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Las palabras de Krauser sobre aquel tal Jin intimidaron un poco a Edward, no sabía quién era o qué había hecho, pero estaba claro que Krauser lo odiaba con toda el alma.
El viaje transcurrió sin ningún percance, el barco atracó muy suavemente y la pretora comenzó a hablar... otra vez.
No entendió del todo lo de las centrales de energía, pero puesto que el objetivo de la Venganza de la Quimera no era ganar la guerra, al menos por ahora, no le prestó mucha atención, si necesitaba saberlo ya se lo preguntaría a Krauser o a Osuka. Pero hubo algo que llamó su atención en aquel fanático discurso, la pretora dijo que no tuvieran piedad. Eso chocaba de pleno con el ideal de justicia del joven, le sentó muy mal. Ya había decidido que no mataría a nadie, pero no se había parado a pensar qué querían los de Balt que hicieran, y ahora que lo sabía, su opinión de Balt, que ya era mala entre otras cosas por el espectáculo que presenciaron la noche anterior, había empeorado aún más.
Krauser indicó al grupo que adoptasen la formación flecha y comenzaron a movilizarse, Edward estaba algo nervioso, esto era una misión muy seria y no estaba seguro de dar la talla, pero daría lo que fuese por sus compañeros... aunque no tanto por aquel vicealmirante, que seguía escamándole. Quiso dirigirle la palabra, pero pensando que era mejor no distraerse y que como metiera la pata el vicealmirante le podía reventar, decidió mantenerse en silencio.
No es que no confiara en sus compañeros, si ese tal Al intentaba hacer algo, ya fuese ahora o más tarde, sabía que todos estaban allí y podrían derrotarle, Edward tenía fe en su equipo... pero no en sí mismo, pensó que cualquier ataque de Al durante esa supuesta pelea que se estaba montando en la cabeza le dejaría KO, o peor, muerto.
-"... Debería dejar de pensar esas cosas... Ahora mismo de hecho tendría que estar pendiente a nuestro alrededor, venga Ed ¡concentraté!" - se decía.
El viaje transcurrió sin ningún percance, el barco atracó muy suavemente y la pretora comenzó a hablar... otra vez.
No entendió del todo lo de las centrales de energía, pero puesto que el objetivo de la Venganza de la Quimera no era ganar la guerra, al menos por ahora, no le prestó mucha atención, si necesitaba saberlo ya se lo preguntaría a Krauser o a Osuka. Pero hubo algo que llamó su atención en aquel fanático discurso, la pretora dijo que no tuvieran piedad. Eso chocaba de pleno con el ideal de justicia del joven, le sentó muy mal. Ya había decidido que no mataría a nadie, pero no se había parado a pensar qué querían los de Balt que hicieran, y ahora que lo sabía, su opinión de Balt, que ya era mala entre otras cosas por el espectáculo que presenciaron la noche anterior, había empeorado aún más.
Krauser indicó al grupo que adoptasen la formación flecha y comenzaron a movilizarse, Edward estaba algo nervioso, esto era una misión muy seria y no estaba seguro de dar la talla, pero daría lo que fuese por sus compañeros... aunque no tanto por aquel vicealmirante, que seguía escamándole. Quiso dirigirle la palabra, pero pensando que era mejor no distraerse y que como metiera la pata el vicealmirante le podía reventar, decidió mantenerse en silencio.
No es que no confiara en sus compañeros, si ese tal Al intentaba hacer algo, ya fuese ahora o más tarde, sabía que todos estaban allí y podrían derrotarle, Edward tenía fe en su equipo... pero no en sí mismo, pensó que cualquier ataque de Al durante esa supuesta pelea que se estaba montando en la cabeza le dejaría KO, o peor, muerto.
-"... Debería dejar de pensar esas cosas... Ahora mismo de hecho tendría que estar pendiente a nuestro alrededor, venga Ed ¡concentraté!" - se decía.
- Resumen Balt:
- - Pensar en quién será Jin.
-Reflexionar sobre Balt y el discursillo de la pretora.
-Movilizarse con Krauser.
-Tenerle miedo a Al.
-Dejar de pensar en mis cosas y prestar atención a lo que nos rodea
Heaten
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-¿Capitán?- Sus pensamientos salieron de sus labios a modo de pregunta, al tiempo que la chica ladeaba la cabeza, mirando a su superior con incredulidad. ¿Cuántas cosas se había perdido en esos dos años tras la guerra de Hallsat? A ver, cuando se conocieron pudo ver que tenía cierto potencial, pero no veía a alguien que llegaba tarde a las misiones como una persona que subir a ese rango... ¿Qué clase de imbécil controlaba la marina? Bueno, si habían dejado entrar a Kuro y a una chica de ocho años de edad, muchas neuronas no tendría. La chica echó un vistazo a la ropa del hombre, viendo que, efectivamente, en su capa llevaba la insignia de la marina y el nombre de su rango. -Pensaba que era un disfraz o que había leído mal.- Añadió, antes de que Noise se pusiera a quejarse en su cabeza, por haberle dicho que fuera con ellas. "NOS VA A CAUSAR PROBLEMAS. ¿TE HAS VUELTO LOCA?" Gritó en su cabeza, haciendo que tuviera que reprimir el acto reflejo de taparse los oídos, por eso de que quedaría un poco raro hacer eso, y sería un tanto ofensivo. "No, la loca eres tú, creo que ya decidimos el papel de cada una en su momento. Tampoco es inteligente ir sola y abandonar a alguien de la marina, aunque no nos interese la vida de esa persona, también sería sospechoso, mas cuando no será el único con el que nos encontremos." Le explicó Eco, antes de dirigirse, como Heaten, a Jack. -Supongo que está bien ir juntos, al menos de momento, siempre que no llegue tarde. -Por cierto, ¿qué opina de todo eso?-
Tras aquella breve conversación, la chica se fue a preparar sus cosas, asegurándose de que su arma estuviera en buen estado, revisando la información y el objeto que le habían regalado. También intento comunicarse con Kuro, pero no tuvo mucho éxito, por lo que decidió que lo mejor sería ir haciendo un reporte sobre los avances de la guerra y sobre Yoai. Al acabar, se fue a dormir, usando a Nepu de almohada, como ya era costumbre. A la mañana siguiente, se despertaría, volvería a ponerse su mascarilla y su ropa de incógnito y se dirigiría al punto de encuentro, donde esperaría al capitán hasta que pasasen exactamente cinco minutos de la hora de quedada. Si no aparecía, se iría con los demás y subiría al barco.
Tras varias horas de viaje y, seguramente, una regañina curiosa por su parte a Jack, en caso de haber llegado tarde, por fin alcanzaron el puerto. Primero bajaron los soldados de Meln, haciendo que el terreno se volviera de color violáceo a su paso mientras la niña hablaba. "Se parece mucho a Kuro...Me pregunto si será su hija". Comentó Noise mientras el pretor parecía sufrir un ataque de risa psicópata, descontrolada. "Dudo que pueda serlo ya que Kuro no aparenta esa edad, pero nunca se sabe, le preguntaré cuando le veamos". Replicó Eco, al tiempo que sacaba su tableta, para poder calcular que centrales deberían capturar primero. -El objetivo más fácil de capturar...- Murmuró la chica, al tiempo que la rodeaba con ayuda de un "lápiz" diseñado especialmente para el aparato. -Sin embargo, sería mejor intentar llegar a las del oeste, ya que esas están cerca del enemigo también. Quién las consiga antes ganara ventaja... Añadió, sin alzar la cabeza mientras calculaba, salvo para ver como un edificio era derrumbado por la niña pulsando un botón. -Creo que lo mejor sería movilizarse hacia una de las centrales del oeste o del noroeste. ¿Qué opina, Capitán Jack?- Concluyó la joven, con tal tranquilidad que asustaba, viendo todo lo que había dicho Yoai y su falta de cordura. Tras aquello, esperaba que el hombre tomara una decisión y se pusieran en marcha.
Tras aquella breve conversación, la chica se fue a preparar sus cosas, asegurándose de que su arma estuviera en buen estado, revisando la información y el objeto que le habían regalado. También intento comunicarse con Kuro, pero no tuvo mucho éxito, por lo que decidió que lo mejor sería ir haciendo un reporte sobre los avances de la guerra y sobre Yoai. Al acabar, se fue a dormir, usando a Nepu de almohada, como ya era costumbre. A la mañana siguiente, se despertaría, volvería a ponerse su mascarilla y su ropa de incógnito y se dirigiría al punto de encuentro, donde esperaría al capitán hasta que pasasen exactamente cinco minutos de la hora de quedada. Si no aparecía, se iría con los demás y subiría al barco.
Tras varias horas de viaje y, seguramente, una regañina curiosa por su parte a Jack, en caso de haber llegado tarde, por fin alcanzaron el puerto. Primero bajaron los soldados de Meln, haciendo que el terreno se volviera de color violáceo a su paso mientras la niña hablaba. "Se parece mucho a Kuro...Me pregunto si será su hija". Comentó Noise mientras el pretor parecía sufrir un ataque de risa psicópata, descontrolada. "Dudo que pueda serlo ya que Kuro no aparenta esa edad, pero nunca se sabe, le preguntaré cuando le veamos". Replicó Eco, al tiempo que sacaba su tableta, para poder calcular que centrales deberían capturar primero. -El objetivo más fácil de capturar...- Murmuró la chica, al tiempo que la rodeaba con ayuda de un "lápiz" diseñado especialmente para el aparato. -Sin embargo, sería mejor intentar llegar a las del oeste, ya que esas están cerca del enemigo también. Quién las consiga antes ganara ventaja... Añadió, sin alzar la cabeza mientras calculaba, salvo para ver como un edificio era derrumbado por la niña pulsando un botón. -Creo que lo mejor sería movilizarse hacia una de las centrales del oeste o del noroeste. ¿Qué opina, Capitán Jack?- Concluyó la joven, con tal tranquilidad que asustaba, viendo todo lo que había dicho Yoai y su falta de cordura. Tras aquello, esperaba que el hombre tomara una decisión y se pusieran en marcha.
- Resumen Meln:
- Hablar con Jack antes de ir a preparar las cosas. Una vez en la isla, decirle que opciones me resultan mejores, sin preocuparse por la salud mental de Yoai.
Tsang Yue
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Al parecer aquella bestia es más resistente de lo que todos los presentes pudieron calcular pues incluso los ataques a las zonas libres de su armadura escamosa reciben los impactos sin molestar en lo más mínimo al animal. Mientras un joven trata de clavarle una especie de daga en el ojo, una bala aparta la misma, lo que hace que la bestia, cabreada, tire a los dos que se encuentran en las lomas del bicho. La bestia parece aún más furiosa que antes, si es que eso fuera posible, pero antes de que vuelva a la carga un hombre enorme con aspecto bestial cae del suelo, como si fuera lo más normal del mundo, causando que el joven Tsang tiemble a causa de la vibración del suelo. Ese sujeto acaricia a la enorme bestia, como si de una mascota se tratara, y eso parece, pues dice que su pequeña en realidad es un amor cuando quiere. -“¿Pequeña? Si eso de pequeña no tiene nada..”- Piensa el joven Yue mientras coloca las guadañas en su espalda, no cree que la necesite ahora que la bestia está dócil.
También escuchan la presentación del hombre, al parecer es el jefe de la zona, Ruk, y revela lo que había sucedido con las cápsulas, por lo que al menos Tsang está dispuesto a escuchar lo que el hombre tiene que decirles durante el banquete de la noche junto a los demás, por otra parte, aquella guerra le parece absurda y que los que no fueran de allí no tendrían por qué participar, pero dado que estaba allí haría lo que pudiera.
A la noche, tras un largo descanso y el cuidado de sus guadañas el joven se dirige al lugar del banquete, donde la copiosa cantidad de comida le asombra, no se cree que hagan algo así para unos desconocidos justo antes de una guerra. Pero sin cortarse comienza a comer desde verduras hasta la más jugosa de las carnes. Con el transcurrir del tiempo Tsang se hace a la compañía, observando con quien no debería meterse y de quien es mejor apartarse si no quiere muchos problemas. Tras comer como un desgraciado el joven se retira a una de las cabañas que indica Ruk que pueden usar para descansar.
Ya es de día y se reúne en la plaza con todos los demás, donde le entregan una piedra con dos runas, explicándoles a todos que la runa con forma de tronco absorbe la energía de la central y que la otra, con forma de copa, prefiere que la descubran ellos. Sube a los barcos y se dirige a la guerra, sabe perfectamente que no es el más fuerte de los presentes, pero también luchará con cabeza. Llegando al punto de desembarco el joven se dirige hacia el oeste, esperando que al menos alguien le acompañase.
