Roland von Klauswitz
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Akuma no mi
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Kodama no esperaba que la chica le siguiera. Había echado a correr hacia él y le había alcanzado poco después de desembarcar, ofreciéndole su ayuda y su compañía. El roble se planteó decirle que no y obligarla a marcharse, pero conocía bastante bien a los humanos como para saber que eran muy testarudos. Eso y que no les gustaba que los mirasen fijamente mientras dormían, pero por suerte eso no venía a cuento.
-Soy el capitán Kodama -se presentó. Cuando le había dicho que no se alejase demasiado no se refería a que no se alejase de él; cuidar humanos no era trabajo de los árboles. Pero tampoco le vendría mal que alguien fuese con él, aunque fuera solo porque no tenía ni idea de cómo funcionaba una central.
La tal Dafne resultó ser un tanto... peculiar. El marine estaba acostumbrado a suscitar nervios pero no a ver como una humana comía hojas. No pudo evitar preguntarse si se lanzaría sobre su copa cuando se acabasen los aperitivos que llevaba en su bolsita.
-Pues soy un árbol -le contestó llanamente cuando le preguntó qué era. Era bastante obvio así que no creyó necesario dar más explicaciones-. ¿Y por qué te has ofrecido voluntaria para esto? -quiso saber.
Su camino hacia el sur continuaba. Se preguntaba cuánta gente habría muerto ya en la batalla. Cada poco tempo echaba un vistazo a su alrededor, buscando señales de violencia o de esas centrales que se suponía debían buscar. Pero lo único que vio fue a una mujer aproximándose hacia ellos. En una zona de guerra no es que hubiese mucha gente cuerda que pasease por ahí, por lo que advirtió a Dafne que estuviese lista por si acaso. Mientras, él saludó a la extraña.
-Buenas, joven -No tenía ni idea de su edad, pero para él todos los humanos eran jóvenes-. Espero que no intentes matarnos, tenemos algo de prisa. ¿Puedes indicarnos donde hay una central? -le preguntó. En ese momento se dio cuenta de que no tenía la más remota idea de cómo era una central. Confiaba en que ocurriese algo milagroso que solucionase su problema.
- Balt:
- Blablabla - Pedir indicaciones a la extraña - Blablabla
Maki
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Maki apretó la piedra. Uno de los simbolitos estaba brillando y eso claramente significaba que tenía que hacer algo con él. Como lamerlo no pareció tener ningún efecto, optó por apretarlo. No sabía qué ocurriría, igual que no sabía tampoco nada de lo que ocurría a su alrededor. ¿Qué era ese edificio tan grande? ¿Y quiénes eran los tipos con los que se había juntado sin darse cuenta?
Todos ellos daban miedo. Incluso el tipo que había querido ir con él desde que bajase del barco le daba escalofríos. Por alguna razón todos habían coincidido ante el edificio ese tan feo, del que salía un calorcito de lo más agradable. Estará muerto de miedo de no ser por lo que uno de ellos le había dicho:
-Si no te importa mucho, creo que iré contigo en este juego -dijo el extraño que había ido a su encuentro. Saber que todo aquello era un juego, y que todos los seres extraños formaban parte de él le tranquilizó. No conocía las reglas pero confiaba en aprenderlas por el camino. Lo único que no entendía era qué tenía que hacer para ganar. ¿Y cuál sería el premio? Realmente esperaba que fuesen piruletas. Algo dulce después de lo vivido en la cárcel serviría para arreglarle un poco la semana.
-¿Alguien sabe cómo se juega a esto? -preguntó en voz alta. Tenía que aprovechar que estaba con muchos otros jugadores para crear una estrategia para ganar-. ¿Qué tenemos que hacer?
Supuso que tenía algo que ver con esa piedra brillante. Había dos simbolitos, aunque solo uno de ellos brillaba. Y si...
"No, Augustus, no lo hagas. No deberías hacerlo", dijo la voz de su interior.
"Si, hazlo. Estás deseando darle a ver que pasa", repuso otra voz que no sabía que existía. ¿Cuánta gente había hablando ahí dentro? No sabía que fuese tan listo como para que su cabeza pudiera hablar consigo misma. "Imagina lo divertido que será si resulta que al darle se activan unos petardos. Luces de colores con olor a fresa..."
"¡No! Maldita sea, para". Maki se dio cuenta de que su voz interior que le decía que no tenía una voz más grave. "Si lo haces..."
Pero ya era tarde para advertencias. Maki apretó el otro símbolo y esperó a ver qué pasaba.
- Zal:
- Darle a la runa brillante para ganar la central para Zal (bueno, no lo pulsa por eso pero es igual) - Pregunta a los que están con él qué tienen que hacer para ganar - Apretar la otra runa a ver lo que hace
Bizvan
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En el momento que llegamos a nuestro destino no puede evitar sentir un poco de inquietud, pues la batalla cada vez más se encontraba más cerca. Respiré de manera honda para tranquilizarme un poco.* Esta vez no estoy solo. *miré de reojo a mis compañeros de flota, los Crimson Wolves. Con cada uno de ellos había vivido pequeñas aventuras, aunque… Uno de ellos no se encontraba con nosotros actualmente.* ¿Dónde se metió Gusi? *aunque no había razón para preocuparme por alguien con sus habilidades, era difícil no pensar en su extraña habilidad para meterse en problemas.
Opté por no darle más vueltas al asunto y posé mi atención en la mujer alta que se encontraba entre mis nakamas.* Ciaran… Creo que ese era su nombre. *se trataba de la nueva integrante en la manada. No se había presentado la oportunidad de hablar con ella, por tanto lo único que conocía de ella era su nombre.
Cuando el barco llegó a su destino, el resto de los pasajeros comenzó a desembarcar. Respiré de manera honda esperando las indicaciones de Kimura, no obstante este parecía estar entretenido con Yoshi. Por tanto ignoró por completo a Tobías, quien se encontraba cerca de ellos con intenciones de hablar con el capitán.
Solté un pequeño suspiro ante esta situación y aparté mi mirada. Comprendía que esta podría ser la última oportunidad de expresar ese tipo de afecto, así que no realicé comentarios al respecto.
Observé al resto de las tropas comenzar a preparase. Los caballeros con brillantes armaduras montando esas extrañas bestias tomaban posición alrededor de su líder, la cual se encontraba en una especie de carruaje.* Me pregunto si ella tiene planeado participar en la lucha o únicamente realizará funciones de estratega.
Comencé a jugar con mi encendedor para evitar aburrirme, pero después de encenderlo y apagarlo unas 10 veces terminé por guardarlo de nuevo.
Al no tener nada mejor que hacer mientras esperaba las ordenes de Kimura, me acerqué a la nueva integrante.- Hola. –expresé de manera amigable mientras levantaba un poco mi mano a modo de saludo.- Creo que aún no nos presentamos formalmente. –utilicé mi sonrisa falsa.- Mi nombre es Bizvan Oresan C. –este parecía un buen momento para conocer un poco a mi nueva compañera.
Opté por no darle más vueltas al asunto y posé mi atención en la mujer alta que se encontraba entre mis nakamas.* Ciaran… Creo que ese era su nombre. *se trataba de la nueva integrante en la manada. No se había presentado la oportunidad de hablar con ella, por tanto lo único que conocía de ella era su nombre.
Cuando el barco llegó a su destino, el resto de los pasajeros comenzó a desembarcar. Respiré de manera honda esperando las indicaciones de Kimura, no obstante este parecía estar entretenido con Yoshi. Por tanto ignoró por completo a Tobías, quien se encontraba cerca de ellos con intenciones de hablar con el capitán.
Solté un pequeño suspiro ante esta situación y aparté mi mirada. Comprendía que esta podría ser la última oportunidad de expresar ese tipo de afecto, así que no realicé comentarios al respecto.
Observé al resto de las tropas comenzar a preparase. Los caballeros con brillantes armaduras montando esas extrañas bestias tomaban posición alrededor de su líder, la cual se encontraba en una especie de carruaje.* Me pregunto si ella tiene planeado participar en la lucha o únicamente realizará funciones de estratega.
Comencé a jugar con mi encendedor para evitar aburrirme, pero después de encenderlo y apagarlo unas 10 veces terminé por guardarlo de nuevo.
Al no tener nada mejor que hacer mientras esperaba las ordenes de Kimura, me acerqué a la nueva integrante.- Hola. –expresé de manera amigable mientras levantaba un poco mi mano a modo de saludo.- Creo que aún no nos presentamos formalmente. –utilicé mi sonrisa falsa.- Mi nombre es Bizvan Oresan C. –este parecía un buen momento para conocer un poco a mi nueva compañera.
- Resumen Balt :
- -Pensar mucho. -Jugar con mi encendedor. -Esperar las ordenes de Kimura. -Tratar de hablar con Ciaran.
Gera
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La joven Gera caminó siguiendo a aquel ser árbol y a una pequeña que al principio parecía perseguirle sin más. Hablaban entre ellos mientras la muchacha continuaba su andadura intentando acercarse a la pareja.
La botánica se había sorprendido del despliegue de guerreros que salieron de aquel barco y de cómo volaban por el cielo. Todo aquello había sido una completa locura, nada que Gera hubiese presenciado nunca. Volvió a mirar a su uniforme e intentó asegurarse de que sus dos botones continuaban en el mismo sitio. Mentalmente hizo un recordatorio acerca de para qué servían.
Un poco absorta en sus pensamientos, despertó en el momento en el que el ser árbol la saludó y preguntó acerca de no se qué central. Gera se quedó un poco inquietada y con cara de desconcierto le respondió.
-Disculpe, pero yo no tengo intención de matarles... De hecho me resulta un poco incómoda esta situación. Lo siento, me llamo Gera y no tengo ni la más remota idea de dónde está dicha central. Tampoco es que tuviese mucha idea de a qué se refería... lo cierto es, que la muchacha estaba completamente perdida en aquel lugar remoto. ¿Le importaría que fuese con ustedes? No conozco a nadie más y no me vendría mal tener algún que otro compañero.
Con un gesto inquieto Gera esperó a la respuesta de aquel árbol con vida. Lo cierto es que como botánica, le fascinaba que una planta caminase y hablase. Si quería ir con alguien sería con aquel ser. Lo cierto es que las plantas siempre habían sido su fuerte... ¿Por qué no lo sería en este caso?
Sin más dilación, continuó su camino intentando permanecer al lado de aquella pareja tan extraña que sin lugar a dudas eran de lo más inusuales. En sus pensamientos solo había una pequeña duda; ¿hacia dónde se estaban dirigiendo? La generala iba también de camino y a la pobre botánica la tenían completamente desorientada.
La botánica se había sorprendido del despliegue de guerreros que salieron de aquel barco y de cómo volaban por el cielo. Todo aquello había sido una completa locura, nada que Gera hubiese presenciado nunca. Volvió a mirar a su uniforme e intentó asegurarse de que sus dos botones continuaban en el mismo sitio. Mentalmente hizo un recordatorio acerca de para qué servían.
Un poco absorta en sus pensamientos, despertó en el momento en el que el ser árbol la saludó y preguntó acerca de no se qué central. Gera se quedó un poco inquietada y con cara de desconcierto le respondió.
-Disculpe, pero yo no tengo intención de matarles... De hecho me resulta un poco incómoda esta situación. Lo siento, me llamo Gera y no tengo ni la más remota idea de dónde está dicha central. Tampoco es que tuviese mucha idea de a qué se refería... lo cierto es, que la muchacha estaba completamente perdida en aquel lugar remoto. ¿Le importaría que fuese con ustedes? No conozco a nadie más y no me vendría mal tener algún que otro compañero.
Con un gesto inquieto Gera esperó a la respuesta de aquel árbol con vida. Lo cierto es que como botánica, le fascinaba que una planta caminase y hablase. Si quería ir con alguien sería con aquel ser. Lo cierto es que las plantas siempre habían sido su fuerte... ¿Por qué no lo sería en este caso?
Sin más dilación, continuó su camino intentando permanecer al lado de aquella pareja tan extraña que sin lugar a dudas eran de lo más inusuales. En sus pensamientos solo había una pequeña duda; ¿hacia dónde se estaban dirigiendo? La generala iba también de camino y a la pobre botánica la tenían completamente desorientada.
- resumen Balt:
- Se sube en el barco. Persigue a la muchedumbre acercándose al hombre árbol el cual le habla. Ella le responde y va camino con él y la muchacha.
