Dexter Black
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Un minuto de tranquilidad... ¿Era mucho pedir? Acababa de amenazar al mismísimo Gobierno Mundial públicamente. Extorsión al Almirante de la Flota, previa extorsión a un Vicealmirante, previo asalto a un buque de guerra y previa amenaza, aquella bastante más velada, apareciendo desde el Nuevo Mundo con una pequeña flota de gigantescos barcos, siete de ellos robados al mismísimo Gobierno Mundial... ¡Y ahora el nuevo líder de la Quimera llamaba! Necesitaba un respiro de todo aquello ya. ¡Y ni siquiera obtenía una ubicación concreta! Es decir, sabía que estarían en el aire por determinados contactos en el interior de la Revolución, ¿Pero tan difícil era dar unas coordenadas? Aunque, ciertamente, tal vez primase la rapidez de la comunicación y no la concreción en ese momento. Tenía que localizarlos.
Soltó una lágrima cuando escuchó romperse en millones de astillas la Joya tras él, pero era necesario. Tuvo que juntar todas las fuerzas que poseía en sus piernas para impulsarse velozmente todo lo que pudiera, y en el aire su cuerpo mutó. Más grande, hasta rozar los casi cuatro metros, y dos alas en su espalda. Una larga cola lo seguía, y unos rasgos afilados empezaban a marcarse en su rostro mientras los dientes crecían. ¿Llegaría a tiempo? No podía saberlo. Ni siquiera era capaz de atisbar el peinado totalmente hortera de Osu o el rubio platino del joven y emocionado Edward. Tendría que parar todo lo que pudiese y rezar para que la Quimera se encontrase entre los afortunados.
Antes de llegar vio hundirse tres pájaros, y no llegó a salvar otros dos por apenas un instante. Un sexto explotó a pesar de que él se puso en medio, bloqueando el impacto directo. Los demás fueron partícipes de cómo los cañonazos y las balas explotaban en la lejanía, frenados por un doble muro que el dragón mantenía. Por un lado, sus dos manos extendidas formaban un bastión de Haki que muy difícilmente se podía penetrar, mientras detrás de él un furioso vendaval alejaba casi por completo los rastros de la explosión y el humo. ¿Qué clase de juego llevaba el Gobierno Mundial, enfrentando una nave de semejantes proporciones a unos helicópteros poco más que armazón?
Algunos revolucionarios a su espalda aplaudían, pero la mayoría guardaba un silencio solemne, atónitos por quién había aparecido ante ellos o, también probablemente, dando un minuto de recuerdo a los caídos. Para la Revolución cada soldado significaba más que un simple número, algo que ningún ejército con filas casi ilimitadas quería comprender. ¿Qué más daban los asesinatos masivos? ¿Qué importaban las vidas de todos los piratas que había robado la explosión de hacía unos instantes, a más de dos kilómetros de distancia? Al Gobierno Mundial sólo le importaba una cosa: Su dinero. Y la nave que estaba frente a él tenía pinta de ser insultantemente cara.
-Eso no ha estado bien- dijo, con una tranquilidad totalmente artificial mientras el eco de su voz se extendía hasta casi doscientos metros a su alrededor.
Voló lo suficientemente deprisa como para poder situarse sobre la parte superior del complejo volador, y aterrizó con la calma de quien sabía que no tenía prisa. Quedaban tres minutos y medio hasta que su participación activa en la batalla diese comienzo, pero entre medias tenía un breve momento para añadir más condiciones al trato. Caminó muy lentamente sobre la superficie, preguntándose dónde exactamente tendría semejante aparato el puente de mando, aunque el gigantesco edificio ubicado en su parte posterior era sin duda un buen lugar para ubicarlo. Al fin y al cabo, no se trataba de un barco ordinario.
-¡Esto es irresponsable!- gritó, intentando ser oído. ¿Tendría algún sistema de seguridad que captase el sonido?-. Slade, quiero que Émile apunte directamente a esta aberración- era un farol, Émile sólo alcanzaba los ochocientos metros. Pero quienquiera que estuviese en la nave no lo sabía, y en cualquier caso podía destruirla él con mayor seguridad que usando un cañón lineal. Si la nave cayese provocaría algo bastante más peligroso que lo que había hecho, con toda seguridad, Al Naion-. ¡Tenéis un minuto para evacuar la nave o moriréis con ella!
Con fuerza y precisión lanzó contra el suelo, mientras contaba los segundos que pasaban, un puñetazo, el calculado Blue Rose Earthquakeal suelo bajo él. Seguramente se resistiese más que la roca a volverse polvo, pero muy probablemente le hiciese un agujero lo suficientemente grave como para demostrar que iba en serio. En cualquier caso, daría un salto hacia atrás tras realizarlo, gritando:
-¡Cinco!
Soltó una lágrima cuando escuchó romperse en millones de astillas la Joya tras él, pero era necesario. Tuvo que juntar todas las fuerzas que poseía en sus piernas para impulsarse velozmente todo lo que pudiera, y en el aire su cuerpo mutó. Más grande, hasta rozar los casi cuatro metros, y dos alas en su espalda. Una larga cola lo seguía, y unos rasgos afilados empezaban a marcarse en su rostro mientras los dientes crecían. ¿Llegaría a tiempo? No podía saberlo. Ni siquiera era capaz de atisbar el peinado totalmente hortera de Osu o el rubio platino del joven y emocionado Edward. Tendría que parar todo lo que pudiese y rezar para que la Quimera se encontrase entre los afortunados.
Antes de llegar vio hundirse tres pájaros, y no llegó a salvar otros dos por apenas un instante. Un sexto explotó a pesar de que él se puso en medio, bloqueando el impacto directo. Los demás fueron partícipes de cómo los cañonazos y las balas explotaban en la lejanía, frenados por un doble muro que el dragón mantenía. Por un lado, sus dos manos extendidas formaban un bastión de Haki que muy difícilmente se podía penetrar, mientras detrás de él un furioso vendaval alejaba casi por completo los rastros de la explosión y el humo. ¿Qué clase de juego llevaba el Gobierno Mundial, enfrentando una nave de semejantes proporciones a unos helicópteros poco más que armazón?
Algunos revolucionarios a su espalda aplaudían, pero la mayoría guardaba un silencio solemne, atónitos por quién había aparecido ante ellos o, también probablemente, dando un minuto de recuerdo a los caídos. Para la Revolución cada soldado significaba más que un simple número, algo que ningún ejército con filas casi ilimitadas quería comprender. ¿Qué más daban los asesinatos masivos? ¿Qué importaban las vidas de todos los piratas que había robado la explosión de hacía unos instantes, a más de dos kilómetros de distancia? Al Gobierno Mundial sólo le importaba una cosa: Su dinero. Y la nave que estaba frente a él tenía pinta de ser insultantemente cara.
-Eso no ha estado bien- dijo, con una tranquilidad totalmente artificial mientras el eco de su voz se extendía hasta casi doscientos metros a su alrededor.
Voló lo suficientemente deprisa como para poder situarse sobre la parte superior del complejo volador, y aterrizó con la calma de quien sabía que no tenía prisa. Quedaban tres minutos y medio hasta que su participación activa en la batalla diese comienzo, pero entre medias tenía un breve momento para añadir más condiciones al trato. Caminó muy lentamente sobre la superficie, preguntándose dónde exactamente tendría semejante aparato el puente de mando, aunque el gigantesco edificio ubicado en su parte posterior era sin duda un buen lugar para ubicarlo. Al fin y al cabo, no se trataba de un barco ordinario.
-¡Esto es irresponsable!- gritó, intentando ser oído. ¿Tendría algún sistema de seguridad que captase el sonido?-. Slade, quiero que Émile apunte directamente a esta aberración- era un farol, Émile sólo alcanzaba los ochocientos metros. Pero quienquiera que estuviese en la nave no lo sabía, y en cualquier caso podía destruirla él con mayor seguridad que usando un cañón lineal. Si la nave cayese provocaría algo bastante más peligroso que lo que había hecho, con toda seguridad, Al Naion-. ¡Tenéis un minuto para evacuar la nave o moriréis con ella!
Con fuerza y precisión lanzó contra el suelo, mientras contaba los segundos que pasaban, un puñetazo, el calculado Blue Rose Earthquakeal suelo bajo él. Seguramente se resistiese más que la roca a volverse polvo, pero muy probablemente le hiciese un agujero lo suficientemente grave como para demostrar que iba en serio. En cualquier caso, daría un salto hacia atrás tras realizarlo, gritando:
-¡Cinco!
- Resumen:
- Salvar del PK a los revos. Abordar la nave de Corvo con intenciones bastante hostiles mientras hago tiempo para esperar a Minato.
Elya Edelweiss
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Los ojos de la peliblanca se abrieron un poco por la sorpresa. ¿Churri? ¿Qué clase de relación tenía ese hombre con el almirante? Si solo era una bravata... diría que tendría problemas, pero lo cierto es que era completamente inmune. No podían arriesgar la condena de Legim por un solo hombre. No debían, al menos. Frunció los labios con seriedad, pero pronto dejó de pensar en eso.
La transformación del Yonkou fue más rápida que cambiarse de camiseta, pero varias veces más impresionante. Escamas, cornamenta... no se acostumbraba a ver ese tipo de escenas. Apretó su arma todavía con más fuerza, admirando el espectáculo. Tan ocupada estaba que no se dio cuenta de por qué lo hacía y antes de que pudiese reflexionar al respecto él había vuelto a la normalidad. Comenzó a hablar con Minato y en cuestión de segundos Elya dejó de fingir que no estaba escuchando.
Al contrario, se acercó un poco más, con cuidado de no adelantarse al vicealmirante. Que la echaran en ese momento sería contraproducente. Escuchó cada palabra, a cada momento más preocupada. La niebla los tragó de repente, dejando a la peliblanca en alerta, medio agazapada y mirando a su alrededor por lo que pudiera pasar. En el silencio, la voz de Dexter seguía sonando con calma...
Un escalofrío la recorrió de arriba abajo y en ese instante supo que la estaba mirando. Se dio la vuelta hacia él como guiada por un compás y se quedó mirando su silueta, en silencio. Escuchó cada reproche y cada grito, detectó el tono de indignación en su voz y se estremeció como si fuera ella la que estuviera recibiendo el aluvión de quejas. Oyó las palabras que lo cambiarían todo muy pronto y notó como se le ponía la piel de gallina. ¿Era cierto acaso? ¿Lo había visto?
Se giró un poco, pensando en toda la flota de piratas a lo lejos y cada vez más cerca. ¿Cómo reaccionarían cuando se enterasen de la noticia? Sería complicado contenerlos, lo tenía claro. Lo más fácil sería cortarte la cabeza a Legim y, como mínimo, acortar la guerra. Pero no era la única opción. Había oído las condiciones del pirata. No eran descabelladas. Ni siquiera estaba segura de que la Marina tuviera en sus arcas tantos berries como se prometían por su cabeza. No le cabía en la cabeza que existiera tanto dinero junto. Pero el tratado de paz anularía la amenaza por lo menos de momento. Eso si lo cumplía, por supuesto. Pero ¿Por qué no iba a hacerlo? Sacudió la cabeza. Estaba confusa y preocupada.
En cuestión de segundos, cortó la comunicación y se largó. La niebla se estaba disipando ya. Elya, todavía algo metida en sus pensamientos, se giró hacia el vicealmirante.
-Señor... ¿Qué ordena?
La transformación del Yonkou fue más rápida que cambiarse de camiseta, pero varias veces más impresionante. Escamas, cornamenta... no se acostumbraba a ver ese tipo de escenas. Apretó su arma todavía con más fuerza, admirando el espectáculo. Tan ocupada estaba que no se dio cuenta de por qué lo hacía y antes de que pudiese reflexionar al respecto él había vuelto a la normalidad. Comenzó a hablar con Minato y en cuestión de segundos Elya dejó de fingir que no estaba escuchando.
Al contrario, se acercó un poco más, con cuidado de no adelantarse al vicealmirante. Que la echaran en ese momento sería contraproducente. Escuchó cada palabra, a cada momento más preocupada. La niebla los tragó de repente, dejando a la peliblanca en alerta, medio agazapada y mirando a su alrededor por lo que pudiera pasar. En el silencio, la voz de Dexter seguía sonando con calma...
Un escalofrío la recorrió de arriba abajo y en ese instante supo que la estaba mirando. Se dio la vuelta hacia él como guiada por un compás y se quedó mirando su silueta, en silencio. Escuchó cada reproche y cada grito, detectó el tono de indignación en su voz y se estremeció como si fuera ella la que estuviera recibiendo el aluvión de quejas. Oyó las palabras que lo cambiarían todo muy pronto y notó como se le ponía la piel de gallina. ¿Era cierto acaso? ¿Lo había visto?
Se giró un poco, pensando en toda la flota de piratas a lo lejos y cada vez más cerca. ¿Cómo reaccionarían cuando se enterasen de la noticia? Sería complicado contenerlos, lo tenía claro. Lo más fácil sería cortarte la cabeza a Legim y, como mínimo, acortar la guerra. Pero no era la única opción. Había oído las condiciones del pirata. No eran descabelladas. Ni siquiera estaba segura de que la Marina tuviera en sus arcas tantos berries como se prometían por su cabeza. No le cabía en la cabeza que existiera tanto dinero junto. Pero el tratado de paz anularía la amenaza por lo menos de momento. Eso si lo cumplía, por supuesto. Pero ¿Por qué no iba a hacerlo? Sacudió la cabeza. Estaba confusa y preocupada.
En cuestión de segundos, cortó la comunicación y se largó. La niebla se estaba disipando ya. Elya, todavía algo metida en sus pensamientos, se giró hacia el vicealmirante.
-Señor... ¿Qué ordena?
- resumen:
- pensar mucho y pedir órdenes
Vergil Borgia
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Parecía mentira que ya la guerra daba comienzo, numerosas explosiones se oían por doquier a la vez que gritos. El capitán Arribor nos había dejado al herrero loco y a mí en la nave de un sujeto, que irónicamente también tenía un parche en el ojo, despidiéndose de nosotros para destruir unos cañones que amenazaban con destruir la embarcación. A su vez, el nuevo tuerto nos advirtió que ayudásemos a defender la nave. ¿Acaso quedaba alguna opción? Me quedé mirando a mi compañero para después quedarme embobado viendo la nave enemiga.
-¿No es un poco peligroso que estemos en el aire cerca de esa cosa gigante?- pregunté un poco preocupado de acabar mi vida en medio de una explosión para caer en el mar.
Me lié otro puro y le prendí fuego. Tras una larga bocanada decidí ponerme manos a la obra para defender el barco. La pregunta era, ¿por donde empezar? Mi respuesta llegó caída del cielo. Unas especies de robots abordaron la nave con la intención de sabotearla. Instintivamente, desenvainé mi espada y me puse en guardia. No estaba seguro de cuan poderosos serían aquellas máquinas pero al menos tenía al tejón de mi lado por si las cosas se ponían feas. Decidí dar el primer paso e intenté mandar una onda de corte contra una aquellas máquinas para probar cuan peligrosos eran.
-¿No es un poco peligroso que estemos en el aire cerca de esa cosa gigante?- pregunté un poco preocupado de acabar mi vida en medio de una explosión para caer en el mar.
Me lié otro puro y le prendí fuego. Tras una larga bocanada decidí ponerme manos a la obra para defender el barco. La pregunta era, ¿por donde empezar? Mi respuesta llegó caída del cielo. Unas especies de robots abordaron la nave con la intención de sabotearla. Instintivamente, desenvainé mi espada y me puse en guardia. No estaba seguro de cuan poderosos serían aquellas máquinas pero al menos tenía al tejón de mi lado por si las cosas se ponían feas. Decidí dar el primer paso e intenté mandar una onda de corte contra una aquellas máquinas para probar cuan peligrosos eran.
- Resumen:
- Bla, bla, bla e intentar proteger la nave de Yuu de los robots
Syxel
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A medida que avanzábamos continuamos ganando velocidad, encontrándonos en pocos minutos a la cabeza de una considerable columna de embarcaciones pirata cargando de frente contra la flota de la marina. Era de esperar que buena parte de las tripulaciones se mostraran reacias a seguir el plan o que, directamente, se limitasen a soltar estupideces con el único fin de demostrar su superioridad y medir sus egos. Pero a todos los que habían optado por esa opción los fui descartando del vínculo telepático según se iban pronunciando. No valía la pena perder el tiempo en hacerles entender la situación y reducir el número de conexiones aliviaría el dolor de cabeza y me permitiría pensar con claridad en todo lo que aún quedaba por decidir. Por otro lado, me sentí satisfecho al comprobar que algunos capitanes eran lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que, tan solo siguiendo una estrategia conjunta y definida, lograríamos la victoria. Y la propuesta de Nassor era perfecta para la situación. Tanto, que por un instante me reproché no haberla pensado yo mismo.
Aún en pie sobre el castillo de proa continué con la vista fija en el frente. La línea de defensa de la marina estaba cada vez más cerca y supuse que no tardarían en abrir fuego, si es que no lo hacíamos nosotros antes. También alcancé a ver como el mar tras sus barcos se congelaba en un instante y, sorprendido, arqueé una ceja ante semejante estrategia. Dificultaría nuestro avance, sí, pero también imposibilitaba cualquier opción de retirada para su propia flota. ¿Tan seguros estaban de salir victoriosos?
- Que te sobrevaloren es el mejor regalo que tu oponente te puede hacer - pensé en voz alta, mostrando una sonrisa de satisfacción. Si eso era lo que creían, disfrutaría aún más la victoria cuando la obtuviese.
Me disponía a dar media vuelta para dirigirme a la tripulación cuando algo captó de nuevo mi atención. ¿Música? Comencé entonces a mirar a mi alrededor, buscando la fuente de semejante estruendo, y la encontré al alzar la vista justo a tiempo de ver como la extraña nave que se aproximaba desde el cielo disparaba una serie de proyectiles contra nuestra flota. Apreté la mandíbula al tiempo que mi mano rodeaba la empuñadura de la espada, pensando en alguna forma de detener el proyectil que se dirigía hacia nosotros. Mas no fue necesaria mi intervención para esa tarea, pues Ivan y Balagus dieron buena cuenta de la aberración que nos habían disparado.
Sin embargo la destrucción del misil suponía otro problema, por suerte menor que el primero. La explosión de este al ser destruido fue suficiente para hacer temblar nuestra nave y ocasionarle algunos daños. Aunque de nuevo mis hombres se encargaron rápidamente de solucionarlos sin necesidad de ayuda por mi parte. Tras ello, Ivan se acercó a mí para pedirme un favor muy concreto. Incapaz de disimular mi satisfacción ni esconder la sonrisa que se dibujó en mi rostro, asentí y volví a concentrarme en que sus palabras llegasen todo aquel que se encontrara a nuestro alrededor. Así como de transmitirle luego la respuesta de la tal Arlia.
Que nuestro nuevo aliado tomase tal decisión tenía para mí una especial importancia, aunque por desgracia no era el momento de comentarlo con él. Por lo que me limité a asentir de nuevo y dirigirle una mirada de aprobación justo antes de volver a separarnos.
- Parece que me toca a mí actuar - sentencié, respondiendo además a la petición que Nassor acababa de hacerme. - Si tienen a alguien capaz de congelar el mar los gyojins no deberían arriesgarse - transmití de nuevo mentalmente a todas las tripulaciones que habían accedido a seguir el plan. - Yo mismo abriré una brecha en nuestro lado, no detengáis el avance.
Acompañando mis palabras dos enormes alas negras surgieron de mi espalda y comencé a batirlas con fuerza. Mis pies se separaron de la cubierta y enseguida fui ganando altura, al tiempo que en mi mano comenzaba a formarse una esfera de fuego oscuro concentrado. En cuanto hube alcanzado la altura suficiente, me encaré hacia el barco marine que se encontraba en línea recta frente al nuestro y, aumentando al máximo la velocidad, cargué contra este para liberar la explosión de llamas en cuanto estuviese lo suficientemente cerca.
Aún en pie sobre el castillo de proa continué con la vista fija en el frente. La línea de defensa de la marina estaba cada vez más cerca y supuse que no tardarían en abrir fuego, si es que no lo hacíamos nosotros antes. También alcancé a ver como el mar tras sus barcos se congelaba en un instante y, sorprendido, arqueé una ceja ante semejante estrategia. Dificultaría nuestro avance, sí, pero también imposibilitaba cualquier opción de retirada para su propia flota. ¿Tan seguros estaban de salir victoriosos?
- Que te sobrevaloren es el mejor regalo que tu oponente te puede hacer - pensé en voz alta, mostrando una sonrisa de satisfacción. Si eso era lo que creían, disfrutaría aún más la victoria cuando la obtuviese.
Me disponía a dar media vuelta para dirigirme a la tripulación cuando algo captó de nuevo mi atención. ¿Música? Comencé entonces a mirar a mi alrededor, buscando la fuente de semejante estruendo, y la encontré al alzar la vista justo a tiempo de ver como la extraña nave que se aproximaba desde el cielo disparaba una serie de proyectiles contra nuestra flota. Apreté la mandíbula al tiempo que mi mano rodeaba la empuñadura de la espada, pensando en alguna forma de detener el proyectil que se dirigía hacia nosotros. Mas no fue necesaria mi intervención para esa tarea, pues Ivan y Balagus dieron buena cuenta de la aberración que nos habían disparado.
Sin embargo la destrucción del misil suponía otro problema, por suerte menor que el primero. La explosión de este al ser destruido fue suficiente para hacer temblar nuestra nave y ocasionarle algunos daños. Aunque de nuevo mis hombres se encargaron rápidamente de solucionarlos sin necesidad de ayuda por mi parte. Tras ello, Ivan se acercó a mí para pedirme un favor muy concreto. Incapaz de disimular mi satisfacción ni esconder la sonrisa que se dibujó en mi rostro, asentí y volví a concentrarme en que sus palabras llegasen todo aquel que se encontrara a nuestro alrededor. Así como de transmitirle luego la respuesta de la tal Arlia.
