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El comienzo de la investigación
La misma situación para todos. 4:23 PM y los que están en barcos os encontráis rodeados de una densa niebla, extraña. Los que tengan haki mantra nivel 3 o más sentirán que hay algo extraño en esta niebla, como si fuese parte de “alguien” (No, no es Krauser). La verdad es que es bastante raro.
Niebla verde: Los que estén cerca de este lugar podrán sentir un clima tropical, ni mucho calor ni mucho frío, parece el sitio perfecto para ir de vacaciones. Aunque sentís que las nubes se están aproximando al igual que la humedad. ¿Lloverá? (Números 16, 1, 17, 27, 5, 10, 24, 15, 22, 26, 14, 16, 8, 35, 30, 6, 39, 38, 13)
Niebla azul: Un frío enorme se siente por estos lares. La nieve cae del cielo en pequeños copos cristalinos y el mar parece empezar a solidificarse. Tal vez sea la hora de buscar tierra firme. (Números 33, 32, 21, 20, 19, 37, 40, 31)
Niebla naranja: Calor, tan solo mucho calor. El sol no penetra el manto de niebla, pero aun así sentís como si fuera vapor hirviendo. Más os vale haber traído mucha agua potable y fría, ya que al parecer el agua del mar está demasiado caliente. (Números 25, 2, 4, 9, 3, 23, 11, 36, 28, 7, 29, 18, 12)
- 1 (Dexter, Death y Worgulv):
Os encontráis en vuestro barco. Estáis rodeados de una densa niebla y cualquiera que tenga haki mantra lv 3 podrá sentir presencias muy poderosas por el sur. No podéis ver mucho, si salís fuera lo único que podréis ver son rocas hacia esa dirección y lo que parece ser una extraña pero pequeña isla. ¿Qué habrá hacia ese lugar?
- 2 (Bleyd):
Viajas en un pequeño submarino no muy acogedor. Estáis por el fondo del mar y notas una calor increíble. El metal del submarino se está dilatando y la presión aumenta, si esto sigue así… Podrás estar en peligro. Por suerte junto a ti viajan unos 10 marineros que te van a pagar por protegerlos, tal vez ellos sepan que hacer.
- 3 (Kasan):
Te estás acercando a una zona montañosa en un pequeño barco mercante. Tú sabrás porqué estás allí, la cuestión es que estás rodeado de niebla y no puedes ver mucho. Sientes que hace un calor sofocante y si te fijas bien, al norte donde las montañas, una especie de desierto comienza, pegado al mar que parece estar hirviendo.
- 4 (Mura, Akagami, Ryuta, Rhapsodia y Nagato):
Parece que habéis llegado cerca de una zona rocosa, aunque no podéis ver mucho más. Los recursos se os han agotado, casi. Os queda tan solo tres botellas de agua fresca y al parecer las necesitaréis (de 2 litros cada una). Tal vez lo mejor será anclar en esa zona y rodear las rocas, vosotros decidís que hacer.
- 5 (Flea):
Parece que estás en un barco mercante que te ha acercado lo más que han podido. Puedes ver una pequeña isla llena de vegetación hacia el este y una mucho más grande al oeste, que parece ser que continúa hacia el sudoeste. Justamente al sud unas rocas tapan el camino hacia una playa, aunque no puedes ver nada más. Los mercaderes te ofrecen un bote, ya que debes irte ya y a ellos no les gusta estar mucho tiempo por allí.
- 6 (Heaten y Kuro):
Vais en una pequeña flota de la marina, acompañados de unos tres barcos más. En cada uno hay unos diez reclutas y un teniente. Os estáis acercando hacia donde debería estar la isla, aunque no podéis ver mucho más.- Heaten:
Estás en un camarote y un recluta con ropa marine, gafas de pasta color rojas y un cabello casi a la altura de los hombros y oscuro.
- Señorita Heaten, falta poco para llegar. Será mejor que vayas preparándote.
- Kuro:
Pareces un poco cansado ya que la noche anterior no pudiste dormir mucho. Al parecer alguien se la pasó cantando y no te dejó dormir. Escuchas la puerta sonar y se abre. Alguien con capa de capitán entra. Tiene un aspecto robusto, un grueso bigote rubio y un pequeño mechón del mismo color en la frente.
- Kuro, pronto estaremos en la posición debida. Puedes ir a la cocina y alimentarte, te veo cansado.
Tras esas palabras sale y se va.
- 7 (Etsu):
Parece que te han ofrecido para una misión. Vas junto a unos novatos del CP en un pequeño barco. Estás en la cubierta, mirando al horizonte, aunque poco puedes ver por la niebla. Al oeste puedes ver como una zona desértica comienza, en una playa donde el agua parece estar evaporándose. Al parecer vais hacia esa zona. Tenéis que investigar sobre el extraño artefacto que están desarrollando y tú misión es destruirlo si lo encuentras.- Aspecto de tus compañeros:
- 8 (Gajeel):
Te encuentras en el camarote de un pequeño barco de la marina. Junto a ti se encuentran unos 4 tenientes que están a tu cargo. Si sales a cubierta podrás ver, muy a lo lejos, que al norte de ti hay un pequeño barco. No solo eso, sino que hacia el este, si te fijas muy bien, parece que hay una pequeña playa.- Tenientes (así, pero con ropa de marines):
- 9 (Sawn y Leonel):
Viajáis en el barco de vuestra banda. Aún os queda provisiones, pero de agua andáis bastante flojos. Os quedan exactamente ocho botellas de agua fresca, de capacidad de dos litros. Al norte vuestro una pequeña zona rocosa, por la que podrías amarrar el barco. No parece una zona difícil de escalar ya que no hay mucha pendiente.
- 10 (Nolan):
Vas en un pequeño barco con varios aventureros, algunos están llenos de cicatrices, otros simplemente parecen no haberse duchado en días. Todo el lugar huele a pescado podrido. Estás en la cubierta, intentando respirar aire fresco y cerca de ti hay varios aventureros más. Tal vez sea bueno intentar entablar una conversación. Parecen personas simpáticas aunque la chiquilla bajita con un lazo en la cabeza tiene cara de estar de mal humor.- Aventureros:
- 11 (Al, Arthur, Jack y Kai):
Buff, menuda calor hace en vuestro barco, ¿no creéis? Será mejor hablar con Al y que os haga algún granizado, no estaría nada mal. Eso sí, comida os queda más bien poca, tan solo tres porciones de pizza, y sois cuatro. Tienen bacon, carne picada, tomate, queso, pollo asado y la sustancia “X”, una salsa secreta de la Pizzería “Mamma mia”. Aunque hay algo peor, tan solo queda una botella de agua de dos litros para cada uno.
Os estáis acercando a una zona aparentemente desértica, con una playa extraña. En la arena caliente podéis ver peces muertos, algunos llenos de mugre y otros de los cuales solo se pueden ver las espinas.
¿Quién será el más rápido y que cogerá los últimos trozos de pizza?- Pizza:
- 12 (Bya, Theo, Yoko y Viole):
El regalo de Dexter ha sido el mejor que habéis recibido. Os encontráis en el loto Púrpura y por suerte tenéis comida de sobras. Habéis tenido tiempo de llenar la despensa, aunque... ¿Quién fue quien lo hizo? El idiota que se ocupaba de eso trajo menos agua de lo que debería y tan solo os quedan catorce litros...
Para colmo, parece que os estáis acercando a la zona desértica, un lugar donde la temperatura es exageradamente alta y con tan solo estar en cubierta sudáis como pollos. Aunque por suerte podéis ver que al oeste hay una pequeña zona donde amarrar el barco, una zona rocosa y un poco más adelante, una pequeña montaña que parece no muy empinada, perfecta para empezar a practicar alpinismo.
- 13 (C.K):
Te acabas de despertar y vas en un pequeño barco de madera. Al parecer junto a ti viajan Mathew, vuestro jefe. A parte hay tres personas más que forman parte del CP5. Son Jayce (Un hombre que aparenta unos 27 años) , Morgana (una mujer de unos 32 años) y Vi (un joven chico o chica de unos 16 años). Parece ser que junto a Vi hay un perro de pelaje negro y blanco, bastante dócil.
¿Has dormido bien? Parece que sí. Lleváis 14 horas turnando vuestras horas de sueño, vigilando de uno en uno el barco. Los otros están en la cubierta, mirando hacia todos lados y tú te encuentras en un pequeño aunque acogedor camarote.
Parece que os encontráis en una especie de canal por un río. Si subes puedes ver cómo frente al barco hay un pequeño puente y parece ser que no podréis seguir adelante. Mathew decide que lo mejor es anclar el barco y subir usando el Geppou. ¿Les seguirás? El puente parece estable y relativamente nuevo, parece que da a dos sitios plagados de vegetación. Una salida está al sur y otra al norte.- CP:
- 14 (Frog):
Un pequeño barco mercante es tu lugar de acogida. Al parecer estás en cubierta y desde ahí puedes ver que al norte y al este comienzan lo que parece ser zonas con bastante vegetación. Mientras miras atentamente, tres tipos se acercan a ti. Uno tiene un aspecto rudo, con un guante enorme a su espalda. Otro tiene un peinado extravagante y un espadón y el último no parece mucha cosa, aunque parece creerse un guaperas y porta un rifle. El del espadón te saluda y te ofrece su mano.
- ¿Qué? ¿Vienes en busca de dinero, ranita? Soy Jones. El del rifle es Malzahar y el otro, Garen. Venimos en busca de tesoros, ya que nos dedicamos a la caza de estos. ¿Qué haces por aquí?
Al parecer parecen amigables, aunque sus caras dan un poco de mal rollo, parece que tienen otras intenciones.- Cazatesoros:
- 15 (Der, Reira y Rebeka):
Vaya, bonito día hace, ¿no? Estáis rodeados de niebla, aunque por suerte, si salís a cubierta, podéis ver que tanto al este como al suroeste hay bastante vegetación, por lo que es muy posible que hayáis llegado al lugar adecuado.
Gracias a un navegante, llamado Gangplank, bastante simpático que se os ha ofrecido ayuda, habéis conseguido llegar sanos y a salvo. Es rubio, con camisa blanca y abierta, dejando ver su pecho rasurado. Se ofrece acompañaros, aunque extrañamente está interesado en Reira y Rebeka, ya que sus miraditas durante el viaje lo dicen todo.
- ¿Queréis algo más, chicos? – Tras esa pregunta lanza una mirada pícara a Rebeka. ¿Se estará insinuando?- GP:
- 16 (Empa, Deri, Nemo, Amy):
Bonito barco que viaja entre la niebla… Solo hay un problema, al parecer os habéis perdido. Lleváis rato navegando de un lado a otro y no encontráis absolutamente nada, ni siquiera una pequeña roca o cualquier cosa que os de pistas de hacia dónde debéis dirigíos. Por suerte tenéis los suficientes recursos para aguantar un par de días más a la deriva.
Los que tengan haki mantra lv 2 o más se percatará que al sureste hay unas presencias extrañas, al parecer poderosas. ¿Tal vez sea una señal de hacia donde dirigíos?
- 17 (Rose, Mido y Kabil):
Tengo malas noticias para vosotros, os habéis perdido. ¿Cómo se puede tener tanta mala suerte? Quien sabe… Por suerte, si alguien tiene haki mantra lv 2 o más podrá percatarse de que hacia el sur hay unas presencias extrañas, tal vez algún barco o… Tierra firme. Así que ya sabéis, o seguís dando vueltas sin parar, u os dirigís hacia el sur.
- 18 (Johnny):
Viajas en un pequeño buque de la marina junto a varios reclutas. Por suerte hay alguien conocido, tu jefe de tripulación, Genos. Estáis todos bajo su liderazgo y debéis seguirle. Vuestra misión es clara, descubrir donde se encuentra el arma y destruirla o robarla.
Tu jefe, capitán de la Brigada Disciplinaria, se encuentra en cubierta, mirando hacia lo que parece ser una zona rocosa. Tiene cara de pocos amigos y no parece muy parlanchín. Aunque tal vez puedas intentar conocer a los reclutas que os acompañan…- Spoiler:
- 19 (Akashi):
Parece que no ha sido buena idea salir a navegar solo, sin tu tripulación… Tu barco se ha estancado entre dos icebergs y parece que no puedes seguir adelante con el… Solo te queda hacer una cosa, caminar. Una fina capa de hielo cubre el mar y delante de ti, varios metros después del hielo, parece que hay una pequeña montaña helada. Por suerte has viajado lleno de provisiones, aunque cruzar el hielo con mucho peso… Parece peligroso.
- 20 (Teobaldo):
Vas en un barco mercante y llegas a una zona helada. El mar parece convertirse en hielo y el mercader no te quiere llevar más hacia allá. Deja que te lleves provisiones, pero si quieres seguir adelante, debes hacerlo solo.
Si sales, verás que hacia el sureste un barco se ha estancado entre dos iceberg, tal vez sea bueno ir y prestarle ayuda.
- 21 (Keth):
Llegas solo en un pequeño barco y parece que no puedes seguir adelante. Delante de ti, hacia el sur, hay una llanura nevada. Puedes ver algo a lo lejos que hay varias personas intentando atravesar una leve ventisca de nieve, tal vez sea bueno ir con ellos y no seguir solo… No sé, creo yo.- Personas:
- 22 (Kuroi y Kaede):
Os encontráis ambos en la cubierta de un barco. Este barco está ocupado, por un padre y un hijo, el padre se llama Juan y el hijo Rodolfo. No, no es broma, vais en el barco de dos aventureros. Parecen gente bastante simpática que se ha ofrecido a ayudaros.
Podéis ver que al sur empezáis a ver la isla, cubierta por bastante vegetación. El padre se acerca a vosotros y decide hablaros.
- ¡Hey! ¿Qué tenéis pensado hacer? Seguimos hacia el sur… ¿O tal vez buscamos otra ruta?- Padre e hijo:
- 23 (Pato):
Parece que has tenido suerte, relativamente. Te encuentras en mitad de un desierto, con una calor sofocante que casi no te deja ni recordar cómo has llegado hasta ahí. La suerte es que no estás solo, y que tienes bastante agua. Vais montados en unos animales extraños y junto a ti viajan un hombre, una mujer y lo que parece ser un gyojin (tal vez es gracias a él que tenéis tanta agua). Y bueno, también os acompaña un animal extraño, parece ser un perro o tal vez un sapo gigante…
A lo lejos empezáis a ver algo extraño, una especie de pequeña montaña o cueva, aunque parece que llegar hasta allí será difícil…
El hombre se llama John. La mujer es Leyla y el gyojin Nami. El hombre se da cuenta de lo que hay delante, por lo que para y decide preguntar.
- Chicos… ¿Vamos hacia allí o pasamos de largo? Vosotros decidís.
NOTA: Harán lo que tú digas, ya que pensarán que es la mejor opción. Los tres son rango comandante excepto John, que es capitán.- Spoiler:
- 24 (Drake Ray):
Viajas en un pequeño barco de la marina, junto a varios reclutas y lo que parece ser un teniente. Éste último y tú tenéis a los reclutas bajo vuestro mando, así que vosotros decidís que hacer. Acabáis de llegar a la isla y puedes ver desde cubierta que al sur comienza un pequeño bosque, tal vez es la mejor opción. ¿Qué piensas hacer?
Por cierto, el teniente se llama Jax.- Spoiler:
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- 25 (Rocket y Xanxus):
Un mapache y un humano viajando juntos por un bien común. Ambos sabéis lo que hay en esa isla y al parecer la habéis encontrado. Viajáis en un pequeño barco, fácil de manejar. Desde cubierta podéis ver que justo al norte comienza un bosque algo “muerto” y al este, una zona montañosa. Entre las dos zonas hay un canal. ¿Será buena idea seguir navegando por el agua hacia el canal, o tal vez es mejor ir a tierra? Vosotros decidís.
