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Su caminar era rítmico, acompasado y algo más prudente que la primera vez que posó sus pies sobre el hielo, asegurando que así no se volvería a caer. Si bien es cierto, que simplemente podría haber creado un camino por encima del frío suelo, en un primer momento no lo vio necesario. Gran error. Una vez se hubo bajado de la espalda de Akagami no tardó más de cien metros en pisar una zona más frágil. Su peso hizo que la fina capa de agua congelada se agrietara, dejando un boquete y haciendo que perdiera el equilibrio. Su pierna izquierda se hundió casi hasta la rodilla en agua muy muy fría. Causando que soltara un estridente grito, mientras se forzaba a caer hacia atrás. Quedando sentada en la zona solida.
Se tomó un par de segundos en retomar el aliento, antes de que un tenue aura anaranjada la rodease, secando sus prendas y recuperando el calor corporal perdido en la pierna. Sería muy mala suerte para una bailarina quedarse coja. Y la idea de que le implantaran una pierna postiza no le agradaba. Un suspiro se escapó de sus labios. Por suerte, el único que podría haber visto eso era Deathstroke. Los soldados de Fiordia se habían dado la vuelta y no corrían peligro tampoco. "Eso ha estado muy cerca, niña". Comentó Kouga en su cabeza.
-Lo sé. Por suerte he logrado reaccionar a tiempo. Parece que han puesto una trampa.- Respondió, en voz alta antes de mirar a su alrededor para ver si Death se había adelantado o no. De haberlo hecho, ella también se pondría las pilas, generando un camino de aura, aceleraría el paso hasta llegar a Gray rock. Si nada se lo impedía, trataría de subir usando sus hilos como lo hubo hecho en el barco. Ascendería y se dejaría "caer" por la plaza. Por si acaso, se concentró para que su presencia fuera difícil de percibir y al tiempo, buscó presencias desconocidas en un radio de quince metros a su alrededor. Con saber por donde la podían atacar y reaccionar sería suficiente.
Se tomó un par de segundos en retomar el aliento, antes de que un tenue aura anaranjada la rodease, secando sus prendas y recuperando el calor corporal perdido en la pierna. Sería muy mala suerte para una bailarina quedarse coja. Y la idea de que le implantaran una pierna postiza no le agradaba. Un suspiro se escapó de sus labios. Por suerte, el único que podría haber visto eso era Deathstroke. Los soldados de Fiordia se habían dado la vuelta y no corrían peligro tampoco. "Eso ha estado muy cerca, niña". Comentó Kouga en su cabeza.
-Lo sé. Por suerte he logrado reaccionar a tiempo. Parece que han puesto una trampa.- Respondió, en voz alta antes de mirar a su alrededor para ver si Death se había adelantado o no. De haberlo hecho, ella también se pondría las pilas, generando un camino de aura, aceleraría el paso hasta llegar a Gray rock. Si nada se lo impedía, trataría de subir usando sus hilos como lo hubo hecho en el barco. Ascendería y se dejaría "caer" por la plaza. Por si acaso, se concentró para que su presencia fuera difícil de percibir y al tiempo, buscó presencias desconocidas en un radio de quince metros a su alrededor. Con saber por donde la podían atacar y reaccionar sería suficiente.
- Spoiler:
- Evitar la trampa y comentar en voz alta que hay algo raro en esa zona (por si sigue Death cerca). Crear un camino de aura y dirigirse a la plaza, atenta por si tratan de atacarla.
- cosas usadas:
- Pu Haki de Observación. "Inadvertida": Gracias al sigilo propio de Mura, tanto por sus habilidades como asesina, como por el hecho de ser un felino y su control por el aura, Mura ha logrado pasar desapercibida al rededor de las personas hasta tal punto que, en caso de no atacar, las personas con su mismo nivel de Haki, o inferior al suyo, no podrán detectar su posición o ignoraran el hecho de que se encuentra frente a ellos.
Haki de observación.
Corporeidad del aura: El aura, que es algo en principio intangible, puede volverse sólido con la concentración necesaria, como prueban las técnicas de algunas personas, que permiten crear filos de energía, surgidos de su propio cuerpo. Sin embargo, Mura ha llevado esto a otro nivel, logrando, aparte de lo primero, crear “objetos” de gran simpleza, en el radio que abarca su aura, y siendo capaz de usarlos en este mismo espacio. Cabe decir que esta fabricación está limitada y depende de lo mucho que el usuario haya entrenado su aura, puesto que cada “objeto” está hecho mediante energía del propio usuario. Además, necesita de cierta concentración para mantener los objetos en forma corpórea.
Sasaki
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La cosa iba tomando forma poco a poco, su textura, su sabor, todo. La mezcla parecía que por fin había sido completamente asimilada, quedando en unas buenas proporciones los huevos, leche queso. Dando lugar a una sustancia blanca como la leche, per con el dulzor que le daba la leche condensada, la cremosidad del queso fresco y del huevo, y todo esto sin perder el sabor que buscaba, uno que desfilaba por una línea muy fina del desequilibrio absoluto.
De este pequeño plato solo quedaban un par de cosas, y la siguiente era el horneado. Y si no había calculado mal, acabaría teniendo para este planto cerca de treinta raciones, claro está que hablando de personas normales. En este caso, no saldrían tantas raciones a no ser que las repartiese antes de llegar a Kai. De todos modos, lo había tenido en cuenta, y estaba utilizando los ingredientes que pudiesen llenar a la bestia más de lo normal. De pronto llamaron a una de las paredes, volvía a ser el chico de antes.
-Buenas, ¿Cómo va la cosa? – pregunté cuando abrí un agujero en la pared como la vez anterior.
Parecía ser que se marchaba ya, el combate contra el tipo de la mochila había concluido y se encontraba atrapado gracias al azúcar pegajoso, no le presté mayor atención al resto de la escena y agradecí su ayuda al joven que se había enfrentado al pirata, luego volví a lo que estaba haciendo, y en una pared cree un pequeño horno de azúcar, la cual calenté a unos doscientos grados y luego metí el molde en el que tenía la base de galleta y sobre el que había vertido la otra mezcla. Mientras se cocinaba me fui con uno de los monigotes para ayudarle a avanzar más rápido, aunque su ritmo no era malo y habían avanzado bastante.
De este pequeño plato solo quedaban un par de cosas, y la siguiente era el horneado. Y si no había calculado mal, acabaría teniendo para este planto cerca de treinta raciones, claro está que hablando de personas normales. En este caso, no saldrían tantas raciones a no ser que las repartiese antes de llegar a Kai. De todos modos, lo había tenido en cuenta, y estaba utilizando los ingredientes que pudiesen llenar a la bestia más de lo normal. De pronto llamaron a una de las paredes, volvía a ser el chico de antes.
-Buenas, ¿Cómo va la cosa? – pregunté cuando abrí un agujero en la pared como la vez anterior.
Parecía ser que se marchaba ya, el combate contra el tipo de la mochila había concluido y se encontraba atrapado gracias al azúcar pegajoso, no le presté mayor atención al resto de la escena y agradecí su ayuda al joven que se había enfrentado al pirata, luego volví a lo que estaba haciendo, y en una pared cree un pequeño horno de azúcar, la cual calenté a unos doscientos grados y luego metí el molde en el que tenía la base de galleta y sobre el que había vertido la otra mezcla. Mientras se cocinaba me fui con uno de los monigotes para ayudarle a avanzar más rápido, aunque su ritmo no era malo y habían avanzado bastante.
- resumen:
- Sigo cocinando.
Rainbow662
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Arribor observó con curiosidad al grupo de marines que correteaba por ahí, ayudándose unos a otros a escapar. Era como un niño que veía a sus juguetes salir corriendo, huyendo vilmente para no jugar con él. Podía entender que lo hicieran los dos más débiles, pero ¿los otros dos? Poseían una fuerza significativa, al menos la suficiente para hacer que combatir contra ambos hubiese sido divertido. Incluso habría soportado el aroma dulzón y penetrante del sirope, cuyas balas había detenido con un escudo hecho con su propio y peculiar material. Pero ya no habría lucha, y todo se debía a esa persona.
El hombre sin camiseta y su compañero grandullón habían aparecido de repente, como invitados indeseados ansiosos por atacar a los marines. ¿Cómo osaban? Habían ahuyentado a sus compañeros de juegos sin tener derecho alguno a hacerlo, como quien asusta a un cervatillo en el bosque por hacer crujir una rama bajo su bota. ¿Y quién cuernos era ese que le proponía ayuda? ¡Ayuda! Arribor le dedicó su mirada más siniestra y le dijo en tono grave y frío:
-¿Quién te ha dicho que podías meterte en mi combate, basura?
Por suerte o por desgracia, el hombre que le había interrumpido también tenía una fuerza considerable. Sin duda era más fuerte que los anteriores. "¿Eres tú, destino?", se preguntó. ¿Le estaba premiando el universo dándole un rival mejor a cambio? No le gustaba la idea de interrumpir su combate, pero si lo compensaba con otro mejor... Además, no... De repente cayó en la cuenta.
-¡Espera! ¡Tú eres Zane! ¡Y tú eres el tío del queso! -añadió, señalando al tipo más grande. Lo había visto crear un queso de la nada cuando estuvieron en aquella taberna al principio de todo aquel fregado de las pruebas-. Oye, hazme uno, tengo hambre. Y luego lárgate.
Arribor aterrizó en tierra firme con bastante poca gracilidad y dedicó toda su atención a Zane. Así que aquel era el tipejo que creía poder ser Yonko. No resultaba tan imponente como el dragón, pero tenía la ventaja de que parecía menos irritante. No habría numeritos con nubes sobre su cabeza ni nada parecido. Por otra parte, Arribor no aceptaría a nadie por encima de él, ni siquiera de nombre, si no era lo bastante fuerte. Y, ¿quién mejor para probar su fuerza que él mismo? Él sería la línea de meta, el último muro que saltar antes de poder reclamar el título. Bienvenido, Zane, Arribor Neus es tu exámen final.
El hombre en llamas se abalanzó sobre él, para alegría de Arribor. Ni siquiera tendría que convencerle de pelear contra él. En su rostro se dibujó una amplia sonrisa mientras su sangre le impulsaba un par de metros hacia atrás para evitar su primera espada. En realidad pretendía esquivar el fuego, pero tampoco le apetecía probar la espada. Luego cruzó los brazos por delante para detener la onda cortante que liberó con su segunda arma. Dejó que impactase contra las guadañas que surgían de sus brazos, y cuando notó que le empujaban no hizo nada por intentar frenarlas. Quería comprobar la fuerza a la que se enfrentaba.
El ataque le arrastró hasta al muro de roca que constituía aquella isla montañosa. El cuerpo de Arribor abrió un boquete en él, y la onda cortante dejó una bonita marca vertical. "No está mal, para empezar". Podría haber impedido que le mandase volando, pero aun así no estaba mal. Lo más peligroso sería el fuego, pero ningún cocinero temía al fuego. En cualquier caso, más le valía tomarse en serio el combate.
Convirtió su sangre en finos tentáculos afilados y agujereó el suelo en distintos puntos. Luego dejó que el líquido carmesí fluyera por las grietas hasta abarcar una buena extensión. Y entonces la levantó. La delgada pero firme estructura de sangre se alzó, llevando con ella un enorme trozo del suelo lo bastante grande como para que un gigante sintiera envidia de su tamaño.
-Cógela -dijo justo antes de lanzarla contra Zane.
Tras arrojar la piedra reabsorbió su sangre y trató de recordar, de entre las veces que lo había visto, cuánto hacía que Zane tenía alas.
El hombre sin camiseta y su compañero grandullón habían aparecido de repente, como invitados indeseados ansiosos por atacar a los marines. ¿Cómo osaban? Habían ahuyentado a sus compañeros de juegos sin tener derecho alguno a hacerlo, como quien asusta a un cervatillo en el bosque por hacer crujir una rama bajo su bota. ¿Y quién cuernos era ese que le proponía ayuda? ¡Ayuda! Arribor le dedicó su mirada más siniestra y le dijo en tono grave y frío:
-¿Quién te ha dicho que podías meterte en mi combate, basura?
Por suerte o por desgracia, el hombre que le había interrumpido también tenía una fuerza considerable. Sin duda era más fuerte que los anteriores. "¿Eres tú, destino?", se preguntó. ¿Le estaba premiando el universo dándole un rival mejor a cambio? No le gustaba la idea de interrumpir su combate, pero si lo compensaba con otro mejor... Además, no... De repente cayó en la cuenta.
-¡Espera! ¡Tú eres Zane! ¡Y tú eres el tío del queso! -añadió, señalando al tipo más grande. Lo había visto crear un queso de la nada cuando estuvieron en aquella taberna al principio de todo aquel fregado de las pruebas-. Oye, hazme uno, tengo hambre. Y luego lárgate.
Arribor aterrizó en tierra firme con bastante poca gracilidad y dedicó toda su atención a Zane. Así que aquel era el tipejo que creía poder ser Yonko. No resultaba tan imponente como el dragón, pero tenía la ventaja de que parecía menos irritante. No habría numeritos con nubes sobre su cabeza ni nada parecido. Por otra parte, Arribor no aceptaría a nadie por encima de él, ni siquiera de nombre, si no era lo bastante fuerte. Y, ¿quién mejor para probar su fuerza que él mismo? Él sería la línea de meta, el último muro que saltar antes de poder reclamar el título. Bienvenido, Zane, Arribor Neus es tu exámen final.
El hombre en llamas se abalanzó sobre él, para alegría de Arribor. Ni siquiera tendría que convencerle de pelear contra él. En su rostro se dibujó una amplia sonrisa mientras su sangre le impulsaba un par de metros hacia atrás para evitar su primera espada. En realidad pretendía esquivar el fuego, pero tampoco le apetecía probar la espada. Luego cruzó los brazos por delante para detener la onda cortante que liberó con su segunda arma. Dejó que impactase contra las guadañas que surgían de sus brazos, y cuando notó que le empujaban no hizo nada por intentar frenarlas. Quería comprobar la fuerza a la que se enfrentaba.
El ataque le arrastró hasta al muro de roca que constituía aquella isla montañosa. El cuerpo de Arribor abrió un boquete en él, y la onda cortante dejó una bonita marca vertical. "No está mal, para empezar". Podría haber impedido que le mandase volando, pero aun así no estaba mal. Lo más peligroso sería el fuego, pero ningún cocinero temía al fuego. En cualquier caso, más le valía tomarse en serio el combate.
Convirtió su sangre en finos tentáculos afilados y agujereó el suelo en distintos puntos. Luego dejó que el líquido carmesí fluyera por las grietas hasta abarcar una buena extensión. Y entonces la levantó. La delgada pero firme estructura de sangre se alzó, llevando con ella un enorme trozo del suelo lo bastante grande como para que un gigante sintiera envidia de su tamaño.
-Cógela -dijo justo antes de lanzarla contra Zane.
Tras arrojar la piedra reabsorbió su sangre y trató de recordar, de entre las veces que lo había visto, cuánto hacía que Zane tenía alas.
- Resumen y cosas:
- Blablabla - Echarse para atrás, bloquear la onda cortante y dejar que lo empuje - Lanzar un pedrusco de los gordos a Zane (véase Clase en la firma)
AEG93
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Los Rankyakus que había lanzado dañaron aún más el ya maltrecho barco revolucionario que, no obstante, estaba ya prácticamente fusionado con su homólogo del Gobierno Mundial. Para colmo, las balas de cañón hacían estragos en unos y otros, y la tripulación del navío gubernamental se hallaba ya en los botes, tratando de ponerse a salvo. No creía que la Revolución pensara realmente que Legim estuviera allí. La seguridad de aquellas embarcaciones era a todas luces muy insuficiente para una empresa de tal calibre.
Viendo el panorama, una vez Hachiro se me unió en el aire, le sugerí un cambio en nuestro plan de actuación:
- Parece que la batalla ha llegado finalmente a la isla. Dado que estos barcos no eran más que un señuelo, considero que nuestra mejor opción es regresar a Gray Rock y ayudar a contener a los atacantes. ¿Tú qué vas a hacer?
Una vez el peliblanco respondió a mi pregunta, puse rumbo a la isla mediante el Geppou. Parecía que la batalla estaba recrudeciéndose, e incluso desde aquella distancia podía ver que los combates habían llegado incluso a la plaza. No era una buena señal, eso desde luego. Que los invasores hubiesen alcanzado el corazón de la isla tan rápidamente era ciertamente preocupante. Nuestro bando debía reaccionar y expulsarles con la mayor contundencia posible.