Que nuestro nuevo aliado tomase tal decisión tenía para mí una especial importancia, aunque por desgracia no era el momento de comentarlo con él. Por lo que me limité a asentir de nuevo y dirigirle una mirada de aprobación justo antes de volver a separarnos.
- Parece que me toca a mí actuar - sentencié, respondiendo además a la petición que Nassor acababa de hacerme. - Si tienen a alguien capaz de congelar el mar los gyojins no deberían arriesgarse - transmití de nuevo mentalmente a todas las tripulaciones que habían accedido a seguir el plan. - Yo mismo abriré una brecha en nuestro lado, no detengáis el avance.
Acompañando mis palabras dos enormes alas negras surgieron de mi espalda y comencé a batirlas con fuerza. Mis pies se separaron de la cubierta y enseguida fui ganando altura, al tiempo que en mi mano comenzaba a formarse una esfera de fuego oscuro concentrado. En cuanto hube alcanzado la altura suficiente, me encaré hacia el barco marine que se encontraba en línea recta frente al nuestro y, aumentando al máximo la velocidad, cargué contra este para liberar la explosión de llamas en cuanto estuviese lo suficientemente cerca.
- Resumen:
- Blablabla, blablabla y cargo contra el barco marine para hacerlo volar y abrir paso a la columna de barcos pirata.
Ámbito - Velocidad: El usuario puede incrementar su velocidad en un 100% durante dos turnos. Tras hacerlo, deberá descansar otros dos turnos antes de volver a hacerlo. Cuando utiliza esta habilidad, genera a su alrededor una pequeña brisa, apenas perceptible.
Explosión de llamas: Concentrando energía y fuego oscuro en un punto determinado, el usuario puede liberarla de golpe, generando así una explosión de llamas. El radio de esta será el nivel del usuario en metros, con este como centro.
Tenebrex
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El comentario de Osu hizo que de inmediato Edward sacara de nuevo la munición que acababa de introducir. Mientras todos miraban afuera de la "cápsula", él revisaba su pedido. Algunas de aquellas cosas estaban marcadas, y la señalética no dejaba lugar a dudas, las piezas marcadas eran peligrosas y/o mostrarían un mal funcionamiento.
-Vaya por dios... -Dijo a la vez que Osu comenzaba a contar lo que había sucedido. Tras escucharlo, y ver cómo sus otros dos compañeros se ofrecían para ser útiles cada uno a su forma, Edward se levantó, cargando la munición.
-Devolveré esto al almacén, al menos hasta que salgamos, no quiero que haya accidentes. Yo también soy médico, así que podéis contar conmigo para la atención a los heridos.
-Osu, si la ofensiva aérea continúa imposibilitando el plan inicial, tengo una idea. Podríamos ir en mi submarino, intentar pasar desapercibidos, y emerger una vez estemos cerca de la isla. Ni siquiera tendría porqué ser por el puerto, lo dejamos al lado del hielo, pasamos nosotros por encima y escalamos la pared escarpada, lo cual no debería ser un desafío contigo en el equipo, el único requisito sería que encontráramos un hueco en la flota que rodea la isla. Piénsalo y ahora me dices. -Le susurró al líder justo antes de irse a dejar la munición.
Una vez había vuelto a la cubierta, se dio cuenta de que los rostros de los allí presentes reflejaban amargura y miedo, la tensión se sentía en el aire. Ed respiró hondo, esbozó su mejor sonrisa y se dirigió a uno de los extremos de la nave para que se le oyera lo mejor posible. Sacó el Kit Kikite-Koe de la mochila, se lo puso y lo encendió.
-¡Revolucionarios! ¡No hay nada que temer! No podemos estar decaídos, llevamos en nuestros hombros las esperanzas del pueblo... No, eso no es verdad. ¡Somos la esperanza del pueblo! ¡La marina no tiene nada que hacer contra todos nosotros y todos esos piratas! ¡¡Que nuestro ánimo y confianza los hagan temblar de miedo!!
Las miradas de todos los presentes estaban puestas en Ed, que desactivó el kit, lo guardó y, mirando hacia el frente, levantó el puño derecho y forzó aún más su sonrisa. -¡¡¡ARRIBA LA REVOLUCIÓN!!! -Gritó con su propia voz.
-Vaya por dios... -Dijo a la vez que Osu comenzaba a contar lo que había sucedido. Tras escucharlo, y ver cómo sus otros dos compañeros se ofrecían para ser útiles cada uno a su forma, Edward se levantó, cargando la munición.
-Devolveré esto al almacén, al menos hasta que salgamos, no quiero que haya accidentes. Yo también soy médico, así que podéis contar conmigo para la atención a los heridos.
-Osu, si la ofensiva aérea continúa imposibilitando el plan inicial, tengo una idea. Podríamos ir en mi submarino, intentar pasar desapercibidos, y emerger una vez estemos cerca de la isla. Ni siquiera tendría porqué ser por el puerto, lo dejamos al lado del hielo, pasamos nosotros por encima y escalamos la pared escarpada, lo cual no debería ser un desafío contigo en el equipo, el único requisito sería que encontráramos un hueco en la flota que rodea la isla. Piénsalo y ahora me dices. -Le susurró al líder justo antes de irse a dejar la munición.
Una vez había vuelto a la cubierta, se dio cuenta de que los rostros de los allí presentes reflejaban amargura y miedo, la tensión se sentía en el aire. Ed respiró hondo, esbozó su mejor sonrisa y se dirigió a uno de los extremos de la nave para que se le oyera lo mejor posible. Sacó el Kit Kikite-Koe de la mochila, se lo puso y lo encendió.
-¡Revolucionarios! ¡No hay nada que temer! No podemos estar decaídos, llevamos en nuestros hombros las esperanzas del pueblo... No, eso no es verdad. ¡Somos la esperanza del pueblo! ¡La marina no tiene nada que hacer contra todos nosotros y todos esos piratas! ¡¡Que nuestro ánimo y confianza los hagan temblar de miedo!!
Las miradas de todos los presentes estaban puestas en Ed, que desactivó el kit, lo guardó y, mirando hacia el frente, levantó el puño derecho y forzó aún más su sonrisa. -¡¡¡ARRIBA LA REVOLUCIÓN!!! -Gritó con su propia voz.
- Resumen:
- Revisar la munición, ofrecerme como médico (78 en psicología es 41 en las otras ramas), sugerir a Osu que nos metamos en la isla usando mi submarino si la nave de Corvo sigue neutralizando la vía aérea, guardar la munición que fuera peligrosa (lo que no lo era, pues me lo quedo dentro) y por último dar un discurso más para animar a toda la tripulación (es importante saber que tengo un PU al respecto, porque el discurso en sí no sé si...).
- Cosas usadas:
- Kit Kikite-Koe
Kit compuesto por un pequeño broche plateado y un auricular casi imperceptible. El auricular se configura mediante girar la parte exterior del broche (que está compuesto por dos círculos concéntricos). Este tiene la capacidad de aumentar el volumen (como si fuera un audífono) y tiene un pequeño dispositivo metálico que se puede separar de él y sirve de entrada de audio (lo que se escucha por el auricular es lo que llega a este dispositivo, cuando están juntos se oye lo que rodea al usuario, cuando no lo están, se escucha lo que rodea al dispositivo, pudiendo ser usado para espiar). Además puede interceptar llamadas cuyo emisor o receptor se encuentre a menos de dos kilómetros. El broche puede ser pulsado en el centro para servir de micrófono, pudiendo emitir hasta 100 db (siempre en la dirección en la que mire el broche). - Siempre positivo
Edward ha descubierto el poder psicológico de una sonrisa permanente. Salvo en caso de muerte de un compañero, Edward siempre se mantiene positivo, lo que tiene un efecto constante en él y sus compañeros, volviéndolos invulnerables a los ataques mentales negativos (que afecten al ánimo, como las provocaciones) y haciéndolos trabajar en mejor en equipo (esto último roleable a gusto del consumidor). Con "muerte de un compañero" me refiero a lo que se suele denominar "nakama", es decir, que a menos que muera alguien cercano o de confianza, esto está activo. - Submarino (lo añado para que quede constancia de cómo es, pero realmente no lo he usado aún)
Velocidad de 160 km/h, sónar de 6 km de alcance, dispara torpedos equivalentes a 500 kg de TNT que alcanzan la misma velocidad que el vehículo (Soldador 40 y 20.000 la unidad o un 6 en diario). Mide 8 metros de largo y 4 de ancho, usa combustible normal y tiene capacidad para dos torpedos.
- Kit Kikite-Koe
Yuu Z. Blade
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Aquello pintaba de mal en peor. La gigantesca nave había abierto fuego contra el Ragnarok, y el sujeto que podría salvarle de aquella situación aún no había aparecido, y parecía que los cañones aún seguían disparando. Pronto se le acabarían las ideas al pirata, así que intentó pensar en cualquier cosa que pudiera inclinar la balanza en su favor. Mientras reflexionaba sobre ello mirando a la nave enemiga, pudo divisar varias entidades rivales acercándose hacia ellos. Como sabía que los autómatas se encargarían de la reparación, omitió el problema de los disparos de su mente, pese a que estos fuesen más potentes que los otros cañones antiaéreos e hicieran temblar aún más la nave. En lugar de preocuparse, contactó de nuevo con Freya para darle nuevas órdenes. Se colocó el dedo en la oreja y pulsó el botón para comunicarse con ella.
– Mueve diez autómatas a mi posición inmediatamente. Sácalos de los asignados a la ofensiva contra la base. Que los que fijan la nave disparen ahora mismo tanto a los misiles como a los robots que se aproximan.
– Órdenes ejecutadas.
Pudo escuchar de inmediato como las máquinas abrían fuego contra los enemigos y como intentaban destruir los misiles antes de que impactaran contra el casco de la nave. No obstante, no les dio demasiado tiempo a frenar la llegada de los rivales. Por suerte, cuando estos llegaron a la cubierta, los aliados solicitados ya se hallaban justo detrás del pirata, con sus brazos convertidos en cuchillas.
– Veamos… cuatro gigantes y un montón de peleles. Demasiados peleles… – dijo en voz alta, refiriéndose como “peleles” a los otros robots más pequeños. – Vale, vamos a jugar. – de repente, vio como justo al lado de él pasaba una especie de onda, dirigida hacia uno de los enemigos. Al parecer, los hombres del sujeto del parche habían hecho caso a la sugerencia del pirata. – ¿Os unís a la fiesta? Bien, venga. – empezó a comunicar a la I.A, de nuevo. – Freya, convierte a cinco de los robots de la cubierta a modo cañón y que disparen al mayor número de robots pequeños posibles, sin dañar la nave. Los otros que vayan a por los mismos, pero que intenten evitar los disparos aliados. – desenvainó su espada más larga de su espalda y la empuñó con ambas manos. – Venga, preciosos, atacad.
Con rapidez, se acercó y atacó a uno de los grandullones con un tajo diagonal. Instintivamente, activó su haki y empezó a pensar en cómo vencer rápidamente a aquellos tipos solo utilizando su fruta. Por otra parte, los autómatas se hallaban haciendo un buen trabajo en todos los aspectos que se les había mandado.
– Mueve diez autómatas a mi posición inmediatamente. Sácalos de los asignados a la ofensiva contra la base. Que los que fijan la nave disparen ahora mismo tanto a los misiles como a los robots que se aproximan.
– Órdenes ejecutadas.
Pudo escuchar de inmediato como las máquinas abrían fuego contra los enemigos y como intentaban destruir los misiles antes de que impactaran contra el casco de la nave. No obstante, no les dio demasiado tiempo a frenar la llegada de los rivales. Por suerte, cuando estos llegaron a la cubierta, los aliados solicitados ya se hallaban justo detrás del pirata, con sus brazos convertidos en cuchillas.
– Veamos… cuatro gigantes y un montón de peleles. Demasiados peleles… – dijo en voz alta, refiriéndose como “peleles” a los otros robots más pequeños. – Vale, vamos a jugar. – de repente, vio como justo al lado de él pasaba una especie de onda, dirigida hacia uno de los enemigos. Al parecer, los hombres del sujeto del parche habían hecho caso a la sugerencia del pirata. – ¿Os unís a la fiesta? Bien, venga. – empezó a comunicar a la I.A, de nuevo. – Freya, convierte a cinco de los robots de la cubierta a modo cañón y que disparen al mayor número de robots pequeños posibles, sin dañar la nave. Los otros que vayan a por los mismos, pero que intenten evitar los disparos aliados. – desenvainó su espada más larga de su espalda y la empuñó con ambas manos. – Venga, preciosos, atacad.
Con rapidez, se acercó y atacó a uno de los grandullones con un tajo diagonal. Instintivamente, activó su haki y empezó a pensar en cómo vencer rápidamente a aquellos tipos solo utilizando su fruta. Por otra parte, los autómatas se hallaban haciendo un buen trabajo en todos los aspectos que se les había mandado.
- Resumen:
- Hacer que los autómatas que fijaban la nave de Corvo disparen a los robots que envía (cuando llegan a la cubierta dejan de disparar) y a los misiles que dispara la nave del mismo. Otros autómatas siguen reparando la nave con rapidez cada vez que reciben un impacto. Pedir ayuda de diez autómatas en cubierta y separarlos en cinco cuerpo a cuerpo y en cinco a distancia. Utilizarlos para luchar contra los robots pequeños. Atacar a uno de los robot Omega de Corvo.
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¿Que tendría que esperar? Pues menudo estúpido, ¿acaso no sabe que esa nave gigantesca que les va a hacer todo el trabajo es de Corvo? Justo antes de que le gritara a ese inepto el error que estaba cometiendo, el ruido de los disparos de la Yasmina captó nuestra atención. Cuando me quise dar cuenta, Corvo me estaba llamando de vuelta. Sabiendo que iba a repetir que necesitaba la conexión, acerqué el Den Den Mushi al oficial imbécil. Viendo que Corvo no había cortado la comunicación, la dejé puesta para que oyera lo que sucedía.
-Así que urgencia o novedad ¿eh? ¿Y quién mejor para informar de las novedades que el que lleva esa gigantesca nave, está aniquilando a esos revolucionarios y tiene panorámica de toda la isla y sus alrededores? Por no mencionar su ejército de robots como el que va a mandar a por mi en breve. -Dije mientras señalaba la base aérea.
-No tenemos mucho tiempo, queremos esa conexión y el almirantazgo te matará si se entera de que dejas pasar esta oportunidad. No sé qué demonios entiendes tú de guerras, pero la victoria está justo ahí, y se llama "Base aérea modelo AASF: Yasmina". Venga, llama a quien tengas que llamar.- Concluí, dándole la espalda y mirando las explosiones que ornamentaban el cielo.
Por desgracia, el cuadro que combinaba el rojo de las explosiones con el gris del humo y del cielo se vio manchado con una enorme criatura azul, un dragón del que ya había oído hablar. Ese debía ser el Yonkou Dexter, y se estaba interponiendo en nuestra ofensiva. ¿Qué podía hacer yo? Me era imposible volar tanto con mis alas, además de que enfrentarme cara a cara con el emperador pirata sería una locura.
Mientras observaba la escena, hablaba por el Den Den Mushi mientras me alejaba unos pasos del oficial para que no me oyera.-Supongo que lo estarás viendo, pero ese dragón va hacia la Yasmina... Quizás lo más sabio sea no hacerle enfadar, mantenme informado.
-Así que urgencia o novedad ¿eh? ¿Y quién mejor para informar de las novedades que el que lleva esa gigantesca nave, está aniquilando a esos revolucionarios y tiene panorámica de toda la isla y sus alrededores? Por no mencionar su ejército de robots como el que va a mandar a por mi en breve. -Dije mientras señalaba la base aérea.
-No tenemos mucho tiempo, queremos esa conexión y el almirantazgo te matará si se entera de que dejas pasar esta oportunidad. No sé qué demonios entiendes tú de guerras, pero la victoria está justo ahí, y se llama "Base aérea modelo AASF: Yasmina". Venga, llama a quien tengas que llamar.- Concluí, dándole la espalda y mirando las explosiones que ornamentaban el cielo.
Por desgracia, el cuadro que combinaba el rojo de las explosiones con el gris del humo y del cielo se vio manchado con una enorme criatura azul, un dragón del que ya había oído hablar. Ese debía ser el Yonkou Dexter, y se estaba interponiendo en nuestra ofensiva. ¿Qué podía hacer yo? Me era imposible volar tanto con mis alas, además de que enfrentarme cara a cara con el emperador pirata sería una locura.
Mientras observaba la escena, hablaba por el Den Den Mushi mientras me alejaba unos pasos del oficial para que no me oyera.-Supongo que lo estarás viendo, pero ese dragón va hacia la Yasmina... Quizás lo más sabio sea no hacerle enfadar, mantenme informado.
- Resumen:
- Seguir intentando obtener la linea directa, apelando al gran poder de la Yasmina y la ventaja que supone. Ver con cierto miedo a Dexter avanzando hacia la nave e informar a Corvo, con el que no corto la comunicación.
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El sonido de los cañones siendo disparados comenzó a escucharse, esa era una para indicarnos que la lucha había dado comienzo en ambos bandos.
La voz del nuevo peliblanco captó mi atención. Este mencionó que no deberíamos lamentar nada y centrarnos en luchar.* ¿Es uno de esos locos amantes de la guerra? *era probable, o quizás solo no quería que nos preocupáramos por él. Si era lo segundo mi opinión sobre él se habría incrementado.
Era verdad que un campo de batalla, solo los fuertes podían permitirse el lujo de preocuparse por otros. ¿Me consideraba fuerte? En absoluto, a decir verdad yo sería el primero en afirmar que era alguien bastante débil, sin embargo mientras estuviera en mi alcance poder ayudar a mis compañeros, lucharía hasta que mi cuerpo no fuese capaz de continuar moviéndose.
Kimura parecía interesado en las habilidades del nuevo, cosa bastante comprensible, sin embargo esto parecía haberlo hecho no darse cuenta de la poca reacción presentada por Ciaran y Tobías. Ambos daban la impresión de encontrarse en otro plano.* Esto suele suceder con regularidad. *la imagen de aquella ocasión en la cual por algún tiempo solo realicé acciones mecánicas y no era capaz de recordar con claridad lo ocurrido en Sideros vino a mi mente.* Supongo que mientras no comiencen a babear todo estará bien. *de igual forma esperaba que Kimura no se percatara de esto, de lo contrario podría comenzar a irritarse… Su personalidad había cambiado un poco desde hace algún tiempo atrás.
Wyrm comenzó a realizar preguntas apropiadas para la situación. Era verdad que nadie nos había dado órdenes específicas sobre hacer algo, cosa que me hizo enfadar un poco pues parecía que a los altos mandos solo les interesaba tener carne de cañón, era como si esperaran que el enemigo se agotara de matar marines, para posteriormente contraatacar. Quizás mi limitado intelecto no era capaz de ver una estrategia más amplia y precisa, pero por ahora eso era lo único que podía imaginar.
Por alguna razón mi atención de nuevo se enfocó en Wyrm.* Él dijo que no deberíamos preocuparnos pero…
- Oye Wyrm. –dije con un tono amigable.- Espero no ofenderte de ninguna manera, sin embargo me gustaría que tomaras esto y lo utilizaras durante esta batalla. –me quité el brazalete con anillo y cadena de la mano, para luego extendérselo al marine.- Es una armadura desplegable de cuerpo completo hecha de Kairoseki. Puede que no estés acostumbrado a utilizar armaduras de cuerpo completo, pero si estás en peligro puede protegerte… Ya comprobé que es capaz de salvar tu vida incluso en un bombardeo. –quizás dejé escapar una expresión un poco amargar al recordar algo amargo.- Como sea, me gustaría que la tomaras. Para activarla solo hay que darle una orden mental y la armadura se activará sola.
Si Wyrm se negaba insistiría en que la tomara, además de añadir que actualmente podía utilizar el haki para protegerme de daños.
Claro que no quería ser pesado y terminar obligándolo (cosa que sería fácil al tomar en cuenta que contaba con el mismo rango de Kimura), de ser posible me gustaría que aceptara esto como una pequeña ayuda por parte de un camarada de la flota y un futuro amigo, pero si insistía en no querer utilizarla solo diría "Es una pena".
La voz del nuevo peliblanco captó mi atención. Este mencionó que no deberíamos lamentar nada y centrarnos en luchar.* ¿Es uno de esos locos amantes de la guerra? *era probable, o quizás solo no quería que nos preocupáramos por él. Si era lo segundo mi opinión sobre él se habría incrementado.
Era verdad que un campo de batalla, solo los fuertes podían permitirse el lujo de preocuparse por otros. ¿Me consideraba fuerte? En absoluto, a decir verdad yo sería el primero en afirmar que era alguien bastante débil, sin embargo mientras estuviera en mi alcance poder ayudar a mis compañeros, lucharía hasta que mi cuerpo no fuese capaz de continuar moviéndose.
Kimura parecía interesado en las habilidades del nuevo, cosa bastante comprensible, sin embargo esto parecía haberlo hecho no darse cuenta de la poca reacción presentada por Ciaran y Tobías. Ambos daban la impresión de encontrarse en otro plano.* Esto suele suceder con regularidad. *la imagen de aquella ocasión en la cual por algún tiempo solo realicé acciones mecánicas y no era capaz de recordar con claridad lo ocurrido en Sideros vino a mi mente.* Supongo que mientras no comiencen a babear todo estará bien. *de igual forma esperaba que Kimura no se percatara de esto, de lo contrario podría comenzar a irritarse… Su personalidad había cambiado un poco desde hace algún tiempo atrás.