También escuchan la presentación del hombre, al parecer es el jefe de la zona, Ruk, y revela lo que había sucedido con las cápsulas, por lo que al menos Tsang está dispuesto a escuchar lo que el hombre tiene que decirles durante el banquete de la noche junto a los demás, por otra parte, aquella guerra le parece absurda y que los que no fueran de allí no tendrían por qué participar, pero dado que estaba allí haría lo que pudiera.
A la noche, tras un largo descanso y el cuidado de sus guadañas el joven se dirige al lugar del banquete, donde la copiosa cantidad de comida le asombra, no se cree que hagan algo así para unos desconocidos justo antes de una guerra. Pero sin cortarse comienza a comer desde verduras hasta la más jugosa de las carnes. Con el transcurrir del tiempo Tsang se hace a la compañía, observando con quien no debería meterse y de quien es mejor apartarse si no quiere muchos problemas. Tras comer como un desgraciado el joven se retira a una de las cabañas que indica Ruk que pueden usar para descansar.
Ya es de día y se reúne en la plaza con todos los demás, donde le entregan una piedra con dos runas, explicándoles a todos que la runa con forma de tronco absorbe la energía de la central y que la otra, con forma de copa, prefiere que la descubran ellos. Sube a los barcos y se dirige a la guerra, sabe perfectamente que no es el más fuerte de los presentes, pero también luchará con cabeza. Llegando al punto de desembarco el joven se dirige hacia el oeste, esperando que al menos alguien le acompañase.
- Zal:
- Escuchar a Ruk, comer como cabrón, dormir partir e ir a la central del oeste de Zal.
Ichizake
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Gerald decidió irse a descansar nada más terminar la reunión. La cabeza le daba vueltas y le preocupaba caer rendido en cualquier lugar. De hecho, eso le había pasado ya a alguien, mas no estaba de humor para interesarse por él. Pero su agotamiento mental no era una excusa para mostrarse débil ante los desconocidos. Caminaba con una calma medida y casi ensayada, y mantenía una expresión inescrutable en el rostro. No iba a dejar que nadie le viese flaquear sin importar las circunstancias.
Pasó el resto del día descansando y preparándose para cualquier eventualidad, trazando planes de contingencia por si se veía obligado a luchar o a huir. No le gustaba nada el hecho de no tener un barco propio en Síderos, pero no le sería difícil colarse en alguno si era necesario. Aunque no en uno de Meln, esos había decidido evitarlos.
Cuando embarcaron, Gerald echó un vistazo al inhóspito pantano al que los miembros de Meln llamaban hogar. Tenía un aire tétrico que casaba bastante bien con lo poco que sabía de ellos. Resultaba apropiado. Sin embargo, su primera impresión de la isla de Encuentro no fue tampoco especialmente buena. Una oscura columna de humo les recibió nada más alcanzar la costa, flotando en el aire cual mal presagio, más allá de las casas abandonadas,
Gerald trató de mantenerse alejado de la extraña chica que lideraba el ejército, y no se arrepintió después de oír su peculiar discurso de motivación. Parecía que con cada palabra perdía control sobre sí misma. ¿Acaso iba a mostrar su verdadera naturaleza allí, en medio de todos? El espadachín tenía dudas sobre si quería verla o no. Por un lado, la idea de que esa... lo que fuese, perdiera el control le preocupaba; por otra parte, le disgustaba profundamente no poder saciar su curiosidad sobre alguien. Desde que tenía sus poderes eso no le había pasado nunca. Se trataba de un sentimiento de lo más refrescante, quizás hasta lo había echado de menos en cierto modo, pero se había cansado rápidamente de él.
Las tropas no tardaron en desembarcar. Gerald no era tonto y desde luego no iba a lanzarse al combate con esas cosas por ahí. Y al ver el rastro de violácea putrefacción que desprendían a su paso supo que había tomado la decisión correcta. No tenía la menor intención de pisar por donde ellos hubieran pisado, a pesar de que para otros no fuese inconveniente. Y luego estaba el collar. Esa inexplicable arma capaz de derretir un edificio mediante artes que escapaban a la comprensión. No, realmente no podía fiarse de ellos.
Decidió que permanecer en ese barco era tentar demasiado a la suerte. Lo mejor sería encontrar información sobre la tal Yoai y evitar sorpresas desagradables. Intentando no poner el pie en el reguero morado que se extendía por el suelo, el espadachín puso rumbo al sur, donde supuestamente había una de esas centrales o lo que fuesen a poca distancia. Averiguar algo sobre ella podía darle alguna pista de dónde diablos había acabado metido.
- Meln:
- Básicamente ir a la central que hay a poca distancia al sur, intentando no pisar esa cosa morada
Osuka Sumisu
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El demonio plateado bostezaba mientras que aquella mujer que lideraba Balt proclamaba un discurso antes de la batalla, esto de dormir y despertarse varias veces por la noche debido a los turnos lo dejaban somnolientos .El hecho de lo que vio la noche pasada tampoco lo dejaba tranquilo en las pocas horas de sueño que tuvo, que al menos tuvo la compañía de Edward. El chaval le recordaba a su hermano pequeño que curiosamente se llamaba igual y tenían casi la misma edad, una casualidad cuanto menos graciosa. No dudo en darle conversación, después de todo, Osu era el tipo más sociable cuando quería.
Debía de estar muerto de sueño le pareció ver a algo parecido a un hombre dragón volando por el cielo, eso o era la polilla más grande que había visto en su vida. Fuese lo que fuese espraba que estuviese de su lado. Todo lo relacionado con lagartijas aladas escupe fuego prefería tenerlo bien lejos.
Podía oír de lejos como Krauser, Ai y el supuesto marine conversaban sobre cierta persona a la que tenía cierto rencor. Osu no sabía muy bien que era lo que sucedía, pero había oído que aquel individuo había cabreado de verdad al demonio de la niebla, cosa que quiso evitar hacer preguntándole sobre lo sucedido.
Tras que Krau llamase con un Den Den Mushi, seguramente a uno de los revolucionarios que tenían en otro de los bandos de la batalla, chasqueo los dedos. Para los soldados de la división Quimera eso indicaba una de las múltiples formaciones que los había enseñado el ex-marine, concretamente esta se trataba de la formación de flecha, útil para extenderse por un gran terreno con cuidado.
- Si vamos a cenar en el infierno que conste que vas a invitar tu.- Bromeo a la frase de Krauser antes de empezar a correr junto al resto de su equipo.
Debía de estar muerto de sueño le pareció ver a algo parecido a un hombre dragón volando por el cielo, eso o era la polilla más grande que había visto en su vida. Fuese lo que fuese espraba que estuviese de su lado. Todo lo relacionado con lagartijas aladas escupe fuego prefería tenerlo bien lejos.
Podía oír de lejos como Krauser, Ai y el supuesto marine conversaban sobre cierta persona a la que tenía cierto rencor. Osu no sabía muy bien que era lo que sucedía, pero había oído que aquel individuo había cabreado de verdad al demonio de la niebla, cosa que quiso evitar hacer preguntándole sobre lo sucedido.
Tras que Krau llamase con un Den Den Mushi, seguramente a uno de los revolucionarios que tenían en otro de los bandos de la batalla, chasqueo los dedos. Para los soldados de la división Quimera eso indicaba una de las múltiples formaciones que los había enseñado el ex-marine, concretamente esta se trataba de la formación de flecha, útil para extenderse por un gran terreno con cuidado.
- Si vamos a cenar en el infierno que conste que vas a invitar tu.- Bromeo a la frase de Krauser antes de empezar a correr junto al resto de su equipo.
- Balt:
Moverse junto a Krau y el resto.
Fliparlo con la mega polilla(Zuko)(?)
Abby
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Azula se quedó mirando a su compañero del cp de brazos cruzados, con una cara de enfado. Ella misma dijo que no tocasen la pirámide. Finalmente acabó riéndose con su comentario. Era uno con los que mejor se llevaba de la división y razones no le faltaban. Los tres salieron victoriosos de aquella pequeña batalla.
Azula disfrutó de aquel momento. Estaban sanos y salvos y lograron deshacer de algunas garras, fue un buen trabajo. Las palabras del que ideó aquel evento resonaron con fuerza por todo el coliseo. La mentalidad de esa gente empezaba a gustarle a la princesa.
Llegó la noche y, con ello, una gran cena organizada por su bando. Todo estaba repleto de comida y alcohol. Azula disfrutó de las delicias que estaban sobre la mesa y, entre copa y copa de vino, se echaba unas buenas risas con lo que hacía su compañero del Cipher Pol. Aquella noche disfrutó de la bebida. Últimamente la princesa empezaba a beber demasiado aunque no se daba cuenta.
La noche pasó rápidamente. Como siempre, Azu soportó el insomnio hasta que cayó dormida en la cama. Se levantó y preparó para ir a Encuentro. Tras discursos varios y el detalle de la piedra, llegó la hora de ponerse en marcha. La princesa bostezó y fue junto a Castor. Al parecer, le tocaba a Azu preparar una estrategia. ¿Un examen? ¿Hoy? Pensó, que rollo.
Estuvo dubitativa durante un buen rato hasta que tuvo una idea.
-Hacia el noroeste hay una central, tomémosla - Dijo con una sonrisa. - ¡Vamos!
Tras esto, activó su geppou y salió hacia allá.
Azula disfrutó de aquel momento. Estaban sanos y salvos y lograron deshacer de algunas garras, fue un buen trabajo. Las palabras del que ideó aquel evento resonaron con fuerza por todo el coliseo. La mentalidad de esa gente empezaba a gustarle a la princesa.
Llegó la noche y, con ello, una gran cena organizada por su bando. Todo estaba repleto de comida y alcohol. Azula disfrutó de las delicias que estaban sobre la mesa y, entre copa y copa de vino, se echaba unas buenas risas con lo que hacía su compañero del Cipher Pol. Aquella noche disfrutó de la bebida. Últimamente la princesa empezaba a beber demasiado aunque no se daba cuenta.
La noche pasó rápidamente. Como siempre, Azu soportó el insomnio hasta que cayó dormida en la cama. Se levantó y preparó para ir a Encuentro. Tras discursos varios y el detalle de la piedra, llegó la hora de ponerse en marcha. La princesa bostezó y fue junto a Castor. Al parecer, le tocaba a Azu preparar una estrategia. ¿Un examen? ¿Hoy? Pensó, que rollo.
Estuvo dubitativa durante un buen rato hasta que tuvo una idea.
-Hacia el noroeste hay una central, tomémosla - Dijo con una sonrisa. - ¡Vamos!
Tras esto, activó su geppou y salió hacia allá.
- Zal:
- -Disfrutar de la cena.
-Ir a encuentro.
-Dirigirse hacia la central del Noroeste con Castor.
Invitado
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Un tipo grandote se acercó a nosotros, para resultar víctima del haki del rey de Zane y caer desmayado al suelo. Alcé una ceja en señal de escepticismo y observé cómo los guardias se llevaban al tipo a otra parte, antes de emitir un suspiro de resignación.
Al día siguiente...
Me desperté temprano, y me mantuve sentada sobre la cama examinando el colgante mientras meditaba mis posibilidades. Nadie en el bando de Meln parecía dispuesto a darme las respuestas que buscaba. No se había vuelto a mencionar las cápsulas, nadie me había informado sobre el dorado material que recubría mi brazo, y tampoco habían tenido la decencia de explicar con mayor detalle el funcionamiento de los colgantes.
Quizá no conseguiría nada quedándome en Meln. Quizá... alguno de los otros bandos tenía las respuestas que deseaba obtener.
Unas horas más tarde, desembarcábamos en el lugar de la batalla. Seguí al pelirrojo y los demás hasta la arena y escuché el discurso. Aquellas palabras, por algún motivo, me dieron ganas de estrangular a alguien. Quizá a Yoai. Y me dejaron claro que esa chiquilla se había roto hacía mucho tiempo.
"Quizá debería buscar ayuda en lugar de poder. Aunque yo no quien de hablar... Hace tiempo que vivo al borde de la rotura.", reflexioné.
Sí. Unas cuantas experiencias traumáticas más, eso era todo lo que me diferenciaba de Yoai. Unas cuantas más, y estaba segura de que acabaría tan loca como ella. Ver mi futuro ante mis narices podía ser el motivo de mi súbito enfado. Quizá por eso quería estrangularla. Pero me contuve.
Spanner hizo entonces el primer comentario racional del día, después de que todos los idiotas se marchasen a grito pelado sin siquiera preguntar hacia donde debían dirigirse.
Zane le respondió con bastante rapidez, pero no elaboró ningún plan concreto. Iba a soltar uno de mis comentarios hirientes, pero el hombre de pelo plateado habló antes.
- Yo sólo estoy aquí porque necesito saber cómo funciona la tecnología que utilizan. Quizá ir a una de las centrales nos ayude a averiguar algo al respecto, así que estoy de acuerdo -convine, antes de esbozar una sonrisa maliciosa al tiempo que un brillo asesino se apoderaba de mis ojos-. Pero divirtámonos por el camino.