De repente, algo llamó mi atención. El suelo de la isla pareció temblar con bastante fuerza durante unos breves instantes y, poco después, cientos de extrañas figuras parecieron surgir de él en una zona situada en la periferia de Gray Rock. Mirando con más detenimiento, fui capaz de darme cuenta de que estaban hechos de piedra. No sabía muy bien qué clase de poder era aquel, pero no parecía nada bueno, así que decidí poner rumbo hacia allí. Al parecer, obedecían a un tipo de considerable altura y corpulencia y cabello pajizo. Dicho hombre no parecía dirigir solo al ejército de piedra, sino a muchos soldados que acababan de llegar en una especie de helicópteros. Parecía claro que eran invasores, y en un número nada despreciable, así que rápidamente comenté de nuevo la situación con mi superior:
- Parece que un pequeño ejército ha tocado tierra ahí abajo. - dije, señalando a las tropas revolucionarias. - No sé muy bien quienes serán, pero el que parece su líder ha hecho surgir del suelo cientos de hombres de piedra. Creo que deberíamos ponernos en su camino para impedir que avancen hacia el corazón de Gray Rock.
Tras esperar de nuevo la respuesta de Hachiro, aceleraría utilizando mi Kempo para desplazarme más rápidamente en el aire hasta llegar a situarme justo encima del que parecía el líder, a unos diez metros de altura. Una vez allí, apuntando hacia él movería una y otra vez mis brazos hacia delante con los dedos índices extendidos, ejecutando el movimiento del Shigan pero al aire. Las balas de aire comprimido que de mis dedos índices brotarían se dirigirían a gran velocidad al cuerpo del corpulento hombre que había creado el ejército pétreo, buscando perforarlo por múltiples puntos.
Viendo el panorama, una vez Hachiro se me unió en el aire, le sugerí un cambio en nuestro plan de actuación:
- Parece que la batalla ha llegado finalmente a la isla. Dado que estos barcos no eran más que un señuelo, considero que nuestra mejor opción es regresar a Gray Rock y ayudar a contener a los atacantes. ¿Tú qué vas a hacer?
Una vez el peliblanco respondió a mi pregunta, puse rumbo a la isla mediante el Geppou. Parecía que la batalla estaba recrudeciéndose, e incluso desde aquella distancia podía ver que los combates habían llegado incluso a la plaza. No era una buena señal, eso desde luego. Que los invasores hubiesen alcanzado el corazón de la isla tan rápidamente era ciertamente preocupante. Nuestro bando debía reaccionar y expulsarles con la mayor contundencia posible.
De repente, algo llamó mi atención. El suelo de la isla pareció temblar con bastante fuerza durante unos breves instantes y, poco después, cientos de extrañas figuras parecieron surgir de él en una zona situada en la periferia de Gray Rock. Mirando con más detenimiento, fui capaz de darme cuenta de que estaban hechos de piedra. No sabía muy bien qué clase de poder era aquel, pero no parecía nada bueno, así que decidí poner rumbo hacia allí. Al parecer, obedecían a un tipo de considerable altura y corpulencia y cabello pajizo. Dicho hombre no parecía dirigir solo al ejército de piedra, sino a muchos soldados que acababan de llegar en una especie de helicópteros. Parecía claro que eran invasores, y en un número nada despreciable, así que rápidamente comenté de nuevo la situación con mi superior:
- Parece que un pequeño ejército ha tocado tierra ahí abajo. - dije, señalando a las tropas revolucionarias. - No sé muy bien quienes serán, pero el que parece su líder ha hecho surgir del suelo cientos de hombres de piedra. Creo que deberíamos ponernos en su camino para impedir que avancen hacia el corazón de Gray Rock.
Tras esperar de nuevo la respuesta de Hachiro, aceleraría utilizando mi Kempo para desplazarme más rápidamente en el aire hasta llegar a situarme justo encima del que parecía el líder, a unos diez metros de altura. Una vez allí, apuntando hacia él movería una y otra vez mis brazos hacia delante con los dedos índices extendidos, ejecutando el movimiento del Shigan pero al aire. Las balas de aire comprimido que de mis dedos índices brotarían se dirigirían a gran velocidad al cuerpo del corpulento hombre que había creado el ejército pétreo, buscando perforarlo por múltiples puntos.
- Resumen (Osu lee):
- - Observar la situación, valorarla y proponer a Hachiro volver a tierra.
- Divisar a Osu creando su ejército de piedra.
- Atacarle a discreción (60 disparos de Tobu Shigan Bachi, que es lo que me permite ejecutar mi tier de Agilidad más el x2 Pasivo).
NOTA: He hablado con el user de Hachiro. No va a poder postear en esta ronda, así que se mueve conmigo y se queda en el aire.
- Cosas:
- - STATS: Agilidad 7 (x2 Pasivo), Reflejos 6 (x2 Pasivo), Fuerza 5 (x2 Pasivo), Velocidad 3, Resistencia 3 (resto de stats a tier 1 al ser nivel 60. Puntería tier 1 equivale a casi no fallar a diez metros).
- Geppou - Konomu Kaze: Mediante el uso continuado de esta técnica, Thawne ha ido perfeccionándola hasta el punto de casi eliminar el rozamiento con el aire al desplazarse con ella, además de aprender a aprovechar las corrientes. Esto hace que sea capaz de desplazarse por el aire a 50 m/s durante horas. Además, la velocidad a la que mueve las piernas para impulsarse hace que cada uno de dichos impulsos desplace el aire en dirección contraria, generando una pequeña onda de choque (del tamaño de su pie) que se esfuma a los 5 metros. Hasta entonces avanza en sentido opuesto al de Thawne a la misma velocidad que él (50 m/s).
- Tobu Shigan Bachi: El entrenamiento continuo del Rokushiki ha dado como resultado que Thawne haya aprendido a lanzar su Shigan, de forma que crea una especie de bala de aire comprimido desde su dedo. Su velocidad es la de una bala estándar (unos 330 m/s) y su potencia es similar. Su alcance es de 50 metros, aunque que acierte o no está determinado por la puntería del usuario. Puede ejecutar tantos como su Tier de Agilidad le permita.
Marc Kiedis
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La onda cortante lanzada por el semigigante hizo que las extrañas figuras se derritiesen como caramelo. No era de extrañar, pues la temperatura a la que dicha onda se encontraba era realmente extrema, pero aún así el grandullón seguía sorprendiéndose ante el poder de su arma. Seguro que le sacaría de más de un apuro.
El hombre (o mujer, no lo tenía muy claro) que había creado esas dos figuras huyó junto a varios miembros más de las fuerzas gubernamentales aprovechando la distracción que los extraños clones y sus balas habían provocado. ¿De verdad el Gobierno Mundial no pensaba plantar cara a los invasores? Para colmo, Arribor Neus, el famoso pirata que había probado un trozo de queso de Marc en la taberna de Jaya, parecía decidido a enfrentarse a Zane. Por la actitud de ambos, parecía claro que preferían que aquel combate fuese uno contra uno, pues sus gestos y palabras hacían ver que su intención era medir sus fuerzas.
Por lo tanto, a pesar de estar preocupado por el pelirrojo, decidió dejar que los dos capitanes pelearan de tú a tú, ignorando también la petición de Heartless de que le diese un poco de queso. Si algo tenía claro el semigigante era que no pensaba alimentar a quien pretendía atacar a su amigo. En su lugar, decidió esperar a que Spanner y Annie aterrizasen junto a ellos. El extraño segundo al mando de Zane no terminaba de parecerle simpático, pues apenas hablaba, pero si el pelirrojo confiaba en él para un puesto de tal responsabilidad sería por algo. Cuando lo hicieran, les propondría buscar a un grupo de marines cercanos y enfrentarse a ellos, buscando disminuir aún más las fuerzas defensoras de la isla.
El hombre (o mujer, no lo tenía muy claro) que había creado esas dos figuras huyó junto a varios miembros más de las fuerzas gubernamentales aprovechando la distracción que los extraños clones y sus balas habían provocado. ¿De verdad el Gobierno Mundial no pensaba plantar cara a los invasores? Para colmo, Arribor Neus, el famoso pirata que había probado un trozo de queso de Marc en la taberna de Jaya, parecía decidido a enfrentarse a Zane. Por la actitud de ambos, parecía claro que preferían que aquel combate fuese uno contra uno, pues sus gestos y palabras hacían ver que su intención era medir sus fuerzas.
Por lo tanto, a pesar de estar preocupado por el pelirrojo, decidió dejar que los dos capitanes pelearan de tú a tú, ignorando también la petición de Heartless de que le diese un poco de queso. Si algo tenía claro el semigigante era que no pensaba alimentar a quien pretendía atacar a su amigo. En su lugar, decidió esperar a que Spanner y Annie aterrizasen junto a ellos. El extraño segundo al mando de Zane no terminaba de parecerle simpático, pues apenas hablaba, pero si el pelirrojo confiaba en él para un puesto de tal responsabilidad sería por algo. Cuando lo hicieran, les propondría buscar a un grupo de marines cercanos y enfrentarse a ellos, buscando disminuir aún más las fuerzas defensoras de la isla.
- Resumen:
- - Dejar que Zane y Arribor se midan las pollas y esperar a que Spanner y Annie aterricen para ir a reventar marines.
Tobías Thorn
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Mi distracción cumplió su cometido a la perfección, ya que a pesar de que el ataque en sí no causó daño a mis enemigos, ni los clones duraron más allá de lanzar unos cuantos proyectiles antes de caer abatidos bajo otra onda ígnea que anuló mi técnica, al menos sí que sirvieron para que pudiese alcanzar al resto de mis nakamas y comprobar su estado.
Parecía que el azabache se había hecho un feo corte en el rostro y se había llevado un fuerte golpetazo contra la pared, mientras que el novato ni siquiera había contestado a mis preguntas y comenzaba a preocuparme al no poder verle el rostro, ya que no sabía como funcionaba el mecanismo que hacía que esta se replegase a su forma de brazalete. Imaginaba que se encontraría en la zona del antebrazo, pero tampoco sabía si tenía algún mecanismo de seguridad que fuese peligroso. Lo mejor sería que Bizvan se recuperase y quitase la armadura a Wyrm para echarle un vistazo, al fin y al cabo él era nuestro herrero y medico en la banda, por lo que no había mejor atención que la suya... Aunque para eso primero tenía que poder moverse. Al menos Ciaran estaba ilesa, por lo que no todo estaba perdido. Ella también tenía nociones sobre medicina, por lo que quizás pudiese acelerar la recuperación del espadachín de alguna forma.
-Ciaran - llamé la atención de mi nakama mientras desactivaba mi armadura para devolverla a su estado de colgante. -Necesito que reanimes a Biz como sea. Temo por Wyrm y no sé si solo él puede desactivar su armadura. Además de que la batalla de está tornando a un nivel al que yo solo no puedo controlar - proseguí con tono serio aprovechando el cuartelillo que estábamos recibiendo. -Necesito su ayuda si queremos tener una mínima posibilidad de contenerlos mientras tú vas a buscar ayuda y a poner a Wyrm en sitio seguro. Nosotros solo podremos entretenerlos un... - y el resto de la frase nunca terminó de salir de mi garganta, ya que un temblor acompañado de una enorme presencia hizo acto de presencia. Embriagándolo todo durante unos instantes que me hicieron temerme lo peor.
-El otro ha llegado... - dije en un susurro de forma inconsciente.
Ya había sentido esa terrible presencia durante la guerra de Síderos y era bien sabido por todo el ancho mar de hasta donde podían abarcar sus poderes, por lo que no me era de extrañar que ese temblor de tierra fuese culpa suya. ¿Si pudo alzar lo que había sido Impel Down, qué era para él un ligero seísmo? Cuando juegas a ese nivel todo es posible.
- Ciaran, si creíamos que la cosa no podía ponerse más fea... Nos equivocábamos. Ahora mis palabras son una orden - aún a sabiendas que no tenía un rango real por encima de ella -[i) Id a buscar ayuda una vez que asistas a Biz. Aquí hacen falta las personas de mayor nivel y rango. La ejecución de Legim en un sitio como este es imposible[/i] - me dirigí de nuevo a la rubia. - Debemos de informar de lo que está sucediendo aquí, por lo que por favor date prisa.
Al volver la vista hacia los piratas, pude comprobar como estos se habían enzarzado en una pelea entre ellos a pesar de que el pelirrojo parecía haber venido en ayuda del tuerto. No había quien entendiese esa actitud tan absurda, pero desde luego no iba a ser yo quien criticase esa estupidez. Al fin y al cabo me estaban proporcionando un descanso que ya necesitaba. Para salir indemne de mi embate con Neus había tenido que usar gran parte de mis habilidades, por lo que el parón para recuperar fuerzas mientras Ciaran hacía si parte era más que agradecer incluso... Y más si el dragón venía dispuesto a impedir la muerte de Legim.
Observé detenidamente los movimientos que estos realizaban, fijándome si veía alguna fisura o algo más de información sobre ellos, pensando en como podía utilizar el sirope que se encontraba disperso por el terreno a mi favor. Quizás pudiese lograr un golpe mortal si esperaba al momento justo. Si se centraban tanto en su combate como para olvidarse de que había estado allí podría ser la perdición de alguno, por lo que era más que necesario que mis compañeros se marchasen para que pudiese intentar fundirme con el entorno. Al fin y al cabo había sido entrenado para eso, para pasar desapercibido y esperar para asestar un golpe letal. Sin orgullo ni espectaculares peleas, ya que si algo tenía claro es que la muerte no era nada bonita como para jactarse de tu forma de matar. Los asesinatos debían ser rápidos y limpios, sin que la victima siquiera supiese qué le había pasado. Sin preámbulos, sin palabras y sobre todo sin alegría. Sí, la muerte es una mierda y no quería vivir la de mi nueva familia en una guerra absurda, en un circo sobre la muerte que no era para nada necesario y que no iban a sufrir quienes lo habían organizado.
-Date prisa compañera...
Parecía que el azabache se había hecho un feo corte en el rostro y se había llevado un fuerte golpetazo contra la pared, mientras que el novato ni siquiera había contestado a mis preguntas y comenzaba a preocuparme al no poder verle el rostro, ya que no sabía como funcionaba el mecanismo que hacía que esta se replegase a su forma de brazalete. Imaginaba que se encontraría en la zona del antebrazo, pero tampoco sabía si tenía algún mecanismo de seguridad que fuese peligroso. Lo mejor sería que Bizvan se recuperase y quitase la armadura a Wyrm para echarle un vistazo, al fin y al cabo él era nuestro herrero y medico en la banda, por lo que no había mejor atención que la suya... Aunque para eso primero tenía que poder moverse. Al menos Ciaran estaba ilesa, por lo que no todo estaba perdido. Ella también tenía nociones sobre medicina, por lo que quizás pudiese acelerar la recuperación del espadachín de alguna forma.
-Ciaran - llamé la atención de mi nakama mientras desactivaba mi armadura para devolverla a su estado de colgante. -Necesito que reanimes a Biz como sea. Temo por Wyrm y no sé si solo él puede desactivar su armadura. Además de que la batalla de está tornando a un nivel al que yo solo no puedo controlar - proseguí con tono serio aprovechando el cuartelillo que estábamos recibiendo. -Necesito su ayuda si queremos tener una mínima posibilidad de contenerlos mientras tú vas a buscar ayuda y a poner a Wyrm en sitio seguro. Nosotros solo podremos entretenerlos un... - y el resto de la frase nunca terminó de salir de mi garganta, ya que un temblor acompañado de una enorme presencia hizo acto de presencia. Embriagándolo todo durante unos instantes que me hicieron temerme lo peor.
-El otro ha llegado... - dije en un susurro de forma inconsciente.
Ya había sentido esa terrible presencia durante la guerra de Síderos y era bien sabido por todo el ancho mar de hasta donde podían abarcar sus poderes, por lo que no me era de extrañar que ese temblor de tierra fuese culpa suya. ¿Si pudo alzar lo que había sido Impel Down, qué era para él un ligero seísmo? Cuando juegas a ese nivel todo es posible.
- Ciaran, si creíamos que la cosa no podía ponerse más fea... Nos equivocábamos. Ahora mis palabras son una orden - aún a sabiendas que no tenía un rango real por encima de ella -[i) Id a buscar ayuda una vez que asistas a Biz. Aquí hacen falta las personas de mayor nivel y rango. La ejecución de Legim en un sitio como este es imposible[/i] - me dirigí de nuevo a la rubia. - Debemos de informar de lo que está sucediendo aquí, por lo que por favor date prisa.