Wyrm comenzó a realizar preguntas apropiadas para la situación. Era verdad que nadie nos había dado órdenes específicas sobre hacer algo, cosa que me hizo enfadar un poco pues parecía que a los altos mandos solo les interesaba tener carne de cañón, era como si esperaran que el enemigo se agotara de matar marines, para posteriormente contraatacar. Quizás mi limitado intelecto no era capaz de ver una estrategia más amplia y precisa, pero por ahora eso era lo único que podía imaginar.
Por alguna razón mi atención de nuevo se enfocó en Wyrm.* Él dijo que no deberíamos preocuparnos pero…
- Oye Wyrm. –dije con un tono amigable.- Espero no ofenderte de ninguna manera, sin embargo me gustaría que tomaras esto y lo utilizaras durante esta batalla. –me quité el brazalete con anillo y cadena de la mano, para luego extendérselo al marine.- Es una armadura desplegable de cuerpo completo hecha de Kairoseki. Puede que no estés acostumbrado a utilizar armaduras de cuerpo completo, pero si estás en peligro puede protegerte… Ya comprobé que es capaz de salvar tu vida incluso en un bombardeo. –quizás dejé escapar una expresión un poco amargar al recordar algo amargo.- Como sea, me gustaría que la tomaras. Para activarla solo hay que darle una orden mental y la armadura se activará sola.
Si Wyrm se negaba insistiría en que la tomara, además de añadir que actualmente podía utilizar el haki para protegerme de daños.
Claro que no quería ser pesado y terminar obligándolo (cosa que sería fácil al tomar en cuenta que contaba con el mismo rango de Kimura), de ser posible me gustaría que aceptara esto como una pequeña ayuda por parte de un camarada de la flota y un futuro amigo, pero si insistía en no querer utilizarla solo diría "Es una pena".
- Resumen :
- Pensar en cosas sin importancia. Ofrecerle a Wyrm mi “Armadura de caballero sin nombre.”
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Me había quedado absorta ante el estallido que marcó el principio de una gran batalla. Los recuerdos de Síderos invadieron mi cabeza con imágenes de edificios destruidos, gente herida y cuerpos inertes por doquier. Oía las palabras de mis nakamas pero no había prestado toda la atención que requerían. Me espabilé y me repetí varias veces que esta vez las cosas no iban a acabar conmigo como un lastre. Había adquirido mi fruta y una buena espada, al menos podría defenderme esta vez. Me pareció oír que Biz sugirió usar el poder de mi espadón a lo que respondí revelando mi secreto.
- Podemos usar el poder de mi espadón para provocar seísmos, pero no lo aconsejo. Provocaría daños a nuestros aliados ya que los seísmos se propagan a veinte metros a la redonda - respondí a la cuestión de mi poder.
Ya se podía escuchar el sonido de los cañones y el olor a pólvora. El vicealmirante se había marchado dejando un rastro helado a su paso. De paso, me percaté de un rostro desconocido hasta ahora pero que supuestamente formaba parte de los Crimson. Me presenté debidamente y me disculpé por mi ausencia mental. Aún no me había acostumbrado a los campos de batalla. Al parecer, la plaza había quedado a nuestro cuidado y debíamos protegerla de los enemigos. No estaba dispuesta a dejar que los criminales salvaran al yonkou. Haría lo posible para serle útil a la Justicia.
- Chicos, no quiero ser pesimista pero... Si me llegara a pasar cualquier cosa tengo un testamento escrito. Y ahora, defendamos este lugar por el nombre de la Justicia - dije más animada y desenfundando a Seijoki, mi amado espadón.
- Podemos usar el poder de mi espadón para provocar seísmos, pero no lo aconsejo. Provocaría daños a nuestros aliados ya que los seísmos se propagan a veinte metros a la redonda - respondí a la cuestión de mi poder.
Ya se podía escuchar el sonido de los cañones y el olor a pólvora. El vicealmirante se había marchado dejando un rastro helado a su paso. De paso, me percaté de un rostro desconocido hasta ahora pero que supuestamente formaba parte de los Crimson. Me presenté debidamente y me disculpé por mi ausencia mental. Aún no me había acostumbrado a los campos de batalla. Al parecer, la plaza había quedado a nuestro cuidado y debíamos protegerla de los enemigos. No estaba dispuesta a dejar que los criminales salvaran al yonkou. Haría lo posible para serle útil a la Justicia.
- Chicos, no quiero ser pesimista pero... Si me llegara a pasar cualquier cosa tengo un testamento escrito. Y ahora, defendamos este lugar por el nombre de la Justicia - dije más animada y desenfundando a Seijoki, mi amado espadón.
- Resumen:
- Cosas sin importancia, responder a la cuestión de Biz y guardar posición hasta que algo pase
Balagus
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La tórrida y poderosa onda explosiva me lanzó sin piedad contra el mástil, cortándome la respiración de cuajo y haciéndome cerrar la boca tan rápido que casi cercené mi propia lengua. El dolor del golpe y el brillo me cegaron, y durante unos momentos no supe si habíamos logrado sobrevivir o no.
El olor de la pólvora y el fuego despejaron las dudas en mi mente, plenamente convencido de que en el mundo de los espíritus no se daban tan viles mezclas olfativas. Tosiendo, me froté los ojos cerrados y me levanté, sin más heridas que una contusión en la espalda y algunas pequeñas y molestas quemaduras menores en la piel.
Efectivamente, habíamos ganado ese asalto, pero no de manera definitiva: las llamas habían alcanzado el alto velamen y amenazaban con consumirlas y dejarnos sin fuerza motriz. Trastabillando, quise empezar las labores de coordinación para extinguir la nueva amenaza, mas otra vez fue el extraño quien nos ayudó, convocando una nube de murciélagos altamente antinatural que dieron rápida cuenta del problema.
Arqueando una ceja, miré a Helkan sin saber bien qué pensar. Aquel sujeto había intentado matarme en Jaya, eso estaba claro, y ya entonces había empleado tácticas aborrecibles para mí. Sin embargo, aquí estaba ahora, salvándonos el culo dos veces y poniendo en tela de juicio mi definición de "monstruo".
Resuelta la eventualidad, recuperé el cañón que me había agenciado y paré un momento para recoger también mi ancla de guerra, bien enrollada en el suelo. Mediante la comunicación telepática de Syxel, supimos entonces que nuestro misterioso aliado era, en realidad, el hijo del infame Derian Markov, una figura de tal calado mundial que hasta yo había oído hablar de él.
Con una sonrisa satisfecha, aprobé el cambio de mentalidad del heredero de Hallstat. En cualquier otro contexto, semejante cambio de lealtades me habría parecido una treta barata, pero esta no era una situación corriente: en mitad de una guerra contra la Marina y el Gobierno Mundial mismos, defendiendo abiertamente a los piratas y declarando su procedencia sin tapujos, aquello era verdaderamente una declaración de intenciones sin parangón.
Pero no dejé que aquello me embargara. Retomando mi gesto serio y grave, mandé a los artilleros regresar a sus posiciones de inmediato, mientras Ivan recorrió la cubierta y el mástil mayor con facilidad pasmosa, antes de salir volando hacia el aire con lo que, supuse, era su verdadero aspecto.
Nassor no tardó en llegar, ordenando iniciar el fuego con el mismo ímpetu que yo me habría gastado. Con un gesto, me traje a varios tripulantes tras de mí y me cargué una bolsa de balas de cañón en mi hombro libre, donde también había enrollado mi ancla. Con paso algo lento, pero firme y continuo, alcancé el castillo de proa junto al subcapitán y al resto de artilleros.
- ¡No dejéis de pasarme munición! -Grité a los chicos que me había traído, haciéndome oír entre los estruendosos disparos.- ¡Y apoyad al resto de vuestros compañeros! ¡No permanezcáis parados, maldita sea!
Y con rapidez, cargué una bala en mi cañón, apunté al frente y disparé. Y repetí la operación, una vez tras otra. A veces mi brazo encontraba un nuevo proyectil en la bolsa, otras era en las manos de un grumete. Las explosiones de agua bloquearon mi visión en varias ocasiones y salpicaron mi piel de agua marina, pero mi determinación era férrea.
Nuestro barco se aproximaba rápidamente al bloqueo marine, y por ende el resto de la flota. A medida que recortábamos distancias, pude comprobar que el extraño brillo que distinguí antes no era sino un glaciar en expansión tras las naves de guerra. Desconocía qué fuerza habría podido crear semejante desafío de la naturaleza, pero la principal opción era, claramente, una fruta del diablo. No obstante, tal posibilidad no me asustaba, así como tampoco el que pudiera morir allí, sin haber dado caza al traidor a mi tribu: mis ancestros me recibirían con los brazos abiertos de morir en tan gloriosa batalla.
Con todo, mi enardecimiento y el peligro real de la situación me hicieron usar, casi de manera inconsciente, mi haki observador para prevenirme de proyectiles enemigos y asegurarme mayor puntería.
El olor de la pólvora y el fuego despejaron las dudas en mi mente, plenamente convencido de que en el mundo de los espíritus no se daban tan viles mezclas olfativas. Tosiendo, me froté los ojos cerrados y me levanté, sin más heridas que una contusión en la espalda y algunas pequeñas y molestas quemaduras menores en la piel.
Efectivamente, habíamos ganado ese asalto, pero no de manera definitiva: las llamas habían alcanzado el alto velamen y amenazaban con consumirlas y dejarnos sin fuerza motriz. Trastabillando, quise empezar las labores de coordinación para extinguir la nueva amenaza, mas otra vez fue el extraño quien nos ayudó, convocando una nube de murciélagos altamente antinatural que dieron rápida cuenta del problema.
Arqueando una ceja, miré a Helkan sin saber bien qué pensar. Aquel sujeto había intentado matarme en Jaya, eso estaba claro, y ya entonces había empleado tácticas aborrecibles para mí. Sin embargo, aquí estaba ahora, salvándonos el culo dos veces y poniendo en tela de juicio mi definición de "monstruo".
Resuelta la eventualidad, recuperé el cañón que me había agenciado y paré un momento para recoger también mi ancla de guerra, bien enrollada en el suelo. Mediante la comunicación telepática de Syxel, supimos entonces que nuestro misterioso aliado era, en realidad, el hijo del infame Derian Markov, una figura de tal calado mundial que hasta yo había oído hablar de él.
Con una sonrisa satisfecha, aprobé el cambio de mentalidad del heredero de Hallstat. En cualquier otro contexto, semejante cambio de lealtades me habría parecido una treta barata, pero esta no era una situación corriente: en mitad de una guerra contra la Marina y el Gobierno Mundial mismos, defendiendo abiertamente a los piratas y declarando su procedencia sin tapujos, aquello era verdaderamente una declaración de intenciones sin parangón.
Pero no dejé que aquello me embargara. Retomando mi gesto serio y grave, mandé a los artilleros regresar a sus posiciones de inmediato, mientras Ivan recorrió la cubierta y el mástil mayor con facilidad pasmosa, antes de salir volando hacia el aire con lo que, supuse, era su verdadero aspecto.
Nassor no tardó en llegar, ordenando iniciar el fuego con el mismo ímpetu que yo me habría gastado. Con un gesto, me traje a varios tripulantes tras de mí y me cargué una bolsa de balas de cañón en mi hombro libre, donde también había enrollado mi ancla. Con paso algo lento, pero firme y continuo, alcancé el castillo de proa junto al subcapitán y al resto de artilleros.
- ¡No dejéis de pasarme munición! -Grité a los chicos que me había traído, haciéndome oír entre los estruendosos disparos.- ¡Y apoyad al resto de vuestros compañeros! ¡No permanezcáis parados, maldita sea!
Y con rapidez, cargué una bala en mi cañón, apunté al frente y disparé. Y repetí la operación, una vez tras otra. A veces mi brazo encontraba un nuevo proyectil en la bolsa, otras era en las manos de un grumete. Las explosiones de agua bloquearon mi visión en varias ocasiones y salpicaron mi piel de agua marina, pero mi determinación era férrea.
Nuestro barco se aproximaba rápidamente al bloqueo marine, y por ende el resto de la flota. A medida que recortábamos distancias, pude comprobar que el extraño brillo que distinguí antes no era sino un glaciar en expansión tras las naves de guerra. Desconocía qué fuerza habría podido crear semejante desafío de la naturaleza, pero la principal opción era, claramente, una fruta del diablo. No obstante, tal posibilidad no me asustaba, así como tampoco el que pudiera morir allí, sin haber dado caza al traidor a mi tribu: mis ancestros me recibirían con los brazos abiertos de morir en tan gloriosa batalla.
Con todo, mi enardecimiento y el peligro real de la situación me hicieron usar, casi de manera inconsciente, mi haki observador para prevenirme de proyectiles enemigos y asegurarme mayor puntería.
- Resumen:
- - Recibir una contusión en la espalda por la explosión y algunas quemaduras muy leves.
- Llevarme mi ancla de guerra, un gran saco con municiones, el cañón de antes y a unos pocos grumetes.
- Desplazarme al castillo de proa tras escuchar las palabras de Ivan.
- Dar instrucciones a mis acompañantes, guardarme con haki observador y empezar a disparar con el cañón al frente contra los barcos de la Marina y sus proyectiles.
Loyal D.Edward
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Lamentablemente aquel momento de reflexión interior duró mas bien poco, como era de esperar. Un quejido inundado de pánico y sorpresa, muy similar al mio instantes antes, resonó desde una de las salidas a cubierta. Como ya se suponía por el contexto de la situación, se trataba de Xey, que acaba de percibir el tremendo percal al que nos habíamos expuesto sin tener ni la mas mínima intención. Saed, a tan solo unos pasos de mi nakama, agitaba sus manos alocadamente con total descordinación y pánico, ya que probablemente era mas consciente de la situación que nosotros. Xey bromeó algo tenso acerca de nuestro destino paradisíaco con aroma a muerte y plagado de esos capullos vestidos de blanco y azul que mas bien parecían una evolución fallida de los boy scouts.
-En mi vida pasada...debí ser alguien horrible..quizás un asesino en serie, o un proxeneta... o quizás un pirata..-Me encontraba arrodillado en el suelo con un aura de negatividad de color morado envolviéndome, al no comprender por que merecíamos nosotros tan fatídico destino.
Comencé a agitarme de una manera graciosamente similar a la de Saed, lo cuál solo consiguió provocar en el un estado aún mas sobresaltado. En mitad de mis balbuceos para librar a la muerte, aquella voz que minutos antes nacía de mi interior volvió a pronunciarse una vez mas. Se trataba de la segunda parte de su motivador discurso, pidiendo nuestra colaboración y autoproclamandose al mando de lo que parecía ser la operación ultramega definitiva para rescatar al tontopollas que había formado este inesperado revuelo, y del que no tenía ni pajolera idea de quien se trataba.
-¿Pero este tipejo quien se ha creído que es?..- Me molestaba la idea de tener que seguir las órdenes de alguien que ni siquiera conocía, y mas aún en un asunto que ni siquiera debería incumbirnos. No sabía si el hombre altavoz podía escuchar mi respuesta, pero así al menos me desahogaba.
-Aunque ahora que lo pienso...no le puedo quitar la razón.-Me calmé por un instante y sacudí la cabeza para intentar pensar la situación en frío.
Antes de llegar a una conclusión precipitada, otra voz se infiltró en mi conciencia para remarcar las palabras del sujeto que anteriormente se había pronunciado.
Mencionó la necesidad de ayuda por parte de todos los gyojins disponibles con el fin de hundir los buques de la marina desde abajo y por sorpresa, pudiendo así formar una brecha en su flota que nos permitiese a nosotros, sucias ratas de mar, avanzar hasta la isla de la aclamada ejecución, y como no podía faltar, mucha destrucción, explosiones y rollo dramático.
Por mi parte realmente todo aquello me la traía bastante floja, ya que lo mas cerca que había estado de ver un gyojin en mi corta y agitada vida fue en las historias de dudosa veracidad que pasaban de boca en boca por la plebe. También excluiré en este caso a mi amigo de la infancia Sam Otto, al cuál siempre le decían que parecía un hombre-pez globo debido a la peculiar forma de su cabeza.
-Que si son diez veces mas fuerte que los humanos...que si son deprededadores imbatibles en el agua...que si algunos eyaculan esporas..deben ser unas alimañas curiosas.-Me preguntaba en voz alta con el resonar de aquella palabra en mi mente, fantaseando con el aspecto de la susodicha raza.
Con el fin de las voces en mi subconsciente, reflexioné en un ligero trance la situación en voz alta, como solía ser habitual.
-Quizás..quizás... sea la única forma de salir de esta con vida.-Di un par de pasos al frente hasta llegar a palpar la baranda de madera con mis manos, ofreciéndome una clara vista de aquel horizonte de navíos con sed de sangre.
-La unión hace la fuerza,dicen...-Giré mi cuello levemente para mirar a Xey de frente.
-Aniki, no creo que podamos salir de esta sin la ayuda de esos barcos...además.. imagina la de ventajas que podría darnos ayudar a salvar al tipejo que ha armado este alboroto...debe ser un pez gordo.-
-Ese hombre era un Yonkou.-Interrumpió Saed en el momento en el que terminé la frase.
-PRRRRRRRRRRR-Un chorro de saliva salió disparado de mi boca con la velocidad de una bala , disolviéndose en el mar en los breves instantes posteriores.
-Imagina a lo que podría llevarnos eso...quizás podamos ganarnos protección de sus aliados, o... la satisfacción de haber salvado a un camarada surcador del ancho mar.-
-Tesoros, dinero, territorios, mujeres...-Afirmé pensando que lo decía en mi mente, pero me equivocaba rotundamente.
-Lo que me preocupa...es que esa gente..y nosotros...somos la basura del mar... no se si podremos fiarnos de sus palabras, pero no parecemos tener otra opción.-Volví a analizar el plan que habían planteado telepáticamente.
-Barcos veloces..-Comenté al asomarme por la borda, visualizando el pequeño surco que formaba en el agua nuestro galeón-tortuga. Una gota de sudor se delizó por mi frente.
-Potencial de fuego..-Eché un breve vistazo a mi alrededor, presintiendo que lo mas poderoso que podríamos lanzar sería el moquillo de pánico que le colgaba a Saed de la nariz. Otra gota de sudor se deslizó por mi frente.
-Guerreros hábiles...-Miré decidido a Xey, para después desviar mi vista en un agitado Saed envuelto en temblores, que no sería capaz ni de hacer la O con un canuto en aquel momento.
-Vamos a morir...-Una tercera y ultima gota de sudor surfeó mi nuca para terminar difuminándose al precipitarse al suelo.
En mitad de nuestra poca fructuosa reflexión, comenzaron los fuegos artificiales que inauguraban el evento principal. Una especie de bolas cayeron en caída libre desde el cielo hasta escasos metros de nuestro barco, comenzando a agitar el oleaje a nuestro alrededor.
-¿¡Que clase de pájaro suelta semejantes zurullos?!-Me pregunté en estado de shock al observar las proporciones descomunales del supuesto excremento volador no identificado.
En medio del caos, dirigí la mirada al hemisferio contrario del navío al notar que este comenzaba a encallarse, y no fueron en vano mis preocupaciones al ver que el mar de nuestro alrededor estaba comenzando a congelarse.
Mis ojos, abiertos como platos ya por costumbre, centraron su foco de atención en Saed.
-¡¡¡Alfred, cambia el puto rumbo.!!!-Le grité precipitado, notando como mis cojones ascendían sin timidez hasta formar un preciosa e hipotética corbata.
-¡Me llamo Saed¡-
A pesar de mi confusa y nada correcta expresión, el hombre, pensando ya en su testamento y herencia, corrió como si no hubiera mañana a la parte posterior del barco, haciendo que le perdiese la pista.
Por si fuera poco, cuándo parecía que nada podía ir peor, comenzaron a caer unos insinuantes misiles que traían consigo un fuerte olor a hez fresca conforme se acercaban. Sí amigo, creo que se trataba de la de todos los presentes. Además eso no era todo, venían acompañados de música,y si bien visto de fuera la surrealista situación se antojaba cómica, en el momento solo me hizo preguntarme que clase de mente enferma acompaña armas de destrucción masiva con música.
Paralizado por el miedo viendo lo que se nos venía encima, y lleno de impotencia al no concebir un posible escape, dos hombres de la flota que nos rodeaba se interpusieron entre el proyectil y nuestra flota cuando este aun estaba en el aire, consiguiendo detenerlo de una manera asombrosa.
-Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...esta gente...son monstruos.-Balbuceé, sin saber si ahora estaba mas tranquilo o asustado.
No todo fue suerte, ya que la tremenda onda expansiva del proyectil se extendió por todo el radio que encerraba a la flota pirata, haciéndome caer de espaldas al suelo, y dañando nuestro palo mayor hasta tal punto que comenzó a ser devorado por las llamas.
Cuando pude levantarme y mantenerme estable sobre la cubierta, me dí cuenta que, ahora una gruesa capa de niebla cubría hasta donde alcanzaba mi vista, permitiéndome ver a duras penas a los barcos que tenía delante.
A pocos metros de nuestra posición y sin la bruma totalmente dispersada aún, visualicé como un barco destacaba entre los demás en la tarea de abrirse paso a través del tortuoso y congelado mar. Una figura difusa destacó por un instante, no sabía si estaba alucinando, pero en un parpadeo el hielo que se encontraba frente a su barco comenzó a resquebrajarse, dejándome ver en los últimos instantes en los que la niebla amainaba como envainaba su katana.
-¡¡¡Pero que hostias desayuna esta gente!!!- Mi lengua ondulaba con casi tanta fiereza como el oleaje, y fue entonces, al percatarme de tales presencias monstruosas alrededor de nuestra flota, cuándo la oxidada bombilla de mi cabeza se iluminó.
-Tengo un plan aniki.-Le comenté a Xey agarrado con ambas manos a la baranda, casi ensordecido por las crecientes explosiones de fondo.
