Dio una última vuelta de reconocimiento en el interior de aquella niebla en busca de un punto limpio sin muchos altercados, pero era imposible. En casi todas las zonas había algún tipo de conflicto o podía vislumbrar algún tipo de ser gracias a su vista de pájaro. Y puestos a meterse en algún lío, ¿por qué no ir al centro de todo? Puso contemplar una zona más movida que el resto, donde los golpes y la polvareda eran superior al del resto de la isla. Afinó su mirada aún más y lo vio, había una agrupación de marines y también estaba, como no, Arribor Heartless Neus, uno de los piratas que participaron en los jueguecitos de aquel sujeto del bajo mundo, Viktor, y el que tenía la peor fama de todos los que estuvieron presentes, después de Dexter, claro.
La niebla comenzaba a disiparse a cada segundo que estaba ahí arriba, así que la única opción era la de aterrizar.
-Prepárate, Marc –avisó Zane al semigigante-. Aerolíneas el gañán pelirrojo está a punto de aterrizar. Puede que haya turbulencias y algún que otro golpe contra el suelo, así que abróchense los cinturones.
Soltado aquel chascarrillo, el suzaku aprovechó una corriente de aire descendente y cobró velocidad a la hora de aproximarse al suelo de Gray Rock, saliendo al fin de aquella niebla. No tardó mucho en sobrevolar el suelo de aquella isla, descendiendo hasta encontrarse a una altura de siete u ocho metros del suelo, una distancia idónea para el semigigante que tenía colgado tocara tierra sin hacerse daño.
-Suétate… ¡Ahora! –le dijo el pirata, soltando sus garras y esperando que Marc también soltase sus manos para que cayera al suelo. Una vez hecho eso, el pelirrojo adoptaría su forma parcial, dejando únicamente sus alas en la espalda y pondría su mano sobre su samauindo, otorgándole fuego para cargar el mecanismo que había dentro, y voló hacia donde estaba Arribor, el cual estaba combatiendo con un grupo de perros del gobierno-. ¿Necesitas ayuda? –preguntó Zane, mientras desenfundaba su Samauindo y lanzaba una onda cortante hacia donde estaban los marines y los agentes, intentando llevarse a alguno si se ponía en medio. Dicha onda viajaría a una velocidad de unos 80 m/s, teniendo una extensión de unos diez metros –tal y como bien estipulado en la guía de clases, sección de maestrías-.
La niebla comenzaba a disiparse a cada segundo que estaba ahí arriba, así que la única opción era la de aterrizar.
-Prepárate, Marc –avisó Zane al semigigante-. Aerolíneas el gañán pelirrojo está a punto de aterrizar. Puede que haya turbulencias y algún que otro golpe contra el suelo, así que abróchense los cinturones.
Soltado aquel chascarrillo, el suzaku aprovechó una corriente de aire descendente y cobró velocidad a la hora de aproximarse al suelo de Gray Rock, saliendo al fin de aquella niebla. No tardó mucho en sobrevolar el suelo de aquella isla, descendiendo hasta encontrarse a una altura de siete u ocho metros del suelo, una distancia idónea para el semigigante que tenía colgado tocara tierra sin hacerse daño.
-Suétate… ¡Ahora! –le dijo el pirata, soltando sus garras y esperando que Marc también soltase sus manos para que cayera al suelo. Una vez hecho eso, el pelirrojo adoptaría su forma parcial, dejando únicamente sus alas en la espalda y pondría su mano sobre su samauindo, otorgándole fuego para cargar el mecanismo que había dentro, y voló hacia donde estaba Arribor, el cual estaba combatiendo con un grupo de perros del gobierno-. ¿Necesitas ayuda? –preguntó Zane, mientras desenfundaba su Samauindo y lanzaba una onda cortante hacia donde estaban los marines y los agentes, intentando llevarse a alguno si se ponía en medio. Dicha onda viajaría a una velocidad de unos 80 m/s, teniendo una extensión de unos diez metros –tal y como bien estipulado en la guía de clases, sección de maestrías-.
- Resumencillo + RAINBOW LEE:
- Dejar a Marc cerca del meollo y volver a mi forma humana versión parcial (con alas en la espalda) y cargar un primer turno mi samauindo + preguntarle a Rainbow si necesita ayuda y lanzar una onda cortante con la intención de herir a algún marine/CP que este en medio.
Estaba cerca, casi podía oler la furia que emanaba Arthur, enmascarada en una nube de azúcar y caramelo. La verdad es que olía a Arthur, sí: Dulce venganza. Seguramente si el pequeño pelirrojo hubiese puesto nombre al barco se llamaría así. O Rabia rabiosa, claro. Al fin y al cabo, él era una de las pocas personas que podía atravesar la dura corteza de ira que envolvía a su subalterno para ver el delicado interior de furia contenida a punto de explotar... Y una constante decepción por el mal café de los cuarteles.
Alguien a su espalda gritó, y debió detener la carrera, dispuesto a pelear. Había dado la opción a Patitas de llegar hasta Legim si así lo deseaba (y si sobrevivía a las temperaturas heladas, a las múltiples trampas, a los Marines y Agentes que lo esperaban cuando estuviera débil y medio congelado, al sermón de Minato, al sermón de Legim, al más que probable acoso sexual de Legim), pero había elegido perseguirlo. Se puso en guardia y... ¿Patitas pasó de él? ¿Cómo se atrevía? Ah, claro. Había visto a Aki. Él también la habría elegido antes que a Legim. Por dos motivos: El primero, ella aún no había intentado matarlo; El segundo, y consecuencia del primero, aún cabía posibilidad de que lo hiciese. ¿Que cómo era ése un motivo para elegirla? Duelo a muerte para adultos. Para adultos sin ropa. Para adultos sin ropa y con los genitales muy cerca. Casi restregándose. Sin casi. En cualquier caso, Patitas se le había adelantado. Y a él le sonaba el Den Den Mushi justo en el peor momento...
-¿Sí?
-Aquí SS Barbarrubia XIII- escuchó por su comunicador-. Al habla el oficial al mando, Contraalmirante Untimely. ¿Estamos hablando con el Vicealmirante Al Naion?
-Vicealmirante Al Naion a la escucha- respondió, pensando en el nombre del Marine. No había uno más apropiado para él-. ¿Ha habido algún problema con el paquete?
-Más bien sí, señor- respondió, algo contrariado-. Necesitamos llegar a la isla y ha aparecido una cantidad irresponsable de hielo ante nosotros. El Alto Mando insiste en que es cosa de su Excelencia, por lo que...
-¿Excelencia?- interrumpió. ¿En qué siglo estaban? ¿Por qué alguien seguía usando el trato formal? No sólo era inoportuno, también era anacrónico-. ¿Sabe qué? No importa. Dígame las coordenadas y yo mismo los escoltaré en persona.
Colgó tras musitar un "entendido" poco solemne, sin avisar de que cortaba la comunicación, y cual mesías de larga melena caminó sobre el agua en dirección al lugar donde era tan esperado. A sus pies todo se congelaba, aunque sólo superficialmente, y cuando llegó a estar justo encima del submarino hizo que todo se volviese hielo. Aunque a sensiblemente mayor temperatura que el otro; aquel apenas rozaba los treinta grados negativos.
Sacó su violín con calma y comenzó a tocar, haciendo que el frío suelo lo tragase y dejase sobre él, de nuevo, una gran losa congelada.
Llegó a la altura del submarino mientras una gruta se formaba a su alrededor, y se mantuvo expectante. Si la seguridad del preso era tan crucial como para llevarlo oculto en un submarino, era mejor no correr ningún riesgo. Bajó el violín sin perder de vista la nave y esperó a que el Contraalmirante sacase al pirata de ella. Y, por si acaso, llamó de vuelta:
-Contraalmirante, cambio de planes. Escoltaremos al Capitán desde aquí. Me da igual lo que el Almirante Kazuo diga a partir de ahora, Legan Legim está bajo mi tutela y mando de aquí al momento de su ejecución. La seguridad del reo es primordial, y no puedo garantizarla si no seguimos este camino.
Alguien a su espalda gritó, y debió detener la carrera, dispuesto a pelear. Había dado la opción a Patitas de llegar hasta Legim si así lo deseaba (y si sobrevivía a las temperaturas heladas, a las múltiples trampas, a los Marines y Agentes que lo esperaban cuando estuviera débil y medio congelado, al sermón de Minato, al sermón de Legim, al más que probable acoso sexual de Legim), pero había elegido perseguirlo. Se puso en guardia y... ¿Patitas pasó de él? ¿Cómo se atrevía? Ah, claro. Había visto a Aki. Él también la habría elegido antes que a Legim. Por dos motivos: El primero, ella aún no había intentado matarlo; El segundo, y consecuencia del primero, aún cabía posibilidad de que lo hiciese. ¿Que cómo era ése un motivo para elegirla? Duelo a muerte para adultos. Para adultos sin ropa. Para adultos sin ropa y con los genitales muy cerca. Casi restregándose. Sin casi. En cualquier caso, Patitas se le había adelantado. Y a él le sonaba el Den Den Mushi justo en el peor momento...
-¿Sí?
-Aquí SS Barbarrubia XIII- escuchó por su comunicador-. Al habla el oficial al mando, Contraalmirante Untimely. ¿Estamos hablando con el Vicealmirante Al Naion?
-Vicealmirante Al Naion a la escucha- respondió, pensando en el nombre del Marine. No había uno más apropiado para él-. ¿Ha habido algún problema con el paquete?
-Más bien sí, señor- respondió, algo contrariado-. Necesitamos llegar a la isla y ha aparecido una cantidad irresponsable de hielo ante nosotros. El Alto Mando insiste en que es cosa de su Excelencia, por lo que...
-¿Excelencia?- interrumpió. ¿En qué siglo estaban? ¿Por qué alguien seguía usando el trato formal? No sólo era inoportuno, también era anacrónico-. ¿Sabe qué? No importa. Dígame las coordenadas y yo mismo los escoltaré en persona.
Colgó tras musitar un "entendido" poco solemne, sin avisar de que cortaba la comunicación, y cual mesías de larga melena caminó sobre el agua en dirección al lugar donde era tan esperado. A sus pies todo se congelaba, aunque sólo superficialmente, y cuando llegó a estar justo encima del submarino hizo que todo se volviese hielo. Aunque a sensiblemente mayor temperatura que el otro; aquel apenas rozaba los treinta grados negativos.
Sacó su violín con calma y comenzó a tocar, haciendo que el frío suelo lo tragase y dejase sobre él, de nuevo, una gran losa congelada.
Llegó a la altura del submarino mientras una gruta se formaba a su alrededor, y se mantuvo expectante. Si la seguridad del preso era tan crucial como para llevarlo oculto en un submarino, era mejor no correr ningún riesgo. Bajó el violín sin perder de vista la nave y esperó a que el Contraalmirante sacase al pirata de ella. Y, por si acaso, llamó de vuelta:
-Contraalmirante, cambio de planes. Escoltaremos al Capitán desde aquí. Me da igual lo que el Almirante Kazuo diga a partir de ahora, Legan Legim está bajo mi tutela y mando de aquí al momento de su ejecución. La seguridad del reo es primordial, y no puedo garantizarla si no seguimos este camino.
- Resumen:
- Forzar mis condiciones para escoltar a Legim.
Eric Zor-El
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Akuma no mi
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La onda de choque había servido para desviar las balas, pero no de la forma que el shandiano tenía prevista, pues una de ellas rozó la piel de su hombro derecho, mientras que la otra atravesaba la tela de su capa, el hermoso manto que llevaba con él toda su vida de guerrero, desde que su padre se la entregó siendo un niño. Aquello era una ofensa para él, tanto que cargó de nuevo el poder en su mano con la intención de acabar con todo en ese momento. Sin embargo, en ese momento el capitán de ese grupo de escoria viviente se levantó. «¿Pero no había muerto? ¿Qué clase de brujería era esa?» Pensó, al ver como Dretch tenía algo que ver en ello.
-¿Veis? –dijo en voz alta–. No ha sido para tanto, si Arribor puso el ojo sobre vosotros era por algo.
Eric se cruzó de brazos y contempló al agente de nuevo en escena. Era un tío raro, pero estaba claro que era un showman y le ser el centro de atención. Pese a todo, continuaba con su plan, argumentando una sarta de tonterías sobre distintos piratas como el descamisetado o Syxel, apoyándose en que eran la peor escoria de la piratería; y que razón tenía, pues todo lo que había escuchado sobre ellos era malo, a excepción de un par de situaciones aisladas.
-¡AUUUU! ¡AUUUH! ¡AUUUH! –gritó Eric ante las palabras de compañero-.
-¿Veis? –dijo en voz alta–. No ha sido para tanto, si Arribor puso el ojo sobre vosotros era por algo.
Eric se cruzó de brazos y contempló al agente de nuevo en escena. Era un tío raro, pero estaba claro que era un showman y le ser el centro de atención. Pese a todo, continuaba con su plan, argumentando una sarta de tonterías sobre distintos piratas como el descamisetado o Syxel, apoyándose en que eran la peor escoria de la piratería; y que razón tenía, pues todo lo que había escuchado sobre ellos era malo, a excepción de un par de situaciones aisladas.
-¡AUUUU! ¡AUUUH! ¡AUUUH! –gritó Eric ante las palabras de compañero-.
- Resumen:
- Narrar todo y acrecentar el populismo barato de Dretch
Bizvan
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Mi vuelo involuntario fue abruptamente frenado por algo sólido. No evitar soltar un alarido de dolor al impactar contra eso.
Mi cuerpo cayó contra el suelo y a causa del dolor no era capaz de ponerme de pie.* La fuerza de ese sujeto es monstruosa, de hecho se puede comparar con la fuerza de ella. *era bastante preocupante saber que monstruos como esos andaban libres, pero ahora mismo no tenía tiempo para pensar ese tipo de cosas.
Intenté mover mi cabeza para averiguar dónde me encontraba. Podía ver a unos cuantos marines un tanto sorprendidos por mi aparición. No estaba seguro si solo me encontraba desorientado o en verdad fui arrojado varios metros atrás. Aquello que detuvo mi vuelo era un edifico, parecía un almacén o para ser honesto no podía decir a ciencia cierta que función cumplía.
Me concentré en canalizar la energía curativa que había aprendido de aquel libro y poco a poco el dolor alcanzó un nivel toreable y con ello mi movilidad (aunque algo engarrotada).
- Denme algo de ayuda. –mi voz era un susurro, pero no había problema, pues mis palabras no están dirigidas a los marines. El colgante en mi pecho brilló y con ello los 3 esqueletos que no habían conseguido materializarse, ahora 2 me estaban ayudando a colocarme de pie, mientras el tercero tomaba mi espada del suelo.
No presté atención a las miradas a mí alrededor y en su lugar me enfoqué en la figura que se acercaba corriendo.
- ¡Ciaran! –al intentar avanzar perdí un poco el equilibrio, de no ser por la ayuda de los 2 esqueletos habría caído al suelo. El dolor ya había desparecido casi por completo, solo me encontraba un poco aturdido.