Al volver la vista hacia los piratas, pude comprobar como estos se habían enzarzado en una pelea entre ellos a pesar de que el pelirrojo parecía haber venido en ayuda del tuerto. No había quien entendiese esa actitud tan absurda, pero desde luego no iba a ser yo quien criticase esa estupidez. Al fin y al cabo me estaban proporcionando un descanso que ya necesitaba. Para salir indemne de mi embate con Neus había tenido que usar gran parte de mis habilidades, por lo que el parón para recuperar fuerzas mientras Ciaran hacía si parte era más que agradecer incluso... Y más si el dragón venía dispuesto a impedir la muerte de Legim.
Observé detenidamente los movimientos que estos realizaban, fijándome si veía alguna fisura o algo más de información sobre ellos, pensando en como podía utilizar el sirope que se encontraba disperso por el terreno a mi favor. Quizás pudiese lograr un golpe mortal si esperaba al momento justo. Si se centraban tanto en su combate como para olvidarse de que había estado allí podría ser la perdición de alguno, por lo que era más que necesario que mis compañeros se marchasen para que pudiese intentar fundirme con el entorno. Al fin y al cabo había sido entrenado para eso, para pasar desapercibido y esperar para asestar un golpe letal. Sin orgullo ni espectaculares peleas, ya que si algo tenía claro es que la muerte no era nada bonita como para jactarse de tu forma de matar. Los asesinatos debían ser rápidos y limpios, sin que la victima siquiera supiese qué le había pasado. Sin preámbulos, sin palabras y sobre todo sin alegría. Sí, la muerte es una mierda y no quería vivir la de mi nueva familia en una guerra absurda, en un circo sobre la muerte que no era para nada necesario y que no iban a sufrir quienes lo habían organizado.
-Date prisa compañera...
- Resumen:
- Bla, bla, bla sobre pensamientos internos y demás divagaciones. Aprovechar la pelea de Arri y Zane para descansar y recuperar energías de mi encuentro con el tuerto, mientras apremio a Ciaran a que haga su trabajo de médica y vaya a buscar refuerzos dada la situación.
Deathstroke
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El ambiente de la plaza comenzaba a moverse, como era normal dado que estaban en guerra. Me quedé en medio de la plaza viendo como el caos se iba apoderando del lugar, viendo que la situación no requería de mi atención a simple vista, llevé una mano a uno de los bolsillos internos de la capa y cogí un libro, concretamente el tomo numero uno de la colección que me había dado el genio.
Comencé a leer y me mantuve atento a las siguientes órdenes del capitán, principalmente si seguíamos con algún plan nuevo o nos seguíamos con el mismo, si es que no había terminado ya. En ese momento escuché una voz conocida. Había venido Bleyd a saludarnos, aunque no fue exactamente un saludo, sino más bien vino para hablar con Worgulv, parecía que quería un combate contra él, luego me saludo directamente a mí.
-Buenos días, Bleyd – le respondí sosegado mientras pasaba una página del libro. – por cierto, ¿no crees que has sido un poco agresivo con esa entrada? No sé, creo que deberías saludar primero, pero bueno. Por cierto, de momento creo que no necesitamos ayuda, pero tendré en cuenta que nos puedes ayudar. Un placer.
Por un momento pude ver como Dexter hizo un gesto con la mano, sabía lo que significaba, tenía que movilizarme. Y así lo hice, salí volando en la dirección que me señaló y listo para cualquier cosa. Tras unos poco de recorrido en el cielo volando pude ver mi objetivo y como alguien le tiró algo. “Bueno, no tengo que intervenir”. Activé el auricular y comencé a hablar por este.
-El partido comienza y Arribor le lanza algo al joven pollo en llamaaas.
Comencé a leer y me mantuve atento a las siguientes órdenes del capitán, principalmente si seguíamos con algún plan nuevo o nos seguíamos con el mismo, si es que no había terminado ya. En ese momento escuché una voz conocida. Había venido Bleyd a saludarnos, aunque no fue exactamente un saludo, sino más bien vino para hablar con Worgulv, parecía que quería un combate contra él, luego me saludo directamente a mí.
-Buenos días, Bleyd – le respondí sosegado mientras pasaba una página del libro. – por cierto, ¿no crees que has sido un poco agresivo con esa entrada? No sé, creo que deberías saludar primero, pero bueno. Por cierto, de momento creo que no necesitamos ayuda, pero tendré en cuenta que nos puedes ayudar. Un placer.
Por un momento pude ver como Dexter hizo un gesto con la mano, sabía lo que significaba, tenía que movilizarme. Y así lo hice, salí volando en la dirección que me señaló y listo para cualquier cosa. Tras unos poco de recorrido en el cielo volando pude ver mi objetivo y como alguien le tiró algo. “Bueno, no tengo que intervenir”. Activé el auricular y comencé a hablar por este.
-El partido comienza y Arribor le lanza algo al joven pollo en llamaaas.
- resumen:
- Estar en la plaza, saludar a Bleyd, irme a un tejado y ver como se van a empezar a pelear Arribor y Zane.
Worgulv
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Todos sus camaradas comenzaron a reunirse en la plaza del patíbulo, no estaban solos, en aquella plaza se encontraban numerosos hombres, desde personajes variopintos hasta un ejercito uniformado, pero todos los observaban con recelo, lo cual era lógico, si no fuese por orden expresa de su capitán el hombre ya habría cargado contra todos ellos, el hecho que estaba por acontecer, y su impotencia para hacer algo al respecto, llenaban al hombre de una rabia y furia que jamás había sentido.
Costaba mas de lo que creía reprimir las ganas de arremeter con su martillo conta todo lo que se le pusiera por delante, pero tenia que guardar la compostura, tanto por Legim, del cual tenia que, amargamente, aceptar su camino, tanto por su capitán, que había decidido aliarse con los ejecutores del destino de su camarada, de una manera retorcida el hombre tenía que respe..
-Tú, Vikingo, si seguimos vivos después de esta guerra tenemos una cuenta pendiente. Aún no he olvidado que nuestro combate quedo inconcluso en Sideros. Me gustaría ver quién de los dos es mejor.
¿Quién demonios era aquel hombre? No podía reconocerle, ya que portaba una armadura completa que no reconocía del todo, ¿un combate pendiente? El hombre jamás había rehuido una batalla, era un insulto tanto para el como para sus tradiciones, no concluir un combate era considerado de cobardes. La furia y la rabia, producidos por el insulto y por la situación en la que se encontraba moralmente, se adueñaron de él, que sujeto el martillo con ambas manos y comenzó a rezar a los dioses, acto seguido, alzo el martillo para cargar contra ese tipo, pero de repente el hombre sintió como si despertase de un sueño, tenían una alianza recién formada y no era sensato pelear en ese momento, aun con el martillo en alto, Worgulv miro a su capitán, como quien pide permiso para trinchar el pavo.
Costaba mas de lo que creía reprimir las ganas de arremeter con su martillo conta todo lo que se le pusiera por delante, pero tenia que guardar la compostura, tanto por Legim, del cual tenia que, amargamente, aceptar su camino, tanto por su capitán, que había decidido aliarse con los ejecutores del destino de su camarada, de una manera retorcida el hombre tenía que respe..
-Tú, Vikingo, si seguimos vivos después de esta guerra tenemos una cuenta pendiente. Aún no he olvidado que nuestro combate quedo inconcluso en Sideros. Me gustaría ver quién de los dos es mejor.
¿Quién demonios era aquel hombre? No podía reconocerle, ya que portaba una armadura completa que no reconocía del todo, ¿un combate pendiente? El hombre jamás había rehuido una batalla, era un insulto tanto para el como para sus tradiciones, no concluir un combate era considerado de cobardes. La furia y la rabia, producidos por el insulto y por la situación en la que se encontraba moralmente, se adueñaron de él, que sujeto el martillo con ambas manos y comenzó a rezar a los dioses, acto seguido, alzo el martillo para cargar contra ese tipo, pero de repente el hombre sintió como si despertase de un sueño, tenían una alianza recién formada y no era sensato pelear en ese momento, aun con el martillo en alto, Worgulv miro a su capitán, como quien pide permiso para trinchar el pavo.
- Resumen:
- Aceptar desafió, pedir permiso a papa para llevarlo a cabo.
Zack Suky
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Las palabras del tuerto consiguieron arrancarme una sonrisa más que picarme como creía que pretendía hacer. Sabía el placer que podía proporcionar el sacar de quicio a alguien con unas meras palabras. Yo mismo solía hacerlo con mi capitán si la travesía se volvía demasiada larga o simplemente cuando me aburría, por lo que no le sería fácil tirar de mí por que creyese que había atacado mi hombría. Esos juegos conmigo no servían, por lo que contesté de forma tranquila una vez que acabó de hablar con el tal Syxel.
-Por mis pelotas no hace falta preocuparse. Están en su sitio y las uso para lo que sirven cuando me dejan, así que no es cuestión de huevos el que vaya a seguir como un descerebrado al loco de mi capitán. Si hubiese querido nuestra compañía nos hubiese llevado con él, por lo que si nos ha dejado aquí es para que cuidemos del navío mientras dure nuestra estancia aquí. Así que nos quedaremos aquí y te ayudaremos con lo que surja.
El tuerto estaba loco, pero también era consciente del nivel que teníamos el sapo y yo. Sabía que tirarnos con él a lo loco en mitad de la base enemiga no iba a salir bien para nosotros. Había altas probabilidades de que alguno de los dos muriésemos, y desde la muerte o desaparición del resto de miembros parecía haberle inculcado algún tipo de preocupación sobre nosotros... O que simplemente sabía que le iba a ser difícil reemplazar a sus dos aberraciones favoritas, quien sabe viniendo de él. Aunque fuese cual fuese su motivo, el caso es que no nos necesitaba con él, por lo que esperé la respuesta del tuerto mientras prendía un cigarrillo en el aparente descanso en mitad del caos. No sabía si volvería a tener otro segundo de descanso, así que por qué no aprovecharlo saciando uno de mis mayores vicios.
-¿Quieres uno? – ofrecí finalmente al tuerto ofreciéndole del paquete.
-Por mis pelotas no hace falta preocuparse. Están en su sitio y las uso para lo que sirven cuando me dejan, así que no es cuestión de huevos el que vaya a seguir como un descerebrado al loco de mi capitán. Si hubiese querido nuestra compañía nos hubiese llevado con él, por lo que si nos ha dejado aquí es para que cuidemos del navío mientras dure nuestra estancia aquí. Así que nos quedaremos aquí y te ayudaremos con lo que surja.
El tuerto estaba loco, pero también era consciente del nivel que teníamos el sapo y yo. Sabía que tirarnos con él a lo loco en mitad de la base enemiga no iba a salir bien para nosotros. Había altas probabilidades de que alguno de los dos muriésemos, y desde la muerte o desaparición del resto de miembros parecía haberle inculcado algún tipo de preocupación sobre nosotros... O que simplemente sabía que le iba a ser difícil reemplazar a sus dos aberraciones favoritas, quien sabe viniendo de él. Aunque fuese cual fuese su motivo, el caso es que no nos necesitaba con él, por lo que esperé la respuesta del tuerto mientras prendía un cigarrillo en el aparente descanso en mitad del caos. No sabía si volvería a tener otro segundo de descanso, así que por qué no aprovecharlo saciando uno de mis mayores vicios.
-¿Quieres uno? – ofrecí finalmente al tuerto ofreciéndole del paquete.
- Resumen:
- Hablar con Yuu y ofrecerle un cigarrillo aprovechando la calma que nos rodea de momento.
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Cerca de donde estábamos la cosa se estaba poniendo muy fea. Llegó otra persona con ganas de luchar contra Arribor y su choque de poderes se notó desde bastante distancia. Pero ahora yo estaba decidida a curar a dos de los Crimson que habían recibido varias heridas en la batalla. Escuché las palabras de Tobías, diciendome que me llevara a aquellos dos para curarles y de paso traer refuerzos. Me mordí el labio, sentía una gran impotencia al no poder ser de ayuda una vez más. Lo mismo que en Sideros se estaba volviendo a repetir. Pero al menos esta vez podría cuidar a mis compañeros gracias a mis dotes de medicina, no eran muchas, pero al menos podría aliviar un poco sus heridas.
- Está bien, Tobías. Intentaré hacer que Biz pueda ayudarte y me llevaré al recluta. Solo intenta que no te maten, compañero... - dije con un tono preocupado. Dicho esto, coloqué a Biz en el suelo y registré sus pertenencias, me había dicho que poseía herramientas de médico consigo, cosa que necesitábamos en ese momento. Registré su piernera y su banano, sacando las herramientas. Le revisé y parecía que solo tenía un corte en una parte de la cara.
- Solo tengo que desinfectarte el corte, ponerte hilo y aguja para después vendarte... - procedí con el proceso de primeros auxilios hasta que la herida estuvo debidamente cerrada. Aun así, Biz parecía estar un poco desorientado debido al golpe.
Con Biz atendido, me llevé a Wrym conmigo para atender sus heridas en un lugar más apartado... y seguro. Corría y corría por el campo de batalla todo lo que podía. Tenía que atender a mi nakama y dar parte a los superiores del Gobierno para que ayudaran a Tobi y a Biz. Lo primero era, obviamente, ayudar al recluta. Era mi deber como médico. Cuando ya estábamos lo bastante alejados le puse con mucho cuidado en el suelo y comencé a examinarle para comenzar el tratamiento
- Está bien, Tobías. Intentaré hacer que Biz pueda ayudarte y me llevaré al recluta. Solo intenta que no te maten, compañero... - dije con un tono preocupado. Dicho esto, coloqué a Biz en el suelo y registré sus pertenencias, me había dicho que poseía herramientas de médico consigo, cosa que necesitábamos en ese momento. Registré su piernera y su banano, sacando las herramientas. Le revisé y parecía que solo tenía un corte en una parte de la cara.
- Solo tengo que desinfectarte el corte, ponerte hilo y aguja para después vendarte... - procedí con el proceso de primeros auxilios hasta que la herida estuvo debidamente cerrada. Aun así, Biz parecía estar un poco desorientado debido al golpe.
Con Biz atendido, me llevé a Wrym conmigo para atender sus heridas en un lugar más apartado... y seguro. Corría y corría por el campo de batalla todo lo que podía. Tenía que atender a mi nakama y dar parte a los superiores del Gobierno para que ayudaran a Tobi y a Biz. Lo primero era, obviamente, ayudar al recluta. Era mi deber como médico. Cuando ya estábamos lo bastante alejados le puse con mucho cuidado en el suelo y comencé a examinarle para comenzar el tratamiento
- Resumen:
- Hacer caso a Tobi, curar a Biz y llevarme a Wyrm a un lugar lejos para intentar curarle
Tenebrex
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La explosión fue bastante... inesperadamente eficaz, quizás (probablemente) demasiado. Por suerte, ningún revolucionario fue herido, aunque Edward miró a sus compañeros y agachó un poco la cabeza a modo de disculpa.
De inmediato se deshizo de la munición marcada que quedaba, teniendo solo un par de tanques de GLP que mantuvo en su interior mientras el resto se hundía en el fondo del mar. Las pétreas huestes del líder de la Quimera se levantaban poco a poco tras el temblor inicial. Una vez en formación, golpearon el suelo con pasmosa unanimidad, evidenciando que todos seguían a la consciencia de un solo hombre, que pronto aprovechó la ocasión para alentar una vez más a las filas de la revolución. Edward, por su parte, quiso idear una estrategia, por lo que en primer lugar activó su Haki de Observación para localizar a todos los enemigos cercanos. Entonces, en un solo segundo, alguien había pasado de estar a cincuenta metros a estar justo allí, sobre el demonio carmesí.
Edward lo había previsto con precariedad, se lanzó tan rápido como pudo y extendió la túnica Henkan, que se alargaría hasta cubrir a ambos revolucionarios por completo. Esta era prácticamente irrompible, y el demonio dorado confiaba en que el ataque de este veloz enemigo no podría traspasarla, pero desconocía si sus esfuerzos bastarían para bloquear todas las "balas" de su oponente o, por el contrario, quizás alguna impactara en el usuario de la Ishi Ishi no mi... Aunque bien pensado, quizás con el Haki de Armadura de este, la ayuda ni siquiera era necesaria, pero Edward no había tenido tiempo de pensar.