- mapa:
- coordenadas: 2n
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Galia no tardó mucho en observar que el dispositivo de su muñeca se había encendido y por el momento iba a investigarlo un poco. Acarició los botones despacio, pero sin llegar a presionarlos de ninguna de las maneras. Entonces pensó en que quizás podía ser algo automático para poder acceder a las terminales. Aquello le parecía un poco estúpido, pues cualquiera que pudiese ir a mucha velocidad, solo tenía que sobrevolar las instalaciones con aquel chisme. Se rascó un poco sus cabellos por dentro de la capucha y después notó un olor extraño. Era como si hubiese más personas allí con ellos y empezó a caminar despacio. Entrecerró los ojos y después de unos instantes pudo ver a un hombre allí tirado. Otro joven le estaba dando dinero y eso la hizo sonreír de forma amable.
- Galia.
Dijo simplemente la revolucionaria estirando su mano derecha hacia aquel chico de cabellos oscuros. En su rostro podía verse una expresión calmada y debía ver si el joven de pelos plateados iba con ella, pues estaba muy callado. Si el otro chico le respondía, estaría atenta a sus palabras. De lo contrario se echaría a un lado para no estorbarle. Llegó el momento esperado y la tigresa metió la mano derecha en su bolsillo, sacando después su comunicador y tragando saliva. Soltó un enorme suspiro y después llamó tranquilamente al número de su maestro, esperando a que le cogiera el Den den mushi y no se enfadase mucho.
- Jefe, soy Galia… Estoy con Ryuken en encuentro y bueno… Meln no me dan buena espina. Van hacia el Oeste con intenciones no muy buenas…
En cuanto escuchó la bronca monumental de su sensei, no pudo evitar apretar un poco los puños y después asentir a lo que dijo. Le había dado un voto de confianza y tenía que aprovecharlo al máximo. Acarició un poco su arma y entonces decidió que tenía que reunirse con él cuanto antes. Miró al moreno de forma tranquila y después le dedicó una sonrisa.
- ¿Quieres venir con nosotros a la ciudad central? Unos amigos han estado en otros bandos y podemos trabajar juntos al respecto.
Dijese lo que dijese, pondría rumbo a la ciudad central.
- Galia.
Dijo simplemente la revolucionaria estirando su mano derecha hacia aquel chico de cabellos oscuros. En su rostro podía verse una expresión calmada y debía ver si el joven de pelos plateados iba con ella, pues estaba muy callado. Si el otro chico le respondía, estaría atenta a sus palabras. De lo contrario se echaría a un lado para no estorbarle. Llegó el momento esperado y la tigresa metió la mano derecha en su bolsillo, sacando después su comunicador y tragando saliva. Soltó un enorme suspiro y después llamó tranquilamente al número de su maestro, esperando a que le cogiera el Den den mushi y no se enfadase mucho.
- Jefe, soy Galia… Estoy con Ryuken en encuentro y bueno… Meln no me dan buena espina. Van hacia el Oeste con intenciones no muy buenas…
En cuanto escuchó la bronca monumental de su sensei, no pudo evitar apretar un poco los puños y después asentir a lo que dijo. Le había dado un voto de confianza y tenía que aprovecharlo al máximo. Acarició un poco su arma y entonces decidió que tenía que reunirse con él cuanto antes. Miró al moreno de forma tranquila y después le dedicó una sonrisa.
- ¿Quieres venir con nosotros a la ciudad central? Unos amigos han estado en otros bandos y podemos trabajar juntos al respecto.
Dijese lo que dijese, pondría rumbo a la ciudad central.
- Meln:
- Hablar con Ichizake, examinar el brazalete sin tocarlo, llamar a Dranser, hablar con él y proponerle a Ichizake venir.
Anon K. Noah
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- Bueno, bueno, lo que sea pero ¡vamonos ya!
Impaciente, fui el primero en empezar a caminar. Sinceramente, no me podía importar menos la dirección, mientras nos pusiéramos en marcha y encontráramos enemigos a los que rebanar de una puta vez. Empezaba a aburrirme como una ostra y eso no era bueno para nadie, mucho menos para mí.
Poco a poco el resto fue cogiéndome el paso, en dirección Este. No es que fuéramos directamente al centro como había propuesto, pero tras hablar durante un rato acordamos ir en un dirección parecida para investigar aquellas centrales, aunque sin perder de vista el castillo. “Sigo pensando que es inútil, pero bueno. Ya lo verán por ellos mismos, y con suerte habrá alguien esperando a que le zurre…” El trayecto se realizó en silencio, supongo que cada uno tendría sus propios asuntos en los que pensar.
Mientras caminábamos, le di un par de sorbos a una cantimplora de agua, por aquello de no secarme y esas cosas. Y en ese momento lo vi: un grupo de “descerebrados” (como habíamos acordado llamarles, al parecer), corriendo en una dirección aparentemente similar a la nuestra como si hubieran encontrado el mejor tesoro del mundo. Agudizando la vista, pude ver al fondo un pequeño pueblo, con sus casas y su humo y sus barullos… “¿Qué coño?” Pensé. “¿Se están divirtiendo sin nosotros? ¡No durante mi guardia!” Aunque Zane estaba hablando, no lo escuché, y apenas me detuve un momento solo por la sorpresa.
Luego, sin esperar a que nadie me lo dijera, me puse a correr detrás de aquellos tíos de Meln, hasta alcanzarlos. No pensaba dejar que se llevaran ellos toda la diversión, o acabaría llegando a un páramo desolado y sin nada que hacer. ¡Una polla pensaba dejar que ocurriera eso! Sonreí con fiereza, mientras imaginaba los gritos que debían de soltar las gentes de aquel lugar cuando las desmembrara. Y además tenía algo de hambre, así que si podía pillar un mordisco o dos de carne fresca me vendría que ni pintado.
Gracias a mis genes de Tiburón Mako, y a que acababa de hidratarme, mi velocidad fue bastante notable... Por eso me sorprendió ver que poco después de mí ya llegaba le resto, comenzando por el pelirrojo. "¿Quién coño es este tío?" Pensé, alucinando con su velocidad. La estupefacción solo me duró un instante, ya que un grito cercano me recordó lo que había ido a hacer allí. El asalto de los moradetes estaba causando bastante confusión, además de lo que fuera que ya había en ese lugar, y decidí aprovecharlo para darle rienda suelta a mis deseos más sádicos, pasando mis actos relativamente desapercibidos para mis compañeros entre la gran masacre que seguramente pensaban causar los descerebrado. Terminé de internarme en el pueblo separándome del grupo, con la intención de buscar cualquier cosa que se moviera: civiles, soldados, animales de granja o compañía. Lo que fuera siempre que no perteneciera a mi bando. Habiendo montado el mango de mi espadón a su hoja, lo desenvainé y busqué presas a las que descuartizar.
Impaciente, fui el primero en empezar a caminar. Sinceramente, no me podía importar menos la dirección, mientras nos pusiéramos en marcha y encontráramos enemigos a los que rebanar de una puta vez. Empezaba a aburrirme como una ostra y eso no era bueno para nadie, mucho menos para mí.
Poco a poco el resto fue cogiéndome el paso, en dirección Este. No es que fuéramos directamente al centro como había propuesto, pero tras hablar durante un rato acordamos ir en un dirección parecida para investigar aquellas centrales, aunque sin perder de vista el castillo. “Sigo pensando que es inútil, pero bueno. Ya lo verán por ellos mismos, y con suerte habrá alguien esperando a que le zurre…” El trayecto se realizó en silencio, supongo que cada uno tendría sus propios asuntos en los que pensar.
Mientras caminábamos, le di un par de sorbos a una cantimplora de agua, por aquello de no secarme y esas cosas. Y en ese momento lo vi: un grupo de “descerebrados” (como habíamos acordado llamarles, al parecer), corriendo en una dirección aparentemente similar a la nuestra como si hubieran encontrado el mejor tesoro del mundo. Agudizando la vista, pude ver al fondo un pequeño pueblo, con sus casas y su humo y sus barullos… “¿Qué coño?” Pensé. “¿Se están divirtiendo sin nosotros? ¡No durante mi guardia!” Aunque Zane estaba hablando, no lo escuché, y apenas me detuve un momento solo por la sorpresa.
Luego, sin esperar a que nadie me lo dijera, me puse a correr detrás de aquellos tíos de Meln, hasta alcanzarlos. No pensaba dejar que se llevaran ellos toda la diversión, o acabaría llegando a un páramo desolado y sin nada que hacer. ¡Una polla pensaba dejar que ocurriera eso! Sonreí con fiereza, mientras imaginaba los gritos que debían de soltar las gentes de aquel lugar cuando las desmembrara. Y además tenía algo de hambre, así que si podía pillar un mordisco o dos de carne fresca me vendría que ni pintado.
Gracias a mis genes de Tiburón Mako, y a que acababa de hidratarme, mi velocidad fue bastante notable... Por eso me sorprendió ver que poco después de mí ya llegaba le resto, comenzando por el pelirrojo. "¿Quién coño es este tío?" Pensé, alucinando con su velocidad. La estupefacción solo me duró un instante, ya que un grito cercano me recordó lo que había ido a hacer allí. El asalto de los moradetes estaba causando bastante confusión, además de lo que fuera que ya había en ese lugar, y decidí aprovecharlo para darle rienda suelta a mis deseos más sádicos, pasando mis actos relativamente desapercibidos para mis compañeros entre la gran masacre que seguramente pensaban causar los descerebrado. Terminé de internarme en el pueblo separándome del grupo, con la intención de buscar cualquier cosa que se moviera: civiles, soldados, animales de granja o compañía. Lo que fuera siempre que no perteneciera a mi bando. Habiendo montado el mango de mi espadón a su hoja, lo desenvainé y busqué presas a las que descuartizar.
- Resumen Meln:
- Me aburro mucho y veo el grupo de descerebrados morados. Decido correr para intentar adelantarme y aprovecho la confusión de su asalto para separarme del resto y que no vean mi lado sádico, y así ponerme también a buscar gente que no sea de mi bando (no importa si son civiles, mujeres o niños) y matarlas con mi espadón (a ser posible cortando sus extremidades primero <3).
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Me encontraba en una esquina del barco mientras el capitán y Yoshi hacían sus cosas de amantes, no me importaba que estuvieran de ese modo ya que, seguramente, no habría momentos de relax más adelante. -*Ojala pueda descubrir lo que es el amor algún día-* pensé mientras los miraba con una débil sonrisa en mi rostro. Siempre me había encontrado sola en el mundo, a excepción de la compañía de mi padre adoptivo que siempre estaba conmigo y me dedicaba la mayor parte de su tiempo, como un buen padre haría. Desde que el capitán Logan me salvó y me crió como si fuese su propia hija, solo sentía cariño hacia él y solo él. El resto del mundo me importaba más bien poco ya que lo había perdido todo a una edad bastante temprana. Sin embargo, el capitán se había dado cuenta de ello y me dijo que cuando me sintiera perdida en la vida, sólo tenía que luchar por los inocentes y la justicia para llenar ese agujero existencial. Y a decir verdad, durante todos estos años ha funcionado pero aun así, sentía que faltaba algo importante en mi vida.
El desembarque de las tropas de Balt me sacó de mis pensamientos, un gran número de tropas de asalto empezaron a avanzar sin miedo, los jinetes aéreos alzaron el vuelo y se perdieron en el horizonte y la pretora se montó en un carruaje tirado por grandes bestias para unirse a la batalla. - Cuanto poder militar tienen… espero que no alberguen maldad alguna en sus corazones y hagan más daño a este ya, de por sí, destrozado país donde otrora reinó la paz. Después de que las tropas se pusieran en marcha, uno de mis nakamas al cual todavía no había tenido la oportunidad de presentarme, se dirigió hacia mí con una clara sonrisa forzada, o eso me pareció, y se presentó como Bizban Orezan C. – Es un placer conocerte Bizban, yo soy Ciaran Ehre. Soy la nueva integrante de la banda y, por lo tanto, el miembro más débil por el momento. Espero que nos llevemos bien, cosa que no me cabe duda- apreté su mano a modo de saludo y con una sonrisa cortés. Ya que el capitán Kimura tardaba en organizar una estrategia, pasé un buen rato hablando con Bizban para conocernos mejor.