-Mira arriba,¿lo ves?-Le dije señalando nuestro palo mayor, ardiendo tímidamente en aquel instante.
-A diferencia de toda esta escoria, nosotros... no tenemos una bandera pirata ahí arriba...ni tampoco una recompensa...porque..estamos muertos para el mundo.-Terminé sonriendo con picardía y guiñando un ojo a Xey para remarcar la referencia.
-Quiero decir..nosotros podemos ser lo que decidamos en esta guerra.-Una breve risa nerviosa se me escapó al terminar la frase.
-Mi idea es que le pillemos el rebufo a ese barco.-Comenté señalando la embarcación de Zane, sujeto al cuál desconocía en aquel momento.
-Esos cabrones se están abriendo paso entre el hielo sin mucho problema...seguramente...sin nos arrimamos a semejantes monstruos.. nos creo que nadie se atreva a hacerle frente y tendremos protección frente a los bombardeos enemigos al estar tan pegados, no se si has visto como se las gastan.-Volví a recordar como había cortado el hielo como mantequilla con su espada.
-Y eso no es todo...si nos consiguieran detener en el camino a la isla..no somos criminales reconocidos...es mas...nadie nos conoce...ni estamos en ningún registro...nos haremos pasar por civiles o rehenes y hasta nos pondrán la alfombra roja para escoltarnos fuera de la zona de peligro.-Comencé a reír a carcajadas ante lo que parecía un plan perfecto en mi mente.
-¡Alfred, quiero que te pegues todo lo posible a ese barco de ahí adelante hasta que te diga lo contrario¡-Le grité con todos los decibelios que mis cuerdas vocales me dejaron.
-¡¡Te he dicho que me llamo Saed¡¡-Su voz resonó desde la parte posterior del barco, donde se encontraba el timón, pero el mensaje había surtido efecto, ya que notaba como unos segundos mas tarde el barco comenzaba a enderezarse, poniéndose a la cola del navío del pelirrojo y compañía.
-En mi vida pasada...debí ser alguien horrible..quizás un asesino en serie, o un proxeneta... o quizás un pirata..-Me encontraba arrodillado en el suelo con un aura de negatividad de color morado envolviéndome, al no comprender por que merecíamos nosotros tan fatídico destino.
Comencé a agitarme de una manera graciosamente similar a la de Saed, lo cuál solo consiguió provocar en el un estado aún mas sobresaltado. En mitad de mis balbuceos para librar a la muerte, aquella voz que minutos antes nacía de mi interior volvió a pronunciarse una vez mas. Se trataba de la segunda parte de su motivador discurso, pidiendo nuestra colaboración y autoproclamandose al mando de lo que parecía ser la operación ultramega definitiva para rescatar al tontopollas que había formado este inesperado revuelo, y del que no tenía ni pajolera idea de quien se trataba.
-¿Pero este tipejo quien se ha creído que es?..- Me molestaba la idea de tener que seguir las órdenes de alguien que ni siquiera conocía, y mas aún en un asunto que ni siquiera debería incumbirnos. No sabía si el hombre altavoz podía escuchar mi respuesta, pero así al menos me desahogaba.
-Aunque ahora que lo pienso...no le puedo quitar la razón.-Me calmé por un instante y sacudí la cabeza para intentar pensar la situación en frío.
Antes de llegar a una conclusión precipitada, otra voz se infiltró en mi conciencia para remarcar las palabras del sujeto que anteriormente se había pronunciado.
Mencionó la necesidad de ayuda por parte de todos los gyojins disponibles con el fin de hundir los buques de la marina desde abajo y por sorpresa, pudiendo así formar una brecha en su flota que nos permitiese a nosotros, sucias ratas de mar, avanzar hasta la isla de la aclamada ejecución, y como no podía faltar, mucha destrucción, explosiones y rollo dramático.
Por mi parte realmente todo aquello me la traía bastante floja, ya que lo mas cerca que había estado de ver un gyojin en mi corta y agitada vida fue en las historias de dudosa veracidad que pasaban de boca en boca por la plebe. También excluiré en este caso a mi amigo de la infancia Sam Otto, al cuál siempre le decían que parecía un hombre-pez globo debido a la peculiar forma de su cabeza.
-Que si son diez veces mas fuerte que los humanos...que si son deprededadores imbatibles en el agua...que si algunos eyaculan esporas..deben ser unas alimañas curiosas.-Me preguntaba en voz alta con el resonar de aquella palabra en mi mente, fantaseando con el aspecto de la susodicha raza.
Con el fin de las voces en mi subconsciente, reflexioné en un ligero trance la situación en voz alta, como solía ser habitual.
-Quizás..quizás... sea la única forma de salir de esta con vida.-Di un par de pasos al frente hasta llegar a palpar la baranda de madera con mis manos, ofreciéndome una clara vista de aquel horizonte de navíos con sed de sangre.
-La unión hace la fuerza,dicen...-Giré mi cuello levemente para mirar a Xey de frente.
-Aniki, no creo que podamos salir de esta sin la ayuda de esos barcos...además.. imagina la de ventajas que podría darnos ayudar a salvar al tipejo que ha armado este alboroto...debe ser un pez gordo.-
-Ese hombre era un Yonkou.-Interrumpió Saed en el momento en el que terminé la frase.
-PRRRRRRRRRRR-Un chorro de saliva salió disparado de mi boca con la velocidad de una bala , disolviéndose en el mar en los breves instantes posteriores.
-Imagina a lo que podría llevarnos eso...quizás podamos ganarnos protección de sus aliados, o... la satisfacción de haber salvado a un camarada surcador del ancho mar.-
-Tesoros, dinero, territorios, mujeres...-Afirmé pensando que lo decía en mi mente, pero me equivocaba rotundamente.
-Lo que me preocupa...es que esa gente..y nosotros...somos la basura del mar... no se si podremos fiarnos de sus palabras, pero no parecemos tener otra opción.-Volví a analizar el plan que habían planteado telepáticamente.
-Barcos veloces..-Comenté al asomarme por la borda, visualizando el pequeño surco que formaba en el agua nuestro galeón-tortuga. Una gota de sudor se delizó por mi frente.
-Potencial de fuego..-Eché un breve vistazo a mi alrededor, presintiendo que lo mas poderoso que podríamos lanzar sería el moquillo de pánico que le colgaba a Saed de la nariz. Otra gota de sudor se deslizó por mi frente.
-Guerreros hábiles...-Miré decidido a Xey, para después desviar mi vista en un agitado Saed envuelto en temblores, que no sería capaz ni de hacer la O con un canuto en aquel momento.
-Vamos a morir...-Una tercera y ultima gota de sudor surfeó mi nuca para terminar difuminándose al precipitarse al suelo.
En mitad de nuestra poca fructuosa reflexión, comenzaron los fuegos artificiales que inauguraban el evento principal. Una especie de bolas cayeron en caída libre desde el cielo hasta escasos metros de nuestro barco, comenzando a agitar el oleaje a nuestro alrededor.
-¿¡Que clase de pájaro suelta semejantes zurullos?!-Me pregunté en estado de shock al observar las proporciones descomunales del supuesto excremento volador no identificado.
En medio del caos, dirigí la mirada al hemisferio contrario del navío al notar que este comenzaba a encallarse, y no fueron en vano mis preocupaciones al ver que el mar de nuestro alrededor estaba comenzando a congelarse.
Mis ojos, abiertos como platos ya por costumbre, centraron su foco de atención en Saed.
-¡¡¡Alfred, cambia el puto rumbo.!!!-Le grité precipitado, notando como mis cojones ascendían sin timidez hasta formar un preciosa e hipotética corbata.
-¡Me llamo Saed¡-
A pesar de mi confusa y nada correcta expresión, el hombre, pensando ya en su testamento y herencia, corrió como si no hubiera mañana a la parte posterior del barco, haciendo que le perdiese la pista.
Por si fuera poco, cuándo parecía que nada podía ir peor, comenzaron a caer unos insinuantes misiles que traían consigo un fuerte olor a hez fresca conforme se acercaban. Sí amigo, creo que se trataba de la de todos los presentes. Además eso no era todo, venían acompañados de música,y si bien visto de fuera la surrealista situación se antojaba cómica, en el momento solo me hizo preguntarme que clase de mente enferma acompaña armas de destrucción masiva con música.
Paralizado por el miedo viendo lo que se nos venía encima, y lleno de impotencia al no concebir un posible escape, dos hombres de la flota que nos rodeaba se interpusieron entre el proyectil y nuestra flota cuando este aun estaba en el aire, consiguiendo detenerlo de una manera asombrosa.
-Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...esta gente...son monstruos.-Balbuceé, sin saber si ahora estaba mas tranquilo o asustado.
No todo fue suerte, ya que la tremenda onda expansiva del proyectil se extendió por todo el radio que encerraba a la flota pirata, haciéndome caer de espaldas al suelo, y dañando nuestro palo mayor hasta tal punto que comenzó a ser devorado por las llamas.
Cuando pude levantarme y mantenerme estable sobre la cubierta, me dí cuenta que, ahora una gruesa capa de niebla cubría hasta donde alcanzaba mi vista, permitiéndome ver a duras penas a los barcos que tenía delante.
A pocos metros de nuestra posición y sin la bruma totalmente dispersada aún, visualicé como un barco destacaba entre los demás en la tarea de abrirse paso a través del tortuoso y congelado mar. Una figura difusa destacó por un instante, no sabía si estaba alucinando, pero en un parpadeo el hielo que se encontraba frente a su barco comenzó a resquebrajarse, dejándome ver en los últimos instantes en los que la niebla amainaba como envainaba su katana.
-¡¡¡Pero que hostias desayuna esta gente!!!- Mi lengua ondulaba con casi tanta fiereza como el oleaje, y fue entonces, al percatarme de tales presencias monstruosas alrededor de nuestra flota, cuándo la oxidada bombilla de mi cabeza se iluminó.
-Tengo un plan aniki.-Le comenté a Xey agarrado con ambas manos a la baranda, casi ensordecido por las crecientes explosiones de fondo.
-Mira arriba,¿lo ves?-Le dije señalando nuestro palo mayor, ardiendo tímidamente en aquel instante.
-A diferencia de toda esta escoria, nosotros... no tenemos una bandera pirata ahí arriba...ni tampoco una recompensa...porque..estamos muertos para el mundo.-Terminé sonriendo con picardía y guiñando un ojo a Xey para remarcar la referencia.
-Quiero decir..nosotros podemos ser lo que decidamos en esta guerra.-Una breve risa nerviosa se me escapó al terminar la frase.
-Mi idea es que le pillemos el rebufo a ese barco.-Comenté señalando la embarcación de Zane, sujeto al cuál desconocía en aquel momento.
-Esos cabrones se están abriendo paso entre el hielo sin mucho problema...seguramente...sin nos arrimamos a semejantes monstruos.. nos creo que nadie se atreva a hacerle frente y tendremos protección frente a los bombardeos enemigos al estar tan pegados, no se si has visto como se las gastan.-Volví a recordar como había cortado el hielo como mantequilla con su espada.
-Y eso no es todo...si nos consiguieran detener en el camino a la isla..no somos criminales reconocidos...es mas...nadie nos conoce...ni estamos en ningún registro...nos haremos pasar por civiles o rehenes y hasta nos pondrán la alfombra roja para escoltarnos fuera de la zona de peligro.-Comencé a reír a carcajadas ante lo que parecía un plan perfecto en mi mente.
-¡Alfred, quiero que te pegues todo lo posible a ese barco de ahí adelante hasta que te diga lo contrario¡-Le grité con todos los decibelios que mis cuerdas vocales me dejaron.
-¡¡Te he dicho que me llamo Saed¡¡-Su voz resonó desde la parte posterior del barco, donde se encontraba el timón, pero el mensaje había surtido efecto, ya que notaba como unos segundos mas tarde el barco comenzaba a enderezarse, poniéndose a la cola del navío del pelirrojo y compañía.
- Resumen:
- -Depresión momentánea
-Palabras malsonantes para variar
-Despotrique insano con posterior reflexión de master mente fría
-Ver los eventos que suceden alrededor, desde Ivan y compañía deteniendo el misil, los pompas con haki, la niebla, la musica de Kai y Zane rompiendo el hielo.
-Pensamientos constantes sobre inminente muerte
-Fantasear con los posibles beneficios de la situación
-La bolsa escrotal de corbata cuando comienzan las hostilidades
-Exponer mi plan maestro a Xey y poner nuestro barco a rebufo del de Zane, aquí estaremos a salvo decían.
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La batalla se recrudece poco a poco, y el hecho de que la ola se convirtiera en niebla por la intervención de varias personas ha aumentado el caos. Ahora nadie está del todo seguro de lo que está ocurriendo en la batalla entre marines y Piratas, pero una cosa es segura, los marines han pedido refuerzos y estos no tardarán en llegar. Por otra parte la temperatura del agua está bajando, puede que caerse al mar sea bastante peligroso se sea usuario o no.
- Gobierno:
- Crimsom:
- Hay un tipo que ha descendido desde las naves y se está dedicando a cargarse cañones, a lo mejor podéis ayudar con eso.
- Dretch, Eric, y Kaori:
- Sin muchos contratiempos llegáis a la retaguardia de la flota, la batalla y la repentina niebla han ayudado a que no os vean, ahora podéis plantear un ataque sorpresa o dar apoyo logístico o lo que sea que se os ocurra, no sé, no soy vuestra madre, haced lo que os salga.
- Corvo:
- Tras tu ataque a una débil e indefensa flota revolucionaria te das cuenta de que tienes una lagartija cabreada a bordo, puede que quieras lidiar con este problema primero.
- AEG e Ichimura:
- Los explosivos prenden y hacen una vía de gran tamaño en el casco de uno de los barcos el cual pierde velocidad y se vuelve blanco fácil para los marines, aunque no disparan tanto como cabría esperar.
- Maximilion:
- El oficial te escucha con bastante interés, sobretodo en la parte de que eres usuario. – Oh, disculpe, es usted usuario y está ansioso de ayudar por lo que entiendo. Bueno, estoy seguro de que será usted bastante útil en el frente. Mire, esa persona que está destrozando cañones con sus guadañas seguro que también es usuario, puede empezar por ahí.
- Elya:
- El Vicealmirante parece estar también el shock por lo ocurrido, aunque tras unos segundos sacude la cabeza. – Muy bien muchachos, es hora de actuar, no sabemos lo que ocurrirá, pero tenemos piratas y no escucho cañonazos por nuestra parte, quiero movimiento, ASAP.
- Kenmei:
- : - Me extraña bastante que esa nave tan importante no tenga conexión directa con el almirantazgo para que le dé órdenes y tenga que recurrir a un chico de los recados como intermediario. Pasaré por alto hecho de que me has amenazado si me dices… ¿Qué flota revolucionaria? ¿Dónde están? Nuestras patrullas no nos han informado al respecto.
- Kai’s Bitches:
- Bueno, lo primero de todo deciros: Silver paga las cervezas. Si es que baja. ¿El avión vuelve a tener ruta por ahí?
En fin, que descendéis en medio de una nube de humo, llamas y láseres. Sobre todo láseres. Cuando Kai dispara sus misiles, y antes de que todo explote, explota. Hay un gran incendio, pero parece que la escoria no es tan fácil de limpiar en ese barco. ¿Por qué será?
Tras una dramática pausa por fin aparece alguien entre la multitud que, por cierto, no deja de apuntaros con sus rifles sacados de lo que podría ser el punto justo entre una superproducción de ciencia ficción y la papelera de una oficina. Vistos de cerca, los cañones parecen papeleras, de hecho. Pero a pesar del entrañable aspecto DIY que emana todo, parece bastante eficaz.
-Así que tenemos compañía- comenta una voz profunda, casi deífica, mientras unos pasos avanzan lentamente y su cuerpo se descubre, saliendo por fin de entre las sombras. Se trata de un hombre no muy alto, de piel oscura y pecas. Su cabello es blanco y sonríe con cierta ternura, aunque su expresión se vuelve temible por momentos. Lleva puesto un chándal azul y porta lo que aparentemente es un bote de lejía en las manos-. ¿Os gusta lo que hemos hecho en nuestro humilde embarcación?
Aspira por la boca del envase, como si lo disfrutara, y vuelve a miraros, esta vez con los ojos casi fuera de las órbitas.
-Me encanta el olor de esta lejía- dice-. ¿Os he presentado a mi bebé de un millón de Berries?
- Danio (Y Luka, por estar ahí mirando):
- Tu puñetazo hunde el metal del submarino y… basicamente lo apaga. Empieza a hundirse y el taladro se ha detenido. Curioso… Entonces se encienden varias luces, revelando la existencia de algo… que explica porque el “submarino” no tenía ventanas. No era un vehículo tripulado, sino un dron. Puedes ver el verdadero submarino. Está algo lejos, pero es lo suficientemente grande como para que lo veas. En el morro tiene pintada una Jolly roger pirata. Se abren unos agujeros a los lados y salen unos torpedos, listos para disparar. De momento parece que lo único que hacen enseñarte que tienen torpedos… ¿Tal vez esperan que te rindas y les dejes pasar?
Ah, por cierto, ves a otro Gyojin que te hace preguntas (Luka)
- Al:
- El pirata se detiene, frenando en seco delante de la línea. Su rostro ha cambiado de furia a incertidumbre. Su enorme y desproporcionado dedo está en su boca, mirando hacia abajo, con la vista clavada en la línea.
─Espera… -dijo, con una voz inesperablemente aguda-. Yo ya soy un delincuente.
Y vuelve a estar enfadado. Dirige una de sus enormes manos hacia ti, atacando. Por cierto, sus manos echan chispas. Parece tener una técnica que hace que sus golpes provoquen explosiones.
- Jack:
- ¿Estás seguro de que ha sido buena idea pararte y sentarte? Es decir, al alejarte del primer anillo puede parecer que estás seguro, pero… Llega volando hasta ti un hombre. Sí, volando. Lleva un jetpack y un aparatoso traje negro con máscara y gafas de soldador. Tiene un lanzallamas y… te dispara con él.
- Arthur:
- Parece que Aki quiere pelea.
- Piratas:
- Arribor:
- Cuando desciendes comienzas a cargarte algunos de los cañones, pero no tardas en llamar la atención, seguramente no tarden en intentar detenerte.
- Dexter:
- Has salvado a la flota revolucionaria de un ataque devastador y ahora tienes a la nave de corvo en Jake, todo eso tras coaccionar al Gobierno Mundial. #haciendoamigos
- Blue Rose:
- Avanzáis junto con la niebla, evitando los barcos marines, y los barcos piratas que os encontráis parecen tener los dos dedos de frente necesarios para evitaros. PD Cuidado con el hielo.
- Yuu:
- La ofensiva de Arribor parece daros un respiro desde abajo, ahora sólo tienes que centrarte en lo que tienes al lado.
- Fenrir:
- No detectas ninguna presencia relevante.
- Zane y los suyos:
- Lo que parecía una capa de hielo es más bien un bloque de hielo sólido que llega hasta el fondo. El avance es bastante lento a pesar de que el ataque de Zane ha dejado un boquete que os permite avanzar unos 30 metros.
- Syxel y compañía:
- Aprovechando la repentina niebla vuestro barco y Balagus abren fuego y sorprende a varios marines, avanzando sin problemas entre su flota, aunque algún que otro barco devuelve el fuego. De pronto una embarcación pirata se os adelanta, es relativamente pequeña y ágil. Esta activa unos propulsores que lleva en la popa, saliendo disparada y atravesando de lado a lado un barco marine junto con Syxel. Su tripulación parece emocionada, hasta que alguien sale a su encuentro. Es un hombre vestido con una armadura de caballero, y está de pie sobre una lancha adornada con llamas y tres fuerabordas. El caballero carga contra la embarcación, la cual explota al chocar contra él, de los restos humeantes emerge su figura con su lancha intacta y su lanza con restos de metal chamuscado clavado en la punta. Es el temible Vicealmirante Bout Night y se prepara para cargar contra vosotros.
- Luka:
- Puede que tus golpes hayan abierto una vía en el barco marine, o varias, pero ahora Danio es cosa tuya.
- Aki:
- tus cañonazos aciertan en un pobre barco que pasaba por ahí. Pero yo me centraría en el osito.
- Revolucionarios:
- La flota está tocada pero no hundida, varios barcos están dañados y gracias a la intervención de Dexter el fuego sobre vosotros ha cesado, de momento, de todas formas hay órdenes de continuar con la ofensiva, ahora que saben de la situación de la flota es cuando más apremia agilizar el proceso para evitar que el enemigo se reagrupe.
- Maki y Ummak:
- Cuando Maki sube, descubre que Rudy ha dejado inconsciente al oficial de turno con preciso golpe en la cabeza. Este tiene una de las esquinas manchadas de sangre u el hombre en cuestión yace sobre la cubierta con una brecha en la cabeza. Y bueno parece que tenéis compañía.
- Osu:
- Los cañones disparan y las balas trazan un arco perfecto hasta caer en el mar, no parece que tengan potencia suficiente para llegar tan alto.
- Valya:
- Entre los restos hay varias personas luchado por nadar, otras que no sabes si están vivas, pero sin duda alguien necesita ayuda.
- Liv:
- poleas poleas… no encuentras, pero si lo que parece la dirección de un vehículo, solo que de aspecto bastante más grande. Y necesitarás algo grande y potente para dañarlo, aunque que sea discreto a no ser que quieras hacer un ruido innecesario en la sala de máquinas.
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Apenas estaba “despertando” del shock de encontrar aquella situación, cuando noté que Ed no estaba nada mejor. Habíamos sido lanzados en medio de una aparente guerra y no había manera de ser optimistas al respecto. Mucho menos teniendo en cuenta los acontecimientos que estaban a punto de ocurrir.
-Saed, ¿se puede saber cómo hemos terminado…?- mis palabras se vieron interrumpidas por una nueva voz hablando a mi mente. Parecía liderar aquella flota y sus palabras eran tanto de optimismo como de motivación.