Fuera como fuese, la cuestión es que había un enemigo allí, y aprovechando que la túnica lo tapaba y ambos estaban en el aire (tanto él como el atacante), se propuso alcanzarle de un golpe.
—¡Kaijo: Mikadzuki!
Y con eso, propulsando a gran velocidad su pierna, trataría de golpear de tacón en el enemigo que se había atrevido a atacar por sorpresa a su líder. Ya fuera lanzado por el golpe si este le alcanzaba o si se alejaba para esquivarlo, Edward le preguntaría a Osu nada más posar sus pies en el suelo.
—Osu, ¿estás bien? Parece que vamos a tener pelea desde el principio.
Y dicho eso, se mantuvo en guardia y con el Haki de Observación bien atento para no perder detalle.
De inmediato se deshizo de la munición marcada que quedaba, teniendo solo un par de tanques de GLP que mantuvo en su interior mientras el resto se hundía en el fondo del mar. Las pétreas huestes del líder de la Quimera se levantaban poco a poco tras el temblor inicial. Una vez en formación, golpearon el suelo con pasmosa unanimidad, evidenciando que todos seguían a la consciencia de un solo hombre, que pronto aprovechó la ocasión para alentar una vez más a las filas de la revolución. Edward, por su parte, quiso idear una estrategia, por lo que en primer lugar activó su Haki de Observación para localizar a todos los enemigos cercanos. Entonces, en un solo segundo, alguien había pasado de estar a cincuenta metros a estar justo allí, sobre el demonio carmesí.
Edward lo había previsto con precariedad, se lanzó tan rápido como pudo y extendió la túnica Henkan, que se alargaría hasta cubrir a ambos revolucionarios por completo. Esta era prácticamente irrompible, y el demonio dorado confiaba en que el ataque de este veloz enemigo no podría traspasarla, pero desconocía si sus esfuerzos bastarían para bloquear todas las "balas" de su oponente o, por el contrario, quizás alguna impactara en el usuario de la Ishi Ishi no mi... Aunque bien pensado, quizás con el Haki de Armadura de este, la ayuda ni siquiera era necesaria, pero Edward no había tenido tiempo de pensar.
Fuera como fuese, la cuestión es que había un enemigo allí, y aprovechando que la túnica lo tapaba y ambos estaban en el aire (tanto él como el atacante), se propuso alcanzarle de un golpe.
—¡Kaijo: Mikadzuki!
Y con eso, propulsando a gran velocidad su pierna, trataría de golpear de tacón en el enemigo que se había atrevido a atacar por sorpresa a su líder. Ya fuera lanzado por el golpe si este le alcanzaba o si se alejaba para esquivarlo, Edward le preguntaría a Osu nada más posar sus pies en el suelo.
—Osu, ¿estás bien? Parece que vamos a tener pelea desde el principio.
Y dicho eso, se mantuvo en guardia y con el Haki de Observación bien atento para no perder detalle.
- Resumen:
- Trato de bloquear el ataque de AEG en la medida de lo posible y, desde el aire, golpearlo para estrellarlo contra el suelo a unos cuantos metros.
- Cosas usadas:
- Túnica Henkan: Túnica calidad Saijo O Wazamono de color negro (cuando no está puesta) que se transforma en cualquier prenda y solo responde a Edward. Se puede transformar en cualquier ropa, siendo siempre igual de ligera y resistente (no irrompible pero bastante resistente aún así) También puede adquirir otras formas que se mantienen dos post y tienen tres de recarga, pudiendo convertirse, por ejemplo, en un par de brazos adicionales o en alas para volar.
Kaijo: Técnica mediante la cual Edward crea pequeños motores de cohetes en distintas partes de su cuerpo para potenciar sus golpes y moverse a mayor velocidad. Multiplica fuerza y velocidad x2 durante un post, con dos post de recarga.
-Mikadzuki: Propulsando una pierna desde delante da una vuelta en el aire y golpea con el talón.
Vergil Borgia
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Tanto yo como mi compañero escuchamos las palabras de nuestro aliado de conveniencia y, por una vez, estaba de acuerdo con mi chalado compañero. Una parte de mí quería bajar para seguir a mi capitán pero la parte más racional de la que disponía me decía que solo estorbaría. Apenas había podido hacer nada contra los autómatas de antes, mucho menos iba a poder hacer contra todas aquellas bestias que se intentaban matar unas a otras allá abajo. Además, si el tuerto quería apoyo aéreo podríamos echarle una mano. Al menos haríamos algo de utilidad desde arriba. No estaba preocupado por el capitán, más bien me preocupaban los pobres desgraciados que tendrían que vérselas con él.
- Por una vez estoy de acuerdo contigo, tejón - dije sonriendo secamente - Sin embargo, no nos vamos a quedar de brazos cruzados. Defenderemos la nave de algún posible enemigo nuevo y daremos apoyo aéreo en caso de ser necesario. Solo dinos adonde disparar y estará hecho -
Me preguntaba si el capitán habría divisado al tal Zane. Por mera curiosidad me asomé para ver que estaba pasando en tierra. Habían varios buques quemados y se podían ver los cañonazos que aún atravesaban el aire. Una gran piedra volaba rumbo a una especie de hombre en llamas. Solo pocas personas serían capaces de levantar semejante roca, esperaba que fuera el capitán jugando con su presa.
- Por una vez estoy de acuerdo contigo, tejón - dije sonriendo secamente - Sin embargo, no nos vamos a quedar de brazos cruzados. Defenderemos la nave de algún posible enemigo nuevo y daremos apoyo aéreo en caso de ser necesario. Solo dinos adonde disparar y estará hecho -
Me preguntaba si el capitán habría divisado al tal Zane. Por mera curiosidad me asomé para ver que estaba pasando en tierra. Habían varios buques quemados y se podían ver los cañonazos que aún atravesaban el aire. Una gran piedra volaba rumbo a una especie de hombre en llamas. Solo pocas personas serían capaces de levantar semejante roca, esperaba que fuera el capitán jugando con su presa.
- Resumen:
- Estar de acuerdo con Zack, contestar a Yuu ofreciendo apoyo aéreo e intentar ver lo que pasa abajo
En general, se ha armado la marimorena en la plaza central, la flota revolucionaria avanza para poner sus cañones a linea de tiro y ayudar al asalto. Un montón de soldados de piedra asedian la isla pero los marines aguantan. Una gran sección del hielo ha volado por los aires dejando una brecha por la que avanzar, aunque todavía queda la mitad de su grosor original y no se puede llegar a la isla en barco.
- Gobierno:
- La panda de Bob:
- Mientras Eric lanza sus bravuconadas, Bob recibe el puñetazo de Kaori de lleno, solo que en vez de provocar un daño fatal este no parece haberse movido ni un centímetro, ha parado el golpe con su mano y aprevacha para agarrar el puño de vuestra compañera. Con un ágil movimiento gira su brazo hasta el punto de torsión y la proyecta hacia el suelo. Como si no hubiera pasado nada se sienta sobre su espalda.
- Relájate querida y espera a que los mayores terminen de hablar ¿Quieres? - Por cierto esa tenacidad os suena de algo. - Bien, veo que por fin os quitáis las máscaras chicos. Para empezar la oferta es tentadora, pero ¿De verdad tienes la autoridad necesaria para respaldar tus palabras joven? No se, me parecéis un poquito verdes e impulsivos. Y la pregunta no es a cuantos de los míos pienso sacrificar, ellos darán su vida sin dudarlo, sino ¿Qué pasó con ese tabú de los agentes de dejar cadáveres? Es información que cae en manos del enemigo, incluso si os mordieseis la lengua estaríais causando más problemas de los que tratáis de solucionar. Ofrecedme algo más de seguridad y me plantearé ayudaros, no quiero quedar como un tonto y que me disparen por la espalda.
¿Qué pasa con este tío? Cada vez parece que sabe más y más. Por cierto, Kaori, puedes ver algo en el bolsillo de su pantalón, como una especie de cartera.
- AEG y Hachi:
- Dejáis la batalla con los revos para ir a por... los revos, buena suerte.
- Bleyd y Worgulv:
- Uy... eso en mi pueblo es pelea.
- Kenmei:
- Varios marines aparecen y te miran diciendo que tires el arma mientras te apuntan.
- Fenrir:
- Las balas de cañón siguen volando y cada vez queda menos barco, de hecho creo que se está partiendo por la mitad.
- piratas:
- Brynn y Nailah:
- Pues con todo el revuelo que se está armando parece que no se percatan de vuestra presencia, mejor ¿no?Bueno, parece un edificio viejo, las puertas son grandes, de chapa y oxidadas, hay una más pequeña de madera a un lado. Algunas ventanas están rotas y, en general podría estar en mejor aspecto. De vez en cuando pasan cerca algunos marines, pero van a la plaza como refuerzos.
- mura:
- Puesss por ahora nadie te ataca y no parece que tengas gran dificultad a la hora de llegar a parte de una gran explosión que se ha dado a un par de cientos de metros. Era como una especie de géiser enorme.
- Balagus:
- Los marines siguen disparando al barco que habéis abordado y se os acaba el tiempo, una bala pasa peligosamente cerca de tu cabeza.
- Revos:
- Ummak y Maki:
- El barco marine parece estar en las últimas mientras sus aliados siguen disparándole, Maki, una bala de cañón atraviesa la pared que tienes delante y abre un boquete en la siguiente antes de estallar un par de salas más allá, no parece haber mucha gente en ese barco.
- Hablemos de Osu:
- Solo como curiosidad hice el cálculo del volumen de piedra que mueves. y es algo así.
Ese pequeño recuadro en el centro son 100 metros cúbicos de piedra correspondientes a la masa que mueves, es mucho, si pero no lo suficiente para hacer un terremoto.
Revisado esto pasamos a lo que ocurre. 400 soldados de piedra aparecen de pronto multiplicando las fuerzas de la revolución, sin duda algo que ha pillado desprevenidos a los marines. Algunos huyen, o se repliegan, no lo sabes, pero creo que es lo segundo. Poco tiempo después parece que se organizan, formando para resistir el avance de tu ejército. Por cierto escuchas el sonido de maquinaria moverse a tus espaldas, creo que un par de cañones navales están rotando para dejar de apuntar al mar y apuntaros a vosotros. Pero eh, ahora ese ejército es el centro de atención para las fuerzas del gobierno. Por cierto, AEG te ataca y tal.
Bizvan
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La situación no era la mejor. El hecho de no ver movimiento por del miembro más novato era preocupante, sin embargo si estuviera muerto, la armadura se hubiese desactivado. Claro que no podíamos relajarnos solo con eso, pues había la posibilidad de que el marine se encontrara medio muerto dentro de la armadura.
* Lo mejor es desactivarla para ver que como se encuentra y poder darle tratamiento en algún lugar. *Tobí le indicó a la mujer se encargara de mis heridas. Salvo por el corte en el rostro, el manual se había encargado de sanar lo mejor posible el daño en mi cuerpo a causa del impacto. Pensé en decir que no había problemas y que se centraran en Wyrm, sin embargo me tragué las palabras, sería mejor asegurarse de eliminar cualquier molestia futura.
Mientras permitía que mi compañera tomara mi equipo médico y se encargaba del corte, yo le indiqué a mis esqueletos que buscaran algún arma que pudieran utilizar. Para cuando mi compañera terminó con los primeros auxilios, los esqueletos estaban de vuelta. 2 de ellos habían conseguido unos sables simples y corrientes, mientras el tercero sostenía algo que parecía ser un rifle.
Las habilidades de combate de esos chicos eran una burla, pero el enemigo no tenía que enterarse de eso por ahora.
Observé a Ciaran tomar el cuerpo de Wyrm, quizás en otra situación habría hecho un comentario en relación de su fuerza.* Sería bueno desactivar la armadura, odiaría enterarme que ella se vio obligada a romperla para salvarle la vida. *me aseguré de darle la orden mental a la armadura para que esta regresara a su forma de brazalete y para evitar accidentes donde ella lo tocara, retiré el adorno del brazo del peliblanco.
Después de colocar nuevamente el brazalete en mi muñeca izquierda, estiré un poco mis brazos para asegurarme de tener una movilidad más aceptable, no podía decir que estaba como nuevo, pero podía apañármelas en caso de ser necesario.
- Ey Tobi, estoy listo para ayudarte, ellos también pueden hacerlo, pero te recomiendo no considerarlos como parte de una ofensiva, aun les falta entrenamiento. Como sea, solo danos las orden y la seguiremos –expresé haciendo referencia a los tres esqueletos que se encontraban detrás de mi.
* Lo mejor es desactivarla para ver que como se encuentra y poder darle tratamiento en algún lugar. *Tobí le indicó a la mujer se encargara de mis heridas. Salvo por el corte en el rostro, el manual se había encargado de sanar lo mejor posible el daño en mi cuerpo a causa del impacto. Pensé en decir que no había problemas y que se centraran en Wyrm, sin embargo me tragué las palabras, sería mejor asegurarse de eliminar cualquier molestia futura.
Mientras permitía que mi compañera tomara mi equipo médico y se encargaba del corte, yo le indiqué a mis esqueletos que buscaran algún arma que pudieran utilizar. Para cuando mi compañera terminó con los primeros auxilios, los esqueletos estaban de vuelta. 2 de ellos habían conseguido unos sables simples y corrientes, mientras el tercero sostenía algo que parecía ser un rifle.
Las habilidades de combate de esos chicos eran una burla, pero el enemigo no tenía que enterarse de eso por ahora.
Observé a Ciaran tomar el cuerpo de Wyrm, quizás en otra situación habría hecho un comentario en relación de su fuerza.* Sería bueno desactivar la armadura, odiaría enterarme que ella se vio obligada a romperla para salvarle la vida. *me aseguré de darle la orden mental a la armadura para que esta regresara a su forma de brazalete y para evitar accidentes donde ella lo tocara, retiré el adorno del brazo del peliblanco.
Después de colocar nuevamente el brazalete en mi muñeca izquierda, estiré un poco mis brazos para asegurarme de tener una movilidad más aceptable, no podía decir que estaba como nuevo, pero podía apañármelas en caso de ser necesario.
- Ey Tobi, estoy listo para ayudarte, ellos también pueden hacerlo, pero te recomiendo no considerarlos como parte de una ofensiva, aun les falta entrenamiento. Como sea, solo danos las orden y la seguiremos –expresé haciendo referencia a los tres esqueletos que se encontraban detrás de mi.
- Resumen:
- Dejar que Ciaran tome mi equipo medico. Desactivar la armadura y tomar el brazalete para que Ciaran se lleve a Wyrm. Ordenar a los esqueletos buscar armas. Indicarle a Tobías que estoy listo para ayudarlo en lo que sea.
Kenmei Shiba
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Veo que no sirves para nada. -Dije cuando lo empecé a oír hablar para hacerse el chulo en vez de para responderme. Pensaba rebanarle la tráquea, pero entonces me vi rodeado. Levanté las manos sin soltar las espadas. -No os creáis a este hombre, es todo una farsa, él es el topo. Me apuntó por la espalda con la intención de callarme por saber demasiado, pero es una suerte que estéis aquí. -Si no me hacían puré por moverme, trataría de envainar las espadas. Una vez hecho eso, caminaría, manteniendo la vista fija en aquel repugnante hombre que debería de haber matado, hacia el grupo. Las manos las mantuve cruzadas a mi espalda, como si mientras me acercaba a aquellos hombres, esperara que me pusieran unas esposas.
-¿Sabéis? Dicen que "De la oscuridad sin vida
no encontrarás la salida."
La oscuridad los envolvió a todos, y era mi oportunidad. En un abrir y cerrar de ojos los mataría a todos. Incluso siendo mentira que era un traidor, no tenía garantía alguna de que pudiera confiar en aquellos marines. Son los vivos los que cuentan las historias, así que, si soy el único superviviente de la escena, seré yo quien decida qué ocurrió aquí.
Si cumplía mi objetivo, entonces solo tendría que deshacerme de los cuerpos para que aquí no hubiera sucedido nada. En la plaza se encontraba el Yonkou Dexter y, si mis ojos no me fallaban, todos esos robots que estaban pululando de un lado a otro eran los de Corvo, seguramente él estaba dentro de alguno de ellos.
No quería perder más tiempo, me estaba aburriendo y quería que Corvo me diera algo que hacer, seguía sin entender qué pintaba yo aquí, entre estos cavernícolas matándose entre ellos. Marines, piratas, revolucionarios y miembros del CP, al final todos eran unos estúpidos que derramaban sangre sin sentido... ¡Con el buen uso que daría yo a todos estos especímenes!