El desembarque de las tropas de Balt me sacó de mis pensamientos, un gran número de tropas de asalto empezaron a avanzar sin miedo, los jinetes aéreos alzaron el vuelo y se perdieron en el horizonte y la pretora se montó en un carruaje tirado por grandes bestias para unirse a la batalla. - Cuanto poder militar tienen… espero que no alberguen maldad alguna en sus corazones y hagan más daño a este ya, de por sí, destrozado país donde otrora reinó la paz. Después de que las tropas se pusieran en marcha, uno de mis nakamas al cual todavía no había tenido la oportunidad de presentarme, se dirigió hacia mí con una clara sonrisa forzada, o eso me pareció, y se presentó como Bizban Orezan C. – Es un placer conocerte Bizban, yo soy Ciaran Ehre. Soy la nueva integrante de la banda y, por lo tanto, el miembro más débil por el momento. Espero que nos llevemos bien, cosa que no me cabe duda- apreté su mano a modo de saludo y con una sonrisa cortés. Ya que el capitán Kimura tardaba en organizar una estrategia, pasé un buen rato hablando con Bizban para conocernos mejor.
- Balt:
- Pensar sobre mis cosas, ver el despliegue de tropas, hablar con Biz y seguir esperando órdenes
Ryuken Shirou
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Galia se estaba tomando el tiempo para investigar la central, por lo que aproveché para observar bien el perímetro. Quitando esa cosa morada que seguía expandiéndose, no había nada que llamase mucho la atención... Salvo por lo que parecí ser un mendigo que se encontraba durmiendo en las afueras del establecimientos. Arqueé una cerca, y decidí acercarme al sujeto para preguntarle por qué se encontraba tirado. Sin embargo, antes que pudiera llegar, un pelinegro me ganó la mano, provocando que parará en seco para ver cautelosamente lo que iba hacer. Al ver que solo le estaba dando dineros al mendigo, relajé un poco mi postura y simplemente observé con apatía a la nueva presencia. Fue en ese momento, cuando mi compañera pelirrosa decidió hacer acto de presencia. Al ver como Galia le tendía la mano al pelinegro, simplemente suspiré ante eso. A veces la chica era demasiado confianzuda para su propio bien, y un día de estos le iba a pasar la cuenta,
– Ryuken – le dije simplemente al pelinegro en señal de saludo mientras asentía.
Luego de eso, vi con curiosidad como la mujer sacaba un comunicador de su bolsillo. No dije nada, tan solo arqueé una ceja y me crucé de brazos. Tenía la vaga sospecha de a quien llamaría Galia, pero no diría nada hasta que terminase de hablar. En efecto, tal parece que la pelirrosa en verdad llamó a Dranser. Al cabo de unos segundos, la mujer colgó, y pude ver que su expresión era más seria que de costumbre. Escuché lo que le dijo al pelinegro, pero no hizo nada para detenerla. Eso sí, tuve que contener las ganas de suspirar. No era bueno con las personas, considerando que confiaba en Dranser y en Galia por el momento... Pero, que se le iba hacer ahora. Si aceptaba, mantendría un ojo en él. Sino... mucho mejor, no tendría que preocuparse por un potencial enemigo.
– Entonces, ¿no reuniremos con Sensei? – le pregunté a modo de confirmación. Una cosa era segura, debían emprender marcha hasta la ciudad central cuando antes.
– Ryuken – le dije simplemente al pelinegro en señal de saludo mientras asentía.
Luego de eso, vi con curiosidad como la mujer sacaba un comunicador de su bolsillo. No dije nada, tan solo arqueé una ceja y me crucé de brazos. Tenía la vaga sospecha de a quien llamaría Galia, pero no diría nada hasta que terminase de hablar. En efecto, tal parece que la pelirrosa en verdad llamó a Dranser. Al cabo de unos segundos, la mujer colgó, y pude ver que su expresión era más seria que de costumbre. Escuché lo que le dijo al pelinegro, pero no hizo nada para detenerla. Eso sí, tuve que contener las ganas de suspirar. No era bueno con las personas, considerando que confiaba en Dranser y en Galia por el momento... Pero, que se le iba hacer ahora. Si aceptaba, mantendría un ojo en él. Sino... mucho mejor, no tendría que preocuparse por un potencial enemigo.
– Entonces, ¿no reuniremos con Sensei? – le pregunté a modo de confirmación. Una cosa era segura, debían emprender marcha hasta la ciudad central cuando antes.
- Miembro de Meln, Resumen:
- Pensar en cosas vagas, sospechar de Ichikaze (Ryu sospecha de todo el mundo que no sea Dranser o Galia) y preguntarle a la pelirrosa si se iban a reunir con Dranser. Por el resto, emprender marcha rumbo a la ciudad central
Tobías Thorn
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-¿De verdad no tienen otro momento? - pensé en un estado entre perplejo y enfadado.
No creía que fuese momento para que estuviesen montando aquella escenita y más cuando estaba yo ahí hablándoles. Estábamos en el inicio de una guerra y aún éramos los únicos que todavía no nos habíamos movido del punto de partida. Me irritaba un poco la situación, asique me marché dejándolos allí a que terminasen mientras refunfuñaba para mí mismo que como era posible esa falta de profesionalidad... ¿Estaría cambiando esa relación la forma de actuar de nuestro capitán? Nunca antes lo había visto tan ausente con algo tan importante entre manos y no quería que muriésemos alguno porque tuviese la cabeza en las nubes. Encima para colmo Cyaran y Bizvan estaban ahí charlando tan tranquilos como si estuviesen en el OMG (Oh My Gusi) tomando algo.
No sabía si es que la tensión de antes de la guerra sumada a la desconfianza hacia Balt me tenían más irascible, pero me vi incapaz de seguir en aquella embarcación viéndolos no hacer nada, asique sin dudarlo un momento y sin dirigirle la palabra a nadie bajé a tierra yo solo.
No iba a ser tan inconsciente de marcharme a la guerra yo solo por aquello, pero sí que necesitaba unos segundos para serenarme y poner en orden mis pensamientos. Los esperaría allí hasta que decidiesen que era hora de ponernos en marcha, ya que seguramente las tropas enemigas ya se estarían movilizando. No podíamos quedarnos allí para siempre y cuanto más tardásemos en idear un plan, más tiempo le dábamos a nuestros enemigos de mover ficha y en una guerra nunca podías dar ventaja en la partida. Ya habíamos perdido la oportunidad de avanzar acompañados de los más fuertes, perdiendo así nuestra primera ventaja estratégica. Realmente esperaba que Kimura tuviese algo bueno pensado, porque sino no entendía que mierdas estábamos haciendo.
No creía que fuese momento para que estuviesen montando aquella escenita y más cuando estaba yo ahí hablándoles. Estábamos en el inicio de una guerra y aún éramos los únicos que todavía no nos habíamos movido del punto de partida. Me irritaba un poco la situación, asique me marché dejándolos allí a que terminasen mientras refunfuñaba para mí mismo que como era posible esa falta de profesionalidad... ¿Estaría cambiando esa relación la forma de actuar de nuestro capitán? Nunca antes lo había visto tan ausente con algo tan importante entre manos y no quería que muriésemos alguno porque tuviese la cabeza en las nubes. Encima para colmo Cyaran y Bizvan estaban ahí charlando tan tranquilos como si estuviesen en el OMG (Oh My Gusi) tomando algo.
No sabía si es que la tensión de antes de la guerra sumada a la desconfianza hacia Balt me tenían más irascible, pero me vi incapaz de seguir en aquella embarcación viéndolos no hacer nada, asique sin dudarlo un momento y sin dirigirle la palabra a nadie bajé a tierra yo solo.
No iba a ser tan inconsciente de marcharme a la guerra yo solo por aquello, pero sí que necesitaba unos segundos para serenarme y poner en orden mis pensamientos. Los esperaría allí hasta que decidiesen que era hora de ponernos en marcha, ya que seguramente las tropas enemigas ya se estarían movilizando. No podíamos quedarnos allí para siempre y cuanto más tardásemos en idear un plan, más tiempo le dábamos a nuestros enemigos de mover ficha y en una guerra nunca podías dar ventaja en la partida. Ya habíamos perdido la oportunidad de avanzar acompañados de los más fuertes, perdiendo así nuestra primera ventaja estratégica. Realmente esperaba que Kimura tuviese algo bueno pensado, porque sino no entendía que mierdas estábamos haciendo.
- Resumen Balt:
- -Flipar y mosquearme por el "caso" que me hacen.
- Salir del barco enfadado sin decir nada.
- Esperar al grupo más adelante sumido en mis pensamientos, tanto que no veo a la Pretora ni su carruaje
Al guardó el Den Den mushi en el bolsillo. La llamada de Xemnas no podía ser menos oportuna, pero ni de lejos estaba en el peor de los casos. Podía haber sido capturado y necesitar ayuda, y lejos estaba de saber su ubicación. De hecho, a pesar de haber hablado sobre sus intenciones de acercarse a Balt no lo había visto de frente todavía. Era normal, al fin y al cabo se había centrado en el Demonio de la Niebla y, ahora que estaba en su equipo, quería saber todo lo que pudiera del Gran Espada. Sus motivos eran un misterio, y su rostro desconocido para nadie de menor rango que él, pero inspiraba, en cierto modo, confianza. No obstante parecía no tener un plan muy claro. En un rato darían con un río, pero ese período se demostraba muy indeterminado. Además, no tenían ni la menor idea de cómo cruzarlo. Por suerte él sí que la tenía.
-Parece que no tenéis una forma de avanzar más deprisa- comentó, con cierto aburrimiento y una suficiencia digna de pedantería-. Menos mal que siempre llevo mi violín encima.
Ninguno lo esperaría. ¿Lo llamarían loco? ¿Estúpido? O tal vez se reafirmasen en no poder confiar en él, pero eso no importaba. Dedicó unos segundos a regodearse mientras el suelo a sus pies se iba recubriendo de una finísima escarcha para, finalmente, aprovechando sus grandes habilidades para el juego de manos, sacar el instrumento antes de que ninguno fuera capaz de verlo. Para ellos, si no estaban demasiado atentos, apenas verían cómo se colocaba la barbada en el mentón, preparándose para tocar. "Imbécil", podía casi oír en la voz de la morena, y sonrió.
-Opus 113- dijo calmadamente, y frotó con fuerza el violín, para seguir tocando-. Marcha en sí bemol mayor; vivaz...
Con la música, bajo cada uno comenzó a formarse un caballo de hielo, que si no se apartaban terminaría levantándolos hasta que estuvieran montados, y una vez todos estuvieran listos la marcha comenzaría a avanzar bastante más deprisa de lo que podrían caminando... O trotando ellos. Con cada acorde la música avanzaba y los caballos corrían, acercándose al río al sur bastante presurosos. Aunque, la verdad, los animales no solventaban el problema principal, que era el río. ¿Cómo atravesarlo? Bueno, tenía una idea...
Los campos avanzaban monótonos, sin ningún cambio. En algunos momentos veían a lo lejos más gente como ellos, camino al sur, y otros que trataban de capturar las centrales de abastecimiento. No podía creer que tanta gente fuera ciegamente sin preguntarse qué motivaba a Balarad en realidad, más cuando estaba muy claro que ocultaba algo. Placas óseas en el cuerpo, armaduras ligadas al cuerpo... Sonaba a las típicas sectas.
Tardaron muy poco en llegar hasta el río, pero quedaba un gran escollo: Cruzarlo. Pero nada podía detener al poder de la música.
-Como habréis podido deducir- dijo dando un golpe a su caballo, haciendo que todos explotasen en finísimas partículas de escarcha. Al puso los pies en el suelo con elegancia, y se acercó a la orilla-, consumí hace tiempo la Hie Hie no mi, lo que me convierte en un hombre de hielo. Sin embargo, a pesar de las ventajas que pueda aportar una fruta del diablo tipo logia, un elemento rígido no puede moverse- hizo una pausa, intentando visualizar el otro lado del río. Estaba lejos, pero podía hacerlo-. La música da a mis creaciones vida. O, mejor dicho, mi música da vida al hielo.
Volvió a tocar sin esperar respuesta, y como en una prueba de fe, dio un paso adelante. Al ritmo de la música comenzó a avanzar mientras bajo él se iba formando un puente. Estaba detallado, sí, pero no tanto como le habría gustado. Al fin y al cabo era algo rudimentario, ya que prefirió la fiabilidad de anclarlo correctamente a algo que en aquella zona se derritiese a medio camino, y se concentró para hacer su creación tan fría como pudo. Lo pasarían un poco mal allí, pero darían cruzado. A él, al fin y al cabo, el frío nunca le molestó.
Llegó al otro lado, finalmente, y contempló su creación. Tenía pilares cada cuatro metros que se hundían en el agua y la congelaban a su alrededor de lo fríos que estaban, perfectos para soportar la estructura. Guardó el violín y esperó a que los demás llegaran. ¿Se fiarían de él o buscarían otro medio, temerosos de que lo derrumbase mientras estaban sobre él?