Tras los comentarios de los demás, llegamos a la conclusión de que aquella era la opción más razonable, y echamos a caminar siguiendo la costa, en busca de una de las centrales.
Al día siguiente...
Me desperté temprano, y me mantuve sentada sobre la cama examinando el colgante mientras meditaba mis posibilidades. Nadie en el bando de Meln parecía dispuesto a darme las respuestas que buscaba. No se había vuelto a mencionar las cápsulas, nadie me había informado sobre el dorado material que recubría mi brazo, y tampoco habían tenido la decencia de explicar con mayor detalle el funcionamiento de los colgantes.
Quizá no conseguiría nada quedándome en Meln. Quizá... alguno de los otros bandos tenía las respuestas que deseaba obtener.
Unas horas más tarde, desembarcábamos en el lugar de la batalla. Seguí al pelirrojo y los demás hasta la arena y escuché el discurso. Aquellas palabras, por algún motivo, me dieron ganas de estrangular a alguien. Quizá a Yoai. Y me dejaron claro que esa chiquilla se había roto hacía mucho tiempo.
"Quizá debería buscar ayuda en lugar de poder. Aunque yo no quien de hablar... Hace tiempo que vivo al borde de la rotura.", reflexioné.
Sí. Unas cuantas experiencias traumáticas más, eso era todo lo que me diferenciaba de Yoai. Unas cuantas más, y estaba segura de que acabaría tan loca como ella. Ver mi futuro ante mis narices podía ser el motivo de mi súbito enfado. Quizá por eso quería estrangularla. Pero me contuve.
Spanner hizo entonces el primer comentario racional del día, después de que todos los idiotas se marchasen a grito pelado sin siquiera preguntar hacia donde debían dirigirse.
Zane le respondió con bastante rapidez, pero no elaboró ningún plan concreto. Iba a soltar uno de mis comentarios hirientes, pero el hombre de pelo plateado habló antes.
- Yo sólo estoy aquí porque necesito saber cómo funciona la tecnología que utilizan. Quizá ir a una de las centrales nos ayude a averiguar algo al respecto, así que estoy de acuerdo -convine, antes de esbozar una sonrisa maliciosa al tiempo que un brillo asesino se apoderaba de mis ojos-. Pero divirtámonos por el camino.
Tras los comentarios de los demás, llegamos a la conclusión de que aquella era la opción más razonable, y echamos a caminar siguiendo la costa, en busca de una de las centrales.
- Resumen Meln:
Ver como Bleyd se desmaya y se lo llevan.
Desembarcar, escuchar a Yoai.
Sentir ganas repentinas de estrangularla, pero contenerme.
Reunirme con Zane, Syxel, Amaiar, Milena y Spanner.
Decidir ir a una de las centrales y ponernos en marcha.
Sasaki
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La peli-morada parecía sorprendía por mi rango, que ya era superior al suyo, comparándolo desde la última vez que nos habíamos visto. Tras un rato cavilando para sus adentros, la chiquilla me volvió a hablar para preguntarme sobre mi opinión de la guerra a la que asistiríamos.
-Pues me parece una hijoputada – le respondí sin preocuparme por hablar bien, no sabía lo que hacía allí y encima me tenía que jugar la vida por la supremacía de un clan en una isla ¿acaso no podían llevarse bien sus líderes?.
Tras pasar lo que quedaba de día dando una vuelta y descansar un poco fuimos al puerto para embarcarnos en una guerra, desembarcamos en una playa a poca distancia de una enorme torre negra que posiblemente fuese una de las torres de abastecimiento que nos habían dicho y detrás nuestro los barcos se hacen historia, juntándose y transformándose en una fortaleza “nota mental, pedirle a la marina uno de estos” pensé cuando lo vi, y Yoai una vez en la arena comenzó con un discurso de aliento a las tropas tras el discurso tocó un botón en su colgante provocando una lluvia negra extraña destruyese un edificio lo que provocó una risa de la chica.
Sin duda alguna la chica había enloquecido, desbordando locura por todo su ser, nos pedía que matásemos a nuestros enemigo y lo que hiciese falta para conseguir sus objetivos para poder conseguir nosotros nuestros deseos, y tras esto un montón de gente se lanzó a la batalla a lo loco. Al verlo cogí una jarra y la llené de agua lo más limpia posible y le eché un poco de azúcar de color amarillo y con sabor a limón que con el agua rebajó la amargura, hice que mis manos aumentasen la temperatura para calentar la taza y subido en una plataforma de azúcar me acerqué volando a Yoai con la taza y se la ofrecí.
-Disculpe, líder, le gustaría una infusión para calmarla, le he traído una, con sabor a limón, tranquila, no está envenenada, no me gusta matar de esa forma, hay formas más divertidas de hacerlo – le dije a Yoai a la vez que activaba mi haki de observación por si las moscas.
Fui notando la presencia de Gusi acercándose a nuestra posición, “¿acaso este chico tiene intenciones de morir tiene intenciones de morir?” pensé mientras lo notaba su presencia, al principio pensé en acercarme a decirle algo, pero algo en mi interior me dijo que no lo hiciese, así que me despedí de la líder del clan con una pequeña reverencia y seguí a Heaten quien me preguntó por mi opinión a la hora de tomar las centrales, incluso me llamó capitán, hecho que hizo que se me saltase una lagrimita de la alegría y rápidamente me la sequé.
-Pues creo que es mejor detener el avance de los Balt por el norte, creo que es el peligro más inminente que tenemos – y dicho esto puse rumbo con mi plataforma hacia el noroeste.
-Pues me parece una hijoputada – le respondí sin preocuparme por hablar bien, no sabía lo que hacía allí y encima me tenía que jugar la vida por la supremacía de un clan en una isla ¿acaso no podían llevarse bien sus líderes?.
Tras pasar lo que quedaba de día dando una vuelta y descansar un poco fuimos al puerto para embarcarnos en una guerra, desembarcamos en una playa a poca distancia de una enorme torre negra que posiblemente fuese una de las torres de abastecimiento que nos habían dicho y detrás nuestro los barcos se hacen historia, juntándose y transformándose en una fortaleza “nota mental, pedirle a la marina uno de estos” pensé cuando lo vi, y Yoai una vez en la arena comenzó con un discurso de aliento a las tropas tras el discurso tocó un botón en su colgante provocando una lluvia negra extraña destruyese un edificio lo que provocó una risa de la chica.
Sin duda alguna la chica había enloquecido, desbordando locura por todo su ser, nos pedía que matásemos a nuestros enemigo y lo que hiciese falta para conseguir sus objetivos para poder conseguir nosotros nuestros deseos, y tras esto un montón de gente se lanzó a la batalla a lo loco. Al verlo cogí una jarra y la llené de agua lo más limpia posible y le eché un poco de azúcar de color amarillo y con sabor a limón que con el agua rebajó la amargura, hice que mis manos aumentasen la temperatura para calentar la taza y subido en una plataforma de azúcar me acerqué volando a Yoai con la taza y se la ofrecí.
-Disculpe, líder, le gustaría una infusión para calmarla, le he traído una, con sabor a limón, tranquila, no está envenenada, no me gusta matar de esa forma, hay formas más divertidas de hacerlo – le dije a Yoai a la vez que activaba mi haki de observación por si las moscas.
Fui notando la presencia de Gusi acercándose a nuestra posición, “¿acaso este chico tiene intenciones de morir tiene intenciones de morir?” pensé mientras lo notaba su presencia, al principio pensé en acercarme a decirle algo, pero algo en mi interior me dijo que no lo hiciese, así que me despedí de la líder del clan con una pequeña reverencia y seguí a Heaten quien me preguntó por mi opinión a la hora de tomar las centrales, incluso me llamó capitán, hecho que hizo que se me saltase una lagrimita de la alegría y rápidamente me la sequé.
-Pues creo que es mejor detener el avance de los Balt por el norte, creo que es el peligro más inminente que tenemos – y dicho esto puse rumbo con mi plataforma hacia el noroeste.
- resumen Meln:
- llegar a la isla, darle una taza con té de limón a Yoai, marcharme con Heaten hacia el noroeste
Nostariel
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Akuma no mi
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Kasai tardó un poco en responderme, aunque me dedico una cálida sonrisa que me tranquilizo un poco. Finalmente, el líder, me calmó bastante. Si bien era cierto que no todo lo que hacíamos era muy necesario, y siempre había preferido no matar a nadie, no había podido evitar hacerlo en ocasiones. El principal motivo de mi condicionamiento, residía en la forma en la que me habían criado. Desde muy pequeña, había crecido escuchando las historias de los espíritus de los bosques, y de los dioses. Kasai no era el primer ángel que me encontraba, pues antes estuvo Sinclair Moon, pero sin duda, este último no pía compararse con mi jefe.
Finalmente, llegamos a la costa de la isla objetivo. En ella nos encontraríamos frente a frente con las otras facciones y la gente que los ayudara. Un grupo de gente salió corriendo casi sin dar tiempo a acabar su discurso a la pretora Balarad. Eran bastantes y avanzaban en una formación algo extraña, como si fueran una fecha. Otro de los se encontraban allí paso a transformarse en un gran dragón, avanzando por los cielos propulsándose con fuego. Luego una chica más se fue como levitando por el aire. No estaba segura si muchos habían llegado a escuchar el último discurso de la líder de balt, pero Kasai y yo si lo hicimos.
Cuando termino de hablar, el joven se dio la vuelta y avanzó hacía la central a la que había decidido que fuéramos nosotros. Por la dirección, y si no me fallaba la memoria, era una de las centrales más alejadas de lo que sería el frente. No estaba segura si la elección había sido para protegerme del combate, o para tener tiempo de pensar y ver como se desarrollaba la batalla. De cualquier modo, me fiaba del criterio del ángel y lo seguiría.
Finalmente, llegamos a la costa de la isla objetivo. En ella nos encontraríamos frente a frente con las otras facciones y la gente que los ayudara. Un grupo de gente salió corriendo casi sin dar tiempo a acabar su discurso a la pretora Balarad. Eran bastantes y avanzaban en una formación algo extraña, como si fueran una fecha. Otro de los se encontraban allí paso a transformarse en un gran dragón, avanzando por los cielos propulsándose con fuego. Luego una chica más se fue como levitando por el aire. No estaba segura si muchos habían llegado a escuchar el último discurso de la líder de balt, pero Kasai y yo si lo hicimos.
Cuando termino de hablar, el joven se dio la vuelta y avanzó hacía la central a la que había decidido que fuéramos nosotros. Por la dirección, y si no me fallaba la memoria, era una de las centrales más alejadas de lo que sería el frente. No estaba segura si la elección había sido para protegerme del combate, o para tener tiempo de pensar y ver como se desarrollaba la batalla. De cualquier modo, me fiaba del criterio del ángel y lo seguiría.
- Balt:
- Escuchar a Kasai, divagar mucho, seguir al ángel hacia nuestro destino.
Corinna Athenais
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Akuma no mi
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Mientras me encontraba peleado contra aquellas criaturas, un estruendo lleno todo el lugar. Cuando miré, pude ver al que debía ser el líder, arrancando de cuajo la plataforma en la que se encontraba y lanzándola hacía alguien. Esta, se hizo añicos por el camino por algún motivo que no llegué a ver, o comprender. Solo pude crear el muro de madera antes de que el aluvión de piedras comenzará a caer contra el suelo. El muro no resistiría mucho, a pesar de ser más resistente que la madera normal. Así que, cuando hubo algunas piedras ya amontonadas, las usé para cubrirme, de ceder la madera. Tras la lluvia, todo terminó, habíamos pasado la prueba y fuimos invitados a una cena esa misma noche.
Durante la cena, al más puro estilo guerrero, degusté todo lo que pude de lo servido, incluyendo la carne hecha al fuego. Me había sentado al lado de Venom, aunque no le prestaba demasiada atención a causa de la comida. Pude ver de refilón que el chico de la mañana, ahora acompañado por dos criaturas, se pasó por allí. No parecía que su relación fuera demasiado buena, pero como se suele decir, en tiempo de guerra se hacen extraños amigos. Cuando terminó la cena me fui a descansar a unas chozas preparadas para nosotros, debía estar descansada para el día siguiente.
A la mañana siguiente, nos reunieron a todos, había gente que no reconocía de la arena, por lo que se habrían unido durante la noche, puede que en la cena ya estuvieran, pero había estado distraída. Nos entregaron una especie de piedra, que se suponía tenía dos funciones. La primera almacenar y la segunda algo gracioso, aunque viendo al “hombre”, eso podía ser algo potencialmente dañino. Venom me sugirió unirme a él una vez en encuentro, cosa que acepte con sumo gusto. Las batallas siempre eran mejor con alguien cubriéndote las espaldas. Así que me fui tras el chico.