Quería pensar que la razón por la cual ella se acercaba era para cerciorarse de que aún me encontrara con vida. No quería ni imaginar el peor escenario, pero lo mejor sería estar preparado psicológicamente para lo peor.
Mientras mi compañera corría noté a lo lejos una onda.- ¡Ciaran ten cuida con la onda! –grité en caso de que mi compañera no la notara.
Estaba seguro de encontrarme a una distancia segura del ataque, pero solo un idiota se confiaría de eso.
Con un poco de esfuerzo m dejé de apoyar en los esqueletos, para tomar una postura más estable con la cual ser capaz de utilizar mis botas o mi gancho para salir del rango de peligro. Incluso si mi compañera no era capaz de salir del rango de la onda, yo utilizaría los diales en mis botas para alcanzarla, sujetarla y después utilizar el gancho para intentar salir ilesos.
Mi cuerpo cayó contra el suelo y a causa del dolor no era capaz de ponerme de pie.* La fuerza de ese sujeto es monstruosa, de hecho se puede comparar con la fuerza de ella. *era bastante preocupante saber que monstruos como esos andaban libres, pero ahora mismo no tenía tiempo para pensar ese tipo de cosas.
Intenté mover mi cabeza para averiguar dónde me encontraba. Podía ver a unos cuantos marines un tanto sorprendidos por mi aparición. No estaba seguro si solo me encontraba desorientado o en verdad fui arrojado varios metros atrás. Aquello que detuvo mi vuelo era un edifico, parecía un almacén o para ser honesto no podía decir a ciencia cierta que función cumplía.
Me concentré en canalizar la energía curativa que había aprendido de aquel libro y poco a poco el dolor alcanzó un nivel toreable y con ello mi movilidad (aunque algo engarrotada).
- Denme algo de ayuda. –mi voz era un susurro, pero no había problema, pues mis palabras no están dirigidas a los marines. El colgante en mi pecho brilló y con ello los 3 esqueletos que no habían conseguido materializarse, ahora 2 me estaban ayudando a colocarme de pie, mientras el tercero tomaba mi espada del suelo.
No presté atención a las miradas a mí alrededor y en su lugar me enfoqué en la figura que se acercaba corriendo.
- ¡Ciaran! –al intentar avanzar perdí un poco el equilibrio, de no ser por la ayuda de los 2 esqueletos habría caído al suelo. El dolor ya había desparecido casi por completo, solo me encontraba un poco aturdido.
Quería pensar que la razón por la cual ella se acercaba era para cerciorarse de que aún me encontrara con vida. No quería ni imaginar el peor escenario, pero lo mejor sería estar preparado psicológicamente para lo peor.
Mientras mi compañera corría noté a lo lejos una onda.- ¡Ciaran ten cuida con la onda! –grité en caso de que mi compañera no la notara.
Estaba seguro de encontrarme a una distancia segura del ataque, pero solo un idiota se confiaría de eso.
Con un poco de esfuerzo m dejé de apoyar en los esqueletos, para tomar una postura más estable con la cual ser capaz de utilizar mis botas o mi gancho para salir del rango de peligro. Incluso si mi compañera no era capaz de salir del rango de la onda, yo utilizaría los diales en mis botas para alcanzarla, sujetarla y después utilizar el gancho para intentar salir ilesos.
- Resumen:
- Utilizar la energía curativa para ser capaz de moverme después de impactar contra un muro. Invocar a mis esqueletos. Mirar a Ciaran acercarse corriendo. Ver la onda y advertir de ella a mi nakama. Prepararme en caso de tener que esquivar la onda o ayudar a Ciaran a salir del rango utilizando los diales en mis botas para moverme a mayor velocidad y de manera posterior utilizar el gancho del aparato en mi brazo derecho.
Lily Morgan
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Akuma no mi
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Afortunadamente se ha podido coordinar bien la operación, gracias a las buenas dotes de mando del oficial que me ha acompañado. Me reúno junto al equipo técnico para colaborar como ayudante en las tareas menos relevantes, es posible que pueda aprender cosas nuevas si observo su trabajo bajo presión con detenimiento. Es la primera vez que soy testigo de las terribles consecuencias a las queda vulnerable un navío en combate. Además de hacerme consciente de la dificultad que esto añade a la valoración de un diagnóstico. En cuanto la situación puede tildarse de “estable” dentro del navío, recojo mis herramientas dentro de la caja y paso a despedirme con un ademán.
– Hasta otra, equipo. Iré a dar soporte a otras embarcaciones para cumplir con el deber.
Con una toalla limpia paso a secar el sudor de mi rostro y cuello. Como personal de apoyo debo visitar la siguiente nave que haya solicitado ayuda. Camino hasta cubierta, hacia el lugar en el que he dejado plasmado mi águila de tinta, envuelta en un frenético vaivén de revolucionarios que se lanzan órdenes los unos a los otros. Revivo a mi montura para que me transporte hasta el siguiente barco, junto al pequeño conejo de tinta que agita su llave inglesa arriba y abajo. Todavía están trasladando algunos de los heridos que han caído al agua hacia los navíos en pequeños botes.
Aterrizo en la cubierta del siguiente barco, el cual transmite la sensación de orden y disciplina a simple vista. Cada tripulante lleva en mente las órdenes que le han sido dadas y las ejecuta en un perfecto silencio con profesionalidad. Supongo que no deja de ser un reflejo de la forma en que cada oficial gobierna su embarcación. Plasmo en los tablones de madera al animal de tinta y me dirijo hacia uno de los reclutas para que pueda orientarme. Realizo las presentaciones pertinentes y acudo junto al personal técnico para que me explique la situación, y ponerme bajo su servicio.
Unos están trabajando a destajo buscando reparar el daño cuanto antes, mientras que un pequeño corrillo está reunido, discutiendo entre sí, con el propósito de esclarecer algunas dudas. Lo cierto es que, según me han explicado, se encuentran desconcertados. El navío había tenido la suerte de no sufrir desperfectos tras la ronda de ataques enemigos, pero aún así resulta evidente que algo no funciona bien.
En la puerta de cada sala están colgadas en un corcho las fechas con las últimas revisiones que se habían llevado a cabo del diferente tipo de maquinaria. Echo un vistazo a las hojas con sus respectivas anotaciones, pero no hay nada que llame mi atención. Los datos se asemejan a los del otro navío, casi cabría pensar que pudiese tratarse de algún recambio defectuoso. Pero no hay que olvidar que estamos metiendo las narices en lo que podría ser una próxima gran guerra; nadie conoce las consecuencias en las que desembocará de todo esto. ¿Y si el enemigo se encuentra entre nosotros?
– D-d-is…cul…pad…–me aclaro la garganta con la intención de hablar. –Pe-per…donad…
Me llevo la mano hacia el flequillo y lo revuelvo con nerviosismo, precisamente éstas son el tipo de situaciones sociales en las que no me desenvuelvo especialmente bien. Siento la lengua pastosa, increíblemente seca, como si se me hubiese olvidado articular las palabras. Pero, ¿y si estuviese en lo cierto? Las manos temblequean y los dientes me castañean por unos segundos. Cierro los ojos, inspiro rápido un par de veces para echar el aire con lentitud y mi voz se alza por encima de las suyas de improviso.
– ¡No importa quién cambiase el qué o quién hiciese por última vez no sé qué! –Mis mejillas se vuelven de color rojo intenso, agacho la cabeza sintiendo el peso de sus miradas sobre mi cabeza. Prosigo en un tono de voz medio– Supongamos por un momento que la culpa no ha sido de nadie. Existe una posibilidad más… Revisad los fallos de nuevo, pero esta vez aseguraros de que las piezas no hayan sido manipuladas. De ser así, todo indicaría que nos están saboteando desde dentro. Si descubrís algo, avisad y dad la alarma de inmediato porque es posible que no sea la única nave afectada. ¡¡No hay un minuto que perder!!
Se produce un intercambio de miradas silencioso por unos segundos, pero impulsados por un nuevo propósito el corrillo se disuelve con rapidez. Me sitúo junto a los compañeros que se han mantenido ajenos a la conversación, aquellos que buscan reparar cuanto antes los daños, para comentarles la nueva posibilidad y ofrecerme a sus servicios. Me mantengo como apoyo a su lado en todo momento, observando bien las piezas en busca de cualquier indicio que me oriente hacia el sabotaje de las mismas y si es así, correr cuánto antes hacia el superior más cercano para dar la alarma.
– Hasta otra, equipo. Iré a dar soporte a otras embarcaciones para cumplir con el deber.
Con una toalla limpia paso a secar el sudor de mi rostro y cuello. Como personal de apoyo debo visitar la siguiente nave que haya solicitado ayuda. Camino hasta cubierta, hacia el lugar en el que he dejado plasmado mi águila de tinta, envuelta en un frenético vaivén de revolucionarios que se lanzan órdenes los unos a los otros. Revivo a mi montura para que me transporte hasta el siguiente barco, junto al pequeño conejo de tinta que agita su llave inglesa arriba y abajo. Todavía están trasladando algunos de los heridos que han caído al agua hacia los navíos en pequeños botes.
Aterrizo en la cubierta del siguiente barco, el cual transmite la sensación de orden y disciplina a simple vista. Cada tripulante lleva en mente las órdenes que le han sido dadas y las ejecuta en un perfecto silencio con profesionalidad. Supongo que no deja de ser un reflejo de la forma en que cada oficial gobierna su embarcación. Plasmo en los tablones de madera al animal de tinta y me dirijo hacia uno de los reclutas para que pueda orientarme. Realizo las presentaciones pertinentes y acudo junto al personal técnico para que me explique la situación, y ponerme bajo su servicio.
Unos están trabajando a destajo buscando reparar el daño cuanto antes, mientras que un pequeño corrillo está reunido, discutiendo entre sí, con el propósito de esclarecer algunas dudas. Lo cierto es que, según me han explicado, se encuentran desconcertados. El navío había tenido la suerte de no sufrir desperfectos tras la ronda de ataques enemigos, pero aún así resulta evidente que algo no funciona bien.
En la puerta de cada sala están colgadas en un corcho las fechas con las últimas revisiones que se habían llevado a cabo del diferente tipo de maquinaria. Echo un vistazo a las hojas con sus respectivas anotaciones, pero no hay nada que llame mi atención. Los datos se asemejan a los del otro navío, casi cabría pensar que pudiese tratarse de algún recambio defectuoso. Pero no hay que olvidar que estamos metiendo las narices en lo que podría ser una próxima gran guerra; nadie conoce las consecuencias en las que desembocará de todo esto. ¿Y si el enemigo se encuentra entre nosotros?
– D-d-is…cul…pad…–me aclaro la garganta con la intención de hablar. –Pe-per…donad…
Me llevo la mano hacia el flequillo y lo revuelvo con nerviosismo, precisamente éstas son el tipo de situaciones sociales en las que no me desenvuelvo especialmente bien. Siento la lengua pastosa, increíblemente seca, como si se me hubiese olvidado articular las palabras. Pero, ¿y si estuviese en lo cierto? Las manos temblequean y los dientes me castañean por unos segundos. Cierro los ojos, inspiro rápido un par de veces para echar el aire con lentitud y mi voz se alza por encima de las suyas de improviso.
– ¡No importa quién cambiase el qué o quién hiciese por última vez no sé qué! –Mis mejillas se vuelven de color rojo intenso, agacho la cabeza sintiendo el peso de sus miradas sobre mi cabeza. Prosigo en un tono de voz medio– Supongamos por un momento que la culpa no ha sido de nadie. Existe una posibilidad más… Revisad los fallos de nuevo, pero esta vez aseguraros de que las piezas no hayan sido manipuladas. De ser así, todo indicaría que nos están saboteando desde dentro. Si descubrís algo, avisad y dad la alarma de inmediato porque es posible que no sea la única nave afectada. ¡¡No hay un minuto que perder!!
Se produce un intercambio de miradas silencioso por unos segundos, pero impulsados por un nuevo propósito el corrillo se disuelve con rapidez. Me sitúo junto a los compañeros que se han mantenido ajenos a la conversación, aquellos que buscan reparar cuanto antes los daños, para comentarles la nueva posibilidad y ofrecerme a sus servicios. Me mantengo como apoyo a su lado en todo momento, observando bien las piezas en busca de cualquier indicio que me oriente hacia el sabotaje de las mismas y si es así, correr cuánto antes hacia el superior más cercano para dar la alarma.
- Resumen:
- -Comentar al personal técnico que revisen los fallos, pero sobretodo que presten especial atención a manipulaciones que puedan haber sido usadas como sabotaje de la maquinaria de las naves. Y en el caso de descubrir algo dar la alarma de
inmediato a toda la flota ante una posible infiltración del enemigo.
Dexter Black
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"Tiene que ser una broma", pensó Dexter en sus adentros mientras escuchaba las palabras del desconocido. ¿Minato demasiado pasional? Es decir, lo era, ¿Pero por qué demonios reconocerían eso ante un enemigo? Había dos opciones: O bien intentaban que diese un paso en falso y retirase a todo el ejército o, por el contrario, estaba aceptando una negociación abierta con uno de los más peligrosos criminales del mundo. Y precisamente, no había llegado a tener una recompensa tan elevada sobre su cabeza por fiarse de la buena voluntad del Gobierno Mundial. Asumía que un conflicto abierto dejaría a ambas partes maltrechas, pero no contaban con que las fuerzas regulares de Fiordia eran un ejército de élite seguramente más apto que muchos altos cargos de la Marina, y eso sin hablar de la banda que capitaneaba todos y cada uno de los doce regimientos. Pero también podía hablar el miedo a ese mismo ejército, tratando de intimidarlo; No obstante, creer que tenía todas las de ganar y mismo atacar con seguridad demostraría más vanidad que estrategia. Y, ante todo, si de algo estaba orgulloso, era de su capacidad estratega única.
-Mi contramaestre se dirigirá de inmediato a Mariejoa para seleccionar a su esclava- dijo, antes de colgar, girándose hacia el vikingo.
No hubo palabras por su parte, tan sólo una inclinación de frente y un acercamiento para tomar el cañón. Ya no lo iban a necesitar, pero en cualquier caso prefería tenerlo cerca. No podía dejar que un traficante de armas echase las zarpas a un instrumento tan peligroso, y tal vez en algún momento lo necesitara. De hecho, hacía falta una zona donde pudiese desembarcar lejos del peligro. Aunque no sería suficiente, casi mejor descartar la idea. Si la Marina lo veía, sin duda se iba a convertir en un juguete al que pretenderían echar las zarpas. Prefería que no supiesen lo que podía hacer mientras no fuese totalmente necesario.
Activó su Den Den mushi y marcó el número de Osuka, el nuevo líder de la Quimera, al tiempo que encendía su auricular y con un gesto ordenaba a Worgulv apagar el suyo. Al fin y al cabo, escucharlo dos veces podía hacerle daño al oído.