-Parece que no tenéis una forma de avanzar más deprisa- comentó, con cierto aburrimiento y una suficiencia digna de pedantería-. Menos mal que siempre llevo mi violín encima.
Ninguno lo esperaría. ¿Lo llamarían loco? ¿Estúpido? O tal vez se reafirmasen en no poder confiar en él, pero eso no importaba. Dedicó unos segundos a regodearse mientras el suelo a sus pies se iba recubriendo de una finísima escarcha para, finalmente, aprovechando sus grandes habilidades para el juego de manos, sacar el instrumento antes de que ninguno fuera capaz de verlo. Para ellos, si no estaban demasiado atentos, apenas verían cómo se colocaba la barbada en el mentón, preparándose para tocar. "Imbécil", podía casi oír en la voz de la morena, y sonrió.
-Opus 113- dijo calmadamente, y frotó con fuerza el violín, para seguir tocando-. Marcha en sí bemol mayor; vivaz...
Con la música, bajo cada uno comenzó a formarse un caballo de hielo, que si no se apartaban terminaría levantándolos hasta que estuvieran montados, y una vez todos estuvieran listos la marcha comenzaría a avanzar bastante más deprisa de lo que podrían caminando... O trotando ellos. Con cada acorde la música avanzaba y los caballos corrían, acercándose al río al sur bastante presurosos. Aunque, la verdad, los animales no solventaban el problema principal, que era el río. ¿Cómo atravesarlo? Bueno, tenía una idea...
Los campos avanzaban monótonos, sin ningún cambio. En algunos momentos veían a lo lejos más gente como ellos, camino al sur, y otros que trataban de capturar las centrales de abastecimiento. No podía creer que tanta gente fuera ciegamente sin preguntarse qué motivaba a Balarad en realidad, más cuando estaba muy claro que ocultaba algo. Placas óseas en el cuerpo, armaduras ligadas al cuerpo... Sonaba a las típicas sectas.
Tardaron muy poco en llegar hasta el río, pero quedaba un gran escollo: Cruzarlo. Pero nada podía detener al poder de la música.
-Como habréis podido deducir- dijo dando un golpe a su caballo, haciendo que todos explotasen en finísimas partículas de escarcha. Al puso los pies en el suelo con elegancia, y se acercó a la orilla-, consumí hace tiempo la Hie Hie no mi, lo que me convierte en un hombre de hielo. Sin embargo, a pesar de las ventajas que pueda aportar una fruta del diablo tipo logia, un elemento rígido no puede moverse- hizo una pausa, intentando visualizar el otro lado del río. Estaba lejos, pero podía hacerlo-. La música da a mis creaciones vida. O, mejor dicho, mi música da vida al hielo.
Volvió a tocar sin esperar respuesta, y como en una prueba de fe, dio un paso adelante. Al ritmo de la música comenzó a avanzar mientras bajo él se iba formando un puente. Estaba detallado, sí, pero no tanto como le habría gustado. Al fin y al cabo era algo rudimentario, ya que prefirió la fiabilidad de anclarlo correctamente a algo que en aquella zona se derritiese a medio camino, y se concentró para hacer su creación tan fría como pudo. Lo pasarían un poco mal allí, pero darían cruzado. A él, al fin y al cabo, el frío nunca le molestó.
- Al en estos momentos:
Llegó al otro lado, finalmente, y contempló su creación. Tenía pilares cada cuatro metros que se hundían en el agua y la congelaban a su alrededor de lo fríos que estaban, perfectos para soportar la estructura. Guardó el violín y esperó a que los demás llegaran. ¿Se fiarían de él o buscarían otro medio, temerosos de que lo derrumbase mientras estaban sobre él?
- Resumen Balt:
- Fardar mucho, tocar música para crear caballos y bajarme de ellos en la orilla del río. Finalmente, Let it go para un puente de hielo que mis compañeros puedan cruzar.
- Técnica para los caballos:
- De la cuerda al escenario: Al puede crear formas al son de la música, que se muevan y acompañen sus conciertos o técnicas. No serán especialmente poderosas de por sí, pero sí que podrán alcanzar un gran tamaño.
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– Idiota… ¿Qué te pasa? – alcanzó a decir en voz alta al Den Den Mushi. Las palabras de Ban fueron extrañas cuanto menos. ¿Líder? Hasta donde sabía su familia había sido asesinada. Necesitaba muchas explicaciones y, para rematar, la señal se cortó. – Tonto, eres un tonto, Ban. – Dijo casi en un susurro, aunque, la verdad, su tono lo había elevado. ¿Qué carajos había pasado con él? Se preocupó demasiado y su pecho empezó a doler debido a la preocupación. Guardó el Den Den Mushi en su bolsillo y chasqueó con la lengua. ”Cuando toda esta mierda acabe, me contactaré con Ban” – era algo que iba a hacer sí o sí, poco y nada le importaba esa amenaza. Lo conocía demasiado bien como para saber que mentía.
Las palabras de Krauser la hicieron sonrojar. ¿Novio? Estuvo a punto de responder en señal de negación, pero, por unos momentos, dudó. Era cierto, Ban era, junto con su hermano, una de las personas más importantes que tenía. El espadachín se había ganado su corazón y su confianza con esa personalidad y forma de ser tan únicos. ”No debes pensar en eso” – negó con su cabeza y volvió a concentrarse. Había visto todo el desplante de Balt, pero no le interesaba. Tenía ahora tres preocupaciones: No perder de vista a Krauser, el vicealmirante y Ban. ”Parezco una niñera de dos tipos muy fuertes” – se dijo con una sonrisa.
– Imbécil. – Susurró de forma suave, bueno… No tan suave. Había marcado cada sílaba mientras miraba a Al. Había sacado un puto violín y se ponía a tocar. ”Empiezo a pensar que tiene problemas mentales” – estaba tan atenta a la canción que él tocaba que ni siquiera se dio cuenta de que ahora estaba montada en un caballo de hielo. ”¿Qué carajos…?” – era tarde para bajarse, iban demasiado rápido. Poco antes de llegar al río, el vicealmirante los deshizo. Se frotó las nalgas para hacerlas entrar en calor y luego escuchó las palabras de Krauser. Se mantuvo en silencio y solo asintió con silencio. Esperaba que esas palabras fueran mentiras, pero no lo podía asegurar.
– En pocas palabras, eres un logia, ¿no? – Le preguntó al vicealmirante sin esperar una respuesta. Ya tenía una idea de su fruta y de cómo, en caso de ser necesario, enfrentarlo. Lo vio hacer esa especie de puente de hielo. ”Al menos, resulta ser útil” – habían acortado distancias a él y, la verdad, quizá desconfiaba un poco menos del rubiales toca violines. Se apresuró en cruzar y lo miró a los ojos al bajar.
– Siento la desconfianza de mi parte hacia la tuya – le dijo, aprovechando que estaban a solas y que el resto iban a tardar un poco. – No hablaré por el resto, pero yo si me disculpo, Al – tomó una breve pausa. – Primera y última vez que te lo diré, por cierto. – Le dijo con una suave sonrisa.
Las palabras de Krauser la hicieron sonrojar. ¿Novio? Estuvo a punto de responder en señal de negación, pero, por unos momentos, dudó. Era cierto, Ban era, junto con su hermano, una de las personas más importantes que tenía. El espadachín se había ganado su corazón y su confianza con esa personalidad y forma de ser tan únicos. ”No debes pensar en eso” – negó con su cabeza y volvió a concentrarse. Había visto todo el desplante de Balt, pero no le interesaba. Tenía ahora tres preocupaciones: No perder de vista a Krauser, el vicealmirante y Ban. ”Parezco una niñera de dos tipos muy fuertes” – se dijo con una sonrisa.
– Imbécil. – Susurró de forma suave, bueno… No tan suave. Había marcado cada sílaba mientras miraba a Al. Había sacado un puto violín y se ponía a tocar. ”Empiezo a pensar que tiene problemas mentales” – estaba tan atenta a la canción que él tocaba que ni siquiera se dio cuenta de que ahora estaba montada en un caballo de hielo. ”¿Qué carajos…?” – era tarde para bajarse, iban demasiado rápido. Poco antes de llegar al río, el vicealmirante los deshizo. Se frotó las nalgas para hacerlas entrar en calor y luego escuchó las palabras de Krauser. Se mantuvo en silencio y solo asintió con silencio. Esperaba que esas palabras fueran mentiras, pero no lo podía asegurar.
– En pocas palabras, eres un logia, ¿no? – Le preguntó al vicealmirante sin esperar una respuesta. Ya tenía una idea de su fruta y de cómo, en caso de ser necesario, enfrentarlo. Lo vio hacer esa especie de puente de hielo. ”Al menos, resulta ser útil” – habían acortado distancias a él y, la verdad, quizá desconfiaba un poco menos del rubiales toca violines. Se apresuró en cruzar y lo miró a los ojos al bajar.
– Siento la desconfianza de mi parte hacia la tuya – le dijo, aprovechando que estaban a solas y que el resto iban a tardar un poco. – No hablaré por el resto, pero yo si me disculpo, Al – tomó una breve pausa. – Primera y última vez que te lo diré, por cierto. – Le dijo con una suave sonrisa.
- Balt:
- Blablabla, seguir al grupo, blablabla, subir en el caballo que hizo Al, cruzar el puente que hizo él, hablar con él.
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*Mientras nos alejábamos de los soldados de Balt, nuevamente pudimos ver otra vez su necesidad de ostentación reluciendo su pretora con un carruaje nada menos. Procuré quitarle importancia a eso y procedí a seguir caminando con mi " nuevo compañero", que resultaba nada más ni nada menos que un capitán*
-Veo que no se andan con chiquitas para esta misión. ¿Tienes algún apodo? Porque siendo un árbol no creo que te llamen solo Kodama no?, a mi me apodan "Dríada". *Dije sonriendo mientras comía otra pequeña hoja de mi bolsita*
*A pesar de que el árbol parecía más pendiente de un objetivo que de mi, proseguí la charla. Quería acercarme a él todo lo posible, entablar una buena amistad*
-Si, veo que lo eres y por ello me sorprende, nunca había visto uno. *Dije con tono calmado mientras guardaba las hojas en la bolsa y cerraba esta* - Perdona si te incomoda que estuviera comiendo esto, al fin y al cabo tu tienes muchas en tu cabeza. *Dije riendo levemente*
*Seguí caminando hasta que Kodama me preguntó el porque me había ofrecido voluntaria para esta guerra. Mi rostro se tornó en cierto modo triste, mi piel se comenzó a tornar azul oscuro debido a esa tristeza. Debía resoponderle*
-¿Sabes lo que es no poder defender aquello que quieres porque eres demasiado débil?, me uní a esta guerra para demostrarme que estaba equivocada, para demostrar mis aptitudes y así defenderla a ella... *Alza sus brazos al aire señalando a los árboles* -Para defender a la naturaleza de aquellos que quieren hacerle daño....*Suspiré*- Las guerras la matan, la queman al igual que la destrucción de una ciudad, yo no puedo ver morir a la natura, porque algo muere en mi, no sé, es extraño de explicar. Por eso me llamaste la atención.
*Seguí caminando junto a él y hablando* - Por ello estoy aquí, para ser más fuerte, no por llevar a Balt a la victoria...
* En ese momento llega hacia nosotros una muchacha. Kodama empezó a hablar con ella. Yo no dije nada a aquella mujer, solo dejé hablar a mi compañero mientras en mi cabeza me preguntaba que hacía allí sola*
-Perdona, ¿que haces por aquí sola? *Dije con tono amistoso*- Mi compañero y yo necesitamos algo de orientación ¿nos puedes ayudar?
-Veo que no se andan con chiquitas para esta misión. ¿Tienes algún apodo? Porque siendo un árbol no creo que te llamen solo Kodama no?, a mi me apodan "Dríada". *Dije sonriendo mientras comía otra pequeña hoja de mi bolsita*
*A pesar de que el árbol parecía más pendiente de un objetivo que de mi, proseguí la charla. Quería acercarme a él todo lo posible, entablar una buena amistad*
-Si, veo que lo eres y por ello me sorprende, nunca había visto uno. *Dije con tono calmado mientras guardaba las hojas en la bolsa y cerraba esta* - Perdona si te incomoda que estuviera comiendo esto, al fin y al cabo tu tienes muchas en tu cabeza. *Dije riendo levemente*
*Seguí caminando hasta que Kodama me preguntó el porque me había ofrecido voluntaria para esta guerra. Mi rostro se tornó en cierto modo triste, mi piel se comenzó a tornar azul oscuro debido a esa tristeza. Debía resoponderle*
-¿Sabes lo que es no poder defender aquello que quieres porque eres demasiado débil?, me uní a esta guerra para demostrarme que estaba equivocada, para demostrar mis aptitudes y así defenderla a ella... *Alza sus brazos al aire señalando a los árboles* -Para defender a la naturaleza de aquellos que quieren hacerle daño....*Suspiré*- Las guerras la matan, la queman al igual que la destrucción de una ciudad, yo no puedo ver morir a la natura, porque algo muere en mi, no sé, es extraño de explicar. Por eso me llamaste la atención.
