La hora de la verdad [Capítulo Parte II]

Cuando los fragmentos de hielo que Rose estaba lanzando me di cuenta que los agentes habían caído, y que la cubierta ahora llena de cuerpos y sangre también tenía cajas agujereadas con hielo con nuestras cosas, se las estarían llevando a su barco cuando los interrumpimos. Un momento, ese tallado no es como el de nuestro barco, ¿Acaso sí qué era nuestro barco el que acabo en el fondo del mar?

-Chicos, este no es nuestro barco, pero esas si son nuestras cosas. Parece que el gobierno al final ha servido para algo, salvar nuestras pertenencias del fondo marino. Voy a por Kabil, tenemos que salir de aquí cuanto antes.

Dicho esto volví hasta la placa metálica con el cuerpo de nuestro camarada caído, recogiendo la cuerda y atándomela para poder arrastrarlo mejor. Por suerte no había tenido que luchar pues el esfuerzo de cargar con los tres el camino de regreso había sido bastante grande, y empezaba a notar los efectos del cansancio. A pesar de ello terminé de arrastrar a Kabil sobre la plancha hasta una de las zonas internas del barco, para luego salir a ayudar con las velas y cuerdas y marcharnos de esa maldita cuanto antes. Todo fuera para que no volviera el cangrejo gigante a por el postre.

 
 
 
 

- Tenemos que salir de aquí Sin – le dije, esperando poder encontrar una salida metidos en aquel túnel de roca.

Mis esperanzas comenzaban a flaquear y un sentimiento de fallo hacía mis compañeros, comenzó a surgir desde el interior. Sabía que quedarse en aquel lugar había sido decisión de Kaito y que seguramente lo había hecho para darnos tiempo, pero si moría no podría soportarlo. Por él tenía que salir de allí con vida y buscar la manera de poder ayudarlo, aunque fuera ínfima. De repente salí con fuerza desde el muro que había llegado, chocando con el que tenía enfrente. – Auch que golpe – dije levantándome del suelo y sacando a Sin de debajo del ala. Volví a mi forma híbrida y comencé a observar donde nos encontrábamos. Era un pasillo con algunas celdas y al final de uno de los extremos del mismo, una pequeña ventanita dejaba entrar unos pobres rayos de luz. – Mira Sin, una salida – le dije señalándole lo que había visto.

Podríamos salir de allí y acabar con aquella pesadilla, aunque no era bueno pensar en esas cosas antes de estar realmente fuera. Comencé a tranquilizarme, después del derroche de adrenalina surgido en el combate contra el ninja. Era hora de ir hacía la salida y luego buscar a Kaito, si…. Si seguía vivo. De repente una explosión me puso en alerta, mientras escuchaba la risa del Ninja al fondo. Esta vez no parecía que estuviera jugando como antes, ya que por su voz denotaba que estaba bastante enfadado. Pero no era momento de quedarse escuchando a aquel ser despreciable, teníamos que salir de allí pero ya. De repente sentí levemente a Kaito en la lejanía, estaba vivo… pero no podía ir por él, tenía que salir de allí con Sinclair, no había otra opción.

El pálpito de mi corazón comenzó a acelerar con rapidez, provocando que comenzara sudar por la tensión del momento. Agarré a Sinclair sin mediar palabra y empujé con mis escudos el techo hacía arriba, evitando que siguiera cayendo en ese momento. Rápidamente y sin separar los escudos del techo comencé mi marcha hacía la libertad, usando mi velocidad flash arrow para llegar lo antes posible a la ventana, mientras escucha los escombros caer rápidamente a nuestras espaldas. – Agárrate Sin – dije, concentrando un Big punch contra la pared donde estaba la ventana. Si no conseguía romper el muro, me transformaría en mi forma completa y embestiría con todas mis fuerzas. Era lo único que podía hacer…- Kaito, sal de aquí con vida-…

Dentro de aquel túnel de tierra, no sabía lo que haríamos, pero pronto supe que no haríamos nada porque el suelo de este se hundió y caímos en lo que parecía ser un pasillo. Dicho pasillo tenía celdas, pero no vi si había algún preso dentro, pero pronto observé que no merecía la pena, tras varías explosiones el techo se nos cayó encima, menos mal que estaba allí Guldrik quién logró sujetarlo por un momento, tras esto me dijo que me agarrara fuerte a él y con una de sus técnicas de velocidad, se dirigió hacía una pequeña salida dispuesto a destrozarla con uno de sus ataques, mientras que yo le di más apoyo disparando hacia la salida un par de balas antitanque que me quedaban en una de mis pistolas.