-Hoy Blue Rose deja de ser una flota pirata- dijo, con tono afectado-. Tras más de diez años, por fin el Gobierno Mundial ha atendido razones y ha decidido retirar mi recompensa, así como la de cualquier miembro de esta banda. Por ello, toda la flota del Ojo que se ha desplazado hoy hasta aquí debe volver a su hogar, Fiordia, para escoltar el nuevo puerto que en próximas fechas anexionaremos a la capital- todos sus compañeros, así como la Quimera, debían ser conscientes de lo que sucedía aquel día-. Durante el día que nos resta, los miembros de Blue Rose lucharemos una última vez en el lado del Gobierno, como gesto de buena voluntad antes de retirarnos a nuestros dominios, con el único objetivo de que nuestros países firmen un tratado de paz que ponga fin a los molestos sabotajes que la cruz azul y la gaviota han pretendido realizar alguna vez en nuestra contra- miró hacia Worgulv, negándole mínimamente con la cabeza lo que estaba diciendo. No pretendía dejar la lucha, sólo tener una posición más tranquila mientras Zane estaba en el ojo del huracán-. Por su parte, El Gobierno Mundial va a homenajear a Ojos de Dragón con un presente, una esclava de su elección. Espero que esta oportunidad no sea desaprovechada, así que... Akagami, te ordeno retirarte con el resto de soldados y salva a Anna. A los demás, buena suerte y gracias por seguir a mi lado.
Colgó el Den Den Mushi, pero no el intercomunicador. Esperaba que Osu encontrase el mensaje que le esperaba tras sus palabras, el aviso de precaución para aquel día y la promesa de mantenerse en contacto. Desconectó su intercomunicador también y se acercó a Worgulv, poniéndole una mano en el hombro.
-Puede que esto te resulte extraño, o incluso creas que me he vuelto loco- le dijo, sin apartar la mirada de él-, o tal vez me consideres un traidor porque voy a dejar al Capitán morir. Pero recuerda sus palabras: "Worgulv estaría orgulloso de perder la vida en batalla por mí, pero amigos míos... sólo se pierde la vida una vez y no quiero que la vuestra se pierda por mi culpa". Nuestros caminos, tanto el tuyo como el mío, no pueden terminar hoy, y mucho menos deshonrando a Legim. Él ha elegido morir así, no tenemos derecho a contrariar su última orden. Ahora vamos, que tenemos que ayudar a la escoria una última vez.
Según las cadenas empezaron a enganchar la imponente nave voladora lanzó el pesado cañón al aire, y Akagami lo recogió con una parada perfecta. Por su parte, él oteó desde lejos la posición de Mura y activó de nuevo su intercomunicador:
-Os espero a todos, si sigo siendo vuestro Capitán, en la plaza del patíbulo de Gray Rock.
Tras aquellas palabras extendió sus alas y voló. Una vez estuvo sobre la plaza se dejó caer como un peso muerto, ni siquiera cubriendo su cuerpo de Haki, y dejó que la gravedad lo empujase contra el suelo.
-¿Qué tal?
-Mi contramaestre se dirigirá de inmediato a Mariejoa para seleccionar a su esclava- dijo, antes de colgar, girándose hacia el vikingo.
No hubo palabras por su parte, tan sólo una inclinación de frente y un acercamiento para tomar el cañón. Ya no lo iban a necesitar, pero en cualquier caso prefería tenerlo cerca. No podía dejar que un traficante de armas echase las zarpas a un instrumento tan peligroso, y tal vez en algún momento lo necesitara. De hecho, hacía falta una zona donde pudiese desembarcar lejos del peligro. Aunque no sería suficiente, casi mejor descartar la idea. Si la Marina lo veía, sin duda se iba a convertir en un juguete al que pretenderían echar las zarpas. Prefería que no supiesen lo que podía hacer mientras no fuese totalmente necesario.
Activó su Den Den mushi y marcó el número de Osuka, el nuevo líder de la Quimera, al tiempo que encendía su auricular y con un gesto ordenaba a Worgulv apagar el suyo. Al fin y al cabo, escucharlo dos veces podía hacerle daño al oído.
-Hoy Blue Rose deja de ser una flota pirata- dijo, con tono afectado-. Tras más de diez años, por fin el Gobierno Mundial ha atendido razones y ha decidido retirar mi recompensa, así como la de cualquier miembro de esta banda. Por ello, toda la flota del Ojo que se ha desplazado hoy hasta aquí debe volver a su hogar, Fiordia, para escoltar el nuevo puerto que en próximas fechas anexionaremos a la capital- todos sus compañeros, así como la Quimera, debían ser conscientes de lo que sucedía aquel día-. Durante el día que nos resta, los miembros de Blue Rose lucharemos una última vez en el lado del Gobierno, como gesto de buena voluntad antes de retirarnos a nuestros dominios, con el único objetivo de que nuestros países firmen un tratado de paz que ponga fin a los molestos sabotajes que la cruz azul y la gaviota han pretendido realizar alguna vez en nuestra contra- miró hacia Worgulv, negándole mínimamente con la cabeza lo que estaba diciendo. No pretendía dejar la lucha, sólo tener una posición más tranquila mientras Zane estaba en el ojo del huracán-. Por su parte, El Gobierno Mundial va a homenajear a Ojos de Dragón con un presente, una esclava de su elección. Espero que esta oportunidad no sea desaprovechada, así que... Akagami, te ordeno retirarte con el resto de soldados y salva a Anna. A los demás, buena suerte y gracias por seguir a mi lado.
Colgó el Den Den Mushi, pero no el intercomunicador. Esperaba que Osu encontrase el mensaje que le esperaba tras sus palabras, el aviso de precaución para aquel día y la promesa de mantenerse en contacto. Desconectó su intercomunicador también y se acercó a Worgulv, poniéndole una mano en el hombro.
-Puede que esto te resulte extraño, o incluso creas que me he vuelto loco- le dijo, sin apartar la mirada de él-, o tal vez me consideres un traidor porque voy a dejar al Capitán morir. Pero recuerda sus palabras: "Worgulv estaría orgulloso de perder la vida en batalla por mí, pero amigos míos... sólo se pierde la vida una vez y no quiero que la vuestra se pierda por mi culpa". Nuestros caminos, tanto el tuyo como el mío, no pueden terminar hoy, y mucho menos deshonrando a Legim. Él ha elegido morir así, no tenemos derecho a contrariar su última orden. Ahora vamos, que tenemos que ayudar a la escoria una última vez.
Según las cadenas empezaron a enganchar la imponente nave voladora lanzó el pesado cañón al aire, y Akagami lo recogió con una parada perfecta. Por su parte, él oteó desde lejos la posición de Mura y activó de nuevo su intercomunicador:
-Os espero a todos, si sigo siendo vuestro Capitán, en la plaza del patíbulo de Gray Rock.
Tras aquellas palabras extendió sus alas y voló. Una vez estuvo sobre la plaza se dejó caer como un peso muerto, ni siquiera cubriendo su cuerpo de Haki, y dejó que la gravedad lo empujase contra el suelo.
-¿Qué tal?
- Resumen:
- Dar órdenes a los 1200 NPC destructores de mundos para que se marchen, dar órdenes a mis compañeros de entrar a la isla, entrar a la isla y saludar.
Maze
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El camino había continuado con calma después de que llegaran a "tierra", al menos hasta el momento, siendo la superficie irregular del hielo lo único que importunaba su camino. Al menos en el caso de la pelinaraja, quien nada más dar dos pasos diciendo que podían caminar de forma segura, se deslizó varios metros, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre sus posaderas. Por suerte esto solo derribó en un susto tanto para ella como para sus acompañantes. Y en que usaría a Bakagami de caballito hasta llegar a la isla. Este, miro a la felina arqueando una ceja y con el ceño levemente fruncido. Pero no parecía con ganas de pelearse con ella. "Le pudo la pereza". Pensó Mura mientras se agarraba al chico de cabellos azabaches cual koala. Sin embargo, su compañero tuvo que dejarla en tierra. La llamada de Dexter indicaba el verdadero comienzo de su plan. Aunque había muchas cosas que veía errado en este.
Un breve recuerdo de lo que hablaron en el barco se pasó por la mente de Akane. Todos a excepción del vikingo y el pequeño de ojos plateados se encontraban reunidos en la cubierta principal tras ser convocados por Dexter. Este parecía serio, algo raro de ver. Una idea que posiblemente saldría mal y que irritó de forma considerable al contramaestre y a la felina. ¿De verdad iban a pactar algo con el gobierno mundial? El rostro de la chica se ensombreció al momento de escuchar esas palabras. A ella le daba igual Legim, la ejecución o que el gobierno se echara flores por un asesinato. ¿Pero aliarse con el gobierno? Vale, estarían extorsionando les, pero seguiría siendo una alianza estúpida.
"Si hacemos eso solo nos ganaremos otros enemigos. Tanto los piratas como los revolucionarios nos pondrán en el punto de mira. Además. esas personas no son de fiar". Dijo en su momento la chica, tratando de mantener un tono calmado, mientras presionaba aún más su espalda contra el mástil del palo mayor y clavaba sus uñas en sus brazos. "Además, eso no ayudará a nadie". Se quejó. La idea de colaborar, aunque fuera de forma fingida con los culpables de su amnesia. ¡Ao murió para evitar que volviera a caer en sus manos! ¡Ella fue vendida como esclava a uno de esos nobles de pacotilla cuyas vidas acomodadas aseguraban! Aunque claro, nada de eso era conocido por Dexter.
Del mismo modo, Akagami había estado en contra de aquel plan, al menos en primera instancia... Pero acabó cediendo ante la idea de poder recuperar a Anna. Y ella volvió a quedar de lado en cierto sentido. Al final, la chica tuvo que limitarse a bajar la cabeza y aceptar un plan con el que no estaba acorde. Y eso haría al menos hasta que regresasen a salvo al Ojo, con la albina al lado de Berthil. Si todo salía bien.
Las palabras del azabache volvieron a traerla a la realidad desde sus pensamientos. Una única palabra afirmativa "entendido" antes de que el chico la dejara en el suelo para volar hacia Mariejoa. Sus pies volvieron a posarse sobre el frío hielo, haciendo que por un momento se quisiera aferrar a su compañero. ¿Y si le tendían una trampa? Tuvo que forzarse en confiar en él y despedirle amargamente. -Ten cuidado, nos vemos luego.- El contrario asintió antes de alzarse y perderse en el firmamento. Mura siguió su trayectoria por unos instantes, antes de mirar al lugar donde se debía encontrar Dexter. Usando su molestia como determinación, se dio la vuelta y encamino con los demás "generales" de Blue Rose hacia Gray Rock.
Un breve recuerdo de lo que hablaron en el barco se pasó por la mente de Akane. Todos a excepción del vikingo y el pequeño de ojos plateados se encontraban reunidos en la cubierta principal tras ser convocados por Dexter. Este parecía serio, algo raro de ver. Una idea que posiblemente saldría mal y que irritó de forma considerable al contramaestre y a la felina. ¿De verdad iban a pactar algo con el gobierno mundial? El rostro de la chica se ensombreció al momento de escuchar esas palabras. A ella le daba igual Legim, la ejecución o que el gobierno se echara flores por un asesinato. ¿Pero aliarse con el gobierno? Vale, estarían extorsionando les, pero seguiría siendo una alianza estúpida.
"Si hacemos eso solo nos ganaremos otros enemigos. Tanto los piratas como los revolucionarios nos pondrán en el punto de mira. Además. esas personas no son de fiar". Dijo en su momento la chica, tratando de mantener un tono calmado, mientras presionaba aún más su espalda contra el mástil del palo mayor y clavaba sus uñas en sus brazos. "Además, eso no ayudará a nadie". Se quejó. La idea de colaborar, aunque fuera de forma fingida con los culpables de su amnesia. ¡Ao murió para evitar que volviera a caer en sus manos! ¡Ella fue vendida como esclava a uno de esos nobles de pacotilla cuyas vidas acomodadas aseguraban! Aunque claro, nada de eso era conocido por Dexter.
Del mismo modo, Akagami había estado en contra de aquel plan, al menos en primera instancia... Pero acabó cediendo ante la idea de poder recuperar a Anna. Y ella volvió a quedar de lado en cierto sentido. Al final, la chica tuvo que limitarse a bajar la cabeza y aceptar un plan con el que no estaba acorde. Y eso haría al menos hasta que regresasen a salvo al Ojo, con la albina al lado de Berthil. Si todo salía bien.
Las palabras del azabache volvieron a traerla a la realidad desde sus pensamientos. Una única palabra afirmativa "entendido" antes de que el chico la dejara en el suelo para volar hacia Mariejoa. Sus pies volvieron a posarse sobre el frío hielo, haciendo que por un momento se quisiera aferrar a su compañero. ¿Y si le tendían una trampa? Tuvo que forzarse en confiar en él y despedirle amargamente. -Ten cuidado, nos vemos luego.- El contrario asintió antes de alzarse y perderse en el firmamento. Mura siguió su trayectoria por unos instantes, antes de mirar al lugar donde se debía encontrar Dexter. Usando su molestia como determinación, se dio la vuelta y encamino con los demás "generales" de Blue Rose hacia Gray Rock.
- Spoiler:
- Despedirse de Aka y seguir caminando hacia Gray Rock, siguiendo ordenes de Dexter.
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Creí que la onda podría haber funcionado, de verdad creí que aquel milagro podía obrarse y que podría garantizar algo de cobertura a mi nuevo compañero de armas. Fui un completo iluso. Aquel energúmeno tuvo no solo el tiempo suficiente como para esquivar aquel ataque con una facilidad pasmosa, sino que pudo devolverme el favor en forma de onda de choque y proseguir su ataque. Me sentí verdaderamente decepcionado conmigo mismo.
No pudiendo reaccionar ante lo que se me venía encima, simplemente me quedé inmóvil hasta que llegó el desastre. El ataque impactó en mi estómago, mandándome a volar contra la pared más cercana. Al chocar noté todos mis huesos crujir de manera exagerada, e incluso de maneras en las que nunca había experimentado. Desde fuera, aquello dabía haber dado la misma imagen que una muñeca de trapo lanzada a toda velocidad contra un muro.
Con el impacto comencé a esputar súbitamente bastante sangre, cosa que no se podía ver desde fuera por el yelmo de la armadura de kairoseki. No necesitaba ser médico para saber que alguna costilla se me había partido y había atravesado el pulmón o el estómago. Ya había visto eso en las calles de Johota.
Noté como mis piernas empezaban a dormirse. Mientras la sangre seguía brotando de mi boca, mi vista se ennegrecía, apenas logrando ver que el tal Bizvan, a pesar de mis esfuerzos, había sido afectado por el ataque del pirata. Traté de moverme, mas solo conseguí un par de temblores espasmódicos. Esta podía ser la última vez que fallase en mi cometido.
No pudiendo reaccionar ante lo que se me venía encima, simplemente me quedé inmóvil hasta que llegó el desastre. El ataque impactó en mi estómago, mandándome a volar contra la pared más cercana. Al chocar noté todos mis huesos crujir de manera exagerada, e incluso de maneras en las que nunca había experimentado. Desde fuera, aquello dabía haber dado la misma imagen que una muñeca de trapo lanzada a toda velocidad contra un muro.