*Seguí caminando junto a él y hablando* - Por ello estoy aquí, para ser más fuerte, no por llevar a Balt a la victoria...
* En ese momento llega hacia nosotros una muchacha. Kodama empezó a hablar con ella. Yo no dije nada a aquella mujer, solo dejé hablar a mi compañero mientras en mi cabeza me preguntaba que hacía allí sola*
-Perdona, ¿que haces por aquí sola? *Dije con tono amistoso*- Mi compañero y yo necesitamos algo de orientación ¿nos puedes ayudar?
- Balt:
- Alejarnos del grupo de Balt, charlar con Kodama para afianzar un amigo en la guerra, explicarle mi situación y encontrarnos con una chica en el camino,
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Los líderes de Zilda parecen ocupados en coordinar la posición de vigilanza desde su vehículo insectoide que pare las moscas cibernéticas. Miles de ojos fríos y sin vida nos darán la información que necesitamos. Bien.
Marchamos a la batalla, pero con suerte no la encontraremos. Se me informa de la asignación de un pequeño grupo de soldados, pero teniendo en cuenta las escasas fuerzas de las que disponemos es el equivalente proporcional a un feroz regimiento. Lástima que la proporcionalidad en la guerra sea poco importante sin una ventaja táctica… puede que con el particular armamento de Zilda… probable, pero poco probable.
- Soldados, se referirán a mí como Alfa. El siguiente mayor en rango por sus asignaciones previas a mi llegada me informará del armamento disponible y el entrenamiento del que disponen de la forma más breve y concisa posible. Nos desplazaremos en dos grupos de tres, y mi posición será variable entre grupos. Los movimientos serán de avance y espera al grupo de retaguardia para luego intercambiar las posiciones de avance. En resumen, avanzaremos tres para asegurar el terreno con nuestras armas, luego los tres de atrás avanzarán hasta la siguiente posición y continuarán más adelante para consolidar de la misma manera. Como miembro a meleé y líder del destacamento me encargaré de estar siempre en el grupo de vanguardia, en el que tomaré una posición ligeramente avanzada con respecto a los otros miembros del grupo para realizar las funciones de explorador en base a mis habilidades de sigilo mientras me dan apoyo con sus armas de fuego- espero que el rango de soldados se les haya dado a los de mejor puntería, o que al menos las armas tengan algún sistema de disparo automatizado- .Nuestro primer objetivo es la torre más cercana- les ilustro con el mapa de mi muñeca-, que se encargará de tomar el segundo al mando - el que me ha informado o uno asignado al azar de no disponer de información de sus habilidades- mientras los demás aseguramos posiciones de defensa- viviendo en Zilda deben tener conocimientos de como activar la central en el beneficio de nuestra causa, aunque realmente no sea imperativo en su gentilicio- . ¿Alguna duda?- y aunque sería una molestia repetirlo otra vez, lo haré por el bien del grupo, quizás esta vez de una manera mucho más simple.- .Marchamos a la guerra soldados… y prevaleceremos.- Siempre se necesita una frase inspiradora al terminar un discurso, y al estar ya acostumbrados al tono mecánico no necesito modular mi voz a un tono más amable que el de la verdad fría y pura. Asigno los grupos con la información obtenida, y de no haber ninguna útil el azar siempre lo es.
Me muevo buscando la cobertura del terreno, agachado y en un avance de guerrilla como explorador, esperando los correctos movimientos que he repartido al destacamento para la toma de la central. Lo bueno que tiene el bosque es que ofrece cierta protección, pero también tapa la vista de los peligros, o de las presas.
Una vez completado informaré por el comunicador según la situación, la que en su máximo exponente beneficiario será un simple y conciso “Toma y control de torre al oeste de base principal, esperamos avance de artillería robótica para asegurar la posición de manera definitiva. No hay enemigos a la vista.”
Y pase lo que pase solicitaré un informe de posición de los demás miembros de Zilda para actualizar las posiciones en mi mapa.
Off: De no tener esta función ya integrada, que supongo solo será en el cuartel ese mecánico donde están los jefazos.
Marchamos a la batalla, pero con suerte no la encontraremos. Se me informa de la asignación de un pequeño grupo de soldados, pero teniendo en cuenta las escasas fuerzas de las que disponemos es el equivalente proporcional a un feroz regimiento. Lástima que la proporcionalidad en la guerra sea poco importante sin una ventaja táctica… puede que con el particular armamento de Zilda… probable, pero poco probable.
- Soldados, se referirán a mí como Alfa. El siguiente mayor en rango por sus asignaciones previas a mi llegada me informará del armamento disponible y el entrenamiento del que disponen de la forma más breve y concisa posible. Nos desplazaremos en dos grupos de tres, y mi posición será variable entre grupos. Los movimientos serán de avance y espera al grupo de retaguardia para luego intercambiar las posiciones de avance. En resumen, avanzaremos tres para asegurar el terreno con nuestras armas, luego los tres de atrás avanzarán hasta la siguiente posición y continuarán más adelante para consolidar de la misma manera. Como miembro a meleé y líder del destacamento me encargaré de estar siempre en el grupo de vanguardia, en el que tomaré una posición ligeramente avanzada con respecto a los otros miembros del grupo para realizar las funciones de explorador en base a mis habilidades de sigilo mientras me dan apoyo con sus armas de fuego- espero que el rango de soldados se les haya dado a los de mejor puntería, o que al menos las armas tengan algún sistema de disparo automatizado- .Nuestro primer objetivo es la torre más cercana- les ilustro con el mapa de mi muñeca-, que se encargará de tomar el segundo al mando - el que me ha informado o uno asignado al azar de no disponer de información de sus habilidades- mientras los demás aseguramos posiciones de defensa- viviendo en Zilda deben tener conocimientos de como activar la central en el beneficio de nuestra causa, aunque realmente no sea imperativo en su gentilicio- . ¿Alguna duda?- y aunque sería una molestia repetirlo otra vez, lo haré por el bien del grupo, quizás esta vez de una manera mucho más simple.- .Marchamos a la guerra soldados… y prevaleceremos.- Siempre se necesita una frase inspiradora al terminar un discurso, y al estar ya acostumbrados al tono mecánico no necesito modular mi voz a un tono más amable que el de la verdad fría y pura. Asigno los grupos con la información obtenida, y de no haber ninguna útil el azar siempre lo es.
Me muevo buscando la cobertura del terreno, agachado y en un avance de guerrilla como explorador, esperando los correctos movimientos que he repartido al destacamento para la toma de la central. Lo bueno que tiene el bosque es que ofrece cierta protección, pero también tapa la vista de los peligros, o de las presas.
Una vez completado informaré por el comunicador según la situación, la que en su máximo exponente beneficiario será un simple y conciso “Toma y control de torre al oeste de base principal, esperamos avance de artillería robótica para asegurar la posición de manera definitiva. No hay enemigos a la vista.”
Y pase lo que pase solicitaré un informe de posición de los demás miembros de Zilda para actualizar las posiciones en mi mapa.
Off: De no tener esta función ya integrada, que supongo solo será en el cuartel ese mecánico donde están los jefazos.
- Resumen Zilda AGENTE ALFA:
Preguntar información a los soldados sobre su equipo y entrenamiento.(Breve y conciso, pero no quiero que uno se muera y no poder usar una de sus armas, que a saber cómo son estos futuristas Tau). Organizar el movimiento en dos grupos de tres, encontrándome siempre yo en el de vanguardia como explorador por mis habilidades de sigilo, asegurando el terreno a unos 15-20 metros de ellos y esperando e informando en los intercambio de posición de grupo. Los intercambios de grupo es que el de vanguardia pasa a retaguardia y viceversa a cada paulatino avance. Dirección torre próxima (R15.5) para su toma y control por uno de los miembros del escuadrón (que debería saber cómo se puede tomar, al que puedo asistir si es alguna movida con la pulserita tipo código) mientras los demás aseguramos posiciones para el control de la zona desde la torre y cercanías de la misma. Informe de situación y solicitación de refuerzos de artillería, a ser posible robóticos , para el control de la torre de manera más eficiente.
Tsang Yue
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El joven agente avanza junto a la horda que va liberando el camino conforme van avanzando, cosa que le viene bien al moreno, pues no le apetece pelear, no conoce la fuerza de los que se encuentran en el lugar y por lo menos quiere asegurar un poco la zona antes de arriesgarse a perderlo todo. Al llegar a la central se encuentra con algo que no se espera. Un extraño sujeto mira la central junto a una mujer ausente. -“¿Estarán de parte de Zal?¿Serán criminales?”- Se pregunta sin hablar el joven Yue mientras avanza con cautela hacia la estructura. -“Guardián del otro mundo préstame tu poder.”- Dice en un susurro ininteligible para que delante de él aparezca un perro de tres cabezas, no muy grande, pero sí muy fiero y fiel a su amo. No quiere arriesgarse a no tener una protección conforme se acerca a la estructura que se supone ha de activar.
Conforme más se acerca su ritmo cardíaco es más y más acelerado e irregular, ha de controlarlo, de lo contrario podría tomar una pésima decisión y acabar muy mal parado. Por ello cierra los ojos unos instantes, para abrirlos de forma decidida con una mirada segura de sí mismo, sin miedo a nada, decidido a avanzar y terminar lo que comenzó. Avanza unos pasos más hasta llegar a la central y tal y como le había explicado Ruk, usa la runa con forma de raíz para activar la central, no sabe si eso provocará alguna reacción ofensiva por parte del sujeto o de la mujer, pero quiere al menos asegurar la central a su favor pues ya que se había molestado en ir hasta allí no quería hacer un viaje en vano. -“Bueno, ahora solo queda esperar o seguir avanzando…”- Piensa el joven mientras observa todo a su alrededor, como buscando espíritus que pudieran ayudarle.
Conforme más se acerca su ritmo cardíaco es más y más acelerado e irregular, ha de controlarlo, de lo contrario podría tomar una pésima decisión y acabar muy mal parado. Por ello cierra los ojos unos instantes, para abrirlos de forma decidida con una mirada segura de sí mismo, sin miedo a nada, decidido a avanzar y terminar lo que comenzó. Avanza unos pasos más hasta llegar a la central y tal y como le había explicado Ruk, usa la runa con forma de raíz para activar la central, no sabe si eso provocará alguna reacción ofensiva por parte del sujeto o de la mujer, pero quiere al menos asegurar la central a su favor pues ya que se había molestado en ir hasta allí no quería hacer un viaje en vano. -“Bueno, ahora solo queda esperar o seguir avanzando…”- Piensa el joven mientras observa todo a su alrededor, como buscando espíritus que pudieran ayudarle.
- Zal:
- Llegar a la central. Invocar un cerbero pequeño. Usar la runa de raíz. Buscar espíritus alrededor.
Aki D. Arlia
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La pelirroja frunció el ceño al ver que el dragón que tenía delante no seguía el rumbo previsto. Al principio se encogió de hombros y le siguió, convencida de que ningún idiota aprovecharía la confusión para alejarse de la isla. Todos los presentes habían ido hasta ahí con una intención, ¿No? No tenía ningún sentido apartarse ahora de repente. Sin embargo, pronto vio como la tierra desaparecía bajo sus pies y entretanto ese idiota ni siquiera le había contestado. Harta, cargó en la palma de su mano una pequeña bola de energía de aspecto oscuro, negro. Era muy, muy pequeñita, apenas del tamaño de un garbanzo. La lanzó a lo lejos e hizo que explotara a la izquierda del reptil para llamar su atención. El fogonazo no lo dañaría, pero con suerte se llevaría un susto.
Frustrada, frenó en el aire y esperó a que se diera la vuelta.
- Ya está bien, ¿No? Nos estamos alejando, ¿Acaso no tienes ojos en la cara? Yo - Dijo señalándose a si misma para que le quedase claro.- me largo por allá.- añadió indicando la dirección correcta.- A ver si encuentro la primera central. Si te apetece venirte, sígueme. Y si pretendes huir sin haber hecho nada más que hacerme perder el tiempo... no escaparás tan fácilmente.
