Capítulo científico - El comienzo de la investigación

Son las 8:40 PM. Una cúpula gigante y transparente ha rodeado por completo la isla y parte del mar, ahora todos estáis encerrados. La oscuridad está comenzando a aparecer, con una luna llena en el cielo. Se pueden ver todo tipo de aves volando por el cielo, encerradas en la cúpula, aunque algunas son realmente extrañas. Parecen dinosaurios voladores, otros unos simples pájaros oscuros, algunos son pájaros con dos cabezas y hay más…

De pronto, del centro de la isla empieza a surgir un extraño edificio. Es una especie de pirámide gigantesca que se puede ver desde casi cualquier lado. Está formada por vigas blancas y vidrios. A lo alto, en la punta, hay una especie de bandera. Los que tengan una buena vista podrán darse cuenta de que es una especie de ojo.

Spoiler:

Por si esto fuera poco, en la cúpula aparece una imagen. Es un hombre de piel blanca, como si se tratase de un muerto. Sus ojos son amarillos, con una pupila afilada y unas grandes ojeras. Tiene el cabello negro y largo, a parte de una expresión sádica en su rostro, sonriendo y enseñando unos colmillos afilados. Parece vestir una bata de científico. Una carcajada enorme inunda toda la cúpula, seguida de unas palabras.

Spoiler:

- ¡Buajajajaja! ¿Creíais que ibais a poder atraparme? ¡Buajajaja! Creo que aún no habéis entendido en que situación estáis… ¡Todo era una trampa! ¡Y habéis caído como estúpidos animales! ¿Queréis saber dónde está el arma? ¿Queréis saber de qué se trata? Es sencillo… Si queréis saberlo… ¡Venid a preguntarme! – De repente empieza a sacar su lengua, una muy larga lengua gruesa, como si fuese una serpiente. Se relame la cara y frunce el ceño, para después devolver la lengua a su lugar correspondiente. – Se me olvidaba… Tenéis tres horas para encontrarme y, si no lo conseguís… ¡La isla explotará! ¡Buajajaja! Y si queréis encontrarme, deberéis derrotar a mis fieles amigos.– Da media vuelta y se puede ver como mira de reojo. – Que empiece el juego.

Tan pronto como termina esa última palabra, la imagen desaparece, substituyéndose por otra. Son números rojos, como si se tratase de un reloj o un temporizador.
3:00:00
2:59:59
2:59:58
2:59:57
…

Un enorme rugido se escucha desde la pirámide. Todo el mundo sentirá un escalofrío recorrer su cuerpo, como si ese rugido lo hubiese provocado. Las vigas de la pirámide tiemblan al igual que los alrededores. Por si fuera poco, explota en mil pedazos y, de entre el denso humo salen tres seres voladores enormes, de gran poder. Una de las aves es azul, otra roja y la última amarilla.

Que empiece el juego.

cielo:

1 (Dexter, Death y Worgulv):

2 (Bleyd):

3 (Kasan):

4.a (Mura, Akagami, Ryuta, Rhapsodia, Nagato):

4.b (Max):

5 (Flea):

6 (Heaten y Kuro):

7 (Etsu):

8 (Gajeel):

9.a (Leonel y Sawn):

10 (Nolan):

11 (Al, Arthur, Jack y Kai):

12 (Bya, Theo, Yoko y Viole):

13 (C.K):

14 (Frog):

15 (Der, Reira y Rebeka):

16 (Empa, Deri, Nemo, Amy, Rose):

17 (Kabil):

18 (Johnny):

19 (Akashi):

20 (Teobaldo):

21 (Keth):

22 (Kuroi y Kaede):

23 (Pato):

24 (Drake Ray):

25 (Rocket y Xanxus):

26 (Acaelus):

27 (Drako y Saske):

28 (Drake Kyra):

29 (Esmejit):

30 (Roy):

31(Kaito, Edward y Sinclair):

32 (Rong):

33 (Rowan y Eoghan):

34 (Desconocido):

35 (Angle):

36 (Sandor):

37 (Sbun):

38 (Xiba):

39 (Joseph):

40 (Quién sabe):

41 (Alguien):

42 (Mercedes):

43 (Maximillian):

Estaba apunto de dirigirme hacia Elfpic cuando recibí una llamada. Era la Armada diciéndome que debía estar en Baltigo cuanto antes para asignarme una misión de muchísimo riesgo, más todavía que la de esta isla. Activé mi Dragon Point y salí de allí lo más rápido posible, despidiéndome de el hombre con trajes verdes.

Off:

Empezaba a hacerse cada vez más oscuro este lugar, las aves que sobrevuelan el lugar parecen nerviosa, normal es lo que pasa cuando encierran a un animal o incluso persona se pone cada vez más nerviosa.