La armadura, si estaba conmigo allí, desconocía si podía ver o no en la oscuridad, pero dejarla fuera no era una buena opción. Una vez hubiera acabado, entonces la tendría que usar para comunicarme con Corvo y, si era necesario, moverme hasta donde él.
-¿Sabéis? Dicen que "De la oscuridad sin vida
no encontrarás la salida."
La oscuridad los envolvió a todos, y era mi oportunidad. En un abrir y cerrar de ojos los mataría a todos. Incluso siendo mentira que era un traidor, no tenía garantía alguna de que pudiera confiar en aquellos marines. Son los vivos los que cuentan las historias, así que, si soy el único superviviente de la escena, seré yo quien decida qué ocurrió aquí.
Si cumplía mi objetivo, entonces solo tendría que deshacerme de los cuerpos para que aquí no hubiera sucedido nada. En la plaza se encontraba el Yonkou Dexter y, si mis ojos no me fallaban, todos esos robots que estaban pululando de un lado a otro eran los de Corvo, seguramente él estaba dentro de alguno de ellos.
No quería perder más tiempo, me estaba aburriendo y quería que Corvo me diera algo que hacer, seguía sin entender qué pintaba yo aquí, entre estos cavernícolas matándose entre ellos. Marines, piratas, revolucionarios y miembros del CP, al final todos eran unos estúpidos que derramaban sangre sin sentido... ¡Con el buen uso que daría yo a todos estos especímenes!
La armadura, si estaba conmigo allí, desconocía si podía ver o no en la oscuridad, pero dejarla fuera no era una buena opción. Una vez hubiera acabado, entonces la tendría que usar para comunicarme con Corvo y, si era necesario, moverme hasta donde él.
- Resumen:
- Encerrarlos en la prisión de oscuridad, masacrarlos y odio a todo el mundo, muy fuerte (?).
Fenrir
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El contraataque del hombre le pilló por sorpresa, recibiendo las estocadas en el cuerpo, una tras otra. Pese a que el dolor no era intenso para él, sabía que aquellas heridas eran graves. No tenía que haber subestimado al marine. Decidió acabar el combate rápidamente. Sus ojos brillaron en color rojizo bajo la máscara, mientras unas gotas de color negro aparecían en sus pupilas, rodeando el iris. Con rabia, agarró su espada y tiró de ella con fuerza, arrancándola de la cubierta agrietada. El palo mayor cayó con fuerza, destrozando parte de la cubierta, y haciendo que todo el navío temblase. El pelirrojo rugió mientras un aura de color carmesí aparecía a su alrededor, rugiendo como una oleada de chispas y fuego.
Su cuerpo empezó a retorcerse a continuación, cambiando su aspecto a uno más delgado. Su traje negro se alargó, convirtiéndose en una larga túnica similar a un sudario, y su carne desapareció, dejando ver el hueso blanqueado. La máscara se extendió, pegándose a la cara y cubriendo la cabellera rojiza, mientras tomaba la forma de un cráneo amenazante. Fenrir había dejado paso al Segador, a la Parca, a la mismísima Muerte. Con un movimiento, su espada creció de tamaño, adquiriendo una nueva forma, y adquiriendo la de una enorme guadaña. Su filo aún estaba incandescente como el acero de la forja, y su hoja se fue tornando roja mientras la voluntad del mercenario la recubría con haki. En aquella forma, sus límites humanos habían sido dejados atrás, y las molestias de las heridas eran solo un remanente en su tronco, ahora vacío bajo la capa negra.
- ¡AHORA ESTÁS PERDIDO! -rugió, mientras saltaba lateralmente sobre el mástil caído, para obtener ventaja por la altura. Sus cuencas vacías brillaron ligeramente mientras consumía parte del poder de las almas acumuladas en su interior. La matanza de hombres de hacía unos minutos le había servido para cosechar almas frescas, que le vendrían muy bien para acabar con su líder.
A continuación, se impulsó en el palo y se lanzó hacia delante, desapareciendo al instante para reaparecer tras el marine. Su velocidad había sido simplemente inhumana. Su guadaña, extendida a un lado, había sido utilizada para dar un único corte lo bastante fuerte como para quebrar los huesos de aquel marine, si es que le había logrado dar. Sin bajar la guardia, el espectro se giró, comprobando si su ataque había sido exitoso. En cualquier caso, si no había acabado con aquel hombre, pronto el mar lo engulliría cuando aquel barco terminase por hundirse. "Ah, cruel destino" pensó mientras sonreía.
Su cuerpo empezó a retorcerse a continuación, cambiando su aspecto a uno más delgado. Su traje negro se alargó, convirtiéndose en una larga túnica similar a un sudario, y su carne desapareció, dejando ver el hueso blanqueado. La máscara se extendió, pegándose a la cara y cubriendo la cabellera rojiza, mientras tomaba la forma de un cráneo amenazante. Fenrir había dejado paso al Segador, a la Parca, a la mismísima Muerte. Con un movimiento, su espada creció de tamaño, adquiriendo una nueva forma, y adquiriendo la de una enorme guadaña. Su filo aún estaba incandescente como el acero de la forja, y su hoja se fue tornando roja mientras la voluntad del mercenario la recubría con haki. En aquella forma, sus límites humanos habían sido dejados atrás, y las molestias de las heridas eran solo un remanente en su tronco, ahora vacío bajo la capa negra.
- ¡AHORA ESTÁS PERDIDO! -rugió, mientras saltaba lateralmente sobre el mástil caído, para obtener ventaja por la altura. Sus cuencas vacías brillaron ligeramente mientras consumía parte del poder de las almas acumuladas en su interior. La matanza de hombres de hacía unos minutos le había servido para cosechar almas frescas, que le vendrían muy bien para acabar con su líder.
A continuación, se impulsó en el palo y se lanzó hacia delante, desapareciendo al instante para reaparecer tras el marine. Su velocidad había sido simplemente inhumana. Su guadaña, extendida a un lado, había sido utilizada para dar un único corte lo bastante fuerte como para quebrar los huesos de aquel marine, si es que le había logrado dar. Sin bajar la guardia, el espectro se giró, comprobando si su ataque había sido exitoso. En cualquier caso, si no había acabado con aquel hombre, pronto el mar lo engulliría cuando aquel barco terminase por hundirse. "Ah, cruel destino" pensó mientras sonreía.
- Resumen aproximado:
- Recibo el ataque anterior (debido a que no respondí a la anterior moderación) + Entro en forma completa + Consumo las almas de los marines matados anteriormente + Ataco al marine
- Técnicas, PU's y demás cosas usadas:
- Nivel 50: Poder de Destrucción 5, Reflejos 5, Pericia 3, Agilidad 3, Fuerza 1
x12 a Velocidad y Resistencia por Akuma
+25%/nivel de alma a Fuerza
Contagio de otitis (si logra cortar al marine)
Drenaje de energía de 5% + diferencia de nivel (la diferencia se aplica solo si Fenrir es mayor en nivel, máximo 40% de energía drenada, si logra cortar al marine)
Hoja del Averno: La hoja de la guadaña se vuelve incandescente
Embestida de diablo: x8 a velocidad únicamente durante el ataque
Ámbito de Odio IV
Haki de armadura desarrollado
Brynn
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Los piratas no tardaron en descender desde el techo hasta la posición de sin rostro, el cual ya había trazado un plan en su mente que estaba deseoso de contar. Cuando todos se encontraban apoyados contra la pared, Brynn se decidió a hablar.
- Los marines no se están parando a controlar este lugar, lo cual quiere decir dos cosas, la primera, que nos beneficia y probablemente podamos entrar sin problemas, la segunda, que no debe haber gran cosa… Si no, supongo que en mitad de una guerra, habría alguna defensa por aquí. De cualquier modo, ya que hemos llegado, intentaremos entrar y cotillear.
El asesino observó ambas puertas, la primera era una de gran dimensión, mientras que la segunda era de madera y de un tamaño más “normal”. Brynn apuntó con la mano a la segunda, y pronto se percató del tipo de madera que era, una que había trabajado cuando era aprendíz de carpintero.
- Vosotros dos -señaló a dos de los que les acompañaban-, usad una ganzúa y abrid la puerta, el resto vigilaremos.
Cuando los dos hombres marcharon a la puerta, Brynn ordenó al resto a vigilar, a excepción de Nailah, a la cual se acercó.
- Llevo tres copias de una nota que he de colocar en sitios que la marina pueda ver, y a ser posible, que no sean destruidos. La primera la pondré aquí si conseguimos entrar. La segunda es para tí, quizá si las condiciones lo ordenan, debamos separamos, y en tal caso, puede que encuentres un lugar idóneo para ubicarla. No tienes por qué hacerlo, y eres libre de leerla antes de decidir qué hacer. Te lo pido a título personal, no tiene nada que ver con nuestra misión. Toma, es ésta.
El asesino entregó una de las tres notas, y tras ello se acercó a los dos hombres que forjaban la cerradura. Si lo habían conseguido entrarían, en caso contrario intentaría abrirla él, y en caso de fallar empleando la mañana, acabaría ordenando a los dos tipos que la tiraran a la fuerza. Total, entre tanto ruido de piratas y marines golpeándose, los misiles en la costa, y los balazos marines, nada les impedía pensar que un golpe más iba a mostrar su posición.
Si conseguían entrar, le diría a todo el mundo que inspeccionasen el terreno e intentasen obtener todo lo que hubiese de valor, mientras él, cuando nadie mirase -a excepción de Nailah, quien ya sabía qué iba a hacer-, pondría la nota en una posición vistosa para cualquiera en la zona que él mismo se asignaría para buscar. No estarían allí dentro más de cinco minutos, era el tiempo límite que el asesino se auto-asignó.
- Los marines no se están parando a controlar este lugar, lo cual quiere decir dos cosas, la primera, que nos beneficia y probablemente podamos entrar sin problemas, la segunda, que no debe haber gran cosa… Si no, supongo que en mitad de una guerra, habría alguna defensa por aquí. De cualquier modo, ya que hemos llegado, intentaremos entrar y cotillear.
El asesino observó ambas puertas, la primera era una de gran dimensión, mientras que la segunda era de madera y de un tamaño más “normal”. Brynn apuntó con la mano a la segunda, y pronto se percató del tipo de madera que era, una que había trabajado cuando era aprendíz de carpintero.
- Vosotros dos -señaló a dos de los que les acompañaban-, usad una ganzúa y abrid la puerta, el resto vigilaremos.
Cuando los dos hombres marcharon a la puerta, Brynn ordenó al resto a vigilar, a excepción de Nailah, a la cual se acercó.
- Llevo tres copias de una nota que he de colocar en sitios que la marina pueda ver, y a ser posible, que no sean destruidos. La primera la pondré aquí si conseguimos entrar. La segunda es para tí, quizá si las condiciones lo ordenan, debamos separamos, y en tal caso, puede que encuentres un lugar idóneo para ubicarla. No tienes por qué hacerlo, y eres libre de leerla antes de decidir qué hacer. Te lo pido a título personal, no tiene nada que ver con nuestra misión. Toma, es ésta.
El asesino entregó una de las tres notas, y tras ello se acercó a los dos hombres que forjaban la cerradura. Si lo habían conseguido entrarían, en caso contrario intentaría abrirla él, y en caso de fallar empleando la mañana, acabaría ordenando a los dos tipos que la tiraran a la fuerza. Total, entre tanto ruido de piratas y marines golpeándose, los misiles en la costa, y los balazos marines, nada les impedía pensar que un golpe más iba a mostrar su posición.
Si conseguían entrar, le diría a todo el mundo que inspeccionasen el terreno e intentasen obtener todo lo que hubiese de valor, mientras él, cuando nadie mirase -a excepción de Nailah, quien ya sabía qué iba a hacer-, pondría la nota en una posición vistosa para cualquiera en la zona que él mismo se asignaría para buscar. No estarían allí dentro más de cinco minutos, era el tiempo límite que el asesino se auto-asignó.
- Resumen:
Intentar entrar en el edificio, y ver si hay algo útil.
Darle una nota a Nailah y colgar otra en algún sitio vistoso del propio edificio (Si se consigue entrar)
- ¿Qué hay en la nota?:
Sin rostro es un gran sobrenombre, he de decir. Durante años he sido llamado así, y la gente de los bajos mundos se peleaba por mis servicios. Pocas veces he errado un trabajo, y menos aún he mancillado mi honor de asesino o el de quien me contrataba.
La cosa ha cambiado recientemente. Mi cara aparece en los carteles, y mi negocio en los bajos mundos… Digamos que ha bajado drásticamente. Y ya que me he desahogado… Iré directo al grano.
Mi nombre es Brynn, y me postulo directamente a Shichibukai. Si el gobierno lo estima oportuno y entiende que reuno todos los requisitos necesarios, esperaré vuestra señal y os prestaré mis servicios siempre que los necesitéis.
La fama que precedía al temible pirata sin corazón parecía ser cierta. Era rápido, o eso pensó el pelirrojo para sus adentros, admirando con fastidio la velocidad de reacción que había mostrado Arribor ante su primera acometida. Sin embargo, eso le llevó a plantearse qué clase de poder tenía el tuerto. ¿Qué era aquella sustancia que le había desplazado hacia atrás? Se cuestionó Zane, sintiendo en como sus fosas nasales eran embriagadas con una fragancia que conocía muy bien. «Sangre…» No, no podía ser, ¿o sí? En un mundo de locos como este cualquier cosa era posible, así que intentaría estar atento a todos los movimientos de su oponente.
Sin más dilación, tras contemplar como el pirata era enviado varios metros hacia atrás gracias a su onda cortante, se elevó unos pocos metros más–en torno a veinticinco metros–. Desde esa altura, aparentemente a salvo del alcance directo de Arribor, aprovechó para continuar recargando el mecanismo que aguardaba su preciada Samauindo, esperando no tener que usar su poder contra el tuerto, por su bien. Entre tanto, el pirata había vuelto a incorporarse, como si nada. Apenas parecía tener un rasguño. Y nuevamente de su cuerpo emergió esa extraña sustancia, pero esa vez en forma de ¿látigos? ¿Tentáculos? Bueno, de elemento largo y flexible, el cual incrustó en el suelo de piedra de la isla. Entonces, el suelo pareció temblar durante un instante, para justo después observar como gracias a aquella sustancia Arribor estaba sosteniendo una gran trozo de roca de gran tamaño, ¿quince, veinte? A saber, pero no pintaba bien. Zane sonrió y se aferró al mango de sus katanas, apretándolos con fuerza mientras analizaba la situación. Podía aprovechar el impulso de la roca para bordearla e ir hacia él por un lateral, haciendo que la roca cayera sobre él y se hiciera daño así mismo. Sin embargo, no pudo seguir intentando analizar un plan de acción, ya que le lanzó el pedrolo como si de un guijarro de playa se tratase.
-Será bestia, el hijo de la gran…
Sin llegar a terminar la frase, el cuerpo del pelirrojo se recubrió, casi de forma simultánea, de negro, mientras que sus katanas además de oscurecerse se recubrieron de energía espiritual. Era una combinación extravagante de colores. Por un lado el fijo de sus aceros se había tornado de un negro mate con destellos verdosos que parecían fluctuar a su alrededor. Y por otro lado, entremezclado con esas fluctuaciones, una película de energía de color blanco nuclear que brillaba con mucha intensidad. Rápidamente, sin parase a pensar un poco más, actuando por propio instinto, el pelirrojo se impulsó hacia la gran roca con sus katanas en forma de cruz, lanzando una doble onda cortante imbuida en haki para intentar cortar la roca en cuatro trozos, seguido de una cadena de ocho ondas cortantes más con las que pretendía fragmentar más la roca. Hecho eso, aprovechando el hueco que quedaba tras romper la roca, visualizando a su oponente justo frente a él, sobre el suelo de la isla, agitó sus alas y se impulsó contra el pirata sin corazón. El área de fuego que había creado hacía poco tiempo continuaba ardiendo alrededor del pelirrojo, caldeando todo con intensidad. Zane hizo un desplazamiento lateral justo antes de llegar al lugar donde estaba Arribor, colocándose a la izquierda de su oponente y desde ahí, amplió a lo bestia su árdea ígnea hasta ocupar el alcance de treinta metros cúbicos intentando calcinar todo lo que estaba a su alrededor, incluyendo al pirata sin corazón, al mismo tiempo que intentaba lanzarle una poderosa llamarada directa a él –todo a una temperatura de 150-200 grados–.