Durante la cena, al más puro estilo guerrero, degusté todo lo que pude de lo servido, incluyendo la carne hecha al fuego. Me había sentado al lado de Venom, aunque no le prestaba demasiada atención a causa de la comida. Pude ver de refilón que el chico de la mañana, ahora acompañado por dos criaturas, se pasó por allí. No parecía que su relación fuera demasiado buena, pero como se suele decir, en tiempo de guerra se hacen extraños amigos. Cuando terminó la cena me fui a descansar a unas chozas preparadas para nosotros, debía estar descansada para el día siguiente.
A la mañana siguiente, nos reunieron a todos, había gente que no reconocía de la arena, por lo que se habrían unido durante la noche, puede que en la cena ya estuvieran, pero había estado distraída. Nos entregaron una especie de piedra, que se suponía tenía dos funciones. La primera almacenar y la segunda algo gracioso, aunque viendo al “hombre”, eso podía ser algo potencialmente dañino. Venom me sugirió unirme a él una vez en encuentro, cosa que acepte con sumo gusto. Las batallas siempre eran mejor con alguien cubriéndote las espaldas. Así que me fui tras el chico.
- Zal:
- Cubrirme con un muro, cenar ausente, enterarme de la runa y aceptar el ofrecimiento de Venom.
Rezvan Markov
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Akuma no mi
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El joven con el que hablé la tarde anterior parecía haberse marchado algo enfadado por algún motivo, el cual aún desconocía. El viaje en barco había comenzado, y no podía evitar pensar que estábamos ya en un punto sin retorno. Una vez desembarcáramos, teníamos que dar todo, literalmente. Si no conseguíamos una victoria para Sarka, tendríamos que escapar de allí, y so era algo que no iba conmigo. Había confiado demasiado en mis habilidades, y sin duda alguna, comparado con lo que estaba viendo alrededor, no eran nada. Debía entrenar mucho más duro, debía conseguir la fuerza para cazar a gente con esta clase de fuerza.
Cuando desembarcamos, Grum dio un pequeño discurso de nuevo y las tropas se movilizaron. Vi salir volando, corriendo y montados en máquinas a la mayoría de la gente. El ejercito de Sarka conquistaría la más cercanas sin duda, pero me decidí por encaminarme a la que se encontraba justo al sur de la base. Cuando estaba en la puerta me giré. El chico con el que me había encontrado el día anterior parecía que estaba reclamando el barco en el que lo transportaban para sí. Algunos a su alrededor habían caído al suelo, otros parecían aterrados. No era para menos, parecía emanar un aura poderosa e intimidante. Aun estando lejos, me sentía atemorizado.
Alejándome de aquella escena me interne en el erial que teníamos delante. Se parecía a la tierra de la que veníamos, pero sin las grandes construcciones de la misma. Aceleró un poco la marcha, las unidades mecánicas de la facción son más rápidas, y si quiero llegar para ver algo interesante, o conseguir unirme a algún transporte a la siguiente central me debo dar prisa. Si algún transporte de los rezagados pasara cerca, trataría de subirme a él, en definitiva, cualquier dirección era buena si me llevaba a alguna central o al frente.
Cuando desembarcamos, Grum dio un pequeño discurso de nuevo y las tropas se movilizaron. Vi salir volando, corriendo y montados en máquinas a la mayoría de la gente. El ejercito de Sarka conquistaría la más cercanas sin duda, pero me decidí por encaminarme a la que se encontraba justo al sur de la base. Cuando estaba en la puerta me giré. El chico con el que me había encontrado el día anterior parecía que estaba reclamando el barco en el que lo transportaban para sí. Algunos a su alrededor habían caído al suelo, otros parecían aterrados. No era para menos, parecía emanar un aura poderosa e intimidante. Aun estando lejos, me sentía atemorizado.
Alejándome de aquella escena me interne en el erial que teníamos delante. Se parecía a la tierra de la que veníamos, pero sin las grandes construcciones de la misma. Aceleró un poco la marcha, las unidades mecánicas de la facción son más rápidas, y si quiero llegar para ver algo interesante, o conseguir unirme a algún transporte a la siguiente central me debo dar prisa. Si algún transporte de los rezagados pasara cerca, trataría de subirme a él, en definitiva, cualquier dirección era buena si me llevaba a alguna central o al frente.
- Sarka:
- Darme cuenta de mi debilidad y prometerme mejorar. Ver a Arribor liarla con el haki del rey y tenerle mido. Ir hacía a la central justo al sur deprisa y tratar de pillar un transporte, para cualquier dirección.
Gareth Silverwing
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Akuma no mi
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Grum me miró y me dio una clara muestra de la estrategia a seguir. Tras una señal de su brazo dispararon un gigantesco cañón hacia... donde fuese y una explosión se adueñó del horizonte. Tras ver eso me preguntaba varias cosas ¿Cómo es que un arma de ese calibre está en manos de semejante idiota? ¿Y qué es lo que le ha impedido usarla para ganar la guerra? Decidí dar el caso por perdido y embarcar, una vez allí actuaría por mi cuenta, avanzaría más adelante aún que el frente de Sarka y aseguraría el terreno, si fuera necesario abriría un hueco entre las filas enemigas.
Me sentía casi como en casa, con esa atmósfera despreocupada a pesar de ir a una guerra y teniendo a un idiota al mando. Empezaba a pensar que quizás Kai y Al tuviesen razón, pero con este potencial de destrucción... era tentador quedarme. Agité la cabeza para tratar de librarme del pensamiento de esos dos inútiles y Jack (que a saber en que berenjenal se habría metido) y me di la vuelta para pasear por cubierta. Poco antes de llegar pude ver a un tipo enfundado en una armadura poniendo a punto sus armas, ese hacha me sonaba.
- Nos volvemos a encontrar Worgulv. Parece ser que no has podido resistir la llamada a una guerra. ¿Cómo está Dexter? he oído que ahora es Yonkou. - Dije mientras me sentaba al lado del guerrero, a pesar de los años no había cambiado mucho. - No se qué harán los demás, pero por mi parte pienso adelantarme y tomar una posición avanzada. ¿Te apuntas? Me vendría bien alguien que me cubriera las espaldas.
No tardamos mucho más en llegar. Una vez en la costa las tropas salieron disparadas a conquistar todo lo que vieran. Nosotros no seríamos diferentes. Miré el mapa, había dos centrales a Este, una entre dos ríos y otra un poco más al sur, en uno de los ríos. No estaban muy lejos y eran fácilmente defendibles. Tras comprobar el recorrido activé mi O Raiser y una serie de cristales carmesíes formaron un reactor y unas placas a modo de alerones en mi espalda y cintura. Inmediatamente después el aire comenzó a moverse con un potente silbido para luego elevarme un par de metros sobre el suelo.
- Worgulv, sígueme, aseguraremos las centrales del Este. - Dije al alzar el vuelo, sabía que ese hombre tenía un poder que lo hacía capaz de volar, así que no le costaría seguirme el ritmo. - Volaremos bajo si no te importa. Hay algo que no me gusta de esta guerra, así que mejor vayamos con pies de plomo. - Le dije mientras miraba a nuestro objetivo, una colina entre dos ríos.
Me sentía casi como en casa, con esa atmósfera despreocupada a pesar de ir a una guerra y teniendo a un idiota al mando. Empezaba a pensar que quizás Kai y Al tuviesen razón, pero con este potencial de destrucción... era tentador quedarme. Agité la cabeza para tratar de librarme del pensamiento de esos dos inútiles y Jack (que a saber en que berenjenal se habría metido) y me di la vuelta para pasear por cubierta. Poco antes de llegar pude ver a un tipo enfundado en una armadura poniendo a punto sus armas, ese hacha me sonaba.
- Nos volvemos a encontrar Worgulv. Parece ser que no has podido resistir la llamada a una guerra. ¿Cómo está Dexter? he oído que ahora es Yonkou. - Dije mientras me sentaba al lado del guerrero, a pesar de los años no había cambiado mucho. - No se qué harán los demás, pero por mi parte pienso adelantarme y tomar una posición avanzada. ¿Te apuntas? Me vendría bien alguien que me cubriera las espaldas.
No tardamos mucho más en llegar. Una vez en la costa las tropas salieron disparadas a conquistar todo lo que vieran. Nosotros no seríamos diferentes. Miré el mapa, había dos centrales a Este, una entre dos ríos y otra un poco más al sur, en uno de los ríos. No estaban muy lejos y eran fácilmente defendibles. Tras comprobar el recorrido activé mi O Raiser y una serie de cristales carmesíes formaron un reactor y unas placas a modo de alerones en mi espalda y cintura. Inmediatamente después el aire comenzó a moverse con un potente silbido para luego elevarme un par de metros sobre el suelo.
- Worgulv, sígueme, aseguraremos las centrales del Este. - Dije al alzar el vuelo, sabía que ese hombre tenía un poder que lo hacía capaz de volar, así que no le costaría seguirme el ritmo. - Volaremos bajo si no te importa. Hay algo que no me gusta de esta guerra, así que mejor vayamos con pies de plomo. - Le dije mientras miraba a nuestro objetivo, una colina entre dos ríos.
- Sarka:
- Ver la demostración de Francis, pensar que todos son unos idiotas, hablar con Worgulv, volar hacia las dos centrales del Este, volando bajo y no muy rápido.
Dafne
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Akuma no mi
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*Tras haber subido al barco y esperar a que zarparan, pude ver como un hombre-árbol comenzaba a subir en el barco, y lo que fue peor, me comenzó a hablar. Mi piel se se tornó de color rosa, debida a la fuerte emoción que me había provocado ver como un árbol, la natura, podía hablar como si por arte de hechizaría se tratara. No podía responder ya que mi mandíbula llegaba ahora mismo al suelo de la cubierta del asombro. Parecía que aquel árbol se preocupaba por mi, o al menos, eso deduje debido a sus toques de atención para que no me quedara atrás. A pesar de mi asombro, me coloqué detrás del mástil de proa, ya que, aquel árbol se había situado a proa, y me dispuse a observarle atónita hasta que nos comunicaron que llegamos a nuestro destino.*
*Mi cara se tornó normal otra vez cuando nos dispusimos a desembarcar. La pretora estaba dándonos otro de sus discursos, pero mis ojos siempre miraban a aquel hombre-árbol tan especial, y por unos segundos, se olvidó totalmente de su cometido. Cuando aquel ser bajó del barco, ignorando el discurso y marchándose hacia el río que quedaba un poco al sur de su zona de desembarco. Me quedé pensativa por unos segundos, observando que hacer. ¿Me voy con el resto o con él? ¿ Sería lo correcto?....POR FAVOR ES UN ÁRBOL PARLANTE!... Así que cogí mis cosas y como alma que lleva el diablo corrí por la pasarela hasta ponerme casi a su lado mientras le hablaba*
-EHHHHHHH!! SEÑOR ÁRBOL!!!! ESPERE POR FAVOR!!! *Decía mientras corría todo lo que podía para alcanzarle. A pesar de todo aquella isla era peligrosa, y llámame loca, pero me sentía mejor acompañada por un árbol que por una persona, así que me puse a su lado*
-Perdona señor árbol ¿Puedo acompañarle en su viaje? Me da igual el rumbo, creo que podremos ayudarnos mutuamente
* Dije sonriendo mientras colocaba mi mosquete marine reglamentario al hombro, pues se le estaba cayendo nuevamente. A pesar de todo, esperaba que aquel guerrero fuera amable conmigo y amante de la naturaleza como yo, ya que, por alguien así si que estaría dispuesta a dar la vida, solo quedaba esperar que él me aceptara*
-¿Como te llamas?.Yo me llamo Dafne *Dije manteniendo mi sonrisa cada vez más amplia debido a la emoción* -Soy una recluta marine voluntaria para este evento ¿tu que eres exactamente? *Dije dando un repaso con la vista nuevamente de arriba abajo a aquel ser,mientras sacaba, algunas de las hojas de mi bolsita e iba comiéndolas por el camino a modo de aperitivo*
*Mi cara se tornó normal otra vez cuando nos dispusimos a desembarcar. La pretora estaba dándonos otro de sus discursos, pero mis ojos siempre miraban a aquel hombre-árbol tan especial, y por unos segundos, se olvidó totalmente de su cometido. Cuando aquel ser bajó del barco, ignorando el discurso y marchándose hacia el río que quedaba un poco al sur de su zona de desembarco. Me quedé pensativa por unos segundos, observando que hacer. ¿Me voy con el resto o con él? ¿ Sería lo correcto?....POR FAVOR ES UN ÁRBOL PARLANTE!... Así que cogí mis cosas y como alma que lleva el diablo corrí por la pasarela hasta ponerme casi a su lado mientras le hablaba*
-EHHHHHHH!! SEÑOR ÁRBOL!!!! ESPERE POR FAVOR!!! *Decía mientras corría todo lo que podía para alcanzarle. A pesar de todo aquella isla era peligrosa, y llámame loca, pero me sentía mejor acompañada por un árbol que por una persona, así que me puse a su lado*
-Perdona señor árbol ¿Puedo acompañarle en su viaje? Me da igual el rumbo, creo que podremos ayudarnos mutuamente
* Dije sonriendo mientras colocaba mi mosquete marine reglamentario al hombro, pues se le estaba cayendo nuevamente. A pesar de todo, esperaba que aquel guerrero fuera amable conmigo y amante de la naturaleza como yo, ya que, por alguien así si que estaría dispuesta a dar la vida, solo quedaba esperar que él me aceptara*
-¿Como te llamas?.Yo me llamo Dafne *Dije manteniendo mi sonrisa cada vez más amplia debido a la emoción* -Soy una recluta marine voluntaria para este evento ¿tu que eres exactamente? *Dije dando un repaso con la vista nuevamente de arriba abajo a aquel ser,mientras sacaba, algunas de las hojas de mi bolsita e iba comiéndolas por el camino a modo de aperitivo*
- Balt:
- Me encontré a Kodama en el puerto, tal fue mi fascinación por él, que ignoré el discurso de la pretora y comencé a seguirlo e intentar traba amistad con él
Vilya sûlceleb
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Mientras subíamos a la reunión con, pude ver al murciélago de nuevo con nosotros. Esta vez su pelaje era completamente verde fosforito. No sabía que tomaba aquel animal, o que le producía aquel cambio de color, pero sería interesante descubrirlo. Ahora me planteaba si nos estaba siguiendo, o había sido casualidad el encontrarnos. Tras la reunión, no baja con nosotros, pero en el barco sí que vuelve a estar allí. Me entero por lo que trata de comentarle a Madara durante la aproximación, que quiere hacer negocios con él. Eso me fastidia un poco, la lucha que pudiera hacer contra él, ahora tan solo sería un entrenamiento.
