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Akagami logró abrir la trampilla a la fuerza. Un solo puñetazo del chico-dragón basto para hacer temblar toda la casa y quebrar los tablones que cayeron por un profundo agujero. Desde su posición, Mura podía divisar los primeros Barrotes que formaban la escalera por la que deberían bajar si querían seguir explorando. "Si bajamos por ahí tal vez descubramos algo interesante..." Pensó la chica que se disponía a acercarse a la abertura justo en el momento en que otro terremoto sacudió la isla, mucho más intenso que el anterior. Por suerte para ella, en esta ocasión pudo evitar la caída, aunque tuvo que transformarse en Puma para tener más estabilidad.
Una vez el temblor cesó, la chica volvió a su forma normal y se arrimo a la ventana que tenía más cerca con intención de ver si Sumire estaba bien, descubriendo también que el cielo estaba siendo...¿tapado? La isla acababa de ser recubierta por una enorme cúpula. "¿Y ahora qué?" Sus pensamientos fueron respondidos por Akagami que ya estaba bajando al fondo del "pozo". ¿Cómo de estrecho era el hueco por el que pasaba? Seguramente no tuviera apenas sitió, sino ¿Por qué no usaba las alas? Fuera como fuese, la pelirroja decidió ser la segunda en bajar nada más oyera como el pelirrojo tocaba tierra.
La chica movió sus orejas de felino nada más Aka les dijo que bajaran. -Bien, creo que es mi turno.- Dijo sonriendo, de manera que sus colmillos, más largos de lo normal, asomaran entre sus labios. Sin pensárselo dos veces, la chica se dejo caer, literalmente por el hueco, pudiendo ver la luz del fondo al hacerlo. "Será mejor que no me despiste." Se dijo mientras seguía cayendo Tenía pensado frenar su caída con sus botas cuando estuviera a una distancia de unos seis metros del suelo. Empleó los cuatro diales que llevaba en cada bota cuando aún le quedaban unos metros de caída, frenando lo suficiente para haber perdido toda la velocidad a dos metros de tocar el suelo, momento en el que se transformó en puma, cayendo de pie como si nada, aunque con los pies algo doloridos.
Tras eso se acercó a Akagami, el cual estaba examinando el lugar. Una cripta que parecía bastante antigua, con una misteriosa puerta y cuatro sarcófagos. ¿Tal vez uno por cada animal que estaba dibujado en la puerta? -¿Sabes lo qué es?- preguntó la chica al pelirrojo. Ahora es cuando le venía mal ser historiadora. "Yo leo libros no puertas." Pensó.
Una vez el temblor cesó, la chica volvió a su forma normal y se arrimo a la ventana que tenía más cerca con intención de ver si Sumire estaba bien, descubriendo también que el cielo estaba siendo...¿tapado? La isla acababa de ser recubierta por una enorme cúpula. "¿Y ahora qué?" Sus pensamientos fueron respondidos por Akagami que ya estaba bajando al fondo del "pozo". ¿Cómo de estrecho era el hueco por el que pasaba? Seguramente no tuviera apenas sitió, sino ¿Por qué no usaba las alas? Fuera como fuese, la pelirroja decidió ser la segunda en bajar nada más oyera como el pelirrojo tocaba tierra.
La chica movió sus orejas de felino nada más Aka les dijo que bajaran. -Bien, creo que es mi turno.- Dijo sonriendo, de manera que sus colmillos, más largos de lo normal, asomaran entre sus labios. Sin pensárselo dos veces, la chica se dejo caer, literalmente por el hueco, pudiendo ver la luz del fondo al hacerlo. "Será mejor que no me despiste." Se dijo mientras seguía cayendo Tenía pensado frenar su caída con sus botas cuando estuviera a una distancia de unos seis metros del suelo. Empleó los cuatro diales que llevaba en cada bota cuando aún le quedaban unos metros de caída, frenando lo suficiente para haber perdido toda la velocidad a dos metros de tocar el suelo, momento en el que se transformó en puma, cayendo de pie como si nada, aunque con los pies algo doloridos.
Tras eso se acercó a Akagami, el cual estaba examinando el lugar. Una cripta que parecía bastante antigua, con una misteriosa puerta y cuatro sarcófagos. ¿Tal vez uno por cada animal que estaba dibujado en la puerta? -¿Sabes lo qué es?- preguntó la chica al pelirrojo. Ahora es cuando le venía mal ser historiadora. "Yo leo libros no puertas." Pensó.
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Al poner el colgante pasó lo que pensaba que iba a pasar, se activó un mecanismo y la nieve a su paso se abría en lo que parecía ser un cuadrado de 5 por 5 y debajo de este unas escaleras. Estaba a nada de bajar cuando sintió un gran terremoto y al mirar al cielo notó que una cúpula gigante aparecía ”¿Qué mierda está pasando ahora?” – pensaba mientras mantenía el equilibrio. Las cosas estaban empeorando y si esa cosa estaba en toda la isla parecía una verdadera jaula, y eso era lo peor que le podían hacer. Las bestias atrapadas eran mucho peores. Suspiró mientras notaba que todo volvía a estar en “calma” esta isla era una trampa y no había que ser muy inteligente para darse cuenta que inclusive esa arma legendaria no existía y alguien demasiado loco los había llamado para experimentar con ellos.
– En fin, las respuestas serán más claras mientras vaya avanzando. No hay que perder la calma. – dijo mientras ahora se sacaba su abrigo y quedaba solo con una camiseta negra. El clima al fin había quedado más estable y ya no había más frio. Genial. Colocó sus manos detrás de su nuca y empezó a bajar por la escalera. Quería saber si la respuesta a los extraños dibujos que estaban en ese altar estaba ahí abajo, le había cogido mucho interés a esa historia y quería saberlo todo. Su curiosidad era demasiada y solo quería buscar algunas respuestas para quedarse tranquilo, aparte, también podía estar la razón del por qué estaba pasando lo que estaba pasando en la isla. Aunque eso lo dudaba, no podía perder la esperanza. Las cosas estaban siendo demasiado confusas y si había alguna manera de encontrar la razón, estaba ahí abajo.
Al llegar al final de las escaleras, que estaba rodeadas de musgo verde, notó que a medida que avanzaba las velas a sus lados se prendían y le daban la luz que necesitaba. ”De haberlo sabido me hubiera traído una linterna, idiota” – Llegó finalmente a una sala estúpidamente enorme ¿Qué carajos era eso? Estaba hecha en su totalidad de piedra y se lograba ver el musgo verde en las paredes. ¿Qué tan antigua era esa sala? Seguramente de un buen par de milenios atrás, de la época de Roger o quizás de antes ¿Del Siglo Vacío? Podía ser una opción, de ser ese el caso estaba cerca de lo que estaba buscando. Caminó hasta el centro de aquel lugar y lo miró en su totalidad, en el centro, una piedra en forma de serpiente que estaba algo rota. Miró hacia arriba y al parecer ese pedazo de roca se había caído desde el techo.
– Vaya… Este sitio es extraño. No puedo decir que no me lo esperaba, pero supera mis expectativas. – decía mientras ahora se dirigía a la estantería y miraba los libros. Por lo que veía había dos opciones, quedarse y explorar esta sala a fondo y llegar a una conclusión apresurada, o bien, y siendo la que se veía más sensata y lógica, seguir ese pasillo que se levantaba al frente de él. No había mucho tiempo que perder y no veía algo que le respondiera respecto a lo que estaba dibujado arriba. Lo único que podía hacer era simplemente seguir avanzando. Este sitio se notaba que no le daría nada más que algunos libros, que seguramente al primer toque se harían pedazos, aunque de ser necesario recordaría esa piedra en forma de serpiente… Podía serle útil, no se la iba a llevar pero si la tendría en mente. ”En fin, sigamos.” – sin dudarlo más se dirigió al pasillo y empezó a caminar por este. ¿Hasta dónde lo llevaría? Era hora de descubrirlo.
Steve
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Una pena, había abierto lo que sea que hubiera encontrado de manera sencilla. Entonces un segundo terremoto azotó la isla, uno mucho peor que el anterior. Aún así no me moví de la silla, que no se movía lo suficiente como para tirarme, aunque por si las moscas estuve atento para apoyarme en la pared, en caso de que lo necesitará. Desde mi posición podía ver como algo parecía ocupar el cielo y a Mura transformase en puma para no volver a caerse.
Cuando el temblor cesó, me levanté del asiento que había resistido bastante bien, viendo como Akagami había desaparecido, posiblemente por el hueco, pues se le escuchaba decir que bajásemos. Antes de que pudiera bajar, fue la pelirroja, dejándose caer sin ningún tipo de cuidado. Me tuve que tragar un grito de que tuviera cuidado, aunque seguramente se lo dijera después de eso y me ganaría unas ligeras vacaciones en cubierta.
Me acerqué al hueco, intentando ver el fondo, donde estaban esos dos y sin pensarlo mucho bajé rápidamente por la escalera de mano. Cuando llegué al final, pude ver los ataúdes en los extremos de la sala y en una pared, una enorme puerta que llamó mi atención. Me aproximé a ella con notada celeridad, quizás por el detalle, quizás porque era la única salida que teníamos disponible.
La puerta parecía tener varios círculos, uno central en el que posiblemente se pusiera la llave, con tres pequeños agujeros ¿Una llave con alguna forma extraña? Tenía que ser lo suficientemente grande como para que cupiera ahí, además me planteaba si podríamos hacer que se girase sin romperlo. Un poco más arriba, unas circunferencias con dibujos de animales tallados en la piedra. Cogí una de las circunferencias y la hice girar, cambiando el dibujo que tenía antes a otro distinto, repetí el proceso otras tres veces más, volviendo al dibujo inicial.
Tras eso me separé de la puerta, rascándome el mentón mientras pensaba ¿Sería posible que hubiera una secuencia que debiéramos seguir antes de intentar abrir la puerta? Y si era correcto ¿Dónde la encontraríamos? ¿En los ataúdes? Las instrucciones de Akagami de que investigaran los sarcófagos era buena idea, pero no me daban buena espina ¿No serían una trampa? Había visto suficientes cosas para suponerme lo que iba a pasar, desde que alguno abriese uno de los ataúdes le saltaría algo al cuello.
-Si conseguís la llave, primero inspeccionarla, puede que tenga algún indicio de la combinación que hemos de seguir. Si no está ahí, mirad por las paredes, techos o por los ataúdes. – Miré que también habían unos cuantos libros a parte de un poco de cubertería vieja. –
Me acerqué a una de las estanterías, cogiendo uno de los libros, por si alguien había dejado la combinación en estos o alguna pista sobre esta.
Cuando el temblor cesó, me levanté del asiento que había resistido bastante bien, viendo como Akagami había desaparecido, posiblemente por el hueco, pues se le escuchaba decir que bajásemos. Antes de que pudiera bajar, fue la pelirroja, dejándose caer sin ningún tipo de cuidado. Me tuve que tragar un grito de que tuviera cuidado, aunque seguramente se lo dijera después de eso y me ganaría unas ligeras vacaciones en cubierta.
Me acerqué al hueco, intentando ver el fondo, donde estaban esos dos y sin pensarlo mucho bajé rápidamente por la escalera de mano. Cuando llegué al final, pude ver los ataúdes en los extremos de la sala y en una pared, una enorme puerta que llamó mi atención. Me aproximé a ella con notada celeridad, quizás por el detalle, quizás porque era la única salida que teníamos disponible.
La puerta parecía tener varios círculos, uno central en el que posiblemente se pusiera la llave, con tres pequeños agujeros ¿Una llave con alguna forma extraña? Tenía que ser lo suficientemente grande como para que cupiera ahí, además me planteaba si podríamos hacer que se girase sin romperlo. Un poco más arriba, unas circunferencias con dibujos de animales tallados en la piedra. Cogí una de las circunferencias y la hice girar, cambiando el dibujo que tenía antes a otro distinto, repetí el proceso otras tres veces más, volviendo al dibujo inicial.
Tras eso me separé de la puerta, rascándome el mentón mientras pensaba ¿Sería posible que hubiera una secuencia que debiéramos seguir antes de intentar abrir la puerta? Y si era correcto ¿Dónde la encontraríamos? ¿En los ataúdes? Las instrucciones de Akagami de que investigaran los sarcófagos era buena idea, pero no me daban buena espina ¿No serían una trampa? Había visto suficientes cosas para suponerme lo que iba a pasar, desde que alguno abriese uno de los ataúdes le saltaría algo al cuello.