- 26 (Acaelus):
Hace poco has tenido un accidente viajando en un barco mercante, y ahora te encuentras en un pequeño bote, solo, ya que los demás se han ahogado. Frente a ti hay tres salientes (justo al este) y la verdad es que parecen plagados de vegetación. Tal vez lo mejor sea intentar trepar por las rocas, que parecen fáciles, y llegar arriba. Aunque la otra opción es seguir navegando.
- 27 (Drako y Saske):
Vice-Almirante Drako, ante ti tienes tu nueva tripulación. Parece que todos son jóvenes promesas y os encontráis en un buque de la marina. Estáis siguiendo hacia el sur, buscando las coordenadas que os marcaron. Vuestra misión es descubrir donde se encuentra el científico loco y acabar con él, sino tarde o temprano el mundo será destruido.
Será mejor que vayáis preparando vuestras armas, la guerra comenzará pronto.- Jóvenes promesas:
- 28 (Drake Kyra):
Hay Dios, que calor… Estás en medio de un desierto, y como el nombre del lugar indica, está totalmente desértico. No hay nada, ni un solo alma. Tan solo te queda la mitad de un buen bocadillo (tú eliges de que es) y una botella de agua de dos litros que está por la mitad. Por suerte te has agenciado de un camello que te encontraste por el camino y ya no tienes que caminar.
Aunque… ¿Qué es eso que ves a lo lejos? Si tu vista no te falla, crees poder ver una especie de oasis. O eso, o tal vez es un espejismo.
- 29 (Esmejit):
Estás en un barco junto a varios revolucionarios. Al parecer no podéis avanzar más ya que frente a vosotros hay un enorme ecosistema montañoso. Hace calor, sin duda, y si quieres seguir debes aprender a escalar. Por suerte tenéis los materiales suficientes para llegar hasta la cima.- Revos:
- 30 (Roy):
Te encuentras en un pequeño barco junto a algunos tripulantes de Darksnake. Hay siete personas a parte de ti, así que parece que será fácil. Si subes a cubierta podrás ver que al norte hay una pequeña isla con arena y vegetación. Al este, un saliente por el que parece difícil escalar, aunque lo alto hay vegetación. Tú decides hacia donde ir, así que prepárate para la aventura.- Miembros:
- 31(Kaito, Edward y Sinclair):
Habéis llegado en vuestro barco a una llanura nevada, pero parece que no podéis avanzar más, debéis dejar el barco atrás. Delante vuestro una pequeña ventisca de nieve y, si tenéis una muy buena vista, podéis ver que a lo lejos parece haber un edificio, aunque no podéis ver nada más. ¿Qué haréis? Será mejor que os pongáis de acuerdo.
- 32 (Rong):
Viajas en un pequeño barco con las suficientes provisiones para superar un par de días más navegando, aunque puedes ver que gusto en frente de ti hay un saliente. No podrás avanzar más en barco, así que deberás ir a pie e intentar escalar aquello. Por suerte cuentas con cuerdas y demás, aunque tampoco parece muy difícil escalar. En lo alto puedes ver un bosque, el cual está cubierto por un manto de nieve.
- 33 (Rowan y Eoghan):
Lleváis un par de días navegando hacia una isla desconocida, de la cual no hay información alguna. Por suerte encontráis una zona interesante, dos zonas boscosas al suroeste y sureste, y entre ambas, un canal. Podéis seguir navegando o intentar entrar en aquellas zonas, vosotros decidís.
- 34 (Desconocido):
Alguien viaja por el cielo de una u otra manera, pocos pueden verlo, pocos pueden sentirlo.
- 35 (Angle):
Te encuentras navegando sin saber dónde estás. Al menos tienes compañía y junto a ti, en el barco en el que estás, se encuentran un grupo pequeño de revolucionarios. No os conocéis, ninguno ha salido de su camarote hasta ahora, que un tipo rellenito y con gorra roja ha comenzado a gritar.
- Por fin veo algo. ¡Al fin veo algo! – Grita con voz ronca.
Parece que tiene una buena vista, ya que nadie más puede ver nada a parte de niebla. Todos van hacia dónde está ese tipo, a cubierta, y se acercan sorprendidos a él. Tal vez sea hora de intentar tener una amistad o alguien que pueda ayudarte…- Revos:
- 36 (Sandor):
Hace calor, mucha calor. Por suerte portas barrios barriles de 10 litros llenos de agua fresca. Estás acompañado de lo que parece ser un animal extraño. Es grande, de 5 metros y parece un lobo con un hocico… ¿Largo? Por suerte estáis en el desierto y el lleva todo el peso, al igual que varios kilos de comida. De repente el “lobo” empieza a olfatear el suelo y sale corriendo. ¿Dónde irá? ¿Deberías seguirlo? Lleva todas las provisiones…- Animal:
- 37 (Sbun):
Menos mal que pagaste bien al capitán del barco mercante en el cual te encuentras… Se ha ofrecido a llevarte hasta la isla extraña. Al parecer no podéis viajar mucho más, ya que el agua parece haberse convertido en finas capaz de hielo y en cualquier momento os podéis quedar atascados. Un aventurero que también viajaba en el barco a saltado y comenzado a caminar. Va semidesnudo, con un bañador y sin camiseta. ¿Ese tío está loco?
Podrías seguirle…- Loco:
- 38 (Xiba):
Al parecer has conseguido colarte en un barco lleno de marines… Estás dentro de un barril grande, en la despensa y parece que no se escucha nada a tu alrededor. ¿Tal vez los marines no estén por ahí cerca? Lo mejor sería salir y comer un poco, ya que llevas horas sin probar bocado. Aunque será mejor que no intentes hacer ruido o los marines podrían enfadarse si te descubren y tal vez… Detenerte.
Al menos la despensa es grande y también hay un par de sables y cuchillos de cocina.
- 39 (Joseph):
Llevabas días navegando en un bote y como no eres un experto… Has acabado estrellando el bote contra una pequeña islita. Por suerte hay una extraña cabaña, algunos árboles recién cortados y una pequeña playa. También hay un huerto al lado de la casa. ¿Vivirá alguien? Lo mejor es que recojas tus cosas y investigues.
- 40 (Quién sabe):
Nadie sabe quién es, pero viaja desde el cielo por un lugar nevado. Sus tripas rugen con fuerza y está algo cansado.
NOTA: Si me he dejado a alguien, agradecería que me lo dijera.
NOTA2: Si alguien quiere entrar al cap, más vale que contacte conmigo por MP.
NOTA3: Podéis controlar de forma básica a los NPCs nombrados. Con forma básica me refiero a una simple conversación. A partir de eso decidiré la psicología de cada NPC. (Nada de decir que X se pone a pegar patadas a Y, tan solo "controlar" la conversación)
NOTA4: Haré moderación cada 3 o 4 días, intentaré que no se alargue mucho. Así que por favor, postead antes de tiempo.
NOTA5: Un post por personaje.
Byakuro Kyoya
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El cazador sonreía en cubierta mientras la niebla abrasadora parecía quemar a sus compañeros de tripulación. Él no sentía apenas una ligera molestia en la piel, más debida a la humedad que al calor, pero estaba preocupado porque los demás navegantes tuvieran demasiado calor y no resistiesen. Además, las reservas de agua empezaban a escasear en el navío, por lo que lo mejor sería moverse con rapidez y salir de aquel lugar tan caluroso. "Menos mal que estoy acostumbrado al picante y a la comida caliente..." pensó el cazador, mientras se acercaba a la costa y saltaba a la orilla para amarrar el barco.
- Bien, chicas, vamos a ver que hay en esta isla... -dijo mientras hacía una seña para que bajasen. Pese a que era bastante dado a explorar, con toda aquella niebla no creía que lo mejor fuese separarse-. Bien, tal vez lo mejor sea ir juntos a ver si esta niebla se disipa un poco. -el cazador sonrió y señaló la montaña-. Podría ser un buen sitio para empezar... ¿qué me decís?
- Bien, chicas, vamos a ver que hay en esta isla... -dijo mientras hacía una seña para que bajasen. Pese a que era bastante dado a explorar, con toda aquella niebla no creía que lo mejor fuese separarse-. Bien, tal vez lo mejor sea ir juntos a ver si esta niebla se disipa un poco. -el cazador sonrió y señaló la montaña-. Podría ser un buen sitio para empezar... ¿qué me decís?
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¿Pero qué carajos pasaba ahora? Akashi no lograba ver una mierda. Aquella puta niebla sumada al puto frío que sentía que era demasiado sofocante, tanto así que ahora estaba con un abrigo de piel grueso, abajo una camiseta de mangas largas, y unos pantalones que eran para soportar el frío. Era una sensación de mil demonios pero la pregunta era ¿Qué podía hacer? Su barco estaba atrapado en dos icerberg bastante grandes y no parecía existir forma, humana por lo menos, de lograr romperlos, dar la vuelta y seguir. ”¿Qué hago? Maldita sea” pensaba mientras se mordía el pulgar derecho. Suspiró mientras analizaba la situación, si quería avanzar lo único que podía hacer era salir del barco. Se acercó al borde de la baranda y logró percatarse que había una capa de hielo ¿Sería capaz de aguantarlo? Lo dudaba en demasía, pero aun así, era la única manera explorar la isla. Suspiró tranquilo mientras agarraba una mochila y la llenaba de cosas útiles. Dos cantimploras llenas de agua, un par de pedazos de carne cocinados hace poco, y también, solo por si acaso, ropa de cambio. Uno nunca sabía cuándo se requería de un cambio de apariencia.
– Bien, aquí vamos. – dijo mientras tiraba una cuerda que estaba ahí cerca para de esa manera bajar. Miró el barco por última vez y activó su mantra. Sabía que había dejado a Hayate y Asuna atrás en una isla más segura, pero aun así, era mejor darse cuenta si estaban escondidos por ahí. En la embarcación, no sintió nada… ”Solo para estar seguros… Me daré una vuelta por el barco, no hay mucha prisa que digamos” - pensaba mientras se daba media vuelta y entraba en los interiores de aquel navío. No era muy grande que digamos, solo era uno con una cocina, dos cuartos y un baño. También contaba con una sala de mando y una pequeña, pero útil, zona donde guardar todas las cargas pesadas. En sí aquel medio de transporte, debería medir unos 20 metros desde la popa a la proa y unos 15 de lado a lado.
El capitán pasó por cada habitación, mirando en cada una debajo de las camas y en los armarios, dos veces solo para cerciorarse que no estaban ahí. En el baño con solo una mirada bastó, al igual que en la cocina. En la zona de carga tuvo que tener más ojo y guiado con su Kenbushoku Haki fue que revisaba aquellos lugares donde la vista humana no lograba llegar. Finalmente, revisó la cubierta de norte a sur y viceversa. Una vez notó que no había ningún alma en su compañía, se logró tranquilizar al cien por ciento y lograr descender de su barco.
Al pisar la capa de hielo se dio cuenta que era fina, como esos extraños arreglos del mismo material que solía ver en su casa. Un solo movimiento en falso, un mínimo error y todo se quebraba… ”No sería divertido de otra manera” - pensó y finalmente empezó a caminar con calma. Cuidando la fuerza en sus pisadas, con todos sus sentidos activados y con su Haki al cien por cien. En la niebla no sería raro que hubiera enemigos ocultos y mucho menos lo era pensar en el hecho de una posible emboscada. Solo a los idiotas y débiles les pasaba, y él no era como ellos. La aventura estaba comenzando, ahora ¿Iría en la dirección correcta? Sin brújula o alguna “presencia guía” sería difícil de averiguarlo. ”Bueno, da igual todo eso. Ante cualquier cosa puedo improvisar” – se dijo a su mismo mientras ahora sus ojos brillaban con fuerza. La emoción, adrenalina, y el corazón aumentando su ritmo a cada paso empezaban a hacerse presentes… Ya era hora de la diversión.
Al estar tan pendiente de sus pasos, de darlos con seguridad que no se había dado cuenta de lo que parecía ser la sombra de una… ¿Montaña? Eso parecía ser, pero podía ser alguna ilusión debido al calor sofocante que sentía… Pero viendo sus opciones, era la mejor… El mejor camino era ir hacía esa cosa, sea lo que sea que fuera tenía que ir. Después de todo… Siendo usuario de las frutas malditas y caminando en una capa de hielo que amenazaba con quebrarse en mil pedazos de un momento a otro… Sí, no había duda. Su ruta ahora estaba demarcada. Iría a aquella montaña.
– Bien, aquí vamos. – dijo mientras tiraba una cuerda que estaba ahí cerca para de esa manera bajar. Miró el barco por última vez y activó su mantra. Sabía que había dejado a Hayate y Asuna atrás en una isla más segura, pero aun así, era mejor darse cuenta si estaban escondidos por ahí. En la embarcación, no sintió nada… ”Solo para estar seguros… Me daré una vuelta por el barco, no hay mucha prisa que digamos” - pensaba mientras se daba media vuelta y entraba en los interiores de aquel navío. No era muy grande que digamos, solo era uno con una cocina, dos cuartos y un baño. También contaba con una sala de mando y una pequeña, pero útil, zona donde guardar todas las cargas pesadas. En sí aquel medio de transporte, debería medir unos 20 metros desde la popa a la proa y unos 15 de lado a lado.
El capitán pasó por cada habitación, mirando en cada una debajo de las camas y en los armarios, dos veces solo para cerciorarse que no estaban ahí. En el baño con solo una mirada bastó, al igual que en la cocina. En la zona de carga tuvo que tener más ojo y guiado con su Kenbushoku Haki fue que revisaba aquellos lugares donde la vista humana no lograba llegar. Finalmente, revisó la cubierta de norte a sur y viceversa. Una vez notó que no había ningún alma en su compañía, se logró tranquilizar al cien por ciento y lograr descender de su barco.
Al pisar la capa de hielo se dio cuenta que era fina, como esos extraños arreglos del mismo material que solía ver en su casa. Un solo movimiento en falso, un mínimo error y todo se quebraba… ”No sería divertido de otra manera” - pensó y finalmente empezó a caminar con calma. Cuidando la fuerza en sus pisadas, con todos sus sentidos activados y con su Haki al cien por cien. En la niebla no sería raro que hubiera enemigos ocultos y mucho menos lo era pensar en el hecho de una posible emboscada. Solo a los idiotas y débiles les pasaba, y él no era como ellos. La aventura estaba comenzando, ahora ¿Iría en la dirección correcta? Sin brújula o alguna “presencia guía” sería difícil de averiguarlo. ”Bueno, da igual todo eso. Ante cualquier cosa puedo improvisar” – se dijo a su mismo mientras ahora sus ojos brillaban con fuerza. La emoción, adrenalina, y el corazón aumentando su ritmo a cada paso empezaban a hacerse presentes… Ya era hora de la diversión.
Al estar tan pendiente de sus pasos, de darlos con seguridad que no se había dado cuenta de lo que parecía ser la sombra de una… ¿Montaña? Eso parecía ser, pero podía ser alguna ilusión debido al calor sofocante que sentía… Pero viendo sus opciones, era la mejor… El mejor camino era ir hacía esa cosa, sea lo que sea que fuera tenía que ir. Después de todo… Siendo usuario de las frutas malditas y caminando en una capa de hielo que amenazaba con quebrarse en mil pedazos de un momento a otro… Sí, no había duda. Su ruta ahora estaba demarcada. Iría a aquella montaña.
AlexEmpanadilla
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Alex salió del interior del barco con un fuerte dolor de cabeza. Gruñó con desgana. Había soñado con un enorme y gigantesco tumor grisáceo que le crecía en la cara y se hacía con el control de su cuerpo y le robaba su puesto como científico del gobierno. Después, el tumor había acabado por robarle a sus amigos y sus empanadillas. Había sido verdaderamente escalofriante.