La furia de mi jefe me interrumpé mis pensamientos, alguien se ha comido la comida, y como él dice, el desayuno es el más importante. Dejando un poco en la estacada al animal parlante, y casi a mí, el mercenario salió de la habitación. Me apresuré a seguirlo, era capaz de hacer alguna locura, y si estaba junto a él, al menos podría ayudarle, o tratar de frenarle. Por algún motivo, algo en mi interior no estaba conforme con lo de frenarle. No fueron necesarias ninguna de las dos cosas. El tipo que perseguía había echado a volar propulsado por llamas. Madara paso a su forma completa, y, tras un rugido, me invito a subirme a su espalda.
No me esperaba que tratara de ligar conmigo, pero por algún motivo, algo en mi interior estaba muy complacida por ese piropo. No le di mucha importancia, sujetándome fuerte al jefe. No era un buen momento para caerse, si lo hacía no podría alcanzarlo a tiempo. Cuando comenzó a sobrevolar la central en al que debía estar su objetivo, se quedó en el cielo, parecía que le daría tiempo para capturarla antes de confrontarlo. Yo me mantendría en su espalda, pero si aparecían enemigos, me dejaría caer. Pasando a la forma completa a media caída y a humana en el suelo. Una vez hecho atacaría con el arco a los enemigos, esos dos eran del mercenario.
La furia de mi jefe me interrumpé mis pensamientos, alguien se ha comido la comida, y como él dice, el desayuno es el más importante. Dejando un poco en la estacada al animal parlante, y casi a mí, el mercenario salió de la habitación. Me apresuré a seguirlo, era capaz de hacer alguna locura, y si estaba junto a él, al menos podría ayudarle, o tratar de frenarle. Por algún motivo, algo en mi interior no estaba conforme con lo de frenarle. No fueron necesarias ninguna de las dos cosas. El tipo que perseguía había echado a volar propulsado por llamas. Madara paso a su forma completa, y, tras un rugido, me invito a subirme a su espalda.
No me esperaba que tratara de ligar conmigo, pero por algún motivo, algo en mi interior estaba muy complacida por ese piropo. No le di mucha importancia, sujetándome fuerte al jefe. No era un buen momento para caerse, si lo hacía no podría alcanzarlo a tiempo. Cuando comenzó a sobrevolar la central en al que debía estar su objetivo, se quedó en el cielo, parecía que le daría tiempo para capturarla antes de confrontarlo. Yo me mantendría en su espalda, pero si aparecían enemigos, me dejaría caer. Pasando a la forma completa a media caída y a humana en el suelo. Una vez hecho atacaría con el arco a los enemigos, esos dos eran del mercenario.
- Zilda:
- Asombrarme con el murciélago. Montarme en Madara. Si llegamos a la central y hay pelea, tirarme descendiendo en completa y una vez en tierra atacar con el arco. (Solo a enemigos, no a Kai o el otro)
Lothar Dan
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El chico creo a nuestro alrededor una pirámide, y la joven la electrifico. Aunque, al primero no le dio tiempo a quitar la mano y se llevó lo que debió ser un horrible calambre por sus gritos. No había nada que pudiera hacer, más que esperar a que se le pasara y comprobar que no tuviera quemaduras en la mano o dedos. Después soltó una frase algo turbadora, pero imagine que sería por la corriente. Tras un rato comenzaron a sonar golpes contra la estructura, y no de ataques, sino más bien, como si grandes objetos la golpearan. Cuando todo paró, el chico deshizo la pirámide.
Cuando pudimos ver la escena, el gigantón de aspecto feral estaba hablando, parecía que todo había terminado. El resto se seres no parecían enfadados ni molestos con nosotros, aun así, me mantendría atento. Durante la cena nos pusieron de todo para que degustáramos. La cocina estaba elaborada de forma rudimentaria en fuegos y cazuelas, lo que no hacía que perdieran sabor, al contrario, estaban exquisitas. Según pasaba el tiempo, veía como los dos con los que había combatido bebían cada vez más y más. Al final a una la perdí y el otro terminó gritando por encima de la mesa. Teniendo presente que el día siguiente sería duro, me marché a dormir.
Por la mañana, nos entregaron una especie de piedras talladas. Al parecer poseían dos botones que nos ayudarían en la batalla si las cargábamos en las centrales. Busqué entre la gente a alguien conocido, sin resultado alguno. Es posible que se hubieran marchado con el tropel que salió nada más escuchar las palabras de aquel ser. Estuve dudando sobre a qué central dirigirme, eligiendo, finalmente, la que estaba justo al norte de la base. Con un poco de suerte me podría colar en la ciudad con la invisibilidad y conquistarlas cuatro de su interior sin apenas resistencia.
Cuando pudimos ver la escena, el gigantón de aspecto feral estaba hablando, parecía que todo había terminado. El resto se seres no parecían enfadados ni molestos con nosotros, aun así, me mantendría atento. Durante la cena nos pusieron de todo para que degustáramos. La cocina estaba elaborada de forma rudimentaria en fuegos y cazuelas, lo que no hacía que perdieran sabor, al contrario, estaban exquisitas. Según pasaba el tiempo, veía como los dos con los que había combatido bebían cada vez más y más. Al final a una la perdí y el otro terminó gritando por encima de la mesa. Teniendo presente que el día siguiente sería duro, me marché a dormir.
Por la mañana, nos entregaron una especie de piedras talladas. Al parecer poseían dos botones que nos ayudarían en la batalla si las cargábamos en las centrales. Busqué entre la gente a alguien conocido, sin resultado alguno. Es posible que se hubieran marchado con el tropel que salió nada más escuchar las palabras de aquel ser. Estuve dudando sobre a qué central dirigirme, eligiendo, finalmente, la que estaba justo al norte de la base. Con un poco de suerte me podría colar en la ciudad con la invisibilidad y conquistarlas cuatro de su interior sin apenas resistencia.
- Zal:
- Quedarme en la pirámide, tratar a Castor si tiene herida y escuchar el discurso. Cenar, ver a todos beber de más. Escuchar lo de las runas, e ir hacia la central más cercana.
Liv L Astrid
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Los ataques ni inmutaron al animal y para colmo me habían tirado de su grupa, pero había por suerte para mí había caído encima de alguien, que frenó la caída y por suerte el posible daño de esta, me levanté con cuidado de no hacerle más daño y puse mi atención en el animal.
-Lo siento, no era mi intención caerte encima, ese bicho tiene demasiada fuerza – le dije al joven mientras le tendía una mano para ayudarle a levantarse.
La bestia se cabreó más después de los múltiples ataques que había recibido y cuando se iba a poner de nuevo a cargar, un hombre bestia enorme cayó del cielo, haciendo temblar el suelo, por mi parte pude mantener el equilibrio, este ser se acercó a la bestia y la tocó en el lomo y esta se tranquilizó “¿qué clase de poder tiene este ser?” me pregunté tras ver la escena. El hombre comenzó a hablarnos comenzando por una disculpa por su pequeña refiriéndose al rinoceronte, luego se presentó y explicó la situación.
Al parecer nos habían metido en una guerra tras secuestrarnos y probar nuestras habilidades. Tras la explicación se nos llevó hasta un lugar donde nos dieron de cenar, una suculenta cena de carne con verduras asadas y tras esta cena me dirigí a una de las cabañas que nos ofrecieron, necesitaba descansar aunque no hubiese hecho mucha actividad.
A la mañana siguiente antes de embarcar a la guerra se nos entregó una piedra con dos runas talladas en ella que al parecer podían acceder a una energía procedente de unas torres de la isla a la que íbamos i con esto terminaron los preparativos para la marcha, la flota fueron unas barcazas para el transporte de las unidades y después algún barco de combate. Por suerte el viaje no duró mucho, situando la base de este clan en una bahía. Los hombres del pretor desembarcaron rápido y tomaron posiciones.
Según el mapa que nos dieron la zona en la que nos encontrábamos no disponía de demasiadas centrales, así que decidí ir hacia el norte a puestos algo más avanzados, solo buscaba alejarme del clan no me daba demasiada confianza alguien que me había raptado solo para que le ayudase, aunque la batalla que me aguardaba seguro que era algo grande con lo que ganaría gran experiencia y poder.
-Lo siento, no era mi intención caerte encima, ese bicho tiene demasiada fuerza – le dije al joven mientras le tendía una mano para ayudarle a levantarse.
La bestia se cabreó más después de los múltiples ataques que había recibido y cuando se iba a poner de nuevo a cargar, un hombre bestia enorme cayó del cielo, haciendo temblar el suelo, por mi parte pude mantener el equilibrio, este ser se acercó a la bestia y la tocó en el lomo y esta se tranquilizó “¿qué clase de poder tiene este ser?” me pregunté tras ver la escena. El hombre comenzó a hablarnos comenzando por una disculpa por su pequeña refiriéndose al rinoceronte, luego se presentó y explicó la situación.
Al parecer nos habían metido en una guerra tras secuestrarnos y probar nuestras habilidades. Tras la explicación se nos llevó hasta un lugar donde nos dieron de cenar, una suculenta cena de carne con verduras asadas y tras esta cena me dirigí a una de las cabañas que nos ofrecieron, necesitaba descansar aunque no hubiese hecho mucha actividad.
A la mañana siguiente antes de embarcar a la guerra se nos entregó una piedra con dos runas talladas en ella que al parecer podían acceder a una energía procedente de unas torres de la isla a la que íbamos i con esto terminaron los preparativos para la marcha, la flota fueron unas barcazas para el transporte de las unidades y después algún barco de combate. Por suerte el viaje no duró mucho, situando la base de este clan en una bahía. Los hombres del pretor desembarcaron rápido y tomaron posiciones.
Según el mapa que nos dieron la zona en la que nos encontrábamos no disponía de demasiadas centrales, así que decidí ir hacia el norte a puestos algo más avanzados, solo buscaba alejarme del clan no me daba demasiada confianza alguien que me había raptado solo para que le ayudase, aunque la batalla que me aguardaba seguro que era algo grande con lo que ganaría gran experiencia y poder.
- resumen Zal:
- atender al pretor su explicación, cenar y descansar, embarcarme y tras desembarcar dirigirme hacia el norte
Gera
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El trayecto había sido de lo más aburrido. Gera se dedicó a observar a cada uno de los miembros que había en aquel barco. Se sintió un poco triste al ver que no conocía a ninguno de los presentes. Albergaba la esperanza de tener algún compañero de viaje sin tener que iniciarse en la presentación. Esto la seguía incomodando con cada segundo que pasaba.
En el barco había desde un hombre árbol hasta seres de lo más extravagantes. Lo cierto es que le resultaba curioso. Sentía que ella no pertenecía a aquel lugar... ¿Qué demonios hago yo aquí? se preguntaba. Sinceramente, Gera no era del tipo de persona que se hubiese propuesto voluntaria para combatir en una guerra. Había cambiado mucho desde que inició su viaje. Con cada aventura que vivía se volvía más y más segura de si misma.
