ser respiradas creaban atracción entre cualquier persona que estuviera cerca. Era un olor tan dulzón que parecía embriagar el alma. La flecha dio varias vueltas a varios metros de altura, dejando que se expandiera por todas partes el aroma. Annie dio unos cuantos pasos hacia atrás mientras la flecha regresaba de nuevo hacia ella para posarse en su carcaj, esta vez sin feromonas.
-¡Chicos, es el momento! - Les aconsejó.
Aumentó la velocidad y se mantuvo a la misma altura que el ave de fuego, sin llegar a rozarse las alas de cada uno. Llegaron hasta la roca y el primero en posarse fue el capitán, quien soltó de golpe al gigantón. Annie bajó lentamente, un ser de su tamaño no pasaba precisamente inadvertido en aquella situación. En cuanto Spanner bajara regresaría a su forma normal para no seguir llamando la atención.
Todo era un caos, explosiones por doquier, gritos desgarradores de gente herida y un revuelo de personas yendo hacia todos lados. Que horrible era todo, no tenía palabras para describir aquella calamidad, su corazón se encogía por momentos. Hasta hace unos años no había sentido empatía por alguna persona; sin embargo, ahora comenzaba a pensar en todo lo que debían estar sintiendo esa gente.
Respiró profundamente y se acercó hasta Marc; Zane, en cambio, había ido a pelearse con un tuerto del que no tenía ni idea. Por suerte estaban bastante alejados de la zona de aquellos dos, que parecía ser un infierno. La arquera se fijó en los marines que estaban cerca de ellos y en uno peli plateado cuya cara de decepción le resultaba muy conocida. ¡Estaba herido! La muchacha no había tenido mucho contacto con él, pero aquella vez en el puerto de Johota había sido suficiente para descubrir que en el fondo era un muchacho agradable. Estaba acompañado de una mujer rubia, que también debía ser marine si estaba con él.
—¡Eh, tú! - Le gritó Annie - ¡Sácalo lo más rápido que puedas de aquí, las cosas se van a poner muy feas! - Tras eso miró al muchacho y le guiñó un ojo con una sonrisa.
Por suerte, ya no estaría para ver lo que iba a ocurrir ahora. La peliblanca sacó su arco y colocó en él una de las flechas que poseía una sustancia poco conocida.
—Vosotros - le comentó a Marc y Spanner sin mirarlos en voz baja - En cuanto dispare esta flecha ni se os ocurra oler el aroma rosado, ¿entendido?
La arquera disparó y la preciada flecha salió volando con una gran potencia; sin embargo, no iba con sentido de que atravesara a alguno de los dos. Al ser disparada un humo rosado comenzó a brotar de la flecha inundando gran parte de la zona en feromonas que al ser respiradas creaban atracción entre cualquier persona que estuviera cerca. Era un olor tan dulzón que parecía embriagar el alma. La flecha dio varias vueltas a varios metros de altura, dejando que se expandiera por todas partes el aroma. Annie dio unos cuantos pasos hacia atrás mientras la flecha regresaba de nuevo hacia ella para posarse en su carcaj, esta vez sin feromonas.
-¡Chicos, es el momento! - Les aconsejó.
- Resumen [Tobías y Bizvan]:
- Aterrizar que ya iba siendo hora, lanzar una flecha con feromonas a Bizvan y Tobías (yaoi).
Ichimura Hachiro
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El hielo y la batalla naval pronto quedaron atrás, sustituidos por la visión de la gran base rocosa. Sin embargo no les esperaba la perfecta formación marines que habían dejado, sino el caos más absoluto. Había batallas por todos lados entre la Marina y diferentes criminales, algunos con nombres reconocidos. Además una especie de soldados de piedra se habían unido a la batalla, aparentemente del bando enemigo. ¿El poder de un usuario? Probablemente. "La situación pinta fea, Anders. ¿Alguna idea?" Le transmitió mentalmente. La respuesta de este no se hizo esperar, señalando al responsable, un hombre rubio y alto. Pues claro... había visto el cartel de recompensa, pero al no ser una cifra tan astronómica como las que se veían últimamente no la había tenido tan en cuenta. Por eso no lo había reconocido hasta ahora.
- Es Osuka el Golem. 116.000.000 de berries.
Mientras Anders preparaba su ofensiva, tomó aire y se mantuvo a la espera, mientras un brillo verduzco recorría sus ojos. No se perdería ni un detalle de los movimientos del revolucionario; seguramente alguien capaz de dominar a ese nivel un poder como ese sería poderoso, más si estaba liderando a las tropas revolucionarias. "Y no se gana una recompensa de cien millones haciendo cosquillas." Sin embargo entre los dos tal vez fueran capaz de eliminarlo. Entonces algo se movió velozmente, interponiendo una capa entre los disparos de Anders y Osuka. Un joven rubio y bajito, con el pelo recogido en una coleta. El peliblanco abrió mucho los ojos, sorprendido, y por un instante perdió la concentración y descendió varios metros dejando de usar su geppou. Situándose sobre una roca, recuperó el control y frunció el ceño, mientras apretaba su puño derecho con fuerza. Lo había encontrado. Finalmente, tras más de dos años... era la hora de la revancha. Lo vio alzarse en el aire sacando cohetes de su cuerpo, dirigiéndose hacia su compañero con intenciones claramente hostiles. Oh no, no le dejaría.
- ¡Kamisori!
El mundo a su alrededor se convirtió en un manchón de colores mientras avanzaba a toda velocidad junto al agente, situándose a su lado en un instante. Alzó la mano izquierda mientras se concentraba en su "main slot one", activando la técnica que le había copiado a Taiga. Varios chispazos recorrieron sus dedos antes de que desde la palma de su mano se extendiera una barrera semitransparente verde, de tres metros de largo. Al mismo tiempo activó su tekkai kenpo y concentró su haki de armadura en la mano, no fiándose de que la protección fuera suficiente. No se equivocó, pues con un sonido de cristales rotos la barrera se agrietó y la pierna impactó contra su mano. Sin embargo había atenuado el golpe lo suficiente como para bloquearlo, aunque a costa de un gran desgaste físico. Retrocedió varios metros en el aire por la fuerza del choque, pero se recompuso rápidamente "Dos kenpos, un slot y el haki para parar un único golpe... él también ha mejorado." Miró a los ojos del revolucionario mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Volvemos a encontrarnos, Ogami - acto seguido habló por el vínculo telepático con Anders - "Ya me he enfrentado a Edward Ogami en el pasado y sé cómo se mueve. Ocúpate del Golem, yo te cubro las espaldas y me encargo de este."
- Es Osuka el Golem. 116.000.000 de berries.
Mientras Anders preparaba su ofensiva, tomó aire y se mantuvo a la espera, mientras un brillo verduzco recorría sus ojos. No se perdería ni un detalle de los movimientos del revolucionario; seguramente alguien capaz de dominar a ese nivel un poder como ese sería poderoso, más si estaba liderando a las tropas revolucionarias. "Y no se gana una recompensa de cien millones haciendo cosquillas." Sin embargo entre los dos tal vez fueran capaz de eliminarlo. Entonces algo se movió velozmente, interponiendo una capa entre los disparos de Anders y Osuka. Un joven rubio y bajito, con el pelo recogido en una coleta. El peliblanco abrió mucho los ojos, sorprendido, y por un instante perdió la concentración y descendió varios metros dejando de usar su geppou. Situándose sobre una roca, recuperó el control y frunció el ceño, mientras apretaba su puño derecho con fuerza. Lo había encontrado. Finalmente, tras más de dos años... era la hora de la revancha. Lo vio alzarse en el aire sacando cohetes de su cuerpo, dirigiéndose hacia su compañero con intenciones claramente hostiles. Oh no, no le dejaría.
- ¡Kamisori!
El mundo a su alrededor se convirtió en un manchón de colores mientras avanzaba a toda velocidad junto al agente, situándose a su lado en un instante. Alzó la mano izquierda mientras se concentraba en su "main slot one", activando la técnica que le había copiado a Taiga. Varios chispazos recorrieron sus dedos antes de que desde la palma de su mano se extendiera una barrera semitransparente verde, de tres metros de largo. Al mismo tiempo activó su tekkai kenpo y concentró su haki de armadura en la mano, no fiándose de que la protección fuera suficiente. No se equivocó, pues con un sonido de cristales rotos la barrera se agrietó y la pierna impactó contra su mano. Sin embargo había atenuado el golpe lo suficiente como para bloquearlo, aunque a costa de un gran desgaste físico. Retrocedió varios metros en el aire por la fuerza del choque, pero se recompuso rápidamente "Dos kenpos, un slot y el haki para parar un único golpe... él también ha mejorado." Miró a los ojos del revolucionario mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Volvemos a encontrarnos, Ogami - acto seguido habló por el vínculo telepático con Anders - "Ya me he enfrentado a Edward Ogami en el pasado y sé cómo se mueve. Ocúpate del Golem, yo te cubro las espaldas y me encargo de este."
- Resumen y técnicas:
- - Básicamente me pongo junto a AEG y bloqueo el golpe de Edward.
Haki de Armadura turno 1/15 [Tier 4: Puede concentrar su Haki en hasta dos puntos concretos, o uno más grande (ambas manos, ambos pectorales, el abdomen...), renunciando a la protección total para duplicar su resistencia.]
Tekkai kenpo: Titan: Aprende a moverse empleando el tekkai. Puede potenciar durante un corto período de tiempo (un post) su tekkai enormemente entrando en un estado llamado Titan Mode. Al acabarse pierde el tekkai durante tres posts, pero a cambio mientras el Titan dura la resistencia del cuerpo de Hachiro iguala la del titanio. (Uso sólo la facultad de moverme mientras uso tekkai).
Kamisori kenpo: El usuario ha desarrollado de manera extraordinaria el uso combinado del soru y el geppou, llegando a velocidades muy superiores a la del soru normal. Con esta combinación el usuario se tiene grandes dotes en el combate aéreo y es casi insuperable. El moverse tan rápido le permitirá correr incluso sobre el agua. La velocidad máxima que puede alcanzar el usuario empleando esta técnica alcanza los 120 km/h.
Main Slot 1: Iron Shell: El usuario deja fluir su energía al exterior, usando una de sus manos para ello. Puede formar un escudo de energía solida frente a él. Dicho escudo tiene forma de cuadrado, mide tres metros de alto, tres de lado, y diez centímetros de grosor. Tiene dureza 8 en escala moh. Es de color verde, y además un aura eléctrica lo recorre (escénica) Puede usarlo una vez cada tres post.
AEG93
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De repente, cuando ya parecía que mi veloz ataque sorpresa iba a tener éxito, un tipo bajito y rubio apareció de la nada y, moviéndose con inusitada rapidez, extendió lo que parecía una capa negra sobre él y mi objetivo. Dicho tejido logró detener los primeros impactos, pero pronto sucumbió ante los continuos balazos de aire comprimido. No obstante, esta maniobra dio tiempo al alto para formar lo que parecía un escudo de roca en su brazo, bloqueando todos los proyectiles que atravesaron la barrera.
Mientras tanto, el chico rubio se lanzó hacia mí con intención de asestarme una patada que parecía bastante peligrosa. Ya me disponía a evitarla con un desplazamiento rápido hacia atrás usando mi Kempo del Geppou cuando Hachiro se interpuso entre ambos, creando una barrera que resistió parte del ataque, y bloqueando la fuerza restante con su mano imbuida en Haki.
Al parecer, el líder de mi división y el chico rubio se conocían. No solo eso, sino que daba la sensación de que había alguna cuenta pendiente entre ellos. Los dos nombres que el peliblanco me dio me resultaron familiares, pues se trataba de dos conocidos miembros de la Armada Revolucionaria. En particular Osuka "El Golem", el tipo que al parecer tenía poder sobre la roca, había ganado bastante fama por su poder y sus actos al servicio de la Revolución. Y, pensándolo bien, no sabía hasta donde llegaban sus habilidades, pero si era capaz de controlar la roca representaba un peligro descomunal en un entorno como aquel. Suponía que Hachiro habría llegado también a esa conclusión, pero nunca estaba de más recordarlo. Así que, usando nuestro vínculo telepático, le dije:
- De acuerdo, yo me encargo de Osuka entonces. De todas formas, es mejor que permanezcamos comunicados a través de esta vía. Eso nos dará una ventaja de la que ellos seguramente carezcan. Por cierto, si como parece el tal "Golem" es capaz de controlar la piedra, debemos andarnos con mucho cuidado, ya que esta isla es básicamente un trozo enorme de roca. No sabemos de qué podría ser capaz en un entorno como este.