Con el impacto comencé a esputar súbitamente bastante sangre, cosa que no se podía ver desde fuera por el yelmo de la armadura de kairoseki. No necesitaba ser médico para saber que alguna costilla se me había partido y había atravesado el pulmón o el estómago. Ya había visto eso en las calles de Johota.
Noté como mis piernas empezaban a dormirse. Mientras la sangre seguía brotando de mi boca, mi vista se ennegrecía, apenas logrando ver que el tal Bizvan, a pesar de mis esfuerzos, había sido afectado por el ataque del pirata. Traté de moverme, mas solo conseguí un par de temblores espasmódicos. Esta podía ser la última vez que fallase en mi cometido.
- Resumen:
- Ser impactado por la onda de choque de Arribor y sufrir sus brutales consecuencias.
Rocket Raccoon
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«Al final te han hecho caso. Como no.»
Una pequeña brisa empezó a mover el pelo del mapache. El aire fue aumentando, moviendo cada vez más su pelo, cola y ropa. El viento se movía de forma circular, como una espiral. Poco a poco, el animal empezó a deshacerse en granos de arena, siendo llevados por el viento, hasta que desapareció. Pronto, el aire tenía un enorme cúmulo de arena empujada por un torbellino. Una tormenta de arena empezaba a moverse hacia la isla de Gray Rock, imparable. Vio desde lo alto a Mura y al resto, avanzando también hacia la isla. Sonrió mentalmente, pues en aquel instante no tenía boca.
«Yo seré el primero» pensó, como si aquello fuera una competición.
La arena siguió moviéndose en el torbellino hacia la plaza de Gray Rock. De vez en cuando, el cúmulo de arena se juntaba formando distintas figuras totalmente inofensivas, como un misil o la enorme cabeza de un mapache. ¿Qué era aquello? Tal vez un mensaje. ¿Para quién? Para quien lo pillara. Finalmente vio a Dexter, en el centro de la plaza. El viento empezó a amainar, a la par que la arena empezaba a juntarse en un único punto, que descendía como una flecha.
La arena empezó a dar vueltas sobre el hombro del capitán, formando de nuevo la figura del mapache. Aquella vez, tenía en sus manos su arma favorita, dispuesta a ser usada.
—Bu.
Una pequeña brisa empezó a mover el pelo del mapache. El aire fue aumentando, moviendo cada vez más su pelo, cola y ropa. El viento se movía de forma circular, como una espiral. Poco a poco, el animal empezó a deshacerse en granos de arena, siendo llevados por el viento, hasta que desapareció. Pronto, el aire tenía un enorme cúmulo de arena empujada por un torbellino. Una tormenta de arena empezaba a moverse hacia la isla de Gray Rock, imparable. Vio desde lo alto a Mura y al resto, avanzando también hacia la isla. Sonrió mentalmente, pues en aquel instante no tenía boca.
«Yo seré el primero» pensó, como si aquello fuera una competición.
La arena siguió moviéndose en el torbellino hacia la plaza de Gray Rock. De vez en cuando, el cúmulo de arena se juntaba formando distintas figuras totalmente inofensivas, como un misil o la enorme cabeza de un mapache. ¿Qué era aquello? Tal vez un mensaje. ¿Para quién? Para quien lo pillara. Finalmente vio a Dexter, en el centro de la plaza. El viento empezó a amainar, a la par que la arena empezaba a juntarse en un único punto, que descendía como una flecha.
La arena empezó a dar vueltas sobre el hombro del capitán, formando de nuevo la figura del mapache. Aquella vez, tenía en sus manos su arma favorita, dispuesta a ser usada.
—Bu.
- resumen:
- Llegar hasta Dex en forma de tormenta de arena
Shingetsu Nyx
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La situación en el patíbulo parece desenvolverse de manera normal, tanto es así, que yo ya estoy buscando en el cielo y el horizonte nuevos problemas de los que informar o que intentar solucionar… Y por los Reyes del Mar, como me arrepiento de eso.
– ¿Has hecho… tu testamento? – pregunto a Rexair con la voz ligeramente entrecortada, producto de lo que estoy viendo por la mirilla – Por que el Yonko Dexter va directo al patíbulo…
Miles de ideas pasan por mi mente, ninguna de ellas buena, en ninguna salgo vivo de este día. Pero finalmente, cuando estoy empezando a tener visiones de futuro de la isla hundiéndose por un cabezazo del Yonko, el DDM comienza a sonar. Descuelgo de manera apresurada, a la espera de algún tipo de orden, ya sea una orden de ataque o de retirada.
– Se ha alcanzado un pacto de estado con Dexter Black, a partir de ahora deberán combatir a su lado –. E inmediatamente después la comunicación se corta.
Aquella noticia debería relajarme o incluso alegrarme, devolviéndome la tranquilidad… No es el caso. Podría parecer que es por mi resistencia a confiar en la palabra de un Yonko, pero esa es solo parte de la verdad, lo verdaderamente triste es que estoy dudando del Gobierno Mundial. Pese a mi puesto, soy de las personas que menos se fiaría de cualquier decisión tomada por el mismo.
– De modo que aliados… – empiezo a reír por lo bajo, como si durante unos segundos hubiera enloquecido – Los revolucionarios atacan para liberar a un criminal peligroso, con cientos de pecados imperdonables a sus espaldas, por si pudiera servirles como comodín… Hacen esto apoyados de la mano de otro Yonko, demostrando su falsa devoción por el pueblo… Y luego el Gobierno se alía con este mismo pirata, mostrando por su parte que ellos y la revolución son exactamente iguales… Una panda de corruptos a los que solo les interesan posición y poder. El bienestar de la gente es secundario para ambos bandos. Es repulsivo.
Ni si quiera me detengo a suavizar mis palabras, aún consciente de que Rexair sigue a mi lado y que debería ser capaz de oírme… Estoy harto de tantas mentiras. Esta guerra es una completa farsa.
– Si nuestro nuevo aliado va a ocuparse del patíbulo, deberíamos tomar nuevas posiciones, principalmente encaminadas a entorpecer la entrada a la isla – Mientras digo aquello, me cuelgo el rifle de precisión a la espalda, desmontando antes la mirilla para usarla como catalejo – A tan poca distancia de semejante poder mundial, con un rifle… Me siento como una ardilla armada con una aguja defendiendo el castillo de un Rey Dragón. Podríamos quemarnos antes de lograr hacer nada. Ahora que la fuerza militar está de nuestro lado deberíamos centrarnos en las tareas clásicas del CP, hacer uso de nuestra ventaja.
Sonrío con cierto misterio, mientras señalo en dirección a la costa, donde algunos marines y varios agentes se están reuniendo para “recibir amistosamente” a los piratas y revolucionarios que empiezan a caer sobre el hielo.
– ¿Nos ocupamos de la primera línea o de la retaguardia? – Tengo un par de planes, pero dependen de lo que mi camarada sea capaz de hacer.
– ¿Has hecho… tu testamento? – pregunto a Rexair con la voz ligeramente entrecortada, producto de lo que estoy viendo por la mirilla – Por que el Yonko Dexter va directo al patíbulo…
Miles de ideas pasan por mi mente, ninguna de ellas buena, en ninguna salgo vivo de este día. Pero finalmente, cuando estoy empezando a tener visiones de futuro de la isla hundiéndose por un cabezazo del Yonko, el DDM comienza a sonar. Descuelgo de manera apresurada, a la espera de algún tipo de orden, ya sea una orden de ataque o de retirada.
– Se ha alcanzado un pacto de estado con Dexter Black, a partir de ahora deberán combatir a su lado –. E inmediatamente después la comunicación se corta.
Aquella noticia debería relajarme o incluso alegrarme, devolviéndome la tranquilidad… No es el caso. Podría parecer que es por mi resistencia a confiar en la palabra de un Yonko, pero esa es solo parte de la verdad, lo verdaderamente triste es que estoy dudando del Gobierno Mundial. Pese a mi puesto, soy de las personas que menos se fiaría de cualquier decisión tomada por el mismo.
– De modo que aliados… – empiezo a reír por lo bajo, como si durante unos segundos hubiera enloquecido – Los revolucionarios atacan para liberar a un criminal peligroso, con cientos de pecados imperdonables a sus espaldas, por si pudiera servirles como comodín… Hacen esto apoyados de la mano de otro Yonko, demostrando su falsa devoción por el pueblo… Y luego el Gobierno se alía con este mismo pirata, mostrando por su parte que ellos y la revolución son exactamente iguales… Una panda de corruptos a los que solo les interesan posición y poder. El bienestar de la gente es secundario para ambos bandos. Es repulsivo.
Ni si quiera me detengo a suavizar mis palabras, aún consciente de que Rexair sigue a mi lado y que debería ser capaz de oírme… Estoy harto de tantas mentiras. Esta guerra es una completa farsa.
– Si nuestro nuevo aliado va a ocuparse del patíbulo, deberíamos tomar nuevas posiciones, principalmente encaminadas a entorpecer la entrada a la isla – Mientras digo aquello, me cuelgo el rifle de precisión a la espalda, desmontando antes la mirilla para usarla como catalejo – A tan poca distancia de semejante poder mundial, con un rifle… Me siento como una ardilla armada con una aguja defendiendo el castillo de un Rey Dragón. Podríamos quemarnos antes de lograr hacer nada. Ahora que la fuerza militar está de nuestro lado deberíamos centrarnos en las tareas clásicas del CP, hacer uso de nuestra ventaja.
Sonrío con cierto misterio, mientras señalo en dirección a la costa, donde algunos marines y varios agentes se están reuniendo para “recibir amistosamente” a los piratas y revolucionarios que empiezan a caer sobre el hielo.
– ¿Nos ocupamos de la primera línea o de la retaguardia? – Tengo un par de planes, pero dependen de lo que mi camarada sea capaz de hacer.
- Resumen:
- Murmurar y hablar mal de todo el mundo (?) Luego preguntar a Rexair si nos movemos a un lugar mas "activo".
Zack Suky
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Mis ansias por seguir destrozando maquinitas se cayeron por la borda de la nave voladora literalmente, ya que los autómatas tuvieron que recibir alguna orden que los hizo retirarse al unísono marchándose del navío del otro tuerto y dejándonos allí con la miel en los labios. Yo quería aunar toda la chatarra posible para mis inventos, pero aquella esporádica retirada me quedaba apenas sin suministros. Quizás aún había algo aprovechable entre las que habíamos rotos, así que me apresuré a enfundar mi preciada arma y me dispuse a recoger todas los cachos posibles de los autómatas.
-Eh, músico - llamé la atención al sapo . -Ayúdame a recoger todas las piezas posibles y carguémoslas en nuestro barco. Seguro que podré darles uso más tarde - proseguí ya con varios cachos entre los brazos.
Esperaba que el tuerto no pusiese pegas porque "limpiase" su cubierta, por lo que no le presté mucha atención hasta que no terminase con lo que estaba haciendo. Lo primero es lo primero... Y eso siempre es llevarte todo lo que puedas del vencido. Una vez acabase me molestaría en buscarlo para ir a charlar con él.
- Oye, gracias por dejarnos aparcar aquí. He limpiado un poco la cubierta de todos esos trastos... Espero que no te moleste - dije con falsa amabilidad haciendo alarde de mi don de gentes, aunque en realidad me la sudaba lo que pensase. - ¿Tienes pensado entrar en ese hervidero de marines o tienes otros planes? El descerebrado de nuestro capitán se ha ido ha hacer su pasatiempo favorito - dar tortas - y a saber cuando volverá, así que si te podemos ayudar en algo más, solo dilo - me ofrecí siendo consciente de que nos estaba guardando la nave mientras Arri hacía de las suyas. Es cierto que en parte nos lo había ordenado... Pero bien sabía el tuerto que solía ser autónomo y hacía más bien lo que me daba la gana, así que podía decirse que era toda una suerte que esta vez mis intereses fuesen a la par con sus órdenes.
-Por cierto, mi nombre es Zack.
-Eh, músico - llamé la atención al sapo . -Ayúdame a recoger todas las piezas posibles y carguémoslas en nuestro barco. Seguro que podré darles uso más tarde - proseguí ya con varios cachos entre los brazos.
Esperaba que el tuerto no pusiese pegas porque "limpiase" su cubierta, por lo que no le presté mucha atención hasta que no terminase con lo que estaba haciendo. Lo primero es lo primero... Y eso siempre es llevarte todo lo que puedas del vencido. Una vez acabase me molestaría en buscarlo para ir a charlar con él.
- Oye, gracias por dejarnos aparcar aquí. He limpiado un poco la cubierta de todos esos trastos... Espero que no te moleste - dije con falsa amabilidad haciendo alarde de mi don de gentes, aunque en realidad me la sudaba lo que pensase. - ¿Tienes pensado entrar en ese hervidero de marines o tienes otros planes? El descerebrado de nuestro capitán se ha ido ha hacer su pasatiempo favorito - dar tortas - y a saber cuando volverá, así que si te podemos ayudar en algo más, solo dilo - me ofrecí siendo consciente de que nos estaba guardando la nave mientras Arri hacía de las suyas. Es cierto que en parte nos lo había ordenado... Pero bien sabía el tuerto que solía ser autónomo y hacía más bien lo que me daba la gana, así que podía decirse que era toda una suerte que esta vez mis intereses fuesen a la par con sus órdenes.
-Por cierto, mi nombre es Zack.
- Resumen:
- Desilusionarme al darme cuenta que los autómatas de Corvo se han ido y ponerme a recoger las piezas de los que han caído para cargarlos en la Morsa Voladora. Luego ir a charlar con Yuu y ofrecerle ayuda por hacernos de parking.
Tobías Thorn
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-Mierda, mierda, mierda... - pensé malhumorado al comprobar como mi ataque volvía a quedar en nada ante una bestia así. Nunca antes había luchado contra nadie de ese nivel y comenzaba a darme cuenta de lo "novato" que era a pesar de mis años de servicio y entrenamiento... Y encima para colmo quién podía ayudarme en esta pelea seguía mostrándose impertérrito ante la escena de sus compañeros caídos.
-Maldito - espeté cuando vi al pobre Wyrm salir despedido por los aires como un vulgar guiñapo. - Se suponía que tenías que cuidarlo Kim - proseguí entre dientes.
Mi furia iba en aumento hacia la actitud de mi capitán más que hacia el tuerto con el que estábamos peleando. Al fin y al cabo habíamos prometido protegernos como una familia, pero el pelirrojo estaba dejando mucho que desear últimamente en ese aspecto. Había decidido dejar todas esas cosas atrás porque no quería que el rencor y la desconfianza comenzases a minar nuestra relación, aunque no sabía si esta vez sería capaz de hacerlo. Todo se estaba tiñendo de un color muy feo y no sabía que haría al acabar esta guerra... Si es que terminaba vivo.