- Buffff... que sueño más malo he tenido... -se quejó mientras estiraba los brazos para ver frente a él... nada. No se veía nada porque el barco estaba en un maldito banco de niebla gigantesco y denso como un bol de natillas o de mousse. Más bien de mousse. Vaya, si es que hasta tenía grumos, la maldita niebla, de lo densa que era-. ¿Quién es el imbécil que conducía? -preguntó con un gruñido.
El doctor miró con mala leche la cubierta, mientras masticaba en silencio una empanadilla. La misma empanadilla que la noche anterior había dejado en la mesilla al lado de su cama. Había oído acerca de una bonita arma de destrucción masiva en aquella isla y tenía ganas de cogerla y experimentar con ella... y de pulsar botones rojos. Sobre todo de pulsar botones rojos. Por eso iba preparado para la ocasión, con su maletín y su chaqueta negra. Incluso había descolgado su lanza mágica de la pared del barco para fardar un poco.
- Bien, bien... ¿Qué cojones son esas presencias? -se preguntó mientras observaba hacia una dirección indeterminada del mousse de niebla. En fin... -el médico se elevó en el aire y empezó a flotar hacia allí, perezoso como... como un perezoso-. ¡SEGUIDME, MIS VALIENTES! -gritó con entusiasmo a los que estaban en el barco-. Y Derian... -añadió como colofón final.
- Buffff... que sueño más malo he tenido... -se quejó mientras estiraba los brazos para ver frente a él... nada. No se veía nada porque el barco estaba en un maldito banco de niebla gigantesco y denso como un bol de natillas o de mousse. Más bien de mousse. Vaya, si es que hasta tenía grumos, la maldita niebla, de lo densa que era-. ¿Quién es el imbécil que conducía? -preguntó con un gruñido.
El doctor miró con mala leche la cubierta, mientras masticaba en silencio una empanadilla. La misma empanadilla que la noche anterior había dejado en la mesilla al lado de su cama. Había oído acerca de una bonita arma de destrucción masiva en aquella isla y tenía ganas de cogerla y experimentar con ella... y de pulsar botones rojos. Sobre todo de pulsar botones rojos. Por eso iba preparado para la ocasión, con su maletín y su chaqueta negra. Incluso había descolgado su lanza mágica de la pared del barco para fardar un poco.
- Bien, bien... ¿Qué cojones son esas presencias? -se preguntó mientras observaba hacia una dirección indeterminada del mousse de niebla. En fin... -el médico se elevó en el aire y empezó a flotar hacia allí, perezoso como... como un perezoso-. ¡SEGUIDME, MIS VALIENTES! -gritó con entusiasmo a los que estaban en el barco-. Y Derian... -añadió como colofón final.
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Había mucha niebla y claramente no se podía ver mucho. El joven teniente yacía alejado de los demás observando hacía donde se dirigía aquel barco. Mientras que Jax, un marine con el mismo cargo de Drake permanecía al lado de los reclutas, conversando o incentivándolos antes de desembarcar. Era la primera misión importante a la que acudía como reciente marine, no sabía muchos detalles, pero esta misión era peligrosa. Un arma con una capacidad destructiva enorme, ¿Quièn no desearía usar a su favor aquello? Pues todo el mundo. Y eso no excluía a la marine, o por lo menos no a toda. Lo correcto sería destruir aquella arma para que no hiciera daño. Pero acaso no podría utilizar ese enorme poder para destruir a los criminales. "Debemos conseguir esa arma. Y si la marine no puede tenerla, nadie la tendrá" Pensaba.
Hasta que algunos minutos después logró ver lo que parecía ser tierra firme. Era el momento de informar a los demás sobre este hallazgo, y comentar con el teniente Jax que era lo próximo que deberían hacer. No era lo suyo trabajar en equipo, y menos liderando un grupo de novatos que parecían estar atemorizados por lo que estaba por suceder. Mientras Jax parecía tener el don del liderazgo. "Supongo que el se encargara de ellos". Pensó hasta llegar frente a los reclutas y el teniente. Estos lo saludaron, como un signo de respeto a ser un marine con cargo superior al de ellos. Mientras Drake lo correspondió, para luego dirigir la mirada a Jax.
- Teniente Jax, venga conmigo por favor.- Dijo indicando con la mano al marine para que lo siguiera. Y este asintió con la cabeza.
Se dirigieron hacia donde había estado hace un momento Drake. Este señalo con su mano hacia donde la neblina permitía observar una pequeña porción de tierra firme. Ambos debían decidir que hacer desde aquel momento.- ¿Qué crees que debamos hacer, desembarcar o esperar?- Preguntó observandoló. Aunque el ya sabía lo que debían hacer. "Deberíamos movernos cuanto antes, el enemigo intentará elminarnos, y seremos una presa fácil si seguimos aquí". Pensó mientras esperaba la respuesta del teniente.
- Pues creo y lo mejor será desembarcar en cuanto llegemos, pero lo consultaré con los soldados.- Dijo observando a los reclutas, quienes observaban curiosos a ambos tenientes. Drake no le gustaba darle vueltas al asunto, pero aún así aceptó de mala gana. Entonces mientras Jax
conversaba con los reclutas, él se fijo en el clima. Era templado, casi como a él le gustaba, y también parecía que estaba a punto de llover. "Quizá esta niebla este afectando el clima... No lo creo". Pensó para luego presenciar la aceptación de Jax desde la lejanía. Ahora estaban encaminados a desembarcar a aquella isla misteriosa.
Hasta que algunos minutos después logró ver lo que parecía ser tierra firme. Era el momento de informar a los demás sobre este hallazgo, y comentar con el teniente Jax que era lo próximo que deberían hacer. No era lo suyo trabajar en equipo, y menos liderando un grupo de novatos que parecían estar atemorizados por lo que estaba por suceder. Mientras Jax parecía tener el don del liderazgo. "Supongo que el se encargara de ellos". Pensó hasta llegar frente a los reclutas y el teniente. Estos lo saludaron, como un signo de respeto a ser un marine con cargo superior al de ellos. Mientras Drake lo correspondió, para luego dirigir la mirada a Jax.
- Teniente Jax, venga conmigo por favor.- Dijo indicando con la mano al marine para que lo siguiera. Y este asintió con la cabeza.
Se dirigieron hacia donde había estado hace un momento Drake. Este señalo con su mano hacia donde la neblina permitía observar una pequeña porción de tierra firme. Ambos debían decidir que hacer desde aquel momento.- ¿Qué crees que debamos hacer, desembarcar o esperar?- Preguntó observandoló. Aunque el ya sabía lo que debían hacer. "Deberíamos movernos cuanto antes, el enemigo intentará elminarnos, y seremos una presa fácil si seguimos aquí". Pensó mientras esperaba la respuesta del teniente.
- Pues creo y lo mejor será desembarcar en cuanto llegemos, pero lo consultaré con los soldados.- Dijo observando a los reclutas, quienes observaban curiosos a ambos tenientes. Drake no le gustaba darle vueltas al asunto, pero aún así aceptó de mala gana. Entonces mientras Jax
conversaba con los reclutas, él se fijo en el clima. Era templado, casi como a él le gustaba, y también parecía que estaba a punto de llover. "Quizá esta niebla este afectando el clima... No lo creo". Pensó para luego presenciar la aceptación de Jax desde la lejanía. Ahora estaban encaminados a desembarcar a aquella isla misteriosa.
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¿Por qué siempre pasaba lo mismo? Estaban perdidos… Otra vez… En otra isla de mierda, con un clima peor que la anterior vez, al menos el barco estaba de una pieza pero ¡¿Qué mierda hacían ahora?! Se habían perdido entre la densa niebla y las dificultades del Nuevo Mundo, ni él con la pelirroja lograron llegar a salvo a la isla y se habían perdido. Tomó un poco de aire mientras se paseaba de lado a lado, pensando que hacer, buscando una solución pero ¿Le haría caso? Entre que Rose estaban algo extraña y que no conocía mucho al nuevo, tomar el mando de aquella situación sería difícil mas no imposible. ”Piensa con la cabeza fría… De ti dependen las vidas de ambos” – pensó tratando de no perder la calma. Si bien se había reunido con su capitana, que para él nunca había dejado de serlo, no por lo menos desde el punto de vista de una clara traición, no habían logrado entablar una conversación como la gente. La notaba esquiva e inclusive algo agresiva ¿Serían imaginaciones suyas? Esperaba que sí, lo peor que podía pasar ahora era que ella estuviera así. La necesitaba enfocada.
Finalmente, frenó en seco y de un salto se posicionó en la baranda del barco. Ganando altura, aunque, ante esta niebla eso era imposible… No se podía ver absolutamente nada de nada. Solo lograba sentir un clima tropical ideal como para vacacionar, aunque también ograba sentir que las nubes se acercaban ¿Llovería? Una lluvia lograría disipar esta asquerosa niebla pero también tendría más problemas aledaños ¿Qué mierda pasaba en esta isla? No tenía ni las más puta idea. Suspiró mientras seguía analizando todo con calma, era ahora o nunca. Cerró sus ojos y activó su Kenbunshoku Haki (nivel 2) Si lograba sentir algo lograría tener un curso ¿Serviría? Al parecer sí, lograba sentir algo en dirección al sur. Era la única pista válida para seguir en el curso y no perderse más de lo que estaban.
– Rose, con mi Kenbunshoku siento leves presencias al sur. Debemos dirigirnos a ese rumbo. – gritaba a todo pulmón para que lo escucharan. – Es nuestra mejor opción. Es eso o seguimos perdidos como idiotas. – decía mientras se bajaba de la baranda y ahora caminaba al centro del barco. Era hora de dar las órdenes y tomar el lugar del capitán aunque ¿En el estado de Rose sería buena idea? Eso no importaba, de nada servía pensar en algo así ahora, primero debía llegar a tierra firme. – Todos, iremos al sur. Es la única parte donde siento presencias… Es todo. Cambien el rumbo. – finalizó cruzándose de brazos y sonriendo. Lo había hecho bien.
Finalmente, frenó en seco y de un salto se posicionó en la baranda del barco. Ganando altura, aunque, ante esta niebla eso era imposible… No se podía ver absolutamente nada de nada. Solo lograba sentir un clima tropical ideal como para vacacionar, aunque también ograba sentir que las nubes se acercaban ¿Llovería? Una lluvia lograría disipar esta asquerosa niebla pero también tendría más problemas aledaños ¿Qué mierda pasaba en esta isla? No tenía ni las más puta idea. Suspiró mientras seguía analizando todo con calma, era ahora o nunca. Cerró sus ojos y activó su Kenbunshoku Haki (nivel 2) Si lograba sentir algo lograría tener un curso ¿Serviría? Al parecer sí, lograba sentir algo en dirección al sur. Era la única pista válida para seguir en el curso y no perderse más de lo que estaban.
– Rose, con mi Kenbunshoku siento leves presencias al sur. Debemos dirigirnos a ese rumbo. – gritaba a todo pulmón para que lo escucharan. – Es nuestra mejor opción. Es eso o seguimos perdidos como idiotas. – decía mientras se bajaba de la baranda y ahora caminaba al centro del barco. Era hora de dar las órdenes y tomar el lugar del capitán aunque ¿En el estado de Rose sería buena idea? Eso no importaba, de nada servía pensar en algo así ahora, primero debía llegar a tierra firme. – Todos, iremos al sur. Es la única parte donde siento presencias… Es todo. Cambien el rumbo. – finalizó cruzándose de brazos y sonriendo. Lo había hecho bien.
Heaten
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La chica de cabellos morados acababa de despertarse cuando uno de los reclutas que les acompañarían en la misión entró al cuarto para avisarla de que pronto llegarían a su destino.
El sonido de la puerta abriéndose sorprendió a Heaten que estaba desperezándose, estirando los brazos aún sentada en la cama. La chica apenas llevaba su lencería negra para cubrir sus pechos y su zona íntima ya que la noche anterior había sido, a su parecer, lo suficientemente calurosa como para que le sobrara el pijama.
A pesar de la provocadora imagen de la pelimorada, el joven recluta de cabello oscuro y gafas no parecía haberse inmutado lo más mínimo. Tal vez fuera por la dirección sexual del joven o que simplemente sabía fingir su nerviosismo de una manera increíble. El caso es que se limito a dirigirse a la chica, educadamente, con la única intención de cumplir lo que le habían ordenado. Informarla.
"-Señorita Heaten, falta poco para llegar. Será mejor que vayas preparándose.-" La chica se levantó del colchón en el que había dormido y se dirigió a la silla del escritorio que había en el camarote, con intención de ponerse la sudadera que siempre llevaba. Quizá una ropa que asemejara más con el uniforme iría más acorde con su rango, pero si no se lo imponían ella no tenía porque vestir de otra forma. Tras vestirse frente al chico, tomó su espada, Nepgear, y se dirigió a la puerta con intención de quedarse esperando a Kuro.
-Gracias por tus servicios.- Dijo al chico antes de que se fuera, siguiendo el protocolo que le había enseñado Kuro aunque ella no sentía necesidad de agradecerle nada.
El sonido de la puerta abriéndose sorprendió a Heaten que estaba desperezándose, estirando los brazos aún sentada en la cama. La chica apenas llevaba su lencería negra para cubrir sus pechos y su zona íntima ya que la noche anterior había sido, a su parecer, lo suficientemente calurosa como para que le sobrara el pijama.
A pesar de la provocadora imagen de la pelimorada, el joven recluta de cabello oscuro y gafas no parecía haberse inmutado lo más mínimo. Tal vez fuera por la dirección sexual del joven o que simplemente sabía fingir su nerviosismo de una manera increíble. El caso es que se limito a dirigirse a la chica, educadamente, con la única intención de cumplir lo que le habían ordenado. Informarla.
"-Señorita Heaten, falta poco para llegar. Será mejor que vayas preparándose.-" La chica se levantó del colchón en el que había dormido y se dirigió a la silla del escritorio que había en el camarote, con intención de ponerse la sudadera que siempre llevaba. Quizá una ropa que asemejara más con el uniforme iría más acorde con su rango, pero si no se lo imponían ella no tenía porque vestir de otra forma. Tras vestirse frente al chico, tomó su espada, Nepgear, y se dirigió a la puerta con intención de quedarse esperando a Kuro.
-Gracias por tus servicios.- Dijo al chico antes de que se fuera, siguiendo el protocolo que le había enseñado Kuro aunque ella no sentía necesidad de agradecerle nada.
Al sentía un poco de sed en aquel momento. Era normal hasta cierto punto, ya que por una vez había tenido la suerte de encontrar un sitio caliente. Aunque, a decir verdad, hacía tal vez demasiado calor para él. ¿En serio eso existía? Las inclemencias del tiempo, en ambos extremos, se llegaban a hacer insoportables a veces. Y Al sudaba como Kai comía a veces: Como un cerdo. Pero tenía una buena idea para volver a sentirse fresco sin renunciar a su dignidad como Marine. "Veamos... Esto va hacia delante, giramos por la izquierda, vuelta, atrás y derecha... ¡Listo!", pensó, con una sonrisa, mientras desanudaba la corbata. Llevar ropa pegada al cuerpo siempre daba calor.
Con un movimiento de hombros empujó su chaqueta de oficial hacia atrás, y con la mano izquierda se dejó la pajarita sobre el cuello, dentro de la camisa. Camisa que, obviamente, se quitó. ¿Por qué? Porque hacía calor, claro, y Arthur necesitaba algo que le tapara la cara. Se la lanzó con una mueca burlona, a sabiendas, o sospechando mejor dicho, que el Marine se la rompería en pedazos y lo atacaría con sus ondas de mal humor. Pero qué se le iba a hacer. Hay días que un poco de ejercicio refresca el momento más tórrido. Un ejercicio vascular mano a mano entre dos hombres... No sonaba muy bien, pero las batallas siempre eran un placer, y más con el nervioso Arthur, que se irritaba por cualquier idiotez. ¡Incluso por estropearle una maqueta de botella! ¿Se podía ser más infantil? Se quitó los pantalones...