Yo sabía que aquel maldito ninja nos había separado a propósito, pero lo que el ninja no sabía es que había elegido al oponente más letal.

- Guldrik yo no me preocuparía por kaito sino por el ninja, no sabe contra quién se la está jugándo.

Sin mediar palabra me monté en la moto de ese tipo. Me dijo que aquí no podía tratarme y que había que salir de allí cagando leches que se iba a repartir hostias como panes. En mi situación actual era lo mejor irse. Si estuviera con la pierna en condiciones podría quedarme pero teniéndola destrozada no me convenía lo más mínimo.

Mientras avanzábamos con la moto, delante nuestro se abrió una gran grieta. El que conducía la moto siempre era el que tenía la responsabilidad de tomar las decisiones. Así que sin decir nada esperé a la reacción del tipo sobre que harái en una situación como esta.

Me entraron ganas de tirar el den den mushi con toda mi fuerza contra el suelo, pero al final decidí que no era buena idea y lo guardé de nuevo en la mochilla.

-¡Mierda! Todo esto para nada...

Probablemente era la primera vez que mostraba mi enfado abiertamente y tampoco quería asustar a los demás. Lo que pasa es que me daba la impresión de no haber conseguido nada con todo aquello, de estar perdiendo el tiempo atravesando el largo campo de batalla... Para ni siquiera llegar a nuestro destino. Patético, y aún por encima ahora la marina tenía nuestras caras. Por mucho que el enemigo fuera común en ese instante, dudo que se les fuera a olvidar que nos habían visto.

Un grito rasgó, no el silencio, sino el "murmullo" de batalla que se oía en toda la isla, y después de un gran estruendo el suelo empezó a temblar. Tuve que apoyarme por un momento en Melchiah, para no caerme por la sorpresa. ¿Qué era eso?

-Lo siento, chicos, pero me da que aquí se acaba la misión -dije, mientras observaba atentamente el castillo y trataba de vislumbrar qué era en concreto el caos que lo rodeaba. -Debemos volver a la costa como podamos, evitando a los marines. Me apuesto lo que sea a que van a destrozar la isla entera.

Tiré de ellos para que no se les ocurriera quedarse plantados a ver aquel espectáculo y dirigirnos hacia la costa oeste, donde esperaba que realmente estuvieran esos barcos o nuestro destino sería un poco cruel.

Caí de rodillas por el temblor.

-Derek, ¿qué está pasando ahora? -grité, intentando superar el ruido que parecía apagar cualquier cosa, como mi voz. -¿Qué es eso que se oye? -Le miraba y gesticulaba mucho, intentando que me entendiera, aunque parecía misión imposible.

¿De verdad no podíamos tener la fiesta en paz por un minuto? Me estaba cabreando y asustando a partes iguales. No podría soportar otra pelea como la de antes así porque sí. Venga, ya. Ya habíamos cogido lo que podíamos de los tesoros y debíamos volver al barco cuanto antes. Sólo quería irme de una puñetera vez de la isla y no volver a tener aventuras en un tiempo, si es que eso era posible. Miré a Derek de reojo. Vale, no, seguramente no lo fuera si seguía junto a él.