-Hmm, parece que sabe lo que se dice. Lástima que no lo conozca de nada- me giré y me dispuse a escuchar a Ed, que estaba sumergido en un monólogo de pensamientos que salían a flote. Me reí a pesar de la situación, y cuando estaba a punto de contestarle, comenzó lo bueno.
Explosiones, hielo, misiles, niebla, música… Aquel evento acababa de comenzar, pero había atravesado todas las fases que a uno le gustaría tener en una noche alocada. Y la peor parte es que aquel barco no se mantenía solo.
Corrí lo más rápido que pude a hacer las tareas de cubierta. Izaba las velas o las bajaba rápidamente si era necesario, viraba levemente el rumbo, achicaba aguas… Pero la mejor parte era ver a mis queridos compañeros.
Ed seguía apostado en el mismo sitio, impresionado por aquel espectáculo de luces y colores, hablando continuamente mientras yo iba de un lado a otro, con el pulso acelerado y el tiempo en nuestra contra. Por su parte, Saed se dedicaba a agitar los brazos con pánico y a mirar a todas partes, como si hubiese visto al fantasma del mismísimo Gold Roger.
-¡Maldita sea! ¡Ed, Saed!- mis gritos no les llegaban debido a todo el estruendo de los alrededores, y aquellos dos melones seguían ensimismados mientras nuestro pobre navío se caía a pedazos.
Por suerte, Saed pareció hacer caso por un momento y se acercó al timón, gritando su nombre.
-¡Eso es Saed, así te sentirás más seguro!- le dije confiado mientras terminaba de atar una cuerda de la vela. Con el barco bajo control, caminé a duras penas hasta donde estaba Ed, y me dejé caer en el suelo, derrotado, justo a tiempo para escuchar su propuesta.
-Seguir barco… Tesoros… Desconocidos… Entiendo- me incorporé a duras penas y miré en dirección al rumbo que estábamos tomando. Un barco bastante más grande que nuestro pequeño navío estaba a unos metros, intentando abrirse paso a través del hielo.
-¡Mantén el rumbo, Saed, estamos cada vez más cerca!
Por suerte para nosotros, parecía haberse topado con un bloque de hielo más grande de lo que pensaban, y su ritmo se ralentizó. Gracias a eso conseguimos acercarnos lo suficiente como para poder estar a rebufo y, con fortuna, mínimamente protegidos.
-Saed, ¿se puede saber cómo hemos terminado…?- mis palabras se vieron interrumpidas por una nueva voz hablando a mi mente. Parecía liderar aquella flota y sus palabras eran tanto de optimismo como de motivación.
-Hmm, parece que sabe lo que se dice. Lástima que no lo conozca de nada- me giré y me dispuse a escuchar a Ed, que estaba sumergido en un monólogo de pensamientos que salían a flote. Me reí a pesar de la situación, y cuando estaba a punto de contestarle, comenzó lo bueno.
Explosiones, hielo, misiles, niebla, música… Aquel evento acababa de comenzar, pero había atravesado todas las fases que a uno le gustaría tener en una noche alocada. Y la peor parte es que aquel barco no se mantenía solo.
Corrí lo más rápido que pude a hacer las tareas de cubierta. Izaba las velas o las bajaba rápidamente si era necesario, viraba levemente el rumbo, achicaba aguas… Pero la mejor parte era ver a mis queridos compañeros.
Ed seguía apostado en el mismo sitio, impresionado por aquel espectáculo de luces y colores, hablando continuamente mientras yo iba de un lado a otro, con el pulso acelerado y el tiempo en nuestra contra. Por su parte, Saed se dedicaba a agitar los brazos con pánico y a mirar a todas partes, como si hubiese visto al fantasma del mismísimo Gold Roger.
-¡Maldita sea! ¡Ed, Saed!- mis gritos no les llegaban debido a todo el estruendo de los alrededores, y aquellos dos melones seguían ensimismados mientras nuestro pobre navío se caía a pedazos.
Por suerte, Saed pareció hacer caso por un momento y se acercó al timón, gritando su nombre.
-¡Eso es Saed, así te sentirás más seguro!- le dije confiado mientras terminaba de atar una cuerda de la vela. Con el barco bajo control, caminé a duras penas hasta donde estaba Ed, y me dejé caer en el suelo, derrotado, justo a tiempo para escuchar su propuesta.
-Seguir barco… Tesoros… Desconocidos… Entiendo- me incorporé a duras penas y miré en dirección al rumbo que estábamos tomando. Un barco bastante más grande que nuestro pequeño navío estaba a unos metros, intentando abrirse paso a través del hielo.
-¡Mantén el rumbo, Saed, estamos cada vez más cerca!
Por suerte para nosotros, parecía haberse topado con un bloque de hielo más grande de lo que pensaban, y su ritmo se ralentizó. Gracias a eso conseguimos acercarnos lo suficiente como para poder estar a rebufo y, con fortuna, mínimamente protegidos.
- Resumen:
- Resumen rápido de eventos. Más cerca del barco de Zane.
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El gordinflas me ató con lo que era una especie de ¿queso rosa? ¿Pero que cojones? Era un puto usuario de akuma del queso... Molaba cantidad. Antes de eso pude observar como su capitán, Zane, lanzaba una inmensa onda cortante de grandes dimensiones. Al ver ese pedazo de técnica mis ojos se abrieron como platos y hacían chiribitas. Estaba realmente fascinado por ver una técnica de semejante calibre.
Molaba mucho esa técnica. Tras realizarla, su capitán se acercó a mí. Yo tragué saliva mientras seguía entusiasmado por aquella técnica que había realizado antes.
- Increíble. -Dije con los ojos como platos y entusiasmado.
Varios de sus tripulantes me hicieron alguna que otra pregunta, las cuales no me dio tiempo a responder porque su capitán me mandó a dormir, ¿tan pronto? Si era de día todavía.
Me desmayé y no me dio tiempo a oír ni ver nada más. ¿Sería este mi fin? Dios, que discriminación tenemos los Mink... No me dejaron ni explicarme.
Molaba mucho esa técnica. Tras realizarla, su capitán se acercó a mí. Yo tragué saliva mientras seguía entusiasmado por aquella técnica que había realizado antes.
- Increíble. -Dije con los ojos como platos y entusiasmado.
Varios de sus tripulantes me hicieron alguna que otra pregunta, las cuales no me dio tiempo a responder porque su capitán me mandó a dormir, ¿tan pronto? Si era de día todavía.
Me desmayé y no me dio tiempo a oír ni ver nada más. ¿Sería este mi fin? Dios, que discriminación tenemos los Mink... No me dejaron ni explicarme.
- Resumen:
- Flipar por la técnica de Zane y desmayarme por su Haki del rey porque me saca un porrón de niveles
Dretch
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- Supongo que con esos será suficiente - le respondió a Zor-El.
Aprovechándose de la espesa niebla, que hacía ya algunos minutos que se había levantado, atravesaron las líneas enemigas con una facilidad pasmosa. Dretch seguía sintiéndose raro con eso de volar, sin embargo, su pequeña cabecita de agente tenía otros planes más importantes. Los nombres de Arribor, Zane y Syxel rondaban en su cabeza, como piezas inconexas de un rompecabezas. Si lograba dividir a la flota pirata en una lucha interna de poder, quizás entre el caos resultante los suyos tendrían una posibilidad de victoria. No era la mejor de sus ideas hasta la fecha, pero al menos era mejor que quedarse mirando como la flota pirata avanzaba impunemente hasta Gray Rock.
Sin mediar palabra con ninguno de sus dos acompañantes, comenzó a realizar los preparativos de su plan. Se desanudó la bufanda de su cuello y se la anudo en torno a la cintura a modo de fajín, se quitó también la gabardina y, poniéndola del revés, se la puso sobre sus hombros. Sujetada por un par de diestras punzadas de sus agujas para que esta no se cayera. Ahora con el forro carmesí de su gabardina en el exterior, no podía decirse que no fuera una vestimenta llamativa. Por último, y no menos importante: se desabotonó la camisa, se revolvió el pelo y se quitó su ojo de cristal.
- Muy bien esto es lo que haremos – comenzó a explicar mientras se ponía cuidadosamente de pie sobre el lomo de Kaori – Espero que hayáis practicado la más cruel de vuestras sonrisas porque hoy seremos piratas por unas horas. Si el plan no funciona… hundid hasta el último de esos barcos, pero aseguraos de hacerlo en el nombre de alguno de esos tres desgraciados que nombrasteis –dijo dedicándole una mirada severa a Eric, para asegurarse de que su honor le impidiera interpretar su papel.
Fijó su vista hacia uno de los navíos de la retaguardia de la flota y, haciendo uso del geppo, se precipitó hacia el castillo de popa del mismo. Fue frenando de salto en salto la caída hasta que, sin previo aviso, uno de sus pies tocó madera sólida y un brusco manotazo de aire marino le golpeó la cara mientras daba traspiés por la inclinada cubierta del navío pirata. Dretch apretó la mandíbula con el fin de reprimir una sarta de maldiciones y cerró los ojos para concentrarse en lograr el equilibrio del cuerpo en el barco que se mecía con violencia.
La primera reacción instintiva del sastre fue tratar de llevarse a la espalda, hacia los dedades de sus Cross Tail, pero sabía que hacerlo solo confirmaría las sospechas de la tripulación. Su mente desorientada intentaba pensar a toda velocidad para hallar una reacción adecuada pero antes de que pudiera hablar, la madera del castillo de popa crujió a su espalda y escuchó como otro cuerpo se dejaba caer tras de sí.
- Soy Dretch Buerganor, contramaestre de Arribor Neus, el único pirata digno de liderar esta alianza – declaró con enojo y soberbia, como si el grupo de piratas armados que se encontraban en el navío fueran más un insulto que una amenaza mortal – El gobierno ha intervenido las comunicaciones y hemos recorrido el campo de batalla en una desagradable brevedad de tiempo, si negáis la autoridad de nuestro capitán… Bueno, yo no soy Arribor, pero actuamos en su nombre – el agente miró de reojo a Kaori y Eric, con la esperanza de que hicieran alguna demostración de fuerza y realizó un gesto terminante hacia los corsarios que permanecían en cubierta – Los planes han cambiado y deseo hablar con vuestro capitán de inmediato.
Aprovechándose de la espesa niebla, que hacía ya algunos minutos que se había levantado, atravesaron las líneas enemigas con una facilidad pasmosa. Dretch seguía sintiéndose raro con eso de volar, sin embargo, su pequeña cabecita de agente tenía otros planes más importantes. Los nombres de Arribor, Zane y Syxel rondaban en su cabeza, como piezas inconexas de un rompecabezas. Si lograba dividir a la flota pirata en una lucha interna de poder, quizás entre el caos resultante los suyos tendrían una posibilidad de victoria. No era la mejor de sus ideas hasta la fecha, pero al menos era mejor que quedarse mirando como la flota pirata avanzaba impunemente hasta Gray Rock.
Sin mediar palabra con ninguno de sus dos acompañantes, comenzó a realizar los preparativos de su plan. Se desanudó la bufanda de su cuello y se la anudo en torno a la cintura a modo de fajín, se quitó también la gabardina y, poniéndola del revés, se la puso sobre sus hombros. Sujetada por un par de diestras punzadas de sus agujas para que esta no se cayera. Ahora con el forro carmesí de su gabardina en el exterior, no podía decirse que no fuera una vestimenta llamativa. Por último, y no menos importante: se desabotonó la camisa, se revolvió el pelo y se quitó su ojo de cristal.
- Muy bien esto es lo que haremos – comenzó a explicar mientras se ponía cuidadosamente de pie sobre el lomo de Kaori – Espero que hayáis practicado la más cruel de vuestras sonrisas porque hoy seremos piratas por unas horas. Si el plan no funciona… hundid hasta el último de esos barcos, pero aseguraos de hacerlo en el nombre de alguno de esos tres desgraciados que nombrasteis –dijo dedicándole una mirada severa a Eric, para asegurarse de que su honor le impidiera interpretar su papel.
Fijó su vista hacia uno de los navíos de la retaguardia de la flota y, haciendo uso del geppo, se precipitó hacia el castillo de popa del mismo. Fue frenando de salto en salto la caída hasta que, sin previo aviso, uno de sus pies tocó madera sólida y un brusco manotazo de aire marino le golpeó la cara mientras daba traspiés por la inclinada cubierta del navío pirata. Dretch apretó la mandíbula con el fin de reprimir una sarta de maldiciones y cerró los ojos para concentrarse en lograr el equilibrio del cuerpo en el barco que se mecía con violencia.
La primera reacción instintiva del sastre fue tratar de llevarse a la espalda, hacia los dedades de sus Cross Tail, pero sabía que hacerlo solo confirmaría las sospechas de la tripulación. Su mente desorientada intentaba pensar a toda velocidad para hallar una reacción adecuada pero antes de que pudiera hablar, la madera del castillo de popa crujió a su espalda y escuchó como otro cuerpo se dejaba caer tras de sí.
- Soy Dretch Buerganor, contramaestre de Arribor Neus, el único pirata digno de liderar esta alianza – declaró con enojo y soberbia, como si el grupo de piratas armados que se encontraban en el navío fueran más un insulto que una amenaza mortal – El gobierno ha intervenido las comunicaciones y hemos recorrido el campo de batalla en una desagradable brevedad de tiempo, si negáis la autoridad de nuestro capitán… Bueno, yo no soy Arribor, pero actuamos en su nombre – el agente miró de reojo a Kaori y Eric, con la esperanza de que hicieran alguna demostración de fuerza y realizó un gesto terminante hacia los corsarios que permanecían en cubierta – Los planes han cambiado y deseo hablar con vuestro capitán de inmediato.
- resumen:
Decirle a Kaori y a Eric que les toca ser los malos de la película, adecuar su estilismo al de un pirata desalmado y caer sobre el castillo de popa de uno de los barcos actuando como contramaestre de Arribor.
Maki
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Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Animador
Maki Secretario está en el baño vomitando. Se pone nervioso con las situaciones de tensión, así que yo seguiré escribiendo el acta. ¡Será la mejor acta de la historia de la Cámara de los Makis!
Ahora todo el mundo está celebrándolo. No hay nadie a la vista en cubierta, así que podremos subir sin problemas. No solo eso, sino que además nuestro grupo ya ha causado la primera derrota en las filas enemigas. ¡Bien, Rudy! Parece que todo va bien. ¡Vamos, animad! ¡EME, A, KA, I! ¡MAKI! Así me gusta, todos coreando. A este paso no tendremos problemas para... ¡Ahhh! ¿Qué ha pasado? ¡Nos han atacado! Deprisa, Maki Cubo-de... ¡Oh, no! ¡Maki Cubo-de-Rubik se ha desmayado! No ha soportado la presión. Primero el Comandante y luego él. Los grandes Augustus están cayendo uno a uno en esta complicada misión. ¡Necesitamos un héroe!
El caos ha estallado en la Cámara. Incluso el Señor Presidente está alterado. Espero que no lo diga. Oh, no, va a decirlo. Lo va a decir. Allá va, lo dice: "Estamos en una situación desesperada".
Se hace el silencio. Todos sabemos lo que eso significa. Esas palabras invocan al Maki más peligroso de todos.
El dedo del hombre calvo acertó a Maki en el pecho con una fuerza inusitada. ¿Seguro que no había usado un arma? No, era su dedo, estaba claro. Se había hundido un poco en las blancas carnes gelatinosas del gyojin, haciéndole bastante daño aunque sin hacerle sangre. El cuerpo de Maki era como una gran masa de gelatina viscosa alrededor del esqueleto, y eso le salvó de una herida bastante fea.
Mientras en la Cámara el cerebro del pez intentaba encontrar una respuesta a la situación, Maki actuó por instinto. Se tiró al suelo, sacó la lengua y se hizo el muerto. Pero eso no iba a funcionar, mucho se lo temía, y tampoco podía hacer algo así. El Gobierno había pasado al ataque y él debía responder como un buen soldado y cumplir su misión por encima de todo. Era el momento de demostrar su valía, y para eso necesitaba tomar medidas extremas.
Maki Medidas Extremas pasó a comandar el cuerpo de Augustus. Era una faceta de su personalidad poco conocida, pues solo aparecía cuando no quedaba más remedio. Era el Maki superviviente por excelencia, el que haría cualquier cosa por seguir viviendo un segundo más sin importar lo que fuese, el que salvó a Maki la vez en que se perdió en el bosque, la vez en que se perdió en la selva y la vez en que se quedó encerrado en un ascensor con un humano que fumaba y contaba chistes malos. Si había alguien capaz de salvarlo, era él.
"Piensa, Augustus, piensa", se ordenó a sí mismo. Allí no había arena, así que tenía que atacar de otra forma. ¿Con arena? Ah no, que no había arena. Maki Medidas Extremas hizo honor a su nombre con su estrategia de batalla.
-¡A correr! -exclamó.
Acto seguido, sacó el cadáver de Chinchilla Joe de su bolsillo, le arrancó a cabeza de un mordisco y se lo lanzó a la cara al hombre siniestro del dedo afilado. Lo que el hombre siniestro no sabía era que unas horas antes había obligado a Chinchilla a tragarse un petardo de los gordos. ¿Que cómo iba a explotar sin haberlo encendido? Eso no era problema suyo.
Una vez lanzado, Maki Medidas Extremas agarró a Rudy y echó a correr por la cubierta, atravesando una pared de un placaje. Bajaría hacia la bodega, o las mazmorras, o la cocina, o donde tuvieran encerrado el pirata. La cabeza de la chinchilla le proporcionaría alimento y energías por si acaso.
Pero, ¿qué pasaría con Ummak el surfero? Confiaba en que le siguiera aunque, de todos modos, la supervivencia era lo más importante. Las situaciones extremas requerían medidas extremas.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
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Maki Secretario está en el baño vomitando. Se pone nervioso con las situaciones de tensión, así que yo seguiré escribiendo el acta. ¡Será la mejor acta de la historia de la Cámara de los Makis!
Ahora todo el mundo está celebrándolo. No hay nadie a la vista en cubierta, así que podremos subir sin problemas. No solo eso, sino que además nuestro grupo ya ha causado la primera derrota en las filas enemigas. ¡Bien, Rudy! Parece que todo va bien. ¡Vamos, animad! ¡EME, A, KA, I! ¡MAKI! Así me gusta, todos coreando. A este paso no tendremos problemas para... ¡Ahhh! ¿Qué ha pasado? ¡Nos han atacado! Deprisa, Maki Cubo-de... ¡Oh, no! ¡Maki Cubo-de-Rubik se ha desmayado! No ha soportado la presión. Primero el Comandante y luego él. Los grandes Augustus están cayendo uno a uno en esta complicada misión. ¡Necesitamos un héroe!
El caos ha estallado en la Cámara. Incluso el Señor Presidente está alterado. Espero que no lo diga. Oh, no, va a decirlo. Lo va a decir. Allá va, lo dice: "Estamos en una situación desesperada".
Se hace el silencio. Todos sabemos lo que eso significa. Esas palabras invocan al Maki más peligroso de todos.
******
El dedo del hombre calvo acertó a Maki en el pecho con una fuerza inusitada. ¿Seguro que no había usado un arma? No, era su dedo, estaba claro. Se había hundido un poco en las blancas carnes gelatinosas del gyojin, haciéndole bastante daño aunque sin hacerle sangre. El cuerpo de Maki era como una gran masa de gelatina viscosa alrededor del esqueleto, y eso le salvó de una herida bastante fea.
Mientras en la Cámara el cerebro del pez intentaba encontrar una respuesta a la situación, Maki actuó por instinto. Se tiró al suelo, sacó la lengua y se hizo el muerto. Pero eso no iba a funcionar, mucho se lo temía, y tampoco podía hacer algo así. El Gobierno había pasado al ataque y él debía responder como un buen soldado y cumplir su misión por encima de todo. Era el momento de demostrar su valía, y para eso necesitaba tomar medidas extremas.
Maki Medidas Extremas pasó a comandar el cuerpo de Augustus. Era una faceta de su personalidad poco conocida, pues solo aparecía cuando no quedaba más remedio. Era el Maki superviviente por excelencia, el que haría cualquier cosa por seguir viviendo un segundo más sin importar lo que fuese, el que salvó a Maki la vez en que se perdió en el bosque, la vez en que se perdió en la selva y la vez en que se quedó encerrado en un ascensor con un humano que fumaba y contaba chistes malos. Si había alguien capaz de salvarlo, era él.
"Piensa, Augustus, piensa", se ordenó a sí mismo. Allí no había arena, así que tenía que atacar de otra forma. ¿Con arena? Ah no, que no había arena. Maki Medidas Extremas hizo honor a su nombre con su estrategia de batalla.
-¡A correr! -exclamó.
Acto seguido, sacó el cadáver de Chinchilla Joe de su bolsillo, le arrancó a cabeza de un mordisco y se lo lanzó a la cara al hombre siniestro del dedo afilado. Lo que el hombre siniestro no sabía era que unas horas antes había obligado a Chinchilla a tragarse un petardo de los gordos. ¿Que cómo iba a explotar sin haberlo encendido? Eso no era problema suyo.
Una vez lanzado, Maki Medidas Extremas agarró a Rudy y echó a correr por la cubierta, atravesando una pared de un placaje. Bajaría hacia la bodega, o las mazmorras, o la cocina, o donde tuvieran encerrado el pirata. La cabeza de la chinchilla le proporcionaría alimento y energías por si acaso.
Pero, ¿qué pasaría con Ummak el surfero? Confiaba en que le siguiera aunque, de todos modos, la supervivencia era lo más importante. Las situaciones extremas requerían medidas extremas.