-No miréis si no queréis ser mirados. Salvo tú- señaló al niño-hombre. Siempre le hacía gracia ver el rostro del chiquitín mosquearse por cualquier tontería-. Tú mírame todo lo que quieras. Pero si tocas, te toco. Primer aviso.
Dio un paseo por la borda del barco, y decidió que sería una buena idea retirarse lo que quedaba de ropa, por lo que retiró los calcetines. Sus calzoncillos era pasarse un poco, la verdad. Arthur se sentiría contrariado, pues vería algo así como a su versión rubia. "¿Por qué me meteré tanto con Arthur?", se preguntó por un momento, aunque la respuesta era obvia: Molaba. Recogió del suelo su chaqueta de Marine y, sin hacer caso de su propia desnudez, comenzó a hablar:
-Muy bien muchachos. Xemnas y Kimura hoy no están con nosotros, aunque en cierto modo siempre están en nuestros corazones- instintivamente se llevó la mano a la cadera, buscando su espada. "Qué tonto, está en el cinto del pantalón". Se acercó con garbo hasta ella y se encintó. Menudo esectáculo, en calzoncillos y con cinturón. Y para colmo llevaba su ropa interior más provocativa, con encajes y transparencias. Y con suya quería decir de Laura, cuyos culottes eran tan elásticos que no se daba cuenta del error hasta que notaba el apretar de su ingle contra las costuras inferiores. Pero qué importaba-. Ahora tenemos que pensar qué vamos a hacer muy detenidamente, elaborar un plan de acción. Para ello, he tenido una idea.
Desenvainó su espada y cogió un trozo de pizza rápidamente, sin perder la seriedad aparente a pesar de que su niño interior perdía la razón en risas.
-Yo me tomo este pedazo, y luego partimos en dos los que sobran, quedándonos un trozo para cada uno. ¿Qué os parece?
Con un movimiento de hombros empujó su chaqueta de oficial hacia atrás, y con la mano izquierda se dejó la pajarita sobre el cuello, dentro de la camisa. Camisa que, obviamente, se quitó. ¿Por qué? Porque hacía calor, claro, y Arthur necesitaba algo que le tapara la cara. Se la lanzó con una mueca burlona, a sabiendas, o sospechando mejor dicho, que el Marine se la rompería en pedazos y lo atacaría con sus ondas de mal humor. Pero qué se le iba a hacer. Hay días que un poco de ejercicio refresca el momento más tórrido. Un ejercicio vascular mano a mano entre dos hombres... No sonaba muy bien, pero las batallas siempre eran un placer, y más con el nervioso Arthur, que se irritaba por cualquier idiotez. ¡Incluso por estropearle una maqueta de botella! ¿Se podía ser más infantil? Se quitó los pantalones...
-No miréis si no queréis ser mirados. Salvo tú- señaló al niño-hombre. Siempre le hacía gracia ver el rostro del chiquitín mosquearse por cualquier tontería-. Tú mírame todo lo que quieras. Pero si tocas, te toco. Primer aviso.
Dio un paseo por la borda del barco, y decidió que sería una buena idea retirarse lo que quedaba de ropa, por lo que retiró los calcetines. Sus calzoncillos era pasarse un poco, la verdad. Arthur se sentiría contrariado, pues vería algo así como a su versión rubia. "¿Por qué me meteré tanto con Arthur?", se preguntó por un momento, aunque la respuesta era obvia: Molaba. Recogió del suelo su chaqueta de Marine y, sin hacer caso de su propia desnudez, comenzó a hablar:
-Muy bien muchachos. Xemnas y Kimura hoy no están con nosotros, aunque en cierto modo siempre están en nuestros corazones- instintivamente se llevó la mano a la cadera, buscando su espada. "Qué tonto, está en el cinto del pantalón". Se acercó con garbo hasta ella y se encintó. Menudo esectáculo, en calzoncillos y con cinturón. Y para colmo llevaba su ropa interior más provocativa, con encajes y transparencias. Y con suya quería decir de Laura, cuyos culottes eran tan elásticos que no se daba cuenta del error hasta que notaba el apretar de su ingle contra las costuras inferiores. Pero qué importaba-. Ahora tenemos que pensar qué vamos a hacer muy detenidamente, elaborar un plan de acción. Para ello, he tenido una idea.
Desenvainó su espada y cogió un trozo de pizza rápidamente, sin perder la seriedad aparente a pesar de que su niño interior perdía la razón en risas.
-Yo me tomo este pedazo, y luego partimos en dos los que sobran, quedándonos un trozo para cada uno. ¿Qué os parece?
- Así son los Culottes:
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Todo había pasado muy deprisa para el malhumorado Xanxus, quien días atrás decidió aventurarse junto a la alimaña de su grupo en una aventura en busca de una especie de arma por la cual su peludo amigo habría matado. No sabía perfectamente porqué fue, tal vez por aburrimiento, por sed de aventuras, quien sabe, lo único que sabía era que estaba en una pinaza con rumbo a una isla que no conocía y el calor iba en aumento.
Se quitó el sudor con la manga de su camisa, mientras miraba el taponado cielo tumbado en la barcaza -¡Tú, felpudo con patas! –Exclamó Xanxus –¿estás seguro de que sabes por donde vas? –Preguntó haciendo un ademán de desconfianza.
La soez respuesta del mapache dibujó una mueca en el rostro de pistolero, quien desde la lejanía vislumbraba lo que parecía ser una isla. Nada más acercarse contempló que el camino podía tener varias opciones, así que, sin consultar tan siquiera con Rocket, simplemente, saltó de la barcaza hacia tierra firme.
“Por fin tierra firme, gracias a dios” –pensó el atormentado maleante.
Se quitó el sudor con la manga de su camisa, mientras miraba el taponado cielo tumbado en la barcaza -¡Tú, felpudo con patas! –Exclamó Xanxus –¿estás seguro de que sabes por donde vas? –Preguntó haciendo un ademán de desconfianza.
La soez respuesta del mapache dibujó una mueca en el rostro de pistolero, quien desde la lejanía vislumbraba lo que parecía ser una isla. Nada más acercarse contempló que el camino podía tener varias opciones, así que, sin consultar tan siquiera con Rocket, simplemente, saltó de la barcaza hacia tierra firme.
“Por fin tierra firme, gracias a dios” –pensó el atormentado maleante.
- Para Rocket:
- Off: Rocket, siento la brevedad, pero como sabes estoy de examenes y es el único hueco libre que voy a poder sacar en estos días... xD
Rei Arslan
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Míralo que tranquilo, como si nada hubiese ocurrido. ¿Por qué había aceptado que viniese conmigo? Se movía de un lado a otro, parecía preocupado. Yo me encontraba sentada en las escaleras que llevaban al timón. Estábamos perdidos de nuevo. Siempre igual, empezaba a dudar de mis capacidades de navegante. Apoyé la cabeza sobre la mano y ladeé la cabeza mirando la espesa niebla. El mar cada vez escondía más misterios y nosotros no éramos capaces de revelarlos.
Volví a mirar a Mido seriamente sin apartar la vista de él. No me fiaba para nada, a saber lo que era capaz de hacer. Tan solo sentía odio y rencor hacia él y tarde o temprano lo pagaría, me encargaría de hacerle lo mismo que me hizo él a mí. Me levanté de las escaleras y comencé a caminar hacia la barandilla. -Me estás poniendo nerviosa. - Bufé. Fue lo único que dije con todos sus movimientos.
Crucé las manos y las llevé hasta mi boca. Tenía que pensar una solución para no quedarnos aquí, no me sentía segura y tampoco quería destrozar el barco de nuevo. Me importaba llegar a tierra firme junto con Kabil, Mido me daba igual, como si se lo tragaba un rey marino. Su voz hizo que me despejara de los pensamientos. Si la única opción era el sur... le haría caso, pero tan solo por una vez. Suspiré y rodé los ojos. - ¿Alguien te ha nombrado capitán? Te haré caso, solo por esta vez. Espero que tengas razón y no nos lleves a pique, que seguro que lo deseas. - Dije y cuando me dirigía al timón solté en voz muy baja. -Traidor. -
Cogí el timón y lo giré, con la niebla espesa me preocupaba que pudiésemos chocar contra algo y que el barco se fuese a pique. Finalmente ya íbamos en dirección al sur, tal y como decía. Le miré desde lo alto. No lo iba a negar, al fin y al cabo siempre tuvo madera de capitán. Eso de sentir presencias me dejó confusa,¿Qué clase de presencias serían? Cuanto antes lo descubriésemos mejor, y sobre todo, lo más importante, librarnos de esta niebla.
Volví a mirar a Mido seriamente sin apartar la vista de él. No me fiaba para nada, a saber lo que era capaz de hacer. Tan solo sentía odio y rencor hacia él y tarde o temprano lo pagaría, me encargaría de hacerle lo mismo que me hizo él a mí. Me levanté de las escaleras y comencé a caminar hacia la barandilla. -Me estás poniendo nerviosa. - Bufé. Fue lo único que dije con todos sus movimientos.
Crucé las manos y las llevé hasta mi boca. Tenía que pensar una solución para no quedarnos aquí, no me sentía segura y tampoco quería destrozar el barco de nuevo. Me importaba llegar a tierra firme junto con Kabil, Mido me daba igual, como si se lo tragaba un rey marino. Su voz hizo que me despejara de los pensamientos. Si la única opción era el sur... le haría caso, pero tan solo por una vez. Suspiré y rodé los ojos. - ¿Alguien te ha nombrado capitán? Te haré caso, solo por esta vez. Espero que tengas razón y no nos lleves a pique, que seguro que lo deseas. - Dije y cuando me dirigía al timón solté en voz muy baja. -Traidor. -
Cogí el timón y lo giré, con la niebla espesa me preocupaba que pudiésemos chocar contra algo y que el barco se fuese a pique. Finalmente ya íbamos en dirección al sur, tal y como decía. Le miré desde lo alto. No lo iba a negar, al fin y al cabo siempre tuvo madera de capitán. Eso de sentir presencias me dejó confusa,¿Qué clase de presencias serían? Cuanto antes lo descubriésemos mejor, y sobre todo, lo más importante, librarnos de esta niebla.
Der
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Der se acercó a Gangplank con cara de mosqueo y dijo:
- No gracias, has sido muy amable por traernos... pero no te necesitamos más... -que el chico llevase todo el viaje metiéndole fichas a su hermana lo estaba poniendo de mal humor. Estaba deseando llegar a la isla para desahogarse, pero con aquella maldita niebla apenas podía ver nada más que figuras borrosas de vegetación.
Con el gesto torcido, el chico se elevó en el aire, empleando sus propulsores. Miró por encima del hombro al marinero y se dirigió a la costa, echando una mirada a Rebeka: si aquel chico seguía tratando de ligar con ella, las cosas no se quedarían en simples palabras bordes y hoscas.
- Estúpido marinerucho... -murmuró, con un claro tono de enfado, aunque con una voz lo suficientemente baja como para no ser oído-. No le llega con ligar con mi hermana que lo hace delante de mí...
El chico llegó hasta la orilla, cubierta por niebla, viendo un montón de vegetación bajo él. Tenía curiosidad por ver lo que ocurría en aquella isla, pero no podía dejar a Reira y Rebeka solas con el marinero ligón. Maldijo con un grito mientras volvía a toda prisa al barco. Bastante tenía con tener que dejar que aquel hombre los guiase y ligase con sus compañeras como para encima dejarlo a solas con las chicas.
- Espero que venir aquí valga la pena... -masculló mientras descendía sobre cubierta.
- No gracias, has sido muy amable por traernos... pero no te necesitamos más... -que el chico llevase todo el viaje metiéndole fichas a su hermana lo estaba poniendo de mal humor. Estaba deseando llegar a la isla para desahogarse, pero con aquella maldita niebla apenas podía ver nada más que figuras borrosas de vegetación.
Con el gesto torcido, el chico se elevó en el aire, empleando sus propulsores. Miró por encima del hombro al marinero y se dirigió a la costa, echando una mirada a Rebeka: si aquel chico seguía tratando de ligar con ella, las cosas no se quedarían en simples palabras bordes y hoscas.
- Estúpido marinerucho... -murmuró, con un claro tono de enfado, aunque con una voz lo suficientemente baja como para no ser oído-. No le llega con ligar con mi hermana que lo hace delante de mí...
El chico llegó hasta la orilla, cubierta por niebla, viendo un montón de vegetación bajo él. Tenía curiosidad por ver lo que ocurría en aquella isla, pero no podía dejar a Reira y Rebeka solas con el marinero ligón. Maldijo con un grito mientras volvía a toda prisa al barco. Bastante tenía con tener que dejar que aquel hombre los guiase y ligase con sus compañeras como para encima dejarlo a solas con las chicas.
- Espero que venir aquí valga la pena... -masculló mientras descendía sobre cubierta.
Nolan Grid
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Los grandes inventos exigen dinero, y el objetivo de un dinero invertido es sanear el terreno para que produzca una cantidad que supere con creces a la inicial. Antes de invertir se prejuzga el uso que podría llegar a dársele a susodicho invento; si puede entrar al mercado con facilidad, si tiene eminencia para el interés de una facción en particular, y también era necesario saber a quién beneficiaría y también a quién perjudicaría. Un secretario tiene que ser el elemento asegurador de decisiones; alguien que luego de conducir un análisis bajo el escrutinio del ojo agorero, establezca una firme e imperecedera interpretación del bolsillo fructuoso que representa; y bajo los criterios de numeración que hacen alusión a la parte del negocio que más interesa, el afán de riqueza conforta la decisión final. El sujeto empuja la estilográfica de oro y firma, enviando seguidamente el dinero que era menester para que se llevase a cabo el invento. Ya que fue extremadamente fácil convencerlo, solo restaba alguien que asegurase los intereses, y que lo hiciese con toda diligencia.
Nolan había sido contratado para opinar a requerimiento. Analizando los fondos dilapidados por su empleador, revisó y entrevió, casilla por casilla, los números que tildaban los intereses publicados, los reales y los inventados. Certificó el beneficio reafirmando, extendiendo y acentuando los puntos en favor; y sin más discusión, se prosiguió con el trato nulo de accidentes, y cuando llegó la fecha pareja con la promesa, Nolan fue enviado a ser testigo de la exhibición del invento. Aunque él reconocía que en gambitos así nada estaba seguro; que siempre hay una correlación entre la pérdida y la ganancia, imposible de diferenciar hasta que no se atisbe el uso que podrá luego dársele, no sabía qué decir o alegar. Ya el magnate había invertido, y solo le había contratado para que consintiese con su decisión financiera y le hiciese sentir más seguro de lo que ya había elegido.
Por tal razón; por la de subrayar las disposiciones que llegaban con claridad de luz y aire salobre, se encontraba Nolan en un bote con marcha rápida, presas las velas superiores al viento que las impelía con presteza. Se había mantenido por lo largo del viaje, que había sido bendecido por un viento favorable y un cielo de hermoso añil, encerrado en su camarote, lanzado sobre los contenidos de su maletín de cuero, doblemente envejecido, que utilizaba para cargar los papeles que hacían referencia a la identidad de la que se había adueñado. En aquella mañana, sucediendo sin que se lo propusiera, se despertó temprano, saliendo de su camarote, y se tambaleó hasta lo alto de la popa para observar en el horizonte la tierra que se desdibujaba por la distancia y la niebla.
El ambiente era un gran gris donde todos los puntos se desvanecían, meciéndose en la conducta arbitraria del mar. De pronto su atención torpedeó desde el rabillo del ojo hasta alguien que se descubrió en la cercanía. Una pequeña con un listón negro oscilándole en la cabeza por el viento le miraba con ojos que se inclinaban por el orgullo que encontraba siempre una forma despectiva de mirar. “¿Necesitas algo?” Preguntó Nolan tras una competencia de encaro visual. La pequeña, al parecer, sentíase tan segura de si misma que se limitó a refunfuñar una indignación y desviar la mirada. Antes de que Nolan pudiese inquirir más allá, un grupo de otros tres, otras dos mujeres y un chico de mirada apenada, vinieron a encajarse en la escena. Rápidamente perdieron la confianza de sus rostros y su miradas se tildaron sobre Nolan con un deje extraviado.