De pronto me fijo en una pirámide que comienza a aparecer en el centro de la isla, era gigantesca así que era imposible que no la viera. En la cúpula aparece una imagen donde está un hombre de tez blanca como la harina, sus ojos me llamaban la atención, amarillentos y las pupilas como las de un felino, afiladas, y con unas ojeras que parece que no ha dormido en mucho tiempo. Su cabello negro es bastante largo, no se si era incluso más largo que el mío, de manera sádica y sonriendo muestra sus colmillos , suelta una carcajada, yo la escuche muy bien no se si en toda la isla también, pero al chico se le había ido la olla, ponerse a reír así como así, era raro...bueno no porque yo tambien lo hago, pero no de una manera tan sádica.

El chico de aspecto sádico dijo que esto era una trampa, y si queríamos saber donde se hallaba el arma que fuéramos a buscarle, ¿Que arma? Hay algo que me he perdido y no se que es. El chico hace algo asqueroso con la lengua se lame la cara, para decir que teníamos tres horas para encontrarle sino la isla haría ¡Bum!, en resumidas, explotaría.Parecía fácil el juego solo había que derrotar a sus fieles amigos, luego habría que ver cómo eran sus amigos, y dió inicio al juego.

En la imagen se vió un contador, parecía una cuenta atrás de tres horas, dos horas y cincuenta y nueve minutos… cincuenta y ocho…..así sucesivamente. Vamos que ahora teníamos un enorme marcador recordándonos que éramos presos en una trampa y saltaremos por los aires si no encontrábamos al tío raro ese.

Un rugido llamó mi atención, no se si fue eso o no pero un escalofrío recorrió mi cuerpo, el suelo comienza a temblar, creo que su proveniencia era aquella pirámide, explota en mil pedazos, me fije en que tres sombras volaban entre las sombras.

Yo había logrado que una fruta cayese, pero tenía una pinta un tanto...extraña...amarilla con manchas marrones y negras, deforme y blanda, no sabía si debía comerla, si fuera roja no lo dudaría ya que el color rojo es mi favorito, pero amarilla y con manchas no sabía si era buena idea, a lo mejor estaba podrida, y si zarandeaba un poco el arbol haber si caía otra que pareciera menos podrida, porque empezaba a tener hambre, y por el momento no quería comer algo que parecía que me iba a dar diarrea.

No había más remedio si no quería acabar con una indigestión, me guarde la fruta por si acaso, agarré el árbol y comencé a moverlo, con la esperanza de que cayera otra en mejor estado.

Sin sabér cómo lo he derrotado ni cuanto ha durado la batalla en total, el extraño cuerpo del hombre tiburón se desmorona frente a mi. Su cuerpo está en un estado pésimo, la piel está fofa y agrietada por algunos lados, su cuerpo rezuma sangre por las grietas, sangre que está casi coagulada. Su piel tiene cada vez un tono más horrible y la maníaca sonrisa de su cara se ha visto reducida a una boca sin dientes, sus encías, al igual que el resto de su cuerpo, han sufrido el efecto de una akuma defectuosa.
Mi estado es mejor que el suyo, pero me he llevado una gran paliza. Tengo el cuerpo lleno de arañazos que hacen que todo me escueza. El brazo izquierdo tiene una posición antinatural y me faltan algunos pedazos de carne y piel. La sangre sale de mis heridas, pero poco a poco va remitiendo.
Me fijo a mi alrededor y veo que soy el único con vida, los agentes del CP y los hombres que acompañaban a mi contrincante están esparcidos por el suelo, algunos incluso en pedazos. Me tapo la boca y la nariz en un intento por contener una arcada y empiezo a alejarme de la zona lentamente, pero me fijo en un maletín con una extraña y colorida arma. No hay nadie que pueda usarla, por lo que me la guardo en el bolsillo del pantalón.
Los rasguños ya ni se notan, la sangre deja de salir por los mordiscos y lentamente empiezan a rellenarse de carne y piel. El brazo me cruje de forma extraña mientras los huesos van volviendo a su estado natural, pero no podré usarlo hasta dentro de un rato.

Mientras me alejo me doy cuenta de que el cielo se ha oscurecido, levanto la vista y observo que estoy bajo una cúpula gigante, en realidad parece estar toda la isla bajo aquella construcción. Sin previo aviso, una cara toma forma en el aire, mostrándose a todos los de la isla, es un hombre albino, con el pelo negro y ojos amarillos de serpiente, ¿otro experimento genético? El hombre informa de que todo ha sido una trampa y que todos hemos caído en ella. La isla parece ser una bomba y en tres horas todos explotaremos a no ser que lo encontremos.
No me gusta nada lo que escucho, tan poco que me estremezco ante un poderoso rugido, el calor ahora ha desaparecido en parte, por lo que me coloco de nuevo la chaqueta del uniforme y me dirijo hacia una construcción piramidal que está apareciendo en el centro mismo de la isla. Si ya no tengo a nadie que me dé ordenes, recurriré a hacer las cosas lo más eficaces posibles. En el centro de la isla seguro que puedo encontrar algún aliado, aunque sea temporal, que nos permita salir de la isla con vida.
Conforme ando, la pirámide explota y tres coloridas aves escapan hacia el cielo, azul, roja y amarilla, pero todas ellas brillantes. Sus cuerpos contrastan enormemente con las oscuras formas que sobrevuelan el interior de la cúpula, ¿será acaso esa el famoso arma de la que ha hablado el albino? No puedo perder tiempo, y sigo adelante.