Sin más dilación, tras contemplar como el pirata era enviado varios metros hacia atrás gracias a su onda cortante, se elevó unos pocos metros más–en torno a veinticinco metros–. Desde esa altura, aparentemente a salvo del alcance directo de Arribor, aprovechó para continuar recargando el mecanismo que aguardaba su preciada Samauindo, esperando no tener que usar su poder contra el tuerto, por su bien. Entre tanto, el pirata había vuelto a incorporarse, como si nada. Apenas parecía tener un rasguño. Y nuevamente de su cuerpo emergió esa extraña sustancia, pero esa vez en forma de ¿látigos? ¿Tentáculos? Bueno, de elemento largo y flexible, el cual incrustó en el suelo de piedra de la isla. Entonces, el suelo pareció temblar durante un instante, para justo después observar como gracias a aquella sustancia Arribor estaba sosteniendo una gran trozo de roca de gran tamaño, ¿quince, veinte? A saber, pero no pintaba bien. Zane sonrió y se aferró al mango de sus katanas, apretándolos con fuerza mientras analizaba la situación. Podía aprovechar el impulso de la roca para bordearla e ir hacia él por un lateral, haciendo que la roca cayera sobre él y se hiciera daño así mismo. Sin embargo, no pudo seguir intentando analizar un plan de acción, ya que le lanzó el pedrolo como si de un guijarro de playa se tratase.
-Será bestia, el hijo de la gran…
Sin llegar a terminar la frase, el cuerpo del pelirrojo se recubrió, casi de forma simultánea, de negro, mientras que sus katanas además de oscurecerse se recubrieron de energía espiritual. Era una combinación extravagante de colores. Por un lado el fijo de sus aceros se había tornado de un negro mate con destellos verdosos que parecían fluctuar a su alrededor. Y por otro lado, entremezclado con esas fluctuaciones, una película de energía de color blanco nuclear que brillaba con mucha intensidad. Rápidamente, sin parase a pensar un poco más, actuando por propio instinto, el pelirrojo se impulsó hacia la gran roca con sus katanas en forma de cruz, lanzando una doble onda cortante imbuida en haki para intentar cortar la roca en cuatro trozos, seguido de una cadena de ocho ondas cortantes más con las que pretendía fragmentar más la roca. Hecho eso, aprovechando el hueco que quedaba tras romper la roca, visualizando a su oponente justo frente a él, sobre el suelo de la isla, agitó sus alas y se impulsó contra el pirata sin corazón. El área de fuego que había creado hacía poco tiempo continuaba ardiendo alrededor del pelirrojo, caldeando todo con intensidad. Zane hizo un desplazamiento lateral justo antes de llegar al lugar donde estaba Arribor, colocándose a la izquierda de su oponente y desde ahí, amplió a lo bestia su árdea ígnea hasta ocupar el alcance de treinta metros cúbicos intentando calcinar todo lo que estaba a su alrededor, incluyendo al pirata sin corazón, al mismo tiempo que intentaba lanzarle una poderosa llamarada directa a él –todo a una temperatura de 150-200 grados–.
- Resumen:
- Darle caña al tuerto + cargar un turno más mi katana bonita (turno 3)
PD: Me he basado en el tamaño del pedrusco en función del tamaño que tienen en el foro los gigantes, que son de 8 a 11 metros de altura, y como dice que es mucho más grande por eso estimé el tamaño en función.
- Datos técnicos:
- Tiers:
- Reflejos: Tier 10: Tier 10: Podría reaccionar en una centésima de segundo a un vehículo tratando de atropellarlo.
Poder de destrucción: Tier 8: Puede cortar esmeralda sin dificultad, y es tan preciso que podría ganarse la vida de peluquero con su arma cortante. Podría romper columnas de hormigón de un golpe con su arma contundente.
Resistencia: Tier 8: Sus músculos son extremadamente resistentes. En el hipotético caso de que se rompiera un hueso, la tensión de estos le permitiría seguir moviendo la parte afectada.
Velocidad: Tier 4: Si se pone a cuatro patas, puede ganar en carrera a un caballo. Pero mejor hacerlo a dos.
Agilidad: Tier 3: Realiza volteretas dobles con suma facilidad. Rueda por el suelo casi tan rápido como camina y se levanta de él con suma facilidad.
- Maestría:
- Nivel 90: Sus ondas cortantes son tan potentes que una sola haría colapsar edificios de tamaño medio.
- stats:
- Fuerza/P. Destrucción x7
Velocidad x4 (2+2 racial forma humana)
Resistencia x8
Agilidad x1,75 (1+0.75 racial forma humana)
Reflejos x4,25 (2+2,25 racial forma humana)
- Técnicas/P.U:
- Armadura expansiva: Escénicamente el haki de Zane recubre todo su cuerpo por completo, haciendo que se torne de color negro con reflejos verdosos y es capaz de propagarlo en su fuego y sus ondas cortantes.
Munsondo: Zane transmite espiritual a sus espadas, las cuales se recubren y empiezan a emitir un color blanquecino, aumentando el poder de destrucción al atacar y la resistencia a la hora de bloquear golpes.
Poder de su akuma: Nivel 90: Aquí obtiene una capacidad visual increíble, llegando a distinguir rostros en una distancia de dos kilómetros y medio de distancia. El radio de acción de su fuego se ve incrementada a una distancia mil metros cúbicos, y se vuelve completamente inmune al fuego.
Al estar en forma humana “parcial” solo tengo 1/4 de ese poder, es decir, el radio de acción de mi fuego es de 250 metros cúbicos como máximo.
Al otro lado de la línea contestó alguien con una voz un tanto desconocida para el pirata. La inclusión de este en la banda era reciente, con lo que aún no conocía a toda la tripulación en profundidad. Syxel era una persona fiable, y cualquiera que fuese aliado de su socio era el suyo también. Estar con los Jigoku era un medio para alcanzar un fin, y si tenía que estar bajo las órdenes de alguien para llegar a ese objetivo, lo haría. En teoría no era el deber de Yuu acatar las órdenes del tal Nassor, pero de todas formas no hacerlo supondría un comportamiento infantil y desleal hacia su socio. Al fin y al cabo, el ladrón se había metido en aquella guerra junto a ellos, y saldría de ella con ellos.
– Entendido. Abriré fuego contra todo lo que tengáis delante. Y… ahora nos vemos. – le reveló los planes que tenía, avisando de que pronto se hallaría en tierra. Acto seguido, colgó el caracol.
Una vez acabó, escuchó lo que el tal Zack le dijo acerca de lo que él mismo le había comentado instantes atrás. No hizo mucho caso a sus primeras palabras, e intentó centrarse en su ofrecimiento de ayuda.
– Por mucho que queráis ayudar, aquí arriba poco hay que hacer. Lo único que podemos hacer es mirar, y dudo mucho que queráis quedaros esperando. Yo por mi parte voy a bajar ahí abajo a dar apoyo desde abajo a mi tripulación. Si queréis quedaros, perfecto. Si no, os puedo dar un paracaídas para que os mováis. – Zack le ofreció un cigarro, lo cual le hizo detener el tema que estaba tratando. – Claro, ¿por qué no? – cogió el cigarro y creó un pequeño mechero para encenderlo. Hizo desaparecer el objeto y le dio una calada antes de proseguir. Al mismo tiempo que lo hacía, escuchó lo que el otro sujeto tenía que decir. Básicamente, era lo mismo que su compañero. – No sé lo que podéis hacer. Repito, quedaos si es lo que queréis. Si con vuestro poder podéis proteger la nave de vuestro capitán y la mía, entonces no veo el problema. – se acercó al borde de cubierta, y miró hacia abajo. Una vez descendiera en paracaídas, debería avistar rápidamente la bandera de su banda si no quería caer en un barco desconocido.
Como ya no tenía nada más que hablar con los individuos de su cubierta, decidió pasar a la acción. Primero, debía de contactar con su oficial.
– Aquí Blade. Bajaré dentro de poco a tierra firme. Necesito que me déis la ubicación exacta del barco de los Jigoku y que se la paséis directamente a Freya.
– Entendido, capitán.
– Freya. – conectó con una nueva línea, tras cerrar la otra. – Haz que los autómatas inactivos disparen contra todos los barcos que estén atacando la ubicación que acabas de recibir. Si por algún caso alguien ataca la nave de nuevo… reúbicalos de nuevo a la reparación.
– Procediendo a la asignación de objetivos. Cañoneros en posición. Se necesita confirmación para disparar.
– Disparad.
Alrededor de unos treinta autómatas, todos equipados con cañones de largo alcance, se posicionaron en las compuertas de la zona inferior de la nave, apuntando a los barcos marine que estuviesen disparando a los Jigoku. Al ser cañones de energía, podrían tener toda la munición que quisieran al estar conectados al núcleo central.
– Mi trabajo en el aire ha terminado. Espero encontrar allí abajo una manera de subir de nuevo. – Creó cuatro paracaídas detrás de él. – Hey, tenéis dos minutos para pensar si queréis bajar o no. Cuando pase el tiempo, los paracaídas desaparecerán. – Dijo, mientras se colocaba el suyo. – Si queréis poneros en contacto conmigo, coged el ascensor que hay ahí y bajad al centro de mando. Una vez allí, pedid que se pongan en contacto conmigo. Bueno… ¡nos vemos!
Sin pensárselo dos veces, saltó a la barandilla y se tiró en picado. Yuu no se puso la armadura, pues confiaba en su poder y pensaba que solo le lastraría en aquel lugar. Por lo tanto, la ligereza de su equipaje, que básicamente eran sus tres espadas y unas cuantas medicinas de emergencia dentro de su chaqueta, hizo que su descenso fuese más raudo. Una vez estuvo a buena altura, tiró del cable del paracaídas y este se abrió, mostrando un estampado negro con su cara en el medio. Rápidamente, intentó avistar las velas del barco que buscaba. Al conocer la ubicación de este, no tardó demasiado en divisarlo. Como al parecer nadie miraba hacia arriba, ningún marine osó dispararle, con lo que hizo un aterrizaje perfecto en la cofa del barco. Una vez puso pie en madera, desmaterializó su paracaídas y saludó al vigía. Dio un salto hacia atrás y se agarró de uno de los palos de las velas, para luego soltarse y crear un trampolín en cubierta, para frenar su caída. Varios rebotes más tarde, hizo desaparecer el objeto y se dirigió hacia Nassor estando ya en el suelo.
– Buenas, ¿se necesita ayuda por aquí abajo?
– Entendido. Abriré fuego contra todo lo que tengáis delante. Y… ahora nos vemos. – le reveló los planes que tenía, avisando de que pronto se hallaría en tierra. Acto seguido, colgó el caracol.
Una vez acabó, escuchó lo que el tal Zack le dijo acerca de lo que él mismo le había comentado instantes atrás. No hizo mucho caso a sus primeras palabras, e intentó centrarse en su ofrecimiento de ayuda.
– Por mucho que queráis ayudar, aquí arriba poco hay que hacer. Lo único que podemos hacer es mirar, y dudo mucho que queráis quedaros esperando. Yo por mi parte voy a bajar ahí abajo a dar apoyo desde abajo a mi tripulación. Si queréis quedaros, perfecto. Si no, os puedo dar un paracaídas para que os mováis. – Zack le ofreció un cigarro, lo cual le hizo detener el tema que estaba tratando. – Claro, ¿por qué no? – cogió el cigarro y creó un pequeño mechero para encenderlo. Hizo desaparecer el objeto y le dio una calada antes de proseguir. Al mismo tiempo que lo hacía, escuchó lo que el otro sujeto tenía que decir. Básicamente, era lo mismo que su compañero. – No sé lo que podéis hacer. Repito, quedaos si es lo que queréis. Si con vuestro poder podéis proteger la nave de vuestro capitán y la mía, entonces no veo el problema. – se acercó al borde de cubierta, y miró hacia abajo. Una vez descendiera en paracaídas, debería avistar rápidamente la bandera de su banda si no quería caer en un barco desconocido.
Como ya no tenía nada más que hablar con los individuos de su cubierta, decidió pasar a la acción. Primero, debía de contactar con su oficial.
– Aquí Blade. Bajaré dentro de poco a tierra firme. Necesito que me déis la ubicación exacta del barco de los Jigoku y que se la paséis directamente a Freya.
– Entendido, capitán.
– Freya. – conectó con una nueva línea, tras cerrar la otra. – Haz que los autómatas inactivos disparen contra todos los barcos que estén atacando la ubicación que acabas de recibir. Si por algún caso alguien ataca la nave de nuevo… reúbicalos de nuevo a la reparación.
– Procediendo a la asignación de objetivos. Cañoneros en posición. Se necesita confirmación para disparar.
– Disparad.
Alrededor de unos treinta autómatas, todos equipados con cañones de largo alcance, se posicionaron en las compuertas de la zona inferior de la nave, apuntando a los barcos marine que estuviesen disparando a los Jigoku. Al ser cañones de energía, podrían tener toda la munición que quisieran al estar conectados al núcleo central.
– Mi trabajo en el aire ha terminado. Espero encontrar allí abajo una manera de subir de nuevo. – Creó cuatro paracaídas detrás de él. – Hey, tenéis dos minutos para pensar si queréis bajar o no. Cuando pase el tiempo, los paracaídas desaparecerán. – Dijo, mientras se colocaba el suyo. – Si queréis poneros en contacto conmigo, coged el ascensor que hay ahí y bajad al centro de mando. Una vez allí, pedid que se pongan en contacto conmigo. Bueno… ¡nos vemos!
Sin pensárselo dos veces, saltó a la barandilla y se tiró en picado. Yuu no se puso la armadura, pues confiaba en su poder y pensaba que solo le lastraría en aquel lugar. Por lo tanto, la ligereza de su equipaje, que básicamente eran sus tres espadas y unas cuantas medicinas de emergencia dentro de su chaqueta, hizo que su descenso fuese más raudo. Una vez estuvo a buena altura, tiró del cable del paracaídas y este se abrió, mostrando un estampado negro con su cara en el medio. Rápidamente, intentó avistar las velas del barco que buscaba. Al conocer la ubicación de este, no tardó demasiado en divisarlo. Como al parecer nadie miraba hacia arriba, ningún marine osó dispararle, con lo que hizo un aterrizaje perfecto en la cofa del barco. Una vez puso pie en madera, desmaterializó su paracaídas y saludó al vigía. Dio un salto hacia atrás y se agarró de uno de los palos de las velas, para luego soltarse y crear un trampolín en cubierta, para frenar su caída. Varios rebotes más tarde, hizo desaparecer el objeto y se dirigió hacia Nassor estando ya en el suelo.
– Buenas, ¿se necesita ayuda por aquí abajo?
- Resumen (Tripu de Arribor y todo aquel que esté cerca del barco de los Jigoku):
- Decirle a Zack y Vergil que pueden bajar o quedarse en el barco. Ordenar a treinta de mis autómatas que abran fuego (con cañones de energía del tamaño de un brazo humano, pero con potentes proyectiles) a todos los barcos marines cercanos al barco de los Jigoku que estén disparando o amenazando a este. Dejar paracaídas para Zack, Vergil y William y tirarme al vacío. Caer con un aterrizaje perfecto al barco de los Jigoku y saludar a Nassor.
Dretch
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Destreza
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Dretch apretó los dientes, a la vez que se obligaba a mirar con rabia como el pirata reducía a Kaori con una facilidad pasmosa. Aún le costaba asumir que aquel hombre, el mismo que minutos antes yacía en una postura antinatural sobre la cubierta, se hubiera convertido en una amenaza para su plan. Al comprobar que Bob tan solo se había limitado a defenderse y que Nanami seguía de una pieza, se tranquilizó. Aunque contaban con uno menos, si las cosas se torcían, aquello definitivamente no sería de ayuda.
El agente escuchó las condiciones del capitán con atención. Al menos era un alivio saber que no se habían roto las negociaciones aún. Sin embargo, había algo en aquel tipo que le ponía terriblemente nervioso. Nunca había dicho que disfrutara de los trapos sucios que se lavaban continuamente en la agencia. Hasta el más inútil de los iniciados en algún momento de su carrera había tenido que limpiar la escena de un crimen o deshacerse de un cadáver. Las misiones no siempre salían bien y los más novatos eran quienes cargaban con los trabajos más ingratos. Nunca había soportado que le dijeran como hacer su trabajo, no era de los tipos que toleraban los sermones.