“¿Quién eres?” Preguntó la pelinegra. Nolan quiso responder con la cortesía que le era natural pero cuando abrió su boca escuchó, con algo de irritación, un agudo tono de voz respondiendo con mofa. “Es la princesa a quién le fue entregada un cuarto propio mientras nosotros tuvimos que dormir en hamacas como simples tripulantes.” Hizo un garabato de amargura con su cuerpo mientras seguía evadiendo mirar a un perplejo Nolan. “Somos simples tripulantes.” Reparó el chico con la sonrisa apenada que ya era certidumbre en su rostro. “No tienen ropas de marineros, eso es seguro.” Comenzó Nolan. “Y de la pequeña percibo un halo de perfume.” Agregó enfatizando un rubor esmalte en las mejillas de la pequeña. “Así que imagino, ¿viajan con la misma intención que yo?” La otra mujer respondió rápidamente. “Eso depende, ¿es usted el representante de O´Neil?” Nolan asintió. “Pues, efectivamente, diría que somos su escolta.”
Algunos estratos vinieron a empapelarse contra el cielo, y del ambiente gris que envolvía el bamboleante barco en un claroscuro, se derivaron algunas conclusiones respecto a la premisa engañosa que teñía a todo y a todos.
Derian Markov
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El impasible vampiro observaba el neblinoso horizonte, apoyado en la borda. Para un observador casual, casi parecería una estatua debido a que estaba totalmente inmóvil. Y para alguien que no lo conociese demasiado, parecería que estaba de un humor neutro. Sin embargo cualquiera que lo conociese un poco notaría que había algo raro en su actitud. En lugar de la actitud desapasionada pero vigilante que mantenía normalmente, parecía estar en tensión. Su mano derecha aferraba con fuerza la baranda del navío, mientras la izquierda reposaba sobre el mango de Vanator. Además estaba en forma completa, algo poco habitual en el antiguo conde, que prefería exhibir su forma humana cuando no estaba combatiendo. Por último, su mirada tenía un brillo extraño, casi como de peligro. Era la de un depredador hambriento.
Tres eran las espinas que Derian llevaba clavadas en su conciencia, desquiciándole y aumentando su instinto asesino. La primera, más superficial, era el hambre. Hacía días que había acabado su último recipiente de sangre, y en el barco no podía alimentarse de nadie. El doctor era miembro de su tripulación. Alimentarse de él no sólo habría sido estúpido (dado que era consciente de la fuerza de su médico), si no contraproducente. Luego estaba el señor Armonia. Como invitado suyo en el barco hubiese sido descortés tratarlo como mero ganado, por no hablar de que lo necesitaba vivo. Sin un empresario bien situado no podría completar sus ambiciones de modernizar Hallstat y preparar la isla para la conquista del North Blue. Por último estaba esa tal Amy... olía maravillosamente bien. La tentación de entrar en su camarote, destrozarla y alimentarse de ella era enorme. Nada le impedía hacerlo, excepto el hecho de que era del Gobierno Mundial. "Aun necesito mi título de Shichibukai. No puedo arriesgarme a provocar al Gobierno antes de tiempo. No quiero que intervengan en mi guerra por el trono." Alex era responsable de la seguridad de la científica por si no fuera poco, y lo último que quería era pelearse con su médico por comida.
La segunda espina estaba clavada en su orgullo. Derian era un gran navegante que había surcado los cuatro Blues y el Paraíso. Y sin embargo, a pesar de eso no lograba encontrar aquella isla. Tenía grandes dotes para la cartografía, e incluso había hecho un mapa de Ireos cuando hizo su estudio sobre la cultura de la isla, pero no había sido capaz de evitar que se perdieran. Se decía a sí mismo que era culpa del Gobierno, que les habían dado coordenadas incorrectas. Después de todo, ¿cómo iba a equivocarse interpretando mapas un reconocido geógrafo como él? Sin embargo, en lo profundo de su alma, lo sentía como una dolorosa derrota. Algo que contribuía a alimentar su mal humor y los pensamientos homicidas que le impulsaban a matar a todo ser viviente en aquel navío y alimentarse de sus cuerpos inertes.
La tercera espina era la más dolorosa y profunda, y no tenía que ver con alguna circunstancia del viaje. Era una carga que llevaba meses arrastrando consigo. El profundo miedo a la derrota. Desde siempre, se había considerado un ser invencible. Un súper-hombre capaz de afrontar a cualquier rival o prueba. El cazador perfecto. Pero Mariejoa le había abierto los ojos: hasta ahora no había sido más que un pez gordo en un estanque muy pequeño. En el Nuevo Mundo había gente tan fuerte como él, en algunos casos incluso más. La Fauce Abisal había sido su espada de Damocles, aquello que le hizo ver que si bien era poderoso, no era invencible. Aquel día había estado más cerca de la muerte que nunca antes en toda su vida. Y la mera idea era algo que le llenaba de pavor, miedo que jamás se atrevería a confesar o expresar. Aun no estaba listo para morir. Su destino era reinar en Hallstat durante siglos o más gracias al don que le había otorgado la zoan de vampiro.
Algo cambió. Notaba algo con su mantra. Se centró en este y entrecerró los ojos, atendiendo a su oído. Sobre la superficie del mar los sonidos viajan hasta más lejos, algo que le daba ventaja a él. Efectivamente... había más gente cerca. Y esa niebla no era normal. "Es como si la niebla en sí fuese alguien" pensó Derian, suspicazmente. También detectaba algo más: presencias poderosas. Cazadores como él, posiblemente. "Hoy no me apetece comer presa. Comeré cazador. Sospecho que tenemos la isla cerca, y que efectivamente las coordenadas eran erróneas. O eso, o un gran poder obra en esta zona." Inmediatamente se dio la vuelta, apartándose de la borda, y buscó a Nemo. Podía captar su aroma no muy lejos. Intentando apartar de su mente el deseo de saltar sobre él y morder su carótida, clavó sus dorados ojos en los del empresario.
- Es la hora, sr. Armonia. Si tenéis algún modo de volar, ponedlo en práctica. Si no, agarraos a mi brazo. Vamos a desembarcar - entonces miró al entusiasta médico - Nos vemos a la vuelta, Alex.
Su voz fue suave y cortés, así como impersonal... aunque con un tono de emoción contenida. Algo raro en el vampiro. Al oírse, se dio cuenta de que estaba dejándose guiar por el hambre, y trató de relajarse. Tal vez cazase a alguien por el camino para no ir sediento a la batalla. Comprobó que llevaba su saco de rumble balls consigo, y se pasó la mano por su chaqueta. El noble vestía una gabardina negra larga, elegante y de calidad. Bajo esta portaba una imponente coraza de acero, así como protecciones de cuero en brazos y piernas. Colgando del cinturón por su izquierda, portaba a Vanator, la espada familiar de los Markov. Era una bastarda de muy buena manufactura, con hermosos ornamentos. Perfecta tanto para la batalla como para una ceremonia. Tras escuchar la respuesta de Nemo, Derian saltaría hacia los aires y comenzaría a volar en dirección a las auras, llevándose o no al empresario en función a su respuesta. La caza comenzaba.
Tres eran las espinas que Derian llevaba clavadas en su conciencia, desquiciándole y aumentando su instinto asesino. La primera, más superficial, era el hambre. Hacía días que había acabado su último recipiente de sangre, y en el barco no podía alimentarse de nadie. El doctor era miembro de su tripulación. Alimentarse de él no sólo habría sido estúpido (dado que era consciente de la fuerza de su médico), si no contraproducente. Luego estaba el señor Armonia. Como invitado suyo en el barco hubiese sido descortés tratarlo como mero ganado, por no hablar de que lo necesitaba vivo. Sin un empresario bien situado no podría completar sus ambiciones de modernizar Hallstat y preparar la isla para la conquista del North Blue. Por último estaba esa tal Amy... olía maravillosamente bien. La tentación de entrar en su camarote, destrozarla y alimentarse de ella era enorme. Nada le impedía hacerlo, excepto el hecho de que era del Gobierno Mundial. "Aun necesito mi título de Shichibukai. No puedo arriesgarme a provocar al Gobierno antes de tiempo. No quiero que intervengan en mi guerra por el trono." Alex era responsable de la seguridad de la científica por si no fuera poco, y lo último que quería era pelearse con su médico por comida.
La segunda espina estaba clavada en su orgullo. Derian era un gran navegante que había surcado los cuatro Blues y el Paraíso. Y sin embargo, a pesar de eso no lograba encontrar aquella isla. Tenía grandes dotes para la cartografía, e incluso había hecho un mapa de Ireos cuando hizo su estudio sobre la cultura de la isla, pero no había sido capaz de evitar que se perdieran. Se decía a sí mismo que era culpa del Gobierno, que les habían dado coordenadas incorrectas. Después de todo, ¿cómo iba a equivocarse interpretando mapas un reconocido geógrafo como él? Sin embargo, en lo profundo de su alma, lo sentía como una dolorosa derrota. Algo que contribuía a alimentar su mal humor y los pensamientos homicidas que le impulsaban a matar a todo ser viviente en aquel navío y alimentarse de sus cuerpos inertes.
La tercera espina era la más dolorosa y profunda, y no tenía que ver con alguna circunstancia del viaje. Era una carga que llevaba meses arrastrando consigo. El profundo miedo a la derrota. Desde siempre, se había considerado un ser invencible. Un súper-hombre capaz de afrontar a cualquier rival o prueba. El cazador perfecto. Pero Mariejoa le había abierto los ojos: hasta ahora no había sido más que un pez gordo en un estanque muy pequeño. En el Nuevo Mundo había gente tan fuerte como él, en algunos casos incluso más. La Fauce Abisal había sido su espada de Damocles, aquello que le hizo ver que si bien era poderoso, no era invencible. Aquel día había estado más cerca de la muerte que nunca antes en toda su vida. Y la mera idea era algo que le llenaba de pavor, miedo que jamás se atrevería a confesar o expresar. Aun no estaba listo para morir. Su destino era reinar en Hallstat durante siglos o más gracias al don que le había otorgado la zoan de vampiro.
Algo cambió. Notaba algo con su mantra. Se centró en este y entrecerró los ojos, atendiendo a su oído. Sobre la superficie del mar los sonidos viajan hasta más lejos, algo que le daba ventaja a él. Efectivamente... había más gente cerca. Y esa niebla no era normal. "Es como si la niebla en sí fuese alguien" pensó Derian, suspicazmente. También detectaba algo más: presencias poderosas. Cazadores como él, posiblemente. "Hoy no me apetece comer presa. Comeré cazador. Sospecho que tenemos la isla cerca, y que efectivamente las coordenadas eran erróneas. O eso, o un gran poder obra en esta zona." Inmediatamente se dio la vuelta, apartándose de la borda, y buscó a Nemo. Podía captar su aroma no muy lejos. Intentando apartar de su mente el deseo de saltar sobre él y morder su carótida, clavó sus dorados ojos en los del empresario.
- Es la hora, sr. Armonia. Si tenéis algún modo de volar, ponedlo en práctica. Si no, agarraos a mi brazo. Vamos a desembarcar - entonces miró al entusiasta médico - Nos vemos a la vuelta, Alex.
Su voz fue suave y cortés, así como impersonal... aunque con un tono de emoción contenida. Algo raro en el vampiro. Al oírse, se dio cuenta de que estaba dejándose guiar por el hambre, y trató de relajarse. Tal vez cazase a alguien por el camino para no ir sediento a la batalla. Comprobó que llevaba su saco de rumble balls consigo, y se pasó la mano por su chaqueta. El noble vestía una gabardina negra larga, elegante y de calidad. Bajo esta portaba una imponente coraza de acero, así como protecciones de cuero en brazos y piernas. Colgando del cinturón por su izquierda, portaba a Vanator, la espada familiar de los Markov. Era una bastarda de muy buena manufactura, con hermosos ornamentos. Perfecta tanto para la batalla como para una ceremonia. Tras escuchar la respuesta de Nemo, Derian saltaría hacia los aires y comenzaría a volar en dirección a las auras, llevándose o no al empresario en función a su respuesta. La caza comenzaba.
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Un fuerte sonido muy grave resonó en la cubierta del barco marine. Parecía el gruñido de alguna clase de bestia muy grande y fuerte. El ruido volvió a hacerse audible, tan potente que el suelo de la cubierta vibró ligeramente. Y fue entonces cuando la bestia, majestuosamente, bostezó tan fuerte que se le escuchó hasta en las bodegas, y se estiró. Con cara de dormido, Kai se frotó un ojo para quitarse las legañas. Acto seguido se pasó una mano por su revuelto y despeinado pelo. Se había quedado dormido en cubierta, tras una de sus habituales sesiones de entrenamiento. Entonces, un delicioso aroma llegó hasta su nariz. Con la boca hecha agua, se levantó siguiendo el olor a comida.
- Glrrjhdgpd...
Estaba tan dormido aun que sus palabras carecían totalmente de coherencia alguna. Avanzó tambaleante hacia la mesa donde estaba la pizza, y saludó con un gruñido a los presentes. Casi parecía más un ser parecido de un relato de terror que un oficial marine, con la melena descuidada y revuelta, su expresión ausente, el errático andar y el hilillo de babas que le caía de la comisura de los labios. Al pasar junto a Al, le dio dos vigorosas palmadas en el hombro como saludo, sin darse cuenta de la desnudez de este ni de la humareda de vapor que salió a consecuencia del contacto. Con un nuevo gruñido, observó la pizza con una mirada más bien poco avispada, tratando de analizar el hecho de que quedaban dos porciones sólo y eran cuatro. Se encogió de hombros, gruñó, y agarró la caja entera, comenzando a devorar cartón, pizza y todo. Su voracidad era digna de un rey marino cuanto menos. A medida iba introduciendo el recipiente en su boca, este iba prendiendo en llamas. En pocos segundos se tragó todo, a una velocidad digna de un campeón olímpico. Pero entonces algo en su expresión cambió, y el chico se llevó las manos al estómago:
- Gasfffgagsasfdjffjjfjf - gruñó.
Parecía como si le doliera a horrores. Se encogió sobre sí mismo, con el rostro retorcido por el terrible padecimiento que le acontecía. Comenzó a gruñir nuevamente, pero de repente cerró la boca y se llevó la mano a esta, como si tratase de evitar que algo saliese de esta. El dolor fue haciendo despertar a Kai, que no podía aguantar aquella tortura. ¿Qué narices acababa de hacer? Recordaba haber estado soñando con un paraíso de carne, pero justo cuando comenzaba a devorar la fuente de bacon, despertó. Y medio dormido aun había decidido acudir en busca de aquella deliciosa carne que tanto ansiaba. "Me niego... no, no lo voy a echar fuera."
- Mmmm... ¡MMMM! - gruñó, con la boca cerrada.
Un fuerte sonido salió de las tripas de Kai y comenzó a ascender hacia su garganta, tan potente que fue audible por todos los presentes. Y fue entonces cuando el pobre chico, incapaz de retenerlo por más tiempo, lo liberó todo. Un descomunal sonido gutural brotó de su boca, acompañado por una columna de llamas. El eructo duró cerca de cinco segundos, y fue tan potente que los cálidos vientos generados por las llamas agitaron la melena del marine, despeinándola aun más (si es que eso era posible). De hecho, la fuerza del "escape de gases", desequilibró al luchador, que fue a dar con su trasero al suelo de la cubierta.
- Humm... ¿lo siento? - preguntó, mirando con cierta preocupación a sus compañeros de flota, comprobando si no los había quemado. Se fijó entonces en la desnudez de su capitán, y fue entonces cuando fue consciente del calor que hacía. Cosa que olvidó al segundo siguiente: las temperaturas altas le daban igual. Era de clima cálido, y su fruta hacía que hubiera pasado a no notarlas en absoluto.