El barco se paró y la joven se preparó para desembarcar con su pelo perfectamente recogido en una trenza, su uniforme, sus zapatos cómodos... todo lo que una novata necesitaría, además de los artilugios que ella siempre llevaba consigo como podía ser el cayado o bien, agua y algunos víveres.
Una vez estuvo en tierra, la jefa de aquel lugar dio otro de sus discursos. Lo cierto es que no había sido muy alentador para Gera escucharla en esta ocasión. Se sintió perdida y un poco agobiada.
Una vez hubo terminado de hablar la mujer, muchos de sus compañeros comenzaron a tomar rumbo. Se fijó en uno en particular... Uno con unas alas que gracias a un propulsor de fuego consiguió elevarse en el aire y volar. A Gera le hubiese gustado hablar con él pero era tarde, ya había prendido el vuelo y obviamente, la botánica no podía volar.
Con la misma, decidió seguir a la muchedumbre, al fin y al cabo, ¿qué podría hacer ella sola? no tenía experiencia ni ningún plan, por el momento.
En el barco había desde un hombre árbol hasta seres de lo más extravagantes. Lo cierto es que le resultaba curioso. Sentía que ella no pertenecía a aquel lugar... ¿Qué demonios hago yo aquí? se preguntaba. Sinceramente, Gera no era del tipo de persona que se hubiese propuesto voluntaria para combatir en una guerra. Había cambiado mucho desde que inició su viaje. Con cada aventura que vivía se volvía más y más segura de si misma.
El barco se paró y la joven se preparó para desembarcar con su pelo perfectamente recogido en una trenza, su uniforme, sus zapatos cómodos... todo lo que una novata necesitaría, además de los artilugios que ella siempre llevaba consigo como podía ser el cayado o bien, agua y algunos víveres.
Una vez estuvo en tierra, la jefa de aquel lugar dio otro de sus discursos. Lo cierto es que no había sido muy alentador para Gera escucharla en esta ocasión. Se sintió perdida y un poco agobiada.
Una vez hubo terminado de hablar la mujer, muchos de sus compañeros comenzaron a tomar rumbo. Se fijó en uno en particular... Uno con unas alas que gracias a un propulsor de fuego consiguió elevarse en el aire y volar. A Gera le hubiese gustado hablar con él pero era tarde, ya había prendido el vuelo y obviamente, la botánica no podía volar.
Con la misma, decidió seguir a la muchedumbre, al fin y al cabo, ¿qué podría hacer ella sola? no tenía experiencia ni ningún plan, por el momento.
- resumen Balt:
- Se sube en el barco, intenta hablar con otros compañeros. Observa a todos y cada uno de ellos e intenta hablar con Zuko pero se marcha volando. Persigue a la muchedumbre acercándose al hombre árbol.
Simo Baker
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La pelea contra la enorme bestia comienza a ponerse interesante para mí. En un primer momento logro impactar mi potente golpe contra la cara de aquel bicho, aunque por no calcular bien su resistencia acabo sufriendo yo más el daño que él. Al menos ese movimiento me ha valido para tomar posición sobre él, por lo que aguanto el dolor y me decido a seguir con mi plan. Tras unos momentos de rodeo sobre la bestia consigo lanzar mi ataque sobre su ojo, sin embargo este es desviado por un disparo. Casi al instante me giro con una mirada agresiva e inquisidora en la dirección en la que ha venido el proyectil. No era suficiente con estar rodeado de gente estúpida en una pelea contra una bestia enorme, encima tenía que venir alguien más a atacarme. Más le valía andarse con cuidado a ese individuo. Por desgracia esa desconcentración y el aumento de agresividad del animal acabaron lanzándome por los suelos. Había quedado en una posición muy comprometida, por lo que intenté levantarme rápidamente. Apenas estaba a medio levantar cuando el suelo se sacudió de una forma tremenda, forzándome a activar el equilibrador ciborg para no caer una segunda vez. Aquel estaba siendo un auténtico asco de día. Comencé a rodear a la bestia para ver qué era lo que había causado el temblor mientras me colocaba el hombro en su sitio. Dolió bastante, pero no era algo difícil, sólo había que hacer el proceso contrario al necesario para dislocarlo. Estaba claro que no iba a quedar tan bien cómo si lo hiciese un doctor, pero allí no parecía haber ninguno, tendría que acabar de curarse con descanso.
Para mi sorpresa la causa del pequeño terremoto era un hombre gigante, que al parecer era el dueño de la cosa contra la que habíamos estado peleando. Me resultaba más que extraño ver como la trataba como si fuese un animal pequeñito e indefenso, pero había logrado que se estuviese quieta, no me iba a quejar. Mientras la acariciaba aquel hombre explicó cómo habíamos llegado a esa situación. Una historia muy buena, pero todo el tema de ser el heredero legítimo de una nación en guerra y habernos rescatado de los ”malos” no me convencía. El sitio que él estaba gobernando no era más que una nación retrograda donde la muerte aún era como un espectáculo. Además me había tenido encerrado mucho tiempo y me había forzado a luchar a muerte en un coliseo. Ese señor debía ser un completo idiota si se creía que iba a ir a una guerra por él. Tan sólo me dedicaría a seguirle la corriente y en cuanto tuviese la oportunidad me largaría de allí.
A la noche nos llevaron a todos a un gran salón donde había preparado un enorme banquete. A parte los que estábamos en la arena, había un gran grupo de gente nueva. Por las caras de algunos conocidos que vi allí supuse que era el grupo de apoyo extranjero del que había hablado el gigante. Tenía decidido fugarme, por lo que decidí pasar inadvertido y no llamar la atención mientras analizaba a la gente del lugar. Primero me serví un buen filete mientras me fijaba en el estúpido que me había agarrado esa mañana, sin duda tenía que vengarme de él. Una pelea en una sala llena de guerreros la víspera de una batalla no parecía lo más inteligente, sobre todo porque no quería que se fijasen en mí. Fue por eso por lo que me decidí por algo más sutil. Los cocineros del lugar no parecían muy expertos, pues la mayoría de los platos estaban mal cocinados, eso sumado al voraz apetito de mi victima me daba la oportunidad perfecta. Mientras comía de mi plato de pollo fui acercándole las carnes rojas menos hechas que encontraba, con algo de suerte al día siguiente se le soltaría el estómago y no podría defenderse bien. En mi búsqueda de los platos semicrudos pude medir el poder de los presentes con mi haki de observación. Alguno de ellos era realmente fuerte, cosa que jamás se me habría ocurrido viéndolos actuar. Harto de las escenitas me dispuse a tomarme un chupito de hiervas para ayudar a la digestión y marcharme del lugar, pero justo en ese momento apareció el idiota otra vez. Tomé el chupito de una agradeciendo lo cargado que estaba, pues lo iba a necesitar para aguantar al que venía. Lo que parecía una disculpa del ahora borracho gyojin no me hizo sentir mal por lo que le estaba haciendo a su estómago, sobre todo porque se puso a comerse las verduras que había apartado de mi plato. No me gustaban, pero aun así no me hacía gracia que las tocase. Al menos el hecho de que comiese algo de fibra y se estuviese hinchando a alcohol ayudaba a mi plan. Tras eso se puso a llorar, momento que aproveché para tomarme otro chupito más, coger algo de hielo para mi hombro y marcharme a dormir tranquilamente en la cabaña que me habían designado.
A la mañana siguiente me desperté con las energías recuperadas completamente, aunque con algunas molestias en el hombro. El día comenzó bastante activo, pues rápidamente nos agruparon en la plaza principal, que estaba bastante deteriorada, y nos entregaron un mapa y una piedra con runas grabadas. Parecía un trasto inservible, pero la explicación del legítimo heredero reveló que podía ser bastante útil. Tras esto nos guiaron hacia las barcazas que nos iban a transportar a la isla en la que se desarrollaría la guerra. Estas eran extremadamente rudimentarias, al igual que el resto del ejército, el cual estaba formado por guerreros con aspecto animal y bestias. Me alegraba haber tomado la decisión de no apoyarles, un ejército tan retrasado y desorganizado no podría ganar la guerra por mucha potencia que tuviese.
Tras un viaje no demasiado largo, las tropas desembarcan en una fortaleza situada en una bahía al sur de la isla. No tengo mucho tiempo para pensar, pero observando el mapa no cabe duda de que mi mejor opción es dirigirme al norte, hacia la ciudad imperial. Allí podré encontrar el apoyo de algún enemigo de Zal que me ayude a tomar venganza por lo que me han hecho pasar. Finalmente los momentos de formación de la horda acaban, y todos salen en estampida a la orden de Ruk. Yo por mi parte no tengo prisa, no tengo ningún interés en correr entre esos salvajes. Tan pronto como puedo me separo del grueso para avanzar más ligera y sigilosamente. Tengo mi destino claro, aunque en el último momento me decido por hacer una parada en la central situada a mitad de camino para probarlas runas de la extraña piedra que se me ha entregado. Por el mapa calculo que no tardaré demasiado en llegar, por lo que me preparo para usar mi cubierta protectora. Además durante el camino voy fijándome en el terreno para poder moverme más hábilmente por él y poder usarlo en mi favor en las futuras peleas.
Para mi sorpresa la causa del pequeño terremoto era un hombre gigante, que al parecer era el dueño de la cosa contra la que habíamos estado peleando. Me resultaba más que extraño ver como la trataba como si fuese un animal pequeñito e indefenso, pero había logrado que se estuviese quieta, no me iba a quejar. Mientras la acariciaba aquel hombre explicó cómo habíamos llegado a esa situación. Una historia muy buena, pero todo el tema de ser el heredero legítimo de una nación en guerra y habernos rescatado de los ”malos” no me convencía. El sitio que él estaba gobernando no era más que una nación retrograda donde la muerte aún era como un espectáculo. Además me había tenido encerrado mucho tiempo y me había forzado a luchar a muerte en un coliseo. Ese señor debía ser un completo idiota si se creía que iba a ir a una guerra por él. Tan sólo me dedicaría a seguirle la corriente y en cuanto tuviese la oportunidad me largaría de allí.
A la noche nos llevaron a todos a un gran salón donde había preparado un enorme banquete. A parte los que estábamos en la arena, había un gran grupo de gente nueva. Por las caras de algunos conocidos que vi allí supuse que era el grupo de apoyo extranjero del que había hablado el gigante. Tenía decidido fugarme, por lo que decidí pasar inadvertido y no llamar la atención mientras analizaba a la gente del lugar. Primero me serví un buen filete mientras me fijaba en el estúpido que me había agarrado esa mañana, sin duda tenía que vengarme de él. Una pelea en una sala llena de guerreros la víspera de una batalla no parecía lo más inteligente, sobre todo porque no quería que se fijasen en mí. Fue por eso por lo que me decidí por algo más sutil. Los cocineros del lugar no parecían muy expertos, pues la mayoría de los platos estaban mal cocinados, eso sumado al voraz apetito de mi victima me daba la oportunidad perfecta. Mientras comía de mi plato de pollo fui acercándole las carnes rojas menos hechas que encontraba, con algo de suerte al día siguiente se le soltaría el estómago y no podría defenderse bien. En mi búsqueda de los platos semicrudos pude medir el poder de los presentes con mi haki de observación. Alguno de ellos era realmente fuerte, cosa que jamás se me habría ocurrido viéndolos actuar. Harto de las escenitas me dispuse a tomarme un chupito de hiervas para ayudar a la digestión y marcharme del lugar, pero justo en ese momento apareció el idiota otra vez. Tomé el chupito de una agradeciendo lo cargado que estaba, pues lo iba a necesitar para aguantar al que venía. Lo que parecía una disculpa del ahora borracho gyojin no me hizo sentir mal por lo que le estaba haciendo a su estómago, sobre todo porque se puso a comerse las verduras que había apartado de mi plato. No me gustaban, pero aun así no me hacía gracia que las tocase. Al menos el hecho de que comiese algo de fibra y se estuviese hinchando a alcohol ayudaba a mi plan. Tras eso se puso a llorar, momento que aproveché para tomarme otro chupito más, coger algo de hielo para mi hombro y marcharme a dormir tranquilamente en la cabaña que me habían designado.
A la mañana siguiente me desperté con las energías recuperadas completamente, aunque con algunas molestias en el hombro. El día comenzó bastante activo, pues rápidamente nos agruparon en la plaza principal, que estaba bastante deteriorada, y nos entregaron un mapa y una piedra con runas grabadas. Parecía un trasto inservible, pero la explicación del legítimo heredero reveló que podía ser bastante útil. Tras esto nos guiaron hacia las barcazas que nos iban a transportar a la isla en la que se desarrollaría la guerra. Estas eran extremadamente rudimentarias, al igual que el resto del ejército, el cual estaba formado por guerreros con aspecto animal y bestias. Me alegraba haber tomado la decisión de no apoyarles, un ejército tan retrasado y desorganizado no podría ganar la guerra por mucha potencia que tuviese.