Estudiando mis posibilidades, decidí comprobar la capacidad de reacción de mi nuevo oponente, así que activé de nuevo mi Geppou: Konomu Kaze. A ojos de los demás, volví a tornarme un borrón imposible de seguir, desplazándome a gran velocidad por el aire en torno a Osuka. Entre mis movimientos, disparé tres Rankyaku desde tres puntos distintos: uno desde detrás de él y a su izquierda, otro desde detrás a la derecha, y el último desde delante, formando los tres vértices de un mortal triángulo. Las ondas cortantes descenderían hasta llegar, una tras otra, al punto en el que "El Golem" se encontraba.
Nada más terminar mi ataque, contacté de nuevo con Hachiro, para explicarle el siguiente paso del plan:
- Hachiro, voy a conectar mi mente también a las de nuestros dos oponentes. Si no les hablo a través de él no podrán percatarse de ello, y uniéndolo a mi Mantra me permitirá saber qué van a hacer con antelación, incluso aunque no se trate de ataques. De esta forma podré advertirte también a ti sobre ello, y ambos tendremos una gran ventaja.
Mientras tanto, el chico rubio se lanzó hacia mí con intención de asestarme una patada que parecía bastante peligrosa. Ya me disponía a evitarla con un desplazamiento rápido hacia atrás usando mi Kempo del Geppou cuando Hachiro se interpuso entre ambos, creando una barrera que resistió parte del ataque, y bloqueando la fuerza restante con su mano imbuida en Haki.
Al parecer, el líder de mi división y el chico rubio se conocían. No solo eso, sino que daba la sensación de que había alguna cuenta pendiente entre ellos. Los dos nombres que el peliblanco me dio me resultaron familiares, pues se trataba de dos conocidos miembros de la Armada Revolucionaria. En particular Osuka "El Golem", el tipo que al parecer tenía poder sobre la roca, había ganado bastante fama por su poder y sus actos al servicio de la Revolución. Y, pensándolo bien, no sabía hasta donde llegaban sus habilidades, pero si era capaz de controlar la roca representaba un peligro descomunal en un entorno como aquel. Suponía que Hachiro habría llegado también a esa conclusión, pero nunca estaba de más recordarlo. Así que, usando nuestro vínculo telepático, le dije:
- De acuerdo, yo me encargo de Osuka entonces. De todas formas, es mejor que permanezcamos comunicados a través de esta vía. Eso nos dará una ventaja de la que ellos seguramente carezcan. Por cierto, si como parece el tal "Golem" es capaz de controlar la piedra, debemos andarnos con mucho cuidado, ya que esta isla es básicamente un trozo enorme de roca. No sabemos de qué podría ser capaz en un entorno como este.
Estudiando mis posibilidades, decidí comprobar la capacidad de reacción de mi nuevo oponente, así que activé de nuevo mi Geppou: Konomu Kaze. A ojos de los demás, volví a tornarme un borrón imposible de seguir, desplazándome a gran velocidad por el aire en torno a Osuka. Entre mis movimientos, disparé tres Rankyaku desde tres puntos distintos: uno desde detrás de él y a su izquierda, otro desde detrás a la derecha, y el último desde delante, formando los tres vértices de un mortal triángulo. Las ondas cortantes descenderían hasta llegar, una tras otra, al punto en el que "El Golem" se encontraba.
Nada más terminar mi ataque, contacté de nuevo con Hachiro, para explicarle el siguiente paso del plan:
- Hachiro, voy a conectar mi mente también a las de nuestros dos oponentes. Si no les hablo a través de él no podrán percatarse de ello, y uniéndolo a mi Mantra me permitirá saber qué van a hacer con antelación, incluso aunque no se trate de ataques. De esta forma podré advertirte también a ti sobre ello, y ambos tendremos una gran ventaja.
- Resumen:
- - Observar lo ocurrido y hablar con Hachi.
- Probar la capacidad de reacción de Osu con una serie de desplazamientos aéreos rápidos y Rankyakus.
- Activar el Mantra y establecer vínculos telepáticos con Osu y Ed (no me permiten leerles la mente dado que son users y de más nivel que yo, solo sirven para comunicarse).
- Cosas:
- - Geppou - Konomu Kaze: Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas. Además, la velocidad a la que mueve las piernas para impulsarse hace que cada uno de dichos impulsos desplace el aire en dirección contraria, generando una pequeña onda de choque (del tamaño de su pie) que se esfuma a los 5 metros. Hasta entonces avanza en sentido opuesto al de Thawne a la misma velocidad que él (50 m/s).
- Rankyaku.
- Haki Observación Desarrollado (Predilecto): Ambas ramas a tier 6.
- Mind's Eye II: Fusionando las capacidades de su Telepatía y su Mantra, Thawne es capaz de forma pasiva de saber lo que la gente va a decirle cuatro segundos antes de que lo hagan, lo que le permite pensar mejor su respuesta. Activamente, puede predecir cualquier acción que no sea un ataque realizada por las personas con quienes mantenga un vínculo telepático con hasta la mitad de la antelación con la que puede predecir los ataques de un único objetivo.
- 3 Vínculos Telepáticos activos (Osu, Ed y Hachi).
Marc Kiedis
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La llegada de Annie y Spanner alegró al semigigante, pues ahora no estaba solo para enfrentarse a aquellos molestos hombres del Gobierno. Sonrió a la simpática peliblanca y al callado subcapitán, señalando después con la cabeza hacia el chico-chica de aspecto frágil, que había vuelto buscando pelea de nuevo, y al marine que se le había unido.
En ese momento, Annie le sorprendió gritando a una marine rubia que se encontraba en las proximidades atendiendo a un compañero herido. ¿Conocería la amable joven al marine herido? Marc supuso que sí, pues no sabía por qué otro motivo podría mostrar preocupación por su estado con tal vehemencia.
En ese momento, su Den Den comenzó a sonar. El grandullón descolgó y escuchó la voz de Luka, su amigo gyojin. Al parecer había tenido un enfrentamiento con ni mas ni menos que un Vicealmirante de la Marina, saliendo de él bastante maltrecho. Aún así resultaba increíble pensar que el tiburón tenía tanto poder como para no haber sucumbido ante tal enemigo. Desde luego, la fuerza de su amigo estaba a años luz de la suya.
- Me alegro de que hayas sobrevivido a un encuentro así, amigo. Zane ahora mismo está ocupado. Hemos llegado volando a la isla y nos hemos encontrado con Arribor Neus y se han puesto a pelear. Annie, Spanner y yo hemos tenido que alejarnos un poco de ellos porque la zona se estaba volviendo un infierno. Cerca del Barco tienes a Therax enfrentándose a un Marine con pinta de ser bastante fuerte. - ante la despedida de Luka, realmente emotiva, Marc contestó: - ¡Y tú recupérate pronto amigo, seguro que eres capaz de volver a la acción antes de que esto termine! Para alguien con tu espíritu un par de huesos rotos seguro que no suponen una lesión importante durante demasiado tiempo. ¡Un abrazo!
Tras colgar, Marc comentó a sus dos compañeros la situación del gyojin. Poco después, tomando la iniciativa la peliblanca echó mano de su arco y su carcaj mientras daba instrucciones a sus dos compañeros de que no respirasen el humo rosa. Al semigigante el concepto le pareció divertido. ¿Una flecha que soltaba humo rosa? ¿Qué efectos tendría para que Annie les advirtiese sobre él? No tuvo tiempo de preguntárselo mucho más tiempo, pues rápidamente la arquera apuntó y disparó. Como había dicho la peliblanca, del proyectil comenzó a brotar un vaho rosáceo.
La trayectoria de la flecha cambió en varias ocasiones, sorprendiendo enormemente al semigigante, que hasta aquel momento siempre había pensado que solo podían moverse en línea recta. De repente, dejó de emitir la gaseosa sustancia y volvió hacia su dueña como una dócil mascota. Para entonces los ojos del grandullón se hallaban abiertos como platos ante aquella situación, que parecía cosa de brujería.
En ese momento, Annie notificó a sus compañeros que ya podían atacar, ante lo que el semigigante formó una lanza de queso en su mano izquierda y la lanzó contra el Marine que escoltaba al extraño chico-chica mientras gritaba:
- ¡CheeSpear!
Poco después de lanzar su ataque, un terrible estruendo hizo que el grandullón dirigiese su vista hacia el lugar donde se encontraban Zane y Arribor. Y lo que vio le dejó helado. Nada menos que el Yonkou Dexter Black, el más famoso pirata del mundo, había decidido por algún motivo que solo él sabría intervenir en el combate entre los dos aspirantes al puesto. Transformando su mano en una gigantesca garra de brillantes escamas azules, había asestado un tremendo puñetazo acompañado de una atronadora onda de choque. Marc tuvo entonces miedo por su amigo, solo esperaba que el pelirrojo no hubiese salido malparado de aquel brutal ataque.
En ese momento, Annie le sorprendió gritando a una marine rubia que se encontraba en las proximidades atendiendo a un compañero herido. ¿Conocería la amable joven al marine herido? Marc supuso que sí, pues no sabía por qué otro motivo podría mostrar preocupación por su estado con tal vehemencia.
En ese momento, su Den Den comenzó a sonar. El grandullón descolgó y escuchó la voz de Luka, su amigo gyojin. Al parecer había tenido un enfrentamiento con ni mas ni menos que un Vicealmirante de la Marina, saliendo de él bastante maltrecho. Aún así resultaba increíble pensar que el tiburón tenía tanto poder como para no haber sucumbido ante tal enemigo. Desde luego, la fuerza de su amigo estaba a años luz de la suya.
- Me alegro de que hayas sobrevivido a un encuentro así, amigo. Zane ahora mismo está ocupado. Hemos llegado volando a la isla y nos hemos encontrado con Arribor Neus y se han puesto a pelear. Annie, Spanner y yo hemos tenido que alejarnos un poco de ellos porque la zona se estaba volviendo un infierno. Cerca del Barco tienes a Therax enfrentándose a un Marine con pinta de ser bastante fuerte. - ante la despedida de Luka, realmente emotiva, Marc contestó: - ¡Y tú recupérate pronto amigo, seguro que eres capaz de volver a la acción antes de que esto termine! Para alguien con tu espíritu un par de huesos rotos seguro que no suponen una lesión importante durante demasiado tiempo. ¡Un abrazo!
Tras colgar, Marc comentó a sus dos compañeros la situación del gyojin. Poco después, tomando la iniciativa la peliblanca echó mano de su arco y su carcaj mientras daba instrucciones a sus dos compañeros de que no respirasen el humo rosa. Al semigigante el concepto le pareció divertido. ¿Una flecha que soltaba humo rosa? ¿Qué efectos tendría para que Annie les advirtiese sobre él? No tuvo tiempo de preguntárselo mucho más tiempo, pues rápidamente la arquera apuntó y disparó. Como había dicho la peliblanca, del proyectil comenzó a brotar un vaho rosáceo.
La trayectoria de la flecha cambió en varias ocasiones, sorprendiendo enormemente al semigigante, que hasta aquel momento siempre había pensado que solo podían moverse en línea recta. De repente, dejó de emitir la gaseosa sustancia y volvió hacia su dueña como una dócil mascota. Para entonces los ojos del grandullón se hallaban abiertos como platos ante aquella situación, que parecía cosa de brujería.
En ese momento, Annie notificó a sus compañeros que ya podían atacar, ante lo que el semigigante formó una lanza de queso en su mano izquierda y la lanzó contra el Marine que escoltaba al extraño chico-chica mientras gritaba:
- ¡CheeSpear!