Si Zuko daba muestras de disculparse y seguirla, se daría la vuelta dignamente y aceleraría para volver a tierra y dirigirse a la central. Ya habían perdido tiempo de forma estúpida, eso le pasaba por fiarse de un idiota. Todavía mosqueada, gritaría para que la oyera.
-¿Y quién demonios eres, por cierto? ¿Qué hace alguien como tú en medio de una guerra?
Frustrada, frenó en el aire y esperó a que se diera la vuelta.
- Ya está bien, ¿No? Nos estamos alejando, ¿Acaso no tienes ojos en la cara? Yo - Dijo señalándose a si misma para que le quedase claro.- me largo por allá.- añadió indicando la dirección correcta.- A ver si encuentro la primera central. Si te apetece venirte, sígueme. Y si pretendes huir sin haber hecho nada más que hacerme perder el tiempo... no escaparás tan fácilmente.
Si Zuko daba muestras de disculparse y seguirla, se daría la vuelta dignamente y aceleraría para volver a tierra y dirigirse a la central. Ya habían perdido tiempo de forma estúpida, eso le pasaba por fiarse de un idiota. Todavía mosqueada, gritaría para que la oyera.
-¿Y quién demonios eres, por cierto? ¿Qué hace alguien como tú en medio de una guerra?
- Resumen Balt:
- Divagar, tirarle a Zuko una pequeñísima Anger Ball para que reaccione, gritarle y cambiar de rumbo en dirección a la central en M1, redoblando la velocidad.
Joseph Leto
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Mientras avanza en su camino no ve nada más que el terreno que lo rodea y un grupo de animales que literalmente ignoran su presencia en el lugar por lo que el joven comandante marine que se encuentra en una guerra civil simplemente camina con las gafas colgadas de su cabeza y preparado para cualquier cosa que pueda ocurrir, lo cual hace activando el mantra por si los peligros se encontraban ocultos bajo tierra o de alguna manera que impidiese que el joven pelirrojo los percibiese de forma natural. En su espalda cuelga la cruz pacificadora y en mi chaqueta se esconden los yoyos, un arma peculiar que pocos descubren su auténtica naturaleza. La personalidad actual del marine es la de un comando, alguien curtido en incursiones estratégicas y captura de objetivos y el arma que lleva le va perfecta.
El colgante con los ojos de su hermana se balancea lentamente a cada paso, pero la cadena es lo suficientemente fuerte como para que no se caiga tan fácilmente. La mirada del marine es seria y con sus ojos percibe casi todo lo que tiene delante ya que emplea la misma base filosófica que los practicantes de Kendo, llamada Enzan no Metsuke. Esto significa mirar a la montaña lejana, lo cual se entiende como ver el adversario como parte del todo. Tras un rato largo caminando el joven marine se topa con un rio sin puentes, lo cual es una mala noticia para él ya que debido a su fruta del diablo es incapaz de nadar. Se detiene a la orilla y observa el otro lado del río sabiendo que debe cruzarlo para poder continuar por lo que tiene que encontrar la forma de pasar por allí sin tener que sumergirse. En poco tiempo se le curre la forma de cruzar y es precisamente gracias a lo que le impide nadar. Crea una barrera lo suficientemente larga como para formar un puente invisible sobre el rio por el cual cruza sin mucha complicación.
Una vez al otro lado del río hace memoria sobre el mapa y recuerda que hay dos centrales cerca y por lo que sabe el marine Danio iba por el rio hacia la que se encuentra en su curso por lo que él irá a por la otra, que se encuentra en el sentido opuesto, pero antes debe ir un poco más al sur y luego al este.
El colgante con los ojos de su hermana se balancea lentamente a cada paso, pero la cadena es lo suficientemente fuerte como para que no se caiga tan fácilmente. La mirada del marine es seria y con sus ojos percibe casi todo lo que tiene delante ya que emplea la misma base filosófica que los practicantes de Kendo, llamada Enzan no Metsuke. Esto significa mirar a la montaña lejana, lo cual se entiende como ver el adversario como parte del todo. Tras un rato largo caminando el joven marine se topa con un rio sin puentes, lo cual es una mala noticia para él ya que debido a su fruta del diablo es incapaz de nadar. Se detiene a la orilla y observa el otro lado del río sabiendo que debe cruzarlo para poder continuar por lo que tiene que encontrar la forma de pasar por allí sin tener que sumergirse. En poco tiempo se le curre la forma de cruzar y es precisamente gracias a lo que le impide nadar. Crea una barrera lo suficientemente larga como para formar un puente invisible sobre el rio por el cual cruza sin mucha complicación.
Una vez al otro lado del río hace memoria sobre el mapa y recuerda que hay dos centrales cerca y por lo que sabe el marine Danio iba por el rio hacia la que se encuentra en su curso por lo que él irá a por la otra, que se encuentra en el sentido opuesto, pero antes debe ir un poco más al sur y luego al este.
- Resumen balt:
- Caminar tranquilo por la isla.
Crear un puente con sus barreras para cruzar el rio.
Poner rumbo a la central en P5.
Roland von Klauswitz
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"No quiere matarnos; eso es bueno. No sabe nada de las centrales; eso es malo". Al menos a Kodama le quedaba el consuelo de no tener que cortarla. El roble le agradeció igualmente y se dispuso a marcharse, pero la mujer, una joven de pelo morado que bien pensado no parecía amenazante, quiso unirse a su pequeña comitiva. Por alguna razón ese día era muy popular. Lo cual era bastante raro teniendo en cuenta que los humanos solían mirarle con miedo en lugar de insistir en ir con él. Tal vez la perspectiva de una muerte horrible en la guerra sirviera para formar extraño grupos.
Kodama suspiró resignado y le dijo que si quería acompañarles que lo hiciera. De todas formas tampoco podía dejarla por ahí a merced de lo que hubiera merodeando por los alrededores. Luego reanudó la marcha a buen ritmo, dando largas zancadas. Por el camino se presentó a su nueva acompañante, confiando en que si era una criminal su rango de marine la disuadiría de demostrarlo. Al menos en su presencia.
La parte buena era que su otra compañera le gustaba. La tal Dafne parecía ser muy afín a sus propios objetivos, aunque no tenía ni idea de lo que era una dríada. Le explicó que su único apodo era El Roble y que no entendía por qué los humanos ponían sobrenombres a todo.
-Sois una especie muy peculiar, ¿lo sabíais? Siempre vais con prisas, aunque viendo lo poco que vivís no me extraña, le ponéis apodos a las cosas e incluso a los animales y siempre tenéis nuevas formas de meteros en líos. Y encima tenéis que dormir -añadió como si eso fuera lo más raro de todo. Para alguien que no conocía la necesidad de sueño, perder un tercio del día con los ojos cerrados era incomprensible.
Luego decidió arrancar una hoja de su copa y comérsela tal y como había visto hacer a Dafne. No entendía qué veía en ellas, aunque tratándose de alguien cuyo tono de piel había cambiado repentinamente no le extrañaba mucho lo de que comiera hojas. Quizás eso fuese lo más normal, aunque a él no le supiera bien.
-Y además coméis cosas muy raras -El marine hizo brotar una bellota de su mano y se la tendió a la chica come-hojas. Quizás para ella fuese un manjar. Después se puso más serio-. Pero no te preocupes. Es cierto que la guerra daña a la naturaleza. Y para eso existe mi espada.
- Balt:
- Decirle a Gera que si quiere les acompañe - Seguir hacia la central apretando el paso
Dexter Black
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"Sólo escombros", pensó. Había recorrido deprisa aquella zona, pero absolutamente nada podía apreciarse bajo él. Pueblos abandonados, grandes edificios derruidos y los bosques naciendo sobre ellos. No era una perspectiva agradable, aunque ocultaba una verdad abrumadora y, en cierto modo, tranquilizadora. Si la flora estaba penetrando en pueblos abandonados la guerra no debía haber llegado tan lejos, al menos desde hacía ya mucho tiempo... O eso esperaba. Ni era un experto ni estaba tan cerca como para distinguirlo todo con total precisión, aunque dudaba equivocarse en aquella clase de cosas. Al fin y al cabo, tras tanto tiempo viajando de isla en isla algo habría aprendido. O no.
-Si nadie quiere que el poder sea de un pretor...- comenzó, al escuchar a Ushio. Era una opción con la que no contaba, en realidad. No del todo, al menos. Ya sabía que Zilda era un mal menor, pero ¿Quién no lo era? Estaba claro que Ruk, un hombre que soñaba con exterminar a los débiles, podía ser un terrible gobernante, pero Sarka convertiría todo el territorio en una incansable factoría armamentística, haciendo que el Gobierno pusiese su ojo en la isla, o atacando directamente sin esperar una declaración formal. Por otro lado estaba Balt, y ninguna secta debía gobernar nunca; todo el mundo sabía cómo terminaba esa clase de cosas. Así que, finalmente, ¿La cosa estaba entre gente aburrida y secuestradores de los que sabía nada y menos? En realidad de Beros y su gente sabía realmente poco, por no decir nada-. Tendremos que ayudarlos a que gobierne lo que ellos elijan. Para eso llamaron todos, ¿No? Para ayudar al pueblo Sideriano. Espero que no sean egoístas si deben apartarse para ello.
La única pregunta en aquel momento era, pues, qué debía hacer él. ¿Dónde encontraría habitantes? Las buenas gentes de Encuentro debían estar en algún lado, y se negaba a que de todo el territorio sólo la ciudad imperial quedase habitada. Aterrizó por un instante. Necesitaba pensar, y mientras sus alas desaparecían una idea llegó a su mente. Por potencial el que más capacidades tenía de vencer era Grum, el pretor de Sarka. Era lógico, pues al fin y al cabo podía hacer frente a Grum sin ningún problema, por lo que tenía entendido, y aún hacía falta que Meln y Balt frenasen su avance cuando existía una confrontación. Al menos eso podía deducir de lo que Balarad había dado a entender, y en la carta de Beros no se desmentía. Así pues, si quisiera hacer una locura debería volar hasta allí...
Pero las palabras de Beros en el comunicador lo hicieron recapacitar. Meln no era un objetivo primordial. "Así que ellos piensan como yo", dijo para sí, mientras su cuerpo crecía y se volvía, poco a poco, más esbelto. Posó las manos en el suelo mientras se tornaban garras, y cuando su cuello se estiró mientras su cola surgía, la Gran Sierpe desplegó las alas. Hincó las zarpas en el suelo, quebrando la roca a sus pies, y dobló sus patas. Iba a ser un viaje rápido.
-Cuando encuentres a tu novieta informa- comentó, con su voz grave por la transformación-. Yo te encontraré.
Se hizo una vez más la imagen mental de la zona, y calculó altura a la que debía llegar para ir sin riesgos. ¿El mayor de ellos? Chocar con algo, pues dudaba muy seriamente de que vieran lógico aquello en sus sistemas. Es más, tenía serias dudas acerca de si una cámara podía captarlo como algo más allá de un error. De normal lograba alcanzar velocidades pasmosas, pero aquella vez iba a ser incluso mayor. Estiró sus patas al tiempo que las alas batieron, para evitar que la rotura del suelo a causa de la presión le hiciera perder impulso, y en poco más de un segundo estaba a las orillas del río, a un kilómetro escaso de la ciudad imperial, en un pequeño cráter. Tomó de nuevo su forma humana y buscó alguna población cercana que no fuera la obvia Metrópolis que había cerca de él.
Como medida de precaución decidió acelerar un poco en su ruta de contracorriente, pues si había poblaciones era muy probable que estuvieran por allí, y si lo habían detectado probablemente habrían tomado medidas. Al fin y al cabo, tenía que ser terrible aquella cosa si se movía tan rápido, pero tanto tenía. Las montañas aportaban seguridad, y los ríos riqueza y alimento, por lo que no sería tan fácil abandonar una zona con semejantes características. Sólo esperaba tener razón.
-Si nadie quiere que el poder sea de un pretor...- comenzó, al escuchar a Ushio. Era una opción con la que no contaba, en realidad. No del todo, al menos. Ya sabía que Zilda era un mal menor, pero ¿Quién no lo era? Estaba claro que Ruk, un hombre que soñaba con exterminar a los débiles, podía ser un terrible gobernante, pero Sarka convertiría todo el territorio en una incansable factoría armamentística, haciendo que el Gobierno pusiese su ojo en la isla, o atacando directamente sin esperar una declaración formal. Por otro lado estaba Balt, y ninguna secta debía gobernar nunca; todo el mundo sabía cómo terminaba esa clase de cosas. Así que, finalmente, ¿La cosa estaba entre gente aburrida y secuestradores de los que sabía nada y menos? En realidad de Beros y su gente sabía realmente poco, por no decir nada-. Tendremos que ayudarlos a que gobierne lo que ellos elijan. Para eso llamaron todos, ¿No? Para ayudar al pueblo Sideriano. Espero que no sean egoístas si deben apartarse para ello.