Resumen:

El suelo comenzó a temblar mientras bajábamos las escaleras, casi como si la isla fuese a ponerse a flotar en cualquier momento. Me subí al hombro de Sansu en cuanto ocurrió, agarrando las frutas que tenía bajo la ropa para que no se cayeran mientras el suelo temblaba. Un ruido empezó a oírse en el exterior del edificio y, cuando el suelo dejó de temblar, bajé de su hombro y empecé a bajar las escaleras corriendo hasta la puerta, saliendo del edificio. Al salir, pude escuchar una voz entrecortada, siguiendo una frase de la cual no había escuchado la frase entera. La voz parecía venir de todas partes al mismo tiempo e inundaba mis oídos como si estuviese justo a mi lado. Empecé a gruñir mirando a todos los lados mientras mi pelo se erizaba y mis orejas enfocaban hacia delante con atención. Cuando el tipo terminó de hablar, retándome a que lo encuentre y haga explotar por mi mismo, se oyó un fuerte rugido.

Un escalofrío me recorrió la espalda y me hizo temblar ligeramente, sustituyendo mi furia por una sensación de terror y ganas de huir. La furia volvió, pero otro rugido, esta vez de mi estómago, se escuchó en el lugar.

-Sansu... ¿Has oído a ese tipo? Debemos encontrarle... - Dije con una mano en el estómago. -Pero antes debemos comer algo. ¿No has cogido nada de comida del barco, verdad?

Volví a las cuatro patas, empezando a caminar y deseando encontrar algo de comer. Claro que... podría comerme las frutas como último recurso. Pero... ¿Y si valen algo?

¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?! ¡El cielo esta cubierto! En cuanto el pirado señaló al cielo lo vi claro. Este estaba inundado de extraños pájaros con colores de extraño patrón, algunos incluso no tenían ni pico, o eso parecía desde tan lejos. Mi vista no daba para tanto. Dibujé un "¿Qué demonios...?" con los labios sin pronunciar nada, cuando escuché al pirado hablar tras de mi. Cuando me giré para ver que estaba haciendo lo veo con una mano alzada al techo del edificio. Pero su mano brillaba.

-¿Qué...?

De esta salió un potente rayo que me hizo saltar hacía atrás de la impresión, cayendo de culo al suelo y soltando un "¡WOW!" al aire. Me levanté con cuidado, intentando evitar dañarme el brazo, cuyo dolor era cada vez mas tenue y miré por el agujero provocado por Lucus. Había atravesado todo el edificio de un sólo ataque. Este tipo sin duda... No es nadie con quien uno debería meterse. El tipo saltó al agujero y me tendió una escalera de cuerda, la cual agarré con el brazo bueno y empecé a subir con el esfuerzo desmedido que requería hacerlo con una sola mano, hasta llegar al piso superior.

Tenía que parar, mi hombro acabaría mas destrozado de lo que estaba. La mujer se había desmayado, había perdido mucha sangre. Si tan solo hubiera un médico a mi lado podría salvarla. No podía perderla, a ella no. Ya había perdido a muchos compañeros por mi culpa e intentaría hacer todo lo que estuviera en mi mano para salvar su vida, no podría soportar que otra vida se extinguiese por culpa de mi incompetencia. Si eso pasaba, la rabia, la ira y a la vez la trizteza inundarían mi cuerpo e iría a por ese maldito científico que era el responsable de todas la muertes que había en la isla. Hoy me importaban una mierda los piratas, los revolucionarios o cualquier otra cosa, solo quería encontrar y ayudar al Vice-Almirante Drako y a mis otros compañeros y descuartizar a ese maldito científico con cara de serpiente. Si tenía que aliarme temporalmente con algún pirata o revolucionario lo haría sin pensármelo, era una situación crítica.

Entre unos matorrales extraños y unas lianas había como una especie de casa. Entraría para ver si podía encontrar algo para salvar la vida de esta chica y para ver también si había algún Den Den Mushi que contactara con alguien de confianza.

Busqué la habitación de la casa para acostarla en la cama. Al dejarla allí, empecé a buscar libros de medicina. Necesitaba encontrar alguno para poder curar a la chica. Ahora mismo la prioridad era salvar su vida. Lo de mi hombro podría esperar.
Estaba revolviendo la casa entera, desordenando todo intentando encontrar alguna de esas dos cosas, o un Den Den Mushi o algún libro de medicina.

- Vamos, vamos hostias. Por favor, que haya un mínimo de esperanza y pueda encontrar algo. Vamos Gajeel céntrate y busca bien.

Me estaba empezando a impacientar por que no daba con las cosas que quería.

Si alguien vivía en esta casa me echaría una reprimenda por poner patas arriba la casa, pero era una situación de extrema urgencia. Ya pediría disculpas después.