Antes de que pudiese realizar mi nuevo movimiento tuve que reaccionar lo más rápido posible, ya que el muro carmesí que había generado Arribor se descompuso en líquido y se abalanzó sobre mí con la intención de cubrirme, cosa que casi consigue por completo. Si no llega a ser por mis magníficos reflejos y velocidad me hubiese visto comido por esa masa sanguinolenta, pero pude reaccionar de la única manera que se me ocurría dada las circunstancias. Alcé una mano para lanzar un portentoso chorro de sirope hacia el cielo mientras mi cuerpo terminaba de ser engullido por esa masa... O lo que había sido mi cuerpo, ya que gracias a mi condición de Logia viajé con mi elemento hacia el cielo en forma de charco de sirope.
-¿Pero qué cojones? - pensé sorprendido cuando observé una poderosa onda ígnea arrasar lo que había sido mi cuerpo instantes antes.
No podía creerlo, pero el lugar comenzó a ser un sitio demasiado concurrido... Y todos tenían aspecto de enemigos, o al menos el pelirrojo que reconocí de los millares de carteles de Wanteds que inundaron todas las islas tras el suceso de Síderos. Zane, otra de las malas bestias de todos los mares. La cosa se ponía fea, no solo para mí, si no para todos mis compañeros que se encontraban ya heridos o ausentes, por lo que tenía que actuar lo más rápido posible e intentar entretenerlos hasta que pudiese ponerlos a salvo.
Aproveché que me encontraba en estado líquido para activar mi técnica Dulce para todos y así emerger de mi estado acompañado por cinco clones de sirope que se mantuvieron en el aire gracias a mi control sobre este. Ordené que los cinco usasen la técnica Sweet Shot sobre la pareja que tan bien parecía llevarse para intentar acribillarlos al mismo tiempo que me generaba una cobertura que intentaría aprovechar para huir de este escenario tan concurrido con el kempo (Tempestad) que había desarrollado un tiempo atrás para dirigirme a toda velocidad hacia donde se había estrellado Wyrm, que era quien más me preocupaba ahora mismo. Maldecía a Kimura por haberlo personado a este lugar, aunque para eso ya no había remedio.
No sabía como reaccionaría la pareja ante el ataque y mi posterior retirada momentánea, por lo que por si acaso en mitad de mi trayecto toqué el colgante que siempre me acompañaba para que cambiase hasta formar una espléndida armadura que me recubrió en un santiamén.
-Wyrm, ¿puedes oírme? - preguntaría al joven recluta si es que conseguía llegar a él. Fuese cual fuese el resultado, intentaría cargar con él y llevarlo hasta Ciaran y Bizvan que se encontraban no muy lejos. -Ciaran, te toca cuidar de los heridos cuanto antes - dije a mi compañera si todo iba según lo planeado. -Esto se está poniendo demasiado peligroso para vosotros - para mí también, aunque eso no lo dije para no preocuparlos más de lo necesario - así que estad preparados para marcharnos en cualquier momento e ir a buscar refuerzos. Estos tipos están a un nivel completamente distintos y el sedentarismo de Kimura no nos está ayudando en nada. Necesitamos ayuda de algún vicealmirante como mínimo.
-Maldito - espeté cuando vi al pobre Wyrm salir despedido por los aires como un vulgar guiñapo. - Se suponía que tenías que cuidarlo Kim - proseguí entre dientes.
Mi furia iba en aumento hacia la actitud de mi capitán más que hacia el tuerto con el que estábamos peleando. Al fin y al cabo habíamos prometido protegernos como una familia, pero el pelirrojo estaba dejando mucho que desear últimamente en ese aspecto. Había decidido dejar todas esas cosas atrás porque no quería que el rencor y la desconfianza comenzases a minar nuestra relación, aunque no sabía si esta vez sería capaz de hacerlo. Todo se estaba tiñendo de un color muy feo y no sabía que haría al acabar esta guerra... Si es que terminaba vivo.
Antes de que pudiese realizar mi nuevo movimiento tuve que reaccionar lo más rápido posible, ya que el muro carmesí que había generado Arribor se descompuso en líquido y se abalanzó sobre mí con la intención de cubrirme, cosa que casi consigue por completo. Si no llega a ser por mis magníficos reflejos y velocidad me hubiese visto comido por esa masa sanguinolenta, pero pude reaccionar de la única manera que se me ocurría dada las circunstancias. Alcé una mano para lanzar un portentoso chorro de sirope hacia el cielo mientras mi cuerpo terminaba de ser engullido por esa masa... O lo que había sido mi cuerpo, ya que gracias a mi condición de Logia viajé con mi elemento hacia el cielo en forma de charco de sirope.
-¿Pero qué cojones? - pensé sorprendido cuando observé una poderosa onda ígnea arrasar lo que había sido mi cuerpo instantes antes.
No podía creerlo, pero el lugar comenzó a ser un sitio demasiado concurrido... Y todos tenían aspecto de enemigos, o al menos el pelirrojo que reconocí de los millares de carteles de Wanteds que inundaron todas las islas tras el suceso de Síderos. Zane, otra de las malas bestias de todos los mares. La cosa se ponía fea, no solo para mí, si no para todos mis compañeros que se encontraban ya heridos o ausentes, por lo que tenía que actuar lo más rápido posible e intentar entretenerlos hasta que pudiese ponerlos a salvo.
Aproveché que me encontraba en estado líquido para activar mi técnica Dulce para todos y así emerger de mi estado acompañado por cinco clones de sirope que se mantuvieron en el aire gracias a mi control sobre este. Ordené que los cinco usasen la técnica Sweet Shot sobre la pareja que tan bien parecía llevarse para intentar acribillarlos al mismo tiempo que me generaba una cobertura que intentaría aprovechar para huir de este escenario tan concurrido con el kempo (Tempestad) que había desarrollado un tiempo atrás para dirigirme a toda velocidad hacia donde se había estrellado Wyrm, que era quien más me preocupaba ahora mismo. Maldecía a Kimura por haberlo personado a este lugar, aunque para eso ya no había remedio.
No sabía como reaccionaría la pareja ante el ataque y mi posterior retirada momentánea, por lo que por si acaso en mitad de mi trayecto toqué el colgante que siempre me acompañaba para que cambiase hasta formar una espléndida armadura que me recubrió en un santiamén.
-Wyrm, ¿puedes oírme? - preguntaría al joven recluta si es que conseguía llegar a él. Fuese cual fuese el resultado, intentaría cargar con él y llevarlo hasta Ciaran y Bizvan que se encontraban no muy lejos. -Ciaran, te toca cuidar de los heridos cuanto antes - dije a mi compañera si todo iba según lo planeado. -Esto se está poniendo demasiado peligroso para vosotros - para mí también, aunque eso no lo dije para no preocuparlos más de lo necesario - así que estad preparados para marcharnos en cualquier momento e ir a buscar refuerzos. Estos tipos están a un nivel completamente distintos y el sedentarismo de Kimura no nos está ayudando en nada. Necesitamos ayuda de algún vicealmirante como mínimo.
- Resumen. Arri y Zane leed:
- Esquivo el ataque de Arri y de Zane, por suerte, usando mis poderes de logia, para luego atacarlos con cinco clones de sirope mientras yo intento huir vilmente con la cobertura creada hacia mis nakamas para ver su estado.
- Cosas usadas:
-Dulce para todos: Tobías se deshace en un gran charco de sirope, para después emerger de él acompañado de cinco clones de sirope. Estos pueden usar hasta dos técnicas, que el usuario domine, antes de deshacerse otra vez en el mismo elemento. Su dureza es la misma que la del sirope que Tobías puede generar.
-Sweet Shot: Tobías es capaz de generar gotas de sirope con una forma de proyectiles desde sus extremidades, lanzándolas a una velocidad equivalente a las balas normales, consiguiendo el mismo efecto que un arma. (Con esto atacan los clones)
-Tempestad: Gracias al uso continuo del Soru y del Geppou, Tobías ha logrado desarrollar una técnica nueva al juntar las dos, pudiéndose mover a velocidades de hasta 30 m/s incluso en el aire sin ningún problema. (Con lo que huyo)
- Pd:
- No hablo de Dexter ni de su banda porque no especifican donde llegan exactamente, por lo que no sé si están cerca, al lado u en los alrededores.
Tenebrex
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Edward asintió antes las palabras de Osu, sacó el Obús Explosivo de su interior y se acercó lentamente hasta el borde, esperando a sobrevolar uno de esos cañones antiaéreos que se estaban cargando con demasiada facilidad a los señuelos.
Con su Haki de observación bien activo y concentrado, esperó el momento perfecto para que nada estuviera en la trayectoria del explosivo, al menos no en los primeros diez metros. Eso era lo que mediría la explosión, por lo que quería asegurarse de que esta no les afectaría directamente.
Si conseguía encontrar vía libre, lo lanzaría con todas sus fuerzas usando las manos y no disparándolo, pues tenía miedo de que eso lo activase. Si no encontraba la manera de hacerlo, se sentaría y lo guardaría de nuevo.
Fuera como fuese, con un suspiro, intentaría relajarse. -En breve esto va a empezar... Debemos mantener la calma. -Decía en voz baja pero perfectamente audible. De nuevo sonreiría transmitiendo esa característica calma a todos los presentes.
Por una parte, estaba bastante de acuerdo con el plan, la verdad es que el Yonkou no le parecía un objetivo muy razonable o útil, parecía más bien el chivo expiatorio para molestar a la marina o hacerles el trabajo más difícil. Sin embargo, atacar la base en sí y quizás hasta obtener alguna información le daba otra sensación al demonio dorado, eso sí le parecía un buen objetivo, por lo que cuando Osu explicó que esa era la prioridad, él no podía estar más de acuerdo.
-¿Qué piensas hacer cuando aterricemos? -Preguntó y al instante se dio cuenta de que debería reformular la pregunta. Lo que Osu iba a hacer estaba bastante claro, lo importante era lo que tuviera pensado para los demás miembros del equipo. -¿Algún plan una vez abajo? Por tus palabras entiendo que quisieras que avanzáramos todos juntos, ¿buscamos algo en concreto por las instalaciones?
Con su Haki de observación bien activo y concentrado, esperó el momento perfecto para que nada estuviera en la trayectoria del explosivo, al menos no en los primeros diez metros. Eso era lo que mediría la explosión, por lo que quería asegurarse de que esta no les afectaría directamente.
Si conseguía encontrar vía libre, lo lanzaría con todas sus fuerzas usando las manos y no disparándolo, pues tenía miedo de que eso lo activase. Si no encontraba la manera de hacerlo, se sentaría y lo guardaría de nuevo.
Fuera como fuese, con un suspiro, intentaría relajarse. -En breve esto va a empezar... Debemos mantener la calma. -Decía en voz baja pero perfectamente audible. De nuevo sonreiría transmitiendo esa característica calma a todos los presentes.
Por una parte, estaba bastante de acuerdo con el plan, la verdad es que el Yonkou no le parecía un objetivo muy razonable o útil, parecía más bien el chivo expiatorio para molestar a la marina o hacerles el trabajo más difícil. Sin embargo, atacar la base en sí y quizás hasta obtener alguna información le daba otra sensación al demonio dorado, eso sí le parecía un buen objetivo, por lo que cuando Osu explicó que esa era la prioridad, él no podía estar más de acuerdo.
-¿Qué piensas hacer cuando aterricemos? -Preguntó y al instante se dio cuenta de que debería reformular la pregunta. Lo que Osu iba a hacer estaba bastante claro, lo importante era lo que tuviera pensado para los demás miembros del equipo. -¿Algún plan una vez abajo? Por tus palabras entiendo que quisieras que avanzáramos todos juntos, ¿buscamos algo en concreto por las instalaciones?
- Resumen:
- Si hay tiro limpio hacia las torretas antiaéreas, lanzar el Obús explosivo (no disparar). Tratar de mantener la calma y preguntar a Osu qué planes tiene una vez aterricemos.
Maki
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Acta de la vigesimotercera reunión de emergencia interAugustus.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Equilibrio-a-tope
Soy el único que no está mareado, así que me toca escribir. Odio escribir. Lo mío es el equilibrio y eso, no las palabras. Pues eso, que estamos perdiendo. Y... qué faena, ¿no? Creo que lo de luchar no está saliendo bien. Voy a llamar a alguien que igual se las puede apañar. Estará mareado, pero lo mismo sale bien y todo.
El mundo no dejaba de girar y girar. Una sucesión de colores, olores y sonidos que correspondían a esos colores y olores daban vueltas y más vueltas alrededor de Maki. Y encima, le asaltó la terrible idea de que no podría hacer que se enderezase. ¿Y si no volvía a ver bien nunca? ¿Y si se quedaba así para siempre? Se asustó tanto por esa idea que perdió el equilibrio.
Y es que era tremendamente difícil mantenerse de pie, lo cual explicaría sin duda por qué notaba el suelo contra la mejilla. Debía haberse caído. O eso, o el suelo había hecho alguna cosa muy rara. Algo le decía que el calvo seguía por ahí. Dudaba que se hubiese rendido, aunque el ataque especial del vómito tenía que haberle debilitado un poco.
"¿Qué hago ahora?", se preguntó. Estaba tan mareado que no sabía ni qué hacía, y el barco se zarandeaba aún más. Podía oír fuertes explosiones que a él le parecían de color bronce y no sabía si el barco aguantaría mucho más. ¿Los barcos de los marines se hundían si les disparaban? Él nunca había visto ninguno hundido, así que seguramente no podrían. Pero el calvo seguía siendo un peligro, por lo que tenía que hacer algo. ¿Luchar? No sabía cómo, porque era incapaz hasta de ponerse de pie sin caerse. Tendría que dejarle la pelea al surfero cantante. Solo había una cosa que él pudiera hacer.
-¡Maki... Retirada! -exclamó.
Y Maki Retirada, a pesar de ser incapaz de incorporarse o de mirar fijamente un punto, hizo lo que mejor sabía. Se levantó unos centímetros y luego se dejó caer con los puños por delante, haciendo añicos la frágil madera de cubierta para así caer a algún nivel inferior. Así huiría del calvo.
¡Oh, y además igual así encontraba las mazmorras! No se le había ocurrido, pero era una gran coincidencia. Qué suerte la suya.
Día: Desconocido.
Hora: Desconocida.
Ubicación: Cerebro de Maki. Sala de conferencias C.
Levanta acta: Maki Equilibrio-a-tope
Soy el único que no está mareado, así que me toca escribir. Odio escribir. Lo mío es el equilibrio y eso, no las palabras. Pues eso, que estamos perdiendo. Y... qué faena, ¿no? Creo que lo de luchar no está saliendo bien. Voy a llamar a alguien que igual se las puede apañar. Estará mareado, pero lo mismo sale bien y todo.
******
El mundo no dejaba de girar y girar. Una sucesión de colores, olores y sonidos que correspondían a esos colores y olores daban vueltas y más vueltas alrededor de Maki. Y encima, le asaltó la terrible idea de que no podría hacer que se enderezase. ¿Y si no volvía a ver bien nunca? ¿Y si se quedaba así para siempre? Se asustó tanto por esa idea que perdió el equilibrio.