La única pregunta en aquel momento era, pues, qué debía hacer él. ¿Dónde encontraría habitantes? Las buenas gentes de Encuentro debían estar en algún lado, y se negaba a que de todo el territorio sólo la ciudad imperial quedase habitada. Aterrizó por un instante. Necesitaba pensar, y mientras sus alas desaparecían una idea llegó a su mente. Por potencial el que más capacidades tenía de vencer era Grum, el pretor de Sarka. Era lógico, pues al fin y al cabo podía hacer frente a Grum sin ningún problema, por lo que tenía entendido, y aún hacía falta que Meln y Balt frenasen su avance cuando existía una confrontación. Al menos eso podía deducir de lo que Balarad había dado a entender, y en la carta de Beros no se desmentía. Así pues, si quisiera hacer una locura debería volar hasta allí...
Pero las palabras de Beros en el comunicador lo hicieron recapacitar. Meln no era un objetivo primordial. "Así que ellos piensan como yo", dijo para sí, mientras su cuerpo crecía y se volvía, poco a poco, más esbelto. Posó las manos en el suelo mientras se tornaban garras, y cuando su cuello se estiró mientras su cola surgía, la Gran Sierpe desplegó las alas. Hincó las zarpas en el suelo, quebrando la roca a sus pies, y dobló sus patas. Iba a ser un viaje rápido.
-Cuando encuentres a tu novieta informa- comentó, con su voz grave por la transformación-. Yo te encontraré.
Se hizo una vez más la imagen mental de la zona, y calculó altura a la que debía llegar para ir sin riesgos. ¿El mayor de ellos? Chocar con algo, pues dudaba muy seriamente de que vieran lógico aquello en sus sistemas. Es más, tenía serias dudas acerca de si una cámara podía captarlo como algo más allá de un error. De normal lograba alcanzar velocidades pasmosas, pero aquella vez iba a ser incluso mayor. Estiró sus patas al tiempo que las alas batieron, para evitar que la rotura del suelo a causa de la presión le hiciera perder impulso, y en poco más de un segundo estaba a las orillas del río, a un kilómetro escaso de la ciudad imperial, en un pequeño cráter. Tomó de nuevo su forma humana y buscó alguna población cercana que no fuera la obvia Metrópolis que había cerca de él.
Como medida de precaución decidió acelerar un poco en su ruta de contracorriente, pues si había poblaciones era muy probable que estuvieran por allí, y si lo habían detectado probablemente habrían tomado medidas. Al fin y al cabo, tenía que ser terrible aquella cosa si se movía tan rápido, pero tanto tenía. Las montañas aportaban seguridad, y los ríos riqueza y alimento, por lo que no sería tan fácil abandonar una zona con semejantes características. Sólo esperaba tener razón.
- Zilda:
- Reflexionar, dar órdenes a Ushio, decidir que si hay una ciudad habitada será cerca de un río. Romper el sonido varias veces hasta terminar en Q11 y seguir el curso del río a contracorriente, buscando un pueblo habitado.
barbazul
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Consigo información interesante durante la cena, al parecer, todos los niños nacen con una predisposición genética hacía diferentes agentes. Como no podía ser de otra manera, estos agentes a los que se los exponía, los conseguían mediante pruebas. Cuantas más pruebas pasaran, y mejor lo hicieran, acceso a más mejoras tendrían. Me salían multitud de dudas, por ejemplo, como descubrían la predisposición, o qué tipos de agentes eran los usados. Además, si podían hacerme las pruebas y de ayudarles a ganar, obtener un mutágeno, o varios. Lo haría en otro momento, puede que tras la guerra.
Acompañé a las tropas, llegando pronto a la primera central. Había ya bastante gente en la misma, por lo que pensé que ya tenían todo bajo control y me dispuse a seguir el camino de la horda. Aunque algo me detuvo, un chico de pelo blanco montado sobre un gran lobo blanco. Estaban acompañados por una especie de pez y tres hombres más. Por algún motivo, uno de los hombres me sonaba, pero no estaba seguro de que. Retornando el camino junto a los guerreros, continuamos el avance hacia el noroeste, viendo ya a lo lejos los muros de la ciudad.
Aquellos muros eran algo impresionante sin duda, sin fisura alguna, y a primera vista sin puertas. Si quería llegar a la parte de las otras tres facciones y reunirme con Dexter, tendría que conseguir entrar. Pasar por encima aquellos enormes muros no sería nada fácil, y en la puerta, si la había, habría una lucha encarnizada. De momento, continuaría el camino, acercándome cada más a los muros, buscando alguna pequeña abertura por la que pasar. Ser de tipo logia tenía sus ventajas, y en una ocasión como esta podía darme una ventaja increíble, o salvarme la vida. Una vez dentro, trataría de localizar un DDM y llamar al capitán.
Acompañé a las tropas, llegando pronto a la primera central. Había ya bastante gente en la misma, por lo que pensé que ya tenían todo bajo control y me dispuse a seguir el camino de la horda. Aunque algo me detuvo, un chico de pelo blanco montado sobre un gran lobo blanco. Estaban acompañados por una especie de pez y tres hombres más. Por algún motivo, uno de los hombres me sonaba, pero no estaba seguro de que. Retornando el camino junto a los guerreros, continuamos el avance hacia el noroeste, viendo ya a lo lejos los muros de la ciudad.
Aquellos muros eran algo impresionante sin duda, sin fisura alguna, y a primera vista sin puertas. Si quería llegar a la parte de las otras tres facciones y reunirme con Dexter, tendría que conseguir entrar. Pasar por encima aquellos enormes muros no sería nada fácil, y en la puerta, si la había, habría una lucha encarnizada. De momento, continuaría el camino, acercándome cada más a los muros, buscando alguna pequeña abertura por la que pasar. Ser de tipo logia tenía sus ventajas, y en una ocasión como esta podía darme una ventaja increíble, o salvarme la vida. Una vez dentro, trataría de localizar un DDM y llamar al capitán.
- Zal:
- Escuchar lo de las mejoras y pensar en si a lo mejor podían hacerme una. Acompañar a la horda, pasar de la central fijándome en el grupo de Kedra. Mirar las murallas y seguir cerca de las misma en busca de un hueco para entrar. Buscar DDM para llamar a Dexter
Rainbow662
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No parecía que nadie estuviera dispuesto a llevarle la contraria. Recibió algunas miradas de irritación y odio, como no podía ser de otra forma, pero el tal Grum se marchó sin prestarle demasiada atención en un vehículo de lo más ruidoso y llamativo que parecía diseñado especialmente para él. Arribor sonrió satisfecho y bajó de un salto a cubierta. Vio que sus dos compañeros se habían preparado para tener que luchar en caso de que fuera necesario, cosa que le gustó. Les dedicó una amplia sonrisa de suficiencia antes de dirigirse a ellos.
-Parece que ha colado. Jajaja ya creía que tendríamos que matarlos a todos -dijo antes de estallar en carcajadas.
El pirata comenzó a hacer estiramientos. Quería prepararse para la carrera hasta la ciudad que había en el centro de la isla, ya que no tenía ni idea de cuánto les llevaría llegar allí a pie. Se preguntó qué debían hacer con el barco. No le gustaba mucho la idea de dejarlo allí, pero llevarlo hasta la ciudad por mar podría llevarles tanto como ir corriendo. Y lo que era peor, en alta mar no encontrarían a nadie a quien golpear.
-Bueno, gente. Ahora no nos queda más que ayudar a estos tipos -Era cierto que había dicho que ese sería su precio a cambio del barco pero, como buen pirata, pensaba hacer lo que quisiera. Lucharía un rato y si aburría se largaría de allí cuando le viniera en gana. Claro que decir eso en voz alta no habría sido una gran idea-. Se supone que hay que llegar hasta la ciudad esa como-se-llame, aunque podemos parar en una central de esas por el camino a ver qué son. Yo iré dando un "paseo", vosotros decidid: venid conmigo o id por mar, lo que os apetezca más -Casi sin tiempo para que sus nakamas le respondieran se le había ocurrido una idea mejor-. Ey, ey, Sarah-chan, y si nos subimos encima de ti y vas nadando por el río. Con lo grande que eres seguro que llegamos enseguida.
Si su compañera aceptaba, tendrían que mojarse un poco pero al menos llegarían más rápido. Sino, les tocaría avanzar de otra forma. Gracias a su fuerza podía moverse a base de potentísimos saltos y recorrer una gran distancia en poco tiempo. Dado el caso, y teniendo en cuenta que Sarah daba unas zancadas inmensas y que Zack podía transformarse en animal, estaba seguro de que ninguno de los dos tendría problemas en seguirle si es que decidían ir por tierra en lugar de en el barco.
- Sarka:
- Proponer a Sarah que les lleve por el río encima de ella, para así llegar antes. En caso de que no acepte, ir saltando (saltos tipo Hulk) hacia el este (hacia la central de la J10 y de ahí a la ciudad)
Corinna Athenais
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Avanzó junto al otro marine en dirección oeste. Nos acompañan multitud de soldados de Zal, haciéndome sentir un poco extraña dentro de aquella “Horda”. Por suerte no soy como la mayoría de las chicas, que son más bajas que la media de los hombres. Si no, me sentiría incluso acomplejada rodeada de aquellos seres animales. Seguiría el ritmo que impusiera mi compañero hasta llegar a la central. No sabía muy bien que era lo que se suponía que teníamos que hacer en la misma, pero imaginé que sería algo fácil si dejaban hacerlo a extranjeros.
Las tropas que nos acompañaban se dispersaron, tomando posiciones en torno a la central mientras nosotros nos acercábamos. Estando ya en la misma, la runa se iluminó, mostrando algo en tres dimensiones. Al parecer, era así como debíamos activar aquellos sitios. A mi compañero le había salido lo mismo en su runa. No sabía si debíamos hacerlo los dos a la vez o solamente uno de nosotros.
-¿Le damos a la vez a la secuencia? Si se usan para dar poder a las runas, sería lo mejor para tener los dos las cargas, a menos que sean en general para todas las runas, en cuyo caso daría igual.
Si aceptaba, lo haríamos así, sino, le dejaría hacerlo a él solo, o lo haría yo si era lo que prendía el marine. De cualquier forma, si, tras activar la central no necesitábamos permanecer en ella, sería aconsejable que continuáramos hacía el norte. La central del sur ya debería tener soldados cerca para activarla, y al norte, además de más centrales estaba la ciudad, donde sin duda, sería la mayor confrontación.
-¿Quieres que sigamos al norte hacía la ciudad, o prefieres que busquemos alguna central más para activar? - Le pregunté a mi compañero intentado recordar el mapa y las centrales del mismo.
Las tropas que nos acompañaban se dispersaron, tomando posiciones en torno a la central mientras nosotros nos acercábamos. Estando ya en la misma, la runa se iluminó, mostrando algo en tres dimensiones. Al parecer, era así como debíamos activar aquellos sitios. A mi compañero le había salido lo mismo en su runa. No sabía si debíamos hacerlo los dos a la vez o solamente uno de nosotros.
-¿Le damos a la vez a la secuencia? Si se usan para dar poder a las runas, sería lo mejor para tener los dos las cargas, a menos que sean en general para todas las runas, en cuyo caso daría igual.
Si aceptaba, lo haríamos así, sino, le dejaría hacerlo a él solo, o lo haría yo si era lo que prendía el marine. De cualquier forma, si, tras activar la central no necesitábamos permanecer en ella, sería aconsejable que continuáramos hacía el norte. La central del sur ya debería tener soldados cerca para activarla, y al norte, además de más centrales estaba la ciudad, donde sin duda, sería la mayor confrontación.
-¿Quieres que sigamos al norte hacía la ciudad, o prefieres que busquemos alguna central más para activar? - Le pregunté a mi compañero intentado recordar el mapa y las centrales del mismo.
- Zal:
- Seguir a Venom con la horda, divagar un poco. Proponer forma de activación, y luego planes para seguir.