- Resumen:
- Cosas mentales de rigor - Tomar medidas extremas antes el ataque de AEG: lanzarle el cadáver decapitado de la chinchilla a la cara - Echar a correr - Embestir una pared al azar y atravesarla
Gareth Silverwing
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El barco no parecía tener intención de detenerse. La capitana, o quien supuse que era la capitana me lanzó una descarada respuesta justificando su invasión con la dirección a la que apuntaba. Tras eso dijo no se que de una marca o algo así, miré alrededor en busca de algo parecido a una marca, incluso mi propio cuerpo, pero no parecía haber nada parecido a una marca. Están locos estos piratas. O no, todo resultó ser una treta, distrayéndome con algo de una marca para lanzarse por mí en un ataque con sus dos armas.
Al llegar a mí noté el impacto de su golpe, el cual me mandó por los aires junto con varios de los cascotes de hielo que había roto al caer. Aunque no notaba daños mayores, la armadura de Jack era útil después de todo... Jack había sido útil por una vez. Esta era una fecha a recordar, tenía que apuntarlo en mi diario, cuando todo esto terminase claro. Sin duda últimamente estaba progresando, tenía que admitirlo, daba gusto ver que por fin la oveja negra de la brigada mostraba un poco de iniciativa productiva a parte de servir como nevera portátil.
Dejé mis pensamientos en el aire, literalmente, y me centré en quien tenía en frente, una persona que la acababa de liar, pero mucho. Me posicioné para apoyar los pies en uno de los bloques de hielo que habían salido volando junto conmigo y cambié el agarre de Zinogre para blandirlo como si se tratase de una jabalina y flexioné el brazo por encima de mi hombro apuntando a la pirata.
- Espera. ¿No pensarás lanzarme? Sabes que tienes una puntería nefasta. - Dijo mir arma en mi cabeza.
- No pienso lanzarte.
- Entonces ¿Por qué adoptas esa pose?
- Porque simplemente pienso acercarte a ella.
- Se te da muy mal men-
La voz se alejó rápidamente en cuanto lo arrojé hacia ella, dejándole la palabra en la boca. Con la fuerza que tenía mi brazo lo más seguro es que el impacto fuese más fuerte que un cañonazo, por lo que supuse que lo esquivaría... o seguramente el combate habría acabado. Tras eso un aura rojiza me envolvió mientras usaba una pequeña parte de la energía térmica para alimentar mis músculos potenciar mis movimientos. Flexioné las piernas y esperé a que la superficie del trozo de hielo estuviera en la posición idónea. Justo cuando encaré a la pirata di un salto sobre el trozo de hielo y salí disparado hacia mi arma, lanzando el trozo de hielo en dirección contraria. Tanto la salida como la llegada generaron una onda de choque debido a mi súbita aceleración y frenada.
Tras volver a posicionarme agarré mi arma y me preparé para un posible contraataque, pisando con fuerza el hielo y levantando un trozo delante mío para que me escudara de posibles ataques. Incluso si no lo hacía ahora estaba limitando las zonas por las cuales me podía atacar y obligarla a cambiar de posición me daría tiempo.
Esperaba no tener que tardar lidiando con la pirata, si ella había llegado hasta aquí estaba seguro que más piratas no tardarían en llegar, y las defensas que había planteado Al no los retendrían para siempre si eran capaces de derretir el hielo.
Al llegar a mí noté el impacto de su golpe, el cual me mandó por los aires junto con varios de los cascotes de hielo que había roto al caer. Aunque no notaba daños mayores, la armadura de Jack era útil después de todo... Jack había sido útil por una vez. Esta era una fecha a recordar, tenía que apuntarlo en mi diario, cuando todo esto terminase claro. Sin duda últimamente estaba progresando, tenía que admitirlo, daba gusto ver que por fin la oveja negra de la brigada mostraba un poco de iniciativa productiva a parte de servir como nevera portátil.
Dejé mis pensamientos en el aire, literalmente, y me centré en quien tenía en frente, una persona que la acababa de liar, pero mucho. Me posicioné para apoyar los pies en uno de los bloques de hielo que habían salido volando junto conmigo y cambié el agarre de Zinogre para blandirlo como si se tratase de una jabalina y flexioné el brazo por encima de mi hombro apuntando a la pirata.
- Espera. ¿No pensarás lanzarme? Sabes que tienes una puntería nefasta. - Dijo mir arma en mi cabeza.
- No pienso lanzarte.
- Entonces ¿Por qué adoptas esa pose?
- Porque simplemente pienso acercarte a ella.
- Se te da muy mal men-
La voz se alejó rápidamente en cuanto lo arrojé hacia ella, dejándole la palabra en la boca. Con la fuerza que tenía mi brazo lo más seguro es que el impacto fuese más fuerte que un cañonazo, por lo que supuse que lo esquivaría... o seguramente el combate habría acabado. Tras eso un aura rojiza me envolvió mientras usaba una pequeña parte de la energía térmica para alimentar mis músculos potenciar mis movimientos. Flexioné las piernas y esperé a que la superficie del trozo de hielo estuviera en la posición idónea. Justo cuando encaré a la pirata di un salto sobre el trozo de hielo y salí disparado hacia mi arma, lanzando el trozo de hielo en dirección contraria. Tanto la salida como la llegada generaron una onda de choque debido a mi súbita aceleración y frenada.
Tras volver a posicionarme agarré mi arma y me preparé para un posible contraataque, pisando con fuerza el hielo y levantando un trozo delante mío para que me escudara de posibles ataques. Incluso si no lo hacía ahora estaba limitando las zonas por las cuales me podía atacar y obligarla a cambiar de posición me daría tiempo.
Esperaba no tener que tardar lidiando con la pirata, si ella había llegado hasta aquí estaba seguro que más piratas no tardarían en llegar, y las defensas que había planteado Al no los retendrían para siempre si eran capaces de derretir el hielo.
- Resumen:
- Lanzarle a Aki mi arma de forma muy entusiasta, lanzarme tras mi arma, y levantar un bloque de hielo, así como lanzar otro a una dirección que el moderador considere oportuna.
- Cosas usadas:
- Trans Am: X3 Fuerza y X3 Velocidad activos
Force Step: Siempre que tenga los pies en el suelo Arthur puede dar un "paso", para impulsarse a una posición a la velocidad del sonido. Generará una onda de choque (sonic boom) al salir disparado y, si el desplazamiento dura menos de un segundo, otra al parar. Esta velocidad se ve incrementada por PUs activos de fuerza, pero sólo con la mitad de su valor (la onda expansiva será proporcional a la fuerza de salida.) No puede ser usada más de una vez en un turno ni en turnos consecutivos.
Aura de Violencia: Arthur emite constantemente un aura de violencia perceptible por todos los usuarios de mantra. Arthur no puede esconder esta aura, pero los que la perciban no pueden distinguir otra cosa que no sea un instinto agresivo hacia todo en general.
Adry-sama
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En un abrir y cerrar de ojos se abrieron camino grandes sucesos distintos, y en verdad, aunque me había imaginado que este iba a ser un gran evento, no esperaba vivir una experiencia tan impactante como esta. A mi alrededor sin poder reaccionar ocurrían acontecimientos que nunca hubiese soñado. El mar se congeló, provocando un descenso de la temperatura que, a pesar de mi pelaje, podía sentir. A donde fijase la vista podía observar los choques que se producían entre la oleada de piratas que se acercaba y los partidarios de la marina y el Gobierno Mundial. Ni siquiera el terreno aéreo se libraba. También me percaté de cómo de cómo algunas personas empezaban a usar sus habilidades. Volando se podían percibir dragones. Sí, esas legendarias criaturas. Estaba claro que todo me sobrepasaba, y que no estaba al nivel suficiente para hacer frente a la amenaza que se acercaba.
Pero eso no me asustó. Por mi mente pasaban toda clase de ideas, y una de ellas es que si me habían convocado aquí era porque tenía aptitudes suficientes para aportar apoyo. Por eso me enfoqué en lo que podía hacer para cumplir mi trabajo, que al contrario de lo que algunos agentes se habían precipitado a pensar, no era apoyar a los marines en la ejecución de Legam Legim, sino impedir que los revolucionarios pudieran realizar alguna actividad en detrimento del Gobierno Mundial durante esta batalla. Por desgracia mis capacidades eran algo limitadas y no tenía ninguna forma rápida y eficaz de buscar indicios de los revolucionarios.
Durante mi reflexión, mi compañero alude a mi persona para me resguardara en caso de un fuego cruzado. Tenía razón. Había estado demasiado expectante y estaba siendo un poco descuidado, por lo que me refugié. Ahí me comentó que no creía que el terreno nos supusiera mucho peligro y que sería más delicado tratar con asaltantes del aire. A esto le respondería:
- Dudo que nos asalten en esta posición. Aunque no nos guste, ambos somos unos novatos que probablemente pasaremos desapercibidos antes las bestias que se encuentran ahí fuera.
Entonces fue cuando se me encendió la bombilla. Si yo tenía razón en que pasaríamos desapercibidos, podríamos intentar desplazarnos a donde hicieramos más falta. Además, Nyx tenía un arma de fuego con mira telescópica, y una idea se me vino a la mente.
- Escucha compañero, creo que podemos sacar partido a nuestra posición aquí. Investiga el campo de batalla con la mira de tu rifle para ver si localizas alguna actividad sospechosa. Sobretodo intenta fijarte en las zonas donde haya menos actividad piratil. Una vez hayas encontrado algo que te haga dudar, informame de ello y decidiremos cómo actuar en base a ello. Mientras tanto yo me encargaré de los atacantes que se puedan aproximar.
Pero eso no me asustó. Por mi mente pasaban toda clase de ideas, y una de ellas es que si me habían convocado aquí era porque tenía aptitudes suficientes para aportar apoyo. Por eso me enfoqué en lo que podía hacer para cumplir mi trabajo, que al contrario de lo que algunos agentes se habían precipitado a pensar, no era apoyar a los marines en la ejecución de Legam Legim, sino impedir que los revolucionarios pudieran realizar alguna actividad en detrimento del Gobierno Mundial durante esta batalla. Por desgracia mis capacidades eran algo limitadas y no tenía ninguna forma rápida y eficaz de buscar indicios de los revolucionarios.
Durante mi reflexión, mi compañero alude a mi persona para me resguardara en caso de un fuego cruzado. Tenía razón. Había estado demasiado expectante y estaba siendo un poco descuidado, por lo que me refugié. Ahí me comentó que no creía que el terreno nos supusiera mucho peligro y que sería más delicado tratar con asaltantes del aire. A esto le respondería:
- Dudo que nos asalten en esta posición. Aunque no nos guste, ambos somos unos novatos que probablemente pasaremos desapercibidos antes las bestias que se encuentran ahí fuera.
Entonces fue cuando se me encendió la bombilla. Si yo tenía razón en que pasaríamos desapercibidos, podríamos intentar desplazarnos a donde hicieramos más falta. Además, Nyx tenía un arma de fuego con mira telescópica, y una idea se me vino a la mente.
- Escucha compañero, creo que podemos sacar partido a nuestra posición aquí. Investiga el campo de batalla con la mira de tu rifle para ver si localizas alguna actividad sospechosa. Sobretodo intenta fijarte en las zonas donde haya menos actividad piratil. Una vez hayas encontrado algo que te haga dudar, informame de ello y decidiremos cómo actuar en base a ello. Mientras tanto yo me encargaré de los atacantes que se puedan aproximar.
- Resumen:
- Observo con una pizca de fascinación todo lo que ocurre. Hablo con Nyx y le pido que busque indicios de revolucionarios.
Aki D. Arlia
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No pudo evitarlo. Se echó a reír a carcajadas al ver como el osito de color rosa se elevaba violentamente en el aire entre cachitos de hielo. Qué vista tan hermosa.
De un salto se elevó un poco más por los aires para dejar su barco a la espalda y poder centrarse en el marine. No creía haberle neutralizado con tan poco, no si tenía la caradura de plantarse delante de ella esperando que achantase con unas palabras. Nadie hacía esa estupidez sin un plan o un as bajo la manga. Y pronto vio que no se equivocaba, el osito volvía a estar sobre sus dos patitas. Se había recolocado y blandía algo en la mano. Algo rojo y grande que gritaba peligro. Lo vio venir y se dejó caer un par de metros para esquivarlo, curvándose hacia atrás y viendo el arma volar sobre su cabeza. Vaya, había molestado al osito.
De repente, algo le golpeó. Sintió como volaba unos metros hacia atrás, fuera de control. Se cubrió la cara con las manos mientras veía al bicho alcanzar su arma. Otra ráfaga de esa energía cubrió el ambiente, haciéndola trastabillar. De ser sincera, admitiría que poco había faltado para que diera con su culo en el hielo, pero esa era una información que nadie necesitaba conocer. Tampoco que al día siguiente se levantaría magullada. Pero algo así no iba a frenarla. Utilizando las alas para estabilizarse de nuevo y dando un par de pasos para coger impulso, volvió a alzarse sai en mano. El chico, si es que era un chico, había levantado un trozo de hielo delante de él para protegerse. Pero eso no le bastaría.
Se acercó por arriba, tratando de verle y esquivar la protección helada. Descendió hasta estar a poco más de un metro y extendió la mano hacia él mientras sonreía.
-Verás... te veo muy agresivo. Yo tengo cosas que hacer, ¿Por qué no te vas a jugar un rato, peluchito?
Se concentró en la persona que sabía había dentro del extraño envoltorio. Buscó el deseo que indudablemente tenía y tras medio segundo de duda, lo devolvió hacia el trozo de hielo que había levantado. Pronto comenzaría a verlo atractivo y toda clase de ideas heladas y depravadas inundarían su mente.
Aguardó un poco en guardia para ver su reacción. Si no surgía un contraataque, se elevaría para regresar a su barco y dejarle con sus juegos. Al fin y al cabo, los marines también necesitaban algo de tiempo libre. Quizás incluso más que los piratas.
De un salto se elevó un poco más por los aires para dejar su barco a la espalda y poder centrarse en el marine. No creía haberle neutralizado con tan poco, no si tenía la caradura de plantarse delante de ella esperando que achantase con unas palabras. Nadie hacía esa estupidez sin un plan o un as bajo la manga. Y pronto vio que no se equivocaba, el osito volvía a estar sobre sus dos patitas. Se había recolocado y blandía algo en la mano. Algo rojo y grande que gritaba peligro. Lo vio venir y se dejó caer un par de metros para esquivarlo, curvándose hacia atrás y viendo el arma volar sobre su cabeza. Vaya, había molestado al osito.
De repente, algo le golpeó. Sintió como volaba unos metros hacia atrás, fuera de control. Se cubrió la cara con las manos mientras veía al bicho alcanzar su arma. Otra ráfaga de esa energía cubrió el ambiente, haciéndola trastabillar. De ser sincera, admitiría que poco había faltado para que diera con su culo en el hielo, pero esa era una información que nadie necesitaba conocer. Tampoco que al día siguiente se levantaría magullada. Pero algo así no iba a frenarla. Utilizando las alas para estabilizarse de nuevo y dando un par de pasos para coger impulso, volvió a alzarse sai en mano. El chico, si es que era un chico, había levantado un trozo de hielo delante de él para protegerse. Pero eso no le bastaría.
Se acercó por arriba, tratando de verle y esquivar la protección helada. Descendió hasta estar a poco más de un metro y extendió la mano hacia él mientras sonreía.
-Verás... te veo muy agresivo. Yo tengo cosas que hacer, ¿Por qué no te vas a jugar un rato, peluchito?
Se concentró en la persona que sabía había dentro del extraño envoltorio. Buscó el deseo que indudablemente tenía y tras medio segundo de duda, lo devolvió hacia el trozo de hielo que había levantado. Pronto comenzaría a verlo atractivo y toda clase de ideas heladas y depravadas inundarían su mente.
Aguardó un poco en guardia para ver su reacción. Si no surgía un contraataque, se elevaría para regresar a su barco y dejarle con sus juegos. Al fin y al cabo, los marines también necesitaban algo de tiempo libre. Quizás incluso más que los piratas.
- resumen:
Responder al ataque de Arthur como corresponde.- cosa usada:
- Aki es capaz de ''manipular'' el deseo de una persona. Puede aumentarlo, disminuirlo o redirigirlo hacia una determinada persona u objeto, incluyendo el propio sujeto. En su caso más extremo, Aki puede inducir a las personas un desesperante deseo carnal. A la víctima en cuestión le entrarán sudores y unas ganas locas de hacer el amor con quien se halle más próximo. Básicamente el efecto es comparable a 10 diales de feromonas a la vez. (Los tiempos y efectos se describen a continuación, junto con otra faceta de esta aptitud)
Mirando a los ojos a una persona, puede influirla fuertemente para que haga lo que Aki desee, siempre y cuando no entrañe peligro para la persona. Esa persona se encontrará fuertemente atraída por Aki e inclinada a obedecerla e incluso protegerla. Puede utilizarlo una vez por persona en cada combate/encuentro. A personajes del mismo nivel o hasta cinco por encima el efecto les dura dos posts. A personajes de hasta diez niveles por debajo les afecta durante tres post. Los personajes de más de diez niveles por debajo estarán fuertemente inclinados a obedecerla y protegerla. Los personajes de más de cinco niveles por encima sólo se verán moderadamente afectados. El efecto es interpretable por el usuario, no estará obligado a asumir al 100% los efectos excepto en los casos más débiles. Sentirá un gran deseo y el impulso de protegerla. Sólo en el caso de que el pj esté más de diez niveles por debajo de el de Aki le afectará totalmente. Los NPC no podrán resistirse a no ser que sean relevantes
Ivan Markov
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Sí, no le cabía duda alguna de que Kodama decía la verdad. Enfrentarse a él era una de las mayores osadías que había cometido en su vida; podía sentir aquella Voz poderosa, antigua y profunda emanando de él, mayor que la suya. Probablemente aquel ser estuviera en un nivel de poder similar al de Deathstroke, aunque no dominaba lo suficiente su haki de observación como para fiarse. Igualmente era indudable que aquel sería uno de los combates más duros de su vida. Sonrió con amargura, observando al hombre árbol mientras se preguntaba cómo diablos iba a herir a un ser como aquel. Dudaba que tuviera sangre, así que salvo que se equivocara, tanto el poder de Vanator como sus colmillos iban a ser inútiles. Eso quería decir además que no iba a tener una fuente de sustento con la que alimentar su regeneración durante el combate. Sin embargo que las cosas se complicaran no significa que fuera a retroceder; había sido su decisión y cargaría con ella hasta las últimas consecuencias.
- Mi enfrentamiento con el Gobierno era algo inevitable. O bien ellos descubrían mi identidad y me consideraban una amenaza, o mis propios intereses hubiesen acabado chocando. Era sólo una cuestión de tiempo y me limitado a acelerar los acontecimientos - frunció el ceño - Ni la rendición ni la retirada son posibilidades. Esta batalla sólo terminará cuando tus hombres vean tu cuerpo muerto caer de los cielos.
Entonces un mensaje de Syxel llegó a su mente, arrancándole una sonrisa. Así que ella también estaba allí... por supuesto. Aquella mujer aunque no se hiciera notar siempre se las arreglaba para estar de una manera u otra vinculada a todos los eventos importantes del mundo. Incluso no le extrañaría que en algunos estuviera su mano detrás de alguna manera. Sabía lo peligroso que era reunirse con alguien así, pero... ¿qué diablos? La vida sin algo de riesgo era aburrida. Y tal vez sacara algo interesante de aquel encuentro. "Dile a Aki que nos veremos en Dark Dome City tras la batalla... si es que sobrevivo. Que me busque en el Hotel Imperial, habitación 201." Era la habitación que solía reservar en sus viajes a la ciudad. Soltó una carcajada por lo bajo, sabiendo lo irónico que era que estuviese planeando una cita justo antes de un combate que tal vez acabara con su vida. Por mucho que él fuese... duro de matar, había maneras, como él mismo había probado al asesinar a Tom Miller. Y si caía al mar por mucho que no fuera ahogarse mientras estuviera en forma completa, no tendría manera de salir por propios medios. Agarró el borde de su gabardina con la mano de la espada, cubriéndose con ella.
- Y ahora, capitán, tengamos una batalla que haga palidecer a todas las demás. ¡Demuéstrame tu poder! - esbozó una sonrisa fiera - ¡Busou: Blutflugel!
Con un gesto seco echó el borde de la gabardina hacia un lado, y de debajo de esta surgió una bandada de murciélagos negros con un suave brillo azulado en las alas. Estos volaron hacia el marine, volando en un caótico conjunto emitiendo agudos chillidos. Evidentemente no eran animales normales, si no una manifestación del poder de su akuma. Aquellos animales tenían alas duras como el hierro, que potenciadas con su busoushoku serían como una letal lluvia de cuchillas. Estaba seguro de que la pompa que rodeaba al marine tenía alguna clase de función y dado que los árboles no volaban... no era descabellado pensar que era lo que le mantenía en el aire. Sin embargo el vampiro dudaba que una técnica que aquel nivel bastara contra un enemigo como Kodama, con lo que así como la bandada surgió, aprovechó la breve cobertura visual al quedar tras la nube de animales para ocultarse transformándose él mismo en un murciélago. Voló en la retaguardia de la nube, para de repente alzar el vuelo y situarse sobre el hombre árbol al tiempo que volvía a su forma de vampiro.
- Dritter Mond, ¡Boreas!
Su ataque fue un tajo descendente directo a la... ¿cabeza? del marine. La hoja, ya negra normalmente, relucía por el endurecimiento de su haki, y las llamas blancas le arrancaban destellos. Su intención era, además de herir a Kodama (si es que lo lograba) cortar aquella burbuja.
- Mi enfrentamiento con el Gobierno era algo inevitable. O bien ellos descubrían mi identidad y me consideraban una amenaza, o mis propios intereses hubiesen acabado chocando. Era sólo una cuestión de tiempo y me limitado a acelerar los acontecimientos - frunció el ceño - Ni la rendición ni la retirada son posibilidades. Esta batalla sólo terminará cuando tus hombres vean tu cuerpo muerto caer de los cielos.