Poco después de lanzar su ataque, un terrible estruendo hizo que el grandullón dirigiese su vista hacia el lugar donde se encontraban Zane y Arribor. Y lo que vio le dejó helado. Nada menos que el Yonkou Dexter Black, el más famoso pirata del mundo, había decidido por algún motivo que solo él sabría intervenir en el combate entre los dos aspirantes al puesto. Transformando su mano en una gigantesca garra de brillantes escamas azules, había asestado un tremendo puñetazo acompañado de una atronadora onda de choque. Marc tuvo entonces miedo por su amigo, solo esperaba que el pelirrojo no hubiese salido malparado de aquel brutal ataque.
- Resumen:
- - Saludar a Annie y Spanner con una sonrisa.
- Hablar con Luka por DDM.
- Esperar a que la flecha de feromonas de Annie haga su efecto y atacar después a Bizvan con un CheeSpear.
- Ver la intervención de Dexter y preocuparse por Zane.
- Cosas:
- - CheeSpear: Marc puede crear y lanzar arpones de queso sólido a 30 m/s con un alcance de 20 metros. Estos proyectiles pueden atravesar o no cosas en función de su dureza (inicialmente tienen dureza 6).
Mist D. Spanner
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Guerra y muerte. Era lo que el pirata esperaba desde el momento que le dijeron cual era el sitio al que se dirigían y por qué. Según lo que había estudiado incontables veces en libros de historia, había visto que a la marina le gustaba demasiado el fardar. Siempre que un influente pirata acababa en sus garras debían hacer una ejecución pública, buscando llamar la atención de la piratería, juntarlos todos en un mismo lugar y provocar muertes sin cesar. Chasqueó la lengua. ¿Cómo podían ser tan arrogantes? Lo único que provocaban era que sus propias filas mermaran. Deberían simplemente haberle cortado la cabeza a Legim en secreto y después clavar la cabeza en una estaca. Que se viese en todos los periódicos.
Cuando escuchó la advertencia de Annie hizo lo propio, moviendo su blanca bufanda para taparse nariz y boca, para después apretarlo, evitando que se volviese a bajar durante el movimiento. Vio a los que debían ser sus objetivos, cuando la muchacha disparó su arma. Eran marines, o al menos uno de los dos lo parecía. Tras la flecha, el primero en atacar fue Marc y, entonces, un milagro ocurrió. O al menos solo Spanner lo calificaría como tal. Dexter, el yonkou que había resuelto el mayor problema de Spanner, había entrado en acción, interviniendo en la lucha de Zane. Spanner no tardó un solo segundo y empezó a correr hacia el contrario al que había atacado Marc.
El enorme ataque del yonkou era impresionante y, sin duda alguna, causaría impresión. Si tenía suerte, sus enemigos estarían distraídos, tanto por la flecha como por el ataque del pirata.
«¿Quién iba a decir… que me ayudarías otra vez?» pensó, como si el dragón pudiese oírlo.
Cuando estaba a unos tres metros de su contrincante de género inidentificable, se llevó la mano a la katana con velocidad, desenvainando a la par que atacaba, como tantas veces se le había adiestrado bajo las doctrinas del Iaijutsu. Cuando su espada atacó, un arco de hielo se formó frente a él al congelar el aire, pero instantáneamente fue partido en mil pedazos, dando lugar a una onda cortante que iba directa hacia el enemigo.
Nada más lanzar el ataque, y sin preocuparse de si le había dado o no, utilizó el poder de su fruta para atravesar el suelo, dando la ilusión de que había desaparecido del lugar. Estando bajo el suelo empezó a moverse, acercándose al enemigo, rastreando su posición con el mantra.
Cuando escuchó la advertencia de Annie hizo lo propio, moviendo su blanca bufanda para taparse nariz y boca, para después apretarlo, evitando que se volviese a bajar durante el movimiento. Vio a los que debían ser sus objetivos, cuando la muchacha disparó su arma. Eran marines, o al menos uno de los dos lo parecía. Tras la flecha, el primero en atacar fue Marc y, entonces, un milagro ocurrió. O al menos solo Spanner lo calificaría como tal. Dexter, el yonkou que había resuelto el mayor problema de Spanner, había entrado en acción, interviniendo en la lucha de Zane. Spanner no tardó un solo segundo y empezó a correr hacia el contrario al que había atacado Marc.
El enorme ataque del yonkou era impresionante y, sin duda alguna, causaría impresión. Si tenía suerte, sus enemigos estarían distraídos, tanto por la flecha como por el ataque del pirata.
«¿Quién iba a decir… que me ayudarías otra vez?» pensó, como si el dragón pudiese oírlo.
Cuando estaba a unos tres metros de su contrincante de género inidentificable, se llevó la mano a la katana con velocidad, desenvainando a la par que atacaba, como tantas veces se le había adiestrado bajo las doctrinas del Iaijutsu. Cuando su espada atacó, un arco de hielo se formó frente a él al congelar el aire, pero instantáneamente fue partido en mil pedazos, dando lugar a una onda cortante que iba directa hacia el enemigo.
Nada más lanzar el ataque, y sin preocuparse de si le había dado o no, utilizó el poder de su fruta para atravesar el suelo, dando la ilusión de que había desaparecido del lugar. Estando bajo el suelo empezó a moverse, acercándose al enemigo, rastreando su posición con el mantra.
- resumen y cosas:
- aprovechar la distracción causada por Dexter para atacar con una onda cortante a Tobias y después desaparecer bajo tierra con el poder de mi akuma no mi
Poder de Destrucción Tier 5
Temperatura de la espada: -10º (baja 10 cada dos posts de combate)
Pyros Silver
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En medio de aquel campo de batalla llevaba al joven recluta herida cargado a mi hombro, alejándome todo lo posible de los combates principales y buscando un lugar lo más seguro posible para ayudar a mi compañero. Una mujer que parecía ser aliada del enemigo llamó mi atención dándome prisa por sacar al marine de allí. ¿Sería una conocida? No tenía tiempo para estar pensando en aquellas cosas, el tiempo apremiaba. No solo tenía que curar lo mejor posible a mi nakama, tenía que ir a pedir refuerzos para Tobías y Bizban. Pero siendo sinceros, ¿acaso quedaba alguien que pudiera ayudarnos? Todos parecían estar ocupados luchando o dirigiendo a las tropas.
Después de varios minutos corriendo, deposité con cuidado a mi compañero en el suelo de roca y extraje los instrumentos de medicina de Bizban. Examiné cada centímetro del cuerpo del malherido marine, revisando su respiración, tensión, etc... Al parecer podría tener varias costillas rotas lo cual sería un problema si no se trataba lo antes posible. Lo primero que hice fue limpiar la sangre que había por su cuerpo para luego seguir con el tratamiento con sus posibles huesos rotos. Era una pena no disponer de una inyección de corticosteroides, podría ayudarme mucho a pesar de los posibles efectos secundarios. Saqué de las bolsas de Biz varios fármacos básicos que me ayudarían a reducir el dolor y la inflamación durante un tiempo además de una bolsa de hielo. Era una mala idea el vendarle ya que eso aumentaría el riesgo de que el paciente contrajera una infección pulmonar o una neumonía.
Mientras seguía con la intervención, observé como una estela rosada se esparcía cerca de donde estábamos y como, al cabo de un rato, se escuchaba un poderoso ruido que parecía ser una onda de choque surcando el aire. Pero continué con mi deber sin prestar más atención. Hice lo que pude para que mi paciente pudiera sobrevivir lo suficiente hasta poder llevarlo a un lugar donde hubieran más y mejores medios para tratarle. Un grupo de soldados de la Marina pasaron por allí y les llamé la atención.
-¡Soldados, soy la sargento Ciaran Ehre. Necesito vuestra ayuda con un asunto! - grité para que me oyeran a la vez que obedecían - Este soldado está malherido, necesito que os lo llevéis a un lugar seguro y cuideis de él. Y si veis a algún superior, os agradecería que les comunicaseis que los necesitamos en la zona de la plaza -
- ¿ Y usted que va a hacer, señora? - preguntó uno de ellos
- Tengo que volver al campo de batalla, mis compañeros me necesitan y no puedo dejarles solos ante tal peligro. Seré débil pero al menos si vamos a morir quiero hacerlo a su lado - me arranqué la capa y se la tendí a uno de los soldados - Toma, no tengo nada más que sirva para poder abrigar a vuestro compañero - hecho esto, pasé a mi forma Dino Dance y me dirigí de vuelta al lado de Tobías y Bizban a toda velocidad.
Miles de pensamientos rondaban mi cabeza y mi cuerpo sudaba debido a la presión, ¿sería este mi último día en la Tierra? Podría ser pero al menos lo haría al lado de mis amigos y no dejándolos tirados mientras pelean contra la banda de un peligroso pirata. Volviendo por donde me había ido, llegué a divisar a mis nakamas y me di aún más prisa para llegar cuantos antes y unirme a la pelea que estaba empezando.
Después de varios minutos corriendo, deposité con cuidado a mi compañero en el suelo de roca y extraje los instrumentos de medicina de Bizban. Examiné cada centímetro del cuerpo del malherido marine, revisando su respiración, tensión, etc... Al parecer podría tener varias costillas rotas lo cual sería un problema si no se trataba lo antes posible. Lo primero que hice fue limpiar la sangre que había por su cuerpo para luego seguir con el tratamiento con sus posibles huesos rotos. Era una pena no disponer de una inyección de corticosteroides, podría ayudarme mucho a pesar de los posibles efectos secundarios. Saqué de las bolsas de Biz varios fármacos básicos que me ayudarían a reducir el dolor y la inflamación durante un tiempo además de una bolsa de hielo. Era una mala idea el vendarle ya que eso aumentaría el riesgo de que el paciente contrajera una infección pulmonar o una neumonía.
Mientras seguía con la intervención, observé como una estela rosada se esparcía cerca de donde estábamos y como, al cabo de un rato, se escuchaba un poderoso ruido que parecía ser una onda de choque surcando el aire. Pero continué con mi deber sin prestar más atención. Hice lo que pude para que mi paciente pudiera sobrevivir lo suficiente hasta poder llevarlo a un lugar donde hubieran más y mejores medios para tratarle. Un grupo de soldados de la Marina pasaron por allí y les llamé la atención.
-¡Soldados, soy la sargento Ciaran Ehre. Necesito vuestra ayuda con un asunto! - grité para que me oyeran a la vez que obedecían - Este soldado está malherido, necesito que os lo llevéis a un lugar seguro y cuideis de él. Y si veis a algún superior, os agradecería que les comunicaseis que los necesitamos en la zona de la plaza -
- ¿ Y usted que va a hacer, señora? - preguntó uno de ellos
- Tengo que volver al campo de batalla, mis compañeros me necesitan y no puedo dejarles solos ante tal peligro. Seré débil pero al menos si vamos a morir quiero hacerlo a su lado - me arranqué la capa y se la tendí a uno de los soldados - Toma, no tengo nada más que sirva para poder abrigar a vuestro compañero - hecho esto, pasé a mi forma Dino Dance y me dirigí de vuelta al lado de Tobías y Bizban a toda velocidad.
Miles de pensamientos rondaban mi cabeza y mi cuerpo sudaba debido a la presión, ¿sería este mi último día en la Tierra? Podría ser pero al menos lo haría al lado de mis amigos y no dejándolos tirados mientras pelean contra la banda de un peligroso pirata. Volviendo por donde me había ido, llegué a divisar a mis nakamas y me di aún más prisa para llegar cuantos antes y unirme a la pelea que estaba empezando.
- Resumen:
- Hacerlo lo mejor posible para tratar a Wyrm, dejarlo en custodia a unos soldados y darles la orden de buscar superiores para que den apoyo tanto a mí como a mis camaradas y volver junto con Tobi y Biz
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El combate entre el pollo alado y Arribor se ponía más interesante, las llamas comenzaron a surgir del pelirrojo, intentaría no perder ningún detalle de la batalla, si un día había que ir a por él sabría de sus habilidades y quizás como poder contrarrestarlas.