“¿Por qué demonios nos está sermoneando?” – se preguntó confuso, mientras estudiaba con su ojo sano cada uno de los movimientos del pirata. Casi parecía que Bob estaba jugando con ellos.
Finalmente se armó de valor y habló:
- La gente tiende a ningunearme más a menudo de lo que me gustaría, Bob. A travesamos la niebla sin ser vistos, nadie sabe que estamos aquí y nadie se preocupará por cuantos muertos flotarán en estas aguas al final del día. No sé qué habrás oído de la Cipher Pol, pero hoy es un día especial, la guerra es la única cortina de humo que necesitamos para actuar – espetó molesto, aún no sabía porque aquel hombre tenía tanto intereses en su trabajo – Querías la verdad y la has conseguido, no tengo un apellido famoso, tampoco tengo dinero, ni influencia en la agencia. Tan solo tengo el recuerdo de un ser querido y la promesa de que haría todo cuanto estuviera en mis manos por los ciudadanos del Gobierno Mundial. Si falto a mi palabra, estaría traicionando su recuerdo.
Recorrió la distancia que le separaba del pirata, le dedicó una mirada a Kaori y finalmente tendió la palma de su mano derecha cordialmente hacia el pirata.
- Estás vivo, si he sido capaz de salvarle la vida a un enemigo ¿Qué no haría por un aliado? Mi garantía es mi voluntad de hacer lo correcto, cumple con tu parte y yo cumpliré con la mía. Después de todo lo que has visto, negociar con los de arriba para que reconozcan tu contribución no parece un asunto tan descabellado ¿No crees?
El agente escuchó las condiciones del capitán con atención. Al menos era un alivio saber que no se habían roto las negociaciones aún. Sin embargo, había algo en aquel tipo que le ponía terriblemente nervioso. Nunca había dicho que disfrutara de los trapos sucios que se lavaban continuamente en la agencia. Hasta el más inútil de los iniciados en algún momento de su carrera había tenido que limpiar la escena de un crimen o deshacerse de un cadáver. Las misiones no siempre salían bien y los más novatos eran quienes cargaban con los trabajos más ingratos. Nunca había soportado que le dijeran como hacer su trabajo, no era de los tipos que toleraban los sermones.
“¿Por qué demonios nos está sermoneando?” – se preguntó confuso, mientras estudiaba con su ojo sano cada uno de los movimientos del pirata. Casi parecía que Bob estaba jugando con ellos.
Finalmente se armó de valor y habló:
- La gente tiende a ningunearme más a menudo de lo que me gustaría, Bob. A travesamos la niebla sin ser vistos, nadie sabe que estamos aquí y nadie se preocupará por cuantos muertos flotarán en estas aguas al final del día. No sé qué habrás oído de la Cipher Pol, pero hoy es un día especial, la guerra es la única cortina de humo que necesitamos para actuar – espetó molesto, aún no sabía porque aquel hombre tenía tanto intereses en su trabajo – Querías la verdad y la has conseguido, no tengo un apellido famoso, tampoco tengo dinero, ni influencia en la agencia. Tan solo tengo el recuerdo de un ser querido y la promesa de que haría todo cuanto estuviera en mis manos por los ciudadanos del Gobierno Mundial. Si falto a mi palabra, estaría traicionando su recuerdo.
Recorrió la distancia que le separaba del pirata, le dedicó una mirada a Kaori y finalmente tendió la palma de su mano derecha cordialmente hacia el pirata.
- Estás vivo, si he sido capaz de salvarle la vida a un enemigo ¿Qué no haría por un aliado? Mi garantía es mi voluntad de hacer lo correcto, cumple con tu parte y yo cumpliré con la mía. Después de todo lo que has visto, negociar con los de arriba para que reconozcan tu contribución no parece un asunto tan descabellado ¿No crees?
- resumen:
- Ver como Bob humilla a Kaori y escuchar lo que tiene que decir.
- Sentirse raro al escuchar de la boca de un pirata como debería hacer su trabajo.
- Dejar de hablar en nombre del Gobierno y hacer del trato algo personal, ofreciéndole a Bob las “garantías” que pide.
- Ver como Bob humilla a Kaori y escuchar lo que tiene que decir.
Tobías Thorn
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Mis nakamas por fin reaccionaron con premura y cada uno realizó su tarea lo más rápido que pudo. Wyrm seguía preocupándome, ya que al quitarle Bizvan la armadura pudimos ver su maltrecho estado. Parecía que había esputado sangre y la mitad inferior de su rostro estaba teñido de color carmesí, aunque al menos su pecho oscilaba lentamente dejando entrever que aún estaba vivo. Si esa onda llega a impactarle sin llevar la armadura quizás ahora el cuento sería distinto, por lo que no pude evitar una pizca de odio hacia Arribor Neus por afán de crear el caos de forma gratuita. Ese era el tipo de libertad sin sentido que había que cortar de raíz para que la gente pudiese vivir en paz en un futuro, al igual que para que no se repitiesen más sucesos como el que estábamos viviendo.
-Me alegro de tenerte de vuelta compañero. Ahora que Ciaran se marcha con Wyrm podemos centrarnos en nuestros enemigos - dije tras acercarme a él para comprobar que era cierto que estaba bien. - Tenemos que esperar al momento justo para hacer nuestra aparición, ya sea para atacar a una de esas malas bestias cuando bajen la guardia o a cualquiera que quiera proporcionarles apoyo. De momento el grandullón no está haciendo nada, pero no podemos fiarnos si pertenece a la banda de uno de ellos, así que esperaremos al momento justo - proseguí mientras seguía analizando la situación.
El resto de marines y agentes parecían mostrar más interés en otros puntos de la isla, quizás se debiese a la llegada del dragón o a los múltiples mini helicópteros que surcaban el cielo, que hasta ahora no había visto, y que descargaban tropas y munición sobre la gran base rocosa. Tenía pinta que hasta que Ciaran no encontrase una forma de pedir refuerzos íbamos a estar solos, por lo que comencé a diseñar un plan viendo la situación que nos rodeaba.
- De momento manda a tus siervos - o lo que fuesen aquellos esqueletos que aún no comprendía muy bien como podía controlarlos - a que se acerquen por el flanco derecho, que dejen distancia entre ellos, pero más de los combatientes. Dudo que sean lo suficiente resistentes para aguantar un solo embate de uno de esos dos, por lo que los usaremos como distracción cuando llegue el momento de atacar con todo, así que intenta que no llamen su atención - proseguí justo en el momento en el que el descamisado y el tuerto hacían sus movimientos, consiguiendo que enmudeciese ante tal espectáculo de poder.
La escena que montó el espadachín era de lo más dantesca. Seguramente esto era lo más cercano que estaría de un infierno terrenal... O al menos uno muy cercano al que sería el mío. Si había algo que desestabilizase mi elemento aparte del agua era el fuego, ese maldito elemento que conseguía arrasarlo todo a su paso. El tuerto iba a necesitar mucha suerte o habilidad para salir indemne de eso, más aún que la que había mostrado el pelirrojo para esquivar el curioso ataque del otro pirata. Aunque tenía que admitir que la idea que se me había ocurrido era gracias a que había visto ese variopinto ataque.
Alcé las manos y convertí cada dedo en una especie de tentáculos, acabados en punta, que lancé con todas mis fuerzas contra el suelo tras endurecerlos con mi técnica Control para que atravesasen la roca como había hecho el tuerto con los suyos, pero con la diferencia de que yo no los usaría para levantar un trozo de roca, cosa que dudaba de poder hacer, si no que hice que avanzasen hasta la zona de los combatientes y sus acompañantes, pero manteniéndolos a una distancia de unos diez metros del fuego. No sabía si lo que estaba haciendo valdría para algo, ya que nunca había probado a realizar nada parecido y ni siquiera sabía si incluso a esa distancia el calor lo afectaría, o si ni siquiera sabía si podría luego extraerlo de donde lo había puesto de forma eficaz para realizar un ataque sorpresa desde el suelo... Pero en situaciones como esta, toda precaución era poca.
Una vez que terminé de realizar lo que había planeado corté el flujo de sirope y volví a dirigirme a Bizvan.
-Este puede ser nuestro último combate, hermano - comenté de forma seria mientras hacia acopio de valor para volver a entrometerme en medio de aquella pelea titánica. -No vamos a ser tan locos de entrometernos cuando ellos solos están dispuestos a ahorrarnos el trabajo, pero debemos estar en alerta y preparados en todo momento para cuando uno de ellos caiga. Con un poco de suerte, podremos reducirlo...
Yo mismo no tenía mucha confianza en mis palabras y esperaba que Ciaran fuese más rápida en buscar ayuda que ellos en acabar el combate, pero en momentos como estos eran donde te ponías a prueba a ti mismo. ¿Huir o quedarse? ¿Hacer lo correcto y quizás morir o volver junto a mis amigos y aguantar la deshonra juntos, pero vivos? Varios interrogantes surcaban mi cabeza a toda velocidad, formulándose uno tras otro sin darme tiempo siquiera para darles respuestas... Pero por mucho que le diese vueltas a la cosa, solo había una clara. Nos quedaríamos. No íbamos a luchar con honor quizás, pero íbamos a hacerlo de tal forma que se minimizasen los daños lo máximo posible, luchando por una seguridad común y no por avaros deseos de poder y fama.
-Debemos de hacerlo - terminé mientras devolvía la vista al combate y a todo lo que lo rodeaba con atención clínica. No era momento de cometer errores y pocas eran nuestras probabilidades como para no tener extrema precaución.
-Me alegro de tenerte de vuelta compañero. Ahora que Ciaran se marcha con Wyrm podemos centrarnos en nuestros enemigos - dije tras acercarme a él para comprobar que era cierto que estaba bien. - Tenemos que esperar al momento justo para hacer nuestra aparición, ya sea para atacar a una de esas malas bestias cuando bajen la guardia o a cualquiera que quiera proporcionarles apoyo. De momento el grandullón no está haciendo nada, pero no podemos fiarnos si pertenece a la banda de uno de ellos, así que esperaremos al momento justo - proseguí mientras seguía analizando la situación.
El resto de marines y agentes parecían mostrar más interés en otros puntos de la isla, quizás se debiese a la llegada del dragón o a los múltiples mini helicópteros que surcaban el cielo, que hasta ahora no había visto, y que descargaban tropas y munición sobre la gran base rocosa. Tenía pinta que hasta que Ciaran no encontrase una forma de pedir refuerzos íbamos a estar solos, por lo que comencé a diseñar un plan viendo la situación que nos rodeaba.
- De momento manda a tus siervos - o lo que fuesen aquellos esqueletos que aún no comprendía muy bien como podía controlarlos - a que se acerquen por el flanco derecho, que dejen distancia entre ellos, pero más de los combatientes. Dudo que sean lo suficiente resistentes para aguantar un solo embate de uno de esos dos, por lo que los usaremos como distracción cuando llegue el momento de atacar con todo, así que intenta que no llamen su atención - proseguí justo en el momento en el que el descamisado y el tuerto hacían sus movimientos, consiguiendo que enmudeciese ante tal espectáculo de poder.
La escena que montó el espadachín era de lo más dantesca. Seguramente esto era lo más cercano que estaría de un infierno terrenal... O al menos uno muy cercano al que sería el mío. Si había algo que desestabilizase mi elemento aparte del agua era el fuego, ese maldito elemento que conseguía arrasarlo todo a su paso. El tuerto iba a necesitar mucha suerte o habilidad para salir indemne de eso, más aún que la que había mostrado el pelirrojo para esquivar el curioso ataque del otro pirata. Aunque tenía que admitir que la idea que se me había ocurrido era gracias a que había visto ese variopinto ataque.
Alcé las manos y convertí cada dedo en una especie de tentáculos, acabados en punta, que lancé con todas mis fuerzas contra el suelo tras endurecerlos con mi técnica Control para que atravesasen la roca como había hecho el tuerto con los suyos, pero con la diferencia de que yo no los usaría para levantar un trozo de roca, cosa que dudaba de poder hacer, si no que hice que avanzasen hasta la zona de los combatientes y sus acompañantes, pero manteniéndolos a una distancia de unos diez metros del fuego. No sabía si lo que estaba haciendo valdría para algo, ya que nunca había probado a realizar nada parecido y ni siquiera sabía si incluso a esa distancia el calor lo afectaría, o si ni siquiera sabía si podría luego extraerlo de donde lo había puesto de forma eficaz para realizar un ataque sorpresa desde el suelo... Pero en situaciones como esta, toda precaución era poca.
Una vez que terminé de realizar lo que había planeado corté el flujo de sirope y volví a dirigirme a Bizvan.
-Este puede ser nuestro último combate, hermano - comenté de forma seria mientras hacia acopio de valor para volver a entrometerme en medio de aquella pelea titánica. -No vamos a ser tan locos de entrometernos cuando ellos solos están dispuestos a ahorrarnos el trabajo, pero debemos estar en alerta y preparados en todo momento para cuando uno de ellos caiga. Con un poco de suerte, podremos reducirlo...
Yo mismo no tenía mucha confianza en mis palabras y esperaba que Ciaran fuese más rápida en buscar ayuda que ellos en acabar el combate, pero en momentos como estos eran donde te ponías a prueba a ti mismo. ¿Huir o quedarse? ¿Hacer lo correcto y quizás morir o volver junto a mis amigos y aguantar la deshonra juntos, pero vivos? Varios interrogantes surcaban mi cabeza a toda velocidad, formulándose uno tras otro sin darme tiempo siquiera para darles respuestas... Pero por mucho que le diese vueltas a la cosa, solo había una clara. Nos quedaríamos. No íbamos a luchar con honor quizás, pero íbamos a hacerlo de tal forma que se minimizasen los daños lo máximo posible, luchando por una seguridad común y no por avaros deseos de poder y fama.
-Debemos de hacerlo - terminé mientras devolvía la vista al combate y a todo lo que lo rodeaba con atención clínica. No era momento de cometer errores y pocas eran nuestras probabilidades como para no tener extrema precaución.
- Resumen:
- Hablar con Bizvan sobre nuestra situación e intentar introducir diez "tentáculos" de sirope en el terreno para quizás utilizarlos luego si era posible.
Ragnar Asborn
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Nos lanzamos con un enérgico salto al abordaje de aquel barco sin casi pensarlo, podía ver unos cuantos enemigos dentro de este apuntándonos ya con varias armas de fuego, pero no eran muchos. Al caer sobre la madera los disparos empezaron escucharse, lo más difícil era llegar hasta ellos, pero una vez allí estaban vendidos. Con Bagami entre las manos me dispuse a combatir contra todo aquel que se me pusiera por delante, eso sí, sin cortar a nadie, utilizando únicamente el canto de la espada parar dejar inconscientes a los marines. Al cabo de tres breves combates bastante fáciles las fuerzas defensoras empezaron a ceder e algunos incluso a huir en botes, cuando todo parecía ganado una gran explosión en medio del barco silenció por completo los gritos de victoria que se estaban comenzando a escuchar, hiriendo y probablemente matando a unas cuantas personas. Una flota de enormes acorazados abrió fuego contra nosotros, contra su propio barco… ¿No era la marina en teoría mejor que los piratas?. En cuanto vi la explosión me quedé en blanco durante un momento, pero no por la fuerza de esta, sino por el hecho de que el gobierno fuera capaz de ejercer el fuego amigo, aquello causaba una enorme rabia en mi interior. -¡CABRONES! – Grité lo más fuerte que pude parado en medio del barco sosteniendo mi espada únicamente con la espada derecha, ignorando por completo el hecho de que nos estuvieran fusilando. – ¡AÚN QUEDAN DE LOS VUESTRO AQUÍ! – Añadí casi al instante y apretando con fuerza la empuñadura de mi arma. Eran muchos los barcos con los cañones centrados en nosotros y si no hacíamos nada las bajas empezaran a ser cada vez mayores, hasta llegar al punto de la aniquilación total. No sabía que hacer, realmente no podía hacer nada, aún no era la suficientemente fuere como para poder enfrentar aquella situación. No parecía quedar esperanza ninguna, nuestras tropas cada vez estaban más mermadas y las estadísticas de que una bala me alcanzara aumentaba por segundos. De forma tan repentinamente como el disparo por parte de la Marina instantes antes, una serie de… balas de luz provenientes del cielo empezaron a impactar contra nuestros agresores, haciendo que la cadencia de sus disparos fuera cada vez menor. Pude observar como del mismo lugar de donde venían las luces había alguien bajando en paracaídas por el cielo directo al barco en el que Nassor se encontraba, como un dios descendiendo de los reinos divinos. Tras aterrizar en el palo del vigía su paracaídas desapareció, luego se tiró hacía la cubierta del barco y un trampolín apareció debajo de él, amortiguando su caída. ¿Acaso era un mago?