Me levanté, en el momento en que se oían unos preocupantes crujidos. ¡Las paredes! ¿Cómo era posible romper así como así un gran muro de roca? Corrí hacia la puerta por la que habíamos entrado, intentando como fuera lo de llegar a la salida, tirando de la camiseta de Derek en el proceso para que no se quedara allí parado. El techo empezaba a desplomarse sobre nosotros y algún pequeño escombro me golpeó en el brazo, pero seguía sin soltar a Derek o su ropa, tan fuerte que no hubiera sido extraño que consiguiera arrancarle un pedazo de tela. "Por favor, por favor, ¡que podamos salir sin morir de aquí!" Ni siquiera me atrevía a decir en voz alta las palabras.

¡¡Joder hermano a... acaban de ventilarse al dragón tricefalo ese como si fuera una marioneta!! Fluffle amárrate que nos largamos de aquí cuanto antes mejor, meda que su alteza no estará muy contento de ver como su dragón ha sido ejecutado.
Lamentablemente la caída del dragón vista a través del retrovisor no fue mas que l punta del iceberg, pues vi como una nube de polvo se levantaba donde estaba el castillo de Deriam. La isla se sacudió agrietandose hasta proporciones indecibles al tiempo que multitud de puestos de artillería ocultos disparan a los limites de la isla sobre un objetivo desconocido. Para mayor desgracia sobre nosotros se abrió un acantilado, una enormidad de sima que no mostraba el fondo. Frene la moto y examine la situación, tenia una moto que no sabia como funcionaba, lo cual siempre es un problema, igual apretaba el botón rojo y se transformaba en Optimus Prime o detonaba en un bonito espectáculo de fuego, no podía poner en peligro a Fluffle lo mejor seria dar un rodeo siguiendo la grieta a una distancia considerable, por si acaso prepare los globitos de Fluffle, si nos caíamos al menos el se quedaría flotando y no recibiría ningún daño.

A ver mozo vamos a dar un rodeo por aquí no creo poder pasar tenemos exceso de peso y no voy a dejarte tirado, así que buscaremos una zona mas accesible, esperemos que no suceda nada imprevisto, tu no estas en condiciones de pelear. Dije mientras miraba a mi herido pasajero.

¿La isla iba a explotar? ¿Qué? ¿Por qué? No, no, no... ¡No podía quedarme aquí, y ni siquiera había encontrado a la pareja del dragón! Tenía que escapar... miré a mi alrededor, tratando de situarme y buscar la costa. Debía colarme en un barco y huir, era la única manera. Todavía tenía demasiadas cosas que...¡Ah!

Todo empezó a temblar de repente y tropecé. La caja que llevaba en las manos se me resbaló y todos se tiraron al suelo cubriéndose la cabeza, entre gritos. Claro... ellos pensaban que eran sensibles, tenía que ser rápido. P-pero no podía matarlos, aunque... si no hacía algo me atraparían y descubrirían mi mentira. Rápidamente me agaché y le robé el arma al soldado que tenía más cerca, a la vez que agarraba una granada y ponía la mano en el seguro. ''No te muevas o la exploto''-Ese era el mensaje que transmitía mi gesto, más claro que el agua. Me guardé el arma junto a la katana en el cinturón y di un par de pasos hacia atrás, sin perderles de vista.

Entonces tropecé con una piedra y estuve a punto de caer al suelo.Con el movimiento, mi mano se movió sola y le quitó el seguro a la granada. Al darme cuenta, presa del pánico la tiré por los aires y eché a correr sin mirar hacia atrás, a la costa más cercana.

Y tal vez fue un acierto, porque la granada fue a caer... a la caja de granadas. Oí la explosión a mis espaldas, y la onda me empujó varios metros hacia delante. Notaba la espalda algo dolorida, pero me levanté y seguí corriendo. Ya me ocuparía después. La explosión había sido mayor de lo que esperaba, pero nunca había oído una granada. Seguramente todas fueran así de potentes. Pero de todas maneras los había distraído y ahora que la isla iba a explotar ellos se centrarían en escapar y no en matar a gente. ¿Todos haríamos eso, no?

Seguí corriendo buscando un barco cualquiera. Le diría a quien estuviera a bordo que me dejara entrar, que era de su bando. Y si estaban de parte de Derian, mentiría. Ya me las apañaría después.