-El pequeño pollo se defiende exitosamente del pedrusco lanzado por Arribor. Parece que el combate durará algo más de un solo golpe. Grandes noticias par todos aquellos que estén viendo tan peligroso combate. – seguí comentando por el auricular. – Parece ser que el pelirrojo quiere responder al ataque del pirata y se rodea de llamas. El chico parece ser alguien calentito, una buena habilidad con todo el hielo que rodea la isla. Las llamas parecen que se expanden hacia su contrincante, quien no hace nada y las recibe de lleno. Señores, ¿podría ser el final del pirata Arribor sin que haya hecho nada? – me aventuré a decir. - ¡Pero no!, el moreno le intenta dar un puñetazo, ¿podrá esquivarlo el chico de fuego?
En ese momento escuché la voz del capitán en mi cabeza gracias al vínculo que tenía hecho aún, ¿cambiar el plan?, miré en la dirección en la que se encontraba el capitán, algo no me gustaba de aquello.
-¿Estás seguro de eso?, si necesitas que haga algo en especial avísame. – le respondí por el mismo medio.
En la distancia pude ver como el capitán hacía un movimiento hacia la pelea que estaba comentando. Aquello me dijo que era lo primero que debía de hacer, quitarme de en medio. Por lo que con gran velocidad salté del tejado y me mantuve volando en el aire, comenzando a dar vueltas alrededor del combate, permitiéndome ver como la gente comenzaba a congregarse. En aquel momento, antes de que el capitán entrase a escena extendí mi mano hacia él y lo envolví en una ilusión, incrementando su tamaño hasta ser de cuatro metros y medio de alto, hice que creciese su barba y le cambié el color del pelo y su peinado. Además, junto con el incremento de tamaño el puse un aumento de tripa, haciéndole algo gordito, saliendo esta entre la camiseta y el pantalón. Aunque lo que más llamaría la atención no era eso, sino el traje de licra rojo con capa amarilla que se ajustaba a su cuerpo tanto que lo marcaba todo, dejando bien marcado los grandes dotes de este nuevo personaje. Pero la cosa mejoró con lo que tenía entre las piernas, un enorme pony de color color azul, con la crin arcoriris, teniendo esta y la cola tan bien peinadas que podrían dar envidia a mujer más pija que lo viera, en el lomo tenía un par de alas pequeñas y los ojos extremadamente saltones. Cuando terminé, informé al capitán quien hizo que este hiciese ruidos extraños, entre el ruido de truenos y los gemidos más pornográficos que se pudiesen escuchar.
-El pequeño pollo se defiende exitosamente del pedrusco lanzado por Arribor. Parece que el combate durará algo más de un solo golpe. Grandes noticias par todos aquellos que estén viendo tan peligroso combate. – seguí comentando por el auricular. – Parece ser que el pelirrojo quiere responder al ataque del pirata y se rodea de llamas. El chico parece ser alguien calentito, una buena habilidad con todo el hielo que rodea la isla. Las llamas parecen que se expanden hacia su contrincante, quien no hace nada y las recibe de lleno. Señores, ¿podría ser el final del pirata Arribor sin que haya hecho nada? – me aventuré a decir. - ¡Pero no!, el moreno le intenta dar un puñetazo, ¿podrá esquivarlo el chico de fuego?
En ese momento escuché la voz del capitán en mi cabeza gracias al vínculo que tenía hecho aún, ¿cambiar el plan?, miré en la dirección en la que se encontraba el capitán, algo no me gustaba de aquello.
-¿Estás seguro de eso?, si necesitas que haga algo en especial avísame. – le respondí por el mismo medio.
En la distancia pude ver como el capitán hacía un movimiento hacia la pelea que estaba comentando. Aquello me dijo que era lo primero que debía de hacer, quitarme de en medio. Por lo que con gran velocidad salté del tejado y me mantuve volando en el aire, comenzando a dar vueltas alrededor del combate, permitiéndome ver como la gente comenzaba a congregarse. En aquel momento, antes de que el capitán entrase a escena extendí mi mano hacia él y lo envolví en una ilusión, incrementando su tamaño hasta ser de cuatro metros y medio de alto, hice que creciese su barba y le cambié el color del pelo y su peinado. Además, junto con el incremento de tamaño el puse un aumento de tripa, haciéndole algo gordito, saliendo esta entre la camiseta y el pantalón. Aunque lo que más llamaría la atención no era eso, sino el traje de licra rojo con capa amarilla que se ajustaba a su cuerpo tanto que lo marcaba todo, dejando bien marcado los grandes dotes de este nuevo personaje. Pero la cosa mejoró con lo que tenía entre las piernas, un enorme pony de color color azul, con la crin arcoriris, teniendo esta y la cola tan bien peinadas que podrían dar envidia a mujer más pija que lo viera, en el lomo tenía un par de alas pequeñas y los ojos extremadamente saltones. Cuando terminé, informé al capitán quien hizo que este hiciese ruidos extraños, entre el ruido de truenos y los gemidos más pornográficos que se pudiesen escuchar.
- resumen:
- seguir haciendo de comentarista del combate, escuchar lo que me dice Dexter mentalmente y responderle por el mismo canal (mentalmente), salir volando para evitar daños, cambiar con una ilusión la forma de Dexter a una nueva forma, por lo que quien mire a Dexter ahora verá lo siguiente:
- ilusión de como es Dexter ahora (aviso de que puede herir la sensibilidad de la gente, ábrelo bajo tu responsabilidad):
- el pony:
No pudo evitar llevarse la mano a Okami cuando vio la cabellera blanca de Legan Legim asomar por la escotilla del navío. Su pulso se aceleraba, su cuerpo se ponía instintivamente en una tensión enfermiza, y por un segundo todos sus músculos parecían querer estirarse más allá de lo que podía soportar. La cicatriz de su pecho ardió por un instante como cuando era herida, y no pudo evitar sentir el miedo. Casi había muerto a manos del Shirokami, y aunque finalmente se había entregado, seguía siendo consciente de que lo hacía en busca del espectáculo que estaban a punto de presenciar. Aquel día Legim contaba con sobrevivir. Todavía esperaba que lo salvasen en el último momento o, en el peor de los casos, tenía la seguridad de que podría levantar el mundo en armas tras su muerte. Tal vez aún no supiese que Mihasy estaba muerto, y en el fondo esperaba que su némesis y viejo amigo apareciese para liberarlo y combatir en el duelo final, pero no iba a suceder. Sin embargo... Temía lo que se fuera que se ocultase en su mirada perdida.
-Contraalmirante- saludó, una vez pasado el estupor inicial, haciendo rápidamente el gesto reglamentario-. Cuando el reo y yo abandonemos la zona el submarino volverá a ser libre. Siga el plan establecido hasta ahora. Comunique al cuartel que está retenido junto al condenado, y no tardarán mucho en venir a apoyarlo.
Si cumplía sus órdenes todo iría bien. Si no, el submarino quedaría a la deriva en el mar, o a merced del equipo técnico en el mejor de los casos. ¿Cuánta gente era necesaria para mover una nave de esa magnitud? Los sónares, radares, motores, equipos de flotación... Era, como mínimo, complejo. Seguramente Arthur pudiese decir con exactitud cómo funcionaba un submarino, pero para él cualquier cosa más compleja que un sonajero... ¿Cómo demonios funcionaba un sonajero?
-En fin, supongo que eres consciente de que tienes derecho a dictar tus últimas voluntades, decir unas últimas palabras y a morir con dignidad.
Ante ellos el hielo empezó a abrirse, cerrando en pared cristalina a sus espaldas. Si cualquier incidente surgía a partir de ese momento, estaban vendidos. Sin embargo, comenzó a avanzar con tranquilidad al ritmo de Legim. Tal vez el Shirokami quisiera decirle algo, despedirse de sus armas o simplemente hablar un poco tras tanto tiempo encerrado. Ver el sol por última vez quizá fuese su prioridad, o sentirse por una vez respetado y no sólo temido. En cualquier caso él era el responsable de su detención, por lo que en cierto modo sus destinos estaban ligados hacía tiempo. Aquel día se escribía otro capítulo de la historia, y con la muerte del pirata caería también una parte de Al; faltaba saber si era positivo o no.
Avanzaban muy despacio, lo que al poco tiempo demostró no ser funcional, y Al tocó el violín. Bajo ellos una plataforma surgió, y poco a poco tomó forma hasta ser una carreta tirada por dos sementales de hielo, perfectamente pulidos, y el viaje comenzó a ser mucho más veloz. Una galopada infernal.
Una vez llegasen hasta su destino, sorteando el obstáculo de los anillos de agua simplemente congelándola cuando se la cruzasen, saldrían a la superficie si nada se lo impedía.
-Contraalmirante- saludó, una vez pasado el estupor inicial, haciendo rápidamente el gesto reglamentario-. Cuando el reo y yo abandonemos la zona el submarino volverá a ser libre. Siga el plan establecido hasta ahora. Comunique al cuartel que está retenido junto al condenado, y no tardarán mucho en venir a apoyarlo.
Si cumplía sus órdenes todo iría bien. Si no, el submarino quedaría a la deriva en el mar, o a merced del equipo técnico en el mejor de los casos. ¿Cuánta gente era necesaria para mover una nave de esa magnitud? Los sónares, radares, motores, equipos de flotación... Era, como mínimo, complejo. Seguramente Arthur pudiese decir con exactitud cómo funcionaba un submarino, pero para él cualquier cosa más compleja que un sonajero... ¿Cómo demonios funcionaba un sonajero?
-En fin, supongo que eres consciente de que tienes derecho a dictar tus últimas voluntades, decir unas últimas palabras y a morir con dignidad.
Ante ellos el hielo empezó a abrirse, cerrando en pared cristalina a sus espaldas. Si cualquier incidente surgía a partir de ese momento, estaban vendidos. Sin embargo, comenzó a avanzar con tranquilidad al ritmo de Legim. Tal vez el Shirokami quisiera decirle algo, despedirse de sus armas o simplemente hablar un poco tras tanto tiempo encerrado. Ver el sol por última vez quizá fuese su prioridad, o sentirse por una vez respetado y no sólo temido. En cualquier caso él era el responsable de su detención, por lo que en cierto modo sus destinos estaban ligados hacía tiempo. Aquel día se escribía otro capítulo de la historia, y con la muerte del pirata caería también una parte de Al; faltaba saber si era positivo o no.
Avanzaban muy despacio, lo que al poco tiempo demostró no ser funcional, y Al tocó el violín. Bajo ellos una plataforma surgió, y poco a poco tomó forma hasta ser una carreta tirada por dos sementales de hielo, perfectamente pulidos, y el viaje comenzó a ser mucho más veloz. Una galopada infernal.
Una vez llegasen hasta su destino, sorteando el obstáculo de los anillos de agua simplemente congelándola cuando se la cruzasen, saldrían a la superficie si nada se lo impedía.
- Resumen:
- Avanzar bajo hielo hacia la isla. Si llegamos a la roca, ascender.
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La situación se estaba yendo a la mierda muy rápido. El barco hundiéndose, el robot homicida de cincuenta metros planeando hacer jamón asado con ellos.... mmmm jamón... "No Kai, no es momento de comer" se dijo, limpiándose las babas de la boca. Activar los Caminos siempre le daba un montón de hambre, ¿qué le iba a hacer? Era débil a las tentaciones de la carne, nunca mejor dicho. Pero dejando la comida de momento a un lado, tenía que hacer algo y rápido. Sacó su den den mushi del bolsillo y marcó rápidamente el número del Flying Kai pulsando el botón de llamada de emergencia.
- ¡Aquí el Vicealmirante Kai! Necesito un empache, digo un ataque, sobre el objetivo. ¿Que cuál es? No lo sé, ¿tal vez el puto gigante de hierro, lumbreras? Apuntad al cañón ese de la mano. Y tras eso necesito una extracción urgente; tengo un grupo de marines que necesito cocinar, digo, evacuar.
Tras eso descendió hacia el navío. Este se estaba hundiendo a ritmo acelerado, ¿qué diablos le había pasado? No recordaba haberle sacudido tan fuerte, y lo había protegido del zurriagazo de la mole de metal esa. Entonces el recuerdo de su compañero cayendo atravesando cubiertas acudió a su mente, haciéndole soltar un sonoro suspiro y llevarse la mano a la cara. "No puedo dejarlo solo ni cinco minutos sin que rompa algo." Se apoyó sobre la borda dejando de emitir llamas y contempló la situación. Demasiada gente para cargarla sobre sus hombros...