Tras un viaje no demasiado largo, las tropas desembarcan en una fortaleza situada en una bahía al sur de la isla. No tengo mucho tiempo para pensar, pero observando el mapa no cabe duda de que mi mejor opción es dirigirme al norte, hacia la ciudad imperial. Allí podré encontrar el apoyo de algún enemigo de Zal que me ayude a tomar venganza por lo que me han hecho pasar. Finalmente los momentos de formación de la horda acaban, y todos salen en estampida a la orden de Ruk. Yo por mi parte no tengo prisa, no tengo ningún interés en correr entre esos salvajes. Tan pronto como puedo me separo del grueso para avanzar más ligera y sigilosamente. Tengo mi destino claro, aunque en el último momento me decido por hacer una parada en la central situada a mitad de camino para probarlas runas de la extraña piedra que se me ha entregado. Por el mapa calculo que no tardaré demasiado en llegar, por lo que me preparo para usar mi cubierta protectora. Además durante el camino voy fijándome en el terreno para poder moverme más hábilmente por él y poder usarlo en mi favor en las futuras peleas.
- Resumen Zal(?):
- Cogerle algo de odio Yarmin por dispararme. Recolocarme el hombro. Decidir que no quiero aliarme con Zal. Medir el poder de la gente que hay en la cena. Acercar disimuladamente carne cruda a Augustus para que le de diarrea. Irme a dormir prontito sin llamar la atención. Seguir el rollo a los de Zal hasta que salen al ataque. Alejarme de la horda y tomar rumbo a la central al norte de la fortaleza con intención de probar y recargar las runas antes de ir a la capital. Activar la cubierta protectora y analizar el terreno (técnica analisis).
Worgulv
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Los barcos iban de cabeza a una isla, algunos soldados parecían enardecidos de más, seguramente carne de cañón a la cual no le preocupaba ser desperdigada en cachitos, él sin embargo estaba sentado contra la pared del barco, comprobando que el filo de sus armas estaba en perfectas condiciones, la armadura que se había agenciado era dura y pesada, pero podía manejarla sin problema alguno, y dado que no era completa, no le dificultaba en los movimientos.
Antes de llegar a la isla objetivo, el chico de la coleta roja se acercó a él, ahora que tenía sus sentidos activos, le pareció estúpido no haberle reconocido, el pequeño soldado, aunque parecía bastante cambiado. Tenía razón, él nunca escapaba de la llamada de la guerra, en cambio, no sabía nada ni de su capitán ni de sus camaradas, tiempo a que se habían separado, esperaba que se encontraran bien. `` Me alegra ver una cara conocida, pequeño hombre, me gusta tu plan, si tu marcas el camino, te sigo´´ dijo el hombre mientras desenroscaba el mango de su martillo, estaba apretado con fuerza, asique cuando cedió solo un sonoro ¨¨blop¨¨, bebió un gran trago y le ofreció al muchacho. `` los dioses mostraran más atención si antes les honramos, pequeño hombre´´, después de volver a enrollar el mango con fuerza, sujeto el hacha con ambas manos y comenzó el ritual, justo antes de llegar a la orilla.
Los barcos llegaron, todas las tropas se desplegaron por doquier, la mayoría a pie, otros volando, el estruendo de las máquinas de guerra ensordecía los gritos de batalla proferidos por los soldados, demasiado ruidosos para ni siquiera haber divisado al enemigo, el sin embargo contemplo como al pequeño hombre se le generaban unas alas planas y lisas alrededor, junto con ciertos cilindros que expulsaban fuego. Él como contraparte busco fuerza en su interior y de su espalda brotaron sus alas, enormes y brillantes como siempre, cuando Arthur alzo el vuelo, el hombre le siguió.
Antes de llegar a la isla objetivo, el chico de la coleta roja se acercó a él, ahora que tenía sus sentidos activos, le pareció estúpido no haberle reconocido, el pequeño soldado, aunque parecía bastante cambiado. Tenía razón, él nunca escapaba de la llamada de la guerra, en cambio, no sabía nada ni de su capitán ni de sus camaradas, tiempo a que se habían separado, esperaba que se encontraran bien. `` Me alegra ver una cara conocida, pequeño hombre, me gusta tu plan, si tu marcas el camino, te sigo´´ dijo el hombre mientras desenroscaba el mango de su martillo, estaba apretado con fuerza, asique cuando cedió solo un sonoro ¨¨blop¨¨, bebió un gran trago y le ofreció al muchacho. `` los dioses mostraran más atención si antes les honramos, pequeño hombre´´, después de volver a enrollar el mango con fuerza, sujeto el hacha con ambas manos y comenzó el ritual, justo antes de llegar a la orilla.
Los barcos llegaron, todas las tropas se desplegaron por doquier, la mayoría a pie, otros volando, el estruendo de las máquinas de guerra ensordecía los gritos de batalla proferidos por los soldados, demasiado ruidosos para ni siquiera haber divisado al enemigo, el sin embargo contemplo como al pequeño hombre se le generaban unas alas planas y lisas alrededor, junto con ciertos cilindros que expulsaban fuego. Él como contraparte busco fuerza en su interior y de su espalda brotaron sus alas, enormes y brillantes como siempre, cuando Arthur alzo el vuelo, el hombre le siguió.
- Sarka:
- Encontrarme con Arthur, establecer plan y seguir al pequeño gran hombre volando
Zack Suky
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Una vez que monté en el barco y hablé con Sarah, en poco más me fijé, ya que estaba enfrascado con aquel extraño objeto que había "rescatado" de aquel montón de trastos que los de Sarka nos ofrecieron antes de partir. Al principio sólo me llamó la atención por su forma exterior, el material se veía de buena calidad, pero una vez tuve tiempo pude trastear más con él.
El artefacto tenía dos botones, uno de color rojo y otro verde, que no dudé en pulsar para averiguar que hacían. Me quedé fascinado cuando un haz de luz de color violáceo emergió del artilugio emitiendo un extraño zumbido. Estaba entre maravillado y celoso por aquella tecnología, pero decidí que no era momento de quedarme flipando con mis diatribas personales, sino que me acerqué a un barril grueso de madera e intenté usar aquel objeto para averiguar cual era su cualidad.
Me hubiese quedado horas investigando más aquel artefacto, pero entonces llegamos a tierra donde nos esperaba un especie de campamento que provisionaba a las tropas y máquinas cortándome el rollo. Me acerqué buscando a mis compañeros para desembarcar, cuando de repente noté una poderosa presencia que casi hace que me tiemblen las piernas. Por unos instantes sentí mi propia flaqueza florecer, aunque de repente tan pronto como vino se fue. Llegué a pensar que ya nos estaban atacando y casi desenfundo mi arma, pero cuando giré la cabeza hacia donde había sentido tal poder, un largo suspiro mezcla de alivio y resignación salió de mi boca cuando vi a mi capitán soltar el discurso de su vida mientras montaba una "escenita". Una vez más me sorprendió su temeridad como su poder, aunque creía que no podría haber elegido peor momento. Había varias tropas de Sarka y todos estaban descansados, pero igualmente seguía pensando que junto a él estaba más seguro por muy loco que estuviese, aunque decidí acercarme primero a Sarah.
- Creo que voy a tener que tragarme mis palabras pequeña, puede que sea el capi quien nos lleve a la muerte hoy, pero ya sabes como es. Prepárate para lo que sea - dije medio sonriendo mientras sacaba un cigarrillo.
Podría ser mi último cigarrillo por culpa de aquel descerebrado adicto al color rojo, pero aún así sin decir una palabra más me acerqué hacia la base del mástil, donde Arribor estaba subido, y me apoyé en él tras desenfundar mi espada mientras daba una larga calada. El pirata ya había dicho todo lo que había que decir, asique me mantuve ahí listo esperando la reacción de los tipos que aún quedaban en el barco.
El artefacto tenía dos botones, uno de color rojo y otro verde, que no dudé en pulsar para averiguar que hacían. Me quedé fascinado cuando un haz de luz de color violáceo emergió del artilugio emitiendo un extraño zumbido. Estaba entre maravillado y celoso por aquella tecnología, pero decidí que no era momento de quedarme flipando con mis diatribas personales, sino que me acerqué a un barril grueso de madera e intenté usar aquel objeto para averiguar cual era su cualidad.
Me hubiese quedado horas investigando más aquel artefacto, pero entonces llegamos a tierra donde nos esperaba un especie de campamento que provisionaba a las tropas y máquinas cortándome el rollo. Me acerqué buscando a mis compañeros para desembarcar, cuando de repente noté una poderosa presencia que casi hace que me tiemblen las piernas. Por unos instantes sentí mi propia flaqueza florecer, aunque de repente tan pronto como vino se fue. Llegué a pensar que ya nos estaban atacando y casi desenfundo mi arma, pero cuando giré la cabeza hacia donde había sentido tal poder, un largo suspiro mezcla de alivio y resignación salió de mi boca cuando vi a mi capitán soltar el discurso de su vida mientras montaba una "escenita". Una vez más me sorprendió su temeridad como su poder, aunque creía que no podría haber elegido peor momento. Había varias tropas de Sarka y todos estaban descansados, pero igualmente seguía pensando que junto a él estaba más seguro por muy loco que estuviese, aunque decidí acercarme primero a Sarah.
- Creo que voy a tener que tragarme mis palabras pequeña, puede que sea el capi quien nos lleve a la muerte hoy, pero ya sabes como es. Prepárate para lo que sea - dije medio sonriendo mientras sacaba un cigarrillo.
Podría ser mi último cigarrillo por culpa de aquel descerebrado adicto al color rojo, pero aún así sin decir una palabra más me acerqué hacia la base del mástil, donde Arribor estaba subido, y me apoyé en él tras desenfundar mi espada mientras daba una larga calada. El pirata ya había dicho todo lo que había que decir, asique me mantuve ahí listo esperando la reacción de los tipos que aún quedaban en el barco.
- Resumen Sarka:
- - Averiguar el uso del artilugio como su potencia durante el viaje a tierra.
- Fascinarme y mosquearme por el comportamiento de mi capitán.
- Hablar con Sarah y esperar reacción de los demás.
Sarah Foxxx
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Después de subir al barco, me fijo que Zack comienza a juguetear con lo que ha encontrado, desde luego es curioso ese chisme. Poco después noté a Zack un poco nervioso, yo también sentía algo extraño en el ambiente. Poco después, miré arriba, el zorro sangriento ya la está liando, que novedad. Soltó su discurso, tuve que coger mi arma, pues los que venían acompañándonos en el barco podrían rebotarse, y ante todo es mi capitán.
-``Es increíble, no pude escoger peor momento´´ -pensé para mí, mientras ponía mi mano sobre la katana, y en mi otra mano sostenía mi bö. Llevaba más armas, pero poco a poco, no podía sacar toda la artillería.
Este hombre está completamente loco, de los palos de las velas veía caer chorretones de sangre, cualquier tocaba ahora esos palos. Se me acercó Zack comentándome que me prepare, tiene toda la razón, no le llega con ponerse el en peligro, si no que nos pone a los demás.
-Tienes razón, yo por si no te has dado cuenta ya estoy atenta, mi mano en mi katana, y en mi otra mano el bö, si se ponen pesados sacaré la artillería pesada -dije tocando la guadaña. Por si acaso llevaba también mis dos pistolas favoritas en la espalda, a la altura de la cadera, una bolsa con diales, regeneradores de células, y una bolsa con lo necesario para hacer curas.
-¡ARRIBOR!, recuerda que nosotros también estámos aquí, no te juegas tu solo el pellejo zorro sangriento -dije mirándole a los ojos, mientras alzaba hacía el mi katana, con una sonrisa, a modo de que nos protegeríamos mutuamente pasase lo que pasase.
-``Es increíble, no pude escoger peor momento´´ -pensé para mí, mientras ponía mi mano sobre la katana, y en mi otra mano sostenía mi bö. Llevaba más armas, pero poco a poco, no podía sacar toda la artillería.
Este hombre está completamente loco, de los palos de las velas veía caer chorretones de sangre, cualquier tocaba ahora esos palos. Se me acercó Zack comentándome que me prepare, tiene toda la razón, no le llega con ponerse el en peligro, si no que nos pone a los demás.
-Tienes razón, yo por si no te has dado cuenta ya estoy atenta, mi mano en mi katana, y en mi otra mano el bö, si se ponen pesados sacaré la artillería pesada -dije tocando la guadaña. Por si acaso llevaba también mis dos pistolas favoritas en la espalda, a la altura de la cadera, una bolsa con diales, regeneradores de células, y una bolsa con lo necesario para hacer curas.