- Glrrjhdgpd...
Estaba tan dormido aun que sus palabras carecían totalmente de coherencia alguna. Avanzó tambaleante hacia la mesa donde estaba la pizza, y saludó con un gruñido a los presentes. Casi parecía más un ser parecido de un relato de terror que un oficial marine, con la melena descuidada y revuelta, su expresión ausente, el errático andar y el hilillo de babas que le caía de la comisura de los labios. Al pasar junto a Al, le dio dos vigorosas palmadas en el hombro como saludo, sin darse cuenta de la desnudez de este ni de la humareda de vapor que salió a consecuencia del contacto. Con un nuevo gruñido, observó la pizza con una mirada más bien poco avispada, tratando de analizar el hecho de que quedaban dos porciones sólo y eran cuatro. Se encogió de hombros, gruñó, y agarró la caja entera, comenzando a devorar cartón, pizza y todo. Su voracidad era digna de un rey marino cuanto menos. A medida iba introduciendo el recipiente en su boca, este iba prendiendo en llamas. En pocos segundos se tragó todo, a una velocidad digna de un campeón olímpico. Pero entonces algo en su expresión cambió, y el chico se llevó las manos al estómago:
- Gasfffgagsasfdjffjjfjf - gruñó.
Parecía como si le doliera a horrores. Se encogió sobre sí mismo, con el rostro retorcido por el terrible padecimiento que le acontecía. Comenzó a gruñir nuevamente, pero de repente cerró la boca y se llevó la mano a esta, como si tratase de evitar que algo saliese de esta. El dolor fue haciendo despertar a Kai, que no podía aguantar aquella tortura. ¿Qué narices acababa de hacer? Recordaba haber estado soñando con un paraíso de carne, pero justo cuando comenzaba a devorar la fuente de bacon, despertó. Y medio dormido aun había decidido acudir en busca de aquella deliciosa carne que tanto ansiaba. "Me niego... no, no lo voy a echar fuera."
- Mmmm... ¡MMMM! - gruñó, con la boca cerrada.
Un fuerte sonido salió de las tripas de Kai y comenzó a ascender hacia su garganta, tan potente que fue audible por todos los presentes. Y fue entonces cuando el pobre chico, incapaz de retenerlo por más tiempo, lo liberó todo. Un descomunal sonido gutural brotó de su boca, acompañado por una columna de llamas. El eructo duró cerca de cinco segundos, y fue tan potente que los cálidos vientos generados por las llamas agitaron la melena del marine, despeinándola aun más (si es que eso era posible). De hecho, la fuerza del "escape de gases", desequilibró al luchador, que fue a dar con su trasero al suelo de la cubierta.
- Humm... ¿lo siento? - preguntó, mirando con cierta preocupación a sus compañeros de flota, comprobando si no los había quemado. Se fijó entonces en la desnudez de su capitán, y fue entonces cuando fue consciente del calor que hacía. Cosa que olvidó al segundo siguiente: las temperaturas altas le daban igual. Era de clima cálido, y su fruta hacía que hubiera pasado a no notarlas en absoluto.
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Mantenía los orbes cerrados mientras apoyaba su espalda contra el barandal del barco, su cabeza estaba direccionada hacia el cielo. La expresión de su rostro mostraba un desagrado total, se encontraba realmente molesta e incomoda, no le gustaba para nada estar sobre ese transporte, por lo mismo maldecía una y otra vez a quienes le habían obligado asistir con todos aquellos hombres ¡Joder! Odiaba a los hombres ¿Tan difícil era entender eso? ¿Por què diablos la ponían en un maldito equipo con hombres? No entendía nada, seguramente sus superiores querían que ella explote y se comportara mal… de esa forma estaría en suspensión y dejaría de hacer tantas preguntas en los laboratorios. Maldita gente sin escrúpulos ¡Pero claro, si alguien de mayor jerarquía les dijera que no quería estar rodeada de hombres se lo hubieran concedidos! Las jerarquías solo servían para degradar al prójimo.
Un pequeño chasquido salió de sus labios, los cuales estaban bastante rojos pues se la había pasado mordiéndose el inferior para que ninguna palabra mordaz saliera de su boca, después de todo Alex era su superior… y estaba a cargo de ella. Aunque Amy sabía muy bien que aquello era una molestia para ambas personas: uno no deseaba cuidar de una novata y la otra odiaba seguir órdenes.
Un pequeño suspiro emitió su boca, pues trataba de controlarse… si se tomaba todo aquello de mala gana no podría avanzar en nada ¿Que significaba avanzar? Tener el mayor conocimiento del mundo en su cerebro para aplicarlo de forma óptima a sus deseos.
Al estar sumergida en sus pensamientos, se sorprendió un poco al sentir como algo peludo y blandito le tocaba la pierna izquierda, causando que sus orbes celestes se abrieran rápidamente para ser direccionados a Happy, su pequeño amigo felino.
El gato quería llamar la atención de Amy, quien rápidamente dirigió su mirada hacia la dirección que èl apuntaba con una de sus patas delanteras… pues se tiene que aclarar que Happy era un gato azul que podía caminar en dos patas (sus traseras) y utilizaba las delanteras como si fueran “manos”. Fue algo grande la impresión cuando Alex, su “sensei” estaba flotando por el aire...mientras tanto, rápidamente, sus orbes se dirigieron a uno de los otros tripulantes de ese barco. Desde que lo había conocido en esos pocos días…se dio cuenta que el tal Derian era un poco “rarito” para no decir friki, pero a pensamiento de la chica eso no estaba mal… era interesante y le causaba curiosidad por eso mismo siempre trataba de mantenerlo vigilado sus movimientos.
-¿Todos se van?-
Preguntó en voz baja Amy cuando escuchó las palabras de Derian ¿Ella se quedaría sola en el barco? Con una expresión de desagrado mayor a la de antes se incorporó mientras se sacudía rápidamente sus ropas con las manos, pues estaba vistiendo un short blanco que le llegaba hasta los muslos, en su parte superior llevaba una blusa del mismo color, y por ultimo habia una especia de ciento que atravesaba por el medio de sus pechos, el cual servía como un “estuche” para colocar su bastón en la espalda. Con un leve movimiento extrajo el objeto de la espalda, el cual rápidamente formó una especie de color celeste en el centro de la corona.
Con dicho instrumento en sus manos se dispuso a caminar hacia el centro del barco a la vez que era seguida por Happy, mientras tanto ella levantó la mirada hacia Alex...tenía la intención de seguirlo pero si todos se iban del barco… ¿Que pasaria con èl? Joder ¿Por què todo tenía que ser tan jodidamente difícil? Sin decir una sola palabra se dispuso a ir hacia donde estaba el palo mayor para aumentar el agarre de sus baston y moverlo de arriba hacia abajo, mientras ella daba un salto bastante alto que le permitía llegar por encima de una de las velas, para apenas apoyarse en ese lugar y dar otro salto que la posicionaría en el nido del barco. Lugar a donde quería llegar. Por suerte sus acciones se vieron favorecidas con el viento que le permitió hacer aquellos saltos o sino se le hubiera hecho imposible de realizar.
Cuando la científica se posiciono en ese lugar una rafaga de viento comenzo a emitirse hacia las velas, esta acción era para que dicho transporte aumentará aunque sea un poquito su velocidad, pues… tenía que seguir a Alex y no quería dejar abandonado el barco porque había provisiones en èl.
Por otra parte Happy se veía tentado por tomar el timón pero sabía que solo le traería problemas a su amiga, asi que decidio acostarse sobre la madera del barco y quedarse relajado… el clima era algo tropical así que le daban ganas de tomarse una siestita…
Amy continuaba emitiendo rafagas de aire que iban hacia la dirección donde se movía Alex, de por no podía separarse de èl… así que trataba de manejar la dirección del viento ya que el timón estaba abandonado.
Un pequeño chasquido salió de sus labios, los cuales estaban bastante rojos pues se la había pasado mordiéndose el inferior para que ninguna palabra mordaz saliera de su boca, después de todo Alex era su superior… y estaba a cargo de ella. Aunque Amy sabía muy bien que aquello era una molestia para ambas personas: uno no deseaba cuidar de una novata y la otra odiaba seguir órdenes.
Un pequeño suspiro emitió su boca, pues trataba de controlarse… si se tomaba todo aquello de mala gana no podría avanzar en nada ¿Que significaba avanzar? Tener el mayor conocimiento del mundo en su cerebro para aplicarlo de forma óptima a sus deseos.
Al estar sumergida en sus pensamientos, se sorprendió un poco al sentir como algo peludo y blandito le tocaba la pierna izquierda, causando que sus orbes celestes se abrieran rápidamente para ser direccionados a Happy, su pequeño amigo felino.
El gato quería llamar la atención de Amy, quien rápidamente dirigió su mirada hacia la dirección que èl apuntaba con una de sus patas delanteras… pues se tiene que aclarar que Happy era un gato azul que podía caminar en dos patas (sus traseras) y utilizaba las delanteras como si fueran “manos”. Fue algo grande la impresión cuando Alex, su “sensei” estaba flotando por el aire...mientras tanto, rápidamente, sus orbes se dirigieron a uno de los otros tripulantes de ese barco. Desde que lo había conocido en esos pocos días…se dio cuenta que el tal Derian era un poco “rarito” para no decir friki, pero a pensamiento de la chica eso no estaba mal… era interesante y le causaba curiosidad por eso mismo siempre trataba de mantenerlo vigilado sus movimientos.
-¿Todos se van?-
Preguntó en voz baja Amy cuando escuchó las palabras de Derian ¿Ella se quedaría sola en el barco? Con una expresión de desagrado mayor a la de antes se incorporó mientras se sacudía rápidamente sus ropas con las manos, pues estaba vistiendo un short blanco que le llegaba hasta los muslos, en su parte superior llevaba una blusa del mismo color, y por ultimo habia una especia de ciento que atravesaba por el medio de sus pechos, el cual servía como un “estuche” para colocar su bastón en la espalda. Con un leve movimiento extrajo el objeto de la espalda, el cual rápidamente formó una especie de color celeste en el centro de la corona.
Con dicho instrumento en sus manos se dispuso a caminar hacia el centro del barco a la vez que era seguida por Happy, mientras tanto ella levantó la mirada hacia Alex...tenía la intención de seguirlo pero si todos se iban del barco… ¿Que pasaria con èl? Joder ¿Por què todo tenía que ser tan jodidamente difícil? Sin decir una sola palabra se dispuso a ir hacia donde estaba el palo mayor para aumentar el agarre de sus baston y moverlo de arriba hacia abajo, mientras ella daba un salto bastante alto que le permitía llegar por encima de una de las velas, para apenas apoyarse en ese lugar y dar otro salto que la posicionaría en el nido del barco. Lugar a donde quería llegar. Por suerte sus acciones se vieron favorecidas con el viento que le permitió hacer aquellos saltos o sino se le hubiera hecho imposible de realizar.
Cuando la científica se posiciono en ese lugar una rafaga de viento comenzo a emitirse hacia las velas, esta acción era para que dicho transporte aumentará aunque sea un poquito su velocidad, pues… tenía que seguir a Alex y no quería dejar abandonado el barco porque había provisiones en èl.
Por otra parte Happy se veía tentado por tomar el timón pero sabía que solo le traería problemas a su amiga, asi que decidio acostarse sobre la madera del barco y quedarse relajado… el clima era algo tropical así que le daban ganas de tomarse una siestita…
Amy continuaba emitiendo rafagas de aire que iban hacia la dirección donde se movía Alex, de por no podía separarse de èl… así que trataba de manejar la dirección del viento ya que el timón estaba abandonado.
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Estaba en un pequeño barco de la marina, con cuatro tenientes a mi servicio. Me sentía poderoso porque tenía a cuatro mujeres a mi servicio, dicho de otra manera, tenía un harem de mujeres para mi solo. Salí de mi camarote después de estar un poco relajado echándome una siesta y vinieron a decirme que habían divisado algo:
- Comandante Gajeel, hemos divisado al norte un barco y al este una pequeña playa, ¿que rumbo tomamos?
Me dijeron mientras yo me fijaba en ambas latitudes.
- Seguid a ese barco, no sabemos de quien puede ser pero aún así atracaremos allí. Máxima potencia.
Me llamaron Comandante porque me gustaba que me llamaran así y no Teniente Comandante que quedaba peor.
Volviendo al tema, ¿de quien sería aquel barco que divisábamos? Hasta que no llegáramos allí no podíamos comprobarlo.
- Comandante Gajeel, hemos divisado al norte un barco y al este una pequeña playa, ¿que rumbo tomamos?
Me dijeron mientras yo me fijaba en ambas latitudes.
- Seguid a ese barco, no sabemos de quien puede ser pero aún así atracaremos allí. Máxima potencia.
Me llamaron Comandante porque me gustaba que me llamaran así y no Teniente Comandante que quedaba peor.
Volviendo al tema, ¿de quien sería aquel barco que divisábamos? Hasta que no llegáramos allí no podíamos comprobarlo.
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Estoy... Completamente... ¡Empapada! ¡Y lo peor de todo es que la culpa la tiene el calor! No, un momento. Lo peor es que la culpa no la tiene ese navegante que ha aparecido de la nada. ¿Por qué no está aquí ahora? Estos hombres, menuda panda de inútiles, seguro que anda con Derek midiéndose la altura o emborrachándose. Bueno, no, que el muchacho me lanzó miradas y mi hermano tiene celos.... Menuda tontería, Derek podría tener a cualquier hombre que quisiera, salvo si lo quiero yo, claro. ¡Un momento! ¡Derek, imbécil! ¿Por qué lo espantas? Un día voy a matar a este piojo enclenque.
-E... Espera- digo, poniendo cara de niña inocente. Tal vez mi bata negra con bordes de plumas y mi ropa interior del mismo color con encajes dorados reste un poco a mi "pureza", pero al fin y al cabo estoy en mi casa, ¿No? Además al enano mental de Derek le hace echar humo por las orejas. Me acerco al chico y, con una mirada de fingida timidez, sonrío-. No sé qué ropa ponerme... Tal vez...- paso mi mano por su pecho, si me deja-, tal vez quieras ayudarme a elegir algo. ¿O crees que así voy bien?
Hago un gesto de separarme de él, pero intento tomar su mano para que me siga hasta el interior del lugar. Tal vez pueda enseñarme los secretos de su navegación allí. Pero lo mejor, y lo que con diferencia más me excita es pensar cómo el mono afeitado de Derek intenta impedirlo vacuamente. Hoy Gangplank va a explorar las rutas marítimas de Dressrosa, y... ¿Reira se aburrirá? Una chica más... Seguro que el marinerito lo agradece, y la chiquilla sólo puede hacer que todo esto sea más divertido. Desde luego, nos hemos juntado dos en el barco... Si alguna habilidad tiene Derek que merezca la pena, es encontrar buenas compañeras de cama para mí. Aún no puedo olvidar a Anna, y eso que ya hace años de eso. En fin, que todavía no he visto las habilidades de Reira, pero seguro que tiene muchas para compartir, enseñar y aprender.
-Reira, tal vez este chico no tenga suficiente gusto para la ropa- digo esa palabra con un tono distinto al resto, más forzado, tratando que entienda el obvio doble sentido-. No puedo salir de casa sin una buena ropa- de nuevo enfatizo aquella palabra-, y tienes cara de ser una experta.
Tras esto entro en mi camarote, acompañada o sola. Si alguien viene conmigo, podrá ver mi habitación, bastante sencilla, con un escritorio, cama, una pequeña biblioteca y muchos pósteres de pequeños animales y escenas subidas de tono, amén de muchas fotos de Lu, que yace dormida a los pies de la cama. Además, me quitaré la bata para comenzar a vestirme, o vestirme para salir si no hay nadie conmigo.