El doctor volaba con una sonrisa macabra pintada en su cara. ¿A cuántos estaría matando con aquella pequeña travesura? Tampoco es que le importasen las cifras exactas, pero era divertido intentar calcularlas. Posiblemente muchos muriesen al instante, pero otros tendrían que esperar durante días a que la inanición y la sed los matase bajo un mar de escombros. Su Den-Den Mushi empezó a sonar en su bolsillo. Oh, que momento tan inoportuno, no le dejaban recrearse en su locura. Ahora entendía a Derian cuando alguien le interrumpía en uno de sus instantes de vanagloria personal. Agarró el Den-Den Mushi y simplemente dijo:

- Buenas tardes, has llamado al Den-Den Mushi del Doctor Alex Cooper. En este momento estoy ocupado con un experimento muy importante, así que deja tu mensaje después de oír la señal... ¡Piiiii!

Tras eso, el hombre de cabellos claros guardó el aparato de nuevo y voló hacia su navío. Le pareció ver bajo él un barco donde un grupo de gente muerta yacía en cubierta. Menos víctimas de su divertida jugarreta. Que pena... También sintió una presencia familiar. No, ella no... una mujer pelirroja bajo sus pies hizo que un escalofrío recorriese su espalda. Aquella bruja había estado a punto de matarlo en una ocasión, unos años atrás. Sintió cómo su corazón se aceleraba mientras aumentaba su velocidad para montar en su barco, anclado en medio del mar, a unas pocas millas en el océano.

- Brrrr... juro que algún día mataré a esa puta... -murmuró para sí mismo, pálido de miedo y con una mueca de pavor, mientras se alejaba de la isla.

Byakuro sintió un fuerte mareo, y vio cómo su visión se volvía borrosa. Las paredes parecían perder definición y el ruido de las grietas extendiéndose por ellas sonaba lejano y amortiguado, como si se encontrase a mucha distancia, tapado por una gruesa cortina de terciopelo.

El chico vio cómo el hombre se alejaba por una salida antes de que siquiera tuviese tiempo a reaccionar. El cazador empezó a correr tras él, cubriéndose de unas llamas blancas que no dejaban de ser una fusión de todas sus llamas juntas. Parecía que el veneno había dejado de extenderse, y aunque el antídoto lo dejase algo nauseado, saldría vivo de aquella situación tan incómoda.

- Maldita sea... -el chico empezó a correr por el pasadizo por el que había desaparecido el misterioso hombre. Si había salido por allí es que posiblemente hubiera alguna salida al exterior. Esperaba llegar a la superficie y encontrar a sus compañeros. Aquellos temblores no eran normales, y estaba harto de las malditas zonas subterráneas. Había ido hasta allí para vengar a Shun y a Kazuo, y no pensaba retrasar más su venganza contra el Gobierno.

Sus pasos resonaban por el pasadizo que ascendía ligeramente. Un par de veces tuvo que apoyarse con el brazo en la pared para no tropezar y caer, pero al menos avanzaba a un ritmo bastante decente. En cuanto llegase a la superficie decidiría qué hacer dependiendo de la situación.

Siempre le había extrañado como las cosas podían salirse de control en cuestión de segundos. No tuvo tiempo de parpadear dos veces cuando una extraña mujer se encaraba con Derian y su dragón decapitado, claro que no estaba decapitado antes de que la mujer decidiera que así estaba más guapo. No sabía quién era pero tampoco tuvo tiempo de pensárselo mucho tiempo. La misteriosa voz que sonaba desde alguna parte, probablemente el cielo, acaparaba toda su atención.

“Falso… Derian…”. Era lo único en lo que podía pensar. ¿Cómo que falso Derian? ¿Si el vampiro no era realmente el vampiro, quién era el verdadero? ¿Desde cuándo había sido suplantado? Tal vez ni siquiera había llegado a conocer al auténtico conde y la vez anterior se encontró con el farsante. ¿Qué diablos hacía allí entonces? Ese día estaba siendo muy raro y la cabeza empezaba a dolerle.