-Si conseguís la llave, primero inspeccionarla, puede que tenga algún indicio de la combinación que hemos de seguir. Si no está ahí, mirad por las paredes, techos o por los ataúdes. – Miré que también habían unos cuantos libros a parte de un poco de cubertería vieja. –
Me acerqué a una de las estanterías, cogiendo uno de los libros, por si alguien había dejado la combinación en estos o alguna pista sobre esta.
AlexEmpanadilla
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Pues vaya, el astuto disfraz y la discreción de Alex no le habían servido para nada. La chica parecía haberse dado cuenta de su presencia. Maldita sea, ¿qué podía haber ido mal? Ahora la mujer lo seguía. En otra época, tal vez aquello le hubiera parecido divertido, e incluso habría tonteado con ella, pero ahora tan solo la veía como una molestia a la que evadir.
- Maldita sea, ¡déjame en paz! -gritó mientras volaba lo más rápido que podía hacia la isla.
Bajo ellos, el bosque de la isla ardía, y un humo negro y espeso ascendía hasta sus posiciones, de modo que molestaba en los ojos y a la hora de respirar. A Alex no le importaba que toda la isla se quemase, al fin y al cabo tan solo quería los malditos planos del arma, o el arma en sí misma, y tocar botones rojos. ¿Acaso el cruel destino, que lo había juntado con Derian tiempo atrás, no iba a darle esa satisfacción?
Estúpida suerte, encima el ángel se había quedado atrás, vigilándolos entre la niebla. El médico tosió cuando el humo le llenó los pulmones. Olía a ceniza y a madera quemada. Maldijo el haber perdido la receta del Suspiro de Aokiji un tiempo atrás. Maldita sea, sabía que juntar cantidades exageradas de rubideo y agua no era buena idea. Sus recetas de medicina se habían salvado, pero no así las de Suspiro de Aokiji y Esencia de Magellan. Eso sí, la hortera capa se había salvado también de la explosión. Sería hortera, pero resistía que daba gusto. Maldita sea, casi prefería conservar las recetas. Aunque le había acabado por coger un poco de cariño a la capa. Era una especie de amor-odio, como el que sentía por Derian, salvo que en aquella relación no había amor.
- Maldita sea, ¡déjame en paz! -gritó mientras volaba lo más rápido que podía hacia la isla.
Bajo ellos, el bosque de la isla ardía, y un humo negro y espeso ascendía hasta sus posiciones, de modo que molestaba en los ojos y a la hora de respirar. A Alex no le importaba que toda la isla se quemase, al fin y al cabo tan solo quería los malditos planos del arma, o el arma en sí misma, y tocar botones rojos. ¿Acaso el cruel destino, que lo había juntado con Derian tiempo atrás, no iba a darle esa satisfacción?
Estúpida suerte, encima el ángel se había quedado atrás, vigilándolos entre la niebla. El médico tosió cuando el humo le llenó los pulmones. Olía a ceniza y a madera quemada. Maldijo el haber perdido la receta del Suspiro de Aokiji un tiempo atrás. Maldita sea, sabía que juntar cantidades exageradas de rubideo y agua no era buena idea. Sus recetas de medicina se habían salvado, pero no así las de Suspiro de Aokiji y Esencia de Magellan. Eso sí, la hortera capa se había salvado también de la explosión. Sería hortera, pero resistía que daba gusto. Maldita sea, casi prefería conservar las recetas. Aunque le había acabado por coger un poco de cariño a la capa. Era una especie de amor-odio, como el que sentía por Derian, salvo que en aquella relación no había amor.
Byakuro Kyoya
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De repente, un fuerte terremoto sacudió la casa. Byakuro se agarró a una de las paredes mientras el temblor continuaba. Cuando las vibraciones dejaron de sucederse, el chico miró a los demás:
- ¿Estáis bien? -preguntó con preocupación. La caza parecía mantenerse en pie, pese al seísmo. Además, el calor parecía haber disminuido. Tras comprobar el buen estado de sus compañeros, el cazador decide que es hora de continuar-. Tal vez deberíamos seguir investigando. -dice, mientras se carga a los hombros al extraño oso.
En cuanto salen de la cabaña el chico siente que algo no está bien. En el cielo hay una... cúpula de algún tipo. Y sobre su cabeza, una bandada de aves parece entrar en la isla. ¿Qué está ocurriendo?
- Vale... esto es raro. Y creo que estamos aislados del exterior. Así que solo nos queda avanzar -el chico mira con la cabeza ladeada a Theo, Yoko y Viole-. Malvavisco viene con nosotros. -dijo, señalando al extraño animal que ahora llevaba colgado de la espalda.
- ¿Estáis bien? -preguntó con preocupación. La caza parecía mantenerse en pie, pese al seísmo. Además, el calor parecía haber disminuido. Tras comprobar el buen estado de sus compañeros, el cazador decide que es hora de continuar-. Tal vez deberíamos seguir investigando. -dice, mientras se carga a los hombros al extraño oso.
En cuanto salen de la cabaña el chico siente que algo no está bien. En el cielo hay una... cúpula de algún tipo. Y sobre su cabeza, una bandada de aves parece entrar en la isla. ¿Qué está ocurriendo?
- Vale... esto es raro. Y creo que estamos aislados del exterior. Así que solo nos queda avanzar -el chico mira con la cabeza ladeada a Theo, Yoko y Viole-. Malvavisco viene con nosotros. -dijo, señalando al extraño animal que ahora llevaba colgado de la espalda.
Heaten
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Akuma no mi
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Una fuerte sacudida y la sensación de estar...¿Subiendo? desequilibro a la pelimorada, haciendo que se zarandeara, necesitando apoyarse en una vara transparente de corindón similar a la espada del recluta para no caer al suelo. Aunque no parecía ser la que se encontrara en peor estado. La chica miró a Kuro al mal hablar. No es que no le hubiera oído hacerlo antes, aunque era poco usual, más aún estando frente a un superior. ¿Tan nervioso se encontraba cómo para perder así el control? No creía que fuese vértigo, y tampoco parecía mareado. ¿Entonces? Ya le preguntaría más adelante. El terremoto temblor tardó varios minutos en detenerse, minutos en los que una gran cantidad de presencias empezaron a llegar desde arriba a la isla. -Esto es raro...Kuro.- Murmuró mientras alzaba la vista al cielo. Sin embargo, en este lo único que encontró fue un enorme cascaron. Estaban atrapados y a saber si los demás marines habían entrado a tiempo a la isla. Lo mismo se encontraban sus cadáveres aplastados al volver.
Siguieron avanzando cuando el la isla volvió a ser estable, en guardia por lo que pudiera suceder a continuación. La chica estaba atenta al más mínimo movimiento en las alturas, como si esperara que algo les cayese encima. Esas presencias no podían ser una ilusión y eran demasiadas como para considerarlas simples pájaros inmigrando al lugar. ¿o no? Un agudo chillido casi reventó sus oídos al anunciar la llegada frente a ellos de una enorme ave de plumaje negro. Otros gritos más agudos parecían estar cerca de ellos. La primera idea que le paso por la cabeza era cortarlo. No le gustaba nada esos seres. Ella era parte humana parte arma. No lograba entender cosas así como los animales. Ni sabía si de verdad sentían dolor ni cuando lo sentían. Cuanto más lejos mejor. Pensaba. Sin embargo, según su compañero, sería mejor dar un rodeo e ignorar al pajarraco. -Seguramente haya más de estos bichos...- Murmuró mirando al azabache. "Sin gafas es raro..." No podía evitar pensar eso cada vez que le miraba. -Hagamos caso a Kuro...- Ya se ocuparía de interrogarle de porque debían actuar así, si se acordaba.
La chica bajo el arma hecha de corindón transparente que llevaba en la mano izquierda (la derecha la tenía libre por si necesitaba sacar a Negear.) pero sin fiarse del todo de aquel ser , y esperó a las indicaciones de como debían proceder. Normalmente iría a su bola, ignorando a los demás pero no podía permitirse jugársela y morir sin haber sentido dolor ni una sola vez.
Siguieron avanzando cuando el la isla volvió a ser estable, en guardia por lo que pudiera suceder a continuación. La chica estaba atenta al más mínimo movimiento en las alturas, como si esperara que algo les cayese encima. Esas presencias no podían ser una ilusión y eran demasiadas como para considerarlas simples pájaros inmigrando al lugar. ¿o no? Un agudo chillido casi reventó sus oídos al anunciar la llegada frente a ellos de una enorme ave de plumaje negro. Otros gritos más agudos parecían estar cerca de ellos. La primera idea que le paso por la cabeza era cortarlo. No le gustaba nada esos seres. Ella era parte humana parte arma. No lograba entender cosas así como los animales. Ni sabía si de verdad sentían dolor ni cuando lo sentían. Cuanto más lejos mejor. Pensaba. Sin embargo, según su compañero, sería mejor dar un rodeo e ignorar al pajarraco. -Seguramente haya más de estos bichos...- Murmuró mirando al azabache. "Sin gafas es raro..." No podía evitar pensar eso cada vez que le miraba. -Hagamos caso a Kuro...- Ya se ocuparía de interrogarle de porque debían actuar así, si se acordaba.
La chica bajo el arma hecha de corindón transparente que llevaba en la mano izquierda (la derecha la tenía libre por si necesitaba sacar a Negear.) pero sin fiarse del todo de aquel ser , y esperó a las indicaciones de como debían proceder. Normalmente iría a su bola, ignorando a los demás pero no podía permitirse jugársela y morir sin haber sentido dolor ni una sola vez.
Esmejit R. Airnal
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Esmejit sonrió cuando la puerta se abrió, aunque su expresión cambió a una mueca de asombro cuando vio a todos aquellos científicos allí. ¿Qué clase de broma de mal gusto era aquella? La chica a su lado apuntó a uno de los hombres con su pistola, exigiendo saber qué ocurría. Airi vio cómo uno de los hombres uniformados se acercaba, balbuceando algo, pero le era incomprensible.
- Veamos... -dijo el chico-. Cálmate... y dinos que está pasando, por favor. ¿Qué hacen estos animales aquí? -preguntó.
Ciertamente, aquel sitio parecía ser una especie de almacén de animales para luego llevarlos a otro lugar, posiblemente donde aquellos hombres podrían estudiarlos o hacer experimentos con ellos. Esmejit sintió cómo se le revolvía el estómago. Se acercó a una de las jaulas y observó lo que había dentro, mientras escuchaba lo que el científico tenía que decir. Los animales parecían muy asustados y cansados, a saber cuánto tiempo llevaban allí, y en qué condiciones.
En ese momento el suelo, no, toda la caverna empezó a temblar violentamente, y el chico soltó un grito. Algunas de las jaulas cayeron y volcaron, y los animales empezaron a quejarse lastimosamente. Airi trató de apoyarse contra una de las paredes para evitar daños mayores.
- ¿Qué está ocurriendo? -gritó, mientras el temblor aumentaba. Tras unos minutos de auténtico caos, el terremoto remitió. ¿Habría sido él el causante al pulsar los botones? Tal vez los científicos supiesen algo.
- Veamos... -dijo el chico-. Cálmate... y dinos que está pasando, por favor. ¿Qué hacen estos animales aquí? -preguntó.
Ciertamente, aquel sitio parecía ser una especie de almacén de animales para luego llevarlos a otro lugar, posiblemente donde aquellos hombres podrían estudiarlos o hacer experimentos con ellos. Esmejit sintió cómo se le revolvía el estómago. Se acercó a una de las jaulas y observó lo que había dentro, mientras escuchaba lo que el científico tenía que decir. Los animales parecían muy asustados y cansados, a saber cuánto tiempo llevaban allí, y en qué condiciones.
En ese momento el suelo, no, toda la caverna empezó a temblar violentamente, y el chico soltó un grito. Algunas de las jaulas cayeron y volcaron, y los animales empezaron a quejarse lastimosamente. Airi trató de apoyarse contra una de las paredes para evitar daños mayores.
- ¿Qué está ocurriendo? -gritó, mientras el temblor aumentaba. Tras unos minutos de auténtico caos, el terremoto remitió. ¿Habría sido él el causante al pulsar los botones? Tal vez los científicos supiesen algo.
Yoko Littner
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El animal era tan mono que daban ganas de achucharlo y estrujarle esos mofletes. Estaba tan ensimismada mirando al animalito que un terremoto fue lo que me despejó. Todo comenzó a temblar y yo me apoyé hacia una pared de golpe sentándome en el suelo. Las vibraciones duraron un buen rato hasta que cesaron. Me levanté apoyando la mano en la pared y me sacudí la ropa. Ante la pregunta de Byakuro asentí y luego salí afuera.