Entonces un mensaje de Syxel llegó a su mente, arrancándole una sonrisa. Así que ella también estaba allí... por supuesto. Aquella mujer aunque no se hiciera notar siempre se las arreglaba para estar de una manera u otra vinculada a todos los eventos importantes del mundo. Incluso no le extrañaría que en algunos estuviera su mano detrás de alguna manera. Sabía lo peligroso que era reunirse con alguien así, pero... ¿qué diablos? La vida sin algo de riesgo era aburrida. Y tal vez sacara algo interesante de aquel encuentro. "Dile a Aki que nos veremos en Dark Dome City tras la batalla... si es que sobrevivo. Que me busque en el Hotel Imperial, habitación 201." Era la habitación que solía reservar en sus viajes a la ciudad. Soltó una carcajada por lo bajo, sabiendo lo irónico que era que estuviese planeando una cita justo antes de un combate que tal vez acabara con su vida. Por mucho que él fuese... duro de matar, había maneras, como él mismo había probado al asesinar a Tom Miller. Y si caía al mar por mucho que no fuera ahogarse mientras estuviera en forma completa, no tendría manera de salir por propios medios. Agarró el borde de su gabardina con la mano de la espada, cubriéndose con ella.
- Y ahora, capitán, tengamos una batalla que haga palidecer a todas las demás. ¡Demuéstrame tu poder! - esbozó una sonrisa fiera - ¡Busou: Blutflugel!
Con un gesto seco echó el borde de la gabardina hacia un lado, y de debajo de esta surgió una bandada de murciélagos negros con un suave brillo azulado en las alas. Estos volaron hacia el marine, volando en un caótico conjunto emitiendo agudos chillidos. Evidentemente no eran animales normales, si no una manifestación del poder de su akuma. Aquellos animales tenían alas duras como el hierro, que potenciadas con su busoushoku serían como una letal lluvia de cuchillas. Estaba seguro de que la pompa que rodeaba al marine tenía alguna clase de función y dado que los árboles no volaban... no era descabellado pensar que era lo que le mantenía en el aire. Sin embargo el vampiro dudaba que una técnica que aquel nivel bastara contra un enemigo como Kodama, con lo que así como la bandada surgió, aprovechó la breve cobertura visual al quedar tras la nube de animales para ocultarse transformándose él mismo en un murciélago. Voló en la retaguardia de la nube, para de repente alzar el vuelo y situarse sobre el hombre árbol al tiempo que volvía a su forma de vampiro.
- Dritter Mond, ¡Boreas!
Su ataque fue un tajo descendente directo a la... ¿cabeza? del marine. La hoja, ya negra normalmente, relucía por el endurecimiento de su haki, y las llamas blancas le arrancaban destellos. Su intención era, además de herir a Kodama (si es que lo lograba) cortar aquella burbuja.
- Resumen & Técnicas:
- - Discursito blablabla
- Envío a Syxel un mensaje para Aki
- Lanzo una lluvia de murciélagos sobre Kodama y yo mismo me transformo en uno, volando camuflado en medio de la nube.
- Aparezco sobre Kodama lanzándole un tajo descendente envuelto en llamas blancas y haki.
Blutflügel [Manual Kuchiyose]: Con esta técnica genera un área de 1x1x2 metros llega de pequeños murciélagos con las alas imbuidas en energía azul capaz de cortar hierro. Estos no pueden dispersarse, siempre avanzan en bandada.
Dritter Mond, Boreas: Con este poder Ivan canaliza el frío de la técnica base del "Estilo de las Doce Lunas" para generar una llama fría en torno a un arma, sus manos o munición de una pistola. Esta llama está a -20º, y congela en vez de quemar. Como componente escénico, es capaz de generar una desagradable sensación de frío al tocar a alguien.
- Polimorfia: Puede cambiar su forma, adquiriendo varias transformaciones:
*Murciélago: Adquiere la forma de un murciélago.
Haki de armadura superior: Endurecimiento, duplica la potencia de los golpes (turno 1/7)
Vanator: Una espada de calidad Saijo O Wazamono, indestructible. Pondría lo que hace, pero ahora mismo lo único relevante es que la punta es de kairoseki puro.
Agilidad Tier 7 (x8)
Poder de destrucción Tier 7
Reflejos Tier 5 (x7)
Puntería Tier 4
Fuerza Tier 3 (x14)
Velocidad x16 (sobre la base de un humano)
Maestría: Duelo (Espadas)
Roland von Klauswitz
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-Como quieras, chico -admitió el árbol. Ya se imaginaba que acabarían combatiendo-. Pero recuerda que puedes pedirme que te espose en cualquier momento. No te sientas obligado a ir hasta el final.
"Bueno, se veía venir".
Habría preferido echar un vistazo a los comienzos de la lucha a través de los árboles dispersos por la isla, pero eso tendría que esperar. Al fin y al cabo, la idea de ver su cuerpo muerto caer de cualquier sitio le resultaba de lo más desagradable. Sería mejor concentrarse y zanjar aquello antes de nada. Aunque le sabía mal tener que dañar a unos pobres murciélagos. Se consoló dicíendose para sus adentros que no podían ser de verdad, sino invenciones creadas con alguna habilidad extraña. O eso, o el supuesto Markov iba por ahí con un montón de murciélagos encima.
No quería romper su único método de flotación, por lo que cuando descargó una ráfaga de estacas sobre los ruidosos animales lo hizo con cuidado de no lanzar muchas al mismo tiempo. Lo que no se esperaba era que fuesen capaces de cortarlas como si nada. Por si fuera poco, resultaban una gran molestia que le impedía ver a su enemigo. Era claramente una trampa, aunque no tenía tiempo para soluciones sutiles. Por suerte, siempre llevaba encima -literalmente, pues iban implantadas en su corteza- unas cuantas pop green. Esas semillas solo necesitaban que Kodama les transmitiese una pequeña cantidad de nutrientes para crecer inmediatamente a partir de su cuerpo. Eran una forma de vida sorprendente. Eligió la Trepadora, una enredadera de gran utilidad y aun mayor malicia, pues parecía disfrutar quebrando los huesos de quienes atrapaba.
En el momento en que la enredadera brotaba como por arte de magia, hizo estallar la burbuja. Su pesado cuerpo de madera cayó al vacío mientras la enredadera, que había despegado de su cuerpo para evitar ser víctima de ella, buscaba alguien alrededor de quien enroscarse. Con suerte, engancharía al pirata y ahí se acabarían los problemas.
"Oh, casi se me olvida". Afortunadamente recordó crear otra pompa para estabilizarse antes de que el mar detuviese abruptamente su caída y, ya de paso, recuperar los metros perdidos. Sin embargo, esta vez la creó justo bajo él para así poder erguirse sobre ella y usar sus espadas sin problemas. Girándolas velozmente logró que el aire se arremolinara alrededor del acero un segundo antes de lanzar su ataque: una potente imitación de un tornado, aunque en horizontal, que avanzaba hacia la nube de murciélagos entre la que creía que se ocultaba el tal Ivan. Realmente esperaba que los pobres bichos no fuesen de verdad.
"Bueno, se veía venir".
Habría preferido echar un vistazo a los comienzos de la lucha a través de los árboles dispersos por la isla, pero eso tendría que esperar. Al fin y al cabo, la idea de ver su cuerpo muerto caer de cualquier sitio le resultaba de lo más desagradable. Sería mejor concentrarse y zanjar aquello antes de nada. Aunque le sabía mal tener que dañar a unos pobres murciélagos. Se consoló dicíendose para sus adentros que no podían ser de verdad, sino invenciones creadas con alguna habilidad extraña. O eso, o el supuesto Markov iba por ahí con un montón de murciélagos encima.
No quería romper su único método de flotación, por lo que cuando descargó una ráfaga de estacas sobre los ruidosos animales lo hizo con cuidado de no lanzar muchas al mismo tiempo. Lo que no se esperaba era que fuesen capaces de cortarlas como si nada. Por si fuera poco, resultaban una gran molestia que le impedía ver a su enemigo. Era claramente una trampa, aunque no tenía tiempo para soluciones sutiles. Por suerte, siempre llevaba encima -literalmente, pues iban implantadas en su corteza- unas cuantas pop green. Esas semillas solo necesitaban que Kodama les transmitiese una pequeña cantidad de nutrientes para crecer inmediatamente a partir de su cuerpo. Eran una forma de vida sorprendente. Eligió la Trepadora, una enredadera de gran utilidad y aun mayor malicia, pues parecía disfrutar quebrando los huesos de quienes atrapaba.
En el momento en que la enredadera brotaba como por arte de magia, hizo estallar la burbuja. Su pesado cuerpo de madera cayó al vacío mientras la enredadera, que había despegado de su cuerpo para evitar ser víctima de ella, buscaba alguien alrededor de quien enroscarse. Con suerte, engancharía al pirata y ahí se acabarían los problemas.
"Oh, casi se me olvida". Afortunadamente recordó crear otra pompa para estabilizarse antes de que el mar detuviese abruptamente su caída y, ya de paso, recuperar los metros perdidos. Sin embargo, esta vez la creó justo bajo él para así poder erguirse sobre ella y usar sus espadas sin problemas. Girándolas velozmente logró que el aire se arremolinara alrededor del acero un segundo antes de lanzar su ataque: una potente imitación de un tornado, aunque en horizontal, que avanzaba hacia la nube de murciélagos entre la que creía que se ocultaba el tal Ivan. Realmente esperaba que los pobres bichos no fuesen de verdad.
- Resumen:
- Olerse alguna trampa - "Activar" una pop green Trepadora para ver si pilla a Ivan - Romper su propia pompa y dejarse caer para alejarse de los murciélagos - Crear otra y atacar con un ataque contundente basado en aire. Todo muy normalito
Tatsumaki Hou: Kodama une sus espadas y las hace girar a gran velocidad. De esta forma puede lanzar una serie de ondas de aire giratorio que recuerda a un tornado, aunque en horizontal. Estas ondas tienen menos poder de corte que otras técnicas pero lo compensan con una gran capacidad de destrucción, hasta el punto de poder destrozar paredes.
Trepadora: Una enredadera extremadamente resistente que envuelve cualquier cosa que tenga a su alcance. Tiene fuerza suficiente como para partir rocas o incluso los huesos del pobre diablo al que atrape. También puede ser usada como una práctica cuerda, siempre que se tenga cuidado y tal.
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El sonido de la explosión fruto del tórrido encuentro entre el nuevo misil disparado y el extraño láser con el que contaba la embarcación pirata llegó hasta nosotros, sacudiendo levemente la nave y dando el pistoletazo de salida. Al cabo de unos segundos la compuerta ya se encontraba abierta de par en par y mis camaradas listos para saltar.
- Empieza la fiesta - exclamé notablemente excitado por el inminente salto al vacío y la batalla que lo seguiría. Apuré la segunda cerveza de un trago y, tras aplastar la lata con mi mano biónica la lancé al aire. Desapareció de la vista casi al instante, seguida de Kai que vistiendo su armadura característica fue el primero en saltar. Jason no tardó en seguirle, luego el chaval de las cervezas y, poco después, Kenzo iba tras ellos.
Vi entonces a Iulio retrocediendo lentamente. Era habitual en él tratar de librarse y, sinceramente, me habría preocupado que no lo hiciese. De no encontrarnos en semejante situación, me habría hecho el loco y le habría dejado escaquearse. Pero por desgracia para mi iluminado amigo, no podía permitírselo.
- Te toca - llegué a avisarle poco después de lanzarlo hacia adelante con una amistosa patada en el trasero. Aunque desapareció de mi vista tan rápido que dudo que llegara a oírlo, cómo yo tampoco pude oír lo que trató de decir antes de caer. - Y ahora voy yo, ¿listo Franky?... ¿Franky?... Me cago en la puta... - Maldiciendo en voz alta me giré de golpe y eché a correr, volviendo sobre mis pasos de vuelta a la cabina de control. - ¡Volved a sobrevolar el barco! - Fue lo único que alcancé a decir en el breve lapso de tiempo transcurrido entre que atravesé la puerta, eché mano de la mochila que me había dejado allí y volví a salir de la sala sin detenerme ni aminorar la marcha. Recorrí de nuevo el largo pasillo de la nave hasta la compuerta por la que hacía apenas unos instantes habían salido mis compañeros para, en cuanto la tuve a un par de metros, saltar con todas mis fuerzas al grito de: ¡Yo pago las cervezas!
Mientras caía respiré satisfecho. O al menos lo intenté, pues enseguida me di cuenta de dos cosas: la primera, que no estaba cayendo hacia el barco sino hacia el mar; y la segunda, que a la espalda ahora llevaba mi mochila y no un paracaídas... perfecto. Por suerte no era mi primer salto, por lo que obligándome a tranquilizarme para no entrar en pánico traté de estabilizarme en el descenso, extendiendo brazos y piernas para reducir la velocidad. Luego comencé a observar las cercanías buscando el barco al que debía dirigirme, y sentí un gran alivio al comprobar que no estaba demasiado lejos.
A continuación, bastó una orden mental para que el pequeño dron saliese de la mochila y comenzase a envolver mi cuerpo, adoptando la forma de traje de combate. Por último, comencé a maniobrar de nuevo en el aire, ayudándome de los propulsores de mis implantes, para corregir el rumbo. Y enseguida me encontré descendiendo a una más que considerable velocidad hacia la cubierta objetivo, como si de otro de los misiles se tratase. Aunque en este caso era un proyectil humano. Por un instante, me replanteé si aquello sería realmente una buena idea, pero enseguida aparté las dudas de mis pensamientos. Principalmente porque ya no podía hacer nada al respecto.
- ¡Esto va a doler! - Fue lo último que alcancé a gritar antes de que una serie de acontecimientos se sucediesen tan rápido que apenas tuve tiempo a procesarlos: aterricé sobre la cubierta justo entre Kai y un tipo de aspecto extraño, pero en lugar de detenerse ahí mi avance sentí como la madera crujía bajo el peso de mi cuerpo y, aunque no pude llegar a sentirla porque llevaba puesta la armadura, sí que noté como la atravesaba. Y cuando al fin se detuvo la caída me puse en pie de un salto, quitándome de encima los pedazos de madera, y dejé escapar un quejido al notar como algún que otro hueso me crujía. Luego alcé la vista para contemplar el agujero que había dejado a mi paso y observé a mi alrededor, tratando de averiguar donde cojones había acabado. ¿Cuántas cubiertas habría atravesado?
- Empieza la fiesta - exclamé notablemente excitado por el inminente salto al vacío y la batalla que lo seguiría. Apuré la segunda cerveza de un trago y, tras aplastar la lata con mi mano biónica la lancé al aire. Desapareció de la vista casi al instante, seguida de Kai que vistiendo su armadura característica fue el primero en saltar. Jason no tardó en seguirle, luego el chaval de las cervezas y, poco después, Kenzo iba tras ellos.
Vi entonces a Iulio retrocediendo lentamente. Era habitual en él tratar de librarse y, sinceramente, me habría preocupado que no lo hiciese. De no encontrarnos en semejante situación, me habría hecho el loco y le habría dejado escaquearse. Pero por desgracia para mi iluminado amigo, no podía permitírselo.
- Te toca - llegué a avisarle poco después de lanzarlo hacia adelante con una amistosa patada en el trasero. Aunque desapareció de mi vista tan rápido que dudo que llegara a oírlo, cómo yo tampoco pude oír lo que trató de decir antes de caer. - Y ahora voy yo, ¿listo Franky?... ¿Franky?... Me cago en la puta... - Maldiciendo en voz alta me giré de golpe y eché a correr, volviendo sobre mis pasos de vuelta a la cabina de control. - ¡Volved a sobrevolar el barco! - Fue lo único que alcancé a decir en el breve lapso de tiempo transcurrido entre que atravesé la puerta, eché mano de la mochila que me había dejado allí y volví a salir de la sala sin detenerme ni aminorar la marcha. Recorrí de nuevo el largo pasillo de la nave hasta la compuerta por la que hacía apenas unos instantes habían salido mis compañeros para, en cuanto la tuve a un par de metros, saltar con todas mis fuerzas al grito de: ¡Yo pago las cervezas!
Mientras caía respiré satisfecho. O al menos lo intenté, pues enseguida me di cuenta de dos cosas: la primera, que no estaba cayendo hacia el barco sino hacia el mar; y la segunda, que a la espalda ahora llevaba mi mochila y no un paracaídas... perfecto. Por suerte no era mi primer salto, por lo que obligándome a tranquilizarme para no entrar en pánico traté de estabilizarme en el descenso, extendiendo brazos y piernas para reducir la velocidad. Luego comencé a observar las cercanías buscando el barco al que debía dirigirme, y sentí un gran alivio al comprobar que no estaba demasiado lejos.
A continuación, bastó una orden mental para que el pequeño dron saliese de la mochila y comenzase a envolver mi cuerpo, adoptando la forma de traje de combate. Por último, comencé a maniobrar de nuevo en el aire, ayudándome de los propulsores de mis implantes, para corregir el rumbo. Y enseguida me encontré descendiendo a una más que considerable velocidad hacia la cubierta objetivo, como si de otro de los misiles se tratase. Aunque en este caso era un proyectil humano. Por un instante, me replanteé si aquello sería realmente una buena idea, pero enseguida aparté las dudas de mis pensamientos. Principalmente porque ya no podía hacer nada al respecto.
- ¡Esto va a doler! - Fue lo último que alcancé a gritar antes de que una serie de acontecimientos se sucediesen tan rápido que apenas tuve tiempo a procesarlos: aterricé sobre la cubierta justo entre Kai y un tipo de aspecto extraño, pero en lugar de detenerse ahí mi avance sentí como la madera crujía bajo el peso de mi cuerpo y, aunque no pude llegar a sentirla porque llevaba puesta la armadura, sí que noté como la atravesaba. Y cuando al fin se detuvo la caída me puse en pie de un salto, quitándome de encima los pedazos de madera, y dejé escapar un quejido al notar como algún que otro hueso me crujía. Luego alcé la vista para contemplar el agujero que había dejado a mi paso y observé a mi alrededor, tratando de averiguar donde cojones había acabado. ¿Cuántas cubiertas habría atravesado?
- Resumen:
- Saltar (con retraso) e ingeniármelas para caer donde toca, aunque pasándome de frenada...
Therax Palatiard
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Therax asistió sorprendido a la maniobra del marine para zafarse de su ataque. No había sido lo más elaborado del mundo, de eso no cabía duda, pero nunca estaba de más tantear al oponente para tratar de intuir su nivel. «Estupendo, otra bailarina», se quejó en su fuero interno al contemplar la acrobacia.
No obstante, su concepto del moreno de la cara marcada -¿qué le habría pasado?- cambió unos instantes después. Se vio envuelto en llamas que, al desaparecer, revelaron la presencia de un ser humanoide. Aquel tipo de habilidades le era muy familiar, así que sonrió. «Y rápido», se dijo, comenzando a brillar en cuanto el marine inició su movimiento.
No tardó en encontrarse junto a él. Su pierna se volvió de un familiar color negro y cortó el aire en dirección a su hombro. En ningún momento había estado dispuesto a encajar el golpe, pero aquello provocó que se reafirmase en su postura inicial. Aleteó suavemente en el momento justo, generando además una corriente de viento que desplazó su cuerpo hacia atrás. Vio cómo el pie de su rival pasaba a varios centímetros de su pecho, distinguiendo una sonrisa por su parte. ¿Acaso disfrutaba con aquello? Él también, así que se permitió el lujo de ensanchar la suya antes de apagar el destello que había nacido en su cuerpo.
Dicho brillo se concentró en varias ondas cortantes que se dispersaron a su alrededor, amenazando con alcanzar el cuerpo del uniformado en diferentes puntos. ¿Sería capaz de zafarse de ellas? Lo cierto era que no le extrañaría. Fuera como fuere, no pensaba dejarle ni un segundo para respirar. Él quería un combate de verdad, y el gesto de felicidad de su oponente le hacía pensar que él también ansiaba algo parecido. ¿Qué mejor modo de hacerlo que tomar de nuevo la ofensiva?
-¡Déjate de juegos! -exclamó, preso de la adrenalina pero esforzándose por mantener la concentración en todo momento. Una corriente de viento propulsó su cuerpo hacia su oponente al tiempo que un círculo de energía azulada se materializaba instantáneamente en torno a Therax. Una gran cantidad de vaho emanaba de los límites del mismo, mas enseguida se condensó en torno a los sables del domador. Una refulgente capa de hielo pasó a recubrir sus aceros, desapareciendo al mismo tiempo la circunferencia-. Yo también tengo una sorpresa para ti -añadió, haciendo que el hielo adquiriese un color oscuro de naturaleza indudable.
La corriente que le impulsaba continuaría avanzando con toda su violencia y golpearía a su oponente en caso de que le alcanzase. Una vez se supo lo suficientemente cerca de su adversario, trazó sendos cortes en cruz en dirección al pecho del ser con rasgos de reptil.
No obstante, su concepto del moreno de la cara marcada -¿qué le habría pasado?- cambió unos instantes después. Se vio envuelto en llamas que, al desaparecer, revelaron la presencia de un ser humanoide. Aquel tipo de habilidades le era muy familiar, así que sonrió. «Y rápido», se dijo, comenzando a brillar en cuanto el marine inició su movimiento.
No tardó en encontrarse junto a él. Su pierna se volvió de un familiar color negro y cortó el aire en dirección a su hombro. En ningún momento había estado dispuesto a encajar el golpe, pero aquello provocó que se reafirmase en su postura inicial. Aleteó suavemente en el momento justo, generando además una corriente de viento que desplazó su cuerpo hacia atrás. Vio cómo el pie de su rival pasaba a varios centímetros de su pecho, distinguiendo una sonrisa por su parte. ¿Acaso disfrutaba con aquello? Él también, así que se permitió el lujo de ensanchar la suya antes de apagar el destello que había nacido en su cuerpo.