En ese momento pensé que todo había acabado, algo en el camino me hizo tropezar y en el momento de caer al suelo mi cuerpo dejo de responder cualquier orden que le daba. "Maldición" maldecía aquella suerte que tenia mientras cerraba los ojos lentamente hasta que lo único que pude ver era la oscuridad, hasta ahí recuerdo. De repente sentí como algo golpeaba mi cabeza y al abrir los ojos vi aquel insecto, era una mariquita roja pero era muy grande, jamás había visto una de ese tamaño. Después vi mi cuerpo, note que mi brazo seguía en su lugar y que mis heridas estaban curadas. "¿Fue todo una ilusión?" podría haber sido eso, pero era muy real. Algo mas capto mi atención en ese momento, ¿un edificio triangular?, era muy extraño pero lo que más me sorprendió fue aquella persona que se encontraba en la cúpula que encerraba toda la isla y empezó a hablar.

-Maldición y ahora que. Mas problemas. (Dije algo frustrado) -Ese debe ser el científico loco que tenia la supuesta arma.

Mire un momento mi brazo que debería haber sido arrancado de mi cuerpo por aquel dragón y logre divisar que en mi mano tenía una especie de cactus. "Debe ser el pedazo de cactus que había tomado antes, entonces si era una alucinación" fue lo que pensé mientras volvía a ver aquel insecto que estaba delante de mí. ¿Porque será tan grande?, me preguntaba muchas cosas pero entre todas las preguntas lo que más me parecía extraño era que aquel insecto hubiera tratado de despertarme. "Creo que me estoy volviendo paranoico" y tal vez tenia razón, tal vez el estar tanto tiempo ahí solo me estaba afectando pero de un momento a otro volví a ver a aquel insecto y como si nada empece a hablarle.

-¿Quien eres?...¿como te llamas?...¿puedes hablar?... (Me sentía mas que nada estúpido por pensar que un animal podría hablarme)

Después de aquellas palabras que me hicieron parecer un tonto me puse de pie y mire con atención a la cúpula la cual tenia un temporizador de tiempo. "Solo tenemos tres horas antes de morir en pedazos" era lo que pensaba pues si no había escuchado mal eso fue lo que dijo aquel científico loco ademas de que teníamos que derrotar a sus aliados. Pensaba detenidamente la situación en la que me encontraba pero mi concentración se rompió al escuchar una gigantesca explosión que provenía del centro de la isla. "El edificio triangular" ese misterioso edificio termino por explotar y por si no fuera poco de la gran nube de polvo y escombros salieron tres seres voladores.

-Esto se pone cada vez mejor. (Dije en un tono sarcástico)

Miraba los alrededores para poder saber en donde estaba pues si hace relativamente poco estaba alucinando posiblemente haya caminado mucho o simplemente me hubiera quedado en el mismo lugar, no tenia forma de saberlo si no veía los alrededores aunque con la noche era algo increíblemente difícil. Vi por un momento el cielo y logre apreciar a una cantidad considerable de aves de todo tipo volando dentro de la cúpula. "Al parecer las aves también quedaron atrapadas" aunque la mayoría de todos los animales que estaban volando eran demasiado extraños, muchos de ellos eran especies de aves que nunca abre visto. Después de rendirme volví a ver a aquel insecto grande.

Byakuro observa la situación, con una relativa calma pese a lo crítico que parece todo. Cuando los tres pájaros se liberan, se gira hacia sus compañeros y les sonríe:

- Bueno, parece que nos toca ir a cazar canarios -Malvavisco parece bastante asustado, así que el chico le acaricia y le rasca en la barbilla, tratando de tranquilizarlo así un poco-. Por cierto, dadme los diales, algo me dice que no los vamos a necesitar más.

Tras eso, observa la situación: miles de pájaros volando, una pirámide con un cronómetro y tres aves de colores que atrapar en menos de tres horas. El chico se acerca corriendo a la parte trasera de la casa, y observa el puente ante ellos.

- Vamos por aquí, pero cuidado con esos pájaros. -el cazador empezó a avanzar a grandes trancos por la estructura, mientras sacaba un dial de fuego y en su mano preparaba una esfera de tinta negra. Si alguno de aquellos animales se acercaba demasiado y los amenazaba, lanzaría una bola ardiente de tinta.

Su objetivo principal era la seguridad de todos, y si para eso tenía que matar a aquellos tres pájaros, lo haría. Pero en primer lugar se acercaría a aquella pirámide destruida. Tal vez desde allí pudiera ver todo con mejor perspectiva.

- ¡ILLUMINATI! ¡CONSPIRACIÓN! -empezó a gritar el médico mientras la enorme pirámide aparecía de la nada. Tras el discurso del científico loco, sin embargo, su ánimo descendió-. Boh, solo es un tío con una lengua muy larga.