-E... Espera- digo, poniendo cara de niña inocente. Tal vez mi bata negra con bordes de plumas y mi ropa interior del mismo color con encajes dorados reste un poco a mi "pureza", pero al fin y al cabo estoy en mi casa, ¿No? Además al enano mental de Derek le hace echar humo por las orejas. Me acerco al chico y, con una mirada de fingida timidez, sonrío-. No sé qué ropa ponerme... Tal vez...- paso mi mano por su pecho, si me deja-, tal vez quieras ayudarme a elegir algo. ¿O crees que así voy bien?
Hago un gesto de separarme de él, pero intento tomar su mano para que me siga hasta el interior del lugar. Tal vez pueda enseñarme los secretos de su navegación allí. Pero lo mejor, y lo que con diferencia más me excita es pensar cómo el mono afeitado de Derek intenta impedirlo vacuamente. Hoy Gangplank va a explorar las rutas marítimas de Dressrosa, y... ¿Reira se aburrirá? Una chica más... Seguro que el marinerito lo agradece, y la chiquilla sólo puede hacer que todo esto sea más divertido. Desde luego, nos hemos juntado dos en el barco... Si alguna habilidad tiene Derek que merezca la pena, es encontrar buenas compañeras de cama para mí. Aún no puedo olvidar a Anna, y eso que ya hace años de eso. En fin, que todavía no he visto las habilidades de Reira, pero seguro que tiene muchas para compartir, enseñar y aprender.
-Reira, tal vez este chico no tenga suficiente gusto para la ropa- digo esa palabra con un tono distinto al resto, más forzado, tratando que entienda el obvio doble sentido-. No puedo salir de casa sin una buena ropa- de nuevo enfatizo aquella palabra-, y tienes cara de ser una experta.
Tras esto entro en mi camarote, acompañada o sola. Si alguien viene conmigo, podrá ver mi habitación, bastante sencilla, con un escritorio, cama, una pequeña biblioteca y muchos pósteres de pequeños animales y escenas subidas de tono, amén de muchas fotos de Lu, que yace dormida a los pies de la cama. Además, me quitaré la bata para comenzar a vestirme, o vestirme para salir si no hay nadie conmigo.
Yoko Littner
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Akuma no mi
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El calor que estaba haciendo no era normal, ni en los desiertos de Arabasta había tenido tanta. Las ropas eran las que solía llevar habitualmente y creo que ya no me podía quitar nada más a no ser que me quisiese quedar completamente desnuda, pero... eso no me interesaba. Me levanté del suelo de la cubierta y desabroché la capa de Akagami. Por una vez tendría que quitarla y no quería que le pasase nada. La miré de arriba abajo y la metí en la mochila que siempre llevaba conmigo, a ver si aún así me seguía dando suerte.
Miré a Byakuro. ¿Cómo podía estar así en una situación como esta? Y Luego a los dos que venían con nosotros. Todavía no sabía mucho sobre ellos y esperaba que Byaku-sensei los conociese mejor. Solo esperaba que fuesen de fiar y no nos dejasen tirados a la mínima.
No aguantaba mucho más sobre la cubierta así que me metí adentro. Por suerte había mucha comida para todos o eso vi cuando observé la despensa, pero... espera. ¿Solo hay esa agua? Nos vamos a deshidratar y, y, y moriremos aquí solos y nadie nos ayudará. Menudo final. Pensé, poniéndome melodramática. Que hubiese poca agua era un problema, pero seguro que podríamos conseguir más en cuanto llegásemos a tierra firme.
Volví a cubierta y Byakuro estaba hablando. La niebla volvió a abrasar la piel y me puse a su lado. Creo que habíamos llegado a tierra firme. No pude evitar alegrarme. Cogí mi mochila y bajé un rato después de él de un salto. - ¡Sí! - Exclamé emocionada. Tenía ganas de explorar la isla. - ¿Cuánto tardaremos en llegar Byakuro-sensei?
Miré a Byakuro. ¿Cómo podía estar así en una situación como esta? Y Luego a los dos que venían con nosotros. Todavía no sabía mucho sobre ellos y esperaba que Byaku-sensei los conociese mejor. Solo esperaba que fuesen de fiar y no nos dejasen tirados a la mínima.
No aguantaba mucho más sobre la cubierta así que me metí adentro. Por suerte había mucha comida para todos o eso vi cuando observé la despensa, pero... espera. ¿Solo hay esa agua? Nos vamos a deshidratar y, y, y moriremos aquí solos y nadie nos ayudará. Menudo final. Pensé, poniéndome melodramática. Que hubiese poca agua era un problema, pero seguro que podríamos conseguir más en cuanto llegásemos a tierra firme.
Volví a cubierta y Byakuro estaba hablando. La niebla volvió a abrasar la piel y me puse a su lado. Creo que habíamos llegado a tierra firme. No pude evitar alegrarme. Cogí mi mochila y bajé un rato después de él de un salto. - ¡Sí! - Exclamé emocionada. Tenía ganas de explorar la isla. - ¿Cuánto tardaremos en llegar Byakuro-sensei?
Luke Golden Lion
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El llamado a la aventura, cosa que era imposible ignorar para Frog. Aquello lo hacía dirigirse a aquella isla, a la que se estaba dirigiendo. No sabía muchos detalles, pero en aquel lugar había un arma peligrosa, y debía ser erradicada según Frog. Conocía los efectos del hambre de poder, él mismo era el ejemplo de lo que podía suceder. Sabía que ni los piratas, ni la marine, ni la revolución harían lo adecuado con esa arma. Por ello se dirigía a aquel lugar como la persona... No, la rana más cuerda. Estaba a un lado, observando el horizonte. Claramente era visto como un bicho raro, y acercarse a ese tipo de personas no era agradable. Pero un pequeño grupo se dirigía hacia él. Al parecer eran una especie de cazadores, como él. Aunque probablemente ellos cazaban cosas diferentes a piratas.
Y se acercaron extrañados por el motivo o la razón por la cual la rana se dirigía a aquella isla. Se presentaron como cazadores de tesoros, quizá se dirigían a aquel lugar en busca de aquella arma. Aunque sus apariencias no eran las de hombres fuertes, quizá tendrían un as oculto, lo cual cambiaría todo. Pero era improbable, tan sólo decidió ser cortés y resolver las preguntas de los curiosos humanos.
- Hola soy Frog, pues vine aquí en busca de una aventura. No oculto nada más, sólo que intentaré destruir el arma a toda costa...- Dijo, aunque lo último se le escapó. No le gustaba mentir, pero decir aquello quizá le causaría problemas. Los hombres se observaban entre sí. No sabían si creer las intenciones de la rana o no, pero al parecer tenían algo más en mente. Luego de al parecer tener una conversación de miradas, Jones se decidió a hablar.
- El barco llegará a tierra firme pronto. Te gustaría ir con nosotros cuando llegemos.- Dijo haciendo el ofrecimiento a Frog para viajar juntos. Pero él sabía que estaban tramando algo, era obvio. El repentino ofrecimiento de formar un equipo le hacía sospechar aun más. Pero era mejor tener al enemigo cerca, por lo que Frog aceptó con la cabeza. Ahora había formado una tregua con aquellos hombres, aunque parecía ser extremadamente falsa, quizá podía ayudarle en algún momento, ¿o no?
Y se acercaron extrañados por el motivo o la razón por la cual la rana se dirigía a aquella isla. Se presentaron como cazadores de tesoros, quizá se dirigían a aquel lugar en busca de aquella arma. Aunque sus apariencias no eran las de hombres fuertes, quizá tendrían un as oculto, lo cual cambiaría todo. Pero era improbable, tan sólo decidió ser cortés y resolver las preguntas de los curiosos humanos.
- Hola soy Frog, pues vine aquí en busca de una aventura. No oculto nada más, sólo que intentaré destruir el arma a toda costa...- Dijo, aunque lo último se le escapó. No le gustaba mentir, pero decir aquello quizá le causaría problemas. Los hombres se observaban entre sí. No sabían si creer las intenciones de la rana o no, pero al parecer tenían algo más en mente. Luego de al parecer tener una conversación de miradas, Jones se decidió a hablar.
- El barco llegará a tierra firme pronto. Te gustaría ir con nosotros cuando llegemos.- Dijo haciendo el ofrecimiento a Frog para viajar juntos. Pero él sabía que estaban tramando algo, era obvio. El repentino ofrecimiento de formar un equipo le hacía sospechar aun más. Pero era mejor tener al enemigo cerca, por lo que Frog aceptó con la cabeza. Ahora había formado una tregua con aquellos hombres, aunque parecía ser extremadamente falsa, quizá podía ayudarle en algún momento, ¿o no?
Etsu
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Por fin tenía una misión, era algo básica, junto a otros novatos del CP, pero en cierto modo era importante, y daría todo lo que tenía. Íbamos en un pequeño barcos con el emblema del gobierno mundial, una nave pequeña y veloz para pasar fácilmente desapercibidos. La zona por la que nos movíamos era un mar de niebla candente, miré por la borda, pero no pude llegar a ver la superficie del agua, pero sin duda estaría burbujeando, o al menos demasiado caliente como para darse un baño. La blancura del entorno era abrumadora no conseguía ver el sol por ningún lado. Olfateé el aire en un intento de distinguir el característico olor del azufre, lo que me diría que nos encontrábamos en un terreno volcánico, pero la humedad era excesiva y no pude captar ningún olor.
El sudor empezaba a resbalar por mi cara y por mi espalda, metí el indice derecho y ahuequé el cuello de la camisa en un vano intento por aliviar el sofocante calor, no conseguí nada.
-Atentos, voy a explicaros la misión -dijo la voz de una mujer, llamando la atención de todos los presentes -hay un artefacto que es peligroso y nuestra misión es encontrarlo y destruirlo.
Hubo un pequeño murmullo entre los presentes que fue rápidamente acallado por la misma voz que nos había dado la orden.
-¿Qué es lo que hace ese artefacto y por qué hay que destruirlo? -pregunté -¿no podríamos recuperarlo y estudiarlo?
-No me corresponde a mi o a vosotros decidir la misión -dijo la mujer -cuando lleguemos os daré ordenes nuevamente, hasta entonces estad alerta.
Dicho aquello escuché sus pasos y el murmullo de una puerta al abrirse y cerrarse. Estábamos de nuevo solos en la cuartal, el calor era insoportable, así que extraje a Nuibari Houkou de su vaina, la acerqué a mi y murmuré "enfría". Enseguida empezó a desprender una gélida niebla blanca que me refrescaba, llegando hasta el punto de hacerme sentir frío en contraposición al calor. Hice que el aire empezase a moverse a mi alrededor, formando un ligero remolino y encerrándome yo en el interior, donde el frescor de mi canino amigo conseguía hacerme mas soportable la temperatura. Ahora solo faltaba llegar a la orilla y recibir nuevamente órdenes.
El sudor empezaba a resbalar por mi cara y por mi espalda, metí el indice derecho y ahuequé el cuello de la camisa en un vano intento por aliviar el sofocante calor, no conseguí nada.
-Atentos, voy a explicaros la misión -dijo la voz de una mujer, llamando la atención de todos los presentes -hay un artefacto que es peligroso y nuestra misión es encontrarlo y destruirlo.
Hubo un pequeño murmullo entre los presentes que fue rápidamente acallado por la misma voz que nos había dado la orden.
-¿Qué es lo que hace ese artefacto y por qué hay que destruirlo? -pregunté -¿no podríamos recuperarlo y estudiarlo?
-No me corresponde a mi o a vosotros decidir la misión -dijo la mujer -cuando lleguemos os daré ordenes nuevamente, hasta entonces estad alerta.
Dicho aquello escuché sus pasos y el murmullo de una puerta al abrirse y cerrarse. Estábamos de nuevo solos en la cuartal, el calor era insoportable, así que extraje a Nuibari Houkou de su vaina, la acerqué a mi y murmuré "enfría". Enseguida empezó a desprender una gélida niebla blanca que me refrescaba, llegando hasta el punto de hacerme sentir frío en contraposición al calor. Hice que el aire empezase a moverse a mi alrededor, formando un ligero remolino y encerrándome yo en el interior, donde el frescor de mi canino amigo conseguía hacerme mas soportable la temperatura. Ahora solo faltaba llegar a la orilla y recibir nuevamente órdenes.
- Resumen:
- Estoy el el barco, recibo las órdenes de encontrar y destruir un artefacto no se me explica cual), me refresco usando a Nuibari Houkou y el poder de mi akuma. Sigo en el barco, a la espera de recibir órdenes más claras al llegar a la playa.
Esmejit R. Airnal
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Airi se sentía intimidado. Los revolucionarios que iban en el barco parecían personas curtidas, mientras que él apenas llevaba unas semanas como revolucionario. Es más, ni tan siquiera había descubierto cómo era que funcionaba su fruta. Junto a ella había una nota de despedida de Majinni, a modo de testamento, donde le dejaba esa extraña fruta. Y sin embargo, no explicaba cómo usarla ni qué poder contenía. El chico se frotó las manos con nerviosismo. Aquello no parecía un viaje campestre, precisamente. Estaba en una esquina, bastante encogido, mirando por la borda toda la niebla que se acumulaba y tratando de pensar en qué clase de misión los habría llevado hasta allí.
- Eh, chico, prepárate. -dijo uno de los revolucionarios, acercándose a él.
- S-Sí, ya voy. -con un pequeño sobresalto, el mago volvió a la realidad. Agarró su maletín de cosas y las dejó en el barco. Allí afuera no le servirían de nada.
Parecía que todos estaban cogiendo juegos de cuerdas, amarres y piolets. Cuando el pelirrojo vio la pared rocosa que se alzaba frente a ellos, entendió lo que se proponían. Se llevó la mano a la cabeza, con los ojos casi saliéndose de las órbitas. ¿Cómo demonios esperaban que subiera por una pared de piedra así? Cuando el revolucionario que parecía dirigir a los demás le tendió una cuerda y un piolet lo entendió: como todos los demás.
Esmejit salió a cubierta y saltó a la pequeña costa rocosa. No parecía que los demás tuvieran problemas para escalar, pero él era bastante débil físicamente, así que necesitaría algo de ayuda para escalar. Observó cómo era que se debía colocar el arnés protector que le habían dado, y cuál era la técnica de escalada.
- Mmmm... -tras un par de minutos pensativo, un grito lo devolvió a la realidad. Era el último en subir, los demás ya llevaban un buen trecho-. ¡Perdón! -se disculpó mientras colocaba la cuerda y empezaba el ascenso.
- Eh, chico, prepárate. -dijo uno de los revolucionarios, acercándose a él.
- S-Sí, ya voy. -con un pequeño sobresalto, el mago volvió a la realidad. Agarró su maletín de cosas y las dejó en el barco. Allí afuera no le servirían de nada.
Parecía que todos estaban cogiendo juegos de cuerdas, amarres y piolets. Cuando el pelirrojo vio la pared rocosa que se alzaba frente a ellos, entendió lo que se proponían. Se llevó la mano a la cabeza, con los ojos casi saliéndose de las órbitas. ¿Cómo demonios esperaban que subiera por una pared de piedra así? Cuando el revolucionario que parecía dirigir a los demás le tendió una cuerda y un piolet lo entendió: como todos los demás.
Esmejit salió a cubierta y saltó a la pequeña costa rocosa. No parecía que los demás tuvieran problemas para escalar, pero él era bastante débil físicamente, así que necesitaría algo de ayuda para escalar. Observó cómo era que se debía colocar el arnés protector que le habían dado, y cuál era la técnica de escalada.
- Mmmm... -tras un par de minutos pensativo, un grito lo devolvió a la realidad. Era el último en subir, los demás ya llevaban un buen trecho-. ¡Perdón! -se disculpó mientras colocaba la cuerda y empezaba el ascenso.