Ya no había calor ni niebla, se veía perfectamente. Me había quedado preocupada por lo del terremoto, así que salir afuera era lo mejor, la casa podría venirse abajo con todos nosotros y no quería que les pasase nada. Por suerte cuando iba a entrar Byakuro ya venía con el animal. Malvavisco lo llamaba, un gran nombre.
Miré el cielo y me quedé boquiabierta. Una especie de cúpula lo estaba cubriendo todo. Retrocedí unos pasos hacia atrás ignorando todo lo que Byakuro-sensei decía. - ¿Avanzar? Pero... el cielo se acaba de cubrir y... ¿si nos pasa algo? - Mi tono reflejaba miedo, sin embargo asentí y me puse a su lado. - No me gusta esta idea de avanzar... Con lo del terremoto y ahora esto me está dando miedo.
Ya no había calor ni niebla, se veía perfectamente. Me había quedado preocupada por lo del terremoto, así que salir afuera era lo mejor, la casa podría venirse abajo con todos nosotros y no quería que les pasase nada. Por suerte cuando iba a entrar Byakuro ya venía con el animal. Malvavisco lo llamaba, un gran nombre.
Miré el cielo y me quedé boquiabierta. Una especie de cúpula lo estaba cubriendo todo. Retrocedí unos pasos hacia atrás ignorando todo lo que Byakuro-sensei decía. - ¿Avanzar? Pero... el cielo se acaba de cubrir y... ¿si nos pasa algo? - Mi tono reflejaba miedo, sin embargo asentí y me puse a su lado. - No me gusta esta idea de avanzar... Con lo del terremoto y ahora esto me está dando miedo.
Abby
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-¡Shi! - Grité pasando las manos por mi cuello. Se había atrevido a morderme aunque al final me acabé riendo yo misma. Miré las escaleras y comencé a subir. Eran bastante empinadas y tenían algo de polvo. En cuanto llegué al piso de arriba lo observé todo. La sala era igual de grande que abajo y al fondo había una mesa. Me acerqué hasta ella y vi la fruta que había, que extraña era. - Creo que voy a aguantar mi hambre, pero me la voy a quedar. - No me parecía muy fiable que una casa abandonada en medio de la isla tuviese una fruta en perfecto estado. La cogí y la guardé en el bolsillo.
Tras esto me puse a mirar que más había en la habitación. Todo tipo de artilugios y objetos extraños. - ¿Qué serán estos aparatos? - pregunté arqueando una ceja. No entendía mucho de esto, debería ponerme al día sobre la tecnología.
Puse un artilugio en un mueble y el suelo comenzó a vibrar. No tenía a nada que apoyarme así que me caí al suelo. Los temblores duraron un buen rato. Me levanté en cuanto cesaron y fui hasta Shi. - ¿Estás bien? - Pregunté preocupada. Tras esto le agarré del brazo y tiré de él para salir de la casa. Bajamos las escaleras a toda prisa. - Salgamos de la casa, podría venirse abajo.
Llegamos a la planta de abajo y me separé de él. El hombre estaba ensimismado con el póster y su hijo no podía ver nada con las manos. Me acerqué a la puerta y miré el cielo. Ya no había la niebla y el sol desaparecía poco a poco. Miré fijamente y vi una bandada de pájaras adentrarse en la isla y una especie de cúpula cubrirlo todo. - Parece que están aislando la isla... ¿Qué hacemos ahora? - Pregunté mientras seguía mirando el cielo.
Tras esto me puse a mirar que más había en la habitación. Todo tipo de artilugios y objetos extraños. - ¿Qué serán estos aparatos? - pregunté arqueando una ceja. No entendía mucho de esto, debería ponerme al día sobre la tecnología.
Puse un artilugio en un mueble y el suelo comenzó a vibrar. No tenía a nada que apoyarme así que me caí al suelo. Los temblores duraron un buen rato. Me levanté en cuanto cesaron y fui hasta Shi. - ¿Estás bien? - Pregunté preocupada. Tras esto le agarré del brazo y tiré de él para salir de la casa. Bajamos las escaleras a toda prisa. - Salgamos de la casa, podría venirse abajo.
Llegamos a la planta de abajo y me separé de él. El hombre estaba ensimismado con el póster y su hijo no podía ver nada con las manos. Me acerqué a la puerta y miré el cielo. Ya no había la niebla y el sol desaparecía poco a poco. Miré fijamente y vi una bandada de pájaras adentrarse en la isla y una especie de cúpula cubrirlo todo. - Parece que están aislando la isla... ¿Qué hacemos ahora? - Pregunté mientras seguía mirando el cielo.
Derian Markov
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Arrugó la nariz, molesto. El fuego no era algo que le agradase; era de hecho una de sus pocas debilidades como inmortal. Miró hacia el suelo, y observó el terreno. Detectaba a sus compañeros de viaje siguiéndole, algo por detrás de él. Nemo era el más cercano. Kyle también les seguía, algo alejado de ellos. Mantuvo el ritmo, con una mirada decidida. Si querían ir con él, que le diesen alcance. Bajo él, el bosque se quemaba. Notaba presencias en este... ¿alguien había sido tan idiota como para meterse en mitad de un incendio? ¿O lo habrían causado ellos? Observó el lugar con su aguda mirada, mejor que la de un ave de presa, y localizó a un grupo de hombres cercados por las llamas. Pudo distinguir con cierto esfuerzo sus uniformes. Marines... había comido hacía poco, pero la sed del vampiro era voraz. Se relamió.
- Creo que me llevaré un aperitivo para el camino.
Descendió, vigilando la zona. Cabía la posibilidad de que sobrevivieran, así que mejor si no quedaba mal ante ellos. Si alguien empezaba a contar historias sobre que el Shichibukai Derian Markov se dedicaba a merendar marines, tal vez estuviera en problemas. No demasiada gente sabía lo de su akuma, y menos aun sobre sus... gustos alimenticios. No se esforzaba por ocultarlo ante las personas que viajaban por él, pero tampoco lo iba proclamando a los cuatro vientos. Menos cuando era poco diplomático que se supiera que se había comido a ciertas personas. Como gente del Gobierno. Se colocó sobre el grupo de hombres, aun en el aire, y desenvainó a Vanator.
- Bóreas.
Una llama blanca rodeó su espada, y entonces trazó una serie de veloces cortes en dirección a la zona donde había menos fuego, generando ondas cortantes imbuidas en esta. El incendio se apagó en esa zona, y en su lugar apareció una ligera capa de escarcha cubriéndolo todo. Se giró hacia los marines, fijándose en el que era más fuerte... por lo que le indicaba su mantra.
- Huid por ahí. Ahora me debéis una, así que...
Se acercó a un recluta y lo levantó en el aire, sujetándolo por el cuello de la camisa. Este trató de revolverse, pero el vampiro lo ignoró.
- Me llevo a este hombre. Necesito a alguien que cuide a un hombre de mi tripulación herido - mintió - Mi médico ya se ha encargado de él, pero no puede quedarse cuidándolo. Es un pequeño coste por salvar vuestras vidas...
Sin esperar una respuesta, alzó el vuelo con el aterrado marine chillando. Envainó a Vanator y cambió de posición al hombre, pasando a rodear su tronco con el brazo derecho. Ignoró las súplicas de su merienda, que pataleaba y lloriqueaba algo sobre vértigo, y comenzó a volar hacia el interior de la isla. De repente escuchó un ruido terrible, como si la propia tierra se quejara, y de repente comenzó a perder altura. No... espera. Notaba una corriente de aire ascendente. ¿Era la propia tierra la que ascendía? Observó al mar y entonces se fijó en una cúpula que estaba cubriendo la isla. "Una trampa... maldita sea." Gruñó, enfadado, y aumentó su ritmo. Debía darse prisa. Puso rumbo hacia el centro de la isla, a toda velocidad.
- Qué narices planeará ese científico loco... me temo que no quiero averiguarlo.
- ¿Qué está pasando? Yo no quiero estar aquí... - gimoteó su involuntario acompañante.
- Cállate, o te arranco la lengua - el tono del Shichibukai fue cortante y frío.
Después de eso, el marine debió ver más juicioso quedarse calladito y dejó de revolverse, aunque temblaba de miedo. Prestó atención con su mantra por si notaba a Kyle cerca. Aunque herido, era fuerte, y no le apetecía pelear con él porque le molestase que se comiese a aquel tipo. No parecía precisamente del tipo de persona que toleraría el comportamiento de Derian. Comenzó a rastrear con su haki toda la zona en busca de acumulaciones de presencias, o las que fuesen particularmente fuertes, sin dejar de avanzar hacia el centro. Su objetivo era encontrar el laboratorio de aquel tipo para poner fin a lo que quiera que fuese que estaba haciendo con aquella isla... y quedarse con su arma.
- Creo que me llevaré un aperitivo para el camino.
Descendió, vigilando la zona. Cabía la posibilidad de que sobrevivieran, así que mejor si no quedaba mal ante ellos. Si alguien empezaba a contar historias sobre que el Shichibukai Derian Markov se dedicaba a merendar marines, tal vez estuviera en problemas. No demasiada gente sabía lo de su akuma, y menos aun sobre sus... gustos alimenticios. No se esforzaba por ocultarlo ante las personas que viajaban por él, pero tampoco lo iba proclamando a los cuatro vientos. Menos cuando era poco diplomático que se supiera que se había comido a ciertas personas. Como gente del Gobierno. Se colocó sobre el grupo de hombres, aun en el aire, y desenvainó a Vanator.
- Bóreas.
Una llama blanca rodeó su espada, y entonces trazó una serie de veloces cortes en dirección a la zona donde había menos fuego, generando ondas cortantes imbuidas en esta. El incendio se apagó en esa zona, y en su lugar apareció una ligera capa de escarcha cubriéndolo todo. Se giró hacia los marines, fijándose en el que era más fuerte... por lo que le indicaba su mantra.
- Huid por ahí. Ahora me debéis una, así que...
Se acercó a un recluta y lo levantó en el aire, sujetándolo por el cuello de la camisa. Este trató de revolverse, pero el vampiro lo ignoró.
- Me llevo a este hombre. Necesito a alguien que cuide a un hombre de mi tripulación herido - mintió - Mi médico ya se ha encargado de él, pero no puede quedarse cuidándolo. Es un pequeño coste por salvar vuestras vidas...
Sin esperar una respuesta, alzó el vuelo con el aterrado marine chillando. Envainó a Vanator y cambió de posición al hombre, pasando a rodear su tronco con el brazo derecho. Ignoró las súplicas de su merienda, que pataleaba y lloriqueaba algo sobre vértigo, y comenzó a volar hacia el interior de la isla. De repente escuchó un ruido terrible, como si la propia tierra se quejara, y de repente comenzó a perder altura. No... espera. Notaba una corriente de aire ascendente. ¿Era la propia tierra la que ascendía? Observó al mar y entonces se fijó en una cúpula que estaba cubriendo la isla. "Una trampa... maldita sea." Gruñó, enfadado, y aumentó su ritmo. Debía darse prisa. Puso rumbo hacia el centro de la isla, a toda velocidad.
- Qué narices planeará ese científico loco... me temo que no quiero averiguarlo.
- ¿Qué está pasando? Yo no quiero estar aquí... - gimoteó su involuntario acompañante.
- Cállate, o te arranco la lengua - el tono del Shichibukai fue cortante y frío.
Después de eso, el marine debió ver más juicioso quedarse calladito y dejó de revolverse, aunque temblaba de miedo. Prestó atención con su mantra por si notaba a Kyle cerca. Aunque herido, era fuerte, y no le apetecía pelear con él porque le molestase que se comiese a aquel tipo. No parecía precisamente del tipo de persona que toleraría el comportamiento de Derian. Comenzó a rastrear con su haki toda la zona en busca de acumulaciones de presencias, o las que fuesen particularmente fuertes, sin dejar de avanzar hacia el centro. Su objetivo era encontrar el laboratorio de aquel tipo para poner fin a lo que quiera que fuese que estaba haciendo con aquella isla... y quedarse con su arma.
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Lo que esperaba que fuera un chasquido de metal contra roca y como mucho unas cuantas chispas, un mero golpe lleno de rabia y desesperación por quedarnos atrapados allí dentro, acabó en una onda explosiva, seguida de un temblor de tierra. ¿Había sido yo? Me parecía exagerado. Por suerte sirvió para abrir un agujero en el montón de rocas. Y por desgracia yo salí despedida hacia atrás, cayendo al suelo y haciéndome daño en el culo.