¿Explotar la isla? ¡¿Explotar la isla?! ¡Es una maravillosa idea! Claro que hay un pequeño fallo: el doctor está en la isla, y no le haría gracia salir volando por los aires convertido en fosfatina roja. Así que si no quería morir, tal vez fuera buen momento para intentar hablar con el ángel:

- Hey, tú... ¿qué sabes de ese loco? -"Es un jodido genio, lo quiero en mi equipo".

En cuanto el ángel respondiese (o no), Alex iría a ver qué estaba haciendo Amy dentro de la casa. Ojearía el interior y después le diría, con voz neutra:

- Voy a ir a dar una vuelta. Quiero ver esa estructura piramidal rota más de cerca. Si quieres, ven. -el doctor le ofreció la mano, y ella podría tomarla o no-. ¡Tú, emplumado! -dijo, llamando al skypiano-. ¿Nos acompañas?

Independientemente de las respuestas de ambos, el chico saldría volando hacia el centro de la isla. Llevaría a la chica si se lo pedía, refunfuñando algo sobre cobrar tarifas de taxista, y dejaría que el ángel los guiase si tomaba la iniciativa. Mientras tanto, él observaba el bosque congelado bajo ellos. Era precioso y frío, como un carámbano de hielo más bonito de lo normal.

La situación era tensa, MUY tensa, tanto que ni el pájaro ni el grupo de marines parecían atreverse a dar el primer paso. Sin embargo, tras unos segundos de inquietud en los que Kuro estuvo barajando varias posibilidades, el ave pareció dispuesta a lanzarse contra ellos. Justo entonces una imagen apareció en el cielo, seguida de una construcción piramidal que se irguió de la nada en lo que debía de ser el centro de la isla. Ese tipo debía de ser el doctor Takuto, no había duda alguna. En cuanto el pajarraco se marchó el azabache envainó sendos sables y escuchó las palabras del recluta, que sacó una especie de pastilla para ingerirla. Ante la incredulidad del espadachín, el chico había comenzado a transformarse, cambiando su aspecto al de uno de un hombre mucho más mayor y experimentado. La palabra "Vicealmirante" le alarmó al tiempo que aclaraba las dudas.

- Eso lo explica todo -susurró para sí mismo mientras escuchaba las indicaciones de Morni. Al parecer se trataba de una misión encubierta, y si habían enviado a un vicealmirante realmente debía de tratarse de algo muy grave. Obviando el hecho de que poseyese los planos de un arma capaz de destruir islas, claro.

El vicealmirante salió corriendo y, tras este, justo después de hacerles una seña para que le siguieran, el capitán. Kuro miró a la pelimorada un momento.

- Esto complica las cosas -fue lo único que comentó, suponiendo que entendería a lo que se refería, antes de seguir a ambos oficiales a toda prisa con su mantra activado.

"¿Un hombre del tamaño de una isla? ¿Eso puede existir?" Fue la primera pregunta que paso por la cabeza de la chica, aunque la respuesta era obvia. Ni si quiera alguien como ella que no sabía nada del mundo hubiera dudado sobre el origen de aquel "hombre" o mejor dicho de aquella proyección. Esta debía ser o el reflejo de una imagen enviada por un aparato. - ¿Ese es el profesor?- Preguntó la chica sin para si misma mientras escuchaba sus palabras. ¿No tenía miedo? Al contrario, de hecho estaba aguantándose la risa. "Una trampa para humanos pensada como lo haría un cazador, que interesante...Me pregunto qué se sentirá al ser cazado por tu presa..."

La chica seguía ensimismada por los datos que acababa de recibir por parte de aquel vídeo. Sí, estaban en peligro y el descubrir al desaparecer aquella imagen que el recluta a su lado era un vicealmirante sus planes se habían visto seriamente entorpecidos. Pero, la forma en que lo dijo indicaba que no eran los únicos en esa isla. ¿Cuántos habían picado? Tal vez pudieran encontrarse con gente con información y preguntarles invitándoles a sentir dolor. Lo único que podía lamentarse era no poder divertirse con su recluta ahora que sabía que la había engañado. ¿Cómo lo había hecho? No tenía datos sobre personas metamorfoseándose. En fin, ya le preguntaría a Kuro cuando volvieran.

-En verdad se ha vuelto una molestia todo...-Comentó a su compañero mientras se quitaba el jersey, dejando su cuerpo a descubierto. En aquel momento se alegraba de haberse puesto un bikini por debajo de la ropa. Tal vez el clima fuera agradable, pero ella sentía calor y que la ropa se le pegara a la piel por el sudor no le parecía agradable. Hizo lo mismo con sus calcetines largos, sin darle mucha importancia al hecho de cortarlos para ir cómoda. -Aunque quizá haya algo de diversión en todo esto...- Dijo en un murmuro, con una sádica sonrisa en su rostro.

La pelirroja sintió como todo su cuerpo se estremecía, al tiempo que el suelo vibraba por el temblor provocado. "Una explosión." Pensó la chica mientras su cola se erizaba. Por lo que habían oído acababan de caer en una trampa y, por si fuera poco la "jaula" en la que se encontraban aprisionados iba a explotar en unas escasas tres horas. Sería normal llorar en esa situación o ponerse histéricos pero sabía que no se lo podían permitir, además, estaba segura de que Akagami no dejaría que algo así evitase que cumpliera sus objetivos.