- ¡Iron Kai! Código de autorización 2-43-Queso. Ya me darás las gracias luego, B.I.T.C.H. Kazuo. Saca al Teniente de aquí antes de que tenga otra idea suicida o ese robot lo vaporice.
La pesada maleta que el recluta llevaba consigo comenzó a desplegarse, y si el recluta no hacía nada por impedirlo pronto estaría dentro de la Iron Kai al mando de los controles. Acto seguido se giró hacia el hombre araña y lo señaló:
- ¡Patas bonitas! Súbete a mi espalda, agarra al resto con tus telas de bicho raro y sujétate fuerte, que despegamos.
En cuanto Kenzo hubiese cumplido sus órdenes y se hubiese asegurado de que todos estaban listos para el despegue, se elevaría de un fuerte salto, emitiendo llamas por sus extremidades para alzar el vuelo. En caso de que las telarañas no resistieran (esperaba que sí) recogería a los que cayeran y se elevaría sólo con el fuego de sus pies. En todo caso su intención era ponerse fuera del rango de tiro del robot mientras el Flying Kai llegaba y hacía su magia, tras lo que volaría hacia la estancia de paracaidismo para subirlos a todos. Si lograba evacuarlos a todos sin problemas, diría:
- ¡Silver! Estás al mando de este cacharro. Toma las decisiones que veas adecuadas y ayuda a nuestro bando. Yo me encargo del señor Hojalata.
- ¡Aquí el Vicealmirante Kai! Necesito un empache, digo un ataque, sobre el objetivo. ¿Que cuál es? No lo sé, ¿tal vez el puto gigante de hierro, lumbreras? Apuntad al cañón ese de la mano. Y tras eso necesito una extracción urgente; tengo un grupo de marines que necesito cocinar, digo, evacuar.
Tras eso descendió hacia el navío. Este se estaba hundiendo a ritmo acelerado, ¿qué diablos le había pasado? No recordaba haberle sacudido tan fuerte, y lo había protegido del zurriagazo de la mole de metal esa. Entonces el recuerdo de su compañero cayendo atravesando cubiertas acudió a su mente, haciéndole soltar un sonoro suspiro y llevarse la mano a la cara. "No puedo dejarlo solo ni cinco minutos sin que rompa algo." Se apoyó sobre la borda dejando de emitir llamas y contempló la situación. Demasiada gente para cargarla sobre sus hombros...
- ¡Iron Kai! Código de autorización 2-43-Queso. Ya me darás las gracias luego, B.I.T.C.H. Kazuo. Saca al Teniente de aquí antes de que tenga otra idea suicida o ese robot lo vaporice.
La pesada maleta que el recluta llevaba consigo comenzó a desplegarse, y si el recluta no hacía nada por impedirlo pronto estaría dentro de la Iron Kai al mando de los controles. Acto seguido se giró hacia el hombre araña y lo señaló:
- ¡Patas bonitas! Súbete a mi espalda, agarra al resto con tus telas de bicho raro y sujétate fuerte, que despegamos.
En cuanto Kenzo hubiese cumplido sus órdenes y se hubiese asegurado de que todos estaban listos para el despegue, se elevaría de un fuerte salto, emitiendo llamas por sus extremidades para alzar el vuelo. En caso de que las telarañas no resistieran (esperaba que sí) recogería a los que cayeran y se elevaría sólo con el fuego de sus pies. En todo caso su intención era ponerse fuera del rango de tiro del robot mientras el Flying Kai llegaba y hacía su magia, tras lo que volaría hacia la estancia de paracaidismo para subirlos a todos. Si lograba evacuarlos a todos sin problemas, diría:
- ¡Silver! Estás al mando de este cacharro. Toma las decisiones que veas adecuadas y ayuda a nuestro bando. Yo me encargo del señor Hojalata.
- resumen:
- - Llamo al Flying Kai para que dispare al brazo cañón del robot y evacúe a mis compañeros.
- Ordeno a la Iron Kai que recubra a Kazuo y le obedezca, y a su vez ordeno a este recoger a Silver y llevárselo volando.
- Ordeno a Kenzo subirse a mi espalda y recoger al resto con telas de araña.
- Evacúo a todos al avión y pongo a Silver al mando, y yo me quedo para pelearme contra el gigante.
Kenzo Nakajima
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Segundo a segundo las cosas en cubierta empeoraban para los intrépidos marines que se habían aventurado a abordar aquel barco pirata. Inexplicablemente el Vicealmirante se había quedado inmóvil durante varios segundos, lo que perjudicó seriamente al ataque de los demás, pues era el único capaz de hacer frente al descomunal engendro metálico que se alzaba ante ellos. Para colmo, un enorme cañón había aparecido en una de las manos de este, y apuntaba hacia los en su mayoría aún inexpertos soldados del Gobierno.
Eso por no decir que el barco se encontraba en un estado más precario a cada segundo que pasaba, pues el boquete que había abierto Silver al aterrizar forzosamente cual misil humano continuaba dejando pasar el agua al interior del navío a gran velocidad. Probablemente no faltaría mucho para que el navío fuese reclamado por el mar, y desde luego Kenzo no pensaba quedarse allí para verlo.
En ese momento, el Vicealmirante pareció recobrar el sentido y empezó a urdir el plan de evacuación. Tras llamar a su avión y ordenarle disparar al gigantesco androide, activó su armadura en el cuerpo del nuevo recluta, indicándole a su vez que cogiese a Silver y lo llevara a la nave. Acto seguido ordenó a Kenzo que se agarrase a él y atrapase a Iulio y Jason con sus telarañas para así poner a todos a salvo antes de que la embarcación se hundiese.
Ni corto ni perezoso, el brazos largos guardó todas sus espadas en sus vainas lo más rápido de lo que fue capaz y comenzó a correr en dirección a su superior. Sabedor de que sus telarañas aguantarían perfectamente el peso de Iulio y de Jason, les avisó de que iba a cogerles:
- ¡Preparaos chicos, ahora os recojo! ¡Intentad no moveros demasiado!
Iulio ya sabía lo que era estar atrapado en su telaraña, pues al conocer al peliblanco Kenzo le había tomado por un delincuente y había intentado detenerle. Jason, sin embargo, no había tenido contacto físico con esa sustancia aún, así que esperaba no asustarle ni nada parecido.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca de Kai, saltó hacia él y se agarró a su espalda con sus ocho patas de arácnido. Las pequeñas prolongaciones peludas de dichas extremidades ayudaban a adherirse mucho mejor a cualquier superficie, incluyendo el musculado torso de un Vicealmirante, por lo que lo más seguro era que no tuviese problemas para mantenerse en aquella posición cuando despegaran. Acto seguido, dirigió las palmas de sus manos humanas a sus dos compañeros, y dejó que un chorro de telaraña brotase de cada una de ellas, rodeando cada una muchas veces el cuerpo de uno de ellos.
- ¡Listo, Vicealmirante! ¡Puede despegar!
Eso por no decir que el barco se encontraba en un estado más precario a cada segundo que pasaba, pues el boquete que había abierto Silver al aterrizar forzosamente cual misil humano continuaba dejando pasar el agua al interior del navío a gran velocidad. Probablemente no faltaría mucho para que el navío fuese reclamado por el mar, y desde luego Kenzo no pensaba quedarse allí para verlo.
En ese momento, el Vicealmirante pareció recobrar el sentido y empezó a urdir el plan de evacuación. Tras llamar a su avión y ordenarle disparar al gigantesco androide, activó su armadura en el cuerpo del nuevo recluta, indicándole a su vez que cogiese a Silver y lo llevara a la nave. Acto seguido ordenó a Kenzo que se agarrase a él y atrapase a Iulio y Jason con sus telarañas para así poner a todos a salvo antes de que la embarcación se hundiese.
Ni corto ni perezoso, el brazos largos guardó todas sus espadas en sus vainas lo más rápido de lo que fue capaz y comenzó a correr en dirección a su superior. Sabedor de que sus telarañas aguantarían perfectamente el peso de Iulio y de Jason, les avisó de que iba a cogerles:
- ¡Preparaos chicos, ahora os recojo! ¡Intentad no moveros demasiado!
Iulio ya sabía lo que era estar atrapado en su telaraña, pues al conocer al peliblanco Kenzo le había tomado por un delincuente y había intentado detenerle. Jason, sin embargo, no había tenido contacto físico con esa sustancia aún, así que esperaba no asustarle ni nada parecido.
En cuanto estuvo lo suficientemente cerca de Kai, saltó hacia él y se agarró a su espalda con sus ocho patas de arácnido. Las pequeñas prolongaciones peludas de dichas extremidades ayudaban a adherirse mucho mejor a cualquier superficie, incluyendo el musculado torso de un Vicealmirante, por lo que lo más seguro era que no tuviese problemas para mantenerse en aquella posición cuando despegaran. Acto seguido, dirigió las palmas de sus manos humanas a sus dos compañeros, y dejó que un chorro de telaraña brotase de cada una de ellas, rodeando cada una muchas veces el cuerpo de uno de ellos.
- ¡Listo, Vicealmirante! ¡Puede despegar!
- Resumen:
- - Narrar cómo la situación en el barco va empeorando progresivamente.
- Escuchar el plan de Kai.
- Agarrarse a él con sus patas de araña y atrapar a Iulio y Jason con sus telarañas para que Kai pueda llevar a todos a la nave.
- Cosas:
- - Spiderweb 2.0: su tela de araña mantiene sus características en cuanto a lo pegajosa que resulta, siendo necesario pegarla en otra superficie para deshacerse de ella. Sin embargo, pasa a tener dureza 5 en la escala Mohs y a ser capaz de soportar hasta 100 kg de peso sin romperse.
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Una vez más, me volví a plantear el bajar. Quedaban pocos minutos para tomar la decisión o de lo contrario los paracaídas creados por nuestro aliado desaparecerían y nos quedaríamos colgados en el aire sin hacer nada de provecho. El hombre identificado como Zaphir se presentó y nos preguntó si alguno eramos navegante. Negué con la cabeza por los dos y caminando de prisa, cogí dos de los paracaídas lanzándole uno a Zack. Había decidido bajar, por lo menos para dar ánimos al capitán en su pelea o para ayudar un poco luchando contra los marines más débiles. No podía quedarme en la nave sin hacer nada.
- Bien, antes de irnos ten una cosa presente, Zaphir. Si intentas llevarte la nave o el barco tendrás dos problemas, uno de ellos nuestro capitán. Créeme que no quieres enfadarle, si quisiera podría ser un Yonkou y no quieres tener a una mala bestia persiguiéndote, ¿verdad? - pregunté dejando escapar una sonrisa tétrica.
Dado el aviso, me preparé a saltar junto al tejón. Si habría suerte, caeríamos en algún barco o en tierra. Y si no había suerte... esperaba que el tejón tuviera algún artefacto que nos permitiera salvar nuestros pellejos de morir ahogados en el mar. Sin pensarlo más, ambos nos precipitamos al vacío. Todo esto parecía sacado de una película de acción o de una serie para chicos jóvenes, solo faltaba la explosión detrás. Había que intentar por todos los medios el caer a tierra, cerca de la acción. Esperaba que el viento no nos jugara una mala pasada.
- Bien, antes de irnos ten una cosa presente, Zaphir. Si intentas llevarte la nave o el barco tendrás dos problemas, uno de ellos nuestro capitán. Créeme que no quieres enfadarle, si quisiera podría ser un Yonkou y no quieres tener a una mala bestia persiguiéndote, ¿verdad? - pregunté dejando escapar una sonrisa tétrica.
Dado el aviso, me preparé a saltar junto al tejón. Si habría suerte, caeríamos en algún barco o en tierra. Y si no había suerte... esperaba que el tejón tuviera algún artefacto que nos permitiera salvar nuestros pellejos de morir ahogados en el mar. Sin pensarlo más, ambos nos precipitamos al vacío. Todo esto parecía sacado de una película de acción o de una serie para chicos jóvenes, solo faltaba la explosión detrás. Había que intentar por todos los medios el caer a tierra, cerca de la acción. Esperaba que el viento no nos jugara una mala pasada.