-Maldita sea, Franklin, no entiendo na… - Un potente estruendo le interrumpió. Desde allí apenas alcanzaba a distinguir que algo pasaba en el castillo y parecía que Markov volaba hacia allí. Ah no, volaba hacia él. Parecía que su señal había funcionado aunque no sabía si quería luchar contra un oponente falso. Aunque lo cierto era que el supuesto vampiro parecía bastante enfadado y daba tanto miedo como si fuese el de verdad.

-Espera, espera, espera. ¿Eres tú el de verdad? Porque el tipo de… -Una vez más no le dejaron terminar. Con una mirada de completa locura, Derian lanzó un ataque repentino contra Franklin. ¿Por qué diablos atacaba a la morsa? Aunque estaban muy cerca y tal vez le atacara a él.

En cualquier caso apenas tuvo tiempo de reaccionar. Apartó al animal de un empujón para que evitase la onda cortante y un dolor repentino y demoledor llamó su atención sobre su cercenado brazo izquierdo. “Otra vez no”, pensó mientras apretaba los dientes y contenía su lengua para no soltar una sarta de insultos y maldiciones. No quería darle la satisfacción a su rival de parecer débil.

Arribor plantó los pies en el suelo con firmeza, cerró los ojos y respiró profundamente una, dos, tres veces. Cuando miró de nuevo al vampiro supo que era el de verdad y una sonrisa tan siniestra como la suya asomó a sus labios. No pudo evitar romper a reír.

-Jajajaja. Te veo algo desmejorado, conde. ¿Has venido a por mi sangre, dices? ¡Tómala! ¡Veamos quien es el monstruo aquí!

El pirata fue concentrando su sangre en su brazo sano, creando una espada tan grande como él mismo. El intenso carmesí fue cobrando un tono más oscuro a medida que el Haki avanzaba por las celdas huecas que formaban la estructura, dándole solidez sin necesidad de gastar una excesiva cantidad de sangre, la cual pudo concentrar en la parte delantera para que el afilado filo atravesase su carne con más fuerza. El arma fue creciendo, doblando el tamaño de su portador. Sabía que era imprudente y pronto empezarían a entumecérsele las extremidades por la anemia, así que la reabsorbería nada más dar el golpe.

Sin dejar de mirar fijamente a Markov, liberó su Ambición y se lanzó a por él.

-¡Monster Claw! –exclamó loco de euforia, dolor e ira.

Descargó el golpe con todas sus fuerzas, dispuesto a partir en dos al conde, aunque consciente de que un ataque frontal no era la mejor idea del mundo. Pero justo antes de golpear, un delgado hilo de sangre conectó su brazo amputado con su cuerpo y lo atrajo hacia sí, colocándolo en su sitio, aunque solo sujeto por su propia sangre. Era esta la que, gracias a su habilidad, le permitía moverlo con relativa libertad y lanzar un segundo ataque, el cual confiaba que Markov no viera venir en su aparente estado de demencia, creando en su mano una estaca roja con la que atravesar de una vez por todas el corazón del vampiro.

Técnica usada:

El suelo comenzó a temblar violentamente en cuanto acabó su discurso. Era como si su anuncio hubiera tenido un efecto divino sobre el mundo. ¿Acaso significaba eso que el mundo estaba salvado? ¿O había fracasado en su misión? ¿Y cómo iba a salir ahora de ese lugar antes de que se le cayese encima? Solo había una persona capaz de responder a todas esas cuestiones, pero como su tío abuelo Cornelio no estaba allí tendría que recurrir a Derian Markov.

Maki recorrió con presteza los largos pasillos, esquivando cascotes y evitando mirar los cuadros tan feos que había colgados por doquier, en dirección al salón del trono. Por el camino vio bastantes ghouls que intentaban escapar e incluso se topó con el hombre calvo que esperaba tras la cortina en la base de la montaña, el que había al lado de la lavandería y el ascensor. Varias veces tuvo que saltar y rodar sobre sí mismo para evitar quedar aplastado los pesados techos de piedra.