Dexter Black
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Dexter reposaba sobre su cama sentado, con las alas plegadas en su espalda y una foto de Alice en sus manos. La única foto de Alice que tenía, y que miraba compulsivamente cada vez que se quedaba a solas. Había ya marcas de sus dedos en la esquina inferior derecha, y algunas zonas descoloridas por un par de lágrimas derramadas sobre ella. Pensaba, en ocasiones, si tendría que ver con su tristeza el hecho de haberla encontrado junto a los que parecían ser sus hermanos, pero eso abandonaba pronto su mente. No se habían criado juntos, y se enamoraron como desconocidos. Aún lo eran, de hecho, y por lo que sabía de biología, no eran genéticamente hermanos. Él había robado el cromosoma Y del borracho, mientras que Alice el X. Era de lógica para cualquier persona que supiera de los entresijos de la química orgánica que ni siquiera una combinación genética con ambas partes produciría lo que, en realidad, era causa de la convención social que negaba el incesto: Los hijos lelos. Aunque si sus cálculos eran correctos había un 25% de probabilidades de generar un clon genético de Legim, lo que significaba lo mismo. Pero si el padre no hubiera sido imbécil de nacimiento la copia no lo sería, y tal vez sus gilipolleces fueran fruto de la educación, así que no había por qué perder las esperanzas. "Sin embargo no debería comentárselo si la veo".
Se levantó de la cama, con cuidado de no golpear el techo con la cabeza, dejando la imagen de la chiquilla sobre la mesa y saliendo al exterior. Estiró todo su cuerpo, y sus alas ondearon por un momento, desplegándose para olvidar la inactividad de los últimos días. Últimamente pasaba bastante tiempo sumido en sus investigaciones, sobre todo intentando crear una máquina que, en condiciones ambientales, produjese movimiento sempiterno. Hasta ahora había logrado generar más energía de la gastada, pero ésta se liberaba de formas bastante explosivas. "Al menos estoy cerca de lograrlo", pensó mientras observaba el día. Una niebla tan densa que se podía cortar con un cuchillo impedía casi ver lo que había a tres metros de distancia. Sin embargo...
-¡Detended las turbinas!- gritó. No le daba tiempo de bajar hasta la sala de máquinas él mismo-. ¡Hay tierra a la vista!
Poco a poco el barco se detuvo, y Dexter pulsó en el SCC el comando del ancla, haciendo que éstas bajaran desde las alas de la proa hasta perderse en el mar. La tara que representaban era suficiente para mantener al barco estable cuando visitaron por primera vez el Ojo, la que ahora era su hogar.
Sintió, antes de hacer nada, cómo un sinfín de presencias poderosas se acercaban también a las costas. Algunas más débiles que él, otras más poderosas, pero parecía que el Gobierno deseaba con todas sus fuerzas hacerse con aquel arma tan poderosa. Una pena que como se cruzara el Dragón con ella acabaría desmantelada. "Hablando de cosas desmanteladas... ¿Dónde está Midorima?", se dijo. No sentía su presencia en el barco, ni olía su comida quemada para el desayuno. Tampoco escuchaba los pesados pasos de su pierna rosa, ni estaba acosando a Hinori. Qué raro...
-¡Chicos, venid a cubierta!- gritó de nuevo, esperando que apareciesen por lo menos Deathstroke y Worgulv-. ¡Vamos a pisar tierra!
Avanzó por el barco hasta el fin de la cubierta superior acariciando la Mano de plata, que se hizo guante en su brazo izquierdo. Era un arma ingeniosamente espectacular, que se adaptaba por completo a su mano incluso en sus formas de dragón, dando la apariencia de un implante más allá de un simple guantelete. Aunque la mayor ventaja de aquella daga era que resistía impactos de casi cualquier material, y hasta ahora había demostrado ser capaz de detener los embates del Kairoseki, sin provocar que sus poderes se anulasen. Al fin y al cabo cualquier prenda gruesa evitaba que el aura del Kairoseki hiciera estragos en un usuario.
Se colocó la camisa como debía, y peinó un poco su abrigo mientras esperaba que su tripulación apareciese. Los zapatos estaban limpios y su sonrisa era notable, incluso se encontraba algo alegre gracias a pensar en un objeto potencialmente peligroso en sus manos. La verdad es que le encantaba aquel tipo de cosas, sobre todo cuando el peligro llamaba a su puerta.
Tras esperar unos minutos, invitaría al Vikingo a agarrarse a él para ir a la pequeña isla que tenían en frente. Deathstroke lo entendería de inmediato, esperaba. Además él podía volar. Si sus hombres no aparecían, iría sin ellos. Ya se le sumarían más tarde.
Se levantó de la cama, con cuidado de no golpear el techo con la cabeza, dejando la imagen de la chiquilla sobre la mesa y saliendo al exterior. Estiró todo su cuerpo, y sus alas ondearon por un momento, desplegándose para olvidar la inactividad de los últimos días. Últimamente pasaba bastante tiempo sumido en sus investigaciones, sobre todo intentando crear una máquina que, en condiciones ambientales, produjese movimiento sempiterno. Hasta ahora había logrado generar más energía de la gastada, pero ésta se liberaba de formas bastante explosivas. "Al menos estoy cerca de lograrlo", pensó mientras observaba el día. Una niebla tan densa que se podía cortar con un cuchillo impedía casi ver lo que había a tres metros de distancia. Sin embargo...
-¡Detended las turbinas!- gritó. No le daba tiempo de bajar hasta la sala de máquinas él mismo-. ¡Hay tierra a la vista!
Poco a poco el barco se detuvo, y Dexter pulsó en el SCC el comando del ancla, haciendo que éstas bajaran desde las alas de la proa hasta perderse en el mar. La tara que representaban era suficiente para mantener al barco estable cuando visitaron por primera vez el Ojo, la que ahora era su hogar.
Sintió, antes de hacer nada, cómo un sinfín de presencias poderosas se acercaban también a las costas. Algunas más débiles que él, otras más poderosas, pero parecía que el Gobierno deseaba con todas sus fuerzas hacerse con aquel arma tan poderosa. Una pena que como se cruzara el Dragón con ella acabaría desmantelada. "Hablando de cosas desmanteladas... ¿Dónde está Midorima?", se dijo. No sentía su presencia en el barco, ni olía su comida quemada para el desayuno. Tampoco escuchaba los pesados pasos de su pierna rosa, ni estaba acosando a Hinori. Qué raro...
-¡Chicos, venid a cubierta!- gritó de nuevo, esperando que apareciesen por lo menos Deathstroke y Worgulv-. ¡Vamos a pisar tierra!
Avanzó por el barco hasta el fin de la cubierta superior acariciando la Mano de plata, que se hizo guante en su brazo izquierdo. Era un arma ingeniosamente espectacular, que se adaptaba por completo a su mano incluso en sus formas de dragón, dando la apariencia de un implante más allá de un simple guantelete. Aunque la mayor ventaja de aquella daga era que resistía impactos de casi cualquier material, y hasta ahora había demostrado ser capaz de detener los embates del Kairoseki, sin provocar que sus poderes se anulasen. Al fin y al cabo cualquier prenda gruesa evitaba que el aura del Kairoseki hiciera estragos en un usuario.
Se colocó la camisa como debía, y peinó un poco su abrigo mientras esperaba que su tripulación apareciese. Los zapatos estaban limpios y su sonrisa era notable, incluso se encontraba algo alegre gracias a pensar en un objeto potencialmente peligroso en sus manos. La verdad es que le encantaba aquel tipo de cosas, sobre todo cuando el peligro llamaba a su puerta.
Tras esperar unos minutos, invitaría al Vikingo a agarrarse a él para ir a la pequeña isla que tenían en frente. Deathstroke lo entendería de inmediato, esperaba. Además él podía volar. Si sus hombres no aparecían, iría sin ellos. Ya se le sumarían más tarde.
C. K.
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La agente se despierta en el camarote, tras haber dormido unas horas. Está bastante descansada, pese a no haber seguido un ritmo normal de sueño. Por suerte está acostumbrada al régimen de 36 horas que le impusieron al llegar a Ennies Looby, por lo que puede aguantar bastante bien el ritmo. Mira a su alrededor, al tiempo que sale de la cama, para darse cuenta de que está desnuda. Su uniforme está en una silla, al lado del pequeño escritorio. Ni corta ni perezosa, Catherine agarra la ropa y se viste. Cuando está algo más visible, abre la puerta, que chirría ligeramente, y sale al exterior.
La cubierta está llena de vapor caliente. ¿Dónde se han metido? Mathew pasea de un lado al otro, y un poco más allá, los otros tres agentes que viajan con ellos vigilan, en una actitud que a C. K. le parece expectante.
- Mathew-sensei. -dice la joven, a modo de saludo.
- Oh, agente CK. ¿Has dormido bien? -el hombre sonríe, y unas pequeñas arrugas se le marcan en los rabillos del ojo-. Hemos llegado a la isla.
La mujer se da cuenta entonces de que el barco no parece estar en movimiento, ante lo que su mentor señala una figura, difusa por la niebla, más adelante. Parece una especie de puente, y una embarcación como esa no puede pasar por debajo. Eso explica el porqué no avanzan.
- Bien, agentes. Ahora que CK se ha despertado, seguiremos a pie. Nos elevaremos hasta ese puente y seguiremos desde allí. -dice Mathew, a modo de instrucciones. Tanto Catherine como los miembros del CP 5 asienten, y juntos, los cinco se empiezan a elevar en el aire, dando pequeños impulsos con los pies.
La cubierta está llena de vapor caliente. ¿Dónde se han metido? Mathew pasea de un lado al otro, y un poco más allá, los otros tres agentes que viajan con ellos vigilan, en una actitud que a C. K. le parece expectante.
- Mathew-sensei. -dice la joven, a modo de saludo.
- Oh, agente CK. ¿Has dormido bien? -el hombre sonríe, y unas pequeñas arrugas se le marcan en los rabillos del ojo-. Hemos llegado a la isla.
La mujer se da cuenta entonces de que el barco no parece estar en movimiento, ante lo que su mentor señala una figura, difusa por la niebla, más adelante. Parece una especie de puente, y una embarcación como esa no puede pasar por debajo. Eso explica el porqué no avanzan.
- Bien, agentes. Ahora que CK se ha despertado, seguiremos a pie. Nos elevaremos hasta ese puente y seguiremos desde allí. -dice Mathew, a modo de instrucciones. Tanto Catherine como los miembros del CP 5 asienten, y juntos, los cinco se empiezan a elevar en el aire, dando pequeños impulsos con los pies.
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Me froté los ojos para saber si la neblina era debida al tiempo o a mis ganas de dormir. Últimamente no hacía otra cosa que no fuera eso, desde que había llegado al barco. Un poco aburrido todo. Der y Rebeka estaban siempre pinchándose el uno al otro, y yo me sentía un poco sola, pensando que era probable que les molestara mi presencia allí, aun cuando no lo demostraran. Miraba con desgana el mar, o lo intentaba, apoyada sobre la barandilla de la cubierta, ajena a lo demás. Podía distinguir algo de tierra a lo lejos, unas grandes manchas verdes que supuse vegetación y poco más. ¿Cuál era el propósito del viaje? No lo tenía muy claro, pero teniendo en cuenta que me habían acogido y no podía irme cuando quisiera estando en medio del mar, tampoco tenía razones para discutirlo.
Una voz me sacó de mis pensamientos.
-¿Queréis algo más, chicos?
Era ese rubito que se había ofrecido a ayudarnos. El navegante nos había guiado hasta donde estábamos ahora, sin parar de ligar con Rebeka sobre todo y un poco conmigo, durante todo el trayecto, enfadando a Der con su comportamiento. Y aún por encima este último no quería dejarnos a solas con él ni un segundo, por si acaso. Entre los dos me estaban minando la moral, quitándonos cualquier atisbo de privacidad. La verdad es que Gangplank no estaba mal, aunque no me interesaba. Un compañero de cama no era lo que echaba en falta, todo para Rebeka si es que ella lo quería.
Y parecía quererlo. A ver si así matábamos dos pájaros de un tiro y ambos nos dejaban en paz. A mí, al menos. Trató de arrastrarlo con ella al camarote y luego pareció cambiar de idea al respecto. De repente le importaba más mi opinión sobre su ropa que llevarse al marinero al catre. Era raro, pero inocente como era yo para algunas cosas, ignoré ese detalle.
-Hmmm ¿experta en ropa? No lo creo. Aunque en fin, yo también necesito cambiarme, esta niebla me está calando. Vamos -dije sonriéndole de forma inocente y sin entender por qué enfatizaba algunas palabras y otras no, ya que ni lo había notado, distraída como estaba.
Entré tras ella en su habitación. Mientras se desvestía, quitándose la bata, yo observaba a mi alrededor cómo era su camarote. Desde luego, aquellos pósteres... me sonrojé un poco y aparté la mirada, que fue a parar de nuevo a Rebeka. La imagen no era muy diferente. Tenía un cuerpazo en comparación conmigo...
-Bueno, ¿qué querías, que te ayudara a escoger?
Una voz me sacó de mis pensamientos.
-¿Queréis algo más, chicos?
Era ese rubito que se había ofrecido a ayudarnos. El navegante nos había guiado hasta donde estábamos ahora, sin parar de ligar con Rebeka sobre todo y un poco conmigo, durante todo el trayecto, enfadando a Der con su comportamiento. Y aún por encima este último no quería dejarnos a solas con él ni un segundo, por si acaso. Entre los dos me estaban minando la moral, quitándonos cualquier atisbo de privacidad. La verdad es que Gangplank no estaba mal, aunque no me interesaba. Un compañero de cama no era lo que echaba en falta, todo para Rebeka si es que ella lo quería.
Y parecía quererlo. A ver si así matábamos dos pájaros de un tiro y ambos nos dejaban en paz. A mí, al menos. Trató de arrastrarlo con ella al camarote y luego pareció cambiar de idea al respecto. De repente le importaba más mi opinión sobre su ropa que llevarse al marinero al catre. Era raro, pero inocente como era yo para algunas cosas, ignoré ese detalle.
-Hmmm ¿experta en ropa? No lo creo. Aunque en fin, yo también necesito cambiarme, esta niebla me está calando. Vamos -dije sonriéndole de forma inocente y sin entender por qué enfatizaba algunas palabras y otras no, ya que ni lo había notado, distraída como estaba.
Entré tras ella en su habitación. Mientras se desvestía, quitándose la bata, yo observaba a mi alrededor cómo era su camarote. Desde luego, aquellos pósteres... me sonrojé un poco y aparté la mirada, que fue a parar de nuevo a Rebeka. La imagen no era muy diferente. Tenía un cuerpazo en comparación conmigo...
-Bueno, ¿qué querías, que te ayudara a escoger?
Theo Thawne
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Hacía muchísima calor. Una niebla anaranjada que parecía quemar lo que tocaba llenaba el lugar, haciendo que Theo sudase demasiado, sin poderse quitar mas ropa, pues si no quedaría completamente desnuda y ella no quería eso. El primero en bajar del barco fue Bya, quien parecía el más cómodo en el lugar y con aquel calor abrasador. La muchacha se había quitado ya el sombrero y lo llevaba colgando del cuello tras la espalda, con ganas de bebe, pero sin querer echar mano a las pocas reservas de agua que había en el barco. Bya fue el primero en bajar, preguntando si lo mejor sería ir juntos o no. Después, bajó Yoko, quien aún no parecía muy confiada sobre la presencia de Theo. ¿Qué pensaría la pelirroja sobre la pobre muchacha?
- Lo mejor será no separarnos... Espera... ¿Dónde está Viole? -Preguntó la muchacha, algo preocupada. - ¡Viole! -Gritó en dirección al barco.
- Lo mejor será no separarnos... Espera... ¿Dónde está Viole? -Preguntó la muchacha, algo preocupada. - ¡Viole! -Gritó en dirección al barco.
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