- Resumen:
- Contestar a William, coger dos paracaídas de Yuu dándole uno a Zack, precipitarnos al vacío para llegar a tierra o a alguno de los barcos. Post data: el user de Zack me ha dado permiso para controlarle ya que no tiene tiempo para postear.
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Terminó de arrancar de la carne el último de los cuchillos, recuperando todas sus armas. Estas levitaban a su alrededor, goteando sangre y formando un muro de acero entre él y el resto del mundo. Sin embargo no parecía que fueran a servir de nada en aquella ocasión, no con aquel monstruo... chistó, frustrado, y con un gesto hizo que todas las armas volvieran a sus fundas. Ahora no era el momento de limpiar la sangre, debía estar atento a las órdenes de sus superiores. Si alguien podía encargarse de aquel desaguisado era o el gigantón que los había metido en él o Silver... bueno, tal vez al teniente se le quedara un poco grande el asunto. Nervioso, sacó un cigarrillo de su pitillera y lo encendió rápidamente, dando una calada.
- Joder... ¿alguna idea de cómo librarnos de ese monstruo?
Como un fugaz destello el Vicealmirante se plantó en el pecho de la criatura, destrozando al robot de un único puñetazo. El sargento observó la lluvia de metal y chatarra soltando un silbido de admiración, justo antes de que, bueno, todo se fuera a la mierda. El gigante se reconstruyó, su superior pareció quedarse pasmado y Kenzo trató inútilmente de detenerlo con sus telas. En realidad hasta se alegró de que el plan suicida del chico-momia no funcionara, pues si el gigante caía sobre lo único que se interponía entre ellos y el mar, ¿qué diablos iban hacer? Eran mayoría de usuarios de akuma, ¿no? Al menos él, Kenzo y Iulio lo eran.
- Tenemos que largarnos de esta cáscara de nuez - dijo, percatándose del cada vez más peligrosamente cercano nivel del mar.
Sin embargo el amable gigante parecía dispuesto a ayudarles a salir. O tanto como un cañón de proporciones titánicas puede ayudar. Como saliendo de su embobamiento, el Vicealmirante comenzó a gritar órdenes, y para cuando se dio cuenta estaba enrollado por una cosa blanca y pegajosa que salía de Kenzo. Tras verlo encaramarse a la espalda del marine comprendió lo que iba a pasar.
- Oh, mierda... no estoy list.. ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOH!
- Joder... ¿alguna idea de cómo librarnos de ese monstruo?
Como un fugaz destello el Vicealmirante se plantó en el pecho de la criatura, destrozando al robot de un único puñetazo. El sargento observó la lluvia de metal y chatarra soltando un silbido de admiración, justo antes de que, bueno, todo se fuera a la mierda. El gigante se reconstruyó, su superior pareció quedarse pasmado y Kenzo trató inútilmente de detenerlo con sus telas. En realidad hasta se alegró de que el plan suicida del chico-momia no funcionara, pues si el gigante caía sobre lo único que se interponía entre ellos y el mar, ¿qué diablos iban hacer? Eran mayoría de usuarios de akuma, ¿no? Al menos él, Kenzo y Iulio lo eran.
- Tenemos que largarnos de esta cáscara de nuez - dijo, percatándose del cada vez más peligrosamente cercano nivel del mar.
Sin embargo el amable gigante parecía dispuesto a ayudarles a salir. O tanto como un cañón de proporciones titánicas puede ayudar. Como saliendo de su embobamiento, el Vicealmirante comenzó a gritar órdenes, y para cuando se dio cuenta estaba enrollado por una cosa blanca y pegajosa que salía de Kenzo. Tras verlo encaramarse a la espalda del marine comprendió lo que iba a pasar.
- Oh, mierda... no estoy list.. ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOH!
- resumen:
- Me cago muy fuerte en los pantalones con los que está pasando y soy llevado por los aires por Kenzo y Kai.
Nassor
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Atacando a sus propios hombres... ¿tan bajo había caído el Gobierno? ¿Tanto ansiaban sus muertes que estaban dispuestos a sacrificar las vidas de los suyos y sus navíos por verlos hundirse en el fondo del mar? Una mueca de rabia se dibujó en el rostro del pirata mientras veía los enormes proyectiles cayendo y haciendo estragos allí donde impactaban. Flexionó las rodillas y dio un fuerte salto, dejando que el viento le impulsara y guiara su camino. Elevándose por encima del navío, hizo un gesto circular con los brazos manipulando las corrientes de aire para mantenerse levitando sobre este, observando la situación de la flota. Le bastó con unos segundos para comprender que tal y como estaba situada la caótica flota pirata los acorazados marines iban a destrozarlos. No eran tantos como para aniquilarles (seis de momento, pero probablemente había más de camino), pero sí como para hacer suficiente daño moral como para que la escasa coordinación que tenían entre sí se fuera al carajo. ¿Qué debía hacer? ¿Tratar de ganar la victoria o asegurar la supervivencia de la banda? ¿Qué haría Syxel?
- Demonios... - masculló, descendiendo con una gruesa gota de sudor en la sien - ¡Artilleros, recargad! - tomó aire - ¡BALAGUS! ¡Sal de ahí, rápido! ¡Tenemos que salir de este infierno antes de que nos echen a pique!
¿Dónde diablos estaría el tal Yuu y su apoyo áereo? Tan pronto lo pensó, una sombra le tapó y el estruendo de los disparos de energía se impuso sobre la artillería convencional del Heracles. El extraño barco volador del moreno estaba sobre ellos, y el propio dueño descendía con una extraña pieza de tela que ralentizaba su caída. El pelirrojo avanzó hacia él a paso rápido, tendiéndole la mano para estrechársela.
- No podías llegar en mejor momento. Estamos en una situación bastante complicada. Necesito que me contestes rápido: ¿este aparato tuyo tiene alguna clase de bocina de gran potencia, algo con lo que podamos dar mensajes a la flota? Sin Syxel nos hemos quedado totalmente descoordinados. Si no es el caso, necesito que nos ayudes a limpiar un camino de barcos enemigos para que el Heracles pueda salir de este caos y apartarnos de la zona bombardeada.
Había establecido prioridades: si tenían opciones factibles a coordinar la flota para intentar llegar a una victoria lo haría. Pero si no, su prioridad sería poner al Heracles y a los Jigoku a salvo. ¿Dónde diablos estaría Syxel? ¿Tantos problemas le estaba dando el marine en su combate? Esperaba que fuese eso y no que hubiese sido vencido... o ya habrían visto a aquel extraño caballero ir a por ellos, ¿no? Frunciendo el ceño, comenzó de nuevo a dar órdenes a voz en grito, tratando de hacerse oír por encima del estruendo de la batalla.
- ¡Artillería de proa, fuego a discrección! ¡Tenemos que abrir un camino! ¡Roger, corrige el rumbo y trata de sacarnos de aquí!
- Demonios... - masculló, descendiendo con una gruesa gota de sudor en la sien - ¡Artilleros, recargad! - tomó aire - ¡BALAGUS! ¡Sal de ahí, rápido! ¡Tenemos que salir de este infierno antes de que nos echen a pique!
¿Dónde diablos estaría el tal Yuu y su apoyo áereo? Tan pronto lo pensó, una sombra le tapó y el estruendo de los disparos de energía se impuso sobre la artillería convencional del Heracles. El extraño barco volador del moreno estaba sobre ellos, y el propio dueño descendía con una extraña pieza de tela que ralentizaba su caída. El pelirrojo avanzó hacia él a paso rápido, tendiéndole la mano para estrechársela.
- No podías llegar en mejor momento. Estamos en una situación bastante complicada. Necesito que me contestes rápido: ¿este aparato tuyo tiene alguna clase de bocina de gran potencia, algo con lo que podamos dar mensajes a la flota? Sin Syxel nos hemos quedado totalmente descoordinados. Si no es el caso, necesito que nos ayudes a limpiar un camino de barcos enemigos para que el Heracles pueda salir de este caos y apartarnos de la zona bombardeada.
Había establecido prioridades: si tenían opciones factibles a coordinar la flota para intentar llegar a una victoria lo haría. Pero si no, su prioridad sería poner al Heracles y a los Jigoku a salvo. ¿Dónde diablos estaría Syxel? ¿Tantos problemas le estaba dando el marine en su combate? Esperaba que fuese eso y no que hubiese sido vencido... o ya habrían visto a aquel extraño caballero ir a por ellos, ¿no? Frunciendo el ceño, comenzó de nuevo a dar órdenes a voz en grito, tratando de hacerse oír por encima del estruendo de la batalla.
- ¡Artillería de proa, fuego a discrección! ¡Tenemos que abrir un camino! ¡Roger, corrige el rumbo y trata de sacarnos de aquí!
- resumen:
- Hablo con Yuu, ordeno la retirada a los que estaban en el abordaje y doy órdenes de tratar de salir del caos que se ha montado entre ambas flotas, ya sea navegando o abriéndose paso a cañonazo limpio (no disparando contra piratas... de momento).
Ernest F. Mühner
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Al fin en tierra, pero... ¿qué pintaba él ahí? Observó desde su escondite al ejército de soldados de Osuka y la batalla aérea entre los dos tipos trajeados y Edward. ¿Podría aportar algo con su rifle desde la distancia? Probablemente no. Aquellos tipos parecían muy fuertes y sus movimientos eran sobrenaturalmente rápidos. Le recordaban a Jack-sensei, y no le apetecía jugarse la vida cabreando a gente que estaba al nivel de poder de un monstruo como su maestro. Podía sumarse con el resto de soldados a la batalla, pero, ¿sería eso realmente útil? Sí, los números contaban, pero él no era un guerrero más. No era una cuestión de ego, por supuesto, sino que conocía sus capacidades. Había sido entrenado por uno de los mejores asesino de la Revolución por algo, tirarse a tontas y a locas al campo de batalla era malgastar sus dones.
- Lo mejor será tratar de buscar algo que nos ayude a ganar ventaja.
Tal vez el cuartel y sabotear el polvorín, tal vez colarse en algún despacho y aprovechar para robar documentos sensibles, hacer que una pieza de artillería "accidentalmente" disparase sobre las líneas marines... tal vez incluso una bala bien colocada desde la distancia en la cabeza de algún oficial. Ahora la cuestión era estudiar el terreno, buscar una oportunidad y aprovecharla. Se ajustó el cuello de la gabardina tapándose el rostro y sacó una pañoleta roja que se anudó a la cabeza. Si no le reconocían, tal vez pudiera colar la mentira de que era un mercenario o un cazador de recompensas, quién sabía. Todo fuera por ganar tiempo. Avanzó entre las rocas, procurando aprovechar las sombras y no ser visto mientras buscaba no tenía muy claro el qué.
- Ya lo decía mi padre, "esas ideas de atolondrado sólo van a hacer que andes perdido por la vida." Pero dudo que mi viejo se imaginara algo como esto.
Trató de alejarse de la zona de combate buscando sitios más tranquilos y alejados. Tal vez una roca discreta y elevada sobre la que tumbarse a hacer de francotirador con la carabina, un camino al cuartel, alguna estructura que le llamara la atención... aprovechar las oportunidades. Eso era lo que Jack le había enseñado a hacer. Y normalmente era una persona afortunada, ¿le sonreiría su ángel de la guarda también en aquella ocasión?
- Lo mejor será tratar de buscar algo que nos ayude a ganar ventaja.
Tal vez el cuartel y sabotear el polvorín, tal vez colarse en algún despacho y aprovechar para robar documentos sensibles, hacer que una pieza de artillería "accidentalmente" disparase sobre las líneas marines... tal vez incluso una bala bien colocada desde la distancia en la cabeza de algún oficial. Ahora la cuestión era estudiar el terreno, buscar una oportunidad y aprovecharla. Se ajustó el cuello de la gabardina tapándose el rostro y sacó una pañoleta roja que se anudó a la cabeza. Si no le reconocían, tal vez pudiera colar la mentira de que era un mercenario o un cazador de recompensas, quién sabía. Todo fuera por ganar tiempo. Avanzó entre las rocas, procurando aprovechar las sombras y no ser visto mientras buscaba no tenía muy claro el qué.