-Au... -murmuré con un hilillo de voz. El golpe contra el suelo me había dejado sin respiración por un instante, pero por suerte no me había quemado, ni sufrido otros daños mayores. -Qué ha sido eso... -Levanté la horrorosa katana para verla mejor. ¿De verdad aquella cosa tan fea había causado una explosión? Quizás no fuera tan inútil después de todo, pensé mientras se me dibujaba una pequeña sonrisa que era más una mueca. No estaba mal, había valido al pena distraerse un rato.
Volví a asirme la katana al cinturón, me levanté y sacudí mi ropa un poco. Y casi estaba recuperada del golpe, aunque seguía doliéndome demasiado el culo.
-Toma, te lo cambio si quieres. Tal vez no te guste tener una katana rosa -dijo el chico de la gorra roja, tendiéndome una especie de guante con pinchos. Apenas se le notaba que codiciaba el poder de mi nueva arma, eh. Apenas.
-Hmmmm no te preocupes, me las apañaré. Al fin y al cabo es sólo un color, ¿no? -le respondí totalmente en serio. Me giré hacia la nueva e inesperada salida. -Bueno, al menos parece que ahora ya podemos salir. Vamos -increpé a los demás.
Salí por fin. Sólo pasamos un breve rato allí dentro, más que suficiente para sentirme agobiada. No pude evitar pensar...
-¿No quieres que abramos más el hueco? -dije en dirección al gigante.
Si me decía que sí, me quedaría un rato más para eso, y si me decía que no emprendería el camino hacia...
-Ahora, ¿dónde se supone que deberíamos ir? -pregunté a mis compañeros.
-Au... -murmuré con un hilillo de voz. El golpe contra el suelo me había dejado sin respiración por un instante, pero por suerte no me había quemado, ni sufrido otros daños mayores. -Qué ha sido eso... -Levanté la horrorosa katana para verla mejor. ¿De verdad aquella cosa tan fea había causado una explosión? Quizás no fuera tan inútil después de todo, pensé mientras se me dibujaba una pequeña sonrisa que era más una mueca. No estaba mal, había valido al pena distraerse un rato.
Volví a asirme la katana al cinturón, me levanté y sacudí mi ropa un poco. Y casi estaba recuperada del golpe, aunque seguía doliéndome demasiado el culo.
-Toma, te lo cambio si quieres. Tal vez no te guste tener una katana rosa -dijo el chico de la gorra roja, tendiéndome una especie de guante con pinchos. Apenas se le notaba que codiciaba el poder de mi nueva arma, eh. Apenas.
-Hmmmm no te preocupes, me las apañaré. Al fin y al cabo es sólo un color, ¿no? -le respondí totalmente en serio. Me giré hacia la nueva e inesperada salida. -Bueno, al menos parece que ahora ya podemos salir. Vamos -increpé a los demás.
Salí por fin. Sólo pasamos un breve rato allí dentro, más que suficiente para sentirme agobiada. No pude evitar pensar...
-¿No quieres que abramos más el hueco? -dije en dirección al gigante.
Si me decía que sí, me quedaría un rato más para eso, y si me decía que no emprendería el camino hacia...
-Ahora, ¿dónde se supone que deberíamos ir? -pregunté a mis compañeros.
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La joven de orbes celestes comenzó a escuchar un ruido que provenía desde el suelo, por lo tanto agacho su mirada para ver el panorama desde el aire… y con lo que se encontró fue sin dudas algo que le dejó un poco en shock. La isla se estaba elevando por los aires, junto al mar...y eso no era todo porque la joven cuando volteo su cabeza hacia atrás, para ver la masa de agua, pudo observar como una cúpula celeste empezaba a rodear completamente el lugar.
De cierta forma aquel hecho causó que la centifica comenzará a ponerse nerviosa mientras miraba para todos lados, observando que efectivamente la cúpula estaba rodeando aquella isla… y ella estaba dentro. Estaba de más decir que el panorama no le gustaba para nada, es mas...solo provocaba que la chica comenzara a temblar ligeramente ¿Por qué? Le recordaba un poco a su experiencia en confinamiento.
Sin poder realizar ningún acto para detener la cópula, bajó la cabeza y la mirada… posandola en el suelo de la isla... observando un incendio que comenzaba a abarcar grandes magnitudes.
-Sensei, hay un incendio abajo.-
Más que nada aquellas palabras lograron traerla a ella misma a aquel mundo del presente… porque por unos segundos se había perdido en sus pensamientos. Ella no debía bajar su estado de ánimo ni nada parecido, si lo hacía perdería la concentración y posiblemente se convertiría en una total despistada; si le ocurría aquello lo más probable es que muriera en plena misión.
Por lo tanto cerró sus ojos para después sacudir la cabeza de un lado hacia el otro, zarandeando sus hebras azuladas por el aire…resultado que causó que ella se despeine pero gracias a ello una leve sonrisa comenzaba a inundar sus labios. Por fin se había tranquilizado.
Ahora que la chica estaba un poco más centrada en el presente y futuro logro divisar en el piso a alguien que se encargaba de apagar una parte del fuego… situación a la que Amy agradeció mentalmente, pues estaba un poco preocupada por los animales de aquel bosque.
En un leve movimiento dirigió su mirada hacia el sur, observando que había una casa en aquel punto…ante esa información nuevamente comenzó a ser invadida por los nervios ¿Por que? Pues el hogar podría estar siendo habitado y el incendio estaba propagándose hacia todos lados, inclusive hacia ese lugar. Por lo tanto la chica debía hacer algo, por ello tomó con firmeza su báculo a la vez que miraba la zona donde las llamas habían sido aplacadas.
Si bien había una gran distancia entre el fuego y la casa, ella sabía perfectamente que si el elemento tomaba una zona de pastizales secos podría propagarse en cuestión de minutos, por lo tanto debía de hacer algo si quería proteger a las posibles personas que habitaban ese lugar.
-Alex, necesito un favor… llévame hacia aquella casa.-
Al terminar sus palabras su dedo índice apuntó directamente hacia el lugar que indicaba, posiblemente tardarían unos minutos en llegar si el sensei aceptaba la petición de la científica. A todo esto ella no quitaba su vista del fuego, en el caso que las cosas se complicarán podría controlar una pequeña, para proteger a alguien...pero obviamente no lograría acabar con un incendio de esa magnitud, aunque sin dudas deseaba zambullirse en el bosque para salvar a los animales que posiblemente estaban pereciendo.
-Si mueres, no me hago responsable.-
Bien, las palabras de Alex eran concisas, por lo tanto Amy entendió la situación… ella podría sufrir un gran peligro dirigiéndose hacia la casa pero estaba dispuesta de arriesgarse… no dejaría que nadie muriera por el fuego, ya había experimentado esa imagen en su pasado; no deseaba verla de nuevo.
Mientras tanto Empanadilla comenzaba a dirigirse rumbo a esa dirección, pasaron unos pocos minutos hasta que aterrizaron cerca del lugar que ella había indicado. Ante la situación Amy le sonrió, agradeciendo la acción del sensei.
Cuando la chica puso sus pies sobre el suelo comenzó a correr rápidamente hacia la casa, siendo acompañada por Alex. La distancia no era amplia…más bien la corrida iba a ser corta por lo tanto su respiración apenas se iba a agitar, mientras tanto su cabello se balanceaba de un lado hacia el otro, despeinandose aún más que antes pero… ¿Qué importaba si se despeinaba? Era lo de menos, ella debía apurarse y salvar a cualquier persona o lo que sea que encuentre en aquella casa, y daría su vida para lograrlo. Estaba de más aclarar que la chica no dejaría que nadie muriera calcinado enfrente de sus ojos, para Amy ver una escena como esa significaba el fracaso de su sueño.
En el momento que la joven llegó a la morada miró hacia todos lados, buscando con sus azulinos orbes una puerta. La respiración de la chica era agitada, al igual que los latidos de su corazón; a pesar del camino que había recorrido era muy pequeño terminó agotándose, más que nada por recordar cosas de su pasado… eso hacía que su estado mental por momentos flaquee y una desesperación inundase su cuerpo. Era obvio que la científica no quería ver morir a nadie y no deseaba estar dentro de esa cúpula… pero resistiría lo que fuera mientras las demás personas estuvieran a salvo.
Ella sentía que aquellas circunstancias se habían dado más que nada para redimirse de su oscuro pasado. Esta vez debía salvar a las personas que pidieran su ayuda… inclusive a las que no.
En el momento que localizó el lugar de la puerta ella corrió directamente hacia ese lugar. Por otro lado Alex se había quedado a unos metros, con una expresión neutra en su rostro y los brazos cruzados ¿Podría ser que le este molestando que Amy fuera tan imprudente? Pues la joven siempre actuaba de la misma forma cuando veía que podría llegar a haber gente inocente en peligro.
En el momento que la joven llego enfrente de la puerta no dudó en abrirla con fuerza, haciendo que esta se azotara contra la pared, a la vez que su respiración era más profunda por la falta de aire.
Sus ojos azules se posaron hacia todas las dirección, tratando de encontrar a alguien…
-¡Un incendio se acerca hacia esta casa!-
Su grito fue bastante fuerte, mientras sostenía con más fuerza el báculo entre sus manos, no iba a bajar sus defensas porque no sabía lo que podría llegar a encontrarse en aquel lugar.
De cierta forma aquel hecho causó que la centifica comenzará a ponerse nerviosa mientras miraba para todos lados, observando que efectivamente la cúpula estaba rodeando aquella isla… y ella estaba dentro. Estaba de más decir que el panorama no le gustaba para nada, es mas...solo provocaba que la chica comenzara a temblar ligeramente ¿Por qué? Le recordaba un poco a su experiencia en confinamiento.
Sin poder realizar ningún acto para detener la cópula, bajó la cabeza y la mirada… posandola en el suelo de la isla... observando un incendio que comenzaba a abarcar grandes magnitudes.
-Sensei, hay un incendio abajo.-
Más que nada aquellas palabras lograron traerla a ella misma a aquel mundo del presente… porque por unos segundos se había perdido en sus pensamientos. Ella no debía bajar su estado de ánimo ni nada parecido, si lo hacía perdería la concentración y posiblemente se convertiría en una total despistada; si le ocurría aquello lo más probable es que muriera en plena misión.
Por lo tanto cerró sus ojos para después sacudir la cabeza de un lado hacia el otro, zarandeando sus hebras azuladas por el aire…resultado que causó que ella se despeine pero gracias a ello una leve sonrisa comenzaba a inundar sus labios. Por fin se había tranquilizado.
Ahora que la chica estaba un poco más centrada en el presente y futuro logro divisar en el piso a alguien que se encargaba de apagar una parte del fuego… situación a la que Amy agradeció mentalmente, pues estaba un poco preocupada por los animales de aquel bosque.
En un leve movimiento dirigió su mirada hacia el sur, observando que había una casa en aquel punto…ante esa información nuevamente comenzó a ser invadida por los nervios ¿Por que? Pues el hogar podría estar siendo habitado y el incendio estaba propagándose hacia todos lados, inclusive hacia ese lugar. Por lo tanto la chica debía hacer algo, por ello tomó con firmeza su báculo a la vez que miraba la zona donde las llamas habían sido aplacadas.
Si bien había una gran distancia entre el fuego y la casa, ella sabía perfectamente que si el elemento tomaba una zona de pastizales secos podría propagarse en cuestión de minutos, por lo tanto debía de hacer algo si quería proteger a las posibles personas que habitaban ese lugar.
-Alex, necesito un favor… llévame hacia aquella casa.-
Al terminar sus palabras su dedo índice apuntó directamente hacia el lugar que indicaba, posiblemente tardarían unos minutos en llegar si el sensei aceptaba la petición de la científica. A todo esto ella no quitaba su vista del fuego, en el caso que las cosas se complicarán podría controlar una pequeña, para proteger a alguien...pero obviamente no lograría acabar con un incendio de esa magnitud, aunque sin dudas deseaba zambullirse en el bosque para salvar a los animales que posiblemente estaban pereciendo.
-Si mueres, no me hago responsable.-
Bien, las palabras de Alex eran concisas, por lo tanto Amy entendió la situación… ella podría sufrir un gran peligro dirigiéndose hacia la casa pero estaba dispuesta de arriesgarse… no dejaría que nadie muriera por el fuego, ya había experimentado esa imagen en su pasado; no deseaba verla de nuevo.