El grito de unas bestias fue lo último que se escucho antes de que la isla se quedara en silencio. Debían ser las mascotas del científico. A saber que clase de barbaries había echo a aquellos animales. ¿Les había arrebatado todo como tiempo atrás le paso hicieron a ella? Solo la idea de aquello hacía que sus ojos ardieran en ira. "Lo mataremos.." Pensó por un instante, antes de que su mente quedara nublada con otra idea. "Sumire" Owl no había ido con ellos y Eagle se encontraba a su lado en esos momentos, pero Sumire se había quedado esperándoles fuera de la casa. No pudo entrar a esta porque la casa no tenía puertas para dragones, y tampoco hubiera cabido por la trampilla. Estaba ahí fuera y sola. "Debo volver." Pensó dirigiéndose a las escaleras corriendo. Sabía de sobra que su dragona era realmente fuerte, pero no podía permitirse el arriesgarse a perderla. No porque encontrarse a un dragón por ahí no era algo que sucediera todos los días. Ella era su más cercana amiga, su primera amiga y su familia.

-Enseguida vuelvo.- Pensaba abrir un boquete en la pared, o tirarla entera. Le era igual. Bastaba con que Sumire pudiera resguardarse en la casa. Si no la veían no la atacarían. Seguramente recibiría una reprimenda bastante dura por parte de Akagami y Ryuta, pero no le importaba. "YA voy Sumire."

 
 
 

Luego de acabar con la edificación y que todo cuanto le conformara acabara en mis bolsillos, habríamos de seguir nuestro camino, si algo ahí dentro fuera de utilidad para nosotros y no haya sido tan delicado como para destruirse en la demolición previa, lo encontraría más tarde revisando los escombros que adquirí gracias a mi habilidad. De pronto la situación volvió a cambiar, un enorme edificio piramidal emergió en el centro de la isla, y en la cima una bandera con alguna clase de ojo dibujado, un misterio rotundo sin duda alguna, y no podía evitar sentir que las cosas empeorarían al ver como el cielo se oscurecía por una infinita bandada de aves extrañas que revoloteaban sin rumbo fijo sobrevolando la isla de costa a costa. Mientras me maravillaba con el sospechoso espectáculo antinatural, un inmenso y albo rostro de imprimió en la cúpula que encerraba la isla, y antes de que el mismo pudiera decir nada me lo imaginé enseguida... seguro este imbécil es el maloso que nos viene a contar su plan maestro... que molestia!..
Pero bueno, lo mejor será poner un poco de atención.

-transición de oír al sujeto-

Todo cuanto oí solo representó un verdadero fastidio que me llenaba internamente de impotencia, al parecer, todo lo que había que hacer era encontrar al paliducho científico, y claro, averiguar sobre el arma que nos convocaba, y de además seríamos presionados por un inmenso reloj que nos recordaría a cada instante que nuestras vidas dependían de encontrar al maldito cara de serpiente que nos metió en este embrollo, la guinda del pastel fue un rugido ensordecedor que penetró en lo profundo de mis huesos, inquietante indiscutiblemente inquietante.

Como si todo esto no fuera bastante malo para un solo día, un enorme pajarraco de aspecto rocoso voló en nuestra dirección con clara intención de acabarnos de un solo golpe, las cosas se pondrían peligrosas de ahora en adelante, mucho más peligrosas de lo que esperaba para mi nuevo subordinado, pero ya era tarde para lamentaciones el peligro ya estaba tocando a nuestra puerta. Decidido a tomar las riendas del asunto, y claro, animado por el objetivo de salvar nuestras vidas, en menos de un parpadeo desenfundé una mis armas de energía "Lilith's Rage" y con la otra sostuve firmemente la ropa de Henry desde la parte trasera, a la altura de su pecho. miré hacia el prehistórico animal y una honda sonica se acercaba a gran velocidad, así que la velocidad de reacción que pueden llegar a dominar mis manos me sería de incomparable utilidad, y en respuesta a ello, casi reflejamente liberé un poderoso [IMPERIAL JET SHOT] en dirección al suelo, el cañonazo nos despegaría del suelo, y si mis cálculos eran correctos sobrevolaríamos a onda de sonido que emitía el hocico del terodactilo y posteriormente aterrizaríamos ambos sobre el lomo de la bestia, o a lo menos en una de sus alas, ya ahí la potencia de golpe de mi compañero nos serviría de arma hasta que pudiera establecer un equilibrio e improvisar mi próximo movimiento.

Esmejit supo que algo iba mal en cuanto vio la nota del científico. ¿Qué clase de ser desalmado era el que había encerrado allí a aquellos hombres? Y entonces el científico del destornillador coge la herramienta de nuevo y corre hacia la chica entre los demás, clavándole la herramienta en el cuerpo y matándola en el acto. Esmejit ve la imagen de la chica desplomándose a cámara lenta. Y entonces sabe que ese hombre es peligroso. Presa del pánico, retrocede un par de pasos buscando cualquier cosa que pueda lanzar: una piedra, un pisapapeles, un bolígrafo.