En una ocasión una parte del piso superior se vino abajo y una bañera cayó frente a él. En ella se encontró con una ghoul con una esponja que empezó a tirarle cosas y a gritarle, pero el gyojin no prestó atención. Nadie podía atraerle más que sí mismo, al fin y al cabo él era Miss Terioso y no había ningún ghoul más bello que él.

Se perdió en un par de ocasiones pero gracias a los agujeros y las grietas que se iban formando por todo el castillo al final logró llegar al salón del trono. Su intención era recoger a su reina y salir de allí como fuera, aunque dudaba que el ascensor fuese seguro. Tal vez podría saltar por la ventana y confiar en que su bajo peso y la consistencia gelatinosa de su cuerpo de pez le hicieran planear o al menos no matarse en la caída. “¿Habrá algún río por aquí?”, pensó. Un río sería perfecto para llegar al mar pero con tanta lluvia no había manera de distinguirlo. Tenía un plan alternativo pero nunca lo había usado y además seguro que se le olvidaba pronto.

-Su Majestad, debemos salir de aquí. –anunció en cuanto atravesó la puerta de la amplia sala.

El mago observó la escena de completo caos y locura que se desataba en medio de la isla. El chico estaba completamente aterrado, y si las cosas ya pintaban mal, el discurso y las escenas que ocurrieron a continuación solo sirvieron para darle un cariz mucho más grotesco y extraño, casi de parodia esperpéntica a la situación.

- ¡Vamonos! -gritó el chico, mientras Alice pasaba a su lado, tirando de Melchiah y de él mismo.

Aunque en realidad no hacía falta: las piernas del chico habían dejado de temblar para pasar a quinta marcha y correr todo lo que daba de sí su longitud. Por suerte no estaban muy lejos de la costa, pues el fondo físico no era uno de los fuertes del chaval, y ya llevaba bastante castigo encima. Esperaba que los marines siguiesen en el mismo lugar que los habían dejado al principio. O al menos algún barco donde poder salir de la isla.

- ¡Vámonos a casa, quiero alejarme de esta locura! -dijo, mientras empezaba a hiperventilar por el esfuerzo. El corazón le iba a mil por hora, y las piernas le dolían, pero la promesa de dejar atrás aquella isla era un incentivo mayor que todo aquello, y le impulsaba a seguir avanzando.

Todo ocurrió demasiado rápido. El mismo dragón que estuvo a punto de matarm fue descabezado, muriendo en el acto, Derian se lanzó hacia un tipo con una extraña morsa... Todo se estaba volviendo un sinsentido absoluto y tenía la sensación de que aquella guerra estaba dejando de despertar mi interes por momentos. Por si fuera poco un terremoto estaba destruyendo tanto el castillo como el pilar que los sostenía, seguramente la ciudad subterránea no sufra un destino muy diferente.

Estaba en peligro, toda la isla era una estructura inestable a punto de colapsar, y más teniendo en cuenta el volumen de roca que faltaba por debajo de la superficie. Lo más seguro es que, tanto el castillo como la superficie entera colapsasen sobre la ciudad, dejando el cráter más grande de el North Blue en donde antes se situaba un orgulloso reino. Me preguntaba si eso lo habían provocado la fuerza de los cañones de Derian o de la Buster Call, puede que fuesen ambos factores o puede que ninguno de ellos, pero lo que era seguro es que no era seguro quedarse en ese lugar.

Procuré centrar toda mi concentración en la telekinesis para elevarme del suelo lo más rápido que pude. En un minuto logré llegar a alcanzar varios cientos de metros, procurando situarme lejos de lo que estimaba que sería la zona más afectada por la onda de choque resultante del colapso del castillo. Hace unas horas no se me había ocurrido hacer esto debido a que, bueno, no es que sea normal ve a una persona flotando, pero ahora que todos estaban concentrados en salvar sus vidas supongo que no había problema.

Tras observar unos segundos el panorama decidí que lo más sensato era permanecer a esa altura hasta llegar a la costa de la isla. Tras eso buscaría un barco de evacuados o de las tropas de Derian y descendería de forma discreta para abordarlo como una civil más.