- Ya lo decía mi padre, "esas ideas de atolondrado sólo van a hacer que andes perdido por la vida." Pero dudo que mi viejo se imaginara algo como esto.
Trató de alejarse de la zona de combate buscando sitios más tranquilos y alejados. Tal vez una roca discreta y elevada sobre la que tumbarse a hacer de francotirador con la carabina, un camino al cuartel, alguna estructura que le llamara la atención... aprovechar las oportunidades. Eso era lo que Jack le había enseñado a hacer. Y normalmente era una persona afortunada, ¿le sonreiría su ángel de la guarda también en aquella ocasión?
- resumen:
- Me alejo de los combates en plan sneaky sneaky y busco una "oportunidad" de liarla. Me explico, voy a explorar mis alrededores y ver si veo algo que pueda llamarme la atención: una ruta hacia el cuartel, una batería de artillería desatendida, algún edificio, o tal vez un lugar discreto y con buena visibilidad donde posicionarme a hacer de francotirador. Si sirve de algo, tengo las características supervivencia y sigilo a Tier 2 (mi personaje es rollo scout, vaya).
Maze
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Sí. Definitivamente Mura se había quedado sola en medio de ese iceberg que rodeaba la isla. ¿Cómo? ¿Cuándo? Esas preguntas se pasaban por su mente al recordar que hasta hacía un par de minutos tenía a sus compañeros a su lado. Resopló, pensando en que Dexter habría notado su ausencia y seguramente se hubiera hecho una idea equivocada, como que ya no le consideraba su capitán. Y aquello mosqueaba a la pelirroja. Cierto era que de toda la banda ella solía ser la más "distante". Y que en otras ocasiones había dejado atrás a las personas que la acompañaban... Pero por motivos totalmente distintos.
"No es mi culpa que me hayan dejado atrás". Se quejó enfurruñada mientras aligeraba el paso. Aunque en gran medida lo era. Nadie era la niñera de nadie. Era obvio. Si se había distraído sabiendo que los demás podían volar o convertirse en polvo era fallo suyo. -Como sea, llegaré dentro de poco.- Replicó, como si se quisiera escusar, justo antes de que una gran explosión se sucediera no muy lejos de donde se encontraba. El estridente sonido y la onda de viento que había generado aquella cosa provocó que Mura volviera en sí. Con los oídos doloridos. Eso y que rodara por el hielo, antes de frenarse a sí misma con sus hilos. -¡¿Qué demonios?!- Se quejó antes de entreabrir los ojos, cerrados por acto reflejo al notar la escarcha que se había levantado como si fuese polvo. A unos cien metros de ella había un cráter enorme en el hielo. Notó un leve dolor por la caída, entumecido en parte por el frío.
Al ver aquello, sus ojos se abrieron como platos y sus instintos le dijeron que se apartara. No había que ser muy listo para saber que aquello podía tener dos consecuencias. Que el hielo se empezara a agrietar y ella acabase atrapada en alguna grieta gigante y aplastada más adelante. O que el hielo no se rompiera pero que más explosiones se sucedieran. Con esa idea en mente, decidió que lo más seguro era avisar a Slade de que les había perdido de vista. Encendió su comunicador mientras retomaba el rumbo, haciendo que su camino ascendiera en esta ocasión como una rampa. Si se ponía lo suficientemente alto podría ver si había algo en el cráter, o eso esperaba.
-¿Slade, habéis llegado ya a Gray Rock?... Escucha, os perdí de vista antes pero ando de camino. Aunque no sé cuanto tardaré... Hace nada hubo una explosión. Hay un cráter enorme en el hielo.- Comentó con algo de dificultad, por estar corriendo y hablando a la vez.
"No es mi culpa que me hayan dejado atrás". Se quejó enfurruñada mientras aligeraba el paso. Aunque en gran medida lo era. Nadie era la niñera de nadie. Era obvio. Si se había distraído sabiendo que los demás podían volar o convertirse en polvo era fallo suyo. -Como sea, llegaré dentro de poco.- Replicó, como si se quisiera escusar, justo antes de que una gran explosión se sucediera no muy lejos de donde se encontraba. El estridente sonido y la onda de viento que había generado aquella cosa provocó que Mura volviera en sí. Con los oídos doloridos. Eso y que rodara por el hielo, antes de frenarse a sí misma con sus hilos. -¡¿Qué demonios?!- Se quejó antes de entreabrir los ojos, cerrados por acto reflejo al notar la escarcha que se había levantado como si fuese polvo. A unos cien metros de ella había un cráter enorme en el hielo. Notó un leve dolor por la caída, entumecido en parte por el frío.
Al ver aquello, sus ojos se abrieron como platos y sus instintos le dijeron que se apartara. No había que ser muy listo para saber que aquello podía tener dos consecuencias. Que el hielo se empezara a agrietar y ella acabase atrapada en alguna grieta gigante y aplastada más adelante. O que el hielo no se rompiera pero que más explosiones se sucedieran. Con esa idea en mente, decidió que lo más seguro era avisar a Slade de que les había perdido de vista. Encendió su comunicador mientras retomaba el rumbo, haciendo que su camino ascendiera en esta ocasión como una rampa. Si se ponía lo suficientemente alto podría ver si había algo en el cráter, o eso esperaba.
-¿Slade, habéis llegado ya a Gray Rock?... Escucha, os perdí de vista antes pero ando de camino. Aunque no sé cuanto tardaré... Hace nada hubo una explosión. Hay un cráter enorme en el hielo.- Comentó con algo de dificultad, por estar corriendo y hablando a la vez.
- Death lee:
- Salir rodando por culpa de la explosión. Considerar que eso puede ser peligroso y, tras recuperarse acelerar el ritmo, crear un camino cuesta arriba con intención de ver que hay en el cráter y llamar por el comunicado a Death para avisarle de que se ha queado atrás y de que ha habido una explosión, pero está bien, de momento.
Eric Zor-El
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¿Qué demonios estaba haciendo esa mujer inútil? Se preguntaba Eric una y otra vez, llevando su mano a la cara con gesto de incredulidad. Se suponía que el plan era salir de allí con aliados, no masacrando gente. Además de eso, Dretch acababa de decir que era del gobierno mundial, ¿en serio ellos eran el cuerpo especial de la ley del mar azul? Era algo que no terminaba de concebir el shandiano de ninguna de las maneras. Un grupo de gente entrenado para matar, para hacer misiones que ningún otro grupo puede, ¿de verdad eran tan negligentes?
Entretanto, podía ver como uno de los piratas miraba a Eric con altivez, como si fuera un ratón en mitad de una manada de hienas, y eso no le gustaba. De forma sutil, canalizando el poder de su fruta en su pie derecho, flexionó su tobillo con la suficiente fuerza como para intentar crear un temblor, mientras gruñía, intentando mecer el barco con ligera violencia y así dar una oportunidad a Kaori para escapar de las manos de ese tal Bob.
«Espero que no sea tan tonta como para no percatarse de mi plan» pensó, buscando la mirada de la muchacha para guiñarle un ojo.
Entretanto, podía ver como uno de los piratas miraba a Eric con altivez, como si fuera un ratón en mitad de una manada de hienas, y eso no le gustaba. De forma sutil, canalizando el poder de su fruta en su pie derecho, flexionó su tobillo con la suficiente fuerza como para intentar crear un temblor, mientras gruñía, intentando mecer el barco con ligera violencia y así dar una oportunidad a Kaori para escapar de las manos de ese tal Bob.
«Espero que no sea tan tonta como para no percatarse de mi plan» pensó, buscando la mirada de la muchacha para guiñarle un ojo.
- Resumen:
- Blablabla+ facepalmear+hacer temblar el barco un poco, casi nada, para darle la oportunidad a Kaori de escapar de Bob
Balagus
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La refriega consecuente de nuestro abordaje resultó ser mucho menos interesante y desafiante de lo que me había imaginado en un primer momento. El buen ánimo inicial, parcialmente alimentado por el reconocimiento de mi labor por el segundo al mando, dio paso abruptamente a la decepción en cuanto la retirada masiva de los marines se hizo patente.
Tres de los susodichos individuos llamaron mi atención cuando, en plena carrera, gritaron a sus compañeros algo sobre un "código 4". Dejando escapar un bufido de desagrado, lancé hábilmente mi hacha, acabando con los desdichados, o al menos con un par de ellos, y recogí sin esfuerzo mi arma en cuanto regresó a mi mano en su curva trayectoria.
- ¡Venid aquí, cobardes! -Bramé, encolerizado por momentos.- ¡Demostradme que tenéis las agallas y la fuerza de la que tanto presumís!
Al ver mis bravatas y burlas ignoradas por completo, mi rabia contra aquellos hombrecillos tan hipócritas empezó a apoderarse de mi mente sin apenas oposición por mi parte. Aferrando con fuerza mis armas, llamé a Misha de un silbido y marché con pasos firmes y ominosos hacia los últimos supervivientes del navío.
Debía de dar bastante miedo visto desde fuera si mi enajenado ánimo me impidió atender a las advertencias de mis compañeros, el resto de las embarcaciones cercanas alejándose y unos acorazados disparando directamente a nuestra posición. Afortunadamente, fue una gentil bala de cañón, del tamaño de mi propia cabeza si no más, acaso, lo que me abrió de nuevo los sentidos al pasar a escasos centímetros de mi nariz.
Un rapidísimo vistazo a mi alrededor me confirmó lo que una pequeña voz dentro de mi cerebro me había estado intentando comunicar a voz en grito. Tomando la que, probablemente, hubiera sido la decisión más rápida de toda mi vida, palmeé a Misha en el lomo para dar media vuelta y silbé con fuerza, atrayendo la atención de los tripulantes de nuestro barco que aún quedaban en la zona.
- ¡Nos largamos ya, chicos! ¡Vámonos, vámonos!
Y con toda la velocidad que mis piernas pudieron darme, regresé al punto de origen del abordaje, ayudé a hombres y animales a cruzar y, finalmente, salté yo mismo al tiempo que ambas embarcaciones se separaban, cubriendo el considerable trecho con dos compañeros bajo mis brazos.
Entre el caos y la agitación de mis pensamientos, pude identificar la imagen de unas llamas negras sobre la madera, explosiones de más barcos de la Marina, y un chico que me había acompañado en el abordaje. Pero entonces, ¿por qué no estaba éste de vuelta en nuestro barco? ¿Y por qué, en cambio, sí encontraba a otro sujeto al que no conocía absolutamente de nada?
Negué con la cabeza, reordenando mis prioridades en mi cabeza. Mis funciones como contramaestre eran las de asegurar la disciplina y la lealtad de nuestros subalternos, así como su seguridad, y ahora mismo tenía a uno de ellos en mitad de un navío condenado y envuelto en llamas negras como la noche salidas de ninguna parte.
- ¡Vuelve aquí ahora mismo! -Bramé con toda la fuerza de mis pulmones, tratando de hacerme oír por el albino.- ¡O yo mismo iré a sacarte con mis manos, y luego te daré una paliza!
Sin embargo, parecía que ya había algo así como un plan en marcha. No obstante, dejé mis armas en cubierta y ordené a Misha que se prepara para impulsarme en caso de que tuviera que intervenir. Los navíos aún no se habían alejado lo suficiente, y el salto era posible.
Tan sólo deseaba no tener que cometer tamaña locura por aquel chaval.
Tres de los susodichos individuos llamaron mi atención cuando, en plena carrera, gritaron a sus compañeros algo sobre un "código 4". Dejando escapar un bufido de desagrado, lancé hábilmente mi hacha, acabando con los desdichados, o al menos con un par de ellos, y recogí sin esfuerzo mi arma en cuanto regresó a mi mano en su curva trayectoria.
- ¡Venid aquí, cobardes! -Bramé, encolerizado por momentos.- ¡Demostradme que tenéis las agallas y la fuerza de la que tanto presumís!
Al ver mis bravatas y burlas ignoradas por completo, mi rabia contra aquellos hombrecillos tan hipócritas empezó a apoderarse de mi mente sin apenas oposición por mi parte. Aferrando con fuerza mis armas, llamé a Misha de un silbido y marché con pasos firmes y ominosos hacia los últimos supervivientes del navío.