- ¿Quién eres tú? -pregunta, amedrentado ante la sangre fría del hombre.

Y entonces, encuentra algo en el suelo. Un pequeño disco metálico, como una especie de mini-CD de color dorado. En él, grabado en letras negras, hay una sigla y un número: MT-23. Sin pensárselo dos veces, se agacha y con su aura de energía congelante lo enfría hasta que nota una capa de escarcha alrededor del mismo. Sin dejar de mirar al hombre, empieza a pasar el disco de una mano a otra, con rapidez. En caso de que el hombre intentase algo, le lanzaría el disco congelante, buscando con ello golpearlo. Se fijó bien en si aquella persona tenía algo diferente a los demás, tal vez eso explicase por qué los había atacado. Al mismo tiempo, el chico hacía rápidos barridos visuales de la sala, buscando más posibles armas para usar de defensa contra aquel hombre. "¿Por qué? ¿Por qué?" maldijo para sí mismo.

Mientras el resto de sus compañeros buscaban la supuesta llave él se había acercado a la extraña puerta, apoyando una mano sobre esta y observando los símbolos que estaban grabados en ella. Debía de ser una especie de código, ¿pero cuál? No tenían ni la más pequeña pista, tan solo la idea de que probablemente hubiese algún tipo de artefacto que pudiera abrirla. Tal vez junto a este encontrasen la combinación adecuada para seguir avanzando. De repente otro temblor, seguido de el discurso de alguien que no parecía ser especialmente amable y bondadoso. Tal vez fuera el dueño de la isla o algo así. Decía cosas sobre una trampa, que estaban enjaulados y... Oh, sí, que tenían tres horas para encontrarle antes de que la isla entera explotase. "Qué bien..." Una vez terminó pareció escucharse algo similar a una explosión, seguido de un enorme rugido. ¿Pero qué narices estaba ocurriendo ahí arriba? Al menos habían sacado algo en claro: había más gente en la isla. Antes de que le diera tiempo a decir algo, Mura salió a toda prisa hacia el exterior. No les había dicho el motivo, pero el pelirrojo se lo imaginaba.

- Será estúpida -susurró para sí mismo tras chasquear la lengua, notablemente molesto- Les tengo dicho que no se separen del grupo.

Le caería una buena bronca una vez volviese a su lado. Temas como tomar decisiones sensatas o confiar en el poder de sus compañeros, en especial en el de una dragona, estarían incluidos en su discurso. Sabía que le molestaría, pero no le importaba. Ese tipo de elecciones podrían costarle la vida algún día y no era algo que estuviera dispuesto a permitir. En cualquier caso, parecía que Ryan había encontrado algo en una de las tumbas. Suspiró pesadamente y se acercó para ver de qué se trataba. Tal vez fuese el mecanismo que abría aquella puerta.

- ¿Qué has encontrado? -le dijo una vez estuvo al lado, observando lo que sostenía entre sus manos: una extraña garra blanca.

Miró alternativamente la "cerradura" de la puerta y aquel objeto. Tal vez encajase en las ranuras, y era algo que debían de darse prisa en averiguar. El tiempo corría y era demasiado valioso como para perderlo.

Todo quedó destrozado, el edificio era solo un montón de escombros que posiblemente hayan destrozado cualquier objeto servible. La polvareda que dejó tras su derrumbamiento se disipó rápidamente dejando ver un tipo de edificio triangular en medio de la isla mas o menos, donde desde lo mas alto de ese edificio había una bandera con un ojo dibujado ¿Que sería aquello? De repente un hombre apareció en una imagen. Aquel tipo empezó a hablar de forma muy burlona, decía que todo aquello era una trampa donde estábamos atrapados posiblemente para siempre si no le encontrábamos. Leonel antes de que ese tipo hablara adivinó lo que iba a decir.

Lo escuchado por ese tipo me daban ganas de darle una buena tunda, me encontraba muy nervioso sin sabe que poder hacer, era un simple humano recién alistado en la revolución con una vara de un hierro muy resistente como un arma. Intenté calmarme y dejar de pensar negativamente en mi persona. Cuando aquel tipo dejó de hablar, su imagen se desvaneció dejando paso a un gran reloj que marcaba las horas, los minutos y los segundos exactos. Por desgracia nuestras vidas estaban ligadas a ese reloj y al tiempo que marcaba.

No todo lo malo terminó, después de escuchar a un tipo muy raro decir que nuestras vidas estaban en sus manos y claro estaba en ese maldito reloj, apareció un tipo de dinosaurio de roca. Mirando su cara pude ver que tenía mala ostia. Para mi el enfrentamiento contra él podía se muy peligroso, no tenía lo necesario para hacerlo caer en pocos movimientos, cosa que mi capitán si que podía hacerlo. De repente Leonel me cogió con fuerza y con su arma nos pudimos elevar al cielo. Si mi teoría estaba bien, quería que nos posicionásemos encima de ese animal. Ya arriba podría intentar golpear al dinosaurio en la cabeza con todas mis fuerzas, si lo lográsemos nos habíamos quitado un peso de encima.