Fuera como fuera aquel era el momento de actuar, ya me estaba empezando a cansar de no hacer nada, era hora de aportar algo a aquella divertida travesía. Clavé mi espada en la cubierta del barco, haciendo que unas llamas negras aparecieran sobre la madera y se extendieran rápidamente por todo el navío, aunque de forma más lenta que normalmente, cubriéndolo por completo en unos treinta segundos. Mientras el fuego se expandía volví al gritar con todas mis fuerzas, dirigiéndome ahora al extraño mago proveniente de los cielos mientras miraba hacía él. -¡TÚ, El DEL TRAMPOLIN, CREA TAMBIEN DOS EN ESTE BARCO, UNO HACÍA EL VUESTRO Y OTRO HACÍA ESE! – Dije apuntando con el extremo de mi espada hacía un acorazado que se aproximaba, estando bastante más atrás de los buques que nos disparaban. Tras aquello, a pesar de no ser parte de esta, intenté darle ordenes a los hombres que quedaban vivos de aquella tripulación, al mismo tiempo que corría hacía el timón del barco en el que me encontraba. –¡Todos! ¡Volved al barco del que venís y ayudad a todos los heridos que podáis, tanto piratas como marines! ¡TANTO A PIRTAS COMO MARINES! – Repetí para asegurarme de que todos me entendían, los hombres traicionados tenían que ser respetados y tal vez cambiaran de bando después de ver lo que sus compañeros eran capaces de hacer.- ¡No toquéis el fuego o seréis consumido por este, así que daros prisa!– Tan pronto como acabé de hablar llegué al timón y girándolo drásticamente intenté hacer que toda la estructura nadara de forma paralela al barco de mis aliados, en el costado opuesto al que se encontraba al lado del hielo, intentando utilizarlo como escudo antibalas y al mismo tiempo como distracción. Tras aquella acción volví a posar mi mirada sobre la cubierta, esperando que un trampolín o algún objeto hubiera aparecido mágicamente.
Fuera como fuera aquel era el momento de actuar, ya me estaba empezando a cansar de no hacer nada, era hora de aportar algo a aquella divertida travesía. Clavé mi espada en la cubierta del barco, haciendo que unas llamas negras aparecieran sobre la madera y se extendieran rápidamente por todo el navío, aunque de forma más lenta que normalmente, cubriéndolo por completo en unos treinta segundos. Mientras el fuego se expandía volví al gritar con todas mis fuerzas, dirigiéndome ahora al extraño mago proveniente de los cielos mientras miraba hacía él. -¡TÚ, El DEL TRAMPOLIN, CREA TAMBIEN DOS EN ESTE BARCO, UNO HACÍA EL VUESTRO Y OTRO HACÍA ESE! – Dije apuntando con el extremo de mi espada hacía un acorazado que se aproximaba, estando bastante más atrás de los buques que nos disparaban. Tras aquello, a pesar de no ser parte de esta, intenté darle ordenes a los hombres que quedaban vivos de aquella tripulación, al mismo tiempo que corría hacía el timón del barco en el que me encontraba. –¡Todos! ¡Volved al barco del que venís y ayudad a todos los heridos que podáis, tanto piratas como marines! ¡TANTO A PIRTAS COMO MARINES! – Repetí para asegurarme de que todos me entendían, los hombres traicionados tenían que ser respetados y tal vez cambiaran de bando después de ver lo que sus compañeros eran capaces de hacer.- ¡No toquéis el fuego o seréis consumido por este, así que daros prisa!– Tan pronto como acabé de hablar llegué al timón y girándolo drásticamente intenté hacer que toda la estructura nadara de forma paralela al barco de mis aliados, en el costado opuesto al que se encontraba al lado del hielo, intentando utilizarlo como escudo antibalas y al mismo tiempo como distracción. Tras aquella acción volví a posar mi mirada sobre la cubierta, esperando que un trampolín o algún objeto hubiera aparecido mágicamente.
- Resumen (Para Yuu y cualquiera en el grupo de abordaje o el barco de Syxel) :
- Amaterasu:
- Amaterasu
Activa:
Cuidado chicas, Ragnar está que arde. Ahora las espadas del espadachín peli blanco están recubiertas de… ¿Fuego Negro? Estas llamas no están tan calientes como el fuego normal, no obstante tienen algo especial, estas son capaces de arder sobre cualquier superficie, el acero, líquidos e incluso el mismo fuego, además se extienden con una velocidad mucho mayor que el fuego corriente. Su temperatura es de 150º y todo lo que se vea cortado por cualquiera de las katanas de Ragnar se impregnará de este negro fuego.
Pasiva:
Gracias al control que Ragnar ha adquirido sobre las llamas negras, su cuerpo se ha acostumbrado al calor que estas desprenden. Ahora cualquier daño sobre su cuerpo provocado por fuego se verá levemente reducido: no sentirá tanto calor al contactar con este y las quemaduras que le provoque serán menores.
Mejora:
Activa :Ahora el fuego de Ragnar también es corrosivo, tomando un poder parecido al del ácido sulfúrico. Además, ahora solo es posible apagarlo haciendo que entre en contacto de golpe con una gran cantidad de agua.
Pasiva: En vez de aumentar su resistencia al fuego y al calor de los demás, se vuelve totalmente inmune a su Amateratsu.
- Incendio el barco abordado
- Le pido a Yuu que cree dos trampolines en ese mismo barco: uno hacía el de Syxel y otro hacía uno marine que se aproxima
- Ordeno ( a pesar de no ser el líder) que el grupo de abordaje vuelva al barco de Syxel ayudando a heridos de ambos bandos
- Hago una maniobra con el barco incendiado para proteger el de Syxel por el lado sin hielo
Katharina von Steinhell
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No hubo dificultad en atravesar el cielo y llegar hasta un acantilado, en compañía de los dos muchachos que le seguían de cerca. Aún tenía que reunirse con sus compañeros y ver si podía ayudar con algo, pero estaba segura que las cosas no serían fáciles. Si el único propósito de estar ahí era engrandecer el nombre de su capitán, no arriesgaría su vida. Katharina no tenía ningún objetivo más que ayudar a los Arashi, así que si no contaba con la motivación necesaria, no se esforzaría. No conocía a Legim y tampoco le interesaba salvarlo... Un pirata más, uno menos, ¿qué tanto afectaría en su día a día? Estando en silencio, una idea llegó a su cabeza. Aquel lugar era el perfecto para aprender algo y volverse más fuerte, aunque si seguía perdiendo el tiempo no conseguiría nada. Intentó inventarse un propósito —volverse más fuerte—, pero aún quedaban muchas interrogantes que esperaba resolver prontamente.
Sin mencionar una sola palabra, comenzó a caminar hacia delante. Allí todo estaba demasiado tranquilo y no había un solo marine que se les opusiera. Le hubiera gustado tener talento como adivina, así podría saber hacia dónde ir. Suspiró y continuó caminando, siempre con la mano puesta en el pomo de la Hoja de Argoria transformada en una espada. Intentaría llegar al centro de la isla para descubrir algo, aunque de momento tampoco sabía específicamente dónde estaba. Y dudaba de que sus sirvientes supieran algo más que ella. Así como iban las cosas, nada interesante sucedería. Ansiaba ver el poder de los peces gordos, quería presenciar la verdadera fuerza de la Marina.
—Si seguimos caminando a ciegas, no llegaremos a ningún lado —les dijo tras detenerse en seco—. ¿Quieren saber cuál será su primera misión? Protéjanme mientras consigo información.
De repente, la chica de cabellos rosados se sentó en el suelo y cerró los ojos para poder concentrarse. ¿Su objetivo? Conseguir que las almas del otro mundo le dijesen lo que estaba sucediendo en la isla, así como preguntar dónde estaba Zane y el resto de sus compañeros. No confiaba en la fuerza de sus “esclavos”, pero sabía que no faltarían a su palabra. Entrar en ese trance era arriesgado, sobre todo en mitad de una guerra, pero era ahora o nunca. Finalmente, dependiendo de lo que los muertos le dijesen, actuaría.
Sin mencionar una sola palabra, comenzó a caminar hacia delante. Allí todo estaba demasiado tranquilo y no había un solo marine que se les opusiera. Le hubiera gustado tener talento como adivina, así podría saber hacia dónde ir. Suspiró y continuó caminando, siempre con la mano puesta en el pomo de la Hoja de Argoria transformada en una espada. Intentaría llegar al centro de la isla para descubrir algo, aunque de momento tampoco sabía específicamente dónde estaba. Y dudaba de que sus sirvientes supieran algo más que ella. Así como iban las cosas, nada interesante sucedería. Ansiaba ver el poder de los peces gordos, quería presenciar la verdadera fuerza de la Marina.
—Si seguimos caminando a ciegas, no llegaremos a ningún lado —les dijo tras detenerse en seco—. ¿Quieren saber cuál será su primera misión? Protéjanme mientras consigo información.
De repente, la chica de cabellos rosados se sentó en el suelo y cerró los ojos para poder concentrarse. ¿Su objetivo? Conseguir que las almas del otro mundo le dijesen lo que estaba sucediendo en la isla, así como preguntar dónde estaba Zane y el resto de sus compañeros. No confiaba en la fuerza de sus “esclavos”, pero sabía que no faltarían a su palabra. Entrar en ese trance era arriesgado, sobre todo en mitad de una guerra, pero era ahora o nunca. Finalmente, dependiendo de lo que los muertos le dijesen, actuaría.
- Resumen:
- Usar la nigromancia para comunicarse con las almas y solicitar información acerca de lo que sucede en la isla, la posición de Zane y sus compañeros.
Rainbow662
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La roca surcaba el aire hacia su objetivo y Arribor seguía esperando. El brillo de lo que solo podía ser fuego envolvía el "pequeño" proyectil, dando un peculiar efecto como si de un eclipse solar se tratara, y Arribor notaba como su paciencia se colmaba. Zane hizo añicos el pedrusco, tal y como había esperado que hiciera, y Arribor se hartó de esperar.
-¡¿Dónde está mi puñetero queso?! -exclamó. El maldito gigante le había ignorado. ¿Qué cuernos le pasaba? ¿Quién le negaba comida a un hambriento? Se iba a enterar, aprendería a respetar a sus comensales. Pero antes tenía que terminar lo que había empezado.
El intenso calor que emanaba del pirata alado le recordaba a sus primeros tiempos en las cocinas, cuando aún le costaba tolerar las altas temperaturas. El aire era seco y asfixiante, cada bocanada le raspaba la lengua y le secaba la boca. Las grandes alas brillantes de Zane, que sin duda debía de tener algún tipo de poder que le convertía en una de esas aberraciones de circo que campaban por los mares, redujeron la distancia entre ambos enseguida, envueltas en unas llamas con las que se podría hacer una buena barbacoa.
-Vamos, pollo asado, a ver qué sabes hacer.
El Hombre Pollo se plantó a su lado en un abrir y cerrar de ojos, y un estallido de fuego emanó de su cuerpo. Así que creía que si se envolvía en llamas no se atrevería a tocarle. Arribor había luchado antes contra gente que pensaba cosas similares, y no les había salido tan bien como esperaban. El motivo era muy sencillo: si se dejase frenar por algo así, no podría golpearle, y eso era inadmisible.
Así que cuando la llamarada se expandió, el pirata sin corazón se limitó a contener la respiración, dar un paso al frente y descargar el izquierdazo más poderoso que fue capaz de convocar en dirección a la cabeza de Zane. O a donde creía que estaba la cabeza.Tenía el ojo cerrado y no sabía si después de transformarse seguía teniendo cabeza. En fin, a algo le daría.
La salvaje onda de choque que generó con su golpe dispersó las llamas durante un valioso segundo que Arribor aprovechó para retroceder un poco. No era estúpido; una cosa era arriesgarse por dar un buen golpe, y otra quedarse en mitad de un infierno una vez hecho eso.
La chaqueta era lo que más le preocupaba. Tenía mucho valor para él y además guardaba en ella bastantes cosas importantes, por lo que fue lo primero que apagó, tirándola al suelo y pisándola. Luego fue su pelo. Odiaría tremendamente ser calvo. Por último, ató el abrigo al cuello de Franklin y le indicó que permaneciese lejos, contando con que le hiciera caso por una vez. No tenía interés en ver su había sufrido alguna quemadura. Por lo que podía notar, seguramente sí, pero el dolor no era algo ajeno a él. Uno no se preocupaba por esas cosas hasta que el combate no terminaba. El torso y el brazo izquierdo se habrían llevado la peor parte, pero aquella vez que le cayó agua hirviendo en la pierna también se quemó y no se quejó, así que no lo haría entonces. Bien pensado, en la primera prueba, esa de las espadas, también había luchado contra un tipo que utilizaba fuego. Qué recuerdos... Aquella vez tenía un tiempo límite muy ajustado que le impidió darle una paliza. No sucedería algo así de nuevo.
-¡¿Dónde está mi puñetero queso?! -exclamó. El maldito gigante le había ignorado. ¿Qué cuernos le pasaba? ¿Quién le negaba comida a un hambriento? Se iba a enterar, aprendería a respetar a sus comensales. Pero antes tenía que terminar lo que había empezado.
El intenso calor que emanaba del pirata alado le recordaba a sus primeros tiempos en las cocinas, cuando aún le costaba tolerar las altas temperaturas. El aire era seco y asfixiante, cada bocanada le raspaba la lengua y le secaba la boca. Las grandes alas brillantes de Zane, que sin duda debía de tener algún tipo de poder que le convertía en una de esas aberraciones de circo que campaban por los mares, redujeron la distancia entre ambos enseguida, envueltas en unas llamas con las que se podría hacer una buena barbacoa.
-Vamos, pollo asado, a ver qué sabes hacer.
El Hombre Pollo se plantó a su lado en un abrir y cerrar de ojos, y un estallido de fuego emanó de su cuerpo. Así que creía que si se envolvía en llamas no se atrevería a tocarle. Arribor había luchado antes contra gente que pensaba cosas similares, y no les había salido tan bien como esperaban. El motivo era muy sencillo: si se dejase frenar por algo así, no podría golpearle, y eso era inadmisible.
Así que cuando la llamarada se expandió, el pirata sin corazón se limitó a contener la respiración, dar un paso al frente y descargar el izquierdazo más poderoso que fue capaz de convocar en dirección a la cabeza de Zane. O a donde creía que estaba la cabeza.Tenía el ojo cerrado y no sabía si después de transformarse seguía teniendo cabeza. En fin, a algo le daría.
La salvaje onda de choque que generó con su golpe dispersó las llamas durante un valioso segundo que Arribor aprovechó para retroceder un poco. No era estúpido; una cosa era arriesgarse por dar un buen golpe, y otra quedarse en mitad de un infierno una vez hecho eso.
La chaqueta era lo que más le preocupaba. Tenía mucho valor para él y además guardaba en ella bastantes cosas importantes, por lo que fue lo primero que apagó, tirándola al suelo y pisándola. Luego fue su pelo. Odiaría tremendamente ser calvo. Por último, ató el abrigo al cuello de Franklin y le indicó que permaneciese lejos, contando con que le hiciera caso por una vez. No tenía interés en ver su había sufrido alguna quemadura. Por lo que podía notar, seguramente sí, pero el dolor no era algo ajeno a él. Uno no se preocupaba por esas cosas hasta que el combate no terminaba. El torso y el brazo izquierdo se habrían llevado la peor parte, pero aquella vez que le cayó agua hirviendo en la pierna también se quemó y no se quejó, así que no lo haría entonces. Bien pensado, en la primera prueba, esa de las espadas, también había luchado contra un tipo que utilizaba fuego. Qué recuerdos... Aquella vez tenía un tiempo límite muy ajustado que le impidió darle una paliza. No sucedería algo así de nuevo.
- Resumen:
- No apartarse del FireZane ni de la FireZone (durante el tiempo justo para soltarle un tortazo) - Aprovechar que la onda de choque que provoca con su golpe dispersa las llamas momentáneamente para retroceder hasta un sitio menos ardiente.
Maestría --> Frenesí de batalla
-Nivel 90: Es casi imposible que caiga inconsciente por el dolor. Resiste las heridas y hasta se crece por ellas. Tras hacer sangrar a su enemigo, su fuerza aumenta un cincuenta por ciento.
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