Lothar Dan
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Mientras me acercaba a la central puede ver como muchos de los que compartieron cena con nosotros ya se encontraban allí. No conocía a la mayoría, exceptuando los dos con los que había combatido en la arena. También se podía ver la muralla de la ciudad, alta e impenetrable. No pude distinguir ninguna puerta ni fisura en la misma desde donde estaba. Tendría que dar con la puerta o algún otro método para atravesar la muralla. Me acerqué hasta donde estaban las dos personas que conocía, ya que no podía pasarla solo, pensé que la mejor manera era ir acompañado.
-Buenas de nuevo, me gustaría acompañaros de nuevo hoy. Juntando las habilidades de los tres podríamos atravesar esos muros de los primeros y hacernos con las centrales de su interior sin que nadie se diera cuenta. O también plantar cara a los contrincantes con mayor probabilidad de éxito. -Les dije nada más acercarme. – Podría, incluso, hacernos a los tres invisibles a la vez para ocultar nuestra ruta. -Proseguí diciéndoles, pues esperaba que haciéndome útil, fuera más fácil ir con ellos.
Si me aceptaban me quedaría junto a ellos, acompañándoles en la dirección que tomaran. Además, cumpliría mi ofrecimiento de ser necesario, haciéndonos a los tres invisibles. Seguramente el chico no tendría problema en aceptarme, lo había visto el día anterior y en la cena, y era bastante abierto. La chica, sin embargo, me resultaba más complicada, no sabía cómo reaccionaría, ni que diría.
Mientras esperaba una contestación, y que nos pusiéramos en marcha, los seguiría donde fueran, pude fijarme en el resto de gente cercana. Siendo los que más llamaron mi atención un chico joven montado sobre un gran lobo blanco. El pelaje del lobo y el del hombre eran muy similares, lo que sin duda era bastante extraño. El otro que llamó mi atención, fue un chico de pelo azul y armadura dorada, que pasó junto a las tropas de Zal en dirección a la ciudad.
-Buenas de nuevo, me gustaría acompañaros de nuevo hoy. Juntando las habilidades de los tres podríamos atravesar esos muros de los primeros y hacernos con las centrales de su interior sin que nadie se diera cuenta. O también plantar cara a los contrincantes con mayor probabilidad de éxito. -Les dije nada más acercarme. – Podría, incluso, hacernos a los tres invisibles a la vez para ocultar nuestra ruta. -Proseguí diciéndoles, pues esperaba que haciéndome útil, fuera más fácil ir con ellos.
Si me aceptaban me quedaría junto a ellos, acompañándoles en la dirección que tomaran. Además, cumpliría mi ofrecimiento de ser necesario, haciéndonos a los tres invisibles. Seguramente el chico no tendría problema en aceptarme, lo había visto el día anterior y en la cena, y era bastante abierto. La chica, sin embargo, me resultaba más complicada, no sabía cómo reaccionaría, ni que diría.
Mientras esperaba una contestación, y que nos pusiéramos en marcha, los seguiría donde fueran, pude fijarme en el resto de gente cercana. Siendo los que más llamaron mi atención un chico joven montado sobre un gran lobo blanco. El pelaje del lobo y el del hombre eran muy similares, lo que sin duda era bastante extraño. El otro que llamó mi atención, fue un chico de pelo azul y armadura dorada, que pasó junto a las tropas de Zal en dirección a la ciudad.
- Zal:
- fastidiarme por no ver puertas. Tratar de unirme a Azula y Castor, ofreciendo viaje en modo invisible e ideas. Observar al resto, en especial a Drake, Ivan y Barbazul.
Aysel Kadhalain
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Bufó. La pequeña estaba harta de caminar. Ya estaba empapada por culpa de la tormenta que estaba cayendo, menos mal que había amainado. Estuvo un buen rato parada, husmeando en la pulserilla tecnológica que les habían dado anteriormente. Miró el mapa, buscó su localización y consiguió trazar un camino para ir a la central del oeste. No parecía muy complicado y cada vez se estaba afianzando más con la tecnología, solo esperaba que no explotase. No había tenido buenos momentos con esta.
Sacó la lanza, por seguridad, y echó a correr. De vez en cuando tenía que pararse a tomar aliento y revisar el mapa holográfico para no perderse. Había cosas que no entendía, pero tras intentar buscar la solución, acababa consiguiendo lo que quería.
Durante el camino, se fijó en los detalles más nimio. Máquinas de su bando se estaban preparando para la guerra, igual que más gente. Se preguntaba si todos los que habían venido en barcos eran forasteros como ella, o tan solo simples ciudadanos que buscaban llevar a lo más alto su hogar.
Siguió corriendo y, a lo lejos, ya podía divisar la central. Aslaug quería ser la primera en llegar, quería saber que había y cotillear lo que tenían dentro. Investigarla todo lo que pudiese, además si era la primera podría intentar averiguar qué más cosas se podrían hacer en ella.
Dio un último spring y se alegró al verla del todo.
Sacó la lanza, por seguridad, y echó a correr. De vez en cuando tenía que pararse a tomar aliento y revisar el mapa holográfico para no perderse. Había cosas que no entendía, pero tras intentar buscar la solución, acababa consiguiendo lo que quería.
Durante el camino, se fijó en los detalles más nimio. Máquinas de su bando se estaban preparando para la guerra, igual que más gente. Se preguntaba si todos los que habían venido en barcos eran forasteros como ella, o tan solo simples ciudadanos que buscaban llevar a lo más alto su hogar.
Siguió corriendo y, a lo lejos, ya podía divisar la central. Aslaug quería ser la primera en llegar, quería saber que había y cotillear lo que tenían dentro. Investigarla todo lo que pudiese, además si era la primera podría intentar averiguar qué más cosas se podrían hacer en ella.
Dio un último spring y se alegró al verla del todo.
- Zilda:
- -Mirar el mapa holográfico.
-Poner rumbo a la central del oeste.
-Divisarla y dar un spring para llegar lo antes posible.
Énra Kelter
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Mi nuevo color de pelo es perfecto para atravesar el bosque sin ser detectado. Junto con mi sonar, me permite volar a una altura bastante baja, a través del bosque. Me voy fijando en los árboles y plantas cercanas, no quiero llevarme una sorpresa porque alguna intente atraparme o comerme. También lo hago para ver cómo están formadas las fibras de los árboles, e intentar copiarlas en una línea de ropa cuando todo esto acabara. Hacía ya mucho tiempo que no sacaba nada, y la gente no me conocería sino me seguía renovando e innovando en las prendas. Además, tenía que darle relevancia a esa faceta de mi vida, así tendría más contactos con los que poder acceder a buenos negocios de asesinato.
Mientras volaba pasé cerca de una de las centrales, pensé en pararme, pero estando tan cerca alguno de mis compañeros, o agentes de Zilda, se encargarían de tomarla. Mi principal objetivo era conseguir la más lejana, la más complicada por su situación. Aceleré el ritmo, cuanto la consiguiera, antes podría acceder a las funciones del brazalete, fueran cuales fueran. Ahora me asaltaba la duda, porque harían construido una de aquellas centrales en el mar. Era difícilmente defendible en un combate naval, y en caso de asedio de la isla sería la primera en caer destruida o en manos enemigas. Le di algunas vueltas más mientras avanzaba, aunque rama me hizo centrarme.
Me elevé por encima de las copas, manteniéndome muy cerca de las mismas. Si aumentaba la velocidad, sería más complicado esquivar ramas y arbustos, por lo que lo más sensato era aquello. Era posible que estuviera algo más expuesto, pero el color que había adquirido mi pelaje contrarrestaba aquella desventaja, a menos que usaran sistemas no basados en la vista, como aquellos que medían el calor que había visto en algunos sitios. Solo esperaba no tener contratiempos antes de llegar a la central.
Mientras volaba pasé cerca de una de las centrales, pensé en pararme, pero estando tan cerca alguno de mis compañeros, o agentes de Zilda, se encargarían de tomarla. Mi principal objetivo era conseguir la más lejana, la más complicada por su situación. Aceleré el ritmo, cuanto la consiguiera, antes podría acceder a las funciones del brazalete, fueran cuales fueran. Ahora me asaltaba la duda, porque harían construido una de aquellas centrales en el mar. Era difícilmente defendible en un combate naval, y en caso de asedio de la isla sería la primera en caer destruida o en manos enemigas. Le di algunas vueltas más mientras avanzaba, aunque rama me hizo centrarme.
Me elevé por encima de las copas, manteniéndome muy cerca de las mismas. Si aumentaba la velocidad, sería más complicado esquivar ramas y arbustos, por lo que lo más sensato era aquello. Era posible que estuviera algo más expuesto, pero el color que había adquirido mi pelaje contrarrestaba aquella desventaja, a menos que usaran sistemas no basados en la vista, como aquellos que medían el calor que había visto en algunos sitios. Solo esperaba no tener contratiempos antes de llegar a la central.
- Zilda:
- Pensar en líneas de ropa para producir, acelerar y subir por encima de las copas de los árboles.
Deathstroke
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La joven con la que me había chocado había decidido seguirme en mi misión de conseguir las centrales al sur de la base de Zilda, el recorrido que habíamos hecho había sido recto hacia el sur hasta llegarnos a ver en el mapa de forma que nos quedaban en línea recta dos cenrales si nos dirigíamos hacia el Este.
-Bien, Elya, puedes llamarme Deathstroke, según el mapa tenemos dos centrales en línea recta y otra un poco más al sur, ¿tienes alguna preferencia? Porque creo que daría tiempo a conseguir las dos que están en línea recta mientras tú vas a por la otra. Y en caso de que necesites ayuda me lo dices por el comunicador y en breves vendré a ayudarte. Aunque si quieres para ir más rápidos puedo llevarte – le ofrecí a la chica preparándome para dirigirme la central más cercana que teníamos desde esa posición – en cualquiera de los casos creo que nos dará tiempo a activar estas tres que tenemos cerca antes de ir a la avanzadilla.
Si la chica decidía optar por el primer plan que le dije intentaría conquistar las dos centrales que estaban en línea recta hacia el este para luego ir a recoger a Elya en la que estuviese. Si por el contrario ella decidía que fuésemos los dos para reducir riesgos, la cogería y volaría hacia el Este a la central que teníamos al lado y a partir de ahí a las otras dos, lo más rápido que pudiese para ir a la vanguardia cuanto antes, y por si acaso nos encontrábamos con algo inesperado aparte de tener el mantra activado comenzaría a cargar mi brazo derecho.
De pronto nos llegó un mensaje del propio Beros en el que nos informaba de que pronto podríamos tener control sobre lo que iba sucediendo en otras zonas de la isla y avisó a uno de los aliados que se había ido hacia el norte a las centrales de que Meln no era un objetivo prioritario, y por lo que me pareció entender en las reuniones los principales objetivos eran Zal y Sarka que parecían ser más agresivos.
-Bien, Elya, puedes llamarme Deathstroke, según el mapa tenemos dos centrales en línea recta y otra un poco más al sur, ¿tienes alguna preferencia? Porque creo que daría tiempo a conseguir las dos que están en línea recta mientras tú vas a por la otra. Y en caso de que necesites ayuda me lo dices por el comunicador y en breves vendré a ayudarte. Aunque si quieres para ir más rápidos puedo llevarte – le ofrecí a la chica preparándome para dirigirme la central más cercana que teníamos desde esa posición – en cualquiera de los casos creo que nos dará tiempo a activar estas tres que tenemos cerca antes de ir a la avanzadilla.
Si la chica decidía optar por el primer plan que le dije intentaría conquistar las dos centrales que estaban en línea recta hacia el este para luego ir a recoger a Elya en la que estuviese. Si por el contrario ella decidía que fuésemos los dos para reducir riesgos, la cogería y volaría hacia el Este a la central que teníamos al lado y a partir de ahí a las otras dos, lo más rápido que pudiese para ir a la vanguardia cuanto antes, y por si acaso nos encontrábamos con algo inesperado aparte de tener el mantra activado comenzaría a cargar mi brazo derecho.
De pronto nos llegó un mensaje del propio Beros en el que nos informaba de que pronto podríamos tener control sobre lo que iba sucediendo en otras zonas de la isla y avisó a uno de los aliados que se había ido hacia el norte a las centrales de que Meln no era un objetivo prioritario, y por lo que me pareció entender en las reuniones los principales objetivos eran Zal y Sarka que parecían ser más agresivos.
- Resumen Zilda:
- proponerle a Elya dos planes para conseguir lo mismo de maneras distintas, si escoge la primera iré yo solo a por dos centrales lo más rápido que pueda y si escoge el segundo ir con ella lo más rápido que podamos a la más cercana. Escuchar el informe de Beros
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