¿Se podría atravesar de alguna manera la cúpula? ¿De qué era? Mientras los que quedaban en la cueva iban saliendo yo pensaba en una posible salida observaba una extraña construcción que se alzaba a lo lejos, una pirámide. Era probable que no saliéramos de allí y las palabras de alguien desconocido que resonaban por la isla y provenían de aquel extraño ¿edificio? me dieron la razón. Bueno, tampoco habíamos llegado hasta ese sitio para huir ahora que las cosas se ponían feas...

-¿Una trampa? ¿Un arma? ¿Quién es ese loco, dónde está y de qué cojones habla? -inquirí para nadie, sabiendo que seguramente no podrían darme una respuesta, o por lo menos no una respuesta satisfactoria para mí. Y así estaba el asunto, una misión a ciegas en la que no teníamos ni idea de qué hacer...

Demasiadas preguntas sin respuesta para mi gusto, pero el pensamiento se vio interrumpido por un rugido atronador y un escalofrío que recorrió mi columna de abajo a arriba y no de arriba abajo como se suele decir, dejándome paralizada por el miedo. De pronto una explosión se oyó a juego con el intenso rugido y la pirámide estalló en mil pedazos, de entre el humo salieron unas figuras... Me puse la mano a modo de visera, aun cuando había más niebla que sol, para intentar ver más allá, pero no lograba distinguir qué o quiénes eran.

Miré al interior de la cueva intentando descubrir si quedaba alguien dentro y pude fijarme en el gigante. Vaya, alguien como él aterrorizado por lo que estaba pasando y sin querer salir de allí. Bueno, no podíamos pedirle que nos acompañara y además estaría más seguro allí, lejos de la acción. Vi cómo mis compañeros se alejaban ya en dirección norte, al lugar de la explosión y cómo el chico de la katana me indicaba que fuera con ellos y no me quedara atrás. "El chico de la katana. Si no fuera por la situación desesperada supongo que debería preguntarle cuál es su nombre de una maldita vez." En fin, ¿me quedaba otro remedio que no fuera seguirlos e intentar averiguar de qué iba todo aquello? Lo dudaba. "Sigh." Empezaba a estar cansada de no saber.

-Está bien, vamos -dije más para mí misma que para el grupo, ya que ellos ya se habían adelantado unos metros. Y me eché a caminar.

Pude ver como Derek forcejeaba un poco con el extraño animal y este acababa lanzándole una especie de semillas que le acertaban en diferentes partes del cuerpo. Que inconsciente, se notaba que ese bicho estaba más enfadado o asustado que antes y a pesar de todo él se acercaba y trataba de trabar amistad con él... No pude evitar esbozar una pequeña sonrisa, aunque estuviera preocupada por mi nuevo e inesperado capitán. Tenía su corazoncito después de todo.

-¡Derek! ¡¿Estás bien?! -grité al ver que el animal lo atacaba. -¿Qué son esas semillas?

Agh, seguía teniéndome preocupada. Por mucho robot que fuera obviamente ese tipo de cosas debían causarle algún daño. Me acerqué a él en cuanto retrocedió un poco y descubrí un sarpullido en su piel. ¿Cómo, si su piel no era como la de cualquier humano normal? Raro, sin duda. En cuanto pudiera le echaría un ojo al sarpullido y vería si podía hacer algo para mejorarlo. Hmmmmm, en el botiquín tampoco tenía demasiado...

Lo que vino después me dejó asombrada, con la boca abierta, como una niña pequeña sorprendida al abrir los regalos de navidad. No, espera, se supone que eso no era bueno y que estaba asustada, pero aún así la emoción me dominaba. Una pirámide, una extraño loco que soltaba estupideces sobre una trampa (bueno, eso quizás no fuera una estupidez), un arma y quién sabe qué más, un rugido que me heló la sangre (curioso, porque por una vez no prefería ese frío aterrador al calor que me abrasaba hacía un rato por la niebla y por el fuego), y BUM!, una explosión. Ahora que nos librábamos del humo del incendio y de la niebla, tenía que venir el de la explosión a ocultarnos la identidad de unas figuras que salían de la pirámide derruida, y que seguramente poblarían nuestras pesadillas.

Escuché las palabras de Derek, su salto al vacío. "Inconsciente" repetí en mi cabeza, sin poder evitar impregnarle cierto deje de cariño.

-¿Acaso podemos hacer otra cosa que no sea seguirte? No me apetece quedarme sola y no podemos volver al barco -dije, aunque miraba al bosque a ratos calcinado y ratos congelado y la idea de cruzarlo no me ilusionaba. Pero qué remedio... seguí sus pasos.