Mientras tanto Empanadilla comenzaba a dirigirse rumbo a esa dirección, pasaron unos pocos minutos hasta que aterrizaron cerca del lugar que ella había indicado. Ante la situación Amy le sonrió, agradeciendo la acción del sensei.
Cuando la chica puso sus pies sobre el suelo comenzó a correr rápidamente hacia la casa, siendo acompañada por Alex. La distancia no era amplia…más bien la corrida iba a ser corta por lo tanto su respiración apenas se iba a agitar, mientras tanto su cabello se balanceaba de un lado hacia el otro, despeinandose aún más que antes pero… ¿Qué importaba si se despeinaba? Era lo de menos, ella debía apurarse y salvar a cualquier persona o lo que sea que encuentre en aquella casa, y daría su vida para lograrlo. Estaba de más aclarar que la chica no dejaría que nadie muriera calcinado enfrente de sus ojos, para Amy ver una escena como esa significaba el fracaso de su sueño.
En el momento que la joven llegó a la morada miró hacia todos lados, buscando con sus azulinos orbes una puerta. La respiración de la chica era agitada, al igual que los latidos de su corazón; a pesar del camino que había recorrido era muy pequeño terminó agotándose, más que nada por recordar cosas de su pasado… eso hacía que su estado mental por momentos flaquee y una desesperación inundase su cuerpo. Era obvio que la científica no quería ver morir a nadie y no deseaba estar dentro de esa cúpula… pero resistiría lo que fuera mientras las demás personas estuvieran a salvo.
Ella sentía que aquellas circunstancias se habían dado más que nada para redimirse de su oscuro pasado. Esta vez debía salvar a las personas que pidieran su ayuda… inclusive a las que no.
En el momento que localizó el lugar de la puerta ella corrió directamente hacia ese lugar. Por otro lado Alex se había quedado a unos metros, con una expresión neutra en su rostro y los brazos cruzados ¿Podría ser que le este molestando que Amy fuera tan imprudente? Pues la joven siempre actuaba de la misma forma cuando veía que podría llegar a haber gente inocente en peligro.
En el momento que la joven llego enfrente de la puerta no dudó en abrirla con fuerza, haciendo que esta se azotara contra la pared, a la vez que su respiración era más profunda por la falta de aire.
Sus ojos azules se posaron hacia todas las dirección, tratando de encontrar a alguien…
-¡Un incendio se acerca hacia esta casa!-
Su grito fue bastante fuerte, mientras sostenía con más fuerza el báculo entre sus manos, no iba a bajar sus defensas porque no sabía lo que podría llegar a encontrarse en aquel lugar.
- ó.o:
- Bueno, hable con empanadilla y me dijo que podía usar su personaje de esta forma (aunque bueno, él me dijo exactamente que hacer con su personaje)
Der
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Der se planteó si el dejar a los animales con aquel tocado de la cabeza era una buena idea, pero el hombre parecía bastante inofensivo en aquel estado, así que decidió que lo mejor sería arriesgarse y volver a ayudar a Rebeka y Reira. Observó el retrato de ésta última, pintado en la cubierta del barco, y una vena se le marcó en la sien. Luego tendría que limpiarlo.
- Gangplank, cuida de estos animales... y no manches mi barco más. -el chico se acercó al erizo, extendió la mano izquierda y le acarició la cabeza con delicadeza, tratando de transmitirle algo de calma. Los ojos del chico ya no estaban de color rojo intenso, sino de un relajante color oscuro.
Tras hacer ese gesto, se lanzó corriendo hacia la borda y saltó, activando los propulsores y saliendo disparado hacia la isla. A la vuelta, sintió un golpe en la pierna derecha, y vio que se trataba de uno de los látigos verdes que había usado el híbrido entre perro, sapo y planta para escabullirse antes. Tal vez habría llegado al punto de doloroso si no fuera por el recubrimiento metálico del cuerpo del chico, pero así tan solo era molesto. El chico aterrizó al lado del animal, interponiéndose entre él y las dos chicas, de rodillas, y extendió de nuevo la mano izquierda hacia el extraño animal. Tal vez el bicho reconociese el olor del erizo y se volviera algo más colaborativo.
- Chicas, ese incendio es un problema -murmuró, señalando la humareda-. Tenemos que salir de esta isla cuanto ant...
En ese momento, la tierra tembló violentamente, derribando al chico y haciéndolo caer al suelo, mientras sobre su cabeza, una gran cúpula empezaba a cubrir la isla por completo. Para cuando el temblor cesó, los tres estaban atrapados en la cúpula. El chico buscó con la mirada a las dos chicas y al extraño animal.
- Gangplank, cuida de estos animales... y no manches mi barco más. -el chico se acercó al erizo, extendió la mano izquierda y le acarició la cabeza con delicadeza, tratando de transmitirle algo de calma. Los ojos del chico ya no estaban de color rojo intenso, sino de un relajante color oscuro.
Tras hacer ese gesto, se lanzó corriendo hacia la borda y saltó, activando los propulsores y saliendo disparado hacia la isla. A la vuelta, sintió un golpe en la pierna derecha, y vio que se trataba de uno de los látigos verdes que había usado el híbrido entre perro, sapo y planta para escabullirse antes. Tal vez habría llegado al punto de doloroso si no fuera por el recubrimiento metálico del cuerpo del chico, pero así tan solo era molesto. El chico aterrizó al lado del animal, interponiéndose entre él y las dos chicas, de rodillas, y extendió de nuevo la mano izquierda hacia el extraño animal. Tal vez el bicho reconociese el olor del erizo y se volviera algo más colaborativo.
- Chicas, ese incendio es un problema -murmuró, señalando la humareda-. Tenemos que salir de esta isla cuanto ant...
En ese momento, la tierra tembló violentamente, derribando al chico y haciéndolo caer al suelo, mientras sobre su cabeza, una gran cúpula empezaba a cubrir la isla por completo. Para cuando el temblor cesó, los tres estaban atrapados en la cúpula. El chico buscó con la mirada a las dos chicas y al extraño animal.
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Lo mejor en aquel momento era que el calor había desparecido casi por completo y la polvareda que había provocado el capitán se estaba disipando, pronto sabríamos si había conseguido abrir aquel pasaje o no.
Tras varios segundo en silencio y cegado por aquel montón insano de polvo un segundo terremoto sacudió la isla. Pensé que se trataba de una réplica pero erraba pues era aún mas fuerte que el primero. El suelo comenzó a temblar y me apoyé con las dos manos sobre las paredes para mantener el equilibrio. Tras el cese de este, mis compañeros comenzaron a bajar por la trampilla que había quedado al descubierto tras el golpe del capitán.
Todos habían detenido sus miradas hacia el exterior de la casa antes de bajar por lo que me asomé un poco por la rendija que había quedado en la puerta y pude comprender el por qué de su sorpresa. Una cúpula gigante engullía la isla dejando a los que estuviesen dentro atrapados cual animales en un coto de caza.
- Joder, pero que mierda de isla es esta, suspiré mientras me disponía a bajar por la escalera.
Al llegar abajo la situación me resulto más que familiar, una puerta misteriosa con engranajes de animales y unos finos agujeros en la puerta. La sala además contenía 4 sarcófagos y no mucho más que pudiera ser descrito.
- Creo que este sitio lo he visto antes en algún lugar.......
Comencé a hacer memoria y tras varios minutos me dí cuenta que aquel lugar era muy parecido a un acertijo que se les planteaba a unos aventureros para tratar de llegar a una especie de santuario. El libro, el libro se llamaba algo así como Skyrim o algo parecido. En cualquier caso en el libro los aventureros conseguían abrir la puerta con una garra dorada con la combinación de símbolos que se hallaba en dicha garra. No creía que fuese a ser igual pero me dirijí a mis compañeros y les dije:
- Creo que lo que buscamos es una especie de garra, esa tiene que ser la llave, no se si os habéis fijado en esos pequeños hueco pero podría ser el lugar donde se amarre la llave.....
Como todos, comencé a buscar entre los sarcófagos para intentar encontrar la llave o al menos la combinación que nos permitiese atravesar aquella puerta que debía contener o llevar a algo importante dado si complejo sistema de apertura.
Tras varios segundo en silencio y cegado por aquel montón insano de polvo un segundo terremoto sacudió la isla. Pensé que se trataba de una réplica pero erraba pues era aún mas fuerte que el primero. El suelo comenzó a temblar y me apoyé con las dos manos sobre las paredes para mantener el equilibrio. Tras el cese de este, mis compañeros comenzaron a bajar por la trampilla que había quedado al descubierto tras el golpe del capitán.
Todos habían detenido sus miradas hacia el exterior de la casa antes de bajar por lo que me asomé un poco por la rendija que había quedado en la puerta y pude comprender el por qué de su sorpresa. Una cúpula gigante engullía la isla dejando a los que estuviesen dentro atrapados cual animales en un coto de caza.
- Joder, pero que mierda de isla es esta, suspiré mientras me disponía a bajar por la escalera.
Al llegar abajo la situación me resulto más que familiar, una puerta misteriosa con engranajes de animales y unos finos agujeros en la puerta. La sala además contenía 4 sarcófagos y no mucho más que pudiera ser descrito.
- Creo que este sitio lo he visto antes en algún lugar.......
Comencé a hacer memoria y tras varios minutos me dí cuenta que aquel lugar era muy parecido a un acertijo que se les planteaba a unos aventureros para tratar de llegar a una especie de santuario. El libro, el libro se llamaba algo así como Skyrim o algo parecido. En cualquier caso en el libro los aventureros conseguían abrir la puerta con una garra dorada con la combinación de símbolos que se hallaba en dicha garra. No creía que fuese a ser igual pero me dirijí a mis compañeros y les dije:
- Creo que lo que buscamos es una especie de garra, esa tiene que ser la llave, no se si os habéis fijado en esos pequeños hueco pero podría ser el lugar donde se amarre la llave.....
Como todos, comencé a buscar entre los sarcófagos para intentar encontrar la llave o al menos la combinación que nos permitiese atravesar aquella puerta que debía contener o llevar a algo importante dado si complejo sistema de apertura.
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Yo ni siquiera lo perseguía, tan solo iba detrás de ellos para adentrarme en la isla. Con la pérdida de Mido ahora estaba sola y no es que me gustase adentrarme en un lugar como este. Le seguía lo más rápido que podía con las alas, pero todavía no estaba muy acostumbrada a volar. Agité las alas y fui tras ellos.
-¡No te voy a dejar en paz! - Le grité ante su comentario. Ahora por listo le iba a seguir. No se iba a librar tan fácilmente de mí. Un extraño olor llegó hasta a mí. En cuanto miré hacia abajo un humo negro espeso ascendía y varias llamas de fuego se podían ver. Parecía haber un gran incendio. Me despisté mirando hacia abajo un momento y volví hacia el frente para seguirlo. A lo lejos había una casa y en ella se metieron. Llegué un poco más tarde que ellos pero el fuego se avivaba cada vez más y si no salían de ahí morirían abrasados.
Bajé hasta el suelo y escuché a la muchacha gritar. Podría intentar retener el fuego, extendí mis brazos y de ellos comenzó a brotar hielo que formó varias capas en la longitud. Por suerte este hielo era capaz de resistir las altas temperaturas. Creé una barrera para impedir su paso.
- Esto retrasará el fuego por si hay alguien ahí dentro.
-¡No te voy a dejar en paz! - Le grité ante su comentario. Ahora por listo le iba a seguir. No se iba a librar tan fácilmente de mí. Un extraño olor llegó hasta a mí. En cuanto miré hacia abajo un humo negro espeso ascendía y varias llamas de fuego se podían ver. Parecía haber un gran incendio. Me despisté mirando hacia abajo un momento y volví hacia el frente para seguirlo. A lo lejos había una casa y en ella se metieron. Llegué un poco más tarde que ellos pero el fuego se avivaba cada vez más y si no salían de ahí morirían abrasados.
Bajé hasta el suelo y escuché a la muchacha gritar. Podría intentar retener el fuego, extendí mis brazos y de ellos comenzó a brotar hielo que formó varias capas en la longitud. Por suerte este hielo era capaz de resistir las altas temperaturas. Creé una barrera para impedir su paso.
- Esto retrasará el fuego por si hay alguien ahí dentro.