Y es que era tremendamente difícil mantenerse de pie, lo cual explicaría sin duda por qué notaba el suelo contra la mejilla. Debía haberse caído. O eso, o el suelo había hecho alguna cosa muy rara. Algo le decía que el calvo seguía por ahí. Dudaba que se hubiese rendido, aunque el ataque especial del vómito tenía que haberle debilitado un poco.
"¿Qué hago ahora?", se preguntó. Estaba tan mareado que no sabía ni qué hacía, y el barco se zarandeaba aún más. Podía oír fuertes explosiones que a él le parecían de color bronce y no sabía si el barco aguantaría mucho más. ¿Los barcos de los marines se hundían si les disparaban? Él nunca había visto ninguno hundido, así que seguramente no podrían. Pero el calvo seguía siendo un peligro, por lo que tenía que hacer algo. ¿Luchar? No sabía cómo, porque era incapaz hasta de ponerse de pie sin caerse. Tendría que dejarle la pelea al surfero cantante. Solo había una cosa que él pudiera hacer.
-¡Maki... Retirada! -exclamó.
Y Maki Retirada, a pesar de ser incapaz de incorporarse o de mirar fijamente un punto, hizo lo que mejor sabía. Se levantó unos centímetros y luego se dejó caer con los puños por delante, haciendo añicos la frágil madera de cubierta para así caer a algún nivel inferior. Así huiría del calvo.
¡Oh, y además igual así encontraba las mazmorras! No se le había ocurrido, pero era una gran coincidencia. Qué suerte la suya.
- Resumen:
- Maki está tan mareado que cae al suelo, evitando el ataque sin darse cuenta. Luego rompe la cubierta para caer al nivel inferior y huir de AEG, además de para buscar la mazmorra donde está Legim
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Ya solo quedaban algunos restos de los autómatas de antes, el tejón llamó mi atención para ayudarle a llevar chatarra al barco. Me pareció una buena idea. Igual nos venía bien para mejorar el barco o crear guardianes. Algunas de las piezas pesaban un huevo, y me quejé un poco a medida que iba trasladando las piezas. Cuando parecía que ya no había nada que coger, me dispuse a descansar un rato. Saqué de mi chaleco un puro y procedí a descansar observando la guerra que aún se desataba allá abajo. Todo por culpa de un solo hombre. El sonido de las explosiones se escuchaba por todos lados.
A medida que el puro se iba acabando, pensé en como le estaba yendo al capitán. Había pasado mucho rato desde que se había ido, ¿habría encontrado un rival digno de su talla? No me preocupaba de si estaba muerto o no, sabía que era un hombre muy fuerte y siempre se las ingeniaba para vivir un día más. Vi que el tejón estaba hablando con el que nos había dejado establecer la nave en la suya. Me sentía en la obligación de darle las gracias y de presentarme aunque nuestra alianza se rompiera en cualquier instante.
- Mi nombre es Jolly, yo también te agradezco que nos permitieras quedarnos. Hasta que nuestro capitán regrese o nos reclame, supongo que podemos intentar ayudarte un rato más -
A medida que el puro se iba acabando, pensé en como le estaba yendo al capitán. Había pasado mucho rato desde que se había ido, ¿habría encontrado un rival digno de su talla? No me preocupaba de si estaba muerto o no, sabía que era un hombre muy fuerte y siempre se las ingeniaba para vivir un día más. Vi que el tejón estaba hablando con el que nos había dejado establecer la nave en la suya. Me sentía en la obligación de darle las gracias y de presentarme aunque nuestra alianza se rompiera en cualquier instante.
- Mi nombre es Jolly, yo también te agradezco que nos permitieras quedarnos. Hasta que nuestro capitán regrese o nos reclame, supongo que podemos intentar ayudarte un rato más -
- Resumen:
- Ayudar a Zack con los restos de los robots, pensar, presentarse a Yuu y ofrecerle ayuda
Kenmei Shiba
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No pude evitar reírme en esa situación, tanta gente allí luchando iba en contra de todo pronóstico, pero alguien amenazándome desde la espalda, y de una manera tan absurda... ¿Tanto miedo le daba que tenía que apuntarme con una pistola Y también contaba con un explosivo?
-Jajajajaja... No tienes de qué preocuparte. -Dije mientra levantaba las manos tal y como él me había dicho. Me alejé un paso para poder dar la vuelta, obedeciendo sin que él pudiera observar mi rostro, que seguía cubierto.
Sin mover la cabeza, observé como volando se acercaba algo... algo que ya había visto antes. Entonces recordé que Corvo había mandado una de sus armaduras robóticas a buscarme. Rápidamente esta se iba acercando y, no sé si llegó a verla u oírla mi atacante, pero en un instante le lanzó un láser directo al brazo con el que sujetaba la pistola. Aprovechando el factor sorpresa y la distracción, desenvainé tan rápido como pude y traté de cortarle el brazo con el que sujetaba el detonador, que me lanzaría a recoger para evitar que cayese al suelo.
Si tenía éxito, le pondría la espada en el cuello para hacerle cantar lo que supiera, pero si no, desenvainaría la otra espada para estar preparado a lo que pudiera suceder. En cualquier caso, ahora tenía a la armadura controlada por su IA para protegerme y, si tuviera que huir, podría introducirme en ella y salir volando sin mayor preocupación.
En el mejor de los casos, podría interrogarlo. -Bueno, bueno, bueno, creo que esto lo cambia todo ¿no? ¿Sabes que apuntar a la gente con una pistola también es de mala educación? Aunque no puedo hablar tras lo que te acabo de hacer. Si hubieras prestado más atención cuando te dije que el amigo que me enviaba era el loco de los robotitos, quizás esto no te hubiera cogido tan de sorpresa. Ahora tu vida depende de mí, o mejor dicho, de que tú me des lo que quiero. ¿Hay algún otro topo? ¿Qué pretende la revolución? Dame algo valioso, algo que nos sirva para ganar o al menos para limpiar de infiltrados la marina... de lo contrario... bueno, ya te lo puedes imaginar.
-Jajajajaja... No tienes de qué preocuparte. -Dije mientra levantaba las manos tal y como él me había dicho. Me alejé un paso para poder dar la vuelta, obedeciendo sin que él pudiera observar mi rostro, que seguía cubierto.
Sin mover la cabeza, observé como volando se acercaba algo... algo que ya había visto antes. Entonces recordé que Corvo había mandado una de sus armaduras robóticas a buscarme. Rápidamente esta se iba acercando y, no sé si llegó a verla u oírla mi atacante, pero en un instante le lanzó un láser directo al brazo con el que sujetaba la pistola. Aprovechando el factor sorpresa y la distracción, desenvainé tan rápido como pude y traté de cortarle el brazo con el que sujetaba el detonador, que me lanzaría a recoger para evitar que cayese al suelo.
Si tenía éxito, le pondría la espada en el cuello para hacerle cantar lo que supiera, pero si no, desenvainaría la otra espada para estar preparado a lo que pudiera suceder. En cualquier caso, ahora tenía a la armadura controlada por su IA para protegerme y, si tuviera que huir, podría introducirme en ella y salir volando sin mayor preocupación.
En el mejor de los casos, podría interrogarlo. -Bueno, bueno, bueno, creo que esto lo cambia todo ¿no? ¿Sabes que apuntar a la gente con una pistola también es de mala educación? Aunque no puedo hablar tras lo que te acabo de hacer. Si hubieras prestado más atención cuando te dije que el amigo que me enviaba era el loco de los robotitos, quizás esto no te hubiera cogido tan de sorpresa. Ahora tu vida depende de mí, o mejor dicho, de que tú me des lo que quiero. ¿Hay algún otro topo? ¿Qué pretende la revolución? Dame algo valioso, algo que nos sirva para ganar o al menos para limpiar de infiltrados la marina... de lo contrario... bueno, ya te lo puedes imaginar.
- Resumen:
- Obedecer al topo hasta que la armadura APCI IV llega y me ayuda disparándole un láser. Aprovechar el momento para atacarlo y dejarlo desarmado. Si todo esto funciona, amenazarlo de muerte para interrogarlo. Si no, ponerme a la defensiva con ambas espadas desenvainadas y cerca de la armadura.
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El sonido de los cañonazos y los gritos me invadían las orejas mientras corría y corría en pos de mi compañero Bizvan. Me preocupaba mucho que no hubiera salido bien parado de aquel golpe. Otros miembros del Gobierno me miraban mientras seguía la dirección a la que Bizvan se había ido volando. Al cabo de unos minutos, logré visualizar a mi compañero el cual se encontraba malherido por el golpe de aquella bestia con parche. Apresuré el paso pero mi nakama me gritó que tuviera cuidado con una onda de choque. Sin mirar atrás, opté por pasar a mi forma Dino Dance para aumentar mi velocidad y dar un salto acrobático para intentar esquivar la onda en caso de que aún llegara a donde estaba.
Caí al lado de mi nakama y le presté la mayor parte de mi atención a Biz el cual se encontraba en pie gracias a unos extraños esqueletos que parecían ejercer la función de familiares. De pronto apareció Tobías cargando al novato malherido. Escuché con atención las palabras del agente y me dispuse a cargar a Biz en caso de que me diera permiso para hacerlo.
- Tenemos que curar las heridas de estos dos, Tobías. Pero me preocupa más el estado del nuevo. Necesito llevarlos a la enfermería y tratar sus dolencias con el equipo de allí. Pero lo difícil va a ser atravesar el campo de batalla hasta la base con tanto monstruo suelto - dije preocupada
Me molestaba un poco que el capitán Kimura no había hecho nada. ¿Que se le estaba pasando por la cabeza en esos instantes? Había que moverse, quedarse quieto significaba la muerte propia o la de otros. Yo al menos intentaba hacer lo que estaba en mis manos para ser de ayuda. Necesitábamos que algún superior de la Marina nos ayudase o, de lo contrario, no sobrevivíamos para ver el amanecer de otro día.
Caí al lado de mi nakama y le presté la mayor parte de mi atención a Biz el cual se encontraba en pie gracias a unos extraños esqueletos que parecían ejercer la función de familiares. De pronto apareció Tobías cargando al novato malherido. Escuché con atención las palabras del agente y me dispuse a cargar a Biz en caso de que me diera permiso para hacerlo.
- Tenemos que curar las heridas de estos dos, Tobías. Pero me preocupa más el estado del nuevo. Necesito llevarlos a la enfermería y tratar sus dolencias con el equipo de allí. Pero lo difícil va a ser atravesar el campo de batalla hasta la base con tanto monstruo suelto - dije preocupada
Me molestaba un poco que el capitán Kimura no había hecho nada. ¿Que se le estaba pasando por la cabeza en esos instantes? Había que moverse, quedarse quieto significaba la muerte propia o la de otros. Yo al menos intentaba hacer lo que estaba en mis manos para ser de ayuda. Necesitábamos que algún superior de la Marina nos ayudase o, de lo contrario, no sobrevivíamos para ver el amanecer de otro día.
- Cosas usadas:
- Dino Dance Form: Usando de base la forma híbrida con la diferencia de que solo su rostro es completamente normal, en esta forma reduce su tamaño a 1,50 metros y pierde masa muscular para ganar velocidad y agilidad. La musculatura de sus piernas se incrementa por lo que en esta forma es capaz de alcanzar una velocidad de 20 m/s y su agilidad es como la de una gimnasta profesional.
- Resumen:
- Encontrar a Biz, esquivar la onda de corte de Zane por los pelos, ofrecerme a cargar a Biz, escuchar a Tobías, proponer llevar a los heridos a la enfermería para tratarlos y preocuparme por el estado catatónico de Kimura
William White
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La respuesta del tal Yuu no me agradó demasiado, de hecho me daba la sensación de ser del tipo de charlatán alocado -No duraras mucho así- pensé para mis adentros, aun así no podía quitarle la parte de razón que tenía, por lo que de inmediato me puse a lidiar con el robot que iba a atacarnos, o al menos esa fue mi intención, ya que cuando iba finalmente a interceptar al robot más grande, este se giró, dio media vuelta y se lanzó al vacío.
-Había visto gente rendirse rápido, pero nunca a una máquina- dije con un tono extrañado -Estarían mal diseñadas- pregunté de forma retórica.
Fuera como fuera la tensión que había en cubierta discernió unos instantes para tornarse un poco más tranquilo, pero la paz no uro mucho, rápidamente el tal Yuu voceó una retahíla de órdenes, al parecer nuestra embarcación continuaba estando bajo ataque. Aunque lo realmente importante parecía estar en la otra cubierta, la cual había sido atravesado por un dragón y andaba ahora descendiendo a gran velocidad, probablemente realizando una maniobra de emergencia, sinceramente ver al azulado yonkou en esa forma era bello a su modo. Impresionado, ya no solo por la gran diferencia de poder que existía, sino por el espíritu que emitía aquella persona, casi divino.
Volviendo en si, vi cómo se desenvolvía el panorama por la cubierta, alejándome algo de los tres personajes que andaban en cubierta. Actualmente no me importaba mucho lo que pasará entre ellos. Por lo que me asomé por la cubierta para ver para mi sorpresa como el mar se había helado alrededor de la isla a la que nos aproximábamos raudamente. Algunos de los piratas parecían estar teniendo problemas para evitar la masa de hielo, algo que sin duda ralentizaría al frente pirata.
-Perdona Yuu- le grité pidiéndole con un gesto que se acercará -¿Tienes algo con lo que romper el hielo?- dije mientras le señalaba la masa helada -Estoy seguro que la hermandad te estará muy agradecida por ello- finalicé incitándolo bajo las promesas de fama y reconocimiento que tanto ansiaban los corsarios.
Entre tanto comencé a pensar lo que haría una vez que llegará a tierra.
-Había visto gente rendirse rápido, pero nunca a una máquina- dije con un tono extrañado -Estarían mal diseñadas- pregunté de forma retórica.
Fuera como fuera la tensión que había en cubierta discernió unos instantes para tornarse un poco más tranquilo, pero la paz no uro mucho, rápidamente el tal Yuu voceó una retahíla de órdenes, al parecer nuestra embarcación continuaba estando bajo ataque. Aunque lo realmente importante parecía estar en la otra cubierta, la cual había sido atravesado por un dragón y andaba ahora descendiendo a gran velocidad, probablemente realizando una maniobra de emergencia, sinceramente ver al azulado yonkou en esa forma era bello a su modo. Impresionado, ya no solo por la gran diferencia de poder que existía, sino por el espíritu que emitía aquella persona, casi divino.
Volviendo en si, vi cómo se desenvolvía el panorama por la cubierta, alejándome algo de los tres personajes que andaban en cubierta. Actualmente no me importaba mucho lo que pasará entre ellos. Por lo que me asomé por la cubierta para ver para mi sorpresa como el mar se había helado alrededor de la isla a la que nos aproximábamos raudamente. Algunos de los piratas parecían estar teniendo problemas para evitar la masa de hielo, algo que sin duda ralentizaría al frente pirata.