Dicho brillo se concentró en varias ondas cortantes que se dispersaron a su alrededor, amenazando con alcanzar el cuerpo del uniformado en diferentes puntos. ¿Sería capaz de zafarse de ellas? Lo cierto era que no le extrañaría. Fuera como fuere, no pensaba dejarle ni un segundo para respirar. Él quería un combate de verdad, y el gesto de felicidad de su oponente le hacía pensar que él también ansiaba algo parecido. ¿Qué mejor modo de hacerlo que tomar de nuevo la ofensiva?
-¡Déjate de juegos! -exclamó, preso de la adrenalina pero esforzándose por mantener la concentración en todo momento. Una corriente de viento propulsó su cuerpo hacia su oponente al tiempo que un círculo de energía azulada se materializaba instantáneamente en torno a Therax. Una gran cantidad de vaho emanaba de los límites del mismo, mas enseguida se condensó en torno a los sables del domador. Una refulgente capa de hielo pasó a recubrir sus aceros, desapareciendo al mismo tiempo la circunferencia-. Yo también tengo una sorpresa para ti -añadió, haciendo que el hielo adquiriese un color oscuro de naturaleza indudable.
La corriente que le impulsaba continuaría avanzando con toda su violencia y golpearía a su oponente en caso de que le alcanzase. Una vez se supo lo suficientemente cerca de su adversario, trazó sendos cortes en cruz en dirección al pecho del ser con rasgos de reptil.
- Resumen:
- Intentar pegarle a Zuko.
- Para tú :
- Esquivo con Reflejos (Tier 7) x4 (por PU pasivo) y Agilidad (Tier 5) x4 (por PU pasivo), y ataco con Poder de destrucción (Tier 7) x4 (por PU pasivo). Aparte, por la híbrida tengo x9 a reflejos.
Justo al esquivar lanzo la primera técnica, que se ve influenciada por las dos siguientes:- Sharp pulse: el cuerpo de Therax comienza a brillar con gran intensidad, naciendo de él varias ondas cortantes de 360º (a la altura de tobillos, rodillas, cintura, diafragma, hombros, cuello y nariz). Dichas ondas se expanden en un radio de 5 metros (+1 cada 10 niveles), teniendo las características de las ondas del espadachín en ese momento (influenciadas por PUs y técnicas activas). No podrá volver a emplear esta técnica hasta que transcurran dos turnos de recarga.
- Lluvia afilada: durante 2 turnos, las ondas cortantes que lanza Therax viajan a una velocidad de 20 m/s. Necesita otros 2 turnos para volver a emplear esta técnica (2/2).
- Activa del ámbito filo distante: durante 2 turnos las ondas que lance adquirirán un poder de destrucción de +300% con una recarga de uso de otros 2 posts (2/2).
Por último paso a la ofensiva (con Haki de armadura superior):- Luna llena (basada en un ámbito que no interfiere y por eso no pongo, pero es el motivo de que aparezca ese círculo): el vaho comienza a brillar tenuemente, y el área dentro del círculo se cubre con una fina capa de escarcha. Tras esto, todo el vaho comienza a concentrarse sobre los sables de Therax, consolidándose en forma de hielo y dando como resultado un aumento del tamaño de 10 cm y del poder de destrucción de las espadas de +300%. Solo puede emplearse una vez por combate.
Segundo turno de almacenamiento de Yuki-onna. - Sharp pulse: el cuerpo de Therax comienza a brillar con gran intensidad, naciendo de él varias ondas cortantes de 360º (a la altura de tobillos, rodillas, cintura, diafragma, hombros, cuello y nariz). Dichas ondas se expanden en un radio de 5 metros (+1 cada 10 niveles), teniendo las características de las ondas del espadachín en ese momento (influenciadas por PUs y técnicas activas). No podrá volver a emplear esta técnica hasta que transcurran dos turnos de recarga.
Zack Suky
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Mentiría si dijese que por un momento no me había quedado conmocionado como no éramos los únicas naves voladoras que surcaban el cielo, siendo la nuestra la más zarriosa a simple vista, ni por el hecho de lo poco que tardó en estallar la guerra. No sabía como ni por qué, pero alguien había conseguido prender la pólvora y todo se desmadró en apenas unos minutos. La impresión fue tal que no pude reaccionar como debía ante la aparición del polizón ni de la del dueño de la nave donde Arribor había decidido aparcar. Incluso el cigarro que había encendido se había consumido entre mis dedos sin que le volviese a dar otra calada... Pero entonces la guerra nos llegó directamente y dejó de ser solamente una imagen terrible y bella a la vez.
Mi capitán dejó el barco sin pensar en nosotros como de costumbre, aunque siendo realistas me alegraba de que esta vez no me hubiese arrastrado como un simple saco de patatas. Ni si quiera el hecho de que la nave del espadachín donde nos encontrábamos fuese atacada por unos robots consiguió deprimirme, ya que estaba seguro de que fuese donde fuese Arribor terminaría siendo un lugar aún peor. Tenía un imán para dar con más problemas que beneficio, por lo que me tranquilicé al verme alejado de su funesta suerte y centrarme en la mía.
No me hacía especial gracia que nadie que no fuese el tuerto osase a darme órdenes por mucho que estuviese en su nave. Eso de la autoridad no iba mucho conmigo. Si precisamente había decidido seguir al tuerto era por la total libertad que me daba para hacer mis cosas, pero como también era consciente de como podía empeorar la situación si la nave voladora era destruida decidí actuar como había hecho mi compañero.
Tiré la colilla consumida por el viento y agarré con fuerza el mango de mi nueva adquisición. Salte de la cubierta de la Morsa Voladora para caer al lugar donde se encontraban los robots y busqué la posición de uno de los más grandes. A unos siete metros de él alcé mi espada, punta erguida y con el filo hacia arriba y activé su poder, haciendo que el filo saliese disparado hacia el autómata con intención de atravesarlo a la altura del abdomen, para luego, si es que conseguía acertar con mi estocada, levantar el mango para intentar cortarlo.
- Si sobrevivo a esto voy a tener muchas nuevas piezas con las que juguetear - me relamí pensando en todo lo que podría hacer con los componentes de los robots.
Si mi ataque resultaba fructuoso me lanzaría a la busca del resto de robots tras devolver la espada a su tamaño e intentar proporcionar cobertura al otro espadachín y su propio grupo de autómatas.
-Tengo que plantearme el hacer unos bocetos de cacharros así.
Mi capitán dejó el barco sin pensar en nosotros como de costumbre, aunque siendo realistas me alegraba de que esta vez no me hubiese arrastrado como un simple saco de patatas. Ni si quiera el hecho de que la nave del espadachín donde nos encontrábamos fuese atacada por unos robots consiguió deprimirme, ya que estaba seguro de que fuese donde fuese Arribor terminaría siendo un lugar aún peor. Tenía un imán para dar con más problemas que beneficio, por lo que me tranquilicé al verme alejado de su funesta suerte y centrarme en la mía.
No me hacía especial gracia que nadie que no fuese el tuerto osase a darme órdenes por mucho que estuviese en su nave. Eso de la autoridad no iba mucho conmigo. Si precisamente había decidido seguir al tuerto era por la total libertad que me daba para hacer mis cosas, pero como también era consciente de como podía empeorar la situación si la nave voladora era destruida decidí actuar como había hecho mi compañero.
Tiré la colilla consumida por el viento y agarré con fuerza el mango de mi nueva adquisición. Salte de la cubierta de la Morsa Voladora para caer al lugar donde se encontraban los robots y busqué la posición de uno de los más grandes. A unos siete metros de él alcé mi espada, punta erguida y con el filo hacia arriba y activé su poder, haciendo que el filo saliese disparado hacia el autómata con intención de atravesarlo a la altura del abdomen, para luego, si es que conseguía acertar con mi estocada, levantar el mango para intentar cortarlo.
- Si sobrevivo a esto voy a tener muchas nuevas piezas con las que juguetear - me relamí pensando en todo lo que podría hacer con los componentes de los robots.
Si mi ataque resultaba fructuoso me lanzaría a la busca del resto de robots tras devolver la espada a su tamaño e intentar proporcionar cobertura al otro espadachín y su propio grupo de autómatas.
-Tengo que plantearme el hacer unos bocetos de cacharros así.
- Resumen:
- Divagar hasta darse cuenta que le atacan los robots de Corvo y se lanza a por uno de los más grandes (los Ω) con intención de cortarlo vilmente con mi espada.
- Arma usada:
- Nombre del objeto: Lengua Demoníaca.
Descripción del objeto: Es una nodachi de noventa y siete centímetros de hoja, de un color carmesí bastante llamativo, y veintitrés centímetros de mango, el cual es de un tono alabastro con una especie de rubí incrustado en él. La tsuba muestra el mismo tono que la hoja que esconde y está fabricada con la extraña madera de Adam, la cual está decorada con un conjunto de cenefas orientales en un tono dorado.
Usos comunes: Estar preparado para la compañía de Arribory Drake.
Habilidades especiales o destacables: Es un objeto calidad Saijo O Wazamomo, por lo que es un objeto indestructible y puede cortar los de calidad inferior a este, aunque este no es el verdadero poder que esconde en su interior.
-Lengua afilada: Gracias al extraño material con el que está fabricada este arma es capaz de alargar su hoja sin variar su peso lo más mínimo. Alcanzando un máximo de cincuentra metros de extensión a una velocidad de sesenta metros por segundo (La misma al contraerse).
-Tajo curvo: Otra habilidad que tiene, gracias a su peculiar material, es la de doblar su hoja cuando se encuentra en modo de extensión; aunque esta solo puede doblarse una vez. Si quiere volver a doblarse, antes debe enderezarse.
Lily Morgan
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Saberes
Akuma no mi
Varios
Las noticias que llegan a través de la comandancia no son nada alentadoras. Como era de esperar han estallado los primeros enfrentamientos entre marines y piratas, pero también nos ha repercutido a nosotros en nuestra misión. Muchos compañeros han caído en el asalto inicial sin que a los barcos del refuerzo les haya dado tiempo a iniciar ninguna acción o posicionarse siquiera. Escucho los avisos que se generan a través de los altavoces. La rabia que nace en mi estómago termina por conducirse hasta mi boca generando un sabor amargo.
Es imposible negar que el nerviosismo ha crecido en todos nosotros, y eso se hace palpable en cada una de las miradas que nos arrojamos los unos a los otros. Algunos barcos han sufrido daños, pero también heridos por doquier, de los cuales algunos serán conducidos hasta las embarcaciones más cercanas para recibir asistencia médica. Las labores prioritarias se centrarán en esto precisamente; provisionar de recursos al resto de la flota personales y materiales.
Chasqueo la lengua siendo testigo del trasiego de gente que se ha producido en los últimos minutos. Rápidamente acudo a la sala de operaciones donde el resto del equipo técnico se ha reunido. Nos desplazaremos al resto de embarcaciones para reparar, en la medida posible, de forma superficial los daños que los impactos hayan podido producir. Nuestro trabajo será asegurarnos de que no se den averías más graves, no podemos perder navíos de forma gratuita y menos aun cuando parece que las cosas no han hecho más que comenzar.
Solicito al jefe del equipo técnico herramientas automatizadas con la esperanza de que con ello se pueda ahorrar algo de tiempo. El trabajo debe realizarse a contrarreloj, por si tuviéramos que prepararnos de nuevo ante el surgimiento de algún percance. Parte de mis compañeros técnicos van a desplazarse en botes hacia el resto de los barcos. En cuanto a mí, tengo una ventaja que me permitirá desplazarme más rápido. Saco uno de mis rotuladores del bolsillo y dibujo sobre la madera un águila de unos tres metros. Cierro los ojos para sacar de mi cuerpo tanto el tatuaje del cuervo que llevo en el pecho, como el del conejo que está dispuesto en mi brazo izquierdo.
Es posible que las comunicaciones mediante Den Den Mushi se vean afectadas, la urgencia a partir de este momento es vitalicia y con ello la prioridad para atender a según qué llamadas. Por eso, me comunicaré con el equipo técnico a través de mi cuervo de tinta. Le enrosco papeles en blanco en una de las patas y la otra la dejo libre para que quienes atiendan al cuervo puedan escribir su respuesta. Una vez el jefe técnico me hace entrega del material, revivo al animal que he dibujado previamente. El tamaño del águila de tinta alcanza la envergadura suficiente para poderme transportar encima de ella. Con ello comprobaré que el siguiente barco más cercano se encuentra en buen estado. A una mala, también podría hacerle unos primeros auxilios a otros soportes (cañones, estructuras metálicas, calderas...) si así fuese necesario. No aguantaría demasiado el apaño, pero quizás el suficiente hasta que pueda llegar un buen soldador. Lo prioritario para mí es la madera.
Los barcos que han quedado en la retaguardia no han sufrido apenas daños por lo que voy avanzando hasta localizar a uno que haya quedado tocado por el impacto. Sentado sobre mi hombro está el pequeño conejo de tinta portando con una de sus patas delanteras un alicate. Es el símbolo que se me ha ocurrido para que mis compañeros, desde los barcos, puedan identificarme con la asistencia técnica.
Al aterrizar sobre la cubierta del barco los revolucionarios que me ven no saben si echarse a reír o a llorar. No les culpo; en medio de la conmoción nadie un acto de aparición como ese.
–M-m-e envían desde los navíos de refuerzo, trataré de reparar las grietas más superficiales que hayan dañado del armazón. La idea es que no vayan a más. –comento, acelerada, mientras me bajo del águila. –Pero si se han dado daños más serios, no podré hacer mucho…
–¿Q–qué mierdas es eso?
La expresión que muestran tras mis palabras no sabría decir si refleja duda o temor. Pero lo que sí sabría asegurar es que sus ojos siguen puestos en mi criatura de tinta. Carraspeo, sin mucho éxito, con la intención de que me presten atención. Ruedo los ojos y busco una manera de ofrecerles una explicación rápida a lo que están viendo.
–Sí, es un animal algo grande. Sí, es de tinta. Pero es inofensivo, ¿veis? –Le pego una bofetada al águila de tinta y todo su cuerpo tiembla, desestabilizándose por unos segundos.
Ahogo un grito algo preocupada. Tenemos muchos barcos que visitar y trabajo que hacer por lo que no es bueno que repita este tipo de cosas. Dejo que vuelva a ser una criatura en 2D en la cubierta de madera del barco. Al menos ha dado resultado, los dos chicos han emprendido la marcha.
Ordeno al cuervo de tinta que sobrevuele la zona hasta el barco siguiente a este y que regrese en cuanto alguien haya escrito algo en su pata. Por mi parte, me pongo manos a la obra en cuanto soy conducida a la zona afectada junto al resto de técnicos. Despliego el maletín de herramientas, me coloco el equipo de trabajo y a continuación realizo un análisis breve de la situación. Todo sería más sencillo si tuviese más mano de obra para agilizar las tareas de reparación. Las siguientes acciones están prefijadas; ir a por trozos de madera al almacén, ajustar el tamaño y colocar. En cuanto el trabajo esté terminado por aquí tocará ir hacia el siguiente.
Pero al cabo de un rato unos rumores acerca de que la caldera está dando fallos se extienden hasta nosotros. No estaría de más echar un pequeño vistazo. Termino de colocar los últimos tablones y busco a un superior para que me pueda guiar y acompañar hasta la sala en cuestión. En cuanto puedo encontrar a uno que me pueda dedicar un par de minutos se lo pido:
-Señor, circulan rumores por el servicio técnico acerca de que la caldera puede que no esté funcionando bien. No sería conveniente que nos quedásemos a la deriva en un momento como este. ¿Podría llevarme a la sala y echarle un vistazo?
Es imposible negar que el nerviosismo ha crecido en todos nosotros, y eso se hace palpable en cada una de las miradas que nos arrojamos los unos a los otros. Algunos barcos han sufrido daños, pero también heridos por doquier, de los cuales algunos serán conducidos hasta las embarcaciones más cercanas para recibir asistencia médica. Las labores prioritarias se centrarán en esto precisamente; provisionar de recursos al resto de la flota personales y materiales.
Chasqueo la lengua siendo testigo del trasiego de gente que se ha producido en los últimos minutos. Rápidamente acudo a la sala de operaciones donde el resto del equipo técnico se ha reunido. Nos desplazaremos al resto de embarcaciones para reparar, en la medida posible, de forma superficial los daños que los impactos hayan podido producir. Nuestro trabajo será asegurarnos de que no se den averías más graves, no podemos perder navíos de forma gratuita y menos aun cuando parece que las cosas no han hecho más que comenzar.
Solicito al jefe del equipo técnico herramientas automatizadas con la esperanza de que con ello se pueda ahorrar algo de tiempo. El trabajo debe realizarse a contrarreloj, por si tuviéramos que prepararnos de nuevo ante el surgimiento de algún percance. Parte de mis compañeros técnicos van a desplazarse en botes hacia el resto de los barcos. En cuanto a mí, tengo una ventaja que me permitirá desplazarme más rápido. Saco uno de mis rotuladores del bolsillo y dibujo sobre la madera un águila de unos tres metros. Cierro los ojos para sacar de mi cuerpo tanto el tatuaje del cuervo que llevo en el pecho, como el del conejo que está dispuesto en mi brazo izquierdo.
Es posible que las comunicaciones mediante Den Den Mushi se vean afectadas, la urgencia a partir de este momento es vitalicia y con ello la prioridad para atender a según qué llamadas. Por eso, me comunicaré con el equipo técnico a través de mi cuervo de tinta. Le enrosco papeles en blanco en una de las patas y la otra la dejo libre para que quienes atiendan al cuervo puedan escribir su respuesta. Una vez el jefe técnico me hace entrega del material, revivo al animal que he dibujado previamente. El tamaño del águila de tinta alcanza la envergadura suficiente para poderme transportar encima de ella. Con ello comprobaré que el siguiente barco más cercano se encuentra en buen estado. A una mala, también podría hacerle unos primeros auxilios a otros soportes (cañones, estructuras metálicas, calderas...) si así fuese necesario. No aguantaría demasiado el apaño, pero quizás el suficiente hasta que pueda llegar un buen soldador. Lo prioritario para mí es la madera.
Los barcos que han quedado en la retaguardia no han sufrido apenas daños por lo que voy avanzando hasta localizar a uno que haya quedado tocado por el impacto. Sentado sobre mi hombro está el pequeño conejo de tinta portando con una de sus patas delanteras un alicate. Es el símbolo que se me ha ocurrido para que mis compañeros, desde los barcos, puedan identificarme con la asistencia técnica.
Al aterrizar sobre la cubierta del barco los revolucionarios que me ven no saben si echarse a reír o a llorar. No les culpo; en medio de la conmoción nadie un acto de aparición como ese.
–M-m-e envían desde los navíos de refuerzo, trataré de reparar las grietas más superficiales que hayan dañado del armazón. La idea es que no vayan a más. –comento, acelerada, mientras me bajo del águila. –Pero si se han dado daños más serios, no podré hacer mucho…
–¿Q–qué mierdas es eso?
La expresión que muestran tras mis palabras no sabría decir si refleja duda o temor. Pero lo que sí sabría asegurar es que sus ojos siguen puestos en mi criatura de tinta. Carraspeo, sin mucho éxito, con la intención de que me presten atención. Ruedo los ojos y busco una manera de ofrecerles una explicación rápida a lo que están viendo.
–Sí, es un animal algo grande. Sí, es de tinta. Pero es inofensivo, ¿veis? –Le pego una bofetada al águila de tinta y todo su cuerpo tiembla, desestabilizándose por unos segundos.
Ahogo un grito algo preocupada. Tenemos muchos barcos que visitar y trabajo que hacer por lo que no es bueno que repita este tipo de cosas. Dejo que vuelva a ser una criatura en 2D en la cubierta de madera del barco. Al menos ha dado resultado, los dos chicos han emprendido la marcha.
Ordeno al cuervo de tinta que sobrevuele la zona hasta el barco siguiente a este y que regrese en cuanto alguien haya escrito algo en su pata. Por mi parte, me pongo manos a la obra en cuanto soy conducida a la zona afectada junto al resto de técnicos. Despliego el maletín de herramientas, me coloco el equipo de trabajo y a continuación realizo un análisis breve de la situación. Todo sería más sencillo si tuviese más mano de obra para agilizar las tareas de reparación. Las siguientes acciones están prefijadas; ir a por trozos de madera al almacén, ajustar el tamaño y colocar. En cuanto el trabajo esté terminado por aquí tocará ir hacia el siguiente.
Pero al cabo de un rato unos rumores acerca de que la caldera está dando fallos se extienden hasta nosotros. No estaría de más echar un pequeño vistazo. Termino de colocar los últimos tablones y busco a un superior para que me pueda guiar y acompañar hasta la sala en cuestión. En cuanto puedo encontrar a uno que me pueda dedicar un par de minutos se lo pido:
-Señor, circulan rumores por el servicio técnico acerca de que la caldera puede que no esté funcionando bien. No sería conveniente que nos quedásemos a la deriva en un momento como este. ¿Podría llevarme a la sala y echarle un vistazo?
- Resumen:
- -Recibir noticias
-Solicitar herramientas automáticas (soplete, remachadora, taladro, sierra, atornillador eléctrico...)
-Acudir hacia uno de los navíos deteriorados para reparar las grietas superficiales y/o de daños no profundos
-Avisar a un superior de la posibilidad de que la caldera no funcione bien y pedirle que me guíe hasta la sala
-Enviar un cuervo de tinta hacia otros navíos para detectar cuáles son los problemas más urgentes- Cosas usadas::
- -Poder de la Akuma No Mi
-Oficios:
Carpintería: Armadora
Excelencia Ebanista
Herrería: Soldador
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