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Entrar al edificio era la mejor idea, los demás lugares que habíamos divisado a la lejanía allí fuera eran más peligroso que la misma instancia en el edificio. Además en aquel edificio se podía pasar un buen rato si hubiese gente allí. Estábamos caminando lentamente por la entrada, podía ver unas escaleras al fondo a la derecha que conducía a plantas superiores. También al fondo se podía ver una sala con muchos chismes tecnológicos viejos, algunos no funcionaban y otros estaban en las últimas. En la sala donde estábamos había un montón de chismes tecnológicos que estaban en las últimas; algunas no funcionaban y otras estaban a punto de morir.
- ¿Que hacemos capitán, investigamos la sala o subimos al piso superior? Aquí solo hay máquinas estropeadas y revistas que no hace falta comentar.
No estaba totalmente decidido que hacer, si investigar o pasar de la sala y subir al piso superior. Si pasásemos de la sala podíamos dejar de lado algo importante, y si investigábamos, hubiésemos perdido tiempo en la búsqueda del objeto aquel. De repente la tierra empezó a temblar la tierra fuertemente. Intenté ponerme en posición donde no estuviese cerca de algún objeto pesado que pudiese caerse encima mía. Suspiré fuertemente al ver que esos temblores habían cesado.
- ¿Como te encuentras Leonel? - Le dije a mi capitán preocupado.
-¿Subimos por las escaleras ya? El temblor ha destruido la mayoría de la sala, sería perder mucho tiempo si queremos investigar bien.
Aunque intentaba mantenerme serio y tranquilo, me sentía todo lo contrario, me encontraba nervioso, era una de las primeras misiones en la revolución, además los acontecimientos presentes no hacían la misión más fácil. Tenía que mantener la compostura, no quería preocupar a nadie. Eso si, tenía ganas de pasar a la acción, sería aburrido subir los pisos y no encontrar nada con que mantenerme ocupado.
- ¿Que hacemos capitán, investigamos la sala o subimos al piso superior? Aquí solo hay máquinas estropeadas y revistas que no hace falta comentar.
No estaba totalmente decidido que hacer, si investigar o pasar de la sala y subir al piso superior. Si pasásemos de la sala podíamos dejar de lado algo importante, y si investigábamos, hubiésemos perdido tiempo en la búsqueda del objeto aquel. De repente la tierra empezó a temblar la tierra fuertemente. Intenté ponerme en posición donde no estuviese cerca de algún objeto pesado que pudiese caerse encima mía. Suspiré fuertemente al ver que esos temblores habían cesado.
- ¿Como te encuentras Leonel? - Le dije a mi capitán preocupado.
-¿Subimos por las escaleras ya? El temblor ha destruido la mayoría de la sala, sería perder mucho tiempo si queremos investigar bien.
Aunque intentaba mantenerme serio y tranquilo, me sentía todo lo contrario, me encontraba nervioso, era una de las primeras misiones en la revolución, además los acontecimientos presentes no hacían la misión más fácil. Tenía que mantener la compostura, no quería preocupar a nadie. Eso si, tenía ganas de pasar a la acción, sería aburrido subir los pisos y no encontrar nada con que mantenerme ocupado.
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Akuma no mi
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Por mucho que la revisé no logré saber qué tipo de fruta era aquella extraña fruta que se encontraba en mi bolsillo ahora mismo. Tras subir por las escaleras me encontré con algo que me llamó aún más la atención, una habitación que al contrario que la anterior estaba completamente vacía donde lo único destacable era una palanca al lado de una ventana y nada más. Pero lo más extraño de todo era el hecho de que en la habitación había un extraño olor a pólvora y hacía más calor que en la otra habitación.
No sabía si permanecer en aquél edificio o seguir subiendo la montaña pero finalmente me decidí por quedarme en la habitación y como no había nada más me acerqué a la palanca y sin dudar ni un instante cogí la palanca y tiré de ella para ver qué ocurriría después.
No sabía si permanecer en aquél edificio o seguir subiendo la montaña pero finalmente me decidí por quedarme en la habitación y como no había nada más me acerqué a la palanca y sin dudar ni un instante cogí la palanca y tiré de ella para ver qué ocurriría después.
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Tras subir por las escaleras y llegar a la sala de encima un terremoto sacude la isla que parece moverse y cuando el joven de cabellos bien peinados se fija en la ventana todo parece estabilizarse, hablando del clima, pero unas aves entran a lo que parece ser una cúpula que cierra toda la isla, algo que impediría que todo el que esté dentro salga y todo el que este fuera entre. La sala en la que se encuentra el joven del hacha está completamente vacía, solo se puede ver una palanca en un lado de una ventana, la habitación huele a pólvora y está extrañamente más cálida que la anterior, todo aquello es muy extraño. Y encima, Eoghan sin mediar palabra se dirige a la palanca y la activa. El joven Holden se prepara para cualquier cosa que pueda ocurrir, un combate o un accidente.
Xiba Jundo
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Sobre Una Nuve
___________________________________________________________________________________________El marine siguió inspeccionándome, ahora con más meditación tras mis palabras. Casi a regañadientes me quitó las esposas, al parecer era consciente de que ninguna ayuda sería poca o mal agradecida para este trabajo. Sin embargo me puso una advertencia, y era que no debía de volver a cruzarme con su pelotón. Es posible que cuando todo esto acabe pueda aprovecharse e intentar cazarme si me quedo a su lado, lo mejor y más seguro sería salir por patas. –Gracias capitán. Cuídense y que su pelotón tenga suerte. –Dije antes de asentir con la cabeza y alejarme.
Miré a mi alrededor y analicé las posibilidades. Había un bosque, como de costumbre. Se encontraba situado al este, y parecía que iba a tardar un tiempo en recorrerlo. Quita, quita, estoy cansado de siempre lo mismo. Bosques y bosques. Seguí el rumbo de mi visión para terminar encontrado lo que parecía ser unas montañas. En fin, seguí siendo bosque, pero parecía más apetecible que lo otro. Aunque… Si afino la vista… Sí, pude ver que entre medio de las montañas había algo que oscurecía, algo que no dejaba bello el paisaje, parecía una, ¿una grieta? Mmm, parecía sospechoso. Tal vez sea buena idea ver qué pudo haber provocado eso a parte del movimiento de las placas.
Mientras caminaba con un nuevo rumbo, dejando y sintiendo el placer mientras que mis pies se abrazaban a la arena, algo cambió en el ambiente. De nuevo hubo un temblor. Era imposible que no se notase, casi me caía de no ser por qué saqué mi vara y la usé como apoyo. Era un movimiento bastante extraño, todo temblaba y la arena vibraba. Sentía algo extraño como… Como si la isla se estuviese elevando. –Imposible. -Mascullé para mi mismo, esto no podía pasar. Miré hacia atrás, a la costa, a los marines… Ya no estaba… El mar, ya no estaba, o al menos no el extenso mar que siempre se mostraba frente a nuestros ojos. La preciosa visión del horizonte cortado por el agua era cambiado. Ahora era algo raro, porque efectivamente la isla se iba elevando. A medida que aquello sucedía, una especie de cúpula de un tono celeste iba rodeando la isla por completo, hasta que al parecer, la selló. Tan sólo una pequeña parte de la costa mantenía agua marina, y mejor no hablemos del barco marine. Los reclutas, y el mismo capitán seguramente también estarían como yo, flipándolo en putos colores. ¿Qué cojones era esto? La verdad es que me recordaba mucho a lo que leí sobre Thriller Bark, una isla que se movía, puesto que en realidad era un enorme barco. ¿Acaso esto era una isla voladora? ¿O tal vez no sea una isla, y en realidad estemos sobre una nave?..
Me comía la cabeza… Esto sonaba a planeado… ¿Por qué siempre me metía en estas zarzas? Si ahora de la isla deseaba salir, al causante debía de acudir. O lo que es lo mismo, es hora de hacer una búsqueda del maldito científico ese.
En fin, mucho había ocurrido, poco había hecho, era hora de cambiar. Decidido y con vara en mano, me puse en dirección a la grieta. –Veamos que más sorpresas me encuentro.
Miré a mi alrededor y analicé las posibilidades. Había un bosque, como de costumbre. Se encontraba situado al este, y parecía que iba a tardar un tiempo en recorrerlo. Quita, quita, estoy cansado de siempre lo mismo. Bosques y bosques. Seguí el rumbo de mi visión para terminar encontrado lo que parecía ser unas montañas. En fin, seguí siendo bosque, pero parecía más apetecible que lo otro. Aunque… Si afino la vista… Sí, pude ver que entre medio de las montañas había algo que oscurecía, algo que no dejaba bello el paisaje, parecía una, ¿una grieta? Mmm, parecía sospechoso. Tal vez sea buena idea ver qué pudo haber provocado eso a parte del movimiento de las placas.
Mientras caminaba con un nuevo rumbo, dejando y sintiendo el placer mientras que mis pies se abrazaban a la arena, algo cambió en el ambiente. De nuevo hubo un temblor. Era imposible que no se notase, casi me caía de no ser por qué saqué mi vara y la usé como apoyo. Era un movimiento bastante extraño, todo temblaba y la arena vibraba. Sentía algo extraño como… Como si la isla se estuviese elevando. –Imposible. -Mascullé para mi mismo, esto no podía pasar. Miré hacia atrás, a la costa, a los marines… Ya no estaba… El mar, ya no estaba, o al menos no el extenso mar que siempre se mostraba frente a nuestros ojos. La preciosa visión del horizonte cortado por el agua era cambiado. Ahora era algo raro, porque efectivamente la isla se iba elevando. A medida que aquello sucedía, una especie de cúpula de un tono celeste iba rodeando la isla por completo, hasta que al parecer, la selló. Tan sólo una pequeña parte de la costa mantenía agua marina, y mejor no hablemos del barco marine. Los reclutas, y el mismo capitán seguramente también estarían como yo, flipándolo en putos colores. ¿Qué cojones era esto? La verdad es que me recordaba mucho a lo que leí sobre Thriller Bark, una isla que se movía, puesto que en realidad era un enorme barco. ¿Acaso esto era una isla voladora? ¿O tal vez no sea una isla, y en realidad estemos sobre una nave?..
Me comía la cabeza… Esto sonaba a planeado… ¿Por qué siempre me metía en estas zarzas? Si ahora de la isla deseaba salir, al causante debía de acudir. O lo que es lo mismo, es hora de hacer una búsqueda del maldito científico ese.
En fin, mucho había ocurrido, poco había hecho, era hora de cambiar. Decidido y con vara en mano, me puse en dirección a la grieta. –Veamos que más sorpresas me encuentro.
Era frustrante, el sospechoso edificio no era más que decepciones hasta el minuto, mis expectativas sobre la edificación habían sido totalmente erróneas, si había algo de importancia aquí, sin duda estaría mucho mejor resguardado, fue entonces que el suelo empezó a temblar con gran fuerza, pero mi reacción ante el suceso fue nula, mi vista solo se hallaba hundida en la frustración y la impaciencia, mirando con odio hacía la infinita nada, y moviendo los engranes de mi compleja mente para actuar lo más racionalmente posible ante la insoportable falta de avances en pro del objetivo, para cuando el movimiento telúrico cesó, mi trance de inconformidad se vio interrumpido por las preocupaciones de mi acompañante, de solo verle a los ojos mientras preguntaba si me encontraba bien pude percibir su inexperiencia en esta clase de situaciones, todo el agetréo me había distraído de ese detalle, sin embargo, esto no me haría estar revisando los rincones como una rata de poca-monta, sin duda, esas ya no eran mis ligas. De solo asomarme a la puerta pude darme cuenta del motivo del agetréo previo, la isla se había convertido en una trampa, era casi insultante, era como si el universo intentara hacerme sentir como una rata en su trampa, pero no me quedaría de brazos cruzados espectándo este desastre, así que comencé por darle un puñetazo al muro para liberar tensiones. No soy un hombre de puños, por lo que el golpe no sería nada extraordinario, era estrictamente terapéutico, aun así, asumo por la sacudida de la tierra, luego del impacto de mis nudillos en el muro un trozo de muro se desprendió y callo frente a mis pies..
Cla...Claro Henry, estoy perfectamente, olvida esta sucio edificio, nos largamos de aquí.
Le hablé a mi subordinado sin quitarle los ojos de encima al pequeño escombro en el piso, me había dado una buena idea...
Al parecer la Niebla se desvaneció, iremos a ver si hay algo más cerca de aquí, por ahora alejemonos de este sítio, no parece estable..