-Perdona Yuu- le grité pidiéndole con un gesto que se acercará -¿Tienes algo con lo que romper el hielo?- dije mientras le señalaba la masa helada -Estoy seguro que la hermandad te estará muy agradecida por ello- finalicé incitándolo bajo las promesas de fama y reconocimiento que tanto ansiaban los corsarios.
Entre tanto comencé a pensar lo que haría una vez que llegará a tierra.
- resumen:
- Nada importante.
Corvo
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Con la evacuación completa, la IA borrada y el combustible soltado, solo faltaba una cosa por hacer, salir de la base y dirigirme hacía Grey Rock. Tardé unos minutos en llegar hasta una de salidas, para entonces el rastro blanco del hidrógeno casi había desaparecido. El resto de las armaduras ya estaban allí esperando tras la revisión de la nave. Sin esperar a que la nave tomara tierra despegamos en dirección a la fortaleza, debía reunir a los robots y prepararnos para la acometida de la revolución. Aquellos malhechores entrarían en la base marine como si ya hubieran ganado gracias a la intervención del dragón negro.
Ejecuté el comando de activación de mis fuerzas mecánicas, todas debían reunirse conmigo en mi posición a excepción de la APCI IV que estaba bajo las ordenes de mi compañero Kemmei. Durante el recuento me di cuenta de que había perdido varias unidades, podía haber sido en la caída o las de cubierta, de cualquier forma, ahora no podía pararme a averiguar que les había pasado. Tenía que organizar a las fuerzas de tal forma que pudiera cubrir los máximos ángulos posibles. Conocía de donde venia la flota de mini-naves revolucionarias, además de la distribución de la isla de haberla desde arriba, solo faltaba que su parte estratega no fuera rematadamente mala.
Dividí mis fuerzas en cuatro grupos diferentes, dos de ellos que se colocarían en los flancos tendrían veinte robots de ataque, un guardián y dos drones de cada tipo. El grupo central que esperaría en la plaza estaría formado por tres guardianes, veinticinco robots y un dron de cada tipo. El cuarto y último grupo lo formaríamos yo y mis armaduras, que trataríamos de proporcionar apoyo y serviríamos como refuerzo para cualquiera de los grupos, o donde fuéramos necesarios. Lo que me recordaba que necesitaba contactar con algún marine lo más rápido posible.
Mandé a los grupos laterales avanzar ya para comenzar a peinar las zonas exteriores, mientras el resto junto conmigo nos dirigíamos a la plaza central. Mi sorpresa fue mayúscula, allí se encontraba ya el Yonkou Dexter Black, la persona que había salvado a la revolución y amenazado con destruir mi nave. ¿No la había tocado? No se habían escuchado golpes ni explosiones, aquello era sumamente raro. Ordené a una de las APCI I normales que se elevara y dirigiera hacía donde la nave había aterrizado, necesitaba saber que estaba pasando. Por otra parte, ordené un despliegue de los robots por las calles aledañas a la plaza central, antes de hacer nada tendría que enterarme que estaba pasando allí.
Ejecuté el comando de activación de mis fuerzas mecánicas, todas debían reunirse conmigo en mi posición a excepción de la APCI IV que estaba bajo las ordenes de mi compañero Kemmei. Durante el recuento me di cuenta de que había perdido varias unidades, podía haber sido en la caída o las de cubierta, de cualquier forma, ahora no podía pararme a averiguar que les había pasado. Tenía que organizar a las fuerzas de tal forma que pudiera cubrir los máximos ángulos posibles. Conocía de donde venia la flota de mini-naves revolucionarias, además de la distribución de la isla de haberla desde arriba, solo faltaba que su parte estratega no fuera rematadamente mala.
Dividí mis fuerzas en cuatro grupos diferentes, dos de ellos que se colocarían en los flancos tendrían veinte robots de ataque, un guardián y dos drones de cada tipo. El grupo central que esperaría en la plaza estaría formado por tres guardianes, veinticinco robots y un dron de cada tipo. El cuarto y último grupo lo formaríamos yo y mis armaduras, que trataríamos de proporcionar apoyo y serviríamos como refuerzo para cualquiera de los grupos, o donde fuéramos necesarios. Lo que me recordaba que necesitaba contactar con algún marine lo más rápido posible.
Mandé a los grupos laterales avanzar ya para comenzar a peinar las zonas exteriores, mientras el resto junto conmigo nos dirigíamos a la plaza central. Mi sorpresa fue mayúscula, allí se encontraba ya el Yonkou Dexter Black, la persona que había salvado a la revolución y amenazado con destruir mi nave. ¿No la había tocado? No se habían escuchado golpes ni explosiones, aquello era sumamente raro. Ordené a una de las APCI I normales que se elevara y dirigiera hacía donde la nave había aterrizado, necesitaba saber que estaba pasando. Por otra parte, ordené un despliegue de los robots por las calles aledañas a la plaza central, antes de hacer nada tendría que enterarme que estaba pasando allí.
- resumen:
Terminar los asuntos en la nave y bajar a la isla, activando a los robots lanzados y ordenando el reagrupamiento en mí.
Formar grupos con mis maquinas y comenzar el despliegue por la isla. [Dos grupos de 20 RVYB, 1 guardián Ω y 2 Ares y Apaches (flancos izquierdo y derecho); un grupo con 25 RVYB, 3 guardianes Ω y 1 Ares y Apache (desplegado cerca de la plaza en las calles de alrededor)]
Mandar una armadura APCI I normal a ver que esta pasando con la base al ver a Dexter en medio de la plaza y no haber escuchado explosiones o grandes golpes como los esperados en la destrucción de algo como la AASF.
Mantenerme a la espera a ver que pasa en medio de la plaza.
X75 RVYB (ROBOT DE ATAQUE Y DEFENSA) (-10) 1 Turno activado
6X GUARDIÁN (-1) 1 Turno activado
5X ARES 1.0 1 Turno activado
5X APACHE 1.0 1 Turno activado
APCI III (Corvo Puesta) 3 Turno activado
APCI IV (La maneja Kemmei) 2 Turno activado
2X APCI I 3 Turno activado
ARMADURA N1 (ARREGLADA) 3 Turno activado
Katharina von Steinhell
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El crujido alertó a Katharina, haciéndole pensar que ya había perdido demasiado tiempo en ese barco. El hielo avanzó lo suficiente como para privar de todo movimiento a la embarcación, exigiendo tomar otro camino para llegar hasta la isla. Ahora la bruja debía tomar una decisión… ¿Qué tan bueno sería llevarse a esos dos? Seguramente Gray Rock no era un lugar para ellos, pues no parecían ser más que meros novatos. Aunque ella también lo era, ¿no? Cierto, había estado viajando durante varios años, pero aún no había evidenciado la verdadera fuerza… hasta ahora. No solo se sorprendió por la creación del gigantesco glaciar, sino que también por la facilidad con la que el pirata más grande desde la era de Monkey D. Luffy, Dexter Black, se deshizo de este.
Cerró los ojos y el viento se arremolinó en torno a ella, sacudiendo ligeramente sus rosados cabellos, y luego suspiró. Ya cumplió la primera orden del capitán, volviendo sirvientes a los chicos que seguían de cerca al navío pirata. Ya era momento de emprender el vuelo y dirigirse hacia Gray Rock… Pero, ¿cómo? Había demasiada neblina y seguramente supondría un problema, pero debía arriesgarse.
—Espero que no les moleste volar —dijo ella al cabo de unos segundos de silencio—. Estando aquí no conseguiremos nada, y aún tengo cosas que hacer. Su primera misión como Caballeros de Katharina, será escoltarme hasta Gray Rock —antes de arremolinar el viento en torno a los novatos, habló una última vez—. Y quédense cerca de mí.
Si los chicos no oponían resistencia, los envolvería en un manto de viento que les permitiría volar, aunque no maniobrar a su voluntad. Katharina era la bruja que controlaba el aire, no ellos. Sus pies se despegaron del suelo al mismo tiempo que su cabello se sacudía, causa de la brisa marina. Seguramente hubiera sentido frío de no ser por su calidad como… visitante de otro mundo. Voló dentro de la neblina, manteniendo su mantra activo por si aparecía algún hecho inoportuno. Se mantendría así hasta llegar a tierra firme, para luego buscar a sus compañeros y a Zane.
Cerró los ojos y el viento se arremolinó en torno a ella, sacudiendo ligeramente sus rosados cabellos, y luego suspiró. Ya cumplió la primera orden del capitán, volviendo sirvientes a los chicos que seguían de cerca al navío pirata. Ya era momento de emprender el vuelo y dirigirse hacia Gray Rock… Pero, ¿cómo? Había demasiada neblina y seguramente supondría un problema, pero debía arriesgarse.
—Espero que no les moleste volar —dijo ella al cabo de unos segundos de silencio—. Estando aquí no conseguiremos nada, y aún tengo cosas que hacer. Su primera misión como Caballeros de Katharina, será escoltarme hasta Gray Rock —antes de arremolinar el viento en torno a los novatos, habló una última vez—. Y quédense cerca de mí.
Si los chicos no oponían resistencia, los envolvería en un manto de viento que les permitiría volar, aunque no maniobrar a su voluntad. Katharina era la bruja que controlaba el aire, no ellos. Sus pies se despegaron del suelo al mismo tiempo que su cabello se sacudía, causa de la brisa marina. Seguramente hubiera sentido frío de no ser por su calidad como… visitante de otro mundo. Voló dentro de la neblina, manteniendo su mantra activo por si aparecía algún hecho inoportuno. Se mantendría así hasta llegar a tierra firme, para luego buscar a sus compañeros y a Zane.
- Resumen:
- Ordenarle a Ed y Xey que la acompañen hasta Gray Rock, arremolinando viento en torno a ellos para permitirles volar. Avanzar por los aires e intentar llegar a la isla.
Fenrir
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El pelirrojo observó al marine que parecía haber salido del puente de mando. Parecía ser el patrón de aquel barco, y mientras él le encaraba, sus subordinados corrían hacia los botes salvavidas, como pequeñas gallinas asustadas. Fenrir sonrió, viéndolas escapar del barco. Pero su sonrisa ocultaba una preocupación: "¿Están huyendo de mí o de él?". Sus ojos se entrecerraron mientras observaba al hombre, que hablaba por un Den-Den Mushi con motivos de la Marina. Con cierta precaución, el hombre colocó su espada en guardia al ver a su rival prepararse para el combate.
El capitán cargó contra él, lanzando un tajo en vertical, desde arriba. Fenrir interpuso su espada, perfectamente horizontal, y dejó que la rodilla de su pierna atrasada tocase el suelo bajo la fuerza imprimida en el ataque. Con un giro de muñeca, colocó la hoja paralela al suelo, apoyando su mano en ella y estirando los brazos hacia arriba al mismo tiempo, tratando lanzar hacia arriba la espada del marine. Con un poco de suerte, le haría retroceder, y si era afortunado, incluso podría hacerle perder el equilibrio.
De funcionar aquella maniobra, el mercenario se incorporaría, agarrando la katana con ambas manos. La hoja empezaría a brillar con un tono rojo blanco, mientras la niebla cercana provocaría un sonido chisporroteante al entrar en contacto con la superficie incandescente.
- Si no quieres morir, te aconsejo que huyas... -dijo con un tono monocorde el hombre enmascarado, para un segundo después lanzarse al ataque contra su rival, empuñando la hoja con ambas manos y lanzando un corte en horizontal. La hoja se volvió rojiza cuando su haki la recubrió por completo. Si el golpe no era bloqueado, probablemente acabase el combate con él. Y aún pudiendo detenerlo, su fuerza era bastante superior a la de un hombre medio, con lo que probablemente lanzaría por los aires al marine, o en su defecto su arma.
El capitán cargó contra él, lanzando un tajo en vertical, desde arriba. Fenrir interpuso su espada, perfectamente horizontal, y dejó que la rodilla de su pierna atrasada tocase el suelo bajo la fuerza imprimida en el ataque. Con un giro de muñeca, colocó la hoja paralela al suelo, apoyando su mano en ella y estirando los brazos hacia arriba al mismo tiempo, tratando lanzar hacia arriba la espada del marine. Con un poco de suerte, le haría retroceder, y si era afortunado, incluso podría hacerle perder el equilibrio.
De funcionar aquella maniobra, el mercenario se incorporaría, agarrando la katana con ambas manos. La hoja empezaría a brillar con un tono rojo blanco, mientras la niebla cercana provocaría un sonido chisporroteante al entrar en contacto con la superficie incandescente.
- Si no quieres morir, te aconsejo que huyas... -dijo con un tono monocorde el hombre enmascarado, para un segundo después lanzarse al ataque contra su rival, empuñando la hoja con ambas manos y lanzando un corte en horizontal. La hoja se volvió rojiza cuando su haki la recubrió por completo. Si el golpe no era bloqueado, probablemente acabase el combate con él. Y aún pudiendo detenerlo, su fuerza era bastante superior a la de un hombre medio, con lo que probablemente lanzaría por los aires al marine, o en su defecto su arma.
- Acciones:
- Bloquea el ataque con la espada e intenta un contraataque.
- Técnicas/PUs empleados:
- Tiers por nivel 50: Poder de Destrucción 5, Reflejos 5, Pericia 3, Agilidad 3, Fuerza 1 + Fuerza avernal + Hoja del averno + Haki armadura desarrollado + Cuerpo de acero
Marc Kiedis
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Akuma no mi
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Por mucho que el pelirrojo diese vueltas no había forma de encontrar una zona despejada para aterrizar. La emoción inicial de estar volando ya comenzaba a pasarse, y Marc sentía ya unas tremendas ganas de volver a pisar suelo firme. No por nada, sino porque desde aquella posición poco podía hacer más allá de observar lo que ocurría. Además, cuanto más tiempo permaneciesen en el aire, más fácil sería que alguien les disparase. Y su corpachón no era un blanco precisamente pequeño.
Eso sí, el sitio que el Antiguo Supernova eligió para comenzar el descenso a tierra no parecía ni mucho menos el más propicio. Se dirigían hacia el lugar donde Arribor Neus, el famoso pirata con el que habían coincidido en el extraño certamen organizado por el tal Viktor, se encontraba enfrentándose a lo que parecían varios hombres del gobierno. Algunos llevaban el uniforme de la marina, pero otros no llevaban ningún signo identificativo. Por ello, la figura que más llamó la atención del semigigante fue la de una persona de escasa estatura y melena negra y lisa. Por sus rasgos, no era capaz de identificar si se trataba de un chico o una chica, pero manejaba con soltura un extraño material pringoso con el que parecía estar plantando cara al peligroso pirata, lo que daba a entender que se trataba de alguien poderoso, fuese hombre o mujer.