-¡ARRIBOR!, recuerda que nosotros también estámos aquí, no te juegas tu solo el pellejo zorro sangriento -dije mirándole a los ojos, mientras alzaba hacía el mi katana, con una sonrisa, a modo de que nos protegeríamos mutuamente pasase lo que pasase.
- Resumen Sarka:
-Subir al barco
-Hablar con Zack y luego con Arribor
Aki D. Arlia
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Cada vez le caía peor la pretora. Esa mujer parecía drogada o algo peor, tanto hablar de la fe. Le recordaba demasiado a una vieja conocida… y ella tampoco había acabado nada bien. Estaban ya en tierra, escuchando su discurso. La pelirroja miró a su alrededor, examinando el terreno. Para ser un campo de batalla estaban solos, al menos de momento. Pronto el sudor y la sangre lo cubrirían todo. No tenía muchas esperanzas, pero quizás y solo quizás el hombre al que buscaba estuviera por el medio. Refugiado en otra base, seguramente, pero mientras estuviera le daba igual. Le cercenaría la maldita cabeza por atreverse a meterse en sus asuntos. Y si no le encontraba allí peinaría cada isla del North Blue hasta dar con él. No escaparía.
Volvió al presente cuando oyó como la pretora los despedía animándoles y el barullo comenzaba a su alrededor. Giró un par de veces sobre sí misma, hasta que a lo lejos vio a alguien conocido. ¿Ese no era el tipo de la otra noche? Se había ido rápido y no había logrado hablarle, pero estaba segura de que era él. Esas alas… Debía de tener una zoan de dragón, eran más que parecidas a las de Cetus. Y el fuego inconfundible, por supuesto. Bueno, no era cuestión de tirar a tontas y a locas como la última vez. No tenía ninguna intención de volver a quedar bajo un fuego cruzado. Se apartó un poco del grupo y pasó a su forma completa. Sus colmillos se alargaron casi imperceptiblemente y le salieron unas hermosas alas negras, enormes, a la espalda. Su nuevo aspecto se completaba con una larga cola terminada con una punta en pica. Dejó que el aura de su poder se desparramase a su alrededor, sin intentar ocultarla y despegó rumbo a los cielos. Divisó al chico dragón algo al noreste y aceleró para intentar pillarle. Mientras se acercaba vio a lo lejos una de las centrales. Sonrió, pensando que no podía ser tan difícil activarla. Si lo conseguían ya habrían empezado con buen pie ¿No?
-¡Eh, tú! Nos vimos anoche, creo… vengo a echarte una zarpa, si te parece bien.
Bueno, y si no le parecía bien también. Se aguantaba, había suficiente central para los dos. Mientras tanto en su cabeza seguía dándole vueltas al discurso de la pretora. Ciertamente eran la región más pacífica de las cinco que habían gritado por ayuda, pero ¿Se merecían ganar esta guerra? Meneó la cabeza, aguantándose la risa. Eso era una estupidez, cualquiera que la ganara haría con Encuentro cosas buenas y cosas malas. La guerra no era más que un juego, al fin y al cabo. Y ella conseguiría lo que quería ganara quien ganase.
Volvió al presente cuando oyó como la pretora los despedía animándoles y el barullo comenzaba a su alrededor. Giró un par de veces sobre sí misma, hasta que a lo lejos vio a alguien conocido. ¿Ese no era el tipo de la otra noche? Se había ido rápido y no había logrado hablarle, pero estaba segura de que era él. Esas alas… Debía de tener una zoan de dragón, eran más que parecidas a las de Cetus. Y el fuego inconfundible, por supuesto. Bueno, no era cuestión de tirar a tontas y a locas como la última vez. No tenía ninguna intención de volver a quedar bajo un fuego cruzado. Se apartó un poco del grupo y pasó a su forma completa. Sus colmillos se alargaron casi imperceptiblemente y le salieron unas hermosas alas negras, enormes, a la espalda. Su nuevo aspecto se completaba con una larga cola terminada con una punta en pica. Dejó que el aura de su poder se desparramase a su alrededor, sin intentar ocultarla y despegó rumbo a los cielos. Divisó al chico dragón algo al noreste y aceleró para intentar pillarle. Mientras se acercaba vio a lo lejos una de las centrales. Sonrió, pensando que no podía ser tan difícil activarla. Si lo conseguían ya habrían empezado con buen pie ¿No?
-¡Eh, tú! Nos vimos anoche, creo… vengo a echarte una zarpa, si te parece bien.
Bueno, y si no le parecía bien también. Se aguantaba, había suficiente central para los dos. Mientras tanto en su cabeza seguía dándole vueltas al discurso de la pretora. Ciertamente eran la región más pacífica de las cinco que habían gritado por ayuda, pero ¿Se merecían ganar esta guerra? Meneó la cabeza, aguantándose la risa. Eso era una estupidez, cualquiera que la ganara haría con Encuentro cosas buenas y cosas malas. La guerra no era más que un juego, al fin y al cabo. Y ella conseguiría lo que quería ganara quien ganase.
- Balt:
- Divagar al llegar, reconocer a Zuko. Pasar a forma completa entre toda la gente y
despegar detrás de él, acelerar para pillarle. Gritarle en mitad del aire y volver a divagar.
Elya Edelweiss
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Iba distraída, pensando en sus cosas, cuando de repente su visión se nubló. ¿Qué demo…? Oh. Se apartó en seguida y bajó la cabeza en señal de humildad. Se había chocado por ir pensando en tonterías. Otra vez. El desconocido habló antes de que pudiera decir nada, invitándola a acompañarle hasta los barcos. Asintió y caminó a su lado, en silencio. El trayecto hasta Encuentro fue tranquilo. El cielo se iba despejando poco a poco mientras Elya calmaba sus pensamientos. Se quedó perdida un rato, mirando al mar mientras avanzaban. Ese azul que le recordaba cosas que a la vez intentaba no recordar con demasiada claridad. Era un cuidadoso equilibrio en su cabeza y la mantenía distraída cuidando la disonancia de ambos pensamientos en su mente. Sin embargo, cuando el barco atracó y el pretor acudió a informarles de la situación todo lo trivial pasó a un segundo plano. Era hora de pelear. Le agradó ver que el hombre parecía ser cabal y tener una estrategia bien definida. Era obvio que no contaban con muchas tropas, de echo apenas había visto ninguna en los barcos. Estaban poco más que solos. Sin embargo, al mirar a su alrededor se daba cuenta de que no por ello estaban en desventaja; había mucha gente extraña que seguro guardaba algún as bajo la manga. Un mapache armado,una especie de murciélago… en fin. No les habrían aceptado como voluntarios sin ningún motivo. Buscó con la mirada al hombre con el que se había chocado. Parecía amable y seguía sin querer salir sola a campo abierto. Muriendo no ayudaba a nadie.
Cuando lo localizó vio que no estaba solo, pero que la gente pronto se dispersaba. Le alcanzó y antes de echar a correr a su lado aprovechó para presentarse rápidamente. No había un minuto que perder.
-Mi nombre es Elya, señor. Creo que sería buena idea cooperar al menos por el momento. Todavía no sabemos cuánto nos llevará activar esas extrañas centrarles y dos pares de manos son más ágiles que uno.
Aguardaría su respuesta e independientemente de esta echaría a correr hacia el sur igual que él. Era obvio que se dirigía hacia la primera de las centrales en esa dirección, si el mapa no mentía. Seguía sin acostumbrarse, pero reconocía el valor de la pulsera. Lo único que no le gustaba era que su posición igual que la del resto quedaba revelada y a disposición de cualquiera que robase uno de los artilugios. Pero habría que ser prudentes de momento. Corrió sin hacer ruido, ocultándose entre los árboles sin aminorar el paso. La prioridad ahora mismo era llegar hasta la central.
Cuando lo localizó vio que no estaba solo, pero que la gente pronto se dispersaba. Le alcanzó y antes de echar a correr a su lado aprovechó para presentarse rápidamente. No había un minuto que perder.
-Mi nombre es Elya, señor. Creo que sería buena idea cooperar al menos por el momento. Todavía no sabemos cuánto nos llevará activar esas extrañas centrarles y dos pares de manos son más ágiles que uno.
Aguardaría su respuesta e independientemente de esta echaría a correr hacia el sur igual que él. Era obvio que se dirigía hacia la primera de las centrales en esa dirección, si el mapa no mentía. Seguía sin acostumbrarse, pero reconocía el valor de la pulsera. Lo único que no le gustaba era que su posición igual que la del resto quedaba revelada y a disposición de cualquiera que robase uno de los artilugios. Pero habría que ser prudentes de momento. Corrió sin hacer ruido, ocultándose entre los árboles sin aminorar el paso. La prioridad ahora mismo era llegar hasta la central.
- Zilda:
- Atracar, buscar a Deathstroke, presentarme y echar a correr hacia el sur con él.
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Cuando por fin estaba en el barco, el moreno se dedicó a mirar a las personas que había por el lugar. Debía admitir que no conocía a nadie y aquello le hacía sentirse un poco raro, pero su trabajo le hacía socializar bien con los demás. Un asesino a sueldo tenía que hacer muchos papeles y mostrar miles de facetas. Nadie conocía la verdadera forma de ser de aquel tipo trajeado. El moreno se relamió despacio y después de unos momentos mostró una sonrisa enfermiza. Comprobó que portaba todas sus armas y su colgante estaba por dentro de su ropa. No iba a ser tan tonto como para llevarlo a simple vista. Se colocó el sombrero de forma adecuada y estuvo paseando por aquel barco.
Fue entonces cuando el asesino quedó impresionado por una especie de aura invisible. Sus pelos se pusieron de punta y contempló al tipo del parche imponerse a todo ¿Qué era aquella sensación que estaba sintiendo? ¿Miedo? Su mano derecha estaba temblando y siendo el usuario de la fruta del miedo, era algo irónico. Se puso a temblar un poco y después trató de alejarse de aquel tipo. Arribor Neus, un poderoso caballero del mar. Sabía bien de quien se trataba, pues como buen asesino a sueldo, conocía los cargos más poderosos de cada bando. Una vez estuvo lo suficientemente lejos de aquel tipo, se dio cuenta de que un tipo de cabellos plateados o blancos se estaba dirigiendo hacia el Sur.
- No me apetece estar solo durante este evento. Espero que a ese chico no le importe mi compañía, da mucho menos miedo que el tal Neus. – Dijo en un tono de voz siniestro.
A continuación empezó a caminar hacia aquel hombre a paso rápido. No quería que se le escapase de ninguna manera. Se relamió despacio y después de unos momentos se rascó la cabeza, quitándose un momento el sombrero para ello. Después se lo colocó tranquilamente y dio un último sprint hasta alcanzar a aquel muchacho. Se puso a su lado derecho y le mostró una sonrisa amable y tranquila. Después se quitó el sombrero e hizo una leve reverencia ante aquel chico que parecía tener más o menos su edad.
- Mi nombre es Kotaro ¿Te importa si voy contigo? Estoy algo solo en esta guerra. – Dijo con un tono simpático mientras esperaba una respuesta. Si le rechazaba se iría por su lado, pues tan solo quería ir con alguien de confianza.
Fue entonces cuando el asesino quedó impresionado por una especie de aura invisible. Sus pelos se pusieron de punta y contempló al tipo del parche imponerse a todo ¿Qué era aquella sensación que estaba sintiendo? ¿Miedo? Su mano derecha estaba temblando y siendo el usuario de la fruta del miedo, era algo irónico. Se puso a temblar un poco y después trató de alejarse de aquel tipo. Arribor Neus, un poderoso caballero del mar. Sabía bien de quien se trataba, pues como buen asesino a sueldo, conocía los cargos más poderosos de cada bando. Una vez estuvo lo suficientemente lejos de aquel tipo, se dio cuenta de que un tipo de cabellos plateados o blancos se estaba dirigiendo hacia el Sur.
- No me apetece estar solo durante este evento. Espero que a ese chico no le importe mi compañía, da mucho menos miedo que el tal Neus. – Dijo en un tono de voz siniestro.
A continuación empezó a caminar hacia aquel hombre a paso rápido. No quería que se le escapase de ninguna manera. Se relamió despacio y después de unos momentos se rascó la cabeza, quitándose un momento el sombrero para ello. Después se lo colocó tranquilamente y dio un último sprint hasta alcanzar a aquel muchacho. Se puso a su lado derecho y le mostró una sonrisa amable y tranquila. Después se quitó el sombrero e hizo una leve reverencia ante aquel chico que parecía tener más o menos su edad.
- Mi nombre es Kotaro ¿Te importa si voy contigo? Estoy algo solo en esta guerra. – Dijo con un tono simpático mientras esperaba una respuesta. Si le rechazaba se iría por su lado, pues tan solo quería ir con alguien de confianza.
- Sarka:
- Acojonarse con el haki de Arribor, huir de ese lado. Acercarse a Rezvan Markov y hablarle.
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