Me explayé mientra miraba todo el entorno para identificar los principales apoyos de la construcción. Una vez que los ubiqué bien procedí a sacar varios de mis naipes adhesivos y de un solo movimiento de mi brazo derecho los lancé por todo el lugar dejándolos bien pegados a dichos pilares, la mayoría de las cartas iban cargadas con explosivos sin metralla, lo otros iban vacíos para absorber trozos grandes. luego saqué de mi bolsillo de trucos interesantes un interesante aditamento que venía incluido en el útil pack para magos que adquirí hace ya bastante tiempo, una bola de cartas de pinta trébol, armada con naipes meticulosamente colocados para mantener una estructura esférica sin necesidad de pegamento u otro método de ligamento, que bastaría un movimiento brusco para resultar en una explosión de cartones coloridos que se esparciría por doquier
Y así mismo lo hice, luego de ve que todo estaba preparado e impulsando con mis manos a Henry para que saliera delante de mi lancé la esfera hacia atrás por sobre mi hombro derecho, y al instante de tocar el piso generó una expansión de cartas similar a un fuego pirotécnico, pero hecho de pequeños rectángulos con tréboles negros dibujados, esto inundó el sitio con naipes, los cuales inclusive salieron por puertas y ventanas...
Seguí empujando suavemente a mi subordinado hasta que nos alejamos lo suficiente del edificio, por suerte, no haría tanta distancia como en una demolición corriente...
Quédate tranquilo, debemos movernos rápido, no creo que sea su objetivo tenernos encerrados por siempre
Expliqué a mi aliado mientras lo alejaba de la edificación. Cuando estuvimos a distancia segura usé la mirilla telescópica de una de mis armas de fuego para observar a lo lejos algún sitió más llamativo que este, que pudiera albergar al enemigo o el arma que estamos buscando, y mientras yo ocupaba mi vista en el horizonte hice iniciar el derrumbe....
[Full Cancellare]
Los naipes adhesivos acabarían con los pilares principales, haciendo que el apoyo de la construcción cediera y empezara a precipitar exponencialmente, y a su vez las cartas en la base del sitio anularían la expansión inminente de los escombros absorbiéndolos constantemente hasta reducir el edificio en su totalidad, sin dejar otro rastro que las ruinas conformados por los cimientos del lugar y uno que otro escombro escurridizo. finalmente todos los naipes de trébol formarían un enjambre que viajaría a toda velocidad hasta perderse en mi bolsillo. Y así en menos de tres minutos una llamativa construcción habría desaparecido del mapa y todo objeto, mueble o escombro que le conformara habría por acabar dentro de mi bolsillo. Mientras tanto yo estaba ocupado en busca de nuestro próximo destino, sin duda ahora con mejor vista del panorama habríamos de hallar más sitios de interés, enemigos, o al menos gente con la cual interactuar, para esclarecer este embrollo, tarde o temprano tocaría escapar, y para estos casos los grupos grandes son de gran ayuda...
Cla...Claro Henry, estoy perfectamente, olvida esta sucio edificio, nos largamos de aquí.
Le hablé a mi subordinado sin quitarle los ojos de encima al pequeño escombro en el piso, me había dado una buena idea...
Al parecer la Niebla se desvaneció, iremos a ver si hay algo más cerca de aquí, por ahora alejemonos de este sítio, no parece estable..
Me explayé mientra miraba todo el entorno para identificar los principales apoyos de la construcción. Una vez que los ubiqué bien procedí a sacar varios de mis naipes adhesivos y de un solo movimiento de mi brazo derecho los lancé por todo el lugar dejándolos bien pegados a dichos pilares, la mayoría de las cartas iban cargadas con explosivos sin metralla, lo otros iban vacíos para absorber trozos grandes. luego saqué de mi bolsillo de trucos interesantes un interesante aditamento que venía incluido en el útil pack para magos que adquirí hace ya bastante tiempo, una bola de cartas de pinta trébol, armada con naipes meticulosamente colocados para mantener una estructura esférica sin necesidad de pegamento u otro método de ligamento, que bastaría un movimiento brusco para resultar en una explosión de cartones coloridos que se esparciría por doquier
- esto:
Y así mismo lo hice, luego de ve que todo estaba preparado e impulsando con mis manos a Henry para que saliera delante de mi lancé la esfera hacia atrás por sobre mi hombro derecho, y al instante de tocar el piso generó una expansión de cartas similar a un fuego pirotécnico, pero hecho de pequeños rectángulos con tréboles negros dibujados, esto inundó el sitio con naipes, los cuales inclusive salieron por puertas y ventanas...
Seguí empujando suavemente a mi subordinado hasta que nos alejamos lo suficiente del edificio, por suerte, no haría tanta distancia como en una demolición corriente...
Quédate tranquilo, debemos movernos rápido, no creo que sea su objetivo tenernos encerrados por siempre
Expliqué a mi aliado mientras lo alejaba de la edificación. Cuando estuvimos a distancia segura usé la mirilla telescópica de una de mis armas de fuego para observar a lo lejos algún sitió más llamativo que este, que pudiera albergar al enemigo o el arma que estamos buscando, y mientras yo ocupaba mi vista en el horizonte hice iniciar el derrumbe....
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Los naipes adhesivos acabarían con los pilares principales, haciendo que el apoyo de la construcción cediera y empezara a precipitar exponencialmente, y a su vez las cartas en la base del sitio anularían la expansión inminente de los escombros absorbiéndolos constantemente hasta reducir el edificio en su totalidad, sin dejar otro rastro que las ruinas conformados por los cimientos del lugar y uno que otro escombro escurridizo. finalmente todos los naipes de trébol formarían un enjambre que viajaría a toda velocidad hasta perderse en mi bolsillo. Y así en menos de tres minutos una llamativa construcción habría desaparecido del mapa y todo objeto, mueble o escombro que le conformara habría por acabar dentro de mi bolsillo. Mientras tanto yo estaba ocupado en busca de nuestro próximo destino, sin duda ahora con mejor vista del panorama habríamos de hallar más sitios de interés, enemigos, o al menos gente con la cual interactuar, para esclarecer este embrollo, tarde o temprano tocaría escapar, y para estos casos los grupos grandes son de gran ayuda...
William White
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Proseguí siguiendo a Derian, el cual llevaba un buen ritmo siendome prácticamente imposible seguir su ritmo. Ciertamente no estaba utilizando todo mi potencial, ya que combinando el poder de mi akuma con Getsumen iría infinitamente más rápido pero ello me cansaría más por lo que debería estar lo más descansado posible antes de entablar combate, si es que este se producía ya que no me apetecía en absoluto cualquier tipo de enfrentamiento.
Pero esto no era ni de lejos lo más importante, lo más importante sin duda era que por fin habíamos llegado a tierra, a la dichosa isla, seguramente fuéramos de los últimos en llegar por lo que tendríamos una gran desventajas respecto al resto de grupos de los cuales tenía constancia, para empezar el primero de ellos era Dexter, ese hombre pese a ser un cabeza hueca sentimental, era lo suficientemente fuerte e inteligente como para adentrarse en la isla. Volviendo al tema nos encontrábamos en una zona boscosa, de lo más normal si no fuera por que estaba rodeada de unas terribles llamas, un incendio. Era una lastima que no hubiera trabajado mi mantra a un nivel superior ya que no podía sentir nada más allá de un palmo de mis narices.
Suspiré resignado tratando de seguir el rastro que dejaba Derian el cual parecía haberse detenido o al menos bajado el ritmo, ya que le estaba dando alcance, deduje que fue la primera ya que tras unos instantes volvió a retomar distancias:
-“Este hombre tiene un concepto muy distinto al mio, en lo que respecta a alianzas”- pensaba mientras trataba de llegar a su posición.
No tarde mucho más en cruzarme con unos marines, los cuales huían despavoridos del fuego. Decidí acelerar un poco el ritmo sin legar a usar la akuma, aunque me cansará algo más el esfuerzo se vio recompensado ya que alcancé al vampiro. Este sostenía de una manera algo violenta o poco sutil a un marine, aunque después de todo podían ser las formas del noble:
-“Desde cuando se dedica a salvar marines”- pensé algo mosqueado por las costumbres caníbales de mi compañero.
Me encontraba en una encrucijada, mi moral me pedía ayudar al marine, pero su muerte podría ayudar a salvar miles de vida, aunque fuera de una manera indirecta...Pero desde cuando pensaba de esa forma, ese no era mi estilo...Si el vampiro pudiera saciar su sed con algún animal o criminal...Por que el noble se comportaba de esa forma tan siniestra y oscura, debería ser un hombre de bien, todos los aliados del gobierno deberían ser hombres de bien. Por qué la marina actuaba así, por qué el mundo era así. Lentamente me sumí en una ligera tristeza arrepintiéndome en parte de los métodos pocos ortodoxos del schibukai.
Una vibración me sacó de mis pensamientos, era como un terremoto pero que oscilaba ascendentemente. Era una sensación familiar, igual a cuando yo...No era posible, alguien esta levantando la isla, por algún método físico ajeno al poder que yo tenía. Era algo estremecedor y tal vez aterrador, aterrador que alguien pudiera llegar a imitar tu poder, el poder de controlar los cielos.
Pero esto no era ni de lejos lo más importante, lo más importante sin duda era que por fin habíamos llegado a tierra, a la dichosa isla, seguramente fuéramos de los últimos en llegar por lo que tendríamos una gran desventajas respecto al resto de grupos de los cuales tenía constancia, para empezar el primero de ellos era Dexter, ese hombre pese a ser un cabeza hueca sentimental, era lo suficientemente fuerte e inteligente como para adentrarse en la isla. Volviendo al tema nos encontrábamos en una zona boscosa, de lo más normal si no fuera por que estaba rodeada de unas terribles llamas, un incendio. Era una lastima que no hubiera trabajado mi mantra a un nivel superior ya que no podía sentir nada más allá de un palmo de mis narices.
Suspiré resignado tratando de seguir el rastro que dejaba Derian el cual parecía haberse detenido o al menos bajado el ritmo, ya que le estaba dando alcance, deduje que fue la primera ya que tras unos instantes volvió a retomar distancias:
-“Este hombre tiene un concepto muy distinto al mio, en lo que respecta a alianzas”- pensaba mientras trataba de llegar a su posición.
No tarde mucho más en cruzarme con unos marines, los cuales huían despavoridos del fuego. Decidí acelerar un poco el ritmo sin legar a usar la akuma, aunque me cansará algo más el esfuerzo se vio recompensado ya que alcancé al vampiro. Este sostenía de una manera algo violenta o poco sutil a un marine, aunque después de todo podían ser las formas del noble:
-“Desde cuando se dedica a salvar marines”- pensé algo mosqueado por las costumbres caníbales de mi compañero.
Me encontraba en una encrucijada, mi moral me pedía ayudar al marine, pero su muerte podría ayudar a salvar miles de vida, aunque fuera de una manera indirecta...Pero desde cuando pensaba de esa forma, ese no era mi estilo...Si el vampiro pudiera saciar su sed con algún animal o criminal...Por que el noble se comportaba de esa forma tan siniestra y oscura, debería ser un hombre de bien, todos los aliados del gobierno deberían ser hombres de bien. Por qué la marina actuaba así, por qué el mundo era así. Lentamente me sumí en una ligera tristeza arrepintiéndome en parte de los métodos pocos ortodoxos del schibukai.
Una vibración me sacó de mis pensamientos, era como un terremoto pero que oscilaba ascendentemente. Era una sensación familiar, igual a cuando yo...No era posible, alguien esta levantando la isla, por algún método físico ajeno al poder que yo tenía. Era algo estremecedor y tal vez aterrador, aterrador que alguien pudiera llegar a imitar tu poder, el poder de controlar los cielos.
Worick L. Arcangelo
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Aquel mordisco tuvo la respuesta esperada por parte de Kaede, un grito nombrando y unas risas poco después fueron lo que aquel suave mordisco causaron. Tras aquello Kaede subió al piso de arriba delante mía, yo me giré mirando a la pareja que nos acompañaba, pero tras ver la situación y sin esperar que nos siguieran subí tras Kaede. Cuando subí pude ver a Kaede frente a una mesa cogiendo una fruta, desde luego teníamos hambre, pero aquella fruta no era una fruta cualquiera. La sala en la que nos encontrábamos era igual que la otra. Kaede dijo lo de aguantarse el hambre a lo cual yo reí. — Casi mejor si aguantas el hambre porque no creo que esa fruta este muy buena ni sea el mejor alimento para nosotros. — Era realmente una verdad, pero el hambre no era fácil de combatir a pesar de eso.