Cuando Zane, con una de sus características bromas, avisó al grandullón de que el aterrizaje estaba próximo, éste se preparó para ello. Estaba deseoso de llegar al fin a la isla y que la acción diese comienzo. Probablemente aquella batalla supondría un enorme reto, pero la voluntad del semigigante le haría salir a delante, de eso estaba seguro. Así que cuando Zane le avisó de que se soltara, el grandullón liberó el agarre de sus manos sobre los tobillos del gigantesco pájaro. Aterrizó con un estruendo pero, pese a ello, no se hizo daño debido a la escasa altitud de la caída.
Rápidamente, mientras el pelirrojo hablaba con Aribor y lanzaba una onda cortante a los marines, el semigigante desenvainó a Kotai-Hi. Mientras comenzó anotar el calor que emanaba de la hoja de su arma, vio como el chico-chica se deshacía para después volver a aparecer dividido en varias figuras idénticas. Varias de ellas empezaron a disparar lo que parecían balas de la extraña sustancia pegajosa que producía, por lo que Marc decidió ayudar a los demás y tratar de destruir esas figuras. Quién sabe, igual alguna de ellas era el original. Con esa intención, lanzó una poderosa onda cortante con su espada que, como siempre, llevaría en ella el calor de ésta.
Eso sí, el sitio que el Antiguo Supernova eligió para comenzar el descenso a tierra no parecía ni mucho menos el más propicio. Se dirigían hacia el lugar donde Arribor Neus, el famoso pirata con el que habían coincidido en el extraño certamen organizado por el tal Viktor, se encontraba enfrentándose a lo que parecían varios hombres del gobierno. Algunos llevaban el uniforme de la marina, pero otros no llevaban ningún signo identificativo. Por ello, la figura que más llamó la atención del semigigante fue la de una persona de escasa estatura y melena negra y lisa. Por sus rasgos, no era capaz de identificar si se trataba de un chico o una chica, pero manejaba con soltura un extraño material pringoso con el que parecía estar plantando cara al peligroso pirata, lo que daba a entender que se trataba de alguien poderoso, fuese hombre o mujer.
Cuando Zane, con una de sus características bromas, avisó al grandullón de que el aterrizaje estaba próximo, éste se preparó para ello. Estaba deseoso de llegar al fin a la isla y que la acción diese comienzo. Probablemente aquella batalla supondría un enorme reto, pero la voluntad del semigigante le haría salir a delante, de eso estaba seguro. Así que cuando Zane le avisó de que se soltara, el grandullón liberó el agarre de sus manos sobre los tobillos del gigantesco pájaro. Aterrizó con un estruendo pero, pese a ello, no se hizo daño debido a la escasa altitud de la caída.
Rápidamente, mientras el pelirrojo hablaba con Aribor y lanzaba una onda cortante a los marines, el semigigante desenvainó a Kotai-Hi. Mientras comenzó anotar el calor que emanaba de la hoja de su arma, vio como el chico-chica se deshacía para después volver a aparecer dividido en varias figuras idénticas. Varias de ellas empezaron a disparar lo que parecían balas de la extraña sustancia pegajosa que producía, por lo que Marc decidió ayudar a los demás y tratar de destruir esas figuras. Quién sabe, igual alguna de ellas era el original. Con esa intención, lanzó una poderosa onda cortante con su espada que, como siempre, llevaría en ella el calor de ésta.
- Resumen:
- - Aterrizar cuando Zane me lo indica.
- Desenvainar mi espada y lanzar una onda cortante a 1500º C para tratar de destruir los clones de Tobi.
- Cosas:
- - Maestría en Ondas Cortantes a nivel 30: Sus ondas cortantes alcanzan los treinta metros por segundo, y se disipan a treinta metros (Está a 1500º C por la habilidad de mi espada épica).
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Akuma no mi
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– Que débiles. – Murmuró mientras veía que su ofensiva había dado resultado.
Si no lo veía no lo creía, si alguien se lo hubiera ido a contar, seguramente, se lo hubiera tomado a chiste. ¿Cómo era posible aquello? Dretch había sido capaz de poder revivir a Bob con su gran espectáculo. ”Tiene que ser una akuma no mi, pero nunca he escuchado algo sobre una que pueda revivir a la gente.” – pensó bastante sorprendida de lo que acababa de presenciar. ”Al menos, es un problema menos, ¿no? – se dijo, relajándose un poco. Sus compañeros eran fuertes y eso la calmaba un poco, al parecer, solo ellos tres eran más que suficientes para lidiar con toda la banda. ¿Cuál era el siguiente paso? Quizás, solo quizás, quitarse las malas miradas de encima. Habían salvado a su capitán, literalmente, y aún así los odiaban. ¿Qué tan rencorosos podían llegar a ser? De hecho, le sorprendía la actitud poco sorprendida de algunos y de poco agradecimiento del capitán.
Suspiró y se quedó en silencio, planteándose si tenía que decir algo o no. Aunque… ¿Qué podría decir? No era de esas personas con gran elocuencia o algo por el estilo. Se quedó callada… Hasta que la tensión del momento fue rota por las palabras de Dretch. Incitó al sentimiento que más movía a un pirata: La libertad. Estaban peleando en una guerra que no era suya y que, en parte, no tenían porque librar. Eran, supuestamente, “libres” como para decidir si estar aquí o no. La lealtad era algo raro entre piratas y, creía ella, que estar bajo el mando de otra banda pirata incurría justo en lo que los caracterizaba. Ser libres, hacer lo que quisiera, como quisieran y donde quisieran. Quizás era un buen momento para plantearse eso y estaba segura que alguien como Bob podía ayudarlos a plantar la misma semilla de duda en todo el resto.
– Este es el momento en que se deben plantear si son realmente libres o no. ¿No son piratas? Entonces, ¿por qué pelean bajo el nombre de otros? – comentó en voz alta mientras se cruzaba de brazos. – ¿Miedo? Tonterías, si nos ayudan ahora, los Sin Corazón nos comprometemos a que salgan vivos de este lugar. – Puntualizó. Sabía que era una mentira, pero ya estaban usando el nombre de una banda muy poderosa y no aprovecharse de eso… Sería pecado. Además, quizás con eso los envalentonaba a ayudarlos sin tener miedo a posibles represalias. ¿En verdad funcionaría?
Si no lo veía no lo creía, si alguien se lo hubiera ido a contar, seguramente, se lo hubiera tomado a chiste. ¿Cómo era posible aquello? Dretch había sido capaz de poder revivir a Bob con su gran espectáculo. ”Tiene que ser una akuma no mi, pero nunca he escuchado algo sobre una que pueda revivir a la gente.” – pensó bastante sorprendida de lo que acababa de presenciar. ”Al menos, es un problema menos, ¿no? – se dijo, relajándose un poco. Sus compañeros eran fuertes y eso la calmaba un poco, al parecer, solo ellos tres eran más que suficientes para lidiar con toda la banda. ¿Cuál era el siguiente paso? Quizás, solo quizás, quitarse las malas miradas de encima. Habían salvado a su capitán, literalmente, y aún así los odiaban. ¿Qué tan rencorosos podían llegar a ser? De hecho, le sorprendía la actitud poco sorprendida de algunos y de poco agradecimiento del capitán.
Suspiró y se quedó en silencio, planteándose si tenía que decir algo o no. Aunque… ¿Qué podría decir? No era de esas personas con gran elocuencia o algo por el estilo. Se quedó callada… Hasta que la tensión del momento fue rota por las palabras de Dretch. Incitó al sentimiento que más movía a un pirata: La libertad. Estaban peleando en una guerra que no era suya y que, en parte, no tenían porque librar. Eran, supuestamente, “libres” como para decidir si estar aquí o no. La lealtad era algo raro entre piratas y, creía ella, que estar bajo el mando de otra banda pirata incurría justo en lo que los caracterizaba. Ser libres, hacer lo que quisiera, como quisieran y donde quisieran. Quizás era un buen momento para plantearse eso y estaba segura que alguien como Bob podía ayudarlos a plantar la misma semilla de duda en todo el resto.
– Este es el momento en que se deben plantear si son realmente libres o no. ¿No son piratas? Entonces, ¿por qué pelean bajo el nombre de otros? – comentó en voz alta mientras se cruzaba de brazos. – ¿Miedo? Tonterías, si nos ayudan ahora, los Sin Corazón nos comprometemos a que salgan vivos de este lugar. – Puntualizó. Sabía que era una mentira, pero ya estaban usando el nombre de una banda muy poderosa y no aprovecharse de eso… Sería pecado. Además, quizás con eso los envalentonaba a ayudarlos sin tener miedo a posibles represalias. ¿En verdad funcionaría?
- Resumen:
- Reaccionar a lo que pasa en el barco, apoyar a Dretch con un dialogo propio. Prometer que si los ayudan, los Sin Corazón se encargaran de sacarlos vivos de la batalla.
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Daba la sensación de que los síntomas producidos por mi veneno afectaban de forma particularmente intensa a aquel enorme hombre-pez, pues justo cuando me dirigía a él para terminar con el combate, cayó al suelo cual saco de patatas. Por desgracia, esto provocó que mi ataque fallase por muy poco. La frustración que sentí por no haber golpeado a mi oponente fue notable, pero rápidamente dio paso a una extraña curiosidad por observar lo que el horrendo gyojin hacía.
Y lo que hizo, fuese o no premeditado, resultó ciertamente sorprendente. Se levantó parcialmente como fue capaz para después dejarse caer con los puños por delante, quebrando la madera de cubierta y cayendo al interior del navío. Manteniendo ni Mantra centrado en él, pude darme cuenta de que actuaba movido tan solo por el pánico y el instinto de superviviencia, sin la más mínima intención de plantear batalla. Me disponía a perseguirle cuando, repentinamente, tanto los barcos del Gobierno Mundial como los de la Armada Revolucionaria comenzaron por fin a intercambiar disparos. La cubierta había dejado de ser un lugar seguro, y más aún cuando, debido a mi fallido ataque, no iba a poder utilizar el Tekkai durante un rato. Por lo tanto, decidí usar de nuevo mi conexión mental con Hachiro para comunicarle mi situación y preguntarle por la suya:
- Estoy en cubierta. El extraño gyojin continúa tratando de huir de mí, sin tener al parecer la más mínima intención de combatir. No parece excesivamente inteligente, la verdad. Además, la cubierta se ha vuelto un lugar peligroso ahora que ambos bandos han empezado a disparar. ¿Cuál es tu situación?
Fuese cual fuese la respuesta del peliblanco, me daría cuenta de que sin Tekkai no era muy inteligente continuar en el barco. Dado que la presencia de Legim no estaba allí, tanto Hachiro como yo estábamos desde que nos acercamos a los navíos casi seguros de que eran un simple señuelo. Por lo tanto, no merecía la pena ponerse en mitad del fuego cruzado para protegerlos. Eso sí, destruir las embarcaciones atacantes era otra cosa bien distinta, eso sí sería de utilidad. Así que, mientras transmitía mi razonamiento al líder de Sombras del Deber, concentré energía en la planta de mi pie derecho y di un fuerte pisotón al aire. Continué haciendo lo mismo para ir progresivamente ascendiendo al tiempo que avanzaba. Mantuve el Mantra activo en todo momento, con la intención de evitar ser pillado por sorpresa por algún ataque inesperado.
Cuando estuve lo suficientemente elevado, observé la primera embarcación. Parecía bastante dañada por los extraños explosivos que Hachiro había utilizado, así que decidí aprovechar eso. Manteniéndome en el aire con el pie que quedase de apoyo en cada caso, lancé una onda cortante con mi pierna izquierda, seguida de otra igual con la pierna derecha. Ambas irían dirigidas a la zona de la embarcación debilitada por las bombas, buscando hundir de una vez por todas el navío revolucionario.
Y lo que hizo, fuese o no premeditado, resultó ciertamente sorprendente. Se levantó parcialmente como fue capaz para después dejarse caer con los puños por delante, quebrando la madera de cubierta y cayendo al interior del navío. Manteniendo ni Mantra centrado en él, pude darme cuenta de que actuaba movido tan solo por el pánico y el instinto de superviviencia, sin la más mínima intención de plantear batalla. Me disponía a perseguirle cuando, repentinamente, tanto los barcos del Gobierno Mundial como los de la Armada Revolucionaria comenzaron por fin a intercambiar disparos. La cubierta había dejado de ser un lugar seguro, y más aún cuando, debido a mi fallido ataque, no iba a poder utilizar el Tekkai durante un rato. Por lo tanto, decidí usar de nuevo mi conexión mental con Hachiro para comunicarle mi situación y preguntarle por la suya:
- Estoy en cubierta. El extraño gyojin continúa tratando de huir de mí, sin tener al parecer la más mínima intención de combatir. No parece excesivamente inteligente, la verdad. Además, la cubierta se ha vuelto un lugar peligroso ahora que ambos bandos han empezado a disparar. ¿Cuál es tu situación?
Fuese cual fuese la respuesta del peliblanco, me daría cuenta de que sin Tekkai no era muy inteligente continuar en el barco. Dado que la presencia de Legim no estaba allí, tanto Hachiro como yo estábamos desde que nos acercamos a los navíos casi seguros de que eran un simple señuelo. Por lo tanto, no merecía la pena ponerse en mitad del fuego cruzado para protegerlos. Eso sí, destruir las embarcaciones atacantes era otra cosa bien distinta, eso sí sería de utilidad. Así que, mientras transmitía mi razonamiento al líder de Sombras del Deber, concentré energía en la planta de mi pie derecho y di un fuerte pisotón al aire. Continué haciendo lo mismo para ir progresivamente ascendiendo al tiempo que avanzaba. Mantuve el Mantra activo en todo momento, con la intención de evitar ser pillado por sorpresa por algún ataque inesperado.
Cuando estuve lo suficientemente elevado, observé la primera embarcación. Parecía bastante dañada por los extraños explosivos que Hachiro había utilizado, así que decidí aprovechar eso. Manteniéndome en el aire con el pie que quedase de apoyo en cada caso, lancé una onda cortante con mi pierna izquierda, seguida de otra igual con la pierna derecha. Ambas irían dirigidas a la zona de la embarcación debilitada por las bombas, buscando hundir de una vez por todas el navío revolucionario.
- Resumen:
- - Ver cómo Maki se cae evitando mi ataque, percibir sus emociones con Mantra y disponerme a perseguirle.
- Cambiar de idea al empezar los disparos entre barcos.
- Hablar mentalmente con Hachiro.
- Usar el Geppou: Konomu Kaze para elevarme y lanzar dos Rankyakus a la zona del barco revo más cercano dañada por los explosivos de Hachi buscando hundirlo, manteniendo activo el Mantra para evitar ataques inesperados.
- Cosas:
- - Turno 1 de 4 sin poder usar Tekkai.
- Haki Observación Desarrollado con tier 6 en ambas ramas (Predilecto).
- Geppou: Konomu Kaze: Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas. Además, la velocidad a la que mueve las piernas para impulsarse hace que cada uno de dichos impulsos desplace el aire en dirección contraria, generando una pequeña onda de choque (del tamaño de su pie) que se esfuma a los 5 metros. Hasta entonces avanza en sentido opuesto al de Thawne a la misma velocidad que él (50 m/s).
- Rankyaku (he lanzado dos).
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