Debía de dar bastante miedo visto desde fuera si mi enajenado ánimo me impidió atender a las advertencias de mis compañeros, el resto de las embarcaciones cercanas alejándose y unos acorazados disparando directamente a nuestra posición. Afortunadamente, fue una gentil bala de cañón, del tamaño de mi propia cabeza si no más, acaso, lo que me abrió de nuevo los sentidos al pasar a escasos centímetros de mi nariz.
Un rapidísimo vistazo a mi alrededor me confirmó lo que una pequeña voz dentro de mi cerebro me había estado intentando comunicar a voz en grito. Tomando la que, probablemente, hubiera sido la decisión más rápida de toda mi vida, palmeé a Misha en el lomo para dar media vuelta y silbé con fuerza, atrayendo la atención de los tripulantes de nuestro barco que aún quedaban en la zona.
- ¡Nos largamos ya, chicos! ¡Vámonos, vámonos!
Y con toda la velocidad que mis piernas pudieron darme, regresé al punto de origen del abordaje, ayudé a hombres y animales a cruzar y, finalmente, salté yo mismo al tiempo que ambas embarcaciones se separaban, cubriendo el considerable trecho con dos compañeros bajo mis brazos.
Entre el caos y la agitación de mis pensamientos, pude identificar la imagen de unas llamas negras sobre la madera, explosiones de más barcos de la Marina, y un chico que me había acompañado en el abordaje. Pero entonces, ¿por qué no estaba éste de vuelta en nuestro barco? ¿Y por qué, en cambio, sí encontraba a otro sujeto al que no conocía absolutamente de nada?
Negué con la cabeza, reordenando mis prioridades en mi cabeza. Mis funciones como contramaestre eran las de asegurar la disciplina y la lealtad de nuestros subalternos, así como su seguridad, y ahora mismo tenía a uno de ellos en mitad de un navío condenado y envuelto en llamas negras como la noche salidas de ninguna parte.
- ¡Vuelve aquí ahora mismo! -Bramé con toda la fuerza de mis pulmones, tratando de hacerme oír por el albino.- ¡O yo mismo iré a sacarte con mis manos, y luego te daré una paliza!
Sin embargo, parecía que ya había algo así como un plan en marcha. No obstante, dejé mis armas en cubierta y ordené a Misha que se prepara para impulsarme en caso de que tuviera que intervenir. Los navíos aún no se habían alejado lo suficiente, y el salto era posible.
Tan sólo deseaba no tener que cometer tamaña locura por aquel chaval.
- Resumen:
- - Reventar marines (usada técnica del Hacha Bumerán), indignarme mucho y darme cuenta por las malas de que igual, sólo igual, no mola la idea de quedarse más tiempo porque sí.
- Regresar a nuestro barco a toda prisa, tratando de asegurarme de que suben todos pero sin llegar a reparar en Ragnar.
- Dejar mis armas y prepararme para saltar de vuelta, con Misha para propulsarme, en caso de tener que ir a salvar al albino.
Gareth Silverwing
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La había liado un poquito. Subestimé la escala del géiser que había creado y había acabado proyectándonos a ambos a gran velocidad a las alturas. Entre todo el vapor, el desorden que había provocado y el hecho de que no dejaba de dar vueltas de forma descontrolada en el aire no era capaz de localizarla. En fin si ha sobrevivido se encontrará en un estado que le impedirá dar problemas por un rato. En cuanto a mi...
Capté mi atención en dos pequeños objetos que volaban en mi dirección. Notaba su señal térmica. Eran pequeños y metálicos, con la forma de los cuchillos que rechacé antes. Hice desaparecer a Zinogre y los intercepté con un rápido movimiento de ambas manos. Junto con el que había parado con la boca y los dos que me acababa de quitar hacían cinco cuchillos que me guardé en los bolsillos. Puede que los necesitase más adelante.
Mientras el vapor se disipaba pude ver que había hecho un gran agujero en el hielo, ahora sólo teníamos la mitad por esa zona. Pero bueno creo que seguirá siendo suficiente. Me tranquilicé un poco y me centré en terminar con el Burst Mode, ya estaba poniendo una gran carga sobre mi cuerpo. Descendí en dirección a las rocas de la costa para encontrar un lugar más o menos apartado. Necesitaba unos minutos para recuperarme de las heridas y coger fuerzas de nuevo. Me recosté en uno de los salientes del acantilado y cerré los ojos para centrarme en las heridas que tenía, a parte de magulladuras y rasguños que ya prácticamente estaban sanados, tenía una brecha en la cabeza, un ojo ligeramente dañado, los tímpanos seguramente perforados, dos puñaladas que no habían terminado de cerrar y un corte en el abdomen que tampoco había terminado de curar. Me bastaba con que no sangrasen mucho y me dejasen hacer mi trabajo.
Cogí el DDM y lo configuré en un canal abierto de la marina.
- Aquí el capitán Arthur Silverwing. He terminado de rechazar a la pirata Aki de forma exitosa... mas o menos. Solicito saber la situación actual de la isla.
Sabía que se había armado la de dios ahí, es decir, con un vistazo me bastaba, pero si iba a actuar necesitaba saber cual era más o menos la situación y como debía actuar.
Capté mi atención en dos pequeños objetos que volaban en mi dirección. Notaba su señal térmica. Eran pequeños y metálicos, con la forma de los cuchillos que rechacé antes. Hice desaparecer a Zinogre y los intercepté con un rápido movimiento de ambas manos. Junto con el que había parado con la boca y los dos que me acababa de quitar hacían cinco cuchillos que me guardé en los bolsillos. Puede que los necesitase más adelante.
Mientras el vapor se disipaba pude ver que había hecho un gran agujero en el hielo, ahora sólo teníamos la mitad por esa zona. Pero bueno creo que seguirá siendo suficiente. Me tranquilicé un poco y me centré en terminar con el Burst Mode, ya estaba poniendo una gran carga sobre mi cuerpo. Descendí en dirección a las rocas de la costa para encontrar un lugar más o menos apartado. Necesitaba unos minutos para recuperarme de las heridas y coger fuerzas de nuevo. Me recosté en uno de los salientes del acantilado y cerré los ojos para centrarme en las heridas que tenía, a parte de magulladuras y rasguños que ya prácticamente estaban sanados, tenía una brecha en la cabeza, un ojo ligeramente dañado, los tímpanos seguramente perforados, dos puñaladas que no habían terminado de cerrar y un corte en el abdomen que tampoco había terminado de curar. Me bastaba con que no sangrasen mucho y me dejasen hacer mi trabajo.
Cogí el DDM y lo configuré en un canal abierto de la marina.
- Aquí el capitán Arthur Silverwing. He terminado de rechazar a la pirata Aki de forma exitosa... mas o menos. Solicito saber la situación actual de la isla.
Sabía que se había armado la de dios ahí, es decir, con un vistazo me bastaba, pero si iba a actuar necesitaba saber cual era más o menos la situación y como debía actuar.
- Resumen:
- Descansar del combate para recuperarme un poco de las heridas y pedir por DDM que me digan la situación de la plaza.
Worgulv
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-Anda, ve y diviértete. Pero no seas malo con los otros niños.
Si su capitán consideraba que esa contienda no afectaría a sus planes o a su alianza en silencio, el hombre estaba más que dispuesto a librarla. Agachando levemente la cabeza, lanzó una plegaria a los dioses, el hombre agarro con fuerza su martillo con ambas manos, había algo que estaba deseando probar desde hace mucho tiempo.
Poco a poco noto como el poder de los dioses lo envolvía, haciendo brillar su arma y generando un par de alas a su espalda que mantuvo replegadas, no las iba a necesitar por ahora, un aura de color negro con reflejos azulados empezó a formarse en la superficie del arma, lo que quería probar en un combate real eran los pequeños artilugios que se encontraban pegados a sendos lados de la cabeza del martillo, ya que los dioses le habían obsequiado con el poder de la velocidad.
-Bueno muchacho si no te acuerdas de mí. Te refrescare la memoria. Nos vim….
El hombre no tenía interés alguno en las palabras de su contrincante, de hecho, ni siquiera las escucho, estaba tan emocionado por probar el nuevo artefacto y por entrar en combate que simplemente, se acercó rápidamente a su oponente y con todo el poder que logro reunir lanzo un golpe a la altura del pecho de su oponente, los artilugios se separaron mínimamente del arma, con un chispazo, el martillo salió a una velocidad que nunca creyó posible.
Si su capitán consideraba que esa contienda no afectaría a sus planes o a su alianza en silencio, el hombre estaba más que dispuesto a librarla. Agachando levemente la cabeza, lanzó una plegaria a los dioses, el hombre agarro con fuerza su martillo con ambas manos, había algo que estaba deseando probar desde hace mucho tiempo.
Poco a poco noto como el poder de los dioses lo envolvía, haciendo brillar su arma y generando un par de alas a su espalda que mantuvo replegadas, no las iba a necesitar por ahora, un aura de color negro con reflejos azulados empezó a formarse en la superficie del arma, lo que quería probar en un combate real eran los pequeños artilugios que se encontraban pegados a sendos lados de la cabeza del martillo, ya que los dioses le habían obsequiado con el poder de la velocidad.
-Bueno muchacho si no te acuerdas de mí. Te refrescare la memoria. Nos vim….
El hombre no tenía interés alguno en las palabras de su contrincante, de hecho, ni siquiera las escucho, estaba tan emocionado por probar el nuevo artefacto y por entrar en combate que simplemente, se acercó rápidamente a su oponente y con todo el poder que logro reunir lanzo un golpe a la altura del pecho de su oponente, los artilugios se separaron mínimamente del arma, con un chispazo, el martillo salió a una velocidad que nunca creyó posible.
- REsumen:
- Ataco a Bleyd
- Cosas usadas:
- Haki:
- Nivel de Desarrollo: Nivel 9, Haki Magnifico. (usable hasta nivel 6)(Predilecto)
Niveles de Armadura: 9. (usable hasta 6)
Niveles de Armamento: 9. (usable hasta 6)
Sintonía: Bastión y Tizona.
Uso: 20 asaltos
Fe imparable: Después de las continuas muestras de Fe en los dioses en batalla y al uso de Haki en las mismas, Worgulv posee fuerza y dureza suficiente para al blandir sus armas y no recibir daños a causa de las mismas. De manera activa, al usar su Haki su poder de destrucción aumenta un 50%
Fe imparable II: De forma activa, su poder de destrucción al usar Haki de armamento se ve incrementada en un 75%
- Técnica:
- BENDICIÓN DEL WALHALA: Dos alas surgen en tu espalda, permitiéndote volar a hasta 100 km/h. Al mismo tiempo, tu fuerza se triplica, y tu piel adquiere una dureza próxima a la de Mjolnir (dureza de diamante). Este estado dura 2 turnos, y tras él, sufrirás una debilitación menor. Una vez activas este efecto, no puedes cancelarlo. En este estado, cualquier arma que portes adquirirá la dureza de Mjolnir y un aura brillante la cubrirá
- Artilugio:
- Calidad de objeto: épica (Lotería garantizado)
Nombre del objeto: Meginnjörð
Descripción: Este artilugio en cuestión, consta de dos imanes que se sitúan a ambos lados del arma deseada, aferrándose fuertemente mientras no se este activando. Ambos imanes tienen una forma circular y ambos portan una runa idéntica, el Vegvísir.
Habilidades especiales Al activarse, los dos imanes se despliegan a cierta distancia del arma, situándose a unos 5 cm de esta paralelamente.
Basándose en el principio del motor homopolar, los imanes como conductores paralelos (los rieles) son alimentados por una corriente eléctrica. El arma transformada en proyectil se coloca haciendo contacto con ambos imanes cerrando el circuito. La corriente que se produce interactúa con los fuertes campos magnéticos generados por el paso de la electricidad a través de los conductores y esto acelera el proyectil linealmente en la dirección de los rieles, disparando la cabeza de un martillo de guerra con una aceleración de 1,5 mach como máximo.
- Stats:
- Poder de destrucción: 6 + 75%
Fuerza: 2 + 200%
Pericia: 6
Agilidad: 4
Resistencia: 4
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Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
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