Tras aquello Kaede guardo la fruta y ambos empezamos a observar los alrededores de la habitación. Montones de máquinas y aparatos llenaban la planta, la verdad es que aquello era un tanto extraño, pero también era cierto que yo no era precisamente un genio de la tecnología. Por lo visto Kaede pensaba igual pues no tardo en soltar una corta oración que me hizo reír unos segundos. — A mí no me preguntes no soy precisamente un genio de la tecnología. — Dije mientras miraba una máquina que había a un lado de la habitación. Kaede movió algo y de pronto un fuerte temblor azotó todo el lugar, me agarré a una de las máquinas que había por allí para no caerme, pero por lo visto Kaede no tuvo la misma suerte y cayó al suelo. Rápidamente se levanto y vino hacía mí preguntando por mi estado. — ¿No debería ser yo el que preguntase eso? — Hice una pausa mientras le pegaba un golpecito en la frente. — Estoy bien, pero... ¿Qué hay de ti? — Tras aquello me tomó de la mano, y sin darme tiempo a decir nada, Kaede me tomo de la mano y me arrastró a la planta baja.
Kaede nos contó la situación y ciertamente no tuve claro que hacer, pero para empezarlo mejor sería salir de la casa antes de que aquello se cayera a cachitos. — Salgamos de aquí y ya lo pensaremos cuando estemos en un lugar que no se pueda caer a trozos. — Tras decir esto tomé a Kaede de la mano y la arrastré fuera de la casa, ahora solo teníamos que pensar que hacer.
Tras aquello Kaede guardo la fruta y ambos empezamos a observar los alrededores de la habitación. Montones de máquinas y aparatos llenaban la planta, la verdad es que aquello era un tanto extraño, pero también era cierto que yo no era precisamente un genio de la tecnología. Por lo visto Kaede pensaba igual pues no tardo en soltar una corta oración que me hizo reír unos segundos. — A mí no me preguntes no soy precisamente un genio de la tecnología. — Dije mientras miraba una máquina que había a un lado de la habitación. Kaede movió algo y de pronto un fuerte temblor azotó todo el lugar, me agarré a una de las máquinas que había por allí para no caerme, pero por lo visto Kaede no tuvo la misma suerte y cayó al suelo. Rápidamente se levanto y vino hacía mí preguntando por mi estado. — ¿No debería ser yo el que preguntase eso? — Hice una pausa mientras le pegaba un golpecito en la frente. — Estoy bien, pero... ¿Qué hay de ti? — Tras aquello me tomó de la mano, y sin darme tiempo a decir nada, Kaede me tomo de la mano y me arrastró a la planta baja.
Kaede nos contó la situación y ciertamente no tuve claro que hacer, pero para empezarlo mejor sería salir de la casa antes de que aquello se cayera a cachitos. — Salgamos de aquí y ya lo pensaremos cuando estemos en un lugar que no se pueda caer a trozos. — Tras decir esto tomé a Kaede de la mano y la arrastré fuera de la casa, ahora solo teníamos que pensar que hacer.
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-No... no... quieto... -le decía en voz baja al sapo extraño, mientras me acercaba a él con una mano extendida y temblorosa, intentado acariciarlo o tranquilizarlo de alguna manera que ni siquiera tenía muy clara cuál era.
Una mirada feroz y un gruñido que parecía venir de las entrañas del animalillo me disuadieron de seguir tentando a la suerte.
-Ay, ¿pero qué quiere este bicho de nosotras? -pregunté sin esperar una respuesta, consternada. -No entiende que queremos ayudarle, no sé qué hacer...
El perro verde ya no me parecía tan mono como hace unos minutos y, aunque entendiera que podía estar enfadado porque Der se había ido con los otros animales al barco, o que tuviera miedo del fuego que se acercaba, no tenía muchas ganas de vérmelas con él. A medida que el animal avanzaba, gruñendo, yo retrocedía hasta casi llegar al agua, y terminé por ponerme detrás de Rebeka y usarla de escudo, agarrándola por los hombros.
-¡Rebe, haz algo! -le susurré prácticamente al oído, un poco desesperada.
Por suerte Der llegó volando "al rescate", extendiendo una mano hacia el animal como habíamos hecho él y yo antes, exponiéndose a recibir otro mordisco y diciéndonos que debíamos irnos cuanto antes, para escapar del incendio.
-No jodas, Der, nunca hubiera imaginado que esto fuera un problema, ¿eh?
Inmediatamente me arrepentí de ser tan brusca con él por estar asustada, pero tampoco pensaba pedirle disculpas en aquel momento ni pude. Un terremoto sacudió la tierra y caí al suelo, como él, antes de poder mediar palabra. Cuando dejé de estar aturdida y miré a mi alrededor, una cúpula nos estaba rodeando, impidiendo la salida de la isla y en el cielo se podían ver un montón de aves entrando en la inesperada jaula que se cerraba y se cerraba... En ese momento no podía evitar acordarme de Capi, que se había quedado con Gangplank y los otros animales en el barco. Ojalá estuviera a salvo.
Una mirada feroz y un gruñido que parecía venir de las entrañas del animalillo me disuadieron de seguir tentando a la suerte.
-Ay, ¿pero qué quiere este bicho de nosotras? -pregunté sin esperar una respuesta, consternada. -No entiende que queremos ayudarle, no sé qué hacer...
El perro verde ya no me parecía tan mono como hace unos minutos y, aunque entendiera que podía estar enfadado porque Der se había ido con los otros animales al barco, o que tuviera miedo del fuego que se acercaba, no tenía muchas ganas de vérmelas con él. A medida que el animal avanzaba, gruñendo, yo retrocedía hasta casi llegar al agua, y terminé por ponerme detrás de Rebeka y usarla de escudo, agarrándola por los hombros.
-¡Rebe, haz algo! -le susurré prácticamente al oído, un poco desesperada.
Por suerte Der llegó volando "al rescate", extendiendo una mano hacia el animal como habíamos hecho él y yo antes, exponiéndose a recibir otro mordisco y diciéndonos que debíamos irnos cuanto antes, para escapar del incendio.
-No jodas, Der, nunca hubiera imaginado que esto fuera un problema, ¿eh?
Inmediatamente me arrepentí de ser tan brusca con él por estar asustada, pero tampoco pensaba pedirle disculpas en aquel momento ni pude. Un terremoto sacudió la tierra y caí al suelo, como él, antes de poder mediar palabra. Cuando dejé de estar aturdida y miré a mi alrededor, una cúpula nos estaba rodeando, impidiendo la salida de la isla y en el cielo se podían ver un montón de aves entrando en la inesperada jaula que se cerraba y se cerraba... En ese momento no podía evitar acordarme de Capi, que se había quedado con Gangplank y los otros animales en el barco. Ojalá estuviera a salvo.
Johnny Raikov
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Me encontraba en cubierta cuando de pronto el barco empezó a moverse, clave mi espada en el suelo para tener un punto de agarre y no caerme. Cuando termino guarde la espada y al parecer una especie de cúpula empezó a aparecer para rodear a toda la isla o eso parecía, estábamos atrapados… me monte en la barca que el médico me había facilitado:
-Gracias, y espero que no os pase nada- agarre los remos y empecé a acercarme hacia aquel desierto. Estuve remando un rato pero al fin pude pisar tierra. El calor no era tanto como cuando había abierto la puerta, el tiempo se habría calmado. Mire hacia arriba para asegurarme que la cúpula seguía en su sitio, pero miles de pájaros me lo impedían, abrían entrado antes de que la cúpula nos atrapas.
-Y… ¿Ahora qué hago...?- no me habían dado ninguna información acerca de mi trabajo, así que empecé a adentrarme en aquel desierto
-Gracias, y espero que no os pase nada- agarre los remos y empecé a acercarme hacia aquel desierto. Estuve remando un rato pero al fin pude pisar tierra. El calor no era tanto como cuando había abierto la puerta, el tiempo se habría calmado. Mire hacia arriba para asegurarme que la cúpula seguía en su sitio, pero miles de pájaros me lo impedían, abrían entrado antes de que la cúpula nos atrapas.
-Y… ¿Ahora qué hago...?- no me habían dado ninguna información acerca de mi trabajo, así que empecé a adentrarme en aquel desierto
Keth - Selim
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Estaba sentado, tranquilo, pensando que la naranja esa era demasiado ácida para ser comestible cuando sucedió. La visión se me nubló y noté los latidos de mi corazón en los oídos. Caí a cuatro patas en el suelo y vomité algo... ¿Blanco? No estaba seguro, me estaba mareando. Noté como los otros se apartaban y levanté la mano para pedirles ayuda, ¿Qué estaba ocurriendo? Notaba la boca seca y me dolía el cuerpo. De repente, el dolor aumentó y fui trágicamente consciente de cada uno de mis huesos. Me miré las manos y sentí como si mis ojos se me separasen de la cara. Asustado, retrocedí hasta acurrucarme contra la pared. El suelo estaba lleno de babas, y parecían ser mías. No entendía, no entendía nada. Poco a poco el dolor fue remitiendo y pude ponerme en pie. Me notaba más alto.
El resto estaban desmayados, tan solo el chico simpático estaba despierto. Y me miraba...¿Con miedo? En sus manos había una daga. Todavía asustado, me giro buscando un espejo. Sigo notando esa extraña sensación en la cara, y el cuerpo pegajoso. Al fin localizo uno en la pared y me acerco, angustiado. Al verme, suelto un chillido estrangulado y retrocedo ante mi reflejo. Lo que me devuelve la mirada no es un hombre. Es un caracol gigante. Peor aún, una babosa. Me giro hacia la naranja que dejé a medio comer y trago... ¿Saliva? Asustado.
-Akuma no mi...
Había oído hablar de ellas, y había visto sus efectos... pero nunca tan de cerca. Debía haber sabido que no era normal que solo hubiera una naranja de ese tipo. Reprimiendo las ganas de llorar, me siento en el suelo, de espaldas al espejo. No quiero verme. Soy un monstruo... tengo un demonio dentro de mi. Eso es lo que eran esas frutas, demonios que otorgaban poderes. Y por una estúpida coincidencia... estaba sufriendo esto y no había manera de revertirlo.
No se cuanto tiempo pasó. Al final me acordé del otro chico y me giré hacia él. También seguía en la pared, empuñando la daga. Tomé aire y le dije:
-No me ataques...sigo siendo Keth. Esto es solo... un terrible error. Sigo siendo humano.-O eso espero.- Pensé. -Necesito ayuda... por favor. Yo tampoco entiendo nada.
Por lo menos había logrado controlar mi respiración. ¿Habría alguna manera de volver a la normalidad? Debería... imaginé mi cara antes del incidente y me concentré en ella. Sentía la necesidad de tocar la flauta, algo que me recordara a mi persona más que mi mismo, pero la idea de mancharla me repugnaba. Cerré los ojos, deseando poder disimular el problema hasta dominarlo o encontrar una solución.
El resto estaban desmayados, tan solo el chico simpático estaba despierto. Y me miraba...¿Con miedo? En sus manos había una daga. Todavía asustado, me giro buscando un espejo. Sigo notando esa extraña sensación en la cara, y el cuerpo pegajoso. Al fin localizo uno en la pared y me acerco, angustiado. Al verme, suelto un chillido estrangulado y retrocedo ante mi reflejo. Lo que me devuelve la mirada no es un hombre. Es un caracol gigante. Peor aún, una babosa. Me giro hacia la naranja que dejé a medio comer y trago... ¿Saliva? Asustado.
-Akuma no mi...
Había oído hablar de ellas, y había visto sus efectos... pero nunca tan de cerca. Debía haber sabido que no era normal que solo hubiera una naranja de ese tipo. Reprimiendo las ganas de llorar, me siento en el suelo, de espaldas al espejo. No quiero verme. Soy un monstruo... tengo un demonio dentro de mi. Eso es lo que eran esas frutas, demonios que otorgaban poderes. Y por una estúpida coincidencia... estaba sufriendo esto y no había manera de revertirlo.
No se cuanto tiempo pasó. Al final me acordé del otro chico y me giré hacia él. También seguía en la pared, empuñando la daga. Tomé aire y le dije:
-No me ataques...sigo siendo Keth. Esto es solo... un terrible error. Sigo siendo humano.-O eso espero.- Pensé. -Necesito ayuda... por favor. Yo tampoco entiendo nada.
Por lo menos había logrado controlar mi respiración. ¿Habría alguna manera de volver a la normalidad? Debería... imaginé mi cara antes del incidente y me concentré en ella. Sentía la necesidad de tocar la flauta, algo que me recordara a mi persona más que mi mismo, pero la idea de mancharla me repugnaba. Cerré los ojos, deseando poder disimular el problema hasta dominarlo o encontrar una solución.
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